diario íntimo hilma contreras · está que trina en el ramaje de tus bellas pala- ... segura que...

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Hilma Contreras Hilma Contreras Hilma Contreras Hilma Contreras Hilma Contreras Diario Intimo de su amistad amorosa con Segundo Serrano Poncela

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Hilma ContrerasHilma ContrerasHilma ContrerasHilma ContrerasHilma ContrerasDiario Intimo de su amistad amorosa

con Segundo Serrano Poncela

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© 2007 diario íntino de Hilma Contreras (obra póstuma),

separata

© ylonka nacidit-perdomo, editora

hecho el depósito que marca la ley

coordinación editorial

catharina vanderplaats de vallejo

e-mail: [email protected]

edición y coordinación de edición: avelino stanley

composición y diagramación: amado alexis santana chalas

e-mail: [email protected]

tel. (809) 477-5602

portada: Hilma Contreras, 1941

fotografía de Atilano Sánchez

derechos exclusivos de edición reservados

para todos los países de habla hispana

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1942

Día de año nuevo.

Ud. quiere que escriba, que estudie, quepiense. Pero, ¿he pensado alguna vez?, o mejordicho, ¿he expresado mi pensamiento ni si-quiera a mí misma? No, porque precisamenteyo no he sido más que eso: pensamiento. Unpensamiento latente que duele y debilita y quecada año hunde más. ¿No se ha sentido infinitonunca? Yo sí, con tal inmensidad dentro de míque no sé dónde comienzo ni dónde termino.Morboso quizás... Anoche soñé con Ud. porprimera, vez. Otras, me hablaban de Ud. perono lo veía. En París, con sus avenidas, sus mo-numentos, su gente. En sueños ando siemprehuyendo y perseguida. Despierta, con el deseode huir y una sensación de asfixia de lo máspenoso. Yo he vivido sintiendo sobre mí unpeso extraño, como de prisión. Esa falta deaire! Y mi sorda rebeldía contra todas las trabas

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y todas las leyes que coartan la libertad indivi-dual y contra todas las injusticias!

¿Qué soy ahora? Algo en carne viva, maltra-tado, anhelante, pero que nadie ve. Únicamentese asombran de mi sonriente serenidad y están enacecho a ver si estallo. Ignoran, en su estúpidamiopía, que no he cambiado, que soy la mismasensibilidad con otro ropaje; pero que he venidoaquí a limpiarme de odios. Además, con la manoluminosa del Amor sobre mi hombro herido, sientomenos el escozor de las huellas de la vida. Y lomás sorprendente, lo maravilloso, esa frescuraespiritual de que le hablé una vez y que Dios meha conservado en no sé qué rincón del alma,siempre pronta a resplandecer, haciéndome sen-tir exuberantemente joven y reír con tanto gustoen los momentos de calma.

¿Cree Ud. que puedo naufragar pose-yéndola?

Algo he perdido, sin embargo, y es elgusto de discutir. Ya no discuto.

Otro Año Nuevo, pero distinto, porquepensando en Ud. y recordando mi vida a sal-tos, sin amargura mayor.

Enero 5Miré mi mano y no pude mojarla sin

besarla. Besé la palma ungida por sus labiosy desde entonces no sé cuántas veces me la

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he llevado a la boca. Lo quiero como siem-pre soñé querer y como nunca más querré:con cada fibra de mi ser, con cada latido demi corazón, con mi sangre, con mi vida ytoda la infinitud que hay en mí. Si pudieraUd. meterme en su pecho como me dijo, meanegaría en cálidos resplandores para ilumi-narlo, y en un sollozo hondo, le diera la me-dida de mi pasión si es que las pasiones tie-nen medidas.

Me ha regalado Ud. un lucero que guardoen la palma de mi mano.

Ud. para mí comienza a ser más que Ud.mismo, es el símbolo cálido y luminoso deldespertar de mi corazón.

Enero 9No puedo reprocharle su imprudencia

porque vivo anhelándola, pero, amor mío, nonos embriaguemos con nuestra propia sangre.Créame, es mejor no decirnos toda nuestra ver-dad para conservar esa gota de paciencia quenos salva. ¿No comprende Ud.? ¿No ve Ud. cuán-to me cuesta hacerme la sorda a mi propiavida que clama por la suya? ¿No lo siente Ud.?Yo no puedo, no quiero tutearlo, porque se meescaparía la dulce familiaridad en público, alsubir, irresistible por la fuerza del hábito, de lapluma a mis labios.

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Vivo en tensión, pues me espanta la ideade que llegue un día en que exclame: «Nopuedo más!». Y he de poder siempre, siem-pre, a pesar de antojárseme la vida indignadel sacrificio.

Enero-30 (noche)

Mire Ud. si lo quiero que siento su amorcomo el más grande y más intenso que para mípueda tener la vida. Amor hermano del mío,tan de la misma fibra que me aflige cuando loapeno. Su visita de esta tarde no me ha sacadola pena del pecho, pero ha reventado junto aella un enternecimiento nuevo con ganas dellorar sobre su hombro. Si pudiera llorar así!

Ud. ha temido mi deserción y junto a sucorazón me hallo calentando mis manos en suternura. ¿No comprende Ud; no lo ve Ud; no losiente? Si me anega la tristeza no le amo me-nos. Soy suya, únicamente suya. Mis lágrimas,déjelas correr, son inevitables. Las vierto por-que en mi resurrección maravillosa no puedoacallar mi conciencia y cargo mi esplendenteemoción con todos los nubarrones que se acu-mulan día a día en ese otro corazón herido pormi súbita aparición.

Yo conocía mi vehemencia, pero no lasuya. Lo amé con la alegría de quien des-

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pierta de un largo y triste sueno y se encuen-tra frente a la luz ansiada, noblemente, conla sola intención de iluminarme sin robar laluz misma.

Febrero 2

Eso debiera haberme dicho, mi amorencantado. No me lo dijo, pero me lo haescrito y yo lo he leído con la fruición dequien se sumerge en la frescura de unasaguas de poza, después de una jornada desol. Ud. tiene razón. Nuestro encuentro aestas alturas de nuestras vidas y en este si-tio, es demasiado hermoso, demasiado mi-lagroso para no bastarme su chorro de luz ysentirme feliz.

Estuve a punto de llamarlo por teléfono ydecirle «Si, vamos a cantar, mi Rey, con el viejoSalomón. Vamos a cantar porque el corazónestá que trina en el ramaje de tus bellas pala-bras; vamos a cantar...»

Cada día me hace Ud. quererlo más y yaestoy verdaderamente impregnada de mi amormaravilloso. No lo estropearé con mis penas.Velaré por él; lo cuidaré y acunaré en mi cora-zón para que me ayude a sonreír, a trabajar y avivir; para Ud. y para mí; para nuestra mutuaemoción que es fuerza, luz y calor.

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Febrero 3Nos ha amanecido un día como los suyos:

fresco, neblinoso, añorante de otros paisajes yotros climas. Es su atmósfera propicia de sen-sibilidad agudizada y de inspiración.

He estado pensando en Ud., como siem-pre, y además con liviana alegría de pájaro,con los gorjeos de su pajarita de papel quetanto lo quiere.

Lo amo como siempre y de otro modo;con la pasión de ayer y con mi nueva frescura.Como nunca y como toda la vida.

Llenaría páginas repitiendo la eterna can-ción: Te quiero, alma mía, te quiero tantoque ya no sé dónde termino yo y dónde co-mienzas tú.

Qué dicha adorarte así, abrazada a tu emo-ción!

Febrero 4

Mi Amor lo dice y no lo sabe bien. Aveces pienso que me quiere así porque vivoacariciándolo, no sólo en los originales de sustrabajos, sino en sus cartas, en sus versos, has-ta en el papel que envuelve los paquetes. Entodo. En el cielo si está azul y en la lluvia sicae como hoy, fina, dulce, blanda como polvoaventado. Ayer tarde, ante la ventana abierta, la

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veíamos evaporarse aguardando el momentode poder salir. Y pasó Ud. Y detrás de Ud. seme fue el corazón; pero me quedó una alegríatan ingrávida que aún me dura. Me siento deli-ciosamente alegre, como si me hubiese llenadode música ligera. Es la jubilosa armonía de lacorrespondencia de los dos.

Cuán hermoso ha sido esperar, ahora queno me caben en los brazos las rosas de nuestroamor! Qué espléndida cosecha me han dadomis años solitarios! Vivo en pleno encantamien-to, en el maravilloso país de las buenas hadas,con los oídos resonantes de versos y de ternu-ra; de sus versos, mi poeta, y de su ternura.

Febrero 5

El país de las maravillas queda algo lejos,amor mío; y sin embargo, nuestra Alicia estácon nosotros desde el comienzo, aunque exi-gentes no lo reconozcamos así. ¿No es Alicia lasuerte que sin gran empeño nuestro nos hafavorecido casi siempre? ¿Quién duda que al-guna vez se decida en uno de sus caprichos ynos conduzca de la mano al maravilloso país?Yo no dudo nada ya, puesto que he encontra-do a mi corazón hermano cuando menos loesperaba. Después de esto, todo es posible,¿no lo cree así mi impaciente soñador?

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Llevo por dentro una chiquilla toda sensi-bilidad que ríe, llora y vuelve a reír y viste trajede estrellas. En su loco afán de ternura la oigosiempre murmurar: «Más, quiero más!». «Pero,criatura -le preguntó-, ¿qué haces con tantaofrenda?» Y ella traviesa, corre, baila y canta yazorada me enseña el vestido estrellado. «Lasprendo aquí -me dice-. Pero como la tela crececomo una planta mágica, siempre me hacenfalta nuevas estrellas.» ¿Qué hacemos con laniña, mi dulce bien? Por ella, beso las manosde amor.

Febrero 6

La niña del vestido estrellado está muyemocionada, según parece, por un regalo reci-bido ayer. La nueva estrella es en verdad her-mosa. Ella la mira, sonríe y en su centelleo secalienta los deditos. De repente, me ha dichocon cierta ansiedad: «La tela sigue creciendo,¿dónde encontraré más luces para la falda?».Me lo dice y rompe a reír. Oh, privilegio de lajuventud! Yo la he tomado cariño, y con ella heaprendido a alegrarme. Y Ud. también la quie-re mucho, ¿verdad? Es tan locamente joven, michiquilla!...

Corazón luminoso, sangre mía, apenaspuedo contener mi amor de tan crecido. Se

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parece al traje de la niña, inacabable, siemprenecesitado de estrellas. ¿No siente el calor demi mejilla junto a la suya? Así me quedo, ado-rándolo.

Febrero 9

Yo puedo amarlo con la misma despreo-cupación, con el mismo encanto de una ado-lescente, pero si Ud. se abstiene de mirarmeasí. Si no vamos a sufrir mucho porque nosharemos daño; un daño que no es inevitable.Además, a mí me queda una pena como sihubiera empañado mi propio corazón al estru-jarlo con la mirada.

Segura que dentro de poco mi niña queri-da reirá y cantará como ha venido haciendodesde su venturoso nacimiento. Cuando estoocurra, en su travieso correr me enseñará lasmanos cubiertas de luces. Son las luces de susbesos, amado mío, y es el calor de sus labios elque le da ligereza en los pies. «Criatura -lamen-to- te has ensuciado el traje a la altura del cora-zón.» Y ella mohína se contempla en el espejo.«¿Esa mancha? -pregunta-. Bah! prenderemosencima una estrella.» «¿De dónde sacará, mi niña,otra estrella?» Entonces se le iluminan los ojos yme dice: «Vendrá en una carta, no sé cuándo,pero vendrá».

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Mi dulce adoración, Ud. no conoce bien aesta alegre, chiquilla y por eso, a veces, lemancha el precioso vestido. Pero yo lo quierotanto y tanto que siempre estoy entre Ud. yella, con los brazos extendidos de un corazóna otro.

Febrero, 11

Yo lo acecho todas las tardes con el pen-samiento, S……, cuando va y cuando viene.Por eso, sin vernos, al fijar sus ojos en la casa,se me apresura el corazón. Casi siempre estoytrabajando en esos momentos, y lo suspendotodo para, con los ojos cerrados, sumergirmeen un baño de emoción. Luego, cuando losestudiantes han pasado y se restablece el silen-cio, necesito toda mi voluntad para reanudar lalabor, solamente fácil si es algo suyo. Algosuyo que con el golpeteo de las teclas se memezcla en la sangre y me susurra: «S……amormío, S…… S…… mi ansiedad y mi alegría,S………»

Hasta que paro impresionada y me es-trujo las manos a fin de callarlas. Y Ud. mehabla de racionarme esta dulce congoja, comosi las horas gastadas en su adoración, mesumaran días.

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Febrero 19

Las enfermedades serias me inoculan sedde vida, de sol, de aire, de espacio, de libertad,y ahora que lo tengo a Ud., mi sed se concretay se abreva en su amor.

Febrero 24

Esta vez me ha hecho daño su franque-za, mucho daño, pero aun así sigue siéndo-me querida.

¡Pobre amor mío! Jamás ha comprendidoUd. con qué fuerza, con qué ímpetu irrefrena-ble, con qué vibración de resurrección se le haentregado mi corazón. Yo podré irme, desapa-recer, esfumarme, pero llevándome el mismocalor en el pecho, porque mi amor es una lla-ma que arde por primera vez, con la esponta-neidad de lo mucho tiempo contenido.

Toda yo soy una sola emoción; la demi despertar, la de mi amor adolescente ymaduro.

¡Las cosas de la vida!... Mi enfermedadestá a punto de alejarnos y yo he enfermadopor Ud. No por secundarlo en su trabajo, sinopor mi sentir apasionado en lucha con el con-torno, con la necedad familiar y con mi sober-bia obligada a someterse a la voluntad de los

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demás. Doy mi tiempo; sacrifico mis gustos;sonrío cuando deseo morder, por Ud., por per-manecer cerca de Ud. y hubo un momento enque se me rindieron las fuerzas y pagó mi or-ganismo. Yo me trituraba para ayudarlo a Ud.,y lo hacía con esa facilidad nuestra de reír aúnentre sollozos. Todos nosotros somos así: ca-llados, reidores, con un sedimento de sana ju-ventud imperecedero en el alma. Y todo estose lo digo con el fin de llevar a su ánimo lacerteza de mi correspondencia a sus anhelos ytambién de mi impotencia para cambiar el me-dio y las circunstancias. ¿Qué puedo yo, S……?

No quiero volver a verlo, porque ya nome siento brillante como antes y porque novoy a hacer el ridículo sentada en una sillabajo sus miradas, después de confiarle misdebilidades.

Febrero 25

Dos cosas me están cicatrizando el cora-zón: su voz a través del hilo telefónico y «nues-tras poesías», pues su carta apenas consiguióestancar la sangre. Con ánimo de despojarmede la última pena, me puse a copiar esos ver-sos que son mi sinfonía.

Lo quiero tanto, mi vida, tanto, que de-searía ser yo misma luz para hacer de nuestro

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amor una emoción singular, por lo armonio-sa, por lo bellamente noble, y sostenerla asílevantada sobre las mezquindades comunesen la vida.

Febrero 26

Estoy encantada y asustada con este nue-vo material de trabajo que me envía. Ayerestuve hojeándolo para familiarizarme conél antes de ponerme a la tarea, y cuando lorealice, creo que me persignaré como nacenlas beatas al arrancar el automóvil en queviajan. Pero lo más bello de su carta, lo queme suena como un maravilloso cascabel enel corazón, es el pozo de ternura encerradoen su deseo de ver mi letra junto a la suya,en su cuaderno. Mi mano posada en su pen-samiento, palpándolo, acariciándolo, amán-dolo.

Febrero 28

¿Qué hago yo con mi vida que ya no esmía sino tuya?... Si de amor se muere, aquíestoy en agonía. Mira a tu pajarita de alas rojasvolar estremecida hasta la luna para quemarseen el aliento de su bello poeta.

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¿Qué hago con mis ojos desvelados porlos tuyos? ¿Qué, con mis manos llorosas por tucarne? ¿Y dónde están mis rubores que no losveo ni los siento centro de mi clamor de vida?

S…… adorado, Sdo. mío, mi juventud gi-miendo te estrecha entre sus brazos anhelantesy te implora protección de amor constante.

Marzo 2

Tus dos últimas cartas son muy bellas,amor mío; tan bellas que si hubiera lloradocomo supones habría recomenzado a llorar pararecibir otra igual.

Cuánta hermosura en la vida, alma de mialma! Todos los sinsabores, todas las penas ytodas las monotonías son poco precio para ladeslumbrante dicha de mi amor correspondi-do. Cómo no sentir a Dios en mi camino si hapermitido nuestro encuentro, si te llevo dentro,sol amado! Estoy trémula de alegría y de emo-ción, porque sólo tengo oídos para tu voz.

No sé cómo a cada tierna palabra tuya merebota el cariño y crezco yo para adorarte más,más y más, hasta perder la noción de lo real.

¿Sabes lo que más me enternece de tuscartas, lo que más me gusta y emociona? Es lamenuda canción de nombres tiernos con queme acunas cada día. Al leerlos voy ascendien-

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do hasta dilatarme en un solo e inmenso latidoamoroso. Sí, lo más hermoso es lo más inespe-rado. Por eso nuestro amor es tan bello y tanabsorbente, y me siento yo como los primeroscristianos: feliz en mi cruz, porque te adoro yoigo tu voz repetirme lo mismo.

Tú, luz lograda, por cuya ternura han apre-sado mis manos su anhelada estrella, te quejasde mi apatía para verte. Mi bello insensato! Siyo me fuese aguas abajo, sin resistencia, sinmorderme los puños y la voluntad, no sé cuán-tas locuras me hiciera cometer mi desbocadocorazón.

Respiro para ti; siento para ti; vivo parati; y mi sensibilidad enamorada acaricia be-llezas donde descansa tu pensamiento. Ama-do mío! Amado mío! Mi dulce Sdo. por quienno hay poro de mi cuerpo sin hinchazón deanhelo!

Marzo 4

Este tiempo mío que ahora me sobra por-que lo colmas tú.

Te siento muy cerca, amor querido, muycerca, tanto, que tu irradiación me envuelve ycasi te palpo. Cuántas ganas tengo de abrazar-te! Estoy loca y pretendo pedirte cordura, peroes este alejamiento de días y días lo que me

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trastorna cuando me dejan en paz y puedo pen-sar en ti con toda intensidad.

Marzo 5

Yo te ofrezco mi vida corno un sahumerio defelicidad. Quiero hacerte feliz, necesito hacerte fe-liz, plenamente feliz, y Dios no puede defraudar-nos después de unirnos en una misma luz.

Centraré en ti toda mi voluntad hasta vertelimpio de hastío y de tristeza desesperada yque seas esa exuberante vitalidad, ese gozo,esos ojos alegres que me anuncias. Pero, porDios!, no olvides que sólo soy una pobre cria-tura y no descanses en mí toda tu esperanza desalvación. A veces esperamos demasiado delas fuerzas humanas y por eso nos sobrevienenlas desilusiones.

Soy la misma, pero surgida a la superficiedesde las oscuras profundidades donde me ha-bía escondido. Y este surgimiento lo has hechotú, amor mío adorado.

Mi corazón emocionado acaricia tu tristeza.

Marzo 11

Ha llegado mi amor a superarme de talmodo, que apenas sé escribirte S…… Mi plu-

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ma está a punto de traicionarme también, seha vuelto pequeñita en mi mano sembradade latidos, y se detiene para escuchar el ga-lope de mi corazón y pensar en ti.

¡Pensar en ti! Lo hago aún en el mundo delos sueños. Mi S……, mi sol de cumbres y depinos, cómo me gusta verte reír! Si algún día lohaces a menudo a mi lado, seré muy feliz,porque me agrada la risa y en ti me suenamaravillosamente.

Eres mi fabuloso tesoro descubierto, el te-soro que nunca me saciaré de contemplar yque mantendré brillante con mi cariño.

Marzo 12

Si los gritos del corazón se oyeran al exte-rior, de mí saldría un clamor que llenaría losámbitos.

Mi corazón con su hermosa carga de an-helos, te acompañará todo el tiempo.

Marzo 13

En tal torbellino de luces, mi espíritu cie-rra los ojos y sigue contemplando luces y másluces.

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Marzo 14

Te estoy sermoneando... Me ha arrastradoa ello el deseo de ayudarte a pasar el charco, yno veo qué hacer con mi amor que no te aliviacuanto quisiera, y sólo ha venido a acrecentartu angustia.

Marzo 16

Aún siento en el alma la melancolía demis ojos que no te vieron.

Marzo 18

Tengo una voluntad atroz que no me dejamorir en paz, porque me alza siempre del sue-lo en mi lucha solitaria y orgullosa.

Siempre me recuerdo así, inquieta, sin acli-matar, fuera de mi mundo y de mi tiempo,como incompleta, como algo mutilado que sinsaber lo que le falta siente el dolor de la muti-lación. Y quieres mi ayuda, amor mío, mi po-bre ayuda ineficaz para curarte. Si pudiera...!Pero no puedo, lo reconozco con toda fran-queza, no puedo porque esta angustia que hoyte inunda y casi te enloquece, la has llevadosiempre agazapada en el fondo de tu alma, y

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al frustrarse tus sueños ambiciosos, te ha salta-do dentro del pecho y ya no la puedes conte-ner pues no te has acostumbrado a sentirlaviva y crees en su novedad.

Marzo 31

Es tan generosa la tierra de mi amor, queel agua de tus súbitas cóleras no la maltrata siluego le cae encima el dulce sol de tu ternura.

Iluminada por tus ojos, me sumerjo en suclaridad bienhechora para siempre.

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«Hazme sobrevivir a través de TODAS.

No quiero otra inmortalidad». Hilma

Contreras y su amistad amorosa con

Segundo Serrano PoncelaPor Ylonka Nacidit-Perdomo

«Pase por la infancia sin notarla; se me hasecado el alma de tanto llorar.» Hilma Contreras

Hilma Contreras la enigmática y silencio-sa escritora dominicana nacida en San Fran-cisco de Macorís en 1910, que pasó su niñez yadolescencia en París, regresado en 1933, con-sagrada como la primera mujer en ganar en el2002 el Premio Nacional de Literatura que otor-ga la Fundación Corripio, fallecida el año pa-sado a las edad de 95 años, nos dejó en sulegado literario un Diario Intimo de su amis-tad amorosa con el intelectual español madri-leño, natural de Fuencarral, Segundo SerranoPoncela.

El Diario Intimo de Hilma Contreras queabarca una década de 1941 a 1951, nos revelala historia de un amor que sólo un alma comola de ella pudo vivir cautivamente, hasta llenar-lo de un halo de sublimidad.

Segundo Serrano Poncela [Madrid 1912-Caracas 1976], único personaje central de este

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revelador texto inédito, arribó a Ciudad Trujilloen septiembre de 1939, pertenecía a la colecti-vidad republicana que llegó entre 1936 a 1941al país por motivo de la Guerra Civil española1936/39. Era dirigente de las Juventudes Socia-listas Unificadas. Al momento de la victoria delFrente Popular se desempeñaba como redactordel diario socialista Claridad, fue nombrado porSantiago Carrillo (Consejero de Orden Público,y ex Secretario General del Partido ComunistaEspañol), Delegado de Orden Público, cuandose conforma la Junta de Defensa de Madrid,luego de la huída del gobierno rojo de la capi-tal de España. El investigador y académico IanGibson cuando escribía su libro «Paracuellos,Cómo fue», trató infructuosamente de entrevis-tar a Serrano Poncela sobre las «sacas» y losfusilamientos nocturnos masivos sin juicio pre-vio de presos, conocidas como los asesinatos ylas matanzas indiscriminadas de Paracuellos delJarama de noviembre de 1936.

Hilma Contreras y Serrano Poncela se co-nocen en 1941 en la Universidad de Santo Do-mingo. Contreras cursaba estudios de Filoso-fía, y, Serrano Poncela era Catedrático de Lite-ratura Española en la Facultad de Filosofía.

En la ciudad de Santiago de los Caballe-ros, Serrano Poncela fue profesor de la Escue-la Normal y Redactor en Jefe del diario LaInformación; en la imprenta de La Informa-

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ción publicó una serie de textos denominadaCuadernos a Galatea, cuyo titulo es una fran-ca alusión al nombre ficticio que la autorafrancomacorisana utiliza en su Diario y en lascartas que intercambiaban- la escritora. Estostextos no aparecen en la bibliografía conoci-da de este autor. Galatea es recreada, una vezmás, por Contreras en su colección antológi-ca de cuentos Entre dos silencios [1987], encuyo libro da este nombre a unos de los rela-tos en el cual describe su decisión de ir au-sente y en soledad por la vida, al renunciar alamor de Segundo, en la última cita que tuvie-ron en Santo Domingo.

En el transcurso de esta amistad amorosa,Hilma Contreras se dedica con mucho entu-siasmo a transcribir a máquina los primeros manuscritos de la obra narrativa de SerranoPoncela, y sobre los cuales le ofrecía, además,su parecer. Mecanografió los textos de SerranoPoncela Años de Incertidumbre y Hombre en-tre fantasmas, que posteriormente su autor da-ría por título Habitación para hombre solo, ytranscribió las «bellas primeras páginas de susrecuerdos» y «las viejas historias de su vida», confesándose que ella se ocupaba de «dactilo-grafiar su pensamiento».

Contreras tenía como ocupación profesio-nal para esta época la labor de traductora en laEmbajada de Francia en la República Domini-

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cana, a la cual ingresó en 1946 como Secretariadel Servicio Cultural, además de realizar tra-ducciones a particulares, y enseñar francés enla Escuela Normal de Señoritas. Este era sumedio de subsistencia.

Contreras inició en 1937 en el periódicoLa Información una sección denominada «ElCuento del Sábado». En esta década y la si-guiente, una de la más fructífera en su trayec-toria literaria, fue colaboradora de periódicos(Listín Diario, La Información) y revistas nacio-nales (Renovación, Páginas Banilejas, Alma La-tina, Fiat Lux, Atalaya, Hogar, Cuadernos Do-minicanos de Cultura).

«No me ponga los ojos en fuga» [33].

La relación entre ellos fue muy intensa, yde mucha calidad intelectual. Contreras empu-jó a Serrano Poncela a que se marchara deSanto Domingo, para que evitara su «propiohundimiento en la tiranía», luego de su rupturacon el grupo de los rojos que vinieron a la isla,y el acoso constante del régimen y sus esbi-rros. Hilma Contreras temía que Serrano Pon-cela corriera la misma suerte de José Almoina;además lo motiva, insistentemente, a través desus cartas y conversaciones a que se recono-ciera a sí mismo como un escritor y como un

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intelectual, era su Robinsón «naufragado en miIsla» [149]. Vivieron su amor en secreto; él laconquistó con su deslumbrante inteligencia,cautivándola con su talento y fuerza moral, y aldecir de ella «En Ud. me atraía lo que no en-contraba en mí». [42].

Cuando inicia su amistad amorosa conSerrano Poncela Contreras reside en la capitalen un apartamento de la calle Rosa Duarte.Intercambiaban libros, cartas y conversaciones.Serrano Poncela le declara su amor en octubrede 1941, a los cinco meses de haber iniciado sucorrespondencia. Desde el comienzo de la re-lación Contreras le insistió que ella había «re-nunciado a la felicidad, a pesar de haberla es-perado toda mi vida» [31-32], ella escribe que élera un «hallazgo milagroso aunque vedado» yque «todo lo maravilloso termina mal», insis-tiéndole que: «Ni Ud. ni yo tenemos derecho eluno al otro» [33].

Serrano Poncela en 1947 tenía domicilioen la capital, donde ejerce como editorialistainternacional del periódico La Nación, y dondepublicada además su columna »Panorama». Abandona el país en junio de este mismo añocon destino a San Juan, Puerto Rico, de dondeviajaría, posteriormente, luego de unos años deenseñar en la Universidad de Puerto Rico, aVenezuela contratado como profesor de Histo-ria de la Cultura, Teoría Literaria y Literatura

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Española por la Universidad Central de Vene-zuela, en la Escuela de Letras.

Entre 1948 y 1949 hubo un silencio entrelos dos acordado mutuamente; dejaron de es-cribirse. Reanudaron la correspondencia «se-creta» en febrero de 1950.

«Yo sé que todo lo maravilloso terminamal » [ 31 -32 ] .

Serrano Poncela y Contreras Dejaron deescribirse definitivamente en 1951; con fecha15 de enero de ese año cierra la última páginadel diario mecanografiado de nuestra escritorasobre un fuerte papel tamaño 7" x 9", al cual lefueron desprendidas las páginas 84, 85, 86, 87,103 a 108, 110, 119, 120, 123 y 151. Como acor-daron existía ya «un mar entre los dos» que losseparaba.

«Soy cobarde para perder» [6].

Contreras había escrito en su diario [pág.142]: «Si muero antes que tú, S…..ín mío, or-denaré que sometan mi cuerpo a la incinera-ción para que te manden mis cenizas en uncofrecito de plata o de cedro. Así yo correríala misma suerte de mis cartas, que desde ahoraenvidio: sobre tu corazón para toda la eterni-

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dad, ¿me aceptarías? Yo no podría descansarde otro modo. Pero tú no has pensado enllevarme contigo como a mis cartas, ¿por-qué, Robinsón? Sin mí no existirían ellas, Ah!pero sin ti no las habría escrito yo, y es estaparte de ti mismo lo que piensas llevarte,¿no, Señor ególatra?, pues yo no puedo per-manecer sobre la tierra sola, usaré del chan-taje, si es preciso».

Luego de la sublevación armada, poste-rior al derrocamiento de Juan Bosch, conocidacomo Revolución de Abril, Contreras regresa alpaís procedente de Ámsterdam en septiembrede 1965 con el temor de que su apartamentohaya sido saqueado, entonces toma la decisiónde destruir documentos de sus archivos, y, par-ticularmente, según me confesara en una con-versación que sostuvimos en 1993, papeles ylas cartas manuscritas que le enviara el exilia-do socialista del Frente Popular Serrano Pon-cela. Manuscritos de Serrano Poncela solo con-servó la autora unas Églogas castellanas: LasFuerzas vivas, fechada en 1939 [acompañadade un dibujo a tinta y a colores] y dos cuader-nillos (uno de poesías escritas entre 1935 a 1939en su recorrido por Madrid, Valencia, Barcelo-na y París, y un pequeño drama en tres actostitulado Romance del Conde Calores, sin fecha,ambos tamaño 4" x 6 1/8").

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El 15 de enero de 1951, Hilma Contrerasescribe en su Diario en la página número 186:«Sí, he sentido el alborozo en el corazón y unlatir de recuerdo en la sangre. No has cambia-do. Te veo igual; quizás notara la diferenciaque tú sientes, si enfrentara las dos fotografías.No he querido hacerlo. ¿Para qué? Además, es-toy convencida de que no has envejecido. Encambio yo, con mi temor a la vejez-¡la muertees tan poca cosa en comparación!- voy siguien-do día a día las marcas del tiempo sobre mirostro, y me pregunto ¿cuántos años me que-dan por vivir realmente? Ya me alcanzan losdedos de las manos para contarlos, y días hayen que me sobran dedos.

«Te quejas de mi negativa de ir allá; no, alo que me niego es a que vuelvas a dolorirme.Con todo un mar entre los dos, conservarás mirecuerdo (lo único que me queda de nuestroamor) pero si cruzo la distancia, retornarán laszozobras angustiosas de otros días; me llegaríala muerte sin la dulzura de saber que vivo en tupensamiento».

Hilma Contreras vuelve a ser rebelde: eldiecinueve de agosto de 1973, Galatea [Hilma]viaja a Caracas, Venezuela, donde permanecehasta el día veinticuatro, a pesar de la oposi-ción de su madre. Se reencuentra, discreta-mente, en Monte Ávila, con el profesor Segun-

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do Serrano Poncela, su «adorado poeta de laluna» [Robinsón], un hombre sin fe religiosa,por el cual ella había desafiado a todo un pue-blo por su amor.

«Sé que morir es estar en la vida sin ti»[124] y «sólo la muerte puede ser tu adversario»[125]…Y un 15 de enero del año 2006, un díaigual a aquel en cual dejó de escribir sobreSerrano Poncela, fallece en su ciudad natal,San Francisco de Macorís, la legendaria autoradominicana Hilma Contreras, a la edad de 95años y un mes.

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esta primera edición de separata del

diario íntimo de Hilma Contreras

se terminó de imprimir

en el mes de octubre del año 2007

en los talleres de intergrafic,

calle presidente gonzález no. 33

ensanche naco

santo domingo, república dominicana.