LA CALLE ESCENARIO PARA LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDAD
RELATOS DE MÚSICOS CALLEJEROS DE BOGOTÁ
Línea de investigación: Música y narrativas
LEYDY CATERINE ROSAS CAMARGO
CÓDIGO 20061188053
Trabajo de grado que se presenta como uno de los requisitos para optar al título de Licenciada en Educación Básica con énfasis en Educación Artística
Isabel BorjaDirectora de Tesis
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDASFACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BASICA CON ÉNFASIS EN EDUCACIÓN ARTÍSTICA
Bogotá, noviembre de 2018
Bogotá, noviembre de 2018
Nota de aceptación
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Firma del jurado
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Firma del jurado
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AGRADECIMIENTOS
A mi hija Helena, que sin ella saberlo aún, ha sido la luz, en caminos que llegan a tornarse
algo oscuros, así mismo a mi esposo quien ha transitado estos caminos conmigo y con quien
he vivido la experiencia de tocar en las calles; a cada uno de los compañeros que han
aportado a mi vida desde sus conocimientos musicales, al profesor Julio Ernesto Santoyo
quien fue una influencia importante para acercarme a la música Andina Colombiana y un
especial agradecimiento a mi querida maestra Isabel Borja directora de este trabajo de grado.
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CONTENIDO
Pág.Resumen 5Resumen Analítico Especializado 61. Generalidades sobre esta investigación
1.1 Introducción
1.2 Justificación
1.3 Objetivos
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132. Marco teórico
2.1 La música como una construcción de la ciudad
2.2 Espacio público y cultura
2.3 Políticas culturales
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223. Marco contextual
3.1 La música callejera en la ciudad de Bogotá. Breve vista al pasado
3.2 Carrera Séptima. Mirada al ayer
3.3 Un primer paso hacia la organización en el espacio público y las prácticas
artísticas
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4. Metodología 375. La calle: escenario para la construcción de ciudad. Relatos de músicos
callejeros de Bogotá (Anecdotario)
5.1 Machemache
5.2 Ritmo, Tambor y Canto
5.3 Cacharrito
5.4 Parranda Venezolana
5.5 Esteban Parra
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43
44Conclusiones 47Bibliografía 48Anexo 51
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Resumen
Este trabajo de investigación en educación artística busca brindar un espacio de reflexión
frente a la práctica musical desarrollada en las calles de la ciudad de Bogotá, contribuir
visibilizando la ciudad como un espacio de aprendizaje e identidad y a reconocer cómo estas
prácticas se articulan al devenir social; de igual manera se pone en evidencia la necesidad de
políticas públicas que generen posibilidades para el desarrollo de la música, sus espacios y
tiempos, de esa forma encontrar en el trabajo de los músicos ámbitos propicios para su
desarrollo y la formación de públicos.
PALABRAS CLAVE: Prácticas artísticas, música, espacios públicos, arte callejero,
narraciones.
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Resumen Analítico Especializado
RAE
Aspectos formales
Tipo de Documento: Investigación en Educación Artística
Tipo de impresión: Impresión digital formato carta.
Acceso al documento: RIUD Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Facultad
Ciencias y Educación.
Título: La calle escenario para la construcción de ciudad. Relatos de músicos callejeros
Autora: Leidy Caterine Rosas Camargo
Directora: Isabel Borja
Aspectos de investigación
Palabras clave: Prácticas artísticas, Espacio Público, Ciudad,
Descripción: Este trabajo de investigación empezó indagando sobre el contexto histórico
de la Carrera Séptima, en el centro de Bogotá, por ser un espacio de importante carácter
histórico y simbólico en la cultura de la ciudad, además de ser de los pocos lugares donde
se puede tocar sin muchas restricciones. Luego, se hizo una investigación sobre políticas
culturales de la ciudad para ver qué tan posible puede ser la relación entre las dinámicas
citadinas e interpretar música en la calle. Finalmente, el proceso llevo a cabo la
compilación de relatos de músicos callejeros generando una memoria escrita a partir de
estas experiencias entorno a la práctica de tocar en la calle.
Bibliografía: El desarrollo de este trabajo de grado se apoyó principalmente por los
siguientes libros y documentos:
Territorialidades cívicas: Espacio público y cultura Urbana en Bogotá de María Fabiola
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Pardo. Universidad Externado de Colombia.
Serie de Políticas Culturales. Documentos Distritales de Política Cultural. Alcaldía
Mayor de Bogotá.
La escuela como ciudad y la ciudad como escuela. Un documento que nos invita a
vivir el espacio público de la ciudad como un proceso de aprendizaje y apropiación
para el papel que tenemos como ciudadanos.
Base teórica de la investigación:
Son distintos documentos en los que esta investigación buscó luces para su desarrollo,
siendo los principales: “Territorialidades cívicas: espacio público y cultura Urbana en
Bogotá” de María Fabiola Pardo. En este libro la autora hace un contexto histórico y
teórico que ayudo a comprender mejor la ciudad en su desarrollo urbanístico y la
influencia por el crecimiento de la densidad de la población además de la relación que se
ha entablado a lo largo de la historia con sus políticas públicas. También “Serie de
políticas culturales de la Alcaldía Mayor, Historia de la Carrera Séptima” del
observatorio de cultura fue un insumo principal para la historia de la Carrera Séptima. “La
ciudad como escuela: Educacion y ciudad” del Instituto para la investigación Educativa y
el Desarrollo Pedagógico centra muy bien uno de los aspectos que desea resaltar esta
investigación y es la relación ciudad y escuela.
Contenidos
M arco teórico: este capítulo desarrolla temas como la relación entre espacio público y
cultura, para luego abordar el tema de la práctica de tocar en la calle como una forma de
construcción de ciudad, siguiendo el tema de políticas culturales en la ciudad de Bogotá,
con el fin de indagar si desde este aspecto la ciudad ha visibilizado las prácticas artísticas
que se desarrollan en el contexto del espacio público, específicamente la música.
Marco contextual: este capítulo empieza abordando el contexto histórico de una de las
calles representativas en la historia de la ciudad como lo es la Carrera Séptima y se incluye
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de manera especial en el trabajo este contexto puesto que este espacio es uno de los pocos
que aun brindan la posibilidad de desarrollar la práctica de tocar en la calle, además
porque es uno de los espacios de la ciudad donde se ve un gran número de artistas que
trabajan con el componente del arte en el espacio público, aparte de esto se socializa un
primer paso que se dio para visibilizar las prácticas artísticas que se desarrollan en la
Carrera Séptima, que se le llamo Plan Piloto, del cual hice parte y que desafortunadamente
no tuvo continuidad.
Metodología: En este capítulo se indica la línea de investigación que siguió este trabajo
como lo fue, la Investigación cualitativa e Investigación – Acción y las fases que tuvo el
desarrollo del proceso.
Finalizando con el capítulo cinco nos encontramos con algunos relatos de músicos que
suelen hacer de la ciudad su escenario, principalmente en la Carrera Séptima,
compartiendo algunas situaciones que se suceden en el desarrollo de esta práctica en
relación con el público.
Metodología
Método de investigación cualitativa e investigación-Acción. Este trabajo encontró apoyo
de la investigación – Acción en relación con la Investigación cualitativa como la forma
ideal para acercarse al proceso de reflexión que tenía como premisa este proyecto: por una
parte indagar en la práctica de tocar en la calle desde mi perspectiva como artista y
también como ciudadana que desea vivir la ciudad como un espacio de aprendizaje y goce.
Busca retratar el contexto en el que se desenvuelve estas prácticas de la ciudad que entra
en comunicación con ellas destacando las siguientes etapas del proceso:
Indagar en el contexto histórico de uno de los lugares de tradición en la ciudad de
Bogotá para el desarrollo de las prácticas artísticas como lo es la Carrera Séptima.
La búsqueda sobre documentos que pueden contribuir al análisis de políticas públicas
y culturales de la ciudad que relacionen y contemplen las prácticas artísticas realizadas
en el contexto del espacio público.
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Acercarse a agrupaciones musicales que viene ejerciendo la práctica de tocar en la
Carrera Séptima principalmente o en otros lugares de la ciudad con el fin de que
compartieran las anécdotas que se suceden en el desarrollo de esta práctica, y su sentir
hacia la misma.
La sistematización de la información (transcripción de las historias y resumen de la
información que se consultó).
Conclusiones
Se hace preciso visibilizar y buscar mecanismos de organización en las prácticas artísticas
que se vienen acrecentando cada vez más en los espacios públicos de la ciudad,
contribuyendo a mejorar la calidad artística que está presente en las calles, disminuir los
niveles de contaminación auditiva y visual, vivir la ciudad como un espacio de disfrute, de
goce despierta en sus habitantes un mayor sentido de pertenencia con la misma, además de
fortalecer mecanismos de participación ciudadana y reconocimiento cultural.
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1. Generalidades sobre esta investigación
1.1 Introducción
Bogotá es una ciudad que, a través del tiempo, se ha ido consolidando como un epicentro
importante para la manifestación, difusión y desarrollo de diversos lenguajes artísticos; así
mismo la participación de los artistas y espectadores se han ido configurado fuera de los
espacios formales o académicos en los que siempre se suelen desarrollar, llevando una oferta
cultural en las calles para el transeúnte de a pie. De esta manera la mirada a la Bogotá que
transitamos y vivimos día a día, está permeada de diversas culturas, interviniendo el espacio
público, generando un eje integrador entre distintas personas y grupos sociales, que aportan a
una identidad colectiva y fortalece formas de apropiación del contexto urbano. Hoy en día
muchos artistas han hecho de la ciudad el protagonista o antagonista de su obra o
sencillamente el escenario ideal para comunicar o expresarla a ella.
Actualmente es usual que en las calles más transitadas de las ciudades con gran potencial
turístico se encuentren artistas que intervienen con su acto en el espacio público. En este
trabajo de grado, nos centraremos en la práctica de la música y en aquellos músicos solistas o
agrupaciones que irrumpen en los espacios de la ciudad con sus interpretaciones cargando el
espacio de otros significados, configurando espacios de deleite y participación; sin embargo,
a la fecha no hay una organización clara para el ejercicio y desarrollo de la labor artística en
este contexto, motivo que dificulta el desarrollo libre hacia las personas que realizan esta
actividad. Por otra parte las personas que trabajan alrededor de lugares donde se ejercen
estas prácticas suelen molestarse por el “ruido” y tienden a llamar a la policía para que
retire al músico del espacio, causando que el interés privado se sobreponga al público;
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entonces las situaciones que se están presentado en la ciudad para expresar la identidad, para
participar, interactuar, mostrarse, verse y reconocerse se están perdiendo, buscando silenciar
voces que con su actividad procuran brindar espacios de goce y deleite, desaprovechando
una actividad que promueve el turismo y el desarrollo cultural de carácter tradicional. Surge
la necesidad de evidenciar parte de esta práctica en este trabajo de grado a modo de
reflexión frente a la práctica musical que se desarrolla e interpreta en algunas calles de la
ciudad de Bogotá; aportando a la representación de ciudad como espacio de aprendizaje, el
valor del arte fuera de los contextos académicos y formales (teatros, salas de concierto etc.),
y a reconocer cómo estas prácticas contribuyen al ejercicio como artista y a la sociedad que
las valora legitimando estas acción. Al final de este informe se presentan anécdotas que
compartieron algunos músicos a los que me acerque personalmente y me contaron algunas
historias que se suceden en el desarrollo de esta práctica. En el futuro, deseo hacer un libro
que pueda contener una memoria de la Carrera Séptima a través de sus sonoridades y que
pueda convertirse en un archivo histórico de la antigua Calle Real.
1.2 Justificación
Hace poco más de cuatro años comencé a salir a tocar en diferentes puntos de la ciudad; la
música que interpreto es principalmente música Andina Colombiana, y de transitar la ciudad,
y sobre todo el centro de Bogotá, sumándole a esto compañeros que ya realizaban esta
práctica, fue germinando la idea de hacerlo también, inicialmente como una alternativa para
generar ingresos, teniendo una autonomía en el manejo de mi tiempo y realizando lo que más
me gusta que es tocar la Música tradicional Colombiana, finalmente tomo la decisión de salir
a tocar acompañada por las sonoridades del tiple y me voy adentrando en un camino que
hasta la fecha me ha llenado de inmensas satisfacciones y aprendizajes, también preguntas,
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y momentos no tan agradables, pero resaltando de manera importante la receptividad de las
personas; son los mismos habitantes de la ciudad que agradecen que realicemos esta práctica
de tocar música Tradicional de la Región Andina en una ciudad que hoy por hoy alberga un
colach de sonidos, esto sitúa a Bogotá como una ciudad que tiene un componente cultural
importante y diverso, pero también una identidad musical que sea ido velando con el paso
del tiempo.
Por otra parte, la ciudad se convierte en el espacio propicio para tejer memoria a través de la
música, de reconocernos en una identidad cultural buscando espacios de participación
diferentes a los institucionalizados para la expresión artística, y de esta manera fortalecer la
participación que contribuya a ver cada vez más en la ciudad un espacio de aprendizaje y
deleite para el transeúnte. Ciudades como Holanda, Inglaterra, Estados Unidos, Madrid o
Ámsterdam han hecho de esta práctica un atractivo turístico, de manera organizada pero
también han pasado por la prohibición; sin embargo, ya es un fenómeno tan arraigado en
algunos lugares que han encontrado la manera de organizarla convirtiéndose en un atractivo
turístico y cultural que se destaca a nivel mundial. Este trabajo de investigación que recoge
en su gran mayoría una realidad retratada desde mi experiencia no solo desde el hecho de
salir a tocar en algunos espacios públicos de la ciudad sino evidentemente también como
transeúnte han formulado preguntas como: ¿Es importante generar una organización en la
práctica de tocar en la calle en la ciudad de Bogotá?, ¿De qué manera esto contribuye a la
ciudad?, ¿La ciudad tiene políticas que surjan de estudios del tema de tocar en la calle?
Pensar en una organización que entre en diálogo con entidades públicas, músicos y
transeúntes es llevar a Bogotá a verla no solo como la capital de un país, creo también que
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sería dar una mirada a una ciudad inclusiva, con un alto potencial musical que, a través del
arte, aporta a una sociedad que busca la paz.
1.3 Objetivos
Objetivo general. Resaltar y reconocer el valor que hay en las prácticas culturales,
específicamente en la música, desarrolladas en el contexto del espacio público en la ciudad
de Bogotá, como potencial de riqueza cultural, pedagógica y social que contribuye a generar
caminos hacia una mejor ciudad.
Objeticos específicos:
• Identificar el impacto que ejerce la música en los espacios abiertos de la ciudad• Reconocer cómo es la relación de las prácticas culturales en el espacio público con las
políticas de la ciudad.• Generar un anecdotario que permita apreciar aspectos de la interrelación músicos
callejeros, ciudad y públicos.
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2. Marco teórico
2.1. La música como una construcción de la ciudad
Al igual que el lenguaje verbal, la música está presente en todas las culturas y la relación con
la ciudad contempla aspectos importantes que considerar.
En la naturaleza humana hay una necesidad de comunicar emociones, pensamientos y en la
música esta una posibilidad inigualable, pero además de esto la música configura en la
sociedad rasgos distintivos a nivel cultural, cargada de significados, valores, e ideologías
representando una comunidad en específico, como es el caso de las músicas tradicionales.
Bajo esta idea de la música y como lo mencionaba anteriormente como forma de
comunicación cultural es muy importante en la vida social de las personas, contiene
significados, emociones, valores culturales de una determinada comunidad que al ser
interpretada fuera de los espacios formales o académicos delimitados para esta práctica
suman cualidades y atributos generando nuevas lecturas a la gente de a pie.
La aparición de la música en las ciudades hablando específicamente en la ciudad de Bogotá,
la protagonista principal en las fiestas de carácter religioso en época de la Colonia,
acompañaba la vida cultural y social a lo largo del año en diferentes celebraciones, estas
reunían a todas las personas sin distinción de clases, las chicherías pasaban a ser el lugar
donde se concentraban a seguir el goce nocturno, en la mayoría de los casos
clandestinamente, como lo escribe Iriarte (1988):
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Las chicherías fueron los lugares de sociabilidad por excelencia de la Santafé
colonial. Allí se reafirmaron los lazos de amistad y parentesco de los grupos
urbanos más importantes, indígenas y mestizos. Es decir, que muy a pesar de
su difamada trayectoria, las chicherías se convirtieron en un privilegiado
espacio de identidad social y cultural.
Hay una estrecha relación entre la música y los lugares permitiendo hablar de la música
como un elemento importante dentro de la identidad de un lugar; así mismo la relación
ciudad y música hace considerar la idea de que estos espacios concentran y propician
condiciones para la producción musical, lo que hace en la ciudad una gran proliferación de
expresiones musicales, como conciertos, reproducción de música en espacios públicos y
sobre las ciudades, representaciones de tipo urbano a partir de las letras, su música y la
manera en la que nos relacionamos con el espacio.
Entonces, la música tiene un gran componente simbólico que representa infinidad de
procesos sociales, como la identidad cultural y las formas de interacción social; precisamente
el tocar en la calle es una manera de representación de ese entramado social en comunicación
con el territorio.
La densidad de personas entre otros elementos que configuran la ciudad hace que se
convierta en una herramienta comunicativa que puede contribuir a dar soluciones a
problemáticas sociales que la aquejan, pues son las mismas personas y los elementos
culturales los que promueven esa comunicación. Una buena comunicación generará una
mejor convivencia colectiva en la compleja vida ciudadana. Observar y vivir la ciudad como
una escuela es una premisa importante para la relación que se entabla con ella, crear y recrear
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los objetos es la pedagogía del encuentro a que nos invita la ciudad al relacionarnos con ella;
como lo indica Espinel (1997, p. 75):
Los programas y proyectos de Cultura Ciudadana parten de la premisa de
considerar la ciudad como si fuera un aula inmensa donde todos aprendemos a
ser ciudadanos (cumplir nuestros deberes como tales y respetar los derechos
de los demás) y donde la administración de la ciudad hace la puesta en escena
de su papel como garante para el adecuado ejercicio de la ciudadanía.
De la manera en que vivimos el espacio público desempañara un papel importante en nuestra
formación como ciudadano integrando la valoración y construcción del sentido de lo público.
Por medio de la experiencia, y de igual manera la relación que entablemos con la ciudad
hará que nuestra percepción hacia ella sea como un lugar amable o agresivo, como un
espacio de libertad o de restricciones, estos son puntos importantes pues en cierta medida
marcaran la relación que se entable de confianza, seguridad y amor hacia la ciudad.
Habermas (1999) hace énfasis en el importante papel que jugaron las ciudades en llevar los
escenarios de ejecución artística a un público no aristocrático. Resaltando con estos autores,
dos puntos importantes que este trabajo desea mencionar y es el valor que hay en el
desenvolvimiento libre de participación ciudadana a través del lenguaje artístico y por otro
lado las relaciones que se crean al realizarlas en el espacio público.
Desde el siglo XVIII el crecimiento de las ciudades llevó a una aparición de restaurantes,
cafés, salas de concierto, bares y diversos sitios donde era requerida música de fondo; como
resultado de esto fue el crecimiento de espacios donde se interpretaba y se componía,
brindando nuevos elementos a la música.
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En el caso mexicano, el estudio de Santana (2009) muestra cómo la música fue uno de los
elementos que fue dando cohesión a circuitos urbanos de intercambio cultural, no
únicamente en la ciudad de México, sino también en otras ciudades del país, como fue el
caso de Zacatecas, donde centra su estudio. Es importante resaltar el valor que tiene la
expresión musical en las calles como también lo menciona Neve (2012):
Puede pensarse que la música en las ciudades tiene un componente
pedagógico urbano desde un plano de lo sensible, como una forma de
introducir al sujeto en lo urbano a partir de la organización del sonido: al
aumentar la densidad de sonidos, se intercambian melodías y ritmos, y en este
proceso el espacio comienza a vivirse de manera específicamente urbana.
Es por eso que la música en los espacios públicos, sobre todo cuando es en vivo, genera un
espacio de interacción en el que responde al público, en un constante diálogo.
Neve (2012) afirma que: “La música que se escucha en espacios públicos es experimentada y
vivida por los habitantes como una fragancia sonora, un aromatizante que proporciona un
elemento compartido a las personas que se encuentran en un lugar común”.
Se comprende, entonces, que la música que se escucha en espacios públicos contiene un
potencial urbano, de gusto, con un carácter transformador, pero en el contexto que
actualmente se vive en la ciudad con relación a la práctica de tocar en la calle, también nos
muestra un panorama de problemáticas sociales que influye e impacta de manera negativa
esta práctica, la organización de los artistas en cuanto a la “distribución” del espacio, los
elementos de sonido que utilizan, un crecimiento del trabajo informal como es el caso de los
vendedores ambulantes, por nombrar tan solo algunos que están generando también un clima
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de rechazo, por una parte desde las políticas de Estado y también hacia el transeúnte fatigado
en cierta medida por la contaminación sonora que se genera.
Por otra parte hay que mencionar de manera importante la relación entre música y turismo,
pues los viajeros frecuentemente buscan la música del lugar a donde llegan para vivir las
ciudades desde su componente cultural; en mi practica de tocar en la calle, sobre todo en
zonas con alto valor turístico e histórico, son los extranjeros los que más disfrutan de
encontrar sonidos de tradición popular, y conocer de su instrumentación típica, se crea un
dialogo e intercambio de saberes para aquellos que degustan de la música no solo desde el
deleite de escucharla sino desde la interpretación. En el caso específico de México, Hellier-
Tinoco (2011) resalta cómo el turismo y la música han jugado un importante papel en
relación con los lugares, mostrando cómo distintas ciudades se viven de manera particular a
partir de las relaciones con la música en las prácticas turísticas.
La música genera un efecto dentro del territorio que se produce, articulando las relaciones
entre las personas y las ideas, en este caso la música y las ciudades puede plantearse no solo
como el arte que ocurre en las ciudades sino como el arte también engendra la ciudad misma.
2.2 Espacio público y cultura
Como lo señala Pardo (2003): “En el espacio público se identifica y experimenta una ciudad. La
cultura urbana necesita del espacio público para desarrollarse y generar dinámicas propias que
determinan las particularidades locales urbanas”.
Son las expresiones artísticas que se realizan en el contexto del espacio público precisamente
una forma de dinamizar los espacios de la ciudad; sin embargo, el espacio público no ha sido
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a través de la historia un espacio abierto a la totalidad, libre y participativo. Entonces se
genera una necesidad de promover espacios que permitan una mayor participación entre los
individuos de la ciudad, por ejemplo, si se habla de dominio público hace referencia a
aquellos lugares públicos donde se promueve y llega a ocurrir un intercambio entre distintos
grupos sociales, se analiza sobre esta idea que el espacio público es en esencia un espacio de
libre acceso para todos. Sin embargo, esto no significa que cada espacio público es un
dominio público. El dominio público implica requisitos adicionales. Por ejemplo, el corredor
de la Carrera Séptima del centro de Bogotá es un lugar de dominio público pues en este
espacio los requisitos adicionales a los que se hace referencia implican la posibilidad de que
haya un intercambio entre gentes diferentes, pues este es un lugar donde se experimenta un
espacio físico concreto, de diversas manifestaciones culturales y en esta comparación de
distintos imaginarios y representaciones del mismo espacio físico, se afirma la sociabilidad,
junto con el contenido social y político de los espacios públicos.
Sin embargo, hay que mencionar algo muy importante como es el hecho de que la ciudad ha
sido con el paso del tiempo un proceso de cambio constante en gran parte debido a su
crecimiento desbordado, que ha generado marcadas problemáticas sociales y esto
evidentemente ha influenciado la manera en que percibimos la ciudad y como la habitamos y
por ende determinar un sentido de corresponsabilidad con ella que propicie una mejor
relación de reciprocidad:
Reflexionar sobre el concepto del espacio público expresa la necesidad actual
de hacer de la ciudad un territorio cívico propicio para la interacción social y
la expresión de la diversidad, limitando los avances de la privatización, la
desigualdad y la exclusión (Borja & Muxí, 2000).
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La recuperación del espacio público en Bogotá ha sido un tema que se viene trabajando hace
varios años; la invasión de automóviles, vendedores ambulantes y desarrollos urbanísticos
han generado contemplar medidas que resalten el espacio público no solo como un espacio
físico, sino que también es un lugar que propicia en la ciudad relaciones a nivel político,
social y cultural.
Esta concepción es un reflejo de cambio en cuanto a la concepción del espacio público, vivir
la ciudad caminándola, interactuando con diferentes escenarios que le brinde al transeúnte; es
generar mecanismos de participación urbana.
Sin embargo, en las prácticas culturales realizadas en el espacio público, el tema de
recuperación ha sido un punto que afecta el libre desarrollo de las mismas pues en diferentes
ocasiones la policía se acerca a los artistas para decirles que se quiten de determinado lugar
siendo un espacio público para el habitante de la ciudad, cuando no es el administrador del
almacén, el dueño de la oficina etc., entonces prevalece otras dinámicas donde lo privado
impera sobre lo público, y entonces ¿dónde queda el discurso del espacio público como
expresión, participación y muchas otras elementos que lo constituyen como eje de
integración social, democrática y cultural? El visibilizar la práctica de tocar en la calle es
una manera de poner en la mesa soluciones que contribuyan a una organización clara y
permanente en el ejercicio, la participación de la ciudadanía debe pasar las fronteras más
allá de la discusión de políticas, e involucrarse en la consolidación de una cultura del cuidado
del espacio público; la restricciones que se presentan en cuanto a tocar en espacios como la
calle ha terminado por aglomerar en un solo sector como lo es el centro de la ciudad y
específicamente la Carrera Séptima a muchos músicos que en otras ocasiones se ubicaban
en otros puntos de la ciudad, y esto es un punto importante a tener en cuenta pues Bogotá
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siendo una ciudad tan grande tiene una oferta cultural y turística importante en diferentes
zonas y que se limite esta práctica a un pequeño sector es desdibujar en gran parte la
multiculturalidad en lo que se ha convertido la ciudad de Bogotá.
El patrimonio cultural no son solo los monumentos y colecciones de objetos, sino que
comprende, también, tradiciones o expresiones vivas que han sido heredadas de nuestros
antepasados y deben ser transmitidas a nuestros descendientes, ya no solo implica hablar de
espacio público y cultura sino de vida publica en la construcción de ciudad por medio del
valor que se le da a la cultura que se engendra en las calles a partir de las expresiones
artísticas más aun cuando estas recogen rasgos distintivos como los ligados a la tradición
colombiana.
Bogotá concentra un simbolismo cultural y tradicional asociado a la memoria
histórica, no sólo para sus habitantes permanentes e itinerantes, sino para los
habitantes del territorio nacional. De ahí la importancia de generar proyectos
de transformación cultural que tengan como propósito preservar la historia, el
patrimonio cultural y rescatar al individuo como agente transformador
(Veeduría Distrital, 2017, p. 16).
Participar en la vida cultural, por medio de las manifestaciones y expresiones culturales de
nuestra comunidad, tiene el potencial de mejorar nuestro entorno social -generando espacios
de expresión e intercambio, de diálogo y reflexión, ampliando nuestras capacidades y
habilidades, proporcionándonos experiencias de interacción y convivencia, promoviendo las
relaciones sociales, haciendo funcionales los mecanismos mediante los cuales creamos,
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transformamos y recreamos nuestra identidad, todo siendo un importante eje que promueve
la convivencia pacífica.
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2.3 Políticas culturales
En el país, la cultura se organiza a partir del Sistema Nacional de Cultura que consiste en un
conjunto de instancias y procesos de desarrollo institucional, planificación e información,
posibilitando el desarrollo cultural y el acceso de la comunidad a los bienes y servicios
culturales, según los principios de descentralización, participación y autonomía.
El Ministerio de Cultura, los consejos municipales, distritales y departamentales de cultura,
los fondos mixtos de promoción de la cultura y las artes y en general, las entidades públicas
y privadas que desarrollen, financien, fomenten o ejecuten actividades culturales son todo el
conjunto que conforma El Sistema Nacional de Cultura, este a su vez está coordinado por el
Ministerios de Cultura el cual fija las políticas generales y dicta normas técnicas y
administrativas a las que deberán sujetarse las entidades de dicho sistema (Ley 397 de 1997).
Hoy la Secretaria Distrital de Cultura y Turismo es un organismo del sector central de la
administración distrital, con autonomía administrativa y financiera, este organismo lidera las
garantías de las condiciones para el ejercicio efectivo y progresivo de los derechos culturales
deportivos y recreativos de los habitantes de Bogotá, mediante la formulación concertada de
políticas y la ejecución, evaluación y seguimiento a programas sectoriales, poblacionales y
locales.
Las políticas culturales deben responder a procesos, de mediano y largo plazo que apoyen su
sustentabilidad y fortalezcan lo público (Ministerio de Cultura, 2010).
Acerca de la importancia de las políticas culturales, se tiene que la insatisfacción de las
personas con los logros del desarrollo social requiere que las políticas culturales cumplan la
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tarea de movilizar nuevos sentidos sociales, de resignificar las incertidumbres y los
conflictos simbólicos, y de constituirse en un espacio para la construcción de nuevos
vínculos entre política, sociedad y cultura (Canclini, 2001).
En Colombia, en 1968, se creó Colcultura entidad que impulsaría políticas de fomento de la
música, concentrándose en temas como la creación, el fortalecimiento y la proyección de
agrupaciones sinfónicas de carácter nacional (Bandas, coros y orquestas sinfónicas), también
se creó el Centro de Documentación Musical para documentar e investigar la música
nacional y realizar programas de radio y televisión, publicaciones y ediciones musicales; el
Plan Nacional de Música para la Convivencia (PNMC) coordinado por el Ministerio de
Cultura se configura como política de estado focalizando el interés público al fomentar la
educación y la práctica musical en todo el territorio nacional, también se orienta a consolidar
la formación y la práctica musical, ampliando las posibilidades de conocimiento y disfrute de
la música para la población; conjuntamente se desarrolla un proyecto editorial que desde la
labor de investigación y creación musical plantea la elaboración de materiales pedagógicos y
musicales recogiendo diversas características culturales.
El tema de políticas culturales tiene mucha tela por cortar, y considerar las políticas
culturales desde el componente musical aún más, pues entre planteamientos y más
planteamientos que se han ido construyendo a lo largo de la vida cultural del país con el fin
de fomentar la participación, la cobertura, el acceso a la cultura y sus expresiones como un
elemento fundamental en la construcción de identidad nacional, aun nos quedamos cortos, y
en relación a la práctica musical que se desarrolla en las calles, se encuentran líneas que
convergen pero no con una mirada directa sobre estas formas de participación espontáneas y
por esto mismo hace que el tocar en la calle no contemple una política clara en el campo de
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la cultura, los discursos están, pero en la practica la ciudad está limitando estas formas de
participación, sin embargo también es importante que los ciudadanos se involucren cada vez
más con los temas relacionados en el campo de la cultura, no solo desde la figura de
espectador sino como un agente de cambio, propositivo y de transformación dentro de una
sociedad que requiere cambios importantes en pro de mejorar las condiciones de convivencia
pacífica, de solución de conflictos, de inclusión, una cultura de paz donde el arte se
constituye como un eje fundamental en la construcción de la ciudad y sus habitantes.
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3. Marco contextual
3.1 La música callejera en la ciudad de Bogotá. Breve vista al pasado
Si en un sentido amplio se considera que la música callejera es la música que
es interpretada en la calle se pueden encontrar antecedentes de esta tradición
desde los fenicios. En época de la Colonia, con la llegada de los españoles,
llego también su cultura; entre ellas eran los juglares quienes llevaban la
música a los caminos, y además recitaban poesía e improvisaban, es entonces
en época de la Colonia que era frecuente encontrar músicos y saltimbanquis,
transitando por la calle real, este era el camino por el que transitaba la
realeza, estaba Bogotá pensada para la monarquía y la iglesia, una parte de la
corte del Virrey eran músicos y saltimbanquis que se ubicaban en la calle real
y presentaban espectáculos al pueblo los viernes en la plaza mayor lo que
hoy es la Plaza de Bolívar. En el siglo XIX, recién constituida la República de
Nueva Granada aún se mantenían muchas costumbres de la Colonia, el
mercado seguía los viernes en la plaza mayor, pero las divisiones dejadas por
la guerra de independencia; y otras que surgirían con el paso de los años,
hacían que los mercaderes viajaran de pueblo en pueblo acompañados por
marchantas; las marchantas eran grupos musicales que promocionaban los
artículos de los mercaderes (1948delbigbangalamusica, 09 de junio de 2015).
Hacia 1914, la nación continúa viéndose impactada por diferentes situaciones políticas y
sociales, que van fragmentando cada vez más nuestra sociedad y cultura, por ejemplo, el
tratado Urrutia – Thompson por la pérdida de Panamá, tratado Esguerra- Barza y la llegada
de las multinacionales en 1925. Esto influencia fuertemente la literatura, la pintura y la
música; otro acontecimiento de gran impacto para Bogotá, principalmente fue el suceso del
asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, candidato a la presidencia, se desencadena una fuerte
manifestación del pueblo, hay saqueos, personas heridas, el tranvía queda destruido uno de
27
los medios de transporte de la ciudad de la época, se conoce en la historia este
acontecimiento como el Bogotazo; Colombia se vio obligada a firmar el pacto Bogotá o
también conocido como el tratado americano de soluciones pacíficas a cambio de tropas
norteamericanas que lograra controlar y retomar lo que el siniestro había generado en 1948
el 30 de abril (1948delbigbangalamusica (09 de junio de 2015).
A raíz de los sucesos de 1948 y posteriores, el gobierno expidió el Decreto 03518 en 1949.
"Por el cual se declara turbado el orden público y en estado de sitio todo el territorio
nacional.
El Presidente de la República de Colombia,
En uso de las facultades que le confiere el artículo 121 de la
Constitución Nacional, y en cumplimiento del mandato del artículo 120,
ordinal 7º de la misma Constitución, y
Considerando:
1º. Que, según informaciones oficiales recibidas por el gobierno,
procedentes de varias regiones del país, se están consumando graves,
atentados contra el orden público, que han llegado en algunas de ellas al
ataque a las autoridades legítimamente constituidas.
2º. Que los hechos aludidos constituyen seria amenaza para las personas
y los bienes de los asociados, que la autoridad está obligada a proteger.
3º. Que los hechos enumerados en los considerandos anteriores han
creado grave conmoción interna.
4º. Que el Gobierno ha tomado las medidas a su alcance para el
mantenimiento del orden, pero, dada la magnitud y gravedad de los
28
hechos, se hace necesario declarar turbado el orden público y en estado
de sitio todo el territorio Nacional, a fin de cumplir debidamente los
deberes que en las presentes circunstancias le señala la Constitución, y
5º. Que el Consejo de Estado fue oído por el Gobierno, la conformidad
con el artículo 122 de la Constitución,
Decreta:
Artículo 1. Declárase turbado el orden público y el estado de sitio todo
el territorio nacional.
Artículo 2. Este Decreto rige desde su expedición.
Dado en Bogotá a 9 de noviembre de 1949.
Comuníquese y publíquese.
Mariano Ospina Pérez
Así como el Decreto antes transcripto, siguieron saliendo más y más decretos que poco a
poco iban recortando las libertades civiles bajo la preocupación de que se volviera a repetir
un acontecimiento como el Bogotazo. Y es así donde la Carrera Séptima se comienza a ver
afectada en cuanto al escenario que era desde la época de la Colonia como un lugar de goce y
disfrute de espectáculos artísticos.
En relación con la práctica musical en las calles, podría ser aplicable el Decreto 14 de 1955
(enero 12) que estipuló:
29
Artículo primero. Las disposiciones en este decreto se aplicarán a las
personas cuyos antecedentes, actividades, hábitos o formas de vivir, las
coloque en estado de especial peligrosidad social.
Artículo séptimo. Se consideran en estado de especial peligrosidad:1) Los vagos habituales; es decir, los que sin causa justificada no ejerzan
profesión u oficios lícítos
De esta manera, la larga tradición que tenía la Carrera Séptima, se apagó por más de una
década, pues las actividades de músicos y otras expresiones artísticas no se consideraban
dignas y mucho menos un oficio o profesión legitima para la sociedad de la época; y solo
hasta los años 70s, parece a la gente dejar de importarle, influenciado en parte por el
movimiento hippie que llega al país alrededor de los años 70s, son diferentes personas de
fuera y dentro del país que llegaban a la ciudad de Bogotá y fue el corredor cultural del
centro de la ciudad la vitrina para diversos grupos raciales y su música y -la calle de los
músicos- como se le llamo en esta ocasión retorno el papel que se le había quitado unos
cuantos años atrás. Bogotá se convirtió en un paso obligado para los viajeros músicos que
buscaran una reivindicación social, pues para ese entonces era una época enmarcada en la
violencia de clases y divisiones políticas y se llega a la prohibición de la música protesta en
las calles, es de esta manera que empieza una especie de persecución silenciosa no solo por
su música sino por lo que representaba.
Para los años 80s, las personas en las calles de Bogotá ya se habían acostumbrado a géneros
musicales diversos, cuya aceptación era inconcebible en otros espacios y puntos de la
30
historia, la Carrera Séptima era el espacio para todo aquel que no le importara el ruido de la
ciudad para presentar otros sonidos, hacer música. A la fecha la Carrera Séptima ha sido un
escenario importante en la historia de la ciudad de Bogotá, “en ella están presentes el pasado
colonial, la vida republicana y nuestra reciente modernidad” (Observatorio de Culturas,
2014, p. 4).
En el centro de la ciudad de Bogotá, el corredor cultural es un espacio de suma importancia
histórica a la vez, que al día de hoy presenta una variada muestra cultural posible en la calle;
por tal motivo se da un espacio dentro de este trabajo de grado para indagar un poco en la
historia de y la importancia que tiene para la ciudad.
3.2 Carrera Séptima: Mirada al ayer
La antigua Calle Real como se le llamaba a la Carrera Séptima, se trazó sobre un camino
indígena que los españoles llamaron Camino de Sal o de Tunja, que comunicaba con la Villa
de Zipaquirá y Usaquén; para el año de 1678 Santafé ya era un centro religioso y
administrativo del Virreinato de la Nueva Granada, la vida religiosa determinaba los ciclos
de vida social de la ciudad, las festividades religiosas presentaban desfiles acompañados de
manifestaciones musicales, el desfile alrededor de la Plaza Mayor, recorría la Calle Real
haciendo paradas en los templos de los conventos, en su actividad comercial se destacaban
tres calles que recibían su nombre según la actividad que desarrollara, una era la Calle de la
carrera, era un trayecto que iba desde el río San Agustín hasta la Plaza Mayor se le llamo así
porque en las tardes se realizaban carreras de caballos; el trayecto que iba de la Plaza al río
San Francisco hoy la calle 13 se le llamó la Calle Real del Comercio en esta se encontraban
los almacenes de artículos importados a cargo de los españoles, y las tiendas de criollos y
31
mestizos, el último trayecto, pasando el río San Francisco, se le llamaba Calle Real o Larga
de las Nieves. La Plaza de las Yerbas era otro espacio para el mercado que también permitía
un intercambio con el mercado público de la Plaza Mayor, en esta caso la Calle Real unía las
dos plazas convirtiéndose en un escenario para la fiesta, que solía ser el día de mercado pues
propiciaba el encuentro de las personas que llegaban de la sabana para el intercambio de
bienes, el juego y la chicha, “los saltimbanquis y maromeros aglomeraban a la gente,
diferentes personas salían a ofrecer sus productos enunciando con su voces pan, velas,
carbón” (Observatorio de Culturas, 2014, p. 9). y con esta descripción es imposible no
visualizar la Carrera Séptima que hoy transitamos con el devenir de su crecimiento. En el
siglo XVII la mano de obra indígena fue la encargada de empedrar la calle real, los suelos
solían ser llenos de lodo, el transito continuo de caballos y otros animales generaban un
entorno lleno de suciedad y de basura, sobre la mitad del Siglo XVIII se terminó el
empedrado de las calles esto estuvo a cargo de manos particulares como lo eran los
residentes del sector, con la necesidad de fijar espacios en la calle para las personas, a finales
del siglo XVIII se construyeron andenes, y se empezaron a alumbrar algunos edificios de la
Calle Real, ayudando a proteger de los robos y de paso incentivaba a la gente a salir de
noche (Observatorio de Culturas, 2014).
Otro punto importante y que incentivo el comercio de la Calle Real fue el transporte; en
1884, The Bogotá City Railway Company, una empresa norteamericana, organizó una
agencia de coches que eran movidos por mulas, anterior a esta fecha las personas
acostumbraban a transportarse a lomo de mula o Indio, los coches venían de Filadelfia,
aproximadamente ocho años luego se instalan rieles de acero traídos de Inglaterra, hacia
1876 se cambian los nombres tradicionales de las calles por una nomenclatura que estableció
32
el Consejo de la Ciudad, desde entonces la Calle Real del Comercio cambio a Carrera
Séptima, años después a lo largo de esta, aparecen Terraza Pasteur, el río San Francisco fue
canalizado a finales del Siglo XIX trazada la Avenida Jiménez de Quesada, se construyó
también el Palacio de la Gobernación que después sería pasaje comercial, y luego de ser
demolido años más tarde, sería la sede del diario El Tiempo. Como lo mencionaba antes, en
el año 1948 el asesinato a Jorge Eliécer Gaitán, líder político del partido Liberal, alteró por
completo a la ciudad y al país, una vez más el centro de la ciudad y en especial la Carrera
Séptima eran protagonista; saqueos, incendios harían precipitar la reconstrucción de la
ciudad.
Para dar paso al carro automotor que iba en crecimiento, se adaptó el ensanchamiento de la
Carrera Séptima, ya la Séptima era una vía moderna, la gran parte de la población era
flotante, los ciudadanos transitaban por una calle rodeada de grandes edificios entre ellos el
Teatro Colombia y el Banco de la República y tiempo después aparecerían el edificio de
Avianca y Colpatria (Observatorio de Culturas, 2014, p. 4).
Hacer un recorrido histórico de la Carrera Séptima es comprender diferentes etapas que ha
tenido nuestra ciudad, por ser de gran carácter simbólico es una calle que da paso a diferentes
manifestaciones de estudiantes, obreros, campesinos. Al día de hoy, la Carrera Séptima es un
espacio en el que se muestra una variada muestra cultural, es peatonal desde el año 2002 y
también es posible el uso de la bicicleta es una vía con gran movimiento comercial y artístico
para la ciudad.
3.3 Un primer paso hacia la organización dentro del espacio público y las prácticas
artísticas
33
De la Bogotá Humana nace la iniciativa de los corredores culturales y, en el año del 2015, se
expidió la Resolución 723 (octubre 26) de 2015 que alude al adelanto del Plan Piloto de
Peatonalización de la Carrera Séptima
Con el fin de hacer de este un espacio en el que predominen las actividades
artísticas de la ciudad, al tiempo que se da visibilidad a estas prácticas, se
estimula el dialogo con la ciudadanía y se promueve el uso adecuado del
espacio público.
Hacia el año 2015 la Carrera Séptima era el lugar que solía frecuentar para tocar; y fue en
una de esas salidas que se acercaron a nosotros, personas de la alcaldía donde nos invitaban a
asistir a una reunión con otros artistas para hablar de la Resolución y determinar los espacios
específicos que nos otorgarían dentro de la Carrera Séptima en el tramo que comprendía de
la calle 10 a la Avenida Jiménez para realizar nuestra practica de forma organizada y
democrática con los demás artistas, con el objetivo de impulsar el tránsito por la Carrera
Séptima donde predomine las actividades culturales, se fomenten los recorridos a pie y en
bicicleta, que contribuyan a disminuir los niveles de contaminación, así lo menciona el
documento de la Resolución expedido por la alcaldía; en ese momento se asignaron
diferentes puntos de la Carrera Séptima para que los artistas se ubicaran por determinado
tiempo a ejercer su práctica artística, según su actividad, (danza, música, artesanía) se daba
una organización de tal manera que la cercanía del uno con el otro no generara saturación. En
la implementación del plan piloto, que duró aproximadamente tres meses, en la práctica se
estipuló:
34
Artículo 1. Objeto. Adoptar el modelo de organización y programación
del Plan Piloto Fase 1, para las prácticas artísticas en el espacio público
del Paseo Peatonal de la Carrera Séptima – entre calle 10 y Avenida
Jiménez.
Parágrafo: Con este Plan Piloto se espera contribuir a la cualificación
de las prácticas artísticas realizadas en el espacio público, mediante la
visibilización y divulgación de estas.
Se determinaron Zonas de Aprovechamiento Cultural1 con tres franjas horarias de lunes a
viernes empezando desde las 12 y terminando a las 7:00 p.m. los fines de semana y festivos
se adiciona una franja en la mañana empezando desde las 10:00 a.m., teniendo en cuenta los
criterios de saturación y rotación de los artistas en las diferentes Zonas de Aprovechamiento
Cultural. La Dirección de Arte, Cultura y Patrimonio fue la encargada de la programación de
los artistas; los artistas que realizábamos nuestra práctica en la calle debíamos hacer un
registro en la base de datos de la Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte, bajo
el control, seguimiento y evaluación por parte del Comité de programación conformado por:
Dos representantes de la Dirección de Arte, Cultura y Patrimonio de la Secretaría
Distrital de Cultura, Recreación y Deporte.
Un representa de la Subdirección de Artes del IDARTES.
Un representante de la Subdirección Sinfónica de la OFB
1 Zonas de Aprovechamiento Cultural: Se entiende como aquellos espacios utilizados para la circulación de prácticas artísticas, de conformidad con la caracterización realizada por la Dirección de Arte, Cultura y Patrimonio de la Secretaria Distrital de Cultura Recreación y Deporte.
35
Un representante de la Subdirección Operativa de la FUGA.
La Resolución 723 de 2015, anexo del presente trabajo, en el artículo 8 señaló que
mensualmente se haría un control, seguimiento y evaluación del Plan piloto por la Secretaria
Distrital de Cultura, Recreación y Deporte y sus entidades adscritas para el cumplimiento,
verificación y las condiciones y deberes establecidos para las zonas de aprovechamiento
cultural, así de los resultados obtenidos de la aplicación del Plan Piloto se establecerían las
estrategias y acciones destinadas al buen desarrollo de las prácticas artísticas.
Artículo 10. Compromisos de los artistas en las zonas de aprovechamiento
cultural.
1. Respetar y acatar la legislación nacional y distrital en materia de espacio público,
seguridad, ruido y demás normas que garanticen la convivencia pacífica y normal
desarrollo de las actividades culturales y artísticas.
2. Restablecer cuando haya lugar, a su estado inicial el espacio público, destinado para las
zonas de aprovechamiento cultural, so pena de reparar los daños y demás situaciones o
elementos que alteren el estado del mismo.
3. Mantener el espacio asignado en condiciones de higiene y aseo.
4. Está prohibida la sesión total o parcial a un tercero, de la franja programada al artista.
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5. Está totalmente prohibido el consumo de bebidas alcohólicas y estupefacientes en las
Zonas de Aprovechamiento Cultural, así como la presentación artística bajo el efecto de
los mismos.
6. El artista deberá respetar la asignación del espacio y franja horaria asignada.
Con la intención de construir un plan de acción que permitiera a corto y mediano plazo la
ejecución de estrategias que favorecieran la actividad artística en el espacio público se
evaluaría el modelo constantemente para hacer las correcciones a que hubiese lugar y
progresivamente se iría aplicando en otros espacios públicos de la ciudad.
Con la Resolución 723 del 2015 se dio un primer paso para que visibilizando las prácticas
artísticas dentro del espacio público se genera una organización y un potencial cultural
importante como parte del proyecto de revitalización del centro de la ciudad de Bogotá, para
los transeúntes fue una medida que observaron que impactaba de forma positiva al corredor
cultural de la Séptima pues ya no se veía la saturación acostumbrada en este sector, así nos lo
compartieron algunas personas que se acercaban a darnos su opinión de manera espontánea,
al estar realizando nuestra práctica en estos espacios, por otra parte algunos artistas a pesar
de que inicialmente vieron con buena acogida el Plan Piloto, en el desarrollo del mismo no se
sintieron cómodos pues dependiendo de la franja horaria asignada y el espacio asignado
mencionaban no tener la misma acogida de la gente y por ende sus ingresos se veían
afectados de tal manera que algunos artistas buscaron a lo largo de la Carrera Séptima otros
espacios que no contemplaba el Plan Piloto, en esta primera fase, por ejemplo el tramo de la
Avenida Jiménez a la Calle 19 y de la calle 19 a la calle 26 para seguir haciendo su práctica
artística. En la puesta en marcha de esta organización se van distinguiendo aspectos que
37
resaltan de forma positiva el componente artístico que se venía dando en la calle, por un
aparte una ciudad que hace lectura de los nuevos formas de comunicación que se van dando
con el arte y la intervención en el espacio público es una ciudad que valora y legitima las
expresiones culturales como potencial para fortalecer la diversidad, inclusión, participación,
oferta turística y económica entre otras, como ya lo había mencionado antes.
Una vez finalizado el tiempo para el desarrollo del Plan Piloto, en concertación con la mesa
de trabajo se habló sobre aspectos que contribuirían a mejorar y quizás regular de manera
definitiva el ejercer esta actividad en las calles de la ciudad, sin embargo con los cambios de
administración el darle continuidad a este proyecto y seguir trabajando por la mejora y
visibilidad de las prácticas artísticas que se desarrollan en la ciudad se vio olvidado,
eventualmente nos comentaban que seguían las mesas de trabajo por parte de la secretaria de
cultura acercando a la policía en este dialogo pues con medidas como la recuperación del
espacio público que impactaba fuertemente a los vendedores ambulantes, los artistas también
nos vimos nuevamente en discusiones con la policía por que solían retirarnos,
prohibiéndonos el desarrollo de nuestra práctica; como también habían policías que se
acercaban con el fin de degustar de la oferta cultural que encontraban en este espacio,
entonces había y de hecho persiste al día de hoy una especie de fragmentación en el dialogo
que se había entablado con la implementación del Plan Piloto en relación con entidades del
distrito, los artistas y los transeúntes.
Con el paso del tiempo algunas otras zonas del centro lanzaron a peatonalizar ciertas calles
por un lapso de tiempo determinado, pero de igual manera no han tenido continuidad como
por ejemplo en una época la calle 11 desde la Carrera Séptima hasta la carrera 4.
38
Queda mucho, o mejor todo por hacer con relación al tema de tocar en la calle, no se puede
echar en saco roto medidas como el Plan Piloto que busco posicionar a Bogotá como una
ciudad con un movimiento cultural que ha ido acrecentando sus raíces fuera de los espacios
Institucionalizados para ello.
39
4. Metodología
Para el desarrollo de este trabajo, seguí los parámetros de la Investigación - Acción que
consiste en un proceso reflexivo, de participación de los actores de la investigación (el sujeto
investigador, los sujetos investigados y el problema o interés temático). Es un proceso
sistemático de aprendizaje, orientado a la praxis, implica registrar recopilar analizar nuestros
propios juicios reacciones e impresiones en torno a lo que ocurre y realiza análisis crítico de
las situaciones (Mctaggart, 1988).
De esta manera el proceso de investigación inició con la identificación del contexto histórico
de uno de los lugares de tradición en la ciudad de Bogotá para el desarrollo de las prácticas
artísticas como lo es la Carrera Séptima, si bien tuve la oportunidad de tocar en otras zonas
de la ciudad, con el paso del tiempo estas se han visto restringidas para el desarrollo de estas
prácticas como lo es tocar en la calle, por eso este proceso de Investigación se centró en uno
de los espacios en los que aún se permite realizar esta práctica como lo es el corredor cultural
del centro de la ciudad.
Luego, se indagó sobre documentos que posibilitaran el análisis de políticas públicas y
culturales que relacionaran y contemplaran las prácticas artísticas realizadas en el contexto
del espacio público.
De igual manera, hubo acercamiento a agrupaciones musicales que vienen ejerciendo la
práctica de tocar en esta zona, principalmente, y en otros lugares de la ciudad con el fin de
que compartieran las anécdotas que se suceden en el desarrollo de esta práctica, y su sentir
hacia la misma.
40
Se sistematizó la información (transcripción de las historias y se resumió la información que
se consultó).
Se realizó el análisis de la información que desde mi experiencia práctica he podido
vivenciar y tejer los diálogos que compartía con otros músicos y personas que suelen
transitar el sector.
41
5. La calle escenario para la construcción de ciudad: relatos de músicos callejeros de
Bogotá. Anecdotario
5.1 Machemache
Agrupación que nos lleva por los sonidos del rock, pop y salsa a través del teclado, batería,
saxofón, trompeta, bajo y voz.
Caminante: Nombre artístico de uno de los integrantes; nuestro informante de la narración
siguiente.
Edad Aproximada: 33
Vengo de República Dominicana la experiencia con la gente es muy “chimba”, hay mucho
acercamiento con el público es más directo y uno también siente esa energía con la gente y
eso hace que uno se inspire a seguir haciendo esto, haciendo arte, haciendo música.
Soy músico y vengo haciendo música desde México; llevo tocando alrededor de un año en
Bogotá, y con la banda ocho meses, en República Dominicana, en el centro histórico hasta
el momento es que se ve que algunos músicos se estén motivando a salir a tocar, pero con
formatos más pequeños tríos o cuartetos.
Aquí en Bogotá es uno de los lugares donde más he estado y he visto que pasa esto es una
experiencia muy bonita por que aporta mucho a la ciudad, aporta mucho en el turismo y a
los músicos a los artistas a que se desarrollen y que la gente vea lo que están haciendo
también -ósea es muy importante que las cosas se den; a veces pasa que la policía o la
gente de las oficinas no quiere que se toque por la bulla pero igual opino que se siga
42
haciendo esto aquí, porque esto ayuda mucho a la ciudad y da otra cara al que no vive
aquí.
Una anécdota muy loca que me pasó aquí un domingo fue, que conocí a una chica y me dijo
que me amaba, eso fue muy loco.
El grupo se llama MACHEMACHE salimos a tocar a otros lugares, bares, restaurantes
ocasionalmente.
Lo que recordaría cuando me vaya son las caras lindas de todas estas personas que veo a
diario, por lo menos, aunque uno este mal uno ve a las personas sonreír con lo que uno está
haciendo y eso cambia, es una satisfacción.
5.2 Ritmo, Tambor y Canto
Agrupación de música tradicional de tambores provenientes de Venezuela del estado de
Yaracuy y del Estado de Carabobo
José: director del grupo; nuestro informante de la narración siguiente.
Edad Aproximada: 40 años
Yo tenía actualmente un grupo en Venezuela, pero me vine y no me pude traer a mi grupo
por cuestiones y razones de dinero; pero, bueno, ellos me adoptaron aquí; como a mí me
gusta mucho la cultura quise participar con ellos en el grupo.
Los tambores se llaman campana y en Venezuela le dicen tambora son hechos del tronco de
Aguacate, secan el tronco le sacan todo lo de adentro y hacen el tambor estos hacen los
43
brillos, el más largo se llama Cumaco también es hecho del tronco de Aguacate y lleva el
ritmo, su sonido es bajo y es el más largo de todos mide aproximadamente dos metros y
medio y estos son los Laure o palos de vera que uno los toca sobre la madera del Cumaco y
hacen el ritmo en conjunto con las campanas el cumaco los laures y el cantante.
Yo llegué hace tres meses, ellos ya llevan tiempo aquí, pero particularmente las anécdotas
que he tenido es que verdaderamente la gente no ha aceptado tanto las personas de aquí que
son los compatriotas colombianos tanto como el venezolano que de una u otra manera
después de salir de sus labores se viene a desestresar y a divertir con nosotros aquí.
Nosotros tratamos de mantener el orden porque en realidad nosotros lo hacemos porque nos
gusta y por qué somos embajadores de la cultura de nuestro país y aparte de que los
hacemos porque nos gusta y que somos embajadores de la cultura de nuestro país, lo
hacemos también porque de ahí de una o de otra manera sacamos los pesos y nos ayudarnos
con los pasajes o cualquier cosa que necesitamos.
Algunos colombianos si bailan pero otros no porque no tiene esa sangre negroide como la
que tiene uno y cuando escucha el tambor se le paran los bellos, la gente nos llega nos
traen refrescos, nos traen mentas, comida y nos colabora porque les gusta, quieren que uno
esté aquí tocando para ellos librar el estrés, como dije; porque cuando salen de sus labores
quieren librar el estrés, se vienen para acá para la Séptima a escuchar los tambores a
pasear un rato pero más que todo se concentran es aquí.
Es importante porque así las personas que no conocen de estos ritmos o de los instrumentos,
muchos se nos acercan y nos preguntan que por qué el tambor es tan grande, ellos
verdaderamente van aprendiendo de la cultura de cada país, y de las tradiciones de cada
44
país por lo menos a nosotros nos ha servido mucho porque cuando vamos en el
Transmilenio o cuando tocamos aquí mucha gente se nos acerca y nos pregunta cómo se
llama este tambor que hace el tambor y entonces uno les explica; entonces yo digo que es
importante porque aparte de que la gente aprende, escucha, se divierte y así conoce el
talento que tiene uno.
5.3 Cacharrito
Cacharrito así se hace llamar un abuelito que vive en el Centro de Protección Social, Bosque
Popular, que nos compartió una historia en el marco del proyecto Mnemosine iniciativa
ganadora del programa distrital de estímulos, Comunidades Creativas 2017, del cual hice
parte como tallerista, en las sesiones de tradición oral, bajo la temática ‘La Bogotá antigua’ y
acompañada de la música de la época, en su instrumentación típica como lo son la Bandola
Andina y el Tiple, surge esta narración.
En los años 70 surgió un maestro que vivió en el barrio Las Colinas, el maestro Ariza. Un
día con el Mono Núñez nos fuimos a un festival muy famoso a tocar; estábamos
compartiendo y llegó la policía chulavita, nos pidieron papeles, yo no tenía papeles, me
dijeron que yo tenía pinta de montañero. Que nos quedáramos quietos, luego le dicen a mi
compañero músico, usted qué hace, él les contesta yo soy bandolero, nunca se nos olvidará
hasta la tumba, llegó la policía, sacó el revólver y lo mataron. Él tocaba la bandola y por
decir que era bandolero lo mataron, en ese tiempo a los guerrilleros se les decía bandoleros
o chusma.
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5.4 Parranda Venezolana
Agrupación de música tradicional de Venezuela, de tambora costera y tambor llamador,
guacharaca, voz y maracas.
Es una agrupación que lleva poco tocando en la calle, cada uno de los intérpretes han ido
llegando a la ciudad de Bogotá en diferentes fechas; por ejemplo, el cantante tiene cinco
meses, el tamborero tres meses, y dos meses la mayoría de los integrantes. La agrupación
como tal está conformada hace un mes, aproximadamente; dicen que se conocían en
Venezuela, pero allí no hacían música juntos y encontrándose aquí es donde decidieron
reunirse.
En ocasiones salimos a algunos sectores del norte. La receptividad de la gente ha sido muy
buena como dicen los compañeros de 10 colombianos hay uno que no nos quiere, pero
bueno no importa porque nosotros vinimos fue a trabajar para poder ayudar a nuestras
familias en Venezuela y por lo demás la gente apoya el arte venezolano y nos ha dado mucha
alegría que les guste los músicos venezolanos.
Los ritmos que estábamos interpretando salen de una fusión que creamos entre un ritmo muy
conocido que hay aquí en Colombia como lo es el Bullerengue con otro ritmo de Venezuela
que se llama Sangeo y la letra de la canción es venezolana que se llama Carolina Cao.
Entre las varias situaciones que nos han pasado, tanto buenas como malas, más buenas que
malas, pero la última mala que nos pasó fue que nos llegó al sitio donde nosotros tocamos,
nosotros tocamos en la 100, llegó la migración y nos llevó a la sala, claro todo bien porque
todos estamos legales con nuestro pasaporte y nuestras cosas y nos dijeron que no podíamos
46
seguir tocando, eso fue una de las anécdotas más desagradables que hemos pasado, de
resto gracias a Dios es muy bueno, la gente nos ha tratado muy bien nos han brindado
mucha ayuda, en Venezuela cada uno se dedicaba al ejercicio de su profesión por ejemplo el
cantante es bombero, otro integrante es TCU en Informática, otro es profesor de música,
también hay un Licenciado en deportes y yo también soy músico profesional percusionista ex
integrante del sistema de orquestas de Venezuela y, bueno, como te dije haya cada quien
tenía su vida por la situación que ya todos conocen aquí nos encontramos y decidimos poner
a prueba el talento que cada uno tiene.
Terminan resaltando el valor de esta actividad como un aporte a la cultura, algunos de ellos
dicen que de igual manera su vida es la música, a esto se dedicaban desde su profesión en su
país natal y dicen que la música es su vida y aquí gracias a Dios han podido hacer lo mismo a
la vez que les genera un sustento.
5.5 Esteban Parra
Es un joven que interpreta la bandola andina, con ritmos de tradición popular como los
bambucos y pasillos entre otros, ha hecho estudios en música, pero actualmente está
culminando una Licenciatura en Artes.
Se ubica en puentes peatonales sobre el sector noroccidental de la capital.
Estudié un poco y la tomé como de hobby y después no la ejercía como tal en la calle, la
ejercía en lugares como bares y luego entré a estudiar una licenciatura, y me formé para ser
profesor, pero ser músico es mi hobby, una alternativa a lo que es lo profesional y que a uno
le sale más del alma.
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Primero empecé trabajando en los restaurantes, que era un poco complicado lo hacía con la
guitarra. Después, empecé a tocar la bandola andina y a estudiar la música colombiana y la
empecé a tocar en la calle porque nadie lo hace.
Menciona que, filosóficamente, la música es una de las artes liberales de Kant.
Es un poquito de rigor; lo económico esta secundario. A mí me gusta ver los niños, la gente
que uno no piensa que le va a dar las gracias, otra gente que también le colabora a uno,
otra gente que pasa derecho, pero voltea la cabeza. Y, pues esencialmente en la calle es
porque creo que es un reto. Yo me hago aquí en la 68 por lo general y uno encuentra es
músicos en el centro y de músicos de jazz, de música del caribe. Entonces lo hago porque me
nace, es entretenido y nadie me molesta, me dedico a tocar hace como dos o tres años en los
restaurantes y de tocar en la calle hace como un año a año y medio, uno viaja es como una
ley para aprender a viajar.
Cuando toco en los restaurantes me acompaño de un amigo que toca el cuatro y cuando toco
en la calle toco solo, he tocado también en el puente del Titán pues siempre anda uno
haciendo música. También, a veces, uno ensaya en el bus y es raro; la gente se extraña. La
verdad, lo hago porque se me da la gana. A sacar el instrumento donde sea y ojalá que sea
un hábito que no se pierda: sacar el instrumento en cualquier lado, sea lo que sea, y hacer
música que no sea tan digital, sino más en vivo. A la gente le gusta porque, por lo general,
la música colombiana va en caída y los instrumentos colombianos, también, y la gente no se
da cuenta y pues uno toca aquí también otros ritmos, pero la gente siempre espera otros
ritmos más populares.
48
Y a mí se me acerca más cierta población de jóvenes y mucha población adulta porque
conocen de bambucos, porque conocen las cumbias y eso los entretiene es como un
experimento social; pienso así, y llevo esto al aula cuando tengo que dar clases.
También conozco otros músicos que lo hacen en los buses, a mi casi no me gusta subirme a
los buses, porque me da miedo que se me caiga la Bandola, lo bueno de esto es que lo que
yo necesito con ser profesor, es que ningún día es igual, nunca vuelve a pasar lo mismo no
es repetitivo, el ensayar es la disciplina y eso va con el trabajo de uno.
Resalto la actitud de los niños: se le acercan a uno; pues no son instrumentos que se
encuentran en la calle; preguntan cómo se llama el instrumento y los motivo a que la
busquen y la toquen.
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Conclusiones
Vivir la ciudad como un espacio de disfrute, de goce, despierta en sus habitantes un mayor
sentido de pertenencia con la misma, además de fortalecer mecanismos de participación
ciudadana y reconocimiento cultural. Por ello, se precisa:
Visibilizar y buscar mecanismos de organización en las prácticas artísticas que se vienen
acrecentando cada vez más en los espacios públicos de la ciudad.
Crear políticas culturales que contribuyan, cada vez más, a mejorar la calidad artística
que está presente en las calles.
Diseñar e implementar mecanismos para disminuir los niveles de contaminación auditiva
y visual.
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Anexo
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