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LA INSURRECCIÓN
Acostado para tratar de debilitar su cansancio, Kyo esperaba. No había encendido
la lu, no se !o"ía. No era #l $uien pensaba en la insurrecci%n& era la insurrecci%n "i"a en tantos cerebros co!o el sue'o en tantos otros, la $ue pesaba sobre #l hasta
el punto de $ue ya no era !(s $ue in$uietud y espera. )enos de cuatrocientos
*usiles, en total. +ictoria& o tiroteo, con alunos per*ecciona!ientos. Al día
siuiente. No- en seuida. Cuesti%n de rapide- desar!ar en todas partes a la
policía, y, con los $uinientos )(user, ar!ar los rupos de co!bate, antes de $ue
los soldados del tren blindado uberna!ental entrasen en acci%n. La insurrecci%n
debía co!enar a la una la huela eneral, por tanto, a las doce, y era preciso
$ue la !ayor parte de los rupos de co!bate estu"iesen ar!ados antes de las
cinco. Las !asas se hallaban dispuestas. La !itad de la policía, abru!ada por la
!iseria, se pasaría, sin duda, a los insurrectos. /uedaba lo otro. 0La China
so"i#tica1, pensaba. Con$uistar a$uí la dinidad de los suyos. 2 la URSS
au!entaba a seiscientos !illones de ho!bres. +ictoria o derrota, el destino del
!undo, a$uella noche, "acilaba allí. A !enos $ue el Kuo!intan, despu#s de
to!ada Shanhai, no tratase de aplastar a sus aliados, los co!unistas... Se
sobresalt%- la puerta del 3ardín se abri%. El recuerdo recubri% la in$uietud. 4Su
!u3er5 Escuchaba- la puerta de la casa se "ol"i% a cerrar. )ay entr%. Su capuch%n
de cuero aul, de un corte casi !ilitar, acentuaba lo $ue había de "iril en su andar y hasta en su se!blante boca rande, nari corta, p%!ulos abultados, propios de
las ale!anas del Norte.
4Es eso para ahora !is!o, Kyo5
Sí.
)ay era !#dica de uno de los hospitales chinos, pero "enía de la secci%n de
!u3eres re"olucionarias, cuyo hospital clandestino diriía-
6Sie!pre la !is!a cosa, 4sabes5 Acabo de "er a una !uchacha de dieciocho a'os
$ue ha intentado suicidarse con una ho3a de a*eitar en el palan$uín del
!atri!onio. La obliaban a casarse con un bruto respetable... La han lle"ado con
su "estido ro3o de no"ia, todo #l !anchado de sanre. La !adre iba detr(s- una
so!bra !in7scula, des!irriada, $ue solloaba co!o es natural... Cuando le hice
saber $ue la !uchacha no se !oriría !e di3o- 0 89obrecilla: Sin e!baro, casi sería
una suerte para ella $ue se !uriera...1 Una suerte... Eso dice !(s $ue nuestros
discursos acerca del estado de las !u3eres a$uí...Ale!ana, aun$ue nacida en
Shanhai& doctora en ;eidelber y de 9arís, hablaba el *ranc#s sin acentoe
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hacia atr(s, para $ue *uese !(s *(cil peinarlos. =l sinti% deseos de acariciarlos. La
*rente, !uy despe3ada, tenía ta!bi#n alo de !asculino& pero, desde $ue había
cesado de hablar, se *e!iniaba Kyo no apartaba de ella los o3os, a la "e por$ue
el abandono de la "oluntad dulci>caba sus *acciones, por$ue el cansancio las
distendía, y por$ue estaba sin boina.
Andr# )alrau