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XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?” Universidad Autónoma de Zacatecas, Campus Siglo XXI 21, 22 y 23 de agosto de 2008 Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democracia liberal contemporáneaTítulo Mtro. EDGAR TAFOYA LEDESMA Autor Universidad Nacional Autónoma de México Institución de procedencia

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XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filos ofía

“¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

Universidad Autónoma de Zacatecas, Campus Siglo XXI 21, 22 y 23 de agosto de 2008

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

liberal contemporánea ” Título

Mtro. EDGAR TAFOYA LEDESMA Autor

Universidad Nacional Autónoma de México Institución de procedencia

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

2

Resumen de ponencia El trabajo a presentar se enmarca dentro de una investigación más amplia sobre

el tema del diálogo como mediación y crítica de la democracia liberal

contemporánea. La investigación intenta reflexionar en torno a los problemas

sociopolíticos que encierra el paradigma de la democracia liberal contemporánea

expresados en un tipo ideal de democracia procedimental que cada vez es más

ajena a las realidades sustantivas de los ciudadanos y la emergencia de

identidades altamente diferenciadas. Se trata de hacer plausible que, dentro del

contexto de las sociedades complejas, el ejercicio del diálogo y su dimensión

medial de la doble expectativa mutual permiten mantener un grado de control y

reducción de la complejidad de las relaciones conflictivas. Esto es, se trata de

observar que la puesta en práctica de la dialogicidad, ofrece en los hechos una

ruptura con el unilateralismo y ofrece una crítica profunda al paradigma de la

democracia liberal-instrumental contemporánea.

Para hacer evidente esta situación, se propone problematizar el significado

actual del pensamiento democrático, a la luz de una reflexión constructivista sobre

el diálogo que permita hacer plausibles dos aspectos: 1) que el paradigma de la

democracia formal ha sido atravesado por una crítica profunda a sus fundamentos

y que el tema del diálogo se suma a esta consideración; y 2) que el ejercicio

dialógico nos permite deconstruir pragmáticamente un tipo idealizado de

democracia, por una forma operativa que permite revisar la construcción de

acuerdos a partir del paradigma de complementariedad y la analogía, que supone

una observación mutual de las expectativas.

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

liberal contemporánea ”

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Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la

democracia liberal contemporánea

Por: Edgar Tafoya Ledesma1

Introducción

El presente trabajo se enmarca dentro de una investigación más amplia sobre el

tema del diálogo como mediación y crítica de la democracia liberal

contemporánea, que responde a una serie de trabajos relacionados con la filosofía

política y la hermenéutica. La investigación intenta reflexionar en torno a los

problemas sociopolíticos que encierra el paradigma de la democracia liberal

contemporánea expresados en un tipo ideal de democracia procedimental que

cada vez es más ajena a las realidades sustantivas de los ciudadanos y la

emergencia de identidades altamente diferenciadas. Se trata de hacer plausible

que, dentro del contexto de las sociedades complejas, el ejercicio del diálogo y su

dimensión medial de la doble expectativa mutual2 permiten mantener un grado de

1 Lic. en Sociología por la UNAM y Maestría en Filosofía por la Universidad Iberoamericana, así como en Filosofía de la Ciencia por el IIF de la UNAM. Diplomado en Filosofía de las Ciencias Sociales, en Derechos Humanos, Derecho Indígena y Hermenéutica e Historia del Mito. Actualmente asistente de investigación en temas de diversidad, identidades colectivas y globalización. Profesor de sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. 2 Se puede observar desde aquí nuestra posición respecto a una forma de la observación del diálogo. Somos de la idea de que el diálogo es un sistema especial de comunicación que se presenta como una forma de intercambio suave/elástico, capaz de integrar en su realización la dimensión del consenso y del conflicto, a partir de la reciprocidad de las expectativas mutuales que se establecen entre una identidad (unidad diferenciada) y una alteridad (diferencia de la diferencia).

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

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control y reducción de la complejidad de las relaciones conflictivas. Por ejemplo, si

se piensa en situaciones sociopolíticas donde se privilegia la homogeneización y

se suprimen las diferencias, o para decirlo de otra manera, cuando dentro de un

Estado nación se diseñan una serie de políticas que buscan la aniquilación de las

diversidades culturales, y se dejan de lado (como manifestaciones de exclusión y

segregación) las particularidades que emergen como identidades relativamente

autónomas. Esto es, se trata de observar que la puesta en práctica de la

dialogicidad, ofrece en los hechos una ruptura con el unilateralismo, y dentro del

universo analítico, una crítica profunda al paradigma de la democracia liberal-

procedimental contemporánea.

El ejercicio central consiste en dar cuenta de aquellos conceptos y

elementos que, a nuestra consideración, permiten observar cómo es posible un

diálogo con la alteridad del Otro desde la observación de la diferencia, tomando

en cuenta el proceso hermenéutico-comunicativo y siendo concientes de las

Es decir, el diálogo se convierte en un sistema mutual cuando ambos operadores “experimentan” la doble contingencia y la doble observación, una disposición de doble encuentro, que confiere un significado estructurante para ambos agentes, colocados en cualquier situación de la relación. Por eso el diálogo puede obtener la forma de la tradición o la forma del amor en la situación del beso, o la forma de un acuerdo/desacuerdo entre culturas diferentes. De cualquier forma, el diálogo constituye a lo largo del proceso estructuras de sentido, y simultáneamente, es generado a través de estructuras de tiempo. Por lo mismo hablamos de sistemas de doble expectación generados dentro de los transcursos de tiempo y de sentido, tomando en cuenta los factores concomitantes a la relación, o para decirlo de otra manera, observando cuidadosamente los factores de riesgo que a lo largo del proceso están siendo controlados mediante el recurso de la dialogía. Cualquier relación de doble expectativa requiere un sistema básico de observación mutual y de contingencias basadas, desde luego, en contextos de significado dados: universos de conocimiento dado. Ambos operadores confieren expectativas mutuas sobre el Otro, y simultáneamente, observaciones que refieren sentido, tanto para sí mismos como para el Otro. Sin embargo, cuando ambos operadores se encuentran, configuran grados altamente generalizados de anonimidad recíproca, y no sólo porque no se conocen del todo o porque no sepan nada de lo que ambos están pensando, sino porque todo lo que circula alrededor de ellos es un universo muy amplio de incertidumbres mutuas: no se puede saber lo que la oferta de selección de ambos hacia cada uno o respecto al Otro pede provocar como reacción, si no se atiende la estructura de tiempo.

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

liberal contemporánea ”

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reflexiones filosóficas que este estudio implica. Se pretende hacer plausible el

problema que subyace en el fondo del tema de la democracia dentro del contexto

de la globalización: que toda reflexión al respecto, hablando del predominio del

pensamiento liberal, deja de lado el problema de la diferencia con sus múltiples

formas de presentación. Ya sea como identidad cultural, como colectividad, como

actores emergentes, como cultura o como minoría, el paradigma de la democracia

procedimental homogeniza las esferas del mundo social y las excluye, optando así

por una postura ética que privilegia la igualdad frente a la diferencia. Es decir, en

la democracia todos los ciudadanos somos igualmente libres para elegir y decidir

nuestro sistema de representación, pero no así, al momento de la reivindicación

de lo propio, de la identidad particular.

Para hacer evidente esta situación, se propone problematizar el significado

actual del pensamiento democrático, a la luz de una reflexión constructivista sobre

el diálogo que permita hacer plausibles dos aspectos: 1) que el paradigma de la

democracia formal ha sido atravesado por una crítica profunda a sus fundamentos

y que el tema del diálogo se suma a esta consideración; y 2) que el ejercicio

dialógico nos permite deconstruir pragmáticamente un tipo idealizado de

democracia, por una forma operativa que permite revisar la construcción de

acuerdos a partir del paradigma de complementariedad y la analogía,3 que supone

una observación mutual de las expectativas. Es decir, se propone una ruptura

crítica de la univocidad que propone la democracia formal, por una democracia de

3 Aquí rescatamos dos ejemplos mutualmente complementarios si se les pone a dialogar: por un lado el principio de complementariedad de Bohr, premio nobel de física, y la hermenéutica analógica del filósofo mexicano Mauricio Beuchot, por considerar que ambos modelos nos ofrecen reflexiones altamente sofisticadas para tratar el problema de la univocidad y los determinismos.

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

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tipo dialógico que permita la complementariedad y la disminución de los conflictos,

tomando en cuenta que el propio conflicto permite su fundamento: en este sentido

se reivindican las formas diferenciadas de democracia que se resisten en la

práctica social a una lógica de la democracia que sólo concibe a los ciudadanos

como instrumentos de consumo y del voto.

Para este efecto, proponemos someter a prueba nuestro modelo de diálogo

que consta de tres momentos analíticamente distinguidos de la pragmática del

diálogo: a) la doble expectativa, con su respectivo análisis del acercamiento, la

extrañeza y la importancia de la formulación de un problema común; b) la

reducción de la expectativa, desde la observación de la complementariedad, la

actualización del presente de los agentes mutuales y la producción recíproca de

sentido; y c) la solución de la doble expectativa, aquí son tratados de manera

detallada las formas en cómo un diálogo puede o no derivar en acuerdo o la

posibilidad indeterminada de que ocurra un consenso o conflicto. Consideramos

que es partir de aquí que se puede hacer una crítica del estatus actual de la

democracia liberal, frente a otro tipo de modelos: la democracia procedimental o el

principio del republicanismo.4

1. Plausibilidad del principio dialógico

Las indicaciones antes expuestas nos llevan a señalar que el tema del diálogo y

su postura crítica al problema de la democracia formal, se expresa a partir de

4 Aquí es importante hacer mención del trabajo realizado pro Habermas para distinguir su propuesta de democracia procedimental frente a la liberal que es hegemónica. Se puede ver “La inclusión del otro. Estudios de teoría política”, en especial el capítulo IV sobre la democracia deliberativa. Habermas, 1999, Barcelona.

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

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varias preocupaciones. Por ejemplo que su plausibilidad se justifica en problemas

como la soledad, la identidad colectiva o los conflictos que produce el

hiperestímulo informativo en las sociedades complejas, o bien en fenómenos

donde se generan identidades culturales altamente diferenciadas dentro de un

contexto jurídico-político que las restringe. Si dimensionamos el diálogo en su

aspecto social, podremos ver que contempla una serie de aspectos que a simple

vista no observamos, de aquí que sea necesario plantear porqué es importante su

estudio.

Somos de la opinión de que el diálogo evita (por mencionar un fenómeno

social) el problema de la soledad. En efecto, la soledad como fenómeno recurrente

de la sociedad contemporánea, se acrecienta en los sucesos monologales que

ocurren por ejemplo cuando una persona se sienta a navegar por el ciberespacio

ante una PC, o cuando se acrecientan los espacios de ‘reclusión’ y se vuelven con

más insistencia los efectos de violencia en las urbes demasiado pobladas. Un

asalto con o sin violencia explícita es un acto monologal, y la consecuente

reclusión del delincuente es otro acto monologal. O bien, la colonización5 de un

país por otro es un acto que implica una relación de comunicación no dialógica, en

el sentido de la no existencia de mutualidad. Desde otro nivel, las dictaduras

políticas o los regímenes totalitarios pueden verse como manifestaciones de un

tipo de comunicación que no conduce al diálogo.

5Aunque ahora ya no se presenta el fenómeno de la colonización en la forma de la conquista forzada de un territorio, si se presentan manifestaciones de intervención que, siendo discursivamente blandas, provocan afectaciones en distintos niveles de la población. Un claro ejemplo de ello es la intervención monologal y autoritaria de Estados Unidos en Irak.

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A decir de Paul Ricoeur, una situación dialógica es un acontecimiento que

permite “transgredir o superar la soledad fundamental de cada ser humano.”6 Es

esta noción la que consideramos como un fenómeno social de relevancia. La

construcción de la soledad es en nuestra opinión, una ausencia de diálogo,

precisamente porque el diálogo posee una dimensión o carga de afectividad

importante. Es (entre otros elementos) esta carga afectiva la que establece cierta

distancia entre el proceso de comunicación y el acontecimiento dialógico. Esto no

supone, por el contrario, que el proceso de la comunicación no tenga cargas

importantes de afectividad, pero éstas pueden o no aparecer de forma explícita:

hay una comunicación por decirlo así afectiva (negativamente) en la forma en

cómo un dictador se comunica con la población de su país, sin embargo esta

afectividad tiende al aumento de las formas simbólicas en que se presenta la

soledad. Un diálogo con el otro, supondría cierta reducción de soledad

implícita/explícita bajo la presencia de las cargas de afectividad y valoración del

Otro; lo cual no quiere decir que la afectividad tienda a disminuir la situación de

conflicto, hecho presente en todo diálogo.

La falta de diálogo, de intercambio comunicativo/afectivo/conflictivo con el

Otro, produce una ausencia de reducción de la complejidad de los sistemas de

mutua dependencia. Aunque, cabe decir, el exceso de intercambio nos lleva a un

no diálogo. En la esfera de las sociedades complejas, donde a decir de Beriain7 se

produce un ‘hiperestímulo’ de los sucesos externos de la vida cotidiana, los

6 Ricoeur, 1995, México, p.32-33 7 Ver el artículo de Josetxo Beriain sobre Simmel, “Introducción a la obra sociológica de Georg Simmel”, Acta sociológica, No. 37, 2003

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

liberal contemporánea ”

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efectos del intercambio sucesivo de relaciones que acortan los espacios de

acción, produce (contrariamente) un aumento de ‘indiferencia’ y de ‘anonimato’ por

la conversión de los fines en medios en una cadena secuencial hacia el infinito.

Siguiendo a Simmel, el mejor ejemplo de esto es la función del dinero.

La soledad como forma de manifestación acelerada de la información, la

comunicación y la producción de contingencia,8 supone el sentimiento de

‘abandono’ o de ausencia entre la complejidad del movimiento de lo social. Implica

al mismo tiempo, un acontecimiento de indiferencia con el Otro, de ‘nulidad’ del/los

otros, en una situación que se podría denominar como ignorancia generalizada.

Ante ello, el o la situación dialógica cobraría mayor relevancia.

Comunicación entonces, es “condición”9 para la relación de mutua

dependencia que ¿puede llegar a ser?10 independiente de la relación con el Otro.

El diálogo, como superación del estado de soledad, supone la condición definida

de la alteridad del Otro para ser posible.

Un diálogo es la ruptura de la ‘identidad’ solitaria que se manifiesta en

“nosotros” desde siempre, pero con mayor intensidad en los efectos

inintencionales de la sociedad moderna. Dialogar en cierta forma, implicaría

reducción de lo furtivo que puede ser la comunicación, cierta disminución de la

contingencia y en cierta forma una aproximación al arte; entendiendo el arte como

8 Ver la postura de Luhmann sobre la ‘comunicación’ que surge antes de la relación intersubjetiva, como el proceso de “hacerse cargo de las situaciones” y el surgimiento de una doble contingencia por efecto de la comunicación. Luhmann, 1996, México, p. 19. 9 Comunicación en el sentido del concepto en Luhmann 10 Véase la crítica de Jokisch a Luhmann sobre la importancia de la distinción/decisión/acción para la producción de la comunicación, en Op. Cit.(Inédito)

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

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sensibilización hacia lo externo... “la modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, lo

contingente, la mitad del arte, donde la otra mitad es lo eterno e inmutable”11

Por otro lado somos de la idea de que ante la ausencia de unidad, o como

diría Bauman12 ante la pérdida de un centro, lo que le queda al ser humano en su

vida social es la representación de ‘algo’ unido en su totalidad, que evoque lo

sagrado ante la dispersión de Dios en los distintos dioses de la modernidad. Esa

idea de unidad, materializada en el mundo de la vida cotidiana es para nosotros el

rostro.

El rostro, la máscara tras la máscara en Nietzsche,13 o la epifanía en

Levinas14 es la manifestación de la presencia unitaria, en tanto que posibilita la

objetivación de unidad, considerado por Simmel como un modo ideal de la

individualización. La idea del rostro es la idea de unidad/seguridad (acaso

sagrada) de la diferencia constante del mundo cotidiano. El rostro como

acontecimiento materializado de unicidad necesaria. Un diálogo, en este caso, se

presenta con referencia al rostro del Otro... “el rostro es una presencia viva, es

expresión. La vida de la expresión consiste en deshacer la forma en la que el ente,

que expone como tema se disimula por ella misma. El rostro habla. La

manifestación del rostro es ya discurso...”15

Con la idea de rostro, expresada por Levinas en la filosofía o Simmel en

sociología, podemos aproximarnos al problema del diálogo con la alteridad de lo 11 Ver Op. Cit. Beriain, en 2003, p. 28. 12 Bauman, 1995, Londres, en la traducción que realiza Maya Aguiluz sobre el artículo “En busca de un centro”, en Acta Sociológica, 2002, No. 35 13 Ver Nietzsche, 1985, Caracas 14 Levinas, 1977, Salamanca 15 Ibid, p.89

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

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otro. Es fundamentalmente el hecho externo lo que interesa, en el sentido de que

en el diálogo se alude al exterior, a la presencia mutua que nos deviene en su

acepción de contingencia. Si esto es así, la relación dialógica pregunta por la

forma que adquiere cualquier situación externa al yo: la preocupación por el otro,

por la otra cultura o por otra manifestación de vida planetaria.

Otro elemento que encierra el problema del diálogo se presenta en las

relaciones multiculturales. El pluralismo cultural se remonta en gran medida a los

temas de conflictos interétnicos que tuvieron alcance internacional sobre todo tras

el estallido de la Primera Guerra Mundial. Con el crecimiento de los nacionalismos

y los regímenes totalitarios por ejemplo en Europa, profundos problemas fueron

explorados y analizados desde muy distintos planos. Desde la creación de novelas

que narraban las atrocidades por los conflictos de guerra, hasta grandes tratados

sobre tolerancia y democracia. Fue principalmente en regiones como los Balcanes

o en el Medio Oriente, donde las reflexiones han puesto sus ojos. Conflictos

religiosos, lingüísticos, limpias étnicas o guerras raciales, incrementan la reflexión

sobre el diálogo y la mutua dependencia.

El fenómeno del Holocausto y el conocimiento de los campos de

concentración en Alemania, la guerra indiscriminada contra los judíos, así como el

incremento de los genocidios, la xenofobia y el racismo, han acrecentado en gran

medida, las reflexiones teóricas acerca de la importancia de la alteridad.

Las relaciones mutuales afirman la existencia de conjuntos culturales

complejamente estructurados y organizados, mismos que poseen una identidad

propia, una especificidad discursiva y simbólica, así como una lógica organizativa

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interna. Así que cuando hablamos de un diálogo, nos referimos a este encuentro

de estructuras complejas, que por responder a identidades propias, conservan

elementos ajenos unos a otros.

Otro aspecto que se relaciona con el diálogo es el fenómeno sociocultural

de la globalización. La existencia de un proyecto globalizador con implicaciones

políticas, económicas, sociales y fundamentalmente culturales, reaviva la

existencia de identidades propias que, al no internalizarse en la dinámica del

sistema imperante, suelen presentarse como fenómenos de resistencia cultural o

como “comunidades nacionales”.16 En este sentido es posible percibir el hecho de

realidades antagónicas, es decir, de proyectos y formaciones culturales

necesariamente contrarias al paradigma del liberalismo económico-ético impuesto

en términos formales como una idea de democracia ideal. Ante ello, por su propia

constitución surgen grupos emergentes; identidades culturales que se

consideraban hasta hace algún tiempo como inexistentes o rebasadas, en su

caso: el surgimiento del movimiento zapatista es un claro ejemplo de esta tensión

del ideal de la democracia; el Estado liberal mexicano frente a realidades

identitarias relativamente autónomas.

En este constate fluir del fenómeno globalizador y ante la emergencia de

grupos identitarios, la reflexión sobre las relaciones de mutualidad se torna

compleja. En el plano político, por ejemplo, el reconocimiento de la diversidad

cultural conduce a la protección de las culturas minoritarias. Buen ejemplo de ello

16 Sobre las consecuencias de la globalización, véase el amplio trabajo desarrollado por Bauman, sobre todo el tercer capítulo de “La globalización. Consecuencias humanas”, en donde aborda el tema de las comunidades nacionales y las formas de autogobierno para referirse al problema de la soberanía política. Ver Bauman, 1999, Buenos Aires.

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

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es el debate en torno a los Derechos Humanos y el tema del relativismo cultural

versus universalismo. De hecho casi todas las declaraciones universales sobre

derechos humanos surgen como consecuencia de conflictos inter/multiculturales.

Estos y muchos ejemplos más, escogidos en su relevancia propia, desde

muy diversos ámbitos de la vida social, muestran que la búsqueda de la

comunicación y del diálogo es una tendencia vigorosa en nuestra sociedad, por

tanto su relevancia como objeto de estudio se muestra sobradamente justificada.

2. Reconocimiento, consenso y conflicto

Cuando hacemos referencia al diálogo hablamos de una parte de la situación

comunicativa que da cuenta tanto del acuerdo como del conflicto. Por ello, si

decimos diálogo no queremos decir solamente comunicación con la otredad, sino

aproximación, encuentro, reconocimiento y acuerdo/conflicto con el Otro. Dialogar

es aceptar/rechazar la alteridad del Otro, descubrir su singularidad y reorientarla a

partir de mis intenciones con él. A decir de Gadamer, un diálogo es un

acontecimiento que implica una actitud de disposición a “dejarse decir algo”.17

Diálogo es un acontecimiento social que sucede como proceso de

intercambio comunicativo, pero que rebasa a la comunicación por involucrar

elementos simbólicos y morales18, entre otros. Dialogar es comprender/entender al

Otro, tomando en cuenta la unicidad del Otro y posibilitando la experiencia del

acuerdo. Comunicar es transmitir información mediada, transfiriendo información

17 Gadamer, 1992, Salamanca, p. 335 18 Es decir, aspectos no lingüísticos que circulan y dan forma al diálogo.

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“no codificada”19 Cuando la información es procesada mediante la comprensión,

se interpreta la información transmitida y se logra el proceso de comunicación, por

supuesto con mayores grados de complejidad. No obstante este proceso de

comunicación no hace evidente la dimensión moral implicada en la dinámica

comunicativa, aspecto que considero por demás fundamental para el

establecimiento de posteriores acuerdos que perfilen otra idea de democracia.

El diálogo encerraría la dimensión comunicativa, pero también la dimensión

moral de la comunicación. Siguiendo a Apel en su idea de la ética del discurso,20

diríamos que el diálogo supone observar un elemento a priori al proceso de

comunicación, a saber: toda acción con referencia al Otro se sustenta sobre la

base de una corresponsabilidad. Comunicación con el Otro es fundamentalmente

(desde esta perspectiva) compromiso con el Otro: aquí es donde la democracia

procedimental tiene sus problemas, al no incluir a las minorías y al excluir las

diferencias; toda vez que dialogar implica reciprocidad de la disposición para

lograr el establecimiento de normas consensuales. En ello, la visión de la

comunicación no profundiza o bien pondría más atención a la relación

decisión/acción. Aquí, el Otro se descubre en el proceso como parte del mismo; el

diálogo no es parte sino fundamento.

De esto se desprende que llegar a una definición de diálogo implica un

distanciamiento de la definición común de la comunicación. Es decir, establecer la

distinción entre diálogo/comunicación. En el proceso de la comunicación se

19 Ver el trabajo de “La comunicación”, Jokisch, 2004, México (inédito) 20 Apel, 1991, España.

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

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presenta un emisor/receptor, que puede ser de forma invisible, es decir, sin

definición de la forma precisa del otro; en el diálogo se define al otro como

condición de posibilidad de comunicación. Hay una comunicación dentro del

funcionamiento de una PC, no un diálogo. Considero en este sentido, que la

comunicación puede ser incluso unilateral si existe por supuesto

distinción/decisión/acción (siguiendo a Jokisch) por medio de por lo menos uno de

los implicados en el proceso mismo de la comunicación. El diálogo en tanto no es

unilateral porque se convertiría en monólogo. Luego entonces, diálogo no es

comunicación, aunque sí fundamentalmente pero no del todo.

Para decirlo de otra forma, el diálogo es una acción que procura un

intercambio recíproco de información, afectividad, normatividad, confianza21 y

respeto por el Otro, pero que al mismo tiempo exponen las posibilidades de no

llegar a acuerdos y de perpetuar relaciones de conflicto. Esto es, un

acontecimiento que define su dimensión espacio-temporal y la hace explícita,

haciendo consciente la propia situación dialógica y definiendo los objetivos que

dan pie al mismo diálogo, mismos que como hemos dicho contienen borrosidad,

ya que no sabemos en dónde se establece el conflicto o el consenso.

La observación sobre el diálogo, la democracia y el problema de la

diferencia ha sido retomado desde muy diversos enfoques, básicamente desde el

horizonte de la filosofía, pero también abarca la antropología, la psicología, y un

poco menos el campo sociológico. En realidad, el tema de la posibilidad del

21 Aunque cabe decir que el tema de la confianza ha sido poco explorado en la sociología, tal vez porque se da por sentado que las relaciones sociales proceden a partir de reglas y valores implícitos en la normatividad de las propias situaciones intersubjetivas.

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

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diálogo desde la diferencia ha sido trabajado por las disciplinas humanas en

general, encontrando en el aspecto de la otredad un tema central. El tema tiene

que ver con la reflexión sobre la pluralidad cultural22 y las distintas reflexiones que

se hacen sobre la interculturación.

El concepto de la diferencia y la diversidad se sustenta además en los

debates sobre las transculturalidad, o lo que hoy se conoce como la sociedad

multicultural. 23 Asimismo tiene como base las reflexiones acerca del significado de

la diversidad lingüística o los temas de transculturación, sin embargo, ha habido

varios análisis sobre lo que significa el diálogo intercultural desde una perspectiva

comunicativa, baste ver el trabajo de Klaus Zimmermann y Christine Bierbach.24

También se ha abordado el tema del conflicto entre culturas,25 siendo este uno de

los temas más abordados.

Autores como Gadamer o Paul Ricoeur han tratado el tema del diálogo con

la otredad desde el terreno de la filosofía política y la lingüística, otros, como ya

hemos visto, lo han desarrollado desde la perspectiva de la ética y la

comunicación, es el caso de Apel, el judío-lituano-francés Emmanuel Levinas, el

español José Luis Aranguren o el argentino Enrique Dussel. Entre ellos, casi es

posible dilucidar un referente común, la acepción de un encuentro cultural como

relación de alteridad, como encuentro necesario con la otredad.

Otra dimensión sobre el diálogo y el problema de la diferencia la podemos

observar en la hermenéutica propuesta por Mauricio Beuchot. En ella, se trata el 22 Como lo planteará Luis Villoro en su libro “Estado plural, pluralidad de culturas” 1995, México. 23 Véase por ejemplo el artículo de Ursula Klesing-Rampel “Tareas de la interculturalidad y sociedad multicultural” en “La Piragua”, México, 1999, No. 15, 41-47 pp. 24 Op. Cit. 25 Véase Glenn, 1985, Buenos Aires.

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

liberal contemporánea ”

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tema del diálogo y la otredad dando énfasis al momento analógico, otorgando una

importancia central a la perspectiva filosófica de la comprensión. Hasta aquí, la

hermenéutica analógica abre un paradigma interesante incluso para la reflexión de

teoría política. Sin embargo, serán en buena medida Peter Winch y Alfred Schutz,

los que abrirán el debate desde el campo de la teoría social, coincidiendo en

mucho con los autores anteriores pero demarcando sus límites. A la par de ellos,

con su “teoría de la acción comunicativa” Habermas abre una ruta heurística

sumamente importante para el estudio del diálogo y la democracia, y es quizá esta

aportación lo que más frutos ha generado dentro del ámbito de la teoría social y la

filosofía política.

Otro elemento importante de tomar en cuenta es que este

acercamiento/aproximación al Otro supone un re-conocimiento ético de la

diferencia, es decir, comunicarme con el Otro, dialogar con la otredad supone

“otorgarle un valor”, o como dice Rodrigo Jokisch “capacitar al otro de un valor”.

Sin embargo para poder otorgar un valor, dentro del nivel de las formas de la

comunicación lingüística, tenemos que observar cuáles son los elementos que nos

posibilitan esta situación, esto es: capacitar al Otro de un valor implica tomar en

cuenta los argumentos del Otro, es decir, tomar ‘en serio’ el argumento como

manifestación de respeto. Esta dimensión ética de la comunicación, no obstante,

tiene que ver con el nivel argumentativo de la comunicación que ya hemos

explicado y que Popper (siguiendo a Karl Bühler) denomina como “las funciones

primordiales” del lenguaje26.

26 Op. Cit.

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

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Hemos dicho que comprender al Otro implica evaluar sus argumentos, en

donde la confianza es un proceso de evaluación de lo dicho. La búsqueda de la

veracidad de los argumentos produce aceptación/rechazo,

cercanía/distanciamiento con el Otro. En este sentido, otorgar un valor al Otro es

otorgarle validez a sus argumentos, mediada por la pretensión de verdad. La ética

del discurso nos ha demostrado ya esta posición, argumentando el desarrollo de

las funciones normativas de la comunicación y su funcionalidad en el diálogo con

el Otro.

3. Aspectos centrales de la investigación

Siendo congruentes con la argumentación anterior, la investigación hasta ahora

desarrollada propone las siguientes consideraciones:

1) Que el diálogo supone un proceso de aproximación y reconocimiento de la

diferencia, y la crítica al problema contemporáneo que encierra el paradigma de la

democracia liberal, si se parte de una lógica observacional que nos permite la

filosofía política. Se trata hacer plausible cómo dentro del mundo de las

sociedades complejas y dentro de un contexto de globalización, el problema de la

democracia encierra el debate sobre la inclusión de la diferencia y el tratamiento

del pluralismo cultural.

En torno a este tema giran de forma simultánea problemas como el

fenómeno del extraño, el tema de la extranjería, el problema social del miedo, la

tolerancia y el respeto, la comunicación intercultural, las autonomía y las

identidades culturales o el problema de la integración de la diferencia dentro de

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

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contextos políticos autoritarios, por mencionar sólo algunos, pero es sobre todo el

análisis filosófico de la factibilidad del diálogo con el Otro, lo que vendría a

enmarcar la reflexión; de aquí nuestro problema trate de hacer alusión a un

fenómeno de la sociedad moderna representado en relaciones interculturales

conflictivas o bien a través de fenómenos tan complejos como las guerras

religiosas, los conflictos étnicos, o las formas de violencia cotidiana que se

observan bajo el tema de la indiferencia. Se trata pues de observar, desde los

lentes de la filosofía y tomando en cuenta el principio de complementariedad y la

hermenéutica analógica, cómo se componen las sociedades complejas y se

resuelve el problema de la diferencia dentro de contextos democráticos de

convivencia, rompiendo con el principio liberal contemporáneo que concibe a los

ciudadanos como instrumentos de consumo y reproducción del capital.

2) En nuestro trabajo de investigación denominado “La dialógica del diálogo.

Plausibilidad de la observación de los sistemas mutuales”27, se expone como

propuesta teórica la construcción de un modelo de diálogo capaz de reflexionar en

torno a los problemas del entendimiento con el Otro, la resolución de los conflictos

y la posibilidad dialógica de la construcción de acuerdos, esto desde la lógica

observacional de un tipo de constructivismo sociológico que incluye la teoría de

sistemas, la cibernética de segundo orden y las teorías de los sistemas complejos.

Sobre la base de este modelo, se trata de hacer plausible un problema actual de la

27 Véase más en Tafoya, Edgar La dialógica del diálogo. Plausibilidad de la observación de los sistemas mutuales. Autorreferencia, alteridad, dialogía, diferencia, México, FCPyS, UNAM, 2005, por publicar.

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

20

filosofía política, a saber: la reflexión sobre el problema contemporáneo de la crisis

de la democracia liberal-procedimental. Considero que este ejercicio analítico me

permitiría incluir problemáticas actuales que plantea el pluralismo cultural y el tema

de la democracia: la reflexión sobre las autonomías y el significado de los

derechos y la cultura indígenas dentro de la forma del Estado liberal mexicano o el

caso de los conflictos político-culturales que subyacen a la propuesta de creación

de un Estado soberano en la región del pueblo vasco. Teniendo como referencia

dos ejemplos actuales, la aplicación de nuestro modelo de diálogo cobraría mayor

sentido.

3) Es posible contribuir a realizar un esfuerzo de colaboración interdisciplinaria

entre la filosofía política y la teoría social, tomando en cuenta que se trata de un

problema altamente polisémico que requiere un tratamiento epistemológicamente

abierto, capaz de incorporar reflexiones de diversos campos.

4. Principio dialógico de la democracia

Este apartado es tal vez el que posee mayor relevancia, ya que su exposición

revela gran parte de la intención de la investigación que está en proceso. Por esta

razón, se exponen aquí solamente algunos de los aspectos más relevantes en la

forma de un punteado que alcance a mostrar lo que hasta ahora se ha conseguido

en este estudio: a) argumentar que el principio dialógico que proponemos forma

parte de un desarrollo conceptual mayor que ha comenzado a tomar relevancia en

el universo de las ciencias sociales, sobre todo en sociología y pedagogía, nos

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

liberal contemporánea ”

21

referimos al llamado giro dialógico de las ciencias sociales, y b) se expone de

manera esquemática una distinción entre dos modelos de democracia altamente

diferenciados: el programa liberal, por un lado, y la propuesta dialógica de la

democracia.

El giro dialógico de las Ciencias Sociales

El giro dialógico de las ciencias sociales expresa en términos generales los

siguientes elementos:

- Pasamos de las sociedades industriales, donde el trabajo es la base

material para la reproducción del capital global, a las sociedades de la

información, donde la base de las prácticas sociales y la reproducción

misma del capitalismo globalizado lo representan los proceso de

información que se producen como efecto de la complejidad mundial.

- La sociedad global contemporánea se caracteriza por la producción de

comunicación, de información y de altos grados de contingencia.

- En las sociedades de la información, los procesos comunicativos cobran

una relevancia mayor, ya que sin ellos es imposible la generación de

conocimientos: esto puede ser entendido como un giro dialógico del

conocimiento.

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

22

- El diálogo se instaura en la sociedad global como la base de la generación

de la dinamicidad socia, que se observa desde las relaciones

macroestructurales de la política internacional hasta las prácticas sociales

más cotidianas.

- En la sociedades premodernas e industriales, los roles sociales están

definidos como contenidos normativos a priori, que definen el rumbo de la

vida y las prácticas sociales. En la sociedad de la información, hay

procesos constantes de negociación, de intercambio de puntos de vista

sobre la validez exhaustiva de los roles institucionalizados, sobre al

validación de los campos disciplinarios o los marcos de observación. Esto

ocurre desde las prácticas sociales hasta el mismo seno de la ciencia,

donde el principio de verdad como ideal regulativo se rompe, para dar paso

a la coexistencia de un universo muy amplio de criterios de validación del

conocimiento en constante intercambio, negociación e redefinición interna:

el trabajo inter/transdisciplinario es un ejemplo de ello.

- Esta heterarquía de la validación científica y de los universos de realidad

que simultáneamente coexisten produce lo que Luhmann en alusión a

Günther denomina como policontexturalidad: o sociedades

policontexturales. heterarquía de los valores de explicación sobre la

realidad y diversidad de posiciones ontológicas, así como lógicas de

investigación polivalentes.

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

liberal contemporánea ”

23

ANEXO

Diferencias entre modelos democráticos

Democracia liberal

procedimental

Democracias dialógicas Diferencias cualitativas

Se desarrollan en el contexto

de las sociedades

industriales

Surgen en el marco de las

llamadas sociedades de la

información, o posindustriales

El diálogo define las prácticas

relacionales, se parte de un

principio comunicativo.

Es monologal, parte del

supuesto de la razón

instrumental moderna del

cálculo racional.

Es dialogal, parte del

supuesto de la necesidad del

acuerdo, del reconocimiento

del Otro como base para la

construcción de normatividad.

La normatividad se produce

sobre la base de un recurso

comunicativo o dialógico: la

tensión consenso conflicto,

que sólo se produce a partir

de relaciones no

monológicas.

La sociedad es una instancia

de operación y dinamicidad

del mercado

La sociedad es la instancia

de producción de

negociaciones y acuerdos,

donde tanto el poder del

Estado como del mercado,

quedan subordinados a los

intereses de la vida pública.

Se redimensiona el valor de

la vida pública, no como una

esfera de reproducción del

mercado sino como una

instancia de orden alterno a

la lógica de su reproducción:

la vida pública recobra su

valor original: la polis.

La ciudadanía existe sólo

como factor de consumo:

consumo de publicidad,

propaganda política. Política-

La ciudadanía posee un peso

mayor: en ella están

depositadas las instancias de

decisión más importantes de

La ciudadanía se crea para

reproducir la vida pública y

orientar el rumbo de las

decisiones

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

24

partidos -mercado

determinan el rol del

ciudadano. El individuo

privado que está presente

sólo en el momento de votar

o de consumir.

la vida pública. El individuo

tiene un peso determinante

en las decisiones, no sólo es

consumidor sino productor de

cultura política. El ciudadano

no es sólo requerido para

votar o para consumir la

producción publicitaria, sino

que crea, decide, valora y

orienta sus decisiones a partir

de mecanismos críticos de

selección.

macroestructurales, y no sólo

sirve para reproducir el

mercado, en su faceta de

consumidor.

Se crea sobre la base de

sociedades menos

democráticas.

Sociedades más

democráticas, donde las

instancias de decisión

también competen a la

sociedad civil organizada.

Se rompe con la lógica de la

imposición autoritaria: tanto

del mercado como del Estado

totalitario.

Democracia como valor de

mercado, que se soporta por

un determinismo lineal como

marco de justificación técnica

y ética.

Democracia como

generadora de acuerdos

sobre la base de la

participación mutual de los

implicados en una comunidad

de información; misma que

se sujeta a procesos más

elásticos, cambiantes e

indeterminados, donde el

riesgo y el contingencia se

Aquí, la dinamicidad y los

factores de riesgo, cambio e

posibilidad juegan un papel

determinante. El ciudadano

cobra un rol mayor dentro de

la creación de unidades

relativamente estables frente

al entorno globalizado: la

ciudadanía ofrece la unidad

de certeza más estable para

“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a

liberal contemporánea ”

25

toman como elementos

constitutivos de las prácticas

sociales. La simultaneidad y

la relación de doble

expectativa, es condición de

posibilidad de la

complementariedad y la

búsqueda de acuerdos.

resistir a lo lógica de

degradación del capital, que

sólo observa a los individuos

como reproductores del

mercado: ya sea económico

o político.

Democracia de libre comercio

que posee una referencia

basal de un tipo de

liberalismo autoritario.

Modelo democrático liberal

autoritario.

Democracia dialógica o con

pretensión de dialogicidad:

que se sustenta en un

principio de

complementariedad,

negociación, reciprocidad de

las expectativas producidas

dentro de la comunidad de

información. Modelo

democrático dialógico

cercano a: 1) democracias

deliberativas o

procedimentales, 2)

democracias comunicativas o

discursivas o bien 3)

democracia interculturales.

Aquí, se pasa de una lógica

autoritaria y lineal a un

principio de

complementariedad y

búsqueda de acuerdos, a

partir de mediaciones

comunicativas. Se reconocen

las diferencias como

mecanismos intrínsecos de

operación, como pautas de

regulación y como

prerrequisitos del diálogo.

XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”

26

Bibliografía:

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2. Beuchot, Mauricio. Tratado de hermenéutica analógica

México. Itaca-UNAM, 1997, 210 pp.

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