Diciembre 2013
Documento de Trabajo
Crimen Organizado a Nivel Local El caso de la Ciudad de Buenos Aires
Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
con la colaboración de María Quevedo
Trabajo Comisionado por el Ministerio Público Fiscal
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Buenos Aires
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Este trabajo fue Comisionado por el Ministerio Público Fiscal
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y finalizado en Diciembre de 2012
Las opiniones vertidas aquí son del autor y no necesariamente responden
a las del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad
El autor es Msc en Políticas Públicas (University of Oxford), Abogado y Sociólogo
(UBA), Director de la asociación para Políticas Públicas
y Consultor de Gobiernos y Organismos Internacionales
Para más información o por sugerencias
por favor contactarse a [email protected]
www.app.org.ar
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Abstract
En este trabajo se analizan discusiones teóricas y metodológicas alrededor del crimen organizado,
y se estudian en particular las dinámicas locales de dicho tipo de crimen en la Ciudad de Buenos
Aires.
Para ello, se tienen en cuenta las características de las estructuras y procesos internos de grupos o
redes criminales; sus actividades tanto las logísticas o de “soporte” de la organización, como las
dirigidas a su objeto específico. En otro nivel de análisis, se ven las características de los miembros
de los grupos criminales y los motivos de su participación. También se analizan cómo es la
interacción de estas organizaciones con otros actores, gubernamentales, empresariales o grupos
sociales.
Asimismo, se discuten cuáles son las causas del crimen en general y del organizando en particular,
y se intenta comprobar como dichas causas inciden en los niveles delictivos en la Ciudad. Las
actividades ilegales en la Ciudad que están analizadas con más detalle son: las usurpaciones, el
juego clandestino y los “cuida-coches”, las que si bien suelen tener relaciones con problemas
sociales, en ocasiones tienen fuertes vínculos con organizaciones criminales y redes de protección.
Dentro de las conclusiones se destaca que en la Ciudad existen actividades y mercados ilegales
que tradicionalmente han estado vinculados a redes de protección policiales y políticas y que
funcionaban bajo cierto modus vivendi. Sin embargo habría una nueva dinámica del delito y la
violencia, que estarían independizadas de causas más generales y estructurales; pero que quizás
están asociados al surgimiento de organizaciones delictivas de alto riesgo, algunas con contactos
internacionales; a conflictos entre bandas; el incremento de mercados ilegales como el de drogas
o mercados informales; y el agravamiento de problemas sociales o factores de riesgo específicos
tales como los jóvenes que no estudian ni trabajan, o el crecimiento de zonas urbanas fuera del
control estatal.
Asimismo, se señalan las dificultades para combatir el crimen organizado en la Ciudad debido a
conflictos inter-jurisdiccionales e insuficiente cooperación inter-agencial.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
INDICE
1. Introducción 2. Definiciones de Crimen Organizado 3. Aspectos Metodológicos para Estudiar el Crimen Organizado
Diagnósticos sobre Crimen Organizado Análisis de la Empresa Criminal Análisis de Redes Problemas en los Datos e Indicadores sobre Crimen Organizado
4. Características de las Organizaciones 5. Actividades Criminales 6. Crimen Organizado ¿Internacional o Local? 7. Características de las Personas Involucradas 8. Causas del Delito en General y del Crimen Organizado en Particular
¿Desocupación y Delito en la Ciudad? ¿Desigualdad? Grupos de Riesgo
¿Jóvenes? Jóvenes que No Estudian Ni Trabajan ¿Migrantes?
Factores de Riesgo: Drogas y Alcohol Desempeño de las Instituciones del Sector Seguridad Explicaciones Específicas del Crimen Organizado
Aspectos Estructurales - Economía en Negro Zonas fuera del Control Estatal Corrupción Oferta y Demanda Regulación Estatal – Ilegalidad. Causas del negocio de la “Protección” ¿Por qué el crimen se hace en forma organizada o independiente?
9. Relación con el Estado y la Política 10. Relación con las Empresas 11. Algunos Casos de Crimen Organizado en la Ciudad de Buenos Aires
a. Usurpación b. Juego c. “Trapitos”
12. Bibliografía 13. Anexos.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
1. Introducción
A pesar de que las actividades del crimen organizado comienzan y tienen efecto en lugares concretos, que
algunas de sus precondiciones tales como contar información o con redes de corrupción también tienen un
fuerte clivaje local, y que parte de las autoridades que deben lidiar con él, también tienen dicha condición
(Fijnaut, 2001; Varese, 2011), esta característica local suele ser relegada a la hora tanto del análisis como del
desarrollo políticas, dándose un mayor énfasis o incluso quizás sobre-dimensionamiento al aspecto
trasnacional (Beare, 2000).
Precisamente por ello en el marco de esta investigación comisionada por el Ministerio Público Fiscal de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires se intentará poner foco en la dinámica local del crimen organizado,
teniendo en cuenta además el alcance de las competencias judiciales de esta Ciudad. De todas maneras ello
no implicó que se dejara de lado aspectos más amplios, ya que las mismas organizaciones criminales pueden
realizar actividades o delitos en diferentes jurisdicciones, o incluso internacionalmente. A su vez, hay
problemas o discusiones que son comunes a todo tipo de organización criminal más allá de cual sea su
alcance territorial.
Entonces, primero se tratarán discusiones teóricas y metodológicas alrededor del crimen organizado, en las
que confluyen cuestiones tanto jurídicas como políticas, económicas o sociales; intercalando además
información específica y ejemplos sobre la Ciudad de Buenos Aires. Finalmente, se analizan las características
y dinámica respecto a las usurpaciones, juego clandestino y cuida-coches en la Ciudad, las que si bien suelen
tener relaciones con problemas sociales, en ocasiones tienen fuertes vínculos con organizaciones criminales
y redes de protección, manejan grandes sumas de dinero o tienen un importante impacto económico, todo
lo cuál las hace relevante a efectos de este trabajo.
Así, desde una perspectiva teórica, se verán discusiones y problemas para la definición de crimen
organizado, su eventual diferencia con otros tipos de actividades delictivas. Luego se presentarán algunas
discusiones metodológicas respecto al estudio o desarrollo de políticas en el tema, presentando un marco
analítico general (Ostrom, 1999) que serviría para integrar las múltiples teorías y niveles de análisis, para
además ver herramientas más específicas sobre el tema, por ejemplo diagnósticos realizados sobre crimen
organizado; evaluaciones de riesgos y amenazas; análisis de la empresa criminal; análisis de redes; y
desarrollo de indicadores y problemas en los datos sobre crimen organizado (UNODC, 2010).
Teniendo en cuenta las definiciones y cuestiones metodológicas previas, luego se verán las características de
las estructuras y procesos internos de grupos o redes criminales; sus actividades tanto las logísticas o de
“soporte” de la organización, como las dirigidas a su objeto específico, por ejemplo la producción de bienes y
servicios, la penetración de empresas y gobiernos, la “protección” y resolución de conflictos, y actividades
predatorias en forma organizada. En otro nivel de análisis, se discutirán las características de los miembros
de los grupos criminales y los motivos de su participación.
Asimismo, se analizarán cuáles son las causas del crimen en general y del organizando en particular, ya que
las primeras también inciden en forma directa o indirecta en su forma organizada. Para todo ello, se tendrán
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en cuenta aspectos estructurales y contextuales, u otros más específicos. Por ejemplo, se verá el eventual
vínculo del delito en general con fenómenos como la desocupación, la desigualdad, la existencia de grupos
de riesgo, cambios en factores de riesgo como el abuso de drogas alcohol, y el desempeño de las
instituciones del sector seguridad.
A su vez, se discutirá respecto al crimen organizado su asociación con: características estructurales de los
países, los niveles de economía en negro; la existencia de zonas fuera del control estatal - que incluso
pueden estar dentro de las ciudades; la corrupción gubernamental; la demanda y capacidad de oferta de
bienes y servicios ilegales; la existencia de regulaciones que prohíben o limitan dichos mercados; la
necesidad de “protección” debido a derechos inciertos, conflictos sin resolución, o debilidad del Estado; y
finalmente los costos y beneficios de los delitos con relación a la “escala”, los que pueden favorecer o no
hacerlos en forma organizada
La relación entre Estado y el crimen organizado también se analizará mas en detalle, debido al impacto que
puede tener el problema sobre las capacidades estatales; a que el alcance y características de los grupos
criminales se encuentran a su vez determinados por las políticas y regulaciones del gobierno; y a la
importancia de relaciones de por ejemplo alianza, corrupción o enfrentamiento que pueden existir entre
ambos. A su vez, se explorarán las relaciones con el mundo empresarial, en el marco de las cuales el crimen
organizado puede realizar actividades lícitas o ilícitas, lavar activos, tener una relación simbiótica, o
extorsionar a empresas.
Más allá de cuestiones teóricas o generales y de revisiones bibliográficas, a fines de este trabajo se
recopilaron estadísticas e información periodística sobre la dinámica del crimen organizado en la Ciudad, y
también datos económicos y socio demográficos que sirvieran para contextualizarla. Asimismo, se realizaron
numerosas entrevistas a funcionarios del Ministerio Público Fiscal, a expertos en el tema, a empresarios y a
representantes de la sociedad civil, a todos lo cuales les estamos muy agradecidos por su tiempo.
Sin embargo, a lo largo de este trabajo se evitará puntualmente mencionarlos, y tampoco se nombrarán
personas u organizaciones específicas, primero por razones de confidencialidad, segundo para evitar
innecesarios conflictos legales sobre casos que incluso pueden estar en curso, y tercero porque el fin del
trabajo no perseguir judicial o policialmente a nadie en particular, sino que meramente analizar la dinámica
del crimen organizado; y por eso también se vuelven irrelaventes las menciones en cuestión.
Con relación al contexto general y los casos analizados en la Ciudad de Buenos Aires es de destacar:
Habría una nueva dinámica del delito y la violencia, independizada de explicaciones más generales y
estructurales, y quizás más asociada a cuestiones específicas como la existencia de organizaciones
delictivas de alto riesgo, conflictos entre bandas, el incremento de ciertos mercados ilegales o
problemas sociales puntuales o factores-grupos de riesgo muy concretos.
En Ciudad de Buenos Aires existió una fuerte relación entre los niveles de desocupación con los de
robo y homicidio hasta el 2005, sin embargo luego dicha relación desaparece o se vuelve inversa.
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En forma similar, habrían descendido los niveles de desigualdad en la Ciudad en los últimos años, es
decir que también tendría una relación inversa con el incremento del delito ocurrido.
La cantidad de Jóvenes que no estudian ni trabajan descendió en la Ciudad, pero en Conurbano se
incrementaron la cantidad de jóvenes “inactivos”, y esto último sí podría incidir en los niveles
delictivos. Sin embargo, también se puede hipotetizar que, más allá de las estadísticas, la educación
y el sistema laborar sufrió una precarización que impide considerarlos realmente integradoras de los
jóvenes, perdiendo signficancia la medición de los denominados NINI.
El incremento ocurrido de los niveles de consumo de alcohol y drogas en los jóvenes incidiría no sólo
en los niveles de violencia, sino que también implicaría el aumento de mercados ilegales.
El crecimiento del 52%, de la población en “villas miseria” del 2001 al 2010 en la Ciudad, y un
fenómeno similar en el conurbano, conlleva un aumento tanto de personas en situación de
vulnerabilidad, como de zonas con baja presencia estatal, lo cual favorece la consolidación de
organizaciones criminales. Lo dicho no debe llevar a su estigmatización, sino que implica la necesidad
de políticas sociales-urbanas, de presencia del Estado y sólo en los casos que sea pertinente
intervenciones de tipo securitaria
La concentración de los homicidios en “villas de emergencia” en la Ciudad, además de señalar un
fenómeno de exclusión, también podrían indicar conflictos por control territorial de grupos
organizados.
Igualmente, los casos de sicariato y la alta proporción de victimas de homicidio de algunas
nacionalidades (peruanos y colombianos) también podrían indicar una dinámica vinculada a
criminalidad organizada. Siendo también notables las 8 victimas de homicidio de nacionalidad china
ocurridas en el año 2011 en la Ciudad.
En los imputados por algunos delitos y contravenciones se ha observado una alta proporción de
determinadas nacionalidades, en particular peruana, lo cual además de señalar problemas de
exclusión social, también estaría vinculado a la existencia de redes u organizaciones que realizan
actividades delictivas. Lo dicho no debe llevar a la discriminación, sino primero a la adopción de las
medidas de inclusión, y sólo cuando corresponde la adopción de medidas securitarias.
La infraestructura de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, más el tamaño de su población, los
convierte en un lugar importante tanto para el tránsito, como para la provisión de bienes y servios
ilegales.
La proporción de la economía en “negro” de la Argentina, estimada en 25% - 30%, facilita la
realización de actividades informales o ilegales controladas por el crimen organizado.
La existencia de actividades no reguladas o ilícitas, la ausencia de derechos formales y la
imposibilidad de resolver conflictos por vías legales, genera la necesidad de “protección”, que puede
ser brindada por la criminalidad organizada, lo cual ocurriría en diferentes aspectos de la Ciudad
La corrupción y falta de respecto a las normas también facilitaría el surgimiento de organizaciones
criminales.
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Sectores de la policía, de la política, de empleados públicos o sindicatos, en ocasiones por las
funciones que cumplen pueden ejercer la industria de la protección/extorsión pero desde el Estado.
Los “barras bravas” por su capacidad de ejercer violencia, y sus vínculos con la política y la policía,
controlan diferentes territorios y actividades ilegales.
Grupos pertenecientes a la Policía Federal hasta recientemente tenían la capacidad de ser los
principales actores en el negocio de la protección y de la regulación de actividades ilícitas, pero
manteniendo cierto nivel de orden, lo cual se hacía evidente en los pocos conflictos que había por el
control territorial. A cambio de lo cual, el poder político les dejaba autonomía.
Sin embargo, el deterioro institucional más el surgimiento de organizaciones criminales poderosas
habrían resquebrajado dicho modus vivendi y ello siembra interrogantes y abre la posibilidad
escaladas y conflictos abiertos con la criminalidad.
El sector privado tiene relación ambigua con el crimen organizado, ya que si bien en parte puede ser
victima de actividades predatorias, hay otros que tienen una relación más simbiótica, como algunas
empresas textiles o industrias que se benefician de los talleres ilegales o de la venta en la vía pública,
los cuales no podrían además ocurrir sino hubiera atrás una larga cadena de evasión impositiva y
contrabando.
En cuanto a las usurpaciones, hubo 2.671 casos denunciados desde segundo semestre del 2008
hasta el segundo semestre del 2010, y si bien hay detrás un problema social, al mismo tiempo se
han detectado numerosas organizaciones que lucran de dicha actividad, en la que emplean ciertos
niveles de violencia. Estas organizaciones en ocasiones cuenta con protección política, o son
utilizadas como base para otras actividades delictivas, impactando en la seguridad de los barrios
La concentración de las usurpaciones no solo en determinados barrios, sino que incluso en ciertas
cuadras, puede ser un indicador además de deterioro urbanístico, de que las ocupaciones una vez
ocurridas tienden a replicarse en zonas cercanas, lo cual debería ser tenido en cuenta para acciones
preventivas.
Además, la diferente proporción de la nacionalidad de los imputados por ocupaciones según la zona
de la Ciudad puede estar indicando no sólo factores socio demográficos sino que también áreas de
control territorial.
El juego clandestino responde más a patrones tradicionales y piramidales de organización criminal,
con un fuerte vinculo con la protección de sectores de la policía y la política, pero en el que sólo
ocasionalmente hay situaciones de violencia.
En el caso de un importante “empresario” quinielero de la Ciudad se estima que facturaba
aproximadamente 36 millones al año, y que sus ganancias “limpias” rondaban el 10 % de dicha cifra.
De todas formas es una industria que estaría perdiendo mercado, entre otras razones por cambios
culturales y el surgimiento del juego on line, que resulta complejo de regular y perseguir dado su
carácter multi jurisdiccional.
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La actividad de los trapitos o cuida coches también tiene problemas sociales de trasfondo, pero
igualmente detrás de los casos más importantes hay redes de protección u organizaciones
criminales, sea vinculadas a sectores de la policía o a los “barra brava”, los cuales a su vez tiene
lazos comunicantes con la protección política.
En una estimación cautelosa realizada en este trabajo se calculó que en un partido de fútbol los
trapitos podrían llegar a recaudar $ 250 mil, pero hay estimaciones de que llegan a los $ 5 millones .
Esta actividad suele tener niveles latentes de violencia, que en ocasiones se vuelven más serios en
particular cuando están vinculados a los barras bravas. Dicha violencia puede ser ejercida no sólo
contra los clientes sino que también por el control territorial, llegando en algunos casos a producirse
tiroteos. Lo cual es un indicador de la importancia del negocio y de las organizaciones que hay
detrás.
La competencia para la persecución legal de estos hechos ilícitos en Argentina se encuentra sub
dividida lo cual genera bastantes obstáculos y desafíos de coordinación e intercambio de
información.
Es competencia de la justicia local, generalmente con poco potencial sancionatorio, perseguir los
delitos “menores” y contravenciones analizados aquí, pero es competencia de la justicia federal la
persecución por ejemplo de los delitos de asociación ilícita, cohecho, evasión impositiva, o lavado de
dinero, figuras íntimamente vinculadas al crimen organizado y con más capacidad punitiva.
Sin embargo la aplicación de estos tipos penales “federales” depende de que dicho fuero de
continuidad a los casos iniciados a nivel local, o que por motu propio se aboque a los aspectos más
graves de delitos locales, todo lo cual tendería a no ser de su prioridad. Además, en lo que respecta
al delito de asociación ilícita, este en principio no sería aplicable a los casos contravencionales.
Por ello, resultaría recomendable que se establezcan mecanismos formales y sistematizados de:
o Seguimiento de los casos que pasan al fuero Federal.
o Intercambio de información y coordinación.
o Grupos de Trabajo conjunto.
Hay agencias gubernamentales tanto nacionales como de la Ciudad que poseen información y
capacidad de intervención muy relevante respecto a aspectos del crimen organizado (ej. impositivos,
edilicios, seguridad laboral, inspección, etc.), por lo que es un factor clave que también se
establezcan con ellos mecanismos sistematizados de intercambio de información y grupos de
trabajo conjunto.
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2. Definiciones de Crimen Organizado
La definición de qué es crimen organizado conlleva muchas dificultades, ya que es un problema complejo,
multidimensional y puede tener distintas perspectivas. Por ejemplo, puede haber definiciones normativas de
orden nacional o internacional; otras vinculadas a la práctica judicial, -la cual hace referencia a delitos
complejos; o definiciones originadas en las ciencias sociales que intentan definir el problema de acuerdo a
las características que cada autor considera más importante.
Esta multiplicidad conceptual también se ve complejizada debido a que los límites del crimen organizado con
otros fenómenos pueden tornarse bastante borrosos, por ejemplo respecto al crimen de guante blanco,
criminales profesionales, la corrupción política, el terrorismo, o incluso ciertos casos de crimen común.
Además, la definición o anatemización de una actividad como crimen organizado tienen una fuerte carga
política, y dependiendo el punto de vista, el mismo grupo puede pasar de ser un grupo de adolescentes
excluidos, terroristas, enterprenuers, políticos clientelisticos, u organizaciones criminales de alta
peligrosidad. Ello es un ejemplo de cierto nivel de discrecionalidad a la hora de las definiciones, pero que no
es privativa de la política, sino que también se extiende tanto al mundo jurídico como al académico.
En dicho último ámbito diferentes autores señalan el riesgo de definiciones conceptuales fuertes sobre
crimen organizado, fenómeno que en ocasiones puede ser simplemente una entelequia. Lo cual además
puede originar un sesgo a la hora de hacer las investigaciones, que provocaría una suerte de síndrome de
Colón al descubrir las Indias, es decir que el analista identifique como crimen organizado a todo lo que se
cruce en el camino. Por ello, algunos recomiendan tener un enfoque más empírico y observar las actividades
criminales, la interrelación entre sus actores, y eventualmente que tipo de estructura organizacional se
genera (AOCRC, 2007).
De todas maneras, las definiciones de los estudios académicos sobre crimen organizado terminan casi
siempre una fuerte vinculación con la de las normas “positivas” o formales, ya que estas al fin de al cabo son
las que establecen sus limites, por ejemplo de qué es ilegal o criminal y que no (Zoutendijk, 2010).
A su vez, dado el fuerte peso que tiene en el arte y en la opinión pública la imagen mitológica de grandes
carteles criminales, organizados jerárquicamente, al estilo de supuestamente la mafia siciliana, eso puede
provocar que se tienda a buscar dicho tipo de organización; cuando en la realidad la mayoría de las
organizaciones criminales son pequeñas, de poca duración, no demasiado cohesionadas, y con estructuras
jerárquicas difusas (Paoli y Fijnaut, 2006)
Yendo a definiciones legales concretas, es de recordar que el Código Penal de la Argentina tiene un régimen
general de autoría delictual que alcanza a los múltiples participes de un delito,1 y que por ende también
abarca a los que eventualmente participen en una organización para cometer los delitos en cuestión. Sin
embargo, el Código Penal también un tipo penal específico respecto a las organizaciones criminales, que es
1 Artículos 45 a 49.
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el de la “asociación ilícita” que establece que “Será reprimido con prisión o reclusión de tres a diez años, el
que tomare parte en una asociación o banda de tres o más personas destinada a cometer delitos por el solo
hecho de ser miembro de la asociación”2. Asimismo, la figura de la organización también se encuentra en
algunas normas especiales, tal como la Ley de Estupefacientes, que agrava las penas cuando los delitos
fueran cometidos por tres o más personas organizadas.3
Dicha definición de “asociación ilícita” conlleva varios problemas de aplicación a nivel de la Ciudad de
Buenos Aires, primero es un delito que no fue delegado a la Ciudad, y por ende de encontrarse asociaciones
ilícitas en la comisión de delitos si delegados, por ejemplo usurpación, luego la eventual investigación de la
asociación va a depender de lo que luego lleve a cabo o no el fuero Federal. Por otro lado, la comisión de
contravenciones no es un delito en el sentido literal del término, y por tanto no se encontrarían alcanzadas
por la figura de asociación ilícita. Sin embargo, muchas actividades de grandes organizaciones criminales
pueden ser meramente contravencionales, como ejemplo el juego clandestino.
A nivel internacional, es de destacar la definición que da la “Convención de las Naciones Unidas contra la
Delincuencia Organizada Transnacional” que establece en que: “Por “grupo delictivo organizado” se
entenderá un grupo estructurado de tres o más personas que exista durante cierto tiempo y que actúe
concertadamente con el propósito de cometer uno o más delitos graves o delitos tipificados con arreglo a la
presente Convención con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico u otro beneficio
de orden material”4
Las mencionadas definiciones normativas vinculadas al crimen organizado del Código Penal argentino y de la
Convención de Palermo tienen en común que las asociaciones o grupos deben estar destinados a cometer
delitos (sino, valga la perogrullada, no serían criminales), y tener varios miembros y cierta duración en el
tiempo5. Estas dos últimas características, numero de miembros y duración temporal, son las que en general
diferenciarían el crimen organizado del delito común (Bailey y Taylor, 2008)
Sin embargo, existen diferencias entre el delito de asociación ilícita en el Código y la definición de grupo
criminal organizado en la Convención de Palermo, y dichas diferencias suelen ser eje de polémicas jurídicas y
académicas. Por ejemplo, la tipificación establecida por el Código Penal es bastante amplia, y de tal forma la
jurisprudencia solo exigiría que haya una cohesión mínima para que sean consideradas asociaciones ilícitas
(Dallesio, 2010), mientras que la Convención resulta más específica, y establece que como requisitos que el
grupo sea estructurado, que los delitos sean graves, y que su fin sea obtener un beneficio económico.
Así, el nivel de estructuración u organización es uno de los principales ejes definitorios y de discusión en
materia de crimen organizado, en el que en un extremo están organizaciones altamente jerárquicas y
consolidadas en el tiempo como la mafia siciliana o la yakuza; y en el otro extremos hay redes criminales más
pequeñas y difusas, y este último tipo es el que caracteriza, en los hechos, a la mayoría de las organizaciones
criminales (Paoli y Fijnaut, 2006; Beare, 2000).
2 Artículo 210
3 Ley 23.737, artículo 11.
4 Art. 2 inc. a)
5Esto último está en forma explicita en la Convención y en forma implícita en el Código Penal
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En razón de ello, es que se considera que el concepto de “red criminal” puede permitir un mínimo común
denominador, y más abarcativo que el de organizaciones criminales (Von Lampe, 2004). A su vez, en un
intento de lograr una definición mínima de crimen organizado en el Assesing Organised Crime Research
Consortium se lo definió como a individuos que realizan ciertos actos, orientados por el lucro, en un contexto
de colaboración (AOCRC, 2007).
Volviendo a la Convención de Palermo, si bien primero establece la condición de que sean grupos
estructurados, luego en realidad adopta un estándar bajo al definir como estructurado a un “grupo no
formado fortuitamente para la comisión inmediata de un delito y en el que no necesariamente se haya
asignado a sus miembros funciones formalmente definidas ni haya continuidad en la condición de miembro o
exista una estructura desarrollada”
Otro requisito establecido por la Convención de Palermo, y no explicitamente incluido en el tipo penal de
asociación ilícita del Código Penal argentino, es el de la gravedad de los delitos buscando de esa forma tener
una suerte de criterio de corte para enfocarse en delitos importantes. Dicho criterio si bien tiene cierto
sentido, al mismo tiempo podría implicar obstáculos para la persecución del crimen organizado, ya que no es
infrecuente enfrentar a estas organizaciones mediante la prueba o sanción de actividades o delitos menores.
De todas maneras, la Convención nuevamente hace un péndulo y establece un estándar bajo en la definición
de delitos grave, considerándolos como los punibles con prisión de al menos cuatro años.
La Convención de Palermo hace referencia a otro requisito que también es motivo de discusión y que sirve
para diferenciar el crimen organizado con otras actividades, y es que su fin sea obtener beneficios
económicos. Ello implicaría que el terrorismo cuyos fines son en principio políticos no sea considerado
estrictamente crimen organizado, por más que lleven adelante actividades propiamente delictivas para dar
soporte o financiamiento a sus actividades terroristas. De todas formas, los límites entre ambos tipos de
organización pueden volverse borrosos.
La inclusión dentro de crimen organizado de delitos económicos o de cuello blanco también es una
cuestión discutida (Van Duyne, 2006; Kleemansa y Van de Buntb, 2008), ya que si bien son delitos y pueden
conllevar cierto tipo de organización/sofisticación, por otro lado tienden a no implicar violencia directa, y la
actividad delictiva puede ser sólo accesoria a una actividad profesional o empresarial de carácter legal. Por lo
que también los límites entre uno y otro pueden ser difusos, y su distinción final va a en buena medida
depender de cuestiones de criterio.
Respecto a las diferencias del crimen organizado con el delito común, para empezar está la ya mencionada
cuestión de la organización. Además, se suele referir a los delitos graves o profesionales como sinónimo de
organizados (Fijnaut, 2001), mientras que el concepto de “crimen común” se aplica a los de poca monta;
criterio que en cierta medida sigue la Convención de Palermo al incluir el criterio de gravedad. Otra
característica con la que se suele diferenciarlos es que el crimen común tiende a ser predatorio (Lippmann,
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
1931), mientras que algunas actividades del crimen organizado no tienen en forma directa dicha
característica (ej. provisión ilegal de bienes y servicios).
Ahora bien, a fin de sintetizar algunas de las discusiones académicas presentadas, y el resto de la bibliografía
revisada, se puede intentar definir al crimen organizado como grupos o redes que con cierta continuidad
temporal tienden a dedicarse a proveer ilegalmente bienes y servicios (ej. drogas, bienes falsificados, juego,
prostitución), o penetrar empresas y gobiernos (ej. obtención de contratos o extorsión), o brindar servicios
de protección y resolución de conflictos (ejerciendo un rol cuasi gubernamental), o a realizar en forma
organizada actividades delictivas predatorias; para todo lo cual suelen utilizar amenazas, violencia o
corrupción. 6
Mientras que, como se señaló, hay aspectos que cuentan con un menor consenso académico, por ejemplo el
tipo y tamaño de la de estructura organizacional, y la existencia o no de: especialización funcional,
planeamiento de las actividades, membresía restringida, ideologías políticas; y la búsqueda de monopolios
sobre mercados ilícitos, y de cierta legitimidad o respaldo social y político.
6 Respecto a la discusiones sobre definición de crimen organizado ver: Albanese, 2001, 2011; Bailey y Taylor, 2008; Fijnaut 1990; Finckenauer, 2005;
Gambetta, 1992; Paoli y Fijnaut, 2006; Van Duyne y Van der Beken, 2009; Verpoest y Van der Beken, 2005; Von Lampe, 2006; Zoutendijk,2010-
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3. Aspectos Metodológicos para Estudiar el Crimen Organizado
Ahora bien, antes de continuar con el análisis sobre las características y dinámica del crimen organizado, es
conveniente presentar algunas herramientas y discusiones metodológicas al respecto, las que serán más o
menos tenidas en cuenta a lo largo de este trabajo, y las que además pueden ser relevantes a la hora del
desarrollo de políticas. De tal forma, intentaremos ir desde los aspectos metodológicos más generales a los
más específicos en el estudio del crimen organizado.
En fenómenos complejos, como el crimen organizado, los diferentes aspectos y teorías suelen situarse
dentro de marcos analíticos generales para de esa forma darles orden y vincular las distintas perspectivas. El
marco analítico neo-institucionalista propuesto por Elinor Ostrom, reciente premio Nobel, es interesante ya
que combina aspectos generales o estructurales, con otros vinculados a las organizaciones, o a los individuos
y sus interacciones; y precisamente las diferentes teorías que se mencionaron a lo largo de este trabajo
sobre crimen organizado están vinculadas a dichos distintos niveles de análisis.
En tal sentido, Ostrom propone un esquema en el que hay aspectos o condiciones generales, que pueden ser
materiales-económicas, institucionales- normativas, o socio-culturales, que inciden en una arena de la acción
donde se encuentran situados actores, quienes tienen ciertos atributos, capacidades, intereses y conflictos.
Por lo que dado el conjunto de dichas condiciones y variables, más la interacción de los actores, se va a
producir un resultado (Ostrom, 1999)7. En el caso del crimen organizado dichas arenas y resultados pueden
ser vistos a niveles individuales o más agregados, por ejemplo la actuación de determinadas personas o de
organizaciones criminales especificas, o la dinámica e impacto del conjunto del crimen organizado en un
país.
Más allá de estos marcos analíticos generales, cuya implementación en forma comprehensiva es muy
compleja, los estudios digamos “policy oriented” sobre crimen organizado suelen estar enfocados en algunos
aspectos o metodologías específicas, tales como diagnósticos sobre características actuales, impacto o su
evolución; evaluaciones de riesgo o amenazas existentes; análisis de la empresa criminal; análisis de las
redes de las organización o de actividades criminales; y en la evaluación de las capacidades estatales en el
tema.
Cada dicho tipo de estudio conlleva la determinación de ciertas unidades de análisis (ej. mercados,
personas, organizaciones criminales o estatales), variables o aspectos a conocer, e indicadores o formas de
medición de dichas variables. A su vez, dichas variables se pueden agrupar alrededor de grandes
dimensiones, por ejemplo aspectos generales o estructurales, las características de las organizaciones y sus
miembros, el tipo de actividades que realizan, su interrelación con otros actores, y su impacto o resultado.
7 El marco analítico propuesto por Ostrom fue aquí levemente adaptado y simplificado, y su discusión detallada excede el alcance de este tr abajo. De
todas formas es de aclarar que en este esquema puede haber multiples niveles de análisis y arenas de la acción interrelac ionadas o “anidadas”. Es de aclarar también que el concepto de institución hace principalmente referencia a normas, no a organizaciones (en forma similar a Douglas North). Asimismo, los actores pueden ser una persona humana u organizaciones. Las precondiciones aquí llamadas “socio-culturales” Omstrom las denomina “atributos de la comunidad”
15
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Entonces a continuación veremos con más detalle algunas de las herramientas comúnmente utilizadas en el
estudio de crimen organizado, y que en este trabajo, que es de carácter exploratorio, han sido utilizadas en
forma ecléctica, dependiendo de su relevancia y también de la disponibilidad de información.
- Diagnósticos sobre Crimen Organizado
Los diagnósticos sobre crimen organizado pueden tener diferentes alcances, y suelen incluir dimensiones
vinculadas a sus actividades, estructuras o determinantes generales (Von Lampe, 2004). En su versiones más
básicas estos diagnósticos tendían a ser principalmente descriptivos y estáticos, tal como era por ejemplo el
Organised Crime Situation Report (OCSR) aprobado por el Consejo Europeo en 1994 y que estaba enfocado
en la recolección e uniformización de datos criminales (Van Duyne y Van der Beken, 2009).
Otros diagnósticos como por ejemplo los realizados por Naciones Unidas respecto a Asia Central y África del
Oeste si profundizan más las causas del crimen organizado en dichas regiones, y también exploran las
relaciones y vínculos entre actores y con agencias estatales (UNODC, 2005 y 2006)
El diagnóstico del nivel de daño o impacto del crimen organizado presenta serias dificultades, ya que
primero las estadísticas criminales no siempre son confiables, y en los datos suelen no estar claro si los
delitos fueron cometidos o no en forma organizada; y segundo, también hay dificultades en las metodologías
de valuación y comparación del daño económico causado por el crimen.
En el informe del Reino Unido sobre Crimen Organizado específicamente proponen una metodología para
estimar el daño o impacto en las personas, la sociedad, el medio ambiente, la economía y estructuras, tanto
a nivel individual, como comunitario y nacional, cuyo costo anual estiman en 20.000 millones de libras
(SOCA, 2009), sin embargo no queda claro cómo implementaron la citada metodología ni cómo llegaron a
dicha cifra. Más allá de daño o impacto, otra perspectiva económica simplemente trata de medir el tamaño y
características de los mercados ilegales.
Intentando superar los citados diagnósticos relativamente estáticos que se realizaban por ejemplo en la
Unión Europea, luego se pretendió ver más cuales eran las tendencias y evolución del crimen organizado
(Van Duyne y Van der Beken, 2009), y por ejemplo los estudios respecto a “amenazas” supuestamente
tendrían dicho carácter más dinámico. Sin embargo, las dificultades que hay para ver cuales son las
características e impactos actuales, se ven multiplicadas si se pretende hacerlo a lo largo del tiempo. En tal
sentido la multiplicidad de causas más los problemas con la calidad de los datos hacen muy aventurados los
intentos de pronosticar el crimen organizado mediante regresiones temporales, y algunos autores
recomiendan por ejemplo la utilización de metodologías de construcción de escenarios (Van Duyne, 2006;
UNODC, 2010).
16
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Con el cambio del milenio se extendió respecto al crimen organizado la utilización de dichos modelos de
evaluación de riesgo o de amenazas8 por académicos, gobiernos (EEUU, Reino Unido, Países Bajos, Bélgica,
Canadá, Australia) y organismos internacionales (UE, ONU)9. Sin embargo generalmente dichos modelos
terminaron siendo menos de lo que prometían, con debilidades conceptuales y empíricas ( Zoutendijk 2010,
Van Duyne y Van der Beken, 2009, Von Lampe, 2008).
Estos modelos de evaluación de riesgo o amenazas pueden ser realizados sobre diferentes unidades de
análisis, tales como las organizaciones criminales, las actividades que realizan o el mercado de bienes.
Asimismo, suelen estar más enfocados en ver el potencial del crimen organizado teniendo en cuenta la
variación de sus causas y de sus capacidades delictuales. Los estudios en ocasiones incluyen, además de
estrictamente amenazas, cuestiones vinculadas al impacto del crimen organizado o de las vulnerabilidades
del Estado o un sector económico frente al crimen (Van Duyne y Van der Beken, 2009).
Por ejemplo, Albanese organiza las variables a tener en cuenta en tres grandes dimensiones, factores de
oportunidad; el ambiente criminal; y accesos o capacidades especiales (Albanese, 2001). La Universidad de
Ghent a su vez desarrolló una metodología de evaluación de riesgos con varios pasos, el primero conlleva un
análisis de las tendencias generales o “ambientales” acompañado por una recolección comprehensiva de
datos; el segundo paso consiste en un diagnostico de las estructuras criminales, de las políticas contra el
crimen organizado y del funcionamiento de los mercados legales e ilegales; y finalmente tratan de integrar el
conjunto de la antedicha información (Von Lampe, 2004)
Mientras que la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito recientemente publicó una guía para
las evaluaciones de amenazas por delitos graves y organizados (UNODC, 2010). La guía, que es bastante
comprehensiva, hace énfasis en la inserción de la evaluación dentro del ciclo de la inteligencia, y en la
posterior utilización de sus resultados. Dentro de las cuestiones metodológicas de la guía, son de mencionar
la utilización del juicio de expertos, y la realización de análisis contextuales, análisis FODA (Fortalezas,
Oportunidades, Debilidades y Amenazas), y de evaluación de riesgo. Asimismo, la guía recomienda utilizar
algunas herramientas específicas de análisis tales como: de la empresa criminal, de mercado, de patrones
criminales, de redes, de tendencias demográficas y sociales, de indicadores y alertas, y finalmente de
escenarios.
- Análisis de la Empresa Criminal
Los modelos de análisis de la empresa o el negocio criminal son considerados importantes a efectos no sólo
de comprender el fenómeno, sino que también para desarrollar estrategias contra el crimen organizado
mediante la identificación y ataque de su puntos más vulnerables (UNODC, 2010; Picarelli, 2010), y por
ejemplo es una de las principales herramientas utilizadas por el FBI en el tema (McFeely, 2001).
8 La distinción de riesgos o amenazas suele ser imprecisa en estas evaluaciones sobre crimen organizado. De todas formas, es de aclarar que el
concepto de riesgo normalmente es utilizado respecto a la probabilidad de ocurrencia de un hecho perjudicial, mientras que el de amenaza suele ser más restringido y estas enfocado a hechos o acciones perjudiciales por factores externos 9 Algunos ejemplos de estas evaluaciones se pueden ver en: Albanese, 2008; Shaw, 2011; SOCA, 2009, EUROPOL, 2011; UNODC, 2010
17
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Esta herramienta conlleva analizar los diferentes componentes, recursos, actividades y procesos de una
empresa delictiva, identificando su grado de importancia y de vulnerabilidad, de forma tal maximizar la
probabilidad de éxito y capacidad de daño del ataque contra un aspecto determinado de la organización, por
ejemplo logísticos o de lavado de activos. Esto implica realizar las preguntas típicas para el análisis de
procesos, tales como el quién, qué, cuando, donde, porqué, y cómo
- Análisis de Redes
Este tipo de análisis puede ser aplicado para distintos aspectos de los grupos criminales, por ejemplo los
procesos o los sistemas de comunicaciones (Picarelli, 2010), pero sobre todo el análisis de redes es utilizado
para ver y formalizar analíticamente, cómo se interrelacionan distintas personas u organizaciones, en este
caso criminales.
Dichas redes están compuestas por nodos y por las interrelaciones que existen entre ellos. Los nodos puede
ser entidades o personas que van tener ciertos atributos que pueden ser relevantes para el análisis, tales
como edad, sexo, etnicidad, nivel socio-educativo, capacidades, o rol en la red. Asimismo, las relaciones
entre los nodos también pueden tener distintas características por ejemplo de jerarquía u horizontalidad,
instrumental, familiar o afectiva, frecuencia, duración, o grado de separación. Incluso algunos estudios
tipifican 19 características relevantes de interrelación (Bruinsma y Bernasco, 2004).
El conjunto o estructura de la red también va a tener características propias, tales como el tamaño (cantidad
de miembros), densidad (cantidad de interrelaciones), y cohesión (intensidad). Por otro lado, las redes
pueden tener diferentes formas, jerárquicas, centralizadas, en cadena (Bruinsma y Bernasco, 2004) o
celulares10. Dentro de las redes también puede haber subgrupos o cliques, como por ejemplo en las redes
criminales de robo y comercialización de automóviles. Otro aspecto relevante para ver dentro de las redes
criminales es quién es el nexo o facilitador de la relación con otras redes u organizaciones, ya que pueden
puntos de importancia a la hora de entender u atacar las actividades criminales.
- Problemas en los Datos e Indicadores sobre Crimen Organizado
Si el estudio de la violencia y el delito enfrenta dificultades por la mala calidad de los datos, este problema se
ve agravado en el crimen organizado ya que, como hemos mencionado, en las estadísticas suele no
registrase la existencia o no de un grupo con dichas características, y menos aún el alcance o grado de
peligrosidad de la organización criminal.
El estudio de casos permitiría solucionar en forma individual dichos problemas, pero ello no habilitaría
construir una estadística. Ante esto, y más allá de buscar datos respecto al tipo delictivo más específico sobre
crimen organizado (vg. asociación ilícita), se puede tratar de buscar información sobre delitos o mercados
ilegales que usualmente conllevan la existencia de grupos criminales o de al menos redes de protección,
10
Bruinsma y Bernasco si bien mencionan redes centralizadas no mencionan con formas celulares, las que eventualmente pueden ser centralizadas o no.
18
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
tales como los relativos a las drogas, prostitución, juego, ocupaciones ilegales, uso ilegal del espacio público,
o robo de automóviles.
Asimismo, deberían observarse las concentraciones de dichos delitos y su continuidad temporal en
determinados territorios, ya que ello puede deberse, entre varias explicaciones, a la existencia de grupos o
de redes de protección/tolerancia en el territorio en cuestión. Por otro lado, la existencia de datos sobre
actividades especializadas o sofisticadas también puede servir de indicador sobre la presencia de crimen
organizado, por ejemplo cuando se encuentran individuos desempeñando roles muy específicos, o hay
planificación, logística, documentos falsos, sistemas de información /comunicación, sistemas contables o de
lavado. Asimismo, los conflictos por control territorial, ajustes de cuenta sistematizados o sofisticados, o un
fuerte enfrentamiento el Estado serían indicadores de la presencia de organizaciones criminales y de su
grado de capacidad.
19
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
4. Características de las Organizaciones
Más allá de discusiones algo bizantinas sobre definiciones o metodologías, es importante
entender las características organizativas criminales no sólo para la comprensión del fenómeno,
sino que también, como se señaló, para desarrollar acciones eficaces contra los puntos débiles de
la empresa criminal (McFeely, 2001). Asimismo, de acuerdo a algunos autores, la forma de las
organizaciones sería relevante ya que en algunos casos podría servir como identificación o huella
dactilar de ante cuál grupo específicamente se estaría (Picarelli, 1998 ).
Hay distintos aspectos de las organizaciones criminales que se encuentran interrelacionados y que
son importantes tener en cuenta: el liderazgo, estructura jerárquica y de toma de decisiones;
estructura funcional y especialización; la forma y tamaño; los mecanismos de reclutamiento y de
control interno; la imagen e identidad de la organización; los procesos de producción del bien o
servicios; y la interacción con otros actores o mercados. En este punto nos enfocaremos
principalmente en la estructura y procesos dirigidos hacia adentro de la organización, para luego
en ver en puntos subsiguientes las actividades hacia fuera de la organización o de interrelación
con actores externos.
Algunas causas que explican el conjunto del fenómeno del crimen organizado también incidirían
en las características que van a tener las organizaciones en particular. Así, aspectos estructurales
económicos, la disponibilidad de insumos materiales y de recursos humanos, la demanda de
bienes y servicios, la cultura e historia tanto de la sociedad como de las organizaciones; la
naturaleza del bien o servicio que producen; la relación y competencia con otras organizaciones
criminales; el tipo de relación o conflicto con los gobiernos, van a implicar distintas capacidades,
riesgos, adaptaciones y estructuras de las organizaciones criminales
Sin entrar a ver todas dichas cuestiones, es de notar que en un nivel de análisis micro las
organizaciones criminales pueden enfrentar dilemas parecidos a las empresas, a la hora de decidir
entre expandir la organización mediante integración vertical, o contratar/tercerizar parte sus
operaciones; dilema que ha sido tratado por la Teoría de la Firma (Coase, 1937) y luego por la
Economía de los Costos de Transacción (Williamson, 1975 y 1985). En tal sentido, además de
determinantes vinculados a capacidades o diferencias de costos de producción, surgen problemas
o costos adicionales por la necesidad de monitorear y hacer cumplir los contratos, lo cual se ve
dificultado por asimetrías de información y riesgos de comportamiento oportunista de la otra
parte. Además la dependencia el servicio prestado por un tercero puede generar que la
organización se vuelva rehén de la otra parte.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Dichos problemas se agravan en las organizaciones criminales, ya que no tienen capacidad de
recurrir a la justicia, y en parte por ello especialmente necesitan utilizar la violencia o a la mutua
amenaza para lograr cierto cumplimiento de los acuerdos. Esta circunstancia hace suponer que
deberían tender hacia a la integración vertical; sin embargo no siempre tienen capacidades para
ello, y los mecanismos de organización a su vez pueden ser complejos o costosos. Además un
aumento de la estructura puede generar demasiado visibilidad y riesgos frente a las autoridades.
Por otro lado, puede ser difícil de diferenciar, a efectos académicos o penales, respecto a una
organización criminal, la realización de actividades criminales a través de redes de “mercado”, es
decir mediante proveedores y clientes que realizan transacciones, sobre todo si se realiza a lo
largo del tiempo y con cierto nivel de coordinación,. Por ejemplo, la Corte Suprema de los Estados
Unidos consideró que ser parte de una cadena de distribución drogas quedaba alcanzado dentro
del delito de conspiración criminal (Albanese, 2011).
Algunos ejemplos de esta dificultad de distinción entre organizaciones y mecanismos de mercado
en el caso de la Ciudad de Buenos Aires serían la de la venta ilegal en el espacio público, en el que
hay grupos que en algunos casos mediante empleados venden en puestos en la vía pública, y
otros casos que no son empleados, pero a los que la organización les entrega mercadería y brinda
protección. Mientras que en el caso de los talleres ilegales en ocasiones parecerían
independientes pero al mismo tiempo tienen un vínculo comercial muy fuerte con las empresas
legales de indumentaria que les brindan los moldes e incluso en algunos casos les habrían llegado
a dar financiamiento.
Otra cuestión vinculada a las posibilidades de expansión y tamaño de las organizaciones
criminales, es la posibilidad de constituir monopolios o carteles, los cuales si bien no son la regla,
algunos casos logran constituirse pero tienden a ser inestables. Además, dichos monopolios
tienden a ser de carácter local, ya que enfrentan dificultades para expandirse geográficamente,
debido a la importancia del know how y el capital político, los cuales tienen un clivaje igualmente
local.
Las características de la actividad o producto, en forma similar a lo que ocurre en empresas
legales, también incide en las necesidades, riesgos, especialización y forma de la estructura
criminal. Por ejemplo, de acuerdo a diferentes estudios los grupos que operan en el tráfico de
heroína tienden a ser cerrados, cohesionados, y étnicamente homogéneos; los que se dedican al
tráfico de mujeres tienen una estructura en forma de cadena; y los que están en el tráfico de
autos tienden a ser tres subgrupos en una cadena (Bruinsma y Bernasco, 2004).
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Ejemplo de Diferentes Formas de Redes Criminales según la Actividad
Fuente: Bruinsma y Bernasco, 2004
La división funcional y especialización dentro de la organización, va a depender de su tamaño y recursos, y
también de las necesidades de la producción del bien o servicio ilegal en cuestión. Por ejemplo, en el gráfico
anterior sobre el robo de autos, surge que hay un subgrupo dedicado al robo, otro al desarme/contrabando,
y uno final a la venta. Mientras que en la figura sobre tráfico de mujeres, hay un grupo que primero se
dedica a la captura o reclutamiento, existen varios intermediarios en el medio, y finalmente hay un grupo
que se dedica a su explotación.
Por otro lado, es de señalar que la existencia de altos niveles de especialización dentro de una organización
tiende a ser posible y tener sentido en grupos grandes y sofisticados, por ello la mera detección de un
especialista puede ser un indicador de que detrás hay una gran organización criminal.
Como luego veremos, en las organizaciones dedicadas al juego clandestino en la Ciudad de Buenos Aires se
pudo ver que están bastante estructuradas y con forma relativamente piramidal, en las que los lideres o
capitalistas se encargan de la organización general, y que abajo cuenta con unidad encargada de la
coordinación, y luego hay puestos propios o de terceros comisionistas encargados de levantar apuestas. En
la venta ilegal en el espacio público de la Ciudad también habría cierta división; en algunos casos la
organización está dividida entre por un lado los puesteros, y por el otro los que proveen la logística, los
bienes y la protección necesaria, pero no siempre esto es así. Mientras que en el caso de los talleres
clandestinos existirían grupos dedicados a reclutar la mano de obra en su país de origen, principalmente
Bolivia, y luego la entregan a talleres propios o de terceros que les pagan una comisión; a su vez ellos
mismos u otros grupos que se encargan de obtener alguna suerte de protección política en caso de surgir
problemas.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
En las usurpaciones en la Ciudad, como también veremos, no serían raras las organizaciones con divisiones
funcionales detrás, por un lado unos se dedican a hacer “inteligencia” de potenciales casas o terrenos a
ocupar, otros hacen de grupo de choque para llevarlo a cabo, están luego las personas que instalan a vivir, y
finalmente están los que luego se encargan de negociar frente al Estado.
Más allá de divisiones funcionales, también puede haber divisiones vinculadas al liderazgo y jerarquía. En tal
sentido, el liderazgo dentro de una organización puede tener bases personales o “carismáticas”, pero en el
largo plazo y en organizaciones grandes, dicho liderazgo en teoría debería tender a institucionalizarse
(Weber, 1974). De este proceso de institucionalización pueden surgir estructuras jerárquicas con distintos
niveles de mando, tal como tienen las burocracias, estructuras que además pueden estar vinculadas a las
antecitadas divisiones funcionales. De todas formas, dichas grandes y estructuradas organizaciones
criminales son una excepción, y como ya se ha dicho, en general tienden ser pequeñas y con una forma
celular (Paoli y Fijnaut, 2006)
En el caso de actividades o mercados ilegales en la Ciudad que tienen cierto clivaje social, como los talleres,
la venta ilegal o las usurpaciones, es importante el rol del interlocutor o negociador frente a las agencias
estatales. Dicha función en general no es nada improvisada, y el que la ejerce busca ganar tiempo, o
beneficios, y de acentuar el cariz social o político que puede tener el problema; incluso en algunos casos
“punteros” políticos vinculados a por ejemplo las usurpaciones, se habrían quedado un porcentaje de las
compensaciones pagadas a los expulsados. Mientras las organizaciones de juego clandestino tienen un
liderazgo mucho más vertical, parecido a organizaciones mafiosas tradicionales.
Un problema importante vinculado a las jerarquías dentro de las organizaciones criminales es la sucesión en
el mando, la cual suele no estar institucionalizada, lo que sumado a la cultura criminal tiende a generar
violencia y graves conflictos dentro de las organizaciones, y es uno de los factores que conspira contra la
estabilidad de las mismas. Dichos problemas son comunes, quizás sin tanta violencia, a toda organización sin
reglas de sucesión, tal como le pasa a algunos países o partidos políticos.
En el caso del juego clandestino en la Ciudad habría distintos casos que los “capitalistas” habrían heredado el
negocio de sus padres o de mentores, y quizás eso es un indicador de cierta estabilidad de las organizaciones
o de un funcionamiento cuasi empresarial. Es claramente diferente la situación de las bandas peruanas
dedicadas al comercio de drogas, o las organizaciones de “barras bravas” en las que la sucesión en el mando
fue dirimida mediante guerras 11.
Además de estructuras en las organizaciones criminales también se pueden observar las herramientas y
procesos para asegurar su control y funcionamiento, tales como de toma de decisión, comunicación,
monitoreo, distribución de beneficios, y aplicación de castigos, los cuales permiten lograr cierta cohesión,
obediencia y secreto.
11
La Nación, 30/10/2010; La Nación, 11/11/2010.
23
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
En organizaciones criminales consolidadas son particularmente importantes los mecanismos de
reclutamiento y formación de sus miembros. Estos pueden incluir: criterios de selección vinculados por
ejemplo a lazos étnicos, familiares o experiencias carcelarias; la realización de ritos de entrada; la utilización
de marcas de identificación (ej. tatuajes), y luego un cursus honorum en la organización criminal. A su vez,
suele obstaculizarse las posibilidades de los miembros para salir o retirarse de la organización criminal.
En la Ciudad, dichas características pierden importancia en organizaciones criminales de corta duración y
menor solidez. Sin embargo en el caso de los “barras bravas” si habría un mayor desarrollo y ritualización de
la identidad 12. Mientras que diferentes círculos de pedófilos que fueron detectados en la Ciudad, y que
intercambiaban pornografía a nivel local y a nivel internacional, seguían los patrones típicos de estas
organizaciones en la aceptación y participación de los miembros, es decir que entraban siendo referenciados
e investigados, y a su vez luego ascendían en los niveles de los círculos a medida que ellos mismos iban
aportando su propio “material”.
12
La Nación, 22/04/2003; La Nación, 10/06/2011.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
5. Actividades.
En la sección anterior nos referimos por un lado a estructuras criminales y por el otro actividades dirigidas
hacia el funcionamiento interno de las organizaciones, mientras que en ésta nos enfocaremos más en las
actividades hacia afuera de la organización, y de los mercados en las que se desarrollan.
Estas actividades conllevan relaciones, negocios y/o conflictos con diferentes actores, tales como
funcionarios y agencias gubernamentales, otros criminales (sean organizaciones o individuos), proveedores,
clientes, empresas legales, y las comunidades en las que se insertan. Algunas de estas relaciones serán
analizadas con más detalle en puntos posteriores, debido a su relevancia.
Dichas actividades pueden dividirse analíticamente en las estrictamente relacionadas en la producción del
bien y servicio ilegal en cuestión (ej. Producción, transporte, depósito, y comercialización de drogas), y las
de soporte que pueden terminar siendo igual o más importantes que las primeras.
Estas acciones de soporte por ejemplo abarcan la realización de acciones de inteligencia para obtener u
ocultar información; la falsificación de documentos, la corrupción de funcionarios; la utilización de la
violencia contra competidores; la realización de acciones sociales para obtener respaldo de la comunidad; y
el lavado de activos. Algunas de estas actividades de “soporte” tienen una importancia muy grande, y por
ejemplo se calculaba que en Rusia entre el 30 y el 60% de los ingresos del crimen organizado era gastado en
la relación y pagos a funcionarios del gobierno (Finckenauer y Voronin, 2001).
En el caso de las organizaciones criminales situadas en la Ciudad de Buenos Aires, éstas además de
desarrollar actividades a fin de intentar asegurarse la protección o tolerancia de las agencias estatales (tema
que luego será ampliado), suelen realizar actividades de inteligencia a fin de identificar inmuebles a usurpar,
o para detectar la presencia de agentes o anticipar procedimientos contra por ejemplo la venta ilegal en el
espacio público, para lo cual incluso utilizan medios de comunicaciones tipo handies. También en algunos
casos se producen u obtienen documentación falsa, por ejemplo, se detectaron personas de nacionalidad
peruana con documentos argentinos falsos, con los que intentaban obtener visas para viajar al extranjero13
En cuanto al lavado de dinero con relación a actividades ilícitas en la Ciudad, es de destacar primero que
como no es competencia local dicho delito, las autoridades locales en principio no podrían investigarlo y
menos aun juzgarlo en forma directa, y dependen de la actividad en el tema de las autoridades y fueros
federales. Al respecto, y a nivel federal hasta recientemente no existían condenas en el tema 14, lo cual
además ser problemático en sí, implica una dificultad adicional para realizar estimaciones. Todo ello, a pesar
del enorme volumen de dinero que conllevarían mercados como por ejemplo la talleres y venta irregular de
indumentarias (estimado en U$ 700 millones en el área metropolitana) 15, o el juego clandestino (estimado
en $ 3.000 millones en la Capital Federal) 16.
13
Cable de la Embajada de Estados Unidos de América, 13/11/09, Nro BUENOSAIRES1232 14
Clarín, 29/06/2011. 15
La Nación, 11/05/2008. 16
La Nación, 04/06/2006.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
El mencionado ejercicio de violencia frente a otras organizaciones, el gobierno o sus clientes, sirven además
como amenaza a futuro y para cimentar la reputación e imagen de la organización. Por ello, entre otras
razones, las organizaciones nuevas e inestables tienden a necesitar un mayor uso de la violencia, en
comparación con los grupos criminales más consolidados que ya gozan de suficiente reputación.
Este ejercicio de las amenazas y de la violencia, se puede ver en el caso de uno de los principales operadores
de juego clandestino de la Ciudad, quien tenía una gran cantidad de armas en su hogar, en una oportunidad
habría pegado un tiro en la pierna a un competidor, tenía amenazado a su personal, y como consecuencia de
una intervención y procesamiento judicial, amenazó al fiscal a cargo y a su familia. Sin embargo, en líneas
generales en la industria del juego clandestino, que es bastante estable y que suele tener protección policial
o política, parecería que no hay un continuo ejercicio de la violencia ni siquiera de exhibición de fuerza.
En el caso de las usurpaciones pueden necesitar la violencia no solo para lograr la ocupación inicial de un
inmueble, sino que también para mantener la posesión frente a potenciales rivales. De hecho de acuerdo a
un entrevistado ha habido algunos casos de atacantes con armas, que lograban ocupar un inmueble,
echando a los primeros usurpadores. En similar forma, en los talleres que hay reducción de la servidumbre,
necesitan mantener al menos una amenaza latente sobre los obreros que puede ser bien de violencia física
como de otros recursos como la retención de sus documentos de identidad17.
En lo que hace a la violencia vinculada al tráfico de drogas es de notar que recientemente comenzaron
enfrentamientos por el control territorial de las villas en la Ciudad, y asimismo numerosos casos de sicariato
en particular entre extranjeros, lo cuales hasta hace no mucho eran aquí inéditos 18 En tal sentido, es notable
que en los homicidios ocurridos en la Ciudad de Buenos Aires en el 2010 hay una proporción de victimas de
nacionalidad peruana y paraguaya, 11% y 12% respectivamente, mucho mayor que la de sus respectivos
pesos poblacionales (CSJN, 2011.), y de similar forma es alta su proporción en los homicidios del año 2011. A
su vez, en dicho último año ocurrieron 8 homicidios de personas de procedencia china (lo que expresado en
tasas respecto su población censada implicada una tasa de 203 homicidios cada 100 mil habitantes), y
posiblemente indique conflictos vinculados al crimen organizado (CSJN, 2012).
Quizás en parte como consecuencia de los conflictos del crimen organizado, pero puede ser también en
parte por dinámicas de violencia vinculadas a otras actividades delictivas, o a conflictividades y problemas
sociales, es que en las villas de la Ciudad se concentran claramente la mayor cantidad de homicidios, tal
como muestra el siguiente mapa elaborado por el instituto de investigación de la Corte Suprema de la
Nación.
Concentración de Homicidios en la Ciudad de Buenos Aires en el 2010
17
Página 12, 09/05/2012. 18
La Nación, 28/05/2010.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Fuente: mapa y datos CSJN,2011
Por otro lado, el desarrollo de identidades y reputaciones corporativas, además de servir para amedrentar,
permite cohesionar a sus miembros y desarrollar hacia afuera “confianza” e incluso “marcas” comerciales
que aseguran a los clientes la calidad de bienes y servicios que prestan, tal es el caso de las “marcas”
identificando el origen de cierto tipo de drogas (Gambetta, 1992 y 2009).
En el caso de las organizaciones dedicadas a juego clandestino, ellas también dependen de construir una
reputación frente a sus clientes. En similar forma, hay casos de traficantes de drogas en la Ciudad que han
desarrollado una suerte de marcas para asegurar cierta calidad a sus clientes. Así, habría organizaciones
narcos que usan todo tipo de dibujos o combinaciones de números y/o letras para señalar el origen de la
droga (indicador de su calidad) o para indicar su destinatario19
Ahora bien, al comienzo de este trabajo se brindó una definición de crimen organizado en la que había
implícita una tipología sobre las actividades que realizan las organizaciones criminales. En tal sentido, un
tipo de actividad era la producción ilegal de bienes o servicios, por ejemplo drogas, bienes falsificados,
contrabando de bienes y personas, juego, prostitución, préstamos usuarios, disposición de desechos
peligrosos. Estas actividades conllevan distintos mercados, suelen tener un fuerte componente consensual,
y los “bienes” afectados suelen ser comunes o públicos tales como la capacidad impositiva, el medio
ambiente, o la seguridad o salud pública.
Otro tipo de actividades del crimen organizado se caracterizan por ser más predatorias, es decir causando un
daño directo a las víctimas, como los fraudes, fraudes electrónicos, extorsión, robos, y secuestros. Se discute
si estas actividades predatorias pueden considerarse comprendidas o no por el concepto de crimen
organizado; y en principio parecería que si deberían ser consideradas como tales, tanto desde el punto de
19
Clarín, 24/08/2009; Clarín, 21/06/2011
27
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
vista académico como penal, cuando efectivamente son realizadas por grupos razonablemente organizados,
y de hecho tanto el Código Penal argentino, y la Convención de Palermo así lo consideran. Por otro lado,
dichas acciones predatorias suelen estar articuladas con otras más “típicas” del crimen organizado, tales
como la venta de bienes robados, o con la necesidad “protección”.
Algunos estudios sobre crimen organizado (Albanese, 2011), suelen destacar un tipo de actividad criminal
que es la de penetración o infiltración de negocios legales o el gobierno, la cual tiene componentes de los
tipos antes descriptos. Es decir que la penetración de dichos negocios puede conllevar delitos relativamente
consensúales como el lavado de activos y el control de contratos, y otros más predatorios como los ya
mencionados delitos de fraude y extorsión.
Otro tipo de actividad de algunas organizaciones criminales, en particular grandes como la mafia siciliana o la
yakuza japonesa, es la de brindar servicios de protección y resolución de conflictos (Gambetta, 1992;
Milphaut y West, 2000; Varese, 2011), por ejemplo frente a problemas contractuales, laborales o sindicales,
cobro de deudas o como protección frente al delito común. Este tipo de actividad implica un rol cuasi
gubernamental, y está estrechamente vinculada a la ausencia o incapacidad del Estado, o a la existencia de
mercados no regulados o ilegales, todos los cuales necesitan mecanismos no estatales de protección y de
solución de conflictos. Lo que no quita que la frontera entre dicho servicio de protección y la extorsión suele
ser tenue o inexistente.
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires parecería que hasta recientemente el negocio de la “protección” no
lo realizaban grandes organizaciones criminales e independientes, sino que sectores de la policía, agencias
gubernamentales y de la política. En tal sentido, y al menos hasta recientemente existía un amplio
anecdotario de casos de negocios ilegales pagando protección a la policía, de agentes de habilitaciones que
cobraban para permitir el funcionamiento de negocios irregulares, o de “punteros” políticos que intervenían
en el caso de que surgiera algún conflicto de sus protegidos.
Sin embargo, desde hace unos años han comenzado a ocurrir casos de extorsiones a comercios “chinos”
aparentemente por mafias de ese mismo origen étnico20, y ello se evidenciaría en la ya citada gran cantidad
de ciudadanos chinos asesinados en el año 2011 . Asimismo, grupos de origen peruano parecen haber
logrado mayor poder, y en parte controlan algunas de las villas de la Ciudad 21. Todo lo cual indica, un posible
quiebre del status quo y de las relaciones de poder en el tema
20
La Nación, 23/09/2010; La Nación, 07/02/2010. 21
Clarín, 18/05/2008; Clarín, 16/06/2008.
28
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
6. Crimen Organizado ¿Internacional o Local?
Con relación al espacio geográfico donde se realizan las actividades criminales, en los últimos decenios han
corrido mares de tinta resaltando sus características trasnacionales, convirtiéndolo en una suerte de
monstruo globalizado cuyos tentáculos amenazan al planeta. Este relativo sobre-dimensionamiento
parecería estar vinculado a modas académicas, y también a intereses agénciales o políticos (Beare, 2000).
Al respecto, si bien es innegable que efectivamente hay organizaciones situadas en diferentes países o que
tienen actividades internacionales, en general los grupos criminales tienen un fuerte clivaje local, primero
porque es en lugares concretos donde el crimen nace y a su vez tiene impacto, y segundo porque las
condiciones que permiten el funcionamiento del crimen organizado también son fuertemente locales, y
difíciles de exportar, tales como la obtención de información, estructuras logísticas, protección política,
respaldo social, o reputación (Varese, 2011)
Por otro lado, las comunidades y gobiernos pequeños son particularmente vulnerables al accionar del crimen
organizado, ya que dichos gobiernos más fácilmente pueden ser coptados o atacados por grupos criminales.
Lo cual se ha visto claramente en el caso de Colombia (ICG, 2011) y de México, y esto significa una señal de
cautela a la hora de promover descentralizaciones en políticas de seguridad.
Además de los obstáculos señalados, la transnacionalización de las organizaciones criminales o sus
actividades conlleva dificultades de gerenciamiento y monitoreo a distancia, dificultades que comparten con
cualquier empresa multinacional, pero que se ven agravadas por el carácter clandestino y violento de las
actividades ilícitas.
De todas maneras, hay variaciones en cuanto a las posibilidades o no de transnacionalización de acuerdo al
tipo de actividad de la organización. Por ejemplo organizaciones criminales dedicadas a la protección o a la
prestación de servicios, tendrían menos posibilidades e incentivos de ser internacionales que las dedicadas a
la provisión ilegal de bienes transables, como las drogas, las cuales si tienden a transnacionalizarse o al
menos a utilizar redes comerciales internacionales.
Más allá de las advertencias sobre el real dimensionamiento del crimen organizado internacional, éste
efectivamente ha experimentado en forma reciente un crecimiento que estaría asociado a la globalización de
la economía, al incremento de la inmigración, y a la mejora de las tecnologías de transporte y comunicación
(Finckenauer, 2000; Picarreli, 2010; Paoli y Fijnaut, 2006), que potenciaron los mercados ilegales
internacionales, y ante esto las organizaciones criminales expandieron sus actividades.
A su vez, los cambios tecnológicos hicieron posible la realización internacional de algunas actividades
predatorias como el fraude informático. Mientras que el fenómeno migratorio incrementó, a nivel
internacional, las capacidades de las organizaciones criminales para construir redes con miembros en los que
confiaban o compartían lazos familiares o étnicos.
29
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Así, Federico Varese señalaba con relación a específicamente la “trasplantación”22 de las mafias que los
factores que incidían en ella eran: por un lado, la migración y por el otro, en el lugar de destino, el nivel de
confianza y cultura cívica, la existencia o no de otras organizaciones mafiosas, el tamaño de la localidad, y la
existencia de nuevos o crecientes mercados. Mientras que la citada migración en muchos casos no era
voluntaria, sino que era provocada por la necesidad de huir del gobierno o con conflictos con otras
organizaciones, lo que si, esto luego se convertía en una oportunidad comercial (Varese, 2011).
En el caso de las organizaciones criminales en la Ciudad de Buenos Aires, algunas tienen muy claramente un
clivaje local tanto por el tipo de actividad como por la nacionalidad de sus miembros, por ejemplo el juego
clandestino o las organizaciones de barras bravas, las cuales suelen tener un vínculo fuerte tanto con la
política como con la protección policial. Asimismo, hay actividades en las que puede haber una mayor o
menor presencia de migrantes, o de utilización de insumos extranjeros, como la usurpación, la venta en la
vía pública pero que la dinámica es en buena parte local, y depende de redes de protección o tolerancia con
dicho carácter. En el caso de los talleres clandestinos la mayoría de las víctimas u obreros son de
nacionalidad boliviana, los capataces también suelen tener dicha nacionalidad, y los “empresarios” suelen
ser bolivianos, chinos, coreanos o argentinos.
En el caso del tráfico de drogas, habría que distinguir entre el destinado a la distribución en mercado
interno, y el de gran tráfico internacional. En lo que hace al tráfico y distribución interna es de notar una
“especialización” vinculada al país de origen de la droga, ya que grupos paraguayos suelen dedicarse al
tráfico de marihuana y peruanos al de cocaína; a su vez, ambos grupos dependen luego de redes de
protección y del control territorial en particular de “villas”, para poder llevar adelante la venta minorista.
Mientras que por ejemplo los colombianos parecerían intervenir más en grandes operaciones mayoristas, o
en lavado de dinero, y se puede suponer que no cuentan con las redes de distribución, ni control territorial,
ni masa crítica de población para dedicarse a la distribución minorista en la Ciudad.
Cierto tipo de crimen organizado que puede tener un fuerte componente internacional, pero al mismo
tiempo es competencia de la justicia de la Ciudad, estos son los círculos de intercambio de pornografía, y el
juego de apuestas realizado via internet.23 De hecho, ha habido casos que el Cuerpo de Investigaciones
Judiciales (CIJ) investigó círculos locales de intercambio de pornografía pero que eran parte a su vez de redes
internacionales, acciones que estuvieron originadas por pedidos de cooperación desde el exterior.
En cuanto a lo señalado por Fedrico Varese sobre la transplantación, en la Ciudad de Buenos Aires si bien no
se puede hacer una regla general, si ha habido casos de peruanos que han venido huyendo o refugiados a
Buenos Aires; incluso a uno de los más importantes narcotraficantes peruanos en la Ciudad se lo acusa de
haber tenido vinculos originalmente con el Sendero Luminoso24; lo que si no cabe duda es que las bandas de
dichas nacionalidad mostraron una capacidad de organización y a su vez de ejercer la violencia hasta hace
poco aquí desconocidas. Mientras que varios casos de narcotraficantes colombianos encontrados en la
22
Trasplantación sería un tipo particular de transnacionalización, e implicaría la creación de “sucursales” de la organización criminal en otro país. 23
Art. 128 del Código Penal de la Nación, y arts. 62 y 116 del Código Contravencional de la Ciudad. 24
Clarin, 29/10/2006.
30
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Ciudad parecen no tanto vinculados a la “transplatantación” de la organización, sino a la búsqueda de
refugio o a fin de lavar activos.
31
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
7. Características de las Personas Involucradas en el Crimen Organizado
Otra forma de visualizar el problema del crimen organizado es partir de enfocar no ya sus estructuras u
operaciones, sino sus miembros, interrogándose sobre sus características étnicas, sociales y culturales, sus
motivos para participar en organizaciones criminales, y los roles e interrelaciones que tienen dentro de ellas.
Evidentemente no hay relación entre la pertenencia per se a una determinada nacionalidad o etnia y el crimen
organizado, y sostener ello sería completamente discriminatorio. Sin embargo, es un hecho que redes de
migrantes en ocasiones son utilizadas por ejemplo para el tráfico de bienes, algunos son reclutados para formar
parte de las organizaciones, y por otro lado son un grupo particularmente vulnerable a las extorsiones.
Esto se encontraría vinculado a varias cuestiones, el hecho de ser migrante facilita la existencia de contactos
internacionales; hay características étnicas, idiomáticas o familiares que facilitan la existencia de identidades, lazos
de confianza, o de secreto; la situación de aislamiento o exclusión por el carácter ilegal de la inmigración o por
cuestiones sociales por un lado puede ser un incentivo para la participación en actividades criminales, y por el otro
los hace vulnerables a situaciones de explotación, ya que tienen particularmente impedimentos u obstáculos
para acceder a la protección estatal.
La pertenencia a determinados grupos profesionales también puede llegar a facilitar la participación de
actividades delictivas, en lo que se ha denominado “crimen ocupacional” (Kleemansa y Van de Bunt, 2008). Si
además ello se encuentra acompañado por grupos con fuertes identidades, cerrados y corrupción, los incentivos
para participar en organizaciones criminales se tornan muy fuertes. Tal podría ser hipotéticamente el caso de
grupos policiales o de grupos de funcionarios encargados de inspección de negocios, o de ciertos sindicatos.
Por otro lado, la participación en una organización criminal puede ser en forma voluntaria o compulsiva; por
motivos económicos sea por carencia concretas o búsqueda de beneficios; por necesidades seguridad personal
que llevan a buscar protección en una organización; y la búsqueda de estatus social, que puede ser logrado
gracias a pertenecer en una organización poderosa (Merton, 1957)
Ahora bien, en cuanto al perfil de los imputados en delitos y contravenciones en la Ciudad de Buenos Aires, que
eventualmente podrían tener algún vinculo con actividades organizadas, como se verá en la mayoría de los casos
son hombres, y su grupo etario “modal” no es el más joven de todos, sino que generalmente es el grupo de 26 a
35 años, lo cual tiene cierto sentido ya que se espera de ellos cierta responsabilidad o disciplina. Como ejemplo
contrario vemos el delito de lesiones en riña en el que efectivamente el grupo etario modal es el de 18 a 25 años y
representa el 62% de los casos (MPF, 2011).
Respecto a la nacionalidad de los autores de delitos que son competencia de la Ciudad, y yendo a estadísticas
judiciales en el tema, hay que advertir primero que hay que ser prudentes a la hora de interpretarlas, ya que no
reflejan el fenómeno en si, sino las actividades judiciales/policiales vinculadas a él, las cuales en los casos de los
“delitos sin victimas” suelen ser originadas por actuaciones de oficio lo cual sesga aun más las resultados. Por otro
32
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
lado, estos datos de ninguna manera deben llevar a la estigmatización de los extranjeros, los cuales suelen ser
también victimas de estos delitos o contravenciones, que están muy vinculados a su vez a problemas sociales.
En secciones anteriores ya se han tratado los diferentes vínculos “étnicos” con relación a los distintos tipos de
organizaciones o actividades delictivas en la Ciudad de Buenos Aires, y en algunos casos había una clara
preponderancia de nacionales argentinos. Por ejemplo en el caso de los cuida-coches, respecto a los que las
mayoría de las intervenciones judiciales fueron en cercanías de estadios de fútbol, y por ende pueden tener algún
tipo vinculo o negocio cercano a los barras bravas, el 93% eran argentinos, y además el mismo porcentaje eran
hombres (MPF, 2011).
Mientras que en otras actividades si bien hay una participación de argentinos, habría una mayor presencia de
otras nacionalidades, en ocasiones mayoritaria y en particular de peruanos. En el caso de la venta ilegal en la vía
pública25, si bien sin duda en parte responde a problemas sociales, al mismo tiempo no hay que olvidar que detrás
de ella en ocasiones hay organizaciones que controlan el negocio, o al menos brindan logística,
protección/corrupción y el control territorial. Al respecto y en el siguiente gráfico se puede observar una relativa
mayoría de argentinos (41%), seguida de cerca por los peruanos (35%), y luego por los bolivianos (15%),
evidentemente sin relación con sus respectivos pesos demográficos.
Nacionalidad y Genero de las Personas Imputadas por Venta en la Vía Pública Ciudad de Buenos Aires 2010 – Cantidad
748
9741722
4251.541 1966
86
183
269
11
53
64491
256747
15 83 98
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Mujeres Varones Total
Otras Nacionalidades
Boliviana
Uruguaya
Paraguaya
Argentina
Peruana
Totales: 1.776 3.090 4.866
Fuente: Datos del MPF, 2011
Por otro lado, es notable la diferencia por genero, la cual podría estar indicando diferencias en los roles o
división del trabajo de los hombres y las mujeres de las respectivas comunidades, y habría que ver en qué
medida no está vinculado a distintos tipos de venta ilegal y a las características de su participación otros
25
Artículo 83 del Código de Contravenciones “Uso del espacio público con fines lucrativos sin autorización legal”
33
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
mercados laborales. En el caso de los argentinos la presencia de hombres es más importante que de las
mujeres, mientras que en los bolivianos es a la inversa.
Las estadísticas sobre oferta y demanda de sexo en espacios públicos no autorizados son bastante
particulares ya que por un lado es resultado mayormente de intervenciones “de oficio” de las autoridades, y
por el otro es una contravención que para configurarse debe ser realizada fuera del área de tolerancia de la
actividad. Asimismo, como ésta es una actividad que en ocasiones se efectua bajo la “protección” de
sectores de la policía, la distinta concentración de casos puede estar en parte reflejando dicha protección o
al contrario, su pérdida.
Entonces, a continuación veremos las características por nacionalidad y género de los imputados por, en su
mayoría26, oferta de sexo en espacios públicos, y al respecto es de recordar que si bien las estadísticas de la
contravención están vinculadas a personas que llegado el caso pueden ser consideradas victimas, eso no
quita que detrás pueda haber organizaciones criminales que las explote27, pero son estos datos
contravencionales los que nos permiten atisbar las organizaciones detrás.
Nacionalidad y Genero de las Personas Imputadas
por Oferta y Demanda de Sexo en Espacios Públicos no Autorizados Ciudad de Buenos Aires 2010 - Cantidad
488
417
905
158
171
94
116
30
956
986
19
44 57 101
13
22
33145 12 17 44
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Mujeres Hombres Total
Otras
Brasileña
Boliviana
Uruguaya
Peruana
Paraguaya
Dominicana
Argentina
Totales: 842 1.491 2.333
Fuente: Datos del MPF, 2011
En el gráfico anterior se puede ver en el total una mayoría peruana de imputados (43%), seguida por las
argentinos (39%), pero es notable la diferencia si se lo ve por genero, ya que en el caso de las mujeres un
58% son argentinas, un 19% dominicanas y un 11% paraguayas, y habría respecto a estas nacionalidades
26
Las estadísticas son respecto a tanto oferta como demanda, pero de acuerdo a entrevistados la mayoría de los casos son de oferta. 27
Lo cual es un delito federal
34
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
varios casos de trata. Mientras que en los hombres un 28% son argentinos y un 64% peruanos, siendo
llamativo dicho último porcentajes.
Estás estadísticas en parte pueden representar la realidad del fenómeno, y que haya causas vinculadas a
corrientes migratorias, problemas específicos de exclusión, características del “mercado” o dinámicas de
organizaciones criminales. Sin embargo. también haber un sesgo en los datos, debido a razones explicadas
en párrafos anteriores, y a que por un lado existe una area “legal”, los bosques de Palermo, y por el otro
áreas donde se concentra la actividad “ilegal”, que son los barrios de Constitución, Flores y Once (Ver mapa
anexo). Es decir que las diferencias de nacionalidad y genero en las estadísticas pueden estar reflejando
diferentes patrones de control territorial y “protección” dentro y fuera de la zona de tolerancia; y también
puede estar vinculadas a áreas de residencia, ya que por ejemplo la zona de tolerancia está en el noroeste de
la Ciudad, la población peruana reside en el sur y sur oeste (lejos de Palermo), y precisamente en dichas
zonas es donde están los “hot spots” de la actividad contravencional.
En el caso del delito de usurpación en el siguiente gráfico se puede observar que hay una presencia mucho
mayor de imputados hombres 69%, y en cuanto a la proporción de nacionalidad por género no hay
demasiadas diferencias. En cambio es de destacar, en el total, una gran proporción de argentinos (63%),
seguida por los peruanos (28%), mientras que hay una muy baja proporción de otras nacionalidades. Lo cual
podría indicar, más allá de las advertencias ya hechas sobre sesgos y calidad de los datos, y los problemas
sociales detrás de estos fenómenos, que pueden haber también explicaciones vinculadas a momentos de
olas migratorias, redes de protección y conexión política, y capacidad organizativa incluso criminal para llevar
acabo las usurpaciones, todo lo cual puede variar entre comunidades
Nacionalidad y Genero de las Personas Imputadas por Usurpación Ciudad de Buenos Aires - 2010
213515 728
192515
3045
113207 320
7 20 27
6
76
1
0%
20%
40%
60%
80%
100%
Mujeres Hombres Total
Otras
Peruana
Paraguaya
Chilena
Boliviana
Argentina
Total: 355 797 1.152
Fuente: Datos del MPF, 2011
35
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
8. Causas del Delito en General y del Crimen Organizado en Particular
Respecto a las causas del crimen organizado primero es de notar que algunas de ellas pueden ser similares a
las del crimen común, lo que se ve complejizado porque ambos fenómenos suelen estar entremezclados, es
decir que altos niveles de delito común suelen estar acompañados, aunque no siempre, por altos niveles de
delito organizado (Finckenauer y Voronin, 2001).
Asimismo, tanto el delito común como el organizado son fenómenos complejos y multicausales, y pueden
ser vistos desde diferentes enfoques y niveles de análisis. En tal sentido, los fenómenos sociales en general y
los vinculados al crimen organizado en particular, son producto de la presencia de una constelación de
hechos, que además de estar relacionados entre si, son difíciles de medir, la calidad de datos disponibles es
pobre, y con problemas de comparabilidad. Todo lo cual hace que se deba ser muy prudente a la hora de las
conclusiones o generalizaciones. De todas maneras, aquí haremos referencia a diferentes teorías o intentos
de explicación del problema, no pretendiendo abarcarlas en forma comprehensiva, sino tan solo brindar
algunos elementos que faciliten el análisis.
Por otro lado, muchos de los problemas y posibles causas adquieren particular significancia cuando son
analizadas a nivel local, ya que las dinámicas delictivas tienden a tener un fuerte clivaje en tal sentido, y
consecuentemente si se analizan los problemas y datos en forma demasiado agregada, tiende a debilitarse la
capacidad de análisis. En razón de ello, y además por ser el objeto de este trabajo, que se va a prestar
especial atención a información referente a la Ciudad de Buenos Aires, y al Conurbano, en este último caso
por la dinámica en común que tiene con la Ciudad,
Entonces, es de comenzar por las explicaciones sobre al delito o la violencia en general, las que en mayor o
medida también alcanzan al crimen organizado. Al respecto, se considera que el delito puede ser en parte
explicado por aspectos estructurales del funcionamiento de la economía, que inciden en por ejemplo los
niveles desempleo; o por procesos culturales de largo plazo y complejos de medir, que cambian las actitudes
hacia el respeto a la ley o la violencia. Asimismo, el desempeño de las instituciones que cumplen una función
general en la integración social, como las de la familia, educación, trabajo o salud también pueden incidir en
los niveles de delitos o violencia, ya que conforme a la fortaleza de dichas instituciones va a variar la
proporción de individuos excluidos o el comportamiento antisocial (Title, 2000; Krug et al, 2002).
A su vez, y si bien se encuentran limitadas por los aspectos generales ya señalados, las actividades y
desempeño de la instituciones del sector seguridad por ejemplo policiales y judiciales pueden tener cierto
efecto en el control o regulación del delito. Por otro lado, también puede haber dinámicas delictivas muy
específicas por ejemplo vinculadas a las actividades o conflictos de grupos criminales, o a cambios en
mercados ilegales, pueden afectar los niveles delictivos más allá de lo que ocurra a nivel estructural o
institucional.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
A nivel individual, situaciones de desempleo o de privación28, expulsión del sistema educativo, grupos de
pares negativos, comportamientos riesgosos, problemas psicológicos, abuso de drogas o alcohol, ser hombre
y joven son señaladas como características o factores de riego asociados al delitos o a hechos de violencia
(Howard et al, 2004; UNODC, 2011). Mientras que para la comisión de un delito en particular resulta
importante la oportunidad para llevarlo a cabo, la que depende de cuestiones situacionales, medidas de
protección y grado de vulnerabilidad de las víctimas, entre otras cuestiones.
La teoría de la privación, que junto con la teoría de la anomia fueron desarrolladas por Robert Merton,
resulta de particular aplicación al crimen organizado, ya que él destacaba que existían fines socialmente
establecidos, pero que parte de la población no disponía los medios o canales necesarios para acceder a
dichos fines, lo cual los hacía volcarse a actividades o grupos criminales (Merton, 1957).
A su vez, la privación suele analizarse de dos perspectivas, es decir en términos relativos o de desigualdad, o
en términos absolutos, y este último implica la imposibilidad per se de obtener determinados bienes algunos
de los cuales pueden ser básicos y afectar incluso la supervivencia, el clásico ejemplo es el que roba por
hambre. Esta privación absoluta puede medirse a través de por ejemplo indicadores de pobreza, los cuales
tienen algunos problemas prácticos de medición y también teóricos en su vínculo con el delito. También hay
otro indicador relativamente más confiable, y que sirve por proximidad para medir la privación, que es el de
desocupación.
¿Desocupación y Delito en la Ciudad?
En cuanto a la incidencia de la desocupación en los niveles de delito en la Ciudad de Buenos Aires, ocurre
una cuestión llamativa ya que al analizar la relación estadísticas entre los niveles de desocupación en el Área
Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y los niveles de homicidio y de robos en la Capital, encontramos que
existe una correlación fuerte hasta el año 2005, es decir que dichos delitos tendían a subir cuando se
incrementaba la desocupación; sin embargo dicha relación desaparecida o incluso se volvía inversa si se
toma el período posterior. Así por ejemplo en el siguiente gráfico vemos que de 1995 al 2005 el 48% de la
variación de los homicidios estaba explicada por el aumento de la tasa de desocupación, mientras que en el
período siguiente es lo inverso, es decir que a medida que desciende la desocupación, se incrementan en
forma casi idéntica los niveles de homicidios, lo cual exige un intento de explicación, que eventualmente
puede estar vinculada al crimen organizado. 29
28
La privación puede ser en términos “absolutos”, que consistiría en por ejemplo la pobreza que impide obtener bienes esenciales, o en términos relativos, que hace referencia a situaciones de desigualdad, en las que por ejemplo si bien se pueden gozar ciertos bienes so n menos que los que poseen sus propios pares u otros sectores sociales. 29
La relación entre homicidios y desocupación de 1995-2005 tiene un R2 de 0.483 y sig. 0.018; y de 2006 al 2009 un R2 (invertido) de 0.917 y sig. 0.42. Dicha última correlación tienen pocos casos y signficancia debajo de estándares mínimos pero de todas formas vale la pena tenerla en cuenta, con las reservas del caso. por la fuerza que tiene. A otro delitos y/o fuentes de información les ocurre el mismo fenómeno en su relación con los niveles de desocupación con el AMBA (ver gráficos en el Anexo), por ejemplo: Robo con Armas (Fuente MPF de la Nación) y Desocupación AMBA: del 2002 al 2005 su coeficiente de relación es un R2 0.987 con una sig. 0.006, y del 2006 al 2009 su coeficiente de relación (invertida) es un R2 0.987 con una sig. 0.018 Robo y Hurto de Automotores (Fuente CESVI) y Desocupación AMBA: del 2002 al 2005 su coeficiente de relación es un R2 0.926 con una sig. 0.038, y del 2006 al 2009 la relación no es significativa. Es de aclarar que la tasa de desocupación es indicador de ese problema pero también sirve de proxy de otros problemas sociales. Su vinculo con los homicidios se debe primero por una relación entre niveles de desocupación y niveles de robo, y a su vez entre niveles de robo, y homicidios (Fleitas y
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Relación entre Homicidios en la Ciudad de de Buenos y la Tasa de Desocupación en el AMBA
1995-2005 2006-2009
Fuentes: Elaboración propia a partir de estadísticas del Sistema Nacional de Información Criminal y del INDEC
Al respecto, hay que ser cauteloso para interpretar los resultados primero porque podría haber problemas
con la calidad de los datos, y segundo, porque son fenómenos complejos y multicausales, y ello genera el
riesgo de observar vínculos que en realidad son espurios. Sin embargo, en este caso dado la intensidad de las
relaciones, que además se repiten con otros delitos y utilizando diferentes fuentes de información, se puede
asumir que tendrían algún grado de validez.
Entonces, estaríamos ante dos dinámicas diferenciadas de violencia una aparentemente más vinculada a
factores socio económicos generales, y otra que no. Respecto a esta última, se podría hipotetizar que quizás
estás más asociada a dinámicas específicas como la existencia y operación de organizaciones delictivas de
alto riesgo, conflictos entre bandas, el incremento de ciertos mercados ilegales o problemas sociales o
grupos de riesgo muy concretos, y que escapan a las medidas promedio como la desocupación.
¿Desigualdad?
Con relación a la desigualdad, o privación relativa, que como dijimos es considerada un posible factor para
explicar el delito en general y el crimen organizado en particular, es de señalar que puede tener también dos
perspectivas distintas Una perspectiva está enfocada en la desigualdad más horizontal que ocurre dentro
de los subgrupos, por ejemplo en el barrio o dentro un determinado sector social, y otra más vertical referida
a la desigualdad en el conjunto de la sociedad. Sin embargo, es debatido en qué medida los distintos tipos
de desigualdades motivan en forma directa la comisión de crímenes. Además la desigualdad puede co-existir
junto con problemas de privación absoluta (falta de empleo – pobreza), o de debilidad institucionalidad, lo
cual hace difícil saber cual es la verdadera relación causal.
A su vez, es difícil y discutido cómo se miden adecuadamente dichos tipos de desigualdad. Un coeficiente
bastante utilizado es el Gini que mide cómo es la distribución del ingreso en la sociedad, su valor va de 0 a 1,
Otamendi, 2012), sin descartar que la desocupación también pueda incidir en los niveles de homicidio por el incremento de conflictos y tensiones sociales y familiares.
38
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
y cuando más alto es el coeficiente, mayor sería el nivel de desigualdad. Otro indicador posible es ver como
la relación entre los ingresos del sector de la sociedad con los niveles más altos contra el que tiene menos
ingresos, comparándose usualmente el 10 % , o decil, más alto de la población contra el 10% más bajo.
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires vemos en el siguiente gráfico como ha sido la evolución de dichos
coeficientes, y en ambos se observa un descenso de los niveles de desigualdad luego de la crisis del 2002
hasta el presente, evolución que es similar y asociada a la de los coeficientes a nivel nacional. Al respecto es
de señalar que en el año 2010 a nivel nacional el coeficiente Gini fue de 0,442 (Giovannini, 2012), es decir
algo más alto que el de 0,408 en la Ciudad.
Evolución de los Niveles de Desigualdad en la Ciudad de Buenos Aires
Coeficiente Gini y de Ratio de los Ingresos deciles 1 y 10 de la Población
Fuente: Información y gráfico copiados del Ministerio de Desarrollo Social, 2010.
Con relación al gráfico anterior, y su vínculo con la evolución de los niveles delictivos, es de señalar que éstos
últimos, luego de la crisis del 2002, efectivamente caen, pero a partir del 2006, como veremos, empiezan a
aumentar, es decir en forma contraria a la disminución de la desigualdad. Entonces, y en forma similar con lo
que ocurre con desocupación, se puede hipotetizar que hay dinámicas especificas criminales o sociales, que
explican cambios en los niveles delictivos, independientemente de algunos factores, digamos estructurales,
antes mencionados.
Grupos de Riesgo
Asimismo, se suele destacar que la mayoría de los delitos son realizados por un grupo muy específico de la
población, así que el tamaño, subcultura y características de ese grupo es una cuestión importante tener en
39
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
cuenta. Generalmente se considera que los jóvenes que no estudian ni trabajan suelen ser el principal grupo
de riesgo, pero también el principal grupo vulnerable, y eventualmente pueden servir de semillero para
bandas o grupos de choques del crimen organizado (Carmichael y Ward 2001; Champman et al, 2002;
Fernandes y de Sousa, 2007). Por otro lado, y sobre todo cuando existe un clivaje étnico en la organización
de las actividades criminales, como ya hemos visto ello solo resulta posible en tanto haya una masa crítica de
la población en cuestión, lo cual les permite a las organizaciones contar con un mínimo control territorial,
una fuente de reclutamiento de miembros, pero también de potenciales víctimas de su misma comunidad.
Evidentemente lo dicho respecto a tanto los jóvenes como los migrantes, de ninguna forma debe
generalizarse ni implicar su estigmatización sino que por el contrario, es un llamado de atención para que
sean particular foco de la prevención social, y sólo en los casos individuales que sea pertinente la adopción
de otro tipo de medidas.
¿Jóvenes?
Ahora, bien respecto a los jóvenes primero es de aclarar que en las estadísticas que hemos visto sobre
delitos y contravenciones con cierto nivel de organización en la Ciudad, no parecerían ellos tener un rol
directo particularmente importante, siendo los grupos “modales” los de mayor edad. Sin embargo,
igualmente los jóvenes tienen cierta participación en actividades ilegales organizadas, pueden realizar delitos
como robo que se articulen con mercados ilegales, son un grupo que demanda drogas, y finalmente son el
principal grupo de riesgo respecto a hechos de violencia. Entonces tiene sentido algunas estadísticas socio
demográficas sobre a ellos.
Con relación a la composición etaria de la población de la Ciudad hay destacar que es un población
relativamente envejecida, y así por el ejemplo los 167.681 adolescentes de 15 a 19 años sólo representan el
6% de la población de acuerdo al Censo del 2010, cantidad que incluso tuvo una caída del 7% respecto al año
2001. En el caso del grupo de 20 a 24 años, su cantidad es algo mayor, 228.125, posiblemente debido al flujo
de estudiantes y de jóvenes del interior que vienen a trabajar a la Ciudad, pero también sufrió una leve baja
respecto al 2001.
Mientras que en los municipios del conurbano la realidad es diferente, hay 849.781 adolescentes de 15 a 19
años, que representan el 9% de la población en el 2010, y este grupo creció un 16% respecto al 2001;
mientras que el de 20 a 24 años era de 833.709 jóvenes en el 2010 (Censo 2001, Censo 2010)30. Es decir que
los cambios de la población juvenil en la ciudad, no tendría vínculo estadístico con la variación en los niveles
delictivos, en cambio si podría haber un mayor vinculo con los cambios en la población juvenil del
conurbano.
Jóvenes que No Estudian Ni Trabajan
En cuanto a la evolución del 2004 al 2012 de jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan en la
Ciudad de Buenos Aires habría ocurrido un descenso de su conjunto. Mientras que en los partidos del
30
De acuerdo al Censo del 2010 la población total en la Ciudad es de 2.890.151*
40
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
conurbano se da un fenómeno algo diferente, ya que de los jóvenes que no estudian cae significativamente
el número que además está desocupados, pero se incrementa el de los que están inactivos, el cual es
considerado el grupo de mayor riesgo (Ver detalle en Anexo) 31. Más allá de cuestiones vinculadas a la calidad
de los datos y márgenes de error estadístico, frente a dicho último incremento de los jóvenes que están
inactivos y no estudian del conurbano se puede hipotetizar que en parte podría explicar al aumento de los
niveles delictivos y de violencia en la Ciudad. Sin embargo, considerando los jóvenes que no estudian ni
trabajan como una totalidad, su número habría caído en ambas jurisdicciones.
Evolución de los Jóvenes de 18 a 24 años que No Estudian Ni Trabajan en la Ciudad y los Partidos del Conurbano
Cantidad – Desagregados por Jurisdicción y por si son Inactivos o Desocupados
25000
45000
65000
85000
105000
125000
145000
165000
185000
205000
1996 2000 2004 2008 2012
Desocupados e Inactivos CABA Inactivos Granba Desocupados Granba
Fuente: Elaboración propia a partir de las EPH correspondientes a la primera ola de cada año
Otras hipótesis pueden ser o que dichas variables tienen la falta de capacidad explicativa per se, o que la
educación y el sistema laborar sufrió una precarización que impide considerarlos realmente integradoras de
los jóvenes. Finalmente, también se puede plantear que el incremento de los niveles delictivos podrían
haber ocurrido por cambios negativos en otras grandes dimensiones, tales como factores de riesgo,
desempeño de las instituciones de seguridad, o dinámicas criminales específicas muy específicas, entre ellas
las organizadas.
¿Migrantes?
Por otro lado, y con relación a los inmigrantes, en la tabla siguiente podemos ver la evolución de su
población en la Ciudad de Buenos Aires y en los partidos del conurbano, de acuerdo a su país de origen,
pero la exactitud de los datos debe tomarse con precaución ya que habría indicios de cierto nivel de sub-
31
La medición de los jóvenes que no estudian ni trabajan puede realizarse de diferentes formas, una de ellas es teniendo en cuenta por un lado los desocupados (es decir los que han buscado trabajo en un cierto período reciente) y por le otro los inactivos, quienes no han realizado ninguna búsqueda en dicho sentido. Este último grupo es considerado el de mayor riesgo, pero en un análisis detallado habria que exc luir unos porcentajes de sub población que es inactiva por ser amas de casa o tener incapacidades.
41
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
registro. De todas formas, en la tabla se puede ver un incremento de la población de Paraguay, Bolivia y
Perú que tiene un rango entre el 52% y el 123%.
Evolución de la Personas Migrantes en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano
Selección de países de la Región / 2001 -2010
Fuente: Censos 2001 y 2010
En el caso de la población de origen Boliviano suelen ser victimas de talleres ilegales, algunos de los cuales
están en condiciones infrahumanas y en algunos casos muy específicos, de privación de la libertad. A su vez
como hemos visto tienen una participación relativamente importante en las contravenciones por la venta
ilegal en la vía pública, que puede ser más o menos organizada. En el caso de la población de origen
paraguayo, las mujeres suelen ser victimas de trata a efectos de su explotación sexual, y de hecho son
imputadas en el 11% de las contravenciones por oferta de sexo en la vía pública. En lo que respecta a la
población peruana, que tuvo uno de los crecimientos más significativos, tiene una participación activa en el
delito de usurpación (28% de los imputados), y en la oferta de sexo en la vía pública por hombres un 64%
son de dicha nacionalidad. Con relación a delitos fuera de la competencia de la Ciudad, el mismo Secretario
de Seguridad de la Nación señaló la fuerte participación de nacionales paraguayos y peruanos en el tráfico de
marihuana y cocaína, respectivamente32, lo cual además está acompañado por el control territorial de
algunas de las villas de la Ciudad.
Respecto a la población china, de acuerdo al Censo del 2010 habría 3.932 habitantes de la Ciudad con dicha
Nacionalidad, lo cual sería un 0,1% del total de la población, pero se podría suponer que la cifra real es
mayor que la censada. De todas formas, en el año 2010 ciudadanos de dicha nacionalidad serían el 1% del
total de los varones imputados por delitos y contravenciones en la justicia de la Ciudad (MPF, 2011), y lo que
es mucho más grave, como ya se señaló, en el año 2011 ocurrieron 8 homicidios de ciudadanos chinos, y a
su vez hay 5 chinos acusados de homicidio (posiblemente en parte relacionados con los otros casos), lo cual
es un indicador de muy alta situación de conflictividad y que quizás también hay una dinámica de crimen
organizado involucrada.
32 Clarín 13/9/12 “El secretario de Seguridad vinculó delito con inmigración”
CABA 24 Partidos del Gran
Buenos Aires
2001 2010 2001 2010
Paraguay 46.928 80.325 191.356 334.866
Bolivia 50.111 76.609 70.391 114.146
Uruguay 34.750 30.741 55.759 55.702
Perú 38.990 60.478 23.601 52.806
Brasil 5.819 10.357 5.547 6.779
Chile 9.648 9.857 26.074 23.667
42
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Factores de Riesgo: Drogas y Alcohol
A su vez, la proliferación de factores de riesgo, como por ejemplo, drogas, alcohol y armas pueden agravar o
hacer posibles delitos o situaciones de violencia. Al respecto, diferentes encuestas nos muestran un
incremento del consumo de drogas y alcohol en todo el país, incluyendo la Ciudad de Buenos Aires,
fenómeno que es particularmente fuerte entre jóvenes. Esto puede incidir de diferentes formas en el delito,
por un lado por el incremento de los mercados ilegales y de la violencia asociada a ellos, y por el otro
conlleva un aumento de la población vulnerable de ser victimizada, y también de riesgo de cometer
actividades criminales.
Entonces, y de acuerdo al SEDRONAR en la Argentina habría habido un notable incremento del consumo de
drogas, cuya prevalencia es mayor en los jóvenes. Así, la prevalencia anual (nivel de consumo) de marihuana
en la población de 12 a 65 años, paso del 1,9% en el 2004 al 3,7% en el 2010, y en los estudiantes
secundarios dicha cifra paso del 3,5% en el 2001 al 10,3% en el 2011. En el caso de la cocaína, en el conjunto
de la población pasó del 0,3% en el 2004 al 0,9% en el 2010, mientras que en los estudiantes secundarios su
consumo fue del 1% en el 2001 y 2,7% en el 2011. Es de resaltar por su peligrosidad, el consumo de paco, el
que en los estudiantes su prevalencia anual paso del 0,5% en el 2001 al 1% en el 2011 – Ver Anexo
Estadístico (Sedronar, 2011 y 2012).
En cuanto al consumo de alcohol la encuesta Nacional de Factores de Riesgo, nos señala que del 2005 al
2009 a nivel Nacional el porcentaje de consumo de riesgo paso del 9,6% al 10,7% de la población, y en el
caso de la Ciudad, el incremento fue mayor, y pasó del 8,7% al 12,6% (Ministerio de Salud, 2011). Al
respecto, hay un consenso muy fuerte sobre el impacto del alcohol en los niveles de violencia* , e incluso
estudios estadísticos específicos que muestran ello en la Argentina (Fleitas y Otamendi, 2012)
Desempeño de las Instituciones del Sector Seguridad
Más allá de los mencionados aspectos estructurales y sociales, las instituciones y políticas de seguridad
pueden tener cierta incidencia, para bien o para mal, en los niveles delictivos. Así, instituciones de seguridad
sólidas acompañadas por adecuadas políticas y regulaciones, logran disminuir o controlar los niveles
delictivos, mientras que por el contrario la debilidad de las mismas acompañadas por corrupción y violencia
institucional terminan teniendo un impacto muy negativo en los niveles delictivos.
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires habría que tener en cuenta las instituciones tanto de tipo
federal/nacional como local ya que las primeras siguen manteniendo relevantes competencias judiciales y
policiales, mientras que a nivel local además de las de la Ciudad, también tienen algo de incidencia las de la
Provincia de Buenos Aires por la dinámica conjunta que tiene el área metropolitana.
En tal sentido, la justicia penal a nivel nacional tuvo una importante reforma procesal en la década de los 90,
la que por problemas de implementación más un gran incremento simultaneo de los niveles delictivos
provocó cuellos de botellas en el sistema judicial. Por otro lado, y posteriormente, si bien mejoraron algo los
43
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
niveles de productividad, siguieron habiendo problemas y demoras debido a la gran cantidad de procesos,
juzgados sin jueces designados, problemas de gestión, y en algunos casos específicamente por fuerte
relación entre los jueces y el poder político, o incluso hubo un caso de un Juez Federal finalmente destituido,
que estaba acusado, entre otros cargos, de vínculos con organizaciones delictivas.
Respecto a la Policía Federal, la principal fuerza en la Ciudad de Buenos Aires, y que cuenta con 38 mil
hombres, es de resaltar, tal como luego se verá con más detalle, que si bien habría logrado mantener cierta
“regulación” de los niveles delictivos, al mismo tiempo algunos sectores de la fuerza son acusados de
convivencia o protección de ciertas actividades delictivas. Por otro lado, una serie de violentos y confusos
incidentes con motivo de la “toma” u ocupación ilegal del Parque Indoamericano, que terminaron con la
muerte de 3 personas en Diciembre de 2010, originó entre otras medidas, una intervención de facto de la
Comisaría de la zona sur de la Ciudad, y del despliegue de otras Fuerzas Federales, la Gendarmería y la
Prefectura en dicha zona.
Ya en la orbita de la instituciones locales de la Ciudad, es de resaltar que su Poder Judicial es de reciente
creación, y su competencia está limitada a las faltas, contravenciones, y delitos cuya competencia le ha sido
transferida desde la Nación mediante dos convenios 33 . Así, han ido aumentando en forma sostenida su nivel
de actividad. A su vez, en el 2008 el Ministerio Público Fiscal ha creado una propia policía judicial, el Cuerpo
de Investigaciones Judiciales (CIJ), enfocada en delitos complejos, y desde donde se han llevado a cabo
numerosas investigaciones sobre organizaciones criminales.
Por otro lado , se creó la Policía Metropolitana en la órbita de la Ciudad en el año 2008, la cual es una fuerza
que está en formación, con sólo una comisaría funcionando, pero que progresivamente está incorporando
más agentes y ampliando sus zonas y misiones, las que recientemente han comenzado incluir intervenciones
contra actividades ilegales organizadas, de diferentes grados de peligrosidad, por ejemplo desde venta ilegal
en la vía publica, hasta tráfico de drogas y círculos de pedófilos. Sin embargo, su presencia geográfica y
capacidad operativa sigue siendo notablemente menor que la de la Policía Federal.
Ahora bien, es de resaltar la importancia del intercambio de información, cooperación y coordinación inter
agencial e interjurisdiccional para combatir eficazmente el crimen organizado. Al respecto, son comunes en
cualquier lugar la existencia de obstáculos propios de los celos burocráticos, conflictos políticos, y de la
cultura del secreto del sector seguridad. Sin embargo, esto asume características particulares en la Ciudad
de Buenos Aires.
33
Mediante dos convenios aprobado por las Leyes 25.752 y 26.357, la Nación transfirió la competencia de los siguiente delitos: lesiones en riña (95 y 96 C.P.), abandono de personas (106 y 107 C.P.), omisión de auxilio (108 C.P.), exhibiciones obscenas (128 y 129 C.P.), matrimonios ilegales (134 a 137 C.P.), amenazas (149 bis primer párrafo C.P.), violación de domicilio (150 del C.P.), usurpación (181 C.P.), daños (183 y 184 C.P.), tenencia, portación y suministro ilegal de armas de fuego de uso civil (arts. 189 bis incs. 2 y 4 del C.P.; arts. 3, 4 y 38 de la ley 24.192); ejercicio ilegal de la medicina (208 C.P.), incumplimiento de los deberes de asistencia familiar (Ley Nº 13.944), malos tratos y actos de crueldad contra los animales (Ley Nº 14.346), y promoción de actos discriminatorios (Ley Nº 23.592 -art. 3-). A su vez, la Justicia de la Ciudad en razón de una serie de decisiones judiciales también sería competente respecto al delito de desarmado de automotores sin autorización para utilizar sus autopartes (art. 13 de la ley 25.761), participar, organizar o promocionar pruebas de velocidad o destreza de vehículos no autorizadas (art. 193 bis del C.P), acceso indebido a un sistema o dato informático (art. 153 bis del C.P.); daño informático (art. 183, 2° párrafo del C.P.); realizar concurso de ingesta de bebidas alcohólicas (arts. 7 y 15 de la ley 24.788) y envenenar, adulterar o contaminar el medio ambiente mediante el uso de residuos peligrosos (arts. 55, 56 y 57 de la ley 24.051).
44
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
En tal sentido, la Justicia Federal mantiene la competencia de muchos delitos que ocurren en Ciudad, y si
bien algunos son específicos, otros pueden considerarse transversales a toda la dinámica del crimen
organizado, como el lavado de dinero, la evasión impositiva, el cohecho e incluso la figura penal típica en el
tema, que es la de la “asociación ilícita” . Esto provocaría que las investigaciones por la Justicia local
tenderían a ser parciales y lógicamente enfocadas en los delitos de su competencia, y dependen que luego la
Justicia Federal eventualmente juzgue respecto al mismo caso los delitos que son de su propia competencia.
En los hechos lo que ocurriría es que el Fuero Federal no priorizaría demasiado ni los casos originados en la
justicia local, ni tampoco la investigación por propia iniciativa de figuras como la “asociación ilícita” pero
respecto a delitos de competencia local.
De cualquier forma, hay cierta cooperación o intercambio de información pero que se haría principalmente
caso por caso, y en base a mecanismos horizontales y relaciones personales; no existiendo de manera
formalizada grupos de trabajo conjunto, ni de seguimiento de los casos que tienen características inter-
jurisdiccionales.
Otro obstáculo que habría es que para que la figura de la asociación ilícita sea aplicable, dicha asociación
debe realizarse específicamente para cometer “delitos”, pero no sería utilizable en forma directa para las
figuras contravencionales. Algunas de estas figuras pueden no conllevar mayor daño, pero hay otras que si
tienen más relevancia, por ejemplo el juego clandestino, que mueve grandes sumas de dinero, y conlleva
redes de corrupción. De hecho en los Estados Unidos es incluso un delito federal34.
En cuanto a la cooperación las fuerzas federales y locales, aunque existiría a nivel horizontal cierto trabajo
conjunto, a nivel más orgánico y político, la relación tendría más alti bajos, y estaría marcada por los
vaivenes de los conflictos políticos y jurisdiccionales entre la Nación y la Ciudad, las cuales están gobernadas
por diferentes partidos políticos. Además, como algunas de las actividades ilícitas organizadas en la Ciudad
pueden tener cierto clivaje social/político, como la venta ilegal en la vía pública o las usurpaciones, sobre
ellas también puede haber en conflicto diferentes visiones e intereses políticos en el tema, y ello conspirar
contra una efectiva cooperación.
Más allá de los poderes judiciales y policías, otras agencias gubernamentales federales y locales pueden
tener un muy importante rol en la detección e intervención de actividades del crimen organizado, ya que por
un lado pueden manejar un caudal importante de información, y por el otro, tienen facultades
administrativas que en algunos casos les permitirían actuar con relativa simpleza sobre actividades ilegales.
Dichas agencias pueden ser por ejemplo impositivas, de habilitaciones e inspecciones comerciales y edilicias,
laborales, y de planificación urbana. Sin embargo, de acuerdo a lo analizado en el caso de la Ciudad de
Buenos Aires existiría todavía una gran potencial de mejora, coordinación, y entre-cruzamiento de
información tanto con las agencias federales como las locales entre si. En tal sentido, suelen surgir
34
18 United States Code § 1955
45
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
obstáculos a dicho trabajo, en parte vinculados a lógicas burocráticas, y también de conflictos
jurisdiccionales.
Explicaciones Específicas del Crimen Organizado
En los párrafos anteriores nos referimos a causas que podrían explicar el delito en general pero que también
podrían incidir en el crimen organizado. Ahora intentaremos ver cuestiones más directamente relacionados
con este último, teniendo en cuenta algunos aspectos estructurales, contextuales y culturales; con la oferta y
demanda ilegal de bienes y servicios, y como así también su relación con la regulación estatal. A su vez, se
analizarán las causas específicas del negocio de “protección”, y finalmente se verán las variables que inciden
para que las actividades delictivas no sean comunes o aisladas, sino parte del crimen organizado.
- Aspectos Estructurales - Economía en Negro
Algunas características de la economía y estructura de un país pueden facilitar las actividades del crimen
organizado, o hacerlo blanco de ellas. Por ejemplo, la posibilidad de producir bienes ilegales, tener recursos
naturales valiosos, ser lugar de paso hacia otros mercados, tener infraestructura de transporte (puertos,
aeropuertos, etc…), la existencia de áreas geográficas o urbanas de difícil control, tener una población
grande de potenciales consumidores, o que haya un boom económico (Finckenauer y Voronin, 2001;
Gambetta, 1992; Picarrelli, 2010).
Al respecto, y en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, por su puerto y aeropuerto internacional es un lugar
de paso de diferentes mercaderías ilegales hacía otros países, y de hecho la Argentina es uno de los
principales orígenes de la cocaína que va Europa (UNODC, 2011). Asimismo, el tamaño de la población en la
Ciudad y el conurbano la convierten en un mercado muy atractivo para la provisión de bienes y servicios
ilegales. Aunque dicho tamaño conlleva dificultades adicionales para que una organización logre el control o
el monopolio de los mercados.
Yendo a otros aspectos vinculados al crimen organizado, es de señalar que la existencia de áreas informales
o en “negro” en la economía puede ser causa y efecto de aquel (Flemming et al, 2000; Picarelli, 2010)35, ya
que obstaculizan el control gubernamental, y además generan la necesidad de protección “no estatal”
precisamente por su carácter irregular. Por su lado, las actividades delictivas también tienden a reproducir
dichas áreas oscuras de la economía.
En el caso de la Argentina existen estimaciones de que la economía en negro es alrededor del 25% -30%,
porcentaje mayor que la de países desarrollados como Estados Unidos, donde dicha economía sería
alrededor del 10%, pero menor de por ejemplo Colombia, donde ronda el 42% (Schneider, 2008). En la
Argentina estos niveles de economía en negro conllevan necesariamente evasión impositiva y contrabando,
35
Evidentemente que una economía o actividad sea en negro no es sinónimo de delito y menos aún de crimen organizado. En tal sentido, la “shadow economy” puede clasificarse en: la criminal (produce bienes o servicios prohibidos), la irregular (se caracteriza por incumplimiento de normas o la evasión de la normativa), la producción hogareña, y las actividades o sectores informales (Fleming et al, 2000).
46
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
los cuales por ejemplo en la venta ilegal en la vía pública o los talleres ilegales se volverían necesarios a lo
largo de toda la cadena de producción (importación, elaboración, distribución), de lo contrario estos
mercados se volverían económicamente inviables, porque los pasos intermedios tendrían una gran carga
impositiva que finalmente no podrían deducir o transmitir.
- Zonas fuera del Control Estatal
Tal como se ha señalado, la existencia de áreas por ejemplo fronterizas o dentro de las ciudades con débil
control estatal, lo cual suele estar asociado además a problemas sociales, facilita las actividades del crimen
organizado. En la Ciudad de Buenos Aires en el último decenio se ha observado un crecimiento muy
importante, del 52%, de la población en los asentamientos denominados “villas miseria”, que pasaron de
tener 107.805 habitantes en el 2001 a 163.587 en el 2010 (DGEC, 2011). Mientras que en el Conurbano
bonarense la población en villas se habría incrementado en un 222%, de 290.920 en 1981 a 936.855
habitantes en barrios carenciados en el 2006 (Cravino et al, 2006). Asimismo, un estudio más reciente señaló
que en el conurbano, y en particular en el tercer cordón, se había acentuado el hacinamiento en los barrios
carenciados ya existentes y también el surgimiento de nuevos, así en el año 2011 estimaban que había 864
villas y asentamientos en el conurbano, en los que vivían 508.144 familias (UTPMP, 2011).
Dichos tipo de barrios se caracterizan por tener altos niveles de pobreza, exclusión social, y de segregación
urbana. Asimismo, en ellos se desarrollan mercados inmobiliarios informales, de venta y alquiler, mercados
informales que en los asentamientos en las zonas céntricas de la Ciudad se vuelven económicamente
importantes. Dichos problemas sociales, más la precariedad de títulos de propiedad, y alta prevalencia de
factores de riesgo, hace que los niveles de conflictividad y violencia suelan ser altos, y de hecho como ya se
ha visto, en las villas de la Ciudad de Buenos Aires es donde claramente se concentran los homicidios.
Todo ello hace que en los barrios carenciados sean particularmente víctimas y en parte beneficiarios de
redes clientelísticas y de “protección”, que se entrelazan. En lo que hace a actividades claramente delictivas,
por un lado son una población especialmente victimizada y vulnerable, pero por otro lado, a raíz de los
problemas sociales más la dificultad de acceso y ausencia del Estado, en algunos casos estos barrios
terminan sirviendo de refugio o centro de operaciones de organizaciones delictivas, lo cual se ha potenciado
con el incremento de los mercados de drogas.
Entonces, el crecimiento observado en los barrios carenciados en la Ciudad y Conurbano, más los problemas
que ello conlleva, podría estar indirectamente explicando parte del aumento de los niveles delictivos
comunes y organizados. Es de aclarar que lo expuesto de ninguna manera implica que se deba estigmatizar a
esta población, sino que conlleva por un lado la necesidad de políticas sociales-urbanas, de presencia del
Estado y sólo en los casos que sea pertinente intervenciones de tipo securitaria.
- Corrupción
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Asimismo, la aceptación cultural de la corrupción y del incumplimiento de la norma son factores que
facilitarían el surgimiento de organizaciones criminales (Van Dijk, 2007; Finckenauer y Voronin, 2001). En
forma similar, y tal como ser vera luego con más detalle, la debilidad o ausencia del estado, y el tipo de
regulaciones que realiza, inciden fuertemente en la existencia y comportamiento de los grupos delictivos.
Una investigación realizada al respecto en la Argentina señaló que "el sobreprecio, el soborno y el nepotismo,
para mencionar solamente algunos ejemplos, se han hecho el modus operandi establecido tanto en la
administración pública como en los negocios cotidianos" refiriéndose en este último caso al sector privado
(Sautu, 2004). Mientras que de acuerdo a los índices y encuestas elaborados por Transparency
Internacional, que si bien sufren algunas limitaciones metodológicas tienen igualmente algún grado de
validez, Argentina se encontraría en el número 100 en el índice de percepción de corrupción36 (Transparency,
2011) y que a su vez el 68% de los encuestados considera que la situación de corrupción empeoro en el país
(Transparency, 2010) . En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, de acuerdo a una encuesta de victimización
un 4% de los entrevistados manifestó haber sido victimas de un hecho de corrupción durante el año 2010
(DGPPD, 2011)
- Oferta y Demanda
Por otro lado, y enfocando la “oferta”, para llevar adelante actividades criminales en forma organizada,es
necesario que existan personas o grupos con las características, capacidades, motivaciones y contactos, ya
que éstas actividades exigen cierta expertise y capacidad de ejercer la violencia que no necesariamente
tienen todos los criminales y menos una persona común. Dichos grupos, además de poder constituirse y
funcionar como organización, deben contar con la capacidad de producir los bienes o servicios en cuestión.
Así en secciones anteriores ya nos referimos a como por ejemplo el hecho de que algunos grupos peruanos
tenían no sólo los contactos para importar cocaína, sino que también el know how para organizarse y
controlar violentamente el territorio; todo lo que cual les habría permitido consolidarse.
Por otro lado, resulta necesario que haya una demanda de los bienes y servicios, sin lo cual evidentemente
no habría mercado. Además, dicha demanda debe ser de relativa magnitud (en volumen y/o precio), porque
en caso contrario no resultaría rentable la realización de la actividad criminal en forma organizada y con
cierta escala.
Así los ya mencionados niveles de consumo de drogas en Argentina, que proporcionalmente se encuentran
entre los más altos de la región (UNODC, 2012), implican que existe una demanda y un mercado acordes.
Por ejemplo, un estudio de la SEDRONAR estimaba que se consumían anualmente 47,2 Tm de marihuana
por un valor de $ (pesos), 309 millones, 28 Tm de cocaína por un valor de $347 millones, y 1,1 Tm de paco
por un valor $20 millones (SEDRONAR, 2006)37 . En el caso de los vehículos, las 45.922 unidades robadas en
36
A fin de interpretar dicho posicionamiento se lo puede comparar con otros países de la región, por ejemplo en el lugar 22 esta Chile, en el 25 Uruguay, y en 73 Brasil 37
Dichas estimaciones parecerían bastante conservadoras tanto en cantidades como en precio, atento lo informado por otras fuentes consultadas y teniendo en cuenta además la cantidad de droga que anualmente se incauta la que en los últimos años ha sido de alrededor de 100 Tm de marihuana, y 10 tm de cocaina. Ademas para calcular el producto total del sector resultaría necesario incluir, no solo las ventas finales, sino que también lo producido en los pasos intermedios.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
el año 2011 en todo el país38, implican que existiría una demanda de ellos o de sus partes en la Argentina y
en los países limítrofes.
- Regulación Estatal – Ilegalidad.
Un aspecto clave para que la provisión de bienes y servicios sea realizada en forma ilegal, es precisamente su
prohibición o regulación por el Estado, y ello es junto con la existencia de la oferta y la demanda, lo que crea
el mercado ilegal. Es de notar, que basta cierto tipo de restricciones o limites (vg. regulación), sin que haya
necesariamente prohibición total, para que se produzcan incentivos para el crimen organizado. Por ejemplo
es el caso del contrabando de cigarrillos o de la venta ilegal de medicinas, dichas actividades cumpliendo
ciertos requisitos o pagando impuestos se pueden hacer en forma legal, pero igual existen incentivos para
eludirlos.
Lo cual es un llamado de atención respecto a los que consideran que por no prohibir pero regular una
actividad, como el tráfico de drogas, se van a terminar las organizaciones criminales, cuando en la realidad lo
que va a ocurrir, para bien o para mal, es un cambio en la dinámica del mercado y eventualmente una
adaptación de dichos grupos delictivos.
- Causas del negocio de la “Protección”.
El negocio de la protección es considerado por algunos como el típicamente mafioso (Gambetta, 1992), y si
bien sus causas también puede ser analizadas desde el citado esquema de oferta-demanda, merecen ser
vistas con más detenimiento debido a su importancia.
Así, la necesidad de protección por el crimen organizado se originaría en la dificultad o imposibilidad de
recurrir al Estado ante problemas, amenazas o conflictos. Lo cual puede estar vinculado a diferentes razones:
la ausencia o incapacidad del Estado, incertidumbre sobre los derechos, excesivas regulaciones, o la
existencia de mercados ilegales o no regulados. A su vez, Diego Gambetta resalta el problema de la falta
confianza por un lado dentro de la comunidad, y por el otro hacia al Estado, como uno de los factores que
facilitan el crimen organizado.
Por ejemplo, la ausencia del Estado en Sicilia en el siglo XIX, acompañada por drásticos cambios políticos y
económicos, habría sido uno de los factores que provocó el crecimiento de la Mafia (Gambetta, 1992).
Mientras que la debilidad del Estado en algunas regiones colombianas acompañada por el conflicto y la
amenaza de grupos guerrilleros en parte habría provocado el surgimiento de los grupos paramilitares.
En otro contexto, el insuficiente accionar del Estado en serios conflictos sindicales como el ferroviario en
Argentina, puede haber incidido en que bandas mafiosas vinculadas al establishment sindical terminaran
38
El Cronista Seguros 08/08/2012
49
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
asesinado en el año 2010 a un militante de izquierda, quien era parte de un grupo que bloqueaba
ilegalmente el servicio ferroviario de pasajeros.39
Asimismo, la incertidumbre sobre el alcance de los derechos y/o su dificultad de aplicarlos, puede provocar
conflictos y la necesidad de remedios no-estatales entre ellas la protección o mediación de organizaciones
criminales. Esto se puede producir por diferentes motivos, por ejemplo por exceso de regulaciones que
impiden procedimientos normales, o porque hay inseguridad jurídica, lo cual hace vulnerable a la población
de extorsión/protección por organizaciones criminales muchas veces integradas por los mismos funcionarios.
La existencia de actividades no reguladas o ilícitas sin obviamente derechos formales, potencian los
conflictos, y generan oportunidades para el negocio de la protección del crimen organizado. Por ejemplo, la
ocupación o distribución “informal” de tierras en barrios carenciados; o la alocación de “territorios” en
espacios públicos para la venta callejera, cuidado de autos o prostitución. En cierto sentido, ello sería
también la situación de algunos inmigrantes, quienes cuando están en una situación irregular o ilegal son
particularmente vulnerables a la extorsión/protección. Cuestiones sobre las que ya hemos dado algunos
ejemplos en la Ciudad de Buenos Aires, y luego volveremos con más detalles.
Incluso, actividades claramente delictivas como la venta de drogas o los robos en un territorio suelen
depender de la “protección” de organizaciones criminales de mayor envergadura o de vinculaciones la
policía. A su vez, la solución de disputas dentro o entre grupos criminales puede igualmente depender de
una instancia superior, lo cual en ocasiones ocurre con la Mafia o la Yakuza. Este problema para resolver los
conflictos también lo tendrían las empresas que se cartelizan ilegalmente para por ejemplo las licitaciones de
contratos estatales.
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires dichas actividades al menos hasta recientemente habrían contado
con cierta protección o control de sectores de la Policía Federal de acuerdo a expertos en el tema (Sain,
2008) y a declaraciones de la misma Ministra de Seguridad de la Nación.40 Respecto a delitos y
contravenciones que son competencia de la Ciudad, y de acuerdo a entrevistas efectuadas y a artículos
periodísticos, también habría numerosos casos de actividades ilegales, como trapitos, talleres clandestinos,
prostitución, juego ilegal y venta en la vía pública, que se realizaban pagando “protección” a ciertos policías,
lo cual se hacía evidente en registros contables de pagos, teléfonos de contacto con policías, alertas que
recibían los imputados en forma previa a la realización de allanamientos, o incluso oficiales que aparecían
en medio de intervenciones para interesarse sobre qué estaba ocurriendo.
- ¿Por qué el crimen se hace en forma organizada o independiente?
Yendo a otro enfoque de las causas sobre crimen organizado, cabe interrogarse por qué se lleva a cabo de
dicha manera y no en forma individual o separada. Al respecto es de resaltar que los distintos tipos de
actividades delictivas conllevan, según el caso, diferentes necesidades, “costos” y riesgos, pero también
beneficios, y precisamente de su balance va a depender la realización de crímenes en una u otra forma. Por
39
La Nación, 20/10/2010 40
Pagina 12, 8/4/2011 “Gestionar de forma adecuada”
50
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
ejemplo, la naturaleza de la actividad ilegal en cuestión, puede hacer imprescindible que su realización sea
en forma organizada, esto tiende a ocurrir en negocios de gran tamaño, complejos y que necesitan distintas
especializaciones (Finckenauer, 2005), lo cual se acentuaría cuando hay un retorno con relación a la escala de
las operaciones, tal como suele ocurrir con el tráfico de drogas.
En similar sentido, para que el negocio de la protección sea prestado por empresas criminales, es necesario
primero que no pueda ser realizado en forma autónoma. Por ello, en las regiones de Sicilia donde
subsistieron latifundios, los “señores” contaban con sus propios grupos de protección, y por ende el
desarrollo de la Mafia habría sido menor, mientras que habría ocurrido lo contrario en regiones de
minifundios o en las crecientes zonas urbanas (Gambetta, 1992). Quizás, en el reciente caso colombiano, los
niveles de conflicto terminaron haciendo inútiles medidas individuales de protección, y provocaron el
surgimiento de organizaciones con mayor escala como los paramilitares.
51
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
9. Relación con el Estado y la Política
Resulta muy relevante ver la vinculación entre el crimen organizado, con las organizaciones estatales y con la
política. Primero por la similitud que puede existir entre ambos tipos de organizaciones, segundo por el
impacto negativo que puede tener el crimen organizado en las estructuras estatales, y tercero porque las
características, políticas y regulaciones del Estado son determinantes de alcance de los grupos criminales, y a
su vez de la naturaleza de la interrelación entre ambos (Fijnaut 2001, Milhaupt y West 2000).
En tal sentido resultan sorprendentes las similitudes de las grandes organizaciones criminales dedicadas al
negocio de la protección con el Estado (Tilly, 1985). Ambos tipos de organizaciones pretenden tener control
territorial, cierto monopolio de la fuerza, resolver los conflictos entre particulares, y cobrar “impuestos”.
Incluso, la búsqueda de cierta legitimidad mediante acciones sociales o redes clientelisticas también puede
ser una característica de ambos.
Una diferencia entre ellos sería que en los gobiernos democráticos, además de tener sistemas de decisiones
acordes, también tienen mecanismos de rendición de cuentas y un estado de derecho; los cuales son más
débiles o inexistentes en las organizaciones criminales. De todas maneras, incluso los sistemas democráticos
tienen cierto grado de coerción, y ni hablar los sistemas más autoritarios o Hobbesianos, los cuales son más
difíciles de diferenciar conceptualmente de las grandes organizaciones criminales.
La ante dicha búsqueda de legitimidad política y de apoyo social, mediante acciones asistenciales que suelen
realizar las grandes organizaciones criminales (Gambetta, 1992; Shelley et al, 2005), por un lado lo diferencia
claramente del crimen común y por el otro lo asemeja al Estado. Esto además puede generar relaciones de
competencia o de alianzas entre la política y los grupos criminales respecto al apoyo de la comunidad.
Por ejemplo, en comunidades en las que hay cierta presencia estatal aunque sea sub-optima, por ejemplo
mediante redes de clientelismo político, ello puede obstaculizar la penetración del crimen organizado. Dicha
situación quizás fue hasta hace un tiempo la de Argentina, pero recientemente comenzaron a aparecer
organizaciones criminales en barrios de emergencia, no sólo con estructuras sofisticadas, sino que también
incluso con actividades de beneficencia.41
El impacto del crimen organizado en la organización estatal, si bien varía de acuerdo a sus características y
de cómo es la relación entre ellos, en la líneas generales tiende a corromper al Estado, y a incrementar su
ineficacia e ineficiencia, ya que los grandes grupos criminales tienden a capturar recursos públicos, o a
desviar su gestión. Por otro lado, el sistema electoral corre riesgos ante los grandes grupos delictivos,
quienes pueden aportar fondos para las campañas, movilizar votantes o incluso imponer candidatos, riesgos
que se incrementan en localidades pequeñas o Estados débiles.
Ahora bien, como se ha dicho la relación entre el gobierno y el crimen organizado resulta de suma
importancia, incluso algunos consideran a ambos como dos caras de la misma moneda (McIntosh, 1975)¸y
41
Clarin, 13/5/2007.
52
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
las capacidades o estrategias de uno moldean las de la contraparte. Asimismo, y sin llegar a una extrema
corrupción, existen incentivos para que haya un punto de equilibrio o un modus vivendi, ya que por un lado
los gobiernos buscar mantener una apariencia de seguridad, mientras que los grupos criminales
generalmente buscan mantener funcionando su negocio, y a ambos les puede resultar costoso una escalada,
lo que no quita que esto último en ocasiones efectivamente ocurra (Bailey y Taylor, 2009).Dichas relaciones
entre los gobiernos y los grupos criminales pueden estar en un rango muy amplio, por ejemplo de identidad,
alianzas-coptación, coexistencia, regulación o limitación, o una abierta confrontación.
En ocasiones, y en particular en países subdesarrollados, puede resultar complejo distinguir ante gobiernos u
organizaciones criminales, si se está frente a un gobierno qué extorsiona y ejerce la violencia contra sus
ciudadanos o frente a grupos delictivos, siendo a su vez difícil de diferenciar quién es el títere, o en términos
más teóricos quién es el principal o el agente, de la relación. Por ejemplo, ese habría sido el caso de Rusia en
la caótica década del 90, o en Ucrania donde la protección/extorsión la realizaban usualmente funcionarios
públicos (Albanese, 2001; Paoli y Fijnaut, 2006)
Quizás en cierto sentido esa era la situación de Nueva York hasta principios del siglo XX, donde los políticos y
la policía local manejaban en buena medida los negocios criminales y de protección en la ciudad. Las
reformas realizadas alrededor de 1910 limitaron dicho papel del gobierno, paradójicamente ello puede
haber permitido la posterior fortalecimiento de la mafia en el negocio de la extorsión, pero actuando ya en
forma más autónoma (Varese, 2011).
Los gobiernos y organizaciones criminales cuando existen como actores, pero ya más diferenciados entre si,
igualmente pueden tener alianzas o acuerdos, que pueden implicar la realización de “negocios” conjuntos,
por ejemplo en contratos públicos, permisos de construcción, licencias de juego, concesiones de recursos
naturales, o tolerar la utilización ilegal de espacios públicos. A su vez, los gobiernos pueden asegurar cierta
impunidad, y a cambio las organizaciones criminales mantienen controlados los niveles de delito más
predatorios y políticamente sensitivos, y además aseguran fondos y la movilización de votantes en
elecciones. Esta descripción en parte se puede aplicar a la relación entre la política italiana y la Mafia en la
segunda mitad del siglo XX, o dinámicas locales en México y Colombia (Gambetta, 1992; ICG, 2011; Bailey y
Taylor, 2009)
Por otro lado, existen instituciones o grupos que por sus características hay riesgos de que sean el nexo de
dichas relaciones, o incluso que parte de ellas pueden volverse organizaciones criminales. Es decir, la policía,
los sindicatos, y los grupos de fanáticos o barras bravas de futbol.
En el caso de la policía al ser la institución que por antonomasia está en contacto y administra el mundo
delictual, es la intermediaria natural entre dicho mundo y la política, con los riesgos que ello conlleva para el
conjunto del sistema. Además, en dicho rol la policía debe tener capacidades y relaciones de fuerzas para por
un lado poder mantener funcionando el negocio, y por el otro controlar los niveles delictivos de forma tal
que no la afecten políticamente.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
En la Argentina, Marcelo Sain ha destacado el modus vivendi que había entre la política y las policías, por el
cual éstas pretendían asegurar niveles delictivos no demasiado conflictivos, y eran además una herramienta
de control social y político. Esto era a cambio de altos grados de autonomía policial, y de la tolerancia a la
“protección” por algunos sectores policiales de diferentes actividades y mercados ilegales, lo cual implicaban
cajas de recaudación que en parte llegaban a beneficiar a los mismos políticos (Sain, 2008). Sin embargo,
habría indicios de que han perdido cierta capacidad de regular estas actividades delictivas, debido por un
lado el crecimiento del delito, y en especial de organizaciones criminales vinculadas al mercado de las drogas
que comenzaron a tener cierto control territorial, y mayores recursos económicos y poder de fuego, y por el
otro a la degradación de sus propias capacidades organizacionales.
Respecto a los sindicatos, si bien no se puede generalizar, en algunos casos, como en el de Nueva York,
habrían desarrollado fuertes relaciones con organizaciones criminales. Además, al tener los sindicatos
influencias políticas, manejar recursos económicos, contar con potenciales fuerzas de choque, e intervenir
en conflictos laborales a veces de difícil solución, tienen todas las capacidades para ejercer actividades de
protección/extorsión, riesgo que se acentúa en el caso de eventualmente existir una cultura de corrupción o
violencia dentro del sindicato.
En la Argentina por ejemplo, luchas violentas por el control territorial de algunos sindicatos, la detención de
lideres sindicales vinculados a grandes negocios de corrupción, y en ocasiones prácticas extorsivas sobre
empresas, indicarían que en algunos casos efectivamente habría prácticas muy similares a la del crimen
organizado42. Quizás en la Ciudad de Buenos Aires debido a su tamaño, centralidad y mayores recursos
institucionales, se encuentra un poco más protegida frente a los aspectos más violentos de dichas prácticas,
que por ejemplo otras ciudades medianas del país.
Los barras bravas también son otro grupo vinculado tanto a la política como a actividades criminales, ya que
por un lado tienen capacidad de movilización electoral, y de contar con grupos choque importantes para la
política, y por el otro suelen ejercer el control territorial, a efectos de realizar negocios irregulares o
directamente ilegales como la reventa de entradas, el cuidado de automóviles, la venta en la vía pública, la
extorsión y el tráfico de drogas.
Sin llegar a extremos como los descriptos, puede haber situaciones en la que el crimen organizado y los
gobiernos coexisten a través de estrategias de evasión, de cierta tolerancia, o de acuerdos más o menos
implícitos que les permiten mantener limites o un modus vivendi (Bailey y Taylor, 2009). Otro escenario es
cuando el Estado busca controlar o regular las actividades del crimen organizado, quizás enfocándose en las
aspectos más perniciosos, pero por cuestiones de costos o de políticas evita perseguir en forma total a las
actividades criminales, y por tanto ello implica también cierto modus vivendi. Este tipo de situación o
políticas se asemeja en buena medida a las llevadas a cabo por ejemplo el Reino de los Países Bajos en su
relación con el crimen organizado (Fijnaut, 1990).
42
La Nación 28/01/11 “Habría sido por encargo el asesinato de un gremialista”; La Nación, 24/09/09 “Investigan a otras 51 obras sociales sindicales”; La Nación 24/04/2012 “Otra disputa a los tiros involucra a la Uocra”.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Finalmente puede haber una situación de conflicto abierto en el que el Estado busque eliminar a las
organizaciones criminales y/o estas lo ataquen en forma abierta. El resultado de este enfrentamiento
evidentemente va a variar dependiendo las relaciones de fuerzas, y en el caso de que los grupos delictivos
sean poderosos la situación puede escalarse e incluso llevar a que se realicen acciones terroristas, como en
México hoy en día, en Medellín por Escobar Gaviría, en Italia por la Mafia a principios de los 90, o en el
ataque de PCC en Sao Paulo en el 2006 (Bailey y Taylor, 2009; Gambetta, 1992; Shelley et al, 2005).
Paradójicamente dichos violentos ataques criminales serían más comunes cuando previamente existían
situaciones de colusión con el Estado, y a su vez hay expectativas de que mediante los ataques se logre re-
establecer un modus vivendi. Mientras que en países más desarrollados y con políticas más consistentes
contra las organizaciones criminales, éstas tienden más a intentar corromper o eludir el accionar estatal, que
a enfrentarlo en forma abierta. Por ejemplo, ese sería el caso de la denominada “cosa nostra” en los Estados
Unidos, que a pesar de haber sido en ocasiones duramente golpeada por el gobierno, no intentó realizar
acciones terroristas.
Un escenario también violento se produce cuando no hay una organización criminal dominante o ésta se ve
debilitada, y consecuentemente estallan guerras entre los diferentes grupos por el control del territorio o el
mercado. Lo cual además de afectar al común de la población, puede terminar involucrando al gobierno,
sobre todo si lo consideran (con razón o no) que está alineado con alguna de las facciones en pugna, lo cual
tiende a provocar ataques muy violentos contra el Estado.
Estos resultados tan complejos de la ruptura de monopolios criminales son un llamado a la cautela o al
menos de desarrollo de estrategias adecuadas, a la hora de enfrentarlos. De igual forma no hay que olvidar
que los enfrentamientos abiertos pueden tender a escalarse, sobre todo cuando las organizaciones delictivas
son fuertes y se quieren llevar adelante paradigmas como “la guerra contra el crimen”.
Cabe interrogarse qué ocurría en Argentina o en la Ciudad de Buenos Aires si precisamente se pretende
llevar adelante una acción de ese tipo ahora o en el futuro. Al respecto, se puede suponer que su resultado
sin dudas va a ser conflictivo, pero de todas formas va a depender de las relaciones de fuerzas (que pueden
ser cambiantes) y estrategias que se adopten; y aunque en la Ciudad la presencia estatal podría suponerse
más fuerte que en por ejemplo algunas regiones de nuestro país, o los mencionados casos de México y
Colombia, igualmente, no está de más reiterar la advertencia de los altísimos riesgos de un conflicto abierto,
que se incrementarían sino hay suficientes capacidades estatales, y si la política y las policías se encuentran
entremezcladas con las organizaciones criminales.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
10. Relación con las Empresas
La relación entre las organizaciones criminales con el mundo de las empresas también es de suma
importancia y compleja (Van Duyne 2005; Picarrelli, 2010). Por ejemplo, las características de los negocios
en un país pueden facilitar o no la penetración del crimen organizado; el cual a su vez puede tener áreas de
actividades tanto legales como ilegales, cuyo límite puede ser bastante difuso. De tal modo, la economía
legal puede utilizada para lavar los activos ilegales; las empresas legales pueden sufrir la extorsión o
predación por el crimen organizado, o también pueden tener una relación simbiótica con ellas; por último
organizaciones criminales puede volverse en capitalistas “honorables”, dejando atrás su pasado delictivo.
Con relación a algunos de los temas mencionados en el párrafo anterior, es de resaltar como por ejemplo el
crimen organizado en ocasiones logra penetrar industrias como de la construcción, del juego, portuaria,
extracción de recursos naturales, o la textil mediante la extorsión/protección, “manejo” de personal,
cartelización de contratos, o inversiones y lavado de dinero .
Por otro lado, la industria del cigarrillo sirve de ejemplo de cierta relación simbiótica con organizaciones
criminales que se dedican en gran escala a su contrabando, el cual en algunos casos no podría llevarse a
cabo sin el aquiescencia al menos tácita de la industria, y esto ha provocado a que algunas empresas de
cigarrillos sean internacionalmente procesadas (Albanase 2001). Otros casos de relación simbiótica con
industria pueden ser el de la disposición ilegal de residuos peligrosos en forma organizada; o la tercerización
en forma clandestina o semi legal de suministros o de personal (Van Duyne, 2005), por ejemplo en el caso
de los talleres textiles ilegales.
Respecto a la Ciudad de Buenos Aires hay diferentes áreas en las que se puede observar cierta convivencia
entre las empresas y actividades ilegales organizadas. Por ejemplo, en la industria textil no sólo algunas
grandes empresas utilizan como insumos lo fabricado por talleres ilegales, sino que incluso hacen una
política de “fortalecimiento de proveedores” dándoles los diseños. En algunos casos, con una relación
estrecha, hay indicios que las grandes empresas les facilitarían a los talleres maquinaría y capital. Para llevar
adelante dichas actividades, las grandes empresas de indumentaría formalmente no negociarían con los
talleres, sino que suelen utilizar otra empresa que se encarga de dicha relación, y luego aparece como la
proveedora formal. En el sector además hay grandes empresas importadoras y proveedoras de telas que les
venden a los talleres ilegales, utilizando sin duda esquemas de evasión impositiva.
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
11. Algunos Casos de Crimen Organizado en la Ciudad de Buenos Aires
En la presente sección se analizarán con más detalle algunos casos sobre crimen organizado en la
Ciudad, es decir los referidos a usurpación, juego clandestino, y “trapitos”. Evidentemente el primer
caso y en el último tienen muy fuertes vínculos con problemas sociales, y sería disparatado generalizar
toda acción de usurpación o de cuidar coches como crimen organizado. Sin embargo, en muchas
ocasiones tienen detrás organizaciones o redes de protección-corrupción que ejercen la violencia, se
encuentran vinculadas a otros delitos, y manejan importantes sumas de dinero o tiene un gran impacto
económico. Todo lo cual hace que sea relevante con las precauciones del caso tenerlas en cuenta para
discutir las actividades o grupos criminales organizados que hay detrás.
A. Usurpación
La usurpación, llamada coloquialmente ocupación, está tipificada en el artículo 181 del Código Penal y
hace referencia al despojo de la posesión o de otros derechos reales sobre un inmueble a través de
violencia, amenazas, engaños o clandestinidad; y como señalamos fue uno de los delitos transferidos a
la órbita de la Ciudad.
La cantidad de usurpaciones que ocurren, el daño económico que producen tanto a particulares como al
Estado, su realización frecuente en forma más o menos organizada, y su asociación en ocasiones con
otro tipo de delitos, que conllevan además el deterioro de la seguridad de los vecindarios, hacen que sea
relevante tenerlas en cuenta. De hecho, la existencia de inmuebles abandonados y su ocupación ilegal
es considerado como un problema que impacta en los niveles no sólo de “desorden” o deterioro
urbano, sino que también de delito en general de una ciudad (Skogan, 1990; Spelman, 1993; Taylor,
1999).
Lo dicho no significa ignorar el componente social que suele tener el problema, pero precisamente el
desafío es lograr un punto de equilibrio entre proteger los derechos de los particulares, y la seguridad
de los barrios, y por el otro atender necesidades sociales, sin que ello implique crear incentivos para la
comisión de delitos, o tolerar a las organizaciones que lucran de estos problemas.
Ahora bien, en el siguiente gráfico se puede ver la evolución de las denuncias por usurpación en la
Ciudad de Buenos Aires, que en total fueron 2.671 casos desde segundo semestre del 2008 hasta el
segundo semestre del 2010. Asimismo, en el gráfico se puede observar una caída en el año 2010 de la
cantidad de denuncias, aunque resulta difícil explicar los motivos de dicha caída, y en qué medida refleja
o no variaciones en la cifra “negra” del delito.
Evolución del Delito de Usurpación Ciudad de Buenos Aires – Cantidades por Semestres
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540
616
554
441
520
200
300
400
500
600
700
2do S 2008 1er S 2009 2do S 2009 1er S 2010 2do S 2010
Fuente: Datos del MPF, 2011
En cuanto a su distribución de los delitos de ocupación a lo largo de la Ciudad , en el siguiente mapa se
puede observar una doble dinámica, por la que primero si bien los casos están concentrados en los barrios
como Balvanera, Constitución y San Cristóbal, al mismo tiempo se encuentran dispersos en toda la Ciudad; y
segundo, que tanto en los barrios céntricos como en los más alejados, las ocupaciones se concentran a su
vez en determinadas áreas o incluso cuadras, lo cual puede ser indicador no sólo de cuestiones de
disponibilidad y de deterioro urbano, sino que también de cierto modus operandi u organización, por el cual
el fenómeno quizás tienda a replicarse una vez ocurrida una ocupación. Asimismo, habría que interrogarse
en qué medida la distribución diferenciada de las usurpaciones no puede estar respondiendo a redes de
protección policial o política.
Distribución de los Casos de Usurpación Ciudad de Buenos Aires, 2010
Fuente: Mapa copiado del MPF, 2011
Respecto al perfil de los imputados, es de recordar que la mayoría son argentinos (un 63%), seguidos por los
peruanos (un 28%). Sin embargo, es notable que la proporción de la nacionalidad de los ocupantes varía de
acuerdo a la zona de la ciudad. Por ejemplo, en la “zona este” los argentinos son el 79%, los peruanos el 12%,
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
y no hay imputados paraguayos. Mientras que en la “zona sudeste” sólo el 48% son argentinos, el 33%
peruanos, y el 13% paraguayos. Todo lo cual además de poder ser explicado por cuestiones
sociodemográficas, también puede ser indicador de la importancia de redes de contacto, y de la existencia
de posibles “territorios” vinculados a la nacionalidad (MPF, 2011).
En cuanto a las características y actividades de las organizaciones dedicadas a las usurpaciones, y de acuerdo
a lo surgido en diferentes entrevistas y de notas periodísticas, estás suelen tener roles diferenciados
respecto a la inteligencia previa para identificar la casas a ocupar, a los encargados del grupo de choque que
irrumpe en el inmueble, a los que luego habitan la casa en los que suele haber mujeres y niños, no sólo por
una simple cuestión demográfica sino que también para disuadir un intento de por ejemplo las autoridades
de entrar a la casa. Dichos habitantes pueden ser los originales, pero también inquilinos que pagan un
alquiler al “dueño” de la toma.
A su vez, hay encargados claramente diferenciados de tratar con los abogados y llevar a cabo las
negociaciones con las autoridades cuando van a desalojarlos, a fin de demorarlo u obtener más “subsidios”
económicos. Incluso hay estrategias legales sofisticadas, en una suerte de “forum shopping” ya que
interponen diferentes tipos de recursos hasta que a alguno le toca un juzgado que pueda ser favorable, y
entonces todos los ocupantes adhieren a dicha causa.
A la hora de usurpación o de su desalojo, algunas tienen respaldo o protección de agrupaciones políticas o
de punteros. Asimismo, habría indicios que aquellos grupos suelen obtener beneficios como consecuencia de
las ocupaciones, quedándose por ejemplo un porcentaje del “alquiler” o “reventa”, o de los subsidios que
luego se pagan. Las agrupaciones denominadas de “izquierda” también son activas y ruidosas en este
respaldo de las ocupaciones, y en algunos casos también habría habido indicios de que más allá de
cuestiones ideológicas algún beneficio concreto obtendrían. De todas formas, el nivel de politización variaría
de acuerdo al tipo de toma, en el sentido que los casos de terrenos públicos o de inmuebles importantes
tienden a politizarse mucho más que la usurpación de pequeñas viviendas, las cuales pueden pasar
desapercibidas tanto para la política como para los medios de comunicación.
Asimismo, en las ocupaciones suele haber cierto nivel de violencia, incluso en forma organizada y con armas
de fuego, ya que deben irrumpir una propiedad, defenderla contra los dueños, otros potenciales
usurpadores, o la autoridad. A su vez, deben resolver los conflictos que haya dentro de la vivienda y
asegurarse el cobro de “alquileres”, todo lo cual exige al menos que haya una capacidad latente de amenaza
y violencia. Por ejemplo, de acuerdo a un entrevistado hubo un caso de una casa ocupada que fue tomada
por terceros que irrumpieron con armas de fuego, y echaron a los usurpadores originales, quedándosela
para ellos. Otro caso fue el del barrio Rivadavia I y II, cuyas viviendas sociales a estrenar fueron ocupadas por
una banda, que repelió violentamente y con armas de fuego a la policía que intentaba impedir la toma.
Quizás el más paradigmático fue el caso del parque Indoamericano en diciembre del 2010 en el que grupos
relativamente organizados, y con diferentes conexiones políticas, intentaron tomarlo, lo cual finalizó con
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
varios muertos y una suerte de batalla campal entre ocupantes, vecinos que los atacaban, y las fuerzas
policiales. 43
Otra cuestión discutida respecto a las usurpaciones es en qué medida están asociadas a otro tipo de delitos.
Al respecto si bien no hay disponibles estadísticas que permitan hacer generalizaciones, aparentemente si
habría numerosos casos de inmuebles usurpados que son utilizados como centro de distribución de drogas44.
Por ejemplo, recientemente la Policía Metropolitana detuvo una banda de traficantes de nacionalidad
peruana que utilizaban como puntos de venta inmuebles usurpados.45
Respecto a las políticas en el tema es de resaltar que por el Decreto N° 690/06 y modificatorios, rige el
programa “Atención para Familias en Situación de Calle“ y en virtud del cual familias que estén por ser
desalojadas de una vivienda usurpada, puedan recibir un subsidio temporario para mitigar su situación. Lo
cual por un lado tiene sentido para atender situaciones sociales problemáticas, y también como herramienta
de negociación para el desalojo; pero por otro lado puede funcionar como incentivo perverso para más
ocupaciones; ya que además de usufructuar en forma ilegal durante cierto tiempo un inmueble, luego
obtienen una suma de dinero, la cual además es el objeto de reparto con punteros políticos o sociales. De
todas formas, lograr un punto de equilibrio entre ambos aspectos resulta muy complejo y escapa al alcance
de este trabajo pretender resolverlo.
Otra “política” a tener en cuenta y vinculada precisamente a los problemas sociales, es el “Protocolo de
Actuación para la Restitución de Inmuebles Usurpados” del Ministerio Público Fiscal46, el que contempla una
intervención multiagencial a fin de resolver o mitigar dichos problemas, sobre todo cuando hay menores
involucrados.
Por otro lado, parecería haber una cuestión problemática en el control de las usurpaciones y que está
vinculada a las diversas competencias y jurisdicciones que hay en el tema, el cual en algunos casos tiene
claramente aristas vinculadas al crimen organizado, pero sin embargo escapa a la competencia de la Ciudad
juzgar y perseguir en forma directa la “asociación ilícita”, debiéndose limitar al delito de usurpación, el cual
por si sólo tienen una pena relativamente leve. Mientras que la persecución del delito de “asociación ilícita”
depende del Fuero Federal que tendería a no prestarle demasiada atención cuando está vinculado a delitos
que originalmente no son de su competencia y que no consideran demasiado prioritarios.
Además de ello, no habría mecanismos formales de coordinación y seguimiento de los casos una vez que
pasan a otro fuero, ni habría formalmente grupos de trabajo conjunto, lo cual debilita las posibilidades de
persecución penal efectiva. Por ello, resulta recomendable que establezcan dichos mecanismos y grupos de
trabajo, en particular en los casos que sean considerados prioritarios, y en los que hay bandas claramente
organizadas actuando.
43
La Nación, 14/12/10 “Tras nuevas tomas de predios, se produjeron más incidentes”; y La Política Online, 14/12/10 “La toma del Bajo Flores revela la lógica de las ocupaciones de tierras” 44
La Nación 28/03/12 “La Capital del Vale Todo” 45
Metropolitana.gov.ar, 13/11/12, “La Metropolitana detuvo a banda de narcos peruanos que operaba en Balvanera y Villa 31” 46
RESOLUCIÓN F.G. Nº 121/008
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Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Por último, atento el daño, más los problemas políticos y sociales que se generan una vez que un inmueble
ha sido ocupado ilegalmente, hay entonces un eje particularmente importante de políticas a desarrollar, que
es la prevención, y para ello por ejemplo se pueden realizar programas junto con otras áreas de gobierno y
los vecinos de detección de edificios abandonados; instalación de medidas de seguridad física y alarmas; y
patrullajes/revisiones periódicas (Fleissner y Heinzelmann, 1996). Además, debería haber un mayor grado
alerta cuando ya ha ocurrido alguna intrusión en el vecindario.
B. Juego
La organización y explotación de juego clandestino, es decir sin la debida autorización, se encuentra
contemplada en el art. 116 del Código Contravencional de la Ciudad, que lo pena con un arresto de 15 a 45
días. Respecto a su definición legal es de señalar varias cuestiones, primero que como es evidente, no es
propiamente un “delito” sino sólo una contravención, y por ende tiene penas relativamente bajas, y no le
sería aplicable el delito de asociación ilícita. Sin embargo es una actividad ilegal que mueve en total grandes
sumas de dinero; está vinculada a la corrupción policial y a la política; y también en ocasiones puede generar
situaciones amenazas y violencia.
Aunque es difícil determinar exactamente cuánto representa el mercado de juego clandestino, en el año
2006 la Cámara de agencias de juego oficiales estimaba, quizás exagerando, que era de U$ 1.000 millones
anuales en la Ciudad47. Mientras que funcionarios entrevistados estimaron por ejemplo la recaudación bruta
de un importante empresario del juego clandestino en 100.000 pesos al día, es decir aproximadamente 36,5
millones al año. En otro caso los funcionarios estimaban que el “empresario” tenía de ganancias netas de
300.000 pesos al mes. Suponiendo que existe una decena de empresarios con las mismas características ello
arrojaría un mercado de 365 millones de pesos, lo cual si bien está muy lejos de lo consignado por la cámara
empresaria, de todas formas es una gran suma de dinero y además fuente de corrupción.48
Ahora bien, en el siguiente gráfico se puede observar la evolución los casos por juego clandestino. De todas
formas, como es un ilícito sin “victimas” , dicho número es más un reflejo de la persecución estatal que del
nivel de actividad ilícita. Por otro lado, es de aclarar que por ejemplo los 663 casos en el 2009 no hace
referencia a dicha cantidad de organizaciones, sino más bien a los múltiples nodos de venta e imputados
vinculados a las redes de juego clandestino.
Evolución del Juego Clandestino en la Ciudad Cantidad de Casos Ingresados en la Justicia
47
La Nacion, 4/06/06“Desbaratan una banda de juego clandestino” 48
En las entrevistas surgió que había varios empresarios relativamente importantes en la Ciudad, pero no un número preciso. Ante ello la estimación en base a una decena si bien es algo arbitraria sirve para tener una idea simple y aproximada.
61
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
593
663
434
521
200
300
400
500
600
700
2007 2008 2009 2010
Fuente: MPF, 2008 y 2011
De todas maneras, de acuerdo a los entrevistados y a lo que surge de los medios de comunicación, parecería
que está ocurriendo una disminución del juego tradicional tanto el legal como el clandestino49, quizás por
cambios en la cultura del ocio y en las tecnologías, en razón de los cuales realizar una apuesta a la quiniela
clandestina en un bar del barrio, va quedando de a poco en la historia.
Mientras que en el siguiente mapa se puede ver la distribución de los casos de juego clandestino en la
Ciudad en el año 2007, sobre la que hay que reiterar la salvedad de que esto más que reflejar la realidad del
fenómeno indica las intervenciones judiciales. De todas maneras, allí se puede observar una concentración
de los puestos de venta o “lapiceros” en los nodos de transporte, y de flujo de personas, es decir en
Constitución, Retiro, Once y Liniers, y quizás también dicha distribución está vinculado a la tolerancia de la
actividad en dichos lugares, donde también además suele ser tolerada la venta ilegal en la vía pública.
Distribución de Contravenciones vinculadas al Juego Clandestino en la Ciudad Año 2007
Fuente: MPF, 2008
Las características de las organizaciones de juego clandestino se asemejan más a las de las organizaciones
“mafiosas” tradicionales en el sentido que tienen un estructura más piramidal, en cuyo vértice está el
capitalista o “empresario”, seguido por un escalón el que está su circulo de confianza, que en ocasiones son
49
Clarín, 7/6/12, “Aseguran que el Gobierno busca nacionalizar los ingresos del juego”
62
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
familiares, y quienes desempeñan las tareas más críticas (ej. manejo de dinero). Otro escalón que son sus
empleados en la “banca” o casa central , y finalmente los lugares donde se levantan apuestas.
En los casos analizados, la cantidad de los puestos de apuestas por organización se estimaba que rondaba
entre 100 y 300, un porcentaje pequeño de ellos suele pertenecer al los mismos empresarios, por ejemplo
negocios que son de su propiedad donde además se levantan apuesta; pero la gran mayoría son de terceros
comisionistas, algunos simples “lapiceros”, por ejemplo mozos de bares que hacen un extra con las apuestas
Las operaciones de estas empresas de juego clandestino, que consisten principalmente en la quiniela, tienen
relativa sofisticación. En los nodos se levantan las apuestas, las que son comunicadas por fax o teléfono a la
banca o casa central, las cuales suelen estar situadas en aparentes casas particulares o en fondos de
negocios. Allí cuentan con una gran cantidad de líneas telefónicas, y a su vez computadoras donde llevan un
registro de las operaciones; pero hubo caso excepcional en el que la “banca” era una camioneta móvil donde
tenían instalados fax, teléfonos y computadoras. La recolección y pago de las apuestas en los diferentes
nodos suele ser realizada por el mismo empresario o personas de confianza, ya que ello implica el manejo
del dinero. Asimismo, cuando había fuertes apuestas sobre el mismo número, los empresarios en algunos
casos optaban por apostar al mismo número pero en la quiniela oficial, de forma tal de, en caso que el
número saliese, cubrir parte de las perdidas.50
Por otro lado, las organizaciones de juego clandestino cuentan con abogados y contadores que les sirven de
“soporte” en caso de tener problemas legales y para el lavado de ganancias. En este último aspecto, hay
diferentes casos que utilizaban la compraventa de inmuebles, e incluso en uno contaban con una empresa
inmobiliaria que le podría facilitar dicho lavado. Más allá de las actividades principales del juego y las
accesorias, de acuerdo a los entrevistados las organizaciones parecerían ser bastante focalizadas y no
dedicarse a otras actividades ilegales.
En cuanto a los niveles de violencia del juego clandestino, este tiende a ser una industria bastante estable y
“protegida” por lo que no parecería tener conflictos en forma cotidiana. De todas formas, por ejemplo se
habría registrado un incidente en el que un empresario le pegó un tiro a otro en la pierna por una disputa. A
su vez, es común que tengan armas de fuego como forma de prevención, y quizás de ejercer una amenaza
latente. En el caso de un “empresario” particularmente violento ocurrió que además de secuestrarle varias
armas de fuego en su casa, que en otras ocasiones él amenazara a su propio personal y al Fiscal que lo
estaba investigando. Un ejemplo contrario, es decir de cómo ellos fueron victimas de la violencia, fueron los
secuestros extorsivos de los hijos de tres diferentes empresarios del juego clandestino entre los años
2003/2004, y en los que se señaló que habría habido participación de grupos vinculados a la policía.
Un aspecto muy importante del juego clandestino es que suele realizarse con protección de sectores de la
policía y de la política, a quienes les suelen pagar sumas de dinero en forma regular. En tal sentido, hay un
50
La quiniela ilegal utiliza para otorgar premios los números que salen en la quiniela oficial, pero como a diferencia de esta última no tiene carga impositiva, entonces la ilegal paga mayores premios. En ambos casos el juego consiste en apostar a las dos últimas, o más cifras, de un sorteo.
63
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
número anecdotario al respecto, por ejemplo registros contables de pagos a la policía51; avisos anticipados
de procedimientos; policías o políticos interesándose por la suerte los empresarios, o teléfonos de algunos
políticos y jueces en sus agendas52.
En cuanto a las características de los empresarios y miembros de las organizaciones de juego, en general son
de mediana edad o mayores, y de nacionalidad argentina. Lo cual tiene sentido en tanto es una industria
ilegal “tradicional”, en la que los lazos de confianza y la estabilidad juegan un rol importante, y además se
necesitan fuertes conexiones con las autoridades y política local.
Como notas de color de estilo mafioso tradicional, un importante empresario local tiene como sobrenombre
“el padrino”, el cual además utiliza dicho nombre, junto con algunas variantes como Don Vito, para bautizar a
sus diferentes propiedades. A su vez, en su casa tendría colgado un gran cuadro de Marlon Brando haciendo
de Don Corleone53. Este fenómeno de la realidad o los mafiosos imitando a sus representaciones artísticas es
bastante común, y ha sido señalado por muchos estudios en el tema (Gambetta, 2009)
A su vez, en las empresas de juego clandestino la sucesión o entrada en el negocio, se suele dar por herencia
y relaciones de familia, o gracias a un mentor con el que se trabajaba; lo cual es acorde con el ante dicho
perfil “tradicional” de la industria.
Respecto a la ambigua naturaleza y relación del crimen organizado, el Estado y las empresas, señaladas en la
parte teórica de este trabajo, es de señalar que en el caso del juego clandestino se vuelven particularmente
curiosas, ya que la quiniela en la Argentina en realidad habría primero nacido como una actividad informal
no regulada, pero luego el gobierno la estatiza, y crea una quiniela oficial con el fin de capturar dicha renta54.
A su vez, las agencias de juego oficial (que son privadas) son uno de los actores más activos contra el juego
clandestino que compite contra su negocio, y son los que frecuentemente detectan y denuncian a los
puestos ilegales.
Una de las competencias actuales que tiene el juego de la quiniela es el juego on line, el cual también es
penado el Código Contravencional de la Ciudad, de no tener los permisos requeridos. Este nuevo tipo de
juego conlleva adicionales problemas regulatorios y de persecución, ya que pueden estar basados en otra
provincia o país (incluso en forma legal), pero tener efectos o realizar actividades “virtuales” en la Ciudad,
pero de manera no autorizada.
En cuanto a la persecución del juego clandestino, esto suele conllevar un gran despliegue y esfuerzo a fin de
por ejemplo hacer decenas o cientos de allanamientos, o imputar y juzgar al conjunto de los miembros de la
organización. Sin embargo, las sanciones contravencionales son notablemente leves, y las organizaciones
suelen casi inmediatamente reiniciar sus actividades. De todas maneras las intervenciones, de acuerdo a
entrevistados, en ocasiones podrían tener cierto impacto, ya que al menos momentáneamente se verían
51
La Nación, 7/4/12, “Desmantelan una red de juego ilegal en Buenos Aires” 52
La Nacion, 4/06/06“Desbaratan una banda de juego clandestino” 53
Fuente: Entrevistas a funcionarios judiciales. 54
La Nación, 17/11/05 “A-prision-por-vender-quiniela-ilegal”
64
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
afectadas las operaciones e infraestructura de las empresas de juego clandestino. Además le dan visibilidad a
la empresa, incrementan sus riesgos, y producen cierto deterioro de la confianza en ella, todo lo cual
afectaría su posterior normal operación.
Por ejemplo, una empresa importante de juego clandestino fue allanada y juzgada en el año 2005, luego en
el año 2012 seguía en operaciones, y volvió a ser investigada, allanada e imputada judicialmente; pero
aparentemente la estructura no tenía la misma importancia de antes, lo cual los entrevistados lo atribuían a
en parte los efectos de la intervención original.
Ante todo lo expuesto, surge el interrogante si se justifica el costo-beneficio en el gran esfuerzo que conlleva
perseguir estas organizaciones, más si los bienes jurídicos y económicos protegidos son la moral pública, o
los beneficios de la quiniela oficial. De todas formas, las actividades conexas al juego clandestino si tienen
una mayor gravedad e impacto negativo, es decir la corrupción, evasión impositiva, y lavado de de dinero;
pero dichos delitos son de competencia federal, entonces, si se quiere quebrar a las organizaciones del
juego, es importante la coordinación y a su vez mayor pro-actividad en el tema de las agencias impositivas y
antilavado, y de la justicia federal, los cuales tienen capacidad de sanción mucho mas fuerte que la justicia
local y su Código Contravencional. .
C. “Trapitos”
La inclusión en un trabajo sobre crimen organizado de los denominados “cuida coches” o “trapitos”, es decir
de los que exigen dinero en la vía pública a cambio del “cuidado” de los automóviles55, podrá parecer algo
extraña; pero detrás la mera actividad contravencional que en cualquiera de los casos importa cierto nivel de
organización, suele haber redes o grupos de “protección”/extorsión que cuentan con el control territorial, y
que por si mismas o tercerizándolo llevan a cabo su explotación mediante la actividad de los trapitos. Lo cual
les permite en algunos casos, como veremos, recaudar sumas millonarias de dinero.
En tal sentido hay varías motivos, reseñados en la parte teórica, para que esta actividad que podría ser
meramente informal o irregural, termine estando vinculada al crimen organizado. Al ser una contravención y
por tanto ilegal, eso la hace particularmente susceptible de extorsión; pero si fuera legal de todas maneras
también podría necesitar protección y ser extorsionada, ya que no existirían derechos claros sobre que área
se puede explotar, lo cual tendería a ser dirimido o por la violencia individual o por una organización. Por
último, efectivamente existen grupos que ejercen dicho control territorial, vinculados a por ejemplo “barras
bravas” o sectores policiales
Ahora bien, antes de analizar algunas estadísticas en el tema, cabe en este caso nuevamente reiterar la
advertencia de dichos datos más que un reflejo del fenómeno o problema, son un indicador del nivel de pro-
actividad policial/judicial, ya que se trata de una contravención con niveles mínimos o casi inexistentes de
55
Artículo 79 del Código Contravencional de la Ciudad.
65
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
denuncia. Entonces, en el siguiente gráfico se puede observa la evolución de la cantidad de casos por
exigencia de retribución por estacionamiento o cuidado de automóviles.
Evolución de los casos de Cuida-coches en la Ciudad Cantidad de Casos Ingresados en la Justicia
3.709
3059
44624195
2.000
2.500
3.000
3.500
4.000
4.500
5.000
2007 2008 2009 2010 Fuente: MPF, 2008 Y 2011
En cuanto a la distribución en el siguiente mapa se puede observar que los casos, que seguramente
representan la realización de operativos policiales o judiciales, se encuentran concentrados alrededor de las
estadios donde se realizan espectáculos deportivos y artísticos, es decir por un lado River-Obras Sanitarias
en Nuñez, el de Boca, Velez Sarsfield en Liniers, Argentinos Juniors en Villa del Parque, y Huracán en Parque
Patricios.
Distribución de los Casos de Cuida Coches Ciudad de Buenos Aires, 2010
Fuente: Mapa copiado del MPF, 2011
Además de los lugares señalados en el mapa, los “trapitos” también serían activos en barrios donde se
encuentran polos gastronomitos o de diversión, tales como las Cañitas, Palermo, Recoleta, y San Telmo 56,
donde habría, igual que en caso de los estadios, cierta “demanda” o disponibilidad de pago de dicho
servicios. Por otro lado, dicha concentración diferenciada además de indicar dinámicas digamos
“económicas” también podrían estar señalando diferentes redes de tolerancia/protección de acuerdo al
barrio.
56
La Nación, 19/12/11 “Cinco zonas bajo control de los ‘trapitos’ ”
66
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
El tamaño del negocio de los cuida coches resulta difícil de estimar, ya que el nivel de actividad variaría de
acuerdo a la afluencia de publico en razón de la realización de eventos deportivos/artísticos, o que sea una
noche de salida. A su vez, el precio exigido también cambiaría de acuerdo a la capacidad por un lado de
pago del automovilista y por el otro exigencia/monopolio que tienen los trapitos. Así, en el año 2011 el
rango de dinero exigido solía ir de 10 a 40 pesos57, siendo menos por ejemplo en los polos gastronómicos
periféricos, y más y prácticamente inevitable en lo estadios, donde incluso en ciertos espectáculos artísticos
o deportivos el precio puede pasar los 100 pesos.
De acuerdo a una Organización No Gubernamental, habría 4.000 trapitos en la Ciudad58, pero no resulta
claro como es que llegan a dicha cifra, y en principio parecería algo exagerada, ya que usualmente hay un
“trapito” por cuadra, y las áreas y cuadras de los “hot spots” parecerían estar lejos de dicha cantidad.
Recientemente, el precio habría subido y por ejemplo de acuerdo a un entrevistado el precio de estacionar
para ver un partido de Boca no bajaría de los 50 pesos, el cual se incrementaría en las zonas más cercanas y
en los partidos importantes. Entonces, y para hacer estimaciones moderadas, si 5.000 automovilistas
concurren a un estadio, ello implicaría una recaudación de al menos $ 250.000 por evento. En el caso del
reciente partido River Boca por ejemplo hay estimaciones de que lo facturado por los trapitos llegó a 5
millones, y aunque sea una cifra inflada y la realidad sea sólo una fracción, de todas formas seguiría siendo
una fortuna. 59
En cuanto a la forma de operar, sobre todo en grandes eventos, los grupos suelen estar bastante
organizados y con roles definidos, es decir que unos se encargan de la vigilancia de las cuadras, otros de
llamar/convencer a los automovilistas, y suele haber un líder quien se encarga de reunir finalmente el
dinero, y de su distribución. En ocasiones incluso tienen handies para comunicase en caso que haya
problemas. También suelen realizar otras actividades irregulares como por ejemplo la re venta de entradas.
En cuanto a las características de los “trapitos”, de las intervenciones judiciales surgen aspectos bastante
diferentes a otras contravenciones y delitos. Para empezar, casi todos son hombres y argentinos (93% en
ambos casos). A su vez, hay una cantidad importante que viene del conurbano (50%); y el grupo etario al que
pertenecen es en general una edad joven-mediana, los grupos modales son de 26 a 35 años (32%) y de 36 a
45 (23%). Esto señalaría que por las características de la actividad y posiblemente de las redes que conlleva,
tendería a ser necesario que sean hombres con resistencia física, cierta capacidad de ejercer al menos una
amenaza latente, y a su vez un nivel mínimo de madurez a fin de no generar violencia incontrolada. También
podría ser que dado el vinculo con las “barras bravas” y a su vez con la política, tienda a reclutarse a
argentinos
Por otro lado, y respecto a los extranjeros, podría ocurrir que no sea que simplemente estén excluidos de la
“oportunidad” de ser trapitos, sino que por sus propias redes de contacto y capacidades terminen siendo
57
Ibidem 58
Ibidem 59
La Nación, 28/10/12 “El-otro-clasico-los-trapitos-fueron-los-ganadores-del-domingo”
67
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
orientados hacia otras actividades tanto legales como informales, quizás más lucrativas y en algunos casos
menos desgastantes, que la del cuida coches que está en la calle. De hecho, el trabajo ocasional de cuida
coche posiblemente funcione mas como “changa” de personas que tienen algún otro trabajo o subsidio, que
de alguien que dependa de él como única fuente de ingresos. La circunstancia de que haya un porcentaje
alto de “trapitos” originarios en el conurbano quizás es un indicador de una dinámica más ocasional y
“marginal”.
Respecto a la “protección” que reciben los cuida-coches hay una gran cantidad de anecdotario de pagos
realizados a la policía60 y/o los barras bravas. Estos últimos, o al menos su grupo central, no realizan el
trabajo de trapito, sino que lo delegan a grupos periféricos o incluso lo tercerizan en grupos que pueden no
tener vinculación alguna con el club, pero que pagan un canon a la barra.
Si bien las situaciones de amenaza y violencia generalmente quedan en un nivel latente, en ocasiones
ocurren desbordes o problemas, tales como automóviles rotos por que su dueño se negara a pagar, o
cuestiones más serias como por ejemplo en Octubre del 2009 ocurrió que en Palermo un automovilista fuera
atacado a pedradas por un grupo de cuida coches adolescentes (quizás ello explica el nivel de violencia), y
que en San Isidro otro automovilista fuera baleado al negarse a pagar al “trapito”.
Más allá de las amenazas y violencia con los clientes, también puede haber conflictos por el control
territorial, así de acuerdo a un entrevistado, ha habido casos de cuida coches “corridos” por la “barra” de la
que no eran parte ni tenían un acuerdo con ella; en un nivel más alto de violencia, llegó a ocurrir un tiroteo
entre aparentemente grupos de “cuida coches” y la barra brava de Boca, por el control del territorio, lo cual
es un indicador tanto de la importancia del negocio como del nivel de organización.61
Entonces, la actividad de los cuida coches que a primera vista podría ser considerada sólo como una
actividad informal de sectores excluidos y de bajos recursos, termina, quizás no en todos los casos pero si en
los más importantes, manejando sumas muy grandes de dinero, estando organizada, capaz de ejercer
amenazas y violencia, articulada con la corrupción policial, y con organizaciones estructuradas como los
barras bravas. A su vez, y a través del vinculo con aquellos y la policía, la actividad de los trapitos puede
terminar teniendo vasos comunicantes con la política.
Las políticas y regulaciones en el tema actualmente se encuentran en una suerte de lecho de Procusto, ya
que el Código establece que para que se configure la contravención debe haber una “exigencia” de la
retribución por el cuidado de los automóviles, lo cual es muy difícil de probar, requiere un importante
esfuerzo policial/judicial, y suele no ser denunciado por las victimas62. Todo lo cual además dificulta acciones
preventivas.
60
La Nación 7/4/10 “Denuncian connivencia entre la policía y los trapitos en La Boca” ; Clarín ,65/5/12 ,“ ‘Trapitos’ y barrabravas, una conexión que mete miedo” 61
Clarín, 26/3/12 “Balearon al hermano de Pablo Migliore” 62
En la actual interpretación del artículo 79 parecería que solo existiría la contravención cuando es en concurso con el delito de amenazas, por lo cual perdería sentido como tipo contravencional autónomo. Por otro lado atento que en el actual marco normativo habría que probar un nivel de exigencia al menos cercano a la amenaza, en los casos que sea pertinente se puede principalmente utilizar dicha figura delictiva.
68
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
Por otro lado, de establecer normas draconianas que prohíban taxativamente la actividad de cuida -coches,
se podría terminar persiguiendo a gente pobre que busca simplemente un medio informal de subsistencia, y
además se crearía un incentivo adicional para la necesidad de “protección” o de corrupción policial.
Ante ello, y dado que las competencias locales solo permiten atacar la superficie del fenómeno, una opción
sería aplicar en forma dura la actual norma en particular contra los grupos más organizados y violentos a
riesgo de que luego judicialmente no prospere, pero en cambio si se lograría interrumpir momentáneamente
la actividad. De lograr una reforma normativa, también se debería utilizar el principio de oportunidad para
enfocarse sólo en los grupos más violentos y organizados.
Asimismo, e igual que en los casos analizados anteriormente, aquí nos encontramos que para poder
perseguir a las organizaciones criminales, resulta necesario una participación pro activa de las agencias y
Poder Judicial federales, ya que son los competentes para delitos como cohecho, lavado de dinero y
asociación ilícita. Aunque dicho último delito, como ya hemos señalado, no sería aplicable en forma directa a
actos meramente contravencionales como el de cuida coches. En cualquiera de los casos, es importante que
se establezcan mecanismos de coordinación y grupos de trabajo formales entre las agencias y poderes
judiciales de la Ciudad y del gobierno federal a fin de llevar a cabo las políticas de control y regulación del
problema.
69
Crimen Organizado a Nivel Local. El caso de la Ciudad de Buenos Aires - Diego M. Fleitas Ortiz de Rozas
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13 Anexos
Argentina. Porcentaje de la Población
entre 12 y 65 años que consumieron droga
2004 2006 2008 2010
Marihuana 1,9% 7,0% 3,7% 3,7%
Cocaína 0,3% 2,6% 1,0% 0,9%
Pasta Base-Paco 0,0% 0,5% 0,2% 0,02%
Fuente: Sedronar, 2010
Argentina. Porcentaje de Estudiantes Secundarios
que consumieron droga en el último año
2001 2007 2009 2011
Marihuana 3,5% 8,1% 8,4% 10,3%
Cocaína 1% 2,2% 2,3% 2,7%
Paco – Pasta base 0,5% 1,4% 0,9% 1,0%
Extasis 0,2% 2,2% 1,4% 1,2%
Fuente: SEDRONAR 2008, UNODC 2009, SEDRONAR 2010, SEDRONAR 2012.
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Asociación para Políticas Púbicas
www.app.org.ar