Permite que el Espíritu Santo actúe en ti.

Domingo de Pentecostés

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• No podemos hablar de un “final” en la misión de Jesús, porque Él nunca separa su amor de nosotros.

Pentecostés • De igual manera, aunque concluimos hoy el tiempo de la Pascua, no debemos pensar que es un final.

• Pentecostés es el punto de partida del discípulo que sabe que debe:

• seguir caminando,

• seguir buscando,

• seguir amando a Dios en los hermanos.

Entonces, ¿qué es Pentecostés? • Es vivir, pero no de

cualquier manera, no a cualquier estilo. ES…..

• vivir con intensidad, dar el corazón, entusiasmarse. ES…..

permitir que el Espíritu Santo actúe en mi.

¿Cómo actúa en mí el Espíritu? En la primera lectura descubrimos tres elementos:

1. Viento: porque el Espíritu dinamiza, mueve todas las cosas. ME DINAMIZA.

2. Fuego: porque es fuerza

transformadora en el corazón: lo hace nuevo. ME TRANSFORMA

3. Idiomas: porque se nos da la capacidad de comunicar la Palabra, la vivencia de Dios en la vida de los demás, con el lenguaje del amor. ME HACE HABLAR EL AMOR.

¡¡Cómo vamos a creer que Pentecostés es un final, viendo lo que Dios hace en

nosotros!!

Por eso es un vivir con

intensidad, porque Dios

viene y actúa en nuestros

corazones.

“Qué numerosas son tus obras, Señor”

(Salmo 103)

¿Qué hace el Espíritu Santo? En la segunda lectura descubrimos que el Espíritu Santo construye LA UNIDAD en la DIVERSIDAD DE DONES.

• Pongamos un ejemplo: en una caja de herramientas encontramos diversos elementos que juntos, permiten la construcción de una obra. TODOS SOMOS IMPORTANTES, PORQUE SOMOS IGLESIA-COMUNIDAD

¿Qué me corresponde a mí? • Dejar que el

Espíritu actúe en mi. Reconocer su Presencia en mi vida. Las características del Espíritu, me ayudan a entender cómo debo VIVIR.

Tenemos que ser como el viento

• Estamos llamados como el viento a mover las cosas, siendo novedad, no pasividad en la vida de la Iglesia.

“Espero lío (…) quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que

la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad…” (papa Francisco)

Tenemos que ser como el fuego • Cuando decimos que una persona es “muy fría”,

referimos a alguien indiferente, desatento de los demás, “sin sentimientos”.

Quien deja al Espíritu actuar en su vida, siente un fuego por dentro, tiene deseo de transformar la realidad, de entregarse, de servir, de vivir intensamente la Palabra de Dios HOY, en la historia.

Tenemos que hablar un solo idioma

• Muchas veces perdemos la confianza porque se nos dicen “palabras vacías”, que no se cumplen.

• La palabra que todo discípulo debe pronunciar es la Palabra de Dios, y ya sabemos que el idioma en que se proclama esta Palabra es el idioma del amor con el que Dios nos ha amado.

Somos enviados • Los israelitas se ponían en marcha

cuando la nube se levantaba de la tienda.

• Nosotros, hemos de ponernos en marcha, dejándonos guiar por el Espíritu.

• ¿A qué somos enviados?

Somos enviados a ser respuesta

• Jesús envía en el Evangelio a sus discípulos a ser respuesta:

Perdonar es ser respuesta.

Amar es ser respuesta.

Renovar mi vida es ser respuesta.

Estar presente es ser respuesta.

Poner en práctica los dones es ser respuesta.

• Permitirle al Espíritu que actúe en mi es:

Dejarnos amar por Él.

Descubrir en lo pequeño de cada día las grandes obras de Dios.

Seguir trabajando con esperanza para hacer visible a todos la presencia del Reino de Dios entre nosotros.