Manifestaciones artísticas en el periodo románico.Carrillo Molina Whitney, Rojas Wallace Grettel. (2014). Diseño y Decoración de Interiores. Historia del arte y la cultura, Universidad Latina, Heredia Costa Rica. III Cuatrimestre 2014.
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Universidad Latina, Heredia.Diseño y Decoración de Interiores.Arte y Cultura con la Arquitecta Fuey Yin-Lee.Alumnas: Carrillo Molina Whitney. Rojas Wallace Grettel.
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MANIFESTACIONES ARTISTICAS EN EL PERIODO ROMANICO1.San Pedro de Moisaac
Contextualización histórica y geográfica:
El arte románico se desarrolló durante la Edad Media en los siglos XI y XII después de
cristo. Y estos siglos podrían comprenderse como un proceso en que si bien es cierto, al
inicio parecían todas las dinámicas sociales un poco estáticas, para el siglo XII, las
trasformaciones en cada dimensión de la vida social, serían los indicadores para un giro
social que introduciría poco a poco la vida moderna de occidente. Como antecedentes al
periodo románico como tal, se encuentra la crisis del mundo carolingio, que se puede
1 Raoul Glaber «Al acercarse el tercer año siguiente al año mil se asistió en casi toda la tierra, pero sobre todo en Italia y en la Galia, a la reedificación de las iglesias; aunque la mayor
parte, bastante bien construidas, no tuvieran ninguna necesidad, una auténtica emulación impelía a cada comunidad cristiana a tener una más suntuosa que la de los vecinos. Hubiérase
dicho que el mundo mismo se sacudía para despojarse de su ropaje vetusto y se vestía por doquier con un manto blanco de iglesias. Así fue cómo casi todas las iglesias de las sedes
episcopales, las de los monasterios, consagradas a toda suerte de santos, e incluso las más insignificantes capillas de las aldeas fueron reconstruidas por los fieles más hermosas que
antes».
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comprender como el fin del mundo antiguo y una transformación del esclavismo al
feudalismo.
La ubicación geográfica que fue escenario de este periodo es Europa Occidental, teniendo
gran relevancia la localidad de Francia, España, Italia y Alemania en la toma de decisiones
de dicha época.
ANTECEDENTES DE LA EDAD MEDIA:
La crisis del mundo carolingio ha sido reconocida por su carácter político, sin embargo
como en todo proceso social, se interrelacionan las dimensiones económicas, sociales,
culturales y artísticas entre sí. Las raíces un poco difuminadas de un periodo a otro,
sobresalen cuando se señalan las nociones de poder político público, la jerarquización de
oficios, la estrecha relación entre la iglesia y los tribunales de justicia en manos de los
reyes y por ende, la relación entre el buen comportamiento en la tierra y su directa
salvación en términos cristianos así como la dinámica del uso de la tierra, si bien existían
comercios, era algo más de subsistencia en los pueblos alejados de los centros de poder. Y
en los centros, ya se empezaba a consolidar una jerarquización basada en sus funciones
para con los reyes, obispos y de la monarquía, sin embargo estos movimientos que
estaban traslapados bajo la ideología superpuesta por Carlomagno, se fueron debilitando
en el siglo X con la extinción de la línea masculina carolingia, y las invasiones por parte de
grupos no cristianos.
Para el siglo X, los obispos y la iglesia ya empezaban a ser autoridades semiautónomas con
dominio de puebles pequeños. En este contexto, con la caída del imperio carolingio y las
consecuencias del mismo en el tema de la tenencia de la tierra, las invasiones no cristianas
y el comienzo de la iglesia como una autoridad se comenzó a generar la revolución feudal,
acabando así con la descentralización del poder y la fragmentación de las tierras en manos
de foráneos, según los cristianos. En otras palabras, el sistema de tenencia de tierra y
herencia de las mismas, dependían para ese entonces del paulatino nombramiento de
condes, personas de la aristocracia y demás puestos en una cadena de súbditos que
llegaron a ser propietarios de tierras, lo cual les permitiría un poder que poco a poco los
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fue alejando de sus alianzas con los reyes propiamente, generándose así, una pérdida de
fieles y recurso humano paramilitar.
Ahora bien, la reacción del estado ante estas dificultades de la edad media durante el
siglo IX y X, es el levantar un ejército a caballo dotado de armaduría pesada (caballería),
pero ¿cómo logran reclutar el ejército para evadir las invasiones de los árabes, si había
una falta de recursos monetarios por la descentralización del poder? Es la resolución de
este problema un paso grande hacia el feudalismo, ya que se crea el beneficio de obtener
tierras a cambio de servicios administrativos y militares, más popularmente entendido
como “usufructo”. Por lo tanto, hay una nueva característica social, esta es la
interdependencia entre la nobleza y el pueblo, creándose así el vasallaje bajo el control de
una jerarquización a la que se le daría continuidad por medio de la herencia, acabando así
con la monarquía absoluta, lo que implica que el rey no tendría más poder sobre sus
propiedades, ya que la repartición de las mismas evoca a un estado de clases sociales
entendido en una pirámide que manifiesta la subordinación según la clase a la que se
perteneciera.
La vida en sociedad en los inicios del periodo románico, se caracteriza por una ruralidad y
economía agraria, ya que la sociedad urbana se vio agotada por las transformaciones
surgidas de la falta de dinero y medios de tráfico mercantil, que tuvo como consecuencia
una individualización de los pueblos, dándose así, un nivel productivo para las necesidades
entendida en una economía natural sin cambios entre pueblos; hecho que se relaciona
con la poca evolución en las técnicas de manufactura.
Estos pequeños núcleos de poder, al descentralizar la lógica jerárquica con la que se
habían estado entendiendo, debilito el orden del mundo antiguo y evoluciono al
feudalismo, con lo que empezarían con una nueva estructura de poder y tenencia de
tierras, lo que representa el inicio de un mundo de lo privado tal y como lo conocemos
hoy en día, claro está con cambios sustanciales, pero igualmente privado.
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Ahora bien, este proceso se menciona en general en Europa Occidental, sin embargo se
dieron particularidades en cada región (España, Italia, Inglaterra, Francia, Países Bajos y
Alemania particularmente, entre otros países) pero lo que interesa es contextualizar de
forma general, los escenarios que dieron paso a manifestaciones artísticas en el periodo
románico.
FEUDALISMO Y CRISTIANISMO EN LA EUROPA OCCIDENTAL:
La historia del arte que ha intentado reconstruir el periodo románico, ha puesto especial
énfasis en dos características de la época, por un lado el feudalismo y por otro, pero sin
estar desvinculado del primero, la consolidación de un cristianismo; ambas son
fundamentales para comprender la expresión de una sociedad completamente cristiana.
El feudalismo tuvo tres momentos, el primero en la Alta Edad Media, con una economía
natural o economía sin mercados, en la plena Edad Media, el desarrollo de una caballería
cortesana (grupo militar) como protagonistas de las cruzadas, y en la Baja Edad Media se
dio la burguesía ciudadana, la cual enmarcaría el inicio de la modernidad. Para estos tres
momentos la economía natural feudal se había transformado a una economía monetaria
ciudadana, por lo que se le reconoce a este periodo como un antecedente importante de
la economía capitalista.
Asimismo en el ámbito socioespiritual, algunas características si llegaron a perdurar, tales
como la fundamentación metafísica de la imagen del mundo a través del predominio del
clero en el poder y desarrollador de una cosmovisión cristiana. Una de las
materializaciones socioeconómicas más importantes de la época que se desarrollara más
adelante, es el tema de la salvación, que en términos económicos, justifica ampliamente la
implementación del impuesto destinado a la iglesia y por ende, el enriquecimiento de la
misma, la cual permitiría el estímulo de un dinamismo social.
La nobleza y los miembros representantes de la iglesia, si bien no estaban muy
relacionados por razones económicas, si mantenían alianzas y respeto entre sí. Mismas
alianzas que se dejarían ver durante las cruzadas de la época, (recordemos que de las
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órdenes Monásticas provenían los más poderosos papas, mismos que eran sumamente
influyentes de los reyes y emperadores de la época). Esta influencia fue la que coloco
sobre la mesa discusiones sobre la democracia, mismas que llegarían a ser implementadas
en los siglos venideros.
Las grandes diferencias de clases se sobreentendían como ordenes de Dios, por lo que no
habrían mayores posibilidades de ascender de clase, todo acto que intentase lo contrario
sería rebelión. Esta característica feudal, causa una sociedad inmóvil, sin estimulación o
ambición por el desarrollo intelectual y tampoco por la competencia de mercados. En
otras palabras, se cayó en una naturalización del estadio de las cosas que género una
sociedad estática y profundamente sometida a la cadena de poder, como hace referencia
el historiador de arte Arnold Hauser (1978): todo aquello era una “petrificación de la
estructura social”, o sea, una sociedad sin perspectiva de tiempo, y el conocimiento era
difícil de filtrar de una clase a otra. Lo que genero un periodo sin desarrollo en sus formas
de pensamiento científico y en sus experiencias artísticas.
En el ámbito cultural, los miembros de la sociedades feudales no se interesaban por
cuestionar las “verdades” y mucho menos en la comprobación de las mismas. Eran
sociedades sin duda alguna de los valores supremos y sin incertidumbre gracias a la fe en
el quehacer de la iglesia con sus pronunciaciones sobre la ordenación divinal del mundo.
Así que los pueblos dejaban el desarrollo de pensamiento, arte, ciencia y voluntad en
manos de la iglesia, por lo que todo tenía un carácter metafísico-religioso.
Lo anterior significa que la iglesia era dueña de todos los instrumentos de salvación, por lo
que podía mantener una sociedad realmente homogénea en un absolutismo del sistema
metafísico, pero al parecer parte de dicho sistema involucraba la recaudación de
impuestos.
Es a finales del siglo X e inicios del siglo XI que se genera la ilusión de un futuro estado
apocalíptico, con lo que la iglesia podría decirse justifica su búsqueda del medio para
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conquistar lo que para ese entonces entendían como mundo “tierra santa”,
considerando así las peregrinaciones o cruzadas.
EDAD MEDIA, SIGLOS XI-XII
La contextualización anterior describe un escenario con cambios de gran impacto a pesar
de haberse generado una sociedad estancada, sin embargo para el siglo XI, el clero había
legitimado tanto su poder que decidió que todo pueblo sobre la tierra tendría que regirse
por el cristianismo y al mismo tiempo se había estado creciendo el feudalismo, por lo que
se dinamizó la vida social. La edad media se le conoce con este nombre, por ser el periodo
de transición del orden del mundo antiguo hacia el mundo moderno, es un periodo en el
que se da continuidad y discontinuidad al mismo tiempo.
En primera instancia las cruzadas, fueron peregrinaciones armadas en manos de los
cristianos de Europa occidental a petición del papa, en busca de la conquista de territorios
ocupados por diferentes grupos árabes, con el objetivo de recuperar Jerusalén y otros
lugares en palestina. En estos enfrentamientos armados, según reconstruyen los
historiadores, se originaron por la indignación de los cristianos occidentales, sobre la
conquista de Siria y Palestina por grupos islámicos, y la invasión de los turcos en el
imperio cristiano bizantino, así como de la ambición de los papas por extender su poder
político y religioso. (Conant, 1982).
En el ámbito social, retomando el feudalismo, se ha de anotar que el mismo conllevo a un
progreso de occidente tras su reacomodo funcional y jerárquico, por lo que hubo un
crecimiento demográfico, una producción al por mayor de materias primas como la
piedra, hierro y madera, hay un desarrollo de técnicas y en la fabricación de instrumentos
para la extracción, transporte y tratamiento de materiales, y a su vez, se da un
reclutamiento de mano de obra para la construcción de obras. Por lo que las cruzadas
también tenían como justificación, la necesidad de asentamiento de dicho crecimiento
demográfico. Por lo que el interés por parte de los partícipes en las cruzadas, además de
su fiel fe al cristianismo, estaba permeado por intereses particulares como la tenencia de
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tierras, rutas de mercantilización especialmente hacia ciudades italianas. (Jacques Le Goff,
1999).
Todo lo anterior explica en cierta forma, un escenario en el que la iglesia al igual que la
nobleza, busco materializar su poder mediante la arquitectura sagrada. Durante el siglo XI,
las nuevas tierras y riquezas obtenidas ya sean por sus conquistas o donaciones de los
reyes (mayoritariamente por parte de los alemanes) fueron utilizadas para construir las
primeras grandes iglesias monásticas y catedrales, mismas que fueron financiadas por la
iglesia y por los reyes al querer satisfacer sus fascinaciones arquitectónicas. Estas también
serían conocidas como “fortalezas de Dios”, siendo precisamente construidas para Dios y
no para sus fieles en primera instancia.
En aquel momento estas iglesias se encontraban en ciudades pequeñas, pero en su
momento se generó una expansión urbana alrededor de las mismas, representando así el
poder de estas en el plano cultural y social para los planificadores de las ciudades. Así lo
rebela el cronista borgoñón Raoul Glaber, «Al acercarse el tercer año siguiente al año mil
se asistió en casi toda la tierra, pero sobre todo en Italia y en la Galia, a la reedificación de
las iglesias; aunque la mayor parte, bastante bien construidas, no tuvieran ninguna
necesidad, una auténtica emulación impelía a cada comunidad cristiana a tener una más
suntuosa que la de los vecinos. Hubiérase dicho que el mundo mismo se sacudía para
despojarse de su ropaje vetusto y se vestía por doquier con un manto blanco de iglesias.
Así fue cómo casi todas las iglesias de las sedes episcopales, las de los monasterios,
consagradas a toda suerte de santos, e incluso las más insignificantes capillas de las aldeas
fueron reconstruidas por los fieles más hermosas que antes»
Arte en el periodo Románico: Se le denomino románico, por su semejanza al arte romano, según Charles de Gerville,
pero igual se le reconocería un estilo autónomo regido por el cristianismo absoluto de la
época en occidente.
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El arte al igual que las otras dimensiones de la vida social, tiene una historia y un proceso
específico según el contexto de su desarrollo, en este caso por la sociedad feudal, el
monacato en Cluny, y las cruzadas. En cuanto al arte románico, se caracterizaba en un
inicio por un estilo con afán de simplificación, estilización, renuncia a la profundidad
espacial y perspectiva, así como al tratamiento caprichoso de las proporciones y gestos del
cuerpo humano. Es de carácter monástico, aristocrático y reflejo de la solidaridad entre el
clero y la nobleza. El arte por lo general se cree que se creaba en los monasterios y de ahí
su correspondencia con la cristiandad y la mentalidad de la nobleza.
El arte románico en sus primeras expresiones, según Arnold Hauser, contenía un carácter
vulominoso, opresor y serio, que representaba una seria de influencias tales como:
Formas simples, estilizadas y geométricas por lo que es menos ecléctico.
No es un arte cortesano ya que refleja los intereses y creencias de la nobleza y el
clero.
Por el contexto de la poca dinámica mercantil entre oriente y occidente, la
producción artística no estuvo sometida a un gusto refinando o por alguna
influencia intelectual de las ciudades.
Dada la renovación religiosa basada en el futuro cercano del momento
apocalíptico, se expresan imágenes con la temática de la salvación y temor al juicio
final, así se ve reflejado en Santa Fe de Conque (Juicio Final).
La iglesia para inicios del siglo XI, era por mucho, el único cliente del arte, el cual
era considerado como ofrenda, sacrificio, culto y no como placer estético.
El arte a pesar de seguir siendo ajeno para el pueblo, ya no le era tan extraño por la
relación entre sus credos y las obras mismas, lo que puede entenderse el arte cristiano
como un instrumento de propaganda para la iglesia, y así inspirar un espíritu religioso. Sin
embargo este simbolismo era difícil de entender para la mayoría de los creyentes dando a
conocer que la simplicidad del arte no implicaba una mejor emisión de las ideas del clero.
Este arte cristiano representaba un periodo anti naturalista ya que todo se explicaba
metafísicamente.
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En cuanto a la forma, historiadores del arte, observaron una exaltación de la forma cúbica,
que las esculturas son parte esencial de las edificaciones, que en la arquitectura, los
pilares o columnas son partes de los muros o pórtico. Los animales, follaje y figuras
humanas cumplen un papel ornamental y simbólico. La escultura y la artesanía estaban
subordinadas, por el espíritu feudal de la época. Sin embargo, la escultura románica,
dependía en su contenido, a la arquitectura de manera diferente a la que dependían los
vasallos a los señores feudales. Lo que da a entender que la escultura
independientemente de la posición social de su creador, tenía un valor distinto a las
demás manifestaciones artísticas.
Para la segunda mitad del periodo románico, el dogmatismo religioso se mantiene pero al
expresionismo y técnica se le adhirieron algunos cambios en si rigorismo formal así como
en sus rasgos estilísticos. Siendo el resultado un arte más expresionista y emocional como
consecuencia de un individualismo y liberalismo de la mentalidad que más tarde se vería
reflejado en la modernidad. Es para esta época que hay un sorprendente crecimiento
demográfico por lo que se generan nuevas ciudades, escuelas y los primeros estados
normandos en el sur de Italia, por lo que la movilidad social causa del establecimiento del
feudalismo y las cruzadas, hizo resurgir el dinamismo social.
El desarrollo de los monasterios son parte de este dinamismo, uno de los más significantes
fue la abadía de Cluny, la cual llego hacer toda una institución de poder al lado del
político. En mismo era un centro de investigación importante y creador de arte que
impulso con gran apoyo a las cruzadas, como lo hicieron hacia Santiago en España,
extendiendo así el arte románico por toda Europa.
Para ese entonces, ya se registraban comienzos de la escultura monumental cristiana, y
las primeras formas de arquitectura gótica. Si bien es cierto que el arte tuvo un cambio
lento, ya la escultura era un arte nuevo, con un estilo protogótico en las iglesias
normandas del siglo XI, el expresionismo de figuras como parte de la arquitectura,
revelaban una concepción más dinámica.
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Luego se daría el arte románico tardío, como producto de una fantasía desbordada y
visionaria, ejemplo de esto son las composiciones ornamentales del pilar zoomorfo de la
abadía de Souillac, (ver anexos 2 y 3) ubicada en Francia, la cual para Arnold Hauser evoca
a “el absurdo del delirio con su caótico enjambre de cuerpos animales y humanos”
(Hauser, 1999: 238). Para este historiador del arte, la ornamentación de esta abadía
representa que el arte cristiano ha cambiado en su geometrismo de la alta edad media.
Incluso Hauser expone que para esta época es cuando aparece el arte cristiano y medieval
tal y como lo concebimos actualmente.
Si se compara el arte cristiano con las esculturas de la antigüedad clásica, el primero se
deriva de una lógica jerárquica espiritual de las figuras, interesado en la visión interior de
la realidad con un sentido espiritual con una expresión anímica, por el contrario del
segundo que se rige por una concepción limitada a lo corpóreo y lo bello. Arnold Hauser,
explica lo anterior haciendo referencia a dos importantes obras de la época en cuestión,
por un lado recuerda la imagen de San Pedro de Moisacc por su clasicismo y naturalismo,
y lo compara con la obra Doriforo, como expresión de un canon de belleza que pareciera
ya vencido.
DIFERENTES MANIFESTACIONES ARTISITICAS:
ARQUITECTURA:
Durante este periodo la arquitectura es de las manifestaciones más reconocidas e
importantes incluso en la época misma. La construcción de iglesias, abadías y
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monasterios, además de cumplir con el objetivo de expandir el cristianismo, también
debían ser espacios dignos para Dios.
Como edificio de culto, la iglesia románica es normalmente de planta de cruz latina, de
tres o cinco naves, ábside semicircular y transepto siendo menos usual la planta circular.
La torre-campanario se añade al edificio; y principalmente se ubica en la fachada; en
ocasiones, en los lados o en el crucero. La cubierta románica es de piedra. La idea surge al
ser necesaria una alternativa a la armadura de madera, por la que fácilmente se
ocasionaban algunas veces incendios.
En la marcha del siglo XI, a partir de 1060, aparecieron los variados sistemas de cubrición
de piedra: la bóveda de medio cañón, la de arcos fajones, la de arista, y por último la de
crucería, que abrirá pasó al nuevo estilo Gótico. Las variantes de estos tipos de cubierta
son el sistema de bóvedas apoyadas entre sí y el de bóvedas esféricas o semiesféricas.
Como elementos sustentantes, los maestros románicos emplean soportes de varios tipos:
columnas, que normalmente ya no serán reutilizadas, pero sí son emulaciones de antiguos
modelos, cilíndricas, y con basas y capiteles decorados; pilastras, preferentemente
cruciformes, de planta variada perteneciendo al número de baquetones de las cubiertas; y
contrafuertes externos, estribos que con su resalte, su verticalidad y su paralelismo
decoran las fachadas laterales.
La decoración es ahora añadida a la propia arquitectura y se utiliza predilectamente en las
portadas, los capiteles, las cornisas y los aleros. Este estilo ornamental aplicado en los
tímpanos suele ser figurativo; también en los capiteles y en los modillones de las cornisas.
Al mismo tiempo que icónica, suele utilizar más habitualmente elementos geométricos,
vegetales o animales. El templo románico en sus superficies interiores, especialmente los
ábsides, otorga un amplio panorama para la ornamentación pictórica, generalmente
inspirada en la Biblia y en la práctica cristiana.
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Las Ordenes monásticas son ya muy influyentes en el período prerrománico; pero ahora
tiene lugar en la de los benedictinos una reforma que contribuye poderosamente a la
unificación de su vida y tiene su origen en el monasterio de Cluny, fundado a principios del
X -aproximadamente año 909 después de Cristo- , y su regla termina imponiéndose a un
millar de abadías diseminadas por todo Occidente, que considera dependencias suyas.
Además por la mayor seguridad que comienza a disfrutarse en el antiguo Imperio de
Occidente, se generalizan las peregrinaciones a Roma y Santiago de Compostela, que
contribuyen también a la internacionalización del arte románico. En torno a las rutas de
los peregrinos, y en sus puntos estratégicos, se levantan algunos de los principales
templos y monasterios románicos, como los que se escalonan a lo largo del llamado
"Camino de Santiago ", que desde el Pirineo conduce a los peregrinos hasta la tumba del
apóstol.
Además, se da forma a un nuevo tipo de monumento religioso, que es el monasterio. Edad
de oro de la vida monacal, el monasterio nace para responder a las necesidades de un
nuevo tipo de vida y con toda la personalidad y claridad de concepción que distingue
a esta suerte de creaciones. Período éste en que la ciencia se encuentra en los
monasterios, suelen ser arquitectos los mismos monjes.
Los maestros románicos confían más en la gran masa de muros y bóvedas que en el
equilibrio y en el justo contrarresto de las presiones y además ya no gusta de abrir
grandes vanos en sus gruesos muros y las ventanas son tan pequeñas y estrechas que a
veces semejan una saetera, como suele suceder en los ábsides, los interiores son oscuros
y mueven el espíritu al recogimiento. Ahora bien, el predominio del macizo sobre el vano
que distingue al estilo románico responde probablemente, al deseo de conseguir ese
efecto.
El arquitecto románico reemplaza la techumbre de madera por la bóveda con arcos de
refuerzo transversales o fajones, y la hace montar sobre arquerías, por lo tanto es
necesario recibir no sólo, los arcos de éstas paralelos al eje del templo o arcos formeros
(cada uno de los arcos en que descansa una bóveda vaída. Cada uno de los arcos
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sustentantes de una nave con bóveda de arista o crucería paralelos al eje mayor de la
misma), sino también los transversales o perpiaños (el que sobresale del intradós de una
bóveda para reforzarla). Ahora para ese doble juego de arcos no son suficientes la
columna y el pilar rectangular, así se origina un nuevo tipo, más complejo, de sección
cruciforme, con un cuerpo resaltado para cada uno de los cuatro arcos (A). Al estar los
arcos con otro resaltado más estrecho en su intradós, cada uno de los frentes recoge
también un nuevo resalto central (B), que, no hay problema en convertir en una columna
adosada (C). El uso de la bóveda de arista, que con la de cañón es la elegida del románico,
hace aparecer, una nueva columna de menor grueso en el ángulo entrante del pilar (F), y
así el primitivo pilar cruciforme se transforma en un haz de columnas (G) y molduras
verticales que, lleva en sí la raíz del futuro pilar gótico.
De este modo el sistema abovedado con arcos de refuerzo convierte el interior en el pilar
y, exteriormente da lugar un gran número de estribos, que contribuyen a la decoración de
las fachadas laterales.
El arco preferido es el de medio punto de sección rectangular y para mejorarlo, el artista
románico lo dobla, es decir, resalta en su intradós otro más estrecho, y decora sus ángulos
con dos toros o molduras de sección semicircular, como primer paso, posteriormente
continúa multiplicando molduras cóncavas y salientes, tanto rectilíneas como quebradas,
aligerándolo de masa.
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La forma de la bóveda de la arquitectura románica es la de cañón semicircular con arcos
de refuerzo y la de aristas. En cuanto a las bóvedas de tipo esférico, emplea tanto la
bóveda sobre trompas como la cúpula y la de cuarto de esfera, esta principalmente en los
ábsides.
La decoración es la compilación de temas geométricos está constituida primordialmente
por el ajedrezado (A), los billetes (B), las puntas de sierra (C), el baquetón en zigzag (D), las
filas de arcos yuxtapuestos o enlazados, besantes (E), clavos (F),etc.
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El arquitecto románico centra principalmente toda esta decoración en las portadas, en los
capiteles del interior del templo y de los claustros, así como en las cornisas o aleros.
Además de la decoración esculpida en piedra, destaca la pintura al fresco, que viste de
historias sacras los ábsides y las paredes interiores del templo.
Las admirables efectos decorativos del doblamiento del arco no sólo en el arco mismo,
sino en el pilar, que obtiene sección escalonada y se reviste de columnas, conduce al
arquitecto románico a idear la puerta como una serie de arcos de tamaño decreciente y
progresivamente rehundidos o arquivoltas, que reclaman en el muro una sección
igualmente escalonada, y que, como los pilares, se decoran con columnas.
Por tal motivo encontramos que la puerta románica tiene un aspecto abocinado muy
típico, que se mantendrá en el gótico. El arco de puerta, como el frontón clásico, suele
tener tímpano, y en el caso en que la puerta sea muy ancha, será reforzado el dintel sobre
que descansa ese tímpano con un soporte central o parteluz.
En las portadas más suntuosas el escultor adosa estatuas a las columnas y ubica en forma
radial otras pequeñas en las arquivoltas, además la parte donde la escultura logra mayor
desarrollo es el tímpano, que se consagra a algún tema sobresaliente, como el
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apocalíptico del Todopoderoso, rodeado por los animales simbólicos de los Evangelistas o
Tetramorfos.
En los aleros o cornisas destacan las cabezas de los pares simulados en piedra que
presentan una variada suma de temas vegetales o animales. En ocasiones esas cabezas se
ligan, constituyendo una arquería ciega, bajo la que se resguardan monstruosas figurillas.
La cubierta interior de las naves y estancias diferentes consiste por lo general en la
bóveda de medio cañón —a veces, apuntada como los arcos— para la nave central; de
arista o de cuarto de cañón para las laterales y de concha o de cuarto de esfera para los
ábsides, alzándose sobre el crucero una cúpula poligonal apoyada en trompas (a estilo
persa) que se colocan en los ángulos o rincones resultantes del encuentro de los arcos
torales. Dichas trompas se constituyen por una bovedilla semi cónica o por una serie de
arquitos en degradación que hacen el mismo oficio. Algunas veces, según la escuela a que
pertenezca el edificio, la nave central lleva techumbre de madera o carece de cúpula o por
el contrario, la tiene verdaderamente esférica y elevada sobre pechinas a estilo bizantino.
La dificultad y la diferencia mayor que se hallan en estos edificios estriban en el problema
de combinar el abovedamiento de todas las naves con la iluminación suficiente de la
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central y, además, en dar al crucero o al encuentro de las naves un equilibrio muy estable
y una cubierta proporcionada: las soluciones varias que se dan a este doble problema
constituyen las diferencias principales de la escuelas arquitectónicas del estilo románico.
Catedral de Santiago de Compostela. Crucero.
La cubierta interior de las naves y estancias diferentes consiste por lo general en la bóveda
de medio cañón —a veces, apuntada como los arcos— para la nave central; de arista o de
cuarto de cañón para las laterales y de concha o de cuarto de esfera para los ábsides,
alzándose sobre el crucero una cúpula poligonal apoyada en trompas (a estilo persa) que
se colocan en los ángulos o rincones resultantes del encuentro de los arcos torales. Dichas
trompas se constituyen por una bovedilla semi cónica o por una serie de arquitos en
degradación que hacen el mismo oficio. Algunas veces, según la escuela a que pertenezca
el edificio, la nave central lleva techumbre de madera o carece de cúpula o por el
contrario, la tiene verdaderamente esférica y elevada sobre pechinas a estilo bizantino. La
dificultad y la diferencia mayor que se hallan en estos edificios estriban en el problema de
combinar el abovedamiento de todas las naves con la iluminación suficiente de la central
y, además, en dar al crucero o al encuentro de las naves un equilibrio muy estable y una
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cubierta proporcionada: las soluciones varias que se dan a este doble problema
constituyen las diferencias principales de la escuelas arquitectónicas del estilo románico.
Hay muchas obras arquitectónicas de este periodo, y cada país cuenta con
particularidades propias, sin embargo para efectos de esta investigación se mencionaran
solo algunas de las edificaciones más emblemáticas reconocidas popularmente en la
modernidad. Una de ellas es la abadía de Cluny y la catedral de Notre Dame en Francia, la
catedral de Santiago de Compostela en España, el grupo de pisa en Italia, entre muchos
otros castillos, monasterios e iglesias en Europa Occidental.
DISEÑO Y DECORACIÓN DE INTERIORES:
Durante el periodo románico, el diseño de interiores mantuvo un papel muy importante
por las atribuciones simbólicas otorgadas a la imagen que deseaban emitir sobre el
cristianismo. El monasterio de Cluny ubicado en Borgoña, es uno de los más importantes y
representativos de la anexión entre el espacio exterior e interior y claro está, de la
arquitectura, el cual influyo en otras dos grandes obras que consagraron el paradigma
estilístico y constructivo de la época: la iglesia de Santa Fe de Conques y el monasterio de
Moissac.
Al ser los monasterios centros de gran valor funcional para el clero, se pensó muy bien en
las necesidades de los monjes y otros usuarios, por lo que la distribución del espacio y la
circulación en los mismos fue un tema que crece en esta época. Esto mismo incluía no
sólo los usuarios oficiales de los monasterios, sino también sus visitantes y por ende la
fluidez de espacios internos y externos, también estaba vinculada con la cotidianidad del
pueblo.
Los diseños estructurales están dotados de una composición geométrica simple, sin
embargo los detalles contienen una carga simbólica que al ojo del espectador se puede
perder la percepción de una estructura primaria simétrica. Los materiales como la piedra
arenisca roja, piedra caliza amarilla, entre otros fueron utilizados para tanto para el
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exterior como para los detalles escultóricos del interior, por ejemplo la representación de
juicio final en el portal de la obra, caracterizado por una policromía pétrea.
El interior muy teatral, incluían pinturas narrativas y tapices que suavizaban la rigidez de
los muros, asimismo se exponían gran cantidad de objetos de oro, plata y pedrería en la
cabecera de los edificios. (Palermo, 2011:58). En cuanto a la luz y el color, la diferencia de
altura entre la nave central y las laterales, provoca la entrada de luz directa hacia la nave
central, y la iluminación de los otros espacios, es propagada a través de pequeñas
ventanas, lo que genera la sensación de resaltar las diferentes zonas y sus funciones. La
iluminación tiene como objeto destacar el espacio arquitectónico, posibilitando la lectura
de los programas iconográficos. “De este modo, la iluminación ratifica la materialidad y el
color natural de la piedra del edificio románico subrayando sus cualidades constructivas y
su naturaleza sensible. Como señala Umberto Eco en la Edad Media “… el gusto por el
color y la luz es [...] un dato de reacción espontánea …” aunque, desde las interpretaciones
neoplatónicas la luz tuvo una relación metafórica con las realidades espirituales (1997, p.
59).” (Palermo, 2011: 60)
Los detalles simbólicos e iconográficos de la época, sugieren la existencia de una
necesidad por manifestar lo trascendente, por lo que el uso de diferentes expresiones
artísticas es parte de la lógica del diseño interior, al buscar la iglesia, obtener secuencias
dentro de la lógica de las mismas, para emitir conocimiento cristiano.
ESCULTURA:
La escultura románica, se inserta en general, dentro de las metas artísticas del
movimiento del arte románico, incluida la comunicación entre la Iglesia católica y entre los
fieles, lo que es el reino de Dios en la tierra y el templo. Así, la escultura tuvo una estrecha
relación con la arquitectura, insertándose como un elemento complementario, y se dedicó
principalmente a la enseñanza de las escenas bíblicas con relieves de piedra que fueran
comprensibles para los creyentes laicos.
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Es en el románico, del siglo XI, en el que se dan a conocer las primeras obras de escultura
monumental que se presentan desde el siglo V, periodo en el que dejan de existir piezas
de bulto redondo (piezas tridimensionales) y observan un aumento de la producción de
pequeña escultura y trabajos en metal, desarrollados durante el período prerrománico.
El empuje del nuevo factor de producción de la escultura fue la ruta de peregrinación
hacia la Catedral de Santiago de Compostela, a lo largo del cual se levantaron nuevas
iglesias bajo la organización de la Orden de Cluny. Estos templos fueron construidos en
lugares de paso en este periodo de fervor religioso, para una acogida espiritual de
peregrinos y la exposición de las reliquias. Francia y el norte de España son también
lugares donde se puede ver los ejemplos de la primera producción de la escultura
románica aplicada a la arquitectura. Además de la piedra, la madera fue un material
importante para la construcción de iglesias sobre todo en la parte norte de Europa y para
las imágenes exentas de devoción o de altar que pocas veces se trabajaron en piedra, la
madera policromada ya a veces recubierta con metales de bronce o plata fue el material
más utilizado. Al principio del periodo románico, para los teólogos como Rabano Mauro,
los buenos artesanos debían instruir con sencillez y emocionar con la expresión vigorosa
de su arte.
La escultura románica, sin llegar a desenvolverse con la perfección de la arquitectura,
siguió los mismos pasos y evoluciones que la escultura griega, contribuyendo a su
formación y desarrollo las mismas causas que para la arquitectura. Por lo mismo, hubo de
ser componentes suyos los elementos romanos con los septentrionales, bizantinos, persas
de la dinastía sasánida y árabes como lo son de la arquitectura. Se inspiraba con
frecuencia en los dibujos y figuras de los códices regionales y de los tapices venidos de
Oriente.
Abraza el desarrollo de esta escultura los siglos XI y XII (con sus antecedentes carolingios
del siglo IX) introduciéndose en buena parte del XIII y paulatinamente da lugar a la gótica,
sin que la separe de ésta una línea perfectamente divisoria. El carácter general de la
escultura románica consiste en la imitación de modelos artificiales y de aquí su
22
amaneramiento o rutina. A diferencia de la escultura gótica, en la cual se revela un
positivo estudio e imitación de la Naturaleza aunque sin la desenvoltura de los artistas
modernos. Como puente de unión entre una y otra se halla en los últimos años del siglo
XII y primera mitad del XIII el estilo que puede llamarse de transición que trata de imitar
algo la realidad de la Naturaleza y da a sus obras mayor vida y movimiento sin
desprenderse completamente el artista de los convencionalismos y amaneramientos
precedentes. Y tal es la variedad resultante de dicha transición aumentada por la destreza
o impericia de los escultores por las influencias de escuelas distintas que no es raro
juntarse en una misma localidad y de una misma fecha relieves o estatuas muy dignas de
aprecio y alabanza con otras de reprobable gusto y sin ningún valor artístico.
Precisando más el carácter de la escultura románica, decimos que se constituye por la
imitación de modelos bizantinos o romanos de estilo decadente pero realizado con mano
latina y frecuentemente bajo la influencia del gusto persa o del árabe. Se caracteriza,
además, por cierta rigidez de formas, falta de expresión adecuada (a veces, exagerada) en
las figuras, olvido del canon escultórico en la forma humana, forzada simetría.
Dinámica de imitación de modelos, una serie de leyes o normas generales que se
encuentran con frecuencia en las obras románicas. Destaca entre ellas la Ley de
Adaptación al Marco que enuncia Henri Focillon y que subordina el desarrollo escultórico
al espacio arquitectónico cedido a tal fin. El resultado serán escenas en las que los
personajes se adaptan a ese espacio, a veces contrayéndose o estirándose, sin tener en
cuenta otras consideraciones más naturalistas. Otra norma general es la isocefalia que
encontramos en algunos grupos de figuras situadas todas con la cabeza a la misma altura.
En la escultura románica e, incluso, en la gótica ya se trate de obras de piedra, marfil o
madera fue muy común la policromía siempre sobria en la viveza de colores por más que
haya desaparecido la pintura con la acción del tiempo en casi todos los ejemplares o haya
sido sustituida por decoraciones más modernas.
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Las principales labores de escultura románica se admiran hoy en los relieves de muy
variados capiteles y en las magníficas portadas y elegantes cornisas de muchos edificios de
la época, en cuyos frontis se representan escenas bíblicas y figuras alegóricas (entre ellas,
los llamados bestiarios y las personificaciones de los signos del zodiaco, etc.) a una con
imágenes de Santos en gran relieve. Además, se ejercitó la escultura románica en la talla
de curiosos dípticos de marfil, de graves crucifijos (de marfil y de bronce) y de estatuas de
la Virgen María (en piedra y en madera, ya sola ya chapeada en bronce) que se conservan
en sus santuarios o en los Museos y, en fin, se manifestó ingeniosa dicha escultura en la
decoración de arquetas o cofrecillos para guardar reliquias y joyas, de ricas tapas para
libros litúrgicos, de frontales o antipéndium para los altares, de pilas y sepulcros de piedra
con relieves, etc. Desde la invasión de los bárbaros quedó olvidado casi por completo en
Occidente el cultivo de la glíptica en lo que se refiere a piedras finas pero se utilizaron las
gemas anteriormente labradas por griegos y romanos aplicándolas sin estudio a objetos
preciosos y de adorno especialmente, sortijas. Hubo, sin embargo, algunos entalles con
inscripciones o con alguna figura tosca, como la esmeralda del Tesoro de Guarrazar, y gran
empleo de piedras finas en forma de cabujón para objetos de orfebrería.
Escuelas europeas
Hasta los últimos años del siglo XI no parece que hubiera escuelas, propiamente dichas de
escultura románica las cuales sólo alcanzaron importancia y desarrollo en el decurso del
siglo XII. Pero antes de dichos siglos se habían formado ya en Occidente notables centros
de artes decorativas y suntuarias, sobre todo, de orfebrería con carácter propio o derivado
del arte bizantino que muy bien pueden admitirse, al menos, como precursores de las
escuelas de escultura románica. Consideradas en su conjunto, se distinguen las siguientes
Escuela irlandesa y anglosajona
Esta escuela se da desde el siglo VII y se caracteriza por los entrelazados y adornos
caligráficos que de la escritura de códices pasaron a servir de motivos ornamentales en la
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escultura. Llegada ya la época propiamente románica, cultivó el relieve con figuras
alargadas parecidas a las de la escultura francesa de Toulouse.
Escuela alemana
Se desarrolla desde el siglo IX, debida al impulso que le dio Carlomagno a las artes y
llamada por lo mismo carolingia. Continuó con algún florecimiento y bajo el imperio de los
Otones en el siglo X en el cual puede considerarse como constituida por su propio carácter
germánico dos siglos antes que las francesas. Se distingue por sus obras de bronce (opus
teutónicum) y por su bizantinismo, no exagerado, sino conservando cierta fisonomía
clásica. Se trabajaron antipéndiums, con figuras esmaltadas en plano o poco salientes,
pero con las cabezas de alto relieve en varios ejemplares, aberración estética copiada de
los bizantinos y seguida igualmente en España (Silos) y en otras naciones durante la época
románica. Son muy celebradas, entre otras piezas, el marfil carolingio de Francfort que
representa la celebración de la Misa (siglo IX), las puertas de bronce con relieves en la
catedral de Hildesheim, las cuales representan escenas del Génesis, y el precioso
antipéndium o altar de oro con imágenes que perteneció a la catedral de Basilea debido a
la munificencia del emperador Enrique II el Santo que, con las mencionadas puertas data
del principio del siglo XI. Desde la segunda mitad del siglo XII y en el XIII se labraron con
estilo románico de transición preciosas arquetas para reliquias y otros objetos de
orfebrería, adornados con imágenes en relieve, cinceladuras, esmaltes y pedrería siendo el
centro artístico de tales producciones la ciudad de Colonia. De aquí tomó su nombre y
carácter la celebrada escuela de Colonia o rhiniana y fueron obras suyas la urna de los
reyes Magosy la de los restos de Carlo Magno de principios del siglo XIII, de plata y bronce
dorado. En escultura monumental, de la misma época son célebres las de la catedral de
Bamberg y las de Münster, Magdeburgo, etc. de mucho movimiento con pliegues en
remolinos y actitud de hablar los personajes representados unos con otros.
Escuela italiana
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La escuela italiana se desarrolla desde finales del siglo XI hasta mediados del XIII. Se llamó
italo-bizantina por haberle servido de modelos las producciones de Constantinopla con las
de la escuela carolingia. Antes de dicha época, y sobre todo desde los comienzos del siglo
X, desaparición de Italia la escultura propia, recibiéndola de los bizantinos. Sus principales
monumentos son las puertas de bronce con relieves en varias catedrales además de
algunos relieves en cátedras y púlpitos de mármol apenas estando en uso dicho material
para esculturas fuera de Italia en la época románica. También son dignos de notarse
alguno marfiles y preciosos frontales de altar. Especialmente rico es el frontal de plata de
Cittá di Castello, bastante emancipado del bizantinismo y asimismo el díptico o retablo de
marfil de la catedral de Salerno además de otros anteriores y de inspiración bizantina.
Escuelas francesas
Se formaron a lo largo del siglo XII siendo las más destacadas las siguientes
• La de la Isla de Francia, de escultura rudimentaria hasta la segunda mitad de dicho
siglo y que se distingue en los capiteles por el uso de cabezas con grandes bigotes pero
bastante fina y elegante con menudos pliegues en los paños al iniciarse la época del arte
gótico. Destacan las estatuas de la catedral de Chartres, de transición gótica.
• La de Normandía, con sus figuras de escaso relieve y su ornamentación de líneas
en zigzag y dragones entrelazados
• La de Poitou y Saintonge, con su espléndida ornamentación de follaje serpenteante
y de alegorías y personificaciones, sobre todo, en las fachadas de las iglesias, en cuyas
portadas se observan series de santos y de ancianos del Apocalipsis sobre el tímpano o
sobre las arquivoltas. Es de destacar la rica fachada de Nuestra Señora la Grande
dePoitiers y la de Nuestra Señora de Saintes.
• La de Auvernia, con sus relieves muy salientes, su viva expresión e medio de la
incorrección del dibujo y sus alegorías en los capiteles
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• La de Toulouse y Languedoc, con sus figuras alargadas y de gran movimiento, sus
personajes en pie y con las piernas cruzadas y con sus paños de pliegues horizontales
sobre el pecho y otros ondulantes o dentelleados pero muy movidos en el extremo
inferior de la vestimenta. Destacan en esta escuela los relieves historiados del claustro
abacial deMoissac y los relieves de la portada de su iglesia con sus similares de San
Esteban y san Saturnino de Toulouse
• La de Provenza, con sus reminiscencias clásicas en la ornamentación y sus
imitaciones de las escuelas de Toulouse y del Norte a pesar de haber sido considerada (sin
fundamento) como la más influyente de la época. Destacan las estatuas de la fachada de
San Giles y San Trófimo de Arlés.
• La de Borgoña, en fin con su extraordinaria expresión en las actitudes dramáticas
de los personajes y con sus paños de menudísimos pliegues, terminados en remolinos que
parecen inspirados en los dibujos de caligrafía tan comunes en los códices de la época.
Son famosos en esta escuela los relieves que adornan las portadas de la catedral de Autun
y de la abadía de Vézelay.
En todas las escuelas referidas se labraron efigies de la Virgen representándola de
ordinario sentada en su trono y con el Niño en las rodillas. Muchas de estas, sobre todo,
en Auvernia, se recubrieron con plancha de cobre o de plata siendo la imagen de madera.
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Relieve representando la duda de Santo Tomás. Monasterio de Silos.
Capitel románico.
PINTURA:
La pintura románica se distingue con varios estilos a semejanza de la arquitectura,
destacando los siguientes:
El de imitación bizantina, que en Italia se llamó italo-bizantino
El carolingio, principalmente desarrollado en Francia
El visigodo y mozárabe en España
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El románico propiamente dicho, que les sigue
El irlandés y sus afines del Norte, es un estilo separado de los anteriores pero que influye en todos
El estilo de imitación bizantina y el románico (éste únicamente en los siglos XI, XII y
primera mitad del XIII) se manifiestan en cuadros murales, miniaturas y mosaicos. Pero los
estilos restantes son propios de miniaturas o iluminaciones de códices ya que han
desaparecido las demás obras de los mismos. A continuación se describen dichos estilos:
Estilo de imitación bizantino o italo-bizantino:
Posee las cualidades nobles y los vicios radicales del estilo que imita y de tal modo las
retiene que muchas de sus obras podrían pasar perfectamente como bizantinas pues sólo
leves diferencias las separan de ellas. Se desarrolló principalmente en Italia donde fluían
los artistas bizantinos en gran número huyendo de la persecución iconoclasta y donde
encontró más imitadores que en otras partes el mosaico bizantino. Y como éste, que
servía de modelo a los artistas no se presta con facilidad a la expresión de los rostros ni a
la soltura en el plegado de los paños ni a la bella perspectiva como un buen pincel cuando
imita la Naturaleza, de aquí el adolecer las pinturas italo-bizantinas de los defectos antes
observados en los mosaicos de Oriente. Se hicieron con el mencionado estilo diferentes
mosaicos, pinturas, murales y cuadros con fondos de oro y pasan como típicos ejemplares
entre los que hoy existen, entre otros muchos, los siguientes:
• Los mosaicos de la basílica de Santa Inés (extramuros de Roma) del siglo VII• Algunos frescos de las criptas de San Cornelio y Santa Cecilia en las catacumbas de San Calixto, de los siglos VI y VII• Los de la basílica subterránea de San Clemente, del siglo IX• Los de San Lorenzo extramuros, del XII
No faltan ejemplares en esta última época en Italia que revelan su independencia del
bizantinismo y conservan mejor la tradición romana, debiendo llamarse por lo mismo
románicos, por ejemplo: Los frescos del monasterio de Volturno, Los frescos de la iglesia
de San Elías en Nepi y Los mosaicos de la catedral de Acosta.
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Estilo carolingio
Conocido sólo en miniaturas de su época (últimos años del siglo VIII y por casi todo el IX),
corren parejas con la escritura del mismo nombre y es un resultado de la combinación de
elementos clásicos, bizantinos, sirios e irlandeses. Se distingue por el uso frecuente de
fondos purpúreos y de aplicaciones de oro y plata en los dibujos y por la adopción de
magníficos motivos arquitectónicos para decorar también (por el procedimiento a la
aguada) los libros o códices, adopta asimismo varias figuras muy poco afortunadas en el
dibujo, entre las cuales, Corbie, Metz y Tours y entre las obras que todavía se conservan se
celebran las siguientes.
• El Evangeliario de San Medardo de Soissons• Las dos Biblias de Carlos el Calvo• El Evangelistario de Godesscalc
Estilo otoniano:
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Durante el siglo X recibe un nuevo empuje el estilo en cuestión aunque imitando más al
traza de los modelos romanos y bizantinos merced al imperio de los Otones en Alemania,
a lo cual se ha llamado renacimiento otoniano: abundan entre sus miniaturas los paisajes,
los motivos arquitectónicos y los retratos de emperadores y fueron centros del
movimiento de las ciudades de Reichenau, Tréveris y Colonia. Mientras tanto y después
hasta la época del estilo gótico, sigue la miniatura en Francia muy variada y decadente con
alguna imitación de la carolingia.
Estilo visigodo:
El estilo visigodo en el arte de la miniatura aunque no bien conocido debió ser como su
continuador y heredero el mozárabe en España el cual se caracteriza por sus colores vivos
y hasta chillones sobre el amarillo intenso; por sus figuras de bárbaro e infantil dibujo y, a
veces, de gusto caligráfico; por sus animales fantásticos, sus letras de adorno hechas con
figuras humanas, sus motivos arquitectónicos de arcos en herradura y sus caprichosos
entrelazados y demás dibujos ornamentales geométricos, imitando obras irlandesas y
carolingias. Centros de tales miniaturas lo fueron principalmente
• En el siglo X, los monasterios benedictinos de Sahagún (León), San Pedro de Arlanza (Burgos), San Martín de Albelda (donde floreció el monje Vigila, autor del códice emilianense, La Rioja), el de Ripoll en Cataluña, etc.• En el siglo XI, el monasterio de San Isidoro de León• En el siglo XII, el monasterio de San Crispín de Silos
El procedimiento comúnmente seguido en tales pinturas fue el que se denomina a la
aguada o a la acuarela y frecuentemente se hacían aplicaciones de oro y plata, sobre todo,
en letras iniciales. Entre sus obras, que desde el siglo IX se extienden hasta el XII inclusive,
se cuentan varios cronicones, Biblias, libros conciliares (actas o decretos de Concilios),
libros litúrgicos y los célebres comentarios delApocalipsis llamados Beatos.
Fragmento del Beato de Silos
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Escuela irlandesa e inglesa:
De las escuelas irlandesa e inglesa primitivas ya se dijo antes que precedieron a las
anteriores e influyeron notablemente en la formación de ellas a partir del siglo VI y que su
característica son los entrelazados y las espirales con profusa variedad de combinaciones
ya de solos trazos geométricos ya de ellos con animales fantásticos entrelazados entre sí.
En la formación de letras iniciales con figuras de monstruos, el arte irlandés suele
aprovechar sólo la cabeza de éstos mientras que el visigodo–mozárabe emplea todo el
cuerpo o se sirve de figuras humanas y las adorna con hojas generalmente de acanto.
Durante el siglo XII y principios del siguiente, el arte inglés se distingue en miniatura por la
exageración de la figura humana en proporciones y en el movimiento y por la extraña
fantasía en figuras monstruosas. También le caracteriza la parsimonia o escasez de trazos
que se observa en el dibujo, tendiendo a ser esquemático. Algunas pinturas murales que
todavía se conservan en antiguas iglesias de Inglaterra reflejan el estilo de las miniaturas
pero no se remontan más allá del siglo XII.
Manuscrito inglés, s. XII
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Estilo románico:
El estilo románico propiamente dicho conserva alguna tradición romana aunque muy
degenerada y participa más o menos de las influencias bizantinas y de las septentrionales.
Sin embargo, no refleja una intención decidida de imitar o copiar los modelos de
Constantinopla en lo cual se diferencia del estilo italo-bizantino. Se manifiesta
principalmente en la decoración de muros interiores de iglesias, en pinturas de frontales
de altar, en miniaturas o iluminaciones de códices, alguna vez en mosaicos de pavimentos,
esmaltes para decoraciones del mobiliario y en algunas vidrieras de colores que empiezan
a usarse en su época desde finales del siglo X.
Se caracteriza la pintura románica por el escaso estudio de la naturaleza que revelan sus
figuras, por la seriedad y uniformidad de los rostros en la forma humana, por la simétrica
plegadura de los paños, por las violentas actitudes que se dan a los personajes al
representar una escena y el rígido hieratismo cuando las figuras no han de expresar
acciones, por sus contornos demasiado firmes o acentuados y, en fin, por la falta de
perspectiva que ofrece la composición en conjunto.
Los procedimientos generalmente seguidos fueron el temple y el fresco para cuadros y
decoraciones murales, el temple y la aguada en la pintura sobre tabla y la aguada o
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acuarela (en éstas y en las tablas con aplicaciones de oro) para las iluminaciones de
códices. En la pintura sobre tabla era bastante común el recubrir la superficie con un
lienzo pegado a la misma sobre el cual se aplicaban algunas manos de finaescayola y se
trazaban en ésta para fondo del cuadro ciertos surcos o rayitas e incluso dibujos en relieve
y luego se pintaban las figuras que en muchos puntos aparecen también con resalto.
Iluminación de códice, s. XII
Vidrieras de colores:
En cuanto a las vidrieras de colores, debe notarse que, si bien ya estuvieron en uso con
anterioridad a esta época según consta por testimonio de antiguos autores, no parece que
hubiera en ellas figura alguna hasta el siglo XI (salvo un solo ejemplo que se refiere como
existente a finales del siglo X en Francia) ni aun debieron usarse vidrieras de piezas a
modo de mosaicos hasta la época de Carlomagno sino sólo de láminas sencillas coloreadas
o incoloras. Pero desde el siglo XI se comienza la fabricación de vidrieras con figuras
pintadas, la cual llegó a su completo desarrollo como procedimiento industrial de pintura
a mediados del siglo XII.
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En las épocas románica y gótica se armaba la vidriera con muchísimas piezas de vidrio de
color unidas de tal modo que todas en conjunto formaran las figuras que previamente se
delineaban en algún cartón o modelo. Más los perfiles y las sombras de las figuras se
pintaban con esmalte de color gris, pardo u oscuro aplicado a la superficie de cada pieza o
fragmento y que se fijaba por la fusión al calor del horno. La vidriera, en todo caso, se
arma protege con un bastidor de hierro al colocarla en la ventana y esta armadura suele
marcar las grandes o principales divisiones de la composición de la vidriera.
Vidriera, s.XII
Pinturas murales:
No abundan en verdad las pinturas murales románicas que, salvando las vicisitudes de los
tiempos han llegado íntegras hasta nosotros. Pero los numerosos restos que se han ido
descubriendo en nuestra época revelan haber sido muy común la pintura para
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decoraciones murales en las iglesias románicas. De fuera de España, se citan como
importantes obras de los siglos XI, XII y principios del XIII, además de las pinturas italianas
arriba indicadas las siguientes:
• Los frescos de la Catedral de Nuestra Señora de la Anunciación de Le Puy-en-Velay (Francia)• Los frescos de la cripta de la catedral de Auxerre• Los frescos de la iglesia de Montmorillón• Los de la iglesia de Saint-Savin. En ésta, se halla entre otras figuras apocalípticas, la primera representación conocida del juicio universal que parece remontarse a finales del siglo XI.Por lo que respecta a vidrieras de colores e historiadas, no se conservan con certeza restos
anteriores a la mitad del siglo XII pero de mediados de este siglo datan las célebres
vidrieras de forma circular que atesora la iglesia de San Dionisio en París, activo centro
que fue de tales obras en el mencionado siglo y asimismo las del ábside de la catedral de
Bourges, las del coro de la de Lyon y otras en las catedrales de Chartres, Mans y Varenes.
Fresco, s.XI, Suiza.
Música:
La música románica fue el marco en el cual surgió el canto gregoriano, mismo que fue
fundado por Gregorio Magno con la intención de unificar los cantos con las liturgias
ceremoniales católicas. Es cantos al ser a capella, requerían de una preparación vocal con
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manejo del latín, conocimiento a profundidad de la palabra, y un estado espiritual muy
avanzado.
Danza:
Durante esta época, la danza fue de las artes menos desarrollas, por la concepción
profana del baile para el poder eclesiástico. Por lo que se permitió en pocas ocasiones en
acompañamiento de los coros de la iglesia así como en algunas de sus procesiones. Más
adelante se permitirían bailes en las plazas delante de las iglesias en días festivos, o en las
puertas de los cementerios al anochecer, naciendo así la danza macabra o danza de la
muerte.
Se cree que es originada en Francia, y que representaba el poder absoluto que tiene la
muerte sobre la vida del hombre.
BIBLIOGRAFÍA:
37
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Estudios en Diseño y Comunicación, cuaderno 37 El diseño de interiores en la historia.
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