dos mujeres sentadas en un banco

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Dos Mujeres... sentadas en un banco de plaza. Personajes _Ella _La otra

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Obra de Teatro de Arenillas,Luis

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Page 1: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Dos Mujeres...

sentadas en un banco de plaza.

Personajes

_Ella

_La otra

Page 2: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Dos mujeres sentadas en un banco de plaza. Podrán estar o no en la

plaza, no, no, ellas están en la plaza. La ambientación corre por cuenta de ustedes

y su imaginación, pueden haber árboles, sonidos de pájaros, de chicos que corren,

mejor no, qué estén solas, totalmente solas, por ahí con alguna naturaleza muerta,

hojitas de otoño caídas. Están vestidas con..., no se, no pensé en eso. El banco es

muy largo, extremadamente largo y cada una está en uno de los extremos. Algo

que si es necesario y que deben tener, es un bolso, cartera, bolsa. La luz, bueno eso

es un asunto de la puesta, pero propongo que haya suficiente como para que la

acción se vea. Mejor lean la obra y después decidan. Nada más. Sí, algo más, no se

miran, están como abstraídas en sus pensamientos, hasta que finalmente Ella

comienza a buscar algo en su bolso, cartera o bolsa, hace ruido, La Otra la mira y

habla...

La Otra_ ¿Cómo?

Ella_ (sobresaltada) ¿Cómo qué?

La Otra_ ¿Cómo dice?

Ella_ (sin entenderla) ¿Cómo digo qué?

La Otra_ Digo que qué dice...

Ella_ ¿Dice que digo?..

La Otra_ Le pregunté...

Ella_ ¿Me preguntó...?

Page 3: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

La Otra_ (aparte) No me entiende.

Ella_ (aparte) No la entiendo.

La Otra_ Le pregunté que era lo que había dicho.

Ella_ ¿Usted me preguntó a mí lo que yo había dicho?

La Otra_ ¡Ay! (se pone nerviosa, se muerde la mano, le da la espalda. Breve

silencio. Ella la mira, parece que va a decirle algo, pero se arrepiente. Vuelve a

buscar, hace ruido, se repite la situación) ¿Cómo?

Ella_ ¿Cómo qué?

La Otra_ ¿Cómo dice?

Ella_ ¿Cómo digo qué?

La Otra_ (algo nerviosa) Digo que qué dice...

Ella_ ¿Dice que digo?

La Otra_ Le pregunté.

Ella_ ¿Me preguntó...?

La Otra_ (aparte) No me entiende.

Ella_ (aparte) No la entiendo.

La Otra_ (se enoja) Olvídelo. (dejan de mirarse nuevamente. Silban a la vez,

después de un rato de aburrimiento, para ellas y para el público, Ella vuelve al

bolso, La Otra la mira... Ella deja de buscar, mira hacia el piso, luego de un

momento en voz muy baja le dice... )

Ella_ Perdón.

La Otra_ ¿Por qué?

Page 4: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Ella_ (duda un momento) No... no puedo... por nada.

La Otra_ Entonces no la perdono.

Ella_ (esperanzada) ¿Si le digo me va a perdonar?

La Otra_ (indiferente) Tal vez, no se.

Ella_ (triste) No sabe, entonces no me diga nada. (pausa, comienza a sollozar muy

bajito, La Otra la mira) Es una tragedia, una verdadera y patética tragedia... pensar

que era tan joven y tenía tanto por recorrer, ¿no le parece?

La Otra_ (solo para decir algo) Si usted lo dice.

Ella_ Le dije que no me dijera nada. (se asusta) La reconozco inmediatamente, es

usted una de esas mujeres que no pueden cerrar la boca: economía, política, filosofía,

cocina, religión, deportes, sociales, espectáculos, antropología, arqueología,

efemérides. ¡Todo, creen saberlo todo!, hablan sobre todo como si fueran la única

persona en el mundo capaz de hacerlo y después la sociedad, máquina devoradora,

nos mete a todas en la misma bolsa.

La Otra_ (intenta frenarla) Usted se confunde conmigo...

Ella_ (no la escucha) Ahí está, justamente lo que estaba explicando. Usted de nuevo

sin poder reprimir ese impulso diabólico, intentando formar una frase. Poco importa

lo que va a decir, si está bien o mal, total siempre cree tener la razón. Se muere por

hacerlo, hágalo... (la mira desafiándola, continúa) ¡no lo retenga, eso es lo que

quiere! No tiene más que abrir la boca y dejar que esa avalancha de palabras salga

despedida como un vomito e inunde todo el lugar.

La Otra_ ¡Qué desagradable!

Page 5: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Ella_ (enojada) ¿Qué dice? Me llamó desagradable.

La Otra_ (trata de aclarar) Usted no me entiende...

Ella_ (se angustia) Y dice que soy estúpida además...

La Otra_ Yo no..., usted está..., mejor me voy. (intenta levantarse)

Ella_ (triste) ¿Qué hace?

La Otra_ (se vuelve a sentar) Me voy...

Ella_ ¿Se va a ir así? Usted no sabe con quien está hablando.

La Otra_ No sé.

Ella_ Soy Silvina Reyes.

La Otra_ Yo soy Silvana Rayas. (trata de apaciguar la situación) Discúlpeme, no

quise decirle desagradable, no fue mi intención agredirla...

Ella_ (la mira seria, pero luego de un instante esboza una enorme sonrisa) Bueno,

bueno, la voy a aceptar porque soy una persona religiosa y creo que hay que

perdonar.

La Otra_ Bueno, bueno, muchas gracias.

Ella_ Bueno, bueno, de nada.

La Otra_ (la observa por unos segundos) ¿Me dijo que se llamaba Silvina?, mi

marido siempre se confunde Silvina con Silvana.

Ella_ (sonríe, le palmea la rodilla, y le dice bajito) El mío Silvana con Silvina.

Las dos_ (mientras se ríen)¡Qué estúpidos!

Ella_ Ahora quisiera disculparme yo Silvana por la forma como me dirigí...

La Otra_ (no la deja terminar, la corrige) Silvana, yo soy Silvina, Silvana.

Page 6: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Ella_ (sonriendo) No Silvina, yo soy Silvina.

La Otra_ Se confundió de nuevo, yo no soy Silvana, Silvana, yo soy Silvina.

Ella_ Me está confundiendo con otra, Silvia.

La Otra_ Yo no soy Silvia, Severina.

Ella_ Yo no soy Severina, Samantha.

La Otra_ (llegando al límite de la confusión) ¿Samantha?,

Ella_ ¡¿Sandra?!

La Otra_ ¡¿Sandra?!

Ella_ ¡Celeste!

La Otra_ ¡Sonia!

Ella_ ¿Sonia?, ¡Zulema!

La Otra_ Un momento. (espantada, se levanta del banco, y queda de frente a

público) Ya no sé cómo me llamo.

Ella_ Usted es Susana.

La Otra_ No, Susana es mi hermana, ¿o yo?

Ella_ ¿Y yo? (espantada, se levanta del banco, y queda de frente a público) Ya no

sé cómo me llamo.

La Otra_ Usted es Soledad.

Ella_ Soledad es mi hermana, ¿o yo? (nerviosa) ¿Está usted segura?

La Otra_ No... (dudan las dos) ¿Qué hacemos?

Ella_ Me angustio, estas cosas me angustian.

La Otra_ (las dos comienzan a ponerse nerviosas) Trate de tranquilizarse, si usted

Page 7: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

se pone mal yo también. Y si las dos nos angustiamos, no sirve. Tratemos de pensar,

de recordar un poco...

Ella_ No puedo, no puedo...

La Otra_ Yo tampoco, tratemos de ir hacia atrás...¿qué dijimos? (se miran)

Ella_ Usted me llamo desagradable.

La Otra_ Usted se confunde...

Ella_ ¡Ay! Todo es una confusión.

La Otra_ ¡¿Qué hacemos?!

Ella_ ¿Llamamos al 112?

La Otra_ ¿Cómo?

Ella_ ¿Cómo qué?

La Otra_ ¡No empiece de nuevo! ¿Qué es lo que uno necesita para reconocerse?

Ella_ Un espejo.

La Otra_ ¡No!

Ella_ Una carta astral.

La Otra_ ¡No!

Ella_ Una foto.

La Otra_ ¿Foto?..(piensa) ¡Sí! Revisemos nuestros D.N.I., yo le doy el mío y usted

me da el suyo. (se los intercambian, luego leen) Usted es Silvina Reyes.

Ella_ Y usted es Silvana Rayas. Justo como estabamos diciendo. (se guardan los

D.N.I. cambiados, se sientan, suspiran) En un momento pensé que llegaba a

angustiarme. Perdóneme por lo que le dije antes, en ningún momento intenté ser

Page 8: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

grosera, lo que me pasa es que no podría estar más de tres segundos con una persona

verborrágica; mi terapeuta, es el tercero que tengo... me dijo...

La Otra_ ¿Y los otros dos?

Ella_ (hace el gesto de que se ahorcaron) Le decía que mi tercer terapeuta me dijo

que una persona verborrágica y yo somos incompatibles, que terminaría en una

tragedia..

La Otra_ ¿Cómo la de su amigo?

Ella_ ¿Qué amigo?

La Otra_ El que era joven y se murió. (Ella la mira sin entender, La Otra repite el

texto de Ella del comienzo) “Es una tragedia, una verdadera y patética tragedia,

pensar que era tan joven...”

Ella_ (se persigna) No se murió.

La Otra_ Perdón, es que dijo que tenía tanto por recorrer.

Ella_ No, se cayó de la bicicleta y no pudo terminar la carrera.

La Otra_ Pobre, qué frustración. ¿Un pariente?

Ella_ No, pero pudo ser mi marido, Mario Soto.

La Otra_ ¿Mario Soto? (sonriendo por la coincidencia) El mío se llama Mauro

Seto.

Ella_ ¿Mauro Seto? (sonriendo por la coincidencia) Siempre me confundo Mario

con Mauro.

La Otra_ (sonríe, le palmea la rodilla, le dice bajito) Y yo Mauro con Mario.

Las dos_ (riéndose) ¡Qué estúpidas!

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Ella_ (se quedan en silencio sin saber que decir, se miran sonríen, hasta que a

Ella se le ocurre de qué hablar) ¿Y usted del casamiento, qué piensa?

La Otra_ (sorprendida por la pregunta) ¿De qué?

Ella_ Del casamiento.

La Otra_ ¡Qué pregunta!

Ella_ Si, ¿no?

La Otra_ El casamiento es algo que..., como si fuera, por ahí una conjunción...

(Todos estos textos irán superponiéndose, sin importar el orden, hasta llegar a

“cosa”.)

Ella_ Claro, la voy siguiendo, una mixtura entreee... sería por ahí un asunto como...,

La Otra_ ¿Cómo explicarlo?, medio...

Ella_ Regulado por.

La Otra_ Cercano a, un símil entre...

Ella_ Medianamente...

La Otra_ Mezcla de...

Ella_ Una especie de... casi como...

La Otra_ Como una cosa...

Las dos juntas_ ¡Eso! ¡Una cosa!

Ella_ Y su “cosita”...(La Otra la mira, Ella le guiña el ojo) Su marido, Mauro, ¿de

qué trabaja?

La Otra_ Mi marido Mario, de-socupado. ¿Y su marido Mario?

Ella_ Mi marido Mauro, de-socupado. ¿Y hace cuánto que está casada con Manuel?

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La Otra_ Con Martín, hace tres años, seis meses y dos días. ¿Y usted con Marcelo?

Ella_ También, tres años, seis meses y dos días.

La Otra_ Muchas coincidencias Samantha.

Ella_ (la corrige, pero la confusión les vuelve a ganar) No, yo soy Sonia, Usted es

Samantha.

La Otra_ Yo no soy Samantha, soy Severia y usted es Susana.

Ella_ ¡¿Susana?!

La Otra_ ¿O Soledad?

Ella_ Un momento por favor, me angustio, revisemos los documentos. (los abren)

Yo soy Silvana Rayas.

La Otra_ Y yo soy Silvina Reyes. (se miran como si algo no estuviera bien,

vuelven a mirar los D.N.I., se percatan del error, se acercan, se dicen algo bajito al

oído, intercambian los documentos y repiten la situación)

Ella_ Yo soy Silvina Reyes y vivo en Arthur Miller 2010, 6 “B”.

La Otra_ Llegando casi a Tennessee Williams, y yo soy Silvana Rayas y vivo en

Tennessee Williams 2010, 6 “B”.

Ella_ Llegando casi a Arthur Miller.

Las dos_ (mientras se ríen) ¡Somos vecinas!

Ella_ A lo mejor alguna vez me crucé con su esposo Maxi.

La Otra_ Y tal vez yo con el suyo, con Miguel. Mándele saludos, tal vez se

acuerde...

Ella_ (cortante) No creo que le interesen sus saludos.

Page 11: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

La Otra_ ¿Por qué?

Ella_ No es por usted, no se sienta mal. Él es muy..., como explicarlo, introvertido.

No se mueve de casa, está tirado en su silloncito, siempre muy cansado para hacer

algo. Lo único que quiere es su plato de comida y su vaso de vino, mientras tenga

eso, todo bien. Es imposible dirigirle la palabra... En general no hablo con nadie, no

porque nunca tenga nada interesante que contar, sino porque no puedo, me cuesta

hacerlo. Por eso estoy todo el tiempo en silencio. A mi me gustaría ser un poquito

más comunicativa, pero bueno, siempre se empieza por casa y cuando en casa una no

puede...(recuerda feliz) Bueno, bueno, hubo un tiempo en el que hablaba mucho, de

cualquier cosa. Me había comprado un canario, muy lindo, amarillo, chiquitito, con

un penachito verdecito en la cabeza. ¡Tan simpático el canarito! Yo le hablaba todo

el tiempo de todo: de economía, política, filosofía, cocina, religión, deportes,

sociales, espectáculos, antropología, arqueología, efemérides. Él siempre escuchaba

muy atento. Le cambiaba el agüita, el alpiste, le limpiaba la jaulita y los dos

vivíamos muy felices. Era muy alegre. Cantaba todas las mañanas, nos

despertábamos con el canto del ave. (hace el sonido del pajarito) Pi-pi-pi-pi. No, no

era así, era pipi – pi, no, tampoco, pipiri – pipiri, no, espere... (saca un walk-man del

bolso, lo prende y sale el sonido del canario) Así era, ¿no es lindo? Parecía que

estábamos en el campo. (seria) A Marcos la idea mucho no le gustaba, así que se

compró un gato.

La Otra_ Un gato y un canario juntos...(Ella asiente) ¡Qué extraño!, porque a los

gatitos le gustan mucho las aves...(Ella asiente, La Otra se da cuenta) ¡No!..

Page 12: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Ella_ (asiente) Sí.

La Otra_ No.

Ella_ Sí.

La Otra_ ¡Pobre!

Ella_ (angustiada) Al final tuve que echar al canario, no podía soportar que un

asesino me despertara por las mañanas. Abrir la jaula y dejarlo ir, para mi fue todo

muy difícil. Como si me robaran el canto y la palabra. (las dos quedan en silencio,

Ella retoma, tiene la mirada transformada) A mi esposo le gusta mucho la sopa,

toma mucha todo el tiempo. Sopa de letras, sopa de fideo nidito, sopa de fideo verde,

sopa de municiones, (comienza a violentarse) de arroz, de verdura, de vitina,

minestrón, sopa de dedalitos, sopa crema de cebolla, de tomates, de espárragos, de

apio, de zapallo, de remolacha, de gallina ... yo trato de variar y le hago una

milanesa, pero él la mete en un plato sopero y le agrega caldo, ¡caldo a una milanesa!

(casi gritando) ¿A quién se le va a ocurrir ponerle caldo a una milanesa? (violenta,

se levanta y queda de frente a público) ¡A veces me gustaría llenar todo el

departamento de sopa y que se ahogue o se atragante con un cubito de pan tostado!..

(sonríe, se da cuenta de lo que hizo, se calma y toma asiento) Me gustaría hacer

muchas cosas.

La Otra_ (sonríe forzosamente, trata de decir algo para descomprimir la situación)

Bueno, bueno, al mío la sopa mucho no le agrada, él prefiere el pollo. Milanesas, al

horno, a la cacerola, arrollado, a la parrilla, deshuesado. (suspira) Yo lo quiero

mucho, él es perfecto, hermoso. Lo amo desde la primera vez que me vio. No es

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como el suyo, él no se queda mucho en casa. Está muy ocupado, siempre. Antes no,

antes solía estar más tiempo conmigo. (aclara) Se va a comprar cigarrillos los jueves

y no vuelve hasta el martes. A veces no viene por semanas y cuando llega, me da un

besito en la frente y yo lo perdono. (suspira) Es perfecto, muy alto, enorme, buen

mozo. Parece un galán de telenovelas. No habla mucho y tampoco le gusta que le

hablen, si una le dice algo, él te contesta con esa voz masculina: “te podés callar que

estoy viendo el partido”. (suspira otra vez) Y así transcurre el día, cuando está en

casa yo me siento y lo miro, desde atrás, porque no le gusta que lo mire a los ojos, lo

pone incómodo. Recuerdo una vez que nos fuimos en el auto de vacaciones a la

costa. Eran nuestras primeras vacaciones. Hicimos todo el viaje muy tranquilos, él

manejaba y yo, sentada atrás lo miraba, hasta que llegamos. Me dejó en la casa que

alquilé, se fue a comprar cigarrillos y no volvió hasta que se terminó la quincena.

Nunca fui a la playa porque tenía miedo de que volviera, no me encontrará y se fuera

de nuevo. Y a los quince días volvió, me dio un besito en la frente y me dijo con esa

voz de hombre que tiene: “hacé las valijas que nos vamos”. No tengo ninguna queja,

en realidad si, me gustaría que se de cuenta que no hace falta que se vaya tan lejos a

comprar cigarrillos. (silencio)

Ella_ ¿Tiene uno?

La Otra_ No fumo. (saca un paquete y se lo da).

Ella_ ¿No me dijo que no fumaba? (La Otra asiente) ¿Y esto qué es?

La Otra_ Un hobby. Compró cigarrillos para... evitar que la gente se muera de

cáncer.

Page 14: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Ella_ Lindo hobby. Yo también tengo uno, compro golosinas para que la gente

nunca esté amargada. (le da un paquete de pastillas, va a prender el cigarrillo, se

detiene) Espere, si usted compra cigarrillos para evitar que la gente se muera, quiere

decir que usted quiere que yo...

La Otra_ Usted se confunde...(le devuelve los cigarrillos) Yo no quise que usted

creyera...¿me puedo quedar con el paquete de pastillas?

Ella_ ¡No! (se lo saca, lo guarda en el bolso, saca nuevamente el walk-man, vuelve

a escuchar el sonido del canario, se entristece, lo apaga, empieza a sollozar) Estoy

mal, angustiada, me voy a suicidar.

La Otra_ ¿Por qué?

Ella_ Porque me angustié, ¿hace falta otra razón?

La Otra_ No puede hacer eso.

Ella_ Si, ¿por qué no? Intentar suicidarse levanta el ánimo. No hay nada mejor,

como están las cosas hoy en día.

La Otra_ ¿Le parece?

Ella_ No, para nada. (discursiva) Pero la mujer del siglo que viene tiene que ser

innovadora, tener coraje para tomar decisiones. No hay que dejarse atrapar por el

aparato social, por ésta máquina devoradora que nos sumerge día a día en la

imposibilidad de hacer cosas para cambiar la humanidad. Si cada una de nosotras

hiciera algo distinto, todo cambiaría, imagínese a cientos de millones de mujeres,

tomando la decisión de su vida, una que permitiría cambiar el pensamiento de la

humanidad, que despertaría a las incrédulas. Yo elijo el cambio. La innovación es la

Page 15: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

respuesta.

La Otra_ ¡Si!, innovemos las dos. ¡Suicidemosnos juntas!

Ella_ (mientras saca una soga de su bolso) No, perdóneme, agradezco su

solidaridad, pero estas cosas me gustan hacerlas sola.

La Otra_ Lo va a hacer conmigo.

Ella_ No moleste, sola.

La Otra_ (saca una aguja de coser y la amenaza) Conmigo.

Ella_ (saca una tijerita china) Sola.

La Otra_ (saca un batidor de mano) No.

Ella. (saca un palo de amasar) No se me retobe.

La Otra_ (saca una bomba) No se haga la loca y sea comunitaria.

Ella_ ¿Qué es eso?

La Otra_ Una bomba.

Ella_ ¿Qué le pasa? Sacar eso acá, si la bomba explota, nos morimos todos. Guarde

eso. Esto era más íntimo.

La Otra_ (avergonzada) No me di cuenta.

Ella_ Pensar que hay gente que trabaja fabricando esas cosas. A una le sacan las

ganas de suicidarse. (las dos guardan las cosas, menos la soga, mientras lo hacen,

hablan. Esto es para que vean que las actrices pueden hacer dos cosas a la vez.)

Bueno, bueno, cuénteme algo más de su vida, ¿a ver qué le puedo preguntar...?

La Otra_ (en voz baja) Pregúnteme por mi trabajo.

Ella_ Ya sé que le voy a preguntar. ¿Usted de que trabaja?

Page 16: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

La Otra_ En un hogar de ayuda para gente carenciada.(Se para en el banco, a

medida que su discurso avanza, se irá achicando hasta volver a la posición

anterior ) Es un lindo trabajo, vienen muchas personas. Cada vez son más. Me

asombra la cantidad que viene por día a pedir ayuda. Últimamente vienen muchos

abogados, médicos, escribanos, profesores, actores, gente que no tiene trabajo ni

lugar donde vivir. Nosotros tratamos de ayudarlos y pedimos a su vez a la gente que

nos ayude con dinero, ropa o comida...Pero pasa el tiempo y la misma gente que

antes nos ayudaba, ahora la encontramos haciendo la cola. Pasan los días y la cola es

mas larga y nosotros no damos abasto, porque cada vez hay menos gente a quien

pedirle. El otro día le pedimos una ayudita al presidente, nos dijo que estaba muy

ocupado, que habláramos con el vicepresidente... él nos mandó con el Ministro de

Economía y éste con el de Relaciones Exteriores y Culto, y éste con el de Justicia y

éste con el de Trabajo...al final hablamos con el Ministro... estaba en la cola... era el

último. Es un lindo trabajo.

Ella_ Yo soy encuestadora para el gobierno. La última que hicimos fue la de la

desocupación. Casi un 4 % menos. (se miran en silencio)

La Otra_ (cambiando de tema abruptamente) ¿Jugamos a algo?

Ella_ ¿A qué?

La Otra_ No se.

Ella_ Veo, veo.

La Otra_ ¿Qué ve?

Ella_ Una cosa.

Page 17: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

La Otra_ ¿Qué cosa?

Ella_ Maravillosa.

La Otra_ ¿De qué color?

Ella_ Verde.

La Otra_ ¿Verde musgo?, ¿verde esperanza?, ¿verde esmeralda?, ¿verde sintético?,

¿verde hoja?, ¿verde seco?, ¿verde botella?, ¿verde militar...? (la mira a Ella, que se

está tomando la cabeza, se queda en silencio sin saber que decir, luego lo hace)

¡Qué suerte que estemos juntas hablando!

Ella_ ¿Por qué?

La Otra_ Y... no sé. (se vuelven a mirar) Se la pasa bien al aire libre, ¿no le parece?

Ella_ No, pero mejor que estar en casa cocinando sopa es.

La Otra_ ¿Y de salud cómo está?

Ella_ (seria) Mal.

La Otra_ ¿Refrescó?

Ella_ No.

La Otra_ ¿Vio que bajó la carne?

Ella_ Ya no como carne.

La Otra_ Claro, solo sopa...

Ella_ ¿Qué hora es?

La Otra_ Y deben ser las...

Ella_ No invente.

La Otra_ No invento, más o menos son... ¿a usted se le hace tarde para algo?

Page 18: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Ella_ No.

La Otra_ A mí tampoco.

Ella_ ¿Su marido está en casa?

La Otra_ No, salió a comprar cigarrillos. ¿Y el suyo está.?..

Ella_ Ojalá que no. (va a guardar la soga, La Otra la mira)

La Otra_ Yo tenía una perra y siempre la sacaba a pasear con una soga. Tres veces la

saqué a pasear. Se portaba muy bien, era una perrita de raza...(piensa) no me acuerdo

muy bien, era...tenía una cabeza, cuatro patas, hocico, unas orejas, era muy linda. Un

día mi marido se fue... “Colita, nos vamos”, le dijo; Colita, que así se llamaba la

perra, lo miró, me miró, bostezó, se rascó, reculó, avanzó, orinó bordó el “vitró”,

partió y no volvió. Ahora la cuerdita la guardo para colgar la ropita... (se ríe, pero de

a poco se va poniendo mal hasta que cambia de tema abruptamente) ¿Leyó el

diario hoy?

Ella_ No.

La Otra_ Yo tampoco. (esperan un instante, hasta que cae un diario de algún

lugar, se acercan y lo leen) A mí siempre me gusta leer el horóscopo. Nunca falla.

Ella_ A mí también me gusta. ¿De qué signo...?

La Otra_ Escorpio.

Ella_ Pero que casualidad, también soy escorpiana. (se palmean las rodillas) La otra

vez salió “cuídese del frío” y al día siguiente me resfríe.

La Otra_ Me acuerdo, yo también me resfríe. Fue el lunes.

Ella_ No, el viernes.

Page 19: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

La Otra_ Lo voy a leer: “Escorpio: La incomunicación no es buena compañera. (se

miran) Semana poco propicia para los encuentros con extraños. Cuídese de los de su

propio signo. (se miran) Si no hay amor por lo menos respeto”.

Ella_ Se pueden equivocar.

La Otra_ Espere, no terminé. “Sepa perdonar al otro”.

Ella_ A veces es mejor no leer el diario.

La Otra_ Voy a leer el tiempo. “Para hoy: de día en la mañana, oscureciendo por la

noche, si sale el sol caluroso y si llueve mejor llevar paraguas o lo más probable es

que se moje”.

Ella_ No me gusta la lluvia. (vuelve al banco y se sienta)

La Otra_ (Las dos miran hacia arriba) Va a llover.

Ella_ ¿Usted cree?

La Otra_ Estoy segura. ¿No ve las nubes? Están negras, parece que se nos vienen

encima.

Ella_ No, ¿por qué?

La Otra_ No, ¿por qué?

Ella_ (mirando el cielo) Por favor...

La Otra_ (mirando el cielo) Si, por favor...

Ella_ Odio la lluvia.

La Otra_ Es triste.

Ella_ Todo es gris... parece que va a llover, definitivamente. Mire, ni los pájaros han

quedado, se fueron todos.

Page 20: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

La Otra_ De chiquita mi hermanita cantaba, “que llueva, que llueva, la vieja está en

la cueva, los pajaritos cantan, la vieja se levanta...”.

Ella_ (canta) “Que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva, los pajaritos cantan,

la vieja se levanta...”. (sigue cantando la canción, cada vez más alta y frenética, y a

medida que lo hace, las dos comienzan a taparse los oídos) “Que llueva, que llueva,

la vieja está en la cueva...”.

La Otra_ ¡A mí no me gustaba la canción, porque yo siempre era la vieja!

Ella_ (mirando al cielo) ¡Que no llueva!

La Otra_ (lo mismo) ¡Que no llueva! (las dos vuelven a sentarse en el banco,

alejadas una de la otra, no se miran, están angustiadas)

Ella_ Siempre tengo que quedarme en casa cuando llueve. Y tengo que cocinar sopa

y más sopa, y miro por la ventana y cae agua, miro la olla y cae agua y parece que

todo es sopa.

La Otra_ Cuando llueve yo sé que él no va a volver y miro por la ventana y veo el

agua caer, y veo todo borroso y parece que todo es borroso.

Ella_ (no quiere mirar) ¿No se despeja?

La Otra_ No.

Ella_ ¿Trajo paraguas?

La Otra_ No.

Ella_ ¡Ay!

La Otra_ ¡Ay!

Ella_ ¿Qué hacemos?

Page 21: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

La Otra_ ¿Nos vamos?

Ella_ ¿Nos vamos?

La Otra_ Nos mojamos.

Ella_ Sí, mejor nos mojamos.

La Otra_ No.

Ella_ No.

La Otra_ (como si rezara) Cielo oscuro, cielo oscuro, despejate ya, que me hace

mal.

Ella_ (de la misma manera) Cielo negro, cielo negro, no muestres esa cara, que me

hace mal. (silencio profundo de las dos, Ella le va a decir algo, pero se interrumpe,

finalmente habla...)

Ella_ Perdón.

La Otra_ ¿Por qué?

Ella_ No... no puedo... por nada.

La Otra_ Entonces no la perdono.

Ella_ ¿Si le digo me va a perdonar?

La Otra_ Y... no sé... ¿por qué la tengo que perdonar?

Ella_ Por no tener hijos.

La Otra_ ¡Ay!

Ella_ Perdón.

La Otra_ ¿Por qué me lo dice a mí?

Ella_ No es solo a usted. Él me grita que soy una inútil, que no sirvo para nada, que

Page 22: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

estaría mejor solo y que tengo que pedir perdón todos los días a todo el mundo.

La Otra_ ¿Y pide siempre?

Ella_ Siempre. Por cada cosa que hago en mi casa. Si hablo, porque hablo, si no

hablo, porque estoy callada. Si estoy triste, porque no estoy alegre. Si estoy alegre

porque no estoy triste. Por todo. Cuando voy caminando en la calle, y la gente pasa a

mi lado. Algunas veces me perdonan. Los hombres, no. La mayoría son machistas.

Las mujeres me ignoran. La gente se asusta, salen corriendo y yo les pido perdón

mientras se alejan. Les pido perdón a los gatos, a los perros, a los pájaros, a los

semáforos, a los buzones, a todos.

La Otra_ A lo mejor es su marido el que no puede, ¿usted no se lo...? (Ella le

muestra un moretón de un golpe, silencio) Bueno, yo... ¿y qué se dice en estos

casos? (piensa) Me gustaría perdonarla por todos los que no quisieron.

Ella_ Ojalá eso sirviera de algo.

La Otra_ Claro que sirve, yo la perdono.

Ella_ Gracias, me hacía falta, hoy no me había perdonado nadie. Usted no sabe

como se siente. Entrar en la casa de una, sentirse una extraña y tener miedo de hacer

cualquier cosa. Encerrarse en la cocina, en el baño, mirarse al espejo, no reconocerse,

no saber quien es uno, ni el otro, y no querer salir. No sabe como se siente. (silencio,

no se miran) ¿Le puedo decir algo?

La Otra_ Si, claro.

Ella_ Es una buena mujer.

La Otra_ No...

Page 23: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Ella_ Si.

La Otra_ Entonces somos dos.

Ella_ ¿Y usted necesita que la perdonen por algo?

La Otra_ ¿Yo? No.

Ella_ Vamos, anímese.

La Otra_ No, de verdad. (la mira) Cuando era chica le saqué la muñeca a mi

hermana, yo no tenía ninguna y quería jugar un ratito, después se la iba a devolver.

No me di cuenta de lo que hice, era muy chica. Me dijeron que era una ladrona, que

nadie me iba a querer. Se la iba a devolver. Me encerraron en mi cuarto por una

semana. No venía a visitarme nadie, me sentía muy sola, y tenía miedo porque estaba

oscuro. Usted no sabe como se siente, estar sola, apretada en un rincón, sin poder

mirarse siquiera las manos. No me gusta estar sola, no quiero que me deje y no saber

si va a volver. A veces me gustaría que me dijera algo, que me preguntara cómo

estoy, si necesito algo. Pero él se va, todo el tiempo se va y yo vuelvo a mi rincón.

Tengo miedo de morirme, de llegar a vieja sola, y que nadie esté conmigo para

decirme aunque sea: “cierre los ojos, todo va a estar bien, no se preocupe, agárreme

fuerte la mano”.

Ella_ (le agarra fuerte la mano) No se preocupe, todo va a estar bien.

La Otra_ ¿Usted me lo asegura?

Ella_ Y... eso yo no puedo.

La Otra_ Una no puede pensar que siempre van a pasar las mismas cosas, ¿no?

Ella_ No deberíamos pensarlo.

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La Otra_ ¿Cómo se hace?

Ella_ No sé.

La Otra_ ¿Por eso una a veces es una repetición?

Ella_ Aunque no lo quiera. Es como si una estuviera corriendo sin ir a ningún lugar,

quedándose siempre donde está, sin salida.

La Otra_ ¿Y en algún momento una podrá salir?

Ella_ No lo se.

La Otra_ Yo vengo acá y lo espero, porque no se que más hacer. ¿Y usted por qué

viene?

Ella_ (muestra otro moretón de un golpe)

La Otra_ (le agarra fuerte la mano) Esto no es divertido. Se va a hacer tarde, está

oscureciendo, va a llover, mejor nos vamos... (Ella la mira y niega con la cabeza)

Nos quedamos. (quedan en silencio mirándose) Mañana, ¿usted que va a hacer?

Ella_ Lo de siempre. ¿Y usted?

La Otra_ También.

Ella_ ¿No le gustaría...?

La Otra_ ¿Qué?

Ella_ Digo...

La Otra_ ¿Si?

Ella_ No, nada. (lentamente se van separando, hasta quedar cada una en la

posición de inicio de la obra).

La Otra_ Parece que se despeja.

Page 25: Dos Mujeres Sentadas en Un Banco

Ella_ Si, está corriendo una brisa, el cielo se está abriendo.

La Otra_ A lo mejor sale el sol, a lo mejor es una señal.

Ella_ Tal vez....

La Otra_ (mirando hacia otro lado) Aunque de allá vienen otras nubes.

Ella_ Y parecen más grandes y más negras. (pequeño silencio, mientras miran el

cielo)

La Otra_ Silvina...

Ella_ ¿Qué Silvana?

La Otra_ ¿Cuántos somos?

Ella_ Creo que treinta y cinco millones.

La Otra_ ¿Tantos?

Ella_ Si.

La Otra_ Estamos solas, muy solas.

FIN DE Dos Mujeres... sentadas en un banco de plaza.

Luis Arenillas

[email protected]

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