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BOLETÍN VICTIMOLÓGICO
UNIDAD DE ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE DELITOS Enero de 2014. Nº 2
Antonio del Castillo y Eva Casanueva
“Las víctimas de violencia en nuestro país si no son de terro-
rismo o de violencia de género, estamos maltratados”.
Conscientes de la difícil situación que están viviendo desde
hace ya tres años queremos agradecerles en primer lugar que
hayan aceptado tan amablemente dedicarnos unos momen-
tos y por supuesto transmitirles nuestro más sincero apoyo y
comprensión. Eva, Antonio ¿Cómo se encuentran?
El cómo nos encontramos es quizás difícil de contestar, pues
depende mucho con el ánimo en que te levantas a diario y lo
dispuesto que estés cada día a seguir una lucha que, día a día
te consume y los recuerdos que te cambiaron la vida.
La pérdida de un hijo es quizás el suceso más duro al que
unos padres pueden enfrentarse. Para que a quien corres-
ponda poner en marcha todos los mecanismos necesarios
para encontrar a Marta pueda entenderlo. ¿Qué está supo-
niendo emocionalmente para ustedes después de tres años
la búsqueda incesante de su hija? ¿Cómo es su día a día de
búsqueda?
No todos los días tenemos noticias de cómo transcurren las
investigaciones, pero si es cierto que a diario, piensas que
puede ser el día en que recibas esa llamada que tanto ansias
y no llega después de casi cinco años. Estas cansado de no
tener una vida normal de estar siempre esperando, de saber
que los que saben donde están tu hija están en la calle y ca-
llan impunemente.
¿Los poderes públicos han puesto a su disposición en algún
momento orientación o ayuda psicológica para hacer frente
a ese día a día? De no ser así ¿Cree que en estos casos es
necesario?
Sí, al principio venía un psicólogo a casa e incluso nos aten-
dían en grupo a la familia. Después nos derivaron a consul-
tas.
¿Cómo se han sentido tratados por la policía, los jueces, los
poderes públicos, y en definitiva, por los responsables de
perseguir, juzgar y condenar al asesino de Marta y encon-
trarla? ¿Qué esperan de ellos?
Por la policía en general bien. Por los jueces mal porque nin-
guno quiere ir más allá de lo que le corresponde, pues tienen
tanto miedo a un caso mediático que, realmente podrían
hacer más de lo que hacen, pero no quieren arriesgarse ni al
fracaso ni ir al límite en la ley. Por lo demás, quitando a la
Junta de Andalucía que siempre nos ha tratado con dureza,
pero en general bien.
VÍCTIMAS A ESCENA
BOLETÍN VICTIMOLÓGICO
Antonio, Eva, desde su experiencia ¿Cuál es la
situación real de las víctimas de la violencia en nuestro
país?
Las víctimas de violencia en nuestro país si no son de
terrorismo ó de violencia de género estamos
maltratados. La vida de una persona tiene más valor
dependiendo quien la mate. Si es un terrorista tiene
mucho valor. Si es violencia de género algo más y si es
violencia común no vale nada, por eso se le aplica un
código distinto al juzgar al asesino y penas distintas.
El objetivo fundamental de “Victimas a Escena” es dar
voz a todas aquellas personas victimizadas por la
violencia intencional de otro. En este sentido, y con la
esperanza de que puedan escucharles, ponerse en su
lugar y atender a sus demandas. Podrían decirnos
¿Qué necesitan en estos momentos?
Nosotros afortunadamente hemos tenido mucho
respaldo en la sociedad y un apoyo en general
multitudinario, pero hay muchas víctimas que no se les
escucha a las que policía, jueces, e instituciones han
olvidado, porque a estos poderes si no se les mueven el
asiento y están en entredicho no hacen nada.
¿Qué les diría a otras personas que se encuentran en
su misma situación?
Que no se queden en casa llorando. Eso es lo que quieren
y esperan. Que se muevan y protesten. Que siempre que
puedan den a conocer su desgracia. Que promulguen a
gritos las deficiencias de las leyes y de las personas que
deberían solucionar sus problemas y no hacen nada.
¿Les gustaría añadir algo más?
Quisiera agradecer desde aquí el apoyo de todas las
personas, su comprensión y el cariño que nos han
remitido, para poder levantarnos cada mañana y dar un
paso más hacia una justicia más, humana y que las
victimas algún día tengamos más derechos que los
delincuentes.
BOLETÍN VICTIMOLÓGICO
TU ARMA ES LA PALABRA:
¡DEFIÉNDETE!
Si has sido víctima: HABLA ,
TE ESCUCHAMOS.
Comparte tu caso para
que no caiga en el olvido.
Escríbenos a :
Violencia de género.
¿Qué hemos logrado 20
años después?
Hace ya veintiún años de la muerte de Soledad Donoso,
una joven cordobesa de 18 años que desapareció el 28
de septiembre de 1992 cuando se dirigía, como cada día,
a su puesto de trabajo. Tras angustiosos días de búsque-
da, se halló su cuerpo en avanzado estado de descom-
posición. Fueron dieciséis días de intenso dolor y angus-
tia. Dolor que aún hoy continúa, no solo por su muerte,
sino porque además, sus familiares no han encontrado
respuesta a sus preguntas: ¿Quién la mató? y, ¿por qué?
A punto de prescribir el delito en mayo de 2012 consi-
guen reabrir la investigación. Gracias a la ayuda del cri-
minólogo Félix Ríos y a novedosas técnicas de criminalís-
tica, hemos conocido que Soledad fue asesinada de for-
ma violenta y además que fue un solo individuo quien la
trasladó, todavía viva, al lugar donde apareció.
¿Podríamos estar ante un caso de violencia de género?
La familia apunta hacia el entorno y sus amistades. A
falta de pruebas el único detenido fue puesto en liber-
tad. Lo que está claro es que la familia después de dos
décadas no ha visto hacer justicia.
Sin duda, el caso que tratamos en esta ocasión está en-
vuelto de extrañas circunstancias que, efectivamente,
nos pueden hacer barajar la idea de estar ante un caso
de violencia de género.
Este tipo de violencia se acompaña de una invisibilidad
que obstaculiza su detección, identificación y denuncia
social. Si bien es cierto que desde entonces hemos asisti-
do a una evolución positiva en cuanto a detección, con-
cienciación y denuncia de esta forma de violencia, en la
España de hace veinte años no se consideraba delito ni
el maltrato conyugal o ni el acoso sexual. Estas “cosas”
eran una cuestión de la familia y “los trapos sucios se
lavaban en casa”.
Será en junio de 1992 cuando el Comité para la Elimina-
ción de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que
vigila la ejecución de la Convención sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
de 1979, incluya formalmente la violencia de género
como discriminación por razón de género. Pero no es
hasta 1993 cuando la ONU (Viena 1993) declarará que la
violencia contra las mujeres supone una violación de los
derechos humanos. Es por tanto el primer instrumento
internacional que aborda de forma explícita la violencia
de género.
Estas “cosas” eran una cuestión de
la familia y “los trapos sucios se la-
vaban en casa.
BOLETÍN VICTIMOLÓGICO
Duelo ante la pérdida violenta
de un hijo.
Por Susana Laguna, Directora UAV
La pérdida de un hijo es posiblemente la experiencia
más difícil que una persona puede vivir. Un dolor seco,
solitario e innombrable inunda a los padres que
sienten como una parte de sí mismos desaparece
como si fuera amputada. No podemos negar una
realidad que se impone en nuestras vidas y que nos
enfrenta tarde o temprano al dolor del “no existir “de
un ser querido pero elaborar el duelo en estos casos
parece antinatural, irracional y emocionalmente
inimaginable especialmente ante muertes violentas
por lo súbito y potencialmente traumático del suceso.
¿Qué es el duelo?
El duelo es la reacción emocional, cognitiva y física
normal que sigue a la muerte de un ser querido y que
nos sitúa frente a la tarea de aceptar y adaptarnos a un
mundo en el que ya no está presente la persona
fallecida, que nos obliga a recolocarle emocionalmente
y a continuar viviendo en su ausencia.
El especial e innato vínculo afectivo o apego que se
establece entre padres e hijos y que proporciona, en
condiciones normales, seguridad, protección y consuelo
hace muy difícil recorrer ese “camino de lágrimas”
cuando se trata de un hijo. Si tomamos la escala NASH
sobre causa de muerte, esto es, Natural, Accidental,
Suicidio y Homicidio, esta última es la que más dificulta
la asunción de la pérdida. En estos casos la sensación de
irrealidad, incredulidad e impotencia suele ser mayor y
en un intento fallido por tratar de encontrar explicación
a lo sucedido es muy probable que los supervivientes y
familiares se vean invadidos por un fuerte sentimiento
de culpa “Si no le hubiera dejado ir”, “Tendría que
haberlo evitado”, “Si la hubiera ido a buscar…”
Remordimientos y pensamientos recurrentes que
atormentan y que, junto a las dificultades inherentes al
paso por el sistema de justicia (espera para realización
del sepelio por la necesidad de autopsia, proceso judicial
y sentencia del tribunal considerada injusta por la
familia) pueden retrasar la elaboración del duelo.
En varias ocasiones ya hemos recordado la importancia
del apoyo social para la recuperación de las víctimas
directas e indirectas de la violencia pero hay casos en los
que este acompañamiento y comprensión se hacen
absolutamente necesarios. Cuando con la pérdida
convive además la incertidumbre, familias como la de
Marta del Castillo que no han tenido la oportunidad de
despedir a su hija porque aunque pueda haber más o
menos constancia de la muerte no han hallado su
cuerpo, casos en los que los padres no se dan “permiso”
“El acompañamiento y la comprensión son abso-
lutamente necesarios”.
“El sistema de justicia debe ser sensible a las ne-
cesidades emocionales de las víctimas para facili-
tar el duelo”.
Violencia de género.
¿Qué hemos logrado 20
años después?
Hace ya veintiún años de la muerte de Soledad Donoso,
una joven cordobesa de 18 años que desapareció el 28
de septiembre de 1992 cuando se dirigía, como cada día,
a su puesto de trabajo. Tras angustiosos días de búsque-
da, se halló su cuerpo en avanzado estado de descom-
posición. Fueron dieciséis días de intenso dolor y angus-
tia. Dolor que aún hoy continúa, no solo por su muerte,
sino porque además, sus familiares no han encontrado
respuesta a sus preguntas: ¿Quién la mató? y, ¿por qué?
A punto de prescribir el delito en mayo de 2012 consi-
guen reabrir la investigación. Gracias a la ayuda del cri-
minólogo Félix Ríos y a novedosas técnicas de criminalís-
tica, hemos conocido que Soledad fue asesinada de for-
ma violenta y además que fue un solo individuo quien la
trasladó, todavía viva, al lugar donde apareció.
¿Podríamos estar ante un caso de violencia de género?
La familia apunta hacia el entorno y sus amistades. A
falta de pruebas el único detenido fue puesto en liber-
tad. Lo que está claro es que la familia después de dos
décadas no ha visto hacer justicia.
Sin duda, el caso que tratamos en esta ocasión está en-
vuelto de extrañas circunstancias que, efectivamente,
nos pueden hacer barajar la idea de estar ante un caso
de violencia de género.
Este tipo de violencia se acompaña de una invisibilidad
que obstaculiza su detección, identificación y denuncia
social. Si bien es cierto que desde entonces hemos asisti-
do a una evolución positiva en cuanto a detección, con-
cienciación y denuncia de esta forma de violencia, en la
España de hace veinte años no se consideraba delito ni
el maltrato conyugal o ni el acoso sexual. Estas “cosas”
eran una cuestión de la familia y “los trapos sucios se
lavaban en casa”.
Será en junio de 1992 cuando el Comité para la Elimina-
ción de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que
vigila la ejecución de la Convención sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
de 1979, incluya formalmente la violencia de género
como discriminación por razón de género. Pero no es
hasta 1993 cuando la ONU (Viena 1993) declarará que la
violencia contra las mujeres supone una violación de los
derechos humanos. Es por tanto el primer instrumento
internacional que aborda de forma explícita la violencia
de género.
Estas “cosas” eran una cuestión de
la familia y “los trapos sucios se la-
vaban en casa.
BOLETÍN VICTIMOLÓGICO
La sociedad española se ha volcado ante hechos tan
atroces como este y también en otros pero es
inaplazable que el sistema de justicia posicione a la
víctima en el lugar que le corresponde dentro del
proceso, le confiera su justo protagonismo y sea
sensible a sus necesidades emocionales para facilitar el
duelo y evitar aumentar el dolor de familias dañadas
por la violencia intencional e injustificada de otros.
LA UNIDAD DE ATENCIÓN A VÍCTIMAS RECOMIENDA
EN ESTOS CASOS:
Cuidar la comunicación entre los padres y
mantener un dialogo abierto que permita la
expresión de sentimientos. Su pareja está pasando
por lo mismo que usted.
Darse permiso para sentirse mal y aceptar sus
limitaciones, sin exigirse más de lo que puede dar.
Evitar el dolor es solo postergar el afrontamiento
de la pérdida.
Respetar su ritmo y confiar en sus recursos
personales para aprender a vivir sin la persona
querida.
No tomar atajos ni decisiones importantes en
estos momentos.
Tener presente que No fue culpa suya y No se está
volviéndose loco.
Solicitar orientación y compartir su dolor con
personas de confianza que no traten de acortar su
sufrimiento con “soluciones” inadecuadas (tener
otro hijo, olvidar…)
COLABORACIÓN CASO MACASTRE
Proyecto Prometeo
El Proyecto Prometeo, encabezado por el criminólogo
Félix Ríos, ha hecho una parada en la Comunidad
Valenciana. Son 24 años los que han transcurrido
desde el fatídico 14 de enero de 1989 cuando
desaparecieron tres jóvenes sin dejar rastro.
Posteriormente, fueron siendo descubiertos cada uno
de ellos en fechas distintas, por la zona de Macastre,
situada en la Sierra de Caballón (Valencia). A día de
hoy, todavía no se puede aventurar ninguna hipótesis
ni ninguna sospecha al respecto. Por ello, el equipo
forense del Proyecto Prometeo intenta reabrir el caso
Macastre y solicita la colaboración de familiares,
amigos o conocidos de las víctimas así como de todo
aquel que pueda aportar algo de luz al caso.
Para ello, se ofrecen varias vías de contacto: a través
del teléfono 664846960 o el correo electrónico:
BOLETÍN VICTIMOLÓGICO
Sin cadáver: hay víctima y una
condena exigible.
Eva Pérez Ferreras Abogada
La idea de que “sin cuerpo no hay delito” es una
creencia errónea, puesto que en ningún texto de
nuestro ordenamiento jurídico está previsto que si
no se encuentra el cadáver nadie pueda ser
condenado.
Es más, la posibilidad de condenar por el delito de
homicidio sin que haya aparecido el cuerpo se
contempla en dos artículos de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal :el art. 699 al referirse a la
confesión de los procesados cuando no hubiese sido
posible hacer constar la existencia del cuerpo del
delito y el art. 954.2 referido al recurso de revisión
cuando esté sufriendo condena alguno como autor,
cómplice o encubridor del homicidio de una
persona cuya existencia se acredite después de la
condena.
Sin el cadáver, resulta más difícil calificar la muerte
causada por otro, que puede ser considerada como
un homicidio doloso (de 10 a 15 años), imprudente
(de 1 a 4); o como un asesinato (entre 15 y 25 años)
Pero, no hay que olvidar que también se puede
acreditar el homicidio o asesinato a través de
testigos, pruebas periciales o confesiones.
A lo largo de la reciente historia judicial española
nos encontramos con casos en los que, pese a la
negativa de los acusados a confesar sus crímenes y
revelar el destino final de sus víctimas, se ha dado
sentencia condenatoria. Así podemos hablar de
casos tan mediáticos como han sido las condenas de
asesinato por la muerte de Marta del Castillo y de
los niños de Córdoba, Ruth y José.
Tal vez la primera condena en España por homicidio
sin cadáver, sin declaraciones testificales y sin
encontrar el arma utilizada fue dictada por la
Audiencia Provincial de las Palmas en abril de 2012.
El juez de la Audiencia plasmó en una sentencia la
condena del veredicto de culpabilidad al que llegó
un jurado popular.
En este caso, a pesar de que los acusados negaron
tener nada que ver con la desaparición de la víctima,
existía una prueba indiciaria tan contundente que
llevo al Jurado a considerar probado que uno de los
acusados fue causante de su muerte y el otro
encubridor del homicidio.
La decisión del Jurado derivada del conjunto de los
indicios es suficientemente concluyente y no deja
otras hipótesis alternativas no incriminatorias que
pudieran hacer dudar del hecho de que el acusado
acabara con la vida de la víctima.
En los asesinatos de Marta del Castillo y de Ruth y José,
tampoco la ausencia del cadáver ha impedido sentencia
condenatoria. Sin duda alguna, en ambos casos la
condena puede revelarse insuficiente sobre todo para
los familiares, pero la pena de 20 años de prisión es la
máxima prevista en el Código Penal para el asesinato
cuando se carece de pruebas que permitan apreciar la
concurrencia de circunstancias que agravan el delito.
Por otro lado, no faltan en nuestra historia judicial
sentencias en las que la ausencia de cadáver
impidieron la condena por homicidio o asesinato,
dando lugar a sentencias con condenas por detención
ilegal al considerar el juzgador que sin cadáver no había
pruebas directas, pero mediante indicios si se podía
demostrar que el acusado era el único que podía ser
responsable de la desaparición.
En estos casos, los Tribunales no afirman que sea
imprescindible e ineludible el hallazgo del cadáver
siempre y en todo caso, pero debe existir algún tipo de
acreditación directa del fallecimiento (por ejemplo por
BOLETÍN VICTIMOLÓGICO
Los Tribunales cuando no tienen pruebas suficientes pa-
ra dictar sentencia condenatoria, ciertamente
“comprenden la angustia de la familia producto de la
frustración e impotencia que puede sentir ante la ausen-
cia súbita e inexplicable del ser querido sin tener noticias
del mismo durante tanto tiempo con el temor - e incluso
la certeza en su ánimo - de que haya sufrido un mal irre-
mediable, como la pérdida del bien más preciado que es
la vida, acaso a manos de otra u otras personas, y com-
prenden el sufrimiento seguramente intenso si fuera así,
de no poder dar sepultura a sus restos”.
No obstante lo anterior, los Tribunales afirman que
“debe cumplir con el mayor rigor que pueda emplear la
misión encomendada sin dejarse llevar en su ánimo por
otras consideraciones que el sereno y escrupuloso respe-
to a la razón jurídica de acuerdo con los cánones de su
mejor saber y entender porque de no hacerlo así podría-
mos contribuir a provocar la mayor injusticia que cabe en
el Derecho Penal: la condena de un inocente; e inocente
es en Derecho aquella persona cuya culpabilidad no se
haya desvirtuado con una prueba de cargo suficiente y
apta para ello, incluso cuando quede probado que ha
mentido, porque al acusado en nuestro Derecho Penal no
le es exigible decir verdad y el que quede comprobado
que en sus declaraciones o explicaciones no se ajustó a la
verdad ello no exime a la acusación de aportar la prueba
de cargo de su culpabilidad.”
La práctica judicial demuestra que la ausencia de ca-
dáver no impide una sentencia condenatoria pero hay
muchos delincuentes que creen en la fórmula "sin ca-
dáver no hay condena" y se apoyan en ella para inten-
tar eludir una pena de prisión o, al menos, para rebajar
los años de la misma.
Lo que no podemos obviar es que la ausencia del cadá-
ver, hace más difícil calificar la acción. Sin un estudio
forense del cadáver, resulta más difícil determinar si se
trata de un asesinato o un homicidio, si hubo agresión
sexual o si se ensañó con la víctima.
Por ello, hay determinados sectores de la profesión que
reclaman una reforma para agravar la pena en caso de
desaparición y evitar de este modo que los autores se
nieguen a revelar dónde está el cadáver para conseguir
una rebaja en la pena o incluso una sentencia absoluto-
ria.
Nos queda como pregunta final saber ¿qué ocurriría si
apareciera el cuerpo después de haberse dictado sen-
tencia?
Si del cadáver se pudieran extraer nuevas pruebas que
demostrasen la comisión de otros delitos distintos a
aquellos por los que se han condenado al acusado o que
probasen la participación del mismo en aquellos casos
en los que se dio sentencia absolutoria, sí podría practi-
carse otra instrucción complementaria. Pero ello, sin
perder de vista que en nuestro ordenamiento jurídico
está previsto que "ninguna persona puede ser juzgada
dos veces por los mismos hechos".
Nacido en Murcia, grande del periodis-mo de investigación y escritor con más de veinte libros publica-dos. Doctor sobresa-liente cum laude por la Universidad Com-plutense de Madrid. Profesor universita-rio. Con un aula que lleva su nombre dedi-cada a la Investiga-ción Criminal. Licen-ciado en Ciencias de la Información, Mejor periodista de Investi-gación por el Col.legi de Detectius Privats de Catalunya, Detec-tive de Honor por la Asociación profesio-nal APDPE, Medalla de Honor de la Socie-dad Española de Cri-minología y Ciencias Forenses, Presidente de la Comisión Prim de Investigación, Miembro del Club de los Viejos Elefantes amigos de la Seguri-dad y Caballero D.Quijote por el Mu-seo de la Palabra de la fundación César Egido. Incluido en la selección de colum-nistas de prensa del estudio EUNSA de la Universidad de Nava-rra. Victimología: Premio Asociación Sandra Palo 2013 por su labor y dedicación a las víctimas.
Francisco Pérez Abellán
“El aparato de Justicia y las institu-ciones están politizadas e ignoran a las víctimas…”
Sr. Abellán, como periodista y criminólogo,
tras su brillante y dilatada experiencia ¿Cree
que en España nos ocupamos y atendemos de
manera suficientemente profesional a las víc-
timas de la violencia?
En España el aparato judicial está volcado en
el delincuente y se olvida de las víctimas. La
Victimología es la gran asignatura pendiente.
Hay que legislar para proteger a las víctimas y
salir del túnel del tiempo en el que estamos
abandonados. Ahora los políticos han conver-
tido a las víctimas en mártires porque las han
sacrificado por sus necesidades políticas en
sus zaragatas y cabildeos.
¿Considera que las personas victimizadas reci-
ben un trato adecuado por parte del Sistema
de Justicia y las Instituciones en general?
En absoluto. El aparato de Justicia y las insti-
tuciones están politizadas e ignoran a las vícti-
mas, a las que cuando simplemente no ofen-
den, olvidan.
Respecto a los medios de comunicación, ¿En
qué medida cree que pueden contribuir a me-
jorar la percepción social que tenemos de las
víctimas, a prevenir el delito y, en definitiva, a
facilitar el proceso de victimización al que se
enfrentan estas personas?
Los medios de comunicación se han llenado de
”frikis” que hablan de lo que no saben. En vez
de consultar a criminólogos, llevan profesio-
nales especializados a los que preguntan de
todo lo que no saben. Es curioso ver como un
psiquiatra forense habla de antropología fo-
rense o identifica huesos de una víctima. Los
medios se han llenado de personas que desco-
nocen el sistema jurídico-policial y afirman
constantemente despropósitos.
Por su parte las víctimas como María del Mar
Bermúdez, madre de Sandra Palo, son relega-
das y no se les da el protagonismo que mere-
cen.
¿Recuerda, especialmente, algún caso que
refleje la desprotección con la que muchas de
estas personas se encuentran?
Los padres de Marta del Castillo: no les han en-
contrado a su hija, no han hecho justicia y enci-
ma los jueces les condenan a pagar no sé qué
costas de no sé qué procesos. La justicia en Es-
paña no ha resuelto el caso Alcácer, pero ha
condenado a la cárcel al padre de Miriam, una
de las niñas asesinadas y al criminólogo que
quemó su vida profesional buscando a los asesi-
nos. Tampoco hacen ningún caso a los padres de
Leticia Lebrato, Marta Obregón, Olga Sangra-
dor, Sandra Palo y otras niñas asesinadas. Las
víctimas están desamparadas, yo diría que apes-
tadas por el espectro político, en esta sociedad
sin moral y sin caridad. Algunos de los políticos
que van de beatos van a acabar en el infierno
por falta de caridad cristiana.
¿Qué propondría para mejorar la situación de
las víctimas en nuestro país?
Que se asocien. Que se hagan fuertes. Una sola
asociación con muchos componentes, que mue-
van muchos votos y metan miedo a los partidos
políticos. Deben hacerse fuertes y encontrar
magnates que les financien. Hay que pedirle di-
nero a quien lo tiene, para proteger a toda la
sociedad, hoy abandonada a su suerte. En la
actualidad la seguridad es una lotería con bola
negra. Algunos casos son mal resueltos, otros
son olvidados. Hay que pedir inversión y protec-
ción. Que hagan un programa de radio y otro de
televisión dando caña a los que sueltan asesinos
y violadores. Que pidan dinero y contraten perio-
distas con dignidad. Que pongan a los políticos a
sus pies. Y pidan el voto para aquellos que respe-
ten, apoyen y ayuden a las víctimas de cualquier
clase de delito político o social.
Muchas gracias Profesor Abellán. Ha sido un honor
contar con su opinión.
BOLETÍN VICTIMOLÓGICO
Fotografía: José Antonio Laguna