Download - El fraile que quería ser futbolista
TRABAJO REALIZADO EN NNTT
2012
RESUMEN: “El fraile que
quería ser futbolista”. A partir de un artículo publicado en el DIARIO
DE NAVARRA
Alumnos de 5º Primaria
H I J A S D E J E S Ú S
EL FRAILE QUE QUERÍA SER FUTBOLISTA
La historia trata de una persona que se llamaba Geyner Montenegro, que de pequeño se escapaba de clase para jugar a fútbol.
Un día visitando a su hermana monja unos frailes que fueron al país le preguntaron si era feliz, y él no respondió, se puso a llorar porque no era feliz.
Otro día, los frailes le propusieron jugar un partido de fútbol, y él dijo que sí. Jugando el partido, se dio cuenta de que eran felices, y se quería unir a ellos, los Peregrinos de la Eucaristía, le aceptaron, y ahora estudia Teología en la Universidad de Navarra, y se llama Jacob, vive en Tierra Estella.
Firmado: Carlos Revilla y Ángel Martínez
Trata de Geyner, un joven fraile. Un día fue a visitar a
su hermana a Uruguay que estaba en un convento, se
quedó un tiempo por si surgía trabajo.
Durante ese tiempo, se presentaron en el convento un
grupo de frailes de Colombia y Argentina de la orden
Peregrinos de la Eucaristía, buscando asentarse en el
país.
Una tarde a Geyner le preguntaron si realmente era
feliz, Geyner se quedó mudo y se puso a llorar, no era
feliz.
Otra tarde le invitaron a jugar a fútbol, entonces fue
cuando sucedió todo, desde atrás podía ver el panorama,
descubría la fraternidad y el amor que había entre ellos y
decidió hacerse fraile. Desde ese momento se llamaría,
Jacob.
Jacob, de 24 años, que en la actualidad estudia
Teología en la Universidad de Navarra, asegura que es
muy feliz. Su pasión por el fútbol y los viajes sigue
creciendo. Pero ahora viaja para divulgar el evangelio.
Claudia y Juan
EL FRAILE QUE QUERIA SER FUTBOLISTA.
Geyner Montenegro de 24 años, nació y creció en el seno de una
familia humilde, en uno de los barrios más peligrosos de la capital de Costa
rica. Un lugar en el que los narcos permanecían con libertad, y la droga
estaba al alcance de los más jóvenes.
Era un niño tímido solitario y algo travieso. Le gustaba jugar a fútbol y a los
videojuegos, era tal su pasión por viajar, que, cada vez que podía,
acompañaba a sus padres a Uruguay a visitar a una hermana monja.
Geyner conoció a un grupo de frailes de Colombia y argentina de la orden
Peregrinos de la Eucaristía: compartieron conversaciones y aficiones. Se
puso de portero y probo, a través del fútbol que “quería ser como ellos…”
Ese día les dijo que deseaba ser fraile y partir de ese momento Geyner se
llamaría Jacob.
En la actualidad estudia Teología en la Universidad de Navarra.
Ahora viaja para divulgar el evangelio.
Una vez por semana se reúnen todos para practicar fútbol.
Esta congregación establecida en Navarra desde hace más de un año la
componen 15 frailes y 18 monjas.
Nadia y Milena
El protagonista se llama Geyner Montenegro Céspedes y tiene 24 años.
Era de una familia humilde y vivía en uno de los barrios más peligrosos de
Costa Rica, en un lugar donde se refugiaban los narcos, eso significaba que
era peligroso.
Cuenta que era un niño muy tímido, solitario y algo travieso, le gustaba
escaparse de clase por la ventana para jugar al fútbol y los videojuegos.
Tenía pasión por viajar, cada vez que podía iba con sus padres a Uruguay
para visitar a su hermana, que era monja.
En una ocasión, se quedó allí para buscar trabajo, allí conoció a unos
frailes, eran Los Peregrinos de la Eucaristía y vio que eran muy felices.
Una tarde, en una de sus charlas le preguntaron si de verdad era feliz, él
se quedó mudo él no era feliz. En otra ocasión, le invitaron a jugar al
fútbol y fue cuando sucedió todo. Se puso de portero entre los tres palos y
se dio cuenta de la fraternidad y amor que tenían entre ellos.
Decidió ser fraile, a partir de entonces Geyner se llamaría Jacob.
En la actualidad, estudia Teología en la Universidad de Navarra, asegura
que es muy feliz. Su pasión por el fútbol y los viajes sigue creciendo.
Una vez a la semana se juntan todos los hermanos para practicar este
deporte.
Ainhoa R. y Andrea B.
Geyner Montenegro nació y creció en una familia humilde, en uno de los
barrios más peligrosos de la capital de Costa Rica. En un lugar en el que la
droga estaba al alcance de los más jóvenes. Geyner era un niño tímido,
solitario y algo travieso.
Le gustaba escaparse de clase por la ventana para jugar a fútbol y a los
videojuegos.
La afición por ese deporte, creció de la mano de otra ansia: viajar. Era tan
grande su pasión de viajar, que, cada vez que podía, acompañaba a sus
padres a Uruguay, a visitar a una hermana monja.
No olvidará su último viaje en 2006 por el mar de plata. Una tormenta se
cruzó en la ruta del barco y casi lo hunde. En esos momentos le surgieron
dudas.
Geyner decidió quedarse un tiempo con su hermana en Uruguay, por si
surgía trabajo. Durante ese tiempo se presentaron en el convento un grupo
de frailes de Colombia y Argentina, de la orden Peregrinos de la
Eucaristía buscando asentarse en el país.
Una tarde en una de las muchas charlas, le preguntaron si era feliz. Geyner
se quedo mudo, se puso a llorar y respondió que él no era feliz. En otra
ocasión, le invitaron a jugar a fútbol y fue cuando sucedió todo. Se puso de
portero. Entre los tres palos. Entonces, el Señor le tomo a través del futbol.
Desde atrás podía observar todo el panorama.
Descubrió la amistad y el amor que había entre ellos, bromas que se
hacían, su buena relación. Les veía muy felices. Esa misma tarde, sin
madurar la decisión, les comunico su intención de ser fraile. A partir de
entonces, Geyner se llamaría Jacob.
Jacob actualmente estudia Teología en la Universidad de Navarra. Y afirma
que su pasión por el fútbol y viajar seguía creciendo, pero ahora
viaja para publicar el evangelio.
Jacob nos revela que una vez a la semana se juntan todos los hermanos
para practicar el deporte que un día les unió.
NICOLE L. Y MIRIAM M.
Leyre y Nerea
Geyner Montenegro de 24 años, nunca pensó que
llegaría a llevar un hábito. El nació y creció en una familia
humilde, en uno de los barrios más peligrosos de la capital
de Costa Rica. Donde la droga estaba al alcance de los más
jóvenes. Era un niño solitario y algo travieso. Le gustaba
escaparse de clase por la ventana para jugar a futbol y a
los videojuegos.
En 2006 paso por el Mar de Plata cundo una tormenta se
cruzó en la ruta del barco pensó que morirían, no sabía si
rezar o no. Al final, sortearon la tormenta y se salvaron.
Geyner decidió quedarse un tiempo con su hermana en
Uruguay por si surgía trabajo. Durante ese tiempo se
presentaron al convento un grupo de frailes de Colombia y
Argentina, de la orden de Peregrinos de la Eucaristía
buscando asentarse en el país.
Compartieron conversaciones. Una tarde en una de las
muchas charlas le preguntaron si era feliz, Geyner se quedó
mudo y se puso a llorar, no era feliz. Un día, le invitaron a
jugar a fútbol y fue cuando sucedió todo. Se puso de
portero entre los tres palos, desde ahí podía observar
perfectamente el panorama, descubrió el amor que había
entre ellos. Esa misma tarde les comunico su intención de
ser fraile. A partir de entonces Geyner se llamaría Jacob. En
la actualidad estudiaría Teología en la universidad de
Navarra, Asegura que es muy feliz cuanta que su pasión
por el futbol y por los viajes sigue creciendo. Y revela que,
una vez a la semana se juntan todos los hermanos para
practicar este deporte que un día les unió. Esta
congregación afincada en Navarra desde hace más de 1
año, la componen unos 15 frailes y 18 monjas.
Geyner nació y creció en el seno de una familia humilde,
en unos de los barrios mas peligrosos de la capital de Costa
Rica. Cuenta que era un niño timido, solitario y algo
travieso. Le gustaba escaparse por la ventana de clase para
jugar al futbol y a los videojuegos. Era tal su pasión por
viajar, que, cada ver que podía, acompañaba a sus padres
a Uruguay a visitar a una hermana monja.
Geyner decidió quedarse un tiempo con su hemana en
Uruguay por si surgía trabajo, durante este periodo se
presentaron en el convento un grupo de frailes de
Colombia y Argentina de la orden Peregrinos de la
Eucaristía buscando asentarse en el país. Compartieron
conversaciones y aficiones. Una tarde le preguntaron a
Geyner si realmente era feliz y Geyner se quedó mudo y
se puso a llorar y dijo que no era feliz. En otra ocasión,
le invitaron a jugar a fútbol, entonces fue cuando se dio
cuenta. Se puso de portero y desde atrás, podía ver las
risas, las bromas, la buena relación que tenían y entonces
decidió que quería ser como ellos. Y les comunicó que
quería ser fraile. Desde ese momento le empezarían a
llamar Jacob. Y ahora estudia Teología en la Universidad
de Navarra.
Y ahora su pasión por el fútbol y los viajes sigue creciendo
solo que ahora viaja para divulgar el Evangelio.
Amaia B. y Sonia.
EL FRAILE QUE QUERIA SER
FUTBOLISTA
Geyner Montenegro quería ser futbolista. Un día viajó a
visitar a su hermana monja. Cuando llegó a Uruguay se
quedó un tiempo por si surgía trabajo.
Durante ese periodo se presentaron en el convento un
grupo de frailes de Colombia y Argentina de la orden de
Peregrinos de la Eucaristía. En una charla le preguntaron si
era feliz, Geyner se quedó mudo y se puso a llorar, él no
era feliz.
Un día le invitaron a jugar al fútbol, fue cuando sucedió
todo. Se puso de portero entre los tres palos. Desde atrás,
podía ver el panorama. Vio las bromas que se gastaban
entre ellos. Su buena relación. Quiso ser como ellos, esa
misma tarde se decidió, les comunicó su intención de ser
fraile. Ahora no se llama Geyner, se llama Jacob.
En la actualidad hace Teología. Esta congregación está
afincada en Navarra desde hace más de un año, la
componen unos 15 frailes y 18 monjas.
Xabier Tabar y Adrián Mena
Había un fraile que quería ser futbolista, se dio cuenta
cuando tenía los 18 años y se le pasó por la cabeza vestir
un hábito.
Un día, sentado en las escalinatas de la basílica de San
Gregorio Ostiense, en Estella, frente a la residencia donde
se encuentran los 15 hermanos de Geyner Montenegro, le
hicieron una entrevista.
Geyner nació en una familia humilde, nació en Costa
Rica, en uno de los barrios más peligrosos, La droga estaba
al alcance de los más jóvenes. (Narco) era un niño tímido
solitario y un poco travieso.
Algunas veces le acompañaba a su padre a Uruguay
para visitar a su hermana monja. Su último periplo fue en
el mar de plata en 2006, no sabía si rezar o no.
Geyner decidió quedarse en Uruguay para buscar
trabajo, conoció a un grupo de frailes de Colombia y
Argentina de Peregrinos de la Eucaristía que estaban
buscando asentarse en el país.
Una tarde le preguntaron si era feliz, Geyner se quedó
callado unos instantes y se puso a llorar no, no era feliz.
Un día le invitaron a jugar al futbol y sucedió todo, se
puso de portero. Desde atrás se observaba el panorama, la
fraternidad, el amor etc.
Esa misma tarde decidió comunicar que quería ser
fraile.
Jacob ahora estudia Teología en la Universidad de
Navarra, y ahora es muy feliz.
AMAIA GARCÍA, SENIA MICHEL, MIREN GONZÁLEZ