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LECTOR IN URBIS:espacio u rbano y estrategi as narrativas
...frente a los centros que siguen soando sus races,que siguen protegiendo su Edipo, los mrgenes,
las fronteras, estn en proceso aceleradsimo de fusin y de transformacin. J.M.Barbero,1994
1. LA CIUDAD COMO TEXTO y DISCURSO
Las ciudades, los espacios considerados como lugares urbanos, pueden ser
abordados como un texto o conjunto de textos espacio-temporales dotados de sentido, de
efectos de sentido que se expresan a travs de las formas de vida urbana, de los estilos
urbanos, o por la aparicin constante y cambiante de una red hererognea de funciones o
usos (esteretipados o significantes) : tomar un taxi, encontrar a un amiga, ir al cine, regresar
a la casa, ir al trabajo, realizar una manifestacin pblica, subir una escalera, asomarse a la
ventana para ver lo que ocurre, pasear por una avenida, ir de compras,etc.
Se trata de un uso transversal de la nocin de texto no orientada exclusivamente a una
escuela o tendencia sino mas bien dentro de la bsqueda razonable de una necesaria
confrontacion de nociones y modelos con la densidad misma de la ciudad como objeto
significante.
El texto, puede ser definido en principio como un artificio semitico, un dispositivo
sgnico que produce sentido y comunicacin de acuerdo a determinadas reglas sintcticas,semnticas y pragmticas (ECO 1979). El texto tambin puede considerarse como lugar
donde son puestos en escena simulacros de conversacinentre autores y lectores (aqu entre
actores y escenarios urbanos) previamente inscritos en el textomismo a travs de huellas o
estrategias narrativas y discursivas. El texto-ciudad es visto entonces como conjunto mas o
menos articulado de huellas, programas, itinerarios que para cumplirse requieren de la
participacin activa de los usuarios-habitantes. Pero al mismo tiempo es un lugar para la
realizacin de pruebas, para adquirir competencias y llevar a cabo acciones yperformances,realizar programas narrativos y discursos espaciotemporales(GREIMAS, 1972.
BETTETINI, 1980)
Uno de los objetivos principales de este trabajo es la descripcin de algunas
estrategias que la ciudades como textos estableceran a nivel discursivo en cuanto a la
configuracin de un lector in fabula ,de un usuario o habitante confabulado con sus
tramas. Ser pues relevante, no tanto la nocin de un lector-usuario emprico sino la de
lector modelo o de segundo nivel (ECO 1981). Es por esto el ttulo de lector in urbis
parafraseando allector in fabulade U. Eco , como la imagen de un usuario confabulado del
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texto-ciudad que acepta o no los contratos narrativos : ldicos o mticos, cognitivos o pragmticos,
significantes oestereotipados,polticos, ticos, estticos.
Una ciudad puede ser vista como una urdimbredetextos. Un Texto-ciudad que prevee ciertos
movimientos cooperativosdel lector (habitante o "extranjero") excluyendo otros. El usuario-lector de la ciudad-texto debe confabularse con sus tramas para imaginar, sentir y leer, a
partir de la superficie textual, las fbulaspropuestas: lasmacronarracionesposibles, lasideologas
del vivir la ciudad.
2. LECTOR IN FABULA-LECTOR IN URBIS
En la semitica interpretativa y textual es importante la prefiguracin de un lector-
usuario del textodiferenciable al menos en dos planos o niveles.a)El lector emprico o real que efectiva y concretamente emprende la lectura o trabajo interpretativo endeterminadas condiciones y dotado deenciclopedias particulares y locales que le pertmiten diversas topicalizacionesde los niveles temticos dispuestos estratgicamente en el texto: Es el nivel del lector de primer nivel.b)El niveltextualpropiamente dicho ( una imagen interior al texto) que se traduce en un conjunto de marcas,signos o huellas, finalmente estrategias o movimientos cooperativos delineados o difusos propuestos por laarquitectura misma del texto. Este nivel, dellector in fabula, debera coincidir con la estructura del texto mismo,con la redistribucin de las estrategias discursivas: previsiones de algunos movimientos e itinerarios en vez deotros, selecciones cotextuales y contextuales, frames enciclopdicos sealados, proposiciones explcitas oimplcitas de contratos narrativos a seguir, paseos inferenciales. Es el nivel del lector modelo o lector desegundo nivel.
Nuestro lector in urbises un lector in fbula segn ciertos grados de insercin en las
tramas del discurso urbano-arquitectnico. El lector emprico decide usar /interpretar la
ciudad y sus espacios en base a programas narrativos propuestos por el texto urbano y por
las enciclopedias locales delinedas en los laberintos urbanos. El punto central es ese lugar
derelaciones, de quiebres, de coincidencias parciales o globales, de rechazos entre lector-usuario real y
lector in urbis, modelo dinmico inscrito en el texto-ciudad. Precisamente en este punto
puede comprenderse y releerse toda la densa problemtica de nuestras ciudades y en el
interior de grandes unidades temticas reconocidas como las formas y estilos de vida urbana
(ciudad mediterrnea, ciudad caribea, ciudad europea, ciudad satlite,etc) y alrededor de
las etiqueta y nombres como malestar urbanoo crisis urbana. No hay que obviar aqu
las ideologas de lo urbano, las lecturas y usos aberrantesde la ciudad no previstos por los
discursos oficiales.
3. IMPOSICION/DISPOSICION:dis positiodbil,dispositiofuerte.
Ellector in urbisser puede definir como una figura y resultado deun conjuntoarticulado
de estrategias topolgico-narrativas que se disponen en el interior del texto urbano para ser reconocido yactualizado por el lector emprico. Este ltimo tiende a aceptar o rechazar los itinerarios
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propuestos . Y esto almenos en dos sentidos, considerando sobre todo que el discurso
urbano se le imponeo disponey que al mismo tiempo se torna ms transparente u opaco
en sus estrategias enunciativas al querer producir mayor menor adhesin del
destinatario(cognitiva opragmtica, manipulatoria ocohercitiva) .
-El texto-ciudad impone una fuerte aspectualizacin bien seaactoral, espacial, temporal o proxmica. Ellector in urbis se configura entonces como una serie de algoritmos o secuencias narrativas fuertes o comouna cadena de actos bastante prefigurada. Habra aqu que diferenciar a su vez, la imposicin de efectos deenunciado transparentes de los efectos de una enunciacin enunciada: As, por ejemplo, la figurativizacin deun programa narrativo cannico urbano como pasear por una avenida optara por imponer a nivel de lamanipulacin una secuencia que el usuario no podra no aceptar. La ciudad-texto impone para su lectura larealizacin de secuencias de actos : desde lo ceremonial y sagrado ( cdigos inviolables de uso) hasta locohercitivo de determinados programas decontrol y vigi lancia .
-El texto urbanodispone, y generalmente unlector in urbis dotados de variascompetencias enciclopdicas,atravs de las cuales se configuran itinerarios no estrictamente algoritmicos y secuenciales. La dispositio dbil
estimula un mayor nivel de ambiguedad interpretativa. Aqu el textopropone un efecto de adhesin al tiempoy espacio de lo narrado (la historia urbana como hecho del pasado,por ejemplo) o bien un efecto dedistanciamiento, desviando la percepcin hacia los signos y artificios que permiten sostener el efectomismo de una ficcin urbanstica : a travs de indicadores o ndices de la enunciacin como, por ejemplo, losrecorridos posibles en el interior de una trama urbana y la disposicin o no en stos de signos o sealesurbansticas para la realizacin del recorrido urbano. Son textos-ciudad que ms que crear un efectocontractual de imposicin (un no poder no aceptar ), se fundan sobre sistemas semiticos de prescripcin,colocando al lector modelo en la modalidad de un poder no aceptar y ofreciendo alternativas de uso ycontratiempos urbanos.
En este punto, y ya que he introducido algunas de las nociones del modelo
generativo de la significacin, creo pertinente agregar la nocin de narratividad y de
programa narrativo . Evidentemente podemos , junto a la figura de un lector in fabulaurbano ,
tomar en cuenta que ese mismo lector como actante, figura o actor de la comunicacin
adquiere tambin una presencia semitica si lo hacemos transitar por la fases del parcours
generative. Desde su constitucin profunda como actante colectivo( grupo, clase social,
etnia,etc) pasando por la virtualidad de los estados ( de conjuncin-disyuncin con los
espacios y los objetos de una ciudad) hasta su presencia icnica como figura y actor urbano
, lugar de encuentro deroles ( temticos, pasionales, actanciales y modales).
El actor urbano podra interdefinirse con el lector in urbis. Por otra parte,resultailustrativo ver el proceso narrativo de observacin y contrato, de adquisicin de
competencia, realizacin de acciones y de sancin o reconocimiento, como un proceso
anlogo a lo que aqu llamamo el movimiento cooperativodel lector que lo debe conducir desde
las tramas hasta la fbula urbana. El esquema narrativo cannico ( en base a la semitica
generativa de Greimas) podra redibujarse del siguiente modo:
Fase de Contrato y de observacin Pruebas Performances
Reconocimiento o sancin
Manipulacin
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Seduccin Adquisicin de la competencia Accin-realizacin........................El lector es colocado en las El lector-usuario de la ciudaddiversas posiciones de un debera atravesar por determinadas El lector puedevery Esreconocidocuadrado lgico-semntico: fases narrativas que lo hagan percibirla ciudad, sus implcita
oPoder no aceptar, no poder competenteantes de alcanzar espacios.Es partcipeexplcitamentenoaceptar,etc el status semitico deactorurbano de susentido. comoactorurbano
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Al mismo tiempo es interdefinible tambin la nocin de programa narrativo: la ciudad establece programasestereotipados o significantes( Greimas, 1980) y queda de parte del lector in urbis la bsqueda, la comprensin deprogramas expansivosque an partiendo de un conjunto de programas de base los contradigano subviertan.Losprogramas de base seran homologables a lo que aqu denominaremos como logotcnicaso discursourbansticoen contraposicin al discurso urbano, los imaginarios y los mundos posibles construdos. Las
logotcnicas,como indicaba Roland Barthes, corresponden a los lenguajes reductores de los especialistas de laciudad que generalmente se superponen al texto-ciudad para cancelar los signos inventados por los colectivosy grupos sociales.
4.DE COMO EL T EXTO -CIUDAD PREVEE AL LECTOR:
4.1 La ciudad como lugar de las estrategias.En la obra de Umberto Eco (y sobre todo en su Lector in fbula) se encuentra una nocin
del texto que se apoya en cierto modo en la de estrategia.
Un texto es un producto cuya suerte interpretativa debe formar parte de su mecanismo
generativo.Generar un texto significa organizar una estrategiaque comprenda de algn modolas previsiones delos movimientos del otro.
En este caso se tratara de un juego y una estrategia de la inteligencia,del saber y de la
sensibilidad y lo que yo denominara la exploracin heurstica de un juegocognitivoms que
la referencia directa a la idea de enfrentamiento de dos jugadores si bien las relaciones entre
los sujetos semiticos y sus ciudades se tornan a menudo polmicas y contractuales: no
tenemos ms que revisar las historias de la ciudades antiguas o actuales para darnos cuenta
de esto y los ejemplos de las ciudades en guerra como sujetos colectivos enfrentados es una
manifestacin flagrante de este hecho.
La metfora deljuegoy de la estrategia me parece muy til en el tema que nos ocupa.
El lector in urbis se identifica (en varios grados) con el juego cognitivo que le propone
silenciosamente la ciudad-texto : jugar al ajedrez urbano de los posibles desplazamientos, los falsos
indicios, las traiciones y subterfugios, las prohibiciones, a los estmulos programados o indicaciones de
iconografas arquitecturales que proponen itinerarios reales o imaginarios.En cuntas ciudades
reales-imaginarias se nos ofrecen las tramas de las estrategias, las confrontaciones, las
polmicas entre sujetos de distinto orden y competencia?
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El lector in urbis es una forma semitica del juego de la tramao de las tramas urbanas,
detrs de las cuales se intentarn descubrir las fbulas subyacentes. Se supone que una vez
ledas las fbulas, la organizacin ms o menos profunda que sostiene las configuraciones
discursivas de una ciudad , el lector in urbisestara en capacidad de escribir-reescribir la ciudad.
Escribir-reescribir la ciudad es, en cierto modo, un acto de apropiacin o re.-apropiacin,
de re-descubrimiento del sentido de vivir en esa ciudad, en ese lugar.
Para Lotman y contrariamente al sentido comn , esto supondra en realidad que el
habitante adquiriese la competencia de la mirada del extranjero conservando al mismo tiempo el
saber del habitante. Es la misma doble mirada y el dialoguismode la potica que Mijail Bakhtine
propona en relacin al texto artstico. Un film como Roma de Fellini es ejemplo de esta
doble mirada.
Por otra parte las ciudades actuales (y desde hace ya varios siglos), es decir lo que
denominamos territorios urbanos, son textos regidos por escrituras diversas, heterogneas
annimas, cambiantes. Todo tentativo de reducir radicalmente y a travs de cdigos
instititucionales la significacin urbana no ha logrado sus resultados en ninguna parte del
mundo. Quizs lo logre ( y lo dudo) en el cyberspace. Las ciudades son lugares textuales y
discursivos de fuertes desfases y contrastes sociohistricos. En este contexto la nocin de
autor modelo es til por cuanto no se identifica como unnico ente productor del discurso,
sino con un conjunto heterogneode estrategias generales y tcticas menores que disponen laposible generacin del sentido de lo urbano : esto que llamamos comnmente como
vivir la ciudad, de usarla o recorrerla ,de pensarla e imaginarla , de transformarla.
El autor-modelo es la posibilidad cognitiva y pragmtica, del reconocimiento de una
entidad que crea un cierto efecto semitico de coherencia. Un efecto-coherencia nada
compacto ni homgeneo a pesar de los simbolismos forzados que a veces desean
imponerles las instituciones socioculturales y polticas.Los programas polticos urbansticos
se afanan siempre por construir la figura de un autor modelo estable y reconocible.
Pero el problema, y ms an en el caso de la ciudad contemporanea, est precisamente en
la construccion terica de estos niveles de coherencia o isotopas del texto-ciudad ,como
diramos en el mbito de la semitica generativa cuando buscamos una nocin semitica
apta para referirse a esos niveles o planos de signos o enunciados que se reiteran y
caracterizan un texto-ciudad. Quin habla-enuncia la ciudad-texto? Qu tipo de
interlocutor construye o modela?
Una ciudad, una urbe, presenta al mismo tiempo un cruce de isotopas o temas de diversa
naturaleza.Greimas en su ensayo sobre la semitica del espacio(GREIMAS 1980) propona
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tres grandes isotopas axiolgicas de lo urbano: lo esttico, lo poltico y lo racional que, si nos
fijamos bien , correspoderan en cierto modo a la triloga vitruvianade los valores conjuntos
delo bello,lo buenoy lobien construdo. Aadiendo a la vez las categoras sociedad vs individuo y
euforia vs disforiaGreimas estableca la base de un programa semitico que progresivamente
podra construir una suerte de gramtica de la ciudad. Pero es posible una gramtica
unificada de nuestras ciudades?.
Sin menospreciar este enfoque cuya utilidad es evidente, vemos que supone en el fondo la
constitucin de lo urbano ms desde la mirada interior al texto, es decir de lo urbano como
coherencia y regularidad interna, como buena forma, dejando fuera el problema de las
actuales ciudades o urbes cuya textualidad requerira adems de este enfoque otros ms
acordes con el rasgo deliminaridad y fronteradel cual hablaremos, es decir las ciudades como
cruce de fronteras semiticas.
Podramos ya inferir como hiptesis inicial que nuestras ciudades actuales, en "crisis
desde varios siglos como totalidad , diseminadas, dispersas, fragmentadas, no delimitadas como
territorios nicos, atravesadas contnuamente por lenguajes diversos desde su propia fundacinmotivan a
una contnua revisin del dispositivo terico de la semitica y de campos anlogos del
saber, y sobre todo de aquellas semiticas que parten de una imagen del texto como unidad
acotada, dotada de coherencia, de marcas explcitas de intencionalidad comunicativa. Esta es una
nocin de texto que privilegia casi siempre la dimensin del sistema, del cdigo y de losistemtico por encima de lo procesual.
La visin sobre la ciudad (lo urbano, que como veremos se puede contraponer a lo
urbanstico) induce justamente a reformular aquella frase de A.J Greimas de quefuera del texto
no hay salvacin.Quizs la frase que conviene ms en este caso es la de que en los lmites del
textoest la salvacin,y veremos ms adelante el sentido de este lmite.
5.EL MAPA NO ES EL TER RITORIO( remember to Korzibski & Borges).
Se nos presenta al mismo tiempo el problema de definir aquello que entendemos por
coherencia del texto, del texto urbano.Y aqu proponemos estar atentos al horizonte de
aplicabilidad de los modelos en su confrontacin con el mundo emprico. Mucho ms an
cuando el lenguaje-objeto (la ciudad, la urbe) presenta, en su densidad sociohistrica,
acumulaciones coexistentes y fuertes cambios de programas narrativos o de uso, de
imaginarios urbanos, de itinerarios oficiales y aberrantes, de traducciones o
transcodificaciones.
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En cada ciudad, aunque pueda recurrirse a un modelo cannico de orden topolgico
(LAGOULOPOLOS 1978), conviven en correspondencias y contradicciones, mltiples
lenguajes ysistemas simblicos osemisimblicos, puntos de vista narrativos e itinerarios adversos o
concurrentes, finalmente conjuntos de ideologas de lo urbano. Greimas hablaba
precisamente de la ciudad como lugar semiticopluri-isotpico.Sobre ellas, a partir de ellas,
se justifica entonces la labor de un semitico-cartgrafo. Un hacedor de mapas de sentido
consciente de que su sistema de representacin, de descripcin y anlisis, no coincide
plenamente con la riqueza del territorio (recordemos aqu la pequea historia del mapa a
escala 1:1 del emperador de Jorge Luis Borges que por ser del mismo tamao del objeto
termin por ser inservible)
6. TACTICAS Y ESTRATEGIAS URBANAS: Movimientos cooperativos del actorurbano
Si retomamos la nocin de movimientos cooperativos del lector in fabula , tal como es
formulada en la semitica textual de Eco, es porqu se supone que el texto-ciudad prevee en
sus tramas, lugares oespacios vacosque deben ser llenadospor la actividad interpretativa del
lector in urbis.
Pero hay ciudades y espacios urbanos donde estos movimientos cooperativostienden a reducirse, casi a anularse o a crear un fuerte efecto de cooperacin bajo reglas o
estrategias de seduccin-manipulacin: itinerarios que tientan, intimidan, seducen, obligan bien a
travs del saber o del poder, (Palacio de Versalles vs Centro Histrico de Bologna, Plaza del
Kremlinvs Plaza mayor de Bogot, Rambla de las flores vs Escorial).Como dijimos antes,
la ciudad-texto dispone o impone.Prescribe, seala , obliga, seduce, intimida, invita, a veces
sencillamente prohibe determinados recorridos ( fsicos y cognitivos). A menudo combina
varios de estos programas.
Los grandes movimientos o estrategias urbanas pueden estar representados, por
ejemplo, y a partir de la revolucin industrial europea del siglo XVIII, por losmacrosistemas
de simbolizacin del movimiento o del flujo y las redesde transporte y comunicacin interurbana.
Entre redes mayores y menores puede establecerse semiticamente la misma relacin
terica que entre estrategia y tcticas. Una red mayor de interconexin y flujos como el
metro puede o no vincularse significativamente con las redes menores peatonales de los
usuarios.
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A su vez, la simbolizacin de los desplazamientos y su textualizacin en los varios
sistemas sealticos y visuales (de superficie/ de subsuelo, interurbana/extraurbana,
central/perifrica, grupal/individual, privada/ pblica,etc ) nos permite hablar de series
homogneas/heterogneas, densas/difusas, de isotopas discursivas urbanas, es decir de un
cierto nivel de coherencia de los itinerarios de lectura de una ciudad. Hasta que nivel hay
saturacin y gramaticalizacin simblica de una ciudad?
Un texto-ciudad puede pues disponer de grandes movimientos cooperativos, estrategias
propiamente dichas: las grandes redes de intercomunicacin dispuestas para comunicar los sectores
urbanos entre s o las macroredes para comunicar cada ciudad con otras ciudades.(metro urbano, redes
de autobuses, vas, redes informticas globales). Y tambin puede disponer de pequeos
movimientos cooperativos: las microrredes de flujos a nivel del barrio, del sector, de la
edificacin ,desde la calle vecinal, la plaza, hasta los espacios de circulacin comunes a los
edificios.
La mayor o menorprevisin y sobre todo el tipo omodelode previsin del texto-ciudad
nos dara la posibilidad de hablar metafricamente de ciudades ceremoniales, ciudades
paranicas o esquizofrnicas cuyas cartografas y metalenguajes pretenden preveer en
varios grados de intensidad todos los desplazamientos y los usos. En este punto la
literatura y el cine nos pueden proporcionar ejemplos memorables como en los films de
Tat, Wenders, Fellini, Bertolucci, Ridley Scott o en los textos de Cortzar, Borges, Onetti,Calvino.
Unicamete como ejemplo recordemos los films de Jaques Tati de mediados de los
cincuenta( sobre todo en Play time) que ironizaban y parodiaban con inteligencia y
humor los programas narrativos y de usode la ciudad moderna europea, algo paranoica y
esquizofrnica: En medio de los artefactos, objetos y edificios diseados a la moda
Monsieur Hulot con su aparente torpeza infantil nos mostraba el lado ineficaz de los
espacios y los artificios a travs del uso inesperado y sus acrobacias inexplicables.En un
film como El ltimo emperador de Bertolucci nos acercamos a la imagen de una ciudad
ceremonial donde los itinerarios deben cumplirse bajo la forma de episodios y espacios narrados
fuera de toda perspectiva o punto de vista central de un narrador. Bajo estos mismos
criterios podramos releer las relaciones entre el trazado de un dispositivo riguroso como
Versalles y la trama laberntica del barrio gtico de Barcelona.
7. IM AGINARIOS UR BANOS, ENCICLOPEDIAS LOCALES
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Es por ello que al apasionarse por las ciudades como textos, la semitica tambin
debe explorar los imaginarios urbanos presentes en las otras artes y prcticas significantes
que resemantizan lo urbano. Son muy significativas las ciudades representadas, por
ejemplo, en films como Alphaville de Godard, The crowd de Vidor, Roma de
Fellini, Pars-Texas de Wenders, Brasil de T.Gillian, Blad Runner de R. Scott, pero
tambin los espacios urbanos verosimilizados por la literatura ,la radio,la prensa, por la
redes informticas y virtuales contemporneas, las ciudades del ciberespacio programadas
por los ordenadores actuales de alto poder de iconicidad audiovisual y tctil.
Una pregunta fundamental que nos conduce a otras: a partir de que lugares del texto-
ciudad contemporneose puedeconstruir la coherencia deun itinerariodelectura?
Tericamente el lector introduce topics, es decir selecciona niveles isotpicos de lectura
del texto urbano; hace contnuamente conjeturas, inferencias sobre el nivel tipolgico-
estilistico, iconolgico:reconoce la plaza, la escuela, la estacin de trenes, la casa, la avenida y
posiblemente el estilo, las retricas y poticas correspodientes a las morfologas
(KRAMPEN 1970). Relaciona significados entre s. Reconoce un campo semntico y
efecta selecciones contextuales que se caracterizan por la presencia de mltiples niveles
isotpicos simultneos. Hace inferencias y reconoce itinerarios parciales, construye-
reconstruye las tramas . Se moviliza pragmticamente, por abducciones, por conjeturas. Al
percibir un smbolo urbano o la parte de un todo debe saltar al nivel superior.Estos desplazamientos sonespaciales-figurativos y cognitivos al mismo tiempo. Y pueden
considearse como unsaber-hacery unsaber-ver, una competencia dellector in urbis.
A otro nivel la figura dellector in urbis supone el internarse en las lgicas urbanas,en las
estructuras propiamente narrativas de la ciudad. Ahora el lector urbano es capaz de leer
sintticamente la ciudad por zonas y comenzar a enlazarlas, a articularlas: a establecer
pragmticamente relaciones entre microproposiciones discursivas y macropropsiciones
narrativas (ECO 1979). De la trama urbana pasa a la fbula urbana: de la ciudad como lugar de
figuras, de actores y escenarios se pasara a la ciudad como dinmica de actantes y lgicas narrativas. De
los actores individuales al actante colectivo y a la consciencia de fuerzas temticas urbanas
(polticas, ideolgicas, macroprogramas, tcnicas de planificacin y control urbanstico.
MacroproposIciones del imaginario urbano).
Este es un nivel de grandes tematizaciones: se aprende a leer la ciudad a travs de
una o varias isotopas narrativas. Aqu se inserta el estudio de lo que hemos venido
llamandoimaginarios urbanos (SILVA TLLEZ 1992, MANGIERI 1994). Los imaginarios
urbanos son verdaderos campos isotpicos narrativos que funcionan a nivel de una lgica
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simblicade la ciudad. Pero estas lgicas urbanas actualmente no se pueden reconducir a
esquemas nicos y estables.
Enunciados como ciudad de los caballeros, ciudad del narcotrfico, sultana del Avila,
Barcelona, ciudad oculta y secreta, ciudad de los crepsculos, ciudad de las mujeres fciles y de los
hombres galantes, ciudad de moros y ladrones, ciudad del pecado y la sodoma ciudad real, ciudad
luz, etc, son tambin niveles isotpicos narrativos que por su valor semntico y
pragmtico determinan enteras enciclopedias locales de lectura pues no solamente se
usan como expresiones referenciales que identifican un objeto.
En efecto, un extranjero no podr dejar de verse infludo por este tipo de topicnarrativo a la horade leer-usar-interpretar un espacio urbano o una ciudad. Lo mismo ocurre , pero a otro nivel de lainterpretacin, con los mismos habitantes pero con la gran diferencia de que para ellos, estos imaginarios notienen porqu poseer un nivel de realidad emprica sino nicamente un efecto demarcacin simblica y territorial
(TELLEZ 1992). As, en las periferias de la ciudad latinoamericana, fuertemente cruzada y poblada deimaginarios rurales y urbanos, textuales y gramaticales (LOTMAN, 1979) estas fuertes marcas quecirculan comometarrelatos semisimblicos cumplen esenciamente una funcin semitica de territorializacin o des-territorializacincon respecto a las fbulas dominantes y hegemnicas. Esto es producto evidentemente de lascontra-propuestas semiolingusticas de los lenguajes no-oficiales, los barrios y los mensajes de las culturaspopulares que conforman los signos perifricos o no centrales de una urbe.
Marcas isotpicas como tierra de nadie, la calle del hambre, la esquina del
muerto, barrio el olvido, El corozo de siquisay, la plaza de las cuatro bolas, barrio
El desquite , la Vuelta de Lola, La plaza del ahorcado y tantas otras, pueden leerse
como marcas de divisin territorial difusas o plenas que chocan y se superponen, no sindificultad, a las cartografas y mapas oficiales, proporcionando segundas lecturas de la
misma urbe.
Lo mismo puede decirse de todos los dems sistemas semisimblicos de la ciudad
latinoamericana actual, es decir de sistemas de signos donde no hay conformidad entre la
expresin y el contenido: el graffiti, los sistemas de sealizacin no oficial, los nombreso
marcadores semnticos dados por los habitantes a la arquitectura oficial , los relatos y
cuentos oralessobre la ciudad, las representaciones visuales mgico-religiosas , los signos y
smbolos de las culturas urbanas populares, etc.
8. VISIBLE/LEGIBLE: las previsiones del lector in urbis.
Siguiendo nuestro recorrido imaginario se produce entonces la llegada a un nivel
donde el lector in urbispuede efectuar previsiones: Previsiones sobre la imagen global de la
ciudad, sobre el desarrollo y conclusin de un itinerario, previsiones sobrelo que no es visible
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pero si legible. El lector puede anticipar (y verse luego traicionado o confirmado) en el
desarrollo de lanarracin urbana.
As, en la lectura de textos urbanos dotados de determinados niveles de coherencia
isotpica, el viajero interiorde una ciudad sin tener posibilidad de acceso a un metalenguaje
de conjunto (un mapa o esquema global del territorio urbano), se mover en base a
operaciones expansivas, elaboraciones de pequeas historias de anticipacin. A partir de
los signos urbanos que se le aparecen sintticamente expande el sentido condensado de los
signos.
Comenzar a asignar regularidades discursivas y contenidos a las breves indicaciones o
seales, impulsado a desplazarse para conectar espacios y posiblemente poder reconstruir las
estrategias urbanas. Utilizar y modificar contemporneamente su enciclopedia personal
tratando de percibir el autor textual, definible como el conjunto o serie de las huellas y
marcas urbanas que puedan configurar una suerte de voz, estilo, tendencia, autor,autores.
En esta proceso (nunca lineal) el lector in urbis debe intentar reconocer lenguajes
grficos, espaciales o plsticos, ciertas homogeneidades, reiteraciones, repertorios y reglas
de organizacin, algn nivel de lengua aunque sea luego para comprobar su
disfuncionalidad y su cancelacin: Nodos, hitos, bordes, fronteras, zonas o territorios,
objetos arquitectnicos, espacios configurados.
Un texto-ciudaddispone de unas capas heterogneas, organizaciones narrativas de diversanaturaleza que deben ser puestas en discurso por un lector in urbis que se desplaza. Este
desplazamiento es una secuencia aspectual y temporal de fases incoativas, durativas, terminativas y
no debe concebirse nicamente como fisico en sentido estricto sino tambin y sobre
todo como mental ycognitivo. Hay espacios que se caraterizan por la duracin del recorridoms
que por el nfasis en los inicioso finales .Estos desplazamientos son los que hacen posible la
reconstruccin (bien comoimagen, bien como hiptesis) del texto y de su cartografa local y
enciclopdica. Es tambin lo que define los recorridos que ofrecen ciertas cartografas
massmediaticas locales o globales (la red radial, la red informtica interactiva, la red creada por
los medios masivos audiovisuales).Pensemos en la ciudad prefigurada mentalmente a travs
de la televisin, de la radio o como red interconectada y virtual por los sistemas de
comunicacin e informacin.
9. IDEOLOGIAS DE LO URBANO
El lector in urbis efecta tambin macroprosiciones ms abstractas que las narrativas:
reconoce roles actanciales, funciones y programas narrativos (GREIMAS 1972,1980). El lector in
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urbis debera comprender las relaciones profundas sobre las cuales descansan las
manifestaciones superficiales del texto-ciudad. Identificar una ideologa significara
identificar un cdigo propiamente dicho (a diferencia del nivel del actantes que se presenta
comos-cdigo o sistema de unidades repertoriadas) . Podemos pues identificar de nuevo las
ideologas en dos sentidos: como imaginarios urbanos o representaciones simblicas y
semisimblicas de los lenguajes espontneos, gramticas o textos que dibujan o limitan
territorios y comologotcnicas (BARTHES,1969) o lenguajes artificiales reductores, que se
sobreimponen al territorio urbano cancelando su estratificacin y densidad semiolgica
(BARTHES 1991, CHOAY 1992) . Las logotcnicas corresponden a los lenguajes
oficiales , los sistemas de seales y otros sistemas semisimblicos generados
institucionalmente para superponerse sobre los lenguajes urbanos , para cancelarlos o
modificarlos substancialmente. Imaginarios , logotcnicas e ideologas de lo urbano se
oponen en un juego de confrontaciones y remisiones.
10. EL TEXTO CIUDAD COMO CAMPO SEMANTICO GLOBAL: de la isotopay el topic a la enciclopedia.
Admitamos ahora como hiptesis la indescriptibilidad del texto-ciudad como universo semntico
global (ECO, 1984).Al hacer esto dejamos de lado la posibilidad de determinar algunos
niveles de coherencia del texto-ciudad como totalizadores de lo que es la ciudad: la
imposibilidad de laposesin, de una vez por todas, del mapa global del sentido de la ciudad:
toda ciudad no es vivida por zonas y flujos?
Digamos con otras palabras que el diagrama mental imposiblede todas las redes de
propiedades interconectadas es anestesiadoy el lector nicamente expande o actualiza una
parte de la enciclopediade la urbe. El thesaurusurbano permanece como una virtualidad. Esta
imagen semitica permite adems de otras cosas, explicarse el problema de la pluralidad de
lecturas y lenguajes de la urbe en su condicin de sistema pluricdicoypluri-isotpico. El
espectro semntico global de un texto urbano o urbema (barrio, plaza, avenida, esquina,
monumento, entrada del metro, fachada, etc.) se actualiza por determinados topics que
orientan el uso-lectura: habran pues marcadores de topic en el texto que proceden de las
inferencias (o abducciones) que el lector efecta sobre determinadas regularidades formales
o isotopas de lectura: plstica-figurativa, tecnolgica, poltica : Qu es eso que est frente
a m? Puedo entrar o salir? Me es familiar o extrao? Ser aceptado en ese lugar? Quin
habita all y qu piensa de esto o aquello?
El lector enlaza el nivel semntico (isotopa) con el nivel pragmtico (topic) ysencillamente porqu se considera al texto-ciudad como resultado de una prctica
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significante cuya produccin de sentido requiere de la participacin del lector (elusuario,el
habitante) que llena los vacos textuales a medida que se desplaza y recorre la ciudad.
En la figura 1(siguiendo uno de los modelos propuestos por Eco en el campo del
texto literario) se representa este meta-recorrido, desde las tramas a las fabulae urbanas: desde
la insercin en el texto manifestado como tramashasta los niveles ms abstractos de las
estructuras ideolgicas, actanciales y narrativas. En este esquema se traza una zona muy
importante (y que veremos se hace patente en el caso de la lectura de la ciudad actual) que
es la correspondiente a los mundos posibles, las previsiones y los paseos inferenciales: lugar del topic
y de los cuadros oframes intertextuales.
A travs de hiptesis y selecciones contextuales, hipercodificaciones retrico-
estilsticas, cuadros cognitivos y expectativas, frames funcionales, estilsticos , modos de
reconocimiento tipolgico (KRAMPEN,1970), se establece el nivel de cooperacin textual.
En este espacio se incluyen los ima ginariosy las logotcnicascomo reglas de lectura
fuertes o difusas:
El lector acepta o no el reto, el juego de internarse en la trama urbana, siguiendo las indicaciones,las funciones sgnicas que de alguna forma estn organizadas en el texto-ciudad.La misma forma de losedificios, su disposicin espacial, las formas urbanas de conjunto, las calles y avenidas, los elementos ohitos conmemorativos ( monumentos, smbolos arquitectnicos) son verdaderas unidades del discursoqueproponen la activacin de determinadas enciclopedias locales.Algunos de estos urbemasse conectan con otrosen forma degrandes enunciadosmientras que otros tienden a cerrarse y configurar un discurso bastanteautnomo ( pensemos en el primer museo Guggenheim de Wright , en el ms reciente proyecto de FrankGehry en Bilbao o sin ir mas lejos en toda la visin del rascacielos americano como signo anti-ciudad).Colocado o seleccionado unitinerario dentro del texto( y cada ciudad posee muchos itinerarios de lecturaposibles) el lector puede o no aceptar, ser seducido o no por la trama de indicios y de signos alldispuestos.La aspectualizacinurbana de algunos elementos puede ser de tal modo que el lector se confabulecon la ciudad y decida plenamente seguir sus trazas, proponiendo topics e intentando actualizar lasenciclopedias propuestas , hasta incluso inventar y proponer recorridos nuevos.
Si es un habitante normal de un sector de la ciudad intentar activar la misma actitud cooperativasobre todo cuando explore zonas nuevas o no visitadas.Si es un viajero o turista se internar guiado por algnrecurso metalingustico( un mapa, una gua, un comentario).Otro tipo de lector podr ir ms all en la lectura ( el arquitecto, elhistoriador) y leer la ciudad a travs de entradas enciclopdicas que suponen otro tipo de competencia,incluso con el objetivo de transformar el texto y proponer la aparicin de otro discurso, otro enunciado ( elproyecto, el diseo , el poeta, el artista visual y plstico).
Las formas por las cuales el lector in fabula esorientado hacia el topic son de extrema
importancia: los indicadores urbanos o urbansticos, las seales explcitas o ocultas, los
trayectos figurativos permanentes o fragmentados, el universo de las sealizaciones de
imagen corporativa, las seales no oficiales, las letragrafas y escrituras populares , los
nuevos sistemas semisimblicos urbanos inventados por los habitantes de las periferias e
islas urbanas, por los barrios o favelasde las periferias(CANCLINI, 1993. BARBERO,
1995. MANGIERI, 1996 ).
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11. LOS LIMITES : las mviles y delgadas fronteras del texto-ciudad.
Si el topic del lector fija los lmites del texto, desde el interior del texto-ciudad hay
cierto nivel de regularidad que orienta, estimula la produccin de las conjeturas. Pero
finalmente el topic es un instrumento metatextual:son previsiones ypaseos inferenciales queconectan la actividad del lector con lo extratextual , abriendo la posibilidad de referirnos a
un tipo diverso delector in urbis .
Hay que insistir sobre una imagen del texto donde la nocin de lmitesin diluirse
recobre una consistencia operativa y terica que permita, entre otras cosas, dialogar con la
densidad y complejidad de los lenguajes-objetos de la ciudad actual, como lugar de
produccin de sentido y de todos los fenmenos de comunicacin heterogneos
irreductibles a un cdigo fundamental, a un nico modelo topolgico.Las fronteras de
sentido de la urbe son mviles y cambiantes pero conservan ciertas regularidades.
12. LECTOR IN UR BIS, LECTOR LIM INAR
Este lugar terico del topic, de la conjeturay adems de la elaboracin de estructuras si
se quiere ms perifricas del texto,esdel texto pero al mismo tiemponoloes:Lo configura
pero al mismo tiempo lo abre, lo conecta con otras posibles textualidades. Lugar del lmite
de la interpretacin pero en el sentido de lo liminar(FERRARESI, 1989). Es el espacio de
frontera, virtualmente y probabilsticamente abierto a otros espacios y lugares.
En esta fase el lector in urbis se define por actos de decisin, duda, invencin, escogencias,
intuiciones de futuros eventos, anticipaciones de mundos. Es el lugar del lector tramado con la
ciudad y la no-ciudadal mismo tiempo, un meta-lectoren el pleno sentido del trmino.Peirce
nos hablara del momento icnico del texto. Es el nivel del lector ms cercano al acto de
invencin y de creacin o almenos del acto interpretativo que lo constituye como
prefigurador de mundos posibles: dnde y cmo se configuran estos espacios liminares de
la ciudad?Demos un paso ms, digamos que este espacio de metalecturas, de lo liminar, es el
espacio sgnico de todos los metalenguajes que hablan la ciudad, lo urbano, desde la
publicidad, los relatos orales, los films, las obras literarias, los imaginarios, hasta las
logotcnicas y metadiscursos que hemos nombrado como urbansticos. Incluso las
utopas de la ciudad (que seranmundos posibles) se abren un lugar en elmovimiento cognitivo-
abductivo de este lector liminar.
Veremos que el lector liminarde la urbe es tambin construdo por redes e imaginarios
que van mas all de un nico itinerario para vincularlo con una representacin casi
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imposible. Cmo me represento el significado global y ltimo de esta ciudad donde vivo o
transito?
Se dibuja esta condicin espacial dellector liminar que ocupa el lugar del limtrofe
que a su vez se articula con espacios mas amplios. Lugar de conexin y expansin posible
con otros textos .Seran los lugares de fronteraen el modelo de la Semisferade Lotman. Un
espacio fronterizo, marginal y perifrico del lector in urbis, que nos parece una nocin
adecuada para entender la ciudad actual sin abandonar la nocin de lmite del textocomo
umbral interpretativo La ciudad contempornea como textualidad a medio camino entre
localismos y globalizaciones, atravesada contnuamente por conflictos entre lenguajes
regionales y lenguajes unificadores, sin lmites precisos y fragmentada, permeada y soportada intensamente
por metatextos y representaciones que la narran desde ngulos diversos, solo podra ser leda
nuevamente con mayor eficacia si partimos de nociones como la de unlector liminar: un
lector in urbisy unobservador fronterizoycolocado en espacios de transicin que se apropia
progresivamente del texto urbano hasta alcanzar el nivel de las fbulas o topoi ms
abstractos. Es la figura homloga del habitante no abandona el rasgo del turista curiosoo del
arquelogoamateuran en su propio entorno.
13. FRAMES E NCICLOPEDICOS E H IPOTESIS TEXTUALES : rutas oficialesy atajos.
Digamos que en su viaje entre las tramas y las fbulas urbanas el lector in urbis
debera recurrir a toda su competencia intertextual. Desde las fbulas prefabricadas o
esquemas fuertes que precondicionan las lecturas o topoi-narrativos urbanos (o
urbansticos), hastaframes menos codificados o abiertos: las rutas obligadas por la doxao
por los relatos mitologizados.
As por ejemplo un texto urbanoprescribe de antemano , por ejemplo a travs de una
gua tursticao un saber institudo socialmente que tal o cual avenida o recorrido es el ms
importante y queno hay que dejar de verpara no perder el significado de una ciudad. Pero el
visitante decidearriesgar otra rutay proponer(se) encontrar otro itinerario perifrico, un atajo
al sentido dispuesto por el texto.El tomar estos atajossupone activar una mayor competencia
intertextual ya no nicamenre referida a los metalenguajes explcitos ( mapas, guas,
comentarios de los habitantes). Quizs opte por seguir las indicaciones de alguna gua
secreta de la ciudad, como la ya conocida Gua secreta de Barcelona.
La ciudad se describe oficialmente como integracin de estratos histricos de sentidoque se
acumulan pasando por la ciudad antigua hasta las capas de significacin introducidas por elmodelo de la city y del planning norteamericano de los aos 60 y 70 o los nuevos
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instrumentos de diseo de la modernidad y la postmodernidad .Barthes se refera a las
Logotcnicasparciales o globales que promueven procesos de hipercodificacin ideolgicay que
plantean tambin esquemas retrico-narrativosa veces extensibles a toda una cultura local. Un
texto-ciudad es entonces anlogo a una posible representacin enciclopdica de frames
(intertextuales o no) de diversas escalas de lectura o percepcin. En este caso podemos
hablar de cuadros histricos o genealgicos que se acumulan y superponen y que
deberan determinar buena parte de los itinerarios del lector in urbis.
Lacompetencia intertextual, comoperiferia extremade la enciclopedia de la ciudad abarca
todos los sistemas semiticos con los cuales el lector est familiarizado
(ECO,1979).Este es el mismo lugar del texto que alberga la produccin de topic, la
actividad liminar de la conjetura libre pero estimulada-promovida por el texto. El espacio o
zona de la competencia intertextual es la dimensin interna, intensional o propiamente
semntica del acto interpretativo; la zona de las hiptesis textuales es la dimensin
externa, estensional y pragmtica de la lectura.
El lector in urbis trabaja por microprosiciones narrativas viajando entre los
signos de dislocaciones, saltos, acumulaciones, anticipaciones, indicadas en la trama
urbana. Se mueve en el laberinto del discurso urbano reconociendo e inventando cada vez el
texto urbano. Se trata de verdaderos movimientos cooperativos sintticos que pueden
dar origen a la aprehensin de una figura global de la urbe, a un mapa del territorio , unamacroproposicin narrativa. Estamos ya en el universo de la fbula( ver Fig.1).
Pero la urbe actual es multiforme, textual y gramaticala la vez (LOTMAN 1979) y se
rige tanto por los signos del manual de uso como por las tcticas semiticas del libro
sagrado y esto en un sentido mucho mas intenso que en la ciudad medioeval o
historicista.
Si un toposexiste o es ledo es porqu es necesariamente textual en el sentido ya
expuesto. Son topoi globales pero virtuales, generalmente orales, visuales, audiovisivos,
massmediticos, que iconizan intensamente la imagen topolgica de una trama o de redes de
conexin de territorios particulares o zonas de sentido donde, y esto si parece un rasgo
bastante universal, los espacios de fronterason ledos como intensos lugares de trnsito y de
desplazamiento, de travesas. El modelo de la ciudad actual postindustrial se
correspondera mucho ms a este esquema que a la prefiguracin de una topologa desde
una visin exclusivamente interna( LOTMAN 1979): es el predominio de la imagen de la
ciudad delos flujos, del movimiento y de la circulacin y de espacios de interconexiny de trnsito
de objetos, personas, informacin, datos virtuales, mercancas globalizadas.
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Como ya apuntamos el lector in urbis adoptara una actitud proposicional: cree,
piensa, espera, pronostica, se imagina estados posibles, eventos posibles, mundos. Entra en estado de
expectativa e intenta colaborar hacia la fbula anticipando estados narrativos.Puede ser
defraudado o no. Y recurre altopos, a lo que Barthes llamcdigos proairticos. Sale del texto
para volver a l, efecta paseos azarosos,fsicos y cognitivos,asimilando las seales urbansticas o
inventando otras posibles dentro de la relacin interactiva con el texto.
14. M UN DOS POSI BL ES, M UN DOS DE R EFE REN CIA: M undosconstruidos/Mundos nombrados.
Es difcil que sea posible establecer las condiciones de previsin de los estados de la fbula sinconstruir una nocin de mundo posible. U.Eco,op.cit,p.180.
En el transcurso de esta lectura urbana se configuran tambin mundos posibles
imaginados, esperados, deseados, por el lector y previstos en el texto como probables
movimientos (Fig.1). Mundos urbanos como posibles sociosemiticamente y no
ontolgicamente. Como mundos culturales amueblados y representaciones ms o menos
densas de universos narrativos. Hablamos de narracin es en el sentido de cambios
orientados en el espacio-tiempo y entre dos estados(inicial y final). Mundo posible como
desarrollo de acontecimientos posibles y que depender de alguien (confabulado en el
texto) que lo imagina, suea, afirma o espera.
Casi toda la sealizacin urbana prefigura mundos posibles. Tambin los nombres propios asignados a
calles y espacios, a edificios o avenidas, a espacios urbanos (histrico-conmemorativos o provenientes de
imaginarios locales no oficiales) permiten el acceso a un mundoposible ms o menos organizado. La trama de
signos arquitectnicos, con sus diferentes densidades semiolgicas (CHOAY 1972) remite tambin a mundos
posibles con sus lgicas particulares: estilemas, signos hipercodificados, iconografas, estimulos programados,
calcos, huellas, ostensiones ( ECO 1975).
Toda ciudad implica como discursofigurativo y plstico incrustaciones de mundosbien sea bajo la forma de la utopa, la ucrona o la metatopa. Desde el espritu de la
arquitectura de anticipacin (metatopas) de ciertos futurismos, eclecticismos y revivals,
pasando por la ucrona de Soleri y Archigram, hasta las utopas (mundo que existe pero que
es an inaccesible) de buena parte del expresionismo.O el mundo posible an
prefigurado en la arquitectura actual norteamericana, suerte de anti-ciudad y ciudad al mismo
tiempo en la cual el texto urbano se resuelve en la tensin entre la cuadrculatericamente
infinita y la verticalidaddel edificio de acero y vidrio casi completamente autnomo. Es en
definitiva el sistema cultural el que fija inicialmente el funcionamiento de un mundo
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posible y la alternativa de transformabilidad y accesibilidad entre mundos. Una
representacin global de la enciclopedia urbana debera registrar estas relaciones y
correspondencias asumiendo en su interior las lgicas normales y las aberrantes.
Mucho mas en el caso de los textos urbanos contemporneos que solo son comprensibles
como aglomeracin de lgicas que responden a imaginarios locales diversos y cambiantes,
incluso contradictorios.
Aqu se dibuja una importante diferencia y que puede abrirse campo en la lectura de
lo urbano: la correlacin que puede hacerse entre dos oposiciones, dos estructuras
minimales :
Imaginario urbano vs Log otcnica o Mundo construdo vs Mundonombrado.
En efecto, los mundos posibles de las logotcnicas son remisibles a mundos nombrados,
apuntados, sealados pero no construidos sociosemiticamente. Estable no significa
permanente o immanente sino registrado en una enciclopedia de lo urbano: Calles,
plazas, espacios pblicos o privados, esquinas, edificios, autopistas, avenidas, son
nombradas,etiquetadaspero no construyen suficientemente la lgica de un mundo posible.
El texto-ciudad no enumera, no narra todas las propiedades posibles del urbema.
A menudo, a cada cambio de gobierno local, los polticos, los arquitectos y
urbanistas minicipales y regionales se afanan por etiquetar de nuevo los espacios urbanos:
Es sintomtico, por ejemplo, el cambio de nombre de una plaza, de un monumento, el
cambio de colores de fachadas, el diseo de sistemas de sealizacin urbanstica, la re-
inauguracin de un mismo edificio como sede de nuevos usos gubernamentales. Son
operaciones textuales que corresponden a la nocin de mundos nombrados yapuntados
ms que construidos por un sujeto colectivo.
En la zona semitica de los imaginarios urbanos,en cambio se construyen mundos
muy amueblados, dotados de individuos y propiedades descritas con detalle y que alcanzan porello un fuerte efecto de verosimilitud y de credibilidad social: la ciudad, sus espacios, edificios,
sonnarrados, marcados, incorporados a la lectura de un sujeto colectivo(local o global) que
los resemantiza en el interior de enciclopedias locales. As, por ejemplo, el
nombramiento de una calle o esquina ms que etiqueta es bautizo o estigma,
simbolizacin ms que sealizacin : Gimnasio cubierto polideportivo es reemplazado por
El sombrero del general , o Calle 13a-5 reemplazada por la calle de la sombra , o
avenida de los locos. Dira que mientras en el primer caso estamos frente a un Diccionario
que unaEnciclopediaen el segundo ocurre lo contrario.
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Aqu cabra todo un interesanteexcursussobre los cambios de efectos de realidadde los
mundos construdos/nombrados en las diversas pocas de la arquitectura urbana, sus
procedimientos enciclopdicos o diccionariales.Pensemos por un momento, desde
esta perspectiva, en las diferencias y relaciones entre los mundos posibles del Gtico, del
Eclecticismo, del Modernismo y Art Noveau, de la Modernidad, de la Post-modernidad, en
fin de las arquitecturas latinoamericanas permeadas por mltiples procesos de mestizaje"
y de hibridacin cultural
Qu serie o conjunto de mundos posibles (fragmentados, contnuos)estn inscritos en
toda la actual arquitectura urbana de una ciudad como Barcelona o Madrid ?: La Gua
secreta de Barcelona es un metatextotan vlido hoy como los geomtricos itinerarios de
autobuses o las guas para turistas y el actual plano regulador de densidades y flujos. La
ciudad-texto se transforma en unespacio narrativo ficcionaldel mismo modo que en el film o
en la literatura.
Pero no debemos ubicar al mundo urbano apuntado en un nivel de valoracin
inferior al mundo construdo. Porqu si bien desde una determinada visin esto puede
suceder, no est comprobado que la gente que usa hoy las ciudades no pueda producir
efectos de sentido y procesos de comunicacin novedosos al margen de una lgica de
mundos construdos o de mundosmuy construdos. Es muy probable, en cambio, que nuevos
tipos de lectores in urbis, que denominara metafricamente como lector in tribus, determinencomo contraparte semiologica la definicin de un texto-ciudad diverso. Lo interesante es
que estelector in tribus es tambin homologable allector liminar del cual hemos hablado,
pues ocupa espacios limtrofes, inter y extra textuales, periferias del texto a travs de la figura
de un apuntador de mundos que inventa significados. Quizs desde esta mirada nos
conviene leer los actuales fenmenos de multiculturalidad tnica de casi todas las ciudades
europeas.
15. LECTOR IN T RIBUS : Las nuevas tribus. Rituales urbanos y sig nificacin.
Las ciudades actuales viven, "funcionan por zonas, por sectores (no habr sido
siempre asi?). Las zonas funcionales se invaden y se territorializan, se simbolizanmediante
mapas cognitivos, topologas diversas (posiblemente reductibles a grupos de
invariantes).Los rabes o africanos de Lyon recolocan y delimitan su propia zona tnica sin
renunciar a los flujos y las relaciones sgnicas. Los viajeros nocturnos, jvenes
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murcianos, barceloneses, madrileos, resignifican la ciudad nocturna por zonas y rutas
inexploradas.
Las ciudades se van configurando segn lo que los antroplogos y socilogos
denominan como los nuevos modos de estar juntos, una suerte de combinacin de
redes virtuales o virtualizantes que se superponen a la ciudad fsica. Modos nmades de
habitar-leer la ciudad. Esto supone estar atentos a nuevos modos de construccin
significante.Formas de comunicacin urbana y de procesos de identificacin local an
inexplorados (AUG 1993, ATTALI 1992).
La nocin de tribu urbanano es tan aventurada y de hecho es considerada en los
estudios sociolgicos sobre la ciudad contempornea,la urbe o la megalpolis. Ciudad de
fronteras inestables, desterritorializada-territorializada contnuamente, sede de mestizajes e
impurezas. Lugar casi perfecto para homologar tericamente la nocin de enciclopedia global
de Eco como territorio irrepresentable. Este tipo de ciudad (a medio camino entre la
tradicin, la modernidad y la postmodernidad) que acude a metatextos que simulan la
representacin deuna ciudad completapero que, al mismo tiempo vive dejuegos territoriales,rituales
degrupoque se apropian de espacios transformndolos en lugares.
En Murcia,Alicante,Madrid Barcelona,Bologna, Roma, Caracas, Mrida, Bogot,Sao Paulo y en otrasciudades, me tocaba asistir como extranjero a las procesiones de verdaderas tribus de la noche, grupos dejvenes y adultos que de Viernes a Domingo toman la ciudad y la resemantizan a travs de itinerariosparticulares, quebrando la divisin entre pblico y privado, metaforizando la posibilidad de un territoriodividido de otra forma; miniterritorios nocturnos que indicaran la arbitraria artificialidad de lasdemarcaciones del da. La ciudad aqu debe ser estudiada desde la perspectiva heterognea de estos gruposnmades (Canclini,1993. Barbero,1994.Aug,1992). Vestidos de negro, blanco y rojo estas nuevas tribusneogticas invaden prcticamente la ciudad histrica transformndola demonumental en episdica,en viajeentre estaciones probables donde se establecen por pactos los encuentros y las salidas hacia otros
lugares.
Igualmente hay que desviar nuestra visin hacia las nuevas culturas hbridas que
construyennuevas enciclopedias locales del uso de la ciudad, infludas por las culturas textuales
del video, del multimedia, de la radio, el cine, la nueva msica urbana. Discursos de
fragmentacin-recomposicin que se acercan a las operaciones textuales de ese lector liminarque
hemos mencionado.
. Apoyado en redes (prtesis, "extensiones, simulacros) que le proporcionaran
una imagen global provisoria se mueve en el territorio en forma de programas narrativos
"cortos, pequeas conjeturas de grupo. La visin tribales necesariamentelocal. Pero aqu
podramos equivocarnos en dos sentidos:
a)-No estamos frente al modelo de la sociedad cerrada, que funciona completamente sobre lacomposicin-recomposicin del mismo mito,en el sentido de la antropologa estructural de Lvi Strauss o segn un
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modelo cannico-topolgico immanente (GREIMAS 1972). Los bricoleursurbanos actuales no son iguales alos indgenas brasileiros.
b)-Y tampoco estamos necesariamente frente a la culminacin apocalptica de la era del simulacro(en elmismo sentido de Jean Baudrillard). Estos lectores neotribales del texto urbano no son inocentes
vctimasde las redes virtuales sino que,por el contrario, parecen ensearnos de algn modo nuevos usos-
interpretaciones no previstos en la relacin texto-enciclopedia . Al igual que en los aos 70 (ECO, FABBRI1972)ocurre aqui promover dentro de la semitica del espacio urbano el debate terico contra el viejoparadigma del terror de la imagen y preguntarse en serio qu hace la gente con el texto-ciudad y como seconfabula con sus tramas?
16. AVENTUR AS DE FR ONTER A
La ciudad est en todas partes y en ninguna... J.L.Borges
Las ciudades actuales seran entonces ms comprensibles a travs de la nocin de ese
lector liminar, un lector in tribuspor el hecho de prefigurar textualmente un habitante de
fronteras, de lugares hbridos, de construccin y deconstruccin de los sistemas y signos de
referencia en lapsos de tiempo mucho ms acelerados que en pocas anteriores. Y aqu nos
viene a la mente una bella frase de Mijail Bakhtine:
...el evento del texto, su esencia, intercorre siempre a lo largode las fronteras, entre dos consciencias
Eltexto-ciudad(y sobre todo respecto a la ciudad latinoamericana) es un texto mucho
ms comprensible comocruce defronteras queseparan y unen a la vez mltiples imaginarios urbanos.
Territorios apropiados por la gente y por encima de las logotcnicas reductoras de la
significacin (CHOAY 1976) , es decir los cdigos, los sistemas de sealizacin y de imagen
corporativa impuestos por los especialistas de la urbe. Es ms relevante hoy estudiar los
fenmenos fronterizos urbanos, los lugares del mestizaje simblico, la manifestacin de
espacios plurales de sentido : haciendo en este punto una importante distincin
(FERRARESI,1989) es ms interesante ocuparse de los planos textuales que de niveles
textuales,es decir, de estructuras internas del texto.
Es un desplazamiento de uno de los paradigmas metodolgicos de la semiticaaplicada a lo urbano. La misma nocin cultural de hipertexto motiva a todo esto, as como
tambin el uso de otras metforas muy poderosas como redes virtuales, viaje virtual,
mapa audiovisual. Los nuevos usos del espacio urbano parecen hoy ms que nunca
presentarse como textos marcados porel juego de la trama por lo liminar y la abduccin.
La ciudad contempornea privilegia lasconexiones sintcticas en el espacio deusoy consumo
ms que experiencias temporales: en vez de Heiddeger o Proust es la tctica y estrategia del
videogame, pero tambin el cuerpo ciego de un personaje como Ulises. La tribu
fragmentaria ganara espacio frente a la gran narracin urbanstica (CANCLINI, 1993). Las
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ciudades enfatizan el uso-fruicin como pequeos relatos, discursos locales y juegos de lenguaje
regionales que se enfrentan a cualquier intento de simbolizacin general.
Pasan a primer plano los rituales de demarcaciny los procesos cognitivos y perceptivos
de referencializacin a los mundos posibles construdos en los imaginarios socioculturales,
incluyendo en stos todas las narraciones que la gente efecta a partir de las logotcnicas y
los mensajes massmediticos oficiales. El texto-ciudad latinoamericano es un ejemplo
relevante como intertexto ypalipmsesto,lugar de frontera, borde vivo de intercambio. Pero
precisamente desde una frontera que no alterna (como s ocurre en Europa) con un
centro cuya logotcnica es muy densa, gramatical mas quetextual (LOTMAN, 1979) :
..ciudad negra o colrica o mansa o cruel o fastidiosa nada ms,sencillamente tibia... Efran Huerta.( Mxico).
17. MUN DOS APUNT ADOS Y RIT UALES DE DEMARCACION URB ANA
En los nuevos contextos latinoamericanos , los habitantes y usuarios deben
resemantizar contnuamente la ciudad dentro de la ausencia de un espacio pblicocaracterizado,
como estructura coherente de servicios, de seales: en una palabra en una suerte de
orfandad de la ciudad como discurso urbanstico ms o menos permanente desde la
poca de las dictaduras y las democracias representativas latinoamericanas y las ltimas
pocas de los grandes planes territoriales-urbansticos de la modernidad de los aos 40 y
50.
Es una confrontacin "silenciosa y a veces violenta entre las etiquetas, los mundos
apuntados por los planes de turno, los metarrelatos tcnico-polticos y los imaginarios
perifricos, hbridos, semisimblicos que circulan contnuamente por la ciudad. Una
tensin significante entremundos etiquetados ymundos construdos.En este espacio textual se superpone (y sobre a partir de los aos 80) la cultura de
las redes informticas, de los mundos posibles virtuales. Pero stos, a su vez, se mezclan
con el imaginario telenovelesco y radial de vieja data en latinoamrica, con los residuos de la
cultura rural y sus signos, sus emblemas mgico-religiosos.
Los nuevos lectores tribales mantienen sin embargo rasgos de identidad comunes:
habitan fragmentos de ciudad, estructuran espacios de frontera, disponen de un mapa
virtual global y construyen pequeos relatos cotidianos (diurnos/nocturnos) en la urbe :
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privilegian la sintax is, el encadenamiento de eventos de un itinerario, son mas cercanos a la metfora del
compaero de viaje que al habitante del centro urbano. Son apuntadores de mundos.
Frente a una hipottica carencia de mundos construdos no optan tanto por afanarse en
rehacerlos: ms bien (cosa de singular atencin) aprovechan la misma estrategia del mundo
apuntado para reiventar efectos de sentido. Es una estrategia homologable al uso de
mouse, a la indicacin de mundos a la cual estos grupos sociales estn habitundose
progresiva y culturalmente.
La tctica de apuntar mundos, la idea de lugares de pasodentro de itinerarios
demarcados simblicamente porwindowsolinks, la metfora epistemolgica de una suerte
de cultura urbana perifrica (que en el caso de la urbe latinoamericana adquiere un fuerte
sentido de connotacin), de lectores liminares dotados de enciclopedias locales similares al
modelo delhipertexto, puede ser estimulante y renovar el enfoque de las visiones tericas o
disciplinas que, como la semitica, deben reestructurarse para hablar y hablarnos de
nuevos procesos de significacin y comunicacin.Podra ocurrir que la cultura decrete
la muerte del texto a travs de nuevos usos, pragmticas del signo. O almenos la nocin de
texto como regularidad, coherencia, totalidad, gestalt perceptiva. Esto no significa la prdida
apocalptica y angustiosa de la significacin, del sentido. Creo que bien podemos ya re-
emprender con confianza (de hecho se est haciendo) una reformulacin de la nocin de la
textualidad. La metfora del intertexto, del hipertexto es provechosa y est representada, porejemplo, en la nocin de enciclopedia global de Eco o en la nocin de Semisfera en Lotman,
en la nocin de dialoguismode Mijail Baktine. Los actuales usos del espacio urbano nos
motivan a un nuevo acercamiento al fenmeno del uso-lectura de la ciudad desde la
narratividad y la pragmtica del texto.
Persiste el acecho de los de-construccionistas y trans-modernos hard, amantes de la
deriva total, pero como sujetos apasionados an por un mnimo de estructura y por la idea
de que en ladinmica de los procesos se anidan secretos cdigos an no descubiertos bien
vale la pena reescribir a Greimas en una suerte de fiel traduccin-traicin: "Es en los lmites
del texto-ciudad donde est la salvacin" .
NIVELES DE COOPERACION TEXTUAL. La ciuda d como texto. Fig .1.
________________________________________________________________________________FIGURA 1. 1
Estructuras.. .....narrativas Mundos posiblesdiscursivas (construidos/nombrados)
ideolgicas
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actanciales
Previsiones y paseos inferenciales(frames/topics.....abducciones)
(fabulae)
TEXTO MANIFEST ADO( tramas)
Cdigos y subcdigos Circunstancias de enunciacin(la enciclopedia) (lo extratextual)
FIGURA 1.2
LOGICASms profundas TR AMAS UR BANASde la narracin urbana Saltos, dislocaciones,itinerarios
(fabulae urbana) laberinto del discurso urbano
topoi-narrativos urbanos ( microproposiciones)(macroprosiciones) mapas localesmapas globales
Movimiento del lector in urbisportopics,cuadros o framesreferenciales e intertextuales ,
por paseo inferencial y abduccin______________________________________________________
En 1.1 se representa el movimiento cooperativo del lector in urbis basandose en elcuadro de los niveles de cooperacion textual propuesto por Umberto Eco en su L ector in fabula. En1.2 se grafica otra sintesis del proceso : desde las "tramas" o "intrigas" espacio-temporales urbanashasta el nivel de acceso a la "logica del juego urbano" , de las "fabulas" o logicas urbanisticasconformadas por el encuentro de las estructuras a nivel del contenido. El lector in urbis deberiapoderaccedera este "nivel ultimo del texto" a traves de abduccionesy paseos inferenciales.___________________________________________________
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