PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS QUE PROMUEVEN O BLOQUEAN LA
CREATIVIDAD EN LA ESCUELA.
UNA DESCRIPCIÓN CRÍTICA Y EMOCIONAL A PARTIR DE EL ELEMENTO
DE KEN ROBINSON Y MI EXPERIENCIA DOCENTE
LUIS HERNANDO MORENO CIFUENTES
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSE DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
ESPECIALIZACION EN DESARROLLO HUMANO CON ENFASIS EN
PROCESOS AFECTIVOS Y CREATIVIDAD
BOGOTÁ D.C.
2015
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PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS QUE PROMUEVEN O BLOQUEAN LA
CREATIVIDAD EN LA ESCUELA.
UNA DESCRIPCIÓN CRÍTICA Y EMOCIONAL A PARTIR DE EL ELEMENTO
DE KEN ROBINSON Y MI EXPERIENCIA DOCENTE
LUIS HERNANDO MORENO CIFUENTES
Trabajo de grado para optar al Título de Especialista en Desarrollo Humano con
énfasis en Procesos Afectivos y Creatividad
Asesora
MARIA ARACELLY QUIÑONES RODRÍGUEZ
Ph. D. Creatividad Aplicada
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSE DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
ESPECIALIZACION EN DESARROLLO HUMANO CON ENFASIS EN
PROCESOS AFECTIVOS Y CREATIVIDAD
BOGOTÁ D.C.
2015
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Nota de Aceptación
_________________________________
_________________________________
_________________________________
_________________________________
Jurado
_________________________________
Jurado
Bogotá, D.C_________________________
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La Universidad Francisco José de Caldas no se hará responsable de las ideas expuestas por
los graduandos.
Art. 117 del reglamento estudiantil
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PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS QUE PROMUEVEN O BLOQUEAN LA
CREATIVIDAD EN LA ESCUELA.
Una descripción crítica y emocional a partir de el elemento de Ken Robinson y mi
experiencia docente
Luis Hernando Moreno Cifuentes*
Resumen
Todos los seres humanos tenemos habilidades y talentos para ser creativos. Lograr
descubrirlos y desarrollarlos en la vida personal, laboral o profesional, sentirse feliz y pleno
por ello, es encontrar el elemento. No hay mejor sitio para descubrirlo que la escuela,
aunque para Ken Robinson, autor de El elemento (2009), esta hace todo lo contrario. Este
artículo describe los diferentes factores que han promovido o bloqueado la creatividad en la
escuela pública bogotana, a partir de diferentes historias y entrevistas de estudiantes
recogidas durante mi experiencia como docente. Al describirlas y compararlas con las tesis
propuestas por Robinson, presento algunas reflexiones sobre las prácticas docentes, las
políticas educativas y los modelos pedagógicos que bloquean o promueven la creatividad
en la escuela. Propongo algunas estrategias de transformación escolar -en contraposición a
las continuas y fallidas reformas educativas-, planteamientos que permiten abrir la
discusión sobre la educación para la creatividad en los círculos académicos y pedagógicos.
* Licenciado en ciencias sociales de la U. Distrital Francisco José de Caldas, candidato a título de especialista
en Desarrollo Humano con énfasis en creatividad y procesos afectivos. [email protected]
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Palabras clave
Creatividad, pedagogía, educación, habilidad, inteligencia, evaluación, talento.
Abstract
All human beings have skills and talents to be creative. Discovering and developing them
to achieve personal, work or professional life, feeling happy and full of it, means to find the
element. The best place to discover the element is the school, although to Ken Robinson,
author of The Element (2009), it does the opposite. The article describes the various factors
that have promoted or blocked creativity in Bogotá’s public school, through different
stories and interviews of students, material collected during my experience as a teacher.
While describing and comparing them with the thesis proposed by Robinson, I present
reflections on teaching practices, policies and pedagogical models that block or promote
creativity in school. I put forward some strategies to the transformation of the school- in
contrast to ongoing and failed educational reforms-, approach that opens the discussion
about education to creativity in academic and pedagogical circles.
Key words
Creativity, pedagogy, education, ability, intelligence, assessment, talent.
Introducción
En un momento importante de mi vida llega a mis manos un libro que supera muchos de
los referentes teóricos en pedagogía que leí en estos últimos años, como: “Formación,
experiencia y saber” (2007) de Armando Zambrano Leal; “LOS CICLOS DE
APRENDIZAJE, Un camino para combatir el fracaso escolar” (2010) de Philippe
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Perrenoud y “20 Experiencias en reorganización curricular por ciclos” (2011) de diferentes
profesores de colegios distritales de Bogotá, y que había indagado durante mi experiencia
como maestro para intentar resolver mis angustias existenciales y mis emociones;
comprender, cuestionar y argumentar el porqué de muchos de los fracasos escolares de los
estudiantes, así como también de casos exitosos frente a las prácticas, acompañamientos y
apoyos irrestrictos de los docentes que tutelamos la etapa escolar básica y media. El libro
que me encuentro es El elemento de Ken Robinson (2009).
El elemento hace un viaje a través de las experiencias de un amplio número de personas
con destrezas, habilidades y talentos en la escuela, personas que por algún motivo pasaron
inadvertidas, sus maestros no creyeron en ellas o la escuela generosamente las promovió y
hoy son seres humanos ampliamente reconocidos en el mundo, plenos y felices con lo que
hacen. El objetivo de Robinson es explicar que el elemento es ese lugar, tiempo-espacio, en
donde se descubren, forjan, aprenden y practican las actividades, técnicas, profesiones u
oficios que a cada ser humano le gusta hacer, se le facilitan y le hacen feliz.
Mi elemento es la actividad docente, profesión que enarbolo con orgullo; el espacio-tiempo
escolar donde personal, emocional y profesionalmente me siento bien. Sobre él me
detendré a construir, reflexionar y exponer argumentos para discutir una serie de prácticas
que desde la mirada de Ken Robinson y mi experiencia, promueven o bloquean la
creatividad. Llevo veinticinco años como docente formador y los últimos quince he
pertenecido a la escuela pública, donde me comprometí a formar a los estudiantes en la
disciplina de las Ciencias Sociales, en lo pedagógico como ejercicio implícito, en lo ético
como principio humano y en lo político como un compromiso de la universidad que me
formó en el pregrado.
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Durante este tiempo me he visto inmerso y enfrentado como docente, a un modelo
educativo anacrónico que en muchas ocasiones solo obedece a las leyes del mercado, a
algunos proyectos y políticas educativas interesantes y a otras malogradas y, en general, a
muchas prácticas pedagógicas incoherentes. A partir de algunas prácticas pedagógicas
propias y de pares, pretendo generar un espacio académico de reflexión y discusión con
una serie de planteamientos hechos por Robinson alrededor del papel que cumple la
escuela en descubrir o bloquear los talentos, habilidades o la creatividad de los chicos,
desde una serie de hechos exitosos o fallidos, ocurridos en la escuela. Con la intención de
generar en los lectores emociones que permitan reflexionar y confrontar nuestro quehacer
pedagógico, describiré experiencias compartidas o vividas, redactadas en prosa en estos
últimos siete años y apoyadas en entrevistas realizadas a estudiantes que han vivido
circunstancias satisfactorias o frustrantes en su paso por la escuela.
Haré énfasis en tres asuntos que ocurren en la escuela según Ken Robinson. Las acciones
pedagógicas realizadas por los maestros; la evaluación vista desde la perspectiva clásica de
la medición; y los proyectos que hacen de la escuela un factor determinante para bloquear o
promover la creatividad en los estudiantes. Finalmente, me referiré a una serie de logros
que hemos perseguido y formalizado a partir de documentos institucionales y que
resultaron de persistentes problemáticas, incidentes, argumentaciones y discusiones que se
dieron durante los debates, asesorías de expertos y foros pedagógicos de la Comisión de
evaluación y promoción y el Consejo Académico a lo largo de estos ochos años de
existencia de la Institución.
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1. Ken Robinson y El elemento
Ken Robinson nace en Liverpool, Inglaterra en 1950, vive actualmente en Estados Unidos.
Ha publicado varios libros, entre ellos, Encuentra tu elemento (2013), Escuelas creativas
(2015), Busca tu elemento (2012) y Out of our minds (2011). Es un experto internacional
en desarrollo de la creatividad, innovación y recursos humanos. Ha sido colaborador de
gobiernos europeos y asiáticos. Voz influyente del siglo XXI, sobre todo en los espacios o
círculos académicos de investigación sobre temas de educación y creatividad, en empresas
y organizaciones culturales importantes a nivel mundial. Su visión y experiencia es muy
demandada por gobiernos como Gran Bretaña, Irlanda del Norte, Singapur y Hong Kong,
así como por organizaciones públicas y privadas.
Robinson insiste en la necesidad de reconocer que todos los seres humanos somos
creativos, tenemos talentos y habilidades, aunque no los hayamos descubierto, y en el papel
de la escuela al ignorarlos y no desarrollarlos. Sus tesis van en una línea secuencial de
referentes y aportes encaminados a descubrir, discernir, criticar y proponer alternativas de
transformación del papel de la escuela en el desarrollo de la creatividad. Sus indagaciones
establecen una crítica al modelo unidireccional de la educación y su papel anacrónico
frente al mundo moderno actual y proponen una transformación del sistema educativo,
contrariando los modelos reformistas formulados a nivel mundial y que no apuntan, en
realidad, a un cambio.
En El elemento (2009), concepto que utiliza en la totalidad de sus escritos, Robinson
«ofrece una visión amplia de la habilidad y creatividad humanas y de los beneficios que
supone conectarnos correctamente con nuestros talentos e inclinaciones individuales»
(p.17). Pone en escena una serie de experiencias, en forma de entrevistas recogidas por el
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autor, de personajes que lograron descubrir habilidades que les permitieron crecer y
desarrollarse como seres humanos, pero que, en muchos de los casos, irónicamente no fue
la escuela la que les permitió encontrar sus intereses y habilidades. Los personajes
entrevistados exponen su historia de vida en los años cuarenta del siglo XX, a partir del
paso por la escuela y cuentan cómo esta bloqueó sus habilidades, en otros casos las
descubrió y apoyó o simplemente nunca evidenció sus talentos. Las narraciones concluyen
con el descubrimiento del elemento y con la explicación de por qué y cómo generó
felicidad y plenitud en sus vidas.
2. Una contextualización de mi escuela
Robinson plantea un punto importante para caracterizar los objetivos de la educación,
afirma que «Las escuelas del mundo tienen prácticas universales: la obsesión de desarrollar
ciertas habilidades; la jerarquización de las materias y sobre todo la creciente dependencia
de determinados tipos de evaluación» (2009: p. 33-34). No quiero hacer una disertación
sobre la crisis de la educación en Colombia, porque no es el objetivo del artículo. Pero no
puedo dejar de lado tres elementos que tienen en la mira a la educación pública a la que
pertenezco y defiendo y que permitirán contextualizar lo que estamos haciendo en la
intimidad de mi escuela, lo que está exigiendo nuestro máximo rector que es el MEN y lo
lejos que estamos de promover la creatividad en los estudiantes.
En primer lugar, la continua información estadística indica que la educación es de mala
calidad porque no se supera la prueba internacional PISA y que nos ubica en el último
lugar como lo indica un informe de prensa de circulación digital:
Los datos se repiten y la historia parece calcada a la de hace unos meses. Colombia está en
el último lugar de las pruebas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
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Económicos (OCDE), que midieron la habilidad de 85.000 estudiantes de 15 años, 9.000 de
ellos colombianos, para resolver problemas de la vida real con los que no están
familiarizados. Este test era una prueba optativa del informe del Programa Internacional de
Evaluación de Estudiantes (PISA, por su sigla en inglés), en el que Colombia quedó de 61
entre 65 países al ser evaluado en lectura y matemáticas.
Hoy se conocen los resultados de la evaluación de solución creativa de problemas y, de
nuevo, los resultados de Colombia son vergonzosos. De 44 países que aceptaron hacer el
test optativo, Colombia quedó en el último puesto del informe, en el que no quedó nada
bien Latinoamérica. Uruguay ocupó el puesto 42; Brasil, el 38, y Chile, el 36. El propósito
de esta evaluación es averiguar si los jóvenes de 15 años están adquiriendo la habilidad
necesaria para solventar situaciones problemáticas en el siglo XXI. (Semana 2014)
En segundo lugar, entramos en el afán de mejorar la calidad de la educación, por lo tanto el
MEN establece una política pública de calidad que se le llama ‘el día E’ de la excelencia y
su objetivo claroscuro se puede leer en el documento oficial de lanzamiento:
Este acuerdo será firmado por el rector del colegio y el Secretario(a) de Educación de su
respectiva entidad territorial. En el acuerdo, cada comunidad educativa se compromete con
un conjunto de acciones concretas para mejorar en cuatro dimensiones: desempeño actual,
progreso en los últimos años, eficiencia y ambiente escolar. Estas acciones repercutirán en
la calidad de la educación de cada colegio y ayudarán a lograr una meta de Mejoramiento
Mínimo Anual - M. M. A. De esta manera se alcanzarán mayores niveles de excelencia
educativa en todos los estudiantes del territorio nacional. (MEN; 25 de marzo de 2015)
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Por último, la joya de la corona en contravía de la propuesta de Robinson (2009), el MEN
plantea la estandarización de la educación como herramienta para buscar la excelencia en
un documento que fue enviado a todas las secretarías de educación del país:
¿Qué son los estándares?
Un estándar en educación especifica lo mínimo que el estudiante debe saber y ser capaz de
hacer para el ejercicio de la ciudadanía, el trabajo y la realización personal. El estándar es
una meta y una medida; es una descripción de lo que el estudiante debe lograr en una
determinada área, grado o nivel; expresa lo que debe hacerse y lo bien que debe hacerse.
(MEN 2015)1
Los maestros se ven enfrentados a estas políticas educativas que lo único que hacen es
desviar la verdadera intención de la educación, pues se ven abocados a cumplir con una
serie de requisitos que serán evaluados de alguna manera directa o indirectamente y que los
presiona para cumplir los estándares exigidos. Evidentemente, la estandarización es la vía
contraria a la posibilidad de desarrollar la creatividad.
Pero no sólo los maestros se enfrentan a esta situación. Algunos de ellos también
reproducen la estrategia ‘anti creativa’ con los estudiantes. Angie2 es una estudiante de
doce años. Cursa grado octavo. Ha estado en este colegio desde tercero de primaria. Antes
estudiaba en un colegio privado pero por la finalización del convenio con la Secretaría de
Educación es reubicada. Vive con su madre y su padrastro, siempre se ha caracterizado por
ser inquieta desde el punto de vista artístico. Participa en todo aquello que implique
movimiento, lectura, análisis y discusión. Esto le ha generado problemas de tipo
1 Negrilla personal.
2 Se utilizan nombres ficticios.
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convivencial con algunos maestros, pues en varias clases la exigencia de permanecer
callados y quietos hace parte de los principios de evaluación.
La clase de matemáticas inicia con la participación en un espacio de oración colectiva;
Angie no participa por no tener una creencia o práctica religiosa. Le atribuye su bajo
rendimiento en la materia a su incompatibilidad religiosa con el profesor, ya que según
Angie, el profesor es de pensamiento cristiano protestante y a él no le gusta su posición de
indiferencia respecto a las prácticas religiosas. Académicamente se encuentra en un nivel
de desempeño alto en las áreas básicas, a excepción de matemáticas. Ha presentado
dificultades en esta área en los últimos tres años pues alguna vez enfrentó al profesor
pidiéndole que le argumentara «por qué los dejaba encerrados en el salón sin descanso si
ellos tenían derecho a tenerlo». El profesor le contestó que era para ir fortaleciendo los
hábitos de estudio en estudiantes que no trabajaban en clase o fomentaban indisciplina. No
conforme con la respuesta, Angie le comentó al coordinador lo que estaba ocurriendo y el
caso pasó a rectoría. Le solicitaron al profesor que cambiara los métodos de formación en
hábitos de estudio como el los llamaba.
Por sus habilidades y talentos en teatro algunos profesores la escogen para organizar,
realizar, dirigir y protagonizar obras. Estas habilidades han sido valoradas por la mamá
quien la inscribió en una escuela de teatro y hoy pertenece al proyecto institucional de
comunicación, donde tiene varias funciones en las que pone en práctica dichas habilidades
expresivas. Maneja la cámara de video, entrevista y hace guiones para radio, entre otras
actividades.
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Algo que ocurrió en estos días afectó a Angie a nivel emocional. Al indagar lo ocurrido
comenta que no volverá a participar en eventos culturales del colegio, ya que podría perder
Biología por una evaluación que no pudo presentar por estar ocupada preparando la obra
para celebrar el ‘Día de la tierra’. Es la segunda vez en dos años que ella crea el guion,
ubica los actores, dirige y protagoniza la obra de teatro de ciencias naturales. Según el
profesor, le hace falta una nota muy importante y esto afectó su nivel de desempeño, tanto
que le quedó en ‘bajo’. Cuando Angie hace el reclamo, el formador le contesta que esa nota
faltante tiene un valor más alto que la simple obra de teatro. Argumentos como este cortan
las alas de las habilidades de los estudiantes. Robinson lo confirma diciendo:
Estoy convencido de que todos nacemos con grandes talentos naturales, y que a medida que
pasamos más tiempo en el mundo perdemos el contacto con muchos de ellos. Irónicamente,
la educación es una de las principales razones por las que esto ocurre (2009: p. 16)
Angie encontró el elemento. Ella es feliz haciendo lo que hace, tiene un buen nivel de
autoestima y aprende por iniciativa propia lo que le brinda la escuela, pero estas
‘costumbres’ pedagógicas lo único que hacen es generar inseguridades y represalias que
pueden minar su creatividad.
3. La escuela subestima las habilidades
Lo que hace que la escuela sea atractiva es que las clases sean diferentes; cuando los
maestros hacen actividades agradables y se aprende; cuando lo que se hace no genera
premio y castigo; pero sobre todo cuando lo que hace el estudiante es valorado en sus justas
proporciones. Aunque como anota Robinson, «Hay demasiada gente que siente que en los
colegios no valoran aquello en lo que son buenos» (2009: p. 295)
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Cristian es un joven que estudió en la Institución desde grado cero y se graduó en el año
2014. Se caracterizó por ser responsable y respetuoso en su desarrollo escolar de básica
primaria. En la secundaria demostró su habilidad en tecnología, perteneció al exitoso grupo
de robótica que representaba a la institución en eventos tecnológicos de la SED. La
institución consideró el campo tecnológico como uno de los pilares del proyecto educativo,
por lo tanto se le abrieron todas las posibilidades de inversión y aceptación de propuestas
considerando que tenía acogida y proyección. Al considerarse ‘proyecto transversal’, se le
sumaron las áreas afines y las que pudieran aportar a dicho campo, entre ellas matemáticas.
En el año 2010, el proyecto al que pertenecía Cristian fue seleccionado por la SED para
representar a la localidad de Suba en la Feria Tecnológica Distrital ya que cumplía con
todos los requisitos exigidos por esta, sobre todo con los criterios de innovación y
creatividad. El proyecto de Cristian ganó el premio de innovación distrital en robótica, este
premio fue recibido por la institución como un gran logro y resultado de varios años de
trabajo. La institución recibió un dinero para inversión en el proyecto que sería redimido en
elementos necesarios para garantizar su continuidad, por ejemplo computadores, y los
estudiantes fueron invitados a los Estados Unidos con todos los gastos pagos para
participar con su proyecto en un evento de escuelas secundarias en marzo de 2011. La
comunidad educativa se sintió orgullosa por el logro, sobre todo teniendo en cuenta que el
colegio en ese momento tenía sólo cinco años de creado.
En ese momento Cristian era un estudiante de grado octavo, un joven inquieto por la
tecnología, con un buen nivel de desempeño académico. Dedicaba tiempo extra para
adelantar su proyecto, se notaba que le encantaba estar allí, se sentía pleno en el laboratorio
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de tecnología. Al finalizar el año escolar no le fue muy bien en el área de matemáticas,
pues esta no pertenecía al campo de tecnología, aunque apoyaba dicho proyecto.
Con ninguna de las discusiones a nivel de comisión académica fue posible que Cristian
aprobara el grado octavo. No logró resolver la evaluación de recuperación aunque la
presentó dos veces. El argumento del profesor fue que no cumplió el requisito cuantitativo
requerido para aprobar, pese a que Cristian y su grupo ganaron un premio en robótica
apoyado por el área de matemáticas.
El estudiante tuvo que repetir el grado octavo al año siguiente. Los padres no le permitieron
seguir en el proyecto porque según ellos este tiempo perdido fue el causante de la merma
en el rendimiento académico. Cristian terminó sus últimos años en el grupo de los
estudiantes comunes. Su pasión por la tecnología terminó, el tiempo libre lo dedicó a
involucrarse en problemas de convivencia, presunto consumo de droga y alcohol que lo
tuvieron en un momento difícil para la continuidad en la institución.
Esto contrasta con el hecho de que los maestros asisten continuamente a talleres, asesorías,
foros y conferencias de tipo pedagógico. Se nos insta a actualizarnos en metodologías, en la
disciplina misma y en didáctica educativa. Pese a todo, seguimos con el paradigma del
conductismo en la práctica, pero en las encuestas o discusiones internas hablamos de
constructivismo. Al respecto, Robinson afirma:
Se supone que la educación es el sistema que debe desarrollar nuestras habilidades
naturales y capacitarnos para que nos abramos paso en la vida. En lugar de eso, está
refrenando las habilidades y los talentos naturales de demasiados estudiantes y minando su
motivación para aprender. Hay algo muy irónico en todo esto. (2009: p. 38)
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4. La escuela no sabe de inteligencias
Algo muy interesante ocurre en la escuela cuando hacemos disertaciones pedagógicas,
escribimos proyectos -eso lo hacen pocos maestros- o referenciamos teóricos en educación.
Siempre hacemos alusión a la inteligencia. Uno de los paradigmas en educación es que lo
mejor que hacemos como maestros es medir y evaluar, y lo debemos de hacer durante todo
el ciclo escolar. «Es posible medir cuánta inteligencia tenemos mediante cuestionarios de
lápiz y papel, y expresarlo con dígitos. Ya está.» (Robinson; 2009: p. 62). Al finalizar el
ciclo escolar, quien domine estos instrumentos, clasifica para la universidad. Hay
estudiantes que tienen una forma diferente de ver el mundo, pero a todos se les evalúa con
un mismo instrumento. Algunos pierden las evaluaciones y el sistema binario de estas,
hacen que queden clasificados como no inteligentes. Tal vez es por esto, que Robinson
insiste en que «a veces, dejar el colegio es lo mejor que le puede pasar a una mente
privilegiada.» (p. 295)
Antoni era un estudiante de 17 años. Ingresa a la institución en el año 2012 a repetir el plan
de estudios de grado noveno. El manejo que se les da a estos estudiantes nuevos es de
observación por parte del director de curso, quien debe hacer un seguimiento académico y
convivencial en un tiempo prudente al inicio del año, y así poder generar un concepto
parcial y subjetivo del estudiante. Antoni es un estudiante clasificado como ‘extra edad’,
repitiente y con actitudes de ‘chico problema’. Académicamente, con niveles de
desempeño básicos.
En la institución se organiza el campeonato de microfútbol inter cursos, caracterizado hasta
entonces por ser un campeonato plano, frío y silencioso. Muy pocos se reúnen alrededor de
la única cancha que posee el colegio, algunos acompañan a su curso por afinidad o
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compañerismo. Antoni logra reunir a su curso para acompañarlo el día del partido. Se
observa que tiene capacidad de convocatoria para la organización de grupos de carácter
deportivo. Un día se rompe la calma cotidiana de los últimos años, se escucha una
algarabía de cantos, gritos, acompañados de camisetas de colores, banderas y consignas
que alentaban a su equipo. Eso nunca había ocurrido en el colegio. Se llenó la cancha y ese
mismo día aparecieron las correspondientes barras de cada equipo.
Como si hubiese ocurrido un acto terrorista, se inició la investigación de cómo, cuándo y
quién había organizado semejante escándalo en un tiempo que es de descanso pasivo y
silencioso. Ahí hace su aparición protagónica Antoni con una habilidad de convocatoria
que los líderes estudiantiles envidiarían. Pero su nivel académico era muy regular, según
los datos cuantitativos del boletín tenían muy bajo la asignatura de español, el área de
humanidades estaba perdida y muy difícil de recuperar según informe académico
presentado ante la comisión de evaluación y promoción. Se presumía que era consumidor y
expendedor de droga, porque era barrista de un equipo capitalino.
En una actividad deportiva programada, la comunidad educativa se trasladó a un parque
público a las afueras de la ciudad donde ese día se encontraba otra institución en la misma
actividad. Nadie se imaginaba lo que ocurriría. Ese mismo día y a la misma hora en el
parque metropolitano Simón Bolívar se enfrentaron tres colegios en una batalla campal que
dejó varios estudiantes y policías auxiliares heridos. Lo mismo estaba por pasar en el
espacio donde se encontraba el colegio de Antoni. La otra institución que se encontraba
con nosotros inició una serie de hurtos, atracos y actos vandálicos que generaron
indignación en nuestros estudiantes, quienes se quejaban cada minuto que pasaban en el
parque.
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Se creó una comisión para entablar un diálogo con los profesores del otro colegio y superar
lo ocurrido, pero no recibimos una respuesta positiva. A mitad de la actividad un grupo de
estudiantes del colegio de Antoni se reunió para enfrentar la situación de una manera
violenta generando al interior del parque una pedrea imparable. Niños y niñas se iban
sumando al acto, las cosas se salían de control. Los profesores de ambas instituciones no
lograron detener la escena y por ser un lugar tan alejado de la ciudad, la policía tardaría en
llegar.
Antoni, con su poder de convocatoria y por su habilidad de manejo de grupo hace su
aparición valiente y, contra todos los pronósticos e hipótesis que habían tejido los maestros
sobre él, logra organizar una retirada de más de quinientos estudiantes del colegio
persuadiéndolos de no continuar con la violencia. Solo y con su voz de angustia logra alejar
al grupo y calmar los ánimos. Del otro lado insistían en continuar, pero Antoni logra evitar
un grave percance. La actividad termina con un herido del otro colegio y con Antoni como
héroe positivo, al que se le rindió un homenaje en una formación en el colegio. Se sentía
muy orgulloso, porque por fin en un colegio lo tenían en cuenta por actitudes positivas.
La institución fue invitada al Foro Distrital de Educación 2012. La rectora invitó a cinco
estudiantes destacados, entre ellos y con gratitud fue invitado Antoni. Estando allí y como
producto de la organización del foro, tanto la rectora como Antoni participaron en una
mesa de discusión de un tema específico de derechos humanos donde participaron unos
cien estudiantes y docentes. Sorpresa para la rectora cuando Antoni se postuló como relator
de la mesa, quien al final entregó y leyó organizadamente las conclusiones de la mesa, que
luego se socializarían ante todo el Foro. Comenta Antoni que el susto fue poquito
comparado con lo importante que se sintió en semejante actividad distrital.
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En noviembre, al concluir el año escolar, se supo que Antoni tenía que repetir noveno por
segunda vez porque no resolvió bien el test que medía el análisis literario de una obra de
García Márquez, motivo que no le permitió pasar Español. Él y su familia decidieron que
no continuara estudiando, pues dada su edad era más conveniente que trabajara. A
mediados del 2013 regresó a la institución para invitar a los estudiantes a participar en la
mesas de Juventud y a liderar en la zona la propuesta de la alcaldía mayor Goles en paz que
está a su cargo.
Los maestros hablan de ritmos y estilos de aprendizaje que poseen los estudiantes, pero
sólo se miden con un test que no refleja ni valora los otros tipos de inteligencia y lo
incoherente o más llamativo del caso es que en las referencias citan los textos de Gardner,
Goleman y hasta Piaget. Al respecto, es absolutamente pertinente la crítica de Robinson
(2009):
…la mayoría de la gente tiene una visión muy limitada de la inteligencia y tiende a pensar
en ella sobre todo desde el punto de vista de la capacidad académica. Esta es la razón de
que muchas personas que son listas en otros ámbitos acaben creyendo que no lo son en
absoluto. (p.88)
Robinson sugiere que si seguimos evaluando solamente con un test como instrumento de
medición, sólo se mediría una característica, y se quedaría en la pregunta de cómo es de
inteligente el estudiante; pero si lo evaluamos teniendo en cuenta de qué modo es
inteligente o de qué manera se manifiesta su inteligencia, estaríamos abriendo las
posibilidades de salir de una medición lógica y cerrada. Debemos comprender, sobre todo
en la escuela, que la inteligencia humana tiene tres rasgos: es heterogénea, dinámica y
peculiar. En este sentido, la de Antoni no es la excepción.
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5. Maestros que deben estar en la escuela
He pasado la mayor parte de mi vida trabajando en y en torno a la educación, y no creo que
esto sea culpa de los profesores. Es evidente que algunos deberían estar haciendo otra cosa
y lo más lejos posible de las mentes jóvenes. Pero hay muchos profesores buenos, y no
pocos brillantes. La mayoría de nosotros, si volvemos la vista atrás, podemos decir que
determinado profesor nos motivó y cambio nuestra vida. (Robinson; 2009: p. 32)
Dedicaré dos partes del artículo a resaltar dos momentos. El primero corresponde a las
situaciones en que los maestros han contribuido al descubrimiento de El elemento; el
segundo, a la descripción de cómo lo viven estudiantes y maestros.
La escuela ideal debe tener en sus filas maestros por vocación, que amen lo que hacen, que
se identifiquen con los requerimientos del mundo actual, que ayuden a sus estudiantes a
encontrar y cultivar sus habilidades y talentos. Para Ken Robinson (2009) un maestro
pueden desempeñar las siguientes tareas: reconocer, estimular, facilitar y exigir. El maestro
puede reconocer e identificar las aptitudes de sus estudiantes; reconocer que los seres
humanos tienen matices en aptitudes y talentos. Un maestro tiene la capacidad de estimular
e impulsar al otro a conseguir lo que antes se creía imposible encontrar. Debe facilitar por
medio de técnicas y consejos el camino para hallar el elemento y permitir aprender de los
errores; y tiene que exigir, estimulando a los estudiantes a ir más allá del límite. Un
maestro nos recuerda que la meta nunca debe ser el promedio a alcanzar.
Camila, Jessica y Natalia. Las trillizas maravilla, como eran reconocidas en el colegio. Tres
estudiantes egresadas de la institución en el año 2013 con muy buen nivel de desempeño
durante su vida escolar. Desde grado séptimo presentaron inquietud por los problemas
sociales, generaron algunos debates en el consejo estudiantil que dieron como resultado la
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conformación y organización de la Primera Constituyente Escolar. Cuyo objetivo era
construir un manual de convivencia propio, pues el existente era copia del colegio vecino y
se había asumido de urgencia cuando se inauguró el nuevo colegio. Siempre estuvieron al
día en los foros y eventos de discusión que organizaba el área de ciencias sociales y
políticas. Se caracterizaban por cambiar los textos que los profesores les proponían para
trabajar algún tema en específico. Conservaban el tema, pero conseguían unos de posición
diferente.
Alguna vez el profesor de ciencias políticas les sugirió participar de una conferencia en la
Universidad Distrital sobre derechos humanos, pero coincidía con la jornada escolar, y el
colegio no les permitió asistir por no tener el aval de la Secretaría de Educación. El
profesor les ayudó a generar una excusa patrocinada por los padres de familia para fallar al
colegio y poder participar de la conferencia a la que querían asistir. De ahí en adelante y
por dos años consecutivos las estudiantes no se perdían conferencias y charlas en las
universidades públicas. La conferencia que marcó su proyecto de vida ocurrió en la
Universidad Nacional, pues fueron invitadas al lanzamiento del documental La educación
prohibida (2012) y el conversatorio con uno de sus creadores.
Cada vez que se presentaba la oportunidad asistían a este tipo de eventos invitadas por
estudiantes universitarios que vieron en ellas el interés de participar y conformaron así
grupos en las redes sociales para mantenerse informadas. De la misma manera se creó un
vínculo entre padres y profesor para poder excusar a las niñas en el colegio sin ser
descubiertas y reportadas por inasistencia. La institución no permitía la participación en
eventos no programados en el cronograma escolar y mucho menos sin el aval de la SED.
Este tipo de participaciones extra clase les permitió a estas tres estudiantes sobrepasar las
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fronteras del conocimiento encriptado de la escuela. La ayuda del profesor facilitó la
formación social y política de dichas estudiantes.
El resultado de esta formación extracurricular les ayudó a formar un criterio sólido de lo
que querían ser y hacer. Hoy lideran en su barrio y en la localidad el grupo Red Ambiental
BACATÁ que se encarga de cuidar de los depredadores urbanísticos los humedales que
rodean la localidad de Suba. Dan charlas, organizan eventos de participación juvenil en
solución de problemas ambientales y publican su propio periódico con noticias sobre el
tema. Actualmente están en contacto con todas las redes ambientales de Bogotá.
6. Maestros y estudiantes viven el elemento
Sí hay maestros en la escuela que viven y se desviven por ella, pero sobre todo que
cumplen los cuatro rasgos que propone Robinson y de los que me ocupé en el apartado
anterior: un maestro que reconoce, estimula, facilita y exige. Retomar el concepto de El
elemento como ese lugar en el tiempo y el espacio donde se descubre, forja, aprende y
practican las actividades, técnicas, profesiones u oficios que a todo ser humano sabe hacer,
le gusta y le hace feliz, me permite asegurar que en la escuela encontramos maestros y
estudiantes que encontraron y viven el elemento.
Las profesoras que dirigen el proyecto de comunicación desde hace siete años están
convencidas -y así lo demuestran- de que este proyecto le ha traído muchas satisfacciones a
la institución y sobre todo ha permitido que los estudiantes descubran las competencias
lingüísticas y artísticas que tienen, al tiempo desarrollan sus habilidades.
Las instituciones nuevas como en la que laboro, fueron dotadas de espacios, muebles e
instrumentos de todo orden incluido lo relacionado con la emisora. También recibieron una
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asesoría de universidades para estudiar, diagnosticar, proponer y documentar el PEI que
regiría la misión y visión del colegio. Se recibió el apoyo de la Universidad Pedagógica
Nacional que en sus primeros diagnósticos del 2007 propuso desarrollar una línea en artes
o tecnología. Los dos primeros años fue difícil poner en marcha el proyecto en alguna de
estas, pues cada jornada le apostó a uno diferente. Desde finales del año 2007, y con el afán
de entregar la tarea a la Secretaría de Educación, la institución le apostó en su Proyecto
Educativo Institucional a la comunicación asertiva desde lo estético y tecnológico, y una
estrategia que se planteó para lograrlo fue proponer el proyecto trasversal de comunicación
y que desde allí se conectaran los proyectos de democracia, sexualidad, medio ambiente y
tecnología.
Para el año 2008, se vinculó al colegio una docente licenciada en básica primaria quien a la
vez tiene una formación profesional en periodismo. A ella se le sumó otra profesora a quien
le gusta desarrollar sus clases de tecnología en medios de comunicación en la básica
primaria. Asumido el proyecto desde ese año, las profesoras forman a los chicos en la
básica primaria y dentro de los proyectos transversales se encuentra el de comunicación
que siempre ha sido liderado por ellas. Cuando llegan a secundaria se rompe el proceso
porque no hay quien lo asuma como tal. Con el asunto del plan de gobierno en el año 2009,
se planteó una nueva política de articulación con la educación superior. A la institución le
correspondió este proceso con la Universidad Nacional, cuyos representantes, después de
una serie de encuentros, foros, asesorías, encuestas, discusiones, reflexiones con docentes y
padres de familia, en el año 2012 concluyeron que la línea fundamental debía ser
tecnología y por lo tanto su plan de estudios para la educación media debía estar orientada
a fortalecer dicha articulación a través de proyectos. El argumento que tuvo más peso para
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que la propuesta de comunicación y la de artes no lograran un espacio, -pese a que el único
proyecto que tenía que mostrar era el de comunicación-, es que estas propuestas no sirven
para el futuro laboral de los estudiantes, y una razón de la escuela clásica es «formar para el
trabajo» (Robinson 2009).
El proyecto continuó hasta el año 2015 como un proyecto alterno y estratégico para dar a
conocer lo que realiza la línea tecnológica. Las profesoras nunca desistieron, tanto así que
lograron ganar en el año 2013 un espacio de formación en video para estudiantes de
bachillerato y de esta forma dieron continuidad a su semillero. Las instancias académicas
no dimensionaban el alcance del proyecto en comunicación. Para alegría de las profesoras,
el grupo de comunicación fue invitado al lanzamiento del VI concurso Nacional De Cuento
del Ministerio de Educación Nacional que se realizó en la misma institución. La entonces
ministra de educación María Fernanda Campo fue entrevistada por los chicos del proyecto
de comunicación, quien se sintió fascinada por la actitud profesional de los niños y niñas de
escasos nueve y diez años como periodistas. El Ministerio pidió contacto directo con las
profesoras del proyecto y fueron premiadas sin trámites ni solicitudes formales con
cuarenta computadores, y un dinero para el circuito cerrado de televisión.
En el año 2014, el proyecto fue invitado a cubrir una conferencia en la Universidad
Javeriana sobre comunicación y Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a
cargo del profesor Jesús Martin Barbero, quien dio la posibilidad a los chicos de
entrevistarlo y se llevó tan grata sorpresa al conocerlos que concluyó la conferencia
invitando al auditorio a permitir que los jóvenes desarrollaran su creatividad en la escuela.
El proyecto sigue mostrando y generando alternativas de participación individual y
colectiva. La Universidad Javeriana invitó al colegio y en especial al proyecto de
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comunicación, a participar en un taller de formación en Radio Web, como resultado de su
liderazgo en la conferencia de Barbero. Al ver el nivel de trabajo y compromiso de los
chicos, en el 2015 estos fueron invitados a cualificarse en medios audiovisuales en el
Centro Ático de la Universidad Javeriana. De este proyecto y su trayectoria han salido
estudiantes a estudiar comunicación social y el colegio ha ganado varios premios del Foro
Distrital de Educación en los últimos tres años. Antes de terminar de escribir este artículo,
gracias a este proyecto el colegio ganó siete millones de pesos que serán invertidos en
elementos de radio y televisión.
Razones más que suficientes para resaltar la idea de Robinson (2009) en torno a que «las
personas que fundamentalmente aman lo que hacen no piensan en ello como si fuera un
trabajo en el sentido habitual de la palabra. Lo hacen porque quieren y porque en el hacer
está en su elemento» (p.106)
7. La familia como apoyo o inhibidora de talentos.
La familia que presentaré en esta parte, es la familia producto cultural, social y político de
la escuela, cuya estructura ha dominado durante siglos: la escuela para la industria.
Robinson lo explica a profundidad en una conferencia que titula Las escuelas matan la
creatividad (2006). Tenemos una educación que es modelada en el interés del
industrialismo y a semejanza de este modelo del siglo XVIII. Modelo en el que se formaron
los abuelos y los padres de nuestros estudiantes, y cuya principal premisa es estudiar para
conseguir un empleo.
Robinson dice que sólo las matemáticas y la lectura son fundamentales en este modelo, lo
que tiene que ver con el cuerpo se menosprecia. La música, la pintura, el deporte y la danza
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no son consideradas profesiones. Este concepto lo tienen muy claro – aunque
equivocadamente- la mayoría de padres de familia de nuestros estudiantes.
Carlos es el estudiante orgullo del proyecto de comunicación. Tiene trece años, cursa grado
octavo y pertenece a una familia funcional. La profesora que dirige el proyecto de
comunicación ha visto en él un talento especial en lo que tiene que ver con la creación de
historias, guiones de radio y cualidades oratorias. Con el actual gobierno distrital, el Canal
Capital creó un proyecto para que los jóvenes de los colegios distritales tuvieran un espacio
juvenil en la franja de los sábados, un noticiero de niños y niñas llamado Te recreo.
Los presentadores debían ser niños pertenecientes a colegios distritales, así que Canal
Capital inicia el proyecto haciendo casting por los colegios para seleccionarlos. Cuando
llegan a la institución, la profesora postula a dos de sus estudiantes entre ellos Carlos de
quinto primaria. El talento de Carlos es de admirar. Su profesora de comunicación siempre
lo dijo. Él lo demostró en el momento que llegó a su casa y al colegio la decisión del Canal
Capital. Decía que Carlos había sido seleccionado como el primer presentador del
programa junto a otras dos niñas de otros dos colegios. Para el colegio es un orgullo tenerlo
en sus aulas, aprobó grado quinto con un excelente nivel de desempeño.
Al año siguiente, terminado su contrato como presentador de Canal Capital, recibió una
oferta de City TV, canal perteneciente al prestigioso periódico El Tiempo, pero la familia
no le permitió seguir. Según Carlos primero debía estudiar, prepararse para así poder
ocupar trabajos de mayor responsabilidad e interés cuando fuera el momento. Carlos
asumió la postura de sus padres resignadamente, la profesora intervino pero no se pudo
cambiar el acuerdo familiar.
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Carlos inicia su nivel secundario, sigue en el proyecto institucional de comunicación,
aporta a la emisora del colegio con su experiencia y talento, pero para algunos formadores
de la institución Carlos es un joven inquieto que no se concentra en clase, fomenta la
indisciplina, le hace perder el tiempo al profesor y a sus compañeros cuando hace desorden.
Su rendimiento académico y convivencial ha disminuido significativamente en los últimos
dos años. Esto ha afectado su opción de trabajo en el proyecto de comunicación respecto al
tiempo de dedicación. Los papás no le permiten participar tiempo extra clase para cumplir
invitaciones y asistir a las preparaciones de programas institucionales.
Jairo es un joven de grado once. Pertenece al proyecto de la sinfónica escolar desde hace
tres años. Le encanta la música, interpreta varios instrumentos con gran habilidad, desea
estudiar música porque quiere ser un gran productor musical. El profesor de música ha sido
su gran apoyo y consejero. Hoy se enfrenta a un dilema personal pues sus padres quieren
que estudie arquitectura ya que el negocio de la familia está encaminado al diseño de
interiores, oficio que el papá heredo de los abuelos y que por muchos años les ha generado
las comodidades y las ganancias materiales que hoy tienen. Jairo no quiere saber nada de
arquitectura aunque las matemáticas le parecen fáciles. Ahora se enfrenta a tan difícil
situación. Su profesor lo alienta a seguir con la música, pero su padre sostiene que
semejante oficio no da plata.
8. La escuela: transformarla, no reformarla
La escuela ya no aguanta más reformas. Las reformas hechas en Colombia han girado
alrededor de la reubicación y nominación de grados, de copiar nuevas didácticas, de aplicar
modelos pedagógicos, pero en lo que tiene que ver con contenidos, no se ha hecho un alto
para revisar la pertinencia de estos en el mundo actual. El estado habla de elevar la calidad
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en la educación para ser más competitivos, con los mismos contenidos y la misma
organización jerárquica de asignaturas, pero la educación colombiana lleva dos siglos
impartiendo los mismos contenidos con uno que otro avance científico y cultural que se
atraviese.
En un apartado anterior hablé de la estandarización como la principal talanquera para
impedir el desarrollo de la creatividad, ya que se debe responder a unos temas que serán
evaluados por tests institucionales, que sólo miden lo cognitivo. Producto de dicha
estandarización, los maestros se preocupan por llenar los contenidos que exigen los planes
de estudio. Les preocupa que la escuela presente interrupciones temporales y cualquier
elemento que la perturbe daña el proceso educativo. Los maestros miden y los miden,
cualquier diferencia en el ritmo rompe el equilibrio.
Para el año 2012 se creó un frente común de por lo menos siete profesores ‘indignados’,
cuyo objetivo era hacer cumplir el manual de convivencia en sus principios de orden y
presentación personal. Estos maestros creían que los chicos que tenían el cabello largo eran
un mal ejemplo para los demás estudiantes de la institución por su presentación personal.
Iniciaron una persecución a los estudiantes que tenían dicha característica. No eran más de
diez estudiantes; seis de ellos llevaban tres años conformando una banda de heavy metal.
Deambulaban por el colegio en horas de descanso con sus instrumentos, según dichos
maestros generando caos y desorden.
El 90% de estos estudiantes, que en este momento pertenecía a los grados décimo y once,
tenía un alto nivel de desempeño académico. En reuniones de maestros, los ‘indignados’
argumentaban que este tipo de estudiantes que desobedecían las órdenes generarían caos y
romperían con la armonía que caracterizaba al colegio. Añadían que esto afectaría el
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rendimiento académico ya que se dedicaría el tiempo a solucionar problemas de
convivencia. Estos estudiantes eran candidatos a buscar otra institución cuyo proyecto
educativo respetara el derecho a la libre personalidad, a la libre manifestación de su forma
actuar y de vestir. El grupo de jóvenes estudiantes pertenecían a la institución desde
preescolar. Su proceso educativo era producto de la misma institución y les encantaba estar
allí porque los profesores de música les permitían desarrollar sus habilidades.
Los padres de estos estudiantes fueron citados por los profesores ‘indignados’, con el fin de
persuadirlos para que sus hijos se cortaran el cabello. La sorpresa que se llevaron los
profesores fue que uno de estos estudiantes con manual de convivencia en mano demostró
que no existía ningún artículo y ningún parágrafo que prohibiera o exigiera un corte de
cabello específico; lo que sí pedía era llevar el cabello limpio y recogido. Los padres
apoyaron a sus hijos y uno de ellos presentó a la institución una de varias sentencias de la
corte que legisla sobre estos casos y sobre los manuales de convivencia.
El grupo era invitado constantemente a presentarse en actos culturales del colegio y de las
instituciones cercanas. Sus compañeros se sentían orgullosos de tener un grupo que
interpretaba la música que les gustaba y los profesores que manejan el tema o por lo menos
son de mente abierta, reconocieron que el grupo tenía talento. Para los ‘indignados’, tener
grupos distintos a los estudiantes que esperan puede ser contraproducente para el orden de
las cosas, pero Robinson (2009) indica que «para la mayoría de la gente, conectarse con
otras personas que compartan la misma pasión y el mismo deseo de sacar el máximo
partido de sí mismos es parte fundamental de encontrarse en su elemento» (p. 145).
Los estudiantes comenzaron a sentirse amenazados por algunas actitudes de sus opositores
en las asignaturas que ellos orientaban, situación que se reflejaba en las comisiones de
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evaluación respectivas. Según los docentes, eran chicos que no resolvían las evaluaciones
con satisfacción y que por estar dedicados a generar ruido no cumplían con sus
obligaciones. Los estudiantes les demostraban a sus directores de curso que sí cumplían y
comparaban trabajos de sus compañeros con los suyos, pero las notas de los profesores
tendían a ser excluyentes y parcializadas.
Una de las tesis de El elemento apunta a que todos los seres humanos nacemos con talentos
y habilidades naturales, pero crecemos y en esa medida las perdemos. (Robinson 2009). En
el trayecto del crecimiento está la escuela, que muchas veces no ayuda a descubrir estas
habilidades sino que en su afán por formar estudiantes que cumplan estándares
preestablecidos, produce el efecto contrario. Finalizando el año 2012, tres de estos
estudiantes obtuvieron puntajes superiores en el examen del Icfes y dos de ellos obtuvieron
mención de honor el día de su graduación. Hoy todos cursan una carrera profesional en
universidades públicas.
¿Cómo entender el objetivo de transformación educativa para la Excelencia propuesta por
el Estado, cuando uno lee documentos oficiales con mensajes ambiguos? Sólo se puede
entender que nada va a cambiar y eso lo demuestra el documento del MEN enviado este
año para el mejoramiento de la educación. El famoso Plan de la Excelencia Educativa o
‘Día E’, que dice:
¿Qué no es el Día E?
1. NO ES una jornada de ajustes al plan de estudios.
2. NO ES una jornada de comisión de evaluación de los estudiantes.
3. NO ES una jornada de diseño de planes de nivelación de los estudiantes.
32
4. NO ES una sesión de consejo académico y/o directivo.
5. NO ES una sesión para la modificación del PEI. (MEN 2015)
Es urgente reflexionar y buscar una verdadera transformación de la educación, para no caer
en excesos o defectos que lo único que hacen es volver la escuela un lugar aburrido, un
espacio al que no vale la pena ir para seguir viendo cómo aumenta la deserción escolar.
Aunque Robinson (2009) califique como inteligente esta acción para algunos seres
humanos, en nuestro contexto no podemos asumir esta postura. Pero tampoco estamos
haciendo nada para evitarlo.
John fue un estudiante que en el año 2009 causó revuelo en los ambientes de evaluación y
discusión académica de la institución y que trascendió a los tribunales de justicia. Era un
joven de 17 años que cursaba grado once, orador por excelencia, amante de las ciencias
políticas. Decían literalmente sus profesores que tenía habilidad para justificar sus errores
académicos en algunas áreas con pura carreta, que era capaz de enredar a cualquiera con
sus justificaciones extensas, por lo tanto no les generaba confianza en sus argumentaciones.
Se puede aducir que había desarrollado las inteligencias lingüística e interpersonal, esto se
notaba en sus intervenciones como líder del curso porque siempre estuvo involucrado en
tratar de solucionar los problemas tanto convivenciales como académicos. Los compañeros
lo enviaban a negociar cambios de fechas para las evaluaciones por su poder de
convencimiento y por pertenecer al consejo estudiantil como representante de curso.
La inteligencia lógico-matemática no era su fuerte. Eso se comprendió cuando al cursar el
grado once presentaba un nivel de desempeño bajo en cálculo en todos los periodos.
Presentó su prueba final y no logró superar el bajo nivel. John presentó el examen del Icfes
33
y le fue bien en el área de matemáticas, fue el segundo mejor puntaje de la jornada mañana.
En su examen personal, matemáticas obtuvo el segundo mejor puntaje después de sociales.
Se presentó a la Universidad Nacional y pasó a la carrera de Derecho. Algunos de sus
profesores se sentían orgullosos, pero para la profesora de cálculo, no superó la asignatura.
Se inició la discusión en la Comisión de evaluación donde el caso ocupó el 99% del
tiempo. Según cuentan los profesores participantes se dieron todos los argumentos posibles
para que el estudiante fuera promovido, pero la profesora basaba su argumentación, en
criterios de autonomía docente. La comisión sugirió un segundo evaluador y se aprobó.
Este calificador aplicó otro test relacionado con los temas evaluados y el estudiante aprobó,
pero la nota la debía colocar el profesor titular y esta se negó. Se inició otra discusión en la
C.E.P y se pusieron en consideración dos variables a tener en cuenta para su aprobación: la
prueba Icfes y su aceptación en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, pero no
fue posible cambiar la decisión de la profesora.
El caso pasó a dos instancias superiores, Consejo Directivo en conjunto con un supervisor
de Secretaría de Educación del Distrito y una tutela impuesta por el padre de familia. Este
proceso se extendió en el tiempo. John no se pudo graduar en diciembre de 2009 con sus
compañeros, pero la rectora tuvo que expedir un certificado especial para que continuara su
proceso de matrícula en la Universidad; esto como primera exigencia del juez que falló la
tutela. La segunda exigencia consistía en que el colegio garantizara la ceremonia de
graduación a la que tenía derecho cumpliendo todo el protocolo de la graduación inicial
con un punto adicional: la rectora debía leer en la ceremonia de graduación un documento
que explicara el porqué de la situación.
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El colegio y la familia lograron conciliar la fecha de la ceremonia y aceptaron hacerla en
diciembre del 2010. Como representante legal, la rectora debía presentar ante la familia, el
estudiante y todo el auditorio las disculpas pertinentes. John se graduó de bachiller,
habiendo cursado el primer año de Derecho. El continuo llamado que hace Robinson en sus
libros, conferencias y entrevistas se aprecia, cuando afirma:
El hecho es que, debido a los desafíos a los que nos enfrentamos, la educación no necesita
que la reformen; necesita que la transformen. La clave de esta transformación no es
estandarizar la educación sino personalizarla; descubrir los talentos individuales de cada
niño, colocar a los estudiantes de forma natural sus verdaderas pasiones. La clave está en
adoptar los principios fundamentales del Elemento. (2009: p. 311)
A la escuela se le debe transformar y para eso se tiene que hacer énfasis en tres elementos
que han sido comunes en las historias y entrevistas expuestas a lo largo del artículo.
Primero, es fundamental iniciar por transformar el manejo jerarquizado de las asignaturas.
Todas son importantes, hoy nos encontramos con oficios y especialidades que no tiene que
ver con la industria, por lo tanto las artes y las humanidades en muchos casos son una
oportunidad grande de creatividad. Segundo, hay que acabar con las prácticas que
desarrollan unas habilidades, negando sistemáticamente la existencia de otras. Por lo tanto
se tienen que revisar los planes de estudio, sus contenidos, y resignificar la importancia de
todas las disciplinas, ojalá entendiendo que todas son importantes y dependientes. Tercero,
evitar la estandarización de la escuela. Sobre todo iniciar un profundo cambio en el sistema
de evaluación, cuyo objetivo sea ver a los estudiantes como seres independientes y
diferentes en su forma de pensar y de actuar; resignificar el objetivo de las evaluaciones
que miden la inteligencia y el saber con un dato numérico. Esto permitiría descubrir de otra
35
manera las múltiples habilidades y talentos, ingredientes fundamentales para encontrar el
elemento.
Estas verdaderas transformaciones harían de la escuela un lugar para buscar la felicidad,
para encontrar y descubrir lo que le gusta, para entrar en el elemento, pero sobre todo para
lograr el verdadero desarrollo humano. Al hacer un estudio profundo de las prácticas
pedagógicas en la escuela del siglo XXI, no hay un cambio significativo, por el contrario,
las reformas se han concentrado en estandarizar los programas académicos y los currículos
para que resuelvan pruebas o exámenes que arrojan resultados valorando únicamente el
conocimiento lógico- matemático y la habilidad lingüística. Desde un punto de vista
comparativo, no hemos cambiado en nada.
9. ¿Qué se ha logrado?
Es importante aclarar que a pesar de las largas discusiones en estos años, tanto en asamblea
de maestros como en asesorías y foros pedagógicos, comisiones de evaluación y consejos
académicos, ha sido muy difícil eliminar paradigmas. Difícil iniciar una discusión seria
sobre la deconstrucción del sistema educativo, del modelo educativo anacrónico del que
habla Robinson (2009) y es una paradoja, más aún cuando los docentes son los primeros en
insistir en que la educación está en crisis. En la institución asumimos el modelo clásico de
la escuela para la industria. (De Zubiria 2013)
Luego de esta aclaración, puedo decir que se han hecho algunas ‘reformas’ que le permiten
al estudiante tener otras oportunidades que le facilitan no quedar en el camino de su vida
escolar; que le permitirán continuar escalando académicamente, sobrepasando obstáculos
36
que la escuela le coloca como una verdadera carrera de observación, pero que también
puede aprovechar para demostrar sus talentos y habilidades.
El llamado a los profesores ha sido vehemente, cordial y argumentado. Pensar en una
educación de calidad requiere de una transformación de paradigmas y subjetividades que
nos atan a una llamada zona de confort, como dice Robinson, «si nos vamos a tomar en
serio la trasformación de la educación, tenemos que entender la época en la que vivimos y
seguir la nueva corriente» (2009: p. 326).
De acuerdo a las historias descritas en los apartados anteriores, podemos hacer el ejercicio
de confrontar el caso con la reforma planteada en el documento institucional; con lo que
pudo haber sucedido con los estudiantes que quedaron en la mitad del camino, o que por
otras circunstancias, -aunque lograron la meta académica- no fueron reconocidos sus
talentos y habilidades.
Es importante iniciar por los criterios de evaluación y promoción que la Institución se
planteó y que están descritos en el Manual de Acuerdos de Convivencia MAC (2014):
4. La evaluación del estudiante tiene en cuenta las dimensiones del ser humano,
establecidas en este manual: comunicativa, cognitiva, socio-afectiva y ecológica. Además,
reconoce las diferencias individuales, los diferentes ritmos y estilos de aprendizaje. La
evaluación es formativa porque es un proceso, continuo y coherente. (p.37)
Con este solo acuerdo y sus características, varios de los estudiantes, sino todos, hubiesen
cumplido su meta escolar. Reconocer las individualidades, ritmos y estilos de aprendizaje
implicaba valorar sus aportes. Los casos de estudiantes que quedaban con una nota de 3.29
en una sola asignatura, al finalizar el proceso de nivelación y refuerzo al finalizar el año,
37
tenían que retomar de nuevo y en su totalidad el curso no aprobado. Se modificó con un
parágrafo anexo, argumentando que un estudiante en estas condiciones y dentro de la
lógica matemática es un estudiante que ha superado en un 90% el plan de estudios
correspondiente, por lo tanto no es muy justo que deba repetir el nivel no aprobado.
Luego de discusiones al interior de la comisión y el consejo se logró hacer la siguiente
modificación en el MAC (2014):
5.2 Promedio: los estudiantes que al finalizar el año escolar tengan pendiente la
aprobación de un área, en la que tengan una nota definitiva superior a 2.5, pero hayan
aprobado las demás con una nota promedio igual o superior a 3,7, serán promovidos
automáticamente sin necesidad de nivelación y se consignará una nota de 3,3 en el área que
presentó dificultades. (p. 38)
Frente al tema que nos interesa, centro vital de este artículo (la creatividad, las habilidades
y talentos) se hizo un esfuerzo para lograr formalizar en el capítulo de evaluación del MAC
un parágrafo que valorará las representaciones exitosas dentro y fuera de la institución,
tanto deportivas como científicas y culturales; ya que los maestros pedían que el estudiante
o grupo de estudiantes sólo con una carta postularan su participación para ser tenida en
cuenta en alguna asignatura o área donde presentara dificultad al finalizar el año:
5.5. Representación deportiva, científica y cultural: los estudiantes con éxito en eventos
externos o internos de deporte, ciencia o cultura, con los siguientes niveles de cualificación:
significativas, de calidad, permanentes y reiterativas, tendrán un bono de una unidad
completa (1.0) que podrán sumar a la nota definitiva de cualquiera de las áreas del pensum
académico al finalizar el año, (cada bono se usará una sola vez y para una sola área).
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Los estudiantes podrán tener más de un bono de estímulo, dependiendo del número de
participaciones exitosas durante el año. (p.39)
Casos como el de John se presentaron después, claro está que sin la misma trascendencia,
pero hay que decir que la promoción de grado once ha sido una piedra en el zapato para las
comisiones de evaluación y promoción. Resultado de esto se logró ubicar en el MAC
(2014) los siguientes numerales en el capítulo de evaluación.
8. Promedio en el Icfes: los estudiantes de grado once (11) que ocupen un puesto igual
o superior al 50 (del 50 al 1) en las pruebas Saber 11 (Icfes) serán promovidos en todas las
áreas al finalizar el año y serán mencionados como destacados en la ceremonia de
graduación.
9. Estudiantes que ingresen a la universidad: los estudiantes de grado once (11) que
ingresen a las universidades distritales o nacionales y hayan perdido un área serán
promovidos. (p. 39)
Estos logros que expongo en el artículo pertenecen a la parte formal del documento o MAC
de la Institución. Es un documento público, por lo tanto plasmar algunos de sus apartes
permite abrir las posibilidades de discutir y reflexionar sobre espacios y acuerdos que
ayudan a mejorar la ya criticada estandarización y medición del ejercicio pedagógico. En
realidad, estos acuerdos entran en el campo de las reformas y no de las trasformaciones a
las que hace alusión al escrito e invitación de Ken Robinson.
Conclusiones
Luego de la disertación expuesta en el documento y producto de las experiencias vividas de
sus protagonistas, se puede decir que la escuela del siglo XXI está lejos de ser el espacio
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ideal para encontrar, descubrir y desarrollar las habilidades y talentos de los jóvenes, por
ende poder desarrollar la creatividad en pleno está en duda, salvo algunas excepciones.
El maestro debe estar convencido de su papel y de su tarea de reconocer, estimular, facilitar
y exigir en los jóvenes las habilidades y talentos en la escuela. Esto permitirá hacer de esta
un espacio de crecimiento social y desarrollo humano.
La escuela debe entender que las condiciones del mundo han cambiado, que es anacrónico
pensarla desde un fin industrial. Los paradigmas han cambiado, el mundo requiere de seres
humanos creativos y felices, ya no se basa exclusivamente en el pensamiento lógico-
matemático y lingüístico como pasaporte para el mundo laboral.
Hay que persistir en la no estandarización de la educación, en acabar con el paradigma de
la jerarquización de las asignaturas y en cambiar el sistema de evaluación cuyo modelo
equívoco de medición no permite reconocer las diferencias y cualidades de los estudiantes.
Encontrar y descubrir el elemento es una opción personal. Pero todos los seres humanos
desarrollamos talento y habilidades, solos no podemos. La escuela es el espacio y el
momento para encontrarlas, desarrollarlas y ponerlas en prueba; no importa que haya
equivocaciones, siempre se debe arriesgar algo para crecer.
La escuela se debe permitir una autocrítica, una introspección a nuestro que hacer
pedagógico. Los maestros debemos tomarnos en serio la tarea de transformar la educación
para poder trascender históricamente. Avanzar del siglo XVII en el que no hemos
mantenido, al mundo y las exigencias del siglo XXI. Los pequeños cambios hacen grandes
revoluciones
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de Pedagogía Conceptual Alberto Merani.
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