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R E V I S T
DE
ARCHIVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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R E V I S T A
DE
ARCHIVOS BIBLIOTECAS
Y
MUSEOS
ORÜ NO DEL CUERPO F CULT TIVO DEL R MO
TERCERA ÉPOCA
AÑO
XX
Enero
a
J un i o
de
1916
MADRID
T I P . DE L
« R E V I S T A
DE
ARCHIVOS BIBLIOTECA S
Y
M U S E O S »
Olózaga núm.
i
1917
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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CONSEJO
DE
REDACCIÓN
DE LA
REVISTA
PRESIDENTE:
Excmo Sr Ú Francisco Rodrigue^
Marín
—REDACTOR
JEFE:
D. José Ramón Mélida.—VOCALES:
D.
Vicen te Vignau .— D.Ramón M enéndez
Pi -
d a l . — D . A n t o n i o
Paz y
Mé i i a .—D. R ica rdo
de
Hinojosa
y
Naveros .—D. Joaqu ín
Gonzá lez .—D. Alva ro Gil Albacete .—D. Narc iso Sentenach y Cabanas .—D. Nar
ciso José
de
L i ñ á n
y
Hered ia .—D. Vicente Castañeda
y Alcover.—SECRETARIO:
D.
Franc isco Navarro
y
Santín.—ADMINISTRADORES: D.
R ica rdo
de
Agu i r re
y don
M a n ue l M a g al l ó n .
eOL BOI^ DORES
s p a ñ o l e » — Ab i z a n d a
y
B ro to (M a n u e l ). — Ag u a d o
y
Bleye (Pedro) .—Agui-
16 y M iró ^Angel ) . — Aguirre y Mar t ínez -Va ld iv i e l so (R ica rdo de ) . -Alemany y
Bolufer (José) .—Alonso Gei ino(Fr . Luis G.) .—Altamira
y
Crevea (Rafael) .—Alva-
rez-Ossorio
y
Fa r fán
de los
Godos (Franc isco
de
P . I. — A m a d o r
de los
Ríos
y Fer-
nández-Vi l la l ta (Rodr igo) .—Andrés
y
Alonso (Rafae l ).— Antol ín (P . Gui l le rmo) .—
Arco
y
Garay (Ricardo de l ) .—Arco
y
Molinero (Ángel del) .—Arderíu
y
Val ls
(En
r ique) .—Ariño y González (Fe rnando) .— Art igas y Fe r rando (Migue l ) .—Avi l e s y
M erino (Ángel ).— Bal lesteros
y
Beretta (Antonio) .—Ballesteros (Pío) .—Barcia
y Pa
vón (Ángel
M.
d e) .— Basanta
de la
Riva (Alfredo).—Belda
y
Carreras (José) .—Ber-
m ú d e z
de
Cast ro
y
O ' L a wl o r ( Sa l v a d o r ) , M a rq u é s
de
Le m a . — B l a nc o (P . P e d r o ) .—
Blanco
y
Sánchez (Ruf ino) .—Blázquez
y
Delgado-Agui le ra (Antonio) .—Boni l la
y
San M artín (Adolfo) .— Borbón (Infanta
Paz
de) .— Bosch G impera (Ped ro) .—B u
l lón
y
F e rnández (E loy).— Cabré Agu i ló ( Juan) .— Ca lvo
e
I r ia r te (Clemente) .—
Calvo
y
Sánchez ( Ignac io) .—Campos
y
Mun i l l a (Manue l de ) .—Castañeda
y
Alco
ver (Vicente) .—C odera
y
Za id in (Franc isco) .—Cotare lo
y
M ori (Emi l io) .—D evo lx
y García (José) .—Díaz
de
Escovar (Narciso).— Diez
y
Lozano (Ba ldomero) .—Du--
rán
y
Cañam t ras (Fé l ix ) .— Espejo
e
Hinojosa (Cr is tóba l ) .—Este l r ich (Juan Luis) .
— F e r n á n d e z
y
M ar t ínez -E lorza ( Je sús) . — F e rnández M ouri l l o (M anue l ) . — F e r
nández Núñez (Manue l F . ) .—Fuentes ( Ju l io ) .—Gal indo y Alcedo (M anuel ) .—G a-
ramend i (José M aría de) .— García P érez (Juan P ío) .—G arcía
de
Quevedo
y
Conce-
l lón (Eloy) .—García Vi l lada (Zacar ías) .—Gaspar
y
Remi ro (M ar i ano) .—G azu l l a
(F aus t ino D. ) .— Gestoso
y
Pérez (José) .—Gil Albacete (Alvaro).—Giménez Soler
(Andrés) .—Gómez
del
Campi l lo (F ranc i sco) .—Gómez
del
Campi l lo (Migue l ) .—
Gónjez Imaz (M anue l ).— Gómez-M oreno y M ar tínez (M anue l ).— Gómez Vi l l a-
f ranca (Román) .—Gonzá lez Agejas (Lorenzo) .—Gonzá lez
de la
Cal l e (Ped ro
Ur-
bano) .—Gonzá lez Hurtebise (Eduardo) .—Gonzá lez Pa lenc ia (Ángel ) .—Gonzá lez
Simancas (M anuel ) .—G on2a lvo
y
Par is (Luis) .—Goyr i
de
M enéndez P i da l (M ar ía ) .
—Gui l l en Rob le s (F ranc i sco) .—Gut i é r rez
del
Caño (M arcel ino) .— Herrera
y
Chie-
sanova (Adolfo).— Hinojosa
y
Naveros (Eduardo de) .—Hinojosa
y
Naveros (Ricar
do de) .—Icaza (Franc isco
A.
de) . — Juder ías
y
L oyot ( Ju l i án) . — Ju l i a M ar tínez
( E d u a r d o ) . — La m p é r e z
y
Rom ea (Vicente) .—L asso
de la
Vega (M igue l ) .— L a torre
( G e r m á n ) — L a i o r r e
y
B a d i ll o ( M . )— L e u iu s
y
R u b i o ( P e d r o ). — L i ñ án
y
Eguizába l
(José de) .—Liñán
y
Hered ia (Narc iso José de) .—López Quiroga (Ju l io) .—López-
Va ldemoro
y de
Quesada ( Juan Gu a lbe r to ) , Conde
del
Donad ío
de
Casasola
y de
l as Navas .—López
del
Va l la d o ( F é l i x ) . — L l a b ré s
y
Q u i n ta n a ( G a b r i e l ) . - L l o r é n s
y Asensio (Vicente) .— M agal lón y Cabre ra (M anue l ). — M anjar rés (Ram ón de).
— M arco Hida lgo (José) . — M élida y A l i ñ ar ( Jo sé R a m ó n ) . — M e l ó n ( Ga u d e n -
c io A mand o) . — M éndez Bejarano (M ar io) . — Mend izába l
y
Garc ía (Franc isco) .
— Menéndez P i da l (Ramón) . — Meneu y M eneu (Pascua l ) . — M ora y Ga n d o (Ma
nue l ) .—Navar ro
y
Sánchez -Sa lvad or (Ed ua rdo) . — Navar ro
y
Sant ín (Franc is
co ) .— N úñ ez Berdonces (Constanc io) . — Olavide
y
Carrera (Ignacio) . — Ori i
Bel-
monte (Migue l Ángel ) .—Ort iz
y
Ledesma (Fe l ipe Jesús) .—Otero (Sant iago) .—
P az
y
E sp es o ( J u l i á n ) . - P a z
y
M él ia (Anton io ).— Pérez
Búa
( Ma n u e l ) . — P é r e z
de
G u z m á n
y
Gal lo (Juan) .—Pérez-Rubín
y
Corchado (Luis) .—Pérez-Vi l lami l
y
Gar
c ía (M anue l ).— Pr ie to
y
V i v e s ( An t o n i o ) . - Qu i n t e r o
y
Ataur i (Pe l ayo) .—Ramírez
de Vi l la -Urrutia (Wen ceslao) , M arqués
de
ViUa-Urru t ia .—R eymóndaz
del
C a m p o
(Jesús) .—Riaño
de la
Ig les ia (Pedro) .—Río
y
Rico (Gabri el .M art ín del) .— Ríos
de
Lampérez (Blanca
de
los ) .—Robles
y
Rodr íguez (Ram ón) . — Rod r íguez M ar ín
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(Francisco) .—Rodríguez Mourelo ( losé) .—Rodríguez Pascual (Ramón).—Romero
de Torres (Enr ique ) .—Rubio
y
Lluch (Antonio).—Ruiz Egea (Florián).—Salcedo
y Ruiz (Ángel) .—Salva (Anselmo).—Sánchez-Albornoz y Menduiña (Claudio).—
Sánchez y Alonso (Benito).—Sancho Izquierdo (M iguel).— Santa María y García
(Ramón de) .—Santamaría y Puerta (Lorenzo).—Sanz Arizmendi (Claudio).—Sen-
tenach y Cabanas (Narciso).—Serrano (L uciano) . —Serra no y Sanz (Manuel) .—
Sinués (José).—Suárez-Bravo
y
Olalde (Francisco) .—Torre
y
del Cerro ( An tonio
de la) .—Torre
y
Franco-Romero (Lucas de) .—Torres Lanzas (Pedro) .—Torres
y
León (Ignacio de). — Tramoyeres y Blasco (Luis). — ligarte y Pagés (Javier) .—
Uhagón (Francisco R. de), Marqués de Laurencin.—Ureña y Smenjaud (Rafael de).
—Vaca G onzález (Diódoro).—Vaca y Javier (Dom ingo).—Valencina (Fr . Diego de).
—Velasco y Aguirre (M iguel).—Velázquez y Bosco (Ricardo).—Vignau y Ballestee
(Vicente).—Vives
y
Escude ro (Antonio).—Yela (Jua n Francisco) .
x t r a n j e r o s —
Albert ini (Eugene) .—-^ngel (Fr . Miguel) .—Bonsor(George) .
—Cazac (Henri-Pierre).—Ceriello (G. R.)-Cirot (Georges).—Collinj (Isak).—Des
devises du Dézert (Georges).—Farinelli (Arturo).— Franic (Julius).—G ómez Res-
t repo (Antonio) .—H aebler (Konrad).—Melé (Eugenio) .—M erriman (Roger Bige-
low).—Morel-Fatio(Alfred).—París (Fierre).—PitoUet (Camille).—Schuller (Ro
dolfo R.).—Shepherd (William R.).
tálogos publicados por la REVISTA, DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y M U S E O S .
— I.
Catálogo
de
las piezas
de
teatro que se conservan en
cí
Departamento
de Ma-
nuscritos
de la
Biblioteca Nacional,
por D.
Antonio
PAZ
Y
MÉLIA,
Jefe de dicho
Departamento. Madrid, 1899;
8. d.,
717 págs.
10
pesetas.—II.
Catálof, o
de las
causas contra la
fe
seguidas ante
el
Tribunal
del
Santo Oficio de la Inquisición
de Toledo
y de las informacio nes genealógicas de los pretendientes á oficios del
mismo. Con
un Apéndice de los
demás Tr ibu na les de Espa ña, Italia
y
América.
M adrid, igoS; 8. d., viii-669 p ágs., 10 pesetas.—III. índice de pruebas de los Ca-
balleros de la Real
y
distinguida Orden española
de
Carlos
III desde su insti tu
ción hasta
el
año 1847. M adrid, 1904; 8. d.,
191
pág i . ,
4
pesetas.—IV. Caíd/0/,^0
de las retratos de personajes españoles que se conservan en la Sección de Estampas
y Bellas Artes de
la
Biblioteca Nacional,
por D. Ángel M. de Barcia, 10 pesetas.—
V.
Catálogo de los papeles de la Junta Central suprema gubernativa del Reino y
del Consejo
de la
Regencia, publicado por el Arc hivo Histórico Nacional. M a
drid ,
igoi;
8.°d'., a pesetas.—V I.
Catálogo
de la
librería
del
Cabildo Toledano,
por D. José María Octa vio de To led o. M adrid, igoS; 8. d.,
5
p e s e t a s . -V I I .
Catá-
logo de los manuscritos que pertenecieron
á
D. Pascual de Gayangos, por D. Pedro
Roca. Madrid, 1904; 8.° d., 8 pesetas.—VIH.
Catálogo
de
Diversos
de
Castilla,
publicad o por el Archivo general de Sim anc as, 8. d.—IX.
Catálogo déla Colección
de Dibujos originales
de la
Biblioteca Nacional, por D. Ángel M. de Barcia, 10
pesetas .—X.
Catálogo provisional de obras de ornamen tación
y
de artes industria-
les,
existentes en la Sección de Bellas Artes de
la
Biblioteca Nacional, por D . Mi
guel Velasco
y
Aguirre ,
3
p esetas.
BIBLIOTECA
DE LA
R E V IS T A
DE
ARCHIVOS, BIBLIOTECAS
Y MU-
S E O S .
Instrucciones para
la
redacción de los C atálogos ^n las Bibliotecas públicas
del Estado,
dictadas por la Junta facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos,
Madrid, 1903; 8. , iSa págs. y 180 modelos, 6 pesetas.
Instrucciones para
la
catalogación
de
Manu scritos, Estampas, D ibujos origi-
nales. Fotografías y Piezas de música de las Bibliotecas públicas, dictadas por la
Ju nt a facultativa del Ram o. Mad rid, 1910; 4.° , 84 págs. , 2 pesetas.
índice de la Revista
y
del Boletín de Archivos, Bibliotecas
y
Museos en sus tres
épocas (enero
de
1871
a
diciembre de 1910), por D. Rom án Gómez V illafranca,
428 pá gs ., 8. d. ,
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P U N T O S DE SUSCRIPCIÓN
E n
Madrid
en la Administración de
la REV ISTA.,
Biblioteca Nacional , Paseo
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Recole tos , 20; y en las librerías de Suárez , Preciados , 48; Guttenberg , P laza
de Santa Ana i3; Fé P u e r t a del Sol i5; Dossat , Plaza de Santa Ana Q; R o m o ,
Alcalá , 5; San M artín , Pue r ta del Sol 6 y viuda de Rico, Tra vesía del Arenal , i.—
E n
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de H.
W eiter,
rué
Bernard-Palissy,
4.
PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN.— En es ta Administ ración: para Esp aña , 5 pe-
s e t a s al año; para el extranjero , 2 0 f r a n c o s al año. Ni mero s u e l t o
3
p t a s .
La suscripción y pago de la REVISTA será anual , empezando en Enero y ter
minando en Diciembre.
P r imera y segun da serie (primera y segunda época) , tom os I á IX; agotados.—
Tercera serie (tercera época), tomos I al XX XIII (años 1897 a 1916), sin catálogos ,
3oo pesetas; sueltos , á i5 ptas . tomo.— Bolet ín de Arch ivos , Bibliotecas y M useos ,
u n t o m o , 7 5o ptas .
M O D O
DE
H A C E R
E L
P A G O
E n m e t á l i c o ó por m e d i o de l i b r a n z a del g i r o m u t u o ó por g i r o p o s
tal á nombre del Sr. Administrador de la R E V I S T A DE A R C H I V O S , BI -
BLIOTECAS Y MUSEOS, B i b l i o t e c a N a c i o n a l , P a s e o de R e c o l e t o s , 20.
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R E V I ST A
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Por 5oo ídem ¡d. id.. Id
33,OQ
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igual
al de las
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la
REV ISTA
i.?^
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A'ISTA
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8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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Don Juan Menéndez Pidal
Bien lo tradujo el admirable agustino fray Luis de León
si bien lo había dicho el justo varón de la tierra de Hus:
«El hombre es nada
Muy hijo de mujer muy corto en vida
Muy Heno de miseria amontonada.
Es flor que apenas nace y ya es cogida;
Es sombra que camina y se apresura.
En manera ninguna detenida.»
Aún me parece que están llegando a mi oído los calurosos
aplausos con que una muchedurnbre todavía más impor-
tante por la calidad que por el número con ser muy copiosa
celeb raba el ingreso de don Juan M enénd ez Pidal en la Rea l
Academ ia Españo la y ya escuché el t r is te lamen to de su
viuda y las pre ces funerales con que la Iglesia le rec om en dó
a la misericordia divina y las po stum as alabanzas d e sus ami-
gos
pesarosos por su ausencia.
uasiflos egre ihir ei conteritur
Astro fué nuestro llorado compañero a cuyo cénit siguió
el ocaso tan de cerca que bien pueden acompañarle en la
sepultura los mismos justos elogios que le acompañaron el no
remoto día de su mayor triunfo literario. Entonces le recibie-
ron mis afectuosas palabras por encargo de la Academia;
ahora con aquellas mismas frases le des pid o en no m bre y
representación del Cuerpo facultativo de Archiveros Biblio-
tecarios y A rqu eó log os al cual sirvió con su loable celo y
ho nró con sus claras luces. D e tal m anera alguna vez tr o -
cáronse en fúnebre sudario las alegres galas nupciales.
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11 DON JUAN MENÉND EZ PIDA L
Dije en 24 de enero de 1915:
«Hoy haciendo justicia a los notorios méritos de uno de
los escri tores que más y mejor honran con sus trabajos a la
l i teratura patria la Real Academia Jispañola recibe solemne
y jubi losamente en su seno al señor don Juan Menéndez
Pidal hermano de un tan docto como querido compañero
que ha mucho t iempo que comparte nuestras tareas. Tráele
a este lugar nuestro voto unánime; más diré: ábrenle las puer-
tas de esta casa ve tus to solar de las letras españ olas las aco r-
des voluntades de vivos y muertos pues luego que fal leció
nuestro insigne colega el excelentísimo señor Marqués de
Pidal todos entendimos que a poseerse por juro de heredad
las plazas de académ icos el M arqué s habría d esignado para
suceder en la suya a su cercano deudo don Juan Menéndez
Pidal con quien siempre le l igaron aún más estrechamente
que los vínculo^ de la sangre los espirituales pero fuertes
lazos del común pensar y sentir .
«Cúm plese pues hoy muy a gusto de la Academ ia Espa-
ñola el ferviente deseo de aquel consocio i lustre y así ; por
caso insóli to seguiremos teniéndole como redivivo a nuestro
lado
en la persona de su digno sucesor en quien hallaremos
a tod a hora más lozanos y pujantes en razón de su meno s
avanzada edad el mismo profundo saber la propia madura
experiencia y en suma la misma valiosa colaboración con
que hasta su muerte asist ió en los trabajos académicos aquel
pro cer meri t ís imo. Po r tanto bien venido sea el señor M enén-
dez Pidal a este hogar hidalgo donde con impaciencia le es-
peraban corazones amigos entendimientos af ines y manos de-
seosas de estrechar la suya.
»Los méri tos del nuevo Académico son har to conocidos y
cele bra do s de toda la Esp aña cu lta y así la alabanza y rec o-
mendación que por el los se le debe estaría bien resumida
para los que aún no le conocen en solas dos palabras ya
dichas en alguna ocasión análoga a la presente: Scripta
¿égito
«Lee sus obras .» Con todo es to yo bondadosamente des ig-
nado por nuestro insigne y amadísimo Director para l levar la
voz de la Academia en la solemnidad de hoy quiero y debo
pagar mi t r ibuto a la costumbre enumerando los t rabajos
l i terar iqs e his tór icos del nuevo Académico y recordándoos
al pa r có m o a su pub licación fueron recib ido s po r la crítica.»
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D O N J U N M E N É N D E Z P I D L I II
Y desp ués d e enumerarlos y elogiarlos deb idam ente añadí :
«Vese pue s señores Académ icos q ue el férti l enten di-
miento del que desde hoy llamamos nuestro colega no se ha
movido dentro de los límites de una sola disciplina: dúctil
al par que brioso ha escogido cam pos muy diferentes para
em plear su actividad y de m ostr ad o en tod os ellos felicísima
aptitud. Ha cosechado codiciables laureles profesando el di-
vino arte de la Poesía; ha m erecid o y ob tenid o justo s elogios
siemp re q ue se dedicó a esclarecer pun tos interesantes de
nuestra historia política social y literaria; y como
folkloristcu
la recolección y el estudio del saber popu lar por desdicha
harto atrasados en España le deben muchas y muy valiosas
aportaciones. Añádese a todo esto que Menéndez Pidal es
españolísimo de alma y que por buen conocedor de nuestro
inme nso tesoro l i terario nacional no se anda com o tantos
ot ros
a buscar pan de trastrigo para subrogarlo en el lugar
del prop io ni a me ndigar palabras y construcciones exót icas
por los vocabularios extranjeros y por las l i teraturas ultrapi-
renaicas pues patriót icamente persevera en la resolución de
com er de por vida nuestro gustoso pan candeal que por
bien a m asado y mejor c ocido y au n sólo por la preciosa cua-
lidad de ser nuestro criado en la noble t ierra que labraron
aquél los qu e nos dieron el ser deb em os diputarlo p or el más
bueno del mundo.
»Añádase también a lo expuesto que en la noble milicia
del periodismo don Juan Menéndez Pidal demuestra cada día
d e mu chos años a esta par te su vasta cultura en la cual la
generalidad de los conocimientos no se logró a costa de su
profundidad y agregúese por últ imo qu e como insigne pa-
leógrafo y muy docto conocedor de nuestro pasado es digno
jefe del Archivo Histórico Nacional donde con amorosa dil i-
gencia se ocupa en acrecentar estudiar y clasificar aquellos
riquísimos fondos y se tendrá aunque en cifra y compendio
idea cabal de lo mucho que vale el i lustre obrero que hoy
viene a tomar parte en nuestras tareas. No será preciso pues
ten er don de profecía para adivinar sin m iedo de eq uivoca rse
que la estancia de don Juan Menéndez Pidal en la Academia
Española ha de ser bien provechosa a los fines de nuestra
institu ción ya qu e en él son cualificadísimos la virtu d y aun
el vicio de trabajar; que tal es de activa y persistente su noble
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IV DON JU N MENÉNDBZ P ID t
afición al estudio, que llega a rayar en desordenada y exce
siva.»
Salió errado mi augurio: en la noche del 27 de diciembre
del mismo año en que yo había escrito estas palabras, pasó a
mejor vida don Juan Menéndez Pidal, después de cuatro
meses de penosísima enfermedad. Una afección cardíaca, sólo
manifiesta a última hora, minó su existencia y le arrebató de-
entre nosotros.
Su muerte ha sido muy sentida por cuantos le trataron, y
la prensa periódica de Madrid, y, en general, la de toda Es
paña, ha hecho justicia a sus notables méritos. Don Rufino
Blanco, en El Universo^ diario de que era redactor jefe Me
néndez Pidal, lamentó su muerte y ensalzó su valer en un no
table artículo; el
Boletín de la Real Academia Espamla
publicó su retrato y el hermoso y cumplido elogio fúnebre con
que don Antonio Maura, dignísimo director de aquella sabia
Corporación literaria, honró la memoria del malogrado aca
démico; La Ciencia Tomista Órgano de los Dominicos espa
ñoles,
dedicó al vehemente escritor católico, por la docta
pluma de fray Luis G. Alonso Getino, un afectuoso recuerdo^
comprensivo de toda su labor bibliográfica...
Menéndez Pidal era, al par que muy culto miembro del
Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, activoy celoso redactor jefe de nuestra amada
Revista
de
Archivos
ibliotecas
y Museos. Su muerte, profundamente lamentada por
cuantos coadyuvamos en esta agradable labor común, ha ve
nido a privarnos de su siempre acertada y eficaz cooperación,,
que siempre echaremos de menos.
. Tales fueron las amables prend as Je carácter de nu estr a
compañero, d e nuestro amigo del alma, qu e, aun sin aqu ellas
circunstancias, no se borraría jamás de nuestra memoria su
grato recuerdo. . v
FRANCISCO RODRÍGUEZ MARÍN.
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REVISTA
DE
ARCHIVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
A Ñ O X X X . — E N E R O - F E B R E R O D E 1 916 . — N Ú M S . I Y 2.
A L F O N S O X D E C A S T I L L A
Y L A C O R O N A D E A L E M A N I A
RAZÓN DE PLAN
OMPLEJO
es el estudio de las penosas y prolongadas negociaciones
de un monarca de Castilla para lograr la corona alemana y el po
der imperial y ocurre preguntar a la simple lectura del título si
no será pretensión desmedida o temerario intento el desenredar los hilos
de tan complicada madeja con los escasos elementos de que disponemos.
A explicar precisamente este interesante extremo van encaminadas estas
líneas.
Tiene el problema múltiples aspectos; autores de gran fuste abordaron
el tema refiriendo los episodios de la contienda entre el Pontificado y el
Imperio; otros dedicaron sus esfuerzos a las cuestiones italianas y algu
nos consideraron con singular predilección lo relativo a los intereses ale
manes independientes de los derechos imperiales. La intensa labor de los
doctos ha producido una cantidad considerable de trabajos contenidos en
libros
folletos y rev istas a cuál más interesantes y sin embargo nos
otros creemos aportar al acervo común un punto de vista nuevo o al m e
nos no tratado hasta el presente de una m anera científica docum entada y
completa.
La finalidad de una labor investigadora puede ser de dos clases: o el
descubrimiento de factores desconocidos que rectifican las conclusiones
generalmente admitidas o un aspecto original y no tratado hasta enton
ces
que descubre horizontes no sospechados o sencillamente y éste es el
3 . ÍPOCA.—TOMO XXXIT I
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2 REVISTA DE ARCHIVO S BIBLIOTECAS Y MUSEOS
caso más sat isfactorio, e l com pletar los acontecimientos de un p eríodo m al
conocido, o des cub rir hech os de re la t iv a im portan cia que explican fenó
me nos históricos, resuelven pro blem as crí t icos y aportan soluciones fel ices
y definit ivas. Estos varios camino s, som eram ente señalados, dem ues tran su
erro r a los par t idar ios de un exc lus iv ismo absoluto , que buscan s iempre
en la histo ria pa ra da rle un car ácte r científico, el qu e m ere zca el epíteto
de original ; la tan deca ntada original idad se consigue por diverso s m o
dos y hasta se cumple con un fin histórico de invest igación cuando se in
corporan hechos nuevos al conjunto de los ya conocidos.
Esta digresión, que parecerá impert inente , viene a explicar en cierto
modo, cómo nosotros en este t rabajo, teniendo en cuenta los resul tados de
la ciencia alem an a, francesa e italiana , ana lizam os un a nu eva faceta del In
terr eg no alem án. Así pr ese nta rem os las pretensiones de Alfonso X , no
precisamente con un cri terio part idista español , pero sí con la indispensa
ble modalidad española que caracteriza los hechos; es decir , estudiaremos
el concepto que del Imperio tenía e l monarca castel lano, su pol í t ica inter
nacion al , s in ap arta rla del medio hispan o en que forzosamen te se desen
volvía; sus preoc upacio nes, sus intento s, su s proyectos y pe nsam ientos,
asuntos de que casi han prescindido los historiadores extranjeros. Y esta
labor, como es na tur al , va fundamen tada con su impres cindible an da
miaje documental , aportando datos y diplomas peninsulares, inédi tos en
su ma yoría , que const i tuyen la p arte más val iosa de la monografía qu e
publ icamos .
Era preciso abrirse paso en el intrincado laberinto de las re laciones
del Pontificado y el Im perio, buscar un pun to de part ida y prese ntar con
venientemente e l problema; esta especie de composición de lugar, que di
rían los ignacianos, la intentamos en un capí tulo de Antecedentes. Segui
mo s exponiendo el pu nto de part ida en La emb ajada de Pisa el objeto de
los desvelos del Rey en el capítulo del Sacro Roman o Imperio y cont inua
mos suces ivamente descr ib iendo los momentos culminantes de la e lec
ción, del pleito, del arbitraje pontificio, de la política de Alfonso en Italia
y Alemania hasta l legar a la entrevista f inal de Beaucaire , a los acuerdos
de la Santa Sede y a las postrimerías con el úl t imo esfuerzo del caste l lano
en Ita l ia , y e l abandono de sus derechos y defini t iva renuncia .
Alfonso, desde un ext remo de la Europa occ identa l , pre tende resolver
los magnos problemas de la sucesión imperial , y así nosotros desde Espa
ña qu erem os ve r la cont ien da de la Alemania del s iglo xu i , a t rav és de un
prisma castel lano, como lo vio e l soberano de Cast i l la en aquel la gloriosa
cen tu r i a .
Los suce sos, cuya na rrac ión intentan real izar las páginas s iguientes,
con st i tuy en uno de los episodios m ás interesantes de la historia patria .
La raza española que una vez engarzó sus dest inos con la historia univer
sal haciéndola en cierto modo esclava suya en los días de la lucha t r iun-
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ALFONSO X DE CASTILLA 3
viral romana; la que más adelante había de unir en iguales empresas el no
ble león castel lano con el águila im perial real izaba en la E dad M edia
en pleno siglo xin la extr aor din aria e inau dita hazaña de t ras lad ar el eje
de la pol í t ica europea al coto que circundan las adustas t ierras burgalesas
y los risueño s vergeles and aluce s. El espíri tu castel lano en car am ado sob re
los picachos de la sierra M ariánica después de recha zar a los inv asores
hasta los baluar tes p enibét icos aspira ba a extender su influencia por la
Cris t iandad entera .
Un P ríncipe soña dor cuyo corazón vibraba al unísono de las del icadas
canciones prove nzales que se extasiaba con las m eticulosidades jurídicas
de los glosadores boloñe ses para quien er a sup rem o encan to b ucear en
las reconditeces de la alquimia y so rpre nde r en las narraciones y leyenda s
el alma del Orien te ant igu o creyó que después de pertrec har se con la cien
cia de toda s las genera ciones preté ri tas podía logra r el señorío de todos
los pueblos de su tiem po; y en tan audaz inten to si no supo lograr la vic
toria por lo m enos consiguió aquella aureo la que siem pre obtienen los
que denoda dos acom eten g lor iosas y magní ficas em pre sas aunqu e resul
ten vencidos en la temerar ia demanda.
Todos los Estados dejan entonces oír su voz en ese pleito de la
Coro na imper i a l que Al fonso X p re t ende : Genova P i sa Lom bard ía V e-
necia Ro m a la co rte de Fra ncia y la de los reyes ang lon orm and os las
c iudade s ge rm an as los pr incipados suevo y bohem io la m arca de
Br and em bur go y el Palat in ado y hasta de vez en cuand o tercian voces
proced entes de las brum as del Sep tentr ión o que como apagados ecos
llegan desde la decaída co rte biz antin a o los casi legen darios países del
ex t remo o r i en ta l .
Un a vez se desa rrol lan de m odo sang riento las peripecias del dr am a
en los pan tano s frisones en
l
Ab ruzo u l terio r; ora se celebran conferencias
en los terri to rios ger m ánic os ora en las márg ene s del apacible Ró dan o.
Y en tre el fragor de los com bates y la alga zara de la disputa se alza en oca
siones la palabr a del Pontificado intentado poner térm ino a la enojosa
polémica.
Todo se discute en este período: la const i tución del Sacro Imperio la
teoría de las dos espa da s espir itual y tem po ral; el dere cho beneficial de la
Iglesia la soberanía pontificia. Y de todas estas con tiendas gu erre ras y
disquisicion es l i tera rias es tamb ién un reflejo C ast i l la . En las célebres
rtid s
hal lam os un tratado en que el Rey Sab io consignaba inconsciente
su conce pto del Im perio . Y cua nd o sus errores doctrin ales han d ado el
am arg o fru to de hacerle perder su t iem po su d inero y casi su corona
refugiase el infeliz So be ran o en el rega zo de la Poe sía y can ta en
-dolientes composiciones la contrición de su esp íri tu aba t ido por la a d
ve rs idad .
La lucha cas te llana po r la Coro na germánica cons t i tuye un o de los mo -
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mentos más intensos de nuastra historia. Todas las actividades materiales
y espirituales de la raza entran en función. No se logra el éxito; es que
Alfonso X había sorp rendido las leyes que rigen el voltear de las es
trellas en el firmamento; pero no había encontrado el secreto de los mó
viles que a los individuos y a los pueblos guían por el cam ino de, la
ambición, y al no saber esquivar el choque con ellos, cayó víctima de su
propio candor.
CAPÍTULO I
N T E C E D E N T E S
Para entrar con seguro paso en la narración de un suceso de tal com
plejidad como el nterregno y la doble elección de Alfonso de Castilla y
Ricardo de Cornwall es preciso sintetizar los acontecimientos que prece
dieron al hecho en cuestión.
Puede afirmarse sin género de duda que la contienda entre Federico II
y el Pontificado o más bien la situación creada por el Emperador y por la
actitud de Inocencio IV frente a la casa Hohenstauten fueron las causas
de cuanto aconteció años después. El Emperador es depuesto por el Papa
en el Concilio de Lyón celebrado el año 1245, dando comienzo una guerra
en la cual ambos contendientes debían mostrar una gran tenacidad; de
una parte F ederico II con sus auxiliares sarracenos, su fiel aliado Ezzelino
de Rom ano, tirano de Pad ua, y el apoyo de las ciudades gibelinas de Italia
y frente a ellos el partido güelfo, con toda la autoridad y prestigio del
Pontificado. El Emperador solicita la intervención del Rey de Francia;
pero los ruegos de Luis IX son inútiles, y sus generosos deseos de conse
guir la paz se estrellan ante la inflexibilidad de Inocencio IV; el publi
cista francés Elie Berger, trata este punto concreto en una obra bien
documentada .
Copiosa es la bibliografía sobre el reinado de Federico II y muy encon
trados los juicios de los historiadores acerca deeste extraordinario Em pera
dor; censuran con dureza sus actos de gobierno Hófler =, Bóhmer y Huil-
lard Bréholles
4;
en cambio le defienden o tratan en parte de justificar su
1 Elie Berger Saint Louis et Innocent IV. Etudt sur les rapports de la France et du
Sainl-Siege, París 1893. V. c«p .
TU
pág.238.
2 Co nsta ntino HOfler
eschichte
Kaiser Friederich s II. Munich 1844.
3 J. Behmcr Introducc ión a la primera edición de los Regesta imperii, Fra ncfo rt 1847-49.
4 Huillard Bréholles Hilt oria dip/oma tica
Fridtrici II.
Seis partes en 11 voliimencs en
4.° e int ro du cc ión 1853-1861.
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ALFONSO X DE CASTILLA 5
conducta Nitzsch , Schirrmacher », Lorenz 3, W inkelm ann 4 y F ic -
ker 5. Trabajo muy serio, que resume la obra de los anteriores, es el de
Jorge Blondel 6. No pretendemos ahondar sobre esta cuestión, sino única
mente señalar algunos puntos que han de servir de necesario preliminar
a los acontecimientos del año i256.
Entraba en los cálculos de la política pontificia la elección de un rey
de Alemania para contrarrestar la influencia de Conrado, hijo de Fede
rico,
y sostener en las comarcas alemanas la misma guerra que con tanta
fortuna mantenían los elementos güelfos en Italia. Se cumplían los deseos
del Pontífice y el 22 de mayo del año 1246 era elegido rey, en oposición a
los Staufen , el landgrave de Tu ring ia, Enrique Raspe. Era , como dice
Lamprecht 7, un rey de párro os (Pfaffenkónig) o como le llaman los Ana
les Stadenses, un
Rex clericorum,
pues, fuera de algun os no les y »ii«zsíe-
riales Dienstleute,
vasallos), sólo habían intervenido en la elección los
príncipes eclesiásticos. La aristocracia secular mostraba ya entonces más
interés por robustecer su señorío territorial que por los asuntos imperiales.
Los mismos príncipes eclesiásticos hallaron grandes obstáculos para apo
yar al nuevo rey a causa del espíritu decididamente staufico de sus capita
les,
hábilmente explotado por el hijo de Federico. El verdadero sostén de
En rique Raspe fueron las Ordenes de Caballería. Sin em bargo, precaria
hubiera sido la suerte del pretendiente al Imperio sin los subsidios apostó
licos; éstos ascend ieron a la suma de 25.000 marco s, enviados en dos
veces 8. Uñase a esto el efecto de la sentencia de excomunión y la cruzada
contra el rey Conrado predicada por Franc iscanos y Dom inicos, y se ten
drá el cuadro completo de los elementos de que disponía Enrique Raspe,
que,
desgraciadamente para la causa pontificia, moría el 17 de febrero del
añ o 1247 en la ciudad de W ur zb ur go .
No tardó en nombrarse un nuevo anti-césar y fué éste el conde Gui-
1 Nitzsch, Deutsche Studien, Berlín, 1879 contiene principalm ente los Staufische Studien
publicados en la Historísche Zeitschrift, de Sybel, t. ni);
eschichte
des deutschen Volkes bis
• um Augsiurg er Religious frieden, 3 vol., Lt ipz ig, 1883-1885. V . t. m , pág.75.
2 W . Schirrm acher, JCaiser Ftie<<r<cA dcr Zíc eife, 4 Tol., Catin ga, 1859-1866. V. t. n , p ig i-
c a i 7-10; t. IV, pig s. 338-342.
3 o . Lorenz, Kaiser Frítdrich II, artículo de la Sybels historísche Zeitschrift, t. xi 1864).
4 Eduardo W inkelmann,
eschichte
Kaiser Friedrich des Zmeiten und seiner Reiche, t. i.
Be rlín , 186J.
5 Julio Ficker, Prefacio de una nueva edición
e
lo s
Regesta imperii,
t.
T.,
págs. xvi y xxi ii.
6 Jorga Blon del,
Etude sur la poHtique de l empereur Frédéric II en Allemagne et sur les
transforma tions de ¡aconslitution alleman de dans la prem iire moitié duxii i siéele.
Paria, 1891.
7 Carlos Lam precht, Deutsche Geschichte. Berlín, 1895, V. t. ni, pig. 286.
8 Monum enta Germaniae histórica, t. xv i, pág. 43, y t. xx n, p ág. 541.
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6 REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Uermo de Holanda. Dice L a m p re ch t que no era de sangre pr incipesca y
procedía de los confines del Imperio, del bajo Rhin, de una tierra nutricia
de los antirreyes desde la época de Enrique VII, como antes lo había s ido
Sajonia. G uillerm o ha bía sido elegido en un Concilio celebra do en Colonia
bajo la influencia del legado pontificio Peirus Capuccius. No le faltaro n a
Guillerm o los auxil ios pecuniarios de la San ta S ede, que suma ron la can
tidad de So.ooo marc os; po r la correspo ndenc ia del Pontíf ice sabem os que
orde nó al Arzo bispo de M aguncia rec audase el vigésimo de las re nt as
eclesiásticas concedidas a la Cruz ada de T ie rra S anta para d estinarlas al
rey de rom ano s en la cruz ada alemana con tra Con rado .
El i3 de diciembre del año laSo moría en Fiorenzuola Federico II ; en
su testamento dejaba: a Conrado, Alemania, el ducado de Suabia, el reino
de las dos Sicilias y el de Jeru salé n; a E nr iqu e, su otro hijo, hab ido en
Isabel de Ingla terra, le as ignaba el reino de Arles ; a M an tred o, el prin
cipado de Tarento, con otras t ierras , como feudos del reino de Sicil ia; y el
ducado de Austr ia, vacante después de la muerte de Federico el Belicoso
(1246),
a su nieto Fed erico , hijo del desgraciado E nriq ue y de M argarita de
Aus tr ia 3 . El Papa no respeta el tes tamento de Federico y en la entrevis ta
celebrada en Lyó n con Guillerm o de Holanda el 24 de m ayo del año i2 5i ,
conf i rma su nombramiento como Rey de Romanos y fu lmina la excomu
nión co nt ra C on rad o IV y todos sus p artid ario s 4. De los días 29 y 3o
de marzo son unas bulas en las cuales Inocencio IV promete a los nobles
de Suabia fieles a la Iglesia que nunca los hijos de Federico serían ni em
peradores , ni reyes de romanos, ni duques de Suabia 5.
A pesa r de los ana tem as del Pontífice, los prínc ipes y las villas re co
noc ieron a Co nrad o IV ; pero su r ival obte nía ventajas m ili tare s , y com o
la conservación de Sicil ia interesaba más a Conrado que el Imperio,
m arc hó a I tal ia l lamad o por Manfredo ( i2 5i ) . La si tuación del Papa era
bastante crí t ica; Conrado reúne a los gibelinos en la asamblea de Coito y
se dispone a la gue rra (1252); ento nce s es cua ndo Inocenc io IV ofrece suc e-
t Lam prech t , op . ci t . , pi gs . ase-ago.
2
Les Rensitres d Inaocent IV,
publicado s en vista de los Ms. originales del Vaticano y de
la Biblioteca Nacional de Pa rís, po r Ellas Berger, an tigu o miem bro de la Escuela francesa de
oaa Pa ri» , 1897. V. loa n ú m s. 4.238,4.269,4.525,4.5o8 y 4.510.
J Luden,
Histaire dAtltmagne,
t raducida y continu ada hasta nuestros días conforme •
los escritos de Schm idt, Pfefel, M en íel, Posselt, Hein rich, Pfister, e tc., etc., por M. Aug . S ava -
gner. París, 1844. V. t. v, píg. 350.
4 Monum enta Germanlae histórica. Scriptoris, t . i r , pág.
791;
t . XXIT, pá g. 413.
5 Les Registres d Innocent IV, núms .
5 336
y 5.335.
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ALFONSO X DE CASTILLA 7
sivamente la corona de Sicilia a Carlos de Anjou, h erm ano del rey de Fran
cia y a Ricardo de Cornw all . Los asuntos de Italia se complican por
momentos; ni Carlos ni Ricardo aceptan la corona que el Papa les ofrece,
y entre tanto Con rado, apoderándose de las ciudades que se habían en tre
gado a la Santa Sede, se hace odioso por su severidad y la opinión pública
le acusa de la muerte de su hermano En rique , a quien había llamado a
Melfi 2. Al año siguiente, la ciudad de Rom a nom bra para gobernar la
República, con el título de Senador, a un noble bolones llamado Brancaleo-
ne Dándolo, el cual reprimió con mano dura las rapiñas de los poderosos,
que habían hecho de las ruinas del
Colosseo
del mausoleo de Adriano y
de los sepulcros de la Vía Appia fortalezas y guaridas, de donde salían para
infestar la comarca; Brancaleone derriba las fortificaciones y ahorca a los
salteadores, amenaza al mismo Inocencio IV con poner fuego a la pobla
ción de A ssis, donde se hallaba, pues no era decoroso, según el parecer del
Senador rom ano , que el Papa, sin residencia fija, anduviese errante como
un vagabundo (i253). Citamos este caso como un ejemplo del descon
cierto que reinaba en Italia, no obstante la presencia del Pontífice, dispues
to a dar alientos a la facción güelfa.
El 8 de febrero del año lasS concede a Guillermo de Holanda el ducado
de Suabia 4; dos días después escribe a F r. Guillermo de Eika, de la orden
de Predicadores y capellán del Rey de Rom anos, ordenándole que predique
la cruzada contra Conrado
^
otorgando a los que siguieran las banderas
de Guillermo las mismas indulgencias concedidas para los cruzados de
Tie rra San ta 6. Te niendo Inocencio IV los hilos de la política mundial,
I E. Jordán, Les Origines de la Domination Angevineen ¡talle, París, igog. V. pág. x .
a Luden, op. cit.
3 J. C. L. de Sismon di, Historia de las Repúblicas de Italia o del origen, progreso y ruina
de la libertad italiana obra escrita en ing lés por Sismondi y traducida al castellan o por Fra n
cisco Fació, ciadadano mejicanol. París, 1837. V.t. i, págs. 136 y 137; Véase también Fernando
Gregorovius, eschichte der Stadt Rom in Mittetalter von v. bis sium xvr. Jahrhundert, Stutt-
gart y Berlín, 1908, t. v, pág. 267.
4 Reg., núm. 6.303.—Perusa 8 de febrero 1253. «Sententiam confírmat qua Conradus, Frede-
rici Secundi filius in curia generali a rege Romanorum Guillelmo apud Frankcford congreg ata,
ducatu Sueviae omnibusque bonis priratus eit, quae ad ipsuia in Alcmannia pertinebant.»
{ eg an x, núm. 446, fol. 239 tWlillelmo] regi Romanorum illustri. Cura, sicut ex parte tua fuit
propositum coram nobis, nobilis vir Conradus, natus quondam Fr[ederici] olim Imperatoris,
tam a clare memorie H[enrico] rege Romanorum predecessore tuo, quam a tua celsitudine post-
modum, in curia generali a te apud Frankeford ex more principum congregata, non solum du-
cati Suevie, sed etiam ómnibus bonis suis que ad ipsura dicebantur in rcgno Alemanie pertine-
re, ejusdem rcgni principum accedente consensu ex eo fuerit rite priratus, quod erat persecu
tor Ecelesie tt adrersarius maniftstus», etc. Registres d Innocent IV, p ág. 171.
5 Reg., núm. 6.304.
6
Reg.,
núm. 6.305.
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todo su afán se cifra en separar la suerte de Italia de la de Alemania, valién
dose de los resortes morales alemanes para utilizarlos en provecho de la
Santa Sede en la península, pero procurando que no asome el peligro de
un emperador alemán en las dos Sicilias, unificando el partido gibelino;
bien estaba Guillermo en Alemania recibiendo el apoyo de los legados
del Pontífice, y gran perjuicio producía a las miras de Inocencio la estan
cia de Conrado, pero mayor sería el daño si venía con los prestigios y la
fuerza de una posición sólida en la Deutschland
En la primavera del año 1254 21 de mayo) moría Conrado IV repen
tinamente en Lovello, no faltando historiadores que supusieran había sido
envenenado por el bastard o Manfredo . Los asuntos de Italia pareció por
un momento que iban a entrar en una era de paz, pues, entendidos Man
fredo y el Pontífice, se creía cimettada la concordia, mas poco después
estallaba el conflicto; Inocencio en trab a en Ñapóles y Manfredo se apo
deraba de Lu cera, donde en contraba los tesoros de su padre, y el 2 de
diciembre derrotab a al Ejército pontificio, y la noticia de este desastre
quizás apresuraba la muerte del Papa *; el 7 moría Inocencio IV en Ña
póles.
Ocupó el Solio Pontificio Alejandro IV, de ca rácter y temp eram ento
muy distinto al de su antecesor; a la impetuosidad, a la energía y al espí
ritu bélico sucedían la debilidad y el ánimo pacífico de este nuevo Papa.
Tuvo que luchar, sin embargo, pues, no aceptadas las condiciones de paz
por Manfredo, se veía obligado a promulgar, en 25 de m arzo del año i255,
la excomunión i^olemne del hijo natural de Federico II, otorgando el día 9
de abril la investidura de Sicilia a Edmundo de Inglaterra, hijo de Enri
que III 3. Se rean uda n las hostilidades, y las fuerzas pontificias llevan la
peor parte, siendo derrotado en Foggia el 20 de agosto el cardenal Otta-
viano Ubaldini por las tropas de Manfredo; al finalizar el año, y en los
comienzos del siguiente (i256), sometía el Staufen las ciudades de la isla
de Sicilia y la Tierra de Labor 4.
Antes de terminar lo referente a Italia hemos de mencionar la cruzada
que se organizaba con tra los dos poderosos g ibelinos de la Alta Italia, ene
migos declarados de la Santa Sede; eran estos Pallavicini, señor de Cre-
1 Sism oad i op. cit. pág. 133.
2 E. Jordán op. cit. pág. xili.
3 ídem id. id.
4 ídem id. pág. xrv.
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ALFONSO X DE CASTILLA 9
mona, Plasencia y Pavía, y Ezzelino de Romano, tirano de la Marca tre-
Tisana, terror de los güelfos, antiguo amigo de Federico II y fiel aliado de
la causa Staufen. De este singular personaje hemos de tratar más adelante,
guiados por el citado libro de E . Jordá n, estudio científico muy apre-
ciable .
M ientras ocurrían estos acontecimientos, G uillermo de Holanda no
había conseguido mayor autoridad de la que tenía antes de la marcha de
Conrado. El partido de la casa de Suabia rehusó constantemente el reco
nocerlo; insultaban y degollaban impunemen te a sus tropas, las cuales, por
falta de paga,
>e
entregaban a toda clase de violencias. El año i252, sus
gentes fueron asesinadas en Trév eris por los soldados del Arzobispo, y
el Prelado de Maguncia se disponía a atacar al Rey de Romanos, cuando
una orden del Papa le hizo desistir de su propósito. Más allá llegó el de
Colonia, pues intentó incendiar el castillo de Neuss, donde se encontraba
Guillermo con los legados. En Utrecht fué acogido a pedradas, y un gen
tilhom bre, en plena calle, hubo de poner la mano en la Em peratriz, robán
dole un objeto *.
Ante tal desorden, eran las Ciudades las únicas que pensaban en el go
bierno del Estado, pues para desenvolver su comercio necesitaban la pro
tección de un poder cen tral, y como el Imperio, entonces en plena de
cadencia, no llenaba ya esa misión, se adelantaron a procurar la paz por
sí mismas. El verano del año i25i habían concertado una alianza las ciu
dade s westfalianas M ünster, Soest, D ortmund y Lippstadt, con el fin de
proteger el tráfico y asegurar la tranqu ilidad en los cam inos. En febrero
del año 1254 se inicia un movimiento federativo, impulsado por las ciuda
des hermanas Maguncia y Worms; el alma de esta Federación fué el bur
gués magunlino Amoldo el Walpode hubo desde entonces una organiza
ción pe rman ente de autoridades federales, cuyo cometido era decidir en los
asuntos civiles de los federados, reprimir las violaciones de la paz territo
rial y garan tizar la seguridad en las vías del Rh in. La alianza se amplió
considerab lemen te en 13 de julio, entran do en ella las grandes ciudades
de la comarca renana, los príncipes eclesiásticos y muchos de la noblez a.
El año 1255 (febrero) se unieron va rias ciudades, en su mayoría westfa
lianas,
a las cuales había precedido Colonia; luego se adhirió el Duque de
I E. Jordán op . cit. cap. v pág.
73;
La croisade contre Ejf^elin
3 Luden op. cit. t. V pág. 55i.
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10 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Baviera, como Conde palatino del Rhin, y finalmente se agregaron ciuda
des tan alejadas cómo Lübeck, S tade, W urz bur go, Nurem berga y Regens-
burgo (Ratisbona); parecía como si la unión originariamente de los Muni
cipios occidentales hubiera de convertirse en una unión general de todas
las clases y comarcas del Imperio .
El rey G uillermo comprendió la importancia de la confederación, y no
tardó en reconocer su fuerza, tratando de sumar los elementos, que ha
bían de robus tecer su autor idad. Desde febrero del año 1255 se le podía
considerar como protector y representante de la federación; el 29 de junio-
se reunió por vez primera una dieta federal, y en ella figuraba presidién
dola el juez palatino, que se ocupó en resolver las contiendas sociales que
existían. En unadieta federal celebrada en Openheim el
1
de noviembre,
confirmó el rey solemnemente las medidas adoptadas por la federación.
Aspiraba Guillermo a ser arbitro entre las ciudades y los príncipes; en la
dieta de Colonia del 6 de enero del año i256 surg ieron algunas dificulta
des, y pocos días después, el 28 del m ismo m es, moría el joven Rey de Ro
manos en una desgraciada expedición contra los Frisones al atravesar un
pantano ^
Esta era la situación de los asuntos del Imperio, cuando, por circuns
tancias que estudiaremos, había de intervenir en ellos un rey extranjero
como Alfonso X, a quien llama Lam precht ein gefeierter eld seines
Laudes
3. Ya Infante, no descuidó un momento sus intereses patrimonia
les alemanes, pues no echaba en olvido que era hijo de alemana y nieto
del emperador Felipe de Suabia, hermano de Enrique VI. En el año 1246
tenemos una primera prueba de su actividad solicitando el ducado de Sua
bia y obteniendo una respuesta satisfactoria de Inocencio IV, complacido
quizás por la conducta del alto clero castellano, favorable, el año ante rior,
a sus deseos con ocasión de promulgar en el Concilio de Lyón la senten
cia contra Federico. La carta, publicada, en parte, por Berger en los Re
gistros de Inocencio IV, contiene frases de afecto que no son una pura fór
mula cancilleresca, y sobre todo, insinúa una promesa que, si bien, dadas
las habilidades diplomáticas de la corte pontificia, sólo significaba el crear
1 L am prec ht op . c i t . t . n i p ig s . 386-290 .
2 íde m id . id .
3 íde m id . pág . 291 .
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ALFONSO X DE CASTILLA 1 I
un adversario más al emperador Staufen, podía parecer a los ojos de Al
fonso algo más que la expresión de un amistoso deseo . Es verdad tam
bién que esto ocurría antes de la elección de Enrique Raspe, y que luego,
el año 1253, el m ism o P apa ofrecía los Estad os her edi tario s de Su abia a
Gui l le rmo de Holanda .
Continuaban, sin embargo, las buenas disposiciones de Inocencio IV
con respecto al heredero de un Monarca a quien l lama en una de sus car
tas «Atleta de la cristiandad»; así, del 21 de mayo del mismo año 1246 =, es
un a ca rta del Pontífice dirigida al Infante, conc edién dole licencia pa ra
cons truir ab adías en las t ierra s co nquista das a los m oro s, y en 24 de abri l
del mismo año ya le había concedido para la guerra en la frontera anda
luza las m isma s indulgencias que se otorgaban a los cru zado s de Tie rra
Santa 3. De junio (24 y 25) son dos cartas, una de ellas dirigida a Alfonso
sobre los asuntos de Portugal, con referencia al Conde de Bolonia; en am
bas se observa la alta estima que Inocencio tenía del Infante •».
Muerto Fernando III y reanudada la campaña contra el moro, Alfonso
cuenta con el apoyo del Pontífice. El 10 de enero del año i253 escribe
Inocencio desde Perusa a los priores de la orden de Predicadores y a los
generales de los Fra ncisc ano s para que prediquen la cruzad a c on tra los
mulsumanes españoles . Más ta rde , en
I Í 5 4 ,
el Papa se dirige al mismo
Alfonso concediéndole indulgencias para la proyectada campaña de Afri-
I Rtf ; Lyón,
mayo 1246.—«Alfonso prim ogénito regís Casta llaepro míttítur favor et auxi-
lium Sedis Apostolicae, si jus quod Beatrix regina mater ipsius in ducatu Sueviae dicítur habui-
seas sum pssr it legitime prosequendum Reg., an. iii, núm. 475, fol. 276, verso). No bili viro Al
fonso primogénito carissimi in Christo filii nostri illustris regís Castelle et Legionis. Ut hono-
ris augmento—Cum itaquc tua, sicut asseris, dirigatur intentio ut jus quod clare memoriae Bea
trix regina Castelle et Legionis mater tua in ducatu Suevie dicítur habuissí ad te perveniat ip
sius heredem de be nignítatc Sedis Apostolice te plenam volumus haberc ftduciam q uod, si díctum
jut assumpseris legitim e p rosequendum vel ejusdem acqu isitio tibí justo modo prov ener it, jam -
dicta Sedes, quantum cum Deo et honéstate posse dabitur, tibi super hoc benigni favoris au xi-
lium largíetur.—Dat. Lugduni, v, nonas maii, anno tertío.» Registres d'Innocent IV, pág. 271.
a Reg , núm. 2.713.
3 Reg ., núm . 1.832.—Lyon, 24 abril 1246. *Papa óm nibu s i llis qui Alp hon sus prim ogé nito
regís C astellae et Legio nis contra Sarracenos in frontaria pósitos sub veneru nt eam indulgen tiam
promittit, que euntibus Hierosolymam concedi solet
.Reg.,
an. iii, núm . 492, fol. 280, vers o; Du
Th eil, fol. 1191». «Un iversi Christi fidelibus in Ispan ia co ns titu tis. Genere conspicuos.— Dat.
Lugduni, Tin,Kalendas maii anno tertío», pag. 273. Registres d'In nocent IV.
4 Reg-, núm s. 1.932 y 1933.—Existe sobre lo mismo otra carta del año siguie nte fechada en
Ly ón el II de mayo y que tiene el núm 3.027 de los Reg.
i Reg., núm . 6.2i2 .-Pe rus a, 10 enero 1253.—«Priores fratrum Predicatorum et rain istri fra-
trum Minorum generales in regnis Castellae et Legionis crucem per díctu regno in succursum
egis Castellae contra Sarracenos praedicent» (Reg., an. x, n úm . 366, fol. 230, ver so; Pot th . 14.832;.
«Prioribus Predicatorum et ministris Minorum fratrum gencralibusin regnis Castelle ac Legio
nis Carissimu» in Christo.—Dat. Perusii, un idus januarii, anno x°», pig. 155. Registres d'In
nocent IV.
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12 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
ca . Seguía, pues, la Corte pontificia en excelentes relaciones con el Rey
castellano, y acaso pensara poder utilizar más adelante el nombre de Al-
fonso, si fracasaban por completo sus gestiones en Francia e Inglaterra,
acerca del asunto siciliano.
No cam bió la buena disposición de la cancillería romana con la mu erte
de Inocencio, porque su sucesor se mostró por lo menos tan benévolo. La
correspondencia con Castilla por mil asuntos se hace cada día más activa
y desde el primer momento aparece favorable a cuantas demandas y de-
seos son expresados por el Monarca. C uriosa e interesante es la carta de
4 de febrero del año i255 referente al ducado de Suabia, porque constituye
un precedente de las futuras pretensiones de Alfonso. El Papa expresa
claramente en este documento que ruega y exhorta a los suabos para que
reconozcan los derechos de Alfonso a la sucesión de su madre; se dirige
Alejandro IV a los nob les, condes, barones, ciudadanos y min isteriales,
así como también a los superiores de comunidades y jefes civiles o milita-
res de castillos y ciudades a fin de que m anifestasen su apoyo de una ma-
nera patente y eficaz. Esta carta era una derogación indubitable de la dis-
posición de su antecesor en favor de Guillermo de Holanda, a quien los
habitantes de las ciudades y de los campos del ducado de Suabia no que-
rían por señor
^
Claro está que en vida de Guillermo la pretensión no podía
tener otro alcance; es decir, no se podía pensar en la corona de Alemania
ni menos en el Imperio , pero era ya bastante que a una rama de la casa
I Reg., núm . 7.496.—Asis, 14 mayo 1254. «Rcgi Castelle ct Le gionis, contra Sarracenos de
África transfretare propo ncnti, scribit se ómnibus clericis H ispaniae qui illuc persona liter tran-
•ibunt indulgiré ut, ibidem moram trábenles, beneficiorum proventus percipiant.» (Reg., an. xi,
núm. 540, fol. 9o.)«Regi Castelle ac Legionis illustri. Signo vivice crucis assumpto contra Sarra
cenos de Affrica, inimicos nominis christiani, proponis in manu potenti, prout asseris, trans
fretare. Ut autcm in hujusmodi negocio possis Deo propicio prosperari, tuis supplicationibus
inclinati, ómnibus clericis Ispinie, propter hoc crucesignatis vel crucesignandís, qui in tuum
reí vicarii tui subsidium contra Sarracenos ipsos personalüer transibunt in Africam, auctori-
tate presentium índulgemus ut, quomdin ibidem moram tr,axerint benefíclorum suorum perci
piant cum ea integrita tc prov entus, cum qua illos perciperent, si personaliter in e cclesiis, in
quibus eos obtin ent, residerent: presentibus post quinquenn ium ex quo iter arripueris, . Nu -
Ui, . Dat. Asissi,
idus maii, anno xi°», pág . 410,
Registres d Innocent IV.
3 Lít Registres d Alexan dre IV. Recueil des Bulles de ce pape publiées ou analysies
d apris les man uscrits origina ux des arc/iives du Vatican, por M. M. C. Bourel de la Ronciére,
J. de Lay e et A . Co ulon, t. i. T ex tos, añ os i y 11 (1254-1266), por Bourel de la Ro ncié re, Pa
rís, 1902, núm . 139, pág. 38. Ñip óle s, 4 de febrero laSS. «Suevos rogatur et hortatur ut [Alphonso]
regí Castellae ac Legionis, ad adquirendum ducatum Sueviae et quendam alia jura et in illis
partibus ex materna succesione competentia potenter et patenter assistant.»(Reg. 34, cap. 127,
fol. Ib, Po tth, 15.670.) «In eodem modo n obilibus viris, comitibus, baronibus, civ ilibu s ct min i-
sterialibus per ducatum Suevie eonstitutis. In eodem modo rcctoribus et castcllanis ac commu-
Ditatibuscivitatum et castrorum per ducatum Suevie constitutis.v
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ALFONSO X DE CASTILLA 13
Staufen, a un descen diente de la dinast ía suaba y a un próx imo parien te
del excom ulgado Fe der ico se le reconociese la posibilidad de pod er aspi
rar a la herencia de Fel ipe de Suabia.
C A P I T U L O I I
LA EMBAJADA DE PISA
Muerto Guil lermo de Holanda, dueño Manfredo del reino de Sici l ia y
siendo el único representante legítimo de la casa Staufen en Alemania un
tierno niño, hijo de Co nrad o IV , que había d e ser, pasad os los año s, el des
graciado Co nra dino , era preciso to m ar pron tas med idas para evi tar un
grave conflicto; otro Pontífice más enérgico lo hubiera hecho; pero la de
bi l idad de Alejandro IV dejó cor rer los acontecimientos, co me nzand o uno
de los períodos m ás confusos y tur bu len tos de la h istoria alem an a: el fa
moso Interreg no de veinte años , que interru m pió su cul tur a y d etuvo la
civilización germánica.
Ajeno se hallab a el rey Alfonso d e C astilla a las luchas del Im per io
alem án, c ua nd o un a embajada de la ciudad de Pisa vino a despe rtar en el
Mo narca castel lano ambiciones ul t rapire naicas m uy lejanas de su espíri tu .
De los incidentes de esta misión diplomática hemos de ocuparno s a hora .
Ar no ld Busson , en su excelente folleto sobre la doble elección, pre
sume exist ían proyectos amplios y miras sobre Ital ia de parte de Alfonso.
Adm itido el hecho consign ado por este autor de no haber hasta el pr e
sente docu me ntos conocidos de estas sup uestas gest iones, creemos m uy
incierta la conjetura del historiador aludido. El argumento de confirmar
Alfonso privilegios dados por su padre a los genoveses nada prueba.
Geno va era una República mercanti l que tenía num eros as factorías,
asegurando de este modo su gran imperio comercial . El año 1249 el Santo
Rey había conced ido privilegios especiales a los genoveses residen tes en
Sevilla; pero la base de estas concesiones era un conjun to de exencione s q ue
gozaban desde la época en que la ciudad estaba en poder de los m oro s *;
Arnold Busson, Die Doppeluiahl des Jahres 1357 und das RSmische Konigtum Afons X
ron CastiUen.—En Beitrag (ur escMcMe des grosstn Irtterregnus, mit bisher ungedrü ckten
Brie/en. HLünster 1866, pág. 20.
2 Monumento G ermaniae Histórica (inde ab anno Christi quingentésimo usque ad annum
millesimum et quingentesim um auspiciis societatis aperiendis fontibus rerum germa nicarum
medii aevi edidit Ge orgius Heinricus Pert^ serenissimo Boruss iae regi a cónsul R egim int.
Bibliothecae R egiae praefeclus). Scriptorum,
tomus x viii , Han aor era e, 1863, TU Anaa les
lanu ens es A 1249-1264, Ba rtholo mie i Sc ribi e Ann alcs A 1249, págs. 2s6y 227. «...cum inclitu s c t
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14 REVISTA DE ARCH IVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Alfo nso co nfirm aba a estos fenicios medioev ales sus franq uicias, d ánd oles
hasta una calle, que se l lamó de Ginoueses don de tenían su c onsulad o y
residían sus me rcaderes ded icados a toda clase de negocios, prin cipalm ente
al comercio de aceite, com o consta de m anera clara en los Anales lanuenses.
Si ésta hubiera s ido una medida excepcional , tendría alguna fuerza el
arg um en to de Busson; pero el Rey tam bién concedió p rivilegios a los fran-
ceses en cal de Francos, a los ingleses en cal de Bayona, a los placentinos
de Plasen cia, y a lom bar dos , vizca ínos, ca talanes y gallegos, que tenían
sus respectivas calles en Sevilla, sin que esto implicase para los extranjeros
relación polí tica de ningún gé nero . Esta es la única razón en que apoya
el ci tado his toriado r su ase rto, y ya hem os vis to que, en realidad , no es
muy sólida.
Lo cierto es que la gibelina Pisa acudía al rey Alfonso; creemos no lo
hacía por los mér i tos , cual idades y preeminencias a lcanzadas en Europa
por su saber y fama de príncipe culto , erudito y entendido en cua ntas
ciencias la humana intel igencia conocía = no, Alfonso por él mismo nada
era s in el pod eroso reflejo de San Fe rna nd o, el mo narc a español de po-
l í t ica europea, conocido y reverenciado en las cortes y cancil ler ías . Veían
en Alfonso, los p isa no s, al hijo de B eatr iz; pero si la princesa ale m ana
hubiera tenido por esposo un monarca mediocre y vulgar , la hija de Felipe
de Suabia no hub iera legado a su hijo tan r ica herencia de m und ial cele-
br idad.
El conquistador de Córdoba, la sultana antaño poderosa, cuya ciencia
illustris rex Fcrdinandus Castclle ct Legionis, civitatem Yspalensem de manu Sarracenorum
liberasset, et eamsuo imperio adiunxisset, que quidem civitas caput ab antiquo consueris esse
tocius Yspanie, ut pote quia a nomine ipsius dicta cst Yspania—nam Yspania dicitur ab Yspali
civ ita te, que civita s Tulgari sermone Sybilia appclatur»—«et p ostularet a rege contratam sive
locum in ipsa civ itat e, ia quam haberent aegotiato res lan ue fondicum , do mos, ccclesiam et
furnun sicut in pluribus civita tibus habent et iiabere con sueveru nt; et cónsu les ex se ipsis».
—«Ad ipsam enim civitatem n egotiato res lanue, tempore quo erat Sarracenorum , frequentcm
usum et accesum h abebant, et máxime gracia m crcis olcarie. Habundat enim provincia dicte
civitatis oleo ultra alias provincia, huius mundi»—«pro drictu et dacitis a lanuensibus medieta-
tem acciperet illius dricti et dacite quam prestare solcban t tempore quo erat térra Sarraceno
rum, ., .»
1 V.A nton io Ballesteros, Sevilla en el siglo xiir. Madrid, 1913, cap. lu , pág .40. Respecto
a la cal de Francos se discute entre los historiado res, pues mientras unos defienden que proce
de el nombre de los exentos de tributos (Claudio Sanz Arizmeodi, Orfaní^acirin social de Sevilla
en el reinado de Alfonso XI- Sev illa , 1906, pag . 11, j Justino M atute y Gaviria, iVoíieiasre/arij'as
a la historia de Sevilla. Se vil la, i886, pág . 30), otros creen se debe el nombre a los franceses que
1» poblaron pudien do ser que co incidieran las franquezas con los francos que la habitaron,
pues el nombre de
francos
también se daba de antiguo en algunas poblaciones a los extranjeros
venidos de Francia.
2 P. Juan de Mariana, Historia General de España. Ma drid, 1780. (D¿cimaqu¡nta edi ción .)
T. I ,
cap.
X
pág.
654.
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ALFONSO X DE CASTILLA l 5
había asombrado a la monja Hroswitha en las oscuridades de su claustro
germánico; la poesía de Sevilla con sus emires, vergeles y palmeras, me
cida en un ensueñ o e ideal, sujeta al dominio de un m onarca c ristiano, que
había subyugado media España, dejando los restos de un pequeño princi
pado al granadino Alham ar, su fiel amigo y v asallo, no podían menos de
excitar la admiración hacia el primo de Luis IX, el monarca santo y ge
neroso.
Su hijo heredaba su gloria e iba a disfrutar de ella; mal podían cono
cer sus dotes si apenas hacía cinco años que había subido al trono.
Al llegar los enviados písanos a España, el rey Alfonso se hallaba ro
deado de prosperidades y bienandan zas. Consolidada la conquista en el
Su r, había extendido sus dominios a Jerez, Arcos y Lebrija ' , conser
vando la alianza del granadino Aboabdil ben Hazar ^ que se declaraba
su vasallo; y daba el rey castellano muestras de soberana munificencia ^n
las fiestas de Burgos del año i255, donde se había desplegado todo el lujo
y esplendor de la joven y rica monarquía 3.
Era la primera vez que visitaba sus dominios castellanos desde el adve
nimiento al trono; cerca de dos años había permanecido por tierras anda
luzas, y las poblaciones del Norte le recibían ahora con júbilo y espe ranza ,
libres de guerra y de impuestos onerosos.
Un amago de contienda en la Gascuña había tenido por término feliz
un matrimonio entre el bizarro príncipe Eduardo y la castellana Leonor,
hermana de Alfonso.
Nuevos motivos de dicha eran el haber nacido este año en solar
castellano el príncipe Fernando 4 y el prestar homenaje los procurado-
1 Crónicas de los Reyes de Castilla desde D. Alfonso el Sabio hasta los católicos D. Fer-
nando y
£).
Isabel
coleccióti ordenad a por D. Caye tano Rosell (Biblioteca de Au tores Es pañ o
les).
Madrid, 1875, t.
\.—Crónica del Rey D. Alfonso décimo
cap. iv, pág. 5. Está equivocada la
crónica al decir que estas conquistas se verificaron el año 1255, pues hay docum ento en el cual
>e cita n las plazas alu did as en el año 1253 como ya en poder de los cas tella no s. V.
Sevilla en el
siglo XIIi pig. ccixxxn.
2 Esteban de Garibay y Camalloa, Los Quarenta Libros del cvmpendio historial de las
Chronicat y untpersal historia de todos los Reynos de España
161S Barce lona, t. 11, lib. x ii,
cap.
TU, pág igj ; Gaspar Ibáñ cz de Segovi», marqués de Mond éjar,
Memorias históricas del
Rey D. Alonso el Sabio y observaciones a su crónica (obra postuma). Madrid, 1777, lib. 11, ca-
pitulo XIX, pág. g5; Modesto Lafu ente, His toria
general de España
Barcelona, 18S8, t. iv, li
bro m , cap. I, pág . 118.
3 Garibay, 1.11, lib. xi i, cap. v il , pág . 198; FIórez ,
España Sagrada
t. xxvi, pig. 319;
t. XXXIII, pág, 17a; Mo ndéjar, lib. 11, ca p. xx iv, pág. 103 y obscrv, xx ix , pág. 609; Lafue nte,
t. IV, lib. III, cap . I, p4g. i j j (n ota ), lodos los auto res equiv ocaro n la fecha diciendo fué
«n ia54, siendo asi que tuvi eron lugar en 1255 eorao se prueba por loi docum entos rod ado s.
4 Mo ndéjar, lib . u , cap. xxxi x, pág. 117, obs. iv , pág . 693.
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l 6 REVISTA DE ARCH IVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
res en San Esteban de Gormaz a la Infanta D.* Berenguela, prom etida
ya a un hijo de San Lu is .
Mucho se ha discutido , y en nuestro sentir con bien poco fund am ento,
sobre la pobreza del reino de Castilla. Ningún monarca español, hasta su
época, había contado con los elementos de riqueza del rey Alfonso al su
ceder a su padre. Los rudos veteranos del conquistador que venían de las
áridas mesetas castellanas, en que sopla el cierno que todo lo agosta, se
maravillaron a la vista de los bien cultivados campos andaluces. La agri
cultura mora había convertido en un edén aquella Andalucía tan maltra
tada por las luchas civiles; pero cuyo suelo ubérrrimo daba siempre nue
vos y sazonados fru tos. Gomo los legionarios de César, pidieron los leo
neses y castellanos aranzadas de aquel paraíso, descanso merecido a sus
fatigas. Llovieron los pingües repartim ientos; los gue rreros abandona-
rqn la espada, y quitada la loriga, disfrutaron de aquellos ricos olivares,
de las viñas produc toras de dorado m osto, y reposaron a la sombra de las
palmeras, junto a los figuer les de sus haciendas. Insensato sería suponer
que el monarca repar tidor de tantas mercedes no reservarse para sí la
parte más saneada del co nquistado dom inio, y no fuesen entonces los
campos de Córd oba, Sevilla y Jerez nuevo cuerno de la abundancia que
llenase como incesante manantial las vacías arcas del rey cristiano
=.
Si
desde el comienzo de su reinado acudió a expedientes financieros, alte
rando la moneda, era para atender a gastos excesivos de momento, a la
construcción de una marina, a las atarazanas de Sevilla, a la restauración
grandiosa del culto y a los dispendios y boato de una corte gastadora. Más
tarde los locos despilfarros redujeron ese jugoso patrimonio continua
mente esquilmado, para trasladar a lejanas tierra s los trigo s, vinos
aceites
españoles, convertidos en maravedises, que sostenían las pretensiones im
periales.
En marzo del año laSó se halla D. Alfonso en Soria, donde había ido a
1 Anto nio López Fcrrciro,
Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago de Com postela,
Santiago, igoi, t. v, pág. 22t. Layettes du Trésor de Charles, publicadas por M. Joscph de
Laborde (por encargo del Ministerio de Instrucción Pública de Francia, i4rcAi> es Nationales:
Intientaires el documents ,
t. iii, desde el año 1^47 al laóo. París, 1875, n.» 4.192. París, ¡255, vier
nes 20 ago sto. «Co nvcntion es initae Ínter Lud ovicum , reg«m Franciae, et Sancium, Toletanae
scdisclcctum, necnon fratremetprocuratorem Alfonsi, Castclla regís, de matrimonio contra-
hendo ínter Ludovicum, primogenitum filium regís Franciae, et Berengariam, cjusdem Al-
phonsi liliam», pág. 253.
2 Además contaba con el tributo de Granada, si bien reducido, pues le alivió en la sexta
parte, que son cincuenta mil maravedises de oro. P. Fray Jaime Blcda, Coránica de los moro*
de España.
Valencia, 1618, cap. xvii, pág. 463.
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ALFONSO X DE CASTILLA 17
concertar capitulaciones con su suegro D. Jaime, a fin de pacificar sus
reinos, perturbad os por una guerra de fronteras .
La estancia del aragonés coincidió con la llegada de los písanos. Ban-
dino di Guido Lancia venía con el objeto de ofrecer al rey de Castilla la
investidura de Rey de Romanos, prometiendo el apoyo de su República,
dispuesta a sostener el partido de Alfonso en Italia. El i8 de marzo se fir
maban dos impo rtantísimos docum entos, en los cuales el síndico y pro
curador de Pisa reconocía al soberano de Castilla como legítimo descen
diente de los duques de Suabia y de la poderosa casa de los Staufen ».
Aceptada la elección por parte de nuestro monarca, la adulación elec
toral de Pisa colmaba a su elegido de pomposos títulos, llamándole rey y
em perador, el más esclarecido del orbe cristiano 3, y solicitaba vivamente
auxilios eficaces contra sus enemigas Luca, Genova y Florencia. El Rey
1 Escolano,
Historia General de
Va íencio. M ad rid , 1878, t. i, lib. 111, ca p. ix, pá g. 295.
Gerónimo Qurita, Anales de la Corona de Aragón. Zara goza , 1669, t, 1, ca p. L II , pá g. 170.
El
23
de enero estaba el Rey en Vito ria, donde concedía fuero a Sal vat ierra (Catálogo de Fu e
ros,
vo z Salvatierra); la ci ta Fo rtun ato Grandes en sus Apuntes históricos de Salvatierra. V i
toria , 1905. El I de febrero desde Bilforado conced e u na c arta a Esidro Gonfale^ (Leg, 5 i , Ar
chivo Cated ral de Sevilla); sigue el 2 en Bilforado, concediend o una donación al mona sterio de
las dueñas de Cannas (Expo sición de Privileg ios ro dad os. A . H. N.); el 5 está en San Esteban de
Gormaz y otorga un privilegio a Santa C ruz de Gampezo(Catálogo de Fueros); el 8 sigue en San
Esteban de Gormaz concediendo un privilegio rodado a La Coruña (Archivo m unicipal de La
Coruña); sigue el
3
en San Esteban de Gormaz y allí concede un privilegio rodado a Carmona
(Archivo municipal de Carmona); sigue todavía el 4 en San Esteb an, y de esta fecha es una car ta
de desagrav io a la cated ral de Orease (Archiv o Ca tedral de Orense). Ya el i5 está en Osma, como
se prue ba po r una carta en favor de la cate dral de León (fol. 80 vto., T um bo de la cated ral de
León ), continúa el 7 en Osma, conced iendo otro privilegio rodado a la catedral de Le ón (Ar
chivo de la cat ed ral ). El 19 está en Ca latañ azo r, y en esta población da a la abadía de Silos
una ca rta otorgán dole 375 marav edises an uales de martadga (Marius Fero tín, Recueil des C har-
les de l Abbaye de Silos.
Pa rís, 1897, pág . 226). A prin cip ios de m arzo se halla el R ey en So ria ,
•
celebrand o vistas con D. Jaime.
2 8 de marzo, Soria; «elezione et inv esti tura conceduta da Bandino di Guido Lancia, am-
basciatore del Coraune di Pisa ad Alfonso Re di Gastigüa d ell Impero R oma no come nato da du-
chi di Svezia e come sucesore di Em man uele Imp erato re di Romani». Pisa, Archivio di Staio Atti
Publici. De la misma fecha: «Giuram ento présta te da .Mfonso Re di Cas tiglia dc tto Imp erato re
di Romani a Bandino di Guido Lan cia A mbasciatore del Comu ne di Pisa di reggere e governare
l Imp ero secondo il Consiglio e coll affetto di de tto Co mua e e degli altri confederati di farsi co
ronare Re in Roma e di defenderé i i Pisani.» Pisa,
Archivio di Stato Atti Publici.
Debo estas
dos importantes notas a D, Eduardo Ibarra, catedrático de la Universidad de Madrid, que hubo
de tomarlas en el mismo Archivo de la ciudad de Pisa. El cómputo pisano fecha los documentos
el I7de ma rzo . Bru netti (col. dipl. Tosc an., I, 27 sig.) ha probado la corre spo nde ncia . Busson ,
pág. 22 y siga,, hace un a exégesis detalla da de los docu men tos. M ondéjar, págs. 130 a 142, lib. ii,
cap. xLii y sigs. es bastante completo. En BShmer, Reg., pág. 352, nüm. xx, y en dal Borgo, nú
mero
XIV,
se insertan ín tegros los docu me ntos. Habla de la p roclamación de Soria D. An tonio
Pérez Rioja en la pág. ,7 de su Crónica de la provincia de Soria (Ma drid, 1867), rec ord and o el
drama de D. Ricardo López La con juracion dt Soria, que recoge la tradición del descontento
de los castellanos por la proclamación de Alfonso hecha por los písanos.
3 Mondéjar .pág.
131,
ob. cit.
3 » ÉÍOOA—TOMO XZ ZIII a
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10 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
pro m ete defender los intereses de la ciud ad, sus islas y posesion es , d al a
invest idura a Bandino, y concede para el día de su coronación solemne el
estandarte y la espada, que serán l levados por el representante de la Repú
blica 2.
Pisa, a su vez, se hacía confirmar todos los privilegios concedidos por
los em pera dore s 3; debía a yu da r al Rey en sus luchas co ntra los sar ra ce
nos y obtener en cambio una parte de las conquistas hechas en el Algarbe
o en las costas mauri tanas 4.
La astuta política de la ciudad italiana tenía por objeto asegurarse un
apoyo ante el temor de una guerra inminente con sus rivales; a este fin,
obtenía de Alfonso la promesa de enviarles desde el i .° de mayo un capi
tán con 5oo caballeros por lo menos, para sostener a Pisa contra las fuer
zas de Florencia, Luca y Genova. Al mismo t iempo, el Municipio pisano
prometía al Rey que por su mediación sería reconocido por los gibelinos
florentinos y por Siena, Pistoia y A rezz o, ay ud an do para que fuesen ar ra n
cados de manos de los florentinos y luqueses las t ierras imperiales que de
tentaban. El tratado regulaba hasta la posibilidad de que algún día el reino
de Sicilia perteneciese a Alfonso o a su hijo, insinuando la situación pri
vi legiada que en dicho caso debían gozar los písanos. Por úl t imo, como
Pis a, ni en medio del fragor de la política inter nac iona l olvidaba su in s
t into comercial y su papel de gran potencia marí t ima, est ipulaba con Al
fonso el 15 de abril extensos privilegios comerciales a cambio del servicio
de sus escuadras en las costas de Italia y África 5.
Observa con razón Jordán que no se hace mención de las t ierras del
I Busson, pág . 24, ob. cit.
a «te per vexillutn, quod in manu tenemus, de nostris armis investimus et tem pere n o-
stre coronationis eidem eommuni Ensem et Vexillum conccdimus». Busson, pág.
23,
ob. cit.
j J. F . Boehrner, Regesta Impe rii, V. Die Kege sten des Kaiserreichs unter Philipp, Oíto ¡V,
Friedrick II, Heinrich VII), Co nrad IV, Heinrich Raspe, Wilhelm und Richard, 1198-137 3,
neu herausgegcbcn und ergSnzt von Julius Fick«r und Eduard Winkelraann, núm. 5.486.
4 J. F; Boehrner, nú m . 5.486.
5 J. F. Boehrner, nú m . 5.487. Con cedía Alfonso al tráfico pisano v entajas com erciale s en
sus reinos; en Sicilia, para caso de ganarse este rein o, y en África y
Garbe,
que debe ser Algar
be, por estar pendiente de litigio con el rey de Portugal y titularse siempre el de Castilla rey
del Algarbe. En el Archivo de Pisa hay un tercer documento cuyo titulo es como sigue: «Con-
Tenzionc fermata fra Alphonso Imperatore e Re di Castiglia da una e Bandino di Guido Lancia
«mbasciatore delC om une di Pisa dall altra, nelle quali oltre alia protezione che lim pe rato rc
tcorda a i Pisani promette loro di mantenergli a suc propie spesc un capitano con 5oo lancie ár
mate contro i luccesi e florentini e genovesi e di dichiarare ad essi la guerra quando non accet-
tasero la pace.»Pisi,
Archivio di Stato Atti Publici.
Aparece con la fecha del año 1257, y aun
que nos hizo dudar el titulo de
Emperador,
creyendo que quizás fuese después de la elección
la coincidencia de la data 17 de marzo inñuyó para que nos inclinásemos a creer pertenezca
al año is36.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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ALFONSO X DE CASTILLA 19
Imperio de que se habían apoderado algunas ciudades de la l iga gibel ina,
y en especial Siena; implíci tamente el nuevo candidato al Imperio parecía
cedérselas
K
Desde el pun to de vista político no podem os tom ar en serio los ofreci
mientos de Pisa. Ofrecía lo que no podía dar; se arrogaba un derecho que
nunca había tenido, otorgando el Imperio de Alemania, como hubiera po
dido hacerlo de los dominios de Hungría. Es verdad que, siempre f iel a la
política imperial, no había sido seducida por la influencia güelfa; pero esto
no era t í tulo bastan te para prejuzgar los de rechos de un futuro pr ete n
dien te, pa ctando sobre la herenc ia de la
Deutschland
Sin embargo, no po
día disgustar a nuestro mo narca un l lam am iento al parecer generos o y
desinteresado, que le aseguraba una base de operaciones en Italia y hala
gaba su vanidad, a t rueque de unas ventajas comerciales, de otros tantos
t í tulos honoríf icos y de un auxil io que había de redundar en su provecho
por operar en I tal ia, constante anhelo de todos los emperadores.
La intervención de Pisa tuvo otro resultado más inmediato y trascen
dental , y fué el despertar en el ánimo del Monarca hispano ambiciones y
deseos que siempre le hubieran parecido inverosímiles, absurdos e i r rea
lizables sin la propuesta de la ciudad gibeUna. Apartado el rey Alfonso de
los acontecimientos de la gran política europea, descentrado en el confín
de España, no podía soñar , por la lejanía, en hacer valer unas pretensiones
al Trono alemán desde su remoto dominio. Es cier to que siendo infante
había reclam ado el ducado de Sua bia, y el año anter ior por B reve de
Ale jandro IV , había obtenido la a probac ión del Pontífice =; pero esto no
era al parecer sino un anhelo platónico, por t ratarse de derechos a la he
rencia de su m ad re. E n cam bio, después de la entre vista de Soria 3, el
problemático deseo se convirtió en realidad en el ánimo del Rey, y el nieto
del emperador Felipe de Suabia pensaba que iba a sentarse en el t rono de
sus mayores, a ceñir en sus sienes la corona de Carlomagno, a empuñar
el cetr o de los O ton es , a do m ina r en Ale m ania y en Italia y a llevar con
ho nra y prest igio el t í tulo insigne de Rey de R om an os, descend iente de
1 E. Jo rd án , op. cit . , pág. 181.
2 2 nonas de febrero . Ñapó les. Breve de Alejandro IV el año primero de su po ntih caao , en
el cual exh orta a los Gr indes y Prelado s del Estad o de Suabia lo entr egu en a D. Alfonso. Ud e-
rico Rainaldo, citado por M ondéjar, cap. xxxv i, l ib. i i , pág- i . V. cap. i.
3 Debemos adm itir este aserto mientras no se presenten docum entos probando las g estio
nes de Alfonso an teri ore s a este suce so. Cu anto más que es lo más verosím il, puesto qu e el ano
anterior solicita de Alejandro la investidura del Ducado de Suabia y no hace mención del Im
per io.
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2 0 REVISTA DE ARCH IVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
los Cés ares y res tau rad or del ant iguo Imp erio de la Ro m a paga na. Mas
para llegar a tan feliz rem ate , debía com enz ar el áspero calvario del pre
tendien te: prepa rar la voluntad de los electores, urd ir intrigas, estudiar
los mil resortes, los hilos misteriosos de la política mundial; lanzarse en
el proceloso mar délas Chanci l lerias, halagar a unos, amenazar, sol ici tar,
rog ar, hacer frente con esfuerzo indom able a los azare s de la fortuna y
hasta vencer sus caprich os y sostener su derech o has ta con las arm as .
Pa ra esto se ne cesi taba energía, constan cia, íuerzas , r iqueza, un estudio
profundo de los personajes y de los países donde su acción había de ejer
cerse para lo gra r el fin ansia do , talentos y cualidad es diversas d e g ran
relieve, pues luch aba con la distancia y con gran des enem igos. V erem os
cómo el espíritu culto y amable del Rey castellano se desenvuelve para la
consecución de tamaña empresa .
Los meses de marzo y abril sigue el rey Alfonso en Soria, rodeado de
una corte en la cual sensiblemente penetraba el lujo sin que hiciesen mella
en su ostentación las disposiciones suntuarias de las cortes de i252-i253.
Ac om pañab an al Rey sus herm ano s D. Fad rique, qu e había de hacerle
traición, siguiendo al rebelde y aventurero D. Enrique; el joven e inquieto
D . Felipe, electo de Sevilla, a quien sus aficiones ¡levaban por otros de
rro tero s apartad os de su m itra , y su her m ana stro D . Luis, enriquecido
con ha cien das en la M aca ren a de Sevilla, deb idas a la real munificencia de
su hermano; también estaban con el Monarca su tío el sesudo D. Alfonso
de Molina, príncipe de buen consejo; los maestres de las Ordenes milita
res; el fastuoso D. Sancho, electo de Toledo y D. Manuel, hijos los dos de
San Fernando, y por úl t imo D. Suero Pérez, obispo de Zamora y notario
en León , que había de firmar las capitulaciones con los písanos .
Debían seguir a la corte la em per atriz de Co nstant inop la Bere nguela,
hermana de Fernando, con sus t res hi jos, protegidos y vasal los del
Monarca, que habían recibido grandes pruebas de su l iberal idad.
El de Aragón había llegado también con lucido acompañamiento, en el
que figuraban Martín Pérez, justicia de Aragón y los nobles Bernardo
1 O marzo 1556, Soria. Privileg io rodado a la catedral de Se villa Sev iíía en
el sigtoxiii
pig. Lxxx) para los confirmantes. El la de abril el infaote D. Kadrique daba en Soria una carta a
faTor de la Orden de San Juan {Leg. 11, núm.
17,
Docs. de la orden de San Juan. A. H. N). En i5 de
junio concedía el infante D. Sancho desde Briliuega un privileg io a Alcalá de Henares Miguel
Portilla y Esquirel, Historia de la ciudad de C ompluto Alcalá de Henares, 1725, t. i). En esa te -
cha también estaba el Rey en Brihuega.
2 Yerra Busson al llamarle Pedro de Zamora en op. c it , pág. 26.
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ALFONSO X DE CASTILLA 21
Guillen de Entenz a, el vizconde de Cabrera y el de Rocaberti . T e rm i-
nadas las capitulaciones y festejos, despidiéronse con afecto suegro y ye rn o,
pasando D. Alfonso a Brihuega », donde permaneció el mes de mayo y
parte de junio, descansando antes de emprender las sesiones de Cortes en
Segovia. Ya en esta ciudad le esperaban asuntos más prosaicos y dificul-
tades económicas de sus reinos, a las cuales habían contribuido no poco
prodigalidad y las pésimas medidas financieras , alterando el valor de la
m oneda , sin a tender a los g raves perjuicios subsiguientes 3. El Rey, a
quien llaman los genoveses
piadoso y rico lfonso
4, debía imponer tasas
a los precios de las m ercaderías por la penu ria de sus subditos, afligidos
por la carestía de los elementos de prim era necesidad 5. Era éste un con-
tras te repetido en la historia, sucediendo a guerras afortunad as el enri-
quecimiento de las mesnadas y del tesoro Real, con la ruina de las pobla-
ciones que con sus auxilios pecuniarios habían contribuido al éxito de la
campaña. Razón tenían de quejarse los pueblos de Castilla y León, expri-
midos en largos años de guerras y conquistas, no obteniendo ningún
fruto de su sacrificio. Muy otro era el pensamiento de su monarca, que
deseaba resolver cuanto antes tan enojoso asunto para dedicar sus esfuer-
zos a la consecución de sus dorados sueños.
Pensaba que la alianza con Pisa traería consigo la unión a su partido
de todas las ciudades gibelinas de Italia y con este núcleo poderoso podría
imponerse en Alemania. No ignoraba que este paso le enajenaría el apoyo
del Papa , tan necesario en tales mom entos y que tan propicio se había
mostrado el año antes; pero, por otra parte, se decía que su única po-
sición, por ser descend iente de los suabios, era como jefe de los gibelinos,
defensores de la casa Staufen. Algo arriesgado íué colocarse frente al
1 Zurita,
Anales,
t. i, cap. un, pág. 170.
2 Kl 2 de mayo desde Brihuega concedía ua privileg io rodado al monasterio de Rioseco.
<C»rtulario de R ioseco, fol. 33, 279 B. A. H. N.).
3 Vicente Arguello, Valor de las monedas de Alfonso X (t. viii de las Memorias de la
Real Academia de la Historia); Narciso Sentenach,
Estudios sobre Num ismática española.
Ma-
<l' id, 1909, pág. i5 .
4
Annales Januenses,
pig. 3o5.
5 Diego Ortiz de Zúñiga, Anales eclesiásticos y seculares d la muy noble y leal ciudad
<íí Sevlífa. Madrid, 1795, lib. i, pig.
216;
Crónica, cap. v; Mondéjar, lib. ii i, cap. X L, pi g. ai8;
Diego de Colmenares, Historia de la insigne ciudad de Segovia y compen dio de la Historia de
C ai ti/í a, j.» edic ión, M adrid, 1640. Ya en 1352 había fijado también el precio de las merc a-
llenas. V. Antonio Ballesteros, £.as Cortes de iiSa. Madrid, ij n . Varias rece s durante su reina
do alteró la moneda, como lo priicba, entre otros documentos, un con venio de 24 de agosto del
«fio 1258 entre los concejos de Oviedo y Aviles, haciendo obligatoria entre los vecinos la circu
lación de la moneda real. V. Ciríaco Miguel Vigil, Coíeccíán Histórico-diplomática del Ayun-
amiento de Oviedo, Ovied o, 1889, pi g. 48.
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2 2 REVISTA DE ARC HIVO S BIBLIOTECAS Y MUSEOS
pontificado, mas preocupado Alfonso con los votos de los electores, no
pensó en que nunca sería Rey de Romanos sin el beneplácito del Papa. No
había de pretender conseguir lo que monarcas tan poderosos como Enri-
que IV y Federico Barbarroja no hab ían logrado en su lucha con el
Pontífice; pero quizás meditaba en una reconciliación posterior, después
de elegido, que acallaría los escrúpulos de Roma, hacia el paladín de la
cruz contra la morism a. Lo prudente hubiera sido observar una política
circunspecta, huyendo de los pehgros que su nombre
su bo
llevaba con-
sigo; sin em bargo , la fuerza de los acontecimientos y la propuesta de Pisa
lo arrastraban por un camino sembrado de dificultades.
En el mes de septiembre se presentaban en Segovia tres enviados mar-
selleses, y el día
2
Don Alfonso confirmaba el pacto establecido entre Gar-
da Petri y Marsella; éste, sin duda, es García Pérez, arcediano de Ma-
rruecos, testigo con Suero Pérez de los solemnes documentos firmados a
los písanos en Soria . El 28 del mismo mes, el monarca promete sellar
con sello de oro , en cuan to lo solicite la ciudad de Marsella, el convenio
con ella celeb rado, y que provisionalmente había sellado con el de plom o,
por estar roto el de oro, propter fracturara cogni ex parte videlicet
sculputure (sic) leonis . El hecho era una consecuencia de los do cum en-
tos firmados en Soria.
La República italiana deseaba la alianza con Marsella para contrarres-
tar la pujanza de Genova, su enemiga. Alfonso se había comprometido a
concertar con Marsella lo solicitado; pero los marselleses, incitados por
Pisa se adelantaron a sus gestiones. Sin quererlo, por la fuerza de las cir-
cunstancias, el rey de Castilla iba engolfándose en las intrincadas mallas
de la política italiana .
La conducta de Alfonso no podemos considerarla aislada del medio
hispano en que se desenvolvía, y que en ciertas ocasiones aprisionó con
aros de acero sus mejores iniciativas. El reflejo de su política en Alema-
nia e Italia, sus dudas, sus vacilaciones, los er rores y los aciertos son con-
secuencia de la situación de sus reinos y del ambiente que le rodeaba.
Lucha con el descon tento de su pueblo, a quien asustab an empresas leja-
nas y costo sas, donde veían supeditado el prestigio de Castilla por el b rillo
1 Mitteilungen des Instituís für Ssterreichische Geschichtsforschun g año 1888 píg. 346.
Mondéjar lib. 11 cap.
XLII
pígs. 130-142. Busson refiere la visita al día siguiente
13. Op.
cit. pá
gina 38.
2 ídem Id. id. pág. 247
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ALFONSO X DE CASTILLA 2 3
de la d iadema imper ia l ; los nobles mur m urab an s iempre descontentos y
con ansias de disfrutar de las cuan tiosas r iq ueza s truto de la conqu ista
y los prelados temiend o la hosti l idad de la San ta Sede eran ad versa rios
resueltos del Imperio; sólo Alfonso alentaba grandiosos proyectos vis-
lum brab a en Alemania un espléndido porvenir para su raza y conseguido
el solio imp erial una cruzada europ ea lanzaría a la mo risma al otro lado
del Estrecho imponiéndose a los afr icanos poderosos.
La s emb ajadas de písanos y marselleses le habían so rpr end ido en plena
reorganización de sus re inos castellanos aban don ados hacía años por don
Fernando. Era menester una acción pronta y eficaz en Italia y Alfonso
sin valor para arrostrar inmediatamente la sorda oposición de sus vasa-
l los se m ost ró tím ido indeciso y faltando a lo pactado dejó que P isa
fuera vencida en Cerdeñ a y en T os ca na sufriendo el 12 de julio un a
gran d err ota . Marsella era tamb ién castigada por Carlos de An jou y el Rey
de Casti l la imp otente para interv enir en favor de sus a liados ensayaba
mil van os recurso s y expedien tes financieros obligado por la pro testa de
sus ciudades.
ANTONIO Y Pío BALLEST EROS.
{Continuará.
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EL RETRATO DE CERVANTES
CARTA SEGUNDA
P
ACiENTÍsiMO lector: Sin duda ha de molestarte mi insistencia en
tratar de un punto acerca del cual ya tendrás formado tu crite-
rio y decidido el bando que has de seguir en la contienda enta-
blada. V ano será, pues, mi intento de persuadirte en uno u otro sentido,
si no estás a ello dispuesto; pero, comoquiera que aún queda tanto por
comunicarte y me sea tan grato ocuparme en ello, ruégote me perdones
a cambio de satisfacer tu curiosidad respecto al conocimiento de todos
los detalles sobre este asunto, en cuanto puedan ser depurados hasta
el último extremo.
Mucho siento también que un antiguo amigo se haya enfadado por-
que no participo de sus reparos y hasta los combato; pero esto es inevitable
cuando el amor propio se interesa por ambas partes, empeñadas en
opuestos criterios. Ya le advertí a tiempo de todo lo que por ello com-
prometía.
Qu izás sea yo mismo el culpable, al no ofrecer la prueba plena desde
luego; pero mi disculpa para con él y para con todos es muy obvia: cier-
tos datos , ciertas noticias, no llef, an con la oportunidad deseada, y tr a-
tándose de una ocasión, ninguna encuentro tan propicia como la actual
para tratar del
retrato de Cervantes
por el que ahora estamos todos tan
interesados. A sí, pues, si mi pecado ha sido de pereza o excesiva cautela,
el suyo ha sido de impaciencia, ambos muy disculpables.
No piensa abandonar mi amigo (pues por tal lo sigo queriendo) sus
procedimientos, según se ve; pero por ellos dispénseme que no le siga: las
polémicas están fuera de uso y sólo dan gusto a la galería.
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EL RETRATO DE CERVANTES 5
Adem ás, yo entiendo que la dialéctica es un auxiliar indispensable para
tantear lo desconocido; pero cuando los hechos son evidentes, toda la
ciencia aristotélica y arte forense
{ nck io sonno avvocato
tiene que ceder
ante la experimentación decisiva.
La lógica es como el cayado o bastón del ciego para tantear el
oscuro y escabroso sendero por donde se camina; pero cuando éste
es amplio e iluminado por luz meridiana, se puede avanza r por él has ta
con los ojos cerra dos .
Esta luz y seguridad la dan los hechos más que las razones, y por ello
voy a dar te cuenta de muchos acaecidos, que conviene conozca todo el
mundo, para así acabar de ir disipando las tinieblas que aún pudieran
notarse en el asunto del retrato de Cervantes.
Aseguraba en mi carta anterior al señor Puyol ser evidente y por com
pleto cierto que el retrato existía hace más de cuarenta años formando
parte de la colección de cuadros y curiosidades de don E stanislao Sac ristán,
de Valencia. Murió este señor en el año de 1907, si mal no recuerdo, dos
meses después de su esposa. Al morir, cayeron sus objetos y papeles en
manos poco cuidadosas, como ocurre casi siempre, y aquí entran las his
torias que yo puedo contar, dejando otras para aquellos que por más títu
los les pertenecen.
Por tal fecha, invitóm e un am igo mío á que viera unos excelentes
lienzos y objetos de arte que había adquirido; fui a su casa y encontréme,
en efecto, ante unos veinte cuadros de verdadero mérito y algunas anti
güedades importantes. Celebré su suerte al amigo, y respetando su silen
cio con relación a la procedencia de aquellas obr as , cosa de gran misterio
siempre entre aficionados, salí de su casa persuadido de que había dado
con algún buen nido.
Más adelante supe que aquellos cuadros constituían la parte selecta de
los que había adquirido de la colección Sacristán, de Valencia, llegados a
Madrid en catorce cajas. Pero por entonces ni se habló una palabra del
retrato de Cervantes, que con ellos vino, ni sonó para nada el nombre del
señor Albiol, que los había restaurado.
Ocurrió después todo lo sabido con el señor Albiol, y habiéndome en
con trado una noche a mi amigo en la esquina de las calles de Doña B ár
bara de Braganza y Conde de Xiquena), hube de decirle:
—Pero ¿es posible que no notara usted lo del retrato de Cervantes?
—Tan no lo noté—me respondió—, que a poco si lo quemo en el estu-
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2 6 REVISTA DE ARC HIVO S BIBLIOTECAS Y MUSEOS
dio una fría m aña na. ¡Cóm o lo había de sospechar Esta ba la tabla en d os
peda zos, y nunca me ocur rió unirlos para ver lo que decían los letrero s.
Albiol me lo pidió enton ces y yo se lo r ega lé con otro s varios cua dro s d e
desecho.
—Pero ¿no le volvió á hablar Albiol de ello?
—Sí,
mas en ocasión en que ya todo había oc urr ido . He estado tre s
años sin verlo.
No estoy auto rizado para d eclarar el no m bre del am igo, ni lo diré
nunca sin que él me lo permita.
De cómo Albiol se l levó el retrato a Asturias y cómo lo t rajo a Madrid,
donde fué víctima de la
verdadera encerraría
que le dispusimos en casa de
los seño res Hau ser y Me net, es ya tan sabido que no hay que aña dir n ad a;
sólo diré q ue la escena se desa rrol ló en un a m aña na del mes de junio , y
sin
embargo llovía
Se dirá: Pero ¿cóm o, si el señor S acris tán lo tenía desde tanto t iem po
atrás, no era conocido? Alguien lo conocía; el señor Sacristán era, sin em
barg o, mu y avaro de su teso ro; apenas lo dejaba ver; pe ro él m ism o lo do-
cumentó de la manera más precisa y fehaciente .
Si mi amigo adquirió su s cuad ros, otra entend ida perso na de V alencia
com pró sus l ibros y papeles, entre los que figuraba la do cum enta ción
del retrato, de la que el señor Rodríguez Marín a estas horas habrá dado
tan c i rcunstanciadamente cuenta ' .
¡Con cuánto cariño expresa en ella el señor Sacristán su ilusión de sor-
prend er al m un dr reproduciendo el re t ra to a l fren te de una edic ión m agna
dé las obras de Ce rva ntes ¡Cómo se recreab a en su teso ro, «colocado una
tarde al lado de una ventana de su bibl ioteca . . .»
Yo vi la prim era fotografía del retra to en junio de 1910. M ar ch an do
el verano a mis expediciones no volví a saber de él hasta que por el otoño
me escribió el señor Albiol remitiéndome la segunda fotografía; ésta no la
conocieron mis amigos hasta fin de año y fué preciso esperar al verano si-
guiente para que su poseedor cumpliese su palabra de t raer el original a
M adrid , ocul tando yo s iempre su p arad ero , prec isamente por es tar en
Oviedo, feudo de una de las personalidades que más interés tenían en ad-
qu irirlo . ¡Si lo hub iese sospechad o siquiera Confieso ade m ás mi pecado :
quería poseer la primacía del secreto.
I También a él ha correspond ido el dejar plenamente dilucidado lo de iuriguí por Jáu-
regu i así como la verdadera edad de éste.
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E L R E T R A T O D E C E R V A N T E S 2 7
En 4 de junio de 1911 recibí carta del señor Albiol, diciéndome que ya
estaba en M adrid y que h abía traíd o el re tra to. Sin perd er t iempo ac udí
a la cita.
Al fin iba a tener en mis manos aquella deseada imagen, y no ocultaré
que subí con cierta emoción y desconfianza la escalera, pues suelen expe-
rimentarse en estos casos las mayores decepciones; pero cuando al fin el
señor Albiol puso en mis manos la obra de Jáuregui, mi impresión fué lo
más favorable; su aspecto, de la más completa autent icidad, y mirándola
y remirándola sent í que iba apoderándose de mi convencimiento y que se
trataba de uno de aquellos ejemplares por los que se puede comprometer
todo ,
pues, lejos de hacerse dudoso, g.inan más mientras más se les exa-
mina. Había parecido al fin el tan buscado retrato. Mi determinación más
firme fué entonces la de, a toda costa, impedir que el retrato, fuera lo que
fuese, saliera de España.
Seguidam ente co m uniqué mis impresiones a mis amigos, y entre todos
salvamos a Cervantes del ostracismo.
Au nqu e te nga m os que padecer los ataqu es de los de dentro de casa,
tan a la espa ñola, ¡qué de bu rlas no hu bier an caído sobre todos a habe r
sido expatriado el retr ato Entonce s sí que sería indiscut ible . . .
Dos días despu és de sarr olláb ase en casa d e los seño res H auser y Menet
la escena tan sabida y qu e pued e ve rse fielmente pinta da por don Al e-
ja nd ro Pid al en la confere ncia por él da da en i5 de en er o de 1912 en la
Asociación de la Prensa.
Es cierto que el señor Albiol no nos dijo toda la verdad sobre la proce-
dencia del retra to; pero se com prend en m uy fáci lmente las razon es qu e
para el lo tuviera, resul tando hoy ya por completo inút i les sus reservas al
haberse todo averiguado.
Conocida la historia del retrato en los más próximos t iempos, su po-
sesión por par te del señ or A lbiol qued a por ello com o casual y pasajera, así
como su raig o de cederlo a la Academ ia Española debe est imarse co mo
una noble complacencia por su parte, al consejo y súplica de persona tan
seria y respetable para él y para todos, como lo es don Daniel de Cortá-
zar, a l que debemos incluir s iempre entre los más eficaces colaboradores
en la patriót ica empresa de que el retrato quedara entre nosotros.
También debe constar, para dejar la verdad en su punto, que la cáte-
dra a que el señor Albiol aspiraba no fué
cre d
después de ceder el re-
trato a la Academia. El señor Albiol era un opositor admitido a ella, según
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2 8 REVISTA DE ARC HIVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
convocatoria muy anterio r sin traer otra aspiración que la de que se
efectuaran los ejercicios de los que al cabo salió tan triunfante; y si por
todo ello resulta que se le facilitaron los trámites para obtener una cáte-
dra jpor oposición buenjprovecho le haga pues mucho m ás se ha hecho por
otros que menos han dado.
»
Pero si ya nos es perfectamente conocida la historia del retrato desde
el año 73 del siglo pasado bueno es nos detengamos también en sus p rin-
cipios es decir en el año de 1600 en que se hizo. Lo primero que algu-
nos piden es se aclare si realmente Jáuregui le hizo o pudo hacer tan sólo
el retrato a su amigo Ce rva nte s y para ello se fijan en la redacción del
prólogo de las Novelas ejemplares por la que estiman se expresa algo
vagamente que el retrato se hubiera ya ejecutado.
No comprendemos cómo pueda tal deducirse de las palabras del pro-
pio Cervantes. Quéjase éste de tener que escribir el prólogo por faltarle
grabador que le quisiera hacer el ret ra to después de habérselo uno su
amigo p rom etido y doliéndose de esto dice que para ello le daría el origi-
nal el famoso don Juan de Jáuregui.
Es to indica claramente que el retra to tenía existencia real y no cabía
duda alguna de que Jáuregui lo hubiese proporcionado sin más que pe-
dírselo pues en su poder debía estar sin du da y nunca se hub iera exp re-
sado Cervantes con tal confianza a no existir el retrato.
To do grabador requiere un original para su traba jo entonces dibujado
o pintado por no existir la fotografía como hoy se hace y Cervan tes no
se quejaba de Jáuregu i sino del grabad or que no le cum plía su promesa
y por ello ya que éste no lo trasladaba con los bu riles pasaba él a des -
cribir lo con su pluma por lo cual ganábamos todos mucho aunque plan-
teara con ello el problema que hoy nos preocupa.
La descripción hecha por Cervantes del retrato conviene de tal modo
con el tan en cuestión que sólo a éste puede referirse representándole tal
como era el año 1600 pues en el de i6 i3 seguramente habría ya cam -
biado mucho y envejecido y tenía que diferenciarse del hecho en aquel
año:
ya sus cabellos no serían castaños ni sus ojos alegres.
Aún más: nótase su complacencia en describirse tal cual el retrato lo
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EL RETRATO DE CERVANTES 2 9
ofrecía catorce años más joven con el pelo aún castaño pero sin dejar
de apuntarse sus grandes defectos corporales que también los hace paten
tes el retra to como su falta de den tadura de tal modo acusada en su ima
gen; y que el retra to que describía era p intado y no dibujado lo indica al
referirse a su cabello
castaño
a sus barbas
de plata
y a su
color viva
antes bl nc que morena; sin duda en
i 6 i3
de sesenta y seis año s no hu
biera podido decir de sí tales cosas.
No cabe duda de que Cervantes si no un hombre débil era una hu ma
nidad gastada: grandes motivos había para ello. Antes de llegar a la es
clerosis
a la afección cardíaca que lo llevó al sepulcro su silueta debía ser
la de un viejo. El Cervantes gallardo rubicu ndo ágil y valiente debió
pasar bien pronto. Así quisieran encontrarlo las gentes. Pero cuando vol
vió manco del cautiverio después de tantos malos tra tos tendría que ver
la demacración y aspecto que traería que nunca después logró desechar
dada la vida tan poco regalada que tuvo y las penalidades por que pasó
para ganarse el sustento. El propio Arnaúte Mamí decía «que como tu
viese bien guardado al
estropeado español
tendría seguro su capital».
Era adem ás algo cargado de espaldas torpe de pies y tartamudo .
Pero en medio de tantas penalidades nunca abandonó las letras. Eran
su ilusión constante. Sus aspiraciones sobre todo dramática s le dieron
verdadera fama y donde fuera se presentó como escritor de ciertas pre
tensiones como hoy se diría.
Estando en Sevilla en iSgS estimado ya como una reputación liter a
ria compuso el tan célebre soneto al túm ulo de Felipe U que com ienza:
«Vive Dios que me espanta esta grandeza ...» que fué desde el primer
mom ento popularísimo y celebrado teniéndolo él mismo
«por honra prin-
cipal de sus
escritos» como dice en su
Viaje del Parnaso.
Entonces con o
ció a don Juan de Jáuregu i hijo de padres pudientes y con aficiones lite
rarias y artísticas a las que éstos no se oponían.
Era Jáuregui uno de aquellos prodigiosos jóvenes renacien tes de aque
llos talentos
dotados de varias almas
que produjo entonces España. Su
casa-palacio lugar de cita
tertulia de los más conspicuos vates y artistas ;
a ella acudían Pacheco Céspedes cuando estaba en Sevilla Baltasar del
Alcázar Lope de Vega en 1601 M alhara Cervantes y otros. E mulo de
don Juan de Urquijo hubiera dado toda su fortuna por las artes y las
letras.
¡Con cuánto deleite no escucharía el joven Jáuregui de labios de su
amigo don Miguel aquellas descripciones de Italia y su vida con tan ta sal
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3o REVISTA DE ARC HIVOS , BIBLIOTECAS Y MUSEOS
des critas por quien tan bien las conocía (Véase su m arav illosa descripción
en El Licenciado Vidriera.
Cuá ndo y dónde se enco nt raro n el jovenzuelo Jáuregui y Ce rvante s ,
es fácil suponerlo y que entre ellos se entabló gran amistad, no hay que
dudarlo; necesi tábanse mucho el uno del otro. Jáuregui soñaba con publi-
car alguna obra suya; t rabajaba ya en una traducción del Aminta, del
T as o, que req uer ía la revisión de un l i terato ex perim entado y tan con o-
cedo r del i tal iano com o lo era C erv an tes, que había vivido seis años c uan do
joven en Italia. A C erv an tes le ocu rría el deseo de tener un d iscípulo qu e-
rido, y más si éste era poderoso ' . Yo me atrevería a preguntar a los más
avisados críticos literarios: ¿No notan en algunos pasajes de la traducción
del joven Jáuregu i la enm ienda de Cer vantes ? Porq ue en otras obras en
prosa del vate sevillano creo yo encontrar la sintaxis del maestro.
En 1602 murió el padre de Jáuregui, e impaciente por ver Italia, pasó
a el la en cuanto pudo, sosteniendo desde al l í correspondencia l i teraria con
sus tertul ios, de la que se conservan cartas en verso cruzadas entre
él y Pach ec o, cua ndo aún don Juan no llegaba a los veintidós años de
edad.
Ello es que en 1600 era n gran des amigos Já ure gu i y el príncipe de
nues tros ingenios, príncipe entonces bastante pobre y de poca pres en-
cia, pero cuyo talento deslum hraba al discípulo, y esta adm iración, por
esos hechos inconscientes de la juv entu d, la con ver tía en afecto. Aquella
amistad no se ent ibió nun ca; C erv an tes , dos años antes de m orir, al es -
cribir la segunda parte del Quijote, cua ndo éste visi ta una im pre nta en
Barcelona , recue rda la t rad ucc ión del Aminta por don Juan de Jáu regu i ,
«dond e felizmente pon e en dud a cuál es la trad ucc ión o cuál el origina l».
Jáuregu i quería tam bién ser pintor, y especialm ente retra t ista . A los
diez y siete año s m aneja ba ya los pinceles con todo el cará cter y estilo
que entonces tenía la pintura sevi l lana, más dibujante que colorista , más
t ímido q ue val iente. Sus m aes tros, todos discípulos de Luis de Va rga s,
ente ndía n el arte a la man era que Pacheco , pues a la casa del ti tán He rre ra
el Viejo no podía i r ningún principiante dist inguido.
Jáuregui se complació grandemente en re t ra tar a su maest ro y amigo.
Pacientemente, minuciosamente, sin perder una l ínea ni un detal le , t ras-
ladó á la tabla aquel rostro, al que dio toda la expresión y vida que le era
I Poco despu és, en Ma drid, cultiv ó tamb ién la amistad de otro joven proc er de las letr as ,
Conde de Saldaña, que tanto le favoreció, asi como la de don Diego de Tapia.
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EN LAS RUINAS DE CLUNIA 31
dado conseguir ; y aunque del retrato se ha repetido hasta la saciedad ser
ma lo e infantil, no llega a tan to que carezca de cierta s co ndiciones in
tr ínseca s, dem ostra t ivas de la gra n disposición que tenía el joven a r
t i s ta .
Ac ostum brados a los prodigios de Velázq uez, el G reco y Go ya, est i
mamos como malos aquellos retratos que no l legan a competir con tales
maravil las del pincel; pero contemplando en conjunto el pintado por Jáu-
regui, en tan co rta edad , y presc indien do un tant o de la técnica, su carác
ter, su psicología y hasta su elegancia es grandísima.
De mí puedo decir que cada vez que lo veo más me agrada y co nm ueve ,
pues pocos com pite n con él en psicología y expresió n; y que el que lo pintó
servía para retratista, lo demuestra la fidelidad de la línea, la limpieza y
ton o de sus tintas sevillan as , y aquella totalidad interesa nte y su til, que
al punto nos delata la naturaleza de un t ipo nada vulgar ni de torpe espe
cie ,
antes al con trar io, de cast iza nobleza. Po rque el ros tro que al lí apa
rece es el de un hom bre agu dísimo , observado r y penetra nte, con enm agre-
cim ien tos de satíric o, con ojos de una fijeza irresistible ; su na riz y su boca
de Sibila, bien barbado con lisuras epidérmicas de sensibilidad exquisita;
la con textu ra de su cráne o, mu y sim ilar a la de sus más i lustres colegas;
Lope, Góngora, Mal Lara, Calderón, par t icipan de tal contextura; cabeza
de l i terato, de las que hoy tenemos tan buenos ejemplares.
Quisieran las gentes habe rlo hallado genti l , atray ente , herm oso , en una
palabra; Cervantes no podía ser así, ni así lo sienten sus verdaderos intér
pretes; era intenso en su tipo, pero no bello.
No se avienen much os a hab erlo encon trado con tal t ipo , y esto, sin
duda , le m erm a proséli tos; no es sim pático y atractivo desde el pr im er
m om ento , ni en vida debió de ser lo, sobre todo viejo; siem pre debió ce r
ne rse algo ridí cul o en to rn o de su figura, pues h ast a de sus lentes dijo
Lope de Vega, que parecían dos huevos estrellados mal hechos pero acos
tu m br án do se un tan to a tal fisonomía se llega a notar en ella algo m uy im
ponente , subyugador y hasta temible .
No hace m uc ho t iem po me escr ibía un ar t ista pens ionado qu e desea
hacer su bus to: «Com o re sulta que todos los retra tos que exist ían antes
(pues he podido pro cur arm e cinco) se nos aparecía el gran h om bre com o
u n mosquetero de ^ari^uela y com para ndo todos estos retra tos, no t ienen
1 La pintur a sevi llan a desde el tiemp o de don Alfonso el Sabio hasta el siglo xx e dis-
tingue de la de otras escuelas hasta por el ceceo.
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32 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
abso lutam ente nada que se parezca al autént ico pues yo estoy también
conTencido, por algunas deducciones, de que es el autént ico) acudo a us
ted para que me proporcione una buena fotografía...»
Después de pintado, Jáuregui debió quedar satisfecho de su obra; era
de las prim eras que real izaba: para con m em ora r tan grata em presa, con
la minuciosidad que le caracterizaba , lo i lus tró con dos letreros: ar ri
ba, el nom bre del retr atad o, al que antepuso un «Don» entonces de m oda,
como podía haberle puesto hoy un l imo, o un Excmo. sin que nadie se lo
im pid iera . Abajo lo firmó y fechó con la ortog rafía ento nce s por él
usada.
po rq ue no se t ra ta de de terminar s i a Ce rvan tes correspondía o no le-
ga lm en te el uso del «D on», ni qu e se hallar a con él en algún d oc um en to
público o chancilleresco , ni que el prop io C erv an tes se lo pus iera, sino
simplemente de aceptar que el joven discípulo, t ratando de epigrafiar su
retrato, le pusiera el «Don» a su ya respetable maestro.
El retrato debió quedar en poder de Jáuregui; la vida de constante mo
vim iento de Ce rva ntes así lo exigía: quizás se lo recogió cuan do estuv o
encarcelado; pero al f in hab rían de encon trarse los dos amigos en más t ra n
quilas estancias.
Jáur egui , como he dicho, m arch ó muy Joven a Ital ia , adonde pe rm a
neció varios años: allí publicó su
minta
en 1607.
Poco desp ués v ino a iVIadrid, cua ndo su m ad re seguía uno s ple ito s;
aquí de nuevo se encontraron los dos amigos.
L a viud a había leva ntad o su casa de Sev illa, y el joven poeta ya no
volvió por su patr ia má s que por m otivos de uno s juegos florales. Poco
después las redes del amor le hicieron pasar por duros aprietos; pero
sería ya hacer la biografía de Jáure gui siguiéndole en sus paso s, bast an te,
por lo demás, pintoresca e interesante.
A nosotros lo que nos incumbe es notar que en 1613 Cervantes y Jáu
regui estaban en M adrid, y que en este año es cua ndo se quejaba Ce r
ra nt es de la informalidad del grab ado r. P ode m os, pu es, asegu rar que Jáu
regui seguía en posesión por tal fecha del re tra to de su am igo .
Después de esto , se pierde ya la his tor ia del re tra to , que n aufrag a en
el vacío de los tie m po s. Lo s eru ditos de los siglos xviu y xix lo bu sca n
en van o; p ero hacia la mitad de este ú ltim o siglo lo adquie re don Es ta
nislao Sacristán, y sobre él levanta el castillo de sus más íntimas ilu
siones.
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EL RETRATO UE CERVANTES
Jáuregui , como era na tu ra l , m urió mu cho después que Cervantes ;
durante su estancia en la Corte manejó los pinceles con verdadero acierto;
su
pincel fecundo
como le dijo Góngora, se ejercitó en obras sobre las que
qued an circu nstanciad as m em orias, de las que hicieron gran des elogios sus
contemporáneos, entre el los Lope de Vega; don Lázaro Üíaz del Val le , en
su m anu scri to, dedícale var ias p áginas, d ando cuenta del
San José
que
hem os consign ado . Don Juan de Gó ngo ra dice , refiriéndose a su fama de
pintor, que como no agradara en el teatro de Madrid una obra suya, un
espectador exclamó: «Si desea el autor que sus comedias se aplaudan, que
las pinte .» Y M orgad o, en su prólogo a las í ís íanczas de San ta Te res a (edi-
ción de Sevi l la , 18 94 ), nos describe un retra to de San ta Te re sa , de su
mano, en los siguientes términos:
«En la vi l la de Paterna del Campo, donde la Santa tuvo correspon-
dencia part icular con un convento de rel igiosas, según consta de sus car-
tas , existe un retrato suyo que poseen de familia la señora doña María
Agust ina de Cepeda y Domínguez; fué pintado por el poeta y pintor don
Joan de Jáuregui , cabal lero de la Orden de Calatrava; t iene dicho cuadro
dos metros de altura y en él se ve a la insigne escritora de tamaño natu-
ral y cuerpo entero, sentada en un sil lón, al parecer en su celda, teniendo
delante una mesa cubierta de bayeta verde a manera de tapete , sobre la
que hay un crucifi jo, una calavera, unas discipl inas, un t intero y algunos
libros; en la parte baja del lado derecho hay una sencilla devanadera de
caña, y en el otro lad o, un cesto de avíos de cos tura con los que jugu etea
un gatito. En la parte alta del l ienzo se ve un rompimiento de gloria en
cuyo centro aparece el Espíri tu Santo en forma de paloma. El momento
que eligió el inspirado artista es sin duda el de la visión que tuvo Santa
Teresa un día de la Pascua de Pentecostés, según ella refiere en el l ibro
de su vida. En la t iranta que tiene el característico sil lón en la parte baja
se lee:
v^ on Joan de Jáuregu i fecit et dedicabit.»
Tan interesante obra de Jáuregui ha sido buscada por mí con todo el
afán y di l igencia que puede supo nerse; pero mis pesq uisas han resul tad o
infructuosas. Según mis informes, e l úl t imo poseedor lo fué don Manuel
Domínguez, hi jo de doña María Agust ina, a quien mis amigos ateneístas
rec ord ará n, s in duda, por ciertas genial idades que le con quistaro n sim -
pat ías, pero que concluyeron por apreciarse como desequi l ibrios me ntales;
I Jáuregui murió en Mad rid, en u de enero de
1641,
en la calle Ancha de San Ber nard o,
frente a la casa del Marqués de Lemanes, siendo enterrada en la iglesia de San Basilio.
3 .
ÍPOCA.—TOMO XXX Ir 3
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3 4 R E V I S T A D E A R C H I V O S B I B L I O T E C A S Y M U S E O S
yo le vi hace años por última vez en Córdo ba que riendo pasar como por
inspirado taumaturgo.
Con el señor Dom ínguez desapareció el retr ato de Santa T er es a y
com o cosa tan interes ante quizá s se halle hoy devo tam ente guard ada yo
invito a su poseedor actu al sea quien fuere o a quien de él sepa si por
acaso leyere estos ren glo ne s a que lo mu estre y haga de él partícipes a los
que tanto nos interesa conocerlo.
Según podem os ded ucir de las obra s de J áu re gu i fué por su estilo
muy apurado dibujante como que proporcionó nume rosos modelos para
grab ado res de estam pas que ilustraron o bras importa ntes entre ellas
las del libro Vestigatio arcanis sensu in Apoc alipsi por el P. Luis de Alcá-
za r y tam bi én los ret ra to s pa ra las po rta da s de las o b ra s d e lIsvxy¡xovTapxo;
de Lorenzo Ramírez de Prado y la de Disputatio vera humana de Alfonso
Ca rran za el prim ero de el los con tanta s semejanza s al de Ce rvan tes por
el esti lo de su dibujo; úl t im am ente según nota del padre Justo Cu er vo
hizo el de fray Luis de Granada que figura grabado al frente de su Vida
y virtudes por el licenciado L ui s M uñ oz edición de i636 en que aún
ofrece ma yores semejanzas que ningú n otro con el de Cerva ntes según
he confirmado.
Pac hec o dice de él «que era incesan te en el trabajo» y su estilo a juzga r
por el de los grabado s y el retra to de Ce rva nte s debía s in emba rgo resen-
t irse de aquel ama nera m iento de que hablaba Ru be ns el que al venir a
España por vez primera en 1603 motejó a los pintores españoles que en-
tonc es vivían «de increíble insuficiencia» y de cuya ma nera decía: «Dios
me l ibre de parecerme en nada».
Sin com enta r esta frase que bien lo m ere ce la recu erd o tan sólo por
determinar un hecho.
Alg uno s esp íritus dem asiado desconfiados ha n llegado a pro pon er el
problem a en términos realmente agudos y de muy impo r tante probanz a.
«La tabla — dicen— como pin tura e» ciertam ente auténtica y de la
época; pero <ino se habrán puesto en ella los letreros en fecha posterior a
la m uer te de Ce rvan tes y de Jáu reg ui para conse rvar así su recue rdo o
hacerla pasar como la imagen efectiva?»
Dos respuestas t iene esta preg unta am bas favorables a mi tesis . Si se
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EL RETRATO DE CERVANTES 3 5
<|uiso de buena fe conservar el recue rdo hay que agradecer esto a quien
tal hiciera; y si se pretendió auto rizar la imagen como autén tica las con
diciones de los letrero s sometidos ya a todas las pru ebas impiden esta su
perchería.
Indiscutiblemente los letreros no son ni del siglo wui ni del xix y a
mi entender nadie más que el propio don Juan de Jáureg ui autor del
retra to pudo ponerlos.
Si se examina bien la tabla puede estimarse que con el mismo pincel
que se hizo el borde de la lechuguilla se pin taron las le tras observ án
dose en ambos trazos el propio
craquelado;
por esta particularidad son
las letras de la misma época que todos los gruesos de color de la imagen
y tiene tal importancia esta condición del
craquelado
que sólo se puede
producir en la forma que aparece en el retrato cuando el color del fondo
es contemporáneo del de los trazos claros superpuestos. Bien se nota
siempre por ello cuando han sido pintados en época posterior a la del
fondo.
Gran núm ero de los cuadros de nuestro Museo del Prado ostentan un
num erito puesto en ellos en el siglo xvii correspondientes a los inven ta
rios de Palacio. Ninguno de ellos está craquelado siendo muy curiosa la
observación que puede hacerse en el núm . 462 de Andrea V acaro en que
el num erito está incólume mientras que la A y la y en lazadas qu eco nsti-
tuyen la firma del auto r ofrece el propio desqueb rajamiento que el resto
del cuadro.
Ocurre también otra observación muy decisiva. Si posteriormente a
la m uerte de Cervan tes y Jáuregui se hubieren puesto por algún erud ito
los letreros entonces el «Don» no estaría ante el nom bre del prim ero sino
ante el de Jáuregui. Se le hubiera suprimido a Cerv antes que nunca lo
usó
y se le hub iera dado al pintor que siempre se lo puso el cual si se lo
suprim ió en esta ocasión fué porque siendo tan joven y ante su ma estro
«/o cre{
prematuro y se sentía aún modesto»
como he dicho a toda con
ciencia.
La suposición de que los letreros pudiera haberlos puesto don Esta
nislao Sacristán no merece siquiera después de todo lo dicho ni ser con
signada.
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3 6 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Conocida hasta la saciedad la historia del retrato de Cervantes úl t ima-
me nte donad o a la Real Ac adem ia Esp añola y explicadas sus pa rt icular i-
dades, hora es ya de cerrar este estudio con aquellas conclusiones que es-
tim o co mo definitivas y me afirman en la creen cia de su auten ticidad y
verdadero valor iconográfico.
Pr imeramente debemos aceptar como cier to efectivo, por todo lo pro-
bado, que Jáuregui hizo un retrato a su maestro Cervantes, cuando sólo
contaba diez y siete años de edad, retr ato que debía haber servido de m o -
delo al grabador de quien se quejaba el propio Cervantes en su prólogo de
Las Novelas ejemplares escrito a los trece años de pintado el retrato, en-
contrándose en Madrid en tal fecha el pintor y el retratado.
2 . Que Cervantes describióse a sí mismo, no como era en el año de
i 6 i 3 ,
fecha de
Las Novelas ejemplares
sino ref ir iéndose a su retrato, he-
cho trece años an tes , cuando aún conserv aba cier tos rasgos de su juv en -
tud , conv iniendo , por lo dem ás, de tal mo do la descripción con el que es
objeto de la cues tión prese nte, qu e constituy e el acu erdo m ás perfec to,
muy difícil de estimarlo como efecto de una casualidad tan sólo.
3 . Que el ejemplar que estudiamos ofrece absolutamente todas las
condiciones de autenticidad y caracteres de su fecha y escuela, pues por la
materia sobre que está pintado (tabla de nogal española), por el estado y
calidad de su p int ura y por el tipo de sus epígrafes, no p uede ad m itirse
m ás mod ern a fecha para él, ni m uc ho me nos una falsificación rec ien te.
4.*
Qu e estos cara cteres de época están adem ás corro bo rado s por la
ind um en tari a del retra to, po r el tipo del person aje y has ta por el uso del
«Don», al t ratarse de halagar al modelo por parte del ar t ista.
5.
Qu e los letre ros no pue den ser de época po sterio r a la ejecución
del retra to, tan to po r su resistenc ia a los reactivos quím icos com o por la
condición de su craquelado que viene desde el fondo y se manifiesta en el
grueso de las letras de la manera más patente, lo que demuestra tener la
misma antigüedad el fondo que las letras, pues a ser éstas más modernas
no se hubiera producido tal fenómeno.
6. Que tan to la minu ciosidad de los detalles de la image n com o la
t imidez de su ejecución y hasta esme ro de los letre ros , son muy propio s
de la inexp eriencia y estilo de su au to r, a juzgar esto ú ltimo por su cos-
tum bre de proporciona r d ibujos para los grabadores y com parar la m a-
nera de los grabados con la del retrato.
7.* Que el estado actua l del re tra to es bastan te satisfactorio, da nd o
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EL RETRATO DE CERVANTES
ij
muy completa idea de lo que serfa el modelo, pues, fuera de algún barrido
en la frente y el cabello
algún ligero repinte en el traje y fondo, en
general su estado de conservación es bue no, y su limpieza, la su ficiente
para que no la requiera mayor, lo que a nada oportuno conduciría.
8. Que admitida la ejecución del retrato por Jáure gui, el caso o cu-
rrido no tiene nada de extraño ni inverosímil, pues se trata simplemente
del hallazgo de un cuadro perdido, como ha ocurrido con tantos otros
harto más antiguos.
9.* y última. Comoquiera que aún a algunos l s gustaría que resultase
falso el tan cuestionado retra to y han de buscar , sin d uda , razones par a
demostrarlo, yo, por mi parte, esclavo de la verdad, opinaré como ellos
cuando encuentren aquélla tan contundente que lo demuestre por com-
pleto; entre tanto seguiré creyéndolo auténtico, pues a ello me lleva la ló-
gica, mí escasa pericia y el amor a mi patria y al retratado.
Es cuanto puedo decir por ahora en pro de tan discutida obra, pero de
cuya autenticidad estoy cada vez más convencido, celebrando, por lo
demás, todo lo pasado y considerándom e satisfecho si encuentro alguien
que estime dignos de atención mis argumentos.
NARCISO SENTENACH
Madrid, febrero de 1916.
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A l g o m á s s o b r e E l L i c e n c i a d o V i d r i e r a , ,
B
IEN merece la novela de El Licenciado Vidriera la admiración que
se le ha consagrado de antiguo. Si su estructura literaria no es de
las mejores en tre las o bras de su autor, y si en su estilo, a veces
insuperable en fuerza y en gracia, algún comentarista a la antigua hallaría
no pocos descuidos que observar, bastarían para hacerla doblemente pere-
grina la serie de cuentos y agudezas —apotegmas, como entonces se
decía— que en ella ingirió Cervantes, y los recuerdos e impresiones, que
hacen sea la que en menos páginas tiene más de íntimo suyo. Por eso al-
gunos la juzgaron autobiográfica, y otros la supusieron retrato directo de
persona determinada.
Sobre que el Licenciado Rueda no fué Ce rvan tes m ismo y que la locura
que en esta narración se pinta no pudo ser la del humanista alemán Gas-
par Barth, como algunos dieron anacrónicamente en suponer, ya escribí
alguna vez, así como sobre otros de sus particulares, entre ellos acerca del
conmovedor relato de aquel desesperado término de Vidriera, cuando
hubo de perder por cuerdo lo que ganaba por loco, que era el susten to, y
pedir al esfuerzo de su brazo lo que no lograba del de su ingenio .
La fecha y lugar en que debió de ser escrita la novela motivan ahora
estos renglones.
Quien haya seguido la obra total de Cervantes en sus detalles y conozca
la época a qu e se refiere, mientras más la m ire, más habrá de convencerse
i En Us
Novelas ejemplares de Cervantes.—Sus
críti cos , sus modelos, etc. Ma drid, igiS,
p i 164, y en Los Lunes de El ¡mparcial diciembre de 1 9 1 3 con ocasión del Centenario de las
Novelas.
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ALGO MÁS SOBRE E L L T C E N C T A D O V I D R I E I t , \ S g
de que El L icenciado Vidriera fué escr ito en Valladolid. E s, pue s, del
período de apogeo l i terario a que corresponden
El Casamiento engañoso
y El Coloquio d e los perros.
Algunos sucesos de aquel t iempo —de los que nos dan idea y noticia
los cronistas c onte m por áne os, entre el los C abr era , en sus
Relaciones
y
Pinheiro, en su Fastiginia— están ahí , incidentalm ente, com entados. Hay
detalles del vivir diario, que más tarde habría de seguro olvidado el autor,
pues no son t rascendentales, y los hubiera sust i tuido por otros también
del momento .
Se entrevé en las páginas de la vivida narración el medio de preten
dientes, de aventureros, de poetastros y de señores más o menos t ronados
que hubo de frecuentar C erva ntes en Valladol id, a juz gar por el proceso
Ezpeleta; y se perciben en ella sus miserias de aquellos días, de las que
son test imonio documental los recibos que hubo de extender, que se con
servan autógrafos, y que fueron constancia del pago de las mezquinas
cant idades qu e las mujeres de la casa de C erv ante s ganaban cosiendo ropas
ajenas.
Por su híbrida contextura —ya he indicado que en la novela hay dos
partes independientes en realidad: la vida de Rodaja y los apotegmas cer-
vantino-s—, bien pudieron ingerirse en ella fragmentos de diversas fechas.
N o hay que olvidar tampoco en este género de invest igaciones qu e C er
van tes retocó sus novelas antes de darlas a la im pre nta, de lo cual hay
muestras por los cambios hechos en los borradores que el códice de Po
rra s de la C ám ara nos descubrió .
«D etal les que dem uestra n la copia directa e inm ediata de la real idad,
y que pueden cotejarse con el manuscrito de Pinheiro —decía yo en mi
l ibro sobre Las Novelas —, indican que esta obra fué escri ta en Vallado-
lid hacia el mismo tiempo que El Coloquio de los perros. Rosell , en las
observ aciones y apéndices de la edición que dirigió ' —añad í— , supone qu e
fué despu és, y preten de apoyarse en el test im onio del m ismo C erv ante s,
ci tando estas palabras: «Pasó el Licenciado a Valladol id, donde en aquel
«•t mpo estaba la Corte» ; pero es el caso —afirmaba yo—, que ni en la pri
mera edición, ni en ninguna de las ediciones ant iguas que poseo, aparecen
ta les pa labras . C erva ntes d ice que vn Principe o señor que estaua en la
Corte
quiso conocer a Vidrie ra y m and ó por él a Salam anca, y que el
... ' í * men ción referen te a las observaciones de Rosell hicc se en la i.» edición de mi citad o
ib ro , pa gs . 72, 77, 128, 146,163 y
208,
y en luga res ind icados en la pág . 297 de la 2 .' y 3.
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4 0 REVISTA DE ARCH IVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Licenciado «llegó a Vallado lid: entró de noc he, y desem bana stáronle en
»la casa del señor que auia embiado por él»; de donde se deduce todo lo
contrar io de lo que Rosell pretendía probar , pues aparece, como he dicho
ya, que la obra fué escrita en Valladolid en la época en que estaba allí la
Cor te .»
«No es de sorprender —replicó entonces el Sr. Foulché-Delbosc— que el señor
Icaza no haya encontrado en las cinco ediciones precitadas la frase que censura
—las prime ras, que anoté como testimonio de mi ase rto— , porque no se enc uentra
en ninguna edición, antigua ni moderna; ya que la considera como una variante del
impresor, hubiera debido rebuscar cuál podia ser el responsable, y no volviéndola
a encontrar en ninguna parte, se habría probablemente dado cuenta de que era él
quien había leído mal el pasaje de Rosell.»
La af irmación no puede ser más rotunda: «no se encuentra en ninguna
edición antigua ni moderna — car elle ne se trouve dans aucune édition
ancienne ou moderne... et ne la rencontrant nullepart— y no sólo no es
exacto que en ninguna de las ediciones de las Novelas ejemplares se halle
la frase en que se fundaron, equivocadamente, los que supusieron
El Li-
cenciado Vidriera escri to en M adrid, sino que , no un a, sino m uch as la
cont ienen.
No quisiera cansar con una larga e inúti l enumeración de el las. Báste
me para el caso mencionar las siguientes, entre las ediciones del siglo pa
sado que tengo a mano:
Co me ncem os po r la de M adr id, Miguel Burgo s, 1821; ahí dice, en la
página 333: «Llegó a Valladolid donde en aquel t iempo estaba la Corte ) ,
en tró de noche» , etc. Sigam os por la de Ba rcelona , C. y J. M ayol, 1842;
ahí dice tam bié n, en la página 271 : «Llegó a Valladolid donde en aq uel
t iempo estaba la Co r te) , ent ró de noche», e tc . Co nt inuem os co n la de T o
ledo,
Sever iano López Fando,
i853;
ahí se halla rá igualm ente, en la pá
gina 214: «Llegó a Va lladolid don de en aquel tiem po estaba la C orte ), en
tró de noche», etc. Y ya son tre s, y com o el cuento es largo , y ser ia inter
minable si siguiera mi relación de este modo, recomiendo afectuosamente
al Sr . Foulché, o a quien se interese en estas minucias, que vea, por de
pro nto , las ediciones siguientes, que no son por cier to las únicas en que
se en cu en tra la frase adicionada, pues en otra s poster iores también se ha
venido copiando:
Alcalá de Henares.—Im prenta de la Cunada Cervantes 1876:
«Llegó a Valladolid, donde en aquel tiempo estaba la Corte; entró de noche»,
etcétera. Pág. 16.
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ALGO MÁS SOBRE E L LICENCIADO VIDRIERA 41
Madrid.—Moya y Plaza, 1881:
«Llegó a Valladolid (donde en aquel tiempo estaba la Corte), entró de noche»,
etcétera. Pág. 229.
Barcelona.—Tasso, 1882:
«Llegó a Valladolid (donde en aquel tiempo estaba la Corte), entró de noche»,
etcétera. Pág. 119.
Leipzig.—F. A. Brockhaus, i883:
«Llegó a Valladolid (donde en aquel tiempo estaba la Corte), entró de noche»,
etcétera. Pág. 167.
Barcelona.—Imprenta Barcelonesa, i885 (edición suprimidas las palabras mal
sonantes):
«Llegó a Valladolid (donde en aquel tiempo estaba la Corte), entró e noche»,
etcétera. Pág. 204.
Y por ú l t imo, y es to es lo verda deram ente extra ordin ar io , vea e l señor
Foulché su propia traducción—muy buena por cierto—, y hallará en ella,
igualmente, la frase que asegura no existe en parte alguna.
Sin duda por la confianza que a todos merecen, a tní el primero, las
investigaciones del Sr. F oulché—en quien dis tracciones como ésta consti
tuyen una verdadera excepción—, incurre e l Sr . F i tzmaur ice-Kel ly en e l
propio er ror .
En el prólogo a la traducción inglesa de las Novelas ejemplares e d i
ción de Go wa ns, 1902, tras de citar m e muc has veces com o auto ridad , en
lo que toca al conocimiento de estas obras, asienta rotundamente que he
inc ur rid o en esa inexa cti tud. Y esto s í que ya pica en his toria , po rqu e
en el mismo libro, en la página respectiva, dice también el traductor
MaccoU: and so he arrived at Valladolid where the C ourt the was. P r e
cisamente lo mismo que, copiando a Foulché, acaba de asegurar el señor
Fi tzmaur ice-Kel ly que nadie d i jo jamás .
No he de corresponder a la benevolencia con que e l Sr . Foulché, que
no la prodiga, mira s iempre mis trabajos, ni a la atención que el señor
Fi tzmaur ice-Kel ly es ta vez les dedica , repl icándole des templadamente;
pero , en verdad, lo menos que podía pedir les , con toda cor tes ía , es que,
antes de rectif icarme, hubieran releído siquiera sus propios escritos .
Y volviendo de esta digresión necesaria, al asunto que la motiva, del
lugar y la fecha en que probablemente la novela se escribió, nada podría
signif icar en tal sentido la ais lada e intempestiva añadidura, pues no sólo
esa ocasión l lama Cervantes en El Licenciado Vidriera la Corte a V a l l a
dol id . Antes y después del párrafo cambiado por un impresor—probable
mente e l s ig lo xviu , aunque no puedo asegurar lo , pues n i poseo, n i ten-
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42 RE\ ir,TA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
dr í a t i e m po , n i oc a s i ón , n i ga na s de r e v i s a r t oda s l a s e d i c i one s de l a s / Vo-
velas ejemplares— a n t e s y de s p ué s de l a f r a s e a ña d i da , s e gú n ve ngo d i
c i e nd o , la t i t u l a a s í r e pe t i da s ve c e s :
«Las nuev as de su locura y de sus respuestas y dichos se extend ió por todo
Castilla—dice— , y llegando a noticia de u n Prín cipe o señor qu e estaba en la
Corte quiso env iar p or ól, y encargóselo a un c aballe ro amigo suyo qu e estaba en
Sal am anc a, qu e se lo envia se; y topá nd ole el caballero un día, le dijo: sepa el se
ñor Licenciado Vidriera que un gran personaje de la Corte le quiere ver, y envía
por él. A lo cual respondió: vm. excuse con ese señor, que yo no soy bueno para
palacio, porq ue tengo verg üen za, y no sé lisonjear .» «Con todo esto el caballero
le envió a la Corte.»
Y de s pu é s de a s e n t a r que « l l e gó a V a l l a do l i d » , a g r e ga qu e el c a ba l l e r o
«dejóle salir por la ciudad debajo del amp aro y gu arda de un hom bre q ue
tuviese cuenta de que los muc hac ho s no le hiciesen ma l, de los cuales y de toda
la Corte fué conoc ido en seis días ; y a cada paso y en cada calle, y en cu alq uie r
esquina respondía a todas las preguntas que le hacían».
Y c u a n d o r e g r e s a Vidriera a V a l l a d o l i d , y a c u r a d o , d i c e C e r v a n t e s :
«Así com o le vio sano—el religioso qu e le curó — le vistió co mo letrado y le
hizo volver a la Corte.»
Y r e p i t e a d e l a n t e :
«Volvió a la Corte donde apenas hubo entrado cuando fué conocido de los
muchachos; mas como le vieron en tan diferente hábito del que solía, no le osaron-
dar grita ni hacer preguntas.»
O bs é r ve s e que n i un a ve z s e ha c e m e n c i ó n de o t r a c i ud a d qu e no s e a
V a l l a d o l i d , c o m o r e s i d e n c i a d e la Corte y qu e si e l r e la to aba rca un la rg o
p e r í o d o — l a v i d a e n t e r a d e l p r o t a g o n i s t a — , l a p a r t e d e a c c i ó n i n m e d i a t a
y no p u r a m e n t e na r r a t i v a , la r e f e r e n t e a la s a t i na da s r e s p ue s t a s de s u
e x t r a ña l o c u r a , pa s a y se r e f i e r e , c a si t od a , a Va l l a do l i d , y e n Va l l a do l i d ,
vu e l t o a l a r a z ón , c on t e s t a a l a ge n t e que l e r od e a e n el P a t i o de l o s C on
se jos :
«Lo que solíades preguntarme en las plazas, preguntádmelo ahora en mi casa,
y veréis qu e el que os respondía bien, según dicen, de im prov iso, os respo nde rá
mejor de pensado.»
Y , p o r ú l t i m o , q u e e n V a l l a d o l i d , « v i é n d o s e m o r i r d e h a m b r e , d e t e r
m i n ó d e j a r la Corte y v o l v e r s e a F l a n d e s » , p a r a e t e r n i z a r su v i d a p o r l a s
I Evidentemente debió decir se extendieron; a descuidos como éste y otros semejantes
me referia anteriormente.
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ALGO MÁS SOBRÉ " E L
U C E N X I A D G
VID RIERA" 48
armas , «dejando fama en su muer te de prudente y valent ís imo sol
dado».
Estos pormenores y otros datos que después se verán, hacen que no
sea aventurado asignar a esta obra, como fecha probable en la cronología
de la producción ce rva ntin a, la pri m era mitad de 1606. Qu e se term inó en
Valladolid p arécem e indu dab le, y que fué an tes de med iar 1606, pues aún
estaba ahí la C orte ; no se pensa ba todavía en la tregua ajustada con F la n -
des , en 1607, y a Flandes va a morir el Licenciado Vidriera. Qu e fué
pos ter ior a l año
i6o5 ,
nos lo indica una frase referente a los festejos ce
lebrados ese año y el anterior de 1604.
Recuérdense, además, estos otros detalles: A fines de 1604había venido
C erva ntes para negociar en M adrid la ven ta del privilegio de la prim era
parte del
Quijote.
Es de i6o5 el privilegio para Po rtug al, vendid o por
C erv ant es el 12 de abri l , en Vallado lid. D ata del 27 de junio del mism o
año el proceso por las heridas y muerte de don Gaspar de Ezpeleta; y ese
año de i6o5, y el anterior de 1604, se celebraron, respectivamente, grandes
festejos con m otivo del nacim iento del P ríncip e, que fué despué s Feli
pe I V , y , entre var ias Fiestas la s que delante de su majestad mantuvo el
Príncipe de Piamonte; his toriados aquéllos por Herrera en una Relación '
mal atr ibuida a C erva ntes, y las otra s , por un cronista anó nim o, en cuya
pluma Gayangos y a lgunos más creyeron ver rasgos cervant inos .
D ados estos antec eden tes, hay por qué enten der que a esas ocasion es
de festejos y jueg os ex tra ord ina rio s se refiere en El Licenciado cuando
dice: «hacer más suertes que las que se echaron en la ciudad los años pa
sados»; y hay por qué pensar que C erva ntes acababa de salir de las ga
rr as judiciales por el proceso Ezpeleta —en que tan injustame nte se vio
envuelto— cua ndo cue nta, a propósito del juez de Va lladolid, que «iba
de cam ino a una cau sa crim inal, y llevaba m ucha gente consigo y dos
aguaciles», que dijo de él
Vidriera:
«yo apostaré que lleva aquel juez víboras en el seno, pistoletes en la tin ta, y
rayos en las manos para destruir todo lo que alcanzare su misión».
Por otra parte, ¡cómo no asociar en la memoria las circunstancias de
los privilegios de impresión cedidos en aquellos días p or C erva ntes y las
reflexiones de Vidriera frente a las t iendas de los l ibreros
I Impresas las dos en
Valladolid:
la primera por el licenciado V. de Castro 1604 y la se-
gunda por
1
Gondinez M illis igoS.
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4 4 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
«Los melindres que hacen cuando compran el privilegio de un libro —dice—, y
la burla que hacen a su autor si acaso le imprime a su costa, pues en lugar de
mil y quinientos imprimen tres mil libros, y cuando el autor piensa que se ven-
den los suyos, se despachan los ajenos.»
Y, por úl t imo, no me atrevería a decir que iban fuera de camino quie-
nes identificaran al Ce rva nte s de
l Licenciado
con el con tertulio de los
gari tos val l isoletanos que menciona Pinheiro, pues no debía conocerlos
sólo de referencia quien de este modo los describe:
«De los gariteros y tah úre s decía
Vidrieras
milagros: decía que los gariteros
eran públicos prevaricadores, porque en sacando el barato del que iban haciendo
suertes, deseaban que perdiese, y pasase el naipe adelante, porque el contrario
las hiciese, y él cobrase su s derechos. Alababa mucho la paciencia de un tah úr ,
que estaba toda una noche jugando y perdiendo; y con ser de condición colérico
y endemoniado, a trueque de que su contrario no se alzase, no descosía la boca y
sufría lo que un mártir de Barrabás. Alababa también las conciencias de algunos
honrados gariteros, que ni por imaginación consentían que en casa se jugase otros
juegos que polla y cientos; y con esto a fuego lento, sin temor y nota de m alsi-
nes, sacaban al cabo del mes más barato que los que consentían los juegos de es-
tocada, del reparólo, siete y llevar, y pinta en la mano del punto.»
Si Ce rvantes —sea o no el a ludido por Pinheiro — , conoció po r sí
mismo, como es probable, ta les gari tos y hasta los frecuentó, no hizo más
que acom odarse al medio en que vivía . De aquel la C orte , aquel mism o año
d e i6o5 , escribía Contareni al dar cuenta a la República de Venecia de su
Embajada en España: «juega también a los naipes —habla de Fel ipe III—,
dicen se enciende en el gusto de este juego, en que le impuso el Duque de
Lerma, gran tahúr, y que le han hecho algunas ganancias grandes los que
le sirve n en su Cá m ara d e a vein te y trein ta m il duca dos , y una le hizo el
Co nde de Gelves, sobrino del Duq ue de L er m a, de ciento y tantos m il .»
Si los grand es jugaban gra nd em en te, cua ndo la penuria general e ra
tanta que según el propio C ontare ni fal taba «hasta para la mesa d e los
Reyes», ¡qué mucho que los pobres jugaran pobre y hasta misérrimamente
Lo que para aquél los era un entretenimiento o un vicio, para éstos era un
recurso o una i lusión.
FRANCISCO A. DE ICAZA.
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L G U N S C O N S I D E R C I O N E S
so b r e l a p r o p ied ad in t e l ec tu a l o d e r ech o d e au to r
Continuación.)
IV
D E R E C H O S
QUE L \
P R O P I E D A D I N T E L E C T U A L C O N F I E R E
AL
A U T O R S » B R E
SU
O B R A .
Sistemas propuestos para hacer efectivo este derecho.—Derechos sobre la obra in-
édita.—
erecho
de
publicación.—Derecho
de
reproducción.—Derecho
de di-
fusión.—Derecho al nombre y al seudónimo.—Derecho al tirulo de la obra.—
Derecho a la indicación de origen.—Limitaciones del derecho del autor.
E
N
los
capítulos anter iores hem os proc urad o
dar
idea
de las
personas
que gozan
de
propiedad intelectual
así
como
del
concepto
de la
obra jur íd icamente hablando y en és te procuraremos dar la de
los derechos
que la
propie dad intelectual confiere
al
au to r
y las
l imi ta-
ciones
que la ley
impone
a su
derecho . Pe ro b ien en tendido
que
aquí
los
estudiaremos
de un
mo do general cualquiera
que sea la
clase
o
género
de
la
obra sobre
que
verse para luego hacer aplicación
de
estas ideas
y
desenvolver las con relación al género de que se t r a t e por e jemplo : l i te -
rar ias
musicales ar t íst icas etc. etc. ;
y
d icho esto
a
modo
de
adver tencia
en t r a r emos
de
l leno
en ia
cuest ión.
SISTEMAS PROPUESTOS PARA HACER EFECTIVO ESTE
DERECHO —Varias son
las formas ideadas para hacer efectiva
la
propiedad intelectual; veam os
cuáles sean estos sistemas.
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4 6 REVISTA DE AR CH IVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Ap arece en pr imer términ o el propues to por Pro ud hon en su célebre
obra t i tulada Ma jarais littéraires en la que después de tro na r contra la
apropiación de las ideas y explotación privativa de la obra por el autor y
sus herederos rechaza la protección propiam ente d icha y sólo adm ite en
favor del autor o del art is ta una subvención que le había de dar la socie
dad y que le perm itiera satisfacer su s nece sidad es a cam bio de la dejación
que el autor había de hacer de su obra a la explotación social . Este s is tema
es el más utóp ico e irrea liza ble pues en pr im er lugar s urge la dificultad
de señalar la retr ibu ción que para ser equ itativa es indud able que debía
ser proporcionada al mérito de la obra y al beneficio que hubiera de re
po rtar a la sociedad cuya determ inación es imposible; y en segu ndo la
de de te rm in ar la entidad a quien se hab ría de con ceder aquella facultad
porque si fuese un particular estaría sujeta a las contingencias y pasiones
hu m an as y no es posible conced er esta misión al Esta do por no ser ad
misible la ingerencia de éste en las relaciones privadas.
O tro s is tema es el conocido con la deno mina ción de dominio público
pagado el cual consiste en que al ser publicada la obra todos puedan re
prod ucirla satisfaciendo al auto r el que tal haga una particip ación en el
rendimien to qu e prod uzca ta l repro ducc ión. Lo que no viene a ser o t ra
cosa que la explotación en co m ún prop uesta especialm ente para el ap ro
vech am iento de las obras por los hered eros y en es te sent ido fué pr o
clam ado por W ale w sk i en 1860 y el edito r Hetzel en 1862 y que a cep
taro n en parte la ley i taliana de 1882 y la inglesa de i g i i . Esta forma de
explotación no puede adm itirse por lo que hace a la de la ob ra du ran te la
vida del au tor puesto que limita su derech o personal para explotarla en la
forma que más uti l idad pueda reportarle; y con referencia a los herederos
del au tor s i bien puede gara nti r el derech o de éstos y el social no
pudiendo darse el caso de que por incuria o mala fe de los mismos des
apare zca de la circula ción una obr a útil a la sociedad lo cierto es que tiene
el grave inconveniente de la ingerencia del Estado para señalar el importe
de la re t r ibución.
El sistem a gen eraliz ado por las legislacione s de casi todos los países
culto s entre ellos la del nu est ro consiste en con serva r a favor del auto r
el monopo lio de la explotación de su o bra .
La misión del Es ta do en esta forma de proteg er al autor queda re
ducid a a la interve nció n qu e debe tener en todo derec ho de cará cter p riva
d o l imitando su acción a recono cer y regu lar la relación jurídica ga -
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C O N S I D E R i \ C I O N E S S O B RE P R O P I E D A D I N T E L E C T U A L 4 7
Tamizando su l ibre desenvolvimiento y reparando
las
t ransgres iones que
•contra la mi sma se com etan; pero es indudable
que
para que
tal
misión
la
cumpla el Estado
con
a rreglo a derecho
las
leyes
que
dicte a este fin no
pueden ser capr icho sas s ino
que
tienen
que
estar basadas en los p r inc i -
pios filosóficos que in formen la propiedad intelectual pues serán más
justas y favorecerán en mayor grado su desenvolv imiento cuan to más se
acomode a la na tura leza de la m ism a; y conforme con ésta y
con
el funda-
mento que le dejamos asignado a aquel dere cho deben garan t irle
al
au tor
la intangibilidad de su o b ra y la l ibre ut i lización indu strial
de
la m i s ma .
Si consideramo s
a la
obra del pensamiento como
una
prolongación
de
la persona que la ha concebido
hay que
reconocer en buen a lógica
que
el autor y la obra quedan l igados entre sí
por
una relación continente
de
diversos derechos a favor
del
aut or sujeto de la mi sma y que han de
t ener un carác ter em inentem ente indiv idual en cuanto que t ienen su ori-
gen o fundamento en la personal idad del autor; pero este conjunto de
de-
rechos que como luego vere m os hacen a la obra com pletamente
int n-
gible
para
los
ex t raños le garant izan el que nadie pueda aprove charse de
ella sin su consen t im ien to ; pe ro como al propio t iem po el autor no quiere
conse rva r la obra para sí solo sino que
por
el con t ra r io la comunica al
público y no t iene inco nveniente en
que
aquél se utilice
de
ella m edian te
una re t r ibució n pecunidr ia nace así la explotación industrial de su obra
y aspecto económico
de
su
derec ho const i tuido
por
las div ers as formas
de
su
ap rovecham ien to
de
que
la
obra pueda
ser
objeto según
su
género
y natura leza
que
será n otras tantas fuentes de ingreso s; explotación que
el autor puede hacer directa m ente
por
sí o encomendárse la a un t e rcero
que profes ionalmente se dedique
a
este género de negocios. Ve am os pues
cuáles
son
es tos derechos
que
al au tor le confiere
la
prop iedad intelectual
a los fines indicados.
DERECHOS
SOBRE LA OBRA INÉDITA —La obra sobre todo si t iene cierta
impor t anc ia
no
aparece
en la
realidad
de
una
sola vez;
la
obra
del
pensa^
miento tiene una gestación que a veces es tan ráp ida que pensada y verla
ejecutada es casi inmed iato; pero siempre en dicha gestación
han
de exis-
t i r tres t iemp os o momentos : el
de la
concepción el de
la
ejecución y el de
la publicación o comunicación al público.
E n el p r imer momento
una
observación el choque con algo
que
nos
impresiona
de
la lectura
de
aquel lo que concep tuamo s malo o defectuoso
hace surgir en nosot ros la idea de realizar algun a cosa; pero aqu élla
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4 8 R E V I S T A D E A R C H I V O S B I B L I O T E C A S Y M U S E O S
aparece en nuestra mente confusa y desordenada sin forma ni color; son
ideas y cabos suel tos que traslad am os al papel en forma de nota s de r e -
cuerdos sin valor e inintelegibles para todos pero de inapreciable est im a
para el que las ha hecho. Estos papeles son como la fijación gráfica del mo-
nólogo de nuestra conciencia; en el los decimos todo lo que p ensa m os cre-
yén don os lejos de la fiscalización e xt ra ña ; en ellos se consign an toda cla se
de ideas y pens am ientos qu e leídos despu és nos causa verda dero tem or de
que alguien los hubie ra conocido pues al corr er de la pluma pueden ha-
berse consignado errores que nosotros somos los primeros en reconocer y
en ratificarJ
Es tos papeles íntim os son del au to r y vienen a ser com o los útiles e
instr um en tos de su t rabajo; const i tuyen su más legí tima propied ad y na-
die t iene derecho a interven írselos ni arre batá rselo s porq ue co nsidera dos
com o simples cosas el qu e tal hiciere com etería un del ito contra la pro-
piedad y en otro sent ido dichos papeles con st i tuyen las m anifestaciones
m ás íntim as de la perso na y nadie tiene dere cho a fiscalizar su vida ni
m uc ho m enos a da r a la publicidad el contenido de aquellos p apeles
echando a plaza los inventos y concepciones artísticas que en ellos se en-
cierren ; y el que tal h iciere adem ás de las responsabil idades a que pudiera
hacerse acree dor levantaría en co ntra suya la voz un án im e de todas las
pe rsonas honradas .
Pe ro aquello que en forma impr ecisa flota en la men te del auto r y que de
el la pasa a sus papeles ínt im os l lega un mo m ento en que cristal iza y to m a
form a; el plan de la o bra se define; este esq ueleto va en ca rn án do se ; las
ideas se agrup an y sistematizan y com binadas con sus medios de ex presión
mediante el ingenio y arte del autor aparece la obra del pensamiento en
la real idad revest ida de todas las galas que el auto r ha reunid o en su nue va
creación y la obra está ejecutada pero
inédita
porque en poder de su
autor no se ha comunicado al público.
En esta si tuación la obra es toda del auto r t iene no tan sólo la pr o -
piedad del objeto m aterial que la re pres enta com o el m an usc ri to el cua -
d ro
etc. sino también el goce espiri tual del mismo; su facultad personal
sobre la obra inédita es tan i l imitada que puede l legar a su de struc ción
y por lo que hace a las dem ás pe rso na s su derecho p uede en cerra rse en el
lema lat ino
noli me iangere
y en este sen tido la ley positiva debe con fir-
m ar al auto r en la posesión del m ism o gara ntizán dole con tra toda publi-
cación total o parcial de su ob ra realiz ada de mala fe.
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CONSIDERACIONES SOBRE PROPIEDAD INTELECTUAL 9
Nuestra Ley ', al decir en su artículo 8.° que «no es necesaria la pu
blicación de las obras para que la ley am pare la propied ad intelectual»,
protege al autor de la inédita de todos los ataques de que ésta pueda ser
objeto, y, por tan to , no es aven tura do el af irmar que debe cons iderarse
como una defraudación cualquier comunicación que se haga al público del
conten ido de una ob ra inédita hecha sin conse ntimien to de su au tor , y
mucho más la apropiación por un extraño de una obra en dichas condicio
nes , sin que sea objeción en contra de esto último la dificultad de la prueba
en estos casos, puesto que es completamente dist into que un hecho sea
punible a que pueda probarse su existencia.
DERECHO
DE
PUBLICACIÓN.—En
tanto que la obra está inédita en poder
de su autor, él la mira, la revisa, la reforma y la perfecciona, y en su amor
de padre nunca la considera suficientemente perfecta para darla a la publi
cidad, hasta que alguna circunstancia que él conceptúa beneficiosa le de
cide a ello.
El autor es el único que tiene derecho para publicar su obra; es la fa
cultad en donde se manif iesta con más energía su derecho personal; podrá
discutírsele el derecho a la obra publicada, pero nadie se atreverá a ne
garle la facultad de decidir si la obra inédita ha de ver o no la luz púb lica.
E ste acto es trasce nde ntalísim o para el a uto r; en él se juega su fama
y su provecho y por eso nadie más que él puede determinar el momento
oportuno para verificarlo, siendo el único capaz de señalar el instante en
que la obra esté lo suficientem ente perfeccionad a pa ra ello y en que pued a
proporcionarle mayores rendimientos su pubUcación; por eso, tanto las le
gislaciones intern as de los Estad os com o los T rat ad os intern acio nales , están
unánimemente conformes en reservarle al autor el derecho de publicar
su obra; y aún hay algunas legislaciones, como la alemana, que pre
servan al derecho del autor de un procedimiento ejecutivo sin su consen
t im iento , am pa ran do la publicación de la obra aun con tra el dere cho de
sus acreedores; y lo mismo sucede cuand© la obra se halle inédita en
poder de sus herederos; pues éstos, como representantes legales del muer
to , puede n o no pub licar la. En la pr im era parte del ar t ícu lo 8. de
nuestra ley hemos visto cómo protege la obra inédita, y en la segunda,
como una consecuencia de la anter ior , sanciona el pr incipio de la publica-
I
A íin de evitar repeticion es, siempre que en este trabajóse diga simplem ente la Ley y el
Reglamento, debe sob reen tende rse que hablamo s de la ley de lo enero
1879
y «u refi lamc ntod e
3
se ptie m bre 1880.
3 . ÍPOCA.—TOMO XXXIV
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5 o
REVISTA DE AR CH IVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
clon de la obra a favor del autor, en tanto que prohibe que ésta sea publi-
cada sin su consen timiento, aunq ue hubiera sido estenografiada, anotada
o copiada durante su lectura, ejecución o exposición pública o pri-
vada.
Y expuesto lo anterior, conviene determinar qué se entiende por
obra
publicada En la última edición del Diccionario de la lengua se dice que
publicar una obra es: «Difundir por medio de la imprenta u otro procedi-
miento cualquiera una obra literaria o artística», y nosotros creemos que
también se puede aceptar técnicamente esta definición, puesto que su-
pone la comunicación definitiva de la ob ra, que es el requisito esencial que
jurídicam ente debe tener la publicación. Así, una lectura parcial o total
de una obra literaria, una ejecución aislada, una exposición accidental, no
puede considerarse como una publicación en el genuino sentido de la pa-
labra, porque después de esto cabe que el autor pueda modificar o perfec-
cionar su obra antes de comunicarla definitivamente al público.
Conforme con esto, no sotros juzgamos que una obra no está publicada
mientras no se dé a la publicidad mediante el procedimiento especial que
requiere la naturaleza de la misma; así, la lectura previa de una obra dra-
mática que luego se ha de representar, no la conceptuamos como una pu-
blicación definitiva, porque la publicación gehufna de este género de obras
es la representación, y, por el contrario, un libro, un grabado, un dibujo,
lo consideramos como publicado cuando se haya impreso, o calcado. Es
cierto que en el texto de la Convención de Berna, reformado en Berlín
en igo8, se considera como forma única de publicación la edición; pero
esto es una ficción jurídica que se aceptó como solución transaccional y
que en la práctica creemos ha de dar lugar a serias dificultades '.
En España tiene suma importancia el determinar fijamente la forma de
publicación de las obras, pues de la fecha de las mismas arranca el dere-
cho de inscribirlas en el Registro de la propiedad intelectual.
DERECHO DE REPRODUCCIÓN.—Publicada
la obra, llega a conocimiento
del público revestida de la intangibilidad que le presta el derecho personal
que sobre la misma tiene su autor. Este derecho constituye la llave de su
utilización industrial, puesto que consintiendo la libre reproducción de la
obra, resultaría completamente ilusoria.
I La ley de Policía de Im pre nta de 26 julio 1883, en su art. 4. , consid era public ado un
impreso
cuando se hayan extr aído más de seis jem plares del esta blecim iento en que se haya
hecho la tirada.
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C O N S I D E R A C I O N E S S O B R E P R O P I E D A D I N T E L E C T U A L 5 1
El derecho exclusivo de reproducir una obra tiene dos aspectos a sa
ber: la reproducción directa de los ejemplares en la misma forma en que
el autor la publicó y la reproducción transformada es decir en forma dis
tinta a la en que se dio a luz . La reproducción d irecta el libro de la pa r
titura de la estampa etc . no se necesita grandes estuerzos de im agina
ción para com prende r que debe reservarse al autor por lo que no hemos
de insistir acerca de ello; pe ro en cambio hemos de hacer algunas obse r
vaciones por lo que se refiere a las reproducciones transformadas.
En efecto hemos dicho que la obra estaba represen tada por el esfuerzo
genial del autor para produc ir la concepción artística y por tan to esta
concepción es toda del mismo como producto de su esfuerzo persona l.
Ahora bien; para exteriorizarla para darle forma sensible a fin de que
por medio de los sentidos llegue a la inteligencia de aquellos a quienes se
dirige el autor pudo adop tar y adop tó el modo de expresión—el lengua
je—más conforme a la naturaleza de la obra y de ntro de él le impri
mió la forma más acomodada a sus actitudes personales y asi crea una
obra literaria una obra musical o una obra de arte . Esta obra literaria
que se escribió en español y en prosa por ejemplo es indudable que se
puede verter a otro idioma o ponerse en verso; si es una novela darle
forma tea tral y viceversa; aquella obra musical que pudo ser dada a co
nocer para gran orquesta es posible fraccionarla refundirla para un solo
instrume nto arreglarla transp ortarla ponerla letra etc. etc. y por úl
timo aquella obra de arte representada en ba rro cabe que sea repro
ducida en diversas ma terias y dimensiones fotográficamente aplicarla a
la ornamentación industrial etc . etc. Es decir que la concepción artíst i
ca ideada por el auto r conservando su esencia o forma intrínseca puede
hacérsele adoptar diversas formas de expresión; en una palabra puede ser
objeto de diversas iransformaciones.
En este sentido es indudable que cada una de ésta s como las tra du c
ciones adaptaciones arreglos musicales etc . etc. de que puede ser ob
jeto la obra del pensamiento no son más que reproducciones de la concep
ción artística; de aquí que las consideremos como diversas facetas o aspec
tos del derecho de reproducción.
Sentado esto es lógico el afirmar que este de recho en toda la exten
sión que le asignam os correspond e íntegramente al auto r puesto que la
concepción artística es suya y nadie puede op erar sobre ella porque tal
•cosa constituiría un ataque a su integridad y privaría a su autor de los ren-
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5 2 R E V I S T A D E A R C H I V O S . B I B L I O T E C A S Y M U S E O S
dimientos económicos que le pudiera proporcionar el ejercicio de este de-
recho.
Para terminar sí el autor no puede no quiere hacer por sí cualquiera
de las mencionadas reproducciones como derivación de su derecho tiene
el de autorizar a otras personas para verificarlas;
y
con referencia a este
derecho de autorii^ación tendremos: que puede ejercerlo con libertad ab-
soluta para conceder tal au torización a quien le parezca opo rtuno o le
ofrezca más garantías técnicas de que tal reproducción se ha de hacer sin
menoscabo de su buen nombre y deformación de su obra imponiendo al
efecto todas las condiciones que juzgue opor tunas para la mejor defensa
de sus derechos y señalando la retribución pecuniaria que crea más con-
veniente a sus intereses.
Pero concedida dicha autorización y al am paro de ella puede aparecer
otra nueva obra que aunque no original el que la ejecute tendrá sobre la
misma derechos propios e independientes del autor de la obra original;
pero el estudio de los mismos será objeto de lo que digamos al trata r de
los derechos que a los transformadores confiere la propiedad intelectual.
En resumen podemos afirmar que el auto r tiene el derecho de re pr o-
ducción de sus ob ras cualquiera que sea la forma en que se verifique y el
de autorizar estas operaciones cuando no quiera o no pueda realizarlas
por sí mismo.
DERECHO
DE DIFUSIÓN.—El autor además de los derechos de publica-
ción y reproducción tiene el de difundir su obra de vulg arizar la hacién-
dola llegar a conocimiento de muchos al mismo tiempo y en diversos lu-
gares y en la forma más conveniente a sus intereses.
Este derecho es el que más genuínamentc responde al aspecto econó-
mico de la propiedad intelectual teniendo un carácter eminentemente mer-
cantil puesto que esta difusión no responde más que al lucro que el autor
se propone obtener de su obra.
El éxito de la explotación económica de una obra es indudable que
depende no tan sólo del mom ento oportuno de lanzarla al mercado sino
también de la pericia y habilidad en la forma de verificarlo y por eso
debe tener el autor el derecho exclusivo de presidir tal operación siendo
consecuencia de esta facultad el poder fijar librem ente las cond iciones
de venta de los ejemplares de su obra señalar el precio de los mism os
así como dirigir su distribución determinando el momento de lanzarlos
a los mercados tanto nacionales como extranjeros gozando de absoluta
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CONSIDERACIONES SOBRE PROPIEDAD INTELECTUAL 53
libertad para celebrar contratos con personas que profesionalmente se de-
diquen a estos negocios pudiéndoles conceder la exclusiva
de
la explota-
ción
de su
obra.
Por ello todas las legislaciones incluso la nuestra así como los T r a -
tados
y
Convenciones internac ionales conceptúan punibles
y
defienden
el derecho del autor contra todos aquellos actos que puedan constituir
una
competencia ilícita que merme o dificulte la explotación industrial y co-
mercial
del
derecho
del
autor y
por
ello se prohibe láv en la importación
y exportación
de
las obras del pensamiento
sin
consentimiento
del
autor
o su legítimo representante.
DERECHO AL NOMBRE Y AL SEUDÓNIMO.—Desde el preciso momento en
que el auto r comience la creación de una obra su nombre irá unido a
ella
y
todo el
que
tenga conocimiento
de tal
hecho casará ambos térmi-
nos
la obra y el nombre de su autor.
Se vela
por el
buen nombre tanto como
por la
integridad
de la
per-
sona porque es el atributo más esencial de la mism a puesto que mediante
él se la conoce y distingue en sociedad procurando el autor honrarle y
enaltecerle con sus propias obras al mismo tiempo que el público le
conoce por ellas y el prestigio que le concede a la obra lo hace extensivo
a la persona. De donde resulta que el hombre está íntimamente unido
a
sus
obras
y
que
el
nombre
es
el
lazo
de
unión entre
el
uno
y
las
otras
por medio del que se sabe que aquella obra fué creada por determinada
persona.
Consecuencia es que todas las legislaciones reconozcan a favor del
autor
el
derecho de que
su
nom bre aparezca
al
frente
de su
obra
y que
consideren como punible el hecho de publicarla sin el nombre de su autor;
y
por
el contrario
que
éste tenga facultad para impedir
que
su nombre
aparezca
al
frente
de
una obra que no sea hecha por él
o
que siéndolo
haya sido desfigurada pues de ambos modos se puede inducir
a
error per-
judicando
los
legítimos intereses
del
dueño
del
nom bre.
Esta idea está tan universaimente arraigada que no
ya
los tratadistas
smo también los Congresos tanto nacionales como internacionales de
autores y editores solicitan de los Gobiernos
que
declaren como punible
el hecho de hacer desaparecer
el
nombre del autor aun
en
las reproduc-
ciones de las obras que estén en el dominio público puesto que este dere -
cho
es una
derivación
del de
personalidad
que no
debe prescribir además
de
que
se
supone
en
quien
tal
realiza
una
intención dolosa.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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54 REVISTA DE ARCH IVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Existe quien hace extensivo este derecho al nombre a los seudónimos^
puesto que son similares en el sentido de que un seudónimo al frente de la
obra t iene el m ism o objeto que el nom bre en tanto que sirve para des ig-
na r el au tor de la mis ma y evita equívocos y confus iones pue s en caso
contrario habría falta de lógica al reconocer la existencia legal de las
obras seudó nima s y desam parar e l derecho fundamental de las mism as
o sea el falso nombre adoptado al frente de ellas.
En España la leyMe Propiedad intelectual no dice nada especialmente
respecto del derecho al nombre; pero bien claramente resulta planteada la
cuestión en el artículo 3.° del Reglamento cuando dice que la forma y
presentación de una obra como autor deja a salvo la prueba en contrar io
y que toda cuestión de falsificación debe resolverse exclusivamente por los
Tr ib un ale s con lo que resulta expedito al autor el cam ino para recla ma r
con tra la usurp ación o falsificación que se pud iera hace r de ese no m bre ya
sea por omisión o uso indebido del m ism o aparte del del ito público en qu e
se pud iere inc urr ir por el uso de no m bre su pue sto penado en el ar t ícu -
lo 346 del Código penal; y por lo que hace a los se udó nim os opina mo s
que nu estr a legislación los am par a puesto que adem ás de forma r parte
in tegrante de la obra como la ley se preocupa de no m brar rep rese n-
tante del au tor encubier to o sea el editor éste puede perseguir al que lo
usurpe .
Con forme con el anter ior cr i ter io y a instancia de vario s fotógrafos
profesionales se dictó po r el Minis terio de Instrucción pública y Bellas
Artes una Real orden de fecha 4 de septiembre de 1911 en la que se dice:
«que cuanto s reprod ujeren ob ras fotográficas t ienen la obligación de hac er
constar al pie de las reproducciones el nombre de quien hizo dichas
o b r a s
a no ser que haya mediado pacto en vir tud del cual el autor de
éstas haya renunciado expresam ente a ta l derecho quedando somet idos
los infractores de está disposición a las prescripciones de la ley de 10 de
enero de 1879 porque si bien no se menciona expresamente en la ci tada
ley ni en su reg lam en to la obligación de pub licar al pie de las ob ras fo-
tográf icas repro duc idas el no m bre del auto r de és tas debe tenerse p rese n-
te que el ar t ículo 7.° de aque l texto legal ordena que nad ie pod rá repro du-
cir obras ajenas sin permiso de su prop ietar io de dond e se deduc e en
buena lógica que ni éste n i m uc ho me nos el autor de el las hab rían d e
autorizar su reproducción sin que f igure su nombre».
DERECHO AL TÍTULO DE LA OB RA.— ASÍ
como el autor t iene un no m bre la
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C O N SI D ER J VC I ON E S S O B R E P R O P I E D A D I N T E L E C T U A L 55
obra debe tener un título por el que sea conocida y sirv a pa ra distinguirla
de las demás de su género y de o t ras del mismo autor . Una ob ra sin t ítulo
es algo acéfalo e incompleto y por eso se debe reconocer que forma parte
integrante de la misma y que es propiedad de su au tor como la obra m is-
m a ;
y de
esta o pinión
es
nuest ra
Ley
puesto
que
en su
ar t ículo
47
consi-
dera como defraudación la falsificación del t ítulo y portada de una obra
así como la imitación de los m ismos .
S in embargo para que un auto r pueda alegar derecho exclusivo al t í tulo
de su obra éste t iene que ser debido a su ingenio porque nadie puede
alegar propiedad intelectual sobre aquello que no sea debido a su a r t e o
t rabajo . El t í tulo para ser tal tiene que es tar en íntima conexión con el
contenido de la obra debiendo ser la enunciación sintét ica del m i s m o de
manera que en las menos palabras posibles nos dé a conocer de lo que
t ra ta reasumiéndolo a ser posible en ún as e la idea al mismo t iempo que
debe ser algo sugestivo que a t ra iga la a tención del público; todo lo que
supone para conseguir lo
un
esfuerzo intele ctua l
no
sólo
por lo que re-
presenta
el
t í tulo
en sí
s ino también para encauzar dentro
de los
l ímites
del mismo
el
contenido
de la
ob ra
por
todo
lo que es
na tura l
que la ley re-
serve a favor del au tor el uso exclusivo del t ítulo debido a su invent iva
que por lo demás forma par te in tegrante de su obra .
P or el con t r a r io no const i tuye un derecho exclusivo y no puede estar
protegido
un
t í tulo consti tuido
por una
designación genérica com o tra-
t ado
anuar io vocabular io m anual gramát ica encic lopedia e tc . e tc . ; así
como los t í tulos que por el t r anscu r so del t iempo han caído en el dominio
de todos y los compues tos de n o m b r e s o hechos h is tór icos com o Don Juan
de Austria Carlos 11
el
H echizado
a
Destrucción
de
Numancia puesto
que en todos ellos no hay nada debido al ingenio del au to r y por eso en
estos casos debe unírsele un sub t í tu lo si es que el au to r modes tamen te
conceptúa
que su
p ropio nombre
no
t iene suficiente vigor distintivo
en el
mundo in te lec tual .
DERECHO DE INDICACIÓN DE ORIGEN.—Esta es otra manifestación del de-
r echo del au to r . El que para razonar o confirmar una opinión o exponer
un problema dif ícil concep túa más conveniente el copiar un t rozo de una
obra ajena ya publicada que hacerlo él person alme nte puede rea l izar lo
puesto que la costum bre sancionada por el ar t ículo 7.° de la Ley se lo con-
s ien te ; pero en cambio con t r ae la obligación de indicar con toda precisión
la obra de que tom ó d icho tex to lugar de la m i s m a en que aparece el
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5 6 REVISTA DE AR CH IVO S BIBLIOTECAS Y MUSEOS
no m bre del auto r y dem ás datos que al efecto se ac ost um bre a fin de que
quie n lo desee pued a co m pr ob ar pers ona lm ente la fidelidad de la cita.
El que asi lo hace no perjudica el derecho del au tor por el co ntr ario
le proporciona un honor y hasta un reclamo gratui to para su obra; el que
om ite dicha indicación y se atrib uye aun que sea indirectam ente aquel lo
que no es suyo comete un plagio que por su forma y circunstancias podrá
no caer de ntr o de la esfera del Cód igo pe nal pero siem pre m erecerá la
reprobación de las personas h onr ada s. En las legislaciones m odernas se
pen a con m ulta la falta de escr upu losid ad en la indic ación de la fuente si
es que tal hecho no reúne las circunstancias que la eleven a un delito de
defraudación que merezca más severo castigo.
LIMITACIONES DEL DERECHO DEL
AUTOR —La propiedad intelectual de
que el auto r disfruta sobre su obr a com o todos los derecho s gira dentro
de una esfera de acción de que no pu ede salir debid o un as veces a las lim i-
taciones que impone la propia naturaleza de las cosas y otras por razones
de conven iencia soc ial m edia nte la que el derecho del individuo cede ante
el interés del de la especie.
Confo rme con la natu ralez a de la propiedad intelectual del autor en -
cu en tra limitad o su derec ho en la realida d por el goce intelectual que el
público ha ce de la ob ra en el qu e a prim era vista parece qu e el dere cho
del au tor se eclipsa por com pleto en cuanto que éste entre ga al público el
disfrute intelectual át
su obra. Conforme a él todos pueden hacer uso de
las enseña nzas que enc ierra gozar de sus bel lezas sacar copias y re pr o-
ducciones con fines pura m ente par t iculares y sin idea de lucro ejecuta r-
las y repr esen tarlas leerlas en priva do etc . e tc . y conforme con lo que
dejamos expues to en el capítulo ii i de este trabajo al tra tar del conce pto
jurídico de la obra.
P or lo que hace a las l imitacione s que el d ere ch o del au tor sufre por
consid eracion es de orden social sigue la mism a condición que todas las
facultades que el ho m bre tien e que ceden en favor del bien co m ún en
cuanto que a él debe coadyuvar en cambio de los beneficios que de la so-
ciedad re cibe y por ello vem os que las leyes positivas impon en restriccio -
nes al derecho del auto r; y así fundadas en m otivos de cul tu ra consiente
el l lamado derecho de cita o sea el cop iar trozos de las obra s publica das
po r otro s au tor es porqu e facilita la crít ica y m ovim iento científico y ar -
tístico pu es de esta lucha de con tradicc ión aparecen obras nue vas y se
aquilatan y acrisolan el valor de las ideas sometidas a discusión; derecho
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CONSIDER.\CIONES SOBRE PROPIEDAD INTELECTUAL 5j
de cita que tiene su límite en la extensión de lo copiado y en la obligación
de indicar su lugar de or igen. Y también consiente el tomar trozos de
obras o composiciones de poca extensión para la formación de crestoma-
t ías y antologías con dest ino a la en señ anz a.
Pa ra facilitar la inform ación period ística se auto riza la cop ia en otr as
publicaciones del mism o las noticias y trabajos de cier to gén ero cu ya
prohibición no se haga en forma ostensible pero con la obligación de in-
dicar el periódico de que se copia.
Por razones de beneficencia o de esparcimiento público se impone a
los autores de obras dramáticas y musicales la obligación de consentir la
ejecución de sos obras sin rem un era rles ni pedir les cons entim iento con
tal que dichas obras se ejecuten en la misma forma en que fueron publi-
cadas los ejecutantes no cobren por su trabajo y el público asista libre y
gratui tamente a d ichas e jecuciones.
Por f ines de cará cter indu str ial para evitar la m ue rte de cier tas ind us -
tr ias productoras de aparatos dest inados a la reproducción mecánica
sonora de piezas musicales se consiente tam bién la reprod ucció n de d i-
chas obras mediante cier tas y determinadas condiciones que si no hacen
desap arecer el derec ho del au tor lo coa rtan m uc ho tanto por lo que hace
a la liberta d d e auto rizac ión com o a la de fijar los derechos pec unia rios
por tales reproducciones.
Y por ú l t imo las legis laciones casi por unanimidad l imi tan la dura-
ción de la propiedad intelectual con relación a los suceso res del au tor ;
pero el estudio de esta cuest ión lo hemos de tratar con todo detenimiento
en capí tu lo apar te y lugar opor tuno.
Continuará.)
JULIO LÓPEZ QUIROGA.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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A N Á L I S I S M E T K I C Ü D E L C A R L l i l l D E C A T U L O
N O T A S Y O B S E R V A C I O N E S )
A
FICIONES tan hu m ild es com o se ntid as a los est ud io s d e M étrica clá-
sica han presidido a la elección del tema expresado en el encabe-
zam iento de estas «N otas» . Gr adu and o luego de incuestionable
la importancia de ta les estudios para cuantos investigadores consagren sus
esfuerzos a labores análogas a las que profesionalmentc hemos tenido que
cu m pl ir, hem os llegado a creer q ue las aficiones a pu nta da s po dían ser
f ruc tuosamente pues tas a contr ibuc ión cump liendo p receptos reglam enta-
r io s .
A de m ás , los estudio s de Métrica clásica, por su propia índole, c ons ien-
ten acu sar los más modestos productos de la labor personal del que estudia
y se mueve en un medio no muy favorable a la investigación. Por ta l mo-
destia y por semejantes dificultades hállanse influidas las labores del que
traza estas l íneas, puesto que ni aun a costa d e verdadero s sacrific ios p e -
cuniarios hemos logrado atenuar, s ino en muy limitada esfera , la penuria
de nue stros medios de estudio. L as razo nes indicadas b as tar án , pues, s i
son eficaces, para justif icarla oportunidad del tema propuesto.
En él ha hallado también la a tención del que escribe un estímulo po-
deroso. Aparece el Galiambo en la Métrica del Lacio como un fenómeno
esporádico, tan sugestivo, como, en ciertos respectos, anómalo. Cultivado
ese metro por
Catulo
con basta nte soltur a y con n otorio acierto, pued e
dec irse que mu ere inmed ia tamente después de acusa rse con todo vigor
su lozana aparición. ¿Cómo se explica tan extraño suceso?
La curiosidad del que investiga, justam ente excitada ante esa int er ro -
gación , necesaria y lógicamente debe ori en tar todo esfuerzo en el s entido
de demandar serios y detenidos anális is del metro galiambo en
Catulo
E s
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ANÁLISIS MÉTRICO DEL CAR. LXIII DE
C A T U L O
SQ
muy verosímil que tales anál isis permitan inquiri r la causa del fenómeno
notado; pero en todo caso, y aun en el supuesto más desfavorable , no
resul tará frustrada la labor que p royectamos si s i rve de est imulo y de
acicate a u l teriores, más serias y más documentadas inves t igac iones .
M ient ras tan to nos proponemos de terminar : a ) La «natura leza
del me-
t ro Gal iambo»,
y
b
La
«medida del car.
LXHI de
Catulo», que g losaremos
con
el
estudio de
la
«cesura» ,
la
«elisión», el «final de v erso »
y
las « estruc
t u ra s
de los
h emist iquios»
de las
series que in tegra n
la
composición men
cionada.
I
N A T U R A L E Z A DEL G ALIAMB O (F a XXm v t c í ( i p o i ) .
La unión de dos d imet ros de«ionic i a m inore », acataléct ico el p r imero
y cataléctico el segundo, ha dado origen al metro Galiambo, que puede
bien denominarse «tetrámetro cataléct ico de ionici a m i n o re ». Su e s q u e
ma puro será:
C laro es
que no
todas las series mé tricas gal iámbicas repro ducirán
sin
la menor modificación ese esquema puro, que t iene, s in embargo,
un
valor
const ruc t ivo y aun norm ativo innegable. Referimos el valor con struct ivo
a
la
relación teo réti ca, que halla
en el
c i tado esquema
su
expresión
más
acabada y precisa; en el valor norm ativo del mismo queremo s descubri r
su influjo regulador en medio y sobre las mú lt iples variedad es de Galiam -
bos que
se
ofrecen
en la
Poesía griega
y en
la la t ina. Reducim os
la
varie-^
dad a unidad (construímos) me diante el e squema en cuest ión y en él ha-
l l amos un l ímite a las veleidades del uso individual (reg ulam os, no rm ali
zamos) .
D e la exac t i tud de cuanto dec imos suminis t ra buen a prueba el pasaje
clásico de H ephaestion, referente
a la
serie galiámbica:
Túiv Se sv T(p ( látp ip n£fa9(ov te» (isv eTciOTJiio-caxov son tó l exp i í isT pov xaTaXrjxxixo v , oTóv
e a i i To ToO Opuvt xou toü xpa^ixQÚ touT t ,
y - - f j . — X j . „ v
j s. ^^ i
no Ys j irjv js tv ia Soúaac; W 7 0 ;, (uoicsp X sfsxott
o^soai xairoTsueTv o Jsi xaX xiiJ X EipaX av
xaí TCctpá í)puv¡)t<p t( ^ x(u(uxt(i-
2t VavcíYxa
aG
tepeüoiv xaGapeúsiv <pp5ao^ev
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6 o R E V I S T A DE A R C H I V O S , B I B L IO T E C A S Y M U S E O S
Toüto ¡1.5VT01 xcl raX),\.( H).pixóv xa't Mr¡xp<¡)(Xxov xoíl ávaxX wii^v ov xo X st xa i' úox epov Ss (l o)
áv«xX(ú|ji.£vov ixXrjflrj (nr¡Tpi|)c(xóv) oiá TO
TTOXXÍZ TOLI;
víujxspou ; s ; -/¡v [iJiTÉpíz
TOJV
flsiüv
7pcr't¡»ai to'JKj) X(i> ¡lítpíij. iv oTi; xa't xá xoú; xpt 'xou; xaiivct ; £"/_ovxa xoí ' i xov TcaXtuPdxXciov xai
xa? xpoxc t ixá ; áSia ipop íB ; xapaXa i iPa 'voua i xpcn
xá
xnOcípá ,
'i»; xa xá
itoXuOpúXXTjxa xaüxtz
itapaoeÍYnaTa orjXoT
ra X X a jirjxpoc; ¿peiíj? ipaX íGupaoi 5po|Jic(oe(;,
a t ; evxsa i rctxa^sTxai xal XoXxsa xpóxaXa.
Mas alcanzará pleno valor
el
pasaje transcri to
si
logramos r econs
t ru i r
en sus
líneas generales
la
doctr ina fundam ental
de las
series jónicas
ascendentes
y
descenden tes . Notem os ,
en
pr imer lugar , que
la anaclasis
de r i tmo, que permite reconocer como equivalentes las formas - - ^ - ( lam-
bos),
- „ - ^ (T ró ch alo s) , - „ „ - ( C h o n a m b o s ) y^
—
^(Ant ispastos) , auto
r i za t ambién a establecer conexiones entre los grupos si lábicos ^ ^ y
—
^^ es
decir , entre
el
<uvixo ; «x'eXáoaovoí
ionicus a minore) y el
Wixo;
« O
(jLsiCovo; fioníCMS
a maiore),
de una pa r t e , y los restantes pies cuadrisí la
bos, de otra. Cab e así resu m ir las dos b r eves de tesis en una l a rga , s us
t i tuyendo el ionicus por el \io}oo<¡¿<;, • Cab e tamb ién desdob la r las
largas , mas no generalmente dos a la par, pues metros de seis sílabas sólo
excepcionalmente
se
toleran
en
determinado género
de
composiciones.
As í ,
v. gr., del pie
or iginario
ionicus
a
minore
es
posib le ob tener
los
su s
t i tu tos „„x i„ , . .v i . , i , e t c .
Es
l íci to, ade má s,
en
c iertas ocasiones com b inar
el desdoblamiento
de las
largas
con
o t ras l i ber tades:
en el
jónico ascen
den te
{ionicus a minore)
puede coincidir
ese
desdob lamien to
con la
s u s
titución
de una de las
b r eves
por una
larga
o con la
sust i tución
de
a m b a s
breves por una l a rga t ambién : así se ofrecen los grup os si láb icos
— - i - i w , - v i - i . - i . - i . < . Es, por ú l t im o, caracter ís t ico de los «ionici» que
en su forma cuadrisi lábica ofrezcan cuando menos una b r eve in t e rna . En
cambio , só lo casualmente ocurre
que la
última larga del jónico ascendente
sea sust i tuida
por una
b r e v e
en el
inter ior
de una
serie
y no al fin, en la
braquicata lexia (donde
el
suceso
no
tendría nada
de
pa r t icular ) .
La anaclasis yámbica
es tan
regular
en el
jónico ascendente
(^ „ )
como
la
trocaica
en el
jónico descendente
(—^ c).
mien t r as
que la co-
r i ámbica
es
igualmente permi t ida
en
a m b o s .
En
camb io , has t a
la
fecha
I C. 12 (72 Westphal) ap. J?o6(nsoi» Ellis A commentary on Catullus. Second edition,
Oxford at the Clarendon Press, i88g, pág. 13. Aunque no parezca muy verosímil, hacemos cons
tar que no hemos podido Tcr en las bibliotecas públicas de Salamanca el texto citado de
Hephaestion.
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ANÁ LISIS MÉTRICO DEL CAR. LX III DE CÁTULO 61
no parece que se hayan aislado casos indubitables en los que Jónicos ascen
dentes y descendentes combinados, mejor, mezclados, formen serie mé
trica. Es posible que la incompatibilidad rítmica haya sido la causa deter
minante de que esas combinaciones, caso de surgir , no alcanzaran eco,
ni resul tasen fecundas, ni viables. Sin em bar go, las apariencias con fun
den al ob serv ado r superficial, ya que en series de jónicos as cen den tes no
es raro que la coincidencia de condensación (de tesis) y de desdobla
m iento (de segunda arsis) , ofrezca el tipo — „ „ . Claro es que el obser
vador adve rt ido sabe que en Métrica son real idades distantes toto orbe
- . t i ^ y ^ j . ^ . . Téngase, no obstante, en cuenta esta salvedad, olvidada más
veces de las que pudiera racional y prudentemente creerse.
Los jónicos ascendentes y descendentes pueden también ofrecer el mis
mo esquem a cuant i tat ivo—^ ^„— , claro es que con dist into mo vimiento
rí tmico en cada caso. En camb io, sólo los descenden tes pueden legi t im a-
mente ofrecer la sustitución
^^ ^
— , y la razón es obvia : esas dos pr im e
ras breves proceden del t roqueo anaclást ico correspon diente, m ientr as la
larga posible del comienzo del jónico ascendente {- ^s x no to lera desdo
blam iento alg un o. E s decir, que de .i „ x ^ pode mo s métricamente pasa r a
i^ j _y que métricamente tam bién es imposible efectuar el trán sito de
^x^
X ci ¿^^x :
así com o una larga de arsis se desdobla perfe ctam ente en
dos breves, una larga, sustituta de breve originaria de tesis, no es suscep
t ible del mismo desdoblamiento. Parece natural que así ocurra, pues am
bas sí labas, aunque pueden adoptar la común denominación de largas, no
se confunden fácilmente en la Métrica, ni debieron identificarse en la pro
nunciación.
Ahora bien, teniendo en cuenta lo expuesto, no extrañará que el Gar
liambo ofrezca una rica variedad de modalidades, que intentaremos siste
matizar. Hallamos la causa primera y principal de tales variedades en la
posibilidad de sustituir en el primero y en el segundo colon de esa serie
el dímetro de
ionici a minore
p u ro por el St|i£Tpov ávaxXd'mivov. Y ¿qué de
bemos entender con esta expresión? 'Ava-A(»nevov —dice el ya citado
Hepha-
estion '
-/.ákiXxw.
To ( lít po v ota •:r¡v itotáv loO |j.kp ou 3U|ilccí06iczv' i Tfáp -ízhsmiia •cóiv
-potspoiv icoSíTjv ma.yCka ^ai if, apX'fi •^ •v Seutépcuy 8i(i xó sv op^rjasi ávaxKaajjLrjv \ Í¿KSÍ \ ft'vsaOai.
La anaclasis se producirá, por tanto, de la manera siguiente: en el pri
mer co lon , t ransformando e l d ímet ro puro or ig inar io („^ i i . ,
V - Ü )
en
I C. cit. en no t. an teri or.
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6 2 REVISTA DE ARC HIV OS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
« v i - i v X i i . _ í .
super alta vectus Attis;
y en el segundo , sust i tuye ndo el
dímetro cataléct ico ^^^i, ^ „ i ) p o r
^^J.^Í^^Í, i._e. celeri ratemarta.
Con
estas t ransform aciones se nos ofrece el esquema m ás frecuente del G a-
l iambo catuliano:
^^J . ^X^J .¡ . \ \ ^^J . ^ Í^^Í .
Siguiendo a Bickel, si nu est ra
interpretación no es errónea, aceptamos el esquema precedente, al que
no parece inclinarse la adhesión de
Ettore Stampini.
Este auto r ' prop one
el siguiente esquema, como al más generalmente acatado por Catulo en
su car. Lxni:
. „ x . _ „ - i _ , l u . z . ^ , ^ . i ~ » . H alla mo s en esa fórm ula in co nsec uen
cias de algún rel ieve, que nos parece oportuno advert i r . En primer tér
m i n o ,
parece detraer de la anaclasis el segundo hemist iquio, circunstancia
que graduamos de muy extraña y de incongruente con la tesis autoriza
dísima de
Bickel,
que mide así:
^ V - t w • i > ^ - t _
^ ^ J .
W - J V V W
Super al ta vectus Att is celeri rate maria. En segundo lugar, esa
det racc ión necesar iamente engendrará un verdadero
monstrum
en el orden
métrico, puesto que impondrá en los elementos integrantes de la serie
movim ientos r í tmicos d ivergentes o , cuando m enos , he terogéneos , inar
mó nicos. A dem ás, y por úl t imo , será inconci l iable el esque m a general
discutido con los especiales (señalados con asterisco en la nota anterior)
números 3, 8 , 9 y 12, es decir , con una tercera parte de tales esquemas,
qu e parece lógico, en cam bio, ofrezcan tan sólo des arro l los, apl icaciones y
determinaciones de aquél . Todas es tas razones —que en nuest ro humi lde
juicio son y resul tan atendibles— han influido en nuestro ánimo para
1 Ea su obra t i tuUda La métrica di Grafio com parata con la greca e illustrata su liri-
che scelte del poeta con una appen dice di carmi di Catullo studiati nei loro diversi metri. (To-
r ino , Loesclier, 1908.)
2 Los demás esquemas que S. propone no suscitan, como el tran scri to , nu estras dudas.
Esos
esquemas son los sigu iente s:
2 . _ X v _ v - t - l ^ / s ^ - í « ^ . - f w > ^ Í A .
3 ^ ^
J.
^ - ^
J.
- \ ^ ^
r
^ - ^ í A^
4 . ^ „ ^ w - . ^ ^ _ , I _ i « ^ i ^ ^ i A
5 .
_ j ^ «
.t - , I - -t
v, ^^ í A- __
7 . „ „ i ^ J . - \ ^ ^ J . „_^ , w - í A -
* H.
_ i ^ _ „ i _ , l _ i ^ _ w i A - _
*9-
w w i w - w ^ - i - ' I ^^-i-^-^éA-
>•• _ . £ ^ _ . , i _ , I _ J ^ - i - v ¿ A-
* • - - X i - , I w „ i i A .
Creemos no equivocarnos adv irt iendo que en el estudio ulterior hemos recog ido, con la
sistematización
obligad» y posible,
todas
las part icu laridad es en tales esquemas sugerida s.
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ANÁL ISIS MÉTRICO DEL CAE. LX III DE CATULO 6 3
rech azar el esquem a en cuest ión, del que tam bién hal lam os precedentes
«n Havet y ecos muy recientes en Schiappoli, qu i en t e rminan temen te
afirma •: «CatuUo lo form ó (el Galiam bo) secondo il mo dello de Gr eci e
specie di Gallimaco: lo stesso fece anche Mecenate, e quindi Tuno e l altro
alternarono i digiambi con i piedi ionici e talvolta nel secondo dimetro
sciolsero anc he l ultima sillaba del pr im o piede:
Super al ta vectus Att is (en la var. Átys) celen rate mariá.»
Teniendo, pues, muy en cuenta la rect i f icación que nos hemos permi
t ido formular, con todas las reservas que impone la obl igada circuns
pección y nuestra personal impericia, séanos lícito volver a nuestro
tema. Y al hacerlo advirtamos que no es únicamente la causa apuntada la
determinante de las variedades de series gal iámbicas que debemos estu
dia r. A ella se une (y con ella se com bina ), con valor cau sal tam bién
diversificador, el proceso de condensación de breves y de desdoblamiento
de largas a que ya nos hem os referido tra tan do de las series jónicas en
gen eral . A dem ás, en virtud de la catalexis se t ransf orm a el jónico pu ro
en anapesto, o , merced a la braquicatalexis, en t r ibraquio. {opo\íólt<; . Por
otra parte, en vez de terminar el dímetro anaclástico cataléctico en cua-
drisíla bo trocaico (>. ), no es ext rañ o que term ine en crético {lassulae
o en dáctilo {paenttet . Po r último , en el caso de que aparezca desdo blada
la penúlt ima arsis , terminará la serie con cuatro breves o con una forma
de peón: celeri rate m arta; loca deae. La anaclasis, las condensaciones
y desdob lamientos de breves y largas, respec t ivam ente, la catalexis y la
final anceps de serie son, en suma, las causas determinantes de las varie
dades de Galiambos usados por los poetas griegos y latinos
^.
La medida
del c. Lxm de Catulo, que intentamos en el capítulo siguiente, per-
En su Métrica prosodia ¡atina (Torino, Locscher, 1911), pág. 57.
2 Vid., para más deta lles, la ¡nteres antísiraa obra de Ern st Bickel,
Antike Metrik
en el tra
tado Etnleitung ¡n die Altertumswissenschaft heraUsgegebcn von A. Gercke und E. Norden,
I. Band (Leipzig u. Berlín, Teubncr, 1912), págs. 598 y siguientes. También ofrece datos y o b
servaciones de interés la obra clásica de L. Havet y L. Duvau,
Cours élémentaire de métrique
grecque et latine, Pa rís, Delagra ve, 1896, pág s. 195-200. Cl aro es que esta últim a p rod ucc ión no
puede hoy ya inspirar ni merecer la confianza que es lícito y justo atribU|ír a la primera. Algo
semejante, y con mayor razón aún , cabe decir del trata dito t i tulado
Prosodie et Métrique latines
suifies dexercices... par G. Grumbach et A. W altz (P arís, Garnier) , Vid. pág.
7
de tal opúsculo.
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6 4
REVISTA DE
A R C H I V O S ,
B IBLIOTECA S Y MUSEOS
mitirá comprobar la exact i tud de las doctrinas expuestas y abrirá paso a
las glosas con que pretend em os hum ildem ente c om pletar y con t inuar la
labor que hemos recibido ya hecha en el ambiente de la cul tura contem-
poránea .
II
MEDIDA DEL C . LXIII DE CATULO
OBSERVACIÓN.—Hemos
adoptado para nuestro estudio el texto que de
la composición citada ofrece Lucianus Mueller en su edición de C atu lo.
T ibu lo y Pro perc io, imp resa en Leipzig cdn aedibus B. G. Teub ner i» el
año 1892 . Claro es que no hemos prescindido de anotar las principales
variantes, que aunque recogidas en el mencionado texto, han hal lado tam-
bién hospitalidad en el comentario de Ellis (c itado ante riorm ente ). Del
comento métrico de tales variantes nos ocuparemos al f inal de este capí-
tu lo de nuest ro
Ensayo
Y conste que hacemos una excepción en el
caso,
que creemos plenamente justificada, así en consideración a los pres-
tigios del célebre filólogo inglés últimamente mencionado, como en aten-
ción al eco esencialmente métrico que de esas variantes es l ícito recoger.
He aquí ahora la medida del c. LXIII de Catulo:
1 Su per alta vectus Attis celeri rate m aria
2 Ph ryg ium ut nem us ci tato cupide pede tetigi t
3 Ád iitque opa ca, silvis red im ita loca deae ,
4 St im ulat us ibi furenti rabie , vagus anim is,
5 Devolsit ilei ac uto sibi po nd er a sílice.
6 Itaque ui relicta sensit sibi m em br a sine vir o,
7 Et iam recente terrae sola sanguine m aculan s
8 N iveis ci tata cepit m anibu s leve typ an um ,
9 T yp an um , tuom Cybebe , tua , mater , mi t ia ,
10 Qu atiensq ue terga taurei ten en s cava digi tis
11 Gañere haec su is ador tas t t rem ebund a com uibu s .
I
Tamb ién hemos consultad o la reimpresión de esa editio stereotyp del año
iptj
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ANÁLISIS MÉTRICO
REL
CAR. LXIII
DE
CÁTULO
6
12 A gite ite ad al ta, Gallae, Gybeles nem ora sim ul,
13 Sim ul i te, Din dym enae dom inae vaga péco ra,
14 Alie na quae pete ntes velut exule s loca
13 bectam me am executae duce me mihi com ités
16 Ra bldu m salum tul istis t rücu lenta que pelage
_
J ^ 1 ^ j i i\ ^ ^ J
^ i ^ o i
17
ht
Corpus evirast is Ve neris nimio odio,
w w X ^ i. v / X a . 1 1 - x ^ i ^ w i
18 Hilarate erae ci tat is erro ribu s an im um .
19 M ora tarda m ente cedat: sim ul i te, sequ imin i
20 Phrygiam
ad
domum Cvbebes , Phryg ia
ad
nemora deae,
- - X ^ i ^ X i | | „ ^ X ^ i „ „ £
21 Vbi cym balu m sonat vox, ubi tympana r eboan t ,
- X ^ i ^ ^ X i II _ X „ i w w ¿
22 Tibicen ubi cani t Ph ryx curvo grave cálamo ,
2 V T - U • ^ V , , - ' - , - ' a - l l ^ - x w i . . . . ^ i
23 VDi cap ita M aen ade s vi laciunt ede ng erae ,
- ^ X
^
a. > X i II V X „ i w „ í
24 Vbi sacra sancta acutis ululat ibus agita nt ,
, . , , X ^ i „ X l .
II
„ „ X „
i „ „ i
25 Vb i sue vit illa divae volita re vaga co ho rs:
_ X ^ y a . v X x l l V V X K i v w i
26 Q üo nos decet citatis ceie rare tripud iis.»
^ »
X
w i « „ X i | | ^ „ X
„ i ^ „ i
27 Simul haec com itibus Att is cecini t notha mu lier ,
28 Th ias us repente l inguis t repidant ibus u lula t ,
^ Ji „ i ^ X i l l x - X , - , - ^ - ^ i
29 Leve tym pan um remu gi t , cava cymbala recrep ant ,
„ ^ x
^ í ^ ^ J. í. II v ^ x ^ i ^ - i
30 Vir idem citus adit idam prop eran te pede cho rus .
s / v ^ X
. / i v ^ w
X i
l | o . ^ X v i > ^
* / í
3i Fu r ibu nd a s imul anhelans vaga vadi t , animam agen s,
..- ^ X ^ i „ X t | | . ^ „ X w i ^ ^ i
32 Gom ita ta tym pano At t i s per opaca nem ora d ux,
?•> T T ^ i T . - ^ - - . ^ 11 - - X w i -^ . „ i
33 Ve luti luvenca vi tans onus m dom ita lugí;
34 Rapidae ducem sequ untur Gal lae proper ipede m.
j r Y ^ ^ ^ X a . l l , ^ . ^ X , ^ i „ í
J-> Itaque ut dom um Gybebes te t igere lassulae ,
5 / -
^ Y
v X « i . ^ X
X II - v X s ^ i w N / í
JO íNimio
e
labore som num capiunt s ine Gerere ,
o p . y - ' - w - » - _ l l . «X ^ i w w i
57 h'iger his lab an te lang ore oculos sopo r ope rit:
38 Abit
in
quie te molli' rab idu s furor an ím i.
39 Sed ubi ori s au re i Sol radlant íbü s ocul is
3 . * ÍPOCA.—TOMO XXXIV
5
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66 REVISTA DE ARC HIVO S BIBLIOTECAS Y MUSEOS
40 Lus t rav i t ae thera á lbum sola dura ma re fe rum
41 Pepu li tque noct is um bra s vegetis sonipedibus
42 Ibi So m nus excitam A ttin fugiens citu s abiit :
43 Tr ep ida nte eum recepit dea Pasi tnea sm u.
44 Ita de quiete m olli rápida sine rabie
V ~^ I V i V i i l l v v i V i v » í
45 Sim ul ipsa pecto re Attis sua facta reco luit
V v - t V i v - t A . l l v v -t v i v v 4
46 Liqu idaqu e me nte vidi t s ine queis ubique foret
v v i v i v - Í J . I l v v i v i v v i
47 An imo aes tuan te rus um red i tum ad vada te tu l i t .
48 Ibi ma ria vasta visens lacrima ntibus ocul is
V V i V i v X i II v v X v i v v i
49 Patriam al locuta ma estast i ta voce m isen ter.
v v J l . v i v - i i II v v i v i v v í
50 «Pa tria o mei creatr ix patria o mea genetrix
v v i V i v X i II v v - t v i v v i
51 Ego quam miser rel inque ns dóminos ut eri tugae
v i v i V •<• i l l v v - i V i v v i
52 Fa m uli solent ad Idae tetul i nem ora pedem
V v X V i v X i I I V v X s ^ i v v i
53 V t apu t nivem et fera rum gél ida stabula forem
V v - t v i v i i l l v v X v i v v í
54 Et earu m operta adire m furibunda latibula?
v v X v i v - t i | | v ^ ^ ¿ v i v v i
55 V bina m aut quibus locis te posi tam p atria reo r?
v v X v i v X i l l v v i v i v v i
56 Cu pit ipsa pupula ad te sibi dirige re aciem
v v - t v i v X i 11 v v X v i v v i
57 Rabie fera care ns dum breve tem pus anim us est .
J - v X v i v X i l I v v X v i v v i
58 Egone a mea rem ota haec ferar in nem ora dom o?
v v X v i V X i 11 v v X „ i v v i
59 P atria bonis am icis geni toribus abero?
V v X ^ i „ X i l l v v X v i v v i
60 Ab ero foro palaestra stadio et gum inasi is?
/ • « « - í - ' . ^ - ^ v X i 11 v v X v i v v i
61 IVliser a m iser qu ere nd um st etiam atqu e etiam an im e
v v X V i v X i l I v v X „ i v v i
62 Quod enim genus figuraest ego non quod hab uer im ?
63 Ego m ulier ego adolescens ego epheb us ego pue r
v v ^ v v i v X i \\ ^ v X v i v v i
64 Eg o gum inasi fui flos ego eram dec uso lei:
^ v X v i v X i 11 v v X v i v v i
65 M ihi ianu ae frequentes mih i l imina tepida
66 M ihi floridis corollis red ím ita dom üs era t
- - - X , v i V X i l l V v X v i V v , Í
07 L inq ue nd um ubi esset orto mihi solé cub iculu m .
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ANÁLISIS MÉTRICO DEL CAR. LX III DE CATULO 6 7
68 Ego nunc deum ministra et Gybeles fámula ferar?
69 Égo Maenas ego mei par s ego vir sterilis ero?
70 Ego viridis álgida Idae nive amicta loca colam?
71 Ego vitam agam sub altis Phrygiae columm ibus
72 Vbi cerva silvicultrix ubi aper nem onvagus?
73 lam iam dolet quod egi iam iamque paenitet.»
- ^ i „ _ « i a. I I - V - i - . i - - i
74 Roséis ut huic labellis sonitus celer abi it
75 Gem inas deorum ad aures nova nuntia referens
^ ^ ± ^ í ^ ^ ¡^ X
l l . . . v i „ J . „ Í
76 Ibi iuncta iuga resoivens Cybele leonibus
- ^ ^ t ^ ^ ± X l | „ ^ x ^ i w ^ i
77 Laevum que pecons hostem stimulans ita loqu itur.
78 Agedum» inquit «age ferox i fac ut hunc furor A G lT E T
79 b c uti furoris ictu reditum m nemora ferat
_ s - X ^ i ^ X 1. II ^ V X / i „ .^ i
80 Mea libere nimis qui fugere imperia cupit.
v s ^ X
^ i.
V X x l l w w X v i w « ^ ¿
Age caede terga cauda tua verbera patere
X „ J . „ X i . l l v v X v i v „ i
82 Fac cuneta mugienti fremitu loca reto nent
- - X . v - i „ X i | | _ X „ i v „ i
83 Ru tilam ferox torosa cervice quate iubam.»
84 Áít haec mínax Clbebe reirgatque iüga manu .
w > ^ X v i w X i . 11 v v X ^ i v v i
85 Fer us ipse sese adh ortans rapidum incitat animo
_ X v J . w X J . | | _ X „ i v v Í
86 Vadit fremit refringit virgu lta pede vago.
^ ^
X V X v X x l l v v - ¿ w i v v ¿
87 At ubi umida albicantis loca litoris adiit
88 Ten eram que vidit Attin própe marm ora pelagi
^ ^ í
w i w X i . l l v v X
^ i. ^ ^ í
89 Facit impetum: illa demens fugit in nemora fera:
f.^
- i -
j ; x l l
« v x w i v w i
90 Ibi semper omne vitae spatium fámula fuit.
91 Dea magna dea Cybebe Didymei dea dom ina
92 Procu l a mea tuos sit furor om nis era dom o:
93 Alios age incítatos alíos age rábidos.
Debemos ahora indicar las variantes a que nos hemos reterido al co-
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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6 8 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
m íen zo de este cap ítulo. E nt re ellas merece n especial consid eración las
siguientes:
a
V. i8. Hilarate
aere
c i ta t is erroribus animum. Lección muy curiosa
aunque digna de rect i f icación), adoptada por
Lachmann y
que permi te
reconstruir e l ionicus a minore pur o en el com ienzo de la serie m étric a,
(como puede observarse en nues t ra t ranscr ipc ión y medida . Creemos,
además, elisión menos violenta la de
hilarate aere,
que la de
hilarate erae
del texto que hemos seguido.
b
V. 54. Et earum
omnia
ad i rem fur ibunda la t ibu la . La vanante pro
puesta tiene en su apoyo la m ás pu ra tradición m an us cri ta. Ni el sentido
sufre grave menoscabo con tal variante, ni parece inverosímil que en este
caso, como en el anterior, sintiera
Catulo
veleidades de repro ducir la pu
reza orig inaria del
ionicus a minore
al comienzo de serie. Vid. la nota
siguiente:
c) V. 60. Abero foro, palaestra, stadio et gymnasns?
Si la var iante gym nasñ s ha lla plena justificación en la tradición m anu s
cri ta, se nos ofrecerá en este caso un testn no nio del us o del «ionicus a
minore» puro al comienzo del segundo hemist iquio. Aunque en tan arduo
problema nuestra impericia nada lograría resolver, creemos que las ins
tancias indiciarias de las precedentes glosas pueden y deben ser tenidas
en cuen ta para fund ar un a solución .
ch
V. 91 . Dea m agna , dea Gybebe, Dindimei dea dom ina.
Si así lee Ellis este verso, confesamos igno rar cóm o puede m edirse
ta l se r ie . Las can t idades de l segundo hemis t iqu io _ „ _ ^ ^ - - - en t ran d i
fícilmente en el esquema del Galiambo, de no admitir la sustitución de la
prim era brev e por un a larga , sust i tución mé tricam ente posible com o ya
hemos visto, pero por completo extraña a la técnica de
Catulo.
Nos in
cl inam os a creer recus able la varian te en cuest ión, o cuand o m eno s, la
juzgamos muy dudosa =.
1 No ex tra ña rá aquí la forma gymnaslis, con la partic ularid ad m étrica que provoca, si se
tiene en cuenta cl matiz emocion al que el aut or t rat a de sugerir me diante esa serie. V id. a este
respecto las consid eracione s finales del cap itulo su bsig uien te.
2 lla ve t (Op. oit., pá g. 200) ofrece la lección sig uie nte :
• < ± w i ^ ^ x a . 1 1 ^ — i ^ ^ s. ^ i.
Dea ma gna, dea Cybebe, dea dom ina Dindy mi, que ya no suscita la dificultad no tad a,
pues tan sólo acusa un desdoblam iento de primera arsis, seguido de arsis segunda no des do
blada en segundo hemistiquio.
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ANÁLISIS
MÉTRICO DEL CAR LX III DE
C T U L O
6 9
III
CESURA
ELISIÓN FINAL DE VERSO ESTRUCTURA S DE LOS HEMISTIQUIOS
Precisada ya la naturaleza del Galiambo y la medida de las series ga-
liámbicas
catulianas
podemos y debemos ob tener de tales precedentes las
obligadas consecuencias. Conste ahora que para nuestro humilde esfuer
zo se concretan semejantes consecuencias en el conocimiento docum en
tado de las materias sugeridas y expresadas por el rótulo de este capitulo.
Más claro es que pecaríamos de presuntuosos y de ingenuos si cre
yéramos haber agotado tan interesante investigación. Quede ella abierta
a ulteriores inquietudes y anhelos. Ténga se presente, sin emb argo, que
al iniciarla modestamente en nuestro país, hemos sentido todas las incer-
tidumbres, los desalientos todos que suelen acompañar, como obligada
secuela, a labores de la índole de la p rese nte . Hechas estas salvedades,
comencemos nuestro estudio refiriéndonos a la
cesura
de las series ga-
liámbicas de Catulo.
A)
Cesura.
—En los gS Galiambos del c.
LXIII
de
Catulo
sin ex
cepción se ofrece acatada la cesura característica de tales series. Coincide
tal cesura, que separa los dos d ímetros el acataléctico del cataléctico) con
final de vocablo en 92 series y sólo se ofrece después de efectuada una
previa elisión en el verso By.
Piger his labante Inagore ocu los sopor opcrit
La sílaba que precede inmediatamente a la cesu ra, es siempre larga :
por naturaleza en los versos i al 5, 7, 9, 10, 12, i3, 14, i5, 18, 20, 23 al
28, 32, 35, 37 al 39, 41 , 42, 44, 45, 52, 55, 56, 58 al 60, 64 al 67, 70, 71 ,
73 al 75 , 78 al 84, 88, 90, 91 y 93 total , 55 veces); por posición en los
versos 6. 8, 11, ,6, 17, 19, 22, 29, 3o, 3i, 33, 34, 36, 40, 43, 46 al 48, 5i,
53, 54, 57, 6 i , 63 , 68, 69, 76, 77, 85 al 87, 89 y 92 total,
33
veces)
y por
naturaleza y por
posi ión
conjuntamente en los versos 21, 49, 5o, 62 y 72
total, 5 veces). Alcanza la primera modalidad respecto a las dos restantes
una prelación característica.
De los fenómenos aquí observados, cabe deducir la afirmación de la
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7 0 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
más perfecta normalidad y regularidad de las cesuras ofrecidas en las
series galiámbicas
catulianas
.
B)
Elisión.
—Las elisiones de las series que analizam os son tan n u-
merosas como interesantes. Presentan el isión senci l la
per ecíhlipsin
en
prim er hem istiquio los verso s 2, i5 , 20, 42 ,4 9, 53, 64, 55, 67, 71 , 75, 78 y 89
(total ,
13
caso s), y en seg undo hem istiquio, los versos 3 i, 47, 79 y 85
(total,
4
c asos); elisión doble jper
ecthlipsin
en segundo hemist iquio aparec e
sólo en el verso 6
{u n
caso, pues). El isiones
per apostrophum.
Sencillas y
en p rim er hem istiquio : v ers os 3, 5, 6, u , 18, 24, 32, 35, 36, 39, 40, 48,
45,
47, 67, 68, 85 y 93 (total,
18);
dobles y en primer hemistiquio: versos
12,
58 y 87 (total,
3);
sencillas, en el segundo hemistiquio: versos 17, 20,
6 0 ,
61 , 64, 72 y 80 (total, 7); en am bos hem istiqu ios: versos 5o, 56, 63 y
70 (total,
4);
y entre am bos hem ist iquios, verso 37 (total , / ) . En resu-
men: de
iQ
el isiones
per ecthlipsin,
/ 5 aparecen en el prim er hemist iquio
y 5 en el segundo (una de estas últimas, doble); de
40
elisiones joer
apos-
trophum,
figuran en el pri m er hem istiquio sólo
24
(de éstas, tres dobles);
en el segun do he mistiqu io sólo 7; en am bos hem istiquios con junt am ente ,
8,
y entre am bos hem ist iquios, / . P or tanto, podemos concluir afi rmando
que en las series galiámbicas de
Catulo
son más frecuentes las elisiones
per apostrophum
que las
per ecíhlipsin,
y unas y otras abu nda n más en el
primero que en el segundo hemist iquio, s iendo en aquél las relat ivamente
usua les las elisiones conjun tas (determ inadas en am bos hem istiquios a la
par) y extraordinariamente raras las el is iones en cesura, de las que sólo
se ofrece el ejemplo, ya varias veces citado, del verso 37. Esta conclusión
perm ite tam bién rec ono cer , en lo que a la elisión respec ta, el par ticu lar es-
mero de que
Catulo
hizo gala al componer su c. LXIII.
G)
Final de verso.
— Nuestro au tor no descuida tamp oco el final de
ver so .
Muestra en él una preferencia gradual y bien acusada por los
trisí
/a to s (ve rsos i, 2, 4, 5, 7, 8, 10, i 3 , i5 , 16 al 18, 21 , 22, 24, 27 al 29, 35
al 39, 42, 44, 47, 48, 5o, 56, 59, 61, 64, 65, 73 al 75, 77, 78, 81, 82, 85, 87,
88,91 y 93, total ,
45),
por los
bisílabos {vtTsos'i, ,
12, 14, 20, 25, 3o, 3i ,
33,
40, 43 , 46, 52, 53, 55, 58, 63 , 66, 68 al 70 . 79. 80, 83 , 84, 86, 89, 90
y 92, total,
2g),
y por los
cuadrisílabos
(versos 9, 11, 19, 26, 45, 49, 5 i,
I M onosílabo «nte cesura p resen tan las series 21, 22, 23, ?9,
55,
56, 67, 58, 64. 6 8,69 ,78 ,80 7
92. Es cu rioso que estas series se ofrezcan uni Jas en grupos de 2, 3 o 4 versos. No es con stan te
que en ellas se estab lezca sep aración , por lo que a la con strucc ión sintác tica respe cta, entre el
primero y segundo hemistiquio: vid., en comprobación de lo que decimos, los versos 23, 55, Sy,
58,
80 y 92, es decir, la mitad casi de las series men cionada s.
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ANÁLISIS MÉTRICO
DEL CAR.
L X I I I
DE
CATULO 71
54, 62, 67 y 76
total ,
/
/ ) ,
y
evita,
en
cuanto
le es
posible,
los pentasíla-
bos (versos 23, 34, 4 1 , 60, 71 y 72, total, 6), y los monosílabos (versos 32
y 57, total , 2). C r e e m o s ver en esta consciente gradación influjos muy
manifiestos de la es t ruc tura del hexámetro en la propia del Gal iambo.
La cant idad de la sílaba final de las series que anal izamos m erece tam -
bién par t icu lar examen. Aunque
esa
sílaba alcanza
en
Métrica
la
conside-
ración de silaba anceps puede interesar la determinación más precisa de
sus modalidades cuant i tat ivas. Creyéndolo así, de nuestro estudio hemos
obten ido los siguientes resul tados: los gal iambos de Catulo terminan en
gradación descendente) en sílaba ¿>rew (ver sos i, 2, 5, 8,9, 11 al 14, 18,
27,
28, 3o, 34, 36, 37, 40 , 41, 42, 4 5, 46, 47, 49, 52 al 56,
6
al 63 , 65 al 68,
70 al 74, 76, 77 al 8 1 , 83, 87 y 89 al 91, total , 5i), en sílaba larga por
naturalei^a
(versos
3, 4, 6, 10, i5 al 17, 19, 20, 22, 23, 26, 33, 35, 38, 3g,
43, 44, 48, 5i, 58 al 60, 64, 69, 84 al 86, 88, 92 y 93
total , 3i), en
sílaba
larga por posición (versos 7, 21, 24, 25, 29, 3i, 32, 57, 75 y 82, total, 10),
y en sílaba larga por naturaleza y por posición (verso 5o, total , /).
Como puede observarse en este ligero resumen, queda sugerida la moda-
lidad anceps de la sílaba final en la aproximación cuant i ta t iva de termina-
ciones
breves
51} y
largas
42),
en la que
además
se
ofrece
un eco
bien
curioso de la depurada técnica catuliana. Por úl t imo, notemos que de
la s
5i
finales breves,
3g
t e r m i n a n
en
consonante
(versos
2, 8, 11, 12, 18,
27 , 28, 3o, 34, 37 , 40 al 4 2 , 45 al 47 , 49, 52, 53, 55, 56, 62, 6 3 , 66, 67, 68,
70 al 74, 76, 77 al 80, 83, 87 y 90), y /2 tan sólo en vocal (versos 1,5,9,
13 , 14, 36, 54, 6 1 , 65, 8 1 , 89 y 91). Ni aun esta gradación interior creem os
que haya sido casualmente ofrecida en la composición que anal izamo s,
pues a todos consta la preferencia que s iempre han merec ido , en final de
verso , las
b reves t e rminadas
en
consonante .
GH E S T R U C T U R DE LOS HEMISTIQUIOS.
A )
Estructura
del pri mer
kemistiquio.—Ssibido
es que el
esquema
ordinar io del pr imer hemis t iqu io de las series galiámbicas que estudiamos
es el siguiente: ^ „ ^ „ ^ . ^ i. No nos ex t raña rá , por tan to , ha l la r ap l i -
cado este esquema en los primeros hemist iquios de sesenta y nueve series
(versos
i, 2, 3, 6 al 14, 16, 18 al
2 1 ,
24, 25, 28, 29, 32 al
39, 41
al 47, 49
al 62, 65, 66, 68, 7 1 , 72, 74, 75, 79 al 8 1 , 83 al 85 , 87 al 90, 92 y gi), p r o -
porc ión verdaderamente respetab le , si se tiene en cuenta el n ú m e r o to-
tal (93) de los versos que in tegran el poema de At t i s . Las veinticuatro res-
tantes series
se
descomponen
de la
s igu ien te manera :
cuatro
presentan
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7 2 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
desd obla m iento d e la prim era arsis versos aS, 48, 64 y 70); ocho desdobla
m ien to de la segunda versos 4, 27, 3o, 3i , 69, 7O, 78 y 91); una d e s d o
blam iento doble de prim era y segun da ars is: verso 63); nueve condensa
ción de la prim era tesis verso s 5, i5 , 17, 26, 4o, 67, 73 , 82 y 86), y
dos
desdob lamiento d e la segun da arsis y condensac ión de la prime ra tesis
versos 22 y 77). De las cifras últimamente recogidas resultan casi equipa
radas las l ibertades de desd oblam iento con las de cond ensac ión, y ofre
cen, en cam bio, el carácter de casos esporádicos los d esdoblam ientos d o
bles y la coinciden cia en un a mis m a serie de desd oblam iento de arsis y
de con den sac ión de tesis. iVlas con las cond ensac iones de tesis no es rar o
coinc idan arsis n o disueltas: vid. ve rsos 5, i5 , 17, 26, 40 , 73, 82 y 86. De
todas suertes, conste que la estructura del pr imer hemist iquio de los Ga-
l iambos catulianos es mu y un iforme , y que las l icencias que al dete rm inarla
nuest ro autor se perm ite , se hal lan conv eniente y d iscre tamente gra du a
das.
Es má s, pensa mo s que hasta la preponderancia de los desd oblam ien
tos de segunda arsis sobre los de prim era en el pr im er hem ist iquio, o be
dece a razones de sime tr ía y con gruen cia con el segundo colon del v er so .
Réstanos indicar en qué vocablos o parles de tales se desdoblan la pri
me ra y segunda arsis y se condens a la primera tesis del pr im er hem ist iquio
de las ser ies galiámb icas estud iadas . P or lo que respecta a la pr ime ra arsis,
con notoria uniformidad se produce semejante desdoblamiento
cuatro ve-
ces en las dos primeras sílabas de un trisílabo versos 23, 48, 63 y 70), y
una ve ( sólo en las dos primeras sílabas de un cuadrisílabo verso 64).
La segunda arsis, en c am bio, aparece desdoblada siete veces en bisílabo
versos 4, 22, 3i, 69, 76, 78 y 91),
unaen final de bisílabo e inicial de otro
bisílabo
verso 3o) ,
otra en la primera sílaba de un bisílabo
reducido a
monosílabo por elisión) y
en la inicial de un cuadrisílabo
verso 63) ,
otra
en las sílabas mediales de un cuadrisílabo también verso 27), y otra por
fin, en las dos primeras sílabas de un trisílabo verso 77). Pod rem os reco
noc er en estas cifras u n eviden te esm ero y un a bien noto ria cons tancia en
la elección de vocab los y pa rtes de vocablos utiliza dos en los d esd ob la
mientos de las dos primeras arsis de las ser ies estudiadas.
La pr im era tesis del pr im er hem ist iquio se halla formad a, ora por un
monosílabo
verso s 17, 26, 78 y 82; tota l,
cuatro
vece s), ora po r la
inicial
de un bisílabo
versos i5 y 86; tota l,
dos
veces), or a por la
inicial de un
trisílabo redu cido a bisí labo me diante el isión verso 67; tota l , una vez) ,
bien, por úl t im o, por la inicial de un trisílabo propiamente dicho ve r -
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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ANÁLISIS MÉTRICO DEL CAR. LXIII DE CÁTULO ^ i
SOS
5 ,
22, 40 y 77; total , cuatro veces). El observador más superficial podrá y
debe rá recono cer en las cifras úl t im am ente a pun tada s ecos plásticos de un a
m uy consciente regularidad m étrica . Al me nos el que esto escribe cre e,
con toda sinceridad, hal lar semejantes ecos y piensa, convencido en tal re-
gular idad , que se permi t i r ía t raduci r numéricamente con las razones
cua
tro (monosí labos) , tres (bisílabos) y cuatro ( t r is í labos).
B ) Estructura del segundo Aemisí iguio.—Esquema ordinario del mis-
m o:
^ „ x „ i ^ „ ¿ . Confo rme a t al e squema apa recen cons tru idas 84 se ri e s
(v ers os i al i 3 , i5 al 17, 19 al 21 , 23 al 33, 36 al 72, 74, -jb, 77 al 82, 84,
8b y 87 al 93), acusándose en este punto una mayor uniformidad que la ya
m uy aprec iab le observada en la es t ruc tu ra de l p r im er hem is t iqu io . Las
nueve restantes series se descomponen así : cuatro aparecen sin desdobla-
miento de esa arsis segunda (versos, 14, 35, 73 y 76) y seis con condensa-
ción de la pr im era tesis (v ersos 18, 22, 34, 73, 83 y 86): nótese que en
nuestro caso cuatro y seis s u m a n nueve, porque coincide la condensación
de tesis con la no solución de arsis en el verso 73. También coincide la
con den sac ión de tesis con la solución de arsis en los versos 18, 22, 34, 83
y 86. Creemos que el técnico más escrupuloso y rigorista no pondrá re-
paros a la estructura que acabamos de bosquejar.
Tratemos, f inalmente, de los vocablos o partes de vocablos en que se
desdobla la segunda arsis, se condensa la primera tesis
permanece intacta
{sin desdoblarse) aquélla dentro del segundo hemistiquio.
L as ochenta y nueve series con arsis desdoblada {8 4 de l esquema ord i -
nario y 5 con condens ación de tesis; se descom ponen en la siguiente for-
m a: 25 desdoblan en jinal de bisílabo e inicial de trisílabo (versos i , 2,
4 , 8 ,
10, i 3 , i 5 , 2 2, 2 7 , 3 6 , 3 7 , 8 8 , 4 2 , 4 4 , 4 7 , 5 0 , 6 4 , 7 4 , 7 7 , 7 8 , 8 2 , 9 1 y 9 3 ;
los ve rso s 17 y
6
pertenecen en real idad a esta categoría , pues ofrecen su
desdoblamiento en segunda sí laba de t r isí labo, reducido a bisí labo por
elisión e inicial del trisílabo siguiente);
i3
en
bisílabo
(versos 3, 6, 25, 3o,
40,
63, 66, 70, 83, 84, 86 y 92; cabe aqu í incluir tam bié n el ver so 3 i, con
desdoblamiento en t r isí labo reducido a bisí labo por el isión); /2 en las dos
últimas silabas d e un trisílabo (ve rsos 12, 20, 46, 52, 53, 55, 58, 68 , 69, 79,
89 y 90); 11 en final de trisílabo e inicial de trisílabo (vers os 5, 7, 21 , 29,
56,
65, 75, 81, 85, 87 y 88); /o en las dos primeras sílabas de un cuadrisí
labo (ve rso s 9, u , ,g_ 35^ ^5^ ^^^ ^i , 54, 62 y 67); 6 en final de pentasí
labo e inicial de trisílabo (ve rso s 16, 24, 28, 3g, 48 y 59); 6 en las sílabas
segunda y tercera de un pentasílabo
(vers os 23, 84, 41 , 60, 71 y 72);
3
en
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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74 REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
las dos Últimas silabas de un cuadrisílabo versos 33, 43 y 80); una en
final de cuadrisílabo e inicial de trisílabo
ve rso 18) y
dos por fin en las
dos primeras silabas de un trisílabo ver sos 32 y Sy).
En resum en, en 89 desdoblam ientos in tervienen 68 trisílabos 38
bisílabos 14 cuadrisílabos y 12 pentasílabos.
Compárese este resul tado
con el obten ido estudiando los desd oblam ientos de las arsis del pr im er
hem ist iquio, y el lector menos dil igente reconocerá u na posit iva con gru en
cia y relación entre ambos procesos. También al l í , como aquí, alcanzan
una posit iva preponderancia, como instrumentos de desdoblamiento, - los
vocablos tr isí labos y bisí labos, acusá ndose de este m odo u na vez má s la
r igurosa apHcación de las normas métr icas en la determinación de la es
t ructura de los Gal iambos catulianos.
En lo que respecta a las condensa ciones de la prim era tesis del segu ndo
hem ist iquio de tales ser ies, obs erva mo s u na preferencia bien acusada por
las iniciales de los trisílabos y bisílabos. Así, las seis condensaciones nota
d a s ,
se d is t r ibuyen de esta manera:
dos
aparecen en
inicial de trisílabo
versos 83 y 86),
dos
en
inicial de bisílabo
verso s 22 y 34),
una
en
inicial
de cuadrisílabo ve rso 18) y otra en monosílabo verso yS). Y ya en este
pu nto , la com parac ión de lo aquí obs ervad o con lo que hem os podido
comprobar, ref ir iéndonos a las condensaciones de la primera tesis del pr i
mer hemist iquio, no permite obtener consecuencias de un valor muy apre-
ciable. Porque si bien es cier to que en el pr imer hemist iquio monosílabos,
bisílabos y tr isílabos casi se equipara n como ins trum en tos de co nd en sa
ción, contra lo que en e l hemist iquio segundo ocurre , donde los monosí
labos a lcanzan consideración muy l imi tada, es to no obstante , no cabe
derivar de tal diferencia consecuencias de gran rel ieve, ya que el número
limitado de las cond ensacion es de tesis / / en el primer hem istiquio y
6 en el segundo ij en un total de g3 versos) no permite pensar en la
formación de hábitos métr icos de term ina dor es de la est ruc tura de esos
casos semiesporádicos.
Notemos, por ú l t imo, que en los cuatro casos en que no aparece des
doblada la segunda arsis del segundo hemist iquio la forman:
dos
veces la
inicial de un trisílabo verso s 35 y yS), una la final de un trisílabo tam-
bién vers o 14), y otra en fin, la segunda sílaba de un cuadrisílabo v e r
so 76). Cree m os recono cer en esta práctica ecos de la seguida en la deter
minac ión de la estru ctu ra de las condensaciones de tesis del segu ndo h e
mist iquio .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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ANÁLISIS MÉTRICO DEL CAR. LXIII DE C A T U L O 7 5
Recogiendo ahora en consideración sintética los resultados de esta
úl t ima par te de nues tro es tudio , descompondremos las g3 series del
c. Lxni en las siguientes categorías: i.*, formada por las series que
reproducen el esquema ordinario {^^X^^^J-^W^^JL^Í^^Í : v e r -
sos I, 2, 3, 6 al i3, i6, ig al 21, 24, 25, 28, 29, 32, 33, 36 al Sg, 41 al 47,
49 al 62, 65, 66, 68, 71, 72, 74, yS, 79 al 81, 84, 85, 87 al 90, 92 y 93 (to-
tal ,
64 versos); 2. , formada por las ser/es que reproducen el esquema or
dinario tan sólo en el primer hem istiquio: ver sos 14, 18, 34, 35 y 83 (t o-
tal 5 versos); (esta categoría se subdivide a su vez en series sin desdobla
miento de la segunda arsis del segundo hemistiquio: ve rso s 14 y 35, y se-
r /es
con condensación de la primera tesis del mismo segundo hemistiquio:
versos i8, 34 y 83); 3. , formada por las senes
que reproducen el esque
ma ordinario tan sólo en el segundo hemistiquio:
versos 4, 5, i5 , 17, 23 ,
26,
27, 3o, 3i, 40, 48, 63, 64, 67, 69, 70, 77, 78, 82 y 91 (total, 20 versos);
(esta categoría se subdivide tam bién , a su vez , en series con desdobla
miento en la primera arsis del primer hemistiquio:
verso s 23, 48, 64 y 70;
series con desdoblamiento de la segunda arsis de ídem id.:
versos 4, 27,
3o , 3i, 69, 78, y 91; serie con desdoblamiento de la primera y segunda
arsis de ídem id.: verso 63; series con conden sación de la pritnera tesis
de ídem id.: versos 5, i5, 17, 26, 40, 67 y 82, y serie con desdoblamiento
de segunda arsis y conden sación de primera tesis de ídem id.:
verso 77),
y 4. , formada por las series
que nó reproducen el esquema ordinario ni
en el primero, ni en el segundo hemistiquio: verso 22 (con con densació n
de primeras tesis en ambos hemistiquios y desdoblamiento de segunda ar-
s is del prim ero), v erso 73 (con cond ensació n de prime ra tesis en prim er he -
mistiquio y condensación de primera tesis y no solución de segunda arsis
en segundo hemistiquio), 76 (con desdoblamiento de segunda arsis en pri-
mer hemistiquio y s in desdoblamiento de segunda arsis en el segundo), y
86 (con conde nsació n de la prim era tesis del pri m er hem istiquio y con con-
densación también de la primera tesis en el segundo).
Es ta comparación reasunt iva permit i rá comprobar una vez más e l r i -
gor de la técnica catuliana en la com posición de las series galiámbicas que
hemos es tudiado.
Hasta este punto l lega, y de aquí no trasciende, nuestra modestís ima
labor personal. Mas séano s per m itido , antes de inte nta r recoger en fór-
mulas las posibles consecuencias de ese esfuerzo, traducir nuestra opinión
<le que un a obra ta n me ditada com o la que ha s ido objeto del estudio
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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7 6 KEVISTA DE ARC HIVO S BIBLIOTECAS Y MUSEOS
acusado en estas «N otas», necesa riame nte ofrecerá ecos de la más inter e-
sante y arm oniosa congru encia que cabe inquiri r e invest igar: nos refe-
rim os a la con grue ncia que puede existir, y de iiecho en no pocos casos
exis te, entre las form as m étricas y el sentido de los vocablos vaciados en
tales formas. Acaso la humildísima labor previa, que queda en estas l íneas
iniciada, per m itirá delimitar con toda p recisión el cam po , en el que con
part icular rel ieve se ofrecerán acusados los ecos de tan interesante y t ras-
cende ntal congr uencia. Acaso de esta úl t im a labor, que ya no acom ete-
mos,
pero de la importancia de la cual nos sent imos poseídos, podrán de-
riva rse toda una serie de fructuosas consecuencias, que perm itan recti fi -
car, ampliar y completar la fase
mecánica
si se no s pe rm ite el vocablo)
de esta invest igación, la fase precisamente a que hemos creído poder con-
sagr ar, con m ás éxi to , nue stros hu m ildes me dios. De todas ma ne ras , casos
tan suges tivos com o los que nos ofrecen las series 35, 63, 64, 69 y
j3
para
no ci tar m ás que los qu e una superficial inspección del poem a p erm ite re -
coger sin el m enor esfuerzo), merecen y dem and an una atención tan in-
tensa como sostenida. De la ent idad de los frutos de la labor que indic a-
mo s y no nos atreve m os a acom eter, no es l íc i to ni verosím il du da r.
A hor a bien, a las dificultades que han de entorpe cer cualquier desintere -
sado esfuerzo sobre todo en n ue stra patria) rea lizad o en ese sen tido, la
sinceridad no puede ni debe opo ner falsas atenu aciones . Mas claro es q ue
las voluntades recias se afirman y acrisolan luchando con los más arduos
inconven ien t e s . . .
Réstanos, para dar fin a este cap í tulo , recog er como antes indicá -
bam os) las consecuencias del anál isis previo. Y estas consecuencias no
pueden ser — en nues tro hum ilde juicio al men os — ni más noto rias, ni
m ás acusada s. Los estudios de cesura, elisión, final de verso y estructura de
hemistiquios de las series galiám bicas catulianas, sug ieren constan te-
mente la imagen de la labor propia y específica de un poeta doctus. Los
más nimios detal les, las incidencias más t r iviales al parecer, acusan casi
s iempre la m ayo r regular idad y e l m ás exquis i to esm ero . Segu ram ente
sólo despué s de largo estudio y seria meditación pudo el c antor de Le s-
bia
rivalizar
así,
rivalizar
con su modelo
Calimaco,
apo rtand o a las
Le tra s lat inas acabados modelos de gal iam bos. En este respecto no p o -
dem os ni debem os hacer m ás que suscribir la opinión auto rizad ísima del
insigne filólogo Ulrich von WilamowitK.-Moellendorf, al que perten ecen
las frases copiada s aqu í a la letr a: «C atull h at das ein sow ohl du rc h das
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ANÁLISIS MÉTRICO DEL CAR. LX III DE CATULO 7 7
Versmass wie durch den Stoff besonders schweres Gedich t des Kal l ima-
chos nach zubilde n) auch geleistet , und es ist formell sein gelungen stes
Ku nsts tück g ewo rden , und wenn er ausdrückl ich se ine personl iche An t i -
pathie gegen den blut ig wollüst igen Kult der asiat ischen GSttermutter áus-
sert , der er der Fo rm nach ein Kult lied dichtet , so hat er menschl ich un ser e
volle Sym pathie, aber das Gem achte dieser Poesie wird so recht kla r, zu -
ma l in G egens atze seine Gelegenhei tsgedichte. Das w ar keine Üb erset-
zung in Sinne Catul is , sondern eine selbstándige Komposi t ion, aber das
Motiv und das Versmass und der St i l und der poet ische Schmück waren
ent lehnt , wenn auch nicht gerade al ies aus der einen Vorlage, die den Zet-
tel des Gewebes gel iefert hat te .
Für die damalige rómische Poesie war
das immer schon eine originale Kom position
' .» Puede perdon árse nos el
tedio producido con una larga cita en lengua extraña en gracia al
jugo
que de tal testim onio es lícito y posible ob ten er.
Abundando en un todo en las ideas expuestas por los t ratadistas úl t i
mamente c i tados , M.
Schan^,
eximio conocedor de las letras latinas,
afirma con sobria y elocuente concisión »: «Die Kunst dieses (el c.
LXMI)
wohl e inem a lexandrin ischen Muster nachgebi lde ten Gedich tes ruh t
n ich t in der Schi lderung des Vorg angs-h ier s ind sogar Lücken w ah r-
neh m bar— sond ern in der meisterhaften psychologischen Char akte rist ik .
Auch d ie met r i sche Technik des Dichters i s t bewunderungswürdig , es
war ein schwieriges Mass, der versus Gall iambicus, hier zu bewált igen».
Este mismo autor, y en su obra y tomo úl t imamente ci tados, pág. loi , sos
tiene , refiriéndose a la Métrica del períod o de
Cicerón:
«Die poet ische T ec h
n ik machte in unserem Zei tabschni t t e inen grossen Sc hri t l vo rw ár ts . . .
selbst ein so schwieriges Metrum, wie das Gall iambische, meisterte CatuU
in wunderba re r Wei se» .
Norden {Die rómische Literatur,
pá g. 345) 3
afirma resuel tamente: «Der Att is (63), sein technisches Bravourstück ist
vrahrscheinl ich auch nach Kall ima chos, m indestens in dessen St i le ge -
dichtet .» En cambio,
Gustav Friedricli,
acaso el edi tor más m oder no de
Catulo,
nota en el «Attis» toda una serie de tautologías y re peticio nes.
Los conceptos mismos, que se suceden con gran rapidez, y el tono que de
I
Reden und VortrSge
(Berlín, dritte Aufl., Weidmann, 1913), Die Locke der Bcrenike,
pág. 266. Cantare»; (C.
Valerii Catulii carmina selecta con note italiane,
M ilano, Segati et
C.
1897,
pág. XV, no t. r. ) dice refiriéndose al mismo tema: «com unquc, abbia o no il nostro im i-
tato o anche tradotto, c' é nei suoi versi qualchc cosa di personale... che non poteva corto tro
vare nei versi del p. alessandrino».
X
Gesch.derr6m.Litt.
Erste r Tei l, Zweitc Hülfte (Münch en, Beck, 1909), pág . 72.
3
Einl. in d. Altertumsu/.
herausg. von
A. Gercke und E. Norden.
I. Band.
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yS REVISTA DE AR CH IVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
ellos deriva, permiten pensar, leyendo esa obra, más que en el estilo asiá
tico, en el semítico. Ahora bien; el citado comentarista no desconoce que
una materia no original, animada por el soplo creador del genio, puede
alcanzar nuevas formas de exquisita belleza '.
... Y basta de citas. Con todas ellas y con las enseñanzas recogidas en
esta investigación, ¿no cabe explicar la vida efímera de las series galiám-
bicas en el parnaso latino? Creemos sinceramente que sí. La compleja es
tructu ra de tales series, los extremos de uniformidad y regularidad alca n
zados por Catulo, cual correspondía a un poeta doctus, digno de tal nom
bre, construyéndolas, y la índole un tanto artificiosa de las mismas, cons
tituyen, sin duda, otras tantas causas codeterminantes del fenómeno no
tado al comenzar nuestras «Observaciones». ¡Quién sabe si nos hallamos
aquí ante un caso en el que los
virtuosismos
de la Técnica se han conver
tido en valladar insuperab le para la generalidad de los corifeos de las
musas ¡Quién sabe si el Galiambo, por demasiado depurado , nació viejo
y caduco en la poesía catuliana De todas suerte s, no parece que debamos
ex traña r que esa flor de la imitación de los vsdnspoi, no diese todo el
esperado fruto, si tenemos en cuenta que el genio romano no fué muy pa
ciente en la esfera artística ni muy entusiasta de la lucha incruenta que se
necesita sostener para pulir y limar, llegando a extremos de verdadero
artificio,
los medios de expresión.
ADVERTENCIA FINAL.—Una larga espera de más de dos meses y la in
tervención de un diligente librero no han bastado para que podam os ad
quirir la monografía (ya clásica en estos estudios) titulada D ie Galliamben
des Kallimach os und C atullus
(Herm es, 14,1879, p. 194), compuesta por el
ya m encionado
U. v. Wilamow it ^.
T an ineficaz como en el caso citado
resultó nuestro esfuerzo por adquirir y leer la monografía de
Th. D. Goo-
dell
titulada
Wo rdaccent in Catullus' galliambics
(Transactions and Pro-
ceedings of the Am erican philol. association 34 (igoS) p. 26) =. Claro es
1 Tom amo s esta referencia de la nota bibliográfica de M. Le nc ha ntin de Gubernatis sobre
la
producción
CatuUi Veronensis Líber: Erkldrt von Gusta» Friedrich,
Leipzig, Tcubner, 1908,
publicada eo la ent rega 9 (A. xv) del Bollettino di Filología classica diretto da
G
Córtese e
L.
Valmaggi,
pág. 201.
2 Compensemos —si resu ltan com pensables— amb os fracasos citand o un curio so te s t imo
nio
de M arcia í (Epig , l ib. 11, c . L X X X V I V S . 1-5) sob re el galiambo cafu /iano :
Quod nec carmine glorior supino
nec
retro lego Sotaden cinaedu m,
nusquam
Graec»la quod reca ntat echo
ne c dictat mihi luculentus Attis
mollem
debilítate galíiambon,
etc., etc.
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ANÁLISIS MÉTRICO DEL CAR L X I I I DE CATULO 7 9
que
ni nos
hemos tomado
el
trabajo
de
buscar tales opúsculos
en las bi-
bliotecas públicas de esta ciudad Salamanca). ¿Para qué ?... Doloroso
nos resulta terminar estos renglones afirmando una vez más que es tan
extremada como triste
la
penuria
de
nuestros medios
de
investigación.
Oiga
la
queja quien pueda remediarla
y
percátense
de
ella quienes, como
el
que
esto escribe,
aún no han
perdido toda ilusión.
PEDRO URBANO GONZÁLEZ DE LA CALLE
R.
T. Bridge
y
E. D. C. Lake
en su
SeUct epigrams of Ma rtial spectaculorum liber and
books
i vi
Oxford, Clarendon Press, 1908, pág. 5o) inte rpre tan asi; <i.Attis: the pocm of CatuUus
63)... debilítate: halting rhytm».
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E l D u q u e d e H a v r e y s u m i s i ó n e n E s p a ñ a c o m o r e p r e s e n t a n t e
d e l o s e m i g r a d o s d u r a n t e l a R e v o l u c i ó n n ^ i - H ^ S ) .
L
tema precedente fué elegido por mí para tesis doctoral por un es
pecial atractiv o: la originalidad , y ya que como cosa mía hubieran
de faltarle otras cualidades, he p rocu rado tuviera por sí ese ele
mento digno de apreciación. En efecto, pocos se han ocupado entre nos
otros de este interesan te aspecto de nuestra historia en el reinado de
Carlos IV . Sin duda ha contribuido a ello que no vinieran aquí ios jefes
de la emigración; por eso no es posible escribir una JVIonografía como la
de Alessandro Righi
= :
largo tiempo estuvieron en tre nosotros, sin em
bargo, la Duquesa de Borbón, su hermana la viuda de Felipe Igualdad y
su primo, aquel extravagante y buen Príncipe de Conti, que permanecie
ron en Bar celona en la misma época que Hyde de Neuville 3.
Los que se dirigieron en mayor número a España fueron los clérigos
deportados o emigrados,
p reciéndoseles
como un refugio natural
la
m á s
católica de las
n ciones
de Europa
^ viniendo muchos representantes
del ¿Tito clero, como monseñor de la Tour-du-Pin M ontauban , arzobispo
de Auch, los Obispos de la Rochela, Blois, Comminges, Rieux, Lesear,
Da x, Aire, T arb es , Bayona, Saint-Om er y varios otros 6; limitan mi
acción en ese sentido dos estudios tan interesantes como acabados de
1 Ossorio y Galla rdo: El pensamiento político catalán durante la guerra de España con
la República francesa.
M adrid , 1913.
2
II Conté di Lille e remigrasiione francese á Verona
(1794-1796). P«rugia Bartelli, 1909.
3
Mém oires et Souvenirs,
1.1, pág . 428, y A. H . N., Est ad o, leg. 3.942.
4 V. Apé ndices I y n.
5 üeoffroy de Gran dm aison ;
L Amb assade franfaisse en Espagne pendant la Révolution
(1789-1804), París, Pión, 1892.
b Geoffroy de Gra ndm aison , obra cita da, pags. 85 y 86.
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E L D U Q U E D E H A V R E Y S U M I S I Ó N E N E S P A Ñ A 8 1
Geoffroy de G ran dm ais on • y del jesuíta J. De lbrel 2. De ese período no
se conocía lo referente al representante de los Príncipes proscriptos, los
trabajos efectuados por él y las negociaciones llevadas a cabo en nombre
de los hermanos de Luis XVI, que suministran múlt iples detal les sobre
sus proyectos, las más veces imposibles, y la generosa protección que les
dispensó Carlos IV, con munif icencia no frecuente cuando de remediar
a parientes desdichados se trata.
El índice de los legajos que en el Archivo Histórico Nacional contienen
documentos de los asuntos de Francia en aquella época, publicado por el
i lustre académico don Juan Pérez de Guzmán y Gallo como nota adicio
nal a su interesante discurso sobre
La Emb ajada del Conde de Fernáii-
Núñe^ en París durante el primer periodo de la Revolución francesa
Madrid, Fortanet , 1907), así como el estudio de no menor interés, ci tado
ya, de Geoffroy de Grandmaison acerca de los diplomáticos de la Revolu
ción en España, me han servido de muy provechosa guía para redactar
estas páginas 3, dedicadas a n ar rar un o de los episodios en que fué tan p ró
diga la Europa de la Revolución y del Imperio, época de grandes hombres
y de grand es cosa s, cuya s visiones épicas han na rrad o otro s, pero vista
entre bast idores, abatida y mediocre, como ha dicho con bella propiedad
el Vizconde de Vogüé.
I
LA EMIGRACIÓN: BRUSELAS, TURÍN Y COBLENZA
La toma de la Bastilla fué el acontecimiento inicial de la emigración;
pues la agitación po pula r , clara me nte manif iesta entonc es, hace pe ns ar ,
para l ibrarse de sus furores , en abandonar Francia , buscando la t ranqui
l idad más allá de las fronteras, y comienza lo que Forn ero n ha l lama do
la em igración de segu ridad 4. El prim ero en s alir , por indicac iones del
Rey, fué Car los-Fel ipe de Borbón, conde de Ar tois , su hermano menor ,
> Le ctergé franfais en Espagne pendant la Révolution 1792-1800). Le Correspondant,
t. 128 10 y íS de septiembre de 1891I.
2 Le clergé fran ais refugié en Espagne pendant la Révolution. E l u d e s , t . 55 s e p t i e m
br e ,
octubre y noviembr» de 1891).
3 Debo a l Sr . Olav ide , enca rgad o has ta hace poco de la S ecc ión de Es ta do en e l Arch ivo
His tór ico Nac ion al , numerosas re ferenc ias de los índ ices ; por e l lo l e env ío e l te s t imo nio de mi
a g r a d e c i m i e n t o .
4 F o r n e r o n : Histoire genérale des emigres pendant la Révolution franfaise. París , Plon,
1 8 8 4 ,
t , i , p á g . 2 1 1 .
3.» ÉPOCA.—TOMO XXXIV 6
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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8 2 REVISTA DE AR CH IVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
que por sus prod igalidades y m ane ra de ser se había concitado el odio del
pueblo. Re unía , dice Sorel , todas las cualidades necesarias para perde r
con garbo una batalla y arruinar con gracia una dinastía. Bullicioso y alta
ne ro , intriga nte sin ser e m pre nde dor y tem era rio sin ser valiente, poseía
todos los defectos q ue dan una natu ralez a exu bera nte y un corazón a r
diente, siendo seductor en su trato, y por ello el Príncipe más popular de
la emigración. Estaba casado con María Teresa de Saboya, hija quinta del
príncipe del P iam onte Víctor Am ad eo , de esta unión habían nacido los
Duques de Ang ulem a y de Ber ry; a los pocos años de su m atri m on io se
enseñoreó de él una pasión, que duró toda su vida, por Luisa d Es par bé s,
cond esa de Po las tron =. En la noch e del 17 al 18 de julio de 1789 a b a n
donó precipi tadamente Versal les, l legando aquella tarde a Valenciennes,
donde se le unieron sus hijos con su ayo el Duque de Serrent. En la ma
ñana del 20 tomaba el cam ino de B ruselas. E ra gobe rnado ra de los Países
Bajos la arc hid uq ues a M aría Cr istin a, he rm an a de José II, casada con el
Príncipe de Sajonia-Te schen 3. Per o el E m pera dor no quería tolerar en
sus propios Es tado s, dada la prox imida d de las fronte ras, un foco de
conspirado res; así se lo manifestó a su he rm an a. E n consecuencia, pensó
el Conde de Artois m arch ar a T ur ín , envian do antes al Barón de Castel-
nau para obtener el beneplácito de su suegro; Víctor Amadeo había an
tes recibido petición análoga de pa rte de su hija. E nt re tan to, el Co nde
de Artois, con el incógnito de Conde de la Maison, atravesaba Alemania y
Suiza, deteniéndose más de un mes en la preciosa villa Gümmlingen, en
las inm ediacione s de Bern a, dond e estaban los Polignac con su he rm an a
Mad. de Polastron. Una vez que el Rey de Cerdeña obtuvo de Luis XVI
la aprobac ión de los proy ectos de los Con des de A rto is, lo hizo saber a
Gastelnau. Por el Tyrol y Milán marchó a Turín, l legando a Moncalierí ,
residencia vera niega de los reye s sardos el 14 de sep tiem bre 4. El 20 llegó
la Condesa de Artois, y seis días más tarde, los Duques, sus hijos, con su
ayo M . de Ser ren t . Afluyeron al lí los Co nde, que aband onaro n París
muy poco después que el Conde de Artois, presentándose en Moncalierí
el 27.
1 Albert Sorel: L i íurope tt la Révolution frani^aise. Pa rís, Plon, 1887, t. 11, cap . iii, pá
gin a 173.
2 Vicom tc de Rcisut: Louise d Esparbés, Comtesse de Polastron. Pa rís, Em ile Pa ul, 1907.
3 E. Daud«t: Histoire de lémigration. 1.1, pág . 9
4 Vicom te de Relset: Les Bourbon s á Turin pendant la Répolution, LevD iario-», de Char
les-Félix, Duc de Genevois. Revue des Dtux Mondes. VI Per, t. vi (i noviembre, 1911).
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EL DUQtTE DE HA VR E Y SU MISIÓ N EN ESPAÑA 8 3
Eran éstos: el viejo Príncipe de Conde, que encontró en Mad. de
Monaco la consolación de su viudez y del des t ierro , sus hi jos, m ada m e
Luisa, abadesa de Remircmont y el Duque de Borbón y su nieto el desdi
chado Duque de Enghien, que había de morir t rágicamente en los fosos
de Vincennes. La Cor te de Tur ín , cuya sever idad y r igor ismo et iquetero
hacía tanto contraste con las fr ivolas costumbres de Versal les, se compo
nía enton ces del rey Vícto r Amad eo III y de la bonda dosa reina María
Antonia Fernanda, hi ja de Felipe V. De sus doce hi jos, t res habían muerto
niño s, y eran a la sazón: el pr íncipe del Piam onte , Carlos Ma nue l , que
fué andando el t iempo el cuarto de los de su nombre, casado con María-
Cloti lde-Adelaida-Javiera de Francia, Mad. Adelaide, que desde joven,
por su propensión a engordar , fué l lamada gros Madame cuyas vir tudes
ha sancionado la Iglesia con el título de Venerable (Decreto Congregación
de Ritos, 10 abri l i8o8) . Seguían a éste Víctor Manuel , duque de Aosta, y
Car los Fél ix , que re inaron sucesivamente , s iendo Víctor Manuel I y Car
los Félix I; Mauricio José II, duque de Montferrato, y José-Benito Plácido,
conde de Moriana. De sus tres hi jas, las dos mayores vivían en la Corté
de Francia hacía t iempo, según hemos visto, y la menor, María-Ana, había
casa do en 1775 con su tío carn al el Du que de Ch ab lais . La repos ada s e
r iedad de esta Co rte, siempre mon ótona p ara las gentes l igeras, com o el
Conde de Artois, fuéle sumamente enojosa.
Una breve estancia en Turín de la Condesa de Polastron, con grande
escándalo de la C or le, como se manifiesta por el Diario del Duque de Ge
nova, publicado por el Vizconde de Reiset , disipó un tanto su nostalgia.
Noticioso de la l legada a Venecia del emperador Leopoldo, abandonó
T u r ín el 4 de en ero de 1791, para conferenc iar con él e inclinarlo a su
caus a; el 6 sal ieron los Condes m arch and o a Stu t tga rt , que dan do sólo la
vir tuosa Condesa de Artois, al lado de sus padres.
El estado de Fra nc ia obligó a la familia real a p onerse en s alvo ; la
frustrada evasión de los Reyes no hace a nuestro propósito. No sucede
lo mismo con la fuga del hermano mayor del Rey. Luis Estanislao Javier ,
conde de Provenza, Motisieur carecía de las br i l lantes cualidades exte
r iores de su hermano, apasionado por el estudio, espír i tu culto y sut i l , no
era guerrero, prefer ía vengarse con una frase espir i tual . La obesidad de
su juventud había aumentado de manera considerable en esta época de su
I P. Coloma:
Retratos de antaño.
M adrid , Tcllo , 1895. Cap . xv ii. Vicom tc de Reiset:
Jo -
sephine de Savoie Com tesse de Provence.
París , Emile Paul,
1913.
Cap. xi.
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8 4 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
vid a. Mo stró siem pre en las circu nstan cias m ás críticas de ella energía y
firme voluntad en defender sus derechos. En los tres últimos reyes de
Fr an cia , obser va con acierto un auto r , influyó más el carác ter de ios
Leck zinski que el de los Borbones; aquél gordo y tranqu ilo rey Es tan isla o,
tan maltratado por la fortuna e impasible a sus reveses, es el ascendiente
directo de Lu is X V I y sus her m an os, mejor que el Bearnés; de los B or
bones no conservan más que las frases felices. Casado en 1771 con Jose
fina de Saboya, la mayor de las hijas del entonces príncipe del Piamonte,
Víctor Amadeo, de carácter difícil , buscó Monsieur en una de sus dam as,
la Co ndes a de Balbi, las delicadezas de ingenio, de que era m uy en tu
siasta
= .
En la noch e del 20 al 21 de junio de 1791, aco m pañ ado po r el
conde d Av ara y, aband onó las Tu llería s, a la vez que Madame lo hacía con
M ad. de G ourb i l lon, m arch and o por diversos camino s. Aquél se dirigió
por Laon y Maubeuge y la Condesa por Douai y Orchies, reuniéndose en
N am ur en el hotel de Holanda 3. Deseando enco ntrars e con el Conde de
Artois , prevenido de antemano, se dirigieron a Bruselas, pasando al l í
ocho días, l legando el 4 de jul io a Aquisgrán, donde tuvieron una entre
vista con el rey de Suecia Gustavo 111, su protector decidido. El 7 eran
recibidos en C oblenza con salvas de Ar t i l lería , acogidos car iños am ente
por sus t íos el príncipe elector Clemente Wenceslao, arzobispo de Tréve-
r is ,
sus hermanos , l a Pr incesa Cunegunda , abadesa de Thorn y Essen y
el príncipe Javier, todos tres hermanos de la piadosa Delfina María Josefa,
hijos del elector de Sajonia F ederico A ug usto , rey de Po lonia desde 1734
con el no m bre de Au gusto III . Los P ríncipes franceses se alojaron en el
palacio de Schónbornlurst 4 .
La sociedad elegante, reunida en torno suyo, frecuentaba dos salones,
el de Mad. Polastron, donde imperaba el Conde de Artois , y el de madame
de Balbi , donde concurría asiduamente Monsieur. El Co nde de Neu illy nos
ha dejado una curiosa relación de aquellas reunio nes ^: T er m ina da s las
funciones de su cargo, Mad. de Balbi se instalaba en su salón, cambiando
de t raje en presencia de sus contertul ios. El Conde de Provenza permane-
1 Louis Madelin:
Rois en éxil. Revue des Deux Mon des.
V. P. t.
XLV
( I 5 mayo 1908).
2 Vicomte de Reisct:
Anne de Caumont. La Forcé Comtesse de Balbi
París. B;milc
Piul, 1908.
3 Vicomte de Reiset:
Josephine de Savoie
cap. x , p ág. 252.
4 Albert Dominicus:
Coblent^ unter den Letiften-Kurfürsten von Trier Clemens Wen-
ceslas 1768-1784.
Co ble ntz , 1869.
5 Vicomte de Reiset: Deux FaKorites:
Mm e. de Balbi et Mme. de Polastron; Revue des
Deux Mondes.
V. P, t.
XLI(I5
septiembre 1907).
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EL DUQUE DE HA VR E Y SU MISIÓ N EN ESPAÑA 85
cía junto al fuego, golpeando la punta de sus botas con el bastón, cuyo
puño proyectaba el perfil de Luis XVI. Se comentaban los sucesos del día,
se hacían bouts-rimés muy en boga entonces; se leía a ratos, no faltando
el juego, a que se entregaba con placer la favorita, siéndole familiares el
creps
el
whist
el quince y el cavañol, que el buen tono había consagrado.
Una vez encontrada la segura hospitalidad de Coblenza, comenzó la fie
bre diplomática de los príncipes para decidir a unos, obligar a otros y
determinar a todos se inclinasen a su causa.
II
EL REPR ESEN T NTE D E LOS EMIGR DOS
su GESTIÓN H ST L C ÍD DEL CO NDE DE FLORID BL NC
La rama de Croy-Havre de la gran Casa feudal de Croy en los Países
Bajos •, se formó por el matrimonio en 1642 de María Clara de Croy,
quinta marquesa y primera duquesa de Havre, con Felipe Francisco de
Croy, vizconde de Langle, señor de Turcoing, caballero del Toisón,
gobernador del ducado de Luxemburgo, hijo del primer conde de Chi
may. Entre los ilustres soldados de la guerra de los siete años, sobresalió
su nieto Luis Fernando José de Croy, tercer duque de Havre y cuarto de
Croy, príncipe del Santo Imperio, grande de E spaña y señor de otros Es
tados en los Países Bajos, que comenzó su carrera militar en la campaña
de Italia de 1734, como edecán del marqués de Coigny; fué promovido a
coronel, brigadier y mariscal de campo por su comportamiento brillante .
en el curso de la g ue rra, hallando, por último, muer te gloriosa el 17 de
julio de 1761 de resultas de una herida recibida el día anterio r dirigiendo
I Esta familia, enlazada con los Albrc t , Loren a, Arem berg, Egmon t, Ligne y d Urté, pro^
«ede de los Reyes de Hungría, pues Marco de Hungría, hijo de Esteban IV, casó con Catalina,
Señora de Croy . En su descendencia s« formaron dos grand es lineas: la primo gé nita . Duques de
Ancho t «n
533
y de Croy en 1598, de la que procedía la de los Condes de Roeulx, extinguidos
en 1767: la de los Marqueses de Havre (1574), luego Duques (1627I, que recayó en hembra, como se
ve en el texto. La línea segunda, Condes de Chimay (1468), clcTados al Principado en 1486 por di
ploma del empe rador M arirail iano de 9 abril , se refundió en la prim ogén ita por el enlace de la
segunda Princesa de Chimay con el primer Duque de Arschot. Ramas segundas de la Casa de
Chimay eran la de los Marqueses de Rcnty, que recayó en la Casa de Egmont, y la de los Condes
deSolre, cuya rama segunda dio varonía a la Casa de Havre. Esta Caía de Croy-Solre y la de
Croy-Havré ha recaído en aquélla, es la que representa en la actualidad esta histórica e i lustre
raza; Príncipes mediatizados en Alemania. V. Généa logie et deséente de la trés-illustre Maison
de Croy por Jean Scohier . Donay,
1589.
Généalogie de la M aison de Croy par le Chevalier de
Courcelles, Genealogiste honoraire du Roí. París. Imprimerie de Plassan, 1827.
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86 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
él ataque de una columna contra Filinghausen. Había casado el i5 de
enero de lySó con María Luisa Gunegunda de Montmorency-Luxem-
bu rg o- T in g ry , que falleció el i8 de Ab ril de 1764, hija de C ristian Lu is
de Montmorency-Luxemburgo , p r ínc ipe de Tingry , señor de Luxe , conde
de Beaumont , mariscal de Francia, y de Luisa Magdalena de Harlay, con
desa de Beaum ont . C ua tro hi jas y un hi jo produjo este ma trim onio : la
condesa de Roug e; M anue la, religiosa de la V isitación de P ar ís; la M a r
quesa de V érac , y la M arquesa de To urz el , la famosa Mad. de T o u r -
zel, aya de los Prín cipe s franceses hijos de Lu is XV I, autora de in te re
sant ísimas Mem orias publicadas por el Duque de C ar s. El ú nico varó n,
tercero de sus hi jos, José-Ana-A ugusto-M aximil iano de Cro y, cuarto du
que de Havre, octavo de Croy, grande de España, de primera clase, prín
cipe del San to Im perio , nació el 12 de octu bre de 1744; A yu da nte de su pa
dre a los diez y seis año s, se enc ontr aba a su lado al ocu rrir su m ue rte .
Co ron el del regim iento de Infantería de Fl an de s el 27 de junio de 1767, bri
gadier el 1.° de marzo de 1780, mariscal de Campo el
i
. de en ero de 1784,
caballero del T ois ón en 1789; fué luego diputado a los E stados gen erales;
emigró a Alemania al final de la sesión de la Asamblea nacional ' . Un buen
soldado y un cortesano fiel, eran las cualidades de este Duque de Havre, a
quien los Borbones emigrados confiaron la defensa de su causa en la Corte
de España. Si entonces se dijo que eran intereses de suma importancia con
fiados a manos poco hábiles, forzoso es reconocerlo, pues nunca han alcan
zado éxi tos diplomáticos cortesanos ni soldados. Sin embargo, es induda
ble que el Conde de Provenza, al designar su agente en la Corte de Car
los IV , tuvo en cue nta otras condicione s que reun ía H avr e, y justifican
su elección de m ane ra ind ub itad a: sus relaciones de familia, con buen a
parte de la aristocracia española y su misma dignidad de Grande de Es
paña 2. De la condesa de Priego , G ran de de Esp aña, D. María-Belén
Fe rn án de z de Córd oba, Lant i de la Rovére, que era también m arque sa de
la Casta y de Moratalla, estaba viuda desde 1771; su tío carnal, el prín
cipe D . Jua n Justo de Croy , teniente general de los Reales Ejérci tos, coro
nel del regimiento de Reales Guardias de Infantería walona, muerto poco
i Chev alier de Courcelles; Généalogie de la Maisun de Croy 1827.
2
El titul o de M arqu és de Havre fué concedido por Felipe 11 en 1674 a Carlo s F elipe de
Croy (hijo segu ndo del prim »r Duque de Ar sch ot), ele vad o a D ucado en 1627. Con cesión de la
Grandeza df España por Felipe III al segundo Ma rqués, declarada de prime ra clase por Fe
lipe V en 1712. El duq ue D. José Ana Au gus to d e Croy había suced ido en la Grand eza de Esp aña
po r R. C. de 14 de No vie m bre de 1772. A. G. J * Ex . 1422. Almanach de Goiha 1836.
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EL DUQUE DE HAV RE Y SU MISIÓN EN ESPAÑA 87
ante s de su l legada a M adrid en julio de 1790. O tra h erm an a de su pad re,
D ^
Ma ría An a, hab ía casado con D. Joaqu ín de Palafox y Ce ntu rión ,
m arq ués de Ariza, y fué dam a de la reina D. Bá rbara y D. Am alia y
de la princesa D.* María Luisa, y por esta razón era muy próximo pa
riente de los Condes del Montijo y de los Duques de Híjar, ambos de in-»
fluencia y significación en la Corte • . Desde Aquisgrán, con fecha de
i.° de enero de 1791, escribía a los Reyes congratulándose de la aproba
ción que habían dado a su designación de representante de los Príncipes,
sus parientes =. Abandonó Alemania en el mes de agosto, saliendo de Ve-
necia el 22 de dic ho mes con dirección a T u rí n y Ge nova 3. En esta ciu
dad fué atendido por nuestro cónsul D. José de Uriondo, para quien l le
vaba cartas de recomendación de D. Simón de las Casas, nuestro repre
sentan te en Venecia. El 5 de septiem bre em barcó para Barcelona, con el
patr ón correo F ranc isco Gener 4 con pasaporte h asta dicha ciudad para
que el capitán gen eral , Co nde de La cy, lo renova ra o no para M adrid,
l legando el 20, no haciéndolo hasta mediados de noviembre las cajas con
teniendo los objetos de su uso.
Oc upab a el tron o de España^ desde 14 de dicie mb re d e 1788, Carlo s I V ,
que a más del parentesco con la Casa de Francia, tenía con los Condes de
Provenza y Artois el más estrecho de primo hermano, por serlo de sus es
posas las Princesas de la Casa de Saboya. 'Al reinado glorioso de su padre,
en que tanto impulso recibieron las fuerzas económicas del país, sucedió
el suyo, fecundo, en cambio, en sucesos adversos de todo género y, sin em
barg o, forzoso es reconoce rle una intención tan recta como débil voluntad»
que tan graves consecuencias nos trajo. Tocóle reinar en una época en que
diseminados por todas partes los principios de la Enciclopedia, germina
ban en Fran cia con pujanza, debido al de sconcierto económ ico que los
gastos de la Mona rquía lupa naria de Luis X V dejara co mo heren cia al
Rey su nieto, y cuando los desaciertos y torpezas de todos sus antepasa
dos expió con m agn anim idad cris t iana Lu is X V I, al bri l lar el genio de
Nap oleón eclipsó las testas corona das de su t iemp o con más motivo siendo
1 Fern ande z de Béthcncourt ;
Historia Genealógica y Heráldica de la Monarqu ía espa-
ñola
Tomo VI, y Ramos:
Descripción Genealógica de la Casa de Aguayo
.Málaga, 1781.
2 A. H. N. Es ta do , Icg. 3.927.
3 Car ta de D. Simón de las Casas, embajador en Venecia, a D. Juan Corn ejo. A. H. N., Es
tado, leg. 3.927.
4 A. H. N. Es tad o, leg. 3.927.
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88 REVISTA DE ARCH IVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
persona tan insignificante como el hijo de Garlos III lo era, convirtiéndose
en «hermano» del hijo de la Revolución.
Casado con su prim a la prin cesa de Pa rm a Ma ría Luisa de Borbó n,
cuya altivez y orgullo se traducían en la influencia que ejercía en el Rey,
ya en este t iempo sin los atractivo s de la juv en tud , pasados los cua renta
años,
su temperamento meridional , cuya viveza se acusaba en sus oji l los
negros, inquietos y penetrantes , fué causa de l iviandades que la Historia
lamenta con los duros apostrofes del Conde de Toreno, s i bien en nues
tros días el piadoso manto de las rehabilitaciones las ha cubierto, merced
a los trabajos merít is imo s de un infatigable y ben em érito c ult ivad or de
nues t ra His tor ia . El pr íncipe de Astur ias D. Fernando y su hermano don
Carlos M aría Is idro, ento nce s de siete y tres año s, eran el enca nto del
bueno de Carlos IV después de su larga descendencia femenina, bien
ajenos a los destino s que la Prov idenc ia les de pa ró. La hija may or de los
Re ye s, D . Ca rlota Joa qu ina , era ya princesa del Brasil y vivía en la Co rte
de Portugal; seguían a ésta las infantas D. Ma ría Am alia, D.** María Lu isa
y D. María Isabel , la may or de doce años . El Con de de Flor idab lanc a,
desde la caída de Grimaldi , ejercía la primera Secretaría de Estado, y era
sin duda, amado y popular; el ministro de Rusia Zinowiew decía que era
muy honrado y discreto; pero ambicioso y de bruscos modales. El conde
de Aranda, D. Pedro Abarca de Bolea, ar is tócrata de los más i lustres , ca
pitaneaba el partido aragonés, del que era figura principal por su linaje y
por sus dotes el duque undécimo de Villahermosa, D. Juan Pablo de
Aragó n-Azlor, hacíg mu y poco t iempo (1787) que había a ba nd on ado la
Em bajada de Pa rís , dond e había frecuentado la sociedad de los enciclope
dis tas , a m uch os de los cuales les l igaba estrech a am istad; bizco , narig udo
y ho rrible m ente feo, no poseía más cualidad que una tena cidad ray an a en
terque dad y un afán de introd ucir cua ntas me didas creía úti les para el
pa í s , que aparecían oscurecida s por su afán de desc ris t ianizar a nu es tra
Patria, y sobre él cayó la parte más odiosa de la expulsión de los jesuítas.
Se pued e decir que los «golillas», com o llam ab an a los amigos de F lorida-
blanca los del C onde de A ran da , rep rese nta ba n el eleme nto tradicion al
de nuestra raza, frente a las nuevas ideas filosóficas que tenían su encar
nación en Aranda. El cuadro en que ha de moverse el enviado de la emi
gración , aun a gran des rasgos tr az ad o, no queda con eso com pleto. El
úl t imo repre sen tante de L uis X V I, e l duque de Lav augu yon , Franc isco
Pablo de Qu élen, designad o para nu estr a Emba jada desde el i . de ene ro
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EL DUQUE DE HA VR E Y SU MISIÓN EN ESPAÑA 89
de 1784 , gran señor, de carácter reflexivo y diplomático de méri to , mi
nistro de Negocios extranjeros en las vísperas de la Revolución durante
cinc o días, fué su dimisión objeto de la discusión má s acalorada en la As am
blea Nacional , encarcelado, sucedió entonces una cosa rara: su honorabi
l idad y su conducta fiel se proclamaron en un momento en que se repu
taba como falta la firmeza y se juzgaba un crimen la fidelidad. Luis XVI
lo envió de nuevo a España, sin saber quizá que le salvaba la vida. Con
él había de compart i r e l Duque de Havre sus tareas, s iendo ambos los in
térpretes de los deseos de los Príncipes proscriptos. Cuando la Const i tu
yente se declaró tal , nombró su representante en la Corte de Carlos IV,
siendo el prim ero M . de Bou rgoing, a quien sust i tuyó el general Pé rigno n,
el afortunado triunfador de nuestro Ejérci to en la campaña contra la Repú
bl ica, reem plazado por el alm irante T ru gu et . De mo do qu e la F ranc ia
oficial y la emigrada estaban acredi tadas en nuestro país, laborando por
sus propios in tereses , aunque con más for tuna la pr imera , que represen
taba el sol más ardiente, y en política como en todo, ha imperado las más
veces el colocarse a su sombra. En el curso de este trabajo surgirán algu
nas incidencias entre ambos enviados, sobre todo en el úl t imo período, no
haciéndolo con más detención por fal ta de materiales, abundantes en cam
bio en el Arch ivo del M inisterio de Negocios E xtran jeros de Fr anc ia, apro
vechados magistralmente en el l ibro ci tado de Geoffroy de Grandmaison.
Era porta dor el Duq ue de Ha vre de cartas de los Príncipes para los Reyes
y el Conde de Floridablanca, así como de una de Luis XVI, dirigida a sus
hermanos, concediéndoles pleno poder para escoger las personas que juz
garan mejor para negociar con los soberanos .E \ objeto desu misión, indi
cado en las instrucciones que le com etieron 3 se redu cen a dos pun tos: so
corros a los emigrados y actuación de España en la causa de los Príncipes.
La confianza de los Príncipes en Garlos IV y su primer ministro se
man ifiesta por las car tas dirigid as desd e Gob lenza el 5 de dicie m bre de
dicho año 1791, expresando en estilo de la mayor lisonja sus ideas, en
tonces, como siempre, tuera de la real idad, incurriendo en el defecto capi
tal de no co m pre nd er jam ás la situación prop ia; ese fué el pe or de sus
ma les ,
como afirma Sorel 4.
1 Geoffroy de Gra ndm aison :
L ambassade frangaise en Espagne pendant la Révolu~
íio n, pág- 3-
2 Misión del Duque de Hav re, A. H. N. Est ado , leg, 3.927.
3 A. H. N . Es tad o, Icg. 3.942.
4 Sorel:
L Burope et la Révolution franfaise,
t. ii, ca p. u i, pá g. if>9.
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g o REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
«Señor , nuest ro hermano y pr imo:
»L as últim as carta s de V. M ., la confianza qu e conce de al Duq ue de
Havre y los generosos procedimientos que emplea en los asuntos de Fran
cia, penetran nuestras almas de la más verdadera y justa grat i tud. Nues
tra felicidad consiste en deb érselo todo a V . M ., probá ndo le q ue som os
dignos de su confian za.
»Era m uy tr iste para nosotros pensar que no conoceríamos sus inten
ciones sino por medio del Em per ado r, y la con duc ta de este So bera no au
me nta nue stra alarm a. V. M. nos ha devu elto la esperanza; a Carlos IV
debem os los socorros de Suecia, él nos pro cu rar á los soc orros de todo el
M ediodía, y su influencia política unida a la de Ru sia, as eg ura rá el re st a
blecimiento del Imperio francés, en trega rá a sus subd itos el Rey n ue stro
he rm an o, haciendo renac er la gloria de los Borbon es.
»Con una confianza sin límites, suplicamo s a V. M. pese en su s ab idu
ría las ventajas del plan que el Duque de Havre tendrá el honor de some
ter le de nue stra pa rte. No adelan tam os ningún hecho cuya certeza no nos
conste. Debem os represe ntar a V . M. que los m om entos son preciosos,
que los rebeldes han fundado sus esperanzas en las provincias del Medio
día y que los enem igos m ás peligrosos del Rey hacen cada dia m uc ho s
progresos .
»E1 sensible corazón de V. M. y su alteza de miras regularán sus resolu
ciones. Dudaríamos de el lo si insist iéramos más; nos contentamos de re
nov ar a V. M. el homen aje de todos los sen timie ntos tan t iernos co m o
respetuosos, con los cuales somos, —Señor, nuestro hermano y primo, De
Vuest ra Majestad,—Muy afectí simos herm ano s, pr im os y serv idor es .—
Luis Estanislao Javier
—
Carlos Felipe
.»
La carta a Floridablanca, concebida en análogos términos, decía: «He
mos recibido vue stra carta, seño r, y el Duqu e de Ha vre nos ha hecho c o
nocer los sentimien tos que os anim an. Es una dicha más para nosotros el
deberos mucho reconocimiento. La Casa de Borbón jamás olvidará los im
po rtante s servicios que le habéis hecho y nun ca perece rá la gloria que ad
qu irís con ello. El actua l m om en to va a decidir la s uer te de Fr an cia , su
dest ino está en ma nos del Rey de Españ a; conocem os su grandez a d e
alma , sabem os cuáles serán los consejos que recibirá de V . E. estando tra n
quilos por las consecuencias de este im po rtan te asu nto . L e roga mo s e s
cuc he con atenc ión las me mo rias y los planes que le com unic ará el Du-
I A. H. N. Esta do , leg. 3.959.
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EL
DUQUE DE HAVRE Y SU MISIÓN EN ESPAÑA 91
quede Havre; por ellos juzgaréis toda su importancia, y esperamos que
vuestra inteligencia, tan justa como despierta, nos hará sentir que no hay
momento que perder, que todo está en manos del Rey Católico, entregán
donos a él con mayor confianza que nunca.
»No dudéis jamás de nuestra perfecta estimación, de nuestra conside
ración, ni de los sentimientos que os hemos man i festado.—LM /S Estanislao
Javier.—Carlos Felipe K»
¿Eran legítimas las esperanzas de los Príncipes en el Conde de Flori-
dablanca? Las ideas sentidas por ellos tenían en él un decidido partidario
y se constituyó en defensor de España para impedir la propagación de las
ideas revolucionarias entre nosotros de la manera exaltada que se manifes
taban en la práctica. Sin embargo, las personas de los Príncipes no parti-
•cipaban deesa simpatía, y sobre su conducta hacía severos juicios.
• «¿Qué ha de esperarse, decía al Embajador de Catalina II, de gentes que
se ocupan más de sus placeres, que de reivindicar sus derechos
=
?» La línea
de conducta que se proponfa seguir con los emigrados está claramente ma
nifiesta y expresada gráficamente en la siguiente carta dirigida al Capi
tán general de Cataluña, Conde de Lacy: «Excmo. Am. y Sor: De oficio
digo a V. E. todo lo que se puede y alcanza en cosas y circunstancias tan
peligrosas. Si estuviéramos muy lejos en territorio e intereses, podíamos
desembarazarnos de esa gente francesa; pero la cercanía y la mezcla de
nuestras relaciones con las suyas hacen sumamente difícil todo paso ac
tivo en pro o en contra. Es preciso, pues, caminar como el que anda en la
maroma con el contrapeso en la mano, sin declinar mucho a un lado ni
a otro para no dar con el santo en tie rra. Conviene que lo pague un poco
la bolsa, con los que afectan ser de la buena causa, sin fiarse, para no dis
gustarlos y para no perjudicar a otros objetos. Aseguro a V. E. que jamás
he tenido cosas tan difíciles, y la necesidad sola me obliga a tolerarlas.
»En fin, veremos lo que dicen los de la parte del Norte y lo que el prin
cipal interesado quiere hacer después de los actos de humildad y debili
dad en que ha incurrido. No puedo más y queda de V. E. seguro servidor.
—Floridablanca.—San
Lorenzo,ii de octubre de 1791.—£ xcmo.
Sr. Con-
de de Lacy
3.»
{Continuará.
MIGUEL LASSO DE LA VEGA.
A. H. N. Estado Icg. 3.959.
Geoffroy de
Grandmaison
op .
cit., pág. 65.
3 A.H . N. Kstado leg. 3.94».
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EN LAS RUINAS DE CLUNIA
ucHAs páginas se han escr ito y no pocas fueron publicadas acerca
de esta ciudad hispa no-rom ana conocida también por el no m
bre de C lunia-Sulpicia; pero en todos los citados escritos se
nota que sus a uto res aunque m uy competentes en los estudios de inve s
tigación arqueológica no dispusieron de tiempo ni de medios adecuados
para desentrañar ciertos datos escondidos más adentro de la corteza de
la tier ra que puede dom inar la vista de un investigador pasajero. Po r
esto y como complemento de la meritísima labor de los que descorriero n
el prim er velo que cubría la historia de antiguas poblaciones viene el se
gundo trabajo dispuesto por la Junta Superior de Excavaciones y que
tiene por objeto ahondar en el subsuelo de las ru ina s para sacar a golpe
de azadón lo que por otros medios sería imposible.
Encargado yo por la citada Junt a de este segundo trabajo me creo en
el deber de da r públicamente cuenta de mi comisión oficial en la creen
cia de que mis datos serán provechosos para asentar alguna verdad más
en la ya muy conocida historia de nuestra antigua y célebre capital del
convento jurídico cluniense.
Com o prelim inar y base firme de este trabajo he de repetir lo que los
priqperos investigadores de las ruinas de Clunia dijeron: En primer lu
gar es indudable que el emplazamiento de esta ciudad fué la meseta que
en su parte superior forma un cerro que se levanta en el término de la
villa de Peñalba de Cast ro partido de Aran da de D uero provincia de
Burgos y que tiene por aledaños las vegas de Coruña del Conde Hino-
ja r Quin tanarraya. Esta planicie antiguo solar de Clun ia se eleva unos
960 metros sobre el nivel del m ar 100 metros sobre el cauce del río Aran-
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EN L S RUIN S DE CLUNI gS
di l la que es e l m ás próxim o y t iene de per ímetro pró xim ame nte 7 .800
m e t r o s .
E n e stas ruin as se han enc on trado desde el s iglo xvi h asta nuestros
días
testimonios irrecusables de dos poderosas c ivil izaciones una celt ibé
rica y otra ro m an a siendo indu dable que su suelo estaba en los confines
de la antigua Celtiberia y dentro de la región de los arevacos.
El terr eno es terciario con gruesa veta de piedra caliza asentada sob re
profundo es t ra to de a rc i l la pr ime ro amari l lenta y luego prog res iva
mente roja .
Este cerro t iene diez y seis salientes bien pron un ciad os que dom inan
a var ios barra nco s de los cua les son in te resantes los l lamado s : Colmen a-
rejo
Cu ev as ciegas. El To ril El Bocino y El Bo querón . H acia e l co m e
dio de la planicie está erigida una amp lia erm ita dond e se venera una
imagen de M aría San t ís ima con e l t í tu lo de Nu es tra Seño ra de Ca s tro .
Previos es tos da tos ya muy conoc idos in tenta ré recons truir la h is to
ria de este antigu o solar esp año l l lamad o a caer en el más tr is te olvid o
si no fuera por e l interés que sobre su existencia desp ertaro n cu antos me
precedieron en esta clase de estudios.
C L U N I P R E H I S T Ó R I C
No llegó hasta mí la notic ia de que public is ta a lguno haya escrito
acerca de las p rim eras huellas que el ho m br e dejó en los térm ino s que
ocupó la después célebre ciudad de Clunia; s in em ba rgo es indud able que
nue stros ab orígenes eligieron este s i t io para establecer sus rústicas vi
viendas como lo p rueban los res tos de cerámica y las a rm as preh is tó
r icas encontrados en es tos úl t imos t iempos .
La m ayor imp ortanc ia de las posteriores c ivil izaciones ibérica y r o
m an a que aquí se desenvo lvieron fué s in dud a causa de que no se hi
cieran investip;aciones serias acerca de las ante riore s; por esto han q u e
dado sin explora r las inn um erab les cuevas que todavía existen en el ba
r ranc o que por e llas aún se den om ina : Cuevas ciegas que mira a l
Saliente y en el otr o l lamado de El Boquerón que mira a l Pon ien te .
Ap arte de la cerámica y de las arm as p rehistó ricas del térm ino de
Clunia que he vis to no sólo en Peña lba s ino en e l mo nas te r io de Si los
tengo po derosas raz on es para asen tar como verdad indiscutible la exis
tencia de habitantes en este s i t io desde los más remotos t iempos.
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9 4 REVISTA DE ARC HIVO S BIBLIOTECAS Y MUSEOS
El princip al pensam iento que preocupa ría al hom bre primit ivo sería
de un lado pre ser va r su existencia y la de su familia de las acom etidas
de las fieras y de los rigores del tiem po y de otr o tene r a la m ano sitios
don de se pudiera pro po rcio nar caza o pesca que les sirviera de a lim ento .
Pa ra consegu ir lo prim ero tenía las gru tas naturales abiertas en las rocas
y para lo segun do los bosques y los r/os contigu os a las gr uta s elegidas
para mansión .
No bastand o para el com plem ento de la vida ordin aria estas circ un s-
tancias esenciales a el la proc urab an que estas gru tas estuviesen si tuad as
sob re elevadas co lina s a fin de do m ina r con la vista un extenso horizon -
te
y ori en tad as hacia el Med iodía o Saliente pa ra obte ner las ventajas d e
la temperatura y de la luz.
T od as estas condiciones re úne n las gru tas todavía existentes en el te-
rre no que ocupó la ant igua ciudad de Clu nia como puede com probarse
reco rrien do los bar ranc os l lamados Colmenarejo y Cuev as ciegas. No
creo tam poco falto de fun dam ento el afirma r que en el bar ran co don de
des pué s se edificó el tea tro hubo cuev as hab itada s por los aboríg enes an -
tes de la Edad del hierro.
La veta de roca cretácea que corona todo el cerro que sirvió de asiento
a Clu nia es por su espeso r y cons istencia la m ás a propósito para esta
clase de habitac iones del hom bre p rim itivo y no creo difícil qu e si algún
día se hicieran exploraciones reposadas y m etódicas se encontrasen
huellas de las primeras civilizaciones hasta en los barrancos que miran al
Pon iente don de todavía se encu entr a una gran cueva a la que no fal tan
misteriosas t radiciones.
No me av en tur o a soste ner que los h om bre s de la época paleolítica
hab itara n a quí; lo que sí sostengo es qu e en la neolítica sí vivieron y for-
m aron un núcleo im por tante cuyo principal c entro fué el barra nco l la-
m ado hoy Cuev as ciegas. E n dos días con cuatro peones hice un av ance
de exploración en estas cuevas . En una de ellas se ven clara m ente huel las
de la m ano del ho m bre ; es una cueva casi exclusivam ente arti ficial con
entra da ang osta que se ensa ncha a medida que penetra en el fondo. A uno
y otro lado de esta e ntra da hay restos de m ur o que parecen de época
po ste rior a la en q ue se pe rforó la cue va. En el día está com pleta m ente
ator ada con arcilla roja no viénd ose señales de hab er sido explo rada en
los t iempos m od ern os pues la poca t ierra que se enc uen tra rem ovida sólo
reco noc e por causa que hace unos años l legó a Peñalba un desc onocido .
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E N L A S R U I N A S D E C L U N I A
95
diciendo que había soñado que en esta cueva había ente rrad os m uc ho s
teso ros y alucinó por de pro nto a dos vecinos de este pueb lo que a los
dos días de t rabajo infructuoso para su objeto aba ndo naro n la em pres a.
En la zanja que yo mandé abrir para explorar la entrada de la cueva en-
con tré una punta de flecha de pede rnal y pequeños t rozos de cerámica
preh istórica : tamb ién sal ió una calavera y varios huesos hu m an os que
eran de época más reciente.
Adquirido el convencimiento de la existencia de hombres prehistóri-
cos en este si tio y an te el tem or de no poder term ina r de bidam ente un a
explorac ión que podía ser fecunda en datos arqu eológico s de la r egión
suspe ndí los t rabajos agu ard and o mejor ocasión para cont inua rlos. Cr eo
pues opo rtuno sum inistrar los datos que prec eden en la seguridad de
que algún día pueden ser provechosos a los que se dediquen de un modo
especial a estudiar los tiempos prehistóricos en esta región del Duero.
C L U N I A I B É R I C A O P R E R R O M A N A
Una de las pre gu ntas que con insisten te tenacidad me han dirigido
du ran te mi estancia en las ruin as de C lunia ha sido ésta: ^Se puede saber
con fijeza la época de la fundación de esta ciudad? La respuesta categóri-
ca y cierta no creo la haya dado hasta hoy historiador alguno y mucho
tem o que se pueda dar en lo sucesivo. Yo la he sorte ado lo más hábi l-
men te posible co ntr ap reg un tan do así: ¿A qué Clunia se refiere la pre-
gunta?
¿A
la ciudad que existía ya en tiempo de Sertorio o a la existente
cuando Galba fué proclamado emperador de Roma? Esta répl ica un tanto
capciosa hace diva gar al curio so inte rro gan te y soslaya la c onve rsación
hacia otros pun tos de m enos difícil h istoria . Es to qu e en una entr evis ta
de cam ino se puede perm it i r no cabe en un estudio de investigación his-
tórica; por esto emit i ré mi opinión que sólo creo aproximada a la verdad.
Antes es preciso convenir que las poblaciones en general no pueden te-
ner como los indiv iduo s fecha fija de nacim iento. E mp ezaron quizá a
exist i r cuando los habi tantes de una cueva o de una cabana crecieron en
nu m er o y viendo que el terre no daba lo suficiente para la vida de más
num eroso s ind iv iduos habi ta ron o tra cueva próxim a o fabricaron o t ras
caba nas cont iguas a la prim era . T a l vez el principio de una población fué
un a fortaleza bien situada o una casa de camp o propia de un podero so
que tenía a su servicio mult i tud de criados.
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g S REVISTA DE ARC HIVO S BIBLIOTECAS Y MUSEOS
En este sentid o el solar de Clunia ya tuv o hab itante s des de los tie m
pos más remotos y bastantes habi tantes de seguro en la época de la pie
dra pu l imentada o sea próx ima m ente unos i.5ooaños an tes de Jesucr i s to ;
pero la época en que esos hab itantes semisalvajes salen de sus cuev as y
aba ndo nan sus rús tica s cho zas para hab itar en edificios hechos de piedra
más o men os tosca agrup ados en forma parecida a las poblaciones actua
les esa época debe tra ers e por lo me nos en lo que respecta a Cl un ia a
t iempos más cercanos a noso t ros .
Seg ún algun os la Ed ad del hie rro aparece en E spa ña hacia el siglo viii
antes de Jes uc ris to y en esa época ya hay com ercio exterior y frecuente
con países más civilizados. Este comercio que es indubitable en todo el
Su r y Mediodía de la Penín sula pudo r etard arse en l legar al interior un
bue n espac io de tiem po que n o cre o fuera m ás de un siglo; de todos
m odo s se puede afi rmar que ya en el s iglo vi anterior a nue stra Er a ha
bía núcleos de población en el solar de nuestra ciudad arevaca. Tres de
bieron ser estos núc leos a mi enten der : el principal estaría en el ba rr an co
l lamado hoy los Ped regale s; el segun do en la pa rte baja de Cuev as cie
gas y el terc ero al pie del bar ran co Co lme nare jo todos ellos próxim os al
río A ran dilla en su m arg en derecha sin perjuicio de ha bita r con fines es
tratég icos en el altísim o ce rr o que separa las vegas del Aran dilla y del
riachu elo que naciendo en Espejón m uere en la vega de Hino jar.
No es infundada esta opinión. En los Pedregales y a pesar de haber
extra ído de su suelo eno rm e cantida d de piedra con que se con stru yó gran
parte de Clunia rom an a se ven todavía indicios de hab er tenido hab i tan
tes de cierta cul tu ra en los dos cerro s que limitan el bar ran co el cual y
en toda su extensión t iene capas subte rráne as perfectamente dist intas y
corres pond ientes a cua tro civil izaciones suce sivas a saber: post-ro m ana
rom ana ibér ico-romana e ibér ica .
Es tas capas no son en todos los punto s de igual espe sor; en la pa rte
m ás alta casi se con funde n; en la pa rte baja lo ibérico -rom ano está a
cua tro me tros de profundidad y lo ibérico neto a cinco no pudiéndose
ah on da r m ás a causa del agua que bro ta sin cesar en cada golpe del azadó n.
En los otros dos núcleos de población hice idénticas exploraciones con
resul tad o parec ido; de lo que dedu zco q ue la población de Clunia exist ía
ya en el s iglo vi antes de Jesu cristo au nq ue no ocupaba sino en pequ eña
proporción las alturas del cerro en quedespués tuvo su situación definitiva.
Co ncre tand o pues mi opinión acerca de la l lamada fundación de C lu-
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EN LAS RUINAS DE CLUNIA 9
nia, creo que hasta el siglo vi ante s de Jesu cristo los ha bita nte s d e estos
ter ren os no formaban núcleo imp or tante que pudiera denom inarse pobla
ción; desd e el siglo vi hasta m itad de iii, se ag rup aro n m ás , form and o u na
entidad num erosa que , sometida a cier tas leyes de ruda se ncil lez, vivió en
paz, dedicada al pastoreo, a la caza y a la agricultura, y al llegar el año aSo,
en que el cartaginés Am ílcar Barca, no c onte nto con la sumisión de las
regiones del litoral ibérico, penetró en el interior de la Península; viendo
estos hombres del solar cluniense que su independencia secular se veía en
peligro, dejaron sus rúst icas viviendas próximas a las corr ientes, y unién
dose bajo la dirección de un experimentado jefe, subieron a las alturas del
cerro y allí levantaron edificios más sólidos y más inmediatos al que había
de ser el principal baluarte de su def ens a. Siendo veros ímil esta suposi
ción, la verda dera fundación de Clu nia puede colocarse entr e los años
225 a 215 antes de Jesucristo.
A parti r de esa fecha ha sta el año 49, en que Afranio, lug arte nie nte de
Pom pey o, sometió de un modo definit ivo a Clun ia, debe refer irse el pe
ríodo ibérico neto de esta ciudad y dentro de él colocar la multitud de ob
jetos que con ese carácter de ibérico se han exhumado de sus ruinas. Los
dos hallazgos de mayor relieve histórico que referentes al arte ibérico de
Clunia se conocen son: el cipo, encontrado el año 1774, de que da cuenta
Loperráez en su D escripción del Obispado de Osma y otros cuatro que
desc ribe el P. N aval en el tom o L del Boletín de la Academ ia de la His-
toria
año 1907.
En el hallazgo de 1774 ha y una inscripc ión ibérica, cuy o significado
no pued e saberse de cier to; pues supo niend o que sus letras estuvieran bien
copiadas y suponiendo además que la correspondencia de el las con las
nuestras fuera la que dicen los filólogos, esa inscripción diría lo siguiente:
^yVRVCANAV. En el hallazgo notificado p or el P . Nav al hay otra ins
cr ipción que, dados los mismos supuestos, dir ía: CRIARATIELIN. En la
prim era inscripción se ve el rel ieve de un ho m bre arm ad o de escudo y
puñal , f rente a un toro, y en la segunda se ve otro rel ieve representando
un hombre a caballo, quizá un guerrero, igual en muchos detal les al j inete
que sirve de reverso a las monedas ibéricas de la España ci ter ior .
No es fácil acertar el destino dado en su origen a estas piedras. Alguien
opina que pudieran ser estelas funera rias. No creo descam inado de la
verd ad este parece r , no viendo dificultad en que la parte labrada sob resa
l iese del suelo, y la no labrada estuviese clavada en t ierra y al lado preci-
3
ÍP OC A — T OM O x x x i r
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REVISTA DE ARCHIVOS. BIBLIOTECAS Y MUSEOS
sám ente de la ur na cinera ria que gua rda ba los restos del difunto, cuy o
no m br e sería el indicado en esa inscripción ibérica de que se da cue nta
má s arrib a. En este caso, las estelas funerarias l lenarían c um plidam ente
su objeto expresando el hecho más culminante del difunto por el relieve y
su nombre por los caracteres ibéricos adjuntos al relieve.
Buena ocasión sería ésta para hablar acerca de las necrópolis ibéricas,
de las que no se hizo todavía un estudio concienzudo; pero creo no se hará
espe rar, dada la com petencia
el gran núm ero de el las que van explora ndo,
de una parte el sabio arqueólogo y procer i lustre señor Marq ués de C e-
rralb o, y de otra parte el infat igable y afortunado exp lorad or arqueológico
Sr. Morenas de Tejada. El primero ya nos ha dicho mucho en sus publi
caciones y en su s con ferencias arqueo lógicas, de fama mu nd ial; pero los
iniciados en estos estudios deseamos más, necesi tamos más.
Yo, después de estudiar cuidadosamente la necrópolis de Gormaz, t ra
bajé con verdadero ahinco para encontrar la correspondiente a la ciudad
Clu nia ibérica, y creo la en co ntr é en el barr an co de los P edre gales , al
unirse con la vega del río Arandilla, mas con la desgracia de que la capa
correspo ndiente a los enterram ientos estaba m uy profunda y com pleta
mente encharcada; en su consecuencia, toda exploración fué inútil .
Au nque las necrópolis ibéricas hasta hoy enco ntrad as están p róxim as
a los ríos, no creo que fuera el rio lo que bus cab an los iberos para in hu m ar
sus difuntos; lo que buscaban principalmente era un terreno compacto y
exento en absoluto de piedras que dificultasen la perforación para el em
plazam iento de la urn a cineraria. E stas urn as , de pequeño volumen pues
tendrá n de cabida poco más de dos l i t ros de agua) , no deberían gu ard ar
todo el cadáver sujeto a la cremación, sino una parte de él, tal vez los.hue
sos del cráneo, los de las manos y algún otro que ellos considerarían im
por tant e. En el asiento de estas urn as están las ar m as , y en el interior,
con los huesos carbonizados, algunos objetos de uso común, como anil los,
fíbulas, etc., etc.; al lado de cada una de ellas, una piedra, o mejor dicho,
una losa generalmente sin labrar; pero en algún caso labradas en bruto y
colocadas en forma de cuña que sirviera de base y sostén a una parte sa
liente a la superficie, y en la cual pudo estar el relieve y el nombre alusivo
al difunto.
¿Sería éste el prim er destino de las cua tro piedras recog idas por el
P . Naval y el de la vista por Loperráez? Si fuera así, me aventuro a decir
que las cinco fueron recogidas de la necrópolis ibérica que probablemente
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EN LAS RUINAS DE CLUNIA
hu bo en los Pe dreg ales y me fundo para esto en los siguientes da tos : la
estela de Loperráez estaba embutida en la mural la romana del teatro
m ura lla que fué de rriba da por los vecinos de Pañalba en el año 1774 pa ra
llevas sus piedras a la obra de la iglesia parr oq uia l y las estelas del P. N a-
val se en co ntra ron un poco má s arr iba y a la derec ha de la erm ita de
Nu estra Señ ora de Cas tro formand o parte de una basa que supong o sería
de las que sostenían las columnas del Foro.
En las excavaciones verificadas durante la campaña de 1915 al descu-
brir los cim ientos de la m ism a m ura lla del teatr o y algun as basas de las
colum nas del Fo ro los obre ros entendidos en cantería me aseguraron que
tan to las piedras del cim iento de la m uralla como las dem ás que son de
caliza blanca y bland a y están rep artid as en las ru ina s de la ciuda d no
pueden habe r sido extra ídas m ás que de las canteras de los Pedreg ales
pues en el resto del término no existen de la misma clase. Según esto la
mayor parte de muros de Clunia romana se hicieron con piedras subidas
desde el bar ran co dicho y por tant o nada tendría de extra ño que encon-
trando all í mism o estas piedras que l lamarían su atención las cargarían
con las otras para que formasen parte de los muros.
Esta m isma costum bre se ha seguido después al sacar piedras de la
ciudad en ru inas par a edificar tos pueb los mo der no s; por esto ape nas hay
edificio en Peñalba que no tenga embutida en sus muros alguna piedra la-
brada de época rom ana .
Otras dos piedras con relieve de arte ibérico y dignas de atención exis-
ten en Peña lba: un a en el p ortal de la casa de Nicano r Pé rez y otr a en
casa de Jer ón im o Peñalb a. En la pr im era se ven las figuras de dos com o
niños
com pleta m ente envuelto s en prem iosos pañ os por el estilo de las
m om ias egipcias y en med io de ellos hay una hach a bipe nne y en la se-
gun da hay escud os hac ha bipen ne casco y manojos de flechas. En nin -
gun a de ellas hay inscripc ión y es seg uro quer no sirviero n de estelas
funerarias como las anteriores siendo lo más probable que fueran los fren-
tes de sepulcros de estilo casi romano.
E nt re estas piedras se pulcra les y las estelas fune rarias se nota n diferen-
cias que m arc an dos épocas distintas de la población de Clun ia la prim era
neta m ente ce ltibérica y la segund a de tran sició n entr e lo ibérico y lo
romano; después de estas piedras dedicadas a los muertos vienen exclu-
siva m ente las lápidas fune rarias con inscripciones latinas y que tan ab u n-
dantes son en el perímetro de esta ciudad.
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10 0 REVISTA DE ARCH IVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Indicada por las piedras lab rad as la vida prog resiv a de los celtibe ros
de G lun ia es ya fácil disting uir la m ism a vida por los objetos de hi er ro .
Abajo en los Pedregales en la capa subterrá nea que juzgo com o ibérica y
que ya dije estaba ench arcad a enc ontré con glome rados de t ierra y óx idos
de hierro en que se veían deshechos trozos de espadas y puñales del tipo
ibérico y en un o men os corro ído cierta arm a ofensiva con man go hu eco
y hoja curv a halland o también dos pun tas de lanza con man go hueco y
hoja en forma de pirá m ide . En lo alto del ce rro ha llé a tres m etro s de
profundidad y bajo el subsuelo de lo rom an o parte de un hach a con
ma ngo muy grueso y perfectamente cu adrado y algunas p untas de f lecha
del tipo hoja de laurel con m ang o hueco cuyos objetos debe n pe rten ec er
a la época que antes l lamé de transición.
La cuestión referente al dese nvo lvim iento artístico de la c erám ica en
Glunia encierra graves dif icultades que creo haber solucionado con los
trabajos de invest igación hechos en las úl t imas excavaciones. General-
m ente se ha creído que los vasos de b ar ro blanco con pin tura s en color
negro figurando anim ales en especial l iebres conejos y peces e ran ex -
clusivamente ibéricos y de época anter ior a Augusto. Yo creo que la ma-
yor parte de los encontrados en esta región fueron fabricados en el
siglo II de nue stra Era y des pué s. Al decir la m ayo r p arte es que ad m ito
algimos ant er io res a la conquista rom ana y de los cuales he conse rvad o
una mu estra para que sirva de pun to de com para ción .
Esta cerám ica ge nuí nam ent e ibérica está igualm ente fabricada con
ba rro blanco está pintada de negro y en estas pintu ras se representan la
misma fauna y la misma flora que en la de época romana; pero los trazos
de la ibérica son má s gru eso s la represe ntación de tipos es mu y tosc a
casi estilizad a y la línea del dibujo inseg ura y desc uidad a. Ade m ás los
trozo s de algún tam añ o están siempre bajo yacim ientos roma nos siendo
muy raros los que aparecen en la superficie.
La cerámica de época posterior y que puede den om inarse ibérica ro -
ma na es tan abu nd ante en Glunia que no cabe dud a fué éste un ce ntro
fecundo de produ cción aun que desgraciad am ente no l legaron sus produ c-
tos a nuestros días sino en forma de revueltos cascotes.
Dejando otros yacimientos m enos imp ortan tes el de más interés se
encu entra en el tantas veces nom bra do b arran co de los P edregales que
en una ex tensión de más de 5o m etros de anch o por 8o de largo t iene una
capa de cascotes de estos vasos de ba rro blanco con pin tura s neg ras que
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EN L S RUIN S DE CLUNI lOI
en el sitio de menos grueso alcanza medio m etro de espesor. Ten iendo
este terreno una estratificación muy perfecta y bien definida, da induda-
ble prueba de las d iversas épocas en que se superpusieron las diferentes
capas de que está formado. Hacia el comedio del bar ranco , el orden de
estas capas, de arriba abajo, es así: i. , tierra laborable; 2.°, arcilla rojiza;
3.°, ceniza; 4. , cascotes revueltos de cerámica de barro blanco con pin-
tura negra; 5.°, rachas de piedras calizas o sean desbastes de piedras que
fueron labradas a pico; 6.°, arcilla con trozos de cerámica tosca y gruesa,
en color negruzco rojizo, sin pinturas ni adornos. En las caídas de las co-
linas que limitan el barranco, los cascotes están a flor de tierra, teniendo
por asiento la capa de rachas de piedra ya citadas.
Teniendo esto en cuenta, formulo el siguiente argumento: Muchos
edificios de Glunia romana estaban construidos con las piedras cuyos des-
bastes forman una extensa capa en los Pedregales; por consiguiente, ésa
capa tiene que ser del tiempo de los edificios de la ciudad romana, la cual
no se edificó antes del siglo i de nuestra Era. Luego lo que haya estrati-
ficado encima del estrato de esas piedras tiene necesariamente que ser de
época posterior. Es así que los pedazos de esa cerámica se encuentran en
todos los sitios, superpuestos a la citada capa de rachas de piedra, luego
deben de ser de época posterior, es decir, de los últimos años del siglo
de
nuestra Era y de tiempos después.
Esta conclusión no implica para el nom bre de ibérica que se viene
dando a esta cerámica con justo m otivo, pues iberos fueron los que siglos
antes de Jesucristo empezaron a fabricarla e iberos serían los que perfec-
cionándola la siguieron fabricando hasta lo menos el siglo iii del Cris tia-
nismo.
CLUNI ROM N
Guando en los años 74 a 78 antes de Jesucristo, Quinto Sertorio se re-
fugió en Glunia y desde allí resistió los ataques de los ejércitos romanos,
esta ciudad e staría exenta de toda influencia rom ana , no sólo en sus cos-
tumbres sociales, sino en sus artes e industrias. Tal vez en esta época y
bajo la iniciativa del gran Sertorio, dio principio a su evolución hacia la
<:ivilización romana y quizás de ese tiempo o de poco después, sean, ade-
más de las piedras labradas con la figura del hacha bipenne, que ya cité
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10 2 REVISTA DE AR CHIV OS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
an tes la mone da qu e con t ipos celt ibéricos y la inscripción G L O V N IQ
se conoce como la más antigua de esta población.
En el año 55 antes de Jesuc ris to el gene ral rom ano Mételo Ne pote
sit ió a la ciudad con ánim o de con quis tarla ; pero fué vencid o teniendo
que ret ir arse a sus cuarteles de inviern o. Poco d uró la tranqu ilidad en
Clun ia; pues hacia el año 5o otro general ro m an o Afranio lugarte niente
de Po mp eyo volvió a si t iar la y al f in consiguió apo dera rse de ella deján
dola para s iempre sometida al yugo romano.
Desde este tiempo hasta el año 26 en que Augusto la efigió para cabeza
de uno de los siete conv entos jurídicos de la provincia tarrac on en se debió
Clunia adqu irir el cará cter de ciudad rom ana perdien do poco a poco sus
costumbres y sus artes propios de la civil ización celt ibérica.
Aunque no creo aventurado afirmar que la mayor parte de los edif icios
monumenta les cuyas ru inas todavía exis ten fueron cons t ruidos durante
el primer siglo de nuestra Era es sin embargo muy difícil señalar fecha
fija para cada un o de ellos por falta de inscripc iones epigráficas que lo
atest igüen. Por eso dejando el ord en cronológico que sería el más ap ro
piado pa ra descr ib ir es tos m onu me ntos adopto el de re la t iva im po r ta n
cia para la historia de esta ciudad.
TEMPLO DE JÚPITER CLUNIENSE
Es tradición co nsta nte s in haber s ido jamás desm entid a que en Clunia
hub o un temp lo dedicado a Júpite r . Sue tonio en la vida del Em per ado r
Ga lba entre otros m uch os augurios relat ivos a la consecución del Imp erio
rom an o por es te personaje da noticia del revelado p or un sacerdote de Jú
piter clunien se. Au nqu e lo del aug urio no tenga prue ba cie rta sí es cierto
lo de la existencia del templo de Júpiter en esta ciudad.
Los que escribieron de es te asunto afirmaron de consunoq ue el templo
exis t ió; pero ning uno se ocup ó de busca r su em plaza mie nto que yo cre o
haber encontrado aunque a cos ta de múl t ip les y cos tosas exploraciones .
A unos cien m etro s hacia el Sudeste de la ermita de la Virgen de C as tro
se eleva un montículo consti tuido por un conglomerado de piedras unidas
con cal res tos de un antigu o edif icio que exam inados som era me nte pa
recen ser de cons trucció n rom ana . Este exam en superficial ha ex tra
viado la opinión de muchos y aun extravió la mía que sólo a costa de cin-
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EN LAS RUINAS DE CLUNIA Io
cuenta jornales, empleados en abrir zanjas para descu brir los cimien tos,
pude convencerme de que tal montículo de ruinas era tan sólo la base de
una for taleza c onstruid a dur an te la Edad M edia, con suficiente al tura para
dom inar los puntos má s estratégicos del cerro en que se asen tó la antigu a
Clu nia . Esta fortaleza, a la qu e los na tura les del país dan el significativo
nom bre de T orr eó n , es tá c imentada sobre o t ra const rucción genuína-
m ente rom ana , que, excitando mi curiosidad, hizo que intentase su exp lo
ración abrie ndo m inas en talud por dos lados diferentes y a uno s siete
metros de distancia de los paredones fronter izos del Torreón. A dos me
tros de profundidad salió una gruesa capa de ceniza, en la que abundaban
conch as de ostras de gra n tam añ o. Debajo de esas cenizas enc ontra m os
una escalera de piedra sillar de siete m etros de exte nsión y, caídos sob re
sus cuatro gradas o peldañ os, había seis fustes de otras tantas colum nas
de orden tos can o. A la profund idad de cinco m etros se en con tró un suelo
como de cemento, y desde este suelo, se vio una capa de escombros de unos
dos me tros de espesor , en que abun daban restos de objetos ex clusiva
mente de época romana.
Explorando es ta capa de escombros romanos, compuesta en su mayor
parte de informes trozos de bron ce y de m árm ol, que indudablem ente ha
bían formado p arte de estatu as; exa min ando los deshechos pedazos de an
t iguas inscr ipciones, me convenc í de haber enc ontra do el emp lazamiento
de un tem plo pagano que, a mi ente nde r , debería ser el tan celebrado
de Júpi ter .
El entusiasmo con que se avivó la exploración de esa capa de escom
b r o s ,
lejos de confirmar las fundadas espera nzas , hizo que l lega ra má s
pronto al aplanamiento de mi deseo, pues a los tres metros se volvió a tro
pezar con la cimentación del T or re ón de la Edad Media, que, m ezclada
en aquel subsuelo con la cimentación romana, borraba las l íneas que sir
vieron de traza para el pr imitivo templo.
Mi parecer es que al constru ir el ci tado T or re ón , deses com braron
toda la parte inter ior del arruinado templo; recogieron los trozos de esta
tuas que tenían form a ar t íst ica, y destroz ando lo dem ás, igualaron con es te
revu elto m ater ial los hoyos y ibaches de lo que hab ría de ser el piso exte
r ior del nuevo edif icio. Entre los mármoles de estatua aquí encontrados, el
mayor es el per teneciente a una pierna desnuda, de tamaño natural , desde
el tobillo hasta la rodilla, y en los bro nc es , el a rra nq ue del cuello , de
tam año algo me nor del na tur al , dora do en toda su superf icie ex ter ior . Los
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1 0 4 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
demás trozos de bronce, que entre todos harían el peso de lo kilos, eran
tan me nud os, que cualquiera de ellos se ocultar ía en el hue co de una
mano. Inscripciones en mármol blanco, que tenían más de una letra, sólo
aparecieron dos: en una se lee: ENSI y en otra: OLONI pero ambas de
tamaño desigual .
Dos trozos casi juntos de una lápida de mármol rojo pálido con vetas
am ari l las má rmo l de Espejón) me propo rcionaron la satisfacción de reunir
una muestra epigráfica que pueda dar alguna luz en la historia de esta re
gión. Las letras de estos dos trozos, distribuidas en cuatro líneas, son éstas:
MU
A V G
L E R I V S - V E G E T I
F L A M R Ü M A E E T A V G
^Qué interpretación puede darse a este monumento epigráf ico? La fan
tasía, que va siempre más al lá de lo que debe, me hizo suponer en los pr i
meros at isbos que habría encontrado el nombre del sacerdote de Júpiter
cluniense, que había anunciado a Galba su elevación al Imperio de Roma;
pero discurr iendo con más tranquil idad, vi que mi parecer tenía más de
buen deseo que de realidad. No quiere decir esto que el flamen nombrado
en esta lápida no pudiera ser el mismo que anunciara a Sulpicio Galba su
próxim a dignidad de E m pe rad or ; quizá fuera este o el otro flamen de
Clunia l lamado C alvisio; pero no hay pruebas que lo ase gure n, y por tanto ,
hay que suspender el juicio.
Al estudiar el tr oz o m ay or d e esta lápida, qu e sólo con tiene las dos
ú l timas l íneas , la comple té; ieyéndo la as í: VA LE RIV S V E G E T IV S -F L A -
M E N - R O M A E - E T - A V G V S T I - [V a le rio V e ge ci o, fla men d e R o m a y d e
Augusto]; pero al enc ontr ar después el otro trozo con la pr i m era l ínea
muti lada, y la segunda, aunque aislada y abreviada, sí completa, hice mu
cha s com bina cion es, sin q ued ar satisfecho de n ing un a. ÍVIi que rido com
pañero y entendido epigrafista D. Ignacio Olavide me ha hecho el favor
de estudiar con detenimiento esta inscr ipción, y cree, dejando siempre a
salvo cualquier otra opinión, que la citada lápida debió ser así:
MINervae
A V G
c . v a L E R I V S - V E G E T I a n u s
F L A M - R O M A E - E T - A V G
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EN LAS RUINAS DE CLUNIA I 5
Dejando para lugar más a propósito e l exponer las diferentes interpre-
taciones de qu e es capa z esta inscrip ción sigo diciend o que en el mism o
yacim iento encon tré todas las abraz ader as y c lavos de bron ce de un a ace
rra
o arqu eta propia para sacrific ios y que en parte se ha reconsti tuid o;
varios trozos de hueso y de marfil que debieron formar instru me nto s mú -
sicos
y otros cuanto s objetos que casi me conv enciero n de que en aquel
sit io hubo un templo pagano probablemente el de Júpiter c luniense. Este
tem plo estaba en la part e o rien tal del Fo ro del cual sólo quedan los asien-
tos
de tres f i las de columnas.
B SÍLIC DE CLU NI
Al Mediodía y Po nien te del F or o se ven resto s de edificios que no he
podido iden tificar por hab er sido demo lidos h asta el ras de las piedra s na-
t ivas ; en cambio en la parte Norte he podido com pro bar e l emp lazam iento
de u na basílica que ocu pab a gra n exte nsió n y sobre parte de la cual es-
t u v o a mi enten der constru ida la primitiva erm ita de Nu estra Señ ora de
C ast ro o sea en lo que desp ués fué hospedería y residenc ia veranieg a de
los frailes Jerónimos de Espeja.
El ala dere cha de la en trad a del edificio qu e con stitu ye hoy la erm ita
tiene aún bu ena parte de sus m uro s pertenecientes a la antigua basíl ica
rom ana y es tos m uros debie ron ser también de l pr imit ivo santuar io dé la
Virg en que subsistir ía com o tal por lo men os hasta e l s iglo xvi o época
posterior en que este espacio de terreno se dedicó a hospedería corrien do
hacia el Or ient e el lug ar des tinad o a iglesia qu e se hizo de nue va p lan ta
con la misma amplitud que hoy tiene.
Por dificultades fáciles de com pr en de r no se. pud ieron ha cer zanjas
exp lorad oras en lo qu e fué Basílica; pero se han hecho en terren os lo má s
próxim os posibles y se enc ont raron los em plazam ientos de varias estan-
cias cuad rada s de un os tres metro s de extensió n colocadas en l ínea recta
a uno y otro lado de un m uro corrido con la mis ma disposición que t ienen
hoy día los puestos ó tiendas de nuestras ferias o mercados.
En estas estancias se encontraron trozos de inscripciones con una sola
o a lo más dos letra s sin posible conex ión; un capitel peq ueñ o dividido en
cu atro pedazos qu e por lo artís t ico de su factura he tra ído al M useo y
dos gran des trozos de pilastra estr iad a en sus cuatro lados. La pro fun di-
dad a que se en co nt rar on estos objetos fué de un m et ro pasado el cual ya
se ve la piedra nativa.
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10 6 RF,VTST.\ DE AR CH IVO S, BIBLIOTECAS Y MUSKOS
T E T R O D E C L U N I
Siendo este m on um ent o la ruina más perceptible e interesante de la
población rom an a, no es de ext rañ ar que cuan tos publicistas se ocu paro n
de Clunia trataran de llamar la atención acerca del teatro. Lo sensible es
que estos escri tores clunienses no hayan examinado con el debido deteni
m iento esta notable ruin a, y por esto no hayan dicho acerca de ella más
que lo que dijo Lo pe rrá ez, el cual tam poco la exam inó al detalle, com o
se puede com probar en alguna de sus afirmaciones, que copiaron ser vi l
mente todos los que después t rataron de este asunto. El más corriente de
estos equivocados detalles es que la
cavea
tiene once
cúneos.
«Las precin-
ciones y gradas dice Loperr áez) las dividen once cúneos o bajadas de seis
pies de ancho.» Ceán Berm údez, hablando de los cúne os de este teatr o
dice: «Son once los de éste, muchos más que los ordinarios de otros edifi
cios de esta c lase.» El
Diccionario
de Es pas a que recopila lo escrito acerca
de este teatro, dice hablando de la cavea, que «sus gradas están separadas
verticalmente en once cúneos cortados por escaleras».
Esta cifra de once la llevaba tan grabada en mi primer visita al teatro,
que no viéndola confirmada, hizo que má s de t reinta veces h aya m irado
y paseado la cavea para quedar cerciorado de que no es exacta.
Si cúneo, en un teatro, es la separación de gradas por escaleras
{scalae ,
que co rre n de alto abajo, el teatro de Clunia no tiene más q ue cu atr o
cúneos en la
cavea inedia
e
ima,
y ocho en la
summa cavea.
Otras dos inexactitudes de los escritores son: que está la cavea dividi
da en cinco precinciones, y que toda ella está construida en roca viva. No
es esto: las prec incion es son tre s, y la roca viva sólo se ve en la cavea
media y summa; pues la cavea ima se hizo casi toda de mano de hombre,
recostada sobre la arcilla gredosa amarillenta que todavía sirve de apoyo
a la parte superior.
No siendo propio de este trabajo ir analizando una por una las inexac
t i tudes descript ivas de este mo num ento , haré su descripción exacta y así
estableceré un término de comparación a que poderse referir .
Está situado en la parte alta de un barranco que mira hacia el Oriente
y re sg ua rd ad o de los vientos del Norte y Ponie nte. La veta de piedra que
corona la parte alta del cerro tiene gran espesor en este sitio, mas no el
suficiente para labrar en ella toda la gradería de la cavea entera.
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EN LAS RUINAS DE CLUNIA IO7
Tiene esta cavea desde el piso de la
orchestra
hasta las piedras en que
debieron estar las últ imas gradas 38 metros a cordel tendido, dis tr ibuidos
en esta forma: de la
cavea tina
i6, de la
cavea media
11 y de la
cavta sum-
ma II . El diámetro de extremo a extremo de la cavea media es de 63 me
t ros .
El m uro que cierra la entr ada del teatro por abajo, t iene desde un
ángu lo a otro 5i m etro s; desde este mu ro al de la scena i i , 5o ; a l dal pul-
pitum
14, y al circular del fondo de la
orchestra
28 m etros .
K\
ancho de
la s scalae es de i,35, y de scala a scala en la cavea siimma hay 10 m etro s .
L a
cavea ima
debió tener la mitad de gradas más q ue cu alquiera de las
otra s dos, en cada una de las cuales se cue ntan ho y, por lo m enos, diez.
En cada uno de los extrem os del semic írculo form ado por la cavea
im a
hay una puerta, especie de
vomitorio
en el que emp ieza una galería
que tiene salida por un muro, que aisla las gradas de la parte exterior del
teatro. Esta galería, que es una desde la entrada lateral del teatro y mien
tras corre por bajo del muro que cierra la cavea, se bifurca bajo las gra
das superiores de la
cavea ima
y forma un pasadizo mu y estre cho de 5o
centímetros) , que va a terminar en las tres gradas de dis t inción más pró
ximas al piso de la
orchestra:
la otra ra m a de galería, qu e es la que hoy
termina en la puerta, seguía sobre un suelo abovedado hasta el medio de
las gradas de la
cavea ima
de modo que era un verdadero
vomitorio
l a t e
ra l , que probablemente no seria único, s ino que habría otros dos pareci
dos ,
uno para la
cavea media
y otro para la
summa cavea.
Según esto, se
puede afirmar que este teat ro no tenía vom itorios centrale s , l lam ém oslos
así,
pero los tenía laterale s en nú m ero de ocho, a sab er: dos estrec hos ,
un o a cada lado de las g rad as de la orchestra y seis más holgados que
correspondían a las seis entradas laterales de las tres series de la caves, o
se a ima media y summa. Con estos vom itorios laterales , m ás las tres scalae
que corrían de alto a bajo toda la cavea, había salida y entrada desemba
razada para todos los conc urrente s . A mi enten der, es tá resuelta con lo
dicho la cuestión sostenida por algunos sob re s i los con curr ente s entr a
ban en el teatro por arr i ba o por abajo. Mi op inión es que e ntr ab an por
arrib a y por los lados, no pudien do llegar a la cavea por abajo, según
puede com prob arse, viendo la disposición de los m uro s de scubierto s en
estas excavacion es, que sólo t ienen pue rtas que com unican con la escena
y con la orchestra.
No he podido encontrar qué clase de pavimentación tendría el suelo de
la
scena
ni de la
orchestra
aunque supongo que en ninguna de las dos ci-
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I 0 8 REVISTA DE ARC HIVO S. BIBLIOTECAS Y MUSEOS
tadas partes del teatro formaría un macizo con el suelo natural, sino que
estar ía levanta do y algo en hue co, con objeto de evitar la hum edad del
manantial que, aunque hoy brota con abundancia sobre las gradas de la
cavea ima en aquel tiem po debió aflora r m ás bajo, y le dab an salida por
un canal su bte rrán eo , cuya boca circular y de 5o centím etros de diám e-
tro encontré este año a dos metros de profundidad del nivel del suelo de
la escena.
Para poder em itir con algún funda me nto estas opinio nes, hice exca-
vacion es en el lado del teatro que tiene el suelo m enos reca lado por las
aguas que en él brotan, y desde el suelo que daba entrada a la puerta de
la galería ya cita da , que se ve en los dibujos ad jun tos , profundicé siete
m etros hasta enc ontra r el suelo nativ o, y en una extensión de más de diez
hasta l legar al lugar cor resp on dien te a la
orchestra.
Al nivel del piso de
esa puerta encontré grandes si l lares labrados, por un lado en forma cón-
cava y por otro con cara plana, señal cierta de que habían servido de piso
de la parte superior, y de techo abovedado de una estancia más baja. Este
piso y bóveda tendrían un metro de espesor: debajo había tres metros de
escombros revuel tos , en los que abun daban t rozo s de columna s est r iadas ,
deshech as en mu cho s pedazos y capiteles, en su ma yoría de est i lo com -
pue sto. Al l legar a estos tres me tros de profundidad, había señales de otro
suelo,
pero no ho rizo nta l, sino un poco inclinad o hacia el cen tro del tea-
t ro ,
y debajo de este indicio de suelo otros tres m etro s de e sco m bro , de
entre los cuales sal ió un tronco de estatua de mármol blanco de poco más
del tam año natu ral , una cabeza de piedra ord ina ria, o má s bien de u na
clase de piedra que yo creo artificial, una ara votiva con inscripc ión, y
unas dos docenas de g randes clavos de hier ro, alguno de los cuales alcanza
el peso de dos kilos.
En esta profundidad de seis y de siete metros, el capitel menos deshe-
cho estaba roto en siete pedazos, lo que hago constar para probar que los
destro zos causados ex profeso en estas ruina s datan de much os siglos an-
tes de nu estra época actu al . El ara, que sólo pudieron m uti lar en el ángulo
de su base, tiene esta interesante inscripción en cinco líneas:
F E S T V S
R E I P V B L I C A E
CLVNIEiNSI
V M S E R V V S
NVMINI I I . . .
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EN LAS RUINAS DE CLUNIA IO
Es lástima que falte el nombre del dios a quien estaba dedicada; pero
de todos m odo s es valiosa por constar en ella el apelativo de los ciud a-
danos de Clunia.
Hubiera deseado t ropezar con alguna inscripción que diera a entender
aun que sólo fuera apro xim ada m ente el año o la época de la construc ción
de este m onu m ento ; pero todos mis t rabajos en este sent ido res ul tar on
estér iles. Sup ong o que sería en el últim o tercio del siglo i m as para esta
suposición no tengo íundamento serio.
Dije antes que creía formada de piedra artificial una cabeza encontrada
en el subsuelo del tea tro y como esto por la noved ad del as un to pudie ra
interpretarse como una l igereza mía insisto en lo mismo afirmando que
en dos capiteles extraídos del mismo sitio que la cabeza me fijé en uno
de sus adornos que consistía en dos medias rodancas unidas por un clavo
de hier ro re cub ierto de una capa del mism o color y dur eza de la piedra y
este clavo no tenía orificio de en tra da ni de salida sino que estaba to ta l-
mente embutido en la masa de piedra; en este adorno no se veía tampoco
pieza alguna superpuesta; por esto deduje que aquellos capiteles se habían
hecho vaciando en un molde la piedra convertida en caldo que se endure-
cía después. Sin aferra rm e a esta idea la emito para q ue la diluciden per-
sonas más peritas en estos asuntos.
GU S Y TERM S
El abastecimiento de aguas para la población de Clunia es un problema
que con poco éxi to han intentado resolver los que se ocuparon de la his-
toria de la ciud ad. Últim am ente en 1914 don V icente Hinojal en su s
puntes acerca de las ruinas de Clunia
escribe sobre este asunto:
«^De dónde se surtía de aguas la ciudad? ¿Recogerían las aguas plu-
viales en algibes? ¿Las subirían del río Arandilla? ¿No habrían previsto
los habitantes un prolongado asedio en cuyo caso siendo insuficientes las
pluvia les verían se por otra pa rte privad os de bajar por ellas al río y m a-
naderos? Preguntas son éstas a las que no se ha podido dar una contesta-
ción funda m entad a hasta pocos años ha. Ma s desde hoy se puede contes-
tar categóricamente que la ciudad disponía de abundantísimo caudal de
aguas sin necesidad de hacer uso de las pluviales ni de las del rio Arandi-
l la y m anade ros; pues estamo s encim a de una gran laguna subterránea^
quedando con esto explicado el objeto de los tragaluces.»
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I 10 REVISTA DE ARC HIVO S BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Yo respeto m ucho la opinión del señor Hinojal; pero confieso qu e su ca-
tegórica contestación no me acabó de con venc er cu and o leí su toUeto; y
me convenció meno s cua ndo reco rrí parte de las galerías qu e él recorrió
para llegar a lo que llama
laguna subterránea
Co m o el señor Hinojal no razona su afi rmación es necesario a por tar
alguno s datos que sirvan de funda m ento a una conclusión que por lo m e-
nos tenga visos de certeza.
La galería en que penetró el señor Hinojal es la que tiene acceso por la
l lamada cueva de Rom án que es por donde hem os entra do todos los cu-
riosos má s o me nos aficionados a ese género de inve stigaciones. La gale-
ría en cuestión está en gen eral cavad a en piedra caliza nativa; y digo en
gen eral por que en alguno s sitios las fallas de la piedra están suplidas por
mampostería unida con cal. La altura media de esta primera parte de ga-
lería es de dos me tros escasos y la anchu ra unos 70 cent ím etros. La
parte alta es bóveda apuntada y ambos lados desde el suelo hasta la a l tura
de 1 20 m etr os tienen un re talle de 20 ce ntím etr os . E ste retalle o
m úrete de refuerzo está sacado de la m ism a pied ra nativa y a veces está
form ado con esa especie de m am pos tería antes dicha . L os tragaluce s o
res pira der os que unen la galería con el exte rior forman un cono cuya
base tiene 1 20 m etros de d iám etro no pudiéndose fijar su extensión
en la parte alta por estar atorad o de tierra y pied ras. Pa ra facili tar sin
duda el descenso y ascen so por estos res pira der os t ienen en dos lados
una línea de huecos de 10 cen tím etro s en c uad ro huecos q ue tam bién
noté en las p aredes de la galería sin pode rm e explicar el destino de estos
últimos. Un detalle digno de notar en esta galería es que el piso de ella
está má s bajo a la entr ada y aun qu e con poco desnivel se va elevand o a
medida que avanz a cerro ad entr o. Este detal le m e hizo suponer que
abr iend o una zanja perp end icula r a la l ínea de esta galería y a unos 5oo
m etro s en lo alto del ce rro enc ontr aría la mism a galería o mejor dicho
acue ducto y efect ivamen te próxim o al s it io que l laman Los A rcos hal lé
lo que suponía a unos dos m etros de pro fund idad del suelo labo rab le.
A quí el acuedu cto tiene poco m ás o me nos la mism a altura y anc hu ra;
pero ya está todo forma do de ladrillo y el techo es de bóveda men os ap un -
tada. La dirección de éste es casi la del ba rra nc o don de «e enc uen tra la
cueva de R om án . De igual t ipo qu e este acued ucto o galería hay otro q ue
desde el T o rr e ón va al ba rra nc o de Cu eva s ciegas con la diferencia de que
este último está a más profundida d que el encontrad o al lado de Los A rco s.
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E N L A S R U I N A S U E C L U N I A
I I I
Estud iando estos acueducto s de la parte a lta del cerr o, procu ré busc ar
una relación posible entre e llos y la laguna sub terrá nea , y no la enc on tré;
en cam bio me parecie ron más en relación con un c stellum qu e depó-
sito de aguas) al que vin ieran las aguas desde fuera, distr ibu yén do las por
medio de estos acued uctos , que term ina rían en donde em pieza la galería
de la cueva de Román.
En este supuesto, y creyendo que la traída de aguas sólo podría venir de
la parte oriental , pregu nté a varios ancianos s i había a lguna tradición re-
lativa a mi creencia, y dos de ellos me dijeron haber oído que desde el ce-
rr o al pie del cual está hoy el m olino del Co rch o, hasta el del ba rran co de
C ue va s ciegas, hu bo un pu ent e gr an de , y esto rae hizo sospech ar si ese
pu ente sería el acu edu cto necesario para explicar el abastecim iento de
aguas a Clunia , en cuyo caso el c stellum qu e estaría en lo que hoy
llaman las Pade rejas , desde d ond e se haría la dis tr ibució n g eneral, reco-
giendo el sobran te en un gran embalse sub terrán eo, que bien pudiera ocu-
par el lugar donde el señor Hinojal dice haber visto la laguna.
Geológicamente hablan do, esa supuesta laguna no puede recibir más
aguas que las provenientes de la filtración de las de lluvia.
Algu nos escrito res han señalado como lugar de las term as de C lu -
nia las im po rtan tes ruina s todavía existen tes en el sitio llamad o Los A r-
cos; y con este motivo se hicieron en este año costosas exploraciones, que,
lejos de confirm ar tal suposició n, la han co nt rad ich o, pues al meno s en el
Pon iente de dichas ruin as, se ha enco ntrad o un h orn o circu lar , en uno
de cuyos lados había un vaciadero de escorias de hierro, y dentro del horno,
tres grandes bloques de hierro m ineral; e l men or de estos bloques pes a-
r ía unas diez a r rob as . Cerca de es te hor no se encon tra ron t res pun tas de
saeta con su espiga com pleta, com o si no se hu bie ran usad o. Desp ués de
esto, nada se en co nt ró que pud iera indicar la existencia de term as en este
sit io, s iendo m ás probab le que estuviesen en una hond onad a que hoy
llaman el Ho yal, en d on de hay una extensa escalera circu lar d e la que
sólo se con serv an d os gra das , o en u n lado de la hon don ada que hay al
Orie nte de la erm ita , don de tamb ién hay restos de impo rtante edificio
r o m a n o .
LOS MOS ICOS
En estas ruinas, como en todas las de importantes c iudades romanas,
ab un da n los pisos de mo saico, pero todos los descubiertos hasta hoy son
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11 2 REVISTA DE AR CH IVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
de escaso méri to, formados por tessell s gruesas de dos colores, haciendo
dibujos geom étr icos, a excepción de uno que enco ntré de cinco colores y de
tessell s
menudas que, según dicen, tenía antes la figura de un toro y del
que sólo alcancé a ver la de un cuerno, pues lo demás fué arrancado poco
a poco hace unos quince años. Junto a este mosaico f ino y a su mismo
nivel, hay uno de dos colores cubierto con una capa de cal de medio cen
t ím etro de espesor y otro mu y basto y sin cub rir que ocupa una extensión
de seis m etr os en cu ad ro . E stos tre s último s mosaicos están en el sitio
llam ado Los A rcos ; pero el edificio a que perte nec ían no tiene relación
con el inmediato donde di je que se encontró el horno.
Debajo de estos mosaicos encontré piedras sillares labradas; pero sin
adornos ar t íst icos, que tal vez formaran parte de edif icios pre rromanos, y
digo esto po rq ue , según notic ias, fué de este sitio de dond e e xtrajero n los
dos frentes de sep ulcro s de que an tes ha blé, clasificándolos com o de la
época de transición de lo ibérico a lo romano.
Po r la extensión del ter ren o en qu e se en cue ntra n estos mosaicos y
por el espacio que limitan las ruinas de edificios romanos, creo exagerada
la cifra de vecinos que calculan para Clunia los escritores anteriores
Loperráez, 60.000, y Arias de Miranda, 80.000); siendo vecinos, creo que
no pudieron pasar de 8.000, lo que en habitan tes da un total pró xim a
mente de veinticinco a treinta mil almas, que es lo que tendría Clunia en la
época de su mayor apogeo. En el teatro habría asientos para 2.5oo o 3.000
espectadores.
ÉPOCA POST-ROMANA
Ni las excavaciones ni los monumentos conocidos dan noticias cier tas
acerca de lo que fué Clunia desde que el Imperio romano dejó de dominar
en nues tra Pen ínsula . Una tradición constante asegura que esta ciudad
fué destruida por los godos, lo cual es muy verosímil, aunque no puede
deducirse por esto que la destrucción fuera completa, en lo que se refiere a
la parte material, y sí sólo a lo que, social y políticamente hablando, re
presentaría Clunia con respecto a la región. A este tiempo, o sea al primer
cuarto del siglo v, atribuyo la destrucción del acueducto, si le hubo, que
condujera las aguas desde fuera a la ciudad, y de todos los que distribuían
dichas aguas dentro de la población, lo cual sería causa de que muchos de
sus vecinos trasladasen su s viviend as a lugares cercano s que reuniese n
más comodidades para la vida ordinaria.
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EN LAS RUINA S DE CLUNIA I I 3
La población conside rablem ente dism inuida fué asal tada y co nq uis -
tada por los ára be s ya bien entr ado el siglo viii con c uyo suceso dism i-
nuy ó más el núm ero de sus pobladores los cuales al ser reconquistada po r
Alfonso I
el Católico
fueron t rasladados a Asturias.
Más tarde en t iempos de Abderrahmán III este Cal ifa estuvo cinco días
en Clunia perm it iendo a sus t ropas el saqueo y la destrucción de cua nto
qued aba sobre aquel suelo que desd e entonces quedó conv ert ido en un
erial.
Ni los visigodos ni los árabes han dejado en Clunia huellas de su civi-
lización y com o ya desde el siglo xi empe zaron a form arse los poblados que
hoy l imitan su ant iguo em plaz am iento en el los hay que buscar las úl t imas
páginas de la histo ria de esta ciuda d que ya ni aun casi se la puede de no-
minar cé lebre ru ina .
IGNACIO CALVO.
Octubre de 1915.
3 .
ápOCA.—TOMO XXXIT
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CATALOGO DE LOS MANUSCRITOS
DE LA BIBLIOTECA UNIVERSITARIA DE ZARAGOZA
S IÓN P R I M E R A : H I S T O R I A
Una de las mayores dificultades con que lucha en España quien se de-
dica a estudios de investigación en materias históricas, es la carencia de
inven tarios y catálogos de los códices y documentos que hay en las biblio-
tecas y los archivos eclesiásticos y del Estado. Este vacío, que se va lle-
nando , si bien con lentitud suma , no desaparecerá mientras los Prelados
no sigan las huellas del que actualmente ocupa la Sede seguntina
o den,
al menos, facilidades para que los archivos catedralicios se abran a los
hombres estudiosos, y el Estado consigne fondos para que se publiquen
catálogos de las riquezas literarias e históricas guardadas en sus estable-
cimientos.
Como pequeño grano de arena para la construcción de edificio tan
magno, hemos hecho el catálogo que sigue, de los manuscritos de la Bi-
blioteca Universitaria de Zaragoza, solamente conocidos hasta ahora por
algunas noticias publicadas en un
nuario
del Cuerpo facultativo de Ar-
chive ros 3.
1 Excepción de esti regí» es el jete del Arch ivo de Sim ínca s, D. Julián Par, quien sin má
recursos que el módico presupuesto asignado a dicho estab lecim iento, ha publicado pr ove cho -
sos catálogos, como el de Vanos
de Castilla
y el de
Patronato Real
2
Autor de una Historia de la diócesis de Sigüe nza, que lleva riquísimas cole ccio nes di-
plomáticas.
3 An uario del año 1883, págs . 188 a 336.
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DOCUMENTOS
5
I
[VALERIO MÁXIMO.
Dichos Y hechos metnora bles ]
Versión castellam por Diego Felipe Vizcaíno.
Inc. Didacus Philippus a Vizcayno, suo Domino Didaco de Benavides salutem.
E x p . Después desa muerte casi ninguno de los matadores vivió tres años. Nin
g u n o m ur ió muer te nat ural . A todos los condenaron . Todos mur ieron por dife
ren tes desgracias . Unos de torm ento ; o tros en la guerra; a lgunos se mataron con
' las mismas armas con que d ieron a Cesar muer te .
Mss. copiado en el año 1D22.
Papel: 845 hojas sin foliar. 389 X 2o3 milímetros.
Encuadernado en pergamino.
En el tejuelo:
Valerio Máximo
Mss n. 187.
En el folio pnmero contiene una dedicatoria del traductor, Diego Felipe Viz
caíno, a su señor Diego de Benavides.
En esta dedicatoria men ciona a su discípulo Juan de los C obos , al ma estro
Jorge de Castro y Antonio Lope. Está fechada er. el año 1623.
A continu ación se halla el borra dor de un me mo rial del t rad uc tor , quien da
varias noticias de su vida; dice así:
«El licenciado Diego Pilippe Vizcaíno dice que ha profesado y enseñado, caño
nes y leyes, Pbilosofia, As trolog ia, a satisfacción com o es notori o, y Rh eto rica ,
Poesía latina y espa ñola; ha leydo Rhe torica en los es tudios de la C om pañ ía y
tuera dellos. Compuso a petición de la misma Compañía, la comedia que se repre
sento en el noviciado, en la fiesta de la beatíñcacion del Beato Francisco Xavier, y
otros diálogos de latín. Ha tradu cido los papeles latinos qu e han venido de las
guerras de Alemania, a petición del embaxador pasado, y parte de Suetonio y todo
Valerio Má ximo, que de presente lo está come ntan do para im prim irlo. P or la
•fama de sus estudios lo busco para maestro de su hijo el marques de Camarasa,
en que actualmente se ocupa. Suplica a Vuestra Magestad se sirva mandarle nom
brar maestro de pajes de su alteza, supuesto que en la prouision desta plaza mas
se debe atender a partes personales que a seruicios, y de las suya s podran infor- .
mar los maestros y prefecto de la Compañía, y el P. Luis de la Palma, rector pa
sado ,
y el P. Hernando de Salazar, a que se remitte.»
II
[Crónica del Arxflbispo don Rodrigo ]
Inc . Libro primero . Capitulo i . ' Q ue c ontiene el prólogo . No puedo ir con tra
los mandatos de tan grande señor porque no me es posible y soy oprimido por su
Magestad.
Kxp. Esta obra com o supe y pude acabé el año de la encarna ción de Seño r
•de mili doscientos y cuarenta y tres años, y en la era de mili doscientos y ochenta y
u n o , y a los veinte y seis años del reyn ado del Rey Don Fe rna nd o, Juev es ante s
de las Cale ndas de Ab ril, añ o de mi pontificad o trei nta , y tres de la Silla P ontifical
vacante un año ocho meses y diez dias de Gregorio Papa noveno de este su nom
bre = Cum Deo Patri Deo filio Deo Spiritu santo in térra sicut in coelo nunc et
:in sécula seculorum Amen,
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11 6 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Mss.
del siglo xvii
Papel: SSg hojas fol iadas; 3i5 X 217 mil imetros. Encuadernado en pergamino.
Contiene al fin 7 hojas sin foliar, de índices de los 6 libros de que se compone
el manuscr i to .
Mss .
n.° 156.
III
Libro 3.° De algunas cosas concernientes a este convento de predicadores de Qara-
go\a y de otros varios sucesos de dentro y de Juera desta sagrada Religión de
Predicadores desde que nuestro glorioso P adre SJ° Dom ingo comentó sus pre
dicaciones hasta nuestros tiempos.
Inc .
Relac ión 1 .' de la predicación de S.'o Do ming o y de otros varios suce sos
desde que el S. o com en zó a predica r h asta q ue envió a sus hijos a fundar con ven
tos en diversas partes del mundo y singularmente a España.
E x p .
Poco después del martes aliego para ir de Xativa llego de Cataluña el in
fante don Pedro, y dice Marsilio, lib. 4, cap. 56. Rex autem cepit infirmari, y te
niendo el infante noticia de la rota que avian tenido los crist ianes sobre Luchenie,.
desseoso de tomar venganza de los motos... queda interrumpido el ttxto)
iVIss. del siglo xvii
Papel: 458 hojas fol iadas, de a S g X «Sa m il ímetro s. Encu ad. en perg°.
Mss. n.» i63.
I V
[Flor coelestis doctrinae, a Johanne de Morigenato.]
Incip i t l ibar apar i t ionum uel u i s ionum Beate et in tenierate e t Sacra-
t i ss ime Dei geni t r ic i s Vi rg in is g lor ióse alma: M ar ix , pro cu ran te ct reue -
lante ct supremo Deo concedente , qui l iber Flor celcstis doctrine appella-
tur , ad om nes ar te s scíendas , e t que in alu s longo tempo re et m áxim e fa-
s t id ios i s l ibrorum voluminibus graui ter e t pro l ixe v ix ab ingenioso mul tum
nixe co m prehe ndun tur , in l ioc libro prop eran tur , p lacid iscjue oracionibu s an-
gelorum reuelat ione inaudi ta verborum subt i l i t a te , nec non et in tenierate
Dei geni t r ic i s Vi rg in is Mar ie g lor ióse u is ione, appar i t ione, consolat ione
'e t procurat ione secunduin operant i s mer i ta , in breui tempore subt i l i t er e t
indubitanter ac mirabi l i ter docetur a quo, per quem, et in quo sunt omnia.
Incipit: [N ]e m o et accend i t lucernam sub abscond i to eam poni t ñeque
sub medio immo pot ius super candelabrum ut ingredient ibus luni inc appareat
c l a r i t a t i s .
Explicit: V ita factus est om nium . Inc ipe nun c, pone, perfice et fac, com -
plc in me que est ut predixi per signaculum anuli et f igura rum. Amen. Amen.
Amen.—Finis .—<Deo gracias e t Vi rg in i g lor ióse eiusdem geni t r ic i s .—Amen.
M s. de princip ios del s iglo xv .
72 fol ios, en vi tela, a una columna, de 33 l inas; a dos t intas, negra y roja.
Encuad. en perg.°
T e j u e l o : Vissiones B. V. M.
M s. n. 60.
Fo l . I r . Incip i t pro logu s.
Fol . 2 r . Incip i t pro logus v is ionum. Et pr imo de pr im a v is ione.
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DOCUMENTOS 117
Fol . 2 V. De er rori bu s meis in sc iencia nephari i s et specia l i te r de ar t e
notoria que es t a diabolo t radi ta .
Fo l. 3 r. Qu alite r ar s no toria intus et ex tra íals issim e est co nte xta et
fabrica ta .
Fo l. 3 V. Seq uitu r visio secunda .
Fol. 4 r. De tercia visione que est expo sitio prec ede ntis .
ídem fid. Qu om odo ar tem noto riam didic i e t quom odo per eam o per a tus
fuit.
ídem id . Q ua rta vis io .
Fol . 4 V. Seq uitu r quin ta visio.
Fo l. 5 r. Sex ta et séptima visio.
ídem id. Seq uitu r uisio octau a.
Fo l. 6. r . No ua visio de inhibitio ne Arti s notor ie.
Fol . 6 V. Co ntr a ar tes nigrom ant ic decima vis io .
ídem id . Un décim a uis io qual i te r opera ns uerb era tu s fui per bonuní an-
gelum coram Deo.
Fo l. 7 r. Secu nda par s uisionum qu as l iabui post confessione n factam
et reuclationem hiiius l ibri , Et hcc uisio a Deo procedens.
Fol . 7 V. Qu al i ter fui in socie ta te ange lorum sanctoru m. Vis io secunda,
ídem id . De confi rmat ione prese que inc ipi t "A ue gloriosa Uir gi nu m "
quam cancclar ius Paris iens is composui t .
Fol . 8 r . De quibusdam vis ionibus ac orac ionuní quarum dam quibusdam
corapositionibus.
ídem id . De l icencia debi ta e t habi ta ut compon erem hun c l ibrum pr o
ut i l i ta te multorum.
Fol . 8 v . De secunda t e s te ad con tem nendam a r tem no tor iam .
Fol . 9 r . De uisione contra ar tem nota r iam .
Fol . 9 v . De uis ione sororis mea pos tquam dimis i t a r tem notoriam .
íde m id. Al ia uisio eiusdem .
Fol. 10 r. Alia uisio eiusdem .
ídem id . De terc io tes te con tra ar tem noto riam .
Fol . 10 V. F in i t l iber uissanum de reprobat ion e A rt is notorie e t de pr e
sent ís ar t is reuela t iones . Amen. Sequi tur num uirginis Marie e t pr imo
de ortaciones lectionis et qualitate lectoris .
íde m id . No ta de intent ione operant ium qua debct haber e uolens ar tem
ingredi e t mundi t ia ipsorum.
Fol . I I r . Qu al i ter e t ubi Be ata U irg o M ar ia app arc re t u t p lur inium.
Fo l . I I V. Inc ipi t l iber uis ionum B eate Mari e in tem erate Dei geni l r ic is
glorióse. Cogita hic quod
tu
sis
in itinere paradisi
Nota quod is ta pagin.
debet esse in pr incipio ante i l lud: Nemo cum accendi t &. . .
Fol- 12 r. O rat io sequitur cum figura que ind aga tion e et prol ation e to -
c ius scr iptur e dicen do es t semper cum imag inat ion e f igure .
Fol . 14 r . Co gi ta hic e t quod uideas Deum inte r septem ca ndelab ra .
S igue una ser ie de medi tac iones espir i tua les . Luego una colección de
Oraciones diversas a la Virgen y los Santos para conseguir e l conocimiento
de d i s t in ta s c ienc ia s y a r t e s : Ar i tmé t ica , Geomet r ía , Mús ica , As t ronomía ,
E locuenc ia , e tc . . inc luso l a Medic ina .
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11 8 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Fol . 39 r . Ex pl ici t Phi losoph ia natu ral i s . Incipi t Plhi losophia co ntem -
plat iua.
Fol . 43 V. Fin iunt orat ion es Beate Ma rie Uirgin is de adept ione omnium
scienciarum et arcium inuenienda consecuenda et f ruenda. Et uocatur pra
ct ica preambula et general i ter huius l ibr i e t pars u l t ima. Incipi t pr ima pra-
t ica quali ter si t operandum per oraciones predictas uel quibus diebus si.it
dicende ad consecut ione predictarum scienciarum.. .
Fol . 6o r . Tab ula ar t ium l iberal ium et u i r tu tum et al iarum ar t iu m sub
eis contentarum et hec est .
Fol . 6 i r . De reuelat ione anul i scissum Beate M ari e Uirg inis g lor ióse.
E n los folios 64 V. al 68 r., hay espa cios p ar a las p ág ina s que ha n de
acompañar a las oraciones contenidas en el los .
Fol . 68 r . Qu al i ter debet f icri anulu s Uir ginis g lor ióse.
Fo l. 68 V. D e eo quod an ulu s iste ex om ni metalo pote st fieri.
Fo l . 69 r . De confirmationi ist ius l ibri et anuli ut prom iti tur reu elata .
íde m id. Fin al is oracio pro confirmatione huiu s libri .
Fray Juan de Morigenato consigna en esta obra no pocos datos de su
biografía, como son los que siguen:
Fol . 2 r . F 'go enim Joh an nes dum essem ci rca etatem xx i i i i anorurn
e t mo rarer apud c iu i t a t em Carno tens ium ^in c l aus t ro bea t e Ma r i e G lo r ióse .
Fo l . 2 V. E t ideo priu squ am visionem s ecue ntes ausu s fuissem scrib ere
dum reuersus fu issem Ascol i s et ad lect ionem reuerendi pat r i s nost r i Vui le) -
mi de Rausigno Abbat i s . Anno Incarnat ionis dominice M°CGC° 8 mensis
.Septenibris ab eodem Uuil ielmo cum Friore nostro claustrari fuissem una.
cum al l i s canonicis conuentus conuocatus non solum cum ipsa set a beata
et in temerata v i rg ine Dei geni t r ice Maria que mihi apparuerat in ment ís
exces u et dix er at solum m odo hoc ueni et nichil plus. E t ad huc fuissem apud
Morigenatum, et quia mansisse in m[co] claust ro una cum alus pat r ibus in
una die orans cum alus in capel la beate Marie g lor ióse rogaui eam per ora
ciones huius l ibri consului t res pet iciones faciendas, quarum ult ima tangit
proposi tum nost rum . Pr im a fui t u t s i s ib i p laccrct u t quam dig na retu r mihi
per suam graciam reuelaret si amplius uel let quod essem secularis sicut fue-
ram, et infra secunda si in abbatia remanerem si al iquod officium haberem.
Tercia s i u is iones quas in preter i t i s temporibus mihi reuelauerat ad laudem
et g lor iam nominis sui mani festarem et in scr ip t i s redigerem quod s ine uo-
luntate sua scr ibere non auderem.
Fo l. 3 r . Ince pit sub iugo rel igionis ordinis mei delatus fui t mihi quí
dam l íber a quodam cler ico in quo mul ta neph and a nigrom ant íe ar t í s
c o n
t ine ba ntu r et de íl lo qua ntum , potui copiam h abui et postea clerico redid i ,
Et perscrutatus a d iabolo et temptatus et temptacione prevalente pecatus ,
cepi cogitari quali ter ad perfect ionem i l l ius sciencie nepharie at t ingere po-
tu issem et a quodam nomine Ja cobo m edico exper to de hoc consil io quesiui . . .
Fol . 3 V. Vide batur michi quod eran in pratel lo quodam iuxta domum
matr i s mee vi l la de Coniaco. . .
Fol . 4 r . Eg o enim Joha nis dura essem scolar i s mul tas paup er ta tes tam,
in l ibr i s quam in expensis et in mul t i s neccesi tat ibus paciebat . . .
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DOCUMENTOS 119
Fol . 7 r . Vid eba tu r enim mihi quod eram in ecc lesia m agn a Ca rno ten-
si bea te Marie in a l ta re maius. . .
Fol. 7 V. Vi deb atur enim mihi quod eram in pred icta ecclesia C arn o-
tensi Ínter chorum et al tarem et audivi canónicos i l l ius eclesie in choro can
t an te s . . .
Fol . 8 V. Ego enim Joh ane s qua ndam sororeni habcbaní nomine G ur-
ge tam que c i rca quindec imum annum e ta t i s sue tune potens uolunta te sua
spontanea non coac ta rogabat me quot t id ie sepius quod l i te ras eas docere .
Fol . 10 r . . . .p ag ina m i l lam scr ipsi, sc i lice t anno incarna t ioni Dom inice
M° CCC° X IIJ K l jun i i . . . Eg o en im Joha n i s quendam monachum ord in i j
Sanc t i Benedic t i ad ipso mul toc ies roga tus . . .
Fol . 12 r . Eg o pa te r Johan es monadhus de M orige na to pa r t iceps in t r i -
bulac ionibus uest r i s post septenar ium huius v i tae . . .
Fo l . 52 r . Ann o Inca rna t ion i s M CCC° XV Id us Augus t i c ir ca ue spe -
ras incepi l ibrum is tum in nomine e t in honore Domini nost r i Ihu xpi Dei
pa t r i s . . .
Fol . 61 r . An no Dominice Incarn a t ion is M CCC° X III J» prout in
l ib ro pa r t i cu la r ium expe r im en to rum an t iquo d ic i tu r Bea ta U i rgo g lo r iosa
mihi in sompnis aparens receptorum promisi t mihi pe tent i dormam anul i per
f idem snam de manu sua in manu mea prest i tu sub hac forma verborum:
Teñe f idem meam quia c rast ina d ie habebis anulum quem pe t is t i . Quem
diem non u ig in t i qua tuor horarum diem reputaui t secundum comunem in-
le l lec tum sed d iem pro anno in te rpre ta tus sunt . Et bene quia d ies pro anno
caput reputa tur . Et quia hec promissio fac ta mihi fu i t c i rca annos predic tos
ipso anno compler i non potu i t . Et ideo anno Incarna t ionis Dominice se -
quent i opor tu i t ipsarum permisionum ad impler i quod s ic fac tum est . Quia
is te annus predic tus d ie e t c rast inus de quo supra d ic tum est . Uno anno In
car na t ion is D ominice M ° 'CCC° XV ° c i rca médium i ll ius d ie i in ann o V II
dus Ju l i i d ie mercur i i c i rca aurorara in magna Ecc lesia Bea te Marie Uir-
g in is g lor ióse Carnocensi exis tens in u is ione posi tus in sp i r i tu iuxta a l ta re
magnum in pa r t e sep ten t r ion i s appa ru i t mich i Bea tus Michae l a rchange lus
cum a lus duobus e t pec i i ad ipsos forman anul i mihi promissum qual i te r
fieret . Et inclinans os suum in aurem meam dixit mihi: Domine tu facies
in ipso unam imagine [m ] Bea te M arie U irg in is g lor ióse secundu m quod
potens mel iore modo.
Fo l . 72 V. Ecce f inem fac imus An no Inca rn a t ion i s M CC CX V Ka len -
das nouembris in festo Aposto lorum Simonis e t Jude redendo grac ias Deo
«t Bea te Uirg in is g lor ióse ante imaginem in cápe la nost ra que d ic i tur de
Mor igé ra te in honore ip s ius ded ica ta .
V
Incip-iunt Constitucion es Syno[da les] reuerendisim i in Christo Patris et do
mini domini Petri primi Archicpiscopo Ccsarauguste edite a c promulgata
Anno Do mini Millesimo CCC ° vicésimo octano.
M s. del siglo XIV.
E n folio, a dos colu mn as de 31 l íneas cada un a. En p apel: ' folios í
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1 2 0 REVISTA DE ARCHIVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
la 99 (num .on se p .da) . En cu ad em ac ión m udej ar , de la que só lo queda la
mitad .
M s.
núm. 65 .
Fol . 6 T. a l 8 r . índic e de las Con st i tucione s .— Fol. 8 v . Incip iu nt Con
s t i tuciones . De rel iqui is e t veneracione Sanctorum.—Fol. 9 r . De sacra un-
cione.—ídem v . De f i l i is c ler icorum et a lus i l leg i t ime notis . De etate e t
cua l i ta te o rd inandorum.—Fol . 10 r . De c le r ic i s percg r in is . De maio r i ta te e t
obediencia . De pact is .—ídem v . De advocat is . De iure iurando.—Fol. 11 r .
De pereg r inac ion ibus . De u i ta e t honés ta te c le r ico rum.—ídem v . De coba ,
b i tacione cler icorum et mulierum.—Fol. 12 r . De cler ic is non res identibus .
De prebend is e t d igni tat ib us .— ídem v . D^e rebu s ecclesie non al ien antis .—
Fol. 13 r . De p ignor ibus . De sepulcr is de parochis e t a l ien is parochiani .—•
íd em V, De decimis et oblac ionib us.— Fol. 14 r . De uoto ct voti re den cio ne.
De ce leb rac ione n i i s sa rum e t sacramen to rum Euchar i s t ic e t d iu ino rum o f f i -
ciorum .— Fol. 15 r . De b aptismo et e ius ef fectu .— ídem v . De custodia c r is-
m atis e t a l iorum s acro rum uest im entarum.— •Fol. 16 r . De observa cioncm
ieiuniorum. De inniunitate eccles iarum. De sponsal ibus et matr in ioni is . De
clandest in is e t sponsacionibus .—ídem v . De cognacione sp ir i tual i . De s imo
nía et ne aliquid pro sp ir i tua l ibus ex higa tur .— Fo l. 17 r . D e magi s tr is . D e
iudeis e t sar racenis .—ídem v . De omicid io . De cr imine falso . De sor t i leg i is .
—Fol. 18 r . De cler ico percusore. De clcr ico excomunicato suspenso uel
in terd i cto m inis tran te . De penis .—F"ol. 19 r . l íxpl ic iunt c onst i tu t io nes reue
rendi Fatr is Domini Pctr i pr in i i Archiepiscopi Cesarauguste ed i te ac per -
uulgate año Mil les imo CCC vicésimo octano. Const i tuciones prouincial is re-
uerendis imi Patr is e t Domini Domini Petr i d igna (s ic) dei prouidencia sán
ete Ce sara ugu ste eccles ia Archiepisc opi .— Fol. 19 v . De oficio ord i nar i i .
De mayor i ta te e t obedient ia .—Fol. 20 r . De iudicüs .—ídem 20 v . De foro
competent i . De iure iurando.—Fol. 21 v . De u i ta e t honéstate c ler icorum.
Supcr cadem mater ia .—Fol . 22 r . De cohab i tac ione c le r ico rum e t mu l ie
rum. '—ídem V. De c ler ic is non res iden tibus in eccles i is uel prebendis .—
Fol. 23 r . De ins t i tucionibus .—ídem v . De cler ic is presentandis qui au te
quam recip iant curam mituntur d iu in is in benef icio . Ut eccles ias t ica bene
f ic ia s ine d iminucione confferantur .—Fol. 24 r . De rebus eccles ias t ic is non
al ienandis . De sepultur is . De decimis .—'Fol . 25 v . De celebraciones missa-
r u m . — F o l .
6
r. ídem .— ídem v . De baptism o et e ius ef fectu .— Fol. 27 r .
De rel iqui is e t veneracione Sanctorum.i—Üdem v. Ne cler ic i uel monachi se
imniscean t . D e eadem ma ter ia .— Fol . 28 r . De inm un i ta te ecc les ia rum. De
excomunica to qu i ocu l ta t ecc les ie iu ra .—ídem v . De mag is t r i s .—Fol . 29 r .
De iudeis Sarracenis e t . Quot sar racenis non inuocent lázalos heres is .—
Fol. 29 V. De heret ic is . De beguin is .—Fol. 30 r . De eadem mater ia . De
rapt or ib us .— Fo l. 31 v . De maledi t is .'—Fol. 32 r. De p r iu i leg i is e t eccess ibus
p r iu i leg ia tou rm. De c le r ic i s exh iben t ibus sacramen to a l ien is paroch ian is .
De sen tenc i i s p re la to rum obseruand is .— ídem v . De hosp i ta la r i i s e t a lu s
priu ileg iati s. De cle ricis p er ab bat es presentandis. —<Fol. 33 r . De pe nis.—
ídem V. Ut ep iscopi uen iant ad Consi l ium. De penis e t rem isionibu s . De
sentencia excomunicacionis .—Fol. 34 v . Quot vnus cler icus possi t a l ter i
c onf i t e r i . — CONSTITUCIONES SINODALES CESARAUGUSTANI.—Fol . 35 r. De etate
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DOCUMENTOS
121
•et qualitate
in
ord ine pe r f i c iendorum. ídem.— ídem
v. De
oficio delegati .—
F o l .
36 r. De
maior i t a te
et
obediencia .
De
obl igat is
ad
rac ioc in ia .—ídem
v.
De h i i s
qui ui
metus ne cam fiunt .
De
secues trac ione posses ionum
et fru
•ctuuni.—^Fol.
37 r. De
a rb i t r i s .
De
l i t t i s con tes tac ione.— Fol .
37 r. Ut
lite
.pendente nihi l inovetur . ídem
v. De
confes is .
De
iu re iu rando .— Fol .
38 r.
Decla rac io [con t ra ]
non
res ident ibu s . ídem
v.
í d e m .
De
testibu.s .— Fol.
39 r.
De ins t i tuc ionibus .
De
re rnm permutac ionc .
De
decimis
et
prini ic i is . ídem
v.
De pen i tenc i i s
et
remisionibus.—'C'i;;í¿í/tíCío«t'j
proninc ialcs dicti. Don iini
Pctri Archicpiscopi Cesaraugustanormn.
—Fol.
40. r. De
cons t i tuc ionibus .—
Fol. 41
r.
De m aior i t a te
et
obediencia . D e vi ta
et
honés ta te c le r icorum. ídem
v.
De te s tamcnt i s .
De
sepulturisj—«Fol.
42 r. De
decimis . ídem
v. De
rap tor ibu s .
•—Fol.
43 r. De
penis. ídem
v. Hinc incipiímt prime constituciones synodales
Dom ini Duppi Archicpiscopi Ccsaraugustanii
—Fol.
44 r. De
officio or din ari ,
í d e m
V. De
clericis
non
res iden t ibus .
De
rebus ecclesie
non
al ienandis .—
F o l .
45 r. De
tes tam cnt is . ídem
v. De
suces ionibus
ab
in te s ta to .
De
sepul-
c r i s . De
eadem mate r ia .— Fol .
46 r. De
pa roch is .
De
decimis . ídem . ídem .
Ídem.—¡ 'o l .
47 V. De
eadem mate r ia .— Fol .
48 r. De
eadem mater ia .—
Ídem
48 V. De
forma monit ionis .—F'ol .
49 r.
Quo<l rectores
et
c u ra t i
mo
neant parochiano suo.s conucniant
ad
diuina . ídem
v. De
celebracionc
mi
sa rum.
De
cof^naciones spiri tu ali .
De
s imonía .—Fol .
50 r. De
qucs tor ibus .
De penis .
De
peni tencia
et
remiss ionibus . ídem
v.
Hic
incipiímt Constitu
riones Sinodales ei Dom ini Lupi Archicpiscopi Cesaraugustani.
—Fol.
51 r.
De pa r roch i s . ídem
v. De
inm unita tc cccles iarum.—P'ol .
52 v. De
rap tor ibu s .
D e p ro c u ra t o r i b u s . — F o l .
53 r.
P 'orma procuracionis . ídem
v. De
sepulcris .
De decimis
et
primicis
et
ob lac ion ibus . [S iguen va r ios ídem
y De
eodem
m a t e r i a . ]
Fol. 55. r. De
reci tacio ne diuini officii
et de
pena con t ra
fa
•cienfes. ídem
v.
Qu od laici
ad
diuinu m officium s igna ntes dominic is
die
bus
et
confi teantur
suo
sacer doti salt im semel
in
a n n o . — F o l .
56 r.
Quod
indeinpni tas bonorum eccles ie conscruetur . ídem
v.
Quod te s tamenta
et
clausule
ad
p ias causas exh ibean tur ins ta l it e ram.— Fol .
57 r.
R e fo rm a -
t io res idencie c ler icorum. ídem
v.
Quod s implices coniug at i c ler ic i ince-
d a n t
in
hab itu c leri cal i; beneficia eccle siastica
non
h a u c n t e s
et
quod
non
utantur of ic i is macel lar iorum
et
t a b e rn a r i o ru m . [F a l t a n
dos
ho jas . ]
Fo-
lio
58 r. De
peni tenci is
et
remis ion ibus .
De
in te rd ic to
et
d i u i n a ru m
ees
sac ione . [Fa l t a o t ra ho ja . ]—Fol .
59 r.
Q u o d
x
fideles
ad
diuina
con
u e n i a n t
et
semel
in
a n n o
suo
confi teantur uic ar io
seu
rec to r i
et
recipia t
•denote Eucharis t ie sacramento.
De
execuc ione t e s tamc ntorum . ídem
v.
Quod
re c t o r
uel
u ica r io lib rum fac ia t inven ta r io .— Fol .
60 r. De
pr imic i s . ídem
v.
De c le r ic i s o rd inandis .
De
cler ic is
non
res iden t ibus .
De
conc ubina ri is c le
r i c i s .—Fol .
61 r. De
rap tor ibus . ídem
v.
Forma procesu Constitucionis in
imtiquis
—Fol. 62 r. Hic
I N C I P I U N T ALTE CONSTITUCIONES SYNODALES
PRE
rjiCTi DOMINI D U P P I
ARCIEPISCOPI.—^Fol. 63 r. De
oficio custodis .
De
oficio
•ordinari i . ídem
v. De
cler ic is
non
res iden t ibus .—Fol .
64 r. De
decimis
et
primici is . Ídem
v. De
pen a co ntr a laicos prim iceo s detinentes—^Fol.
65 r.
De pena i l lorum
qui
d a n t
et
rec ip iun t beurag ia . ídem
v. De
pena i l lorum
•qui ante quartac ionem al iquid separant
de
ace rbo .—Fol .
66 r. De
pena con t ra
luminar ios . ídem
v. De
pena re l igiosoru m
qui
detinet decimas.—^Fol.
67 v.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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J 2 2 R E V I S T A D E A R C H I V O S , B I B L I O T E C A S Y iM U SE OS
De sepultur is . '—Fol. 68 r . De iure patronatus . Ídem v . De rel iquis e t vene
rac iones San to rum.—Fol . 69 r . De eadem mater ia . ídem v . ídem.—Foi 70 v .
H i C I N C I P I U N T P R I M E C O N S T I T U C I O N E S S I N O D A L E S D o M I N I G A K S I E A R C I I I E -
is opí 'CESARAUG U.STANOS PACTE APUD LOCUM DE CARINYEN A. CELÉBRATE IK
M E N S E ,
l U N l I A N NO A N A T I V I T A T I S D O M I N I M I L L E S I M O CC C" X C I I l " . F o l . / I r .-
De veneracione corpor is Ohr is t i dum eleuatur in missa maior i e t indulgenci is
inde concesis .—Fol. 72 r . De honéstate c ler icorum. Ídem v . De ter r i tór i is .—
F o l . JT, r . De decim is. Quo d pro cu ra to r f iscalis liabea t esse sace rdos.—
Fol .
•]•]
r . De penis.— Fol. 83 r . Hic incipit quedam co nfirmatio facta per
sanc t is in ium X í I I i 'P a p a m K ened ic tum super quasdan í cons t ituc iones edi tas ,
per dominum G arc iam Arch iep iscopum C esaraugus te . Datum anno domin i
i i i cal . m aü pontif icatus .—Fol. 90 r . Const i tucio nes edi te per reueren dum in
Chr is to patrem et dominum dominum t i tu l i Sanct Stephani in Celio monte de
Yu xo vu lg ar i tc r nuncupa tum p resb i te rum card ina lc a la te re r ipu lie Sede
legatum in Consi l io Der tusensi que fucrunt publícate .—Fol. 91 r . De
uita e t honéstate c ler icorum et prohibet cer tas pestes e t fo lro turas .—
Fol. 92 r . Contra cler icos concabinar ios .—Fol. 93 r . Contra Relig iosos ord i -
n is mil i tar is concubinar ios . ídem v . sic) Quod const i tu í in sacr ís teneant
et habcant propia breviar ia .—Fol. 94 r . Quod nullus non ydoneus promo-
neatur ad sacros ord ines . ídem v . De modo ins truendi populum círca f idei
necessar ia .—^Fol. 94 v . Quod in pr iuat is domibus sacramenta non admini -
s t rentur modi celcbrentur misse pro nupci is sepultur is vel non.—Fol. 95 r .
Quot s ine auctor i ta te ord inar i i nul lum bcncf icium inst í tuatur non accip iatur
nisidos eius ad sustcntacione vite suficiat sacerdotís. ídem v. Quod nephítí
{sk, por neophit í ) per censuram eccles ias t ícaní e t a l ias d is tr íc te compel-
lan tur infantes suos ínf ra octo d ies a d ie nat iv i ta t is defer re ad babt ismum,
Quod uicarii et principales officiales episcoporum seu ordinariorum eccle-
s ias t icorum habeant esse in sacr is ord in ibus const i tu t i .—Fol. 96 r . Contra
illos qui fam iliarita tem dom ine Reg is im pe tran t frau 'dulenter . Co ntra eos qu i
sub colore miserabi l i ta t is ve modis exquis i t is c ler icos ad iudicia t radere
mo liuntur .— ídem v . Con tra inf lamantes ánimos potencium contra eccles iam
vel ecclcs ias t ican l iver taten .—Fol. 97 r . De negligencia prelatorum regula-
r ium circa subditorum corr igendos eccessus .—Fol. 97 r . Contra iudices -
delegatos metassui of f ic i i exercentes . ídem v . Excomuniccntur questores qui
s ine l i ter is d iocessani questam faceré ucl predicare actemtabunt .—Fol. 98 r .
Providet aduersus eccessus cler icorum et Rcl ig iossorum quod s ine l i ter is
o rd inar io rum ad aud iendum confes iones non admin is t r a rum.—Fol 99 r .
Quod ecclesiarum prelati bona decedencium qui de bonis suis devite dispo-
niunt non audeant occupare. ídem v. Quod medici non uisitent infirmuní
ultra terciam uicem qui in illa infirmitate non fuerit confessus. Quot circa
sar racenos observetur c lementina.—Fol. 100 r . Hic incip iunt const i tuciones -
synoda les domin i F ranc ic i d iu ina miserac ione Arch iep iscop i Cesaraugus ta -
nos que fuerunt acte in santa synodo celebrada in Belohito . Sub anno domini
millesimo cccc° xvj" die xxv° augusti et su 'nt que secuntur. '—Primo. De vita
et honéstate . Rubr ica. -^Fol . 102 v . De tes tamento Ihuxpi .
De las muchas const i tuciones notables que hay en es te códice, copiamos
las referentes a moros , judíos y herejes .
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DOCUMENTOS I2Í
Fol. 17 r.
De Iudeis et Sarracenis.
Cum in signum vniversalis Domini quia quodam titulo speciali s ibi de
cmnes decimas reseruari t . Nos eccles iarum dispendi is obviare uolentes Es ta-
tuimus ut in prerogat iua Domini genera l is tam a iudeis quam a sarracenis
sa l ten de terr is domibus posses ionibus e t a lus que ad eos cr is t iknis quo-
cumque modo deuen iun t au t deuener in t p ro subs tenc ionem comunion is c r i -
s t ianorum s i neces í ta te fueri t exhigatur . Proibemus e t iam ne mancipia
X anno e t máx ime m ulieres pre sum ant in suo seruic io re t iñe re x anis uero
qui pos t present í ons t i tuc ionis not ic iam cum ta l ibus presumpserint comorari
quousque ab eorum seruic io reccesser lnt eccles ia sacramenta parroquiana
d e n e g e n t u r .
Fol. 29 r.
De Iudeis ct Sarracenis.
Pre cipim us ut iudei e t saracen i a x anis in hab i ta dis t in gan tur e t nut r i
ces uel mulieres non teneant christi anas. Et s i que christi ane cum iudeis
uel saracenis cohabi tant mis i infra dúos menses a tempore publ icaciones
is t ius cons t i tuc ionis receserint quantumcumque peni tenciam íecerint nun-
quam tradantur ecclcs i is sepul ture nis i de metropol i tani l icencia specia l i .
Fol . 29 r . Quot sarraceni non inuocent azalos hercs is .
Canonum s ta tuta prout exdebi to tenemur volentes seruare ac faceré
observari precipiendo mandamus iuxta conci l ium Vienens is quod saraceni
in templis uel in mesqui t is suis nec in loco a l ia eminent i nomen Mahometí
non invocent alta uoce nec etiam uerba que uulgariter alias in uulgari apud
es ( í / f ) lazena dic i tur preconicent . Inhibentes dis t r icc ius uniuers is e t s ingul is
principibus baronibus e t a lus ca thol ic is nos tre prouincie sub quorum dominio
d i c t i s a r r a c e n i m o r r a n t u r
sic)
que de terr is suis predic tam proclamacionem
seu preconizacionem auferant reu aufferr i procurent exprese prohibendo ne
prefa ta inuocacio seu profess io ips ius sacr i legi i sic) Mahometi publ ice
proclametur . Et s i prefa t i Domini temporales non prohiuerint cum effectu
proclamacionem predic tam ips i ad hoc per censuram eccles is t icam compel-
lan tur .
Fol. 29 V. De hereticis .
Non nulli aula veritatis auersis euntes per deviunt ffalsitatis .
Ad ta l ia non uerentur ut dicere audeant quod non s i t resureccio mortuo-
rum nec uita alia s it futura; quod quidem est heresis pessima et plurimum
heres ium fundamentum s ta tu imus i t aque quod qu icumque ta l i a d ixe r i t ex
prompto capia tur e t s i pers is ter i in e isdem tamquam here t icus condemnetur ,
Quod s i ioco se dixi t ue l quacumque animi leui ta te nichi lominus secumdum
qual i ta ten culpe ac persone condic ioncm penis legi t ime per locorum ordina
r ios puniantur . Omnes in super ca thol ice f idey detraentes ac a l ios detrac to
res penam subeant quam de iure merentur , u t sc iant loqui de f ide ca tól ica e t
cum reue renc ia e t honore .
De veguinis .
Ne sub specie s imúlate sanct i ta t is venenum aspidum et sanabi le corda
s implic ium f idel ium ualeat in pos terum sub intrase . Sacro aprobante conci l io
s ta tuimus e t ordinamus perpetuo quod beguini uel beguine plures quam
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I 2 4 REVISTA DE AR CHIV OS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
conuenticula facientes simul non stcnt aut coüiabi tent nec et iam dúo in
eadem domo nis i casual i ter e t per unum diem et non p lus , uel racione con-
sang uini ta te v erum al ias uero aut propinque et iam s i non esent beg uinis
al ias ha bi t ar en t ; mantel los non por tent nec cap ucia pre ter m odum comu-
nem ne c. novum r i tum uivendi e t ab eccles ia non a probatum in t rodu cere
videantur ñeque audeant congregar i ad al iquid egendum docendum uel
repetendum nisi in ecclesi is uel alus locis quibus alus pro f idel ibus est per-
misum. Et qui inobedientes reper t i fuer in t excomunicentur e t s i a l iquid
al ter iu s prov incie sub con s iiwili habi tu be guino rum is tam n ost ram pro -
uincinm Cesarauguste in t rauer in t s ine l i t er i s tes t imonial ibus i l l ius Dioce-
sani a cuius d iócesi rcces scr in t p er Diocesim i s t ius prouincie uel eorum loco
ten cn tes voce ntur et de fule catholica ex am ine ntu r et si necesse fueri t ca-
piantur verum si suspeci de f ide repert i non fuerint uel deponant habitu
uel ex ire prouinciaini con ipel lan tur.
De eadem mater i a .
In super s ta tu imus quod nul lus bcguinus uel bcguina teneat habeat uel le-
gat l ibros Uheologie in uulgari nisi solum l ibros in quibus solum oraciones
con t inen tu r ; hab en tes uero l i b ros p red ic tos uo lumus quod ad t r ad endu m
illos d iocesanis per censuran) eccles ias t icam com pei lantur . M and ante s n ich i -
lominus const i tucionem domini Clement i s fc l ic i s recordat ionis Pape V
edi tam in Conci l io Vienensi cont ra beguinos et beguinas que incip i t ad
nost ru m et hoc nos t ra prouin cia inuio labi l i ter obs erua r i .
V I
[Constit ucióii de Dalmacio, Arzobispo de Zaragoza, acerca de los diezmos
de mijo, cáñam o y lino, del Arciprestazgo de Daroca.] Za rago za, 16 de
Julio de 1439.
Copia notar ial hecha por Miguel J iménez de Vera.
3 hojas útiles en 4.°
Encuadernado con l a ob ra an t e r io r .
V I I
Isla que secuntur sunt illa que in parlamenti dcbent peti a clero prouatio
conmuni et vtilitate rci publicc et fuerunt concessa per dominum
ZJ .
g.
1
die xj deccmbris anno mcccclxx nono.
Copia notar ia l hecha, por Mar t ín Jo ue nte r a l ias Na ua rro , de Za rag oz a.
5 .hojas en folio a una co lum na, num era da s, del fol io m i al vi i i .
Encuadernado con l as dos ob ras an t e r io res .
V I I I
Jn Dei nomine. Am en. Constituciones Sinodahs que nuper edite facte et
conccsse fuerunt per Reuercndum Dom inum Antonium Parquet cano-
nicum et Archidiaconum Daroce, In ecclessia Cesaraugustana vicarium
generalem Guillelmj in xpo Patris et domini domini Johannis miseracio-
I V[icor¡us] g[eac ralis].
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DOCUMENTOS i a 5
ne diuina administratoris pcrpctui ecclcsie prefate Cesaraugus tane in
villa de Albalat mcnsc a rchicpiscopalis dic decima quinta mcnsis modif
anno a natiuitatc Domini millesimo quadringentesimo sexagésimo se
cundo
postea uero die decima cua rta mcnsis a prilis de anno a Natiuitatc
Dom inj millesimo cccc sepiuaffcsimo quinto.
M s.
del siglo XV.
5 hojas en folio, en papel .
En cua dern ado jun ta me n te con lo s que p receden .
I X
Ordinationes pro statu curiarum scribanorum Cesaraugustani archiepisco-
patu. Anno 1457.
Tex to cas t e l l ano .
M s . del siglo XV.
6 hojas a una co lumna.
Encuadernado con lo s an te r io res .
X
Constituciones sinodales nouissim^ ffacte in sinodo Albalati.
Copia del s iglo xv.
Siete folios, s in numerar, a una columna, en papel .
Encuadernado con lo s an te r io res .
X I
Copia institucionis domini Petri de Johannis Episcopi Cesar augustani quanr
posidet domjnus Dominjcus Biujan porcionarius dicte porcionis.
Copia de fines del siglo xv.
U na hoja, esc ri ta por un o de los. laidos y a una co lum na.
En pape l . Encuadernado con lo s an te r io res .
X I I
Bula de Benedicto XIII mandando que las Iglesias de Zaragoza contribu
yesen a la construcción de la de San Agus tín.
Dada en Perp iñán .
Copia del s iglo xv.
Una hoja , en papel , escr i ta por un lado .
Encuadernada con l as ob ras que p receden .
X I I I
Indulgencias concedidas a la Iglesia de S. Salvador y S. Valero- de Za
ragoza por Pedro Arzobispo de dicha Ciudad; Martin Obispo de Hues
ca; Miguel de Calahofrra y la Calzada-^ y Pedro de Tarazona.
Copia del s iglo xv.
Dos hojas en folio (rota la segunda de el las .
Dos hojas en folio (rota la segunda de el las) .
Encuadernada con l as ob ras an te r io res .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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2 0 REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
XIV
Nobiliario del conde don Pedro de Bar celos
' .
Manuscrito del s iglo xvi.
Lleva en las márgenes muchas notas autógrafas de Jerónimo Zurita.
Papel: 184 hojas foliadas de 3o a 3i lineas.
Contiene al principio 7 hojas s in foliar, de advertencias.
Encuad. en perg.
En el tejuelo: no biliario del conde don Pedro
Mss. n." 172.
[Título III.]
Fo l. I r. De los godos y de los Reyes qu e fueron de su linaje y com o M oh a-
«lad fue de Arabia y convirtió muchas gentes.
Fo l. 3 V. T it u lo IV de los Reyes qu e fueron de Castilla.
F o . 4 V. Tí tu lo V de los Reyes de Na var ra co m o uiene su linaje del Rey d on
Sancho el mayor que descendió derechamente del Rey don Sancho Abarca.
Fol. 6 V. Tí tu lo VI del linaje de los Reyes de Fra ncia q ue fueron antes Ca rlos
Mainez.
Fol . 9 r . T í t ulo V del conde don Mando donde descienden los Reyes de Por
tugal de una parte procediendo adelante y de los otros que del descendieron.
P roemio .
Fol. 9 v. Lib io de los l inajes de Espa ña com pue sto por el conde don Pedro
hijo del Rey don Dinys.
Fol. i5 r. Tí tu lo IX dond e descendieron los de Mendoza y los de Vizcaya y
de Castro y los Verm uz y donde uienen los hidalgo s de Por tug al, y de Castilla y
de Galicia y del Cid Rui Diaz y de los ven cim iento s qu e u uo y de su casam iento.
Fol. 16 r. Tí tu lo IX como los de Vizcaya tom aro n por señor Froon he rm ano
del Rey de Ing late rra qu e oy uino con un su hijo y com o del desc endie ron los de
Vizcaya.
Fol. 20 r. Ti tu lo X donde desciende el linaje de solar de Lara de los primeros
de que más lexos se puede saber.
Fo l. 26 r. Tí tu lo XI de los de C astr o de do nde m as largo se puede saber e de
aquellos que dellos descendieron.
Fol. 29 v. Del l inaje de don de vienen los Cabrera s co m en tan do del Rey Ra
miro el IV que fue el que de mas lexos se pudo saber.
Fol. 3o r. Tí tu lo xiii de don Pedro F ernan dez de T ra ua nieto de don Pedro
Fro yaz y de los que del descendieron.
Fol. 3a V. T ít ul o xiv de los de Castañe da y de otros que descendieron de don
Su ero M éndez hijo de don M artin R uiz de Ta ng ue z y nieto de don Pedro Fro yaz
e l Bueno de Tras tamara .
Fo l. 33 V. T ít ul o XV del linaje de los Gir one s qu e com ienf a por don R odrigo
Gonja lez Girón que en sus palabras acos tumbraba decir hermanj fundudo.
Fo l. 34 V. T ít u lo XVI de don Su ero Ménd ez el Buen o de Maya he rm an o de
I Este Nobiliario tué p ublicado en 1640 por Juan Bau tista L avañ a y en 1646 por Manu el
•de Faria y Sousa. Arabos reformaron a su capr icho el texto ya muy desfigurado por adic ione s
anteriores. Alejandro Herculano hizo una edición mucho mis fiel y coerecta en el tomo i de loa
Mon umen ta Portugalliae Histórica
Lisboa i86».
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DOCUMENTOS I 27
•don Gonzalo Méndez el guerrero hijos de don Martin González de Maya y de
doña Segunda Su arez de T ag u a v com o de don Pay Pérez Rom ero yerno del di
ch o Su ero Méndez y de su hija doñ a Goda X ua rez desce ndieron los R ebotyes y
Xedeanos y Taueros y Pachecos y Merlos, y adelante en el t í tulo xxi del Rey Ra
miro, párrafo
111,
habla mo s largo de Suer o Mé ndez.
Fol . 36 V. T it ul o XVII del linaje de los de Gu zm an pri m era m en te de don
Aluar Ruyz de Guzman de que más lexos se puede saber .
Fo l. 3 ; V. T it ul o xviii del linaje de los de Villalobos prim era m en te del cond e
don Pedro de Palenija de que mas lexos se puede saber.
Fo l. 38 V. T ít ul o XIX del conde don Ram iro de Ca mp os y de los q ue del des
cendieron.
Fol . 39 r . Tí tul o
del l inaje de los Manrriques primeramente de Pedro
Manrrique el Viejo de que mas lexos se puede saber.
ídem id. T it ul o xxi del Rey R am iro donde descendió la generación de los
buenos y nobles c<ualleros de Castil la y Por tuga l y de algu nos hechos que el y
los que del descendieron hicieron.
Fo l. 60 V. Tí tu lo xxn del linaje de los Lon saos y Losas.
Fol. 65 r . T it ul o xxiii de doñ a Elvira Yañez hija de Juan Pérez Dam aya y de
<loña Guiomar Mend z hija del conde don Mendo el Fonzao.
Fol 66 r . T it ul o xxiv de don Men Ruyz de To ngu es hijo de don Diego T ro
yas donde uienen los Peteras y los que del descendieron.
Fo l. 67 r. T itu lo XX de doña Tere sa Gon zález hija de don Gonzalo de Sosa
y de doña Dordia Viegas he rm an a del con de don M endo y de los q ue della des-
•cendieron.
Fol. 73 r . T ít ul o XXVI de don Su ero Méndez el Gr uyz o he rm an o de don
KJoníalo de Sosa y de los que del descendieron.
Fol. 76 r. T it ul o XXVII de Gil G ued az hijo de Guedo Góm ez y de doña Ur rac a
Enrr ique de Puer to car rero herm ano de don Jua n Enrr iq uez y de don Egas En-
•rr iquez y de doña San cha En rriq ue z mujer de don Ruy z González Perera .
Fol. 77 r . T it ul o xxviii de doña Beatr iz Pérez hija de don Pedro Ruy z de Re
fera y de doña Estefanía He rmigu ez de la Tei xer a.
Fo l. 7 V. T it ul o xxi x del linaje de los Peixotos de donde desciende n.
Fol . 78 V. T it ul o XXX de don Góm ez M éndez qu e fue el pri m ero de los Gue-
-dros y donde descendieron los otros.
Fo l. 87 V. T ít ul o XXXI de doña Au ria na Méndez he rm an a de don Gonzalo de
Sosa.
Fol . 90 r . Tí tu l o xxxu de doña Urraca Méndez herm ana de don Gonzalo de
Sosa.
Fo l. 9a r. T ít ul o XXXIII de doña M eana Elv ira Go nja lez de Palm ira hija de
don Gon ía lo Ruyz de Pa lmira .
Fol . 93 r. T ít ul o XXXIV de don Pe dro R uy z de Perer a fijo de don P edro Go n-
.«^lez de Perera y de los que del descendieron.
Fo l. 97 V. T ít u lo XXXV del buen o de don Vasco Pim en tel,
F ol . 101 V. T ít u lo XXXVI de don M onin o Viegas El gosco don de uie nen los
de Riba Duero .
Fol . 113 r T itu lo xxxvii de don Ñu ño de Ca lauea ua herm ano del conde don
Alonso de Calaueaua y de San Rosendo.
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1 2 8 R E V I S T A D E A R C H I V O S ^ B I B L I O T E C A S Y M U S E O S
Fo l. i i 8 r . T it ul o xxxix de don Safez Su z que uino con el conde don E nr i
que de Portu gal y fué m uy buen r ico homb re y muy hon rado y alférez del co nd e
don Enrique de que descendieron los Safez y los ( jodinos como oyredes.
Fo l. 120 V. T ít ul o XI. del linaje de los de Bayau el pri m ero que sau em os u n o
por nombre Arnaldo .
Fo l. 122 V. T ít ul o XLi de don Ga ydo Ara ldez de Bay an y de R iba de Du er o
fijo de don Arnaldo y de los que del descendieron.
Fol. i3o V. T ít ul o XLiii de los de Pue rio ca rre ro.
Fo l. i34 V. T ítu lo XLiv de don Gon9 alo Vivieque el que fundó el m on ast eri o
decete y de los que del descendieron.
Fo l. i38 V. T ít ul o XLv de los de Riba de Vísela y de los q ue dellos descen
dieron .
Fo l. 141 r. T ít ul o XLví de don Pay M ogud o de Sandi de don de uie nen los-
cr iu i l lones .
F ol . 141 V. T ít ul o XLiix de do ña E lvira Ru yz seño ra de Guinde don Rod rigo
Ruyz de Pedentes donde u ienen los de Tayde.
Fo l. 143 r . T it ul o XLix de don Gasconio Araldez donde vienen los Dorg ueses.
ídem id . T í tu lo L de Fer nan do Jeremías donde descendieron los Pacheco s .
Fol . 144 r . T it ul o Li de don Ra m iro Qua rtella y de los qu e del descend ieron.
Fo l. 146 r . T ít ul o m de dond e vienen los de
zeuedo comencjando primero en
don Godino Viegas que fundó el monasterio de Villar de Frayles.
Fo l. 147 r . T ítu lo u n del conde don Osorio de Ca brera .
Fo l. 148 r . T it ul o Liv de G ómez Pérez de Macera y de doña María Osore z
que yaze en Ca ruae ro señora de don Sara lino Osorez y de los que dellos descen
dieron.
ídem v. T ítu lo Lv del linaje d él os de Cu inna donde má s lexos sabem os el
pr imero fue don Suenna natural de Gasconia.
Fol. 152 v. T ít ul o Lvi de doña Vroa na Sua rez f ija de don Su ero Guedez el
que fundó el monasterio de Varzea como se muestra en el t í tulo XLII de don Ga ydo
Araldez de Bayan, párrafo i .
Fo l. i54 V. T it ul o Lvii de don Alonso Te llez el Viejo que pobló A lbu rqu er-
que donde descendieron los Tellez.
• Fol. i56 V T í t u l o LUX de don Gutierre Alderete de la Silua como fue casado
y que h i jos luuo.
Fol. 160 v. T ítu lo Lix de los de Cloes donde mas lexos sabem os y que rem os
prim ero consen tir en don A ura u Destrada donde descendieron los de Gaes y los
Redondos y los de Sequera y su madre de Martin L.«o de Guiña f ija de L.co Mar
tínez de Guiña.
Fo l. 162 r . T ítu lo LX de don Men G und az que fue c aua llero m uy buen o
honrado y de los que del descendieron.
Fo l. 1Ó3 V. T it ul o Lxi del linaje de los de Vinas don de m as lexos sa be m os.
Fo l. 164 r. T ít u lo Lxii de don Pedro Méndez D aguila r don de lo ma s lexos sa
bemos el primero fue don Gueda el Viejo donde descendieron los Gedeanos.
Fo l. 166 r. T ít ul o LXiii dé don Vasco Nuñ ez de Brauaes y con quien fue ca
sado y que hijo tuuo.
Fol. 168 r . T itu lo LXiv de don S eru and o Su arez que fundó el m ona sterio
d Osu era y este don Se rua nd o fue f ijo de don Suero de Brito.
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O UMENTOS 129
ídem V. T ít u lo i-xv del linaje de don Pe dro No vares .el Viejo que fue na tu ra l
de Riba de Zea.
Fol . 170 r . Ti tul o Lx vide los de Fonsec a qu e son padraciros y natu rales del
monasterio de iVlancelos y queremos comcníar en Men Goníalez de Fonseca.
Fol . 17a r . T i tu lo Lxvii de los To ua re s porqu e fueron buenos caua l leros y
querem os comengar en don Esteuan de To ua res .
Fo l . 173 r . T í tu lo Lxvii i de don Pay Delgado que fue buen cau al lero y hon
rado que fue en la toma de Lixboa quando el rey don Alonso el primero de Por
tugal la tom o de los mo ros.
Fo l. 174 r. T itu lo Lxix de don Sigel qu e fue na tu ra l de Fland es y fue en la
tom a de Siaba na con el rey don Alonso I rey de Po rtu ga l.
ídem V. T í tu lo LXX de don Rolim que fue el prim ero y señor de Za m bujo .
Fo l. 175 V. T itu lo Lxxi de don Su ero L uen go de Beliar qu e fue bue n cau alle
ro y honrado.
ídem id . Ti t u lo LXXII de Fernando Blanco el Viejo de Sourado.
Fo l. 178 r. T ít ul o Lxxiv del linaje de los Chu rric ha os donde m as lexos se
puede saber, y el primero fue don Pedro Artero de quien sal ieron todos los Chu
rr ichaos .
F o l. 182 V. T ít u lo Lxxv de don Pay M éndez Sou edea y de los qu e del descen
dieron.
Fol . 183 r . T í t u lo LXXVI de don Fe rna nd o Paez de Capello donde d escendie
ron los Várelas de Galizia y l lamanse de Vilamarin.
Entre los episodios más curiosos de este libro es el de D. Diego López de Haro
y la dama Pie de Ca bra, t ra duc ido así en el Ms. que estudia mo s .
«D. Diego López era mu y buen mo nte ro, y estando un día en su parada a guar
dando qua nd o uiniesse el pue rco, oyó a m uy al ta voz cantar una muge r encima de
una p eña, y el fue para el la y vio que era m uy he rm osa y m uy bien uest ida , y
enam oróse luego del la muy fu ertem ente , y preg untó le quien era; lo qua l resp on
dió que era una mug er de m uy al ta sang re, y él le dixo que pues assi era, se casa
ría con ella, si quisies e, porque él era señor de toda aque lla tierra , y ella le dixo
que lo haría si le prometiese de nunca se santiguar, y él se lo otorgó, y ella se fué
luego con él . Esta dueña era muy hermosa y muy bien hecha en todo el cuerpo,
saluo qu e tenía un pie torcido, como de pie do cab ra, y uivieron m uc ho t iempo y
tuuieron dos hi jos: el uno fué l lamado Iñiguez üuerra, y la otra fué muger y fué
l lamada doña Cabra, y cuando comían juntos Diego López y su muger , asentaua
él a par de sí el hijo, y ella a par de si la hija, de la otra parte, y un día fuese al
m o n t e
y
ma tó un puerc o m uy g rande y t rux olo para su casa, y luego ante sí co
m iendo con su m uge r con sus hi jos, hech aron un hueso de la mesa y uinieron
a pelear un galgo y vna podenca sobre él, de tal manera que la podenca trauo al
galgo de la gargan ta y m atólo; y don Diego, qu an do esto uió, túvolo por milagro
y signóse y dixo:
¡Santa Marta, ualmet; ¿quién uió nunca tal cosa?
y su m uge r,
cu an do uió asi signa r, lanfo la m an o a la hija, y no al hijo, y don Diego López
trauó del hijo y no le quixo dexar tomar, y ella recudió con la hija por una uen-
tan a por donde pasó y fuese para las m on tañ as . Des pués, al cabo de t iemp o fué
este don Diego López a hacer mal a los moros y pren diéron lo y l icuáronlo para
I Menéndez y Pelayo
Tratado de los rom nces viejos,
tomo 11, págs. 52 a 54) lo repro
dujo, traduciéndole del texto portugués.
3 .
ipOCA.—TOMO XXXIV Q
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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13 o REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Tole do preso, y a su hijo Iñiguez Gu erra pesaua m uc ho de su pris ión, y uin o a
ha bla r con los de la tierra por qu e man era le podría n sacar de la p risión , y ellos
le dixeron que no sabían ma ne ra , salvo si se fuese a las m on tañ as y aliase a su
m ad re, y ella le diría com o lo sacare, y él fué alia solo en su caua llo y halló la en
cima de una peña, y ella dixo:
hijo Iñiguen ven acá ca bien se yo a ¡o que uiencs;
y
él fué luego para ella, y ella dixo:
uienen a preguntarme como sacaras tu padre
de la prisión; en tanto l lamó un cauallo, que andaua suelto por el monte, que se
decía P ardalo , y l lamólo por su nom bre y eila metió un freno al caua llo que
ten ía, y dixole qu e no hiziese fuerza para lo desensillar, ni pa ra lo de e nfre nar ,
ni (jara le dar de comer, ni de beuer, ni de herrar, y dix le que este cauallo le du
raría toda la su uida y que nunca entra ría en batalla que no uenciese, y dixol-
que caualgasse en él y que lo pondría en Toledo luego en ese día ante la puerta de
yazia su padr e, y qu e ant e la pu erta d onde el cau allo le pusie se, allí descendiesse
y que hallaría a su p adre en un co rra l, y qu e le tom asse por la ma no y que hizíesse
qu e quería hab lar con él, y que lo fuesse t irando azía la puer ta donde estaua el
cau al.ü desqu e alli fuesse, que ca ualg ase en el cau allo y que y que pussiese a su
pad re a nte sí, v qu e antes de noch e seria en su tierra con su pad re; y así fué, y
desp ués a cabo de tiem po m ur ió don Diego López y fincó la tierra a su hijo Iñ iguez
G ue rra , y algu no s ay en Vizcaya qu e difieren y dizen oy en día que esta su m adr e
de Iñiguez Guerra, que este es el couro de Bizcaya, y cada uez que ay está el señor
de Vizcaya en una aldea que llaman Vesturio, todos los deventres de vacas que se
m ata n en su casa, todos los man dan po ner en u na part e, fuera de la ald ea, en
una peña, y por la mañana no hallan ai nada; dizen que si no lo iziessen assi, que
alg ún enojo recibiría del en esse día, y en essa noc he, en alg ún e scude ro de easa
cas a, o en alg un a cosa de qu e m uc ho se doliesse, y esto Siempre lo assi passaro n
los señores de Bizcaya hasta la m uer te de don Juan el T ue rt o , y algun os quisie
ron probar de lo no hazer assi , y halláronse mal.
XV
Estaría de D. Alvaro de Luna.
Manuscrito del s iglo xv.
Inc. En tre otro s frutos ab und oso s que la E spaña en otro t iempo de ssi solía
da r .
Ex p. Salu o tan to que aq uel todo poderoso Dios que le dio especial gracia para
que en las cosas mun dan ales tan virtuo sam ente se lo diese. A la su infinita bondad
plegadelo heredar en las espirituales.
Pap el: 263 hojas foliadas, de 32 a 33 líneas, o ,a 8 5 X o ,3 i3 m ilím etros .
Encuad. en perg.
En el tejuelo: Estaría de D. Alvaro de Luna.
M ss., n. i5o .
En el últ imo folio hay unos versos, que dicen:
El águila el ballestero
con sus plumas le hirió;
ansí hizo el de Bivero
que en mi casa se crió.
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DOCUMENTOS l 3 l
Entre nos mismo salió
por que en t rambos nos perd imos,
si bien o mal hezimos
en nos mesmo se absolvió.
XVI
Chronica de Don Enrique JI1L° Hijo y sucesor del Rey D. Juan el 2. ,
y de la Reyna Doña María, su primera esposa, por Atjonso de F alencia.
Inc. «Caso dos veces. La prim era añ o 1437, con D oña Blanca su prim a se-
gunda, hi ja del Rey D. Juan segundo de Aragón y Nauarra que por sentencia del
pontífice Nicolás 5. , se apartaron año 1453.>
E x p .
«De dond e se espe raua ser uno de los ma yore s señores de estos Reynos y
no quer iendo en t regar a Doña Juana perd ió lo huno y
1
otro.»
M s.
del siglo XVI.
Pap el: 247 hojas foliadas.
En el cuad. en perg.°
En el tejuelo: Chronica del Rey D. Enrique.
M s.
n.° 101.
XVII
Coronica antigua \ de los reyes de Navarra | escrita \ Por \ el Licenciado
Mosen \ Diego Ramire\ Avalos I de la Piscina.
Letra del siglo xviu
Jncipit. Al Invict issimo, asi bien Ch rist ian issim o, y ese mis m o Sere nissim o
don C arlos Rey q ua rto de Na varr a, por la gracia de Dios rey de las Esp aña s,
Consagrado Emperador fel icísimo César siempre Augusto.
Explicit. La otra fue O. Juan a e caso con el Du que Joan de Bretañ a el año
i385 e despué s caso con el rey Enrriqu e de Ing laterra,
Consta de 86 hojas . Encuadernado en pergamino.
En el tejuelo: Avalos de la Piscina. Choronica de Navarra.
Se com pone de tres l ibros incom pletos. El
i. ,
comienza con el cap. ix y ter-
mina con el XV.
Libro 2
°:
consta de i5 capítulo s; fal ta el resto.
Libro
3. :
empieza con el capítulo ix, sigue sin interrupción hasta el xvii . Con-
ti nú a con el XX y term ina con el Xi.
Al folio I r. lleva la siguiente nota: Me lo remitió desde Tudela con fecha 17
de Febrer o antecedente Juan An tonio Fer nán dez , l ibrero de . .quelia ciudad, sujeto
cuya aplicación e intel igencia, en especial en papeles antiguos, admira en su poca
edad. Está incompleto.
—
Za razoz a a de M arzo de 1771.
— Thomas Fermin de
Le\aun.
Ex l ibr is . Ex Bib l io theca U. Tomae Lezaun, & Fornos.
M anu scristo s n. 16 2.
Com ienza esta C rónica con Sa nch o Garcés Ab arca , y acaba con el principe
D. Carlos.
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I 32 REVISTA DE AR CH IVOS , BIBLIOTECAS Y MUSEOS
XVIII
Summa abrebiada de las Crónicas de Navarra cuyo autor se dice el capitán
D. Sancho de Altear.
Incipit.
Su m m a abrebiada de las crónicas de Na varr a, copilada por un cava-
l lero del mismo reino, el cual encubre su nombre a causa de no haber sospecha.. .
Explicil. Que ningu no ha tocado heregia nen gun a, que es sum o bien.
Se extrajo esta copia con perm iso de S. iM de un m s. an tigu o que se halla en
el archivo de S. Jua n de la Pe ña , cax , 16, leg. i , a 23 de Sep tiem bre d e 1771; por el
Doctor D. Man uel Abad y Lasierra benedict ino claus tral com isionado por S. M.
para exam inar los archivos y bibl iotecas de la congreg ación Ta rrac on en se y Cesa-
rau gu stan a, y de la m isma copia que por no haberse comp rovad o estaba m uy de
fectuosa , la traslad é en Za rago za a 22 de M arz o de 1772.—
Tomas Fermín de
Le^aun.
M anu scri to de 118 fol ios, sin nu m er ar, a un a co lum na , de i5 a 16 l íneas y en-
cuad. en perg.°
Mss .
n. 2.
En el tejuelo:
Compendio de las Crónicas de Navarra.
Antes fué de D. To m ás Ferm ín Leza un y T or no s , cuyos ex l ibri s es tá en la.
por tada.
XIX
[Acta Capitulorum Provincialium Provinciae Aragon i unite
divisae.]
Inc .
En el tomo i.° de los Anales del Real Convento de Predicadores de Valen
cia que escrivio el M. R. P. S r. F r. Joseph Te ixido r, al folio 477 se halla n copiad as
las actas del capítulo provincial que la provincia de España celebro en el convento
de Toledo en el año de i25o y son como siguen:
E xp . Exp liciunt Acta Capituli provincial i in con ven tu Ge runde die et Anno u t
sup ra .
Está gastado el original y falta la letra.
Lugar del sel lo.
Frater Franciscus Magister et socius Vicari i General is.
MbS. de la segu nda mitad del siglo xvir; 3i6 por 2i 5 m ilím etro s.
Pa pe l: 1.247 hojas foliadas de 26 a 40 línea s.
Encuad. en perg.°
En el tejuelo: Acta capitulorum Provincialium Provinciae A ragoniae unite •
divise.
Mss n.° 97.
Contiene las Actas de los capítulos provinciales que siguen:
To led o, año 1260; Le ón, 1275; Este lla, 1281; Barc elona, 1299; Za rago za, i3o2;.
Valencia,
i3o3;
Pa m plon a, i3o4; Barcelona , i3o7; Ge rona, i3i o; Lérida, i3i 2; Va
lencia, i3i 4; Estel la, i32 i ; Valencia, 1327; Hue sca. i328; T arr ag on a, 1329; Sa n
güesa, i33o; Xat iva, i33i ; Manresa,
i345;
Tarra go na, 1347; Pam plona , i35o; Ba-
laguer , i33i ; Calatayud, i352; Xái iva,
i353;
L érida, 1354; Pa m plon a,
i355;
Lé
rida, 1357; Seo de Urge l, i358; Za rag oz a,
i363;
Estel la,
i365;
Gerona, i366;
T arr ag on a, i368; Barcelona, iSóg; Valencia, 1370; San Ma theo, í37 i ; Za rago za,
1372; Cerv era ,
i373;
Ca latay ud, 1376; Balaguer, i377; Hu esca , 1378; X ativ a, 1379;
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DOCUMENTOS 133
Zarago za, i38o; Es te lla , i3 8i ; Barcelon a, 1387; Geron a, i388; Se od eU rg el , 1389;
Zaragoza, 1391; Pamplona, 1392; Cervera,
i393;
Huesca, 1394; Castilla, i395; S a n
güe sa, 1396, Ta rra go na , i3 j7 ; Balaguer, 1399; Xa tiva, 1402; Valencia, í4o3; P a m
plo na, 1404; Barc elona, 1406; Hu esca, 1406; Lérida, 1407; Sa ng üe sa, 1408; C er
ver a, 1409; Pa m plo na , 1417; M anr esa, 1418; Za rag oza , 1419; Ca stilion, 1420;
Sang üesa, 1431; Ta rr ag on a, 1422; Hu esca, 1423; Xa tiva, 1424; Estella, 1425; Bala
gu er, 1426; Al cañ iz, Í427; Ba rcelo na, 1428; Lérid a, 1429; Valencia , 1430; Pam
plo na, 1431; Lérida , 14*2; Cer vera , 1434; San gü esa , 1436; Ge ron a, 1437; Lé
rida, 1488; Zar ago za, 1439; Zar ago za, 1456; L ud ie nt e, 1463; Barcelona, 1475; San
Mateo, 1477; Seo de Urgel, 1480; Balaguer, 1481; Puígcerdá, 1482; Gerona, 1483;
Castellón de A mp uri as, 484; Xativa, 1487; Ca lata yu d, 1488; Estella , 1489; Co na-
Cq uib iluri , 1491; Huesca, 1493; Balag uer, 1494; Zar ago za, 1494; Pam plo na, 1495;
Ba rcelo na, 1496; Valen cia, 1497; Alc añiz, 1499; G ero na , i5o2 ; Barce lona,
i5o3;
Pue gce rdan , i5o6; Barcelo na, i5o7; Seo de Urg el, i5 i2 ; Estella, iSaS; Valen
cia, i525, Gerona, i53o.
Fraj^mcnta qiicdam carniinum M Maxi
|
mi Episcopi Cesaraugustani
ab
Eleca Cesa \ raugustano Episcopo Collecta de dom o Beatc \ Marie a
Columna
M s.
de pr incipios del s iglo xvi i . En papel : 5 fol ios a una columna de
28 a 30 l íneas.
Cont iene l a s s igu ien tes poes ía s :
1.
[A la Virgen del Pilar ]
Inc ip i t : P r im a Do mu s M ar ie s ac ra ta e st d ic ta Colu mn a .
2
ídem de Soneto Athanasio primo Cesaraugu stani episcopo
I n c . :
P r im us Ath ana s ius nos t ra f it p resu l in U rbe .
3. ídem de Sánete Virgine et Martyre
I n c . :
En ch ra t i s ob nunc ios mores nunquam p udo re .
4 ídem de Soneto Vincencio Archidiácono
Martire
I n c . :
V i n c e n c i u s eg re g i a m r e f e r e n s a b A g o n e c o ro n a .
5
Sánete Braulionis Episcopi C esaraugustani pro Marco Ma
|
ximo epis-
copo Cesaraugustano Ca<rmen
Inc . : M ax im us h ic s i tus e s t d ic tus cognomine M ar cu s .
6 ídem de Soneto Thedoro primo Archipresbytero S
\
Athanasij
In c . : H i s p a n i f ru g u n t p a r i b u s v e s t ig i o c u r i s .
7
Ad Sonetos primos Cesaraugustanos episcopos Marct Maximi \ Pontifices
Cescraugustini tormén Sophieum
I n c . :
E n pü Sac r i s ado lemus a r i s .
5 Eiusdem hymnu s ad socrumi templum Cesaraugustanum Columne
;
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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13 4 REVISTA DE ARCHIVOS^ BIBLIOTECAS Y MUSEOS
I n c . :
O , C e s a r a u g u s t e De u s .
9.
Carm en Va ldcrredi episcopi Cesaraugu stani in Túm ulo
|
Sancti Taionis
episcopi Cesaraugustani.
Inc . : V a lde r r edu s ego Ta io n is e t ipse min is te r .
10 .
Taio Cesaraugu stanus Archidiaconus Sanctissimo \ P,ontifice Hono rato
Germ ana suo Archiepiscopo \ Carm en sepulcrale.
I n c . :
P res u l H on ora tus successe ra t h ic I s ido ro .
11 .
Carm en Valdcrredi episcopi Cesaraugustani \ in túmulo Sancti Taionis
Episcopi Cesaraugus | tani.
Inc . : V a ld e r r ed us ego Ta io n is e t ipse min is te r .
12 .
Eiusdem Valdcrredi pro Sancto Vitale Patre
|
Sanctorum Martirum
Com pletetisum Justi et P astoris.
Inc . : Sa lve Vi ta l i s M ár t i r f o r ti s ime Gh r i s t i . . .
[Chronicon ab anno ¿70 usque ad
djo . ] ^
Inc ip i t : De San to Gaudioso—Miracu l i s mul t i s f uegue t Sanc tus Gaudio-
sus ep i scopus T i r asonens i s . . .
Expl ic i t : . . .A Corne l io Cen tur ione Cdhor t i s I t a l i a hoc Corne l io mul to
J un iós e ille sé nio r finis.
Hay una no ta .
M s.
del pr inc ipio del s iglo x vi i .
En papel : 2 hojas a una columna, de 28 a 30 l íneas . Encuad. con e l
F ragm. ' ™ Chro n ic i . . .
L leva una no ta que d ice :
E l P . M aes t ro ^ Je rón imo Rom ano (
s i c
) de la Higuera , profeso de
la Comp añía de Jesús , af irma con toda ve rdad qu e sacó estos f ragm entos '
del or iginal que del los t iene como en e l los quedan, en Belmente en 22 de
ju ni o de 1608, com o consta por su f irma en el or ig ina l que de su m an o
enuió a la Santa Igles ia del P i lar .
Manusc r i to , núm. 28 .
X X I
Additiones Sancti Braulionis a d Máxim um et eiiam Helece Ccsaraugusta-
norum Episcoporum.
Inc ip : Pe r hec t émp ora Ca tho l ic i Cons tan t in i ad li tus M ar i s Sagun t in i
nobi l i Sanc to Vicenc io sepulcrum er igunt . . .
Expl ic i t : . . .que hic exarata fuerunt sc r ipta sunt ex quodam códice ve
tus to manuscr i to gót ico in s iquis Fuldens is Bibl iotece e t a patre Soc ie ta t i
J esu nomine To ma Tor r a lv a Ocan iens i Vu orm at ie d i l igen te r exce rp ta an n »
M.D.XCIIII .
M s. de pr inc ipios del s iglo xvi i .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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DOCUMENTOS 135
En papel , encuadernado en perg .°
5 folios a un a colu mn a, de 28 á 30 l inea s.
Manuscr i to , núm. 28 .
Encuadernado con e l an te r io r .
X X I I
De Soneto Vincencio Mártire cí \ cius túnica, corporis translacione \ co
lecta a F. Antonio Bouian ordinis \ Sansti Benedicti, 1604.
Inc ip i t : Cum reuerend i s imus ^ a tque o rna t i s imus dom inas Leona rdus
Aux i tonens i s I Ard i i ep i sco pus . . .
Excip i t : . . . In tes t imonio au tem eorum omni ími que super ius ex ma-
nus I t r ip t i s co l leg is ego f rater A nton ius B onian sic) b ib l io tecarus et scr iba
capi tu l i mo naster i Sant i Ger | man í a Pr at i s s ignum meum adppone ndum
censui v i | ges imus sexto d ie mensis Februar i i . . . 1605. | F. An ton ius Bon ian .
Ms. de pr incip ios del s ig lo xvi i . En papel : 6 hojas s in fo l iar , a una
columna, de 28 á 30 l íneas.
Se hal la en el mismo volumen que las dos obras an ter iores .
X X I I I
Fragm cntum Chronicii uel omnim odc Hlstoriae Fl. \ Lucii Dcxtrii quon-
dam prefccti Pretorio Cricntis Sancto Dom ino Paulo Orosio praesbi-
tcro Tar | raconensi Plauius Lucius D exter, salutem.
Inc ip i t : Pos tquam ex Or ien te (ub i s i cu t nos t i P re fec tu s P re to r io fu i t ) . . .
Ex p l i c i t : . . .quem pos t comp lexo est Ba rch in o Mag na paren s . F in i s
L a u s D e o .
M s . de principio del siglo xvii .
En pa pe l : 32 ho jas s in fo liar , a ima colum na, de 28 á 30 l íneas . E nc ua
dernado en perg .°
Per teneció a la Bib l io teca del convento de San Agust ín , de Zaragoza,
según la nota que va en «1 pr im er fo lio y luego a D. Mart í n Carr i l lo , ab ad
d e M o n t e a r a g ó n .
Manuscr i to , núm. 28 .
XXIV
Discursos del origen, principio y uso de la monarchia de Sicilia desde el conde Ro-
gerio;
por m ás de quinientos años h.isia el Rey O." Phelipe tercero nuestro
Señor. Sacados de diferentes historias, bulas apostólicas papeles y priuilegios
que están en los Reales archivos de la villa de Simancas en el obispado de Va-
¡ladolid y de los archivos del Rial Consejo de Italia.
Inc.
La causa y ocasión por que se han hech o estos discu rsos.
Exp , Por lo cual nos parece qu e sería mu y a propó sito que se le ma nde poner
ordenen el lo cual convienen .
Mss. que fué escri to en Valladolid, año
i6o5,
según consta en la in t roducció n ,
folio 3.» r.
I Tachado «Arziepiscopus»
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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I 36 REVISTA DE ARCHIVOS^ BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Copia hech a en P alerm o a 19 de junio de i632, según con sta en la 6.* hoja sin
foliar que se halla al principio del mss.
Pape l: 148 hojas foliadas, agS X 200 milím etros , u na c olu m na de 20 a 22 líne
as : cont iene notas marginales .
Encuad. en perg .°
Mss. , n.» 139.
Reyes de Sobrarte defendidos \ y | origen del justicia y Supremo Consejo de \
Aragón
|
contra monxiur de Marca
I
Arzobispo de Tolosa
|
A Dios Todo poderoso \ dedica | D. Antonio de Lupian Zapata \
Año 1663.
Incipit. «Exposose a los r igores y hielos de Eu ropa una aterida golo ndrin a, per
diendo el miedo al deste mp lado ivierno.»
Explicit. «al cual ofresco pon erle un vistoso m arc o y perfilarle de otra s au to
ridades de tanto crédi to com o las del cu adro .»
Al folio 9 V. lleva la siguiente nota: Me presto el original para copiarlo el doctor
D. Fray Manuel Abab Lasierra, monge del Real monasterio de S. Juan de la Peña,
y nombrado por su Majestad para reconocer los archivos de la religión claustral
Benedictina Ta rac on en se y Ces araug ustana , y le acabé de copiar a 3 de Abri l de
íjy2.-Thom as Fermin de Le^aun.
Consta de 52 hojas sin foliar, i5 líneas a una columna, en papel; encuadernado
en pergamino. En el tejuelo: Zapata Reyes de Sobrarte defendidos.
Ex litns
Ex bibl io teca | D. Th om ae a Lezaun | & T or no s .
M s. n. 9.
El objeto del libro es de stru ir la afirmación de P. de M arca , arz obis po de To
losa, que dice qu e es fábula lo de los reyes de So bra rbe y que el prime r rey de
Navarra fué Iñigo Arista, descendente de
s condes de Bigorra. Los niegan ta m
bién ' I arz obis po D. Rod rigo y Juan López de Palacios Ru bios .
Pu ede verse la biografía de Lupián de Zapata en la
Historia Critica de los
|
Falsos Cronicones | por D. José Godo y A lcántara. M adrid, 1868.
Zapata es el auto r de los supue stos cronicones de Haube rto, W alabo nso Mena.—
Martirologio de S. Gregorio Bético—Hizo una falsa biografía de Liberato.
Anto nio Lup ián de Zap ata dice que se sirvió de las siguientes fue ntes: Este ban
de Gari lay, D. Juan Briz Martínez , D. Martín Carrillo, en los Anales del Mun do.
Esteban de Gar ibay y Zamal loa,
Historia de España.
Zu ri ta, Fray Anton io de Ye-
pes,
en los /I«a/es de la Orden de San Benito. Fray Juan de Pineda, en Monarquía
Esclesiástica.
T o r r e b l a n c a ,
Historia de Navarra.
Jerónimo de Blancas,
Historia
de Aragón.
D. Diego de M orla ne s, Dr. Luis Mar tínez D. Jusepe Sesé, Pedro Ca
l ixto Ramírez, Fray Dijgo Morci l lo, en la
Historia del Pilar de Zaragoza.
F r a y
Prudencio de Sandoval , Catálogo de los Prelados. Lucio Marineo Siculo , Fra y
Lamber to Fabr i c io ,
Historia del Reino de Aragón.
XXV
Origen del Justicia de Aragón.
Incipit. «Grandes opiniones (au n entr e los natura les) hem os leído el origen
del magistrado y titulo honorífico del Justicia de Aragón.
Explicit. «y añadido por D. Fran cisco de Lupian Z apata m i her m ano ya di
fun to .»
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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DOCUMENTOS
iSy
Consta de 19 hojas sin foliar de 16 líneas a una c o l u m n a , con notas margi-
na le s .
Encuadernado
con la
obra anter ior .
XXVI
Origen del Sacro y Supremo Consejo de Aragón.
Incipit. «En el año 1469 en 18 de oct casó el rey D Fernando el Católico con
D . '
Isabel, propietaria reina de Castilla.»
Explicit.
«De todos
los que han
florecido
en
dicho consejo ofresco libro aparte
por que no pueden caber en este breve v olum en.»
Cons ta
de 9
hojas
sin
foliar
de 16
líneas
a una
colu mn a; t iene notas margi-
nales.
E n c u a d e rn a d o
con las
dos ob ras
que
preceden.
XXVII
HisTOPiA SAGRADA DEL SS mo MISTERIO
dubio, que
se
venera en
el
Real Mona sterio
de N S de
Piedra,
en el
Reyno
de
Aragón Compuesta
por el P Don
Antonio .loachin
San\ de
Larrea, Mong e
Cislerciense
de la
Congregación
de
Aragón
y
Prior
de
dicho Real Mona sterio
de Piedra.
¡ncipit. con un
prólogo
al
lec tor ,
y el
comienzo
del
primer capí tulo
es:
Dase
noticia del lugar de Cimbal la , y diceas í : « Siempre ha sido este pueblo aunque tan
reduc ido
y
cor to ,
en
todos
los
siglos cono cido
y de los
his tor iadores
muy
n o m -
brado
por
haber sucedido
en él
aquel prodigio
tan
s ingular
del
SS. » Misterio
Dubio, etc.»
Explicit. Ojalá que toda esta obra aun qu e por una vez sea tan pequeña, s irva
para el mayor cul to y gloria del SS.mo Misterio Dubio y que en esta vida todos lo
veneremos
y la
otra
sin
callar
lo
ap laudamos . A mén.
Letra
del s
xviii.
Consta
de 258
folios
de ao a ai
lineas
a una
c o l u m n a .
E n c u a d .
en
p er g Es tá dividido
en 11
l ibros
con
xviii
y xiv
caps , respect i -
v a m e n t e .
En
el
tejuelo:—
Hist. de Piedra.
Para mejor
dar
idea
de
este l ibro, damos
un
ex t rac to
de lo
con ten ido
en
cada
^:apitulo.
L IBRO
I
C A P Í T I ; I O I
Dase no ticia del lugar de Cimballa.
Conquis tada Cimbal la
por
Alfonso
II de
A ragón
a los
m o r o s ,
en
1120,
lo
donó
al monasterio
de Oña
Alfonso VIII
de
Castil la.
Dicho pueblo sufr ió mucho con motivo de las guerra s e ntre Pedro de Castil la
y
P e d ro IV de A ragón .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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I 38 REVISTA DE ARCH IVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
CAPÍTULO II
De como Cristo Sacramentado obró en la iglesia parroquial de Cimballa el milagro
de l SS.me Misterio Dubio.
Cuenta la historia el milagro.
CAPÍTULO III
En la iglesia parroquial de Cimballa se veneró al principio
y se colocó en ella al SS. 'o Misterio Dubio.
Refiérese com o gua rdab an la reliquia en un arca de piedra la expon ían a la
adoración en una torrecilla a causa de no caber en la iglesia todos los fieles; inserta
una donación al rey D. Martin.
CAPÍTULO IV
Pide el Ser.mo Sr. Rey D. Martín al Lugar de Cimballa el SS •<> Misterio Dubio;
concédeselo este lugar, al que dio un especial privilegio el Rey.
Acepta la reliquia el Rey y la coloca en su capilla de Zaragoza con otros.
Concede el ao de nov iem bre de iSgS un privilegio de exención de t rib ut os del
que se incluye copia.
CAPÍTULO V
Discúrrese sobre el año que ocurrió este milagro del SS. >° Misterio Dubio. Det
tiempo que se veneró en Cimballa y después en el Palacio Real de Zaragoza y
de cuando el Sr. R ey D. Martin la colocó y puso en este Real monasterio de
Piedra.
Du da dé la fecha . Cree qu e fué en el añ o 1370. Dice qu e en iByo se verificó el
mila gro. Ta m bié n duda de cuándo se trasladó la Sa nta Fo rm a de la capilla Real
al nuevo Monasterio.
CAPÍTULO VI
Principios del Real Monasterio de N. S. de Piedra.
Dice: Que Alonso II conquistó Teruel a los moros y quiso fundar un monaste
rio en Peral ejos par a lo que pidió al Abad del M onaste rio de Poble t le envíe doce
mo njes con un abad; este fué D. Gau frido de Ro ca be rt de la familia de Pe rala d.
Murió Alfonso II el Casto sin con seg uir su prop ósito en 1208. Su hijo Pedro II le
sucedió en el tro no y en el prop ósito de llevar a cab o la ob ra del M ona sterio de
Piedra.
Jaime I fué quien vio concluida la obra y ma ndó el traslado asistiendo A spa-
rago de la Barea arzobispo de Tarragona; D. Sancho de Abones obispo de Zara
goza y D. Domingo Ru iz de Arafra obispo de Al barr acín . Consagran la iglesia de
Piedra el día :6 de diciembre de
i a i 8 .
Fué abad Ximeno.
CAPÍTULO VII
Descripción del sitio y Monasterio de
N.<t
S.a de Piedra.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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DOCUMENTOS I 3 ^
CAPÍTULO VIH
De algunos privilegios y gracias que los sumos pontífices han concedido
a este Mon asterio.
Concedieron estos privilegios los P apa s Inocencio H , Gregorio IX, Alejan
dro IV, Clemente IV, Bonifacio VIII, Eugenio IV, Nicolás V, Pío II, Paulo II
y
Julio II. León X, Clemente Vil, Clemente VII , Inocencio VIII,
CAPÍTULO
IX
De las donaciones que los S.res Reyes de este Real Mona sterio hicieron
y de algunos privilegios franquicias y salvaguardas Reales con que lo ilustraron.
Concedieron estas franquicias Alfonso II, Pedro II, Jaime I. La reina de Aragón
D.* Leon or, esposa de Jaim e I. Jaim e II, Alfonso IV, Pe dro IV, Juan I, siendo pr in
cipe de Aragón ü. Martín. Fernando I, Alfonso V, Fernando V y su esposa doña
Isabe l. Car los i, Felipe II, Fe rna nd o VI. De C astilla: A lfonso IX, Fe rn an do III^
Pedro-Juan II , D. Enrique IV.
CAPÍTULO X
De las franquicias privilegios y donaciones que dieron y concedieron al Monasterio-
Ios S. de Molina de Albarracin y otros ricos hombres y caballeros muy dis
tinguidos.
D . Pedro González, que se firma Conde de Molina y Vizconde de Narbona, le
concedió uno en el año 1200.
D . Gonzalo Pedro de Mol ina y su esposa D . ' Sancha Gó mez , o t ro formado
I3I3
Otro el infante Sr. Alfonso de Molina y Messa, en ao de enero 1260.
D.
Alfonso (hijo de Alfonso X y su esposa D." Blanca. S.» de Molina y Messa).
18 marzo 1312.
La reina D." María de M olina, esposa de Sa nch o IV. 8 m arzo i3o5.
D. Alfonso XI, a petición Sag arra, abad del M onasterio y de su he rm an a la
reina de Aragón. 27 enero i335.
El Sr. rey D. Enrique IV en Alfaro. 2 de mayo 1467.
Los Sres. de Albarracin.
D . Pedro Fernández de Azagra, Sr. de Albarracin y mayordomo del reino de
Aragón, i3 de las kalendas de diciembre 1227.
D . Alvaro Pérez de Azagra. Kalendas de Marzo 1353.
D .
Juan Nú ñez de Lara y su esposa D ." Te res a. 18 febrero 1269.
D . San cho Fern ánde z de Azag ra. 18 enero 1226.
D. Pedro M uñoz , caba l le ro de Ca la iayud . Donó Zaragozi l la . 21 d ic iembre i s ao .
D. Blasco Pedro de Cotox, caballero de Calatayud. 26 agosto 1224.
D ." Menja Jim eno , S.* nob le de M olina. 19 enero la ia .
D . Juan Pintor y su esposa, 1321.
D .
Sanc ho Fer nán dez de Aragra. 18 septie mb re 1260.
D.* Juan a de los Mon ges, esposa de Juan Sa qu ero , 25 diciemb re la g i .
D . Pascua l , D. Fra nco y D." Fe l ipa su esposa , vec inos de Cala tay ud. 20 no
viembre 1375.
D . Artol de Pueyo, 17 febrero 1469.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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140 REVISTA
DE
ARCHIVOS, BIBLIOTECAS
Y
MUSEOS
D r. D. Domingo Ferruca , Pbro. de Maluenda . i5 i8 .
111. y Ex. l io Sr. Juan de Palafox, obisp o de Os ma . lóSa.
í l l .
Sr. D.
Jaime
de
Palafox, arzobispo
de
Sevilla.
3
dic iembre
1698.
Ex.mo
Sr.
Rosa
de
Cas tro, abri l 1724.
CAPÍTULO
XI
Dase breve noticia de algunos monjet de este Monasterio
muy
distinguidos,
en virtud letras
y
dignidades.
D. Gaufrido de Rocabert i . D. J imeno Mart ínez . D. D omin go Jim eno . 111. señor
D .
Domingo Ruiz
de
Azagra .
III. Sr. D.
Pedro Barces
de
T e ru e l ) .
D.
M art ín
de
Ponza de Ca la tayud) .
Ü.
Sancho Barlón.
D.
M art ín
de
Vargas , de Seres D. Juan
Mart ínez de Fer ruca ) . D. Pedro Serran o de C a l a t a y u d ) . D. García del Po rt i l lo .
E x c m o . Sr. D. Fernando de Aragó n, hi jo de D. Alonso de .Aragón y nieto del ca-
tólico
D.
F e rn a n d o .
D.
Antonio Alvaro
de la
villa
de
Villén).
D.
E d m u n d o
de
Gedeloco.
D.
Lope Marco
de la
villa
de
C a m p i l lo ) .
D.
Miguel R ubio .
D.
S a n c h o
H e rn a n d o .
D.
Anton io G arc ía.
D.
Do min go inebrian
de
Madrid) .
D.
Seb as t ián
J iménez de G isneros. D. Gregorio A bad. D. Esteban Ram írez de A teca). D. Geró»
nimo Blanco de C a l a ta y u d ) . D. Andrés de Novallas de Ca la tayud) . D. Benito
S a n z
de
Vil laragut .
D.
José Bernardo Blanco.
D.
Berna rdo
de
Pueyo
y
Sade.
Don
Matías Ibañas .
D.
José Monterde.
D.
And rés Crespo.
D.
Ignacio Salvador Zurán.
D . J.e Antonio Monterde .
CAPÍTUI .0 XII
De
omo fué
colocado en este Real Mon asterio
el
SS.mo M isterio Dubio,
cuya iglesia se describe.
C A P ÍTU LO
XIII
Dase noticia
de las
muchas
y
singulares reliquias
que se
peñeran
en
la
iglesia de este Real Mon asterio,
C A P ÍTU LO XIV
De las indulgencias concedidas
a
los JIKles por los Sumo s Pontífices
y eminentísimos Sres. Cardenales, visitando
la
iglesia
de
este Mon asterio.
C A P ÍTU LO
XV
De
los
continuos sag rados cultos
que
este Real Mon asterio
tributa
al SS. »»
Misterio Dubio.
C A P ÍTU LO XVI
De
la
veneración
de los
fieles
y
concurrencia
de los
pueblos
a
visitar
al SS.mo M isterio Dubio
en
este Real Mon asterio.
C A P ÍTU LO XVII
Refiérense algunos milagros que ha obrado
el
SS. ^» Misterio Dubio.
El
i5
J u n i o
1498
h u b o
una
espan tosa to rmenta
y el
Misterio Dubío
la
disolvió.
El
5
Julio 1593 sucedió cosa pare cida.
Expulsó los demonios a Cata l ina Gómez de Sor ia , en 12 M a rzo 1427.
E l
18
agosto
1671
apagó
el
incendio
de un
ras t rojo.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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DOCUMENTOS I4I
LIBRO n
D E LK HISTORIA DEL SS.MO MISTERIO DUBIO
QUE SE VENERA EN EL RE AL MONASTERIO DE N . S. DE PIEDRA
CAPÍTULO I
Pretensión de la insigne Iglesia Colegial de la ciudad de Daroca para que el
SS.mo Misterio Dubio no se manifieste hasta que se examine y por verdadero se
apruebe.
Fué aprobado por el Obispo de Tarazona, cuya comisión fué despachada en
Madrid, ao mayo 1594. Dicho obispo era D. Pedro Cerbuna.
XXVIII
Apuntes acerca de las antigüedades romanas,
para inteligencia de las suscripciones lapidarias y de las moneda s y medallas.
Inc. Abdera. Ciudad antigua donde está hoy la vil la de Adras, sobre la costa
meridional del reino de Granada en el Mediterráneo; fué fundada por los fenicios.
E x p . Tito Torio . Las t ropas romanas , disgus tadas de Quinto Cas io Longino,
mientras es taba enfermo, caminando para Cádiz lo nombraron General ; se vol-
vieron a Condoto y se reunieron con aquel exército.
Manuscrito del s iglo xix. Año i83i. Copiado en Aracena.
Papel: 284 pág. 218 por 117 milímetros; rústica.
Está en forma de diccionario.
Mss. , n.° io5.
MIGUEL SANCHO IZQUIERDO.
J. SlNUÉS.
Se continuará.)
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
S e r i e s d e l o s m á s i m p o r t a n t e s d o c u m e n t o s d e l A r c h i v o y B i b l i o t e c a
d e l e x c e l e n t í s i m o s e ñ o r D u q u e d e M e d i n a c e l i
elegidos oor su encargo
y publicad os a sus e xpensa s por A[nton¡o] PA Z Y
MELIA.
— Pr imera ser ie.
His toria. Años 860-1814. [M adrid, Imp. A lem ana, igiS] .—xxviii + 482 pág s.
+ I hoja sin foliar para el colofón + 58 lám s. 3i cen ts. 4.° m arq uiU a.
Enemigos declarados de af irmaciones absolu tas , abandonamos s iquiera una
vez este principio, y afirmamos que en el año que finaliza no salió de las prensas
ma drileñas libro mejor impreso, ho nra de su mu nificente editor el Duqu e de M edi
naceli, modelo de publifaciones históricas de un autor de sólido prestigio y ejem
plo del adelanto de las artes gráficas españolas, que en esta ocasión nada envidian
a las publicaciones más afamadas del extranjero.
Quien esto esciibe no tiene el honor de tratar al Sr . Paz y M elia; pero conoce
su labor en nuestra Biblioteca Nacional, su amor a los libros y manuscritos y sus
desvelos, iniciativas y cuidados en un período de más de treinta años de incesante
labor, de cotidiano esfuerzo, que ha producido el alto crédito que hoy goza entre
nacionales y extranjeros nuestro primer lístablecimiento bibliográfico.
Y así como el pequeñuelo busca el regazo de su madre, cuando, falto de auto
ridad [cual a mí me ocurre quiere conv encer a todos, am pa róm e, para afianzar el
elogio de D. An tonio Paz y M elia, en la autori dad del maestro en la de D. M arce
l ino M enéndez y Pelayo .
Fu é con ocasión de la m ue rte de aquella nun ca olvidada D uque sa de Alba ,
decidida protectora de las ciencias y arte s, cua ndo M enéndez y Pelayo c ons ignó ,
refir iéndose a la importancia y acierto con que la Duquesa patrocinara publica
ciones análo gas a l a que nos oc upa , «que tuv o la sue rte, o por mejor decir , el
buen tino de elegir para esto el m ás intelig enie de los aux iliar es, el arch ivero
mod elo , en nues tro com pañero D. Antonio Paz y M elia , cuyos mé r i tos dentro y
fuera de esta casa [Biblioteca Nacional] son tan notorios, y para honra de nuestro
Cuerpo han traspasado hace tiempo los aledaños hispánicos».
Y cua ndo el Sr . Paz y M elia alcanz a el derecho al descanso después de un a
vida de fructífero trabajo, cobra nuevas energías y produce libros tan bien pensa-
••dos com o el que ina ug ur a la serie duca l de M edinaceli.
Precede al libro una advertencia prelim inar, síntesis histórica del arch ivo ,
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N O T A S B I B L I O G R Á F I C A S 1 4 ^
'biblioteca y mo netario , y dem ostración de la estima en que tuvieron los Du qu es
•en todo tiempo sus documentos y l ibros, y hace el Sr. Paz atinadas observaciones
sobre los com enta rios que a nu estro s cro nista s merecieron los hech os que atesti
guan los docu men tos, m uch os de los cuales les fueron desconocidos.
En el cuerpo de la obra se insertan hasta ÍÓ S documentos , de la mayor impor
tancia todos ellos, desde el punto de vista histórico, del iconográfico o del artístico;
en dos grandes grupos se hallan distribuidos: el correspondiente a los Estados de
Castilla y el relativo a los Estados de Cataluña; el orden de inserción es el crono
lógico, y como el autor indica, es una colección de documentos escogidos entre los
de mayor importancia, «como el que quiere dar idea de la riqueza en flores de un
jardín, tendría que formar un ramillete con las de colores más vari?dos y de for
mas más diversas».
Y siguiendo el acertado símil, a fin de que el lector pueda formar idea del libro,
escogeremos en el ramillete, aunque la selección sea una temeridad, pues cual
quiera que separemos habrá de descomponer e l armonioso conjunto.
En los estados de Castilla llaman nuestra atención la «Carla Puebla de Castro
•Calbón», concedida por la cond esa D. Ma ría en 1156; la «Po sesión, ju ra m en to y
pleito hiimenaje» de esta villa a D. Mencía de M endo za, condesa de Medinaceli;
el Testamento de D.» Margarita, viuda del infante D. Felipe, otorgado en i328; la
Inv estidu ra Real concedida por Cle me nte VI a Luis de Esp aña , conde de Clar a-
monte de las islas Afortunadas o Ca narias , y otros mu cho s que dem uestran la
íntima relación de la Casa de Medinaceli con las Cortes de Aragón y de Francia.
Por la originalidad de las signaciones y firmas, llaman la atención la «Carta de
los maestres de navios, ommes de la mar y pescadores del Puerto de Santa María»,
al Marqués de Cogolludo, su señor (siglo xv); asimismo merecen especial recuerdo
la numerosa serie de cartas del Gran Capitán a D. Alonso, señor de la Casa de
Aguilar, y al Marqués de Priego.
Para la historia del arte son especialis imos: las «Cuentas de pintores, entalla
dore s , vidrieros y rejeros» , de los años i5o 3-i5o 7; la «Donac ión de re liquia s y
alhajas a los señores de Medinaceli», años iSSg y I 6 J 2 ; el «Inventario de la plata
dep ositad a en S ant a Isabel de Med inaceli», propia de D. J ua n de la Cerda y de
D. Mana de Silva, en i516; la «Relación de pinturas vinculadas por los Duques de
Santisteb an en su casa y may orazg o», y sobre todos ellos, la Carta de J uan de
Arfe al Duque de Lerma en 1602, con un dibujo del artista proponiendo modifica-
•ciones para un sitial.
Entre todos los documentos insertos, el de mayor importancia por su trascen
dencia política es el testamento ológrafo e inédito del príncipe D. Carlos de Viana,
de 30 de abril de 1453, del que no tuvo noticia Zurita, y el proceso de probanza
de la legitimidad de D.* Ana de Aragón y de N av ar ra, segu nda esposa de D. Luis
de la Cerda, hija legitima del Príncipe y de D, ' María de Armendíriz, cuya hija
mandó su padre en el dicho testamento proclamar después de su muerte Reina de
Navar ra .
Procedente del Príncipe de Viana, pues sus relaciones con el esclarecido poeta
valenciano Ausias M arch se dem ostrar on de man era indu bitab le en el artícu lo
publ icado por nues tro compañero Francisco Almarche en la revis ta mpori
(año I, nú m . 5. Ba rcelon a, 1907] con el título «D. Carlo s de Vian a», indica el señor
Paz que existió en la biblioteca d ucal un ma nu scrito de las obra s poéticas de
M ar ch , que es el m ism o que el S r. Massó To rre nts describe en sus Manuscrits
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144 REVISTA
DE
ARCHIVOS, BIBLIOTECAS
Y
MUSEOS
Calalans de la Biblioteca Nacion al de Madrid [Barcelona, L'Aveni;, 1896], co m o
procedente de la Casa de Medinaceli, escrito sotre papel con letra del siglo xv.
C on ser tan impor tan tes los documen tos de los Estados de Castilla, no le van
en zaga los de los Estados de Ca talu ña. Sirvan para confirmar n uestro ase rto la
donación hecha
en el
siglo
ix
por Carlos
el
Calvo
al
caballero Auriolo de diferen
tes lugares
en
el
par t ido
de
Peralada;
las
noticias relativas
a la
Baronía
de
En tenza ,
años 1174-1335;
las de las
relaciones matrimoniales entre Roger de Laur ia y doña
Saurina, hija de Berenguer de Ent enz a (1391); la donación del castillo y villa de
Cocentaina por D. Jaime a Roger de Laur ia en 1291, y la genealogía de los L a u r i a
desde 1291 a i4?8 y desde iSaS a iSgS.
Muy in teresante es as imismo
la
serie de car tas de desafio en tre D. Ramó n Folc h
de Cardona
y el
conde
de
A m p u r i a s
D.
Hugo Pons,
de
contextura análoga
a las
mediadas entre D. Luis Cornell y Mosén Galcerán de Besora,
que se
conservan en
el Archivo de El Escorial [Sign. L. I,
26].
Y, finalmente, para no hacer in terminable la lista, resaltan co mo partic ularís i
m os los relativos al Concilio de Cons tanza y a la elección del papa Martín V, que
puso
fin
con
ella
al
c isma
de
Occidente;
las
car tas
de
Pedro
P.
R u b e n s ,
etc., etc.,
teniendo la impor tancia extraordinar ia los de esta sene catalana
de
abarcar lo que
pudiéramos l lamar papeles
de
orden in ternacional , pues tal carácter tiene la polí
tica aragonesa frente a la central is ta y eminentemente par i icu lar is ia
de
Castilla.
No he de te rminar sin hacer mención de los dibujos a p l u m a del Mss. del ermi
taño Teléforo , Libellus pro anitnarum salute et proximi tribulatione [siglo xiv ], de
un real ismo extraordinar io y en cuyos jseres imaginarios y diabólicos hállase re-
presentado, más agradable conjunto que
en los
reproducidos
de
otros manuscr i
tos extranjeros por T h o m a s W r i g h t en
su Historia
de
la Caricatura
Igual mención corresponde al sello en
oro
de Felipe
III i.°
de diciembre de
1621),
que se
conserva
en el
monetar io
de la
Casa ducal ,
uno
dé los t res únicos
conocidos en España, uno de Alfonso V, en Valencia, y el otro de Felipe II, en el
archivo de la casa Osu na.
Y como resumen de cuanto decimos, podremos concretar la opin ión , repi t iendo
con Menéndez y Pelayo I. c ) : «El libro está ordenado con tal ar te , que sin salir
de
él
pueden recorrerse los más interesantes períodos déla historia de España ,
s iempre sobre documentos or ig inales» , acer tando
a
seleccionar
en
tales términos,
que
aun
refiriéndose a sucesos distintos, puede compendiarse en ellos la his tor ia ,
la sigilografía, el arte o rnam en ta l de los l ibros , la genealogía y tantos o tros cono
cimientos que hacen interesan tísima esta obra .
V . C.
A.
E l I n g e n i o s o H i d a l g o on Q u i j o te de la M a n c h a compues to por M iguet
de CERVANTES SAAVEDR A. Edición crítica anotada por Francisco RODRÍGUEZ
MARÍN, indiv iduo de n ú m e r o de la Real Ac adem ia Española y Director de la
Biblioteca Nacional. Madrid, Imp. de la «Revista de Archivos, Bibliotecas y
Museos», 1916. xxvii págs. -}-3 hojas sin foliar-[-482 págs.
\
r hoja sin foliar
para
el
colofón.
Al
frente
de la
por tada
el
re t r a to
de
Cervantes ,
por
Jáu reg u i .
8. d. [ T o n o I; la obra c onstará
de
seis.]
Bajo la impresión de la lectura
del
«inmortal l ibro» empe zam os a trazar es tas
líneas,
que
h u r t a m o s
a la
lisonja, pue s
ni el
anotador
la ha
menes te r ,
ni en
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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NOTAS TilULIOGRÁFICAS 1 4 5
SU nat ura honr ado y recto h abr ía de conse ntirla, s i capaces fuéramo s de ex
presar la .
Y callados perm anecer íamo s, aun a true qu e de descorteses, s i no fuera po rqu e
su labor no pertenece a él solo; gala y ornato es, además, del Cuerpo que se honra
teniéndole por jefe.
Del trabajo realizado por Rodríguez Marín baste consignar que llegó a la depu
ración más exquisita del texto cervantino, s iguiendo preferentemente el de la edi
ción «príncipe», así en su primera como en la segunda parte, y cuando se separa
de ellas explica los motivos en las correspondientes notas.
En cua nto a los com enta rios que aclaran y restablecen el sentido de lo q ue
Cerv antes quis o decir, son pro duc to de un a lab ,r ten az, asidua e inteligente de
muchísimos años ocupados en leer y releer escritos del s iglo xvi, durante los que
acrecentó las notas referentes a la obra en tales térmjnos, que para la redacción
de las de esta edición contaba con más de g.ooo comentarios.
Don Marcelino Menéndez y Pelayo, jefe nunca bastante l lorado de nuestro
Cuerpo, consignó en el discurso de contestación al de ingreso en la Española del
Sr. Rodríguez iVlarín:
«Grandes nombres son los de Bowle y Clemencín; meritorios en extremo y no
superados has ta ahora sus comentar ios del
Quijote
grande es todavía la utilidad
que pres tan, y todo com enta r io futu ro tendrá que absorber lo que hay en e l los
de excelente y provechoso. Pero la crít ica de nuestros t iempos exige algo más.. .»
Este
algo
que rec lamaba e l maes tro , convir t iéndolo en
todo
lo aportó el señor
Rod ríguez Marín a la edición crít ica que aho ra pub lica, en tal forma , q ue sus
anotaciones serán de hoy para siempre indispensables para los que deseen conocer
y saborear lo que escribió Cervantes.
De la presentación de la obra y de su esmeradísimaa impresión, todo elogio es
parco ante los muchos que merece.
V. C. A.
Los exploradores españoles de l s ig lo xv i : v indicacidn de la acc ión co-
l o n i z a d o r a e s p a ñ o l a e n A m é r i c a , obra escrita en inglés por Charles
F. LuMMis; versión castellana con datos biográficos del autor, por Arturo CUYAS
* Prólo go de Rafael ALTAMISA. Barcelona, Ramón de S. N. Araluce, editor.
1916.
3i9 pá gs . -(- I hoja sin foliar de índice + i 'ar a. [re trat o del au to r). 8.°,
tela.
Muy de tarde en tarde aparecen libros que, como el presente, prestan tranquilo
rega zo, en el qu e oímo s deleitados lo qu e nu est a Patri a fué, lo qu e en la labor
de la cul tu ra mun dia l representa , y aunq ue co nturb e nues tro ánimo el pensar que
justos galardones vienen de América, cuando América se fué de nosotros, no por
ello dejan de satisfacernos, pues la comunidad de sentimientos y afectos es impe
recedera entre América y España.
Publicó D. Julián Jud erías, en 1914, un bien escrito y agotad o libro in ti tu lad o
La leyenda neg ra y ¡a verdad histórica
en el que patentizó la manera con que en
Eu rop a se fo rm ó la atm ósfe ra hostil a Españ a, las cau sas y los mo tivos por los
que convino apareciese intolerante la Nación de más abiertas ideas polít icas y re
ligiosas, dedicando en ella el inciso iii del capítulo iv a tratar de la colonización de
América , as í como de otras interesantes mater ias .
3 É » 0 0 . — T O M O X X X i r . 1 0
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14 6 REVISTA DE
ARCHIVOS
BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Recorda inos el l ibro del Sr. Juderías p orqu e el presente del nor team erican o
Lu m m is, es en cierto modo continuac ión de aqué l, porque uno y ot ro , desde sus
diferentes puntos de vista, tieniín el común propósito «de aplicar, como el Sr. Al-
tam ira consigna, al estudio un sentido recto y hu m an o de justicia, en vez de los
sobados moldes, que sentenciaban la obra española, repitiendo errores, anticipa
ciones precientilicas y maleficios sin fundamento; en virtud de todo lo cual, España
resulta ba ser com o una excepción mo nstru osa en la historia de la colonización
y de las relaciones internacionales».
F.slo es el libr o. ¿Que más pu dié ram os decir que no fuera sino man ifestación
de agradecim iento? ¿Qué se puede aña dirá las herm osas p alabras que cierran b obra
cuandi) al tratar de la conquista del Perú se hace constar «Fué la de Pizarro la
más grande; pero no son muchas otras inferiores en heroísmo y penalidades, s ino
únicamente en genio, y la historia del Perú es muy parecida a la historia de las
dos terceras partes del Nuevo Mundo»? Sólo gratitud a la justicia realizada por el
Sr. Lummis podemos consignar, asi como al benemérito Sr. D. Juan C. Cebrián,
quien desp rend idam ente enrique ce los fondos de nuestra s biblioteca s, y adem ás
con pródiga man o con tribu ye, patro cina ndo estas pub licacion es, a paten tizar lo
que fuimos, proporcionando a los españoles el inefable goce de mostrar al mundo
la ejecutoria de nuestros servicios en bien de la Humanidad y la Cultura.
V. C. A.
H i s t o r i a d e l a R e a l y P o n t i f i c i a U n i v e r s i d a d d e C e r v e r a
por D. Man ue
RUBIO
Y
B OHRÁS, Jet e de la B iblioteca y Arch ivo de la U niversidad de B arcelona.
Fotogra fías de D. Manuel Rainos y Cobos. B arcelona, [Im p.d e Joaquín Horta ),
1915.
49 8 pá gs. + 2 hoja s sin foliar, S.° d.
El feliz hall azg o en el Arc hivo U nive rsitario de B arcelona, gracias a las bien
orie ntad as investigaciones de D. Manuel Rubio y B orras, de la serie de doc um ento s
corre spon dientes a la Cancelaría de la U niversidad de Cervera, en la que se co n
tienen ade más copia de cu anto s se dirigían al Consejo de Castil la y U niversida
des de Salam anca y Alcalá, han perm itido al au tor de esta monog rafía histórica
reco nstit uir la historia de la más moderna de las U niversidades españolas « com
plemento perfecto de sus antecesoras», en cuya completa legislación se hallan tan
perfectamente asignadas las atribuc iones de los diferentes cargos univ ersitario s y
organizada la vida escolar toda en tales términos, que de no haber sido letr
muert tan sabias prevencione s, la U niversidad de Cerv era hubie ra l legado a ser
la primeía de las europeas.
El análisis detenido de tales elementos, el de la rica fuente que proporcionan la
serie de libros de C lau stro y acu erd os do los catedrático s desde 1718 a 1842, son
los materiales que, ordenados y bien expuestos, analiza y explica el Sr. Rubio y
B orra s; s iguiendo detenid ame nte cu ant as vicisitudes ocur ren en la vida univer sita
ria, logra desarrollar, no ya el toma de la privativa historia del centro docente, sino
la muy e^pec al, hasta el día desconocida, del renacimiento literario catalán, cuyo
origen y em brió n es la U niversidad de Ce rvera .
La publicación de la obra ha de comprender dos tomoS: el presente, que es el
primero, comprende lemas t^n interesantes como el de la decadencia l i teraria de
Ca talu ña en los com ienzos del s iglo xviii, creación de la U niversidad , exame n de
las compilaciones legales, Real y Pontificia, de los diferentes cargos universitarios,
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N O T A S B I B L I O G R Á F I C A S 1 4 7
atribuciones, rentas y privilegios, armas y sellos de la Universidad, terminando el
volumen con el estudio de los claustros y reproducción de sus principales acuerdos.
El segundo volumen ha de contener, entre otros capítulos, los referentes a los
Colegios agreg'.dos a la Universidad, Vida escolar y, sobre todo, el interesantísimo
referente a la Historia de la Imprenta en Cervcra, vinculada durante más de cua
renta y cinco años en la familia Ibarra, modelo de impresores.
La reseña del contenido de la obra evita todo elogio de su autor, cuyos esfuer
zos han de conducirle siempre a éxitos tan lisonjeros como el alcanzado con la pu
blicación de este libro.
V. C. A.
Relación de los fes tejos que se ce lebraron en e l Vat icano con mot ivo
de las bodas de Lucrecia Borgia con D. Alon so de Aragó n príncipe
d e P a l e r m o . . . Año 1498. Acrecentada con noticias y aclaraciones por el Mar
qués de Laurencín, de la Real Academia de la Historia. Madrid, [Impr. de For-
t ane t ] ,
1916. 100 pág s. + i hoja sin foliar pa ra el colofón + en lám . ap ar te ,
retrato de Lucrecia Borgia por Pinturrichio. 8.° d.
La interesantísima Relación que el Sr. Marqués de Laurencín inserta en esta
•su última obra, fué publicada por el mismo, en corta tirada de a5 ejemplares, el
año i ' gó, reprod uciéndo la de un curio so m anu scr ito pertenecien te a la selecta y
espléndida librería que el autor posee.
De excepcional importancia, no sólo desde el punto de vista histórico, sino tam
bién del artístico y el de las costumbres del Renacimiento, desde el momento en
que abarca una época de floración espléndida, en que todos, grandes y pequeños,
atraídos por el encanto de las nuevas costumbres, hubieron de sobrepasar las más
de las veces los límites de la aún más condescendiente honestidad.
Mas con ser tanto el interés del contenido de la Relac'ón examinada, pecaba, al
ser leída escuetamente reducida al texto primitivo, de un algo exótico que hacia
pareciese su ambiente exagerado e incomprensible en muchos extremos; compren
diéndo lo así, el M arqu és de L aure ncín llevó a la realidad la Idea de m os tra rn os ,
en esta nueva edición, a los personajes que en ella intervienen, con sus virtudes y
defectos, sus miras, ambiciones y espléndido boato; acertando en tales términos e
insertando a este fin tan curiosos documentos, que su estudio es acabado modelo
de biografía genealógica.
Rápidamente desfi lan ante el lector, dejando en su ánimo personalísima impre
sión, las figuras de Alejandro Vi, Alonso II de Aragón, el cardenal César Borja,
Luc recia de Borja, Alonso de Aragón, los Príncipes de Squ ilace, D. San cha de
Aragón y D. Lope de Borja, el cardenal de Monrcal, D. Juan de Borja, el prior de
Sa nta Eufem ia D. Pedro Luis de Borja, el carden al de Peru sa D. Juan López y
tantos otro s m ás, cuy as biografías aparecen i lustradas con docum entos inéditos,
procedentes en su n.ayor parte del archivo del Marqués de Laurencín y de los con
servados en la Real Academia de la Hisioria.
Antes de finalizar el libro, con la relación de las bodas de Lucrecia Borgia, se
insertan curiosísimas noticias referentes a los diversos retratos de la protagonista.
La obra, en conjunto, «es pintoresca y el cuadro, rebosante de animación y rea
lismo», constituye un verdadero acierto al haber sido publicado como lo fué por
tan culto escri tor.
V. C. A.
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1 4 8 REVISTA DE ARCHIVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
E s t u d i o s o b r e a H i s t o r i a d e l a O r f e b r e r í a t o l e d a n a ,
por
R A F A E L RAMf-
REZ DE A R E L L A N O . To ledo Im pren ta prov incial 1915.—Un tomo de 440 pági-
nas. His toria biografías y apéndices .
El autor de este bel lo l ibro es uno de aquellos espír i tus act ivos e impresiona-
bles por el medio que les rodea al ex trem o de no poder s us traers e a la s uges t ión
qu e s obre él ejercen principalm ente las ob ras de arte . Por es to dond equiera qu e
ha ¡do al pu nto le han ofrecido ca m po a s u contem plación y es tudio los aspectos
de la producc ión local art í s t ica y en ning una parte podía caus arle ma yor efecto
que en Toledo donde tantos mot ivos habían de so l ic i tar la .
F i jándose en los produ ctos de tan bella indus tr ia como la O rfebrería abríale
la toledana an ch o cam po de obs ervación y es tudio y con tan val iosos elemen tos
ha podido real izar una obra que seguramente ha de hacer época en la bibl iografía
de la imperial ciudad.
L a expos ición histórica de s u des arrol lo el exam en de tan s obres al ientes ejem-
plares la cons ul ta de in teresant í s imos docum entos y el resum en de tanto es tudio
en un Catálogo biográfico de los art i s tas ci tados en el tex to ofrecen a más de un
plan perfectamente t razado y una novedad g randí s ima en s u d es ar ro l lo el con-
jun to de cu an to hoy se puede s aber y dar por res uel to en tan bel lo cam po de la
historia art í s t ica patr ia.
Con este m otivo las recti ficaciones de nom bres fechas y auto res son tan cer-
teras como indudables dem os t rando en todo una s inceridad al tam ente p laus ib le y
una imparcial idad completa .
A lgunas veces hace excurs iones a campos d iversos del especial que es tudia;
pero la ten tación de no dejar a t rás in teresant í s imos doc um ento s o la luz que
arro jan en cues t iones pendientes las d i sculpan por completo .
Por el lo t rata con cierta extensión y dedica capitulo entero a las rejas de la ca-
tedral y o t ros trabajos s im i lares a la num is má t ica y has ta a l
transparente
i n se r -
tando por el lo not icias in teresan t í s ima s como las ex t raídas de las actas y docu-
me ntos de la cofradía de San Eloy en To ledo y otra s .
A lgun a vez s in em ba rgo la indagación y s obre todo la deduc ción lo l leva a
conclus iones no del todo defini tivas pues en la labor general q ue hoy por tanto s
se ejerce en bien de la ciencia toda algu nos ap orta n datos que ac laran ciertas
duda s o afirman opiniones no del todo res uel tas . A sí por ejem plo cua ndo en la
página 3io acepta la fecha de i533 para la cus todia de la catedral de Jaén hech a
por el Vandol ino hay que adm i t i r según recientes des cubr im ientos que és ta no
fué entregada e inaugurada hasta el año de 1541 después de ciertos plei tos y di la-
cion es . Ta m bién res ul ta de un ma es tro cordobés la ejecución del r ico ma rco de la
S a n t a F a z .
Igualme nte no com prendem os su ar rep ent imien to y dudas s obre que el cogo/ /o
de Cádiz pueda ser la parte sup erior de la custodia de L eón hecha por Enrique de
A rfe. Con sus argum entos t ra ta de oponerse a la opin ión hoy generalmente admi-
t ida es tando ésta corro bora da con gran fuerza por la presencia de sendos leones
de todo bul to como remate de los se is p ináculos del primer cuerp o los que segu-
ram ente l levar ían lo s bótateles que echa de menos en sus ex t re mo s aún su b-
s i s ten tes cons t i tuyend o es tos leones lo s s ignos heráld icos par lantes de la c iudad
a que se des t inaba la cus todia y cuyo s imbol i sm o hub iera s ido impropio de algu-
na o t ra . A demá s el es t i lo de s us caladas labores no puede ser m ás ar f iano .
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
149
La rectificación del apellido de Baroja, en vez de Varona, como se venía di
ciendo, está, en cambio, perfectamente justificada, y así se ha de nombrar en ade
lante a este artis ta.
Fu era de esto , sólo se siente que care zca la ob ra de las ilustrac ione s gráfica s,
tan precisas hoy en esta clase de l ibros, pero cuy as dificultades co xp re nd em o s
que habrán s ido insuperables .
Pue de, por tan to, estar satisfecho de su labor el Sr. l íamírez de Are llano y
conta rla entre las qu e vienen a au m en tar su tan reconocida rep utación y re
nombre .
El l ibro, pues, merece los mayores plácemes, constituyendo además un ejem
plar t ipográfico que honra á las actuales prensas de Toledo.
N. S .
José DEL
CASTILI.0 Y SOBIANO. V e r s o s d e a n t a ñ o
Madrid. Imprenta y l i tografía
de Agu stín Un gria, s. a . ig ib ); 8.° m. 3i6 págs.
En un volu me n bella men te impr eso ha coleccionado el excelente escritor Don
José del Castil lo y Sorian o, prestigioso individuo del Cu erpo , varias de sus c om po
siciones poéiicas, y aunque la índole de la REVISTA DE ARCHIVOS no se preste a hacer
en ella un estudio detenido de la ob ra , merece consign arse con menos lacon ismo
que el de un a papeleta bibliográfica la pub licación de un libr o de versos que por
diferenciarse de los que el modernismo corriente ofrece cada día a la luz pública,
t iene ya el mérito de ser una dem ostración de q ue cuan do se posee inspiración
verda dera pueden hacer se con la m étrica usu al y sin des coy un tar el idioma ni
apelar al espejuelo de vocablos exóticos, estrofas brillantes unas veces, sentidas
otras y siempre arm onio sas. T am bi én los asun tos que sirven al autor para sus
composiciones tienen para nosotros un gran encanto: son españoles en su mayoría
y están tratados al modo que lo hicieron el Duque de Rivas, Zorrilla y Núñez de
Arce . El libro de Castillo y Sor iano será, por consig uiente, leído con delectación
por todos aquellos a quienes sea grata la castiza escuela española.
A. G. A.
Lope BARRÓN.
C a n t a b r i a y L o g r o ñ o
Estud io filológico histó rico s. M álaga ,
Zambrana hermanos, ¡914; 8.° , 353 págs. 4 ptas.
La famosa y discutida Cantabria, que ocupaba, según el P. Flórez, el terri torio
de las montañas de Burgos, empezando desde San Vicente, Santil lana, Santander y
Lared o, que abarc aba desde la costa hasta las m ont aña s de León, por Aguilar de
Campoo, y sobre Montes de Oca, dejando dentro los nacimientos de los ríos Ebro
y Ca rrión , ha merecido de nue stro com pañ ero Sr. Barrón un recuerd o co n su
breve ensayo filológico histórico Cantabria y Logroño.
No se trata de una investigación amplia y completa del asunto, s ino de un tra
bajo de vulgarización de cuestiones relacionadas con la geografía histórica de la
ant igua Cantabria .
T ra ta principa lmen te de la etimología de algun os de los n om bres d e lugar de
la región cántabra; la latinización de la geografía ibérica; la etimología del Monte
de Cantabria dada por Flórez, rebatiéndola; la de Cantabriga Cantabrigia o Can-
•tabria bascona, Juliob riga, Pu erto de la Victoria que au nq ue los escritores m o-
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15 o REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
demos reducen a Santander, no es—dice Flórez—cosa cierta, porque Plinio pone
dos puertos en los cánt bros después de Santander y Santoña, caminando a Ga-
licia, y despu és de San tan der n o los hay ; por lo qu e parece más con form e con el
orden de Plinio reducir el Puerto de la Victoria a Santoña , y la de Logroño.
Trae una nueva versión de la guerra de Cantabria, interesante a las provincias
de Santander, Navarra y Vascongadas.
No señala la amplitud geográfica de Cantabria, la parte que en ella pueda co-
rresponder a las provincias vecinas a los límites fijados por Flórez; si pasaba más
hacia Oriente, incluyendo las tres provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, pues
los vizcaínos, pretendiend o ser cán tab ros , ba nd ad o origen a que el pretendiente a
la parte se levantase con el todo. Bien es verdad qu e este asp ecto geográfico no es
el asunto del trabajo del Sr. Barrón.
El autor se manifiesta muy conocedor de los geógrafos e historiadores de la an-
tigüedad y de los escritores de la época moderna.
P . G. M.
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C R Ó N I C A D E A R C H I V O S B I B L I O T E C A S Y M U S E O S
MUSEO DE REPRODUCCIONES ARTÍSTICAS
AUMENTOS DE LAS COLECCIONES EN LOS AÑOS DE 9 4 Y i g i S
En 1914 .
V A C I A D O S
Relieve fragmento) de un se pulcro , con dos figuras enluta das , un a de el las
con un escudo blasonado. El original de piedra se conserva en el Museo Arqueoló
gico de T ar ra go na y procede de un panteón del M onasterio de Poble t. Siglo xv .
Formador: Oliseto Suin Luchini.—Donación del Sr. D. Ángel del Arco.
Estatua de Esculapio
—El original, de má rm ol, obra de arte griego del siglo iv,
fué hallado en las excavaciones de Ampurias y hoy se encuentra en el Museo Mu
nicipal del Parque de Barcelona. Formador: X. Adquirido del citado Museo por
cambio con un vaciado de la estatua Agripa, de Mérida.
R E P R O D U C C I O N E S G A L V A N O P L Á S T I C A S D E O B J E T O S C R E T E N S E S Y
MICENICOS ADQUIRIDOS A LA W UR FEMB ERGISCHE ME TTA LIVA -
RENFABRIK. DE GEISLINGEN.
Vaso de los vendimiadores —El original de esteatita fué hal lad o en el palacio
de Hag ia-Triad a, Fe stos isla de Creta) , y se conserva en el Museo de Candía. S i
glos a XVI a. de J. C . Re pr od . en e bo nita .
Cabezada toro con el hacha simbólica —El orig inal, de plata y oro , procede de
las excavaciones de Micenas y se conserva en el Museo Nacional de Atenas. Estilo
cretens.. Siglos xvi a xii a. de J. C.) Reprod. facsímil en metal.
Mascarilla funeraria
—El oiigin al, de oro repujad o, se encon tró en una de las
tum ba s exploradas en Micenas cubriendo el rostro de un cadáver ricamen te ves
t ido ;
y se conserva en el Museo Nacional de Atenas. Reprod, facsímil en metal.
Copa de Néstor —Ei original de or o, fué hallad o en Micenas, y se Conserva en
el Museo Nacional de Atenas. La grande analogía que se observa entre esta copa y
la de Néstor que se describe en la ¡liada i i-63i) es causa del no m br e con que se
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15 2 REVISTA DE ARC HIVOS , BIBLIOTECAS Y MUSEOS
I designa. El p roced imien to técnico s/ire/afa (rem ach ad o), se ofrece de una m a
nera notable en esta obra. Reprod. facsímil en metal.
Cá/íí .—El original, de oro repujado, se halló en una sepultura de Micenas, y se
conserva en el Museo Nacional de Atenas. Por debajo del reborde de la boca apa
rece decorado por una cenefa formada por leones corriendo. Reprod. en metal.
Diadema.—E l original, de oro repu jado, se halló en una sepu ltur a de Micenas y
hoy se encuentra en el Museo Nacional de Atenas. Reprod. en metal.
Puñal de la cacería de leones. —E \
original de bronce y oro , con incrusta cione s
de plata en la hoja, repre sen ta por un o de los Udos unos hom bre s caz and o leones
y por el otro un león que ha hech o presa en una ga cela, por dela nte de la cual es
capan otras varias. El pomo está decorado con una composición repujada que re
prese nta la lucha entre un león y un leopardo . Rep rod. facsím il. Dicho original se
conserva en el Museo Nacional de Atenas.
Puñal llamado del Ntlo.~El
original de oro y bronc e con incrus tacion es de
plata fué encontrado, como el anterior, en una tumba de Micenas. La decoración
de la hoja revela cierto sentim iento del paisaje del Nilo, y repres enta una s pa n
teras cazando patos en las orillas del río, cubierto de plantas de loto. Reproducción
facsímil, bic ho original se conserva en el Museo Nacional de Atena s.
Placas decoralivas.—Los
originales de oro proceden de las tum bas de la acró
polis de Micenas, y se conservan en el Museo Nacional de Atenas. Son diez y siete
reproducciones en metal .
INGRESO DE FOTOGR FÍ S Y GR B DOS
Una fotografía. Cabera de una estatua de Hypnos.—El original de bro nce form ó
parte d'i una estatua idéntica a la del Museo del Prado, y se conserva en el Británico
de Londres. Heliograbado de The Vandyk Printers Ltd. Donación de D. J. R. Mé-
lida.
Diez fotografías.
Barros y otros objetos púnicos
hallad os en las excavacion es
prac ticad as en Ibiza. Los originales forman pa rte de la colección de D. An tonio
Vives en Madrid.
Diez y siete fotografías. Barros griegos (en su may oría vasos pintad os), p ro
cedentes de las excavaciones de Amp urias . Los origínales se conse rvan en el M useo
Provincial de Gerona.
Seis fotografías.
Patio y detalles de ¡a Casa de Miranda de Burgos
ejemplar
magnífico de estilo plateresco.
E n 1915 .
V A C I A D O S
DON CIÓN DE L ESCUEL DE RTE S Y OFICIOS DE M DRID
Dos capiteles góticos.—Los origina les de piedra form an parte del sepu lcro del
Obispo de Zamora en la Catedral de León. Formador: B. Pacini .
Basa de una pilastra decorada con un ángel en relieve.—E \ origin al (del si
glo XVI),de ala ba stro , está labr ado en alto relieve, ye s notab le por su m odelado y
expresión. Se hal la en el t rascoro de la catedral de León. Formador: B. Pacini .
Friso plateresco de relieve.—E\
original de alab astro , decorado con unos niño s,
existe en el t rascoro de la catedral de León. Formador: B. Pacini .
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CRÓNICA 153
Relieve del respaldo de un
s í / i a/ .—R epresenta a Santa Catalina de Sena. El
orig ina l de madera forma parte del coro del conve nto de San M arcos, de León. For
mador: B. Pacini.
Medallones con los bustos de un Profeta y de una Sibila.--Los
origina les son
•obra de talla, y correspon den a la s illería de San M arcos, de Leó n. F orm ad or:
B .
Pacini.
DONACIÓN DEL MUSEO DE ZARAGOZA.
Colección de quince capiteles árnbes del antiguo palacio de la Aljaferia de Za
ragoza.
Siglo XI.—Los originales de alabastro se conservan en el Museo de dicha
ciudad Formado r: V.
Pilastra plateresca,
cuyo original formó parte de la casa de la Infanta en Zara
goza. -El or iginal de piedra correspondió a dicho monumento, hoy fuera de Espa
ña. Formador: X. (Ejemplar -luplicado.)
Tablero plateresco decorado con una bicha —El original de piedra formó parte
de la iglesia de Santa Engracia de Zaragoza, destruida durante la guerra de la In
dependencia. El original se conserva en el Museo de dicha ciudad. Formador: X.
DONACIÓN DE MONSIEUR SANDARS
Dos entalles fenicios.
—Los originales grabado s en cornalina y en ágata, respec
tivamente, proceden de Castellar de Santisteban (Córdoba). El primero representa
a Isis, y el segundo un león. Formador: X.
DONACIÓN DE DON S. RIVERA MENESCAU
abi a varonil barbada.
—El original de alabastro, obra del Renacimiento, es
fragmento de una figura decorativa. Formador: X.
•VACIADOS ADQUIRIDOS A DON BARTOLOMÉ PACINI QUE HIZO LAS REPRODUCCIONES
Estatua de [sis.—FA
oriainal de mármol es obra de arte romano, y se conserva
€n el Museo Provincial de Burgos.
Urna cineraria decorada con caberas de Júpiter, Amno n y águilas simbólicas.—
Los originales de m ár m ol , propied ad de la Academia de Bellas Ar tes de San Fer
nando, se conservan en el Museo Arqueológico Nacional.
Capiteles árabes del Califato.—Los
originales de má rm ol se conse rvan en el
Museo Arqueológico Nacional .
Busto de una laude sepulcral.—El original de mármol existe en el Museo pro
vincial de Burgos.
Basa de columna árabe.
—El original de mármol procedente de Medina Zahara
se conserva en el Museo Arqueológico Nacional.
VACIADOS DE ESCULTURAS ROMANAS DE
M É R I D A
HECHOS POR D. L. BAhTOLOZZI
Cabera de Plutón.—E\ or iginal de mármo l forma pan e de una es ta tua encon
trada en el Teatro de Mé;ida, existente en el mismo.
Torso de una estatua de Augusto
/*).—El original de mármol se conserva en el
Teatro de Mérida .
Torso d e una estatua de Adriano ?).—E\ or iginal de már mo l fué enco ntrad o
«n e l Tea tro de M érida , y se conserva en este m onu me nto.
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15 4 REVISTA DE AR CH IVOS , BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Tablero decorado con hojas de encina y bellotas.
—El original de piedra existe
en el Teatro de Mérida.
Tablero decorado con hojas de encina y bellotas. —E l
original se conserva en el
Teatro de Mérida.
Friso decorado con hojas de cardo.
—El origina l se conse rva en el T ea tro de
Mérida.
Friso decorado con hojas de parra y racimos.—El original se conserva en el Tea
tro de Mérida, donde se encontró.
Torso de Venus.—Representa a la diosa del amor desnuda en el momento de
ceñirse al seno la faja fascia). El original de m árm ol existente en el Museo de Mé
rida, fué hallado en el santuario de Mithra, descubierto en la misma ciudad.
Se ha vaciado juntamente uno de los fragmentos del pedestal con un pie.
Tro\o de la cabera del genio míí/iraco.—Incorpoiada a la estatua correspon
diente.
Cabecita de Sileno.—E\ original de má rm ol enc ontr ado en el Te atr o de Mérida,
se conserva en el mismo monumento.
Tres tronos decorativos del Teatro de Mérida conservados en el mismo monu
mento .
El primero decorado con palmitas.
El segundo decorado con hojas.
El tercero decorado con un trofeo.
Ca¿>e ;a í/c Aiig usio. —El original de m árm ol, en con trad o en el T ea tr o de Mé rida,
se conserva en el mismo monumento.
Fragmen to de ¡a cabe\a de león de un genio mithraco.
—El original de mármol ,
hallado con posterioridad a la escultura de que formaba parte, se conserva en el
Museo de Mérida. El vaciado ha sido unido a la estatua correspondiente. (Nií-
mero 333 del Catálogo.)
IN G R E S O D E P IN T U R A S Y F O T O G R A F ÍA S
D O N A C I Ó N D E D O N C A S T O M A R Í A D E L R I V E R O
Una fotografía.
Relieves decorativos del Mirhab de la catedral de Córdoba .—
Fot. Setián y González.
Una fotografía. Estatua de Palas fidiaca de la Casa de Pihtos de Sevilla.—
Fot . Señan y González .
P O R C O M P R A
Dos fotografías.
F rontones del templo de Zeus
en Olimpia .—Fot . Al inari .
Veintidós fotografías. Mosaicos de varias iglesias de Cefalii, Montéale, Parenzo-
y Rávena.—Fot . Al inari .
Mosaico de Lugo: Dos acuarelas firmadas con las iniciales A. L. de A.
Siete fotografías. Figuras de Tanagra existentes en el Museo Arqueológico Na
cional y en el de Reproducciones Artís ticas.—Fot. M. Moreno.
A M P L I A C I O N E S F O T O G R Á F I C A S D E M O N U M E N T O S D E B U R G O S P OB A V A D I L I O
Esta tua orante del Cardenal Duque de Lerma, bronce or iginal de Pompeyo
León;.
Retablo bizantino de esmaltes, procedente de Santo Domingo de Silos.
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CRÓNICA 15^
Retablo de la Cartuja de MiraHores.
Relieve del trasaltar (catedral).
Detalle de la fachada de la Casa de Miranda.
Sepulcro del infante O . Alfonso en la C artu ja de M iraflores.
Puerta del Claustro Catedral .
Detalle de la capilla del Condestable, en la Catedral.
Fachada de la capilla del Condestable.
Cinco fotografías de monumentos de Burgos. Dimensiones i8X 24.
Treinta y tres fotografías de monumentos de Burgos. Dimensiones i3 X 18.
Sesenta y tres fotografías de la sillería de coro de la catedral de Plasencia.—
Fot. A. Díaz.
NOTA DE LAS CONFERENCIAS PIJRLICAS Y PR.4CTICAS
DADAS EN ESTE MUSEO DESDE EL AÑO 1 9 0 2 AL 1 9 1 5 , AMBOS INCLUSIVE
P O R D O N J O S É R M Ó N
M É L I D
1902.—Cinco conferencias (durante los domingos del i3 de abril al S de mayo)
sobre el tema general Los grandes escultores griegos, des arrolla do en la forma si-
guiente: I.* conferencia, Fidias; a. , Policleto; 3 . , Scopas; 4.°, Praxiteles, y 5.*,
Lisipo.
igoS .— Cu rso b reve de diez conferen cias (desde el 12 de abril al t4 de ju ni o)
sobre el lema Aspectos del Arte representativo, desen vuelto de la ma nera siguie nte:
I. conferencia, El realismo egipcio; . i . ' , El hieratismo oriental; 3.*, El arcaís
mo griego; 4. , El clasicismo griego; 5.*, El naturalismo romano; 6. , El esplri
tualismo cristiano; 7. ' , El Renacimiento de lo clásico; 8. , El realismo español;
9.*,
El barroquismo,
y 10,
El neo-clasicism o.
1904.—Diez conferencias de vulgariza ion sobre el tema La Mitología en el
Arte (desde el 10 de abril al 17 de jun io) , desa rrollad o del siguiente m odo : i. co n-
ferencia, Imágenes arcaicas; 2. , Deidades olímpicas; 3 . ' , Minerva; 4. , Dioses de la
lu í; 5.*, Deidades de la vida social; 6. , Venus y Cup ido; 7.°, Deidades de la tierra
y del agua; 8.*, Baco y su séquito; 9. , Hércules, y 10, Asun tos h-.roicos.
1905.—Ocho conferencias de carácter monográfico. Sus temas fueron los si-
guientes: 1. , La Dotorosa del maestro de Nuremberg; 2 ' , Relieve búdico de la
Caihboya; 3 . , El Auriga de üelfos; 4 . ' , La Victoria, de Poeonios; 5 . , El Merm es,
de Praxiteles;
6. ,
La Venus de Milo;
j ^
El Altar de Per gamo, y
8.%
Laoconte.
1906.—Continuación de las conferencias monográficas de obras maestras del
arte griego, cuyos temas y su desarrollo fueron como sigue:
I. conferencia, La Venus del Esquilino; a. ' , La Démeter de Cnido; 3 . ' , La Vic
toria de Samotracia; 4.», El Nilo; 5. , Grupo de Orestes y Electra; 6. , El Mauso
leo de Halicarnaso; 7.», Figuras de Tanagra, y 8. , El retrato de Inocencio X por
Velá íque:{.
1907.—Conferencia inaugural , Frescos de Miguel Angtlen la Capilla Sixtina.
Serie de conferencias sobre el tema
El templo griego y su decoración.
1.»,
Centro-
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I 5 6 REVISTA DE AR CH IVOS , BIHLIOTECAS Y MUSEOS
Mel culto griego; 2.*, Ceremonias del culto griego; 3.*, La Acrópolis de Atenas;
4 . ' ,
El templo de Olimpia y sus frontones, y
5.*,
El Partenón.
Ultima conferencia,
El Casón y el techo pintado por Lucas Jordán.
1938.—Serie de conferencias re lativas a obras ma estras del arte antig uo : i .*,
Es-
tatua de hl Sueño; 2. , El grupo de San Ildefonso; 3.», El busto de Elche; 4.*, Ve-
nus Genitrix, y
5. ,
La Venus de Médicis.
igoq.—Las conferencias dadas desde el dom ing o 6 de junio y los sucesivos
hasta el 4 del mes sigu iente, form aron un breve cur so sobre el tem a El templo y
la tumba en el hgipto antiguo, con sujeción al siguie nte desar rollo: i. conferen -
cia.
El arte egipcio;
2. ,
El templo y su decoración;
3.*,
Las tumbas del antiguo
imperio; 4 . , Los Hipogeos, y 5.°, El sepulcro de Osiris.
1910.—Curso sobre La pintura antigua y el Arte romano, desarrollado en diez
conferencias dom inicales, de 27 de ma rzo a 5 de jun io, con arreg lo al s iguiente
pr og ram a: 1. conferencia, Orígene.'i rft' la pintura griega; 2 . ' , La pintura en los
pasos griegos; 3.°, Los retratos del Fayum; 4 . , La pintura griega en Italia;
5. ,
Las pinturas de la casa de los Veltios;
6. ' ,
La escultura etrusca y rom ana;
7.*, La Isis de Vulci y el Orador; 8.*, La i\íatrona de Herculano; 9 *, El retrato en
el arte romano, y 10, El Augu sto de la villa Vesentana.
1911.—Curso sobre
Arte antiguo español,
desarrollado en seis conferencias
dom inicales, de 7 de mayo a 18 de junio, con arreg lo al s iguiente prog ram a:
I. conferencia. El sarcófatío fenicio de Cádi\; 2 / , La esfinge de Balayóte;
3.*,
La escultura ibérica; 4 . , Escultura hisp morom ana; 5. , Imágenes pertenecien-
tes a cultos orientales, y 6. , La Ceres de Mérida.
1912.—B reve cu rso so bre el tema
Monu mentos sepulcrales.
— i.* conferencia.
La tumba de las Arpias y la estela de Fars.tlia; 2 ' , Monumentos romanos; 3.°, El
sarcófago de Ecija; 4 . , E' bu lto sepulcral del obispo Mauricio y la laude de don
Lorenzo Su áre^ de Figueroa, y
5. ' ,
Sepulcro del principe D. Juan.
1913.—Continuación del tema
Monu mentos sepulcrales.—1 . coníererch
(8 de
junio), Laude de D. Pedro de Avila y í).^ María de Córdoba; a . ( i5 de junio) ,
Sepulcro de D. Juan de Padilla;
3. (aa de junio) .
El arte visigodo y el capitel en
España, y 4. (29 de jun io) , El claustro de Santo Dom ingo de Silos.
1914.—Serie de conferencias sobre el tem a El traje antiguo.—\. conferencia
(14 de jun io) ,
El traje oriental;
a. ' (21 de jun io).
El traje griego, y
3.* (28 de
j u n i o ) . El traje romano.
1915.—Tres conferencias.—I.* Te m a,
Joyas de Creía y de Micenas; 2.*, El
esculapio de Ampurias, y 3.*, Estatuas atléticas.
POR DON C STO M H Í DEL RÍVEBO
1906.—Una conferencia con arreglo al s iguiente tema:
La plateriaen la anti-
güedad clásica.
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CRÓNICA 157
1907.—Dos conferencias sobre el lema general Bronces clásicos la primera, y
E¡ mueblaje la segunda.
1908.—Continuación de las conferencias sobre los bronces clásicos, ocup ánd ose
de las
galeas
de Pompeya en una conferencia con el tema siguiente:
Los gladiado-
res y sus armas
191a.— Com isión en Italia desempeña da po r el señor Secretario —Designado por
Real orden de 28 de septiembre D. Casto M . del Rive ro, secretario de este M useo,
para representarle en el III Congreso Internacional de Arqueología Clásica cele
brado en Rom a en e l mes de o ctubre , desempeñó cum plidam ente su comis ión,
como puede co mp rob ars e en la Mem oria redactada por el Sr. Rivero, en don de
consigna de una manera detallada su útil y provechosa labor.
ESTADO DE LAS COLECCIONES DEL MUSEO Y NOTICIA DE SUS AUMENTOS
D E S D E 1 9 0 0 A 1 9 1 5 I N C L U S I V E
COLECCIONES DE REPRODUCCIONES
Al finalizar el año de 1899 existían
1 336
En 1900, s iendo director el Sr. Riaño, aumentó a 1 348
De 1901 a igiS, t iempo en que ha sido director el Sr. Mélida, aumenta a 2.38S.
Lo cual supone en quince años un aumento de i .o32 reproducciones.
FOTOGR FÍ S
Al finalizar el año de 1899 existían 2.707; en 1900, 2.711.
De 1901 a igiS a um en ta a 3.463, lo cual supo ne un a um en to de 762 fotografias
en este período de quince años.
L A C U L T U R A , L A IN V E S T IG A C IÓ N H IS T Ó R IC O -A R T ÍS T IC A
Y L O S A R C H IV O S D E P R O T O C O L O S N O T A R IA L E S
I
La época actual, en punto a las disciplinas que se l laman Historia y Arte (como
en otras muchas), es de investigación, de renovación, de revisión de valores, y en
cierto modo de reh abili tación. No habían de qued ar apa rtada s de esa general co
rriente, cuando un caudal enorme de doctrina se esconde todavía en esas fuentes
que se l laman archivos, y no escasean (ames al contrario) los trabajadores con vo
cación para estos estudios.
Me ceñiré a la materia histórico-artística. Es innegable que en este respecto se
ha dejado co rrer co n h ar ta ligereza a la fantasía, sobre todo en lo toc an te a las
atribucio nes de ob ras. ¿C uán tos Grecos no hab rá apócrifos? ¿Cu ántos falsos Ve-
lázquez? ¿Cuántos Goyas poco calificados? ¿Cuántos retablos de escultura errónea
mente adjudicados, s in tener en cuenta escuelas y discípulos? Pues ¿y qué mare-
má gn um no se ha arm ado en la cues t ión de nues tra pintura de pr imit ivos? A sí ,
pues, la depuración se imponía, no sólo como progreso científico, s ino como algo
saludable, para, entre otras cosas, hacer bajar del pedestal a dómines erigidos er>.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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I 58 REVISTA DE ARC HIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
auto rida des , sin m ás títulos que un a im aginación podero sa, algo de erudición y u n
poco de «ars loquendi». Kl procedimiento es sin duda cómodo; lo ingrato es la in
vestigación terca, paciente, en archivos, ora bien ordenados (los menos), ora con
vert idos en campos de Agramante.
Pacheco, Palom ino, Llag uno, Ceán Bermúdez y algún otro de menor cua ntía ,
fueron en esto beneméritos ciud ada nos: fueron a desc ubrir algo más de lo que los
ojos veían, o sea a los registros capitulares, a los libros de fábrica y a otros testi
monios documentales y fehacientes, y pudieron producir repertorios y diccionarios,
hoy todavía indispensab les. Ponz y Villanueva (éste mu ch o m ás, con creces) pres
taron también buenos servicios en la causa de hacer luz en las obras de nuestros
art istas.
Un aragonés insigne, D. Valentín Carderera, señaló, en los afanes de su vida de
artista y de patriota, nuevos progresos; y merced a los datos por él reunidos pudo,
el Conde de la Vinaza formar sus adiciones al Diccionario de Ceán.
Pero lodos estos investigadores no tuvieron en cuenta (salvo excepciones raras)
un fondo docu me ntal de indiscut ible valor y de autent icidad innegable, que ha
com enzado a ser explotado en E spaña hace mu y poco l iempo, y aun hoy es motivo
de labor de contados estudiosos. Me refiero a los archivos de protocolos notariales,
donde se guardan los registros de los depositarios de la fe pública, desde el siglo xiv.
Y al l í, contr atos , recibos, cancelaciones de pig os, testa me ntos, etc. , de art istas,
ag uar da n la m an o piado sa qu e los dé a la luz pa ra restablecim iento de la verdad y
adelanto de nuestra historia art íst ica.
¿Cuántos son los libros de protocolos que existen en las ciudades y villas im
portantes de España.^ Bastantes miles. ¿ los que sobre ellos trabajan? Un par de
docenas.
Y no es que quep a decir que no es impre scindible tal tarea; al co ntra rio: todo
el que quiera decir algo nuevo respecto a las obras de arte que d mercantilismo, el
engaño y aun la depredación han respetado en nu est ro suelo, y no dar vue l tas alre
dedor de lo conoc ido o insistiendo sobre lo trillado en aspectos o consideraciones
personales, las más de las veces fúlil-es y hasta descarriadas, y siempre de forma o
accidente; quien quiera decir algo nue vo, repi to, forzosamente h abrá de acudir a
los archivos protocolares.
A el los se deben imp ortante s descubrim ientos y no menos impo rtantes rectifi
caciones; de lo que debemos holgamos, aunque no sea más que para desautorizar
a esos su pe rho m bre s extra njero s, que con antojos de infalibles han clasificado y
han adjudicado a su modo nue stras obras de arte. Y lo más sensible es que sus
opiniones han corrido como dogmas de fe entre nosotros, crédulos y abúlicos.
¿Por ventura los hal lazgos de Sanpere y Miquel (el malogrado invest igador) ,
en Cataluña; de Gestoso, en Sevilla; de Sanchis Sivera, en Valencia; de Borja San
Román, en Toledo; de Serrano y de Abizanda, en Zaragoza, y otros, no han hecho
y harán cambiar en algunos puntos la faz que hasta ahora se conocía de la histo
ria de las Bellas Artes y de las artes in dus triales en líspaña? ¿No se ha au m en tad o
el núcleo documental y la lista de los artífices españoles de todo género.
Era, por ejemplo, opinión arraigada en el extranjero, y claro que en desdoro
de Españ a, que aqu í no habíam os tenido escuela, p lantel de pintores primit ivos
trocenlistas y cu atro ce ntis tas ; que este arte en tales épocas careció de significa
ción; que las obras, por tanto, eran pocas, y muchas de ellas o influidas directa
me nte por los art istas de al lende Pirineos, o ya francam ente atr ibu idas a éstos, s¡
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CRÓNICA iSg
bien careciendo de prueba documental y guiándose por otra puramente impresio
nista y asaz deleznable.
Y los protoco los n otariales de fines del siglo x iv.d eto do el xv y co mien zos del x vi,
han venido a dem ostr ar, princ ipalm ente, lo grat uito de semejantes afirmacio
nes, y ya los críticos extranjeros van reconociendo su error (?) y devolviéndonos,
quieras que no, lo que justamente nos corresponde, ¿(l^ómo no, si los documentos
auténticos son irrefutables? Los protocolos han probado la existencia de maestros
abundantes, autores de bell ísimos retablos; de obras que de hoy más habrán de
incorporar-e al inventario nacional; que los Dalmau, Alfonso, Bermejo, Galleaos,
Borrassá, Vergós, Aponte y otros , au nq ue inspirados en la gran corrien te flamenca
(la más intensa en Kspaña) com o algo fundam ental y necesario, dado el desarrollo
de nuestro arte en tal épcjca, fueron artistas de manera personal, de estilo propio,
delatado en producciones que son como una reivindicación de nuestros derechos
en la historia del Arte, muchos, a sabiendas, usurpados en beneficio ajeno.
El número de las obras cuyo autor se ha averiguado, es crecido; muchas de
•ellas importantes.
En verdad, puede decirse que la exploración de aquellos archivos ha operado
un a revolución, no sólo en lo que atañe a la dicha historia art íst ica (que d oc u-
mentalmente se va escribiendo poco a poco), sino en la manera de comprender tal
disciplina y de ejercitar la crítica.
Entendiéndolo asi , e l «Centro de Estudios Históricos» (acaso el organismo
científico que con m ás entusiasmo y constancia cu m p h su misión) ha empren
dido la tarea, en extremo laboriosa, de ir reuniendo en enorme casillero los nom
bres y dem ás datos de los artista s qu e u nos y otros «chiflados» por estas cosas
vamos descubriendo y aportando; los más de ellos en la rica cantera de los proto
colos.
Por eso, a base de estos libros, ha em prend ido la pub licació n de peq ueñ os
diccionarios de art istas regionales (V alencia, Ma estrazgo, To ledo , etc .) , en cuya
serie (ya está anu ncia do ) figurará el Alto A ragón , p onien do a contrib ució n para
ello mi esfuerzo y mi entusiasmo, escaso el primero, pero enorme el segundo.
P^ntendiénJolo así tam bién, se ha d ado lugar en co ncu rso s y certám enes a la
investigación de protoc olos; y en Zaragoz a, la fundaciófi Vi llah erm osa -G uaq ui,
por obra y gracia del presidente de la Junta de Patronato, el inteligentísimo don
Mariano Paño, puede decirse que ha fomentado y est imulado la honr osa tar ea,
cuyos frutos son patentes (i), aunque más lo serían si la investigación, en vez de
reducirla , de localizarla tanto, c ircunscribiéndola a Zaragoza y sus hijos o veci
nos ,
por exigencias de la fundación fuera del todo «aragonesa», como vinculada
en todo Aragón estuvo la noble Casa cuyo patriótico proceder alabamos.
Merced a los protocolos que en Zaragoza van investigados, sabemos ahora,
pongo por ca so, q ue Fo rm en t trabajó en la Cu stodia de la Seo; que Ba rtolom é
Bermejo (el gran cordobés «de Barcelona»), hizo el espléndido retablo de Santo
Domingo, de Daroca, cuya riquísima tabla principal es admirada en el Museo Ar
queológico .Nacional; que Gabriel Yoli, el francés de nación, es el autor del reta
blo de San Miguel de los Navarros, a tribuido por conjeturas al ñorentino Moreto,
( I ) R c c i e n t e m i n t c s e h a p u b l i c a d o l a emoria p re m i ad a en e l co nc urs o de 1914, de l a que
e s a u t o r D , M a n u e l A h i z a n d a , l l e n a d e d a t o s y d o c u m e n t o s i n t e r e s a n t e s p a r a l a h i s t o r i a d e l A r t e
f n A r ag n (y p r i n c i p a l m e n t e e n Z a r a g o z a ) , e n e l s i g l o x v i . K s t e m i s m o s e ñ o r e s e l a u t o r d e l a
emoria p r e m i a d a e n e l c o n c u r s o d e 19 15 , q u e c o n t i e n e , s e g ú n m i s n o t i c i a s , d a t o s a ú n m á s n o
t a b l e s y c u r i o s o s q u e l a a n t e r i o r .
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16 o REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
y una porción de cosas más que vienen (y vendrán más, dada la rica mina por ex
plotar) a rectificar y aclarar opiniones (muchas sentadas con ínfulas de suficiencia
s in haber intentado asomarse s iquiera a l ancho campo documenta l , norte y guía
de toda labor que aspire a seria en este punto, en l ibros abarrotados de absurdas
teorías y hu é.fan os de nu evo s dalo s y de sana crit ica) y a restablecer la verdad
adulterada en cuanto se refiere al acervo artístico de la capital de Aragón y a sus
numerosos cul t ivadores ; c iudad de intensa vida pasada, en todos los órdenes .
II
Ciertamente que es penosa esta labor de repasar los abultados volúmenes pro-
tocolare.í, escrito s con enrev esad a letra enca den ada los m ás. Yo doy fe de ell o,
¡Cu ánto s libros no desfilan, entre el incienso del polvo secula r, s in contene r nad a
útil al inten to Pero yo os aseg uro que la compen sación del mal rato pasado vol
viendo hojas y más hojas sin resultado positivo, l lega cumplida cuando tropeza
mos con un contra to para una obra , con un rec ibo, con cualquier ot ro dato que
calma nuestras ansias. Job es, s in duda, el abogado de estos menesteres. Mas sin
paciencia, es seguro qu e yo no hu biera hallado (com o he tenido la f ortu na) , por
ejemplo, datos nuevos sobre Forment y su gran retablo de La Seo oséense; sobre
To m ás Pel iguet , e l famoso y has ta ah ora docu me nta lm ente desconocido pin tor ,
importador en Aragón del grandioso esti lo de Miguel Ángel; sobre otros artis tas
del Renacimiento aragonés , y sobre a lgunos pintores pr imit ivos , inédi tos , precur
sores de aquella gloriosa actividad, que en el Alto Aragón, ya alternando con el
portugués Pedro Núñez, ya con el catalán Luis Borrassá, dejaron muestras de su
arte sencillo pero inspirado, s in alardes técnicos, pero emotivo y admirable; mate
ria nueva que he vertido, en parte, en algunos de mis l ibrejos y en revistas de
Arte hispano.
Fuerza era que Aragón diera en osto señales de actividad, y recabara, en con
secuencia, para sí honrosas prerrogativas, entre ellas la de su escuela pictórica
medioeval (pu esta en tela de juicio por Sanpe re para realzar y aun su b li m ar la
catalana), aunque no fuera más que para vindicar a aquel aragonés de cepa,,
ar t is ta cabal y arqueólogo consumado, que se l lamó Carderera , que demostró su
exis tencia , s i b ien anduvo un tanto parco en los razonamientos . Seguramente que
si hoy viviera Sanpere y Miquel rectificaría algo de lo que sobre esta cuestión
expone en su acabada monografía sobre los cuatrocentistas catalanes.
E s , pues, evidente la importancia de los archivos de protocolos, e incuestiona
ble su valor en punto a l más exacto conocimiento del desarrol lo mater ia l e inte
lectual de aquellas generaciones. Por otra parte, de ellos ha de salir la solución de
problemas artís ticos, la que en vano se intenta por conjeturas. Recuérdese, por
ejemplo, el misterio que envolvía al basamento del retablo mayor de la catedral
de Barbas tro , y que sumió en un mar de confus iones a QuadraJo y otros , dada la
afirmación del Padre Huesca de que era obra de Forment, y la fecha i56o all í gra
bada, en cuyo tiempo aquel preclaro artis ta había ya fallecido. Pues bien: el
archivo notar ia l de Barbas tro vino a armonizar ambas cosas , demostrando docu
menta lmente (Paño publ icó en ultura Española esta investigación) cómo F o r
ment comenzó el basamento y lo acabó Juan de Liceyri por acuerdo del Concejo
barbas trense , que compró aquel la obra a la hi ja del ins igne escul tor .
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CRÓNICA l6 l
Por todo lo expuesto, échase de ver lo convenientisimo que es un metódico
estudio de los protocolos notariales para añadir nuevas glorias a nuestra historia
art íst ica, y más ahora en que por fuerza tendrán que estar poco menos que para
lizadas las energías investigadoras de los eruditos extranjeros, que en esto van a la
cabeza. Pero para el lo hay que atender previamente a una ordenación sistemática
de los tales archivos, hoy desorganizados; hay que redactar, por personas compe
tentes ,
índices de la copiosa materia histórica que en aquellos libros se encierra,
reuniendo en las capitales o, aunque no lo sean, en grandes núcleos de población,
los protocolos antiguos dispersos por vil las y ciudades de la provincia, hoy poco
importantes, para facilitar la tarea a los estudiosos; y ocioso es consignar el fruto
que de ello se seguiría. En cada capital de provincia, por lo menos, repito, debe de
haber un archivo de esa clase. Nada de absorción por las cabezas de las regiones,
que equivaldría a malograr afanes; y, a la postre , vendría a resultar una paradoja,
esto es, que con la mejora no se podrían realizar (so pena de grandes dispendios)
investigaciones y trabajos hoy posibles en todas las capitales de provincia.
Y cuenta que nos hemos l imitado a exponer cuatro ideas en lo que atañe tan
sólo a la investigación histórico-art íst ica, sm mentar siquiera lo mucho que ya de
ben a los archivo s notariales la Bibliografía (con trato s de impreso res, estam pa de
libros,
por me nor es de obras hoy rar as ), la Biografía (vida de escri tores, datos
para la Historia l i teraria; de Cervantes, v. gr. , se han hallado noticias interesantí
simas en protocolos notariales), la Historia interna regional y local , en documen-
tos y detalles notables, e tc . , e tc .
Por lo demás, los privilegios, las trabas que hoy existen, o puedan exist ir , para
el desem peño de esta labor, a pesar de disposiciones en co ntr ario , deben desapa
recer; la investigación habrá de ser l ibre y desinteresada, que no en vano el cam
po de la Ciencia es i l imitado y unive rsalm ente asequ ible. Y conste que yo no he
hallado en este punto más que facil idades de todo género.
Claramente se deduce de cuanto antecede , que hay una comunidad de func io
narios t itulares indicadísima para la custod ia y catalogación de estos imp ortan tes
archivos; qué digo indicadísima, insusti tuible . Me refiero al Cuerpo facultat ivo de
archiveros, bibliotecarios y arqueólojos, cuyos individuos, por la especialidad de
los estudios que cult ivan y consti tuyen su carrera, aquilatados y comprobados en
una oposición, habrían de estar al l í en su elemento, que es el histórico y el art ís
t ico ,
má s, m uch o m ás, por ejemplo, que en los áridos archiv os de las Delegacio
nes de Hacienda. Así, pues, las ventajas enu ncia das , las razones alegadas, los re
medios expuestos, a l obrar se condensan en una sola cosa: la incorporación de los
archivos que nos ocupan al Cuerpo mencionado. Y lo que esto significaría para la
cu ltu ra patria , no he de ser yo quien lo ap un te. Por el lo, me consta que ei insig
ne Rodríguez Marín se recrea en este pen sam iento , en espera de su traducción a
la realidad.
El actua l min istro de Instruc ción pública D. Julio Bu rell , qu e tan excelente
me nte orientado está en estas cuestiones (sea pru eba su proy ecto de fomento y di
fusión de las Bibliotecas populares), tiene con esto ocasión magnífica de probar de
nuevo cuá nto le in te resa la públ ica cul tura . Y au nq ue los agobios económicos
que sufrimos y los t iempos corrientes y molientes de desequil ibrio y de zozobra
no pai-ecen los más propicios para implantar tan úti l ísima mejora, que reclaman
a una todos los eruditos, no dudo de que el ta lento de Burell sabrá excogitar me
dio hábil
i
ara que la incorpo ración de los archiv os notariales, en sus protoc olos
3 É Í 0 C A . — T O M O X X X IV . I I
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162 REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
an t iguos , al Cue rpo de a rchiveros, abr iendo estas puer tas a los estudiosos y facili
t ando la explotación de este rico filón, no sea una u topia lamentable o algo que
vaga en el deseo.
Prepare pronto el Sr. Burell esta innovación, hoy que en muchas cosas se ve
patente la reversión a la ant igüedad y la inclinación a este linaje de estudios; y
ere?
que
u l t imada ,
se lo
agradece rem )S los
que y de día en día
somos más)
aún
vemos a lgo en las manifestaciones del pasado.
Ks bien cierto que más hace
el que
quiere que
el
que puede .
A ver si
vuesa-
merced, cual Cide Hamete dirigiéndose a su péñola al t e rmina r su Don Quijote,
exc lama aquel lo
de
Tate, tate^ folloncicos.
De ninguno sea tocada.
Porque esla empresa, buen Rey
Para mi estaba guardada.
RICARDO DEL ARCO.
Del Heraldo de Aragón.
RELACIÓN
DE LAS
EXCAVACIONES
C U Y A P R Á C T I C A E S T A A U T O R I Z A D A
POR
R E U N I R
LOS
R E Q U I S I T O S
P R E S
C R I T O S EN L A LE Y DE 7 DE J U L I O DE 1 9 1 1 Y R E G L A M E N T O DE
1. ° DE M A R Z O DE 19 12 , A C E R C A DE E X C A V A C I O N E S Y A N T I G Ü E D A D E S
I
X x o a v a c i o n e a c u y a i n s c r i p c i ó n ha s i d o p e d i d a a c o g i é n d o s e al ar-
t i c u l o 35 del e g l a m e n t o c i ta d o y a c o r d a d a en 21 de j u n i o
d e 1912
Concesionario:
DON
A N T O N I O
V I V E S
ESCUDERO.
S I T I O M U N I C I P I O P R O V I N C I A
Cemente r io ca r t ag inés en el Pu ig
des Mu l ins Ib iza Ba leares .
Concesionario:
D O N
H E R M I N I O
ALCALDE
DE L RÍO.
S I T I O M U N I C I P I O P R O V I N C IA
C a v e r n a del Cast i l lo Pu ente Vies go .Santander .
Concesionario: MR.
MARCELIN
BOULE,
SITIO MU NICIPIO PROVINCIA
C a v e r n a de la Pas iega Pue n te V ie sgo San tande r .
G r u t a
del
Va l l e Ras ine s San tan de r .
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CRÓNICA í63
oncesionario
EXCMO. SR. D. ENRIQUE DE AGUILERA Y GAMBOA
MARQUÉS
DE CERRALBO.
SITIO M U N I C I P I O P R O V I N C IA
To rra lba , I - 'uencaliente Soria .
C a v e r n a
de la
M ora S om a e n S or ia .
A t a l a y o M o n t u e n g a S o r i a .
V a l d e h e r r e r o s S o m a e n S o r i a .
V ia na S om a e n S or ia .
Sem il la V el il la Soria .
C a s t ro c iclópe o S a n ta M a r ia de Hu e r
ta Soria .
C a s t ro m e ga l í t i c o u ógm ic o M onre a l Z a ra g oz a .
Necrópol is megal í t ica u ógm ic a . . . M onre a l Z a ra g oz a .
H o y a de los m u e r t o s M o n r e a l Z a r a g o z a .
Ne c rópol i s
de
S a b i n a r M o n r e a l Z a r a g o z a .
M i r a b u e n o M o n t u e n g a S o r i a .
M o l i n o de B e n j a m í n M o n t u e n g a Soria .
A r c o b r i g a M o n r e a l Z a r a g o z a .
D r u n e m e t o n M o n r e a l Z a r a g o z a .
Ga l ia na S om a e n S or ia .
U c i e l A r c o s de M edinacel i . Soria .
P e ñ a
del
E s tud ia n te Ga rba jos a Gu a da la ja ra .
C a v e r n a s de Anton io , Antón , Mi-
gue l , V a ra s , F e l ipe , Arr iba s y
T ra s c a s t i l lo T or re v ic e n te S or ia .
Ca s tro V alvened izo .Soria .
E l V i l l a r V a lve ne d iz o S or ia .
C a s t i l l e jos Agui la r de An gui ta . . Gu a da la ja ra .
C e n t e n a r e s L u z a g a G u a d a l a j a r a .
C a s te jón L uz a ga Gu a da la ja ra .
A r i o b r i g a M o n r e a l Z a r a g o z a .
R a be r a Alc o le a de P ina r Gu a da la ja ra .
C oba t i l l a Alc o lea de l P ina r Gu a da la ja ra .
C a s a re s M a ja nos Ga rba jos a Gu a da la ja ra .
•Cas t i l le jo Arcos de M edinacel i . Soria .
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16 4 REVISTA DE ARC HIVOS , BIBLIOTECAS
Y
MUSEOS
II
S x o a v a c i o n e s
y
e x p l o r a c i o n e s a u t o r i z a d a s
por
a c u e r d o s
de la
J u n -
t a S u p e r i o r
de
E x c a v a c i o n e s
y
A n t i g ü e d a d e s
de
21 de j u n i o
19
d e o c t u b r e
29 da
d i c i e m b r e
de
1 9 1 2 1 8
de
e n e r o
26 de
f e b r e r o
1 2
de
j u n i o
de 1913 y 19 de
f e b r e r o
de 1914 y
B e a l o r d e n
de
2 4
de
n o v i e m b r e
de 1914
oncesionario
D O N
ENR IQ UE B R EUIL .
SITIO MU NICIP IO PROVINCIA
C u e v a de Am bros io Vé lez B lanco Alm er ía .
C u e v a F u e n t e de los M olinos Vélez Blanco Alm ería .
oncesionario DON H E R M I N I O F O R N E S G A R C ÍA .
SITIO MU NICIP IO PROVINCIA
Pe ña H uje r ada Ar nev ar Cas tel lón .
P ic a rch o Sone ja Cas tel lón .
Castil lo le M o r o s Sot de Fe rre r Cas te l lón.
Castil lo de Sot Son eja Cas te l lón.
M o j ó n
del
Cabo de la H ue r ta Sone ja Cas tel lón .
Cemente r io de moros de Fay ar . . . Vi l la To rcas Cas te llón .
Castil lo de To rca s Segorb c Cas te l lón.
Cas t i l la re jo de Fa ne ca Oy árzun Cas te l lón.
oncesionario DON SEBASTIÁN ROIG Y RAMOS.
SITIO M U N I C I P I O PROVINCIA
I s la P lan a Tr icu adra ) Ib iza Ba lea res .
oncesionario DON RICARDO MORENAS DE T E J A D A .
SITIO M U N I C I P I O P R O V I N C I A
El Cas t ro Ux am a) Osma Sor ia .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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CRÓNICA l65
oncesionario
EXCELENTÍSIMO
SEÑOR MARQUÉS
DE
CERRALBO.
SITIO
M U N I C I P I O
PROVINCIA
Los Ar royue los
Las Llanas
Altillo de la H o r c a
Estación neolí t ica
Piedra del Molino
La Cañada, todas las rocas y todas
las ver t ien tes que ba jan al ca-
mino de Retor t i l lo a T a r a n c u e -
ña, incluyendo la vía romana . . .
H ig es Guada la j a r a .
Olmeda Guada la j a r a .
Pa lazue los Guada la j a r a .
R ío Sa l ido Gua da la ja ra .
U r e s G u a d a l a j a r a .
Valle que va a Caracena .
Valle de la Cañada
Las rocas p róx imas al camino de
Valvened izo a Losana , Pera le jo
y M a n z a n a r e s
Un val le hasta Tiermes.
Bancal
S i m a s
de
Bias
Cueva de la Mora
C a v e r n a de Ar r iba
De Retor t i l lo y Cas
tro
De Retor t i l lo y Cas
tro
De Valvcned izo
L o-
s a n a , P e r a le j o y
M a n z a n a r e s
Retor t i l lo
Sanguil lo
Sor ia .
Sor ia .
Soria.
Soria.
Soria.
Soria.
Soria,
oncesionario DON HERMINIO FORNES GARCÍA.
SITIO MU NIC IP IO PR OVINC IA
C a s t r o
en
b a r r a n c o s F e r r e r
y Se-
pultura par t ida Sum at Seg orbe-P alenc ia Castel lón .
R u in a s F u e n t e
de
Fay ar , par t ida
de Fa ya r Sone ja -Pa lenc ia Cas te llón .
oncesionario
DON
IGNACIO CALVO
Y
SÁNCHEZ.
SITIO
M U N I C I P I O
PROVINCI
Cueva de la Gal iana Valde lcobo) . Ho rch e Gua da la ja ra .
oncesionario D O N GABRIEL FLÓREZ Y SUÁREZ.
SITIO
M U N I C I P I O
•Cueva de la Pa lom a So to de Reg ueras .
PR OVINC IA
Astu r ias .
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l 6 6 REVISTA DE ARCHIVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
oncesionario
DON
JUAN CABRÉ A G U I L Ó .
SITIO M U N I C I P I O P R O V I N C I A
R o c a
de los
moros
B a r r a n s
del
Ganscons
Val le del C a lapa ta
Cal le jón del P lon
N a v a z o
Fuente del Cabrer izo
M o n t e de P e ñ a l b a
P o b l a d o s
o
Nec rópol i s
San n-
ton io
V a l de la C a b re r a
Toca l Redó
F e r r a r e s
Cas te l laas
Roca Cabal lera
M a s
de
M ada lenes
Cre tas Terue l .
Cre tas Terue l .
Cre tas Terue l .
A l b a r r a c í n T e ru e l .
A t b a r r a c í n T e ru e l .
A l b a r r a c í n T e ru e l .
Vi l l a ta r Te rue l .
Ca lace i t e Terue l .
Ca lace i t e Terue l .
Ca lace i t e Terue l .
Ca lace i t e Terue l .
Ca lace i t e Terue l .
Ca lace i t e Terue l .
C re t a s T e ru e l .
oncesionario EXCELENTÍSIMO SEÑOR MARQUÉS DE CERRALBO
SITIO MUNICIPIO PROVINCIA
C u e v a
del
R a s c a ñ o .
L ié rganes San tander .
oncesionario DON MANUEL ÁNGEL ALVAREZ
S ITIO MUNICIPIO
PROVINCIA
M o n t e
El
Tec la .
La Guard ia .
P o n t e v e d ra .
oncesionario EXCELENTÍSIMO SEÑOR MARQUÉS DE CERRALBO
S ITIO MUNICIPIO PROVINCIA
La Sor t i j e ra Am brona Sor ia .
A c e d e ra l e s H o r t e z u e l a de Ocen . Gu ada la ja ra .
E l Te ja r Turm ie l Gu ada la ja ra .
E l To r re jó n Turmie l Gu ada la ja ra .
Cerca
del
Mol ino Luzón Gu ada la ja ra .
R u i n a s La Caba Ci rue los Gu ada la ja ra .
oncesionario DON TOMÁS GARCÍA
R U I Z .
S ITIO MUNICIPIO
PROVINCIA
F a r o T o r r o x .
Málaga .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 181/202
CRÓNICA 167
Concesionario:
DON
T O M Á S G A R CÍ A R U I Z
S I T I O M U N I C I P I O P R O V I N CI A
F a r o T o r r o x M á l a g a
Concesionario:
D O N F E R N A N D O R O D R ÍG U E Z G U Z M Á N
SITIO MU NIC IPIO PR OVINC IA
U l a c a
?)
Solosancho Avi la
ITT
E x o a T a o i on e s a a t o r i z a d a s p r d i f e r e n t e s R e a l e s ó r d e n e s
Concesionario:
D O N J U L I Á N ZU A Z O
Y
PALAC IOS
Autorizada
por
Real orden
de
2Ó
de
septiembre
de
1914.)
S I T I O
MUNICIPIO
P R O V I N C I A
C e r r o de los San tos Mo ntea leg re A lbace te
Llano
de la
Consolac ión M ontea leg re Albace te
Concesionario:
D O N R I C A R D O M O R E N A S
DE
T E J A D A
{Autorizado por Reales órdenes de 9 y IJ de julio de 1914-)
S I T I O M U N I C I P I O P R O V I N C IA
E n t r e la c a r re t e ra que va a la es-
tac ión
de
Q u i n t a n a
de
Gormaz
y
el
pueblo
de
Gormaz Gorm az Sor ia
Concesionario: MR. F I E R R E P A R Í S
Autorizada por Real orden de de octubre de 1914-)
S I T I O M U N I C I P I O P R O V I N CI A
Baelo T ar i fa Cádiz
Concesionario:
D O N E N R I Q U E B R E U I L
Autorizada por Real orden de 17 de octubre de 1914.)
SITIO MU NIC IP IO PR OVINC IA
Cueva de l Parpa l ló Gandía Valenc ia
Cueva
de las
Ca la veras Bcnidi le ig Al ican te
M onte Cam orra Mol l ina M á laga
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 182/202
í 6 8 REVISTA DE ARC HIVO S, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Concesionario: E X C E L E N T Í S I M O SEÑOR M A R Q U É S
DE
CERRALBO.
(Atitorisada por Real orden de 2¡ de octubre de KJJ ) . )
SITIO MU NIC IPIO PROVINCIA
DOS k i lómet ros yac imien to de To
r r a lba
Or i l las
de
tina la gun a
Sor ia .
E n los peñones de la s ie r r a de...
Cerca
del río
Salido
En te r r eno l lamado Navaf r ía
En te r r eno l lamado
La
Cava
En te r r eno l lamado La Cabezada
E n
el
mon te
que
divide
los
t é r m i
nos
de
A n p n i t a
y
A g n i l a r
de
Angni ta
Necrópolis visigfoda de Ar iza
J u n t o a la C a ñ a d a H e r m o s a y
f rente
al
cer ro Vil lar
Sor ia .
So r ia y G u a d a -
lajara .
A m b r o n a
A m b r o n a
y
M i ñ o
Valdc lcubo y Tor
del r ábano
Retor t i l lo y S a n t a
mera
H u é r m e c e s G u a d a l a j a r a .
C la res Guada la ja r a .
Luzón Guada la ja r a .
To r ro sabiñán Guada laj ara .
Anjíu i ta y A g u i l a r de
Angu i ta Guada la j a r a .
A r i z a Z a r a g o z a .
M o n r e a l
de
Ar iza . Zara goza .
Concesionario: I ÍXCKLENTÍSIMO SEÑOR M A R Q U É S DE CERRALBO.
(Autorizada por Real orden de 3 de octubre de 1914.)
M U N I C I P I O
P R O V I N C I A
A) Cueva de la Pa lom a .Soto de Regu eras Ov iedo .
Concesionaria:
D O Ñ A M E R C E D E S
DEL
PRADO BENA VIDES.
(Autorizada por Real orden de j / de octubre de 1914.)
SITIO
MUNICIPIO PROVINCIA
B) M ogón. Finc a molino de los
Alamos.) Vil lacar r i l lo .
Jaén.
Concesionario: D O N V E N T U R A F E R N Á N D E Z L Ó P E Z
(Autorizada por Real orden de 9 de noviembre de 1914.)
MUNICIPIO PROVINCIA
ITIO
Circo Rom ano Toledo. ,
Toledo.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 183/202
CRÓNICA 169
Concesionario: DON J U A N C A B RÉ A G U I L Ó .
Autorizada
por
Real orden
de 2 de
noviembre
de
J914.)
SITIO MU NICIP IO PROVINCIA
Cue va de los J a rd in es San ta E lena Jaén .
Concesionario: DON AU RE LIO CABRERA GALLARDO.
Autorizada
por
Real orden
de 1 de
diciembre
de
igi-J.)
SITIO MU NIC IPIO PROVINCIA
Ca lde ras All)i irquer([uc Ba dajo z.
Barqu i l lo Alburqucpfiue Badajo z .
D e h e s a ád Azag a la Alb i i rquc rquc Bada joz .
H u e r t o
del
des¡j<)b ado
de
Bena-
ven te Alburqu crque Bada joz .
Cas t i l lo
de
Alburqucrqu e Alburq uerque Bada joz .
Concesionario
DON E D U A R D O H E R N Á N D E Z P A C H E C O .
Autorizada por Real orden de 26 de febrero de i )i5.)
S I T I O M U N I C I P I O PROVINCIA
Cueva de la P e ñ a San R o m á n de Pra
vía Oviedo.
Cuev a Ve ga O vi edo.
Cueva Trub ia Oviedo .
C u e v a D o ñ a U r r a c a y P e r r e r í a s T r a n s m o n t e s de las
Regueras Oviedo .
Concesionario: EXCEL ENTÍSIMO SEÑOR MARQ UÉS DE CERRAI.BO.
Autorizada
por
Real orden
de 28 de
mayo
de
11)15.)
SITIO MUNICIPIO
A) Nec rópol is ibér ica Atien za Atien za
ídem
id.
Valde novi l los Alcolea
de las
P e ñ a s .
í d e m id. Rebol lar Alcolea de las Peña s .
ídem id. Perisca l Alcolea de las P e ñ a s .
í d e m
id.
Alance Atanc e
ídem id. Cinco villas Cinco villas
ídem id. Pa red es Pa red es
í d e m
id.
Va lde lcubo Va lde lcubo
í d e m id. R iba de An t ius te R iba de San t ius te
í d e m id. El Teso ro Carab ias
í d e m id. Cas t i llo c ic lópeo San ta M aría de H ue r
ta Soria .
PROVINCIA
Guada la
Guada la
Guada la
Guada la
Guada la
Guada la
Guadala ,
Guadala j
Guadala ,
Guada la
ara .
a ra .
ara .
a ra .
ara .
ara .
a ra .
a ra .
a ra .
a ra .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 184/202
ly O REVISTA DE ARCHIVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
Concesionario: DO N RODOLFO ARAGO NÉS.
Autorizada por Real orden de 28 de mayo de 1915.)
S I T I O M U N I C I P I O P R O V IN C I A
B)
To r reón To ledo To ledo .
Concesionario: DON AU RE LIO CABRERA GALLARDO.
Autorizada
por
Real orden
de Kj de
junio
de
1915.)
SITIO MU NICIPIO PROVINCIA
Cer ro
del Bu .
Toledo Toledo.
Cem enter io árabe Toledo Toledo .
Concesionario: DON
O R E S T E S C E N DR E RO C U R I E L .
Autorizada por Real orden de 7 de diciembre de
7^15.
SITIO MU NICIPIO PROVINCIA
Cueva
del
Ma to Vi l laescusa San ta nder .
r- ^ ; ..„^-^.. i D O N M I G U E L G U T I É R R E Z Y
Concesionarios:
<
DON E D U A R D O H E R N Á N D E Z P A C H E C O .
Autorizada por Real orden de 22 de diciembre de ioi5-)
SITIO MU NICIPIO PROVINCIA
Cave rna Barc ina de los Mo n tes Burgos .
Concesionario: DON MA NUE L CABALLOS.
Autorizada por Real orden de 7 de diciembre de ipi5-)
SITIO MU NICIPIO PROVINCIA
Necrópo l i s p re r romana
y
rom ana Carm ona Sevil la .
IV
E x c a v a c i o n e s s n b T e u c i o i í a d a g por l E s t a d o
A Ñ O I 9 I 2
SITIO MU NICIPIO PROVINCIA
Num ancia Gar ra y Sor ia .
Presidente de la Com isión ejecutiva:
ILUSTRÍSIMO SEÑOR DON J O S É R A M Ó N M É L I D A .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 185/202
CRÓNICA
7^
SITIO MUNICIPIO PROVINCIA
Medina z Zahara
Córdoba.... Córdoba.
Delegado director
EXCELENTÍSIMO SEÑOR
DON
RICARDO VELÁZQUEZ.
SITIO MUNICIPIO PROVINCIA
Itálica
Santiponce Sevilla.
Delegado director ILUSTRÍSIMO SEÑOR DON RODRIGO AMADOR DE LOS RÍOS.
SITIO MUNICIPIO PROVINCIA
Termes Manzanares
•
Soria.
Delegado director
DON N A R C I S O S E N T E N A C H
SITIO MUNICIPIO PROVINCIA
Teatro Mérida Badajoz.
Delegado director
ILUSTRÍSIMO SEÑOR DON JOSÉ RAMÓN MÉLI DA.
AÑO
I913
SITIO MUNICIPIO PROVINCI
Numancia Garray Soria.
resi ente
de la Comisión ejecutiva
ILUSTRÍSIMO SEÑOR DON JOSÉ RAMÓN MÉLID A.
SITIO
M U N I C I P I O P R O V I N C I A
Teatro Mérida Badajoz.
Delegado director
ILUSTRÍSIMO SEÑOR
DON
JOSÉ RAMÓN MÉLID A.
SITIO MUNICIPIO PROVINCIA
Medina z Zahara Córdoba Córdoba.
Delegado director EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON RICARDO VELÁZQUEZ.
SITIO MUNIC IPIO PROVINCIA
nfiteatro de
Itál ica Santiponce Sevilla.
Delegado director
ILUSTRÍSIMO SEÑOR DON RODRIGO AMADOR DE LOS RÍOS.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 186/202
7 2 R E V I S T A DE A R C H I V O S B I B L IO T E C A S Y M U S E O S
S I T I O M U N I C I P I O P R O V I N C I A
Clunia Peñalba
de
Cas t ro Burgos .
Delegado director
SEÑOR DON NARCISO SENTENACH.
MUNICIPIO
PROVINCIA
T e r m e s M a n z a n a r e s S o r i a .
Delegado director SEÑOR DON IGNACIO CALVO.
AÑ O
1914
SITIO MUNI CI PI O PROVINCIA
Num ancia G ar ray Sor ia .
Presidente de la Com isión ejecutiva
I l .USTR ÍSIMO SEÑOR DON J O S É R A M Ó N M É L I D A .
SITIO MU NIC IP IO PR OVINC IA
Te at ro Mér ida Bada joz .
Delegado director ILUSTRÍSTMO SEÑOR
DON
J O S É R A M Ó N MÉLIDA
SITIO
M U N I C I P I O P R O V I N C I A
Olunia Peñalba de Cas t ro Burgos .
Delegado director SEÑOR DON NARCISO SENTENACH.
S I T I O MUNICIPIO P R O V I N C I A
Cuevas de la Z o r r e r a y o tros Castel lar de S a n t i s t e -
ban Jaén .
Delegado director SEÑOR DON IGNACIO CALVO.
AÑO 191S
S I T I O M U N I C I P I O PROVINCIA
N u m a n c i a
••
G ar ray Sor ia .
Presidente
de la
Com isión ejecutiva
ILUSTRÍSIMO SEÑOR
DON
J O S É R A M Ó N MÉLIDA
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 187/202
CRÓNICA
173
SITIO MU NICIPIO PROVINCIA
T e a t r o
y
anf i tea tro M érida Bad ajoz .
Delegado director; ILUSTR ÍSIMO SEÑOR
DON
J O SÉ R A M Ó N M É L I D A .
S T M U N I C I P I O P R O V I N C I A
Anfi tea tro
de
I tálica San tipon ce Sevilla.
Delegado director ILUSTRÍSIMO SEÑOR DON RODRIGO AMADOR
DE
LOS R Í O S .
SITIO MU NICIPIO PROVINCIA
M edin a-A z-Za hara Córdoba Córdoba .
Delegado director
EXCELENTÍSIMO
SEÑOR
DON
RICARDO
VELÁZQUEZ.
SITIO M U N I C I P I O P R O V I NC I A
Cuevas
de la
Z o r r e r a
y
o t ros Cas te l lar
de
S an t i s t e -
ban J aén .
Clun ia Peña lba
de
Cas t ro Burg os .
Delegado director SEÑOR
DON IGNACIO
CALVO.
S I T I O
P u n t a
de la
Vaca .
P u e r t a
de
T i e r r a . . .
M U N I C I P I O
PROVINCIA
. . Cádiz.
Delegado director
ILUSTRÍSIMO
SEÑOR DON
PELAYO
QU I N T E RO .
SITIO MU NICIPIO T ROVINCIA
Valle
del
D u e r o
•.
V a r i o s V a r i a s .
Delegado director
ILU-STRÍSIMO
SEÑOR
DON ANTONIO BLÁZQUEZ.
Madr id ,
31 de
d ic iembre
de
1915.—V.°
B.°
el
p re s iden te
de la
J u n t a
Su-
per io r
de
E x c a v a c i o n e s
y
An t igüedades ,
Amalia Gimcno
—El secre tar io ,
Francisco Alvares Ossorio
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 188/202
i 7 4 REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
JUN TA FACU LTAT IVA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
SESIÓN DEI DÍA I7 DE ENERO DE IQtÓ
El seño r Presiden te D. Natalio Rivas) dio cue nta del fallecimiento del seño r
D. Juan Menéndez Pidal, con m uy sentidas frases, aco rda nd o por ac lama ción la
Jun ta que constara en acta el sentim iento unán ime del Cu erpo de Arc hive ros-
Bibliotecarios, y que este acuerdo se comunicara a la familia del esclarecido Direc
tor del Archivo Histórico Nacional.
Pa ra cub rir la vacante del Sr . Menénd ez Pidal fué d esignado por una nim idad
D. Joaquín González.
Fuero n elegidos, por un anim idad , vocales de la Jun ta, para cu brir las dos va
cantes existentes en la misma, los Sres. Márquez de la Plata y Tobar.
Quedó enterada la Ju nta , y rei teró su sat isfacción, por el nom bra mie nto de
D.
José J. Herrero como vocal de la mis ma en conc epto de Aca dém ico de Bellas
Artes .
Se acordaron los siguientes traslados:
D. Justo García Soriano, desde el Archivo de Hacienda de Albacete, al de igual
•clase de Murcia; D. Claudio Sánchez Albornoz, desde el Archivo de la Presidencia
del Consejo de M inistros , al Archivo H istórico N acional; D. Fra ncis co Se gu ra,
desde el Arc hivo del M inisterio de Gracia y Justicia, al de la Presidencia del Co n
sejo de Ministros ; y D. Felipe J. O rtiz y Ledesm a, desde el Arch ivo Histó rico, al
del Ministerio de Gracia y Justicia.
Se autorizó al jefe del Archivo de la Corona de Aragón para que entregue tem
poralmente al Rector de la Universidad de Barcelona los fondos referentes a Ramón
Lu ll, existentes en dicho Arch ivo , para q ue figuren en la «Exposición Bibliográfica
Lul i ana» .
Fu é aprob ada la Mem oria que presentó el inspector D. Policarpo Cuesta, refe
rente a la visita que giró a los establecimientos de Segovia, Valladolid, Simancas y
Avila.
Se acordó que la Biblioteca de la su prim ida Escu ela de Diplom ática funcione
•como depen diente de la Biblioteca de la F acu ltad de Derecho , destina ndo par a su
servicio al oficial Sr. Pérez Biía, y aceptando para la misma los ofrecimientos he-
•chos por el decano de Filosofía y Letras Sr . T o rm o .
Se pro pu so a D. Vicente Ca stañ eda , jefe del Arc hivo de Ord enes M ilitares, para
ocu pa r la plaza de Vocal del Tr ib un al exam inado r de Reyes de A rm as, vacante
por fallecimiento del Sr. Menéndez Pidal.
Dio cuenta el señor Presidente de la próxima inauguración de la Biblioteca po
pular de la ronda de Toledo y la creación de otras dos en Madrid.
Se acord ó interes ar del Ministerio de Gracia y Justicia la entreg a al Cu erp o
facultativo de Archiveros-Bibliotecarios del Archivo de la Cancillería de Granada,
-entrega acordada y no cum plida desde hace t iem po .
SESIÓN DEL ofA Í3 DE FEBRERO DE I 9 1 6
El Secretario dio cue nta de las Reales órdenes nom bran do vocales dé la Ju nta
a los Sres. M árquez de la Plata y To ba r, quienes toma ron posesión de sus car
gos ,
haciendo constar la Junta la satisfacción que le producía contar con elementos
•tan valiosos en su seno.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 189/202
CRÓNICA 175
Se acordó informar favorablemente a la Superioridad la adquisición por el Es-
lado de la Biblioteca que perteneció a D. Juan Menéndez Pidal, director que fué del
Archivo Histórico.
Se informó favorablemente un a instancia de D . Salvador Rued a, en qu e ro
gaba se le autorizase para efectuar una excursión de propaganda ibérica por di
ferentes Estados americanos.
Se acordó el traslado del oficial D. Pedro Burriel desde el Archivo de Hacienda
de Gerona al de igual clase de Albacete.
Quedó sobre la mesa la instancia de oficial D. Satu rni no R ivera M anesca u,
en súplica de que se le traslade desde el Archivo Regional de Galicia al de Hacien
da de León, por no exist ir di .ha vacante en la actualidad.
Se nombró una ponencia, compuesta de los Sres. R idríguez Marín, Fernández
Victorio, Gil Albacete y Castañeda, para que emitan dictamen sobre una instan
cia presentad' por los auxil iares y aspirantes que prestan servicio en los Estable
cimientos que rige el Cuerpo.
Se dio cuen ta de una instancia del señor Com isario Regio del T ur is m o, referente
a la Biblioteca popular instalada en dicho Ce ntro, y se no m bró pa.a q ue informe
a la junta sobre la resolución oportuna una ponencia, compuesta de los Srcs. Ro
dr íguez Marín , Albace te y Castañeda .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 190/202
B I B L I O G R A F Í A
L o s l i b r o s y a r t í c u l o s de H i s t o r i a en la acepc ión más a m p l i a de
l
palabra
d e s d e
la
pol í t i c a
á la
c ien t í f i c a ;
y los de sus
c ienc ia s auxi l i a re s , inc luso
la
F i l o l o g í a
y
la
L i n g ü í s t i c a .
D e n t r o de e s t e c r i t e r i o , la l e n g u a y la n a c i o n a l i d a d son
l s
b a s e s de c las i f icac ión
d e n u e s t r a B i b l i o g r a f í a .
P o r e x c e p c i ó n se in c l u ye n ( m a r c a n d o con *) las o b r a s y t r a b a j o s de c u a l q u i e r
o r d e n p u b l i c a d o s
por
i n d i v i d u o s
de
n u e s t r o C u e r p o .
L I B R O S E S P A Ñ O L E S
I.
Los que se
p u b l i q u e n
en
E s p a ñ a
ó
en el e x t r a n j e r o , de a u t o r e s p a ñ o l , c u a l
q u i e r a que sea la l e n g u a en que es tén
esc r i tos .
2 .
Los l ib ros de a u t o r e s e x t r a n j e r o s
p u b l i c a d o s en l e n g u a c a s t e l l a n a ó en
c u a l q u i e r a
de los
d i a l e c t o s
que se ha
blan
en
E s p a ñ a .
3 .
Las t r a d u c c i o n e s , a r r e g l o s , r e f u n
d i c i o n e s y e x t r a c t o s de o b r a s h i s t ó r i c a s
y l i t e r a r i a s ,
de
n o t o r i a i m p o r t a n c i a ,
es
c r i t a s
por
e spañole s .
4.°
Las
o b r a s n o t a b l e s
de
a me n a l i t e
r a t u r a e s c r i t a s por e s p a ñ o l e s en c u a l
q u i e r l e n g u a
ó por
e x t r a n j e r o s
en ha
bla s e spañola s .
5 . Las t r a d u c i o n e s h e c h a s por e s p a
ñ o l e s
ó
e x t r a n j e r o s ,
á
c u a l q u i e r a
de las
h a b l a s e s p a ñ o l a s ,
de las
o b r a s h i s t ó r i
ca s
y
l i t e r a r i a s ,
y aun de las de
a m e n a
l i t e r a t u r a , c u a n d o s e a n o b r a s ma e s t r a s .
At.KMANY BoLUFER (José). Estudio ele
menta l
de
Gramática his tór ica
de la
Len
gua cas te l lana .
//.
edición.-—Madrid Impr .
de la Rev. de Arch. , Bibl . y M u s e o s ,
1915. [ « 3 9 3
BAI(5 BAÑOS
(Aurelio). Quién fué el
l icenciado Alon.so Fernández de Avel la
neda. Ensayo sobre la es truc tura espir i tua l
del falso Quijote. Relisiosidad
de
Ce rvan
tes. Cart.i
del
exce lent ís imo señor d irec tor
de
la
Biblioteca Nacional
don
Franc i sco
Rodr íguez Mar in .—Madr id , Est, tip. de
Juan Pé rez Tor re s . S. a. (19x5).^—8.° d.,
336 págs . [6 94
CASCALKR
Y
M U Ñ O Z
(J. ). LOS egipcios en
la antiifüedad.
Su
gobierno,
su
religión
y
sus cos tumbres . . . Prólogo de J. Ramón
Mél ida . . .—Barce lona , F. G r a n a d a y C ,
edi tores .
S. a.
( ly i s ) .—8-° ,
141
pági
nas. [ 6 3 9 5
CuKKVO (P. Fr. Jus to , O. P.). His tor ia
dore s
del
convento
de San
Es teban ,
de
Salamanca .—Salamanca , Tmpr. Catól ica
Salmant icense , 1914.—2 vols .
8.° d., 791 y
959 págs . [ 6 3 9 6
—El Monas te r io de San J u a n de Corias .
—Salamanca , Impr . Catól ica Sa lmant icen
se, 1 9 1 5 . — «
d., 36
págs . [ 6 3 9 7
CnURRUtA (Conde
de).
F u e r o s
de
Gui
púzcoa. Breve exposición
de los
mismos,
según se cont ienen en el l ibro t i tulado
Nueva Recopi lac ión de los Fue ros , Pr i
vi legios , Nuevos Usos
y
Cos tumbres ,
Le
yes
y
Ordenes
de la M. M. y M. L. Pro-
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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BIBLIOGBAPÍA
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8.°
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318 págs.
+ I h. I6S 8
EsTEVE BoTEY (Francisco). Grabado.
Compendio elemental
de su
histor ia
y
T r a
tado de los procedimientos que to fonnan
esta manifestación
del
a r t e . . . ,
con un
preámbulo del insigne grabad or don B a r
tolomé Maura.—Madr id , T ip . -Li t . A. de
Ángel Alcoy, 1914.—8."
d.,
256 págs. ,
con
calcograf ías . [639
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Su suelo , su población y su de recho . P ró
logo
del
excelent is imo señor don T r in i t a
r io Ruiz Valar ino. Novísima edición on
ilustractiones corregida
y
considerable-
mente aumentada.—M adrid, Ar tes gráficas
"Mateu" , 1915 .—8° d- a P ^ g s - [ 6 4 0 0
LÓPEZ PB UDENC I 'O ( J . ) .
Diego Sánchez de
Badajoz. Estudio crí t ico, biográfico y bi
bliográfico.—Madrid, Tip.
de la
"Rev i s t a
de Archivos" , 1915.—8." d., 383 pági
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de
cri t ica
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Impr.
y Ene.
La Edi tor ia l Vizcaína, Jg iS-—8.°
m., 62
págs.
[64 2
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histór ica del t e r r i t o r io de la actual pro
vincia de Mu rcia , desde la reconquista
p or
D.
J a i m e I de Aragón has t a la épo
ca presente .—Madr id , Impr . del Pa t rona to
de Huér f anos
de
In t endenc ia
e
In t e rven
ción mi l i tares , • 1915.—8." d., 516 pági
nas. [64 3
MiouÉLEZ (P.).
Las
Relaciones histór ico-
geográficas de los pueblos de España . He
chas por o rden de Fe l ipe I I .—Madr id , Im
prenta Helénica, 191S.—4.°,
93
pági
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PACHECO Y DE LEYVA (Enrique). El
Cónclave de 1774 a 1775. Acción de las
Cortes católicas en la supresión de la
Compañía de Jes ús, se gún docum entos
españoles.—Madr id , Impr . Clásica españo
la, 1915.—8>°
d-
S75 págs .
[64 6
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Pet isco,
S. J.
(Su t i empo
y
sus obras. )—
Madr id , 'Gran Imprenta Catól ica , 1915.—
8.°
d., 30
págs.
[64 6
3 ,
¿POCA.—TOMO;,XXXIT
PuiG (Doctor Sebast ián) . La m a d r e Se
rafina. Breve relación
de la
maravi l losa
vida de la ve ne rab k Soar Angela Mar
gar i ta Seraf ina, fundadora de las monjas
Capuch inas en España. . . Prólogo del padre
Ruper to Mar í a
de
Manreu.—Barcelona,
Impr .
F.
Giró, 1915.—8.°,
i95
págs .
y re
t r a to .
[64 7
QUINTER O A TA UH I (Pelayo). Uclés. Do
cumentos inédi tos
y
a lgunas not ic ias
to
m a d a s de sus Archivos. Tercera parte
ilustrada
on
fotograbados.
—Cádiz, Impr.
de Manuel Alvarez, 1915.—8.», 220 pá
g inas .
[64 8
R A UÍR EZ
D E
AKEULANO (Rafael). Estudio
sobre la Hi s to r i a de la Orfeb rer ía to ledana.
— To led o, ImpiT. Pro vin cia l, 1915.—8.*
d.,
431 págs.
-i-
4 hs.
[64 9
SANTIAGO VELA (P. Gregorio). Ensayo
de una Bibl io teca Ibero-Am er icana de la
Orden de San A^m tin ' . Obra basad a en
el ' 'Ca tálog o bio-bibliográfico agu stinia-
no , del P. Bo nifacio MioraL [641
SOLANA
(Ezequde l). C erv an tes educBd or.
(Obra p r emiada en públ ico cer t am en.) - ^
Madr id , El Magi s t e r io Españ o l " , s. a.
( i g i s ) . — 8 . ' , la s
p4gs.
[6411
ToRTOSA (Doctor Diego). Apologética
c r i s t i ana . La Religión y la Hi s to r i a o
Ciencia
de las
Rel igiones. Con ferencias. . .
d a d a s en la iglesiai die San Ginés, de Ma
dr id , durante
la
Cuaresma
del año 1915.
—Madrid ' , Impr . Clásica Española , 1915.
—8.° m., 198 págs. 2 hs. [6418
VELASCO ESTEPA
(Francisco de P.). An
tonio Agui lar y Can o. N oticia biográfica. . .
Con
una
Car ta-prólogo
del
excelent ís imo
señor don Franc isco R odr íguez Mar ín .—
Madrid' ,
Tip. de la
" R e v .
de
Arch., Biblio
tecas
y
Mu seos" , 1 915 . - ^ .» ,
81
págs .
I h. [6413
ViLA (Doctor Gabr iel ) . Mosén Bar tolo
mé Arguimbau, regente-gobernador de Me
norca en 1 invas ión de Cindadela por los
Turcos.. .—^Ciixladela
de
Menorca ,
Tip. y
Lib. del Sagrado Corazón de J e s ú s , 1915.
—8.° d., 40 págs. [6414
ViLA
y
ANGLASA (Doctor Gabr iel ) .
El
r everendo padre D iego Saura y Vel l , in
signe menorquín. . . Apuntes acerca de su
vida.—Ciudadtela
de
Menorca ,
Tip.
y
Lib.
l a
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 192/202
178
REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS
del Sagrado Corazón de Jesús, 1914.—4.0,
9 2 p ág s. [ 8 4 1 5
ViÑALS Y TORRERO ( F . ) . E l padre Mir .
Ensayo biográfico.—Madrid, Est. t ip. de
Ja ime Ra té s, 191 5 . -8 . ° , 68 págs. [6 4 1 B
A. Gil Albacete.
U B R O S E X T R A N J E R O S
j Los de His tor ia y sus c ienc ia s
a u x i l i a r e s , d e L i t e r a t u r a y A r t e , d e F i
lo log ía y L ingüís t i c a , publ icados por ex
t r a n j e r o s e n l e n g u a s s a b i a s ó e n l e n g u a s
v u l g a r e s n o e s p a ñ o l a s .
2 . Los de cua lquie r ma te r ia , con t a l
que se r e f i e ran á l a H is tor ia de España
y e s tén e sc r i tos en d ichas l enguas por
a u t o r e s e x t r a n j e r o s .
CAPPELLETI
(Licurgo). Napoleone I .
Tersa edisione riveduta e corretta.—Mila
no [V. AIlegTetti] , 1916.—24.°, xviiii
+
272 págs., con 24 láms.— 3 lir.—
(Manuali
HoepH.) [ 6 4 1 7
FuMAGALLi (Giuseppe). Bibliografía.
Ter
na edisione interamente rifatta e ampliata
d'el Manuale di Bibliografía, de Giuseppe
Ott ino.—Milano [V. Allegre t t i ] , 1916.—
24.° marq., xx -f- 340 págs.—4,50 lir.—
(ManuaK HoepH.)
[ 6 4 1 8
GRAHAU
( R . B . Cunningham e) . Be rna l
Díaz del Castil lo; being some account of
him, taken f rom his True His tory of the
Conquest of New Spain.—London, Nash,
191S.—8.», 264 págs.—9,20 fr . [ 6 4 1 9
GRIBBLE
(Francis) . The royal House of
P or tugal .— Lond on, Nash, 1915.—8. , 344
págs.,
con grabs .—18,75 f r . [ 6 4 2 0
HAVELL ( E . B . ) . T h e ncient and me
dieval architecture of Ind'ia . A study ol
Indo-Aryan c ivi l isa t ion.—London, Mur-
ray, 1915.—4.°, 266 págp., con láms.—
36 f r. [ 6 4 2 1
LIST.
of catalogues of English
book sales, 1676-1900 now in thc British
Museum .—Lon don, Milford, 1915.^-8. ,
540 págs.—16 fr. • [ 6 4 2 2
MEINHOP
(Car i) . An introdWtion to the
s tudy of Áfr ica languages .—London, Dent ,
1 9 1 5 . - 8 . ° , 178 págs .—6 f r. [ 6 4 2 3
MicHAEL (A. C. ). An artis t in Spain.—
London, Hodder, 1914.—-4.°, 212 págs., con
láms .—25 f r. [ 6 4 2 4
MoHETTi (Giuseppe). II Museo Nazio-
nale rom ano.— Rom a, J. Frank , 1915.—
24.°,
66 págs ., con 49 láms. [ 6 4 2 5
—Das Nr t t iona lmuseum. (The rmenmu-
seum) in Rom.—Rom, J . Frank, 1915.—
24.°,
75 págs ., con 49 láms. [ 6 4 2 6
OLSCIIKI (Leo S.) . La mia nuova colle-
zione di milla incunabeli .—Firenzc [Tip.
G i u n t i n a ] ,
1915-—8.° marq., 61 págs.—(De
Bibliofilia.) [ 6 4 3 7
PiGNATELLi (Robcrto). Compendio di Ar-
.chivistica pratica notavilc.—Cassino, Tip.
M eridio nale, 1914.—8.°, vi -f 39 págs.—
1,50 f r. [ 6 4 2 8
FoLiTEYAN (J.). Biblical discoveries in
Egypt, Palcstine and Mesopotamia.—-Lon
do n, Stoc k, 1915. — 8.°, 204 págs., co n
grabs .—3,50 f r. [ 6 4 2 »
TEMPERLEY
(Harold) . Freder ic the Grea t
and K aiser Joseph.—^London, D uckw orth,
I9I5 .—8.° , 290 págs.—6,25 f r . [ 6 4 3 0
VENTUEI
(Adolfo). Storia dell ' arte i ta-
l iaha .
VIL
(La pi t tura de l qua t t rocento.)
Parte IV.—Milano [Rom a, Tip . Un ione
ed i t r i ce ] ,
1915-—6.° marq. , xxxvmi
+
1153 págs.—32 l i r . [ 6 4 S 1
R. de Aguirre.
REVISTAS ESPAÑOLAS
1.° Los sumar ios ín tegros de l a s r e
v i s t a s congéne re s de l a nues t r a que se
publ iq uen en Esp aña en cua lqu ie r l en
gua ó dia lec to, y de las que se publ iquen
en e l ex t r an je ro en l engua ca s te l l ana .
(Sus t í tu los i r án en l e t r a cur s iva . )
2.
L o s a r t í c u l o s d e h i s t o r i a y e r u d i
c ión que se inser ten en las revis tas no
congéne re s de l a nues t r a , en igua le s
condic iones .
Archivo de Arte valenciano. 1915. 30 ju
nio.
N ú m.
2 .
La más ant igua pintura exis
tente en el Maestrazgo de Morella, por
Luis
Tramoyercs Blasco.
—La decoración
pic tór ica de los Santos Juanes de Valen
cia. Un dictamen inédito de Palomino.—La
ilustración del l ibro en Valencia durante
los siglo-i XV y XVI. (N ot as g ráficas pa ra
su his tor ia ) , por [Luis Tramoyeres Blas-
col. =^3 o
s e p t i e m b r e . Núm . 3. U n
tríii t ico de Jerónimo Bosco en el Museo de
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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Valencia, por Luis
Tramoyeres Blasco.
—
La Colección sigilográfica del Archivo ca
tedral de Valencia, por Antonio de la
To
rre*.
—^Bibliografía académica.—Notas pa
ra un Catálogo de las Memorias y otros
documentos publicados por la Real Aca
demia de Bellas Artes de San Carlos, des
de 1757 hasta el día, [por jLuis
Tramoyeres
Blascol.
—Epistolario artístico va len cia no :
don Antonio Pons
{continuación). ,
BÉTICA.
1915. 15 y 30 septiembre. Bellas
A r t e s :
Cuadros de la Catedral de Sevi
l la . Del Ayuntamiento: Se l los de plomo y
de cera del Consejo Municipal d'e Sevilla,
por Javier
Lasso de la Vega y
J.
Placer.
—
Apuntes his tór icos y a r t ís t icos de Osuna ,
por
Ch.
—Casas sevi l lanas : ant iguo pa la
cio de los Duques de Arcos y Osuna, hoy
Casa-co legio ' de los padres Escolapios ,
por ••• .—Sevil la en e l monumento a Cer
vantes : Proyectos presentados a l concurso
por el escultor don Manuel Delgado
Brackenbury y e l a rqui tec to don Vicente
T ravés T omás.— Ideas re l igiosas de l pueblo
egipc io. Preámbulo
continuará),
por
Giot-
ío . = 1 5 y 3 0 o c t t u b r e . M i stic is mo
muy siglo XVI, por Francisco
Valdés.
—En
el t r icentenar io de la segunda par te de l
"Quijote" , por Joaquín
Guichot.
—Bellas
A r t e s :
Pedro de Campaña , re t ra t is ta , por
José
Cestoso y Peres.
—(Viajando por E s
paña : Burgos. Iglesia de San Esteban, por
Manuel
Chaves Jiménez.
—Rincones dora
dos : Santo Dtimingo de Silos, por Vir
gilio
Sevillano.
—Pro Iber ismo : Por tugal .
La Arqui tec tura manuel ina y e l Monas
te r io de los Jerónimos, por Javier
Lasso de
la Vega
y J .
Placer.
—Los ja rdines Hispa-
nos-Andaluices y andaluces, por J . C.
M.
Porestier
( t raducido por e l señor don Fran
cisco
García Calderón).
= 15 y 3 o n o -
v i e m b r e . Arq ueo logía : El arco de la
Puer ta de l Lagar to, descubier to, por Ja
vier
Lasso de la Vega
y J.
Placer.
—Bellas
A r t e s :
Cristóbal de Mayorga, pintor se
villano, por José
Gestoso y Peres.
—San-
lúcar la Mayor, por Cfe.—Del Ayuntamien
to : Insignias mu nicipales, por José
Ber-
nal Montero.—Kl
monum ento de l T r iunfo ,
por
Ch.
—Por la región : Granada, por Ma
nuel
Chaves Jiménez.
—Viajando por Es
paña : Santo Domingo el antiguo o el Gre
co en su enlace con Italia , por el Marqués
de
Cuesta-Sol.—Vto
Ibe r i sm o: Por tuga l ,
por Félix
Sánchez-Blanco y Pardo.
—El
Cristo del Amor, por Manxiel
Chaves Jimé
nez.
= i 5 y 3 o d x c i e r a b r e . D el A yun
tam iento : La biblioteca, p or
Herculano.
—Pueblos andaluces : Excurs ión a Niebla ,
por José
Bernal Montero.
—Por la reg ión :
Granada , por Manuel
Chaves Jiménez.
—
Pintores sevi l lanos: Sant iago Mart ínez ,
por Javier
Lasso de la Vega
y J .
Placer.
—Viajando por España: Es tudio his tór ico-
artístico d e la Colegiata d e S an Isido ro,
da León, por M.
Ch. J.
—Concurso de bus
tos de Cervantes .
Boletín de la Real Academia de la His
toria.
1915. Diciembre. Hallazgo de per
gaminos en Salsona, por el doctor A. S.
Yahuda.
—^Cuatro biógrafos de Santa T e
resa en el siglo xvi: el padre Francisco
de Ribera, fray Diego de Yepes, fray
Luis de León y Julián de Avila, por Fi-
dlel
Fita.
—Noticias histó ricas y genealógi
cas de los Estados de Montijo y Teba, se
gún los documentos de sus archivos, por
Juan
Pérez de Guzmán y Ga llo.
—Len
guaje de San ta T eresa d'e Jesú s, juicio
comparativo de sus escritos con los de San
Juan de la Cruz y otros clásicos de su
época, por Pedro de
Novo y Colson.
—Las
Casitérid'^s y el comercio del estaño en la
ant igüedad
conclusión),
por Anton io
Bláz-
quez.
—Relaciones biográficas de San ta T e
resa, por el padre Julián de Avila, en
1587, 1596 y 1604, por J os é
Gómez Cen
turión*.
LA C IUDAD DE DI OS . 1915. s diciembre
Impresos de Alcalá en la Biblioteca del
Escor ia l : índice a l fabé t ico de impresos
continuación),
por B.
Fernández.
—La Po
líglota de Alcalá
continuación),
por
M.
Revilla.
—Documentos par a la histo ria
de l Mo naster io de El Escor ia l . T es tam ento
de Felipe II
continuación),
por J .
Zarco.
—El renacimiento musical d'e España, por
L.
Villalba.
—El P. José Sigüenza . índice
bibliográfico, por L.
Villalba.
= 2 0 d i
c i e m b r e . D o c um e n to s p a ra l a h is to r ia
de l Monaster io de El Escor ia l . Tes tamen
to de Felipe II
continuación),
por J .
Zar
co .
—Impresos de Alcalá en la Bib lioteca
de El Escor ia l : índice a l fabé t ico de impre
so s
continuación),
por B.
Fernández.
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vantes, músico, por Juan José
Beláustegui.
—Quarta parte de los Annales de Viz
caya. . . {continnación).—El destruido
Ar
chivo de Guetaria (continuación), por Án
gel Goróstiü.
= i s
n o v i e m b r e .
In
formación instruida
en 1813
sobre
la
con
ducta observada por las tropas aliadas
en
el asalto de San Sebastián (continuación).
—Quarta parte d e
los
Anuales
de
V i i c a -
ya...
{contiiiiuación).
=
30 n o v i e m b r e .
Orarla parte de los Annales de Vizcaya. . .
{continuación),—•£ destruido Archivo
de
Guetariai
(coniinuaciS^), por
AngeJ
de
Goróstidi.—Viaje de Felipe IV a la fron-
tera'de Francia {continuación).
= i s
d
i -
c i
e
m b r e . Información instruida
en
1813 sobre
la
conducta observada
por
las
tropas aliadas
en el
asalto
de
San Sebas
tián
{continuación),
—Quarta parte
de los
Annales
de
Vizcaya. . .
{continuación).
—
El destruido Archivo
de
Guetaria {con
tinuación), por Ángel
de
Goróstidi.—Via
je
de
Felipe
IV a la
frontera
de
Fran
cia {continuación).
LA LECTURA,
1915. Octubre. La ruta del
Arcipreste
de
Hita por
la
Sierra
de
Gua
darrama,
por C. Bernaldo
de
Quirós.
—
Cervantes
en
Italia,
por
Luigi
Sorrento.
—Histor ia: El Monasterio de Nuestra
Señora de la Rábida.—Alheñes, por J. e-
leito y Piñuela.
=
D i c i e m b r e . H isto
ria: Vasco Núfiez
de
Balboa, por
J.
De-
leito y Piñuela.
Nueva Academia Heráldica. 1916. Ene
ro. De la
Redacción.—Genealogías per
sonales
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Sandoval (León) {{conclusión)" , por Ber-
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de
apellidos,
por
Julio
de Yepes.
—Genealo
gías gallegas,
por
M ariano
Gil de Balen-
chana.—El Centro
de
Acción Nobiliaria
en
el
cuarto Centenario del Gran Capitán,
por Conde D Tello.—Notas bibliográficas
[correspondientes
a la
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por Gonzalo
Lavin del Moral.
REVISTA DE HISTORIA y DE GENEALOGÍA
ESFASOLA.
191S. Diciembre. Casas solares
de
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Montaña {continuación),
por
Juan
Moreno Guerra,
—'Noticias genealógicas
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la
fam ilia Velázque z Gaztelu
{conti-
nHoción),,
fot Santiago Otero Enríguee.
—índice
de los
C aballeros
de
Gracia que
han pertenecido
a la
Orden
de
San Juan
die Jerusalén
{continuación), por
Fernan
do Suáres Tangil.—Inquisición
de
Valen
cia: Informaciones genealógicas {con
tinuación),
Vicente Castañeda.
REVISTAS EXTRANJERAS
I.» Los suma r ios íntegros de las re
vis tas congéneres
de la
nuestra, consa
gradas principalmente
al
estudio
de
Es
paña
y
publicadas
en el
extranjero
en
l e n gu as
no
e spañolas . Sus título s irán
en letra cursiva.)
2.0 Los t rabajos de cualquier materia
re ferentes
á
España
y
los de His tor ia
y
erudic ión que
se
inserten
en las
demá.«
revistas publicadas
en el
extranjero
en
l e n gu as
Bo
españolas .
ACADÉuiK DES I K S C R I P T I O N S SÍ B B L L E S -
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=
S e p -
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de
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CERIELLO,
Poes ía femmi-
nile religiosa spagnuola in Sard'egna nel
'700 (M aría Rosa l ía M erlo) .—J.
MATHO-
HEZ.
Les réfuges polítíques espagno les d ans
l 'Orne au
xix
s iéc le .—É.
MÉBIMÉE,
En
coré quelques mots sur l 'a t t i tude de
I'Es-
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s tor íco P. R. De Scorra i l le . = 4 d i -
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b r
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Iscr íz íoni c r is t iane di Roma
ante r ior i al secólo
vii. =: i 8
d i c i e m
b r e . Rime ínedí te di T orqua to T asso .
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en Espaigtie.—iPierre
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1915. 16
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L 'acqwedot to romano di Se-
govia . = i 6 d i c i e m b r e . G u stavo
F R I Z -
zoNi , Bramante c Leona rdo da Vin zi alia
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Les por t r a i t s
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t u
b
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Grandes s ta tues
de bronze .—Rober t die
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Les falla-
c íeux dé tours du Labyr ínthe .—Georges
SEURE,
Archéologíe thrace .
Revue hispanigue. 1914. N. 8 1 . R. FouL-
CHÉ-DELBOSC,
Les oeuvres attribu ées á
Mendoza .—Canta re s popula re s de C astilla ,
recogidos por N arciso AÜonso C ortés. =
N . °
8 2 .
M arcellini Verard 'i Güasenatis
Se rua tus , r epr in ted by H. T h o ma s . —
P. G. de Bu ssy, Ca t t ipagne et Souvenirs
d 'Espagne 1823. Publ iés par A. Lebrún.
—The Oxford Book of Spanisti verse.
Cho-
se n by Jam es Fi tzmaurice -K el ly , Oxford
I9I3 -
REVUE
HisroRiguE. 1915. Sept iembre-
oc tubre . Emile
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conquéte de
l 'Egypte par les Árabes . =
N o
v
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Une nouvel le théor ie sur l 'origine d'es
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REVUE
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Onoraas t i -
que des t r o u b a d o u r s , — P .
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Lucréce , de l Nalure l ivre
IV :
in t ro -
duct ion, texte , t rad 'uc t íon et no te s par
Al fred
EHNOUT.
RHEINISCKES MUSEUM FÜR PHILOLOGIE.
1915, Cuad . 3.° A. v.
M E S S , Die
Anfánge
der Bíographíe und der psychologischen
GeschichtssOhpeibung ¡n de r gr iechischen
Lite ra tur .—Alfred
KLOTZ, Zur
Kr i t ik e in i -
ger c iceronischer Reden.—W ilhelra BAN -
NiER, Zu griechisch en Insschrifteip.
ROMANÍA. 1915. Enero-abril.
A. T.
BA
KER,
Nouveaux f r agments de la chanson
d e
la
Reine Sibile.— A.
PAHDUCCI,
Le Tian-
delet
tradiUotion frani?aise en ve r s du
Theodulus.
— M .
WILÍMOTTE, La
Chanson de
Roland
et la
Chan[un de Willame.
ZENTRALBLAT FÜR BIBLIOTHEKSWESEN.
1915.
Agosto-septiembre.
A. BÓ MER, Ein
unbej<annter Frühdruck
der
Epis tolac
obscurormnvirorum.—P. S C H W E N K E , Wei-
t e ré Dona tbruchs t r i cke in der e rs ten
Gu-
t enbe rg type .—W. KIRFEL, Die Anfánge des
S.imskr i t -Druckes in Europa .
L , Santamar ía .
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 196/202
SECCIÓN OFICIAL Y DE NOTICIAS
INCORPOR CIÓN DEL RCHIVO DE L S
ÓRDENES MILIT RES
RE L ORDEN
limo. Sr.: En el expediente de que se
hará mérito:
1. Resultando que el Excm o. señor
Duque del Infantado, como Decano del
Tribunal JVÍetropolitano y Presidente
del Real Consejo de las Ordenes Mili-
tares, en comunicación de
4
de junio
último y en nombre del mismo Conse-
jo ,
ha solicitado de este Ministerio la
incorporación del Archivo de las dichas
Ordenes al Cuerpo facultativo de Ar-
chivos, Bibliotecarios y Arqueólogos,
alegando al efecto:
Que a las Ordenes Militares de San-
tiago,
Calatrava, Alcántara y Montesa,
cuyos derechos representa el Consejo
y Tribunal mencionados, pertenece tan-
to el Archivo que está depositado en
el Histórico Nacional como los nume-
rosos e interesantes expedientes de
pruebas nobiliarias de los Caballeros de
Santiago, Calatrava, Alcántara y Mon-
tesa que
se
conservan en el Conven to de
las Comendadoras de Santiago y en
sus oficinas.
Que la importancia de tal documen-
tación para el desarrollo y progreso de
los
estudios históricos, una vez que sean
conocidos y publicados, será tan term i-
nante, que en las privativas historias de
los Caballeros de las Ordenes está ha-
llando a diario la moderna crítica datos
precisos para las monografías histó-
ricas.
Que tales y tan cualificados mo tivos
son suficientes,
a
juicio del Real Conse-
jo ,
para determinar que, a tenor de las
prescripciones legales, se acuerde la ac-
ción eficaz del indicado Cuerpo faculta-
tivo en el Archivo que las Ordenes po-
seen en el edificio llamado de los Con-
sejos,
incluso para
que así
tengan la de-
bida publicación los estudios históricos
que el Real Consejo se propone hacer
de los fondos que tiene en el Archivo
Histórico Nacional.
Que interesa también que del mismo
modo que el p ropio Real Consejo se re-
servó el derecho de certificación de los
documentos que obran en este último
Archivt), se le reserve igualmente el de
certificación de los fondos del Archivo
cuya incorporación pretende, compro-
metiéndose en cambio a fundar en el
local de éste una Biblioteca especial de
Genealogía y Heráldica, en la que em-
pleará pruden cialm ente cada año las
cantidades que sean menester; y
Que el Real Consejo se compromete
a proporcionar el personal adm inistra-
tivo necesario, siendo de su cuenta la
remuneración del mismo, asi como la
del pago del material, a fin de que se
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
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SECCIÓN OFICIAL Y DE NOTICIAS
l83
pres te en el Archivo-Bibljoteca el ser
vicio público debido, salvo en lo que se
refiere al llamado Archivo secreto.
2.° Resultando que la Jun ta faculta
tiva de Archivos, Bibliotecas y Museos,
haciendo suya la ponencia del Director
del Archivo Histórico Nacional y del
Secretario de la B iblioteca Nacional, ha
dictaminado en sentido favorable la in
corporación solicitada por el Real Con-
sejode lasOrdenes Militares, proponien
do que para llevarlo a efecto se reduzca
una plaza en la plantilla de uno de los
establecimientos del Cuerpo en Madrid
y que este establecimiento sea la Biblio
teca de Derecho, donde actualmente
existe una vacante por defunción del
oficial de primer grado D. Tomás Gon
zález Martín, como compensación de la
que se cree para el servicio del nuevo
Archivo, al cual deberá 'pasar el oficial
de segundo g rado D. Vicente Castañeda
y Alcover, y que se signifique al dicho
Real Consejo el agrado con que se ha te
nido noticia oficial de iniciativas tan
laudables encaminadas a promover y
facilitar el estudio y elevar con ello la
cultura nacional.
I. Considerando que con arreg lo al
párrafo segundo del artículo 2.° del Real
decreto de 10 de enero de 1896, en rela
ción con el artículo i. de la ley de 3o
de junio de 1894 para la incorporación
de algún Archivo al Cuerpo facultativo
de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueó
logos, será preciso que la Jun ta facu l
tativa del ram o declare en expediente
previo que el establecimiento de que se
trate tiene la importancia que la citada
ley exige, cuya declaración ha sido he
cha por dicha Ju nta respecto al Archi
vo del Real Consejo de las Ordenes Mi
litares, por lo que no existe óbice legal
alguno para acceder a lo solicitado por
el propio Real Consejo, tan to más c uan
to que el régimen técnico de su repetido
Archivo redundará, no sólo en benefi
cio de la m encionada institución sino
también del público en general, debien
do considerarse com prendido entre los
Archivos especiales de la clase tercera
definida en los artícu los i.° y 2.° del Re
glamento para el régimen y gobierno
de los Archivos del Estado, aprobado
por Real decreto de
22
de Noviembre de
1 9 0 1
2¿ Considerando que a mayor abu n
dam iento aconseja decretar la incorpo
ración pedida la c ircunstancia de que el
Real Consejo de,Ordenes Militares se
obliga a instaurar por su cuenta una
Biblioteca de carácter genealógico-he-
ráldico, que vendrá a llenar un vacío en
este pun to, pues que habrá de formar
parte del Archivo, constituyendo un Es
tablecimiento mixto de carácter públi
co,
en que enco ntrarán , por tanto, los
eruditos fuentes especiales de conoci
miento acerca del particular , sin dispen
dio alguno para el Estado, en cuanto a
gastos de personal adm inistrativo y sub
alterno y de material, cuya Biblioteca,
conforme al reglamento de
8
de octu
bre de
1901,
artículo
i. ,
tendrá la cate
goría de tercera entre las encomendadas
al mismo Cuerpo.
S. M. el Rey (q. D . g.) se ha servido
disponer:
i.° Que el Archivo existente en la ac
tualidad del Real Consejo de las Ordenes
Militares, así como la Biblioteca Genea
lógico-Heráldica, de carácter público,
que éste se compromete a fundar en el
mismo local, sean servidas por el Cuer
po facultativo
de
Archiveros, B iblioteca
rios y Arqueólogos como un Estableci
miento m ixto más de su cargo y con
arreglo a la legislación por que se rige di
cho Cuerpo.
2,
Que se excluye de esta incorpo
ración el Archivo secreto del repetido
Real Consejo, al cual seguirá inc um
biendo también el derecho exclusivo de
expedir y devengar las certificaciones y
sus derechos de uno y otro Archivo.
3.
Que el Real Consejo queda igual-
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84
REVISTA O ARCHIVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS
mente obligado
a
proveer por su cuen ta
a dicho Establecimiento del personal
administrativo y sub alterno, así como
del material necesario para su funcio
namiento.
4.° Que este Ministerio se reserva
dar
de baja en el núm ero de Establecimien
to s a cargo del mencionado Cuerpo, el
Establecimiento de que se trata, si, jpn-
tra lo que es de esperar, se dejaran in
cumplidas en todo o en parte las condi
ciones de esta incorporación; debiendo
significarse
ai
Real Consejo
la
satisfac
ción con que se ha recibido la solicitud
objeto
del
expediente, como reveladora
de su celo en pro de la cultura patria.
5.
Que se entienda modificada la
plantilla de distribución del personal
del Cuerpo facultativo de Archiveros,
Bibliotecarios y A rqueólogos, aprobada
por Real orden fecha 11 de junio del
presente
año { aceta del i3), en el
sen
tido de que se am ortiza la plaza vacan
te hoy en la Biblioteca de Derecho de
esta Corte, que en vez de nueve estará
servida
por
ocho funcionarios, cuya
plaza se dará de alta en el Archivo-Bi
blioteca del Real Consejo de las Ordenes
Militares.
6. Y que sea trasladado a este Ar
chivo-Biblioteca el oficial de segundo
grado
D.
Vicente Castañeda
y
Alcover,
que presta servicio en la Biblioteca de
Medicina de M adrid.
De Real orden lo comunico a
V.
I. pa
ra
su
conocimiento
y
demás • efectos.
Dios guarde a V. I. muchos años. Ma-
drd, 7 de
diciembre
de igiS.—ANDRADE.
Ha si o jubilado, a su instancia, el ins
pector segundo D. José Joaquín H errero.
Al separarse del servicio activo, y por
afecto a nuestra profesión, continúa
formando parte de la Junta del ramo , en
representación de la Academia de San
Fernando, de lo cual nos congratula
mos. Ingresó
el Sr.
Herrero
en
i888,
al
incorporarse los archivos provinciales
de Hacienda, que proporcionaron al
Cuerpo 48 plazas vacantes
y un
gran
movimiento en las escalas. Como Subse
cretario de Instrucción pública, patroci
nó
la
primera reforma inspirada
en
el in
terés general; y más tarde, como vocal
de la comisión que defendió en el Sena
do el proyecto sobre clases pas ivas, con
tribuyó
al
buen éxito
e
esta reparadora
ley. Además de estos motivos de reco
nocimiento, la afectuosa cordialidad de
relaciones mantenidas durante tantos
años, nos hace lam entar el alejamiento
del Sr. H errero, quien, al separarse de
nosotros, puede tener
la
certeza
de que
sólo deja amigos entre los que fueron
sus com pañeros.
Han sido elegidos, por unanimidad,
vqcales de la Junta facultativa, los se
ñores D. Manuel M árquez de la Plata y
D. Andrés Jobar, jefes, respectivamen
te ,
de los archivos de la Presidencia del
Consejo y del Ministerio de Gracia y
Justicia.
El
Sr.
Márquez
de la
Plata, aparte
de sus condiciones
e
inteligencia, qu e
le
llevaron a ocupar cerca del ilustre ha
cendista Sr. Fernández Villaverde el
mismo cargo de confianza que hoy des
empeña con D. Eduardo Dato, es perso
na que ha prestado repetidos servicios
al Cuerpo, sin ostentación, pero de una
manera
decisiva;
y su rectitud, conocida
de cuantos le tratan, se demostrará en
su labor
en la
Junta.
El Sr. Tobar es también un distin
guido e ilustrado comp añero, de rectos
propósitos y de laboriosidad acreditada,
cuya permanencia
en la
Junta
no
será
ineficaz. Es abogado del Colegio de Ma
drid y dirige, con especial competencia,
el archivo de Gracia y Justicia.
La Junta facultativa ha propuesto
para sustituir al Sr. Menéndez Pidal en
la dirección
del
Archivo Histórico
Na
cional al Jefe de primer grado
D.
Joaquí
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S E C C I Ó N O F I C U L V D É N O T I C I A S
i85
Gon zález y Fernández quien por su s
condiciones y por su lugar en el Cuerpo
es la persona indicada para dicho cargo
el que ocup a con expresa satisfacción
de todos los funcionarios del Archivo
Histórico.
Han ascendido: a inspector segundo
D. Ricardo Hino josa y Nave ros; a jefes
de primer gra do D. Alfonso Nájera y
Balanzat y D. Alejandro Groizard y Co-
ronado; a jefes de segundo grado don
Ricardo Gómez Sánchez y D. Servando
Corrales y García.
El jefe de segundo grado y vocal de
la Junta facultativa del ramo D. Vicente
Navarro Reverter y Gomis ha sido n om -
brado Ministro del Tribunal de Cuentas
del Reino.
Ha sido elegido académico correspon-
diente de la Historia el ofícial primero
D. Gregorio García Arista jefe del A r-
chivo provincial de Hacienda de Zara-
goza y presidente del Colegio de Licen-
ciados y Doctores en Ciencias y Letras
de dicha capital.
Probablemente comenzará en el pró-
ximo número de la REVISTA la publica-
ción
en pliegos separados de la ula
de ios Establecimientos del Cuerpo; y
rogamos de nuevo a los pocos jefes que
aún no han enviado las Memorias de los
Centros que dirigen se sirvan remitirlas
lo antes posible a la Biblioteca Nacional.
PENSIONES DE MONTEPfo
A doña Isabel Panadero y Cauzira
viuda de D. Lucas Manuel Martín y
Ga llego Jefe de cuar to grado del Cuer-
po facultativo de Archiveros Bibliote-
carios y Arqueólogos se la declara con
derecho a la pensión de Montepío de
Ministerios de i.jSo pesetas anuales.—
aceta
28 diciembre 1915.
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 200/202
ÍNDICE DEL TOMO XXXIV
A N O X X
ENERO A JUNIO DE 1916
ÁGS
RTÍCULOS ORIGIN LES Y D E INVESTIG CIÓN
AMADOR DE LOS RÍOS Ro drigo ). El Anfiteatro de Itálica. No ticias acer
ca de este mon umen to y de las excav aciones que en él se prac tican. 381
BALLESTEROS Antonio y Pío ). Alfonso X de Castilla y la corona de Ale
mania I y 187
CALVO
Ignacio). En las ruinas de Clunia 92
CASTAÑEDA Vicen te). índice sum ario de los man uscritos lemosines y de
autores valencianos o que hacen relación a Valencia, que se custo
dian en la Real Biblioteca de San Lo renzo de El Esc orial conclu
sión) 275 y 443
GONZÁLEZ D E L CALLE Pedro Urb ano ). Análisis métrico del Ca r. L X III
de Catulo . 58
IcAZA Fran cisco A. de ). Algo m ás sobre l Licenciado Vidriera 38
L S S O D E L VEGA M iguel). El Duque de H av re y su misión en Elspaña
como representante de los emigrados durante la Revolución 1791-
1798) 80 y 411
LÓPEZ QuiROGA Ju lio). Alg unas con sideracion es sobre la propiedad in
telectual o derecho de auto r continuación ) 45, 246 y 426
RODRÍGUEZ MARÍN
Fran cisco). Don Juan Menéndez Pidal Necrolog ía). I
SANCHO IZQUIERDO Miguel) y S IN U É S J . ) . Catálogo de los manuscri
tos de la Biblioteca U nive rsitaria de Zarago za 114
SENTENACH Na rciso). El retra to de Cervantes Carta segunda) 24
SERRANO Y SANZ M anu el). Gil Mo rlanes, escultor de siglo xv y prin
cipios del X V I 351
YELA Juan Fra ncisc o). Un apa rato diplomático inédito y un recuer
do del padre Sarm iento 220
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 201/202
ÍNDICK DKL TOMO .^XXIV
D O C U M E N T O S
Cartas y documentos re la t ivos a l Gran Capi tán, por L.
de Torre
y
R . Rodríguez Pascual 300
Documentos re la t ivos a la pintura en Aragón durante los s iglos xiv y
XV, Manuel
Serrano y Sanz
(cont inu ación) 462
C R Ó N I C A D E A R C H I V O S ^ B I B L I O T E C A S Y M U S E O S
Museo de Reproducciones Artísticas
Atiipento de las colecciones en los
años 1914 y 1915. Conferencias dadps en este Museo desde el año
1912 al 1915 [51
La cul tura , la inves t igación his tór ico-ar t ís t ica y los Archivos de Pro
tocolos notar ia les , por R.
del Arco
157
Relación de excava ciones y explora ciones 164
N O T A S B I B L I O G R Á F I C A S
Abizanda y Bro to (Manue l ) . Documentos pa ra l a h i s to r ia a r t í s t i ca y l i
t e ra r ia de Aragón , p roceden tes de l Arch ivo de P ro toco los de Za
ragoz a. (N . S . ) r 326
Alvarez Rodríguez (Manuel) . Inventar io de los fondos de la Bibl ioteca
prov incia l de Cádiz . (V . C. A.) 321
Amezúa y Mayo (Agust ín G. de) . La bata l la de Lucena y e l verdade
ro re t ra to de Boabdi l . (Q. M.
el
R.) 327
Arco y Mol ine ro (Ánge l de l ) . La impren ta en Tar ragona . Apuntes pa ra
su his to r ia y bibl iograf ía . (V . C. A.) 494
Bá ig Baños (Aure l io ) . La Empera t r i z de l Mundo . Es tud io sobre Dul
cinea del To bos o. (V . C. A .) 323
Ba rró n (Lo pe) . Ca ntab ria y iLogroño. ( P . Q- M .) 149
Blanco Soto (P ed ro ) . Es tud ios de Bibl io graf ía Lul ian a . (V . C. A.) 495
Bosch Gimpera (Pedro) . El problema de la cerámica ibér ica . (N.
S. ...
324
Cast i l lo y Soria no (José de) . Ve rsos de anta ño. (A. Q. A.) 149
Cervan tes Saavedra (Migue l de ) . E l Ingen ioso Hida lgo Don Qui jo te de
la M anch a. Edic ión cr í t ica anotada por I rancisco Ro drígu ez M a
rín. (V . C. A .) 144
Juan de la Cruz (San) . Obras del Mís t ico Doctor
•
con int rod uc
ciones y nota s del P. Ge rard o de San Ju an de la Cruz 321
I,AURENCÍN (Marqués de). Relación de los festejos que se celebraron
en el Vaticano con motivo de las bodas de Lucrecia Rorgia con
don Alonso de Ara gón , pr íncipe de Paler mo 147
LuMMis (Charles F . ) . Los exploradores españoles del s iglo xvi . Ver
sión castella na por A rtu ro Cuy as 145
Mart í Graja les (Francisco) . Hi jos i lus t res de Valencia . El doctor Mel
chor de Villen a. (V . C. A.) 495
8/20/2019 En Las Ruinas de Clunia
http://slidepdf.com/reader/full/en-las-ruinas-de-clunia 202/202
ÍNDICE DEL TOMO XXXIV XI
Mart ínez y Mar t ínez (Franc i sco) . E l descubr imien to de Amér ica y l a s
joy as de la reina doña Isabe l . (V . C. A.) 496
— iMartín Ju an de Galba, coa utor de T ir an t lo Blandli . (V . C. A.) 497
Mire t y Sans (Joadhim). Les Cases de Tcmplers y Hospi ta lers en Ca
talun ya. (V . c . A.) 320
Muiños Sáenz (Conrado) . Fray Lui s de León y Fray Diego de Zúñi -
ga. (V . C. A.) 317
M újica (Se rapio ) . El blasón de Guipúzcoa 322
Pa red es y Gui llen (Vic ente) . Or ígene s his tór icos de la leyenda L a
Se rra na de la Ve rá y el de las demás de este mismo tema p oét ico.
(V . C. A.) : 318
Paz y Mél ia (Antonio) . Ser ies de los más importantes documentos de l
Ar chiv o y Bibl ioteca de l Du que de M edinacel i . (V . C. A. ) 143
Pérez Llamazares (Jul io) . Los Benjamines de la Real Colegia ta de San
Isido ro de Leó n. (V . C. A .) 320