documento 46
DESCRIPTION
Jorge ManriqueTRANSCRIPT
![Page 1: Documento 46](https://reader036.vdocuments.net/reader036/viewer/2022081908/5695d0e41a28ab9b029450f2/html5/thumbnails/1.jpg)
Pedro Acosta 20131004125
Coplas a la muerte del padre - Jorge Manrique
Las Coplas por la muerte de su padre, también citadas como Coplas a la muerte del
maestro don Rodrigo o, simplemente, Las coplas de Jorge Manrique, son una elegía
escrita por Jorge Manrique en la muerte de su padre, el Maestre de Santiago don Rodrigo
Manrique. Escritas, al menos una parte, con posterioridad al 11 de noviembre de 1476,
fecha de la muerte de don Rodrigo Manrique, constituye una de las obras capitales de la
literatura española.
Tema
Lo que hace al contenido, las Coplas lamentan la muerte del padre del autor, Jorge
Manrique, remontándose desde la muerte como tema general a los ejemplos de muertes
ilustres y finalmente a la muerte del personaje. El poeta, sin romper la unidad de tono,
filosofa sobre la inestabilidad de la fortuna, la fugacidad del tiempo, las ilusiones humanas y
el poder igualatorio de la muerte a lo largo de cuarenta estrofas llamadas coplas de pie
quebrado o sextillas manriqueñas; cada una de ellas es una sextilla doble y tiene, por tanto,
doce versos, de los que son octosílabos el primero, segundo, cuarto y quinto y
tetrasílabostercero y sexto; los tetrasílabos pueden ser en apariencia pentasílabos algunas
veces, pero es cuando el verso anterior termina en aguda, por la métrica ley de
compensación.
Hete aquí entre las coplas unos ejemplos:
Recuerde el alma dormida /avive el seso y despierte/contemplando/como se pasala
vida/como se viene la muerte,/tan callando;/cuán presto se va el placer,/cómo, después de
acordado,/da dolor;/cómo, a nuestro parecer,/cualquiera tiempo pasado,/fue mejor.
Otros temas que aparecen en la obra son:
El paso inexorable del tiempo (tópico del tempus fugit).
La vida como camino (tópico del homo viator).
La vida como un río (tópico del vita flumen).
La muerte que iguala a todos los hombres, sean ricos o pobres.
La vanidad de las cosas mundanas (cuestión de la vanitas vanitatis).
El asunto del Ubi sunt? (¿Dónde están?) para evidenciar la fugacidad de la vida.
La descripción de don Rodrigo Manrique y el elogio de sus virtudes como excelente
caballero y héroe de la cruzada contra los moros.
Los tres tipos de vida: terrenal, de la fama y eterna.
Estructura de la obra
El poema se compone de 40 coplas escritas en octosílabos con versos de pie quebrado,
bajo la forma de doble sextilla de tercetos simétricos, en los que a dos octosílabos sigue un
verso corto (el pie quebrado) que puede ser tetrasílabo, o pentasílabo si es posible hacer
sinalefa con el verso anterior o este finaliza en sílaba aguda. La doble sextilla manriqueña
presenta la siguiente disposición de las rimas: abc: abc-def: def. Esta combinación métrica
fue usada por primera vez, al parecer, por Juan de Mena y algunos otros, como su mismo
tío Diego Gómez Manrique, pero fue su sobrino Jorge quien la elevó a la máxima categoría.
Se pueden distinguir tres partes:
![Page 2: Documento 46](https://reader036.vdocuments.net/reader036/viewer/2022081908/5695d0e41a28ab9b029450f2/html5/thumbnails/2.jpg)
1ª parte (coplas I-XIV): (sobre la muerte) La primera parte, compuesta por las
primeras catorce coplas, es una serie de generalizaciones filosóficas. Se trata más
de un sermón filosófico acerca de lo que debemos y no debemos hacer que de una
elegía propiamente dicha. Se caracteriza por la reflexión y las metáforas de la vida y
de la muerte, siguiendo la idea de San Agustín, fruto de su interpretación de las
ideas platónicas, de que esta vida está para usarla como medio para la ascensión al
cielo, y no para disfrutarla, así como por el uso de un “yo poético” en primera
persona del plural que pretende inculcarnos y hacer sentir como nuestras las ideas
que en el poema aparecen.
2ª parte (coplas XV-XXIV): (sobre la gente que ya ha muerto, que ha pasado por
este trance) Se da aquí una concreción de las cuestiones teóricas antes expresadas
en ejemplos de la vida reciente, ejemplos conocidos por los potenciales lectores del
poema. Empleo de la interrogación retórica del ubi sunt( se usa para preguntar por
personalidades y bienes ya desaparecidos.) («¿dónde están?», tópico medieval que
caracteriza la segunda parte de las Coplas) con mucha frecuencia, siempre en forma
de pregunta retórica («¿qué se hicieron?», «¿cuál se para?»), y usualmente tras
largas enumeraciones, para mostrar que todas las cosas de este mundo son, al final,
perecederas, como la propia vida terrenal. Por último, una característica interesante
es que, como pretexto para concretar sus ideas, ajusta cuentas con los enemigos
del padre, empleándolos como ejemplos de lo que no debe hacerse.
3ª parte (coplas XXV-XL): (sobre su padre) Es la parte de las Coplas que consiste
en la elegía propiamente dicha, y donde por primera vez aparece el padre, del que
hasta entonces no habíamos oído hablar. Si antes aplicaba a ejemplos de la historia
reciente las cuestiones generales propuestas en la primera parte, ahora las va a
concretar en Rodrigo de Manrique, alabando cómo en todo momento cumplió con lo
que se nos ha dicho que “debe hacerse” en las dos partes anteriores del poema.
Dentro de esta tercera parte, podemos hacer una segunda división: o Parte primera: De la copla XXV a la XXXIII. Consiste en un retrato de la vida
del padre. El “yo poético” pasa a ser genérico. En estas coplas se ensalza al
padre y a sus virtudes, haciendo hincapié en el hecho de que cumplió como
el que más con los deberes del estamento al que pertenecía (nobleza) para
tener derecho a la vida eterna. Estos deberes consistían en la lucha contra el
infiel. Un hecho curioso de esta parte es que su última copla, la treinta y tres,
acaba con una coma, no un punto. o Parte segunda: Abarca desde la copla XXXIV hasta la última, la XL. Podría
catalogarse como una suerte de obrita teatral, ya que Manrique cede el “yo
poético” a diversos hablantes, la Muerte (que ensalzará al padre, para que
las alabanzas a éste no sean siempre puestas en boca de Manrique), o su
padre mismo. Nos muestra cómo Rodrigo de Manrique cumple con su deber
de “morir bien”, y no oponerse a los designios divinos. Otra característica
importantísima es la aparición de una “tercera vida”, la fama, idea
fundamentalmente renacentista.