dom opz 01-05-11 · los fondos que atesora el museo de zamora. ... cruces de oro y objetos...

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✒ N. S. Muchas de las obras artísticas recuperadas

tras las desamortizaciones suponen el germen de los fondos que atesora el Museo de Zamora. «San Francisco» o «San Antonio de Padua con el niño» son algunos de aquellos ejemplos exhi-bidos en la muestra «Un museo centenario», or-ganizada con motivo del siglo de vida del cen-tro dedicado al patrimonio de la provincia y que se exponen actualmente en la sala de exposicio-nes temporales del Provincial.

Durante su centuria de funcionamiento innu-merables han sido las piezas que ha reunido el espacio cultural, entre las que cabe destacar, an-tes de la apertura en 1911, la tabla renacentista de la «Venida del Espíritu Santo sobre los após-toles», «San Jerónimo escuchando la trompeta del juicio final» o «La degollación de los ino-centes», procedentes del monasterio de San Je-rónimo. El cuadro del «Descendimiento» es la obra más significativa en la sección de Bellas Ar-tes y estuvo depositada en el Prado desde 1902 hasta 2004. Curiosamente las obras de Cardu-cho que se facilitaron en compensación al Mu-seo de Zamora fueron devueltas a la pinacoteca nacional coincidiendo con la llegada a la ciudad de doña Urraca de esta tabla de finales del siglo XVI.

De los años previos al funcionamiento del Museo en el convento de Las Marinas, en la ca-lle Santa Clara, también está fechada la entrada de la ventana del Palacio de Villagodio, del XVI, que se exhibe en la sala dedicada a Zamora, de-pendencia que comparte con las veletas de El Pe-romato y la Gobierna, depositadas en 1914. La primera, que estaba en la torre de San Juan, se hi-zo en el XVI con restos de armaduras, algunas de ellas decoradas, como ocurre en el peto y el es-paldar, y en una mano porta la bandera de la ciu-dad y en la otra, una espada. La Gobierna, del si-glo XVIII, se localizaba en la torre de la margen izquierda del Puente de Piedra sobre un chapitel de pizarra, es la representación de la fama alada que porta una trompeta y las llaves de la ciudad. Procedente de la torre de la margen derecha son los escudos en los que se ve el brazo que empu-ña la bandera de la ciudad y la representación del puente romano de Mérida.

Los fondos aumentaron en la década de los 20, gracias al Tesorillo visigodo de Villafáfila, hallado de manera casual e integrado por tres cruces de oro y objetos litúrgicos de bronce. En este período se adquiere una serie de fotografías de los monumentos de Zamora a José Luis Gu-tiérrez «Filuco» con el objetivo de contar con un testimonio de cómo era la ciudad y la provincia, mientras que la Diputación depositará piezas provenientes del hospital de Sotelo como la Vir-gen con niño, escultura gótica en piedra arenis-ca que conserva ciertos restos de la policromía original que se descubrieron al eliminar en la restauración los repintes que cubrían los ropa-jes. «Los expertos aprecian cierta semejanza con la Virgen de la Calva», precisan desde el Museo de Zamora.

Bajo la dirección de Severiano Ballesteros en-tran, en los años 30, el escudo de la Sociedad Económica de Amigos de País y el depósito del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, integrado por las obras «Aldeanas italianas», de

Hiralde Acosta, y «Escena en el parque», del XVII, así como el Ajuar de los Pasos, aunque uno de los ingresos más significativos corresponde a la imagen de San Lucas, una pequeña escultura de mármol del hospital de La Encarnación, fe-chada a principios del XVI y depositada por la Diputación, que «presenta reminiscencias del gó-

tico final y a la que se relaciona con las figuras del sepulcro de Grado de la Catedral de Zamora o el de Juan II de la Cartuja de Miraflores en Bur-gos», precisan desde el Museo de Zamora.

La institución provincial amplía su cesión con varias esculturas y con la viga de San Pedro de la Nave, mientras que desde el Museo Nacional de Arte Moderno aportan seis obras: «La mar-quesa de Perinat» de Raimundo de Madrazo, «El retrato de Mr. Stanton», de José Ramón Za-ragoza, «Mariposas nocturnas» de Carlos Ver-ger, «Pasión de taberna», de Gustavo de Maez-tu, y «Maternidad», de Jesús Gallego Marquina y también llega el boceto del paso de» Jesús Descendido», de Benlliure. De este autor en los años 40, el Museo pasará a contar con los mo-delos para los paso de «Las tres Marías y San Juan» y «Jesús camino del calvario», la fotogra-fía costumbrista de «Escena familiar» de «Filu-co», gracias a una cesión de la familia, o los ca-piteles de Camarzana de Tera. Además, el inte-rés de los responsables del Provincial hizo que llegaran 18 obras del Prado, entre otras, el lien-zo barroco «El paso del Jordán con el arca de la alianza» de Montero de Rojas, o «Fuente mo-numental» de Francesco Battaglioni. A media-dos de esta década la Diputación deposita «Vis-tiendo a la novia» de Bueno Echevarría, «Telar alistano» de Ricardo Segundo y «Paisaje de Za-mora» de Acedo y Torres.

La construcción de la presa de Villacampo hi-zo que Iberdrola entrega un conjunto epigráfico a mediados del siglo XX, período en el que tam-bién llegan al Museo los objetos líticos de San-zoles y la placa votiva con sandalias incisas de Rosinos de Vidriales, entregado por un particu-lar. También un agricultor encontró de manera casual el ajuar de la tumba campaniforme de Vi-llanueva del Puente, compuesto por tres reci-pientes cerámicos decorados, un puñal, un bra-zal de arquero así como un botón con perfora-ción en «V» e hilos de oro.

El modelo a pequeña escala del grupo de Ne-rón y Séneca, realizado por Eduardo Barrón, cántaros, hallados en la calle de la Reina o los escudos del hospital de Sotelo ingresarán a lo largo de la década de los 60.

El Provincial vivió momentos muy compli-cados en los años 70, puesto que se destruye su sede al demoler el convento de Las Marinas, si-tuado en la calle Santa Clara, y los fondos pasan a ser trasladados a la iglesia del antiguo hospital de La Encarnación de la Diputación de Zamora. «La precariedad en la que queda influyó negati-vamente en el ingreso de nuevas piezas», preci-sa al directora del centro cultural, Rosario Gar-cía. Y precisamente en este período entran el bra-zo de Rosinos, localizado con motivo de la construcción de una carretera, y las cerámicas de paredes finas del alfar de Melgar de Tera, fru-to una excavación de urgencia iniciada a partir de un hallazgo casual.

Los mosaicos y pinturas de Santa Cristina de la Polvorosa, descubiertos por una avenida del Órbigo y extraídos por una intervención de ur-gencia; los tesoros del Arrabalde, un ejemplo ex-cepcional de la orfebrería celtibérica en la que se observan influencias ibéricas, continentales y castreñas; la colección de Virgilio Sevillano, por un legado testamentario; los ajuares funerarios de los dólmenes de San Adrián y las Peñezuelas,

el miliario de Milles de la Polvorosa, dedicado a Nerón y que medía la distancia que existe des-de la localidad de Los Valles hasta Mérida; las figura de la Fortura de Villalazán o el filósofo de Cañizo y la estela funeraria de Tardemezar son algunos de los elementos que pasaron a engro-sar las salas del Museo a lo largo de los 80.

Con el traslado de los fondos desde La En-carnación a la iglesia de Santa Lucía se abre una nueva etapa al inicio de la última década del si-glo XX, marcadas por el continuo enriqueci-miento de las colecciones por las investigacio-nes científicas promovidas por las universidades de la región, las excavaciones y prospecciones emprendidas por las administraciones, las do-naciones de particulares o los hallazgos casua-les.

En este período ingresa Santa Catalina de Alejandría, que se encontraba en dependencias de la Diputación, las excavaciones de Otero de Sariegos, un yacimiento de la Edad del Bronce, sacan a la luz el ajuar funerario de una niña que aparece enterrada en posición fetal con un collar de cuentas de hueso y plata, con un botón de marfil, elementos que nos hablan de un inter-cambio comercial posiblemente relacionado con la sal de Villafáfila; mientras que de Vadillo de Guareña proceden ajuares funerarios de época tardorromana encontrados en una tumba de te-gulas. Gracias a las distintas campañas arqueo-lógicas desarrolladas en Rosinos de Vidriales se exhiben elementos vinculados con los campa-mentos romanos. Por otro lado, el Museo ad-quiere el dibujo a pluma de Zamora, de Joseph Augier, y el óleo «Vista de la ciudad» del artis-ta zamorano Jesús Gallego Marquina.

La intervención en el yacimiento de La Co-rona-El Pesadero, de Manganeses de la Polvo-rosa, hace que lleguen abundantes materiales lo que también sucederá con las excavaciones ur-banas practicadas en Toro, Benavente o en Za-mora como en el solar del Museo Etnográfico, Santo Tomé o la plaza de Arias Gonzalo, donde se localizó «un tesoro integrado por más de 4.00 monedas de oro, plata y vellón datadas entre XIX y XV», describen desde el centro provin-cial. Además, los familiares de la pintora toresa-na Delhy Tejero depositan en el Museo el óleo «Mussia» y el Ayuntamiento de Zamora las obras del escultor Baltasar Lobo procedentes de su estudio de París en el año 1999.

Con el cambio de siglo prosiguen las incor-poraciones relacionadas con las excavaciones en distintos puntos de la ciudad como el parque de San Martín o la Casa del Cid. La intervención efectuada en el monasterio de Santa María de Moreruela hace que el Museo reciba el ingreso de materiales del cenobio cisterciense y pueden constatarse nuevas adquisiciones como una ins-cripción sobre pizarra procedente de Fuente En-calada o la inscripción sobre placa de Viñas.

En la primera década del XXI el Provincial ha recibido varias donaciones, entre las que cabe destacar la efectuada por los descendientes de Eduardo Barrón, que facilitaron una réplica de Viriato y documentos del escultor, los lienzos de «El abuelo» de David Huelmo, facilitada por el propio autor y el retrato de «Jesusa Pertejo en tra-je de la comarca de Aliste», de Ricardo Segun-do, o los depósitos como «La sabiduría del de-seo», obra sobre lona impresa de Carlos San Al-dea.

En los últimos dos años las actuaciones lle-vadas a cabo en Pino del Oro, la villa romana de Camarzana o en Santa Eulalia de Tábara, donde se localiza un osculario y unos vasos, entre otras muchas piezas, han pasado a engrosar los fon-dos expuestos del Museo que alberga miles y miles de objetos, siendo solo la punta del iceberg la muestra permanente.

hormiguitaComo una

El Museo de Zamora atesora un extenso e interesante fondo artístico, conseguido a través de depósitos, cesiones, adquisiciones y donaciones a lo largo de un siglo de funcionamiento

❜❜En la década de los 70 el centro, carente de sede estable, apenas incrementó sus bienes

(●) Fotos Emilio Fraile

La evolución del patrimonio cultural provincial

Piezas del singular tesorillo visigodo de Villafáfila.

La imagen de San Lucas, en el Museo desde los años 30.

II / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 1 de mayo de 2011

Virgen procedente del Hospital de Sotelo.Piezas del tesoro de Arrabalde.

Una visitante ante los escudos de la ciudad y la ventana del palacio de Villagodio.

La directora del Museo señala el osculario de Santa Eulalia de Tábara.

Una mujer delante de la imagen de Santa Catalina.

Al fondo, imágenes de Filuco y en primer término, dibujo de la ciudad de Joseph Augier.

Inscripción sobre pizarra procedente de Fuente Encalada.

En primer término, El Peromato y al fondo, la Gobierna.

dominical / IIIDomingo, 1 de mayo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

En virtud de nombramiento, el día uno de septiembre de 1983, me incorporaba como maestro propietario definitivo al Colegio Pú-blico de EGB «Arias Gonzalo» de Zamora, procedente del hasta entonces llamado Co-legio Nacional «Jacinto Benavente». Seis años después fui nombrado director y presi-dente del Consejo Escolar del referido cen-tro, en el que permanecí hasta mi jubilación voluntaria después de 22 cursos, en el ahora denominado Colegio Público de Educación Infantil y Primaria.

A este colegio acudían todos los años un buen número de alumnos en prácticas de la Escuela Universitaria de Magisterio de la ca-pital, que debían completar los datos que se le pedían en la memoria final a elaborar y aportar abundante información acerca del material utilizado por los alumnos y profe-sores, lo referido a los libros, metodología, edificios e instalaciones en general, patios de recreo etc., y en esos datos se preguntaba sobre la antigüedad de las diferentes edifi-caciones, fecha del proyecto, arquitecto, contratista etc. etc., de los que carecíamos en gran parte, a pesar de haber logrado que la Unidad Técnica de la Dirección Provin-cial de Educación nos facilitara algunos pla-nos más o menos recientes.

Es por ello que en nuestra intención siem-pre estuvo el investigar algún día esas in-cógnitas que desconocíamos y que al fin, ya en nuestra gozosa jubilación, hemos conse-guido averiguar en el Archivo Histórico Pro-vincial, en el Archivo Municipal y en el dia-rio LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZA-MORA.

Y el principal responsable de un primer hallazgo no es otro que mi querido compa-ñero del colegio y de investigación diaria ar-chivística, Isauro Pérez Ratón, autor del li-bro «La Iglesia de Molacillos. Comunidad y Templo», de la publicación «Historia del Cementerio Municipal San Atilano», re-cientemente editado por el Negociado co-rrespondiente del Excelentísimo Ayunta-miento, o de la interesante investigación del paso de los franceses en Zamora.

Para ello vayamos atrás, a 1927, hace ochenta y tres años.

Datos sacados del Archivo Municipal de Zamora.

«Ayuntamiento Constitucional de Zamo-ra. Obras Públicas Municipales. Señor al-calde-presidente del Excelentísimo Ayunta-miento de Zamora.

Tengo el honor de poner en conocimien-to de V. E. que instruyéndose actualmente Escuelas en la Ronda de San Torcuato a Santa Clara y por motivos de mejor distri-bución de trabajo es necesario, para que los obreros no lo interrumpan, construir el ce-rramiento del solar en el que el grupo esco-lar va emplazado.

Ahora bien, como por el mencionado lu-gar necesariamente ha de pasar una calle, conviene resolver el problema urgentemen-te y estimo que como los escasos metros de cerramiento a los que afecta la futura calle no son obstáculo técnico ni económico para proceder a la apertura de dicha vía en su día, debe dar órdenes al contratista para que con-tinúe la obra de cerramiento, no como está proyectada en el plano, porque la calle no sería regular en su anchura, sino con la pa-red de cerramiento lateral lindante con pro-

piedad de don Francisco Calvo, paralela a la lateral de la escuela, dejando de este modo preparada la calle para verificar su apertura el día que el Excmo. Ayuntamiento estima-se conveniente, toda vez que de otro modo se interrumpe la obra durante un mes, por lo menos, que tardaría en substanciarse el ex-pediente de su trazado y apertura legal.

Para la mejor inteligencia de lo expuesto acompaño a la presente comunicación un croquis a mano alzada en que las partes mar-cadas en rojo dan idea del proyecto actual, anotando con rayas la cerca en el lugar que debe ocupar expropiando al propietario don Francisco Calvo el terreno necesario.

No obstante lo expuesto V. E. responderá. Zamora 17 de septiembre 1927. El arqui-

tecto municipal: Francisco Hernanz». Estamos en 1927, el año que dio nombre

a la recordada generación de escritores, el general Miguel Primo de Rivera es el presi-dente del Gobierno del llamado Directorio Civil, el alcalde de Zamora es José Gil de Angulo, ingeniero de profesión, (que con-trajo matrimonio con una fermosellana, y padre de nuestro amigo Fernando Gil Nieto, delegado de Información y Turismo en Za-mora y gobernador civil en Huelva y La Co-

ruña) y en la ciudad se va a construir un nue-vo edificio escolar.

El lugar elegido, según consta en la re-dacción del arquitecto municipal Francisco Hernanz Martínez, es la Ronda de San Tor-cuato a Santa Clara, posteriormente avenida José Antonio y hoy Alfonso IX, en terrenos que pertenecían al Ayuntamiento, y donde estaban ubicados en su proximidad los de-pósitos de agua que abastecían la ciudad.

Vemos también que desde un principio se incluye en el proyecto el que las escuelas cuenten con la correspondiente cerca, valla o cerramiento, que en gran parte aún se con-serva y que con el paso de los años sirvió pa-ra referirse a tales escuelas o colegio. Nos estamos refiriendo a las piedras esféricas que coronaban las bases o pilastras y al nombre popular con el que todavía se cono-ce: «Colegio de Los Bolos».

Conocemos también ahora que se va a abrir una nueva calle que uniría la Ronda de San Torcuato a Santa Clara con la calle Amargura y que el arquitecto hace saber que la casa que construye Francisco Calvo, a la izquierda del colegio, dificulta el que pueda llegar a los 10 metros de anchura que debe-ría tener dicha calle en esta zona. La casa a la que nos referimos, que tampoco guarda-ba paralelismo en su construcción con la es-cuela, albergó hace muchos años el garaje de Transportes Crespo y en la actualidad cuenta con diversos establecimientos co-merciales y oficinas.

«Sesión del día 28 de septiembre de 1927. Dada cuenta de la comunicación preceden-te, la Comisión acordó que se proceda al deslinde del solar por el señor arquitecto municipal y Comisión de Fomento.

Vº Bº. El alcalde accidental: Valentín Ra-mos. El Secretario: Ramón Prada».

Ocho meses transcurren desde el acuerdo de la Comisión para que se lleve a cabo el deslinde del solar hasta finales de mayo del siguiente año:

«Proyecto de alineación para nueva calle entre la Ronda de Santa Clara a San Torcua-to y calle de la Amargura. Año 1928. Arqui-tecto Municipal.

Tengo el honor de comunicar a V. E. que exigiendo la buena marcha de la construc-ción de las escuelas emplazadas en la carre-tera de la Ronda de San Torcuato a Santa Clara, sea fijada la línea de cerramiento pa-ra las mismas, determinando si ha de dejar-se o no calle, y no habiendo recaído acuer-do sobre el particular, estimo que con la pre-

mura que el caso requiere procede resuelva el Excelentísimo Ayuntamiento sobre cita-do extremo, ya que toda demora habrá de redundar en perjuicio de la buena marcha que la construcción de citada obra requiere.

Dios guarde a V. E. muchos años. Zamora 24 de mayo de 1928. El Arqui-

tecto: Francisco Hernanz. Al Alcalde Presi-dente del Excelentísimo Ayuntamiento de Zamora».

Sesión del día 30 de mayo de 1928: «Dada cuenta de la comunicación prece-

dente, la Comisión acordó que por el señor arquitecto municipal se proceda a la con-fección del plano de alineación de la calle que se intenta abrir en el trayecto compren-dido entre la Ronda de Santa Clara a San Torcuato y calle de la Amargura, para darle al expediente la tramitación prevenida en el reglamento de obras, servicios y bienes mu-nicipales de 14 de julio de 1924.

Vº Bº El Alcalde accidental: Valentín Ra-mos. El Secretario: Ramón Prada».

Y finalmente se redacta el Proyecto de Alineación para la nueva calle:

«Conveniencia de la Obra. Conocida es de todos la importancia de

los planos de alineación tienen por los innu-merables beneficios que reportan en lo que al mejoramiento urbano se refiere y bajo to-dos sus aspectos, tanto desde el punto de vis-ta de la salubridad e higiene, como desde el económico, ya que contribuyen también a aumentar la riqueza pública que en lo que a edificios se refiere está relacionada con las calles donde éstos se emplazan.

Basta tener en cuenta la importancia de la zona en que la nueva calle habrá de empla-zarse, en donde actualmente se construye con intensidad, zona que por afectar a una parte de la ciudad hacia la cual tiende el en-sanche de la misma tiene excepcional im-portancia para comprender la conveniencia y necesidad de la obra proyectada.

Alineación que se proyecta. La alineación que se proyecta unirá la tra-

vesía de Santa Clara a San Torcuato con la calle de la Amargura, y a la nueva calle for-mará fachada la cerca de las Escuelas en construcción.

Es de lamentar que la situación del erario municipal no permitiera a su debido tiempo expropiar parte del solar hoy edificado de don Francisco Calvo, lo cual hubiera permi-tido establecer una calle de 10 metros de an-cho por lo menos, dando a dicha vía la im-portancia que exige un trazado moderno, pe-ro habiendo este señor edificado en uso de un perfecto derecho dentro del solar de su propiedad y establecido la fachada lateral de su casa en construcción en dirección no pa-ralela a la de las Escuelas que construye el Excelentísimo Ayuntamiento, al efectuar el estudio que nos ocupa, el que suscribe, se ha visto obligado a tomar como base de alinea-ción mencionada fachada, trazando una pa-ralela a la misma, que da lugar a una calle de 8,20 metros, distancia que no ha podido ser ampliada, toda vez que el emplazamiento de las escuelas exige dejar entre el punto de convergencia de las fachadas principal y la-teral de las mismas y la cerca que habrá de rodearlas un espacio mínimo de 2 metros.

Con lo expuesto estimamos suficiente pa-ra ilustrar a la Excelentísima. Corporación Municipal en el examen del proyecto que sometemos a su consideración.

Zamora 23 de junio de 1928. El Arqui-tecto Municipal: Francisco Hernanz.

Concluimos, por hoy, sin más comenta-rios.

(*) Exdirector del Colegio «Arias

Gonzalo»

Construcción de las nuevas escuelas de la Ronda de San Torcuato a Santa Clara en 1927 (I)

✒ Manuel Rivera Lozano (*)

❜❜Las construyó la Caja de Previsión Social y Retiro Obrero, siendo alcalde de la ciudad José Gil de Angulo, con proyectos de los arquitectos Joaquín Secall y Francisco Hernanz y edificación del contratista local Casimiro Lozano Turiel

Escudo en la fachada de las escuelas de la Ronda de Santa Clara a San Torcuato. Escudo con la corona almenada de la República, foto de El Correo de Zamora.(●) Fotos M. R. L.

IV / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 1 de mayo de 2011

LUPE FIASCO Lasers Carne de hit, Wasalu Muhammad Jaco, Lupe Fiasco, es el chico —aún no llega a la treintena— que ve cumplidos sus ensueños de encontrar un lugar propio, a base de rimas, entre sus héroes —los raperos Kanye West, Nas o Crucial Con-flict— en tan solo un lustro. “Losers”, o “Lasers —la A de anarquía sobre la “a” de perdedores convierte en un arma de agudo filo las rimas que avanzan a

trompicones— es su tercer disco, una colección de soflamas políticas de miras utópicas, mensajes radi-cales y canciones de amor en lenguaje explícito; torrentes de ripios envueltos en un sonido convencio-nal de tratos con el pop global, ese que comparten consultas de dentista, discotecas e hipermercados y que cabe hasta en las radio-fórmulas. Un todo-en-uno, mensaje, denuncia y baile como signo de lo popular, como seguro del éxito.

MANEL 10 milles per veure una bona armaduraResulta curioso que sorprenda el éxito —lo es vender 36.000 copias de su debut “Els millors professors europues”, 2008, o llegar al número uno en i-tunes por pre-pedidos de este “10 milles per …”— en este país donde ya se venden discos y que se tilde de novedoso un sonido que exhibe un pop de línea blanca libre de prejuicios, de tratos con el folklore y con el encanto popular de no desdecir ni en

los fuegos de campamento. Manel continúa la tradición pop en catalán, la de Antònia Font, Sisa o Quimi Portet pero sin que sus elaborados textos vayan mas allá de historias cotidianas tratadas con tanta ter-nura como humor, con tanta ironía como melancolía sin perder nunca de vista lo festivo. Melodías popu-lares, instrumentación acústica —donde no faltan ukelele, sirtaki, violines y una preciosista sección de vien-to— y armonías efectivas para un grupo que sin inventar nada son toda una revelación.

ALISON KRAUSS AND UNION STATION Paper airplane“Raising sand”, 2007, junto a Robert Plant fue una experiencia única –el denso y brumoso encuentro de la música tradicional y una voz rockera de leyenda- saludada por el éxito pero sin continuación. Alison Krauss vuelve con la Union Station —virtuosos instrumentistas capaces de trascender los géneros desde la música norteamericana de raíces— con quienes no había grabado desde 2004

para, con estos once temas, dar una vuelta de tuerca más en su labor de renovación del bluegrass, un género a cobijo de estos vertiginosos tiempos entre el folk y el country rural. Una voz angelical, unas canciones cálidas vestidas con el omnipresente y efectivo dobro de Jerry Douglas, el violín de la propia Krauss y unas armonías amables convierten este trabajo, auto-producido y grabado en Nashville junto a Mike Shipley, en una confidencia que busca cómplices y te gana en cada escucha.

DEREK AND THE DOMINOS Layla an other assorter love songs, Deluxe EditionNo son tantas las canciones pop a las que el tiempo otorga la categoría de clá-sicas y “Layla” lo es: tiene desgarro —una historia de amor frustrado, por Patty Boyd la mujer de su mejor amigo, George Harrison—, unos riffs memorables y un final instrumental con una larga coda de piano escrita por Rita Cooligde inol-vidable. El único álbum de Derek —Eric Clapton— and The Dominos —Bobby

Whitlock, Carl Radle y Jim Gordon— es fruto de una época de desconcierto entre la disolución de Cream, los problemas de Blind Faith, la gira terapéutica con Delaney & Bonnie, la grabación del “All things must pass” de Harrison y la mágica complicidad con Duane Allman cuyo slide guitar bendijo esas enérgicas revisiones de blues clásicos que planeaban sobre composiciones propias. Un clásico del rock and roll con un Clapton en estado de gracia.

TURISAS Stand up and fightEl metal es un cocido precocinado y recalentado tantas veces que ya resulta tan monótono como de digestión pesada, salvo tímidas aportaciones que lo actua-lizan. Los finlandeses Turisas lo arriman al folklore y a las leyendas medievales relatadas con el rigor de un comic y la impostación escénica de una ópera. “Battle metal”, 2004, mezclaba power y simphonic metal y sustituía los solos

de guitarra por los de violín. “The Varangian way”, 2007, iniciaba una saga de climax sinfónicos y aren-gas bélicas que este “Stand up and fight” lleva al paroxismo a base de tambores marciales, coros de ecos wagnerianos al encuentro de lo sublime, trompetas atronadores y voz grandilocuente para una his-toria del siglo XI bizantino “donde solo el acero dictaba la ley”. Un artefacto, el Viking Metal, donde man-dan las mayúsculas y la épica en formato sinfónico.

BILLY JOEL At Shea Stadium. The ConcertConstruido en 1964 en Queens, durante cuarenta y cinco años el Shea Stadium fue el campo de los Mets de Nueva York en las grandes ligas de baseball pero también, debido a su diseño y a su capacidad, fue el escenario perfecto para conciertos multitudinarios inaugurando The Beatles —el 17.VIII.65— el “rock de estadio”, modalidad que después explotaron con éxito de Rolling Stones a The

Who, de Police a Bruce Springsteen. Billy Joel, poco antes de su demolición en 2008, ofreció dos con-ciertos de despedida repasando su apabullante repertorio —irresistibles melodías, testigos de la cultu-ra norteamericana— junto a iconos, como él adorados por los neoyorquinos, Tony Bennett, Garth Brooks, John Mayer, John Mellencamp y. claro, Sir Paul McCartney que cerró el círculo del Shea, y el concierto, con un coreado “Let it be”. Testimonio de un escenario y de un artista singular.

ENRIQUE BUNBURY Gran Rex. Las consecuencias en Buenos AiresTras una multitudinaria gira —un auto-homenaje con el que dejar sentado a la nueva generación quienes llevaron al rock español a su mayoría de edad— con Héroes en Silencio en 2007, Enrique Bunbury volvió a su personaje de creador arriesgado en constante contradicción expresiva facturando el polémico “Hellvil-le Deluxe”, 2008, puro rock explícito, y cuando aún no había cesado el eco de

la bronca en los tabloides se sitúa en las antípodas con “Las consecuencias”, 2010, una suite acús-tica de pausadas melodías y producción preciosista vistiendo unas reflexiones personales de una dure-za poco frecuente en nuestra música popular. “Gran Rex”, junto a su nueva banda Los Santos Inocen-tes, es su reflejo en vivo, grabado en el célebre teatro bonaerense el pasado Noviembre con la compli-cidad de un público entregado y conocedor de su repertorio.

WILLIE NELSON AND WYNTON MARSALIS Here we go againDos leyendas, del country Willie Nelson y del jazz Wynton Marsalis ya habían sacado chispas de nostalgia con sus conciertos en el Lincoln Center de Nueva York —publicado como “Two man with the blues”, 2008— exhibiendo swing al gusto de Nueva Orleáns. Ahora, a pesar de su juventud, se les une una aspiran-te a estrella, Norah Jones, inclasificable estilísticamente pero con el suficiente

gusto para ser acogida como guinda artística en esta celebración del repertorio de Ray Charles en un concierto hace un par de años en el Rose Center. Blues y country, vals y r&b, gospel y bógalo en evoca-doras baladas o con el trepidante had-bop, pero siempre con swing en recuerdo del genio de Albany, Georgia, maestro en todos. Nelson y Marsalis desgranando sabiduría de una época, los años cincuenta, donde la música popular era un hervidero creativo.

DiscosPor SolanaLa República en guerra

✒ Julio Antonio Vaquero Iglesias

Si hoy fuera, 14 de abril, cuan-do se cumple el 80º aniversario de la II República, quisiéramos hacer un balance de las aportaciones más destacadas que la historio-grafía ha proporcionado en el úl-timo decenio al conocimiento del régimen republicano, tendríamos, sin duda, que mencionar la tetra-logía que desde 2006 hasta 2009 (Editorial Crítica) ha venido pu-blicando el historiador y catedrá-tico Ángel Viñasrepublicana en la guerra civil: La soledad de la RepúblicaEl escudo de la República(2007), El honor de la Repúbli-ca El desplome de la República(2009).Ésta última es-crita con Fernando Hernández Sánchez

ellas Viñas ha reconstruido las reacciones políticas y militares que en el escenario europeo pro-dujo la guerra civil española y los principales acontecimientos polí-ticos internos del bando republi-cano que influyeron sobre el cur-so del conflicto. Conflicto que nuestro historiador entiende, más que como una lucha entre la revo-lución y la contrarrevolución, co-mo la primera etapa de la lucha contra el fascismo en Europa. Sus análisis de la República en guerra le han permitido echar abajo las visiones que se han venido dando de esta etapa de la república, so-bre todo, por la historiografía conservadora, franquista y el re-visionismo post franquista, pero también, en algunos aspectos, in-cluso, por la vinculada a determi-nados sectores de la izquierda.

Entre las interpretaciones que Viñas nos proporciona en estas obras está la que en los últimos tiempos vienen difundiendo mu-chos historiadores revisionistas, esto es, la de que no se debe en-tender el origen de la guerra civil (esto es, la conversión del golpe de Estado de los generales de la derecha en un conflicto bélico) como una consecuencia de las los problemas e inestabilidad que tra-jo la República, sino el resultado, tras el golpe de Estado y el aban-dono en que la dejaron Gran Bre-taña y Francia, de la intervención de la Unión Soviética en apoyo del régimen republicano con su ayuda militar (aunque esa inter-vención se retrasase por las dudas de Stalin y además fuese escasa y cara en relación con la que presta-ron Mussolini y Hitler al bando sublevado). O la interpretación que atribuye a Stalin la intención de construir en España a través de la influencia del PCE, aprove-chando la guerra civil, un régimen de democracia popular avant la lettre, al modo de las instaladas por la Unión Soviética en Centro Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

Pero, sobre todo, lo que las fuentes archivísticas que se utili-

zan en estas obras constatan es que la interpretación (sustentada en este caso no sólo por la histo-riografía académica conservado-ra y franquista, sino también por la de otros sectores socialistas y anarquistas) de que el presidente del Consejo de Ministros Juan Negrín

Stalin

Ricardo Miralles (2003) Enrique Mora-diellos Gabriel Jackson

Todo ello ha llevado a una jus-ta reivindicación política de la fi-gura de Negrín no sólo denostada por el franquismo, sino también maltratada por sectores de la iz-quierda (incluso por una parte de sus propios correligionarios so-cialistas). La resistencia a ultran-za que planteó el Gobierno Ne-grín en los últimos meses de la

guerra cuando ésta ya estaba per-dida, no fue consecuencia de la influencia de los comunistas es-pañoles y de Stalin, sino, como demuestran las solventes fuentes que aquí se utilizan, resultado de una política propia que lo que tra-taba era de ganar tiempo para conseguir una evacuación de los republicanos lo más completa po-sible ante la suposición (plena-mente acertada como demostra-ron los hechos) de una cruel re-presión posterior de Franco contra los vencidos. De ahí el juicio in-misericorde que le merecen a Vi-ñas y a Fernando Hernández Sán-chez el autor del golpe contra la legalidad republicana, el coronel Casado, y uno de los propugna-dores de ese acuerdo con Franco como fue el dirigente socialista Julián Besteiro

La culminación de esta exce-lente tetralogía ha sido otro libro de autoría colectiva publicado ba-jo la dirección del profesor Viñas, Al servicio de la República

al estallar la guerra (Julio Aróste-gui). Y el segundo, a trazar las grandes líneas de la política exte-rior de la República durante la guerra (Ángel Viñas).

Libros como éstos son, sin duda, prueba evidente de la nece-sidad de seguir rescribiendo, ochenta años después, la historia de la II República no sólo para tratar de poner fin definitivamen-te a las sesgadas e ideológicas in-terpretaciones de antaño, sino, también y sobre todo, a las que, con similares deformaciones, pe-ro con renovados argumentos, to-davía se siguen hoy publicando.

La soledad de la República Ángel Viñas Crítica 2006

El escudo de la República

Crítica 2007

El honor de la República

Crítica 2008

El desplome de la RepúblicaÁngel Viñas y Fernando Hernández Sánchez Crítica 2009

Al servicio de la República

autores bajo la dirección de Ángel Viñas Marcial Pons, 2010

Cinco libros para entender un tiempo de esperanza y tragedia que marcó nuestro acontecer reciente

dominical / VDomingo, 1 de mayo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

El día que yo morí fue algo serio y triste. No porque el pueblo me tuviera mucho aprecio, sino porque en mi testamento dejé dispuesto que nadie me viera en el ataúd. Y la gente era muy cotilla. Yo siempre he sido un tipo bastante presumido y no quería que si la mandíbula se me desencajaba me vie-ran las dos muelas del juicio que tenía pica-das.

El día que yo me morí el encargado de la funeraria llevó la caja a mi casa a primera hora de la mañana. La puso cerrada sobre una vieja mesa de madera y colocó a su la-do un frasco de cristal de pimientos Martí-nez con agua y unas ramitas de perejil para que mis convecinos me bendijeran.

El día que yo me fui para el otro barrio el pueblo todavía no tenía médico y no hacía falta parte de defunción. El mismo funera-rio firmaba el documento que decía que el fiambre no respiraba. El juzgado lo acepta-ba porque daba por supuesto que cuando un pueblerino se moría, es que se moría de ver-dad.

El funerario era un hombre cabal y no de-jaba que la gente se muriera así por las bue-nas. Hasta que él no lo decía, en mi pueblo no se moría ni dios. El funerario ponía un espejo en la boca y cuando el vaho del alien-to no se reflejaba en el cristal, pues eso, muerto para ciento y un días.

A mí no hizo falta que me pusiera el espejo. Mi muerte era otra cosa. Yo me iba pero no me iba. Me moría pero me queda-ba. Era una muerte anunciada al funerario y en la que el funerario colaboró a cambio de una espalda de cerdo y una albarda casi nue-va para su burra Filomenta, que acababa de comprar en San Vitero.

Pocos días antes de morir la muerte que no era, dejé dispuesto que la póliza de mi se-guro de muerte fuera a parar a una cartilla de un banco con una identidad falsa: la que yo adoptaría para poder beneficiarme de ella.

El caso es que me morí el día de san Pan-taleón, san Abundio y san Nepomuceno, mártires. Y como quería asistir a mi sepelio para ver quién era quién de entre los amigos, me disfracé de mi tía Leonor poniéndome una peluca, unos dientes postizos de cebo-lla y una prótesis que me engordaba los la-bios.

Los dientes habían sido un acierto, sobre todo porque con la cebolla me lloraban los ojos y todos creían que la tía Leonor estaba muy apenada. Pero a media mañana me

cansé de los dientes de cebolla y pensé que tenía que cambiar el disfraz.

Unas lentillas de color verde dieron em-paque a mi nueva personalidad. Eso y una peluca, unos pantalones de tergalina y un chaleco de franela color granate. Me miré al espejo antes de acudir ante mi cadáver y observé ante mí a un auténtico pincel.

Cuando entré a presentar los respetos a mi mismo cadáver, todos me miraron con curiosidad. Y oí como algunos cuchichea-ban que yo, el que entraba, era un hijo se-creto que yo, el que estaba en la caja, tenía. Eso me hizo ilusión. Se ve que ponerme pe-luca y ojos verdes me rejuvenecía. Eso de-bía tenerlo en cuenta para el futuro que me esperaba cuando cobrara la póliza.

Como no dejaba familia para atrás, vi que en el velorio había mucho cachondeo. Algunos decían que yo había sido una bue-na persona, pero otros no opinaban lo mis-mo. Mi amigo Romualdo Genital Gómez decía que bueno, que sí, pero que cuando íbamos a la escuela le había dado un sopa-po y luego le había atizado con un palo de fresno en la cabeza y le había hecho una pi-tera. Yo ya ni me acordaba de aquello, pero fíjate Romualdo qué rencoroso el hijoputa.

Peor aún fue lo de Evaristo Matalaspenas, que dijo que yo era un asesino en potencia. Que una vez, hacía ya muchos muchos años, casi le abro la cabeza con unas guin-chas porque no quería dejarle la burra para ir a la cortina por unas patatas… Aquello era mentira, pero yo no podía levantarme de la caja, porque no estaba, ni recriminarle nada porque disfrazado no era yo.

La fraseLas mujeres que buscan

ser iguales que los hombres son las que

carecen de ambición…

TIMOTHY LEARY (FILÓSOFO AMERICANO)

DELFÍN RODRÍGUEZ

LA FALTA DE DINERO AGUDIZA EL INGENIO. EN UNA OCASIÓN FINGÍ MORIRME PARA CO-BRAR UNA PÓLIZA DE SEGUROS. ESTO ES LO QUE PASÓ.

delfinario

Un cadáver adorable

A MI AMIGA DE CÁRDEA Y A SUS PADRES, QUE TIENEN LA GENEROSIDAD DE SONREÍR CON ESTAS HISTORIAS

«Cuando estábamos en el

camposanto, aquella señora dejó ver su cara porque se acercó

a la caja para darle un beso»

«Frabriciano el capador fue

rezando en el trayecto unas oraciones muy bonitas en latín que yo creo que eran inventadas»

VI / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 1 de mayo de 2011

A media tarde me fijé que el velo-rio se estaba convirtiendo en una ver-bena. Nadie traía ninguna cosa de pi-car para amenizar la espera y yo hice una educada insinuación:

—No estaría mal algo de salchi-chón, unas barras de chorizo, anís, co-ñac, vino, un algo...

Todos me miraron como si acabara de decir una blasfemia, pero al fin to-dos asintieron. Sin embargo nadie da-ba un paso al frente. Hasta que saqué un billete de mil duros y un muchacho se apresuró a cogerlos para buscar el aperitivo.

Merendaron como generales con mando en plaza. No creas que se cor-taron ni un pelo. Yo, de cuerpo pre-sente, debía de imponer muy poco. Incluso algunos sacaron las navajas para poner las tajadas encima del pan y otros hacían un ruido atronador al tragar el vino que lanzaban desde me-dio metro de altura desde el pitorro de la bota.

Cuando llegó el momento cumbre, decidieron que tenían que sacarme con el ataúd por la ventana, porque el pasi-llo era de setenta centímetros y al salir por la puerta la caja no daba vuelta.

Lo levantaron entre cuatro tíos y apenas si podían conmigo. La gente comenzó a murmurar que pesaba mu-cho, que pesaba como el cemento armado. Mal dirían que estaban acer-tando. El funerario se había pasado y había metido dos sacos de cemento en

la caja. Yo no pesaba en vida cien qui-los ni de broma y me había converti-do en un tonel de mucho cuidado.

No tuve la dicha de que me acom-pañara el cura hasta la última morada, y Fabriciano el capador fue rezando en el trayecto unas oraciones muy bo-nitas en latín que yo creo que eran in-ventadas. Pero bueno, así en latín pa-recía un entierro de verdad, aunque yo notaba poca pena.

Solo vi una señora que tapada has-ta la cabeza con una toquilla lloraba desconsoladamente, entre enternece-dores hipos. Me llamó la atención, pe-ro no conseguía saber de quién se tra-taba. Cuando estábamos en el campo-santo, aquella señora dejó ver su cara porque se acercó a la caja para darle un beso.

Me estremecí. No era posible. Se trataba de Feliciana la viuda de Fer-mín Vegalatrave. Su marido había si-do muy buen amigo mío y había muerto en las minas de Riotinto por-que pisó una cáscara de plátano y se desnucó contra el mango de una pala.

Sentí una gran ternura. Feliciana había sido novia mía en mi juventud y me había dejado porque pensaba que yo era estéril porque había recibido un tiro en un testículo en una reyerta y ella quería tener hijos. Al final Dios la castigó y no tuvo descendencia. Pero aún era joven. O no muy vieja. Y yo también.

Cuando acabó el entierro desapare-

cí de la misma forma sorprendente en la que había aparecido. A eso de la medianoche me presenté en casa de la compungida Feliciana, que con su do-lor me había demostrado su cariño. Llamé a la puerta y cuando abrió y me vio, le dio un vahído y cayó de espal-das contra el aparador que tenía a la entrada con una bailarina andaluza encima.

La recogí del suelo y le puse un pa-ñuelo con agua fresca en la frente. Po-co a poco fue recobrando la conscien-cia. Al abrir los ojos solo decía: no me lleves, no me lleves que no soy tan vieja…

Sin duda pensaba que era mi espectro que venía del más allá para llevarla. Yo le pregunté: ¿entonces es que no me querías? Y ella respondió, claro que te quería pero no quiero mo-rirme que tengo que darle la cena a los cuchinos…

Al final le expliqué lo que había ocurrido y que gracias a mi muerte y a una póliza de seguros era rico. Me dijo que era un sinvergüenza, pero un adorable sinvergüenza porque dijo que sí, que se vendría conmigo a vivir a Benidorm. Y aquí estamos, en todas las fiestas de jubilados, sacándole el jugo a la vida. Que por cierto, es muy dulce… Así que, a vivir, que son dos días, o menos. Depende lo que tarde en cogerme la Guardia Civil.

E-mail: delfí[email protected]

son la envidia de medio mundo. Kaká, Benzema, incluso un redivivo capaz de meter tres goles de una tacada en Valencia como Gonzalo Iguaín.

El caprichoso portugués pidió delanteros cen-tros. Tenía pocos con dos. Y le trajeron a Adeba-yor, un negrazo más largo que un día sin pan que mete la pata, pero no le saca rendimiento.

Este Mouriño huele a fin de ciclo. Ha hecho igual en otros grandes. Gana, se hace el interesan-te y se va con una pila de millones. Da la sensación de que la mejor estrategia que domina es la de sa-car el dinero a los clubes que entrena. Porque fi-delidad, cero. Ahí está el Inter al que dejó colgado de la parra como si fuera un racimo de uvas.

El multimillonario Florentino quiso hacer el edi-ficio más moderno y eficaz y contrató al mejor arquitecto, sin darse cuenta de que esta no es su empresa y el trabajo es algo más que poner ladri-llos.

En el fondo nadie da la eliminatoria por perdi-da. Todos esperan el «Moulagro de Mouriño» por-que creen que en este tipo tienen un mago más que un entrenador. La cosa, sin embargo, se presenta peliaguda. Ha sido tanto el temor que le ha infun-dido la derrota del primer encuentro, que piensa que poner un autobús en la portería era la solución.

No soy muy del fútbol. Me canso después de diez minutos. Pero me gusta ver los resúmenes. Ayer no fui capaz de ver el resumen del Madrid. Un equipo que no pasaba de la raya del medio del campo y el otro que tocaba y tocaba en su otro me-dio prado. Porque el Barcelona también estaba acojonado.

Demasiado respeto, solo que uno tenía al árbi-tro y a Messi. Y digo al árbitro en el sentido de que fue quien ganó el partido. Justa o injustamente la expulsión del portugués Pepe lo condicionó todo. Este chico comprándolo barato sale caro. Antes de comenzar la serie de cuatro partidos entre los dos gigantes, ya se comentaba que era posible que Pe-pe hiciera la pifia. Y la hizo. Y no era la primera vez.

El Madrid no le renovará. No se arriesgará a que tire el esfuerzo de sus compañeros por el váter. Y está por ver si Mouriño seguirá en un club que pre-cisa además de resultados un poco de prestigio. El más grande no puede arrastrarse detrás de una pe-lota.

No dejaron hacer equipo a Pellegrini que era un grandísimo entrenador, un hombre que hizo equi-pos que jugaban como la gloria y lo han cambiado por uno que ha ganado la copa del Rey al trantrán. Está por ver si llegará algo más lejos o si se que-dará atascado en esta copita que encima se rompió como un mal presagio.

El Real Madrid de Mouriño

dominical

✒ Eduardo García —¿Hablamos cada vez peor? —Es la sensación general. Hay un me-

nor dominio del código de la lengua escri-ta y es normal que las formas orales se re-sientan. La lengua ni se deteriora ni se me-jora, simplemente se habla y se escribe de forma diferente porque las necesidades co-municativas son también diferentes.

—A los medios de comunicación se les echa la culpa de ese bajo nivel comunica-tivo.

—No creo que la tengan, pero lo digo desde una actitud muy poco purista.

—Somos 47 millones de habitantes, de los que casi 7 nacieron lejos de España. La inmigración trae mucho bueno, pero ¿es también buena para el mantenimien-to del idioma?

—La capacidad de influencia depende mucho del poder social de los grupos, en es-te caso, de los inmigrantes, y aquí, en Espa-ña, no estamos hablando de grupos social-mente potentes; por tanto, la influencia so-bre el idioma no es decisiva. ¿Cómo influyeron los moriscos en el castellano? Pues muy poco, porque no eran lo suficien-temente influyentes.

Inés Fernández-Ordóñez Hernández (Madrid, 1961) tomó posesión en el pasado mes de febrero de su cargo como miembro de la Real Academia de la Lengua. La aca-démica más joven de la RAE, la séptima mujer en los casi trescientos años de histo-ria de la institución que vela por nuestro idioma.

Hija del que fuera presidente del Patro-nato del Museo del Prado, José Antonio Fernández-Ordóñez, es especialista en dia-lectología y catedrática de Lengua Españo-la en la Universidad Autónoma de Madrid, en la que se licenció, antes de completar su formación en universidades como las de Pa-rís y Cambridge. Dirige desde hace años el Corpus Oral y Sonoro del Español Rural, un ambicioso proyecto de recuperación y estu-dio de las variables lingüísticas.

—Llegó a la Real Academia Española con un recuerdo al poeta asturiano Án-gel González.

—Me siento en el sillón que él ocupaba y sí, es tradición que quien llega a la Aca-

demia recuerde a su antecesor; pero a mí no me costó mucho. Me encanta su poesía, su lenguaje directo, accesible y sorprendente. Quise hacerle un homenaje que iba mucho más allá del elogio protocolario.

—¿Lo conoció? —No llegué a conocerlo personalmente,

pero sí que teníamos amigos en común. Pe-ro lo conozco a través de su obra y de esa capacidad que tenía de ver el mundo con ironía sutil; la capacidad para iluminar las cosas.

—Con sinceridad. ¿De verdad un fi-lólogo puede disfrutar de la poesía?

—Claro. Hay compañeros que son inca-paces de ponerse a leer sin tener el lápiz a mano. Analizan más que disfrutan, pero yo no tengo esa deformación profesional. Sal-vo cuando me enfrento a textos antiguos.

—Para que lo entienda todo el mun-do: ¿de qué va el Corpus Oral y Sonoro del Español Rural (COSER)?

—Es un proyecto de recolección de gra-baciones del entorno rural en distintas zo-nas de España que venimos realizando des-de principios de los noventa. Una forma de analizar a través de conversaciones espon-táneas las variaciones de tipo gramatical. En el centro y sur de Asturias, y también en Cantabria y algunas áreas de Castilla y León, hay una muy interesante, la concor-dancia neutra.

—¿Que es...? —Le pongo un ejemplo. Se dice: «La

madera está seco». O «La harina está espe-so». Es una particularidad que está bastan-te estudiada en Asturias y Cantabria, pero no en toda Castilla. Es un fenómeno de ori-gen astur-cántabro que llega a extenderse hasta Toledo, hasta el Sistema Central. Su origen llega del Norte, eso está claro.

—Hace unas semanas La Nueva Es-paña (periodico del mismo grupo que LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZA-MORA) publicó un reportaje sobre el habla «asturiana» de un pueblo de Za-mora: San Ciprián.

—Sí. Lo mencionaba Ramón Menéndez Pidal en «El idioma español en sus prime-ros tiempos».

—Gente que dice les manzanes, les ga-llines, el cementeriu... Y a trescientos ki-

lómetros de Asturias ¿Cómo se puede explicar?

—Ramón Menéndez Pidal sostenía al principio la teoría de una inmigración de pastores asturianos hacia esa zona sanabre-sa, pero luego cambió de opinión. Históri-camente es un fenómeno cuyas causas no se conocen bien, y probablemente nunca se sabrán. La hipótesis de una emigración di-

recta está ahí, pero hay que tener en cuenta que los plurales en «-es» debieron estar mucho más extendidos en España de lo que pensamos. El mismo fenómeno se puede producir en sitios no conectados.

—¿Por ejemplo? —Asturias y Cataluña. No hay relación

histórica directa, pero se comparten los plu-rales en «-es». Explicar el porqué de las lla-

Inés Fernández-Ordóñez

Filóloga, catedrática de Lengua Española y miembro de la Real Academia de la Lengua

«Una lengua es lo que los hablantes quieren que sea, nadie puede imponerla a la sociedad»«Me parece una lástima que la educación se convierta en objeto de discusión política, porque es un asunto muy serio con el que nos jugamos el futuro del país»

X / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 1 de mayo de 2011

Tómate tiempo para comprender el fundamento de cada ejercicio y goza de la

libertad de movimiento

En la acelerada vida ac-tual, las tensiones físicas y mentales a las que nos vemos sometidos constituyen una seria amenaza para nuestra salud y nuestra felicidad. Pa-samos innumerables horas sentados frente al ordenador o encorvados sobre el escri-torio, o vamos de un lado a otro levantando y arrastrando pesos, y haciendo estragos en nuestro cuerpo y nuestra mente. Sin cuidar el cuerpo, es imposible sentirse mejor, sobre todo teniendo en cuen-ta que un porcentaje elevadí-simo del estrés y la fatiga es el resultado de una postura incorrecta, de un sinfín de de-sequilibrios corporales y de una respiración inadecuada. Antes de someter los múscu-los a los riesgos de la vida diaria, debemos aprender a fortalecerlos y controlarlos.

Debido a que se centra en la mente-cuerpo, Pilates pue-de duplicar los beneficios pa-

ra un control del estrés. Mientras que el ejercicio en sí mismo puede bajar los ni-veles de las hormonas del es-trés, la calidad de los movi-mientos puede ayudar a al-canzar la conciencia interior y calmarla junto con un sen-tido del dominio sobre la mente y el cuerpo. Muchos practicantes se sienten con un refrescante vigor mental tras una sesión de Pilates.

Los beneficios del método Pilates son emocionales y físi-cos. Enseña a equilibrar y con-trolar el cuerpo y la mente, for-talece la densidad de los hue-sos y mejora la fuerza muscular, la flexibilidad y la postura. Uno de los principios básicos del método es la respi-ración. Una correcta respira-ción ayuda a bajar la tensión. La respiración es una actividad automática e involuntaria que al ser controlada en forma consciente puede calmar nues-tra ansiedad y disminuir la ten-sión emocional, entonces, en momentos de mucho stress po-demos hacer una pausa y prac-ticar la respiración que nos otorgará tranquilidad y relajo.

Es por esto que se hace muy necesario poder dedicar

tiempo para nosotros mismos y desarrollar de esta manera la habilidad para relajarnos. Poder controlar el exceso de stress nos ayudará a largo plazo, sintiéndonos más tran-quilos, contentos y más cons-cientes para disfrutar de una mejor calidad de vida.

En el Método Pilates, al igual que en la vida, no hay nada que pueda dar un buen resultado si no te esfuerzas personalmente por conse-guirlo. Olvídate del hada buena que transforma tu cuerpo durante la noche con su varita mágica. El compro-miso físico y mental que de-bes adquirir contigo mismo para alcanzar tus objetivos es el factor más importante en el proceso de cambio.

Si crees en tu capacidad y sigues los principios de la fi-losofía del método Pilates tendrás al alcance de tus ma-nos, la posibilidad de obrar un cambio espectacular en tu aspecto y en tu bienestar. Tó-mate tiempo para compren-der el fundamento de cada ejercicio y goza de la libertad de movimiento. Poco a poco, irás consiguiendo los resulta-dos que buscabas.

La relajación

Pilates

(*) Especialista en Pilates. Centro Pilates.

✒ Nieves Álvarez (*)

SOLUCIONES A LOS PASATIEMPOS

madas islas lingüísticas es complicado, pero lo cierto es que suceden.

—Antes mencionaba la obra de Ramón Menéndez Pidal. ¿Qué queda de la teoría del padre de los lingüistas españoles?

—Queda mucho. Menéndez Pidal aportó mucho dato válido, y lo que po-dríamos discutir, en todo caso, es la pro-yección de esos datos hacia el presente. Estamos hablando de una obra que tie-ne ya casi cien años. Buena parte de la teoría de Ramón Menéndez Pidal está basada en sus propias ideas y no en una observación empírica.

—La lengua española. Dígame una palabra para definirla.

—Mi lengua materna, aquélla en la que me siento más cómoda. Es un pa-trimonio, un tesoro. Todas las lenguas lo son.

—¿Los dialectos también? —Por supuesto. El lingüista Max

Weinreich dijo esa famosa frase de que una lengua es un dialecto que tiene Armada y Ejército.

—Quinta mujer actualmente en la Real Academia, entre decenas de hom-bres. ¿No es para llorar?

—Hay que hacer un esfuerzo para que aumente la presencia femenina en la RAE, eso lo tengo clarísimo, pero no por cumplir con una simple cuota. No le voy a decir nombres, pero en estos momen-tos se me ocurren los de media docena de mujeres que podrían estar con todo me-recimiento en la Real Academia.

—Usted es muy joven. —No tan joven. —Entre tanto patriarca canoso de

las letras, ¿no le entra complejo de adolescente?

—Bueno, un po-co sí. Esto es un lu-gar mítico, pertene-cer a la Real Acade-mia es algo que yo no me podía imagi-nar jamás. Es un ho-nor, un reconoci-miento que permite divulgar la investi-gación y difundir las ideas. Es una suerte la compañía de gen-te tan sabia, inteli-gente y singular.

—Un libro de juventud.

–Me recuerdo le-yendo mucha nove-la, todo lo que caía en mis manos de Mario Vargas Llosa, por ejemplo. Des-pués le perdí la pis-ta un poco y ahora

he leído «La fiesta del chivo» y «El sue-ño del celta». Admiro a Vargas Llosa. De adolescente leí todos los libros de juven-tud de mi madre, mucho de Galdós, de Baroja... En general todo el siglo XIX.

—Sus hijas, de Galdós y Baroja me imagino que poco...

—Pertenecen a otra generación, a la que ya ni siquiera les gustan las aventu-ras de «Los Cinco», que yo devoré. Ten-go una hija de 19 años y otra de 16. En el Bachillerato recuerdo que a mí me tocó leer «Miau», de Galdós, y lo más increí-ble es que a ellas también. No les gustó nada, y eso que una es una gran lectora; pero es que a mí me pareció igualmente un peñazo.

—Al académico Salvador Gutiérrez Ordóñez le llueven los encargos desde que entró en la RAE. ¿También a us-ted le han puesto «deberes»?

—Me dedicaré a supervisar la edición conmemorativa de la «Historia de Espa-ña» de Alfonso el Sabio. Es un proyecto muy interesante que abre una nueva co-lección clásica promovida desde la RAE.

—¿La crisis del lenguaje es resulta-do de la crisis en la educación?

—A mí lo que me parece es que es una lástima que la educación sea objeto de discusión política, porque la educación es el futuro de un país y aquí nos juga-mos mucho, en este asunto hay que ser muy serios. Y, dicho esto, no sé si el de-terioro en la lengua escrita tiene que ver con el deterioro de la educación o es al-go, digamos, social.

—Algo tendrá que ver... —Sin duda, pero es que la sociedad

ha cambiado tanto que el escenario no tiene nada que ver. De pequeña yo ve-ía muy poco la tele y no me quedaba otro remedio que ponerme a leer pa-ra salir de mi mun-do cotidiano. Aho-ra estamos todo el día enganchados a la pantalla. Esta so-ciedad nueva impli-ca un concepto dis-tinto del tiempo, un cambio que llega de la mano de in-ternet.

—Acéptelo: no pone tildes cuando envía mensajes por el móvil.

—No las pongo, es verdad, y tampo-co uso las mayúscu-las. Pero jamás uti-lizo una abreviatura como hace la gente joven.

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Me encanta la poesía de Ángel González, su lenguaje directo, accesible y sorprendente; sabía iluminar las cosas

Inés Fernández-Ordóñez. / MÓDEM PRESS

dominical / XIDomingo, 1 de mayo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

XII / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 1 de mayo de 2011

dominical / XIIIDomingo, 1 de mayo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

✒ Pablo Gallego

Los llamaban «likvidátor», «liquidadores». Héroes que, en mangas de camisa, sirvieron de escudo humano contra la radiación que se escapó por las brechas del IV reactor de la central nuclear de Chernóbil, en la antigua Unión Soviética, la madrugada del 26 de abril de 1986. De su hazaña, y de una explosión de consecuencias equivalentes a más de cien bombas atómicas que causó el más grave ac-cidente nuclear registrado hasta la fecha, se cumplen 25 años de historia. Entre las cifras que desde entonces describen el horror nu-clear de Chernóbil, las estadísticas oficiales suman más de 100.000 muertos, y hablan de millones de personas que, aún hoy, viven afectadas por la radiación. Las consecuencias de lo que ocurrió aquella madrugada del 26 de abril en Chernóbil se discuten en el foro con el que Ucrania conmemora el 25.º ani-versario de la catástrofe. En él participan va-rias de las más altas autoridades mundiales.

A diferencia de los operarios que, tras el accidente causado por el terremoto y el ma-remoto que prácticamente asolaron el este de Japón, hoy trabajan en la central de Fukushi-ma, los «likvidátor» soviéticos no disponían de equipos ignífugos ni guantes, máscaras o botas especiales para protegerse de la radia-ción mientras trataban de contener el incen-dio declarado en el reactor. «Son héroes, igual que los veteranos de guerra», afirmaba en la prensa ucraniana el presidente de la Unión Chernóbil de Rusia (UCR), Viaches-lav Grishin. «Las sociedades rusa, ucraniana y bielorrusa reconocen su hazaña, pero el Es-tado no la valora en su justa medida. Las me-dallas no les dan para vivir una vida digna. Es una gran injusticia», sentenciaba. De los mi-les de liquidadores que participaron en la ex-tinción del fuego y en la construcción del sar-cófago de hormigón que cubre el reactor, Chernóbil condenó a 62.000 de ellos a la in-validez.

Si las autoridades al mando viven hoy de espaldas a las víctimas, como denuncia Grishin, durante las primeras horas tras la ca-tástrofe nuclear tampoco se hicieron cargo de la gravedad del accidente en Chernóbil, la ter-cera planta nuclear soviética, la considerada más segura y que, además de energía, produ-cía plutonio para uso militar. La primera ex-plosión fue documentada a las 01.23.48 ho-ras del 26 de abril, pero el Gobierno soviéti-co solo admitió la catástrofe, bajo presión internacional, el 28 de abril. Los empleados de la central nuclear sueca de Forsmark, a 1.100 kilómetros de Chernóbil, fueron los primeros en dar la alarma.

Para entonces, tras una primera explosión que lanzó al aire la cubierta del mil toneladas del reactor, y una segunda que desencadenó el incendio, la nube radiactiva había alcanza-do ya Bielorrusia, antes de continuar hacia Escandinavia, Austria, Alemania y el Reino Unido. Los primeros 40.000 habitantes de la cercana ciudad de Prípiat, parada en el tiem-po tras la catástrofe, fueron evacuados 36 ho-ras después del accidente, dando inicio al éxodo de más de 135.000 personas afectadas ya por la radiación.

A la conferencia «25 años de la catástrofe de Chernóbil, seguridad futura» que se cele-bra en Kiev asisten el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon; el presidente de la Comisión

Europea, el portugués José Manuel Durão Barroso, o el presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich. Invitados por la Academia Na-cional de Ciencias de Ucrania (NASU), de la Universidad de Oviedo se han desplazado a Kiev investigadores como Sergei Khainakov o Santiago García-Granda, además del ge-rente del «cluster» de Energía y Medio Am-biente de la Universidad, Enrique Jáimez. Los dos primeros, junto a Olena Khainakov y Rubén García, participan desde Oviedo en un proyecto conjunto a nivel europeo con los ucranianos Vladimir Strelko y Vladimir Saitsev.

La investigación pretende mejorar las téc-nicas de eliminación de contaminantes pro-cedentes de un accidente nuclear en el suelo y, sobre todo, «los disueltos en agua», expli-ca García-Granda. Veinticinco años después del desastre nuclear, Chernóbil se ha conver-tido «en un laboratorio tremendo», añade el catedrático de Química Física, «en el que se dan enfermedades y procesos que no apare-cen en otro sitio del mundo».

Con la explosión se liberaron seis tonela-das de dióxido de uranio, además de sustan-cias como el cesio 137 (con una vida media de 30 años) o el plutonio 239 (con miles de años de vida). Tras quedar depositados en el suelo fueron a parar a los ríos con la lluvia, llegando a contaminar, según Greenpeace, más de 45.000 kilómetros cuadrados de cul-tivos. En el cuidado de la salud de la pobla-ción cercana a la zona de exclusión de la cen-tral y en la «remediación» del suelo, la Unión Europea (UE) ha invertido ya más de 500 millones de euros. «El objetivo de la reunión es que un accidente como éste no vuelva a ocurrir», añade el catedrático.

Durante los veinticinco años transcurridos desde la catástrofe nuclear, la solidaridad de los europeos no se ha canalizado únicamen-te a través de la vía económica. Verano tras verano muchas familias españolas han aco-gido casi como hijos propios a los llamados «niños de Chernóbil». Menores que llevan a la espalda la trágica historia de destrucción, muerte, malformaciones y desarraigo que se escribe de forma paralela a la crónica del ac-cidente. Más lejos, al otro lado del océano Atlántico, el Hospital Pediátrico de Tarará (Cuba) llegó a ser propuesto en 2007 al pre-mio «Príncipe de Asturias» de Cooperación Internacional por su programa de atención médica a niños relacionados con el acciden-te de Chernóbil.

Desde la capital ucraniana y para asegurar un mejor futuro a las próximas generaciones, Ban Ki-moon ha hecho un llamamiento para abrir un «nuevo capítulo» en la zona afecta-da por el accidente, mediante una mayor inversión económica y medidas para el desarrollo social. El secretario general de la ONU sostiene que es importante intentar eliminar las percepciones de que esta zona —donde viven cerca de seis millones de bie-lorrusos, rusos y ucranianos— «permanece-rá contaminada para siempre», para poder empezar un «nuevo capítulo». «Honramos el dolor de todos aquellos atormentados por los efectos en su salud, en sus medios de vida y en el futuro de su familia», declaró Ban Ki-moon, «a aquellos que perdieron sus vidas, a los 6.000 niños que han desarrollado a poste-riori un cáncer de tiroides, y a las decenas de miles de personas que tuvieron que abando-nar sus hogares o tuvieron que ayudar en las

tareas de recuperación». Chernóbil y Prípiat, que antes del accidente eran el hogar de más de 60.000 personas, son veinticinco años des-pués de la catástrofe dos ciudades fantasma en la Óblast (región) de Kiev, cerca de la frontera con Bielorrusia. Incluidas en la zona de exclusión de la central nuclear —un área de 30 kilómetros cuadrados en torno al sitio del reactor—, desde el año 2002 se ha con-vertido en destino para los turistas. Aún hoy el gigantesco cubo de hormigón que cubre los restos del IV reactor es la única carrera

Desde 2002 la zona de exclusión de Chernobil se ha convertido en destino turístico para los curiosos. En la imagen, un hombre posa delante del sarcófago que protege el reactor. / REUTERS

Una máscara de gas y el zapato de un niño, en una guardería de Prípiat, ciudad desierta cerca de Chernóbil. A la derecha, labores de sellado del reactor. / FOTOS REUTERS / ARCHIVO

La Unión Europea invertirá 550 millones de euros en la clausura de la central y en la construcción del nuevo sarcófago de seguridad

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La sombra mortal persiste sobre Chernóbil 25 años despuésUcrania conmemora el mayor desastre nuclear, revivido ahora con el accidente de la central de Fukushima

XIV / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 1 de mayo de 2011

Bahía de Cochinos, medio siglo de un fracaso que cambió el mundo Un Ejército de 1.500 exiliados cubanos pertrechados por EE UU intentó derribar a Fidel Castro en 1961

✒ Carles Mulas

El intento de invasión de Cuba por la CIA para acabar con el régimen de Fidel Castro en 1961 fue un fracaso que cambió el mundo. La operación militar cambió las relaciones entre Estados Unidos y el resto de América; propi-ció sin proponérselo la violencia guerrillera que sacudió el continente entre 1960 y 1980; hizo que la URSS tuviera un papel político al sur del Río Grande, poniéndonos al borde de una guerra nuclear, e inspiró, sin querer, la doctrina de la seguridad nacional, que causó en cincuenta años miles y miles de muertos y desaparecidos y acabó con gran parte de las democracias del continente.

Y lo curioso es que todo sucedió sin que al-canzara ni uno solo de los objetivos. El 16 de abril de 1961, un pequeño Ejército de 1.500 exi-liados cubanos, mercenarios extranjeros, agen-tes de la CIA y asesores norteamericanos inva-dieron Cuba por la Bahía de Cochinos, Playa Larga y Playa Girón, con el objetivo de derrocar a Fidel Castro, asesinarlo junto a todos sus jefes revolucionarios, que dos años antes habían de-rribado al dictador Fulgencio Batista, e instau-rar en la isla un Gobierno afín a los intereses eco-nómicos y políticos de la Casa Blanca.

La operación fue un estruendoso fracaso, una chapuza de organización, que terminó con entre 100 y 400 muertos y 1.189 prisioneros en manos de Castro. El fiasco consolidó la Re-volución cubana y dañó el prestigio del fla-mante presidente de EE UU, John F. Kennedy, que había asumido el cargo apenas tres meses antes. La idea de invadir la isla la heredó de la agencia de inteligencia estadounidense (CIA) y de un poder militar en manos de «halcones» de la anterior Administración de Dwight Eisenhower.

Obsesión por «los barbudos» Cuba era una obsesión para Washington

desde el triunfo de la Revolución de los «bar-budos», en enero de 1959, y la nacionalización por el régimen de Castro de empresas norte-americanas de la isla, en agosto de 1960. Eisenhower tenía la certeza de la gran in-fluencia de la Unión Soviética de Nikita Khruschov sobre Castro, por lo que desde 1959 empezó a barajar planes de sabotajes, golpes internos, el asesinato del Fidel o la in-

vasión de la isla. Finalmente, ganó el plan más drástico: invadir Cuba y asesinar a la plana mayor revolucionaria para instaurar un nuevo régimen con críticos de Castro y personalida-des del exilio de Miami. La operación la capi-taneó la CIA, que entrenó a los miembros de la llamada Brigada 2506, el número de un jo-ven miembro muerto en un entrenamiento.

Hoy sabemos, gracias a los biógrafos de Kennedy, que fue informado del plan el 29 de noviembre de 1960, veinticinco días después de su elección. JFK puso en duda la aventura, pero no la suspendió.

El primer gran error de la CIA ocurrió el 15 de abril, cuando ocho aviones B-26, con la bandera cubana en el fuselaje, bombardearon los aeropuertos militares de la isla para destruir la aviación de Castro. No lo lograron, perdie-ron tres bombarderos y uno de ellos aterrizó en Miami, con el fuselaje agujerado a balazos. Su piloto dijo ser anticastrista y pidió asilo po-lítico. Pero la prensa descubrió que el avión era norteamericano y se le habían pintado los co-lores cubanos. Además, los agujeros no eran de armas antiaéreas sino de pistola del calibre 9 milímetros, así pues, todo era una estafa y el piloto era un impostor.

El 17 de abril la Brigada 2506, transporta-da por un falso carguero de la CIA, desem-barca en Playa Girón y en Playa Larga. Los primeros combates los favorecen, hasta que 20.000 soldados, voluntarios y milicianos cas-tristas los rodean. Poco a poco los invasores se quedan sin municiones y sin poder recibirlas de los buques de la CIA porque dos de ellos habían sido hundidos. Kennedy canceló una segunda oleada de bombardeos al verse enga-ñado por su servicio de inteligencia, que ase-guró que una insurrección popular derrocaría a Castro al conocer la invasión.

Mientras los anticastristas se quedaban sin municiones, en la Casa Blanca, Kennedy y el jefe de la Armada, almirante Arleigh Burke, sostenían un áspero diálogo. Burke le pedía apoyo aéreo y Kennedy se negaba.

—Almirante, no quiero a Estados Unidos envuelto en esto.

—Carajo, presidente —dijo Burke seña-lándose la frente—, ya estamos hasta aquí envueltos en esto.

Kennedy vivió el fracaso perfecto y su primera derrota.

para los 16 millones de curies de radiacti-vidad que se calcula hay encerrados en su interior. Construido a toda prisa y termina-do seis meses después del accidente nu-clear —los «likvidátor» fueron también los responsables de esta obra—, solo seis años después de la catástrofe, en 1992 y después de la desintegración de la URSS, las autoridades ucranianas se plantearon su renovación. Las obras del «nuevo sar-cófago seguro», con un alto grado de pe-ligrosidad debido a la radiación, comen-

zaron el año pasado, a cargo del consor-cio francés Novarka. La estructura tendrá una altura prevista de 108 metros y una longitud de 150, con un coste estimado de 990 millones de euros. A esa cifra habrá que sumar otros 550 millones para hacer, del nuevo sarcófago, un refugio seguro.

Durante el foro de Kiev el presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, ha pedido a la comunidad internacional otros 740 millo-nes de euros destinados a completar los programas de desactivación de la central nuclear, clausurada en 2000, con el apoyo del jefe de la agencia estatal ucraniana en-cargada de administrar la zona de exclusión que rodea la planta, Vladímir Jolosha. El presidente de la Comisión Europea, el por-tugués José Manuel Durão Barroso, anun-ció que la Unión Europea (UE) concederá 110 millones de euros para el proyecto. «Después del accidente de la central japo-nesa de Fukushima todo el mundo se ha convencido de que no hay ningún país que pueda afrontar solo, con sus propios me-dios, una catástrofe de esta naturaleza», aseveró Yanukóvich.

Más allá del impacto internacional que tuvo el desastre nuclear de Chernóbil, en el mundo hay hoy 442 reactores nuclea-res operativos, repartidos en 29 países y con una potencia instalada de 375.000 megavatios, según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Otros 65 reactores están en cons-trucción, y tras la crisis de Fukushima muchos países se plantean revisar la se-guridad de sus instalaciones. Un cuarto de siglo después del mayor desastre nuclear registrado, la terrible sombra de Chernó-bil continúa presente, ya que 400 kilos de plutonio permanecen en las ruinas del reactor accidentado. En palabras del di-rector general de la central, Ígor Gra-motkin, «nos enfrentamos a un gran nú-mero de incógnitas. No sabemos con qué nos vamos a encontrar».

dominical / XVDomingo, 1 de mayo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

✒ Martín Caicoya Médico

Hasta no hace mucho los libros de

texto simplemente nos decían cómo tra-tar. Hoy, influidos por un movimiento que se denomina medicina basado en las pruebas (en la evidencia en inglés), nos dicen cuáles son las ventajas estadísticas de ese tratamiento respecto a otro, en cuántos pacientes el tratamiento no es útil por cada que uno se beneficia e incluso el coste adicional del nuevo tra-tamiento frente el antiguo. En el siglo XIX se impusieron la anatomía y la fisiología como base para entender la salud y la enfermedad. El siglo XX, especialmente la segunda mitad, es el siglo de las pruebas: no basta la deduc-ción, hay que comprobar en la práctica, con experimentos, si la teoría se confor-ma con la realidad. Es el pensamiento probabilístico.

La probabilidad está inscrita en el comportamiento animal. La prueba más clara es el reflejo condicionado tan bien descrito por Pavlov. Recuerden que con-siste en unir un estímulo que produce una respuesta (la vista de la comida pro-duce salivación) con otro estímulo, por ejemplo, una campana. Si se repite con una frecuencia suficiente, el animal lo asocia y desde ese momento responderá con salivación a la campana. Hay una valoración emocional de las consecuen-cias que modifica el vínculo entre estí-mulos. Por eso, aunque se piense en pro-babilidades, somos muy malos evalua-dores intuitivos. Lo vemos diariamente en las respuestas ante situaciones de riesgo. Depende de cómo la evaluamos, independientemente de las probabilida-des reales, responderemos con mayor o menor intensidad. Por ejemplo, el riesgo de comer carne diariamente, por sus consecuencias en la enfermedad cardio-vascular y cáncer, es mayor que el ries-go que se derivaba de comer carne potencialmente contagiada con priones, la proteína que producía el mal de las vacas locas. Porque eran muy pocas las vacas enfermas y era difícil que se salta-ran la cadena de control. Sin embargo, se dejó temporalmente de comer carne y no le importó a la sociedad sacrificar miles de reses a un coste extraordinario.

El médico, ante un enfermo, calcula las probabilidades de tener esta o aquella enfermedad en función de los síntomas y los signos. El problema es que no usa probabilidades formales, emplea lo que

se denomina heurísticos, una especie de atajo que se nutre de la experiencia en lo más reciente, de lo que más le llamó la atención y otros trucos mentales para poder tomar decisiones en un tiempo prudencial. Si tuviera, ante cada enfer-mo, que calcular cada probabilidad y las alternativas, no acabaría nunca. A esa forma de pensar es lo que se denomina «ojo clínico», una habilidad que tienen algunos para usar esos circuitos menta-les de manera correcta. Los estudios demuestran que los médicos en forma-ción de primer año tardan mucho en lle-gar a conclusiones, porque siguen un proceso analítico-deductivo, mientras que los de tercer año se fían de su intui-ción. Son prácticas generalmente adqui-ridas en los primeros años de ejercicio que forman circuitos mentales muy reforzados. Por eso es tan difícil modifi-car pautas de actuación aunque los pro-pios médicos reconozcan que no son las mejores.

La tecnología es cada vez más com-pleja y poderosa. Somos capaces de atra-vesar montañas y de llegar a las partes más recónditas del ser humano. Trans-formamos el mundo; no sin un daño, no sin un coste. Utilizar bien la tecnología es el único camino para que el sistema sanitario produzca beneficios, evite per-juicios y controle el gasto. Para ello el médico tiene que tomar las decisiones correctas. Sabemos que la mayoría son irracionales, intuitivas. El sistema debe

emplear los mecanismos adecuados para crear y mantener los hábitos correctos y modificar los incorrectos. La imitación es uno de ellos: está en la base del deseo de pertenencia al grupo. Los que marcan la pauta tienen la facultad de introducir cambios que se imitarán. Lo sabe la industria que los contrata para vender en conferencias científicas sus nuevos pro-ductos. Otro es la información. Cuesta mantener una disonancia entre lo que se debe hacer y se hace, más aun si se reci-be información permanente sobre uno y otro. Hoy se puede hacer gracias a las tecnologías de información sanitaria. Es un sistema no coercitivo, de autocontrol que se basa en la conciencia, en el deseo de hacer las cosas bien. En el otro extre-mo, se podría imponer la forma de hacer, lo mismo que en una fábrica, mediante el diseño, procesos y procedimientos y la vigilancia de que se cumplan. Se enfrenta con la variabilidad de la presen-tación clínica, el derecho del paciente a que sus preferencias sean atendidas y la libertad del propio médico. Sin embar-go, su utilidad en algunos casos y condi-ciones no debe ser desdeñada.

El sistema sanitario será cada vez más poderoso y caro. Sólo el empleo correc-to y ponderado de la tecnología puede salvarnos de sus efectos dañinos y la quiebra económica. Para ello, hay que dedicar inteligencia y esfuerzos a lograr que los médicos tomen las decisiones correctas.

Ante un enfermo, el médico calcula las probabilidades de que tenga ésta o aquella enfermedad en función de los síntomas y los signos

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Las decisiones y la tecnología

En forma

XVI / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 1 de mayo de 2011