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    ARQUEOLOGA IBEROAMERICANANMERO 16 DICIEMBRE 2012 ISSN 1989-4104

    Revista cientfica trimestral de acceso abierto

    http://www.laiesken.net/arqueologia/.Editor/Director: Dr. Pascual Izquierdo-Egea

    De esta edicin, Pascual Izquierdo Egea, 2012. Todos los derechos reservados.Correo: http://www.laiesken.net/arqueologia/contacto/. Impresa digitalmente en Espaa.

    Fluctuaciones econmicas en la Ampuriasdel siglo V antes de nuestra era

    Pascual Izquierdo-Egea, 3-10

    Presencia de la cermica seudo-cloisonn en lacultura Bolaos, Jalisco y Zacatecas

    Mara Teresa Cabrero G., 11-24

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    ARQUEOLOGA IBEROAMERICANANMERO 16 DICIEMBRE 2012 ISSN 1989-4104

    CONSEJO EDITORIAL (Editorial Board)

    Editor y Director (Editor & Publisher)

    Dr. Pascual Izquierdo-EgeaEditor Asociado (Associate Editor)

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    Revista cientfica trimestral de acceso abierto distribuida a travs de Internet en formato electrnico PDF. Online openaccess journal published quarterly in PDF electronic format. ISSN 1989-4104. Tt. abreviado:Arqueol. Iberoam. SPARCEurope Seal for Open Access Journals. Indexada en (indexed in the)Directory of Open Journals (DOAJ), LATINDEX,Anthropological Literature,Regesta Imperii, e-revistas, DICE,WorldCat, Library of Congress, Google Acadmico (GoogleScholar), DULCINEA, ISOC-Arqueologa y Revistas de Ciencias Sociales y Humanidades del Consejo Superior de

    Investigaciones Cientficas (CSIC). De esta edicin, Pascual Izquierdo Egea, 2012.Todos los derechos reservados.Allrights reserved.Licencia (License) Creative Commons Reconocimiento/Attribution 3.0 Espaa/Spain (CC BY 3.0). Impresadigitalmente en Espaa. Printed in Spain. Fotografa de portada: galaxias espirales en colisin (NASA).

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    2012 ARQUEOLOGA IBEROAMERICANA16: 310. ISSN 19894104. http://www.laiesken.net/arqueologia/.

    RESUMEN. Las fluctuaciones evidenciadas por el re-gistro funerario de la Ampurias griega o Emporion (Ge-

    rona, Espaa) muestran una completa conexin econ-mica con la civilizacin ibrica arcaica a lo largo delsiglo V a. C. As lo expresan las etapas de expansin yretraccin consecutivas que se corresponden con la pri-mera y segunda mitad de dicha centuria (conocida estaltima como crisis ibrica), respectivamente. Ambas in-tegran el ciclo econmico arcaico de la civilizacin ib-rica (c. 500-400). Igualmente, en la Ampurias de la se-gunda mitad del siglo V a. C. se da una circunstanciacoincidente con la observada en Cstulo (Jan) y Cabe-

    zo Lucero (Alicante) durante el tercer cuarto de esa cen-

    turia. Se trata de una situacin conflictiva caracterizadapor el descenso de la acumulacin econmica asociadoa un notorio incremento de la diferenciacin social.

    PALABRAS CLAVE: fluctuaciones econmicas, Ampu-rias, crisis ibrica, siglo V a. C.

    TITLE. Economic fluctuations in Ampurias during thefifth century BC.

    ABSTRACT. Fluctuations evidenced by the mortuary

    record of Greek Ampurias orEmporion (Gerona, Spain)show a complete economic connection with the archaic

    Iberian civilization throughout the fifth century BC. Thisis manifested by the successive expansion and retractionstages corresponding to the first and the second half (Ibe-rian crisis) of this century. Both constitute the economiccycle of the archaic Iberian civilization (c. 500-400).

    Additionally, in the Ampurias of the second half of thefifth century BC a circumstance occurs similar to thoseobserved at Castulo (Jan) and Cabezo Lucero (Alican-te) during the third quarter of that century. This is a con-

    flict characterized by a higher impoverishment associa-ted with a marked increase in social differentiation.

    Recibido: 30-11-2012. Aceptado: 21-12-2012. Publicado: 31-12-2012.

    Editor/Publisher: Pascual Izquierdo-Egea. Todos los derechos reservados.All rights reserved. Licencia/License CC BY 3.0.

    FLUCTUACIONES ECONMICAS EN LA AMPURIASDEL SIGLO V ANTES DE NUESTRA ERA

    Pascual Izquierdo-EgeaInvestigador Independiente, Graus, Espaa

    ARQUEOLOGA GRECOIBRICA

    KEYWORDS: Economic fluctuations, Ampurias, Iberiancrisis, fifth century BC.

    INTRODUCCIN, OBJETIVOS YMETODOLOGA

    ELPRESENTEESTUDIODAACONOCERLASFLUCTUACIO-NESECONMICASYLOSCAMBIOSSOCIALESREGISTRA-DOSENLA AMPURIAS (GERONA, ESPAA) GRIEGADELsiglo V antes de nuestra era. La trascendencia de los mis-mos radica no tanto en la singularidad de su procedenciacomo en su sorprendente coincidencia con el devenir

    coetneo de la civilizacin ibrica antigua, como se ircomprobando a lo largo de las pginas que siguen. Ahorabien, ello ha sido posible merced al anlisis cuantitativode los ajuares funerarios de una serie de enterramientosprocedentes de varias necrpolis emporitanas de pocagriega. A su vez, el mtodo de valoracin contextual apli-cado ha permitido aislar dichas fluctuaciones econmi-cas y cambios sociales.

    El propsito aqu perseguido fue no solo el de conocerla evolucin econmica y social de la Ampurias griegadel siglo V antes de nuestra era sino tambin, y sobre

    todo, el de contrastarla con la de la civilizacin ibricaantigua o arcaica; porque se presupona, como hiptesisde trabajo, la probable relacin entre ambas.

    La metodologa aplicada se basa en elanlisis del gastofunerario mediante el mtodo de valoracin contextualde los bienes muebles integrantes de los ajuares mortuo-rios. Permite observar estadsticamente las fluctuacioneseconmicas codificadas en el registro funerario, as comolos cambios sociales asociados a las mismas. Esto se con-sigue a travs de la medicin economtrica y sociomtri-ca de la variabilidad de los componentes de dichos ajua-

    res en funcin de una serie de parmetros. Los principiostericos de esta metodologa y su formulacin matemti-

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    ca, incluyendo las tcnicas instrumentales que la desa-rrollan, se han expuesto a travs de una copiosa biblio-grafa (Izquierdo-Egea 1989: 67-68, 73-74; 1991: 134-135; 1994: 33-42; 1995: 149-151; 1996-97: 107-111;2009: 5-6; 2010: 5-6; 2011: 4; 2012a: 33-62; 2012b: 5).1

    Entre los referidos parmetros, cabe destacar el valor con-textual de un bien funerario, a partir del cual se determi-na el gasto funerario consumido en el ajuar de cada ente-rramiento o el valor econmico medio amortizado en lasmuestras cronolgicas analizadas. Tambin se empleaotro estadgrafo fundamental para medir la diferencia-cin social, el coeficiente de variacin (CV), contrastn-dolo con el coeficiente de Gini.Ambos se expresan enporcentajes, o sea, como ndices.

    Respecto al procedimiento analtico empleado, la se-leccin de las muestras cronolgicas cumpli los habi-

    tuales criterios referidos al estado de conservacin de lastumbas escogiendo las intactas o bien conservadasy la datacin admitiendo solo los casos seguros o fia-bles. Tras completar la serie cronolgica resultante, secodificaron los componentes de los ajuares de las tum-bas escogidas en funcin de categoras particulares. Paraello, se sigui una regla bsica: la unificacin de algunasde estas ltimas como categoras intermedias o genricascuando el nmero de casos es reducido (Izquierdo-Egea2012a: 58-62). Despus de este paso, los datos obtenidosfueron introducidos en la base de datos del programa in-

    formticoNECRO (Izquierdo-Egea 1991). Es el encar-gado de calcular el valor contextual de las categoras debienes funerarios, as como el gasto funerario medio in-vertido en los ajuares de las sepulturas y en la agrupa-cin temporal a la cual pertenecen. A continuacin, secompararon los resultados proporcionados por las mues-tras analizadas, a fin de apreciar sus variaciones y definirla tendencia de toda la serie cronolgica. Posteriormen-te, con el concurso de otra herramienta auxiliar de clcu-lo estadstico, el programa SYSTAT(VV. AA. 2007; Wil-kinson 1990), se estim el coeficiente de variacin de

    cada muestra. Tambin se utiliz otro recurso en lneapara determinar el ndice de Gini a travs de Internet(Wessa 2012).

    SELECCIN DE LAS MUESTRASCRONOLGICAS

    En este estudio preliminar se han seguido bsicamen-te las indicaciones cronolgicas propuestas en las me-

    morias publicadas por Martn Almagro (1953, 1955). Sedeja para ms adelante una revisin a fondo de ciertosmateriales susceptibles de mayor precisin, lo cual per-mitir ampliar o modificar los conjuntos temporales aho-ra conformados. De este modo, se han seleccionado las

    siguientes muestras cronolgicas provenientes de los si-guientes cementerios emporitanos: Muralla NE, Mart,Bonjoan, Mateu y Granada.

    1. c. 550-500 (N = 7): inhumaciones Bonjoan 57, 69,Mateu 4 y Muralla NE 2; incineraciones Muralla NE 4, 9y 11 (Almagro Basch 1953: 197, 202-209, 228; 1955:382-384, 386-388, 389-391, 398-399).

    2. c. 500-450 (N = 10): inhumaciones Mart 19, 77,Bonjoan 23, 38, 43, 44, 48, 55 y Granada 12; incinera-cin Mart 9 (Almagro Basch 1953: 55, 81-84, 117, 164-166, 176-177, 178-186, 188-189, 193-196, 242-243).

    3. c. 450-400 (N = 5): inhumaciones Mart 20, 83, 84 yBonjoan 39; incineracin Mart 16 (Almagro Basch 1953:56-58, 86-87, 121, 177).

    RESULTADOS MACROECONMICOS:FLUCTUACIONES ECONMICAS YCAMBIOS SOCIALES EN LA AMPURIASDEL SIGLO V A. C.

    Como se puede apreciar en la tabla 1, donde se mues-

    tran los resultados obtenidos (cf. fig. 1), la Ampurias grie-ga de la primera mitad del siglo V a. C. experiment unincremento del gasto funerario (18,70 %). La prosperi-dad econmica reflejada por ese periodo solo ligera-mente superior a la alcanzada durante la segunda mitaddel siglo VI antes de nuestra era se corresponde conun descenso de la diferenciacin social (-21,15 %) medi-da por el coeficiente de variacin (CV) expresado en por-centaje. Lo corrobora igualmente el ndice de Gini co-rrespondiente.2 Tambin cabe resaltar el detalle de queahora (c. 500-450 a. C.) la poblacin muestral alcanza su

    mximo, acaso en consonancia con el techo demogrficoen cuanto al uso de las necrpolis.

    Por su parte, la segunda mitad del siglo V antes denuestra era viene a significar una brutal cada de la acu-mulacin econmica, reducindose a una cuarta parte desu nivel anterior (-75,52 %), acompaada, a su vez, de unsorprendente y descomunal incremento de la distanciasocial entre los individuos hasta duplicarse (104,27 %).Adems, el declive viene aderezado por un probable des-censo de la poblacin representada. Esa paradjica cir-

    1

    Esta metodologa ha sido ampliamente difundida y es fcilmenteaccesible incluso a travs de Internet. Recientemente, se ha publica-do un libro especfico sobre esta materia, en ingls (cf. Izquierdo-Egea 2012a), a modo de breve tratado introductorio sobre la arqueo-loga econmica de los ajuares funerarios.

    2 Los datos del ndice de Gini no solo confirman los del CV sinoque suelen aproximarse a la mitad del valor de esta ltima magnitud.Dicha regularidad fue avanzada en otros estudios (Izquierdo-Egea2010: n. 33, 34; 2011: 6-7; 2012a: 109; 2012b: tablas 1-2, pp. 5, 6).

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    Tabla 1. Resultados del anlisis de la serie cronolgica 550-400 a. C. de las necrpolis de Ampurias (Gerona, Espaa).

    cunstancia de marcado empobrecimiento y notoria dife-renciacin social remite a una situacin conflictiva. Setrata de un fenmeno, sobre el cual se abundar ms ade-

    lante, donde afloran contradicciones que anuncian un pro-fundo cambio social a partir de un caldo de cultivo tanpropicio como una crisis econmica. Hasta ahora, ha sidodocumentado en contextos coyunturales tan disparescomo Cstulo (Linares, Jan) y Cabezo Lucero (Guarda-mar del Segura, Alicante) durante c. 450-425 a. C., PozoMoro (Chinchilla, Albacete), la Ampurias del siglo I d.C. o el Mailhac (Aude, Francia) del periodo c. 525-500a. C. (Izquierdo-Egea 2009: 16-17, 21; 2010: 22-23; 2011:5, 15; 2012a: 90). Finalmente, en el caso que nos ocupa,el proceso desembocara en un conflicto abierto que pudo

    resolverse mediante la intervencin de un mecanismo re-gulador de la conflictividad interna propuesto para losdems ejemplos, capaz de atenuar su efecto negativo.

    A mayor abundamiento, la figura 2 sirve para apreciarms detalladamente la evolucin de la diferenciacinsocial. As lo muestran las curvas de Lorenz conforma-das al estimar el coeficiente de Gini con el programa in-formtico Gretl (Cottrell y Lucchetti 2012a, 2012b).

    CORRELACIONES ENTRE LA

    AMPURIAS GRIEGA DEL SIGLO V A. C.Y LA CIVILIZACIN IBRICA ANTIGUA

    Los focenses provenientes de Marsella (Massalia,Massali/a) (Estrabn, Geografa, III, 4, 8) fundan elpuerto insular de Ampurias (Emporion,)Empo/rion) alre-dedor de 575 a. C. frente a la desembocadura del ro Flu-vi (cf. Izquierdo-Egea 2011: 13-14). El ncleo funda-cional se expande hacia tierra firme a mediados del sigloVI antes de nuestra era (cf. Domnguez 2010: 34). Estehecho coincide en el tiempo con la iberizacin arcaica

    del litoral levantino, ampliamente documentada desde elSureste peninsular hasta la cuenca del Aude (Izquierdo-Egea 1994: 138-140). La colonia resultante quedar en-clavada en el territorio de los indigetes descritos por Pli-

    nio (Naturalis Historia, III, 21) en la segunda mitad delsiglo I d. C. Esa ampliacin coincide con la prosperidaddetectada durante la segunda parte de la sexta centuria a.

    C., evidenciada por el gasto funerario registrado en esemomento (cf. tabla 1). Por entonces, la poblacin empo-ritana pudo beneficiarse del xodo de refugiados provo-cado por la cada de Focea (530 a. C.), conquistada por elemperador Ciro II de Persia (Izquierdo-Egea 2011: 14).A partir de 500 a. C., el declive de Marsella propicia unespectacular desarrollo de Ampurias como centro redis-tribuidor de mercancas griegas hacia los mercados re-gionales vecinos (cf. v. gr. Blzquez 1974: 75). En con-creto, el predominio de nforas ibricas detectado in situ,estimado en el 70 % (Ropiot 2007: 310), destaca la rele-

    vancia de ese floreciente intercambio comercial.

    La prosperidad de la primera mitad delsiglo V a. C.

    Los focenses del golfo de Rosas, al igual que la civili-zacin ibrica antigua, disfrutan de una etapa de apogeoeconmico a lo largo de la primera mitad del siglo Vantes de nuestra era, caracterizada por dos grandes acon-tecimientos: la iberizacin del Bajo Guadalquivir y la

    expansin ibrica por el valle medio del Ebro (Izquier-do-Egea 1996-97: 117-120). Es un momento de inusita-do auge cultural representado por las esculturas de Por-cuna, fechadas a comienzos de esta centuria (Domnguez2006: 461), probable testimonio de la aristocracia gue-rrera que lo protagoniza. Una carta comercial (Sanmarty Santiago 1987; 1988: 13) hallada en Ampurias, escritaen alfabeto jnico, atestigua las transacciones mercanti-les3 entre griegos e beros a lo largo de la costa levantina(cf. Izquierdo-Egea 2011: 12, 17). En otras palabras, esta

    GF: gasto funerario medio, CV: coeficiente de variacin (%), Gini: ndice de Gini, B/T: bienes por tumba, N: tamao de la muestra.

    Periodo a. C. GF CV Gini B/T N

    550/500 251,41 77,73 38,65 8,00 7

    500/450 298,42 61,29 33,02 8,60 10

    450/400 73,04 125,20 56,91 4,40 5

    3

    En el caso del referido documento, la operacin parece aconte-cer en un lugar asimilable al ulterior Saguntum de la Edetania clsi-ca, probablemente ocupado en ese tiempo por los eidetes descritospor Hecateo de Mileto (cf. ed. Klausen 1881, fr. 11; Izquierdo-Egea2009: 19, n. 41).

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    regin estuvo vinculada a los avatares de la protohistoriaibrica arcaica que unieron entonces reas tan alejadas

    como la cuenca del Aude, el Bajo Fluvi enmarcado enlas marismas del Ampurdn, el curso medio del Jcar yel Alto Guadalquivir. De hecho, Ampurias experimentla misma fluctuacin econmica detectada en la necr-polis Grand Bassin II de Mailhac (Izquierdo-Egea 2011:5, tabla 1, 19), Los Villares (Hoya Gonzalo, Albacete) yCstulo durante la primera mitad de la quinta centuria.Este fenmeno tambin fue observado en la desemboca-dura del Ebro (Tarragona) a travs de los cementeriosberos arcaicos ilaraugates segn Hecateo de Mileto(cf. ed. Klausen 1881, fr. 14) de Mas de Mussols (La

    Palma, Tortosa) y Mianes (Santa Brbara),4 o en otroscasos del Sureste peninsular como Cabezo Lucero o Gilde Olid (Baeza-Puente del Obispo, Jan) durante la se-gunda parte de dicho siglo (Izquierdo-Egea 2009: 10-11;1996-97: 114-117; 2011: 17). Los mapas de las figuras 3y 4 muestran la distribucin geogrfica de todos estoscementerios. Otro dato ilustrativo de la referida prospe-ridad econmica es la emisin emporitana de monedasde plata a partir de mediados del siglo V a. C. o antes(Ripolls 2005: 187).

    La crisis de la segunda mitad del siglo Va. C.

    La nueva etapa enmarcada en la segunda mitad del si-glo V antes de nuestra se distingue por un descenso de laacumulacin econmica indicado por el gasto funerario,asociado a un contradictorio incremento de la diferen-ciacin social. Este proceso conflictivo se manifiesta pri-mero (c. 450-425 a. C.) en Cstulo (Alto Guadalquivir) yCabezo Lucero (Bajo Segura). Posteriormente (c. 425-400 a. C.), se puede haber extendido a la vertiente meri-dional de la cuenca media del ro Jcar, donde antes nohaba llegado la crisis social y Los Villares parece acusar

    ligeramente ese mismo efecto. Tambin pudo haberse re-gistrado en el Bajo Ebro segn los datos ya conocidos(Izquierdo-Egea 2009: 11-12, 15-17, 20, 21). En Ampu-rias (Golfo de Rosas-Ampurdn), esa depresin econ-mica y social se detecta durante la segunda mitad del si-glo V (c. 450-400 a. C.). De momento, no se puede afinarms la cronologa. El mapa de la figura 4 distingue enazul estos cementerios vinculados por una misma evolu-cin social a lo largo de la crisis ibrica de esta poca.Los dems aparecen en rojo (Gil de Olid, Los Villares,Mas de Mussols, Mianes).

    Por otro lado, la destruccin intencionada de los mo-numentos funerarios de la civilizacin ibrica arcaica seproduce entre la segunda mitad del siglo V y el comienzodel IV a. C. (Olmos y Rouillard 2002: 275; Izquierdo-

    AMPURIAS

    DS

    GF

    450-400500-450550-500

    a. C.

    0

    100

    200

    300

    Valor

    Figura 1. Evolucin del gasto funerario (GF) y la diferenciacin social (DS) en la Ampurias del siglo V a. C.

    4 Confirma esos resultados una revisin a fondo, en curso, de lacronologa de sus enterramientos, en funcin de los numerosos bro-ches de cinturn como hilo conductor procedentes de sus ajua-res funerarios, cuya publicacin se efectuar ms adelante.

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    Figura 2. Curvas de Lorenz en los cementerios de Ampurias (c. 550-400 a. C.).

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    Egea 1996-97: 123) y constituye un notorio evento vin-culado a la coyuntura descrita. Esta crisis tambin pudohaber alcanzado lugares aparentemente tan alejados comoel famoso palacio-santuario de Cancho Roano (Zalameade la Serena, Badajoz), destruido hacia fines del siglo Va. C. (Domnguez 2006: 469).

    CONCLUSIONES

    A falta de una revisin cronolgica exhaustiva de losajuares, los resultados preliminares obtenidos son hartoelocuentes. El registro funerario de la Ampurias griegaevidencia una clara conexin econmica con la civiliza-cin ibrica antigua a lo largo del siglo V antes de nues-tra era. As lo expresan las etapas de expansin y retrac-cin consecutivas que se corresponden con la primera y

    segunda mitad de dicha centuria, respectivamente. Am-bas integran el ciclo econmico arcaico de la civiliza-cin ibrica (c. 500-400 a. C.). Tras una poca de granprosperidad durante la segunda mitad del siglo VI y la

    primera del V antes de nuestra era, ms acentuada duran-te esta ltima, se invierte la tendencia al irrumpir la gra-ve crisis de la segunda parte de la quinta centuria, comoocurre en todo el mbito de la civilizacin ibrica arcai-ca. De hecho, esta ltima mantiene una misma fluctua-cin econmica segn se desprende del anlisis de su

    registro funerario, luego hay en su seno, al menos, unaunidad a nivel econmico. Es decir, al margen de queexistiese un estado que mantuviese una unidad polticade varias regiones, parece plausible que varias unidadespolticas regionales estuvieran conectadas entre s mer-ced al mantenimiento de una extensa red de intercam-bios, dando lugar a un amplio mercado. Esa infraestruc-tura bsica pudo haber hecho posible un probable comer-cio aristocrtico a larga distancia de bienes de prestigio oproductos de lujo, cuyo control estara en manos de cadauna de las elites dirigentes territoriales implicadas en una

    red de mercados regionales.Adems, la Ampurias griega estuvo conectada con esa

    civilizacin ibrica antigua no solo a nivel comercial sinode una forma ms profunda. De hecho, acusa directamente

    Figura 3. Situacin geogrfica en Espaa y Francia de los sitios referidos a la primera mitad del siglo V a. C.

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    Figura 4. Situacin geogrfica en Espaa de los sitios referidos a la segunda mitad del siglo V a. C.

    todas las fluctuaciones econmicas del iberismo arcaico,y los cambios sociales de la segunda mitad del siglo V a.C., coincidentes con la gran crisis ibrica de ese periodo,reflejan la gnesis de una situacin conflictiva que pudodesembocar en una crisis social. Se trata de un fenmenocaracterizado por un acusado empobrecimiento asociado

    a un crecimiento de las diferencias materiales entre losindividuos, sntomas que delatan el afloramiento de gra-ves contradicciones en el seno del sistema social, comolas observadas en Cstulo y Cabezo Lucero durante eltercer cuarto de la quinta centuria antes de nuestra era.

    Sobre el autor

    PASCUAL IZQUIERDO-EGEA, director y editor de la revis-ta Arqueologa Iberoamericana, se doctor en la Univer-

    sidad Autnoma de Barcelona (1993). Su principal lneade investigacin se centra en el estudio de las fluctua-ciones econmicas y los cambios sociales de la protohis-toria ibrica y de la antigedad, mediante el mtodo de

    valoracin contextual de los bienes funerarios muebles.Entre sus descubrimientos ms relevantes, se cuentanvarios ciclos econmicos ibricos y devaluaciones mo-netarias de poca romana, cuya huella qued grabadaen el registro funerario. En la actualidad, prosigue elanlisis de numerosos cementerios fenicios, tartesios,

    griegos, beros, celtberos, galos y romanos. Ha publi-cado recientemente un libro sobre la arqueologa eco-nmica de los ajuares funerarios: Economic Archaeolo-gy of Grave Goods (2012). La presente investigacin seinici en octubre de 2010.

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    Editor/Publisher: Pascual Izquierdo-Egea. Todos los derechos reservados.All rights reserved. Licencia/License CC BY 3.0.

    Recibido: 21-2-2012. Modificado: 20-9-2012. Aceptado: 16-11-2012. Publicado: 31-12-2012.

    ARQUEOLOGA MEXICANA

    PRESENCIA DE LA CERMICA SEUDO-CLOISONN EN LACULTURA BOLAOS, JALISCO Y ZACATECAS

    Mara Teresa Cabrero G.Instituto de Investigaciones Antropolgicas, UNAM, Mxico

    RESUMEN. La cermica seudo-cloisonn tuvo una am-plia distribucin en el mundo prehispnico mexicano a

    partir de 200 d. C. Se denomin as por la semejanza enla tcnica decorativa con el verdadero cloisonn elabo-rado sobre metal. La presencia de esta tcnica poscoc-cin en la cultura Bolaos, ubicada en parte de los esta-dos de Jalisco y Zacatecas, constituy una prueba msdel contacto comercial que existi con la cultura Chal-chihuites (noroeste de Zacatecas); a la cual le lleg atravs de la ruta de intercambio comercial que partadesde Teotihuacan hacia el norte, en bsqueda de la pre-ciada turquesa cuyos yacimientos se encuentran en Nue-vo Mxico. La decoracin de las vasijas empleando esta

    tcnica demostr la presencia de artesanos especialis-tas dentro de una sociedad con un avanzado desarrollo;los motivos sealan la ideologa de sus creadores al plas-mar representaciones de la fauna, la flora y personajesdistinguidos dentro de la sociedad.

    PALABRAS CLAVE: seudo-cloisonn, cultura Chalchi-huites, norte de Mxico, cultura Bolaos.

    TITLE: Presence of the Pseudo-cloisonn Pottery in theBolaos Culture, Jalisco and Zacatecas.

    ABSTRACT. The pseudo-cloisonn pottery was widelydistributed among the prehispanic world in Mexico from200 AD. These objects are described as pseudo-cloisonnbecause of similarities to the decorative technique em-

    ployed by the true cloisonn made of metal. The pres-ence of this technique post-firing in the Bolaos culture,which is located among the states of Jalisco and Zacate-cas, is further evidence of the commercial contact thattook place with the Chalchihuites culture (Northeast Za-catecas). These objects arrived to Chalchihuites through

    the commercial exchange that began in Teotihuacan andtraveled northward in search of the valuable turquoise

    mines located in New Mexico. The decoration on theseobjects using this technique shows evidence of the exist-

    ence of highly skilled people specialized in this techniqueamong this society. The decoration in general representsthe ideology of the craftsmen when they embedded the

    features of nature as well as distinctive people amongtheir society.

    KEYWORDS: Pseudo-cloisonn, Chalchihuites Cultu-re, North of Mexico, Bolaos Culture.

    INTRODUCCIN

    LA CERMICA PREHISPNICA TIPO SEUDO-CLOISONN1

    ESUNATCNICADECORATIVAPOSCOCCINDEELABO-RACINCOMPLEJA, QUEAPARECEENVASIJASHECHASEN

    barro con una amplia distribucin geogrfica y temporalen el mundo prehispnico de Mxico. Su clasificacin sedebi a la similitud de esta tcnica con la original aplica-da sobre metales. Dentro de este tipo decorativo, existendiscrepancias tanto en el reconocimiento de la forma dellamarla como en las variantes secundarias que se pre-sentan y aun en su posicin cronolgica.

    A pesar de ser una tcnica muy elaborada, los arque-logos se han limitado a mencionar su presencia con des-cripciones someras y, sobre todo, no han logrado aso-ciarla en contextos arqueolgicos que denoten el papelque desempe dentro de las sociedades. La compleji-dad de la tcnica y los motivos decorativos que presentasugieren que se utiliz entre los estratos sociales altos,

    1 El trmino cloisonnsignifica tabiquear, hacer celdas sobre lasuperficie de una pieza valindose de finos hilos de alambre que sonsoldados formando motivos. Originalmente, se aplic a la decora-cin de superficies metlicas mediante mezclas de vidrios opacos.

    Uno de los ejemplos ms antiguos se encuentra en la cultura micni-ca de Chipre (Castillo 1968: 20).

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    asociada a un complejo religioso (Sejourn 1966; Kelley1971).

    CERMICA SEUDO-CLOISONN EN LA

    CULTURA BOLAOSLa cultura Bolaos ocup el can de Bolaos que

    principia en el suroeste de Zacatecas, y penetra en Jalis-co con direccin suroeste hasta la desembocadura del roGrande de Santiago, en los lmites de Jalisco y Nayarit(Cabrero y Lpez 2002). El suelo es de tipo mineralgi-co con presencia de plata, cobre, zinc y, en pequeas can-tidades, oro (INEGI). A lo largo del can se localizaronms de cien sitios dispuestos sobre las mesetas que lodelimitan, siempre con amplia visibilidad hacia el ro.

    Representa una regin arqueolgica hegemnica, con du-racin a partir del inicio de la era cristiana hasta alrede-dor de 1260 d. C., momento en que la zona fue abando-nada totalmente. La mayor parte de los sitios presentanun patrn de asentamiento de conjuntos circulares conestructuras rectangulares que varan en nmero; en la partecentral del conjunto muestran una estructura circular amanera de posible altar.

    Este patrn se encuentra en el centro de Jalisco (cuen-ca del lago Magdalena), con grandes dimensiones; en laregin de Bolaos, debido posiblemente a la conforma-

    cin del paisaje tan accidentado y a una economa menora la del centro de Jalisco, los conjuntos circulares mues-tran dimensiones menores. La hiptesis planteada parala ocupacin de la regin se refiere a que los dirigentesdel o de los centros rectores del centro de Jalisco envia-ron un grupo de personas hacia el can de Bolaos, queen esos momentos estaba deshabitado; debido al interspor establecer relaciones comerciales con la cultura deChalchihuites, donde se explotaba la piedra verde, mate-ria prima muy codiciada por el mundo prehispnico.

    El grupo colonizador debi de estar encabezado por

    un pariente cercano del gobernante de uno de los centrosrectores ya que, al fundar lo que sera ms tarde el centrode control de la regin de Bolaos, construyeron 4 tum-bas de tiro dentro del centro cvico-ceremonial.2 Dichogrupo se asent en el primer valle que encontraron (el deSan Martn de Bolaos), ocupando la mesa alta de uncerro situado a la orilla del ro y que se reconoce hoy dacomo El Pin.

    Frente a El Pin, sobre la margen del ro, construye-ron el primer conjunto circular (sitio de Pochotitn), cuya

    funcin principal sera la de recibir a las caravanas decomerciantes que pasaban por el ro y, as, realizar lastransacciones comerciales. Otro grupo derivado del fun-dador continuara hacia el norte de la regin de Bolaos,hasta el inicio del can en el valle de Valparaso, Zaca-

    tecas, donde fundaron dos asentamientos: el primero, so-bre la meseta este, reconocido como La Florida, y el se-gundo, sobre la mesa oeste, conocido como Las Pilas dellamo. Todo lo anterior se encuentra respaldado por fe-chas de 14C. Para El Pin y Pochotitn, la datacin msantigua es de 30 a. C. y, para La Florida, 50 d. C. Habrque notar la coincidencia de las fechas para la hiptesisde la fundacin de estos asentamientos, adems de quelos tres muestran presencia de tumbas de tiro; lo cual fun-damenta la tesis de que dentro del grupo colonizador ve-na un pariente cercano del gobernante de los asentamien-

    tos en el centro de Jalisco. Las tumbas de tiro fueron reuti-lizadas en diversas ocasiones, siendo la fecha ms anti-gua 110 d. C. y, la ms tarda, 440 d. C. Se encontraronen los tres sitios mencionados: El Pin, Pochotitn y LaFlorida.3

    Las evidencias arqueolgicas4 sealan que la reginfuncion como una ruta de intercambio comercial queconectaba, al norte del can, con la cultura Chalchihui-tes y, al sur, con el centro de Jalisco, empleando el roque lo atraviesa como va de comunicacin. En esta rutase transportaban diversas mercancas (sal, tabaco, algo-

    dn)5

    y materias primas6

    concha marina, obsidiana, pie-dra azul verde (malaquita, crisocola, azurita) que abas-tecan a las comunidades existentes dentro del can, ascomo a las del norte de la regin (Chalchihuites y LaQuemada) y sur del can de Bolaos (centro de Jalis-

    2 En la regin de Bolaos se identific que cada tumba fue reuti-lizada en diversas ocasiones. Hubo cremacin de los huesos de de-psitos anteriores, que se colocaron en el interior de grandes ollas,volvindose a disponer en la cmara de la tumba.

    3 Para mayor informacin, remitirse al libro de Cabrero y Lpez(2002): Civilizacin en el Norte de Mxico.

    4 Algunas de estas evidencias son la carencia de murallas quedenoten sucesos blicos y la cercana de todos los sitios al ro. Unatercera evidencia sera la presencia de pequeos talleres de obsidianaen la parte externa y frontal de las habitaciones de menor tamao,

    situadas en las terrazas laterales del cerro de El Pin; lo cual sugie-re la existencia de artesanos dedicados a la elaboracin de artefactosdestinados a la introduccin, como mercanca, en la ruta de inter-cambio comercial. Los mismos tipos de puntas de proyectil, recupe-radas principalmente en El Pin, se han encontrado en Chalchihui-tes, San Luis Potos y Durango.

    5 Estas tres materias primas son de naturaleza deleznable; sin em-bargo, la sal es vital para la vida humana; el tabaco es el alucingenoutilizado por el chamn, brujo o sacerdote durante los ritos religio-sos; existen dos figurillas huecas procedentes de las tumbas de tirocon un cigarro en la boca en actitud de fumar, y algodn, utilizadopara las vestimentas que se recuperaron durante las excavaciones yen las tumbas de tiro.

    6

    La concha marina provena del ocano Pacfico, de acuerdo alresultado del anlisis. No existen yacimientos de obsidiana en la re-gin de Bolaos, as que ambas materias primas fueron introducidasy trabajadas en la regin de Bolaos. La malaquita, la crisocola y laazurita abundan y fueron explotadas en la regin de Chalchihuites.

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    Figura 1. Tiestos seudo-cloisonn deLa Florida.

    a juzgar por las evidencias ar-queolgicas, fue el lugar msimportante para realizar el in-tercambio comercial8 (Cabre-ro y Lpez 2002; 2009: 5-19).

    Los tiestos de Pochotitnmuestran restos de la decora-cin por ambos lados de la va-sija; en uno de ellos se conser-v parte de la capa base de co-lor rosa. En el tiesto aparece un

    smbolo rectangular de colorrojizo delimitado por una lneanegra que lo divide en dos partes; continan tres rectn-gulos del mismo color que el anterior (rojizo), ms del-gados y pequeos, con una lnea negra que los delimita.

    En los otros tiestos se observan restos de una capa blan-ca y lneas negras (figs. 4-5). Cinco de los tiestos recupe-rados en el sitio de La Florida muestran decoracin enambos lados (interior y exterior) y dos nicamente en elinterior; su tamao impide conocer los elementos pict-ricos que intervinieron en la decoracin, solo se tiene la

    tcnica decorativa. Uno de ellos es un fragmento de vasi-ja con base anular que fue decorada en el interior; la de-coracin observa elementos geomtricos y rectngulosen color blanco y verde separados por lneas negras; eneste fragmento se aprecia que el exterior tiene una capade engobe del mismo color que el barro, al cual se aadiun franja de color rojo. El segundo tiesto conserva nica-mente una gruesa capa base de color rosa. Otros tiestospequeos muestran franjas delgadas en color blanco, ver-de y rojo, separadas por lneas negras.

    DESCRIPCIN DE LA VASIJACOMPLETA

    Se trata de un cajete con base anular con decoracinexterior. El interior no presenta decoracin y nicamentefue alisado y pulido con engobe del mismo barro. Se so-

    co)7 (Cabrero 2005; Cabrero y Lpez 2002). El contactocomercial permiti a los moradores del can de Bola-os la adopcin de rasgos propios de los pueblos del ex-terior. En esa forma se explica la presencia de estilos ce-rmicos propios de las culturas de Chalchihuites, La Que-mada y Nayarit, as como las tumbas de tiro caractersti-cas de las culturas de Nayarit, Jalisco y Colima (Kan,Meighan y Nicholson 1970; Kelley 1971).

    Una vez expuestos algunos rasgos de la cultura Bola-

    os, pasaremos al tema que interesa en este trabajo. En lacultura Bolaos, el tipo cermico seudo-cloisonn apare-ci, con muy bajo porcentaje, en dos sitios importantesde la regin para la ruta comercial; el primero se ubica ala entrada del can y el segundo est situado en la partecentral del can llamada Pochotitn.

    Cabe la posibilidad de haberse recuperado una mayorcantidad de tiestos de este tipo; sin embargo, su comple-

    ja elaboracin y su fragilidad para conservar la decora-cin impidieron identificar ms tiestos. Lo importante essu presencia, ya que constituye una prueba fehaciente del

    contacto profundo que existi con la zona de Chalchi-huites, especficamente con el sitio de Alta Vista y, haciael sur, con el centro de Jalisco; todos ellos aledaos a lacultura Bolaos y con presencia de esta tcnica. El sitioreconocido como La Florida, situado a la entrada nortedel can de Bolaos, fue el lugar donde mayor cantidadde tiestos se recuperaron 7 tiestos y una vasija com-pleta procedente del saqueo local (figs. 1-3). En la partecentral del can se encontr nicamente en uno de lossitios llamado Pochotitn (se recuperaron 4 tiestos) que,

    7 En el sitio de Pochotitn se descubri un taller de concha y, enEl Pin, diversos talleres de obsidiana, ambas materias primas inexis-tentes en la regin de Bolaos. Tambin se recuperaron varias cuen-tas de malaquita, azurita y turquesa.

    8 El sitio de Pochotitn consiste en un conjunto circular con docehabitaciones rectangulares alrededor; cada habitacin es de grandesdimensiones, construida con cimientos dobles de piedra; lo cual su-

    giere que su funcin sera la de almacenes donde se guardaban lasgrandes ollas y cuencos decorados al negativo, utilizados para el in-tercambio comercial. Se recuperaron cientos de tiestos de ambos ti-pos cermicos durante las excavaciones en este sitio. Se han encon-trado ollas y cuencos semejantes en Nayarit y Los Altos de Jalisco.

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    Figura 2. Fragmento de copa con decoracin seudo-cloisonn de La Florida.

    meti a un tratamiento de restauracin, logrando resaltarlos motivos decorativos consistentes en elementos sim-blicos, que representan posiblemente penachos, vbo-ras y otros motivos vegetales. El tratamiento que se utili-z en esta vasija fue colocar una gruesa capa de cal decolor rosa, sobre la cual se entresacaron los elementosdecorativos en color rojo, verde y blanco delimitados porlneas negras. Con este repertorio de material cultural setratarn de mencionar algunas derivaciones sociales, eco-

    nmicas e ideolgicas en torno a este tipo cermico.

    TCNICA DE ELABORACIN DE LACERMICA SEUDO-CLOISONN

    La decoracin se caracteriza por colocar una capa deuno o varios milmetros de barro fino o cal despus delcocimiento de la vasija; esta capa era excavada con uninstrumento agudo hasta formar figuras y motivos diver-sos, los cuales eran rellenados con pigmentos de diferen-

    tes colores separados por una lnea negra (Noguera 1965:29; Castillo 1968). El nico estudio de este tipo de cer-mica se debe a Noem Castillo, quien public en 1968los resultados del anlisis qumico y petrogrfico sobre

    este tipo de cermica. La autora denomin esta decora-cin como seudo-cloisonn; analiz 117 muestras proce-dentes de 19 sitios distribuidos en todo el territorio mexi-cano, que incluyen Chalchihuites y La Quemada. Sealalos pasos que existen en la elaboracin de esta cermicay los divide en dos tcnicas con base en la calidad y elaspecto de la superficie (capa base), sobre la que se apli-c la decoracin poscoccin (Castillo 1968: 33).

    A la tcnica I corresponde la cermica de Alta Vista

    en Chalchihuites, la de La Quemada y, de acuerdo conlas caractersticas que muestran los tiestos de Bolaos,se incluirn dentro de esta misma tcnica.

    Tcnica I

    Sobre la superficie de la vasija se aplic una capade 1 mm de espesor compuesta de cal, carbn vegetalcomo colorante y algn medio no identificado. Sobredicha capa base de color gris a negro se marcaron, re-cortaron y sacaron los motivos decorativos [] quedan-

    do lneas angostas de 1 a 3 mm de ancho [] Los espa-cios sacados fueron rellenados o embutidos de diferen-tes mezclas coloreadas, siendo sus componentes princi-pales la cal y los pigmentos minerales. En ciertas oca-

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    siones la cal fue substituida por material arcilloso (Cas-tillo 1968: 48).

    Castillo dividi esta tcnica en seis variantes (A, B, C,D, E, F) de acuerdo al modo de embutir las mezclas colo-readas y a la base de cal o arcilla. Las muestras de La

    Quemada comprenden las variantes A, B, C, D y E; sinembargo, la diferencia entre ellas es mnima en cuanto ala aplicacin de los pigmentos. A la cermica de Chal-chihuites le asign la variante E, que se distingue portener el color rojo cuyo origen es el cinabrio aplicado atodos los espacios sacados de la capa base. Aade quelos cortes de la capa base fueron en bisel inclinado y losinstrumentos empleados fueron, probablemente, varas deotate (Castillo 1968: 48).

    La autora seal que los elementos empleados en ladecoracin de esta tcnica, en todas las muestras siem-

    pre fueron los mismos pigmentos minerales identifica-dos a travs de la observacin al microscopio y los anli-sis qumicos y petrogrficos (Castillo 1968: 25). En eluso de los amarillos se emple la limonita; para los ver-

    Figura 3. Vasija restaurada con decoracin seudo-cloisonn.

    des, la malaquita y la crisocola; para los rojos, la hemati-ta y el cinabrio en mucha menor proporcin. Aade quelas formas predominantes fueron la copa de pedestal ycuencos sin soportes en todas las muestras analizadas(Castillo 1968: 37). La limonita y la hematita son mine-rales asociados y derivados del hierro; la malaquita, la

    crisocola y la azurita son minerales asociados al cobre;el cinabrio est vinculado al plomo. Todos ellos son mi-nerales presentes en el norte de Mxico y, especfica-mente, los derivados del cobre abundan en la zona no-roeste de Zacatecas (INEGI). Los divisores fueron he-chos a base de carbn vegetal (Castillo 1968: 25).

    ANTECEDENTES DE ESTE TIPO DECERMICA EN EL NORTE YOCCIDENTE DE MXICO

    Manuel Gamio report en 1910, durante sus explora-ciones en Alta Vista, Zacatecas, la presencia de cermicacloisonndescribindola como:

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    Figura 4. Tiesto de Pochotitn.

    Una forma primitiva de barro poroso y oscuro so-bre cuyas paredes exteriores est adherida una capa dearcilla de diversos colores. Se nota primero una serie decontornos de arcilla negra de 2 a 4 mm y de 0.5 mm deespesor, los espacios libres presentan figuras humanas,de animales, frutos, flores, formadas por arcillas incrus-

    tadas en los espacios con colores: azul, verde, rojo yblanco (Gamio 1910: 486).

    En 1971, Charles Kelley public los resultados de laclasificacin cermica decorada recuperada durante va-rios aos de exploracin en el sitio de Alta Vista, situadoen los alrededores del pueblo de Chalchihuites, Zacate-cas. De las excavaciones realizadas en este sitio, reportael hallazgo de piezas completas con decoracin cloison-n, las cuales denomina Vista Paint Cloisonny las des-cribe como sigue. Las formas son copas con base anular

    y decoracin tanto al exterior como al interior; los dise-os se encuentran en el exterior y/o en el interior. Des-pus del cocimiento se aplic una gruesa capa de pig-mento gris oscuro o negro en la superficie basal. Sobre

    esta capa se cortaron los diseos y se excavaron dejandouna lnea delgada como divisores. Las cavidades queformaban los diseos se rellenaron con pigmentos devarios colores: rojo, rosa, amarillo, verde, rojizo-amari-llo, prpura y blanco. El autor nunca lleg a su identifi-cacin mineralgica (figs. 6-9).

    Este autor, al describir la decoracin, mencion quepresenta bandas alrededor del borde de la pieza, dentrode las cuales ejecutaron elementos geomtricos y formasvivientes, incluyendo humanas; y seal una cronologade 200-500 d. C. correspondiente a la fase Canutillo (Ke-lley 1985). En el centro de Jalisco existen diversos ha-llazgos de este tipo de cermica; por desgracia, el mate-rial permanece sin publicar. El ms espectacular y publi-cado es el de la tumba de tiro sellada descubierta en Hui-tzilapa, donde se recuperaron varios caracoles muy gran-des decorados con esta tcnica, que fueron depositados

    sobre el personaje principal (Lpez y Ramos 1998). Sehace la aclaracin que la tcnica empleada en la decora-cin de estos caracoles es semejante a la utilizada en lasvasijas de barro.

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    9 El sitio de La Florida se encuentra a 40 km en lnea recta del

    sitio de La Quemada, por lo que sera fcil coincidir con las carava-nas teotihuacanas. En el sitio de El Pin se descubri una mscarade mosaico de concha con una nariguera que representaba una ser-piente bfida emplumada y una orejera con la representacin de Tl-loc.

    Figura 5. Tiestos de Pochotitn.

    En el caso de su presencia en el norte de Mxico, cabela posibilidad de haberse originado en Teotihuacan (dondeesta tcnica fue empleada profusamente con motivos hu-manos, vegetales y animales); exportndose hacia el nor-te a travs de la ruta de intercambio comercial del inte-rior, que buscaba piedra azul-verde en los yacimientos

    cercanos a Alta Vista, y siguiendo hacia el norte paraobtener la turquesa de Nuevo Mxico, donde existen ml-tiples yacimientos de este tipo de roca (Kelley 1980: 54).

    Se not la preferencia de emplear una misma tcnica,de acuerdo con Castillo (1968) en La Quemada y Chal-chihuites, la misma que se encontr en la cultura Bola-os. La presencia del seudo-cloisonn en La Florida, al-rededor de 150 d. C., se explicara tambin por el contac-to con los integrantes de la ruta de intercambio proce-dente de Teotihuacan propuesta por Kelley (1980: 54-57). Dicha ruta de intercambio pasara, segn Kelley,

    cerca de La Quemada, por lo cual los habitantes de LaFlorida tendran acceso a las caravanas de comerciantesteotihuacanos con el propsito de intercambiar no soloobjetos sino tambin copiar estilos y tcnicas.9

    Una segunda posibilidad sera el intercambio de con-cha marina y obsidiana que explotaban los pobladoresdel can de Bolaos con la cultura Chalchihuites, lacual aportara, entre otras mercancas, vasijas con deco-racin seudo-cloisonn. La entrada al can se encuen-

    Ales Hrdlicka fue el pri-

    mer investigador que pene-tr en el can de Bolaos;durante sus excavacionesen Totuate, situado en laparte norte del can, des-cubri varios tiestos coneste tipo decorativo; sinembargo, solo menciona que son nicos eilustra dos vasijas comple-tas sin citar su procedencia

    (1903: 396). Al describir elsitio de La Quemada, men-ciona el hallazgo de cer-mica con decoracin in-crustada semejante a la deTotuate (Hrdlicka 1903: 437).

    La regin de Bolaos permaneci ignorada hasta 1982,en que se inici mi proyecto. En esa ocasin, se realiza-ron pequeas excavaciones en el sitio La Florida ubi-cado a la entrada del can, en la parte norte, correspon-diente al estado de Zacatecas, descubrindose un ties-

    to con decoracin seudo-cloisonn. En 2002 regresamosal mismo lugar, realizndose excavaciones extensivas entodo el sitio. En la estructura ms importante del conjun-to circular principal, recuperamos varios tiestos peque-os que presentaban este tipo de decoracin (Cabrero yLpez 2009). Tambin se recuper una vasija completaproveniente, supuestamente, de una de las tumbas de tirosaqueadas hace ms de 50 aos. En esa ocasin, se obtu-vieron fechas de carbono 14, las cuales sealaron el in-tervalo 50-150 d. C. asociado a este tipo cermico. Lostiestos procedentes del sitio de Pochotitn se asocian a

    una cronologa de 240-280 d. C. Cabe la posibilidad deque los tiestos de La Florida correspondan a una fechaun poco posterior y se puedan datar hacia el segundo si-glo de la era cristiana, como hizo Kelley con este tipocermico en Chalchihuites.

    DISCUSIN

    La decoracin seudo-cloisonn, con las variantes ob-servadas por Castillo (1968), mantuvo una amplia distri-

    bucin que abarca desde el 200 d. C. hasta el 1200 d. C.,demostrando con ello la alta estima que tuvo este estilodecorativo en diversas culturas distribuidas a todo lo lar-go del territorio mexicano.

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    Figura 6. Plano del sitio arqueolgico de Alta Vista, Zacatecas (foto tomada del libroAlta Vista).

    tra, en lnea recta y sin obstculos naturales pronuncia-dos, a 60 km aproximadamente del rea de Chalchihui-tes. La cultura Bolaos se caracteriz por la adquisicinde concha marina y obsidiana con el propsito de elabo-rar objetos en ambas materias primas producto del inter-cambio con el centro de Jalisco. En los artefactos de ob-

    sidiana, existe una semejanza profunda con los de Chal-chihuites y, a pesar de conocer la existencia de objetoselaborados en concha marina, en este sitio (Chalchihui-tes) todava no existen estudios de esta materia prima

    que sealaran su procedencia de origen ni su tcnica deelaboracin.

    Interpretaciones ideolgicas

    Charles Kelley ha sido el nico autor que mencion

    que esta decoracin representa un complejo ceremonia-lismo mesoamericano que incluye deidades y gobernan-tes semejantes a los presentes en los cdices y los mura-les de Teotihuacan. Dicha creencia radica en el supuesto

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    Figura 7. Copa de Alta Vista, Zacatecas (foto tomada del libroAlta Vista).

    saje sociopoltico que expresa diversos rangos dentro dela estratificacin social (Angulo 1996: 71). Por su par-te, Gonzlez Quintero (1996: 73) resalta que el ambientenatural siempre va ligado a las representaciones plsti-cas y pictricas. En el caso de Chalchihuites, se apreciaun predominio de smbolos geomtricos acompaados,en ocasiones, por un personaje central; a veces, este eshumano o animal (figs. 7-9).

    En la cultura Bolaos solo se tiene un ejemplo conrepeticin de figuras que pudieran simbolizar algn tipo

    de vegetal, un atado de plumas y un personaje humanosentado con tocado; de su boca sale un gancho o posiblevrgula (fig. 11). Existen dos representaciones vegetalessemejantes; una se encuentra colocada en sentido verti-cal, con un par de flores encima de cuatro tringulos in-vertidos de abajo arriba: uno blanco, dos rojos y unoverde que se unen en la parte media de la base. Y, en lasegunda, tiene seis tringulos invertidos (tres blancos ytres rojos); se presentan en sentido horizontal y muestranencima una secuencia de ganchos en color rojo, que pu-dieran representar un torrente de agua de ro de acuerdo

    a las interpretaciones de la pintura mural de Teotihuacan(Gonzlez Quintero 1996: 75) (figs. 3 y 12-14).

    La representacin vegetal es similar a la representa-cin de una biznaga floreando como se interpret en Teo-

    emitido por este autor de que el rea de Chalchihuites,cuyo sitio principal fue Alta Vista, constituy una avan-zada teotihuacana (Kelley 1976, 1980). Por ltimo, aa-de que esta cermica debi de ser elaborada por artesa-nos especialistas forneos, llegados a la regin a travsdel comercio entre 300 y 500 d. C. (Kelley 1971: 161-162) (fig. 10).

    Interpretaciones iconogrficas

    Determinar el estilo e interpretar la iconografa quepresentan las vasijas y copas con este tipo decorativo enla cultura Chalchihuites y la de Bolaos resulta una tareaardua y aventurada; sin embargo, se tratar de sealaralgunos aspectos al respecto, con base en la comparacinde las interpretaciones hechas en la pintura mural de Teo-tihuacan (De la Fuente 1996) y mi propia interpretacin.

    El estilo es la unidad de sentido que existe en formaconstante en las expresiones plsticas de un grupo so-cial; esta unidad conserva un determinado orden en lacomposicin de temas e imgenes (Lombardo 1996: 3).

    Angulo seala que el mensaje iconogrfico puede ser ledoo interpretado considerando los elementos representados:puede ser un mensaje directo que revela una situacinsocioeconmica poltico-religiosa. O puede ser un men-

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    tihuacan en el mural de Atetelco (Luna 1996: 373). Elatado de plumas de color rojo se repite una vez, asociadoa la representacin vegetal, y otra al pie del personajesentado sobre un banquillo con patas. El personaje mues-tra un tocado doble semicircular compuesto de una doblehilera de cajones pequeos, en colores blanco y verdeseparados por lneas negras; del segundo tocado sale una

    gran hoja cuyo tallo central es de color blanco y seccio-nes en color rojo separadas por lneas negras.

    Los tiestos muestran espacios de color blanco, rojo yverde separados por lneas negras. En ese sentido se ob-

    Figura 8. Dibujo de una copa de AltaVista (foto tomada del libro de J. C.y E. A. Kelley).

    serva la tcnica decorativa seu-do-cloisonn aplicada a losmotivos geomtricos dominan-tes en la cermica pintada, es-grafiada e incisa con adicinde elementos humanos, vege-tales y animales caractersticosde la regin como son las biz-nagas, el guila y la serpiente.Los personajes portan grandestocados sin llegar a tener la

    magnificencia de los teotihua-canos. Lo anterior podra de-berse, como antes seal, a lamanera en que acostumbrabaa vestirse y adornarse la gentechalchihuita, lo cual nos con-duce a pensar que son repre-sentaciones locales de la socie-dad que las cre.

    El motivo dominante es larepeticin de ganchos con un

    extremo escalonado; estos mo-tivos forman una cenefa quecircunda la vasija en la parteextrema, dejando la parte cen-tral para resaltar el motivoprincipal. Los ganchos repre-sentan la corriente de agua delro? El ro constitua la fuenteprincipal del lquido vital, porlo cual, al quedar plasmados enla decoracin estaran, de al-

    guna forma, invocando a losdioses para conservarla.

    En los ejemplos que ilustrKelley (1971), se aprecia en un

    caso un personaje de pie ricamente ataviado y, en otro,un guila con las alas desplegadas que sostiene una posi-ble serpiente en el pico. La representacin del personajese refiere, sin duda, al gobernante o al sacerdote princi-pal. El guila sosteniendo una posible serpiente en el picopodra representar el smbolo de dos de los animales msfrecuentes en la regin. En otras regiones del Mxico pre-

    hispnico se han interpretado estos dos animales en dis-tinta forma, de acuerdo a la cultura de que se trata y deltiempo en que floreci (De la Garza 1999). Sin embargo,expongo una interpretacin muy personal basada en mi

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    los astros observados a travs del probable observatorioen Alta Vista, de acuerdo a la interpretacin de Aveni,Hartung y Kelley (1982). En cuanto al guila sostenien-do una posible serpiente en el pico, la primera represen-tara la libertad, ya que puede volar y dirigirse en todas

    direcciones; y la segunda, la serpiente, sera smbolo derespeto hacia el peligro de muerte debido al veneno pro-ducto de su mordedura. En ambas regiones (Bolaos yChalchihuites) abundan, hasta hoy da, el guila y la ser-piente de cascabel, por lo que bien podran representar lalibertad del guila volando en el cielo donde moran losastros, siempre con la precaucin del peligro de muerterepresentado en la serpiente.

    El pedestal de otra vasija muestra una cenefa donde seobserva la cara de un personaje con brazos extendidossosteniendo en la manos una especie de sonaja; el cuerpo

    lo tiene en forma de un rombo y, debajo de este, muestraambas piernas abiertas semiflexionadas. A manera de es-peculacin, sealo que el conjunto podra tener una rela-cin, o ser el antecedente del ojo de dios (Tsikuri) delgrupo tnico huichol que simboliza los cuatro puntos car-dinales. El sitio de Alta Vista, lugar de donde proviene lavasija, incluye un posible observatorio desde donde sepuede ver el equinoccio de primavera, justificando la ase-veracin anterior de Aveni, Hartung y Kelley (1982).

    Interpretaciones econmicas

    La difusin de este tipo de cermica en las culturasadyacentes a la de Chalchihuites demuestra que en estaltima existieron los artesanos especializados dedicadosa su fabricacin; sin embargo, se desconoce si dichos ar-tesanos eran originarios de Teotihuacan y llegaron a tra-

    Figura 9. Dibujo de copa con la representacin de un guila (foto to-mada del libro de J. C. y E. A. Kelley).

    experiencia de las culturas enlas regiones de Chalchihuitesy de Bolaos, de su medioambiente y su propio desarro-

    llo; lo anterior no significa laveracidad de la realidad pa-sada, simplemente mi espe-cial forma de ver las culturasen cuestin. Aun cuando re-conozco la presencia de uncomplejo ceremonialismo re-ligioso en estas representacio-nes pictricas, tambin pien-so que tendran como base suentorno natural asociado con

    Figura 10. Mapa del comercio re-gional.

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    lares pigmentos: malaquita, crisocola, azurita, limonita,hematita y, en menor proporcin, cinabrio; y para la capabase, en ocasiones, cal o cal rosa. Lo anterior es com-prensible debido a la obtencin de los minerales.

    La antigedad de los tiestos descubiertos en el sitio deLa Florida, perteneciente a la cultura Bolaos, asociadosa una fecha de 50-150 d. C., y el hallazgo de caracoles(Strombus) trompeta decorados con seudo-cloisonn enel interior de la tumba de tiro descubierta en Huitzilapa,

    en el centro de Jalisco, fechada en 75 d. C. (Lpez y Ra-mos 1998), sugieren varias posibilidades:a) Si se estuviera en lo correcto, podramos apuntar

    que, en el caso de Chalchihuites, la cermica seudo-cloisonn llegara desde Teotihuacan a travs de la rutade intercambio.

    b) O bien que entr en el can de Bolaos desde elcentro de Jalisco y lleg a Chalchihuites y a Teotihuacana travs del contacto con las rutas de intercambio men-cionadas con anterioridad.

    vs del intercambio comercial. Me inclino a pensar queoriginalmente seran teotihuacanos que ensearon la tc-nica a los locales, quienes la asimilaron completamentey desarrollaron su propio estilo siguiendo los cnonesideolgicos propios de la cultura Chalchihuites.

    Interpretaciones sociales

    Sin lugar a dudas, este tipo de cermica debi utilizar-

    se entre los estratos altos de todas las sociedades a lascuales lleg, como smbolo de prestigio y religioso. Suuso debi de estar restringido al desarrollo de ceremo-nias propiciatorias en las cuales se pedira a los diosesbuenas cosechas, buena caza y agua abundante. Duranteuna poca de sequa,10 el medio natural impedira la ob-tencin de los medios de subsistencia necesarios paracubrir a toda la poblacin. Por lo que los sacerdotes ydems encargados de comunicarse con los dioses pon-dran buen cuidado de mantenerlos contentos y satisfe-chos, ofreciendo diversas sustancias colocadas en el in-

    terior de las vasijas. Lo anterior se refleja en los motivosdecorativos que plasmaban en las vasijas, ya que todosestn relacionados con el medio natural: animales carac-tersticos como son la serpiente y el guila, vegetales comola biznaga y, sobre todo, la representacin del agua comolquido esencial para la vida.

    CONCLUSIONES

    De acuerdo con los anlisis de Castillo (1968), en to-

    dos los casos de las zonas estudiadas se emplearon simi-

    10 Hasta hoy da, ambas zonas sufren periodos de sequa prolon-gados documentados en la sntesis geogrfica de Zacatecas y Jalisco.

    Figura 11. Personaje con una posible vrgula en la vasija de La Flo-rida.

    Figura 12. Posible representacin de una biznaga de acuerdo con lainterpretacin de un mural de Teotihuacan.

    Figura 13. Palacio Atetelco en Teotihuacan. Mural con representa-cin de biznaga. Foto: Pedro Cuevas (1992).

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    c) O bien que, de acuerdo con la antigedad de estehallazgo en el can de Bolaos y en la tumba de tiro delcentro de Jalisco, cabe sugerir que en el Occidente seinvent esta tcnica y pas hacia Teotihuacan, la cual latransmiti a su vez a Chalchihuites a travs de la ruta de

    intercambio.Ser muy difcil dilucidar esta incgnita por mltiplesrazones conocidas por todos; sin embargo, dejo muy cla-ro que los artesanos del mundo prehispnico alcanzaronun nivel muy alto de especializacin en el manejo de lastcnicas para elaborar y manejar la cermica.

    Agradecimientos

    Agradezco a PAPITT-UNAM por el apoyo econmi-

    co que me brind para la realizacin de esta investiga-cin.

    Sobre la autora

    MARA TERESA CABRERO G.. ([email protected]) es Doc-tora en Arqueologa por la Universidad Nacional Aut-noma de Mxico (UNAM), Investigadora Titular del Ins-tituto de Investigaciones Antropolgicas (UNAM), miem-bro de la Academia Mexicana de Ciencias, de la Acade-

    mia Mexicana de Ciencias Antropolgicas y de la Socie-ty for American Archaeology. Ha recibido diversas con-decoraciones, publicando media docena de libros y msde 40 artculos.

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    Publica trimestralmente (4 nmeros al ao), a travs deInternet, artculos de investigacin sobre la arqueolo-ga de los pueblos americanos, ibricos y filipinos. Itis published online four times a year in PDF electron-ic format and contains research articles on the archae-ology of the American, Iberian, and Filipino peoples.Sus lenguas principales son el espaol, el ingls y elportugus, sin menoscabo de alguna otra que puedaincluirse.Spanish, English, and Portuguese are the pri-mary languages.Los autores sern invitados a efectuar un donativo vo-

    luntario destinado a costear parcialmente la publicaciny difusin gratuita de sus artculos. Realizarn un do-nativo previo antes de proceder a la evaluacin de susmanuscritos. Los autores cuyos manuscritos hayan sidoaprobados por el Consejo Asesorefectuarn un dona-tivo final. El donativo previo se devolver descontn-dolo del donativo total. Los asesores y editores quedanexentos de efectuar donativos.Authors whose manus-cript has been approved by theAdvisory Board are en-couraged to make a voluntary donation toward the costof publishing their article through the open access for-

    mat.Los autores deberan garantizar la correccin ortogr-fica, gramatical y literaria de sus textos, especialmentecuando se empleen las lenguas inglesa y portuguesa.De todas formas, el editor efectuar la revisin de losescritos en lengua espaola segn la normativa de laReal Academia Espaola, consultando tambin a ase-sores, editores ayudantes y ayudantes editoriales paracorregir los textos en ingls de las colaboraciones.La revista se imprime enformato electrnico PDF, ase-gurando de este modo una completa fidelidad visual a

    la impresin clsica y agilizando enormemente todo elproceso de publicacin.El Consejo Asesor, rgano consultivo autnomo inte-grado por autoridades acadmicas de reconocido pres-

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    26 ISSN 19894104ARQUEOLOGA IBEROAMERICANA 16 DICIEMBRE 2012

    recer listada al final del trabajo, ordenada alfabtica-mente por autores y cronolgicamente, de menos a msreciente, cuando correspondan a una misma autora.Se ruega revisar la accesibilidad en tiempo real de to-dos los hipervnculos listados en la bibliografa o en las

    notas a pie de pgina.All references should appear inthe text or in footnotes as follows: (author year:page(s)).Para acelerar el proceso de edicin, los trabajos se re-mitirn por correo electrnico como documentos adjun-tos, o bien a travs de un formulario habilitado para talfin en el sitio web de la revista.Las ilustraciones, tablas estadsticas y cuadros, cuyonmero no debe ser excesivo, se citarn correlativamen-te a lo largo del texto. Se adjuntarn en formato digitalJPEG (o bien en TIFF o BMP cuando ocupen poco es-

    pacio), guardando justa proporcin entre resolucin ytamao para aceptar su calidad. Sern originales y, siproceden de otras publicaciones, se citar su fuente.Asimismo, irn acompaadas de una lista donde cons-te la numeracin y sus respectivas leyendas (pies defiguras). Las tablas que planteen problemas tcnicos altransformarlas en imgenes debern remitirse en su for-mato original (hoja de clculo). Tables should be sentas illustrations, i.e., in graphical format. Do not scanblack and white images as if they were photographs.Los autores deben incluir un resumen de su colabora-

    cin con una extensin limitada a unas diez lneas. Seredactar en dos lenguas por lo menos: la empleada enla colaboracin (espaol o portugus) y la versin in-glesa. Tambin se permite aadirpalabras clave defi-nitorias del contenido del artculo hasta un mximo decinco.Authors should also enclose a short curriculumvita and a brief abstract of their paper in English andSpanish, and keywords in both languages.Igualmente, adjuntarn un curriculum breve sobre sutrayectoria profesional, donde deberan figurar los si-guientes datos: ao y lugar de nacimiento, grados aca-

    dmicos (universidad, ao), docencia, investigacin,publicaciones principales, especialidades, institucin ala que pertenecen y cargo que desempean actualmen-te en la misma.Se enviarn pruebas digitales de imprenta a los auto-res antes de su publicacin, pero solo se aceptarn co-rrecciones menores de las mismas que debern notifi-carse lo antes posible. Digital proofs will be sent toauthors before their final publication, but only minorcorrections will be accepted.Esta publicacin se distribuye gratuitamente a travs de

    Internet, al amparo de la licencia Creative CommonsReconocimiento 3.0 Espaa (CC BY 3.0), para alcan-zar una mxima difusin. Plenamente comprometidacon la filosofa del acceso abierto al conocimiento cien-

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    tfico, permite a los autores archivar personal o insti-tucionalmente las separatas digitales de sus artculos,a fin de maximizar la distribucin gratuita de los con-tenidos publicados y alcanzar su mayor difusin posi-ble. This publication is distributed freely over the In-

    ternet to achieve maximum dissemination. The journal,fully committed to the philosophy of open access toscientific knowledge, will allow authors to archive di-gital reprints of their articles, personally or institutio-nally.Acerca de la Propiedad Intelectual y losDerechos deAutor, en virtud de los arts. 1 y 8 del Real Decreto Le-gislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se apruebael texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual(BOE nm. 97 de 22-4-1996), si bien la propiedad in-telectual de los artculos pertenece a los autores, los de-

    rechos de edicin y publicacin de esta obra colectivacorresponden al editor de la revista.Fechas de cierre de edicin (2013): 31 de marzo (n-mero 17), 30 de junio (nmero 18), 31 de octubre (n-mero 19) y 31 de diciembre (nmero 20). Scheduleddates for final publication: March 31, 2013 (17th is-sue); June 30, 2013 (18th issue); October 31, 2013(19th issue); December 31, 2013 (20th issue).Desde enero de 2013, la edicin es continua y los art-culos aprobados, evaluados con la mayor celeridad enun plazo inferior a un mes, se publican de inmediato.

    Por tanto, la recepcin de originales no se cierra nun-ca y desaparecen las fechas lmite.Enviar originales y correspondencia por va electrni-ca a Dr. Pascual Izquierdo-Egea, Editor y Director deArqueologa Iberoamericana:http://www.laiesken.net/arqueologia/contacto/.Manuscripts and correspondence should be sent to theEditor ofArqueologa Iberoamericana:http://www.laiesken.net/arqueologia/contact/.

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    ACABSEDEIMPRIMIRDIGITALMENTELADECIMOSEXTAEDICINDELAREVISTA

    ARQUEOLOGA IBEROAMERICANAELDA 31 DEDICIEMBREDELAO 2012

    ENELTALLERDELEDITOREINVESTIGADORPASCUAL IZQUIERDO-EGEA,

    GRAUS (ESPAA).

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