Propuesta educativa a la diversidad de GÉNERO
Educación mixta, segregada y coeducación
Asignatura:
Docente:
Alumnas:
Fecha entrega:
Mención Atención a la Diversidad en EPA: Orientaciones Pedagógicas para la Atención a la Diversidad
Márcela Rifo
Josselyn Arévalo
Miriam Bastidas
Nicole Mayorinca
Carolina Salas
Natalia Salgado
7 de septiembre 2014
INTRODUCCIÓN
En el presente informe se abordara el tema: “propuesta educativa a la diversidad
de género: Educación mixta, segregada y coeducación”
La escuela conjuntamente con la familia, como importantes instituciones y agentes
de socialización tienen el encargo social de educar las relaciones sociales entre
los seres humanos que en ella se forman, al mismo tiempo constituyen vías a
través de las cuales se trasmiten estereotipos de género, pero también se
convierten en elementos determinantes en la superación de ellos.
Constituye una necesidad la incorporación de la perspectiva de género en los
centros escolares, porque todavía en la escuela a través de los textos, del
currículum oculto, se producen prácticas sexistas que invisibilizan a las mujeres y
las sitúan en una posición inferior a la del hombre, de subordinación.
“La perspectiva de género supone una toma de posición política frente a la
opresión de género; es una visión crítica explicativa y alternativa de lo que
acontece en el orden de género, permitiendo analizar las profundas y complejas
causas de dicha opresión y de los procesos históricos que la originan y la
reproducen”
La educación con perspectiva de género implica la formación de la nueva
personalidad, del individuo nuevo, sobre la base de la equidad entre los sexos,
buscando alternativas que le permitan acceder de manera igualitaria a los
servicios que brinda el sistema educativo, sin discriminación, ni exclusión.
La escuela y la diversidad de género
La escuela como importante agente de socialización, conjuntamente con la familia
tiene el encargo social de educar en la cultura de paz y en la igualdad entre los
géneros, trasmitiendo valores y patrones no sexistas en sus educandos; los
docentes deben evitar que por medio del lenguaje, los juegos, el trato y otras
prácticas se refuercen los estereotipos de género.
La escuela como centro más importante en la formación integral de la
personalidad del individuo, debe ser el espacio fundamental para la educación en
igualdad de género y de esa manera corregir cualquier tipo de inequidad social,
incluyendo aquellas que se producen por razón de sexo.
Es tarea de la escuela trasmitir saberes desprovistos de estereotipos de género,
una educación no sexista en sus educandos, y lograr el crecimiento personal de
los individuos despojados de todo tipo de prejuicios.
A través de la practica pedagógica y de las múltiples interacciones cotidianas que
ese desarrollan en ella, es posible promover practicas igualitarias, no solo a través
del discurso sino, fundamentalmente, a través de ejemplo. No podemos olvidar
que los adultos y adultas son modelos que los niños y las niñas tienden a imitar.
La convivencia escolar se fortalece en la medida en que se promueve la
comunicación entre todos y todas, basándose en el respeto mutuo, la aceptación y
la tolerancia; ello implica superar toda práctica discriminatoria y reconocer en cada
niño, niña, mujer y hombre, aun sujeto integral digno y con derechos que deben
ser resguardados.
Reseña histórica del enfoque de género
A lo largo de la historia de la humanidad las mujeres han sido marginadas del
acceso a la educación, comienzan las limitaciones, marcando diferencias desde el
punto de vista social entre hombres y mujeres, lo que permite justificar el dominio
de lo masculino y la discriminación de lo femenino.
Se refuerzan los criterios acerca de los roles que tradicionalmente le son
asignados a mujeres y hombres, negando a las mujeres su oportunidad de
participar en igualdad de condiciones que el hombre en los servicios educativos y
se agudizan las prácticas discriminatorias hacia las mujeres.
A mediados del siglo XVIII en Europa comienzan a gestarse las bases del sistema
educativo, donde se concibe que la educación de hombres y mujeres debe
llevarse a cabo de manera diferenciada, porque es criterio de la mayoría, que las
niñas no deben poseer una amplia cultura, ya que eso las alejaría de sus
“obligaciones fundamentales”, de manera que para ellas no es necesario transitar
por el sistema educativo, porque están destinadas a dedicarse a los quehaceres
del hogar.
La posibilidad de acceso a la instrucción elemental para las mujeres queda
reducida y se les prohibía alcanzar los estudios medios y superiores. Solamente
aquellas niñas y muchachas que pertenecían a la clase alta eran quienes tenían la
posibilidad, por su condición social, de recibir algunas clases elementales de
música, dibujo u otras materias, que le posibilitara comunicarse, intercambiar y
conversar con otras personas de su misma clase, pero en ningún caso para
alcanzar amplios conocimientos, ni para graduarse de estudios universitarios,
porque su lugar corresponde al ámbito doméstico.
Durante el siglo XIX, la iglesia tuvo una marcada influencia en la enseñanza, se
sigue considerando a la mujer en un rol secundario, subordinado. En este sentido
el objetivo esencial del acceso de la mujer al sistema educativo estaba dirigido a
alfabetizarla, en los estrechos marcos de algunos quehaceres domésticos, para el
mejor funcionamiento del hogar y la familia, cumpliendo con su “misión
fundamental” en la vida: procrear y cuidar de los hijos, resaltando su papel
reproductivo, pero de ningún modo para prepararla para la vida, para su
desempeño social.
A mediados del siglo XIX en diversos países se les autorizó legalmente a las niñas
su acceso a escuelas diferentes a las de los niños, con el propósito de que
realizaran actividades muy elementales que desde hacía mucho tiempo eran de
carácter obligatorio en las escuelas para varones, las que estaban dirigidas a que
aprendieran a leer, escribir, contar.
La década del 80 del XX produjo cambios significativos en cuanto a la situación de
la mujer en la educación; incrementándose el número de graduadas y en las
matrículas de los distintos niveles de enseñanza. En pocos años las féminas
alcanzan una calificación de manera ascendente que le permite la participación
como ser social activo, de las transformaciones con grandes posibilidades de
equidad.
En la actualidad las mujeres siguen luchado día a día por ser vistas de igual
manera que los hombres, físicamente diferentes pero, con las mismas
capacidades y derechos. Se han visto grandes avances, pero aún quedan temas
por resolver.
Que es el enfoque de género
El programa de las naciones unidas para el desarrollo (PNUD) define género como
los atributos sociales y las oportunidades asociadas con el ser femenino y
masculino y las relaciones entre hombres y mujeres, niñas y niños, como también
entre las mujeres y entre los hombres. Estos atributos, oportunidades y relaciones
están construidas socialmente, son aprendidos a través de procesos de
socialización, y varían según el contexto social y temporal. El género determina lo
que puede esperarse, lo que es permitido y lo valorado de un hombre o una mujer
en un contexto dado.”
El género no se refiere a la situación de “las mujeres”, sino a las formas de
relacionarse y las oportunidades de desarrollo que tanto hombres como mujeres
tienen en la sociedad; uno de los mitos que rodea el concepto de género es que
fomenta la confrontación entre hombres y mujeres: nada más alejado de la
realidad.
El enfoque de género apunta, precisamente, a equiparar las oportunidades de
desarrollo sin encasillar a las personas en función de su sexo; parte del
reconocimiento de que existen diferencias entre hombres y mujeres pero que
estas no pueden traducirse en inequidades o situaciones de injusticia, que en
nuestras sociedades han afectado mayoritariamente a las mujeres.
La equidad de género contribuye a la humanización de la sociedad logrando “la
justicia en el tratamiento de hombres y mujeres, según sus necesidades
respectivas. A partir de este concepto, se pueden incluir tratamientos iguales o
diferentes aunque considerando los equivalentes en términos de derechos,
beneficios, obligaciones y oportunidades.
Educación segregada
Una definición de Segregación, del latín segregatĭo, es la acción y efecto de
segregar (separar, marginar o apartar algo o alguien de otras cosas o personas).
La segregación de seres humanos suele estar motivada por motivos sociales,
culturales o políticos.
Probablemente todas las respuestas van a considerar la educación segregada
como altamente perjudicial para el proceso de igualdad en curso entre mujeres y
hombres.
Habría que reflexionar sobre los motivos que tienen las personas y organizaciones
que apoyan este tipo de educación.
Ya el planteamiento se hace partiendo de los beneficios que tendría para las
niñas, que son más “listas”, intentando así camuflar su concepto androcéntrico de
la sociedad.
Parten de la diferencia biológica que existe entre mujeres y hombres y su intención
es la de educar en las diferencias de género, perpetuar los diferentes roles
adjudicados históricamente a cada uno de los sexos.
Es la ideología conservadora, esa que defiende el papel de la mujer como pilar de
la familia, como protectora, un ser humano dotado de las virtudes necesarias para
ser el sostén emocional de grupos humanos que marquen su ideal de sociedad: El
de “la mujer mujer” que diría el ministro Gallardón.
Es evidente que el tratamiento dado a unas y otros con este tipo de educación
sería diferente. Y si ahora resulta políticamente incorrecto fomentar la
desigualdad, el respaldo que dará esta segregación a los grupos que la defienden
será infinito. La veda está abierta para normalizar la situación de desigualdad que
venimos sufriendo las mujeres desde el principio de los tiempos.
Y si pretenden mantener el discurso del beneficio para unas y otros y la falacia de
su concepto de igualdad, será a través del currículum oculto como irán
conformando las mentes de niñas y niños para socializarlos según los diferentes
roles adjudicados a cada cual. El modelo segregado sería un gran paso atrás en la
lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, de igualdad de oportunidades, de
igualdad de derechos, de igualdad de posición desde la que mirar el mundo y tal
es así que no se utiliza esa palabra, sino la eufemística: separación.
Quienes defienden la educación segregada por sexos, consideran que favorece el
desarrollo de chicas y chicos pues “Las chicas maduran biológica y psíquicamente
antes que los varones, que resultan perjudicados en las aulas coeducativas: las
chicas tienen un rendimiento superior en la escuela secundaria y se da el caso de
que muchos chicos disminuyen su rendimiento porque la comparación constante
con las chicas provoca un comportamiento inhibitorio”.
Se habla incluso de “diformismo cerebral” para argumentar las ventajas que esta
educación tiene para niñas y a niños. “En general, el hombre es más apto que la
mujer para las actividades que exigen una profunda concentración, y
particularmente con la pintura y las matemáticas. Lo que no significa que no
existieran mujeres capaces de concentrarse en un trabajo específico o de pintar
bien y realizar difíciles cálculos químicos, físicos y matemáticos. De igual forma la
mujer es mucho más sensible, sobrepasa al hombre en la capacidad de realizar
diferentes actividades al mismo tiempo, y está más desarrollada en la esfera
emocional”.
La educación segregada en si misma, puede no ser una vulneración del principio
de igualdad. Si hacemos caso a las personas expertas en materia educativa, es
posible que incluso pueda llegar a ser un instrumento para la igualdad, si
realmente se aplican criterios de igualdad de oportunidades para niñas y niños,
respetando las diferencias, pero con el objetivo de contribuir a la construcción de
relaciones igualitarias en el futuro. No debemos olvidar que la convivencia entre
mujeres y hombres está en la base de la organización social y resulta
imprescindible que mujeres y hombres aprendamos a compartir los espacios, las
decisiones, el poder y la vida, desde el respeto a los derechos individuales de las
personas.
La pregunta es si quienes están defendiendo la educación segregada lo hacen
desde este planteamiento o, por el contrario, quieren aprovechar esta separación
entre niñas y niños para insistir en la transmisión de los roles y estereotipos que
tradicionalmente han mantenido a las mujeres apartadas del poder, de la actividad
social y económica, y al servicio de las necesidades de otras personas y a los
hombres exclusivamente dedicados a las cuestiones de la vida pública, ajenos y
alejados de las necesidades vitales, emocionales y afectivas y de las personas
que les rodean.
La educación segregada por sexo puede ser constitucional, pero el empeño de
algunas personas en perpetuar un orden social que atribuye diferentes papeles y
posiciones a mujeres y hombres es, sin ninguna duda, un empeño a favor de una
tradición mal entendida, cuyas consecuencias sobre la organización social
provoca situaciones de discriminación para las mujeres y empiezan a ser
rechazada por los propios hombres. Cuidado con quienes quieren segregar, no
sólo el proceso de aprendizaje, sino los contenidos y los valores de los futuros
ciudadanos y ciudadana
Modelo de educación mixta.
Proceso de socialización humana realizado conjuntamente con niños / niñas, por
el que se transmiten formas y contenidos aparentemente neutros y universales,
pero estereotipados y dominantes en realidad, sin tener en cuenta diferencias ni
coincidencias individuales y/o colectivas. Se basa en la ideología de la libertad y
tiene como finalidad la formación de masas para su rentabilidad social.
En la escuela mixta niños y niñas coexisten, van juntos pero no necesariamente se
educan de la misma manera. Aprenden los mismos contenidos académicos, pero
además de aprender a ser niños y niñas; aprenden comportamientos de su sexo,
aprenden a integrar roles que la sociedad prescribe para cada género.
Algunos de los objetivos que se propone la escuela mixta son:
• Promover una educación que tuviera por modelo la familia
• Facilitar la integración y maduración de las emociones del niño y generar un
mayor ambiente competitivo.
• La mujer adquiriría una mayor facilidad en el juicio y en la expresión,
mientras que los chicos aprenderían de las chicas a estudiar con diligencia y
constancia.
• La presencia de las chicas mejoraría las relaciones sociales. Se
desarrollaría con más naturalidad la amistad.
Diferencias biológicas de varones y mujeres
En general los varones tienen mayores posibilidades de razonamiento espacial,
las niñas tiene mayores conocimientos verbales; a los niños les gusta asumir
riesgos, las niñas son más cariñosas, a los niños les gusta la acción, les gusta
jugar un poco a lo bruto y jugar con objetos inanimados y son los únicos seres
humanos que no se sientan en un círculo para hablar d sus sensaciones y
sentimientos.
La visión también es diferente, existen evidencias de que desde la composición de
la retina hasta la forma en que son procesadas las imágenes en el cerebro, hay
diferencias notables entre varones y mujeres. Esta da como resultado que las
mujeres están más atentas a las diferencia s de color y texturas, mientras que los
varones disciernen con mayor facilidad la localización, la dirección y la velocidad.
El cerebro se desarrolla en pasos distintos; las habilidades del lenguaje maduran
antes en la mujer; mientras que en el hombre la memoria espacial
Desventajas de la educación mixta
Rendimiento académico inferior
Quizás la desventaja más grande de las escuelas mixtas es el rendimiento
académico inferior que a veces crean. Esto se debe principalmente al potencial
para la distracción cuando los sexos opuestos interactúan diariamente. Por
ejemplo, un varón puede encontrar difícil concentrarse totalmente en la lectura de
su profesor cuando hay una mujer atractiva en el aula. Una escuela de sexo único
elimina este tipo de atracción entre los alumnos heterosexuales y puede
desencadenar un aumento en el rendimiento académico como resultado.
Disensión entre géneros
Otro problema que a menudo se desarrolla es la disensión entre el mismo género.
Por ejemplo, los varones que van a una escuela mixta son más propensos a
actuar de forma agresiva entre sí que los que van a una escuela de un solo sexo.
Cuando están presentes las mujeres, esto crea naturalmente una lucha por el
dominio y a menudo crea conflictos entre los hombres.
Otra desventaja es que las niñas y niños no asistan tranquilos, relajados y
contentos a la escuela, por motivo de que ambos desarrollan su personalidad de
diferentes formas pues los niños son más activos que las niñas. Cuando s
encuentran en la etapa de la pubertad las niñas sienten que son observadas por el
sexo opuesto en donde las distrae y hace que estén más pendientes d los demás
que el desarrollo de su propia personalidad ocasionando patologías como la
anorexia.
Ventajas de la educación mixta:
• El contexto mixto permite identificar y reproducir estrategias de aprendizaje.
• Permite que el docente aprecie y comprenda la diferencia que no está
limitada a un imaginario cultural
• Permite que el niño y niña se desenvuelva en un ambiente más natural de
interacción entre géneros; desarrolla mayor capacidad de adaptación, tolerancia
de la frustración y comprensión.
Coeducar
En 1987, el Colectivo Feminario de Alicante definió la coeducación como
“un proceso intencionado de intervención, a través del cual se potencia el
desarrollo de niñas y niños, partiendo de la realidad de dos sexos diferentes, hacia
un desarrollo personal y una construcción social común y no enfrentada.”
Con estas palabras se recogió el sentir de una parte significativa del
profesorado de entonces. Ello se tradujo en diferentes prácticas destinadas a
facilitar que la existencia de dos sexos en una misma aula no significara
desigualdad, violencia o discriminación, sino una oportunidad para el
enriquecimiento mutuo y para que unas y otros pudieran desarrollar al máximo
todas sus potencialidades.
A medida que estas prácticas, reflexiones y demandas fueron calando y
extendiéndose, diversos países recogieron la coeducación dentro de sus leyes
educativas. Aunque, en la mayoría de los casos, se puso el acento en sólo uno de
sus objetivos, la igualdad, obviando los demás. De hecho, desde finales de los
años 90 es más habitual oír hablar de ‘educación para la igualdad’ que de
"coeducación".
Con todo, como has podido observar en tu trayectoria laboral, hay maestras
y maestros que no sólo apuestan por la igualdad de reconocimiento, derechos y
oportunidades entre ambos sexos, sino también por facilitar la libertad de unas y
otros.
En cada contexto, cultura o momento histórico, la existencia de dos sexos
ha sido interpretada de un modo distinto. Así, por ejemplo, si eres mujer, es
probable que hoy realices muchas actividades que no estaba bien visto que las
hiciera tu abuela cuando tenía tu misma edad. Del mismo modo, si eres hombre,
no es extraño que te sientas más libre para cuidar o expresar determinados
afectos que los hombres que te han antecedido.
Si observas cualquier escuela, te será fácil observar la presencia de
mujeres y hombres, chicas y chicos, niñas y niños que se mueven, se expresan,
desean, aprenden, dudan y sienten a través de sus cuerpos. Aunque pueda
parecer una perogrullada, a menudo pasa desapercibido el hecho de que en
nuestras escuelas conviven personas de ambos sexos. Prestar atención a ello es
tomar en consideración una cuestión que afecta de un modo muy significativo a lo
que pasa y a lo que deja de pasar en la dinámica escolar.
Coeducar implica, por tanto, mimar el arte de la relación en un contexto que
es diverso, complejo y cambiante. Asimismo, supone tratar a las alumnas y a los
alumnos como personas singulares y diferentes entre sí que, además de estar
condicionadas por su entorno y por el momento que les ha tocado vivir, son
capaces de incidir en él con creatividad, con libertad y sin violencia.
Cuando somos capaces de llevar al aula las aportaciones y experiencias de ambos sexos, con toda su riqueza y matices, la forma de ver el mundo cambia de forma sustancial. Quizás se entienda mejor esto con un ejemplo:
Imagina que una maestra pregunta a niñas y niños de 6 años en qué trabajan su padre y su madre. Son muchas las respuestas posibles; estas dos han sido recogidas en situaciones reales:
Una niña dice que su padre es mecánico y que su madre no trabaja. Con esta afirmación ella da a entender que no considera que lo que su madre hace (limpiar la casa, comprar comida, gestionar el dinero, planchar, ayudarla en los deberes, etc.) sea trabajo. De algún modo, esta niña ha incorporado que trabajo es aquello que se hace a cambio de dinero, dejando sin reconocimiento el esfuerzo realizado por su madre y por tantas mujeres y algunos hombres día a día.
Un niño dice que su padre es médico y que su madre es su madre, cuando en realidad ella es profesora. De esta manera, este niño manifiesta una desigual implicación de su padre y de su madre en su cuidado y educación, expresando, a su manera, que es tan importante la presencia de su madre en su vida que, lo que hace fuera de casa, tiene una menor significación para él. Mientras que a su padre lo reconoce fundamentalmente por lo que hace fuera de casa.
Desde una concepción patriarcal tradicional, el trabajo por excelencia es el realizado por estos dos padres, o sea, trabajos remunerados y realizados fuera del ámbito doméstico, mientras que los otros trabajos, realizados fundamentalmente por mujeres, se consideran como secundarios y de menor valor.
Sin embargo, si niñas y niños aprenden a ver el mundo entero y la presencia de ambos sexos en él, podrán descubrir que, sin la gestión y el cuidado de la vida, no es posible la presencia de hombres y mujeres en el mercado laboral. De ese modo, tendrán la oportunidad de descubrir una concepción del trabajo más amplia y rica en la que la vida, y no sólo el dinero, forman parte de ella.
Se trata, por tanto, de mirar el mundo entero para descubrir una diversidad inmensa de claves o de elementos que estimulan y enriquecen la propia experiencia. Ello conlleva salirse de la lógica patriarcal para, desde ahí, aprender, entre otras cosas, a no reducir el cuidado de la vida a un mero estereotipo, a cuidar sin descuidarnos o a llevar el cuidado al mercado laboral.
Niñas en relación.
Del mismo modo, ese reconocimiento abre las puertas para que algunos
niños sientan interés por estar con ellas, sin sentir que con ese paso pierden algo,
sino todo lo contrario. Y también a que ellos, entre sí, se atrevan a establecer otro
tipo de relaciones en las que la palabra, la expresión de los sentimientos y el gusto
por la belleza no resulten ridículos, sino algo que les puede enriquecer.
Para que la relación entre niñas sea gratificante y les sirva para ser más libres, es
necesario que:
Aprendan que las mujeres no son una "minoría" ni un colectivo, sino la
mitad de la humanidad y, por tanto, seres humanos que pertenecen al
mismo sexo y que tienen formas diversas de ser, sentir o hacer.
Descubran el modo de sacar el mayor jugo posible a su propia diversidad
como mujeres, en vez de juzgar o discriminar a las que no siguen
determinados roles o estereotipos.
Encuentren el modo de expresar afecto entre sí, sin sentir la necesidad de
entablar relaciones excluyentes, sino abiertas a la riqueza que les pueden
aportar las demás niñas.
No sientan la presión de tener que medirse con los niños (ser más, menos o
igual que ellos) para saber que lo que hacen o dejan de hacer es
importante, disfrutando la experiencia de ser libres juntas, desde sus
propios deseos o necesidades.
Sepan dar un valor especial a las relaciones con las otras niñas y no las
vivan como subsidiarias a las que puedan entablar con futuros ligues o
novios.
En el caso de los niños, para que la relación entre ellos propicie más libertad, es
fundamental que:
Perciban la expresión de los afectos y de los sentimientos como algo que
les enriquece y no como algo que "les hace ser menos hombres".
Se atrevan a mostrarse vulnerables para poder decir la verdad sobre lo que
sienten (por ejemplo, cuando se enamoran de alguien o se emocionan
viendo una película), en vez de sentirse obligados a mostrar un papel que
no se corresponde con lo que realmente viven.
Aprendan a dejar fuera de sus juegos y de sus relaciones las expresiones
de violencia, poniendo en escena una mayor dosis de colaboración y
compañerismo.
Entiendan que seguirle el juego a los que presumen de tratar mal a las
niñas o a las mujeres les empobrece y les aleja de todo lo que pueden
aprender y descubrir con ellas.
Sientan el gusto por la relación con niños diferentes entre sí.
Finalmente, en la relación entre niñas y niños, es importante que:
Tanto unas como otros sientan que la relación con el otro sexo es una
oportunidad para descubrir cosas nuevas e interesantes.
No les quepa ninguna duda de que tanto unas como otros pueden hacer
prácticamente las mismas cosas.
Estén en disposición de diversificar sus juegos, temas de conversación,
formas de actuar, para que tanto unas como otros sientan que se trata de
un espacio realmente común.
Sepan ver y aceptar a cada niña y a cada niño cómo realmente es y no a
partir de su mayor o menor ajuste a un estereotipo predeterminado.
Conclusión
A modo de conclusión podemos decir lo siguiente:
A mediados del siglo XVIII en Europa comienzan a gestarse las bases del
sistema educativo, donde se concibe que la educación de hombres y mujeres
debe llevarse a cabo de manera diferenciada, porque es criterio de la mayoría,
que las niñas no deben poseer una amplia cultura, ya que eso las alejaría de sus
“obligaciones fundamentales”, de manera que para ellas no es necesario transitar
por el sistema educativo, porque están destinadas a dedicarse a los quehaceres
del hogar, esta postura ha sido muy difícil de cambiar ya que hasta nuestros
tiempos aun se puede observar en algunas culturas menos desarrolladas, sin
embargo ya no como en siglos anteriores hoy en la actualidad tanto hombres
como mujeres tiene las mismas oportunidades y se ha tratado de implementar el
concepto de igualdad.
En cuanto a la diversidad de género podemos afirmar que en la
socialización escolar se trasmiten una serie de estereotipos de género, acuñando
el “deber ser” de mujeres y hombres; fomenta y refuerza la concepción de
feminidad y masculinidad tradicional concebida a partir de determinadas
características, cualidades, rasgos y atributos de las personas, en
correspondencia con esto a las mujeres se les considera como el sexo débil,
dependientes y subordinadas, mientras a los hombres, que son superiores e
independientes.
En cuanto a los modelos de educación tenemos tres enfoques: educación
segregada, es un modelo que separa a los alumnos por sexo. Los partidarios de la
educación segregada parten de las diferencias cognitivas entre sexos. Diversos
estudios y especialistas muestran que existen diferencias biológicas, tanto
hormonales como neurológicas entre los cerebros de hombres y mujeres, por lo
tanto este modelo promueve la desigualdad de género. El segundo modelo es el
mixto, este si bien es cierto tiene sus ventajas como por ejemplo: Permite que el
niño y niña se desenvuelva en un ambiente más natural de interacción entre
géneros; desarrolla mayor capacidad de adaptación, tolerancia de la frustración y
comprensión, pero también presenta algunas desventajas, ve a los alumnos con
sus diferencias biológicas. El tercer modelo habla de una coeducación que
significa educar a las personas desde la igualdad de valores al margen de que
sean niños o niñas. Implica una educación no sexista.
Bibliografía
Díaz Hernández, M. (2005). Diversidad de género hacia una cultura de igualdad
de oportunidades en educación. Trabajo de grado de maestría no publicado.
Universidad la Republica, Chile Santiago.
Ministerio de educación (2012) Enfoque de género en el espacio educativo (1 ed.)
Chile