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De mi vida scout Vivencias en el Escultismo de Tenerife desde 1961 hasta 1980 Tomás de Armas Schmölzer

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Vivencias en el Escultismo de Tenerife desde 1961 hasta 1980. Autor: Tomás de Armas Schmölzer

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Page 1: De mi vida Scout

De mi vida scout

Vivencias en el Escultismo de Tenerife desde 1961 hasta 1980

Tomás de Armas Schmölzer

Page 2: De mi vida Scout
Page 3: De mi vida Scout

A Carmen Pilar, paciente amiga,

valerosa compañera, amante esposa.

“No niegues un beneficio al que lo necesita,

Page 4: De mi vida Scout

siempre que en tu poder esté el hacérselo”.

La Biblia - Proverbios 3,27.

“Somos la memoria que tenemos

y la responsabilidad que asumimos.

Sin memoria no existimos;

sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”.

José Saramago.

“De poco sirve el conocimiento sin sabiduría,

no hay sabiduría sin espiritualidad,

y la verdadera espiritualidad incluye siempre

el servicio a los demás”.

Pensamiento budista.

“... andaremos por los montes, por las selvas y

por los prados, cantando aquí, endechando allí,

bebiendo de los líquidos cristales de las fuentes...”

Miguel de Cervantes, en “Don Quijote”.

“Facilitar una buena acción es lo mismo que hacerla”.

Mahoma.

Page 5: De mi vida Scout

P R O L O G O

D E S I N E S I O D O M I N G U E Z

No puedo prologar un libro de Tomás de Ar-

mas Schmölzer, Tommy para muchas personas y pa-

ra mí decididamente también, sin referirme a él, casi

exclusivamente, y no al libro. Tommy es de esas per-

sonas que están tocadas por la varita mágica de la

buena mezcla, que no es otra cosa que unas dosis

precisas de honor y humanismo, unas porciones muy

bien medidas a partes iguales de bondad y amistad y

una pizca de técnica, apenas un toque a gusto de ca-

da cual. Todo ello ha de ser bañado con una salsa de

hierbas de humor, buen hacer y, desde luego, nada

de maldad porque no encajaría en esta receta.

Cuando conocí a Tommy tendríamos escasa-

mente siete u ocho años y, con esa curiosidad casi in-

sana de los niños, nos daba risa que no se enterara

de lo que hablábamos ni de lo que le decíamos, tal

era la distancia entre su inglés natal y nuestro espa-

ñol. A los cuatro meses ya hablaba perfectamente es-

Page 6: De mi vida Scout

pañol, al menos lo perfectamente necesario para

haberse hecho amigo de todos los compañeros del

colegio.

No he sabido hasta hoy, porque lo daba tan

por sentado, todo lo bueno que ha significado Tommy

en mi vida. Desde los tiempos, ya inmemoriales, de la

Peña Excursionista VI de Enero, PEVIE, en la que fue

persona clave para su unión y crucial para su funcio-

namiento, hasta hoy que salimos a pasear juntos y en

compañía de nuestras respectivas señoras y de otras

parejas de la Peña, que con ese nombre nos recono-

cen aún los amigos de aquel entonces. Y, ¡cosa cu-

riosa!, no se sorprenden, que pudieran muy bien sor-

prenderse dado los años transcurridos, de que siga-

mos estando juntos.

Tommy es una persona exenta de maldad y,

además, soslaya y disculpa a quien la pueda tener de

una manera sinuosamente embellecedora. Si durante

nuestros paseos en su coche, que él conduce con esa

flema británica que le es innata, alguien de otro co-

che, exasperado por alguna mala o lenta maniobra

nuestra, nos toca el claxon, Tommy no piensa que

ese tocador de bocinas es una persona maleducada.

Page 7: De mi vida Scout

No. Tommy piensa que es algún amigo, algún conoci-

do que nos saluda. Para no ser cruel con él y decirle

que ha hecho alguna maniobra rara y por eso nos han

tocado la bocina, le sigo la corriente y le comento: “Me

pareció, por la cara, que era tal o cual amigo”. Él lo

entiende mejor que yo, porque es más prudente, y pa-

ra que yo me dé cuenta de que él no se traga mi ex-

cusa, que es para su bien, me contesta: “Tal o cual no

debe ser, porque ese no es su coche”, con lo que me

está diciendo que, aún a sabiendas de que alguien

nos ha increpado, hay que pasarlo por alto.

Tommy es un sabio, al que quiero más que a

un hermano. ¿Y del libro? ¡Me olvidaba!

¿Y quién no se olvida del libro hablando de

Tommy?

Sinesio Domínguez Suria.

Page 8: De mi vida Scout

P R O L O G O

D E A G U S T I N G U I M E R A

En recuerdo de Ramón, Walter y Finky,

con la alegría de haber compartido

muchos ratos inolvidables.

El otro día desempolvé el álbum de mi etapa

scout. En aquellas fotografías se encerraba una dé-

cada feliz de mi vida y de sus páginas surgían un

montón de amigos y experiencias. A dos mil kilóme-

tros de mi isla, mi imaginación volaba de pronto hacia

aquel fuego de campamento en Vilaflor, con treinta

niños cantando el “Oro Negro” bajo la dirección de

Tommy. Aquel joven, con apellido extranjero y pelo

corto que tiraba a colorado, se había convertido en

nuestro líder hacía pocos meses.

Page 9: De mi vida Scout

El escultismo había supuesto para nosotros la

puerta mágica de un jardín como el de Alicia. En el

Santa Cruz de mediados de los sesenta no había de-

masiadas alternativas de expansión, como no fuesen

las excursiones colegiales, el deporte escolar, algún

remojón en el mar, los boliches en la calle y la OJE.

Pero esta última organización juvenil simbolizaba un

régimen político al que muchos padres, de raigambre

liberal, miraban con suspicacia. La fundación de un

grupo scout en las Escuelas Pías trataba de llenar un

tanto este vacío.

Con las espaldas guardadas por los curas y un

comité de padres – donde figuraban personas respe-

tadas por las autoridades --, unos jóvenes voluntario-

sos intentaban ofrecer a estos chicos una particular

visión del mundo. Tommy fue uno de estos scouters

comprometidos. Mediante una paciencia infinita y la

dedicación de algunos colaboradores, nos descubrió

una isla recóndita, el placer de la aventura y un hori-

zonte cosmopolita.

El olor a cuero me sigue recordando aquellos

uniformes y ceremonias entrañables, donde se reafir-

maba nuestro sentimiento de pertenecer a una her-

Page 10: De mi vida Scout

mandad mundial, nuestro espíritu de servicio a los

demás. La sequedad del pinar de Guadarrama y el

aroma de la tierra mojada me transportan todavía a

los montes de mi tierra donde experimentábamos frío,

calor, sed, cansancio y alegría durante aquellas

acampadas con Tommy. No sólo nos enseñó los nu-

dos, el morse o la orientación sino, lo más importante,

nos ayudó a forjar una personalidad, un talante distin-

to. A la manera de una esponja absorbimos conoci-

mientos y actitudes.

Nos mostró el camino para ser independientes.

Fuimos sin saberlo ecologistas avant-la-letre y apren-

dices del compromiso social. Una especie de fuerza

interior, destinada a la futura mejora de nuestro entor-

no y la lucha contra la injusticia, se nos quedó graba-

da en el mapa de nuestra adolescencia como si se

tratase de aquella carta estelar que estudiábamos a la

luz de una linterna.

Quizás el escultismo haya perdido algo de

atractivo en relación al enorme abanico de posibilida-

des de ocio, formación y cooperación humanitaria que

ofrece nuestra sociedad actual. Quizás nos asalte una

sonrisa al rememorar algunas consignas y valores de

Page 11: De mi vida Scout

un tiempo distinto. Pero creo que lo esencial de aquel

mensaje permanece incólume.

Fuimos afortunados al contar con un líder co-

mo Tommy en un momento crucial de nuestras vidas.

El legado de aquellos años inolvidables ha creado la-

zos de amistad que aún perviven entre nosotros. Y

todo ello se lo debemos a Tommy y a los demás que

nos guiaron por aquel sendero.

Las páginas que siguen evocan muy bien una

época y un estilo de vida diferentes, pero cargados de

ilusiones. Y en este libro Tommy da fe notarial de

aquellos años ofreciéndonos una información muy

completa. Reseña los nombres sonoros de aquellas

unidades de lobatos, scouts y escultas, que evocaban

una isla primigenia, la Arcadia literaria de los guan-

ches. El autor pasa lista también a aquella pléyade de

jóvenes jefes y padres que sacrificaron mucho tiempo

libre al escultismo. ¡Cuantas cosas hicimos! ¡Cuanto

entusiasmo vertimos en aquellas marchas y acampa-

das, en aquellas reuniones de los sábados en el lo-

cal! Muchísimos niños y adolescentes de Santa Cruz

somos en parte deudores de aquel ambiente excep-

cional. Ojalá podamos contar con otros libros como el

Page 12: De mi vida Scout

que se nos ofrece aquí, para seguir reconstruyendo

nuestra pequeña historia.

Cuando me asalta la nostalgia me adentro en

alguna vereda de Navacerrada con la esperanza de

captar en el silencio del bosque las voces de aquellos

niños y su jefe scout, donde el pasado revive en otra

persona, en un adulto afortunado.

¡Buena caza!

Agustín Guimerá. Madrid, Abril 2000.

Page 13: De mi vida Scout

E X P L I C A C I O N D E L A U T O R

Decía Oscar Wilde que para escribir solo se

necesitaban dos condiciones: tener algo que contar y

contarlo. Hace mucho tiempo que pensé en escribir la

historia de los primeros años del Grupo Scout 7 “Ze-

bensui”, nacido de la fusión del veterano Grupo “Gran

Tinerfe” con el más joven y efímero Grupo “Anaga”.

Una historia creo que prácticamente desconocida pa-

ra la mayoría de los actuales componentes del Grupo.

Siempre me proponía hacerlo ya y siempre

surgía algo que me obligaba a posponer para más

adelante este trabajo. Durante este tiempo algunos

antiguos componentes del Grupo hemos escrito pe-

queñas reseñas, indicando los hechos más destaca-

bles del acontecer del Grupo cada año de su vida.

Otros nos habíamos comprometido a escribir esta his-

toria en serio pero, por unas razones o por otras, nun-

Page 14: De mi vida Scout

ca lo hacíamos. Y así han ido transcurriendo los

años…

Pero algo me ha hecho decidirme ahora y sa-

car el tiempo necesario de donde haga falta. Creo que

ese algo ha sido ver como, en febrero de 1999, co-

menzaban a caer bajo la piqueta los viejos muros del

que fue nuestro “Local” de siempre, nuestro Local de

tantos años, nuestra pequeña casa de la calle Ramón

y Cajal. Al menos el local de aquellos que vivimos el

Grupo en los casi treinta años transcurridos desde

1968 hasta ya mediados los años 90 y por el que, ló-

gicamente, sólo podemos sentir especial cariño quie-

nes lo ocupamos alguna vez. A nuestro viejo y destar-

talado Local le ha llegado la hora del derribo y segu-

ramente la pequeña casa terrera será sustituida por

un nuevo edificio de varios pisos.

Así es la vida y no nos queda más remedio

que aceptarlo, pero nadie puede negarnos el derecho

a nuestros recuerdos, a la nostalgia por “nuestro Lo-

cal”. Estoy seguro que, a partir de ahora, cada vez

que pasemos por donde estaba situado, tendremos

un breve y entrañable recuerdo para él.

Page 15: De mi vida Scout

Puesto a escribir la historia del Grupo “Zeben-

sui”, pronto me di cuenta que era algo imposible para

una sola persona pues, aunque los hechos siempre

son los hechos, la óptica bajo la que se los ve es dife-

rente en cada individuo. Al final iba a resultar “mi” his-

toria del Grupo y por ello mismo parcial e incompleta.

Así que me he decidido a escribir, efectiva-

mente, mi paso por el Escultismo activo, desde mi in-

greso en 1961 hasta mi retirada definitiva en 1980. Y

al ser uno de los fundadores del Grupo, estoy narran-

do igualmente lo que para mí y según mis recuerdos

resulta más destacado de su historia hasta el momen-

to en que lo dejo en otras manos. Naturalmente,

siempre queda abierta la posibilidad de que otros

completen o corrijan mi relato.

También me refiero a las actividades y aconte-

cimientos más destacados, sucedidos durante mi pa-

so por la Comisaría de Zona, con lo que completo mi

historia.

Espero que quienes me lean y observen erro-

res o la falta de datos o hechos importantes me lo

comuniquen, para hacer las pertinentes correcciones.

O bien que escriban su parte, y así lograr entre todos

Page 16: De mi vida Scout

que la historia del Escultismo en Tenerife en los años

a los que hago referencia sea lo más completa y obje-

tiva posible.

Los hechos sucedidos en los años posteriores

a mi marcha, tanto del Grupo como de la Zona, debe-

rán ser contados por quienes los vivieron de cerca, a

lo que desde estas páginas les animo de todo cora-

zón.

Tenerife, febrero de 1999.

Page 17: De mi vida Scout

A G R A D E C I M I E N T O S

Esta narración hubiera sido imposible sin la

ayuda de Oscar Bennasar González, quien ha suplido

parte de mi conocida y ya proverbial mala memoria,

ordenando cronológicamente algunos hechos que yo

recordaba pero no situaba adecuadamente.

Tanto a él como a Octavio Armada Vernetta,

Luis Alberto Arnay de Armas, Alberto García Rojas,

Agustín Guimerá Ravina, José Carlos Marrero Gonzá-

lez, Fernando Martín Álvarez y al Padre Fidencio Pe-

ña Vicario debo el que me hayan recordado sucesos

interesantes de aquellos años.

También he recibido una importante ayuda de

mi esposa, Carmen Pilar Castro Hernández, tanto por

los recuerdos compartidos como por sus ideas para

obtener datos y fechas.

Sinesio Domínguez Suria y Agustín Guimerá

Ravina me han prologado este libro y a ambos, en un

exceso de cariño, lo único que les ha faltado ha sido

Page 18: De mi vida Scout

proponer mi beatificación. Yo sabía que me arriesga-

ba a eso. Ellos saben que su amistad y afecto son co-

rrespondidos.

Diego Hidalgo Willis y Armando Sigut Carrace-

do me han ayudado técnicamente a dar forma a este

libro, recomponiendo alguna de mis torpezas frente al

ordenador.

En fin, alguno de mis antiguos scouts y de los

scouters con los que compartí responsabilidades du-

rante esos años, enterados de mi trabajo, me han

aportado sugerencias y ánimos.

A todos, mi gratitud y mi cariño.

Page 19: De mi vida Scout

UNA INTRODUCCION NECESARIA

Yo soy “de la Peña”. En ella adquirí una parte

importante de lo que soy.

La Peña, cuyo nombre completo es el de Peña

Excursionista “VI de Enero”, también conocida por sus

siglas: PEVIE. Nombre que incluye una fecha llena

de ilusión y de felicidad para niños y jóvenes de cual-

quier edad y que para nosotros, sus integrantes, sim-

boliza precisamente eso: ilusión y felicidad.

La Peña constituyó un grupo singular, tanto

por su esencia como por su propia creación. En lo

primero, porque su actividad principal fue -- y sigue

siendo, en ocasiones -- la de caminar por montañas,

valles y barrancos, por las tierras todas de nuestras

islas. Una actividad a la que hoy podríamos darle el

nombre de senderismo y en ocasiones hasta de tree-

king pero que entonces no tenía ninguna denomina-

ción específica salvo, tal vez, la de excursionistas,

Page 20: De mi vida Scout

como refleja el nombre de nuestra Peña. No éramos

exactamente montañeros ni tampoco escaladores.

Nuestra meta nunca fue llegar a lo alto de ninguna

montaña ni hacer el camino más difícil o arriesgado.

De hecho, sólo éramos unos caminantes que disfru-

taban del esfuerzo de la caminata, de la voluptuosi-

dad del descanso, del espectáculo de los paisajes, de

sentirnos libres en medio de lo que la Naturaleza nos

ofrecía, de montar nuestras tiendas exactamente

donde nos daba la gana -- siempre, eso sí, con el

permiso de los propietarios --, de encender nuestras

fogatas sin más límites que nuestra responsabilidad y

sentido común. Eso de caminar por los montes aún no

estaba de moda y éramos muy pocos los que lo prac-

ticábamos en nuestra tierra. De hecho, en más de una

ocasión se nos preguntó, en pequeños pueblos de

nuestras islas, que cuánto nos pagaban por caminar

por ahí. Y no podían entender que lo hiciéramos por el

simple gusto de hacerlo.

En lo segundo, la Peña fue singular por haber

sido el único colectivo independiente y permanente

creado en el seno de una juventud escolar muy en-

corsetada y dirigida, la de un colegio de curas de fina-

Page 21: De mi vida Scout

les de los años 50 del siglo XX, en la que las activida-

des lúdicas se limitaban a los tradicionales deportes,

como el fútbol, el baloncesto, el voleybol y, como ex-

cepción, algo de atletismo. La Peña la constituimos

diez muchachos de entre doce y trece años, siete de

los cuales éramos alumnos del colegio de las Escue-

las Pías, del “Quisisana” y que, sin ninguna dirección

por parte de nadie, nos dedicábamos a una actividad

deportiva poco usual. Y esta circunstancia hizo que la

Peña fuese popular en el colegio. Al fin y al cabo, y

como ya dije, era un grupo constituido al margen de la

disciplina escolar, totalmente independiente, y que en

todos los años de vida colegial se nos conoció a no-

sotros, sus integrantes, como un equipo sólido y muy

unido. Además, en alguna de nuestras excursiones

admitíamos la compañía de compañeros del colegio o

de amigos, lo que hizo que se nos conociera aún

más.

Aún hoy, entre nuestros antiguos compañeros,

se nos sigue conociendo como “La Peña”.

Con la Peña pasé de la infancia a la adoles-

cencia. En la Peña aprendí a discutir, a argumentar, a

defender mis posturas, a aceptar las decisiones de la

Page 22: De mi vida Scout

mayoría. Nuestras reuniones eran algunas veces bo-

rrascosas, pues cada uno quería imponer sus criterios

a los demás y allí se armaba más de una vez la mari-

morena. Pero eso nos estaba enseñando, paulatina-

mente, a dialogar y a entender que no todos teníamos

que pensar lo mismo, que las cosas tienen distintas

ópticas y enfoques. Y todo ello estoy seguro que nos

sirvió a todos; por lo menos puedo asegurar que para

mí fue muy importante esa experiencia.

Otra cosa que aprendí fue a ordenar una reu-

nión. Aquellas discusiones interminables, bizantinas,

vehementes, en las que cada uno repetía hasta la sa-

ciedad su punto de vista sobre un tema determinado,

nos llevaron finalmente a todos al aprendizaje de las

bases más elementales del desarrollo de una reunión.

Si queríamos llegar a alguna parte no teníamos más

remedio que buscar el camino y así fue como, poco a

poco, empezamos a establecer y aceptar unas nor-

mas de conducta en el desarrollo de nuestros deba-

tes. En el arte de organizar las discusiones y llegar a

un consenso mayoritario, algunos de nosotros termi-

namos por hacernos unos verdaderos expertos. Y eso

me serviría de mucho en el futuro.

Page 23: De mi vida Scout

También nos acostumbramos a compartir. Las

excursiones de varios días te hacen comprender que

la solidaridad entre compañeros marca la diferencia

entre pasarlo bien o mal, que el trabajo en equipo es

esencial para el buen resultado final. Aprendimos

también que el enfrentar las dificultades con buen

humor es tan importante como un buen conocimiento

de las técnicas.

La primera excursión de la Peña tuvo lugar el 4

de enero de 1957, cuando sus integrantes rondába-

mos los 13 años de edad. Sus actividades perduraron

oficialmente hasta 1965, aunque con posterioridad

hemos seguido saliendo esporádicamente, ya con

nuestras respectivas familias. Y así hasta hoy…

La Peña la formamos Oscar Luis Bennasar

González, Acisclo Delgado Pego, Sinesio Domínguez

Suria, Ruperto González Blanco, Gumersindo Gonzá-

lez González (“Sindo”), Roberto López Hernández

(“Tito”), Pedro Marrero Rodríguez, Jorge Jesús Rodrí-

guez Morales (“Chicho”), Nestor Santana Padrón y yo

mismo (“Tommy”).

Page 24: De mi vida Scout

Y aquel pequeño grupo de amigos comenzó a

organizarse. Las cortas excursiones de un sólo día

precisaban solamente del acuerdo de unos cuantos,

pero al empezar a realizar salidas de varios días la

cosa necesitaba cierta preparación. Y así aparece la

necesidad de que alguien se ocupe de llevar un boti-

quín de primeros auxilios; de que otro se asegure que

llevamos lo necesario para hacer nuestras comidas;

que exista un responsable de cuidar nuestras tiendas

de campaña y otro material; que otro se ocupe de

controlar nuestros gastos comunes; que alguno, en

fin, redacte una breve crónica de la excursión que nos

sirva de recuerdo.

Con el tiempo, la Peña decide que es hora de

que se nos distinga por algo más, y se elige un uni-

forme: camisa y pantalón de color beige, botas de

cuero, boina negra con la inscripción Pevie en letras

rojas y una pequeña silueta del Teide en color blanco,

y un pañuelo verde al cuello son los elementos más

llamativos del mismo.

La Peña continuó su singladura durante varios

años. Creó un Lema: Unión y Amistad. Creó su propio

Himno, con letra y música. Por lo demás, no todo eran

Page 25: De mi vida Scout

excursiones, pues también se organizaron fiestas y

“guateques”, así como salidas en guagua con familia-

res y amigos. Editábamos una pequeña revista – en la

que quedaron reflejadas nuestras actividades de

aquellos años --, confeccionamos un par de banderi-

nes para obtener fondos y con igual fin organizamos

un negocio de elaboración y venta de colines,…

Y nosotros seguíamos creciendo…

Fueron años de alegría y de libertad. He de re-

conocer que las circunstancias nos favorecían en casi

todo. Cierto es que teníamos algunas carencias, pues

a la dificultad de conseguir equipo adecuado en los

comercios se unían nuestras relativas limitaciones

económicas y la dificultad generalizada en las comu-

nicaciones. Pero, en conjunto, lo tuvimos práctica-

mente todo a favor. La casi inexistencia de aficiona-

dos a caminar los montes nos convertía en dueños

casi absolutos de nuestra tierra. Quien nos veía con

nuestras mochilas a la espalda podía pensar que es-

tábamos locos pero, como siempre pedíamos permiso

para acampar cuando estábamos en terrenos particu-

lares y en todo momento procurábamos comportarnos

adecuadamente y dejar todo limpio al marcharnos,

Page 26: De mi vida Scout

nunca tuvimos ningún tipo de problema con nadie. Y

así pudimos hacer y deshacer lo que nos vino en ga-

na, caminar por donde nos pareció mejor, montar

nuestras tiendas en cualquier parte, convivir con gen-

tes de los más apartados lugares de nuestras islas,

conocer a personas increíbles -- algunas maravillosas

-- en muchos sitios, empaparnos de nuestra tierra y

de sus gentes.

La Peña en “Dos Aguas”, una de las entradas al Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, en la isla de La Palma.

El autor y Oscar Bennasar son el primero y el tercero por la izquierda, respecti-vamente.

(Fotografía del archivo del autor).

Page 27: De mi vida Scout

Como glosario a las mil y una anécdotas que

nos sucedieron en aquellos años me permitiré repro-

ducir aquí lo que escribí en una parte del prólogo de

la publicación restringida Recuerdos de la Peña Ex-

cursionista “VI de Enero”, y que dice:

“Nos referiremos, únicamente, a los lugares

curiosos en los que alguna vez tuvimos que dormir,

bien porque las circunstancias nos obligaron a ello,

bien por ser más cómodo que montar y desmontar

nuestras tiendas de campaña, y sin incluir las veces

que dormimos al raso ni las que ocupamos alguna

cueva que encontramos al paso ni, naturalmente,

nuestras propias tiendas.

“En nuestra isla de Tenerife podríamos desta-

car la vez que nos tocó dormir en un establo en el

pueblo de Taganana, a la vera de varias rollizas y rui-

dosas vacas. También en un bar-restaurante, con-

cretamente en el del Portillo de las Cañadas del Tei-

de. Tuvimos angelicales sueños en una pequeña sa-

cristía en el pueblecito de Las Carboneras, en las

cumbres de Anaga. Finalmente, y sin que la relación

sea exhaustiva, en una ocasión plantamos nuestras

tiendas en plena Avenida de Colón del Puerto de la

Page 28: De mi vida Scout

Cruz, cuando todavía estaba en obras, aunque a pun-

to de ser inaugurada.

En la isla de La Palma tuvimos el honor de

dormir en el teatro y salón de actos de un monumen-

to histórico-artístico, en la llamada casa de los Márti-

res, de Tazacorte. También en esta isla nos tocó per-

noctar varias noches en la biblioteca pública de San

Andrés y Sauces, así como una noche en el patio de

una casa particular en El Paso.

Fue en la isla de La Gomera donde dormimos

plácidamente en un pequeño empaquetado de plá-

tanos, en el bello pueblo de Hermigua y, posterior-

mente, en medio de una fábrica de bloques del no

menos bonito Vallehermoso.

En la más pequeña de nuestras islas, El Hie-

rro, tuvieron la deferencia de permitirnos pernoctar en

el Salón de Actos del Ayuntamiento de Valverde,

aunque previamente nos habían ofrecido hacerlo en

el aún no inaugurado Hospital. Dormimos, también, en

los salones del Casino de Sabinosa, inmediatamente

después de haber participado de forma activa en el

correspondiente baile. También, y aunque parezca

mentira en quienes se tenían por unos excursionistas

Page 29: De mi vida Scout

serios, pernoctamos una noche en una pensión en El

Pinar, ¡abonando tarifa!.”

Lo anterior hará comprender lo singular de la

época que nos tocó vivir y disfrutar. En todas partes

se nos recibió con cortesía y amabilidad y ello propició

tan curiosos alojamientos, de todo punto impensables

en los tiempos actuales. Por eso afirmo que fuimos

muy afortunados.

Cuando esto escribo ya se nos han ido para

siempre tres componentes de la Peña. Primero Pedro

Marrero, muy joven, en un accidente de tráfico, y lue-

go Roberto López y Chicho Rodríguez, de distintas

dolencias. Por su parte, Acisclo y Nestor hace años

que perdieron el contacto frecuente. Los demás, sin

embargo, seguimos muy unidos y continuamos disfru-

tando de nuestra mutua compañía y amistad. Algunos

incluso salimos juntos casi todas las semanas. Y eso

sigue siendo una gran suerte.

oooOooo

Page 30: De mi vida Scout

Y todo lo anterior, a quienes conocen el Escul-

tismo, ¿a qué les suena? Tanto por la edad de los

componentes de aquella Peña como por su organiza-

ción interna, por sus actividades, por su espíritu...

¿hay algo más parecido al ideal de una Patrulla

Scout?

Page 31: De mi vida Scout

E N L O S S C O U T S

1961

Y a todo esto, estamos en 1961.

Hacia la Navidad del año anterior, 1960, media

docena de chicos de entre 13 y 14 años y en su ma-

yoría alumnos del colegio “Quisisana” de las Escuelas

Pías, habían decidido crear una Patrulla Scout, a la

que llamarían “Albatros”, integrada por José María de

Cobos Sisterne, Hernán García Díaz, los hermanos

Luis y Javier Martínez González-Palenzuela, Francis-

co Nóbrega Armas, José Alberto Pérez Quintero, An-

tonio Piñero Mena, Amalio Tejedor Salguero y alguno

más que no logro recordar. Ellos no lo sabían, pero lo

cierto es que estaban poniendo la primera piedra de

un sólido, hermoso y duradero edificio.

Durante varios meses desarrollaron ellos solos

actividades de tipo scout, pero sabían que si querían

que su iniciativa permaneciera necesitaban la inter-

Page 32: De mi vida Scout

vención de adultos y de personas con experiencia en

actividades de aire libre, por lo que se pusieron en

contacto con el Padre Enrique Villegas Trujillo, quien

también desde hacía unos meses tenía casi formada

una Manada de Lobatos en el Colegio, y le pidieron

su colaboración, indicándole al mismo tiempo la con-

veniencia de ponerse primeramente en contacto con

alguno de los miembros de la “Peña”, integrada en su

mayor parte por alumnos del último curso – PreUni-

versitario se llamaba -- del propio colegio.

Por otra parte, desde mediados del mes de

agosto se ha ido formando, también de forma espon-

tánea, otra Patrulla Scout, a la que sus fundadores

dieron el nombre de “Halcones”, e integrada por Ja-

vier Fernández de Villalta, Manuel Losada Cabrera,

Juan Antonio Muñoz-Reja, Ignacio Zerolo Sáez y José

Luis Zubieta Zárraga, entre otros.

El Padre Enrique contactó conmigo a primeros

de septiembre, me dio un par de colorines y revistas

en las que se decía alguna cosilla sobre los scouts y

me convenció para que asistiese con él a una reunión

que tendría lugar hacia mediados de mes. Reunión a

la que asistiría también Luis Martínez González-

Page 33: De mi vida Scout

Palenzuela, que en aquellos momentos era el Guía de

los “Albatros”, así como un montañero conocido suyo,

Javier Riquelme Soler, quien les había ayudado a for-

mar su Patrulla.

Efectivamente, la reunión tuvo lugar con la

asistencia de los cuatro citados, en el enorme caserón

de madera que las Escuelas Pías tenían por entonces

en la Rambla y donde se impartían las clases de Pri-

maria. El resultado es que allí se decidió dar vida al

Grupo Scout “Gran Tinerfe”, que sería dirigido por

Javier, mientras el Padre Enrique, además de ocupar-

se de la incipiente Manada de Lobatos, sería nuestro

Consiliario, y yo me haría cargo de la Tropa, de mo-

mento con las dos Patrullas citadas. Se determina

igualmente que el Grupo se distinguirá por un pañuelo

amarillo con cenefa negra. Por su parte, Luis Martí-

nez seguiría en su Patrulla, a la que sus miembros

decidieron cambiar el nombre por el de “Perdigueros”.

Y no era broma lo que pretendíamos hacer,

pues no debe olvidarse que por aquél entonces el sis-

tema político imperante nos consideraba ilegales, al

estar permitidas únicamente las organizaciones juve-

Page 34: De mi vida Scout

niles dependientes del régimen. Sin embargo, lo cierto

es que no tuvimos demasiados problemas, gracias a

algún subterfugio del que les hablaré más adelante, al

sentido común de la mayoría de las autoridades del

momento y, sobre todo, a que pronto pudo compro-

barse que ninguno de nosotros estaba allí por cues-

tiones políticas o banderías de ningún tipo.

oooOooo

Por otra parte, hacía pocos meses que se

acababa de constituir la Asociación de Antiguos Ex-

ploradores de Santa Cruz de Tenerife, integrada ex-

clusivamente entonces por miembros que fueron de la

Institución de los Exploradores de España, versión

nacional de los Boy Scouts creados en Inglaterra por

Robert Baden Powell y expandidos por el resto del

mundo.

Uno de sus promotores e integrantes, Juan

Perera Marrero, había iniciado en los primeros meses

de 1959 – en el verano de dicho año ya realizó una

acampada -- la puesta en marcha el Grupo Scout

“Ucanca” entre los muchachos de su entorno. Se tra-

Page 35: De mi vida Scout

taba de un hombre ordenado y disciplinado, muy im-

buido del espíritu del Escultismo original, tenaz y per-

severante, a quien su impenitente soltería le permitió

dedicar tiempo, dinero y esfuerzos a una labor impa-

gable durante muchos años. Además, fue el primero

que reunió, ordenó y conservó convenientemente una

gran parte del legado de los Exploradores, pues en su

Local (al que llamaban “El Rancho”) destinó un par de

habitaciones exclusivamente a tal menester.

De entre sus colaboradores recuerdo espe-

cialmente a Francisco Sabina Galindo, hombre ani-

moso, de una gran bondad y con un espíritu eminen-

temente colaborador, quien dirigiría durante varios

años la Manada de Lobatos del Grupo, así como a

Miguel García Delgado, quien colaboraba haciendo de

cocinero en las acampadas y como instructor en tal

Especialidad.

Con respecto a los Exploradores de España, y

para situar los hechos en su contexto, debo recordar

que se constituyeron en nuestro país en 1911, a ima-

gen y semejanza del escultismo internacional -- aun-

que con algunas características que lo hacían ligera-

Page 36: De mi vida Scout

mente diferente --, de la mano de Teodoro de Iradier

Herrero, por entonces capitán de caballería, y de Artu-

ro Cuyás Armengol, publicista y escritor. La Asocia-

ción inició sus actividades en el año 1912. Desde en-

tonces y hasta su suspensión una vez terminada la

guerra civil, en 1940, muchos de los instructores de la

Institución fueron también militares. Habría que indi-

car, además, que los que superaban determinado ni-

vel en los Exploradores se beneficiaban luego de una

importante rebaja en la duración de su servicio militar.

Por esa tradicional vinculación, la aparición de los

scouts en el panorama juvenil de aquellos años 60 no

fue mal recibida por el Ejército, uno de los principales

poderes del momento.

Todo esto que afirmo puede parecer ahora

pueril, pero es cierto que muchos de los primeros in-

tegrantes de nuestros Grupos eran hijos o nietos de

militares que habían pertenecido a los Exploradores,

asociación de la que nosotros nos reconocíamos con-

tinuadores. Y todo ello nos daba cierta cobertura. De

hecho, las primeras siglas de nuestra Asociación fue-

ron las de ANEDE – que corresponden a las de Aso-

ciación Nacional de Exploradores de España -- y en

Page 37: De mi vida Scout

cuyos Estatutos se afirma que esta asociación es con-

tinuadora de aquella. Sólo algunos años más tarde

pasaría a utilizarse la terminología scout, aceptada in-

ternacionalmente, llamándose desde entonces como

hoy, ASDE, Asociación de Scouts de España.

Como ejemplo de las raíces que nuestra orga-

nización tenía en el estamento militar, contaré una

anécdota que nos sucedería bastantes años más tar-

de: con ocasión de la organización del Campamento

Nacional celebrado en nuestra isla en 1979, visitamos

varios meses antes al entonces Capitán General de la

región, Teniente General D. Jesús González del Ye-

rro, para solicitar la colaboración del Ejército en la ins-

talación de las comunicaciones internas del referido

campamento. Pues bien, el Teniente General nos

sorprendió al recibirnos sonriente en la puerta de su

despacho de Capitanía, saludándonos con la Seña

Scout. Mientras él mismo cerraba la puerta, nos expli-

có que en su juventud había sido Rover-Scout...

Abundando en lo que digo, es de destacar que

el primer presidente de los Antiguos Exploradores en

la provincia sería el General D. Lorenzo Machado

Méndez, sucediéndole el Coronel D. Francisco Arriaga

Page 38: De mi vida Scout

Adam, así como que hasta comienzos de la década

de los 90 el Vicepresidente fue el también Coronel D.

Luis Arnay Molina.

De lo dicho anteriormente se comprende el

porqué en aquellos años – e incluso, por parte de al-

gunos, todavía hoy en día – se nos tildaba de “solda-

ditos”. Cierto es que algo de la parte castrense de

nuestro fundador, Robert Baden Powell, General en la

reserva del Ejército británico, tenía que haber en una

organización creada por él y también es verdad que

en tiempos de los Exploradores, en las décadas de

los años 1910 a 1930, muchas de las actividades te-

nían ese fondo. Pero no es menos cierto, como bien

sabe el que nos conozca, que el Método Scout, como

organismo vivo que es, siendo siempre el mismo, utili-

za distintos medios en función del momento que vive

la sociedad y de las preferencias de los jóvenes, por

lo que hoy lo poco que aún pervive de aquellas for-

mas originales es el espíritu de orden y disciplina, en

nuestro caso aceptada voluntariamente y sin la cual

ninguna organización es realmente fuerte, así como el

sentido del honor, el respeto a la palabra dada. Y

esos son valores siempre positivos.

Page 39: De mi vida Scout

En cuanto al subterfugio al que me referí ante-

riormente, consistió en aprovechar que nuestro Grupo

nacía en un colegio religioso para obtener del Obis-

pado el respaldo necesario para obviar los problemas

que una asociación no legalizada tendría ante las

Bella composición fotográfica de nuestros tradicionales sombreros, debida a la cámara de Luis Alberto Arnay.

autoridades gubernativas, y aprovechando el contenido

del Concordato firmado por el gobierno español con la

Page 40: De mi vida Scout

Santa Sede. Ya se sabe que en aquellos momentos la

Iglesia tenía mucho poder en el país, por lo que su ayu-

da venía a significar en la práctica que podríamos des-

arrollar nuestras actividades con una relativa tranquili-

dad.

Y así fue. Se creó una denominada Delegación

Diocesana de Escultismo, bajo cuyo amparo actua-

mos durante varios años, aunque realmente ni los

grupos ni la Asociación estaban sujetos a ninguna li-

mitación por este hecho, pues nuestros Grupos en

Tenerife fueron siempre multiconfesionales. Fue de-

signado delegado diocesano el sacerdote escolapio

que tuviese relación con los scouts en cada momento.

De hecho, surgieron delegaciones diocesanas

de escultismo en casi todo el país, y de ellas derivarí-

an décadas más tarde algunos Grupos que, siguiendo

el modelo belga y francés de aquellos momentos,

constituirían a nivel nacional el Movimiento Scout Ca-

tólico, al establecer esta religión como una base más

de su programa.

oooOooo

Page 41: De mi vida Scout

Continuando con nuestra historia, la primera

reunión de la Tropa se celebró un sábado de finales

de septiembre en la sala de mi casa y a ella asistieron

una decena de muchachos. Yo estaba algo nervioso,

pues la verdad es que de escultismo no sabía prácti-

camente nada por aquél entonces y no tenía una idea

clara de lo que iba a decirles. Hacía poco que había

leído en alguna parte un artículo sobre la forma co-

rrecta de caminar por el campo y con esa tontería me

dio por empezar la reunión, mientras crecía dentro de

mí la sensación de que estaba haciendo el idiota.

Por suerte, a los pocos minutos alguien pre-

guntó algo acerca de las excursiones que podríamos

hacer y esa fue mi salvación: el resto de la reunión re-

sultó interesante para todos y terminó felizmente, des-

pués de establecer las bases de nuestra nueva Tropa

y de programar nuestra primera salida.

En la tarde del martes 11 de octubre de 1961

tiene lugar la salida de la Tropa en una excursión a la

Cruz del Carmen, del monte de Las Mercedes, per-

noctando en el Llano de los Viejos y retornando a

Santa Cruz en la tarde del día 12.

Page 42: De mi vida Scout

Se trataba de la primera actividad de aire libre

que oficialmente realizó el recién creado Grupo Scout

“Gran Tinerfe” y a la misma asistieron, además de las

Patrullas “Perdigueros” y “Halcones”, una nueva y re-

cién formada: los “Antílopes”.

Para mí aquella excursión no dejaba de ser un

simple paseo, pero si he de ser sincero me sentía

bastante extraño. Después de todo, yo estaba acos-

tumbrado a salir con “mi” Peña, en la que todos nos

compenetrábamos perfectamente. Ahora, y sin más

preparación, me encontraba al mando de docena y

media de chiquillos -- ¡no olviden que yo acababa de

cumplir los 18 años y aquellos muchachos me parecí-

an muy pequeños! --, que me obedecían ciegamente

pero que me resultaban unos perfectos desconocidos

con los que por entonces no tenía absolutamente na-

da en común.

Cuando acampamos y después de que cada

Patrulla se metió en su tienda, yo me retiré a la mía y

me dispuse a dormir. He de reconocer que sentía la

soledad. Mientras los oía charlando y riéndose en sus

tiendas, con sus amigos, comencé a dormirme pre-

guntándome qué demonios hacía yo allí, con aquellos

Page 43: De mi vida Scout

pibes, en lugar de estar con mi Peña, charlando y

riéndome yo también con ellos. Me juraba que era la

primera y última vez que me “trancaban” allí… y me

dormí.

Llevaría poco más de una hora durmiendo

cuando me despertaron unos ruidos en el exterior de

la tienda, por lo que pregunté: “¿Quién anda ahí…?”.

Me contestó Manolo Losada, Guía de los “Hal-

cones”: “Somos nosotros, Tommy. Está lloviendo y te

hemos hecho el rebaje de desagüe alrededor de la

tienda, para que no se inunde”.

A partir de aquel momento nunca más volví a

sentirme sólo con los scouts. El sentido de la solidari-

dad de aquellos chicos les hizo ganar un nuevo diri-

gente, un nuevo scouter… que permanecería en el

servicio activo al escultismo nada menos que dieci-

nueve años… y ligado al Movimiento Scout el resto de

su vida.

A esta primera excursión seguirían muchas

otras, pues en nuestra programación se incluía, como

mínimo, una salida mensual de la Tropa y otra de ca-

da una de las Patrullas. La gran mayoría de ellas eran

Page 44: De mi vida Scout

de fin de semana, con lo que los muchachos se acos-

tumbraron muy pronto a acampar y a pernoctar en

tiendas de campaña y en vivac, iniciándose igualmen-

te en la preparación de comidas sencillas y calientes.

1962

Hacia el mes de febrero de 1962 se incorpora

Oscar Bennasar González, otro componente de la

Peña, a quien convencimos para que nos echara una

Page 45: De mi vida Scout

mano, y que llegaría a sobrevivirme en el servicio ac-

tivo. Su integración en los scouts en aquellos primeros

años de andadura resultaría providencial, ya que se

trataba de una persona trabajadora, seria y siempre

de buen humor, con un carácter abierto y muy ase-

quible para los muchachos, y cuya personalidad pasa-

ría a formar parte del Grupo. A lo largo de más de dos

décadas realizaría una magnífica e impagable labor

en favor del escultismo tinerfeño.

Con su colaboración las cosas fueron mucho

mejor y ya en el mes de abril la Tropa estaba al com-

pleto, con cinco Patrullas, pues se habían creado dos

nuevas: los “Murciélagos” y los “Cernícalos”.

Por estas fechas se incorporó también Jorge

(“Chicho”) Rodríguez, otro componente de la Peña,

pero sólo estuvo con nosotros unos meses, pues mar-

chó a estudiar a Madrid.

Las primeras Promesas de la Tropa, entre

ellas la mía, tuvieron lugar el 25 de abril de aquel leja-

no año 1962, durante una excursión realizada a las

inmediaciones de Las Raíces, del monte de La Espe-

ranza.

Page 46: De mi vida Scout

Mientras se desarrollaba la ceremonia se acer-

có a observarnos una pareja de turistas con su hija

adolescente, y fue una sorpresa ver como, mientras

realizábamos nuestra Promesa, el padre y la hija hací-

an la Seña Scout con nosotros. Terminado el acto

charlamos un rato con ellos y, naturalmente, resultó

que ambos eran scouts en su país, Inglaterra. Para

nosotros fue la primera prueba evidente de la univer-

salidad del Movimiento Scout.

Las primeras reuniones de la Tropa tenían lu-

gar en un salón del colegio “Quisisana” y también en

el Rincón de la Patrulla “Halcones”, quienes disponían

de uno en un bonito chalet de madera, hoy desapare-

cido, perteneciente a la familia Zerolo, con entrada

por la calle de Enrique Wolfson y situado en lo que

hoy es parte del patio de recreo del colegio de La Pu-

reza. (Por cierto, los “Perdigueros” tuvieron durante

varios años su Rincón de Patrulla en un edificio exis-

tente entonces como anexo de la iglesia del Pilar).

Para otro tipo de actividades recurríamos a los

amplios terrenos de recreo del colegio de la Rambla,

ya citado, donde también se nos cedía en ocasiones

Page 47: De mi vida Scout

un aula de Parvulitos, donde recuerdo nos reíamos a

carcajadas al tener que “medio sentarnos” en aquellas

resistentes y multicolores sillitas.

Y valga aquí un ejemplo para confirmar que los

scouters han de estar siempre preparados para los

cambios que permanentemente se producen en nues-

tra sociedad y, por consiguiente, en el escultismo

mismo: las reuniones de la Tropa se realizaban los

sábados a partir de las cinco de la tarde, y raro era el

muchacho que llegaba tarde a las mismas. Pasados

varios meses, sin embargo, noté que el retraso se ge-

neralizaba y que los chicos llegaban a las reuniones,

sudorosos y disculpándose, bien pasadas las cinco y

media. Hechas las indagaciones del caso me enteré

que a la mayoría le encantaba una serie que la televi-

sión emitía por entonces, bajo el título de “El Virginia-

no”, y que finalizaba a eso de las cinco y cuarto. Así

que apuraban el tiempo hasta el límite y luego “vola-

ban” a la reunión de la Tropa. La solución fue retrasar

el comienzo de las reuniones a las seis menos cuarto

de la tarde, con lo que se acabó el problema.

Page 48: De mi vida Scout

En agosto de este año 1962 obtengo el diplo-

ma de Socorrista de Cruz Roja, cuyo cursillo he se-

guido desde semanas antes, y que me capacita para

prestar con ciertas garantías los primeros auxilios sa-

nitarios en caso de ser necesarios, y que yo conside-

raba fundamental para las salidas al campo con tan-

tos muchachos a mi cargo. Además de servirme para

instruir mejor a los chicos, en alguna ocasión los co-

nocimientos adquiridos me iban a servir para atender

las pequeñas heridas que casi siempre se producen

en las excursiones y acampadas y, sobre todo, me

dieron tranquilidad y confianza en mí mismo.

En este año tiene lugar el único campamento

que no llegará a su conclusión prevista. Se celebró

durante las vacaciones de Navidad en unos terrenos

del municipio de Tegueste y desde el primer momento

ya empezó mal, pues la lluvia caída nos obligó a ins-

talarnos en medio de un barrizal. Y no mejoró la situa-

ción, pues día tras día las malas condiciones meteoro-

lógicas nos obligaban a rehacer continuamente el

plan de actividades, lo que, unido a la escasez de los

medios con que contábamos, hacía que incluso la

Page 49: De mi vida Scout

preparación de las comidas constituyese toda una

aventura, pues, mientras tres o cuatro scouts mante-

nían a duras penas una lona sobre él, el que hacía de

cocinero trataba de mantener encendido el fuego y

que el agua que caía a mares no se metiera en el cal-

dero o, peor aún, en la sartén. Los muchachos res-

pondían bien ante la adversidad, pero la absoluta im-

posibilidad de realizar ninguna actividad medianamen-

te seria nos decidió a levantar el campo dos días an-

tes de la fecha prevista.

1963

Llega 1963 y la presión de los propios padres

de nuestros scouts es tan grande que no podemos re-

Page 50: De mi vida Scout

trasar por más tiempo la definitiva consolidación de la

sección de Lobatos, que hasta entonces se ha limita-

do a realizar algunas actividades inconexas en el es-

caso tiempo libre del padre Enrique. Aunque durante

algo más de un año ha estado haciendo las funciones

de Akela el todavía scout José Víctor Afonso Perdomo

y, durante muchos meses, también ayudaron en la

Manada los asimismo scouts Javier Fernández de Vi-

llalta y José Alberto Pérez Quintero -- los tres de entre

los de más edad de la Tropa y los tres muy responsa-

bles --, lo cierto es que estos, además de no ser ni ac-

tuar propiamente como scouters, se veían obligados a

duplicar sus esfuerzos pues, además de las activida-

des de su unidad, incluso salían de excursión ellos so-

los con los Lobatos.

Por ello hemos de renunciar a Luis Martínez en

la Tropa, pues pasa a dirigir la Manada en calidad de

Page 51: De mi vida Scout

Luis Martínez, años más tarde y ya en funciones de Jefe de

Tropa Esculta, da cuenta de su almuerzo. (Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña)

Akela, y a quien desde entonces siempre recuerdo

saltando y jugando con sus Lobatos y en la mayoría

de los casos “enterrado” bajo ellos.

Page 52: De mi vida Scout

Por estas fechas se incorpora al colegio un

muchacho procedente de Puerto Rico, y que resultó

ser scout. Apellidado Jackson, estuvo con nosotros

unos meses y nos aportó un verdadero tesoro: tenía

un libro de los Scouts de los EE.UU. que incluía todas

las técnicas scouts imaginables. Desde amarres hasta

primeros auxilios, desde señales de pista hasta Mor-

se, desde técnicas de acampada hasta formaciones

scouts. Y nos lo regaló. ¡Nos volvimos locos con aquel

libro! Todos queríamos verlo, leerlo, tenerlo. Y todos

lo vimos y lo leímos con ansia. Fue uno de nuestros

primeros libros scouts y quienes lo llegamos a tener

en nuestras manos lo recordamos como algo fantásti-

co. Después le perdí la pista y no sé por dónde anda-

rá.

Una anécdota curiosa de 1963, y que recuer-

do, fue la vez que una pareja de la Guardia Civil de

Tráfico, que circulaba detrás de mí por la carretera

general entre el aeropuerto de Los Rodeos y Guama-

sa, y que se mantuvo unos minutos detrás de mi co-

che, sin adelantarme. Yo iba uniformado y me imagi-

Page 53: De mi vida Scout

né, cuando por fin me adelantaron, que me pararían.

Seguro.

Y así fue. Medio kilómetro más adelante me los

encontré a ambos al lado de sus motos y haciéndome

señas de que estacionara a la derecha. Como siem-

pre en el Cuerpo, me saludaron cortésmente y me ex-

plicaron que la cabeza de un tornillo de la matrícula

trasera de mi coche hacía parecer una E la F de TF,

pidiéndome que lo comprobase. Yo sabía que lo que

realmente querían era ver mi uniforme, así que les di-

je, sin bajarme del coche, que en cuanto llegase a ca-

sa daría un poco de pintura blanca al tornillo para evi-

tar errores en el futuro.

Ellos insistían en que comprobase por mí mis-

mo lo que me decían. Y yo insistía en que les creía,

en que no hacía falta ver la placa, en que sí, que la

pintaría al llegar a casa … Les hice “rabiar” un par de

minutos, hasta que consideré que podían enfadarse y

aquello podía pasar a mayores, así que me bajé del

coche y fui a comprobar la matrícula.

Mientras yo observaba la presunta irregulari-

dad en la placa, ellos sólo tenían ojos para el unifor-

me scout. Una vez satisfecha su curiosidad y tras in-

Page 54: De mi vida Scout

sistirme en que arreglara la anomalía, se marcharon

tan contentos.

¿Que si el tornillo hacía aparecer la F como

una E ? Bueno..., pues hasta que sí, pero no tanto…

¿Fueron o no fueron ingeniosos al encontrar

una disculpa plausible y no autoritaria para pararme y

hacerme bajar del coche?

Contaré ahora como nos hicimos en este año

con los sombreros para el Grupo. Teníamos mucha

ilusión por conseguir para todos el sombrero scout

clásico, similar al que todavía utiliza la policía monta-

da del Canadá, pero aquí era imposible encontrarlos y

tampoco los había en la Península. Hasta entonces

veníamos utilizando unas boinas negras que cada

uno se agenciaba como podía, pero nuestro empeño

era conseguir los sombreros.

Aprovechamos la circunstancia de que mi pa-

dre, que residió durante catorce años en Inglaterra,

tenía muchos conocidos en la capital británica y tam-

bién entre los tripulantes de la naviera Fred. Olsen,

que unía regularmente los puertos de las islas con

Londres. Así que encargó a un amigo suyo que ad-

Page 55: De mi vida Scout

quiriese los sombreros en la Tienda Scout londinense

y se los entregase a un oficial, también amigo, del bu-

que “Bencomo”, quien a su vez nos los entregó unos

días más tarde a Oscar Bennasar y a mí en el puerto

de Santa Cruz. Previamente habíamos facilitado las

tallas necesarias, después de haberles tomado las co-

rrespondientes medidas a los muchachos. Y así fue

como nos hicimos con nuestro primer medio centenar

de sombreros.

Este “procedimiento” de compra se repetiría un

par de veces más en el futuro.

En el mes de octubre el Padre Enrique Ville-

gas es trasladado a la Península, por lo que pasa a

ocupar sus funciones de Consiliario el Padre Fidencio

Peña Vicario. Era éste un hombre permanentemente

activo, organizador de mil y una iniciativas y con una

personalidad desbordante, lo que en alguna ocasión

le llevaría a pequeñas fricciones conmigo y con algún

otro scouter, aunque realmente sin mayores conse-

cuencias. Su presencia vino a darle un nuevo empu-

jón al Grupo, pues además cedió un pequeño local en

el Pious School para reuniones y posibilitó las activi-

Page 56: De mi vida Scout

dades de la Manada de Lobatos en los jardines de es-

te centro escolar, que se encontraba en un precioso

palacete de estilo historicista, con decoración interior

de estilo árabe, situado en el entorno de la Plaza de

los Patos, al lado del actual edificio de Correos, y que,

lamentablemente, fue derruido unos años más tarde

para edificar en su lugar un edificio de viviendas.

1964

Page 57: De mi vida Scout

El Grupo siguió su camino en 1964 sin más

novedades. Las actividades eran muy frecuentes y

creo que interesantes, tanto en la Manada como en la

Tropa. Lo que realmente nos faltaba era material de

todo tipo. Desde libros hasta bordones o escudos. Es

curioso que casi todas nuestras preocupaciones de

entonces se limitaban a esas pequeñas cosas; la lle-

gada de alguien con media docena de escudos de

Segunda Clase o de Insignias de Especialidad nos

alegraba enormemente y el problema era a quién se

les daban, pues la demanda superaba siempre a las

existencias.

Y de los libros… qué maravilla cuando alguien

traía un Escultismo para Muchachos, escrito por el

propio B.P., y que le había regalado una tía suya que

vino de visita de Caracas…, y qué locura cuando apa-

recía otro con un hasta entonces desconocido y en

parte ya anacrónico Sistema de Patrullas, que había

escrito un tal Roland Philipps… Sin olvidar el Manual

para el Jefe de Tropa o Roverismo hacia el Éxito,

también de B.P. ... Libros que contienen la esencia

del Movimiento Scout y a los que, a pesar de estar en

parte obsoletos, creo que supimos extraer el espíritu

Page 58: De mi vida Scout

y, por ejemplo, donde ponía caballo desbocado noso-

tros poníamos coche averiado … y el libro seguía

siendo igual de actual que cuando se escribió. Otro

libro muy útil fue el Pistas, escrito por una Patrulla

Hurones de los scouts católicos de Bélgica.

Me pregunto si seguirán siendo tan leídas y

admiradas esas obras hoy en día.

Otra cosa que nos ilusionaba mucho era tener

noticias de otros Grupos en otras partes del país: que

si ya había scouts en Galicia; que si en Valencia esta-

ban muy bien organizados; que si en Madrid ya llega-

ban a los diez Grupos; que si en Barcelona, a raíz de

la intervención de los scouts ayudando en las tareas

de rescate por las graves inundaciones de 1962 (que

causaron unas 700 víctimas), ya nadie les ponía im-

pedimentos para actuar libremente; …

No recuerdo los detalles con exactitud, pero

fue por esta época que alguien nos facilitó, prestado,

un viejo chalet situado en un descampado cercano al

Hospital General, por encima de lo que hoy es Santa

Clara, en Ofra. Por aquellos años, y para nosotros,

Page 59: De mi vida Scout

era como si estuviera en la Luna, por lo difícil que era

llegar, pues eran muy escasos los servicios de gua-

gua que existían para acceder hasta allí. A pesar de

ello hicimos todo lo posible por acondicionarlo para

desarrollar actividades, de las que sólo recuerdo al-

guna que otra Promesa.

Lo que sí recuerdo de aquellas fechas es que,

en una excursión de la Tropa al monte de La Espe-

ranza, hallamos un tronco cortado, muy recto y flexi-

ble, de unos diez metros de longitud. Era realmente

un mástil perfecto, por lo que la Patrulla “Halcones”,

sin pensárselo dos veces, decidió transportarlo hasta

la referida casa.

Así que aún me veo en nuestro pintoresco y

esforzado recorrido -- ¡un paseíto de más de veinte ki-

lómetros! --, con el bendito tronco a hombros, por el

borde izquierdo de la carretera general y de la enton-

ces incipiente autopista, desde el monte hasta la altu-

ra de Taco... lo dejamos en la casa...

... y del tronco nunca más se supo…

En el verano de 1964 el Grupo celebró una acampada

en Las Lagunetas, del monte de La Esperanza, en la

Page 60: De mi vida Scout

que recibimos la visita del Padre Enrique, que había

vuelto por unas semanas a la isla, y donde cada Patru-

lla realizó varias y muy útiles construcciones en su res-

pectiva parcela, ayudados por las explicaciones e ilus-

traciones de un libro magnífico: el Manos Hábiles, de

Albert Boekholt.

Luis Martínez toma la Promesa a un scout durante el verano de 1964. De izquierda a derecha Manuel Losada, el autor, Luis Martínez, Oscar Bennasar, Javier Riquelme y el Padre Enrique Villegas.

(No se ha podido precisar la identidad de los chicos) (Fotografía del archivo del autor)

Durante este campamento se realizaron varios juegos

nocturnos, en los que los padres de los asistentes co-

laboraron directamente, situándose con sus coches

con los faros encendidos, en un amplio arco de terre-

Page 61: De mi vida Scout

no, delimitando así el espacio de juego. Y allí se pasa-

ron toda la noche… ¡Eso era colaborar con el Grupo

al que, desde luego, no consideraban como una sim-

ple guardería para sus hijos…!

También creo recordar que fue por estas fe-

chas que se celebró una reunión de algunos scouters

con miembros de la Asociación de Antiguos Explora-

dores, con la finalidad de realizar alguna actividad

conjunta (ellos siempre nos invitaban a las actividades

que realizaban, y nosotros a ellos con ocasión de la

festividad de San Jorge u otra similar).

Pues bien, en la reunión y entre otras muchas

ideas, alguien propuso realizar un busto en bronce en

honor a D. Esteban Arriaga, uno de los principales di-

rigentes e impulsores del escultismo en nuestra isla

de Tenerife allá por los años 20 y 30, y uno de los

miembros de la Institución que recibió al mismísimo B.

P. cuando éste visitó nuestra isla de Tenerife los días

21 y 22 de marzo de 1929. Sir Robert Baden Powell

fue objeto de varios agasajos por parte de los Explo-

radores del valle de La Orotava, de La Laguna y de

Santa Cruz, en cuya plaza de la Constitución (actual-

Page 62: De mi vida Scout

mente de la Candelaria) pasó revista a las Tropas de

la isla.

(Una observación: en los Exploradores, los ac-

tuales Grupos recibían la denominación de Tropas, y

viceversa, y sólo había una “Tropa” por localidad, que

englobaba a todos los muchachos de la misma, que

eran luego distribuidos en los “Grupos” de Lobatos,

Rovers, etc. Y ya que estamos explicando, añadiré

que los colores de la pañoleta indicaban la Rama a la

que se pertenecía, independientemente de la “Tro-

pa”).

Si el monumento nunca llegó a realizarse fue

por el excesivo costo de la obra. Sin embargo (y ven-

diendo la piel del oso antes de haberlo cazado), se

estudiaron los posibles emplazamientos... y aquí vie-

ne la anécdota, de la que Oscar Bennasar hizo en su

día unos versos que reproduzco a continuación:

Fue tema de reunión conjunta

una idea muy arraigada:

hacer un busto que recordara

al Explorador Esteban Arriaga.

Surgieron lugares de ubicación

entre ellos el Mirador Los Campitos;

Page 63: De mi vida Scout

y es por esto por lo que

esta anécdota yo cito:

Un tal don Hildebrando,

¡que venga Dios y lo vea!,

dijo que ¡el busto allí no...

que luego van y lo mean...!

1965

Page 64: De mi vida Scout

Desde finales del año anterior se venía ges-

tando la creación del primer Comité de Grupo, nombre

que recibe el organismo de control y apoyo en el que

se integran los padres de los scouts, y que se consti-

tuiría finalmente a principios de este año 1965. El pri-

mer Comité de Grupo, al que desde ahora llamaré “de

Padres” o simplemente “Comité” para mejor compren-

sión, estaba integrado por Dña. Milagros Barajas de

Orozco, Dña. Josefa Yanes de Delgado, D. Sertorio

Delgado Rodríguez, D. Antonio Iboleón Zamorano, D.

Miguel Orozco Maffiotte, D. Juan Otón Vidal y D. Ale-

jandro Viota Hernández, bajo la presidencia de D.

Juan Fernández del Castillo Monje. Dicho Comité cier-

tamente resultó muy útil y colaboró intensamente con

los scouters en todas de las actividades del Grupo.

Por aquellas fechas se realiza a escala nacio-

nal una reestructuración organizativa, recibiendo los

Grupos de todo el país un número correlativo según la

fecha de su constitución y que indicará su veteranía.

El “Gran Tinerfe” recibe el número 7, correspondién-

dole al Grupo “Ucanca” el número 6, al ser casi un

año más antiguo.

Page 65: De mi vida Scout

Por otra parte, dividido el país en Zonas, la

provincia hermana, más diligente a la hora de presen-

tar los papeles, recibió la denominación de Zona II,

mientras nosotros seríamos la Zona VII.

Dejo la Tropa, ahora ya de Escultas por la

edad de los muchachos, en las buenas manos de Os-

car Bennasar y me preparo para un nuevo reto. El día

12 de octubre de 1965 el Akela Luis Martínez me en-

trega en la plaza principal de la villa de Candelaria, en

una ceremonia a la que asistieron los padres y ma-

dres de muchos de ellos, a un par de docenas de Lo-

batos. Es el pase de los muchachos a la nueva Tropa

scout, que recibirá el nombre de “Tinguaro”.

Estábamos acantonados unos días en una ca-

sa terrera de la citada población, con fachada a la ca-

lle principal y trasera directamente sobre la playa. Al

no poder asistir el Padre Fidencio, con nosotros se

quedó el Padre Miguel López Baranda, quien ha sido

colaborador de la Manada durante mucho tiempo.

Se iniciaban así los dos años más felices de mi

vida scout. Años que compartí intensamente con

aquellos muchachos, de los que aprendí muchísimo;

Page 66: De mi vida Scout

más incluso de lo que yo pude aportarles a ellos.

Años de trabajo ilusionante, de alegría y de consoli-

dación de la Tropa y del Grupo. Esta fue la Unidad

que unos meses más tarde me impondría mi nombre

scout de “Sitting Bull”, aunque debo reconocer que no

recuerdo en qué circunstancias lo recibí.

Los lobatos se preparan para cruzar la cuerda que les introducirá en la Tropa Scout. De izquierda a derecha, Juan José Boluda Rodríguez, Miguel Angel del

Rosario Villarán, Nicolás Fernández del Castillo Massieu, Fernando Martín Alvarez, Alejandro Reygosa, Fernando Díez Rivera e Ignacio García de la Rosa.

(Fotografía del archivo del autor)

Entre los muchachos de los que me hice cargo

y cuyos nombres recuerdo estaban Juan José Boluda

Rodríguez, Nicolás Fernández del Castillo Massieu

(“Nico”), Federico García Barba, José Ignacio García

Page 67: De mi vida Scout

de la Rosa (“Dela”), Ricardo Génova Galván, Sergio

González Martín-Fernández, León González Massieu,

Agustín Guimerá Ravina (“Tino”), Fernando Martín Ál-

varez (“Fefo”), Alejandro Reygosa, Miguel Angel del

Rosario Villarán, Alfonso Sánchez Bruno, …

Con alguno de ellos, como Fernando y Alfon-

so, mantengo aún hoy una estrecha relación de amis-

tad, ahora que la diferencia de edad se va diluyendo

cada vez más. A otros, como Ignacio o Agustín, los

veo de vez en cuando, hechos ya unos hombres ma-

duros, con carrera, familia y otras preocupaciones. A

bastantes les perdí la pista hace años… y lo lamento,

pues a todos ellos los recuerdo con intenso cariño.

En el acantonamiento me sucedió un hecho

que aún hoy me hace reír y que no puedo dejar de

mencionar. Dada la edad e inexperiencia de los mu-

chachos, nos tocó a los adultos hacer la comida para

todos, y como teníamos que arreglárnoslas por noso-

tros mismos para todo y el Padre Fidencio, que se

había encargado de las compras pero estaba ocupa-

do en otras obligaciones y no podría quedarse, le pa-

só al Padre Miguel la lista que habíamos preparado

Page 68: De mi vida Scout

con los alimentos necesarios, encargándose éste de

la compra.

Pues bien, cuando, para preparar la primera

comida, pido la carne en lata para hacer un revuelto

con huevos resultó que había traído carne de ave... ;

en lugar de mantequilla, margarina... ; en vez de mer-

melada, dulce de guayaba...; frangollo por gofio; ... y

así todo...

Casi lo mato...

La verdad es que el buen hombre no tenía ni

idea de compras ni de cocina, lo había hecho con la

mejor voluntad del mundo... y al final nos arreglamos

con lo que había traído, ¡qué remedio!

Por las fechas en las que recibí a la Tropa

“Tinguaro” yo estaba haciendo mi servicio militar. Por

ello y por mi propia juventud, estaba imbuido del co-

rrespondiente espíritu de disciplina habitual en los

ejércitos. Así que es perfectamente lógico que duran-

te unos meses yo transmitiese a mis muchachos algo

de esa disciplina, lo que determinó que en unas pocas

semanas aquella Tropa actuara con el orden y la sol-

tura propias de una unidad muy entrenada: entraban

Page 69: De mi vida Scout

en formación con gran rapidez sin atropellarse y sin

gritos, las Patrullas montaban o desmontaban sus

tiendas de campaña en no más de cinco minutos, ca-

da uno tenía siempre su mochila en perfecto orden y

dispuesta para la marcha, así como el material perso-

nal, ...

Por otra parte, desde el primer momento les

inculqué los buenos hábitos que yo había adquirido

después de años de experiencia en la “Peña”. En las

excursiones, procuraba que no se bebiera agua mien-

tras caminábamos -aunque sí estaba permitido mojar-

se los labios-, ya que sólo podíamos hacerlo durante

las comidas. Al atardecer no estaba permitido ponerse

ropa de abrigo hasta un rato antes de que empezase

realmente a hacer frío, con lo que se mantenían acti-

vos, haciendo cosas para conservar el calor. De igual

manera, me preocupé porque siempre tuviesen un

cuidado muy especial con sus pies.

Además de todo ello, procuré desde un primer

momento aplicar en la Tropa algunas técnicas y tru-

cos específicamente scouts por lo que, por ejemplo,

nos aplicábamos con entusiasmo en adquirir un buen

conocimiento de las señales de pista o de los medios

Page 70: De mi vida Scout

de comunicación a nuestro alcance (código Morse y

Semáforo de banderas), o utilizábamos con cierta fre-

cuencia el paso scout para avanzar con mayor rapi-

dez (alternando cincuenta pasos corriendo con otros

cincuenta a ritmo de paseo rápido).

Pasado muy poco tiempo y como las salidas al

campo eran muy frecuentes -lo habitual entonces

eran dos al mes-, la Tropa estaba curtida, endurecida,

muy disciplinada, bien uniformada,... y se notaba el

orgullo de aquellos chicos, que rivalizaban sanamente

por lograr que sus respectivas Patrullas estuviesen

siempre a la altura esperada. Cada muchacho procu-

raba avanzar en su Carnet de Pruebas -que tuvimos

que reproducir a multicopista, porque no era fácil de

conseguir- y se esforzaba por alcanzar las distintas

Especialidades de su gusto.

El día en que me hice cargo de la nueva Tropa

Scout “Tinguaro” asistió a la ceremonia mi entonces

novia y hoy esposa, Carmen Pilar Castro Hernández.

Page 71: De mi vida Scout

Carmen Pilar Castro fue la primera mujer en incorporarse al

escultismo de Tenerife, en el año 1965. (Fotografía del archivo del autor)

El listo de Luis Martínez aprovechó la ocasión

para comerle el coco y convencerla para que asistie-

se a una reunión de la Manada que se celebraría el

sábado siguiente, día 16 de octubre. Y fue.

Y así se integró en el escultismo de Tenerife la

primera mujer de su historia, que se inició como Ayu-

dante de Manada y que se haría cargo de la misma,

Page 72: De mi vida Scout

como Akela, en la primavera siguiente. Ella sería una

de las que, años más tarde, desarrollarían las Mucha-

chas Guías en nuestra provincia, y que existirían has-

ta su definitiva fusión con Scouts de España.

Carmen Pilar, con su sentido de la responsabi-

lidad y su carácter dulce y al mismo tiempo enérgico,

con su facilidad para hacerse querer y obedecer por

los niños, daría un nuevo estilo a la Manada. Al propio

tiempo, propiciaría la posterior integración de más mu-

jeres en el escultismo, la mayoría de las cuales apor-

taría su alegría, su seriedad en el trabajo, su pruden-

cia, su buen hacer, su especial sentido de la solidari-

dad.

Si mi memoria no me falla – que suele hacerlo

-- fue durante las Navidades 1965-66 y creo que por

iniciativa del Padre Fidencio, que el Grupo organizó

una Cabalgata de Reyes muy particular. Los padres

del Comité, debidamente transformados en Reyes

Magos y acompañados por scouts uniformados, visi-

taban las casas de los miembros del Grupo y del

Pious School que tuviesen niños pequeños, llevándo-

les un obsequio como adelanto de los que “les traerí-

Page 73: De mi vida Scout

an” la noche del 5 de enero. También visitaron “nues-

tros” Reyes a los pequeños internados en el Hospitali-

to de Niños. Era el equivalente de trasladar a nuestra

cultura la costumbre anglosajona de la visita a domici-

lio de Papá Noel.

Como pueden imaginar, la idea tuvo un enor-

me éxito, pues para los chiquillos resultó algo maravi-

lloso el poder recibir personalmente y en casa a los

personajes que tanta ilusión les produce, y no pararon

de hablar de ello en las semanas siguientes, adere-

zando la historia con toda su fantasía.

Lo que ya no resultó tan fantástico fue que, en

una circular a los padres de los alumnos del colegio

para explicar la iniciativa, el Padre Fidencio se refirió a

la cabalgata oficial del ayuntamiento de Santa Cruz,

que por aquél entonces era algo bastante pobre y mal

organizado, como “una mascarada” o algo así. La re-

acción del Gobierno Civil fue inmediata y contunden-

te: el Padre Fidencio y los responsables del Grupo

deberíamos presentarnos a declarar y a explicarnos

sobre el caso.

Ya nos veíamos multados y hasta encerra-

dos… pero la verdad es que todo quedó finalmente

Page 74: De mi vida Scout

en agua de borrajas y a ninguno de nosotros le pasó

nada. Cómo se arregló el tema sólo lo sabe el propio

Padre Fidencio, e imagino que algún miembro del

Comité. En cualquier caso, mal lo tuvimos que pasar

cuando no se repitió la experiencia en los años si-

guientes…

Como se puede ver, entre los muchos éxitos

de estos primeros años de andadura del Grupo, se in-

tercalaban de vez en cuando algunos errores. Y era

muy natural. Recuerdo alguna otra equivocación en la

que incurrimos, como el denominado cuero scout: en

algún momento alguien trajo la noticia de que cuando

un muchacho realizaba alguna acción que la Tropa

consideraba indebida, era “costumbre” entre los

scouts el que sus compañeros le castigaran dándole

golpes con los pañuelos. De donde salió la noticia

nunca lo supe y el tal castigo, que tenía más de psico-

lógico que de físico, se puso de moda durante una

temporada, para jolgorio de muchos, aunque por for-

tuna pronto se consiguió que pasara al olvido.

Otra moda pasajera fue la de derribar por la

noche la tienda de campaña de los novatos o la de

Page 75: De mi vida Scout

pintarrajearle a alguno la cara con pasta de dientes,

mientras dormía. Estas bromas sí que se logró que

fueran erradicadas de inmediato, siendo sustituidas

muy pronto por otras más sutiles y elegantes, como

enviar al despistado novato a buscar por todas partes

las “llaves del campamento”, el “radio-transistor de

agua” o la “funda del mástil”.

Lo que nunca se logró desterrar del todo fue

algo que nadie sabe exactamente de donde vino: los

escultas pueden fumar, siempre que sea en cachim-

ba. No tengo idea de quién se inventó tal norma, que

por lo que yo sé jamás ha sido refrendada en ninguna

parte, pero lo cierto es que los escultas, año tras año,

se aferraban a ella, plenamente convencidos de su

derecho, y a los scouters no nos quedaba más reme-

dio que claudicar e intentar convencerles para que al

menos fumaran lo menos posible. Hasta hace pocos

años sé que esta peculiar norma seguía “en vigor”.

1966

Page 76: De mi vida Scout

El 6 de febrero de 1966 realiza su Promesa la

Ayudante de Manada, Carmen Pilar Castro, durante

una breve excursión a los alrededores de la Mesa Mo-

ta. Semanas más tarde, en el mes de marzo, Luis

Martínez se hace cargo de la Tropa Esculta, quedan-

do Carmen Pilar al frente de la Manada, en la que re-

cibirá durante unos meses la ayuda de Nanane Fer-

nández del Castillo.

Hacia el segundo trimestre de este año, el

Comité de Padres, en contra del parecer de los scou-

ters, decide cambiar el color del pañuelo por otro con

fondo azul y cenefa blanca, por ser estos los colores

de Tenerife. Ya digo que los scouters no estábamos

de acuerdo con esa decisión, pero la fuerza del Comi-

té era entonces muy grande e impusieron finalmente

su criterio a pesar de nuestra oposición.

El Comité facilitó mucho la celebración del

campamento de scouts y escultas del verano de

1966, consiguiendo los permisos pertinentes, un co-

che prestado por la empresa Golding para el servicio

Page 77: De mi vida Scout

del campamento – un viejo “Austin” que para que

arrancara había que empujarlo o dejarlo siempre en

bajada -- y resolviendo un sinfín de otros detalles. A

esta acampada, celebrada entre los días 4 y 15 de ju-

lio en los altos de Vilaflor, en el lugar conocido por Ba-

rranco Las Lajas, asistió por primera vez Diego García

González, más conocido entre nosotros por “Quillo”,

en funciones de cocinero, resultando de una enorme

ayuda para mí y posibilitando que pudiésemos dedicar

mucho más tiempo a las actividades scouts al no te-

ner que hacernos la comida. Además, su permanente

estado de buen humor y su facilidad para tratar con

los chicos le convertían en un apoyo muy importante

para los scouters, pues a lo dicho unía un alto sentido

de la responsabilidad y una habilidad increíble para

resolver los más difíciles problemas culinarios. A partir

de este campamento, Diego se convertiría en una

pieza indispensable para el Grupo, muy especialmen-

te en los acantonamientos y en las acampadas de los

Lobatos.

Page 78: De mi vida Scout

El autor impone las insignias de Ayudante de Jefe de Tropa Scout

a Octavio Armada Vernetta y Luis Felipe La Roche Owen. (Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña Vicario)

También actuaron aquí por primera vez como

Ayudantes en la Tropa los hasta entonces escultas

Octavio Armada Vernetta (“Tayo”) y Luis-Felipe La

Roche Owen, quienes luego me acompañarían duran-

Page 79: De mi vida Scout

te muchos años en diversas funciones dentro del es-

cultismo.

Tayo era un joven muy serio y capaz; exigente

a la hora de programar las actividades, muy organiza-

do y buen conocedor de los objetivos del escultismo.

Resultó, además, ser muy habilidoso en manualida-

des y un colaborador insustituible en todos los senti-

dos.

Por su parte, Luis-Felipe, atildado y elegante,

siempre estaba dispuesto a ayudar y transmitía con

soltura sus conocimientos y su estilo a los mucha-

chos, con quienes se entendía con facilidad. Buen

conversador, resultaría fundamental en nuestro equi-

po de dirigentes.

Se han incorporado nuevos scouts a la Tropa,

entre quienes consigo recordar a Antonio Arozena

Concepción, Ramón Balagué del Pozo, Carlos Esta-

rriol Jiménez, Fernando Orozco Barajas, Tomás Sán-

chez Peraza, los hermanos Antonio y José María Sán-

chez del Toro,…

Por cierto, en este campamento se rodaron las

primeras imágenes del escultismo canario para Tele-

visión Española. Fue el cámara Jorge Perdomo quien

Page 80: De mi vida Scout

se desplazó hasta allí y filmó un amplio y bonito repor-

taje, del que días más tarde se dieron algunas imáge-

nes en un informativo de TVE-C. A pesar de las varias

gestiones realizadas hasta hoy, nunca hemos podido

obtener una copia del reportaje en cuestión, aunque

no perdemos la esperanza de que no esté definitiva-

mente extraviado y que algún día podamos tenerla.

Del 19 al 25 de julio de este año 1966 tiene

lugar en Las Lagunetas un campamento de la Mana-

da de Lobatos, al que asisten Carmen Pilar Castro y

el Padre Miguel, con el apoyo de Diego García, “Qui-

llo”, en sus funciones de cocinero. El Padre Miguel in-

vita también a Mª Flor Galán García, quien permane-

cerá después en el Grupo como Ayudante de Manada

y que destacaría por su lealtad y apoyo a Carmen Pi-

lar y por su facilidad para organizar los juegos de los

lobatos. Las acompañó y colaboró en este campa-

mento la hermana menor de Oscar, Juana Maria Ben-

nasar González.

El día siguiente a su llegada se instalaron al

otro lado de la carretera los integrantes de una unidad

del Ejército de Tierra, cuyos mandos vinieron a salu-

Page 81: De mi vida Scout

darles y les indicaron que sus servicios de vigilancia

nocturna también harían sus rondas alrededor del

campamento de la Manada, como así lo hicieron.

Una tarde, los scouters invitaron a la merienda

a los mandos de la citada unidad, asistiendo cuatro de

ellos. Finalizada la misma y habiendo llegado el mo-

mento de arriar banderas, formaron todos para la ce-

remonia, saludaron y… la bandera nacional se atas-

có… A pesar de los esfuerzos de los lobatos de turno

y de los scouters, no hubo forma de que subiera ni

bajara… y todos, militares incluidos, serios, en posi-

ción de firmes y saludando… y los Lobatos partidos

de risa. Enfadada, nerviosa y medio contagiada por la

risa de los niños, finalmente Carmen Pilar mandó

descanso y cada uno volvió a sus ocupaciones.

La bandera por fin fue arriada algo más tarde y

sin más ceremonias. Por cierto, ¡fue el único día que

se trabó!

Cierto día de finales de octubre, el Delegado

Provincial de Juventudes, D. Antonio Durán, que al

propio tiempo era profesor de Educación Física y de

Política en el colegio de las Escuelas Pías, me envió

Page 82: De mi vida Scout

aviso por medio de los chicos de que quería verme.

Imaginé problemas, pues al fin y al cabo era el “jefe”

de las juventudes del régimen...

Nos encontramos a la puerta del Pious School,

y cuál no sería mi sorpresa cuando, tras un saludo

muy cordial, me felicitó efusivamente. La verdad es

que yo iba preparado para cualquier cosa menos para

una felicitación, así que seguro que notó el descon-

cierto en mi cara.

Se explicó. Como yo ya sabía por propia expe-

riencia, los chicos que eran castigados en el colegio

por hablar en clase o en filas o por cualquier otra falta,

tenían que cumplir una sanción asistiendo los sába-

dos por la tarde al colegio, a un estudio de dos a cua-

tro horas. Pues bien, algunos muchachos, sanciona-

dos por él, habían ido a pedirle que si les podía cam-

biar sus castigos pasándolos al domingo, lo que sin

duda significaba endurecer aún más la sanción.

Preguntados acerca del porqué de aquella so-

licitud, los chicos le habían confesado que era “para

no perderse las reuniones de la Tropa scout”, que se

celebraban precisamente los sábados por la tarde. Y

eso a él le había impresionado mucho, por “el entu-

Page 83: De mi vida Scout

siasmo que demostraban los scouts por su asociación

juvenil y sus actividades”.

Comprenderán si les digo que el orgullo me sa-

lía por todas partes y que durante algún tiempo cami-

nara como sobre una nube.

Page 84: De mi vida Scout

1967

El 5 de enero de 1967 nuestro Grupo colaboró

estrechamente en la organización de la Cabalgata de

Reyes capitalina. Junto a los organizadores habitua-

les, aportamos uno de los Reyes Magos – un padre

de nuestro Comité, el siempre dispuesto y colabora-

dor D. Miguel Orozco Maffiotte, aceptó incluso que lo

embadurnáramos de negro para hacer de Baltasar --,

los escultas actuaron como pajes y la Tropa scout

“Tinguaro” al completo, que acompañó en perfecto

orden a Sus Majestades bajo la dirección de Luis-

Felipe La Roche. La presencia de la Tropa, impeca-

blemente uniformada para la ocasión, significó un

nuevo aldabonazo publicitario ante la población infan-

til y juvenil de la ciudad.

Este mismo mes de enero el Grupo recibió a

una nueva scouter, tratándose esta vez de Laly Diez

Rivera, que actuaría también como Ayudante de Ma-

nada y que pronto se haría fundamental para la mis-

Page 85: De mi vida Scout

ma al resultar una joven de muy buen carácter, siem-

pre dispuesta a aportar ideas y con muy buena mano

para tratar con los lobatos. Su permanencia en el es-

cultismo será también muy prolongada.

La Manada de lobatos se despide en el patio del Pious School. A la izquierda, de medio lado, Ibrahim Trujillo. Desde la izquierda,

Laly Díez, Mariano Reymundo, Sebastián Vives, Michael Golding, Antonio Pintor, Juan José Sánchez, Alberto Cortés, Padre Miguel López y Manuel Ravina.

De espaldas Carmen Pilar Castro y a su lado Miguel Orozco. (Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña)

Ya no recuerdo de quién partió la idea ni cuá-

les fueron los pasos seguidos para llevarla a efecto,

aunque imagino que sería cosa del Presidente de

nuestro Comité, D. Juan Fernández del Castillo Mon-

Page 86: De mi vida Scout

je, que había sido concejal de Tráfico del Ayuntamien-

to de Santa Cruz.

Lo cierto es que, después de una preparación

anterior de varias semanas, desde el mes de febrero

de 1967 y hasta final de curso, los scouts de la Tropa

colaboraron con la Policía Local -- entonces Municipal

-- en la regulación del intenso tráfico a la altura de la

estatua, en la Rambla, en su confluencia con la calle

General Ramos Serrano. Era -- todavía lo es -- un

punto muy conflictivo, especialmente en horas de en-

trada y salida de clase de los varios colegios situados

en sus cercanías, con centenares de chicos y chicas

cruzando de un lado a otro.

Tal habilidad adquirieron los scouts en el des-

empeño de esa labor que el día 13 de mayo siguiente,

conmemoración de Nuestra Señora de Fátima, y con

el fin de que todos los miembros del cuerpo de Policía

pudiesen disfrutar del día de su Patrona, los mucha-

chos se ocuparon en exclusiva de regular el tráfico en

toda la ciudad, sin que hubiese que registrarse ni un

sólo incidente. Debo destacar que en aquellas fechas

no había semáforos, por lo que todo se hacía “a ma-

no”.

Page 87: De mi vida Scout

Estas actividades fueron muy importantes pa-

ra la imagen pública de nuestra asociación, ya que

nos dimos a conocer a una gran parte de la población.

Se nos veía en la calle. También fue importante para

consolidar nuestra presencia en el propio Colegio, ya

que hubo que obtener permiso de los distintos profe-

sores para que los scouts a quienes correspondía

servicio cada día pudiesen incorporarse a clase unos

minutos más tarde de la hora o salir del aula un poco

antes, todo ello con el fin de poder estar en sus pues-

tos durante el tiempo necesario y con la antelación su-

ficiente. Y, además, los scouts de servicio asistían a

clase perfectamente uniformados, con el lógico impac-

to que eso significaba ante sus compañeros no

scouts.

Las solicitudes de alta en el Grupo se dispara-

ron; y no nos vimos desbordados gracias a que las

inscripciones en el Grupo no se aceptaban después

del 30 de marzo de cada año, con el fin de que los

chicos tuviesen tiempo para adquirir un mínimo de co-

nocimientos y experiencia, con vistas a su participa-

ción en la actividad anual más importante para ellos:

Page 88: De mi vida Scout

el Campamento de verano. El que de verdad quería

entrar en los Scouts esperaba sin problemas hasta el

siguiente mes de septiembre...

Mientras tanto, las actividades habituales se-

guían su curso y así, del 6 al 10 de abril, la Tropa rea-

lizó un Campamento Volante en el valle de Güímar,

con salida desde Candelaria. Con una Tropa ya muy

“veterana”, fue la primera ocasión en que realizába-

mos un campamento de este tipo y resultó tan gratifi-

cante que se repetiría la experiencia en alguna otra

ocasión posterior.

Me recuerda Agustín Guimerá -con cara de pi-

llo y sonrisa malévola- que en esta actividad el bueno

de Fernando Martín, “Fefo”, que por entonces prepa-

raba su Segunda Clase y andaba liado con temas de

orientación y topografía, aburrido ya de que se le do-

blasen y estropeasen los mapas, se llevó consigo una

especie de enorme carpeta, pesada y aparatosa, que

se confeccionó él mismo con cartón-piedra o algo si-

milar y a la que incluso le puso unas bisagras. Así que

tuvo que cargar con aquel incómodo armatoste a to-

das partes, además de sufrir el continuo cachondeo

Page 89: De mi vida Scout

de los demás integrantes de la Tropa. Aunque, eso sí,

logró preservar sus mapas.

El día 21 de mayo de 1967, por iniciativa de la

asociación de Antiguos Alumnos del colegio de Es-

cuelas Pías y en conmemoración de no recuerdo qué,

celebramos en el campo de deportes del antiguo co-

legio de la Rambla un desfile de todas las Unidades

del Grupo, al son del Himno de los Exploradores -

interpretado en directo por la Banda Municipal de Mú-

sica-.

A los actos, que incluyeron también el montaje

de una representación de un campamento en los te-

rrenos del colegio y el desarrollo de un Gran Juego,

asistieron los componentes de la Junta Directiva de la

Asociación de Antiguos Alumnos de Escuelas Pías,

así como también la de los Antiguos Exploradores,

presididas ambas por Antonio Daroca Sicilia. También

estaba presente nuestro entonces Comisario de Distri-

to, D. Angel H. Alonso Pinto.

Page 90: De mi vida Scout

Detalle de la concentración del 21 de mayo de 1967. Uniformidad casi perfecta.

En primer término la Tropa “Tinguaro”. En segundo término la Manada. (Fotografía cedida por Maloli Sánchez Bruno)

Para la ocasión habíamos logrado que todos

los chicos se uniformaran totalmente, que todas las

Patrullas tuviesen en orden sus Banderines, que las

Unidades portasen sus Guiones y que el Grupo se

hiciera confeccionar su Bandera. Esa inversión signifi-

có una muy buena uniformidad durante varios años y

la culminación de un objetivo en lo que se refiere a la

imagen del escultismo.

En contra de algunas modas que cíclicamente

nos invaden, siempre he creído que el uniforme es al-

go que identifica a quienes lo utilizan y les hace pre-

gonar que pertenecen a una organización, a un gru-

po, a un equipo, de los que, supuestamente, se sien-

Page 91: De mi vida Scout

ten orgullosos. Es cierto que el hábito no hace al mon-

je, pero no es menos cierto que un monje con hábito

parece lo que es y sin hábito puede parecer cualquier

cosa. Si algo me enoja de una Unidad scout es verla

vestida de forma anárquica, pareciendo el famoso

“ejército de Pancho Villa” y desacreditando a la orga-

nización a la que voluntariamente se pertenece. Y que

no se me diga que a veces los medios económicos

impiden lograr una buena uniformidad, pues una ca-

misa y unos pantalones económicos e iguales para

todos no son difíciles de conseguir. Se trata sólo de

una cuestión de buen gusto.

Curiosamente, la mayoría de los que abogan

por la eliminación de cualquier atisbo de uniformidad

son los primeros que luego se ven enganchados, sin

darse ni cuenta, por una uniformidad peor y aún más

alienante: la de las modas “globales” impuestas ahora

desde determinados países, en la que todos los chi-

cos y chicas parecen cortados por la misma tijera, con

ropas semejantes, con expresiones semejantes, con

formas de actuar semejantes, con una “cultura” seme-

jante,… Sin duda se trata de uno de los inconvenien-

tes de la globalización, que hace que los pueblos pier-

Page 92: De mi vida Scout

pierdan su identidad y que los individuos, que son lo

verdaderamente importante, se vayan convirtiendo en

simples clones los unos de los otros. Sostengo que si

queremos ser consecuentes con el espíritu del escul-

tismo debemos manifestarlo claramente y luchar co-

ntra la mundialización de la mediocridad.

Para terminar con esta parrafada que me ha

salido, debo insistir en que considero lamentable que

muchos de los que se integran en el escultismo en

funciones de scouter ignoren sistemáticamente la ver-

dadera esencia del Movimiento y prefieran inventarse

su escultismo, tomando un poco de aquí y otro poco

de allá, dejando atrás lo que les molesta o incluyendo

“novedades” que han aprendido en alguna parte pero

que no son verdadero escultismo. Reitero lo que ya

he dicho anteriormente y es que lo importante, el espí-

ritu del Escultismo, está en las obras que dejó escritas

nuestro fundador, Baden Powell, aunque, por supues-

to, actualizando el lenguaje y las situaciones y apli-

cando las técnicas y los medios de hoy en día.

No por estar ya muy cerca de cumplirse el cen-

tenario del inicio del escultismo dejan de ser las mis-

mas raíces las que aportan vida a su existencia. Y es-

Page 93: De mi vida Scout

to parece que lo olvida demasiada gente, que no ha

visto el “Escultismo para Muchachos” ni por el forro.

A finales del mes de mayo se integra una vo-

luntariosa Mª Luisa Cabrera Pérez-Armiñán, en fun-

ciones de Ayudante de Manada, y que un par de años

más tarde pasaría al Grupo de Guías “Tajinaste” como

responsable de la Unidad de Alitas.

Correspondiendo a una invitación que nos

hizo el Sr. Durán, Delegado Provincial de Juventudes,

varios scouters y la Patrulla de Guías del Grupo “Gran

Tinerfe” asistimos el 30 de mayo de aquel año a los

actos celebrados por la OJE (Organización Juvenil

Española) en conmemoración del día de su Patrón,

San Fernando. Actos que tuvieron lugar en la Ciudad

Juvenil existente entonces en la calle de la Amargura

del barrio del Toscal.

Debe recordarse que esta era la única organi-

zación juvenil reconocida oficialmente por el régimen,

la única que recibía ayudas oficiales, la única legal.

Para alguno (afortunadamente una minoría) de los in-

tegrantes de aquel Frente de Juventudes nosotros

Page 94: De mi vida Scout

éramos unos intrusos y probablemente nos hubiera

metido entre rejas de muy buena gana.

Nos recibieron y atendieron con cordialidad

(entre los chicos, incluso, curiosidad) y nosotros co-

rrespondimos con corrección y respeto. Estoy seguro

que aquella demostración de tolerancia mutua de los

dirigentes de ambas organizaciones ante nuestros

respectivos muchachos hizo que en el futuro nunca

tuviéramos mayores problemas con ellos en nuestra

provincia. Cosa que no sucedió siempre en otros luga-

res del país, donde en ocasiones sí hubo incidentes,

alguno de ellos bastante serio.

Por cierto que aquí debo manifestar que gra-

cias a la actitud de D. Antonio Durán, de su tolerancia

y sentido común, las cosas fueron bastante más fáci-

les para todos nosotros y que, aunque nunca recibi-

ríamos ayudas oficiales de ningún tipo, siempre se

nos trató con un mínimo de corrección. Afortunada-

mente, igual actitud sería la de su sucesor en el car-

go, Sr. Romero Luque, así como la de la gran mayoría

de los responsables de Juventudes de la época.

Page 95: De mi vida Scout

El Grupo había crecido mucho. Teníamos diri-

gentes en abundancia y los muchachos no dejaban

de llegar, por lo que se hacía prioritario conseguir un

Local propio.

Desde los primeros meses de este año 1967

se estaba negociando el alquiler de una casa terrera

en la calle San Vicente Ferrer nº 32, necesario para

consolidar la independencia del Grupo y para dar ma-

yor operatividad al desarrollo de las actividades de las

distintas Unidades.

Aunque los primeros contactos con la propieta-

ria de la casa los había hecho un scouter, las nego-

ciaciones las mantenía el Comité del Grupo, que pre-

tendía, naturalmente, obtener el mejor precio posible.

Fueron pasando las semanas y no se llegaba

a un acuerdo. Mientras tanto, los scouters nos deses-

perábamos mientras el Comité seguía negociando,

muy parsimonioso a nuestro entender. Varios meses

de negociaciones y seguíamos sin local.

Hasta que una llamada de la propietaria al

scouter que primeramente había hablado con ella,

afirmando que o nos decidíamos ya o lo alquilaba a

otra persona interesada, hizo movilizarse al Consejo

Page 96: De mi vida Scout

de Grupo, decidiendo unilateralmente aceptar el últi-

mo precio negociado por el Comité. Y firmamos el

contrato.

Aquello significó para el Grupo la pérdida del

Comité, cuyos integrantes, lógicamente molestos por

nuestra injerencia, presentaron en bloque la dimisión.

Y fue una pena, porque el Comité era muy bueno y

eficiente, y pasaría bastante tiempo antes de que tu-

viésemos otro parecido.

A mí siempre me quedó la sensación de que

fue un poco la venganza de los scouters por habernos

obligado a cambiar el color del pañuelo de Grupo.

¡Qué bobería, ¿verdad?! Pues lo cierto es que así lo

sentí siempre: que los scouters forzamos la situación

un poquitín por despecho. Espero que finalmente se

nos haya perdonado.

Pero ganamos un local -el primero totalmente

independiente del Colegio que tuvo el Grupo, aunque

en realidad nunca perderíamos el contacto del todo-.

Page 97: De mi vida Scout

Mientras Agustín Guimerá pasa el puente de cuerdas y Antonio Sánchez del Toro observa, el Padre Fidencio le da instrucciones y Luis Felipe La Roche, siempre preocupado por su impecable figura, se coloca bien el sombrero.

(Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña)

Había habitaciones disponibles para cada Uni-

dad del Grupo. Los lobatos tuvieron su Cubil, cubrien-

Page 98: De mi vida Scout

do el techo y las paredes de su habitación con papel

pintado y creando una magnífica cueva. Las distintas

Patrullas scouts y escultas tuvieron cada una un Rin-

cón donde reunirse y guardar sus pertenencias. Ade-

más del baño y un pequeño patio trasero, había un

cuarto para guardar el material del Grupo y otro para

la Secretaría, que también servía para las reuniones

de los scouters y para nuestra Tienda Scout.

Aunque, eso sí, el alquiler -- de 4.000 pesetas

al mes --, resultaba en cualquier caso bastante impor-

tante para nuestros siempre escasos recursos.

Con aportaciones de distintos miembros del

Grupo, nos hicimos con algunas sillas, un sillón des-

vencijado, una mesa y algunos otros muebles más.

De entre lo que nos llegó, todo de segunda mano, hay

que destacar un mueble realmente útil y valioso: Luis

Felipe La Roche Owen se trajo un viejo buró que

había pertenecido a su abuelo; se trataba de una sóli-

da pieza de finales del siglo XIX, hoy una verdadera

pieza de anticuario, con gavetas a ambos lados y con

muchos pequeños compartimentos en el frente. Este

mueble se convirtió desde entonces en un elemento

básico para la burocracia del Grupo, al que ha acom-

Page 99: De mi vida Scout

pañado en sus distintas mudanzas y que en la ac-

tualidad continúa presidiendo la Secretaría. En cierto

modo este entrañable y muy veterano mueble se ha

convertido en una referencia para todos los que algu-

na vez fuimos integrantes del Grupo “Gran Tinerfe” (o

más tarde del “Zebensui”), pues es casi lo único que

no ha cambiado en nada con el paso de los años.

Debo confesar que cuando visito el nuevo y flamante

local del Grupo es precisamente la presencia de este

humilde y vetusto buró lo que más me hace sentirme

en casa.

Por estas fechas nos llegaron las primeras no-

ticias de que, bajo los auspicios de algún Hermano de

La Salle y de varios estudiantes universitarios, se es-

taba constituyendo en La Laguna un nuevo Grupo

Scout, con el nombre de “Aguere”, cuyo primer jefe

sería José Angel García, y que sería registrado un par

de años más tarde con el número 70 nacional.

La aparición de este Grupo significó la consoli-

dación definitiva del escultismo en Tenerife, pues no

sólo era el primero que surgía fuera del ámbito muni-

cipal de Santa Cruz sino que, al ser el tercero de la

Page 100: De mi vida Scout

provincia, vendría a darnos a todos una gran seguri-

dad en el futuro, pues la posible desaparición de al-

guno de los dos ya existentes no significaría que el

otro se quedase absolutamente sólo. Además, y como

el tiempo se encargaría de confirmar, este nuevo

Grupo mantendría una personalidad propia muy fuerte

y aportaría nuevas ilusiones al conjunto del escultismo

tinerfeño, contribuyendo con su sola presencia a limar

la, en ocasiones, excesiva rivalidad entre los Grupos

“Ucanca” y “Gran Tinerfe”. De entre los incontables

scouters que sirvieron en este Grupo a lo largo de los

años me vienen ahora a la memoria y en tropel los

nombres de Valentín Santos Elorrieta, Carmen Elvira

Ubach Benítez de Lugo, Candelaria Alonso González,

José Carlos Marrero González, Raúl de la Rosa Fuen-

tes, Miguel Angel Artiles Viera, Miguel Luis Cataño

González, Maite Hormigo Martín, Pablo Reyes Núñez,

Carlos González Segura, Domingo García Viera Pa-

lenzuela, Carmen Lourdes Parrilla Martín, los Jefes de

Grupo Oscar Rodríguez Estévez y Manuel de León

Tejera, así como los miembros del Comité de padres

Raúl de la Rosa Rodríguez y Ángela Bello Delgado

(“Angelita Sigú”), …

Page 101: De mi vida Scout

Como ya indiqué más arriba, desde sus co-

mienzos este Grupo estaría muy vinculado al Colegio

Nava-La Salle, actuando como Jefe del Grupo duran-

te un tiempo el Hermano Antonio Barba Barba, así

como constituyéndose en uno de sus puntales duran-

te algunos años el Hermano Nestor Ferrera Pardillo

quien, además de realizar las labores de Consiliario,

curraba como un scouter más y, ciertamente, era uno

de los que hacían funcionar al Grupo.

A comienzos del verano, del 24 al 30 de junio

de 1967, la Manada de Lobatos realiza un acantona-

miento en la llamada “Casa del Capitán”, en Las Cha-

firas, del término municipal de San Miguel de Abona.

Con Carmen Pilar asisten Laly Diez, Mª Luisa Cabre-

ra, Mª Flor Galán y el Padre Miguel. Como refuerzo se

llevan a Octavio Armada y a Luis Felipe La Roche.

La guagua tardaba, entonces, más de cuatro

horas en unir Santa Cruz y Las Chafiras, aunque un

permiso especial conseguido por alguno de los padres

permitió que parte del recorrido se hiciese por algún

tramo aún no inaugurado de la todavía en construc-

Page 102: De mi vida Scout

ción autopista del Sur, lo que acortó algo el tiempo de

los desplazamientos.

Del 9 al 16 de julio, es la Tropa quien estable-

ce su campamento en el mismo lugar, en un ambiente

totalmente nuevo para nosotros dada su aridez y ca-

racterísticas del terreno.

Integrantes de la Tropa “Tinguaro” saludan durante una Promesa.

De izquierda a derecha, Miguel Angel del Rosario Villarán, Alfonso Sánchez Bruno, León González Massieu,

Juan José Boluda Rodríguez y Fernando Martín Álvarez. (Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña)

Page 103: De mi vida Scout

En aquellos tiempos el Sur no era lo que es

hoy. Durante esta acampada nos sucedieron algunas

anécdotas especialmente curiosas, como la del día

que, según nuestro plan de comidas, teníamos previs-

to que el menú incluiría huevos, así que nos fuimos a

comprarlos.

Pero resultó que en las pocas y mal surtidas

tiendas de la zona (en las que no existían ni por aso-

mo las neveras de hoy en día), sólo traían huevos

frescos dos días a la semana y el que nosotros

habíamos elegido “no era de huevos”. Así que no nos

quedó más opción que cambiar el menú. ¡Qué reme-

dio!

Otro día, en el que nos habíamos ido de ex-

cursión a Las Galletas, hubo una llamada telefónica

de la madre de Octavio Armada “Tayo” (al número “6

de Aldea”, pues tal era el que correspondía al teléfono

de la casa en la que nos quedábamos), y que la tele-

fonista no pudo pasar, pues no estábamos allí. Por la

tarde, ya de regreso, Tayo pidió a la telefonista de Al-

dea Blanca (que lo fue durante muchos años y se lla-

maba doña Jovita), que lo conectara con su casa.

Page 104: De mi vida Scout

Mientras la llamada se solicitaba a San Miguel

y de allí a Granadilla para que de aquí la pasaran fi-

nalmente a Santa Cruz, la siempre jovial y dicharache-

ra doña Jovita le dijo a Tayo: “Tu mamá llamó esta

mañana para decirte que habías aprobado la Reváli-

da”. ¡Así que probablemente medio sur de la isla se

enteró de su aprobado antes que el propio Tayo!

Durante la acampada practicamos muchas

técnicas del Carnet de Pruebas scout. Entre ellas el

Semáforo (alfabeto de banderas), para lo cual situa-

mos una estación de transmisión y recepción en el

campamento, desde el que se enviaba un mensaje a

una estación intermedia, que a su vez lo repetía des-

de lo alto de una montaña visible también para la es-

tación terminal, situada en Aldea Blanca.

Naturalmente, las estaciones primera y termi-

nal no podían verse entre sí debido a la orografía del

terreno. Los mensajes que se enviaban eran siempre

verdaderos y los chicos sabían que cualquier error iba

a repercutir directamente en la comida de todos noso-

tros, pues lo que se transmitía era... ¡ la lista de la

compra !

oooOooo

Page 105: De mi vida Scout

Aseguro que intenté evitarlo y comencé el

nuevo curso con ganas y entusiasmo, pero mis dife-

rencias con el entonces Jefe del Grupo, excesivamen-

te teórico, que provenían de mucho tiempo antes, y

dada la imposibilidad de que me dejase trabajar con

libertad, me forzaron a presentar a finales de diciem-

bre mi dimisión como Jefe de Tropa, limitándome des-

de entonces a las funciones de Tesorero del Grupo,

que ya ejercía también desde hacía meses.

Page 106: De mi vida Scout

1968

A mediados de marzo de 1968, Carmen Pilar

Castro obtiene el diploma de Socorrista de la Cruz Ro-

ja, lo que la capacita para atender mejor los primeros

auxilios a sus lobatos en caso de necesidad. Afortu-

nadamente, sólo tendrá que atender alguna pequeña

contusión y heridas sin mayor trascendencia.

El 23 de abril se celebró una concentración de

Distrito en Articosa, con motivo de la celebración del

día de nuestro Patrón, San Jorge. Fui nombrado Jefe

de Campo, con la misión de coordinar las distintas ac-

tividades que tuvieron lugar ese día, especialmente

las formaciones y competiciones programadas. Y co-

mo casi siempre que celebramos San Jorge en el

campo, el tiempo se nos mostró poco propicio, pues

en esta ocasión hizo un frío horroroso, con alguna

que otra chispita de agua. Debo aclarar que por en-

tonces lo que hoy llamamos Zona era denominado

Distrito y podía ser más reducido territorialmente,

Page 107: De mi vida Scout

aunque en nuestro caso cubría igualmente toda la

provincia.

Creo recordar que fue Oscar Bennasar, ya a

principios de este año 1968, quien primero me habló

de otro local, también una casa terrera, y propiedad

de D. Juan Luis Quintero Pérez, padre de uno de

nuestros scouts. Estaba situado en la calle Ramón y

Cajal nº 32 y al parecer podríamos alquilarla por un

precio bastante más razonable -- 2.500 pesetas al

mes --. El único problema era que probablemente la

perderíamos a los dos o tres años, pues pensaba de-

rribarla para construir un nuevo edificio en su lugar.

Sinceramente, y en principio, la idea no me

acababa de convencer, tal vez por aquello de que va-

le más malo conocido que bueno por conocer y, sobre

todo, pensando adónde iríamos el día que lo perdié-

ramos.

Consultado y analizado el tema por el Consejo

de Grupo, finalmente se decidió por unanimidad el

traslado, que tuvo lugar en el mes de junio del citado

1968.

Y lo que son las cosas. Primeramente, y como

el Grupo siempre andaba escaso de fondos, le vini-

Page 108: De mi vida Scout

mos a pagar a D. Juan sus alquileres como pudimos,

varios años después, y sin que nunca nos presionara,

ni tan siquiera cuando su hijo – Luis Quintero Ayala --

dejó de pertenecer al Grupo.

En segundo lugar, aquellos dos o tres años de

uso que en un principio calculábamos se convirtieron

en ¡más de cinco lustros! Y no sería hasta 1995 que el

Grupo se trasladó a su actual emplazamiento, en el

número 127 de la calle Calvo Sotelo.

Y nuestro entrañable local de tantos años está

siendo derribado precisamente cuando escribo estos

párrafos, en febrero de 1999. Como indico al comien-

zo de este trabajo, es muy probable que el ver caer

sus viejas paredes sea lo que finalmente me ha deci-

dido a relatar mis vivencias como scout.

En la primera quincena del mes de julio de

1968 la Manada de Lobatos da su primer salto fuera

de la isla. Habían estado reuniendo fondos para el

viaje durante todo el curso y asistieron una veintena

de lobatos, junto a la Akela Carmen Pilar Castro y sus

ayudantes Laly Díez y Mª Luisa Cabrera Pérez-

Armiñán. Con ellos fue también el Padre Miguel, así

Page 109: De mi vida Scout

como Diego García, nuestro querido cocinero “Quillo”.

Como apoyo, les acompañó el scouter de Tropa Luis

Martínez.

Y se van de acampada a La Gomera, estable-

ciéndose en el monte de El Cedro, junto a un riachue-

lo. Lo que disfrutaron allí ya lo pueden imaginar: ex-

cursiones a pie, visitas en guagua a Hermigua y Va-

llehermoso, divertidos baños en una medio presa que

hicieron en el riachuelo, búsqueda general de berros

para hacerse un potaje de película, juegos, cancio-

nes, bromas, risas, …

Durante el Campamento recibieron la visita del

Delegado Provincial de Juventudes, D. Antonio Durán,

quien permaneció con ellos todo un día.

Se conceden tres Insignias Mowgli a otros tan-

tos lobatos: Eduardo Muiños Callado, Mariano Ray-

mundo Izard y Juan José Sánchez Peraza.

Terminados los campamentos de verano, a fi-

nales de julio de aquél año 1968 y principalmente por

mis continuas diferencias con el Jefe del Grupo, deci-

dí causar baja voluntaria en el “Gran Tinerfe”. Fue una

Page 110: De mi vida Scout

decisión muy desagradable, sobre todo por los chicos

a quienes dejaba definitivamente, por el desconcierto

de alguno de los scouters y por el disgusto que di a

los miembros del Comité de padres D. Antonio Pintor

Martínez y D. Juan Luis Quintero Pérez.

…--o--…

Estuve unas semanas algo alicaído y disgus-

tado, pero la realidad es que no podía sustraerme al

gusanillo. Estaba convencido de haber realizado una

buena labor con la Tropa “Tinguaro” y quería seguir

trabajando en lo que me ilusionaba, ayudando a for-

mar mejores ciudadanos con el mejor y más versátil

método aplicado hasta hoy entre la juventud: el Escul-

tismo. Creo que mi enganche de tantos años al Méto-

do Scout se debe a mi convencimiento de que siem-

pre será necesario algo que acerque a los jóvenes a

la mejor comprensión de la Naturaleza y les dé una

formación complementaria que habitualmente no reci-

ben ni en su familia ni en la escuela, ya que en las

Unidades scouts aprenden a practicar actividades de

aire libre y a respetar el medio natural, a trabajar en

Page 111: De mi vida Scout

equipo, a compartir, ser generosos y ayudar a los de-

más, a ser tolerantes y solidarios, a conocerse y con-

fiar en sí mismos y en sus propias decisiones, a tener

ideas propias, a ser razonablemente libres y también,

en ocasiones, a liderar.

No era desdeñable tampoco otro aspecto for-

mativo muy poco utilizado en general por los scouters:

el sistema de Especialidades scouts, que ha ayudado

en muchas ocasiones a los muchachos y muchachas

a encontrar su vocación laboral futura.

En cualquier caso, para todo ello necesitaba el

apoyo de alguna institución que me facilitase el lugar

para desarrollar las actividades scouts y me ayudase

así a consolidar la continuidad del Grupo. Así que

hacia finales de noviembre me fui a ver a D. Manfred

Scholtz, director por aquellas fechas del Colegio Ale-

mán, ubicado por entonces en la calle Enrique Wolf-

son, y le expuse mi idea de fundar allí un Grupo Scout

y otro de Muchachas Guías. Busqué un colegio mixto,

en el que había que facilitar el acceso al escultismo

tanto a los chicos como a las chicas, porque entendía

que ya era hora de que ambos sexos tuviesen cabida

y se formasen bajo la misma organización, cosa por el

Page 112: De mi vida Scout

momento imposible. (Debo explicar que por entonces

los Scouts de España eran una organización exclusi-

vamente masculina, que no se convertiría en mixta

hasta algunos años más tarde, en 1976, y que las chi-

cas pertenecían por aquellos años a la asociación

hermana de las Guías de España).

Naturalmente, el Director del colegio tenía una

idea bastante clara de lo que era el escultismo, pero

aún así me pidió le detallase por escrito mi proyecto.

Unos días más tarde le preparé y entregué algunos

folletos y unos folios en los que resumí lo que preten-

día y lo que necesitaba. Pasados unos pocos días

más, y después de consultar con sus profesores y los

padres de su consejo escolar, me dio su conformidad.

Mientras tanto, convencido de que mi propues-

ta sería aceptada, yo había ido reclutando a algunos

ex-scouts y scouters para formar el equipo dirigente

del nuevo Grupo. Entre ellos, Alberto García Rojas

(ex-miembro del Grupo “Ucanca” al que tuve la fortu-

na de repescar mientras paseaba por la calle del Pilar

y que además se convertiría en un puntal para el es-

cultismo de la Zona, tanto por su carácter voluntarioso

como por su permanente disponibilidad y conocimien-

Page 113: De mi vida Scout

tos), José María de Cobos Sisterne (cofundador de la

Patrulla “Perdigueros”), Laly Diez Rivera, Octavio Ar-

mada y Luis-Felipe La Roche – que se vinieron con-

migo del “Gran Tinerfe” -- y Jaime Rodríguez Quintero

(compañero de Alberto en el Grupo “Ucanca” algunos

años antes).

Por su parte, Carmen Pilar Castro, que tam-

bién había dejado el Grupo “Gran Tinerfe” a primeros

de octubre y por las mismas razones que yo, consi-

guió la colaboración de Mª Luisa Cabrera, Teresa Gi-

ronella Giménez, Gloria Morales Morales y Julia Pérez

Pérez para dirigir el Grupo de Muchachas Guías.

Page 114: De mi vida Scout

1969

Recibida la autorización del Colegio Alemán,

nos reunimos todos el día 29 de enero de 1969 en un

aula del mismo y fundamos el Grupo Scout “Anaga”

que, por supuesto, luciría el pañuelo amarillo con ce-

nefa negra, y que recibiría meses más tarde el núme-

ro 79 en los registros de ASDE.

Aunque Carmen Pilar Castro había iniciado

contactos con la Asociación de Guías de España des-

de mediados de 1967, no sería hasta este día que se

creó el Grupo de Guías “Tajinaste”, que sería el pri-

mero de Muchachas Guías existente en nuestras

islas, con Carmen Pilar en el cargo de Responsable

del mismo, que simultanearía con el de Jefe de la

Manada del Grupo “Anaga”, ayudada en esta última

unidad por Laly Díez y Gloria Morales.

Los dos Grupos serían independientes, pero

ligados estrechamente entre sí a través del Comité de

Padres, que sería común a ambos, y compartiendo

asimismo el Local, las finanzas y el material que se

fuese adquiriendo.

Page 115: De mi vida Scout

Mi primera preocupación como jefe del nuevo

Grupo fue visitar con algunos scouters las distintas

aulas del colegio, informando al alumnado de la crea-

ción del mismo y repartiendo unas hojas de preins-

cripción. En muy pocos días tuvimos solicitantes más

que suficientes y entonces convocamos a sus padres

para informarles a ellos.

Y así se iniciaron las actividades del nuevo

Grupo Scout “Anaga”, consolidándose en muy pocas

semanas. Añadiré que el Comité de Padres, que tam-

bién se formó de inmediato, era excepcional, con lo

cual al Grupo no le faltaba de nada, salvo un local

propio que, aunque prometido, acabaría por no llegar.

Nos dejaron un pequeño cuarto para guardar el mate-

rial y disfrutábamos de todas las instalaciones depor-

tivas y de recreo del colegio, celebrando las reuniones

en distintas aulas. Lo mismo hacían las chicas del

Grupo “Tajinaste” que, además, consiguieron algunas

semanas más tarde que el párroco de la Cruz del Se-

ñor les cediera el uso de un pequeño salón en la pa-

rroquia para desarrollar alguna de sus actividades,

principalmente reuniones.

Page 116: De mi vida Scout

Teníamos así un Grupo de Scouts y un Grupo

de Guías trabajando en estrecha colaboración, en los

que además se daba una circunstancia creo que al-

tamente enriquecedora: en ambos Grupos convivían y

trabajaban juntos chicos y chicas de religión católica y

protestante, e incluso algún judío. En ningún momen-

to hubo el más mínimo problema. Y se comprobaron

las ventajas de las que llamamos oraciones scouts,

válidas para cualquier religión, y entre las que me

gusta destacar la de la bendición de la mesa: “Unos

tienen y no pueden, otros pueden y no tienen. Noso-

tros que tenemos y podemos, bendigamos al Señor”.

En el mes de marzo se incorpora a la Manada

una nueva scouter, Ana Mª López Velásquez, que

había pertenecido a los Scouts de Venezuela y esta-

ba en posesión de la Insignia de Madera, rama Loba-

tos. Aportaría al Grupo su trabajo entusiasta, su ca-

rácter perfeccionista y los conocimientos adquiridos

allá.

Nuevamente fui nombrado por la Zona como

Jefe de Campo, para coordinar las actividades que

Page 117: De mi vida Scout

tuvieron lugar en la concentración de Distrito celebra-

da el día 25 de mayo en Las Raíces, para conmemo-

rar la festividad de nuestro Patrón, San Jorge. Como

ya iba siendo tradicional que el tiempo se portase mal

cuando celebrábamos esta festividad en abril – con

mucho frío y lloviznas --, este año decidimos retrasarlo

al mes de mayo... y en esta ocasión nos “obsequió”

con un calor bochornoso.

oooOooo

Con el Grupo plenamente en marcha, y por

causas profesionales – pues acababa de terminar mis

estudios de Turismo y necesitaba mejorar mis idiomas

--, viajé a Londres a finales de mayo, donde trabajé

en un hotel hasta finales de septiembre. Aproveché mi

estancia en la cuna del escultismo para adquirir en la

Tienda Scout de Buckingham Road varios objetos que

aquí no encontrábamos ni con lupa, así como para re-

lacionarme con scouts de muchas partes del mundo,

al integrarme en el Club Scout Internacional, con sede

en Baden Powell`s House, y a cuyas actividades acu-

día regularmente los sábados por la tarde.

Page 118: De mi vida Scout

Pero lo más importante es que pude realizar

un sueño, pues me inscribí en el Curso nº 14 de In-

signia de Madera (Rama Comisarios y Jefes de Gru-

po), que tuvo lugar del 20 al 26 de septiembre en el

Campo Internacional de Adiestramiento de Gilwell

Park. Como lo había llevado conmigo desde Tenerife,

asistí con mi uniforme completo, salvo el sombrero,

que sustituí por una boina verde de los scouts ingle-

ses, mucho más manejable para viajar.

Coincidió mi estancia con el 50 Aniversario de

Gilwell y para la ocasión confeccionaron un escudo

especial para ser grabado a fuego en los cinturones, y

que desde entonces adorna el mío. (Ahora lo utiliza mi

esposa porque, curiosamente, debe haber encogido y

me veo obligado a utilizar uno bastante mayor).

Y aquello sí que fue una gozada. El lugar es

una verdadera belleza, un remanso en medio de zo-

nas edificadas, carreteras, estaciones de tren y hasta

una gran central productora de energía. Este campo

internacional de adiestramiento está lleno de escul-

tismo: los paseos, las edificaciones, los lugares de

acampada, hasta los numerosos árboles que allí exis-

ten parecen destilar permanentemente el espíritu del

Page 119: De mi vida Scout

Movimiento Scout. Para mí resultó una semana inolvi-

dable.

En Gilwell vi por primera vez uno de esos sa-

cos de dormir con perneras y con brazos, cuya hechu-

ra permite a quien lo utiliza el levantarse y deambular

de un lado para otro sin necesidad de quitárselo aun-

que, eso sí, con todo el aspecto de un “yeti” o de un

muñeco de “michelín”. Este saco de dormir que men-

ciono tenía además dos características que me llama-

ron la atención: por una parte disponía de unas finas

suelas (de quita y pon) que ayudaban a andar sin mo-

lestias en la planta de los pies y al mismo tiempo evi-

taban que se manchara; y por otra, ¡disponía en el lu-

gar adecuado de una pequeña cremallera que permi-

tía al usuario varón orinar sin tener que quitárselo…!

Otra cosa que me llamó la atención en Gilwell

Park fue que, entre tantísimas banderas que tenían,

de prácticamente todos los países del mundo, no dis-

pusieran de una española. La busqué personalmente

entre docenas de ellas perfectamente ordenadas, pe-

ro me quedó claro que no estaba allí. Sin embargo, sí

que tenían la escocesa y como es igual que la de Te-

nerife, pues pedí y logré que la izaran con las demás

Page 120: De mi vida Scout

de los países representados en el curso. No era lo

mismo, pero...

(Tras mi regreso a Tenerife, el Grupo enviaría

como regalo a Gilwell, el 3 de mayo de 1970, una

bandera española, que imagino habrá ondeado más

de una vez desde entonces).

Esta pequeña anécdota ayudará a comprender

la situación del escultismo en la España de entonces.

Pues, simplemente, nosotros no existíamos para la

Conferencia Scout Mundial, al no estar reconocidos

por nuestro Gobierno (requisito indispensable para el

reconocimiento del escultismo de cualquier nación).

Por supuesto, ya sabían que el escultismo se estaba

reiniciando en nuestro país y que ya existían contac-

tos de la Oficina Nacional española con la Oficina

Mundial. Pero, de hecho, para que finalmente se me

admitiera en el curso citado, tuvo que intervenir per-

sonalmente nuestro entonces Jefe Scout Nacional,

Enrique Genovés Guillén, a quien desde estas líneas

aprovecho para reiterar mi cariño y admiración por su

trabajo de tantos y tantos años en favor del escultis-

mo en España. Hombre esencialmente bondadoso,

fue quien me enseñó que el servicio a los demás se

Page 121: De mi vida Scout

realiza tanto en una labor como en otra, y que si hoy

te toca ser jefe de lo que sea, mañana puedes ayudar

igualmente pegando sellos en una oficina de Zona o

haciéndote cargo del cuidado del material o de la co-

rrespondencia de un Grupo cualquiera.

Pocos meses más tarde recibí mi certificado

de haber superado la Insignia de Madera. Y no voy a

ser modesto en absoluto: me sentí muy orgulloso de

ella, pues fue la primera obtenida por un scout de Ca-

narias, y además en unos tiempos muy difíciles. Por

otra parte, estoy convencido de que el saberme po-

seedor de la misma hizo que más de uno se esforzara

por obtenerla él también lo antes posible.

oooOooo

Mientras tanto, el Grupo “Anaga” había reali-

zado su Campamento de Verano del 3 al 9 de julio, en

Las Lagunetas, del monte de La Esperanza. Acampa-

ron allí la Tropa scout, con Alberto García, Octavio

Armada y Luis Felipe La Roche al frente, y también la

Manada de Lobatos, dirigida por Carmen Pilar Castro

Page 122: De mi vida Scout

con la ayuda de Gloria Morales. Un centenar de me-

tros más allá estaba acampado el Grupo de Guías

“Tajinaste” al completo, con Teresa Gironella, Mª Lui-

sa Cabrera y Julia Pérez.

Lobatos del Grupo “Anaga”. De izquierda a derecha, Francisco Perera, Guillermo Cabrera, Carlos Capote, Pedro Suárez, Emilio Perera y Helmut Rash.

En primer término la Alita Cristina González Massieu, del Grupo de Guías “Tajinaste”. (Fotografía cedida por Francisco Perera Molinero)

Como Jefe de Campamento -de ambos- figuraba

el Jefe de Tropa Alberto García, quien en teoría no

debía abandonar en ningún momento el área de

acampada.

Page 123: De mi vida Scout

Pero como en nuestros campamentos todo el

mundo tenía que hacer de todo, un día Alberto tuvo

que ausentarse temporalmente – a buscar no sé qué

suministros en La Esperanza o en La Laguna –, mien-

tras la Tropa salía a realizar una actividad con Octavio

Armada y Luis-Felipe La Roche.

Dio la casualidad de que fue precisamente en

ese momento cuando vino de visita de inspección el

funcionario de la Delegación de Juventudes D. Anto-

nio Acha Meneses. Y allí había que ver a todo el

mundo, viéndolo llegar, pensando en qué hacer. Fi-

nalmente Carmen Pilar, muy preocupada, se hizo car-

go del visitante, mostrándole las dos zonas de acam-

pada mientras se inventaba la bola de que Alberto es-

taba en una breve excursión por los alrededores.

Después de hacer tiempo con un lento recorri-

do por las instalaciones, que adrede hizo interminable

y minucioso, y mientras tomaban un café, por fin, y

para alivio de todos, se les unió el bueno de Alberto

quien, recién llegado de su salida y rápidamente avi-

sado de la situación, se incorporó poniendo su mejor

cara de inocencia …

Page 124: De mi vida Scout

Y el amigo Acha o no se enteró o, más proba-

blemente, se hizo el sueco y aparentó que se tragaba

la trola.

oooOooo

El primer día de octubre pasé de Inglaterra a

Francia, a París. Allí me matriculé en un curso de

francés y, naturalmente, visité la Oficina Nacional

Scout francesa. Mi interés era mantener contacto con

scouts locales y, por estar ubicado muy cerca de don-

de yo vivía, decidieron enviarme a un Grupo Scout

formado exclusivamente por judíos israelitas, que te-

nía su Local en una sinagoga cercana. Y fue una

nueva e interesante experiencia para mí. Entre otras

cosas, y aún sabiendo que era cristiano, me recibie-

ron sin ningún tipo de reservas, o al menos yo no las

noté.

Su local, situado como ya dije en una sinago-

ga, lucía en una pared un enorme mapa de Israel, con

varias rutas marcadas sobre el mismo y que com-

prendían todo el país. Los chicos y chicas -- se trata-

ba de un Grupo mixto, algo también nuevo para mí --

iban adelantando una pequeña placa con su nombre

Page 125: De mi vida Scout

a lo largo de una de dichas rutas según iban superan-

do las distintas pruebas de Clase. Era una forma ori-

ginal de visualizar los avances de cada uno. Llegados

al final de la primera ruta – que representaba la 3ª

Clase --, estaban en condiciones de realizar su Pro-

mesa Scout. Otras rutas servían para indicar los

avances en Segunda y Primera Clase.

Con este Grupo israelí hice también un par de

salidas al campo, de un sólo día, lo que se lograba

después de viajar bastante tiempo en tren, tanto para

la ida como para la vuelta. Y en el campo era yo el

dueño de la situación. La verdad es que sus técnicas

de campismo eran bastante pobres, aunque todos se

aplicaron con entusiasmo en aprender lo que pude

enseñarles en tan poco tiempo. Tampoco eran muy

duchos en juegos al aire libre, que también hicimos.

Por todo ello puedo asegurar que conmigo se lo pasa-

ron “pipa”, tanto los muchachos y muchachas como

sus scouters.

Y una última cosa que en aquel momento me

llamó la atención de ellos: para comer no se dispersa-

ban en pequeños grupos o por Patrullas, sino que lo

hacían todos juntos, formando un gran círculo. Tam-

Page 126: De mi vida Scout

poco se descubrían, sino que sustituían sus gorras

por el pequeño casquete tradicional en su religión. Así

es que yo también permanecí cubierto con mi boina

del uniforme, aunque la verdad es que me sentía un

poco raro, más que nada por la falta de costumbre de

comer cubierto.

Durante todo este tiempo mantuve el contacto

con el Grupo por carta y cuando regresé a Tenerife a

finales de diciembre, volví a retomar mis funciones,

que habían sido perfectamente cubiertas durante mi

ausencia por el Consejo.

oooOooo

Mientras tanto, en el Grupo Scout “Gran Tiner-

fe” se concedían dos nuevas Insignias Mowgli, a que

se hicieron merecedores Pablo Hurtado Zamorano y

Francisco Lorenzo Speranzini.

Por otra parte, el padre Fidencio Peña era des-

tinado a la Península, ocupando su lugar como Consi-

liario del Grupo el padre Miguel López Baranda, hom-

bre de carácter abierto y cordial, con quien “conecta-

rían” enseguida y sin problemas todos los integrantes

Page 127: De mi vida Scout

del Grupo, pues no en vano había colaborado con to-

dos, y especialmente con la Manada, durante los últi-

mos años.

oooOooo

El autor (de pie, con gafas) con su Patrulla “Pájaros Carpinteros” du-

rante el curso de Insignia de Madera en Gillwell Park. (Fotografía del archivo del autor)

Un par de días después de mi retorno, finali-

zando ya el año 1969, me llamó Oscar Bennasar para

tratar sobre el futuro de ambos Grupos. Él permane-

cía, junto con el incombustible Luis Martínez, en el

Grupo “Gran Tinerfe”, que disponía, como ya sabe-

Page 128: De mi vida Scout

mos, de un magnífico Local así como de bastante ma-

terial, pero no tenía suficientes scouters, pues para

entonces sólo quedaban en activo ellos dos. Por mi

parte, el Grupo “Anaga” disponía de scouters más que

suficientes para sus Unidades pero aún no había te-

nido tiempo de hacerse con material suficiente y, so-

bre todo, adolecía de un local propio, ya que en el co-

legio patrocinador seguían sin concedernos uno fijo.

Me sugirió la posibilidad de unir los dos Grupos

en uno sólo, aprovechando las ventajas de ambos y

resolviendo de paso sus respectivas carencias, al

tiempo que me informó que había solicitado y conse-

guido la conformidad de su Comité de Padres antes

de dar este paso.

Convoqué al Consejo del Grupo 79 “Anaga”, a

las responsables del Grupo de Guías “Tajinaste” y a

nuestro Comité de Padres conjunto, para transmitirles

la propuesta y, tras el estudio de los pros y contras de

la fusión y de un amplio cambio de impresiones, se

acordó en un primer momento aclarar algunos temas

con los scouters del Grupo 7 “Gran Tinerfe”...

Page 129: De mi vida Scout

1970

Después de algunos días de conversaciones

llegamos al convencimiento de que para todos era

conveniente la fusión, así que, para confirmarla, se

convocó a una reunión a todos los padres de los inte-

grantes de los tres Grupos -- “Anaga”, “Gran Tinerfe” y

“Tajinaste” --, para informarles de la nueva situación.

La reunión tuvo lugar el día 12 de enero de 1970 en

los salones del Círculo Mercantil de nuestra capital,

acordándose allí que el Grupo resultante recibiría el

nombre de “Zebensui”, manteniendo el pañuelo ama-

rillo con cenefa negra del grupo “Anaga” y el número

7 de registro nacional correspondiente al “Gran Tiner-

fe”.

Por su parte, las respectivas Tropas scouts re-

cibirían el nombre del Grupo de origen, manteniendo

las demás Unidades los que tuviesen.

Todos los scouters se mantuvieron en sus Uni-

dades, salvo algunos que pasaron de las Tropas y

Manadas del anterior Grupo “Anaga” a reforzar las del

anterior “Gran Tinerfe”. La Manada “Seeonee” siguió

bajo la responsabilidad de Carmen Pilar Castro, mien-

Page 130: De mi vida Scout

tras la “Gran Tagoror” pasó a dirigirla Ana María Ló-

pez. La Tropa scout “Anaga” estaba coordinada por

Alberto García y la Tropa scout “Gran Tinerfe” por Luis

Martínez. Yo me hice cargo de la jefatura del nuevo

Grupo, mientras Oscar, además de coordinar la Tropa

Esculta, se convertía en AJG (Ayudante de Jefe de

Grupo), figura no contemplada hasta entonces en los

Estatutos de la asociación, pero que se justificaba so-

bradamente por las características del Grupo, con cin-

co Unidades completas y con un muy numeroso equi-

po dirigente, constituido por un total de quince scou-

ters y dos Instructores.

En cuanto al Grupo de Guías “Tajinaste”, se

acordó que compartiría el Local y utilizaría libremente

sus instalaciones, considerándolo como su sede ofi-

cial, aunque al no haber suficientes habitaciones dis-

ponibles no disfrutaría de ninguna en exclusiva y se-

guiría utilizando igualmente el salón a ellas cedida en

la parroquia de la Cruz del Señor.

El Comité de Padres sería igualmente el mis-

mo para ambos Grupos. Bajo la presidencia de D. An-

tonio Pintor Martínez, se completaba con Dña. Margot

Rash, Dña. Natividad Ruiz de Lindemann, D. José

Page 131: De mi vida Scout

Ballsells Llácer, D. Rufino Chiscano Gutiérrez, D.

Francisco Fumagallo Sánchez-Pinto, D. Juan Luis

Quintero Pérez y D. Juan Sbert Rotger.

Fotografía del Certificado de Cargo de

Oscar Bennasar como Subjefe de Grupo.

Por estas fechas se incorpora Amalia Bonnet

Moreno en funciones de Ayudante de Manada y pro-

cedente del Grupo de Muchachas Guías “Guanapay”,

constituido meses antes en el colegio de La Asunción.

Destacó por su serenidad y dulzura, así como por

mantener siempre una actitud positiva y risueña.

Page 132: De mi vida Scout

En este mismo año 1970 el scout de Primera

Clase José Ignacio García de la Rosa termina su pre-

paración para optar a la máxima distinción a la que

puede aspirar un scout: la de Caballero Scout. Su ex-

pediente es presentado por nuestro Grupo al Jefe

Scout Nacional y éste no duda en concederla. El Gru-

po celebra una serie de actos en el Teatro del colegio

“Quisisana” de las Escuelas Pías para homenajear a

Ignacio, a los que acude nuestro JSN Enrique Geno-

vés Guillén, quien le impone personalmente la insignia

correspondiente.

Debo destacar que se trata del primer Caballe-

ro Scout concedido en toda España y no puedo evitar

mencionar que es un scout de mi Tropa “Tinguaro”, de

la que me había hecho cargo cinco años atrás.

A finales de abril, y por ser más necesaria en

el Grupo de Guías “Tajinaste”, Carmen Pilar Castro

deja definitivamente la Manada “Seeonee”, pasando a

hacerse cargo Gloria Morales como responsable de la

misma. Procedente de su Grupo de Guías y en servi-

cio como scouter, Gloria aportaba a la Manada su

temperamento bondadoso y siempre preocupado por

Page 133: De mi vida Scout

el bienestar de los lobatos, a quienes sabía escuchar

con cariño y paciencia.

Se incorpora al Grupo de Guías “Tajinaste” la

nueva dirigente René Sierra Rodríguez, en funciones

de Ayudante de la Unidad de Pioneras.

En el verano de este año se celebró por prime-

ra vez un Campamento de Zona, entre el 21 de julio y

el 3 de agosto, al que asistieron todos los Grupos

existentes entonces: el “Ucanca” y el “Zebensui” de

Santa Cruz, el “Aguere” de La Laguna y el por enton-

ces denominado Grupo “Ucanca nº 1” de Juan Perera

– que pasados los años se convertiría en el actual

Grupo Scout número 446 “Anambro” --. Acudieron

también los integrantes de un Grupo creado por libre

en el Colegio Salesiano “San Isidro”, de La Orotava

que, bajo el nombre de “Arautápala”, funcionaba des-

de un par de años antes y que lamentablemente des-

aparecería algunos meses más tarde al ser trasladado

a la Península el sacerdote promotor del mismo.

Como siempre, los oportunos permisos los ob-

tuvimos por una parte del Gobierno Civil, donde acu-

Page 134: De mi vida Scout

díamos al oficial mayor D. Antonio Belda Alcaraz, y

por otra, en el Distrito Forestal, donde siempre nos re-

cibieron con manifiesta cordialidad tanto el Ingeniero

Jefe, D. Marcos Peraza Oramas, como el Ayudante

de Montes D. Antonio Lorenzo.

Se instaló el Campamento en el lugar que no-

sotros llamamos desde siempre “Articosa”, aunque en

la mayoría de los mapas figura como Orticosa. Fui de-

signado para dirigirlo y resultó una experiencia tan in-

teresante que se repetiría en los dos años siguientes.

Tenía la ventaja de poder hacer grandes juegos con

amplia participación y los fuegos de campamento re-

sultaban en ocasiones espectaculares. Otro aspecto

muy positivo fueron las grandes construcciones con

troncos, en las que las Tropas se sentían muy moti-

vadas y rivalizaban entre sí al hacer sus puentes y to-

rres de observación.

Page 135: De mi vida Scout

El autor y Fernando Martín, “Fefo”, observan el panorama desde lo alto de una torre construida por los scouts del Grupo “Zebensui”.

(Fotografía cedida por Luis Alberto Arnay)

Durante el campamento, los bomberos de San-

ta Cruz y los de CEPSA, así como el Servicio contra-

incendios del Distrito Forestal, realizaron para los

acampados una espectacular y al mismo tiempo diver-

tida demostración de extinción de incendios.

Page 136: De mi vida Scout

De todo lo anterior realizó TVE-C un reportaje,

emitido días más tarde, y del que tampoco tenemos

copia. También el periódico “El Día” publicó en sus pá-

ginas información relativa al campamento.

En cuanto a la operatividad, la parte más com-

plicada se centraba en los suministros, muy cuantio-

sos por el número de acampados.

Por otra parte, no debe olvidarse que cada

Grupo es totalmente autónomo, por lo que cada uno

tenía libertad para desarrollar su programación en to-

dos aquellos horarios no comprometidos para las acti-

vidades comunes. Y el problema fue que algún Grupo

no tenía previstas actividades en algunos horarios ni

fue capaz de improvisarlas, con lo cual sus integran-

tes, paseando y holgazaneando, interferían en las de

los demás Grupos. Este fue el único problema de cier-

ta importancia del Campamento ese año.

En este Campamento actúa por primera vez

como scouter del Grupo 7 “Zebensui” nuestro anterior

scout Fernando Martín Álvarez, en funciones de Ayu-

dante de Jefe de Tropa. De “Fefo” casi podría escribir

un libro: serio de carácter, habilidoso, atlético, perse-

verante, de verbo monocorde, campechano y con su

Page 137: De mi vida Scout

peculiar sentido del humor, pocos son los que desco-

nocen las hazañas de este scout de corazón y, sobre

todo, buenísima persona.

Agustín Guimerá me recuerda (¡se la sigue

sabiendo de memoria, el tío!) la canción que, con mú-

sica combinada de “La Alpispa” de los “Sabandeños”

y, para el estribillo, una parte del “Baile de los Ena-

nos” de La Palma, confeccionamos los scouters del

Campamento, dedicada a las Patrullas con las que

comíamos diariamente, por turnos. Dice así :

Estas Patrullas,

todos los días,

hacen comida...

¡puaj!, ¡qué porquerías!.

Los pobres Jefes,

siempre “jambriando”,

pero los muy canallas

matan callando,

ando, ando, ando, ando.

(Estribillo) No es por falta de comida

sino que cocinan mal

y confunden, para colmo,

Page 138: De mi vida Scout

el azúcar con la sal.

Trabajamos como enanos

para esto organizar

y en “Articosa 70”

ya nos quieren enterrar.

Y así sigue la canción, citando los calderos su-

cios, los platos engrasados, la sopa aguada, los hue-

vos quemados, la carne cruda...

Carmen Pilar y yo nos casamos el 6 de octu-

bre de este año 1970, en la parroquia de la Cruz del

Señor, en la que las Guías tenían su Local para reu-

niones. Naturalmente, ofició el matrimonio el Padre

Miguel, nuestro Consiliario, quien dio a la ceremonia

una atmósfera muy cordial e íntima porque nos cono-

cía mucho a ambos y por dirigirse a nosotros y a

nuestros invitados con la llaneza que da la familiari-

dad.

Por su parte, las guías y los scouts de los Gru-

pos “Tajinaste” y “Zebensui” nos tenían preparada una

sorpresa, pues a la salida y bajo la consabida lluvia de

arroz, nos hicieron pasar bajo un arco de honor que

Page 139: De mi vida Scout

formaron con sus bordones. Para nosotros resultó

muy emotivo.

En octubre de este año 1970 se integró en el

Grupo una nueva Tropa, la “Chimisay”, formada por

los miembros de la hasta entonces independiente

“Echeyde” -- que había fundado nuestro anterior scout

Agustín Guimerá Ravina (una de las personas más

carismáticas de la Zona, conocido por todo el mundillo

scout por su carácter abierto y alegre, por su simpatía

personal y por su sempiterna disposición de servicio)

en el colegio La Salle-San Ildefonso – junto a un par

de Patrullas que se habían constituido en el colegio

Hispano-Inglés bajo el nombre de Tropa “Acaymo”, y

promovidas por un scouter peninsular que se nos

unió, llamado Luis Mª Palacios del Valle Lerchundi.

Con ella, nuestro Grupo creció aún más, te-

niendo ahora dos Manadas de Lobatos, tres Tropas

Scouts y una Tropa Esculta.

Por su parte, el Grupo “Tajinaste” disponía de

una Ronda de Alitas, una Compañía de Guías y una

Unidad de Pioneras, por lo que, algunos días, el trajín

Page 140: De mi vida Scout

de chicos y chicas que entraban y salían del Local era

algo digno de verse. ¡Y gracias que utilizábamos con

mucha frecuencia la plaza de San Fernando, situada

enfrente mismo del Local, y a que las chicas desarro-

llaban la mayoría de sus actividades en su otro local

de la Cruz del Señor!

El 14 de noviembre de 1970 el Grupo se hace

con los servicios de un nuevo scouter, Luis Alberto

Arnay de Armas, que inicia su colaboración en funcio-

nes de Ayudante en la Tropa “Gran Tinerfe”. De su

segundo apellido es fácil deducir que se trata, efecti-

vamente, de un primo hermano mío. Con un carácter

extrovertido, campechano y expresivo, y con un claro

espíritu organizador, su disponibilidad en las filas del

escultismo le llevará a colaborar años después en el

Grupo “Aguere”, luego a fundar el Grupo “Taborno” en

La Laguna, seguidamente a trabajar para la Zona VII

y, finalmente, a ostentar la jefatura del Grupo “Ucan-

ca” durante los últimos diez años de su servicio activo.

Varios años más tarde, después de mi retirada

del servicio activo, también se integrará en las filas del

Page 141: De mi vida Scout

escultismo y por un largo período de tiempo mi primo

Tomás Arnay de Armas, hermano del antes citado.

Del 27 de diciembre de 1970 al 15 de enero de

1971, en varios fines de semana (uno de ellos largo,

de jueves a domingo), asistimos Octavio Armada y yo

a un curso impartido por la Delegación de Juventudes

para obtener el título de Jefe de Campamento, exigi-

ble entonces para poder dirigir tal tipo de actividad. El

curso incluía una acampada de varios días, que se

celebró en el campamento de “La Victoria”, algo más

abajo de Las Raíces, en el monte de La Esperanza y

en el que recuerdo que sufrimos un frío muy intenso.

En el transcurso de la misma hicimos una salida a las

Cañadas del Teide, durante la cual ambos tuvimos la

oportunidad de acampar por primera vez en la nieve,

en Montaña Blanca, y donde, a pesar de la altura su-

perior a los 2.200 metros, pasamos bastante menos

frío que abajo, en el monte.

Esa fue una de esas ocasiones en las que la

utilidad de nuestros sombreros se puso claramente de

manifiesto, pues además de mantener nuestras cabe-

zas calientes en el frío ambiente, nos servían perfec-

Page 142: De mi vida Scout

tamente en el monte, donde podíamos caminar entre

las ramas de los pinos y el monte bajo sin temor a

golpearnos, ya que las anchas alas de los sombreros

apartaban la mayoría de los obstáculos que hallába-

mos al paso.

Recuerdo también un curso para scouters ce-

lebrado años más tarde en Articosa y que sólo pudi-

mos terminar con éxito gracias a que nuestros som-

breros nos protegían del constante aguanieve que ca-

yó durante dos días seguidos. Las alas de mi sombre-

ro llegaron en algunos momentos a tener encima una

capa de hielo y nieve de bastante más de un centíme-

tro de espesor.

Page 143: De mi vida Scout

1971

El día 14 de febrero de 1971 – día de San Va-

lentín y domingo de Carnaval – y con motivo de la

Promesa de Luis Alberto Arnay, alquilamos una gua-

gua para trasladarnos al monte de Las Mercedes,

donde se celebró una convivencia de los scouters de

los Grupos “Zebensui” y “Tajinaste”, en una casa que

por entonces tenía prestada ICONA al Grupo Scout

70 “Aguere”, de La Laguna.

El Grupo tenía desde hacía algún tiempo una

revista bastante buena, de nombre “Jamboree”, que

se publicaba cada mes o dos, cuando había material

suficiente. Ahora conseguimos publicarla con una cu-

bierta a todo color, en cuya portada figura una hermo-

sa torre de troncos construida durante el Campamen-

to de Zona anteriormente citado, mientras en la con-

traportada aparecen, con su uniforme de lobato y de

scout, respectivamente, los hermanos Fernando y

Carlos Estarriol Jiménez, mostrando una cartilla de la

Page 144: De mi vida Scout

Caja General de Ahorros, patrocinadora de la cubierta

en cuestión, ayuda que obtuvimos “llorándole” al en-

tonces Presidente de la entidad, D. Juan Ravina Mén-

dez.

La portada de dicha revista es la que ahora he

tomado para que sirva igualmente de portada de este

libro.

El 21 de marzo del año 1971, el Instituto para

la Conservación de la Naturaleza, ICONA, cedió al

Grupo el uso de la llamada “Choza de la Loca”, situa-

da sobre un pequeño promontorio, en el propio lugar

de Articosa. Se trataba de una pequeña casa, bastan-

te antigua y con sólo dos habitaciones: una muy pe-

queña, de unos siete metros cuadrados, y otra de

mayores dimensiones, unos cuarenta metros cuadra-

dos con una hermosa chimenea en un lateral. Esta

casa la habíamos utilizado de vez en cuando como

lugar de almacenamiento de material en alguna

acampada, pero su mal estado no daba para mucho

más.

Conocida de antemano la noticia de la cesión,

dos días antes, el día 19, y ante el mal estado de la

Page 145: De mi vida Scout

casa, casi en ruinas, nos pusimos manos a la obra pa-

ra limpiarla y arreglarla, convirtiendo la habitación pe-

queña en una cocina, y la grande en un peculiar dor-

mitorio de literas, especialmente pensado para los lo-

batos. En los meses siguientes se añadiría al conjun-

to una habitación de entrada, construida por los pro-

pios scouts del Grupo, de unos diez metros cuadra-

dos, y que serviría a partir de entonces como almacén

para herramientas, cuerdas, bidones para agua y otro

material diverso.

Al aljibe se le construyó un nuevo brocal, al

tiempo que se vació totalmente el mismo para limpiar-

lo, pues además de agua sucia tenía el fondo total-

mente lleno de piedras y basura. Por cierto, el verano

anterior se me había caído dentro mi navaja suiza

multiusos y el bueno de Fernando Martín, “Fefo”, la

rescató de entre lo que se sacó. Debo decir que, una

vez eliminado el limo que la cubría, se mostró rutilante

y sin el más mínimo deterioro, lo que demuestra la ca-

lidad de estas navajas. Aún la conservo, en perfecto

estado.

Y así quedó la casa lista para recibir a partir de

entonces a un número incontable de scouts que en

Page 146: De mi vida Scout

ella han disfrutado, a lo largo de los años siguientes,

de acantonamientos, acampadas, cursos de todo tipo

y múltiples otras actividades que han acogido sus vie-

jos muros.

En abril, el Grupo de Guías “Tajinaste” celebró

un campamento en El Sauzal, en la enorme y hermo-

sa

Integrantes del Grupo de Guías “Tajinaste” posan para la posteridad,

en El Sauzal. (Fotografía del archivo del autor)

casa que allí tiene la familia de Agustín Guime-

rá. Sería el último dirigido por Carmen Pilar Castro,

Page 147: De mi vida Scout

pues estaba embarazada y ya le iba costando atender

a tanto ajetreo.

Como ya adelanté en su momento, este año

1971 volvió a repetirse la experiencia de un solo Cam-

pamento de verano para toda la Zona, y que también

dirigí. Nuevamente se celebró en Articosa, entre los

días 7 y 19 de julio.

Esta vez se obvió el problema de los scouts

ociosos advirtiendo de antemano a sus dirigentes que

Unidad sin actividad significaba Unidad a disposición

de la dirección del Campamento, para lo que había-

mos previsto un pequeño equipo de scouters. La po-

sibilidad de quedar en mal lugar ante sus muchachos

hizo que ningún dirigente de Tropa olvidase tenerlos

ocupados con actividades de uno u otro tipo.

A este campamento asistieron media docena

de muchachos herreños, acompañados por el Padre

Antonio María Hernández, párroco entonces en la isla

y quien desarrolló actividades de tipo scout durante

unos años de forma un tanto sui géneris, amoldándo-

se a las características del lugar. Actividades que no

Page 148: De mi vida Scout

pervivieron una vez que fue trasladado fuera de la is-

la.

En el último Fuego de Campamento, la noche

del 18, y que recuerdo como uno de los mejores de mi

vida, las distintas Patrullas lo “bordaron” en sus can-

ciones con divertidas críticas burlonas hacia los scou-

ters, a las que nadie escapó. Y quienes asistieron al

mismo recordarán sin duda el magnífico papel como

animador de la velada del entonces Jefe del Clan de

Zona “Añazo”, José Navarro Zamorano (“Pepe Nava-

rro”).

--*--

Por no ser actividades habituales de un Grupo

Scout y constituir fundamentalmente el reflejo de una

actitud de servicio y solidaridad, me referiré en un blo-

que y sólo de pasada a algunas otras actividades des-

arrolladas por los scouts en todos estos años.

Por ejemplo, con ocasión de un acto celebrado

en la avenida 3 de Mayo, con la asistencia de varios

miles de personas convocadas por el Padre Peyton

para el rezo colectivo del Rosario, los scouts colabora-

ron en cubrir la seguridad física de los presentes des-

Page 149: De mi vida Scout

perdigándose entre la multitud y ayudando a los

miembros de la Cruz Roja para atender y trasladar a

las personas afectadas por el calor o el cansancio.

Por otra parte, en varias ocasiones intervini-

mos en la búsqueda de niños pequeños extraviados

en los montes cuando acudían allí con sus familias a

pasar unas horas. Recuerdo el caso de una niñita en

La Esperanza y el de un niño en los montes de Vila-

flor. Afortunadamente, siempre se les encontró a

tiempo.

Con motivo de un fuerte terremoto en Nicara-

gua, en el año 1971, los scouts se movilizaron para

disponer los envíos de ayuda humanitaria, colaboran-

do en recoger el material y en preparar los paquetes

que habrían de enviarse a aquel país.

Como no podía ser de otra manera y sin que

haya que explicar mucho al respecto, en varias oca-

siones se organizaron recogidas de basura en nues-

tros montes y se intervino en la plantación de árboles,

colaborando con distintas instituciones o por iniciativa

de la Zona o del propio Grupo.

Y también, como por desgracia sabemos mu-

chos, fuimos necesarios para colaborar en la extinción

Page 150: De mi vida Scout

de los incendios que de vez en cuando asolaban

nuestros montes. El que nunca ha luchado contra un

incendio forestal no puede hacerse una idea exacta

de lo que es. El humo, el ruido del incendio, la incerti-

dumbre que ocasiona el no saber qué dirección toma-

rá el viento en las próximas horas o minutos, hacen

parecer aún más caótico el propio caos del fuego. Y

para mayor dificultad, los medios eran muy escasos,

tanto en material como en hombres. Nosotros, scou-

ters, escultas y alguno de los scouts de más edad,

acudíamos adonde se nos mandaba y hacíamos lo

que podíamos, que no era mucho, esa es la verdad.

Durante varios años aportamos lo que pudimos y en

alguna ocasión incluso llegamos a jugarnos la vida en

el empeño. Pero lo sentíamos como una obligación y

lo hicimos.

--*--

Terminaba el mes de agosto de este año

1971 cuando varios scouters plantearon inopinada-

mente la necesidad de dejar de compartir el Local con

el Grupo de Guías “Tajinaste”. Aquello resultó un ma-

zazo totalmente inesperado para mí, pues no hacía ni

Page 151: De mi vida Scout

un año y medio que se había acordado compartirlo

como sede de ambos Grupos, al ser una de las condi-

ciones a las que me comprometí personalmente con

ellas para llevar a cabo la fusión, y no encontraba ra-

zón alguna para dejarlas “en la calle”, ya que no ocu-

paban ninguna de las habitaciones del Local y sola-

mente lo utilizaban de vez en cuando para reuniones

de sus Responsables o como lugar de partida y llega-

da de sus excursiones.

A pesar de mi oposición manifiesta, en los días

siguientes la discusión continuó, por lo que finalmente

propuse la celebración de un Consejo extraordinario

para efectuar una votación al respecto. Tuvo lugar en

la tarde del 4 de septiembre de 1971, efectuándose la

votación a mano alzada, y resultando de la misma tres

abstenciones y una gran mayoría a favor de la sepa-

ración. Sólo Agustín Guimerá y yo votamos a favor de

la continuidad.

Aún hoy sigo sin entender qué es lo que pasó

para que, de pronto y sin razones aparentes, los

scouters tomaran una decisión tan drástica y, para mí,

absurda. En los años siguientes, rememorando aque-

llo, he preguntado a varios de ellos acerca del asunto

Page 152: De mi vida Scout

y, curiosamente, nadie consigue recordar de dónde y

porqué surgió el tema.

En cualquier caso y además, aunque alguno

de ellos no acabara de entenderlo en aquel momento,

a mí sólo me dejaban una salida posible: la de dimitir.

Eso fue lo que hice.

oooOooo

Ese día terminó mi relación directa con el Gru-

po Scout nº 7 “Zebensui”, al que ayudé a nacer diez

años antes con el nombre de “Gran Tinerfe”, y al que

me sentiré ligado por el resto de mi vida.

Y valió la pena...

Page 153: De mi vida Scout

E N L A Z O N A S C O U T

Habiendo cesado en mis funciones en el Gru-

po Scout 7 “Zebensui”, me puse a disposición de la

Zona VII, a cuyo frente se hallaba entonces Pepe Na-

varro, hombre de carácter abierto y cordial, eminen-

temente extrovertido y muy apreciado por los scouters

de la Zona. A partir de septiembre de 1971 y durante

poco más de dos años mi actividad se limitó a colabo-

rar en los distintos Cursos que se impartían, la mayo-

ría de ellos en Articosa, y el primero de los cuales, un

curso Preliminar de Insignia de Madera - Rama Scout

-, tendría lugar el 29 de junio de 1972.

Durante el año 1972 se solicita y obtiene del

J.S.N. la distinción de Caballero Scout para Francisco

J. Nodal Castañer, integrante del Grupo “Zebensui” y

que lleva varios meses preparándose para ello.

Page 154: De mi vida Scout

En la segunda semana de enero de 1973

hube de trasladarme por motivos profesionales a Car-

tagena de Indias, en Colombia, preciosa ciudad a la

que me enviaban para iniciar las actividades de una

Escuela de Turismo, y donde permanecí hasta princi-

pios del mes de abril.

En el viaje de regreso y en razón de las co-

nexiones aéreas, tuve que pasar un día completo en

Caracas, en Venezuela. Paseando por la avenida Ur-

daneta, en una calle transversal vi un anuncio de

“Tienda Scout” y allí me dirigí para adquirir, ¡por fin!,

mi pañuelo y mis cuentas de Insignia de Madera, ob-

tenida más de dos años atrás y que me había sido

imposible conseguir antes en casa, en España. Esto

lo cuento para hacer comprender que todavía enton-

ces las penurias eran el pan nuestro de cada día.

En el mes de enero de 1974, embarazada por

segunda vez, mi esposa Carmen Pilar Castro deja la

jefatura del Grupo de Guías “Tajinaste” en manos de

René Sierra, retirándose definitivamente del escultis-

mo después de más de ocho fructíferos años de ser-

vicio activo.

Page 155: De mi vida Scout

A principios de este año 1974 Pepe Navarro

me nombra Ayudante de Comisario de Zona, a cargo

de la Expansión.

Empecé entonces un período en el que cola-

boré en la programación y desarrollo de Cursos de In-

formación, dirigidos principalmente a los padres y fa-

miliares de nuestros asociados, así como a aquellas

personas que habían manifestado interés por conocer

más de cerca los fines y la organización de nuestra

asociación. Estos cursos se impartían en los locales

de los Grupos que lo solicitaban e incluso, en un par

de ocasiones, tuvieron lugar en los salones de confe-

rencias de algún hotel.

Cualquier actuación que significase difundir y

mejorar la imagen de los scouts facilitaba su expan-

sión, por lo que también se iniciaron actividades en tal

sentido, alguna de las cuales se citan más adelante.

Sin embargo, mi función principal era la de

asesorar y ayudar a la formación de nuevos Grupos,

en lo que tuve un número similar de éxitos y de fraca-

sos, pues si bien se pudo colaborar en el asentamien-

to definitivo de los nuevos Grupos “Taborno” y “Tama-

ragua”, por contra no terminaría de cuajar el intento

Page 156: De mi vida Scout

de crear un grupo en el Valle de San Lorenzo, en el

sur de nuestra isla, ni se conseguiría la consolidación

del Grupo “Benahoare”, en la isla de La Palma que,

aunque llegó a constituirse y obtener su número de

registro nacional, no perduró mas que unos pocos

años.

Como ya adelanté, este año 1974 se fundó en

La Laguna el Grupo Scout “Taborno”, promovido por

Luis Alberto Arnay y con la ayuda inicial de Laly Diez,

Los hermanos Carlos y Fernando Aguilera, scouts del Grupo

“Taborno”, realizan prácticas de orientación en Articosa. (Fotografía cedida por Luis Alberto Arnay)

Page 157: De mi vida Scout

Ángela Garma Pons, Constantino Criado Hernández,

Damián Pérez Esquivel y Alejandro Reyes Marrero. El

Grupo obtendría el número 231 en el registro nacional.

La primera actividad a la que asistieron fue un

acto celebrado el 18 de agosto por los Antiguos Ex-

ploradores en la zona recreativa de Las Raíces, en el

monte de La Esperanza. Posteriormente se incorpora-

rían a este Grupo otros scouters, como los hermanos

Mª Carmen y Miguel Izquierdo López y, en años pos-

teriores, Juan Manuel Morón García, Felipe Siverio

Hernández, Virginia González Gallardo y los también

hermanos Antonio y Calixto Ferrer Hervás, entre

otros.

Por estas fechas nos llegaron noticias de un

supuesto Grupo constituido en la isla de La Gomera,

concretamente en Hermigua. Hechas las oportunas

averiguaciones y contactos, resultó tratarse de un gru-

po de muchachos de ¡cerca de treinta años!, que se

ponían un pañuelo al cuello y decían que eran algo

parecido a los scouts. Pero nada más. En ningún

momento les interesó organizar seriamente un Grupo

scout.

Page 158: De mi vida Scout

Del 20 al 27 de abril de 1975 tiene lugar en los

salones del Círculo de Amistad “XII de Enero”, en

Santa Cruz, la primera Exposición Filatélica Scout ce-

lebrada en Tenerife. Un matasellos especial concedi-

do por Correos conmemorará el evento, que es visita-

do por cientos de personas que así pueden admirar

miles de sellos con motivo scout emitidos en prácti-

camente todos los países del mundo, expuestos por

coleccionistas especializados y algunos de ellos en-

viados expresamente para la ocasión desde la Penín-

sula. Destacaron las colecciones presentadas por

nuestros compañeros Enrique Genovés Guillén, de

Madrid, y Miguel Angel Artiles Viera, de La Laguna,

así como la de D. Juan López Martínez, de Santa

Cruz y padre de la scouter Ana Mª López.

En octubre de 1975 se inician los contactos con

Francisco Delgado Díaz, quien en los meses siguientes

dará forma al Grupo de Scouts Marinos “Tamaragua” y

se convertirá durante unos años en una referencia obli-

gada en la Zona. Su carácter emprendedor, su facilidad

para conseguir colaboradores y sus ideas en ocasiones

Page 159: De mi vida Scout

Reproducción en blanco y negro de dos de los sobres especiales matasellados con motivo de la “I Exposición Filatélica Scout”,

celebrada del 20 al 27 de abril de 1975 en los salones del Círculo de Amistad “XII de Enero”.

Page 160: De mi vida Scout

inverosímiles a la hora de realizar actividades, marcarán

su presencia en el escultismo de nuestra provincia. Co-

laboradores del Grupo fueron su esposa Mª Carmen de

Arrate Segura, Miguel Arriaga y López de Vergara, Ber-

nardo Parrilla Alemán, Diegoberto Rodríguez Gil y Be-

goña Rodríguez Rodríguez, entre otros muchos.

En enero de 1976, con la presencia de For-

madores venidos de la península y bajo la dirección

de Enrique Genovés, tiene lugar un Curso Básico –

denominado anteriormente Curso Preliminar -- de In-

signia de Madera, Rama Scout.

Como el tener una Insignia de Madera en una

Rama determinada no implica que no se pueda obte-

ner en otra, me inscribí como participante. Como cu-

riosidad, pues es el único dato del que dispongo, rela-

ciono a continuación los nombres de los cursillistas

asistentes, con indicación de sus respectivas Patru-

llas:

Cabras: Luis Alberto Arnay de Armas, Miguel

Angel Artiles Viera, Juan Jesús Blanco González,

Francisco Delgado Díaz, Luis Angel Heredero Abón y

Bernardo Parrilla Alemán.

Page 161: De mi vida Scout

Viejas: Javier Blanco González, Ginés Galtier

Martínez, José Ortiz Comerma, Antonio Pérez Batista,

Gabriel Roca Gironés y Oscar Rodríguez Estévez.

Camellos: Pedro Miguel Coello Perdomo, Fran-

cisco Palmer Carbonell, Alejandro Reyes Marrero, Mi-

guel Rodríguez Palmero, Joaquín Vázquez de la Rosa

y yo mismo.

Bajo la divertida mirada de Enrique Genovés, el autor y Francisco Palmer hacen alguna “salvajada”, mientras Alejandro Reyes y Javier Blanco “hacen el oso”.

(Fotografía del archivo del autor).

Page 162: De mi vida Scout

Los primeros días del mes de mayo de 1976

estamos mi esposa Carmen Pilar y yo, con nuestros

hijos Mª Belén y Tommy, en Funchal, capital de la isla

de Madeira. Allí tuvimos la oportunidad de hacer un

amistoso contacto con los scouts locales, asistiendo

incluso a un Fuego de Campamento que celebraron

en las cercanías de la ciudad.

Entre otras muchas cosas, hablamos de la po-

sibilidad de intercambios durante los campamentos de

verano, cosa que nunca llegó a hacerse realidad por

las dificultades en las comunicaciones en aquellos

tiempos y el elevado costo de las mismas.

Page 163: De mi vida Scout

C O M I S A R I A D E Z O N A

El 22 de octubre de 1976, terminado el man-

dato de José Navarro, la Asamblea de Zona decide

por mayoría nombrarme Comisario de Zona.

Como Ayudantes, nombré a mi vez a Alberto

García Rojas para la rama Scout, Luis Alberto Arnay

de Armas en la rama Lobatos, Octavio Armada Ver-

netta en Expansión, como Secretario a Luis-Felipe La

Roche Owen y como Secretario de Actas a Bernardo

Parrilla Alemán.

Algún tiempo más tarde, reestructurado el

equipo, se integraría Alfonso Sánchez Bruno en fun-

ciones de Secretario y también José Carlos Marrero

González en la rama Lobatos, pasando Luis Alberto

Arnay a Expansión y actuando desde entonces Octa-

vio Armada como ACZ sin cartera.

Page 164: De mi vida Scout

Empezaba para mí un nuevo período en el es-

cultismo, pues como responsable provincial se me

avecinaban algunos viajes a Madrid -- al tener que

asistir en representación de la Zona a las sesiones del

Consejo Scout Nacional --, contactos con todos y ca-

da uno de los Grupos, con la gran mayoría de los

scouters … y prácticamente ninguno con los mucha-

chos objeto de nuestros esfuerzos.

Venía a complementar la labor de anteriores

Comisarios, el primero de los cuales fue D. José Pa-

drón Campos, un antiguo Explorador nombrado Co-

misario de Distrito por la Oficina Nacional allá por

1961 y a quien no recuerdo haber conocido nunca

personalmente, pues con nuestro Grupo no creo que

tuviera contacto alguno. Le sustituiría hacia mediados

de los 60 el también antiguo Explorador D. Angel

Honorio Alonso Pinto, y con quien sí tuvimos varias

reuniones, acercándonos él algo más al Grupo “Ucan-

ca”, dirigido por un siempre animoso y entusiasta,

aunque algo aprensivo y excesivamente personalista,

Juan Perera Marrero.

En los últimos años 60 resultó elegido, ahora

por los Grupos y con la nueva denominación de Co-

Page 165: De mi vida Scout

misario de Zona, el ex-Presidente del Comité de Pa-

dres del Grupo “Ucanca”, D. Francisco Aznar Ortiz,

quien sería a su vez reemplazado a principios de los

años 70 por D. Antonio Pintor Martínez, a la sazón

Presidente del Comité del Grupo “Zebensui”.

Mi último antecesor fue, como ya indiqué, José

Navarro Zamorano, el primer Comisario que accedía

al cargo después de ejercer como scouter en un Gru-

po. Y eso se notó en la Zona, pues fue el primero con

quien los scouters podían hablar de tú a tú y que les

comprendía totalmente, pues él había padecido sus

mismos problemas e inquietudes. Y todo ello sin des-

merecer de los anteriores, que hicieron lo que pudie-

ron en cada momento, con la mejor voluntad y esfuer-

zo.

Por mi parte, tenía muy claros mis objetivos

como Comisario. Entre ellos, organizar periódicamen-

te actividades conjuntas que terminasen con las pe-

queñas rencillas y discusiones entre Grupos, así como

exigir una formación mínima a los scouters, sanear en

lo posible las finanzas, seguir mejorando la imagen

pública de la Asociación y consolidar en lo posible el

Page 166: De mi vida Scout

ya iniciado crecimiento del escultismo en la Zona,

además de establecer un reglamento de régimen in-

terior para la misma.

Para lo primero consideraba que era importan-

te celebrar siempre la festividad de nuestro Patrón,

San Jorge, con una actividad conjunta, de absoluta-

mente todos los Grupos, por lo que procuré que tal

celebración se programase en la Zona y se comuni-

case a los Grupos con la antelación suficiente y que

luego no apareciese nadie diciendo que le coincidía

con una “importante actividad” de su Grupo. Desde el

mes de septiembre ya se establecía la fecha exacta

de celebración de San Jorge, en abril o mayo siguien-

tes.

También intenté que se celebrara alguna acti-

vidad de toda la Zona a comienzos de cada curso,

hacia octubre o noviembre, alguna de las cuales men-

ciono más adelante.

Por otra parte, la gran mayoría éramos cons-

cientes de ser unos legos en materia educativa, que

suplíamos con experiencia y muy buena voluntad,

siempre insuficientes. Tampoco pretendíamos conver-

Page 167: De mi vida Scout

tirnos en “enseñantes”, pues eso sería desvirtuar la

idea de Baden Powell y destruir en parte el encanto

del Gran Juego que es el escultismo. Pero lo cierto es

que necesitábamos ponernos a la altura de las cir-

cunstancias y para ello se hacía imprescindible una

formación adecuada, una formación específica en es-

cultismo, que evitase eso tan frecuente de que al fi-

nal, en algunos casos, cada uno termina haciendo lo

que él entiende que es scout y quien nos ve desde

fuera acaba pensando que sólo somos una caja de

grillos, cantando cada uno por su lado.

Perdiendo de vista el objetivo último de su

existencia y a causa de la endémica escasez de scou-

ters, algunos Grupos tendían con mucha facilidad a

encargar de las Unidades a quien fuera con tal de su-

perar una situación “provisional” que a veces se eter-

nizaba. Y, en ocasiones, teníamos formando y edu-

cando a nuestros muchachos a personas muy buenas

y voluntariosas, pero que, simple y llanamente, no te-

nían capacidad para ello, no servían para ese trabajo.

Por ello establecimos en el Consejo de Zona

un calendario de formación, con diversos cursos Pre-

certificado, Básicos de Insignia de Madera y Especia-

Page 168: De mi vida Scout

lizados, buscamos a los que pudiesen impartir dichos

cursos y dimos un plazo para que absolutamente to-

dos los scouters de la Zona superasen las distintas

etapas de formación. Pasado dicho plazo, quedaba

expresamente desautorizada cualquier actividad a cu-

yo frente no estuviese un scouter con la debida for-

mación. Y lo mismo se aplicaba a los nuevos scouters

que se incorporaban, quienes no recibían su Certifi-

cado de Cargo hasta no haber superado el nivel bási-

co de formación. Se acordó que a los distintos cursos

asistiesen también los padres integrantes de los Co-

mités, lo que les hizo entender mucho mejor los obje-

tivos y métodos del escultismo y, sobre todo, les moti-

vó a realizar su labor de apoyo, control y colaboración

con mayor conocimiento y eficacia.

Estimo que los resultados fueron muy buenos,

pues una gran mayoría de los scouters asistieron a

distintos cursos, casi siempre de fin de semana, don-

de, además de formarse, compartían y comentaban

sus experiencias personales con dirigentes de otros

Grupos, lo que les formaba aún más y creaba un me-

jor ambiente en toda la Zona. En cuanto a los padres,

nuestra sorpresa fue que bastantes terminaron con el

Page 169: De mi vida Scout

pañuelo al cuello tras asistir como simples oyentes a

los cursos, integrándose con entusiasmo en los equi-

pos de scouters de sus respectivos Grupos y consoli-

dando así la labor de los mismos. Bien es cierto que

algunos resultaron unos simples “controladores” de

las actividades de sus hijos, pero en su mayoría

resultaron scouters de verdad y continuaron en los

Grupos incluso después de la inevitable marcha de

sus hijos, años más tarde.

Con la formación se logró, además, limitar bas-

tante otro problema que por entonces teníamos en la

Zona. La poca presencia entonces de lo que hoy co-

nocemos como organizaciones no gubernamentales

hacía que muchos problemas no específicamente

scouts fuesen cayendo sobre los Grupos y, especial-

mente, sobre los scouters, quienes, en su afán de co-

laborar con todo el que lo pedía, llegaban en algunos

casos a convertir sus Unidades en asociaciones orni-

tológicas, protectoras de animales y plantas, de apoyo

a minusválidos, ecologistas, de bomberos forestales o

de lo que fuera. Y una cosa era dedicar parte de las

actividades a colaboraciones que resultaban aleccio-

nadoras y positivas para todos y otra muy distinta era

Page 170: De mi vida Scout

pretender ser los salvadores del mundo, abarcando y

resolviendo todas y cada una de las necesidades de

la sociedad. Un mejor conocimiento de la metodología

y de los objetivos del escultismo les hacía bajar de las

nubes y optimizar sus esfuerzos.

Por cierto que en uno de estos cursos de for-

mación sucedió el único accidente grave que recuerdo

de mis años de escultismo activo. Fue a finales de

noviembre de 1977, en Articosa, mientras se celebra-

ba una actividad complementaria de un curso, más

concretamente el tradicional juego de tirar de la cuer-

da. Formaba parte de uno de los dos equipos el scou-

ter Felipe Siverio Hernández, quien tuvo la mala idea

de hacer un lazo a la cuerda para afianzarla mejor,

pero, con las prisas y sin darse cuenta, utilizó un nudo

corredizo.

Comenzado el juego y habiendo tirado cada

equipo de su lado, el nudo se deslizó de golpe y atra-

pó dos dedos, el medio y el anular, de la mano iz-

quierda de Felipe, quien dio un grito de dolor. Parali-

zado inmediatamente el juego, comprobamos que el

nudo se había cerrado casi completamente alrededor

de los dedos, por lo que tuvimos que cortar la cuerda

Page 171: De mi vida Scout

para liberarlos. Puede imaginarse el horror de los pre-

sentes, que incluso dio lugar a casi desvanecimientos

entre alguna de las personas participantes y dejó pa-

ralizado a más de uno.

Mientras tanto el propio Felipe, con un valor,

una entereza y una sangre fría increíbles, era el que

trataba de tranquilizarnos a todos, quitando importan-

cia al asunto y sin dar la más mínima muestra del do-

lor que sin duda sentía. Aunque él quería irse sólo y

en su propio coche, el herido fue inmediatamente

trasladado por los scouters Abel Cedrés Ramallo y

Miguel Angel Artiles Viera, -- de los anímicamente

más enteros después del accidente --, al Hospital Ge-

neral, donde lamentablemente nada pudieron hacer

para salvarle los dos dedos.

Cuando tres o cuatro scouters fuimos a visitar-

le al hospital a última hora de la tarde, lo encontramos

en su cama, tan tranquilo, tan hablador como siempre

y preocupado sólo de si el cursillo había terminado

bien … ¡Todo un personaje nuestro amigo Felipe Si-

verio!

Page 172: De mi vida Scout

En cuanto a las finanzas, el tema era más

complejo. Por aquellas fechas eran los Grupos los

que disponían de algún dinero, recaudado con el tra-

bajo de sus miembros y con las cuotas que abonaban

mensualmente los padres que podían hacerlo. La Zo-

na se nutría de las pequeñas cuotas que cobraba de

los distintos Grupos, en función del número de aso-

ciados. En definitiva, la Zona venía siendo una rémora

para los Grupos.

Yo entendía que había que intentar que la si-

tuación fuese a la inversa, en que la Zona aportase a

los Grupos más que lo que obtuviese de ellos. Y con

ese fin nos pusimos todos a pensar, en busca de al-

guna solución.

Y las encontramos. Además de poner en práctica los

sistemas habituales entonces de las comidas, búsque-

da de patrocinadores, etc, en el año 1977 editamos un

“Diploma” muy particular. Se trataba de certificar que el

poseedor del mismo “… ha visitado en el día de la fe-

cha el Circo de Las Cañadas y el volcán Teide, que con

sus 3.718 metros de altitud constituye el punto más

elevado de España…”. Todo ello en español, inglés y

alemán, con espacios en blanco para el nombre y la

Page 173: De mi vida Scout

fecha y un par de firmas y sellos preimpresos, además

de una bella composición a todo color con una imagen

del Teide flanqueado por un ejemplar de tajinaste y otro

de viole-

Page 174: De mi vida Scout

Reproducción en blanco y negro del diploma que comercializó la Zona, durante varios años, en las Cañadas del Teide.

tas del Teide. Este documento se vendía en el Parador

de Turismo de Las Cañadas, en los distintos restauran-

Page 175: De mi vida Scout

tes de la zona y en las oficinas del Teleférico, a cambio

de una comisión para los vendedores. Si no recuerdo

mal, el precio era de 125 pesetas cada diploma, de las

cuales 25 quedaban para el vendedor. Las cien restan-

tes menos el costo de edición significaban unas 75 pe-

setas para la Zona. Como se llegaron a vender muy

pronto varios cientos cada mes, la tesorería de Zona

pudo comenzar a impartir sus cursos a precios muy

razonables para los asistentes, a facilitar medios a los

grupos en formación, a dar buenos premios en los con-

cursos que organizaba y a nutrirse de sus propios fon-

dos para hacer frente a la inevitable burocracia.

Incluso se pudo alquilar (desde mediados de

1979) un local propio en la calle El Peso nº 40 de La

Laguna, en una casa terrera que por aquellas fechas

allí se encontraba y en donde a partir de entonces es-

tableció su sede y tuvieron lugar los Consejos de Zo-

na, así como lo que llamábamos consejillos, que se

celebraban semanalmente (los lunes, creo recordar) y

a los que acudían libremente los scouters que quisie-

ran para compartir sus ideas o plantear sus problemas

puntuales, aunque la verdad es que, salvo los Jefes

de Grupo, pocos otros scouters lo hacían, tal vez por

Page 176: De mi vida Scout

falta de tiempo. Pero al menos disponían de esa posi-

bilidad.

En los consejillos no existía ningún orden del

día ni temario preestablecido, por lo que cada uno sa-

caba el tema de su preferencia. El sistema funcionó

bastante bien, evitando sobre todo muchas pérdidas

de tiempo en los Consejos de Zona, pues casi todos

conocíamos los temas con anterioridad y teníamos

una idea clara sobre ellos, lo que nos permitía evitar

muchas aclaraciones y discusiones y resolverlos con

mayor presteza cuando llegaban al Consejo. Por otro

lado, permitía que cualquier scouter de cualquier Uni-

dad de la Zona tuviese un contacto directo con otro de

cualquier otra función, por lo que de ahí nacieron, por

ejemplo, algunas actividades conjuntas por Rama.

Por lo que se refiere al crecimiento de la Zona,

por propia experiencia sabía lo complejo que es for-

mar un Grupo Scout y, sobre todo, lo difícil que es

mantenerlo en marcha y la carga de responsabilidad

que significa un compromiso de esas características.

Pero también sabía que, con las ayudas imprescindi-

bles, con el asesoramiento suficiente y con el respal-

Page 177: De mi vida Scout

do de un equipo comprometido, era posible encontrar

algunas personas dispuestas a crear nuevos Grupos y

a mantenerlos.

Y esto también se logró en parte, aunque natu-

ralmente con algunos fracasos. Con bastantes dificul-

tades, se mantuvo activo el Grupo “Benahoare” de La

Palma, aunque finalmente terminaría desapareciendo.

Por otra parte, se logró consolidar un nuevo

Grupo en La Orotava, que al parecer había existido

entre los años 1966 y 1969 sin que nosotros llegára-

mos a saberlo nunca, y fundado por el párroco del ba-

rrio de San Antonio, Padre Carlos Arceniega. Unos

años más tarde, en 1977, uno de sus antiguos scouts,

Ruperto Hernández Rodríguez, intentó revitalizarlo,

para lo que entró en contacto con la Zona y en unos

pocos meses logró que el Grupo Scout “Betzenuhya”

obtuviese su registro definitivo, con el nº 305. Con

Ruperto colaborarían, entre otros muchos, los herma-

nos Milagros y Manuel Sáiz Mesa, así como Rafael

Ramos Álvarez y Carmen Machado.

Además, se logró el despegue (¡nunca mejor

dicho!) del Grupo de Scouts Aéreos “Tigot”, de nue-

va creación y fundado por el scouter Miguel Angel Ar-

Page 178: De mi vida Scout

tiles Viera, con la colaboración inicial de Baltasar Car-

ballo y Melchor Ruiz Benítez de Lugo y con el patroci-

nio de la compañía aérea Iberia, que incluso les cedió

el uso de un pequeño local en el aeropuerto Tenerife

Norte. Este Grupo se fundó en noviembre de 1978 y

en él se integrarían también varios empleados de la

mencionada compañía aérea, como Bernardo García

Ruiz, Elsa Hernández Acosta y Jorge Tabares, así

como otros scouters entre quienes recuerdo a Mª

Cruz Ravelo Ramos y Mercedes Rodríguez Moreno.

En cuanto al reglamento de régimen interior de

la Zona, se trataba de unificar criterios y de aclarar

determinadas formas de actuar que nadie tenía cla-

ras, pues aunque en la reglamentación nacional (el

conocido P.O.R. –Principios, Organización y Reglas --

) en ocasiones se establecía lo que había que hacer,

no siempre se especificaba el cómo, el quién o el

cuándo había que hacerlo. El reglamento de Zona

aclaraba estos extremos además de establecer nor-

mas específicas para nuestro territorio, como actua-

ciones de los scouters en formación, del Secretario o

Page 179: De mi vida Scout

Tesorero de Zona, de administración interna, de dura-

ción de los nombramientos, etc.

oooOooo

Del período en que fui Comisario de Zona re-

cuerdo varios hechos relevantes para la Asociación:

El primero tuvo lugar el 31 de enero de 1977 y

consistió en el reconocimiento de nuestra Asociación

de Scouts de España, ASDE, por parte del Gobierno,

en Consejo de Ministros de tal fecha. Por fin, después

de tantos años de ser simplemente tolerados, de te-

ner que medir con exquisito cuidado cada uno de

nuestros pasos, adquiríamos todos los derechos de

una asociación plenamente legalizada. La importancia

de este hecho sólo la podemos entender en toda su

extensión los que sufrimos los primeros años del re-

nacer del escultismo, y eso que, como ya he hecho

constar, en nuestras islas nunca tuvimos problemas

de verdadera entidad.

Como complemento a esta importante nove-

dad en nuestro status, en el Consejo de Ministros ce-

Page 180: De mi vida Scout

lebrado el día 1 de diciembre del mismo año 1977 se

declaró a la Asociación de Scouts de España como

de Utilidad Pública. ¡Lo que habían cambiado las co-

sas para nosotros en unos pocos meses!

Sólo unos meses más tarde, el 16 de marzo

de 1978, la Oficina Scout Mundial, cumplido el trámite

necesario de la autorización del Gobierno de España,

reconoce oficialmente a la Federación de Escultismo

de España. Así, el escultismo español, que fue fun-

dador de la citada Oficina Mundial, vuelve por fin a ser

parte integrante de la misma después de una ausen-

cia obligada de casi cuarenta años.

Por cierto que este reconocimiento internacional viene a

confirmar en nuestro país el éxito de la estrategia de

división que desde hace varios años venían propiciando

determinados estamentos interesados en que en Espa-

ña no existiese una sola asociación scout. Además de

las ya previstas deserciones provocadas por el desarro-

llo natural de las cosas, -- que hace que determinadas

regiones creen “su” asociación propia, caso de los cata-

lanes --, los personalismos de algunos y las pocas luces

de otros harán que florezcan asociaciones scouts o

Page 181: De mi vida Scout

pseudo-scouts por todo el territorio nacional, aunque

finalmente la Oficina Scout Mundial pondrá un poco de

El autor, secundado por Luis Alberto Arnay, explica el Escultismo durante un curso de Información, en la sala de conferencias de un hotel de Santa Cruz.

(Fotografía cedida por Luis Alberto Arnay

orden y sólo reconocerá a las más representativas y

“serias”, integradas en la denominada Federación de

Escultismo de España, de la que formarán parte los

Page 182: De mi vida Scout

Scouts de España -ASDE-, el Movimiento Scout Católi-

co -MSC- y los Mignons de Cataluña.

Pero el daño estaba hecho. La autonomía que

siempre han tenido habría facilitado que, aún en una

sola Asociación, cada Grupo scout eligiese una op-

ción para el desarrollo del escultismo, ya fuese

haciendo hincapié en determinados aspectos regiona-

les, ya aplicando técnicas específicas – emisoras de

radioaficionado, submarinismo, ciclismo, esquí o cual-

quier otra -- o incluso acentuando su compromiso con

una fe concreta.

Pero no salieron así las cosas y hoy, en lugar

de una sola Asociación fuerte y más eficaz, tenemos

varias, más débiles, menos eficientes e incluso en

ocasiones claramente enfrentadas entre sí. ¿Cómo se

le explica a la sociedad, al público en general, que en

realidad y en el fondo todos somos la misma cosa si,

por ejemplo, unos se hacen llamar Escultas y otros se

denominan Pioneros, y más si (existiendo, como exis-

te, el nombre exclusivo y universalmente aceptado de

scouter) a unos se les llama Responsables y a otros

Coordinadores?

Page 183: De mi vida Scout

Los adjetivos algunas veces confunden, y esta

es una de ellas, pues se pregunta más de uno: ¿si

aquellos son “católicos”, éstos qué son…? ¿si los de

allí son “de Baden Powell”, éstos de quién…? Cada

uno dirá lo que quiera, pero desde fuera, desde la ca-

lle, estas cosas no se entienden.

Y creo que a peor ha ido la cosa en los últimos

tiempos pues, y entre otras razones para obviar pro-

blemas reales y graves como el de la responsabilidad

civil de los scouters o el amoldarse al nuevo Estado

de las Autonomías, la imaginación sólo ha dado para

crear de hecho pequeñas “asociaciones”, lo que mu-

cho me temo facilita aún más la disgregación y mina

el imprescindible principio de cohesión y autoridad.

Y así nos ha ido... El crecimiento del escultis-

mo en España ha estado condicionado por estas cir-

cunstancias y donde debería haber miles sólo hay

cientos. Algo tan simple como una cuestión de ima-

gen. A fe que quienes esparcieron la cizaña sabían

perfectamente lo que se hacían.

¿Habrá voluntad, en un futuro cercano, para

unir lo que nunca debió separarse? Sé que a escala

nacional será muy difícil, al menos por el momento,

Page 184: De mi vida Scout

pero también sé que a niveles territoriales más redu-

cidos sólo hace falta un poco de diálogo y de buena

voluntad. Ya se ha dicho: pensar a escala global y ac-

tuar a escala local. Ojalá suceda.

El 12 de octubre de 1977, día de la Hispani-

dad, a bordo de un remolcador del puerto de Santa

Cruz y con la asistencia de representantes de cada

uno de los Grupos de la Zona y de Luis Alberto Arnay

en representación de ésta, se realizó el lanzamiento

en alta mar de un salvavidas con un mensaje para los

scouts del continente americano, que las corrientes

marinas (eso esperábamos) se encargarían de llevar

a su destino. Fueron lanzadas igualmente tres bote-

llas con mensajes similares y con igual fin. Resultó un

acto sencillo, emotivo y ciertamente novedoso para

casi todos (salvo para los scouts marinos, que se en-

contraban en su elemento), aunque… hasta la fecha

no hay noticias de que nadie de la otra orilla las reci-

biera…, pero…

Durante dos fines de semana, entre los días

18 y 26 de marzo de 1978, se celebró en Articosa un

Curso Avanzado de Insignia de Madera - Rama Scout,

Page 185: De mi vida Scout

dirigido por Paco Aznar Vallejo con la asistencia de

Fernando Salinas Sánchez, del equipo nacional. A mí

me incluyeron en el equipo, en funciones de ayudan-

te.

Asistieron como cursillistas Luis Alberto Arnay,

Oscar Bennasar, Paco Delgado, Alberto García, Pepe

Navarro y Oscar Rodríguez. Junto a ellos, los scouters

de Las Palmas Prudencio Lorenzo Santana -- Comi-

sario de la Zona II --, Agustín Manuel Perdomo Pérez,

Sergio Ramírez Galindo y Juan Antonio Ramos San-

tos.

Del 14 al 21 de abril se celebró la “Expo Scout

78”, en los salones de la Escuela de Arquitectura Téc-

nica, en La Laguna, con entrada libre. Se trataba de

una exposición de fotografías, maquetas, material

de acampada, bibliografía y todo aquello que per-

mitiese adquirir al público en general un mejor cono-

cimiento de lo que era el escultismo. Por las tardes se

daban charlas sobre distintos aspectos de nuestra ac-

tividad, también con entrada libre.

Se finalizó esta denominada Semana Scout

con una acampada de los Grupos de la Zona en Arti-

Page 186: De mi vida Scout

cosa, los días 22 y 23 de abril, asistiendo el último día

una amplia representación de los Antiguos Explorado-

res, quienes habían aportado material muy valioso pa-

ra la exposición citada anteriormente. El día 23, festi-

vidad de San Jorge, realizaron sus respectivas Pro-

mesas los scouters del Grupo “Betzenuhya”, de La

Orotava, aunque la intensa lluvia les obligó a finalizar

la ceremonia, tras el correspondiente traslado, en las

Cañadas del Teide, ahora bajo un sol esplendoroso.

Del 29 de abril al 1 de mayo de 1978 se cele-

bró, nuevamente en Articosa, un Curso Básico de In-

signia de Madera - Rama Lobatos -, nuevamente bajo

la dirección de Paco Aznar y actuando como Ayudan-

tes Luis Alberto Arnay y Alberto García. La unidad de

apoyo del curso, dirigida en esta ocasión por mí, la in-

tegraban además Ligia Parrilla Suárez, Miguel Angel

Artiles, Oscar Bennasar, Ruperto Hernández Rodrí-

guez, Miguel Izquierdo López, Mario Rodríguez Díaz y

nuestro imprescindible cocinero, Diego García. Asis-

tieron 21 cursillistas de Tenerife y 8 de Las Palmas.

Page 187: De mi vida Scout

Los días 18 y 19 de noviembre de 1978, tuvo

lugar una actividad de Zona, en forma de Gran Juego,

a la que se denominó “Operación Tosca”, en un circui-

to por el exterior de los límites de los amplios terrenos

que por entonces ocupaba la hoy desaparecida reser-

va de animales que se llamó Safari Park “Kudú”.

Consistió en una especie de competición por

Patrullas, en la que tenían que superar una serie de

pruebas, algunas de ellas puramente scouts, como

encender un fuego, hacer señales y pistas, realizar

amarres, atender supuestos “heridos”, montar una

tienda de campaña o cosas por el estilo, y otras total-

mente novedosas, como tirar al blanco, cambiar la

rueda de un coche o interpretar a coro una canción,

entre otras.

En esta actividad tuve mi primer encontronazo

con algunos scouters. Se me ocurrió proponer al Con-

sejo de Zona, y este lo aceptó, que los scouters de

Unidad participasen también en la actividad, intentan-

do superar las mismas pruebas que los muchachos.

Aquello, a algunos les sentó muy mal, pues pensaban

que corrían el riesgo de quedar mal ante los integran-

tes de sus Unidades. Por contra, mi argumento y el

Page 188: De mi vida Scout

del Consejo era que si estaban adiestrando a los chi-

cos y “examinándolos” en las pruebas de Clase, era

lógico pensar que también deberían ser capaces ellos

mismos de superar la mayoría de esas pruebas.

Finalmente, y a pesar de una cierta tensión y

de que casi se produjo un motín de media docena de

scouters, se celebró la actividad con pleno éxito, con

la participación de todos y sin mayores traumas para

nadie, aunque me temo que mi posición de liderazgo

quedó dañada para siempre ante más de uno.

Siendo Luis Alberto Arnay Ayudante de Comi-

sario de Zona para Lobatos, en el año 1978, se cele-

bró el denominado Primer Rally de Lobatos, en las

inmediaciones de la montaña del Púlpito, por la zona

de Los Rodeos. En forma de Gran Juego, reunió a to-

das las Manadas de la Zona, dando la oportunidad de

conocerse e integrarse mejor a los scouters de los

Grupos menos veteranos.

Otras actividades con éxito fueron los concur-

sos por Patrullas, entre los que destacaron el de con-

fección de sus propias tiendas de campaña – recuer-

Page 189: De mi vida Scout

do que resultó ganadora la Patrulla “Perdigueros”, del

Grupo “Zebensui” -- y el de presentación de cancio-

nes, gritos y tradiciones de Patrulla.

Aprovechamos también una publicación de la

Oficina Scout Mundial que, editada en colaboración

con el Fondo Mundial para la Conservación de la Na-

turaleza, nos fue enviada hacia mediados de 1978.

Visité al entonces director del periódico “El Día”, D.

Ernesto Salcedo Vílchez y convinimos en preparar

una página semanal dedicada al escultismo y a la pro-

tección del medio ambiente. Utilizando como base el

contenido de la publicación citada y añadiendo algu-

nas informaciones sobre los scouts y la conservación

de la naturaleza, estuvimos saliendo en el citado pe-

riódico durante varios meses, en su mayor parte ocu-

pando la última página, lo que nos daba aún mayor

proyección pública.

Por su parte, José Carlos Marrero, nuevo Ayu-

dante de Comisario de Zona para la Rama Lobatos,

organizó varias actividades conjuntas con las distintas

Manadas de la Zona. Una de ellas, celebrada con

Page 190: De mi vida Scout

ocasión del Año Internacional del Niño, tuvo lugar en

el mes de noviembre de 1979 y consistió en que los

Lobatos pintaran con su “estilo propio” y con diversos

colores y motivos – especialmente niños con animales

y plantas – el muro que circundaba las obras, enton-

ces paralizadas, del que luego sería edificio “El Cha-

patal”, en la chicharrera avenida de Bélgica, en su

confluencia con las Ramblas.

Vista parcial del Día de la Cometa en el Parque de La Granja. El autor también quiere demostrar sus habilidades “cometeriles” a sus hijos Tomás y Mª Belén.

(Fotografía del archivo del autor).

Debo mencionar que, además de las brochas,

pinturas y delantales, también llevaron periódicos vie-

Page 191: De mi vida Scout

jos para cubrir las aceras y no dejar huellas en ellas. Y

así se logró que un simple muro blanco, casi siempre

lleno de pintadas, se convirtiera en una pequeña obra

de arte, que perduró hasta que finalizaron las obras

del edificio y el muro fue demolido.

Otra de las actividades de la Rama de Lobatos

fue la celebrada en la primavera de 1980 en el Parque

de La Granja y a la que se denominaría El día de la

Cometa.

El objetivo final era que los chicos y sus pa-

dres, lobatos o no (pues estaba abierta a quien quisie-

ra asistir), compartieran una jornada elevando al cielo

sus cometas. Muchos padres pudieron así demostrar

a sus hijos que eran unos “expertos” creadores, al

confeccionarlas allí mismo con cañas, papel, creyo-

nes, trapos, cuerdas y pegamento, material que facili-

taba la organización a quien lo solicitara. Resultó un

completo éxito, siendo incluso retransmitido en diver-

sos momentos por la emisora Radio Club Tenerife.

Y aquí sucedió algo curioso y que no puedo

dejar de mencionar. Poco antes, José Carlos Marrero

había finalizado sus estudios de Aparejador, profesión

Page 192: De mi vida Scout

que empezaba a desarrollar, mientras colaboraba al

mismo tiempo y como simple aficionado en un pro-

grama deportivo y pregrabado, sobre carreras de co-

ches, en la citada emisora. Ya antes había hecho al-

gún pinito en Radio Juventud. Sin embargo, ahora, su

intervención en vivo y en directo ante los micrófonos

fue tan brillante y divertida, entrevistando a chicos y

mayores y describiendo con amenidad y simpatía lo

que acontecía en cada momento del Día de la Come-

ta, que el entonces director de la emisora, Francisco

Padrón, le ofreció hacer otros programas. Y allí giró el

rumbo de su vida, seguramente que para bien, pues

desde entonces se ha dedicado al mundo de la co-

municación -- inicialmente formando equipo con la

también scouter Dulce Lite Otazo --, y hoy en día es,

como todos sabemos, el director y máximo responsa-

ble de la Cadena Cope - Radio Popular -, en Tenerife.

oooOooo

Un muy importante acontecimiento para la Zo-

na comenzó a larvarse a finales del verano de 1978.

Me parece recordar que fue nuestro compañero Paco

Page 193: De mi vida Scout

Aznar, antiguo componente del Grupo Scout “Ucanca”

y a la sazón miembro de la Oficina Nacional, quien

nos hizo la propuesta en un Consejo de Zona que

celebramos en el local que el Grupo Scout “Aguere”

de La Laguna, tenía por entonces en la calle Marqués

de Celada 40. Se trataba, ni más ni menos, de que

nuestra Zona se comprometiese a celebrar un

Campamento Nacional Scout en el verano del

siguiente año, 1979, declarado por las Naciones

Unidas como Año Internacional del Niño.

Es decir, que nos encargaríamos de organizar

para la Asociación Nacional un evento que no se ce-

lebraba desde los tiempos en que aún existían los

Exploradores, y que para ello dispondríamos de tan

sólo nueve meses.

La propuesta suscitó inmediatamente el entu-

siasmo de la mayoría del Consejo, pues por aquellas

fechas ya nos sentíamos capaces de organizar cual-

quier cosa que nos pusieran por delante. Sin embar-

go, observé que dos de los scouters de más edad no

parecían compartir totalmente la alegría generalizada.

Oscar Rodríguez Estévez, Jefe del Grupo 70 “Aguere”

y Francisco Calvo Rodríguez, Jefe del Grupo 6 “Ucan-

Page 194: De mi vida Scout

ca”, permanecían más serios, con sólo media sonrisa,

y esta provocada más que por otra cosa por el mani-

fiesto contento de los demás. Creo que fueron los úni-

cos que se dieron cuenta en aquellos momentos de

que el “peso” de aquel Campamento podía ser excesi-

vo para una Zona relativamente pequeña como la

nuestra, con menos de una decena de Grupos y con

los scouters justos para desarrollar una buena labor,

pero nada más.

En cualquier caso, el reto estaba planteado y

los miembros del Consejo de Zona abandonaron la

reunión eufóricos, aunque advertidos claramente de

las dificultades que el asunto presentaba, y dispues-

tos a plantear la cuestión en sus respectivos Grupos

para tomar una decisión final.

En los días siguientes y ya con la cabeza más

fría, se discutió ampliamente el tema, tanto en los

Grupos como en la Zona, haciéndose especial hinca-

pié en el trabajo que un evento de tal naturaleza com-

portaba para todos.

Llegado el momento de decidir, sólo un Grupo

se manifestó inicialmente contrario a la organización

del Campamento Nacional, aunque finalmente tam-

Page 195: De mi vida Scout

bién votó a favor, comprometiéndose con todos a tra-

bajar por su buen resultado.

Yo era consciente, y así lo manifesté, de que

en las fechas en que se celebraría el Campamento,

en pleno mes de julio, yo no podría colaborar plena-

mente a su desarrollo. Mi trabajo como agente de via-

jes, en plena temporada de ventas, me iba a impedir

estar presente la mayoría de los días. Por ello puse

como única condición para dar mi visto bueno -- al fin

y al cabo era el Comisario de Zona y principal respon-

sable de lo que pasara – que el esfuerzo fuese de to-

dos y que el Presidente de la Comisión Organizadora

y luego Jefe del Campamento fuese un hombre entu-

siasta y con carisma para involucrar a toda la Zona en

los trabajos que se nos avecinaban, aunque por otra

parte su experiencia en la organización de este tipo

de eventos era más bien escasa. Se trataba de Fran-

cisco Delgado Díaz, del activo jefe del Grupo de

Scouts Marinos “Tamaragua”. Éste, después de du-

darlo sólo unos instantes, aceptó.

Page 196: De mi vida Scout

Paco Delgado muestra a varios scouts marinos la forma de tensar un obenque, en el velero de un amigo, mientras Luis Alberto Arnay (con gafas de sol)

sólo atiende al fotógrafo. (Fotografía cedida por Luis Alberto Arnay)

Y empezaron semanas y meses de gestiones.

La primera fue obtener la conformidad de la Asamblea

Page 197: De mi vida Scout

Nacional Scout, a la que también asistió el entonces

Presidente Nacional de la Asociación, D. Cristóbal Co-

lón de Carvajal y Maroto, Duque de Veragua. Para

ello nos desplazamos a Madrid en el mes de noviem-

bre media docena de scouters de la Zona para expli-

carles nuestro proyecto, que aceptaron unánimemen-

te y también entusiasmados con la idea.

Luego hubo que decidir el emplazamiento, ob-

tener los permisos pertinentes, recabar colaboracio-

nes del Ejército para la instalación de teléfonos de

campaña en los puntos neurálgicos del campamento ;

de la compañía Telefónica para que instalara teléfo-

nos públicos para que los chicos pudiesen efectuar o

recibir llamadas ; de médicos antiguos scouts o ami-

gos que atendiesen “in situ” las incidencias menos

graves ; expertos en vulcanología, hidrología y otras

disciplinas que diesen charlas a los acampados ; per-

sonajes y grupos del Carnaval que les hiciesen una

demostración en vivo en el propio lugar de acampa-

da ; conseguir una firma que patrocinase una película

sobre el evento -- lo hizo Coca-Cola -- y un etcétera

tan largo que precisaría varias páginas sólo para rela-

cionarlos, entre los cuales había que incluir a nuestros

Page 198: De mi vida Scout

propios Grupos, para que designaran y prepararan al

contingente de nuestra Zona que asistiría al Campa-

mento.

Por su parte, Paco Aznar demostró sus habili-

dades y diseñó un precioso y modernista escudo para

el Campamento, con nuestro Teide como motivo cen-

tral, cuya reproducción figura en la página 211 de este

libro.

Además, había que facilitar a todas las Zonas

de España, en varios envíos sucesivos, información

sobre el Campamento, como las fechas de celebra-

ción, ubicación, días de llegada y salida, posibilidades

de hospitalidad por parte de nuestros Grupos antes y

después del Campamento, cuota por acampado, fe-

cha límite de inscripciones… y mil datos más.

Tampoco debemos olvidar las gestiones de los

Grupos de la Zona para hacer una selección de otros

scouts dispuestos a colaborar en la Unidad de Apoyo

y Servicios, integrada por una docena de scouters y

hasta medio centenar de scouts y cuya misión era la

Page 199: De mi vida Scout

de hacer funcionar el Campamento en todos los sen-

tidos, incluyendo la asistencia en los traslados de lle-

gada y salida de los acampados, el transporte y

distribución de las raciones alimenticias, el

acompañamiento en las excursiones a pie y en

guagua, los servicios de seguridad de día y de noche,

los primeros auxilios, el servicio de limpieza, y todas

las demás tareas, casi todas ingratas, que son

necesarias en un evento de esta envergadura. Ellos

fueron los verdaderos artífices del éxito del

Campamento y desde estas páginas quiero reiterarles

mi felicitación y mi agradecimiento personal por su

sacrificio y esfuerzo. (En el informe final sobre el Campamento figu-

ra la lista de integrantes de esta Unidad de Apoyo y

Servicios y de todos los demás miembros del Comité

Organizador y otros colaboradores, que reproduzco

como anexo a este libro, en honor de sus integrantes

y en el mismo orden en el que figuran en dicho infor-

me.)

A ellos habría que añadir a José Navarro Za-

morano, que facilitó la totalidad del equipo contra-

incendios, y a muchos otros que pusieron su granito

Page 200: De mi vida Scout

de arena y de los que ahora recuerdo a D. Juan Flo-

res, Practicante de Santa Úrsula, así como a Manuel

Sáiz Mesa, Nicolás Machado Benítez, Rafael Ramos

Álvarez, Diego Torres Perdiguero, Juan Manuel Morón

García y a D. Juan Studer, y alguno de los cuales ni

tan siquiera figura en el listado de colaboradores.

Para probar el lugar seleccionado, celebramos

en abril la festividad de San Jorge en los terrenos ele-

gidos para celebrar el Campamento. Habiéndose en-

cargado con total éxito el Grupo Scout 305 “Betze-

nuhya”, de La Orotava, de toda la infraestructura ne-

cesaria, pudimos comprobar que el terreno parecía

reunir todas las condiciones necesarias.

De la importancia que el Campamento Nacio-

nal Scout iba adquiriendo da idea el hecho de que

S.A.R. Don Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de

Asturias, aceptase la Presidencia del Comité de

Honor del evento.

Se acercaban las fechas del Campamento Na-

cional… y les seguiré contando lo que pasaba…

Page 201: De mi vida Scout

El “I Campamento Nacional Scout” tuvo lu-

gar en los terrenos conocidos como “La Quinta”, en el

término municipal de Santa Úrsula, del 7 al 16 de julio

de 1979, con la asistencia de más de 400 scouts de

muchos lugares de España, así como de cuatro Ro-

vers ingleses, cuatro scouts portugueses y un scout

estadounidense. A los asistentes se les exigía tener

como mínimo la 2ª Clase Scout, pues además de una

cuestión de imagen para la Asociación se pretendía

incentivar y premiar el esfuerzo de los muchachos por

mejorar.

Y constituyó un rotundo éxito en prácticamente

todo. Los servicios del Campamento, en su gran ma-

yoría, funcionaron perfectamente y con agilidad. La

imagen pública de los Scouts se consolidó definitiva-

Page 202: De mi vida Scout

mente en todos los sentidos, pues a partir de ese

momento la gran mayoría de la gente dejó de pregun-

tar ”qué es eso de los scouts”. Y para los asistentes,

como ellos mismos se encargaron de repetir una y

otra vez, todo salió a la perfección y se llevaron un re-

cuerdo imborrable de su visita a Tenerife.

Al acto de inauguración del Campamento Na-

cional, presidido por Santiago Matas Utrilla, Jefe

Scout Nacional, entre otros muchos invitados asistie-

ron diversas autoridades representando a varios

ayuntamientos, Cabildo Insular, Capitanía, Coman-

dancia de Marina, ICONA, etc., muchos de los cuales

formaban parte del Comité de Honor. Fue una sorpre-

sa la transmisión por los altavoces de un mensaje en-

viado por el astronauta Neil Armstrong, primer hombre

que pisó la Luna y también él scout, quien se llevó

consigo una Insignia Scout Mundial en su viaje a

nuestro satélite natural. Había sido especialmente in-

vitado al Campamento pero sus ocupaciones no le

permitieron venir, por lo que envió una cinta magneto-

fónica con un mensaje en el que, tras un emotivo sa-

ludo a todos los acampados, les animaba a seguir la

senda del escultismo y a no cejar en la consecución

Page 203: De mi vida Scout

de sus ilusiones y objetivos en la vida. (No sé que se

haría luego de la cinta, pues no he vuelto a saber de

ella).

Entre las diversas actividades realizadas des-

tacaron las excursiones, una de ellas a pie al cercano

Puerto de la Cruz donde, después de visitar el Jardín

Botánico, disfrutaron de un baño en las instalaciones

del Lago Martiánez. Otra excursión fue en guagua a

Las Cañadas del Teide, donde recibieron una amplia

información sobre las características de nuestro Par-

que Nacional y de su flora y fauna, accediendo luego

al Observatorio que en Izaña tiene el Instituto de As-

trofísica de Canarias, donde el profesor D. Félix

Herrera les hizo una amplia exposición de la utilidad

del mismo. Una nueva salida en guagua les dejó en la

santacrucera Playa de las Teresitas donde, además

de disfrutar del baño, realizaron una divertida, espec-

tacular y competida travesía en balsas confecciona-

das por los propios acampados con rolos de platane-

ra, tratando así de emular la epopeya de la “Kon-Tiki”,

del explorador y científico noruego Thor Heyerdahl.

Entre las actividades desarrolladas en el propio

campamento, donde también disponían de una pisci-

Page 204: De mi vida Scout

na climatizada con energía solar (acondicionada por

D. Juan Studer), destacaron los juegos y los talleres,

principalmente de orientación, nudos y amarres, vida

de los pieles rojas y primeros auxilios. Cada contin-

gente tenía su zona de acampada y cada Patrulla su

parcela, en las que los que quisieron realizaron cons-

trucciones de mesas, bancos, torres y puentes con los

troncos, recortes de corteza y cuerdas aportados por

la organización. Un día recibieron incluso la visita de

los hombres pájaro, integrantes del Club “Tamarán”

de Ala Delta, quienes les instruyeron sobre las carac-

terísticas de este bello y arriesgado deporte.

Los atardeceres constituyeron momentos es-

peciales: sobre una enorme plataforma cada contin-

gente tuvo la posibilidad de demostrar a los demás

acampados parte de la cultura de sus regiones de ori-

gen, quién con una representación teatral, quién con

bailes y canciones.

Cada tarde se celebraba una velada, en algu-

nas de las cuales, con el fin de ampliar los conoci-

mientos de los presentes sobre diversos aspectos de

Canarias, intervenía algún experto. Y así, el geólogo

D. Telesforo Bravo disertó sobre la formación volcáni-

Page 205: De mi vida Scout

ca de las islas y el profesor D. Roberto Oliva Niebla

sobre la vida y costumbres de los guanches.

La última velada, la de la despedida, fue apo-

teósica. La intervención de Olga Ramos y su grupo

“Los Zebensui”, con lo mejor de nuestros bailes y can-

tares, y la demostración del juego del palo a cargo de

D. Tomás Déniz y otros colaboradores, fueron la an-

tesala del gran fin de fiesta, en el que el ritmo y la ale-

gría de la comparsa “Los Rumberos”, la gracia de

nuestro “Charlot” D. Pedro Gómez Cuenca y las ocu-

rrencias de una inefable “Madame Ibisco” (el propio

Paco Delgado debidamente caracterizado) y el grupo

“Badá-Badá-Badú” (integrado por José Carlos Marrero

y Dulce Lite, entre otros que no recuerdo), llevaron a

todos los acampados, disfrazados con lo que se les

ocurrió y encontraron a mano, a participar en un diver-

tido y colorista carnaval, que constituyó una más que

explosiva despedida a un magnífico y recordado I

Campamento Nacional Scout.

Como ya he indicado, se filmó una película del

Campamento, en formato 16 Mm. y sonora, auspicia-

da por la firma Coca-Cola. El guión y la realización co-

Page 206: De mi vida Scout

rrieron a cargo del polifacético y conocido pintor pal-

mero Roberto Rodríguez del Castillo, quien, basándo-

se en la Ley y la Promesa Scout y con imágenes de

las distintas actividades llevadas a cabo durante el

Campamento, obtuvo una preciosa película (en la que

yo destacaría también la magnífica combinación mu-

sical), de poco más de media hora de duración, y que

hoy constituye el principal recuerdo del acontecimien-

to. Años más tarde se hicieron copias en vídeo de es-

ta película, soporte mucho más práctico.

El único fallo importante que he detectado en

la organización del Campamento Nacional lo he veni-

do a descubrir ahora, cuando busco material para mi

libro. Parece que nadie se acordó de realizar un re-

portaje fotográfico, por lo que ahora no he podido en-

contrar ni una sola fotografía para ilustrar esta parte

del trabajo.

(El contingente de asistentes de la provincia de

Santa Cruz de Tenerife estuvo formado por miembros

de los distintos Grupos de la Zona y, según el informe

Page 207: De mi vida Scout

final del Campamento, fueron los que relaciono en

anexo al final de este libro.)

La gran mayoría de los scouters que se habían

comprometido con la organización del Campamento

Nacional desarrollaron una magnífica labor, dedican-

do sus esfuerzos y su tiempo durante varios meses al

mejor fin de este evento. Cada uno aportó lo que su-

po y lo que pudo. Además de Paco Delgado, yo re-

cuerdo especialmente a su esposa Mary Carmen de

Arrate, así como a Miguel Arriaga, Oscar Bennasar,

Luis Alberto Arnay, Alberto García, Laly Diez, Francis-

co Calvo, Pablo Reyes Núñez, Bernardo Parrilla, An-

tonio y Calixto Ferrer, Néstor Ferrera Pardillo, Oscar

Rodríguez, Diego Berto Rodríguez Gil, Abel Cedrés,

Diego García, José Díaz Cayol y Jesús Cruz García,

entre otros muchos, y alguno de los cuales tampoco

figura entre los colaboradores oficiales del citado

Campamento.

Pero lo que nadie pudo evitar fueron los pro-

blemas de última hora, especialmente provocados por

el reiterado incumplimiento en los plazos de inscrip-

Page 208: De mi vida Scout

ción y sus consecuencias. Los esfuerzos realizados

habían llevado hasta el límite a la gran mayoría de los

implicados en la organización. Determinadas y con-

cretas disfunciones, aunque no repercutieran ante los

acampados, sí que produjeron un enorme stress en

varios dirigentes de la Zona, especialmente en Paco

Delgado y sus más cercanos colaboradores, quienes

en las últimas cuatro se-manas previas al Campamen-

to dedicaron cada minuto del día y de la noche a re-

solver lo ya previsto y, además, las docenas de im-

previstos que provocaban las demoras injustificadas

de más de uno.

(Para una mayor información al respecto, remi-

to al lector interesado al Anexo incluido al final de esta

obra).

Una vez terminado el Campamento y liberados

ahora los scouters de sus responsabilidades en el

mismo, comenzaron a romperse algunas cuerdas.

Primero soterradamente y luego de forma más abier-

ta, empezaron las acusaciones de unos a otros por

los errores u omisiones en sus respectivas labores y

responsabilidades. Y como casi siempre ocurre en es-

Page 209: De mi vida Scout

tos casos, la mayoría veía la paja en el ojo ajeno pero

no la viga en el propio.

Con el paso de los días, que dio posibilidades

a la reflexión en frío, y sobre todo por la falta de con-

tactos que el resto del verano significó, la mayor parte

de las diferencias o pequeños enfrentamientos produ-

cidos se redujeron a la nada o se aminoraron de for-

ma importante.

Hacia finales de septiembre, sin embargo, al-

guno de los interesados comenzó a exigir que “roda-

ran cabezas”. Concretamente, algunos pedían nada

menos que expulsiones de la Asociación por errores

cometidos por otros en su trabajo durante el Campa-

mento. Y eso, además de constituir una actitud muy

poco scout, era algo que ni el resto del Consejo de

Zona ni yo como Comisario estábamos dispuestos a

admitir, pues al fin y al cabo todos los implicados en la

preparación y organización del Campamento eran vo-

luntarios y habían dado lo que podían en cada mo-

mento, ofreciendo sus esfuerzos pero también sus li-

mitaciones, que todos conocíamos de antemano.

Además, había que tener en cuenta que alguno de los

incidentes negativos (que siempre se limitaron a la

Page 210: De mi vida Scout

comisión organizadora y en ningún caso afectaron a

los acampados) tuvo su origen en la lógica limitación

presupuestaria que un evento de sólo unos días de

duración imponía en la calidad de las infraestructuras,

así como que la mayoría de los fallos venían induci-

dos específicamente por los retrasos en las inscrip-

ciones de los contingentes, que no permitieron cono-

cer el número final de acampados hasta ¡el día si-

guiente! al de comienzo del Campamento.

Para mí estaba claro: una cosa era estudiar

cada caso y redefinir la posición de cada uno en el

escultismo y otra muy distinta exigir responsabilidades

más allá de lo justo y razonable.

Lo que sí hice fue poner mi cargo a disposición

de la Asamblea de Zona, ya que entendía que si algo

había salido mal, esa era en primer lugar mi respon-

sabilidad, por ser el jefe de la Zona y por haber acep-

tado en su momento que el Campamento se celebrara

aquí, sabiendo de antemano -- porque lo sabía y así

lo advertí en varias ocasiones antes de que se tomase

el acuerdo de organizar el evento -- que el resultado

para nosotros podía ser catastrófico, al quemar a mu-

cha gente necesaria para la continuidad de los Gru-

Page 211: De mi vida Scout

pos. Debo explicar aquí que, aunque no era obligato-

rio, desde mi nombramiento cada año había puesto mi

cargo a disposición de la Asamblea, siendo confirma-

do siempre en mis funciones. En esta ocasión había

aún más razones para hacerlo y sin embargo nueva-

mente fui ratificado en el cargo por la gran mayoría.

Al margen de lo que estoy relatando, debe ob-

servarse que, entre los meses de octubre de 1979 y

mayo de 1980, prácticamente un curso escolar, no

hago mención a ninguna actividad importante de la

Zona -- excepción hecha de la Rama de Lobatos, me-

nos afectada por la crisis --, lo que puede dar idea del

colapso generalizado en el que habíamos caído tras

la celebración del Campamento Nacional.

El día 12 de febrero de 1980, el Rey Don Juan

Carlos I, Presidente de Honor de nuestra Asociación

desde el año anterior, recibió en audiencia especial al

Consejo Nacional Scout, del que yo formaba parte. El

hecho de que renuncié a asistir, siendo consciente de

que perdía una ocasión única para satisfacer una cu-

Page 212: De mi vida Scout

riosidad casi universal, dará una idea de mi estado de

ánimo de entonces.

Naturalmente que no podía dejar las cosas

simplemente como estaban, por lo que propuse en el

siguiente Consejo de Zona un estudio de la situación

lo más sosegado posible, así como una serie de con-

versaciones con las tres o cuatro personas implicadas

en los fallos más trascendentes habidos en el Cam-

pamento, con el fin de evitar situaciones similares en

el futuro e incluso tomar las medidas que fuesen ne-

cesarias, pero sin acusaciones extemporáneas ni ac-

tuaciones injustas. Y así lo aceptó el Consejo.

Sin embargo, Paco Delgado y la mayoría de

los scouters de su Grupo, disconformes con esta so-

lución, optaron por presentar su baja en la Asociación,

haciéndose una especie de harakiri colectivo. A pesar

de alguna gestión por medio de scouters menos impli-

cados en el problema, no habíamos logrado hacerles

entrar en razón, llegando a romper sus relaciones con

nosotros de una forma realmente inadecuada y muy

poco elegante, como recordarán sin duda los miem-

bros del Consejo de Zona de aquella época. El cómo

Page 213: De mi vida Scout

fue ya no viene al caso. (Alguno de ellos, consciente

del error en las formas, se disculparía conmigo meses

más tarde).

Las cosas iban a precipitarse. Los que habían

causado baja voluntaria, renunciando así a sus dere-

chos, apelaron después a la Oficina Nacional para

que interviniese en el tema. Y parecerá increíble, pero

desde la citada oficina en Madrid deciden intervenir.

Mi incredulidad se basa en el hecho de que confiaron

en la Zona VII para organizar prácticamente solos un

Campamento Nacional, pero parece que no nos con-

sideraban preparados para resolver, igualmente solos,

nuestros problemas internos. Estoy convencido, por-

que conocía muy bien a Paco, de que sin esa inter-

vención externa es muy posible que las cosas hubie-

sen vuelto a la normalidad en unos pocos meses.

Dadas las explicaciones del caso y tras una

serie interminable de consultas y contactos, acorda-

mos finalmente celebrar una Asamblea de Zona en el

mes de mayo de 1980, con carácter extraordinario y

con la finalidad de estudiar todas las circunstancias

del Campamento Nacional. A dicha Asamblea asistió

el entonces Jefe Scout Nacional, Santiago Matas Utri-

Page 214: De mi vida Scout

lla, aunque ni yo ni el resto del Consejo de Zona po-

díamos aceptar que asistiesen a la misma los que

previamente se habían dado de baja de forma tan

abrupta.

Creía que en la Asamblea íbamos a hablar del

Campamento, de sus resultados positivos para la

Asociación en general y de sus consecuencias nega-

tivas para esta Zona en particular pero, para mi sor-

presa y la de algún otro, Santiago Matas indicó, nada

más comenzar la reunión, que algunos scouters opi-

naban que mi actuación en general como Comisario

de Zona era personalista, que mis decisiones eran

abusivas y tomadas sin consultar con nadie, que yo

hacía y deshacía en la Zona a mi antojo. En definitiva,

y sin que él utilizara esta palabra, pues se limitó a

transmitir lo que le habían dicho, yo me sentí califica-

do en ese momento poco menos que de indeseable.

Reconozco que estaba desconcertado ante

aquel inicio de la sesión, así que guardé silencio, a la

espera de la reacción de la Asamblea. Un joven scou-

ter de Tropa a quien, sinceramente, no recuerdo, in-

tervino para decir que, efectivamente, yo actuaba co-

mo un dictador y que mangoneaba la Zona.

Page 215: De mi vida Scout

Luego intervinieron otros dos scouters. En pri-

mer lugar el Jefe del Grupo “Ucanca” Francisco Calvo

y luego Jesús Cruz, que desde hacía varios meses

era el nuevo Secretario de la Zona, afirmando ambos

que lo dicho era incierto y defendiendo mi forma de

actuar a lo largo de todo mi mandato como Comisario,

haciendo alusión al hecho de que todas las activida-

des realizadas en la Zona en los últimos años habían

sido acordadas siempre en los Consejos y que abso-

lutamente todas las decisiones se tomaban por vota-

ción mayoritaria. Finalizaron recordando que incluso

había implantado la costumbre de poner cada año mi

cargo a disposición de la Asamblea, por lo que si

hubiese actuado tal y como se me acusaba ya haría

tiempo que no sería Comisario, pues simplemente no

me habrían reelegido, al resultar rechazado por la

mayoría.

Pero el resto de la Asamblea, mucho más de

medio centenar de personas, guardó el más absoluto

de los silencios. Yo hice exactamente lo mismo pues,

aunque ya me había repuesto en parte de mi sorpresa

inicial, decidí continuar callado, aunque era conscien-

te de que, como afirmaba Cicerón, “la verdad se co-

Page 216: De mi vida Scout

rrompe tanto con el silencio como con la mentira”. Si

he de ser totalmente sincero, diré que hacía bastante

tiempo que me sentía hastiado de tanta discusión in-

útil y, ¿por qué no decirlo?, también en cierta forma

traicionado ahora por la mayoría de los allí presentes,

que tomaban la postura cómoda de esperar a que

hablase otro, de no involucrarse, no comprometerse.

Del Campamento Nacional, tema específico de

la convocatoria, prácticamente ni una palabra. Con lo

cual se dio por terminada la Asamblea. Y como tantas

veces ocurre, se perdió la oportunidad de acumular

experiencias para el futuro y para aclarar la situación

de una vez por todas. Pensaba que yo no era tan im-

portante como para dedicarme en exclusiva una

asamblea extraordinaria, pero no dije nada, pues en

aquellos momentos me daba todo igual y sentía que

aquellos temas ya no iban conmigo.

Unos días más tarde convoqué al Consejo de

Zona, donde comuniqué mi decisión irrevocable de

dimitir, aunque estando dispuesto a seguir figurando

como Comisario hasta la siguiente Asamblea, con la

finalidad de evitar más traumas, y dejando al propio

Page 217: De mi vida Scout

Consejo a cargo de la gestión hasta que eligiesen

nuevo jefe. En cualquier caso, sólo adelantaba tres o

cuatro meses la finalización de mi mandato de cuatro

años, plazo que habíamos establecido en el Regla-

mento de Régimen Interior de la Zona, y que estaba a

punto de concluir.

Y así se hizo. Ya no intervine en nada más

hasta la celebración de la Asamblea Ordinaria que tu-

vo lugar el 20 de septiembre de 1980, ocasión y fecha

en las que me despedí definitivamente de la Zona y

del escultismo activo.

Y por fin, después de los últimos meses de

preocupaciones e insomnios, esa noche, como siem-

pre ha sido habitual en mí, caí dormido nada más

acostarme y descansé toda la noche de un tirón.

Yo no sé por qué, pero en los scouts siempre

recibía este tipo de sorpresas, que me obligaban, por

dignidad, a dimitir. Hoy, con la perspectiva de los casi

veinte años transcurridos desde entonces, en ocasio-

nes aún me pregunto qué le sucedió a la Asamblea.

Estoy absolutamente convencido que la inmensa ma-

yoría de los scouters presentes en la misma -que eran

Page 218: De mi vida Scout

prácticamente todos los de la Zona- consideraban po-

sitiva mi actuación puesto que, como ya he indicado

anteriormente, año tras año, y aunque lógicamente

nunca de forma unánime, me habían confirmado por

mayoría absoluta y de forma democrática en mis fun-

ciones. El por qué sólo dos de ellos se levantaron pa-

ra contar su verdad e intentar aclarar la situación lo

achaco a mi propio silencio. Era conocida por todos

mi machacona defensa de mis propias opiniones y

convicciones, y el hecho de que yo permaneciese ca-

llado, sin decir ni una palabra en mi defensa, proba-

blemente los desconcertó de tal manera que anuló

cualquier otra iniciativa por su parte. Me reafirma en

tal creencia el hecho de que ni tan siquiera intervinie-

sen el resto de los integrantes del Consejo de Zona -

los Jefes de Grupo y los Ayudantes de Rama-, que

eran quienes mejor conocían mi actuación por haber

dirigido la Zona conmigo y por haber estado presentes

en la toma de todas las decisiones durante los años

anteriores. Ellos sabían de mi preferencia y cierta

habilidad para convencer en lugar de obligar.

Pero repito que lo que me resulta aún más di-

fícil de asumir y aceptar es que ahí terminara el análi-

Page 219: De mi vida Scout

sis de los problemas acontecidos durante el Campa-

mento Nacional, con lo que se perdió una ocasión

única para estudiar a fondo la realidad de un evento

de estas características y su problemática, lo que sin

duda hubiese servido como experiencia para el futuro.

Además, la situación creada impidió que se aclarasen

los desencuentros y desacuerdos provocados por la

organización del Campamento, que era lo que real-

mente debía interesar a todos. Como muchas veces

sucede, el debate se desvió hacia cuestiones secun-

darias y de forma, en lugar de ir al fondo de los pro-

blemas. Y lo realmente importante quedó soslayado.

Una lástima.

Otro aspecto ciertamente triste e irrecuperable

de la cuestión fue que no se pudieron aprovechar las

circunstancias favorables que la celebración del Cam-

pamento propició en nuestra provincia. Ya dije que los

problemas, por fortuna, se circunscribieron al ámbito

de los dirigentes de la asociación y que la imagen pú-

blica del Campamento fue inmejorable, por lo que

hubiese sido el momento más adecuado para obtener

un beneficio práctico de esa imagen y lanzarnos a un

programa de expansión del escultismo tanto en la pro-

Page 220: De mi vida Scout

propia isla de Tenerife como en las demás. Pero con

tantas discusiones, el trauma vivido hizo que los Gru-

pos se “encerrasen” en sí mismos y el equipo de Zo-

na, especialmente por mi culpa, se mostrase desmoti-

vado e indiferente. Esta fue, ciertamente, la mayor

pérdida que sufrimos como consecuencia del Cam-

pamento Nacional, pues durante el curso 78-79 nos

volcamos casi en exclusiva en organizarlo y durante el

79-80 en tirarnos los trastos unos a otros. Y así, ni se

continuó con la Expansión proyectada en la Zona ni

se aprovechó la buena imagen dejada por el evento

entre las autoridades y el público, que nos habría faci-

litado enormemente las cosas para crecer.

En cualquier caso, esa fue mi salida del escul-

tismo activo. Y hasta hoy sigo pensando que hice bien

lo que hice, naturalmente que con errores y con algún

que otro momento tenso, e incluso desagradable. Pe-

ro, al fin y al cabo, a quien se le otorga el mando tiene

la obligación de mandar, a quien se le hace respon-

sable tiene que asumir esa responsabilidad hasta el

final y aceptar que por muchas opiniones que escu-

che, finalmente él deberá decir la última palabra, y a

Page 221: De mi vida Scout

quien le toca coordinar debe hacerlo de la mejor ma-

nera que sabe. Y el cargo, sea cual sea su denomina-

ción, lleva implícitas esas tres funciones, además de

la del liderazgo. En caso contrario estará frustrando

las esperanzas de quienes le han elegido. Yo no era

ningún fuera de serie, pero creo sinceramente que no

fui un mal Comisario.

--*--

Como dato curioso, me permito llamar la aten-

ción sobre el hecho de que por esas fechas se cum-

plían casi exactamente diecinueve años, día más o

día menos, desde que ingresé en la Asociación y por

primera vez me hice cargo de una Unidad scout.

Mientras todas estas cosas suceden, el lógico

papeleo en la oficina nacional de Madrid sigue su cur-

so y así, el 12 de octubre y con el registro número 53,

la Escuela de Aire Libre de la Asociación me otorga

mi segunda Insignia de Madera, ahora en la Rama

Scout. Naturalmente, sólo me llegó la certificación del

otorgamiento, aunque nunca llegué a lucirla ni me fue

entregada oficialmente.

Page 222: De mi vida Scout

--*--

Volví al Local de Zona sólo una vez, hacia el

mes de noviembre, pues se me pidió que asistiese a

la toma de posesión de la persona elegida para susti-

tuirme, que resultó ser un perfecto desconocido para

mí -al parecer se trataba de un padre de algún Comité

de Grupo- y a quien obsequié con mi barra y mi pena-

cho morados de Comisario.

oooOooo

Créame el lector que de ninguna manera qui-

siera terminar este relato dejando una sensación de

amargura o de tristeza en su final, cosa que en ningún

momento he pretendido. Los hechos, para mí, suce-

dieron tal y como los cuento y eso yo no lo puedo

cambiar, ni aunque quisiera. Sabemos que en una

asociación como la nuestra, en la que todos servimos

voluntariamente, la mayoría de los que -por la razón

que sea- la dejamos, lo hacemos momentáneamente

quemados por el esfuerzo, las incomprensiones, las

Page 223: De mi vida Scout

dificultades y, en ocasiones, por el exceso de respon-

sabilidades asumidas, que siempre nos quitan tiempo

y dedicación a nuestras otras actividades personales,

familiares y profesionales.

Pero pasa el tiempo y aquello que se nos anto-

jó en su momento como muy grave e importante llega

a convertirse en algo secundario y anecdótico, y pron-

to se olvida. Eso me sucedió a mí, y como además

tengo la suerte de que los enfados y el mal humor no

me duran mucho y de no ser en absoluto rencoroso,

muy pronto en mi memoria sólo quedaron los buenos

momentos, el compañerismo, la buena labor realizada

con otras muchas personas a lo largo de muchos

años, la satisfacción de haber ayudado a los demás,

la alegría de ver fructificar y perdurar una idea y un

espíritu.

oooOooo

Debo mencionar también que, desafortuna-

damente, mis hijos no han llegado a formar parte acti-

va de la gran familia del Escultismo, a pesar de cono-

cerlo bastante bien desde muy pequeñitos.

Page 224: De mi vida Scout

Mi hija mayor, Mª Belén, ingresó en la Manada

del Grupo 7 “Zebensui”, pero su fuerte temperamento

chocó con el de su Akela, también mujer de carácter,

y a las pocas semanas se dio de baja. Un par de años

más tarde se integró en la Tropa del Grupo 6 “Ucan-

ca”, dirigida entonces por Mario Rodríguez Díaz, con

la mala suerte de que la primera actividad de aire libre

que le tocó resultó una excursión tan dura que volvió

a casa con los pies en llaga viva y tomó la decisión de

renunciar definitivamente a los scouts, a pesar de las

explicaciones que intentamos darle en casa.

En cuanto a mi hijo Tomás, estuvo también

unas semanas en la Manada del “Zebensui”, pero al

no encontrar allí a ninguno de sus amigos y por no

sentirse enteramente a gusto, también decidió mar-

charse, y luego, ya con la edad scout, no quiso volver

a intentarlo. Por fortuna, se acostumbró con nosotros

a las salidas al campo y efectúa con cierta frecuencia

excursiones y acampadas con un grupo de amigos del

colegio, en una especie de “peña”.

Me reconforta, sin embargo, que ambos co-

nozcan y aprecien el espíritu del escultismo.

Page 225: De mi vida Scout

oooOooo

Decía B.P. que “una vez scout, siempre scout”.

Y yo he seguido siéndolo y sintiéndome scout siem-

pre.

Y ahora hago lo que puedo por el escultismo

desde las filas de la asociación de Scouts Veteranos,

en la que ingresé.

A M O D O D E E P I L O G O

La realización de este trabajo ha significado

volver a bucear en mi memoria para recordar hechos

y personas. Puedo asegurar que el reencuentro ha si-

do siempre grato y, en ocasiones, emocionante.

Page 226: De mi vida Scout

Y lo mejor de todo ha sido el contacto que nue-

vamente he mantenido con algunas de esas personas

a las que cito en esta obra y con quienes no había

vuelto a encontrarme personalmente desde hacía mu-

chos años. En casi todos he hallado el mismo espíritu

y el mismo entusiasmo de entonces, aunque también

es verdad que de alguno de quien esperaba mucha

ayuda he recibido menos, mientras de muchos otros

de quienes no esperaba casi nada he recibido muchí-

sima colaboración: la vida siempre nos está enseñan-

do. En cualquier caso, en todos y por todos he vuelto

a sentir la amistad y el afecto, como si el tiempo no

hubiese pasado.

oooOooo

Por otra parte, me siento en la obligación de

decir, antes de finalizar, que en algunos momentos he

sentido una gran frustración al comprobar que la ma-

yoría de los documentos, fichas, fotografías, libros y

demás recuerdos de los primeros años del resurgi-

miento del escultismo tinerfeño están ilocalizables en

los archivos del Grupo 7 “Zebensui”, así como en los

de la Zona VII, a pesar del esfuerzo por catalogarlos y

Page 227: De mi vida Scout

guardarlos – que me consta – de algún que otro scou-

ter.

Tampoco parece quedar mucho de los que con

cariño y esfuerzo guardó Juan Perera, fundador y “al-

ma mater” del Grupo Scout “Ucanca 1” original.

¿Habrán desaparecido para siempre?

En parte será achacable a las mudanzas, pero

también y muy principalmente a la desidia y falta de

visión de los que tenían la responsabilidad de orde-

narlos y conservarlos y no lo hicieron. Dicho queda.

Como dije en su momento, la Asociación de

Antiguos Exploradores estaba integrada inicialmente

sólo por personas que hubieran pertenecido a aquella

Institución, por lo que mi primera preocupación fue la

de convencerles de que era necesario hacer una pe-

queña modificación en su Reglamento para poder

aceptar a ex-miembros del escultismo reciente, tanto

de los Scouts como de las Guías.

Page 228: De mi vida Scout

En abril de 1982 la Junta Directiva de la Asociación de Antiguos Exploradores de Tenerife celebra diversos actos en conmemoración de la festividad de San Jorge. En la fotografía, de izquierda a derecha, el autor, Luis Bobet García, (?), Miguel

Arriaga López de Vergara, Luis Arnay Molina, Antonio Daroca Sicilia, Antonio Mirabal Rodríguez, (?), Juan Pérez Castro, Rafael González Brunetto y José Guillermo Cruz.

(Fotografía del archivo del autor)

Conseguido el objetivo, la actual denominación

es la de Asociación de Antiguos Exploradores, Scouts

y Guías de Santa Cruz de Tenerife a la que, ante un

nombre tan largo, denominamos coloquialmente y de

forma ahora también oficial, de “Scouts Veteranos”.

Asociación de la que el entonces presidente,

Miguel Arriaga (que había sucedido a Antonio Daroca

en el cargo en noviembre de 1983), me nombró vice-

presidente en mayo de 1984. Su renuncia diez años

Page 229: De mi vida Scout

más tarde, en octubre de 1993, provocó unas eleccio-

nes en las que me cupo el honor de ser designado

para presidir la Asociación, cargo en el que continúo

de momento.

Sería deseable que se integrasen en la aso-

ciación de Veteranos el mayor número posible de ex-

scouts (incluso corriendo el riesgo de que se nos ta-

che de anticuados, de carrozas o de lo que sea), tanto

para compartir nuestros recuerdos de una época pre-

ciosa de nuestras vidas como, sobre todo, para ayu-

dar con todas nuestras fuerzas y dentro de nuestras

posibilidades personales al escultismo activo, a todos

aquellos que hoy siguen en la brecha.

Y así tratar de devolver una pequeña parte de

lo que cada uno de nosotros recibió.

oooOooo

Hasta aquí lo que tenía que contar. Reitero

que se trata de “mi” historia, con posibles errores en

fechas y situaciones y con los lógicos lapsus de la

memoria después de transcurridos tantos años, pero

así es como éste scouter, uno más de entre tantos

Page 230: De mi vida Scout

que vivimos aquella época, recuerda los hechos y así

los ha contado, asumiendo el riesgo de equivocarse.

Por supuesto, no pretendo haber escrito la his-

toria completa del Escultismo de aquellos años, pero

creo haber aportado una parte importante de la mis-

ma. Suplico sinceramente se me perdonen los inevi-

tables olvidos de circunstancias y, sobre todo, de per-

sonas que sin duda merecerían ser citadas en este

trabajo y que mi mala memoria ha dejado injustamen-

te sin mencionar.

Pero ya dije que este libro queda “abierto”, y

prometo incorporar los datos que mis lectores ama-

blemente me recuerden en el futuro.

oooOooo

Las últimas palabras del prefacio de Baden

Powell en su libro “Escultismo para Muchachos” dicen

” … yo espero que gocéis tanto siendo scouts como

yo he gozado”.

Para terminar, sólo me resta decir que yo pue-

do contestarle a B.P. que, en mi caso, se ha cumplido

su deseo.

Page 231: De mi vida Scout

¡Buena caza!

Santa Cruz de Tenerife. Septiembre de 2000.

Page 232: De mi vida Scout

A N E X O S Q U E S E C I T A N

“No cabe duda que debe ser mucho mejor producir hombres que sepan hacer algún trabajo positivo que hombres para escribir sobre lo que ellos opinan que otra gente hizo o pudo hacer.” (Rudyard Kipling, Premio Nobel, en “Mar y Tierra”).

INFORME DEL COMISARIO DE LA ZONA VII DE LOS SCOUTS DE ESPAÑA, SOBRE EL I CAMPAMENTO NACIONAL SCOUT - (16 AL 23 DE JULIO DE 1979)

Page 233: De mi vida Scout

A principios del curso scout 1978/79 esta Zona VII

decidió proponer a la Asamblea Nacional de la Asociación

la celebración del I CAMPAMENTO NACIONAL SCOUT en

esta isla de Tenerife. La propuesta se llevó a la Asamblea y

fue aprobada por unanimidad, desde el momento en que no

hubo ninguna voz discrepante.

Desde el primer momento, tanto las distintas Zonas

como la Oficina Nacional ofrecieron su colaboración y ase-

guraron su ayuda a la celebración de este Campamento.

La Zona VII decidió dedicar prácticamente todos sus

esfuerzos a lograr que este Campamento Nacional resulta-

se un éxito, no sólo por lo que ello podía significar de bene-

ficio ante la sociedad para la propia Zona VII, sino porque

se entendía que la realización del mismo significaba un hito

en la historia moderna de nuestro escultismo, porque servi-

ría de motor de arranque para la celebración futura de

eventos similares y porque serviría como una demostración

de la presencia de los Scouts de España en la vida de todo

el Estado.

Uno de los primeros aspectos a considerar por los

organizadores fue el de elegir el lugar apropiado para cele-

brar el Campamento. Desde el momento en que se decidió

eliminar cualquier lugar en el monte, por lo que de degrada-

ción iba a significar la presencia masiva y continuada de

varios cientos de personas, y teniendo en cuenta que el lu-

gar debería contar, como mínimo, con agua en cantidad su-

Page 234: De mi vida Scout

ficiente, con luz eléctrica, con accesos convenientes y con

terreno suficiente, se hizo una selección previa de posibles

lugares.

Realizada la selección, fueron eliminándose unos

por la dificultad de comunicaciones, otros por su aridez,

otros por hallarse cerca de algún lugar peligroso y, en defi-

nitiva, se optó por la finca denominada “La Quinta” en el tér-

mino municipal de Santa Úrsula y propiedad de D. Isidoro

Luz Cárpenter, antiguo miembro de los Exploradores de

España.

El terreno, de cerca de 400.000 metros cuadrados,

disponía de agua y luz y se hallaba prácticamente al lado de

la autopista del Norte de la isla de Tenerife. Desde todos

sus puntos se divisaba el mar, así como también los montes

cercanos y el Teide (aunque durante el Campamento, por

razones climatológicas, no tuvimos ocasión de ver el vol-

cán). Desde sus cercanías podía apreciarse una completa

perspectiva del Valle de La Orotava y del Puerto de la Cruz.

Desde el primer momento, toda la Zona, los distin-

tos Grupos, dedicaron sus esfuerzos a planificar y a organi-

zar el Campamento. En Consejo Scout de Zona se tomó la

decisión de dar prioridad absoluta a la organización del

Campamento sobre cualquier otra actividad dentro de la

provincia. Se era perfectamente consciente de que la orga-

nización de este Campamento Nacional implicaba para to-

Page 235: De mi vida Scout

dos un gran esfuerzo, desde el momento en que únicamen-

te contaba con ocho Grupos.

Empezaron entonces días, semanas y meses de

preocupaciones, de correr de un lado para otro solicitando

ayudas de todo tipo, de dar en alguna ocasión marcha atrás

en algún aspecto concreto, de gestiones de toda índole que

fueron poco a poco cansando a algunos, amargando a otros

y, afortunadamente, entusiasmando a la mayoría.

Para hacer frente a la organización se dio forma a

un organigrama basado en experiencias anteriores, en otros

varios países, de eventos scouts de similares característi-

cas. Dicho organigrama situaba bajo las directrices del Pre-

sidente de la Comisión Organizadora una estructura de tres

grandes Departamentos: Servicios Administrativos ; Instala-

ciones y Servicios ; y Programación y Actividades.

Iniciadas las gestiones, recibimos en todo momento

ayuda de las entidades, organismos, empresas y personas,

tanto a nivel local como provincial, e incluso regional. Des-

de los Ayuntamientos hasta la Capitanía General de Cana-

rias, desde el Gobierno Civil hasta la Junta de Canarias,

desde la Delegación Provincial de Cultura hasta el Cabildo

Insular. Todo el mundo se volcó en ayudarnos, al menos en

los niveles a los que nosotros podíamos llegar. Por supues-

to que conseguir esta ayuda no fue siempre tarea fácil y que

siempre implicaba visitas reiteradas, antesalas intermina-

bles, desatención a nuestras respectivas ocupaciones, es-

Page 236: De mi vida Scout

critos de todo tipo y, en definitiva, una gran pérdida de

tiempo y de esfuerzo humano.

Hacia principios de abril el Campamento estaba ya

estructurado y planificado, al menos sobre el papel.

La fecha tope que originalmente se había dado para

las inscripciones llegó sin otros resultados que los contin-

gentes aproximados de dos Zonas. El 31 de marzo sólo sir-

vió para demostrar que la mayoría de las Zonas del país no

sólo no se habían preocupado de inscribir a sus contingen-

tes sino que ni tan siquiera habían comunicado las causas

de la demora ni su interés real por el Campamento Nacional

Scout. Ante esta situación hubo de ampliarse el plazo de

inscripción hasta mediados de mayo.

Llegada esta nueva fecha, nos encontramos con

que estábamos en las mismas y, ante ello hubo de ampliar-

se más el plazo de inscripciones, que se decidió hacerlo in-

definido. Prácticamente hasta el día antes de inaugurarse el

Campamento Nacional la Secretaría del mismo estuvo reci-

biendo inscripciones.

Ha de tenerse presente que esta situación implicaba

dos cosas: por una parte, que la respuesta que hasta ese

momento se había recibido de las Zonas era tan pobre que

la impresión que daba la Asociación era de que no le intere-

saba el Campamento Nacional. En esas fechas los integran-

tes de la Comisión Organizadora estaban francamente ner-

viosos y disgustados, porque entendían que si a la Asam-

Page 237: De mi vida Scout

blea General de la Asociación no le interesaba el Campa-

mento lo podría haber expresado en su momento, y así se

hubiesen evitado muchas preocupaciones y mucho trabajo

inútil.

Por otra parte implicaba, y esto es lo más importan-

te, que casi toda la organización previa al Campamento se

venía a tierra, ya que las principales condicionantes del

evento se basaban en la cantidad de personas que habrían

de asistir al mismo.

Los organizadores se hallaban, pues, a mediados

de mayo, a sólo sesenta días del Campamento, entre la es-

pada y la pared. La publicidad del Campamento en TV,

prensa y radio que se había realizado y la cantidad de orga-

nismos, entidades, empresas y personas involucradas en su

organización hacían prácticamente imposible suspender la

celebración del Campamento, como en algún momento lle-

gó a pensarse. Ello hubiese significado un fracaso tan gran-

de como no deseado, especialmente para la Zona organi-

zadora, en la que el escultismo seguramente hubiese deja-

do de existir por mucho tiempo.

Ante esta situación, y rotos todos los moldes de or-

ganización previstos hacía meses, se decidió celebrar el

Campamento fuese como fuese y costase lo que costase,

aún sabiendo que muchas cosas iban a fallar y que algo se-

guramente saldría mal al tener que dedicar la atención a

una serie de asuntos que, según la planificación, tendrían

Page 238: De mi vida Scout

que haber estado hechas y superadas meses antes, des-

viando los esfuerzos y las personas de otros aspectos del

Campamento que tenían que haberse atendido en estas

semanas anteriores a su inauguración.

Como última medida, el Presidente de la Comisión

Organizadora se dedicó a telefonear a todos los Comisarios

de Zona de los que se tenían datos, que eran prácticamente

todos. Y todos ellos, con muy buenas palabras, fueron con-

testando que sí, que muy interesante. Algunos tenían pre-

visto enviar un contingente, pero aún estaban pendientes de

asuntos diversos, por lo que no podían facilitar ni tan siquie-

ra aproximadamente en número de asistentes. La mayoría

aún estaba en el período de consultas, a ver si podían en-

viar a alguien. Y aún los hubo que no habían comunicado la

celebración del Campamento a los miembros de sus res-

pectivas Zonas, por lo que más de un Grupo, e incluso al-

gún muchacho por su cuenta, se puso en contacto directo

con los organizadores para inscribirse. En definitiva, la ma-

yoría seguía sin dar respuestas concretas de las inscripcio-

nes.

Hasta prácticamente diez días antes de la inaugura-

ción del Campamento se estuvo telefoneando a las Zonas,

lo que da una idea de la seriedad de algunos en este tema.

Hubo alguno, algo más honesto, que por lo menos en mayo

ya comunicó que no pensaba mandar a nadie, por razones

diversas.

Page 239: De mi vida Scout

Algo parecido a lo anterior hicieron algunos Grupos

que, habiendo recibido el boletín informativo, no se moles-

taron en difundir su contenido entre sus miembros.

A la Zona VII le correspondía organizar el Campa-

mento, es decir, dar forma a la estructura necesaria para

desarrollar el mismo. En cuanto a la programación de acti-

vidades, era parcialmente responsable de las mismas, es-

pecíficamente en lo referente a excursiones, visitas cultura-

les y actos oficiales y festivos.

El programa de actividades específicamente cam-

pamentales correspondió desarrollarlo a las respectivas

Ramas Scout y Esculta a nivel nacional. Ha de mencionarse

también que las necesidades para algunas de estas activi-

dades fueron comunicadas a los organizadores sólo treinta

días antes de iniciarse el Campamento, por lo que también

en esto todo fueron prisas de última hora. Valga decir aquí

también que ninguna de las dos Ramas supo con cuántos

acampados habría de realizar las actividades hasta prácti-

camente el momento de iniciarse las mismas.

Del Campamento en sí poco puedo decir. Mantuve

el contacto por teléfono diariamente con los principales or-

ganizadores, pues mis obligaciones profesionales no me

permitían otra cosa. Aún así, en varias ocasiones estuve en

el Campamento principalmente para ayudar a resolver al-

guno de los problemas que se iban presentando. El ambien-

te en general lo encontré francamente alegre en los acam-

Page 240: De mi vida Scout

pados y lógicamente serio y en ocasiones tenso entre los

scouters responsables de la organización, preocupados por

solventar la multitud de pequeños y grandes problemas que

se iban presentando.

En cuanto al estudio crítico del Campamento en sus

distintos aspectos, he intervenido, junto a los demás organi-

zadores, en la redacción de conclusiones del informe gene-

ral, que no creo necesario repetir aquí.

Como Comisario de Zona me llegaron rumores, opi-

niones y comentarios de todo tipo que, una vez contras-

tados y comprobados, han resultado ser en unos casos re-

ales y en otros no tanto. En todo caso, pertenece a una es-

fera de decisiones que se salen del contenido de este in-

forme.

En cuanto a la imagen exterior del Campamento

Nacional, ante autoridades y público en general de la re-

gión, puedo decir que ha sido francamente positiva. Las vi-

sitas y contactos mantenidos con posterioridad al Campa-

mento han dado por resultado una muy amplia mayoría de

felicitaciones y comentarios favorables por parte de autori-

dades, padres de los asistentes, personas que de alguna

forma estuvieron relacionadas con el Campamento por ra-

zones de suministros o de servicios y, en general, de todos

aquellos que tuvieron conocimiento del mismo.

Lo que ha causado el impacto ha sido indudable-

mente el aspecto positivo que cada una de las actividades,

Page 241: De mi vida Scout

que cada una de las realizaciones del Campamento tuvo

como creadora de imagen para la Asociación.

Finalmente he de indicar que en el aspecto econó-

mico y gracias a aportaciones de todo tipo y a una equili-

brada gestión en casi todos los departamentos del Campa-

mento, el costo del mismo puede considerarse como muy

bajo, tanto para cada uno de los asistentes en particular

como para la Asociación en general. Salvados, naturalmen-

te, los costos de transporte al Archipiélago, ajenos al del

Campamento en sí mismo. Y posiblemente se hubiera po-

dido incluso mejorar el costo de haber contado con más

medios y más tiempo para su organización, que estuvo re-

ducido en este caso a menos de nueve meses.

Si vale un resumen, diría que la celebración en

Tenerife del

I Campamento Nacional Scout ha sido una aporta-

ción indudablemente positiva a la vida de la Asociación de

Scouts de España, una experiencia para el futuro y una lec-

ción de sacrificio, de entusiasmo y de entrega de una doce-

na de hombres y mujeres en beneficio de una idea, de un

espíritu y de un estilo de vida. En definitiva, y sin falsos

triunfalismos, un éxito casi total que, eso sí, habrá de ser

mejorado en el futuro.

Firmado: Tomás de Armas Schmölzer.

Comisario de Zona VII. Santa Cruz de Tenerife, noviembre de 1979.

Page 242: De mi vida Scout

LISTADO DE LOS INTEGRANTES DE LA UNIDAD DE APOYO Y SERVICIOS, MIEMBROS DEL COMITÉ ORGANIZADOR Y OTROS COLABORADORES DEL 1er CAMPAMENTO NACIONAL SCOUT – JULIO 1979

Félix Carrancho Montero, Albert Manuel Martín Cugno,

Domingo Domínguez Mesa, Antonio Vilar Martín, José

Muñoz de Bustillo Barrasa, Miguel Angel Navarro Mede-

ros, José Fernando de Luis Escudero, Elena Gortázar

Díaz-Llanos, Magdalena Pérez Coello, Candelaria Alon-

so González, Carmen Lucía Benito Salazar, Mª del

Carmen Pérez Martín, Rosa Elena Rapp Luz, Pilar

Rapp Luz, Mercedes Benito Salazar, Angeles Robles

Moreno, Candelaria da Silva González, José Guillermo

Hernández Pérez, Diego Marrero Fernández, Alfonso

Damián Rodríguez Díaz, Mª Angeles Gortázar Díaz-

Llanos, Mª Lourdes de León Lugo, Pilar Cañibano Ro-

dríguez, Isabel Farrugia De la Rosa, Cristina del Castillo

González, Luz Teresa Hernández Rodríguez, Gustavo

Javier Marco Jorge, Juan Luis Álvarez Sánchez, Oscar

Rafael Cabello Almazán, Alejandro López de Vergara y

Méndez, Antonio Barro Rois, Eliezer Arbelo Tejera, Ma-

ría Malfaz Vázquez, Víctor Manuel Pestano Almeda,

Ana Esther Vázquez González, Isabel Velasco Pérez,

Page 243: De mi vida Scout

Sergio López Hernández, Carmen Angeles Hernández

Hernández, José Luis López Hernández, Alberto García

Álvarez, Ramón Cao Jiménez, Alexis Rojas Negrín, Ge-

rardo Antonio Alonso González, Manuel del Castillo

González, Fernando Paniagua Quevedo, Mª de los An-

geles Solís Estévez, Carmen González Martín, José

Suárez Hernández, Mª Begoña Ormazábal de la Mer-

ced, Carmelo José de la Cruz Cruz, Mª Itziar Iceta Ro-

dríguez, Dulce María Lite Otazo, Mercedes Sánchez

Martínez, Mª Pilar Rodríguez Rueda, Mª Cristina Fer-

nández García, Calixto Ferrer Hervás, Juan A. Mosegue

Bermúdez, Ramón Cano Rosa, Santiago Ramos Martí-

nez, Ginés Galtier Martínez, Juan N. González García,

José A. Calvo Alberto, Mario Díaz González, Ángela

Bello Delgado, Mª Carmen Arrate Segura, Oscar Rodrí-

guez Estévez, José Díaz Cayol, José Carlos Marrero

González, Oscar Luis Bennasar González, Antonio Fe-

rrer Hervás, Alberto García Rojas, Luis Alberto Arnay de

Armas, Tomás de Armas Schmölzer y Francisco Delga-

do Díaz.

Están relacionados igualmente cuatro scouts

venidos como apoyo desde Las Palmas, y que fueron:

Page 244: De mi vida Scout

Carlos Romero Limiñana, M ª del Pino Manzano Sosa,

Rita López Santana y Pedro Aguilar Doreste.

INTEGRANTES DEL CONTINGENTE DE TENERIFE 1er CAMPAMENTO NACIONAL SCOUT – JULIO 1979

Herminia Mª Cataño González, José F. Velasco Pérez,

Martín J. Padrón García, Nicolás Rodríguez Afonso,

Aníbal Rojas Negrín, Juan R. Hormigo Martín, Sonia

Vázquez González, Agustín Gil Iglesias, Francisco J.

Cásteres Olarreaga, Eduardo Rosenberg Wallerstein,

Juan I. Caballero Fernández, Pablo E. de Armas Pérez,

Enrique J. Rodríguez González, Álvaro Acosta García,

Fernando Sabaté Bel, George Zerené Hawach, Jesús

D. Hernández Rodríguez, Víctor Ostva Aránega, Otto

Rapp Luz, Bernardo Saiz Mesa, Francisco Cruz Abreu,

Juan M. Rodríguez Torres, Diego Hidalgo Willis, José

Mª Esteve de la Torre, Luis Malfaz Vázquez, Ángela D.

Sigú Bello, Mª Dolores Bello Izquierdo, Sara Carballo

Hernández, Mª Candelaria Martín Luis, Josefina García

Morales, Mª José Rodríguez Salazar, Mª Dolores Del-

gado de Arrate, José C. Hernández Morón, Alicia R.

Martínez Guadalupe, John Ray Cessac, Carmen L. Pa-

rrilla Martín, Ruperto Hernández Rodríguez, Mª Teresa

Page 245: De mi vida Scout

Hormigo Martín, José L. del Molino Almazán, Juan M.

García de Sola Moyano, José C. Afonso Gil, César A.

González Real, Fernando Martín Hernández, David Ro-

jas Negrín, Ignacio Sicilia Sosvilla, José C. Fernández

Quintero, Luis F. Cuende Tascón, Francisco J. Diez

Cardellach, Pedro Onandía Soler, Francisco Soler Vigil,

Néstor Parrilla Suárez, Juan C. Rojas Guadalupe, Anto-

nio J. Álvarez de Armas, Domingo Afonso Rodríguez,

Jorge Blanco González, Narciso Hernández Rodríguez,

Salvador Gil-Roldán Docet, Norberto González Riverol,

Pelayo Rodríguez Salazar, Gilberto Sigú Bello, Miguel

González Ayala, Juan J. Viera Paramio, Juan M. Martín

Herrera, Francisco Hernández Díaz, Hermann L. Dait

Yanes, Carlos Borges Pérez, Antonio M. González Cor-

dobés, Miguel L. Cataño González, Rafael Rodríguez

Afonso y José A. Rodríguez Afonso.

Page 246: De mi vida Scout

Tomás de Armas Schmölzer nace en Londres (Reino Unido)

el 27 de septiembre de 1943, de padre tinerfeño y madre

autríaca, aunque su vida dis-curre prácticamente en su tota-

lidad en la isla de Tenerife.

Comienza su afición por las actividades de aire libre a fina-

les de 1956, con un grupo de amigos del colegio, en la Peña

Excursionista “VI de Enero”.

Ingresa en el Escultismo en el año 1961 y desde entonces

siempre ha mantenido el con-tacto con el Movimiento Scout,

habiendo obtenido la Insignia de Madera

en la “Rama Scout” y la de “Jefes de Grupo y Comisarios”.

Su profesión de agente de via-jes (Técnico de Empresas Tu-

rísticas) le ha posibilitado viajar y conocer el escultismo en

varios países y contrastar sus actividades con las que se rea-

lizan en Canarias.