1 CRECER EN FĄMILIĄ
Historias que van y vienen Proyecto anual de lectura y escritura
Durante el año, reúna las producciones individuales y grupales de los chicos en el libro
de aula: Historias que va y vienen. Este libro es un aliado que le permitirá compartir
mensualmente una actividad grupal con las familias. Envíelo a las casas y sugiera a los
padres que escriban un comentario sobre lo que más les interesó. A continuación,
le proponemos variadas actividades con textos de Nuevo Colorín Colorado 1. Estas
sugerencias de actividades también pueden realizarse con otros textos y sumarse al
libro del aula.
Cuento de apertura: Cenicienta
Cierta vez, en un reino lejano, un hombre viudo volvió a casarse para que su pequeña hija tuviera una mamá. Sin embargo, cuando el buen hombre murió, su esposa obligó a la niña a hacer las tareas del hogar y a atender a sus hermanastras, y comenzó a llamarla Cenicienta. La pobre tuvo que mudarse a un cuarto pequeño, en la parte más alta de la casa; allí dormía sobre un colchón duro mientras que sus hermanastras tenían habitaciones amplias, con camas mullidas y grandes espejos.
Un día, el hijo del rey organizó un baile e invitó a todas las señoritas que aún no se habían casado. Las hermanastras de Cenicienta, muy entusiasmadas, eligieron los mejores vestidos y los peinados de moda.
—Cenicienta, ¿te gustaría ir al baile? —preguntó una de sus hermanas.
—Claro, pero no tengo un vestido de fiesta.—Tenés razón —contestó la hermana en tono burlón —la gente se
reiría mucho si ve entrar a una chica mal vestida.A pesar de las burlas de sus hermanas, Cenicienta las ayudó a
vestirse y a peinarse para el baile. Al fin llegó el feliz día y las hermanas se marcharon. Al verlas partir,
Cenicienta se puso a llorar. Por suerte, su hada madrina no tardó en aparecer.
—¿Por qué estás tan triste? —preguntó el hada.
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—¡Me gustaría tanto ir al baile! Pero no tengo vestido ni carruaje… —respondió Cenicienta.
—Tu deseo será concedido. Traé una calabaza del jardín, seis ratoncitos y una rata.
Cuando Cenicienta volvió con todo lo pedido, el hada con su varita convirtió a la calabaza en una hermosa carroza dorada, a los ratoncitos en veloces caballos y a la rata en cochero.
—Solo te falta el vestido —dijo el hada mientras tocaba con su varita la ropa gastada de Cenicienta—. Ve al baile, niña hermosa, pero vuelve a las doce de la noche porque el encanto terminará a esa hora.
La bella joven se presentó al baile con un vestido de seda, bordado con hilos de oro y de plata, y zapatitos de cristal. Cuando entró, los invitados se quedaron mudos y los músicos dejaron de tocar para contemplarla.
El príncipe la invitó a bailar y no se separó de ella en toda la noche. Cuando Cenicienta oyó las doce campanadas, hizo una gran reverencia y, sin tiempo para dar explicaciones, se fue corriendo. En el apuro, perdió un zapatito de cristal en la escalinata del palacio.
El príncipe decidió, entonces, probar el zapatito a todas las jóvenes del reino hasta encontrar a esa dama misteriosa que lo había enamorado. Visitó a todas las princesas, las duquesas y las damas de la corte, pero ninguna logró calzarse el zapatito.
Por fin, el príncipe llegó a la casa de Cenicienta. Las hermanastras hicieron todo lo posible para que sus enormes pies entraran en el zapatito, pero no lo lograron. Cuando el príncipe estaba por marcharse, Cenicienta preguntó si podía probárselo. Las hermanastras se echaron a reír.
—No pierda tiempo, mi señor. Le aseguro que esta muchacha no fue al baile —afirmó la madrastra.
—Dije que probaría el zapato a todas las jóvenes del reino. Es justo que ella también se lo pruebe —respondió el príncipe.
Cenicienta metió sin esfuerzo su pequeño pie en el zapato. Para sorpresa de todos, sacó el otro zapatito del bolsillo de su delantal harapiento y se lo puso. De inmediato, el hada apareció y convirtió su ropa sucia en un vestido deslumbrante.
—¡Sos vos! —gritó el príncipe.Y así fue que Cenicienta y el príncipe se fueron al palacio y a
los pocos días se casaron. Como no era rencorosa, la dulce joven perdonó a sus hermanas y compartió su felicidad con ellas.
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Más actividades a partir de la lectura del cuento
1. Contar y dibujar el final
Esta actividad permite que los chicos repongan la información que falta a partir
de sus saberes previos sobre este cuento tradicional. El objetivo es desarrollar la
expresión oral e intercambiar opiniones sobre las versiones que circulan, ya sean
escritas o audiovisuales.
Lea el cuento (páginas 16-17 del libro). Los chicos seguirán el relato observando
las imágenes. Lea luego el interrogante final: ¿CÓMO TERMINA EL CUENTO?, y
proponga un intercambio de saberes a partir de estas preguntas:
¿Qué sucedió después de que el príncipe le probó el zapatito a Cenicienta?
Relaten lo que le ocurrió a cada uno de los personajes: Cenicienta, el príncipe, la
madrastra y las hermanastras.
¿Tuvo final feliz el cuento? ¿Para quiénes? ¿Por qué les parece feliz?
Luego del intercambio de ideas, proponga un final consensuado entre todos y
escríbalo en el pizarrón en una o dos oraciones breves. Pídales a los alumnos que
dibujen este final en el cuaderno, como si fuera una viñeta para agregar en el cuento.
2. Inventar un final disparatado
Luego de unos días, retome el cuento de Cenicienta. Lea la versión escrita que se
incluye en estas páginas. Esta actividad permite que los niños revisiten la historia y
repasen lo esencial del argumento, para luego explorar finales alternativos.
Imprima los tarjetones de la página siguiente y recórtelos.
Divida a los alumnos en cuatro grupos y entregue un tarjetón a cada uno.
Lea con cada grupo el tarjetón y pídales que conversen para completar el final
entre todos.
Luego de un rato, pida a cada grupo que narre para usted el final que imaginaron
y regístrelo en el tarjetón de manera breve. Deje el texto completo en la mesa de
trabajo y pida a los alumnos que ilustren ese final de manera colectiva.
En el libro Historias que van y vienen pegue o transcriba estos finales alternativos
junto con los dibujos de cada grupo.
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CENICIENTA Y EL PRÍNCIPE SE FUERON A RECORRER EL MUNDO MONTADOS EN TRICICLO. TARDARON 58 AÑOS. CUANDO VOLVIERON
CENICIENTA NO SE CASÓ CON EL PRÍNCIPE. EL HADA LE CUMPLIÓ UN DESEO MÁS: TOCÓ CON SU VARITA UN CAROZO DE ACEITUNA Y LO CONVIRTIÓ EN
LAS HERMANASTRAS DE CENICIENTA PUSIERON UNA PELUQUERÍA PARA PERROS. CUANDO LE CORTARON EL PELO A UN PERRO SALCHICHA
LA BODA DE CENICIENTA Y EL PRÍNCIPE SE CELEBRÓ EN UNA ISLA QUE NO FIGURA EN LOS MAPAS. ALGUNOS INVITADOS LOGRARON LLEGAR EN CANOA, PERO OTROS
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2 CĄMINO Ą LĄ ESCUELĄ Cuento de apertura: Pinocho
Había una vez un viejo y solitario carpintero llamado Gepeto, que talló con mucho cuidado un trozo de madera y lo convirtió en un muñeco al que nombró Pinocho. Cuando terminó su tarea, se sorprendió:
—¡Parece un niño de verdad! Ojalá lo fuera… Al escuchar estas palabras, un hada decidió concederle el deseo al
buen Gepeto. Una noche, entró en puntas de pie al taller, tocó con su varita al muñeco de madera y le dio vida. Colocó un pequeño Grillo en el hombro de Pinocho y le dijo:
—Portate bien y hacé feliz a Gepeto. Este grillo será tu consejero.Al día siguiente, ¡qué sorpresa se llevó Gepeto al ver que Pinocho
se movía! Como era una persona muy responsable y quería cuidar a su nuevo hijo, decidió enviarlo a la escuela para que aprendiera a leer y escribir.
En el camino hacia la escuela, el Zorro detuvo a Pinocho.—¿Para qué vas la escuela? Sos una marioneta que habla y
camina sola… ¡Podrías ser la estrella del teatro de títeres! —¿De verdad? —se sorprendió Pinocho.—¡Claro! Seguime.A pesar de que el grillo intentó convencer a Pinocho de ir a la
escuela, el pequeño de madera estaba tan emocionado de actuar en un escenario que siguió al Zorro hasta el teatro. Cuando el titiritero lo vio, casi se desmaya.
—¡Pequeño, ganaremos mucho dinero juntos! —exclamó con alegría.
Pinocho, feliz de ganar dinero para ayudar a Gepeto, dio una gran función y recibió muchos aplausos. Pero al final del día, cuando quiso volver a casa, el titiritero lo encerró en una pequeña jaula y le dijo:
—Hice un trato con el Zorro, y trabajarás para mí. Esta es tu casa ahora.
Tan triste se puso Pinocho que el hada decidió ayudarlo y le preguntó por qué estaba encerrado en el sótano de un teatro.
—Unos monstruos me obligaron a faltar a la escuela —mintió Pinocho, y su nariz de madera creció unos centímetros.
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—Las mentiras hacen crecer tu nariz, pero te daré otra oportunidad —le dijo el hada mientras abría el candado con un toque de su varita.
Pinocho escapó junto al Grillo cuando ya asomaba el sol. En el camino a casa vieron un grupo de niños que reían y jugaban.
—¿Querés venir con nosotros? Vamos a la Isla de los Juegos, un lugar para divertirse y no pensar en nada —le preguntó uno de los niños a Pinocho.
Grillo le pidió a Pinocho que pensara en Gepeto: habían estado fuera de casa muchas horas y seguramente estaba preocupado. Pinocho dudó, pero solo un poco, porque la idea de jugar era tentadora.
—Voy a jugar solo un rato, grillito, ¡después nos vemos!— se despidió Pinocho.
Grillo decidió entonces volver a la casa de Gepeto para avisarle que se encontraban bien. Sin embargo, cuando llegó, encontró una nota del hada que decía: “Gepeto salió al mar en un bote de vela para buscar a su hijo, pero una enorme ballena se lo tragó. Deben rescatarlo”.
De salto en salto, Grillo llegó a la Isla de los Juegos y le avisó a Pinocho que su papá corría peligro. Esta vez, Pinocho no dudó y se lanzó al mar para rescatar al viejo carpintero. Nadó y nadó, hasta que vio a la enorme ballena y se acercó. Le pidió por favor que le devolviera a su papá, pero la ballena abrió la boca muy grande y se lo tragó también a él.
¡Por fin Gepeto y Pinocho estaban de nuevo juntos! Pero ahora debían pensar cómo salir de ahí.
—¡Ya sé qué hacer! —dijo Pinocho mientras encendía una fogata con unas maderas y fósforos que encontró en la balsa.
La fogata comenzó a arder y el humo del fuego hizo estornudar a la enorme ballena. Tan fuerte fue el estornudo, que la balsa salió volando con Gepeto y Pinocho dentro. ¡Qué felicidad sintieron cuando la balsa navegó de nuevo por el mar!
Cuando llegaron a tierra firme, se reencontraron con Grillo. Estaban mojados, cansados, pero sobre todo felices.
Pinocho pidió disculpas por no hacer caso, y como su arrepentimiento era sincero, el hada apareció y lo convirtió en un niño de carne y hueso.
A partir de ese día, Gepeto y Pinocho vivieron felices como padre e hijo.
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Más actividades a partir de la lectura del cuento
1. Convertir el cuento en un microrrelato.
Esta actividad propone enriquecer la comprensión del cuento a través de la
identificación de la secuencia narrativa.
Luego de leer el cuento completo, pídales a los chicos que respondan estas
preguntas oralmente y anote las respuestas en el pizarrón, en letra imprenta.
¿Quién es el protagonista?
¿Dónde vive y con quién?
¿A dónde debía ir?
¿Y a dónde fue, sin embargo?
¿Allí qué pasó?
¿Con quiénes se encontró después?
¿Y adónde fue?
¿De qué se enteró?
¿Qué hizo entonces?
¿Y qué recompensa recibió?
Las respuestas darán como resultado el borrador de una narración muy breve. Por
ejemplo:
Es un muñeco llamado que vive
Debía ir al
Pero sin embargo, terminó en
Cuando pudo salir de allí, se encontró con
y fue a
Pero se enteró de y decidió
Como recompensa, el hada lo convirtió en
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2. Leer e inventar retahílas.
Esta actividad permite reconocer la retahíla como un tipo textual de tradición oral
y su función lúdica.
Pídales a los chicos que compartan, en ronda, las retahílas que conocen y expliquen
para qué las usan. Luego de que completen la de Pinocho, en la página 39 del libro,
comparta con ellos la lectura en voz alta y ofrezca otras retahílas similares para elegir
compañero:
Puede hacerles notar que un elemento importante de la retahíla es la rima, que
facilita el aprendizaje de memoria. Propóngales crear entre todos retahílas con rima
para otros números. Por ejemplo:
“Cuando llueve, todos cuentan hasta nueve…”
“El señor juez cuenta hasta diez…”.
En el libro Historias que van y vienen pegue o transcriba las retahílas que crearon
en grupo.
EN LA CASA DE RENATO
TODOS CUENTAN HASTA CUATRO:
UNO, DOS, TRES Y CUATRO.
TODOS CUENTAN HASTA CINCO
EN LA CASA DE FRANCISCO:
UNO, DOS, TRES, CUATRO Y CINCO.
EN LA CASA DE ANDRÉS
TODOS CUENTAN HASTA TRES:
UNO, DOS Y TRES.
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3 ĄIRES DE CĄMPOCuento de apertura: El nabo gigante
Había una vez un viejo campesino que plantó un nabo muy chiquito. Lo cubrió con tierra y le dijo:
—¡Crece, nabito! Ojalá seas fuerte, dulce y grande.El nabo creció y creció. Tan fuerte, dulce y grande creció que el
campesino quiso arrancarlo y no pudo. Entonces, llamó a su mujer. La mujer tiró de la cintura del campesino, y el campesino tiró del nabo. Pero no pudieron sacarlo.
Entonces la mujer dijo: —¡Es enorme, llamaré a la vaca!La vaca tiró de la mujer, la mujer tiró del campesino y el campesino
tiró del nabo. Pero no pudieron sacarlo. Esta vez, la vaca llamó a los dos cerdos.
Los dos cerdos tiraron de la vaca, la vaca tiró de la mujer, la mujer tiró del campesino y el campesino tiró del nabo. Pero no pudieron sacarlo.
Entonces los dos cerdos llamaron a los tres gatos. Los tres gatos tiraron de los dos cerdos, los dos cerdos tiraron de la vaca, la vaca tiró de la mujer, la mujer tiró del campesino y el campesino tiró del nabo. Pero no pudieron sacarlo.
Entonces los tres gatos llamaron a las cuatro gallinas. Las cuatro gallinas tiraron de los tres gatos, los tres gatos tiraron de los dos cerdos, los dos cerdos tiraron de la vaca, la vaca tiró de la mujer, la mujer tiró del campesino y el campesino tiró del nabo. Pero no pudieron sacarlo.
Entonces, las cuatro gallinas llamaron a los cinco gansos. Los cinco gansos tiraron de las cuatro gallinas, las cuatro gallinas tiraron de los tres gatos, los tres gatos tiraron de los dos cerdos, los dos cerdos tiraron de la vaca, la vaca tiró de la mujer, la mujer tiró del campesino y el campesino tiró del nabo. Pero no pudieron sacarlo.
Entonces, los cinco gansos llamaron a los seis ratones. Los seis ratones tiraron de los cinco gansos, los cinco gansos tiraron de las cuatro gallinas, las cuatro gallinas tiraron de los tres gatos, los tres
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gatos tiraron de los dos cerdos, los dos cerdos tiraron de la vaca, la vaca tiró de la mujer, la mujer tiró del campesino y el campesino tiró del nabo. Tiraron, tiraron y tiraron. ¡Con todas sus fuerzas! Y por fin, pudieron sacar el nabo.
El campesino cayó sobre la falda de su mujer, la mujer cayó sobre la vaca, la vaca sobre los cerdos, los cerdos sobre los gatos, los gatos sobre las gallinas, las gallinas sobre los gansos, los gansos sobre los ratones. Y sobre todos ellos cayó el nabo. Esa noche, todos juntos, cenaron un rica sopa de nabo gigante.
Más actividades a partir de la lectura del cuento
1. Modificar el cuento sin cambiar la estructura encadenada.
Esta actividad lúdica permite comprender que la estructura narrativa de ciertos
cuentos populares anónimos, como el “El nabo gigante”, pueden utilizarse para
contar otras historias. En este caso, se trata de una serie de hechos encadenados
con reiteraciones.
Luego de leer el cuento completo, lea este comienzo al grupo y pídales que
imaginen qué pasó y qué dijo la panadera.
HABÍA UNA VEZ UNA PANADERA QUE AMASÓ UN PAN MUY
CHIQUITO. LO CUBRIÓ CON UN REPASADOR Y LE DIJO…
Luego, pídales que piensen qué fue lo que ocurrió. Por ejemplo: El pan levó tanto
que se volvió gigante y no podían sacarlo del horno, entonces la panadera llamó a...
A continuación, muestre los tarjetones de la página siguiente y, para ir avanzando
en la estructura encadenada, pídales a los alumnos que agreguen la acción que falta.
Por ejemplo: Todos tiraron juntos, como en el cuento del nabo gigante, o cada uno
partió un pedazo, etc.
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Por último, plantee cuál es el final:
¿Qué sucedió con el pan?
¿Lograron resolver el conflicto?
Narre el cuento completo creado por los chicos.
Divida la clase en ocho grupos y pídale a cada uno que ilustre una parte del
cuento: el comienzo, las seis partes que introducen los tarjetones y el final. Puede
darle a cada grupo la mitad de una hoja tamaño carta y luego pegar las ocho
viñetas en el libro Historias que van y vienen.
A partir de la observación de las viñetas, pídales que propongan títulos para el
cuento. Haga una lista en el pizarrón de los propuestos para que elijan uno por
mayoría.
LOS DOS VECINOS LLAMARON A TRES VERDULEROS…
LOS TRES VERDULEROS LLAMARON A CUATRO FLORISTAS…
LOS CUATRO FLORISTAS LLAMARON A CINCO POLICÍAS…
LOS CINCO POLICÍAS LLAMARON A SEIS BOMBEROS…
LA PANADERA LLAMÓ A SU ESPOSO… EL ESPOSO DE LA PANADERA
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4 RODEĄDOS DE PLĄNTĄS Cuento de apertura: Jack y las habas mágicas
Había una vez una viuda muy pobre que vivía en una pequeña cabaña con su hijo Jack.
Sus únicos bienes eran una huerta y una vaca lechera, que daba leche fresca para ella y su hijo.
Sucedió que la mujer se enfermó y ya no pudo trabajar en su huerta. Entonces, ella y Jack comenzaron a pasar hambre.
—Hijito, llegó el momento de vender la vaca. Mañana irás a la feria del pueblo y cambiarás la vaca por comida y semillas.
Jack salió temprano al día siguiente y en medio del camino se encontró con un anciano muy extraño que le preguntó adónde iba tan apurado con una vaca.
—Voy a venderla al mercado.—Entonces te haré una oferta maravillosa. Te cambio la vaca por
estas habas mágicas. Cuando las siembres, de la noche a la mañana verás crecer en tu huerta la planta más grande del mundo.
Jack se entusiasmó tanto con la idea que aceptó el trueque y volvió a la casa con la bolsita de habas. Pero cuando le contó la novedad a su madre, ella arrojó las habas por la ventana.
—Esto no sirve. Cambiaste nuestra única vaca por unas cuántas semillas —le dijo enojada—. Andá a dormir. Mañana hablaremos.
Jack se durmió muy triste. Durante esa noche soñó que las semillas crecían en su huerta y sacudían su casa.
Cuando despertó, vio que su sueño se había hecho realidad: una enorme planta subía hasta el cielo y se perdía entre las nubes.
—¡El anciano dijo la verdad! —exclamó frotándose los ojos—. ¡Treparé por la planta para saber hasta dónde llega!
Jack saltó por la ventana y se trepó a la planta gigante. Subió muy alto y descubrió que el tallo llegaba hasta un país desconocido. Junto a una colina, había un enorme castillo.
Curioso, se acercó al castillo y vio a un malvado ogro que dormía la siesta rodeado de sacos con monedas, estatuas y jarrones dorados. Pero lo más sorprendente que vio fue una gallina que ponía huevos de oro.
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Más actividades a partir de la lectura del cuento
1. Crear adivinanzas relacionadas con los personajes del cuento.
Esta actividad permite distinguir las características principales de los personajes y
su participación en la historia para crear luego adivinanzas entre todos.
Lea el cuento a los alumnos. Ellos pueden seguir la lectura del relato observando las
imágenes de la apertura del capítulo 4.
Luego de la lectura, anote en el pizarrón los personajes mencionados en el cuento
y pida a los alumnos que mencionen características de cada uno. Puede elaborar un
cuadro como este y completar la columna de Jack a manera de ejemplo.
Luego de completar el cuadro, pida a los chicos que piensen adivinanzas
relacionadas con las características de los personajes que anotó. También pueden
hacer referencia a las situaciones que viven los personajes en el cuento. Por ejemplo,
una adivinanza sobre Jack puede ser la siguiente:
En el libro Historias que van y vienen transcriba las adivinanzas creadas
colectivamente. Puede incluir dibujos de los chicos sobre el cuento o los personajes.
¿Quiénes son los personajes
del cuento?Jack Madre de
Jack Anciano Ogro
¿Cómo es?
Es un chico flaco.
Usa ropa remendada y un sombrero.
¿Cómo se comporta?
Quiere ayudar a su
mamá.Es valiente.
Es un valiente muchacho,
que ayuda a su mamá.
En su huerta hay unas habas
que con magia crecerán.
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Luego de la elección, oriéntelos para narrar qué sucedió en el encuentro a partir
de estas preguntas: ¿Qué le dijo Colorín a Jack cuando se encontraron? ¿Y qué le
respondió Jack? ¿De qué hablaron luego? ¿Fue bueno para Jack conocer a Colorín?
¿Por qué? ¿Y para Colorín? ¿El encuentro cambió el final del cuento? ¿Por qué?
En el libro Historias que van y vienen pegué el Colorín elegido y transcriba la
narración de su encuentro con Jack.
2. Incluir un personaje.
Esta actividad permite repasar la secuencia narrativa e introducir un cambio a
partir de la inclusión de un nuevo personaje en la narración.
Repase con los chicos la secuencia narrativa de la primera parte del cuento:
La madre le pide a Jack que vaya al mercado a vender su única vaca.
En el camino al mercado, Jack se encuentra con un anciano.
El anciano le cambia a Jack la vaca por unas habas mágicas.
Jack vuelve a su casa con las habas.
Proponga a continuación que imaginen qué habría sucedido si Jack, antes de volver
a su casa con las habas, se hubiera encontrado con Colorín. Muestre los tarjetones de
Colorín a los chicos y pídales que elijan uno para incluir en la narración.
El músico
El cartero
El agricultor
El estudiante
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A.5 EL CUERPO EN MOVIMIENTO
Cuento de apertura: La princesa y el guisante
Había una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero con una verdadera princesa, una muy especial.
Sus padres, el rey y la reina, organizaban bailes e invitaban a todas las princesas conocidas de reinos vecinos, e incluso de algunos más alejados, para que el príncipe conociera a la joven que buscaba.
Sin embargo, cuando su madre le preguntaba a cuál de todas las invitadas elegiría, el príncipe respondía:
—Ninguna de ellas es para mí, madre.Después de muchos intentos, toda la familia se dio por vencida.
Ninguna de las princesas conocidas resultaba especial para el príncipe, por más bella, amable o delicada que fuera.
Fue así, que el joven tomó una decisión:—Viajaré por el mundo hasta encontrar a la que busco —anunció a
sus padres.Y esa misma noche comenzó su viaje por mar. Recorrió durante
un año países lejanos, visitó reinos que ni siquiera figuraban en los mapas. Pero, por más que se esforzaba en conocer a todas las princesas de las que tenía noticias, ninguna de ellas hacía latir su corazón. Resignado, volvió a su palacio, tan solitario como había partido.
Una noche, se desató una terrible tormenta en el reino. Llovía a cántaros; los relámpagos iluminaban el cielo y los animales corrían atemorizados por los truenos. Luego de la cena, el príncipe se fue a dormir temprano. El mal tiempo lo ponía un poco triste. Un rato después, cuando el rey y la reina ya estaban por apagar todas las luces de las velas, unos golpes suaves sonaron en la puerta.
—¿Quién puede ser a esta hora y en medio de una gran tormenta? —preguntó el rey.
—No puedo imaginarme quién será —contestó la reina—. Voy a ver.Cuando la reina abrió la puerta se encontró con una joven
empapada, con el vestido manchado de barro, el pelo despeinado, cansada y algo asustada.
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—¿Quién es usted? ¿Cómo es que anda sola por ahí una noche como esta? —le preguntó a la joven que tiritaba de frío.
—Soy la princesa del reino de Safi. Salí a pasear y me alejé de mi palacio. ¿Podría pasar la noche aquí?
La reina se dio cuenta de su gran oportunidad: ¡una princesa perdida tocaba la puerta de su palacio! La hizo pasar de inmediato, le ofreció ropa seca para cambiarse, un té caliente y luego una cena deliciosa. Sentada frente a la chimenea, la joven se sentía mucho mejor. Realmente parecía una chica muy especial.
La reina pensó que su hijo podía conocer a aquella valiente jovencita que había llegado a su palacio, pero antes decidió ponerla a prueba.
“Ya sé lo que haré”, pensó. “Debajo del colchón esconderé un pequeño guisante, del tamaño de un grano de arroz. Luego amontonaré encima veinte colchones y veinte acolchados. Si esta niña no se da cuenta de que hay un guisante, no es una verdadera princesa. Si lo nota, demostrará que es muy sensible”.
La reina acompañó a la joven al cuarto de huéspedes y señaló la cama tan particular.
—Aquí dormirás. ¡Que descanses! —exclamó la reina sin dar explicaciones.
La princesa tuvo que usar una escalera para subir a la altísima torre de colchones. Pensó que era una cama demasiado rara, pero no dijo nada porque estaba muy agradecida de poder pasar la noche abrigada y a salvo de la tormenta.
A la mañana siguiente, la familia real desayunó con la invitada.—¿Cómo pasaste la noche —le preguntó el príncipe.—¡Oh! ¡No pude dormir! Había algo tan molesto y duro debajo de
la cama, que me moví toda la noche. Tengo moretones en todo el cuerpo.
El príncipe, que sabía de la prueba de su madre, pensó que solo una persona muy sensible podía sentir la molestia de un diminuto guisante debajo de veinte colchones y veinte acolchados. “¡Por fin la encontré!”, se dijo con gran alegría.
Tiempo después, los jóvenes se casaron. Los reyes organizaron una gran fiesta, con invitados de todos los rincones del mundo.
¿Qué hace apenas se levanta? ¿Y durante el resto de la mañana?
¿Qué suele almorzar? ¿Qué hace después de comer?
¿Qué actividades suele hacer a la tarde?
¿Qué le gusta cenar? ¿Con quiénes cena? ¿Qué suele hacer antes de ir a dormir?
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Más actividades a partir de la lectura del cuento
1. Describir un día en la vida de un personaje.
Esta actividad permite narrar en orden cronológico, es decir, según una secuencia
temporal.
Lea el cuento a los alumnos. Ellos pueden seguir la lectura del relato observando las
imágenes de la apertura del capítulo 5.
Luego de la lectura, pídales a los alumnos que elijan uno de los personajes del
cuento (el rey, la reina, el príncipe o la princesa) y lo observen especialmente en
las viñetas de la historieta de apertura. Las siguientes preguntas pueden orientar la
observación de ese personaje:
¿Cómo es?
¿Cómo está vestido/a?
¿Cómo se comporta?
Luego de la observación, pídales que imaginen cómo será la vida cotidiana de ese
personaje. Imprima y recorte estas tarjetas y repártalas individualmente o en los
grupos que hayan elegido el mismo personaje. Las tarjetas pueden completarse con
oraciones, palabras y/o dibujos que respondan las preguntas.
En el libro Historias que van y vienen pegué las secuencias temporales creadas por los
alumnos, divididas por personajes.
Luego de la puesta en común, pídales que se dividan en parejas. Por turnos, un
compañero deberá relatar oralmente al otro cómo es un día de su vida cuando no
va a la escuela, por ejemplo: un sábado o un domingo, o un día de las vacaciones.
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Recalque que deben contarlo cronológicamente: qué hacen a la mañana, al mediodía,
a la tarde y a la noche. Luego, cada uno puede contar con palabras oraciones y/o
dibujos cuál fue la parte que más le gustó del relato secuencial de su compañero.
2. Contar una anécdota.
Esta actividad explora la estructura de la anécdota: una narración breve de un
suceso curioso que le ha pasado a alguien. Con frecuencia, forman parte de
narraciones más extensas, como un cuento o una novela, pero en ocasiones las
anécdotas constituyen un relato por sí mismas.
Lea en voz alta este texto que transforma un suceso del cuento en una anécdota
contada por la princesa en su diario íntimo. Puede mostrar el texto a los alumnos,
para que reparen en el uso de la letra cursiva.
Querido diario: En la casa del príncipe me pasó algo curioso: la reina me ofreció dormir en una cama altísima, ¡con veinte colchones y veinte acolchados! A mí me marean un poco las alturas, pero no dije nada. Subí por la escalerita haciéndome la valiente, aunque un poco descompuesta. Cuando me acosté, me di cuenta de que
la cama era tan alta que podía tocar el techo con el dedo. Respiré hondo y traté de dormirme, pero enseguida empecé a notar una molestia en la espalda, y casi no pude cerrar los ojos en toda la noche. Por un momento me pregunté si no hubiera sido mejor pasar la noche afuera, en la lluvia. ¡Fue la noche más larga de mi vida!
Luego de la lectura, pregunte a los chicos si recuerdan alguna anécdota relacionada
con su vida cotidiana. Organice una ronda para compartirlas por turnos. Luego,
pídales que las escriban como puedan en sus cuadernos.
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A.6 ĄNIMĄLES EN TODĄS PĄRTES
Cuento de apertura: El zorro y el cuervo
Un pequeño cuervo sujetaba con su pico un sabroso pedazo de queso. Como no quería compartir su tesoro con nadie, se había posado en la rama del árbol más alto. Atraído por el rico aroma del queso, se acercó un zorro hambriento y le dijo:
—¡Buenos días, don cuervo! ¡Qué hermoso plumaje tiene!El cuervo no contestó, porque no quería soltar el queso. Pero se
sintió orgulloso por las lindas palabras del zorro. Contento de haber llamado la atención del cuervo, el zorro siguió hablándole como si fuera su amigo.
—Estoy seguro de que canta muy bien. Cómo me gustaría escucharlo… ¡Cante un poquito! —le dijo pícaro.
¡Qué feliz estaba el cuervo por tantos elogios! Sin dudarlo, abrió bien grande el pico para cantar con todas sus fuerzas y mostrar su magnífica voz, y entonces, el queso cayó en las garras del zorro.
El zorro se llevó el queso a su cueva y se sentó a disfrutar de un increíble almuerzo.
—Fue fácil engañar al cuervo vanidoso —exclamó frente a su banquete—. Hummm, ¡qué delicioso queso!
“Me lo merezco”, pensó el cuervo mientras se alejaba arrepentido, “esta lección bien vale un queso”.
Más actividades a partir de la lectura del cuento
1. Identificar la moraleja.
Esta actividad apunta a reconocer la moraleja como elemento de las fábulas.
Lea la fábula de apertura del capítulo completa mientras los alumnos siguen la
lectura en silencio. Luego, mencione la moraleja como una lección o enseñanza
que dejan las fábulas y lea tres moralejas: la que generalmente se desprende de las
1. En boca del
mentiroso, lo cierto
se vuelve dudoso.
3. Las buenas acciones
tienen recompensa.
2. Quien halaga mucho
sin conocerte, quizás
lo haga por interés.
2. Comparar fábulas.
Esta actividad ayuda a los alumnos a reconocer lo que los géneros narrativos tienen
en común, en este caso, los elementos de la fábula, y a establecer una comparación
entre dos textos.
Lea en voz alta la fábula de la página siguiente. Puede imprimirla y repartir copias
entre los chicos.
Luego de la lectura, proponga a los chicos que comparen las dos fábulas. Puede
completar en el pizarrón un cuadro como el siguiente.
CA ¿Qué tienen en común? ¿En qué se diferencian?
El zorro y el cuervo
El león y el mosquito
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versiones de “El zorro y el cuervo” (la 2) junto con otras dos. Pídales a los alumnos
que debatan cuál de ellas es la más adecuada a la historia. Pueden escribir el
número de la opción elegida en papelitos y decidir cuál es por el voto de la mayoría.
El león y el mosquito
Un mosquito revoloteaba a un león y no lo dejaba dormir.—Aunque seas un enorme y feroz animal, no te temo. ¡No sos más fuerte
que yo! —le decía el diminuto mosquito al gran león mientras zumbaba en su oído.
—Grrrrroaaaarrrr —rugió el león—. No necesito pelear con vos. Todo el mundo sabe que soy mucho más fuerte que un insecto volador.
—¿Te creés más fuerte porque arañás con tus garras y mordés con tus dientes? Eso también lo puede hacer un pequeño gatito. Si realmente creés que podés vencerme, ya mismo te desafío a un combate.
El león renunció a su siesta y se incorporó para darle una lección al mosquito. Comenzó a dar grandes zarpazos al aire para atraparlo pero todos sus intentos fallaron.
—Oh, gran león… Parece que no podés atraparme —se burló el mosquito parado en la rama de un árbol.
—No puedo pelear con vos si te mantenés alejado —razonó el león—. Pero si te acercaras…
Para sorpresa del león, el mosquito voló hacia él y lo picó una y otra vez alrededor de la nariz, donde no tiene pelo. El león empezó a arañarse con sus propias garras y se lastimó tanto que, con fastidio, renunció al combate.
—Está bien, ganaste. Dejame tranquilo —aceptó el león mientras se preparaba para otra larga siesta.
El mosquito victorioso hizo sonar de nuevo su zumbido y se fue volando lleno de orgullo para contar por aquí y por allá que había ganado una pelea.
En su camino se cruzó con una araña y la revoloteó con ganas de contarle.
—Doña araña, ¿a qué no sabe quién venció al animal más temible de la selva?
—No tengo idea, mosquito, pero estoy tan sorda que si no te acercás no podré escuchar tu historia.
Apurado por dar detalles, el mosquito se acercó a la araña y, sin darse cuenta, se enredó en su telaraña y quedó atrapado. Mientras la araña se acercaba a él, contenta por haberle tendido una trampa ingeniosa, el mosquito se lamentó de su suerte.
—Pensar que pude vencer a un poderoso animal y terminé atrapado por una insignificante arañita…
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7 RODEĄDOS DE MĄTERIĄLES Cuento de apertura: El soldadito de plomo
Había una vez un juguetero que fabricaba soldaditos fundiendo el plomo de viejas cucharas. Una tarde, un hombre le compró una caja con 25 soldaditos para su hijo menor, que cumplía años.
Apenas recibió el regalo, el niño levantó la tapa de la caja y, feliz con sus nuevos soldaditos de juguete, comenzó a ponerlos en fila sobre el suelo.
Todos los soldaditos eran iguales menos uno, que mostraba una pequeña diferencia: tenía una sola pierna.
— El juguetero que lo fabricó se quedó sin plomo y no pudo terminarlo —explicó el papá.
El nene acomodó al soldadito en un lugar especial, junto a un castillo de papel. En la puerta del castillo, una hermosa bailarina tenía los brazos en alto y una pierna levantada hacia atrás. Tan hacia atrás, que el soldadito no la podía ver y creyó que, como él, la muñeca tenía una sola pierna.
“¡Qué hermosa bailarina y qué bello es el castillo donde vive! Yo no puedo ofrecerle mucho, vivo en una caja con otros 25 soldaditos, pero no importa: trataré de conquistarla”, se dijo el soldadito.
La bailarina le dedicó una gran sonrisa al soldadito, le parecía muy simpático con su traje y su sombrero.
Por la noche, el nene de la casa guardó a los otros soldaditos en su caja y se fue a dormir. Apenas apagó la luz, los juguetes comenzaron a jugar. Un payaso hacía piruetas; los marcadores dibujaban solos en una pizarra; las pelotas de colores brincaban de acá para allá; un canario a cuerda cantaba su dulce melodía; los soldaditos, atrapados en su caja, trataban de levantar la tapa para salir a jugar con los demás. Los únicos que ni pestañearon fueron el soldadito de plomo y la bailarina. Ella estaba quieta, sobre la punta del pie, con los dos brazos en alto; él, firme sobre su única pierna, no dejaba de mirarla.
Cuando sonaron las doce campanadas de la medianoche, se abrió la tapa de una caja misteriosa, y un muñeco de resorte saltó de golpe. Todos hicieron silencio. Ese juguete era un duende negro que daba miedo.
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—¡Soldadito de plomo, no mires más a la bailarina! —gritó el duende—.
Pero el soldadito no le hizo caso.—Está bien, espera a mañana y verás —dijo el duende negro.Al día siguiente, alguien puso al soldadito de plomo en la ventana.
Quizás fue el duende celoso o quizás fue solo el viento, pero lo cierto es que la ventana se abrió de repente y el soldadito se cayó.
Llovía tanto que se había formado un río en el borde de las calles. El nene y su niñera bajaron a buscarlo, pero no pudieron
encontrarlo. Los que sí lo hallaron fueron unos chicos traviesos que pasaban por ahí.
—¡Un soldadito de plomo! ¡Vamos a hacerlo navegar por el agua del cordón de la vereda! —dijo uno de ellos.
En un barquito de papel, el soldadito navegó arrastrado por la corriente. De pronto, cayó por una alcantarilla y llegó a un túnel oscuro.
“¿Adónde iré a parar en este pedazo de papel que cada vez está más mojado? Si al menos la bailarina estuviera aquí conmigo, no me importaría que el túnel fuese más oscuro”, pensó el soldadito. En ese momento, apareció un enorme ratón, que lo miró con enojo.
—Está prohibido pasar por acá. Este túnel es mío. ¡Fuera! —gritó.El soldadito de plomo se asustó pero no respondió una palabra.
Se mantuvo derechito y, perseguido por el ratón, continuó su carrera hasta caer en un canal de agua sucia que llegaba hasta el río. Al menos, durante la caída, el soldadito sintió alivio al ver de nuevo la luz del día.
Pero el alivio duró poco: en las aguas agitadas del río, el barco dio unas vueltas, se llenó de agua y comenzó a deshacerse en pedazos. El pobre soldadito, siempre firme, se hundió sin remedio. A su lado, pasó un gran pez, curioso y hambriento.
“¡Qué comida tan rara! Me la comeré de un bocado”, pensó el pez al ver al soldadito de plomo en el fondo del río.
Luego de un rato, el pez, con la panza llena, fue atrapado en las redes de un pescador.
Al día siguiente, la cocinera de la casa donde había vivido el soldadito compró justo ese pescado en el mercado. Y cuando lo abrió para limpiarlo… no podía creer lo que veía: ¡el soldadito de plomo que había caído por la ventana! Con cuidado, tomó el muñeco, lo limpió y lo llevó a la habitación del nene.
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—¡Volviste soldadito! —gritó el nene con emoción.Lo colocó sobre la mesa y allí el soldadito de plomo se encontró
en la misma habitación donde había estado antes. Allí estaban los mismos juguetes sobre la mesa y el mismo hermoso castillo con la linda y pequeña bailarina, que permanecía aún sobre una sola pierna y con los brazos en alto. ©
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Más actividades a partir de la lectura del cuento
1. Finales posibles.
Esta actividad es útil para reflexionar sobre los cambios en las versiones que
circulan de los cuentos orales.
Lea el cuento completo mientras los alumnos observan las viñetas de la apertura
del capítulo del libro. Luego, pídales a los alumnos que respondan la pregunta final:
¿Cómo termina este cuento? Pueden contar la versión que conocen o, si no conocen
ninguna, inventar el final que les gustaría para el soldadito y la bailarina. Escriba todas
las versiones de final que surjan en el pizarrón. La versión que ofrecemos es de final
abierto, pero, si lo prefiere, luego del intercambio puede leer también este final que
es común a las diferentes versiones que circulan de este cuento, para que los alumnos
puedan establecer semejanzas y diferencias con los que recordaron o propusieron.
De pronto, el duende negro salió de su caja. El soldadito se asustó, tambaleó y cayó de cabeza en la chimenea encendida. Sintió un calor terrible, y su cuerpo comenzó a derretirse. En ese mismo momento, una corriente de aire abrió una puerta y empujó a la bailarina, que voló directo hasta la chimenea y cayó junto al soldadito. Ambos se fundieron en un pequeño corazón de plomo.
2. Formular preguntas.
Esta actividad integra tres objetivos: profundiza el uso de las oraciones
interrogativas, presenta la entrevista como tipo textual e integra la escritura de
oraciones con un propósito.
Imprima, recorte y fotocopie este cuestionario.
Pida a los alumnos que formulen las preguntas a un adulto de su familia o conocido
y completen las respuestas con una o dos oraciones. Pueden hacer esta actividad de
a dos o con ayuda de un adulto. En el espacio en blanco pueden dibujar o pegar una
foto del entrevistado o del juguete.
En el libro Historias que van y vienen pegué los cuestionarios completos.
EL JUGUETE PREFERIDO DE
¿Cuál era tu juguete preferido cuando eras chico o chica?
¿Por qué era tu preferido?
¿De qué material estaba hecho?
¿A qué jugabas con ese juguete?
¿Aún lo conservás? ¿Por qué?
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8 PĄISĄJES Y ESTĄCIONES Cuento de apertura: El gigante egoísta
Había una vez un gigante que tenía un gran jardín cubierto de flores y árboles frutales que durante la primavera se cubrían con delicadas flores y al llegar el otoño se cargaban de ricos frutos. Los pájaros se paraban sobre las ramas de los árboles y cantaban con dulzura.
Como era el lugar más hermoso del pueblo, los chicos jugaban allí después de la escuela.
—¡Qué felices somos aquí! —se decían unos a otros.—¿Dónde estará el dueño de este jardín? —se preguntó una vez un
niño.—Se fue de viaje, hace siete años —le respondió una amiga.Pero un día de otoño, el gigante regresó, y al ver a los chicos
correteando ensu jardín se puso furioso y los echó.—¿Qué hacen aquí? –preguntó con su voz retumbante.Los niños, asustados, comenzaron a correr.—No quiero compartir mi jardín con nadie —dijo el Gigante—; todo
el mundo debe entender eso y no dejaré que nadie se meta a jugar aquí.
Y, de inmediato, alzó una pared muy alta, y en la puerta puso un cartel que decía:
PROHIBIDO ENTRAR
Era un Gigante egoísta...Al llegar la primavera, todos los jardines del pueblo se llenaron de
flores y de aves. Pero en el jardín del gigante seguía el invierno. Como no había niños, los pájaros no cantaban y los árboles se olvidaron de florecer.
Los únicos que se sentían a gusto allí eran la Nieve y la Escarcha.—La primavera se olvidó de este jardín –se dijeron–, así que nos
quedaremos aquí el resto del año.La Nieve cubrió la tierra con su manto blanco y la Escarcha cubrió
de plata los árboles. Y enseguida invitaron a su triste amigo el Viento del Norte.
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—¡Qué lugar más agradable! –dijo el Viento del Norte–. Tenemos que decirle al Granizo que venga también.
Y vino el Granizo también. Todos los días caía en los tejados, hasta que rompió la mayor parte de las tejas.
—¡Tengo tanto frío! ¿Por qué la primavera no llega a mi jardín? —decía el Gigante egoísta cuando se asomaba a la ventana y veía su jardín cubierto de nieve.
Pero la primavera nunca llegó, ni tampoco el verano. El otoño dio frutos en todos los jardines, pero al jardín del Gigante no le dio ninguno.
—Es un gigante demasiado egoísta —decían los frutales.Una mañana, el gigante escuchó el canto de un pajarito. Se asomó
a la ventana y descubrió que los chicos habían entrado por un hueco de la pared. ¡Donde los chicos jugaban era primavera! Los árboles habían florecido y los pájaros trinaban. Pero en un rincón, el invierno seguía… Era el rincón más apartado del jardín y en él se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era que no lograba alcanzar las ramas del árbol y daba vueltas alrededor del viejo con mirada triste.
El Gigante sintió que el corazón se le derretía. —¡He sido muy egoísta! —exclamó—. Ahora sé por qué la
primavera no quería venir hasta aquí.Salió de la casa y entró con cuidado al jardín, pero en cuanto los
chicos lo vieron se asustaron y comenzaron a correr. El invierno volvió entonces al jardín. Solo el niño pequeñito del rincón más alejado no escapó.
—No puedo subir al árbol —le dijo al Gigante con los ojos llenos de lágrimas.
El Gigante le pidió que subiera a su mano y lo ayudó a sentarse en una rama. Cuando el pequeño subió, el árbol floreció y los pájaros se acercaron a cantar.
Tan contento estaba el niño que abrazó al Gigante y le dio un beso. Y los otros chicos, cuando vieron que el Gigante ya no era malo, volvieron corriendo. Con ellos la primavera regresó al jardín.
—Tiraré abajo los muros y desde ahora este jardín será para todos —dijo el Gigante.
Ese día, la gente que pasaba por ahí pudo ver al Gigante jugando con los niños en el jardín más hermoso que habían visto.
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Más actividades a partir de la lectura del cuento
1. El juego de los personajes
Esta actividad lúdica permite mostrar a los alumnos que, como sucede con el
cuento “El gigante egoísta”, en ocasiones el título de un cuento anticipa alguna
característica física o de comportamiento relacionada con el protagonista y
que tiene relevancia en la historia. Por ejemplo: “La bella durmiente” anticipa
que la protagonista es mujer y que el conflicto está relacionado con la acción
de dormir. Otros ejemplos: “Caperucita roja”, “El mosquito luchador”, “El
sastrecillo valiente”, “Juan sin miedo”, “El patito feo”, entre tantos otros.
Imprima y recorte las tarjetas de las páginas siguientes. Ubique las de
personajes (nombran personas, animales u objetos) en una pila y las de las
características (nombran características físicas o de comportamiento), en otra.
Divida a los alumnos en grupos y pídales que, por turnos, uno de ellos tome
una tarjeta de cada pila y la lea en voz alta. Las tarjetas elegidas formarán un
personaje con una característica determinada y ese será el título del cuento que
deberán inventar y narrar para el resto de los compañeros en forma oral. Todas
las combinaciones son posibles. Por ejemplo: conejo invisible, pianista bromista,
doctora voladora.
Para guiarlos en la creación de la narración, puede escribir en el pizarrón estas
preguntas guía:
¿Dónde vivía?
¿Cuánto hace?
¿Qué le pasó?
¿Cómo se solucionó?
En el libro Historias que van y vienen transcriba los títulos combinados de cada
grupo y una síntesis de la narración inventada.
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PRÍNCIPE / PRINCESĄ MĄGO / MĄGĄ
REY / REINĄ DOCTOR / DOCTORĄ
NENĄ / NENE MĄRIONETĄ
GĄTO / GĄTĄ MĄRIPOSĄ
ĄBUELO / ĄBUELĄ PULGĄ
DETECTIVE JĄRDINERO / JĄRDINERĄ
ĄCTOR / ĄCTRIZ CIEMPIÉS
CONEJO / CONEJĄ MONO / MONĄ
CĄNTOR / CĄNTORĄ DIBUJĄNTE
ESPEJO MĄMĄ / PĄPĄ
PĄYĄSO / PĄYĄSĄ TÍO / TÍĄ
FLĄUTĄ ZĄPĄTERIO / ZĄPĄTERĄ
LEÓN / LEONĄ PIĄNISTĄ
DUENDE BĄILĄRÍN / BĄILĄRINĄ
Tarjetas de personajes
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Tarjetas de características
DISTRĄÍDO / DISTRĄÍDĄ INCREÍBLE
FELIZ MĄGICO / MĄGICĄ
SOÑĄDOR / SOÑĄDORĄ BROMISTĄ
INVISIBLE VĄLIENTE
VĄNIDOSO / VĄNIDOSĄ VOLĄDOR / VOLĄDORĄ
GENEROSO / GENEROSĄ MISTERIOSO / MISTERIOSĄ
ELEGĄNTE DORMILÓN / DORMILONĄ
DIVERTIDO / DIVERTIDĄ ĄZUL
CURIOSO / CURIOSĄ SĄLTĄRÍN / SĄLTĄRINĄ
VELOZ ĄBURRIDO / ĄBURRIDĄ
HECHIZĄDO / HECHIZĄDĄ BELLO / BELLĄ
VIĄJERO / VIAJERĄ INQUIETO / INQUIETĄ
GIGĄNTE ĄMĄRGĄDO / ĄMĄRGĄDĄ
PREGUNTÓN / PREGUNTONĄ OLVIDĄDIZO / OLVIDĄDIZĄ
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