dpa 13 - patio y casa (spa)

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    DPA 13PATIO Y CASA

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    Equipo de Redaccin:Joan Llecha, Carles Mart, Jordi Ros.Xavier Ferrer, Nria Pars, Gemma Roldu,Mnica Snchez.

    Edicin:Departament de Projectes Arquitectnics. UPCAv. Diagonal, 649. 08028 Barcelona

    Impresin:Artyplan, S.A.

    ISSN 1134-8526Depsito Legal B-18230-1997

    Las opiniones y criterios vertidos por losautores en los artculos firmados, sonresponsabilidad exclusiva de los mismos. Seha respetado el idioma cataln o castellanoen el que los autores han escrito sus artculos.

    Ninguna parte de esta publicacin puedereproducirse, sin la previa autorizacin escritade la redaccin.

    En portada: Comunidad rural en China. Theprodigious Builders, Bernard Rudofsky.

    En contraportada: Mies van der Rohe, dibujode una casa patio.En pgina editorial: Viviendas troglodticas enMatmata, Tnez. Villages in the sun,MyronGoldfinger.

    DPADocuments de Projectes dArquitectura.

    Revista del Departament de ProjectesArquitectnics de la Universitat Politcnica deCatalunya (UPC).

    Escola dArquitectura de BarcelonaEscola dArquitectura del Valls

    O1997 DPA y los autores de los textos.

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    EDITORIAL

    MONOGRAFIA PATIO Y CASA

    La tradicin del patio en la arquitectura moderna

    La leccin del patio argelino

    Interior/exterior en el espacio arquitectonico japons

    Atrios y peristilos. Las casas patio de Mies

    La materia y la conciencia. La casa de Aalto en Muuratsalo

    La reinvencin del patio por Josep Llus Sert

    La casa binuclear segn Marcel Breuer. El patio recobrado

    Privacy versus promenade. Algunas casas con patios de S. Chermayeff yA. Siza

    CRONICA

    Las casas del alma

    LIBROS

    Dibujar despus de 1910. Autor: Jos Garca Navas

    Arquitectura y realidad virtual. Autor: Jos M. de la Puente

    SALIDA

    Juan Jos Lahuerta

    Josep Muntaola

    6

    12

    16

    22

    28

    36

    46

    52

    62

    64

    Gonzalo Daz Recasens

    Albert Illescas

    Francesc Pedragosa

    Pere Joan Ravetllat

    Antonio Armesto

    Jaume Freixa

    Carles Mart

    Juan Antonio Corts

    DPA 13Diciembre 1997

    58Pedro Azara

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    EDITORIAL DPA13

    La revista DPA pretende desarrollar una lnea editorial en la que se vayan

    alternando los nmeros dedicados a una personalidad relevante del mundo

    de la arquitectura, con otros de carcter temtico que afronten cuestiones

    significativas del actual debate arquitectnico.

    El nmero 13 de DPA se inscribe en el apartado temtico y propone como

    objeto de reflexin la relacin entre patio y casa, haciendo especial hincapi

    en el valor que el patio adquiere en numerosos ejemplos de la arquitectura

    del siglo XX.

    Se trata de un tema que, contra lo que pudiera parecer, no tiene nada de

    localista o de particularista. Ya que, en efecto, lo primero que comprobamos

    al acercarnos sin prejuicios a la nocin de patio es que, lejos de corresponder

    unvocamente a una cultura determinada o a un tiempo histrico concreto,

    constituye un principio de valor universal y permanente.

    As, encontramos la casa con patio tanto en la ciudad antigua del mundo

    greco-latino como en la civilizacin extremo oriental, especialmente en Chi-na; tanto en las ciudades del mundo islmico como en muchas regiones de

    Latinoamrica, o en tantos ejemplos de la arquitectura popular de las riberas

    del Mediterrneo. Y, al mismo tiempo, la vemos reaparecer con fuerza en el

    mbito de la cultura moderna, ya sea en el propicio caldo de cultivo de la

    situacin italiana, como en el clima en todos los sentidos menos favorable de

    Escandinavia, e incluso la vemos arraigar con naturalidad en los EEUU, gra-

    cias a la labor de injerto que los grandes arquitectos europeos exiliados lle-

    van a cabo en la tradicin de la casa americana.Desde esta perspectiva se estudian las aportaciones al tema del patio pro-

    venientes de arquitectos tales como Mies, Sert, Aalto, Breuer, Chermayeff o

    Siza. Estos anlisis tienen un rasgo en comn: muestran que la incorporacin

    del patio a la arquitectura moderna comporta siempre un cierto grado de trans-

    gresin del arquetipo que, paradjicamente, tiende a revitalizarlo. Podramos

    decir que el arquetipo se carga de nuevo de sentido precisamente gracias a

    la transgresin.

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    Por ello, en ocasiones, el patio se descentra con respecto a la casa, se

    hace perifrico y acaba descarnando el muro de recinto; o, en otros casos, en

    vez de estar ligado a la respiracin de la casa, se convierte en un prisma de luz

    que se inserta en ella para modelar su espacio interior; o, a veces incluso, deja

    de ser un espacio totalmente introvertido para abrirse lateralmente al mundo

    exterior, generando una situacin hbrida entre la terraza y el patio.

    Por lo dems, esta es una estrategia que a menudo emplean los arquitectos

    modernos al confrontarse con los grandes temas de la tradicin. As, el con-

    cepto de patio, que haba tendido a quedar cerrado y bloqueado, se abre de

    nuevo, ensanchando su campo problemtico y recobrando su energa poten-

    cial, aunque al hacerlo corra el riesgo de ver desdibujados sus propios lmites.

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    La tradicin del patio en la arquitectura moderna

    Gonzalo Daz Recasens

    Son muchas las casas y edificios de nuestras ciudades en las que encon-

    tramos el patio como un medio habitual de organizar su forma. Este, al par-

    ticularizarse en un lugar y con los determinantes de una cultura, ha adoptado

    muy diferentes papeles en la Arquitectura y cabra pensar que, por su diver-

    sidad, el patio es antes una predisposicin al asentamiento que un tipo bien

    definido.As, ante la obligada reflexin sobre la arquitectura moderna de la que

    somos herederos y que est transformando nuestras ciudades, surge una

    primera pregunta: se han interrumpido nuestros hbitos a la hora de cons-

    truir nuestras casas?; esta predisposicin al asentamiento introvertido cmo

    y de qu manera se deja sentir en la modernidad?.

    Ante estos interrogantes pretendemos racionalizar algo que intuimos, como

    es la frecuente recurrencia al patio en la arquitectura moderna. Tras los

    inicios del Movimiento moderno, en que se buscaba la ruptura con la tradi-cin histrica, se recurre al origen y razn de ser de las formas remotas y

    ancestrales. A mi parecer, esta bsqueda de la esencia de la arquitectura,

    de lo imperecedero, desemboca en un progresivo reencuentro con las ra-

    ces y formas heredadas, y va presentando el patio como una forma labrada

    por el tiempo, cmulo de buenas soluciones y valores espaciales, capaz de

    soportar muchas situaciones e intenciones arquitectnicas.

    Referirnos al patio y no tanto a un tipo ms preciso nos ha parecido de-

    seable, puesto que el Movimiento moderno en sus inicios trata de destruir

    los tipos heredados, separando sus elementos, para una vez disgregados

    en sus partes volver a reconstruirlos desde sus razones primigenias. El tr-

    mino patio para designar muchas situaciones formales (desde el patio del

    colegio hasta los patinillos de ventilacin o chimeneas) ha sido posible proba-

    blemente por la existencia de un arquetipo que, desde el subconsciente, vie-

    ne a expresar su capacidad de controlar y dominar un lugar. Esta proliferacin

    y extensin del trmino, en palabras de Christian Norberg-Schultz, ha sido

    posible porque viene a determinar el espacio arquitectnico entendido como

    una concrecin del espacio existencial del hombre.El patio, no por su tamao ni por su posicin frecuentemente centraliza-

    da, sino porque probablemente haya sido el germen de muchos edificios,

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    adopta multitud de formas y papeles en la arquitectura y lo que de comn

    podramos encontrar en todos es su capacidad de aduearse de un suelo y

    constituir un lugar. Quizs, al igual que el hogar, haya sido el ncleo germinal

    de la casa meridional; desde l se viva, se respiraba, se reciba la luz y el

    agua, se unificaba la vida con un sistema de creencias. Me gusta pensar

    que este valor como germen de la casa la ha dotado de larga vida y perma-

    nencia, posibilitndole mltiples reinterpretaciones y la capacidad de adap-

    tarse a muy diversas concepciones culturales.

    El Movimiento moderno acudi a la idea de patio porque, despojada de

    los aadidos y individualizaciones formales de una u otra cultura, es porta-

    dor de la lgica primera de su forma. En l se reconoce lo eterno, o como

    deca Mies lo imperecedero; en su origen se encuentra su razn de ser, los

    fundamentos sustanciales y permanentes del asentarse en un lugar.

    En este sentido, una primera interpretacin tratara de presentar el patio

    como un mecanismo formal delimitador que encierra un lugar; la tapia, la

    parcela, la cerca que acota un pastizal y que etimolgicamente le presta su

    trmino patu o lugar de pasto comunal, pronto pasa a significar terreno

    sin edificar, baldo detrs o en el interior de un edificio. As podramos enten-

    der las casas patio de Mies van der Rohe en los aos 30, en el que el muro

    que delimitaba antiguamente el patu se convierte ahora casi exclusiva-

    mente en la casa; otros elementos colaboran pero ninguno se entendera

    sin este primer acto de la fundacin de la casa.Desde las propuestas de Alvar Aalto en 1953 para su casa de tempora-

    das en Muuratsalo, pasando por la casa de Philip Johnson en Cambridge,

    Mass., de 1956, la de Utzon en Helsingor en la dcada de los 50, o la que

    proyecta J.L. Sert para el pintor Braque en los Alpes Martimos, S. Paul de

    Vence, en 1960, todas ellas hacen del muro el elemento arquitectnico pri-

    mordial, que permite aduearse de un lugar con una cerca y entendiendo

    como patio todo el espacio delimitado por ella.

    Las diferencias radican en sus propias intenciones intelectuales. ParaMies existe una bsqueda de la esencia y de la unidad de la casa con los

    patios, en la que todo alcanza a configurarse unitariamente por medio del

    cerramiento, mientras que para Utzon es la actividad la que justifica la forma

    de la casa encerrada, cuya estructura y distribucin tratan de responder a

    usos bien determinados y representados.

    Es el sentido y la percepcin del lugar tanto como los condicionantes de

    la materialidad fsica lo que conduce a Aalto a crear el espacio del patio sobre

    un basamento y como un claro en el bosque. Diferentes son las referencias a

    la tradicin mediterrnea en la casa Braque de Sert, cuya entrada por un

    corredor lateral, y lo privado de sus espacios interiores, la asemejan al tipo de

    casa griega en Priene reconstruida por Robertson.

    Jrn Utzon: conjunto residencial Kingohuseneen Helsingor

    1997 DPA y los autores de los textos

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    Una segunda referencia ancestral del patio podramos encontrarla en su

    valor como un espacio interior, una arquitectura cerrada, iluminada y venti-

    lada cenitalmente, que a modo de una ventana al cielo pone en contacto al

    hombre con lo inconmensurable; un espacio con fuerte carcter simblico,

    no contaminado de lo terrenal, en torno al cual se estructura la casa.

    La terraza, que en cierto modo representa una manera de pensar, una

    filosofa que hace de la naturaleza el fundamento desde donde se extraen

    las leyes y se construye el nuevo sistema de creencias sociales, encuentra,

    al incorporar y ser expresin de la atencin al medio fsico, la razn de su

    sistemtica aparicin, lo que nos permite pensar que se constituye en uno

    de los principales paradigmas del espritu de la poca. Frente a este para-

    digma que supone la terraza para el Movimiento moderno, en este contexto

    en el que aparentemente se miraba la tierra y no tanto al cielo, tambin

    encontramos patios con fuertes referentes al atrio romano. A la visin y ex-tensin horizontal de la arquitectura al medio natural, se contrapone este

    espacio abierto cenitalmente, en cierto modo abierto a la esperanza deposi-

    tada en el cielo que el atrio, a modo de templo domstico, representaba.

    Conocida es la admiracin que Le Corbusier senta por los atrios de las

    casas romanas que dibuj en Pompeya. La valoracin de ese espacio cerra-

    do supone un intento por volver al sentir originario y encontrar en l ciertos

    caracteres ancestrales e imperecederos. Desde las iniciales terrazas sus-

    pendidas en las cubiertas que le permiten configurar el espacio fluido, a lospozos de luz y huecos cenitales, renace el sentir de la mediterraneidad con

    formas muy prximas a los patios romanos, en detrimento de la terraza.

    En la misma lnea estn las ventanas abiertas al cielo con las que Asplund

    trata de dotar de un trascendental significado, o como l mismo indica de

    un sentimiento infinito, a determinadas piezas del Cementerio de Estocolmo

    o los inequvocos atrios de Terragni que tratan de hacer hincapi en la

    esperanza como el concepto que debe presidir la sala del Purgatorio en el

    literal recorrido que hace de la Divina Comedia en el Danteum.Los ensayos de patios con impluvium y compluvium de Figini y Pollini, que

    vienen a insistir en una nueva poca arcaica, ponen de manifiesto las inten-

    ciones por una arquitectura racional, vinculada a lo atemporal desde lo arcai-

    co. La clasicidad de Cesare Cattaneo en su proyecto para la casa y el ideal

    en que sita estratgicamente un hueco a modo de impluvium en la sala de la

    familia, o las referencias a la romanidad de Kahn en los Baos de Trenton

    son, entre otros, algunos de los ejemplos que evidencian el atractivo que

    ejercen estas metforas del atrio.

    Una tercera visin del patio atendera a su capacidad de ordenar y relacio-

    nar las diferentes partes de un edificio. Estos patios del orden son antes un

    sistema de composicin, un mecanismo que permite relacionar las diferentes

    Apuntes de viaje de Le Corbusier en Pompeya

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    partes, que un espacio o una estancia. Al entender as el patio, ste se con-

    vierte en el medio compositivo que permite agregar, trazar, o independizar, un

    elemento inicial desde donde hacer nacer la forma. Ante la complejidad de

    las nuevas instituciones y de sus edificios, el Movimiento moderno persigue

    hacer patente la autonoma de las partes y el patio, siguiendo la tradicin

    neoclsica, pasa a ser un sistema de composicin, que si bien diluye su con-

    dicin como estancia, por contra se convierte en el fundamento desde donde

    trazar el edificio.

    Buen ejemplo de ello es la casa Goldenberg, que Louis Kahn traza desde

    el patio. En muchos de los esquemas y plantas que dibuja, el patio no es un

    espacio vividero donde se abren ventanas y al que vuelcan las estancias,

    sino que es un corredor perimetral, desde el que se traza la casa: el patio es

    el germen de su forma. En este mismo sentido, en el proyecto para el Insti-

    tuto Indio de Ahmedabad, del que Kahn realiza mltiples versiones, vemosque el patio est presente desde el primer momento y son las distintas pie-

    zas por l enlazadas las que van cambiando de forma y posicin. Y este

    mecanismo del patio como sistema de composicin se carga de intenciones

    intelectuales y metafsicas, en el convento de las Dominicas en Delaware

    County, donde en el proyecto final, determina que sean las celdas individua-

    les las que conforman el patio unitario y no as las piezas colectivas.

    Desde esta condicin de centro aglutinador y de enlace para la buena

    disposicin podramos entender el convento de La Tourette de Le Corbusier,en el que puede leerse la posicin tradicional de las partes en los monaste-

    rios cistercienses, todo ello unificado con el rectngulo areo que acta a

    modo de patio. En tantos otros edificios del Movimiento moderno encontra-

    mos esta manera de utilizar el patio. Desde el Centro Cultural de Wolfsburg

    de Aalto en el que las trazas nacen desde unos puntos especficos del patio,

    o el Centro Comunitario en St. Louis de Mendelsohn, e incluso en proyectos

    como la Krupp en Essen de Mies, donde cabra pensar que el patio es el

    germen del edificio: ste unifica y permite trazar su forma.Por otro lado el patio, reducido en cierto modo de escala, en los borrosos

    lmites de su carcter, fue y es probablemente interpretado por el Movimien-

    to moderno como un elemento arquitectnico, una pieza, que a modo de

    prisma de luz, se introduce como un objeto incrustado, como un elemento

    que en cierto modo complementa y enriquece las plantas libres del espacio

    continuo y fluido.

    Por ltimo, cabra atender al patio tratando de observar su racionalidad

    en la parcela; esto quizs sea lo que haya permitido los distintos ensayos de

    ciudad horizontal. El trabajo desarrollado por el Movimiento moderno so-

    bre las nuevas estructuras parcelarias, que se proponen como alternativas

    a otros modos de residencia en altura, demanda un tipo de casa introvertido,

    Louis Kahn: croquis para la casa Goldenberg

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    ya no tanto desde la parcela como desde las crujas que la conforman.

    As podramos interpretar los ensayos de Hilberseimer para una ciudad

    horizontal en 1929, en los que se propone una estructura en L por su cua-

    lidad asociativa y su aceptable densidad. Este planteamiento que por estos

    aos tambin propone el Constructivismo, alcanza su gran desarrollo en los

    aos 40 y 50 en los pases de tradicin mediterrnea. Tanto los ensayos de

    Diotallevi, Marescotti y Pagano, de 1940, que permiten replantear un sector

    de Miln, como el barrio residencial de Tuscolano en Roma, de Adalberto

    Libera, son en cierto modo un reencuentro con la lgica del patio en la par-

    cela. En este mismo sentido cabra hablar del poblado de colonizacin de

    Esquivel en Sevilla, realizado por Alejandro de la Sota, o del proyecto de

    Coderch para la urbanizacin de Torre Valentina en Girona, que entiendo

    son reflexiones rigurosas sobre los modos de los asentamientos tradiciona-

    les.Este tipo de casa cuyas crujas cierran un patio con dos o ms cuerpos,

    adquiere gran profusin en las dcadas siguientes, con la nueva extensin

    de la ciudad y en su deseada relacin con la naturaleza. As adoptan el

    patio, en los paises nrdicos, Jacobsen, Utzon o Ahola, en muchas urbani-

    zaciones de la periferia de la nueva ciudad. Y se adopta su forma por la

    privacidad que proporciona la casa introvertida, aspecto ste en el que ha-

    cen especial nfasis Alexander y Chermayeff con sus diversos ensayos en

    los que se multiplica el nmero de patios, atendiendo a la organizacin in-terna, y su implicacin en la casa es evaluada por su capacidad de propor-

    cionar privacidad y dominio.

    Si de todas estas formas ha ido respondiendo el patio a lo largo de la

    historia, lo mismo ocurre con el Movimiento moderno. Se recurre a situacio-

    nes muy remotas en el tiempo, situaciones ancestrales que, al igual que los

    viejos hroes, se transforman en mitos, en elementos llenos de prestigio.

    Estos mitos arquitectnicos al particularizarse adquieren una lustrosa y bri-

    llante marca de novedad.As, el patio se ha ido cargando de aspectos particulares al adaptarse a

    muchas geografas y lugares y quizs esto es lo que le ha permitido irrumpir

    peridicamente en las distintas pocas como algo nuevo. Este proceso de

    particularizacin continua, que permite pensar la historia como una cadena

    de sucesos todos relacionados, pero tambin todos nuevos, es lo que hace

    que surjan modificaciones y alteraciones en las formas, que en su repetirse

    adquieren una dimensin conceptual al establecerse como tipos.

    Gonzalo Daz Recasens es catedrtico de Proyectos arquitectnicos por la Uni-versidad de Sevilla. Autor del libro Recurrencia y herencia del patio en el Movimien-to moderno, Universidad de Sevilla, 1992.

    Adalberto Libera: croquis para el barrioTuscolano en Roma

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    La leccin del patio argelino

    Albert Illescas

    Un patio puede ser muchas cosas:hueco de luz, jardn recoleto, pozo desombra, plaza y paisaje, almacn deimgenes, espejo de prestigio y lmite delhorizonte; pero tambin un eficaz meca-nismo proyectual, un ingenio verstil quepermite resolver muchos proyectos. Pue-de ser incluso slo concepto, artefactoarquitectnico puro -sin contaminacinespacial- constituido por una especie deantimateria que hace desaparecer deledificio todo aquel lugar central, oscuroe intil, de la planta. Louis I. Kahn1 ha-blar del lugar de la diagonal, Souto deMoura2 no lo menciona, pero el hechoes que ambos dejan de lado el patio cen-tral, al que no da pieza alguna ni se leasigna papel en el uso diario de la vi-vienda. Y, con todo, es fundamental, yaque permite ampliar el permetro de lacasa y por ende el contacto con el espa-cio exterior. Es, pues, un patio-almacnde todo el espacio sobrante lo que sequiere ocultar de la vista. Un espacioinexistente por definicin, puro mecanis-mo de proyecto. Patio para arquitectos,modernos en especial, adscritos a la tra-dicin de la terraza y la fusin con elpaisaje.

    No hablaremos, pues, de tales patiossino de los otros, lo que podramos de-nominar, recordando el pino pionero,patio verde, el patio de espacio, que

    puede llegar a serlo todo, patio para losque aman los patios. Y de entre todos,los de lakashba de Argel3, y no slo por-que en ellos encontremos ciertas races

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    1. Planta de un patio argelino, Dar Aziza.Esquema estructural. Se muestran losdistintos muros:el prtico interior del patio (A), la fachada deste (B) y el cerramiento exterior de la casa,en contacto con la calle o un jardn (C) ocon la casa adyacente (C)

    w. Impluvium del west ed-darg. Galerak.Kbous

    2. Seccin-fachada del patio, Dar Aziza

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    de la arquitectura moderna, o uno de losorgenes de la mediterraneidad de LeCorbusier, sino porque a pesar de serexticos, de pertenecer a una culturadiversa, de estar en el lmite entre la ar-quitectura popular y la culta, son lugaresantiguos, prstinos, que nos pertenecena todos. Desde siempre.

    Argelia es tierra del Islam, donde,siendo todos los hombres iguales a losojos de Al, est proscrita la ostentacinde riqueza, la expresin de la desigual-dad. En tales circunstancias es al patio,lugar central y oculto de la casa, a don-de se ha retirado la expresin de laindividualilidad. Conducta admirable queha desnudado la ciudad de todo ornatopersonal, poco respetuoso a veces, yque evita -por decreto- mucho mal gus-to. De ah esta ciudad densa, de facha-das desnudas, texturas de cal,craqueladas, volmenes puros volandosobre las calles, pequeos agujeros,miradores y rejas, aristas que ocultancolores lentos. La luz marca el paso deltiempo en los muros y las sombras dibu-jadas en el pavimento.

    En China se llega a un resultado si-milar de ciudad no segregada por cate-goras sociales partiendo de premisastotalmente distintas. De acuerdo con losplanteamientos confucionistas las casas-patio chinas deben expresar en su exte-rior el rango social de sus ocupantes,cada uno en su lugar, en actitud diame-tralmente opuesta a la piadosa oculta-cin musulmana. Con todo, el resultadourbanstico es similar: tambin aqu ri-cos y pobres viven uno al lado del otro,sin que sea necesario cambiar de ba-rrio, al quedar sobradamente de mani-fiesto en la fachada el lugar que cadauno ocupa en el orden general.

    Las apariencias engaan: el patiosevil lano, que tiene un aspecto

    arabizante muy similar al de los patiosargelinos, juega un papel totalmente di-ferente desde que, en el siglo XVIII, aban-don la discrecin del centro de la planta

    para abrirse, mediante la reja, a la calle.Patio-escaparate, que expone al pblicoel estatus de la familia. Curioso espaciodonde se alojan pianos -tal vez sin cuer-das-, retratos antiguos y oscuros, blaso-nes, voluminosos muebles tapizados,flores y fuentes. Dioramas ofrecidos alviandante de esta ruta de encanta-mientos y apariencias.

    En Argelia el patio se denominawested-dar, el centro de la casa. Es de plan-ta cuadrada, limitado en cada uno de suslados por cuatro estancias parecidas enforma de T. En estas dependencias vi-ven las diferentes parejas o esposas queconstituyen la familia. Las habitacionesms pequeas de los ngulos -dures-las pueden ocupar los hijos solteros, elservicio, las concubinas y la escalera.

    Como era de esperar del principio deindiferencia funcional de la arquitecturaislmica, este esquema de patio-rodea-do-por cuatro-recintos servir para todotipo de edificios (madrassaso escuelasreligiosas, hospitales, etc.). A menudoslo los versculos del Corn que figu-ran en los muros nos aclararn la fun-cin de un edificio del pasado.

    El west ed-dares el lugar de la fami-lia, su escenario cotidiano, donde sehace la colada o se friegan los platos,donde se cocina o escribe; y tambindonde juegan los nios entrando y sa-liendo de un sitio a otro; lugar de mace-tas y plantas, y zona donde se recibe alos pocos hombres que son admitidosen este dominio familiar; lugar, en fin,donde se conversa mientras se trabaja,pero tambin donde se puede hacer yescuchar msica. Lugar donde se vive.

    El claustro occidental sera un espa-cio formalmente parecido pero concep-tualmente opuesto a este patio, ya quela zona de estar sera el porche, mien-tras que el espacio descubierto, huerto

    o jardn, sera el lugar hacia donde mi-rar.Las estancias se abren al patio du-

    rante el da mediante unas grandes puer-

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    tas pivotantes que permanecen plega-das junto a la pared. Toda la planta esun nico espacio. Al llegar la noche, alcerrarse las puertas, cada dependenciay cada clula familiar recuperan laprivacidad.

    Las cuatro piezas son poco profun-das, alargadas en el sentido de la facha-da que da al patio. En el centro, delantede esta puerta siempre abierta, se dis-pone un espacio cuadrado que con fre-cuencia forma un voladizo sobre la calle,llamado kbuporque suele estar cubier-to por una cpula (kuba). Lugar privile-giado de la estancia, pertenece a otroleitmotivde la arquitectura islmica quehallamos por doquier, en los iwansasnidas, en la Alhambra de Granada,y en las galeras de las mezquitasotomanas que tanto ensearon a LeCorbusier: un espacio agradable al hom-bre, a la medida de su cuerpo, un lugarpara estar, situado dentro de otro espa-cio mayor, a la escala del entorno. Ar-mona entre las medidas del hombre ylas de la construccin, huella humana enel diseo del edificio. Esta es una mane-ra de entender la escala humana. Elkbues un lugar especial en la pieza ynada ms, un sitio para estar, tal vezapoyado en la pared, mirando por la ven-tana, apartado del espacio grande. Nin-gn cambio de funcin, s de calidad.

    Nosotros tenemos espacios en estasituacin subordinada, si bien ya marca-dos por la funcin: la sala y la alcoba delas masas, que tal vez provienen de unkbuoriginario ya que la palabra alco-ba deriva deel-kuba.

    La casa argelina funciona como unaverdadera mquina de habitar y dispo-ne tambin, como las obras de LeCorbusier, de una profusin de abertu-ras especializadas. En la membrana querelaciona estancias con patio, la facha-da, el elemento central es la puertapivotante que, como ya hemos visto, per-manece abierta durante toda la jornada.A su lado, las ventanas, divididas en dos

    zonas para controlar las vistas y parateir la luz en la parte superior. Esta divi-sin en vertical de los elementos se co-rresponde con la duplicidad de puntosde vista: el principal, desde la perspecti-va ms habitual, sentado en el suelo, yel otro, de pie. Las mismas ventanas,con puertas o lejas, se pueden convertiren armarios de pared; la mencionada di-visin permite numerosas variantes se-gn a qu se destine cada una de laspartes. Por encima de puertas y venta-nas, nuevas aberturas protegidas porcelosas aseguran la ventilacin. Final-mente, otros agujeros rectangulares, pro-tegidos por rejas en el exterior yporticones en el interior, alojan las lucesde vela, lmparas de aceite que permi-ten la circulacin nocturna por el patio.El techo de estos nichos es una piezade pizarra agujereada para permitir lasalida de los humos por unos conductossituados en el centro mismo del muro.Las restantes conducciones, los bajantesque dirigen las aguas de la terraza y delpropio patio hacia la cisterna, estn dis-puestas mucho ms cerca de la caraexterior de la pared, en orden a facilitarel acceso a las mismas en caso de fu-gas de agua.

    El muro es de ladrillo, relativamentedelgado a pesar de que soporta unosforjados pesados: de tierra, sobre latasy vigas de madera. Para que las vigasde madera no flechen, y evitar asimis-mo los pilares intermedios, se dispo-nen muy juntas, lo que da lugar a unostechos muy articulados que contrastancon la lisura de las paredes. Esta dis-posicin no deja espacio para cargarvigas por los dos lados, para solucio-nar lo cual las viguetas de las estanciasse colocan por encima de las del patio.Aparece as una jerarquizacin de es-pacios y de vistas. Lo mismo sucede conel suelo del kbuque est ligeramentepor encima del de la cmara. La eleva-cin es poca, apenas 13 cm, la medidade las vigas, pero suficiente para esta-

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    3. La mecanismos de ventilacin de la casa

    4. Palacio del Dey. Seccin con los escalo-namientos entre las estancias

    5. Vista del patio de la casa en Dar Aziza

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    blecer el nuevo orden y permitir tambinla continuidad espacial que facilitan lasgrandes puertas pivotantes y sin marcos,ya que el propio escaloncito se encargade impedir la entrada del agua de lluvia.

    Los pequeos detalles se vuelven fun-damentales en esta arquitectura esen-cial, sin muebles ni artefactos querelacionen hombre y edificio; aqu estepapel debe realizarlo la propia arquitec-tura. En estas condiciones no hay lugarpara frivolidades expresivas, originalida-des que despus el amueblamiento seencargar de arreglar. Corresponde alespacio, la luz, las paredes, el plano delsuelo y las aberturas resolver el proble-ma. Es una arquitectura absoluta en laque, ms que en ningn otro sitio, setrabaja con el vaco; no se hacen mue-bles de obra que forzaran a un determi-nado uso del espacio, antes bien seapuesta por su ausencia, que produceel efecto contrario: el del espaciofuncionalmente indiferente.

    Arquitectura intrnseca, en el lmite,pero con una apariencia tan cotidiana -es de uso diario- , que puede pasar des-apercibida. Hay que saber mirar. Detrsde estas obras sin esfuerzo aparente,que parece pueda hacer cualquiera, haycomo siempre un sueo, la bsqueda deun lugar, de una luz determinada, unasproporciones y unas medidas. Pero aquel sueo no es individual, no se trata deafirmar la propia personalidad antes quela obra, sino todo lo contrario: es un sue-o colectivo, fsico, arquitectnico, pue-de que sobreentendido, pero presente.

    Un lugar que ha de ser como es. Unespacio que busca su destino. Inexora-ble. Tan til como un cepillo de dientes.

    1 L. Kahn, casa Goldenberg, Pennsylvania,19592 Souto de Moura, casa en Alacena, Portugal,

    1987-923 Libro imprescindible: Ravreau, Andr, LaCasbah dAlger, et le site crala ville, Sinbad,Paris, 1989.

    Notas:

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    Interior/exterior en el espacioarquitectnico japons

    Francesc Pedragosa

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    La arquitectura, una de cuyas funcio-nes bsicas es la de dar cobijo a perso-nas y grupos humanos, ha desarrolladosegn cada cultura, cada lugar, cadatiempo, diferentes maneras de organizarel espacio construido y el espacio libre,lo interior y lo exterior. Ms all denecesidades fsicas relacionadas con lageografa -el clima, el fro y el calor, lalluvia-, de la disponibilidad en materia-les de la construccin o de tecnologas,ms all de todo esto, la arquitectura hasido sensible a circunstancias psicolgi-cas y culturales ms sutiles como la se-guridad y la tranquilidad, a las diferentesmaneras de concebir el espacio y la re-lacin que con l establece el hombrede cada civilizacin. Sirva sto comoentrada a una reflexin en torno a unode los tipos edificatorios ms comunesa todas las culturas, la casa con patio, eltipo que incluye en su masa construidaun espacio libre que constituye el propiocentro del espacio domstico o comu-nal. Todo ello en relacin a la arquitectu-ra japonesa y desde su punto de vista.

    De entre todas las culturas, la japo-nesa es quizs la nica que escapa aesta organizacin espacial, pudiendodecirse de manera esquemtica que eltipo de casa con patio no existe en suevolucin arquitectnica o, al menos, noexiste en la forma que as lo entende-

    mos. Ni el patio en el espacio domsti-co, ni el claustro en el espaciocomunitario ni, abriendo el abanico, laplaza en el espacio pblico.

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    1. Vista area del Templo de Horyu-ji

    2. Vista del Templo Horyu-ji

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    En la cultura occidental, especialmen-te en su matriz mediterrnea, apareceel patio en la arquitectura y el urbanismogriegos. El espacio descubierto, anterioral megaron y el gora, centro espacialde la polis es el verdadero corazn cvi-co de la ciudad. Roma contina y desa-rrolla la traza helnica en el foro en elespacio urbano y el atrio en el espaciodomstico. Ejemplos magnficos tene-mos en las casas pompeyanas. En lacultura rabe mediterrnea nos encon-tramos con el patio de la mezquita, im-prescindible en la estructura espacial yritual del templo islmico. En la arquitec-tura residencial no hace falta recordar lariqueza espacial de ejemplos como laAlhambra de Granada con los incompa-rables Patio de los Leones y Patio de losArrayanes. Esta constante sigue con elclaustro catedralicio o monacal tantodurante el Gtico como el Renacimientoy Barroco. Todos estos espacios tienenen comn la inclusin del vacoarticulador de las distintas partes delconjunto. Se trata de apropiarse de unaparcela de vaco para enriquecer el es-pacio interior, en el bien entendido de queeste vaco forma parte del espacio pri-vado. No es un espacio de transicinentre lo pblico y lo privado ni es un es-pacio especialmente simblico que co-necta el mundo privado de lo humanocon otras instancias trascendentes comola naturaleza, el cielo o el cosmos. Dehecho la arquitectura occidental tiene,comparada con otras culturas, una car-ga simblica bastante reducida.

    Si en la arquitectura tradicional (cl-sica podramos llamarla) japonesa noexiste un espacio asimilable directamen-te al patio, s hay espacios relacionadoscon este concepto, aunque sonestructuralmente distintos. Las solucio-nes que plantean a la relacin dentro/fuera son de carcter distinto a las de lacultura occidental. Demos un vistazo aestos espacios en la arquitectura japo-nesa.

    En el siglo VI llega al Japn una fuer-te influencia china que le proporcionaelementos que han de convertise enbsicos de su cultura: la escritura quepermite la fijacin de la literatura y la his-toria, orales hasta entonces; el Budismoque establece una nueva relacin entreel hombre y lo divino; y el Confucianismoque pone las bases ticas de una nuevaorganizacin social. Entre estos elemen-tos de importacin se encuentra la ar-quitectura china. Las primerasmanifestaciones de la nueva religin yla nueva arquitectura introducen el tem-plo budista como un conjunto de edifi-cios organizados simtricamente yvinculados por elkwairo o galera abier-ta y cubierta que delimita el recinto perono lo cierra, une las partes pero no se-para el interior del exterior. De hecho, elkwairo pauta el espacio estableciendo unvaco que recoge los principales edifi-cios, el kondo y la pagoda, sin aislarlodel espacio exterior. El templo de Horyu-ji (Nara, 607), uno de los primeros ejem-plos de la arquitectura de influenciachina, nos indica un tipo de relacin in-terior/exterior, dentro/fuera, bsicamen-te permeable, sin paralelo en laarquitectura occidental.

    La nueva organizacin social produ-ce el primer estilo residencial aristocrti-co (civil y militar), el shinden , unaordenacin de pabellones con sentidofuncional y ceremonial segn una dispo-sicin simtrica, unidos por un espacio-corredor, el ro. En este caso, el recintode la residencia, de forma cuadrada conuna superficie aproximada de una hec-trea, queda delimitado por un muro detapial perforado por dos puertas de ac-ceso. Al sur de las construcciones estel jardn que debe tener un riachuelo quealimenta un estanque, un pequeo bos-que y pabellones de pesca sobre el es-tanque. Todo ello muy canonizado porlas reglas geomnticas taostas que es-tablecan tamao, orientacin, accesos,etc. Hay que resaltar que el jardn pre-

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    tende representar la naturaleza, consti-tuir mediante su diseo un microcosmosntimamente relacionado, funcional yespacialmente, con las dependenciasresidenciales. Edificio y jardn son par-tes inseparables de un slo concepto en

    el que tan importante es lo construidocomo la naturaleza recreada. La recrea-cin de la residencia Hojuji (Kioto, 942),segn imgenes recogidas en los Ro-llos pintados de antiguos ritos y ceremo-nias y otras fuentes escritas, nospermite conocer un ejemplo del estiloshinden y las concepciones espacialesde su poca.

    En el siglo XV la secta budista zenestableci los llamados jardines secoscomo espacios anexos a los conventosde dicha secta. El jardn del temploRyoan-ji (Kioto, 1459) es paradigmticoen este sentido. Consiste en un recintode forma rectangular rodeado por doslados por el cuerpo del convento, a tra-vs de una veranda oengawa y los otrosdos lados por un muro con prticoadosado. El suelo del patio est com-puesto de grava rastrillada con surcosclaros que contiene quince rocas de dis-tinto tamao como si de un mar petrifi-cado y sus islas se tratara. Es el lugaren que los monjes situados bajo elengawa meditan bajo el influjo que lessugiere una naturaleza condensada, in-mvil, muy acorde con la filosofa zen.El jardn seco carece de relacin espa-cial con el interior del convento, no for-ma parte de su espacio, es un lugarespecfico, con una fuerte carga psico-lgica cuyo aislamiento y quietud respec-to a todo incita a la introspeccin.

    Durante los siglos XVII y XVIII, verda-dera Edad de Oro de la cultura japone-sa, surge el estilo sukiya, bsicamenteresidencial. Consiste en un desarrollo or-gnico del edificio alejado de composi-ciones simtricas, con un tratamientoespacial continuo tanto interiormente, sinpuertas, con paneles corredizos que al-teran el espacio segn su colocacin,

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    3. Estilo Shinden. Residencia Hojuji

    4. Vista del jardn de Ryoan-ji

    5 y 6. Vistas interiores del Palacio deKatsura

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    como exteriormente, sin muros de facha-da, con verandas y prticos que se inte-gran al interior o al exterior segn eldespliege de correderas y plafones m-viles. El cuerpo edificado se sumerge enun parque-jardn de un gran refinamien-

    to de formas, colores, variedades vege-tales. La forma del jardn est en nt imarelacin con la organizacin de las de-pendencias interiores, convirtindose portransparencia en la verdadera cuartapared del edificio. Uno no sabe si un rin-cn del jardn est en funcin de ser vis-to desde una dependencia del palacio osi sta es la que est dispuesta comoculminacin de una parte de naturaleza

    recreada. Una residenciasukiyaes puesun parque que contiene todos los ele-mentos de la naturaleza: ro, estanque,islas, puentes, caminos, playas, entre lascuales encaja el edificio como un ele-mento ms, formando un todo continuomediante una gama considerable deespacios intermedios entre el interior yel exterior que se convierten en las se-as de identidad no slo de este estilo

    sino de todo un concepto espacial inhe-rente a la arquitectura japonesa. El Pa-lacio de Katsura (Kioto, 1616) es elejemplo ms representativo de esta con-cepcin espacial.

    De este mismo periodo histrico, esel roji, el jardn que rodea y protege lacasa del t, uno de los tipos arquitect-nicos ms especficos de la cultura ja-ponesa. El pabelln de t, el chasitsu,es simple, de pequeo tamao, rstico,aislado del exterior, ensimismado. Estenvuelto por el rojiprotector de la mis-ma manera que el bosque envuelve lacabaa. Este jardn est minuciosamen-te diseado segn cnones propios, uti-lizando diversas especies vegetales,desde rboles hasta musgos, caminosserpenteantes de lajas de piedra con iti-nerarios precisos, con pausas de des-canso para el invitado a la ceremonia delt. Debe ser atravesado pausadamentecomo preparacin psicolgica del rito, ya

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    7. Vista area del Palacio de Katsura

    8. Vista del jardn de la Casa del T, Roji

    que un verdadero rito es la ceremoniadel t. De alguna manera este tipo dejardn no forma parte integrante del es-pacio del pabelln ya que su funcin es-pacial no es la continuidad o la conexin,sino el aislamiento y la proteccin.

    De esta esquemtica visin de algu-nos aspectos de la arquitectura japone-sa se desprende que su concepto deespacio arquitectnico es sensiblemen-te diferente al de la tradicin arquitect-nica occidental, rota finalmente por elMovimiento moderno. Lo que entre no-sotros es diferencia y separacin entreexterior e interior, all es continuidad,conseguida mediante mecanismos arqui-

    tectnicos que desarrollan espacios detransicin. Si aqu, en la tipologa depatio, el espacio interior domina al exte-rior, lo incluye, all es el lugar el que su-bordina lo arquitectnico. Si enOccidente el edificio cobija al hombre ylo protege del peligro exterior, en el Ja-pn es el espacio exterior, la naturalezarecreada en jardn lo que protege y co-bija al edificio que cobija al hombre. El

    concepto de espacio que desarrolla cadacultura, su distinto modo de estar el hom-bre en el mundo, establece diferentesmaneras de protegerse. De ah que susarquitecturas hayan desarrollado distin-tas estrategias espaciales y que lo queconcretamente representa la casa conpatio en algunas culturas no ha tenidorazn de ser en la japonesa. En cambiosi lo ha tenido el jardn protector en to-

    das sus variedades. A distintas sensibi-lidades espaciales, diferentes tipologasarquitectnicas.

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    Pere Joan Ravetllat

    Atrios y peristilos.Las casas-patio de Mies

    El inters general de Mies por lasgrandes culturas del pasado y en con-creto, por la significativa esencialidad desus procesos constructivos y mtodoscompositivos, se hace patente a finalesde los aos veinte tanto en la obra comoen los textos del arquitecto, y perdurade un modo u otro a lo largo de toda suproduccin. Es en este amplio marco deconexiones con dichas culturas dondehabra que situar las referencias que seexponen a continuacin entre sus pro-puestas de casa-patio y la casa atrio-peristilo, en especial las residenciaspompeyanas.

    La casa-patio fue, sin duda, uno delos grandes temas en la obra de Mies.Al igual que la villa aislada, el rascacie-los de cristal o el gran contenedor de es-tructura externa, la definicin de unavivienda introvertida alrededor de patiosatrajo el inters del arquitecto durante unconsiderable perodo de tiempo. Su de-dicacin es patente a travs de la seriede tentativas realizadas por el arquitec-to durante la dcada 1930-40, que mues-tran la continuidad y vertiente analticade dichos estudios. Los ejercicios pro-puestos a sus alumnos en la Bauhaus,1930-33, bajo el planteamiento de resol-ver sencillos programas residenciales enrecintos regulares rodeados por muros,prosiguen igualmente en el I.I.T. (IllinoisInstitute of Technology) hasta 1941. Du-rante estos aos, y con carcter experi-mental, se producen las propuestas deCasa con dos patios, Casa con tres

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    1. Mies van der Rohe: casa con tres patios

    2. Mies van der Rohe: agrupacin de casaspatio

    patios, Grupo de tres casas con pa-tios y Casa con elementos curvados.En la misma dcada se incluyen: el pro-totipo de vivienda realizado para la Ex-posicin Internacional de Berln en 1931y los proyectos, con clientes especficos,

    para las casas Ulrich Lange y MargareteHubbe, realizados alrededor de los aos1934-35.

    La distancia de las propuestas deMies respecto a los parmetros utili-tario-racionalistas de la evolucin de lacasa-patio moderna, permite abordar susformulaciones como un conjunto inde-pendiente y que situa sus razones deser en una escala de valores bien distin-

    ta. Ni las habituales preocupacionesfuncionalistas de la poca sobre la cir-culacin interior, ni la prefabricacin oestandarizacin de los procesos cons-tructivos, ni un programa verstil,ampliable y plurifuncional, aparecen enel discurso de Mies, ms preocupado portransmitir a la arquitectura valores de otronivel. Viviendas de un solo dormitorio,como en la Casa con tres patios y en

    la casa Hubbe, con la adicin de unapequea zona de invitados, o como enla Casa para la Exposicin Internacio-nal de Berln, para un matrimonio sinhijos, disponen en cambio de variosmbitos de estar, con una gran holguradimensional. Dichos programas mues-tran una evidente despreocupacin res-pecto a los contemporneos temas dela vivienda mnima y contienen una

    visin representativa de la residenciaque la hace capaz de albergar funcio-nes, ms all de las clasificacionesracionalistas.

    El esquema de casa introvertida, sinms referencias al exterior que su aber-tura cenital, es una directa traslacin ar-quitectnica de las palabras de Mies, alrechazar la forma como objetivo y afir-mar que tan slo la intensidad de vida

    interior puede traslucir intensidad for-mal. La alegora a la interna bsquedade la espiritualidad individual, y el con-

    secuente desinters por un exterior aso-ciado a temas banales, propicia el ca-rcter auto-contemplativo de laspropuestas. La aproximacin a las coor-denadas clsicas sobre el alcance deltrmino belleza, subyace en una conse-

    cuente renuncia al exterior. Dicha renun-cia no est motivada, obviamente, porrazones de agregacin tipolgica o cla-ridad funcional. La negacin de la formacomo ltimo fin y la reivindicacin de laintensidad de vida interior son una claraalusin a la bsqueda de la belleza in-terna que, en el texto miesiano, identifi-ca la aspiracin a la riqueza espiritualdel individuo con la potencialidad de do-

    tar de significado a una arquitecturaintrovertida. El contraste dimensional delos patios y consecuentemente, su dis-tinto cometido, es una constante gene-ralizada, que, junto a su meditadacolocacin, potencia la riqueza visual apartir de la heterogeneidad de los espa-cios y su mutua interrelacin. Pequeosmbitos privados, en relacin con losdormitorios o las piezas ms privadas de

    la casa, se contraponen a grandes re-cintos de entrada, que enfatizan larepresentatividad del acceso o la propiavisin de la vivienda. En todos ellos, suestratgica ubicacin y la claridadgeomtrica que los configura, convier-ten al patio en elemento protagonista,tanto desde aspectos compositivos comodesde la percepcin visual. De dimen-siones alargadas, rechazando gene-

    ralmente la proporcin cuadrada, elpredominante papel del patio resuelve laambivalencia domstico-representativaen la organizacin de los espacios. Aun-que la aparicin de patios interiores quepermitan ventilar e iluminar dependen-cias es consecuencia directa de la in-troversin arquitectnica, iluminar yventilar no es su nico propsito, ya queen la configuracin de patios con dife-

    rentes caracteres se persigue una diver-sidad espacial y de recorridos,caracterizada por la iluminacin cenital.

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    3. Pompeya. Planta de la casa del PoetaTrgico

    4 y 5. El atrio de la casa del Poeta Trgicoantes y despus de la restauracin

    Si bien es cierto, que la posicin cen-tral de los patios pompeyanos, motiva-da pragmticamente por la necesidad deiluminacin-ventilacin, es radicalmenteopuesta a la disposicin miesiana queindefectiblemente los relaciona con los

    lmites externos del recinto, la comnutilizacin en ambos casos de mbitosregulares, de diversa funcionalidad yestratgicamente emplazados, los sitadentro de un mismo tipo arquitectnico.En ambas pocas se comparte la reso-lucin de un programa claramente jerar-quizado por la importancia otorgada a laszonas nobles de la casa con relacin alas de servicio, utilizando el patio como

    elemento definidor de los aspectos cua-litativos de los espacios situados a sualrededor. El patio excede as su inicialfuncionalidad, y adquiere una dimensinorganizativa de la planta al contribuir ala definicin de los espacios interiores ysu percepcin visual. Todos los mbitosvienen cualificados por su situacin yrelacin con dichos recintos exteriores,siendo precisamente dicha relacin la

    que explicita su funcin y represen-tatividad. De manera similar a comoatrios y peristilos caracterizan el espa-cio interno de la casa pompeyana, cual-quier estancia de las plantas de Miesadquiere un especfico sentido a travsde su relacin con los patios.

    A los permetros geometrizados quecontienen patios de diversas dimensio-nes, hay que aadir la nocin de clari-

    dad constructiva y su relacin con losespacios exteriores. A pesar de los msde 2.000 aos que separan ambos re-sultados, lo que podra parecer una dis-tancia insalvable no lo es, ni en la actitudexpresiva hacia los procedimientos cons-tructivos, ni en los materiales utilizados.Y aunque obviamente, desde un estric-to punto de vista constructivo-estructural,existen notables diferencias, y la planta

    libre que posibilitan la estructura porti-cada bidireccional y el cerramientoacristalado, es en principio antagnica

    al ancestral sistema de paredes de car-ga o columna-dintel, la luz cenital, el rit-mo pautado de columnas y el espacioexterior configuran de manera sistem-tica, y sin otros mecanismos, las visio-nes en el interior de la vivienda. Una

    meditada evocacin clsica se despren-de de la expresiva utilizacin de mate-riales como ladrillos, travertinos omrmoles en las propuestas de Mies,de modo que, a pesar de la distanciacronolgica, se establecen vnculos deproximidad. La omnipresencia de la es-tructura con relacin a los patios, carac-terizada por la luz cenital en cualquiervisin interior, aproxima, en ambos con-

    juntos, la comn sustancialidad otorga-da a la columna como elemento definidordel espacio.

    Tambin en relacin con los patios,hay que sealar la nocin de espaciointerior representativo, o espacio interiorpblico, que asume el conjunto decasas-patio de Mies y que es inslita, enviviendas de esquema agrupativo, bajolas tesis del Movimiento moderno o cual-

    quier otra coordenada generalizable enlos aos 30-40. En coherencia con esteargumento, es indicativa la ausencia deperspectivas de Mies desde los patios.A pesar de la enfatizada continuidadentre interior y exterior manifestada enla prolongacin de pavimentos, paredesy techos, nunca el espectador se sitaen los mbitos exteriores. El patio ad-quiere sentido en la prolongacin visual

    de la planta pero su uso se nos muestracomo algo distante. La ausencia de mo-biliario en los dibujos, o de cualquiersugerencia de su uso, nos acercan a suvocacin de elemento sustancialmentecontemplativo. De manera parecida acmo en la casa pompeyana la dimen-sin representativa de atrio y peristiloeluda asignarles funciones especficas,ms all de su eficacia en la extensin

    visual de la planta, la utilizacin del pa-tio en las propuestas de Mies se distan-cia tambin de la habitual domesticidad

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    6. Pompeya. Casa Nozze dArgento. Visindel peristilo desde el oecus

    7. Planta de la casa Nozze dArgento

    8. Atrio tetrstilo de la casa NozzedArgento

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    de propuestas coetneas.En la casa pompeyana, la claridad

    estructural y funcional que se despren-de de la precisa relacin entre atrio,tablinium y peristilo, viene complemen-tada por su representatividad y capaci-

    dad de integrarse al recorrido de laplanta. La indiscutible y primaria utilidaddel impluvium o elcompluvium al reco-ger el agua o ventilar, queda transforma-da por su innegable dimensinsignificativa. La presencia del agua enel interior de la vivienda o la visinenmarcada del firmamento exceden a unsimple sentido utilitarista, relacionandoal individuo con nociones o elementos

    esenciales. En el mismo sentido, difcil-mente puede dudarse de la eficacia es-tructural de un atrio tetrstilo en sufuncin sustentadora, pero tampoco pue-de obviarse la solemnidad que despren-de la cannica configuracin de suscuatro columnas.

    En las propuestas de Mies puede des-cubrirse, de manera anloga, una expl-cita voluntad por asociar a los

    parmetros funcionales de la arquitec-tura dimensiones o valores que, exce-diendo dicha funcionalidad, la doten decontenido.

    La simetra de elementos o espacios,as como la compleja composicin, nun-ca sometida a una artificial simetra to-tal, y la multiplicidad de ejes visuales, soncriterios perfectamente aplicables al con- junto de casas-patio de Mies van der

    Rohe. Las simetras parciales deelementos, y las relaciones simtricasentre algunos de ellos, abundan en lasplantas miesianas, y el resultado finalalcanza objetivos similares a los ante-riormente descritos, en la percepcin deunos espacios, contrastadamente i lumi-nados, que niegan la unidireccionalidadde su trazado.

    Consecuencia de esta multiaxialidad,

    las distintas relaciones de simetra de laestructura respecto a ella misma y a lasotras partes de la casa, generan, en

    ambos casos, direcciones asociadas aprofundas visuales que se entrecruzanen el recorrido interior de la planta. Larigurosa definicin de los elementos con-cretos de la arquitectura -pilares, pa-redes, cerramientos, bancos, estanques,

    etc.- as como de los espacios, indicanla meticulosa atencin prestada, tanto alas relaciones establecidas entre elloscomo a su percepcin visual.

    Dicha estrategia genera la secuencia-lidad, en el pautado descubrimiento deespacios asociados a profundas visua-les. La dinmica disposicin de paredesdeslizantes, estructura y patios engarza-dos de manera continua, conducen al

    observador hacia visiones enmarcadasque finalizan en objetos escultricosiluminados cenitalmente. El conjunto deperspectivas interiores y collages queMies dedica al anlisis y comprobacinde las distintas visiones en lascasas-patio, probablemente el ms ex-tenso y esforzado de su produccin, ascomo la lgica ausencia de inexpresivosalzados, indican la preocupacin por al-

    canzar y controlar una dinmica expre-sividad en la percepcin espacial.

    La colaboracin de dichos espaciosrepresentativos a la percepcin globaldel conjunto los hace indisociables de suemplazamiento. Obviamente, en las pro-puestas de Mies no existen oecus ,exedras, ni tabliniums propiamente di-chos, pero su referencia ayuda a la com-prensin de los inslitos programas

    miesianos y a su organizacin. En am-bos perodos, un especial sentido de larepresentatividad sustenta el dimen-sionado de las zonas nobles, cuya ex-tensin recorre a menudo toda la longitudde la vivienda. Y aunque el tamao dedichas zonas es indicativo de la singularimportancia que asumen en el conjuntode la planta, es su conexin al recorridogeneral, en funcin del lugar que ocu-

    pan, la que permite entender su verda-dero alcance. Recurdese, por ejemplo,la intencionada disposicin del

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    9. Mies van der Rohe, dibujo de la sala dela casa Hubbe

    10. Planta de la casa Hubbe

    estar-comedor en la casa Hubbe que, amodo de tablinium , genera visuales ha-cia los patios laterales dejando un pe-queo andron que permite el accesoentre ellos. Tambin la estratgica dispo-sicin de las salas de estar en la Casa

    con tres patios, emplazadas a caballoentre dos de los recintos exteriores, ad-quira sentido a travs de las transpa-rencias generadas desde, o a travssuyo. De manera general en las demscasas, al igual que en los casos citados,existe un inslito dimensionado de laszonas representativas que, en perma-nente relacin con los patios, colaboran,al igual que en la casa pompeyana, a la

    percepcin itinerante de los espacios.Una eurtmica disposicin de espa-

    cios o elementos simtricos propicia, enambos conjuntos de viviendas, unamultiaxialidad generadora de visuales yasociada al recorrido de la planta. La si-metra que rige la configuracin de mlti-ples elementos o determinados espaciosde la planta, se complementa en la no-cin de euritmia que rechaza una

    axialidad nica: en Pompeya, a travsde la dislocacin de atrios respecto aperistilos, o superponiendo nuevas geo-metras que diluyen los ejes principales,mientras que en las estructurasmodulares de Mies se sigue un procesoinverso que, partiendo de una relativaisotropa estructural, acenta con mayoro menor nfasis ciertas direcciones den-tro de la trama.

    La estratgica disposicin de escul-turas, representaciones antropomrficasen materiales nobles con relacin alagua, y las profundas perspectivas inte-riores, al igual que los murales super-puestos a paredes que desaparecencomo elemento constructivo ilustra, enlos espacios de Mies, el papel otorgadoa la arquitectura como mecanismointegrador. De manera parecida a como

    la luz cenital de los patios provoca unevidenciado contraste en la i luminacinde los espacios, pero a su vez funciona

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    como estrategia integradora del secuen-cial recorrido de la casa, el fusionadocontraste entre la realidad de la arqui-tectura y la ficcin del arte colabora a lapercepcin absoluta del entorno. La eli-minacin de lmites en la dualidad

    interior-exterior adquiere igualmente endicho conjunto de propuestas un nuevosentido. No se persigue integrar los es-pacios internos de la casa a un entornoilimitado o de configuracin indetermina-da, sino aceptar la ineludible realidad delpermetro exterior para, en su interior,conseguir una ms absoluta interrelacinde los recintos abiertos con el resto de laplanta.

    Es en este marco donde debe valo-rarse la voluntad integradora de la ar-quitectura de Mies, traducida en lainclusin de elementos escultricos ymurales, que se extiende a otros elemen-tos que tambin colaboran en la defini-cin de los espacios. La presidencialidadde las chimeneas-lares en los mbitosprincipales, dispuestas frontalmentecomo en la casa con tres patios,o

    tangenciales como en el grupo de trescasas con patios o la casa Hubbe, ad-quiere un sentido prximo a la reminis-cencia del lararium en su representativaaportacin al conjunto de la planta. En elmismo sentido, la precisa colocacin dealfombras en los fluidos espacios deMies, que delimitan sutil pero eficazmenterecintos donde situar ciertas piezas delmobiliario, rememoran los mosaicos

    pompeyanos que en la uniformidad ge-neral del pavimento enmarcabanoecusy exedras. Incluso el sagrado carcter delcartibulum, recuerdo de la mesa queemulaba el origen ancestral del atrio,puede reconocerse en la expresividadque adquieren los muebles de Mies alsuperar su estricto sentido funcional.

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    La materia y la conciencia.La casa de Aalto en Muuratsalo

    Antonio Armesto

    En 1952 Aalto compra unas tierras enla isla, entonces deshabitada, deMuuratsalo, situada en medio del granlago Pijnne, en el centro de la Finlan-dia septentrional. En 1953 construye unacasa de vacaciones con un grupo depequeos edificios auxiliares, destinadano slo al ocio personal y familiar sino amantener cierta actividad profesional consus colaboradores-huspedes en unaespecie de campamento de trabajo. Estaobra ser conocida, en adelante, sobretodo por ser el soporte de una serie depruebas con materiales y tcnicas cons-tructivas.

    La casa propiamente dicha, un volu-men rotundo, de planta cuadrada forma-da por dos crujas que abrazan un patio,preside el conjunto de la implantacin,una especie de aldea, nunca completa-da, compuesta por un pabelln para in-vitados, otro a modo de porche, unasconstrucciones a realizar con ladrillos, unestudio para el arquitecto y una sauna.La casa, cabeza de un cometa a la quesigue una estela de pequeos edculos,se asoma al lago mientras la lnea delos pabellones configura con una granpea una especie de recinto que los re-coge y los oculta entre el arbolado.

    La continuidad del muro perimetralpermite entender la casa como un recin-to de planta cuadrada en dos de cuyoslados adyacentes se han construido dosnaves de igual anchura que dejan libreun rea tambin cuadrada para formarel patio pavimentado, en cuyo baricentro

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    1. Planta de situacin

    2. Vista sur-oeste, acceso desde elembarcadero

    3. Seccin por la cruja de la sala de estar-estudio

    4. Planta principal de la casa y pabelln dehuspedes

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    un pozo cuadrado con fondo de tierrapermite encender el fuego.

    El prisma que forman los muros exte-riores encuentra su base en la intersec-cin con la pendiente del terreno naturallo que permite alojar en semistano, bajo

    la sala-estudio, un almacn para peque-as embarcaciones. Por arriba el pris-ma es recortado por los planos inclinadosque forman la cubierta y que dejan, enla misma cruja, espacio para un altillo-biblioteca.

    El gran muro perimetral que define lacasa est perforado por ventanas msbien pequeas pero es rasgado por dosgrandes cortes, uno situado a oeste y el

    otro al sur, en el rea del patio. Ambasaberturas facilitan la entrada al dbil yrasante sol nrdico y encuadran las vis-tas hacia el impresionante paisaje. So-bre el gran vano del oeste, que no llegaal suelo, se colocan una serie de listo-nes que restablecen el coronamientohorizontal de ese lado del muro, mien-tras que el vano del sur queda abiertode arriba abajo, abre vistas a la sala de

    estar y proporciona la entrada principalsubiendo desde el embarcadero situadoen la pequea ensenada, al oeste. Apesar de estas grandes aberturas, elvolumen no se destruye; al contrario, laintegridad de los diedros murales sos-tienen la imagen unitaria de la casa: lastejas que rematan y protegen el muroevocan ms bien una construccin queha perdido parte de su techumbre, una

    especie de ruina, quizs resultado de unincendio sugerido por el humo que saleen ocasiones del patio.

    Un sencillo anlisis geomtrico y pro-porcional revela que la figura general dela planta puede dividirse en nueve m-dulos cuadrados formando una retculaque se ajusta a su morfologa: cuatromdulos para el patio, cinco para el res-to. Si tomamos el cuadrado del patio,

    incluyendo el espesor de su muro, y logiramos 45, veremos que su diagonalequivale al lado del cuadrado de la casa

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    5. Vista del patio con el lugar para el fuegoy las pruebas con materiales cermicos

    6. Las proporciones elementales de laplanta

    7. Aalto encendiendo el fuego

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    6

    hasta el eje de los muros; es decir, lasuperficie construida del patio equivalea la superficie til de las habitacionescubiertas. Como se sabe, la figura queaadida o sustraida a otra da como re-sultado una figura semejante a la prime-

    ra se llama gnomon. As, la L queforman las piezas cubiertas de la vivien-da es elgnomon del cuadrado del patioo del de la casa entera. El patio es an-logo a la casa gracias a la mediacin dela vivienda. La diagonal de la plantamide 20 metros; as pues el lado de lacasa mide 14,14 m (20/ V 2) y el reatotal 200 m2, de los que 100 m2 los tomael patio con sus paredes.

    Una de las pruebas con los materia-les y su puesta en obra, a las que antesaludamos, se desarrolla precisamenteen el patio. El recinto general est cons-truido con un muro convencional de la-drillo de un pie y medio de espesor pero,en el interior del patio, este muro se fo-rra con otra hoja de medio pie delimita-da por pilastras. Esta hoja y el pavimentose subdividen en unos cincuenta secto-

    res a modo de patchwork o de colchahecha con retales, realizados con dife-rentes tipos de ladrillos y baldosas cer-micas, con diversas texturas y formas decolocacin. Aalto explica que la pruebatiene por objeto estudiar el comporta-miento de los materiales y aparejos res-pecto al clima y al paso del tiempo y elefecto plstico y decorativo que se deri-va de las cualidades del revestimiento.

    El resultado es que el patio quedasustancialmente caracterizado, indivi-dualizado, y se erige en la habitacinprincipal de la casa, una habitacin sintecho pero con hogar: el conjunto estdominado por el fuego que arde en elcentro del patio y que desde el punto devista prctico y del confort, tiene el mis-mo papel que la hoguera en un campa-mento invernal, donde el resplandor y los

    reflejos en los montones de nieve circun-dantes crean un placentero, casi msti-co sentimiento de calor.1

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    L L i

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    La casa en L con patio es recurrenteen la arquitectura moderna pero enMuuratsalo tiene acentos especficos.Sin decirlo, Aalto toma como referenciaa la casa griega antigua, aquella que sedefine como un recinto que delimita la

    propiedad familiar y protege el fuegosagrado cuyo significado se refiere a lacontinuidad, a la persistencia de la estir-pe en el lugar, a travs de los diosesLares. La casa es resultado de una deli-mitacin espacial horizontal que seinterseca con el eje vertical del tiem-po, de la memoria de los antepasados.2

    En este tipo de casa, las habitacionesse disponan apoyadas en uno de los

    lados del patio e iban aadindose, for-mando una L, a veces ocupando treslados, en U. La casa rural griega poseaadems una torre de viga-granero(pyrgos), situada en una de las esqui-nas del recinto. La forma general coinci-da con la del recinto y se opona a lanaturaleza circundante. Aalto recogeeste modelo ejemplar, lo revisa como unprincipio al que puede dotarse de un

    nuevo vigor y lo repropone en un con-texto geogrfico e histrico distinto, aso-ciado a circunstancias autobiogrficas.Nuestros antepasados sern siemprenuestros maestros haba escrito ya en1922.

    La casa es, bsicamente, de unaplanta pero crece hacia el paisaje exte-rior hasta alcanzar una altura de tres pi-sos, brindando una arista de unos ocho

    metros que exhibe orgullosamente alnoroeste, y decrece hacia el entorno for-mado por los pabellones, ponindosea su altura y confundindose con ellos.Desde el lago parece un castillo sajn,un gran pajar, un monasterio o un tem-plo en una posicin alzada entre los es-beltos rboles; la entrada se oculta ydesde el embarcadero hay que subir yrodear la arista suroeste para llegar a la

    gran puerta: la escala monumental ponedistancia entre la naturaleza y lo doms-tico.

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    8 Vista desde la ensenda embarcaderoL t i d l m d l d ill i l i bl i

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    8. Vista desde la ensenda-embarcaderoal nor-oeste

    9. La casa desde el mbito de lospabellones

    10. Vista del patio de Syntsalo

    11. La senda que asciende por el ladoizquierdo de la foto, pasa tangente al puntode acceso principal, al lado de la torre

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    11

    La cara exterior del muro de ladrilloque define el recinto general es una su-perficie uniforme pintada de blanco,mientras que la del interior del patio, in-cluido su suelo, es rugosa y del color rojodominante del material cermico. Como

    en un fruto o en un huevo en los que lacscara queratinosa y mineral del exte-rior protege los tejidos internos, colorea-dos por los jugos de la vida. Una intensasensacin de interioridad se asocia aeste patio. Si antes decamos que el grantamao aparente mediaba entre la natu-raleza virgen y la casa como universohumano, el patio invierte esa relacin: lanaturaleza vista desde l no es banal sino

    sobrecogedora, de modo que encenderaqu el fuego es un acto sacramental,primordial, desde el momento que reve-la sensiblemente a la conciencia nues-tra posicin relativa en el mundo: Nohabitamos porque hayamos construido,ms bien construmos y hemos construi-do en la medida en que habitamos...dir Heidegger por aquellos aos.

    El ideal finlands respecto al paisaje

    coincide con la naturaleza virgen eintocada. As que aqu Aalto toma unaopcin distinta, prxima al ideal clsicode la cultura greco-latina donde la ac-cin humana marca y domina la natura-leza en una nueva armona ms difcil ycomprometida. Conocida es su admira-cin por los paisajes toscano y vneto,que descubre en 1924; por los camposcultivados y por los pequeos pueblos

    que se asientan en colinas, se asomanal mar, o se incrustan en los bosques.Otros arquetipos clsicos emergenoperativamente en el proyecto: el modoen que se accede a la casa ascendien-do desde el lago se asemeja al i tinerariode las vas sacras de los santuarios yacrpolis griegas. Desde los aos vein-te Aalto se refiere en sus charlas y es-critos a este arquetipo, en un tono menor

    y pintoresco, hablando de los senderosque ascienden, zigzagueando a las coli-nas de las que emergen campanarios de

    iglesias pueblerinas.No lejos de Muuratsalo, Aalto acaba

    en 1952 el ayuntamiento de Syntsalo,una pequea poblacin industrial cerca-na a Jyvskyl. Entre esta obra y la casaexisten similitudes: el uso del ladrillo den-

    tro y fuera, la llegada escorzada y as-cendente, el uso de la topografa paraconseguir las escalas adecuadas (el pa-tio interior delimitado por un solo piso yla sala como torre de diecisiete metrosvista desde el exterior, por ejemplo) o lasgrandes aberturas al paisaje que dejanentre s los edificios. La silueta de la casarecuerda a la de la sala del consejo; elpatio de Muuratsalo es el aula sin techo

    de Syntsalo, incluso se parecen en eltamao, y la casa encaja en las dimen-siones de la plaza del centro adminis-trativo. En Muuratsalo se monumentalizala casa, como hemos visto, mientras queen el edificio pblico, sobre todo desdela plaza, como l le llama, se recrea unagradable ambiente domstico. Esta pre-ocupacin por la representacin del ele-mento civil, por lo pblico, que se

    identifica con la idea de plaza, de patio,de calle, precede a la elaboracin de unalarga serie de proyectos para centrosurbanos, ayuntamientos y otros edificiospblicos que har en su ltima etapa osegunda poca blanca. En ellos la ideadel itinerario y del recinto formulados conmayor o menor intensidad, estarn siem-pre presentes.

    En una leccin dada en Suiza en abril

    de 1941 con el ttulo The reconstrutionof Europe is the Key Problem for theArchitecture of Our Time advierte de laceguera que supone confiar todo a latecnologa y muestra una serie de im-genes de los efectos de la guerra, to-madas por l mismo, en las que nosotrospodemos reconocer el verdadero progra-ma de Muuratsalo. Dice, entre otras co-sas:

    Tengo aqu una serie de fotos queilustran el instinto constructor del hom-bre cuando es confrontado con la gue-

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    rra Un ejemplo tangible de que la vida pacho Aalto experimentar tambin un

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    rra... Un ejemplo tangible de que la vidacomienza de nuevo es la campesina queha encontrado su horno intacto en me-dio de las ruinas de su casa y est aho-ra cociendo sus primeras hogazas depan en l. Es una casa sin paredes ni

    techo, arruinada, pero su corazn latean. La siguiente imagen muestra el pri-mer y primitivo cottage con sus pa-redes y techo construidos con losresiduos de la vieja casa... El cobertizorene planchas y pedazos de tablerohasta convertirse en una especie decasa. La sonrisa ilumina el rostro de losconstructores: son los miembros de lafamilia, desde el ms viejo al ms joven.

    Nos recuerda a los nios jugando a cons-truir en los patios traseros, cada unodescubriendo la tarea por s mismo [...]Nunca pensamos que el control del fue-go pudiera ser un problema tcnico, alpunto de tener que mantenerlo fuera dela casa.

    Y, ms adelante,En oposicin al automvil, el edifi-

    cio tiene una relacin fija con la natura-

    leza, se hace inseparable de una porcinespecfica de tierra y est afectado porespecficas condiciones naturales que sederivan del carcter distintivo del sitio.Puedo afirmar y si es necesario probar-lo tericamente que no hay dos empla-zamientos en este mundo que seaniguales.3

    Muchos de sus colaboradores mori-rn en la guerra y, a poco de acabar sta,

    su esposa Aino enfermar, muriendo en1949. Una involucin sobre la concep-cin del sentido de la tcnica y del tiem-po moderno, vectorial, el tiempo delprogreso industrial, del standard, carac-terstico de la llamada primera pocablanca, le lleva a confirmar aquella ideade lo individual y especfico ligada a lanocin de lugar, propugnada para la re-construccin. Cuando en 1952, despus

    de viajar por Espaa, Marruecos, Italia...,se case con Elsa (Elissa) Mkiniemi, unajoven arquitecta, colaboradora del des-

    pacho, Aalto experimentar tambin unrenacimiento personal. En el escrito enque explica la casa de Muuratsalo serefiere a ella como casa experimentaly como mi casa-juego. En efecto, elarquitecto, como un nio, se entrega al

    juego de construir en el patio de atrsaquella serie de pabellones. En el dehuspedes, sin cimientos (colocandotablones de un peasco a otro que dibu-jan una trama oblicua en la que apoyar-se); en el porche-almacn que le sigue,los pilares de madera se apoyan all don-de encuentran una roca, sin un ordenprevio; las construcciones cermicas sonformas curvas y quebradas, de piezas

    cermicas malformadas, ajenas a la dis-ciplina del ladrillo; el estudio, que no lle-ga a concretar, una mancha imprecisasobre la que dice querer aplicar un te-cho capaz de captar la energa delsol.Son soluciones ingeniosas, debricoleur, para que la gente reconstruyasus hogares?. Aquella referencia natu-ralista del patio, derivada de una rela-cin entre la corteza y el ncleo, de una

    metfora formal o analoga, no es la ni-ca. Algo parecido ocurre si consideramosla sucesin de los pabellones que, des-de formas magmticas y cromosmi-cas se van haciendo geomtricas, casiplatnicas, al llegar a la casa patio: de lamateria casi informe, de la naturalezacomo dato, a la arquitectura pasando porla tcnica. Al revs de lo que hace eltiempo con las cosas y con la vida de los

    hombres. La arquitectura es una de lasformas humanas que adopta la natura-leza, por eso la tcnica no tiene un valorabsoluto sino que, completando a la na-turaleza, debe acercar de nuevo la ma-teria a la conciencia, el hombre a sucentro.

    La guerra es entendida como unacatstrofe natural: es obra del hombrepero acta como un cataclismo, como

    una aceleracin del tiempo natural ensentido destructivo, en direccin al caosy a lo informe. La guerra, como el uso

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    12. Fotos tomadas por Aalto durante ladesviado de la ciencia y de la tcnica

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    12. Fotos tomadas por Aalto durante laguerra

    13. La puerta en la roca, de K. F. Schinkel

    14. El paisaje desde el patio

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    14

    desviado de la ciencia y de la tcnica,son metforas precisas de una natura-leza jupiterina y exterminadora. Ambasprovocan una separacion trgica, unaextraacin del hombre respecto a lanaturaleza y a s mismo.

    Quiz por ello, aquella gran brecha enel muro sur que permite la visin del pai-saje del lago, infinito y brumoso, desdeel interior del patio, indica no tanto unaapertura como la representacin de unaseparacin, un encuadre de la esci-sin,4 y como en algunas pinturas ro-mnticas de Friedrich o del propioSchinkel, supone una mirada hacia afue-ra que es tambin una mirada hacia

    adentro, una introspeccin. As que apre-ciamos en esta obra una tensin entreelementos complementarios: por un ladola sensacin de desposesin, de muer-te, por otro el deseo de una reconstruc-cin que Aalto relaciona con el juego, conel fuego, con la vida.

    En este momento de epifana, en quetiempo existencial y tiempo histrico con-vergen hacia el lugar original donde re-

    siden los mitos, el arquitecto construyeuna barca y, bajo la bandera griega (in-versin de los colores de la finlandesa),pone rumbo a una isla para fundar suciudad ideal, confundiendo adrede el lagoPijnne con el Mediterrneo deHomero: Nemo propheta in patria.

    Cuando Sigfried Giedion, el gran ani-mador de la arquitectura moderna, le vi-site en la casa, no podr evitar el verse

    envuelto por el humo que exhala el pre-sente cuando se hace eterno.

    Notas:

    1 Alvar Aalto, Casa experimental en Muurat-salo, en la revista Arkkitehti, 1953. En ita-liano: en Marcello Fagiolo, Alvar Aalto. Ideedi architettura, Zanichelli, Bologna, 19872 Fustel de Coulanges, La ciudad antigua, Ed.Iberia, Barcelona, 1987, pp. 27-36 y 73-853 Gran Schildt,Alvar Aalto.The mature years,

    Rizzoli, New York, 1991, pp. 45-474 Segn la expresin de Rafael Argullol en sulibro La atraccin del abismo. Ed. Destino,Barcelona, 1994

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    La reinvencin del patio

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    Jaume Freixa

    Con Town Planning Associates ha-bamos diseado algunos grupos decasas con patio para la Cidade Dos Mo-tores en 1946, pero fue en Chimbote,

    en 1948, cuando extendimos el patrnde casas patio a toda la ciudad. Se es-tudiaron diversos tipos de agregacionescasa con patio. Todos formaban partede y seran absurdos como viviendasaisladas. Se agrupaban del modo mscompacto posible y se conectaban a lavas de servicio...1

    Con estas palabras, un Sert ya insta-lado definitivamente en Estados Unidos

    describe el inicio de su relacin con latipologa de casas patio que durar msde doce aos. Esta relacin, que ha-bra de ser intensa, se inicia como unrecurso proyectual de urgencia para vi-viendas mnimas y acaba con el diseode una lujosa vivienda-taller para el pin-tor Braque en la Costa Azul. Entre am-bos momentos habran de aparecer lasdiversas versiones de casas con pa-

    tios elaboradas por los alumnos de Serten los cursos de Diseo Urbano deHarvard y el proyecto y construccin desu propia casa, todo ello dentro ya deun voluntarioso plan pedaggico paraimplantar en Estados Unidos la panaceare-descubierta de uno de los tipos msantiguos de habitat humano.

    Puede trazarse cierto paralelismo en-tre el Mies van der Rohe director de la

    Bauhaus en los primeros aos 30, y elSert decano de Harvard en los 50, yaque ambos se interesaron por las ca-

    La reinvencin del patiopor Josep Llus Sert

    1b

    1a

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    sas patio como parte de sus proyectos 1. Casa Sert en Cambridge1 S i l it di l l l

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    p p p yurbansticos y continuaron investigan-do este tipo arquitectnico a travs delos trabajos de sus alumnos. Al princi-pio, y a diferencia de Mies, Sert no ex-plora una casa con patio amplia y de

    parcela grande2

    como alternativa msurbana que los chalets unifamilarespara ofrecerla a las clases medias yaltas de Europa Central, sino un hbitatmnimo para poblaciones a nivel desubsistencia en Amrica Latina. Quizpor ello, Sert dio con las ideas ms b-sicas y configur en Chimbote el tipoms elemental y a la vez ms genuinode casa-patio, que es el de patio cen-

    tral y nico. Cuando, ya instalado enCambridge y enseando en Harvard, ibaa tratar de ofrecer modelos ms acep-tables para las clases medias de unpas desarrollado, las tipologas se iranalargando y desdoblando, necesitandode ms patios. Finalmente, su casa ten-dra tres patios pero las estancias gra-vitaran alrededor de un patio central alque se conferira una jerarqua espe-

    cial, menos, quiz, en recuerdo del tipoprimitivo antes descrito que como ima-gen evocadora de cierto Mediterrneo.

    Del tipo arquitectnico a una nuevamorfologa urbana

    Obligados a economizar en todo me-nos en superficie de terreno, Sert y sussocios proponen en Chimbote un siste-ma de agregacin decididamente hori-

    zontal, con una banda edificada de doscasas en fondo, en la que cada casa tie-ne tres paredes medianeras gracias aque todas las estancias abren a un ni-co patio interior. Este tipo -que recuerdalas casas halladas en las excavacionesde Ur, en Mesopotamia, fechadas a co-mienzos del tercer milenio a.c. y casicoincide con las del ensanche hipo-dmico de Olinto del siglo V a.c.- tiene

    tal fuerza que aparece con rasgos deescasa variacin a lo largo de la histo-ria y en vastas reas del planeta, utili-

    1a. Seccin longitudinal por la sala1b. Vista del patio central

    2. La ciudad de Ur en Mesopotamia, III mil. a.c.2a. Casa tipo2b. Tejido urbano

    3. Ensanche hipodmico de Olinto, siglo V a.c.3a. Casa tipo

    3b. Tejido urbano4. Proyecto para Chimbote, Per, 1948

    4a. Casa tipo4b. Tejido urbano

    2b

    3a

    4a

    3b

    2a

    4b

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    zando casi siempre parcelas con un La casa Sert5. Matmala, Tnez

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    frente de calle comprendido entre 12 y16 m y similar profundidad. De hecho,existe afinidad entre la organizacincentrpeta de la planta de este tipo ge-nrico y las casas trogloditas de tipo

    pozo o de excavacin vertical, como lasde Matmata, en Tnez .

    El mismo hbitat de baja altura ba-sado en las casas patio sera despuselaborado por el propio Sert con pro-puestas que se adelantaron casi veinteaos a los dos grandes temas de lavivienda de urgencia: la prefabricaciny la auto-construccin.

    La continuidad del tejido urbano con-

    seguido con las casas patio sugiri aSert un diseo sustractivo, vaciando eltapiz horizontal con patios o plazue-las que dieran identidad a las unidadesde agregacin sucesivas. Veamos comol mismo lo describe:

    El uso del patio puede extenderse aotras partes de la ciudad donde patiosms grandes, diseados para el uso p-blico, pueden proveer lugares para sen-

    tarse o reas de juego para nios,jardines apropiados para el reposo y elaislamiento o, en otros casos, para lareunin de los vecinos. Una jerarquavariada de este tipo de espacios se ge-nera segn el grado de localismo de suuso. Su tamao puede ser grande o pe-queo, su tratamiento puede diferir se-gn la pavimentacin y la vegetacinutilizados, uso del agua o explotacin

    de los rasgos topogrficos, si los hay.3

    Por su baja altura y la garanta deprivacidad que ofrecen, agregacionesde este tipo pueden dar lugar a conjun-tos peatonales con calles relativamen-te estrechas y plazas pequeas, conbuen potencial para crear vecindad y enconsonancia con un ideal de escalahumana que Corbusier, frecuenteusuario de la expresin, utiliz para sus

    casas y edificios, pero no para sus ciu-dades. En esto, al menos, el discpuloSert super al maestro Le Corbusier.

    La casa Sert de Cambridge, segun-da casa que este arquitecto construypara su familia en Estados Unidos, seconsidera un paradigma de la casapatio y el propio arquitecto la presenta-

    ba as, de manera propagandstica4

    Construida sobre un terreno propiedadde la Universidad de Harvard dentro dela ciudad de Cambridge, en una zonaprxima al Campus, la casa propiamen-te dicha encaja dentro de un rectngulode 18 x 30 m delimitado por muros deladrillo y vallas opacas de madera pin-tada, dejando fuera el resto de la parce-la como un tpico jardn abierto o front

    yard.Sert estuvo proyectando su casa en-

    tre 1955 y 1957, mientras sus alumnosexperimentaban con distintos tipos deviviendas de baja y mediana altura ensus proyectos de nuevos barrios paraemplazamientos situados en los alrede-dores de Cambridge. Algunos de lostrabajos de los alumnos, siempre pre-sididos por el rigor de las medidas ajus-

    tadas, parecen haber influido en elprofesor -o reflejar en gran medida lasinquietudes y preferencias de ste- a juz-gar por las afinidades entre algunos es-quemas y los numerosos croquis de sucasa que Sert nos ha dejado. Es intere-sante ver la evolucin del diseo que,contrariamente a lo que pudiera pensar-se al ver el resultado final, no naci comouna casa con patio interior, afn al tipo

    ancestral descrito ms arriba, sino comouna versin hbrida de la casa con trespatios de Mies y los populares tipos split-levelo de semi-niveles.5

    El esquema se va haciendo cada vezms central, alejndose de los tiposcentrfugos de casa con ramas o bra-zos de Mies y Wright, hasta acabar ce-rrando el anillo de circulacionesalrededor de un patio que se configura

    como un cuadrado perfecto de 7,30 x7,30 m (medida, por cierto, noModulor).

    La tensin entre la dinmica de los5

    1997 DPA y los autores de los textos

    6. Proyecto realizado en la Escuela deHarvard por los estudiantes de J Ll Sert

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    Harvard por los estudiantes de J.Ll. Sert,hacia 1955

    7. Casa Sert. Evolucin del diseo:7a. Esbozo inicial con el estar allado de los dormitorios, que se sitamedio nivel ms alto

    7b. Esbozo de la versin en formade U, con el estar en el ala central7c. Versin de la forma en U con lacocina ocupando el ala central ysirviendo de enlace entre elcomedor-estar y el grupo dedormitorios, todava situados medionivel ms arriba7d. Planta con patio interior y sindesniveles, mostrando lascirculaciones

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    7a 7b

    7d7c

    1997 DPA y los autores de los textos

    espacios interiores y la rigidez de losm ros perimetrales se manifiesta en

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    muros perimetrales se manifiesta enun punto en el que la casa, como la deMies, desborda creando una protube-rancia al exterior -nico signo de vidaextramuros- que en la casa de Mies era

    la chimenea-hogar y en la de Sert esuna parte del dormitorio de la hija.A pesar de que la centralidad de la

    planta la hara entroncar con la familiade esquemas densos, propios del hbi-tat estepario evocado en Chimbote, aqunos hallamos ante una casa sobre-equipada porque tiene dos patios ms,dejando para el patio central una fun-cin curiosamente ornamental y sim-

    blica que acoge al visitante justo alentrar. Se singulariza, adems, porquees el nico patio pavimentado, tiene unageometra reconocible de cuadradoperfecto y se reserva para un rbol muyespecial, de hoja caduca6 que los