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Datos biográficos:

Eihei Dogen (1200-1253) fue el fundador de la escuela Zen Soto en el Japón y es una figura de gran importancia en el budismo japonés. Aunque actualmente es conocido principalmente por sus enseñanzas sobre la práctica de Zazen (meditación) su colaboración a la filosofía budista también tiene un lugar excepcional. Después de regresar del peligroso viaje a China para estudiar con los maestros Chan y adquirir un conocimiento inigualable de las escrituras tradicionales, desarrolló su propia sistema filosófico. Su preocupación principal fue el problema de practicar en una época que se consideraba mappo (degenerado). Encontró una solución en las enseñanzas acerca de la Budeidad intrínseca del ser humano.

A pesar de la filosofía sofisticada subyacente, la fama de Dogen se basa substancialmente en sus simples y directas enseñanzas dadas informalmente a sus discípulos que fueron recopilados en el Shobogenzo Zuimonki.

SHOBOGENZO SHUSHOGI

Maestro DOGEN

I – Nacimiento y Muerte

Iluminar el significado del nacimiento y de la muerte, este es el problema más urgente de todos los discípulos de Buda. Puesto que Buda (el despertar) reside en el nacimiento y en la muerte (la Ilusión), ésta última no existe. Alcanza con comprender que nacimiento y muerte son precisamente el Nirvana, y ya no habrá ni "nacimiento-y-muerte" a rechazar, ni Nirvana que buscar. Entonces, por primera vez, se está liberado del nacimiento y de la muerte. Usted debe comprender que este problema es de suma importancia. Es poco frecuente nacer bajo forma humana, la única que permite tomar contacto con la Enseñanza. Es por ello que en este reino del nacimiento y de la muerte debemos tomar nuestra vida actual como la mejor y la más elevada de todas.

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No derroche vanamente este precioso cuerpo humano abandonándolo al viento de la impermanencia.

No se confíe a la impermanencia. No se sabe ni dónde ni cuándo nuestra vida efímera tocará a su fin. Este cuerpo ya está más allá de nuestro control y la vida siempre lleva la delantera, sin detenerse un instante. Una vez que la frescura de la juventud desapareció, ni siquiera es posible reencontrar la huella. Si reflexionamos, vemos que el tiempo, una vez perdido, no vuelve.

Cuando nos encontramos frente a la muerte, reyes, ministros, padres, esposas, servidores, ya no son de ninguna utilidad. Debemos entrar en el reino de la muerte solamente acompañados por nuestro karma – el de nuestros actos - bueno o malo.

Usted debería evitar frecuentar a las personas llenas de ilusiones que ignoran la ley de causalidad y del karma (la retribución de los actos). Ellos no son concientes de la existencia de los tres estados del tiempo y no saben distinguir entre el bien y el mal.

De todos modos la ley de causalidad se manifestará: los que hacen el mal caen, inevitablemente; los que practican el bien, inevitablemente se elevan. Si no fuera así, los Budas no se habrían manifestado al mundo y Bodhidharma no habría ido a la China.

El karma del bien y del mal cubre las tres formas del tiempo:

1)karma de la vida presente 2) karma de la vida siguiente 3) karma de las vidas futuras. Cuando se practica la Vía es de total importancia conocer y estudiar esto. De otro modo, muchos de entre ustedes caerán en el error y llegarán a sostener visiones falsas. Además esos se despeñarán en el mundo del mal, creándose un largo período de sufrimiento.

Ustedes deben comprender que en esta vida sólo tenemos una vida, no dos ni tres. Qué lástima, si por sostener visiones incorrectas, se derrocha en vano ese tiempo precioso, creyendo no hacer ningún mal cuando, en realidad, lo están haciendo. No podrán sustraerse a las consecuencias de

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vuestros malos actos; no crean que no es posible, por el mero hecho de no reconocer su existencia.

II – La confesión sincera

Los Budas y los Patriarcas, gracias a su inmensa benevolencia, han dejado abiertas las puertas de la compasión, para que todos los seres, humanos o celestes, puedan realizar el despertar. Aun cuando el karma de nuestras acciones negativas se produzca necesariamente en una de las tres fases del tiempo, la confesión puede reducir los efectos, trayendo alivio y pureza. Es por ello que debemos confesarnos al Buda con toda sinceridad. Los méritos y el poder de esta confesión no son solamente la purificación y la paz sino que hace crecer en nosotros una fe pura, liberada de dudas, y el esfuerzo sincero. Cuando esta fe pura aparece, cambia a los otros como nos cambia a nosotros mismos; sus beneficios se extienden a todas las cosas, animadas o inanimadas.

La esencia de la confesión es la siguiente: "Aunque la acumulación de nuestro mal karma en el pasado es tan importante que constituye un obstáculo a la práctica de la Vía, suplicamos a todos los Budas y los Patriarcas despiertos y plenos de compasión, liberarnos de ese karma, eliminar todo obstáculo a la práctica de la Vía, y compartir con nosotros su compasión porque es a través de ellos que sus méritos y sus enseñanzas llenan el universo.

"En el pasado, Budas y Patriarcas fueron como nosotros, en el futuro seremos como ellos. Todas nuestras falsas acciones, producidas por el cuerpo, la palabra y la conciencia, derivan de la avidez, la ira, la ignorancia – sin comienzo ni fin – De todo esto me arrepiento y me confieso hoy"

Gracias a esta confesión recibiremos la ayuda invisible de los Budas y los Patriarcas. Al confesarnos debemos retener esto en el espíritu. La fuerza que de ello provenga cortará la raíz de nuestras faltas.

III – Ordenación y Despertar

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Deberíamos venerar profundamente los Tres Tesoros. Poco importa que nuestra vida y nuestro cuerpo cambien, eso Tesoros son siempre dignos de veneración y respeto. El respeto por el Buda, el Dharma (su enseñanza) y la Sangha (su comunidad) ha sido correctamente trasmitido por los Budas y los Patriarcas en la India como en la China.

Los seres infortunados, sin virtud, son incapaces de escuchar siquiera, el nombre de los Tres Tesoros, menos aún de tomar refugio en ellos. No sean como aquellos que, bajo el efecto del miedo, se refugian en vano junto a las falsas deidades de la montaña, o que veneran a los espíritus profanos: es imposible liberarse del sufrimiento por esos medios. Al contrario, tomen refugio lo más pronto posible junto a los Tres Tesoros, buscando no sólo la liberación del sufrimiento, sino también el Despertar completo.

Tomar refugio junto a los Tres Tesoros significa, primero tener una fe pura. Durante la vida del Tathagata (Shakyamuni Buda), o después, deben unirse las manos en "gasshò", y con la cabeza inclinada recitar: "Tomamos refugio en el Buda; tomamos refugio en el Dharma; tomamos refugio en la Sangha. Tomamos refugio en el Buda porque es el mayor de los maestros. Tomamos refugio en le Dharma porque es la enseñanza suprema. Tomamos refugio en la Sangha porque es donde reina la armonía"

Es al tomar refugio que se puede ser discípulo del Buda y recibir los otros preceptos.

Los méritos de este refugio aparecen necesariamente cuando hay comunión espiritual entre el practicante y el Buda.

Quien experimenta esta comunión toma necesariamente refugio, sea cual sea su forma, humana o celeste, ser infernal, espíritu hambriento o animal. Los méritos que de ello derivan crecen a través de los diferentes estados de existencia llevando finalmente, al más alto estado, al Despertar supremo.

Sepan que el propio Baghavat dio testimonio de tales méritos, de un valor sin igual y de una profundidad inconmensurable.

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Es por ello que todas las criaturas vivientes deberían buscar este refugio.

Luego debemos recibir los Tres Preceptos Puros:

El primero, no hacer el mal; el segundo, hacer el bien; el tercero, ayudar a todos los seres vivientes.

Luego se deben aceptar los Diez Preceptos Solemnes:

1)no matar 2) no tomar nada que no nos sea dado 3) no tener una conducta sexual incorrecta 4) no mentir 5) no consumir alimento o bebida que puedan intoxicar el cuerpo o el espíritu 6) no hablar de los errores de otros 7) no estar orgulloso por cumplidos o elogios recibidos 8) no ser ávido – ni de la ley ni de los bienes materiales 9) no dejarse invadir por la ira 10) no difamar a los Tres Tesoros.

Todos los Budas recibieron y observaron los Tres Refugios, los Tres Preceptos Puros y los Diez Preceptos Solemnes. Recibiendo estos preceptos se realiza la Sabiduría Suprema de la Bodhi, la pura, la indestructible iluminación de todos los Budas de los tres períodos del tiempo.

Hay una persona sabia que no quiera poner toda su energía para alcanzar ese fin?

El Baghavat mostró claramente a todos los seres vivientes que recibiendo esos preceptos del Buda se puede entrar en el reino de los Budas, convertirse en sus hijos y alcanzar el mismo Despertar sin igual.

Todos los Budas residen en ese reino y perciben claramente todas las cosas, sin dejar ninguna huella. Cuando los seres ordinarios tiene allí su morada, no pueden distinguir entre sujeto y objeto.

Entonces, todas las cosas, todo el Universo, la tierra, los árboles, el pasto, los muros, las tejas y las piedras son reconocidos como una manifestación del Despertar y los que reciben los efectos no son concientes de ello. Este es el mérito de la no-acción y de la no-oposición. Despertar al espíritu de la Sabiduría.

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IV – Los votos altruistas

Despertar al espíritu de la Sabiduría es hacer el voto de no pasar a la otra orilla(de la Iluminación) antes de que todos los Seres no sean salvados. Que se sea laico o monje, viviendo en el mundo de los seres celestes o humanos, sometidos al dolor o al placer, todos deberían, a toda prisa, hacer este voto.

Aun si es de humilde apariencia, la persona que se ha despertado al espíritu de la sabiduría, el espíritu que busca la Vía, ya es el enseñante de toda la humanidad. Aun una niña de siete años puede ser el Maestro de las cuatro categorías de budistas y ser la madre benévola de todos los seres; pues en el budismo, hombres y mujeres son completamente iguales. Es uno de los principios más elevados de la Vía.

Cuando se despertó el espíritu de la sabiduría, aun errar en los seis reinos de la existencia y las cuatro formas de vida, se convierte en una forma de practicar el voto altruista. Por consiguiente, si aun hasta ahora han perdido su tiempo en vano, deberían hacer este voto a toda prisa, ahora que todavía es posible. Aun si han acumulado suficiente mérito como para realizar la Budeidad , deberían ponerla al servicio de todos los seres, de tal modo que ellos puedan realizar la Vía.

Desde los tiempos más remotos ha habido seres para sacrificar su propia Iluminación para poder así ayudar a todos los seres a alcanzar primero la otra orilla.

Hay cuatro tipos de Sabiduría que permite ayudar a los otros: la ofrenda; la palabra amorosa; la benevolencia y la identificación. Esto es la práctica del Bodhisattva.

Hacer ofrenda significa no ser ávido.

Si bien es cierto que, en esencia, nada nos pertenece, esto no debe impedirnos hacer ofrendas. La cosa ofrecida no es importante, lo que cuenta es la sinceridad del que da. Es por ello que deberían desear compartir con los seres aun una sola frase o un versículo de la Ley, porque ello se convierte en una semilla del Bien, en eta vida o en el futuro. Lo mismo ocurre cuando se da su propio bien (material), que sea sólo un

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simple objeto o una brizna de pasto, porque la Ley es el tesoro, y el tesoro es la Ley. Siempre hubo seres que dieron de buen grado parte de sus bienes para ayudar a otros – sin idea de recompensa. Permitir un pasaje o construir un puente son otros dos actos de ofrenda, como ganarse la vida o producir bienes.

El significado de la palabra amorosa: cuando se observa a todos los seres, se experimenta compasión hacia ellos, y se va hacia ellos afectuosamente: Esto significa considerarlos como a los propios hijos. El virtuoso debería ser alabado, y el no- virtuoso, tenido en piedad. La palabra amorosa es la fuente que vence al odio de nuestro enemigo y que funda la amistad con los otros.

Escuchar la palabra amorosa ilumina el rostro y reconforta el corazón si ésta nos es dirigida directamente. Pero produce una impresión aun más profunda cuando se refiere a alguien en su ausencia. Deberían comprender que la palabra amorosa tiene un impacto revolucionario sobre los demás.

La benevolencia significa encontrar el modo justo de hacer el bien a los demás sin considerar su posición social. Los que ayudaron a la tortuga indefensa o los que salvaron a la golondrina herida, no esperaban nada a cambio de sus buenas acciones pero sólo expresaron sus sentimientos de benevolencia.

El loco se engaña cuando imagina que sus propios intereses se verán perjudicados si se ocupa primero de los otros.

La benevolencia alcanza a todas las cosas – y nosotros mismos, y los otros, se benefician igualmente.

La identificación significa la no-diferenciación; no distinguir entre nosotros mismos y los otros. Tenemos el ejemplo con el humano Tathagata que compartió la vida de todos los hombres: Los otros podrían ser nosotros, y nosotros podríamos ser los otros. Con el paso del tiempo, nosotros mismos y los otros nos volvemos unidad. La identificación es como el mar – que no rechaza ninguna gota de agua, sea cual fuere su origen, porque todas las aguas se reúnen ahí.

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Reflexionen con calma sobre este hecho: estas enseñanzas son la práctica del Bodhisattva. No lo tomen a la ligera, veneren y respeten sus méritos que pueden salvar a todos los seres, de tal modo que puedan alcanzar la otra orilla.

V- Práctica constante y gratitud

La oportunidad de despertar al espíritu de la Bodhi está reservada, en general, a los seres humanos de este mundo.

Ya que tuvimos la suerte, no sólo de nacer en este mundo, si no también de entrar en contacto con las enseñanzas de Buda, cómo no estar felices?

Si en nuestra época la ley auténtica no hubiera sido difundida todavía por el mundo, sería imposible para nosotros entrar en contacto con ella, aun si sacrificáramos toda nuestra existencia. Qué buena suerte haber nacido en una época que nos da la oportunidad de practicar la Vía!

Escuchen la palabra de Buda:

"Cuando encuentren un Maestro, no se ocupen de su nacimiento, no observen su aspecto, no presten atención a sus errores o a su comportamiento. Más bien, en signo de respeto por su gran sabiduría, póstrense frente a él, con gratitud, tres veces por día, sin darle nunca un motivo de preocupación"

Si los Budas y los patriarcas no hubieran trasmitido la ley, cómo habría sido posible que llegara hasta nosotros?

Deberíamos estar agradecidos por cada frase, cada palabra de la ley, y más aún por el gran beneficio que resulta de la Enseñanza Suprema: el Ojo de la Auténtica Ley.

La golondrina no olvidó la gentileza que se le demostró y agradeció a su benefactor con cuatro anillos de plata. Lo mismo con la tortuga que entregó a su benefactor el sello de Yun Pu Ting.

Si hasta los animales demuestran gratitud hacia quienes los ayudaron, cómo es que nosotros no podríamos hacer lo mismo?

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La verdadera expresión de nuestra gratitud no se puede mostrar más que a través de la vida cotidiana. Esto significa practicar desprendiéndonos de nosotros mismos, y dando valor a cada día de nuestra vida. El tiempo vuela más rápido que una flecha. La vida es más efímera que una gota de rocío. Es imposible hacer retornar, aunque más no sea, un solo día del pasado. Vivir cien años sin objetivo, es comer el fruto amargo del tiempo, convertirse en una miserable bolsa de huesos: Aun si se han dejado caer en la esclavitud de los sentidos durante cien años, seguir la práctica de Buda, aunque más no sea por un día, les dará cien años de vida, en este mundo como en el próximo. La vida de cada día debe ser respetada: el cuerpo debe ser respetado. Es a través de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu que podemos practicar la Vía, es por lo que deben ser amados y respetados.

Es a través de nuestra propia práctica que aparece la práctica de todos los Budas y que la Gran Vía los reúne.

Cada día de nuestra práctica es, pues, semejante a la de ellos, esto significa plantar la semilla de la Budeidad.

Todos los Budas son, de hecho, el mismo Buda Shakyamuni; el Buda Shakyamuni no es, de hecho, más que la concreción del espíritu en tanto que Buda.

Cuando los Budas del pasado, del presente y del futuro realizan el Despertar, no pueden no convertirse en el propio Buda Shakyamuni.

Este es el significado de "el Espíritu como tal es Buda". Estudiar est punto cuidadosamente, es expresar vuestra gratitud hacia todos los Budas.

NOTAS

• Los seis reinos – los tres reinos inferiores: el infierno, el reino de los espíritus insaciables(Gaki), el reino animal

Los tres reinos superiores: el reino de los seres humanos, el de los dioses celosos (Asuras) y el de las criaturas celestiales.

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Las cuatro formas de vida – La vida de los mamíferos, de los

ovíparos, de los anfibios y de los seres de metamorfosis.

Introducción

La presente colección de pensamientos fue compuesta, originalmente, como una serie de temas para seminarios y sermones sobre el Budismo Zen, en Bushinji, el templo central del Soto Zen y sede del arzobispado para América del Sur. El Superior (Sokan) Daigyo Moriyama, cuando la vio, sugirió que podría resumirse el pensamiento de Dogen Zenji, el iniciador de la escuela Soto en el Japón, de forma escrita e independientemente de sermones y explicaciones orales. Bajo esa forma, podríamos decir que las frases extraídas de Dogen, en vez de temas para sermones, estarían siendo ofrecidas como temas para la reflexión individual. Es con ese espíritu que las estamos publicando.

El Maestro Dogen fue el iniciador del Soto zen japonés. A pesar de ser un pensador original y único en la historia de la cultura oriental, recusaba cualquier sugerencia de que estuviera fundando una nueva corriente - o tan siquiera que perteneciera a una secta. Repudiaba la denominación "Zen" y se consideraba a sí mismo, apenas un Budista. En realidad, su filosofía es la tarea de recuperación de la esencia del espíritu original de la enseñanza del Buda Sakyamuni, y su vida fue la materialización del éxito de esta empresa.

Dogen nació en el 1200 D.C., y murió en 1253. En el transcurso de su vida se dedicó por entero al Dharma. Todavía joven, viajó a China buscando un maestro verdadero, y lo encontró en la persona de Nyojo Tendo. De él recibió el reconocimiento de su Iluminación y el manto de patriarca, con el cometido de llevar el linaje Soto al Japón. De retorno en su país atrajo a varios discípulos y pasó por varios monasterios antes de fundar el suyo, Eiheiji, en la prefectura de Fukui. Eiheiji es, hasta nuestros días, uno de los dos monasterios

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centrales de la Escuela Soto, donde se forman monjes de acuerdo con la tradición iniciada por Dogen.

Dogen expuso la brasa viva y fundamental del Budismo, encendida entre las cenizas de las tradiciones y rituales que la ocultaban: las discriminaciones, que la mente racional impone a nuestra visión del mundo, nos impiden ver la realidad. Para él no hay diferencia esencial entre monjes y laicos, entre lo Profano y lo Sagrado, entre los seres animados y los inanimados, entre la Iluminación y la Ilusión, entre Samsara y Nirvana, entre el individuo y el mundo, entre Buda y sus fieles, entre sutras y los objetos de la vida cotidiana, entre ritual y sentimiento - así como no existe diferencia entre el Ser y el tiempo ya que, en este universo de impermanencia, ser es devenir.

Al deshacer la barrera entre lo Mundano y lo Sagrado, Dogen sacralizó la vida profana. La vida común y cotidiana pertenece al Satori - se podría decir de un modo más apropiado, es el Satori. Siendo así, Dogen presta la misma importancia al acto rutinario que al ritual solemne, transformando las acciones banales (cocinar, comer, tomar té, lavarse la cara, cepillarse los dientes) en oportunidades trascendentales de realización reiterada y continua del Dharma, en instantes de reafirmación del Satori. No existe un minuto de la existencia que no sea una expresión viva de la realidad de la Iluminación intrínseca de todos los seres

De este modo, las palabras de Dogen se presentan al estudioso como una experiencia renovada de lectura: nada de lo que él escribe es tan sólo eso que aparenta ser, aún cuando escribe al respecto de cosas que consideramos como trivialidades. Todo en Dogen tiene un sentido más profundo, aún cuando enseña reglas de comportamiento para el uso de los baños o para servir la mesa. Una de sus obras más cortas pero también de las más importantes, es el Tenzo Kyokun, un manual de instrucciones para el cocinero del templo (el "Tenzo"). Efectivamente, en el Tenzo Kyokun, mientras prescribe el número correcto de reverencias antes de servir la

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comida, y la manera adecuada de limpiar el arroz antes de cocinarlo, Dogen está enseñando una profunda filosofía de vida, no sólo de relevancia en las cocinas de los monasterios, sino también en lo cotidiano de la vida de todos nosotros.

En la visión de Dogen, todos los hombres están intrínsecamente dotados de la Naturaleza Búdica y de la Iluminación; y sólo les corresponde descubrir este hecho. Y para ello son fundamentales los principios de la ética Budista y la meditación. Para Dogen, ética, conocimiento y meditación son una sola cosa, los componentes de la práctica budista. Ninguno de esos elementos tiene sentido sin los demás.

La meditación en la postura de loto se llama "zazen". El Zazen es la práctica básica de todo budista, la práctica en la cual él se identifica con Buda cuando éste, así sentado bajo el árbol de Bo, alcanzó la Iluminación suprema. Contrariamente a la creencia popular, para Dogen la Iluminación está al alcance de todos, monjes y laicos - la verdad es que todos ya la poseen.

El zazen, práctica religiosa por excelencia, es expresión, realización y materialización de ese hecho.

En su Fukanzazengi, una "Recomendación para la práctica universal del zazen", él propone la práctica tanto para laicos como para monjes.

Dogen fue un escritor sofisticado y un pensador original y no siempre fácil de comprender. Así como eliminó la separación entre lo Sagrado y lo Profano, para él las palabras (o símbolos) constituyen también objetos y conceptos, instrumentos útiles en la obra de transformar el entendimiento del lector y aproximarlo al Dharma. Su estilo es denso, difícil de traducir, pues utiliza peculiaridades de la lengua y de la escritura de su tiempo para desplegar razonamientos a veces, inesperados. De tal modo que sus escritos permiten varias lecturas - sería mejor decir que exigen varias lecturas, ya que todas ellas son válidas. Por lo tanto, cabe aquí una advertencia al lector: en Dogen no existen

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frases banales y afirmaciones obvias que no tengan un sentido más profundo y una función que trasciende la primera lectura del texto.

El dejó una obra relativamente extensa. de la cual sobresale el Shobogenzô, un libro compuesto por noventa y cinco ensayos sobre los más variados asuntos de la doctrina budista y de la vida práctica de los monjes y laicos. Es principalmente, mas no exclusivamente, del Shobogenzô que seleccionamos las siguientes frases, organizadas de modo de facilitar al lector una comprensión general del pensamiento de Dogen y de lo esencial de la doctrina budista. También recogimos a algunos otros autores y sutras, cuando nos pareció que las citas correspondientes podrían ayudar a aclarar el pensamiento de Dogen.

Esta publicación podría haber sido de más aliento. La doctrina de Dogen es muy rica y su obra, como decíamos, extensa. Sin embargo fue mantenida expresamente pequeña y corta.

Nuestra intención es proporcionar al lector una oportunidad de exponerse al Zen, una fuente permanente de inspiración ( y no necesariamente, una referencia académica), y una versión accesible de las ideas más valiosas del Tesoro del Ojo de la Verdadera Ley. Si extendiésemos esta recopilación, ella se distanciaría de su propósito.

Una pequeña caja con varias perlas que deben ser apreciadas más por su valor intrínseco e individual que por su extensión o complejidad.

Y una última observación: a veces, al leer algunas de las siguientes frases, podrá parecer que existe alguna incoherencia o contradicción. No se deje ilusionar: Dogen es coherente en toda la línea. Donde su mente racional vea cualquier contradicción, existirá una nueva lección a ser aprendida. La esencia del pensamiento de Dogen es captada con la práctica budista, paralela al estudio literario. Como el zazen, cada lectura de Dogen nos revela una nueva obra

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1. El Dharma

El Maestro Nacional Daisho dice: "Paredes, tejas y piedras son la mente del antiguo Buda". Debemos estudiar cuidadosamente el lugar donde existen paredes, tejas y piedras..."Mente del antiguo Buda" no es Kuô Buddha que existió hace eones. En lugar de eso, es la vida cotidiana de los seres humanos. En ese tipo de vida nos sentamos y encontramos el Buda.

Por lo tanto, montañas, ríos y largan tierra son todos el océano de la Naturaleza Búdica...Siendo así, ver montañas y ríos es ver la Naturaleza Búdica. Ver la Naturaleza Búdica es ver la quijada de un burro o la boca de un caballo.

Dogen Zenji: Shobogenzô Bussho

"U-ji" (Ser-tiempo) significa que el tiempo es el ser. El tiempo es existencia, la existencia es tiempo...Todas las cosas existen en nosotros mismos. Cada cosa, cada ser en todo el universo es tiempo.

Dogen Zenji: Shobogenzô Uji

En general, dividimos los seres en animados e inanimados. Sin embargo, algunas hierbas o árboles son seres humanos y animales - no existe una distinción clara entre seres animados e inanimados.

Dogen Zenji: Shobogenzô Mujoseppo

La Naturaleza Búdica es inherente a todos pero, en el caso de los que no practican el Camino, ella permanece dormida.

Dogen Zenji: Shobogenzô Shinjin gaku do

"La impermanencia es, en sí misma, la Naturaleza Búdica" - sin embargo, tanto los santos como los hombres comunes son impermanentes...Desde el momento que las hierbas, los árboles y los arbustos son impermanentes, ellos son Naturaleza Búdica.

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Dogen Zenji: Shobogenzô Busho

La vida y la muerte están continuamente apareciendo y desapareciendo, yendo y viniendo, constantemente cambiando - a una hora cabeza, a otra hora rabo, enseguida manos y pies, rodando por todo el mundo.

Dogen Zenji: Shobogenzô Shinjin gaku do

No existe separación entre cuerpo, alma y el mundo. Son como el aire mezclado con aire, o como el agua mezclada con agua.

Menzan Zuiho Osho: Shobogenzô Jijuyu Zammai

El mundo interior no tiene límites y el mundo exterior también es ilimitado. Decimos "mundo interior" y "mundo exterior", pero, en realidad, sólo hay un único mundo.

S.Susuki: Mente Zen, mente de principiante

Apenas comprenda que Nacimiento-y-Muerte son, en sí mismos, el Nirvana - no existe nacimiento-y-muerte a ser desechado, ni Nirvana a ser deseado.

Dogen Zenji: Shushogi

La Forma (lo Manifiesto, lo Relativo) no es otra cosa que Vacío (lo Absoluto), el Vacío no es otra cosa que Forma.

Forma es Vacío, Vacío es Forma.

Maha Prajna Paramita Hridraya Sutra

2. Una actitud frente al mundo

Aprender el camino de buda es aprender el respeto de sí mismo.

Dogen Zenji: Shobogenzô Genjokoan

(El Sutra) dice: "Forma es Vacío y Vacío es Forma". Pero si usted se apega a tal afirmación, estará sujeto a enredarse en ideas dualistas: por una parte está usted, forma; y por

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otra parte, el vacío que usted está intentando percibir a través de su propia forma. Entonces, "forma es vacío y vacío es forma" sigue siendo dualismo. Felizmente nuestra enseñanza prosigue afirmando: "Forma es forma y vacío es vacío". Aquí no hay dualismo.

S.Susuki: Mente Zen, mente de principiante

Nunca debemos olvidar, ni siquiera por un instante, que nuestra vida está siempre en un estado de nacimiento y envejecimiento incesantes. Si, manteniendo eso en la mente, prometemos ayudar a los demás seres a llegar a la otra orilla antes que nosotros mismos, la vida eterna surge inmediatamente frente a nosotros.

Dogen Zenji: Shobogenzô Hotsu Bodaishin

Cuando lave el arroz, separe toda la arena que encuentre. Al hacerlo, no desperdicie ni siquiera un grano de arroz. Mirando el arroz, vea también la arena. Mirando la arena, vea también el arroz.

Dogen Zenji: Tenzo Kyokun

Para proclamar el Dharma es necesario olvidarse del Yo.

Dogen Zenji: Shobogenzô Shinjin gaku do

Las personas necias que piensan que la proclamación del Dharma por los seres inanimados es como el soplido del viento en los pinares o como el susurro de las hojas y las flores, no son del tipo de personas que estudian el Budismo. Si tales cosas fuesen la proclamación de la Ley por los seres inanimados, cualquiera podría oírla y comprenderla.

Dogen Zenji: Shobogenzô Mujoseppo

Un Bodhisattva, en virtud de (practicar) esa Sabiduría Trascendental, nada teme, pues nada existe a ser temido.

Maha Prajna Paramita Hridraya Sutra

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Comprenda que, en esta vida, usted sólo tiene una vida, no dos o tres.

Dogen Zenji: Shushogi

Conciente de que el tiempo no se detiene, esperando por quien quiera que sea, usted debe practicar como si estuviese intentando salvar su cabeza del fuego.

Dogen Zenji: Shobogenzô Gakudo Yojinshu

No debemos esperar por una oportunidad o un lugar para alcanzar la Iluminación; la Iluminación nunca depende de circunstancias de tiempo o lugar, o de capacidad intelectual.

Dogen Zenji: Shobogenzô Shinjin gaku do

Alégrese por haber nacido en el mundo donde puede usar su cuerpo libremente para ofrecer alimento a los Tres Tesoros: el Buda, el Dharma y la Sangha.

Dogen Zenji: Tenzo Kyokun

3. La práctica budista

Aprender el respeto por sí mismo es olvidarse de sí mismo.

Dogen Zenji: Shobogenzô Genjokoan

Nosotros ya somos los hijos de Buda, por lo tanto debemos seguir sus pasos. Practicantes, no practiquen el Budismo para su beneficio, o por fama o conveniencia o prestigio, o por premios y poderes extraordinarios. Simplemente, practiquen el Budismo por el Budismo. Ese es el Camino.

Dogen Zenji: Shobogenzô Gakudo Yojinshu

Es a través de las acciones cotidianas de nuestro cuerpo y de nuestra mente que nos volvemos iluminados de modo directo. Eso es conocido como la Realización del Camino.

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Dogen Zenji: Shobogenzô Gakudo Yojinshu

Comprenda que una simple verdura tiene la capacidad de transformarse en la práctica de Buda, adecuándose perfectamente a alimentar la voluntad de vivir el Camino. Nunca desprecie ingredientes simples. Como un maestro de hombres y de dioses, haga el mejor uso de cualquier verdura que usted tenga a disposición.

Dogen Zenji: Tenzo Kyokun

Los poderes milagrosos de los budistas son sus acciones cotidianas de tomar té y comer arroz. Todos los Budas practican esos milagros continuamente.

Dogen Zenji: Shobogenzô Jintsu

Ciertamente es difícil practicar austeridades tan fuertes que puedan quebrar los huesos y consumir el tuétano. Más difícil que eso, sin embargo, es mantener la mente en armonía.

Dogen Zenji: Shobogenzô Gakudo Yojinshu

Alguien que se olvida de la Ley, y después se pregunta si ganó alguna cosa, nunca encontró un maestro de verdad.

Dogen Zenji: Mujoseppo

No encontrar un maestro de verdad resulta en dejarse llevar por las emociones y los sentimientos. El caso del hijo necio de un hombre rico, que abandona el hogar con el tesoro de su padre, y lo tira como si fuese basura, es realmente patético.

Dogen Zenji: Tenzo Kyokun

Cuando estudiamos, a veces estamos siguiendo las enseñanzas de un sutra, a veces, las de un maestro. En última instancia, sin embargo, todo se reduce a la auto-iluminación sin ningún maestro. La auto-iluminación, sin maestro ocurre a través del Dharmata (Talidad), la Naturaleza Real del mundo fenoménico.

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Dogen Zenji: Shobogenzô Hossho

4. La Iluminación

Olvidarse de sí mismo es percibirse a sí mismo como todas las cosas. Para realizar eso es necesario prescindir del cuerpo y de la mente de sí mismo y de los otros.

Dogen Zenji: Shobogenzô Genjokoan

Ungan dice: "La proclamación de la Ley por los seres inanimados es oída por los seres inanimados". Cuando trasmitimos correctamente esta sangre vital estamos estudiando "prescindiendo del cuerpo y de la mente".

Dogen Zenji: Shobogenzô Mujoseppo

Cada mañana el Sol se levanta por el este. Cada noche, la Luna se pone por el oeste. Las nubes pasan, las montañas manifiestan su realidad y las Cuatro montañas (el Nacimiento, la vejez, la Enfermedad, y la Muerte) se aplanan.

Dogen Zenji: Eihei Kuroku

Es intrigante el hecho de que la Iluminación sea una cosa maravillosa para aquellos que no tienen la experiencia y, sin embargo no sea nada para aquellos que la alcanzaron. Y, de todos modos, es sólo nada.

S. Susuki: Mente Zen, mente de principiante

Comprenda que aunque usted esté practicando zazen en el mundo de las Ilusiones, la Iluminación reside ahí mismo.

Dogen Zenji: Shobogenzô Gakudo Yojinshu

Habiendo estudiado con mi maestro Nyojo, y habiendo comprendido profundamente que tengo los ojos horizontales y la nariz vertical, vuelvo a casa con las manos vacías.

Dogen Zenji: Eihei Kuroku

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El cocinero debe estar siempre presente, prestando cuidadosa atención al arroz y a la sopa que se cocinan.

Dogen Zenji: Tenzo Kyokun

El Buda Sakyamuni enseña que el entrenamiento ya es la misma Iluminación.

Dogen Zenji: Shobogenzô Gakudo Yojinshu Cuando usted haya llegado a esta etapa, usted estará desapegado hasta de la misma Iluminación, pero continuará practicándola aún sin pensar en ella.

Dogen Zenji: Shobogenzô Genjokoan

5. Zazen

Sentarse en la posición de loto es trascender directamente el mundo entero; es el estado más precioso y sublime de los Budas y los Patriarcas.

Dogen Zenji: Shobogenzô Zammai O Zammai

Cuando usted se sienta en zazen frente a la pared, parece que aquel que se sienta y la pared son cosas diferentes pero, realmente, no están separados.

Dogen Zenji: Shobogenzô Koku

Aunque se diga que existen innumerables medios para comprender el Budismo, usted sólo debe practicar zazen.

Dogen Zenji: Fukanzazengi

El zazen no es una meditación a desarrollarse gradualmente. En lugar de eso, es la práctica simple y agradable de un buda, la realización de la sabiduría del Buda.

Dogen Zenji: Fukanzazengi

La postura no es un medio de obtener el estado mental correcto. Colocarse en la postura ya es el estado mental

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correcto. No hay necesidad de buscar un estado especial de la mente.

S.Susuki: Mente zen, mente de principiante

Algunas personas han explicado que sentarse en zazen es el Dharma de Buda, que el Dharma de Buda no más que el zazen. Aunque algunos tengan entendido, por experiencia propia, que sentarse en zazen es el Dharma de Buda, ninguno de ellos descubrió que sentarse en zazen es sólo sentarse.

Dogen Zenji: Shobogenzô Zammai O Zammai

Practicar zazen con algún objetivo no es la verdadera práctica.

S.Susuki: Mente zen, mente de principiante

Bibliografía

Las citas de este trabajo fueron extraídas de las siguientes obras:

DOGEN ZENJI: The Shobogenzo - Translated by Kosen Nichiama - Distributed by Nakayama Shobo, Japana Publications - Sendai City, Japan 1975.

OKUMURA SHOHAKU: Dogen Zen - Kyoto Soto Zen Center - Kyoto, Japan.

Yuho Yokoi with Daizen Victoria: Zen Master Dogen, An Introduction with selected Writings - Weatherhill, NY and Tokyo, 1976 (4ª ed. de 1987)

DOGEN AND UCHIYAMA: From the Zen kitchen to Enlightenment - (trans. by Thomas Wright) - Weatherhill, NY and Tokyo, 1983.

Shunryu Susuki: Mente Zen, mente de principiante ( trad. de Odete Lara) - Ed. Palas Athena, Sao Paulo, 1994.

SHÔBÔGENZÔ SHINJINGAKUDO

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APRENDIENDO A TRAVÉS DEL CUERPO Y DE LA MENTE

Dogen Zenji

Esto fue pronunciado a los monjes de Horinji, el 9 de setiembre de 1243

El camino de Buda es el verdadero camino, no contiene nada de falso. Si te atienes a las explicaciones de los descreídos, saldrás del camino del Budismo. El Maestro Zen Nagaku Ejô dijo: "Tenemos práctica e iluminación pero son difíciles de armonizar. Debemos tener cuidado de no interpretar equivocadamente el camino de Buda; si la práctica no está armonizada con la iluminación, éste puede fácilmente perderse. Todos los Budas, desde Sakyamuni, han mantenido siempre en armonía práctica e iluminación"

Hay dos formas de práctica budista:

1- aprender a través de la mente

2- aprender a través del cuerpo

Cuando comenzamos a aprender a través de la mente, debemos entender los diferentes estados de conciencia como citta, karita e irida. Después de haber comprendido estos estados, debemos desarrollar Bodaishin, la mente que busca Buda. Si buscamos sinceramente el Buda, seremos capaces de sentir su compasión por nosotros, y finalmente, dominar práctica e iluminación.

1 - Aprendiendo a través de la mente

La mente que busca Buda es difícil de adquirir, pero tenemos los ejemplos de los Patriarcas para guiarnos. Si estudiamos seriamente las vidas y las enseñanzas de los Patriarcas, nuestra mente que busca Buda, despertará. Si nuestro estudio

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fuera diligente, podremos dominar varios estados mentales como kobushin, la mente de Buda original; heijoshin, la mente cotidiana, y sangai isshin, la mente universal. Después que desarrollamos la mente de la práctica a través de la iluminación, realizamos que la fuente de todas estas formas mentales es la "no-mente". No mente es la verdadera mente budista, sin divisiones, situada más allá de las dualidades y los opuestos, desprovista de cualquier análisis. Para realizar el verdadero camino necesitamos pensar-sin-pensar. Por ejemplo, cuando Sakyamuni entregó el manto dorado a Makakasho, cuando Bodhidharma entregó el sello de la iluminación a Taiso Eka y dijo: "posees mi médula", cuando se dio la trasmisión en el galpón de limpiar arroz (de Daiman Konin, el quinto Patriarca de China, a Daikan Eno), todas estas enseñanzas se dieron a través de la mente. Raparse la cabeza y usar el manto negro es la marca de aquel que desea aprender a través de la mente. Cuando comiences a estudiar el camino Budista, tu mente deberá sufrir una conversión. Debemos buscar el verdadero camino con la misma determinación con la que Sidharta se dispuso a renunciar a su vida de palacio y partir para cambiar su mente limitada por la Mente de Buda. Algunas personas hallan que renunciar al mundo es un signo de discriminación, pero entrar en la comunidad monástica deberá ser una trascendencia de la mente analítica. Este es el estado de "no pensar", más allá de la cognición egocéntrica. Si alcanzaras este estado de "no pensar" realizaras la verdadera naturaleza luminosa de la mente, y "no pensando" deberá convertirse en el ojo a través del cual ves los fenómenos. La actividad de todo Buda está basada en "no pensando". Si

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continuamente practicamos "no pensando", la iluminación crecerá automáticamente. La mente de Buda es inherente a todos, pero si dejaran de practicar el verdadero camino, esta quedará dormida. Tenemos, sin embargo, el ejemplo de la práctica budista para seguir, y si perseveramos podremos recibir el sello de la trasmisión. ¿Qué aprendemos al enfrentarnos con la mente de Buda? . Primero, considera las variadas formas de montañas, agua y tierra. Existen muchos tipos de montañas, algunas grandes como el Monte Sumeru, otras son pequeñas, algunas cubren una vasta extensión de tierra, pero otras son muy altas. El agua también aparece de diversas formas: celeste, terrestres, grandes ríos, pequeñas cañadas, grandes y pequeños pozos, océanos, lagos, etc. ¿Y quién puede describir las diversas formas que asume la tierra? Recuerda que la tierra no es siempre suelo. Simbólicamente está la tierra del corazón y la tierra del tesoro. Aún así todas estas tierras están basadas en la experiencia de la iluminación. Montañas, agua y tierra tienen su origen en el vacío y son una manifestación de "forma y vacío"(shiki fu i ku) Todos tienen un concepto diferente con respecto a los fenómenos naturales. Existen muchas interpretaciones del sol, luz, estrellas y agua. Por ejemplo, las personas en la tierra ven el agua como nada especial pero los celestiales piensan a la tierra como un gran tesoro. Diferentes perspectivas, diferentes observaciones. Para ver las cosas adecuadamente debemos aceptarlas tal como son, debemos combinar lo "visto" con el "espectador" en una acción. Nuestra mente debe estar vivificada por la acción de la mente sin divisiones. Abandona nociones tales como dentro o fuera, ir y venir. La mente no dividida no está dentro o

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fuera; va y viene libremente, sin apegos. Un pensamiento: montaña, agua, tierra. Próximo pensamiento: una nueva montaña, agua, tierra. Todo pensamiento es independiente, recién creado, vital e instantáneo. La mente no dividida no está interesada en grande o pequeño, lejos o cerca, ser o no ser, ganancia o pérdida, reconocimiento o no reconocimiento, iluminación o no iluminación. La mente no dividida trasciende las oposiciones. En la práctica budista, el estudio de la mente es el camino para alcanzar la acción estable, no dividida, más allá del mundo de las relatividades. Debemos aceptar las cosas como llegan, esto es, independientes y momentáneas. Debemos tener bastante cuidado en distinguir entre la realidad y las ideas de la realidad, por ejemplo, la noción de cómo es una casa, es muy diferente de su apariencia verdadera. Y también hay una gran diferencia en salir meramente de la casa y la verdadera renuncia al mundo. En el budismo hay varias maneras de alcanzar el verdadero conocimiento. Los dos principales métodos de trasmisión del maestro al discípulo son Tenji y Toki. Al estudiar budismo en uno u otro método debemos tener cuidado para que frases como "los tres mundos son apenas mente" y "el mundo del Dharma es apenas mente", no se tornen meras nociones abstractas. Usamos la expresión "paredes, tejas y piedras" para enfatizar el hecho que "los tres mundos son apenas mente" debe tornarse un concepto vivo en la vida cotidiana. El Maestro Zen Sôzan, que vivió durante la dinastía T'ang, comenzó a mostrar su comprensión del budismo antes del período kantzu (860-873dc), pero alcanzó la plena iluminación recién después de este período. Cuando estaba completamente iluminado, podía andar en el barro y ser salpicado por agua sucia sin aborrecerse, simplemente aceptaba el barro como barro y el agua sucia como agua sucia. Era

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un hombre libre, desapegado de ideas de gustar o no gustar. Tal poder viene del desapego. Cosas físicas como, por ejemplo un pilar, una cerca, una pared, o un farol, son objetos de la experiencia, pero cada uno se expresa a sí mismo independientemente y es autogenerador. Si nuestra visión es verdadera, su actividad será vista como funcionando naturalmente en objetos físicos y nuestra comprensión de los fenómenos será completa y cubrirá la de las regiones de la existencia. La mente de Buda cubre las diez regiones y no hay portón para entrar. Hotsubodaishin es la mente del verdadero seguidor del camino de Buda. Hotsubodaishin es la percepción continua de la mente de Buda: Preguntas relativas a la vida y la muerte, el deseo del Nirvana, y muchas otras razones, llevan a buscar la mente de Buda. No debemos esperar por un cierto lugar y hora para buscar la iluminación; la iluminación no depende de las circunstancias de lugar y tiempo o de la habilidad intelectual. La mente de Buda aparece naturalmente por sí misma, ya que la mente de Buda está en el origen. No puede ser definida por existencia o no existencia, bien y mal. No es influida por el lugar, circunstancia o karma. A veces, las personas piensan que porque la doctrina budista no tiene comienzo ni fin, la mente de Buda no tiene existencia real, pero recuerda que la mente de Buda es autogeneradora y aparece por todas partes, y está en la base de la realidad. Cuando nuestra práctica madura, vemos que el mundo del Dharma está enteramente cubierto de hotsubodaishin . Las personas intentan frecuentemente cambiar sus circunstancias a pesar de que esto es imposible. Abandona tal actividad no fructífera y desarrolla la comprensión adecuada del camino. La objetividad y la subjetividad deberían funcionar juntas, sujeto y objeto deberían darse las manos. Dos sustancias, una identidad.

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Hotsubodaishin se encuentra hasta en el infierno, en demonios, animales y asuras. Hotsubodaishin es como la pura, lúcida y no dividida mente de un niño. A través de esta mente todo se torna claro. Cada partícula del mundo fenoménico está interrelacionada, pero aun así existe por sí misma. Estas unidades no pueden ser numeradas uno, dos, tres, porque están relacionadas con la experiencia sin límites. Formas físicas como, por ejemplo una hoja redonda de loto, o el lado puntiagudo del diamante, todos tienen una forma única, pero tales formas ocurren en el mundo fenoménico, y no pueden ser numeradas. Acerca de la realidad de la mente-de-Buda existe la siguiente historia: hace mucho tiempo atrás, un monje se aproximó a Daishô Kokushi y preguntó "¿qué es la mente del Buda original?". El Maestro replicó, "paredes, cercas, tejas y piedras". En general, las personas no consideran estas cosas como la mente-de-Buda, pero aun así están, en realidad, enraizadas en la mente-de-Buda original y expresan la naturaleza de Buda. Paredes, cercas, tejas y piedras simbolizan la mente cotidiana. esta mente no está relacionada con los mundos pasados o futuros, está trabajando continuamente ahora, en el presente, y se ocupa solamente de cada nuevo momento. Mantén tu mente en el presente (atemporal). si siempre pensamos en el pasado, toda nuestra visión se volverá al pasado y será distorsionada. La mente cotidiana abre sus portones para cada momento de la existencia y vida-y-muerte, e ir-y-venir, entran libremente. No piensen en cielo y tierra como este mundo y el próximo, sabe que estos coexisten eternamente en cada momento que pasa. Generalmente, las personas no piensan en la naturaleza del cielo y la tierra, salvo que algo inesperado ocurra. Para mí, una súbita e inesperada exhalación es como un eco que simboliza la coexistencia

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instantánea de la vida y la muerte, del cielo y la tierra, en cada momento. El contenido y el significado entero del cielo y de la tierra y su relación con la mente, se reduce a un momento eterno. Si dejamos de comprender esto nunca podremos esclarecer el significado de una exhalación o de cualquier cosa que ocurra aparentemente sin importancia. Toda nuestra actividad está enraizada en la naturaleza eterna de la "mente cotidiana". La mayor parte del tiempo nos olvidamos de esto, pero los Budas siempre tienen conciencia de este hecho. Si tenemos hosshin, la resolución de alcanzar la iluminación suprema, ciertamente entramos en el camino de Buda. Este deseo de iluminación debe ser autogenerado, no puede venir de otros, Iluminación es la actividad natural de la "mente cotidiana". es de esta manera que se aprende a través de la mente. 2-Aprendiendo a través del cuerpo Consideremos ahora, aprender a través del cuerpo. La práctica budista a través del cuerpo es más difícil que la práctica a través de la mente. La comprensión intelectual de aprender a través de la mente debe estar unida a la práctica a través del cuerpo. Esta unidad se llama shinjitsunintai, el cuerpo verdadero del hombre. Shinjitsunintai es la percepción de la mente cotidiana a través del mundo fenoménico. Si armonizamos la práctica de la iluminación con nuestro cuerpo, el mundo entero será visto en su verdadera forma. Si realizamos shinjitsunintai estaremos apartados del mal, y seremos capaces de mantener los ocho preceptos, junto con la promesa de proteger los Tres Tesoros. Shinjitsunintai es el verdadero objetivo de la práctica budista. Todos los que buscan el camino deberían mantener la noción de shinjitsunintai firmemente en sus mentes, y no serán desviados por sus propias ideas erróneas. El maestro zen Hyakujò dijo una vez, los hombres poseen originalmente el cuerpo puro y

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desapegado del Buda y nuestro mismo cuerpo es el Buda". Si aceptamos tal dicho literalmente, podremos realizar el camino budista. La sentencia de Hyakujò no es meramente un dicho enigmático de un eremita. Tal osada afirmación sólo puede ser pronunciada después de años de mérito, práctica e iluminación. Este nivel se caracteriza por el completo desapego, perfecta serenidad y unidad entre subjetividad y objetividad. En este nivel podemos ayudar a otros a través de la proclamación del dharma a todo aspirante al verdadero camino. El Dharma es proclamado de tres maneras : 1) usando de la propia experiencia y explicaciones, 2) usando la vida y las dotes de otros, 3) enseñando por el ejemplo. Explicar el Dharma es pensado, generalmente, para beneficio de otros, pero, en realidad, proclamar el Dharma es, de hecho, una extensión de la propia práctica y trasciende a sí mismo y a los otros. Para proclamar el Dharma debemos olvidarnos de nosotros mismos. Si así hiciéramos, el poder de nuestra enseñanza será como un sonido fuerte que eliminara todos los sonidos débiles. Aprender a través del Dharma existe desde los primeros tiempos y es el mejor camino para aproximarse a la verdad budista. Deberíamos poseer la misma determinación que el Segundo Patriarca, Taiso Eka, demostró tener cortándose el brazo para mostrar su deseo sincero a Bodaidaruma. Finalmente, él recibió la médula y trasmitió, lo que heredó, a las generaciones futuras. Nuestro mundo está definido por las diez direcciones. Cada dirección contiene totalmente la existencia básica de todas las demás direcciones. Esto es, todo punto en el espacio y tiempo, de frente o por detrás, vertical u horizontal, contiene en sí mismo todos los elementos de la existencia. Este hecho es fundamental para la comprensión de

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shinjitsunintai . Shinjitsunintai Es concebido, frecuentemente como apegado a subjetividad y objetividad. Este no es el caso. Shinjitsunintai no es más que la verdadera identidad , enraízada en Buda y sin oponerse a ninguna de las diez direcciones del mundo. Las diez direcciones están contenidas en shinjitsunintai. Tal vez sea ésta, la primera vez que oyes esta explicación. Ten en mente que cada dirección y cada región pueden ser aprehendidas juntas en una experiencia. Tiene la misma identidad y existen juntas en shinjitsunintai. Este cuerpo verdadero está compuesto por los cuatro elementos, tierra, agua, fuego y aire, y por los cinco skandhas. Para personas comunes, este mundo de experiencia es muy difícil de analizar y la visión clara es difícil de obtener, pero un santo está siempre conciente de la verdadera naturaleza del mundo. En efecto, él ve el mundo entero en un pequeño grano de polvo. Las personas dicen: "Es imposible que un grano de polvo contenga el mundo entero". Su comprensión está basada en una visión superficial. Si tuviéramos la verdadera comprensión, un grano de polvo, así como cualquier objeto, sin importar qué tan grande o tan pequeño sea, puede verse como siendo un mundo independiente, y en sí mismo, contener todos los otros mundos de la experiencia. Si tuviéramos la comprensión correcta, aún el Salón del Buda o el Monasterio, pueden ser construidos en un grano de polvo, todo el canto de la existencia contiene las misma posibilidades ilimitadas. Todavía más, nuestras construcciones de cada día, casa, Salón del Buda, Zendo, etc., contienen todos los mundos posibles. Lo que nos interesa es la acción espiritual y física de Shinjistsunintai. Cuando usamos la expresión "el mundo entero está contenido en una partícula", no queremos decir puramente el mundo físico; la experiencia no se ocupa de grande o pequeño, y contiene todo, es la

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iluminación ahora, cubriendo todos los lugares. Shinjitsunintai es nuestro verdadero cuerpo, y debemos aprender el camino Budista a través de la acción eterna e ilimitada de nuestra verdadera identidad. Si dominamos este camino, en poco tiempo seremos concientes del significado profundo de tales actos cotidianos como hacer reverencias, pintar, pulir. El tiempo pasa pero la vida está transformada. Después de renunciar al mundo, tu posición se asemeja, por fuera al leñador más pobre o hacendoso, pero cuando te sientas en zazen eres por dentro, un Buda, y mucho más rico que el rey más rico. Este camino va má allá de las ideas de bien y de mal, iluminación e ilusión o de otros opuestos idénticos. Para las personas comunes, la vida y la muerte son transformaciones. Para aquellos santos que trascendieron lo profano y entraron en lo sagrado, las nociones de vida o muerte caen por sí solas. Clarifica la vida y la muerte y acéptalas por lo que son. Entonces, no tendrás más miedo. La vida está contenida en la muerte, y la muerte está contenida en la vida, y aún así, la vida es vida y la muerte es muerte. Esto es, estos dos elementos independientes son independientes en sí mismos, y permanecen solos, sin necesidad de cualquier existencia o referencia de fuera. Generalmente, las personas piensan en la vida como algo parecido a un roble, y la muerte como algo que ya no se mueve más. Sin embargo, así como el concepto que se pueda tener de un roble a veces difiere de un roble de verdad, las ideas sobre la vida frecuentemente entran en conflicto con la realidad de la vida. En la verdadera comprensión, la vida nunca es un obstáculo. La vida no es la primera actividad y la muerte, la segunda; la vida no es relativa a la muerte ni la muerte relativa a la vida. El maestro zen Engo Kokugon dice:"La vida es la actividad total de la vida, y la muerte es la actividad total de la muerte. La vida y la muerte

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son las actividades del gran vacío". Engo dejó muchas enseñanzas sobre la vida y la muerte, pero por supuesto, no podía explicarlos completamente a través de las palabras. Para comprenderlos debemos tener la experiencia de hotsubodaishin. La vida y la muerte están continuamente apareciendo y desapareciendo, yendo y viniendo, constantemente cambiando, ahora la cabeza, ahora la cola, ahora las manos y los pies, apareciendo a través del mundo entero. Shinjitsunintai es la clara observación de la vida y la muerte a través del cuerpo y la mente. recuerda que la vida y la muerte pueden ser vistas aún en un grano de polvo. Podemos comprender este hecho a través de la discriminación. Siempre hay algunas colinas o peñascos en la tierra plana, y montañas altas siempre tienen algunas áreas planas. Así también la ilusión y la iluminación existen juntas. De la misma manera, podemos pensar las ramas del zen, del norte y del sur, como existiendo juntas. Trasciende la discriminación de los opuestos, descubre la realidad total, y alcanza el desapego. Esto es la completa libertad.

GENJÔKÔAN "La actualización del punto fundamental" (koan)

La expresión genjô kôan que Dogen emplea también en los capítulos Uji, "El ser-tiempo" y Shoaku Makusa, "Abstenerse de toda mala acción", del Shôbôgenzô, se compone de genjô (gen, "aparecer", y jô, "cumplir"), que significa "hacer aparecer", "manifestar", "actualizar", "realizar", y de kôan, palabra que, en Dogen, designa el primer principio, el "punto fundamental", tal como se encuentra directamente experimentado en la meditación.

El Genjôkôan fue, al principio, una carta dirigida por Dogen, en el octavo mes del año 1233, a un discípulo llamado Koshû Yô, que vivía muy lejos de él, en Shinzei, en la isla

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meridional de Kyûshû, tal como que señalado en el colofón redactado por el propio Dogen, en 1252.

El Genjôkôan fue escrito algunos meses después que Dogen iniciara la redacción del Shôbôgenzô, comenzando por el Maka Hannya Haramitsu (la "Perfección de la Gran Sabiduría"). Un año antes de su muerte, en 1252, Dogen revisó el texto del Genjôkôan que pasó a ser el fascículo de inicio del Shôbôgenzô.

En su Shôbôgenzô Keiteki (1922), recopilación de conferencias sobre 29 capítulos del Shôbôgenzô, el shôbô Bokuzan Nishiari, Zenji(jefe) de la escuela Soto Zen, dice lo siguiente del Genjôkôan: "Este fascículo es la piel, la carne, los huesos y la médula del Fundador. Ahí está expuesta la enseñanza fundamental, dada en vida por el Fundador. El Dharma de Buda, que rigió toda su vida, se revela en esta obra. Los 95 fascículos del Shôbôgenzô son los brotes de éste."

No es de asombrarse, pues que, además de numerosas traducciones modernas, el Genjôkôan haya sido objeto, desde la muerte de Dogen hasta nuestros días, de numerosos comentarios. En 1263, diez años después de la muerte de Dogen, su discípulo directo Eikô Sen'e, termina un comentario particularmente precioso, ya que utiliza notas que é había tomado escuchando las conferencias de su maestro. En 1308, Eikô Kyôgô, sucesor de Sen'e, ofreció, a su vez, un comentario fundado sobre el de Sen'e. Para Kyôgô, aunque los capítulos del Shôbôgenzô tengan todos títulos diferentes, todos son genjôkôan. Kyôgô escribe: "Aún cuando cada capítulo expone aspectos múltiple s y diversificados, todos tienen como principio subyacente, la no-dualidad o vacuidad. Nada es subrayado más que el principio de la indivisibilidad que es la vacuidad. A lo largo de todo el Shôbôgenzô - desde el Genjôkôan, el primer fascículo, hasta Shukke ("Dejar la casa", el último del los 75 fascículos), se expresa este principio fundamental". El quinto abad de Eihei-ji, Chûkô Giun Zenji (1253-1333) también escribió un comentario compuesto por apreciaciones versificadas y proposiciones sintéticas, la principal de las cuales es : "Kore nanzo", "En definitiva, qué es?" "De qué se trata?"

Tal es también, el punto de partida de uno de los comentarios modernos más importantes, publicado en 1967, por Hakusan Yasutani Rosahi (1885-1973), el célebre maestro

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japonés que fue uno de los primeros en predicar en los Estados Unidos. Jacques Brosse Dogen Zenji "Pulir la luna y laborar las nubes" Obras filosóficas y poéticas, presentadas, traducidas y anotadas por Jacques Brosse Ed.Albin Michel - Spiritualités - Paris, 1998 4 Estudiar la Vía de Buda es estudiarse a sí mismo; estudiarse a sí mismo es olvidarse de sí mismo; olvidarse de sí mismo es ser reconocido e iluminado por todos los dharmas; ser testificado por todos los dharmas es abandonar cuerpo y mente como el cuerpo y la mente del otro, es ver desaparecer toda huella de despertar y hacer nacer el incesante despertar sin huellas. 5 Desde el momento que comienzan a buscar el Dharma, ustedes se alejan de él. Pero cuando les es exactamente trasmitido, ustedes son inmediatamente el hombre original (Hombunnin) 6 Cuando alguien, navegando en un barco, mira la orilla, puede imaginarse que es ésta la que se mueve. Pero si fija su mirada en el barco, percibe que es él quien se mueve. Asimismo, si se examinan los diez mil dharmas y se les testifiqua con un cuerpo y una mente confusos, ustedes se hacen a la idea que su mente y su naturaleza son constantes. Pero si, volviéndose íntimos con la práctica, se hace un retorno sobre sí mismo, aparecerá claramente que ningún dharma posee un "sí-mismo" permanente. 7 Una vez reducida a cenizas, el leño ya no puede volver a ser leño. Sin embargo tampoco hay que considerar que la ceniza es el futuro del leño, y el leño su pasado. Ustedes deben comprender que, aunque el leño se mantiene en su posición dharmica de leño, con su antes y su después, no deja de trascender ese antes y ese después. Por su lado, la ceniza se mantiene en su posición dharmica de ceniza con su antes y su después. Así como el leño, una vez reducido a cenizas, no puede volver a ser leño, así los hombres, una vez muertos, no pueden volver a la vida.

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Dicho esto, es un principio, en el Dharma de Buda, negar que la vida se transforma en muerte. Por este hecho, el nacimiento es concebido como "no-nacimiento". Que la muerte no se vuelva vida, es poner en movimiento la rueda del Dharma. Es lo que se llama la "no extinción". Vida y muerte no son más que posiciones en el tiempo, como el invierno y la primavera. Ustedes no llaman invierno al origen de la primavera, ustedes no dicen que la primavera se convierte en verano. 8 Cuando un hombre alcanza el despertar, sucede como la luna que se refleja en el agua. la luna no está mojada, el agua no está perturbada. La luz infinita de la luna cabe en una gota de agua. La luna y el cielo enteros se sienten a gusto en una gota de rocío sobre una brizna de hierba. Así como la luna no agujerea el agua, el Despertar no divide al hombre. Este ya no opone más obstáculo al despertar así como una gota de agua no opone resistencia a la luna o al cielo. La profundidad es proporcional a la altura. En cuanto a la duración del reflejo, hay que considerar la extensión de la gota de agua, y apreciar correctamente el carácter ilimitado de la claridad de la luna en el cielo. 9 Cuando el Dharma todavía no ha colmado todo el espacio del cuerpo y la mente, ya se le considera suficiente. Pero cuando el Dharma ya colmó completamente el cuerpo y la mente, parecería que algo falta. Es como si, encontrándose sobre un barco, en medio del océano, y no habiendo ninguna tierra a la vista, ustedes miraran en las cuatro direcciones. Entonces, ustedes no verían otra cosa más que una inmensa extensión circular. Sin embargo, el océano no es ni redondo ni cuadrado, sus virtudes son inagotables. Es como un palacio, como una joya. No obstante, por el momento, por más lejos que ustedes miren, sólo ven un círculo. Lo mismo sucede con los diez mil dharmas. Aunque este mundo de polvo y el universo más allá [de nuestra percepción] revistan, múltiples aspectos, ustedes no ven ni comprenden más que lo que percibe el ojo de la

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práctica. Para captar la naturaleza de los diez mil dharmas, debemos penetrarnos por el hecho que, aunque puedan parecernos redondos o cuadrados, océanos y montañas tienen propiedades infinitas que nos superan, y que existen mundos en las cuatro direcciones. No solamente alrededor de nosotros, sino también en nosotros, bajo nuestros pies y en la mínima gota de agua. 10 El pez nada en el agua, y por más lejos que vaya, siempre hay agua. Un pájaro vuela en el cielo, por más lejos que vuele, el cielo no tiene fin. No obstante, el pájaro y el pez nunca dejaron el agua o el cielo. Cuando su actividad es vasta, su campo es vasto. Cuando su actividad es limitada, su campo es limitado. También, ellos tienen todo lo que necesitan para ejercer plena y libremente su actividad en todo lugar. Sin embargo, ni bien el pez abandona el agua, o el pájaro el cielo, mueren. Sepan que el agua es vida, que el cielo es vida, que el pez y el pájaro son vida. La vida puede ser pájaro, puede ser pez. Y se podría continuar indefinidamente en este sentido. Lo mismo sucede con la práctica y el despertar, con toda la vida del practicante. 11 Si un pájaro o un pez intentara alcanzar el límite del elemento en el que se mueve, no encontraría ninguna senda para llegar. Si ustedes encuentran su lugar, ahí donde están, ustedes actualizan el punto fundamental (kôan). Si ustedes descubren la Vía, en ese mismo instante, ustedes actualizan el punto fundamental. El lugar, la Vía, no son ni anchos ni estrechos, ni de ustedes ni de los otros. El lugar, la Vía, no existían antes, recién ahora surgen. Así, en la práctica-realización de la Vía de Buda, al encontrar un dharma, se le penetra completamente, al encontrar la práctica, se la pone en marcha completamente. 12

Aquí está el lugar, y la Vía está en todas partes. No podemos distinguir el límite de la realización, pues la realización se extiende con nuestra penetración del Dharma de Buda. No piensen que alcanzar este lugar sea objeto del conocimiento, ser atrapado por la conciencia. Aunque la realización es inmediatamente manifestada, el ser íntimo no se

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manifiesta necesariamente [como tal]. Su manifestación supera nuestro entendimiento. 13 El maestro chan Pao-chê del monte Maku se estaba abanicando, un monje se acerca y le pregunta: "Maestro, la naturaleza del viento es constante, no hay lugar que él no alcance. Por qué pues, usted se está abanicando?" Pao-chê respondió: "Aunque tú sepas que la naturaleza del viento es constante, aún no sabes qué significa "no hay lugar que él no alcance". "¿Qué quiere decir: "No hay lugar que él no alcance?" preguntó el monje. Por toda respuesta, el maestro siguió abanicándose. El monje se prosternó. Tal es la actualización (genjô) del Dharma de Buda, el camino vital de la exacta trasmisión. Decir que no se necesita abanico pues la naturaleza del viento es constante y que se sentirá el viento, aún sin abanicarse, es malinterpretar la constancia y la naturaleza del viento. Es porque la naturaleza del viento es constante que el viento [venido] de la casa de Buda exhuma el oro de la tierra y perfuma la crema de los largos ríos.

Escrito a mediados del otoño del primer año de Tempuku (1233), y entregado al discípulo laico Kôshu Yô de Shinzei. [Revisado] en el cuarto año de Kenchô (1252)

FUKANZAZENGI

Guía universal por el método estándar del Zazen del Maestro Dogen (1200 - 1253)

La Vía es fundamentalmente perfecta. Penetra todo. ¿Cómo podría depender de la práctica y de la realización? El vehículo del dharma es libre y despejado de todas las trabas. ¿En qué es necesario aplicar el esfuerzo concentrado del hombre? En

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verdad el Gran Cuerpo está más allá del polvo del mundo. ¿Quién podría creer que existe un medio de desempolvarlo? No es nunca distinto de cualquiera que sea, siempre exactamente allí donde esté. ¿Para que sirve ir aquí o allí para practicar? Sin embargo, si hay una fisura, por muy estrecha que sea, la Vía queda tan alejada como el cielo de la tierra. Si se manifiesta la menor preferencia o la menor antipatía, el espíritu se pierde en la confusión. Imaginad a quien se pavonea de comprender y que se hace ilusiones de su propio despertar, entreviendo la sabiduría que penetra todas las cosas, une la Vía y clarifica el Espíritu y hace nacer el deseo de escalar el cielo mismo. Esta persona ha emprendido la exploración inicial ilimitada de las zonas frontales pero está todavía de forma insuficiente sobre la Vía vital de la emancipación absoluta. ¿Tengo yo necesidad de hablar de Buda, que estaba en posesión del conocimiento innato? Se siente todavía la influencia de los seis años que él vivió, sentado en loto en una inmovilidad total. Y Bodhidharma, la transmisión hasta nuestros días del sello, ha conservado el recuerdo de sus nueve años de meditación delante de una pared. Si esto sucedía con los santos de la antigüedad, ¿como los hombres de hoy pueden quedar dispensados de negociar la Vía? Debéis en consecuencia abandonar una práctica basada en la comprensión intelectual, corriendo detrás de las palabras y ateniéndoos al sentido literal. Debéis aprender el giro que dirige vuestra luz hacia el interior, para iluminar vuestra verdadera naturaleza. El cuerpo y el espíritu se borrarán por sí mismos, y aparecerá vuestro rostro original. Si queréis alcanzar el Despertar, debéis practicar el Despertar sin demora. Para Zazen, conviene una habitación silenciosa. Comed y bebed sobriamente. Rechazad todo empeño y abandonad todos los asuntos. No pensad: "esto está bien, esto está mal". No toméis partido ni a favor ni en contra. Parad todos los movimientos del espíritu consciente.

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No juzguéis los pensamientos ni las perspectivas. No tengáis ningún deseo de convertiros en Buda. Zazen no tiene absolutamente nada que ver con la posición sentada o la posición tumbada.

En el sitio donde tenéis la costumbre de sentaros, extended una alfombrilla de paja y poned el zafu encima. Sentaos en loto o en medio loto. En la postura del loto, poned primero el pie derecho sobre el muslo izquierdo y el pie izquierdo sobre el muslo derecho.

Cuidad de aflojar vuestra ropa y vuestro cinturón, arreglándolos convenientemente.

Poned entonces la mano derecha sobre el pie izquierdo y la mano izquierda dirigida hacia arriba sobre la mano derecha; los extremos de los pulgares se tocan.

Sentáos bien rectos, en la actitud corporal correcta, ni basculada a la izquierda, ni basculada a la derecha, ni hacia delante, ni hacia atrás.

Tened cuidado de que las orejas estén en el mismo plano que los hombros y que la nariz esté en la misma línea vertical que el ombligo.

Poned la lengua pegada al paladar; la boca está cerrada; los dientes se tocan.

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Los ojos deben quedar siempre abiertos, y debéis respirar suavemente por la nariz.

Cuando habéis conseguido la postura correcta, respirad profundamente una vez, inspirad y expirad. Basculad el cuerpo de derecha a izquierda e inmovilizaros en una posición sentada estable. Pensad en no pensar. ¿Cómo se piensa en no pensar? Más allá del pensamiento (Hishiryo). Esto es en sí mismo el arte esencial del Zazen.

El Zazen del cual hablo no es el aprendizaje de la meditación, no es otra cosa que el Dharma de paz y felicidad, la práctica-realización del Despertar perfecto. Zazen es la manifestación de la última realidad. Las trampas y las redes no pueden nunca alcanzarlo. Una vez que habéis asido su corazón, sois idénticos al dragón cuando entra del agua e idénticos al tigre cuando penetra en la montaña. Pues hay que saber que en este momento preciso - cuando se practica Zazen - el verdadero Dharma se manifiesta y que desde el principio hay que apartar la flojedad física y mental y la distracción. Cuando os levantéis, moveros suavemente y sin prisa, calmada y deliberadamente. No os levantéis de manera súbita o brusca. Cuando se echa una mirada sobre el pasado, se percibe que la trascendencia de la iluminación o la no iluminación, que morir sentado o de pie, siempre ha dependido del vigor del Zazen.

Además, la apertura a la iluminación en una determinada ocasión dada por un dedo, una bandera, una aguja, un martillo, el cumplimiento de la realización gracias a un cazamoscas, un puño, un bastón, un grito, todo eso no puede ser asido totalmente por el pensamiento dualista del hombre. En verdad, tampoco puede ser mejor conocido mediante el ejercicio de los poderes naturales. Eso está más allá de lo que

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el hombre escucha y ve ¿acaso no es un principio anterior a los conocimientos y a las percepciones? .

Dicho esto, importa poco que seamos o no inteligentes. No hay diferencia entre el tonto y el listo. Cuando uno concentra su esfuerzo en un solo espíritu, eso en sí mismo es negociar la Vía. La práctica-realización es pura por naturaleza. Adelantar es un asunto de cotidianeidad.

En conjunto, este mundo y los otros, a la vez en India y en China, respetan el sello de Buda. La particularidad de esta escuela prevalece: simplemente devoción a la meditación sentada, sentarse inmóvil en un compromiso total. Aunque se dice que hay tantas almas como hombres, todos negocian la Vía de la misma manera, practicando zazen. ¿Por qué abandonar el asiento que os está reservado en la casa para errar en las tierras polvorientas de otros reinos? Un solo traspiés, y os escapáis de la Vía trazada toda recta delante de vosotros. Habéis tenido la suerte única de tomar una forma humana. No perdáis vuestro tiempo. Lleváis vuestra contribución a la obra esencial de la Vía de Buda. ¿Quien tomaría un placer vano de la llama que surge del silex? Forma y sustancia son como el rocío en la hierba, el destino semejante a un relámpago - que se desvanece en un instante - .

Os lo ruego, honrados discípulos del Zen. Acostumbrados desde hace mucho tiempo a tantear al elefante en la oscuridad, no temáis al verdadero dragón. Concentrad vuestra energía en la Vía que indica el absoluto sin desvío. Respetad al hombre realizado, que se sitúa más allá de los actos de los hombres. Poneos en armonía con la iluminación de los Budas; suceded a la dinastía legítima del Satori de los Patriarcas. Conducíos siempre así y seréis como ellos son. Vuestra habitación del tesoro se abrirá por sì misma, y la utilizaréis como mejor os parezca.

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Tenzo Kyôkun

"Instrucciones al cocinero de un monasterio zen" del Maestro Dogen (1200 - 1253)

Desde los tiempos antiguos, la casa del Buda está regida por seis administradores, todos ellos hijos del Buda, cuya misión es la de gestionar conjuntamente los asuntos del Buda. El cocinero encargado de la preparación de las comidas de los monjes, el tenzo, ocupa una de estas funciones.

La regla de los monasterios, el Zenonshingi 1, precisa que la función del tenzo ha sido instituida "porque los monasterios hacen ofrenda de alimento a un gran número de monjes". Esta responsabilidad siempre ha sido confiada a maestros iluminados que poseían el espíritu de la Vía, o a hombres eminentes que aspiraban ardientemente al espíritu del despertar.

¿Acaso la práctica de la Vía no forma un todo de un solo acuerdo?. Un tenzo sin el espíritu de la Vía sufriría en vano al intentar realizar esta abrumadora tarea y no sería de ninguna ayuda a la comunidad. El Zenonshingi hace hincapié en que "es porque actualiza el espíritu de la Vía en la variedad y renovación de los menús apropiados a las estaciones y necesidades que el tenzo aporta a la sangha el aliento y el bienestar necesario para la práctica". Ya antes Isan Reiyu 2 y Tozan Shusho 3 ocuparon este puesto, como tantos otros grandes maestros y patriarcas a lo largo de los tiempos. Es decir que el tenzo es sensiblemente diferente de los que día a día preparan la comida, aunque estos últimos sean encargados o maestros cocineros en una gran casa.

Durante mi estancia en la China de los Song, he aprovechado mi tiempo libre para preguntar a los antiguos sobre la naturaleza de las funciones que ellos habían ejercido en el pasado. Les estoy agradecido por haberme instruido haciéndome partícipe de sus experiencias. Sus enseñanzas son la médula que desde los tiempos antiguos se transmiten los maestros y patriarcas que han realizado la Vía. Por supuesto, es preciso leer con atención el Zenonshingi, pero también es importante escuchar a los antiguos relatar su experiencia sin perder el menor detalle.

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Quisiera ahora seguir el desarrollo de las actividades de un tenzo durante veinticuatro horas. Tras haber terminado la comida del mediodía, el tenzo busca al intendente que le entrega cereales, legumbres y otros productos para la comida del día siguiente. Una vez que estos productos están en vuestras manos, debéis cuidarlos como a la niña de vuestros ojos. Acaso no dijo el maestro zen Honei Nin´yu : "los objetos y los bienes de la comunidad que utilizáis cotidianamente son la niña de vuestros ojos, protegedlos y cuidad de ellos." Tratad los alimentos con el mismo respeto con el que trataríais a los destinados a la mesa del emperador. Tened los mismos miramientos para con todos los alimentos, cocidos o crudos.

Después, todos los administradores se reúnen en la cocina para establecer los menús del día siguiente tras deliberar sobre la elección de sabores y la preparación de los platos: legumbres de acompañamiento, sémola y otros platos. El Zenonshingi es muy claro en este punto:" Antes de decidir los menús del día siguiente, sabores, legumbres y cereales, el cocinero debe consultar a los administradores del monasterio." Se trata de los jefes de los seis (6) departamentos que se reparten la administración del monasterio: el director (tsusu), el asistente del director (kansu), el tesorero (fusu), el supervisor de la conducta de los monjes (ino), el cocinero (tenzo) y el jefe de trabajos (shissui). Cuando se han tomado las decisiones, los menús deben ser expuestos en los paneles situados frente a la habitación del superior y frente a la habitación de los monjes.

Una vez hecho esto, el tenzo inicia la preparación de la comida del día siguiente. Cuando lavéis el arroz o las legumbres, hacedlo con vuestras manos, en la intimidad de vuestra propia mirada, con diligencia y conciencia, sin que vuestra atención se relaje un solo instante. No seáis cuidadoso para una cosa y negligente para otra. Procurad que ni una sola gota del océano de los méritos se os escape. No perdáis la ocasión de agregar vuestro grano de polvo a la cima de la montaña de los actos benéficos. El Zenonshingi dice:" ...si los seis sabores 4 no están en armonía y las Tres Virtudes 5 están ausentes, ese plato no es digno de ser

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presentado ante la sangha". Cuando veáis el arroz, ved también la arena. Si vuestra mirada va y viene escrutando minuciosamente los detalles, sin que vuestro espíritu se relaje, automáticamente las tres virtudes estarán presentes en toda su plenitud y los seis sabores se desarrollaran por si mismos.

Seppo Gisson 6 fue en su momento cocinero en el monasterio de Tozan Ryokai 7. Un día que estaba lavando el arroz, el maestro le pregunto:" ¿Quitas la arena del arroz, o quitas el arroz y dejas la arena?" Seppo le respondió:" Hago las dos cosas al mismo tiempo." ¿Entonces que van a comer nuestros monjes?" preguntó Tozan. Como respuesta, Seppo volcó el cubo 8. Tozan le dijo: "¡ Llegara el día en que partirás a la búsqueda de otro maestro!". He aquí como practicaban antiguamente nuestros grandes antepasados: ellos dominaban la Vía trabajando con las manos. ¿Cómo nosotros, sus lejanos descendientes, podemos ser tan negligentes en nuestra práctica?. Un maestro ha dicho: "Remangándose es como el tenzo realiza el espíritu de la Vía". Tened cuidado de no confundir un grano de arroz con un grano de arena y lo dejeis escapar."

El Zenonshingi nos dice:" Durante la preparación de la comida el tenzo, debe cuidar perfectamente de la perfecta limpieza de todas las cosas." No vertáis de cualquier manera el agua que ha lavado el arroz. Los antiguos utilizaban un saco de tela para filtrar el agua antes de tirarla. Tras poner el grano en la marmita y agregar la cantidad exacta de agua, no relajéis vuestra vigilancia, porque nada debe venir a contaminarlo, ni un ratón por descuido, ni la mirada curiosa de un ocioso.

Tras esto el tenzo prepara las legumbres que acompañan la guen mai de la mañana y guarda los utensilios y recipientes que han sido utilizados para cocer el arroz y la sopa de la comida del mediodía. Verificad su absoluta limpieza y colocad en alto lo que esté hecho para estar arriba y abajo lo que esté hecho para ir abajo. Cada cosa encontrará la paz y el equilibrio en el lugar que le conviene, tanto arriba como abajo. Separad los palillos, cucharones y otros instrumentos y guardad junto lo que va junto. Prestad atención a las cosas, no las tiréis de cualquier manera.

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Ahora el tenzo se consagra a la preparación de la comida del día siguiente. Examina el arroz, quitando cuidadosamente insectos, granos, piedras y otras impurezas y limpia las legumbres. Durante estas operaciones, su asistente canta un sutra como ofrenda al espíritu guardián del horno. Tras esto prepara las legumbres de acompañamiento y la sopa, verificándolo todo con sumo cuidado.

Cuando el intendente os da las provisiones, no debéis discutir sobre la cantidad, grande o pequeña, ni examinar la calidad, fina o basta. Solamente aplicaros de todo corazón en tratarlas de la mejor manera y en sacar de ellas el mayor partido posible. Nada es mas abominable que dejarse llevar por la cólera o por la alegría al considerar la cantidad o calidad de los productos. Practicar con ardor y diligencia es hacerlo de manera que día y noche las cosas entran en vuestro espíritu y que vuestro espíritu vuelve a las cosas, sin discriminación, con el mismo espíritu.

La preparación de los productos necesarios para la confección de los platos del día siguiente se hace antes de media noche y después de media noche el tenzo se consagra a la cocción. Tras la comida de la mañana, lava las marmitas, pone a cocer el arroz y hace la sopa. Cuando vertáis el arroz en la marmita, debéis quedaros cerca del fregadero y vigilar personalmente que ningún grano se pierda y que la cantidad de agua sea la prescrita. encended el fuego y hacedlo cocer. Un viejo refrán dice:" Que la marmita sea vuestra propia cabeza y el agua que cuece el arroz, la sangre que da vida a vuestro cuerpo".

Una vez que el arroz está cocido, lo vertéis en recipientes de bambú o de madera que disponéis sobre una mesa. Evidentemente hay que prever la cocción de las legumbres y de la sopa mientras que el arroz está cociendo. El tenzo debe estar presente durante la cocción de los platos y vigilar su desarrollo. Aunque disponga de asistentes, servidores, de mano de obra para el fuego y la vajilla o, como recientemente en los grandes monasterios, especialistas encargados de la cocción del arroz y de las sopas, aunque estas funciones no hayan existido en los tiempos antiguos, el cocinero debe saber que todo este personal está bajo sus ordenes y que él es el único responsable de todas las actividades de la cocina.

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Cuando cocinéis no miréis las cosas ordinarias con una mirada ordinaria, con sentimientos y pensamientos ordinarios. Con esta hoja de legumbre que tenéis en vuestras manos construid una maravillosa morada de buda y haced que este ínfimo grano proclame su ley. Dicho de otra manera, si preparáis un pobre caldo de hierbas silvestres, que no os inspire ningún sentimiento de disgusto o de desprecio, y si elaboráis un rico y cremoso potaje, que vuestro corazón no salte de alegría; donde no existe apego, ¿cómo ha de haber hostilidad?. Así, cuando tenéis que ocuparos de una materia basta no la tratéis sin miramientos, mostrad hacia ella la misma diligencia y atención que mostraríais hacia un objeto precioso. Es importante que vuestro espíritu no cambie según la calidad del objeto. Si vuestro espíritu depende de las cosas, es como si cambiárais de actitud y de lenguaje según la calidad de la persona que os encontráis. Un comportamiento semejante no es el propio de una persona que practica la Vía.

Si vuestra determinación es profunda y encamináis todas vuestras energías hacia la Vía podríais alcanzar la suprema pureza de los antiguos y sobrepasar a vuestros antecesores llevando vuestro trabajo a la perfección hasta en el mínimo detalle. ¿Cómo negociar la Vía para alcanzar este objetivo? Pues bien, si los antiguos por dos cuartos hacían un caldo de hierbas silvestres, vosotros con dos cuartos elaborad un suculento potaje. Vaya, ¡qué difícil es la tarea!. Las condiciones de hoy en día están tan alejadas del pasado como la distancia que separa el cielo de la tierra, ¿cómo podríamos siquiera compararnos a los maestros del pasado? Sin embargo, aplicándonos sin escatimar esfuerzos, no hay razón para no hacerlo tan bien o mejor que ellos. Si esto no os parece evidente, es que todavía no habéis clarificado suficientemente vuestro espíritu. Vuestros dispersos sentimientos galopan como un caballo salvaje y vuestras emociones saltan de rama en rama como un mono. Sin embargo, cuando estos fogosos y dispersos pensamientos retroceden y se vuelven sobre sí mismos, aunque no sea más que por un instante, nuestra naturaleza original aparece automáticamente y todas las cosas son iguales y armoniosas. Así es como dirigimos las cosas en lugar de ser dirigidos por

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ellas. Un espíritu aclarado y tranquilo no es ni tuerto ni ciego y abraza todos los aspectos de la realidad. La hoja de legumbre que tienes en la mano se convierte en el cuerpo sagrado de la última realidad y este cuerpo que tienes en la mano se vuelve simple legumbre. De la práctica de este maravilloso poder de transformación, propia de la actividad del buda, se benefician todos los seres.

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La comida está preparada, ved que todo esté en orden y aseguráos que reposa tranquilamente. Cuando suene el tambor o la campana, uníos a la sangha en el dojo. Mañana y noche, no debéis nunca faltar a zazén ni a la enseñanza del maestro.

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Cuando volváis a vuestro cuarto, cerrad los ojos y contad el número de monjes, novicios y antiguos que residen en el dormitorio de los monjes. Agregad aquellos que viven en las edificaciones próximas o están en la enfermería. Pensad en los pabellones de los monjes retirados. No olvidéis a los que acaban de llegar y que aún no forman parte de la sangha, los visitantes de paso y las ermitas. Algunos monjes pueden estar temporalmente ausentes. Si tenéis la más mínima duda sobre el número exacto, preguntad al asistente del director, al supervisor de los monjes y a los responsables de los dormitorios, residencias y pabellones o hablad con sus asistentes.

Una vez que habéis establecido el número preciso de comidas, os hace falta ahora calcular la cantidad de comida necesaria. Para cada comensal preved una ración de arroz, pero cuando dividís una ración por dos, obtenéis dos raciones. O tres si dividís por tres. O cuatro si dividís por cuatro. También podéis dividir media unidad por dos y obtenéis dos medias unidades y cuando sirváis el arroz, un cuarto de unidad será una ración. Por otro lado, si servís nueve décimas partes de una unidad, ved cuanto os queda; y si ahora guardáis en reserva nueve décimas partes, calculad cuantas décimas partes podréis servir.

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Cuando un monje come un grano de arroz de Luling (arroz de la mejor calidad) ve a Isan Reiyu. Cuando el cocinero sirve un grano de arroz de Luling, ve al búfalo 9. El búfalo se come a Isan Reiyu e Isan Reiyu hace pastar al búfalo. ¿Estáis seguro de vuestras cantidades y del número de comidas a servir? Verificadlo una vez más, paso por paso. Una vez que todo está claro en vuestro espíritu y que distinguís perfectamente todos los pormenores, dad las instrucciones apropiadas y en el momento oportuno guiad a los otros en la Vía adaptándoos a las facultades de cada uno. Esta práctica, esfuerzo tras esfuerzo, día tras día, no debe jamás relajarse.

Cuando un benefactor visita el monasterio y hace una ofrenda (fuse) en comida, debéis decidir sobre el fuse junto a los otros administradores. Esta regla ha sido observada siempre en los monasterios zen desde los tiempos antiguos. Sucede lo mismo con la distribución de todos los bienes destinados a la comunidad. Si no queréis que el desorden reine en donde estáis, no usurpéis derechos ajenos.

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Ahora, en el momento que la comida está en las bandejas y a punto de servirse, el tenzo viste el kesa 10 y despliega su zagu 11. Enciende una varilla de incienso como ofrenda y se prosterna nueve veces en dirección del cuarto de los monjes. Tras esto, hace llevar las bandejas al cuarto de los monjes en donde se sirve.

***

Este es el desarrollo de la vida de un tenzo que consagra su atención a la preparación de la comida, sin perder el tiempo en cosas inútiles. Si vuestras actividades son auténticas y actuáis por el bien de los demás, todo lo que realicéis alimentará el cuerpo de la última realidad. En contrapartida, nuestra gran sangha sentirá un bienestar apaciguador y gustará de practicar.

Hace ya siglos que las enseñanzas del buda fueron llevadas a Japón y sin embargo todavía nadie se ha interesado por el método de preparación de la comida de los monjes. Nuestros antepasados no han dejado ninguna consigna sobre el tema y

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nuestros sabios predecesores no han incluido este capítulo en su enseñanza. Ni que decir tiene que nadie jamás ha hecho mención de las nueve prosternaciones antes de servir la comida. Ni en sueños ha pensado alguien en ello alguna vez. Me parece que en nuestro país la gente no le da más importancia a la comida y a su preparación que la que le puedan dar los animales de pelo y pluma. ¡Es del todo deplorable!, ¿por qué sucede esto?.

***

Cuando estaba en China, durante mi estancia en el monasterio del monte T´ien T´ung, encontré a un monje llamado Yung. Originario de la región del mismo nombre, era el tenzo en este monasterio. Un día tras la comida, cuando me dirigía hacia el pabellón de reposo a través de la galería Este, lo vi secando champiñones frente a la Sala del Buda. Tenía una vara de bambú en las manos y no llevaba sombrero. El tórrido sol quemaba el suelo. Iba y venía chorreando sudor, volteando una y otra vez los champiñones con toda su alma. Era un trabajo ingrato y abrumador. Su espalda estaba tensa como un arco y sus blancas cejas parecían un penacho. Me acerque a él y le pregunte:

"¿Qué edad tenéis?".

"Sesenta y ocho años."

"¿Por qué no le pedís a un sirviente que haga esta tarea?"

"Porque aquello que hace otro no lo puedo hacer yo."

"Veo que os ceñís a la regla de los antiguos, pero ¿por qué hacer esta tarea bajo el ardiente sol?"

"¿Dejarlo para más tarde?, ¿para cuando?"

Ya no sabía qué más decirle. Continué mi camino a lo largo de la galería pensando en lo que acababa de decirme el cocinero. Sus palabras me habían tocado el punto sensible y, en el fondo, presentía el gran alcance de esta función.

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Llegamos a China a mediados de abril de 1223, pero me quedé algún tiempo a bordo del barco en el puerto de Ch´ing Yüan. Un día, a principios de mayo, mientras conversaba con el capitán, se presentó un monje. Tenía unos sesenta años. El objeto de su misión era comprar champiñones directamente a los comerciantes japoneses que estaban a bordo. Le invité a tomar el té y le pregunté de donde venía. Me dijo que era el tenzo del monasterio del monte Ayüwang.

"Soy oriundo de la provincia de Szechwan, pero dejé mi pueblo hace cuarenta años y ahora tengo sesenta. Durante todos estos años, he viajado de un monasterio a otro, sin establecerme en ningún sitio hasta el año pasado cuando encontré a Koun Doken, el superior del templo Ku-yün del monte Ayüwang. Vine a visitarle y me quedé cerca de él, descubriendo que hasta ese momento no había hecho más que perder mi tiempo. Al final del Ango (retiro de verano) se me encomendó ser tenzo. Mañana celebramos el quinto día del quinto mes lunar y he visto que no tenía nada bueno para ofrecer de comida. He pensado en hacer una sopa de tallarines, pero no tenía champiñones. Por eso he venido aquí con propósito de comprarlos. Así podré hacer una ofrenda a todos los monjes de las diez direcciones."

"¿Cuándo salisteis del monasterio?"

"Esta tarde después de comer."

"¿A que distancia está el monte Ayüwang?"

"Quince o veinte kilómetros."

"¿Cuándo debéis partir?

"En cuanto haya comprado los champiñones."

"Nuestro encuentro de hoy en el barco se ha debido a circunstancias fortuitas que nos han permitido conversar un momento. ¿No es esto un presagio? Os lo ruego, permitidme invitaros a pasar la noche a bordo."

"Debo volver al monasterio para preparar la comida de mañana. No estaría bien si no vigilara yo mismo la cocina."

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"¡En ese gran monasterio seguramente habrá alguien capaz de cocinar ! Seguramente podran prescindir de un cocinero sin que haya un disgusto."

"Esta función ha sido confiada a este viejo. Digamos que es mi práctica de viejo. ¿Cómo podría delegar en otra persona? Por otro lado, no he pedido autorización para pasar la noche fuera del monasterio."

"Vuestra edad merece una consideración, ¿por qué no os consagráis solamente a la práctica de zazen o al estudio de las palabras de los antiguos maestros, en lugar de afanaros tanto como cocinero, sin hacer más que trabajos manuales?. ¿Qué provecho sacáis de ello?"

El cocinero se hecho a reír y me dijo:

"Mi buen amigo que venís del extranjero, ¡todavía no habéis comprendido lo que significa la práctica de la Vía y aún no sabéis lo que quieren decir las palabras y las letras !"

Su inesperada respuesta me lleno de confusión y de vergüenza y le pregunté: "¿Qué queréis decir con "las palabras y las letras" y que entendéis por "la práctica de la Vía"?"

"Sí no titubeáis en estas preguntas esenciales, os convertiréis seguramente en un hombre de la Vía."

En ese preciso momento, era incapaz de comprender lo que quería decir, y agregó:

" Si no comprendéis, venid un día a verme al monte Ayüwang, examinaremos más de cerca la naturaleza de las palabras y las letras. Se hace tarde, el sol pronto se pondrá, debo darme prisa en regresar."

Se levantó y partió apresuradamente hacia el monasterio.

En julio del mismo año, mientras permanecía en el monasterio del monte Tien-t´ung, recibí un día la visita del cocinero del monte Ayüwang. Me dijo:

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"Voy a dejar mi función al final del Ango y tengo la intención de volver a mi región. Cuando supe que estabais aquí, pensé en venir a saludaros."

Estaba encantado de volver a verle y le acogí con alegría. Tras hablar de unas cosas y otras dirigí la conversación a la discusión que habíamos entablado a bordo del barco en relación con las palabras y las letras y con la práctica, y me dijo:

" Una persona que estudia las palabras y las letras debe saber lo que es una palabra o una letra y aquel que se consagra a la práctica de la Vía debe comprender lo que quiere decir practicar."

"¿Qué entendéis por "las palabras y las letras"?"

"Uno, dos, tres, cuatro, cinco."

"¿Qué es la práctica de la Vía?"

"No se esconde ningún tesoro en el universo."

Tras esto hablamos de otros temas que ya no es necesario mencionar aquí.

Si adquirí algún conocimiento sobre las palabras y las letras y comprendí un poco lo que es la práctica de la Vía, fue gracias a la benevolencia de este cocinero.

Cuando le conté esta conversación a mi añorado maestro Myozen, derramó lagrimas de gratitud.

Más tarde, entre mis lecturas, encontré esta estrofa que Setcho Juken había escrito dirigida a un monje:

¿Una palabra, siete, tres o cinco, 12

para captar la verdad de las miríadas de formas del Universo?

No os fiéis de ellas.

En la noche profunda,

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la luna brillante ilumina el vasto océano.

La joya del dragón negro que buscáis

está aquí y allí, por todas partes.

Leyendo este poema, me vino a la mente la conversación que había tenido el año anterior. Lo que expresaba Setcho Juken se correspondía exactamente con lo que me había dicho el cocinero. Esta estrofa venía a confirmar mi sentimiento de que el tenzo de Ayüwang era verdaderamente un hombre de la Vía.

Así es como he llegado a ver el sentido de "uno, dos, tres, cuatro, cinco", y como ahora he captado también el de seis, siete, ocho, nueve, diez. Vosotros, mis hermanos de las generaciones futuras, aplicaros en ver desde aquí lo que está allí, y desde allí lo que está aquí y paladeareis más allá de las palabras el sabor único del zen. Por el contrario, si no hacéis este esfuerzo, seréis las víctimas del veneno de la dualidad y gustareis del zen de los cinco sabores que os impedirá preparar con corazón y talento el alimento de la comunidad.

***

Realmente, la función de tenzo concretiza la transmisión de los antiguos. Es a la vez el ojo y la oreja, la palabra y el sentido. ¿Cómo no habría de ser ella el centro de la diana, el corazón de la práctica?. Si sois dignos de vuestro nombre de tenzo, vuestro arte y vuestro espíritu son idénticos. En el Zenonshingi se dice: "...aportad todos vuestros cuidados a la preparación de las dos comidas diarias, velando tanto por la cantidad como por la calidad. Ninguna de las Cuatro Ofrendas -alimento, ropa, lecho y medicina - debe faltar jamás. El venerado Shakyamuni nos ha ofrecido el fuse de veinte años de su vida a nosotros, sus lejanos descendientes, para protegernos. Gracias al mérito de su acto, gozamos de la ayuda de su inextinguible luz. Sabed pues servir de la mejor manera a la comunidad sin temer jamás a la pobreza. Si vuestro espíritu no conoce límites, vuestra parte de bienestar es inextinguible". Con este mismo espíritu el superior de un monasterio debe servir a la comunidad.

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Lo esencial en el arte de la cocina es tener una actitud de espíritu profundamente sincera y respetuosa hacia los productos y el tratarlos sin juzgarlos por su apariencia, ya sea basta o refinada. ¿No os acordáis de la anciana que obtuvo infinitos méritos por haber ofrecido al buda con un corazón puro el agua con la que había lavado su arroz?. Pensad en el rey Ashoka, que en el instante de morir ofreció medio mango a un monasterio. Plantando esta última raíz de bien, recibió la predicción de que recolectaría los frutos en su próxima existencia. El lazo que creamos con el buda no va en función de la grandeza de la ofrenda, sino de la autenticidad de nuestro corazón. Nuestra práctica quiere que seamos verdaderos en todos los actos de nuestra vida.

Un plato preparado con ricos ingredientes no es necesariamente superior ni un cocido de humildes legumbres es necesariamente inferior. Cuando cojáis o preparéis vulgares plantas silvestres, hacedlo sinceramente, con todo vuestro corazón y tratadlas con tantos miramientos como trataríais a los productos mas raros. El vasto océano tiene un único sabor a pesar de recibir el agua de innumerables ríos y el vasto océano de la naturaleza original no hace discriminaciones entre los sutiles sabores de un delicado plato y el gusto grosero de un cocido de hierbas silvestres. De igual manera, cuando hacéis crecer el germen de la Vía y alimentáis al embrión sagrado, comidas refinadas o vulgares tienen un solo sabor. Hay un viejo adagio que dice:" La boca de un monje es como un horno". Recordad que una planta silvestre puede alimentar al sagrado embrión y hacer crecer el germen de la Vía. No la rechacéis con desprecio ni la tratéis a la ligera. Un instructor y guía de dioses 13 y hombres debe saber sacar partido de una simple legumbre.

Por otro lado, no juzguéis las cualidades y los defectos de los miembros de la comunidad y no tengáis en cuenta su ancianidad o su edad. Puesto que ignoráis vuestro propio porvenir, ¿cómo podríais augurar el de los demás?. Sí medís las faltas de los demás tomando como norma vuestras propias faltas, ¿cómo no cometeríais errores?. Los hombres difieren en edad y facultades, pero son todos iguales sobre la Vía. Por otro lado puede que el que actuó mal ayer, actúe bien hoy. ¿Qué es un santo? ¿Qué es un hombre ordinario?

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Nadie lo sabe. Se dice en el Zenonshingi que un monje no es ni santo ni hombre ordinario, abraza las diez direcciones. Si estáis firmemente resueltos a no permanecer en la dualidad del bien y del mal entraréis directamente en la Vía de la incomparable sabiduría del despertar, pero si tropezáis en el uno o en el otro no veréis la Vía, incluso aunque esté ante vosotros. Aplicándose en no discriminar es como se alcanza los huesos y la médula de los antiguos maestros. Vosotros, mis hermanos que ejerceréis la función de tenzo en el futuro, realizaréis también el despertar haciendo el mismo esfuerzo. Sabiendo que nuestro gran antepasado Hyakujo Ekai os ha dejado una línea de señales para guiaros en la Vía ¿cómo podríais ignorarlas?

***

A mi vuelta a Japón, colgué mi bastón de peregrino durante dos o tres años en Kennin-ji. Si bien es cierto que existía una función de tenzo en este monasterio, el titular de este cargo no tenía nada que ver con un auténtico tenzo digno de este nombre. ¡Incluso ignoraba que la cocina era una actividad de Buda! No sabiendo discernir la Vía, ¿cómo habría podido entregarse a la práctica? ¡Es una lastima que no hay podido nunca tener la oportunidad de ver en acción un auténtico tenzo!. Es del todo deplorable desperdiciar así su tiempo y reducir a la nada su práctica haciéndolo de forma chapucera.

Observé a este monje en el ejercicio de sus funciones. No velaba personalmente por la preparación de las dos comidas cotidianas y para todo se remitía a un estúpido, descerebrado e indiferente sirviente. Daba órdenes, fuera el asunto de importancia o no, pero jamás verificaba la ejecución del trabajo, como si el hacerlo fuera tan vergonzoso o inconveniente como mirar a la mujer del vecino. Pasaba su tiempo en su habitación, durmiendo, hablando con los vecinos, leyendo o cantando sutras. Pasaban los días y los meses sin que se arrimara jamás a una cacerola. Ni que decir tiene que no entraba dentro de sus cálculos el proveerse de los productos necesarios y todavía menos el prever un menú. ¿Cómo hubiera podido saber que estas actividades son en sí la práctica de la Vía? Jamás le había venido a la mente, ni en sueños, el prosternarse nueve veces antes de hacer llevar los platos al comedor. Ignorando él mismo estas cosas, ¿cómo

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hubiera sido capaz de formar jóvenes alumnos? Esta deplorable situación me entristeció profundamente. He aquí como se comporta un hombre que no tiene el espíritu de la Vía porque no ha tenido la suerte de encontrar un verdadero maestro; entra en una montaña de piedras preciosas y vuelve a su casa con las manos vacías; penetra en un océano de gemas y vuelve sin un adorno precioso.

Sí aún no tenéis el espíritu del despertar, es importante que sepáis que realizaréis la Vía practicando con un maestro que haya realizado él mismo su verdadera naturaleza original. Sin embargo, si aún no habéis encontrado a esta persona pero en vosotros hay una profunda determinación de producir el espíritu del despertar y ponéis todo vuestro corazón en vuestro trabajo, realizareis también la Vía. Claro está que, si ninguna de estas condiciones se cumple, no esperéis ningún beneficio.

En todos los monasterios donde he estado en la gran China de los Song, he observado que los administradores y sus adjuntos eran nombrados para su función por un año. No obstante, en todo momento y bajo toda circunstancia sus comportamientos manifestaban las tres líneas de conducta que se exigen al superior de un monasterio: por un lado trabajan para el bien de los demás, obteniendo así un doble provecho, para ellos mismos y para los demás; por otro, realzan el prestigio del monasterio por la nobleza de su espíritu a semejanza de los antiguos; finalmente rivalizan con los grandes maestros del pasado siguiendo sus pasos y su ejemplo. Sobre esto, quisiera que comprendiérais bien que aquel que no tiene en cuenta a los demás es un tonto y que aquel que considera a los demás como a si mismo es un sabio. Antiguamente un maestro dijo:

Habéis finalizado dos tercios de vuestra vida, Sin jamás haber hecho brillar la menor parcela de vuestra alma. Insaciables, devoráis vuestra vida corriendo tras futilidades. ¿Qué puedo hacer por vosotros, si ni siquiera volvéis la cabeza cuando os llamo?

Sabed que os arrastrarán vuestras emociones si no veis a este buen amigo. ¡Sería deplorable que fuérais como ese

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estúpido hijo prodigo que lleva con él el tesoro que le ha dejado su padre y que lo deja de lado, como si fuera un montón de desperdicios!. Es preciso que no os pase esto. Todos los hombres de la Vía que en el pasado han ejercido la función de cocinero han mostrado que sus actividades y sus valores espirituales estaban en perfecta concordancia. Isan Reiyu alcanzó el despertar cuando era cocinero. Fue también el cocinero Tozan Susho quien, cuando estaba pesando el sésamo, respondió a un monje que le preguntaba sobre el buda: " ¿El buda? ¡Tres libras de sésamo!"

¿Existe algo más precioso que la realización de la Vía? ¿Hay algún momento más grande que aquel del despertar? Para el que aspira ardientemente a la realización de la Vía y que se entrega a la práctica, un puñado de arena se convierte en un tesoro, y una imagen de buda que está esculpiendo, un objeto de veneración. La historia ha dejado numerosas experiencias de este tipo. Ciertamente, esta acciones son meritorias pero, ¡cuanto más benéficas son si cabe las actividades de un cocinero, que hayan podido serlo las de nuestros grandes predecesores! Si lleváis vuestra tarea exactamente en el puro espíritu que ellos nos han transmitido, ¿cómo podríais dejar de igualar su perfección en la Vía?

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La función de jefe o de responsable cualquiera que sea el dominio de la actividad, incluido el de tenzo, requiere tres cualidades: alegría de vivir, benevolencia y grandeza de espíritu.

Alegría de vivir, significa que estáis contentos de hacer vuestro trabajo. Pensad que si hubiérais nacido en el reino de los dioses, seríais acaparados por tantas alegrías y tantos placeres que no tendríais tiempo ni ocasión de suscitar en vosotros el espíritu del despertar y aún menos de practicar; ni siquiera tendríais la oportunidad de preparar la comida que ofrecéis a los Tres Tesoros (Sambo) 14, ¡y sin embargo son el bien más precioso del Universo! Los Tres Tesoros son incomparables en excelencia, ni el rey de los dioses ni el soberano del mundo se le podrían comparar. El Zenonshingi dice sobre los monjes: " Respetados y honrados viven tranquilamente apartados de los asuntos del mundo; no

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siendo mancillados por la creación de objetos del pensamiento, son la excelencia de la humanidad".

No solamente tenéis la suerte de pertenecer a la especie humana sino que además tenéis el honor y el privilegio de alimentar a los Tres Tesoros para el bien de todos los seres. ¿No es un magnífico karma? ¿Cómo no estar totalmente contento?. Imaginad que hubierais nacido en otro mundo, como el de los infiernos, o el de los espíritus ávidos, o el de las bestias, o el de los demonios, o en cualquier otra situación, que no os permitiera ver y entender la Vía. Imaginad que incluso habiendo vestido el milagroso hábito del monje, no estéis en estado de preparar correctamente las comidas de los Tres Tesoros, porque vuestro espíritu y vuestro cuerpo, receptáculos de sufrimiento, están entorpecidos por el doloroso destino que os aflige. Ya que esta vida os permite cocinar, sed felices de vivir esta vida y alegráos de ser lo que sois. Vuestro excelente karma es fuente de inalterables méritos por kalpas y kalpas. Ojalá podáis, por vuestro trabajo y vuestra aplicación, día a día, en cada momento, venir en ayuda de todos los seres del universo y utilizar vuestro cuerpo que es el fruto de miríadas de vidas para crear buenos lazos kármicos. Sí consideráis todas las cosas en este espíritu, vuestro corazón rebosará alegría. Incluso aunque fuérais el soberano del mundo, si no preparárais las comidas ofrecidas a los Tres Tesoros, no sacaríais ningún provecho y todos vuestros esfuerzos serían en vano.

La benevolencia es el sentimiento de un padre o de una madre hacia su hijo. Cuando pensamos en los Tres Tesoros experimentamos este mismo sentimiento. Aunque los padres sean pobres o estén incluso en la miseria, tan grande es su ternura como atentos sus cuidados. ¿Cómo explicar este sentimiento? El que no tiene hijos no puede comprenderlo, es preciso que uno mismo sea padre para sentirlo. Un padre no considera a su hijo en términos de pérdida o de provecho, piensa antes que nada en criarlo bien. Despreciando su confort personal le abriga del frío y le protege del sol. La ternura de los padres es el colmo de la benevolencia. Aquel que ha alcanzado el espíritu del despertar conoce este sentimiento y solo aquel que lo practica puede sentirlo.

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¿Acaso cuando tenéis en vuestras manos el agua o el grano, no los veis con la tierna y amante mirada de una madre que cuida de su hijo? Nuestro gran maestro Shakyamuni ¿nos habría hecho el don de veinte años de su vida si no se hubiera inclinado sobre nosotros con la tierna atención de un padre que no busca obtener resultados ni hacer fortuna?

La grandeza de espíritu es grande como una montaña, vasta como el océano. Es un espíritu sin ideas recibidas o partidarias. No se alegra cuando solo hay un ligero peso a llevar, ni se aflige por levantar un gran peso. Incluso cuando escucha la llamada de la primavera, no salta de alegría entre el rocío y si contempla los colores del otoño, no derrama melancólicas lagrimas. Un paisaje incluye las vicisitudes de las cuatro estaciones, como el peso incluye el gramo y la libra. Un gran espíritu engloba la totalidad de los componentes. Así, de esta manera, hay que escribir, comprender y profundizar la palabra grande. Si Kazan Zenne 15, cocinero del monasterio del monte Chia, no hubiera comprendido la palabra grande, no habría estallado en risas al escuchar el sermón de Taigen Fu 16 y este último no hubiera realizado el despertar. Si la palabra grande no hubiera sido inscrita en el espíritu del maestro Isan Reiyu, no habría soplado tres veces sobre la ramita de madera que había recogido. Sí el maestro Tozan Shusho hubiera ignorado la palabra grande, no habría respondido: "¡Tres libras de sésamo!" al monje que le preguntaba sobre el buda. Es esencial que sepáis que nuestros grandes maestros del pasado han profundizado la palabra grande bajo toda clase de circunstancias. Cada uno, libremente, lo ha gritado con fuerte voz, ha expuesto el gran principio, realizado el gran asunto y formado grandes hombres. Han completado a los seres llevándolos al despertar. Aunque seáis superior de un monasterio, encargado de una función o simple monje, no olvidéis actuar siempre con alegría, benevolencia y grandeza de espíritu.

He escrito este texto para legarlo a los sabios de las generaciones futuras que estudiarán la Vía.

Redactado en la primavera del año 1237, por el monje Dogen que transmite la ley desde la función de superior del monasterio Kannondôri Kôshôhôrin-ji.

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Glosario

1 .- Zenonshingi: Obra que contiene la regla relativa a la vida de un monje en un monasterio zen. Escrita por el maestro Hyakuyo Ekai , está todavía vigente.

2 .- Isan Reiyu: Dejó a su familia a los quince años para hacerse monje. Tras recibir la ordenación, a los veintitrés años parte en peregrinación y se detiene en el monasterio del maestro Hyakujo Ekai, donde permanece veinte años como tenzo, llegando a ser su discípulo principal y sucesor. Hyakujo Ekai le encarga partir al monte Kuei-shan, donde Isan Reiyu funda un monasterio en que llegó a haber mil quinientos miembros.

3 .- Tozan Susho: Recorrió 2.000 km. mientras atravesaba China para encontrar al maestro Ummon.

4 .- Los seis sabores: Amargo, ácido, dulce, picante, salado, soso.

5 .- Las Tres Virtudes: Suavidad-ligereza; limpieza-frescura; cuidado-precisión.

6 .- Seppo Gison: Maestro zen; peregrinó como monje hasta los 50 años por diversos monasterios realizando la función de tenzo. A los 50 años se estableció llegando a tener un gran número de discípulos.

7 .- Tozan Ryokai: Fundador de la escuela Soto junto a su discípulo Sozan.

8 .- En el zen no existe antagonismo entre el bien y el mal. Con este gesto él muestra que la progresión del razonamiento es inoperante, pero no prueba su despertar, porque volcando el cubo crea un nuevo antagonismo.

9 .- Literalmente "el búfalo de agua". El búfalo en los textos zen simboliza la naturaleza de Buda inherente a toda persona. Es difícil de capturar y aun más de domesticar.

10 .- Kesa: Vestido de la libertad. Manto de tela, compuesto de bandas de tela cosidas entre si. Se lleva sobre el hombro izquierdo y por encima del kimono o del kolomo durante

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zazén y en las ceremonias. Simboliza la transmisión de maestro a discípulo.

11 .- Zagu: Antiguamente estera ligera que se ponía en el suelo para sentarse. Actualmente es una pieza rectangular de tela que se extiende en el suelo durante las prosternaciones para evitar que el kesa toque el suelo.

12 .- Alusión a una forma de poesía china de cuatro versos donde cada verso contenía por orden uno, siete, tres y cinco versos.

13 .- Uno de los diez epítetos para nombrar al Buda.

14 .- Sambo: Los Tres Tesoros, el Buda, el Dharma y la Sangha, son la base del budismo, no pudiendo existir vida religiosa búdica sin fe en los Tres Tesoros.

15 .- Kassan Zenne: Entró a los cinco años en un monasterio y fue poco menos que una lumbrera en el terreno intelectual. Tras recibir la ordenación partió en peregrinaje y tras visitar al maestro Dogo Enche y siguiendo sus indicaciones partió a la búsqueda del maestro Sensu Tokujô. Este último vivía como barquero para huir de las persecuciones antibúdicas y desde hacía unos treinta años esperaba al discípulo a quien transmitir su sucesión. Al ver a Kassan y tras conversar con él le lanzó al rio de un empujón. Este hecho parece ser que "despertó" a Kassan. Tras esto Sensu le entregó el sello de la transmisión y tras montar en su barca desapareció en el río.

16.- Taigen Fu: Era el responsable de los monjes en el monasterio del monte Tai-Yüan y un hombre muy erudito. A una de sus conferencias asistió de forma inesperada Kassan Zenne, quien tras escucharle durante un momento se echó a reir a carcajadas y abandonó la sala. Tras esto Taigen Fu se confesó ante Kassan como un hombre torpe y sin talento, hecho que Kassan no solo no desmintió sino que corroboró afirmando que se andaba por las ramas y que hablaba de cosas que no conocía. Siguiendo las instrucciones de Kassan, Taigen se encierra en su habitación dispuesto a hacer zazén hasta el fondo de sí mismo. Al amanecer del día siguiente se "despertó".

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Dogen dijo:

Estudiar la Vía es estudiarse a sí mismo.

Estudiarse a sí mismo es olvidarse de sí mismo.

Olvidarse de sí mismo es ser iluminado por todo.

Ser iluminado por todo es eliminar

las barreras entre nuestro ser y los demás.

vía Todo es mas simple.


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