don-benjamin, fernando gonzales

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    2002 | Corporacin Fernando Gonzlez - Otraparte

    Don Benjamn, jesuita predicadorFernando Gonzlez

    1936

    Al R. P. Zameza, mi confesor.

    INTRODUCCIN

    Como en este nmero principiamos la biografa de don Benjamn, y para que los lectoresvayan sabiendo cmo nace esta revista, copiaremos unos prrafos de nuestro diario. Ellosservirn tambin para los que estn enojados: vern que se trata de una fatalidad; que nopodemos dejar de decir lo que pensamos. Dice:

    Hoy nos iremos para Claraval con don Benjamn. Llevaremos bocadillos yotras cosas de comer, un paquetico jesutico. Por all adelantar mucho labiografa de don Benjamn, paraAntioquia. Berenguela y los nios irn delante,y estos dos prncipes de la Iglesia, detrs, recordando escenas bellas,humanidades, alegrando el espritu con armonas msticas; los ojos, con losverdes, los matices del verde vegetal, del azul celeste, etc., y el tacto, ansioso y

    tenso, pero enfrenado.

    Don Benjamn y yo estamos en la edad feliz de la gran capacidad que ya no seatreve, que se economiza: gozamos con la tentacin y con el pseudo-triunfosobre ella; nos creemos hroes del renunciamiento, cuando, en verdad, tememosa la dilapidacin. Pasa una campesina, por ejemplo; vamos comentando algnpasaje de Saulo; miramos a los tejidos de ella, irrigados, resistentes, y nosmiramos mutuamente y sonremos, gozando al creer que somos renunciantesBella edad de la filosofa, del paladeo!

    En todo caso, sta nuestra es edad feliz, edad depasajes, de comento de pasajes

    de Jess, Saulo y Ovidio. Cmo olvidar a Sneca y a Marco Tulio?

    Las humanidades! Cmo hay gente, don Benjamn, que prefiere sociologas aun libro de Marco Tulio? Somos prncipes de la Iglesia! Repetir y paladear doso tres versos clsicos, dos vocablos griegos o latinos; paladear las figuras denuestra niez y juventud, las que intervinieron en nuestras vidas: he ah losplaceres incomparables de la edad filosfica.

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    Delante van Berenguela y los hijos; don Benjamn se detiene y dice: EnGirardot, cuando yo era jesuita, prediqu acerca de la ira: he ah, seores,la edad otoal, la de los cuarenta!

    * * *

    As, pues, es tarea imposible la de que no digamos toda la verdad. Parece una casualidad, peroes predestinacin, pues siempre que nos hemos comprometido, aceptando juzgados oconsulados, el espritu nos agarra y nos hace gritar, y nos echan Definitivamente, fuimoscreados para culirrotos.

    Muchas veces hemos sido tentados y cedido a la tentacin; muchas veces hemos queridoagruparnos, para conseguir mina o platanal, pero nuestro demonio nos hace gritar y nosexpulsan. Carecemos de constancia para la estafa y el whisky.

    Ya no cederemos nunca al demonio; hemos cerrado contrato con nuestro pueblo, as:

    Seremos la voz cascada que grita orillas de la Ayur, que proclama las virtudes y los vicios,los peligros y los engaos, sin otra recompensa que la no interrupcin de nuestra risasolitaria.

    * * *

    Otros nos han dicho: No usen nombres propios. El que tome el nombre del pueblo, el quegerencie algn porvenir patrio, todo hombre, en cuanto social, es propiedad nuestra. Nuncahablaremos del hombre en cuanto individuo, pues, en cuanto tal, es sagrada manifestacindivina. Hablaremos de todos, en cuanto cmicos, personajes de la comedia.

    Ahora, el nombre es esencial. Lo que hace un hombre sera inverosmil si l se llamara de otromodo. SloMoisspudo hacer las cosas que hizo Moiss; slo Mircletespudo representar elpapel de Mircletes, y cul diablo de nombre podramos inventar para aquel fondilln,representativo de Antioquia, si no es Pedro Nel? Pedirnos que inventemos nombres espedirnos que usurpemos el papel de las madres, que, si paren a los hijos desnudos, por divinosy secretos designios los paren con el nombre.

    Que ningn autor los ha usado? Eso nos tienta. No hacemos las cosas que otros hayan hecho.Tampoco ninguno haba tomado a Etiopa. Si nuestra profesin fuera hacer lo que han hechoaqu, pues estaramos ricos y quiz en Pars!

    * * *

    En este nmero iniciamos la biografa de don Benjamn, el ex jesuita de Viaje a pie. Es nuestraobra preferida, y hemos resuelto publicarla aqu, en vista de la acogida cariosa que ha tenidoAntioquia. Esta es ya nuestra casa y bregaremos por darle lo mejor.

    En esta biografa de nuestro ilustre amigo y coaficionado a las andanzas a pie, intentamosresucitar las habituaciones y maneras de aquellos curas en propiedad, generalmente de la

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    PREMBULO

    El jesuita! Indudable que es la comunidad religiosa ms interesante, por castos, porestudiosos y por las disciplinas psquicas. Ningn conocedor del alma como nuestro santopadre Ignacio! l basta a Espaa para que tenga la primaca en el mundo interior. Es la nica

    compaa bien organizada en todos sus detalles. El aire ignaciano es propiedad de ellos:generalmente delgados, cuerpos atormentados de estudiosos; en su juventud son fornidos ygiles; en la vejez llevan la calvicie y seriedad ignacianas. Tienen gordos, pero son pocos. Suvestido es el ms intelectual. Imperan en todas partes. Madrugadores, activos, completamentesugestionados de que La Compaaes el Cielo o el camino ms recto para l. Tienen razn.Santa Teresa lo afirma. Son insuperables en el respeto a la castidad, inflexibles. De ah,creemos, su triunfo. Slo el que siga a Ignacio puede triunfar de la carne.

    Ninguno de ellos sobresale en originalidad, pues sta es contraria a su espritu, pero todosellos son ilustrados, metdicos, gente heroica.

    Para decir toda la verdad, ya que es nuestra cnyuge, diremos sus defectos, los que nosparecen tales y que quiz sean los defectos de sus cualidades, segn frase de Santa Teresa.Son:

    Falta de originalidad individual. (Claro, porque estn sometidos a regla, son perinde accadaver1y como bastn de hombre viejo). Ausencia de atrevimiento cientfico, de esprituinventivo, por la misma causa. Muy doblegados por sus jefes y muy soberbios en su espritude comunidad, pues creen firmemente que son mejoresque los dems. Tratan al mundo condesprecio. Sociedad que dominan, la tiranizan. Siendo los mejores amigos, personalmente, lacomunidad es tirana y soberbia.

    Son el sostn de Roma, y as lo creen y sienten.El jesuita tiene aplomo dondequiera. Dominan al resto del clero. Son temidos, temibles yrespetadsimos.

    Para terminar, nuestra gran tristeza es no pertenecer a La Compaasino por la gana. Somosjesuitas soltados, que de vez en vez vamos donde el padre Zameza a lamentarnos de nuestrosnegros pecados, debidos a que no llevamos, como ellos, las cautelasdel padre Ignacio entre elbolsillo.

    Ahora los persiguen solapadamente, en Colombia. Eso es!: arrojen al espritu latino e

    introduzcan expertos, mineros y pastores sajones! Arrojen a los maestros de monsieurVoltaire, a los que abrieron y embellecieron la gran hacienda de los llanos, a los que dieron alParaguay el espritu heroico! Arrjenlos, a nuestros maestros, para que no queden enColombia sino los putos y putas de la gran familia liberal!

    1Parecidos a un cadver.

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    * * *

    Estamos anonadados! Acaba de contarnos Jorge que el P. Zameza, nuestro confesor jesuita,est gravemente enfermo, hace dos meses; que est en Miraflores y que temen por su vidaMorir, o lo arrojarn estos Lpez! A quin le contaremos las cosquillas que nos hacen las

    muchachas?Est enfermo ese joven, ese andarn, que coga el manto, lo levantaba y se lo echaba al brazoizquierdo, con elegancia ciceroniana! Ese caminador filsofo, que iba juvenil, fuerte, echadopara adelante un poco! Parece que estuviera enferma o que fueran a arrojar de la patria a unaparte de nuestro ser Por qu no lo detuvimos en la calle, a saludarlo? Qu amor a lafilosofa quedar por aqu, si arrojan a los jesuitas?

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    Primera parte

    CAPTULO I

    Presentacin de don Benjamn, tal como es hoy.

    En sas2nos llam un hijo de Chito y nos dijo que ah estaba don Benjamn, bebiendo caf.

    Llevamos a don Benjamn donde Suso. All le contamos nuestro programa.

    Hace tiempos que insistimos en que termine su carrera eclesistica, pues sabe de ritos, latinesy, cuando sali de la Compaa de Jess, ya se haba puesto dalmticas Sobre todo, posee lafigura y el modo dulce y hbil de los prncipes de la Iglesia. Nos cont hoy que tuvo elsiguiente dilogo con el padre Casiano Restrepo, su amigo:

    Mira, hombre, ya que destituyeron a Cayzedo, me tienes que ayudar a terminar mi carrera

    eclesistica, en la cual perd mi juventud

    El padre Casiano se detuvo en el zagun de su casita y, guiando el ojo zorro, le pregunt:

    Dime, ya lo pre-bas-te?

    Don Benjamn respondi afirmativamente, aadiendo que todos los haban probado.

    S, hombre! Es verdad! El que no lo haya hecho, que tire la primera piedra; el que no lohaya hecho, que tire piedras que sean como enormes bolas Pero, mira: mejor es que nosigas; vaca ladrona no olvida portillo

    2 Cuando nos documentbamos para Poncio Pilatos, envigadeo (Semana Santa en Envigado), obra queaparecer pronto, enAntioquia.

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    CAPTULO II

    Don Benjamn predica en Puerto Berro,

    hunde una tabla del plpito y convierte a una vieja.

    Ya dijimos que don Benjamn se haba puesto dalmticas donde los reverendos padres.

    Pero la gente y nosotros ignorbamos hasta ayer que l hundi de un puntapi una tabla delplpito de Puerto Berro, en donde convirti a una vieja, y que, en Villeta, con el sermnllamado de la mano negra, convirti a todas las seoritas, seoras, viudas y viejas, hasta elpunto de que esa noche, noche de luna, se amontonaron en el patio y corredores de la casacural, reclamando alpadre Correapara que les dijera una palabra de consuelo

    Pero vamos por orden; sin ordenacin no puede haber emocin esttica, y, el sermn de lamano negra, si anticipramos los sucesos que corresponden al final, no producira el efectoque buscamos, a saber, la salvacin de las almas.

    Fue ayer, domingo de resurreccin, cuando omos de los labios arzobispales de don Benjamnel sermn ese

    Estbamos bebiendo caf al atardecer, donde Suso, bajo la ceiba de Suso.

    Don Benjamn haba venido a traernos la hermosa Biblia del padre Casiano Restrepo,ilustrada, editada en Venecia en 1758, Ex typographio remondiniano.

    Lleg temprano a trarnosla. Pasendonos por los corredores de Bucarest, por nuestra bellamangada y jardines, o ya entre la alberca del gran bao, sobndonos nuestros pechos

    cuarentones, el suyo ms arzobispal que el nuestro, simple monaguillo de la Iglesia, del arte yde la filosofa, conversbamos de Jess, de Mara, de Judas

    Comentbamos acerca de la discrecin suprema con que aparece la figura de Mara, materejus, en los evangelios.

    Mientras don Benjamn se haca masajes en su vientre sacerdotal, comentbamos as:

    Tres o cuatro frases intensas, de seriedad y autoridad divinas: eso tenemos acerca de Mara.Figura esbozada apenas con la palabra y, por eso mismo, completa en poder espiritual. Lasgrandes figuras: tres golpes de cincel, tres brochazos y el espritu humano queda subyugado.

    Por eso, don Benjamn, es un error de la Iglesia ese relleno que han hecho con Mara y conJos; en sermones, visiones, libros de doctores, etc., han rellenado la historia de esos dosmisterios del alma humana. Jess fue solitario; con exquisita delicadeza separ a sus padres desu brega divina con la bestia. Ayer deca el coadjutor que Mara tena en sus brazos a Jess-cadver y que sufra al recordar sus dientes que eran blancos como la leche, cuando viva

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    Don Benjamn sumergise en la alberca y, al salir, resoplando, djonos: Usted doctor, deberahacer un sermonario.

    Deca el coadjutor continuamos que, al pie de la cruz, Mara tuvo presente a Nestorio, aLutero, a Calvino, a nosotros, y que sufra No le parece un relleno, don Benjamn? Los

    evangelios dicen apenas tres o cuatro frases, entre las cuales las mejores son las siguientes:Y estaban junto a la Cruz su madre, y la hermana de su madre, Mara deCleofs, y Mara Magdalena.

    Y como Jess viera a su madre, y al discpulo que l amaba, que estabapresente, dice a su madre: Mujer, he ah tu hijo.

    Despus dice al discpulo: He ah tu madre. Y desde ese da la recibi consigo.

    (Juan XIX, 25, 26, 27)3

    Salimos del bao al atardecer. Mientras venamos a contemplar a los borrachos, diez milborrachos catlicos, que fue lo que result de la Semana Santa, por la carretera paladebamosy comentbamos estas palabras: DEPARA VIRGOy Zetocos; virgen depara, las primeras, ymadre de Dios, la segunda.

    Decamos que todo sermn acerca de la Virgen deba limitarse a repetirDepara Virgo.

    Notemos la belleza de esas dos palabras; el contraste, el atrevimiento de ellas: el atrevimientode esos tres conceptos que expresan una armona supraterrena: Virgen, madre de Dios.

    En tales palabras est toda La Virgen, aquella que pari al que uni a la humanidad con elEspritu.

    bamos por el frente de la casa que compr el alemn, cuando decamos: slo al pueblo judopudo ocurrrsele el atrevimiento de emparentarnos con la Divinidad. Qu ms desea, donBenjamn, que pertenecer a la misma especie animal que la Madre de Dios? Comprende? Yl dijo: Mulier, ecce filius tuus. Ella es nuestra madre; quien la invocare estar a la diestra;nada le ser negado a quien pidiere a la mater ejus

    Haba muchos borrachos en la plaza. Nosotros lo estbamos tambin, sin haber bebido. Ennuestra cabeza se repeta la msica sublime; en nuestra cabeza slo haba esta cantinela, ebamos llegando ya al caf de Suso: Depara virgo. Qu brutos estos predicadores, donBenjamn! Rellenar! Usted y yo debamos ser prncipes de la Iglesia

    3Vase el apndice, un estudio acerca de La Virgen.

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    Entonces fue cuando don Benjamn nos cont, excitado. Dijo:

    Pngame una casulla, doctor, y colqueme al frente de un misal y yo le digouna misa, mejor que el padre Ocampo. Sabe por qu? Porque eso lo aprend enmi niez y primera juventud; eso no se olvida

    No sabe usted que en Puerto Berro hund yo una tabla del plpito, de unapatada?

    Cmo fue, don Benjamn?

    Terminado mi noviciado con el padre Guevara, me enviaron a Bucaramangapara hacer el magisterio. Llegu a Puerto Berro, con el padre Batn El cura,padre Jesusito Salazar, pregunt: Cul de ustedes, padres, me va a predicar elsermn de hoy? El padre Batn respondi: que lo predique el padre Correa

    El cura Jesusito Salazar me puso a la orden su biblioteca, para que mepreparara. Contestle que no era preciso.

    Llegaron las seis de la tarde y yo me paseaba por la sacrista, de sobrepelliz yestola, meditando Comenzaron a llegar negras Las ceremonias demoraban;llam al sacristn y le ped un buen trago de vino de consagrar Unmonaguillo sali, con un esquiln, por las calles, gritando que un padre jesuitaiba a predicar Llegaron las siete, y la iglesia se colm de negras Sal; leshabl del pecado mortal, en imgenes; les dije, recuerdo muy bien, por ejemplo,que el pecado mortal era como un culebrn que le sale a uno en caminosolitario; quiere el viajero pasar por un lado, y el culebrn remueve la cabezotay se lo impide; va a pasar por el otro lado, y mueve la cola, y se lo impide; puesas es la vida, as es el hombre y as es el pecado mortal: culebrn que nosimpide a los viandantes terrcolas proseguir el camino para el Cielo Comparel pecado mortal con los caimanes del Magdalena Recuerdo que al tratar deesta imagen, di un puntapi y se hundi una tabla del plpito; mientrasbregaba, disimuladamente, por sacar el pie y continuar la imagen, not que lasnegras estaban aterradas El vino me excitaba; estuve feliz; sudaba mucho: yoera jesuita gordo

    Me retir a la sacrista. Sotana, sobrepelliz y estola estaban de escurrir. Mesent fatigado En sas viene el sacristn y me dice que una negra, seoraprincipalsima del Puerto, deca que de todas maneras tena que confesarse conel padre Correa Como yo no poda confesar an, respond: estoyfatigadsimo; dgale que ahora ir el padre Batn a confesarla

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    CAPTULO III

    Don Benjamn predica el sermn de la mano negra.

    Estando en el colegio, en Bogot, sufri de un reumatismo articular, a causa de unos baos

    fros, o, mejor, por haberse baado, pues, en la capital, el que se baa se muere. All la gentese muere de mugre o de bao. Lo enviaron a Villeta, a curarse.

    All fue en donde convert a toda la poblacin con el sermn de la mano negra.

    Siempre acostumbr un buen trago de vino de consagrar antes de subir alplpito, pues ello sirve para la acometividad de las imgenes.

    El cura era el doctor Adeodato Gmez.

    Aquella noche se trataba del pecado mortal.

    Les cont del padre y doctor Jos Ramrez, que fue un gran sacerdote misionerodeLa Compaa.

    En Toledo, digamos, por ejemplo, Envigado, los nuestrostenan casa. All fueel padre y doctor Jos Ramrez. Haba en dicha poblacin una seora viuda, queviva con su hija, muy ricas y muy dadas a La Compaa, muy ignacianasVivan en olor de santidad.

    Pero la hija haba tenido amores con un galn francs; quizs, parece, habanllegado hasta el pecado de la cohabitacin, pecado horrendo cuando no existe el

    vnculo matrimonial Como eran ignacianas, y todo el pueblo, lo mismo quelos padres, las tenan por santas, aquella seorita (?) confesaba todos suspecados, menos se Iba siempre con firme intencin de confesarlo, pero, elrespeto humano, la soberbia de su reputada santidad, se lo impedan

    Los remordimientos la atormentaban. A cada confesin se levantaba con unpecado ms, porque, carsimos hermanos, tal es el efecto de las malasconfesiones, que el penitente se hinca de rodillas con veinte pecados mortales yse levanta con veintiuno: el pecado de la mala confesin

    Haca viajes, digamos a Itag, por ejemplo, para confesar all el lejano y

    saboreado pecado que cometiera con un galn francs, oriundo de aquellamaldita Babilonia que llaman Pars En los profundos infiernos debe estar esegaln, pues ay de los tentadores, que ellos sern tentados en los infiernoscon varilla de hierro candente!

    Haca los viajes que dije, pero, al ir a confesar tal pecado, sus labios quedabanmudos.

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    Lleg, pues, el santo padre y doctor Jos Ramrez y predic unos ejercicios queconmovieron a todos

    La seorita tuvo tanto arrepentimiento, que resolvi fingirse enferma, parallamar al padre y doctor Jos Ramrez y hacer con l una confesin general

    Fingi, pues, su enfermedad A las diez de la noche llamaron a nuestra casa

    Sali el padre y doctor Jos Ramrez, acompaado de un hermano, pues losnuestros van siempre pareados, como la polica italiana, y ello es una de lascautelasde nuestro santo padre Ignacio, con el fin de que no les salga al caminoel culebrn del pecado mortal, pues ste no ataca sino a los solitarios. Ay delos caminantes solitarios, de aqullos que no llevan a su lado el bordn de unhermano coadjutor, pues sern tentados, o, por lo menos, calumniados! Nosalgis nunca solos, sobre todo de noche, amados hermanos, pues acordaos deque la culebrale sali a Eva, porque se durmi sola

    Sali, pues, el padre y doctor Jos Ramrez, acompaado de un hermano, yllegaron a la casa de la enferma.

    Entraron. Hubo palabras de consuelo para la viuda, pues eran mujeres muydadas aLa Compaay tenan olor de santidad.

    El hermano coadjutor sentse en una habitacin, rosario en mano, tal como loordena nuestro padre Ignacio, pues a nada que tema tanto el enemigo como a lacamndula.

    El padre penetr a la otra habitacin, y acercse a la enferma y comenz a orlela confesin. Imaginaos al padre y doctor Ramrez, all, inclinado, con sucabeza ignaciana, y al hermano, rezando, sentado beatamente, que agacha lacabeza y la levanta de vez en vez

    En una de esas levantadas, de pronto ve el hermano que de un rincn de la camasale una mano negra y peluda; se acerca a la garganta de la penitente y laaprieta; luego se retira y se esconde en el lugar de donde haba salido. Miraatentamente el hermano, y por varias veces ve clara y distintamente a la manonegra y peluda en sus maniobras

    Hay que reconstruir la escena, viva, en la mente, hermanos mos. Imaginar ellecho; la penumbra; las alcobas, comunicadas por puerta abierta o quiz sinpuerta; al hermano, reza que reza y cabeceando discretamente, y al sacerdote, alsanto padre y doctor Jos Ramrez, con su calva, inclinado, un pauelo olorosoa rap en su mejilla, tenido all por la mano derecha, cuyo brazo se apoya, porel codo, en el espaldar de la silla; imaginar la enferma, en decbito lateral, lacabeza medio levantada y apoyada en un brazo tambin Hay que reconstruirel rincn de donde sala la mano, rincn el ms penumbroso: haba dos

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    oscuridades, la cabellera de la joven pecadora y la oscuridad, guarida de lamano negra de Satans

    El padre la absolvi, consol a la viuda con celestial uncin y salieron caminode nuestra casa.

    Como el hermano era uno de esos viejos, machucho ya, nada dijo al confesor

    Llegaron a nuestra casa. El hermano se dirige al cuarto del superior. Tun,tun, tun. Abren.

    Qu pasa, hermano?

    Tengo que hablarle. Reverendo Padre

    Entre, sintese y cuente

    Oiga, hermano, vaya a acostarse tranquilo. Ni una palabra a nadie Pero,antes, llame al padre Ramrez.

    Tun, tun, tun

    Padre, que haga el favor de ir donde el Reverendo Padre Superior

    Llega. Se entabla el siguiente dilogo:

    Padre, no vio usted nada? Not algo anormal?

    No, reverendo padre; absolv a la penitente y qued tranquila. Consol a laviuda

    Vea, padre, bajo precepto de obediencia, vaya usted al coro y pstrese derodillas ante Jess Sacramentado, y pida por esa alma Yo ir tambinluego Est all durante dos horas

    Fuese el padre y doctor Jos Ramrez al coro y sumise en oracin. Pasara una

    hora; pasara luego un cuarto de hora; oraba fervorosamente por la jovenpenitente e ignaciana, cuando he aqu que comenz a or como el ruido de unacadenilla, como si algn animal arrastrara una cadenilla alrededor del altar

    Qu ser?, preguntse el padre Ramrez, y contestse: algn animalejo queanda por ah, y sigui orando.

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    Pero el ruido fue en aumento; de cadenilla arrastrada pas a cadena gruesa deeslabones; ya eran como diez cadenas gruesas que chocaran; fue en aumento,hasta ser ruido infernal, y luego oy el padre que un tumulto horroroso seacercaba al coro y que suba las escaleras; era como si arrastraran cadenas depresidiarios muchos Al mismo tiempo, olor a azufre y mucho calor

    expandise por el temploPsose en pie el reverendo padre; mir a todos los lados para inquirir lacausa, y, hete aqu que en un rincn del coro vio la figura de la seorita (?),cubierta de llamas que la envolvan y suban, de color azuloso, y ella con gestosde violentos dolores

    No ores por m, que estoy condenada!

    Pero cmo es eso? No acabo de darte la absolucin?

    Estoy condenada! No confes un pecado de amor con un galn francs, creoque de Pars o de Marsella Los designios de Dios son inescrutables, y, enprueba de que estoy condenada, aqu te dejo la seal de mi mano sometida parasiempre al fuego infinito Y estamp su mano sobre una plancha de acero, yall qued la seal para siempre y es guardada por La Compaa paraconversin de los pecadores

    * * *

    Don Benjamn baj del plpito, sudoroso, agotado. Entr a su habitacin en la casa cural y serecost en la cama, no sin antes haber trancado la puerta, pues el padre Pablo Ladrn deGuevara, maestro de novicios, les haba aconsejado siempre que, al dormir fuera de casa, dieztrancas no eran demasa, porque el demonio no duerme, sobre todo cuando anda en forma demuchacha.

    Se adormeci. Pero hete aqu que comenz a sentir un alboroto en patio y corredores; luego,que tocaban a su puerta, por varias veces, insistentemente. No quiso abrir. Un jesuita nuncaabre de noche,porque pueden ser mujeres.

    Al da siguiente se levant y le dice el cura, doctor Adeodato Gmez:

    Pero en las que me meti usted anoche, padre Correa! Todas las mujeres deVilleta se reunieron aqu, ocuparon la casa, el patio, corredores, gritando queestaban condenadas, que tenan historias de galanes, no de Pars propiamentesino de Bogot, y que no se iran a dormir hasta que usted saliera a decirlesalgunas palabras de consuelo Le tocamos mucho a la puerta, pero ustedestara sumido en oracin Ah amanecieron, en el patio y bajo la ceiba de laplaza

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    * * *

    Luego nos cuenta don Benjamn que predic en Villeta treinta y seis sermones: les dioejercicios; predic el novenario del Carmen (la patrona); cant las salves, de capa; quetambin predicaba, sentado en el presbiterio. Nos dice que, al volver a Bogot, los padresno

    podan creer que hubiera trabajado tanto para el bien de las almas

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    CAPTULO IV

    Presentacin somera y adelantada del padre Pablo Ladrn de Guevara, maestro

    de novicios de don Benjamn, el que puso en su lengua el carbn de Isaas

    Era castellano. La disciplina encarnada en un castellano. Oigan una pltica suya, en elnoviciado:

    Carsimos: seamos verdaderos siervos de Dios e hijos de su Compaa, de laCompaa de su hijo, Jess; sindolo, todo ser nuestro, incluso los bienestemporales, pues quin tiene ms derecho, un hombre arrastrado del mundo, ouno de nosotros? A nosotros hasta un novillo se nos convierte en sustancia,pues la fuerza que adquirimos al comrnoslo es para el bien de su Compaa, amayor gloria de Dios.Animae fideli omnia convertuntur in bonum. (A las almasfieles todo se les convierte en bien).

    * * *

    Cmo hizo este padre para leer las miles de novelas pornogrficas que juzga en aquel su libroque fue tan popular en Colombia, llamadoNovelistas malos y buenos?

    Yo tengo deca una gracia o don concedido por Dios, y es darme cuenta de lapornografa de una obra, sin poner cuidado a su contenido.

    De monsieurVoltaire dice: Infame! Infame! Infame!. Nada ms

    Si nosotros tuviramos este don divino, nos comprometeramos a juzgar todas las obras

    maestras colombianas, o sea, el milln de editoriales de Luisito Cano, el hijo de don Fidel quevendi El Espectador a los Santos, las maravillas de Nieto Caballero y los editoriales ydiscursos de Emilio Jaramillo

    * * *

    No dejaba baar al novicio en dos aos, porque era segura la prdida de la castidad. En estoestaba de acuerdo con Len Tolsti; que con cambiar de ropa haba

    Nuestra madre La Compaaes muy buena: cada ocho das nos pone ropa limpia para quenos mudemos.

    * * *

    Oigan su pltica acerca de las cautelas:

    Las cautelas de nuestra madre La Compaa son lo nico que nos dar laperseverancia aqu. Los reverendos padres Salmern y Rodrguez entraban a la

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    corte de Espaa a dirigir a los Reyes Esa corte estaba llena de juventud deambos sexos, muy estragada, que se admiraba al ver a los dos padres, tanrecatados y que olan a castidad. Un cortesano se les acerc y les dijo: Me handicho que ustedes son muy castos, y que eso se debe a las cautelas y queustedes llevan esas yerbas en el bolsillo Mustrenmelas, padrecitos!. El

    padre Salmern sac del bolsillo un librito negro, de meditaciones, y le dijo:Aqu estn las yerbas!

    * * *

    El padre Ladrn de Guevara enumeraba as las cautelas:

    Primera.Regla de no tocar. (Se extiende aun a no dar la mano).

    Segunda.Andar con ojos bajos, sin detenerlos en mujer.

    Tercera.No hablar mundanamente; huir de esos que orilleen el pecado contrala castidad.

    Cuarta.Que las encierra todas. Orar y meditar, estando con Dios aun enmedio del bullicio.

    * * *

    Contra la gula nunca predic el padre Guevara. En general, comen bien los jesuitas, pero noabusan. En das de primera s hay novicios que salgan a vomitar. Ellos son: Da de SanIgnacio; el 1 de enero, fiesta del nombre de Jess; el de Nochebuena; tres das, en Pascua; laInmaculada; ascensin del Seor; el da de ordenacin sacerdotal de profesin solemne avotos, de renovacin de estos, etc.

    * * *

    Diremos que realmente las cuatro cautelas son el nico remedio para no caer en pecado carnal.En psicologa, el padre Ignacio no se equivoc ni en un pice. Sus ejercicios y reglamentosson la obra ms perfecta psicolgicamente. Si es verdad que slo en el catolicismo puedesalvarse el hombre, pues no lo podr sino guiado por Ignacio.

    * * *

    bamos aqu, y como estuviramos fatigados, salimos para el caf de Suso, ya al atardecer;pas por la carretera un seorito de Medelln, de esos peinados de los almacenes, a caballo,odiossimo Indudablemente, don Benjamn dijimos, que el padre Pablo Ladrn deGuevara tena razn: quin tendr ms derecho a los bienes temporales, a ese caballo, esteafeminado, o nosotros, prncipes de la Iglesia?.

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    CAPTULO V

    El padre Enrique Olaya. El hermano Carrasquilla en las bocas del Lebrija.

    Viaje de don Benjamn con el padre Batn. El hermano Salazar se muere.

    En primer lugar se trata de que en 1914 el padre Enrique Olaya fue expulsado de La Compaapor varias cosillas contra la honestidad. Una de ellas fue que siendo profesor de fsica y dequmica en el colegio, en Bucaramanga, un atardecer fuese, como sola, a preparar la clasepara el da siguiente, acompaado de un fmulo buen mozo. Eran ya las seis; comenzaba elanochecer dulce de aquellas regiones bumanguesas; los internos estaban para terminar surecreo, paseando unos, meando otros; sonaron las campanas en los varios patios, llamando alos recreantes, cuando he aqu que se oyen gritos lastimeros y de hrrido espanto, y atraviesalos patios, huyendo, el fmulo, con los calzones cados en los muslos, lamentosamente

    Truena la prensa! Un suelto de ella reza: Dicen que el padre Enrique Olaya fue despedidode la Compaa de Jess por deshonesto. Traslado al R. P. Rector, ser verdad?.

    Resolvieron echarlo. Sali del colegio de San Pedro Claver hacia Cartagena, acompaado delhermano Carrasquilla. All le dieron las letras dimisorias.

    As fue como el hermano Carrasquilla recibi orden de esperar, a la vuelta, en ladesembocadura del Lebrija, a dos padres que iban de Bogot para Bucaramanga, a reemplazara Enrique Olaya.

    El hermano Carrasquilla era bajito, cabezn, ojichiquito y muy bruto. Hombre de confianzapara obedecer; fuente sellada.

    * * *

    Sali don Benjamn del noviciado de Chapinero hacia Bucaramanga. Iba con el padre Batn,gallego, menudo, caminar menudo y rpido, cabezn, caricuadrado, ojn y que hablabamenuda y atropelladamente. Iba enfermo de los bronquios; don Benjamn, enfermo de lacabeza, as: al tratar de algn texto sagrado, por ejemplo, quaeretis me et non invenietis et inpeccato vestro moriemini4, se desvaneca, pero inspiradamente: era como un aflato Por esolo enviaban a Bucaramanga y por eso se reuniran con el hermano Carrasquilla en ladesembocadura del Lebrija.

    * * *

    Llegaron a Puerto Berro sudorosos. Contemplaron all las golondrinas y los pericosinnumerables Se hospedaron en la casa cural, porque el cura era Jesusito Salazar, que tenaun hermano que fue hermano en La Compaa. La casa cural era en el bellsimo alto, en eseotero soberbio que domina al moderno hotel y que domina al ro de la Magdalena y a susselvas riberanas, las mejores del mundo.

    4Me buscaris y no me hallaris y en vuestro pecado moriris.

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    El hermano del padre Jesusito acababa de morir en Bogot, oliendo a santo: un cncer en latetilla izquierda le fue comiendo, comiendo las paredes y se vean dos costillas y una tetillatransparente que permita percibir el ritmo cardiaco. Muri as:

    Acostado boca arriba; son la campana que llamaba a todos a despedir a uno de los

    nuestros; acercronse, el padre rector delante Pachito dijo: Ay, padre!, ay, padre!, y sequed

    Esa noche fue cuando el padre Correa, queremos decir don Benjamn, hundi la tabla que yadijimos del carcomido plpito de Puerto Berro. Pero entindase bien, no la noche en quemuriera el hermano Pachito Salazar, sino la noche de la llegada de nuestros viajeros al puertoantioqueo.

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    CAPTULO VI

    Contina el viaje. Negros, tigres y caimanes. Por el Lebrija. Un rancho y el negrazo.

    Soldados bogotanos. Noche en Papayal y muerte de un escorpin.

    A las seis de la maana, dicha la misa, salieron embarcados por el ro de la Magdalena abajo yllegaron a dormir a la desembocadura del Lebrija. All se unieron al hermano Carrasquilla.

    Durmieron en un rancho. Los negros les contaron historias: que los tigres son maliciososSaben ustedes, padrecitos, cmo pasan el ro? Pues se acercan a la orilla; dan uno o dosberridos; los caimanes oyen y corren todos al lugar a esperar que se arroje al agua, pues enagua los vencen; entonces, el tigre, ya reunidos all todos los caimanes, corre para abajo treso cuatro cuadras y pasa tranquilamente.

    Se durmieron, pero el padre Correa so que haba inventado una manera segura para llegar alCielo: se vio a s mismo, en la carrera Sptima, en Santa Fe de Bogot, parado en una

    esquina; se oy a s mismo cuando lanz tres berridosy vio que todos los pecados mortales,todas las bogotanas, acudan, y que l corra por una calle, hasta la plaza de mercado, y quepor all pasaba hacia el Cielo, tranquilamente

    Despertaron para montarse en la canoa de remos y chuzos. Apenas lugar para ir sentados sobrela madera dura; el resto, para carga y bogas. Suben lentamente Qu hermosas selvas!

    A las doce amarran la canoa y por un senderito penetran en la selva. Hay un rancho y en l unnegrazo, una negraza preada, vrgenes negras y negritos. Todos ondean trapos y pauelos alado y lado de los rostros, pues el aire est cuajado de mosquitos. El rancho es limpio, conpapayos y flores alrededor. El nico que permanece inmutable, que no espanta mosquitos, es

    el negrazo.

    Vean, padrecitos, toquen aqu, y se coge una arruga de su vieja mano con los dedos de laotra y se las ofrece para que toquen Cuero de sapo, padrecitos! Yo me cri por aqu. Nadame entra. Yo me he agarrado con culebrones, con tigres y con liones Miren aquellaplayita; all, cuando la guerra, lloraban unos soldaditos bogotanos que parecan demantequilla; all se murieron de picaduras de mosquitos.

    * * *

    Vuelta a navegar A las nueve de la noche llegaron a Papayal. En esa bodega los recibi el

    corregidor, les dio comida en casa de unas seoras principales. Los llev a dormir: que lascamas estaban listas. Fueron por una calle, torcieron a la derecha, un poco, y entraron: era lacrcel y haba tres colchones tirados en el suelo.

    Pusieron los mosquiteros que llevaban, y cuando el hermano Carrasquilla apag la vela, donBenjamn oy chas!, un ruido en el toldillo, ruido de animal cado al toldillo

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    Aqu cay algo, Padre!

    Encienda un lucfero, padre Correa

    Encendido ste, vieron que era un escorpin de diez centmetros que se paseaba por el toldillo.

    Cogi don Benjamn un zapato del hermano Carrasquilla, golpe el toldillo, cay el animal ylo destrip

    Se durmi el padre Correa meditando en que la pasada del ro de la vida no era tan fcil comola del ro de la Magdalena para los tigres. Muchos escorpiones, muchas tentaciones caensobre el toldillo de los hombres que se dan a la mortificacin para llegar al Cielo!

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    CAPTULO VII

    Sigue la navegacin. Una tempestad. Llegan a Puerto Santos. El agente de La Compaa y

    sus cuentos. La comida y una manada de sanos. Samper, joven poeta bogotano.

    A caballo. La hacienda de los Puyanas.

    A las cinco, de nuevo a navegar

    Al atardecer se fue cerrando el cielo, el ro y la selva Una oscuridad como la nadaPrincipiaron a caer rayos ah cerca, sobre los rboles centenarios y en el ro Granizo Unrelmpago: se ilumina el infinito negro, por un segundo, y de nuevo la negrura, y sigue eltrueno sordo, anonadador

    Los bogas no haban renegado, por respeto a los padres. Ahora temblaban

    Vean, padrecitos, dijeron, ya estamos cerca de los chorros o caballos; no podemos seguir;

    pronto bajar la creciente; es preciso que amarremos la canoa y esperar.

    As lo hicieron. Los bogas se pegaron a las sotanas, muy juntos. El aguacero tropical comenza mojarlos, pues el techo de hojas de bijao que haban fabricado se tost con el sol y sedeshizo con el granizo.

    Relmpago! Trueno! Relmpago! Trueno! El tigre alla. La noche es negrsima. Ahestn, apretujados, de pies, el padre Batn, don Benjamn, el hermano y los tres bogas

    Recen algo, padrecitos!. El padre Batn hace coro al rosario: Dios te salve, Mara. ElDios empuja en su lengua al salve y ste a Mara. Los bogas rezan hasta con ms

    fervor que los jesuitas Siguen otros rezos Chas! Un rayo ah, cerca, muy cerca; elrelmpago ilumina los rostros negros y los blancos, fatigados, con sus ojos que escrutan elvaco. Miserere mei Deus, entona el padre Correa

    A las diez comienza a despejarse y siguen por cerca a la orilla, lentamente.

    A la una de la maana llegaron a Puerto Santos, muertos casi; el padre Batn hasta caminabaya lentamente; el hermano, rechoncho, estaba molido, y don Benjamn senta dolores en susnalgas y pechos de prncipe de la Iglesia

    Los esperaba don Enrique Santos, agente de La Compaa, agente de navegacin, empresario

    de mulas; tena all granero, bodegas, muladas y mangadas. Qu simptico! Despus se hizoliberal; all se enriqueci conLa Compaa, y se hizo jefe liberal

    Padrecitos, djoles, desde las seis los estamos esperando; la comida debe estar ya fra comoun sapo; toda la poblacin los esperbamos para confesarnos.

    No quisieron ir a comer. Se encerraron en el granero y cenaron dulces y bebieron limonadas.

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    Sobre los enormes mostradores estaban los colchones para los reverendos padres; peroEnrique Santos no dejaba dormir, contando historias El hermano ojichiquito tena los ojoscerrados ya S, s, contestaban apenas los padres. El Santos cont de los tigres,tempestades, sierpes y de los sanos De una manada de doscientos sanos que haca pocoinvadieron el puerto Venan; era de noche Los arrieros, que dorman por ah, tocaron

    cacho, para evitar que acometieran a las mulas Se desviaron de la mulada El secretariodel Inspector, joven poeta bogotano, elegiaco, Samper, sali con escopeta, pues su padre fuegeneral en la ltima guerra No le tire al primero, ni al segundo, ni al penltimo, le gritaronlos arrieros antioqueos, porque nos joden! Si mata, mate al ltimo No ve que ellos vandetrs del primero, y por donde l siga, siguen, y si lo mata se desbandan? Es como ustedes,los bogotanos; si usted los dispersa, nos lleva el diablo.

    Por fin, a las cuatro de la maana, ces de hablar el Enrique Santos, pero dizque siguihablando solo Era un hombre roto. Despus, liberal ya, fund peridico en la capital parahablar bastante, pues los reverendos padres se duermen, dizque dijo.

    * * *

    Despertaron, quejndose de estar molidos por el viaje, por el Santos y por el mostrador.

    Eso es nada, coment don Enrique; ahora es lo ms duro, padrecitos: dos das a caballo, porcamino pedregoso y quebrado.

    A ver, dijo el Santos, la mula ms fuerte para el reverendo padre Correa, que est msgordo!. Sbase, mi padre, yo le mido las aciones y le cincho bien la mula, para que no secaiga y no se canse.

    Los hatillos iban atrs. Sus reverencias, muy alegres, con ese mecido que tienen cuando van enmula, que parece que las nalgas estuvieran filosofando.

    A las cinco de la tarde alcanzaron a ver un casern, y sus cuerpos y almas se alegraron mucho:Era la hacienda de los Puyanas! Los recibieron muy bien. Unas camas gloriosas, dice donBenjamn. All estaba don David, de barba, discreto como hombre de Estado, que tena sushijos en el colegio deLa Compaa. Les alivi el dolor del viaje, y olvidaron al seor Santos yal poeta de Bogot.

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    CAPTULO VIII

    La Loma del Tirabuzn. El padre Paternain. Encuentro con los nuestros.

    Llegada a Bucaramanga. Comida, nombramientos, etc.

    Despiertan, despdense de don David y marchan Cuando llegan a la Loma del Tirabuzn,algo tarde, dice el pen: Aqu se bajaba siempre el padre Paternain. Era el colmo!Bajarse aquella fiera de amor a Dios, aquel misionero que recorri todos los caminos, aquelincendio de caridad que volaba en las mulas de alquiler cuando tena noticias de que haba unalma por salvar!

    Paternain era pequeo, carirredondito, hablaba estirando en trompa sus labios; gran misionero;no propiamente orador sino platiquero. Muy bruto, pero un genio para plticas.

    Dijeron los peones que aquella loma era cementerio de bueyes y de mulas.

    Efectivamente, como su nombre lo indica, iba en tirabuzn, sendero estrecho, cubierto depiedra suelta y con precipicios laterales

    Hay que tener coraje!, dijo el gallego; don Benjamn opin que l se matara msfcilmente por esas piedras movedizas, siendo gordo y estando agotadas sus fuerzas, que amula; tanto ms, que sta era maliciosa y lenta, como si hubiera sido educada en el colegioEl hermano Carrasquilla se ape, como hombre seguro, discreto, fuente sellada, bruto, comohombre para llevar a Enrique Olaya a Cartagena5

    Qu felicidad cuando divisaron la casa, all abajo!

    All los esperaban Azpiros, rector, Caldern, prefecto, Crespo, barbiazul y el Flix Restrepo,que an no era de la academia de la lengua, en Bogot

    Hubo el abrazo jesutico, consistente en doble cabeceo sobre los hombros. Es el saludo en lasgrandes solemnidades, al llegar y al partir.

    Felices iban ya nuestros hroes, olvidadas las penalidades. Atravesaron, en ligeros caballos,los llanos de los padres; penetraron por la calle larga y llegaron al Parque del Centenario, endonde est ubicado el bello casern de una manzana, nuestra casa.

    Visita al padre rector, comida con Deo gratias; presentacin de los padres graves (los

    gamonales en santidad y en vejez); les seala sus celdas el padre ministro, y tenemos a donBenjamn de primer inspector de segunda divisin de internos, con tres horas de clasediariamente.

    5 No es el Enrique Olaya que fue Presidente, sino el otro, el del fmulo; pero no sabemos bien si sern unomismo: unos opinan que s y otros que quiz. Moralmente, no tiene importancia.

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    CAPTULO IX

    Don Benjamn en Bucaramanga. El padre Barreto. Una mujer asesinada y un novio

    suicida. La hacienda San Jos. El padre Flix Restrepo. Una cosa muy preada no sirve.

    El padre Gorostiza. Un borracho olayista.

    Dos aos vivi all. Tres aventuras tuvo, a saber: la mujer asesina y el suicida; cacera con elpadre Flix Restrepo y cacera con el padre Gorostiza.

    La mujer asesinada y el suicida

    El padre Barreto, nuestro profesor de latn, el que pona los pulgares doblados sobre laspalmas de las manos, y con stas, los otros dedos estirados, hacindolas girar de derecha aizquierda y viceversa, accionaba y rea, era una furia de padre. Por all estaba enBucaramanga en 1914.

    Sucedile en su juventud, ya ordenado y ya muy bravo, que el diablo lo tent: apenas hizovotos solemnes, dijo que se retiraba de La Compaa. Le rogaron, insistieron con l, loamonestaron y nada: quera ser clrigo suelto. Sali de la casa, y al mes cayle la venda de losojos, la venda que lo cegaba como a Saulo: comprendi su error y corri donde el Superior;arrodillse y, con lgrimas en los ojos, dijo que lo admitieran aunque fuera para cocinero

    Usted ha cometido un gravsimo error, dijo su reverencia, pero veremos qu resuelveDios. Dios eran el Provincial y el jefe, en Roma, y resolvieron admitirlo con la condicinde que siempre, hasta la muerte, enseara a prvulos Por eso fue que nos toc que estehombre airado y bueno nos pellizcara durante un ao, cuando equivocbamos el musa, musae,musae, musam Acept la condicin, para desgracia nuestra, y all estaba, muy bravo, en

    Bucaramanga, en 1914.

    Este padre am a don Benjamn en cuanto un religioso viejo puede amar: los msticosadquirimos indiferencia de minerales para los epifenmenos. Lo amaba porque lo acompaabaa pasear a pie. Todos los jesuitas son andarines.

    Mire, padre Correa, preprese que maana iremos a Palonegro.

    Efectivamente, habl con el padre ministro para la autorizacin de pedir el fiambre aldespensero; le gustaban bocadillos, queso y pan.

    Salieron a las seis; marcharon alegremente por el camelln hacia el parque Romero.

    Iban alegremente, cuando de pronto lleg corriendo una mujer asustada, postrse de rodillas ydijo:

    Padrecitos, por Dios, corran, que all asesinaron a una y se muere sin confesin!.

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    Don Benjamn sinti el fuego de la caridad. Barreto permaneci fro y contrariado.

    Corramos, reverendo padre, djole don Benjamn, que se trata de salvar un alma!.

    Poco a poco, contest el viejo, vamos caminando, que ella esperar.

    Dieron vueltas por callejuelas, detrs de la mujer; encontraron un grupo de policas y de gente;llegaron a un casern viejo; entraron; lleno estaba de mujeres que se movan all, en lashabitaciones penumbrosas Don Benjamn bajaba la vista, para no ver mujeres; pensaba quesera casa de perdicin

    Dnde est la enferma?, pregunt Barreto, accionando con sus manos, como ya dijimos, ycon esa voz de viejo jesuita.

    No es enferma, mi padre, contest una mujer; fue que le dieron un balazo.

    Las mujeres continuaban movindose all entre la penumbra de las habitaciones, como larvas,as como se mueven y secretean siempre que alguien agoniza.

    Pero dnde est la enferma?, grit Barreto, incomodado ya

    Mire, padre, en aquel cuarto, le contestaron

    Bueno, padre Correa, usted me espera aqu

    Don Benjamn quedse en la puerta, las manos enlazadas sobre el vientre, posicin beata, y losojos bajos pero absorbentes

    Slo pudo ver que Barreto penetraba en la habitacin penumbrosa, repitiendo: A ver, laenferma! A ver!. Luego percibi que se haba sentado al lado de la herida; all permanecidiez minutos Sali.

    Est grave?

    Qu grave! Es que las mujeres son muy escandalosas!

    A ver, las mujeres! Salgan las mujeres!, grit Barreto.

    Fueron saliendo de las habitaciones y apenas reunidas les dijo, accionando como lomanifestamos:

    El temor de Dios! Hay que temer a Dios, mis hijas Si como la bala le pas de refiln poruna cadera, la hubiese atravesado, el castigo divino pesara ya sobre esa alma Cmo dejanentrar aqu a esos hombres perdidos, borrachos, sin temor de Dios? As pues, hijas mas,temed a Dios y sed recatadas.

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    En stas iba, cuando lleg un polica y le dijo:

    Que corra, padre, que aquel hombre se muere!.

    Y por qu no lo haban dicho antes? Tambin est herido?

    No, padre, fue que se suicid; lleg a su casa despus de herir a sta, y se suicid

    Barreto sali detrs del polica, refunfuando: El temor de Dios, mis hijas! El temor deDios!.

    Era en una casucha, poco distante. Estaba llena de mujeres y policas; aqullas, con velasbenditas encendidas, gimiendo

    Sobre un lecho, las piernas en el suelo, el busto y cabeza cados sobre la cama, boca abajo; unbrazo pendiente, con el revlver empuado an, y el otro rodeando la cabeza: as estaba el

    suicida. Inspiraba, y al expirar haca ruido de res degollada y levantaba borbollones de sangreespumosa.

    All fue la brega! El primer impulso del novicio fue arrebatarle el revlver para que no sedisparara ms.

    Cuidado, padrecito, djole un polica, eso es muy grave; no se puede hacer antes de quevenga la utorid: lojoden!.

    Don Benjamn le volvi a colocar el arma, pero ya no la asa Qued asustado nuestrohroe

    El padre Barreto no; era machucho; sentse inmutable y en voz en que se perciba la ira por elpaseo frustrado, le gritaba al suicida as:

    Hijoo! Hijooo! Quie-res con-fe-sar-te? Hijoooo! Si quieres ser absuelto, a-pri-ta-me la ma-no Hijoooo! A-pri-ta-me un de-do.

    A la media hora de esta brega, levantse y dijo:

    La impenitencia! La impenitencia!.

    Las mujeres se le arrojaron a los pies clamando que lo absolviera.La impenitencia, hijaaas! No puedo absolverlo porque no se arrepiente; tiene vida y noresponde; no me aprieta la mano; ni el ms ligero movimiento de su mano en la maArrepentos, hijaas! La impenitencia! La impenitencia!, y se fueron saliendo de lacasucha.

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    * * *

    Un polica les cont que el suicida era novio de la herida; que fue borracho a su casa; entr;buscla en su dormitorio; echsele encima; ella rechazlo y lo hizo caer; levantse y pun, pun,pun, tres balazos, de los cuales slo uno hizo blanco, de refiln, en una nalga; sali entonces,

    fue a su casa y punNo ve, padre Correa; mire en lo que par el paseo a Palonegro! La impenitencia! Elmarrano deshonesto! Lo mejor es volvernos a casa.

    Primera cacera

    La hacienda de La Compaa, en Bucaramanga, llamada San Jos, situada en la montaaque domina a la ciudad, es joya preciosa. All de los bosques, de los risueos prados, de lassolitarias caadas y de las fuentes cantarinas! Y todo ello es para el descanso de los padres,durante sus vacaciones.

    De maanita salieron el padre Correa, es decir, don Benjamn, y el padre Flix Restrepo apasear y a cazar palomas. Ambos en esa edad feliz de la tonicidad, cuando las articulaciones,los tejidos y, sobre todo, los ojos estn lubricados, vitalizados por las secreciones internas.Eran la juventud casta; no esa otra, barrosa, sudorosa, que forma la gran familia liberal.

    Llevaban una escopeta Llegaron a un rastrojo y vieron muchas palomas en un arracachal

    El padre Flix dijo que para matar muchas pues desde entonces era ambicioso, como todaesa familia de Restrepos deban sacarle las municiones a la cpsula, rellenarla toda deplvora, prear luego el can de municiones, hasta la mitad, poner tacos de cabuya enseguida y disparar Yo creo, dijo, que de tal manera las municiones se riegan y matarsmuchas palomas.

    Aqu de la sencillez, la difcil sencillez, contra la cual peca siempre la exuberante juventud. Unpadre grave hubiera dicho, respondiendo, as: El secreto est en apuntar. Pero don Benjamnasinti, diciendo: S; pero usted hace el tiro.

    Unos sostienen que el padre Correa dijo tal cosa, no por temor o prudencia, sino por no quedarmal, pues no era diestro en puntera; que su especialidad era convertir mujeres y no el matarpalomas. Otros afirman que fue por prudencia y apoyan tal opinin en su conducta cuando laLoma del Tirabuzn, que no se quiso apear

    En todo caso, hicieron la operacin del relleno Adelantse el padre Flix hacia el tronco delrbol, a gatas, por entre el rastrojo; busc lugar propicio para hincar la rodilla; alzse lasotana; apunt por entre la chamizas, buscando la rama del rbol que tuviera ms palomas,y

    Don Benjamn estaba quieto, observando a prudente distancia

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    Son el disparo, retumbando por aquellas benditas arrugas andinas, y el padre Correa vio a sucompaero que levantaba piernas y sotana, rodando por el matorral Acercse; se mediolevant el otro, atontado. Sangraba; pero no muri, pues luego ha hecho mucho ruido en laAcademia de la Lengua, en la capital. Fue apenas una leve escoriacin en la frente.

    Dnde est la escopeta? La escopeta est lejos, floreando el can y ni una paloma muerta.En primer lugar, meditan los dos padres, una cosa muy preada no sirve. Por eso no sirvieronlos seores Caro, Surez y Valencia, grvidos de gramtica, poltica y poesa. Oiga, padre,dijo el Flix, los colombianos estn rellenados de bobadas hasta la mitad del can o de labarriga. De todo debe sacarse alguna leccin y de este disparo saco yo la resolucin deentregarme a la gramtica. Y yo me dedicar a la predicacin, contest el padreCorrea. Ah tenemos, queridos lectores, que fue en una caada de Bucaramanga en donde elpadre Flix qued grvido de la hermosa obraEl castellano en los clsicosy don Benjamn delas maravillosas obras que ejecut en Villeta y que ya casi vamos a contar, a saber:ajuntamiento de dos matrimonios desavenidos y conversin del alcalde, general Roca

    En segundo lugar qu hacer con el arma floreada, para que el padre rector no les prohibiera eluso de la escopeta durante las vacaciones? Limarla! Cortar la parte rota del can! Quimporta que quede corta? Dirn que alguien, no queriendo andar por ah con ella tan larga, larecort Este menester lo llev al cabo don Benjamn, pues, segn dijimos, all resolvieronque se dedicara a rehacer almas, y la limada del can tena afinidades con ello.

    Cacera con el padre Gorostiza

    Gorostiza era ya un padre grave. l y don Benjamn salieron de cacera. Iban conversando dela salvacin de las almas, acerca de lo cual sostena Gorostiza que tena semejanza con lacacera de palomas, por lo cual era sta el entretenimiento ms lcito para un misionero,cuando, al acercarse a boscaje apacible, vieron muchas palomas

    Detuvironse en el caminar y en el platicar y don Benjamn adentrse gateando para ver si alpie del rbol haba lugar propicio para disparar a su amao. Pero he aqu que oy un ruidocomo de animal u hombre que remova la hojarasca Volvise.

    Ah se oye, dijo, ruido como de seres humanos sobre la hojarasca.

    Gorostiza se meti, a gatas, por entre el rastrojo, y el padre Correa lo segua a prudentedistancia. A poco gatear vieron a un hombre echado sobre la hojarasca, en decbito lateral,dormido y con un gran calabazo de chicha a su lado. Indudable era que el ruido lo caus l alvoltearse, pues a los borrachos les gusta dormir por los cuatro decbitos. Nos acordamos deuno que nos dijo cuando lo despertamos: Esprese, que todava tengo sueo por este lado.

    Amigo! Hola, amigo!, le gritaba Gorostiza, frotndolo Despert, al fin.

    Qu haces aqu, amigo?

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    Pues, padrecitos, yo que me vine a matar palomas, y vean ustedes meemborrach No hay ni una paloma y estoy ms borracho que el diablo

    Lograron levantarlo. Gorostiza le ech el brazo e iba con l abrazado, casi cargado, y decale:

    Hay que huir del pecado, hijooo! No meterse en el peligro Deja ese vicio tandegradante de la bebida Un da de estos podran asesinarte por ah, dormido Hoy, comofuimos nosotros, si hubieran sido tus enemigos los que te hallan, habras estado a mercedsuyaaa Deja ese vicio, hijo mo; trabaja por tus hijos, si los tienes, y, si no los tienes, porlos hijos de los otros, en vez de estar dormido por ah, ebrio.

    Don Benjamn segua detrs, conmovido, meditando en que la cacera era en realidad unsmbolo de la cacera de almas.

    Era de ver a Gorostiza, abrazado al borracho, llevndolo, apuntndole al alma, olvidado de laspalomas.

    Se acercaban ya a la capilla. El borracho lloraba compungido. El padre Correa arda en lallama de la caridad Llegados al frente de la capilla, exclama Gorostiza, sintiendo segura supresa:

    Ahora te llama Dios. l quiere que te salves y nosotros queremos tu salvacin. Vas aarrepentirte de tus pecados; vas a prometer abandonar ese vicio tan degradante; ya tienes eldolor de corazn y el propsito de la enmienda; llora, hijo mo; eso te ennoblece; ahoraentraremos a la capilla y te ayudar al examen de la conciencia y hars una confesingeneral, etc.

    El borracho lloraba a moco suelto Los ojos de los dos padres estaban brillantes de felicidadpor aquella caza, mejor que todas las palomas de Bucaramanga.

    Ya arrastraba Gorostiza a su borracho hacia la capilla; iban a entrar, cuando el borracho sedetiene, seprase un poco, y dice, entre lgrimas e hipos:

    Bueno, padrecitos, ya voy a dejar para siempre este vicio Metmonos, pues, el ltimo,padrecitos!, y se bebi el calabazado, ntegro, y cay fulminado, dormido6

    Tales fueron las cosas que acaecieron al padre Correa en Bucaramanga, dignas de la historia.

    6El padre Gorostiza somos nosotros y el borracho es Colombia. Tal es Colombia: cuando uno cree que los haconvencido, gritan: Viva Enrique Olaya!. Minas, coos y Enrique Olaya, el del fmulo

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    CAPTULO X

    Don Benjamn en Villeta: el doctor Adeodato. Los corceles. Peligros del sacerdote en

    Bogot. El padre Barreiro y las niguas. Ajuntamiento de dos matrimonios desavenidos.

    El fervor jesutico de don Benjamn culmin en Villeta, a donde fue enviado con el padreBarreiro, por la causa aquella del reumatismo que ya dijimos.

    Vivieron con el cura, doctor Adeodato Gmez, y decimos doctor, no porque lo fuera, sinoporque del ro de la Magdalena para oriente as llaman a los curas; para occidente los llamanpadres. Es una de las diferencias que hay entre la futura repblica de Antioquia, o Pacfica, yla otra, tambin futura, y que se llamar de los mugrosos.

    El doctor Adeodato am entraablemente al padre Correa, a causa de las obras, casi milagros,que hizo en la parroquia. Lo am tanto que, por ejemplo, vuelto don Benjamn al noviciado yun da en que estaba en clase de qumica, alcanz a ver al doctor Adeodato, que se paseaba por

    el gran patio en compaa del padre Pinillos, atisbndolo a l para saludarlo con sealescariosas; dizque dijo a los padres: Este padre Correa es milagroso: vern ustedes que ElSitio ocupar puesto ms alto en la memoria de los hombres que su vecino, Bello! Ser ElSitio por antonomasia.

    Pero, antes de seguir, nos van a permitir que forniquemos, es decir, una digresin acerca delnoviciado:

    Este es lugar amplio, dos manzanas con edificios, con gran patio que tiene senderos formadoscon verbenales y dividido en espacios para los padres graves, para los tercerones, para losjuniores, para los novicios y para los hermanos coadjutores. Por all es tanta la filosofa que

    hay regada, que chilla.

    Peligros del sacerdote

    Tanta confianza me lleg a tener el doctor Adeodato, que, en Villeta, me cont lo siguiente,as:

    Vea, padre, es tan peligroso nuestro sagrado ministerio, que le contar lo queme sucedi:

    A la semana siguiente de mi ordenacin, en Bogot, celebrse la fiesta del

    Carmen, cuando se confiesa toda la capital; fui llamado a confesar a lacatedral primada; era la primera vez que confesaba; lo haca con mucho fervory caridad

    Acercse una joven, bellsima, en plenitud, dizque recin casada con unministro, y not que deseaba contarme una historia acerca de consulados enEuropa a cambio de ciertas prestacionesa un altsimo personaje

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    Djele que contara sus pecados sencillamente, que no haba tiempo para orlehistorias, a causa de la abundancia de penitentes

    Entonces djome: Vea doctor: yo lo vi entrar hace poco y usted me parece muybonito, muy rico7.

    Yo tir la puertecilla violentamente, diciendo: Vade retro!, y me inclin haciala otra ventanilla a escuchar a otra ministra

    Y es muy cierto esto comenta don Benjamn pues luego, conversando con elreverendo padre rector del seminario de Bogot, doctor Camargo, nos deca: Yo heordenado a muchos sacerdotes y muchos de ellos se me daaron en el confesionario; selevantaron de all completamente cambiados All hay un peligro; all se necesitamucha fogosidad en la mortificacin, pues, desde que gobern a esta ciudad el seorHernn Prez de Quesada, el diablo trabaja aqu con el coo, y no con el de pobresmujeres sino con el de grandes seoras!.

    Paseos a caballo

    El doctor Adeodato puso a disposicin de los dos jesuitas sus hermosos caballos alazn ymamey, briosos animales que no conocan la fatiga. Adeodato era joven lleno de vitalidad yas eran sus caballos.

    En tales corceles iban diariamente a baarse al ro de Villeta; pasaban por un trapiche: lasnarices de los dos jesuitas se dilataban con el olor de la libertad colombiana, es decir, de lacaa dulce

    All, orillas del ro de Villeta, fue en donde don Benjamn le sac ochenta niguas gordas alpadre Barreiro, espaol que ignoraba la existencia de esa gran familia liberal. Fue as:

    Mire, padre Correa, cmo tengo los pies!

    Esas son niguas!

    Y qu hacer?

    Yo se las saco

    Y cmo ser ello?

    Preste ac un cortaplumas

    Lo afil don Benjamn en una piedra del ro de Villeta, y as fue como le sac las niguas alespaol Qu hermosa es la caridad! Qu no puedes t, caridad?

    7En la capital, a lo agradable lo llaman rico. All son muy brutooos!

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    Tal fue el primer milagro de don Benjamn, pero el ms pequeo. Veamos ahora los grandes.

    Trabajos de don Benjamn en Villeta

    Padre Correa, dijo el doctor Adeodato, tengo un trabajito muy delicado para encomendarle.

    Se trata de dos matrimonios, ambos desavenidos; son gentes del pueblo y dan escndalo consus rias y la separacin en que viven Yo no he podido reconciliarlos y he pensado en queusted me haga este trabajito, pues veo que usted posee el palito para estas cosas del sagradoministerio.

    Trigamelos, doctor, contest don Benjamn, que yo se los ajunto para mayor gloria deDios.

    Ajuntamiento del matrimonio Santos

    A las ocho de la maana del domingo sentse don Benjamn en amplio silln obispal, de cuerorellenado, al frente de una dilatada mesa en que haba libros, papeles, libros padrones y, en lamitad y al frente del silln, un gran crucifijo negro.

    Era en el despacho cural, habitacin inmensa, con puerta al corredor de la plaza.

    El cura le entr a los dos montaeros y se los present: Estos son los Santos, padre Correa.

    Los cnyuges entraron separndose, sin mirarse

    Levantse don Benjamn; sentlos; cerr con llave la puerta, y les pregunt las causas de la

    desavenencia, as:Las causas para ofender a Dios, hijos mos? Hable primero la mujer!.

    Dijo sta que l se beba toda la plata; que la gastaba con otras; que era contada la vez en queiba a la casa, y que, cuando iba, la trataba mal, en trminos bajos, y que hasta le pegaba

    El hombre quiso interrumpir, pero el padre Correa orden que hablara la mujer hasta que sedesocupara, que luego le correspondera el turno al hombre

    Al fin replic el hombre que su mujer no lo amaba; que era regaona y celosa, inventadora de

    cuentosDon Benjamn se expres as:

    Hijos mos: vuestra vida tiene escandalizada a toda la poblacin y al seor Cura, quien me hapedido que intervenga con vosotros. Vuestra desunin traer la perdicin de muchas almas yde vuestros hijos, si los tenis. Ved a este Seor nuestro que abre los brazos en la cruz parauniros! Mirad que casi abre sus labios para suplicaros que dis trmino a esa conducta

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    desarreglada! Yo os hablo, hijos mos, guiado nicamente por el amor, guiado nicamentepor el inters de la salvacin de las almas!.

    Aqu, don Benjamn agarr el Cristo, cay de rodillas y exclam:

    Queridos hermanos mos, os ruego por la virtud de las cinco llagas sacrosantas que osperdonis, as como l pidi al Padre que nos perdonara a nosotros. Ay de los corazonesendurecidos que no perdonen, pues vivir en sociedad es perdonar constantemente!.

    Al ver que el padre Correa caa de rodillas, la mujer se hinc tambin y el hombre se puso enpie, pues los hombres siempre son ms empedernidos.

    Continu don Benjamn aumentando lo pattico de las cinco llagas: la cnyuge comenz allorar y el hombre a parpadear.

    Perdonaos mutuamente para que el Seor no os coloque a su izquierda en el da en que raer

    al hombre de sobre esta pelota terrestre! Recibid ahora la virtud que mana de sus heridas,virtud de clemencia, pues luego, el da en que vendr sobre las nubes, tendr slo la virtud dela justicia! Ay de nosotros, ay de vosotros y de m si en este instante no omos su voz quenos llama al amor, al perdn de las ofensas!.

    Mientras esto deca, fuese acercando con el Cristo en alto, los ojos fijos en l y llorando

    Perdonaos!, grit

    Me perdons, gimi la mujer.

    S Y vos me perdons?S

    Siguieron un credo y cinco padrenuestros para darle gracias a Dios por el ajuntamiento.

    El matrimonio Solano

    Despus de almorzar nuestro hroe, por ah a las dos, lleg el otro matrimonio.

    Estos cnyuges estaban menos bravos.

    Al preguntarles las causas result que era mal carcter de ambos.

    Don Benjamn les hizo esta pltica a los indiecitos:

    Si la nica causa es el mal carcter, el remedio est en la mortificacin: lamortificacin del mal carcter Yo, por ejemplo, hijos mos, soy hombreairado, pero gracias a Dios y a su divina gracia, me contengo, pues llevo este

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    hbito y la sagrada misin sacerdotal Y para que tengis fuerza en lamortificacin, conviene que recordemos lo que acaeci al santo padre Lanezcuando lo mandaron a las Amricas:

    Era muy fogoso de carcter. Lleg, tras penosa navegacin, de Espaa a las

    Amricas y se encontr en una tribu de antropfagos Era robusto, joven,coloradito, mofletudo Los antropfagos comenzaron a probarlo, as:

    Lo rodearon en crculo, y mientras bailaban diablicamente, le decan: Abueno que ests!, y se saboreaban las lenguas de puro gusto

    Todo lo soport el padre Lanez beatamente, las manos enlazadas as como lastengo yo, y los ojos bajos: les sonrea a esos cochinos antropfagos olayistas delas Amricas; les daba de las medallas y rosarios que llevaba consigo.

    As fue como reprimi el padre Lanez la fogosidad de su carcter: no mostr

    enojo porque se lo fueran a comer. Y muchas veces las hordas antropfagas delas Amricas se han saboreado las lenguas al ver a la Compaa de Jess, y stasiempre ha reprimido la fogosidad de su carcter

    Los antropfagos, admirados de la paciencia y dulzura del padre Lanez, seretiraron en consulta y resolvieron someterlo a la gran prueba de las Amricas, laprueba de las babas, a saber:

    Se acercaron a l con una escudilla que llevaba el ms viejo; cada antropfagoescupi en la escudilla y, cuando ya estuvo llena, le dijeron: Tienes quebeberte esto! Es la gran prueba de las Amricas Todo filsofo que aparece poraqu tiene que beber nuestras babas Si las bebieres sin vomitar, nos habrscomprobado que eres un enviado del Cielo y te pondremos en el Congreso yen la Asamblea, con Emilio Jaramillo, deEl Diario.

    El padre Lanez cogi la escudilla y se bebi las babas, a pesar de la fogosidadde su carcter Hubo un misionero, Fernando Gonzlez, que no quiso beberbabas, y por eso muri en las Amricas, tristemente Este misionero no supo ono pudo vencer el mal carcter heredado de sus abuelos, Lucas Ochoa y unorejn Arango; negse a beber las babas americanas, y muri culirroto y nuestraCompaa lo presenta como ejemplo de falta de mortificacin del malcarcter.

    En este punto, don Benjamn cae de rodillas y contina as:

    Creis que al reino de Dios se puede llegar por la violencia, cnyugesSolano? S, pero no con la violencia contra los dems, sino contra s mismo.La mortificacin! Ah tenis la llave del Cielo, la que le entreg Jess a Pedrocuando le dijo: Sobre esta piedra edificar mi Iglesia. Acordaos de aquel SanFrancisco de Sales, que fue ejemplar de dulzura y cuya vescula biliar fue

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    encontrada petrificada, llena de clculos Los de la autopsia se admiraron deque hombre cuya vescula biliar se pareca a los de El Diario, hubiera sonredosiempre

    San Francisco y el padre Lanez vencieron al ejrcito de enemigos que llevamos

    dentro No creis que son los de fuera!; no; el enemigo est dentro, elpoderoso, aquel cuyo vencimiento es premiado con el Cielo

    Inmediatamente, en este punto, los cnyuges se convirtieron. El hijo de los indiecitos,Armando, lloraba a moco tendido. Don Benjamn lo bendijo, diciendo: Que seas el granbebedor de babas de las Amricas!.

    Sigui el rezo a las cinco llagas y un credo. Salieron ntegramente ajuntados.

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    CAPTULO XI

    Don Benjamn en Villeta: el alcalde enojado y convertido luego.

    El milagro mayor del padre Correa, o sea, don Benjamn.

    Durante las siete semanas de la vida de don Benjamn en Villeta, dijo las plticas dominicales.Se revisti siempre para la misa de nueve. Se suba al plpito con el misal, y all deca pocoms o menos, pues los autores divergen al respecto: unos sostienen que estuvo ms duro yotros que ms blando:

    Amados hermanos mos en nuestro seor Jesucristo: voy a haceros la explicacin delevangelio de hoy; primero os leer el pasaje y despus lo comentar.

    Abra entonces el misal y lo colocaba sobre el plpito. Traduca; era gran latinista, puescomenz el estudio de esta lengua desde la infancia con los padres Celso Hernndez y JosMara Acosta, de El Sitio, segn contaremos ms adelante.

    La explicacin del evangelio era siempre aplicada a los vicios comunes en Villeta, tierracaliente en donde el diablo trabaja casi exclusivamente con el marrano deshonesto. En laaltiplanicie tambin; pero en Bogot, a causa del fro, el marrano ese no se ve: parece unaseora.

    Un domingo, creemos que al tratar de aquel pasaje en que Jess arroj unos diablos en formade marranos que atormentaban a un liberal, marranos que se echaron a ahogar en El Lago,djole el doctor Adeodato que acometiera duro contra los bailes

    Sermn contra los bailes

    Pues aqu, en esta ciudad, ha venido la invasin del marrano o sano de ladeshonestidad

    Son piedra de escndalo para todos, y sufre con ello el corazn paternal de vuestroprroco, esos bailes inmundos Comienzan ellos a las cuatro de la tarde, en elcorredor de una casa de la plaza; amenizan tales bailes con licores excitantes ycon las conversaciones amorosas, y, cuando llega la noche y ya estn ahtos depecar, pues el baile es, amadsimos mos en Jesucristo, rueda infernal en cuyocentro est el demonio y en la periferia los danzantes, es decir, los demonitosCuando llega la noche, repito, y estn hastiados de pecar, y cuando suena el

    ngelus, del baile diablico salen para el templo, con las almas manchadas decrmenes, y se acercan a la Santa Mesa, a recibir al Cordero inmaculado, sin lasdisposiciones debidas

    Al llegar aqu, don Benjamn dio un manotazo y casi se le cae el misal; vio entonces, o mejor,not, pues don Benjamn estaba de muy buena fe y se acordaba siempre de los consejos delpadre Pablo Ladrn de Guevara acerca de no fijar la vista en figuras femeninas; not, decimos,que dos seoritas se levantaban y salan de la iglesia, mirndolo a l fijamente

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    Termin, pero sin mucha fogosidad Almorzaron.

    Por la tarde, en un atardecer de esos villetanos en que parece que el cielo tropical seconvirtiera en caricia, sentados los padres bajo la inmensa ceiba, en compaa del doctorAdeodato, se acerc un joven menudo, muy filigrana, diciendo: Trs bien! Trs bien!Usted,

    reverendo padre Correa, es orador fogoso y de brillo. patant!. Apenas se fue, dijo eldoctor Adeodato que era un joven de porvenir, muy dado al francs y a la oratoria y queindudablemente ocupara un puesto en la Liga de las Naciones: se llamaba Eduardito Santos

    Por la noche le dice el doctor Adeodato: No sabe, padre Correa? El pueblo estrevolucionado con su pltica El alcalde, general Roca, y su familia, estn furiosos dizqueporque usted seal a las dos hijas desde el plpito No vio usted cuando se retiraron?.

    Contest don Benjamn que haba medio percibido cuando dos seoras salan de la iglesia,pero que no haba cado en la cuenta de nada

    Habr peligro de acusacin ante el Superior, en Bogot?, pregunt.El primer pensamiento de don Benjamn fue su expulsin de La Compaa. El general Rocaera un hroe conservador: haba matado cuatro viejas liberales, durante la ltima guerra, ytambin haba matado una mula y robdose otra, pertenecientes al general Uribe Uribe: nada lesera negado al general Roca: la verdad desnuda habitaba en la boca del general Roca y de allse echara en los brazos de monseor Enrico Gasparri. Qu podra hacer su admirador, el queestudiaba francs, si dizque era liberalizante?

    El cura lo consol as: No tema, padre Correa! El General se rob la mula pero es muydevoto. Todo se arreglar.

    * * *

    Al siguiente da, a las nueve, con atmsfera liviana y cristalina, salieron los jesuitas con eldoctor Adeodato hacia el ro de Villeta, a caballo.

    En el trapiche estaba el general Roca, carilargo como Jimnez de Quesada, moreno curtido, acausa de sus campaas, malencarado y fornido Tena en sus manos una escopeta de laltima guerra

    Salud con gran simpata al Cura y al padre Barreiro; se hizo el que no vea al reverendo padreCorrea y le volte la culata de la escopeta, todo ello a pesar de que don Benjamn sonreahumildemente, pues su anhelo en ese entonces era la mortificacin.

    Vindose desairado, el padre Correa sigui adelante; lo alcanzaron y Adeodato le dijo: Estbravsimo, como en la ltima guerra, pero ya lo cit para el lunes a la casa cural.

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    El gran milagro de don Benjamn

    Llega el lunes Don Benjamn se paseaba desde las cuatro de la maana por su cuarto,meditando, orando o quiz haciendo su examen particular.

    A las ocho oy ruido en el despacho cural.A las ocho y cinco entr Adeodato y le dijo que all estaba el general Roca

    Se persigna el padre Correa y sale y saluda al General y le pide permiso para cerrar la puertacon llave, con el fin de conversar tranquilamente. Fue un golpe napolenico.

    Cerrada la puerta, ah tenis a don Benjamn de pies, manos enlazadas sobre el bajo vientre,inclinados los ojos: la figura de la humildad voluntaria.

    Recuerde el lector que desde el disparo que hizo el padre Flix Restrepo, de la Academia de la

    Lengua en Bogot, don Benjamn vena predicando briosamente acerca de la mortificacin yque estaba resuelto a sufrirlo todo, aunque lo enviaran a las Amricas Viva en lasAmricas, en Villeta nada menos, pero, cuando ese periodo de su vida, el complejomortificacinse presentaba a l as: Sufrir todo, hasta beber escudilla de babas, si me envana las Amricas. Es asunto elemental de psicologa: el complejo mortificacin naci en elnovicio al or la historia del padre Lanez.

    Ah est, pues, el padre Correa, beato, manicruzado, verdaderamente humilde, listo para sufrir,y no slo listo sino con anhelo de que el partido conservador, es decir, el general Roca, semeara en l.

    Al frente del Padre, de pies, el general Roca, hroe de la guerra pasada, hroe de Palonegro,con bigotazos olorosos a leche de tigre parida.

    Imprecacin del General

    Reverendo padre Correa: con mucha pena vengo a tratar con usted de un asunto muydelicado

    Se trata de que usted, reverendo padre, el domingo ltimo, en la pltica, seal a la vergenzapblica a mis dos hijas, con regocijo de un jovencito menudo que estudia mucho francs y quees liberalizante.

    En casa, reverendo padre, estamos aterrados, pues hace cuarenta aos que yo soy columna delgran partido conservador, columna de la Iglesia, y todos, yo, mi mujer e hijos estamos prontosa derramar la sangre por la hegemona de los buenos principios, etc.

    El padre Correa escuchaba humildemente, ensoberbecida su alma por la humillacinvoluntaria. Si en aquel instante, dcenos don Benjamn, el General me hubiese pegado, habra

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    puesto la otra mejilla. No ve, doctor, dice don Benjamn, que yo estaba de muy buenafe!: si me hubiera dado a beber orines, los habra bebido.

    Continu el General su arenga, y cuando hubo terminado

    Cae de rodillas don Benjamn inmediatamente cay de rodillas don Benjamn y, encendidas sus mejillas a causa deltriunfo sobre el mal carcter, exclam:

    Perdneme! Humildemente le pido perdn, seor General, a usted, al gran partidoconservador, a sus seora e hijas Jams fue mi intencin el ofender a usted, a su familia ni anadie en este pueblo Si prediqu contra la nefasta costumbre de los bailes, fue por amor a lasalvacin de las almas, para cumplir mi sagrado ministerio, etc.

    Apenas se hinc don Benjamn, el alcalde asustse y corri a levantarlo por los codos Oh,

    su reverencia, deca, cmo es eso, que usted se arrodille delante de m, pecador indigno!.S, djeme General! Djeme besarle los pies, General!.

    Entonces el general Roca se convirti y dijo textualmente:

    Reverendo padre: confieso que soy pecador indigno y que con esta escopeta (la haballevado, pues siempre la cargaba) mat una mula liberal y robme otra, en la ltima guerra.Y en prueba de que me he convertido, permtame su reverencia obsequiarle esta arma.

    Salieron abrazados, don Benjamn con la escopeta; el General palmoteaba al jesuita

    cariosamente.La escopeta fue guardada en el noviciado de Chapinero, y cuando don Benjamn se retir deLa Compaa, el padre Tejada, que fue a llevarlo hasta la estacin de La Sabana, le entreg unenvoltorio y le dijo: La Compaaha resuelto darle a usted esta escopeta, para que a su vistausted se enfervorice, recordando el gran milagro de ablandarle el corazn al partidoconservador, o mejor, al general Roca Platica no puede darle nuestra madre La Compaaporque est muy pobre ahora; pero con esta escopeta usted llegar hasta Copacabana: el fervorlo puede todo.

    * * *

    Tan arrepentido qued el alcalde, que oigan:

    Vuelto don Benjamn a Chapinero para terminar el filosofado, transcurrido algn tiempo, unda, yendo con su terna, pues filsofos, juniores y novicios salen siempre en ternas, para quese vigilen; yendo, decimos, beatamente, por la carrilera del ferrocarril a Nemocn, medio vioel padre Correa que pasaban delante de un caballero y de unas seoritas; luego oy que decan:Miren, ah va el reverendo padre Correa!.

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    Volvise don Benjamn a mirar y cul no sera la sorpresa al ver al general Roca y sus hijas,que lo saludaban alborozados! Dijronle: Vea, reverendo padre, vinimos hace das abuscarlo para que nos bendiga a este muchachito, pues le ha dado por decir que l es SimnBolvar y que le entreguemos la escopeta para matar a todas las mulas de la izquierda.

    Don Benjamn lo mir y, como estaba muy barrign el muchachito, lo bendijo, diciendoEsas son lombrices!.

    Siguieron su camino los filsofos, comentando acerca de que el diablo toma frecuentemente laforma de las cosas bellas; que Jess puso en guardia a los apstoles contra los falsosprofetas

    El don Benjamn de entonces era muy diferente al de ahora, a este prncipe de la Iglesia aquien el padre Casiano pregunta: Ya lopre-bas-te?.

    Los juniores y filsofos van siempre en terna. Permtannos, a propsito, una digresin:

    Un da, yendo en terna, encontraron al doctor Pez, cura viejo de Bogot, ingenioso y mordazque deca: Yo soy descendiente del Len de Apure. Le gustaba el aguardiente. Se quedmirando a la terna, por encima de los anteojos, y les dijo: Y cuntos sois?. El ms joven,un novicio, contest as: Pater, odie sumus tria. Un error, pues se dicesumus tres. El doctorPez solt la carcajada y les grit: Adis, mis padrecitos!; chenle ojo al latn!.

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    CAPTULO XII

    El comn de la casa cural. La hacienda de El Trapiche.

    Sierpes voladoras. Los fervorines. La casa de Sanclemente.

    Se nos haba olvidado el comn de la casa cural. Cuando llegaron los padres Barreiro yCorrea, el doctor Adeodato les dijo, ya de noche:

    Reverendos padres: el comn es el lado de la cocina, y es de cajn y muy oscuro; no olvidenllevar lucferos, que all puse una vela y tengan mucho cuidado con las sierpes llamadasSantander. Figrense ustedes que una vez encontramos all una sierpe comiendoinmundicia Oigan: cuando vino el reverendo padre Paternain y fue al comn: o gritos;fui y la sierpe lo tena agarrado, pero no lo haba mordido a causa de que l, por el muchomontar en mula, tena el trasero endurecido Al Libertador, a pesar de lo mismo, s lo mordiuna y l le puso el nombre de Santander a esa familia de sierpes Ellas se enroscan, acomer, a saciarse en el pecado; se sienta all el misionero, el filsofo o el Libertador, y

    entonces ellas se apoyan en la cola, levantan la cabeza alargada, colmillona, y mandan elmordisco Quedan en forma de J. sobre la inmundicia. Es la sierpe de la envidia, cabecilarga,dentuda, ojos escaldados y que muerde siempre en el culo Mucho cuidado, reverendospadres!.

    Nuestro hroe qued aterrado y desde entonces sufre inhibicin intestinal Sostiene l quela gran prueba de las Amricas no es propiamente la de las babas sino el tener que vivirentre las sierpes J, tan inmundas.

    * * *

    Pues bien, acabados los bailes, ajuntados los matrimonios desavenidos y convertido el alcalde,general Roca, el doctor Adeodato llev a los jesuitas a la hacienda El Trapiche, depropiedad de la rica familia antioquea, Arbelez; se trataba de que todos, amos y peones,iban a comulgar y solicitaron que el padre Correa les predicara los fervorines.

    Fueron en briosos corceles. Por el camino, en un montecito, vio don Benjamn que vena haciaellos una palomita Pues era nada menos que una sierpe con la cabeza levantada. Cuidado,padres, deca Adeodato, que por aqu hay sierpes voladoras!.

    Indudablemente que las Amricas son el lugar propio para la mortificacin del mal carcter:cielo paradisaco; montaas, valles y aguas celestiales; climas que nos hacen morir de gusto,

    pero la humanidad se compone aqu de sierpes astutsimas, a saber: El Colombiano, LaDefensay El Diario, las horas catlicas del padrecito Henao Botero, por la radio; avisos deO.K. Gmez Plata; la prensa bogotana, los presidentes y candidatos Aqu nos vamos asalvar todos los jesuitas!

    En la hacienda les mostraron los gusanos de seda, en sus cajas de vidrio, los cultivos demorera y de caadulce; bebieron guarapo y miel, y el domingo, muy de maanita, en el gran

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    oratorio de la casona, a donde llegaba el olor a libertad, que emanaba del trapiche, donBenjamn predic los fervorines.

    Se predican desde que el sacerdote oficiante comienza a preparar el copn, hasta un cuarto dehora despus de que todos comulgaron. Se dividen en dos: preparatorios y de accin de

    gracias. El predicador se arrodilla, interrumpindose por espacio de unos cinco minutos entrelos dos fervorines.

    Ese domingo don Benjamn estaba rtmico y eufrico, a causa del ejercicio al aire libre, delolor a miel y de que en la casona haba comn inodoro y sin culebras J.

    Predic as:

    Los fervorines

    I

    Detengmonos, amadsimos de El Trapiche, a considerar que somos hechura.

    Nos hicimos, acaso?

    Por ms que nuestra memoria se dilate, no hallaremos a nuestra voluntadinterviniendo en nuestro aparecimiento sucesivo: nos hallamos dentudos, cojos obizcos, biliosos o vinagrados, sin saber cmo ni cundo. Y hallamos a lasmujeres caderonas y a los hombres pechones grasosos; a todos, calvos,legaosos, arrugados Hallamos que somos sombras, apariencias evanescentes.

    Dnde est el que tiene conciencia de realidad, el que no se halla en el pasado,dentudo de un momento a otro, sin saber cmo ni cundo? Dnde est el que nosufre de anquilosis, arterioesclerosis, calvicie, legaas, el que no es atacado porsierpes inmundas como stas de por aqu? Dnde est el que es causa de smismo, razn suficiente de s mismo, el que no es sombra de nadie? Dnde estla realidad, el Rey de los reyes? Dnde, la eterna juventud, carsimos de ElTrapiche?

    Est en la Hostia, villetanos

    l hizo un mueco de barro y sopl Por ese vaho nos le asemejamosremotamente. l quiso que el hombre participara de la realidad, del amanecereterno.

    Pero qu pasa, villetanos? Que no tenemos conciencia sino de que el mueco debarro se deshace: sucesivamente, canas, caries, desgano, cansancio y arrugas nosestn repitiendo desde la cuna que somos unas sombras sin realidad.

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    Pues bien: para que no tuviramos esta conciencia de sombras, l se hizoalimento nuestro.

    Qu asombro! Dignarse el Seor convertirse en hostia que penetra por la boca,y por el esfago, y por el estmago y por los intestinos ptridos de la gente de

    las Amricas, o sea, del gran partido conservador y de la gran familia liberal!La mayor prueba del amor que Dios tiene al hombre est en que vino a losantropfagos de las Amricas. Por ejemplo, un europeo no consentira enconvivir durante tres das con Alfonso Lpez, Enrique Olaya, Luis Cano, etc., ano ser que tuviera en mira la consecucin de mina de petrleo, oro o platino, yasombraos!: viene el Rey del universo y Laureano Gmez lo hospeda en subarriguita Carajo, villetanos trapichenses, con el misterio!

    Ah, en ese copn, est la fuente de la realidad; est all la c