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resuMen
dOctRInA
cOnStItUcIOnAl
doctrinA
constitucionAl
la iguaa e bienesta y e ecusossegn rona dwokin
Jos Vto GArcA yZAGuirre*
La teora de igualdad de recursos defendida por Dworkin, seala el autor, par-
te de incorporar justicia procedimental a los mecanismos de distribucin de lariqueza, y las condiciones de aplicacin de esta teora estn dirigidas a que
cada quien disee y valore su finalidad en la vida, los medios que emplear
para lograrla, as como los recursos que requerir para ponerlos en prctica.
Explica, adems, que su pretensin igualitaria no aspira a que todos tengan lo
mismo, sino que el potencial y la aplicabilidad de los criterios valorativos sean
los mismos; en tal sentido, se entender que la igualdad de recursos no es otra
cosa que el reparto equitativo de los costos de oportunidad.
introduccin
El liberalismo en materia de distribucin deriqueza constituye un tema de importancia y
debate actual, pues a esta doctrina se le acu-
sa de todos los vicios y virtudes de la forma
de vida occidental actual. Se le seala como
la fuente generadora de amplios mrgenes de
albedro, pero a la vez de ser la explicacin de
la existencia de toda injusticia social.
El estudio y propuesta de Dworkin pretende le-
gitimar a los instrumentos de mercado como
mecanismos generadores de libertad e igual-
dad, partiendo de la premisa de que ambos
son conceptos interrelacionados y constituti-vos de la doctrina liberal1.
Las propuestas de la igualdad de bienestar y
de recursos, estudiadas por el referido autor,
han sido expuestas como modlicas para todo
programa poltico que se autoproclame como
igualitario. A razn de las crticas e inconve-
niencias prcticas, ser la segunda de estas la
que concluya como va conveniente para el di-
seo de polticas pblicas en la materia. Es el
propsito del presente texto hacer una vista de
tales reflexiones con el fin de identificar si am-
bas o una de ellas genera propuestas razona-
bles para dar tratamiento al reparto de recur-
sos a las personas con discapacidad.
Propone, en breve, crear un mercado regu-
lado, es decir, introducir mecanismos lega-
les que alteren el libre intercambio entre los
ciudadanos con el propsito de alcanzar una
finalidad poltica, siempre respetando los l-
mites de la propiedad privada dado que se asu-
me que ello es una premisa para preservar la
* Abogado por la Universidad de Lima.1 DWORKIN, Ronald.A matter of principles. Harvard University Press, Cambridge 1986. Traducido como Una cuestin de
principios. Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2012.
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lA iGuAldAd de bieNestAr y de recursos seGN roNAld dworkiN
individualidad. Esto implica que la distribucin
de la riqueza dworkiniana se alcanza imple-
mentando costos de legalidad en las transac-
ciones. Esto revela, a nuestro criterio, una se-ria problemtica. Este autor no pierde de vis-
ta que toda poltica redistributiva opera en un
universo limitado, es decir, donde existe un n-
mero finito de bienes que repartir. Bajo tales
condiciones las crticas que realiza a las pro-
puestas igualitarias de estudio no son aleja-
das a la pauta tica de considerar que en un
mundo de recursos escasos es inmoral cual-
quier desperdicio2. Por tal razn, debe prestar-
se atencin a que toda transaccin es costosa
para quienes la realizan sin importar los pro-
psitos que ella tenga. En efecto, toda opera-
cin implica invertir informacin y tiempo, toda
interrelacin posee costos de transaccin.
El uso del Derecho como instrumento media-
dor de las operaciones interpersonales que
se emplea para reducir los costos de informa-
cin y tiempo que seran insufragables en un
contexto de intercambio puro (ello a travs,
por ejemplo, de las disposiciones supletorias
o de los lmites establecidos mediante el or-
den pblico), debido a que el acto legislativo y
la interpretacin, bajo el parmetro de justicia
establecido, guarda una vocacin de abarata-
miento de costos de transaccin a fin de redu-
cir o eliminar cualquier desperdicio3. Dado que
el Derecho es un instrumento que asigna tiem-
po e informacin, siempre en su uso existe un
costo de legalidad, es decir, las personas han
de valorar de todo aquello que es necesario
hacer o no hacer para disfrutar de la protec-
cin del rgimen legal. Ello tiene la implican-
cia directa que en los supuestos en que im-
ponga costos onerosos generar exclusin o
cuando sean incosteables producir actos in-
formales, es decir, ineficacia de las disposicio-
nes jurdicas.
Hacemos tales anotaciones con el propsito
de resaltar que toda propuesta distributiva de
riqueza que emplee como medio el Derecho
para que sea eficaz y justa no debe generar
altos costos de legalidad ni admitir o avalar su-
puestos en los que sea probable el desperdi-
cio de recursos. La postura dworkiniana toma
como idea medular que el Derecho es un ins-
trumento capaz para regular el mercado con
el propsito o finalidad poltica de implementar
una sociedad basada en el individualismo ti-
co. Esta perspectiva filosfica supone que la
fuente de los valores, de los criterios de eva-luacin moral y de los principios morales es el
propio individuo, es decir, el hombre se hace a
s mismo al adoptar libremente su moralidad4.
En tal sentido, Lourdes Santos Prez ha en-
tendido que se han empleado fundamental-
mente dos principios de tal filosofa como cri-
terios de licitud de las propuestas igualitarias5:
Principio de igual importancia: la reali-
zacin de cada plan de vida es intrnseca-
mente valiosa, es decir, cada una es tan im-
portante como la de otros. Bajo tal criteriotoda existencia desperdiciada o mal vivida
es una situacin infame y combatible. De
esta pauta se deriva la exigencia prctica
a impedir toda imposicin de proyectos por
parte del Estado de manera que ninguna
intervencin pblica sea lo suficientemen-
te intensa como para descaracterizarnos.
Principio de responsabilidad especial:
la satisfaccin de nuestros planes depende
2 POSNER, Richard.El anlisis econmico del Derecho. Fondo de Cultura Econmica, Mxico D.F., 1998, p. 62.3 Como bien seala Enrique Guersi, el Derecho procura disminuir los costos de transaccin, su funcin econmica princi-
pal estriba, entonces, en reducir el tiempo y consolidar la informacin indispensables para tomar decisiones. Esta informa-cin est compuesta, a su vez, por la acumulacin de experiencias, valores, juicios y fracasos de los dems. Luego, el dere-cho permite utilizar ms informacin de la accesible a cada persona individualmente. Supone mucha ms inteligencia de laque es capaz de poseer un hombre por s solo. GUERSI, Enrique. El costo de la legalidad: una aproximacin a la falta delegitimidad del derecho. En: Themis. Asociacin Civil de estudiantes de Derecho de la Pontificia Universidad Catlica delPer, N 19, Lima, 1991, p. 43.
4 LUKES, Steven.El individualismo. Ediciones Pennsula, Barcelona, 1975, pp. 131-135.5 SANTOS PREZ, Lourdes. Una filosofa para erizos. En:Doxa. Cuadernos de Filosofa del Derecho. Universidad de Ali-
cante, N 26, Alicante, 1996, p. 362 y ss.
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de nuestros actos. Cada
uno es responsable de
los fines que elija y de los
medios que emplee paraconseguirlos, por ms
condicionada cultural y ma-
terialmente que se encuen-
tre tal eleccin.
Ambos principios en trmi-
nos prcticos implican la exi-
gencia, si se pretende soste-
ner la identidad liberal, de que
el programa poltico a efectuar
implique la adopcin de dispositivos legalesdestinados a asegurar que el destino de los
ciudadanos, en la medida de las posibilidadescontextuales, no se vea condicionado de for-ma determinante por decisiones pblicas res-
pecto a quienes son o han decidido ser. Esteespacio de libertad individual se complementacon el mandato a que el Estado labore o im-plemente medidas que permitan a la poblacinvivir de acuerdo a sus elecciones6.
Habiendo partido desde estas premisas filos-ficas es entendible que Dworkin emplee la teo-ra subjetiva del valor para la calificacin demtodos y resultados de cada propuesta re-
distributiva estudiada. De acuerdo con estepostulado, el valor de los bienes no es intrnse-co, es extrnseco. Las personas asignan, atri-buyen u otorgan valor a los bienes a partir delo que dejan de hacer para tenerlas, es decir,el costo de cada cosa es el costo de oportuni-
dad que cada persona afronta por tomar dichadecisin. No existe, por tanto, opciones gratui-tas ni objetos con valor propio, todo requiereun sacrificio que cada persona mide o calificaen funcin de sus planes de vida.
De la relacin existente entre libertad e igual-dad bajo la perspectiva individualista defen-dida, este autor analiza dos posturas de re-parto de riqueza divergentes y contrapuestas
entre s, pero que se autoproclaman igualita-ristas. En el presente texto pretendemos rea-
lizar un somero repaso al estudio que realiza
de las teoras de igualdad de
bienestar y las de igualdad de
recursos con el propsito de
concluir si ambas o alguna deestas enfrentan de forma acer-
tada o conveniente la temtica
de la discapacidad.
El problema tcnico a resol-
ver por estas teoras consiste
en definir cmo se deben dis-
tribuir los bienes en una so-
ciedad. Quienes alegan por
una justicia distributiva funda-
da en una igualdad de bienestar consideran
que todo plan de reparto que pretenda tratar
de forma igualitaria a las personas debe trans-ferir recursos entre estas hasta que ninguna
otra operacin pueda conseguir que el bienes-
tar generado sea ms equitativo (pueda ha-
cerlos ms iguales a uno respecto a los otros
en funcin del bienestar). En contraposicin,
los defensores de aplicar pautas fundadas en
la igualdad de recursos alegan que los repar-
tos de existencias solo tratan como iguales a
las personas cuando la distribucin sea tal que
ninguna otra transferencia adicional haga que
la parte de recursos asignada a cada uno sea
ms equitativa con los otros (la distribucin es
igualitaria cuando ninguna otra transferencia
haga que la parte de recursos dada a uno sea
ms equitativa que la del resto)7.
Con la finalidad de apreciar las implicancias
prcticas de tesis tan abstractas, Dworkin nos
ofrece un caso interesante de estudio: imagi-
nemos a un hombre que en su vida pudo tener
varios hijos a los cuales les pretende dejar el
total de sus bienes en herencia. Acontece que
uno de ellos es ciego, el otro posee gustos ca-
ros, otro dedica su vida a la poesa y el ltimo
es adepto a una causa poltica muy vanguar-
dista para su tiempo. Cmo debera distribuir
su riqueza de tal forma que obedezca a una
pauta igualitaria? Si es adepto a una tesis de
igualdad de bienestar no repartir sus bienes
en partes iguales, sino que lo har de tal forma
6 DWORKIN, Ronald. Virtud soberana. Editorial Paids, Barcelona 2003, p. 16.7 Ibdem, p. 22.
El estudio y propuestade Dworkin pretende legi-timar a los instrumentos demercado como mecanis-mos generadores de liber-tad e igualdad, partiendode la premisa de que am-bos son conceptos interre-lacionados y constitutivosde la doctrina liberal.
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que el monto responda a cierta caracterstica
de los herederos. En cambio si aplica la igual-
dad de recursos transferir su riqueza en par-
tes equitativas.
Las respuestas que ofrecen estos modelos
son radicalmente diferentes entre s, por lo
que es interesante y valioso el explorar las ra-
zones que cada una ofrece a fin de determi-
nar cul es la ms conveniente a aplicar tanto
en un programa poltico a largo plazo como en
nuestras propias decisiones.
i. lA iGuAldAd de BienestAr
El primer reto que supone esta concepcin es
definir el bienestar. Este es un trmino origi-
nado en los estudios econmicos para dife-
renciar todo aquello que es fundamental en
la vida de lo meramente instrumental. Ideado
como herramienta terica a manera de indica-
dor que permita una mejor valoracin subje-
tiva de los bienes, en otras palabras, hay re-
cursos que son ms valiosos que otros por el
bienestar que generan o pueden generar, por
lo que su desperdicio es ms injusto que otros.
El bienestar, como parmetro de distribucin,
es entendido de las siguientes formas:
1. ta ba baaa x
Este grupo de posturas consideran que el
bienestar de las personas se mide en funcin
del xito que consiguen en el cumplimien-
to de sus preferencias, metas y ambiciones.
Con base en ello, se considera que la distri-
bucin de recursos debe realizarse hasta que
ninguna transferencia adicional pueda reducir
las diferencias que se produzcan en el xito
de las personas8. En tal sentido, la igualdad
de xito exige que los traslados de bienes en-
tre las personas se realice de tal forma hastaque cada persona vea por satisfechas sus pre-
ferencias por igual o que se vea compensada
por la insatisfaccin padecida.
La satisfaccin y su contrario se manifiestan
cuando se cumplen o se frustran las preferen-
cias de cada quien. As de esta forma habra
tantas versiones de xito como tipos de pre-
ferencias hay. El trmino preferencia guar-
da a su vez un abanico amplio de concepcio-
nes que requiere de estudio y eleccin por unade ellas. En un esfuerzo de sistematizacin,
Dworkin expone que este universo est com-
puesto por las siguientes interpretaciones:
a. Preferencias polticas: los individuos, unos
con mayor grado de expresividad que otros,
guardan predileccin por distintas posturas
polticas respecto a cmo debera gestionar-
se la sociedad y el reparto de recursos. Esta
es una concepcin sumamente problemti-
ca, pues el desacuerdo no es inusual en toda
toma de decisiones. El escenario ideal para
aplicar esta preferencia sera el de una so-ciedad en la que exista un consenso genera-
lizado respecto de los principales rasgos de
una teora poltica, dado que la igualdad de
xito tendra mucho potencial de alcanzar-
se. Sin embargo, es usual que la individua-
lidad se manifieste en ideologas distintas y
cambiantes en cada persona. Pinsese, por
ejemplo, en la imposibilidad material de dar
satisfaccin a quien considera que no deben
explotarse los recursos naturales para ge-
nerar riqueza y a aquel que estima imperati-
vo privatizar todo lote de tierra existente enel pas.
Para poder dar aplicacin prctica a esta
teora en un escenario de constantes dis-
crepancias, el programa poltico podra re-
currir a un sistema de compensaciones a
la insatisfaccin. Pero ello sera dar una
medida poco atractiva en trminos socia-
les, pues siempre existirn iconoclastas en
toda sociedad a quienes por el solo hecho
de discrepar recibirn recursos adicionales
y generarn actos contraintuitivos como el
de dar traslados de bienes adicionales aquienes estn abocados a construir una
sociedad fundada en el racismo o en la
exclusin de determinados grupos socia-
les. En tal sentido, dar satisfaccin a este
tipo de preferencias constituye una con-
cepcin materialmente inviable.
8 Ibdem, p. 26.
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b. Preferencias impersonales: las personas
guardan predileccin por metas que esca-
pan a su esfera de accin. Este tipo de pre-
ferencia engloba todas aquellas aspiracio-nes relativas a situaciones o condiciones
ajenas a la voluntad propia. Refiere, por
ejemplo, que el pas al que uno pertene-
ce pueda ganar la Copa del Mundo, que se
descubra la cura de una enfermedad, etc.
De acuerdo con esta concepcin el grado
de bienestar de una persona aumenta o
disminuye en virtud de que se cumplan es-
tas expectativas.
El financiamiento pblico de las preferen-
cias impersonales de los ciudadanos de-
rivara en el colapso econmico, pues nocabra la posibilidad de sostener una multi-
plicidad de metas tan diversas, tan exigen-
tes o tan inciertas de alcanzar y constituira
un uso poco eficiente de recursos el com-
pensar la insatisfaccin de excentricidades.
c. Preferencias personales: cada indivi-
duo guarda preferencias respecto de sus
propias experiencias y su situacin, cada
quien guarda un tipo de metas a conseguir.
Dado que las personas desarrollan planes
de vida o expectativas personales a con-
quistar a lo largo de su existencia, tambinposeen los criterios para considerar que
estn logrando lo que desean o que se es-
tn alejando de ello, es decir, tienen cmo
medir si su vida es, de acuerdo a lo que
quieren para s mismos, valiosa o no.
Los fines personales se constituyen como
un parmetro de preferencia para los me-
dios que emplee para conseguirlos. Una
vez que las personas tienen un objeti-
vo existencial estas pueden calificar si
este se ha conseguido o no. En tal senti-
do, la distribucin de recursos para gene-rar igualitarismo de bienestar requiere que
esta se lleve de tal manera que el grado
de satisfaccin de las preferencias perso-
nales sea lo ms equitativo posible. Para
determinarlo, Dworkin emplea la distincin
terica entre xito personal relativo y xito
personal global9:
xito personal relativo: las perso-nas determinan la forma en que han
de vivir y para qu han de hacerlo con
base en el tipo de recurso y cantidad
de este que con cierto grado de proba-
bilidad tendrn acceso. Sobre la base
de tales pronsticos es que eligen qu
costos de oportunidad habrn de asu-
mir. Por ejemplo, si alguien tena el
deseo de desarrollarse personalmen-
te como psiclogo, pero identifica que
sus habilidades guardan un mayor po-
tencial como abogado, bien podra op-tar por tal carrera para maximizar su
renta y satisfacciones. Estructurado el
plan de vida, el xito relativo consegui-
do es medido comparando los logros
obtenidos con las expectativas que se
tenan.
Bajo este parmetro, la satisfaccin
es medida de acuerdo a la obtencin
o no de metas inmediatas, es decir,
al corto plazo. Todo objetivo perso-
nal, por ms excntrico que sea, de-
bemos considerar que har nuestravida meritoria de ser vivida, y consti-
tuir una fuente de bienestar. Sin em-
bargo, si a cada persona se le asigna-
rn recursos de acuerdo a sus metas
personales, la operatividad del trmi-
no bienestar sera nula o innecesaria.
En efecto, si cada quien recibiera de
acuerdo a lo que seala necesitar y no
con base en cubrir con cierto grado de
prelacin los puntos esenciales para el
buen vivir (condiciones mnimas para
una existencia saludable), la distin-cin entre instrumental y fundamental
a efectos prcticos deviene en infrtil.
Por otra parte, este parmetro genera
su propia imposibilidad material, pues
9 PEREIRA RODRGUEZ, Gustavo Flix. La propuesta de igualdad de recursos de Ronald Dworkin como articuladora decriterios distributivos de medios y capacidades. Tesis Doctoral. Facultad de Filosofa y Ciencias de la Educacin de la Uni-versitat de Valencia, Valencia, 2002, p. 152 y ss.
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si un sujeto aspira a metas muy aus-
teras habr de recibir los pocos recur-
sos necesarios para que las cumpla,
en cambio, quien se propone logrosmuy ambiciosos, debera recibir ms
para que tenga oportunidad de obte-
nerlos. De esta forma se incentivara
en la poblacin a la aspiracin de lo
extravagante de tal forma que recibie-
ra ms para conseguirlo o a manera
de compensacin por padecer de tal
insatisfaccin. Salvo en un escenario
de sobreabundancia de recursos, tal
modelo es impracticable.
Asimismo, consideramos que esta
propuesta terica resulta demasiadooptimista. Ello en virtud de que asu-
me que las personas son capaces de
identificar los momentos en los que
han fracasado y en los que han teni-
do xito, pero sobre todo, considera
que todos tenemos conciencia de lo
que queremos y de nuestra capacidad
para manifestarlo.
xitopersonalglobal: cada quien hade juzgar lo alcanzado en su existencia
de acuerdo a si ha conseguido aquello
que le era valioso conseguir. De acuer-do con esto, podemos definir una dua-
lidad de parmetros: valorar la vida de
acuerdo a los criterios que cada perso-
na define (valoracin subjetiva) o reali-
zar un juicio objetivo respecto si cumpli
o no sus metas existenciales, con el pro-
psito de que la poltica pblica de dis-
tribucin igualitaria de bienestar gene-
re que cada persona ofrezca la misma
evaluacin de su xito global. El crite-
rio subjetivo no es una propuesta alen-
tadora. Dado que cada persona evala
de forma distinta su vida, ello deviene en
la imposibilidad de crear un criterio ho-
mogneo para examinar el xito global
de todos. Si cada quien ha de determi-
nar si su vida ha sido entre muy mala y
muy buena, el contenido de cada indica-
dor va a depender de cada biografa.
El criterio objetivo pretendera que laapreciacin que debe hacer la gen-
te de sus propias vidas sea ajena a
sus propias creencias y centrarse en
los grados de cumplimiento de metas.
El xito sera calculado en funcin de
la importancia de lo no realizado, es
decir, con base en el peso de los la-
mentos que acumulemos en nuestras
vidas (lo que no hicimos y lo que nun-
ca pudimos hacer). Ello con el prop-
sito de generar una poltica distributi-
va en la que estos no existan o sean
los menos posibles. En efecto, estemodelo si bien es interesante exigira
para quienes quieran ponerlo en prc-
tica un estndar categrico respecto
a cmo repartir bienes, es decir, asu-
mir un modelo bsico de reparto fun-
dado sobre una presuncin (por ejem-
plo, es deseable que todos gocen por
igual un determinado recurso), pero tal
condicin sera contraria a la lgica de
la igualdad, dado que supondra im-
poner mtricas y presunciones a todo
plan de vida colectivo
10
. Como pode-mos apreciar, el problema de sostener
la distribucin igualitaria fundada en
preferencias personales es la comple-
jidad para poner en prctica un mto-
do para evaluar las transferencias de
recursos a realizar.
2. ta ba baaa a- a
De acuerdo con estas posiciones, la igualdad
de bienestar debe ser considerada de acuer-
do a los grados de conciencia de cada perso-
na, es decir, del disfrute que sienten al ver rea-
lizadas sus aspiraciones. En tal sentido, todo
programa de distribucin de recursos debe as-
pirar a generar una satisfaccin equitativa de
sus preferencias.
10 SANTOS PREZ, Lourdes. Liberalismo e igualdad. Una aproximacin a la filosofa poltica de Ronald Dworkin. Univer-sidad Externado de Colombia, Bogot, 2005, pp. 139-140.
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Vistas las razones para des-cartar las preferencias polti-cas y las impersonales, cabe
definir si esta concepcin esviable respecto de las perso-nales. Al respecto, Dworkinconsidera que existen dos pro-blemas que descartan esta op-cin terica.
En primer lugar, dado que lavaloracin es un acto subjeti-
vo, la importancia que cada in-
dividuo otorgue a la satisfac-
cin o la forma en que experimente el disfrutees un hecho particular. Aspirar a conseguir
un igual grado de disfrute entre las personasen un determinado aspecto, genera la conse-
cuencia de crear desigualdad en otro que ge-nere a su vez que las personas valoren ms
que el disfrute. Puede que la satisfaccin en
tal aspecto no sea lo que unos valoren como el
hecho ms importante de sus vidas.
Crear un parmetro definido en el disfrute pue-
de resultar excluyente para ciertos planes de
vida. Por ejemplo, quien considere que existe
para alcanzar un propsito personal, pero que
el conseguirlo no le generar riqueza material,
fama ni ninguna otra recompensa similar, casocontrario, conseguirla demandar importan-
tes sacrificios o limitaciones. El rol protagnico
de la satisfaccin, en estos supuestos, supon-
dra una propuesta muy escasa para la com-
plejidad implicada en la elaboracin de planes
de vida.
3. ta ba bjva
Dados los problemas que implica incorporar
elementos subjetivos a la teora y a los posi-
bles programas polticos igualitaristas, devie-
ne en importante explorar si este puede ser
descartado e implementar una concepcin
objetiva del bienestar.
De acuerdo con tal postura, es posible deter-
minar un parmetro de vida que toda perso-
na debera tener y con base en ello hacerlas
iguales. Hay que establecer lo imprescindible
en toda existencia a fin de rea-
lizar transferencias para que lo
disfruten aquellos que lo care-
cen. Evidentemente ello em-poderara a los funcionarios
respecto de sus propias va-
loraciones sobre la que pue-
de hacer cada persona. La
individualidad se vera disuel-
ta en un Estado totalitario
que dicta no solo qu hacer,
tambin qu pensar o sentir.
Ello incluso en la determina-
cin de lamentos como indicador de xito, no
son los arrepentimientos de la persona, sino
los del burcrata que los expande a todos losadministrados.
Dworkin para ejemplificar cmo habran de
operar, seala que podemos pensar en una
persona que no valora la amistad y que, por
ende, existe en soledad. Los funcionarios po-
dran considerar que la compaa es un factor
imperdible para toda vida que merezca vivirse;
podran realizar transferencias para modificar
tal condicin, pues el xito personal global re-
sulta en tal escenario muy bajo, siendo nece-
sario corregirlo11.
4. la apa a a b-a y a apaa
El empleo de las categoras de xito perso-
nal relativo y global, en apariencia, podran ser
buenos instrumentos tericos para justificar el
traslado de recursos para personas con dis-
capacidad, en especial para aquellos supues-
tos en los que se requiera de asignaciones es-
peciales de bienes adicionales al resto de la
colectividad.
Respecto a esta arista, Dworkin nos advierte
que el efecto prctico de los postulados te-ricos de estas propuestas, podra ser no muy
alentador. En primer lugar, puede pretender
que se alcancen resultados contraintuitivos
respecto a cmo distribuir los bienes. Propone
para ejemplificar el supuesto de una persona
que se encuentra completamente paralizada,
La postura dworkinianatoma como idea medularque el Derecho es un ins-trumento capaz para regu-lar el mercado con el pro-psito o finalidad polticade implementar una so-ciedad basada en el indivi-dualismo tico.
11 DWORKIN, Ronald. Ob. cit, pp. 54-55.
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pero consciente y cuyo bienestar en cualquie-
ra de sus concepciones es mucho menor al de
cualquier otra de la comunidad en la que ha-
bita. En este caso, el poner a su disposicinrecursos en cantidades en aumento conforme
pasa el tiempo generara un incremento cons-
tante, pero reducido de bienestar. Si tuviera a
su disposicin todos los recursos que se ne-
cesitan para, simplemente, mantener vivos a
los dems, an tendra muchsimo menos bie-
nestar que ellos. La coherencia terica exigi-
ra que tal transferencia radical de bienes se
realice12.
No toda colectividad estara dispuesta a aca-
tar tal tipo de transferencias, pues entrara en
conflicto con otros principios que adems de laigualdad, que la han aceptado como bien, po-
dra ser el de la utilidad (el cual lo declarara
inaceptable por implicar la prdida del total de
recursos de la comunidad).
Adems del supuesto sealado, nos propo-
ne el escenario en el que una persona para-
pljica puede ser auxiliada mediante una m-
quina muy costosa para llevar una vida similar
a la de un individuo sin tal condicin. La co-
munidad acepta realizar tal traslado de recur-
sos, pero acontece que el sujeto es un exce-
lente violinista y prefiere que se le entregue unStradivarius cuyo costo es igual al del instru-
mento mdico. Desde la perspectiva de la
igualdad de bienestar en cualquiera de sus
concepciones tal pedido no podra ser refu-
tado (no dejado de complacer), pues su sa-
tisfaccin aumentara (dara cumplimiento a
sus preferencias personales e incluso genera-
ra un mayor xito relativo y general en la vida
tanto en trminos subjetivos como objetivos).
En el caso descrito bien podra otra perso-
na que no vive con tal discapacidad, conside-
rar su vida como no afortunada, pues no hayobjeto que codicie ms que un Stradivarius.
Tal sujeto podra presentar queja con base
en que el beneficiado emplea la oportunidad
para aumentar su bienestar y no para superar
o mitigar sus limitaciones motoras. Ello, frentea quien tambin es amante del violn y carecede oportunidad de tener uno con tales carac-
tersticas. De prosperar y la comunidad negarel uso de fondos para satisfacer tal preferen-cia y solo emplearlos para la compra de la m-quina, devendra en tirnica. Como evidencia
este autor, las teoras igualitarias de bienestarno son ideales para enfrentar esta problemti-ca, pues por s mismas no constituyen un me-
canismo ideal para un reparto eficiente de re-cursos ni estas impiden que la discapacidadpierda el protagonismo al momento de elegir
qu tipo de elecciones realizar ante la asigna-cin de recursos adicionales, justificada en lamitigacin de las limitaciones con la que vive.
Por otra parte, el bienestar fundado en prefe-
rencias implica de forma necesaria cierto gra-do de autonoma, conciencia y de capacidad deexpresin. En efecto, las implicancias de soste-
ner una teora sobre tales premisas conllevanla exclusin o sometimiento de quienes las ca-recen. Quien carece de formas para construir o
manifestar metas personales y de los mediosque estime pertinente para alcanzarlos se verelegado a qu sea otro quien decida qu pre-
fiere o cmo debiera vivir, es decir, hace del bie-
nestar un concepto objetivo solo para l.
Dada la imposibilidad de generar valoracio-
nes subjetivas por parte de este colectivo de
personas y de la presuncin de preferencias
asignada por otros, ello puede derivar en su-
puestos fcticos de intromisin en esferas en
extremo personales como de integridad fsica.
Para ejemplificar los alcances a los que puede
derivar que sea un tercero quien elija nuestras
preferencias, consideramos que lo resuelto en
la sentencia del Tribunal Constitucional espa-
ol N 215/1994 resulta sumamente ilustrati-
vo. En dicho caso se discuti la constituciona-
lidad de una disposicin del Cdigo Penal quepermite la esterilizacin de personas declara-
das incapaces siempre que medie la volun-
tad de sus tutores y la autorizacin del juez13,
declarndose que dichos actos ablativos son
12 Ibdem, p. 70.13 Artculo 428, ltimo inciso, prrafo segundo del Cdigo Penal que reza de la siguiente forma: no ser punible la esteriliza-
cin de persona incapaz de grave deficiencia psquica cuando aquella haya sido autorizada por el Juez a peticin del repre-sentante legal del incapaz, odo el dictamen de dos especialistas, el Ministerio Fiscal y previa exploracin del incapaz.
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amparables. Ello en virtud a que liberara a es-
tas personas de la vigilia constante que po-
dra generar efectos negativos en su integri-
dad moral y por permitirles un pleno goce desu sexualidad sin que tengan que acarrear con
efectos que no comprendan.
Si bien la temtica guarda una problemtica
interna que excede los propsitos del presente
texto, ella ilustra la dinmica que genera que
unos realicen las valoraciones de otros y que
decidan sus preferencias personales. Los al-
cances del xito personal general escapan de
las potencialidades personales y pasa a ser
un dibujo diseado por quien es legalmente
responsable. Dichos supuestos las teoras
igualitarias de bienestar no han sido consi-derados como relevantes, pues se encuentran
dirigidas de forma exclusiva para quienes po-
seen conciencia y capacidad de expresin.
ii. lA iGuAldAd de recursos
Dworkin apuesta por este grupo de teoras
fundadas bajo la premisa que es el mercado
el mejor instrumento para un programa poltico
igualitario. La igualdad de recursos considera
que las personas son iguales entre s, siempre
que la distribucin de existencias en la socie-
dad se realice de tal forma que ninguna otratransferencia sea necesaria para que el con-
junto de bienes que una persona posee iguale
a las de otras. Es decir, que a todos y todas se
les reparta en igualdad de recursos.
Es meritorio resaltar que las perspectivas li-
berales tienen una importante repercusin en
este diseo de modelo distributivo. Partiendo
de las premisas indicadas en la introduccin
se entiende que los programas polticos fun-
dados en el liberalismo deben ser sensibles a
las decisiones e insensibles a las circunstan-
cias. Ello debido a que la responsabilidad de
las elecciones es exclusiva de quien las toma,
pero el contexto en el que son gestadas yefectuadas no, salvo que estas sean situacio-
nes dadas a razn de consecuencias que he-
mos generado. Somos autores, por ejemplo,
de lo que elegimos estudiar, pero no de la fa-
milia en la que nos formamos ni de la realidad
socioeconmica a la que pertenecemos.
A partir de esta distincin deriva la idea que
cada quien ha de asumir las consecuencias
de las decisiones que toma (asume sus costos
de oportunidad), pero no debe sufrir el castigo
de las carestas de las condiciones desventa-
josas de las que parte, por lo que se permitesean compensadas. De aqu parte el trata-
miento de la discapacidad segn la igualdad
de recursos: esta constituye una circunstan-
cia, no una decisin14. Abordaremos esta aris-
ta al trmino de la exposicin de las caracters-
ticas de este modelo terico.
La igualdad de recursos para poder ser apli-
cada requiere de una mtrica que pueda de-
finir en que casos estamos ante tal resultado
y en cuales no. Para ello propone que se em-
plee una prueba de la envidia15, la cual exi-
ge que luego del reparto de bienes nadie tie-ne motivos para envidiar lo que otros poseen.
Es importante resaltar que opera bajo un crite-
rio diacrnico y no contextual, es decir, la eva-
luacin es a lo largo del tiempo y no de un es-
pacio-tiempo en especfico. La propiedad de
un recurso, entonces, es evaluada por este ta-
miz considerando todas las decisiones de vida
tomadas para conseguirlo. Si alguien siente
envidia por cierto bien, pero no por la mane-
ra elegida para obtenerlo, esta distribucin de
14 Una interesante aplicacin de estas ideas en relacin al multiculturalismo, en cuanto a considerar las decisiones culturalescomo parte de una circunstancia y no de una decisin de vida costosa, la encontramos en LOEWE, Daniel. Teoras de jus-ticia igualitaria y derechos culturales diferenciados. En:Isegora, N 36, enero-junio, 2007, p. 287 y ss. Este autor sealalo siguiente: muchos defensores del multiculturalismo creen haber encontrado en esta teora de recursos una base apropia-da para justificar sus demandas. De acuerdo a esta interpretacin, las preferencias de satisfaccin costosa que se dejan retro-traer a una pertenencia cultural no deben ser tratadas como preferencias caras, con cuyos costos cada cual debe cargar. Sinoque corresponderan a circunstancias no elegidas, y por lo tanto no atribuibles a la responsabilidad.
15 Esta es una propuesta conceptual econmica ideada originalmente por Duncan Foley y HalVarian. En relacin a la temtica,es recurrido el texto de este ltimo autor Dworkin on Equality of Resources publicado en la revistaEconomics and Phi-losophy, N 1.
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recursos supera la exigencia, pues no puede
alegarse que exista un supuesto de deseo por
lo ajeno.
Este instrumento terico es conveniente y
virtuoso por ser valorativo de las decisiones,
dado que corresponder a cada quien asig-
nar el valor a cada bien. De igual forma por
posibilitar y facilitar que las personas per-
sigan sus ambiciones, deseos e intereses
sin imponer lmites a la cantidad de recur-
sos existentes, dado que unos han de tener
ms que otros sin que ello implique que son
desiguales16. Sobre este ltimo punto volve-
remos para dar comentario. Para ilustrar la
propuesta recurre a una historia ficticia sobre
la que ir insertando variables para aseme-jarla poco a poco a la realidad social actual.
El autor nos pide imaginar una isla desierta a
la que llega un grupo humano a razn de un
naufragio. Este espacio terrestre se encon-
traba deshabitado y es abundante en recur-
sos, por lo que surge el problema de cmo
repartirlos. Previo a cualquier operacin, se
ha llegado al acuerdo pleno de que ningn
sujeto posee un derecho natural o a prioride
recurso alguno, sino que todo se repartir-
de forma equitativa bajo el juzgamiento de la
prueba de la envidia.
Quien es asignado a realizar el reparto de bie-
nes, de inmediato se enfrentar a severas difi-
cultades: en primer lugar, al momento de crear
diversos lotes o paquetes de recursos dar
cuenta que existe imposibilidad de que sean
todos idnticos por la existencia de bienes in-
divisibles (las cabezas de ganado, por ejem-
plo) y la diferencia cualitativa en la divisin de
ciertos tipos de elementos (es el caso de la re-
particin de la tierra, unas parcelas sern ms
aptas para el cultivo que otras).
Por otra parte, es posible que la divisin arro-je un resultado insatisfactorio por razones que
no percibe la prueba de la envidia. Suponga-
mos que quien reparte decida comerciar to-
dos los recursos de la isla por bienes caros
(imaginemos caviar o cava catalana) y ello en-canta a todos salvo a uno porque los encuen-
tra odiosos. Este sujeto supera la mtrica de
justicia, pues no envidia a nadie, pero prefie-
re lo que hubiera recibido del universo previo
al cambio. Otro tipo de injusticia puede surgir
en los casos en los que quien reparte haga lo-
tes de recursos combinados (un poco de cada
elemento). Quien reparte de forma inevitable
cumplir con unos gustos ms que con otros.
Luego de mltiples combinaciones puede lo-
grar que todos los lotes superen el test de la
envidia, pero puede suceder que alguien que
no envidia un paquete ajeno hubiera preferi-
do un conjunto distinto. El comercio posterior
puede paliar la situacin, pero ello no es tan
ptimo si la persona por propia voluntad hubie-
ra elegido el contenido de su propio lote.
Estos tres casos revelan que cuando otro eli-
ge los recursos que vas a tener, obtenemos
resultados poco felices. Ello implica que toda
eleccin de recursos ser eficiente y justa
siempre que sea adopta por los propios bene-
ficiarios de la distribucin. Que cada quien re-
ciba lo que ms valora. Para ello, este autor
recurre a la idea de la subasta17. Este sera
el mecanismo que generara una situacin de
mercado instrumentalizado para alcanzar las
metas igualitarias. Es meritorio resaltar que no
es una subasta cualquiera sino una subasta
walrasiana18, es decir, un modelo cuyas pre-
misas bsicas son que los consumidores son
capaces de decidir sus transacciones a partir
de un procedimiento de maximizacin que re-
fleja sus preferencias, que existe competencia
perfecta (ni los ofertantes ni los demandantes
pueden alterar los precios por si solos) y que
las fuerzas en el mercado que tienden a igua-lar ofertas y demandas19.
16 PEREIRA RODRGUEZ, Gustavo Flix. Ob. cit., p. 176.17 La subasta propone lo que el test de la envidia de hecho asume: que la verdadera medida de los recursos sociales dedicados
a la vida de una persona se fije preguntando cun importantes son de hecho para los otros. Insiste en que el coste, medidode ese modo, figure en el sentido que cada persona tiene lo que con derecho es suyo y en el juicio de cada persona sobre lavida que debe llevar, dado ese mandato de justicia. DWORKIN, Ronald. Ob. cit., p. 80.
18 WALRAS, Len.Elementos de economa poltica. Alianza Editorial, Madrid, 1987.19 PEREIRA RODRGUEZ, Gustavo Flix. Ob. cit., p. 181.
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Este mecanismo, se plantea de la siguiente
manera: cada naufrago habra de recibir una
dotacin de conchas equitativa que fungiran
de moneda local. Acto posterior, quien es asig-nado para realizar la distribucin realizara un
inventario de todos los recursos disponibles en
la isla reunidos en lotes habrn de ser subas-
tados. Cada uno de estos paquetes de recur-
sos podran ser puestos a mercado por frac-
ciones a pedido de cada persona, por ejemplo,
solo una porcin de tierra o solo un par de fru-
tos. Cada nueva fraccin se constituira en un
nuevo lote a ser pujado.
Identificados todos los productos el subastador
propondra una serie de precios para cada lote
con el propsito de venderlos todos. Los pre-cios iran variando hasta que cada lote tenga
comprador. El resultado de la subasta es con-
tingente, pues son demasiados condicionantes
los que participan como las cualidades de los
recursos, el nmero de participantes, los gus-
tos, etc.). No existe (ni se pretende ofrecer) una
garanta plena de que exista una satisfaccin
plena, ello estar en funcin a los costos de
oportunidad que cada persona desee afrontar y
a su suerte. Sin embargo, ninguno de los nu-
fragos podr acusar al mtodo de reparto como
desigual, pues cada quien tuvo un oportunidadpara adquirir cada recurso a voluntad. En vir-
tud a ello, es deducible que todo resultado, si
bien puede ser problemtico, es satisfactor de
la prueba de la envidia, porque si no obtuvo un
bien fue porque no le era tan valioso ni ha de
poder denunciar arbitrariedad en la adjudica-
cin, pues pudo seleccionar que se ofertara20.
En estos trminos, la operacin de subasta
requiere de manera imprescindible para arri-
bar a resultados tan convenientes, que to-
dos partamos de una situacin inicial equitati-
va. Si existiese quien tenga acumuladas msconchas que otros, alterara la asignacin de
precios y estara en posicin de imponer sus
valoraciones sobre las de otros de forma de-
terminante, dado que sus costos de oportuni-
dad seran en materia dineraria, en relacin a
los dems cuantitativamente menor.
Como es apreciable, la construccin del pro-
ceso de distribucin a partir de una subastaconstituye una idealizacin de un tipo de mer-
cado coherente con el individualismo tico:
cada quien puede saber que se oferta, adap-
tar sus planes a tales recursos, y que cada
quien tenga igual oportunidad de satisfacersus proyectos.
Es importante resaltar que la propuesta deeste autor no est pensada para constituirse
como un nuevo orden social a imponer. Poner
en prctica una subasta generalizada sera im-
posible y no recomendable. Su mtodo y crite-rio de justicia tienen aspiraciones programti-
cas, pretenden ser inspiradoras de formas de
ejercer la poltica. Como bien seala el me-
canismo de la subasta podra proporcionar un
criterio para juzgar hasta qu punto una dis-tribucin real, con independencia de cmo se
haya logrado, se aproxima a la igualdad de re-
cursos en un momento dado21.
1. igaa y a apa-
a: mpa a Terminada la subasta, la igualdad de recur-sos estar satisfecha de momento, pero los
posteriores intercambios bien podran hacer
que la prueba de la envidia falle estrepitosa-
mente. Ello, por ejemplo, en los casos en los
que unos trabajen ms que otros y acumu-
len ms recursos deseables, la renta percibi-
da por unos sea en comparacin a los dems
muy alta o que unos laboren en actividades
con poca demanda. Esta es la problemtica
del rol de la suerte en el escenario posterior
a la subasta.
La suerte de cada quien se puede manifestar
de dos formas:
20 En un sentido contrario, Silvina Ribotta considera que la subasta no est en condiciones de satisfacer la prueba de la envi-dia, pues en el caso de los bienes escasos o indivisibles la propiedad de los mismos puede que no caiga en las manos de unindividuo y este habr de codiciarlo respecto a quienes lo poseen. En: RIBOTTA, Silvina.Las desigualdades econmicasen las teoras de la justicia. CEPC, Madrid, 2010, p. 170.
21 DWORKIN, Ronald. Ob. cit., p. 82.
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lA iGuAldAd de bieNestAr y de recursos seGN roNAld dworkiN
Suerteopcional: relativa a todo lo que segana o se pierde al aceptar un riesgo anti-
cipado y que tuvo eleccin en asumir como
puede ser el embarcase en una empresa.
Suertebruta: relativa a todos los hechosque nos acontecen a partir de riesgos que
no son originados de elecciones o de pro-
cesos deliberados. El que me caiga un me-
teorito, por ejemplo.
A este escenario cabra definir si la igualdad de
recursos tiene cabida o si esta ya agot sus al-
cances. Para empezar, toda generacin de ren-
ta, en condiciones regulares, tiene su origen en
nuestra suerte opcional, de los riesgos que de-
cidamos asumir, por lo que la diferencia de ren-
ta deviene en estos trminos como inevitable.
En tal situacin, se nos presenta el siguiente
escenario: la desigualdad en la riqueza de los
que viven con opciones seguras (no arriesgan)
y de los que asumen un peligro y ganan. Hay
amantes del riesgo y adversos al riesgo (quie-
nes la vida no les es suficiente y los que tienen
miedo de vivir). Dado que cada persona es libre
de elegir sus fines, as como los medios para
conseguirlos, cada quien ha de pagar y disfru-
tar de la vida que ha elegido. Quienes eligen
una vida sin riesgo asumen el costo de no go-
zar de las ganancias de quienes se embarcaronen peligros. El otro escenario es la desigualdad
en la riqueza de los que apuestan y ganan fren-
te a los que tambin se arriesgaron y perdieron.
Perder era una posibilidad que asumieron. El
que los perdedores se vean compensados con
los ingresos de los ganadores, haran de la vida
que opta por riesgos una indeseable, pues el
xito estara recortado o no sera completo. No
caben muchas razones a favor de la sociabili-
zacin de la mala suerte opcional.
Es importante resaltar la diferencia entre este
grupo de teoras frente a las tesis igualitarias debienestar: la inexistencia de la compensacin.
Quien toma un riesgo asume los resultados de
la operacin. El xito o fracaso de nuestros ac-
tos, bajo estas teoras, depende de los medios
que elegimos para cumplir con nuestros fines.La satisfaccin es un hecho que depende ex-
clusivamente de cada uno. En el bienestaris-
mo es de inters pblico que cada quien po-
sea o goce de determinado xito, por lo que su
inexistencia es socializable.
El caso que nos interesa es el de la suerte
bruta para aquellos casos en los que por cir-
cunstancias no elegidas una persona adquie-
re una discapacidad, como el quedar ciego por
ejemplo. En estos escenarios la diferencia de
renta percibida no va ser producto de accio-
nes deliberativas, todo lo contrario, su plan devida debe condicionarse a nuevas realidad y
valoraciones.
Para introducir una medida efectiva para esta si-
tuacin, Dworkin incorpora una nueva variable a
la subasta inicial: la posibilidad de comprar un
seguro. Un mercado de seguro sopesara como
conexin entre la suerte bruta y la suerte opcio-
nal, pues quien compra uno decide prevenir un
riesgo a travs de una apuesta calculada. Si dos
personas tienen conocimiento que existe el ries-
go en la vida de quedar ciegos (es algo contin-
gente), uno de ellos decide contratarlo y la otrano. Quien contrata se entiende que valora ms
ese sentido que la otra o dicho de otra forma,
considera para su plan de vida que es mejor te-
ner la compensacin por ceguera que no tener-
la, y por tanto, asume el costo de oportunidad de
asignar recursos a tal opcin.
Entre la persona que qued ciega a razn de
un accidente, pero que cuenta con un segu-
ro y otra que ha sufrido lo mismo y decidi no
contratarlo existe la misma mala suerte bruta,
pero diferente suerte opcional, por lo que a la
segunda le seran aplicables las consecuen-cias de asumir un riesgo22. Entonces, para el
22 Es meritorio resaltar en este punto que la igualdad de recursos exige que cada quien pague por la vida que ha decidido llevar.No es posible que sea otro quien tome nuestras decisiones o asuma los costos de la misma, as ello sea intuitivamente ms justo.Habra quien piense, con cierto de grado de razn, que el paternalismo en esta teora es una poltica indeseable y proscrita. Laintervencin pblica en la vida de cada uno en el dictado de cmo vivir es incompatible con esta concepcin, salvo que empleemecanismos en los que nuestra capacidad de eleccin prime. En tal sentido, estas posturas distributivas de la riqueza y el pater-nalismo bien podran encontrar coincidencias en las ideas de Cass Sunstein y Richard Thaler quienes abogan por preferir todomargen de libertad en la toma decisiones, pero que se pueda ejercer cierto control de las decisiones tomadas pordefault. Ms alrespecto en: SUNSTEIN, Cass y THALER, Richard. Un pequeo empujn (Nudge). Taurus, Madrid, 2009.
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caso de las discapacidades adquiridas el reto
terico es superable siempre que las personas
tengan conocimiento de las posibles tragedias
que podran ocurrirle (o por lo menos el tipode discapacidades a las que se encuentra ex-
puesto) y tenga mltiples oportunidades para
contratar un seguro para aliviar los efectos de
la limitacin que padezca.
La propuesta del mercado hipottico de se-
guros, como bien hemos indicado, parte de la
premisa que todas las personas van a correr el
mismo riesgo de ser discapacitados y que te-
nemos conocimiento pleno del universo posi-
ble de limitaciones fsicas y mentales a las que
estamos expuestos. En este escenario, se po-
dra calcular cual sera la cobertura del seguropromedio que las personas contrataran contra
estos riesgos. En dicho contexto y bajo la con-
dicin de que la suerte bruta no vare las cir-
cunstancias, se hace posible afirmar que el in-
dividuo promedio habra adquirido un seguro,
y entonces estara justificada la compensacin
a aquellos que realmente sufrieran la discapa-
cidad. Esta idea en la realidad se manifestara
en mecanismos impositivos (u anlogos) des-
tinados a recaudar los fondos que seran ob-
tenidos por las primas de seguros en una si-
tuacin de equivalencia absoluta, de tal forma
que quienes adquieran o nazcan con una dis-
capacidad cuenten con recursos adicionales
calculados en base a una situacin de merca-
do en la que todos corrimos un mismo riesgo y
formulamos decisiones de compra al respecto,
es decir, calculado con base en un libre inter-
cambio hipottico23.
Este sistema imita la dinmica real de las ase-
guradoras al considerar que la mala suerte se
manifiesta en la poblacin al azar, pero despo-
jara sus polticas de pago de primas ms al-
tas para aquellos grupos humanos que con-
sideren que guardan una mayor probabilidad
de sufrirla24.
El presupuesto de este sistema es que en
una situacin ideal en la que todos corremos
el mismo riesgo de ser discapacitados hemos
de contratar un seguro, por lo que distincinentre asegurados y no quedara descartada.
Es bajo tal condicin que se justifica la univer-
salizacin de este sistema mediante mecanis-
mos impositivos que imponen cargas a todos
los ciudadanos en aras de garantizar recur-
sos extras para quienes nacieron o adquirie-
ron una limitacin en las capacidades fsicas
y/o mentales.
A posterior, cabra determinar, para condi-
ciones reales, qu montos y tipos de segu-
ros habran de implementarse en este tipo
de programas polticos. Evidentemente paraesta problemtica la premisa de la equidad
de riesgo y el conocimiento pleno de posi-
bles discapacidades no brinda mayores lu-
ces, pues son postulados nicamente teri-
cos. De igual forma, cada quien en su plan
de vida habra de tratar de forma diferencia-
da los riesgos a discapacidades (en funcin,
por ejemplo, a sus caractersticas genticas),
siendo probable que este dispuesto a correr
con mayores costos de oportunidad para una
determinada temtica, siendo esta arista aun
ms complicada para quienes nacieron conuna limitacin en sus capacidades. Frente a
estas variables, Dworkin propone que este
mercado hipottico de seguros debera estar
estructurado mediante tipos de riesgos que
la mayora de personas tomara previsiones,
ello a fin de crear una media respecto a que
se asegurara y por cuanto. De esta forma la
universalizacin del seguro remediara el pro-
blema de la informacin de cada plan de vida
al establecer una cobertura estndar para to-
dos y todas. Cualquier proteccin adicional o
contra riesgos que la mayora no correra de-
penderan de cada quien a manera de suerte
de opcin.
23 Es meritorio resaltar la aversin de Dworkin a que sea un burcrata o un tecncrata quien determine los fondos a asignar aquien adquiera una discapacidad, deja tal estimacin a condiciones de libre mercado perfecto.
24 En el escenario del naufragio, el nuevo contexto estara dibujado de la siguiente forma: como complemento a la subasta,establecen ahora un mercado hipottico de seguros que llevan a cabo mediante un seguro obligatorio de prima fija para todoel mundo, basndose para ello en especulaciones sobre lo que el inmigrante medio habra comprado por medio de un segu-ro si el riesgo previo de tener diversas discapacidades fuera equitativo. DWORKIN, Ronald. Ob. cit., p. 91.
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En este esquema, los montos a pagar por este
sistema impositivo no seran permanentes.
Debera crearse un rgimen de revisin pe-
ridica en funcin a cubrir nuevos supuestosasegurables derivados de nuevos contextos o
descubrimientos cientficos (para evitar ries-
gos de ciertas catstrofes no cubiertas con an-
terioridad o contra nuevas discapacidades) o
por el surgimiento de nuevas tecnologas cuyo
costo exija que la poblacin deba aportar ms
para poder cubrir su uso.
Es importante precisar que la igualdad de re-
cursos no pretende generar que la capacidad
fsica y mental de todas las personas se equi-
pare su punto de aproximacin a la temtica
de las discapacidades se concentra en ana-lizar los efectos en la propiedad de recursos
materiales por las limitaciones a las capacida-
des, entendiendo que estos son presupuestos
para el disfrute de su libertad. Es por ello que
este mecanismo, para las personas que na-
cen con discapacidades, parte de la idea de
que estn y estarn en este mundo con me-
nos recursos que los dems (por no contar con
la misma fuerza fsica y/o mental), sin posibili-
dad alguna de corregirla, solo de compensarla
para sobrellevar la carencia25.
La discapacidad, como mencionbamos al ini-cio de este apartado, constituye desde esta
perspectiva una circunstancia, no una deci-
sin, que se manifiesta a manera de desven-
taja (el individuo cuenta con menos recursos).
Es un producto de una mala suerte bruta origi-
naria u adquirida que escapa a la causalidad
de nuestros actos. Por tal situacin se habilita
y justifica la compensacin.
2. la apaa y g a
Dentro de la concepcin descrita, Dworkin pro-
pone una provocativa y aclaradora pregunta:
Es equiparable una persona con discapaci-
dad a otra con gustos caros a razn de que
esta tambin posee menos recursos para sa-
tisfacer sus planes de vida?
A primera vista, los gustos caros pueden ser
satisfechos en la subasta inicial asumiendo
cada quien el costo de oportunidad de tener-
los. Si no los adquiri, debe asumir tal planifi-
cacin de vida sin derecho a recibir recursos
adicionales, constituye una decisin y no una
circunstancia. Sin embargo, puede acontecer
que ciertos gustos guarden una relacin cua-
litativa con la forma en que llevamos nuestra
vida. Existen supuestos en los que es difcil
distinguir de una preferencia (fruto de una de-
cisin, elemento no compensable) de una des-ventaja (una circunstancia negativa, elemento
compensable). Pereira Rodrguez para ilus-
trarlo propone un ilustrativo ejemplo26: el acto
de fumar puede ser entendido por unos como
un acto indeseable porque lo considera incon-
veniente para su vida (pensemos en un depor-
tista), pero para otro individuo es una actividad
diaria que le genera angustia cuando su omi-
sin se prolonga. La clasificacin del consu-
mo de tabaco como decisin o circunstancia
dependera, entonces, de la propia persona.
Para quien fuma dicha actividad es consti-tutiva de la persona, en cambio, para quien
no, ello devendra como una afectacin a sus
circunstancias.
Una preferencia, en este contexto, es todo
aquello que la persona considera que debera
tener para lograr xito en su vida. Una desven-
taja, por otra parte, son todas aquellas cualida-
des del cuerpo, mente o de la proporcionalidad
que le restringen conseguir sus metas exis-
tenciales (son las circunstancias negativas)27.
Dworkin para este supuesto nos propone ima-
ginar a una persona con un generoso apetito
25 Seala que quien nazca con una grave discapacidad afrontar su vida, solo por eso, con menos recursos que otros. En unplan dedicado a la igualdad de recursos esa circunstancia justifica la compensacin, y aunque el mercado hipottico deseguros no corrija el equilibrio nada puede corregirlo tratar de remediar un aspecto de la injusticia resultante. Ibdem,
pp. 91-92.26 PEREIRA RODRGUEZ, Gustavo. Ob. cit., p. 204.27 La distincin que exige la igualdad de recursos es la distincin entre aquellas creencias y actitudes que definen lo que de-
bera ser el xito en la vida creencias y actitudes que el ideal de la igualdad de recursos asigna a la persona y aquellos ras-gos del cuerpo, o de la mente, de la personalidad que proporcionan medios, o ponen impedimentos, a ese xito. Rasgos queel ideal asigna a la circunstancia de la persona. DWORKIN, Ronald. Ob. cit., p. 93.
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sexual. Si la persona considera indeseable tal
gusto, pero que le resulta natural tenerlo, ello
devendra en una circunstancia desventajosa,
en virtud a que le resulta un elemento intrnse-co que le entorpece.
La problemtica de esta arista radica en que
la calificacin entre preferencia y desventaja
recae en el propio sujeto. Si dicho gusto es-tima que opera como una condicin natural
entorpecedora de su vida la clasificar como
una desventaja. En cambio, otras bien podran
considerarla como un medio, es decir, comouna preferencia. Si esta es definida bajo el pri-
mer parmetro, toda aquella persona con tal
aficin debe ser tratada como un discapacita-
do, pues parte con una circunstancia negativaque requiere ser compensada. Caso contrario,si es estimada como una decisin, no est le-
gitimado a recibir recursos adicional. Esta difi-
cultad derivada del aliento al subjetivismo no
podra ser resuelta recurriendo a que sea untercero quien califique , pues tal juzgador care-
cera de elementos objetivos que le sirvan de
indicadores ni sera conveniente habilitarle a
imponer sus propias clasificaciones.
El instrumento ideal para realizar tal distincin
entre preferencia y desventaja, considera el
autor, sera dejar la condicin en manos delmercado hipottico de seguros. Quienes esti-
men que su gusto caro constituye un problema
de circunstancia negativa tendran por opcin
de asegurar contra aquello que estimen les re-sulta un impedimento para su desarrollo, a fin
de verse compensados. Sera la voluntad de
cada uno manifestada en un sistema de libre
intercambio y de autodeterminacin (expresa-
da en el costo de oportunidad) la que definirasi esta conducta debe o no tratarse de forma
similar a una discapacidad28.
conclusionesPor la descripcin hecha y las crticas plantea-
das a la igualdad de recursos y a la igualdad
de bienestar, consideramos que Dworkin es
acertado en preferir la primera y en alentar su
aplicacin. Ello en virtud a que el bienestaris-
mo es una tesis impositiva del concepto de loque es fundamental en la vida de cada uno.
En el caso planeado para ejemplificarlo, sera
el padre quien determine qu tipo de preferen-
cia ha de ser el dnamo de la trasferencias. En
cambio, las teoras contrapuestas confan en
que el albedro de cada individuo como ele-
mento suficiente para que estos tengan opor-
tunidad de alcanzar sus metas.
Estimamos que la debilidad terica de la igual-
dad de bienestar parte de fundamentar el pa-
rmetro de reparto empleando un trmino con
un grado de indeterminacin semntica dema-siado alto. Cada grupo social puede optar por
una concepcin de bienestar que ms se ade-
ce a sus conveniencias, abriendo de tal for-
ma un campo de discusin con miras a gene-
rar nicamente desacuerdos. Esta polmica
acadmica bien deriva en una imposibilidad
prctica o por lo menos una muy controversial
con pocas probabilidades de paz social.
La conveniencia de la igualdad de recursos
defendida por Dworkin parte de incorporar jus-
ticia procedimental a los mecanismos de distri-
bucin de riqueza. Existe un criterio de lo quees justo sobre el que se disea el procedimien-
to de toma de decisiones que pueda asegu-
rar tales resultados. Es, o por lo menos pre-
tende ser, una modalidad de justicia procesal
perfecta29 en trminos de Rawls, aplicado a la
problemtica del reparto de bienes. Las condi-
ciones de aplicacin de estas teoras estn di-
rigidas a que sea cada quien disee y valore
su finalidad en la vida, los medios que emplea-
r para lograrla y los recursos que requerir
para ponerlos en prctica. Su pretensin igua-
litaria no aspira a que todos tengan lo mismo,
sino que el potencial y aplicabilidad de los cri-
terios valorativos sean iguales. En tal sentido,
entendemos que la igualdad de recursos no es
28 La idea de una subasta imaginaria de seguros proporciona a la vez un mecanismo para identificar tentaciones y distinguir-las de rasgos positivos de la personalidad y tambin para introducir esos deseos en el rgimen general diseado para las dis-capacidades. Ibdem, p. 93.
29 MORESO, Juan Jos. Derechos y justicia procesal imperfecta [en lnea]. Universitat de Girona, Working Paper N 19, Bar-celona, 1998, Disponible en web: .
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lA iGuAldAd de bieNestAr y de recursos seGN roNAld dworkiN
otra cosa que el reparto equitativo de los cos-
tos de oportunidad. Que nadie est dispuesto
a perder ms que los otros. La justificacin de
todo este sistema terico devendra en motivarla idea de que el Derecho debe corregir las si-
tuaciones generadas por el libre mercado a fin
de aproximar los resultados de igualdad de re-
cursos que habran gozado de no haber sido
porque cada persona parte en la realidad des-
de una postura diferente, en que algunos par-
ten con cierta ventaja sobre otros. Para ello,
el liberalismo parte de considerar que la liber-
tad y la igualdad son generadas mediante la
asignacin de recursos privados y no median-
te la colectivizacin. Ello es sumamente intere-
sante, pues implica que no es el uso y disfrute
de un bien sino la capacidad de dominio so-
bre este lo que nos da autonoma y capacidad
de negociacin. Es a partir de esta idea que
Dworkin realiza un aporte de gran inters al
reivindicar al mercado como medio para gene-
rar igualdad, es decir, considerar y demostrar
(en trminos tericos fundados en condiciones
ideales) que los instrumentos de libre inter-
cambio no se encuentran en absoluta contra-
diccin con el trmino igualdad. Se puede ser
partidario del mercado y de la igualdad.
El riesgo de implementar este tipo de concep-
ciones en la realidad es, como sealamos en
la introduccin, la de crear un diseo prctico
genere demasiados costos de legalidad como
para que sea efectivo. A nivel terico, por otra
parte, la igualdad de recursos presenta proble-
mas de asignacin de informacin. El primero
gira en torno a la exigencia de los nufragos
de asistir a la subasta con cierta proyeccin
personal, es decir, con ciertas decisiones to-
madas respecto a que es lo que quisiera te-
ner a futuro y a que dedicarse. Se demanda
que calculen costos de oportunidad respecto a
ciertos elementos que es incierto que los vayatener.
Por otra parte en el escenario de la subas-
ta al poner a licitacin cada bien, existe una
expectativa de valor instrumental, es decir, los
beneficios que me podra generar si lo consi-
go. La figura del naufragio reduce la informa-
cin disponible que tendran quienes entran ala subasta, pues salvo por la escasez, carecen
de indicadores para reconocer que es aprecia-
do y que es intil. Por ejemplo, si quiero ser
albail y vivir bien, pero a posterioridad se ha
optado por habitar en cavernas, pues mi oferta
al mercado no es tan valiosa y a lo mejor ha-
bra elegido otro medio laboral para alcanzar
su buen vivir. Si bien es cierto que la incerti-
dumbre es un problema constante en todo tipo
de economa y de proceso de toma de deci-
siones, su impacto es esclarecedor: la diferen-
cia entre el escenario hipottico de Dworkin y
la realidad es la capacidad de generar prons-
ticos y proyecciones de rentabilidad, mane-
jamos un universo de condicionantes mucho
ms amplio y complejo, nuestros costos de
oportunidad si bien son constantemente adop-
tados son de reevaluacin constante30. Por lo
tanto, la propuesta de la igualdad de recursos
goza de capacidad operativa y posee la virtud
de darle supremaca a la voluntad personal, li-
berndola y protegindola de la imposicin por
parte de terceros y por aspirar a una cobertura
de proteccin social universal.
A partir de todas estas caractersticas, pode-
mos definir que la perspectiva filosfica aplica-
da para el diseo y calificacin de la igualdad
de recursos se funda en considerar virtuosa
y necesaria la autonoma, por lo que todo su-
puesto de falta parcial o total de ella es un ele-
mento que obstruye los resultados deseados
o esperables, es decir, constituye un supuesto
poco pensado. Quienes padezcan de proble-
mas para manifestarla que conlleven a la im-
posibilidad de externalizar los costos de opor-
tunidad implicar que sea otro quien los tome,
es decir, el escenario visto en la igualdad debienestar se reproduce en este contexto.
La aplicacin de la teora de la igualdad de re-
cursos es ms ventajosa que la de bienestar
30 Ello se puede evidenciar, por ejemplo, a travs de la figura de la lesin de los contratos para aquellos casos en los que elvalor del bien era tan alto que su obtencin era meritorio soportar un alto costo de oportunidad, pero a posterior ello se ma-nifiesta como un acto usurero.
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en los temas de discapacidad dadas las carac-
tersticas del mercado hipotticos de seguros,
pero padece de la gran debilidad de susten-
tar su aplicacin en la capacidad de expre-sar de forma indubitable el albedro. Si existe
quien no la posea o no tenga como manifestar-
la, la postura no le da cabida o por lo menos,
lo deja de considerar como un protagonista de
la sociedad.
La propuesta liberal ve con horror que sean
terceros quienes tomen decisiones por noso-
tros, pues ello implica la imposicin de valo-
raciones. Sin embargo, tal escenario no es
tan funesto cuando el individuo resulta ser
un discapacitado con problemas de manifes-
tacin de la voluntad, pues en tales casos se
habilitan y avalan medios para la subrogacin
de la voluntad. Este remedio, consideramos,
se deriva de haber partido de la premisa que
todos somos agentes capaces y quien no loes, su condicin debe ser mejorada para que
se asemeje.
Esta postura es, por los rasgos descritos,
una propuesta compensativa y no reivindi-
cativa de la individualidad, pues trata a un
universo de personas como sujetos con de-
bilidades naturales y no con caractersticas
particulares. Los principios sobre los que se
basa esta teora, de igual importancia y res-
ponsabilidad especial, no han sido explaya-
dos de tal forma que incluya a quienes po-
seen discapacidades.