determinaciÓn de las necesidades hÍdricas y …
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UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
FACULTAD DE AGRONOMÍA
DETERMINACIÓN DE LAS NECESIDADES HÍDRICAS
Y RESPUESTA AL RIEGO EN EL CULTIVO DE SOJA
Por
María Cristina CAPURRO BAZZANO
TESIS presentada como uno de los requisitos para obtener el título de Magister en Ciencias Agrarias opción Ciencias del Suelo.
MONTEVIDEO URUGUAY Julio 2016
II
Tesis aprobada por el tribunal integrado por Mario Pérez, Luis Giménez,
Álvaro Otero, Claudio García, el 20 de Julio del 2016. Autor: María Cristina Capurro.
Directora: Ing. Agr. Lucía Puppo. Co-director: Jorge Sawchik.
III
AGRADECIMIENTO
Agradezco a mi familia y amigos, lo más importante que tengo en la vida.
Este trabajo no lo hubiera hecho posible sin el apoyo de personas que de
distintas maneras contribuyeron a que este trabajo fuera exitoso. Especialmente a:
Rocío Carro, Leonardo Silva, Cesar Burgos, Nicolás Leiva, Neru Bentancor, Marcelo
Schusselin, Mario Reineri, Alejandra Díaz, Andrés Beretta, Akira Saito, Claudio
García. Ximena Cibils, Silvina Stewart, Graciela Vila, Adrián Cal, Francisco Montoya,
Deborah Gaso, Ximena Morales, Álvaro Otero, Jorge Sawchik, Juan Carnelli, Raquel
Hayashi, Martín Castro, Victoria Capurro; al equipo de la cátedra de Hidrología y de
posgrados de Facultad de Agronomía. Agradezco especialmente a mi tutora Lucía
Puppo.
IV
TABLA DE CONTENIDO
página
PÁGINA DE APROBACIÓN....................................................................................II
AGRADECIMIENTO.……………………………………………………………………………………….......III
RESUMEN…………………………………………..…...........................................................VII
SUMMARY…..…………………………………………………………………………………………………..VIII
1. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………….……..1
1.1. ANTECEDENTES Y REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA………………………………..………..…1
1.1.1. La situación de Uruguay…………………………………………………………………….….…..1
1.1.2. Estrategias de Riego……………………………………………………………………….………….5
1.1.3. Crecimiento y desarrollo de la soja según cultivares………………...................10
1.1.3.1. Etapas fenológicas y período crítico…………………………………………………...13
1.1.4. Factores ambientales y de manejo que afectan la producción…………………13
1.1.4.1. Respuesta al estrés hídrico en el cultivo de soja…………………………………15
1.1.5. Necesidades de agua del cultivo……………………………………………………………….19
1.1.5.1. Evapotranspiración del cultivo (ETc)……………………………………………………21
1.1.5.2. Balance de agua en el suelo……………………………………………………..…………29
1.1.5.3. Lisimetría…..………………………………………………………………………………………..30
1.2. HIPÓTESIS DE TRABAJO……………………………………………………………………………..34
1.3. OBJETIVOS………………………………………………………………………………………………...34
2. MATERIALES Y MÉTODOS……………………………………………………………………………….35
2.1. INSTALACIONES Y TRATAMIENTOS…………………………………………………………...35
2.1.1. Colonia - La Estanzuela……………………………………………………………………………..35
2.1.2. Canelones – Las Brujas………………………………………………………………………………38
2.2. MANEJO EXPERIMENTAL…………………………………………………………………………..40
2.2.1. Análisis de resultados………………………………………………………………………………..45
2.2.2. Descripción de la elaboración del balance hídrico diario…………………….…...46
2.2.2.1. Cálculo de la ETo………………………………………………………………………………….46
2.2.2.2. Descripción y elaboración de la curva de Kc………………………………………..47
V
2.2.2.3. Cálculo de la ETc………………………………………………………………………………….47
2.2.2.4. Evapotranspiración ajustada ETc aj………………………………………………………47
2.2.2.5. Aporte del agua de lluvia y riegos……………………………………………………….48
2.2.2.6. Zona radicular efectiva………………………………………………………………………..48
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN …………………………………………………………………….………49
3.1. LA ESTANZUELA……………………………………………………………………………..…….……49
3.1.1. Balance hídrico……………………………………………………………………………….…………..49
3.1.2. Determinaciones a campo…………………………………………………………….………….…51
3.1.2.1. Población lograda…………………………………………………………………………………….51
3.1.2.2. Humedad del suelo……………………………………..……………………..……………………51
3.1.2.3. Fenología………………………………………………………………………………………………….58
3.1.2.4. Cobertura del suelo, ET, Kc , precipitación e índice de bienestar hídrico…59
3.1.2.5. Altura de planta………………………………….……………………………………….………….63
3.1.2.6. Índice de área foliar…………………………………………………………….……….………….64
3.1.2.7. Conductancia estomática…………………………………………….………………………….66
3.1.3. Rendimiento final de grano y componentes……………………………….…………….67
3.1.4. Cantidad de agua agregada y productividad del agua………………………………..71
3.2. LAS BRUJAS…………………………………………………………………………………………………..73
3.2.1. Balance hídrico……………………………………………………………………………………………73
3.2.2. Determinaciones a campo…………………………………………………………………………73
3.2.2.1. Población lograda…………………………………………………………………………………..73
3.2.2.2. Humedad del suelo…………………………………………………………………………….….73
3.2.2.3. Fenología…………………………………………………………………………………………………77
3.2.2.4. Cobertura del suelo medida, ET y Kc , estimados…………………………….………78
3.2.2.5. ET medida…………………………………………………………………………………………………80
3.2.2.6. Altura de planta………………………………………………………………………………………85
3.2.2.7. Cobertura del suelo por el cultivo……………………………………………………….….86
3.2.2.8. Conductancia estomática………………………………………………………………………..87
3.2.2.9. Cantidad de agua agregada…………………………………………………………….……….88
VI
3.2.2.10. Rendimiento final de grano y componentes………………………………………….89
3.3. ANÁLISIS ENTRE SITIOS…………………………………………………….…………………………..93
4. CONCLUSIONES………………………………………………………………………………….……………98
5. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….…………………………101
6. ANEXOS…………………………………………………………………………….…………………………….112
6.1. La Estanzuela………………………………………………………………………………………………..112
6.1.1. Caracterización climática…………………………………………………..………………………112
6.2. Las Brujas………………………………………………..……………………………………………………118
6.2.1. Caracterización climática…………………………………………………………………………..118
6.3. Respuesta del rendimiento al agua en el cultivo de soja……………………..………123
VII
RESUMEN
En el Uruguay, las condiciones climáticas, la alta variabilidad interanual de las
precipitaciones y la capacidad de almacenaje de agua disponible de los suelos
determinan que existan períodos donde la demanda por evapotranspiración (ET)
supera las precipitaciones, produciendo un déficit hídrico para los cultivos que
ocasionan importantes detrimentos en los rendimientos. La implementación del
riego para satisfacer los requerimientos totales de ET requiere grandes cantidades
de agua. La aplicación del agua por debajo de los requerimientos totales se define
como riego deficitario y es una estrategia que aumenta la productividad del agua.
La técnica del riego deficitario controlado (RDC) que considera la sensibilidad de las
fases de desarrollo del cultivo al estrés hídrico podría lograr un incremento aún
mayor en la productividad del agua. La técnica de la lisimetría permite medir la ET
del cultivo y las reducciones debidas al manejo del riego. Este trabajo se basa en la
implementación de las estrategias de riego y sus consecuencias en el cultivo de soja.
En dos ensayos se evaluó el impacto de dosis y momentos de riego. En uno de ellos
se midió la ET por lisimetría y se calculó el coeficiente del cultivo. Se observó una
respuesta lineal plus-plateau del rendimiento respecto al agua total efectiva. El
déficit hídrico produjo una importante reducción en la ET y el rendimiento. La
técnica de RDC es una alternativa que en nuestras condiciones, permitiría lograr
rendimientos máximos con ahorros de agua de hasta un 22 %. La ejecución de un
balance hídrico diario siguiendo la metodología descripta por Allen et al. (1998) en
la Guía FAO N°56, resulta fundamental para el correcto manejo del riego.
Palabras Clave: evapotranspiración, riego deficitario, productividad del agua,
programación del riego
VIII
SUMMARY
In Uruguay, climatic conditions, interannual rainfall variability and soil water
availability determine periods where evapotranspiration (ET) exceeds precipitation.
Consequently, available water for crops is reduced and yield losses occur. Irrigation
to meet the requirements of ET needs large amounts of water. The irrigation
strategy of water application below the requirements for maximum ET is defined as
deficit irrigation (DI). This strategy increases water productivity. The technique
known as regulated deficit irrigation (RDI), which considers the development stages
sensitivity to water stress can improve water productivity even more. The use of
Lysimeters allows measuring crop ET and its reduction due to irrigation
management. This research analyzes these irrigation practices and their impact on
the soybean crop yield. Two trials were evaluated using different doses and
irrigation timings. In one of them, ET was measured with lysimeters and crop
coefficient was calculated. According to the results there is a linear-plateau
response of yields to total effective water. Water deficits caused a significant ET and
yield reduction. RDI irrigation strategy showed to be an alternative that in our
conditions can achieve maximum yields allowing water savings up to 22%. The
usage of a daily water balance schedule according to the FAO Guide N°56
methodologies is essential for a proper irrigation management.
Kewords: evapotranspiration, deficit irrigation, water productivity, irrigation
scheduling
1
1- INTRODUCCIÓN
El cultivo de soja es uno de los cultivos anuales con mayor área cultivada en el
planeta y proporciona granos con una de los mayores contenidos de proteína (Wani
et al., 2012). Representa casi el 50 % de la superficie mundial cultivada, cerca del 56
% de la producción de semilla comestible y 30 % de la producción de aceite. En los
últimos 50 años la producción mundial ha aumentado producto del aumento del
área cultivada y del incremento de rendimientos medios (Wani et al., 2012).
Los principales productores de soja del mundo son Estados Unidos, Brasil,
Argentina, China e India, produciendo estos 5 países más del 93 % de la producción
mundial.
1.1. ANTECEDENTES Y REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
1.1.1. La situación de Uruguay
El sector agropecuario cumple un rol destacado en el desempeño de la
economía (MGAP, 2015) y constituye una de las actividades de mayor importancia
para el país. Según el anuario de DIEA (2015), las exportaciones agropecuarias
representan un 75,8 % de las exportaciones nacionales y dentro de estas, las de
productos agrícolas representan 2.677 millones de dólares, un 29 % del total. Poco
más de 3 millones de toneladas corresponden a grano de soja, cultivo que encabeza
las exportaciones agrícolas del país (DIEA, 2015).
Existen en Uruguay 1.558.000 ha aptas para agricultura y desde el 2001/2002
se ha venido produciendo una gran expansión de los cultivos extensivos en el país.
Dentro de estos, el cultivo de soja ha tenido un gran aumento en área sembrada,
siendo hoy uno de los principales cultivos agrícolas del país en superficie ocupada,
2
según DIEA (2015). El cultivo de soja ocupa 1.334.000 ha., representando más del
80 % del área cultivable (DIEA, 2015), produciendo en promedio 2.331 kg ha-1 de
grano (DIEA, 2015), destinado en su mayor parte a la exportación.
El agua se encuentra entre los factores abióticos no controlables de mayor
importancia involucrados en la producción (Baigorri et al., 2009). Su disponibilidad
para los cultivos depende del clima y de la capacidad de retención de los suelos.
Uruguay se caracteriza por tener un clima templado sub-húmedo (Agorio et
al. 1988; Castaño et al., 2011). La precipitación media anual acumulada varía entre
1200 y 1600 mm con una alta variabilidad interanual. Los menores valores se
encuentran al suroeste y los máximos al noreste, sin presentar una estación lluviosa
ni una estación seca definidas. Sin embargo, el régimen de precipitaciones tiene dos
máximos y dos mínimos. Un máximo principal en otoño y uno secundario en
primavera; y un mínimo principal en invierno y uno secundario a mitad de verano
(Castaño et al., 2011).
La evapotranspiración de referencia (Penman-Monteith) (ETo) presenta un
claro comportamiento estacional registrando los valores más altos en verano y más
bajos en invierno. La ETo anual acumulada varía entre 1000 y 1200 mm, con una
baja variabilidad interanual (Castaño et al., 2011).
En Uruguay, debido a las características de los suelos se presenta una alta
variabilidad en la capacidad de agua disponible. Se encuentran suelos con escaso
desarrollo y características asociadas (rocosidad, pedregosidad) que presentan una
muy baja capacidad para retener agua en forma disponible, suelos con perfiles más
profundos y con clases texturales con mayor proporción de limo o arcilla que
favorecen el almacenamiento de agua en el suelo (Molfino y Califra, 2001; Agorio et
al., 1988); hasta suelos que presentan una muy alta capacidad de retener agua
3
disponible, muy profundos y/o suelos aluviales sobre los que se han formado suelo
hidromórficos (Molfino y Califra, 2001). Según Agorio et al. (1988) y Sawchik y
Ceretta (2005), dentro de los factores del suelo relacionados a la capacidad de
almacenaje de agua están los que refieren a la génesis del suelo (textura o
profundidad del perfil) y los factores de manejo que afectan la capacidad de recarga
de agua, como fecha de siembra, largo del barbecho, cultivo antecesor, estado
estructural de los suelos y otros (Agorio et al., 1988).
Debido a lo expuesto anteriormente, en nuestro país se producen períodos de
deficiencia hídrica, especialmente desde diciembre a marzo y en suelos
superficiales el período se extiende desde octubre hasta abril (Henry, 1973). El agua
y su disponibilidad son los factores que explican la variabilidad de los rendimientos
entre años (Sawchik y Ceretta, 2005; Andersen et al., 2001, Giménez y García-
Petillo, 2011). El impacto en el rendimiento debido al estrés hídrico es la principal
limitante de producción de los cultivos estivales en Uruguay (Sawchik y Ceretta,
2005).
De acuerdo a estudios realizados por Henry (1973) en el Uruguay ocurren
períodos de déficit hídrico en el suelo, incluso en años normales en cuanto a lluvia
(años promedio). Según un análisis realizado por Giménez y García-Petillo (2011)
utilizando modelación con una amplia serie climática, observaron que en la mayoría
de los años ocurren deficiencias hídricas para soja, encontrando deficiencias
máximas de hasta 470 mm en años “niña”. Existen varios estudios en los que se
destaca la indudable y altamente deseable incorporación del riego en el Uruguay
(Henry, 1973; Agorio et al., 1988, Giménez y García-Petillo, 2011, Giménez, 2012).
Según Baethgen y Terra (2010), la incorporación de riego a un sistema
productivo podría disminuir la vulnerabilidad al estrés hídrico, pero resulta
fundamental asegurar la fuente de agua.
4
Los escenarios futuros de precipitación tienen una gran incertidumbre y la
distribución de las precipitaciones presenta una gran variabilidad espacial y
temporal que dificulta la predicción del clima futuro en los modelos climáticos
(Baethgen y Terra, 2010).
En Uruguay hasta el 2011 presentaba una superficie de agricultura con riego
de 238000 ha., existiendo en el país una superficie potencial de riego de 1.760.000
ha (FAO, Aquastat, 2015).
Según estudios de proyección del área regada en Uruguay, se estima que la
expansión del área de riego permitirá incrementar el Producto Bruto Interno (PBI)
del país a través de impactos directos e indirectos. Además de la mayor
productividad por hectárea bajo riego, la misma presenta menor dispersión,
conduciendo a una mayor estabilidad de ingresos, reduciendo la incertidumbre a la
que se expone el productor agropecuario en el proceso de la toma de decisiones
(MGAP, 2015).
Los rendimientos de soja promedian entre 2000 y 2.500 kg ha-1 (con 13-14%
de humedad en grano) en la mayoría de los países que lo producen. En Argentina la
media es 2880 kg ha-1 con rendimientos de entre 3000 a 4000 kg ha-1 en algunas
zonas (Baigorri et al. 2009).
La diferencia entre rendimientos máximos alcanzados y los rendimiento
promedio en una región pueden deberse a diferentes prácticas de manejo y estatus
nutricional en el suelo (Wani et al., 2012). Andersen et al. (2001) encontraron que
algunas de las mejoras en rendimientos en las últimas décadas en determinadas
regiones responden a mejores condiciones del clima; el agua y su disponibilidad son
los factores que explican la variabilidad de rendimientos entre años.
5
En Uruguay la media ronda los 2300 kg ha-1 (DIEA, 2015). Pero diferentes trabajos
reportan rendimientos potenciales en el cultivo de soja mayor a 5000 kg ha-1
(Giménez, 2010) hasta 7000 kg ha-1 (Giménez, 2014a, 2014b); 6000 kg ha-1. (Gaso y
Capurro, 2015).
1.1.2. Estrategias de Riego
El riego suplementario a las lluvias puede ser una herramienta poderosa que
permitiría alcanzar rendimientos potenciales y mantener la productividad, siempre
que no haya otros factores limitantes (Henry, 1973; Agorio et al., 1988; Giménez,
2012). Permitiría atenuar los déficits hídricos en años de sequía y estabilizar e
incrementar la producción por unidad de área (Fereres y Soriano, 2007).
Según Fereres y Soriano (2007) hasta ahora la estrategia general de riego ha
sido la de regar áreas con agua suficiente para satisfacer completamente la ET. Este
enfoque viene siendo cuestionado, sobretodo en regiones donde el agua es escasa,
por las grandes cantidades de agua requeridas para riego y los efectos negativos
que esto tiene sobre la naturaleza. Es por esto que según Fereres y Soriano (2007)
se necesita un cambio en la gestión del riego.
Según English et al. (2002), el enfoque de optimización es más complejo que
el manejo convencional del riego. Este supone la necesidad de incorporar las
funciones de producción de los cultivos de agua y funciones detalladas de costos.
Estos autores aseguran que en las próximas décadas, el riego en la agricultura
deberá producir más alimentos para una población mundial en expansión. Sin
embargo, la creciente dependencia del riego coincidirá con la aceleración de la
competencia por el agua por otros sectores y la creciente preocupación por los
efectos ambientales del riego. Estas presiones convergentes obligarán a los
regantes a reconsiderar las prácticas de riego convencionales.
6
Conocer la ET de los cultivos resulta fundamental para planificar un proyecto
de riego, planificar fuentes de agua, unidades de bombeo, conducción, etc.; con el
objetivo de satisfacer las necesidades de los cultivos racionalmente, tanto del punto
de vista del uso del recurso como del económico (Agorio et al., 1988). Según Martin
et al. (2011) el costo del riego está determinado por la cantidad de agua bombeada
y el costo por unidad para aplicarla. Los costos de bombeo pueden disminuir con
una adecuada programación del riego, buenas eficiencia de aplicación y eficiencia
del bombeo y disminuyendo en lo posible la presión requerida para el sistema de
riego. Asimismo existen demostraciones a campo en donde se redujo el riego en
38-50 mm solo con el monitoreo del contenido de agua en el suelo, debido a que
permitió maximizar el uso del agua almacenada en el suelo y aprovechar mejor las
lluvias (Martin et al., 2011).
La agricultura regada tendrá que adoptar un nuevo paradigma en cuanto a la
gestión, enfocándose en tener como objetivo la maximización de beneficios
económico en lugar que el objetivo de maximizar los rendimientos biológicos. Para
esto es necesario identificar estrategias óptimas de riego que requerirán modelos
más detallados de las relaciones entre el agua aplicada y la producción de cultivos
(English et al., 2002).
Según Fereres y Soriano (2007) el riego es el mayor consumidor de agua del
mundo y la competencia de éste por el uso de agua con otros sectores forzará a
operar el riego en condiciones de agua restringida.
En Uruguay, si bien no existe, al menos aún, escasez por este recurso, la
limitante radica en las fuentes de agua para riego. Del total de agua de lluvia que
cae en el territorio uruguayo, un 60% es interceptada por la vegetación y utilizada
en evapotranspiración y recarga de acuíferos; un 40% escurre superficialmente
hacia cañadas, ríos, arroyos y océano. Sólo un 3,9% del volumen escurrido
7
anualmente es aprovechado, por lo cual existe un enorme potencial para la
expansión del área regada que todavía puede ser explotado (MGAP, 2015).
La energía en Uruguay es un recurso que debe manejarse con eficiencia
(Carnelli, 2010). La mejora en la eficiencia del agua aplicada es otra vía para
conservar la energía (Martin et al., 2011).
Según Rosadi et al. (2005) en condiciones de fuentes de agua limitantes, el
uso eficiente del agua puede ser alcanzado mediante el uso de nuevas técnicas de
riego como programación del riego con riego deficitario. El riego deficitario, debido
a que reduce el uso del agua de riego, ayudaría a hacer frente a estas situaciones
donde el suministro de agua es restringido.
Según English (1990), la aplicación del agua por debajo de los requerimientos
de ET se define como riego deficitario (RD). Éste debe definirse de acuerdo al nivel
de reposición de agua respecto a la máxima ET (Fereres y Soriano, 2007).
Una alternativa al RD es el riego deficitario regulado o controlado (RDC). Este
concepto fue propuesto por Chalmers el at. (1981) como una estrategia de riego
utilizada en frutales, en plantaciones de durazno, para controlar el crecimiento
vegetativo. A través del manejo del riego en determinados momentos se lograba
un control del crecimiento vegetativo, controlando rebrotes, encontrando que de
esta forma se establecía un ahorro de agua sin reducir el rendimiento final.
El RD es una herramienta que permite mejorar la eficiencia de uso del agua, la
cual es definida como el ratio entre el rendimiento con riego menos el no regado
respecto a la cantidad total de agua aplicada en el ciclo del cultivo. Se puede lograr
una mayor mejora en la eficiencia de uso del agua si se considera la sensibilidad de
las fases de desarrollo del cultivo al estrés hídrico. En lugar de mantener el riego
8
manteniendo un porcentaje de agotamiento de agua disponible (AD) constante,
podría ser posible ajustar los riegos para hacerlos congruentes con las fases
sensibles al déficit hídrico (Torrion et al., 2015).
El riego deficitario produce un déficit hídrico progresivo en el tiempo, debido
a una combinación de cantidades reducidas de agua y del agotamiento de la reserva
de agua del suelo. Hsiao (1990) introduce también el concepto de riego deficitario
sostenible (RDS) llamando así a la técnica en la que se produce lentamente un
estrés hídrico que le permite a la planta adaptarse al déficit de agua. Con esta
técnica se afecta la expansión de las hojas y la fotosíntesis, reduciendo la biomasa
del cultivo, el canopeo y la intercepción de luz. Sin embargo, la partición de materia
seca no se ve afectada y el índice de cosecha se mantiene (Fereres y Soriano, 2007).
El riego deficitario debería de diseñarse de manera que el índice de cosecha se
mantenga en su nivel máximo y los autores mencionan que se ha encontrado que
esto se consigue con riegos suficientes para producir al menos un 60% de la
biomasa máxima; sin embargo estos valores pueden cambiar según el cultivo y la
variedad, entre otros.
Según Trout et al. (2010), para que el riego deficitario provea beneficios
económicos a los productores, debe lograrse una mejora en la eficiencia del uso del
agua por el cultivo que maximice el rendimiento de grano por cantidad de agua
consumida. Esto coincide con Fereres y Soriano (2007), quienes aseguran que el
principal objetivo no debería ser el de maximizar la producción por unidad de área
sino por unidad de agua.
Cuando el riego deficitario es implementado, el cultivo extrae agua desde las
reservas de suelo para compensar el déficit. Se pueden desarrollar dos situaciones.
Por un lado, que el agua reservada en el suelo sea suficiente como para que la ET no
se vea limitada aunque el riego sea reducido. En este caso, el RD no induce
9
reducciones netas del uso del agua y los rendimientos no se verán afectados. Por
otro lado, puede ocurrir que el agua del suelo sea insuficiente para satisfacer la ET.
En este caso, tanto el uso del agua como el consumo (ET) se verán reducidos y los
rendimientos pueden verse negativamente afectados (Fereres y Soriano, 2007).
La productividad del agua se define como el rendimiento o ingreso por
unidad de agua usada en ET (Seckler et al., 2003). La misma aumenta con el riego
deficitario en relación al riego que satisfaga la demanda completa (Zwart y
Bastiaansen, según Fereres y Soriano, 2007). Esto se debe a que la relación entre la
cantidad de agua y el rendimiento obtenido es lineal y positiva hasta un punto en
donde la curva se convierte en curvilínea, porque parte del agua aplicada no se usa
para ET y se pierde. El rendimiento llega a un máximo y las cantidades de agua
adicionales no aumentan si se incrementa la cantidad de agua aplicada.
La respuesta al agua por parte de los cultivos depende de varios factores
como la localidad, cultivar y patrones de estrés, fecha de siembra, etc. Cada cultivo
tiene distintas sensibilidades al estrés hídrico en distintas etapas de desarrollo y por
tanto la programación del déficit hídrico debe estar diseñado para manejar el estrés
de tal forma, que la disminución del rendimiento sean minimizado (Fereres y
Soriano 2007). En términos generales cuando el declive de los rendimientos es
menor que la disminución de ET, la productividad del agua bajo ese tratamiento de
déficit hídrico será mayor que el riego para máximos rendimientos.
Specht et al. (1986) y Sincik et al. (2008), encontraron una regresión lineal
entre la cantidad de agua suministrada y el rendimiento. Por otro lado, Specht et al.
(1986), reportaron que esta relación tendió al plateau para la máxima aplicación de
agua.
10
1.1.3. Crecimiento y desarrollo de la soja según cultivares
La soja es un cultivo sensible a la duración del día o fotoperiodo, clasificada
como de día corto ya que la floración se induce cuando la duración del día
disminuye, aunque específicamente es la duración de la oscuridad el factor que
controla esta respuesta, el mayor número de horas de oscuridad (Doorenbos y
Kassam, 1980; Mandl, 1994). La duración del día tiene influencia sobre su tasa de
desarrollo.
Cada cultivar tiene una sensibilidad fotoperiódica y un fotoperiodo crítico
específico; las diferencias en fotoperiodo crítico es la que llevó a agruparlos en GM
(Baigorri et al., 2009). Los cultivares de soja se caracterizan por su grupo de
madurez (GM) refiriendo a su largo de ciclo. Los GM son límites arbitrarios que
separan una variación continua de longitud de ciclo del cultivo. Se establece una
clasificación en 8 GM, del I al VIII; aunque actualmente esta clasificación se amplió a
13 GM (del 000 al X) (Baigorri et al., 2009). Los cambios en latitud modifican el largo
de ciclo de cada cultivar, incrementándose a mayor latitud (en el hemisferio sur se
alarga cuanto más al sur se lo cultive). Para cada región y latitud existe un rango de
GM adaptados, funcionando como ciclos cortos, medios o largos.
En Uruguay dentro de los GM más adaptados se encuentran los grupos V, VI y
VII (Mandl, 1994). La época de siembra recomendada se extiende desde mediados
de octubre a fines de noviembre. La siembra debe efectuarse en el momento
preciso para que los grupos de madurez satisfagan sus requerimientos térmicos y
de fotoperiodo para obtener buenos rendimientos (Mandl, 1994).
La floración es determinada según fotoperiodo y temperatura. La floración
conviene que ocurra en el período correcto para que no se produzcan mermas de
rendimiento (Wani et al., 2012). Solamente entre un 25-60% de las flores producen
11
vainas y estas se vuelven prominentes una o dos semanas luego de que aparecen
las flores. Cuando las condiciones no son limitantes cada vaina produce entre 2 a 4
semillas, las cuales se llenan en aproximadamente un mes (Wani et al., 2012).
La soja se adapta a diferentes sistemas de cultivos y su largo de ciclo puede
variar entre 70 a 140 días. Según Giménez (2005), el GM y la fecha de siembra
permite variar la longitud del ciclo de cultivo y la ubicación del período crítico. Las
características ambientales que ocurran durante el período crítico afectarán el
rendimiento de forma significativa.
Cultivares de crecimiento determinado llegan a cobertura máxima del suelo
en etapas reproductivas tempranas, mientras que indeterminadas continúan su
crecimiento hasta etapas posteriores.
Los cultivares de soja tienen distintas características por la que se diferencian
entre sí. El hábito de crecimiento es una de ellas, la cual está condicionada por los
requerimientos de largo del día y temperatura de las distintas etapas de
crecimiento (Doorenbos y Kassam, 1980; Baigorri et al., 2009). El hábito de
crecimiento puede ser determinado, semideterminado o indeterminado.
El hábito determinado se caracteriza por la detención de la formación de
nudos y en consecuencia su crecimiento en altura, poco después de iniciada la
floración. El tiempo de superposición del crecimiento vegetativo y reproductivo es
del 20% del total del ciclo del cultivo (Baigorri et al., 2009).
Por otro lado la soja de hábito de crecimiento indeterminado continúa la
producción de nudos sobre el tallo principal luego de comenzar la floración y en
consecuencia continúa su crecimiento en altura, pudiendo superar a las variedades
12
determinadas que presenten el mismo largo de ciclo y fecha de floración (Baigorri
et al., 2009; Wani et al., 2012).
Las de hábito de crecimiento semideterminado producen después de
floración un numero intermedio de nudos respecto a los cultivares determinado e
indeterminados que presenten la misma longitud de ciclo (Baigorri et al., 2009).
La altura del cultivo varía según la variedad, sin embargo no existe correlación
entre altura de planta y rendimiento (Wani et al., 2012).
En cuanto a las raíces, según Wani et al. (2012), tienen un crecimiento de
raíces localizado en los primeros 30-60 cm del suelo pero períodos prolongados de
días secos inducen su crecimiento hacia capas inferiores del perfil del suelo. Al igual
que para otros cultivos el estrés hídrico aumenta la proporción de raíces y tiende a
existir un crecimiento en el largo total de las mismas. Existen diferencias en el
crecimiento de raíces según el genotipo. El desarrollo inicial de las raíces es rápido y
suelo notarse luego del comienzo de floración. Si bien la raíz pivotante puede
alcanzar más de 1,5 m de profundidad y el cultivo podría extraer agua
efectivamente de todo el perfil hasta 1,8 m, las raíces no tienden a penetrar
horizontes del suelo moderadamente compactos (Doorenbos y Kassam, 1980).
Las altas poblaciones de plantas deben ser evitadas ya que aumenta la
competencia radicular llevando a reducciones en diámetro del tallo y mayor altura
de plantas, pudiendo haber problemas con el vuelco (fundación Cargill, 1986; citada
por Kuss, 2006). Por el contrario, bajas poblaciones de plantas puede tener como
consecuencia bajas estaturas de plantas, encontrándose el punto de inserción de las
primeras vainas próximo al suelo, acarreando problemas y pérdidas a cosecha.
Poblaciones bajas competirán menos con plantas invasoras, pudiendo éste ser otro
13
factor de reducción a cosecha o mayores costos de producción por aplicación de
herbicidas (EMBRAPA, 2002a; citado por Kuss, 2006).
1.1.3.1. Etapas fenológicas y período crítico
La escala desarrollada por Fehr y Cavines (1971) es la de uso más extendido
para definir los estadios fenológicos. Cada estadio está perfectamente descripto y
permite identificar las fases con precisión. Los estadios distinguidos por esta escala
son: emergencia (VE), etapa de cotiledón (VC), etapa de desarrollo del primer nudo
(V1) hasta n nudos (Vn), como etapas vegetativas y de R1 hasta R8, floración a
madurez fisiológica respectivamente, como etapas reproductivas.
Según Giménez (2005), el período crítico se define como la/las etapas del ciclo
del cultivo en las que las condiciones ambientales desfavorables para el crecimiento
y desarrollo afectan en mayor medida al rendimiento de grano, que en relación a
otras etapas del ciclo. Según Giménez (2005) las etapas entre R4 y R6 son las más
críticas para la determinación del rendimiento de grano.
Los meses de enero y febrero presentan las mejores condiciones en cuanto a
temperatura y radiación solar para que se ubique el período crítico, sin embargo es
en esta época del año que las deficiencias hídricas para el cultivo pueden ser altas
(Giménez, 2005).
1.1.4. Factores ambientales y de manejo que afectan la producción
La soja tiene un crecimiento óptimo en suelos con ph de 6 a 6,5. Es capaz de
fijar N atmosférico, atendiendo sus necesidades de N para rendimientos elevados,
aunque aplicaciones de N en etapas iniciales son beneficiosas para un buen
14
crecimiento inicial (Doorenbos y Kassam, 1980; Baigorri et al., 2009). Es un cultivo
sensible al encharcamiento y moderadamente tolerante a la salinidad.
La radiación solar tiene influencia en el crecimiento del cultivo durante el
ciclo, una mayor radiación solar resulta en mayor fotosíntesis y la tasa de
crecimiento del cultivo y el rendimiento dependen de la misma (Baigorri et al.,
2009).
La densidad de plantas varía entre 150 a 500.000 plantas ha-1, dependiendo
de varios factores (Wani et al., 2012). La densidad afecta la radiación interceptada,
a mayor cobertura se alcanzan mayores valores de intercepción (Baigorri et al.,
2009). En otro sentido siembras tardías generalmente generan coberturas de
cultivo reducidos y producen rendimientos menores que las sembradas en fecha
(Wani et al., 2012).
El arreglo espacial se define mediante el espaciamiento entre surcos y la
densidad de siembra (Baigorri et al., 2009). El cultivo de soja tiene gran capacidad
para compensar variaciones de población de plantas, compensando el número de
plantas ramificando más o menos, por lo que las variaciones en rendimiento son
pequeñas (Mandl, 1994). El espaciamiento entre surcos es el que más influencia
tiene sobre el rendimiento, el cierre de entresurcos temprano mejora el
aprovechamiento de la radiación solar y competencia con malezas (Baigorri et al.,
2009). Según Gaudencio et al. (1990), citado por Kuss (2006), estudiaron
poblaciones de plantas entre 280.000 pl ha-1 hasta 650.000 pl ha-1, y concluyó que la
soja sembrada con una amplia variación de población de plantas, altera más su
morfología que el rendimiento de granos.
Peixoto et al. (2001), citado por Kuss (2006), estudiaron distintas épocas de
siembra y densidades de plantas, no encontrando diferencias significativas en
15
rendimiento de granos entre las distintas poblaciones, verificando un aumento en la
altura de plantas a mayor densidad.
1.1.4.1. Respuesta al estrés hídrico en el cultivo de soja
El crecimiento y desarrollo durante todo el ciclo del cultivo de soja está
controlado por la disponibilidad de agua (Baigorri et al., 2009). El riego incrementa
la altura de planta, área foliar, número de hojas y largo de la raíz principal, así como
también aumentan la materia seca de tallos, hojas, raíz y órganos reproductivos
(Rhine et al., 2009, según Wani et al., 2012).
Las deficiencias hídricas son un factor limitante para la concreción de
rendimientos máximos en soja (Ceretta y Saldain, 2005, Sawchik y Ceretta, 2005).
Además de los efectos inhibitorios sobre la expansión de las hojas, transpiración y
fotosíntesis, el déficit hídrico inhibe la fijación de nitrógeno en soja (Wani et al.,
2012).
Diversos autores distinguen respuestas diferentes según la fase del ciclo en la
que se produzca el estrés hídrico.
En cuanto al período vegetativo, Todos los cultivos son sensibles al déficit hídrico
durante la germinación. Es necesaria una buena disponibilidad de agua (entre 15 a
50 % de agotamiento del agua del suelo). El déficit en estas fases puede tener un
efecto muy negativo sobre el rendimiento del cultivo (Doorenbos y Pruitt, 1990).
Riegos para establecimiento del cultivo también son convenientes, sin superar
el 85 % ni descender del 50 % del agua disponible en el suelo (Doorenbos y Kassam,
1980).
16
Durante el período vegetativo las deficiencias o excesos hídricos retrasan el
crecimiento (Doorenbos y Kassam, 1980). Sin embargo, algunos autores aseguran
que déficits hídricos leves en esta etapa no son un obstáculo para el desarrollo
(Wani et al., 2012). Andriani (2006) al igual que los anteriores manifiestan que
deficiencias hídricas de mediana intensidad (40-50 % de agua útil en el suelo) hasta
R1 (E-R1), no producen reducciones en el rendimiento, pero pueden reducir área
foliar y altura de planta. Déficits mayores (20-40 % de agua útil) podrían producir
reducciones del orden del 10 %.
Cuando el suministro de agua es limitado, las reducciones de riego pueden
darse durante el período vegetativo y cerca del final de maduración; y deben ser
mínimos al final de floración e inicio de formación de granos. (Doorenbos y Kassam,
1980).
En lo que respecta al período reproductivo, desde floración a llenado de grano (R1-
R5), la susceptibilidad a deficiencias hídricas es mayor que durante el período
vegetativo, produciendo aborto de flores y vainas. Intensidades medias pueden
producir deficiencias del 10 % y deficiencias severas del 20 % o más. Las magnitudes
de las reducciones dependen del hábito de crecimiento y la biomasa alcanzada en el
período anterior. Existe cierta compensación con el peso de los granos, si la
deficiencia hídrica cesa en la etapa siguiente (Doorenbos y Kassam, 1980; Andriani
et al., 1991).
Según (Karam et al., 2005), reducciones de agua en R2 no afectaron
significativamente el rendimiento de grano, reflejando mecanismos de
compensación efectiva. Esto sugiere que en donde los recursos hídricos son
limitados, la disminución o detención del riego en la etapa R2 puede ser aceptable
(Karam et al., 2005).
17
La eficiencia de uso de agua es mayor cuando el riego se aplica durante la fase
reproductiva (entorno a R3) en relación a aplicaciones en etapas previas (Torrion et
al., 2015). Sin embargo esta estrategia está limitada a suelos profundos.
Karam et al. (2005) indicaron que el 65 % de la evapotranspiración de la soja
ocurre durante el período de llenado de grano, desde R3 a R5, y encontraron mayor
sensibilidad al estrés durante este período. Para (Doorenbos y Kassam, 1980,
Andriani, 2006; Andriani et al., 1991; Kadhem et al., 1985; Wani et al., 2012) el
período más susceptible estaría ubicado más tardíamente, entre R4-R7. En esta
etapa la fuerte demanda de asimilados por parte de las semillas detiene el
crecimiento del resto de la planta, suspendiendo la exploración de las raíces de la
planta, que permitían posponer el estrés hasta entonces. Deficiencias severas en
este período pueden producir pérdidas del rendimiento del 40 % o más (Andriani,
2006).
Sin embargo, un aspecto a tener en cuenta es la superposición de las etapas
de definición del número de granos y peso de granos durante el ciclo de la soja. La
superposición se manifiesta en diferentes posiciones de la planta (mientras se
define el número de vainas en los nudos superiores, los granos de las vainas
ubicadas en el tercio medio inferior de la planta están en fase activa de
crecimiento), e incluso dentro de un mismo nudo (Molino, 2001).
Para asegurar buenos rendimientos, durante llenado de grano el agotamiento
del AD no debe ser inferior al 50 % (Doorenbos y Kassam, 1980). El riego durante
llenado de grano disminuye la senescencia del follaje (De Souza et al. 1997) y es
esperable que ocurra la maduración prematura de tratamientos no regados y con
riego deficitario (Torrion et al., 2015; Specht et al., 1986; Wani et al., 2012).
18
Korte et al. (1983), citado por Kadhem et al. (1985), estudiaron que riego
durante R1-R2 tuvo poco efecto en el rendimiento, de R3-R4 aumentó el rendimiento
consistentemente independientemente de las lluvias y durante R5-R6 tuvo
respuestas altas, moderadas o bajas según las lluvias.
El índice de cosecha (IC) varió entre 32,8 a 36 % según el riego y tuvo una
tendencia a ser mayor en el tratamiento sin riego (Sincik et al., 2008). Specht et al.
(1986), encontraron también una respuesta al agregado de agua, entre 24 a 48 % de
IC.
El rendimiento en soja está asociado principalmente con las variaciones de
número de granos por unidad de superficie, componente que se define durante las
fases de floración y fructificación (Egli, 1998, citado por Molino, 2001; Karam et al.,
2005; Egli et al., 1983 y Snyder et al., 1982, citados por Andriani et al., 1991; Wani
et al., 2012). La mayor modificación en el rendimiento se debe al número de vainas
ha-1, mientras que el número de granos vaina-1 se mantiene bastante estable (Wani
et al., 2012). En el mismo sentido, De Souza et al. (1997), notaron que el estrés
hídrico redujo la fotosíntesis con reducciones de número de grano, pero no
restringió la movilización de carbono y nitrógeno desde las hojas, evitando que se
afectara el peso de grano.
Molino (2001) y Andriani et al. (1991) explican que deficiencias hídricas entre
R1 y R4, reportaron reducciones significativas en el número de granos y aumentos
significativos en el peso de los granos, sin variación en el rendimiento final con
respecto al control sin déficit.
El segundo componente del rendimiento del cultivo más afectado es el peso
de los granos. El peso de granos tiene una rango de variabilidad mucho menor que
19
el número de granos, pero es sensible a la disponibilidad de asimilados luego de
floración (Andriani et al., 2004, citado por Molino, 2001).
Reducción de riego en la etapa R7 no produjo una reducción significativa en
número de vainas y el número de granos pero el peso de grano se redujo, Karam et
al. (2005), lo que refleja la sensibilidad de este componente de rendimiento al
estrés en esta etapa de crecimiento. Sin embargo, la tasa de reducción del peso de
grano en la etapa R7 fue menor que la observada en la etapa R5.
Ball et al. (2000), encontraron que altas tasas de crecimiento del cultivo
resultaron en un aumento en el número de semillas y biomasa final de planta. Esto
se logró con un establecimiento temprano del cultivo.
El efecto del riego sobre el contenido de aceite y proteína en grano es
insignificante, aunque con el riego puede aumentar ligeramente el contenido de
proteína y disminuir ligeramente el contenido de aceite. (Doorenbos y Kassam,
1980). Otros autores encontraron diferencias variables según los años en contenido
de proteína y de aceite entre los tratamientos (Torrion et al., 2015).
1.1.5. Necesidades de agua del cultivo
Según Allen et al. (1998), las necesidades de agua un cultivo se define como la
cantidad de agua que se requiere para compensar la pérdida por ET del cultivo. Si
bien los valores de ET del cultivo y de necesidades de agua del cultivo son
equivalentes, sus definiciones son diferentes.
Las necesidades de agua del cultivo refiere a la cantidad de agua que necesita
ser proporcionada por el riego o lluvia, y la evapotranspiración del cultivo se refiere
20
a la cantidad de agua perdida hacia la atmósfera. La necesidad de riego es la
diferencia entre necesidad de agua del cultivo y la lluvia efectiva (Allen et al., 1998).
La necesidades hídricas de un cultivo, corresponde a su evapotranspiración
(ET) para un ambiente determinado y bajo un manejo concreto del mismo (Pereira
et al., 2010).
Dependiendo del clima, suelo, cultivar y prácticas de manejo del cultivo, la
evapotranspiración de la soja puede variar entre 300 mm a 800 mm (Doorenbos y
Kassam, 1980; Baigorri et al., 2009). Según Torrion et al. (2015), la ET acumulada
depende de del número de días entre emergencia y madurez fisiológica (estadio R7)
y ésta última fecha depende del grupo de madurez (GM) elegido.
La ET máxima diaria para soja es entre 8 y 9 mm y normalmente ocurre
cuando se alcanza la máxima cobertura (cercano a máxima floración hasta llenado
de grano). Baigorri et al. (2009), reportan consumos de agua de 454 mm con
máximos de 7,6 mm día-1, para Córdoba, Argentina, que se encuentra en una latitud
similar a la de Uruguay.
La relación entre producción de biomasa y consumo de agua se encuentra
entre 1,2 a 1,6 kg m-3, también se ha observado mayor productividad del agua en
algunas partes del mundo, debiéndose esta variabilidad a limitantes de nitrógeno u
otros nutrientes (Wani et al., 2012). En relación a la producción de grano, Baigorri et
al. (2009) encontraron eficiencias de uso del agua en Argentina entre 6,6 a 8,8 kg
mm-1. Sawchik y Ceretta (2005) encontraron eficiencias de uso del agua entre 5 y 9
kg mm-1 para soja en distintas localidades en Uruguay.
21
1.1.5.1. Evapotranspiración del cultivo (ETc)
La ET se define como la suma de dos procesos, la transpiración de la cubierta
vegetal o cultivo y la evaporación del agua del suelo (Allen et al. 2006, Pereira et al.,
2010).
Según Henry (1973) para Uruguay la ET no se encuentra correlacionada con
las lluvias, independientemente si llueve mucho o poco, la reducción en ET va a ser
dependiente de la reducción en la radiación.
Cuando la superficie evaporante se mantiene mojada, por lluvias o riegos
frecuentes, en donde el suelo es capaz de proveer agua que se evapora, este
proceso está determinado por las condiciones meteorológicas. Por el contrario,
cuando el intervalo entre la lluvia o riego es grande y la capacidad del suelo para
satisfacer esa demanda es reducida, entonces el contenido de agua de los
horizontes cercanos al suelo se reduce (Allen et al., 1998).
La evaporación y la transpiración ocurren simultáneamente y no hay una
manera sencilla de distinguir entre ambos procesos. En las primeras etapas del
cultivo el agua se pierde principalmente por evaporación directa del suelo, pero a
medida que el cultivo cubre el suelo la transpiración se convierte en el proceso
principal (Allen et al., 1998).
Los parámetros climáticos que afectan la evapotranspiración son la radiación,
la temperatura del aire, la humedad atmosférica y la velocidad del viento. La fuerza
evaporativa de la atmósfera puede ser expresada con la evapotranspiración del
cultivo de referencia (ETo).
Según Allen et al. (1998), los factores de manejo y ambientales como la
salinidad y fertilidad, enfermedades y plagas, mal manejo debido a otros factores,
22
pueden limitar el crecimiento del cultivo y por lo tanto reducir la
evapotranspiración. También se deberá evaluar la cubierta del suelo, la densidad
del cultivo y el contenido de agua del suelo. Si bien el efecto del contenido de agua
está determinado por la magnitud del déficit hídrico y tipo de suelo, condiciones de
saturación también podría disminuir la capacidad de extraer agua del suelo por
inhibición de la respiración y daño del sistema radicular (Allen et al., 1998).
La evapotranspiración del cultivo bajo condiciones estándar (ETc) es la
demanda evaporativa de la atmósfera sobre cultivos que crecen en áreas grandes
bajo condiciones hídricas óptimas, con características de manejo y ambientales
adecuadas para alcanzar la producción potencial en esas condiciones (Allen et al.,
1998, Doorenbos y Pruitt, 1990).
La ETc no es simple de medir, una de las formas es a través de la lisimetría.
Asimismo existen distintas formas para estimarla, la más generalizada es el doble
paso de estimación propuesto por Allen et al. 1998. En esta estimación se calcula la
ETo a partir de datos climáticos medidos y luego se la corrige por un coeficiente de
cultivo (ETc = ETo x Kc).
La ETo representa la pérdida de agua por evapotranspiración de una superficie
cultivada estándar (Allen et al., 2006; Pereira et al., 2010; Doorenbos y Pruitt, 1990).
Es un parámetro relacionado con el clima que expresa el poder evaporante de la
atmósfera (Allen et al., 1998). Esta no varía con el tipo de suelo, debido a que si hay
abundante disponibilidad de agua, los factores relacionados al tipo de suelo no
tienen ningún efecto sobre la ETo. De esta forma es posible comparar las ETo de
distintas localidades y de distintas épocas del año (Allen et al., 1998).
Según Allen et al. (1998) la superficie de referencia o cultivo de referencia es
una gramínea de 0,12 m de altura, uniforme, creciendo activamente y bien regado,
23
cubriendo el suelo completamente. Con una resistencia superficial de 70 s.m-1, que
corresponde a un suelo moderadamente seco, regado con una frecuencia semanal,
y un albedo (radiación solar que es reflejada por la superficie) de 0,23 (Allen et al.,
2006).
La ETo se puede calcular utilizando los datos meteorológicos utilizando un
modelo estandarizado, el método Penman Monteith. Esta ecuación es una
representación simplificada y aproximada de los factores físicos y fisiológicos que
regulan la ET y proporciona resultados confiables (Pereira et al., 2010).
La fórmula Penman Monteith se ha reportado como la que produce los
resultados más exactos y consistentes, tanto en clima árido como húmedos y es el
método que se recomienda debido a que existe una alta probabilidad de que
prediga correctamente los valores de ETo en una amplia gama geográfica y climática
(Allen et al., 1998). Este método reduce imprecisiones del método que se usaba
anteriormente, el de Penman (Allen et al., 1998).
Siendo T como temperaura media del aire a 2 m de altura, u2 la velocidad del
viento a 2 m de altura.
Los coeficientes de cultivo describen las respuestas en términos de pérdida de
agua diferencial a la ETo de los distintos cultivos en sus distintas etapas (Pereira et
al., 2010).
La relación entre ETc/ETo es el coeficiente del cultivo (Kc), de manera que la
ETc = Kc x ETo (Allen et al., 1998). La ETc difiere de la ETo incluso bajo las mismas
condiciones climáticas debido a características de anatomía de las hojas,
24
características de los estomas, propiedades aerodinámicas y albedo; proporción de
cobertura del suelo, geometría de la superficie de la vegetación que hace a la
resistencia aerodinámica.
Los efectos de las características de los diferentes cultivos están incorporados
en el coeficiente del cultivo (Kc). El Kc no es constante, sino que cambia en función
de las condiciones climáticas (Doorenbos y Pruitt, 1990) y de la variación de las
características del cultivo durante su ciclo de crecimiento (Doorenbos y Pruitt, 1990,
Allen et al., 1998).
Según Allen et al. (1998) y Pereira et al. (2010), el Kc representa el efecto
integrado de cuatro características principales que diferencian a un cultivo en
particular respecto al cultivo de referencia (gramínea) (Allen et al., 2006). 1) Altura
del cultivo, ya que incide sobre la resistencia aerodinámica de la ecuación Penman-
Monteith y la transferencia turbulenta de vapor de agua del cultivo a la atmósfera,
rugosidad. 2) Albedo de la superficie del cultivo y del suelo, ya que éste varía según
la porción del suelo cubierta por la vegetación y la humedad presente en la
superficie del suelo. El albedo determina la fracción de radiación solar absorbida,
fuente de energía para la evapotranspiración. 3) Resistencia del cultivo a la
transferencia de vapor de agua, la cual depende del área foliar, cantidad de
estomas, edad y condición de la hoja, así como también el grado de control
estomático; la resistencia de la vegetación incide en la rs (rs es la resistencia de la
superficie, es la resistencia al flujo de vapor de agua del cultivo y el suelo). 4)
Evaporación del suelo, el área expuesta de suelo desnudo que depende de la
proporción de cubierta vegetal.
Durante el ciclo del cultivo el Kc varía a medida que el cultivo crece y se
desarrolla, al igual que varía la cubierta vegetal del suelo y decae con la senescencia
25
foliar. Por esto se ha calculado la evolución del Kc a lo largo del ciclo del cultivo a
través de la evolución del IAF efectivo (Pereira et al., 2010).
El Kc varía a lo largo del ciclo del cultivo (Doorenbos y Pruitt, 1990, Pereira et
al., 2010, Allen et al., 2006). La curva de Kc a lo largo del ciclo agronómico del
cultivo se construye atendiendo el grado de cobertura del suelo, su IAF y su altura.
El ciclo se puede dividir en etapas:
-Etapa inicial. Comprende el período entre siembra y el momento en el que el
cultivo alcanza el 10 % de cobertura del suelo. El largo de este período depende del
tipo de cultivo, variedad, fecha de siembra y clima. En este momento el Kc (Kc ini) es
alto si el suelo se encuentra frecuentemente humedecido. El Kc ini puede estimarse
en función del intervalo promedio entre eventos de humedecimiento, el poder
evaporante ETo y la magnitud del evento de humedecimiento. En sistemas de riego
de alta frecuencia con eventos de humedecimiento ligeros, con laminas de 10 mm o
menores, para cualquier tipo de suelo, se utiliza el método gráfico descripto en la
Guía FAO N° 56, según Allen et al. (1998).
-Etapa de desarrollo del cultivo. Comprende desde 10% de cobertura del
cultivo hasta alcanzar cobertura completa o 80 %. Para muchos cultivos, la
cobertura completa ocurre al inicio de floración. Otra forma de definir cuando se
alcanza la cobertura completa es cuando el IAF alcanza un valor de 3. Durante la
etapa de desarrollo del cultivo, el valor de Kc se relaciona con el estado de
desarrollo de la planta y la cobertura del suelo.
-Etapa de mediados de temporada. Comprende el período entre cobertura
completa hasta comienzo de la maduración. El comienzo de madurez está indicado
por amarillamiento o senescencia de hojas, caída de hojas o coloración marrón de
los frutos. Esta etapa es la etapa más larga para una gran cantidad de cultivos. En
26
esta etapa el Kc alcanza su valor máximo (Kc med) y es relativamente constante para
la mayoría de los cultivos y manejos. Las diferencias entre el valor de Kc en este
período y el valor de referencia (Kc=1) se deben a diferencias en altura y resistencia.
El Kc med presenta valores típicos para cada cultivo. En climas húmedos y de
menor velocidad de viento por ejemplo, el Kc med es menor. Existe un ajuste del Kc
med según velocidad de viento, HR y altura del cultivo como se describe en la Guía
FAO N° 56, según Allen et al. (1998). A su vez, es de aclarar que el Kc med es menos
afectado por la frecuencia de humedecimiento que el Kc ini.
-Etapa final. Comprende el período entre el comienzo de la madurez hasta
cosecha o completa senescencia. El estado de senescencia está asociado a una
conductancia menos eficiente de los estomas debido al envejecimiento, causando
una reducción del Kc. Se asume que el cálculo de la ETc finaliza cuando el cultivo es
cosechado.
Debido a que el Kc representa un promedio de la evaporación y transpiración,
se utiliza para estimar la ETc para períodos de tiempo semanales o mayores, a pesar
de que los cálculos puedan hacerse diarios. Existe otro enfoque, el de coeficiente
dual del cultivo (Kcb + Ke) en el cual se determinan por separado los efectos de la
transpiración del cultivo y la evaporación del suelo (Pereira et al., 2010).
Cuando el cultivo se encuentra por fuera de las condiciones óptimas y su
transpiración deja de ser máxima, el coeficiente del cultivo se ve afectado por un
coeficiente de estrés o de déficit de humedad en el suelo, el Ks, que es menor a la
unidad y reduce su valor (Pereira et al., 2010). Es decir, los efectos del estrés hídrico
sobre la ET se manifiestan mediante la reducción del valor del coeficiente del cultivo
y se logra multiplicando el Kc por el Ks. En este caso la ETc se reduce y se nombra
evapotranspiración ajustada, ETc aj, siendo su cálculo como sigue ETc aj = Ks*Kc*ET0.
27
El coeficiente de estrés hídrico (Ks) deberá aplicarse cada vez que el agua
disponible desciende por debajo de la fracción de agotamiento permisible (p).
La fracción de agotamiento de agua permisible (p) de humedad en el suelo es
el límite a partir del cual la disponibilidad de agua en el suelo disminuye la
transpiración de los cultivos, afectando el rendimiento (Pereira et al. 2010,
Doorenbos y Pruitt, 1990). Los cultivos tienen distintas tolerancia términos de
tensión de humedad del suelo máxima o grado de agotamiento. El nivel
correspondiente de agotamiento de agua disponible en el suelo no deberá
superarse especialmente durante los períodos críticos, donde los mismos son
sensibles a la tensión de humedad del suelo (Doorenbos y Pruitt, 1990).
El valor de p está en función del poder evaporante de la atmósfera. Los
valores de p tabulados (en la Guía FAO N° 56) se encuentran referidos a una ETc de
5 mm día-1. El p se corregirá cuando ETc sea menor a 5 mm día-1, aumentando su
valor, y cuando sea mayor a 5 mm día-1, reduciendo su valor (Pereira et al. 2010).
Numéricamente este ajuste se hace mediante la ecuación: p = p (tabulado) +
0.04*(5 - ETc). El valor de p también es función del tipo de suelo ya que la tasa de
extracción del agua por parte de las raíces está influenciada directamente con la
energía potencial del agua del suelo (potencial matriz del suelo y la conductividad
hidráulica asociada), más que por el contenido de agua.
La fracción de agua del suelo que un cultivo puede extraer sin experimentar
estrés hídrico se nombra como agua fácilmente aprovechable, AFA (Doorembos y
Pruitt, 1990, Pereira et al. 2010).
El agua disponible en el suelo (AD) considera la capacidad del suelo de retener
agua disponible para las plantas, definida como la diferencia entre la capacidad de
28
campo y el punto de marchitez permanente, considerando una profundidad
radicular determinada. El agua disponible es la cantidad de agua que un cultivo
puede extraer de su zona radicular y su cantidad depende del tipo de suelo y la
profundidad radicular.
La cantidad de agua retenida en el suelo luego de haberlo saturado y drenado
el exceso se denomina capacidad de Campo (CC). Generalmente esto ocurre luego
de transcurridos 2-3 días o más para los suelos de textura fina luego de saturación
(Burgos y Corsi, 1967).
El punto de marchitez permanente (PMP) es la cantidad de agua que hay en el
suelo en el momento que las plantas se marchitan sin poder recuperarse, incluso
luego de exponerlas a un ambiente de saturación de humedad de aire durante un
período de 24 hs (Burgos y Corsi, 1967).
A medida que aumenta el consumo de agua, el agua remanente en la zona
radicular quedara retenida con mayor fuerza por las partículas de suelo, reduciendo
su energía potencial y dificultando la extracción de agua por parte de las plantas;
hasta llegar a un punto donde la extracción por el cultivo sea nula, llegando al PMP.
Conocer la capacidad de almacenar agua del suelo es esencial para saber su
disponibilidad para las plantas y realizar un balance hídrico Silva et al. (1988).
La cantidad de agua en el suelo va disminuyendo debido a la extracción del
cultivo, esta cantidad de agua se reduce significativamente antes de llegar al PMP
haciendo que la velocidad de extracción por parte del cultivo sea menor a la
necesaria para satisfacer la demanda transpiratoria y el cultivo comienza a sufrir
estrés hídrico. Existe un umbral (p) para cada cultivo por encima del cual un cultivo
extrae agua fácilmente sin experimentar estrés hídrico. Por lo tanto el agua
29
fácilmente aprovechable de la zona radicular del cultivo lo constituye el agua
disponible multiplicada por el p.
La profundidad que alcanzan las raíces del cultivo no es constante, cambia en
las diferentes etapas de desarrollo. A medida que progresa la exploración del suelo
por las raíces del cultivo aumenta el agua disponible para el mismo (Agorio et al.,
1988).
El coeficiente Ky es la relación entre el rendimiento de los cultivos y el uso del
agua. Doorenbos y Kassam (1980) proponen una ecuación en la que la reducción de
rendimiento relativo se relaciona con la reducción relativa de la evapotranspiración.
El factor de respuesta del rendimiento (Ky) captura la esencia de los vínculos
complejos y esta relación ha demostrado una validez notable, permitiendo un
procedimiento viable para cuantificar la efectos de los déficit de agua sobre el
rendimiento (Doorenbos y Kassam, 1980; Wani et al. 2012).
1.1.5.2. Balance de agua en el suelo
Según Allen et al. (1998), una forma de determinar la ET es medir los
componentes del balance de agua en el suelo, evaluar las entradas y salidas de agua
de la zona radicular del cultivo en un período de tiempo. El riego (R) y las
precipitaciones (P) son entradas de agua a la zona radicular; parte de estos puede
perderse como escurrimiento superficial (ES) o por percolación profunda (D). El
agua puede transportarse por capilaridad (C) hacia la superficie, hacia la zona
radicular o transferida horizontalmente por flujo sub-superficial hacia la zona
radicular (FSin) o hacia fuera de dicha zona (FSout), provocando una variación del
mismo (∆FS), pero estos normalmente son mínimos y no se consideran (Allen et al.,
1998).
30
Según Allen et al. (1998), si todos los flujos pueden ser evaluados, entonces se
puede deducir la ET a partir del cambio en el contenido de agua en el suelo (∆SW) a
lo largo de un período de tiempo:
ET= R + P – ES – D + C ± ∆FS ± ∆SW
El método de balance de agua en el suelo generalmente solo puede dar
estimaciones de ET para periodos relativamente largos de tiempo, entre 7 a 10 días
(Allen et al., 1998).
El conocimiento del balance hídrico del suelo en la zona radicular es
fundamental para la buena gestión del riego (Pereira et al., 2010, Silva et al. 1988,
Agorio et al. 1988).
La lluvia efectiva es una parte de la lluvia total. Parte de la lluvia total puede
perderse debido a escorrentía superficial, percolación profunda o evaporación de la
lluvia interceptada por las hojas de las plantas. El agua que no se pierde se define
como lluvia efectiva, ya que tiene posibilidad de penetrar en el suelo (Dooerenbos y
Pruitt, 1990; Agorio et al., 1988). Cuando existen lluvias intensas puede ocurrir que
la eficacia de las lluvias sea baja ya que solo una parte de ella quedará en la rizófera.
Existen diversos criterios para estimar la lluvia efectiva.
1.1.5.3. Lisimetría
Las medidas de los lisímetros son medidas de evapotranspiración (ET)
representando áreas de entre 0,05 a 40 m2. Sin embargo, estas medidas son usadas
para caracterizar la ET para grandes áreas, por eso debido a esta extrapolación es
primordial que las condiciones vegetativas y ambientales de los lisímetros imiten lo
31
mejor posible la evaporación de grandes áreas. De lo contrario se puede llegar a
conclusiones erróneas (Aboukhaled, 1986, Allen et al., 2011).
Según Allen et al. (2011), los lisímetros pueden agruparse en distintas
categorías. 1) Lisímetros de napa de agua constante, que proveen información
precisa, de forma semanal o mayor, en áreas donde altos niveles de agua se
mantienen al mismo nivel dentro y fuera del lisímetro. 2) Lisímetros de drenaje, en
los cuales los cambios en agua almacenada en el suelo son determinados mediante
muestreos con sonda de neutrones u otros, donde la lluvia y la percolación son
medidos, este tipo de lisímetros se utiliza en localidades donde llueve mucho. 3)
Lisímetros de pesada, en los que la ET es determinada por variaciones del peso de la
unidad completa mediante una escala mecánica, suspendidos directamente en una
célula de carga o soportado hidráulicamente. Si este tipo de lisímetros son
manejados adecuadamente, pueden proporcionar los datos más precisos para
períodos cortos de tiempo; con la precisión dependiendo de la escala dinámica, el
uso de contrapesos y la resolución que tengan las células de carga. La ET puede
determinarse precisamente para períodos de 30 minutos con escalas mecánicas.
Los lisímetros de pesada con mecanismo hidráulico no son tan precisos para
períodos menores a 24 horas debido a efectos de temperatura y presión (Allen et
al., 2011).
Los lisímetros son tanques aislados rellenados con suelo en los que el cultivo
crece y se desarrolla. El objetivo es aislar la zona radicular y controlar los procesos
difíciles de medir que son parte de la ecuación del balance de agua y determinarlos
con exactitud. En los lisímetros de drenaje la ET es medida para un período,
restando el agua drenada que se recoge del fondo de los lisímetros de la cantidad
total de agua. Dentro de los requerimientos de los lisímetros es que la vegetación
dentro y fuera de los mismos sea idéntica (Allen et al., 2011).
32
Los lisímetros deben ser representativos de las condiciones naturales o de
campo, el suelo y sus condiciones deben ser esencialmente las mismas dentro y
fuera de los lisímetros, para asegurar que la vegetación, la disponibilidad de agua, el
vigor y la evaporación desde la superficie del suelo y por tanto la ET sean iguales. El
lisímetro debe estar rodeado de la misma vegetación que esté dentro de los
lisímetros (Allen et al., 2011).
Según Allen et al. (2011), cuando se calcula la ET se debe considerar el área
efectiva de evaporación del follaje y absorción de radiación, que puede llegar a ser
mayor que el área física del lisímetro debido a que la vegetación se expandió hacia
afuera del lisímetro. La verdadera zona, equivalente a la transpiración del cultivo
puede ser complicada de determinar por la no coincidencia de la vegetación dentro
y fuera de las fronteras de los lisímetros. La vegetación que se inclina dentro del
lisímetro le “roba” energía evaporativa de la vegetación interna, mientras que la
vegetación interna que se inclina hacia afuera del lisímetro aumenta la energía
evaporativa a través de la intercepción de la radiación solar y la extracción de agua
del sistema del lisímetro aumenta. Uno de estos efectos es conocido como efecto
“tendedero” donde debido a la naturaleza de la vegetación de dentro del lisímetro,
más alta o con mayor área foliar, tanto la transferencia aerodinámica como la
radiativa se incrementan, aumentando la ET. Las plantas más altas reciben energía
evaporativa, no solo en el plano vertical, sino que recibe radiación desde los lados y
además con un incremento substancial en el intercambio turbulento de vapor y
calor. Cuanto más chica es el área del lisímetro más pronunciado es el efecto.
Según Allen et al. (2011), se podrían resumir reglas a respetar en el uso de la
lisimetría: El borde que rodea los lisímetros debe tener como mínimo 50 m; la
vegetación dentro y fuera de los lisímetros debe ser similar en términos de altura,
densidad, cobertura y área foliar; el área efectiva del lisímetro debe estar
precisamente calculada, el manejo del agua en el lisímetro debe ser muy preciso y
33
similar al de fuera de los lisímetros; las características térmicas de los lisímetros
deben ser similares a las de afuera y el pisoteo debe ser minimizado.
Según Allen et al. (2011), todas las formas de medir la ET tienen algún grado
de error. Algunos errores se deben a desvíos en calibraciones, mal funcionamiento
de sensores u operativa, colocación del sensor en un lugar poco apropiado, datos
guardados incorrectamente, modelo o interpretaciones y procesamientos de datos
inadecuados, características de la vegetación no representativas, procedimientos de
reducción de datos inadecuado e inadecuada integración con paso del tiempo. A su
vez, las medidas pueden tener errores debidos al azar, asociadas a la resolución de
lecturas de los sensores, “ruido” electrónica, “ruido” inducido mecánicamente, las
respuestas térmicas de los sensores, manejo de la vegetación y del agua del suelo,
así como otros errores del azar específicas para el tipo de sistema de medición
usado.
Algunos tipos de sistemas de medición de ET son más propensos a la
posibilidad de error y algunos tipos de sistemas de medición de ET pueden ser más
sensibles a efectos de error en la precisión de medición. Los lisímetros son los que
presentan los valores de error más pequeños, seguidos por el Bowen ratio y el
balance de energía mediante sensoramiento remoto. Eddie covariance, balance
hídrico del suelo y sap flow son los que tienen mayores errores potenciales.
34
1.2. HIPÓTESIS DE TRABAJO
a) El rendimiento responde a la disponibilidad de agua durante todo el ciclo
del cultivo.
b) El rendimiento está afectado principalmente por la disponibilidad hídrica
desde R4 a R6 inclusive.
c) Restricciones hídricas durante vegetativo hasta R3 inclusive no afectan
severamente el rendimiento final, permitiendo un ahorro de agua de
riego.
1.3. OBJETIVOS
Este trabajo tuvo como objetivos:
a) Evaluar la respuesta en rendimiento del cultivo de soja, con tres niveles de
humedad diferentes durante todo el ciclo del cultivo y una combinación de
dos niveles de humedad durante vegetativo hasta R3 inclusive (momento 1)
y desde R4 a R7 (momento 2).
b) Ajustar la función rendimiento-dosis de agua.
c) Evaluar la utilización del balance hídrico diario según la metodología
descripta en la Guía FAO N°56, como herramienta para predecir las
necesidades de riego y generar información local para mejorar su precisión
utilizando la técnica de lisimetría.
35
2. MATERIALES Y MÉTODOS
Para realizar este estudio se instalaron ensayos en dos sitios, uno ubicado en
Colonia, en condiciones de campo y otro en Canelones, utilizando 12 lisímetros
protegidos por una estructura rain-out shelter que impidió el ingreso de agua de
lluvia. Ambos ensayos se ubicaron en las Estaciones Experimentales del Instituto
Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), uno en el departamento de Colonia y
el otro en el departamento de Canelones, respectivamente. En los dos sitios se
realizó un balance hídrico diario para cada tratamiento, siguiendo el protocolo y
cálculos descriptos en la Guía FAO N° 56. En Canelones además se determinó la
evapotranspiración del cultivo de forma directa mediante lisimetría.
2.1. INSTALACIONES Y TRATAMIENTOS
2.1.1. Colonia - La Estanzuela
En el sitio ubicado en Colonia, el ensayo se llevo a cabo en la Estación
Experimental “Dr. Alberto Boerger”, INIA La Estanzuela, Ruta 50, Km. 11, paraje
Estanzuela. El ensayo se ubicó en la Unidad del Lago (34º 25´ S, 58º 0´W), en un
suelo caracterizado como Brunosol éutrico típico (Altamirano et al., 1976).
El ensayo se sembró el 29 de octubre del 2015, luego de una cobertura de
avena de 4500 kg MS ha-1, con un barbecho de dos meses. El diseño experimental
fue en bloques completos al azar con 3 repeticiones. Las parcelas fueron de 10 m
por 4,56 m, sembradas con una distancia entre hileras de 0,4 m.
36
BI BII BIII
T1 T1 T6
T3 T3 T5
T2 T5 T4
T6 T6 T1
T4 T4 T2
T5 T2 T3
Números corresponden a los tratamientos
Figura 1. Croquis del ensayo INIA La Estanzuela
Los tratamientos instalados consistieron en un tratamiento sin riego (T5), un
tratamiento en el que se cubrió la demanda completa durante todo el ciclo (100 %
de la ETc, T6). Dos tratamientos con riego deficitario continuo, satisfaciendo el 75 %
de la ETc (T2) y el 50 % de la ETc (T3). Dos tratamientos de riego deficitario
controlado, uno satisfaciendo el 100 % de la ETc durante el momento 1 y el 50 %
durante el momento 2 (T1); el otro satisfaciendo durante el momento 1 el 50 % de
la ETc y en el momento 2 el 100 % (T4) (Cuadro 1).
El momento 1 se definió como el período de tiempo desde siembra hasta que
el cultivo culmina el estadio R3. El momento 2 se definió como el periodo entre
inicios de R4 hasta R7. El inicio de estado R4, es el momento en el que se cambia la
estrategia de riego en los tratamientos 1 y 4.
37
Cuadro 1. Descripción de los tratamientos de riego en INIA La Estanzuela
Tratamientos como % ETc
1 100/50
2 75
3 50
4 50/100
5 Sin Riego
6 100
El ensayo se instaló dentro de un área de 1 ha. sembrada con soja,
homogénea sin espacios ni caminos marcados. El área circundante presentaba
pasturas y soja; de esta forma se buscó evitar un efecto oasis y simular un área de
cultivo homogénea extendida.
Modelo estadístico:
Yij = μ + αi + βj + δk + εij
Yij: es la variable de respuesta
μ : es la media poblacional
αi: es el efecto momento de riego
βj: es el efecto cantidad de agua del i-esimo tratamiento
δk : es el efecto del i-esimo bloque
εij: es el error experimental, asociado al i-esimo momento y el i-esimo bloque
Siendo i: 1, 2
Siendo j: 1, 2, 3, 4, 5, 6
Siendo k: 1, 2, 3
En este sitio se analizó la probabilidad de ocurrencia de lluvias realizando un
análisis de frecuencias acumuladas para los meses de noviembre, diciembre y
38
enero, utilizando los datos históricos de lluvias desde 1970 hasta el 2016. Se
consideró la variable lluvia con una distribución Gamma incompleta y se calculó la
probabilidad de excedencia del total de lluvias acumuladas desde siembra hasta
enero y el total de lluvia del mes de enero, donde se dio el período crítico (PC) del
cultivo.
2.1.2. Canelones – Las Brujas
En el sitio ubicado en Canelones, el ensayo se llevó a cabo en la Estación
Experimental "Wilson Ferreira Aldunate", INIA Las Brujas, Ruta 48, km 10, paraje
Rincón del Colorado. El ensayo se ubicó en los lisímetros instalados dentro de la
estructura Rain-out Shelter (34 º 39´ S, 56 º 19´W). Los lisímetros se rellenaron con
el suelo característico del sitio, manteniendo su estructura y secuencia de
horizontes. El suelo fue caracterizado como Brunosol éutrico típico (Altamirano et
al., 1976). El ensayo se sembró el 1° de diciembre del 2015, con una distancia entre
hileras de 0,38 m, con 5 filas dentro de cada lisímetro. El diseño experimental fue en
parcelas al azar con 3 repeticiones.
El ensayo se realizó en 12 Lisímetros de drenaje, de 1,9 m x 0,9 m y 1.35 m de
profundidad, de fibra de vidrio. Los lisímetros se encuentran enterrados
coincidiendo el nivel del suelo de relleno con el nivel del suelo circundante. Los
lisímetros se encuentran dentro del Rain-out Shelter, estructura construida para
evitar los eventos de lluvia. El Rain-out Shelter consiste en una estructura metálica
sobre rieles completamente cerrada a los lados y techo a dos aguas. Sus
dimensiones son 20 m de largo, 11 m de ancho, altura máxima en la línea media de
8,5 m y mínima de 6 m sobre el perímetro. Dicha estructura se mantuvo siempre
abierta y se cerró cuando se presentaron eventos de lluvia por encima de 3 mm. El
cierre puede ser de forma automática o manual. Para el cálculo de determinación
de la ETc y Kc de los lisímetros se eliminaron los días con lluvia y el posterior.
39
Inicialmente, durante los primeros 25 días del cultivo el shelter se mantuvo abierto
para evitar posibles alteraciones en la plántula.
Los 12 lisímetros se distancian 80 cm entre sí, entre los cuales se sembró soja,
al igual que en el área circundante, el área más alejada presentaba pasturas; de esta
forma se buscó evitar en lo posible en efecto oasis y simular un área homogénea
extendida. En el área interior de los lisímetros se sembró de forma que la distancia
de la última fila al borde del lisímetro fuera la mitad de la distancia entre surcos y
que la distancia de la última planta al borde del lisímetro en cada fila fuera la mitad
de la distancia entre plantas. De esta forma se controló el área efectiva del
lisímetro.
El drenaje, en caso de existir, se recolectaba previo a cada riego. La
metodología de trabajo sigue las especificaciones y estandarizaciones descriptas por
Aboukhaled (1986) y Allen et al. (2011).
Números corresponden a los tratamientos
Figura 2. Croquis del ensayo INIA Las Brujas
Los tratamientos instalados fueron: uno satisfaciendo el 100 % de la ETc (T1),
dos tratamientos con riego deficitario continuo, satisfaciendo el 75 % (T2) y el 50 %
(T3) de la ETc. Un tratamiento de riego deficitario controlado, satisfaciendo el 100 %
de la ETc durante el momento 1 y el 50 % durante el momento 2 (T4) (Cuadro 2). Los
momentos 1 y 2 fueron definidos anteriormente.
40
Cuadro 2. Descripción de los tratamientos de riego en INIA Las Brujas
Tratamientos como % ETc:
1 100
2 75
3 50
4 50/100
Modelo estadístico:
Yij = μ + αi + βj + δk + εij
Yij: es la variable de respuesta
μ : es la media poblacional
αi: es el efecto momento
βj: es el efecto cantidad de agua del i-esimo tratamiento
εij: es el error experimental, asociado al i-esimo momento
Siendo i: 1, 2
Siendo j: 1, 2, 3, 4
2.2. MANEJO EXPERIMENTAL
Para cada sitio experimental se realizó la caracterización hídrica del suelo
(Cuadro 3). Se determinaron los parámetros punto de marchitez permanente
(PMP), capacidad de campo (CC) y agua disponible en el suelo (AD). Para determinar
CC se utilizó la metodología descripta según García-Petillo et al. (2012) y PMP se
estimó mediante la ecuación propuesta por Silva et al. (1988). Se determinaron
también los parámetros mediante las ollas de presión según la metodología
propuesta por Richards (1948), Richards, (1956), para Las Brujas, determinando las
curvas de tensión humedad.
41
Cuadro 3. Resultado de la caracterización hídrica para INIA La Estanzuela e INIA Las Brujas
Sitio Profundidad Dens. Ap.1 CC2 PMP3 AD4 mm AD 5 horizonte-1
cm g cm-3 ———% volumen———
Las Brujas
0-20 1,28 34,0 18,78 15,25 30,50 20-40 1,32 37,8 21,36 16,43 32,85 40-60 1,40 38,9 21,82 17,13 34,25 60-90 1,42 38,8 21,62 17,19 34,4
La Estanzuela
0-20 1,23 37,2 21,4 15,79 31,57 20-50 1,36 41,0 23,3 17,77 53,31
50-65 1,38 36,5 19,9 16,60 24,90 65-90 1,39 38,1 21,2 16,85 42,13
1 Densidad aparente del suelo. 2 Capacidad de Campo. 3 Punto de Marchitez Permanente. 4 Agua disponible del suelo.5
Cantidad de agua disponible en milímetros según el horizonte del suelo.
El riego se aplicó con un equipo de riego por goteo debido a que ofrece una
mayor precisión para la entrega de las cantidades de agua de riego y permite que el
experimento ocupe una menor superficie, ambos factores ayudan a minimizar el
error experimental en el análisis de los datos (Torrion et al., 2015). Para el riego se
utilizaron cintas con portagoteros de polietileno de baja densidad, marca comercial
Gi-Teip. En la Estanzuela se utilizaron goteros de 1,6 L h-1, autocompensados cada
50 cm. En Las Brujas se utilizaron goteros de 1,4 L h-1 cada 30 cm. Las tasas de
aplicación resultantes fueron: 8,4 mm h-1 y 12,3 mm h-1, respectivamente. Para el
control del agua agregada se utilizaron contadores de hélice marca Arad instalando
uno por cada tratamiento.
En ambos sitios se aseguró el control total de malezas, plagas y enfermedades
de manera de que éstas no disminuyeran el potencial de rendimiento. Para esto se
aplicaron los productos correspondientes cuando se constataba presencia de los
mismos. De esta forma se aseguró que las potenciales diferencias en los
rendimientos se debieron únicamente a los tratamientos de agua. La variedad
utilizada en ambos sitios fue Nidera 4955, de ciclo medio, indeterminada, con una
población objetivo de 300.000 pl ha-1.
42
Se realizó fertilización del suelo previo a la siembra cuando fue necesario
según análisis químico del suelo (Cuadro 4). En el caso de Las Brujas no necesitó
fertilización ya que el suelo estaba en los niveles de suficiencia nutricional. En La
Estanzuela, se fertilizó con nitrógeno (N) y fósforo (P) aplicando 200 kg ha-1 de
fertilizante 7/40.
Cuadro 4. Resultado de análisis de suelo para INIA La Estanzuela e INIA Las Brujas
Sitio pH (H2O) MO1 N-NO3
2 P Bray I3 K4 S-SO45
% µg N g-1 µg P g-1 meq 100 g-1 µg S g-1
La Estanzuela 5,8 3,7 2,7 7,8 0,59 0,7
Las Brujas 6,2 2,4 48,6 172,1 0,93 20,1 1 Materia Orgánica del suelo. 2 Nitrógeno como nitrato. 3 Fósforo determinado con la técnica Bray I. 4 Potasio. 5 Azufre como
sulfato.
Los datos climáticos se registraron en estaciones meteorológicas
convencionales ubicadas a 1,7 km y 1,4 km de distancia de la localización de los
ensayos de La Estanzuela y de Las Brujas, respectivamente. Dentro del shelter se
ubicó una estación meteorológica marca Davis para medir viento y temperatura de
manera de asegurar que no hubiesen diferencias significativas entre la ETo del
shelter y la calculada en la estación convencional.
En cada sitio experimental se realizó la caracterización climática. En La
Estanzuela se analizó además, la probabilidad de ocurrencia de lluvia realizando un
análisis de frecuencias acumuladas para los meses de noviembre, diciembre y
enero, utilizando los datos históricos de lluvias desde 1970 hasta el 2016. Se
consideró la variable lluvia con una distribución Gamma incompleta y se calculó la
probabilidad de excedencia del total de lluvias acumuladas desde siembra hasta
enero.
Las dosis de riego se determinaron mediante los balances hídricos para cada
tratamiento y sitio. Cada vez que se llegaba al umbral de agotamiento de agua
43
disponible (p) de 0,4 (p=0,4) para la profundidad radicular determinada y corregida
diariamente, se aplicaba una lámina de agua variable entre 12 mm y 16 mm. De
esta forma el contenido de humedad del suelo se mantuvo por debajo de CC y por
encima del umbral prefijado. Todos los tratamientos se regaban en el mismo
momento pero variando el tiempo de riego según el tratamiento.
La población de plantas se determinó en V4 para asegurar que el número de
plantas sea el número de plantas final logrado. Se contó el número de plantas en 4
metros lineales para cada parcela.
Los estados fenológicos del cultivo fueron determinados semanalmente
utilizando la escala de Fehr el al. (1971); Fehr y Caviness (1977) por la misma
persona en ambos sitios.
La proyección de los estados fenológicos para la estimación de la evolución en
los Kc y del cultivo se realizó a partir de los modelos obtenidos por Fassio et al.
(2013a). Esta aplicación web permite a cualquier usuario pronosticar las fechas en
que sucederán los eventos fenológicos de sus cultivos. Estas proyecciones eran
corregidas a través de la determinación semanal de la fenología en cada parcela y
sitio.
Se determinó la humedad del suelo mediante medidas con Sonda de
Neutrones marca Troxler 4300 y CPN SG, en La Estanzuela y Las Brujas
respectivamente. Para esta medida se instalaron tubos de acceso de aluminio, un
tubo por parcela de 1,18 m de profundidad en la entrefila del cultivo. Las medidas
de sonda se realizaron de 2 a 3 veces por semana previo al riego para las
profundidades de 0 a 20 cm, de 20 a 40 cm, de 40 a 60 cm y de 60 a 1 m. Se realizó
la calibración para cada equipo siguiendo la metodología de Haverkamp et al.
(1984) y Puppo et al. (2014). Para el sitio de INIA La Estanzuela, además de la sonda
44
de neutrones, se determinó la humedad del suelo utilizando una sonda de
capacitancia FDR (Frecuency domain reflectometry) marca Delta T, también
calibrada de la misma forma. Para esto se instalaron tubos de acceso de 1,10 m de
profundidad de fibra de vidrio, colocados en la entrefila del cultivo, al igual que la
sonda de neutrones, en todas las parcelas. Las medidas se realizaron al mismo
tiempo que la sonda de neutrones (2-3 veces por semana, previo al riego) y las
medidas de humedad del suelo se tomaban a los 10 cm, 20 cm, 30 cm, 40 cm, 60 cm
y 1 m de profundidad.
Se determino para todos las parcelas en ambos sitios las variables altura de
planta, cobertura del suelo, conductancia estomática, rendimiento final y sus
componentes.
La altura de planta (cm) se consideró como la medida dese el suelo hasta el
ápice, tomando 4 a 5 medidas en cada parcela con una regla.
La cobertura del suelo y el índice de área foliar (IAF) se determinó mediante
un ceptómetro marca AccuPar, modelo LP-80. Se realizaron medidas semanales,
obteniendo 1 dato por parcela que se compone del promedio de 4 medidas. Las
medidas se realizaron en torno a las 15 hs, en días sin nubosidad, colocando la barra
con los sensores de forma diagonal en la entrefila, como se describe en el manual
Accupar (versión 10).
La conductancia estomática se midió con un porómetro marca Decagon. Se
realizaron 5 medidas por parcela, tomando las lecturas en la 3° hoja superior o 2°
completamente desarrollada. La medida se realizó en el envés de la hoja, donde la
soja contiene el mayor número de estomas. Las medidas comenzaban a las 11:30
hs, en días sin nubosidad. Las lecturas se realizaron en plantas similares y hojas
45
sanas, de la misma forma que Oosterhuis y Walker (1987); Teare y Kanemasu
(1972).
El rendimiento final se determinó mediante corte y trilla manual. Las áreas
cosechadas variaron entre sitios. El área cosechada en cada parcela del ensayo en
La Estanzuela fue de 7,2 m2, realizada en tres cortes (sub-parcelas) de 3 filas por 2
m. Se utilizó una cosechadora experimental para la trilla, marca Wintersteiger,
Austria. En Las Brujas se cosechó el área completa del lisímetro, 1,7 m2, con una
trilladora experimental marca Warnig Ls 92239130, Estados Unidos. El peso de
grano se corrigió en base a una humedad del 14 %.
Los componentes de rendimiento determinados fueron: el número de vainas
por planta, número de granos por vaina y planta, granos m-2, y peso de mil semillas.
Para el peso de mil semillas (PMS) se consideraron 1500 semillas en cada parcela de
La Estanzuela (llevadas a peso de mil semillas por regla de tres) y 1000 semillas en
cada parcela para Las Brujas. Para la determinación del número y peso de los granos
se utilizó un contador electrónico marca Reign, modelo SLY-C, corregido a 14 % de
humedad. El resto de los componentes de rendimiento se realizó en base a una
muestra de 1 m lineal por parcela, en ambos sitios.
2.2.1. Análisis de resultados
Para el análisis de resultados se realizó un análisis estadístico utilizando el
software Infostat/P. Se realizó un análisis de varianzas (ANAVA) por sitio y uno en
conjunto, para identificar el efecto de dosis y estrategias de riego en el agotamiento
del agua del suelo y en el rendimiento final de grano. Se planteó el contraste entre
los tratamientos 75 % vs 50/100 % debido a que ambos presentaron una cantidad
similar de agua total efectiva pero aplicada en distintos momentos. Para los análisis
de varianza se consideró al momento de riego como variable discreta y la cantidad
46
de agua como variable continua. En el ANAVA del sitio La Estanzuela y en el
conjunto de ambos sitios también se incluyó el efecto bloque. Para el ANAVA
conjunto de ambos sitios, se consideró al sitio Las Brujas como un cuarto bloque.
En La Estanzuela el aumento de rendimiento en función del agua total efectiva
se modeló como una función lineal plus plateau y en Las Brujas se modeló como
una función lineal. Para estos ajustes se utilizaron las herramientas análisis de datos
y solver de software Microsoft Excel.
2.2.2. Descripción de la elaboración del balance hídrico diario
Para el balance hídrico diario se utilizó una hoja de cálculo electrónico con un
programa de fácil uso y acceso como el programa Excel (Figura 3).
Figura 3. Croquis del balance hídrico en Excel.
2.2.2.1. Cálculo de la ETo
La ETo se determinó según la ecuación de Penman Monteith. Los
procedimientos de cálculo se encuentran detallados en la Guía FAO N° 56 descripta
por Allen et al. (1998). El método Penman-Monteith se recomienda como el método
más adecuado en la determinación de la ETo con parámetros climáticos, como se
explicita en la sección anterior.
Los valores de la ETo se pueden calcular con los datos de la estación climática
o encontrar disponibles en la página web de INIA
47
(http://www.inia.uy/investigaci%C3%B3n-e-
innovaci%C3%B3n/unidades/GRAS/Clima/Banco-datos-agroclimatico), donde se
pueden descargar los valores diarios para las zonas de influencia de las estaciones
climáticas INIA. En este caso se realizó por ambas vías.
2.2.2.2. Descripción y elaboración de la curva de Kc
La elaboración de la curva de Kc se describe en la Guía FAO N° 56, según Allen
et al. (1998). Se dividió el período de crecimiento del cultivo en 4 etapas generales
según fenología y desarrollo, estimando su duración en base al modelo de fenología
de Fassio et al (2013a), corregidos semanalmente con las observaciones a campo y
mediciones de porcentaje de cobertura del suelo (CC) e índice de área foliar (IAF).
Se usaron los valores de Kc de Allen et al. (1998) que corresponden a dichas etapas
(Kc ini, Kc med y Kc fin). Para el Kc inicial de Las Brujas se utilizó el método gráfico según
frecuencia de humedecimiento y condiciones climáticas.
2.2.2.3. Cálculo de la ETc
A partir de la curva del Kc se determina la evapotranspiración del cultivo, ETc,
multiplicando los valores de ETo por el Kc.
En los tratamientos con riego deficitario se consideró un Ks y se modificó la ETc
diaria, definiendo y construyendo la evapotranspiración del cultivo ajustada (ETc aj)
como se muestra a continuación.
2.2.2.4. Evapotranspiración ajustada ETc aj
Siendo ETc aj = ETo*Ks*Kc
Ks diario es el factor de reducción de la transpiración del cultivo; definido
como: Ks= (AD-Agotamiento de agua)/(AD-AFA).
48
Como forma de medir las restricciones hídricas de los tratamientos se calculó
el índice de bienestar hídrico como la relación entre la ETc aj y la ETc máxima
estimadas.
2.2.2.5. Aporte del agua de lluvia y riegos
Una vez establecida la demanda del cultivo, se le restaron los aportes de agua
diarios, estableciendo un balance. Se asumió que las lluvias como máximo pueden
devolver el asuelo a CC y el resto percola. En los lisímetros el drenaje estuvo
contabilizado previo a cada riego.
2.2.2.6. Zona radicular efectiva
Se considera una profundidad radicular, donde se presentan la mayor parte
de las raíces efectivas del cultivo. Dicha profundidad aumenta a medida que el
cultivo se desarrolla hasta llegar a un máximo. En las etapas iniciales del cultivo se
considera una profundidad de 20 cm, ya que se considera que el agua se mueve por
capilaridad, como se describe en la Guía FAO N° 56, según Allen et al. (1998).
En los lisímetros se calculó la ETc para el tratamiento 100%, (T1) con la fórmula:
• ETc = Riego − Drenaje ± Δhumedad del suelo
Siendo la variación de humedad la diferencia entre dos medidas con sonda de
neutrones.
49
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los resultados que se exponen a continuación se muestran para cada uno de
los sitios de experimentación y luego se presenta un análisis conjunto de ambos.
3.1. LA ESTANZUELA
Las condiciones ambientales produjeron condiciones de alta demanda, 252
mm y 475 mm de ETo para los períodos desde siembra a R1 y desde R1 a R7 y 316
mm desde R4 a R7. El período reproductivo y gran parte del período crítico (PC),
coinciden con los momentos de menor precipitación acumulada. Dese R1 hasta el
período cercano a R6 se registraron 70 mm de lluvia acumulada (desde el 18 de
diciembre al 11 de febrero). Desde el 11 de febrero (R5) hasta R7 se registraron 233
mm acumulados. Las precipitaciones estuvieron concentradas en la última fase de
PC. La información climática de la zafra se encuentra detallada en Anexos.
El análisis de las frecuencias acumuladas con los datos históricos de lluvias
desde siembra a R4 muestra que esta zafra se caracterizó por ser un año frecuente,
con un período de retorno de 1.3 años. En nuestras condiciones (Sur del Uruguay)
existe un 80% probabilidad de que lluevan más de 240 mm en este período
(cantidad de agua acumulada en esta zafra, desde noviembre a enero). Por otro
lado, las precipitaciones de enero fueron particularmente bajas (42 mm). El análisis
de frecuencias acumuladas muestra que existe un 92% de probabilidad de que
lluevan más de 50 mm en este mes, donde ocurrió el PC.
3.1.1. Balance hídrico
A continuación se presentan a modo de ejemplo los resultados que surgen del
balance hídrico realizado en los tratamientos 100 % y del tratamiento sin riego
50
(Figuras 4 y 5). En estas Figuras se evidencia un correcto manejo del riego en el caso
del tratamiento 100% y un déficit acentuado para el tratamiento sin riego desde fin
de diciembre hasta principios de febrero.
Figura 4. Evolución del balance hídrico para el tratamiento 100 % en La Estanzuela
Figura 5. Evolución del balance hídrico para el tratamiento sin riego en La
Estanzuela
51
3.1.2. Determinaciones a campo
3.1.2.1. Población lograda
La población lograda en La Estanzuela fue de 268.000 pl ha-1 promedio. Si bien
en promedio la población lograda fue un 11 % menor a la objetivo, es importante
destacar que la siembra fue uniforme, con equidistancia entre plantas, situación
que definió una siembra de calidad.
Según Fassio et al. (2013b) y Gaso et al. (2014), existe un rango crítico de
población mínima de 150.000 a 200.000 pl ha-1 por debajo de la cual el rendimiento
se ve afectado. La población lograda supera en un 34 % el nivel máximo del rango
crítico.
3.1.2.2. Humedad del suelo
La humedad del suelo se determinó mediante dos formas, con sonda de
neutrones y con sonda FDR.
Las medidas de contenido de humedad del suelo determinada con sonda de
neutrones presentaron valores muy bajos hasta 20 cm de profundidad. Este registro
de humedad no fue tenido en cuenta para el monitoreo de los tratamientos y no se
incluyó en las figuras que muestran la evolución de la humedad en el perfil. Los
valores obtenidos podrían estar subvalorando el contenido de humedad en esta
profundidad, a pesar de haber realizado una calibración específica para esta
profundidad. En este sentido Hillel (2004), expresó que mediciones en los primeros
20 cm del suelo son imprecisas debido al posible escape de neutrones hacia la
atmósfera.
52
Como se aprecia en la Figura 6, el tratamiento de riego 100 % mantuvo el
contenido de humedad del suelo con valores iguales o mayores al 50 % del agua
disponible (AD) en los tres horizontes restantes por lo que se evidencia un correcto
manejo del riego. El resto de los tratamientos de riego se manejaron con un
agregado de agua inferior a este tratamiento causando un déficit hídrico progresivo
como se muestra en la Figura 7 y Figuras 40, 41 y 42 en Anexos, con mínimos
durante el PC.
Figura 6. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento 100 % en La Estanzuela
53
Figura 7. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento 50 % en La Estanzuela
Figura 8. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento Sin Riego en La Estanzuela
54
Con los datos de sonda de neutrones se calcularon los agotamientos de agua
disponible (p) en los horizontes del suelo monitoreados y durante el ciclo del
cultivo. El p en los tratamientos de riego deficitario descendió progresivamente
pero se revirtió parcialmente cuando se produjeron precipitaciones. Las condiciones
de mayor agotamiento se encontraron durante el PC.
Cuadro 5. Agotamientos promedio del agua disponible según horizonte y días transcurridos durante fase fenológica para La Estanzuela
Tratamiento Agotamiento promedio 20-60 cm
N° días Fenología —————(%)—————
100/50 57 11 R4.5 a R5.5
75 60 3 R5.5
50 59 18 R4.5 a R5.5
50/100 60 4 R4.5
Sin Riego 52 40 R2 a R5.5
100 30 Todo el período
Los mayores agotamientos en todas las parcelas se registraron en el horizonte
de 20 a 40 cm, sin embargo la humedad en el horizonte 40 a 60 cm sigue un patrón
de agotamiento similar al anterior, pero manteniendo valores de humedad
mayores. Esto estaría sugiriendo que la mayor concentración de raíces absorbentes
se encuentra entre los 20 y 60 cm de profundidad (Figuras 6, 7 y 10).
El tratamiento 100 % llegó al inicio del PC (19 de enero) con un agotamiento
del AD del 42 % de 20 a 60 cm de profundidad, pero durante todo el ciclo se
mantuvo alrededor de 30 % de agotamiento de 20 a 60 cm (Cuadro 5). Durante el
PC (del 19 de enero al 22 de marzo) el p se mantuvo en un 45 % en promedio.
Desde floración hasta R5-R6 las condiciones ambientales determinaron una
mayor ET del cultivo y produjeron el mayor agotamiento del AD en todos los
tratamientos.
55
El tratamiento 100/50 %, tuvo un pequeño déficit a partir de R4, al reducir el
riego de acuerdo al tratamiento (Figura 40 en Anexos), pero a mediados de febrero
ocurrieron períodos de lluvias que dieron a este tratamiento condiciones benignas a
partir de R5.5. Entre el 12 de febrero y el 28 de febrero llovieron 131 mm, que
permitieron la recarga del perfil de suelo. De todas formas, este tratamiento
presentó un agotamiento del AD promedio para 20-60 cm de 57 % durante 11 días,
entre R4.5 a R5.5. (Cuadro 5). Por cuanto el estrés impuesto al cultivo con este
tratamiento, fue moderado y como se verá más adelante no afectó el rendimiento.
Las lluvias también beneficiaron al tratamiento 75 %. Este tratamiento el 3 de
enero (R2) presentaba un p del 50 % y llegó a un nivel máximo el 12 de febrero (R5).
Presentó un agotamiento promedio durante 3 días en torno a R5.5 del 60% entre 20
y 60 cm (Figura 41 en Anexos, cuadro 5).
El tratamiento 50 % tuvo un déficit un poco mayor al tratamiento 75 %, que
comenzó el 6 de enero hasta el 12 de febrero. Este tratamiento presentó a inicios
de enero (R2) un p del 45 % y partir de esta fecha dicho p fue aumentando
progresivamente hasta llegar a un nivel máximo el 12 de febrero (R5), (Figura 7). El
agotamiento superó el umbral teórico del 50 % de agotamiento (según Allen et al.,
1998; Pereira et al., 2010) durante 18 días, presentando un agotamiento promedio
de 59 % durante el PC, de R4.5 a R5.5 (cuadro 5). Esto se manifestó en el rendimiento,
aunque a partir del 12 de febrero la humedad en el suelo aumentó a causa de las
lluvias.
La evolución del AD para el tratamiento sin riego (Figura 8) mostró una
evolución igual a la calculada en el balance hídrico (Figura 5), con mínimos en el mes
de enero y febrero. Este tratamiento fue el que presentó las condiciones de
agotamiento más severas. Al inicio de la etapa reproductiva (R2) el tratamiento sin
riego fue el que presentó el mayor agotamiento del AD, 54 % de 20 a 60 cm. Se
56
mantuvo relativamente estable en ese rango (52 % promedio) durante 40 días
hasta R5.5 (Cuadro 5). El agotamiento si bien alcanzó niveles similares a los del
tratamiento 50 %, se mantuvo por más tiempo con ese nivel máximo de
agotamiento alcanzado.
El tratamiento 50/100, tuvo un déficit similar al tratamiento 50 % durante el
período en el que los riegos deficitarios fueron iguales. Este tratamiento presentó
agotamiento promedio durante 4 días en torno a R4.5 del 60 % de 20-60 cm
(Cuadro 5, Figura 42 en Anexos).
Los resultados de las medidas de humedad de suelo con la sonda FDR en
términos absolutos no se ajustaron con los registrados por la sonda de neutrones, a
pesar de haber realizado su calibración con el método gravimétrico de la misma
forma que con la sonda de neutrones. Sin embargo, la evolución de la humedad
registrada por ambos métodos sigue el mismo patrón.
Este método permite visualizar con mayor detalle la extracción de agua por
parte de las raíces y en forma indirecta su desarrollo, debido a la posibilidad de
registrar la humedad en seis profundidades diferentes. (Figuras 9, 10 y 11).
Figura 9. Evolución del contenido relativo de agua del suelo por horizonte para el
tratamiento 100 % en La Estanzuela
57
Figura 10. Evolución del contenido relativo de agua del suelo por horizonte para el
tratamiento 100/50 % en La Estanzuela
Figura 11. Evolución del contenido relativo de agua del suelo en por horizonte para
el tratamiento Sin Riego en La Estanzuela
Las mediciones de humedad de suelo con la sonda FDR en todos los
tratamientos y en las 6 profundidades (10, 20, 30, 40, 60 y 100 cm de profundidad)
evidenciaron extracciones hasta 60 cm, con mayores extracciones concentradas
hasta los 40 cm. Se puede apreciar claramente en las Figuras 9, 10 y 11.
58
Se evidenció extracción de agua por parte del cultivo hasta 1 m de
profundidad cuando el cultivo tuvo deficiencias hídricas en etapas tempranas que
estimularon una exploración radicular de mayor profundidad (Figura 11).
El desarrollo radicular alcanzó los 40 cm en V8-R1, 47-50 días luego de siembra
y antes de la máxima cobertura; 60 cm en R3 y 1m entre R4 y R5. Cabe recordar que
en aquellos tratamientos donde se cubre toda la ET durante todo el ciclo
(tratamiento 100 %) o en parte de su ciclo (tratamientos 50/100 % y 100/50 %) el
nivel de humedad se mantuvo estable durante la etapa bien regada, impidiendo
analizar el patrón de extracción de las raíces (Figuras 9 y 10). Asimismo en el
tratamiento sin riego y en el tratamiento 100/50 % el patrón de extracción no pudo
ser observado a partir de la segunda mitad de febrero debido a la ocurrencia de
lluvias (Figuras 10 y 11)
Los resultados sugieren que el sensor FDR debería instalarse en la fila del
cultivo para tener medidas adecuadas en términos absolutos, debido al volumen de
suelo monitoreado por este método.
3.1.2.3. Fenología
El seguimiento de los estados fenológicos semanalmente mostró que la
fenología se vio afectada por las deficiencias hídricas. Se evidenció un adelanto en
la maduración del cultivo provocado por el estrés hídrico (Figura 12). Estas
diferencias se diluyeron al acercarse a R8.
59
Figura 12. Fenología del cultivo en La Estanzuela.
La evolución de los estados fenológicos tuvo una buena correlación con los
estados fenológicos proyectados con el modelo disponible de fenología realizado
por Fassio et al (2013a).
3.1.2.4. Cobertura del suelo, ET, Kc , precipitación e índice de bienestar hídrico
Como se explicó anteriormente y como se muestra en la Figura 13, la
demanda atmosférica, ETo, fue elevada durante el período reproductivo. La ETc
tuvo una evolución similar, como consecuencia de la ETo y de la evolución del Kc.
Teniendo picos de máximo consumo entorno a R2 y a R4.
La evolución de la cobertura es la que determina los cambios en el Kc (Allen et
al., 1998). En este trabajo la evolución del Kc se ajustó mediante la fenología y las
medidas de cobertura del cultivo (Figura 13).
60
La cobertura para el último período no mostró una caída tan evidente como
se esperaba encontrar y como lo describe Allen et al. (1998), sin embargo se
constató un follaje envejecido, cada vez más evidente a partir de R5.
Figura 13. Evolución según el estado fenológico de los valores promedio diarios de
ETo, ETc, Kc; y cobertura del suelo (CC) en los tratamientos 100 % y sin riego en la
estación experimental INIA La Estanzuela
Los muestreos de cobertura y de fenología muestran que en R2 se alcanza la
máxima cobertura.
La duración de las fases fenológicas para estimar la evolución del Kc guardó
relación con las medidas de % de cobertura (CC) (Figura 13 y Cuadro 6). El número
de días de duración de cada etapa del Kc hasta R7 se muestra en la Cuadro 6; se
utilizó un Kc inicial de 0.5, valor de tabla propuesto por Allen et al. (1998).
61
Cuadro 6. Duración en días de las fases del Kc para La Estanzuela.
Kc N° días
Inicial (Kc = 0.5) 30
Desarrollo 30
Medio 67
Final 20
En la Figura 14 se aprecia la evolución de la ETc acumulada para cada
tratamiento según el balance hídrico. Se puede apreciar que la ET del cultivo se
reduce como consecuencia de las deficiencias hídricas del suelo, ETc aj. Todos los
tratamientos excepto el tratamiento sin riego presentaron ET por encima de la
precipitación acumulada para todo el ciclo. Cabe recordar que la ET estará limitada
por el agua disponible (lluvias y riego).
Las mayores reducciones respecto a la ETc sin restricciones fue del 47 % para
el tratamiento Sin Riego y del 22 % para el tratamiento 50 %. Los tratamientos
100/50 %, 75 % y 50/100 % presentaron reducciones de la ETc entre 10 y 14 %
(Cuadro 6). Estas reducciones se plasmaron en el Índice de Bienestar Hídrico (Figura
39 en Anexos) en donde se observa los menores índices para los tratamientos Sin
Riego y 50 %. Se evidenció también el aumento en la ETc en el tratamiento 50/100 %
luego de R4, momento en el que se cambia la estrategia de riego hacia una situación
progresiva de confort hídrico (Figura 14, Figura 39 en Anexos).
62
Figura 14. Evolución de la ETc, ETc aj y precipitación acumuladas durante el ciclo del
cultivo y precipitación acumulada para cada etapa fenológica para la estación
experimental INIA La Estanzuela
La ETc calculada mediante balance hídrico fue de 682 mm para el tratamiento
100 %, seguida por los tratamientos 100/50 %, 75 % y 50/100 % con 634 mm, 624
mm y 607 mm respectivamente. Los tratamientos 50 % y Sin Riego tuvieron una ETc
de 545 mm y 375 mm respectivamente (Cuadro 7 y Figura 14).
63
Cuadro 7. ETc acumulada para todo el ciclo del cultivo y su reducción respecto a la ETc sin restricciones según tratamiento para La Estanzuela
Tratamiento ETc ajustada % Reducción de la ETc
sin restricciones mm
100/50 634 10
75 624 11
50 545 22
50/100 607 14
Sin Riego 375 47
100 682 3
La diferencia entre la ETc del tratamiento 100 % y Sin Riego fue de 307 mm. La
diferencia entre la ETc máxima y el tratamiento 50 % fue de 156 mm y respecto al
50/100 % fue de 95 mm.
3.1.2.5. Altura de planta
La altura de planta es afectada por el agregado de agua. Su evolución durante
el ciclo muestra una clara diferencia entre los tratamientos regados respecto al
tratamiento sin riego. El tratamiento sin riego llegó al fin de ciclo con una altura de
70 cm (Figura 15). Mientras que los tratamientos regados llegaron a 100 cm
(tratamiento 50 %) y alcanzaron 105 y 110 cm el resto de los tratamientos.
64
Figura 15. Evolución de la altura de planta durante el ciclo según tratamiento para
La Estanzuela
La altura máxima para los tratamientos regados se alcanza entre R5 y R5.5, a
excepción del tratamiento sin riego el cual alcanzó antes la altura máxima, luego de
R4, antes de llegar a R5.
3.1.2.6. Índice de área foliar
El Índice de área foliar (IAF) y la cobertura del cultivo se ven claramente
afectada por el contenido de agua del suelo (Figura 16).
Todos los tratamientos llegaron al IAF máximo a mediados de enero cuando el
cultivo estaba en R3. El tratamiento 100 % lo mantuvo cercano a ese índice durante
más tiempo que el resto de los tratamientos, en los cuales el IAF comenzó a
disminuir luego de mediados de enero; excepto el 50/100 % en el cual se observó lo
contrario. El tratamiento 50 % se mantuvo por debajo al resto de los tratamientos
con un IAF máximo de 7,6, mientras el resto de los tratamientos regados llegaron a
65
máximos entre 9,5 y 10,5. El tratamiento 100/50 %, luego de R4 disminuye más que
el tratamiento 75 %.
El tratamiento 50/100 % llego a R4 con índice de 7,5. Sin embargo, el IAF
presentó aumentos incluso luego de R4, en consecuencia al aumento de agua
agregado debido al cambio en la estrategia del riego de acuerdo al tratamiento. El
IAF llegó a un máximo de 9,7, similar a los tratamientos regados del 100 %, 75 %, y
100/50 %. El máximo IAF se registró a principios de febrero cuando el cultivo estaba
en R5.
Figura 16. Evolución del índice de área foliar durante el ciclo según tratamiento para
La Estanzuela.
El 80% de cobertura del cultivo para el tratamiento 100 % se alcanzó el 21 de
diciembre con un IAF de 3, cuando el cultivo estaba en floración, entre R1 y R2.
La máxima cobertura del cultivo se alcanzó el 29 de diciembre cuando el
cultivo estaba en R2, momento en el que se registró un IAF cercano a 5 (4,8). Se
66
encontró que para el tratamiento sin riego la máxima cobertura se alcanzó también
en diciembre pero unos días después que los tratamientos regados (Figura 13).
3.1.2.7. Conductancia estomática
La conductancia estomática se ve claramente afectada por el contenido de
agua del suelo (Figura 17). Esta medida reflejó los diferentes manejos de riego.
El tratamiento sin riego y 50 % presentaron conductancias del 20% y cercanas
al 60 % respecto al tratamiento del 100 %; es decir, 80 % y 40 % menores que el
tratamiento 100 %.
Figura 17. Evolución de la conductancia estomática del cultivo según tratamiento
para La Estanzuela.
Las medidas de conductancia en términos absolutos evidenciaron una
tendencia a disminuir en todos los tratamientos a partir de R5 debido al
envejecimiento foliar.
67
3.1.3. Rendimiento final de grano y componentes
El rendimiento en soja es afectado por el status hídrico durante su ciclo. El
máximo rendimiento alcanzado fue de 5700 kg ha-1 seguido de 5444 kg ha-1 en los
tratamientos 50/100 % y 100 % (Figura 18). Se encontraron 5200 kg ha-1 y 5050 kg
ha-1 para los tratamientos 100/50 y 75 %. Los menores rendimientos se encontraron
para los tratamientos 50 % y sin riego, con 4790 kg ha-1 y 3200 kg ha-1,
respectivamente.
Los máximos rendimientos correspondieron a los tratamientos que tuvieron
su demanda satisfecha durante todo el ciclo (100 %) o durante el PC (50/100 %). En
esta zafra no hubo diferencias significativas entre satisfacer la demanda máxima
solo en el período R4 a R7, habiendo aportado previamente con el riego el 50% de
los requerimientos; y regar bien durante todo el ciclo. El máximo rendimiento
alcanzado fue de 5700 kg ha-1 tratamiento 50/100 %, siendo estadísticamente igual
al 100 %, 5444 kg ha-1, (p=0,70).
Se puede interpretar por lo tanto que el estrés durante el PC repercutió en el
rendimiento. La severidad en el rendimiento final dependió de la magnitud del
déficit y la cantidad de tiempo transcurrido con dichos déficits.
El rendimiento aumentó con la cantidad de agua agregada, sin embargo, la
función que mejor se ajustó a la respuesta fue una función plus plateau,
evidenciando que existió un máximo (Figura 18). La línea continua representa un
modelo lineal plus plateu: para x<NC y=a + bx; para x>NC y = plateu. Esta máxima
respuesta al agua se encontró en 5305 kg ha-1 con 641 mm de agua total.
68
El análisis estadístico no mostró diferencia significativa para momento de
riego, esto probablemente sea debido a que las lluvias, distorsionaron los efectos
de estos tratamientos. Las lluvias aumentaron el agua neta recibida por los
tratamientos y se llegó a la zona de meseta de la función rendimiento-agua total
efectiva en los tratamientos de riego deficitario controlado (RDC).
Figura 18. Rendimiento en función del agua total efectiva para La Estanzuela.
El resultado del análisis para el rendimiento de los contrastes entre los
tratamientos 50/100 %, 100/50 % y 75 % en relación al 100 % mostró que ninguno
de los tres tuvo diferencias en rendimiento con el 100 %. Estas relaciones
probablemente están influidas por el efecto lluvia ya que a partir del 11 de febrero
se registraron precipitaciones. Las lluvias revirtieron los efectos del déficit
principalmente al tratamiento 75 % y tratamiento 100/50 %, los cuales no
presentaron diferencias significativas para rendimiento respecto al 100 % (p=0,71;
p=0,94, respectivamente).
Lo tratamientos 50/100 % y 75 % no fueron estadísticamente diferentes,
aunque tuvieron diferencias en rendimientos medios de 645 kg ha-1 a favor de la
69
estrategia 50/100 %. Ambos tuvieron una cantidad de agua similar pero aplicada de
forma diferente durante el ciclo del cultivo. Se evidenció una tendencia de mayor
productividad para el tratamiento 50/100 %. Esto se muestra en la Figura 18 con
puntos superiores a la función (puntos indicados en color negro). Por lo que la
estrategia de riego deficitario controlado (RDC) 50/100 % muestra una mejor
respuesta que el riego deficitario continuo (RD) de 75 %.
Los tratamientos 50/100 % y 100/50 % fueron estadísticamente iguales
aunque tuvieron diferencias en rendimientos medios de 487 kg ha-1 a favor del
50/100 %.
Por otro lado, el tratamiento 50 % tuvo su rendimiento deprimido debido al
estrés hídrico durante el PC. Esto se constata ya que hasta R4 la estrategia de riego
fue igual a la del tratamiento 50/100 %, a diferencia que este último pudo revertir la
situación de déficit lo suficiente como para que no se afectara su rendimiento
pudiendo llegar a rendimientos máximos.
El tratamiento sin riego presentó los menores rendimientos del ensayo. Las
deficiencias hídricas severas del tratamiento sin riego llevaron a reducciones del
rendimiento del 44 %, entre 650 a 2500 kg grano ha-1 respecto al máximo, que no
pudieron ser revertidos por la lluvia.
La humedad de grano fue similar en todos los tratamientos regados (Cuadro
8). En el tratamiento sin riego se apreció un % de humedad un poco mayor al resto,
presentando algunos granos verdes. Las plantas de este tratamiento se mantenían
de un color verdoso sin que se cayeran las hojas desde marzo y aún hasta cercano a
la cosecha. Esto se debió a que los déficits hídricos que ocurrieron desde enero
posiblemente provocaron un cambio en la relación fuente-fosa. Este déficit también
pudo haber provocado una desincronización en el cuajado de los frutos y por lo
70
tanto al momento de cosecha existieron granos verdes con un mayor % de
humedad (Cuadro 8).
Cuadro 8. Humedad de grano y grano dañado a cosecha para La Estanzuela
Tratamiento Humedad de grano Grano dañado
———————— % ————————
100/50 12,3 9
75 12,0 9
50 12,4 10
50/100 12,6 9
Sin Riego 16,2 28
100 12,0 8
Además de presentar una mayor humedad en grano, el tratamiento sin riego
también presentó mayor % de grano dañado a cosecha (Cuadro 8). Esto se atribuye
a que a diferencia de los tratamientos regados, este tratamiento llegó a madurez
fisiológica unos días antes y por lo tanto los granos maduros transcurrieron más
tiempo con condiciones adversas (lluvias) previo a cosecha.
El peso de grano para cada tratamiento no fue estadísticamente diferente.
Trabajos de riego en soja (Molino, 2001 y Andriani et al., 1991), constatan que
existe una tendencia a presentar mayor peso de grano en los tratamientos con
mayor déficit hídrico. En este ensayo se vio una tendencia similar (mayor PMS) para
el tratamiento sin riego, seguido de tratamiento 50 %, sin embargo no fue
estadísticamente significativa.
Según bibliografía el número de granos por m2 componente más importante
en la definición del rendimiento (Egli, 1998, citado por Molino, 2001; Karam et al.,
2005; Egli et al., 1983 y Snyder et al., 1982, citados por Andriani et al., 1991; Wani
et al., 2012).
71
Se encontró menor número de nudos por planta en el tratamiento sin riego
y por ende menor número de vainas por planta, respecto a los tratamientos
regados, sin embargo estas diferencias no fueron estadísticamente significativas. En
cuanto al número de granos por vaina se mantuvo estable. Resultados similares a
los reportados por Wani et al. (2012). Se encontró que la mayoría de las vainas
fueron vainas de dos granos (Cuadro 16 en Anexos).
3.1.4. Cantidad de agua agregada y productividad del agua
La cantidad de agua aplicada por riego para cada tratamiento fue diferente
(Cuadro 9, Figura 43 en Anexos), variando entre 450 mm para el tratamiento 100 %
y 225 mm para el tratamiento 50 %. Los tratamientos 50/100 % y 75 % tuvieron
cantidades de agua de riego aplicadas muy similares entre sí (342 mm y 337 mm
respectivamente).
El ahorro de agua de riego respecto al tratamiento 100 %, fue de un 24 % y un
50 % en los tratamientos 50/100 % y 50 % respectivamente.
Los resultados de este análisis mostraron que la capitalización del agua de
lluvia (lluvia efectiva) fue distinta entre tratamientos, encontrando las mayores
capitalizaciones para los tratamientos más restrictivos. La cantidad de agua no
aprovechada por el cultivo varió entre 250 mm y 107 mm para los tratamientos 100
% y sin riego.
En cuanto al agua total efectiva, considerada como el agua aplicada como
riego más la precipitación efectiva, varió entre 684 a 375 mm registrados para los
tratamientos 100 % y sin riego, respectivamente.
72
Cuadro 9. Cantidad de agua aplicada, precipitación efectiva y agua total efectiva según tratamiento para La Estanzuela
Tratamiento Agua
aplicada
Cantidad de agua aplicada respecto a tratamiento 100 %
Precipitación efectiva
Agua total
Cantidad de agua total respecto a
tratamiento 100 %
——————————————— mm ———————————————
100/50 309 140 290 599 85
75 337 112 271 608 76
50 225 225 309 533 151
50/100 342 108 249 591 93
Sin Riego 0 449 375 375 309
100 449 0 235 684 0
La productividad del agua, considerada como los kg de grano cosechados en
relación al agua total efectiva varió entre 8 kg mm-1 y 9,7 kg mm-1 para los
tratamientos 100 % y 50/100 %, respectivamente (Cuadro 10). Existió una tendencia
a menor productividad para el tratamiento que satisface la demanda durante todo
el ciclo y mayor cuando la demanda hasta el PC se satisface en un 50 % y luego se
riega a demanda durante el PC. Esta tendencia parecería ser mayor para el
tratamiento 50/100 %, sin embargo no hubo diferencias estadísticamente
significativas.
Cuadro 10. Productividad del agua total efectiva promedio en según tratamiento para La Estanzuela
Tratamiento Productividad del agua total efectiva
kg mm-1
100/50 8,7 75 8,3 50 9,0
50/100 9,7 Sin Riego 8,5
100 8,0
73
3.2. LAS BRUJAS
3.2.1. Balance hídrico
Para cada tratamiento se llevó a cabo un balance hídrico diario con el modelo
y estandarizaciones indicadas en la Guía FAO N° 56 por Allen et al. (1998) y como se
muestra en la sección Materiales y Métodos y de la misma forma que para el
ensayo de La Estanzuela.
Mediante el balance hídrico se decidió el momento de riego y se contabilizó
los mm acumulados referidos a la ET en cada tratamiento.
3.2.2. Determinaciones a campo
3.2.2.1. Población lograda
La población lograda en Las Brujas 300.000 pl ha-1 promedio en cada lisímetro.
Se consiguió la población objetivo ya que se realizó siembra manual con dos
semillas en cada lugar, con las distancias controladas mediante regla.
3.2.2.2. Humedad del suelo
La humedad del suelo se determinó mediante sonda de neutrones con
medidas de 2 a 3 veces por semana previo al riego.
Se encontró que las medidas de humedad del suelo para todos los
tratamientos presentaban valores bajos para el horizonte hasta 20 cm de
profundidad, al igual que para las medidas en La Estanzuela. De la misma forma que
en dicho sitio, este registro de humedad por no fue tenido en cuenta para el
monitoreo de los tratamientos y no se incluyeron las medidas realizadas en el
primer horizonte (0-20 cm). Los valores obtenidos podrían estar subvalorando el
74
contenido de humedad en esta profundidad, a pesar de haber realizado una
calibración específica para esta profundidad, debido a imprecisiones a causa del
posible escape de neutrones hacia la atmósfera (Hillel, 2004).
Como se aprecia en la Figura 48 en Anexos, El tratamiento 100 % se mantuvo
durante todo el periodo con una agotamiento promedio del 41 % de 20 a 60 cm de
profundidad, por lo que se evidenció un correcto manejo del riego objetivo (Cuadro
11). El resto de los tratamientos de riego se manejaron con un agregado de agua de
riego en relación a este tratamiento y la evolución del contenido de agua en el suelo
se muestra en las Figuras 19, 20 y 49 en Anexos.
Cuadro 11. Agotamientos promedio del agua disponible según horizonte y días transcurridos durante fase fenológica para Las Brujas
Tratamiento Agotamiento promedio de 20-60 cm ———————(%)———————
N°días Fenología
100 41 Todo el período
75 68 108 V8 a R7
50 77 110 V8 a R7
50/100 60 54 V8 a R5
56 30 R5 a R7
El tratamiento 75 % por otro lado, llegó al inicio del PC con un agotamiento
cercano al 60 % de 20 a 60 cm de profundidad. Se encontró un agotamiento
promedio de 68 % de 20 a 60 cm, durante 108 días, desde V8 a R7 (Cuadro 11). En
este tratamiento las raíces se vieron obligadas a explorar todo el perfil (Figura 49
en Anexo).
75
Figura 19. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento 50 % en Las Brujas
El tratamiento 50 % tuvo los agotamientos más altos. Al inicio del PC llegó con
un agotamiento cercano al 75 % de 20 a 60 cm (Figura 19). Este tratamiento alcanzó
agotamientos máximos mayores y antes en el tiempo que el tratamiento 75 %,
como era de esperarse. Presentó un agotamiento promedio de 20 a 60 cm de 77 %
durante 110 días, entre V8 a R7 (Cuadro 11). En este tratamiento las raíces también
se vieron obligadas a extraer agua de todo el perfil.
76
Figura 20. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento 50/100 % en Las Brujas
El tratamiento 50/100 % llegó al inicio del PC con un p del 67 % en las
profundidad de 20 a 60 cm. El máximo agotamiento se encontró luego de R4,
llegando a un p de 76 %. Este tratamiento se mantuvo en niveles de agotamiento
del 60 % durante 56 días, desde V8 a R5 y del 56 % en promedio durante 30 días,
desde R5 a R7 (Cuadro 11). En este tratamiento las raíces también exploraron todo el
perfil. En la Figura 20 se muestra que cuando cambia el momento de riego pasando
a 100 %, en R4, se produjo un progresivo aumento de la humedad del suelo hasta
establecerse en un nivel de agotamiento constante en cada horizonte, menor al 50
%. El tiempo que transcurrió hasta la estabilización del agotamiento, estaría
evidenciando el tiempo que el cultivo tardó en recuperarse, 14 días (Figura 20).
Cabe recordar que el PC en este ensayo se dio en el mes de febrero y por lo
tanto la demanda atmosférica es menor que para los meses de diciembre y enero,
por lo tanto los agotamientos permisibles serán mayores que en dichos meses.
77
El desarrollo radicular alcanzó los 60 cm en V5 30 días después de siembra,
cuando el cultivo alcanzaba 80 % de cobertura. En este ensayo se evidenció
extracciones hasta 1 m de profundidad en todos los tratamientos. La exploración
radicular alcanzó 1 m en R1, alrededor de 43 días luego de siembra.
3.2.2.3. Fenología
El seguimiento de los estados fenológicos semanalmente mostró que la
fenología no se vio afectada de gran manera por las deficiencias hídricas. Si bien se
encontraron ciertas diferencias con los tratamientos más restrictivos, la misma no
fue lo suficientemente grande como para establecer diferencias fenológicas
diferentes en cada tratamiento (Figura 21).
Figura 21. Fenología del cultivo para Las Brujas
78
Al igual que en La Estanzuela, la evolución de los estados fenológicos tuvo una
buena correlación con los estados fenológicos proyectados con el modelo
disponible de fenología realizado por Fassio et al (2013a).
3.2.2.4. Cobertura del suelo medida, ET y Kc , estimados
Como se explicó anteriormente y como se muestra en la Figura 22, la
demanda atmosférica, ETo, fue elevada durante diciembre y enero. La ETc estimada
tuvo una evolución en donde se encontró un máximo en el período reproductivo
desde enero a mitad de febrero, como consecuencia de la evolución del Kc
estimado. Teniendo picos de máximo consumo entre R2 y R4/5.
Mediante la fenología y la cobertura se fue ajustando la evolución del Kc
(Figura 22). La cobertura para el último período no evidenció una caída evidente
como se esperaba encontrar, ocurrió lo mismo que en el cultivo de La Estanzuela.
Los muestreos de cobertura y de fenología muestran que en R2 se alcanza la
máxima cobertura.
79
Figura 22. Evolución según el estado fenológico de los valores promedio diarios de
ETo, ETc, Kc; y cobertura del suelo (CC) en los tratamientos 100 % y sin riego en la
estación experimental INIA Las Brujas
El número de días de duración de cada etapa del Kc hasta R7 se muestra en la
Cuadro 12; se utilizó un Kc inicial de 0,8, según la metodología propuesta por Allen
et al. (1998) para humedecimientos frecuentes, método gráfico, para frecuencias
de riego cada 2 días.
Cuadro 12. Duración en días de las fases del Kc para Las Brujas
Kc N° días
Inicial (Kc= 0,8) 20
Desarrollo 26
Medio 60
Final 35
80
Se aprecia como la cantidad de días de las dos primeras fases son menores a
las encontradas en La Estanzuela. Esto se debe a la fecha de siembra más tardía en
Las Brujas, que tuvo como consecuencia un acortamiento de estas dos etapas.
En la Figura 23 se aprecia la evolución de la ETc estimada para cada
tratamiento según el balance hídrico. La ET del cultivo se redujo como consecuencia
de las deficiencias hídricas del suelo. Las ETc aj acumuladas durante el ciclo tuvieron
reducciones de acuerdo con las cantidades de agua de riego aplicada, encontrando
mayores reducciones para el tratamiento 50 % y reducciones similares para los
tratamientos 75 % y 50/100 %.
Figura 23. Evolución de la ETc y ETc aj estimada acumuladas durante el ciclo del
cultivo para cada etapa fenológica para las Brujas
3.2.2.5. ET medida
El balance hídrico teórico se utilizó para llevar a cabo los tratamientos. Una
vez finalizada la zafra se calculó la ET real de cada uno de ellos, determinada
mediante lisimetría (Cuadro 13). Los cálculos mostraron resultados muy similares a
81
la ET estimada, por lo que se confirma un manejo correcto de los balances teóricos
(Figura 24), con una evolución y valores de Kc estimados muy próximos a los reales.
Los resultados muestran que, definiendo de forma correcta las fases del kc y el
usando los kc de según Allen et al. (1998), la estimación del balance hídrico es
exacto (coeficiente b=0.9927 en la figura 24) y preciso (R2=0.9318, figura 24) en la
estimación de la ETc del cultivo de soja.
Figura 24. Relación entre ET estimada y ET medida en Las Brujas
La ET medida varió entre 347 mm y 621 mm para los tratamientos 50 % y 100
% respectivamente. Los tratamientos 75 % y 50/100 % mostraron ET similares, 508
mm y 505 mm respectivamente.
La reducción entre la ET del tratamiento más restringido (50 %) con respecto
al 100 % fue de 44 %; esta reducción condujo a una disminución del rendimiento
del 38 %. La reducción de la ET para los tratamientos 75 % y 50/100 % respecto al
tratamiento 100 % fue similar, 18 % y 19 %, respectivamente.
82
Cuadro 13. Evapotranspiración acumulada total del cultivo y según períodos en Las Brujas
Tratamiento
ET estimada Total
acumulada
ET medida total
acumulada
ET medida de siembra - periodo
vegetativo
ET medida de R1 a R7
—————————mm——————— %* mm %*
100 626 621 191 31 427 69 75 518 508 169 33 338 67 50 368 347 124 35 227 65
50/100 486 505 133 27 366 73 *Expresado como porcentaje del total de ETc real acumulada durante todo el ciclo.
Los resultados de las ET medidas muestran que la mayor parte de la ET del
cultivo se da en la etapa reproductiva, más del 65 % de la total (Cuadro 13).
En cuanto a las ET diarias, en el tratamiento bien regado, se registró un pico
máximo de ETc de 8 mm día-1 de valor promedio (Figura 25), entre el 29 de enero y
el 11 de febrero, que coincide con el período entorno a R4 (entre R3 y R4.5). Dado
que este es un valor promedio, y que sumado a esto, se dio en el mes de febrero, es
probable existan ETc diarias mayores a 8 mm día-1. Los lisímetros de drenaje,
aunque las medidas diarias son posibles, permiten calcular el balance de agua y
valores de ET promedios para periodos iguales o mayores a 7 días. (Puppo et al.,
2014; Aboukhaled et al., 1986).
83
Figura 25. Evolución de la ETc Teórica y ETc diaria medida durante el ciclo del cultivo
para Las Brujas
Como se ve en la Figura 25, para el período final del cultivo la ETc estimada a
partir de la cual se decidían las dosis de riego fue menor al consumo real del cultivo
medido en los lisímetros. La ETc medida para este periodo fue mayor, el cultivo
extrajo agua retenida en todo el perfil, sin que la humedad del suelo descendiese
por debajo del p establecido.
El análisis de los lisímetros del tratamiento 100 % permitió medir el Kc para las
distintas fases del cultivo (Figura 26). El modelo que tuvo mejor ajuste fue un
cuadrático de segundo orden, con un R2=0,81.
El Kc promedio de la fase inicial fue de 0,71. Este valor coincide con el Kc inicial
estimado según el método gráfico propuesto por Allen et al. (1998). La frecuencia
de riegos fue cada dos días (día por medio) y la ETo promedio que se registró en esta
fase fue de 5,5 mm dia-1 (ver Figura 22, promedio del periodo entre siembra hasta
V2). Por lo tanto, el valor de Kc inicial según el método propuesto por Allen et al.
(1998) es de 0,73. Este valor es muy similar al Kc medido en este trabajo.
84
El Kc máximo (Kc de la fase media) estuvo entre 1,1 y 1,05. Esos valores
correspondieron al periodo entre 6 de enero al 16 de febrero (41 días), cuando el
cultivo estaba entre V8 y R4, por lo tanto, en torno a floración. El valor propuesto
por Allen et al. (1998) para esta etapa es de 1,15, ligeramente superior a los
medidos en este trabajo.
El Kc de la fase final llegó a valores de 0,6 para el periodo del 2 al 23 de abril,
correspondiente a la fase fenológica posterior a R6, llegando a R7.
El Kc final, correspondiente a R8 es 0,5 según Allen et al (1998). En este trabajo
no se determinó el valor de Kc de esta fase ya que los riegos se suspendieron a
partir de R7, así como las medidas de humedad en el suelo.
Figura 26. Evolución del Kc medido durante el ciclo del cultivo para Las Brujas
Al compararlo con los Kc para soja en Uruguay encontrados por Grasso (2015),
ajustados con el modelo WinIsareg, el cual fue calibrado mediante medidas de
humedad en el suelo, se encontraron similitudes. Grasso (2015) encontró valores de
85
Kc de 0,35 para la fase inicial, de 1,18 para la fase de desarrollo y 0,75 para la fase
final.
Resulta importante destacar la importancia en la determinación y ajuste del Kc
del cultivo. Las mejoras en los coeficientes conducen a una mejor estimación de la
ETc y manejo del riego, aumentando la eficiencia del uso del agua, permitiendo
ahorros de agua de riego (Bryla et al., 2010).
3.2.2.6. Altura de planta
La altura de planta fue afectada por el riego con una respuesta diferencial
entre las distintas cantidades de agua aplicada. Su evolución durante el ciclo mostró
una clara diferencia entre los tratamientos (Figura 27). El tratamiento 100 % alcanzó
la mayor altura, llegando a 1,28 m en promedio. Este tratamiento tuvo problemas
de vuelco en uno de los 3 lisímetros y dicho problema se agravó a medida que se
acercaba el momento de cosecha debido al aumento del peso de los granos. Los
tratamientos 50 % y 75 % se comportaron de manera similar llegando ambos a 1 m
de altura. El 25 de febrero se alcanzó la altura máxima, cuando el cultivo estaba en
R5. En la Estanzuela la altura máxima se alcanzó en esta misma fase. El tratamiento
50/100 % en cambio, luego de R4, cuando la estrategia de riego cambia para
satisfacer la demanda al 100 %, muestra aumentos en altura. Llegando al máximo
luego del 13 de marzo cuando el cultivo estaba en R5.5. Este tratamiento llega a una
altura intermedia de 1,16 m.
86
Figura 27. Evolución de la altura de planta durante el ciclo para Las Brujas
3.2.2.7. Cobertura del suelo por el cultivo
El 100 % de cobertura del cultivo se alcanzó el 14 de enero cuando el cultivo
estaba en plena floración, R2. En esta misma etapa se midió el Kc máximo.
Coincidiendo con la metodología para la evolución del Kc descripta por Allen et al.
(1998), que indica que el Kc máximo ocurre en la máxima cobertura del suelo y
entorno a floración. Se encontró que para el tratamiento 100 % presentó
coberturas mayores que el resto de los tratamientos, el 100 % se alcanzó un poco
antes que en los otros tratamientos (Figura 22), en los que la máxima cobertura se
alcanzó hacia fines de enero cuando el cultivo estaba en R3.
87
Figura 28. Evolución de la cobertura del suelo durante el ciclo según tratamiento
La cobertura comenzó a disminuir sutilmente a fines de marzo, cuando el
cultivo estaba en R6, sin embargo, como ya se mencionó, se esperaba que esta
disminución fuera más evidente (Figura 28). Si bien no disminuyó el follaje, el
mismo estaba envejecido, al igual que en La Estanzuela.
3.2.2.8. Conductancia estomática
La conductancia estomática se ve claramente afectada por el contenido de
agua del suelo (Figura 29). Se evidenció el manejo de los riegos con las medidas de
la conductancia estomática previa al riego.
El tratamiento 75 % y 50 % presentaron conductancias con reducciones de
hasta el 60% respecto al tratamiento del 100 %.
88
Figura 29. Evolución de la conductancia estomática del cultivo según tratamiento
3.2.2.9. Cantidad de agua agregada
La cantidad de agua aplicada por riego para cada tratamiento fue diferente
(Figura 30), variando entre 630 mm para el tratamiento 100 % y 334 mm para el
tratamiento 50 %. La diferencia entre los riegos respecto al tratamiento que
satisface la demanda del cultivo durante todo el ciclo, el tratamiento 100 %, fue de
un 22 y 23 % menos para los tratamientos 50/100 % y 75 % respectivamente.
Los tratamientos 50/100 % y 75 % tuvieron cantidades de agua aplicadas muy
similares (491 mm y 488 mm respectivamente) pero distribuida de forma diferente
en el ciclo.
Como se ve en la Figura 30, existió un aporte de agua mínimo por
precipitación ya que existieron eventos de lluvia en la fase inicial del cultivo en los
cuales el Rain out Shelter no se cerró. La decisión de este manejo se debió a que en
una siembra previa de soja, eventos de Rain out Shelter cerrado en la fase inicial del
cultivo alteraron el desarrollo normal de la plántula.
89
Figura 30. Cantidad de agua aplicada, precipitación efectiva y agua total según
tratamiento
3.2.2.10. Rendimiento final de grano y componentes
El rendimiento en soja es afectado por la cantidad de agua agregada durante
su ciclo (p= 0.0017). El máximo rendimiento alcanzado fue de 4500 kg ha-1 seguido
de 3800 kg ha-1 en los tratamientos 100 % y 50/100 %. Se encontraron 3300 kg ha-1
y 2800 kg ha-1 para los tratamientos 75 % y 50 %. El menor rendimiento se encontró
lógicamente para el tratamiento con mayor restricción de agua de riego (Figura 31).
Los rendimientos en este sitio son en general un poco menores a los de La
Estanzuela. Según Salvagiotti (2014), la máxima producción de un cultivo está
determinada por los factores definidores del rendimiento: la captura de radiación y
de CO2, el genotipo y la temperatura. En esta zafra se observó que debido a la
siembra más tardía se impidió que el PC coincidiera con la época de mayor cantidad
de horas sol. Sumado a esto, el régimen de temperaturas medias fue menor al
promedio. Por estas razones es probable que el rendimiento máximo alcanzable
para este sitio fuera menor.
90
El análisis estadístico muestra que a mayor agregado de agua mayor
rendimiento, sin embargo el efecto momento no fue estadísticamente significativo.
Figura 31. Rendimiento en función del agua total efectiva para Las Brujas. Los
puntos en celeste corresponden a los tratamientos 50 % y 100 %, los puntos en
verde corresponden al tratamiento 75 % y los negros al tratamiento 50/100 %.
El rendimiento en función del agua total efectiva en el cultivo se presentó
como una relación lineal. Se obtuvo un rendimiento máximo de 4500 kg ha-1 con
630 mm de agua total (Figura 31). Las deficiencias hídricas, severas en el
tratamiento 50 %, llevaron a reducciones del rendimiento del 38 % respecto al
máximo. En este experimento no se alcanzó un plateau o cambio de pendiente en la
función debido a que no hubo un tratamiento de riego que contemplase un exceso
de agua.
Al analizar los contrastes para los tratamientos 50/100 % y 75 % respecto a
100 %, se encontró que el tratamiento 75 % rindió menos que el 100 %. Por otro
lado, no hubo diferencias en rendimiento para los tratamientos 50/100 % y 100 %,
91
(p= 0,11) pese a la mayor cantidad de agua total efectiva del tratamiento 100 %,
pero hubo un detrimento de 673 kg ha-1 en el tratamiento 50/100 %.
Los tratamientos 75 % y 50/100 % no fueron diferentes entre sí
estadísticamente pero tuvieron una diferencia de 483 kg ha-1, a favor del
tratamiento 50/100 %.
Al igual que en La Estanzuela se encontró que el tratamiento 50/100 % tiene
una tendencia a tener una productividad del agua mayor, sin embargo no fueron
estadísticamente diferentes. Si bien el tratamiento 50/100 % y 75 % tienen la misma
cantidad de agua aplicada, los puntos correspondientes al primero que dan por
encima de la recta de productividad y los del segundo quedan por debajo (puntos
indicados en color negro para el tratamiento 50/100 % y en verde para el 75 % en la
Figura 31). Por lo que la estrategia de RDC 50/100 % muestra una a tendencia a una
mayor productividad del agua que el RD de 75 %.
El tratamiento 50/100 % evidenció que satisfacer la demanda máxima en el
período R4 a R7 tiene un efecto muy positivo en el rendimiento final a pesar de las
deficiencias en etapas previas. Déficits en el PC tienen detrimentos en el
rendimiento que impiden concretar los rendimientos máximos.
La productividad del agua total efectiva se encontró entre 7,2 y 9,1 kg mm-1
para los tratamientos en el siguiente orden: 100 %, 75 % y 50 %. Zwart y
Bastiaansen, según Fereres y Soriano (2007), encontraron productividades mayores
para tratamientos que no satisfacen el 100 % de la demanda. El tratamiento 50/100
% presentó valores intermedios de 8,2 kg mm-1.
92
Cuadro. 14. Productividad del agua total efectiva promedio, peso de mil semillas y
granos por m2 según tratamiento para Las Brujas
Tratamiento Productividad del agua total efectiva
kg mm-1
Peso de mil semillas
g
N° granos m-2
100 7,3 200 2318
75 7,2 205 1375
50 9,1 191 1496
50/100 8,2 202 2374
El peso de mil semillas (PMS) para los tratamientos no tuvo grandes
diferencias (Cuadro 14), coincidiendo con los resultados encontrados por De Souza
et al. (1997) y se mantuvo cercano a 200 g, existió una mínima tendencia a menor
peso en el tratamiento 50 %.
No hubo grano dañado a cosecha para ningún tratamiento y la humedad de
grano fue similar en todos los tratamientos.
El número de granos por m2 según bibliografía es el componente más
importante en la definición del rendimiento (Egli, 1998, citado por Molino, 2001;
Karam et al., 2005; Egli et al., 1983 y Snyder et al., 1982, citados por Andriani et al.,
1991; Wani et al., 2012), sin embargo las diferencias no fueron estadísticamente
significativas en este ensayo. De todas formas, el rendimiento final se comporto de
manera similar al resultado del n° de granos totales en cada tratamiento. Se
encontró mayor cantidad de granos para el tratamiento 100 %, seguido del 50/100
% (Cuadro 14). Los tratamientos 50 % y 75 % se mantuvieron con menores
cantidades, cercanas a 1400 granos m-2.
En este sitio no se encontraron grandes diferencias en el número de nudos
por planta pero hubo una tendencia en el número de vainas por planta. Los
tratamientos 50 % y 75 % presentaron las menores cantidades de vainas por planta.
En cuanto al número de granos por vaina se encontró que la mayoría de las vainas
93
son vainas de uno y dos granos (Cuadro 17 en Anexos), coincidiendo con los
resultados de (Wani et al., 2012).
3.3. ANÁLISIS ENTRE SITIOS
Al analizar el rendimiento en función del agua efectiva total para ambos sitios
en conjunto, se pudo ajustar una función lineal plateau con un R2 de 0,68 (Figura
32). La línea continua de la Figura 32 representa un modelo lineal plus plateu: para
x<NC y=a + bx; para x>NC y = plateu.
Los resultados indicaron que existió una respuesta lineal al agregado de agua
hasta los 590 mm, con un rendimiento máximo de 5000 kg ha-1, a partir de este
punto no hay aumentos en rendimientos con mayores agregados de agua, la
función llegó a un plateau al igual que lo reportado por Specht et al. (1986).
Figura 32. Rendimiento en función del agua total efectiva para los dos sitios
evaluados
Se encontró una productividad del agua, en el rango evaluado, de 8,5 kg mm-
1, similar a lo reportado por Sawchik y Ceretta (2005).
94
Los rendimientos para los distintos tratamientos se analizaron mediante
contrastes. Los contrastes entre los tratamientos 100/50 % y 50/100 % en relación
al 100 % no mostraron diferencias significativas en cuanto al rendimiento, pero si en
cantidad de agua. Los resultados estadísticos mostraron que los tratamientos
100/50 %, 50/100 % y 75 % tuvieron cantidades de agua menores que el 100 % e
iguales entre sí.
Cuando se analizaron los tratamientos 100 % y 75 % existió diferencia
significativa entre ambos con un 0,058 de probabilidad. El tratamiento 75 % en
relación al 100 % tuvo una diferencia de rendimiento de 675 kg ha-1. Las diferencias
se debieron a lo que ocurrió en Las Brujas, donde no hubo influencia del agua de
lluvia y el agua aplicada fue igual a la programada con los riegos. Sin embargo en La
Estanzuela, si bien las cantidades de agua fueron distintas entre el tratamiento 75 %
y 100 %, fueron mayores a las programadas con los riegos por los eventos de lluvia,
y éstas impidieron los agotamientos esperados en el PC, enmascarando las
diferencias entre estos dos tratamientos. A pesar de esto, existió diferencia
significativa respecto a la cantidad de agua respecto al 100 %.
El rendimiento entre los tratamientos 50/100 % y 75 % fueron
estadísticamente iguales, con una diferencia de 564 kg ha-1 a favor del 50/100 %.
Por otro lado, si analizamos como se comportaron los tratamientos 50/100 %
en cada sitio vemos que en Las Brujas, si bien no hubo diferencia significativa en
rendimiento entre tratamiento 100 % y 50/100 % hay una diferencia de 673 kg ha-1.
Sin embargo en La Estanzuela los rendimientos con el tratamiento 50/100 % y 100
% fueron casi iguales (260 kg ha-1 de diferencia, a favor del 50/100 %).
95
Como se observa en la Figura 33 y Cuadro 15, las reducciones en la ET entre
los tratamientos 50/100 % y 100 % fueron diferentes. Se encontró una mayor
disminución en Las Brujas, provocada por un agotamiento del AD mayor, que redujo
la ET (ETc aj) un 42 % respecto a la máxima (ETc). Los datos de ET medida muestran
una disminución del 30 % respecto a la máxima. En cambio, esta reducción fue
menor en La Estanzuela, (21,8 %) debido a que los eventos de lluvia evitaron un
agotamiento de agua tan alto como el de Las Brujas.
Figura 33. Índice de bienestar hídrico del tratamiento 50/100 % desde siembra
hasta R4 para los dos sitios
Cuadro 15. Reducción de la ETc desde siembra a R4 para ambos sitios
Sitio Agua efectiva desde
siembra hasta R4: ETc aj ETc
Disminución de la ETc
————————mm———————— %
Las Brujas 177,7 212,3 365,8 42,0
La Estanzuela 261,8 279,9 357,7 21,8
Las medidas de sonda constataron estas reducciones. En Las Brujas el
agotamiento del AD al inicio del PC fue de 76 % en ambas profundidades. En cambio
para La Estanzuela fue de 55 % de 20-40 cm y de 39 % para los 20-60 cm.
96
Si bien no hubieron diferencias significativas entre el tratamiento 50/100 %
respecto al bien regado para ambos sitios, se registró una diferencia de 673 kg ha-1
en Las Brujas, donde no hubo influencia de la lluvia. Cabe destacar que en nuestras
condiciones (Sur del Uruguay) existe un 80 % probabilidad de que lluevan más de
240 mm desde noviembre a enero, desde siembra hasta R4. Por lo tanto, en las
condiciones del sur de nuestro país, podría ser efectiva la estrategia de RDC 50/100
%, realizando riegos deficitarios durante las fases con menor sensibilidad al déficit
hídrico, fases previas a R4 y obtener ahorros de agua sin detrimentos en el
rendimiento final.
Se calculó el Ky para estudiar la influencia en el rendimiento de la disminución
de la ET. Para ello se utilizaron los datos promedios para los tratamientos de los RD
continuos, 100 %, 75 %, 50 % y sin riego en ambos sitios. Los resultados permitieron
demostrar una reducción del rendimiento promedio por tratamiento directamente
proporcional a la reducción en ET. La pendiente de la recta ajustada que pasa por el
origen fue de 1,02 (Figura 49).
Figura 34. Ky promedio para el ciclo total del cultivo de soja basado en los RD de
ambos sitios
97
Se puede decir con un 95 % de confianza que el Ky promedio estuvo entre 0,82
y 1,27 con intercepto 0. El intercepto no fue diferente a 0 con un 80 % de
probabilidad, por lo cual se podría indicar una proporcionalidad directa entre estas
variables en el rango de medición. Doorenbos y Kassam (1980), reportaron un Ky de
0,85 para el ciclo total del cultivo de soja, según Smith y Steduto (2012) esta
relación puede cambiar entre países y localidades.
98
4. CONCLUSIONES
1- La máxima ETc medida (importante para definición de caudal de diseño de
un equipo) fue de 8 mm dia-1 en el sur del Uruguay. Este valor
correspondió a un promedio de 13 días, por lo que no se descartan ET
mayores.
2- La máxima ETc diaria medida se registró durante el período entre R4 a R7,
período crítico para el cultivo.
3- La ET medida acumulada para una variedad de soja de ciclo medio, al sur
del Uruguay, varió entre 621 mm sin restricciones hídricas y 347 mm para
condiciones restrictivas.
4- El balance hídrico estimado con los valores de Kc de FAO N° 56, descriptos
por Allen et al. (1998), y la duración de fases ajustadas con las medidas de
porcentaje de cobertura, resultó en una herramienta confiable para el
manejo del riego.
5- Los valores de Kc medidos para una soja de ciclo medio, fueron 0,71 para
la fase inicial, entre 1,1 y 1,05 para la fase media y 0,6 para fase fenológica
posterior a R6, llegando a R7.
6- El Kc máximo se registró cuando el cultivo estaba R2 y con un 100 % de
cobertura del suelo.
7- La curva de rendimiento en función del agua total efectiva respondió a
una función lineal plateau. La misma presentó un máximo de 5000 kg ha-1
para 590 mm de agua total efectiva en el sur del Uruguay.
99
8- La productividad del agua para el cultivo fue de 8,5 kg ha-1 mm-1.
9- La misma cantidad de agua aplicada en momentos diferentes tuvo
consecuencias en el rendimiento final. Riegos deficitarios con el 50 % de la
ET desde siembra hasta R4 no repercutieron en el rendimiento si en el
período crítico se riega con el 100 % de la demanda del cultivo. Esta podría
ser una estrategia válida para manejar el riego en las condiciones
climáticas del Uruguay, pudiendo ahorrar hasta un 22 % de agua respecto
a satisfacer la demanda completa durante todo el ciclo del cultivo.
10- Los tratamientos con déficit hídrico durante el período R4 - R7 produjeron
una importante reducción en el rendimiento.
11- El 80 % de cobertura del cultivo para el tratamiento 100 % se alcanzó con
un IAF de 3, cuando el cultivo estaba en floración, entre R1 y R2. La máxima
cobertura del cultivo se alcanzó cuando el cultivo estaba en R2, con un IAF
cercano a 5 (4,8).
12- La reducción de rendimiento es directamente proporcional a la reducción
en la evapotranspiración.
13- En etapas tempranas el riego acelera la cobertura del suelo.
14- La altura de planta responde al agregado de agua pero no está
directamente relacionado al rendimiento final.
15- La conductancia estomática es una medida sensible al contenido de agua
en el suelo.
100
16- De acuerdo a la evolución de humedad del suelo en los distintos
horizontes se evidenció una extracción mayor en la profundidad de 20 a
40 cm sin embargo el cultivo fue capaz de extraer agua hasta al menos 1 m
de profundidad.
101
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112
6. ANEXOS
6.1. La Estanzuela
6.1.1. Caracterización climática
Para caracterizar el año de evaluación se presentan los parámetros climáticos
temperatura, hora sol (hs), humedad y precipitación registrados en la estación
experimental, en comparación a los promedios históricos desde 1965-2016. Se
analizaron además las precipitaciones.
Figura 35. Temperatura media promedio mensual para la zafra y para la serie
histórica
La temperatura media mensual en la zafra se encontró cercana al promedio
histórico. El mes de febrero fue el que registró la temperatura media más alta, 24,6
°C, un poco más cálido en relación al promedio (Figura 3).
113
Figura 36. Horas sol promedio mensuales para la zafra y para la serie histórica
En los meses de diciembre y febrero las horas sol promedio mensuales fueron
un poco mayor al promedio, mientras que en octubre, noviembre, enero y marzo se
registraron valores un poco menores al promedio histórico (Figura 4). El mes con
mayor horas sol fue diciembre (10,3 hs), siguiendo enero y febrero (9,2 hs y 9,5 hs,
respectivamente).
Figura 37. Humedad relativa promedio mensual para la zafra y para la serie
histórica.
114
La humedad relativa media mensual durante la zafra se encontró por encima
del promedio histórico, con un mínimo del 68,3 % en diciembre (Figura 5) y máximo
en octubre y marzo (76 % y 76,5 %, respectivamente).
Figura 38. Precipitación acumulada mensual para la zafra y acumulada promedio
para la serie histórica
La precipitación acumulada mensual durante la zafra presentó dos meses con
precipitaciones mayores al promedio histórico, noviembre y febrero, mientras que
el resto de los meses estuvieron por debajo del promedio histórico (Figura 6). El
mes de enero presentó la menor precipitación acumulada mensual, registrando
42,1 mm.
115
Figura 39. Evolución del índice de bienestar hídrico durante el ciclo según
tratamiento
Figura 40. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento 100/50 % en La Estanzuela
116
Figura 41. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento 75 % en La Estanzuela
Figura 42. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento 50/100 % en La Estanzuela
117
Figura 43. Cantidad de agua aplicada, precipitación efectiva y agua total según
tratamiento
Cuadro 16. Número de nudos por planta, número de vainas por planta y número de
granos por vaina para cada tratamiento.
Tratamiento N° nudos
por planta N° vainas por
planta
Vainas 3 granos
Vainas 2 granos
Vainas 1 grano
——————————%———————————
100/50 19 66 17 59 17
75 19 57 20 57 17
50 18 67 17 52 19
50/100 19 62 20 57 17
Sin Riego 15 41 18 49 26
100 20 67 18 61 17
118
6.2. Las Brujas
6.2.1. Caracterización climática
Se analizó el promedio mensual de la zafra 2015-2016 y del promedio
histórico 1972-2016 de los principales parámetros climáticos que influencian sobre
la ET, temperatura, horas sol, humedad y viento. Se analizaron además las
precipitaciones.
La temperatura media mensual en la zafra se encontró un poco por encima
del promedio histórico para los meses de diciembre y enero (Figura 28). El mes de
abril fue el que registró la mayor temperatura media (21,2 ° C), un poco más cálida
en relación al promedio (17,2 ° C). Por el contrario los meses de febrero y mazo
registraron temperaturas menores al promedio histórico (19,6 °C y 16,9 °C en
relación a 22,4 °C y 20,7 °C, respectivamente).
Figura 44. Temperatura media promedio mensual para la zafra y para la serie
histórica
119
Las horas sol promedio mensuales, mostraron un diciembre y enero cercano
al promedio histórico pero los meses de febrero y marzo tuvieron mucho menos
horas sol respecto al promedio (Figura 29). El mes con mayor horas sol al promedio
fue abril (10 hs), siendo muy similar a diciembre (10,3 hs) y enero (9,6 hs).
Figura 45. Horas sol promedio mensuales para la zafra y para la serie histórica
La humedad relativa media mensual durante la zafra se encontró un poco por
encima del promedio histórico, para los meses de febrero y marzo (74 % y 80 %,
respectivamente), con valores similares al promedio para diciembre y marzo. El
valor que estuvo por debajo del promedio histórico fue abril (65,4 % respecto a 77,5
%), un mínimo del 68,3 % en diciembre (Figura 30) y máximo en octubre y marzo
(76 % y 76,5 %, respectivamente).
120
Figura 46. Humedad relativa promedio mensual para la zafra y para la serie
Histórica
La precipitación acumulada mensual durante la zafra presentó el mes de
diciembre con precipitaciones acumuladas similares al promedio histórico (131 mm
respecto a 116 mm) y bastante mayores en el mes de abril (251 mm respecto a 151
mm). El resto de los meses estuvieron por debajo del promedio histórico (Figura
31). El mes de enero presentó la menor precipitación acumulada mensual,
registrando 11 mm acumulados.
Figura 47. Precipitación acumulada mensual para la zafra y acumulada promedio
para la serie histórica
121
Figura 48. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento 100 % en Las Brujas
Figura 49. Evolución del contenido de agua del suelo en relación al agua disponible
por horizonte para el tratamiento 75 % en Las Brujas
122
Cuadro 17. Número de nudos por planta, número de vainas por planta y número de
granos por vaina para cada tratamiento.
Tratamiento N° nudos
por planta N° vainas por
planta
Vainas 3 granos
Vainas 2 granos
Vainas 1 grano
—————— % ——————
100 21 85 5 32 30
75 20 46 3 31 33
50 18 44 4 35 30
50/100 23 93 6 34 30
123
* Se publicará en Agrociencia Uruguay
6.3. Respuesta del rendimiento al agua en el cultivo de soja*
Capurro, Ma. Cristina1, Beretta Andrés1, García Claudio2, Sawchik Jorge1, Puppo Lucia3
1Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). La Estanzuela, Ruta 50, Km. 11,
70006 Colonia, Uruguay. Correo electrónico: [email protected]
2Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). Las Brujas, Ruta 48, Km 10, 90200
Canelones, Uruguay.
3Departamento de Suelos y Aguas, Facultad de Agronomía, Universidad de la República.
Garzón 780. 12900 Montevideo, Uruguay. Correo electrónico: [email protected]
Respuesta al riego en el cultivo de soja
Resumen
En el Uruguay, las condiciones climáticas y la capacidad de almacenaje de agua
disponible de los suelos determinan que existan períodos donde la demanda por
evapotranspiración (ET) supera las precipitaciones, produciendo un déficit hídrico para las
plantas. La alta variabilidad interanual de las precipitaciones agrava esta situación,
provocando períodos deficitarios que ocasionan importantes detrimentos en los rendimientos.
La implementación del riego para satisfacer los requerimientos totales de ET requiere
grandes cantidades de agua. La aplicación del agua por debajo de los requerimientos totales
se define como riego deficitario y es una estrategia que aumenta la productividad del agua. La
técnica conocida como riego deficitario controlado (RDC) que considera la sensibilidad de las
fases de desarrollo del cultivo al estrés hídrico podría lograr un incremento aún mayor en la
productividad del agua. Este trabajo se basa en la aplicación de estas prácticas y sus
124
consecuencias en el cultivo de soja. En dos ensayos se evaluó el impacto de dosis y
momentos de riego. Se observó una respuesta lineal plus-plateau del rendimiento respecto al
agua total efectiva. El déficit hídrico produjo una importante reducción en el rendimiento. La
técnica de RDC es una alternativa que en nuestras condiciones, permitiría lograr rendimientos
máximos con ahorros de agua de hasta un 22 %. La ejecución de un balance hídrico diario
siguiendo la metodología descripta en la Guía FAO N°56, resulta fundamental para el
correcto manejo del riego.
Palabras Clave: evapotranspiración, riego deficitario, productividad del agua, programación
del riego
Summary
In Uruguay, climatic conditions and soil water availability determine periods where
evapotranspiration (ET) exceeds precipitation. Due to our interannual rainfall variability, this
situation worsens and yield losses occur caused by the reduced available water for crops.
Irrigation to meet the requirements of ET needs large amounts of water. The irrigation strategy
of water application below the requirements for maximum ET is defined as deficit irrigation
(DI). This strategy increases water productivity. The technique known as regulated deficit
irrigation (RDI), which considers the development stages sensitivity to water stress can
improve water productivity even more. This research studies these irrigation practices and
their impact on the soybean crop yield. Two trials were evaluated using different doses and
irrigation timings. According to the results there is a linear-plateau response of yields to total
effective water. Water deficits caused a significant yield reduction, affecting mainly the number
of reproductive structures per unit area. RDI irrigation strategy showed to be an alternative
that in our conditions can achieve maximum yields allowing water savings up to 22 %. The
usage of a daily water balance schedule according to the FAO Guide N°56 methodologies is
essential for a proper irrigation management.
Kewords: evapotranspiration, deficit irrigation, water productivity, irrigation scheduling
125
Introducción
Desde el 2001/2002 se ha venido produciendo una gran expansión de los cultivos
extensivos en el Uruguay. Dentro de éstos el cultivo de soja ha tenido el mayor aumento en
área sembrada, siendo hoy uno de los principales cultivos agrícolas del país con un área
ocupada, de 1.334.000 ha y un rendimiento promedio de 2.331 kg ha-1 de grano que es
exportado en su mayoría (DIEA 2015).
Las condiciones climáticas de nuestro país y la capacidad de almacenamiento de agua
disponible del suelo determinan que existan períodos de deficiencia hídrica, donde la
demanda por evapotranspiración (ET) supera las precipitaciones (Agorio et al. 1988; Sawchik
y Ceretta, 2005). A lo anterior se suma la alta variabilidad interanual de las precipitaciones
(Castaño et al., 2011) que puede agravar esta situación provocando frecuentes períodos
deficitarios que ocasionan una alta variabilidad de los rendimientos entre años (Henry, 1973;
Sawchik y Ceretta, 2005; Andersen et al., 2001, Giménez y García-Petillo, 2011).
El riego suplementario a las lluvias es una herramienta para atenuar los períodos de
estrés hídrico (Henry, 1973; Baethgen y Terra, 2010), permitiendo alcanzar y mantener una
alta productividad por unidad de superficie, siempre que no haya otros factores limitantes
(Henry, 1973; Agorio et al., 1988; Giménez, 2012). La implementación del riego para
satisfacer los requerimientos completos (100 % ET) requiere grandes cantidades de agua
(Fereres y Soriano, 2007). La aplicación del agua por debajo de los requerimientos totales se
define como riego deficitario (RD) (English, 1990). La implementación del riego deficitario
permitiría aumentar el área de cultivos regados sin aumentar las cantidades de agua
suministradas, condición que podría ser trascendente en un escenario en donde se pague por
m3 de agua consumida, además de reducir los costos energéticos. La técnica conocida como
riego deficitario regulado o controlado (RDC) que considera la sensibilidad de las fases de
desarrollo del cultivo al estrés hídrico puede lograr un incremento aún mayor en la
productividad del agua (Chalmers el at., 1981).
126
En el cultivo de soja, el déficit hídrico durante llenado de grano reduce
considerablemente el número y tamaño de grano, lo cual condiciona la concreción del
rendimiento (Doorenbos y Kassam, 1980; Kadhem et al., 1985; Andriani et al., 1991; Andriani,
2006; Wani et al., 2012). Varios autores encontraron que la ocurrencia de déficit hídrico
durante R4-R6 tuvo mayores detrimentos en el rendimiento de grano que en el período R1-R4.
Los estudios reflejan asimismo mecanismos efectivos de compensación de las plantas
cuando son sometidas a déficit hídrico durante etapas más tempranas del crecimiento
(Doorenbos y Kassam, 1980; Andriani et al., 1991, Karam et al., 2005). De esta forma, se
podría lograr una mejora en la eficiencia de uso del agua realizando un manejo estratégico
del riego según la distinta sensibilidad al estrés hídrico de las fases de desarrollo del cultivo.
El presente trabajo se basa en la aplicación de distintas técnicas de riego y cantidades
de agua para estudiar sus consecuencias en el cultivo de soja. Este trabajo tiene como
objetivos: 1) Evaluar la respuesta en rendimiento del cultivo, a tres niveles de humedad
durante todo el ciclo del cultivo y a una combinación de dos niveles de humedad durante el
desarrollo vegetativo hasta inicio de R4 y desde R4 a R7; y ajustar la función rendimiento-dosis
de agua 2) Evaluar el umbral de riego expresado como agotamiento de agua disponible para
la soja cultivada en un Brunosol éutrico típico. 3) Evaluar la utilización del balance hídrico
diario según la metodología descripta en la Guía FAO N°56, como herramienta para predecir
las necesidades de riego.
Materiales y Métodos
Este estudio se realizó en dos sitios, ubicados en las estaciones experimentales del
Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA): La Estanzuela (latitud 34º 20' S,
longitud 57º 41' y altitud 81 msm) ubicado en el departamento de Colonia, Ruta 50, Km 11, paraje
Estanzuela, en un suelo caracterizado como un Brunosol éutrico típico; y Las Brujas (latitud 34º 40'
S, longitud 56º 20' y altitud 32 msm), ubicado en el departamento de Canelones, Ruta 48, km
10, paraje Rincón del Colorado, con un suelo caracterizado como un Brunosol éutrico típico. En el
127
primer sitio se realizó un experimento a campo y en el segundo sitio se utilizaron 12 lisímetros
protegidos de la lluvia por una estructura rain-out shelter.
El riego se aplicó con un equipo de riego por goteo debido a que es más preciso en la
entrega de las cantidades de agua de riego y permite que el experimento ocupe menor
superficie, ambos factores minimizan el error experimental (Torrion et al., 2015). En ambos
sitios se cultivó la variedad Nidera 4955, de ciclo medio, indeterminada, con una población
objetivo de 300.000 pl ha-1. En ambos sitios se aseguró el control total de malezas, plagas y
enfermedades de manera de que éstas no disminuyeran el potencial de rendimiento.
En cada sitio experimental se realizó la caracterización climática. En La Estanzuela se
analizó además, la probabilidad de ocurrencia de lluvia realizando un análisis de frecuencias
acumuladas para los meses de noviembre, diciembre y enero, utilizando los datos históricos
de lluvias desde 1970 hasta el 2016. Se consideró la variable lluvia con una distribución
Gamma incompleta y se calculó la probabilidad de excedencia del total de lluvias acumuladas
desde siembra hasta enero.
En cada sitio experimental se realizó la caracterización hídrica del suelo. Se
determinaron los parámetros: contenido de agua a punto de marchitez permanente (PMP),
contenido de agua a capacidad de campo (CC) y contenido de agua disponible en el suelo
(AD). Para determinar CC se utilizó la metodología descripta según García et al. (2012) y
PMP se estimó mediante regresión de Silva et al. (1988). Para el sitio Las Brujas éstas
variables se determinaron también mediante las ollas de presión según la metodología de
Richards (1948), Richards, (1956), para Las Brujas determinando las curvas de tensión
humedad.
Los estados fenológicos del cultivo fueron determinados semanalmente utilizando la
escala de Fehr el al. (1971); Fehr y Caviness (1977) por la misma persona en ambos sitios.
La proyección de los estados fenológicos para la estimación de la evolución del cultivo y la
duración de las fases para estimar la evolución del coeficientes del cultivo (Kc) se realizó a
partir del modelo fenológico obtenidos por Fassio et al. (2013), disponible como una
128
aplicación web. Esta aplicación web se encuentra disponible en el sitio web de
INIA/GRAS/utilidades de los Sistemas de Información y Teledetección. Estas proyecciones
eran corregidas a través de la determinación semanal de la fenología y medidas de cobertura
del suelo con un ceptómetro en cada parcela y sitio. La evolución del Kc estimado de de esta
forma se utilizó para estimar la ETc en el balance hídrico con el que se manejó el riego.
Se determinó la humedad del suelo mediante medidas con sonda de neutrones marca
Troxler 4300 y CPN SG, en La Estanzuela y Las Brujas respectivamente. Para esta medida
se instalaron tubos de acceso de aluminio, un tubo por parcela de 1,18 m de profundidad en
la entrefila del cultivo. Las medidas se realizaron 2 a 3 veces por semana previo al riego para
las profundidades de 0 a 20 cm, de 20 a 40 cm, de 40 a 60 cm y de 60 a 1 m de profundidad.
Se realizó la calibración para cada equipo siguiendo la metodología de Haverkamp et al.
(1984) y Puppo et al. (2014).
En ambos sitios se realizó un balance hídrico diario para cada tratamiento de riego,
siguiendo el protocolo y cálculos descriptos en la Guía FAO N°56 (Allen et al., 2006). La
evapotranspiración de referencia (ETo) se determinó según la ecuación de Penman Monteith
con los datos de cada estación climática respectiva de cada estación experimental para cada
sitio. Para estimar la ETc del cultivo se multiplicó la ETo por el Kc.
Se determino semanalmente para todas las parcelas y en ambos sitios las variables:
porcentaje de cobertura del suelo (CC) mediante la medición de la intercepción de luz
utilizando un ceptómetro; y conductancia estomática, mediante un porómetro. Al momento de
cosecha se determinó el rendimiento de grano y los componentes del rendimiento.
Estación experimental INIA La Estanzuela “Dr. Alberto Boerger”
El ensayo se sembró el 29 de octubre del 2015, con un diseño experimental en bloques
completos al azar con 3 repeticiones. Las parcelas fueron de 10 m por 4,56 m, sembradas
con una distancia entre hileras de 0,4 m.
129
Los tratamientos instalados consistieron en: un tratamiento sin riego; un tratamiento en
el que se cubrió totalmente la evapotranspiración de cultivo (ETc) durante todo el ciclo (100
%); dos tratamientos con riego deficitario continuo, satisfaciendo el 75 % de la ETc (75 %) y el
50 % de la ETc (50 %); y dos tratamientos de riego deficitario controlado, uno satisfaciendo el
100 % de la ETc durante el momento 1 y el 50 % durante el momento 2 (100/50 %); y el otro
satisfaciendo durante el momento 1 el 50 % de la ETc y en el momento 2 el 100 % (50/100
%). El momento 1, considerado para los tratamientos de RDC, se definió como el período de
tiempo desde siembra hasta que el cultivo culmina el estadio R3. El momento 2 se definió
como el periodo crítico (PC), entre inicios de R4 hasta R7.
Estación experimental INIA Las Brujas “Wilson Ferreira Aldunate”
El ensayo se realizó en 12 Lisímetros de drenaje, de 1,9 m de largo x 0,9 m de ancho
y 1,8 m de profundidad, de fibra de vidrio. Los lisímetros se encuentran enterrados,
coincidiendo el nivel del suelo de relleno con el nivel del suelo circundante y rellenos con el
suelo característico del sitio, manteniendo su estructura y secuencia de horizontes. Se
encuentran dentro de un rain-out shelter, estructura construida para evitar los eventos de
lluvia. El rain-out shelter consiste en una estructura metálica completamente cerrada a los
lados y techo a dos aguas, que se desliza sobre rieles. Dicha estructura se mantuvo siempre
abierta y se cerró cuando se presentaron eventos de lluvia por encima de 3 mm. Inicialmente,
durante los primeros 25 días del cultivo el shelter se mantuvo abierto para evitar posibles
alteraciones en la plántula.
El ensayo se sembró el 1 de diciembre del 2015, con una distancia entre hileras de
0,38 m, con 5 filas dentro de cada lisímetro. El diseño experimental fue en parcelas al azar
con 3 repeticiones. Los tratamientos instalados fueron: uno satisfaciendo el 100 % de la ETc
(100 %); dos tratamientos con riego deficitario continuo, satisfaciendo el 75 % (75 %) y otro
satisfaciendo el 50 % (50 %) de la ETc; un tratamiento de RDC, satisfaciendo el 100 % de la
ETc durante el momento 1 y el 50 % durante el momento 2 (50/100 %). Los momentos 1 y 2
fueron definidos de igual forma que para el sitio La Estanzuela.
130
El análisis estadístico se realizó con el software Infostat/P. Se realizó un análisis de
varianzas (ANAVA) por sitio y uno en conjunto, para identificar el efecto de dosis y estrategias
de riego en el agotamiento del agua del suelo y en el rendimiento final de grano. Se planteó el
contraste entre los tratamientos 75 % vs 50/100 % debido a que ambos presentaron una
cantidad similar de agua total efectiva pero aplicada en distintos momentos. Para los análisis
de varianza se consideró al momento de riego como variable discreta y la cantidad de agua
como variable contínua. En el ANAVA del sitio La Estanzuela y en el conjunto de ambos sitios
también se incluyó el efecto bloque. Para el ANAVA conjunto de ambos sitios, se consideró al
sitio Las Brujas como un cuarto bloque.
En La Estanzuela el aumento de rendimiento en función del agua total efectiva se
modeló como una función lineal plus plateau y en Las Brujas se modeló como una función
lineal. Para estos ajustes se utilizaron las herramientas análisis de datos y solver de software
Microsoft Excel.
Resultados y discusión
Las condiciones ambientales produjeron escenarios de alta demanda hídrica en ambos
sitios. En La Estanzuela se registraron ETo acumuladas de 252 mm y 475 mm para los
períodos desde siembra a R1 y desde R1 a R7, respectivamente. Para el período entre R4 a R7
la acumulada fue de 316 mm. El período reproductivo y gran parte del PC, coincidieron con
los momentos de menor precipitación acumulada. Dese R1 hasta el período cercano a R6 se
registraron 70 mm de lluvia acumulada (desde el 18 de diciembre al 11 de febrero). Desde el
11 de febrero (R5) hasta R7 se registraron 233 mm acumulados. Las precipitaciones
estuvieron por lo tanto, concentradas en la última fase de PC.
El análisis de las frecuencias acumuladas de lluvias desde siembra a R4 muestra que
esta zafra se caracterizó por ser un año frecuente, con un período de retorno de 1.3 años. En
nuestras condiciones (sur del Uruguay) existe un 80 % probabilidad de que lluevan más de
240 mm en el período desde noviembre a enero. Por otro lado, las precipitaciones de enero
131
fueron particularmente bajas ya que existe un 92 % de probabilidad de que llueva más de 50
mm en enero, donde ocurrió el PC.
En Las Brujas se encontraron ETo acumuladas de 238 mm y 407 mm para los períodos
desde siembra a R1 y desde R1 a R7, respectivamente y de 275 mm desde R4 a R7.
Estación experimental INIA La Estanzuela “Dr. Alberto Boerger”
La humedad del suelo del tratamiento 100 % se mantuvo con valores iguales o
mayores al 50 % del agua disponible (AD) en las distintas profundidades monitoreadas. De
esta forma se pudo constatar un correcto manejo del riego. El resto de los tratamientos de
riego se manejaron con un agregado de agua inferior a este tratamiento causando un déficit
hídrico progresivo. Los agotamientos de AD provocados por los tratamientos de riego fueron
máximos durante el PC. Por otro lado, al medir la conductancia estomática se evidenció que
la misma se ve claramente afectada por el contenido de agua del suelo. Esta medida también
reflejó los diferentes manejos de riego.
La profundidad de 0 a 20 cm registró valores fuera de lo normal debido a la
evaporación directa del suelo, por lo que esta profundidad no se tomo en consideración.
El monitoreo de humedad del suelo constató las condiciones benignas a mediados de
febrero ocasionadas por los eventos de lluvia que ocurrieron entre el 12 y el 18 de febrero, a
partir de la fase fenológica R5.5. En este período llovieron 131 mm que permitieron la recarga
del perfil de suelo, beneficiando a los tratamientos de riego deficitario.
Al inicio de la etapa reproductiva el tratamiento sin riego fue el que presentó el mayor
agotamiento del AD, 75 %, en la profundidad de 20 a 40 cm y 54 % en la profundidad de 20 a
60 cm (cuando el cultivo se encontraba en R2). Se mantuvo relativamente estable en ese
rango durante 40 días hasta R5. El agotamiento en el tratamiento 50 % también alcanzó
niveles similares, sin embargo en el tratamiento sin riego el agotamiento se mantuvo por más
tiempo.
132
El seguimiento de los estados fenológicos semanales mostró que la fenología se vio
afectada por las deficiencias hídricas. Se evidenció un adelanto en la maduración del cultivo
provocado por el estrés hídrico a partir de R4.
La ETc tuvo una evolución similar a la evolución de la ETo debido a que es
consecuencia de la misma y de la evolución del Kc. Se encontraron picos de máximo
consumo entorno a R2 y a R4 (Figura 1). Se utilizó un Kc inicial de 0,5, valor de tabla
propuesto por Allen et al. (1998).
La duración de las fases fenológicas para estimar la evolución del Kc guardó relación
con las medidas de CC (Figura 1). En etapas tempranas el riego aceleró la cobertura del
suelo. En los tratamientos regados, la máxima cobertura del cultivo se alcanzó el 29 de
diciembre cuando el cultivo estaba en R2, momento en el que se registró un IAF cercano a 5
(4,8). Por otro lado, en el tratamiento sin riego la máxima cobertura se alcanzó también en
diciembre pero unos días después que los tratamientos regados. El 80% de cobertura del
cultivo para el tratamiento 100 % se alcanzó el 21 de diciembre con un IAF de 3, cuando el
cultivo estaba en floración, entre R1 y R2, coincidiendo con Allen et al (1998), quienes
identifican a la floración como el momento en donde se alcanza el 80 % de cobertura del
suelo.
133
Figura 1. Evolución según el estado fenológico de los valores promedio diarios de ETo, ETc,
Kc; y cobertura del suelo (CC) en los tratamientos 100 % y sin riego en la estación
experimental INIA La Estanzuela
La ET del cultivo se reduce como consecuencia de las deficiencias hídricas del suelo,
ETc aj (Figura 2). Todos los tratamientos excepto el tratamiento sin riego presentaron ET por
encima de la precipitación acumulada para todo el ciclo. Cabe recordar que la ET estará
limitada por el agua disponible (lluvias y riego) (Allen et al, 1998).
Las mayores reducciones respecto a la ETc sin restricciones fueron del 47 % para el
tratamiento sin riego y del 22 % para el tratamiento 50 %. Los tratamientos 100/50 %, 75 % y
50/100 % presentaron reducciones de la ETc entre 10 y 14 %. Por otro lado, se observa
también el aumento en la ETc en el tratamiento 50/100 % luego de R4, momento en el que se
cambia la estrategia de riego hacia una situación progresiva de confort hídrico (Figura 2).
134
Figura 2. Evolución de la ETc, ETc aj y precipitación acumuladas durante el ciclo del cultivo y
precipitación acumulada para cada etapa fenológica para la estación experimental INIA La
Estanzuela.
La ETc calculada mediante balance hídrico fue de 682 mm para el tratamiento 100 %,
seguida por los tratamientos 100/50 %, 75 % y 50/100 % con 634 mm, 624 mm y 607 mm
respectivamente. Los tratamientos 50 % y el tratamiento sin riego tuvieron una ETc de 545
mm y 375 mm respectivamente (Figura 2).
La diferencia entre la ETc del tratamiento 100 % y del sin riego fue de 307 mm. La
diferencia entre la ETc máxima y el tratamiento 50 % fue de 156 mm y respecto al 50/100 %
fue de 95 mm.
135
Cuadro 1. Modelos de predicción del rendimiento de grano en función de la cantidad de
agua total efectiva para cada sitio
Sitio Predicción de rendimiento (kg ha-1) R2 p
La Estanzuela para mm<584, Rendimiento =-580+10,1*mm;
para mm≥ 584, Rendimiento=5309 0,68 <0,001
Las Brujas Rendimiento = 5,6995*mm + 844,41 0,67 0,0011
En cuanto al rendimiento, este aumentó con la cantidad de agua agregada
evidenciando que el rendimiento en soja es afectado por el status hídrico durante su ciclo,
hasta llegar a un máximo. La respuesta del rendimiento al agua efectiva total se comportó
como un modelo lineal plateau (Cuadro 1), con un máximo rendimiento de 5309 kg ha-1 y 584
mm de agua total efectiva. El máximo rendimiento alcanzado fue de 5700 kg ha-1 tratamiento
50/100 %, siendo estadísticamente igual al 100 %, 5444 kg ha-1, (p=0,70). Los tratamientos
100/50 y 75 % fueron también iguales al 100 %, rindiendo 5200 kg ha-1 y 5050 kg ha-1
respectivamente. Los menores rendimientos se encontraron para los tratamientos 50 % y sin
riego, con 4790 kg ha-1 y 3200 kg ha-1.
Las lluvias ocurridas en el mes de febrero (mencionado anteriormente) no lograron
compensar las pérdidas en rendimiento consecuencia del déficit hídrico previamente
ocasionada, tanto para el tratamiento sin riego, como para el tratamiento 50 %, los cuales
tuvieron menores rendimientos. Las lluvias sin embargo revirtieron los efectos del déficit
principalmente al tratamiento 75 % y tratamiento 100/50 %, los cuales no presentaron
diferencias en rendimiento respecto al 100 % (p=0,71; p=0,94, respectivamente).
La cantidad de agua aplicada por riego para cada tratamiento fue diferente, variando
entre 450 mm para el tratamiento 100 % y 225 mm para el tratamiento 50 %. Los
tratamientos 50/100 % y 75 % tuvieron cantidades de agua de riego aplicadas muy similares
entre sí (342 mm y 337 mm respectivamente). El ahorro de agua de riego respecto al
tratamiento 100 %, fue de un 24 % y un 50 % en los tratamientos 50/100 % y 50 %
respectivamente.
136
La capitalización del agua de lluvia (lluvia efectiva) fue distinta entre tratamientos. Los
mayores valores de lluvia efectiva ocurrieron para los tratamientos más restrictivos. La
cantidad estimada mediante balance hídrico de agua de lluvia no aprovechada por el cultivo
varió entre 250 mm y 107 mm para los tratamientos 100 % y sin riego.
En cuanto al agua total efectiva, considerada como el agua aplicada como riego más la
precipitación efectiva, varió entre 684 mm a 375 mm registrados para los tratamientos 100 %
y sin riego, respectivamente.
Estación experimental INIA Las Brujas “Wilson Ferreira Aldunate”
El tratamiento 100 % se mantuvo durante todo el periodo con una agotamiento
promedio del 23 % y 41 % para las profundidades de 20 a 40 cm y de 20 a 60 cm
respectivamente, por lo que se evidenció un correcto manejo del riego objetivo. El resto de los
tratamientos de riego se manejaron, de igual forma que en La Estanzuela, con un agregado
de agua de riego en relación a este tratamiento, provocando un déficit progresivo del agua del
suelo. No solo el monitoreo de la humedad en el suelo evidenció los manejo de los riegos en
los distintos tratamientos, sino también la conductancia estomática. Estas medidas se ven
afectadas como consecuencia del efecto del contenido de agua del suelo en la planta.
El seguimiento de los estados fenológicos semanalmente mostró que la fenología no
se vio afectada de gran manera por las deficiencias hídricas. Si bien se encontraron ciertas
diferencias con los tratamientos más restrictivos, la misma no fue lo suficientemente grande
como para establecer diferencias fenológicas diferentes en cada tratamiento.
Como se explicó anteriormente y como se muestra en la Figura 3, la demanda
atmosférica, ETo, fue elevada durante diciembre y enero. La ETc estimada tuvo una
evolución en donde se encontró un máximo en el período reproductivo desde enero a mitad
de febrero, como consecuencia de la evolución del Kc estimado. Teniendo picos de máximo
consumo entre R2 y R4/5.
137
Mediante la fenología y la cobertura se ajustó la evolución del Kc (Figura 4). Se utilizó
un Kc inicial de 0,8, según la metodología propuesta por Allen et al. (1998) para
humedecimientos frecuentes, método gráfico, para frecuencias de riego cada 2 días.
Los muestreos de cobertura y de fenología muestran que en R2 se alcanzó la máxima
cobertura. La cobertura para el último período no mostró una caída evidente como se
esperaba encontrar, ocurrió lo mismo en el cultivo de La Estanzuela.
Figura 3. Evolución según el estado fenológico de los valores promedio diarios de ETo, ETc,
Kc; y cobertura del suelo (CC) en los tratamientos 100 % y sin riego en la estación
experimental INIA Las Brujas
La evolución de los estados fenológicos tuvo una buena correlación con los estados
fenológicos proyectados con el modelo disponible de fenología realizado por Fassio et al.
(2013), tanto en La Estanzuela como en Las Brujas. Se encontró que la cantidad de días de
138
las dos primeras fases del Kc, la inicial y la de desarrollo, son menores a las encontradas en
La Estanzuela. Esto se debe a que la fecha de siembra más tardía (en Las Brujas) tuvo como
consecuencia un acortamiento de estas dos etapas.
La ET estimada para Las Brujas varió entre 368 mm y 626 mm para los tratamientos 50
% y 100 % respectivamente. Los tratamientos 75 % y 50/100 % mostraron ET similares, 518
mm y 486 mm respectivamente.
La cantidad de agua aplicada por riego para cada tratamiento fue diferente, variando
entre 630 mm para el tratamiento 100 % y 334 mm para el tratamiento 50 %. La diferencia
entre los riegos respecto al tratamiento que satisface la demanda del cultivo durante todo el
ciclo, el tratamiento 100 %, fue de un 22 y 23 % menos para los tratamientos 50/100 % y 75
% respectivamente. Los tratamientos 50/100 % y 75 % tuvieron cantidades de agua
aplicadas muy similares (491 mm y 488 mm respectivamente) pero distribuida de forma
diferente en el ciclo.
Al igual que en el sito anterior el análisis estadístico muestra que el rendimiento
aumentó al incrementar el agua total efectiva (p= 0,0017) pero no hubo efecto del momento
de riego (p= 0,47) al comparar todos los datos. La respuesta del rendimiento respecto al agua
total efectiva mostró un comportamiento que permitió el ajuste de un modelo lineal como se
muestra en la Cuadro 1. El máximo rendimiento alcanzado fueron los tratamientos 100 %
(4500 kg ha-1) y el tratamiento 50/100 % (3800 kg ha-1) los cuales fueron estadísticamente
iguales (p= 0.11) pese a la mayor cantidad de agua total efectiva del tratamiento 100 %. Los
rendimientos para los tratamientos 75 % y 50 % fueron de 3300 kg ha-1 y 2800 kg ha-1
respectivamente. El menor rendimiento se encontró para el tratamiento más restringido, el
tratamiento 50 %, en el cual las deficiencias hídricas severas, llevaron a reducciones del
rendimiento del 38 % respecto al máximo.
Los rendimientos en este sitio fueron en general menores a los de La Estanzuela.
Según Salvagiotti (2014), la máxima producción de un cultivo está determinada por los
factores definidores del rendimiento: la captura de radiación y de CO2, el genotipo y la
139
temperatura. En esta zafra se observó que debido a la siembra más tardía se impidió que el
PC coincidiera con la época de mayor cantidad de horas sol. Sumado a esto, el régimen de
temperaturas medias fue menor al promedio. Por estas razones es probable que el
rendimiento máximo alcanzable para este sitio fuese menor.
Rendimiento en función del agua
La respuesta del rendimiento en función del agua efectiva total para ambos sitios en
conjunto se comportó como una función lineal plus plateau, ajustada con un R2 de 0,68
(Figura 4). Los resultados indicaron que existió una respuesta lineal al agregado de agua
hasta los 590 mm, con un rendimiento máximo de 5000 kg ha-1. A partir de este punto no hay
aumentos en rendimientos con mayores agregados de agua, la función llegó a un plateau al
igual que lo reportado por Specht et al. (1986).
Se encontró que el cultivo de soja tuvo una productividad del agua de 8,5 kg mm-1,
similar a lo reportado por Sawchik y Ceretta (2005).
Los rendimientos para los distintos tratamientos se analizaron mediante contrastes. Los
contrastes entre los tratamientos 100/50 % y 50/100 % en relación al 100 % no mostraron
diferencias significativas en cuanto al rendimiento, pero si en cantidad de agua.
140
Figura 4. Rendimiento en función del agua total efectiva para los dos sitios evaluados. La
línea continua representa un modelo lineal plus plateu: para x<NC y=a + bx; para
x>NC y = plateu.
Productividad del agua (kg mm-1) 8,47
Máximo rendimiento (kg ha-1) 5006
mm de agua total efectiva 590
R2 0,68
Cuadro 2. Función de respuesta del rendimiento respecto al agua total efectiva.
Cuando se analizó el contraste para los tratamientos 100 % y 75 % mostró una
diferencia significativa entre ambos con un p=0,058. El tratamiento 75 % en relación al 100 %
tuvo una diferencia de rendimiento de 675 kg ha-1. Las diferencias se debieron a que en La
Estanzuela, si bien las cantidades de agua fueron distintas entre ambos tratamientos, los
eventos de lluvia impidieron alcanzar los agotamientos de agua en el suelo esperados,
enmascarando las diferencias entre estos dos tratamientos. A pesar de esto, existió diferencia
significativa respecto a la cantidad de agua respecto al 100 %.
141
Tanto el tratamiento 50/100 como el 75 % encontraron diferencias en cantidades de
agua estadísticamente significativas respecto al 100 %, sugiriendo posibles ahorros de agua.
Una cantidad de agua total efectiva muy similar, aplicada en momentos diferentes tuvo
consecuencias en el rendimiento final. Por lo tanto, en las condiciones del sur de nuestro
país, podría ser efectiva la estrategia de RDC 50/100 %, realizando riegos deficitarios durante
las fases con menor sensibilidad al déficit hídrico, fases previas a R4 y obtener ahorros de
agua sin detrimentos en el rendimiento final.
El peso de mil semillas (PMS) para los tratamientos no fue el componente de
rendimiento relacionado a la diferencia en rendimientos ya que no hubo diferencia entre los
tratamientos. No tuvo diferencias entre tratamientos, coincidiendo con los resultados
encontrados por De Souza et al. (1997) y se mantuvo cercano a 200 g.
De acuerdo a la evolución de humedad del suelo en los distintos horizontes se
evidenció una extracción de agua por parte de las raíces concentrada entre los 20 y 60 cm de
profundidad al menos hasta 40 cm, sin embargo las deficiencias hídricas estimularon al
cultivo hacia una extracción de agua a mayor profundidad evidenciándose extracciones de
agua hasta al menos 1 m de profundidad.
Conclusiones
La respuesta del rendimiento en función del agua total efectiva se comportó como una
función lineal plateau. El riego aumentó el rendimiento de soja hasta una cantidad máxima de
agua total efectiva, a partir de la cual no habría aumentos de rendimiento. En promedio se
puede esperar una productividad de 8,5 kg ha-1 mm-1. Se podría utilizar la estrategia de riego
deficitario controlado, de riegos con 50 % de la ETc hasta el estado fenológico R4, utilizando
menor cantidad de agua sin repercusiones en el rendimiento, siempre que los requerimientos
hídricos del cultivo sean cubiertos durante el período crítico, desde R4 hasta R7 inclusive. Esta
podría ser una estrategia válida para manejar el riego en las condiciones climáticas del
Uruguay, pudiendo ahorrar hasta un 22 % de agua respecto a satisfacer la demanda
142
completa durante todo el ciclo del cultivo. El agotamiento de agua en el suelo provoco
descensos en el rendimiento debidos a un descenso en la ET; la reducción de rendimiento es
directamente proporcional a la reducción en la evapotranspiración. El balance hídrico diario
siguiendo el protocolo y cálculos descriptos en la Guía FAO N°56, según Allen et al. (2006)
tendría una precisión y exactitud, aceptables.
Agradecimientos
Este trabajo no hubiera sido posible sin el apoyo de estas personas que de distintas
maneras contribuyeron al mismo. Entre ellas, Rocío Carro, Leonardo Silva, Nicolás Leiva,
Marcelo Schusselin, Cesar Burgos, Neru Bentancor, Mario Reineri, Akira Saito, Alejandra
Díaz, Ximena Cibils, Silvina Stewart, Deborah Gaso, Ximena Morales, Adrián Cal, Francisco
Montoya, Álvaro Otero, Juan Carnelli, Raquel Hayashi.
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