de la brigada secundaria al cordón cerrillos

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DE LA BRIGADA SECUNDARIA AL CORDÓN CERRILLOS GUILLERMO RODRÍGUEZ M 1

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de Guillermo Rodríguez Morales

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DE LA BRIGADA SECUNDARIA AL CORDN CERRILLOS

GUILLERMO RODRGUEZ M

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1. LICEO

Llova y a pesar de estar empapados, quienes estbamos en torno a las escalinatas de la Escuela de Bellas Artes no nos dbamos ni por enterados. Los gritos se sucedan. Alguien rompa el transitorio silencio gritando a todo pulmn: Vale, Vale, Vale- y responda la masa: Valentn!, repeta entonces el improvisado agitador: Lete, Lete, Lete! Letelier! Y antes que terminara el grito, rompa otro: Alabn, Alabao, Alabn bom bao, Liceo, ra, ra, ra! Y entre medio, el grito de nuestro Liceo de hombres, imitando voces femeninas e indirectamente mencionando los prostbulos de nuestro vecindario: De donde somos chiquillas? De la rin- rin -rin, de la can-can-can, de la ten- ten- ten Somos las chiquillas de la Ricanten! Patricio Paniagua, el joven comunista, Presidente de la Federacin de Estudiantes Secundarios, intentaba que lo escuchramos en medio de la algaraba. Colmillo, Tormento y yo fumbamos el popular cigarrillo Hilton, mirando sin ningn disimulo a las muchachas del Liceo 5 buscando cualquier excusa para abordarlas. No nos dimos por enterado cuando el discurso termin y la masa comenz a desplazarse rumbo a la Escuela de Derecho. Conversbamos respecto que cine iramos despus de la concentracin cuando se escucharon las primeras detonaciones. La estampida se desat y corrimos empujndonos, tropezando, intentando salir del lugar a como diera lugar. Cruc el ro Mapocho por el Puente Loreto y entr al primer edificio que vi. Dos estudiantes seguan mis pasos. De mis amigos, ni idea. Jadeando sub al segundo piso y me qued expectante, escuchando el ulular de las sirenas, los estampidos de las lacrimgenas, el sonido de piedras chocando contra latas, los gritos por doquier. Por aqu, por aqu se metieron unos grit alguien denuncindonos. Corr al piso superior escuchando los gritos de los Carabineros del Grupo Mvil que entraban al edificio y tambin los de los estudiantes que se haban quedado en el segundo piso. Busqu intilmente una escalerilla, una puerta de escape, golpe desesperadamente las puertas y nadie

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abri. No tena escapatoria. Un primer carabinero apareci por la escala y me lanz un golpe. Esquiv ese lumazo y el segundo, luego sent un golpe en la cabeza y una corriente de electricidad me recorri. Trastabill y segu recibiendo golpes. No gritaba ni poda pensar. De pronto percib un espacio entre un uniforme verde que trataba de detenerme y otro que venia tras l. Salte hacia adelante cayendo por la escala con ellos. No sent nada ms. Cuando abr los ojos, no haba nadie en el pasillo. Sangraba. Trat de levantarme y me di cuenta que mi brazo no responda. Mi uniforme azul estaba roto: una manga desgajada, un bolsillo arrancado, el pantaln destrozado en una rodilla. Curiosamente no senta dolor fsico, solo pensaba que mi madre iba a poner el grito en el cielo. Comenc a caminar y mi pierna derecha rengueaba. La atmsfera estaba cargada de lacrimgenas y humo. Baj a duras penas los escalones. Nadie asomaba desde los departamentos y haba cuadernos y libros regados por el piso. Recog algunos sintiendo que mi cuerpo entero reclamaba. Entonces me sent en la escala y comenc a llorar. Me imagin a mi abuelo Eduardo, 50 aos atrs, junto a sus compaeros estucadores enfrentado a los de a caballo en la crisis del piojo que sola narrarme, recibiendo un lanzazo que hundi su crneo dejndolo ciego para siempre. Vea a mi hermano Carlos perseguido por guardias azules de la Quinta Normal dndole alcance y golpendolo. Pensaba en mi abuela Teresa sentada hora tras hora cosiendo en su maquina a pedal, para entregar el terno corte ingles o el ambo, por el cual le pagaran chauchas. Eran lgrimas de rabia, no de dolor. Eran lgrimas de puo apretado y decisin. Muchas cosas confluyeron para que finalmente tomara el camino que asum en los aos siguientes y cada vez que intento reconstruir ese tiempo, los hechos parecen ordenarse de manera distinta. Qu determin esto o lo otro? No lo recuerdo exactamente. Trato de escarbar en mi memoria, pero las impresiones y recuerdos se amontonan, no tienen una secuencia exacta, me hacen dudar. Un da cualquiera, de finales del ao 1967, de manera impulsiva, baje del trolebs en que viajaba para sumarme a una concentracin de la CUT. Fue un hito ms en una serie de actos y reflexiones contradictorias. Cursaba quinto ao

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de humanidades, era un alumno sin problemas en los estudios y el centro de mi vida estaba en responder al grupo familiar que aspiraba a que triunfara logrando algn titulo universitario, dejando atrs la miseria y pobreza de las generaciones precedentes. Muchas cosas sin embargo, me llevaban en otra direccin al igual que a centenares de jvenes: al cuestionamiento y al rechazo de la injusticia, a no aceptar el orden establecido que afectaba a las mayoras. El sumarme a esa concentracin fue parte de esa bsqueda. Algo paso, algo profundo en alguna parte de lo que llaman alma, en la subjetividad, en el sentir, puesto que cuando me adentr en la masa de obreros y bajadores que asistan al acto, sent una transformacin: era encontrarme con iguales, el reconocerme en gestos, modos, formas de hablar. Muchos aos despus, cuando estaba en celda solitaria castigado por Gendarmera, en 1985, en mi segunda etapa de preso poltico, record ese momento muy ntidamente. Tanto como la primera Toma del Cordn Cerrillo y la multitud de hombres y mujeres trabajadoras, con sus mamelucos y ropas de trabajo que, de manera sencilla, sin angustias, sin alardes, tomaban la historia en sus manos. En esa concentracin de la CUT, el ao 1967, recorra caras, miraba manos, ropas, zapatos, dientes, formas de peinarse y era descubrir semejantes. Entonces sent la pertenencia a algo que hasta entonces no tena claro. No hay un comienzo de esta decisin, hay una reafirmacin y un proceso que tuvo momentos y que quizs se aceler cuando Ximena Vergara, la profesora de Historia comenz a explicar las ideas de la Revolucin Francesa y Comuna de Paris. Sin saber ella estaba entregando la pieza luego el proceso de la revolucin industrial, los inicios del capitalismo, y los hechos de la para armar el puzzle de mi cabeza atochada con datos, impresiones, msica, historias y hechos que solo en ese tiempo comenzaron a develarme un mundo que adquira sentido. Entonces las historias de los estucadores escuchadas de boca de mi abuelo, los discursos eternos del to Pablo hablando de mancomnales, salones y sindicatos tenia sentido. Y lo tena la revolucin del piojo que comentaba la abuela Ofelia, el dos de abril que narraba mi padre, e incluso las carpas de los obreros en huelga que vea en mis viajes al Liceo por calle Vicua Mackenna tenan sentido. Y los gritos escuchados cuando nio, que estn grabados a fuego en mi memoria de una marcha de gente con delantales blancos y el estribillo que

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no entenda: Compaero Becerra Presente! y mi ta, la enfermera explicando a mis hermanos mayores que el compaero Becerra fue atropellado por la cuca de los pacos. Abruptamente mi pequeo mundo hecho de lecturas de decenas de novelas, de las escapadas a ver los show de radio Portales, de las canciones de Leo Dan y de Luis Alberto Martnez, del pelo y los ojos de Irene, de las pichangas y salidas a explorar el hoyo del futuro estadio de Pedreros, de los malones de adolescentes inicindose en el go-go all en el Pinar, qued bruscamente relegado. El mundo y la Historia tenan sentido. Todo tena sentido. Pedazos de leyendas, novelas, el viejo cartel amarillento y descolorido que permaneca frente al conventillo de calle Maip que da tras da miraba desde la ventana: Fuera de Chile la misin Klein Sack, Fuera el Imperialismo. Encontraba un hilo conductor que pasaba hasta por los libros que ms amaba Llampo de Sangre, La Buena Tierra La Ciudadela Hijo de ladrn La Sangre y la Esperanza: todo tenan el mismo sentido y se emparentaba. Y por cierto tambin con mi rabia y dolor. Esa mezcla de sentimiento que haba vivido tantas veces acompaando a mi abuelo en su recorrido pidiendo limosnas y las contradicciones tan flagrantes de ver como los ms miserables y pobres daban una moneda, un poco de pan, verdura, frutas, pescados, cualquier cosa al viejo ciego que ofertaba a cambio la msica de su armnica o las noticias del da, mientras otros, los de traje y corbata nos empujaban, insultaban, expulsndolo de sus espacios como si fusemos escoria, basura. La casualidad tiene parte en este proceso, quizs acelerndolo. Un da en clases de Biologa, el Colmillo lleg a clases con un cuaderno hermosamente forrado. A todo color, una imagen de una molcula de ADN nos impact a todos. Sfeir, Walker, Broughton y Labbe miraban con indiferencia. Pero nosotros, los atorrantes del curso, Riquelme, Rojas, Guzmn, Meric y el chico Marambio, el dato que entregaba Colmillo era todo un descubrimiento: en la seccin Rezagos de Correos se poda obtener todo tipo de revistas de esas que nadie retiraba. As fue que, sin querer queriendo como dira aos despus el Chavo del Ocho nos vimos en las manos con revistas de arte, medicina, qumica, provenientes de China Popular y de Cuba.

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Semanas despus, cuando la profesora Melva, de Artes Plsticas pidi que hiciramos un afiche con tcnica libre, Territorio Libre de Amrica. Una etapa se cerraba y no tuve nocin de que esto suceda. Las discusiones con Milanovic que todos conocamos como maosta, las conversaciones con los hermanos Gonzles, que militaban en las FAR (Fuerzas Armadas Rebeldes), los cuchicheos con mi abuelo y las visitas que hacamos a don Clotario Blest con el pequeo grupo de amigos del Liceo comenzaron a dejar atrs los das de guitarreos y pichangas de la poblacin El Pinar. Ya no tocaba canciones de los Red Junior, Carlos Contreras ni de Los Ramblers, ahora intentaba sacar en guitarra las canciones de la revolucin espaola, los corridos mexicanos, Patricio Manns y a la Violeta Parra, manteniendo como excepcin a Salvatore Adamo, el Clan 91 y Los Iracundos. La desigual lucha del Che en Bolivia impact nuestros corazones de adolescentes decididos a cambiar el mundo. Y contra los chaquetones de castilla y las bufandas taxi, de rojo y amarillo que mostraban los seguidores de Los Beatles, nos pasebamos orgullosos con boinas y ponchos. Influy mucho un compaero: Marambio, con su cara y porte de obrero sacado de un afiche sovitico presionndonos a todos para sumarse a la lucha, rindose de nuestras aspiraciones de ser profesionales, enfrentando a los alumnos de familia de nuestro curso, poniendo siempre el dedo en la llaga con preguntas tales como De donde vas a sacar plata tu familia para costearte la Universidad? Por qu el profesor de Filosofa prefiere conversar en los recreos con los que van al Copellia, al club de Golf, al drive-in Las Brujas y no conversa con nosotros los rascas o cumas como nos llaman? O bien Qu opinas que ahora hay leche tapa roja para los pobres y tapa azul para los ricos? Quin dio la idea? Quizs Marambio, o Gonzlez, no lo recuerdo. Formamos un grupo que no tena nombre. Nos encontrbamos a la salida del Liceo y luego nos bamos a las casas cercanas. Discutamos sobre lo que haba que hacer en el liceo, un liceo que vena de largas huelgas, primero para sacar a las prostitutas mis manos fueron dibujando la isla Cuba: Primer caribea cruzada por una boina y un fusil bajo la leyenda

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del sector y ms tarde para conquistar una nueva edificacin. Juntos fuimos a ver a los trabajadores de la industria SABA, acusados por el gobierno de haberla quemado. Juntos escuchbamos a don Clotario hablndonos de Recabarren, de las peripecias recorridas para formar la CUT, de la lucha de los municipales, de los textiles, de sus viajes al extranjero, de su encuentro con el Ch y Mao Tse Tung, conversaciones que reforzaba mostrando documentos, cartas, fotografas. Juntos comenzamos a visitar COTRALACO, una organizacin de trabajadores que recin naca. Pero tambin hablbamos sobre la guerrilla que caminaba en Bolivia, sobre Viet Nam, la Revolucin Cultural China, la Segunda Declaracin de la Habana, de las organizaciones revolucionarias chilenas que solo los entendidos conocan: la FAR, el PCR, Ranquil, y el rumor de que vena surgiendo una nueva desde Concepcin. Un da, alguien dijo que en la Federacin de Estudiantes Secundarios podamos obtener ms informacin. Fuimos. Cuando llegamos se discuta acaloradamente un proyecto del Gobierno de Eduardo Frei que pretenda que los estudiantes secundarios realizramos una forma especial de conscripcin militar. Entonces escuch hablar a Martn Elgueta, aos despus apresado por la Dictadura Militar y hoy detenido desaparecido, cautivo. Es un poco gordo, y con cara de Ilya Kuriakin, cont a los del Liceo y acordamos que deba volver a verlo y a pedirle que nos visitara. Volv a la Federacin, hable con Martn y tiempo despus lleg a vernos acompaado del Jeque, hasta la casa de Tormento, en calle Carmen, casi colindante con la casa de don Clotario Blest. Jeque nos habl del MIR, de sus concepciones polticas, de sus normas. Algunos del grupo se interesaban y discutan acaloradamente comparndolos con las del PCR, de la Juventud Socialista y de las FAR. No me interes mucho la discusin. Yo haba tomado una decisin y quera militar. Slo entrando a la chuchoca- como decamos en ese entonces, lograra un conocimiento que me permitira aportar. Comenc a decir adis a mi grupo de la poblacin. Ellos seguan en los malones de los sbados, en el ritual de los pololeos, las canciones romnticas, los slams y hablando a nombre del MIR y su discurso me

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una vida que giraba en torno al peinado, los afeites, y el pantaln a la moda Sait Tropez. Me senta distinto, extrao, buscando ms las conversaciones con sus padres respecto a las huelgas, leyendo o ms bien devorando literatura que consegua. Comenc a vestir una vieja chaqueta militar de la aviacin adornada con una pequea insignia roja y negra del 26 de julio y fue en ese entonces cuando se rompi l vnculo que haba existido con mis amigos de la poblacin. No me importo mucho. Si alguien se dio cuenta en mi familia del proceso por el que pasaba, ni lo mencionaron, ni fue tomado en cuenta. Para mis cinco hermanos y mis padres yo segua siendo el encargado de hacer el aseo del bao y l que se encerraba en la pieza chica a sacar en guitarra las canciones de protesta. Casi cumpla los 15 aos cuando decid que militara firmemente en el MIR. Esperaba con ansiedad ver a mi contacto en la FESES pero diversas circunstancias hicieron que se cortara el contacto por un tiempo. Por esos das Tormento propuso que furamos a prepararnos militarmente a la Cordillera (para nosotros era un hecho que al entrar al MIR nos incorporaramos directamente a una columna guerrillera) Su familia tena una casa en el Cajn del Maipo y finalmente fuimos un grupo reducido. La seriedad se perdi a poco andar: Tormento nos present a unas vecinas y el romance se impuso a la planificacin que habamos realizado. Finalmente despus de varios das de pasarla en caminatas de pololos y juegos juveniles, decidimos iniciar una caminata por los cerros en la idea de tener un primer acercamiento a lo que eran las condiciones reales de un grupo guerrillero. El mpetu juvenil nos dur un par de das caminando por la nieve, enfrentando una tormenta, el fro y el hambre. Nos perdimos entre los cerros y fuimos a parar a unos piques donde los mineros haban abandonado explosivos y otros materiales: no dudamos en ponerlos en las mochilas sin saber que trasportbamos cordn detonantes y varias cajas de estopines que hurgamos con un palito porque no veamos que contuviera sustancia alguna. Declaramos enfticamente que estaban malos. Meses despus, cuando retomamos el contacto con el compaero del MIR y le entregu en medio de la Plaza Egaa el material, vine a saber lo peligroso que haba sido manipular esos detonadores elctricos que no tenamos idea que existan.

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Cuando regresamos a la ciudad, el grupo fue perdiendo fuerza. Ronie Meric se qued pololeando con una de las nias del Cajn, y aunque yo mantuve un pololeo con su hermana, segu decidido a ingresar al movimiento revolucionario que en ese momento ya comenzaba a acaparar algunas paginas de los peridicos por las acciones audaces que realizaban en Concepcin. Finalmente consegu una conversacin con Jeque y ste me coment que otro compaero me atendera. Me entreg un nombre de pila, Pato, y un telfono al cual deba llamar. Nunca en mi vida haba usado un telfono y ese hecho demor aun ms el contacto. No quera parecer ridculo y lo estaba siendo. Converse la situacin con Colmillo y Tormento los nicos que seguan en la decisin de ingresar junto conmigo al MIR y finalmente acompaado por ellos llam y concert una entrevista con el contacto. Su voz al telfono son acogedora: me dio una direccin y una hora entregndome todo tipo de consejos para que no me perdiera. Sent que me entenda con el tipo y con mucho animo enfrente la cita. Aos despus, el ao 1974, compartiendo la misma celda en la Penitenciaria, Patricio Jorquera, desde su camarote y herido, recordaba y contaba que la mitad del MIR haba pasado por su casa en ese tiempo. No me cost mucho encontrar la casa. Junto a Pato estaba alguien de modales muy suaves que se present como Caluga, Carlos Rodrguez actualmente detenido desaparecido, quien a partir de ese da comenz a visitarnos en la casa donde funcionbamos y a estudiar junto con nosotros diversos manuales: normas del trabajo conspirativo, manuales de seguridad, manuales de armas de puo y de armamento de circunstancia. Me imaginaba que eran muchos los jvenes que se estaban enrolando en la organizacin y cre que el inicio de las acciones armadas estaba a la vuelta de la esquina. Poco a poco dej de comentar con mis amigos del grupo del Liceo lo que estbamos haciendo y me fui alejando de las cuestiones del mundo estudiantil. Comenc a leer cuanto material poltico caa en mis manos, luchando contra muchos textos porque simplemente no los entenda, por ms que lea y relea.

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Exista en el Liceo, al igual que en la poblacin la organizacin de los jvenes comunistas. Muchas veces los haba visto desfilar en la poblacin con su banda de guerra, con guaripola incluido. Me llamaba la atencin lo hermoso del espectculo, pero no haba nada ms que de ellos me atrajera. Recordaba la vez en que haba conversado con un par de militantes en la Quinta Normal, cuando realizaban un Congreso y decenas o quizs centenares de ellos llenaban los pastos de la Quinta. Lea en ese momento la Historia de la Revolucin Rusa de Trotsky y no recuerdo como se inicio la conversacin. Ellos comenzaron a condenar al dirigente ruso y a condenar a los intelectuales pequeos burgueses. Yo estaba sorprendido de la agresividad y con mucha timidez les pregunte si saban que Trotsky fue presidente del Soviet, fundador del Ejercito Rojo y pieza importante en la insurreccin rusa. Entonces me agredieron verbalmente y comenzaron a juntarse varios por lo que prefer alejarme lo ms rpido del lugar. Y en el Liceo vea al grupo de la Jota juntarse para cantar, para hacer fiestas y pugnar por el control del Centro de Alumnos, pero los senta sectarios, no integradores y dogmticos, en el sentido de poseer una verdad absoluta y no ser crticos, cuestionadores, reflexivos. Senta que algo muy grande era incoherente en todo eso y al poco tiempo la lectura de un articulo del Che en la revista OCLAE Tctica y Estrategia de la revolucin latinoamericana termin por mostrarme las grandes diferencias entre la estrategia de la lucha parlamentaria y electoral, y la existencia de una estrategia de lucha armada por la conquista del poder. Por esos das entend que en el Liceo deban comenzar a mantener en secreto mis actividades y prepararme concienzudamente para ser un verdadero militante. Poco a poco fui conociendo la Brigada Secundaria del MIR, el grupo al cual me haba integrado. Caluga me transfiri dependiendo de Renato, el orador que tanto me haba impactado. A poco de estar vindonos me pregunta que nombre poltico tena y en la sorpresa solo atine a dar el de mi padre: Juan. As que fui integrado en una base junto a otros militantes que estudiaban en diversos Liceos: el Barba Grande, el Barba Chico, el Milico Chico, la Negra, Daro y Chepo. Se supona, aunque nadie nunca me lo dijo, que yo era militante y que Colmillo y Tormento, de mi grupo, eran aspirantes bajo mi mando.

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En 1968 el ascenso de las luchas populares era palpable: cristianos tomndose la Catedral, estudiantes tomndose la Universidad Catlica, Paro General de la CUT. El mayo francs llegaba como una onda replicndose en el pas. Prohibido Prohibir La imaginacin al Poder, consigna que se mezclaban con la rebelda que provena de otros sectores juveniles: Jimmy Hendrix buscando su destino, Woodstock y Jenny Joplin, La Revolucin de las flores y los hippies, el op-art, la protesta contra la guerra de Viet Nam y la pastilla anticonceptiva permita un amor completo y no solo refriegas de amor. Las huelgas en el sector secundario estudiantil crecan y no recuerdo los motivos de cada movilizacin. La Brigada Secundara haba formado un grupo especial para la lucha callejera y a ese grupo me incorpor. Corra ahora, a diferencia de los aos anteriores, a ocupar las primeras posiciones enfrentando los carros lanza agua y las lacrimgenas. Una foto me evidenci ante mi familia: en la portada de El Mercurio aparec junto al equipo de choque de la Brigada Secundaria, en el techo de un guanaco tratando de romper el tubo lanza aguas. Fue una jornada dursima: en plena marcha estudiantil haban aparecido retratos del Che Guevara recientemente asesinado en Bolivia y eso fue como una inyeccin extra. La lucha callejera tom en ese momentos bros que no se conocan y se traslado por todos los sectores de Santiago Centro, dejando autos volcados, dos carros lanza agua semidestruidos uno de ellos frente a la Embajada de Estados Unidos. Los meses trascurran y me senta frustrado de no ver que la organizacin avanzaba hacia la lucha guerrillera. De tarde en tarde Renato entregaba un informe poltico que me pareca aburrido, latoso y cada vez que se revisaba el avance del trabajo poltico en los Liceo, mi avance era poco y las crticas me llovan. El prestigio de otros militantes incorporados a la Brigada Secundaria del MIR creca: se hablaba mucho de los avances en el Manuel de Salas, Daro Salas, Liceo 8 y el Liceo 7, liceos donde Gaspar y el Huaso se perfilaba como dirigente destacado. Otras caras se me revelaban como miembros del MIR: dirigentes de Liceos de San Miguel, de Liceos Nocturnos, de Liceos Industriales y Comerciales. Pareca que mi veta era otra y alguien en algn momento decidi conformar una unidad que realizara tareas de Informaciones. Sent que ahora si mi militancia dara frutos.

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Renato concurri a la constitucin de la Unidad que fue llamada Especial. Gonzalo de jefe, Milico Chico como un hombre fogueado (ignoraba cuando y como, pero se daba por entendido), Renato Arias Arquias de Eripanto como chofer operativo, Jos Modesto Amigo Latorre, el Pepe, a quien llambamos el Malo por su parecido con el personaje de la pelcula El bueno, el malo y el feo, su hermano menor apodado el Malito. Unidad nueva, nombre nuevo dictaba la norma, y cuando comenzamos a bautizarnos, teniendo en mente el nombre de mi primo David. Impensadamente se me sali el de Diego, nombre que me acompaara durante los prximos veinticinco aos.

2. BRIGADA SECUNDARIADiego. Me bautizo Diego, dije, aunque saba que seguiran refirindose a m como Alma Negra. El nombre fue formando por sucesivas derivaciones. Pato Malo porque de acuerdo a las normas de la Renato me llamaba

organizacin, yo le haba contado sobre mi vida en la poblacin. Supo as de la patota de El Pinar, de las rias callejeras, de las peleas con los pacos a caballo en el Estadio Nacional, supo que haba pasado una etapa peluseando en las calles, cantando en las micros y recurriendo a decenas de trucos para conseguir las esquivas monedas. Y claro, despus circul la historia de cmo me haban pegado los pacos en el edificio frente al puente Loreto y me miraban como un duro, un peleador. As fue que tras algunas luchas callejeras junto al grupo especial de militantes de la Brigada Secundaria, comenzaron a llamarnos los

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malos y como en el grupo estaba Pepe Amigo El Malo, su hermano El Malito, para diferenciarme del resto me colgaron el nombre de un bandido argentino de moda por esos das: el Alma Negra. Renato en ese entonces destacaba sobre el grupo por su formacin poltica y por la informacin que manejaba, hijo de un dirigente del partido Socialista y estudiante del Liceo Manuel de Salas, Martn Elgueta o el guatn Renato como le llambamos era sencillo, cordial, aunque de un carcter enrgico que surga en momentos de conflictos y crisis. Una persona reflexiva que sin embargo tena mucha voluntad y determinacin para enfrentar los desafos. Fue el alma y formador de una camada de compaeros que iniciamos nuestra experiencia militante en la Brigada Secundaria del MIR. Sucedi que mi familia se cambio de la poblacin El Pinar a la entonces llamada Chacra Valparaso, hoy Villa Frei, de uoa. El cambio de casa no afect mi militancia. Al contrario, por aquellos das comenz un funcionamiento mas regular de la llamada Unidad Especial. Nos reunamos en una casa que ocupaba la Brigada, la de Chepo, en un sector medio de Vitacura, quien sin ser de la unidad nos la facilitaba para funcionar. De vez en cuando llegaba la madre y la hermana y por las conversaciones sostenidas, me daba cuenta que la madre era peluquera y supona de ella un apoyo directo a la organizacin. En ese tiempo parte de la Direccin Nacional y algunos militantes comenzaron a ser perseguido. Fue tras la accin sobre el periodista Osses de Concepcin y de las expropiaciones bancarias que realizaron junto con otras unidades especiales. Y a la par con la clandestinidad de algunos dirigentes, a nuestros odos llegaba el rumor de una dura discusin interna. Se hablaba de planteaban concentrarse en un trabajo de masas. Fuimos convocados como sector de estudiantes a una reunin ampliada que se realiz en calle San Francisco sintindome como pollos en corral ajeno entre tantos adultos y caras que desconoca. Sobre qu se discuti? Por ms que trato, no recuerdo cual fue l tema tan importante que gener dicho encuentro. sectores que queran avanzar directamente hacia formas de guerrilla urbana y sectores que

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Lo cierto es que la evaluacin del desarrollo de la organizacin y el momento de comenzar la lucha armada era el centro de mis preocupaciones. Mi reflexin era bsica: nuestra Brigada Secundaria ha construido un amplio trabajo poltico con estudiantes de casi en todos los Liceos Secundarios, Comerciales e Industriales y estamos construyendo una primera unidad especial con caractersticas polticomilitares, bamos bien y eso me importaba. La discusin en la izquierda chilena avanzaba polarizando las posiciones: el Partido Socialista haba tomado posiciones radicales en su Congreso de Chillan. Se saba que algunos grupos dentro de l, tendan a un trabajo militar: la gente de la tendencia ELN, que se deca tenan vnculos con la guerrilla Boliviana y otros grupos como los detectados por la polica en Chaihuin y en El Melocotn. De otra parte, la estrategia electoral tena un fuerte arrastre tambin entre estudiantes. Y dicha contradiccin se traslad al sector estudiantil cristalizando en el quiebre de la Federacin de Estudiantes Secundarios. En una Convencin realizada en la Universidad Tcnica del Estado surgi la Federacin conformada por el Partido Socialista, el MIR, FAR y otros diversos grupos menores, mientras que el resto de lo que llambamos izquierda tradicional ms la Democracia Cristiana se organizaban en su propia FESES. El Verano del 69 la Unidad Especial comenz una fase de instruccin un poco ms alta: en casa de Maria, por Avenida Coln, en pleno barrio alto, nos instruimos en los principios bsicos de la preparacin de acciones urbanas y en el uso de armas: primero realizando el llamado tiro en seco o triangulaciones, luego el tiro con postones y finalmente con un fusilito 22 cuyo ruido no se diferenciaba mucho de los postones. Dos compaeros eran los instructores: Nano de la Barra Pioln y Carlos Rodrguez Caluga, este ltimo detenido desaparecido. Nano de la Barra, cuyo sobrenombre naci por la forma de su cabeza, junto con Carlos Rodrguez, eran compaeros que me impresionaban, el primero por su capacidad poltica y de anlisis, su carcter suave y su forma de trabajo metdico y ordenado y el segundo por la calidez de las relaciones que estableca, relaciones en las que no exista frontera entre lo cotidiano y el quehacer poltico.

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Es en esta escuela de formacin tcnico-militar, comienzo a vivir una profunda reflexin en torno a la discusin poltica que se ha armado: lo que estamos viviendo son solo algunas expresiones de la crisis y fracaso del gobierno de Frei que se ha instalado como alternativa a la crisis del capitalismo chileno y como alternativa latinoamericana al subversivo ejemplo de la revolucin cubana. Los intentos de modernizar el campo chileno para sumar desde el sector agrario recursos a un sistema econmico en crisis, as como el desarrollo de industria ligera insuficientes son componentes de una crisis que est por estallar. Las masas que haban sido impulsadas a organizarse como reductos clientelistas, comienzan a romper las canaletas que se les imponen y lo desbordan todo. Los sindicatos agrarios, industriales, mineros, las Juntas de Vecinos, las asociaciones de estudiantes, las organizaciones sociales a todo nivel, promovidas en algunos casos, conquistadas en otros, se estn llenaban de masas, de energa y movimiento constituyndose en un caldo popular que comienza a hervir y cuyos borbotones preliminares han sido duramente reprimidos, con algunas personas muertas como en El Salvador o Pampa Irigoin, en Puerto Montt. A travs de la discusin caemos en cuenta que la izquierda revolucionaria es mucho ms amplia, diversa y afectada por muchas contradicciones. Sacudida por derrotas electorales de los aos precedentes, impactada en pleno por la revolucin cubana y por la ola guerrillera que cruza el continente, han sido arrastrados al movimiento muchos otros sectores. La sociedad est preada y en movimientos convulsivos quiere parir. La fundacin del MIR ha sido un paso pero no ha resuelto los problemas centrales. Las corrientes trotskistas que haban concurrido a su fundacin han sido expulsadas o se han marginado y a nuestro juicio, al igual que los grupos influidos por el maosmo, no salen de la actividad propagandstica. Si bien en el MIR se han agrupado gente que proviene de la Vanguardia Revolucionaria Marxista, del grupo Gramma, del grupo Ranquil, del PC y de las Juventudes Socialistas, se hace necesario que la organizacin avance en su propia construccin y en el diseo de un camino concreto. Una cosa es declararse vanguardia de las luchas populares y otra muy distinta es constituirse realmente en eso. Y las vallas a saltar son muchas, partiendo por resolver un camino concreto por el cual transitar y el viejo y permanente problema del carcter de la organizacin.

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El MIR tambin estaba sacudido por contradicciones. Mantenamos un pie en la estrategia insurreccional y un ojo puesto en la lucha de las masas - no en vano la consigna principal la poca era Insurreccin o Morir. Pero el otro ojo est puesto en la lucha armada, en la necesidad de asumir, de una vez por todas, un camino que signifique avanzar en una concepcin estratgica de lucha por el poder. Y analizando estas cuestiones, en el grupo concluamos que no haba ms excusas: las condiciones objetivas estn maduras y solo se requiere avanzar. Acordbamos entonces que tenamos que ser ms serios, ms profesionales. Pioln enfatizaba respecto a esto y yo no poda dejar de pensar en todos aquellos compaeros estudiantes que queran participar del movimiento pero que no seran capaces de asumir el desafo. Slo una revolucin entre nosotros har posible la revolucin chilena es el titulo del documento, cuartilla mimeografiada que comenzamos a estudiar entonces. Caluga confidenci un da que era la pluma de Bautista van Schowen. Luego aparece otro documento: Sin lastre avanzaremos ms rpido, de la Comisin Poltica. Al menos yo senta que ahora s, el MIR, era un verdadero instrumento orgnico para la lucha y comenzaba a adquirir forma. No era fcil la discusin en el equipo que se haba conformado. Discutamos textos relativos a las guerrillas en Colombia y Per, leamos escritos de los Tupamaros en Uruguay, de Carlos Lamarca en Brasil, llegaban opiniones y discusiones entre el ERP y Montoneros en Argentina. Estaba muy fresco el llamado del Ch, desde Bolivia urgiendo en su famosa Carta a la Tricontinental a crear un, dos, tres Vietnam y el prologo tan significativo: es la hora de los hornos..... Es la hora ya de comenzar la lucha armada en Chile? Guerrilla urbana o rural? Y las masas que vienen en alza? Y Allende que encarna las aspiraciones del movimiento popular? La discusin se profundiza. El fracaso de muchas experiencias deviene de la copia mecnica de otras. Anlisis concreto de la situacin concreta, rescata alguien de los dichos de Marx. Entonces llega el documento de la Comisin Poltica: el problema cardinal de toda revolucin es la constitucin de una fuerza social y poltica de carcter revolucionario, la aplicacin mecnica de los instrumentos de anlisis y categoras de las estrategias insurreccionales, guerrilleras o de la guerra irregular y prolongada

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son insuficientes para sealar un modelo concreto al desafo que tenamos los revolucionarios en Chile. No lo es la sola lucha reivindicativa y de masas por ms aguda que sta sea, no lo es la lucha poltica de masas que no construye poder propio y descansa tras una estrategia electoralista, no lo es el vanguardismo militarista en cualquiera de sus expresiones que no asume su rol como conductor poltico de la lucha de masas. El documento Grupo operativo o Acciones Directas de masas? sintetiza la discusin en tres pginas. La tctica de impulsar las acciones directas de las masas ser lo central. Hacia all se dirigirn las energas, sin descuidar el desarrollo de los aspectos militares que una estrategia global de lucha impone y que se verificaran en la fundacin de una lnea de desarrollo de Fuerzas Militares Centrales, articular la propia organizacin en GPM (Grupo poltico Militar) como organizacin bsica a nivel territorial, o mejor dicho, articulando desde el nivel territorial tareas polticas, de agitacin, propaganda, trabajo de masas (lucha reivindicativa, social y poltica) con tareas militares o especiales como se denominaban: trabajo de seguridad, de informacin, redes, infraestructura, talleres y grupo operativo y la construccin de otros aparatos centralizados como la Estructuras de Logsticas, la de Informacin, e incluso una lnea de trabajo en el seno de las FFAA. Est conjunto de definiciones que se realizan en esa poca, a poco andar permitieran la constitucin y el desarrollo acelerado del Movimiento de Pobladores Revolucionarios (MPR), del Movimiento de Campesinos Revolucionarios (MCR) y ya en pleno periodo de la Unidad Popular, del Frente de Trabajadores Revolucionarios, FTR. Terminada la escuela de formacin e instruccin, Renato inform que la

represin se haba desencadenado contra la organizacin y que haba mucha falta de recursos. Se haban realizado diversas acciones por parte de grupos ligados a la Direccin y comenzaba el cerco represivo y las detenciones de algunos militantes. Al mismo tiempo fuimos informados de que tras las discusiones internas un grupo se haba escindido constituyendo el Movimiento Revolucionario Manuel Rodrguez, MR-2. Semanas despus este grupo asalta el supermercado Portofino descargando otra secuela de golpes represivos directos al MIR.

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Se reestructur nuestra Unidad Especial y junto a Pepe Amigo, el Malo, nos dieron la tarea de chequear una distribuidora de papeles. Era una tarea nueva y juntos fuimos a recoger la informacin Lo hicimos, entregando los croquis y toda la informacin solicitada. Nunca supimos si se realiz a no la accin. No duro mucho la Unidad articula. Una serie de confrontaciones entre militantes del MIR y de las Juventudes Comunistas en el Pedaggico haban derivado en choques violentos con heridos graves. Haba eleccin y fuimos incorporados a uno de los tantos grupos que, con garrotes y linchacos, apoybamos a los universitarios. Se sucedan las reyertas y en una de ellas las consecuencias personales fueron graves: se trataba de una movilizacin conjunta de la FECH y ambas FESES y nuestras organizaciones estudiantiles resolvieron hablar directamente a los estudiantes en el acto. Sabamos que, por la hegemona del Partido Comunista, no seria posible hacerlo de manera oficial, por lo que se acord que un compaero del FER, de orientacin trotskista, apellidado Vallespir, hablara desde las escalinatas de la Biblioteca Nacional, frente a la casa de la FECH. El da de la movilizacin nos desplazamos al sector, formando un grupo de no ms de treinta o cincuenta compaeros. Cuando Vallespir intenta hablar, se produce la reaccin sectaria, llena de furia de los militantes de las Juventudes Comunistas que se abalanzan con todo a agredirnos. El orador alcanz a pronunciar un par de frases y una lluvia de piedras y la presin de los iracundos estudiantes comunistas lo derriban, inicindose una desigual lucha en la que sacamos la peor parte. Sangrando, con mi ropa destrozada, nuevamente el brazo izquierdo lastimado, fui pateado en el suelo junto a mis compaeros y a mi ingenuo hermano mayor que trat sin ser miembro de nuestra organizacin de prestar auxilio. Se comenzaba a desatar una lucha sectaria y agresiva en la que siendo extremadamente minoritarios, luchbamos por exponer nuestras ideas polticas. Las relaciones con el Partido Comunista no eran buenas. Para nosotros pesaba mucho la actitud asumida por el PC en relacin a la lucha armada que se libraba en diversos lugares de Latinoamrica y por supuesto el hecho que surgamos criticando la lnea impulsada por el PC. Los dichos de Orlando Millas respecto al Che Guevara y la clara alusin al personero escrita por el propio Che en su diario, la posicin asumida por el PC respecto a la invasin sovitica en Checoslovaquia era puntos culminantes. Nosotros nos formbamos criticando la

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poltica interna e internacional de la URSS, reclamando por una democracia real, solidarizando con las organizaciones y pueblos que luchaban por su liberacin nacional. Respecto al PC nuestra mayor diferencia se evidenciaba en la valoracin y sentido que el PC asignaba a la lucha electoral como eje central de su poltica y a los contenidos que imprima a su trabajo poltico en los frentes sociales: se trataba de empujar la lucha reivindicativa o economicista sin la perspectiva de construir fuerzas para la lucha por el poder. La declaracin del MIR respecto a los sucesos de Checoslovaquia, la caracterizacin de la invasin a sta como un esfuerzo del estalinismo para mantener los privilegios de la casta burocrtica en el poder cuyo programa no disenta mucho de los sublevados, la represin desatada por los soviticos que asuman un rol de gendarme y que alcanzaba a la dbil oposicin de izquierda checoslovaca, nos hacia reflexionar a los militantes respecto a los problemas polticos de la construccin de una fuerza social que fuese la base del proyecto revolucionario, de la independencia que deba tener el MIR en el concierto internacional, identificndonos como parte de esa corriente que a contrapelo de los PC latinoamericanos se constitua como izquierda revolucionaria mas influida por la revolucin cubana que por el otro coloso en pugna con la URSS: la revolucin china. Pero en ese tiempo no se hablaba de alianzas posibles: el MIR recin comenzaba a emerger y la Junta Coordinadora Revolucionaria del Cono Sur, sera un intento realizado aos mas tarde. En el Liceo, ni Tormento ni Colmillo avanzaban mucho como militantes. La primera accin que realizamos como Unidad Especial de la Brigada Secundaria, termin con cualquiera expectativa respecto a su desarrollo como tales. Renato expuso un da que se estaba conformando un equipo central de propaganda y que se necesitaban maquinas de escribir, mimegrafos, papeles. Se volvi a reorganizar la Unidad Especial y se prepar una accin: entraramos al Liceo 10, donde yo estudiaba (hoy Liceo Confederacin Suiza), expropiaramos dichos materiales, llevndolos a casa de Colmillo y de Tormento, quienes los mantendran guardados por un tiempo. No fue difcil preparar la accin: tenamos toda la informacin.

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Llegamos al lugar, realizamos la exploracin previa y saltamos la reja. Ingresamos al Liceo, forzamos puertas y ventanas y comenzamos a sacar las maquinas que necesitbamos. En el Liceo no tuvimos problemas. El problema surgi cuando llegamos a casa de Colmillo: ste sale a la puerta diciendo que no es posible dejar en su casa los materiales recuperados. Nos fuimos a casa de Tormento y la historia se repiti. Comenzamos a desplazarnos por la ciudad en una Citroneta que apenas poda resistirnos a nosotros y a la carga. Iba desmoralizo soportando las burlas de Arquias el chofer, que se rea a mandbula batiente de mis militantes, mientras el Barba y Gonzalo discutan que haramos con los recursos obtenidos. Yo amurrado, no poda dejar de maldecir y putear a mi base que nos colocaba en tan difcil trance. El Barba, Leonardo Schneider, se haba incorporado a la Brigada Secundaria despus de dejar la Escuela de Especialidades de la FACH. Al poco tiempo haba logrado notoriedad al encabezar un grupo de agitacin que haba rayado la mismsima Moneda con la leyenda El Che Vive! . Aos despus, se convertir en un colaborador activo de la represin pinochetista, surgiendo la discusin e interrogante respecto a desde que tiempo el Barba operaba como agente represivo. Gonzalo, el subjefe operativo en ese momento, nervioso y agresivo seal que, si fuese por l, resolva el problema con un combo en el hocico y una pata en la guata, quedando bautizado con su propia frase por largo tiempo. La situacin surgida aquella noche, la resolvi finalmente el Barba: en aquellos das se haba realizado una toma de terreno en la zona sur de Santiago, por Santa Rosa, que adquira notoriedad. Era la 26 de Enero y se deca que era una toma del MIR. Haca all nos dirigimos atravesando todo Santiago para ir a dejar los materiales obtenidos en nuestra primera accin. Cuando llegamos a la toma de terreno, la guardia miliciana del campamento nos detuvo. Dimos explicaciones y se nos llev ante la presencia de entonces famoso Vctor Toro, jefe del Campamento. Ninguno de nosotros le conoca. Repetimos la historia. Socarrn, comenz a criticarnos, a decirnos que estbamos poniendo en riesgo la toma de terreno por tonteras, que ramos unos irresponsables y

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termin quedndose con todo lo que habamos logrado recuperar. Regresamos hacia el Centro de Santiago con el sabor de una derrota total. Nos recuperamos y con creces. La experiencia es madre de todas las ciencias, reza el refrn y fue en acciones sucesivas que fuimos mejorando y superando las deficiencias. Varios Liceos, Institutos Comerciales y Tcnicos fueron visitados por esta Unidad logrando acopiar maquinarias e insumos necesarios para la organizacin. El grupo se consolid: aprendimos a obtener autos para las acciones por el procedimiento de abrir las ventanillas y con ganchos sacar los seguros, para, tras ingresar a ellos, incorporarles un pulpo que conectbamos al sistema elctrico. Silenciosamente, sin violencia y sin dolor era nuestra consigna. Cuando ya llevbamos varias acciones de este tipo, jugbamos a superar el tiempo que demorbamos. Otro factor nos llevaba a continuar las visitas a los autos, sobretodo en el barrio alto: en varios de ellos encontramos armas y as mejoramos nuestro precario arsenal que se reduca a dos revlveres propiedad de padres de militantes (que siempre ignoraron que los usbamos) y un revolver Colt 22 especial aportado por Arquias. Despus de la campaa de los autos, tenamos a nuestro haber una par de pistolas 38, una Lugger 9 milmetros y una Walter del mismo calibre. Haba surgido otro grupo de la llamada izquierda revolucionaria: la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP) cuyas acciones eran criticadas abiertamente en el seno de nuestra organizacin por el exceso de violencia y lo sangriento de sus operaciones. Admirbamos la decisin de lucha del grupo y sus militantes, pero la secuela de muertes que generaba su accionar era un costo poltico muy alto de asumir para todos los que tratbamos de construir una alternativa revolucionaria con las masas populares. Luego de la campaa de los autos, la Unidad Especial de la Brigada Secundaria sigui operando pero ms ligada a las luchas sociales y reivindicativas. La Direccin de la estructura me sac del trabajo poltico en mi Liceo, trasladndose Chepo Seplveda a l y construyendo un grupo con el cual se me pidi no tomar contacto.

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Fuimos en apoyo a algunas huelgas y movilizaciones estudiantiles y estuvimos acuartelados en ocasin de la sublevacin del Tacna encabezada por el general Viaux. Sbitamente, en Octubre del 69, me margin del MIR. En ese tiempo estaba terminando la secundaria y preparaba la Prueba de Aptitud Acadmica. Fue un tiempo de crisis en que comenc a cuestionar lo que estaba haciendo y las decisiones tomadas. En mi familia haba preocupacin por mis estudios ya que era evidente que no me dedicaba a ello con la intensidad de antes. Muchas dudas y sentimientos encontrados se me presentaban, sobretodo tras una accin en el Pedaggico en que haba concurrido con la Unidad Especial: en un momento de la lucha callejera, nos replegamos a la Universidad y tras un desbande qued solo, escondido en una especie de callejn cuyas paredes permitan apenas el ingreso de una persona. Estaba armado con el revolver Colt calibre 22 especial de la Unidad, de competicin y que tena un poder de fuego y penetracin superior al normal. Desde mi posicin, al ser sobrepasado por las Fuerzas del Grupo Mvil qued a la altura del Mando y por momentos tuve en la mira del revolver al Coronel de Carabineros que diriga la represin. Ni l ni nadie podan verme. Poda disparar y salir por el callejn hacia el interior de la Universidad escapando ileso. Lo pens largo tiempo y finalmente no lo hice. No lo hice porque descubra en ese momento que revolucin para mi no era sinnimo de destruccin, muerte, enfrentamiento, ni mucho menos de una satisfaccin o realizacin personal. Descubra una tica, principios que se emparentaban con lo que lea en esos momentos respecto al hombre nuevo en el Diario del Ch en Bolivia y en acto de curar a los heridos enemigos despus de los combates. Pero en ese momento no entend lo que me suceda y me sent cobarde, incapaz de alcanzar la estatura necesaria para ser un militante. Me vino un bajn del cual no poda salir y finalmente tom una decisin y comuniqu telefnicamente a Renato: Compadre, siento lo que voy a decir pero he tomado la decisin de dejar el club. Renato, sorprendido, trat de preguntar los motivos, a lo que respond que podamos conversar, pero fuera de la organizacin. Y corte.

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La guitarra, el canto, la preparacin de la Prueba de Aptitud Acadmica, el trabajo primero como Inspector de Buses y luego como operario en una lavandera fueron mi refugio. Y las amigas en la Villa Frei a quienes ahora visitaba con mayor frecuencia, sobretodo a la hermosa Celeste y su grupo familiar que venan llegando de Isla de Pascua. Renato pasaba a verme de vez en cuando intentando que regresara, pero mantena mi decisin. Comenzaba la campaa electoral y decid apoyar a jvenes independientes de la Villa Frei que constituyeron el Comit Juvenil de Unidad Popular. Rend la prueba y postule a la Escuela de Arquitectura. Pero no me senta bien. Me senta incomodo fuera de la militancia, una vez ms. Senta que de fondo haba algo que perciba de manera lejana y que no lograba establecer bien. Una amiga, cuyo padre trabajaba en la RCA Vctor me consigui trabajo para ser realizado en la casa. En esos das, armando las cartulas de los discos, mi cabeza daba vueltas a mil intentando esclarecer que me ocurra. Poco a poco fui develando el motivo: me senta solo. Haba dejado de ver y frecuentar a mis amigos de la poblacin el Pinar, haba dejado a los compaeros del Liceo y a pesar de conocer a nuevos amigos en la Villa Frei, ellos eran distintos o mejor dicho, yo no tena mucho que ver con sus intereses, sus historias, sus formas de ser. Y ocurra lo mismo con los compaeros de la Brigada Secundaria. Los respetaba y admiraba mucho sus conocimientos, su forma desenvuelta en diversos ambientes. Pero no haba identidad comn. Ellos vibraban con Busco mi Destino y la Revolucin de las Flores, en tanto yo andaba recuperando el verdadero Canto a la Pampa y las canciones de la revolucin espaola. Ellos despus de una reunin se iban a comer lomitos a la Fuente Alemana en tanto yo corra a cortar boletos, a la lavandera o a las cartulas de los discos. Y haba algo ms, para la gran mayora de los militantes de la Brigada Secundaria, Allende, que estaba siendo ungido como candidato presidencial era representante de la lnea reformista, en tanto que para m, siendo igualmente critico de la poltica electoral, Allende representaba las aspiraciones de un pueblo, las aspiraciones de mis abuelos que una y otra vez lo haban apoyado en sus incursiones electorales, representaba algo que era muy difcil de explicar a mis compaeros, algo parecido a la esperanza popular. Para m era el Allende jugndose por rescatar a los sobrevivientes de la guerrilla del Che, el tipo que tena agallas y que se haba batido a duelo, al que de manera sencilla

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respaldaba la gente que sin mas argumentos polticos rayaba en las paredes pica el ajo, pica el aj, sale Allende claro que s!. Identidad, ese era mi problema. Me identificaba con la decisin de lucha del MIR pero no lograba identificarme plenamente con mis compaeros de la Brigada. No poda salir de mi contradiccin. Las primeras planas de los diarios en esos das, anunciaban diversos golpes represivos al MIR: en calle Huelen eran detenidos algunos compaeros destacados, Humberto Sotomayor de la Comisin Poltica rompa un cerco pasando frente a los represores con una granada en la mano, un grupo de Boinas Negras simpatizantes del MIR era expulsado del Ejercito, se anunciaba como inminente la detencin de Luciano Cruz, la leyenda entre los miristas. Decid visitar a Renato para entregar mi solidaridad y ofrecer algn tipo de apoyo que no fuese el volver a militar. Fui por lana y sala trasquilado. En su casa estaba reunida de la Direccin de la Brigada Secundaria, acompaados por otros militantes citados al evento. Haba caras nuevas, pero viejos conocidos: Roland, Cesar, el Huaso Lee, Renard, entre otros. Discutan la reorganizacin de la brigada, las nuevas destinaciones de compaeros que salan de la enseanza secundaria. Sent vergenza. Renato se ri al verme y dijo que me esperaba haca un par de semanas, que saba que volvera y que no tena duda alguna. Despus de la reunin conversamos largamente sobre mis dudas e inquietudes. Renato me explicaba que slo el desarrollo de la organizacin y el trabajo poltico construiran una identidad que permitira dejar atrs los rasgos de la pequea burguesa que portbamos, que era una lucha permanente. Me habl del trabajo del Che sobre El Hombre Nuevo y critico duramente lo que l llam mis rasgos obreristas. Luego conversamos de lo que era trabajar con las masas, la diferencia entre el desarrollo de los cuadros militantes y de la gente que adhiere a la lucha revolucionaria. Lee a Lenin, o al Mao, me deca, y encontraras que la poltica se define en funcin de los intereses concretos de la gente y es a partir de ah que la organizacin debe ir luchando por hacerlos crecer ideolgica y polticamente. Y termin su conversacin con otra frase que me dara vueltas toda la vida: la revolucin la hicieron en Rusia los campesinos porque queran tierra, los obreros

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porque queran Pan y los soldados porque estaban cansados de morir en una guerra intil; la revolucin se realiz por Pan, Tierra y Paz y no por un programa que los llevara a luchar por el socialismo, o por distintas relaciones de produccin, ni mucho menos por el hombre nuevo. Das despus nos juntamos nuevamente. Me inform que la Direccin Nacional del MIR haba declarado que suspenda las acciones armadas en vista de las elecciones presidenciales, primeramente, y luego me inform que yo haba sido destinado para incorporarme al GPM 1, la organizacin territorial del MIR que trabajaba en la comuna de San Miguel.

3. GPM 1

Llegamos con

Milico Chico a calle Mosqueto, lugar donde nos esperaba el ser estudiantes y trabajar con iguales y otra muy

compaero de la Unidad Operativa del GPM1. bamos expectantes y un poco nerviosos. Una cosa era distinta era entrar a otros sectores de la organizacin. Volva a m ese sentimiento de soledad que tan fuertemente me haba atacado. El contacto, que se identifico como Chino, ayud a calmar el nerviosismo. Era un hombre mayor - calcul entre 25 y 30 aos -infunda confianza por la naturalidad con la que se mova. Un obrero, un trabajador de la construccin quizs. Muy amable, de hablar lento y cuidadoso. Nos llev a un pequeo departamento cercano, donde esperaban los restantes miembros de la Unidad. Mi sorpresa fue mayscula al ver que el jefe era nada menos que Nano de la Barra, el Pioln. Se organiz el trabajo de la unidad con una planificacin rigurosa: reuniones para hacer anlisis poltico y recibir las informaciones de la Direccin, reuniones para tratar los problemas del GPM y de nuestro trabajo, reuniones de critica y autocrtica y las tareas especificas: prepararnos como Unidad Operativa para desarrollar acciones urbanas, realizar tareas de Informaciones que nos seran asignadas, asumir la instruccin tcnico militar de los equipos polticos de cada frente en que trabajaba el GPM. Domingo y Leador completaban la unidad,

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ambos pobladores de tomo y lomo, que se esforzaban por ir a la par en las discusiones polticas, en tanto que en el trabajo lo asuman sin dificultad alguna. El Chino cuyo nombre poltico era Mario Masas, qued a cargo de la instruccin y rpidamente supimos que le decan Chino porque haba estado en China Popular. En nuestra unidad, era el compaero mas preparado respecto al tema que estudibamos: la estrategia de guerra irregular y prolongada. De manera sencilla expona los conceptos fundamentales apoyndose en Mao Tse Tung o en los escasos textos que comenzaban a circular de Le Duan y Vo Nguyen Giap con relacin a la experiencia de lucha vietnamita. Y de otra parte, Pioln no dejaba de empujarnos a hacer nuestro propio anlisis de la situacin nacional exigindonos que leyramos los peridicos, que llevramos recuentos de los hechos polticos y que intentramos en la unidad, exponer nuestras reflexiones. Despus de dos meses con un rico funcionamiento de discusin poltica, tomamos conciencia de la inminencia del triunfo de Allende y de los preparativos que realizaban las clases dominantes para impedirlo. Al menos as surga de un anlisis muy primario que present en la unidad con un cuadro de las noticias construido a travs de la lectura de diarios y escucha de radio- de acciones violentas y armadas realizadas por desconocidos que evidenciaban que una fuerza derechista estaba en el escenario poltico realizando acciones menores de sabotaje, preparndose para cosas mayores. Iniciado el ao 70, logr inscribirme en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile. Otra vez me afectaba el sentimiento ya descrito: pollo en corral ajeno. La Escuela estaba ubicada un par de cuadras ms al sur de la entrada al principal aeropuerto Cerrillos. A las pocas semanas, me di cuenta de que no podra con una carrera que exiga un alto nivel de gasto. Mis esculidos ingresos no me permitan comprar la enorme cantidad de materiales que se requeran. Tampoco haba mucho tiempo para el estudio, el funcionamiento de la Unidad Operativa del GPM era muy distinto al de estudiantil: aqu las tareas se sucedan una tras otra, ya fuese en la discusin poltica, en la instruccin y en torno a la nueva funcin que estaba determinada como la principal en esos momentos: la bsqueda de informacin. Una unidad de maquillajes formada por trabajadores de arte y de cine nos dio lecciones para enmascararnos y caracterizarnos para poder realizar los chequeos que se nos instrua hacer.

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Fue el propio Secretario General de nuestra organizacin, Miguel Enrquez Carlos como se identific en una visita a la unidad,

o

quien nos habl del

asunto. A Miguel Enrquez yo lo haba visto en la reunin de calle San Francisco y me confunda su hablar tan rpido. Me daba la sensacin de no poder seguir sus exposiciones por la cantidad de variables que manejaba en ellas. Pero esta vez le entenda, me pareca muy claro. Explic la situacin poltica, las necesidades de profundizar un trabajo ya comenzado y que era fundamental para conocer las alternativas que se jugaban en el devenir poltico. Explic los riegos de un trabajo en el cual vigilaramos a profesionales de la conspiracin. Luego estuvo con nosotros Luciano Cruz, quien encabezara la misin. Luciano era un mito viviente en la organizacin. Para muchos en ese tiempo Luciano era el MIR. No solo por su papel dirigente en la Universidad de Concepcin, sino por su leyenda de echado para delante, guapo o como quiera que se llame a esa condicin de ser un tipo que va por delante abriendo camino, mostrando con su ejemplo concreto. Y en el MIR las historias circulaban de su desempeo en la lucha callejera, en el enfrentarse a combo limpio con uniformados, el Luciano disfrazado de bombero asaltando un banco. El Luciano que nos visitaba era un hombre alto, grueso, sencillo y demasiado serio para su propia leyenda. Quizs estaba ms que conciente de la tarea que enfrentaba y del hecho de tener que realizarla incluyndonos a nosotros, sin experiencia, con alto riesgo de cometer errores. Habl largo reiterando conceptos e instrucciones y luego estableci el sistema de trabajo: nos entregaron las misiones que cumplamos de manera individual y compartimentada, vale decir, sin conversarlas entre nosotros. As, en medio de mi debut como estudiante de Arquitectura se daba mi debut como chequeador, siguiendo los pasos a un dirigente medio de la Democracia Radical que tena su base de operaciones en una oficina de detectives privados en el barrio San Diego. Estuve en el chequeo por ms de un mes, arreglndomelas para no llamar la atencin. En el mes de Mayo, la organizacin sac una declaracin pblica fijando su posicin frente a la coyuntura electoral: el MIR no llamaba a la abstencin, pero no desarrollara trabajo electoral sumndose a la campaa. Sealaba que se dedicara a empujar las luchas reivindicativas con mtodos revolucionarios en los sectores ms pobres del campo y la ciudad. En buena medida eso ya se estaba

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haciendo y creca el trabajo en diversos frentes de lucha: entre los obreros del carbn, de Polycron, de Helvetia, en los textiles de Tome y en las zonas campesinas donde comenzaba a instalarse un fuerte trabajo del Movimiento Campesino Revolucionario. En mi barrio, sin informarlo a la organizacin, me incorpor al Comit Juvenil de Unidad Popular que habamos bautizado Zafra 70 en homenaje al empeo de aumentar el corte de caa, convocado por la Revolucin Cubana. Salamos a rayar, difundir propaganda y en esas salidas comenzaron nuevas amistades y nuevos enemigos. Pegbamos carteles en Avenida Grecia junto a mi hermano menor y el resto del Comit, cuando un grupo de jvenes del Partido Nacional nos enfrent. ramos minora y entre nosotros muchas mujeres. Decidimos replegarnos y nos bamos cuando uno de ellos sac un revolver y dispar al aire. Irreflexivamente eche a correr hacia l. Mi hermano me acompa. Las reacciones de una masa son extraas, porque ramos dos, pero el grupo entero retrocedi dejando a un adolescente armado, nervioso y en total soledad. Me envalenton y comenc a hablarle mientras mi hermano le rodeaba. El muchacho cambiaba la direccin del arma sin saber en definitiva a quien apuntar. Llegue hasta l y me entreg el arma rompiendo a llorar, luego mi hermano menor lo sac del lugar abrazndole y hablndole. Haba ganado una nueva Lugger. Mis estudios en Arquitectura no funcionaban. Lo discutimos en la unidad y se acord que seguira aunque fuese para mantener una fachada de mis actividades. Sin saberlo estaba asumiendo la militancia como proyecto central de vida, pero en ese momento me pareca algo transitorio y de verdad mantena inters en estudiar, aun cuando por el momento no tena muy claro qu. En la escuela funcionaba una agrupacin llamada Rucatucahuin (casa para reuniones) que se mostraba con cierta sensibilidad hacia los temas sociales. En trminos polticos era dominada por la democracia cristiana, aun cuando exista presencia de las juventudes comunistas y algunos militantes revolucionarios sueltos que no tenan mayor peso. Este ambiente fue afectado por una toma de terreno realizada por pobladores sin casa en terrenos posteriores de la facultad. Naca el Campamento 26 de Julio. Apoyando la toma nos fuimos conociendo y encontrando con estudiantes del MIR que en esos momentos estaban construyendo el Frente de Estudiantes Revolucionarios. Sin consultarlo con mi

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unidad orgnica comenc a asistir a los encuentros, a apoyar ms activa y polticamente la toma y a perder la clandestinidad que al menos en la escuela tena. No recuerdo como se dio la situacin, el caso fue que conoc a Enrique Ramrez (Quico) quien fue mi yunta durante ese periodo, aun cuando l no saba cuales eran mis actividades especficas como militante de otra estructura. Se inici una amistad de aos. En ese momento Quico vena ingresando al MIR, provena del MR 2 y me present a otro compaero de igual origen: Mximo. Eran polos opuestos. Quico era impulsivo, arrogante y haca notar siempre su presencia. Mximo era tranquilo, callado y preocupado por los detalles de la poltica, reflexionaba bastante cada paso que propona dar. Mximo me ayud a entrar en un terreno hasta entonces inexplorado: la literatura de las corrientes trotskista. No solo fui conociendo los textos y obras de Len Trotsky, sino tambin a Isaac Deutcher, Mandel y las tesis de la Cuarta Internacional. Quico me permita acceder a otras cosas que me abran horizontes y me apasionaban: de una parte la msica de grupos como Los Blop, Los Jaivas y el redescubrimiento de Los Beatles, pero principalmente la literatura de antropologa y psiquiatra que encontraba en la biblioteca de su madre. Las tareas de Informacin seguan siendo prioritarias. Las misiones se sucedan: chequear a la constructora Neut Latur y anotar las patentes de los autos que ingresan a dicha empresa, chequear los movimientos de autos en casa del embajador de Brasil, recopilar informacin sobre la organizacin SOL, sobre FIDUCIA, sobre la emergente Patria y Libertad. A pesar de que no era nuestra labor la de procesar dicha informacin, en la practica bamos conociendo la existencia de una intrincada red de conspiradores para impedir las elecciones de Allende y desestabilizar el pas. Abogados y empresarios, miembros de la Democracia Radical, Partido Nacional y de la Democracia Cristiana, miembros de las representaciones diplomticas de Brasil y representantes de firmas norteamericanas. Cumpla mis chequeos desempolvando el uniforme del liceo o me caracterizaba como un trabajador de jardines, como vendedor ambulante o simplemente como un aburrido estudiante que sacaba puzzles en un asiento cualquiera.

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En la Unidad Operativa y en general, en las unidades que trabajaban Informacin, ya fuese abierta de diarios y revistas- o cerrada, que era la que recogamos nosotros, tenamos clara conciencia de que la conspiracin para impedir la eleccin de Allende avanzaba a pasos agigantados. El da de las elecciones se nos orden estar llamando cada tres horas a un telfono central, permaneciendo en nuestras casas. Nos reunimos en el Comit Juvenil de la Villa Frei, a esperar los resultados y cuando se supo finalmente que Allende haba ganado, nos dirigimos de manera espontnea al centro de Santiago. Era un ro de gente bajando desde Pealolen, La Reina y Nuoa. Alcanzamos a subir a una micro que iba atestada siendo apretujado por la gente. Estbamos apretadas unos a los otros y yo, cara a cara, frente a frente con Bernardita, la hermosa secretaria del comit Zafra 70. Todo el mundo se abrazaba y despus de un grito avivando el triunfo, nos abrazamos y seguimos as toda la noche. Sin ningn prembulo estbamos pololeando. Recorrimos la Alameda que ya se llenaba de gente, rindonos de la famosa portada del diario Puro Chile ( Les volamos la ra ja ja ja ja.), escuchamos el discurso del Presidente Allende quien sostena que respetara el derecho de todos los chilenos, pero que llegaba a la Moneda a cumplir un compromiso histrico y sealaba que era para derrotar la explotacin imperialista, para controlar las exportaciones e importaciones y el comercio exterior y para llevar a cabo su Programa. Pero la verdad es que esa noche no estaba para iniciar una discusin poltica con Bernardita y nos regresamos conversando de nosotros y del pololeo que inicibamos. La situacin poltica estaba de arder esos das. La derecha a travs del Mercurio y el Partido Nacional llamaban a no ratificar el triunfo de Allende en el Congreso. Radomiro Tomic, abanderado de la Democracia Cristiana y lder de su ala izquierdista se apura en reconocer el triunfo, aunque das despus su partido condiciona el reconocimiento de Allende a la firma de un Estatuto de Garantas Constitucionales.

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Dej de ir a la Universidad. Las tareas de la Unidad apenas dejaban espacio para otras cosas y solo me dedicaba al trabajo poltico y a m pololeo con Bernardita. La relacin iba en serio y me senta profundamente enamorado. Era de Constitucin, de izquierda y me daba suficiente confianza como para contarle de mi militancia y en parte de las tareas que asuma. Comenz a acompaarme a los chequeos que se tornaban cada vez ms peligrosos. La aparicin en la televisin de Andrs Zaldivar entregando cifras econmicas alarmantes, sembrando el pnico, nos pareca piezas de una misma sinfona que comenzaba a tocarse: desestabilizar el pas en los diversos planos para lograr la intervencin militar. Se produca una corrida bancaria y el da 8 la Bolsa de Valores no abri sus puertas. En las puertas del Banco Edwards, de manera paralela, las colas de ahorrantes queriendo retirar sus dineros eran muestra fiel de cmo la derecha planteaba su lucha contra Allende. Tres das despus de la cada de la Bolsa, los retiros de ahorros y depsitos seguan, sobretodo en Valparaso y los noticiarios hablan de la masiva peticin de pasaportes para salir del pas. La campaa del terror para detener a Allende arreciaba. Entre los chequeos encomendados la figura del ex Ministro de Salud de Frei, Ossa Pretot se nos haca recurrente. Poco a poco nos acercbamos a las redes en que sectores de la democracia cristiana participaban activamente en la conspiracin. Una casa de la comuna de Vitacura en donde cada viernes de fin de mes se celebraban asados, concentraba nuestro inters: las placas de los vehculos que llegaban al sector coincidan con los vehculos encontrados tambin en los chequeos a la embajada de Brasil y en otros lugares asignados. El 20 de Septiembre comandos de la derecha ametrallan una casa de Algarrobo en donde suponan estaba Allende. El da anterior haba sido detenido el mayor de Ejercito Arturo Marshall, participante del Tacnazo junto a Roberto Viaux, reconociendo los planes para asesinarlo. Esta claro que la derecha recurrira a todo. El MIR ya haba fijado su posicin: a defender el triunfo popular rezaban los rayados y panfletos. En declaracin publica se seala que la tarea principal es preparar a las masas poltica, orgnica y militarmente para los enfrentamientos que vendran, terminando la declaracin con un llamado a los trabajadores a

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ocupar las fabricas, los fundos y a defender en las calles con barricadas el triunfo popular. Pero el plan golpista continuaba: atentados contra torres de alta tensin, contra el gasmetro de Santiago, bombas en las residencias del empresario Yarur y en los supermercados Almac, firmadas por una supuesta Brigada Obrera Campesina. Al ser detenido 5 militantes de la Democracia Radical y el enlace de ellos con Patria y Libertad, queda en evidencia que son acciones parte del plan golpista en marcha. A pesar de las detenciones, los estallidos de bombas siguen afectando Bancos e Instituciones Financieras, hoteles y casas residenciales, incluida la voladura de la antena de un canal de televisin. El 22 de Octubre, dos das antes de que el Congreso ratifique a Allende, es asesinado en una emboscada el General y Comandante en Jefe del Ejercito, Ren Schneider. Aos despus las investigaciones en el Congreso norteamericano pondrn en claro el rol de la CIA y las empresas norteamericanas en el proceso de desestabilizacin, pero en ese momento la situacin poltica chilena se torna dramtica. Cul seria la reaccin del Ejrcito? Carlos Prats, general de lnea constitucionalista asume el mando. La derecha termin dando un paso en falso y dej a Frei sin otra alternativa que la de entregar al nuevo Presidente Allende la banda tricolor en el Congreso Pleno. El da 28 de Octubre el diario democratacristiano La Prensa informa que son 22 personas las involucradas en el asesinato del General Schneider, entre ellos el general Viaux, el coronel Igualt, el capitn Fernando Rierard y miembros del derechista grupo Patria y Libertad. Se iniciaba el gobierno de Allende acompaado por la lucha reivindicativa: el da 6 de Noviembre se decreta la huelga de mil trabajadores de la Editorial Zigzag. El mismo da el MIR en declaracin pblica informaba de los verdaderos alcances de la conspiracin derechista denunciando que solo se haba golpeado a los niveles mas bajo del entramado golpista: estaban impunes los miembros del Gobierno de Frei que haban alentado dicha conspiracin y los dirigentes del Partido Nacional y Democracia Radical. Se viva euforia por todos lados y el futuro se estaba decidiendo da a da. La amnista de Allende a los revolucionarios encarcelados se cruza con el acuerdo

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de incorporar a algunos miembros del MIR a la escolta personal de Allende. El trabajo militar del MIR requera ser replanteado y la discusin se abra paso en nuestras unidades especiales. Ahora el eje se trasladaba a la entrega de instruccin a los militantes de los frentes en que el MIR tena trabajo de masas. De imberbe chequeador me converta en instructor en la especialidad de informacin operativo y planimetra. Y fue en una casa de Avenida la Feria, que aos despus me sera muy familiar, donde realice mi primera clase ante un grupo de viejos y ceudos trabajadores de la construccin que calladamente me escuchaban. Ocult a mis padres que no estaba asistiendo a la Universidad. Simplemente, tras el triunfo de Allende solo iba de tarde en tarde al sector para ver a la gente del Campamento 26 de Julio, a Quico, Mximo y a un ayudante de la Ctedra de Urbanismo llamado Sergio Alegra quien viva cerca de la Villa Frei y que se haba incorporado al Comit Zafra 70. El Comit haba crecido: Viviana Zolezzi y su hermano nos acogan en las tarde con un sabroso pichuncho, un trago liviano que pona el calor a nuestras conversaciones. Se acercaban al Comit entre otros, un ex uniformado y sus hijos que en ese tiempo posaban de radicales e izquierdistas. La familia Lara sacara las garras tras el golpe militar mostrando sus colmillos y su carcter de rastreros y serviles. Mas de una quincena de personas nos articulbamos en la Villa para difundir propaganda y principalmente para constituirnos en un grupo que discuta el que hacer poltico. Mi hermano mayor, Carlos se cas en esos das con la presidente del Comit. Diciembre trajo malas noticias para el MIR. Disputando la eleccin de la Federacin de Estudiantes de la Universidad de Concepcin, Arnoldo Ros dirigente del MIR muere en un enfrentamiento con la Brigada Ramona Parra del Partido Comunista. El primer muerto del MIR no lo era luchando contra los enemigos de clase: paradojal y cruelmente era en la disputa poltica con la propia izquierda, con un sector que agudizaba sus niveles de sectarismo y de descalificacin poltica hacia quienes estbamos construyendo una alternativa poltica distinta. La ira cundi por los militantes del MIR. Muchos aos despus, encarcelados, un militante del MIR de la zona de Osorno me cont que por

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decisin personal haba quemado una sede del Partido Comunista en represalia por el asesinato de Ros. Y entre los estudiantes del FER la rabia no era menor. Una serie de conversaciones se iniciaron a nivel de direcciones polticas intentando frenar una escalada de choques que se vea venir. En Santiago, la Comisin Poltica del MIR decide asistir a un encuentro ampliado del FER de la Universidad de Chile, donde haba militantes de diversas tendencias revolucionarias, a exponer su visin. Nuestra Unidad fue convocada para hacer la proteccin a la direccin en dicho evento. Recuerdo doloroso porque la discusin se torn fuerte con otros sectores no miristas del FER que exigen acciones ms radicales. Treinta aos despus, Gonzalo Arenas, el Jeque, el primer mirista que yo haba conocido y que ya haba abandonado el MIR, me reclama el hecho de haberlo golpeado en dicho evento, cuestin que de verdad no registra mi memoria. Mi recuerdo est en la rabia por el asesinato del compaero y en el esfuerzo que tena que hacer la direccin del MIR para contener a quienes reclamaban prcticamente una declaracin de hostilidades con un sector poltico con el que tenamos evidentes diferencia pero que no era ni fue nunca nuestro enemigo. El trabajo de la Unidad Operativa del GPM 1 continuaba en torno a la bsqueda de informacin y a la instruccin de los militantes de los frentes. A inicios del ao 1971 fuimos convocados a una inesperada reunin en una casa cercana al Regimiento Tacna, que luca la fachada de Centros de Estudios Bblicos. No sabamos el motivo de la citacin y al llegar all reinaba gran expectacin. Nos reencontrbamos viejos conocidos de la Brigada Secundaria y de las distintas unidades de la organizacin. Nadie saba de qu se trataba. Tenamos que esperar a que nos llamaran uno por uno, entrar a una pieza y luego salir sin hablar. Me imagin que estaban constituyendo un grupo operativo especial para alguna tarea de envergadura y pens (por la informacin de mi trabajo especifico) que el golpe militar era inminente. Toco mi turno y entr. Estaban parte de la Comisin Poltica y Miguel Enrquez encabezaba la conversacin. Sergio Prez, el Chicope haca una resea de cada militante para informar a los restantes miembros de la direccin. Luego hablaba Miguel preguntando si uno estaba dispuesto a asumir una tarea que encomendaba la organizacin y que significaba dejar la familia, los estudios, los

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hijos, en definitiva todo para asumir esa tarea que era por un tiempo indeterminado. Explicaba que para mantener la compartimentacin en caso de que fuese negativa la respuesta, no poda explicar de qu tarea se trataba. Pens algunos segundos en mi familia y en Bernardita, pero no dude al asentir. Me citaron para el atardecer a una direccin del Llano Subercaseaux que no conoca, me pidieron que llevara dos mudas de ropa, que dejara arregladas las cosas en mi familia y se dio por terminada la entrevista con la orientacin de no hablar con otros militantes. Fui a ver a mi madre y le explique que sala fuera de Santiago. Le entregue una carta que haba escrito para Bernardita y part sin despedirme de nadie ms. No saba que destino me esperaba.

4. LA PERRERA

A la casa del Llano llegaron Domingo, Leador y el Chino. Haba otras personas que me fueron presentadas: Con un poblador gordo y simptico, Miguel un flaco que vena del sector universitario, Chino Isaas quien era miembro de direccin del GPM1 y Germn un joven con su rostro lleno de espinillas con el que hicimos buenas migas de inmediato. Esperamos un par de horas en la incertidumbre. Nadie saba nada. Finalmente lleg un vehculo y Sergio Prez entr a la casa. Nos hicieron salir uno a uno, caminando con los ojos cerrados, subiendo a una camioneta con toldo. El viaje fue largo y a pesar de las vueltas que dbamos saba que estbamos viajando al barrio alto. Nuevas vueltas interminables y finalmente sentimos un chirrido de un portn metlico abriendo. La camioneta sigui un corto trayecto y al detenerse finalmente nos ordenaron bajar, entrar por una puerta y guardar silencio. Fue una sorpresa para todos. Estbamos en una especie de galpn de vidrio lleno de literas y de cada una de ellas colgaban fusiles y cananas. Entonces camos en cuenta que otros compaeros haban sido convocados para la misma

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tarea: ah estaba el Malo y Jimmy el Campecha, de la antigua Brigada Secundaria y otros que conoca de vista. Se nos orden formarnos y un hombre fornido, moreno, con pinta de cubano se plant delante de nosotros. Habl y salimos de dudas: era chileno. Se present como Mario Melo y nos explic que estbamos en la casa de Salvador Allende, que habamos sido elegidos para incorporarnos al sistema de seguridad de la presidencia en el cual participaban las fuerzas del Partido Socialista y del MIR. Viviramos en la casa presidencial y no tenamos derecho a salir de ella a menos que estuvisemos cumpliendo alguna misin. Luego habl Sergio Prez, nos dividi en escuadras designando a los jefes de cada una de ellas y nos expuso el rgimen de vida que tendramos. Se trataba de una unidad que apoyara las tareas de Guarnicin haciendo guardias todos los das y al mismo tiempo una Unidad de Reaccin Rpida en apoyo directo al Presidente. Estaramos sujetos a un exigente programa de instruccin fsica y militar. Aclar que en tanto unidad militar estaramos regido por disciplina militar y que el funcionamiento poltico se realizara en nuevas unidades a conformar pero cuyo sentido era la discusin y formacin poltica porque en el resto rega el orden jerrquico y militar. Entonces nos ordenamos en las escuadras asignadas y nos fuimos a los lugares en donde viviramos. Tomas Moro nos pareci una casa enorme y con el tiempo la conoceramos en todos sus rincones. Pero esa noche en la oscuridad, solo retenamos detalles: la piscina, la prgola en donde habamos estado, la perrera que era el lugar donde a mi escuadra le toc instalarse. Comenzamos una especie de reunin de escuadra. Guatn Chito fue asignado responsable y eligi de inmediato al chino Isaas y al chino Mario Masas como uno y dos. Completbamos el equipo Germn, Leador, Domingo, Con, el Malo, Paulino y Miguel. Germn, Miguel, Paulino y yo ramos los ms jvenes: no pasbamos los veinte aos. Nos repartimos los lugares para dormir, luego fuimos a comer y las sorpresas seguan: el Presidente Allende en persona junto a Humberto Sotomayor y Bautista van Schowen fueron a darnos la bienvenida. Era la primera vez que estaba cerca de Allende y me sorprendi encontrar un seor ms bajo y de ms edad de lo que me imaginaba. Estuvieron poco rato en una conversacin

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informal y luego se retiraron del comedor. Se nos orden retornar a la Prgola y en ese lugar las sorpresas seguan. Haba que pasar por una especie de callejn formado por dos hileras de mesones. A lo largo del trayecto debamos detenernos en diversos puntos. En el primero de ellos, un compaero del MIR tomaba datos personales, de la familia, de estudio y de trabajo, para terminar entregando unas credenciales blancas con los sellos de la Presidencia de la Republica. En una segunda parada, un medico chileno interrogaba iniciando una ficha que nos acompaara en adelante. Y luego el punto donde se nos entregaba ropa: dos ternos completos, camisas blancas y corbatas, zapatos, pantalones negros, botas, dos chalecos, cinturn militar, zapatillas, kimono, cigarrillos, barras de chocolates, tiles de aseo y un bolsn-maletn. Y finalmente el ultimo punto, donde un compaero cubano para sorpresa nuestra!, entregaba una pistola Browning, dos cargadores y su funda, un corvo, y un fusil Garand con sus respectivos cargadores! Era todo un espectculo. Salimos con un bulto de cosas, haciendo equilibrios para que no se nos cayeran, rumbo a nuestra perrera-dormitorio. Prcticamente no dormimos esa noche ordenando nuestras nuevas pertenencias y aprendiendo el arme y desarme de lo que se nos acababa de entregar a cargo. Y aunque varias veces Chicope o Melo entraron a la perrera pidindonos que durmiramos, no hacamos caso. Mala determinacin. Al amanecer, un cubano gigantn el Nene- se par en el umbral de nuestro dormitorio y orden con voz enrgica: Levantarse con kimono y zapatillas! Esa primera clase de acondicionamiento fsico fue una pesadilla. Tras una rutina de calentamiento suave, comenzaron las elongaciones y las clases de tcnica de combate. Quedamos desechos, hambrientos, agotados y con todo el cuerpo doliendo como si hubisemos sido apaleados. Pretendamos descansar, pero no fue as. Tras la ducha y el almuerzo, nos ordenaron subir, con nuestro armamento a una camioneta cubierta y partir. Tras veinte minutos de viaje, ordenaron bajar. Otro cubano nos esperaba en el lugar. No hubo mucha teora. Estos son los rganos de puntera y todo el mundo sabe como alinearlos No es as? Lo que no saben es que cuando uno tiene los rganos ya alineados, tiene

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que comenzar a oprimir el disparador del Garand y es el disparo el que tiene que sorprenderlo a uno...recuerden caballeros, no traten ustedes de jalar, sino que el disparo tiene que sorprenderlos a ustedes entendido? Nos quedamos mirando: ah estaban las trincheras del polgono, los blancos de gong al cual apuntar, pero ninguno de nosotros, a excepcin de Mario Masas, jams haba disparado un fusil y no sabamos siquiera como cargarlo. La tarde se nos fue en aprender a poner el peine del Garand y lograr que al cargarse ste, el mecanismo no nos atrapara los dedos...toda una hazaa lograda al final del da sin haber logrado hacer un solo disparo. En los das siguientes tampoco lo lograramos: no tenamos ni la ms mnima nocin de cmo desplazarnos como escuadra, de cmo parapetarnos, de las posiciones de tiro. Guajiro, que era el nombre del instructor cubano, tena una larga tarea por delante. Al regresar a Tomas Moro se sorte que escuadra iniciara las guardias. Nos toco el premiado. No dbamos ms de sueo. Se organizaron postas de tres horas en cada punto a cubrir. Fue una largusima noche luchando contra el sueo y el cansancio que nos invada. Al amanecer nos fuimos a dormir, rindonos de la suerte que esperaba a la otra escuadra: el gigantn cubano, ya estaba en kimono haciendo su precalentamiento a la espera de entrar al dormitorio de la otra escuadra y levantarlos a gritos. Nos dormimos en nuestras literas escuchando el especial conteo de los cubanos ordenando los ejercicios fsicos: Y uro! Os! Es! Uatro! Inco! Eis! Iete! Ocho! Ueve! Iez!. Fueron dos meses difciles para todos. Es creencia en los grupos de izquierda que basta con la voluntad y la conciencia poltica para constituir una fuerza militar. Ciertamente se requiere voluntad, pero a ello hay que sumar condiciones y un arduo y largo trabajo porque se trata de formar una fuerza que acte como un solo hombre en diversas circunstancias. Al poco tiempo el Malo enferm gravemente de sus pulmones y tuvo que salir del GAP, como comenzaba a llamarse ahora a todo el sistema de proteccin del Presidente, que inclua a la Escolta, a los equipos de Comunicaciones y de Seguridad, a la Guarnicin y a nosotros que nos llamaban la tropita.

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No todo era miel sobre hojuelas: hubo compaeros que presentaron problemas polticos, sobretodo compaeros provenientes de regiones. No se les haba explicado con claridad o la seleccin haba sido mal realizada. Para todos, sin embargo, el principal problema era la incomunicacin y el aislamiento. Trabajbamos duro da y noche: clases, gimnasia, karate, tiro, maniobras en escuadras, guardias permanentes y diarias. Nada sabamos de las familias, de nuestras parejas. No podamos siquiera telefonear. Mario Melo, de quien ahora sabamos haba sido teniente de Boinas Negras nos lo explico finalmente. Haba suficiente informacin respecto al avance de la conspiracin golpista y era una cuestin estratgica tener una unidad de reaccin rpida que no fuese conocida por los conspiradores. La explicacin, lejos de aplacar la situacin, la agrav: todos los militantes que estbamos all habamos trabajado con normas conspirativas y estbamos ms que probados en relacin a mantener un secreto, peor an, la ausencia de varios de nosotros en diversos lugares, terminara por poner en evidencia que en algn lugar estbamos preparndonos. Los argumentos, hbilmente expuestos por Pedro y Payun, compaeros de otra escuadra, fueron decisivos. Entonces logramos nuestras primeras salidas. El tiempo poltico en el periodo pre revolucionario del 70 al 73 es un tiempo acelerado. Cada da ocurran hechos gravitantes en la lucha de clases nacional y el desarrollo de la fuerza poltica de las masas era un fenmeno en alza constante. Pero como dira un matemtico, no una progresin lineal, sino una progresin geomtrica. Tras dos meses de estar encerrados en Tomas Moro, encontrbamos un pas y una ciudad bullente de actividad poltica, llena de rayados por doquier. A ganar la batalla de la produccin El pueblo ya eligi, momios a la mierda Armas para defender el triunfo popular VOP es fusil. Haba logrado tres das de permiso y el reencuentro con mi familia fue caluroso. Dije que estaba en el sur y no hubo muchas preguntas, aunque se sonrean al preguntarme porque estaba tan cambiado fsicamente. Trabajando la tierra era la respuesta que mis hermanos aceptaban a medias. Encontraba a todo el mundo activado polticamente, opinando de los avances del Gobierno de Allende, de las acciones conspirativas y los sabotajes de Patria y Libertad, de la estela que dejaba la VOP que continuaba con su accionar armado que ms tarde

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culminara con hechos ms dramticos en el ajusticiamiento de Prez Zujovic que sacudiran al pas. El Gobierno estaba con la iniciativa, las clases populares lo respaldaban en las primeras medidas tomadas respecto a la nacionalizacin del cobre y la expropiacin de las grandes industrias que pasaran al rea social. Pero en el campo lata el descontento. La Reforma Agraria que se desarrollaba no responda a las necesidades ni expectativas de los campesinos pobres. Y por ah el MIR estaba acumulando fuerza poltica en el MCR mediante las corridas de cerco y las movilizaciones en contra de los latifundistas. La hoguera social comenzaba a tener un protagonista nuevo: el campesinado pobre. Me quedaban dos das de permiso y al no encontrar noticias de Bernardita, decid viajar a Constitucin. Estaba desesperado por verla. Viaje sin saber su direccin, pero premunido de mi credencial presidencial, saba que no tendra problemas. Llegue a una ciudad que no conoca, un atardecer fro como presagio. Me dirig a una Comisara que encontr cercana a la plaza principal y ped ayuda. Estaba con suerte porque el oficial de guardia la conoca y me dio sus seales. Con el corazn apretado part al esperado encuentro. Encontr la casa y habl con una nerviosa hermana. Me dijo, sin ponerme anestesia alguna: Mejor no te encuentres con ella, tiene una nueva pareja. No haba viajado tanto para rendirme a la primera. Decid esperar y luego de un rato, apareci. Tras su cara de sorpresa, apareci la cara de congoja. Le hable, hable de los sueos de conquistar un mundo mejor, de que la entenda porque haba sido yo el que haba desaparecido sin explicar nada, y sorpresivamente, sin esperar ninguna respuesta o comentario, me fui. No quera escuchar nada, quera quedarme solo con un grato recuerdo, quera que nada me doliera. Camine sin rumbo, entr a un cine escuchando pedazos de dilogos de vaqueros mexicanos y termine por salir y deambular por las calles de una ciudad que jur nunca ms visitara. Quera llorar, senta que la vida me era injusta: la quera de verdad y la haba perdido. Viaje esa misma noche y en mis odos se peg una cancin del italiano Nicola di Bari que tenuemente llegaba a mis odos desde los primeros asientos del bus: Al fondo el corazn tenia una herida, sufra, sufra, le dije no es nada ms menta, lloraba, lloraba...

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La vida en Tomas Moro se volva rutinaria: la instruccin recibida nos haba preparado para responder a nuestra condicin de fuerza de reaccin. Con ms tiempo a disposicin, tocaba la guitarra para mis compaeros y me dedicaba a mejorar tcnicamente lo aprendido en las diversas materias. La vida cuartelera traa sus dificultades menores y tratbamos de pasarlo lo mejor posible. Las relaciones con los escoltas, incluidos los del MIR no eran muy buenas. Curiosa y tontamente nos miraban en menos, generndose una relacin absolutamente extraa para todos los que, motivados por fuertes convicciones polticas estbamos ah. Pero haba un grupo diferente: Patn, Sergio, Ariel, Polilla, el Chino de Escolta, Mariano, el flaco Aguirre, Bernardo y Garca de la Huerta eran mas cercanos y amigables con nosotros a diferencia de los restantes que eran francamente intratables. Vivamos en la casa del Presidente y a pesar de que intentbamos no afectar la vida que ellos como familia llevaban, en los hechos as ocurra. Estando de guardia tenamos que custodiar durante todo el da diferentes puntos de la casa: la puerta principal y las cuatro esquinas, un punto que limitaba con una escuela religiosa de mujeres, un punto que estaba al interior de la casa principal al cual se acceda pasando por los dormitorios con los consiguientes conflictos, la custodia por la puerta de cocina y la custodia por la terraza de la piscina. Nos relacionbamos ms con el personal de servicio: la mama Rosa, cocinera y las dos muchachas que la acompaaban, sobretodo con Violeta, creo yo la mujer colectivamente ms deseada en esos das, y adems con el equipo de co