directores de orquesta por preciada azancot (iii de iii)
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Preciada Azancot, muy conocida como creadora del MAT –Metamodelo de Análisis Transformacional-, y como escritora con más de dieciocho libros publicados a la fecha, es una grandísima apasionada de la música. Como extraordinaria pintora, creadora del movimiento Expresionismo Transformacional, realizó una serie de 39 retratos al óleo de grandes compositores musicales. Aquellos que lo deseen pueden disfrutarlos en FineArtAmerica. En esta ocasión, nos brinda generosamente sus retratos escritos de grandes Directores de orquesta. Les ofrecemos aquí los cinco terceros y últimos de la serie de quince retratos escritos. Con cada retrato escrito, hemos incluido un link donde pueden ver a cada uno de los directores de orquesta en acción. ¡Que ustedes lo disfruten!TRANSCRIPT
Preciada Azancot
© Tulga3000 Editores, S.L.
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Retratos escritos de grandes Directores de orquesta (III de III)
Preciada Azancot
Preciada Azancot, muy conocida como creadora del MAT –Metamodelo de Análisis Transformacional-, y como escritora con más de dieciocho libros publicados a la fecha, es una grandísima apasionada de la música.
Como extraordinaria pintora, creadora del movimiento Expresionismo Transformacional, realizó una serie de 39 retratos al óleo de grandes compositores musicales. Aquellos que lo deseen pueden disfrutarlos en FineArtAmerica.
En esta ocasión, nos brinda generosamente sus retratos escritos de grandes Directores de orquesta. Les ofrecemos aquí los cinco terceros y últimos de la serie de quince retratos escritos.
Con cada retrato escrito, hemos incluido un link (________) donde pueden ver a cada uno de los directores de orquesta en acción.
¡Que ustedes lo disfruten!
Antonio GálvezSocio-Fundador
Tulga3000 Editores
© Tulga3000 Editores, S.L.
Sergiu Celibidache
O el MAESTRO PERFECTO.Brukner, conducido por su batuta es diez veces más grande, armónico, delicado y mágico que toda otra aproximación. Me pregunto si el propio Brukner soñaba y concebía su música tan
maravillosamente encantada. Abuelo esencial e integral, ese rumano grande encarnaba el orgullo benevolente por sus
músicos y la veneración por el creador elegido. Si hubiera que representar al Maestro celestial y hasta al director de ellos todos, yo no hubiera
podido soñar con ningún rostro más adecuado, con su níveo cabello romántico, su rostro rectangular desbordante de benevolencia, sus negras cejas repletas de humor, la firmeza de su
pulso derecho sosteniendo una batuta paradigma de la elegancia y esa mano izquierda que enfatiza, templa, susurra o llora con toquecitos perfectos como nieve suspendida entre cielo y
tierra.
© Preciada Azancot
Arturo Toscanini
Tan sumamente serio y concentrado, rebozando humor. Tanta precisión purista y con gestos chaplinescos.
Clavando su batuta en las notas cual torero y banderillero. Nunca una sonrisa ni una mirada a la persona sino toda su gestualidad a la dirección –magistral ésta- y a la expresión musical.
Tocando el bajo con la batuta para exaltar la pasión mientras que con la mano izquierda templa y atempera, cual cerebro derecho e izquierdo yendo a la par en un genio.
¡Tanta elegante movilidad y la batuta que no deja de trazar ni una sola letra en árabe! Mientras que, con la mano izquierda, conduce cual anciano sabio a toda su tribu al pie del monte
sagrado. Pura pasión con impávida mirada y rostro pétreo. ¡Cuánta gestualidad y teatralidad alta en tanta sobriedad y pureza!
¡El paradigma de un genio desmelenado en su laboratorio y, sin embargo, tan entrañable! Se parece mucho a Einstein y no tienen ningún gen en común. Se pone al servicio de los dioses –para él, sus venerados compositores lo son- y por ello, es humano y sólo humano. De allí su
seriedad gozosa. Y de allí que, con su batuta, rebaje y borre la fuerza de los ídolos, desafiándolos.
Y les hinca su espada de torero. Apiadándose del Minotauro, su gemelo hermano.
© Preciada Azancot
Carlos Kleiber
Es el Marilyn Monroe de los grandes directores. Como ella, genial, como ella desgraciado, como ella, mítico y niño desamparado, como ella
impuntual e imprevisible. Mago y bailarín auto-exigente e implacablemente perfeccionista con la orquesta.
Guapo y seductor, potente y desvalido. “Somos todos mendigos” decía convencido.
Tuvo la desgracia de ser hijo de un director de orquesta mecanicista y gris, que odiaba ser superado e hizo lo imposible por apartarlo de su vocación. Y responsabilizaba al mundo por
ello a la vez que vivía su propio talento como un rapto, siempre provisional. Por ello desaparecía de repente, para luego volver cargado de energía y de arrollador encanto.
Enamorado de Tristan e Isolda, no pudo sobrevivir a la muerte de su esposa. Como se aniquilaba y resurgía desde siempre, esta vez se negó a resucitar y por ello, no
necesito suicidarse ya que estaba demasiado entrenado para dejarse caer hasta el fondo. Y todo ello se nota, se respira, se palpa viéndolo conducir, implicándose al límite como músico y
desdoblándose -elegantemente eso sí- como ser. Viscontiano también era y Fidjeriano, naturalmente.
© Preciada Azancot
© Preciada Azancot
Sir Colin Davis
O “mí” Inglaterra, ya que soy una de las pocas francesas tan anglofílica. Representa como nadie la integralidad de esa mesura que se desborda por más que se la retenga o,
precisamente, porque la retención ya es deporte nacional. Desde la tipología Fortificadora de sus varones, hasta ese frac que lleva con tanta normalidad y veneración. Saltitos de alegría originaria en su fe en la diversidad retenida y protegida. Esa híper tranquilidad parca de la
batuta, tan levemente sujeta que parece milagrosamente autónoma e independiente y que él –con humor british- simula seguir para conducir a sus músicos.
Una batuta tan inteligente que parece capaz de leer, pasar página de la partitura, marcar el color y el tono y hasta dirigir la respiración retenida y extasiada de su público. Todo ello con imperturbable elegante
normalidad. Un sentido del humor de tal finura que no necesita reír nunca, para sonreír con cada poro de su piel. Y ese amor eterno, amasado de actos permanentes y gozosos, entregados y pudorosos, por todo lo
femenino carnalizado, oceánicamente presente en las notas musicales como en el cuerpo exótico y jamás completamente explorado de la mujer amada. Un completo caballero que hace uno con la orquesta a la que
conduce con la maestría, complicidad y libertad de un jinete. Romántico sentido del humor que se evidencia en corporalidad encendida y agitada del combatiente dirigiendo a sus tropas en un combate cuerpo a cuerpo
contra la muerte cuando se trata de conducir el más pacificador de los Requiems (el de Mozart, naturalmente) y en casi inmovilismo cuando se trata de exaltar al Mesías. Ese ser responsable solamente de morir con las botas puestas y de hacer –con impecable y magistral humildad- lo que le corresponde, es su más evidente e inmortal signo de nobleza, Milord. Hay algo insólito y muy personal que desearía reseñar
aquí: siempre consideré que el Requiem de Mozart era el retrato de mi Hombre Ideal por ser el más elevadamente, afirmativamente y alegremente espiritual, pero el conducido por Davis me resultó tan
dramático y a la vez tan bello que me desorientó un momento, justo hasta entender que esa versión sería la de mi hombre luchando apasionadamente contra mi propia muerte.
© Preciada Azancot
Gustavo Dudamel
O el Michael Jackson de los jóvenes conductores. Posee toda la exuberancia, generosidad y efectismo de la flora tropical de su Venezuela natal.
Y la tipología Promotora del yo masculino de ese generoso país. Y esto se evidencia como arma de doble filo y el caminar sobre la cuerda floja, lo cual a él lo
excita en vez de atemorizarlo. Muchos, y grandes éstos, lo calificaron de genio.
Y podría haberlo sido si el juego con lo alto y lo sagrado no lo hubiera seducido. De talento, desde luego, va sobrado, y eso es lo malo, que también va de sobrado, no con
arrogancia, no, pero por temor a ser porque eso implicaría crecer. Lo malo es que no es Mozart, luego no se lo puede permitir.
Lo cual no le impide imitar al de Amadeus.
Retratos al óleo de grandes CompositoresPor Preciada Azancot
Les ofrecemos a continuación imágenes de algunos de los retratos al óleo pintados por Preciada Azancot. Si desean contemplar todos ellos, junto con la pieza musical que inspiró a la artista y
la poesía que ella misma escribió al pintarlos, por favor, haga click aquí.
© Preciada Azancot