Download - Cuentos tradicionales adaptados
CENICIENTA
Autores:
Eric Álvarez, Adrià Argoti, Lara Domínguez y Flavia Forqueda.
En una casa normalita, situada en Londres, vivía una familia
desestructurada, compuesta por un padre que era obeso, moreno,
drogadicto y muy creído; su mujer, es decir, la madrastra de Cenicienta que
se llamaba Laura y era guapa, delgada, rubia, con poco dinero y su hobbie
era hacer Zumba.
Cenicienta tenía dos hermanastras, una se llamaba Isa que tenía la nariz
como una bruja y los ojos pequeños. La otra se llamaba Sofía que era
minusválida y además anoréxica. Y por último pero no menos importante
Cenicienta que era gorda, fea, morena, con ojos grandes, nariz grande y
tenía la autoestima baja. Todos formaban una gran familia, complicada, pero
una familia.
Se presentaron las fiestas del barrio e invitaron a la familia a un baile en la
casa real. Toda la corte acudió pero hubo un problema, Cenicienta no tenía el
vestuario adecuado para presentarse ante toda esa gente. Después de días
y días pensando y buscando el vestido perfecto, la hada madrina acudió a la
casa de la familia para ayudar a Cenicienta con su problema del vestido. Le
encontró uno precioso, azul, con volantes y con escote de corazón, repleto
de diamantes.
Por fin llegó el gran día, pero a Cenicienta le atormentaba un pensamiento.
Ese pensamiento era el miedo a que ningún apuesto galán la sacase a bailar.
Después de pensar detenidamente, a la hada madrina se le ocurrió un plan:
- Hola su majestad.- le dijo la hada.
- No me llames de su majestad, llámame Ron.- le contestó el príncipe.
- Quería preguntarte si estarías dispuesto a sacar a bailar a Cenicienta en
el baile de esta noche. -preguntó la hada
- ¡¿Con Cenicienta?! No es mi tipo…-exclamó él.
- Sé que no es muy guapa, pero estoy dispuesta a pagarte dinero.
- Entonces, ¡eso es otra cosa!
El príncipe aceptó el trato y al llegar la noche se puso en marcha el plan.
Ya en el baile Cenicienta estaba muy nerviosa por miedo a fracasar. Después
de cenar empezó el baile y Cenicienta se quedó sentada en su mesa
esperando a algún apuesto galán. Cuando, de repente, se le acercó Ron y le
preguntó si le concedía ese baile y ella sonrojada y sin pensárselo un
segundo dijo que sí. Durante el baile, ya iba borracha y fue en ese momento
en el que se quitó los zapatos de cristal y se los olvidó. El príncipe se los
encontró a la mañana siguiente y como era tan buena persona se los quedó
para venderlos.
Fue una noche inolvidable. Cenicienta disfrutó como nunca lo había hecho.
En ese momento Laura, su madrastra, salió camino a su clase diaria de
Zumba. Al cabo de 2 horas, la familia se enteró que la madrastra había
muerto aplastada por una pelota hinchable en su clase de Zumba.
Todos estaban destrozados por el terrible accidente pero Cenicienta, un
poco fumada, ignoraba todo lo que estaba pasando.
Después de semanas y semanas, Cenicienta escuchó una conversación entre
dos vecinas muy marujas:
- MariCarmen, ¡¡¡no te has enterado de lo que pasó la noche del baile!!!- dijo
Justiñana.
- ¡¡¡Cuéntame cuéntame!!!- respondió.
- ¡¡La hada madrina de Cenicienta pagó a su majestad Ronald para que
bailase con ella!!
- ¡¿Qué me estás contando?! ¡¡Qué fuerte!!
Cenicienta se quedó perpleja al escuchar semejante atrocidad y pensó:
- ¡¡A esta me la cargo!!
Y así hizo. Mató al príncipe y a la hada y vivieron felices con sus
hermanastras chachas y su padre drogadicto. Y al acabar el día Cenicienta
exclamó:
- ¡¡A VIVIR LA VIDA!!
FIN.
RICITOS DE PLATA
Autores:
Laia Estel Colome, Alejandro Faus, Arantxa Inga y Tarek Ketrani.
Había una vez una chica llamada Laura que tenía 12 años, pero todo el mundo
la llamaba Ricitos de plata por su pelo rizado bañado de plata. Era una chica
valiente, aventurera y muy borde. Le gustaba cazar osos y otras especies de
animales para comer.
Un día Ricitos de plata se fue a cazar al lado de un rio llamado Rio de la
naturaleza que es donde están todos los animales (osos, pájaros, jabalíes,
mapaches, caballos, ciervos etc...). Caminando encontró un ciervo en el rio,
con discreción se puso al lado de un árbol, apuntó y lo disparó en la nuca.
Contenta de haber cazado un ciervo grande para cenar, se fue a su casa
tranquilamente.
Al llegar a casa dejó al ciervo en el garaje y subió para ir a su habitación a
descansar. Al llegar encontró una bola grande, peluda y blanca encima de su
cama. Entonces, cogió su escopeta de dardos tranquilizantes y le disparó.
Lentamente, se acercó a la bola gigante le quitó la manta y vio que era un oso
polar. Contenta lo llevó al garaje, cogió el ciervo y los llevó a la cocina.
Una vez en la cocina se encontró una osa grande y peluda. La osa gritó al ver a
su marido en manos de Ricitos. Y empezó a pegarle, pero en cuanto la
mascota (su murciélago) vio a la osa pegando a Ricitos de plata él entró en
acción, cogió y le tiró todo lo que encontró por su camino. La osa
ensangrentada, se levantó y bramó con todas sus fuerzas hacia Ricitos de
plata.
Con todo ese ruido vino un oso más pequeño blanco y negro tipo panda, y
preguntó:
-¿Qué se supone que está pasando?, ¿Por qué está mi padre en el suelo? ¿Y
por qué mamá está ensangrentada?
Ricitos muy borde respondió:
-Nada, que esta tía ha entrado a mi casa. ¿Y tú qué haces también? ¡Fuera de
mi casa!
El osito furioso se lanzó encima de Ricitos y dijo:
¡No me iré sin mi padre y mi madre!
-Pues oki. -respondió Ricitos.
Con un puñetazo del osito, Ricitos de plata se desmayó. El osito se acercó a su
madre que gritaba de dolor, y la llevó en brazos al sofá. Fue corriendo al baño y
encontró un botiquín de primeros auxilios, lo cogió y lo llevó hacia su mamá, le
curó las heridas con alcohol y mercromina. Una vez curadas las heridas papá
oso despertó desconcertado y asustado. Gritó tan fuerte del susto que el osito
lo escuchó y fue corriendo a ver lo que pasaba. Cuando el osito vio que su
padre intentaba levantarse lo ayudó y lo llevó con su madre y el padre le dijo:
-Tengo sueño.
Entonces cuando el oso y la osa estaban curados fueron a la cocina, cuando la
vieron ahí tirada en el suelo la cogieron y la subieron una silla, entonces
cuando Ricitos de plata se despertó, suplicaba que no la mataran. Ricitos de
plata, como al osito no le gustaba su disculpa, cogió la pistola de encima de la
mesa y apuntó a Ricitos de plata en la cabeza.
Los tres lobitos y el cerdo
Autores:
Jana Andrés, Naim Dumaguala, Nikos Sacaridis y Pau Vendrell.
Había una vez, en un bosque oscuro y muy grande vivía un cerdo que se creía el mejor
de todo el bosque y estaba muy gordo, pero gordo, gordo, comía y comía y siempre se
quedaba con hambre, era como un pozo sin fondo. Entonces se encontró a tres lobitos
flacos y bastante altos, y decidió comérselos. Cuando los lobitos, se enteraron
empezaron a pensar cómo podían esconderse del cerdo para que no se los comiera.
El primer lobito dijo:
-¿Y si comemos muchos helados para poder hacer una casa de palitos de helados?
Entonces decidieron hacer lo que dijo el lobito, comer muchos helados para hacer su
casa de palitos.
Y cuando se los comieron empezaron a construir la casa, pero había un problema al
comer tantos helados no pensaron en hacer la puerta más grande y no pudieron entrar en
la casa. El cerdo los vio y los lobitos empezaron a correr. Después de un rato corriendo
se dieron cuenta de que habían perdido de vista al cerdo y se encontraron un camión
con mucho regaliz, entonces otro lobito propuso:
-¿Y si atracamos este camión y construimos una casa de regaliz?
Entonces atracaron el camión y con los regalices multicolor empezaron a construir la
casa de regaliz, cuando acabaron de construir la casa estaban tan cansados y tan
hambrientos que poco a poco se empezaron a comer su casa de regaliz. Después de
construir la casa y comérsela estaban tan cansados que se fueron a hacer la siesta. Lo
que no se esperaban era que cuando se despertaron vieron al cerdo que los estaba
buscando. Por suerte no estaba muy cerca así que tenían tiempo de hacer la tercera casa,
esta vez de plástico duro que lo sacaron cuando robaron el regaliz. Cuando acabaron de
construir la casa se escondieron dentro. Como la construyeron tan bien el cerdo
intentaba e intentaba entrar pero sus intentos eran inútiles.
Al final el cerdo se cansó de intentar entrar en la casa de plástico duro y se fue
caminando por el bosque. De pronto, se encontró un restaurante chino y vio que el plato
del día era: de primero sopa de lobito y de segundo lomo de lobito agridulce, pero esto
no fue lo que lo convenció fue que de postre vio que había morro de lobo congelado con
merengue. Así que decidió dejar a los lobitos en paz e irse a comer al restaurante chino.
Autores:
Lucía Castilla, Ruth Evangelista, Toni Millán, David Rodríguez
y Miguel Angel Serrano.
Había una vez una familia de cerditos, la madre se llamaba Esperanza era
gorda, el padre Evaristo también era gordo pero no tanto, y los tres
cerditos se llamaban, Jaimito, Pepito y Pulgarcito. Jaimito era el mayor,
Pepito era el mediano y Pulgarcito era el pequeño. Los padres eran ricos y
avaros ya que no daban dinero a ningún mendigo.
Una día, la familia entera fue a buscar comida. Todo iba normal hasta que un
lobo apareció entre los arbustos y mató a los padres de los cerditos para
quedarse con la herencia, pero el lobo no se acordó de los tres cerditos.
A continuación los tres cerditos se fueron a la montaña, donde encontraron
un castillo inmenso. Ellos entraron inspeccionaron el salón, el baño, las
habitaciones. Hasta que entraron en la cocina donde estaba la caperucita
rosa cocinando. Los tres cerditos aprovecharon para coger comida pero la
caperucita rosa se dio cuenta, ella dijo:
¿Qué hacéis aquí? - dijo la caperucita rosa.
Un lobo ha matado a nuestros padres y hemos encontrado este
palacio para encontrar comida y refugio.- dijo Jaimito.
Os podéis quedar aquí yo os cuidaré- dijo sorprendida la caperucita
rosa.
Mientras tanto el lobo encontró el castillo de donde estaban los tres
cerditos, él entró por la ventana sin que nadie se diese cuenta en el salón,
luego subió por las escaleras al segundo piso y se encontró los tres cerditos.
Al instante los tres cerditos salieron corriendo a avisar a la caperucita
rosa, de repente salió la caperucita rosa por todo el ruido que había en el
piso de arriba, al momento los tres cerditos salieron por las escaleras
corriendo y el lobo detrás para comérselos.
La caperucita rosa cogió un cuchillo, abrió en canal al lobo. Más tarde llenó
al lobo de piedras y lo tiró al rio. Y los cerditos junto a la caperucita
vivieron felices y comieron pollo al
curri.
HÄNSEL Y GRETEL
Autores:
Isaac Castellanos, Óscar Martínez, Mar Ramón y Gerard Raventós.
Érase una vez unos niños que vivían en el bosque, eran pobres y un día por
la noche Hänsel y Gretel hablaron de abandonar a los padres en el bosque y
recogerlos cuando tuvieran un poco de dinero, y por la mañana les dijeron a
los padres que querían ir al bosque y que si los querían acompañar. Sus
padres les respondieron:
-Perfecto pero primero tenemos que desayunar todos juntos.
Dicho y hecho cuando acabaron de desayunar padres e hijos fueron juntos
al bosque, Hänsel y Gretel planearon todo para abandonar a sus padres,
entonces decidieron decirles que si querían jugar al escondite y que los
padres tenían que pillar a los hijos, los padres se pusieron a contar: uno,
dos, tres…
Los niños corriendo se fueron para casa pero de camino se encontraron a
una abuelita que les dijo:
-Hola, niños qué guapos que sois, queréis caramelos.
Hänsel contento de haberse topado con esta abuelita, que tenía caramelos,
contestó encantado:
- Claro que sí.
En cambio Gretel que no estaba tan segura, susurró:
-Nuestros padres nos han dicho que no hablemos con desconocidos.
- Pero ahora ya no son nuestros padres los hemos abandonado, además nos
ofrece caramelos.
Gretel no muy convencida dijo que si. Finalmente la abuelita les dijo que la
acompañaran a su casita pequeñita que había en lo más profundo del bosque.
Gretel pensó que no era muy buena idea pero siguiendo a su hermano mayor,
acabó en una casa maravillosa, bueno maravillosa era lo que parecía.
La casa era de caramelo fuentes de chocolate y un motón de cosas
maravillosas, que nunca habían visto. Hänsel y Gretel estaban sorprendidos
con lo que estaban observando y la abuelita les dijo que podían comer lo que
quisieran, hasta que no pudieran más. Mientras tanto la abuelita no era lo
que parecía ser, en realidad era una bruja malvada que lo que quería de esos
niños era comérselos. Cuando Hänsel y Gretel estaban llenos la abuelita
(bruja) los cogió, los puso en un saco y los encerró a los dos en una prisión
con otros cuatro niños, los niños se llamaban Demetre, Suhaila, Hurraca y
Macedonio. Hänsel y Gretel se hicieron amigos de esos cuatro niños tan
extraños, Hurraca vio un pequeño agujero y empezó a picar con una
cuchara y al ver que el solo no podía fue a llamar a sus amigos para que le
ayudaran, al picar todos el agujero les condujo a un túnel oscuro y extraño,
luego vieron una luz salieron por esa rejilla, y al salir la bruja les estaba
esperando fuera porque les había oído picar.
-Correr la bruja amargada esta, nos esta esperando para comernos.
-Al fondo del pasillo hay una puerta que conduce al bosque correr si no
queréis morir.
-Yo no quiero ir a casa somos pobres y no tenemos para comer prefiero
morir comido antes que de hambre.
-Opino lo mismo, pero prefiero morir con mis padres.
Cuando llegaron a casa, los padres habían muerto en el bosque, no había
nadie se pusieron a llorar. Al cabo de un rato Hurraca sugirió que se podían
quedar a vivir todos juntos en esa misma casa y así fue.
Y este cuento se acabó y el viento se lo llevó y cuando lo vuelva a encontrar,
te lo volveré a contar…
La cenicienta y el príncipe…
Autores:
Aida Berrani, Pilar de la Torre, Dana González y Junior Villalobos.
La Cenicienta era una chica joven, alta, rubia y guapa. Pero su madre querida murió y
a partir de aquello, se quedó triste un tiempo. Ella vivía en una casa muy bonita,
grande y con un establo que allí tenía su caballo. Un tiempo después de que su madre
falleciera su padre volvió a encontrar mujer y Cenicienta no estaba del todo de
acuerdo. La madrastra de Cenicienta era mayor, malvada y con el pelo gris. Por allí
cerca vivía un príncipe muy codiciado, muy rico, muy guapo, tenía el pelo castaño, era
muy alto y elegante.
Un buen día la familia de Cenicienta recibió una carta y sorprendentemente era una
invitación para ella, para ir a una fiesta que había organizado el Príncipe. Cuando la
madrastra recibió la carta, al ver que era para toda la familia la madrastra le dijo a
Cenicienta:
- Solo vas a ir si cumples una condición.
-¿Cuál?
- Ordenar y limpiar toda la casa.
-¿Pero por qué si yo ya he terminado todas mis tareas?
- Porque tú me caes mal y yo no lo voy a hacer así que te aguantas, guapa.
- ¿Y porque te caigo mal?
- Porque tú nunca cumples lo que yo te digo, y estas equivocada aquí yo soy
tu madrastra y tu mi criada.
- Posoc.
Como Cenicienta no tenía más remedio se puso a limpiar.
Pasaba el tiempo y no acababa, entre sus caprichosas hermanas, el gato que solo
ensuciaba y preparar su vestido ella tenía claro que no iba a terminar a tiempo. En ese
momento como no tenía tiempo se puso a llorar de la rabia.
Mientras que sus hermanas se estaban probando vestidos para el baile ella limpiaba y
le parecía injusto todo lo que estaba pasando, pero continuar era lo único que podía
hacer. Cuando las hermanas eligieron el vestido adecuado se fueron. Entonces pasó
media hora y decidió irse con su caballo, blanco y grande, al baile. Pasó un camino
que, llevaba al palacio, era verde y frondoso.
Cuando llego al baile se encontró con el príncipe y al verla la sacó a bailar, bailaron
durante toda la noche, una noche maravillosa, mágica y empezaron a hablar, la
Cenicienta empezó a sacar un tema difícil para el príncipe, la Cenicienta le dijo al
príncipe:
-¿Ya sabes con quien te vas a casar?
-Bueno, no exactamente
-Si quieres yo puedo ser tu esposa
- La verdad que yo buscaba un hombre como mi pareja.
-N-no te entiendo, ¿q-qué quieres decir?
-Bueno em…. que soy gay.
Después de eso Cenicienta se fue corriendo pero el príncipe no la persiguió pasaban
los días y no habían noticias entonces la Cenicienta encontró una chica llamada
Josefina de la cual se enamoró y adoptaron a un niño llamado Dante Mientras tanto,
en el castillo el padre del príncipe discutía con el príncipe sobre sus gustos, el príncipe
muy contento le mencionó el otro día su padre que se iba a casar con el príncipe que
en teoría era para Aurora la también llamada “Bella durmiente” pero el príncipe en
lugar de darle un beso le dio una taza de café por lo cual el amor no surgió y el
príncipe de Aurora se fue con el príncipe de la Cenicienta entonces los dos se fueron a
México, y vivieron felices comiendo muchos nachos.