Por Debajo de la Tierra van Creciendo las Raíces, Un Encuentro con AgroArte en la
Comuna 13 y 3 de Medellín
Juan Sebastián Martínez Rincón
Monografía de grado para optar por el título de Antropólogo
Directora: Maria del Rosario Ferro Umaña
Universidad de los Andes
Facultad de Antropología
2018
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CONTENIDO
I. ¿Qué es AgroArte? .…………………………………………………………………………. 3
1.1 Justicia ciega, reparación a medias ……………………………………………………….. 3
1.2 Y aquellos que sobrevivieron ¿qué? ………………………………………………………. 6
1.3 ¿Qué es AgroArte? ……………………………………………………………………….. 9
1.4 El encuentro …………………………………………………………………………….. 10
1.5 Volver ……………………………………………………………………………………. 14
1.6 “El barrio La Cruz es el barrio en donde canto ¡venga le cuento cómo es que canto!” …… 15
II. El Ritual de Sembrar …………………………………………………………………….. 18
2.1 Instinto de Vida, Ciudad Homicida …………………………………………………….. 18
2.2 Orión Nunca Más ……………………………………………………………………….. 21
2.3 Capitalismo Caníbal …………………………………………………………………….. 24
2.4 Plantas que buscan sanar ………………………………………………………………… 26
2.5 Plantas callejeras que se resisten al cemento …………………………………………… 27
III. La Tierra nos Forma …………………………………………………………………….. 29
3.1 ¿Cómo nos educan? ……………………………………………………………………… 29
3.2 Hip Hop Agrario que nace de la tierra ……………………………………………………. 33
3.3 De lo que cultivamos, cosecharemos ……………………………………………………… 36
Referencias …………………………………………………………………………………… 39
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I. ¿Qué es AgroArte?
1.1 Justicia Ciega, Reparación a medias
“El proceso de reconciliación nacional al que de lugar la presente ley, deberá promover, en todo
caso, el derecho de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación y respetar el derecho al
debido proceso y las garantías judiciales de los procesados”
(Art. 4, Ley 975 de 2005)
Lunes, 27 de noviembre de 2017. En la sala de audiencias 17 del Tribunal Superior de
Medellín, a las nueve de la mañana comienza la audiencia pública de reparación integral,
relacionada con el Bloque Cacique Nutibara (BCN)1. El honorable magistrado cede la palabra a la
defensora de la ciudadanía, que procede a tomar la primera carpeta en una torre de
aproximadamente 20 casos, relacionados con desplazamiento en la ciudad de Medellín. La sala
está dividida en dos: en la parte de adelante, sentados alrededor de varias mesas organizadas
formando un cuadrado, se encuentran los magistrados del tribunal superior de Medellín, junto a
defensores de la ciudadanía, y la defensora de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna,
quien asiste al tribunal a través de una video llamada, desde una cárcel federal en Miami. Atrás
hay un espacio con hileras de sillas organizadas una detrás de la otra, ocupadas casi en su totalidad
por personas, principalmente víctimas de las acciones de este bloque de las autodefensas.
“Primer caso; apellido, nombre, y fecha. Padre de…, hermano de..., despojado de su casa
después de que un grupo de hombres armados entraron a la fuerza y los hicieron abandonar el
lugar…, daño emergente de…, lucro cesante de…, exijo reparación con 100 salarios mínimos para
cada uno de los afectados. Siguiente carpeta” (diario de campo, 27 de noviembre de 2017). El
mismo tono de voz, un relato muy similar al primero, “siguiente carpeta”. El tiempo parece
congelarse en la sala de audiencias, mientras que, carpeta tras carpeta, se muestran interminables
los casos únicamente de desplazamiento. El reloj marca las 11AM y el magistrado interrumpe a
1 El Bloque Cacique Nutibara… grupo armado encabezado por ‘Don Berna’ operaba en el casco urbano de la capital
antioqueña, y se asentó en varios barrios populares, instaurando el control territorial mediante las armas. Este bloque
de las Autodefensas Unidas de Colombia operó en la ciudad entre 1998 y 2003, año en que, el 25 de noviembre, se
desmovilizó. A 2012, únicamente 16 exintegrantes estaban realizando declaraciones.
http://www.verdadabierta.com/component/content/article/4100-minimas-asi-son-las-verdades-del-bloque-cacique-
nutibara
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la defensora, y otorga un primer descanso de 15 minutos. Al regreso, la defensora lee unas cuantas
carpetas más, mientras que una secretaria se acerca con una segunda pila de carpetas. El tiempo
apremia y por esta razón el magistrado pide a la defensora que siga con el siguiente caso:
desapariciones. La dinámica es básicamente la misma: “nombre, fecha, padre de…, hermano de…,
fue visto por última vez el día de…, exijo reparación con 100 salarios mínimos para los afectados.
Siguiente carpeta”. Faltando 20 minutos para la una, el magistrado interrumpe nuevamente a la
defensora; esta vez es el turno de las víctimas que deseen hablar.
Una mujer de alrededor de sesenta años es llevada a la parte delantera de la sala. Se sienta
frente a un micrófono, y se dirige a Don Berna. Su hijo desapareció hace 13 años y su nieta hoy
en día sigue sufriendo las consecuencias de su ausencia. No asiste al colegio, y sus episodios de
depresión son tales, que la han llevado a intentar quitarse la vida cortándose las muñecas. Lo único
que sabe es que fue interceptado por hombres del BCN y hoy quiere saber dónde está su hijo. La
respuesta de don Berna, al igual que a las dos víctimas anteriores, es que él no sabe nada. Se trata
de una autorización de línea de mando, pero él no sabe quién es ni dónde está su hijo. No obstante,
y al igual que con las otras señoras, se disculpa. “Que mi Dios lo perdone, y ojalá me de fuerzas
para perdonarlo” (diario de campo, 27 de noviembre de 2017), responde la señora. Después de
estas palabras, el magistrado detiene nuevamente la audiencia. Esta vez para almorzar.
Disponemos de una hora para ello, y la audiencia se reanudará a las dos.
Don Berna fue extraditado el 13 de mayo de 2008, y condenado a pagar 31 años de cárcel
y cuatro millones de dólares por delitos relacionados con el narcotráfico2. Sin embargo, a él se le
atribuye –al haber sido el cabecilla del BCN- la responsabilidad por las acciones de violencia que
este grupo paramilitar ejerció en los primeros años del siglo XXI, hasta su desmovilización en el
año 2003. De estas acciones de violencia, la más significativa tuvo lugar los días 16 y 17 de octubre
del 2002. La Operación Orión es catalogada como “la acción armada de mayor envergadura que
ha tenido lugar en un territorio urbano y en el marco del conflicto armado en el país” (CNMH,
2011, 80). Este fue el último de 11 operativos militares llevados a cabo en el año 2002 en la comuna
13 de Medellín. El recién elegido presidente Álvaro Uribe Vélez autorizó la entrada de “más de
mil uniformados pertenecientes al Ejercito, la Policía, el DAS e integrantes del CTI, así como
hombres y mujeres informantes vestidos de camuflado y encapuchados, y miembros de la Fiscalía,
Personería y Procuraduría General de la Nación” (Cinep, 2003, 20) a la comuna 13, y desde ese
2 http://www.verdadabierta.com/victimarios/1153-condenan-a-31-anos-de-prision-a-don-berna-por-narcotrafico
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día hasta un par de meses después se instauró toda una brigada de pacificación. Esta estaba
dedicada a la búsqueda y desaparición de personas presuntamente relacionadas con movimientos
insurgentes. Tal como fue señalado por el Centro de Investigación y Educación Popular Cinep
(2003), “las consideraciones y las medidas específicas del decreto 2002 incriminan a la población
civil como la responsable del conflicto; se la señala como abierta colaboradora de los grupos al
margen de la ley y, por tanto, es contra ella que se dirigen las medidas” (52). Este decreto sentencia:
que existen zonas del país especialmente convulsionadas por el accionar de las
organizaciones criminales, de manera que se hace necesario delimitarlas en Zonas de
Rehabilitación y Consolidación, con el fin de aplicarles medidas específicas para conjurar
las causas de perturbación del orden público e impedir la extensión de sus efectos (Decreto
2002 de 2002).
A finales de la década de los 70, Medellín presenció un crecimiento demográfico acelerado
a causa de las migraciones desde el campo. Muchas familias salieron desplazadas de sus tierras
por la guerra. Otras quisieron buscar mejores oportunidades de vida en la ciudad. La comuna 13
se construyó principalmente con personas provenientes del Chocó y del Urabá que se asentaron en
la ladera occidental de Medellín. Sin embargo, allí no se veía ningún crecimiento económico. Ni
siquiera se sentía la presencia del gobierno en este sector de la ciudad. Así lo evidencia el CNMH
(2011) al afirmar que “las condiciones de pobreza y exclusión de los habitantes de la Comuna y la
precaria intervención y presencia institucional en las décadas de 1980 y 1990 crearon condiciones
favorables para la inserción de grupos armados” (51) y que “La comuna 13 es uno de los sectores
de la ciudad con más bajo índice de calidad de vida” (56).
La comuna 13 es un sector con un crecimiento demográfico irregular. Se trata de un
territorio con casas agrupadas una encima de otra, conectadas por callejones en su mayoría
peatonales que constituyen una laberíntica geografía a través de laderas con pendientes
pronunciadas. Escondidas en estas calles hoy en día habitan miles de personas que han hecho de
su rebusque diario un recurso apenas necesario para alimentar sus estómagos y los de sus seres
amados, mediante el servicio doméstico, la seguridad privada, los trabajos de construcción, entre
otros varios servicios que se han dedicado a prestar los pobladores (CNMH, 2011).
Barrios a los que campesinos y desplazados migraron, que a causa de las condiciones
económicas se convirtieron en suelo fértil para las milicias populares y posteriormente las
guerrillas. Organizaciones cuyo “modus operandi […] un aumento en la conciencia revolucionaria
y la provisión de seguridad ante la delincuencia fue un éxito. De acuerdo a algunos líderes
6
milicianos, ellos estaban cumpliendo los roles del Estado” (Maclean, 2015, 44). La fuerte simpatía
con que la población civil acogió estos movimientos insurgentes se fue desvaneciendo a medida
que sus posturas ideológicas entraron en conflicto con las necesidades de financiación y control
de la población. Mediante acciones de limpieza social, asesinatos y desplazamientos selectivos,
cobro de vacunas y el control y comercio de mercancías, por lo general ilícitas, se instauró una
noción de “seguridad” dentro de la comunidad basada en el miedo. El asentamiento de frentes
guerrilleros en la década de los noventa despertó la alarma de las entidades paramilitares, y
paralelamente gubernamentales, y se consideró “urgente” la intervención de las fuerzas del Estado
para recuperar un territorio en el cual nunca había habido una real presencia institucional. Este
fue el panorama en que en el año 2002 el ex presidente Álvaro Uribe Vélez autorizó la operación
Orión como medida necesaria para instaurar la llamada política de seguridad democrática, en la
cual sentenciaba que
nuestra actuación será de frente y con las cartas sobre la mesa. La Fuerza Pública constituye el
elemento coercitivo de la Constitución para proteger la vida, la libertad y los bienes de los
ciudadanos. No es un actor de guerra ni de conflicto y no debemos permitir que se le iguale a grupos
violentos, contra los cuales actuará con absoluta determinación llámense como se llamen (Uribe,
2003, 6).
1.2 Y aquellos que sobrevivieron ¿qué?
Esta fue la antesala para que a inicios del siglo XXI se abriera fuego indiscriminado hacia
la Comuna 13. Después del 2002, el saldo de desaparecidos fue de más de 300 personas, las cuales
–según Don Berna (CNMH, 2011; Lemoine, 2015)- yacen en La Escombrera; vertedero de
residuos sólidos de las obras que se han realizado en la ciudad. Tal como expresa Sandra Álvarez,
“La operación Orión representó para el Estado la recuperación del territorio de la comuna 13 y la
reinstauración de su presencia y legitimidad en la zona después de 20 años de ausencia (2010)”.
Asimismo,
queda por resaltar, que en los últimos ocho años son más de mil personas las que han perdido la
vida en la comuna, algunos y algunas de ellas a causa de mecanismos de terror como asesinatos
selectivos, además, se han presentado torturas, desaparición forzada, reclutamientos y amenazas y
demás prácticas que vulneran los derechos humanos de los y las habitantes del sector (22).
Sin embargo, grupos de mujeres víctimas de estos episodios se organizaron y realizaron
movilizaciones para exigirle al gobierno información acerca de sus seres queridos que hoy en día
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siguen desaparecidos. Varios jóvenes, incluyendo a Sandra Álvarez y su hermano El A.K.A.
desarrollaron un proceso de acompañamiento a estas mujeres en el territorio.
La historia que escribieron los vencedores muestra a la operación Orión como un gran éxito
del gobierno para instaurar el orden público en un territorio de conmoción. Sin embargo, este –al
igual que muchos territorios en la ladera- fue construido por campesinos. Tal es el caso de la
familia Álvarez Ramírez, que si bien se asentó en el extremo Oriental de la ciudad (comuna 3),
estableció su hogar en la 13 en la vereda La Loma. Allí llegaron A.K.A. y Sandra junto a sus
padres, Don Ferna y Doña Rubiela, y en esta casa finca rodeada de plantas por delante y por detrás
llegó al mundo el hermano menor, Metan-o. Desde la frontera entre lo urbano y lo rural, y
recuperando su herencia campesina, esta familia encontró en el acto de sembrar “una práctica de
la defensa del territorio, así como un elemento de resistencia frente a La Escombrera” (Diario de
Campo, noviembre 2 de 2017). Siguiendo el ejemplo del vivero Loma Linda, en el que las mujeres
se dedicaron a la actividad de sembrar con el fin de dar un nuevo aspecto a un sector vulnerado
por la operación de estos centros de depósito de residuos, se sembró la semilla de AgroArte:
Una construcción socio-cultural con un énfasis ambiental y artístico, el cual está vinculado
directamente a las diferentes formas del lenguaje como una fuente o canal afectivo que permite
hacer construcción de conocimiento a la vez que posibilita el reconocimiento de los espacios como
centros de una historia común que los une e identifica como partícipes de una misma trama social
y humana (A.K.A., 2014, 16).
Es decir que se trata de un acercamiento a la construcción de la historia de quienes crecieron
en –o con herencia de- el campo colombiano desde la acción en colectivo.
La hostilidad de las ciudades trajo consigo una sensación de desconfianza hacia el modelo
de vida citadina, sumando a esto las secuelas de la guerra, que era únicamente posible sobrellevar,
al recuperar la tradición de la siembra. De esa manera, la semilla germinó y creció desde La Loma
hacia otros espacios de la comuna y otras laderas en la ciudad.
Como ya lo mencioné anteriormente, a través de la Operación Orión se trató de establecer
el control territorial por parte de grupos armados paraestatales que han caminado por una línea
muy difusa –casi invisible- con el Estado. Pues, como narra Lemoine (2015),
En todos los barrios marginales a los que […] llegaron las familias expulsadas de los campos
por la violencia o atraídas por el estallido industrial […], se crio una generación de
adolescentes que se agruparon en bandas –las pandillas-. Fue en esas pandillas donde […] los
paramilitares, desde su intrusión, establecieron un control territorial, militar, económico y
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social absoluto sobre la ciudad. Excepto en la Comuna 13, que solo ocupaban parcialmente”
(párr. 8).
Y así como se instauró, el control territorial se mantiene. Es decir, al alimentar la violencia se
silencia a cualquiera que represente una amenaza para el “orden territorial” que estos grupos han
consolidado desde comienzos del Milenio. Este fue el caso del A.K.A., rapero sembrado que, en
el proceso de siembra y acompañamiento a un colectivo, se volvió líder social, lo cual lo obligó al
desplazamiento forzado.
El del A.K.A. es tan solo uno de múltiples desplazamientos que han tenido lugar en la
comuna 13 (hasta el 2009, se registran 3503 personas)3. Su exilio conllevó al encierro en el lugar
que se convertiría en su morada: la Casa Morada, en el barrio San Javier. Desde su reclusión lo
guio la fuerza de una semilla que comenzó a treparse por las paredes y a ascender hacia el azul del
cielo, transformando el odio en fuerza para crecer a través del amor. Este concepto se volvió una
forma de pensar y una filosofía de vida del colectivo AgroArte. Desde allí se impulsan diferentes
estrategias como la siembra y las expresiones artísticas –principalmente el Hip Hop- que han
convertido la Casa Morada, ahora con sus paredes color lila, en un espacio artístico para el hacer
y la expresión.
La actividad de sembrar en el contexto urbano implica un aprovechamiento del espacio
público, de tal forma que el hecho de hacer jardines al borde de la calle proporciona un cambio
para el lugar y todos sus habitantes. Este es el primer aspecto importante a resaltar del accionar
colectivo de AgroArte: la vinculación intergeneracional (de 4 a 94 años) desde la creación de
espacios de encuentro con la tierra y con otros seres humanos, que por medio de la siembra se
juntan y comparten experiencias de vida. Desde este intercambio es que se da lugar a la
construcción de una historia vivida y narrada de quienes se han tratado de silenciar por medio de
la violencia que acosa a Medellín y a Colombia. El arte de la mano de la tierra, se convierte en el
medio para transformar.4
3 La Huella Invisible de la Guerra; Desplazamiento Forzado en la Comuna 13, publicado por el Centro Nacional de
Memoria Histórica en Noviembre de 2011. 4 Ver https://www.youtube.com/watch?v=oOBqWNiXSBQ
9
1.3 ¿Qué es AgroArte?
La mayor dificultad al escribir sobre AgroArte radica en que no se trata de una organización
legalmente constituida no-gubernamental, ni una institución oficial. Se trata de un colectivo, un
parche de sembradores y sembradoras que han interiorizado esta como una filosofía de acción en
conjunto, la cual se ha venido consolidando como una nueva forma de ser humano. Quien se acerca
al proceso, así entre y salga, se llevará una semilla que crecerá y se verá reflejada en el accionar
de cada uno; sin dejar de lado que en este parche siempre encontrará apoyo y solidaridad. Aunque
ha habido gente que ha iniciado en AgroArte y ha seguido su trayectoria individual, hay quienes
han hecho de esta filosofía un estilo de vida y de este parche una familia. Este es el caso de Margot
Ramírez –la abuela rapera-, madre de Margot –la mamá rapera- y Flor, quienes desde hace cinco
años acuden a medida que pueden a las jornadas semanales de siembra en Casa Morada. Esta
familia ha vivido dos ocasiones de desplazamiento: la primera dentro de la misma comuna 13 y la
segunda les obligó a salir de ella para asentarse en el barrio La Milagrosa, en el centro de la ciudad.
En la familia también están Ardilla, sembrador y artista que comercializa los productos que
crecen en su huerta, en el corregimiento de Santa Elena, frontera rural hacia el oriente de la ciudad;
Boti, caminante, nacido en Pasto y asentado en Medellín hace 12 años, filósofo y literato que ha
recorrido los caminos del país y el continente suramericano, y puente hacia alianzas
internacionales; Ghido, maestro de la improvisación, nacido en Fredonia, habitante de las calles
de Medellín desde los 15 años, formador de jóvenes soñadores en el barrio La Cruz, comuna 3;
Metan-o, el menor de los Álvarez, quería ser futbolista, la vida lo llevó a ser un gran liricista,
formador de rap en Casa Morada, San Javier; Hander, ex habitante de Belencito-Corazón, barrio
de la Comuna 13, actualmente residente en Robledo, Comuna 7, ayuda a su madre con la tienda
que tienen en la casa mientras pule y afina su talento en el rap y la fotografía; Gil, el menor pero
no el más pequeño, interminable aprendiz de dibujo, fotografía y producción audiovisual; Bla Ki,
brillante artista, tallerista de dibujo en Casa Morada; Rayo, sembrador innato, gran conocedor de
rap y de las ciencias sociales; Cata, lúcida historiadora, conocedora de las historias de los
cementerios de Medellín como nadie más; Deisy, futura psicóloga, puente crucial en la formación
de la alianza con la Casa de los Derechos en la vereda Granizal, al nororiente de la ciudad. A estas
carismáticas y nobles personas les quiero entregar mi más sincero agradecimiento por abrirme las
puertas y compartir conmigo sus experiencias, aprendizajes y vivencias, en lo que ellos mismos
denominan “una familia de humanidad” llamada AgroArte. Ellos, con quienes compartí tiempos
10
y espacios distintos durante aproximadamente cuatro meses son quienes nutrieron y guiaron lo que
hoy plasmo en palabras: una experiencia que, a pesar de las dificultades y la violencia que
acompaña a una ciudad como Medellín, devuelve la esperanza en creer que nuevas formas de ser
humano son posibles.
Sin embargo, AgroArte es una forma de pensar que está en constante movimiento. Es decir, se
construye y reconstruye, y no solo se consolida por quienes mencioné anteriormente. La
población itinerante que acude a los espacios de siembra en la Casa Morada es bastante más
extensa y como ya lo señalé, cobija seres humanos de varias generaciones. Esta forma de pensar
se lleva a cabo mediante el desarrollo de estrategias y alianzas que, al igual que el proceso, están
en constante movimiento y expansión. Dentro de estas estrategias se encuentran Cuerpos
Gramaticales, Semillas del Futuro, Galería Viva, así como las alianzas con organizaciones
nacionales como Casa de las Estrategias y No Copio5. Además, se consolidan acciones y
movimientos que fortalecen la alianza e identidad de un colectivo bajo la noción de “gentes del
sur: IN-SUR-GENTES”. Identidad que en medio de su solidaridad se pone por encima del
sentido bélico de “insurgentes”, cuando durante la operación Orión, el objetivo fue acabar con la
insurgencia. Por último, están las alianzas internacionales como las Brigadas Internacionales de
Paz (PBI por sus siglas en inglés), el Ayuntamiento de Barcelona, el Gernika Gogoratuz, entre
otras6, las que hicieron posible que miembros de AgroArte salieran del país y realizaran acciones
de Cuerpos Gramaticales, tanto en Barcelona como en Guernica.
1.4 El Encuentro
Amanece el sábado 8 de abril de 2017. La noche anterior, un grupo de 30 estudiantes
salimos desde la universidad en un bus con destino a Medellín. Acompañados de Daniel, Happy,
Miguel y JC, raperos bogotanos que viven en el barrio Los Laches, quienes llevan un proceso de
formación a jóvenes en su territorio. Igualmente nos acompañaban varias personas que han estado
vinculándose a Cuerpos Gramaticales Bogotá, nombre del espacio de encuentro que ha nacido y
5 Casa de las Estrategias es un centro de investigación y de resolución de problemas situado en la ciudad de
Medellín. No Copio es una campaña que, como mostraré más adelante, busca desnaturalizar el homicidio. Esta fue
impulsada por AgroArte y a ella se han vinculado varias organizaciones de la ciudad, tales como Generación Paz,
Mujeres Caminando por la Verdad, entre otras. Ver www.nocopio.com. 6 El “PBI es una ONG internacional que fomenta la no violencia y protege los derechos humanos desde 1981”.
https://www.peacebrigades.org/es. El Gernika Gogoratuz es un “centro de investigación por la paz creado en 1987 en
el marco del 50° aniversario del bombardeo de Gernika”. https://www.gernikagogoratuz.org/es/centro. Ver
http://elpais.com/elpais/2017/12/28/migrados/1514480066_420020.html
11
crecido en Bogotá desde que Sandra Álvarez estableció alianza con un grupo de personas que al
igual que ella, trabajan en el Centro Nacional de Memoria Histórica. Desde comienzos del 2016
dieron inicio a estos encuentros semanales, talleres de preparación para la primera acción de
siembra de cuerpos que se realizaría el mismo año el 30 de agosto, en donde se construirá el Museo
de la Memoria. En julio 27 del 2017 se realizó la segunda acción en Bogotá, esta vez en la Plaza
de Bolívar, en la cual participé y compartiré más adelante.
Llegamos a San Javier alrededor de las once de la mañana y, sin saber bien hacia dónde ir,
subimos las escaleras eléctricas que guían hacia el Metrocable. Salimos de la estación por un
puente peatonal que permite el paso sobre la Avenida San Juan. Esta era mi tercera vez en esta
ciudad, pero mi primera en la comuna 13. Nos dijeron que llegáramos al cementerio de La
América, emprendimos rumbo a través del Parque Biblioteca San Javier hacia la montaña y ahí
tuve mi primera impresión del barrio: la escalonada zona verde del parque frente a la biblioteca es
el albergue de una variada gama de verdes, resultado de los diferentes árboles que están allí
sembrados. A un costado de la biblioteca hay un par de huertas, en las que se ven sembradas plantas
de tomate, cebolla, orégano, entre otras de uso alimenticio. Los muros de la fachada externa están
pintados con murales que evocan al recuerdo de lo ocurrido en este sector de la ciudad; se enaltece
el recuerdo, al tiempo que se celebra la vida. Seguro esto es lo que hace AgroArte, pensé en ese
instante. Asimismo, comenté que, al realizar este tipo de actividades, era bastante difícil que la
policía reprendiera estas acciones, puesto que se trata del embellecimiento del espacio público.
Mientras subíamos por la calle 39 reconocimos el cementerio por su particularidad: una
fachada externa llena de murales y jardines colgantes, hechos con botellas de plástico recicladas,
sostenidas con alambres; cada una tiene una planta y lleva escrito un nombre. Por la rotonda de la
39 con 97 hacia la derecha, todos los andenes están sembrados con varias plantas: entre ellas
guandul, lechuga, cebolla, flor de Jamaica, apio, entre otros arbustos que pueblan las cuadras
aledañas a Casa Morada. En la acera frontal a la casa están reunidos sembrando, seres tanto de
Bogotá como de Medellín, con las manos en la tierra, removiendo la maleza y arreglando los surcos
de lo que se podría llamar una huerta urbana. Esta huerta nutre esta esquina con maíz, brócoli,
lechuga, cebolla, cebollín, apio, ají y fríjol, y está separada del lote que hay en la misma por una
lámina de cinc en la cual hay un mural con unas manos regando semillas, en donde está inscrita la
palabra Memoria. Recuerdo que la imagen de A.K.A. me quedó marcada, debido a su vestimenta
ancha y muy cómoda a la vista, y en la cabeza un sombrero hecho de algún material vegetal seco
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de ala ancha y copa alta en punta: literalmente era ver a un rapero sembrador. Después de un breve
saludo entramos a la Morada a dejar nuestras cosas y ponernos a sembrar. Al ingresar a este espacio
sentí una descarga de buena energía por todo lado. Había muchas personas, niños, jóvenes, adultos
y mayores cohabitando el espacio, y con cada una que me encontraba, recibía de su parte un saludo
familiar; como si ya nos conociéramos de antes. Salimos a la huerta, la que después nos dijeron
que antes era un depósito de escombros que se había venido recuperando, y nos pusimos a sembrar.
“A.K.A., ¿qué hay que hacer?” Arreglar los surcos, remover la maleza, sembrar matas y unas
plántulas que una compañera de la universidad había llevado desde Bogotá. Al empezar a trabajar
la tierra fue evidente que allí había una escombrera antes, debido a que nos encontramos con
ladrillos, bases de botella y unos cuantos vidrios rotos.
Después de la jornada de siembra, mientras un extenso grupo de personas, liderado por
Flor, hacía la colecta y preparaba el almuerzo para las casi cien personas que nos hallábamos
reunidas en la Morada, otros nos dedicábamos a pintar tarros vacíos de aceite vegetal. Estos serían
utilizados el domingo, 9 de abril, en la realización del memorial vivo en conmemoración a las
víctimas de la violencia en el país. Esta jornada de siembra fue un acompañamiento, en el que las
Mujeres Caminando por la Verdad, miembros de la Asociación de Víctimas y Desplazados de la
Comuna 13 ASOVICT13 y del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado MOVICE
sembraron una planta en homenaje a un ser desaparecido. Las plantas se ubicaron, con cada matera
pintada por la persona que la sembró, en un muro de contención frente a la Institución Educativa
Distrital Benedikta zur Nieden, adyacente al cementerio de La América. En la pared exterior del
colegio se realizó un mural con el que un muro gris concreto inmortalizó con colores lo que aquí
ocurrió este día, así como quienes fueron partícipes en esta actividad.
El último día de este fugaz pero significativo encuentro, subimos con el grupo de No Copio
al barrio Altos de la Torre, comuna 8 a realizar una actividad con los menores del barrio. Entre
caras pintadas, música y bulla, recorremos el estrecho sendero peatonal desde el plano en donde
para la buseta que sube desde la Avenida Oriental hasta este barrio, que colinda con la frontera
rural al oriente de la capital de Antioquia. La invitación es a participar de los talleres de rap y
dibujo, con la intención de generar un intercambio sobre las percepciones de los pequeños acerca
de su barrio: las problemáticas y la violencia que allí se viven, pero también rescatar las cosas que
a ellos les gustan de este, su lugar de vivienda.
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Después de este breve intercambio mediante dibujos y prospectos de letras de rap, ascendemos por
el único sendero peatonal a través de la aglomeración de casas que escalan conforme se asciende
la montaña. Una detrás de otra, y otra. Caminamos por este callejón de escalones hacia lo alto de
la montaña. A medida que trepamos por entre casas de ladrillo con techo de cinc, algunas de
madera, se va formando un laberinto. Callejones estrechos en la frontera entre el campo y la ciudad,
y entre más arriba, más rural. Fin de las escalas. Un camino fangoso. El suelo húmedo dificulta la
subida. Atravesamos una barrera de árboles y llegamos a un amplio sendero de piedra. “Esto es
para los extranjeros” nos dice A.K.A. entre risas. Caminamos por este sendero hasta la parte más
alta de la montaña: el pan de azúcar. Un plano en pasto y piedra en donde yace una estatua de la
Virgen María, mirador de casi todo el Valle de Aburrá. Este sendero, conocido como el Jardín
Circunvalar de Oriente, o el irónicamente llamado “Camino de la Vida”, es una inversión de 50
millones de pesos que no se utilizó para las necesidades básicas de los habitantes de la comuna por
la que este jardín circuncida. El Camino de la Vida, en la ciudad que cerró el año con una cifra de
577 homicidios7. -Lo que nosotros hacemos lo hacemos por la gente que habita estos barrios.
Porque mientras el gobierno invierte sus capitales en senderos para que vengan de paseo los
extranjeros, en los barrios hay gente que le mete bolas de papel higiénico al aguapanela para
tener algo en el estómago- Nos dijo A.K.A. -Y mucha gente que logra acceder a una universidad
y salir del barrio, termina dándole la espalda a quienes lo vieron crecer, en sus calles. AgroArte
deja de existir en tanto deja de servirle a la gente-. Y para concluir nos dijo, -más allá de lo que
cada uno de nosotros seamos, estudiantes, raperos, sembradores, músicos, somos seres humanos.
Y no debemos olvidar que, sea lo que sea que hagamos, es importante que ello contribuya a seguir
construyendo nuestro bien común como humanidad. Ser altamente peligrosos, para fortalecer los
lazos que fragmentan las violencias-.
Después de una corta pero intensa jornada de menos de una semana, se siente la alegría del
grupo. El intercambio de saberes no es más que la invitación a poner en práctica el aprendizaje
vivido, y a seguir soñando y construyendo utopías para caminar hacia un mejor país para todos.
Esta fue la semilla que en mí se sembró, en lo que se mostraba como una fugaz visita, que se quedó
haciendo bulla en mi ser y la que me llevó a aterrizar el 11 de agosto del presente año, de vuelta
en esta ciudad cargada de contrastes. Ya no venía de visitante, sino de habitante, como nos lo exige
el ideal del trabajo de campo en Antropología. Siento que mi decisión a estudiar esta carrera estuvo
7 http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/medellin-cerro-el-ano-2017-con-577-homicidios-166824
14
fuertemente inclinada por la urgencia de hacer afrenta a un modelo de pensamiento que es
altamente nocivo para el ser humano. Ahora, a punto de finalizar, considero que tras haber
ampliado la perspectiva frente a las diferentes formas de existencia humana, y comprender su
validez, asumí el rol de constructor de puentes. Entre mi realidad y aquellas de los procesos de
acción de base en territorios, en este caso AgroArte y su construcción de una nueva forma de ser
humano. Mi inmersión sería entonces, “Lo que podríamos llamar ‘investigación’ o incluso ‘trabajo
de campo’” como resalta Tim Ingold,
[Esta] es en realidad una prolongada clase magistral en la que el novato gradualmente aprende a
ver cosas, a escuchar y a sentirlas también, de la forma en las que sus mentores las saben hacer.
Esto es atravesar lo que el psicólogo ecológico James Gibson llama una ‘educación de la atención’.
En antropología lo llamamos ‘observación participante’. Este tipo de aprendizaje no sucede
instantáneamente. En realidad, es un proceso de toda la vida… Pero no importa cuánto tiempo lleve,
el punto fundamental es que el aprendizaje es transformativo. Da forma a la manera en la que uno
piensa y siente, y lo convierte a uno en una persona diferente (2015, 221).
Creo que la principal diferencia entre visitar un proceso y habitarlo radica en que habitar
implica un mayor compromiso, a la vez que hacerse partícipe y tener un rol activo en el desarrollo
del mismo. No solo se trata de pararse a las orillas y ver desde fuera las acciones que tienen lugar,
sino partir desde la propia experiencia y aportar desde los conocimientos propios para el
crecimiento y movimiento, que lleva a la transformación.
1.5 Volver
El 11 de agosto de 1973, en el edificio 1520 de la avenida Sedgwick, Nueva York, se llevó
a cabo la primera fiesta de lo que hoy se conoce como Hip-Hop. El célebre DJ Kool Herc,
acompañado de dos tornamesas y un mezclador, cambió por completo los ritmos del famoso Disco,
género musical que estaba apoderándose de la vida nocturna neoyorquina. Al mezclar los break8
de las canciones de disco, un nuevo ritmo tenía lugar, el cuál desarrolló un nuevo género musical
(Rap –originario de sus siglas en inglés para ritmo y poesía-), acompañado de un nuevo estilo de
bailar (breakdance) junto con una nueva manera de hacer lírica (rapear). Este género musical,
8 El break se trata de un momento en la canción en donde únicamente suena la percusión y el bajo, y la melodía pasa
a un segundo plano. La repetición prolongada de este fragmento de la canción mediante la mezcla en dos tornamesas
dio origen a lo que en música electrónica se conoce como loop.
15
acompañado del breakdance y el grafiti –acto ilegal de intervenir un muro (o un vagón de tren)-
consolidó el movimiento cultural que hoy en día se ha expandido por todo el globo. Mediante el
uso de aerosoles, tornamesas, el cuerpo y los micrófonos, se dejaba en evidencia que, a pesar de
las condiciones adversas, en esta gran capital existía un movimiento subterráneo que no quería ser
visto, pero estaba siempre presente, en constante crecimiento.
El 11 de agosto de 2017, en el Colegio San Ignacio en Medellín se presentaban A.K.A y
Metan-o, acompañados de Dj Wam9 en los controladores, en una presentación de Hip Hop Agrario
en el marco de la actividad Lab 55: ¿De dónde viene la comida? Grupos de diferentes cursos y
colegios de la ciudad hablaron acerca de su experiencia respondiendo esta pregunta, y resaltando
la importancia del campesinado en un país agrícola como Colombia. Durante la presentación,
A.K.A. dirigió unas palabras a los estudiantes, nuevamente enalteciendo la importancia de conocer
la historia de nuestros alimentos, la cual se traduce en nuestra historia. Y que ellos, mediante el
Hip Hop Agrario buscan reivindicar esta historia, pues el país no fue construido por políticos, sino
por obreros, muchos de ellos con ascendencia del campo colombiano. Rescató que “si el hip hop
es calle, debajo de la calle hay tierra; la tierra que recoge nuestras historias, nuestras memorias y
nuestras luchas”, (diario de campo, agosto de 2017) y que además de conocer de dónde vienen los
alimentos, es necesario rescatar la tradición de sembrar. “Las grandes corporaciones como
Monsanto están apropiándose de las técnicas del monocultivo para la producción de alimentos a
gran escala y patentando sus semillas modificadas genéticamente, apropiándose así de su
producción y distribución10, y de la misma manera como se producen en masa los productos que
consumimos a diario, así, se están formando, monocultivos de pensamiento” comentó A.K.A.
1.6 “El Barrio La Cruz es el barrio donde canto, ¡venga le cuento cómo es que canto!”11
Medellín es una ciudad de profundos contrastes. De norte a sur, tanto en las laderas
9 Dj Wam es productor musical en su iniciativa Sueños Reales Records, en donde produce y graba raperos que
disponen de bajos recursos. Él ha producido las canciones de los jóvenes de Semillas del Futuro de La Cruz, San
Javier y Granizal. 10 La resolución 970 del Instituto Colombiano Agropecuario obliga a sembradores a utilizar semillas certificadas, las
cuales no pueden ser sembradas nuevamente, ni comercializadas o intercambiadas. Monsanto se ha dedicado a
producir y patentar semillas, y de esta manera ha logrado consolidar el monopolio de las semillas modificadas
genéticamente, las cuales terminan siendo las semillas certificadas que la resolución 970 impulsa a usar. Ver
https://www.ica.gov.co/Normatividad/Normas-Ica/Resoluciones-Oficinas-Nacionales/RESOLUCIONES-
DEROGADAS/RESOL-970-DE-2010.aspx ; https://www.youtube.com/watch?v=KAZmHIiN8VI 11 Coro de la canción de El Barrio La Cruz, interpretada por Jefferson y Bryan, jóvenes del barrio, acompañados por
Ghido.
16
orientales como occidentales, se repliega hacia el infinito el color naranja ladrillo de las casas,
interminables, agrupadas una tras otra. Algunos contados sectores presentan una arquitectura
distinta: edificios con una organización más geométrica, algunos incluso dirían planificada;
habitada por aquellos pocos ciudadanos que han crecido económicamente con la ciudad. En el
centro de la ciudad se levantan imponentes edificios, gubernamentales y empresariales, y en las
calles es frecuente el comercio informal;
¡Cinco aguacates por dos mil, son cinco aguacates por dos mil!
¡Mango dulce, mango biche!
¡Tomate de aliño!
¡Jeanes, tenis, camisetas, a la orden!
¡Chicles, chicles, cigarrillos, a la orden!
¡Celulares nuevos y usados!
¡Gorras a 5.000!, ¡camisetas a 10.000!
¿Qué buscaba? ¿Qué buscaba?
Y ahí, cerquita al imponente cauce enfurecido del río Medellín se construyó la línea A del Metro
que lo sigue. Si uno se baja en la estación San Antonio cuando el metro se dirige hacia Niquía, en
sentido Sur-Norte, y mira hacia las montañas al oriente, arriba y hacia la izquierda, cerca de donde
termina el naranja y comienza el verde que caracteriza el paisaje montañoso de las cordilleras
colombianas, allá arriba se divisan unos edificios, cuya fachada es predominantemente color gris
cemento, y naranja ladrillo: los Altos de la Cruz. Estos fueron construidos por la Alcaldía en el
año 2012. Se trata de 155 viviendas de interés social prioritarias (VIP) que albergan familias en
condición de vulnerabilidad (Posada, 2013). Para llegar hasta este lugar hay que coger un bus en
la calle 45 con av. Oriental de la empresa privada COOTRACOVI, o el alimentador de Metro en
las estaciones Prado y Hospital, siempre y cuando uno sea propietario de la tarjeta Cívica12.
Por cualquiera de los dos caminos, el bus sube por calles en su mayoría profundamente
empinadas, las que se conectan entre sí por algunas planas. A la altura del Centro de Salud El
Raizal, ubicado en el barrio homónimo se unen los recorridos de los dos buses; una carretera
12 Tarjeta con la cual se usa el sistema de transporte integrado del Valle de Aburrá, que permite el acceso al metro,
tranvía y alimentadores.
17
principal que sube hacia el barrio de La Honda para luego seguir su recorrido hacia La Cruz, por
donde los buses bajan hacia el centro nuevamente. Allí arriba, EPM13 presta servicio prepago de
electricidad. Allí arriba, tan cerca pero tan lejos de la ciudad innovadora, hasta hace cinco años no
había acueducto, y todavía hoy, el agua no baja ni los domingos ni festivos. El barrio más grande
de la comuna 3 cuenta con dos instituciones educativas, una que colinda con La Honda, un puesto
de salud en el que, según Anderson Ortiz (2012), “la atención […]aun es deficiente ante la
demanda de cantidad y calidad de la población” (9), y un CAI periférico que opera desde el 2011.
Entre casas de adobe y madera, escondidos entre los callejones, conviven familias,
desplazadas por el conflicto armado. Familias provenientes del norte y el oriente del país, que
llegaron a la ladera y construyeron con sus propias manos y escasos recursos las casas en donde
muchas aún viven. La presencia armada en el barrio también se sintió hacia finales del siglo XX.
Sin embargo, la organización comunitaria ha hecho posible que en el barrio se viva un ambiente
de “calma y orden social [que] obedecen en gran medida a los procesos sociales que se han
declarado al margen del conflicto y han promovido las acciones civilistas no violentas” (Ortiz,
2012, 14). En un callejón peatonal que desciende desde los edificios hacia la carretera que baja
hacia el centro, sobresale una casa, cuya fachada multicolor recita el nombre Biblioteca Sueños de
Papel. Se trata de un espacio de encuentro y formación de jóvenes mediante el rap, las tertulias, la
lectura y el juego. Además de la siembra.
Entonces supongo, estimado lector, que se estará usted preguntando, ¿qué es sembrar? Se
trata de un concepto que, podríamos llamar poli semántico debido a que se trata de una noción que
puede ser definida desde muchas perspectivas. En las páginas siguientes intento aproximarme a la
acción de sembrar como el camino que AgroArte se ha planteado para soñarse, y encaminar sus
pasos hacia una nueva forma de ser humano, a través del reconocimiento del duelo mundial,
consecuencia de un sistema que se ha consolidado mediante la imposición por la fuerza armada.
En este sentido, los elementos esenciales a rescatar en el momento de hacer esta afirmación son:
el acto de sembrar como un ritual de sanación, así como un elemento pedagógico que parte de la
relación con la tierra como fundamento de la existencia. Se trata de la ubicación del ser humano
en una perspectiva agroecológica, en interacción constante con todo lo que lo rodea, así como de
la formación de un espacio de construcción en conjunto con la tierra y la historia que esta lleva
13 Empresa Pública de Medellín, considerada como una empresa industrial y comercial del estado que controla y
provee los servicios públicos de Agua, Gas Natural y Electricidad.
18
como maestra y consejera.
II. El Ritual de Sembrar
2.1 Instinto de Vida, Ciudad Homicida
“Muerte no, ya no queremos de lo mismo no,
ven pon la mano sobre el corazón, y alerta que vamos a lo mismo,
¡El Abismo!
Ghido y Metan-o
El sábado 14 de octubre, el cementerio San Lorenzo -primer cementerio de la ciudad, que
hoy en día está abandonado- fue el espacio en el que se organizó el Festival Instinto de Vida. Este
está ubicado en la comuna 10, en el barrio San Lorenzo, a unos 20 minutos de la estación de metro
de La Alpujarra. Festival organizado por AgroArte en alianza con Casa de las Estrategias y Ciudad
Frecuencia y buscaba, al igual que la campaña No Copio “desnaturalizar el homicidio y recuperar
la solidaridad” (Boleta de entrada al festival, 2017). En Medellín, y en general en Colombia, existe
una profunda problemática con los homicidios y es que este siempre está justificado. En el año
2017 la tasa de homicidios en Colombia fue de 22 por cada 100.000 habitantes14, y aunque se dice
que esta fue la más baja en tres décadas, estamos tan acostumbrados al asesinato, que siempre hay
una razón que legitima al asesino. Por esta razón, el lema central de la campaña No Copio es que
“Nada Justifica el Homicidio”15. El homicidio se ha convertido en algo natural, y es necesario
recuperar la sensibilidad frente a la muerte puesto que, más que de cifras, se trata de personas.
Personas como cada uno de nosotros, como usted, como yo, estimado lector. Personas que, muchas
veces ya sabían que iban a ser asesinadas y lo denunciaron, pero que murieron esperando que su
caso fuera atendido. En el año 2016, según una investigación sobre perfiles de víctimas, tres de
cada cuatro casos de homicidio se habrían podido salvar -pues ya habían sido reportados- si se
hubieran emprendido acciones de protección (Diario de campo, abril de 2017). Desde estas y
previas investigaciones se propuso la implementación de un protocolo con el fin de reducir la tasa
de homicidios a la mitad en 10 años. En este se expresa que
14 http://www.elcolombiano.com/colombia/tasa-de-homicidios-en-colombia-bajo-en-2017-GX7918080 15 www.nocopio.com
19
nada justifica el homicidio y tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para
salvar una vida sin distinción alguna y sin caer en burocracias o circunstancias de
representación y de agremiación. Aunque sabemos que es necesario un cambio cultural, el
principal requerimiento para la Alcaldía de Medellín es el de poner toda su disposición para
dar ejemplo en la protección de víctimas potenciales de homicidio y así darle una morada
material a ese cambio cultural de que nada justifique el homicidio (NoCopio, 2017, 1).
La propuesta es una iniciativa en conjunto por organizaciones de los siete países más violentos en
América Latina: Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Venezuela. Su
nombre, Instinto de Vida. El festival se organizó por los asesinados de estos países, y por todos
quienes han caído a causa de la violencia que ha cobijado al país a través de su historia, y para
tomar acciones que reduzcan esta situación.
El lugar que se escogió para este evento fue el cementerio de San Lorenzo. Un espacio
extenso rodeado por muros de más o menos tres metros de altura, en el que todas las tumbas están
exhumadas y vacías. Hacia una de las esquinas de uno de estos muros, de una de las tumbas crece
un árbol de yarumo, cuyo tronco se asoma desde adentro de una tumba. Erguido hacia el cielo,
busca su camino hacia el sol. Este árbol de raíces cortas y rápido crecimiento, halló morada en las
grietas de lo que alguna vez fue de un muerto. La vida floreció en la casa de la muerte.
Desde temprano en la mañana intercalamos plantas y velas en los espacios en donde antes
había tumbas. En este pabellón se montó una tarima en la que en el transcurso del día se
presentaron distintos grupos musicales de la capital antioqueña, entre otros: Control Fina, de
reggaetón, Los Suziox, de punk y Tarmac, de reggae. Un coctel musical para todos los gustos.
Entre dos muros de este primer pabellón se alza una escalera que conducía hacia un espacio verde
y abierto en el cuál se ubicaron distintos stands: un espacio para recibir masajes, otro de madres
tejedoras, el del movimiento Ríos Vivos, y el de No Copio y AgroArte. Cuando los asistentes al
festival ingresaban al cementerio, se les entregaba un papel con el que podían reclamar un vaso de
jugo y una galleta. La invitación era a sembrar una planta en el vaso después de tomar el jugo. Este
evento fue un lugar de encuentro de ciudad para celebrar la vida y homenajear desde la misma a
los seres desaparecidos y asesinados. El calor acompañaba la tarde, y mientras Control Fina abría
las presentaciones musicales, entre Hander, don Ferna, Metan-o, Ghido y yo, entramos 30 bultos
de tierra que regaríamos en el centro del espacio para que se llevara a cabo una presentación teatral.
En este día soleado, el cementerio iba llenándose, tanto de personas como de energía positiva.
Cuando nos mentalizamos a algo, en este caso, celebrar la vida, desde el pensamiento canalizamos
20
una energía que, mediante vibraciones se expande. Y si este es un pensamiento común, esa energía
se apodera del ambiente y se contagia. En eso estábamos; música para todo gusto, jugo y galleta,
una amplia oferta de comidas, masajes, la vida se apoderó de este espacio.
En el recorrido desde el metro hasta aquí uno debe circular a través del Barrio Colón (sector
conocido como Niquitao) que, al igual que muchos lugares en la ciudad, se caracteriza por ser un
sitio caliente16. En las aceras de varias de estas calles es habitual ver una gran cantidad de
habitantes de calle consumiendo diferentes sustancias, circuncidando una de tantas plazas de
expendio, tan características en Medellín. Claro que dentro del cementerio esta sensación de
inseguridad no se sentía. La euforia, el encuentro, la música, los colores que van pintándose en el
cielo mientras el sol despide su presencia y da paso a la noche, han sacado a los asistentes al festival
de la ciudad y de la realidad que la caracteriza.
Anochece, y se monta Niquitown a la tarima. Este fin de semana se están celebrando
simultáneamente las fiestas de San Pachito, y cerca del cementerio, en el Parque Boston, sobre la
Avenida Oriental a la altura de la estación de San Antonio, hay una fiesta afro descendiente (que
habitualmente concurre este parque). La euforia del carnaval que recorre el centro hace que suba
la temperatura, y un encuentro desafortunado presiona a Yasser Alberto, un joven afro
descendiente de 17 años, a emprender la huida. Cinco muchachos armados de cuchillo y machete
lo persiguen. En medio del desespero, la premura y al ver las aglomeraciones de gente alrededor
del cementerio, este es su destino. La extendida masa seguro ahuyentará a la gavilla enfurecida.
Pero cuando la sangre hierve y el valor de la vida humana ha perdido todo su peso, nada impide
que quien busca ver sangre, haga ver sangre. Y así fue. Yasser se escondió entre la multitud, fue
encontrado por sus perseguidores, y herido de muerte en el evento. Toda la energía que había
acompañado la jornada desapareció sin más con los agresores. Los espectadores más inmediatos,
conmovidos por el acto y la imponencia que las armas blancas generan en estas situaciones,
congelados, presencian la huida. Yasser es levantado y llevado con urgencia hacia la ambulancia,
pero los esfuerzos son en vano, y a eso de las siete y media, muere en aquel vehículo. Tras un
prolongado momento de conmoción, Lukas Jaramillo17 dirige unas palabras a la audiencia que aún
16 Expresión que señala que un sitio es peligroso. 17 Uno de los organizadores del evento, perteneciente al colectivo Casa de las Estrategias, que también se encuentra
ubicado en Casa Morada. Casa de las Estrategias es una organización que, como su nombre lo dice, vela por generar
estrategias que contribuyan a la alianza entre territorios acobijados por la violencia, con el fin de generar acciones que
disminuyan estos episodios. Esta apoya la financiación económica de los eventos que se desarrollan desde AgroArte.
21
no ha abandonado el recinto, transmitiendo lo consternado que se encuentra debido a lo que acaba
de ocurrir; sin entender esta ironía: el Festival de Instinto de Vida, un espacio para celebrar la vida
y recuperar la solidaridad, se convierte en el escenario de un homicidio. Pero como la campaña No
Copio busca no dejarse consumir por el miedo que este tipo de situaciones genera, el evento sigue.
El tono del vocalista de Niquitown también comparte este desasosiego, y aunque continúa la
actividad, la atmósfera adquiere un aroma lúgubre.
La desesperanza se convierte en la principal protagonista, y aunque el ritual continúa y se
encienden las velas, la garganta siente un nudo y el desasosiego invade el pensamiento. Con
quienes hace unas horas estábamos riendo, mientras ubicábamos las velas en los espacios donde
previamente había tumbas, hemos perdido hasta las palabras. Me acerco a Ghido y le pregunto
cómo se siente, y su respuesta me transmite una mezcla de sensaciones: en su voz siento la
impotencia, y de la mano de la impotencia siento la desilusión. Entre tal multitud, tantos
espectadores y tantos testigos, nadie hizo nada para detener el escape de los agresores. Pero ¿cómo
pensarlo? Ellos acaban de coger a puñaladas y machete a una persona, y no dudarían en hacerlo
de nuevo. Lo que lleva a la desilusión. Un sentir común es capaz de movilizar a tantas personas a
reunirse en torno a un propósito que hace afrenta al homicidio, pero cuando este tiene lugar,
accionar se convierte en incapacidad. Entonces comprendo el sabor agridulce que acompaña a
Ghido, pues la razón de ser de su trabajo en los territorios, tanto él como A.K.A., es no dejarse
vencer por esa impotencia, y en ese sentido obtiene fuerza la afirmación: “Nuestra mayor venganza
será juntarnos”.
2.2. OriónNuncaMás
El lunes 16 de octubre en el cementerio de La América en San Javier se llevó a cabo la
inauguración de la Galería Viva como una acción desarrollada desde AgroArte para conmemorar
los quince años de la operación Orión. Aquí en la comuna 13 muchas vidas fueron, y continúan
siendo arrebatadas, a causa de las dinámicas de control territorial de la ciudad. Los cementerios
son espacios que por lo general transmiten un aire lúgubre y nostálgico. La muerte, aunque se trate
de una instancia inevitable de la vida, trae consigo sensaciones de desgarramiento, tristeza y
lamento. Este no es el caso del cementerio de la América, que desde el 2014 comenzó a ser
intervenido con un memorial vivo. Su fachada fue pintada con murales en homenaje a personas
22
asesinadas, así como con piezas que referencian los orígenes campesinos de la mayoría de la
población de este territorio.
Un memorial vivo es un acto simbólico de siembra de plantas, un acompañamiento a
personas que han perdido a sus seres queridos. La intención con esta acción es la de invitar al
recuerdo, desde los momentos alegres que se tienen de aquellos que ya no están. Sembrar implica
liberar recuerdos, tanto positivos como negativos, y así otorgar un significado a la ausencia desde
la vida. La Galería Viva es una intervención artística, en la que las paredes del cementerio se
bañaron de vinilo y aerosol, al mismo tiempo que se desarrollaron actos de performance y de
siembra. El cementerio la América está ubicado al oriente de la comuna, y, al igual que esta, está
construido sobre la pendiente de la ladera. Después de pasar el portón de la entrada hay que subir
unas escaleras; a lado y lado yacen unas pequeñas construcciones que corresponden a la cafetería
(a la derecha) y la oficina (a la izquierda) del sepulturero. Al final de las escalas, se bifurca el
camino; en el muro izquierdo que colinda con la Institución Educativa Benedikta y al igual que en
los espacios del sepulturero y los muros que siguen hacia arriba, los murales colorean el lugar.
Distintos tipos de intervenciones, desde homenajes que pasan por representaciones de entierros
indígenas, las que evidencian diferentes formas de despedir a los seres queridos, hasta historias
gráficas acerca de lo acontecido en Orión. En la parte trasera del cementerio, en lo más alto de las
laderas, hay otras escalas que suben al pabellón de los NN.
Un alto portón de color azul que permanece bajo candado, hoy ha sido habilitado para el
recorrido de la Galería. En uno de los pabellones, entre las tumbas, Ardilla ha escrito fragmentos
de relatos de personas que perdieron algún ser querido. Leo: “a uno se le muere la mamá y queda
huérfano, se le muere el esposo y queda viudo, pero se le muere el hijo, ¿y uno cómo queda?
¿Cómo se le llama a eso?”. En este mismo pabellón, en algunas tumbas vacías Samir18 hizo una
intervención con cruces de colores. En el centro de un espacio verde rodeado por tumbas, la virgen
María, erguida en el centro de un círculo escalonado, carga al divino niño en su brazo izquierdo.
Alrededor de esta pequeña tarima circular, en un pequeño surco de pasto se lleva a cabo una acción
memorial de siembra. Este es el espacio, donde distintas personas que hoy nos encontramos, nos
disponemos a sembrar. Recuerdo las palabras de Ardilla:
18 Artista que ha participado en diversas acciones con AgroArte. La Galería Viva no fue una excepción.
23
-quien quiera sembrar una planta en memoria de un ser querido es bienvenido. Los que no
están sembrando, pueden ayudarnos, pues uniendo nuestras manos es más fácil. Vamos a
acompañarnos en una muestra de afecto, para que veamos que no estamos solos-.
Así, mientras dos personas abren un hueco en el surco, otra ayuda a la que va a sembrar la
planta a retirar la bolsa en que fue sembrada. Quien siembra, recibe por debajo la tierra compacta
que sostiene las raíces, y con las manos juntas, esta se deposita en la tierra. Mis manos están junto
a las de una madre, perteneciente a las Mujeres Caminando por la Verdad, sembrando una planta
en homenaje a su hijo, desaparecido hace 15 años durante el operativo. Tapamos la planta recién
sembrada para rellenar el hueco, y nos damos un abrazo. Las plantas crecen con la intención de
quien la siembra en este espacio. El objetivo es recordar desde la vida. La planta, en este sentido,
adquiere la energía transmutada que mantiene con vida, puesto que no se muere quien se va, solo
muere quien se olvida, el recuerdo de aquel ser ausente que vive, no solo en los recuerdos, sino en
esta nueva vida que en la tierra va a crecer.
Es mi turno. Remuevo el sobre de una planta que sembraré, mientras dos personas más
abren el hueco. Hace quince años se dio luz verde para el desarrollo de la operación Orión, y hoy
pongo mis manos en la tierra recordando a cada uno de los desaparecidos que dejó este
acontecimiento. Pero no solo a ellos; recuerdo a Santiago, a Lanza, a Vash19. A mi abuela Beatriz,
a Jorge. A los padres de Carlos Roberto. Seres queridos, que recuerdo, o que hacen parte del
recuerdo de quienes tienen mi afecto. Y la veo, los veo, aunque no los conozca. Los veo sonriendo,
me los imagino soñando, compartiendo sus sueños con sus familiares, con sus amigos, conmigo.
Deposito en el pensamiento los recuerdos alegres que tengo de quienes conocí, y junto las manos
con quienes están a mi lado, ubicamos esta pequeña planta en la tierra. Sembramos esta planta
también con una intención de unión.
Estamos unidos recordando a seres queridos que ya no nos acompañan, estamos unidos
canalizando un dolor, que no se caracteriza exclusivamente por la ausencia, o por la incertidumbre.
La muerte es algo inminente e inexorable de la vida, pero eso no quiere decir que alguien tenga la
potestad de acelerar el recorrido a esta instancia. O al menos no debería ser así. En todo caso en
esta comuna, en esta ciudad, en este país, en este planeta, ha habido gente que se ha atribuido esta
potestad para matar.
19 Amigos que tuve que, por diferentes razones, fallecieron y dejaron impreso su recuerdo en mi existencia.
24
2.3. Capitalismo Caníbal
El creciente sistema de producción y acumulación de riquezas que ha construido el
capitalismo depende de manera fundamental en la creación de necesidades. Elementos que
reproducen este sistema, que no solo es económico, y ejercen control sobre la población. En
palabras de Marcuse (1985),
Estas necesidades tienen un contenido y una función sociales, determinadas por poderes
externos sobre los que el individuo no tiene ningún control; el desarrollo y la satisfacción de
estas necesidades es heterónomo. No importa hasta qué punto se hayan convertido en algo
propio del individuo, reproducidas y fortificadas por las condiciones de su existencia; no importa
que se identifique con ellas y se encuentre a sí mismo en su satisfacción. Siguen siendo lo que
fueron desde el principio; productos de una sociedad cuyos intereses dominantes requieren la
represión (35).
Es decir, se ha reproducido e interiorizado la creencia de que se han de suplir ciertas necesidades,
que van de la mano con la finalidad de producción de riquezas del sistema capitalista. El sentido
de ser humano se encuentra en la adquisición de bienes materiales, producto de necesidades
inventadas, con este fin de dominación. Es algo que Marcuse denomina introyección, y que
describe como
una variedad de procesos relativamente espontáneos por medio de los cuales un Ego traspone lo
<<exterior>> en <<interior>>. Así que introyección implica la existencia de una dimensión interior
separada y hasta antagónica a las exigencias externas; una conciencia individual y un inconsciente
individual aparte de la opinión y la conducta pública (40).
Esta es una de las formas de control que Marcuse desarrolla en El Hombre Unidimensional. La
quiero poner en contexto nacional, guardadas las proporciones, puesto que este libro fue escrito a
partir de su visión acerca de la sociedad norteamericana de finales de la década de los sesenta. Sin
embargo, cabe resaltar que en Colombia y en Suramérica, la influencia de la idiosincrasia
estadounidense ha sido bien recibida por parte de los gobiernos de turno.
Algunas familias campesinas se empezaron a ver a sí mismas como pobres y se vieron
atraídas por el crecimiento económico que la ciudad vivía. Al llegar atraídas por estas nuevas
necesidades, se dio un choque entre formas de vida. Para obtener dinero en la gran ciudad, hay que
transitar un proceso educativo al que no todos pueden acceder, y quien no es apto para este sistema,
no alcanzará la tan codiciada riqueza. En las ciudades colombianas, desde los años 60 ha estado
consolidándose una nueva clase social que está haciéndose rica de manera desproporcionada: los
25
narcotraficantes. Pero ellos llevan una lucha contra el Estado, y entre sí; y el negocio es tan
productivo que todos quieren un pedazo del pastel.
La lucha por el control del negocio no la luchan los que tienen el dinero, sino aquellos que
lo necesitan. Para protegerse, ganando tanto dinero, es posible costearse un buen equipo de
seguridad privada en la ciudad; los sicarios. El valor del dinero se sobrepone al valor de la vida y
sube la temperatura en el horno. La comuna 13 es un territorio estratégico pues es la salida hacia
el Urabá antioqueño y de ahí hacia el pacífico. Por esto se trata de un corredor para el comercio de
distintos productos de carácter ilegal.
Del campo también migraron bloques guerrilleros que, financiados con narcotráfico,
empezaron a desempeñar funciones estatales en la comuna. Este contexto es el terreno que se fue
arando en la comuna antes de los operativos de los años 2001 y 2002, que finalizaron con Orión.
Ahora el control territorial lo tiene un solo bando, y la situación aparenta ser menos violenta. No
obstante, sigue la pobreza y siguen apareciendo nuevas necesidades; asimismo, sigue el
narcotráfico, y muchos jóvenes orientan sus pasos dentro de estos andares para lograr alcanzar
ciertos estándares, los cuales parten de las necesidades que el capitalismo ha creado, y que muestra
“cómo cada sociedad forma y protege el tipo de hombre y mujer más acorde con las características
de esta sociedad que lo concibe” (González, 1999, 9). La introyección de las necesidades que exige
vivir en la ciudad.
Estas razones nos unen en la siembra. La imposición de un modelo de seguridad
democrática, que dejó resultados -en cuanto a bajas en combate- no solo dejó números. También
dolores tangibles, rupturas en la vida de quienes hoy en día siguen buscando a sus padres, sus hijos,
sus hermanos. Dolores que se tienen que sanar de la mano de la vida. Además de los dolores,
también dejó desarraigo. Desconexión con esa parte del mundo que está afuera y que también es
nosotros mismos: la tierra. Y es por esta razón que nos encontramos con la tierra buscando esta
sanación; esta conexión. Ese día también sembré pensando en Yasser. Jamás lo vi, ni supe qué
debía él que valiera más que su vida, pero tampoco necesito saberlo. No existe una razón para
privar a alguien de su vida. El artículo 12 de la Constitución de 1991 declara: “Nadie será sometido
a desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes” (15). La
traducción a la lengua wayuu de este artículo dice20: “Nadie podrá llevar por encima de su corazón
20 Esta traducción proviene de la conferencia de Jaime Garzón en la Universidad Autónoma de Cali, realizada en el
año 1997.
26
a nadie, ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga diferente”. Y pareciera que en
Colombia quien piense y diga diferente es un objetivo contundente. La actividad cotidiana de la
siembra permite ver en las plantas cómo interactúa la diferencia, y la importancia de esta misma.
Las raíces de dos plantas distintas están realizando constantes intercambios de nutrientes que
aportan un mejor crecimiento para cada una, de igual manera que hay un balance, tanto entre ellas
como con la tierra; esto es lo que se llama mutualismo. De esta misma forma hay formas de vida
que aprovechan de manera más desmedida los nutrientes que la tierra otorga, y los de las demás
que la rodean; a lo que se llama parasitismo. Sembrando se aprende a distinguir qué plantas
manejan relaciones de mutualismo y cuáles, por el contrario, se tratan de parásitos que amenazan
a la vida misma.
2.4. Plantas que buscan sanar
Después de sembrar esta planta y de descargar en la tierra todos estos pensamientos, nos
abrazamos entre todos los presentes, en un círculo alrededor de la virgen. Procedimos a recitar el
Padre Nuestro, aunque antes de esto, Ardilla expresó que esta oración se daba a causa de la
tradición, pero de nuevo, lo realmente trascendental era la intención. Estábamos allí reunidos como
lo que realmente somos: seres humanos, encontrados en la tierra y en la muerte. Haciéndonos
conscientes del milagro de estar vivos; y, así como alguna vez me contaba la abuela rapera que,
pasamos la vida recorriendo un círculo, una burbuja que creamos para no salirnos de nuestra zona
de confort. Creyendo en que lo que hemos aprendido es cierto y temiendo a saltar por fuera del
umbral de lo que llamamos normal. Cultivando principios que nos llenan de miedo a lo
desconocido, y como Alejandro Sanz de Santamaría expresa, llenarse de miedo implica vaciarse
de energía21. Entonces perdemos nuestra energía. Se pierde así la capacidad de imaginar y creer
en la diferencia y aceptar su validez dentro de las múltiples aristas de la red de la vida. En este
sentido encontrarse con la tierra es romper con esa burbuja. Romper con el miedo. Intercambiar
energías y pensamientos con la tierra y sentir en ella esa fuerza creadora que uno tiene, por ser
parte de esta, y como relata A.K.A., “entender que hay otros mundos posibles” (Diario de campo,
21 TEDx Bogotá: “Alguno de esos grandes sabios […] dice que lo opuesto al amor no es el odio; es el miedo. Y lo
explica de una manera muy bella y confieso que comparto esa visión. Él dice: ‘mire; el amor y el odio son ambos
cantidades de energía. Van en direcciones distintas, pero son ambos cantidades de energía. El miedo es ausencia de
energía”.
27
2 de noviembre de 2017), y que en la siembra es en donde –a pesar de nuestras diferencias- todos
somos iguales. Esta acción de sembrar es el núcleo de la disciplina que ha desarrollado AgroArte.
2.5. Plantas callejeras que se resisten al cemento
Se siembran plantas en nombre de quienes no están. Se trae vida en homenaje a la muerte
con una intención de sanación. No obstante, no solo se siembran plantas. El 27 de julio del presente
año la Plaza de Bolívar fue el escenario donde se desarrolló Cuerpos Gramaticales. Esta fue la
séptima vez que esta acción se desarrolló, y la segunda vez que Bogotá fue el escenario. El cuerpo
es el lugar en que la experiencia se imprime; es ahí en donde quedan almacenadas las alegrías, las
sonrisas, los llantos, los dolores y las ausencias. Cada ser humano es un cuerpo en sí, y en conjunto
somos un cuerpo. El cuerpo de quienes somos conscientes de –o hemos vivido- la violencia que
históricamente han ejercido los gobiernos en contra de la población civil. En enero del año 2008,
Fair Leonardo Porras desapareció y, en septiembre del mismo, se le informó a Luz Marina Bernal,
su madre, que Fair había sido encontrado. El 12 de enero, en Ocaña, Norte de Santander, él fue
asesinado por miembros del ejército, y posteriormente disfrazado de guerrillero. Para Luz Marina
esto es un disparate pues, en sus propias palabras, Fair era un niño de diez años en el cuerpo de un
hombre de 26, de acuerdo a sus condiciones cognitivas. Ella es una de las 16 madres de jóvenes
que entre septiembre de 2007 y enero de 2008 fueron asesinados por el ejército y señalados como
bajas en combate, en lo que en primera instancia fue llamado el caso de los falsos positivos22.
Desde las cuatro de la mañana la Plaza de Bolívar fue el escenario de encuentro, en donde
se llevó a cabo la actividad. Desde varios meses antes, cada viernes se desarrollaron encuentros
semanales en los cuales se realizó la preparación para esta acción. Unas 60 personas nos
encontrábamos haciendo ejercicios de calentamiento para la jornada de seis horas de siembra. Esta
jornada de siembra consistía en que, quien voluntariamente lo decidiera, se iba a sembrar en la
tierra junto a una planta durante seis horas. El motivo, sanar un dolor –tanto personal como
colectivo- con la tierra como espacio de encuentro e intercambio. Como ya se evidenció
anteriormente, los procesos de reparación a víctimas que se desenvuelven desde las instituciones
gubernamentales se caracterizan por su profunda ineficiencia e incapacidad de reparación a
22 Se denomina positivo a la baja en combate de un guerrillero. Durante el segundo gobierno de Álvaro Uribe Vélez
(2006-2010), el Ministro de Defensa –actual presidente- Juan Manuel Santos, autorizó un incentivo económico para
motivar a los militares a atacar a la guerrilla. Lamentablemente, el abuso de la fuerza del brazo militar del Estado llevó
a que personas inocentes de sectores marginales de la población terminaran abatidos y disfrazados de guerrilleros.
28
quienes han padecido los horrores de la violencia en el país. El encuentro de cuerpos que recuperan
la voz para hacer pública la denuncia de la responsabilidad del gobierno en estas muertes se puede
percibir como un acto de resiliencia. John Lederach (2014) expresa que
resiliencia sugiere que, sean cuales sean las dificultades del terreno que la persona debe
afrontar, permanece conectada a una esencia medular de existencia y propósito, y muestra
tenacidad para hallar un retorno que le sirva para avanzar y que artísticamente sea fiel a su
propio ser (93).
Esta acción de siembra es una fuerte denuncia pública, cuya metodología tiene una fuerte
connotación metafórica. Recuerdo esa mañana, mi cuerpo pintado de pies a cabeza, frente al de
Maria Paula Betancourt, igual que el mío. Nuestras manos están unidas y estamos abrazando a Luz
Marina en el centro de la espiral. Ya nos habíamos encontrado en talleres, pero de ahí a conocernos
la distancia es abismal. Aunque en este momento no somos Juan Sebastián y Maria Paula. Somos
la pareja primordial; el origen de la vida; la semilla fecundada, que extiende hacia el suelo sus
raíces, por debajo de la tierra. La fuerza creadora de la vida concentrada en cada persona sembrada,
invocando el recuerdo de Fair Leonardo. Pero no solo de él. A medida que nos movemos siguiendo
el sentido de la espiral, creciendo como la vida, compartimos un instante de afecto con cada
persona sembrada. También está sembrada Inés Castiblanco. Su hermana Ana Rosa, auxiliar de
cafetería del Palacio de Justicia, desapareció tras la toma en noviembre de 1985. No fue sino hasta
el 2001 que Inés y su familia fueron contactadas y se les comunicó que los restos de Ana Rosa y
el bebé de siete meses que cargaba en su vientre fueron encontrados en una fosa común.
Fair y Ana Rosa son tan solo dos casos. Más de 50 personas están sembradas, y aunque no
son todas, cada una carga consigo un caso; una urgente necesidad de sanar un dolor que, en
principio es individual, pero se conjuga en este espacio de encuentro colectivo. En diferentes
momentos de la historia colombiana, los gobiernos se han visto en la necesidad de imponer una
verdad a través de la utilización de la fuerza armada y los que han cargado las consecuencias de
estas acciones no siempre han sido los enemigos. En un país en guerra, la insurgencia legitima la
violencia ejercida, y siempre y cuando el brazo armado demuestre su eficiencia, el homicidio está
justificado. Entonces, ¿qué importa disfrazar a un civil de guerrillero?
29
III. La Tierra nos Forma
Todos sabemos algo,
Todos ignoramos algo.
Por eso aprendemos siempre.
Paulo Freire
3.1 ¿Cómo nos educan?
La siembra está estrechamente relacionada con las acciones que se desarrollan en la
cotidianidad. Es decir, sembrar no solo se reduce al trabajo de la tierra, pero sí se basa en este. Para
recoger la cosecha de un árbol de aguacate, es un deber acompañar el crecimiento de este,
regándolo, removiendo las malezas y cuidándolo durante dos años para recoger sus frutos. Y así,
con distintos árboles, distintos tiempos. Lo esencial es el cuidado, como en el aprendizaje. Desde
lo alto del muro de contención frente a la Institución Educativa Benedikta, riego las plantas que se
sembraron cuando la visita de los estudiantes el 9 de abril, 2017. Algunas plantas han crecido
sustancialmente, mientras otras han perdido todo su follaje y solo yacen las ramas y la maleza que
lentamente crecen en las materas. Todas estas han recibido un cuidado semejante, el sol, el riego,
el viento y la tierra en que crecen.
El 1 de septiembre se desarrolló un taller de memoria en esta institución. En alianza con
diferentes casas culturales de la comuna, nos reunimos a las 6 de la mañana en el colegio, y a cada
persona –o grupo- se le asignó un curso para desarrollar el taller. En mi caso, trabajé con séptimo
cuatro. Reunidos en el salón de informática, los jóvenes ya estaban sentados, organizados en sus
respectivos grupos de amigos. A diferencia de lo que esperaba, había profundo silencio y
disposición a escuchar. Comencé la actividad contándoles que estaba ahí para que encontráramos
cuál era la importancia de recordar. Acto seguido, les pregunté si sabían qué fue la operación
Orión, pues la conmemoración de este acontecimiento era la razón de este encuentro. La respuesta
no llegó más allá de que esta fue una guerra que tuvo lugar en la comuna. Aunque el colegio está
ubicado en este territorio, y todos los alumnos viven aquí, hay un profundo desconocimiento acerca
de este acontecimiento. Ninguno de ellos tiene más de 14 años, lo que se traduce en que no vivían
aun cuando se desarrolló este operativo, y con lo que percibí, no ha habido un interés por parte del
colegio en dar a conocer esta historia local. Entonces, ¿cómo encontrar el valor detrás de recordar?
30
Tras un breve resumen acerca de Orión, continúo con la actividad: escribir en una hoja lo primero
que se venga a la cabeza después de unas palabras: -alegría
-tristeza
-dolor
-sueño
-amor
Mi intención con este ejercicio era ver cuál era el recuerdo inmediato tras escuchar estas
palabras y rescatar lo primordial.
Alegría: llegar a la casa y ver a mi mamá.
Dolor: cuando murió mi abuela.
Posteriormente, la propuesta fue desarrollar en grupos una forma de expresión que mostrara la
importancia del recuerdo. Para esta parte de la actividad le pedí a los alumnos que exploraran
formas creativas de contar esto, lo que generó un cierto choque en ellos. Muchos no sabían cómo
abordar el ejercicio, pues no les di una instrucción concreta sobre cómo desarrollarlo. Solo les pedí
que exploraran su creatividad. Las instituciones educativas por lo general, construyen
conocimiento de forma vertical. Paulo Freire (1968) llama esto la concepción bancaria, en la que
“en vez de comunicarse, el educador hace comunicados y depósitos que los educandos, meras
incidencias, reciben pacientemente, memorizan y repiten” (52). Así circula el conocimiento y las
formas en que este se registra. Los estudiantes, entonces, no aprenden cómo escribir, solamente
replicar las formas que el educador considera válidas, y así la educación se convierte en una forma
de opresión. Para Freire,
tal es la concepción ‘bancaria’ de la educación, en que el único margen de acción que se ofrece a
los educandos es el de recibir los depósitos, guardarlos y archivarlos. Margen que solo les permite
ser coleccionistas o fichadores de cosas que archivan (52).
En este sentido los educandos se convierten en seres sin agencia. La única posibilidad que les
permite esta forma de aprender es la de aceptar como válido lo que el educador tiene permitido
depositar en los recipientes vacíos de estos.
Es por esto que la actividad se vuelve difícil de desarrollar. Yo no le di a los estudiantes
unas pautas acerca de qué era lo que tenían que realizar y cómo. Les pedí que acudieran a la
creatividad para dar paso a una construcción de conocimiento que permitiera hacer un recorrido
hacia el interior, en este caso hacia un recuerdo; y exteriorizarlo y socializarlo para encontrar en
31
conjunto cuál era el valor de construir memoria, explorando diferentes formas de representarlo. La
mayoría de los grupos realizaron un escrito muy formal, en tanto se reducía a expresar la situación
recreada de manera muy sencilla. Con excepción de dos grupos que realizaron un dibujo, y uno
que acudió a la poesía como herramienta comunicativa, no sentí un intento por explorar la
creatividad, sino una mera reducción a escribir una historia de forma tradicional. La idea era que
al final de la actividad, se socializaran las formas en las que los grupos recorrieron sus recuerdos.
Hasta este momento en el aula de informática había un ambiente de risas, y cierta pena al
tener que exponer frente a los compañeros, pero intentábamos construir un ambiente de absoluta
confianza. Yo recordaba cuando estaba en esa situación: tener que pararme en frente a todo el
salón a ser observado en silencio por el resto de mis compañeros mientras exponía algo que, quizás
poco o nada les interesaba a ellos, mientras yo trataba de decir algo que mereciera una nota
aprobatoria. Recordaba y les decía a los alumnos de séptimo cuatro: “háganle, cuéntennos qué
hicieron, nadie los va a juzgar”. “No profe, es que nos da pena”. “¿Pena de qué?” Buscábamos
cómo generar un ambiente de confianza para eliminar, así fuera parcialmente, esta sensación. Pero
la directora de séptimo cuatro entró e impuso su voz de autoridad. “¡Todos hacen silencio y se
sientan! El grupo que no pase a exponer pierde, yo estoy evaluando esta actividad”. Los últimos
minutos de la actividad se desarrollaron en absoluto silencio. Todos los alumnos se sentaron en
sus respectivos escritorios, mientras grupo a grupo, los que faltaban, contaron sus experiencias y,
en general lo que se desarrolló fueron historias en las que la importancia de recordar estaba en no
repetir, partiendo desde acciones cotidianas. Por ejemplo, un grupo dibujó la historia de una niña
a la que su madre le pegaba. Esta niña, al crecer y convertirse en madre, recurría a los recuerdos
de su madre golpeándola, y así tomaba conciencia de cómo no debía comportarse con sus hijos.
Yo recordaba el miedo que sentía al exponer en público y a perder la nota, y buscaba que a los
estudiantes de séptimo cuatro de la Institución Benedikta zur Nieden se les despertara un interés
por aprender algo, más allá de la nota que esto les otorgaría.
De igual manera, entre ellos y yo construimos conocimiento en conjunto. Yo no llegué al
aula a imponer una forma de pensar y de recordar, ni les di una cátedra sobre la operación Orión
y la importancia que hay detrás de recordar estos acontecimientos para que no vuelvan a suceder.
Al igual que las plantas, cada joven (no solo en esta institución educativa) está creciendo en un
suelo –el que es su contexto cotidiano-, y está siendo regado diariamente por diferentes influencias,
32
tales como la familia, la música, el barrio, combos23, el miedo, las amenazas, la violencia, y los
espacios de interacción: su medio. Volviendo a Freire (1968) la educación bancaria construye
sujetos pasivos. El educador
no puede percibir que la vida humana sólo tiene sentido en la comunicación, ni que el pensamiento
del educador sólo gana autenticidad en la autenticidad del pensar de los educandos, mediatizados
ambos por la realidad y, por ende, en la intercomunicación. Por esto mismo el pensamiento […] no
puede ser un pensar en forma aislada, en una torre de marfil, sino en y por la comunicación en
torno, repetimos, de una realidad (57).
A diferencia de las metodologías tradicionales de educación, en AgroArte se aprende
sembrando. Las instituciones educativas cumplen un importante papel en lo que Noam Chomsky
(2001) denomina “adoctrinamiento y obediencia impuesta” (24). Es decir que la finalidad detrás
de los colegios está en obedecer sin cuestionar. Cada uno uniformado, haciendo parte de un
engranaje sin alternativas, y la enseñanza una única forma de pensar; consolidada históricamente
con el capitalismo: un sistema económico, político y sociocultural el cual establece la producción
y acumulación de capital como fin último de la vida humana. Este proyecto ha sido legitimado
como verdad única a lo largo del planeta y ha sido justificado mediante las instituciones educativas
y la Fuerza Pública como entidad garante de mantener control frente a la insurgencia. En palabras
de Paulo Freire (1968), se enseña
la deshumanización, que no se verifica solo en aquellos que fueron despojados de su humanidad
sino también, aunque de manera diferente, en los que a ellos despojan, es distorsión en la vocación
de SER MÁS. Es distorsión posible en la historia pero no es vocación histórica (25).
La deshumanización puede verse entonces como la consecuencia de la imposición de un sistema-
mundo capitalista que, como señala Margarita Serje (2011), “ese orden aparentemente brillante y
utópico […] muestra, a partir de su lado oscuro, que la misma luminosidad del progreso moderno
abre hondas y violentas fracturas por donde salen a flote las pulsiones y contradicciones de su
designio supuestamente universal” (21). Se trata entonces de un sistema que justifica la opresión,
y educa, tanto a opresores como a oprimidos, para interiorizar y aceptar este sistema como único
23 Grupos delincuenciales que ejercen control sobre el territorio por medio de la fuerza armada. Por lo general, estos
manejan el negocio del narcotráfico y asimismo configuran geográficamente los barrios: ellos tienen dominio sobre
ciertos espacios a los que uno ‘entra’ o ‘sale’ cuando atraviesa una calle, una esquina o una casa, la cual comúnmente
se denomina frontera invisible. Atravesar una implica entrar en un territorio que le puede costar la vida a quien lo
haga. Su presencia se ha legitimado en los territorios, lo cual ha configurado una imagen aceptable, e incluso deseable
por parte de quienes los habitan.
33
y válido. Un sistema de centros y periferias, en el que “cuestionar el conjunto de nociones que
sustentan esta imaginación resulta crucial si se tiene en cuenta que ‘la periferia’ parece ser en
realidad la norma, mientras que ‘el centro’ presenta las condiciones excepcionales. Cada vez más”
(Serje, 2011, 20).
3.2 Hip Hop Agrario que nace de la tierra
En el momento en que el término “comuna” pasa de ser el equivalente de “localidad” en
Bogotá, a usarse como un concepto denigrante, comienza a reflejarse la deshumanización. Por eso
la importancia de que, en uno de tantos barrios de la periferia, se construya de la mano de la tierra,
conocimiento que dignifica y que se transmite en los espacios de encuentro y siembra, los sábados
en la Morada. El día de siembra es sagrado. Después de desayunarse, lo primero que se hace es
sembrar. Así, quien quiera participar, toma la herramienta debida y se dirige hacia las cuadras
alrededor de la casa. Arreglar los surcos, deshierbar, podar y regar son algunas de las tareas que se
realizan, dependiendo del estado de los jardines. Mientras unos remueven la maleza que viene
creciendo alrededor de las plantas, otros se encargan de podar, y al mismo tiempo un tercer grupo,
reúne el material orgánico removido, lo empaca en costales y lo lleva a la zona bosque, aledaña al
cementerio. Aquí se acopia todo el material orgánico, el cual al entrar en proceso de
descomposición, se va convirtiendo en abono para futuras siembras. Todos realizamos cosas
distintas, conjugadas en una misma intención, con pala, machete y azadón, apropiándonos del
territorio mediante la acción. Dentro de AgroArte sembrar es un acto de iniciación, en el que se
deja de lado el pasado, y se da paso a un nuevo comienzo –simbólico- en el que la tierra se convierte
en la primera maestra. Sembrar es encontrar la paciencia que exige la tierra. Es entonces encontrar
una temporalidad distinta a la que implica la inmediatez en la ciudad, y así se trata de un despertar
de la propia conciencia, como un ser viviente que está íntimamente relacionado con el universo
que habita.
Si las plantas lograron colonizar la tierra millones de años antes de que aparecieran los
primeros mamíferos, y han evolucionado en aquellos seres que habitan la mayor parte de la
superficie terrestre que no es agua, volver a ellas para que nos enseñen es un acto fundamental
para aprender a vivir en esta misma faz.
No obstante, la vida en las ciudades ha contribuido a la construcción colectiva de una
inconciencia respecto a la vida. Pues el panorama es ahora la selva de cemento. Calles asfaltadas,
34
andenes y edificios erguidos intentando alcanzar el cielo, y una capa aislante, entre nuestros pies
y la tierra. Todo limpio, todo aséptico, sin lugar a errores que se salgan de esta cuadrícula. No
obstante, en las grietas, entre las baldosas, en los techos, crecen las plantas. Abriendo su paso,
recolonizando el mundo que les dio la vida, siendo en sí mismas fuentes para la creación de más
vida. Y así mismo, debajo de los techos de cinc perforados por las balas que llovían incesantes
desde los cielos intentando pacificar todo lo que había a su paso, debajo de las grietas que dejó la
fragmentación del espacio de cohabitación de personas de diferentes procedencias que
consolidaron lo que hoy se llama la comuna 13 se sembraron semillas de resistencia en quienes
sobrevivieron. Semillas que regresaron a la tierra y encontraron en esta el terreno para poder crecer.
Pues, tal como A.K.A. lo dice, “sembrar es construir proceso”, entendiéndolo como un acto de la
paciencia y de la continuidad, en el que tiene lugar una construcción en conjunto. Esta construcción
con la tierra se trata de un gesto sutil, con un determinado ritmo, el cual permite edificar la memoria
y transmitirla mediante lo artístico (Diario de campo, 2 de noviembre de 2017). Y en este orden
de ideas es que el Hip Hop y la siembra se encuentran, y se conjugan como Hip Hop Agrario.
El Hip Hop, que nace en las calles del Bronx neoyorquino, se expande rápidamente hacia
el sur del continente. En Colombia empieza a llegar a causa de inmigrantes que viajaron a Estados
Unidos, y conocieron esta expresión cultural emergente. Muchos de estos inmigrantes eran
ilegales, y a medida que eran deportados, volvían a Colombia con elementos hip hop que habían
conocido, y los daban a conocer en su lugar de origen. Tal es el caso del puerto de Buenaventura,
en el que varias personas viajaban como polizones en barcos de carga que iban hacia EEUU, y que
al volver y hacerse conscientes de las condiciones de vida que vivían, comenzaron a utilizar el hip
hop como herramienta de denuncia a estas condiciones (Feiling, 2002)24. Debido a los contenidos
liricales que empezó a forjar el rap en Colombia, este género tuvo acogida principalmente en
sectores marginados y vulnerables de la población. Arlene Tickner (2008), en su texto Aquí en el
Ghetto: Hip Hop in Colombia, Cuba and México lo hace evidente cuando, al hablar de Real de La
Etnnia, expresa que se trata de “una canción que narra una historia de tristeza y desesperación que
caracteriza la vida cotidiana en un barrio pobre y violento de Bogotá” (134). La acogida del rap en
estos contextos de pobreza y violencia se puede ver como un proceso que Ticnker, haciendo
24 Información tomada de Resistencia: Hip Hop in Colombia. Este es un documental que recoge elementos importantes
acerca de la historia del Hip Hop en el país.
35
referencia a Arjun Appaduari, denomina vernaculización. Esta palabra hace referencia a la manera
en que los productos culturales, tales como la música, se reciben en una base cultural y se
interiorizan y se utilizan a partir del sector social que los acoge. La vernaculización del Hip Hop
en la comuna 13, en la frontera entre lo urbano y lo rural, margen entre la civilización y el
desarrollo y, tras las operaciones militares del 2002, acercó a este movimiento cultural a la tierra
y encontró en esta una fuerza propia, que nació en este espacio y se ha expandido hacia otros
territorios de la ciudad.
“En el territorio podemos crear formas de transformar y utilizar el conocimiento en torno
a una necesidad colectiva o individual aprovechando la experiencia y las herencias culturales”
(Aka, 2014, 39). A partir del intercambio de saberes que viene en el encuentro con la tierra, es
importante emplear el lenguaje del arte como canal comunicativo de estos intercambios, tanto
dentro del proceso, como fuera del mismo. Es decir, el Hip Hop Agrario es un elemento de
construcción de conocimiento desde y para el territorio. Sin embargo, no se trata de la búsqueda
de una verdad. Por el contrario, se trata de reconocer la multiplicidad de verdades que se conjugan
en un espacio y tiempo determinados. Tal como lo propone Álvarez (2010), es una propuesta
pedagógica que tiene como objetivo recuperar las palabras y las acciones para así potenciar el
trabajo en conjunto. Y en este sentido es que adquiere fuerza la idea de decir que nuestra mayor
venganza será juntarnos, debido a que la estrategia política de quienes han gobernado
históricamente el país ha sido la de fragmentar para gobernar.
En la biblioteca Sueños de Papel en La Cruz se están explorando diversas formas de
aprender las diferentes verdades que componen la realidad. Por eso no se enseña una única forma
de rapear, por ejemplo. Se comparten unas bases acerca de cómo se compone una rima, pero no se
enseña qué es lo que deben expresar los jóvenes. Las letras de rap relatan la cotidianidad que se
vive en el territorio y de esta manera se compuso un coro en conjunto:
No le pegues más, que la vas a hacer sangrar;
No le pegues más, que la vas a asesinar;
No le pegues más, esto tiene que cambiar;
No le pegues más, podría ser tu mamá.
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Este coro nació a partir de que Jefferson –un joven de 12 años que vive en La Cruz- contara que,
en una casa al lado de la suya, antes de que él se quedara dormido, se desató una golpiza por parte
de un hombre hacia su esposa. Así, la intención con esta canción era la de denunciar un caso
particular que refleja una realidad más amplia: la violencia contra las mujeres.
Por eso en el barrio, así como se siembra el jardín, se siembra Hip-Hop. El acto de
formación consciente de seres que habitan un territorio va de la mano del vínculo con la tierra, que
brinda una relación de empoderamiento hacia el territorio. Así como fue para Flor, quien asegura:
“yo no sé qué hago aquí, pero mi función es sembrar amor” (Diario de campo, abril de 2017).
Amplió las fronteras de este ejercicio llevándolo a la comunidad de Peñitas, aunque esto no fue
suficiente para que las consecuencias de la presencia de “combos” en casi toda la ciudad, y su
fuerza armada, la obligara a desplazarse por segunda vez con su familia.
3.3 De lo que cultivamos, cosecharemos
Muchos de los jóvenes en las laderas salen del colegio y no cuentan con recursos para
asistir a una universidad. No tener nada que hacer los acerca a las calles. La facilidad con que los
recursos se pueden obtener en las esquinas en donde está presente la delincuencia y la drogadicción
lleva a muchos al expendio o al consumo. Esto los acerca a convertirse en una cifra más en un
reporte de homicidios, el que probablemente estará justificado y socialmente aceptado. Tal fue el
caso de Morocho, quien a sus 14 años fue asesinado y, según el dueño de una panadería, él estaba
robando el dinero que había hecho un busetero (Diario de campo, abril de 2017). Bajo la
construcción de una imagen denigrante de plaga, se establece un prejuicio ante un alguien que, sin
más oportunidades se convierte en “culpable de todo lo que le toca” (Ghido, 2017). Y la plaga,
como la maleza, debe ser removida.
La filosofía de AgroArte de la mano con la agroecología plantea que no existe tal cosa
como la maleza. Todo en la existencia tiene un propósito, y en ese sentido tiene algo, tanto para
dar como para recibir. De tal manera que todo es bueneza, si se sabe aprovechar. Sin embargo, es
importante remover aquello que no se necesita en la huerta, para que las plantas crezcan
adecuadamente. Así, todo joven que se encuentra en la calle tiene algo que aportar y algo que
aprender. Y si el terreno en el que este camina se acerca hacia la línea de lo que comúnmente se
llamaría malo –o que atenta contra la vida- la solución no es el asesinato justificado. Por el
contrario, es reconocer su máximo potencial para aportar lo aprendido, y ahondar en forjar una
37
conciencia clara, mediante el ejercicio de la siembra, y limpiar poco a poco eso malo que impide
el crecimiento. A partir del auto reconocerse, históricamente y en presente, y de la mano del arte,
la misiva está en hacer consciente su sentir y su realidad. (A.K.A., 2014) Porque uno no es un ser
distinto a la tierra. Uno es la tierra, y el universo que la creó, y en ese sentido la esencia de la
creación artística nace a partir de esa relación con el entorno, es decir que es relacional. La semilla
que en mí se sembró es una semilla de futuro que, como yo, se mueve -- crece -- se adapta -- se
enfrenta a mis creencias -- se derrumban -- me reconstruyo -- nos reconstruimos -- por debajo de
la tierra -- en estos callejones en donde nadie mira, se siembra. Allí, en cada rincón donde solo se
miró para aplicar el peso de la fuerza pública –y paraestatal- crecen, plantas callejeras que se
resisten al cemento -- sanando sus dolores -- volviéndose altamente peligrosos, no desde la
violencia, sí desde el empoderamiento, desde el movimiento. “Lo más difícil, lo más importante,
lo más necesario, lo que de todos modos hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por
una sociedad diferente sin caer en la interpretación paranoide de la lucha”. Escribe Estanislao
Zuleta.
Lo difícil, pero también lo esencial, es valorar positivamente el respeto y la diferencia, no como un
mal menor y un hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el
pensamiento, como aquello sin lo cual una imaginaria comunidad de los justos cantaría el eterno
hosanna del aburrimiento satisfecho (1980, 17).
Estamos en la necesidad de movernos, pero el movimiento es contra la corriente. La ignorancia y
la competencia alimentan la violencia y la fragmentación social, de la mano de la imposición de
una forma de conocimiento que se compone de manera vertical y vela por evidenciar una verdad
que tampoco es una respuesta. Aquí yace la fuerza de la siembra como un proceso formativo.
Sembrar es volver a nacer como semilla, reconocerse como ser viviente que está a la altura de
quienes lo rodean, y reconocer que ellos están a la altura de uno. Nuestros cuerpos y pensamientos
han atravesado diferentes caminos, por ende, diferentes dolores, indispensables de sanar, todos
tenemos algo que aportar -desde encontrar una excusa para intercambiar aquello que sabemos- y
asimismo, algo que recibir. Es construir la historia de quienes nunca han tenido voz, es tejer mundo
en la absoluta fragmentación, contra un sistema que se impone, se interioriza y se defiende, incluso
por quienes este ha despojado. La victoria de la quietud, lo que Zuleta describe como facilidad,
porque lo que el hombre teme por encima de todo no es la muerte y el sufrimiento, […], sino la
angustia que genera la necesidad de ponerse en cuestión, de combinar el entusiasmo y la crítica, el
amor y el respeto (1980, 15).
38
Los medios que consigo traen miedo, estándares de belleza socialmente aceptados, formas de ser
y actuar entre hombres y mujeres mediadas por una música híper sexualizada, televisión que
convierte la violencia en diversión, la necesidad del dinero y nuestra inminente perdición. El
camino es pedregoso, pero siempre hay una grieta en que una planta germinará, y una a una,
nutrirán el suelo fértil del creer en el que está al lado. Ese es el suelo en que han venido y seguirán
sembrando estos nuevos sembradores, de “las plantas [que] son entidades mágicas, cuerpos
humanos en sí mismos, cuerpos vivos que, creciendo dentro de la tierra y empujando hacia el cielo
como sembradas por jóvenes cuyos padres fueron expulsados desde la tierra afuera de la ciudad”
(Taussig, 2017, 8). Nuevos sembradores de una forma de humanidad que crece mediante
estrategias y alianzas, por debajo de la tierra uniendo el duelo mundial a través de la siembra.
Por eso, estimado lector, a ti que te has tomado el tiempo y la paciencia de leerme, y has
llegado hasta aquí, te invito a que nos encontremos, desde lo que nos diferencia, y desde lo que
nos une, y reflexionemos: ¿qué es lo que queremos y para dónde vamos? Académicos;
trabajadores; pobladores; raperos; cineastas; músicos; sembradores; indígenas; trovadores;
reconozcamos nuestra humanidad y nuestra tierra amenazada, y nuestro potencial para coger
riendas. Desde las pequeñas acciones en la cotidianidad, mediante el continuo aprendizaje e
intercambio, todo con el propósito de entender que convivimos en un país que no fue construido
por quienes hoy se hacen llamar líderes, que la violencia está tanto en las esquinas como en
nuestras pantallas, donde estudiamos, en lo que comemos, que no es cierto lo de perro come perro
y que tenemos la labor de hacer que el amor triunfe sobre el miedo. Ser altamente peligroso implica
encontrar el verdadero potencial, hacerse consciente de la realidad que unos pocos quieren hacer
que todos vivamos, y extender alianzas para hacer frente a la estrategia de fragmentación del orden
existente. Contemplar y buscar las posibilidades de autogestión para apuntar a una independencia
del Estado que oprime y suprime, y entender que no vivimos para trabajar, sino que trabajamos
para vivir. Que, aunque el camino esté cada vez más cuesta arriba, aquí estaremos, creciendo por
debajo de la tierra como las raíces, tejiendo nuevos mundos posibles en donde quepan y convivan
todas las formas existentes de ser humano.
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