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Antón Capitel, Julia Alonso-Martínez
Casa en Torrelodones (Proyecto 1979) «Refugio de Adán y Eva para después del
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paraíso»
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J. Planta baja 2. Planta primera 3. Sección 4. Alzado
El ar te -y la arquitectura- suponen necesariamente actos arbitrarios en tre opciones muy diversas. Pero, para hu ir de los r iesgos de tal arbitrariedad, los artistas en general, y muy especialmente los arquitectos, han querido establecer a menudo una condición lógica de la actividad artística. La búsqueda de una arquitectura cierta, verdadera, condujo a buena parte de la historia de nuestra actividad: los arquitectos persiguieron frecuentemente sus ideales teniendo a una tal persecución por la búsqueda de la verdad, y presentando así su obra, incluso ante sus mismas conciencias, como producto de la lógica más pura. La verdad revelada, la razón, la funcionalidad, la técnica, los principios... fueron banderas con las que se excluía la diversidad, y con las que se proclamaba como cierta e imprescindible una determinada -y, por determinada, arbitraria- intención estética.
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Rendir ahora memoria de la casa en Torrelodones será, en cualquier caso, dejar claro que no se trata de nada parecido, y que la inmediatez y evidencia con que se presenta la casa se explicaría sólo como producto de elecciones voluntarias, tan arbitrarias e ilegítimas como ilegítima es toda idea de arquitectura. Cabe entonces interpretar la construcción propuesta como un simple ejercicio, de cuya fortuna serán otros, si acaso, quienes deban dar cuenta.
La casa aspira, sin embargo, a una cierta condición de naturalidad, de obviedad, de modo que hacer ahora memoria de ella supondría, aparentemente, reconocer el fracaso de algo cuya legibilidad parecía condición inherente a los mecanismos puestos en juego para lograrla.
Tales mecanismos suponen la voluntaria adhesión a una cierta tradición clásica, si se entiende por tal aquélla de la se heredaría tanto el interés en la apropiación y transformación de la idea de templo (la casa como templo, no en lo que tiene de evocación, sino en el acercamiento a la solución feliz de relación de un edificio aislado con su medio), como el que esta idea formal venga servida por su instrumento propio, la construcción, aceptándose éste como medio principal de configuración. Los pórticos de la estructura, los
pisos y la cubierta, puestos a l servicio de un programa que encon tró disposición adecuada en un plan simétrico, se encargan de constituir realmente la casa y de ofrecer, también, el medio linguístico para configurarla. Forman una red que permite un tratamiento linguístico simple y matizado, cerrándose con la plemen tería y completándose con los elementos doméstic<;>s (huecos, miradores, barandillas, chimeneas, buhardillas ... ). La estructura dota así a la casa de unidad, poniendo a prueba su poder para salvaguardar la integridad de la imagen al permitir la diversidad a que el programa obliga, y que se manifiesta en los cerramientos, especialmente en el tratamiento dado al frente Sur. La construcción no es hija, obviamente, de la mejor disposición técnica, sino de una de sus posibilidades admisibles, manteniéndose a l dictado de una idea que fija a cada uno de los elementos un papel figurativo específico.
Poner, pues, en confrontación la idea de la casa como templo -como pabellón exento- servicia por su tradicional medio figurativo -la estructura-, con el programa requerido y con las técnicas de construcción
Fotos tomadas de Joseph Rykwert . La Casa de Adán en el Paraíso. Edi torial Gustavo Gili.
convencionales. Confiar en el poder de estos instru-. mentos incluso para vencer la transgresión en las distancias de los intercolumnios y la incorporación simple de cualquier elemento a que el habitar obligue. Tales, en síntesis, las ideas que han conducido a la casa dibujada.
En cuanto a su tratamiento exterior, los elementos estructurales se revisten de ladrillo. o permanecen vistos, pintándose en blanco. Los paños que encierra la red estructural deberían construirse en mampostería de piedra, o bien en ladrillo visto colocado como revestimiento «a espiga», a fin de acentuar la condición texturada de los entrepaños. La solución que se dibuja, por más sencilla de llevar a cabo, es la del cercamiento enfoscado y pintado, en cuyo caso se hará de color salmón. Las barandillas del frente son de celosía cerámica, y las rejas de hierro pintado.
La casa se ha proyectado para un terreno en Los Peñascales, Torrelodones, en una ladera que mira al Sur y que tiene en el horizontl,! la línea de la autopista.
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