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Ecclesia de Eucharistia
La Iglesia ha recibido la Eucarista de Cristo, su Seor, no slo como un don entre otros muchos, aunque sea muy valioso, sino comoel don por excelencia, porque es don de s mismo, de su persona en su santa humanidad y, adems, de su obra de salvacin. sta no queda relegada al pasado, pues todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeci por los hombres participa de la eternidad divina y domina as todos los tiempos... . (EE 11)
La Eucarista es verdadero banquete, en el cual Cristo se ofrece como alimento. Cuando Jess anuncia por primera vez esta comida, los oyentes se quedan asombrados y confusos, obligando al Maestro a recalcar la verdad objetiva de sus palabras: En verdad, en verdad os digo: si no comis la carne del Hijo del hombre, y no bebis su sangre, no tendris vida en vosotros (Jn6, 53). No se trata de un alimento metafrico: Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida (Jn6, 55). (EE 16)
El don de Cristo y de su Espritu que recibimos en la comunin eucarstica colma con sobrada plenitud los anhelos de unidad fraterna que alberga el corazn humano y, al mismo tiempo, eleva la experiencia de fraternidad, propia de la participacin comn en la misma mesa eucarstica, a niveles que estn muy por encima de la simple experiencia convival humana. Mediante la comunin del cuerpo de Cristo, la Iglesia alcanza cada vez ms profundamente su ser en Cristo como sacramento o signo e instrumento de la unin ntima con Dios y de la unidad de todo el gnero humano . (EE 24)
Feliz la que ha credo (Lc1, 45): Mara ha anticipado tambin en el misterio de la Encarnacin la fe eucarstica de la Iglesia. Cuando, en la Visitacin, lleva en su seno el Verbo hecho carne, se convierte de algn modo en tabernculo el primer tabernculo de la historia donde el Hijo de Dios, todava invisible a los ojos de los hombres, se ofrece a la adoracin de Isabel, como irradiando su luz a travs de los ojos y la voz de Mara. Y la mirada embelesada de Mara al contemplar el rostro de Cristo recin nacido y al estrecharlo en sus brazos, no es acaso el inigualable modelo de amor en el que ha de inspirarse cada comunin eucarstica? (EE 55)