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La oportunidad de realizar una investigación de la ex cárcel pública deCampeche se debió al apoyo del Ayuntamiento de esta ciudad, a travésdel programa Sitios Históricos y Culturales, financiado por la Secretaríade Desarrollo Social, cuyo objetivo fue la restauración del edificio entre1993 y 1994.

La exploración arqueológica de la ex cárcel pública de Campeche, aunada a la in-vestigación histórica y al análisis arquitectónico permitió definir y reconstruir algunosespacios arquitectónicos de los siglos XIX y XX de la antigua prisión.

El edificio en comento es conocido como el Hospicio o como la ex cárcel,1 y actual-mente alberga al Archivo Municipal de Campeche. Se encuentra ubicado en el inte-rior de lo que fue el recinto amurallado de la ciudad y está marcado con el número 48de la calle 63, entre la 16 y la 18 (véase figura 1).

Antecedentes históricos

La cárcel pública de Campeche ha tenido por lo menos cuatro sedes desde que fue ins-taurada formalmente en la ciudad, la primera funcionó en la época novohispana y estu-vo situada en la esquina oriente de la plaza principal. La segunda ocupó de manera pro-visional el cuartel del Batallón núm. 16, entre 1844 y 1845, para después ser trasladadaal edificio conocido como el Hospicio en la calle 63, donde funcionó como prisiónde 1845 a 1983. En esta última fecha fue inaugurado el “moderno” centro penitenciario deSan Francisco Kobén, ubicado a pocos kilómetros al noreste de la ciudad de Campeche.

La prisión de Campeche durante los siglos XIX y XX

VICENTE SUÁREZ AGUILAR*

* Centro INAH-Campeche.1 Catálogo Nacional de Monumentos Históricos, México, Coordinación Nacional de Monumentos Históricos,INAH, 2005.

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No se tiene noticia de la fecha desde la cual se es-tableció la cárcel en su antiguo local, que ocupódurante muchos años, en la esquina oriente de laplaza principal (contra esquina de la Catedral). Unmuro alto y ruinoso que aproximadamente teníacuarenta metros por cada una de las calles com-prendidas en el ángulo del terreno correspondien-te, cercaba el mismo; su única entrada era por unportón colocado con vista al norte, frente a la pla-za, en cuyo centro se levantaba el edificio de laCárcel.2

El 25 de noviembre de 1833, por decreto delCongreso del Estado de Yucatán al que pertene-cía la ciudad de Campeche: “Se dispensa a lospresidiarios de la Capital y Campeche el tiem-po que les falte para sus condenas por los servi-cios que prestaron a la humanidad durante losestragos del Cólera morbo”.3

El 11 de abril de 1839 se presentó al H. Ayun-tamiento de Campeche un proyecto para refor-

mar el régimen interior de la cárcel pública que,al parecer, nunca fue aplicado. Por medio de estapropuesta se pretendía distribuir el edificio encinco departamentos o salas para: detenidos, en-causados, presidiarios, corregidos y distinguidos.4

Hacia 1842 el Ayuntamiento propuso trasla-dar la prisión a un lugar menos céntrico, por loque se nombró una comisión encargada de estu-diar el proyecto y proponer un lugar apropiadopara tal efecto. Fue elegido el Hospicio, fabrica-do en 1840 y que originalmente ocupó la escue-la Misericordia. Los propietarios del predio eranherederos de don Miguel Duque de Estrada,quienes lo cedieron al Ayuntamiento. El 18 deagosto de ese año, el maestro mayor de alarifes,don José de la Luz Solís presentó el plano de lanueva cárcel, mismo que fue aprobado de inme-diato, pero no llevado a cabo debido a las hostili-dades entre las fuerzas de la plaza y las tropasmexicanas posesionadas del cerro La Eminen-cia.5 Recordemos que desde el 20 de octubre de1841 la península de Yucatán, que tenía entresus principales poblaciones a Campeche, se ha-bía proclamado como república libre e indepen-diente del México centralista, cuyo ejército expe-dicionario puso sitio a la “ciudad de las murallas”en 1842.6

El 13 de febrero de 1843 el inmueble antiguode la plaza principal fue testigo del asesinato desiete presos políticos.7 Un año más tarde se efec-tuó el remate del solar y del inmueble a favor dedon Juan Francisco MacGregor por la suma de4,231 pesos, quien lo demolió para construir suresidencia; de ahí la disposición de trasladar pro-visionalmente la prisión al cuartel del Batallón

2 Juan de Dios Pérez Galáz, Diccionario geográfico, históricoy biográfico de Campeche, Campeche, Gobierno del Estado,1979, p. 56.3 Francisco Álvarez Suárez, Anales históricos de Campeche1812-1910, t. I, Campeche, Ayuntamiento de Campeche/Maldonado Editores, 1991, p. 258.

4 Ibidem, p. 313.5 Ibidem, p. 378.6 José Susano Durán Esquivel, Historia de la bandera de lapenínsula de Yucatán, Mérida, Talleres Gráficos del Sudeste,2001, pp. 10 y 15.7 Francisco Álvarez Suárez, op. cit., t. I, pp. 351-354.

Figura 1. Ubicación de la antigua prisión de Campeche dentro del recintoamurallado de la ciudad. Archivo Centro INAH-Campeche.

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número 16, que se verificó con el acuerdo del co-ronel de aquel batallón.8

Los trabajos de remodelación del Hospicio acárcel estuvieron a cargo del alarife José de laLuz Solís y Espinosa para lo relativo a la albañi-lería, José Dolores Baledón se encargó de la car-pintería, y Laureano Ruiz supervisó la pintura; laobra tuvo un costo total de 5,536.81 pesos.9 Di-cha obra fue considerada tan extensa que ademásde reponerse 534 vigas se construyeron garitas,pozos y calabozos, y se instalaron pescantes, re-jas, etcétera. Para el 16 de junio de 1845 los tra-bajos de la nueva cárcel estaban concluidos y lis-ta para ocuparse. La inauguración se llevó a caboel 27 de junio de ese año.10

Los presidiarios tenían asignadas diferenteslabores para beneficio de la comunidad, como elriego de árboles y plantas del parque principalde la ciudad. Al respecto, el viajero francés Desi-ré Charnay, durante su viaje por la entidad a fi-nes de 1886, señala: “En frente de La Lonja seencuentra la gran plaza rodeada de una magnífi-ca reja que se encargó a New York; tiene el pisoenlosado, le prestan su sombra hermosos árbo-les y está llena de flores, que a mañana y tarderiegan los sentenciados a prisión”.11

En los años siguientes los presos construye-ron el aljibe de la cárcel, aunque los trabajos sehicieron con lentitud debido al poco tiempo quetenían los reos para realizar esta tarea. Esa mis-ma situación provocó la clausura de la escuelade primeras letras para los prisioneros, que re-cién se había establecido al interior del edificio,lo que demostró que mientras los presos dedica-

ran todo el día a las labores públicas les iba a serimposible asistir a clases.12 No obstante, el profe-sor José Hilario Morales ofreció enseñar lectura,escritura, gramática y aritmética por la noche,luego que el presidiario terminara su jornada detrabajo; el sueldo mensual que percibía era de 16pesos, más 2 para gastos de tinta y papel.13

La construcción del aljibe duró varios años,de 1889 a 1893, invirtiéndose en ella la suma de2,012 pesos en varias partidas, que incluían lamano de obra, el valor de la pólvora y otros ma-teriales. El aljibe se cerró con bóveda de piedray no con techo de vigas como se había pensadooriginalmente, dotándolo de una tapa de maderae instalándose una bomba para facilitar la extrac-ción de agua, por lo cual se contrató al señor Jo-sé del Carmen Ruiz quien después de haber reci-bido en partidas parciales la cantidad acordada,abandonó la obra y desapareció de la ciudad. Unsegundo contrato incluyó el arreglo y declive delas azoteas y cañerías que debían desaguar en elaljibe.14

Durante el siglo XX se realizaron diversas me-joras a la prisión campechana. En 1903 se insta-ló una enfermería a fin de evitar el traslado delos reos al hospital, ya que implicaba dificultadesde seguridad. En mayo de 1904 se destinan 100pesos para enladrillar el piso de la sala de justi-cia y, a partir del 23 de julio, se construyeronseis calabozos aislados en el fondo del patio, unaarquería unía los antiguos calabozos con los co-rredores formando amplios salones destinadospara los trabajos manufactureros. Se construye-ron, además, excusados y se reparó el techo delos corredores; todo ello con un importe de 3,345pesos.158 Idem.

9 Idem.10 Manuel A. Lanz, Compendio de historia de Campeche,Campeche, Tipografía El Fénix de Pablo Llovera Marcín,1905, p. 369.11 Desiré Charnay, Viaje a Yucatán a fines de 1886, Mérida,Talleres Gráficos Guerra, 1993, p. 49.

12 Juan de Dios Pérez Galáz, op. cit., p. 57.13 Francisco Álvarez Suárez, op. cit., t. II, pp. 256-257.14 Ibidem, pp. 295-298.15 Ibidem, pp. 387-389.

A finales de 1906 se instaló un molino deviento con la tubería correspondiente para abas-tecer de agua a las cocinas y demás servicios delas prisiones, con un costo de 200.97 pesos.16

Dos años después se adquirió una máquina deescribir que facilitó el trabajo de oficina que de-sempeñaba el alcaide de la cárcel.

En 1911 se instaló una maquina trituradora depiedras para utilizarla en la reparación de lascalles de la ciudad,17 labor en la que participa-ban los reclusos. En ese año hubo una subleva-ción de internos con armas punzocortantes, per-petrando la “operación fuga” al apoderarse de lasarmas y parque de la guardia. Los sublevadosconsiguieron fugarse, no sin antes dejar tras desí tres muertos y seis heridos:18 “Poco después,algunos de los prófugos se unieron al movi-miento maderista encabezado por el general Ma-nuel Castilla Brito; otros entraron a formar partedel batallón ‘Aquiles Serdán’, y otros más se li-cenciaron”.19

Tres décadas después, en 1941, se hicieron im-portantes obras de modernización en el penal. Seconstruyó un departamento independiente parala reclusión de mujeres, se edificaron dos am-plias galerías, una para los detenidos y procesa-dos y la otra para los sentenciados, se fabricaronceldas individuales para los reos peligrosos, seinstaló un taller de carpintería, se adaptó un sa-lón especial para la escuela, y se construyeronmás baños e inodoros.20

Debido a que el penal de la calle 63 se saturó,las mejoras que se habían realizado resultaroninsuficientes a corto plazo. Por eso el gobiernodel estado, encabezado por el licenciado RafaelRodríguez Barrera, inició la construcción de uncentro penitenciario en los terrenos de la exhacienda de San Francisco Kobén, para inaugu-rarlo en 1979.21 La obra se concluyó durante laadministración del ingeniero Eugenio Echeve-rría Castellot, en la década de 1980.

Exploración arqueológica

Al no existir antecedentes de otros trabajos ar-queológicos en el lugar, el rescate arqueológicoefectuado en el inmueble comprendió dos eta-pas; la primera consistió en la exploración devarios sectores de la arquitectura y en la excava-ción de calas y pozos estratigráficos. La segundacorrespondió al análisis de los materiales cultu-rales recuperados y de la evolución arquitectóni-ca del edificio.22 Las calas de exploración fueronexcavadas en el lado oeste del inmueble y tuvie-ron como objetivo la definición de los espaciosarquitectónicos, así como las modificaciones quehan sufrido a través del tiempo, en tanto que lospozos estratigráficos fueron trazados en el inte-rior de los cuartos con el propósito de conocerlas distintas ocupaciones del lugar.

En el caso específico de las calas, éstas tuvie-ron una longitud y un ancho variables, aunque ca-be señalar que todas las unidades de exploración,ya sean calas o pozos estratigráficos, fueron con-trolados por capas basadas en los niveles cons-tructivos identificados.

Durante la excavación del primer pozo ubica-

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16 Ibidem, pp. 426-427 y 466-467.17 Juan de Dios Pérez Galáz, op. cit., p. 59.18 Francisco Álvarez Suárez, Anales históricos de Campeche1911-19... Noticias de los jefes políticos y ayuntamientos, suce-sos políticos, mejoras materiales, instrucción pública, tempora-les, epidemias y de publicaciones autorizadas, t. III, Campe-che, Gobierno del Estado, 1977, pp. 15-17.19 Aída Amine Casanova Rosado y Adriana Rocher Salas,Campeche intramuros, Campeche, Publicaciones de la Uni-versidad Autónoma de Campeche, 1995, p. 99.20 Juan de Dios Pérez Galáz, op. cit., p. 59.

21 Idem.22 Vicente Suárez Aguilar y Heber Ojeda Mas, “La excárcelpública de Campeche”, en Arqueología histórica en la Ciudadde Campeche, Campeche, UAC-SEP, 1996, pp. 74-191.

do en el interior del pasillo oeste, fue posibleapreciar dos pisos antiguos formados por mate-rial calizo de textura arenosa, mejor conocido enla región sureste del país como sascab, que aca-so correspondan a las primeras épocas de ocupa-ción del edificio, por estar asociados a mayólicade los siglos XVII y XVIII. Los demás pisos son mo-dernos y de concreto, lo cual es indicativo de re-mozamiento en la ex cárcel durante las décadasrecientes. En el segundo pozo, que estuvo situa-do en el interior del cuarto sur del lado oeste, selocalizaron tres pisos de distinta época y factura,siendo el más antiguo un apisonado de sascab, elpiso intermedio era empedrado o más bien enla-jado con recubrimiento de estuco, y, finalmente,el último nivel fue de concreto. Dentro del ter-cer pozo practicado al interior del cuarto sur dellado este, se encontraron evidencias de al menostres pisos antiguos formados por apisonadoshechos de sascab a diferentes niveles, lo cual losrelaciona con diferentes ocupaciones que tuvo elinmueble. Otro piso consistió en un enlajadoperfectamente acomodado, pero más recienteque los pisos de sascab, mientras que el piso másmoderno era de mosaico de pasta rojo. Dato inte-resante fue también el hallazgo de un caño con-temporáneo fabricado con ladrillos de barrococido que median 14 × 9 cm.

Respecto a las calas de exploración, la deno-minada cala 1, situada en el interior del corredoroeste del inmueble, mantuvo, en términos gene-rales, las mismas características que el pozo 1,como los dos pisos antiguos de sascab y los dosmodernos de concreto, aunque presentaba alte-ración en el perfil sur. Mediante esta cala fue po-sible determinar que el pilar que da inicio a laarquería interior, fue en origen un muro con unvano de acceso, es decir, este pilar, como los de-más, corresponde a una remodelación del edifi-cio, ya que originalmente había formado parte

de un muro divisorio con varios accesos que co-municaban el corredor con amplios espacios.

En la cala 2, practicada también en el interiordel pasillo poniente, se localizaron varios pisosformados por apisonamiento de sascab a diferen-tes niveles, que indican diferentes ocupacionesdel lugar o remozamientos para subir el piso endistintas ocasiones. También se confirmó que elpilar formaba parte del paramento identificadoen la primera cala, sólo que visto desde el extre-mo opuesto del acceso.

La excavación de la cala 3, que fue hecha den-tro del corredor oeste, permitió la identificaciónde dos pisos de sascab antiguos que se relacionancon las primeras ocupaciones de la ex cárcel. Seregistró la extensión del paramento original has-ta encontrar el acceso antiguo, evidenciando quelos pilares de mampostería son producto deremodelaciones en el interior del edificio.

En la cala 4, ubicada en el exterior del pasilloponiente, pudimos apreciar que la base de unacolumna cilíndrica perteneciente a la arqueríaexterior del pasillo está asentada sobre los restosde un muro de mampostería que aún conservasu enlucido de manera parcial (véase figura 2).

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Figura 2. Columna que descansa sobre los restos de un antiguo muro. Archi-vo Centro INAH-Campeche.

I. Piso de cemento con grava

II. Relleno con tierra negra

III. Aplanado de sascab relleno

con tierra negraIV. Aplanado de sascab. Tierra

negraV. Aplanado de sascab. Tierra

café

CORTE NORTE

ANTIGUO MURO

BASE

COLUMNA

Dicho paramento correspondería probablementea un edificio del siglo XVII o del XVIII, ya que estáubicado en el Centro Histórico de Campeche,además de que durante las excavaciones se obtu-vieron materiales cerámicos significativos ydiagnósticos de los siglos XVII y XVIII como lamayólica.

En resumen, podemos decir que las eviden-cias históricas más tempranas las encontramosrepresentadas por el muro revocado localizadoen la cala 4, así como por los niveles más pro-fundos de apisonados de sascab hallados tantoen los pozos como en las calas, al estar asociadosa mayólica fechada para los siglos XVII y XVIII.Después identificamos corredores con arqueríasde columnas cilíndricas y dos habitaciones conpisos enlajados que se remontan al siglo XIX. Porúltimo, notamos cómo los paramentos con va-nos de acceso más estrechos —que comunicabana los corredores mencionados con amplios espa-cios interiores que eran seguramente las cel-das— fueron transformados en arquerías a ba-se de pilares de mampostería a principios delsiglo XX.

Análisis arquitectónico

El edificio es de un solo nivel y su fachada prin-cipal mide 42.40 m de longitud. Presenta cuatroventanas al lado derecho, dos de ellas en posi-ción vertical y las otras dos colocadas horizon-talmente. En el lado izquierdo hay tres ventanasen forma horizontal; en ese mismo costado ve-mos el garitón de la guardia (véase figura 3).

Al centro de la fachada está el acceso al edifi-cio formado por un arco adintelado delimitadopor pilastras con capitel que rematan en doblemoldura delgada sobre la que hay una cornisa; apartir de ésta continúan las dos pilastras y capi-teles que rematan en la cornisa superior, la cual

corre a lo largo del muro de la fachada. Entre laspilastras hay una placa de cantera con la ins-cripción “A D 1804” que tal vez indique la fechade conclusión del inmueble. El remate de la fa-chada es un frontón mixtilíneo, que más bienasemeja una forma acampanada con un nicho, ysobre ella hay una cruz.

En ambos lados del área del portal se encon-traron varios cuartos divididos por muros delga-dos y comunicados con el pasillo principal. Di-cho corredor tiene seis arcos de medio puntoque miran hacia el patio, otro que es elípticorebajado con vista al portal, dos más, tambiénelípticos rebajados, que se encuentran tapiadosen sus extremos, y otros dos que comunican conlos corredores laterales de manera que se unenperpendicularmente al primer pasillo. Cada unode estos corredores posee cinco arcos de mediopunto sostenidos por cuatro columnas cilíndri-cas que miran al patio, comunicándose, además,a otro cuarto paralelo cada uno, por cuatro arcossostenidos por pilares de mampostería de sec-ción cuadrangular (véase figura 4).

Al final de los corredores se encuentran va-rios cuartos, los antiguos sanitarios y la fosa sép-tica, en tanto que al centro del patio hay un pozoy el aljibe.

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Figura 3. Fachada del edificio de la ex cárcel de Campeche en la que seobserva la disposición de las ventanas y el garitón de la guardia. ArchivoCentro INAH-Campeche.

El edificio ha sufrido varias modificacionesdesde que fue construido, lo cual obedece a loscambios de uso a que fue sometido. Este inmue-ble albergó un hospicio, una escuela, una prisión,y un importante archivo, con la consiguientetransformación de varios de sus elementos arqui-tectónicos que se requerían según las necesida-des del establecimiento en turno.

Todo parece indicar que la evidencia másantigua se encuentra debajo de las basas de lascolumnas cilíndricas. Se trata de los restos de unmuro perfectamente revocado de una construc-ción anterior al siglo XIX, demolida para dar pasoal Hospicio y que actualmente le sirve de cimen-tación a las columnas.

A pesar de que no fue posible encontrar unplano de la prisión de 1842, si contamos con lavaliosa información histórica publicada porFrancisco Álvarez Suárez, Manuel A. Lanz yJuan de Dios Pérez Galáz, así como con los datosobtenidos de nuestras exploraciones arqueológi-cas (véase figura 5).

Para que el centinela pudiera vigilar la puer-ta y tener a la vista la calle de ambos lados deledificio, se construyó el garitón en 1860 a uncosto de 27 pesos.23 El aljibe concluido en 1893todavía existe.

Diez años después fue modificada la fachadaexterior de la cárcel al instalarse una enferme-ría, “Presentando desde entonces un aspectomás sombrío y naturalmente más en concordan-cia con el establecimiento”.24 Dicha medidaincluyó la colocación de “ventanas altas y uni-formes en sustitución de las que tenía, presen-tando el conjunto un aspecto más agradable a lavista, a la vez de ser más apropiado para la inco-municación con las prisiones”.25 En el materialgráfico de principios de siglo XX, resguardado enla biblioteca del Centro INAH-Campeche se apre-cian tres ventanas horizontales y una vertical acada costado de la fachada, la cual posee un sin-

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23 Francisco Álvarez Suárez, op. cit., t. I, p. 551.24 Juan de Dios Pérez Galáz, op. cit., p. 58.25 Francisco Álvarez Suárez, op. cit., t. II, p. 372.

Figura 4. Planta arquitectónica del inmueble al iniciar los trabajos de libera-ción y previos a la restauración. Archivo Centro INAH-Campeche.

Figura 5. Reconstrucción hipotética de la ex cárcel con base en los datosrecuperados. Archivo Centro INAH-Campeche.

gular almohadillado (véase figura 6). Si se lacompara con la fachada que hoy en día se ve, esposible observar lo siguiente:

•nLa única ventana vertical del costadoizquierdo fue cegada.

•nLa segunda ventana, de izquierda a dere-cha, del costado derecho fue transformadaen vertical.

•nEl almohadillo desapareció, sustituyéndoloun revoco simple y uniforme.

El análisis de la arquitectura del edificio per-mite inferir que los enlajados de los dos cuartosal final de los corredores —laterales izquierdo y

derecho— podrían ubicar la sala de justicia enuno de esos dos espacios (véase figura 7). Tal vezen los primeros cuartos de la construcción sehallaban las oficinas de la dependencia y laenfermería. Por otra parte, los seis calabozos ais-lados quizá se situaron en las últimas habitacio-nes del actual edificio del Archivo Municipal, yaque coinciden con lo expuesto antes al estar enel fondo del patio.

En cuanto a las arquerías mencionadas en1904, estuvieron formadas por arcos de mediopunto sostenidos por pilares de sección cuadran-gular hechos de mampostería, ya que en las ca-las de exploración encontramos, en la base deellos, cimientos y huellas de accesos más estre-chos, lo que demuestra que fueron paramentoslisos con varias puertas que permitieron una me-jor comunicación entre un corredor largo y uncuarto paralelo de igual longitud (véase figura 8).Las tres columnas cilíndricas faltantes del corre-dor lateral derecho confirman que aquí estuvo elárea del techo desplomado y reconstruido en1904. Por último, es necesario señalar que los ex-cusados de principios de siglo XX no correspon-den a los situados en un pequeño cuarto al surdel patio, más bien han de haber sido sustituidosen 1941.

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Figura 6. Aspecto que presentaba la fachada de la cárcel pública deCampeche a principios del siglo XX. Obsérvese la disposición de las venta-nas, el garitón y el almohadillado. Archivo Centro INAH-Campeche.

Figura 7. El enlajado de un cuarto al final del corredor lateral izquierdo, posi-blemente ubica la sala de justicia de la entonces cárcel en ese lugar. ArchivoCentro INAH-Campeche.

Figura 8. Las calas de exploración revelaron que los arcos de medio puntosostenidos por pilares de sección cuadrangular hechos de mampostería, sonlas arquerías mencionadas en 1904, que originalmente eran paramentoslisos con varios accesos. Archivo Centro INAH-Campeche.

Rehabilitación del inmueble

La exploración arqueológica permitió aportar alos trabajos de rehabilitación, información de granvalor relativa a los cambios que ha tenido el par-tido arquitectónico de la ex cárcel pública. La re-habilitación permite “Adaptar espacios a una nue-va función cuando la original ha desaparecido,porque la habitabilidad se ha deteriorado, porquees anacrónica o porque habiendo desaparecido lafunción original es necesario asignar otra al edifi-cio”.26 Los trabajos de restauración y re-habilitación del inmueble para alojar al ArchivoMunicipal, incluyeron la impermeabilización delos techos que aún eran rescatables; la cons-trucción de techos de viguetas y bovedillas en lasáreas que los había perdido al colapsarse; la susti-tución de los techos de vigas que se hallaban endeplorables condiciones por otros techos cons-truidos de viguetas y bovedillas, para finalmentecolocar vigas sin función estructural en los luga-res donde fue renovada la techumbre, con el pro-pósito de darle una imagen más acorde con elcarácter histórico del edificio. Asimismo, se recu-

peraron espacios sin uso y se liberaron variosaccesos tapiados mediante la reposición de trescolumnas cilíndricas faltantes (véase figura 9).

En determinados espacios del edificio, comoal interior del costado oriente, se reconstruyeronde manera total o parcial los muros (véanse figu-ras 10 y 11). Además, fue sustituido el revoco enlas paredes del interior y exterior. Se colocó pisode mosaico de pasta marroquí rojo en los interio-res; piso de cantera en el patio; cancelería y puer-tas de madera y cristal en los vanos elegidos, yfinalmente fue pintado el edificio en su totalidad,con pintura vinílica de color amarillo ocre.

Materiales arqueológicos y culturales

Prácticamente todos los tepalcates recuperadosdurante los trabajos de exploración son materia-les históricos, a excepción de un tiesto que co-

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26 María de la Luz Topete Vargas et al., “Archivo históricomunicipal”, en Boletín de Monumentos Históricos, núm. 13,México, INAH, 1991, p. 47.

Figura 9. Apertura de varios accesos tapiados liberando la mayor parte delos arcos cegados con anterioridad. Archivo Centro INAH-Campeche.

Figura 10. Evidencias del arranque de los pilares de sección cuadrangularque sostuvieron una arquería ya colapsada. Archivo Centro INAH-Campeche.

rresponde al tipo cerámico Chablekal gris finoperteneciente al periodo Clásico tardío (600-800d.C.), aunque tratándose de sólo un ejemplar, supresencia no es significativa.

La mayoría de los materiales está formadapor cerámica alisada y pulida, entre la cual halla-mos los tipos Yuncú sin engobe, Sacpokana rojo y

rojo colonial. Las formas que predominan en elprimer tipo (véase figura 12A) son los comales,los tecomates y las ollas de borde convergente,boca no demasiado estrecha, y cuerpo con pare-des curvo-convergentes, aunque también seencontró un par de bordes semejantes a las vasi-jas de los tipos cerámicos Navulá sin engobe yYacman estriado, las cuales son propias delperiodo Postclásico tardío (1200-1450 d.C.), peroque seguramente por su utilidad se continuaronhaciendo durante la Colonia.

El tipo Sacpokana rojo se caracteriza por susformas de cántaros aparentemente de cuerpopiriforme, asas, cuello alto y con el borde enparéntesis. De los ejemplares recuperados en laex cárcel no se obtuvieron bordes en paréntesis,pero las características físicas de los tiestos co-rresponden al Sacpokana, tanto en la pasta comoen su engobe, y color de base (véase figura 12B).

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Figura 11. Reconstrucción de la arquería colapsada con base en la eviden-cia arquitectónica e histórica. Archivo Centro INAH-Campeche.

Figura 12. Materiales históricos de los tipos: A) Yuncú sin engobe, B) Sacpokana rojo, C) Rojo colonial, D) Vidriado de plomo,E) Jarra de olivo estilo medio, F) Loza fina. Archivo Centro INAH-Campeche.

Al tipo Sacpokana rojo, George W. Brainerd lodenomina Vajilla Roja Burda colonial, la cual tie-ne como precedente a la Vajilla Roja Burda delperiodo Postclásico tardío. La manufactura de laVajilla Roja Burda se prolonga aparentementepor un lapso de 600 años desde que comenzó afabricarse en Mayapán, representando, así, elperiodo más conservador conocido en la historiacerámica de Yucatán.27

Ambas cerámicas, Yuncú sin engobe y Sacpo-kana rojo, se reportan asociadas con materialeshistóricos tardíos en el ex convento de San Fran-cisco de Campeche28 y en un basurero subterrá-neo de la ciudad de Campeche,29 lo que sugierela posibilidad de que su manufactura se hayaprolongado a través de toda la época novohispa-na y aún después de ella, ya que aparece conloza fina del siglo XIX.30 En la isla de Jaina losmateriales históricos recolectados se sitúan cro-nológicamente en los siglos XIX y XX, y entreellos se encuentra el tipo Yuncú sin engobe; sinembargo, en este caso las cerámicas no se halla-ron en contexto, sino en superficie.31 La conti-nuidad de las vasijas de tradición posclásica po-dría explicarse por el éxito que estas cerámicasutilitarias tuvieron a lo largo del periodo inme-diato anterior a la llegada de los españoles, y aque cumplían de manera muy práctica con sufunción de contenedoras de agua y alimentos.

También encontramos gran abundancia de

tiestos denominados por Brainerd como Rojo Co-lonial que portan en la superficie un engobe decolor ladrillo y una pasta de tono más pálido. Losfragmentos corresponden a ollas con engobe enel exterior de sus paredes y a cajetes con el engo-be en el interior y exterior de ellas, teniendo es-tas vasijas el fondo plano. Por otro lado, hay tam-bién algunos pedazos de soportes de pedestalque pudieron pertenecer a algún tipo de cajetesde paredes curvo-convergentes y borde recto di-vergente (véase figura 12C).

El material cerámico con vidriado de plomotiene forma de cazuelas y jarros con asas y su su-perficie posee un barniz plúmbeo de color mosta-za (véase figura 12D). Estas vasijas se caracteri-zan porque el engobe fue aplicado en el interiorde la pieza cuando se trata de cazuelas y en elexterior si son jarros, siendo la cerámica comúnpara la preparación de los alimentos. La cronolo-gía de estas cerámicas abarca desde la primeramitad del siglo XVI;32 no obstante, su manufactu-ra se ha prolongado hasta nuestros días.

Los tiestos pertenecientes a jarras de olivo,también llamadas botijas o botijuelas (véase figu-ra 12E), son del tipo conocido como Estilo medioque John Goggin, fecha entre 1580 y 1880,33 entanto que para Diana López comprenden de1521 a 1700.34 El Estilo medio es la forma de ja-rra de olivo mejor conocida y más ampliamentedistribuida, quizá por su uso prolongado duranteel periodo virreinal,35 por lo que se encuentra en

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27 George W. Brainerd, The Archaeological Ceramics of Yuca-tán, Berkeley, University of California Press , 1976, p. 25.28 Vicente Suárez Aguilar, “Informe del Proyecto San Fran-cisco de Campeche. Temporada 1992-1993”, Campeche, Ar-chivo del Centro INAH-Campeche, 1993, p. 96.29 Vicente Suárez Aguilar y Heber Ojeda Mas, “Exploraciónde una bóveda subterránea en la ciudad de Campeche”, enArqueología histórica en la Ciudad de Campeche, Campeche,UAC-SEP, 1996, p. 187.30 Vicente Suárez Aguilar, op. cit.31 Vicente Suárez Aguilar y Heber Ojeda Mas, “Materialeshistóricos de la isla de Jaina, Campeche”, en Temas Antropo-lógicos, vol. 21, núm. 1, Mérida, UADY, 1999, p. 96.

32 Patricia Ochoa C., “Materiales arqueológicos recuperadosen las excavaciones de la iglesia de San Jerónimo, D.F., tem-porada 1976”, en Rutas de Intercambio en Mesoamérica yNorte de México, XVI Mesa Redonda, Sociedad Mexicana deAntropología, Saltillo, 1980, p. 32.33 John M. Goggin, The Spanish Olive Jar. An IntroductoryStudy, New Haven, Yale University, Publication in Anthro-pology, 62, 1960, p. 23.34 Diana López, Rescate arqueológico en la Droguería Veracruza-na, Cuaderno de Trabajo, 4, México, INAH, 1985, p. 32.35 John M. Goggin, op. cit., p. 11.

cualquier asentamiento español. Al parecer la fa-bricación de estas vasijas fue hecha en Andalu-cía, en el sur de España, puesto que por su tama-ño y peso es improbable que fuesen enviadaslejos del lugar en donde se rellenaban con dife-rentes productos y embarcaban, es decir, Sevillay Cadiz.36 Los principales usos de estas jarras fuecontener y transportar el aceite de oliva; tam-bién se usó para guardar vino, alcaparras, aceitu-nas, frijoles y garbanzos; además, tuvo usos se-cundarios como material de relleno constructivoen techos, muros y pisos de iglesias y otros edi-ficios de la región.37

Otros ejemplares corresponden a materialesde mayólica, que es una vajilla de barro cubiertacon vidriado de estaño, es decir, “Un vidriadoplomizo hecho blanco opaco por la adición deóxido de estaño, aunque la presencia deliberadao accidental de alguna sal metálica puede impar-tir color”.38 A pesar de que los hornos producto-res de este tipo de cerámica fueron establecidosen México en 1550, la tradición mayólica empe-zó en Puebla en el siglo XVII, demostrando unainfluencia oriental donde predominaban diseñosde color azul sobre blanco;39 no obstante, haciamediados del siglo XVIII el hincapié de la indus-tria poblana empezó a cambiar hacia una deco-ración policroma predominantemente verde ynaranja, conocida como la “Tradición aranama”,persistiendo algunas variedades de este grupopolicromo durante el siglo XIX.40 Algunos frag-

mentos de mayólica que registramos en excava-ción tienen decoración en distintos tonos de azul,así como en colores verde, amarillo y negro, yfueron identificados como platos.

Fue posible identificar un total de siete tiposde mayólica como el San Luis azul sobre blanco,San Luis policromo, Abó policromo, Puebla poli-cromo, San Agustín azul sobre blanco, Pueblaazul sobre blanco, y Playa policromo. El primerode ellos (véase figura 13A) se encontró en la Ciu-dadela de Mérida, en el ex convento de Maní, Dzi-bilchaltún y el Olimpo de Mérida, dentro del es-tado de Yucatán, así como en el Departamento deAveriguaciones Previas (DAP) y en la Casa del Te-niente del Rey en Campeche. El método emplea-do en su fabricación fue el torneado y luego pin-tado a mano; tiene la superficie cubierta conesmalte blanco, la decoración interior con dise-ños florales en azul grisáceo; su pasta es de textu-ra compacta y fina, y tiene forma de plato.41 JohnGoggin dice que hay dos fuentes de manufacturasdiferenciadas por el color de su pasta; la de colorrojizo corresponde a la ciudad de México, en tan-to que la de color crema procede de Puebla.42

Nuestros ejemplares tendrían como origen estaúltima ciudad, ya que son de pasta crema.

El tipo San Luis policromo es también pintadoa mano y se le ha reportado en Mérida, Maní yTeabo, Yucatán, así como en el DAP y el ex con-vento de San Francisco Campeche. Su superficietiene un esmalte crema, su decoración interiorposee diseños florales en verde y líneas cafénegruzco, con forma de plato (véase figura 13B).Se le considera un marcador de la última mitad delsiglo XVIII, ya que el color verde en mayólicacomienza en ese siglo, estando asociado a los tipos

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36 Ibidem, p. 5.37 Ibidem, p. 6.38 Rafael Burgos Villanueva, El Olimpo. Un predio colonial enel lado poniente de la Plaza Mayor de Mérida, Yucatán, y análi-sis cerámico comparativo, México, INAH (Científica, 261),1995, p. 91.39 Kathleen Deagan, Artifacts of Spanish Colonies of Floridaand the Caribbean 1500-1800, vol. I: Ceramics, glassware andbeads, Washington, D. C./Londres, Smithsonian InstitutionPress, 1987, p. 78.40 Rafael Burgos Villanueva, op. cit., p. 93.

41 Ibidem, pp. 110-112.42 John M. Goggin, Spanish Majolica in the New World: typesof the Sixteen to eighteen centuries, New Haven, Yale Univer-sity, Publications in Anthropology, 72, 1968, p. 157.

Puebla policromo y Puebla azul sobre blanco. Elorigen de su manufactura es la ciudad de Puebla.43

Al Abó policromo se le encuentra en la Ciu-dadela y en el Olimpo de la ciudad de Mérida; susuperficie tiene un esmalte blanco y su decora-ción interior es de motivos florales en azul y ban-das y líneas amarillo ocre y café negruzco, y conuna forma de plato (véase figura 13C). La mayo-ría de los autores coincide en el siglo XVII para suubicación cronológica.44

En cuanto al Puebla policromo se encuentrareportado en Hunucmá, Maní, Mérida y Teabo,en el estado de Yucatán y en el DAP, la Casa delTeniente del Rey y el ex convento de San Fran-cisco en la ciudad de Campeche. Su superficietiene un esmalte color blanco, su decoración in-terior posee diseños en color azul y líneas en ne-gro como telarañas, y las formas reportadas son

platos y tazas. En la ex cárcel sólo identificamosla forma de plato (véase figura 13D). Al parecerse le comienza a fabricar a fines del siglo XVI,prolongándose hasta mediados del XVIII.45

El tipo San Agustín azul sobre blanco es total-mente del siglo XVIII46 y se le encuentra tanto enla ciudad de Mérida como en la de Campeche.Entre sus características vemos su superficie conesmalte blanco, su decoración interior con dise-ños florales en azul claro y oscuro, y la forma deplato,47 pero en este caso se trata de un cajetecon decoración exterior de líneas en color azulclaro (véase figura 13E). Tal vez el lugar de sumanufactura fue la ciudad de Puebla.48

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43 Rafael Burgos Villanueva, op. cit., pp. 118-120.44 Ibidem, pp. 121-124.

45 Ibidem, pp. 124-128.46 Pherciba Stacy, “Aboriginal Pottery at Santa Rosa Pensaco-la”, en Archaeological Excavations at Santa Rosa Pensacola,Tallase, Florida State University, Notes in Anthropology,vol. 10, 1965, pp. 74-122; John Goggin, op. cit., p. 189.47 Rafael Burgos Villanueva, op. cit., pp. 131-132.48 John Goggin, op. cit., p. 188.

Figura 13. Fragmentos de mayólica correspondientes a los siglos XVII y XVIII de los tipos: A) San Luis azul sobre blanco, B) San Luis policromo;C) Abó policromo, D) Puebla policromo, E) San Agustín azul sobre blanco, F) Puebla azul sobre blanco, G) Playa policromo. Archivo CentroINAH-Campeche.

Por otro lado, el tipo Puebla azul sobre blan-co corresponde a los siglos XVII y XVIII, aunquehay autores que lo sitúan desde fines del XVI ylo prolongan incluso hasta 1850. Ejemplares deeste tipo provienen de Maní, Mérida, Emal, Ma-ma y el ex convento de Sisal en Yucatán, así co-mo de la ciudad de Campeche e Ichmul, este úl-timo en Quintana Roo. Tiene una decoracióninterna y externa con diseños florales y líneasen azul, así como forma de platos y cajetes.49 Eneste caso sólo contamos con platos (véase figu-ra 13F).

El último tipo representado es el Playa poli-cromo con decoración interior de diseños flora-les en azul y líneas en negro y forma de platos,tazas, cajetes y albarelos. Nuestro ejemplar tieneforma de plato (véase figura 13G). El periodo

que comprende varía de 1700 a 1850, encon-trándose en Maní y Mérida.50

Otro tipo de materiales está representado porloza fina aparentemente de los siglos XIX y XX

con decoración en color azul sobre blanco y condiferentes tonalidades. Los ejemplares recupera-dos presentan motivos florales por una parte ypor la otra, de bandas o franjas, con formas deplatos y de tazas (véase figura 12F). La vajilla lo-za crema se comienza a manufacturar en 1759por Josiah Wedgwood, siendo característica de lafábrica de Staffordshire y de otras fábricas deInglaterra y Estados Unidos, prevaleciendo hasta1830. La loza crema había desplazado rápida-mente a la loza blanca con vidriado a la sal (sto-neware).51

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49 Rafael Burgos Villanueva, op. cit., pp. 133-136.

50 Ibidem, pp. 137-139.51 Ibidem, pp. 147-151.

Figura 14. Otros materiales recuperados: A) Lítica, B) Moluscos, C) Plásticos, D) Cristal, E) Ladrillo, F) Hueso. Archivo Centro INAH-Campeche.

Entre los materiales recuperados durante laexcavación se encuentran fragmentos de lítica(figura 14A), moluscos (figura 14B), plástico (fi-gura 14C), vidrio (figura 14D), ladrillo (figura14E) y hueso (figura 14F). El material óseo estárepresentado por fragmentos de huesos largos ydientes generalmente de perro y rumiante, aun-que fue posible recuperar algunos colmillos dejabalí y unas cuantas vértebras de pez.

Respecto al vidrio, se trata de pequeños frag-mentos que alguna vez pertenecieron a botellasde paredes delgadas de color verde transparentey a botellas de paredes más o menos gruesas decolor café oscuro, casi negro; estas últimas segu-ramente contuvieron vinos o licores. Un últimofragmento recuperado de la cañería ubicada enel pozo 3 es la base de una moderna botella noretornable de cerveza nacional, al parecer de lamarca Superior.

Finalmente, los pedazos de ladrillos de barrococido quizá fueron parte del material construc-tivo de algún edificio y que después se emplea-ron como relleno en la ex cárcel.

Comentarios finales

La exploración del antiguo edificio de la cárcelpública de Campeche permite conocer diferen-tes aspectos acerca de tan importante inmueble,entre los que se encuentran los cambios de fun-ción que ha tenido a través del tiempo desde quefue creado como hospicio en 1804, transformadodespués en prisión de 1844 hasta hace poco lus-tros y, finalmente, reacondicionado para el Ar-chivo Municipal. Los cambios de función hanquedado corroborados con los datos procedentes

de las excavaciones practicadas en él y con los re-gistros históricos del acervo del municipio, loscuales, por cierto, habían sido rescatados por elmás ilustre de sus benefactores, don FranciscoÁlvarez Suárez.

La ausencia casi total de documentos históri-cos pertenecientes a los siglos XVI y XVII la expli-ca Juan de Dios Pérez Galáz52 al atribuir la des-trucción de aquéllos al pirata Laurent Graff en1685, no pudiendo ser salvada sino una cantidadínfima de documentos.

Después se solicitó en dos ocasiones, prime-ro en 1822 y luego en 1823, el rescate de loslibros de actas correspondientes al periodo 1600-1750, los cuales estaban “todos comidos de poli-llas y casi ilegibles”. La idea era copiarlos a uncosto de 300 pesos, pero el gobernador MelchorÁlvarez negó la autorización, considerandoincompatibles las nuevas instituciones con lasde las épocas a que se referían los libros.

Cuando don Francisco Álvarez Suárez se hizocargo de la Secretaría del H. Ayuntamiento enseptiembre de 1877, el archivo se encontraba encompleto abandono, los documentos revueltos yaglomerados en distintos lugares. El portero dis-ponía a su arbitrio de los papeles antiguos, unasveces para su uso particular y otras los vendía alas tiendas inmediatas para envolturas de mer-cancías, operación que le era fácil realizar por-que se carecía de estantes propios para tenerlosen seguridad.

Dato interesante es que para ese tiempo elexpediente más antiguo databa de 1636, acercade las disposiciones relativas a los derechos dehospital que pagaban las embarcaciones proce-dentes de Veracruz.53

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52 Juan de Dios Pérez Galáz, op. cit., pp. 19-20.53 Francisco Álvarez Suárez, op. cit., t. II, pp. 183-184.


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