distribuciÓn econÓmica-ambiental y … · distribuciÓn econÓmica-ambiental y pobreza en...

30
DISTRIBUCIÓN ECONÓMICA-AMBIENTAL Y POBREZA EN MÉXICO: EL CASO DE LOS ESTADOS DE PUEBLA, TLAXCALA Y DISTRITO FEDERAL Dr. Pablo Sigfrido Corte Cruz * EJE TEMÁTICO: Desarrollo,Recursos Naturales y Energéticos ABSTRACT El presente trabajo es una restructuración de un ensayo realizado en 2006 para la revista APORTES de la Facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Sin embargo, seis años después, y considerando los efectos de las recesiones económicas de inicio de la primera década del presente siglo, así como la crisis de 2008- 2009, hacen repensar ¿qué ha pasado con la distribución ambiental? Por otro lado, la contabilidad macroeconómica ambiental se ha modificado pues ahora se consideran costos ambientales que antes no se tomaban en cuenta. A medida que han existido críticas al Producto Interno Bruto (PIB), se hacen necesarias las alternativas como el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y las Cuentas Ecológicas. Pero estas mediciones no han considerado las consecuencias sociales de la contaminación y la explotación de los recursos naturales. Se puede encontrar que para el periodo 1999-2010, la economía mexicana creció a una tasa promedio anual del 1.45% per cápita, pero el bienestar nacional o se ha reducido, o en todo caso, su incremento es menor que la del PIB. En el presente trabajo se busca mostrar la interrelación de la distribución ecológica con el bienestar de diversos grupos sociales. La diferencia entre el artículo mencionado con la presente exposición, es que ahora se vincula un análisis más cercano a nivel de los Estados de Puebla, Tlaxcala y el Distrito Federal a partir de aproximaciones realizadas al Producto Interno Neto Ecológico (PINE) de estas entidades. PALABRAS CLAVES: Producto Interno Neto Ecológico, Costos Ambientales, Distribución Ecológica, Cambio de Bienestar. * Profesor-Investigador del Centro de Estudios del Desarrollo Económico y Social. Facultad de Economía- BUAP

Upload: truongxuyen

Post on 04-Oct-2018

217 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

DISTRIBUCIÓN ECONÓMICA-AMBIENTAL Y POBREZA EN MÉXICO: EL

CASO DE LOS ESTADOS DE PUEBLA, TLAXCALA Y DISTRITO FEDERAL

Dr. Pablo Sigfrido Corte Cruz*

EJE TEMÁTICO: Desarrollo,Recursos Naturales y Energéticos

ABSTRACT

El presente trabajo es una restructuración de un ensayo realizado en 2006 para la revista

APORTES de la Facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de

Puebla. Sin embargo, seis años después, y considerando los efectos de las recesiones

económicas de inicio de la primera década del presente siglo, así como la crisis de 2008-

2009, hacen repensar ¿qué ha pasado con la distribución ambiental? Por otro lado, la

contabilidad macroeconómica ambiental se ha modificado pues ahora se consideran costos

ambientales que antes no se tomaban en cuenta. A medida que han existido críticas al

Producto Interno Bruto (PIB), se hacen necesarias las alternativas como el Índice de

Desarrollo Humano (IDH) y las Cuentas Ecológicas. Pero estas mediciones no han

considerado las consecuencias sociales de la contaminación y la explotación de los recursos

naturales. Se puede encontrar que para el periodo 1999-2010, la economía mexicana creció

a una tasa promedio anual del 1.45% per cápita, pero el bienestar nacional o se ha reducido,

o en todo caso, su incremento es menor que la del PIB. En el presente trabajo se busca

mostrar la interrelación de la distribución ecológica con el bienestar de diversos grupos

sociales. La diferencia entre el artículo mencionado con la presente exposición, es que

ahora se vincula un análisis más cercano a nivel de los Estados de Puebla, Tlaxcala y el

Distrito Federal a partir de aproximaciones realizadas al Producto Interno Neto Ecológico

(PINE) de estas entidades.

PALABRAS CLAVES: Producto Interno Neto Ecológico, Costos Ambientales,

Distribución Ecológica, Cambio de Bienestar.

*Profesor-Investigador del Centro de Estudios del Desarrollo Económico y Social. Facultad de Economía-

BUAP

INTRODUCCIÓN

En la última década se han experimentado una serie de altibajos económicos, a pesar de que

las políticas económicas han estado dirigidas al control de variables macroeconómicas

como la inflación y el tipo de cambio. En un momento habían resultado favorables a pesar

de la recesión económica vivida en México a inicios de la primera década del siglo XXI,

prueba de ello es el control de la inflación, pero por otro lado se encuentra el manejo de los

capitales financieros nacionales en manos de la banca extranjera, principalmente

proveniente de España. La llamada protección financiera se vio opacada por la crisis

económica de finales de la década el cual afectó a la gran parte del mundo demostrando el

alto grado de inestabilidad económica del actual sistema de producción.

Con respecto al crecimiento económico, en términos del Producto Interno Bruto

(PIB) de esta primera década, se puede decir que este fue de una tasa promedio anual del

2.02%, mientras que la tasa inflación fue de 5.05% promedio anual. Sin embargo, en

materia de desarrollo económico, estas medidas quedan muy limitadas. Uno de los temas

vinculados a esta discusión es la pobreza, y no sólo desde la perspectiva de la mala

distribución del ingreso, sino también de una serie de factores que limitan las capacidades,

libertades y activos que permitan emprender actividades para mejorar sus condiciones de

vida.

Pero también, por otro lado, el desarrollo de nuevos métodos de medición como lo

es el Producto Interno Neto Ecológico (PINE), ha implicado otras formas de analizar la

economía, y sin embargo, los análisis siguen siendo los mismos, sin contabilizar la riqueza

ecológica. Por tanto, no sólo se estaría hablando de una mala distribución económica, sino

que también se estaría hablando de una mala distribución ambiental. El presente trabajo

busca relacionar estos factores con la pobreza. Se trata de señalar que si bien falta mucho

por avanzar en materia ambiental, y que, a medida que existe crecimiento económico, los

usos intensivos en los activos económicos no producidos (petróleo, gas natural, etc.) y

activos ambientales (agua, aire, foresta, etc.) perjudican a los que menos tienen, y que la

pobreza no está relacionada directamente con desgaste de recursos.

Antecedentes entre desigualdad y medio ambiente se encuentran en diversos

trabajos en el que se buscan indicadores alternativos de desigualdad1, que si bien han

recibido un conjunto de críticas, no dejan de llamar la atención en la búsqueda de nuevos

mecanismos Ejemplo de esto último es el Índice de Bienestar Económico Sustentable

(ISEW), propuesto por Herman Daly y John Coob2 en 1989, que se ha aplicado en algunos

países, el cual ajusta el consumo del daño ambiental, pero terminan sin considerar la

desigualdad de la distribución de los daños. Sin embargo, Mariano Torras (2003) señala

que este fue un avance, pues el daño ambiental se ajusta al nivel de consumo individual y

que ayuda a determinar si el bien generado es sustentable en el largo plazo, pero no deja de

ser controvertible debido a que tampoco considera otros aspectos cualitativos. Este índice

no rompe con lo dicho con que la calidad ambiental está considerada como un bien normal,

por lo que los países con altos niveles de ingreso habrá mayor demanda de este bien

(Birdsall, N. y Wheeler, D. 1993).

Otros indicadores alternativos han sido el Índice Físico de la Calidad de Vida

(PQLI) y el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que surgieron a partir del análisis de que

no todos los factores deben ser económicos, sino que también deben de ser sociales como la

instrucción y la calidad de vida, lo que permite pensar de que no sólo se trata de

crecimientos económicos, sino que se busca obtener incremento del bienestar.

Dentro de los conceptos de la mejora del bienestar, se ha incluido el concepto

ambiental para poder determinar si el comportamiento de la economía es realmente

sustentable. Todas las mediciones mencionadas, buscan que el bienestar de la generación

futura, no se vea afectada por las acciones del presente, y al mismo tiempo, poder satisfacer

las necesidades actuales. Así la WRIha propuesto una metodología de contabilidad

macroeconómica el cual incluye al medioambiente para poder explicar (cuantificar) lo que

las mediciones tradicionales desatienden.

1RevisarAhluwalia, M. (1974) “Income Inequality: Some Dimensions of the Problem” in Redistribution with

Growth. Ed H. Chenery. De igual forma están los trabajos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus

siglas en inglés), los informes del Banco Mundial y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo

(PNUD).

2Coob, J. and Daly, H. (1989), For the Common Good. Redirecting the Economy Toward Community, the

Environment and a sustainable Future, Boston.

Si bien es cierto que considerar al medio ambiente como un “Capital Natural”- tal y

como propone la escuela neoclásica-, ha tenido muchas críticas, el desarrollo de un PINE

puede conllevar a volver a estudiar la distribución económica a partir de esta medida

considerando que los efectos de daños ambientales perjudican a los que menos tienen,

siendo esta la hipótesis del presente trabajo. El objetivo general es que a través de las

mediciones existentes sobre la distribución del ingreso se puede demostrar que también

existe una mala distribución ambiental. Por lo que primero se revisa la problemática

económico ambiental, después se estudia la metodología estadística, posteriormente se

analiza el uso de recursos, seguido por la examinación de la distribución económico-

ambiental terminando con las conclusiones de la presente exposición.

PROBLEMÁTICA ECONÓMICO AMBIENTAL

Antes de comenzar la presente exposición hay que iniciar confesando que este trabajo tiene

su base en la sustentabilidad débil, es decir, en el sentido de considerar al medio ambiente

como un “Capital Natural”. Esto se debe al hecho de querer buscar una unidad básica para

poder medir al ambiente. Esto no debe llevar a pensar que el capital natural y el capital

físico son sustituibles. A pesar de eso, se puede partir de la medición monetaria para poder

demostrar que no sólo existe una mala distribución de la riqueza económica, sino también

de la riqueza ambiental, empero de encontrarse en términos monetarios. Por otro lado, la

mayoría de las mediciones ambientales que se han realizado están basadas en este mismo

sentido.

Los antecedentes de este tipo de trabajos los podemos encontrar en diversos

trabajos, de los mas importantes en el continente está el de Ronaldo Seroa da Motta (1999)

del Instituto de Investigaciones de Economía Aplicada, que estimó el valor de la

depreciación forestal en Brasil para el periodo 1970-1988, llegando a la conclusión de que

en dicho país se aplica una política de sustentabilidad débil, señalando la falta de derechos

de propiedad y las actividades económicas informales en la zona de la amazonia, y a pesar

de eso, los recursos forestales de la zona no sufrieron grandes cambios en comparación de

los productos minerales.

Otro trabajo, igual sobre Brasil, es el de Mariano Torras (2003a) que utiliza el

método propuesto por Ahluwalia (op. cit.) conocido como “Bienestar Ajustado al

Agotamiento de Recursos” (RDAW por sus siglas en inglés), la cual el catedrático de la

Universidad de Massachussetts señala que es la mejor aplicación que se puede realizar para

los países en vías de desarrollo.

Un tercer texto es el de Beatriz Castañeda de la Universidad de Maryland que

desarrolla el ISEW para el caso chileno en base a un comparativo de su PIB para el periodo

1965-1995, que aunque aparentemente parece ser un éxito, no termina explicando

problemas como la mala distribución de la riqueza y el deterioro ambiental pues, señala la

investigadora, el 50% de las exportaciones de Chile se basaban en minería, pesca y recursos

forestales en 1994.

Dentro de este contexto se abre la pregunta ¿quién contamina?, o ¿cuánto se

necesita tener para volverse ambientalista? Estas preguntas no son fáciles de responder

desde el punto de vista de la teoría económica neoclásica, pero desde el punto de vista de la

política ambiental, esto resulta de otra manera.

Las experiencias comentadas por Martínez Alier y Roca Jusmet (2001) señalan dos

aspectos importantes. El primero es que los pobres, sobretodo de las zonas rurales, son

ecologistas involuntarios, pues al buscar proteger su patrimonio laboral, modo de vida y

cultura, buscan mantener las condiciones ambientales propias para poder mantener dichos

entornos. El segundo es que por tener menos ingresos se vuelva contaminante; más bien al

no tener acceso al mercado, sufriendo las consecuencias de lo mismo, sólo tienen

disposición de los medios locales. Al mismo tiempo, señalan que la fortaleza del vínculo

entre recursos naturales y el factor trabajo es producto de instituciones sólidas, que los tres

aspectos en conjunto pueden generar capacidad para el desarrollo.

Martha y Barry Field (2003), en su texto de Economía Ambiental ya señalaban que

la población afroamericana de escasos recursos de Carolina del Norte vive cerca de

vertederos de sustancias tóxicas. En el mismo texto señalan que los países pobres son más

susceptibles de convertirse en „paraísos de contaminación‟, pues a medida que su industria

esté menos desarrollada, los países de altos ingresos aprovecharán para seguir instalando

infraestructura obsoleta.

En unestudio sobre Latinoamérica, se señala que los países de la región que han

abierto su comercio están viviendo un proceso de restructuración económica, lo cual ha

implicado un incremento de la cantidad de gases contaminantes, sobretodo de bióxidos de

carbono, mientras que las economías de altos ingresos se han vuelto „verdes‟ por que se

están enfocando al sector servicios, principalmente el comercio (Birdsall, N.; Wheeler, D.

op. cit.).

Estas ideas rompen definitivamente con los conceptos de Lomborg (2001) quien

afirma que los países entre más pobres tienen problemas más severos de contaminación en

comparación a los países desarrollados, pero hay fuerte evidencia que la mala asignación de

recursos está vinculada con la mala distribución del ingreso. Esto al contrario de pensar que

los países con alta riqueza en recursos naturales serán condenados a ser pobres.

En México, propiamente, la llamada lucha contra la pobreza está enfocada a base de

políticas asistencialistas, como lo es el programa Oportunidades, en el cual las

transferencias de dinero están basadas en el grado de marginación, presencia de niños y

adolescentes escolares de bajos recursos (incluyendo la condonación de pagos de

inscripción a los estudiantes de este grupo que son admitidos al nivel superior público),

dotación de desayunos escolares y reparto de despensas, mientras que conceptos como

mercado laboral y generación de empleos quedan descartados de estos proyectos.

Por lo regular el combate a la pobreza está enfocado a políticas de corto plazo. Los

políticos, basados en la teorías neoclásicas, buscan que con la apertura comercial y la

posterior industrialización de la economía, pudiera conllevar a las curvas de Kuznets, en la

que en un principio, a medida que se incrementa el ingreso, aumentará la contaminación

hasta llegar a un punto máximo y a partir de allí esta empezará a caer a medida que se

incremente el ingreso de los habitantes, así el combate a la pobreza está vinculada con el

crecimiento económico. Sin embargo, esto no ha sido comprobado del todo, y lo que se ha

visto es que no sólo los pobres han estado „obligados‟ a vivir en condiciones insalubres,

sino que en muchas partes, la contaminación se extiende en las zonas de las llamadas clases

medias. Se puede afirmar que los gobiernos de los últimos 20 años se han olvidado de que

“…la pobreza implica no sólo la carencia de los elementos del bienestar

material, sino la negación de oportunidades para llevar una vida

tolerable…” (CEPAL, 2001)

Instituciones como el Banco Mundial han señalado que la búsqueda de la

sustentabilidad no se contrapone con la lucha contra la pobreza, sino todo lo contrario, pues

dichas políticas tienen que ir a la par, pues la protección y preservación de recursos

naturales de los impactos negativos que pudieran existir, también es una vía para prevenir

el continuo incremento de la pobreza (Synott, E. et. al., 2010).

Hay autores como César Morales (2005) que según su estudio sobre la

desertificación de la tierra, existe el consenso de que la degradación de los recursos

naturales provoca incrementos en el grado de pobreza, pues quebranta los medios de vida y

de subsistencia presente y futura, sobretodo en las zonas rurales. Al mismo tiempo las

capacidades de inversión no se preocupan por las capacidades de resiliencia de la población

con respecto a los recursos naturales y al ambiente.

En resumen existe una amplia literatura que señala que los efectos de la pobreza no

son los que generan la contaminación ni la degradación de los recursos naturales, sino al

contrario, son los daños al medio ambiente los que profundizan a la pobreza ya existente,

pues no es sólo producto de una mala distribución del ingreso, sino que los costos

ambientales recaen más en la población más vulnerable –aún si se analiza desde el punto de

vista del Capital Natural.

METODOLOGÍA ESTADÍSTICA

La información insuficiente se vuelve el primer problema de este trabajo. Por un lado, se

tiene que la información del SCEEM ha cambiado su metodología, pues ahora considera la

contaminación de diferentes sectores que antes no se contabilizaban; y en segundo lugar se

encuentran mejoras en la forma misma de realizar este sistema de cuentas macroeconómica,

haciéndola cada vez mas confiable. Hay que señalar que existen diferencias en la

publicación de estas Cuentas Económicas para el periodo 1999-2003 con respecto a las

publicaciones posteriores, y aunque la compatibilización de los datos no resulta tan

complicada-más si se consideran que los cambios tecnológicos no han sido tan drásticos en

la última década, planteando que el porcentaje de participación para el periodo 2003-2010

puede ser un buen indicativo para los años anteriores-, de todos modos resulta algo dudoso

pues la información antes de 2003,es bastante limitada.

Después de lo mencionado, se estudia el periodo 2005-2010, para poder revisar el

avance en materia ambiental en términos dela distribución tanto a nivel nacional como en

las tres entidades federativas mencionadas. Entendiendo los procesos de política económica

y ambiental del último lustro, pues se supone que a medida que mejora la variable PIB, las

condiciones de vulnerabilidad se aminoran, pero hay que considerar que al manejar

información anual, puede que los resultados no lleguen a ser concluyentes, pero al mismo

tiempo pueden ayudar a entender ciertos comportamientos. Pero la revisión sobre

hidrocarburos, agotamiento forestal y de agua subterránea se hace de 1999 a 2010, pues los

datos en todos rubros se mantienen con respecto a los mismos sectores de la economía.

Los datos del SCEEM-INEGI tienen la desventaja de presentarse a sus precios

corrientes, por lo que se recurre a deflactar a precios de 2003. Para determinar los valores

de cada entidad federativa se partió del nivel de participación de cada uno de los sectores

económicos de cada Estado, pues se considera que los daños a los recursos naturales, medio

ambiente y contaminación es proporcional a las actividades económicas realizando una

aproximación de PINE y Costos ambientales para los Estados y Distrito Federal (Corte, P.;

2012). La información sobre la distribución del PIB, PINE y Costos Ambientales se partió

de la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares (ENIGH-INEGI). Para

determinar la población se contó con la información de la página electrónica del Consejo

Nacional de Población (CONAPO).

Para el caso de los gráficos de la siguiente sección se partieron de aproximaciones

realizadas al PINE para el periodo 1999-2010 para los Estados de Puebla, Tlaxcala y el

Distrito Federal. Para estos casos el uso de los logaritmos naturales ayuda a entender el

cambio porcentual del PIB per cápita con respecto al cambio porcentual de cada una de las

variables tratadas

El análisis cuantitativo parte de lo expuesto por Mariano Torras (op. cit.) que dice:

“La distribución PIB refleja…la posibilidad de que el valor de la

externalidad que cada uno sufre esté en proporción del ingreso. La

distribución igual divide en cinco partes iguales el valor estimado de la

totalidad del agotamiento de recursos, para luego sustraer esta cifra del

ingreso agregado de cada quinta parte de la población…Finalmente, la

distribución regresiva distribuye la porción más grande de la externalidad

ambiental a los más pobres, según la inversa de la distribución del ingreso.”

(Torras, M.: op. cit., p. 119)

Para determinar la información sobre las tasas de crecimiento del PINE para cada

grupo se calculan utilizando la fórmula:

g = [(yt1

i-dt1

i)/ (yt0

i-dt0

i)](1/5)

– 1

dondeg es la tasa de crecimiento para el periodo2005-2010, de allí, el 5 que representa el

número de años del periodo, yti es el ingreso es el PIB per cápita del quintil i (i = 1, 2,…,5)

en el año t, dti es la proporción del costo ambiental correspondiente a ese quintil en el año t,

los índices 0 y 1 al lado de t corresponden a los años 2005 y 2010, respectivamente.

La pregunta clave para la utilización de la fórmula mencionada es ¿quiénes asumen

los costos ambientales? Considerando lo mencionado por el texto Martínez-Alier y Roca

Jusmet (op. cit.) al igual que el libro de Martha y Barry Field (op. cit.) estos costos los

asume el total de la sociedad, pero al mismo tiempo la mayor parte recae en los pobres. Sin

ir más lejos, es difícil ver que los pobres vivan en zonas ambientalmente sanas o que los

ricos habiten en zonas altamente contaminadas. Por dicha razón, se realizan tres tipos de

mediciones, considerando el texto de Mariano Torras (op. cit.). La primera considerando

que los costos se distribuyen en la misma proporción en que se distribuye el ingreso. La

segunda supondría que los costos se distribuyen por igual en todos los estratos sociales. La

tercera medición es la distribución regresiva, es decir, los costos mas altos los asumen los

pertenecientes al quintil más pobres, mientras que los más bajos lo absorben quienes se

encuentran en el quintil de los más ricos.

USO DE RECURSOS

A inicios de la primera década del siglo XXI, la preocupación sobre la sobrexplotación de

recursos, como la creciente contaminación, provocó que muchas de las políticas de los tres

niveles de gobierno también se enfocaran en esta materia. Tanto la Secretaría de Medio

Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en conjunto al Instituto Nacional de

Ecología (INE) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) se ven en

la verdadera necesidad de defender y controlar el deterioro ambiental. Sin embargo,

desvinculan las actividades económicas como una de las causas de ese daño al ambiente.

Con esto se quiere decir, que las políticas ecológicas y ambientales son políticas

públicas de reciente creación en México. Si bien en la década de los ochenta existió de

manera efímera la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), la política

ambiental sólo se centraba exclusivamente en programas de reforestación y promoción de

reducción del uso del automóvil3. Tras la firma de Tratado de Libre Comercio con Estados

Unidos y Canadá, se tuvo que ampliar la política ambiental debido a las condiciones de los

acuerdos paralelos al mismo, razón por la que se creó la SEMARNAT, PROFEPA y el

INE.

Así, tanto el Estado de Puebla como el Distrito Federal han realizado legislaciones

ambientales y/o las han mejorado de acuerdo a los cambios políticos y las necesidades tanto

de la política misma y las necesidades de la sociedad. El caso diferente ha sido Tlaxcala

pues cuenta con una serie de leyes dispersas en materia ambiental, las cuáles las mismas

instituciones federales las han considerado anticuadas y nada funcionales.

Sin embargo, las políticas de sustentabilidad no quedan del todo claras, pues si bien

el INEGI ha dado un gran paso al mejorar los sistemas de contabilidad macroeconómica

PINE, las autoridades siguen basándose en el indicador tradicional PIB para decidir sobre

política económica, dejando dos preguntas ¿el indicador económico-ambiental sólo queda

en el carácter informativo? y ¿dónde está el discursos de crecimiento económico

sustentable que mencionan los políticos? Es más fácil responder la primera pregunta con un

simple “sí”, pero la segunda uno podría tener más confusiones al tratar de responderla.

La sustentabilidad implica que las necesidades de la generación presente queden

satisfechas sin arriesgar los requerimientos de satisfacción de necesidades de la generación

futura4. Es obvio, que las ideas políticas sobre crecimiento y desarrollo económico están

vinculadas directamente con esta idea, ya que

“…Se trata de un concepto muy difundido, pero pocos pueden o desean

traducir este noble concepto en políticas diferentes de las ya existentes…”

(Gilpin: 2003, p. 89)

3El programa denominado “Hoy no circula” en el Distrito Federal, impuesto debido a que los índices de

contaminación por bióxido de carbono en la Ciudad de México llegaron a límites exorbitantes.

4Es muy conocido el concepto de Gro Harlem Brutland (1988) de su informe a la ONU intitulado como

“Nuestro Futuro Común”. Al igual que muchos textos se cita para no perder sentido del trabajo actual. El

concepto se ha desarrollado dependiendo de la visión de sustentabilidad que se tenga.

La idea de sustentabilidad involucra a las esferas económica, social y ecológica, por

lo que el planteamiento político debe vincularse a las tres en la misma dirección. Así se han

generado dos planteamientos denominados visión fuerte y visión débil.

La visión fuerte de la sustentabilidad está ligada a la idea de que los ecosistemas y

la biodiversidad deben ser preservados, pues su pérdida será insustituible. Muchos han

confundido este concepto con el de mantener inalterados los recursos naturales y el

ambiente, pero lo que realmente prevalece es la idea de la precaución en los que apoyan

este pensamiento (Martínez-Alier, J.; Roca, J., op. cit.). Se busca reducir las tasas de

contaminación y daño, o por lo menos mantenerlo constante. Así los recursos naturales y el

ambiente tienen valor propio en sí.

En cambio, la visión débil concibe a los recursos naturales y al ambiente como

“Capital Natural”, es decir, les otorga un valor monetario como al Capital Físico. Así el

deterioro de los ecosistemas y la biodiversidad se contabiliza como un costo de

depreciación. Considera que ambas formas de capital son sustituibles. Esto último también

genera confusiones, pues muchos mantienen la idea de que los partidarios de este concepto

creen que la tecnología es la “píldora mágica” que resolverá los problemas futuros de la

sustentabilidad, pero realmente se señala que el avance de la acumulación del capital mitiga

algunos de los daños ambientales.

El problema de la política económica en México realmente no se centra en la forma

de hacer sustentabilidad, y al contrario, las políticas están muy alejadas de ello. Las

políticas ambientales no están aplicadas con las socio-económicas, sino que se ven como

agentes extraños uno del otro. Pareciera que el discurso de un “crecimiento económico

sustentable” no esté vinculado con los recursos naturales, o que la sustentabilidad sólo es el

cuidado y preservación de ecosistemas desvinculados de las actividades antropogénicas,a

pesar de las leyes existentes. Hasta el momento, sólo en la izquierda se están generando

políticas de desarrollo sustentable, aunque los partidarios de ambas visiones se centren en

esta arena política.

Aun considerando lo expuesto sobre la contabilidad macroeconómica, se puede

señalar algunas conclusiones preliminares. La primera de ellas es que los costos recaen en

la población a manera de impuestos, tal es el caso de la distribución del agua potable en el

Estado de Puebla en el cual, a mediados de la década, se instalaron medidores de agua para

controlar el abuso, sin embargo, esta forma de gravar el consumo del vital líquido tuvo

efectos regresivos, debido a que a la elasticidad-ingreso fue positiva pero menor de la

unidad, por lo que afectó a los más pobres el acceso de este servicio. Aunque por otro lado,

al momento de instalar dichos medidores en zonas populares, lo cual implicó una gran

oposición en dichas zonas por la desconfianza a los mismos, se aplicaron políticas de

subsidios, los cuales buscaban reducir los efectos negativos a costa del ahorro del consumo

a costa de las mismas zonas.

Por lo mencionado, no es dudable lo que afirman Martha y Barry Field (op. cit.) de

que en muchas ocasiones, al aplicar una política ambiental, en términos de estos autores,se

logran “incentivos perversos”. Los autores se refieren en específico al programa

denominado “Hoy no circula”, debido a que, en primer lugar se supone que es restrictivo al

automovilista, lo cual provoca que se contamine vía evasión5, llevando que el costo de la

política sea demasiado alto, además de ser poco funcional.

Hay que señalar que han existido dos tipos de propuestas de políticas que han

implicado romper los vínculos negativos, entre actividades económicas y medio ambiente.

Las primeras están basadas en el funcionamiento del mercado, mientras que las otras son

medidas basadas en mecanismos de control. Sin embargo, en México no se han aplicado de

manera formal, aunque existen ejemplos en diferentes partes del mundo.

Un ejemplo que explica romper los vínculos negativos en base al funcionamiento

del mercado se encuentra el caso de Brasil que ha aplicado impuestos a las industrias por

sus aguas residuales, lo cual ha logrado que estas reduzcan su consumo de agua hasta el 50

por ciento, mejorando la calidad del vital líquido que llega a los hogares (De la Motta, W.;

2006).

Las segundas han implicado una serie de reglamentaciones oficiales que limitan

actividades indeseables, sobretodo cuando estas implican altos riesgos para la salud

pública. Ejemplo de ello son los impuestos a empresas que generan deshechos tóxicos. El

5Según los autores mencionados se encontró la existencia de familias que compraron un segundo, o incluso,

un tercer automóvil, para poder evadir las restricciones del programa, lo cual llevó un incremento de la

contaminación, en lugar de reducirlo (Field, M.; Field, B., op. cit.). Posteriormente, este argumento de

incentivar el uso del automóvil, fue utilizado para criticar la construcción del llamado segundo piso del

circuito periférico en la Ciudad de México.

problema de esto último es que tendría que existir un sistema legal bastante riguroso para

que los mecanismos sean realmente efectivos.

También se podría incluir un tercer mecanismo que es el referente a invertir en

recursos naturales, aprovechando los avances científicos en física y biología, sobretodo en

la agronomía y silvicultura. Las experiencias de Chile, Suecia, Finlandia y Noruega6 han

demostrado que es posible mitigar la degradación de los recursos naturales a través de la

inversión hacia ellos. Y aunque han existido avances importantes en la biotecnología, queda

la duda de apostar a la ciencia y tecnología como nuestra “salvación” al agotamiento y

degradación ambiental. La defensa de este mecanismo apuesta a que la inversión en

Investigación y Desarrollo haga más rentable a los recursos naturales.

Regresando al concepto propio de la sustentabilidad, se mantiene la discusión si las

actividades económicas mejoran o empeoran las condiciones ambientales. BjornLomborg

(2001) busca demostrar que los países pobres tienen una menor capacidad ambiental en

comparación a los países europeos. Un tanto en ese sentido el biólogo JulianSimon

(mencionado por diversos autores), señala que a medida que exista crecimiento económico

se puede tener un manejo adecuado de recursos, por lo que se representará en mejores

condiciones de vida para la población.

Obviamente hay autores que no están de acuerdo con dicha visión de que la pobreza

es el principal enemigo del ambiente. Juan I. Varas (1999) de la Universidad Católica de

Chile, se pregunta lo que sucede en los países en vías de desarrollo, pues no necesariamente

el desarrollo y crecimiento no está asociado al deterioro ambiental, aunque tampoco se

puede señalar lo contrario de acuerdo a la experiencia de cada país.

Para el caso propio de México, se puede ver que a medida que se incrementa la

producción por habitante, el agotamiento de los hidrocarburos, principalmente los

provenientes del petróleo y del gas natural, tiende a incrementarse. Este comportamiento

6Del caso Noruego se explica de manera amplia en el texto de T. Gylfason y G. Zoega (2006), en el cual ha

medida que se descubrió petróleo las condiciones socioeconómicas del país tendieron a mejorar debido a la

solidez de las instituciones y a su sistema financiero consolidado, de esa forma “…el ahorro y la cantidad y la

calidad de la inversión puede ser uno de los factores clave que separan a los países ricos en recursos

naturales que han crecido rápidamente desde los que han tenido menos éxito.” (Gylfaso, T.; Zoega, T., op.

cit.)

visible en la Figura 1, no sólo es un comportamiento Nacional. Ya sea en menor o mayor

proporción, esta tendencia ocurre en cada una de las tres entidades Federativas. Tanto en el

Estado de Puebla como en el Distrito Federal, los cambios marginales del agotamiento

están por debajo de la unidad, mientras que en el Estado de Tlaxcala su pendiente es mayor.

Para el caso del Distrito Federal, se ha visto el cierre de las antiguas refinerías por el peligro

que representaban ante una ciudad capital creciente. Hablando del Estado de Puebla, junto a

la reglamentación ambiental, se busca controlar la explotación de estos recursos para

reducir la contaminación a los campos agrícolas, principalmente maíz, aunque por otro

lado, las mermasocasionadaspor robo de petróleo, a través de tomas clandestinas de los

ductos, también puede influir en el resultado7.

FIGURA 1

AGOTAMIENTO DE HIDROCARBUROS 1999-2010

Fuente: Realización propia a partir de la información del SCEEM-INEGI

7De acuerdo a reportes periodísticos diversos, el Estado de Puebla está entre los primeros lugares en el robo

de hidrocarburos.

y = 2.537x + 7.5181

17,5

18

18,5

19

19,5

4,25 4,3 4,35 4,4 4,45

PIB per Cápita (Escala Ln)

Nacional

y = 0.4576x + 11.106

12

12,5

13

13,5

3,85 3,9 3,95 4 4,05

PIB per Cápita (Escala Ln)

Puebla

y = 5.0034x - 11.188

6,5

7

7,5

8

8,5

3,7 3,72 3,74 3,76 3,78 3,8

PIB per Cápita (Escala Ln)

Tlaxcala

y = 0.3836x + 7.6105

8,5

9

9,5

10

10,5

4,95 5 5,05 5,1 5,15 5,2 5,25

PIB per Cápita (Escala Ln)

DF

Para el caso de la recuperación forestal, esta tiene un saldo negativo (Figura 2), lo

cual podría suponer que los gastos gubernamentales por reforestación tienen una tasa menor

a la deforestación generada. Llama la atención el caso del Distrito Federal, que además de

tener un saldo positivo en materia, se presenta un comportamiento creciente, probablemente

producto de la presión existente sobre la alta concentración de contaminación de la zona, lo

cual obliga a las autoridades responder en una proporción mayor en materia ambiental;

además las zonas ecológicas son reducidas, aunque protegidas tanto por la sociedad civil

como las autoridades correspondientes, lo que ocasiona mayor potencial de recuperación

forestal, en términos proporcionales, con respecto a otras entidades federativas.

FIGURA 2

VARIACIÓN DE RECURSOS FORESTALES 1999-2010

Fuente: Realización propia a partir de la información del SCEEM-INEGI

También cabe la pena resaltar el agotamiento del agua subterránea. Tanto el Distrito

Federal como el Estado de Puebla han tenido problemas muy fuertes, tanto para mantener

los mantos freáticos como para otorgar el servicio de agua potable a las zonas urbanas. Esto

y = -5.4507x + 7.599

-17

-16,5

-16

-15,5

-15

-14,5

4,25 4,3 4,35 4,4 4,45

PIB per Cápita (Escala Ln)

Nacional

y = -5.1678x + 7.1653

-14

-13,5

-13

-12,5

-12

-11,5

3,85 3,9 3,95 4 4,05

PIB per Cápita (Escala Ln)

Puebla

y = -4.9003x + 6.9844

-12,5

-12

-11,5

-11

-10,5

-10

3,7 3,72 3,74 3,76 3,78 3,8

PIB per Cápita (Escala Ln)

Tlaxcala

y = 1.8239x + 4.6168

13

13,5

14

14,5

4,95 5 5,05 5,1 5,15 5,2 5,25

PIB per Cápita (Escala Ln)

Distrito Federal

último ha generado la instalación de sistemas de entubamiento del agua subterránea de las

zonas rurales a las ciudades que son más crecientes, situación que es verificable en la

Figura 3 donde se ve que a medida que hay mayor producción por habitante, se reduce el

agua subterránea. Hay que aclarar que los comportamientos expuestos no son concluyentes,

pues el número de observaciones es muy pequeño; las explicaciones están basadas en la

comparación de la práctica política en materia con respecto a dichas figuras. Lo último pues

aparece la situación del Estado de Tlaxcala en el cual el comportamiento parece indicar que

hay una recuperación de aguas subterráneas en comparación a las otras dos entidades en

cuestión.

FIGURA 3

VARIACIÓN DEL AGUA SUBTERRÁNEA 1999-2010

Fuente: Realización propia a partir de la información del SCEEM-INEGI

Estos aspectos parecen apoyar la idea de la existencia de los suburbiossegúnGian

Carlo Delgado (2010), en la cual, la apuesta al desarrollo económico sigue siendo hacia las

ciudades, o la urbanización de las poblaciones rurales. Lo que obviamente genera un mayor

deterioro ambiental y contaminación. Dar prioridad a las ciudades por encima del campo es

y = -0.7039x + 19.985

16,7

16,8

16,9

17

17,1

17,2

4,25 4,3 4,35 4,4 4,45

PIB per Cápita (Escala Ln)

Nacional

y = -0.9613x + 17.691

13,613,713,813,9

1414,114,2

3,85 3,9 3,95 4 4,05

PIB per Cápita (Escala Ln)

Puebla

y = 1.5375x + 6.3394

11,8

12

12,2

12,4

3,7 3,72 3,74 3,76 3,78 3,8

PIB per Cápita (Escala Ln)

Tlaxcala

y = -0.4937x + 15.905

13

13,2

13,4

13,6

13,8

4,95 5 5,05 5,1 5,15 5,2 5,25

PIB per Cápita (Escala Ln)

Distrito Federal

el esquema propio de las economías basadas en la autorregulación del mercado, pero en el

cual, al mismo tiempo, se basa en el uso de energías y recursos naturales, como los

mencionados.

Con las Figuras mostradas más arriba se puede decir que México es un paraíso para

la contaminación. Sin embargo, retomando lo dicho al inicio de esta sección, se ha

avanzado en materia de legislación, y probablemente esto se debe a los Acuerdos de

Cooperación sobre Medio Ambiente de América del Norte (ACMAAN), paralelos a la

firma del TLC, en el cuál existen cláusulas sobre transferencia de tecnología, lo que debería

pensar que las tendencias presentadas tendrían un comportamiento reversible de acuerdo a

la curva de Kuznets, que ya se comentó anteriormentey señala que a medida que exista

desarrollo económico se empieza a lograr la llamada sustentabilidad.

DISTRIBUCIÓN

Una de las discusiones que se tiene en torno a la sustentabilidad se vincula con la pobreza.

Autores como BjornLomborg (op. cit.) insisten en que las economías pobres son poco

sustentables, lo cual puede ser demostrable considerando los datos fríos de la estadística,

pero se pierden los detalles cualitativos en el momento en que se revisa, tanto en el

comportamiento de la transferencia tecnológica, como cuando se menciona la existencia del

“ecologismo de los pobres” (Martínez-Alier, J.; Roca, J., op. cit.) producto de las luchas

sociales que se han llevado a cabo en diversas zonas de América Latina, dirigidas

principalmente a defender sus fuentes de trabajo y cultura. Así queda establecida la

cuestión si los pobres son poco sustentables, o la pobreza es producto de la poca

sustentabilidad, por lo que quedan reducidos a producir con lo mínimo que tienen8.

En la presente parte se parte de la idea de que los daños ambientales, representados

por sus gastos, también son un elemento que afecta a la ya mala distribución de la riqueza,

8Los efectos Síndrome del Cambio Climático Global, establecidos por el Consejo Consultivo Alemán del

Cambio Climático Global (WBGU), considera, en términos generales, tres clasificaciones de Síndromes:

Utilización de Recursos, Desarrollo y Sumidero. En el cual establecen el cultivo en tierras marginales,

producto tanto de la expansión urbana y la contaminación, entre otros factores. De los 108 indicadores que

utilizan, se localiza el tema de la pobreza.

como otro aspecto de las externalidades que no se consideran dentro de la contabilidad

tradicional.

El PIB es la medida tradicional, que al ser un valor monetario de los bienes y

servicios realizados al interior de la economía, es un monto aproximado de los ingresos del

país. Es la cuenta tradicional con la cual se explica la mala distribución de la riqueza del

país, sin embargo, no considera otros aspectos mas allá de considerar el desgaste del capital

físico (Producto Interno Neto o PIN). El organismo que dirige y publica el sistema

estadístico ha publicado el PINE, en el cual se contabiliza el desgaste de los recursos

naturales, dependiendo de su depreciación de activo económico no producido, o de su

agotamiento como activo ambiental no producido por la mano humana.

Se puede determinar la mala distribución a través de las dos medidas mencionadas,

sin embargo, las conclusiones pueden ser bastante parecidas, por lo que se recurre a la

propuesta de Mariano Torras (op.cit) en la que después de considerar la distribución PIB,

también se considera la distribución ambiental a través de los costos del desgaste ambiental.

La determinación de dividir la población en quintiles, en lugar de deciles como lo hace la

Encuesta de Nacional Ingresos Gasto de los Hogares (ENIGH), es referente a facilitar la

medición. De todos modos, la lógica estaría indicando que las externalidades ambientales

se balancean de manera desproporcionada hacia los quintiles de recursos más bajos. De ahí

la importancia de considerar una distribución ambiental regresiva.

Antes de revisar el comportamiento de la distribución ambiental, se verifica el

comportamiento de distribución del PIB y del PINE de acuerdo a cada quintil en que se

distribuye la población. En los cuadros 1 y 2, se perciben cambios delaretribución bastante

desiguales, lo cual fortalece el concepto de que la riqueza se distribuye cada vez en menos

manos a medida que se distribuye el ingreso. De acuerdo a la información del Banco

Mundial, para 2010 México tenía al 51.3% de la población en margen de pobreza (revisar

página electrónica del Banco), dato que para 2012 se ha incrementado. De igual manera,

tomando la misma fuente, a lo largo de la primera década, el quintil más rico gana más del

50% del ingreso que se genera en el país, mientras que el quintil más pobre gana menos del

5%. La información de la ENIGH dice que el 20% de la población más rica ganaba en 2005

el 52.46% promedio del ingreso nacional mientras que en 2010 era del 51.93%; el 20% más

pobre ganaba en promedio el 4.57% en 2005 y 4.17% en 2010.

En el cuadro 1 la distribución PIB muestra una pérdida del ingreso en el quintil más

pobre tanto a nivel nacional como en las tres entidades que se estudian; los otros grupos

poblacionales ven un incremento de su ingreso de manera proporcional a su status, a

excepción del quintil más rico. En el cuadro 2, sólo en el Estado de Tlaxcala y Distrito

Federal, el quintil más pobre sufre caída de su nivel de ingreso ambiental; pero lo

importante es que los incrementos son más altos en la medida que se incrementa el status

socioeconómico por lo cual se puede afirmar que a un mayor nivel de ingreso se tiene

acceso a mejores niveles ambientales.

CUADRO 1

DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO PIB

Quintil Nacional Puebla Tlaxcala DF

I -0.93 -0.44 -1.19 -0.50

II 0.81 1.31 0.54 1.25

III 1.29 1.80 1.02 1.73

IV 1.58 2.09 1.31 2.02

V 0.69 1.20 0.43 1.13

Fuente: Realización propia a partir de la información del ENIGH y SCN. INEGI

CUADRO 2

DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO PINE

Quintil Nacional Puebla Tlaxcala DF

I 0.84 0.06 -0.78 -0.87

II 2.61 1.82 0.96 0.87

III 3.10 2.30 1.45 1.36

IV 3.39 2.60 1.74 1.64

V 2.40 1.70 0.85 0.76

Fuente: Realización propia a partir de la información del ENIGH y SCEEM. INEGI

Por el segundo cuadro se puede decir que a medida que existe la pobreza, el medio

ambiente tampoco se distribuye de manera equitativa, lo cual puede suponer que no sólo es

una cuestión de ingreso simple, sino que también la carencia económica es más complicada

que eso. El comparativo entre entidades señala que el que el quintil mas pobre crece menos

(o disminuyen en su distribución) es en el Estado de Puebla, en comparación a las otras dos

entidades, mientras que los quintiles II, III y IV tienen una tasa de crecimiento mayor en

comparación a Tlaxcala y DF. La tasa de crecimiento del quintil más rico también es mayor

en Puebla.

Al revisar los conceptos, se podría concluir que los pobres pierden más de lo que se

supondría inicialmente, sin embargo, en la distribución PINE se considera la depreciación

del capital físico, es decir se parte de la inversión neta, mientras que en los conceptos de la

ENIGH, parte de la inversión bruta. Así se tendría que consultar otro tipo de resultados. Los

cuadros posteriores señalan diversos comportamientos de acuerdo a tres tipos de

distribución, tanto a nivel nacional como de los Estados de Puebla, Tlaxcala y Distrito

Federal.

La distribución ambiental PIB refleja el valor de los costos ambientales que tiene

cada quintil en la medida de su nivel de ingreso. La distribución ambiental igual, divide los

costos en cinco partes proporcionales al valor del PIB, con la finalidad de distribuir de

manera equitativa a cada quintil el valor estimado de las externalidades. La distribución

ambiental regresiva da más importancia a los aumentos del 20% más pobre, pensando que

la destreza de satisfacer necesidades básicas prevalece sobre las demás. Después se

calculan las tasas de crecimiento de cada grupo, lo cual permite realizar el comparativo de

la evaluación del cambio del bienestar.

Los datos mostrados en los cuadros siguientes son resultado de un conjunto de

elementos-y no solamente son los ingresos-, sino que también son reflejo de la migración,

las actividades informales, las malas condiciones de vida tanto de las zonas urbanas

marginales como de muchas zonas rurales, sólo por mencionar, algunas razones. Todo eso

conlleva el acceso limitado a la educación, sobretodo a la formación superior, y de esto

último, la selección a profesiones dedicadas al fomento económico de las ciudades

(Derecho, Administración, Contaduría, Comercio y Negocios Internacionales, etc.), en

lugar de carreras dedicadas al campo, ante la visión de que ciudad significa progreso y el

campo atraso.

Entre los distintos modos de distribución que aquí se señalan, hay aspectos tanto

generales como particulares que permiten ver más de cerca el problema de la pobreza desde

una perspectiva que no es estrictamente económica, sino que también influye en otras

características sociales allegadas a otros comportamientos de cada estrato de distribución,

como el aquí establecido.

CUADRO 3

DATOS UTILIZADOS PARA CALCULAR LAS TASAS DE CRECIMIENTO PARA QUINTOS INDIVIDUALES

2005 2010 2005 2010 2005 2010 2005 2010

Distribución

ambiental

PIB

Distribución

ambiental

Igual

Distribución

ambiental

Regresiva

I 17836.69 17019.28 1366.12 1187.63 5978.64 5696.07 15681.98 14789.84 1.83% 0.03% 0.23%

II 34463.46 35875.17 2639.57 2503.42 5978.64 5696.07 6220.78 6128.97 1.86% 1.77% 1.10%

III 52026.94 55465.7 3984.77 3870.48 5978.64 5696.07 3984.77 3870.48 1.87% 2.25% 1.87%

IV 81221.36 87830.89 6220.78 6128.97 5978.64 5696.07 2639.57 2503.42 1.87% 2.54% 2.63%

V 204751.2 211945.09 15681.98 14789.84 5978.64 5696.07 1366.12 1187.63 1.86% 1.66% 3.45%

Ambiental

(Pesos Constantes 2003) (de acuerdo al PIB) Igual Regresiva

NACIONAL

COSTOS AMBIENTALES PER CÁPITA

PIB Distribución Distribución Distribución

Tasas de CrecimientoPer Cápita Ambiental Ambiental

Fuente: Realización propia a partir de los datos del SCEEM, SCN y ENIGH. INEGI

CUADRO 4

DATOS UTILIZADOS PARA CALCULAR LAS TASAS DE CRECIMIENTO PARA QUINTOS INDIVIDUALES

2005 2010 2005 2010 2005 2010 2005 2010

Distribución

ambiental

PIB

Distribución

ambiental

Igual

Distribución

ambiental

Regresiva

I 11,811.50 11,555.07 1,053.32 837.37 4,609.71 4,016.16 12,091.28 10,427.96 4.05% 2.28% 2.48%

II 22,821.78 24,357.10 2,035.19 1,765.10 4,609.71 4,016.16 4,796.41 4,321.39 4.12% 4.03% 3.37%

III 34,452.35 37,657.90 3,072.37 2,728.98 4,609.71 4,016.16 3,072.37 2,728.98 4.14% 4.51% 4.14%

IV 53,784.95 59,631.94 4,796.41 4,321.39 4,609.71 4,016.16 2,035.19 1,765.10 4.15% 4.80% 4.89%

V 135,586.68 143,898.08 12,091.28 10,427.96 4,609.71 4,016.16 1,053.32 837.37 4.11% 3.92% 5.68%

Ambiental

(Pesos Constantes 2003) (de acuerdo al PIB) Igual Regresiva

PUEBLA

COSTOS AMBIENTALES PER CÁPITA

PIB Distribución Distribución Distribución

Tasas de CrecimientoPer Cápita Ambiental Ambiental

Fuente: Realización propia a partir de los datos del SCEEM, SCN y ENIGH. INEGI

CUADRO 5

DATOS UTILIZADOS PARA CALCULAR LAS TASAS DE CRECIMIENTO PARA QUINTOS INDIVIDUALES

2005 2010 2005 2010 2005 2010 2005 2010

Distribución

ambiental

PIB

Distribución

ambiental

Igual

Distribución

ambiental

Regresiva

I 9,470.90 8,919.99 958.00 780.58 4,192.56 3,743.77 10,997.08 9,720.70 2.82% 1.05% 1.25%

II 18,299.35 18,802.56 1,851.01 1,645.39 4,192.56 3,743.77 4,362.36 4,028.30 2.87% 2.78% 2.12%

III 27,625.17 29,070.17 2,794.34 2,543.89 4,192.56 3,743.77 2,794.34 2,543.89 2.89% 3.26% 2.89%

IV 43,126.77 46,033.12 4,362.36 4,028.30 4,192.56 3,743.77 1,851.01 1,645.39 2.89% 3.55% 3.64%

V 108,718.42 111,082.70 10,997.08 9,720.70 4,192.56 3,743.77 958.00 780.58 2.87% 2.67% 4.44%

Ambiental

(Pesos Constantes 2003) (de acuerdo al PIB) Igual Regresiva

TLAXCALA

COSTOS AMBIENTALES PER CÁPITA

PIB Distribución Distribución Distribución

Tasas de CrecimientoPer Cápita Ambiental Ambiental

Fuente: Realización propia a partir de los datos del SCEEM, SCN y ENIGH. INEGI

CUADRO 6

DATOS UTILIZADOS PARA CALCULAR LAS TASAS DE CRECIMIENTO PARA QUINTOS INDIVIDUALES

2005 2010 2005 2010 2005 2010 2005 2010

Distribución

ambiental

PIB

Distribución

ambiental

Igual

Distribución

ambiental

Regresiva

I 38,377.86 37,426.95 2,156.39 1,758.72 9,437.17 8,435.11 24,753.69 21,901.75 3.49% 1.72% 1.92%

II 74,152.41 78,892.79 4,166.51 3,707.23 9,437.17 8,435.11 9,819.37 9,076.17 3.56% 3.47% 2.81%

III 111,942.42 121,974.17 6,289.87 5,731.65 9,437.17 8,435.11 6,289.87 5,731.65 3.57% 3.95% 3.57%

IV 174,757.83 193,148.21 9,819.37 9,076.17 9,437.17 8,435.11 4,166.51 3,707.23 3.58% 4.24% 4.33%

V 440,547.60 466,086.73 24,753.69 21,901.75 9,437.17 8,435.11 2,156.39 1,758.72 3.55% 3.35% 5.13%

Ambiental

(Pesos Constantes 2003) (de acuerdo al PIB) Igual Regresiva

DISTRITO FEDERAL

COSTOS AMBIENTALES PER CÁPITA

PIB Distribución Distribución Distribución

Tasas de CrecimientoPer Cápita Ambiental Ambiental

Fuente: Realización propia a partir de los datos del SCEEM, SCN y ENIGH. INEGI

La distribución ambiental PIB muestra comportamientos muy similares, tanto a

nivel nacional como a nivel de cada entidad federativa. Esta primera perspectiva señala que

el ingreso ambiental creció casi en la misma proporción de entre 1.83% a 1.87% en los

cinco estratos sociales a nivel nacional. Para el caso del Estado de Puebla, este

comportamiento está entre 4.05% a 4.15%. En Tlaxcala entre 2.82% a 2.89% y de 3.49% a

3.58% en el Distrito Federal. Los crecimientos relativamente más bajos se ubican en los

estratos de ingreso menor. Pero al distribuir los costos ambientales en la misma proporción

del nivel de ingreso del país estaría implicando que los costos ambientales más altos los

asume el estrato socioeconómico más elevado, y en la práctica no ocurre así. En esta parte,

llama la atención el caso de Puebla, pues sus tasas de crecimiento ambiental están por

encima de las tasas proporcionales de crecimiento de las otras entidades federativas, lo cual

no resulta creíble ante el crecimiento desordenado de las zonas urbanas (principalmente de

la ciudad de Puebla).

La distribución ambiental igual muestra cambios más diferenciados con excepción

del estrato socioeconómico más alto. De los estratos I al IV, a medida que mejora el

ingreso, el ambiente mejora en mayor proporción. Nuevamente las tasas de crecimiento

más altas se presentan tanto en Puebla como en el Distrito Federal, lo cual hace suponer

que las legislaciones ambientales locales han tenido cierto efecto en dichas entidades,

mientras que en Tlaxcala hace pensar en una reforma urgente y congruente en materia.

Hasta el momento el comportamiento es muy parecido a los cuadros 1 y 2.

La distribución ambiental regresiva asume los costos que deberían asumir los del

estrato social más bajo, en este caso lo asume el quintil de bajos ingresos. Esto es realmente

visible pues la gente de escasos recursos vive en zonas marginales de muy alta inseguridad,

bajo acceso a servicios públicos y pocos medios de comunicación. Esto conlleva a tener

condiciones insalubres y cerca de zonas con alta contaminación atmosférica, con lo que

implica alto grado de externalidades negativas. De igual forma, la población perteneciente

al grupo de ingresos más altos, tienen mejor acceso a la adquisición de bienes raíces en

zonas con baja o nula contaminación. Revisando los datos de los cuadros anteriores se ve

que las tasas de crecimiento económico-ambiental más bajas se ubican en el estrato

socioeconómico más bajo, y esta crece a medida que se incrementa el nivel de ingreso. Otra

vez las proporciones de crecimiento más altas se encuentran en Puebla y Distrito

Federal.Sin embargo, la diferencia con respecto a las otras dos formas de distribución,

señalan que aunque los pobres tienen una condición ambiental mejor que la de 2005, los

más ricos mejoraron sus condiciones en proporciones muchos mayores.

La distribución ambiental regresiva, otorga datos más cercanos a la realidad, pues

establece que las condiciones de pobreza no sólo radican en el nivel de ingreso, sino

también en sus condiciones ambientales. Cabe cuestionarse si existe el efecto cualitativo de

la presencia legal en los actos socioeconómicos, pues donde se critica la congruencia de la

misma, las tasas de crecimiento son menores. Las condiciones económicas del estrato mas

bajo parece mitigarse con mejoras ambientales, sin embargo, el estrato más alto implica

tener condiciones ambientales mucho mejores en comparación al resto.

CONCLUSIONES

La debacle económica de los últimos tiempos obviamente afecta a los más pobres(al igual

que en las épocas de auge económico). Pero la revisión de esteempeoramiento se realiza

exclusivamente a través de su nivel de ingreso dejando de lado otros factores directos e

indirectos que no son propiamente monetarios. Uno de estos factores que se deja de lado es

el ambiental en el cual la gente de escasos recursos también pierde, o en todo caso, se

supone que gana en menor medida en comparación a la gente con mayor capacidad de

poder adquisitivo.

Las experiencias mencionadas por diversos autores concluyen en el hecho de que ha

medida que el status socioeconómico es menor, las condiciones ambientales de vida

resultan ser menores, por lo que conlleva que ante las épocas de recesión y crisis

económica, los pobres también pierden en este aspecto, mientras que en épocas de auge

económico son los que tienen menos capacidad de resilencia en el mismo sentido.

La propuesta de medición de Mariano Torras (op. cit.), antecede al aspecto de que

no sólo existe pérdida (o recuperación) económica a través del ingreso, sino que también

hay una reducción (o incremento) de las condiciones ambientales, según sea la condición en

la que se encuentren. Si se revisara la distribución a partir de un ingreso ambiental a través

del PINE, también se pierden muchos aspectos, debido a que también se descuenta el uso

del capital físico, por lo que se incluye dentro de la medición para aquellos que no son

propietarios de inversiones.

Las críticas al PIB, si bien son ciertas, la búsqueda y generación de nuevas

mediciones económicas no están exentas de errores. Sin embargo, estos cálculos olvidan el

análisis de la perspectiva de la distribución como lo hace el mismo PINE, por lo que se tuvo

que recurrir a otros mecanismos de aproximación económica sobre la distribución

ambiental. Mas, en cambio, también esto implica la falta de una estandarización universal,

tal y cómo se hace actualmente en las contabilidades macroeconómicas.

Con lo antes expuesto, se puede decir que la pobreza no genera poca

sustentabilidad, más bien un ambiente económico no sustentable genera más pobreza. La

distribución„costos ambientales regresiva‟ cambia la perspectiva de la distribución

ambiental. En este caso, son los que menos tienen los que asumen la mayor cantidad de los

costos ambientales al vivir en zonas de alta marginación, tanto económica como ambiental,

mientras que el 20% de la población más rica tiene costos ambientales menores al habitar

en zonas ambientales más limpias.

La distribución ambiental PIB parece establecer que los incrementos del estado de

las cosas (ingresos monetarios y ambiente) son muy similares en cada estrato

socioeconómico, lo cual evidente no resulta lógico ante la vivencia cotidiana de las

personas. En la distribución igual, el cambio en el ingreso está determinado principalmente

por los cambios en la producción a lo largo del último lustro de la primera década, debido,

a que no es posible pensar que si existe una mala distribución de la riqueza, pueda existir al

mismo tiempo distribución similar en el ambiente. La distribución regresiva, en cambio,

parece con más sentido, pues a pesar de que en todos los quintiles aparecen incrementos,

estos son más elevados en la medida que se tiene concentraciones de riqueza económica

más elevados.

Por último,falta decir que queda mucho por hacer en materia de búsqueda de nuevas

mediciones del entorno económico, pues al igual que el presente trabajo, hay situaciones

cualitativas que se dejan de lado, al mismo tiempo de que se invita a las autoridades de

México, como de América Latina y del resto de mundo a tener nuevos consensos para el

desarrollo tanto de una nueva medición contable macroeconómica, como de nuevos

mecanismos para medir tanto el ingresos monetario y no monetario. Hay que tomar en

cuenta que la gente espera nuevas explicaciones de sus gobiernos más allá de las simples

condiciones del mercado.

REFERENCIAS

Ahluwalia, M. (1974).Income Inequality: Some Dimensions of the Problem.

En Redistribution with Growth. Ed H. Chenery

Birdsall, N. y Wheeler, D. (1993). Trade Policy and Industrial Pollution in Latin America:

Where are de Pollution Heavens? Journal of Enviroment and Development. Num. 2,

Vol. 1, pp. 137-149

Castañeda, B. E. (1997). An Index of Sustainable Economic Welfare (ISEW) for

Chile.University of Maryland at College Park

CEPAL (2001). Comunicado de prensa No. 15. Recuperado de http://www.eclac.cl/cgi-

bin/getProd.asp?xml=/prensa/noticias/comunicados/8/7898/P7898.xml&xsl=/prensa

/tpl/p6f.xsl&base=/prensa/tpl/top-bottom.xsl

Corte, P. (2012). Una aproximación para el Producto Interno Neto Ecológico para Puebla,

Tlaxcala y Distrito Federal (Borrador)

De Ferranti, R.; et. al. (2001). From the Natural Resources to the Knowledge Economy

Trade and Job Quality.World Bank, Washington, D. C.

De la Motta, W. (2006). Reducción de la contaminación por aguas residuales:

Posibilidades de aplicar instrumentos económicos en el Perú. En REGA Vol. 3

Num. 1, pp. 17-27. Enero-Junio. Perú. Recuperado de

http://www.abrh.org.br/sgcv3/UserFiles/Sumarios/9074adbacdc1d328827f7347942

802fc_13f78c6efab7227285d0c6b6f24fe101.pdf

Delgado, G. (2010). Sin Energía. Cambio de Paradigma, Retos y Resistencias. Plaza y

Valdés Editores, México.

García P., B. (2000). Economía Ambiental. UNAM. México.

Gilpin, A. (2003). Economía Ambiental: Un Análisis Crítico. Edit. Alfaomega. México.

Gylfason, T. y Zoega, G.(2006). Natural Resources and Economic Growth: The Role of

Investment. The World Economy, Wiley Blackwell, vol. 29(8), pp. 1091-1115, 08.

INEGI. (2006). Sistema de Cuentas Económicas y Ecológicas de México 1999-2004.

Aguascalientes.

_____ (2010).Sistema de Cuentas Económicas y Ecológicas de México 2003-2008.

Aguascalientes.

_____ (2011).Sistema de Cuentas Económicas y Ecológicas de México 2005-2009.

Aguascalientes.

_____ (2012).Sistema de Cuentas Económicas y Ecológicas de México 2006-2010.

Aguascalientes.

Lomborg, B. (2001). Skeptical Enviromentalist (Measuring the Real State of the

World).Cambridge UniversityPress. UK.

Mahar, D. (1999). Desarrollo Económico y Medio Ambiente. En Economía del Medio

Ambiente. Juan Ignacio Varas (Editor). Universidad Católica de Chile. Editorial

Alfaomega. Santiago de Chile.

Martínez A., J. y Roca, J. (2001). Economía Ecológica y Política Ambiental. FCE. 2ª.

Edición. México

Morales, C. (2005). Pobreza, desertificación y degradación de tierras. En Pobreza,

Desertificación y Degradación de los Recursos Naturales. César Morales, Soledad

Parada (Ed). CEPAL, (pp. 25-58), Santiago de Chile.

Padilla, E. (2001). IntergenerationalEquity and Sustainability. EcologicalEconomics. Num.

41. USA. pp. 69-83

Rello, F. (2001). Instituciones y Pobreza Rurales en México y Centroamérica. CEPAL.

Santiago de Chile.

Seroa da Motta, R. (1999).Medición del Ingreso Sustentable: El Caso del Agotamiento

Minero y Forestal en Brasil. En Economía del Medio Ambiente en América Latina.

Juan Ignacio Varas (Comp.), (pp. 285-300), Santa Fé de Bagotá.

Synott, E.; Nash, J. y De la Torre, A. (2010). Los Recursos Naturales en América Latina y

el Caribe ¿Más allá de las Bonanzas y las Crisis?Banco Mundial. Washington, D.

C.

Torras, M. (2003). Welfare, Inequality, and Resource Depletion: A Reassessment of

Brazilian Economic Growth, 1965-1998. Aldershot& Burlington, UnitedKingdom:

AshgatePress.

_________ (2003a).El Impacto de la Mala Distribución Ecológica en Relación al Bienestar

Nacional: El Caso de Brasil, 1965-1998. Problemas del Desarrollo 34(134): 109-

125.

Varas, J. I. (1999). Economía del Medio Ambiente en América Latina. En Economía del

Medio Ambiente. Juan Ignacio Varas (Editor). Universidad Católica de Chile.

Editorial Alfaomega. Santiago de Chile.