DULCE HOGAR En un pequeño pueblo de Inglaterra llamado Castle Cambo, donde nunca sucedía nada interesante, había dos pequeños niños inseparables, Harry y Draco. Los dos eran los mejores amigos, y uno siempre estaba corriendo detrás del otro. Harry era un niño travieso, le encantaba los juegos extremos y siempre estaba en busca de una aventura en la laguna Draco era un niño silencioso, observaba todo a su alrededor y soñaba con otras tierras, sus aventuras pasaban en su mente y deseaba explorar lugares más interesantes que el pueblo donde vivía. Aún así, a pesar de sus diferencias, su amistad se dio inmediatamente después de conocerse, igual que el amor. Harry siempre le decía a Draco que cuando fuera grande los dos se casarían, Draco sólo sonreía y no decía nada.

Una tarde los dos niños estaban en la laguna cuando la tormenta los pescó. Draco jamás se había sentido muy felíz con las tormentas, especialmente las eléctricas, Harry en cambio amaba la lluvia, y aquel día, como cada tarde, Harry sacó el tema de su futuro matrimonio. Draco, exas-perado y un poco temeroso por la lluvia, le dijo que eso no pasaría, que no podían establecer una boda desde niños, que aquello era una locura, que el futuro los cambiaría. Harry sólo sonrió. Fue ese mismo día, en medio de la tormenta eléctrica, cuando Harry besó por prim-era vez a Draco. Años después, en el momento más impulsivo y alocado, los dos jóvenes se casaron , no importaba nada ni nadie. Su amor era inquebrantable. O eso creían...

Draco es un diseñador de moda muy exitoso, hace siete años que llegó a Estados Unidos y su mente brillante conquistó poco a poco la Gran Manzana: Nueva York. Aunque la mayoría de su vida la ha vivido en Inglaterra, en aquel pequeño pueblo, Draco ya no es un hombre de pueblo, ahora se ha convertido en todo un neuyorkino y ha dejado enterrado el pasado. Aunque son muchas las veces en que en sus sueños le acecha el recuerdo de aquel beso bajo la tormenta eléctrica.

Draco ha tenido una relación con un empresario con buen renombre en la bolsa de valores de Nueva York y que tiene acciones en muchas partes del mundo, Blaise Zabini. Los dos se conocieron en un evento de caridad ofrecido por la marca de ropa de Draco y desde enton-ces su relación se ha consolidado más y más. Un día, Blaise Zabini, tan romántico como rico, le propuso matrimonio a Draco en un momento de completa sorpresa. Draco acepta casarse con Blaise. Lo que no le dijo es que él ya estaba casado.

El pasado vuelve ha hacer acto de presencia en la vida de Draco cuando debe regresar a In-glaterra, a Castle Combo y terminar de una vez por todas su matrimonio con Harry. Lo que no se espera es la negativa del otro, y de nuevo regresan los pleitos y las malas actitudes de parte de los dos, todo aquello que una vez era motivo de grandes reconciliaciones pero que con los años, y con la ansiedad siempre latente de Draco por salir de aquel lugar, los dos

terminaron por destruir su matrimonio, aunque jamás lo finalizaron de manera legal. Harry no quiere firmar los papeles de divorcio, y Draco puede ver reflejado en él cómo los años los han cambiado a los dos. Y aunque le cueste admitirlo, duele ver que él ya no sea el mismo de antes y que Harry también haya cambiado con los años.

Finalmente, consciente de que Draco ahora ya tiene su vida hecha y de que esta enamorado de otro hombre, ese tal Blaise que para Harry no se le hace más que un hijo de papi sin nada en la cabeza, Harry firma los papeles de divorcio. Draco se siente sorprendentemente lasti-mado con ello, pero lo hecho hecho está y envía los papeles a su abogado particular. Blaise decidde hacerle una visita sorpresiva a su pueblo y luego de descubir que Draco había men-tido sobre muchos detalles sobre su vida pasada y de perdonarlo, decide que deben casarse lo más pronto posible. No muy seguro de ello pero sin saber qué más hacer, Draco accede y los dos deciden efectuar la boda en el pueblo, Draco siente que se lo debe a sus padres y a todos sus amigos de la infancia. Lo único malo es la fuerte presencia de Harry en todas partes, el pueblo está repleto de los recuerdos de cuando los dos estaban juntos y, a pesar de las constantes peleas, fueron bastante felices en su tiempo. Draco comienza a dudar sobre la boda, pero no hace nada por detenerla.

La boda trae caos al pueblo, prensa estadounidense y local por todas partes, invitados que vi-enen desde el otro lado del mundo a presenciar una de las bodas más controversiales y espe-radas en Nueva York, los pueblerinos abrumados por la atención de todos esos extranjeros. Blaise Zabini y su familia se han instalado en la casa de los Malfoy. Conforme su hogar se va llenando de personas y los preparativos se completan, Draco se siente más y más axfisiado, lo peor es que no puede dejar de pensar en Harry, lo ha buscado y llamado pero pareciera que se lo ha tragado la tierra. Draco no sabe qué hacer y se siente un espectador de su propio destino y no puede participar en él.

Llega el día de la boda, Draco está frente a frente con Blaise, ha llegado el momento, en unos minutos serán esposos. Hasta que llega un hombre pidiendo que se detenga la boda que aún no se ha efectuado, Draco lo reconoce, es su abogado. El hombre le dice que no puede casarse porque aún no se ha divorciado, Draco se sorprende, Harry firmó los papeles, él mis-mo lo comprobó. Lo que no se espera es que el abogado le diga que él, Draco, no los firmó. Todos están a la expectativa, Draco está por firmar los papeles se da cuenta de que si no lo había hecho no era por distracción, en el fondo no quería divorciarse de Harry. Finalmente Draco no firma los papeles y luego de terminar su relación con Blaise va en busca de Harry. Lo encuentra en la playa solo bajo una tormenta que se avecina, Draco le dice que si hay al-guien con quien quiere quedarse para siempre es con aquella persona a la que besó primero. Harry sólo sonríe. Y bajo la tormenta, en la misma playa, Draco y Harry se besan y retoman lo que siempre debió ser. Los dos juntos y felices.