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Pedro Acosta 20131004125 Coplas a la muerte del padre - Jorge Manrique Las Coplas por la muerte de su padre, también citadas como Coplas a la muerte del maestro don Rodrigo o, simplemente, Las coplas de Jorge Manrique, son una elegía escrita por Jorge Manrique en la muerte de su padre, el Maestre de Santiago don Rodrigo Manrique. Escritas, al menos una parte, con posterioridad al 11 de noviembre de 1476, fecha de la muerte de don Rodrigo Manrique, constituye una de las obras capitales de la literatura española. Tema Lo que hace al contenido, las Coplas lamentan la muerte del padre del autor, Jorge Manrique, remontándose desde la muerte como tema general a los ejemplos de muertes ilustres y finalmente a la muerte del personaje. El poeta, sin romper la unidad de tono, filosofa sobre la inestabilidad de la fortuna, la fugacidad del tiempo, las ilusiones humanas y el poder igualatorio de la muerte a lo largo de cuarenta estrofas llamadas coplas de pie quebrado o sextillas manriqueñas; cada una de ellas es una sextilla doble y tiene, por tanto, doce versos, de los que son octosílabos el primero, segundo, cuarto y quinto y tetrasílabostercero y sexto; los tetrasílabos pueden ser en apariencia pentasílabos algunas veces, pero es cuando el verso anterior termina en aguda, por la métrica ley de compensación. Hete aquí entre las coplas unos ejemplos: Recuerde el alma dormida /avive el seso y despierte/contemplando/como se pasala vida/como se viene la muerte,/tan callando;/cuán presto se va el placer,/cómo, después de acordado,/da dolor;/cómo, a nuestro parecer,/cualquiera tiempo pasado,/fue mejor. Otros temas que aparecen en la obra son: El paso inexorable del tiempo (tópico del tempus fugit). La vida como camino (tópico del homo viator). La vida como un río (tópico del vita flumen). La muerte que iguala a todos los hombres, sean ricos o pobres. La vanidad de las cosas mundanas (cuestión de la vanitas vanitatis). El asunto del Ubi sunt? (¿Dónde están?) para evidenciar la fugacidad de la vida. La descripción de don Rodrigo Manrique y el elogio de sus virtudes como excelente caballero y héroe de la cruzada contra los moros. Los tres tipos de vida: terrenal, de la fama y eterna. Estructura de la obra El poema se compone de 40 coplas escritas en octosílabos con versos de pie quebrado, bajo la forma de doble sextilla de tercetos simétricos, en los que a dos octosílabos sigue un verso corto (el pie quebrado) que puede ser tetrasílabo, o pentasílabo si es posible hacer sinalefa con el verso anterior o este finaliza en sílaba aguda. La doble sextilla manriqueña presenta la siguiente disposición de las rimas: abc: abc-def: def. Esta combinación métrica fue usada por primera vez, al parecer, por Juan de Mena y algunos otros, como su mismo tío Diego Gómez Manrique, pero fue su sobrino Jorge quien la elevó a la máxima categoría. Se pueden distinguir tres partes:

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Jorge Manrique

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Page 1: Documento 46

Pedro Acosta 20131004125

Coplas a la muerte del padre - Jorge Manrique

Las Coplas por la muerte de su padre, también citadas como Coplas a la muerte del

maestro don Rodrigo o, simplemente, Las coplas de Jorge Manrique, son una elegía

escrita por Jorge Manrique en la muerte de su padre, el Maestre de Santiago don Rodrigo

Manrique. Escritas, al menos una parte, con posterioridad al 11 de noviembre de 1476,

fecha de la muerte de don Rodrigo Manrique, constituye una de las obras capitales de la

literatura española.

Tema

Lo que hace al contenido, las Coplas lamentan la muerte del padre del autor, Jorge

Manrique, remontándose desde la muerte como tema general a los ejemplos de muertes

ilustres y finalmente a la muerte del personaje. El poeta, sin romper la unidad de tono,

filosofa sobre la inestabilidad de la fortuna, la fugacidad del tiempo, las ilusiones humanas y

el poder igualatorio de la muerte a lo largo de cuarenta estrofas llamadas coplas de pie

quebrado o sextillas manriqueñas; cada una de ellas es una sextilla doble y tiene, por tanto,

doce versos, de los que son octosílabos el primero, segundo, cuarto y quinto y

tetrasílabostercero y sexto; los tetrasílabos pueden ser en apariencia pentasílabos algunas

veces, pero es cuando el verso anterior termina en aguda, por la métrica ley de

compensación.

Hete aquí entre las coplas unos ejemplos:

Recuerde el alma dormida /avive el seso y despierte/contemplando/como se pasala

vida/como se viene la muerte,/tan callando;/cuán presto se va el placer,/cómo, después de

acordado,/da dolor;/cómo, a nuestro parecer,/cualquiera tiempo pasado,/fue mejor.

Otros temas que aparecen en la obra son:

El paso inexorable del tiempo (tópico del tempus fugit).

La vida como camino (tópico del homo viator).

La vida como un río (tópico del vita flumen).

La muerte que iguala a todos los hombres, sean ricos o pobres.

La vanidad de las cosas mundanas (cuestión de la vanitas vanitatis).

El asunto del Ubi sunt? (¿Dónde están?) para evidenciar la fugacidad de la vida.

La descripción de don Rodrigo Manrique y el elogio de sus virtudes como excelente

caballero y héroe de la cruzada contra los moros.

Los tres tipos de vida: terrenal, de la fama y eterna.

Estructura de la obra

El poema se compone de 40 coplas escritas en octosílabos con versos de pie quebrado,

bajo la forma de doble sextilla de tercetos simétricos, en los que a dos octosílabos sigue un

verso corto (el pie quebrado) que puede ser tetrasílabo, o pentasílabo si es posible hacer

sinalefa con el verso anterior o este finaliza en sílaba aguda. La doble sextilla manriqueña

presenta la siguiente disposición de las rimas: abc: abc-def: def. Esta combinación métrica

fue usada por primera vez, al parecer, por Juan de Mena y algunos otros, como su mismo

tío Diego Gómez Manrique, pero fue su sobrino Jorge quien la elevó a la máxima categoría.

Se pueden distinguir tres partes:

Page 2: Documento 46

1ª parte (coplas I-XIV): (sobre la muerte) La primera parte, compuesta por las

primeras catorce coplas, es una serie de generalizaciones filosóficas. Se trata más

de un sermón filosófico acerca de lo que debemos y no debemos hacer que de una

elegía propiamente dicha. Se caracteriza por la reflexión y las metáforas de la vida y

de la muerte, siguiendo la idea de San Agustín, fruto de su interpretación de las

ideas platónicas, de que esta vida está para usarla como medio para la ascensión al

cielo, y no para disfrutarla, así como por el uso de un “yo poético” en primera

persona del plural que pretende inculcarnos y hacer sentir como nuestras las ideas

que en el poema aparecen.

2ª parte (coplas XV-XXIV): (sobre la gente que ya ha muerto, que ha pasado por

este trance) Se da aquí una concreción de las cuestiones teóricas antes expresadas

en ejemplos de la vida reciente, ejemplos conocidos por los potenciales lectores del

poema. Empleo de la interrogación retórica del ubi sunt( se usa para preguntar por

personalidades y bienes ya desaparecidos.) («¿dónde están?», tópico medieval que

caracteriza la segunda parte de las Coplas) con mucha frecuencia, siempre en forma

de pregunta retórica («¿qué se hicieron?», «¿cuál se para?»), y usualmente tras

largas enumeraciones, para mostrar que todas las cosas de este mundo son, al final,

perecederas, como la propia vida terrenal. Por último, una característica interesante

es que, como pretexto para concretar sus ideas, ajusta cuentas con los enemigos

del padre, empleándolos como ejemplos de lo que no debe hacerse.

3ª parte (coplas XXV-XL): (sobre su padre) Es la parte de las Coplas que consiste

en la elegía propiamente dicha, y donde por primera vez aparece el padre, del que

hasta entonces no habíamos oído hablar. Si antes aplicaba a ejemplos de la historia

reciente las cuestiones generales propuestas en la primera parte, ahora las va a

concretar en Rodrigo de Manrique, alabando cómo en todo momento cumplió con lo

que se nos ha dicho que “debe hacerse” en las dos partes anteriores del poema.

Dentro de esta tercera parte, podemos hacer una segunda división: o Parte primera: De la copla XXV a la XXXIII. Consiste en un retrato de la vida

del padre. El “yo poético” pasa a ser genérico. En estas coplas se ensalza al

padre y a sus virtudes, haciendo hincapié en el hecho de que cumplió como

el que más con los deberes del estamento al que pertenecía (nobleza) para

tener derecho a la vida eterna. Estos deberes consistían en la lucha contra el

infiel. Un hecho curioso de esta parte es que su última copla, la treinta y tres,

acaba con una coma, no un punto. o Parte segunda: Abarca desde la copla XXXIV hasta la última, la XL. Podría

catalogarse como una suerte de obrita teatral, ya que Manrique cede el “yo

poético” a diversos hablantes, la Muerte (que ensalzará al padre, para que

las alabanzas a éste no sean siempre puestas en boca de Manrique), o su

padre mismo. Nos muestra cómo Rodrigo de Manrique cumple con su deber

de “morir bien”, y no oponerse a los designios divinos. Otra característica

importantísima es la aparición de una “tercera vida”, la fama, idea

fundamentalmente renacentista.