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EL FIADOR: HISTORIA DE UN COLAPSO

por Dom Gregori Maria Curso veraniego de Liturgia para vctimas del C.P.L.5: estola y estoln, tunicela, dalmtica, casulla y capa pluvial 06/09/2008EstolaSegn algunos la estola fue al principio una simple toalla que usaban los diconos en su ministerio, y la de los sacerdotes una bufanda. Otros, los ms documentados, que fue desde el inicio una insignia litrgica en seal de orden y potestad como lo era entre los tribunos y las matronas romanas. Hoy, efectivamente, tiene ese significado de orden y potestad. Se llam orarium (de ore: boca) pues lo utilizaban los oradores y predicadores y an se llama as entre los griegos: lo usan pues aquellos a quienes est confiada la predicacin en virtud de su ministerio: obispos, presbteros y diconos. La forma de la estola es la de una tira o faja larga y estrecha con tres cruces, una en cada extremo y otra en el medio, que se besa siempre que se pone o quita la estola. Se pone al cuello y el obispo y el presbtero la dejan caer por delante del pecho sin cruzarla. Los presbteros hasta la reforma litrgica del 69 slo la llevaban as en la administracin ordinaria de los sacramentos y cruzada sobre el pecho cuando endosaba la casulla. Los diconos la llevan diagonalmente colocando el centro de la estola sobre el hombro izquierdo y cruzndola sobre el hombro izquierdo y cruzndola por debajo del brazo derecho. Algunos dicen que este uso proviene de la costumbre que en los banquetes del pueblo romano tenan los que servan la mesa de llevar una servilleta o lito en el hombro izquierdo, por eso el dicono la lleva de esta manera, porque sirve al pueblo en el Divino Banquete. Slo en el rito ambrosiano la lleva el dicono sobre la dalmtica, en el romano, siempre debajo de ella. Como signo de potestad la Iglesia concedi su uso a algunas abadesas de clebres monasterios, como por ejemplo, el de las Huelgas de Burgos, que tenan jurisdiccin sobre ciertas iglesias.Antiguamente los obispos y presbteros la llevaban siempre y en todas partes, y los diconos durante el primer ao de su ordenacin. Hasta los aos 60 fue costumbre en Espaa que la llevasen directamente sobre la sotana los misacantanos (recin ordenados) hasta cantar las 3 primeras misas solemnes. Hoy conserva esta costumbre de endosarla en audiencias y actos pblicos el Romano Pontfice.EstolnAntiguamente se llama de este modo la estola ms ancha que el dicono usaba desde antes del Evangelio hasta despus de la Comunin en algunos das litrgicos para servir el altar. Pero hoy en da se denomina de este modo una especie de estola ancha y largusima (a la manera del estoln griego) con que muchos presbteros celebran la Eucarista, endosndola directamente sobre un alba de corte monstico parecida a una cogulla coral, sin cngulo ni ceidor alguno y prescindiendo de la preceptiva casulla. Este uso inadecuado debe ser reprobado por contravenir las normas que sobre las vestiduras sagradas da la Ordenacin General del Misal Romano de 1969.TunicelaEn el lenguaje litrgico se llama hoy as a uno de los ornamentos episcopales y que fue, hasta la supresin del orden subdiaconal, la vestidura propia de este ministro. Consiste en una ropa larga y ancha pues, con mangas ms bien cortas y cerradas que se pone sobre el alba. Su uso se remonta al siglo IV y como tnica episcopal se reserva hoy en da como hbito episcopal para los pontificales pues as lo prescribe el Pontificale Romanum sea en la edicin tpica de 1969 como en la ltima edicin del ao 2003. En tiempos antiguos la llevaban los nios de coro en algunas catedrales y grandes iglesias abaciales, hoy tambin se conserva ese uso en Espaa por parte de algunos seglares en algunas procesiones (como la del Corpus) o delante de algunos pasos procesionales.DalmticaSe llama as porque esta clase de vestido tuvo su origen en Dalmacia. En origen la usaron los emperadores y magnates, pues era un vestido de mucha riqueza, en seda blanca, recamada de oro y con franjas de prpura o con una especie de pequeas rosas rojas que parecan clavos, por la parte anterior y posterior. En la Iglesia es antiqusimo su uso y era ms larga y ancha que la tunicela, como sus mangas tambin eran ms anchas y cerradas. Posteriormente las mangas de ambos ornamentos se abrieron y se alargaron, pues antes slo llegaban al codo. El dicono, tras ponerse la estola en diagonal, la pone sobre el alba. Al principio su uso fue exclusivo de los obispos al celebrar de pontifical y por encima de la tunicela, pero en el siglo IV San Silvestre la concedi a los diconos romanos que la adoptaron como propia. Los griegos la han conservado en su forma antigua, es decir larga hasta los talones y cerrada de mangas. En Espaa es de uso tradicional aadirle un cuello alzado de la misma factura que se aade al final y se cie con fiador de largas borlas.Casulla o planetaLa casulla proviene de la pnula o capa que usaban los antiguos y que era una especie de manto con un agujero central por el cual entraba la cabeza. Una ley del siglo II la prescribi para los senadores romanos en los das de semana reservando la toga para los festivos. En el siglo III era ya una vestidura litrgica como podemos ver en muchos mosaicos y frescos paleocristianos. Se le dio el nombre de casulla como diminutivo de casa, como si dijsemos casita. En Italia adquiri la denominacin de pianeta del griego planesthai que significa girar (y planetin girado). La forma primitiva de la casulla era la de un capote o campana que cubra el cuerpo desde el cuello, de alto abajo. Para celebrar los Oficios era algo embarazosa y por eso se levantaba y se recoga de los lados. Despus se fue recortando por ambos lados para dejar ms libres los brazos. En el siglo XV la mengua lleg hasta la sisa del alba adquiriendo la forma que mantuvo, excepto en muchos conventuales, hasta la reintroduccin del corte primitivo con el Movimiento Litrgico ya en el siglo XX. En Espaa el recorte, sea en la parte trasera y delantera sea en el ancho de la casulla, lleg a ser de tal envergadura que casi desfiguraba la prenda tradicional, siendo mucho ms conformes a la tradicin las casullas llamadas romanas, ms anchas y largas. Ya en el siglo II se adornaron las casullas con bordados y ribetes que se fueron transformando en los actuales galones. Las costuras del medio, por delante y por detrs, y las de las espaldas originaron la cruz en forma horcada, que a veces es casi un tridente. Despus vino la cruz horizontal, que lleg a ser la ms corriente especialmente en Francia, aunque es la menos histrica. La piedad y el arte cristiano se han manifestado en el adorno de esta sagrada vestidura en donde compiten las telas con los bordados representando smbolos cristianos. En un excesivo alarde de simplicidad se implantaron en las ltimas dcadas del siglo XX unos materiales de lana y algodn que en nada ayudaron a la belleza y dignidad del culto. En nuestras iglesias hay verdaderas joyas que constituyen un tesoro inapreciable y que inexplicablemente, como si de una ruptura se tratase, han sido olvidadas y su uso abandonado en los ltimos tiempos. Afortunadamente el Santo Padre Benedicto XVI, y tras l algunos obispos y sacerdotes, nos ha dado ejemplo de cmo no hay que desdear el uso y la conservacin de ornamentos antiguos. Capa pluvialEs ms bien un ornamento de ceremonia, a veces propia del obispo o del celebrante y a veces de ministros inferiores cuando asisten al obispo en los pontificales como porta-insignias o realzan la solemnidad de ciertos oficios corales como por ejemplo unas vsperas. Proviene de la antigua lacerna que usaban los romanos, especie de manto con un capuchn que cubra la cabeza para resguardarse de la lluvia, del cual queda un recuerdo en la capucha o en el trozo de tela cuadrado llamado capotillo y que cae sobre las espaldas. Su nombre as lo indica. Se usaba ya en el siglo VII y hoy en da se utiliza en todas las funciones litrgicas en que celebra el sacerdote fuera de la Misa como Exposicin y Reserva del Santsimo, bendiciones y procesiones, administracin solemne de algunos sacramentos (bodas, bautizos y exequias) y en ciertos actos que acompaan a la Misa como la bendicin de Ramos por poner un ejemplo.Curso veraniego de Liturgia para vctimas del C.P.L.: 4. Vestidurasy ornamentos litrgicos. (Sobrepelliz, roquete, amito, alba, cngulo y manpulo) 30/08/2008En todas las religiones, en todos los ritos de cualquier culto, el que lo celebra se reviste ordinariamente con especiales ornamentos, que sirven para manifestar la grandeza del acto que se realiza, y como dice San Jernimo por eso no podan faltar en la Religin divina.Es pues sumamente interesante conocer las vestiduras sagradas, su historia y si significado. Y aunque en el transcurso de los siglos hayan sufrido notables modificaciones, siempre se ver la sabidura y prudencia de la Iglesia en lo que a esto se refiere. Hoy la Iglesia tiene determinado concretamente lo que se refiere a las vestiduras sagradas que usan los ministros del culto en los diversos Oficios divinos. Pero en la Iglesia primitiva sucedi lo mismo que en el primer periodo de la Humanidad y en el de la formacin de las diferentes religiones, que el hombre, an como sacerdote, se acercaba a Dios sin el aparato exterior de especiales vestidos y ornamentos.Cristo celebr con sus Apstoles la ltima Cena llevando los mismos vestidos que usaban ordinariamente aunque con muchsima probabilidad y tal como defienden muchos autores endos el taleth, especie de sobrepelliz que los judos usan para las celebraciones solemnes y de especial modo para la cena pascual. Pero ni la Sagrada Escritura ni la tradicin precisan este punto. Los Apstoles y los Discpulos del Seor sin duda celebraron los divinos misterios en las casas de los fieles sin cambiar de vestidos. Se acercaban con el vestido limpio, como convena al decoro y decencia del acto, y as lo hicieron ms tarde los presbteros y diconos que se ponan ropas blancas y limpias e iban ms mudados que el resto de los creyentes.Es sabido que la tnica larga era el traje corriente de los antiguos griegos y romanos, que en Roma se fue acortando en el siglo VII. La Iglesia conserv para sus oficios la antigua tnica larga blanca, que es el alba, tnica que el sacerdote se pona sobre la otra tnica corta, que ya se haba hecho de uso y era el vestido de calle que los sacerdotes usaban como todos los dems.Tambin el manto o capa que era de uso comn, y del cual consta que usaba el apstol San Pablo, se transform despus en la actual casulla. El pao que se usaba para ofrecer algn servicio a personas de autoridad (sudor, secarse las manos, etc.) se transform en el manpulo, y as puede decirse que sucedi con otros ornamentos, como veremos acto seguido. Fueron la tradicin y la costumbre las que han ido fijando la forma de estas vestiduras, aunque en la Iglesia Latina existen tipologas algo diversas, realmente son diferencias verdaderamente accidentales. Existen prescripciones muy concretas sin embargo en cuanto a la materia y el color. El derecho a usar las sagradas vestiduras slo lo tienen los ministros de la Iglesia, existen sin embargo algunos ornamentos que son de uso multisecularmente tolerado entre aquellos laicos que sirven el altar o participan con su canto en las celebraciones litrgicas: entre ellos la sobrepelliz para aclitos y nios de coro.SobrepellizLa lnea o vestido de lino es el propio de los eclesisticos. La sobrepelliz o cotta que en griego significa tnica pequea- es un vestido que antiguamente llegada hasta las rodillas con mangas largas y anchas. Las que hoy se usan en Roma llegan un poco ms debajo de la cintura y se ven muchas veces prolongadas por hermosos encajes de puntillas llamados pizzi, y aunque son de mangas anchas sin duda son ms cortas que las antiguas. Parece ser que es una reduccin del alba y se llama sobrepelliz por vestirse sobre los hbitos corales de pieles que usaban los eclesisticos en el coro para protegerse del fro.Los sobrepellices han de servir para dar la comunin, para exponer el Santsimo y administrar los sacramentos, para predicar, en las procesiones o exequias, en muchas bendiciones y repito, en algunas funciones eclesisticas el turiferario, los aclitos y los nios de coro. En Espaa la han llevado siempre los sacristanes al pasar la colecta o servir el altar, famosas son sobrepellices sin mangas de los sacristanes de la Catedral de Valencia, parecidas a una casulla amplia que se repliega en los brazos. En la abada de Montserrat los escolanes la llevan sin mangas con corte recto en la sisa del pequeo hbito que endosan. RoqueteAlgunos lo confunden con la sobrepelliz; pero es diverso, porque las mangas han de ser estrechas y largas como las del alba. Es propia de los obispos, cannigos y religiosos que tienen facultad para ello aunque se lleg a abusar y la llevaron hasta los monaguillos. La palabra roquete sin duda deriva de las palabras hebreas rah y chutan que significa vestido hermoso de linoAmito Es la vestidura sagrada con la cual se cubre el cuello. Algunos creen que procede de la bufanda que usaban los romanos, del velo con que se cubran las vrgenes o del efod que usaba el Sumo Sacerdote de loa judos. El amito se elev con el tiempo, de una pieza de uso ordinario a una prenda aristocrtica y hasta un distintivo del Romano Pontfice. El fnon, que el papa sola usar en las Capillas Papales adems del amito, es el amito primitivo.La Iglesia lo prescribi despus del siglo VIII. Hoy el amito es un pao de lino, no de seda ni algodn, blanco, sencillo, bordado o calado, con una cruz en medio, que el celebrante besa al ponrselo, y dos cintas con que se sujeta a la cintura. Desde el siglo XI se cubra primero con el la cabeza y al terminar de revestirse el celebrante lo recoga sobre el cuello, como an se hace en el rito ambrosiano y algunos liturgistas de corte arqueologista recuperaron en la dcada de los aos 50, adornando la franja superior con ricos bordados que al caer por encima de la casulla deja ver un cuello vistoso parecido a los collarines o sobrecuellos que usaban (y an usan en algunos lugares) en Espaa los diconos y subdiconos en sus dalmticas y tunicelas.El amito monstico tiene la forma de una capucha y de esa manera cubre perfectamente la capucha de su hbito monacal al endosarlo y as lo deja hasta llegar al altar que es cuando lo deja caer sobre la casulla, como si se tratara de un bonete.En los ltimos decenios se ha tomado la costumbre de confeccionar albas anchas con corte de cogullas monsticas unidas a amitos monacales prescindiendo del amito y tambin del cngulo. Ms modernamente los cuellos de esas albas-cogullas se han convertido en amplios cuellos de pico para replegar sobre la casulla. A mi entender resulta una moda de gusto dudoso que debera ser arrinconada.Msticamente el amito simboliza el casco de salvacin del guerrero -galea salutis- y al ponrselo el celebrante dice: Impn, oh Seor! en mi cabeza el casco de la salvacin para defenderme de los asaltos diablicos. Significa tambin el cuidado que se ha de tener en el hablar, porque es seal de sabidura y prudencia saber hablar y saber callar.AlbaEs la tnica romana o el chitn griego, es decir el vestido corriente. Los griegos actualmente la llaman pderis, que significa pi porque llega hasta los pies. En el siglo IX aparecieron albas adornadas que se hicieron habituales a partir del XII, llenas de aplicaciones y bordados por delante y por detrs, en el cuello y en las mangas. En el siglo XVII eran corrientes las adornadas con puntillas primorosas, costumbre que ha pervivido hasta nuestros das. En Italia y con la intencin de resaltar an ms esos trabajos de encaje, adems de los obispos, tambin los diversos prelados curiales y los prrocos tienen el privilegio de colocar un pao de seda roja como trasfondo que la hace ms vistosa.CnguloEs un ceidor del alba para que esta no arrastre y as deje libres los movimientos del que la lleva, sin peligro de tropezar. La usaban los senadores romanos para ceir la tnica lacticlavia. La forma usual es la de un cordn, pero tambin hubo y hay an en forma de fajn o cinturn. La materia corriente es el lino, los hay tambin de seda, lana y algodn. Ordinariamente es de color blanco, pero se pueden usar del color litrgico del da. Los haba con hebillas, para sujetarlos como ceidores, y muchos acaban hoy con hermosas borlas de flecos con hilos de plata y oro. Las hubo con piedras y perlas engarzadas. El cngulo denota la prontitud que deben tener los ministros de la Iglesia para cumplir sus deberes. Cristo dijo a sus discpulos: Ceid vuestros lomos con lo cual dio a entender esa virtud de estar siempre dispuestos a esperar a su Seor para cumplir ordenes y servirlo. Es smbolo de penitencia y mortificacin, de fe y justicia, de castidad y de humildad, de vigilancia y de fortaleza.ManpuloAunque la Ordenacin general del Misal Romano de 1969 al hablar en el captulo VI de los Requisitos para la Celebracin de la Misa y muy concretamente en el epgrafe IV dedicado a las Vestiduras Sagradas (nn. 297-310) omite el uso del manpulo, por el hecho de haber entrado en vigor en el ao 2007 el Motu Proprio de Benedicto XVI Summorum Pontificum Cura que regula la celebracin de la llamada forma extraordinaria del Rito Romano y el uso del Misal Romano publicado en 1961 por Juan XXIII, debemos hablar de l, pues su uso es prescrito.Algunos creen que su denominacin procede de mappa y su diminutivo mappula (pequea servilleta o toalla). Serva pues tanto como para servir en los banquetes como para limpiar el sudor y las manos. Despus fue una prenda de ceremonia que por ejemplo el emperador se pona al inaugurar los juegos del circo. En Roma fue al principio distintivo de los diconos, despus ya tambin de los presbteros. Fuera de Roma no se encontr entre los ornamentos litrgicos hasta despus del siglo IX. En la Edad Media se agrand en demasa, pero poco a poco se fue reduciendo de nuevo. En su primitivo uso era de lino, aunque los de los diconos romanos eran de seda preciosa. Hoy en da es parte de un todo homogneo junto con la casulla y la estola y se lleva en el antebrazo izquierdo durante la celebracin de la Misa. De su antiguo uso para limpiarse el sudor algunos vieron en el manpulo el smbolo del trabajo, porque el sustento se ha de ganar con el sudor de la frente. Y esto parece significar el nombre de manpulo o gavilla (haz o manojo de espigas). Cuando el celebrante se lo pone dice Seor, merezca yo llevar el manipulo del llanto y del dolor, para recibir despus con alegra el premio de mi trabajo. El que se lleve en el brazo izquierdo, que es el ms inferior, designa esta vida msera y mortal, en contraste con el brazo derecho, que es smbolo de vida eterna.Prximo captulo: Estola y estoln, tunicela, dalmtica, casulla, pluvial, humeral, gremial, mitra, quirotecas, sandalias, anillo, bculo, pectoral y palio. Curso veraniego de Liturgia para vctimas del C.P.L.: 3. Los vasos sagrados (Cliz, patena, copn, custodia y crsmeras) 02/08/2008Entre los vasos litrgicos que hoy mencionamos son dos los principales: el cliz y la patena. Intil hacer resaltar la devocin y el respeto con que han de ser tratados estos vasos sagrados y todos los dems que sirven para tan augustos misterios, la belleza y la dignidad de materiales para su elaboracin y el cuidado y aseo con que se han de tener y guardar.CalizEl cliz es el principal y primero de todos los vasos sagrados y sirve para la consagracin del vino que se ha de transformar en la sangre de Nuestro Seor Jesucristo. El Redentor en la ltima Cena us un cliz para instituir la Eucarista. Se discuti de qu materia era ese cliz que sirvi a Cristo. Si fuese cierto que ese cliz es el que se venera en la catedral de Valencia , se sabra esto. Algunos opinan que us dos, el segundo fue en el que consagr su sangre y en el primero celebr el rito de la cena pascual. En los siglos II y III se usaron clices de vidrio y tambin de plata y oro. Tertuliano ya nos habla de clices decorados con la figura del Buen Pastor. Luego que la Iglesia disfrut de la paz, se vio agasajada por Constantino con ricos dones, entre los que se cuentan preciosos clices de plata y oro. Los sumos pontfices prodigaron estos vasos sagrados y preciosos a manos llenas y lo mismo hicieron otros grandes personajes. As que en el siglo ya era regla general que los vasos sagrados fuesen de metal precioso. Recaredo, rey de Espaa, regal al Papa San Gregorio Magno un cliz de oro adornado de piedras preciosas, al mismo tiempo que le anunciaba su conversin y la de todo el pueblo espaol del arrianismo al catolicismo.En la Alta Edad Media, que fue de invasiones brbaras, haba clices de cobre y an de madera. Pero estos ltimos los prohibieron diversos snodos en el siglo IX. En el siglo VIII se permiti a las iglesias muy pobres que pudieran tener clices de estao para celebrar; pero no de vidrio o de madera, ni tampoco de latn o cobre, para que no se formase cardenillo (verdet) y pudiese provocar el vmito. Hoy se permite el metal, pero la copa tiene que ser plateada o dorada por dentro.Mabilln cuenta en su Musaeum Itlicum que el cliz que haba pertenecido a San Malaquas (arzobispo de Armagh en Irlanda, muerto en 1148) y del que pendan unas campanillitas, se conservaba en la clebre abada de Claraval.Como en los primeros siglos de la Iglesia los fieles participaban de las dos especies en la Comunin, los clices eran de mucho mayor tamao que los actuales y an se usaban dos o tres clices. En el grande y al momento del Ofertorio se echaba el vino para el pueblo, y a la Comunin se mezclaba en l algo del vino consagrado en el cliz del sacerdote. Y todos beban de este vino ya consagrado, ora acercando los labios al cliz, ora valindose de una caita preciosa llamada fstula, para sorber por ella. An hasta hace relativamente poco, el Pontfice y los dos ministros que le asistan, beban de esta manera en el mismo cliz que aquel consagra. Los griegos nunca usaron la fstula porque administran la Comunin del pan mojado en el vino mediante una cucharilla.Los clices grandes que servan para la comunin de los fieles se llamaron ministeriales; los que servan y sirven para el sacerdote se llamaban consagrados.Haba otros clices llamados bautismales y eran aquellos en que se daba a los recin bautizados leche y miel tras recibir el Bautismo.An despus de haberse prohibido en la Iglesia occidental la Comunin bajo las dos especies para los fieles, debido al engorro que causaba (y sigue causando ahora que se ha restituido) y a la necesidad de afirmar contra los protestantes la doctrina segn la cual, en la sagrada forma se recibe a Cristo todo, en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad; se continuaron usando los clices para dar a los que comulgaban un poco de vino sin consagrar para purificarse.El arte cristiano, al enriquecer los clices con dibujos, esmaltes y piedras preciosas, no dej de expresar en ellos ideas altamente teolgicas, representando unas veces los misterios de la vida de Cristo, especialmente su Pasin; otras, smbolos de la divina Escritura, como el man del cielo, la serpiente de bronce, el agua que brota de la roca, el racimo de uvas de la tierra de promisin, el cordero pascual, los panes de la proposicin; otras, las virtudes cardinales o teologales, etc. ,etc.PatenaAl igual que el cliz, la patena, es un principalsimo vaso litrgico. Las mismas disposiciones rigen para aquel que para sta, y ambos pasaron por vicisitudes semejantes. Es ya antiqusimo el uso de la patena, y de ella hacen mencin las liturgias primitivas. Como la costumbre en los primeros siglos de la Iglesia era que los fieles comulgasen dentro de la Misa, por eso las patenas eran entonces grandes y ms hondas que las actuales. En ellas se colocaba el Pan eucarstico y se fraccionaba y reparta la Comunin. Por eso se les llamaba, como a los clices, ministeriales. Para manejar esas patenas muchas de ellas tenan asas, y resultaban una especie de bandejas. Haba patenas no slo de oro y plata, sino hasta de vidrio. En la catedral de Gnova se custodia el llamado Santo Catino , la gran bandeja de esmeralda que presuntamente sirvi de patena a Cristo en la ltima Cena. Los griegos llaman diskos a la patena y es ms grande y ms cncava que la que se usa en la Iglesia latina, y algunas estn cubiertas con una tapa con bisagras. De estas grandes patenas con tapa evolucionaron los copones o ciborios que hace derivar su nombre de cibus (comida) porque contiene el pan del cielo. Los copones, altos a la manera de clices pero con tapa y cubiertos de conopeo recuerdan las antiguas torres eucarsticas que servan de tabernculo o sagrario. Los orientales no conocen sin embargo el copn ya que el Santsimo se reserva o en una caja de plata en la sacrista o dentro sta caja de un saquito de seda suspendido del baldaquino que cubre el altar.CustodiaPara exponer el Santsimo Sacramento a la adoracin de los fieles y para llevarlo en procesin se usa un vaso que se llama custodia porque guarda la Hostia Santa. Tambin se llama ostensorio, de ostndere (mostrar) porque en l se manifiesta, se expone a la vista y se muestra la Sagrada Eucarista al pueblo. La costumbre de exponer el Santsimo data de la Edad Media tras la negacin de la presencia real de Cristo en la Eucarista por Berengario en el siglo XII. La Iglesia, no slo conden la hereja de Berengario, sino que introdujo el rito de la elevacin despus de la consagracin, y el pueblo se postraba en adoracin. Despus de la institucin de la fiesta del Corpus Christi por Urbano IV ya se expona pblicamente la Eucarista fuera de la Misa.Al principio se expona en los mismos copones, y as no era visible la Hostia, sino el vaso en el que estaba, como se hace hoy con la exposicin menor. En el siglo XV ya las custodias fueron definitivamente de la forma actual. Varias son las formas de custodia: unas figuran un sol con brillantes rayos, otras una cruz fulgurante de piedras preciosas, una torre o edificio esbelto y varias formas; pero siempre en el centro y en un circulo de oro la Hostia consagrada.En Marsella serva de custodia para la procesin de Corpus la estatua de la Virgen conocida como Notre-Dame de la Garde . La Hostia se colocaba dentro de una caja de plata que tena un cristal y se la colocaba entre las manos del Nio Jess. Los franceses consideraban este privilegio como nico en el mundo. El Santo Cristo de San Juan de las Abadesas an lleva en la frente las sagradas formas incorruptas; y en las Descalzas Reales de Madrid se hace todos los aos la procesin del Santo Entierro, y en el costado de la imagen de Cristo yaciente va la Hostia consagrada en la Misa de la Cena del Seor del Jueves Santo.La custodia, aunque tiene su bendicin en el ritual no es un vaso sagrado rigurosamente hablando. Se dice que la custodia ms rica del mundo es la de la catedral de Aischet en Alemania, la cual es toda en oro y est enriquecida con 350 diamantes, 1200 perlas, 250 rubes y muchas otras piedras preciosas. Pero ninguna otra nacin tiene custodias iguales a las que tiene Espaa y que se usan para la solemne procesin de Corpus. Las clebres custodias de Arfe y de otros orfebres geniales, ricas por el oro, la plata y la pedrera y an ms por el arte insuperable con que estn hechas, son el tesoro ms preciado de nuestras catedrales e iglesias, que revelan al mundo entero nuestra fe y la de nuestros padres y la devocin de todos los espaoles al augusto Sacramento. Hay nada ms hermoso que la procesin de Corpus en nuestras ciudades y pueblos?CrismeraEs el vaso de plata que contiene el crisma sagrado y por extensin los otros dos con el leo de catecmenos y de enfermos.Pueden ser jarrones grandes con tapa como en las catedrales o iglesias arciprestales, y que sirven para distribuir los Santos leos a las iglesias menores, o bien pequeos vasos tambin de plata, con una cubierta que en muchos de ellos tiene adherida una esptula con la cual se colocan un poco del santo leo en cuestin o del crisma, impregnando un sustrato-base de algodn para que el dedo pueda proveerse de este en las unciones. Curso veraniego de Liturgia para vctimas del C.P.L.: 2. El altar y el sagrario 12/07/2008El altar, parte principal del templo o iglesia, es un ara elevada sobre la cual se ofrece el sacrificio. As la define San Isidoro en el libro XV de sus Etimologias (L. XV, cap. 14, n 4): Altare autem ab altitudine constat esse nominatum, quasi alta ara.En el templo cristiano el altar ordinariamente es de piedra, y simboliza a Jesucristo, que es la piedra angular de la Iglesia. Recuerda tambin el Calvario, donde se inmol el Cordero divino para la redencin del gnero humano. Cuando el obispo consagra un altar hace sobre l muchsimas veces la seal de la cruz, porque la idea predominante es la del sacrificio del Dios-hombre. Sobre la piedra se graban cinco cruces, recuerdo de las cinco llagas. Lo unge con el santo crisma, que es el emblema de Cristo, ungido por el Espritu Santo. En medio del altar, en un sitio que se llama sepulcro, se colocan algunas reliquias de los Santos, de las cuales alguna tiene que ser de un mrtir. Este uso tiene su origen en la prctica de los primeros siglos de la Iglesia de construir los altares sobre los sepulcros de los mrtires o cerca de ellos.El altar es, por consiguiente, la parte ms sagrada del templo, el verdadero Sancta Sanctorum; es el mismo Jesucristo, segn frase de la Iglesia: Altare sanctae Ecclesiae ipse est Christus. Y as, cuando el sacerdote lo besa, lo hace para dar al pueblo el saludo de paz o la bendicin, que proceden de Jesucristo Seor nuestro.El primer altar cristiano fue la mesa del Cenculo en que se instituy la Eucarista, y el ara en que se consum el sacrificio de la Vctima fue la Cruz. Por eso los altares en la Iglesia primitiva eran de madera. El altar en que San Pedro celebraba en la casa de San Pudente es de madera y se conserva en San Juan de Letrn. En Oriente estuvieron en uso hasta el siglo IV, y hasta el V en las iglesias de frica y Egipto, como consta por San Atanasio, San Agustn y San Optato de Milevi. Pero desde el Papa San Silvestre, la Iglesia prohibi fuesen de madera por lo deleznable de la materia y mand que fuesen de piedra, por el significado mstico de que la piedra es Cristo. El primer documento que poseemos de tal prohibicin procede el Concilio Epaonense, de las Galias, celebrado en el ao 517, bajo la presidencia de San Avito, obispo de Vienne.El altar, unas veces est aislado en el centro del presbiterio, y el sacerdote celebra vuelto hacia el pueblo, como parece actualmente lo ms frecuente por entender que ese altar exento de la pared del presbiterio lo exige. En verdad, la razn de la recomendacin conciliar de construir altares exentos era poderlos rodear por entero para su incensacin.Otras veces, y no existe ninguna prohibicin al respecto, el altar est en el fondo del bside, y el celebrante tiene las espaldas vueltas hacia los fieles. As lo hizo Benedicto XVI en la Capilla Sextina en la Fiesta del Bautismo del Seor de este mismo ao.Hay altares que estn cobijados por un dosel o baldaquino, otros adosados a la pared o separados de ella, en la cual hay mosaicos o pinturas, y otros estn respaldados por retablos en que se veneran imgenes de los Santos.Ordinariamente hay tres gradas para subir el altar, y simbolizan las virtudes teologales.En los primeros aos de la Iglesia catlica no se reservaba la Eucarista, porque los fieles reciban la Comunin en la Misa. Ms tarde, en tiempos de persecucin, ya se la llevaban a sus casas para poder confortarse con el cuerpo de Cristo en los supremos momentos de la confesin de la fe. Guardaban el Pan eucarstico, con gran veneracin, en una cajita o dentro de algn armario. No se sabe precisamente la fecha en que empez a reservarse en las iglesias, pero consta que ya desde muy antiguo se guardaba el Santsimo para llevarlo como Vitico a los enfermos. Como desde el Concilio de Nicea, en el 325, se manda que los cristianos lo reciban antes de morir, y este precepto no se poda cumplir si en las iglesias no se reservaba la Eucarista, calculamos que resale a este periodo el inicio del Reservado Eucarstico en las iglesias. Se guardaba en una caja o arquita, que unas veces se colocaba en el altar o sobre el altar en forma de torre, otras veces en un armario de la pared, ya del coro, ya detrs del altar, ya en el interior, como en el convento de San Damin en Ass. De donde lo cogi Santa Clara para ahuyentar a los sarracenos que escalaban su convento.Los griegos guardan las sagradas Especies en un saquito de seda, suspendido sobre el altar, el cual est cubierto por las cortinas o velos con que se cubren los altares.Antiguamente haba sagrarios pendientes delante o sobre el altar en forma de palomas, que despus, como las torres, fueron prohibidos por varios concilios. Desde la Edad Media el vaso de las Hostias consagradas se empez a poner sobre una gradilla del altar cubierto con un pabelln de seda de diversos colores. Esta especie de tienda o tabernculo dio lugar a una caja o cofre de hechura muy variada, con adornos de seda al interior y una especie pabelln exterior a manera de tienda que recuerda la presencia del Arca de la Alianza en el Antiguo Tabernculo, y pues de la gloria de Dios en medio de su pueblo. Simboliza tambin el fausto de los reyes orientales que guardaban sus lechos, como Salomn o Holofernes, con ricas colgaduras y soberbias mosquiteras para que ni los animales los molestasen ni an los ruidos exteriores interrumpiesen el reposo y el descanso del sueo. Y as con el tabernculo en que descansa el supremo Monarca: debe estar adornado denotando la grandeza de su Majestad.Ya desde el siglo XVI, es de uso corriente el Sagrario en el altar en la forma y manera que hoy se estila, ya sea en el altar mayor, ya en alguno lateral o en una Capilla especialmente reservada al Santsimo, para su adoracin y para la comunin de los fieles. En Espaa, especialmente en Catalua y Levante, es difcil encontrar un templo parroquial que no est dispuesto de esta manera. Al pasar delante del sagrario debe hacerse siempre una genuflexin, en seal de adoracin al Dios que est all escondido.En un lugar preeminente del altar debe estar colocado el crucifijo. Como la Misa es la renovacin incruenta del sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, por eso ese instrumento de pasin y de ignominia debe contemplarse como smbolo de redencin y de gloria. Las imgenes de Cristo Resucitado no cumplen ese objetivo simblico. Ya en la poca bizantina y en el Romnico se representaba a Cristo en forma de majestad, vivo y triunfante, y por esa razn se llamaban esos crucifijos gaudentes (gozosos) o simplemente, como en Catalua, majestades. Famosas son las majestades aranesas o la famosa Majestad de Caldas de Montbuy en la actual dicesis de Tarrasa. A esa tendencia, a partir del siglo XIII sigui la prctica de presentar a Cristo agonizante o muerto, sufriendo como varn de dolores, llegndose algunas veces a exageraciones de un realismo sangriento. En este punto, como en otros, hay que encontrar un justo equilibrio simblico.En el siglo XIII se mand que el crucifijo se colocase entre dos candeleros sobre el altar, y los msticos daban la razn de ello afirmando que eso significaba la mediacin de Cristo entre los dos pueblos, judo y gentil. El 16 de julio de 1746 el papa Benedicto XIV ordena definitivamente que se coloque el crucifijo en el altar para la celebracin del Santo Sacrificio y que est ms elevado que los candeleros de manera que todos, celebrante y pueblo, lo puedan ver de manera cmoda y fcilmente.Desde la llegada al solio de San Pedro de Benedicto XVI y de su nuevo Ceremoniero Pontificio Mons. Guido Marini, en las celebraciones papales se ha recuperado la centralidad del crucifijo, y no nicamente en las baslicas o las iglesias de la Ciudad, sino tambin en los todos los altares en los que el Santo Padre celebra ocasionalmente. Por lo que parece, en Roma se preparan normas muy concretas a este efecto as como para la orientacin del celebrante y del altar durante la celebracin eucarstica, despus de una cierta, sino anarqua o laxitud, si excesiva plurimultiformidad en este campo. No podemos ocultar que el Papa Benedicto XVI siente un especial predileccin por la celebracin ad orientem de la Santa Misa.Nosotros, en esta como en otras ocasiones, trataremos de vivir y aplicar uno de los grandes adagios litrgicos: Sicut Roma ita fit. Lo haremos todo como a la manera de Roma. Aunque a algunos les empiece a pesarCurso veraniego de Liturgia para vctimas del C.P.L.: 1.- La Iglesia 05/07/2008Aprovechar el relajado discurrir de los meses de julio y agosto para explicar histrica, mstica y teolgicamente lo que son: el templo, el altar, los vasos y lienzos sagrados; las vestiduras y los ornamentos litrgicos; los elementos y utensilios para el culto, para que todos, los laicos principalmente, conozcan los rudimentos de la Liturgia y la razn o porqu de ellos. Este es el objeto del presente curso veraniego alternativo. Y digo alternativo porque se presenta como un discurso a contra corriente de todo lo que estamos acostumbrados a recibir y leer procedente casi al completo del Centro de Pastoral Litrgica de Barcelona y de sus mltiples publicaciones, entre ellas la revista Phase y los nefastos apndices de Misa Dominical. Desafortunadamente todo el clero casi al completo y por extensin todo el laicado en Espaa y los pases de lengua espaola se han nutrido y se nutren exclusivamente de lo que sale de esa institucin.Los lectores de Germinans acabado el verano diris si se ha conseguido el fin a que aspiro: que especialmente todos los que no os lo habas propuesto tengis una mirada alternativa a la visin que todo el oficialismo litrgico os haba imbuido. Y todo de la manera menos rida posible y sin cansancio, como corresponde a los meses estos. La iglesia.La iglesia es el lugar en el que se renen los fieles; es, por lo tanto, la casa comn de los cristianos. All nacen a la gracia, all oran, se instruyen en la fe, dan gracias, satisfacen sus deudas delante de Dios, santifican su vida y reciben a Cristo. En tiempos de fe, muchos actos de la vida social (municipal, por ejemplo) se realizaban a las puertas del templo (en el atrio, en el nrtex o en la pronave). El templo era la verdadera casa del pueblo cristiano. La iglesia es la casa del sacerdote (viva o no viva all) porque all l instruye, bautiza, perdona, casaAll l inmola la sagrada Vctima, es la casa jerrquica de los ministros de Dios que estn dedicados a su culto.Es la casa del altar, el edificio construido para contenerlo, la tienda que lo cobija, el lugar de propiciacin en el que se ofrece el ms grato de los sacrificios.Es la casa de Dios y la puerta del cielo, el sitio escogido por l para que all se le tribute su culto, el lugar santificado de un modo especial con su presencia y en donde se debe guardar todo el silencio, el respeto y la veneracin que conviene, pues siendo casa de Dios, de esto ella tiene sus prerrogativas y dignidad.Es la casa de Jess eucarstico, de nuestro Salvador y Redentor, vivo y glorioso, que est all siempre atento a nuestras splicas y alabanzaEl templo es smbolo de la unidad de la Iglesia. Todos formamos un solo cuerpo con Cristo, cabeza de toda la Iglesia. Es smbolo de unin de todos los miembros y la cabeza visible que es el Papa. Es smbolo de santidad, porqu todo en l es santo o santificado, como santos deben ser los cristianos que son templos vivos de Dios.El templo es trasunto del cielo. San Juan en Apocalipsis 5,6 narra la magnfica visin de aquel trono de Dios rodeado de majestad, y del altar y ara en que est como muerto el Cordero divino.La liturgia de la construccin y dedicacin de las iglesias contiene y explica todo lo que acabo de indicar. Cuando el obispo pone la primera piedra de un templo, invoca sobre el las bendiciones de lo Alto y se hace notar que Jesucristo es la piedra angular sobre la que se levanta la casa de Dios; las dems piedras de los cimientos recuerdan a los Apstoles; las que componen sus muros prefiguran a los fieles, unos ocultos, otros a la vista, segn el recuerdo que han dejado de sus buenas obras; las columnas simbolizan a los obispos y doctores, que sostienen a la Iglesia con su doctrina; las piedras labradas, a los mrtires y a los santos, que sufrieron para conservar la fe y perfeccionarse en la virtud; los cuatro muros, a los Evangelistas; el techo, a los defensores de la IglesiaFue una antigua costumbre edificar las iglesias cristianas en la direccin de la salida del sol en el equinoccio, es decir de oriente a occidente, nacida de la costumbre de orar vueltos hacia el oriente porque el oriente es smbolo de Dios y de Cristo que es el Oriente, el Sol de justicia y la luz increada.San Basilio dice que al orar hacia el Oriente recordamos el Paraso, nuestra antigua patria, y hace remontar esta costumbre de orar a los tiempos apostlicos.A ser posible, en la construccin de las iglesias, convendra seguir la tradicin primitiva, de la cual ya se hacen eco las Constituciones Apostlicas (Patrologa Griega, libro II, cap. LVII)Prxima entrega: El altar.Un nuevo estudio litrgico a partir de Septiembre 28/06/2008Al familiarizarnos a fondo con la historia del rito romano con ocasin de la publicacin cada sbado por espacio de 13 meses de El fiador: historia de un colapso, muchos lectores y seguidores habituales han agradecido que se haya podido facilitar una visin de conjunto en la que tambin se incluyera la evolucin del Movimiento Litrgico hasta nuestros das.El trabajo de este ao ha sido un intento de seguir a travs de las edades, la evolucin de la liturgia eucarstica, considerndola siempre en su totalidad, y descubrir por qu y cundo se ha ido agregando o modificando el rito en su conjunto. No obstante existe la posibilidad de explicar la misa segn el orden de sus diversas partes; y dentro de las mismas, el de las distintas ceremonias y oraciones, indicando siempre los datos histricos que explican el sentido que se les iba dando cuando se las introduca o se las modificaba.Creo que es este pues el momento de realizar ese cometido y de hacerlo despus de tener una visin general de toda la historia del rito para poner as de manifiesto la estructuracin perfectamente orgnica, comparable al crecimiento de un rbol. En efecto, siglos sucesivos y diferentes han contribuido a la formacin de las oraciones y ceremonias de la misa romana. En torno a un ncleo fundamental la institucin de la ltima cena- se han ido formando, siglo tras siglo, multitud de estratos, comparables a los anillos, que se forman al comps de los aos en el tronco de los rboles. Son, lo mismo que en el rbol, consecuencia de un crecimiento orgnico y a la vez defensa del tesoro que se esconde en su interior.Tras muchos decenios de intensos estudios de las fuentes litrgicas, hoy aparece cada vez ms claro que la misa romana presenta una perfecta simetra en su estructura. Yo deseara explicitarla de manera detallada sin que nadie crea que se trata de un juego ms o menos brillante de conceptos. Es demasiado serio el asunto que nos va a ocupar y demasiado triste la experiencia despus de leer tantas explicaciones catequticas (vanse diversas publicaciones C.P.L) de la Misa y ver luego su concreta aplicacin en las celebraciones reales. Abrumados por esa realidad experimentamos a veces una gran confusin de ideas. Por eso es imprescindible salvar la visin de conjunto, como nico medio de conseguir una mayor inteligencia del alcance de los pormenores de la Misa.A este objetivo me voy a consagrar a partir de este momento, poniendo mi empeo e ilusin en un trabajo lo ms preciso y riguroso al que dedicar parte de este verano, y que Dios mediante ser publicado a partir del mes de septiembre.Os dejo a todos un pensamiento gratificante que leo en las informaciones que me acaban de llegar de Roma y que me resultan reveladoras de la personalidad litrgica del Santo Padre Benedicto XVI. El Santo Padre que con motivo de su acceso al solio pontificio e inicio de su ministerio pastoral reintrodujo el homophorion (el largo palio griego con cruces encarnadas, con extremos pendientes de manera asimtrica) vista la incomodidad del mismo y tras cuatro aos de prueba, ha preferido volver al utilizado hasta hace poco Qu humildad intelectual y que rigor el del Santo Padre! Si todos hiciramos igual con nuestros geniales inventos y manas litrgicas despus de desastrosas experiencias...! Amigos, a todos un buen verano y un mejor reinici de cursoNo estamos orgullosos del C.P.L. 14/06/2008Y la celebracin de su 50 aniversario est ensombrecida por la constatacin de la triste realidad presente que envuelve a esa institucin. Nacido como un calco del Centre de Pastoral Liturgique de Paris (1943) nuestro C.P.L vea la luz gracias a la tenacidad del entonces joven sacerdote Pedro Tena Garriga (hoy obispo auxiliar emrito de Barcelona) que en el Seminario haba formado parte junto con otros de los llamados seminaristas de la corda (de la cuerda) justamente por su aficin a hacer ostensin de sus fiadores (cuerdecillas de colores diversos con pasadores para estrechar los ojales de la sobrepelliz y por lgica, el cuello de esas prendas litrgicas). No queran lacitos en sobrepellices con cuellos fruncidos y finas puntillas: deseaban sobrepellices bordadas al estilo monstico belga y vistosos fiadores con el color litrgico de cada ocasin. Eran unos arqueologistas: vindicaban el uso del solideo negro con borla para los tonsurados (a la manera del P. Maanet) y del bonete cataln (una especie de gorrito negro con el frontal repunteado parecido al de los contables ingleses, como el de Mister Scrooge en la famosa pelcula que version el Cuento de Navidad de Dickens) y con el que algunas fotos mostraban paseando al cardenal Vidal Barraquer en su destierro suizo. Era su manera de distinguirse de los espaoles, de ser diferentes, de ser nacionalistas. Ellos formaban parte de un linaje escogido, culto y selecto, no eran como los dems: no eran ni becados, ni hurfanos, ni fmulos de ningn de ningn ayo ni superior. Ellos coman dos platos y postre en la mesa de los de pago, porque eran de casa bien y llevaban pulcras sotanas de cachemir de Casa Jaulent. Ellos tenan en sus manos la misin de conducir al pueblo de Dios hacia la tierra de promisin de la nueva era litrgica. Y tuvieron el poder, porque el que ellos llamaban en privado el obispo albail (el bisbe paleta, Don Gregorio Modrego) les dio todas las facilidades, porque eran chicos de cum laude y prometan mucho. Y los enviaba a Roma a estudiar para provecho propio y de la dicesis, en la cual ejerceran como profesores de algo tan a la moda, desde la aparicin de la Mediator Dei de Po XII en 1948, como la Sagrada Liturgia. Pero los Tenas y los Farneses, los ms tardos Gomis y Bellavistas llegaron contagiados del desviado Movimiento Litrgico, no el de Guranger y Po X, no el de Dom Gubianas o Po XII, sino el engendrado por Dom Lambert Beaudoin y Dom Otto Cassel desde Mont-Csar a Chevetogne pasando por el Maria Laach de Dom Herwegen.Su C.P.L. tras los cinco o seis primeros aos preconciliares de andadura ms bien discreta, del 58 al 64, pues el pueblo fiel segua prefiriendo las publicaciones del Foment de Pietat de la Editorial Balmes, se convertira en el Canan del clero conciliar. A partir del 64 todo deba funcionar con suplementos y anexos, con un conjunto de separatas que haba que ir coleccionando y usando, guarnecidas con una liviana carpeta de eskay para hacer moniciones para todo y en todo momento. Este es el C.P.L. del que ahora se cantan las gloriasCmo nos va a extraar que todos los ms que vetustos retroprogres de la Unin Sacerdotal llenaran a rebosar el Aula Magna del Seminario en la conmemoracin de su aniversario el pasado da 12? Y el Sr. Cardenal presidiendo porque es de ellos, ha nacido con ellos aqu y es de aqu con todos ellos.Con los descamisados de los Fontbona, Lligadas (el cura secularizado de El Mosquit i el Camell) con Ignasi Marqus y Aymerich, con el encorbatado Bellavista en la mesa de presidencia. Este es el estanque dorado en el que nada, y no precisamente a contracorriente, nuestro Cardenal Arzobispo. Y tan a gusto. Y que guapos que somos y que bien que hacemos las cosas. I que cofois que estem! (Y que pagados que estamos!)Yo me avergenzo, y un Cardenal de Santa Romana Iglesia debera avergonzarse, de bendecir con su asistencia el jubileo de una entidad que cada vez, y especialmente desde la muerte del P. Aldazabal, se ha convertido en ms sectaria y heterodoxa.Quin con dos dedos de frente puede aguantar sin sublevarse los proyectos de homila que en la hoja de Misa Dominical prepara Xavier Farrs? Quin puede tolerar las presentaciones de pega y baratillo que en la misma publicacin edita Aymerich? Y los de Hortet, Romeu y Marqus?Pues con su pan se lo coman: que traigan y paseen a Don Piero Marini, el ngel cado y destronado como su maestro Bugnini. Que se regodeen con los libretos divulgativos de Lligadas y toda su pea de descamisados. En ese Centro de Pastoral Litrgica han nacido y crecido todos los vicios de la liturgia posconciliar malentendida y malinterpretada. Esa institucin ha sido la fuente de la que han bebido y han aprendido a corromperse los que han llevado a la ruina la liturgia de la Iglesia. En el C.P.L. de Barcelona se han aparejado todos los que han deteriorado el culto a Cristo. A muchos los cogi desprevenidos, los rebas y los destruy hacindoles beber el veneno de la pretendida modernidad (y digo pretendida porque a lo largo de la serie de artculos de el fiador hemos demostrado que sus fabulosas ideas tienen siglos de antigedad).A m no. Siento haberos aguado la fiesta.P A XDom Guranger, paladn de la liturgia romana 07/06/2008Nada podemos comprender acerca de la restauracin litrgica en Francia ni sobre el Movimiento Litrgico sin entender la personalidad y la obra de Dom Prosper Guranger. Y no lograremos ensamblar nada de la complicada concatenacin de eventos de los que l fue protagonista, sin perfilar unos trazos de su carismtica figura.En los ltimos aos las publicaciones sobre su figura afortunadamente no han dejado de sucederse. Los trabajos realizados por Dom Paul Delatte en 1902 y Dom Louis Soltner en 1974 se vieron hace muy poco tiempo renovados por la abundante documentacin que Dom Guy-Marie Oury recoge en la reciente biografa consagrada a Dom Guranger (Dom Gueranger, moine au coeur de lglise.Editions de Solesmes. 2000, p. 489- Dom Gueranger, monje en el corazn de la Iglesia).Dom Oury no se detiene en la obra de restauracin de Solesmes en julio de 1833, ni siquiera en la figura del maestro espiritual o del interlocutor y amigo del mundo religioso entonces en plena ebullicin. Dom Oury en su trabajo no se contenta con poner de relieve la figura de aquel defensor de la Iglesia Romana que fue Dom Guranger ni en recorrer los pasos dados por l en la empresa de restauracin de la liturgia romana. Dom Oury desea que comprendamos al hombre de dilogo con los catlicos de su tiempo que estn presentes en cada captulo de su vida. Nos hace ser conscientes de la inmensa red de relaciones tejida entorno al abad benedictino y a la activa participacin de este ltimo en la vida de la Iglesia de aquel momento histrico. Un slido artculo de Dom Antoine des Mazis, casi como prlogo de toda la obra, nos muestra como la primera formacin de Dom Gueranger lo predispona naturalmente a toda su obra. Nacido en 1805 en Sabl-sur-Sarthe en la regin de la Loira, a escasos 2 km. de la destruida Abada de Solesmes cuyas ruinas tantas veces contempl de nio. Hace sus estudios primarios y secundarios en Angers y entra a los 17 aos en el Seminario de Le Mans: era el mes de noviembre de 1822. En 1826 recibi el subdiaconado y fue nombrado secretario particular del obispo de Le Mans, Mons. De la Myre-Mory ha quien admiraba profundamente. A lo largo de su vida, nicamente la admiracin que senta por otro gran prelado, el Arzobispo de Burdeos entre 1802 y 1826 Mons Charles Franois dAviau du Bois de Sanzy, que mantuvo con tanto celo la liturgia romana en su dicesis, superar a la que sentir por el prelado de Le Mans. Ordenado sacerdote en Tours el 7 de octubre de 1827, pedir permiso a Monseor De la Myre-Mory para rezar y celebrar la santa Misa segn las frmulas de la liturgia romana y as comenz a hacerlo el 27 de enero de 1828, fiesta de San Julin. Este mismo oficio sera el ltimo que habra de rezar en la tierra 47 aos ms tarde.El joven padre Guranger sigue a su obispo en sus retiros parisinos a partir de 1827. Toda la vida de Dom Guranger se urdir en estos aos de estancias en Paris: el gusto por la vida intelectual y por los estudios teolgicos e histricos y como no, el contacto con la Liturgia romana, que inici en Le Mans junto a las Damas del Sacr-Coeur. En Paris conocer a Lamennais, con quien tuvo cierta amistad, y los ambientes mennaisianos con quien comparte las tendencias antigalicanas y que suscitar en l numerosos trabajos. En 1829 con apenas 24 aos el joven Guranger publica en el rgano de la escuela mennasiana el diario Mmorial Catholique, cuatro artculos con el ttulo Consideraciones sobre la Liturgia. Guranger ya aparece en esas pginas en perfecta posesin de su vocacin: todas las ideas que ms tarde expuso con mayor amplitud se encuentran en esos artculos. Con acento retador que, a esa edad podra parecer temeraria presuncin, ataca las nueva liturgias galicanas (Mmorial Catholique 28 febrero 1830). Esos son los primeros pasos hacia la restauracin de la Liturgia romana. Un ao ms tarde, en 1831 publica un trabajo acerca De la Eleccin y el nombramiento de los obispos, en el que aposenta sus profundas convicciones romanas.En Paris en esa poca, Mons. De Quelen le confa la administracin de la iglesia de las Misiones Extranjeras donde es rector el P. Desgenettes. Este encargar a su joven vicario predicar sobre el papel del Romano Pontfice en la Iglesia. El encuentro con Gerbet en noviembre 1831 y el mismo Lamennais ser decisivo para el joven sacerdote: sostenido por el nuevo obispo de Angers Mons. Carron, se lanza a la restauracin de la vida benedictina. Con tres compaeros funda el priorato de Solesmes el da 11 de julio de 1833, bajo el patrocinio de San Benito, por medio de un reglamento precedentemente aprobado por Mons. Carron el 19 de diciembre de 1832. Para muchos, Solesmes constitua la concrecin de una manera ortodoxa del gran diseo mennasiano de una orden religiosa en vistas a un despertar de las ciencias eclesisticas. Eso chocaba profundamente con la mentalidad de aquellos con una idea asentada de la vida monstica que fuese esencialmente oracin y penitencia, ascesis y mstica, con total ausencia de vida intelectual. No es de extraar pues, que para los enemigos de la Iglesia de aquel momento, con una gran intuicin sobre lo que iba a representar Solesmes (como por ejemplo para los anticlericales del diario Le Courrier Franais) la ereccin del priorato de Solesmes en Abada por el papa Gregorio XVI el 1 septiembre de 1837, les sonase a un regreso a Francia de los jesuitas y los dominicos, ordenes eminentemente intelectuales.Para Dom Guranger la restauracin de la vida monstica en Solesmes constituir la primera realidad en el camino de la Restauracin Litrgica. A l, la liturgia le llevar al monacato; y Solesmes y todas sus fundaciones, pusieron la Liturgia como el principio fundamental de toda su espiritualidad. Beuron en Alemania (1863), Maredsous en Blgica (1872) y todas las congregaciones de ellos nacidos, sobre todo Mont-Csar (1898), Silos (1880) y Maria Laach (1904) iban a vivir ese mismo espritu, que de este modo ira penetrando en la intelectualidad catlica y luego preparando el ambiente que llegara al pueblo.A todo ese movimiento llamamos el sano Movimiento Litrgico del cual inici su historia hace poco ms de un ao, as como de los derroteros tomados ms tarde.Adems de la obra viva de Dom Guranger, el restaurador de Solesmes dej dos obras escritas que no pudo completar: las Instituciones Litrgicas y El ao litrgico. Cuando apareci el primer volumen de la primera en 1841, en el que se trazaba la historia de la Liturgia hasta el Concilio de Trento, los aplausos y las felicitaciones fueron unnimes. Pero esta unanimidad se rompi al aparecer el volumen segundo, en el que el autor puso de relieve las desviaciones aparecidas en Francia en los siglos XVII y XVIII y como estas haban conducido a la desaparicin en ella del rito romano. La repercusin fue clamorosa, las adhesiones ms sinceras se mezclaron con las injurias y amenazas. Guranger respondi con moderacin y respeto, pero con gran seguridad y firmeza. El resultado fue ms halageo que el que l mismo haba esperado: pronto una dicesis tras otra fueron adoptando la liturgia romana.Para este que os ha escrito durante 13 meses hasta el presente, ese momento en la vida de Dom Granger es un momento magistral, digno de ser imitado por todo nuestro grupo, por todos aquellos que formamos Germinans. Y no me refiero slo a sus principios litrgicos. Voy ms all. Como todos sabemos, la aparicin y la presencia de Germinans en nuestro panorama catlico, tambin ha sido motivo tanto de numerosos adhesiones como de grandes crticas y amenazas. Recae sobre nuestros hombros la responsabilidad moral de responder a todo ello con prudencia y ponderacin, con caridad cristiana y comprensin, pero con la misma fortaleza de nimo y la misma determinacin con que lo hizo Guranger respecto a sus adversarios.La abundante correspondencia que se conserva entre Dom Guranger y la priora de las carmelitas de Meaux (Madre Elisabeth de la Croix) de la que fue director espiritual, nos revela como el abad de Solesmes intenta conducir la vocacin personal de la carmelita, sometida a muchas tormentas, al cultivo del espritu de fe y de la generosa entrega de s misma a travs de las profundidades de la oracin. Todo un programa de vida que Dom Prosper vivi para s en primera persona y que es digno de ser imitado por todos nosotros.P A XParisis, obispo de Langres: primer ejemplo de restauracin romana 31/05/2008Llegados a este punto, resulta necesario subrayar como la llegada de Luis XVIII represent el restablecimiento del uso de la Liturgia romana en las capillas reales: la simple razn de etiqueta lo exiga y es obligatorio resaltar en ese acto valeroso el importante significado simblico que conlleva.La poca de la Restauracin francesa a diferencia del Imperio estuvo marcada por el gran nmero de operaciones litrgicas que la significaron. Numerosos misales, breviarios y rituales fueron reimpresos, corregidos, reeditados, incluso creados de nuevo. Todo ello en principio increment la confusin ya existente, pero hay que aadir que en medio de ese mismo desorden, se intua por todas partes los indicios de un regreso a mejores teoras. Para la Divina Providencia no hay mal que por bien no venga, y el regreso a las mejores tradiciones llegar por el hasto y la laxitud que inspirarn cada vez ms la abundancia de esas obras particularistas. Por una parte, ya era innegable entre el clero un sentimiento general de malestar por la situacin litrgica reinante: las continuas variaciones y cambios, la disparidad de los libros litrgicos entre ellos, el retorno a los estudios clsicos, la imposibilidad de fundar una ciencia litrgica sobre presupuestos tan incoherentes y finalmente la dificultad para satisfacer las exigencias de los fieles, todo ello haca entrever una gran crisis.Se comienza a sentir la necesidad, universalmente reconocida, de estar en armona con la Iglesia Romana, necesidad en continuo aumento, ante la cual se empieza a desdibujar la resistencia de los particularismos locales. Despus de todo, resulta natural que se prefiera la Liturgia de San Gregorio y de sus sucesores a la de un sacerdote sospechoso de heterodoxia doctrinal del siglo XVIII. Todo el mundo es capaz de reconocer que si la ley de la fe deriva de la ley de la oracin, resulte imprescindible que esta ley sea INMUTABLE, UNIVERSAL y promulgada por una autoridad INFALIBLE.Por otra parte, la piedad francesa va liberndose cada vez ms de las formas fras y abstractas que la haban rodeado durante los siglos XVII y XVIII. Se volvi, como antes de la Reforma protestante, ms expansiva, ms demostrativa. Empieza a nacer un gusto por las vas extraordinarias es decir por los milagros y revelaciones privadas. As mismo el culto de las reliquias se acrecienta vertiginosamente: los fieles piden a Roma que hurgando en sus entraas retire fragmentos de los santos mrtires que celosamente custodia y los enve a los templos devastados por la Revolucin. Roma acceder gustosa: los cofres y los relicarios profanados volvern a mostrar los restos sepulcrales de los antiguos testigos de la fe a un pueblo que ha demostrado su valenta y coraje durante las an recientes pruebas y persecuciones.Pero todo ello sera anecdtico sin el paso decidido que diera el que fuera obispo de Langres, Monseor Pierre-Louis Parisis al restablecer pura y simplemente la Liturgia Romana en su dicesis. Medida valiente que como un gran y solemne ejemplo para muchos, fue explicada en una Carta Pastoral que el prelado envo. Mons. Parisis fue obispo de Langres desde 1834 a 1851, fund en 1847 la Archicofrada para la reparacin de las blasfemias y por tanto fue el primer inspirador de los actos de reparacin a Jesucristo por las ofensas recibidas. En 1848 defendi ante la Asamblea Nacional la libertad de enseanza y fund y estableci en su dicesis el Colegio de Saint Dizier. Voy a presentar a continuacin algunos fragmentos a modo de resumen de la Carta de este gran obispo, porque las ideas expresadas resultan de una meridiana claridad y porque a la vez constituye el primer ejemplo de restauracin romana:Queridsimos hermanos: No ignoris de cuantas divergencias es objeto en esta dicesis la celebracin de los oficios divinos. A menudo habis expresado con dolor esta contradiccin y oposicin de los ritos entre parroquias vecinas las unas de las otras; de aqu resulta que los fieles a fuerza de ver estas variaciones de cantos y de ceremonias en cada iglesia, se vean obligados a preguntarse si es a un mismo culto que estn consagrados los templos cuando se celebran las ceremonias religiosas con una solemnidad tan dispar.Comprendis fcilmente el detrimento que sufre por todo esto la Santa Iglesia, esposa de Jesucristo, aquella que no debiera tener ni mancha ni arruga, y particularmente en esta poca turbada por tantas tempestades debidas al efecto de las doctrinas impas.Como efectivamente entre las notas caractersticas de la verdadera Iglesia, e incluso antes que otras, la nota de UNIDAD debe brillar y hacerla distinguir de las sectas disidentes, los pueblos que muchas veces juzgan las esencias de las cosas por las apariencias, testigos de estas contradicciones se preguntan si verdaderamente la Iglesia Catlica pueda ser una por toda la tierra cuando parece contradecirse a s misma en los lmites de una sola dicesis.Impactados desde hace mucho tiempo por los inconvenientes de una situacin tan desafortunada, buscamos en qu manera nos sera posible reunir a todas las parroquias de nuestra dicesis en esta unidad de ceremonias y oficios, tan santa, tan deseada y tan conforme a la unidad y a la edificacin de los fieles. Finalmente nos parece que debemos volver a la Liturgia de la Iglesia Romana, nuestra Madre, que siendo centro de la unidad y firme columna de la verdad, nos garantizar y nos defender, a nosotros y a nuestro pueblo, contra el vendaval de las variaciones y contra la tentacin de los cambios.Pero con el fin de evitar el dao que pudiera seguirse del uso incluso del remedio que aplicamos, y tambin a fin que todos se sometan poco a poco a la misma regla, no por violencia, sino espontneamente, es necesario considerar que la mayor parte de nuestra dicesis estuvo anteriormente sometida al rito romano, mientras que las otras partes segregadas de las diversas dicesis en el momento de la reorganizacin territorial de las dicesis francesas que llev a la supresin de un gran numero de obispados, permanecieron ajenas a los susodichos romanos. Hecha esta distincin, declaramos y ordenamos lo siguiente:A partir del primer da del ao 1840, la Liturgia Romana ser la liturgia propia de la dicesis de Langres.Os suplicamos a todos vosotros, que sois nuestros cooperadores en el Seor, de llevis a cabo la ejecucin de esta gran obra en la medida de todas vuestras capacidades, para que igual que entre nosotros no hay sino un solo Seor, una sola fe y un solo bautismo, haya tambin en nuestro pueblo un solo lenguaje.Dado en Langres, en la fiesta de Santa Teresa, el da 15 de octubre de 1839.Qu admirable celo por la casa de Dios refleja esta Carta verdaderamente pastoral, el mismo que recomendaba el Apstol San Pablo (Romanos 12,3), idntico al de San Po V cuando en el siglo XVI, dio un claro ejemplo a seguir cuando promulg el gran principio de la unidad litrgica! Primeros esfuerzos para la restauracin litrgica 24/05/2008En las postrimeras del siglo XVIII se extinguieron los rigores de la cruel persecucin que la Iglesia de Francia haba tenido que soportar por espacio de diez aos. A partir de 1799 empezaron a reabrirse por todas partes oratorios pblicos e incluso iglesias. Los sacerdotes empezaban a dejarse ver en pblico con mayor seguridad, los altares despojados volvan a ver como una sombra de las antiguas pompas. Salan a la luz y volvan a ser usados en el culto los vasos sagrados, los ornamentos y los relicarios, ltimos y raros vestigios de la opulencia del culto catlico, sustrados a la codicia de los perseguidores por el valiente celo y amor de algunos catlicos que se jugaron la piel por ello. Nada resultaba tan hermoso como esas primeras apariciones en pblico de los smbolos de la fe de nuestros padres. Tras el reinado del Terror, volvan a celebrarse hermosas ceremonias en las grandes ciudades. En aquellas iglesias devastadas volva a ofrecerse el dulce Sacrificio del Cordero despus de las orgas de las fiestas de la diosa Razn y los discursos de la teofilantropa. Valga el inciso para recordar que la ideologa -no es otra cosa- que sostienen Enrique Castro y sus compaeros no mrtires de la comunidad de Entrevas enlaza perfectamente, aunque con menos elegancia ilustrada y ms vulgaridad marxista con aquel concepto teofilantrpico de los revolucionarios franceses.Cuando el amor a la belleza y sublimidad del culto catlico est arraigado en el corazn de un pueblo como lo estaba en el alma de los franceses, cuando la alianza entre poesa y fe, que constituye el fondo de la liturgia catlica, causa en los espritus una tal atraccin y encanto, no existen sufrimientos ni intereses polticos ni siquiera pasiones humanas que puedan hacer olvidar los momentos en los que emociones tan nobles e ntimas han dejado tan profundas huellas en el alma.Cuan culpables o imprudentes aquellos que haban tenido la osada, durante todo un siglo, de trabajar por todos los medios, para desarraigar los cantos populares y arruinar las piadosas tradiciones que son la vida de los pueblos creyentes! Vuelva a valer el inciso para subrayar que una de las causas de la descristianizacin actual de Espaa, que no slo es obra de un gobierno, reside en el masivo traslado de la poblacin rural a las ciudades en la dcada de los 60, rompiendo las tradiciones religiosas de sus ancestros, quebrando de esta manera los vnculos con las tradiciones populares que son el sustrato afectivo que sostiene el edificio de la fe personal.Abril de 1802: Dios deja ver su mano en FranciaEl Concordato que se estaba redactando desde 1801 y que fue promulgado el da 18 de abril de 1802 tena un gran contenido litrgico. Tal concordato garantizaba el ejercicio del culto catlico que fue recibido con gozo por una nacin que haba exultado de alegra viendo el regreso de sus sacerdotes. Nada poda enturbiar el entusiasmo de los parisinos cuando aquel 18 de abril, da de Pascua, el concordato fue promulgado en el transcurso de una bellsima celebracin religiosa y cvica. Los fieles celebraban no slo la triunfante Resurreccin del Seor o el paso del Seor cuando los israelitas salieron de Egipto camino de la libertad y la tierra prometida, sino la restauracin milagrosa de aquella religin que nueve aos antes haba sido declarada abolida por un decreto sacrlego. (1791)Las autoridades se dirigieron con pompa y boato a Notre-Dame donde el legado apostlico Juan Bautista Caprara, Cardenal de la Santa Iglesia Romana, celebr pontificalmente bajo sus bvedas previamente reconciliadas.En el mismo mes de abril, un libro de altos vuelos publicado en ese momento haba servido para preparar a los espritus para una restauracin tan maravillosa: el Genio del Cristianismo de Chateaubriand. En ese volumen el autor se esforzaba en probar como el cristianismo es verdadero porque es bello y hermoso. Sus argumentaciones sirvieron para reconciliar a los franceses con su alma catlica y fueron de ms valor y peso que cien refutaciones del Emile o del Diccionario Filosfico.Sin duda alguna, la nueva potica revelada por Chateaubriand no estaba al alcance de las grandes masas ni incluso de todos los lectores del libro e incluso se puede afirmar que a veces la obra deja algo que desear, pero la parte litrgica del Genio del Cristianismo, es decir la dedicada a la descripcin de las fiestas, de las ceremonias, de las ricas pinturas de las catedrales y claustros medievales, lo que en una palabra formaban los captulos ms populares, dej una huella indeleble en la sociedad francesa. Un siglo y medio despus de Nicolas Boileau poeta que, como un eco de los antiliturgistas jansenistas, en la fe del cristiano nicamente vea los misterios oscuros y terribles en los que el creyente viva inmerso, la proclamacin del cristianismo como una religin eminentemente potica constitua una fecunda reaccin. En calidad de literatos clsicos como vimos, Foinard y Grancolas con todos sus secuaces, se pusieron a la caza y captura de todos los responsorios y antfonas que hubieren sido compuestos con un latn diferente al de Cicern, rellenando toda la nueva obra de pastiches al modo horaciano. Ahora Chateaubriand, dando por sentado el hecho de la potica del cristianismo considerado en s mismo, ejercer una vasta accin, de la cual ahora no podemos enumerar todos los beneficios; nicamente y entre otros, el de haber llegado en el momento oportuno. El Papa Po VII atestigu su satisfaccin de manera clara. El crtico Jean-Joseph Dussault , el ilustre escritor Jean-Pierre Louis De Fontanes y el gran filsofo catlico Louis de Bonald se unieron al P. Boulogne para celebrar la importancia de esta victoria contra los enemigos del catolicismo.Los llamados Artculos OrgnicosPero en medio de este triunfo, obstculos inesperados ensombrecieron la alegra y el gozo del Papa y de la Iglesia de Francia. Sin duda el Concordato haba sido publicado en Notre-Dame, pero al mismo tiempo algunos das antes se haban decretado un conjunto de 77 artculos que bajo el nombre de Artculos Orgnicos, la mayora elaborados con el objetivo de obstaculizar la influencia del catolicismo y frenar el desarrollo de sus renacientes instituciones. Deseara subrayar nicamente algunas de las disposiciones del capitulo III, titulado Sobre el culto.La primera disposicin a pesar de su brevedad tena una importancia relevante: Slo habr un catecismo y una nica Liturgia para todas las iglesias catlicas de Francia. Dejando de lado el catecismo detengmonos a lo concerniente a la Liturgia.Como resultado de las nuevas circunscripciones diocesanas, la Iglesia de Francia se encontraba sumergida en una deplorable confusin litrgica. Paso a explicarme: el nmero de dicesis fue reducido a ms de la mitad, y consiguientemente los nuevos obispados estaban formados, en todo o en parte, por el territorio de tres o cuatro de las antiguas dicesis. Se daba el caso, debido a los cambios acontecidos durante el siglo XVIII, que la liturgia catedralicia, lejos de agrupar a todas las iglesias diocesanas en la unidad , vea disputar sus formas litrgicas por cinco o seis Liturgias rivales, la de las antiguas dicesis. Tal extrao espectculo era inslito en la Iglesia. Jams en poca alguna, en pas alguno se haba nunca contemplado una tal anarqua de las plegarias pblicas y una tal ruptura de comuninFue nombrada una comisin para la redaccin de los nuevos libros de la Iglesia de Francia, pero sus trabajos no llegaron nunca a hacerse pblicos. Sabemos nicamente que algunos de sus miembros intentaron hacer prevalecer la Liturgia parisina, otros la de tal o cual dicesis, otros finalmente una amalgama formada por todo el conjunto. Aquel gran hombre (Napolen) que hablaba de su predecesor Carlomagno tuvo que aceptar y asumir el hecho de no haber podido alcanzar la altura de miras del ilustre fundador de la sociedad europea!Lleg 1806, el proyecto de Liturgia nacional estaba en labios de todos, pero la Comisin constituida para esa tarea no produca nada. El proyecto pues se abort y de l no queda ms memoria que la que nos queda en la redaccin de esos Artculos Orgnicos.Por otra parte siendo Napolen emperador, y emperador consagrado por el Papa, se haca necesario que tuviese una capilla imperial, y que esta capilla celebrase los oficios divinos siguiendo las reglas de alguna Liturgia concreta. La antigua corte observaba el uso romano desde tiempos de Enrique III. Napolen celoso de hacer revivir en todo la etiqueta de Versalles, legisl en este punto: aboli la liturgia romana y decret que fuesen los libros parisinos los nicos a ser usados en su presencia. Gran honor concedido pues a Vigier y Msenguy, pero una nueva prueba de la antipata que albergaba el gran hombre por todo aquello que pudiera obstaculizar sus sueos de Iglesia Nacional. La estancia de Po VII en FranciaLa consagracin de Napolen en 1804 fue tambin un gran acto litrgico, pero como tal expresaba la enorme distancia que separaba al nuevo Carlomagno del antiguo. Napolen se retrat a s mismo cuando como respuesta a la generosidad del Papa por acudir a un acto tan solemne y prestar su ministerio para tal ocasin, tuvo la desfachatez de hacer esperar durante una hora entera al Papa, revestido de los ornamentos pontificales y sentado en su trono en Notre-Dame. Y no slo eso: Napolen, colmo de los agravios, en vez de recibir la corona del Pontfice, se ci a s mismo la corona y posteriormente con sus manos profanas coron a una princesa, sobre la cual, es cierto no puedo sostenerse la diadema.Pero nada poda hacer disminuir el entusiasmo de los fieles de Paris y de sus provincias, durante los cuatro meses que Po VII pas en la capital del Imperio. Pero no haba nada de oficial ni de ceremonioso en la masiva afluencia que inundaba las iglesias en las que el Papa llegaba para celebrar la Misa. Los fieles se acercaban por miles entorno al santo altar con la esperanza de recibir la comunin de las manos mismas del Vicario de Cristo. Nos cuentan las crnicas que era un espectculo emocionante el que ofreca la multitud, cantando a una sola voz el Credo entonado por su prroco, rodeando de una atmsfera de fe al piadoso Pontfice que, en un recogimiento profundo, celebraba el eterno sacrificio a la vez que daba gracias por haber encontrado tanta fe y amor a la religin en el corazn de los franceses.Repito que habra que hacer un hermoso libro sobre la estancia de Po VII en Francia, pero ste debera especialmente resaltar y relatar las visitas que el Santo Padre realizaba a las iglesias que mostraban las cicatrices de la devastacin que haban sufrido y en las que ahora el Papa celebraba la Misa con el recogimiento anglico que dejaba huella en su noble e impactante figura. Los parisinos, de los que lleg a ser un dolo, comentaban con su maravilloso genio: verdaderamente reza como un PapaLa permanente negativa del Papa a la voluntad de Napolen de controlar a la Iglesia francesa provoc la violenta reaccin de ste que en 1809 se adueo de los Estados Pontificios y los incorpor al Imperio francs que retuvo en un primer momento al Papa en Savona para finalmente llevarlo prisionero a Fontainebleau donde permaneci cautivo casi cinco aos.En marzo de 1814 el Papa fue liberado, poco antes de que tras una serie de estrepitosos fracasos militares entre los que destaca Waterloo, Napolen se viese obligado a abdicar.Finalmente Napolen, en cuyo estandarte se divisaba una orgullosa y desafiante guila con una gran N entre sus garras, cay as antes de lo previsto abdicando incondicionalmente en abril de 1814. Las profecas de San Malaquas designan al Papa Po VII bajo el epgrafe de Aquila Rapax, a lo que muchos interpretan con esa coincidencia, el reflejo de los sufrimientos que la rapacidad de Napolen caus al Papa y a la Iglesia.Con Napolen Bonaparte acab el Imperio y de esta manera las iglesias respiraron. Sin embargo la plena libertad del catolicismo y la restauracin litrgica no llegara hasta el regreso de la antigua dinasta y la Restauracin monrquica en la persona de Luis XVIII.La Liturgia de la Iglesia Constitucional Francesa 17/05/2008El ao 1797 es famoso en la historia de los fastos jansenistas por el concilibulo que convocaron y llevaron a cabo en Notre-Dame de Paris. Estaban presentes todos los restos del jansenismo, diezmado tanto por la apostasa de muchsimos de sus miembros como por la Revolucin que no les haba ahorrado el cadalso, pero tambin por la conversin de varios de sus miembros. Eran veintinueve obispos ms seis procuradores de obispos ausentes a los cuales haba que sumar otros delegados de segundo orden, todos ellos bajo la presidencia del ciudadano Claude Lecoz, obispo metropolitano del departamento de Ille-et-Villaine.La finalidad del concilibulo era salvar de sus ruinas aquel proyecto jansenista de Iglesia que haba sido abortado por la Constitucin civil del clero de 1790 y por el decreto contra los sacerdotes refractarios al juramento constitucional de 1791. En sus actas se denominan a s mismos como la Asamblea de los Obispos reunidos y dicen pretender ocuparse del progreso de la Liturgia. Su deseo era que en Francia hubiese nicamente una nica Liturgia para lo cual, consideraban los libros de Vigier y Msenguy como elementos bsicos para la consecucin de ese objetivo y poder satisfacer de esa manera las necesidades religiosas de la Iglesia Galicana regenerada. El concilio nacional de 1797 testimoniaba su veneracin por los autores de la reciente liturgia parisina y recomendaba, como Ricci haba hecho en el Snodo de Pistoya, El ao cristiano de Le Tourneux y La exposicin de la Doctrina Cristiana de Msenguy, como los libros ms interesantes para la fe y las costumbres.Sin embargo, los Obispos Reunidos no slo pusieron todo su empeo en recomendar solemnemente la memoria y los escritos de los reformadores litrgicos parisinos, sino que elaboraron varios decretos concernientes la materia y el culto divino.El primero comenzaba as: El concilio nacional, considerando que es necesario alejar del culto pblico todos los abusos contrarios a la religin y recordar a los pastores la observancia de las santas reglas, decreta:-Articulo primero: Las misas simultneas estn prohibidas.Ya vimos el objetivo de esa prohibicin en el plan de los antiliturgistas; observemos aqu el afn de imitar a Jos II y a Leopoldo, muy claro en los obispos republicanos.En el segundo decreto se dice: En la redaccin de un ritual uniforme para la Iglesia galicana, la administracin de los sacramentos ser en lengua francesa. Las frmulas sacramentales sern en latnPoco ms de tres aos despus, en 1801, en las vigilias del famoso Concordato, la catedral de Paris vio an reunidos en su seno a los pontfices de la Iglesia Constitucional, en su segundo y ltimo concilio.Entre las muchas cosas que centraron la atencin y la solicitud pastoral de aquellos prelados, se encontraba el proyecto de una liturgia universal para la Iglesia Galicana que pareca revitalizarse de nuevo y para lo cual el tristemente famoso P. Henri Gregoire, sacerdote lorens lder del clero juramentado elabor un informe en el cual hizo entrar, segn era habitual en l, un conjunto de ancdotas grotescas y detalles superficiales, sin nexo aparente entre unos y otros, pero con la intencin de poner en evidencia aquella erudicin superficial y mal elaborada que se encuentra en el fondo de todos sus escritos.No se priv de atacar la devocin al Corazn de Jess, tildndola de inconveniente; declam contra las misas privadas y refirindose a San Gregorio VII, afirm: Por la tranquilidad del mundo y el honor de la religin, que el cielo nos libre de tales santos. Finalmente se mostr partidario de recitar el Canon en voz alta y propuso la admisin del tan-tan chino para reemplazar al rganoSin embargo el ao 1799, tras diez rigurosos aos de cruel persecucin, la Iglesia de Francia vivir un cambio: empezarn los primeros esfuerzos para la Restauracin.La Iglesia Constitucional durar desde 1790 hasta la firma del Concordato en 1801 entre Napolen y el Papa Po VII. Justamente, como veremos en el prximo captulo, la estancia durante 4 meses del Papa en Francia, se convertir en un captulo importantsimo para la reforma litrgica en Francia: ser el principio del final.El culto al Sagrado Corazn de Jess 10/05/2008Los sectarios jansenistas crean que para perfeccionar al hombre haba que arrancarle el corazn, es decir los afectos y sentimientos, causa principal de su cada y de sus males. Por ello, al ver que el Corazn del Hombre-Dios, smbolo y rgano de su Amor, reciba la adoracin de la Cristiandad, se apresuraron a negar el corazn en el hombre para de esta manera negarlo en Cristo mismo. El amor aleja al temor (perfecta charitas foras mittit timorem 1 Jn. 4,18) haba afirmado el discpulo bien amado, aquel que en la ltima Cena haba reposado su cabeza en el Corazn del Salvador; el culto al Sagrado Corazn de Jess aleja del horrible destino (la monstruosa idea de la predestinacin), dolo implacable con que la secta jansenista haba sustituido la dulce imagen de Aquel que ama todas las obras de sus manos y quiere que todos los hombres se salvenSubrayar en primer lugar que la fiesta del Sagrado Corazn fue revelada a una humilde religiosa y que esta revelacin permaneci en el secreto del claustro antes de que se convirtiese en la gran noticia para la asamblea de los fieles. El venerable Instituto de la Visitacin, fundado por San Francisco de Sales, fue el que Dios se escogi para hacer conocer la obra de su dulce poder mediante la venerable Madre Margarita Mara de Alacoque, como glorificando de esta manera tambin y mediante ello, la doctrina del santo obispo de Ginebra, tan alejada del farisesmo de la secta.Registremos los principales hechos que sealaron el triunfal desarrollo del culto al Amor de Jesucristo por los hombres. Francia, principal escenario de las maniobras jansenistas, se convierte al mismo tiempo en el lugar de origen y en principal teatro del establecimiento de la nueva festividad, feliz presagio de las intenciones divinas que parecen haber hecho de ese reino la antesala de la derrota, a su debido tiempo, del virus impuro que se agita en su seno. De esta manera pues, en 1688 Charles de Brienne, obispo de Coutances en la Baja Normanda, inaugura en su dicesis la fiesta del Sagrado Corazn. Seis aos despus, en 1694, el piadoso Antoine-Pierre de Gramont, arzobispo de Besanon, ordena que la misa propia de esta festividad sea inserida en el Misal de su metrpolis. En 1718, Franois de Villeroy, arzobispo de Lyon, prescribi la celebracin en su insigne sede primacial. Esta fiesta, como no poda esperarse de otra manera, desapareci del Breviario de Montazet. Por otra parte, todo el mundo sabe en que circunstancias memorables, el obispo de Marsella Henri de Belzunce, inaugur en 1720 el culto al Sagrado Corazn de Jess en medio de su ciudad desolada por la peste. La confianza del prelado fue recompensada con la disminucin instantnea de la epidemia y al poco tiempo con la extincin definitiva del flagelo.Sin embargo la Santa Sede tardaba en sancionar la ereccin de la nueva fiesta. Obstculos inesperados en el seno de la Sagrada Congregacin de Ritos se oponan a esta aprobacin que haba sido pedida en el ao 1697.En 1726 el obispo de Cracovia, diriga a este efecto una splica a Benedicto XIII a la cual se adhiri rpidamente el rey Federico Augusto de Polonia. Un rechazo solemne y famoso, notificado el 30 de julio de 1729 por la Congregacin de Ritos, fue una sensible y dolorosa prueba para los adoradores del Sagrado Corazn de Jess, y para los jansenistas el objeto de un inesperado triunfo.El ardor de la controversia suscitada por esta materia, la novedad de esta devocin, la ausencia de un riguroso examen sobre las revelaciones que haban acompaado y producido su institucin; todo ello era ms de lo que se necesitaba para motivar la resolucin de la Sagrada CongregacinPero el instrumento que la Providencia se haba escogido para consumar su obra no tardara en llegar. El piadoso cardenal Rezzonico fue llamado por el Espritu Santo para sentarse en la ctedra de Pedro bajo el nombre de Clemente XIII. El Santo Padre recibi nuevas instancias de parte de los obispos de Polonia, que pedan unnimemente fuese permitida a la Cristiandad la celebracin pblica del culto al Corazn del Redentor de los hombres. Muchos obispos de Francia, es verdad, haban tomado la iniciativa estableciendo la fiesta. Pero en ello, a parte del hecho loable en s mismo, la Iglesia catlica an deba seguir esperando el juicio que slo de Roma deba venir.Todo ello aconteci el 6 de febrero de 1765, y se subrayaba entre los motivos del decreto que era notorio que el culto al Sagrado Corazn de Jess se haba ya extendido por todos los rincones del mundo catlico, animado por un gran numero de obispos y enriquecido con indulgencias por miles de breves apostlicos en la ereccin de innumerables cofradas.La Sagrada Congregacin con este decreto desista de la resolucin restrictiva tomada el 30 de julio de 1729 y juzgaba deber condescender con los ruegos de los susodichos obispos de Polonia y la archicofrada romana. Finalmente anunciaba la intencin de ocuparse del Oficio y de la Misa, cosa necesaria para solemnizar la nueva fiesta.Una y otra cosa no tardaron en aparecer (misa Cogitationes), y realmente fueron dignos de su sublime objetivo, que es, segn los trminos del decreto: renovar simblicamente la memoria de aquel Divino Amor, por el cual el Hijo Unignito de Dios revistindose de la naturaleza humana y hacindose obediente hasta la muerte, ha manifestado que entregaba a los hombres el ejemplo de ser manso y humilde de corazn.Con el arraigo entre el pueblo cristiano de la devocin y el culto al Sagrado Corazn, el jansenismo tena los das contados en Francia. La bula Auctorem Fidei de Pio VI en 1794 condenando el Snodo de Pistoya, condenando sus actas y sus doctrinas har el resto. Pero de ello hablaremos en la prxima ocasin.Recapitulacin de los procedimientos antilitrgicos - 03/05/2008 Es necesario que llegados a este punto nos detengamos a considerar los insignes ultrajes de los que la Eucarista ha sido objeto en el seno mismo de muchas naciones catlicas. Es en ello donde descubrimos la malicia de Satans.Al principio de esta historia de la Liturgia mostramos como los ctaros y los valdenses tendan a eludir la divina misericordia del Salvador presente bajo las especies eucarsticas, predicando por doquier que si el sacerdote no est en estado de gracia, no consagra; de donde se segua que siendo Dios el nico que conoce el corazn del hombre, el fiel no poda conocer ni creer en la presencia de Cristo en la hostia que reciba en la comunin, ya que ello estaba nicamente asociado al conocimiento o ciencia que Dios tiene del interior del hombre.A nuestros antiliturgistas, que no se atrevieron a negar la divina Eucarista, les pareci mejor arremeter contra ella de una triple manera. 1 Como objeto de la fe de los fieles2 Como sacrificio de propiciacin por la salvacin del mundo3 Como alimento vivo del cristiano en la tierraVeamos los detalles.1 Si hubieran estado orgullosos de ver al Salvador de los hombres recibir el homenaje de la piedad pblica en el Misterio del Amor, por qu esos edictos, esos decretos sinodales prohibiendo la exposicin del Santsimo Sacramento? Por qu esa obsesin por apagar las velas que se consuman en el altar en signo popular de gozo y amor a Dios? Por qu esa mana de servirse del copn, que oculta la Sagrada Forma, en vez de la Custodia que nos la muestra envuelta de una corona radiante, verdadero triunfo para la piedad devocional?Por qu tantos escritos y tantos reglamentos hostiles al rito de la Exposicin Mayor del Santsimo en tantos pases? Por qu degradar litrgicamente en tantos breviarios y misales la Fiesta del Corpus Christi, cuando fue instituida en el mximo rango de las solemnidades de la Iglesia? Que oscuros aos y terribles personajes los que pensaron que todo ello era un exceso! No queran que la Eucarista fuese el objeto de la fe de los fieles, predicaban un Evangelio desencarnado del corazn del hombre y un Jesucristo que ms que mostrar el camino del Amor infinito de Dios a los hombres, predicaba a las multitudes lo estrecha que es la puerta que lleva a la salvacin y cun pequeo es el nmero de los elegidos. Jansenismo puro y duro. Como el de nuestros das entre el progresismo: una Iglesia hecha de pequeas elites que s han comprendido la radicalidad del Evangelio y su opcin por los pobres. Piedad eucarstica? Cero. Acceso a los sacramentos? Hay que negarlos a todos los que no conozcamos y formen parte militante de la comunidad. Se refieren a su lite, claro est. El pequeo numero de los elegidos tpico del jansenismo.2 En cuanto al Sacrificio en l mismo. Qu no habrn hecho los antiliturgistas para hacer disminuir la nocin sacrificial en el espritu de los pueblos? El altar les molesta, querran nicamente una mesa. Quitarn la cruz y los candelabros de l como en Troyes y en Asnires; las reliquias y las flores como en Toscana, perseguan as a Cristo incluso en sus santos, deseando que el altar de Dios estuviera desnudo y glido como sus corazones.Alrededor de ese altar, sobre los dones sagrados, se llevan a cabo ritos augustos, precedentes de tiempos apostlicos. Ellos conservarn slo una parte, despus de purgarlos de todo simbolismo, hasta convertirlos en usos vulgares y vacos de realidad.Una LENGUA SAGRADA envolva, como si de una nube se tratase, la majestad de ese altar y los misterios que se desarrollaban: ellos prepararn la abolicin de ese uso ven