dos castillos templarios en el norte del reino de valencia xivert y peníscola
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Castelos das Ordens Militares
Atas do Encontro Internacional
Edição
Direção-Geral do Património Cultural (DGPC)
Coordenação Científica
Isabel Cristina Ferreira Fernandes
(GEsOS – Município de Palmela)
Lisboa, março de 2014
C A STE LO SDA S O R D E N S
M I LITA R E S
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Dos castillos templarios en el norte del reino de Valencia: Xivert y Peníscola
VERA HOFBAUEROVÁCARME PLAZA
Los castillos de Xivert y Peníscola están situados en la provincia de Castellón, en la zona
norte del antiguo reino de Valencia. Ambos pertenecían a una red de castillos musulmanes,
husun, extendida por todo el Levante peninsular, emplazados normalmente en lugares inex-
pugnables y construidos sobre asentamientos más antiguos.
La primera mención escrita es de mediados del siglo XII: el geógrafo Al-Idrisi los cita en
el conjunto de las fortalezas dependientes de la taifa de Tortosa1. Eran centros fortiicados con
función administrativa y social sobre un determinado territorio dividido, a su vez, en diversas
comunidades, las alquerías2.
La conquista cristiana del futuro reino de Valencia fue debida en los primeros tiempos
a la iniciativa personal de los nobles aragoneses3; sin embargo, el rey Jaime I desempeñó un
papel decisivo en la feudalización del país; la conquista de los territorios del norte de la pro-
vincia de Castellón formaba parte de los planes del rey para la posterior conquista de Valencia.
En los territorios conquistados se siguió el esquema territorial de los musulmanes con-
quistados y se conservaron los centros defensivos constituidos por los castillos. Se puede decir
que el dominio cristiano empezó con la conquista, en 1232, de Ares y Morella. Un año más
tarde, Peníscola se rindió pacíicamente a Jaime I, después de la toma con lucha de Borriana.
46 IV – FORTIFICAÇÕES DA ORDEM DO TEMPLO E DA ORDEM DO HOSPITAL
Peníscola había sido cedida en 1147 a Guillem Ramón de Montcada por parte de Ramon
Berenguer IV, antes de la conquista. En el 1225, Jaime I asedió sin éxito la plaza, que era un
lugar difícil a causa de sus defensas naturales; inalmente, se rindió pacíicamente en 1233.
Aunque hacia 1289 Artal de Alagón tenía la plaza en feudo4, la señoría fue siempre del rey,
quien recuperó el pleno dominio en 1293.
El territorio de Xivert ya había sido cedido a la orden del Temple el 1169 por Alfonso el Casto
(o el Trovador) antes de ser conquistado5. En 1225, cuando todavía se hallaba en poder de los mu-
sulmanes, Jaime I lo cedió al noble Rodrigo Ximén de Llusia. Cuando en el siglo XIII la conquista,
por parte de la Corona de Aragón, continuaba y progresaba en los territorios del Al-Andalus,
Xivert se convirtió temporalmente en la frontera, juntamente con el cercano castillo de Polpís, del
Balad Balenciya musulmán.
Poco tiempo después de la rendición de Peníscola, Xivert y Polpís capitularon pacíica-
mente a instancias del rey, ya que su situación, entre los dominios reales de Borriana y Penís-
cola, resultaba insostenible. El rey otorgó, entre otros derechos, el castillo de Xivert al Temple
como recompensa por su ayuda en la conquista de Borriana.
Tanto los templarios en Xivert como Jaime I en Peníscola mantuvieron los privilegios
de la población andalusí, que conservó su organización y continuó viviendo en el arrabal. Sin
embargo, después de la revuelta musulmana de 1248, el Rey desposeyó de sus casas a los moros
de Peníscola y las cedió a pobladores cristianos mediante una carta puebla otorgada en 1251.
De manera parecida, en Xivert los templarios favorecieron la repoblación con cristianos, no
en el arrabal del castillo, que continuó poblado por musulmanes, sino mediante la creación de
una nueva población en la llanura, Alcalà de Xivert, a la que también otorgaron carta puebla
en el mismo año6.
La encomienda templaria: de Xivert a Peníscola
Los templarios establecieron la sede de la encomienda en el castillo de Xivert en 1243, y en
los primeros tiempos el territorio fue administrado desde Miravet por el preceptor de Ribera7.
Los nuevos señores establecieron con los musulmanes de Xivert un pacto de rendición8
(probablemente ya había existido un pacto oral previo) mediante el cual les permitían conser-
var su religión, su aljama y sus mezquitas en el arrabal.
En 1274 el Temple incorporó a la encomienda el castillo de Polpís, situado también en la
sierra de Irta, a medio camino entre Peníscola y Xivert9. El castillo-convento de Xivert perma-
neció en propiedad del Temple hasta la extinción de la orden.
47DOS CASTILLOS TEMPLARIOS EN EL NORTE DEL REINO DE VALENCIA: XIVERT Y PENÍSCOLA
Peníscola llegó a dominio templario en 1294, en virtud de un cambio efectuado entre
el rey y el Temple10. Aquél cedió a la Orden Peníscola, Ares y las Coves de Vinromà, a cambio de
la señoría sobre la ciudad de Tortosa. A partir de entonces, Peníscola se convirtió en sede de en-
comienda y Xivert pasó a ser una dependencia de ésta. Este traslado de poder fue determinante
en la arquitectura de ambos castillos.
El vasto territorio de la encomienda de Peníscola aumentó considerablemente con la
compra del señorío de Culla11, el 1303. Su vasto territorio poseía un gran valor estratégico
ya que delimitaba por el norte las tierras de Cataluña; por el oeste, las de Aragón; por el sur,
las de Valencia; y por el este se abría al mar. Además, a manera de cinturón (Fig. 6) separaba
los dominios valencianos de las posesiones de los hospitalarios (Ulldecona), los cisterciences
(Benifassà) i de la Corona (Morella)12. Da la impresión de que su gran feudo era una especie de
calco del que la orden poseyó en el “distrito de Ribera”, con sede en Miravet-Tortosa13 (Fig. 8).
Después de la extinción del Temple, Xivert y Peníscola pasaron a formar parte de la nue-
va orden de Montesa14.
El castillo de Xivert. De hisn andalusí a castillo templario
Xivert se sitúa en los últimos estribos suroeste de la sierra de Irta, sobre una singular mon-
taña. Está separado de la costa por una pantalla montañosa, y no tiene comunicación visual
directa con el mar. El espacio total construido se extiende sobre una supericie de unos 8000 m2.
La primitiva fortaleza arabo-bereber15 fue modiicada por ediicaciones del Temple y, más
tarde, de Montesa. Sin embargo, a pesar de estas adaptaciones, se distinguen todavía con cla-
ridad sus tres recintos originales: en la parte superior de la montaña, la celoquia con sus ante-
muros; el albacar amurallado, a un nivel mas bajo; y, por in, en la escarpada ladera, el poblado
o arrabal; todo el conjunto está delimitado por murallas. Hay que señalar que, tanto dentro de
la celoquia como en el albacar, las ediicaciones — excepto las murallas y una gran cisterna —
existen sólo a nivel arqueológico y han salido a la luz durante varias excavaciones realizadas al
inal del siglo pasado y comienzos del presente (Fig. 2).
Las construcciones andalusíes
En el mencionado pacto de rendición de 1234 se especiica claramente la división del
conjunto conquistado: los templarios ocuparían la celoquia (castro superior) y el albacar, donde
existían casas de antiguos habitantes moros, que los nuevos señores obligaron a abandonar;
la población musulmana siguió viviendo en el poblado (arrabal). El documento deja también
48 IV – FORTIFICAÇÕES DA ORDEM DO TEMPLO E DA ORDEM DO HOSPITAL
constancia de la mezquita mayor y un aljibe, alimentado por las aguas que corrían por las
terrazas, que estaban situados entre el albacar y el poblado, en una gran plataforma artiicial.
Cita también oratorios al aire libre y el cementerio, entre otros. Los templarios se comprome-
tieron a construir un muro de separación entre el castrum y el poblado (Fig. 1).
Las construcciones de época andalusí del castillo no presentan soisticados elementos
defensivos sino que vienen determinadas por la naturaleza del escarpado terreno de difícil
acceso. Los muros construidos se adaptan perfectamente a la naturaleza del terreno y comple-
mentan equilibradamente los acantilados de difícil acceso.
Del conjunto de las murallas islámicas mencionamos — por la importancia de su decora-
ción — un lienzo llamado “muro de Alaia” perteneciente al albacar, construido probablemente
durante el siglo XII. En su parte exterior es de tapial calicostrado, decorado con sillería ilusoria,
realizada en mortero de cal. Lo que realmente hace del muro de Alaia una obra excepcional
es la inscripción en letra arábica, realizada igualmente en mortero de cal y colocada en la sillería
ilusoria; dice Al-fatih Allah16.
Una vez traspasado el dominio a Montesa, la aljama de Xivert juró idelidad a dicha
orden. La comunidad islámica, en los próximos siglos cada vez mas cristianizada, vivió en
el arrabal y cultivó las tierras hasta su deinitiva expulsión en el año 1609. Los intentos de
repoblación con nuevos habitantes cristianos no prosperaron a causa de las fuertes presiones
iscales impuestas por la orden de Montesa y el poblado quedó abandonado17.
La remodelación templaria
Después de la rendición, los monjes-guerreros comenzaron a adaptar y remodelar el espa-
cio interior del castrum, o recinto superior, a sus necesidades. Aunque no resulta fácil separar el
Xivert cristiano del musulmán, se pueden describir tres construcciones — o sus restos — rea-
lizadas claramente bajo el mandato de los templarios: un lienzo de muralla de sillares con dos
torres cilíndricas adyacentes, restos de la iglesia y una cisterna.
Están todas situadas en el recinto superior, que ocupa una supericie plana, de aproxima-
damente 600 m2, de base rocosa, elevada unos 4 m sobre los espacios que la rodean.
El lienzo de muralla y las torres cilíndricas adyacentes están comprendidas en una estruc-
tura perimetral de muralla, de origen árabe, articulada por siete torres, que encierra un espacio
interior en forma de hexágono irregular. A pesar de la ausencia actual de ediicaciones en su in-
terior, la documentación18 y las excavaciones permiten conocer la existencia de ediicios residen-
ciales, de culto y de servicios construidos bajo el dominio del Temple, y posteriores — Montesa.
El impresionante lienzo de muro de construcción templaria está situado en el lado este
del conjunto. Alcanza los 11 m y medio de altura (almenas incluidas), y está lanqueado por
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dos torres semicirculares de 13 m, también coronadas de almenas. El muro, de 9 m de longitud
por 1,20 de grosor; y las torres con 8 m y medio de perímetro, dominan el entorno y son bien
visibles desde el exterior de la fortaleza. Se asientan sobre la roca unos 3,50 m por debajo del
interior del castillo. El paramento del muro (hasta 5,50 m) y de las torres (hasta 11 m) es de
buena sillería con marcas de canteros. La bondad de esta fábrica permite datarla a ines del
siglo XIII, una época de gran actividad constructiva en Xivert. En cambio, la mitad superior
del muro y las torres (6 m, almenas incluidas) es de mampostería. Un detalle curioso que con-
viene subrayar: las almenas de las torres fueron recrecidas en dos metros, con mampostería,
probablemente a principios del siglo XIV, cuando los templarios trasladaron la sede a Peníscola;
a partir de este momento cesaron las construcciones importantes en Xivert.
En el recrecido de la torre norte hay unas salidas al adarve, mientras que en la del sur hay
vestigios de un matacán, hoy desaparecido (Fig. 4).
Las dos torres son macizas, excepto en el piso inferior. La parte baja de la torre sur alber-
ga la sacristía de la iglesia conventual, construida de buena sillería. Tiene planta rectangular
de 1,5 m por 2 m, aproximadamente, y está cubierta con bóveda de cañón. Se accede a ella
a través de un vano de 0,70 m de luz por 1,90 m de alto, provista en el lado interior de cada jam-
ba de una piedra quicial; el dintel es en capialzado de Marsella; ambos detalles señalan que,
en origen, existía una puerta de dos hojas. Un conjunto (puerta y bóveda) de características
similares, debido probablemente al mismo grupo de canteros, es el que presenta la sacristía de
la capilla de Peníscola.
En el resto de la torre, donde la sillería ha sido claramente arrancada, se observa una
compleja superposición de muros. El tapial de piedra del lienzo del muro adyacente a la torre
musulmana rectangular está englobado en la mampostería templaria de la iglesia. Estos deta-
lles, bien visibles en la parte alta inmediata a la entrada, indican que los templarios aprove-
charon la construcción preexistente: el muro templario recreció en altura y en grosor el muro
árabe. Parte de la base de la torre cuadrangular está deteriorada por una brecha; el paramento
exterior, que había sido de sillería, ha desaparecido en gran medida. Se desconoce su fun-
ción; sin embargo, podría tratarse del dorso de una estructura más compleja, tal vez un horno
(un inventario de 1599 sitúa en las cercanías una cocina)19.
A lo largo del coronamiento de todo el recinto existen restos del paso de ronda de unos
65 cm de ancho. En su base alternan cuatro mechinales con cuatro pequeños huecos rectan-
gulares, que atraviesan el muro, en los que se colocaban las vigas de madera que soportaban
el voladizo del adarve. Sólo se ha conservado la parte pétrea.
Mientras que, en el exterior, el muro presenta claramente dos tipos de aparejo, el estado
ruinoso del paramento interior, con elementos constructivos aislados y sin aparente contexto,
50 IV – FORTIFICAÇÕES DA ORDEM DO TEMPLO E DA ORDEM DO HOSPITAL
resulta más difícil de interpretar. Probablemente se trate de ediicios adyacentes al muro como
la iglesia, la cocina, los establos, salas...
La capilla, que aparece ya citada en los inventarios de 130420 fue ediicada aprovechando
algunas construcciones islámicas anteriores (Fig. 3). Del ediicio sólo quedan vestigios, los más
importantes de los cuales, descubiertos en las excavaciones de ines del siglo XX21, son los pa-
vimentos de cal, la base de los muros norte y oeste — de la entrada — y restos de paramentos
verticales de sillería. Los sillares de los muros norte y oeste fueron totalmente expoliados,
pero por las características de los restos de la base se puede deducir que debían de ser muy
robustos — aproximadamente de 1 m a 1,20 m de grosor. Las excavaciones han permitido tam-
bién conocer las medidas en planta de la capilla: 12,80 m de largo por 6 m de ancho. El techo
de la capilla estaba soportado por arcos diafragma de los que se conservan vestigios22 en el
paramento norte de la vecina torre andalusí; parece claro, por lo tanto, que la iglesia y la torre
musulmana preexistente compartían muro. En el lienzo norte de la torre islámica todavía se
puede apreciar, a una altura de 5 m, una franja horizontal de mortero, de diferente color, que
podría ser indicativo del nivel de la desaparecida cubierta plana.
La sacristía estaba empotrada, como ya se ha dicho, en la base de la torre sur del gran
muro de sillería; en su parte exterior, contigua al citado muro, se dibuja en el suelo un ábside
semicircular formado por diversas hiladas de buenos sillares (Fig. 5).
Otro elemento construido por los templarios es la cisterna. Es subterránea y está situada
a poniente del castro superior. Se trata de un impresionante elemento de ingeniería hidráu-
lica de planta ligeramente trapezoidal, delimitada por muros longitudinales al sur y al norte
(de 11,30 m y 10,60 m respectivamente) y transversales al este y al oeste (5,18 m y 5,80 m res-
pectivamente)23. El espacio esta cerrado por una bóveda de cañón, de lecha aproximada de 1 m,
que conserva un brocal original por donde se puede descender al interior. En la parte superior
de los paramentos transversales se sitúan sendas entradas de agua. La cisterna está construida
en perfecto aparejo de sillares con excepción del suelo y la parte inferior de los muros, que están
excavados en la roca. Los sillares presentan marcas de cantero y podrían proceder de la roca
excavada al construir la cisterna.
En resumen, la transformación del castillo por parte de los templarios se maniiesta prin-
cipalmente en el aprovechamiento de paramentos preexistentes, frecuentemente recrecidos
con sillares regulares; en la construcción de altas torres, símbolo de poder, y en la ediicación
de nuevos ediicios destinados a nuevas funciones, principalmente la capilla.
51DOS CASTILLOS TEMPLARIOS EN EL NORTE DEL REINO DE VALENCIA: XIVERT Y PENÍSCOLA
Peníscola, una fortaleza construida ex novo
Peníscola goza de una importante situación estratégica. Está unida a la tierra por un
istmo y posee abundante agua potable. El conjunto, que tiene algo más de un km de períme-
tro y unas 6 ha de supericie, se extiende por toda la península. Está constituido actualmente
por el castillo y el poblado. El castillo está situado en la cima del tómbolo rocoso y presenta
diferentes niveles a causa de la irregularidad de la plataforma en que se asienta. Sus cimientos
están excavados en la roca, a 35 m de altura sobre el mar y sus terrazas están situadas a 60 m.
Al contrario que Xivert, posee abundantes pozos de agua dulce. El poblado, que se extiende
por la parte inferior, hasta llegar al mar, está rodeado por una muralla, que, modiicada en el
siglo XVI, todavía conserva algún tramo de época medieval (Fig. 7).
A diferencia de Xivert, Peníscola no conserva elementos de construcciones andalusíes.
Sin embargo, la disposición del castillo corresponde claramente a la celoquia del castillo mu-
sulmán, y quizá parte del albacar. La actual población ocupa el antiguo arrabal musulmán.
La orden de Montesa cedió el castillo entre 1415 y 1422 a Benedicto XIII, el Papa Luna,
que trasladó allí su corte pontiicia. Retornó luego a Montesa hasta que, en época moderna,
fue utilizado por el ejército.
En tiempos de los musulmanes, Peníscola era una plaza muy fortiicada de gran valor
estratégico. Cuando llegó a su poder, los templarios construyeron rápidamente allí un castillo
ex novo. Esto les permitió plantearlo según un esquema cuadrangular de altas cortinas y torres
rectangulares en torno a un patio interior, un esquema utilizado en buena parte de las fortale-
zas de la Corona de Aragón24.
A causa de la morfología del terreno, el conjunto se estructura en dos niveles (Fig. 6). En el
inferior se encuentran, entre otras dependencias, el establo, la cisterna y el mal llamado “salón
del cónclave”, que en un inventario del siglo XV25 era la bodega. En el piso superior se hallan
los ediicios principales: la capilla y el llamado actualmente “salón gótico”, que corresponde
a la “sala de armas” del citado inventario. La parte sureste parece haber sido destinada a al-
bergar otra importante sala, pero no está ediicada. La entrada está lanqueada por dos torres,
una de las cuales está semiderruida; sus pisos superiores fueron adecuados en el siglo XIV para
uso del papa Luna.
La capilla presenta nave única y ábside semicircular empotrado en el cuerpo prismático
del castillo, un esquema que se repite en otras capillas de fortalezas del Temple de la Corona de
Aragón. Sus medidas son 7 m por 20, las mismas que la de Miravet. En el lado norte había una
galería26, que debía de continuar hasta el salón gótico, pues todavía se conservan los modillones.
Es probablemente lo que el inventario citado llama la claustra (Fig. 9)27.
52 IV – FORTIFICAÇÕES DA ORDEM DO TEMPLO E DA ORDEM DO HOSPITAL
El mal llamado “salón gótico”, o “sala de armas”, comparable también a los llamados
“refectorios” de castillos como Monzón, Miravet o Castellote, es una gran nave cuya única
característica gótica está representada por dos ventanas geminadas con arcos trilobulados (había
otra ventana gótica sobre la puerta de entrada). Un detalle que rompe la austeridad de la estancia
es la alternancia en la bóveda de sillares negros y blancos.
Todos los ediicios de Peníscola tienen planta rectangular y están cubiertos por bóvedas
de cañón, de medio punto en los niveles inferiores, donde se encuentran los servicios, y apun-
tadas en los pisos superiores donde las estancias son más esbeltas. El aparejo es de sillares bien
trabajados, que presentan marcas de cantero.
¿Una construcción anacrónica?
Peníscola constituye un anacronismo, principalmente desde el punto de vista estilístico.
Sin embargo, la austeridad y pervivencia del estilo románico en la fortaleza debe interpre-
tarse en el contexto de las fortalezas de la Corona de Aragón — Miravet, Gardeny, Monzón,
Castellote — que no incorporan la crucería en sus ediicios. En Peníscola se puede apreciar
claramente esta voluntad estilística y constructiva en una de las estancias del llamado “cuerpo
de guardia”, que, aunque está cubierta con bóveda de cañón, conserva en los ángulos unas
ménsulas aparentemente dispuestas para recibir unos arcos diagonales.
Si se comparan los castillos de Peníscola y Miravet, se hace evidente su parecido estruc-
tural28; sin embargo, Peníscola se ediicó 150 años más tarde. Quizá el principal elemento
diferenciador entre ambas fortalezas sea la presencia en ésta de dos grandes torres que lan-
quean la entrada y emergen ostensiblemente. Se trata de una manifestación de poder, pero la
disposición de las torres corresponde a un elemento defensivo de la fortaleza. Las torres, que
tienen amplias terrazas permitían situar en ellas ingenios de guerra. En este sentido, Peníscola
supondría mayor soisticación militar que Miravet.
La datación del castillo, a ines del siglo XIII, sería difícil de justiicar si no fuera
por la fecha tardía de su posesión, por la unidad arquitectónica que presenta el conjunto,
y, principalmente, por los frisos heráldicos que aparecen en diversos emplazamientos de
la fortaleza. En ellos se muestra, además de la cruz de la Orden, el escudo de Berenguer de
Cardona, maestre provincial de 1291 a 1307 (cardos), y el de Arnau de Banyuls, comendador
de Peníscola de 1298 a 1307) (fajas)29. Los motivos heráldicos del friso son los mismos que
aparecen en dos lámparas de plata en un inventario de la capilla del castillo, realizado en
130830 (Fig. 10).
Si la heráldica es deinitiva respecto a la datación del castillo, también resulta indicativa
para atribuir el proyecto o dirección de las obras a Berenguer de Cardona y Arnau de Banyuls.
53DOS CASTILLOS TEMPLARIOS EN EL NORTE DEL REINO DE VALENCIA: XIVERT Y PENÍSCOLA
Berenguer de Cardona había intervenido directamente en las obras del castillo31 y, juntamente
con Arnau de Banyuls, diseñó en 1306 el trazado de las murallas de Benicarló32, a pocos kiló-
metros de Peníscola.
El papel de Peníscola en los últimos años del Temple
La tardía construcción de Peníscola plantea una serie de interrogantes. En primer lugar,
el hecho de ediicar una fortaleza de esta magnitud en un tiempo en que no poseía ya un valor
estratégico en la frontera, puesto que ésta ya se había desplazado hacia el sur.
En segundo lugar, sorprende que una fortaleza de estas características no hubiera ofre-
cido resistencia a las tropas de Jaime II en diciembre de 1307. Hay que tener en cuenta, sin
embargo, que la ocupación de los territorios del Temple en la Corona de Aragón no se realizó
simultáneamente, como había sido el caso francés33 y que el reino de Valencia fue el primer
lugar en que el rey mandó aplicar sus órdenes el 1 de diciembre de 1307. Esto demuestra el
interés que Jaime II tenía en el territorio de la gran encomienda de Peníscola — que más tarde
se hizo patente en la creación de la orden de Montesa —, porque el mar era la única frontera
por donde podía expandirse la Corona de Aragón34. Es posible que los templarios de Peníscola
no hubieran tenido tiempo de reunir efectivos ni de fortiicarse como sí hicieron en otras for-
talezas35. Probablemente jugó aquí el factor sorpresa, ya que sospechaban de las intenciones36
del rey, pero no pudieron reaccionar a tiempo. Por este motivo, el abandono de Peníscola por
parte de su último comendador, Pere de San Just, puede interpretarse tanto como una huída
sin más o como un intento por buscar refuerzos.
También es posible pensar que el castillo, que empezó a construirse en 1294, no estuviese
todavía concluido el 1307, como se puede apreciar en el ala sureste, a la que falta un nivel, y en
la torre, también inconclusa, que está junto al ábside de la capilla, y que la ausencia de estos
elementos no permitiera una defensa eicaz37.
Peníscola poseía un activo territorial como centro de la importante zona dominada por
el Temple en el norte del reino de Valencia. La compra de Culla, que supuso un coste ele-
vado para las inanzas templarias, muestra el interés de la Orden por poseer este territorio.
A pesar de que ningún documento permite airmar que el castillo pudiera devenir la sede de
la provincia catalanoaragonesa del Temple38, Peníscola era considerada por los templarios de
su tiempo su fortaleza más importante en la Corona de Aragón39. En este contexto, se puede
plantear la hipótesis de que el castillo hubiera sido destinado a convertirse en sede de la pro-
vincia catalanoaragonesa, una idea que quizá no habría desagradado a Jacques de Molay40.
La situación al lado del mar permitía situar la Orden en la avanzadilla en las empresas medi-
terráneas al lado de la Corona.
54 IV – FORTIFICAÇÕES DA ORDEM DO TEMPLO E DA ORDEM DO HOSPITAL
A partir de la hipótesis de la función del castillo de Peníscola como sede principal de
la provincia del Temple de la Corona de Aragón, cabe ir más lejos y preguntarse si existía la
posibilidad de convertirla en sede de la Orden en Occidente41. De todos los territorios en lucha
con el Islam, la Península ibérica era la que más posibilidades ofrecía y no es casual que, según
la crónica de Ottokar (1307), Jacques de Molay expresara el deseo de ir a combatir en España42.
Bien es verdad que la documentación no aporta ningún indicio en esta dirección43; sin embargo,
el testimonio pétreo de Peníscola constituye un documento “per se”.
La construcción del castillo de Peníscola no puede separarse de las circunstancias
bélicas y políticas de los últimos tiempos del Temple, ni de las relaciones entre la Orden
y Jaime II. En cualquier caso, no hay duda de que se hallaba en un centro neurálgico entre
los intereses del Temple y de la corona catalano-aragonesa, en una época de expansión de
ésta por el Mediterráneo.
Conclusiones
Xivert y Peníscola son dos antiguos husun del norte del reino de Valencia que llega-
ron a poder de los templarios en el siglo XIII, el primero en la primera mitad y el segundo
a inales del mismo siglo. La importancia estratégica de Peníscola determinó que se cons-
tituyera en sede de encomienda en detrimento de Xivert. Esta traslación de poder tuvo su
correlato en la arquitectura.
Aunque en los dos casos el Temple actuó sobre un castillo andalusí y levantó los princi-
pales ediicios de la nueva fortaleza sobre la antigua celoquia distribuyéndolos alrededor de un
patio, esta transformación se llevó a cabo en ambos de manera diferente.
En Xivert se puede apreciar todavía la superposición y utilización de estructuras mu-
sulmanas por parte de los templarios. Abandonado el interés de éstos por este castillo a ines
del siglo XIII a causa de la superior posición estratégica de Peníscola, los trabajos de remo-
delación quedaron abandonados o parcialmente relegados. Este hecho permite presentar
a Xivert como un conjunto en el que las estructuras templarias se superponen a las antiguas
andalusíes y las reconvierten parcialmente en función de su nuevo uso de convento-fortaleza.
La conservación de estructuras andalusíes constituye un caso singular en las fortalezas tem-
plarias de la Corona de Aragón.
Por el contrario, la conversión del castillo andalusí a castillo templario se realizó en
Peníscola de manera completa; la construcción musulmana anterior fue totalmente arrasada
y sólo se conservó el trazado del albacar y el arrabal en el perímetro de la nueva población en
55DOS CASTILLOS TEMPLARIOS EN EL NORTE DEL REINO DE VALENCIA: XIVERT Y PENÍSCOLA
torno al castillo. La fortaleza que ha llegado a nuestros días fue la representación del poder
feudal del Temple en las tierras del norte del reino de Valencia, una traslación del señorío del
importante “distrito de Ribera” (Miravet-Tortosa).
La ediicación del imponente castillo de Peníscola en un período de tiempo muy reducido
(trece años), su anacronismo arquitectónico y estilístico y, principalmente, la importancia de
los territorios de la encomienda de que fue sede plantean una serie de interrogantes de difícil
respuesta. Desgraciadamente, la desaparición de la orden del Temple ha dejado sin resolver
el enigma que plantea la construcción del castillo de Peníscola y la función que en el futuro
podría haber desempeñado en el devenir del Temple de la Corona de Aragón y en la expansión
de la Corona por el Mediterráneo.
Fig. 1
Poblada Castillo Albacar
Planta del conjunto de Xivert (dibujo Vera Hofbauerová).
56 IV – FORTIFICAÇÕES DA ORDEM DO TEMPLO E DA ORDEM DO HOSPITAL
Fig. 3
Fig. 2
Planta de la capilla del castillo de Xivert (Fot. VH).
Conjunto fortificado de Xivert. Vista aérea.
57DOS CASTILLOS TEMPLARIOS EN EL NORTE DEL REINO DE VALENCIA: XIVERT Y PENÍSCOLA
Fig. 5
Fig. 4
Muro de sillares con dos torres adyacentes
(Fot. Joan Fuguet Sans).
Entrada a la sacristía de la capilla, empotrada en la torre sur (Fot. JFS).
58 IV – FORTIFICAÇÕES DA ORDEM DO TEMPLO E DA ORDEM DO HOSPITAL
Fig. 6
Fig. 7
Castillo de Peníscola desde el mar (Fot. JFS).
Primer nivel1. Bastión (s. XVI)
2. Puerta principal
3. Cuerpo de guardia
4. Cisterna
5. Vestíbulo
6. Cavallerizas
7. Dependencias
8. Bodega
9. Mazmorra
Segundo nivel1. Dependencias
2. Dependencias
3. Sala de armas
4. Dependencias
5. Capilla
6. Sacristía
7. Cocinas ?
8. Patio
9. Galeria (vestigios)
Planta del castillo de Peníscola (según croquis de M. García-Lisón y A. Zaragozá).
7
6
6
8
8
9
9 99
5
5
3
3
3
3
4
4
4
2
2
22
2
1 1
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59DOS CASTILLOS TEMPLARIOS EN EL NORTE DEL REINO DE VALENCIA: XIVERT Y PENÍSCOLA
Coves
Pueblos (Temple)
XIVERT
Morella
Benifassà
Cervera
Culla
Ares
PENÍSCOLA
ENCOMIENDAS (TEMPLE)
BAILIO DECERVERA
MORELLA Y DEPENDENCIAS
La encomienda templaria de Xivert – Peníscola.
Fig. 10
Fig. 8 Fig. 9
Patio de armas del castillo de Peníscola, al fondo, puerta de
entrada a la capilla (Fot. JFS).
Friso heráldico en la pared de la entrada principal del castillo de Peníscola (Fot. JFS).
60 IV – FORTIFICAÇÕES DA ORDEM DO TEMPLO E DA ORDEM DO HOSPITAL
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1 Véase Bramon, 1997.
2 Bazzana, Cressier & Guichard, 1988.
3 Es frecuente la variación de la titularidad de los seño-ríos en esta zona, en un momento de formación del nuevo poder feudal (Guinot, 1986, p. 18).
4 Un escudo de los Alagón se descubrió en 1958 en el umbral de la puerta del fondo del establo del casti-llo de Peníscola y más adelante apareció en el salón gótico (Simó, 2010, p. 18). García Guijarro (1996, pp. 172–173) no contempla una efectiva cesión de la plaza a Artal de Alagón por parte del Rey.
5 Forey, 1973, p. 34.
6 Véase Guinot, 1986, pp. 57–63.
7 Forey, 1973, p. 95.
8 El documento está publicado en Ferrandis, 1904.
9 Alfonso el Casto entregó Polpís al Temple el 1190 y constituyó el primer dominio templario en esta zona. Fue pronto recuperado por los musulmanes hasta que, en 1223, los freires de Calatrava conquistaron el casti-llo y lo poseyeron por lo menos hasta 1275. Finalmen-te, después de un largo proceso de reclamaciones por parte del Temple, el castillo pasó a manos del obispo de Tortosa quien lo cedió al Temple en 1277.
10 Pagarolas, 1998.
11 Véase García Guijarro, 2007.
12 García Guijarro, 2007, p. 169.
13 Fuguet & Plaza, e/p.
14 Sobre los castillos de Montesa, véase Navarro, 2001.
15 Bazzana, 1977; Hobauerová, 2001.
16 “El que concede la victoria es Dios” (traducción de Car-me Barceló Torres). Sobre la restauración del muro véase De Antonio & Hobauerová, 2001.
17 Díaz de Rabago, 1992.
18 Principalmente un inventario de 1599. Archivo del Reino de Valencia (en adelante, ARV), clero, 889, caja 2342, y una visura de 1596 (ARV, clero, 889, caja 2342). Véase también Iturat, 1998.
19 ARV, clero, 889, caja 2342. Iturat, pp. 21–23.
20 Díaz Manteca, 1985.
21 V.V.A.A., 1997.
62 IV – FORTIFICAÇÕES DA ORDEM DO TEMPLO E DA ORDEM DO HOSPITAL
22 En 1599 su estado ya era ruinoso “... a la ma dreta del dit pati per una porta se entra a la ysglesia que era de dit castell la qual no està cuberta ans tota derrohida e sols resten dos archs...” (ARV, clero, 889, caja 2342).
23 “...una gran cisterna pera servici del castell en la qual se diu jamay falta aygua...” Ibídem.
24 Fuguet, 1995, 1996.
25 Betí, 1914, p. 97.
26 La capilla de Peníscola no guarda ningún parecido con la de Xivert; sin embargo, sí es semejante en ambas la disposición de la sacristía.
27 Betí, 1914, p. 97. Véase también Canellas, 1958, pp. 46–47. Es frecuente en documentos hospitalarios llamar “claustro” a la galería delante de la iglesia.
28 Fuguet, 1996, p. 66.
29 La identiicación de la heráldica se debe a Benages, 1927, pp. 195–196.
30 Rubió, Alos & Martorell, 1907, p. 395.
31 Berenguer de Cardona indica a Pere de Santjust qué debe hacer para arreglar un desagüe de la cocina que está obstruido (ACA, RC, Jaime II Templarios, 590). Asimismo, encarga la construcción de un molino de viento en el castillo (ACA, CR, 481), que todavía se conservaba en 1411 (Betí, 1914, p. 101).
32 Zaragozá, 2000, p. 109.
33 Forey, 2001, p. 7.
34 García Guijarro, 1996, p. 210.
35 Forey, 2001, p. 11.
36 El 11 de noviembre de 1307 el castellano de Monzón prevenía al comendador de Peníscola de las intenciones del rey: “e diu que [el rey] sen va ves Valencia, mas es en enteniment que sen va a asajar a Peniscola” (Finke, 1907, p. 54).
37 Fuguet, 1996, p. 58.
38 Forey, 2007, pp. 63–64.
39 “...E aço us pregam eus conseyllam per proit del Temple. Car aquel es lo pus senyalat loch del Temple” (Finke, 1907, p. 55).
40 Resulta signiicativa la designación directa de Pere de Santjust como comendador en el año 1307 por parte de Jacques de Molay, de quien era amigo (Demurger, 2002, p. 188). La riqueza de la capilla es también una muestra de la importancia de la encomienda (Rubió, Alos & Martorell, 1907; Salvadó, 2010).
41 Fuguet, 1996, pp. 67–68.
42 Ottokar, Österreichische Reimchronik: 51886-910, cita-do por Nicholson, 2001, p. 85. Agradecemos la referen-cia al profesor A. Lutrell.
43 Véase esta discusión en Forey, 2007.