decidirse a participar

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Una pUblicacin de Facing History and oUrselves

DeciDirse A pArticipAr

edicin revisada

Facing History and Ourselves es una organizacin internacional educativa y de desarrollo profesional, cuya misin es hacer que los estudiantes de diversos contextos examinen el racismo, los prejuicios y el antisemitismo con el objetivo de impulsar el desarrollo de una ciudadana ms comprensiva e informada. Mediante el estudio del desarrollo histrico del Holocausto y otros ejemplos de genocidio, los estudiantes establecen las conexiones fundamentales entre la historia y las decisiones morales que confrontan en sus propias vidas. Para obtener ms informacin sobre Facing History and Ourselves, visite nuestro sitio web en www.facinghistory.org. Copyright 2009 por Facing History and Ourselves Foundation, Inc. Reservados todos los derechos. Facing History and Ourselves es una marca comercial registrada en la U.S. Patent & Trademark Office. Fotos del arte de tapa: (parte superior, de izquierda a derecha): Nicholas Winton cortesa de Press Association; Marian Anderson cortesa de Getty Images; Gritos cortesa de Will Counts Collection: archivos de la Universidad de Indiana; (parte inferior) Ciudadanos manifestndose en contra de los actos antisemitas, Billings, MT cortesa de Howard Greenberg Gallery. Copyright por Frdric Brenner. Si desea ordenar copias para uso en clase, enve un fax con la orden de compra al 617-232-0281 o llame al 617-232-1595 para realizar una orden telefnica. Para descargar gratis un PDF de esta gua, visite www.choosingtoparticipate.org. ISBN-13: 978-0-9798440-8-9

Oficina central de Facing History and Ourselves 16 Hurd Road Brookline, MA 02445-6919

ACERCA DE FACING HISTORY AND OURSELVES Facing History and Ourselves es una organizacin educativa sin fines de lucro cuya misin es hacer que los estudiantes de diversos contextos examinen el racismo, los prejuicios y el antisemitismo con el objetivo de impulsar una ciudadana ms comprensiva e informada. Como el nombre Facing History and Ourselves (Ante la historia y nosotros mismos) implica, la organizacin ayuda a los docentes y sus estudiantes a establecer las conexiones fundamentales entre la historia y las decisiones morales que confrontan en sus propias vidas, a la vez que ofrece un marco y un vocabulario para analizar el significado y la responsabilidad de la ciudadana y las herramientas para reconocer la intolerancia y la indiferencia en su entorno. Mediante un riguroso examen del fracaso de la democracia en Alemania durante la dcada de 1920 y 1930 y los pasos que llevaron al Holocausto, junto con otros ejemplos de odio, violencia colectiva y genocidio en el siglo pasado, Facing History and Ourselves ofrece a los educadores las herramientas para la enseanza de la historia y la tica, y para ayudar a sus estudiantes a aprender a luchar contra los prejuicios con la compasin; la indiferencia, con la participacin; y el mito y la desinformacin, con el conocimiento. Con el firme convencimiento de que ningn saln de clases est aislado del resto, Facing History and Ourselves ofrece programas y materiales para un amplio pblico de estudiantes, padres, docentes, lderes cvicos y todos los que desempean un papel en la educacin de los jvenes. Mediante importantes asociaciones de educacin superior, Facing History and Ourselves llega tambin a los docentes y produce un impacto en ellos antes de que entren al saln de clases. Al estudiar las decisiones que condujeron a sucesos graves de la historia, los alumnos aprenden de qu manera las cuestiones de identidad y pertenencia, la tica y el juicio tienen significado en la actualidad y en el futuro. Los libros de recursos de Facing History and Ourselves proporcionan una estructura flexible pero con una investigacin minuciosa para examinar ideas y eventos complejos. Los educadores pueden seleccionar las lecturas adecuadas y aprovechar los recursos adicionales disponibles en lnea o de nuestra completa biblioteca de prstamo. Nuestro libro de recursos fundamental, Facing History and Ourselves: Holocaust and Human Behavior (El Holocausto y el comportamiento humano), comprende una secuencia de estudio que comienza con la identidad: primero, se aborda la identidad individual para luego pasar a las identidades

grupales y nacionales, con sus definiciones de pertenencia. A partir de all, el programa examina el fracaso de la democracia en Alemania y los pasos que llevaron al Holocausto, el caso ms documentado de indiferencia, deshumanizacin, odio, racismo, antisemitismo y asesinato masivo del siglo XX. Posteriormente, explora cuestiones difciles de juicio, memoria y legado, y la necesidad de una participacin responsable para evitar la injusticia. As, Facing History and Ourselves vuelve al tema de la participacin cvica para examinar las historias de los individuos, grupos y las naciones que han trabajado para construir comunidades justas e integradoras, cuyas historias iluminan el coraje, la compasin y la voluntad poltica, que son factores necesarios para proteger la democracia de hoy y de las generaciones venideras. Otros ejemplos en los que los dilemas cvicos ponen a prueba la democracia, tales como el genocidio armenio y el movimiento de derechos civiles de los EE. UU., amplan y profundizan la conexin entre la historia y las decisiones con que nos enfrentamos hoy y que enfrentaremos en el futuro. Facing History and Ourselves tiene oficinas o centros de recursos en los Estados Unidos, Canad y el Reino Unido, as como asociaciones especializadas en Rwanda, Sudfrica e Irlanda del Norte. El aporte de Facing History and Ourselves es global, con educadores capacitados en ms de 80 pases y la entrega de nuestros recursos a travs de un sitio web, al que se puede acceder desde todo el mundo, con contenido disponible en lnea, un programa de becarios internacionales y un conjunto de asociaciones con organizaciones no gubernamentales. Mediante la convocatoria de conferencias de acadmicos, telogos, docentes y periodistas, los materiales de Facing History and Ourselves estn a la orden del da, son relevantes y brindan respuestas, en lo referente a las cuestiones ms destacadas de la ciudadana global en el siglo XXI. Durante ms de 30 aos, Facing History and Ourselves ha presentado a los estudiantes y docentes el desafo de establecer conexiones entre las complejidades del pasado y las cuestiones morales y ticas de la actualidad. Exploran los valores democrticos y reflexionan sobre el significado de ejercer los derechos y responsabilidades propios en el servicio de un mundo ms comprensivo y compasivo. Toman conciencia de que las pequeas cosas son importantes; las decisiones que parecen insignificantes pueden tener un impacto fundamental y cambiar el curso de la historia. Para obtener ms informacin acerca de Facing History and Ourselves, visita nuestro sitio web: www. facinghistory.org.

AGRADECIMIENTOS Facing History and Ourselves agradece especialmente a The Walmart Foundation por ser el principal patrocinador de la gira nacional de Decidirse a participar en cinco ciudades y del relanzamiento de este libro, que se desarroll para brindar a los educadores una herramienta que permita explorar el papel de la ciudadana en la democracia. Queremos agradecer tambin a la gran cantidad de patrocinadores y lderes que apoyan esta iniciativa en todo el pas. La creacin de este proyecto ha sido una maravillosa experiencia de colaboracin en Facing History and Ourselves. Son muchas las personas a quienes se les debe agradecer por su buen trabajo en este proyecto: Phyllis Goldstein escribi la gua de estudio original, y Adam Strom escribi nuevas lecturas para esta versin revisada. Terry Tollefson contribuy con la actualizacin del Prlogo, y Margot Stern Strom, Marty Sleeper y Marc Skvirsky constituyeron un equipo de redaccin detallista y solidario. Se agradece especialmente a Sarah Haacke, que supervisa la iniciativa Decidirse a participar, y Emma Smizik, que coordina la infinidad de detalles para el proyecto. Catherine O'Keefe, Rachel Murray, Jenifer Snow, Maria Hill e Ilana Klarman han trabajado arduamente para este libro. Tambin nos gustara agradecer a Josephine Roccuzzo por la correccin de estilo, a The Herman Lewis Design Syndicate por su trabajo de produccin y a Tom Beckham por su trabajo en el diseo de tapa.

ACCEDA EN LNEA AL CONTENIDO DE FACING HISTORY AND OURSELVESUse nuestros recursos dinmicos de enseanza para involucrar a los estudiantes.

FACING TODAY relaciona los eventos actualescon los temas cvicos e histricos importantes. facinghistory.org/facingtoday

CHOOSINGTOPARTICIPATE.ORG involucra alos estudiantes por medio de tecnologa de avanzada que est pensada para inspirar la participacin en la comunidad.

BETHECHANGE conecta a los estudiantes conlas historias de los lderes de la comunidad a travs de un viaje destinado a involucrarnos a todos y participar como ciudadanos. facinghistory.org/bethechange

educativas y a las comunidades a relacionar el pasado con las decisiones morales del presente.

FACINGHISTORY.ORG ayuda a las instituciones

CONTENIDOPrlogo Lectura 1: Democracia: una obra en construccin Lectura 2: Todos tienen una historia para contar Lectura 3: Las pequeas cosas son importantes Lectura 4: Amrica Lectura 5: De la compasin a la accin Lectura 6: Crisis en Little Rock Lectura 7: Debates Lectura 8: Un idealista estadounidense Lectura 9: En nuestra ciudad... No Lectura 10: Decisiones Material adicional Crditos ix 1 7 15 20 28 35 47 58 67 76 80 81

PRLOGO Por Terry Tollefson, miembro del equipo de Facing History and Ourselves Decidirse a participar es un libro sobre las decisiones de los ciudadanos, las decisiones que la gente toma en relacin con s misma y con otras personas dentro de su comunidad, pas o el mundo. Las decisiones de la gente, las ms importantes y las ms cotidianas, pueden parecer irrelevantes en un principio, pero poco a poco nos van formando como individuos y como ciudadanos responsables del mundo. Dentro del legado del siglo XX estn los horrores de la humillacin, la deshumanizacin, la discriminacin y el genocidio. Hoy, ese legado sigue alimentando el enfrentamiento entre personas en todo el mundo. Una seal en el comienzo del siglo XXI es la intolerancia tnica y religiosa que una vez ms conduce a la violencia en todo el mundo. El desafo para los educadores consiste en crear un entorno en el que puedan ayudar a los jvenes a desarrollarse como ciudadanos reflexivos, atentos, compasivos y responsables. La historia debe transmitir estos debates para que los jvenes puedan estar mejor preparados para participar en prcticas y polticas que eviten la violencia y fomenten la paz. Si la educacin es verdaderamente una preparacin para la vida, entonces estas son las lecciones que no pueden dejar de transmitirse. Facing History and Ourselves se propone que este libro funcione como un catalizador para generar debates sobre cmo tratamos a los dems, cmo debemos convivir y qu significan nuestras decisiones. El desafo clave es pensar detenidamente en lo que significa realmente la democracia y en lo que requiere de cada uno de nosotros. La democracia es un proyecto frgil y slo puede perdurar a travs de la participacin activa, reflexiva y responsable de sus ciudadanos. La educacin ciudadana significa incentivar a cada uno de nosotros para que reconozcamos que nuestra participacin es importante. Decidirse a participar surgi a partir de nuestra primera experiencia en las aulas de Facing History and Ourselves cuando, despus de ensearles el fracaso de la democracia y los pasos que condujeron al Holocausto, los estudiantes preguntaron: Cmo puedo generar un cambio positivo en el mundo? Facing History and Ourselves es un estudio por etapas que comienza con una evaluacin de uno mismo y del otro, primero al explorar la identidad individual y las identidades de los distintos grupos, y luego al examinar los motivos y las decisiones que llevaron al genocidio y a la violencia colectiva. Luego, va ms all y analiza preguntas de difcil resolucin que tienen que ver con la opinin, la memoria y el legado, y la necesidad de una participacin responsable para evitar la injusticia. Prlogo ix

A lo largo del viaje por la historia y la tica de Facing History and Ourselves, los estudiantes reciben la inspiracin de los individuos y grupos cuyas historias reflejan el coraje, la iniciativa y la compasin que se necesitan para proteger la democracia y los derechos humanos, en la actualidad y en las prximas generaciones. El viaje de Facing History and Ourselves hace su ltima parada en las historias de participacin ciudadana. De esta forma, ayuda a los profesores y estudiantes a reflexionar sobre lo que significa ser buenos ciudadanos en sus escuelas, barrios y pases, y en todo el mundo. Las historias de este libro captarn la atencin de los jvenes, que comenzarn a entender que las decisiones que toman como miembros de una sociedad civil son importantes para ellos mismos, para sus comunidades y para las generaciones futuras. Ms de 30 aos de experiencia han demostrado que Facing History and Ourselves puede aadir un componente cognitivo esencial en el proceso de aprendizaje al analizar y destacar las historias de personas de diversos orgenes que trataron de confrontar algunos de los graves problemas sociales de su tiempo. Estos individuos y grupos trabajaron durante toda su vida para crear cambios positivos y dejar un legado para la prxima generacin. Una de estas lecciones es que la sociedad civilizada, y la democracia en particular, debe trabajarse si se quiere preservar, y, para ello, debemos entender nuestra relacin con los acontecimientos que nos rodean y la responsabilidad que cumplimos en ellos. La democracia exige el compromiso activo de sus ciudadanos. Dotar a los jvenes con las habilidades, las disposiciones y los conocimientos necesarios para el compromiso ciudadano es fundamental para esta tarea. Este libro continuar inspirando a los estudiantes a medida que se transformen en los lderes del maana. Un estudiante de Facing History explic: Si uno por uno, cientos de nios aprendieran las consecuencias devastadoras del odio en la historia, y luego aprendieran a enfrentar y cambiar esa historia en su propio mundo a travs del arte, el lenguaje y la solidaridad, y comenzaran a construir comunidades de ciudadanos cultos y comprometidos, quin puede decir entonces que Facing History no puede ser el catalizador para poner fin a los prejuicios, la violencia y la injusticia? La tarea principal del educador, que es formar una ciudadana humana e informada, nunca antes haba sido tan urgente e importante para la preservacin de los valores democrticos y los derechos humanos.

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Decidirse a participar

Democracia: una obra en construccinLectura 1

a democracia es una obra en construccin. Se va conformando a partir de las decisiones que la gente comn toma en relacin con s misma y con los dems. Aunque esas decisiones puedan parecer irrelevantes en un principio, poco a poco van definiendo al individuo, constituyen una comunidad y, en ltima instancia, forjan una nacin. En una democracia, las decisiones que toma la gente se examinan a travs de conversaciones, discusiones y debates. Es un proceso que slo se puede llevar a cabo con lo que Learned Hand, un juez de apelacin famoso de los EE. UU., llam espritu de la libertad. Lo defini como el espritu que no est tan seguro de estar en lo cierto, el espritu que busca comprender las mentes de los dems hombres y mujeres (...) [y] compara sus intereses con los propios de manera imparcial.1 Este espritu se refleja en la Declaracin de Independencia, que expresa los ideales del pueblo estadounidense. El documento establece osadamente que todos los individuos fueron creados iguales. Adems, que poseen un derecho inalienable a la vida, la libertad y la bsqueda de la felicidad. En 1776, ninguna comunidad de la nueva nacin estaba a la altura de esos ideales. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, muchos individuos y grupos lucharon por acercar al pas a esos objetivos. Por lo general, sus esfuerzos comenzaron de manera local y se expandieron gradualmente hasta incluir a toda la nacin. La lucha por terminar con la esclavitud en los Estados Unidos fue uno de los tantos movimientos que surgieron en las iglesias y otros grupos pequeos dentro de las comunidades. Los primeros avances exitosos de estos grupos se dieron a nivel local y a nivel de los estados. Con el tiempo, comenzaron a organizarse a nivel nacional y luego internacionalmente. La Guerra Civil se combati, por lo menos en parte, para fomentar los ideales democrticos que ellos defendan. Aunque la guerra le dio fin a la esclavitud en el pas, no termin con la discriminacin. En 1896, un afroamericano llamado Homer Plessy llev a la justicia las prcticas discriminatorias contra los negros. El caso, conocido como Plessy contra Ferguson, lleg a la Corte Suprema. Los jueces dictaminaron que la existencia de instalaciones separadas para los negros no violaba la Constitucin, siempre que fueran iguales a las destinadas a los blancos. La decisin permiti que prosperasen las llamadas leyes Jim Crow: un sistema de leyes locales y estatales que establecan barreras raciales en casi todos los aspectos de la Democracia: una obra en construccin 1

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vida. En muchos lugares, los estadounidenses blancos y negros no podan comer ni beber juntos en pblico, ni viajar unos junto a los otros. Las iglesias y los cines, e incluso los cementerios, estaban bajo las normas de segregacin. Al comienzo del siglo XX, el historiador Lerone Bennett, Jr. escribe: Estados Unidos estaba dividido en dos naciones: una blanca y otra negra, separadas y desiguales. Compara a la segregacin con un muro, un sistema, una manera de separar a la gente. Ese muro no se levant en un solo da. Se construy ladrillo por ladrillo, proyecto de ley por proyecto de ley, miedo por miedo.2 En la dcada de 1940 y principios de la dcada de 1950, durante la infancia de Marian Wright Edelman en Carolina del Sur, ese muro pareca casi impenetrable. Sus padres y otros adultos de la comunidad negra eran demasiado vulnerables como para enfrentar la segregacin de forma directa. En cambio, pusieron todos sus esfuerzos en resistir sus efectos para que sus hijos nunca perdieran la esperanza. Edelman recuerda:La vida social de los nios negros se centraba en la iglesia, y los adultos negros que se ocupaban de ellos cumplan el rol de escudos que los protegan del mundo exterior, segregado y hostil, que nos deca que no valamos nada. Pero nuestros padres decan que no era as, nuestros maestros decan que no era as y nuestros ministros decan que no era as. El mensaje que recib en mi infancia, signada por la segregacin racial, era claro: no permitas que ningn hombre o mujer te menosprecie y no menosprecies a ningn hombre o mujer. No podamos jugar en los parques pblicos ni sentarnos en las barras de las tiendas y pedir un refresco. Por eso Pap construy un rea de recreo y una cantina detrs de la iglesia. De hecho, cada vez que vea que se necesitaba algo, trataba de hacer algo para solucionarlo. Como no haba residencias de ancianos negros en Carolina del Sur, estableci una enfrente a nuestro hogar. Tanto l como Mam y todos los hijos colaborbamos cocinando, atendiendo y limpiando. Nosotros, los nios, aprendimos que era nuestra responsabilidad cuidar de los familiares y vecinos ancianos, y que todos eran nuestros vecinos. Conocimos desde nios los valores tanto de nuestros padres biolgicos como de nuestros padres de la comunidad. A los nios se les enseaba, con ejemplos personales y no con sermones, que nada era demasiado bajo para no hacerlo. Recuerdo una discusin que tuvieron mis padres cuando yo tena ocho o nueve aos sobre si era demasiado joven para acompaar a mi hermano mayor, Harry, a ayudar a limpiar la cama y a curar

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Decidirse a participar

las escaras de una mujer pobre que estaba muy enferma. Fui y aprend cunto puede significar un poco de ayuda y amabilidad para una persona que lo necesita. . . . Tena catorce aos la noche que muri mi pap. Tena agujeros en sus zapatos, pero tambin tena dos hijos graduados de la universidad, uno en la universidad, otro en la academia de teologa, y una visin que fue capaz de transmitirme mientras mora acostado en una ambulancia: que yo, una joven negra, poda lograr ser y hacer lo que fuera; que la raza y el gnero son slo sombras; y que el carcter, la autodisciplina, la determinacin, la actitud y la entrega son la sustancia de la vida. Siempre he credo que poda ayudar a cambiar el mundo porque tuve la suerte de estar rodeada de adultos que lo hacan, en mayor o menor medida. Mis hermanos y yo podramos haber perdido la esperanza, como les sucede a muchos jvenes en la actualidad. De todos modos, no fue as, gracias a los adultos atentos, equilibrados y determinados que formaban parte de nuestra familia, de la escuela, de la congregacin y de la vida cvica y poltica, que lucharon junto a nosotros y para nosotros contra los obstculos a los que nos enfrentbamos, y que nos transmitieron alternativas positivas y el sentido de posibilidad que necesitbamos. Mi vida es una de los innumerables ejemplos que dan fe de la vitalidad del sueo americano en circunstancias ms difciles que las de hoy. El mundo segregado de mi infancia en las dcadas de 1940 y 1950 pareca impenetrable. Nunca hubiera imaginado que vera tantos cambios positivos en el transcurso de mi vida. Pero mis padres y mayores soaron con ellos y nunca perdieron la esperanza. As que tampoco voy a perder la esperanza de que el lado positivo de Estados Unidos finalmente supere las divisiones raciales y de clase que crecen cada da ms.3

Mucho antes de que Edelman naciera, algunos individuos y grupos ya combatan la segregacin en la justicia. Poco a poco, fueron rompiendo una barrera legal tras otra. Como estudiante universitaria, Edelman se uni a la lucha al exigir leyes que protegieran los derechos de todos los estadounidenses. En 1965, se convirti en la primera mujer afroamericana en ejercer la abogaca en Mississippi. Adems, hace ms de 20 aos fund el Childrens Defense Fund, un grupo de investigacin y presin poltica que se dedica a proteger los derechos de los nios. Democracia: una obra en construccin 3

CONEXIONESQu decisiones tomaron los adultos, tanto negros como blancos, sobre el hecho de formar parte en la ciudad natal de Edelman? Estas decisiones, de qu manera afectaron a las comunidades de negros y de blancos? En qu medida esas decisiones se basaron en el trabajo de las generaciones pasadas? Qu legado dejaron para las generaciones venideras? El espritu de la libertad, tal como lo defini el renombrado juez Learned Hand, estaba reflejado en los esfuerzos de estadounidenses negros y blancos que formaron grupos, hablaron y escribieron con la intencin de terminar con la segregacin. El derecho que tenan para llevar a cabo esas actividades estaba protegido por la primera enmienda de la Constitucin. Qu tan importante era ese derecho en la lucha por la igualdad de derechos? De qu manera mantuvo viva las esperanzas de Marian Wright Edelman y otros nios afroamericanos? La escritora Suzanne Goldsmith explica: las comunidades no estn constituidas por amigos, o grupos de personas con estilos y gustos similares, ni siquiera por personas que se entienden entre s y se agradan. Estn constituidas por personas que sienten que forman parte de algo ms importante que ellos mismos: un objetivo o un proyecto en comn. Para constituir una comunidad se necesita solamente la capacidad de valorar a los dems; mirarlos y ver a un compaero posible para nuestros proyectos.4 La sociloga Helen Fein define a la comunidad en trminos de un universo de obligacin, un crculo de personas y grupos con los que tenemos obligaciones, a los que se aplican ciertas reglas, y para los que se deben reparar las ofensas.5 En qu se parecen estas dos definiciones? De qu manera se relaciona cada una con las observaciones de Edelman sobre la comunidad en la que creci? y con lo que conoces sobre tu propia comunidad? Las palabras comunidad y comunicar provienen de una palabra del latn que significa hacer pblico o comn. Qu papel desempea la comunicacin a la hora de constituir una comunidad? Y a la hora de sustentar una comunidad? Por ejemplo, de qu manera consideras que la invencin del telfono cambi la comunicacin entre las personas?, y la radio y la televisin? Cmo influy cada una en la forma en que la gente define su propia comunidad? Hoy en da, de qu manera Internet est modificando la comunicacin? De qu manera influye en la forma en que la gente define su comunidad?

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Decidirse a participar

En Decidirse a participar, encontrars palabras que conoces pero que tal vez no puedas explicar fcilmente. En lugar de confiar solamente en un diccionario para definir esas palabras, desarrolla tus propias definiciones prcticas. El siguiente es un ejemplo de una definicin prctica que se genera para abarcar cada vez ms informacin. Es una definicin a la que debers agregar tus propias ideas. Comunidad: grupo de personas con un objetivo compartido grupo de personas que viven cerca unos de otros grupo que forma parte del universo de obligacin propio De acuerdo a tu definicin prctica de una comunidad, enumera las comunidades a las que perteneces. Qu tienes en comn con otros miembros de estas comunidades? Qu responsabilidades u obligaciones implica el hecho de ser un miembro de esas comunidades? Cules son los privilegios? Qu hace falta para llevarse bien en un grupo? Marian Wright Edelman escribe que el mundo exterior segregado y hostil nos deca que no ramos importantes. De qu manera se transmiti el mensaje? Como form la identidad de Edelman, su sentido de quin era y en quin podra llegar a convertirse? De qu maneras sus padres y otros adultos intentaron contradecir ese juicio? Cmo afectaron esos esfuerzos la manera en que ella se vea a s misma? Y su visin del mundo? El escritor Julius Lester creci en Nashville, Tennessee, en las dcadas de 1940 y 1950. Describe a la segregacin como una mortal violencia espiritual, no solo en su infinidad de restricciones acerca de dnde podamos vivir, comer, ir a la escuela o salir de noche. Tambin estaba presente una amenaza constante de muerte fsica si mirabas a un hombre blanco de mala manera, segn l, o si no le gustaba tu actitud.6 Por qu compara Lester la segregacin con la violencia? Cul es la conexin entre ambas? Margot Stern Strom, directora ejecutiva de Facing History and Ourselves, creci en Memphis, Tennessee, a fines de la dcada de 1940 y durante la dcada de 1950. Ella recuerda:Crec en una cuidad donde las fuentes de agua de color no arrojaban agua de colores brillantes como todo nio supondra, sino que estaban all como smbolos de los dogmas del racismo. Crec en una cuidad donde el da de color en el zoolgico era el jueves, el nico da en que podan visitarlo los nios afroamericanos, y donde su biblioteca albergaba libros descar-

Democracia: una obra en construccin

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tados de nuestra biblioteca. Crec sabiendo que siempre habra asientos vacos en el autobs para las muchachas blancas mientras que las muchachas con piel ms oscura tendran que amontonarse en la parte de atrs. En la escuela mis maestros evitaban mencionar las fuentes de agua de color, la disposicin de asientos de los autobuses de la ciudad y dems manifestaciones de las leyes Jim Crow. Haba un silencio hermtico en cuanto a la raza y el racismo.7

Qu sugiere Margot Stern Strom sobre la manera en que ella y otros nios blancos aprendieron los privilegios de ser blanco en una sociedad segregada? Qu sugiere su relato sobre las dificultades en el cambio de actitudes, valores y creencias que apoyaban la segregacin? Mira este video: www.facinghistory.org/video/congressman-john-lewis-talksabout-bringingIrving Dillard, The Spirit of Liberty: Papers and Addresses of Learned Hand (New York: Alfred A. Knopf, 1963), 190. 2 Lerone Bennett, Jr., Before the Mayflower: A History of Black America (Chicago: Johnson Publishing Company, 1982), 256. 3 Marian Wright Edelman, The Measure of Our Success: A Letter to My Children and Yours (Boston: Beacon Press, 1992), 39, 33. 4 Suzanne Goldsmith, A City Year: On the Streets and in the Neighborhoods with Twelve Young Community Service Volunteers (New York: The New Press, 1993), 277. 5 Helen Fein, Accounting for Genocide (London: The Free Press), 33. 6 Julius Lester, Falling Pieces of the Broken Sky (New York: Little, Brown and Company, 1990), 71. 7 Margot Stern Strom, A Work in Progress, tomado de Working to Make a Difference: The Personal and Pedagogical Stories of Holocaust Educators across the Globe, editado por Samuel Totten (Lanham: Lexington Books, 2003), 6970.1

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Decidirse a participar

Todos tienen una historia para contar

Lectura 2

Cunto sabes de las personas que van a la escuela contigo? De dnde han venido? Qu retos han tenido que superar? Qu han logrado? Qu historias tienen para contar? Qu saben ellos de ti? Arn Chorn tena una historia terrible para contar, pero no poda hacerlo. Cuando lleg a los Estados Unidos, tena 15 aos y ya era un sobreviviente del genocidio camboyano. Su infancia se interrumpi cuando los Jemeres Rojos, un movimiento comunista fantico dirigido por Pol Pot, derrocaron al gobierno de Camboya y destrozaron sistemticamente el pas. Buscaban reeducar y matar a las minoras, los artistas, la gente educaArn Chorn Pond en Camboya, 2002. da y la clase media. La poblacin de las ciudades se reubic por la fuerza a granjas comunales donde los soldados del gobierno imponan el nuevo orden con brutalidad. Algunos camboyanos murieron de hambre mientras que a otros se los forzaba a trabajar hasta la muerte. Muchas personas fuera de Camboya ofrecieron ayuda, pero los Jemeres Rojos rechazaron sus ofertas. Arn recuerda que, a la edad de nueve aos, lo obligaron a separarse de su familia y lo llevaron a un centro de detencin de los Jemeres Rojos. En el campamento, un maestro msico le ense a tocar la flauta de madera tradicional de Camboya. Despus de que asesinaron a su maestro, Arn pudo salvar su propia vida tocando las canciones de propaganda para los soldados, y recuerda:Me dejaron tocar msica para ellos, y yo saba que la msica podra salvar mi vida, porque los Jemeres Rojos tambin queran matarme... porque mi piel pareca blanca, mis dedos

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Imagen cortesa del documental nominado al Emmy The Flute Player, 2003 Over The Moon Productions, Inc.

eran largos y pensaban que provena de una familia rica, as que queran matarme, pero no pudieron hacerlo porque estaba afuera tocando msica para ellos, y era bueno hacindolo.1

Arn aprendi las reglas de la supervivencia siendo un nio pequeo. Despus de ver como mataban a un amigo por llorar, aprendi a cerrar sus propias emociones. Literalmente, aprend a no sentir nada. Me hice insensible. Me obligu a no sentir nada. Me cerr por completo, recuerda.2 En poco tiempo, se vio obligado a combatir como un nio soldado, defendiendo el mismo rgimen que lo arranc de su propia familia. Fue uno de los miles de jvenes utilizados por los Jemeres Rojos para luchar en su guerra contra Vietnam. Sobre esta experiencia, relata:Quera escapar de los Jemeres Rojos, pero saba que me mataran si lo intentaba. Pensaba que mi vida no poda ser peor, pero cuando los vietnamitas invadieron Camboya en 1979, los Jemeres Rojos me dieron un fusil AK-47 y me pusieron en la primera lnea de batalla. Tena entonces 14 aos. A todos los muchachos que me rodeaban les volaban la cabeza, y yo no poda soportarlo ms. As que me escap de los vietnamitas y me escap de los Jemeres Rojos. Me intern solo en la selva. No tena nada para comer, as que com cortezas, segu a los monos. Cualquier cosa que ellos coman, yo coma. Me senta muy solo. Despus de unos meses, encontr la forma de cruzar la frontera con Tailandia.3

Por suerte y azar, Arn se dirigi a un campo de refugiados cerca de la frontera tailandesa. All conoci a Peter Pond, un ministro unitario universalista de New Hampshire. Pond adopt a Arn y a varios nios camboyanos ms y los trajo a su nuevo hogar en los Estados Unidos. El hogar de Arn en el rea rural de New Hampshire era muy diferente a Camboya. No slo fue uno de los primeros refugiados de Camboya en venir a los Estados Unidos, sino que l y sus hermanos eran los nicos nios que no eran blancos en White Mountain Regional High School. Ir a la escuela fue un cambio difcil. Antes de que los Jemeres Rojos tomaran el poder, Arn haba asistido a una escuela budista donde los maestros eran monjes, y la nueva escuela en New Hampshire era completamente diferente. Recuerda la multitud de estudiantes que salan de las clases como abejas. Pasaban junto a l, algunos sin decir nada, o simplemente mirndolo fijamente. Otros trataban de aproximarse y hacerse amigos, pero Arn no los poda entender 8 Decidirse a participar

porque no hablaba ingls. En las entrevistas para Decidirse a participar, Arn, su madre adoptiva, uno de sus maestros de la escuela, un compaero de clase y su director recuerdan la difcil transicin a la escuela:SHIRLEy POND (madre adoptiva de Arn): Los chicos de New Hampshire no saban qu pensar de ellos. Seguramente saban algo de kung-fu, por lo que no se atrevan a insistir demasiado, pero siempre alguno se atreva a decir cosas como Hola, arroz frito y ese tipo de frases maliciosas. ARN CHORN POND: A los nios estadounidenses les encanta hacer eso y son muy buenos, muy buenos para hacer eso, burlarse de ti, hacer muecas. PAT KELLy (director de la escuela de Arn): Algunos de los otros nios a veces los obligaban a hacer cosas que no deban... jvenes fastidiandos entre si. Si sufrieron insultos racistas... estoy seguro de que se enfrentaban a eso. Acabbamos de salir de la poca de Vietnam. Todava haba prejuicios relacionados con los estudiantes asiticos. ARN CHORN POND: Antes de volverme como una estrella de ftbol... se burlaban de m: apoyaban sus brazos y sus manos sobre mi cabeza, me golpeaban varias veces y decan Arn, Arn, Arn y se rean. SUzANNE SCHOTT (profesora de ingls de Arn): Pude or en ms de una ocasin cmo le decan cosas despectivas, que me horrorizaban. JEFF WOODbURN (uno de los compaeros de clase de Arn): Puede que haya habido insultos... La gente simplemente no conoca una forma mejor de comportarse. ARN CHORN POND: Me lastimaba. Era muy doloroso para m y me senta como que nadie estaba de mi lado o algo as, y eso era suficiente... para volverme loco.4

Un lugar en el que Arn se senta cmodo era el campo de ftbol. Arn se convirti en una estrella de ese deporte y llev al equipo de su escuela a competir en el campeonato estatal. De hecho, era tan bueno que se convirti en un objetivo para los jugadores de los otros equipos. Jeff Woodburn explica: Era mucho mejor que la mayora de nosotros y a los dems equipos no le gustaba eso. Estoy seguro de que lo insultaban, estoy seguro de que lo derribaban.

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Arn recuerda: En Camboya, en la selva, si alguien me haca algo as, les disparaba, eso era lo que los Jemeres Rojos me ensearon. Pero estaba tan feliz y orgulloso de m mismo que a pesar de que me golpeaban... no devolva los golpes.5 A pesar de su xito en el campo de juego, Arn segua teniendo dificultades en clase. Soaba despierto sobre la vida en Camboya, sobre su etapa como soldado, las batallas y el olor de la sangre. Incapaz de hablar ingls, Arn no poda decirles a los dems la presin que senta. Algunos de los nios realmente deseaban conocerme, pero el gran problema era el idioma.7 Pat Garvin, una profesora de ingls como segundo idioma, lo animaba constantemente. Crea que tanto Arn como sus hermanos deban hablar para volver a la vida otra vez. Explic: Hay ms en juego que aprender la lengua. Esta es una oportunidad para que se vinculen entre ellos nuevamente, para sentirse personas completas de nuevo al juntar todos estos relatos y partes de sus vidas.8 Peter Pond, el padre de Arn, tambin lo animaba: lo alent para que compartiera su historia con los dems, no slo por su propio bien, sino como una manera de educar a la gente sobre Camboya. El primer discurso pblico de Arn fue delante de 10,000 personas en la Catedral St. John the Divine en Nueva York. Sobre ese da, cuenta: Ese discurso fue realmente una especie de punto de inflexin para m, ahora poda hablar y a la gente le gustaba lo que deca... Haba un silencio absoluto. Y llor... porque sent como que tena poder. Esto es muy diferente de tener poder con las armas. Sent el poder por el solo hecho de estar all de pie y hablando por primera vez.9 A continuacin, explica:Tuve la oportunidad de hablar sobre mi vida. Me sent mejor. Pude aprender a llorar en pblico... Para mi primer discurso, aprend de memoria las palabras. Simplemente, mi nombre es Arn, mi familia fue asesinada en Camboya, unas pocas palabras. y luego, una nia rubia vino y me abraz muy fuerte. Tena slo alrededor de 10 aos, alrededor de mi edad cuando yo estaba en Camboya. Mirndome a los ojos, me dijo: Sabes Arn, lamento lo que te pas. No quiero que nada as le pase a otros, a cualquier otro nio. Me dio un dlar y dijo: Toma, un dlar, tal vez puedas ayudar a otros nios. Nunca lo olvid, porque me hizo sentir muy bien, pienso que si hablo de ello, habr

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alguien que se preocupe. Est todo en mi cabeza. Ahora es cierto. Ahora, donde quiera que vaya, me vuelvo an ms fuerte. Me ovacionan de pie.10

A medida de que Arn empezaba a hablar ms, empez a verse a s mismo de manera diferente: Saba que deba involucrar a los nios estadounidenses para que supieran lo que pas. Necesitan saber sobre m, y yo necesito saber acerca de ellos, no sabamos qu le suceda al otro.11 Jeff Woodburn, un ex compaero de clase, cree que Arn tuvo un tremendo impacto en su comunidad. Jeff explica: Lo que le dira a Arn si estuviera aqu hoy sera cunta influencia ha tenido en tantas personas en este lugar. Ha abierto las mentes de mucha gente de mi generacin que ahora aceptan ms a las personas que son diferentes a nosotros. Hoy en da, Arn le dice a su pblico que todo el mundo tiene una historia que contar, incluso la persona junto a ti, que ni siquiera habas visto porque estabas demasiado ocupado. Arn cuenta que en la escuela, estaba sentado junto a un chico blanco que no se daba cuenta que yo tena una historia que compartir. Yo tampoco saba que l tena una historia para compartir, por lo que no las compartamos.13 Inspirado por las respuestas que recibi cuando hablaba, Arn, con la ayuda de la activista Judith Thompson, fund el grupo Children of War (Nios de la guerra) para que los nios que participaron en guerras se renan, cuenten sus historias y hablen en contra de la injusticia. Su trabajo no se detuvo all. Hoy en da, el ex nio soldado se dedica a promover la paz y los derechos humanos. Busca la manera de expresar el poder de la no violencia a cualquier persona que lo quiera escuchar, desde diplomticos, hasta miembros de pandillas y presos. A fines de la dcada de 1990, Arn regres a Camboya para ver cmo poda ayudar al pas a continuar con la reparacin de las cicatrices dejadas por los Jemeres Rojos. Cuando regres a los Estados Unidos, Arn sigui hablando acerca de todo lo que haba visto: desde sus experiencias en Camboya hasta su lucha como refugiado en New Hampshire y su papel como activista de derechos humanos que ha viajado por el mundo. Arn le recuerda a la gente joven que hay muchas cosas que deseas compartir... Los recursos que tienes aqu, el amor que tienes aqu, la libertad que tienes aqu, son cosas buenas y no se las debe dar por sentado. Alguien puede llegar a tu corazn y as, t podrs ayudar a muchos ms. Eso es lo que debemos hacer en nuestra vida, ser como los ngeles, unos de los otros.14 Todos tienen una historia para contar 11

Despus de orlo hablar, un estudiante de secundaria de Boston describi el poder del mensaje de Arn:Nos habl del sufrimiento que pas y realmente sentimos que estbamos all con l... Nunca en mi vida escuch algo as. Realmente queras sentarte all y abrazarlo y llorar. Dejaba de ser un desconocido despus de que oas lo que tena que decir... Dijo que mis ojos pueden ser diferentes, que mi nariz puede ser diferente, que mi boca puede ser diferente, pero el corazn es el mismo, el alma es la misma y el sentimiento es el mismo. y dej bien en claro que somos todos un mismo pueblo.15

CONEXIONESCmo respondieron los compaeros de clase de Arn? Por qu crees que respondieron de esa manera? Si fueras uno de los compaeros de clase de Arn, qu podras haber hecho para ayudarlo a sentirse ms a gusto en su nueva escuela? Has visto a alguien ser rechazado por los dems en tu escuela? Cmo trat de evitar la gente que esto sucediera? Los profesores de White Mountain Regional High School se esforzaron para encontrar la mejor manera de dar la bienvenida a Arn y sus hermanos. Qu hace tu escuela para dar la bienvenida a los nuevos alumnos? Arn vino a New Hampshire como un inmigrante y refugiado. Hay inmigrantes y refugiados en tu clase? De dnde son? Qu historias tienen para contar? Qu podras aprender si escuchas sus experiencias sobre trasladarse a un nuevo pas? Quin les ayuda a aprender sobre su nueva comunidad? Arn explica que en la escuela, estaba sentado junto a un chico blanco que no se daba cuenta que yo tena una historia que compartir. Yo tampoco saba que l tena una historia para compartir, por lo que no las compartamos. Cunto sabes acerca de las personas que van contigo a la escuela? Hay algunos nios sobre los que no sabes mucho? Por qu piensas que Arn cree que es importante conocer las historias de cada uno? Cmo ayuda el hecho de compartir historias a crear una comunidad? Por qu el maestro de Arn crea que era tan importante para l aprender a compartir su historia? Qu poder descubri Arn que tena la primera vez que habl sobre sus experiencias?

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Arn recuerda que el poder del habla es muy diferente a tener el poder de las armas. Qu crees que quiere decir? Cmo fue capaz Arn de convertir su historia de victimizacin en una fuerza para el cambio? Qu fue lo que le permiti llegar a los dems? Arn ha inspirado a varias personas, desde estudiantes hasta ex miembros de pandillas y diplomticos, a trabajar por la paz. Quines son las personas en tu vida que te han inspirado a generar un cambio? Varias pelculas con Arn Chorn Pond estn disponibles en la biblioteca de recursos de Facing History and Ourselves, incluidos Arn Chorn: Cambodian Survivor (Arn Chorn: sobreviviente de Camboya), un evento de Facing History en el que habla a los estudiantes. Se lo retrata en Broken Places and Participating in Democracy: Choosing to Make a Difference (Lugares rotos y participacin en democracia: decidirse a hacer una diferencia). Arn es tambin uno de los cinco activistas de derechos humanos que figuran en el sitio web de Facing History and Ourselves Be the Change: Upstanders for Human Rights (S parte del cambio: activistas por los derechos humanos) (www.facinghistory.org/bethechange). Mira este video: www.facinghistory.org/video/arn-chorn-pond-everyone-has-astoryRachel Laskow, The Power of Music, Scholastic News, http://teacher.scholastic. com/scholasticnews/indepth/flute/latest_news/index.asp?article=man (consultado el 12 de julio de 2007). 2 Ibid. 3 Arn Chorn Pond, The Flute Player, VHS, por Jocelyn Glatzer (Boston: Over the Moon Productions, Inc., 2003), http://www.pbs.org/pov/utils/pressroom/ 2003/ thefluteplayer/transcript.pdf (consultado el 12 de julio de 2007). 4 Arn Chorn Pond, Jeff Woodburn, Shirley Pond, Pat Kelly y Suzanne Schott, entrevista de Facing History and Ourselves, 21 de septiembre de 2006. 5 Jeff Woodburn, entrevista de Facing History and Ourselves, 18 de octubre de 2006. 6 Arn Chorn Pond, entrevista de Facing History and Ourselves, 21 de septiembre de 2006. 7 Ibid. 8 Pat Garvin, entrevista de Facing History and Ourselves, 21 de octubre de 2006. 9 Arn Chorn Pond, entrevista de Facing History and Ourselves, 9 de mayo de 2006.1

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Arn Chorn Pond, entrevista de Facing History and Ourselves, 9 de mayo de 2006, www.facinghistory.org/Campus/BeTheChange.nsf/TeacherResources Transcriptions?OpenForm#arn (consultado el 16 de julio de 2007). 11 Arn Chorn Pond, entrevista de Facing History and Ourselves, 21 de septiembre de 2006. 12 Jeff Woodburn, entrevista de Facing History and Ourselves, 16 de julio de 2007. 13 Arn Chorn Pond, entrevista de Facing History and Ourselves, 21 de septiembre de 2006. 14 Ibid. 15 Arn Chorn Pond, Participating in Democracy: Choosing to Make a Difference, VHS (Brookline: Facing History and Ourselves, 1995).10

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Las pequeas cosas son importantesLectura 3

n la dcada de 1950, la segregacin y las ideas sobre la raza determinaban la manera en que los estadounidenses se vean los unos a los otros, as como la forma en que vean a s mismos. Como el escritor Jess Coln descubri durante un viaje en metro en New York, las ideas tambin influan en las decisiones que la gente tomaba sobre los dems.Era avanzada la noche en la vspera del Da de los Cados. Ella subi al metro en la estacin Pennsylvania de la calle 34. Todava estoy tratando de recordar cmo se las arregl para empujar y entrar con un beb en un brazo, una maleta en el otro y dos hijos, un nio y una nia de unos tres Jess Coln, autor de Little Things Are Big. y cinco aos, siguindola de cerca. Se trataba de una bonita seora blanca de poco ms de veinte aos. En Nevins Street, brooklyn, vimos que se preparaba para bajar en la estacin siguiente, Atlantic Avenue, que resultaba ser el lugar donde yo tambin tena que descender. As como fue un problema para ella entrar en el metro, iba a ser un problema bajar con dos hijos pequeos que cuidar, un beb en un brazo y una maleta mediana en el otro. y all estaba yo, tambin preparndome para bajar en Atlantic Avenue, sin bolsos de qu preocuparme, ni siquiera el libro bajo el brazo que acostumbraba a llevar, sin el cual siento que no estoy completamente vestido. Cuando el tren estaba entrando en la estacin de Atlantic Avenue, un hombre blanco se levant de su asiento y la ayud a salir, colocando a los nios en el largo y desierto andn. SloLos documentos de Jess Coln, archivos de la dispora puertorriquea, Centro de Estudios Puertorriqueos, Hunter College, CUNy.

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haba dos personas adultas en la larga plataforma, pasada la medianoche, en la vspera del Da de los Cados. Pude percibir las escaleras de hormign empinadas y largas que bajan al ferrocarril de Long Island o a la calle. Deba ofrecer mi ayuda como lo hizo el hombre blanco estadounidense en la puerta del metro, al colocar a los dos nios fuera del vagn? Deba cuidar a la nia y el nio, tomarlos de la mano hasta llegar al final de las escaleras de hormign empinadas y largas de la estacin de Atlantic Avenue? La cortesa es una caracterstica de los puertorriqueos. y ah estaba yo, un puertorriqueo pasada la medianoche, una maleta, dos nios blancos y una seora blanca con un beb en sus brazos, que necesitaba la ayuda de alguien, por lo menos hasta que descendiera la larga escalera de hormign. Pero, cmo podra yo, un negro* y puertorriqueo, acercarme a esta seora blanca, que muy probablemente podra tener prejuicios acerca de los negros y de cualquiera con acento extranjero, en una estacin de metro desierta muy avanzada la noche? Qu dira ella? Cul sera la primera reaccin de esta seora blanca estadounidense, procedente tal vez de una pequea ciudad, con una maleta, dos nios y un beb en brazos? Dira: s, por supuesto, puede ayudarme. O pensara que se trataba de un exceso de confianza? O le parecera algo peor que eso tal vez? Qu hara yo si ella dejara escapar un grito cuando me acercara para ofrecer mi ayuda? La estaba juzgando mal? Tantas calumnias se escriben todos los das en la prensa contra los negros y puertorriqueos. Dud durante un minuto largo. Los buenos modales ancestrales que an en los ms analfabetos de los puertorriqueos pasan de padre a hijo luchaban dentro de m. All estaba yo, muy pasada la medianoche, frente a una situacin que bien podra estallar en una explosin de prejuicios y condicionamiento chovinista de la poltica del divide y vencers de la sociedad actual. Fue un largo minuto. Pas junto a ella como si no hubiera visto nada. Como si fuera insensible a su necesidad. Como un animal rudo que camina erguido, segu de largo apuradamente por el*La palabra en ingls Negro se usaba normalmente a comienzos y mediados de este siglo para hacer referencia a un individuo afroamericano. Su uso refleja la poca histrica.

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largo andn del metro, y dej atrs a los nios y la maleta y a ella con el beb en brazos. Sub la escalera de hormign saltando los escalones de dos en dos hasta llegar arriba a la calle, y el aire fro me abofete la cara. Esto es lo que el racismo, los prejuicios, el chovinismo y las divisiones artificiales oficiales pueden hacer a la gente y a una nacin. Tal vez la seora no tuviera prejuicios, despus de todo. O no tuviera los prejuicios suficientes como para gritar al ver acercarse un negro en una solitaria estacin de metro, un par de horas despus de la medianoche. Si no era tan prejuiciosa, le he fallado, querida seora. S que hay una posibilidad entre un milln de que lea estas lneas. Estoy dispuesto a correr ese riesgo. Si no era tan prejuiciosa, seora, le fall. Les fall, nios. Me fall a m mismo. Enterr mi cortesa esa madrugada del Da de los Cados. Pero esta es una promesa que me hago a m mismo, aqu y ahora: si alguna vez me enfrento a una situacin as de nuevo, ofrecer mi ayuda sin importar cmo sea recibida la oferta. As, habr recuperado mi cortesa.1

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CONEXIONESCrea un diagrama de identidad de Jess Coln como el siguiente, que contiene palabras con que las personas utilizan para llamarse a s mismos, as como las etiquetas que les pone la sociedad. Qu palabras utiliza Coln para describirse a s mismo? Incluye ambas en el diagrama.

Qu dilema enfrenta el narrador? Qu riesgos percibe si intenta ayudar a la mujer? Habra sido diferente el dilema si la mujer hubiera estado en peligro? Y si el incidente hubiera tenido lugar durante el da? Jess Coln describe las etiquetas que los dems utilizan para referirse a l. Qu etiquetas utiliza l para referirse a los grupos a los que pertenece? Y a otros grupos? Cmo influyeron esas etiquetas en la manera en que percibe sus decisiones? Y en la decisin que tom? Por qu est arrepentido? Tom la decisin correcta? Diras otra cosa si l fuera un estadounidense blanco? Quin es la vctima en esta historia, Coln, la mujer, o la sociedad en general? El politlogo Benjamin Barber define urbanidad como una obra de la imaginacin, porque es mediante la imaginacin que vemos un suficiente parecido en los dems como para considerarlos dignos de tolerancia y respeto, y quizs, en algunos casos, afecto.2 Qu significa cortesa? Cmo estn relacionadas la cortesa y la urbanidad? Coln escribe que enterr su cortesa esa maana. Qu quiere decir? Cul es el significado de esa prdida?

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Crea un final diferente para la historia de Coln. Qu crees que Coln podra haber hecho? Cmo crees que la mujer podra haber respondido a la accin que has imaginado para Coln? Describe el efecto de esa accin en Coln. Mira este video: www.facinghistory.org/video/little-things-are-big

Jess Coln, A Puerto Rican in New York and Other Sketches (New York: International Publishers, 1982), 11517. 2 Benjamin Barber, America Skips School: Why We Talk So Much about Education and Do So Little, Harpers Magazine v287 (noviembre de 1993).1

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omo capital de los Estados Unidos y sede del gobierno federal, Washington DC y todo lo que sucede all tienen un valor simblico particular. A lo largo de los siglos XX y XXI, los activistas han utilizado los monumentos y los espacios pblicos de la ciudad como teln de fondo para resaltar la importancia de su causa. Posiblemente ningn lugar est tan cargado de simbolismo como el Monumento a Lincoln. En 1939, Marian Anderson, la cantante negra de pera reconocida en todo el mundo, tena previsto presentarse en Washington, DC, como parte de su gira americana. Se dijo de Anderson que posea una majestuosidad imponente y que posea una voz que cautivaba a sus oyentes incluso en el discurso.1 Los organizadores del evento, incluidos los profesores del Departamento de Msica de la Universidad de Howard, de tradicin negra, saban que el nico auditorio en la ciudad lo suficientemente grande como para albergar a la audiencia prevista era el Saln de la Constitucin.

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Cortesa de Getty Images

Marian Anderson frente a un pblico estimado de 75,000 espectadores en las gradas del Lincoln Memorial, 1939.

Tres aos antes, Anderson haba sido la primera artista negra en presentarse en la Casa Blanca, cuando cant a pedido de la primera dama, Eleanor Roosevelt. Pero en 1939, Washington DC era a la vez segregada e integrada, tanto por ley como por costumbre. Las leyes de Washington que requeran la segregacin en las escuelas pblicas e instalaciones recreativas no se aplicaban a las bibliotecas pblicas o al transporte pblico.2 Y a pesar de que los negros se sentaban habitualmente en secciones separadas en los cines blancos, esta costumbre a menudo se dejaba de lado y haba una distribucin mixta de los asientos.3 Sin embargo, este nunca fue el caso en el Saln de la Constitucin, que era, y sigue siendo, propiedad de las Hijas de la Revolucin Estadounidense (Daughters of the American Revolution, DAR), una organizacin genealgica de mujeres de cuyos miembros pueden rastrear sus ancestros hasta los patriotas de la Revolucin Estadounidense.4 Si bien en muchos teatros haba asientos segregados para 20 Decidirse a participar

blancos y negros, las DAR haban adoptado una poltica desacostumbradamente rgida que impeda que los artistas negros se presentaran en el Saln de la Constitucin. Cuando los organizadores del concierto de Marian Anderson consultaron directamente a la presidente de las DAR, la Sra. de Henry M. Robert, Jr. les dijo sin rodeos que no se permitira la presentacin [all] de ningn artista negro.5 Aunque Anderson rara vez opin en pblico acerca de los derechos civiles, los organizadores de su concierto y otros lderes de los derechos civiles, incluidos el Tesorero de la Universidad de Howard, V.D. Johnston, y el presidente de la Asociacin Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), Walter White, expresaron su indignacin en nombre de ella. Como consecuencia, White anim a su amiga personal, la Sra. Roosevelt, Primera Dama estadounidense en ese entonces y ella misma miembro de las DAR, a tomar una posicin. La Sra. Roosevelt tuvo que evaluar cmo iba a responder. Los derechos civiles se haban convertido en una cuestin cada vez ms importante para la Primera Dama. Apenas unos aos antes, haba asistido a una reunin sobre el tema en Birmingham, Alabama. Cuando la polica insisti en la separacin de negros y blancos, Roosevelt, quien haba estado sentada en el lado negro, traslad su silla hasta el centro de la sala en un acto simblico de protesta. Al mismo tiempo, Roosevelt estaba plenamente consciente de que, como primera dama, cualquier accin suya pronto se convertira en noticia nacional. Su esposo, Franklin Delano Roosevelt, tuvo que manejar delicadamente los temas relacionados con los derechos civiles durante su presidencia. Muchos de los comits clave del Congreso estaban en manos de segregacionistas inflexibles que se resistan a lo que consideraban como una intromisin federal en su forma de vida. Mientras que la Sra. Roosevelt debata su respuesta, la tradicin de la negativa de las DAR para permitir que Anderson se presentara en el Saln de la Constitucin haba comenzado a recibir la atencin de la prensa. Despus de coordinar una estrategia con los funcionarios de la NAACP, el clero del sector negro, los profesores y el personal de la Universidad de Howard, y Harold Ickes, el Secretario del Interior de Estados Unidos, Roosevelt renunci a su membresa en las DAR. En su carta de dimisin, explic sus acciones:Estoy en completo desacuerdo con la actitud adoptada al impedir la presentacin de una gran artista en el Saln de la Constitucin. Ha establecido un ejemplo que me parece desafortunado y me siento obligada a enviarle mi renuncia. Tuvo la oportunidad de liderar de una manera inteligente y me parece que su organizacin ha fracasado.6

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Al da siguiente, en su columna diaria Mi da, que se publicaba en los peridicos, Roosevelt explic que generalmente crea en trabajar desde dentro de las organizaciones para cambiar sus polticas, aunque eso requiriera un proceso prolongado y difcil. Sin embargo, en este caso, consider que las DAR no le haban dejado otra alternativa: Tomaron una decisin que se coment ampliamente en la prensa. Continuar como miembro implica aprobar esa decisin, y por lo tanto renuncio.7 El mismo da que apareci esta columna, Anderson declar:No me sorprenden las acciones de la Sra. Roosevelt porque me parece que es una persona que realmente comprende el significado verdadero de la democracia. Me conmociona ms all de las palabras el ser excluida de la capital de mi propio pas despus de haberme presentado en casi todas las capitales del mundo.8

La renuncia de Roosevelt y la columna resultante llevaron los actos racistas de las DAR a la primera plana nacional. Aunque no fue la primera en renunciar, su posicin audaz llam la atencin generalizada sobre la poltica segregacionista de las DAR, y los peridicos de todo el pas se ocuparon de esta historia. Una nota editorial de The New York Times, en particular, captur la indignacin de la opinin pblica:(...) Los que aman la msica y son incapaces de percibir alguna relacin entre la msica, por un lado, y cuestiones polticas, econmicas o sociales, por el otro, lamentarn, como lo hace la Sra. Eleanor Roosevelt, que Washington se prive del placer de escuchar a esta artista. Si la imposibilidad de encontrar un auditorio adecuado para la seorita Anderson en la capital del pas para su concierto de abril se debe al esnobismo social o racial, todo lo que puede decirse es que tal actitud es incompatible con las mejores tradiciones estadounidenses, incluidas las que nacieron en el fuego de la Revolucin Estadounidense. Es difcil creer que cualquier organizacin patritica de este pas apruebe la discriminacin contra una artista tan talentosa y tan buena persona como la Srta. Anderson. De hecho, ninguna organizacin que lo haga merece el adjetivo de patritica. Esperamos que se haya tratado de un error. Si no ha sido as, no es la Srta. Anderson la que ms ha sufrido. Ella tiene, como hasta ahora, la estima y la admiracin de todos aquellos que aman las voces maravillosas y valoran los ideales estadounidenses.9

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Despus de la renuncia de Roosevelt, The New York Times public los resultados de una encuesta nacional sobre sus acciones:Los resultados de la votacin para todo el pas son: Estn de acuerdo con la decisin de la Sra. Roosevelt de renunciar. . . . . . . . . . 67% No estn de acuerdo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33% Los ciudadanos de los estados sureos no estuvieron de acuerdo en un promedio del 57 por ciento, pero incluso algunos de los disidentes declararon que no tenan ninguna objecin a que Marian Anderson se presentara como intrprete paga. Lo que les pareci desagradable fue el escndalo que hizo la Sra. Roosevelt sobre lo ocurrido. La mayora de los demcratas en el propio partido de la Sra. Roosevelt estn de acuerdo con lo que hizo; sin embargo (este es un dato interesante), la mayora de los republicanos tambin: Estn de acuerdo: demcratas, 68%; republicanos, 63%. No estn de acuerdo: demcratas, 32%; republicanos, 37%.10

La Sra. Roosevelt y otros ms an no estaban satisfechos. A pesar de la indignacin pblica contra la poltica de las DAR de prohibir que los artistas negros se presentaran en el Saln de la Constitucin, Anderson, que haba dado conciertos por todo el mundo, todava no encontraba un lugar en la capital de su propio pas. White, la Sra. Roosevelt, Sol Hurok (el representante de Anderson) y el Secretario del Interior Harold L. Ickes idearon un plan audaz que cont con la aprobacin incondicional del Presidente Roosevelt. Establecieron que Anderson se presentara en Washington DC el 9 de abril de 1939, Domingo de Pascua, tal como estaba previsto. Desafiando la cultura de la segregacin, se organiz un concierto al aire libre, abierto a todas las personas, en las escaleras del Monumento a Lincoln. Como se inform en un artculo de The New York Times:Una entusiasta multitud estimada en 75,000 personas, incluidos muchos funcionarios del gobierno, se reuni hoy a los pies del Monumento a Lincoln para escuchar un concierto de Marian Anderson, cantante contralto negra, y ofrecerle una ovacin inusual. Las Hijas de la Revolucin Americana haban denegado a la Srta. Anderson el permiso para cantar en el Saln de la Constitucin. El pblico, compuesto por negros y blancos en partes iguales, se reuni en un semicrculo a los pies del gran monumento de mrmol del hombre que emancip a los negros. Se extenda a

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medio camino alrededor del largo espejo de agua. Se aplaudi calurosamente a la Srta. Anderson despus de cada uno de sus nmeros y se vio obligada a dar un bis. Cuando el concierto termin, la multitud, en un intento por felicitar a la Srta. Anderson, se acerc demasiado a la cantante y la polica tuvo que conducirla dentro del monumento donde se alza la estatua heroica de Lincoln. El Secretario Ickes, quien le otorg el permiso a la Srta. Anderson para cantar en este sitio, se sent a su derecha en la plaza del monumento, justo encima de la plataforma organizada especialmente, desde la cual la Srta. Anderson cant en seis micrfonos que llevaron el sonido de su voz a cuadras de distancia, y a millones de personas en todo el pas a travs de los canales de radio. La Srta. Anderson vesta un abrigo de piel marrn con un pauelo amarillo y naranja brillante alrededor de su garganta. Estaba con la cabeza descubierta. Su madre estaba presente. Al presentar a la Srta. Anderson, el Sr. Ickes se refiri al Monumento a Washington en un extremo del espejo de agua y al Monumento a Lincoln, y en un reproche implcito a las DAR remarc que en nuestro tiempo, demasiados son los que brindan falsas alabanzas a estos planetas gemelos de nuestro cielo democrtico. En este gran auditorio bajo el cielo todos somos libres, afirm el Secretario. Cuando Dios nos dio este maravilloso aire libre y el sol, la luna y las estrellas, no hizo ninguna distincin de raza, credo o color. Con unos breves comentarios al final de su concierto, la Srta. Anderson dijo: Estoy tan conmovida, no puedo hablar. No puedo decirles lo que han hecho hoy por m. Les agradezco desde el fondo de mi corazn una y otra vez.11

La multitud se extendi desde el Monumento a Lincoln hasta el Monumento a Washington, mientras que a lo largo de todo el pas las radios sintonizaron una emisin nacional de la actuacin.12 Al reflexionar sobre el concierto en su autobiografa, Anderson escribi: Lo nico que entenda en ese momento era el impacto abrumador de aquella vasta multitud. Tuve la sensacin de que una gran ola de buena voluntad emanaba de estas personas.13

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Tres meses despus del concierto, el 2 de julio de 1939 en Richmond, Virginia, la antigua capital de la Confederacin, Eleanor Roosevelt le otorg a Marian Anderson la Medalla de Spingarn, el honor ms alto de la NAACP. El concierto sigue resonando en la historia del pas. Dos dcadas despus, Martin Luther King, Jr. dio su famoso discurso Tengo un sueo desde esos mismo escalones, dando fin a su sermn con el primer verso de Amrica (My Country, Tis of Thee), la misma cancin que utiliz Marian Anderson para abrir su presentacin en 1939.14 Cerca de medio siglo despus, un rcord de dos millones de personas se reunieron frente al Monumento a Lincoln para presenciar la toma de posesin del Presidente Barack Obama, el primer afroamericano presidente de los Estados Unidos. En esta ocasin, Aretha Franklin cant Amrica, lo que hizo recordar el histrico concierto de Marian Anderson, 70 aos antes. Aunque la seora Roosevelt no asisti al concierto original,15 su respuesta fue la fuerza impulsora, tanto detrs del concierto de Anderson en el Monumento a Lincoln en 1939, como de la asociacin del Monumento a Lincoln con el movimiento por los derechos civiles, relacin tambin reforzada posteriormente.

CONEXIONESPor qu crees que muchos acadmicos ven estos sucesos de 1939 como un punto de inflexin en la historia de los derechos civiles? Qu tan importante fue la participacin de la Sra. Roosevelt en esta historia? Cmo explica su decisin de renunciar a las DAR? Qu piensas de sus razones? Roosevelt explic que, por lo general, prefera trabajar por el cambio desde dentro de una organizacin. Sin embargo, en este caso renunci. Cules son las ventajas y desventajas de cada mtodo? Cmo aument el impacto del concierto de Anderson el hecho de que se realizara junto al Monumento a Lincoln? Bajo qu circunstancias ciertos eventos, como el concierto de Anderson, adquieren un significado simblico? Al igual que gran parte del pas en 1939, Washington DC exiga la segregacin en algunos lugares, pero no en otros. Cul es la historia de la integra-

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cin en tu comunidad? Las leyes y costumbres han mantenido separados alguna vez a grupos de personas donde vives? A menudo, las historias de cambio social resaltan el papel de slo uno o dos lderes. Despus de que las DAR se negaron a permitir que Anderson se presentara en el Saln de la Constitucin, la cantante podra haber quitado a Washington de su gira estadounidense. En cambio, los esfuerzos de muchas personas ayudaron a hacer realidad se concierto del Domingo de Pascua en el Monumento a Lincoln. Nombra algunas de las diferentes formas en que la gente puede apoyar este tipo de eventos. Las DAR se disculparon ms tarde con Anderson y la invitaron a presentarse en el Saln de la Constitucin para un concierto benfico en 1942. Modificaron su poltica de exclusividad para blancos en 1952, y cuando la Oficina de Correos de EE. UU. emiti una estampilla conmemorativa con la imagen de Anderson en 2005, la ceremonia para celebrar la ocasin se celebr en el Saln de la Constitucin. Qu importancia tienen estos gestos para reparar los errores? Mira este video: http://www.youtube.com/watch?v=wQnzb0Jj074.1 Joseph P. Lash, Eleanor and Franklin: The Story of Their Relationship, Based on Eleanor Roosevelts Private Papers (New York: W. W. Norton & Company, 1971), 525. 2 Marya Annette McQuirter, African Americans in Washington, DC: 18001975, Washington: Cultural Tourism DC (2003), http://www.culturaltourismdc.org/ information3949/information_show.htm?doc_id=208984 (consultado el 18 de mayo de 2009). 3 Allan, Keiler, Marian Anderson: A Singers Journey (Champaign, IL: University of Illinois Press, 2002), 18889; 191. 4 Who We Are, DAR National Society (2005), http://www.dar.org/natsociety/ whoweare.cfm (consultado el 18 de mayo de 2009). 5 Lash, Eleanor and Franklin, 525. 6 Eleanor Roosevelts Letter of Resignation, Franklin D. Roosevelt Presidential Library and Museum, http://www.fdrlibrary.marist.edu/tmirhfee.html (consultado el 4 de mayo de 2009). 7 Eleanor Roosevelt, My Day, 27 de febrero de 1939. 8 Mrs. Roosevelt Indicates She Has Resigned From D.A.R. Over Refusal of Hall to Negro, The New York Times, 27 de febrero de 1939. 9 Marian Anderson, The New York Times, 1 de mayo de 1939; ProQuest

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Historical Newspapers, The New York Times, 17. 10 Mrs. Roosevelt Approved, The New York Times; 19 de mayo de 1939; ProQuest Historical Newspapers, The New York Times, 58. 11 Throng Honors Marian Anderson In Concert at Lincoln Memorial, The New York Times. 10 de abril de 1939; ProQuest Historical Newspapers, The New York Times, 15. 12 The Washington Post, 10 de abril de 1939. 13 Anderson, Marian, My Lord, What a Morning: An Autobiography (Champaign, IL: University of Illinois Press, 2002), 191. 14 Alex Ross, Voice of the Century: Celebrating Marian Anderson, The New Yorker, 13 de abril de 2009, 78, 79. 15 Lash, Eleanor and Franklin, 527. Otros documentos relacionados con este evento pueden encontrarse en el sitio web de la Administracin Nacional de Archivos y Registros, http://www.archives.gov/exhibits/american_originals/elenor.html (consultado el 16 de enero de 2009).

Amrica

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De la compasin a la accinLectura 5

A

l igual que Jess Coln en la lectura Las pequeas cosas son importantes, muchos de nosotros hemos estado en situaciones en las que queramos ayudar a personas que lo necesitaban, pero no hicimos nada. Cuando se le pregunta por qu no hizo algo, la gente suele decir que no estaba segura de qu hacer y que no saba cmo hacer algo que valiera la pena. A menudo, tales sentimientos se magnifican cuando la injusticia ocurre a miles de kilmetros de distancia. En su artculo Salven al cachorro de Darfur (publicado como Save the Darfur Puppy), el columnista de The New York Times Nicholas D. Kristof resume los retos a los que hay que enfrentarse cuando se quiere motivar a la gente a actuar durante una crisis humanitaria:Finalmente, estamos comenzando a entender lo que se necesitara para impulsar al presidente bush, a otros dirigentes y al pblico estadounidense para responder al genocidio en Sudn: un cachorro que sufra, de ojos grandes y orejas cadas. Eso es lo que sugieren una serie de estudios realizados por psiclogos que tratan de entender por qu la gente, por ms buena y consciente que sea, no se ve afectada por el genocidio o las hambrunas. Una y otra vez, hemos visto que la conciencia humana simplemente no siente compasin por el sufrimiento en masa, mientras que un nio en particular (o un cachorro) en peligro hace que se aceleren nuestros corazones. En un experimento, los psiclogos pidieron a ciudadanos comunes que contribuyeran $ 5 para aliviar el hambre en el extranjero. En una versin, el dinero ira a una nia en particular, Rokia, una nia de 7 aos, en Mal; en otra, a 21 millones de africanos hambrientos; y en una tercera, a Rokia, pero se la presentaba como una vctima dentro del conjunto mayor del hambre en el mundo. No es sorprendente que las personas fueran menos propensas a dar dinero a millones de personas annimas que a Rokia. Pero tambin estaban menos dispuestas a dar en el tercer ejemplo, en el que el sufrimiento de Rokia se present como parte de un patrn ms amplio. La evidencia es abrumadora: los seres humanos responden a los sufrimientos de las personas individuales y no a los de los grupos.

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Incluso el animal adecuado provoca una simpata similar. Un perro abandonado en un barco despert tanta compasin que se gastaron $ 48,000 en dinero privado tratando de rescatarlo, y eso fue antes de que interviniera el Servicio de Guardacostas. Despus de que comenc a visitar Darfur en 2004, estaba desconcertado por la pasin del pblico por salvar a un halcn de cola roja, Pale Male, que haba sido expulsado de su nido en la Quinta Avenida de Nueva york. Un nico halcn sin hogar despert ms indignacin que dos millones de sudaneses sin hogar. Los defensores de los pobres a menudo cuentan que 30,000 nios mueren a diario como consecuencia de la pobreza, bajo la presuncin de que este nmero impresionar a la gente y la llevar a la accin. Pero ocurre lo opuesto: cuanto mayor es la cantidad de vctimas, menor es la compasin. En un experimento, un grupo de personas poda realizar donaciones a un fondo de $ 300,000 para los tratamientos mdicos que salvaran la vida de un nio o, en otro grupo, las vidas de ocho nios. La gente don ms del doble de dinero para ayudar a salvar a un nio que para ayudar a salvar a ocho. Asimismo, recuerdas cmo se le pidi a la gente que salvara a Rokia de morirse de hambre? Un estudio de seguimiento permiti que estudiantes realizaran una donacin a Rokia o a un nio hambriento llamado Moussa. Tanto Rokia como Moussa atrajeron donaciones en las mismas proporciones. Luego, a otro grupo se le pidi que realizara donaciones para Rokia y Moussa juntos, pero los donantes no se sentan tan obligados a ayudar a dos nios, y las contribuciones bajaron. Nuestra capacidad de sentir es limitada, escribe Paul Slovic de la Universidad de Oregon en un artculo nuevo, Physic Numbing and Genocide (Entumecimiento psquico y genocidio), que trata sobre estos experimentos. El profesor Slovic argumenta que no podemos depender de la moralidad innata, incluso en el caso de la gente buena. En cambio, en su opinin, tenemos que desarrollar los mecanismos jurdicos o polticos que nos obliguen a enfrentar el genocidio. Un experimento puso de relieve los lmites de la racionalidad. Entre un grupo de personas dispuestas a realizar donaciones para los necesitados, se les pidi, por un lado, que hablaran sobre bebs para incentivar las emociones; al resto, se les pidi que realizaran clculos matemticos a fin de incentivar su lado racional. Como resultado, los que realizaron clculos donaron menos.

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As que tal vez lo que necesitamos no sean leyes, sino ms conciencias conflictuadas, que sientan compasin, quizs, por un cachorro de Darfur, de ojos grandes y orejas cadas.1

Qu se necesita para lograr que la gente se involucre? En estudios acerca de los que salvan gente durante un genocidio, Ervin Staub dice:La bondad, como el mal, comienza a menudo con pasos pequeos. Los hroes no nacen, se hacen. Muy frecuentemente, los que salvan gente realizan slo un compromiso menor al principio, como ocultar a alguien durante un da o dos. Pero una vez que se ha dado ese paso, comienzan a verse a s mismos bajo otra luz, como alguien que ayuda. Lo que comienza como mera voluntad se convierte en participacin intensa.2

Nicholas Winton era un corredor de bolsa de 29 aos que viva cmodamente en su casa en Hempstead, Inglaterra, cuando los nazis entraron en Checoslovaquia. Cuando los alemanes anexaron los Sudetes*, miles de refugiados huyeron en busca de seguridad. Winton actu, a diferencia de las personas en las historias y los estudios Nicholas Winton con uno de los 669 nios que que cita Kristof. El sitio web de Nicholas Winton: el po- rescat en sus brazos, 1939. der del bien (originalmente Nicholas Winton: The Power of Good), un documental ganador del premio Emmy en 2002 sobre la historia de Winton, describe lo que sucedi a continuacin:

*

Se denomina Los Sudetes a la tierra incorporada a las regiones occidentales de Checoslovaquia. Estas regiones estaban habitadas principalmente por alemanes tnicos. En 1938, los participantes de la conferencia de Munich se rindieron ante Hitler y entregaron la regin de los Sudetes a Alemania, un primer paso de la conquista de Hitler de toda Checoslovaquia. Los Sudetes se restituyeron a Checoslovaquia despus de la Segunda Guerra Mundial y la mayora de los habitantes alemanes fueron expulsados.

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Cortesa de Press Association

En diciembre de 1938, Nicholas Winton, un corredor de bolsa de Londres de 29 aos, estaba a punto de salir de vacaciones para esquiar en Suiza, cuando recibi una llamada telefnica de su amigo Martin blake, para pedirle que cancelara sus vacaciones y fuera a Praga de inmediato: Tengo una tarea ms interesante y necesito tu ayuda. No te molestes en traer los esqus. Cuando Winton lleg, se le pidi que ayudara en los campamentos, en los que miles de refugiados vivan en condiciones deplorables. En octubre de 1938, despus del malogrado Acuerdo de Munich entre Alemania y las potencias de Europa Occidental, los nazis anexaron una gran parte de Checoslovaquia occidental y los Sudetes. Winton estaba convencido de que la ocupacin alemana del resto del pas seguira en breve. Me enter de que no se estaba cuidando a los hijos de los refugiados y de otros grupos de personas que no apoyaban a Hitler. Decid intentar obtener los permisos para llevarlos a Gran bretaa. Me enter de que las condiciones establecidas para traer un nio eran principalmente que una familia estuviera dispuesta a cuidar al nio y fuera capaz de ello; adems, se deba realizar un depsito de 50 en el Ministerio del Interior, lo que era una gran suma de dinero en esos das.** La situacin era desgarradora. Los desesperados padres, cuando no lograban obtener visados para toda la familia, queran lograr que por lo menos sus hijos estuvieran seguros. En trminos de su misin, Winton no estaba pensando en pequeas cantidades, sino en miles de nios. Estaba listo para iniciar una evacuacin en masa. Todo el mundo en Praga me dijo: No hay ninguna organizacin aqu que se encargue de los nios refugiados, nadie va a dejar que los nios vayan por su cuenta, pero si quieres intentarlo, intntalo. Creo que no hay nada que no se pueda hacer, si es fundamentalmente razonable. (...) Nicholas Winton estableci su propia operacin de rescate. Al principio, la oficina de Winton era una mesa de comedor en su hotel en la Plaza Wenceslao de Praga. Pronto, se cre una oficina. Miles de padres oyeron hablar de este emprendimiento nico y cientos de ellos se alinearon frente a la nueva oficina.

La suma de 50 en ese momento era equivalente a alrededor de $ 3,000 en la actualidad.**

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Gran bretaa se comprometi a aceptar nios menores de 18 aos, siempre y cuando se encontraran hogares y garantes que pudieran depositar 50 por cada nio, para pagar su vuelta a casa. Winton regres a Londres. Sigui su trabajo habitual en la bolsa de Valores durante el da y dedicaba las tardes y las noches a sus esfuerzos de rescate, a menudo trabajando hasta bien entrada la noche. Cre una organizacin llamada Comit britnico para los Refugiados de Checoslovaquia, Seccin Nios. El comit estaba formado por l mismo, su madre, su secretaria y algunos voluntarios. Winton tuvo que buscar fondos para costear los gastos de repatriacin y un hogar sustituto para cada nio. Tambin tuvo que recaudar el dinero para pagar el transporte, cuando los padres de los nios no podan cubrir los costos. Encontrar patrocinadores fue slo uno de los interminables problemas que enfrent en la obtencin de los documentos necesarios por parte de las autoridades alemanas y britnicas. Los funcionarios del Ministerio del Interior trabajaban muy lentamente con los visados de entrada. Fuimos a pedir los permisos de manera urgente y slo se nos dijo, con desgano, Cul es el apuro, muchacho? No va a suceder nada en Europa. Esto fue unos meses antes de que estallara la guerra. As que falsificamos los permisos de entrada del Ministerio del Interior. El 14 de marzo de 1939, Winton logr su primer xito: el primer transporte de nios parti de Praga con rumbo a Gran bretaa en avin. Winton logr organizar siete viajes ms que partieron de la estacin de trenes Wilson de Praga. A continuacin, los grupos cruzaron el Canal de la Mancha en barco y finalmente terminaron su recorrido en la estacin de la calle Liverpool de Londres. El ltimo tren cargado de nios parti el 2 de agosto de 1939, con lo que el total de nios rescatados lleg a 669. El 1 de septiembre de 1939 se iba a realizar el transporte de nios ms grande, pero ese mismo da Hitler invadi Polonia, y se cerraron todas las fronteras controladas por Alemania. Esto puso fin a los esfuerzos de rescate de Winton. A las pocas horas del anuncio, el tren desapareci. No se volvi a ver a ninguno de los 250 nios a bordo. Tuvimos 250 familias esperando en vano en la calle Liverpool ese da. Si el tren

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hubiera salido un da antes, se habran salvado. No se volvi a saber ni de uno solo de esos nios, lo que me deja una sensacin horrible. (...) Despus de la guerra, Nicholas Winton no le dijo a nadie, ni siquiera a su esposa Grete, sobre sus esfuerzos de rescate durante la guerra. En 1988, medio siglo ms tarde, Grete encontr un bloc de notas de 1939 en su tico, con fotos de todos los nios, una lista completa de los nombres, algunas cartas de los padres de los nios a Winton y otros documentos. Finalmente, supo sobre la historia.3

En 1988, en el programa televisivo Thats Life de Esther Rantzen en la BBC, Winton se reuni con muchos de los nios que rescat. El documental Nicholas Winton: el poder del bien incluye imgenes de la reunin. A pesar del reconocimiento general del pblico por sus acciones humanitarias, Winton insiste en que no es un hroe. Y explica: Nunca estuve en peligro. Me hice cargo de una gran tarea, pero lo hice desde la seguridad de mi casa en Hampstead.4

CONEXIONESAlguna vez has estado en una situacin en la que eras consciente de una injusticia, pero no hiciste nada? Qu impidi que te involucraras? En Salven el cachorro de Darfur, Kristof describe una serie de estudios acerca de por qu las personas no se acercan para ayudar a las vctimas de genocidio o de hambruna. Qu sugiere la investigacin? Por qu crees que alguna gente se acerca a las personas necesitadas, mientras que otros permanecen indiferentes? Qu podemos aprender de la historia de Winton? En qu se diferencian sus acciones de las de los sujetos de investigacin que describe Kristof ? Qu te parece que motiv a Winton a implicarse? Por qu insiste Winton en que l no es un hroe? Qu trata de decir con eso? Estn disponibles copias de la pelcula Nicholas Winton: The Power of Good para los profesores de Facing History and Ourselves en nuestra biblioteca de recursos. De la compasin a la accin 33

La pelcula Reportero , (originalmente Reporter) que sigue al periodista Kristof mientras investiga y escribe sobre derechos humanos para The New York Times, tambin est disponible en la biblioteca de recursos de Facing History and Ourselves. Mira este video: descarga una vista previa de 6 minutos de El poder del bien en: http://www.powerofgood.net/1 Nicholas D. Kristof, Save the Darfur Puppy, The New York Times (10 de mayo de 2007), http://select.nytimes.com/2007/05/10/opinion/10kristof.html (consultado el 12 de junio de 2009). 2 Daniel Goldman, Is Altruism Inherited? Baltimore Jewish Times (12 de abril de 1985): 70. 3 The Story, Nicholas Winton: The Power of Good (2009), http://www.powerofgood.net/story.php (consultado el 12 de julio de 2009) 4 Monica Porter, Sir Nicholas Winton: A Reluctant Holocaust Hero, The Jewish Community Online (14 de mayo de 2009), http://www.thejc.com/articles/sirnicholas-winton-a-reluctant-holocaust-hero (consultado el 11 de julio de 2009).

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Crisis en Little RockLectura 6

principios del siglo XX, la raza era la lente a travs de la cual muchos estadounidenses vean el mundo. Era una lente que daba forma a las ideas de aceptacin social. En esos aos, slo unas pocas personas se resistan a las leyes Jim Crow. Esa resistencia adopt muchas formas: algunos trabajaron en silencio para cambiar actitudes y valores, otros expresaron abiertamente su indignacin, mientras que otros recurrieron a la violencia. Durante esos aos, los estadounidenses que se oponan a la segregacin se esforzaron en ofrecer a los jvenes afroamericanos las habilidades necesarias para desafiar abiertamente la discriminacin. Fundaron una variedad de escuelas de oficios, escuelas y universidades abiertas a los jvenes de todas las razas y etnias. Con el tiempo, algunos abogados formados en estas instituciones comenzaron, poco a poco, a atacar la segregacin en los tribunales. Con el apoyo de la Asociacin Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP), arremetieron contra las leyes Jim Crow (en particular, las leyes que afectaban las oportunidades de educacin) caso por caso. Comenzaron con las universidades estatales y luego centraron su atencin en la segregacin en las escuelas pblicas de la nacin. El 17 de mayo de 1954, en el caso Brown contra la Junta de Educacin (originalmente, Brown v. Board of Education), la Corte Suprema de los EE. UU. dictamin por unanimidad a su favor. Los magistrados decidieron que las escuelas separadas para nios blancos y negros no eran igualitarias, y nunca lo seran. Marian Wright Edelman (Lectura 1) recuerda: Mi padre y yo esperamos con ansias la decisin del caso Brown contra la Junta de Educacin en 1954. Hablamos sobre ello y lo que significara para mi futuro y el de millones de otros nios negros. l muri la semana anterior a la decisin sobre el caso Brown. Pero otros nios y yo, lo suficientemente afortunados por tener padres responsables y valientes y otros modelos de conducta, fuimos capaces, en los ltimos aos, de pasar por las nuevas y pesadas puertas que este caso abri de manera lenta y dolorosa, puertas que algunos estn tratando de cerrar de nuevo en la actualidad.1 Las decisiones tomadas por la gente comn, jvenes y ancianos, negros y blancos, determinaron con qu rapidez y velocidad se abriran esas puertas. En algunas comunidades, las puertas se abrieron con escaso debate. En otras, incluso la posibilidad de una integracin limitada despert viejos odios y dio nueva vida a viejos mitos y a la desinformacin sobre cuestiones raciales. Crisis en Little Rock 35

A

En el otoo de 1957, tanto los segregacionistas como los que luchaban contra la segregacin se pegaron a sus televisores viendo el despliegue de la crisis en Little Rock, Arkansas. El periodista David Halberstam la describi como la primera confrontacin abierta entre la fuerza de la ley y la fuerza de la muchedumbre, con cmaras capturando todo, en blanco y negro, para una nacin que ya tena acceso a la televisin en gran medida.2 Despus de ver el enfrentamiento en la televisin, Doris Kearns Goodwin, en ese entonces una estudiante de secundaria de New York, escribi una carta al presidente Dwight D. Eisenhower donde lo instaba a intervenir. Goodwin recuerda:Aparte de la muerte de [el actor] James Dean y la lucha para mantener a los Dodgers en brooklyn, ningn evento pblico haba afectado tanto mis emociones privadas. Desafiar al presidente del pas y regaar furiosamente a un gobernador del que nunca haba odo hablar en un lugar que no conoca result para m una inmensa expansin de la conciencia poltica. Fue un punto de inflexin o, al menos, el inicio de un punto de inflexin.3

Sin embargo, en una fecha tan avanzada como el verano de 1957, eran pocos los que esperaban que Little Rock se convirtiera en el centro de una crisis de la integracin. Casi nadie haba protestado en 1955 cuando la junta directiva escolar anunci un plan para integrar una escuela secundaria a partir del otoo de 1957, y no hubo protestas cuando las autoridades escolares aprobaron a 17 estudiantes afroamericanos entre los ms de 200 solicitantes para la inscripcin en Central High, una de las tres escuelas secundarias exclusivas para blancos en la ciudad. A medida que se acercaba el otoo, sin embargo, la resistencia a la integracin se fue haciendo ms visible en Little Rock y otros lugares. Algunos estudiantes afroamericanos respondieron retirando sus solicitudes. Para el momento en que abri la escuela, slo nueve estaban dispuestos a asistir a Central High School: Minnijean Brown, Elizabeth Eckford, Ernest Green, Thelma Mothershed, Melba Pattillo, Gloria Ray, Terrence Roberts, Thomas Jefferson y Carlotta Walls. A pesar de lo que se deca en la televisin, la radio y los peridicos, los estudiantes no crean que la integracin dara lugar a la violencia en Little Rock. Ernest Green recuerda:No se esperaba que hubiera ningn problema, dado que ya se haban integrado otras escuelas de Arkansas, como Fort Smith y algunas otras. Los autobuses de Little Rock se haban integrado sin ningn problema. La biblioteca estaba integrada, y las

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Efectivos de la Guardia Nacional de Arkansas bloquean el paso de estudiantes que intentan ingresar a la escuela central de Little Rock, septiembre de 1957.

facultades de medicina y de derecho haban admitido el ingreso de algunos negros. As que la expectativa era que habra problemas mnimos, pero nada importante como para poner a Little Rock en el mapa.El primer indicio que tuve de que algo podra suceder tuvo lugar la noche anterior a que furamos a la escuela, la noche del lunes, que era el Da del Trabajador. El gobernador Orval Faubus apareci en la televisin y seal que haba convocado a la Guardia Nacional [de Arkansas] para impedir que ingresramos a la escuela, por lo que l crea que eran amenazas contra nuestras vidas. Lo estaba haciendo por nuestra propia proteccin. Incluso en ese momento, ese era su argumento. Dijo que los soldados estaran en el frente de la escuela y que impediran nuestra entrada, tanto para nuestra proteccin como para la proteccin y tranquilidad de la ciudad.4

El martes por la maana, funcionarios de la escuela les pidieron a los Nueve de Little Rock que se quedaran en sus casas, mientras esperaban orientacin por parte del juez de Distrito de los EE. UU., Ronald N. Davies, quien orden que la integracin procediera segn lo planeado. Se les dijo a los nueve estudiantes negros que se presentaran en Central High a la maana siguiente. Temiendo por su seguridad, Daisy Bates, la presidente de la NAACP de Arkansas, sugiri que fueran a la escuela en grupo. Tambin les pidi a lderes religiosos blancos y negros que los acompaaran. Crisis en Little Rock 37

Will Condes Collection, archivos de la universidad de Indiana.

Elizabeth Eckford, de quince aos, no conoca el plan. En su prisa,