de la cartografia a la corografia

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A LO largo de la Edad Moderna se produjo un lento aunque progresivo relevo en los sistemas de repre- sentación del Estado moderno; a grandes rasgos, la simbolización patrimonial y la encarnación genealógi- ca fue desplazada por su representación en términos te- rritoriales. La imagen de la monarquía como sucesión de retratos de sus reyes y sus familias iba a ser sustitui- da, o al menos compartida en sus inicios, por la de los territorios geográficos, primero en los términos de una suma de las individualidades de las ciudades más im- portantes o de los emblemas de los reinos, más tarde en los términos globalizadores del mapa cartográfico 1 . Re- sulta obvio que tal giro dependía de una ruptura de ca- rácter epistemológico, mucho más amplia, en la que el factor tecnológico (con la aparición de los nuevos sis- Ería, 64-65 (2004), págs. 129-157 FELIPE PEREDA Y FERNANDO MARÍAS Departamento de Teoría e Historia del Arte. Universidad Autónoma de Madrid De la cartografía a la corografía: Pedro Texeira en la España del Seiscientos RESUMEN El reciente descubrimiento de los 102 mapas y vistas de la Des- cripción de España y de las costas y puertos de sus reynos, concluida en 1634 y realizada para Felipe IV, coloca a su autor, Pedro Texeira, en un lugar de privilegio de la cartografía peninsular. Este artículo traza la historia del proyecto e indaga en los sistemas de representa- ción usados, tomando como referencia 6 nuevos planos realizados en 1636. Se edita como apéndice el informe inédito que acompañaba a estos últimos diseños. RÉSUMÉ De la cartographie à la chorographie: Pedro Texeira et l'Espag- ne du Seizième siècle.- La découverte récente des 102 cartes et vues de la Description de l'Espagne et des côtes et ports de ses royaumes, finalisée en 1634 et destinée à Philippe IV, a proportionné à son au- teur, Pedro Texeira, une place de privilège de la cartographie pénin- sulaire. Cet article en trace l'histoire du projet et examine les systè- mes de représentation utilisés, en prenant comme référence six nou- velles cartes que l'auteur exécuta en 1636. On inclut en annexe le rap- port inédit accompagnant ces derniers dessins. ABSTRACT From cartography to chorography: Pedro Texeira and the Spain of the Sixteenth century.- The recent discovery of the 102 maps and views included in the Description of Spain and the shoreline and ports of their kingdoms, completed in 1634 and offered to Philip IV, has proportioned to its author, Pedro Texeira, a privilege place in pe- ninsular cartography. This paper traces the history of the project and examines the systems of representation by the way of compare them to six new maps executed in 1636. We include as appendix the unpu- blished report that accompanied these later drawings. Palabras clave / Mots clé / Key words Texeira, Historia de la Cartografía. Texeira, Histoire de la Cartographie. Texeira, History of Cartography. 1 Queremos agradecer a Daniel Marías Martínez sus observaciones, a la es- pera de su próximo artículo sobre la corografía y la cultura libresca de los inge- nieros militares Gandolfo y Soto.

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Cartografia

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  • A LO largo de la Edad Moderna se produjo un lentoaunque progresivo relevo en los sistemas de repre-sentacin del Estado moderno; a grandes rasgos, lasimbolizacin patrimonial y la encarnacin genealgi-ca fue desplazada por su representacin en trminos te-rritoriales. La imagen de la monarqua como sucesinde retratos de sus reyes y sus familias iba a ser sustitui-da, o al menos compartida en sus inicios, por la de losterritorios geogrficos, primero en los trminos de unasuma de las individualidades de las ciudades ms im-

    portantes o de los emblemas de los reinos, ms tarde enlos trminos globalizadores del mapa cartogrfico1. Re-sulta obvio que tal giro dependa de una ruptura de ca-rcter epistemolgico, mucho ms amplia, en la que elfactor tecnolgico (con la aparicin de los nuevos sis-

    Era, 64-65 (2004), pgs. 129-157

    FELIPE PEREDA Y FERNANDO MARASDepartamento de Teora e Historia del Arte. Universidad Autnoma de Madrid

    De la cartografa a la corografa: Pedro Texeira en la Espaadel Seiscientos

    RESUMEN

    El reciente descubrimiento de los 102 mapas y vistas de la Des-cripcin de Espaa y de las costas y puertos de sus reynos, concluidaen 1634 y realizada para Felipe IV, coloca a su autor, Pedro Texeira,en un lugar de privilegio de la cartografa peninsular. Este artculotraza la historia del proyecto e indaga en los sistemas de representa-cin usados, tomando como referencia 6 nuevos planos realizados en1636. Se edita como apndice el informe indito que acompaaba aestos ltimos diseos.

    RSUM

    De la cartographie la chorographie: Pedro Texeira et l'Espag-ne du Seizime sicle.- La dcouverte rcente des 102 cartes et vuesde la Description de l'Espagne et des ctes et ports de ses royaumes,finalise en 1634 et destine Philippe IV, a proportionn son au-teur, Pedro Texeira, une place de privilge de la cartographie pnin-sulaire. Cet article en trace l'histoire du projet et examine les syst-mes de reprsentation utiliss, en prenant comme rfrence six nou-

    velles cartes que l'auteur excuta en 1636. On inclut en annexe le rap-port indit accompagnant ces derniers dessins.

    ABSTRACT

    From cartography to chorography: Pedro Texeira and the Spainof the Sixteenth century.- The recent discovery of the 102 maps andviews included in the Description of Spain and the shoreline andports of their kingdoms, completed in 1634 and offered to Philip IV,has proportioned to its author, Pedro Texeira, a privilege place in pe-ninsular cartography. This paper traces the history of the project andexamines the systems of representation by the way of compare themto six new maps executed in 1636. We include as appendix the unpu-blished report that accompanied these later drawings.

    Palabras clave / Mots cl / Key words

    Texeira, Historia de la Cartografa.Texeira, Histoire de la Cartographie.Texeira, History of Cartography.

    1 Queremos agradecer a Daniel Maras Martnez sus observaciones, a la es-pera de su prximo artculo sobre la corografa y la cultura libresca de los inge-nieros militares Gandolfo y Soto.

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    temas de reproduccin de imgenes) y el poltico (conuna nueva conciencia y unos nuevos medios de auto-rrepresentacin simblica) resultaban y resultan paranosotros absolutamente inseparables.

    De este modo, junto a las galeras de retratos quehaban primado en el periodo anterior (como salas delos reyes o de linajes, como en el Alczar de Segoviade Enrique IV), se asiste a la creacin en la segundamitad del siglo XVI de unos nuevos espacios palaciegosde naturaleza mixta. As, en la llamada Sala de Retra-tos del palacio del Pardo, o en el Saln Dorado del Al-czar madrileo de Felipe II, las imgenes retratsticasde la dinasta y la familia convivan con escenas de ba-tallas histricas, tan fundacionales como la Guerra deGranada o tan simblicas como la Conquista de Tnez,y con representaciones territoriales; a los escudos delos viejos reinos se sumaban ahora, en ambos espaciosulicos y con un nuevo protagonismo, las vistas de ciu-dades, expresin no tanto personal como territorial delos confines de la monarqua. Sendos sistemas de re-presentacin, ya fuera el tradicional de corte genealgi-co e histrico y el nuevo de caracteres espaciales, esta-ban destinados a conjugarse durante los siglos XVII yXVIII, propicindose originales combinaciones, como esel caso del Saln de Reinos del palacio del Buen Reti-ro; en este mbito, una galera familiar de reyes acom-paada por el fundador mtico de la Monarqua Hisp-nica, Hrcules, cohabitaba con una nueva representa-cin de las grandes victorias militares de la historiams contempornea que se desarrollaban, no en la Gra-nada tradicional, sino en un teatro de la guerra que,como el imperio, se extenda a lo largo y ancho de trescontinentes.

    Sin embargo, este cambio de paradigma se dejsentir no solo en los espacios de la autocelebracin pa-laciega, sino de forma ms radical en los mbitos de laciencia y de la imprenta, de los libros y las bibliotecas,de los cdices miniados y de las estampas calcogrfi-cas, siempre en estrecha dependencia con respecto alas necesidades del Estado monrquico, tanto las admi-nistrativas y militares que tenan lugar en los salonesdel Consejo de Guerra, como las cognoscitivas y est-ticas que se ubicaban en los despachos privados delmonarca.

    La Espaa del Antiguo Rgimen, no obstante, nofue un territorio especialmente rico en la produccin desu propia imagen geogrfica y corogrfica; incluso sedebiera rebajar tal observacin si atendemos al nmerode proyectos de carcter global, empresas geogrficas

    que buscaran abarcar la pennsula en su conjunto2, y co-rogrficas que tuvieran como propsito la representa-cin completa de las ciudades principales de la monar-qua espaola. Si dejamos al margen, en este ltimombito, los casos excepcionales de las estampas de JorisHoefnagel3 para las Civitates orbis terrarum, de GeorgBraun y Franz Hogenberg, y de las imgenes dibujadas,atribuidas a Pier Maria Baldi, del Viaje a Espaa(1668-1669) de Cosimo III de Medici4 que, pese a suabundancia y riqueza, forman parte del testimonio delitinerario y de la mirada externa de un viajero como loera el propio Hoefnagel o el futuro Gran Duque de laToscana, los otros dos ejemplos conocidos presentan encambio un carcter netamente institucional.

    El primero de ellos, las vistas del flamenco Antonvan den Wyngaerde (Amberes, ca. 1512/1525-Madrid,1571), es bien conocido, dada su publicacin y estudioen las dos ltimas dcadas, as como por la actividaddel pintor antuerpiano ms all de las fronteras de laPennsula Ibrica, desde Londres hasta Npoles5. Esteencargo de Felipe II cubri una parte muy significativade las ciudades de todos los reinos de la pennsula, ex-cluyendo sin embargo las ciudades de los reinos de Ga-licia y de toda la costa septentrional, atlntica, del reinode Castilla, as como del todava por anexionar reino dePortugal, que no se incorpor a la Monarqua hispnicahasta 1580.

    Hemos de recordar que los dibujos de van den Wyn-gaerde constituyen un estadio preparatorio, dado que elproducto principal para el que fueron pensados, la de-coracin de los palacios reales por medio de una serie

    2 Sobre los mapas impresos de la Pennsula Ibrica, HERNANDO, A. (1995):El mapa de Espaa. Siglos XV-XVIII, Ministerio de Fomento-Instituto GeogrficoNacional, Madrid, 1995.

    3 Su estudio global est todava por hacerse, sobre todo relacionando lasestampas con los dibujos preparatorios conservados y aquellas con los textosque tambin se incluyeron en los volmenes de las Civitates orbis terrarum deGeorg Braun y Franz Hogenberg.

    4 Viaje de Cosme de Mdicis por Espaa y Portugal (1668-1669) (1927),ed. de ngel Snchez Rivero y ngela Mariutti de Snchez Rivero, Centro deEstudios Histricos, Madrid, 1927. Ms. de Lorenzo Megalotti, con grandesacuarelas y texto descriptivo del viaje, de la Biblioteca Laurenziana de Floren-cia.

    5 Ciudades del Siglo de Oro. Las vistas espaolas de Anton van den Wyn-gaerde (1986), ed. Richard L. Kagan, El Viso, Madrid, 1986; MARAS, Fernando(1996), Tipologie delle immagini delle citt spagnole, en Citt di Europa. Ico-nografia e vedutismo dal XV al XIX secolo, ed. Cesare De Seta, Electa-Napoli,Npoles, 1996, pgs. 101-117; GALERA I MONEGAL, Montserrat (1998): Antoonvan den Wijngaerde, pintor de ciudades y de hechos de armas en la Europa delQuinientos. Cartobibliografa razonada de los dibujos y grabados, y ensayo dereconstruccin documental de la obra pictrica, Fundacin Carlos de Amberes-Institut Cartogrfic de Catalunya, Barcelona, 1998.

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 131

    de grandes lienzos pintados al temple, no se ha conser-vado. Por otra parte, los intentos tardos de Jan Moffliny Christoph Plantin de reutilizar tales dibujos para crearun atlas de estampas6, en el contexto de las grandes em-presas cartogrficas neerlandesas de la segunda mitaddel Cinquecento, no llegaron a buen puerto, permane-ciendo en el mbito semiprivado de la corte madrilea.

    Desde un punto de vista tipolgico, las vistas devan den Wyngaerde colmaban los deseos regios de po-seer visualmente las principales ciudades de sus reinos,primando el carcter minuciosamente descriptivo y de-tallstico de las imgenes, adems del carcter simbli-co; por ello, se opt por un artista formado en la tradi-cin de las pinturas de campos de batalla, que conocabien los instrumentos de la representacin topogrficacon un sentido narrativo. La finalidad de las imgenesde van den Wyngaerde, con sus perfiles y vistas a vue-lo de pjaro de las ciudades7, sera la de reproducir laexperiencia visual, posible o virtual, de un espectadoren un espacio y un tiempo definidos. Por el contrario,el control del territorio de la pennsula a travs de unaimagen estrictamente cientfica, se encargara a otro ar-tfice, de formacin muy diversa. El mapa de Espaa(Biblioteca del Escorial Ms. k.I.1, ca. 1551-1575) que-d en manos de dos matemticos como el Maestro Pe-dro de Esquivel (1577)8, capelln real y profesor dematemticas en la Universidad de Alcal de Henares,que utiliz unos instrumentos cientficos, de medicin(sobre el mtodo de triangulacin de Regiomontano) ylocalizacin astronmica de puntos geodsicos, y unarepresentacin basada en la proyeccin de una cuadr-cula o, como dijera Ambrosio de Morales, quadrandoun papel y gradundolo por los lados por su longitud y

    latitud, pues se pretenda corregir los errores que searrastraban a partir del uso de las tablas de Ptolomeo9.

    IEL ATLAS DEL REY PLANETA

    El segundo ejemplo de una serie de imgenes coro-grficas de Espaa de carcter institucional ha pasadoen cambio casi completamente inadvertido hasta la fe-cha; se trata de un atlas iluminado, titulado descrip-cion de Espaa y de las costas y puertos de sus reynos,concluido por encargo de Felipe IV en 1634 y realizadopor un conjunto de cosmgrafos e ingenieros bajo la di-reccin del cosmgrafo real Pedro Texeira; este precio-so documento se conserva en la Hofbibliothek de Vie-na, donde ha permanecido indito hasta su publicacinen 200210.

    A diferencia de los precedentes de van den Wyn-gaerde y Esquivel, este proyecto una por una parte larepresentacin cartogrfica de la Pennsula Ibrica juntocon las imgenes corogrficas, sumndose las responsa-bilidades del flamenco y el espaol en una nica empre-sa, bajo la direccin de un cosmgrafo; por otra parte, seuna a los materiales visuales una minuciosa relacin li-teraria, elaborada en paralelo, que incorporaba tanto in-formacin topogrfica como econmica, social e histri-ca. De esta relacin se han conservado diversos manus-critos (British Library, Biblioteca Nacional de Espaa yHofbibliothek de Viena, a los que se puede aadir ahorauno indito de la Biblioteca Casanatense de Roma)11, sin

    9 MORALES, Ambrosio de (1792): Las antiguedades de las ciudades de Es-paa (1575), Madrid, 1792, pgs. 12-14. A su vez, segn don Felipe de Guevara(ca. 1560), no haba palma de tierra en toda ella [Espaa] que no sea por el au-tor vista, andada o hollada, asegurndose de la verdad de todo (en quanto losinstrumentos matemticos dan lugar) por sus propias manos y ojos.

    10 El Atlas del Rey Planeta. La Descripcin de Espaa y de las costas ypuertos de sus reinos de Pedro Texeira (1634), ed. Felipe Pereda y FernandoMaras, Nerea, Fuenterraba, 2002.

    11 Roma, Biblioteca Casanatense, Ms. 674 [olim E. III. 14], fols. 209 r-304v. [C] descripcion DE LA COSTA DE ESPAA HECHA POR [el lugar del autor quedaen blanco].

    La letra, que es uniforme y sin correcciones o notas marginales, difiere cla-ramente de los otros dos textos del volumen ([A] y [B]). No se trata de un borra-dor, sino de una copia a limpio. No se encuentra paginacin o foliacin original;en algunos folios se aprecian subrayados o pequeas lneas horizontales en rojo(ms. utilizado para imprenta o para traduccin). En cualquier caso, el papel utili-zado para [A], [B] y [C] es del mismo origen italiano (marca: paloma sobre tresmontes). Encuadernacin en piel, 332 235 mm. Restaurado por Santin Res-tauro en 1976; vase Catalogo dei manoscritti della Biblioteca Casanatense,redatto da Anna Saitta Revignas, VI, Roma, 1978, pgs. 182-183.

    Agradecemos a Jorge Fernndez Santos habernos sealado la existencia deeste manuscrito.

    6 HAVERKAMP-BEGEMANN, Egbert (1969): The Spanish Views of Antonvan den Wyngaerde, Master Drawings, 7, 1969, pgs. 375-399.

    7 Aparece el trmino de Bird's View hacia 1707, en el prefacio de la edi-cin inglesa de Rules and Examples of Perspective proper for Painters and Ar-chitects de Andrea Pozzo (1693), Londres, 1707, pg. 9.

    8 No obstante, si apareca un marco grfico para las latitudes, las longitu-des se presentaban como medidas en el mapa, pero sin relacin con un meridia-no. Sobre Esquivel, su colaborador Giovan Battista Gessio y sus mtodos, vaseVZQUEZ MAURE, Francisco (1981): La cartografa de la pennsula: siglos XVI aXVIII, en Historia de la cartografa espaola, Madrid, 1982, pg. 61; y VICENTEMAROTO, Mara Isabel y ESTEBAN PIEIRO, Esteban (1991): Aspectos de la cien-cia aplicada en Espaa del Siglo de Oro, Junta de Castilla y Len, Salamanca,1991, pgs. 473-82. Sobre los mapas de Espaa, HERNANDO, A. (1995) y SANZHERMIDA, Jos Mara (2000): Las representaciones geogrficas y corogrficascomo elementos de prestigio y representacin de la monarqua: el Mapa de Es-paa y las Descripciones de las ciudades de Enrique Cock, en Madrid, Felipe IIy las ciudades de la Monarqua, ed. Enrique Martnez Ruiz, Actas, Madrid,2000, II, pgs. 289-305, y SANZ HERMIDA, Jos Mara (2003): El Mapa de Espa-a. Enrique Cock (Salamanca, 1581-1583), Salamanca, 2003.

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    contar copias perdidas12, que haban despertado el inte-rs de algunos gegrafos e historiadores de la Espaadel siglo XIX y principios del XX. stos haban intuido laimportancia de la empresa al tiempo que se lamentabande la desaparicin de su ms preciado componente, elatlas de las imgenes de Pedro Texeira13.

    Corsario, espa, ingeniero militar, capitn de artille-ra, cosmgrafo y, por supuesto, cartgrafo. Pedro Te-xeira (Lisboa, ca. 1595-Madrid, 1662), figura hasta hoynebulosa y solo conocida gracias a su enorme, tantasveces reproducida y tarda vista de la villa y corte delMadrid de los Austrias (1656), aparece ahora como unade las personalidades ms verstiles y fascinantes de laEspaa del Siglo de Oro. Los nuevos perfiles noveles-cos de este personaje, a medio camino entre el cientfi-co y el espa aventurero, brillan ms que nunca con estehallazgo.

    Esta suerte de Atlas para nuestro Rey Planeta es-paol, metfora solar con la que se halagaba a FelipeIV como monarca universal, abri una nueva faceta enla vida de este cosmgrafo portugus que renunci a sureino para mantenerse fiel al servicio de la corona espa-ola. Hasta 1622, fecha en que un golpe de suerte, lamuerte inesperada del cosmgrafo mayor del reino Joo

    Baptista Lavanha (Lisboa, 1555-Madrid, 1624), pusoen sus manos la responsabilidad este enorme proyecto,Texeira haba estado ocupado en muy distintos frentes.En unas breves pero jugosas memorias manuscritas, elpropio Texeira nos ha narrado sus correras juveniles,primero en la Armada del Prncipe Filiberto de Saboyaentre Cartagena y Sicilia; despus y desde Italia, y ensus propias palabras, se embarc en corso, hallndoseen el hundimiento de muchos navos de corsarios,frente a las costas del Norte de frica. Ms tarde, ya deregreso en Madrid, colabor en la elaboracin de losmapas que daban cuenta del reciente descubrimiento denuevos pasos por los lejanos Estrechos de Magallanes ySan Vicente.

    1. LA GEOGRAFA Y EL TEATRO DE LA GUERRA

    Esta variedad de menesteres, entre los del hombrede accin y los del estudioso de gabinete, definira lavida y la obra de Texeira14. Al tiempo que ejerca de es-pa en el Pas Vasco francs y los Pirineos, cobraba susalario como capitn de artillera; y si trabaj como in-geniero militar en el reino de Navarra y la costa mala-guea, mientras tanto desempeaba sus tareas comocartgrafo de los reinos de Granada y de la Corona deAragn, estos ltimos con motivo de la revuelta de loscatalanes, la llamada guerra dels segadors. Tampocopodemos olvidar su participacin en la exploracin dela raya de Portugal, a raz del levantamiento del reinoluso contra Felipe IV, hechos que obligaron a nuestrocartgrafo a tomar dramticamente partido. Entre unasy otras obligaciones de carcter militar, entre unos yotros paisajes de la geografa de la pennsula, Texeiracompatibiliz estas actividades con el encargo real de1622, que para esas fechas deba llevarse a cabo en suestudio madrileo de la calle del Pardo, sobre la plazade San Martn. En 1634 el Atlas pas a las manos de sudestinatario integrndose muy probablemente en la bi-blioteca del Alczar.

    Desde el momento en que Texeira termin estasciento dos vistas y mapas de las costas y lugares de Es-paa, Felipe IV poda abrir su Atlas y visitar por sus p-

    12 En todo caso, comenzando por la del obispo de Leiria don Jernimo deMascareas, recogida por Nicols Antonio. Vase sobre stas, F. Pereda, op. cit.Aunque de carcter dudoso, tal vez habra que incluir entre stas un Atlas deJernimo de Soto, ordenado por el Marqus de Legans, que cit Gaspar Mel-chor de Jovellanos (1744-1811), en su Diario (en Obras escogidas, ed. CndidoNOCEDAL y Miguel ARTOLA, BAE, Madrid, Atlas, 1952-1956, 85, pg. 41): [VI-TORIA] En la librera de Santo Domingo hay un manuscrito precioso con este t-tulo: descripcion de las costas de Espaa, con demostracion de solo los lugaresen que hay fortificacion. Y contiene, adems de la costa general, las de la costade Guipzcoa, plaza de Fuenterraba, puerto de San Sebastin, planta de la torredel Pasaje, Laredo, Santander, Bayona (en Galicia), Viana, Lisboa, etc en Portu-gal, Cdiz y su planta, Puntal, Matagorda, Estrecho, Gibraltar, Mlaga, Cartage-na, Rosas, Colibre, Perpian, Salsas, Jaca, Pamplona. Es original y estn fir-madas todas las hojas Gernimo de Soto. Agradecemos la referencia a Fran-cisco Javier Albertos Carrasco y Daniel Maras Martnez.

    Sospechosamente, al presentar casi idntico ttulo y contenido, se abre laposibilidad de una identidad ms que de un precedente jams citado durante elsiglo XVII. Otra posibilidad sera que se tratara simplemente de una recopilacinde dibujos de arquitectura militar que quedaran a la muerte del ingeniero Jerni-mo de Soto. Tras la desamortizacin se sealaba que este libro no estaba tampo-co en la biblioteca del Seminario de Vitoria, que tena un buen depsito.

    13 BLZQUEZ, Antonio (1908): La descripcin de las costas de Espaa porPedro Texeira Albernas, en 1630, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos,1908, pgs. 364-379, y BLZQUEZ, Antonio (1910): La descripcin de las cos-tas y puertos de Espaa de Pedro Texeira Albernas, Boletn de la Real Socie-dad Geogrfica, 52, 1910, pgs. 36-138 y 180-233, con la edicin, completaaunque muy deficiente, del Ms. 1802 de la B.N.E. PARKER, Geoffrey (1992):Maps and Ministers: The Spanish Habsburgs, en Monarchs, Ministers andMaps. The Emergence of Cartography as a Tool of Government in Early Mo-dern Europe, ed. David Bouisseret, The University of Chicago Press, Chicago,1992, pgs. 124-152.

    14 Sobre la biografa de Texeira vase Felipe Pereda y Fernando Maras,Introduccin: El Atlas del Rey Planeta: Felipe IV y Pedro Texeira, en El Atlasdel Rey Planeta. La Descripcin de Espaa y de las costas y puertos de sus rei-nos de Pedro Texeira (1634) (2002), pgs. 9-28 y 359-363; y 16 Documentosde Pedro Texeira Albernaz en el Archivo Histrico de Protocolos de Madrid,Francisco J. Martn y Javier Ortega Vidal, Comunidad de Madrid, 2002.

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 133

    ginas la geografa de sus reinos con miras a su defensa,en unos tiempos singularmente conflictivos a causa delpeligro militar de Francia, con quien se encontraba enguerra desde la tercera dcada del siglo. Cien aos des-pus, en tiempos de paz, se le podra presentar al reyFernando VI el mapa de Espaa para que pudiera sim-plemente pasear por sus dominios15; el contexto bli-co de 1630 era como veremos radicalmente diverso y lafuncin de las imgenes tambin diferente.

    El proyecto no puede desvincularse, por otra parte,de la aparicin en la escena poltica del Conde-Duquede Olivares y de sus nuevos planteamientos belicistasfrente a sus antecesores los Duques de Lerma y Uceda.La ntima relacin que une la empresa del Atlas y el cr-culo de militares del entorno de don Gaspar de Guzmnqueda demostrada, adems, por el inters que despertsu producto, ya en estos momentos iniciales, llamandola atencin de otros personajes de la corte madrilea, ca-so del Marqus de Legans don Diego Meja, capitngeneral de la caballera de Flandes, quien no esper a lafinalizacin del trabajo y se hizo disear una versinde bolsillo, en octavo, de algunos de los mapas de lascostas cantbrica y gallega; este ejemplar de mano, pu-blicado por Ramn Alvargonzlez16, se conserva en labiblioteca de la Universidad de Uppsala.

    La importancia real de este cdice de Viena estribatanto en la riqueza informativa de sus imgenes comoen su insercin en el contexto geoestratgico de la po-ca. No obstante, la importancia de este Atlas no se agotaen esta funcionalidad preferentemente pragmtica; al irdestinado al monarca y no solo a sus soldados, el pro-ducto adquiri un valor esttico propio, a travs de unasimgenes en las que la topografa conviva con la repre-sentacin del paisaje en trminos de maest scenica17.

    2. LAS PGINAS DE UN CDICE

    Este lujoso atlas en infolio (444 352 mm.), pinta-do con brillantes colores al temple y oro sobre vitela,contiene adems de los doce escudos de las provincias

    y reinos peninsulares cuya geografa se recorri (Gui-pzcoa, Vizcaya, Castilla, Len, Galicia, Portugal, An-daluca, Granada, Murcia, Valencia y Catalua, encabe-zados por el del monarca), dos tipos de representacio-nes geogrficas, introducidas por sus respectivas armasherldicas. Cada uno de los reinos queda representadopor una vista general del perfil costero y una serie va-riable de imgenes a vista de pjaro de las ciudades ypueblos portuarios de la costa; este esquema bsico seamplia en los reinos de Galicia, Portugal, Andaluca,Valencia y Catalua, en los que un mapa regional decarcter zenital sustituye a las vistas generales de lacosta. La unin de estos mapas y vistas a doble foliopermiten seguir el permetro completo de la lnea coste-ra peninsular, una frontera que se completa adems conun mapa, igualmente a doble pgina, de los Pirineos, elms completo de los realizados por los cartgrafos deambos reinos hasta la fecha.

    Dos ltimos mapas enmarcan el Atlas; el mapa ge-neral de Espaa lo abre fsicamente (con una proyeccinplana de la tradicin nutica, carente de medidas astro-nmicas representadas por una retcula de meridianos yparalelos, y una escala de 17 leguas por grado) mientrasque un mappa-mundi lo cierra. De esta forma, esta co-leccin cartogrfica no solo se vincula a una entidad po-ltica, la monarqua ibrica, representada a travs de losmapas de la pennsula, sino que, como entidad polticade naturaleza transcontinental, solo poda encontrar suverdadera dimensin territorial en las coordenadas de larepresentacin del globo.

    Con esta perspectiva, y al margen de sus valores es-tticos y cientficos, los mapas de Texeira son documen-to de un cambio fundamental en la configuracin del es-tado moderno, en el que la soberana del monarca co-menzaba a expresarse no solo a travs del nmero desus sbditos y sus diversos mbitos jurisdiccionales, si-no en el de los lmites geogrficos del pas, del espaciofsico y material que gobernaba. Los mapas de Texeirason en este sentido un testimonio elocuente de este pro-ceso, pero as mismo fueron un factor de primer ordenen la configuracin cultural y poltica de la globalidadterritorial espaola del siglo XVII.

    A partir de esta poca, los mapas se estaban convir-tiendo tambin en instrumentos de la construccin na-cional de sus territorios. Por este motivo, cuando, gra-cias al atlas de Texeira, Felipe IV sobrevolara las costasde su territorio desde su despacho en la torre del Alc-zar, la mirada del rey sera una mirada esencialmentepoltica.

    15 Citado por BONET CORREA, Antonio (2003): Un reinado bajo el signode la Paz, en Un reinado bajo el signo de la paz. Fernando VI y Brbara deBraganza, 1746-1759, Real Academia de Bellas Artes, Madrid, 2003, pg. 10.

    16 TEXEIRA, Pedro (2001): Compendium Geographicum, ed. Ramn Alvar-gonzlez Rodrguez, Fundacin Alvargonzlez, Madrid, 2001.

    17 DE SETA, Cesare (1996): La iconografia urbana in Europa dal XV alXVIII secolo, en Citt di Europa. Iconografia e vedutismo dal XV al XIX secolo,ed. Cesare de Seta, Electa-Napoli, Npoles, 1996, pgs. 11-48.

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    La tercera categora de imgenes del Atlas estconstituida por las 88 vistas en folio de las ciudades,pueblos, villas y puertos de Espaa y Portugal18. Estasvistas, realizadas a vuelo de pjaro y detalladas hastauna escala aproximada de 1/45.000, permiten por unaparte el anlisis pormenorizado de la topografa y ladistribucin de las poblaciones, la amplitud de lospuertos, las defensas naturales y artificiales como fuer-tes y fortificaciones, la red de comunicaciones, etc; porotra, se convierten en sugerentes imgenes paisajsti-cas, en las que la inclusin del horizonte hace posiblela representacin del cielo con sus luces y sus nubes,contrastadas con los tonos ms oscuros de los pradosverdes y las aguas azules del mar.

    Por lo tanto, el atlas de Viena cumpla con excelen-cia una triple funcin: en primer lugar, la estratgica yeconmica, permitiendo calibrar la calidad de las de-fensas y las posibilidades comerciales de los puertosen un momento especialmente delicado en el teatro mi-litar europeo, el de la guerra terrestre y martima conti-nental en la que Espaa estaba envuelta desde el mis-mo ao en que se encarg a Texeira la fbrica de losmapas; en segundo lugar, la de entretenimiento delmonarca, quien desde su despacho madrileo poda do-minar y contemplar sus territorios con todo detalle ydisfrutar, como aficionado a la pintura, de las bellezasnaturales de sus paisajes; por ltimo, satisfacer la exi-gencia cientfica contempornea que requera conocery medir con exactitud la realidad circundante a travsde un nuevo sistema cartogrfico.

    Hoy, el atlas de Felipe IV nos permite emprenderun verdadero viaje en el tiempo, visitando unas ciuda-des y unos paisajes del pasado, cuya iconografa hastala fecha brillaba por su ausencia en la mayora de loscasos; pues hay que recordar que slo una mnima par-te de las poblaciones pintadas por Texeira contaroncon una imagen anterior al siglo XX. Las funciones deestas imgenes, que prescindan de la consideracinfundamentalmente urbana de las de van den Wyngaer-de y Felipe II, permita incluir entre las vistas las deuna serie de pequeas poblaciones, carentes de monu-mentos arquitectnicos o incluso carentes de entidadpropiamente urbana y hurfanas de una tradicin auto-rrepresentativa. Por otra parte, nuestro atlas nos ofrece

    la posibilidad de constatar, entre la melancola y laperplejidad, el grado de transformacin radical que hansufrido algunos de estos espacios o, en otros casos, lasorprendente pervivencia de sus perfiles desde 1634hasta comienzos del siglo XXI.

    3. LA HISTORIA DE UN PROYECTO

    Ante la importancia del producto y el lujo de surealidad material, resulta obligado interrogarse sobre elorigen de este proyecto. Gracias a la abundante aunquedispersa documentacin conservada en Londres, Ma-drid y, sobre todo, en el Archivo de Simancas, conoce-mos con lujo de detalles, muy poco frecuente paraejemplos anlogos del contexto europeo, no slo lascircunstancias polticas que lo precipitaron, sino minu-ciosos pormenores del itinerario y el desarrollo tempo-ral de la expedicin, sobre los problemas y obstculosde carcter incluso ideolgico que debieron franquear(como las susceptibilidades forales de los guipuzcoa-nos, por ejemplo, celosos de la informacin que sobreellos pasara a la corte de los Habsburgos), e inclusolos perfiles biogrficos de su autor Pedro Texeira.

    Sabemos que el proyecto constituy en un principiola ltima y ms ambiciosa iniciativa del cosmgrafomayor del reino, el ya citado portugus Joo BaptistaLavanha, quien deseaba producir una descripcin ge-neral de los reinos ibricos de la monarqua catlica yquien se haba visto embarcado tambin en un proyec-to para levantar la planta moderna de la nueva sede dela corte, la ciudad de Valladolid19. Para aqul, y dada

    19 Por nuevos documentos (Madrid, Real Biblioteca RB II/2154, 232 y237), sabemos que Lavahna estuvo envuelto en 1603 en el encargo de la primeraplanta de la ciudad de Valladolid (durante el traslado de la corte de Felipe III yla capitalidad desde Madrid por voluntad del valido el Duque de Lerma) que hu-biera existido de llegar a realizarse; de hecho, habra constituido la primera plan-ta de una ciudad espaola realizada con criterios cientficos. Lavanha remiti alcorregidor de la ciudad don Diego Sarmiento de Acua (1567-1626), Conde deGondomar, un billete que recoga otro del Duque de Lerma, con la licencia realpara yo hazer la planta de esta ciudad, la qual me es nezessaria y me convieneguardar para dar satisfacin de my a quien se olvidare que ha Su Magestad man-dado hazer esta obra, en el que se sealaba que Lavanha estaba encargado y sele deba pagar; el 4 de noviembre de 1603 Lavanha escriba a Gondomar justifi-cando el que se hubiera quedado con el billete original de Lerma. Estaba enfer-mo y no haba podido trabajar en la planta que, aparentemente nunca lleg a rea-lizarse al cambiar las circunstancias dado el regreso de la corte a Madrid. Vaseahora Ex Bibliotheca Gondomariensi. Joo Baptista Lavanha y la reforma de laplanta de Valladolid en 1603, Avisos. Noticias de la Real Biblioteca, VIII, 32,marzo 2003, pg. 8. Sobre Lerma, FEROS, Antonio (2000): Kingship and Favori-tism in the Spain of Philip III, 1598-1621. Cambridge University Press, Cam-bridge, 2000 (ed. esp. El duque de Lerma. Realeza y privanza en la Espaa deFelipe III, Marcial Pons, Madrid, 2002).

    18 Fernando Maras, Imgenes de ciudades espaolas: de las convencio-nes cartogrficas a la corografa urbana, en El Atlas del Rey Planeta. La Des-cripcin de Espaa y de las costas y puertos de sus reinos de Pedro Texeira(1634) (2002): pgs. 99-116 y 374-380.

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 135

    su avanzada edad, Lavanha design al joven y prome-tedor cartgrafo tambin portugus Pedro Texeira,quien comparti la responsabilidad de esta comisindel mapa con los capitanes de artillera Gabriel deSanta Ana y Pedro Fernndez Manjn. Sus objetivosiniciales habran puesto al da y superado a la postrelas relaciones geogrficas de carcter estadstico, so-cioeconmico e histrico que Felipe II haba encarga-do cincuenta aos atrs (1574-1583).

    Iniciado el trabajo de campo, que conllevaba tantola recopilacin de datos grficos como informacionesde carcter estadstico y literario, por la provincia delava, pronto se abandon este ambiciossimo diseo,sustituyndose por el de la descripcin del territoriocostero de los reinos, con especial atencin a sus puer-tos, quiz reconduciendo el esfuerzo a la vista de losacontecimientos militares del ao 1622 en el teatro eu-ropeo, que aconsejaban el control de las defensas de lapennsula. De hecho, el Atlas ya no recoge los pueblosalaveses, sino se abre con la frontera del Bidasoa y laimagen de Fuenterraba. Fue precisamente en esta po-blacin de la parte de Espaa fronteriza con la par-te de Francia, donde se encontraba el equipo de estu-diosos en el otoo de 1622. A pesar de que portabancdulas reales expedidas desde Madrid, donde se insta-ba a las autoridades locales a facilitar su trabajo, movi-mientos y empleo de sus instrumentos matemticos,as como darles la informacin que necesitaran e inclu-so proporcionarles alojamiento a precios justos y ra-zonables, no deja de ser sintomtico de los tiempos yel lugar que, en cuanto recibieron la noticia de su lle-gada, las autoridades locales de Fuenterraba se apres-taran a vigilar de cerca sus tareas, con la intencin pro-bable de que en aquellos mapas quedara perfectamenteclara la separacin geogrfica con el reino de Francia,un asunto que preocupaba profundamente desde queesta lnea hubiera quedado confusa en la historia ofi-cial del jesuita Juan de Mariana. Es difcil encontrarun ejemplo mejor de la nueva ecuacin entre los pode-res local y central y el mismo territorio que plantea-ba la nueva cartografa.

    Desde estas provincias, y siguiendo el sentido con-trario a las agujas del reloj, la comisin de Texeiracontinu durante nueve aos su recorrido costero, de-jando a su paso una detalladsima relacin de mapas ytextos de todo el norte de Espaa y del conjunto dePortugal. En la relacin escrita de su viaje, se vislum-bran las dificultades que entraaba cartografiar un te-rritorio que, salvo en el Levante espaol y en un brevetramo de la costa cantbrica, ni siquiera contaba con

    caminos que fueran paralelos a la costa. Hay que ima-ginar por lo tanto a nuestro ingeniero desplazndosepor senderos, o incluso directamente por las playas,cargadas sus mulas con papeles, comps, brjula, as-trolabio y algn instrumento sencillo de triangulacin,adems de una soga con su correspondiente plomada,para poder con ella sondear el fondo marino desde al-guna embarcacin sencilla. Fueron nueve aos, por lotanto, de singulares aventuras que salpicaron sus ma-nuscritos con todo tipo de ancdotas, desde su encuen-tro con piratas argelinos en la ra de Camarias en Ga-licia, donde raptaron a numerosos cautivos (incluidoal cura) para luego venderlos como prisioneros en Ar-gel, hasta el encuentro en Santiago de la Hoz de unbuque fantasma tomado y desvalijado por los corsa-rios que haba llegado misteriosamente a puertodonde fuera imposible que el ms sabio piloto lo hu-biera metido.

    Superada Galicia, la descripcin de las costas pro-sigui ms all de la raya de Portugal; rica y algo me-nos prolija es no obstante la de Andaluca, y de no me-nor calidad pero ms limitada en nmero la de los rei-nos de Murcia y Valencia y el Principado de Catalua.No obstante, incluso en este arco geogrfico sudorien-tal, brillan con luz propia las tres imgenes de Gibral-tar, que nos aproximan el Pen desde las dos costasdel estrecho casi como en una secuencia cinematogr-fica, la de Ceuta o la de Tnger al otro lado del mar, yla de Mlaga; en esta ltima ciudad, Texeira colaboren su fortificacin en 1625, ante el peligro de la flotainglesa, pues la espaola se haba trasladado hasta Sal-vador de Baha en el Brasil, para recuperar esta ciudadtomada por los holandeses. Continuando el recorrido,no menos singular es la de Barcelona donde se distin-guen algunas de sus torres medievales, terminando lasvistas con una precisa imagen del puerto de Rosas.

    Una vez hubo concluido el trabajo de campo, Te-xeira emple tres aos de labor de gabinete en realizarel Atlas. Lo hizo en Madrid, desde donde regularmenteiba enviando memoriales al rey para que le siguieranalcanzando unos honorarios que siempre llegaban tar-de, cuando no escasos. Y es que, no obstante la impor-tancia de su obra al servicio de Felipe IV, la corona nopudo o no supo compensar debidamente a su cartgra-fo, quien morira en Madrid en 1662, segn l en la in-digencia: por quedar como quedo tan sin medios,escriba enfermo poco antes de su muerte, que aunpara mi entierro al presente no hay con qu poder ha-zerle; el hallazgo de su testamento y su inventario debienes post-mortem, permiten hoy una nueva e indis-

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    creta mirada sobre las desgraciadas circunstancias vita-les del ltimo Texeira y sobre sus pertenencias e ins-trumentos profesionales.

    IIDIBUJOS DE INGENIEROS, DIBUJOS DE

    CARTGRAFOSPara comprender las opciones tomadas por Texeira

    en el Atlas de Viena, resulta iluminador contraponerlascon otros dibujos de su mano y naturaleza diversa, da-tados en la dcada de los treinta, pero ahora de carcterfundamentalmente militar; estos dibujos enlazan direc-tamente con las tradiciones tambin plurales de los in-genieros militares profesionales que trabajaron al ser-vicio de Felipe II y Felipe III en las dcadas previas20;su mejor representante sera la coleccin de dibujos delingeniero siens, aunque formado como pintor, Fra Ti-burzio Spannocchi (1541-1606), tanto en la Descrip-cin de las marinas de todo el reino de Sicilia de1575-78 o 1578-1596 (B.N.E., Ms. 788), donde se re-coga la misma variedad de imgenes, desde las cartasgeogrficas y zenitales a unas vistas a vuelo de pjaromucho menos verticales que las de Texeira, como ensus fusiones de tipologas que aparecan en sus dibujosde los pasos de los Pirineos (valle de Arn y Can-franc), las defensas de Fuenterraba, de la ltima dca-da del siglo21.

    Aunque Texeira, para realizar esta nueva serie dediseos, pudo servirse de informaciones recopiladasdurante los aos de la comisin del Atlas, estos di-bujos responden a unas nuevas intencionalidades y aunas nuevas circunstancias blicas. Entre 1636 y 1637,Texeira tuvo que regresar al menos en dos ocasiones al

    norte de Espaa y la frontera con Francia, esta vez conel encargo preciso de contribuir a la fortificacin de di-versas plazas fronterizas con riesgo de ser invadidaspor las tropas de Luis XIII y el Cardenal Richelieu,tanto en el Pas Vasco como en el reino de Navarra.

    En esta ocasin estuvo acompaado por dos inge-nieros militares, Jernimo iguez de Soto (1599-1665) y el italiano Marco Antonio Gandolfo (act.1604-1644)22, con quienes reconoci la frontera de Na-varra, realiz proyectos de fortificacin en Burguete,Maya, Errazu y el Valle de Baztn, y la ciudadela dePamplona, dibujos que se conservan en el Archivo Ge-neral de Simancas23. Texeira, por otra parte, en el lito-ral del Pas Vasco y con los mismos coprotagonistas,visit la costa de Guipzcoa, realizando un extenso in-forme sobre sus posibilidades de defensa y fortifica-cin que inclua seis nuevos proyectos: un mapa gene-ral de la costa, dos proyectos para la ciudad de San Se-bastin, un diseo de la defensa de Fuenterraba, yotros dos del Puerto del Pasaje y Guetaria; estos dibu-jos se custodian en Biblioteca de la Diputacin Foralde Vizcaya en Bilbao24.

    22 Sobre los dos Soto, padre Jernimo Fernndez de Soto el Viejo (ca.1570-1629) e hijo, BARRIO MOYA, Jos Luis (1985): La librera y otros bie-nes del Capitn D. Jernimo de Soto, Analecta Calasanctiana, 53, 1985, pgs.103-121, y LASO BALLESTEROS, ngel (1991): Tradicin y necesidad. La cultu-ra de los ingenieros militares en el Siglo de Oro: la biblioteca y galera del capi-tn don Jernimo de Soto, Cuadernos de Historia Moderna, 12, 1991, pgs.83-109; sobre Gandolfo, FUENTE, Pablo de la (1998): Les fortificacions reialsdel golf de Roses en l'poca moderna, Brau, Gerona, 1998, pgs. 152-179. Elpalermitano Gandolfo (act. 1604-Zaragoza, 1644) sirvi a la monarqua de losHabsburgo desde 1604 ms o menos en que comenz a trabajar en Italia; pas alducado de Miln y ms tarde a Flandes, de donde en 1636 lo trajo el Cardenal-Infante don Fernando de Austria a Espaa, con el grado de capitn, para alcan-zar a su muerte el de mariscal de campo.

    23 Publicados primero, sin precisar atribuciones, por PORRAS GIL, MaraConcepcin (1995): La organizacin defensiva espaolas en los siglos XVI-XVII:desde el ro Eo hasta el Valle de Arn, Universidad, Valladolid, 1995, pgs.335-341.

    24 Agradecemos a la bibliotecaria doa Clotilde Olaran las facilidades parael estudio de estos dibujos. Tres de ellos (Planta de la Villa y Puerto de S. Sebas-tian, Descripcin del Puerto del Pasaje y Descripcin de la costa y puertos de laProvincia de Guipuscoa, desde Fuenterabia asta Guetaria) han sido reproduci-dos, sin referencia alguna a su autor, cronologa y origen en Diccionario histri-co-geogrfico del Pas Vasco, ed. Jos Mara Martn de Retana, La Gran Enci-clopedia Vasca, Bilbao, 1968 (facsmil de Madrid, 1802), as como en MARTN-MERS, Luisa y RIVERA, Beln (1990): Catlogo de cartografa histrica de Es-paa del Museo Naval, Museo Naval, Madrid, 1990, n 999, pg. 382, y GOYHE-NETCHE, Manex (1999): Histoire gnrale du Paus Basque. II. volution politi-que et institutionnele du XVIe sicle au XVIIIe sicle, Elkarlanean, San Sebastin(Donostia), 1999, e GOYHENETCHE, Manex (2001): Histoire gnrale du PaysBasque. III. volution conomique et sociale du XVIe sicle au XVIIIe sicle, Elkar-lanean, San Sebastin (Donostia), 2001, pgs. 194 y 188-189. Vase sobre elcontexto y algunos dibujos de otros ingenieros, Documentos cartogrficos hist-ricos de Gipuzkoa. II. Servicio Histrico Militar, ed. Javier Gmez Pieiro y

    20 Una primera aproximacin al dibujo de los ingenieros en CMARA, Ali-cia (1991): El dibujo en la ingeniera militar del siglo XVI, A Distancia, octu-bre 1991, pgs. 24-30, y CMARA, Alicia (1998): Fortificacin y ciudad en losreinos de Felipe II, Nerea, Madrid, 1998, pgs. 129-135 y, en trminos ms am-plios, en ORTEGA VIDAL, Javier (2001): Una muestra del dibujo de la arquitec-tura en la Espaa Dorada, en Las Trazas de Juan de Herrera y sus seguidores,Patrimonio Nacional, Madrid, 2001, pgs. 388-392.

    21 CMARA, A. (1998): pgs. 50-57. Vase CMARA MUOZ, Alicia (1994):La ciudadela del rey en Jaca, en Signos. Arte y cultura en Huesca de Formenta Lastanosa. Siglos XVI-XVII, Diputacin, Huesca, 1994, pgs. 87-95 y 224-231.SPANNOCCHI, Tiburzio (1993): Marine del Regno di Sicilia, ed. Rosario Trovato,Ordine degli architetti della provincia di Catania, Catania, 1993 y POLTO, Corra-dina (2001): La Sicilia di Tiburzio Spannocchi. Una Cartografia per la conos-cenza e il dominio del territorio nel secolo XVI, Istituto Geografico Militare, Flo-rencia, 2001; para cada ciudad se inclua un mapa del territorio en el que sitageogrficamente a la ciudad, una vista de la ciudad como si nos aproximramosa ella en barco y la planta de dicha ciudad con las fortificaciones.

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 137

    El informe (Relacin de algunos discursos tocan-tes a la defensa de Spaa, manuscrito firmado el 31de marzo de 1636 por Pedro Texeira Albornos, MarcoAntonio Gandolfo y Gernimo de Sotto) comprendeun extenso prlogo en el que se sealaban las caracte-rsticas geogrficas ms notables del territorio de lamonarqua espaola su forma peninsolada y suspuntos ms notables para la defensa (los puertos en elmar y los pasos de los Pirineos en la frontera con Fran-cia); despus, se pasaba a hacer un interesado elogiode la profesin de ingeniero, de

    los balerosos capitanes y prticos ingenieros militares [que]despus de haver hallado sitio de semejante calidad con las con-diiones dichas arriba, le deben fortificar con fortaleza de tal for-ma que quede, defendida de todas partes, y que se procure asi-mismo que queden a cobierto los defensores de la ofensa deafuera, y que al enemigo se le haga perder mucho tiempo de loqual puedan nazer diferentes acidentes como la experienia lo hamostrado en muchas ocasiones.

    Los tres ingenieros disearon un plan global de de-fensa terrestre y martima, especialmente atento a lavulnerabilidad de las fortalezas frente a la posible ubi-cacin de la artillera y a la accesibilidad de sus murosa travs del empleo de tneles desde los que se coloca-ran las minas, y centrado en tres de sus puertos princi-pales: Fuenterraba, por su proximidad con Francia;San Sebastin, por su importancia estratgica; y Pasaje(el ms principal y de mayores comodidades para ba-jeles de alto bordo, no solo de esta provinia sino detoda la costa septentrional de Espaa) cuya trascen-dencia radicaba adems en la localizacin de astilleros,

    donde no slo se construan bajeles, sino que se ulti-maban los detalles de otros muchos construidos enotros diferentes astilleros del Cantbrico25.

    1. SEIS NUEVOS DIBUJOS DEL PAS VASCO

    Estos presupuestos generales son los que se reco-gen y desarrollan en los seis planos que fueron inclui-dos en el informe, acompaados de su correspondientedesarrollo por escrito. De los seis, solo uno de ellos esuna vista costera, semejante al que aos antes se habaincluido en el Atlas de las costas, aunque se evidenciaun cierto abandono de la perspectiva a vuelo de pjaroen beneficio de una representacin ms modernamentecartogrfica, ganando en precisin a costa del efecto deilusin ptica.

    La representacin se adentra generosamente en elcontinente, abarcando una parte ms amplia del territo-rio francs, y ofreciendo una representacin ms preci-sa y aparentemente ms cientfica del curso de los ros,as como de la localizacin de las poblaciones del inte-rior. La razn es simple; como se recoge ampliamenteen la detallada cartela que lo acompaa y como se co-menta por extenso en el manuscrito, el dibujo pretendeilustrar acerca de la ms inmediata de las amenazas, ladel ataque terrestre, con especial cuidado en sealarlos distintos pasos por donde el ro Bidasoa poda servadeado con carros y artillera. En concreto, el nmero20 localiza el Castillo de Beobia, donde los inge-nieros recomendaban situar un destacamento, escpti-cos como eran de la utilidad de la poblacin local ar-mada en la contencin de los invasores.

    En cuanto a los planos restantes, las diferencias conlos realizados en la dcada previa son ms notables.Con independencia del hecho de que los dibujos mspropiamente corogrficos representan propuestas parala mejora de la fortificacin de las plazas, y no solo elestado real de las mismas, salta a la vista que la finali-dad condicion el sistema de representacin elegido enuna direccin opuesta a como se hizo con la seleccinde las vistas del Atlas. Las diferencias son fundamen-talmente de tres rdenes: el modelo de proyeccin, laorientacin y, por ltimo, la precisin, cantidad y cali-dad de la informacin que se recoge.

    Juan Antonio Sez Garca, Diputacin Foral de Guipzcoa, San Sebastin, 1999,pgs. 232-239, sobre Gandolfo en Fuenterraba en febrero de 1639-1640. Enpgs. 282-285, Fuerte de el Pasage de Jernimo de Soto, 1633. Copia del di-bujo de A.G.S., M. P. y D. XXXV-64; G.A., Leg. 1096; y Fuerte de Pasages dePedro Palear Fratin, 1634, Copia del dibujo de A.G.S., M. P. y D. XIX-219/220;G.A., Leg. 1096; en pgs. 300-301, Planta de Rentera, de Jernimo de Soto,ca. 1643. Copia del dibujo de A.G.S. PORRAS GIL, M. C. (1995): pgs. 187-188,220-221 y 255-257, hacindose referencia a un informe de A.G.S., Guerra Anti-gua, Leg. 1200, y PORRAS GIL, Mara Concepcin (1996): Contratacin y ma-nos de obra en las defensas de la frontera francesa, siglos XVI y XVII, Boletn delSeminario de Estudios de Arte y Arqueologa, LXII, 1996, pgs. 331-336. Tam-bin FERNNDEZ ANTUA, Csar M. (2000): Murallas de Hondarribia. De lacerca medieval al recinto abaluartado, Ayuntamiento, Hondarribia, 2000, pgs.182-183. La descripcin del sitio de 1638, en MORET, J. y ALESON, F. (1776):Empeos del valor y bizarros desempeos o Sitio de Fuenterraba, en Annalesdel reyno de Navarra, VIII, Pamplona, 1766 y en La Gran Enciclopedia Vasca,Bilbao, 1971.

    Biblioteca de la Diputacin Foral de Vizcaya (Reserva Bascongada VMSS-249): 1) Planta de la Villa y Puerto de San Sebastin; 2) descripcion de laCosta y Puertos de la Provincia de Guipuscoa desde Fuenterabia asta Guetaria;3) Planta de la Plaza de Fuenterabia; 4) descripcion del Puerto del Pasaje;5) Demostracin de la Frente y Parte de Tierra del Recinto de la villa de SanSebastin; y 6) Planta de Guetaria.

    25 Documentacin paralela, preferentemente sobre la visita de Gandolfo,sobre San Sebastin, Pasajes y Fuenterraba, de 1636-1639, se conserva en Ar-chivo General de Simancas, Guerra Antigua, Leg. 1.200, citada por PORRAS GIL,M. C. (1995): pgs. 187-189, 220-221 y 255-258.

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    Si comenzamos nuestro anlisis por la primeraimagen de este quinteto, basta cotejar la vista de la po-blacin de Fuenterraba en la frontera con Francia conla del Atlas. Si en la imagen de 1634, Texeira ofrecauna perspectiva amplia del territorio circundante, pro-yectando la vista sobre el escenario paisajstico de lasmontaas, e incluso hurtando la informacin de la es-cala que se haba empleado, en el dibujo de 1636, Te-xeira y sus compaeros optaron por una representa-cin zenital, ms precisa como correspondera a laproporcin que determinaba la especialsima escala ylos lmites de los dibujos: el alcance de la artilleraenemiga. En trminos corogrficos, el trazado urbanodesaparece en beneficio de la precisin en la descrip-cin de la muralla abaluartada que se propona comoreforma principal y, en concreto, del foso que se ofre-ca como solucin drstica para aislar el ncleo fortifi-cado del continente, imperativo para la proteccincontra las minas.

    Un caso semejante lo ofrece el dibujo correspon-diente a la villa de San Sebastin, ubicada en el extre-mo de una prolongada lengua de arena. Como sea-laban los ingenieros en su informe, el problema de estavilla era el mismo de todas las plazas situadas en unapennsula, esto es, que siendo difciles de ser conquis-tadas, eran fciles de sitiar. La importancia estratgicade San Sebastin les llev a idear una compleja opera-cin ingenieril, consistente en adelantar dos baluartes ycolocar un foso con esclusas entre stos y la poblacin.Esta operacin obligaba al derribo del antiguo baluar-te del Emperador o Cubo imperial. No obstante, paraevitar este gravoso gasto, los ingenieros ofrecan unasolucin ms sencilla, en la que se obviaba su sustitu-cin, y que se explica en un segundo diseo de menortamao. Una vez ms, la representacin ortogonal re-sultaba imprescindible.

    El dibujo, con una escala de mil pies de a tercia devara, est desarrollado a partir de la planta arquitec-tnica del permetro de la ciudad; ahora es la forma yproporcin de la arquitectura de la muralla la que de-termina los lmites, al contrario de lo que ocurra conla vista del Atlas, donde la poblacin y los detallespintorescos de su casero formaban parte indisolublecon el paisaje.

    Los dos dibujos restantes de este quinteto solo co-rroboran las observaciones que acabamos de apuntar.La vista de Guetaria de 1636 corrige ortogonalmente ladeformacin perspectiva del dibujo del Atlas de 1634;en cuanto a la del Puerto del Pasaje, el dibujo se reo-

    rienta hacia el norte, privilegiando narrativamente elpunto cardinal desde donde se esperaba la invasinenemiga, aunque abarcara la misma superficie del te-rritorio por la importancia que, desde un punto estrat-gico, tena la distancia entre la entrada del puerto yotras villas del interior, como Lezo o Rentera.

    Desde el punto de vista de la mejora militar que sepropona para el Puerto del Pasaje, sealemos solo lapresencia de una nueva fortificacin sobre la colina(con la que se quera proteger el insuficiente fuerte deSanta Isabel, junto a la costa) al lado de la cadena quedeba de cerrar el puerto, y la reforma de la Torre deSan Sebastin, cuya importancia arquitectnica hizoque se le dedicara un pequeo dibujo junto a la cartela.

    En definitiva, los proyectos ingenieriles del manus-crito de Bilbao nos permiten valorar con mayor preci-sin el equilibrio entre inters militar e ilusin pticaque se haba pretendido en los dibujos del Atlas delRey Planeta. Si el valor militar de stos era innega-ble, no cabe duda, sin embargo, de que su representa-cin pseudo-perspectiva pretenda satisfacer la miradasoberana del monarca sobre su propio territorio, aun-que fuera sacrificando el rigor estratgico de sus im-genes por mor de su atractivo visual.

    Hemos de suponer que las limitaciones de tiempo yespacio para la medicin exacta, as como los requisi-tos de la escala del producto final, seran elementos de-cisivos a la hora de escoger uno u otro sistema de re-presentacin. Cuando la economa pblica o privada lorequera y una escala pequea lo permita, la plantaexacta zenital, topogrfica, de agrimensor, sera el pro-ducto en la representacin del lugar; de la misma for-ma, la construccin ingenieril o arquitectnica requeri-ra el sistema ortogonal exacto de planta, alzado y sec-cin, con sus medidas precisas. Desde esta mismaperspectiva, una escala grande, geogrfica, pero que norequera una explicitud microrrealista del detalle, po-da exigir la medida y localizacin astronmica exacta,pero abandonndose la sensacin de una experiencianaturalista. Por contra, en otras ocasiones, como en lasvistas de Texeira de 1634, o como en las de Spannoc-chi y Leonardo Torriani, con las que tienen mayorescontactos y que podran claramente aducirse como pre-cedentes, una pseudo-perspectiva a vista de pjaro per-mitira una aproximacin funcional a la representacinal vivo de los lugares escogidos, quiz aproximativaen la medida, pero que trasladaba la experiencia vica-ria de un militar sobre el terreno, como el propio Te-xeira, al despacho del monarca.

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 139

    FIG. 1. Tabla de la costa de la provincia de Guipscoa, en Descripcin de Espaa y de las costas y puertos de sus reynos, Hofbibliothek, Viena.

    FIG. 2. Descripcin de la costa y puertos de la provincia de Guipscoa desde Fuenterabia asta Guetaria, Biblioteca de la Diputacin Foralde Vizcaya (Reserva Bascongada VMSS-249).

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    FIG. 3. Rio Vidacua, en Descripcin de Espaa, Hofbiblio-thek, Viena.

    FIG. 4. Planta de la Plaza de Fuenterabia, Biblioteca de laDiputacin Foral de Vizcaya

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 141

    FIG. 5. Puerto de S. Sebastin, en Descripcin de Espaa,Hofbibliothek, Viena.

    FIG. 6. Planta de la villa y puerto de S. Sebastin, Biblio-teca de la Diputacin Foral de Vizcaya

  • 142 E R A

    FIG. 7. Guetaria, en Descripcin de Espaa, Hofbiblio-thek, Viena.

    FIG. 8. Planta de Guetaria, Biblioteca de la Diputacin Fo-ral de Vizcaya

    FIG. 9. Puerto del Pasaje, en Descripcin de Espaa,Hofbibliothek, Viena.

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 143

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    Relain de algunos discursos tocantes a la defensa deEspaa [Biblioteca Foral de Vizcaya, VMSS-249].

    Por quanto conbiene que para la guardia y defensa de Es-paa aya una opportuna fuera en algun puesto de sitio apro-psito hecha por bia delante de la pala y apa, para poder conella mediante el valor de pocos refrenar la potenia de muchosque siendo de fueras superiores la quisiesen acometer.

    Sera nezesario fortificar los puestos que se conocen ms apropsito para tal efecto quales particularmente son los de laentrada de la frontera para que sirvan de ostculo a los estran-geros que vitoriosos tentasen entrar en esta provincia y seme-jantes fortificaiones han de ser no solo para resistir en la de-fensa pero tambien para la ofenssa, y para asegurar la provin-cia del recelo de ser acometida de ynproviso de cualquier po-deroso enemigo, pues oppugnando, saliendo y temporiandono solamente destruyen los amedrentados pero espantan lospoderosos proseguidores de sus vitorias.

    Y por que el ircuito de Espaa es de forma casi penisola-da pues queda ercada del mar por tres lados y por tierra fir-me de los altos montes Perineos que la dividen del Reyno deFrania con grandsima venta la suya no pudindose entrar enella con el ejrito por la aspereza de dichos montes y de lospasos estrehos que naturalmente por s mismos son fuertes,no se nezesitar de otra cosa sino procurar ocupar con el artede la fortificacin los puestos de los pasos en los sitios msventajosos que ordinariamente produen montes /1 v/, de talcalidad para ympedir la entrada a cualquier ejrito poderosoque biniese por tierra que por lo que toca a la parte del marcomo Espaa tenga los puertos de sus costas bien fortificadoscon buenas y seguras fortificaciones fundadas en sitios quepuedan ynpedir la entrada y surgideros a una armada quedaratan bien asegurada de qualquiera ofenssa. La fortificain nosensea la manera de poder con pequeo nmero de gente re-sistir a cantidad grande de enemigos que quisiesen oprimirnosy este nombre de fortificacin se le da por la facultad que tie-ne de hazer fuertes a los dbiles y asigurar los amedrentados,y los prudentes capitanes y expertos ingenieros militares hande observar siempre que la puedan colocar (as por lo que to-ca a su forma como a la materia en sitios aventajosos) y sifuere posible, en parte donde quede asegurada de la expugna-cin, sitio y sopressa; en quanto a la espugnacin conbieneasegurarla de tal manera que los ofensores de afuera no pue-dan por medio de la Pala y Zapa llegar al pie de su reinto, enquanto al sitio que no se le puedan ynpedir los socorros y enquanto a la sopresa que los enemigos no puedan llegar alreinto, ni con escalas ni con puentes, ni asmismo con petar-dos a las puertas.

    Para que la fortificacin este asegurada de la expugnacinde la pala y apa, conbiene que sea colocada en sitio de talbondad y calidad que la pala y apa no penetren ni hallen ma-

    teria por donde los ofensores con su balor y temeridad puedanllegar con brevedad a la entrada cubierta para alar las baterasque quitan las defensas y haen las galeras /2/ por donde seentra y pasa el fosso para llegar al pie del recinto y hazer alllas minas por medio de la brecha entrar en la fortificain.

    As mismo haviendo hallado un sitio tan a proposito con elyndustria de la pala y apa no se pueda llegar al pie del reintoaun conviene considerar si se le pueden ympedir los socorros.Los sitios aventajosos a los quales con dificultad se le puedenquitar los socorros son los que tienen sus orillas baadas de lasaguas del aguas del mar o de los lagos o de los ros contra losquales puede hazer poco efecto el enemigo en materia de ym-pedir el socorro si no es que en esta agua tenga superioridadde vajeles armados y as ser siempre bien colocar la fortifi-cain en parte que se obligue al enemigo a pasar con fuerade vajeles armados en caso que quisiese estorvar los socorrosque la fortificain podria esperar por agua.

    Todas las vezes que la fortificain fuere colocada en lasorillas de las aguas obligara tambien al enemigo que la quisie-re sitiar o expugnar a pasar de la otra parte del agua con grue-so ejrcito y este pasase con failidad se puede estorbar por losdefensores y si acaso quisiese el enemigo escusar de pasar elagua y traer su ejrito por tierra le sera aun mas dificultossosiempre que esto fuere en pas montuosso que tenga los pasosestrechos.

    Los balerosos capitanes y prticos ingenieros militaresdespus de haver hallado sitio de semejante calidad con lascondiiones dichas arriba, le deben /2 v/ fortificar con fortale-za de tal forma que quede defendida de todas partes, y que ten-ga su plaa y anparo del reinto tan capaz que los hombres ylas armas puedan hazer su ofiio para la defensa dellas y quese procure asmismo alzar las materias de tal modo que que-den a cobierto los defensores de la ofensa de afuera, y que alenemigo se le haga perder mucho tiempo de lo qual puedannazer diferentes acidentes como la experienia lo ha mostra-do en muchas ocasiones.

    Asimismo como para la facin de la expugnacin se pro-cura o con el arte, o con el favor, de la bondad del sitio que losofenssores no puedan arrimarse al pie del reinto por medio dela pala y apa (para asegurar la fortificacin de una sopresa) esnezesario procurar qe el enemigo no pueda llegar al reintocon escalas ni con puentes, ni menos con petardos a las puer-tas, y as cuando el reinto est sujeto a la dicha fain, a juz-gado la escuela del arte de la moderna fortificacin asigurarlecon buenas y perfectas estacadas de roble con puntas de yerro,y estas estacadas al prinipio fueron juzgadas ser slo nezesa-rias para la defensa de las puertas contra los petardos, y no seusaban a reintos fabricados de piedra y cal por ser la salidadificultossa.

    Los modernos fortificantes han considerado que los rein-tos quedaran asegurados de escaladas y de los puentes siem-

    A P N D I C E

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 145

    pre que sern acabados y alzados en dibida altura proporio-nada escarpa y suficiente profundidad y anchura de foso /3/pero lo reintos alzados con solo tierra y faxina como se usaen Flandes, es nezesario para queden seguros de las caydasque se les haga grande escarpa, por ser la materia de la tierrafrgil y subjeta a las ruinas que causa la ynjuria del tiempo, yas mismo an querido asegurar contra la facin de una sopre-sa, el ircuito de tal reinto con buenas y seguras estacadas deroble algo gruesas y proporionadas con punta de hierro, y lacausa de hazerlas proporionadas es porque si dichas estaca-das fuesen demasiado gruesas es ierto que quedan ms segu-ras de ser cortadas pero ympiden la vista, mayormente a losdefensores y sirven de parapeto a los ofensores y si son muidbiles con mayor facilidad se pueden cortar pero al opsitoestorbarn menos la bista a los defensores y aprovecharnmenos a los ofensores.

    Algunos an colocados las estacadas en los reintos de tie-rra y faxina dentro del fosso, otros erca a los parapetos de losmismos reintos en diferentes modos pero para los reintos depiedra y cal an juzgado que sean superfluas salvo en algunaspartes donde es fil la salida, tambin se a visto que las esta-cadas alrededor de un reinto de una fortaleza causavan daopara la defensa de los defensores, porque las ympedan el po-der ofender a los enemygos y hazer los efectos de la ejecuinde sus armas. As mismo se a observado en la prtica de losefectos de una expugnain de una plaza que a metido estacasalrededor del reinto /3 v/ no solo daaban a los defensores,pero ayudaban a los ofensores porque hallaban materia de leaa prueba de mosquete alada sobre el llano de la campaa, demanera que benan a estar casi escondidos de la bista y de laofensa de las armas de los defensores de la plaza y as por me-dio de tales estacadas con failidad, seguridad y presteza, pue-de el enemigo arrimarse a los reintos y cubrirse y fortificarsea los pies dellas con el ayuda de la pala y la apa, y contra se-mejante ynconbiniente an procurado los olandeses colocarlasen lo alto del llano del ranparo en la parte de afuera de la su-perfiie del reinto de la cortina debajo del alteza del parapeto,para que el foso y la esplanada de la campaa queden desenba-raados y sin ningun estorbo a la vista de los defensores. Contodo esto los modernos fortificantes quando no pueden hazerde menos no permitiran las estacadas en los parapetos peropor ser la salida del reinto fabricado de tierra y faxina tanfil, han permitido este menor ynconbiniente, as bien es ber-dad que las estacadas son a propsito en un reinto de una for-tificain para asegurarla de una fain de sopresa pero alopsito sern destorbo a la defensa de una expugnain comose dixo ariba; quieren los modernos que las estacadas se colo-quen en sitio tal que puedan ser defendidas de las armas de losdefensores questn en el ramparo y no estando as las reprue-ban como daosas a la fortificain por las raones sobredi-chas, adems desto quieren que todas las vezes que las estaca-das estn /4/ puestas ms lexos del reinto sern de mayor ym-pedimento para las escalas, puentes y petardos que los ofenso-res tentasen de arrimar al reinto, pero no quieren que sean

    puestas fuera de la defensa de las fueras de la fortificain, alcontrario para la expugnain sera junto dems til el tenerlasel ms erca que fuese posible al reinto, que las questn colo-cadas al parapeto, pero para la sopresa sern ms a propsitolas que estarn puestas en medio del foso y todas las vezes queestubieren colocadas fuera de los dichos sitios daarn a lafortificain as en la facin de la expugnain como de lasopresa porque oy se ve en la prtica que todas las materiasexteriores de la fortaleza que puedan servir a los ofensores pa-ra que se cubran, son daosas a los defensores de las plazas yla experienia del arte de la moderna expugnain nos mues-tra, que qualquier poco terreno que sobrepuja el llano del sitiodonde est colocada la fortaleza o qualquiera otra cosa mate-rial alada con el arte sobre el llano no solo ympide la vista alos defensores pero ayuda a los ofensores, porque con el yn-dustria de la pala y apa con brevedad se pueden poner entera-mente en defensa.

    Por todo lo dicho los prudentes capitanes y prticos inge-nieros militares quieren colocar en los sitios y formas de lasfortalezas las materias de afuera en tal modo que no sean debenefiio a los ofensores, y as mismo procuran poner y dejarfuera todas las materias que puedan dificultar el arrimo de losofensores y al contrapsito travajan en colocar dentro todo loque es para /4 v/ benefiio de la plaza, pero todo lo arriba di-cho nezesita de la vigilania que es la verdadera conserbainde una plaza contra la facin de la ymterpresa.

    Y biniendo a la proposicion que tratamos para ympedir laentrada de un exrcito que de francia quisiese pasar a Espaapor tierra, conviene fortificar los pasos abiertos de los montesperineos como se a dicho arriba y en los sitios ms ventajososde tal modo que con poca fuera se pueda ympedir el passo ydar tienpo a que se junte el ejrito para oponerse al del ene-migo.

    Tanbin es nezesario fortificar dichos pasos para resistir yympedir un movimiento que tentasen hazer los avitantes de lasprovinias ircunbesinas de Frania pues no es que para qual-quier movimiento de armas que levantasen a la frontera, aban-donen los habitantes ircunvesinos de Espaa, sus casas y can-pos para correr con todas sus fueras a la defensa de dichospassos con grandsimo gasto de las provinias como muchasvezes se a hecho en lugar que los dichos pasos podian ser de-fendidos y guardados por medio de la fortificacion con poconumero de gente y con ms seguridad de los pueblos as de losmovimientos que los de Frania tentasen hazer como tambinde pujantes y valerosos ejeritos y siendo fortificados los di-chos pasos, no slo servirn para la defenssa, pero tambin pa-ra la ofenssa porque todas las vezes /5/ que los pueblos quisie-ren entrar en Frania para alguna fain, tendrn la retirada se-gura y por la ventaja de los sitios que ay en los dichos montescon qualquiera poca ayuda del arte de la pala y apa puedencon mucha failidad y poco gasto fortificarse y sustentarse conpoca gente de manera que as los ircunvesinos como los de-ms restantes de Espaa quedarn seguros y ella errada por laparte que configna con Frania.

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    Para ympedir la entrada de una armada por mar conbienefortificar los puertos de la costa de Spaa en sitios aventaja-dos (como se a dicho arriba) de manera que la armada no ten-ga abrigo en ninguno dellos ni comodidad de echar gente entierra.

    Las fortificaiones para la defensa de los puertos han deser colocadas en sitio que tenga algo de lo alto y tambin de lollano para poder hazer el efecto que la artillera suele hazer dearriba abaxo lo qual llaman los prticos artilleros tiro d [l] fi-co para echar a fondo qualquier vajel y lo del llano para el tirorecto que llaman punto en blanco, para ofender y batir la obramuerta del vajel que ay enima del agua.

    Asimismo se deve procurar que dicho sitio tenga las ma-yores ventajas que fuere posible contra la expugnain lasquales particularmente son cuando no se les puede ympedir elsocorro por tierra, porque el enemigo nunca puede ofender nibatir una fortaleza si no es metiendo pie en tierra, bien es ver-dad que por la parte del mar /5 v/ poda tentar ganarla porynterpresa siempre que el governador y soldados no fuesenvigilantes como por experienia se a visto en muchas partes,y si la plaza estuviese en mal sitio y tuviese el reinto dbil demodo que pudiese con brevedad ser expugnada y hubiese poralli alguna parte donde pudiese el enemigo estar al abrigo delos temporales y travesas del mar, podr tentar ganarla ma-yormente quando ni por tierra ni por agua espera socorro quede otra manera la enpresa es dificultuosa si los vajeles no tie-nen seguro el surgidero poco distante de la plaza que se deseaganar, para que la gente que est desembarcada en tierra, ten-ga la retirada segura, semejante facin sera mui dificultosa sino es que tengan el tiempo tan faborable que no est en riesgode dao notorio y se a visto muchas vezes que para poner enejecuin tal empresa no se a podido salir con ella por losyconbenientes causados de los acidentes del mar.

    Siendo pues la forma del sitio de Espaa casi penisolada(como se a dicho arriba) baada por tres partes de las agoasdel mar y dividida del reino de Frania con la asperidad delos perineos que le sirven de muralla y quedando asimismolos pasos de los dichos montes y los puertos de las costasbien fortificados, como queda arriba apuntado, sera ygnes-punable a qualquier /6/ acometimiento que el enemigo ynten-te ass por esta disposicin que se die como por su grandeay esfuero.

    /7/ En cumplimiento de lo que vuestra magestad fue ser-vido de mandar al capitn Marco Antonio Gandolfo, don Pe-dro Texeira y don Gernimo de Soto para que reconozcamoslas plazas y otros puertos de la provincia de Guipzcoa y enel particular desde Fuenterrava trmino della por la parte deFrania hasta el puerto de Guetaria con los pasos o esguaosdel rio bidassoa lo emos visitado con asistenia del duque deCiudad Real governador y capitan general de la dicha pro-vinia y don Gaspar de Carabajal gobernador de fuenterravade que representamos a V.M. lo que se nos ofreze y pareze,que se debria hazer para quedar defendida contra los yntentosque Frania pudiese ejecutar por esta parte.

    Para la defenssa de la provinia de Guipzcoa conbienefortificar los puertos de la costa de la mar y las plaas y pasosque tiene por donde se comunica con Frania vadeando el roBidasoa que es el que divide estas dos grandes provinias pa-ra estorbar a los ofensores cualquier acometimiento que inten-tasen a los quales con esta dispusiin y por ser el sitio de di-cha provincia spero y montuoso y defendido con pasos estre-chos que produen los perineos se les quitar el pensamientode yntentar la entrada y acometerla si no es que tubiesen algu-na inteligenia con los habitantes pues por pujante que seaqualquier ejrito, es berismil que un pas de semejante sitioy que estuviere fortificado nunca se ocuperar porque preven-dr el corto progreso que podr hazer como la experienia delarte militar /7 v/ a mostrado en muchas provincias semejan-tes a esta. Por la parte del mar es mas fcil que por tierra de-fender la provinia por tener la costa de Frania tan erca par-ticularmente para hazer una interpresa en sus plazas y as silos ofensores ocupasen el puerto del Pasaje sin duda ningunase seguiran grandes ynconbenientes por ser el ms prinipaly de mayores comodidades para vajeles de alto bordo, no solode esta provinia sino de toda la costa setentrional de Espaaasta el nombrado puerto del Ferrol en el reyno de Galiia, ypor ser tan becino a la costa y puertos de Frania con que sequitara todo el comercio a los naturales y ellos se podranconservar en el con failidad por la natural disposiin de susitio y no obstante que la plaa de Fuenterrava y pasos de elro bidaua estuviesen fortificados no bastaria para conserbar-se porque quedaran cortados fuera y sin esperana de socorroy asimismo le sera fil al enemigo ocupar San Sebastin porexpugnain por la gran bentaja que tendra asi por mar comopor tierra.

    Dvese considerar tambin la ymportania de que es estepuerto del Pasaje para la fbrica de todas suertes de vajelesque no solo se fabrican en el, pero para los que se hacen en losdems de la provinia y seoro de vizcaya que por no ser ca-paes para acavarse perfectamente en ellos los traen a el por sumucha comodidad y por goar de la experienia que los natu-rales an adquirido en la maestrana.

    De todo se ymfiere quan nezesario se a de procurar con ar-te y las ventajas del sitio fortificar el dicho puerto con tal for-taleza y requisitos que estorve la entrada y alojamiento aqualquier pujante armada que por el /8/ quisiere meter pie entierra y procurando asimismo que la fortificain que se lehiiere se site en sitio que con dificultad se pueda espugnarpor tierra por medio de la pala y apa y que no se le puedanympedir los socorros de afuera y quede segura de una ynter-pressa y procurando cubrir los ramparos, plazas del reinto es-tradas y alojamientos sin que por la ynperfein de el sitiopuedan ser ofendidos ni descubiertos de las ofensas del enemi-go ni eminencia de fuera.

    El dicho puerto esta en tal sitio que aunque se fortifiquecomo se die requiere tambin para su perfecta defensa se for-tifiquen las plazas de San Sebastin y Fuenterrava porque siel enemigo ganase a San Sebastin, siendo dueo de aquella

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 147

    plaza con failidad podra con el calor dellas ocupar algunpuerto de parte de tierra de donde le quitase totalmente el so-corro y asimismo a Fuenterraba y pasos del rio Bidasua aun-que estuviesen muy fortificados quedaran cortados fuera y sinpoder reibir socorro de Espaa y si se perdiese la plaza deFuenterrava el enemigo sera seor de toda aquella parte depuerto que queda de su lado, no estando fortificada, y el canaly entrada del sera comn sin poder serbir para nuestros vaje-les ni los de Frania, por ser la defensa de ambos lados del Pa-saje como por la planta se juzga claramente, y si el fuerte estu-viere situado en el lado de la orilla de Fuenterrava como loest el comenado de santa ysavel, el enemigo no podr ympe-dir la entrada a nuestros bajeles aunque tuviese ocupada la di-cha plaza de Fuenterrava y sera menester ganase el dichofuerte, el qual si bien por tierra /8 v/ quedara privado del so-corro no lo estara por el agua y al contrario si el fuerte sehiiese de la parte de San Sebastin no le podra quitar el so-corro de tierra, y el del agua i pues le sera fcil al enemigosiendo seor de la costa de aia Fuenterrava.

    Por lo qual ser necesario que Fuenterraba u otro lugar sipareciere ms a propsito en los pasos del ro bidasa est entoda defensa y tambin San Sebastin y la plaza de Fuenterra-ba, digo Guetaria, por asegurar su surjidero para que de todaspartes lo que de el dicho puerto del Pasaje as por tierra comopor mar con que se podr tener por segura la provinia pues nole queda puerto de mayor importania que los quatro dichos deFuenterrava, Pasaje, San Sebastin y Guetaria.

    De la villa de San Sebastin.La villa de San Sebastin esta situada en la costa del oca-

    no Cantbrico en una penynsola baada por la mar casi toda lamayor parte; el lado con que se comunica con la tierra firmees una lengua de arena que tiene de largo 2.500 pies y de an-cho 1.200 poco ms o menos, a la parte de la mar y setentrio-nal tiene un pequeo monte de pea en cuya eminencia est elcastillo que llaman de la Mota. De la parte de tierra tiene algu-nas eminenias y colinas poco distantes de su reinto como lomuestra la planta. El reinto est mal formado con poca de-fensa, no tiene terrapleno ni plaa sufiiente donde poder co-locar artillera para su defensa. El parapeto es /9/ de piedra ycal el qual es de poco serviio antes daoso a sus defensores,tiene dbiles puertas sugetas a la facin de petardos no tienefoso por la parte de tierra y conforme se halla esta con peligrode qualquier ynterpresa, as por la tierra como por la mar porestar tan bezina a Frania, y en particular por la parte del cas-tillo y lado de la mar por tener el monte algunas subidas cu-biertas por las quales se puede llegar al pie del reinto con es-calas porque las plaas que estn situadas en la orilla de lasaguas son deficultosas de ser expugnadas y quitarle el soco-rro, mas al contrapuesto son files de ser sopresas por la co-modidad de las aguas como la experienia en muchas partes loa mostrado. El terreno de la explanada y lengua de tierra pordonde se comunica con la firme es de arena montuosa y tienemuchos valles con los quales puede el enemigo benir cubierto

    hasta el pie de las murallas y tambin podr con la comodidadde sus montesuelos de arena plantar cmodamente las bateraspoco distante del reinto y a poco espaio; tiene algunos quar-teles cubiertos donde se podr alojar en breve tiempo y as elreinto de la plaza de San Sebastin est subjeto a la facinde una expugnain.

    Y por ser la forma del sitio de pinnsula, acto y fil a ladisposiin de la fortificain, los quales solo obligan a serfortificados con perfecta y buena regla solo por la parte de lagarganta de tierra por donde se comunica, por lo qual se puedefortificar /9 v/ con poco gasto porque por la parte que lasaguas la baan quedan seguras de la ofensa de la pala y apa yser bastante mediana forma de fortificaiones solo se deveprocurar que el reinto de la parte del agua tenga sufiiente de-fenssa y quede seguro de escalada.

    Por lo qual conbiene para asegurar esta plaza en la facinde una expugnain e ynterpresa que en la frente de su reintoo puerta a la lengua de arena que la junta con la tierra firme, sehagan dos baluartes de mediana proporin en sus dos estre-mos de un agua a otra que sera bastante para que quede defen-dida de la parte de tierra.

    Los quales baluartes an de tener sufiientes y capaes pla-zas para que la gente y armas hagan su ofiio en defender ladicha plaza y se deve hazer un fosso por donde se comuniquenlas aguas de la mar de un lado al otro con buenas inclusas queriiban y mantengan bastante agua en el y en medio del, y enel frente de la puerta hazer una media luna de estacada delreinto y para que queden los dichos dos baluartes en pro-porionada distania para la perfecta defensa conbiene derri-bar el baluarte viejo que llaman del Enperador porque ympideel efecto de los traveses de los dichos dos baluartes que se pro-ponen y ser de poco servicio y de forma antigua y no tenerplaza para poderse defender con que es mas de enbarao quede provecho y si se dexase en pie la defensa de los trabeses delos /10/ baluartes propuestos quedaran muy cortos y aogadoscon que no se consigue la perfecin de la defensa que el artepide como se puede ber por la planta y en la forma dicha esta-ra la frente de piedra referida fortificada segun buenas reglasde fortificain. Y si se quisiese conservar el baluarte viejo delenperador por aorrar gasto se podr aiendo ms pequeos losdos que se proponen en los estremos de la dicha frente con queno quedarn tan arrimados a el como se muestra en el disigniosi bien las defensas sern ms cortas y menos perfectas porquearn los tiros as de artillera como de mosquetera con mayordeclinain que los artilleros llaman de dfico y la experienciamuestra que no son de tanto efecto para la defensa como losque se arriman ms al plano que es lo que buscan las perfectasreglas de la moderna fortificain. Y asimismo conbiene quela cortina que queda en medio destos dos baluartes se lebantey terraplene con tierra hasta el parapeto viejo que es de tierra ycal y ygualado el plano de tierra sobre el se deve haer un pa-rapeto a prueba de tierra y faxina con que quedan las casasms cubiertas de la ofensa de las eminenias de afuera y tam-bin en alguna parte del reinto hazer algunas plataformas pa-

  • 148 E R A

    ra la artillera y mayor defensa del por las partes de la mardonde no puede haver continuados terraplenos.

    La lengua de arena que junta esta plaa con la tierra firmeque queda en frente de los dos baluartes es foroso esplanarlay bajar los dichos montezuelos de arena los quales forman al-gunos valles que servirn de /10 v/ trincheras al enemigo conque se puede arrimar cubierto al pie del reinto; haiendo loque se propone quedar segura esta plaa de una expugnainporque el enemigo tendr travajo quando yntente arrimarse aella porque no la puede acometer sino solo deste lado, y estesitio se puede defender con poca gente.

    Y para asegurarla de una facin de ynterpresa es nezesa-rio que las puertas estn seguras con buenos rastrillos, puenteslebadias, serraias y dobles puertas, con lo qual se puedenasegurar del efecto del petardo, y el reinto de la parte de lamar se deve lebantar hasta quedar seguro de una escalada ydarle mejor forma de defenssa, y procurar que tenga garitasbastantes y cuerpos de guardia, que sin embarao pase la ron-da en contorno y descubra la campana.

    Advirtiendo que las plaas situadas en la orilla de lasaguas particularmente las que tienen puertos de comerio dediferentes naiones, estn subgetas a ynterpresas si el que lasgovierna no est con gran vigilancia como la a mostrado la ex-perienia en dibersas partes.

    Las plazas que estn situadas en pennsula son difiles deser expugnadas mas al contrario son fciles de ser sitiados por-que ocupando el enemigo la parte de tierra y la cantidad de lagarganta de la dicha pennsula con poca obra de la pala y apacon brevedad se fortificar en tal modo que le faltar la espe-rana del socorro que pueda esperar de tierra /11/ y si por aguano pueden ser socorridas en breve tiempo sern perdidas sidentro no tubiere bastantes muniiones y bberes y por esto esnezesario quando el govierno dellas espera ejritos ocuparprimero que el enemigo los puertos de afuera de la entrada dela garganta de la pennsola con buenas fortificaiones, las qua-les deve de ser de tal calidad que quando se perdiesen no ha-gan dao en la plaa.

    De la plaa de Fuenterrava.La plaa de Fuenterrava est situada en la orilla del ro

    Bidasua que dibide a Espaa de Frania, su sitio es casi deforma de pennsula, est fabricada sobre peas su reinto, y lamayor parte baado del agua en pleamar, la entrada de partede tierra tiene de ancho 1.600 pies poco menos, quedndole ellugar de Endaya primero de Frania 2.500 a tiro de can, yquando la marea es llena baa las orillas de entrambas partes,quedando distantes de su barra 9.336 pies. El reinto de laparte de tierra tiene bastante defenssa de baluartes, quedandode la parte de la mar y Frania con poca defensa teniendo enalgunas partes terraplenos y plaas bastantes para jugar la ar-tillera, y en las otras no tiene comodidad para ello ni terra-plenos; tiene los parapetos dbiles de piedra y cal que son depoco provecho antes daosos porque siendo batidos de la arti-

    llera, las piedras que saltan ofenden a sus defensores que es-tn detrs del dicho parapeto /11 v/ y contiene foso para queel enemigo quede desviado del pie del reinto.

    Su reinto est seguro de interpresa as de la parte de tierracomo del agua por tener bastante altura con que est fuera depeligro de escalada porque tiene la mirada en algunas partes50 pies y en otras 60 poca ms o menos.

    Por expugnain por la parte del agua el enemigo con mu-cha dificultad cuando es bajamar se podr arrimar al reintocon ayuda de la pala y apa, como la experienia lo ha mostra-do en el sitio de la villa de Ostende. Por la parte de tierra le se-r al enemigo fcil a expugnarla por ser la campaa montuosay llena de valles y rboles en la qual hay quarteles cubiertospoco distantes de la plaa, y por las abenidas de los valles conel ayuda de los rboles los ofensores se podrn arrimar segu-ros de la ofenssa de la mosquetera poco distante de la mura-lla, y por ser el terreno a propsito para la facin de la pala yapa en brebe podrn llegar al pie del reinto, mayormente noteniendo foso, con que en poco tiempo, podrn bolar las minasy hazer la brecha por cuyo medio podrn dar el asalto para en-trar dentro; lo peor es que quedando dominada la plaza de al-gunas eminenias de afuera a tiro de mosquete descubren lamayor parte de los ramparos y de las plazas donde est la arti-llera y las casas quedan descubiertas y dispuestas a la ofenssa/12/ de la artillera del enemigo que por la bentaja y ayudadodel sitio con mucha brevedad podr plantar poco distante lasbateras, y por su medio le podrn quitar las defensas.

    Por sitio es cosa fcil de ser quitados los socorros as portierra como por mar por estar tan bezina a Frania y situadacasi en forma de pennsula y tan metida en la mar para que lossocorros de tierra no los pueda reibir sino con dificultad.

    Todas las vezes que el enemigo fuere seor del paso deBeovia y del lugar de Yrn y aquartelando su ejrcito de laparte de tierra y fortificando algn puesto del monte por dondebiene el camino del Pasaje es ymposible el poderles socorrer ypor la mar todas las vezes que el enemigo ocupase la punta delyguer mayormente teniendo sitio a propsito para fortificarseen breve podr ganar la torre de San Telmo que queda domi-nada y subgeta de la eminencia de los montes, que con pocaofenssa de artillera ser foroso a que los que la defendierense rindan luego y esto lo podr hazer con failidad por estartan vezino a Frania y siendo seor el enemigo desta punta es-torbar la entrada a los bajeles que binieren a socorrer la plaza,y aunque no pudiese ganar la dicha punta o torre por ser la en-trada y barra del ro distante de la plaza, a tiro de mosquetepodr llegar a ocupar y fortificar el enemigo algn puesto enmedio de la distancia de la dicha torre de San Telmo y Fuente-rrava con que /12 v/ har el mismo efecto ympidiendo siem-pre el socorro que poda esperar por la mar, como por la cartadel pas se puede considerar.

    Para asegurar la plaa de Fuenterrava as por expugnacincomo por sitio, y por ynterpresa es nezessario para la expug-nain hazer al presente el fosso de la parte de tierra, que pue-de comunicarse con el agua de un lado a otro, con sus inclusas

  • DE LA CARTOGRAFA A LA COROGRAFA: PEDRO TEXEIRA EN LA ESPAA DEL SEISCIENTOS 149

    para recibir y mantenerla bastante para su defensa, y en quantoa las eminenias de afuera y en particular la que queda a tirode mosquete casi alta y ygoal del ramparo opuesta a ella con-viene alar dos plataformas en el lugar que muestra la planta,y acabar el terrapleno, sobre el qual se lebantar un parapetode tierra y faxina con que quedarn el ramparo, plaas y casaspor esta parte cubiertas de la ofensa de estas eminenias, y lasplataformas descubriendo la campaa, y no ser fcil al ene-migo alojarse, ni menos plantar las bateras ni arrimarse segu-ro al fosso, y quando lo intentase, por ser lleno de agua, ten-dra gran trabajo a pasarle con las galeras y traveses de espal-das para llegar al pie del reinto y haer los hornos de la mina.

    El baluarte de San Felipe ltimamente hecho tiene toda suplaza y ramparo descubierto de una colina de la parte del Pasa-je a tiro de artillera; ser nezessario lebantarle para que /13/quede su plaza cubierta y acabar el terrapln de suerte quepueda tener bastante disposiin para jugar la artillera.

    Por la parte de la mar al presente por la bondad del sitio(como queda dicho arriba) est segura de la ofensa de la palay apa pero si se quisiese perfiionar la forma para mayor se-guridad por quedar mirando a Frania, ser necesario hazerdos baluartes como lo muestra la planta, adbirtiendo que enesta parte ay un pedao de muralla al pie de la iglesia mayorque amenaza ruina por estar de alto abaxo abierta y as sernezesario con toda presteza asegurarle con buenos estribosporque de otra manera en breve tiempo estar en tierra, ysiendo en el suelo ser nezessario gran cantidad de dinero pa-ra lebantarle de nuevo y hecho lo propuesto la plaza de Fuen-terrrava a qualquier poderoso ejrito que la quisiese ganarpor expugnain.

    Por ynterpresa es nezesario la puerta con buenos rastrillosy otras cosas particulares para la facin del petardo; el reintopor su altura est seguro de escaladas, fltanle algunas garitasy cuerpos de guardia para que quede en mayor seguridad.

    Por sitio es nezesario fortificar el cavo del Yger porque to-das las vezes que el enemigo fuere seor del la plaza de Fuen-terrava queda excluda de socorro por la mar y esto lo puedehazer con facilidad por ser la forma deste cabo angosta y largay particularmente /13 v/ en el puesto de la hermita que llamanSan Telmo hay una cortadura en la pea formada de la natura-leza mui profunda y con preipitada salida que se comunicadel un lado al otro con la mar, que le erca al cubo. Por lo qualcomo oy est el enemigo respecto de estar tan erca y su costaa la vista, en una noche oscura de ymproviso podr desembar-car con comodidad y con poca gente ocupar este puesto y porventaja del sitio por la dicha cortadura en breve se podr forti-ficar sobre ella con que quedara dividido y cortado de la partede tierra este cavo y ynexpugnable y lo mismo por la mar.

    La eminenia del puesto donde est la hermita de San Tel-mo descubre y seorea todo el sitio de la campaa y plaa deFuenterrava y si estuviese fortificado el enemigo con muchadificultad se podra aquartelar erca del reinto desta plaaporque le descubre y domina con la artillera todas las colinasy valles vezinas a ella y tambin la dicha fortificain asegura

    la punta del yguer que estndolo quedaba tambin aseguradoel socorro a Fuenterrava por la mar y siendo el enemigo due-o de esta pun