eco - tiroides

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E E u u r r o o E E c c o o R R e e v v i i s s t t a a d d i i g g i i t t a a l l d d e e E E c c o o g g r r a a f f í í a a C C l l í í n n i i c c a a S S e e p p t t i i e e m mb b r r e e , , 2 2 0 0 1 1 4 4 V V o o l l u u m me e n n 5 5 , , n n ú ú m me e r r o o 3 3 Henares García P, Calvo Cebrián A, Cruz Arnés M. Importancia de la ecografía en el diagnóstico diferencial del nódulo tiroideo en atención primaria. EuroEco 2014;5(3):103-105. 103 Caso clínico Importancia de la ecografía en el diagnósti- co diferencial del nódulo tiroideo en aten- ción primaria 1 Paloma Henares García, 1 Antonio Calvo Cebrián, 2 Miguel Cruz Arnés 1 Centro de Salud de Galapagar- 2 Centro de Salud Monte- rrozas. Las Rozas Madrid Mujer de 46 años de edad, obesa, sin otros anteceden- tes personales de interés. Acude a consulta porque desde hace una semana pre- senta dolor en la región cervical ántero-lateral derecha, que aumenta al tocarse la zona y al masticar. No refiere dolor con los movimientos, ni hinchazón en la zona. Ha comenzado a tomar ibuprofeno y ahora el dolor ha remi- tido. No presenta disfagia, temblor, nerviosismo o palpi- taciones. En la exploración física la movilidad del cuello es nor- mal y no dolorosa; no hay adenopatías. Hay dolor al pal- par la zona del lóbulo tiroideo derecho; debido a la obe- sidad de la paciente es difícil apreciar si está aumentado de tamaño. Solicitamos análisis con TSH. Citamos a la paciente para realizar ecografía en el plazo de una semana y al mismo tiempo valorar el resultado de los análisis y po- der orientar el diagnóstico. Figura 1. Los análisis son completamente normales, incluida la TSH (2,26). En la ecografía apreciamos un tiroides de tamaño y ecogenicidad normales. En el lóbulo tiroideo derecho ob- servamos un nódulo hipoecoico de 1 cm de diámetro má- ximo, con márgenes regulares e imágenes sugestivas de microcalcificaciones en su interior (figuras 1 y 2). No se observan adenopatías patológicas. Figura 2. Ante estos hallazgos (nódulo de 1 cm de diámetro, hi- poecoico y con microcalcificaciones, ambos criterios eco- gráficos de sospecha de malignidad), derivamos a la pa- ciente al Servicio de Radiología de forma preferente para efectuar nueva exploración ecográfica y valorar la reali- zación de una punción-aspiración con aguja fina (PAAF). Esta origina un hematoma en la zona de la punción. Su informe refiere “material serohemático sin celulari- dad para el diagnóstico citológico”, por lo que una vez re- absorbido el hematoma se repite nueva PAAF guiada por ecografía. En este caso el informe refiere “hallazgos sos- pechosos de carcinoma papilar de tiroides, grupo V de la clasificación Bethesda”. Derivamos a la paciente al Servicio de Endocrinolo- gía, que indica tiroidectomía total. La paciente decide posponer la intervención dos meses por motivos perso- nales. Antes de la misma, se repite la ecografía. El nódulo ha crecido y ahora mide 2 cm de diámetro máximo. Se efectúa tiroidectomía total sin ninguna complica- ción. El informe de anatomía patológica de la pieza qui- rúrgica refiere “carcinoma papilar de tiroides bilateral con múltiples focos en lóbulo tiroideo derecho, el mayor de 2,1 cm en el lóbulo tiroideo derecho; bien diferencia- do; metastatiza en dos ganglios linfáticos de un total de

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ecosonografia tiroidea

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  • EEuurrooEEccoo

    RReevviissttaa ddiiggiittaall ddee EEccooggrraaffaa CCllnniiccaa SSeeppttiieemmbbrree,, 22001144

    VVoolluummeenn 55,, nnmmeerroo 33

    Henares Garca P, Calvo Cebrin A, Cruz Arns M.

    Importancia de la ecografa en el diagnstico diferencial del ndulo tiroideo en atencin primaria. EuroEco 2014;5(3):103-105. 103

    Caso clnico

    Importancia de la ecografa en el diagnsti-co diferencial del ndulo tiroideo en aten-cin primaria 1Paloma Henares Garca, 1Antonio Calvo Cebrin, 2Miguel

    Cruz Arns 1Centro de Salud de Galapagar- 2Centro de Salud Monte-

    rrozas. Las Rozas

    Madrid

    Mujer de 46 aos de edad, obesa, sin otros anteceden-

    tes personales de inters.

    Acude a consulta porque desde hace una semana pre-

    senta dolor en la regin cervical ntero-lateral derecha,

    que aumenta al tocarse la zona y al masticar. No refiere

    dolor con los movimientos, ni hinchazn en la zona. Ha

    comenzado a tomar ibuprofeno y ahora el dolor ha remi-

    tido. No presenta disfagia, temblor, nerviosismo o palpi-

    taciones.

    En la exploracin fsica la movilidad del cuello es nor-

    mal y no dolorosa; no hay adenopatas. Hay dolor al pal-

    par la zona del lbulo tiroideo derecho; debido a la obe-

    sidad de la paciente es difcil apreciar si est aumentado

    de tamao.

    Solicitamos anlisis con TSH. Citamos a la paciente

    para realizar ecografa en el plazo de una semana y al

    mismo tiempo valorar el resultado de los anlisis y po-

    der orientar el diagnstico.

    Figura 1.

    Los anlisis son completamente normales, incluida la

    TSH (2,26).

    En la ecografa apreciamos un tiroides de tamao y

    ecogenicidad normales. En el lbulo tiroideo derecho ob-

    servamos un ndulo hipoecoico de 1 cm de dimetro m-

    ximo, con mrgenes regulares e imgenes sugestivas de

    microcalcificaciones en su interior (figuras 1 y 2). No se

    observan adenopatas patolgicas.

    Figura 2.

    Ante estos hallazgos (ndulo de 1 cm de dimetro, hi-

    poecoico y con microcalcificaciones, ambos criterios eco-

    grficos de sospecha de malignidad), derivamos a la pa-

    ciente al Servicio de Radiologa de forma preferente para

    efectuar nueva exploracin ecogrfica y valorar la reali-

    zacin de una puncin-aspiracin con aguja fina (PAAF).

    Esta origina un hematoma en la zona de la puncin.

    Su informe refiere material serohemtico sin celulari-

    dad para el diagnstico citolgico, por lo que una vez re-

    absorbido el hematoma se repite nueva PAAF guiada por

    ecografa. En este caso el informe refiere hallazgos sos-

    pechosos de carcinoma papilar de tiroides, grupo V de la

    clasificacin Bethesda.

    Derivamos a la paciente al Servicio de Endocrinolo-

    ga, que indica tiroidectoma total. La paciente decide

    posponer la intervencin dos meses por motivos perso-

    nales.

    Antes de la misma, se repite la ecografa. El ndulo ha

    crecido y ahora mide 2 cm de dimetro mximo.

    Se efecta tiroidectoma total sin ninguna complica-

    cin. El informe de anatoma patolgica de la pieza qui-

    rrgica refiere carcinoma papilar de tiroides bilateral

    con mltiples focos en lbulo tiroideo derecho, el mayor

    de 2,1 cm en el lbulo tiroideo derecho; bien diferencia-

    do; metastatiza en dos ganglios linfticos de un total de

  • EEuurrooEEccoo

    Henares Garca P, Calvo Cebrin A, Cruz Arns M.

    Importancia de la ecografa en el diagnstico diferencial del ndulo tiroideo en atencin primaria. EuroEco 2014;5(3):103-105. 104

    seis.

    Se instaura tratamiento sustitutivo con levotiroxina a

    dosis de 150 mcg al da. Al cabo de un mes de la inter-

    vencin la paciente recibe tratamiento con yodo radioac-

    tivo.

    Actualmente se encuentra libre de enfermedad.

    COMENTARIO

    Del caso expuesto lo ms interesante como mdicos

    de atencin primaria es que conozcamos cmo debemos

    actuar en caso de un ndulo tiroideo. Adems de la his-

    toria clnica y la exploracin fsica, para su diagnstico es

    fundamental la determinacin de los niveles de TSH y

    por supuesto la ecografa1.

    La TSH informa del funcionamiento del ndulo y la

    ecografa del tamao y de los signos ecogrficos de ma-

    lignidad que debemos conocer para decidir qu pacien-

    tes deben ser derivados al especialista para realizacin

    de una PAAF.

    Epidemiologa

    Los ndulos tiroideos son muy comunes; su prevalen-

    cia depende del mtodo de identificacin, de modo que

    por palpacin es de 4-7 %, mientras que por ecografa

    alcanza 20-70 %1-4.

    Tambin se pueden detectar de forma casual al hacer

    pruebas, como TAC, RMN o PET, para estudiar otras en-

    fermedades4.

    Son cuatro veces ms frecuentes en las mujeres y su

    incidencia aumenta con la edad y la baja ingestin de yo-

    do1. De estos ndulos son malignos 4-6,5 %1,4.

    Diagnstico

    Ante el hallazgo de un ndulo tiroideo es fundamen-

    tal recoger los antecedentes personales del paciente so-

    bre historia de radiacin en la cabeza o el cuello1,2, rpi-

    do crecimiento del ndulo o presencia de sndromes aso-

    ciados al cncer de tiroides (neoplasia endocrina mlti-

    ple tipo 2, carcinoma papilar familiar, sndrome de Gard-

    ner, poliposis familiar)4.

    Hay que indagar por clnica de compresin, como afo-

    na o disfagia1,4. En la exploracin fsica se debe compro-

    bar si es posible delimitar el ndulo y buscar adenopat-

    as. En nuestro caso, el motivo de consulta fue dolor cer-

    vical, que rara vez se asocia a ndulos tiroideos.

    Niveles de TSH

    En primer lugar hay que determinar los niveles de

    TSH, pues el riesgo de malignidad de un ndulo tiroideo

    aumenta a medida que se elevan los niveles de TSH1,3,4;

    ello es posible incluso cuando dichos niveles estn de-

    ntro del rango normal.

    A partir de valores de 1,8 se asocian a mayor inciden-

    cia de cncer de tiroides3; en algunas publicaciones estos

    niveles se relacionan con una prevalencia de cncer de

    12,3 %4. Sin embargo, los ndulos hiperfuncionantes son

    casi siempre benignos y no requieren biopsia por lo ge-

    neral1. En nuestra paciente los niveles de TSH eran de

    2,26.

    Ecografa

    Es el mtodo de eleccin para el estudio del ndulo ti-

    roideo. Aporta informacin sobre su tamao y localiza-

    cin y es fundamental conocer los criterios ecogrficos

    de sospecha de malignidad para decidir posteriormente

    qu ndulos se deben biopsiar.

    Estos criterios pueden varias segn las guas clnicas

    consultadas2, pero los que se suelen solapar en todas

    ellas son1-4:

    Microcalcificaciones.

    Hipoecogenicidad.

    Mrgenes irregulares y lobulados.

    Altura mayor que anchura.

    Incremento de la vascularizacin intranodular.

    Todos estos criterios tienen una alta especificidad pe-

    ro baja sensibilidad1; la agregacin de varios de ellos es

    lo que aumenta el riesgo de malignidad2. En nuestro ca-

    so, el ndulo presentaba dos criterios: las microcalcifica-

    ciones y la hipoecogenicidad.

    De todos estos criterios, las microcalcificaciones pa-

    recen ser la caracterstica que ms predice la maligni-

    dad3,4. Es importante diferenciarlas del coloide concen-

    trado5, que aparece en la hiperplasia nodular del tiroi-

    des; el coloide concentrado puede originar un artefacto

    en cola de cometa que lo distingue de las microcalcifica-

    ciones. En las figuras 3 y 4 se puede apreciar un ndulo

    tiroideo de otra paciente, remitida para realizar ecogra-

    fa al Servicio de Radiologa porque sospechbamos que

    presentaba microcalcificaciones; el informe del radilo-

    go refiri que se trataba de coloide concentrado.

    Figura 3.

    Puncin-aspiracin con aguja fina

    La decisin de realizar una PAAF debe basarse en el

    riesgo global del paciente, incluyendo su historia clnica,

    las caractersticas ecogrficas y el tamao del ndulo1.

    El tamao, por s mismo, no es un factor predictivo de

    malignidad. A pesar de todo, muchas guas recomiendan

    realizar una PAAF cuando un ndulo es mayor de 1 cm2,3.

    Las indicaciones de la PAAF son variables y comple-

    jas, segn las guas consultadas, pero en general en todas

    ellas se indica realizarla en caso de ndulos slidos ma-

  • EEuurrooEEccoo

    Henares Garca P, Calvo Cebrin A, Cruz Arns M.

    Importancia de la ecografa en el diagnstico diferencial del ndulo tiroideo en atencin primaria. EuroEco 2014;5(3):103-105. 105

    yores de 1 cm; y en los menores de 1 cm en los que se

    asocia ms de una caracterstica ecogrfica de maligni-

    dad, o ganglios linfticos cervicales patolgicos coinci-

    dentes, o cuando el paciente presenta antecedentes per-

    sonales de riesgo de cncer de tiroides1,2,4.

    Figura 4.

    Varias guas, como la de la American Thyroid Associa-

    tion2, no recomiendan la PAAF en ndulos menores de 5

    mm, puesto que la complejidad de la tcnica aumenta y

    con ello aumenta la proporcin de citologas no diagns-

    ticas.

    A pesar de todo, 20 % de las muestras no son vli-

    das1; esta proporcin disminuye si la tcnica es realizada

    por un experto y guiada por ecografa1,3,4.

    Interpretacin de los resultados de la citologa

    El resultado de la citologa puede ser benigno (70 %),

    maligno (5%) o indeterminado (25 %)1-3; en este grupo

    se encuentran: sospechoso para malignidad, neoplasia

    folicular o de clulas de Hurthle, y lesiones foliculares de

    significado indeterminado.

    Las lesiones benignas ms frecuentes incluyen el n-

    dulo coloide y los adenomas. Entre las lesiones malignas

    la ms frecuente es el carcinoma papilar seguido del foli-

    cular1,6,7. Ambos tipos se denominan carcinomas dife-

    renciados de tiroides y su incidencia es de 1-10 casos

    por 100.000 habitantes/ao3; su pronstico es muy bue-

    no3,5,7. La presencia de ganglios cervicales metastsicos

    tampoco afecta al buen pronstico del cncer papilar y

    las metstasis a distancia son raras6.

    En las lesiones indeterminadas, la malignidad no pue-

    de excluirse con seguridad; su abordaje supone un reto

    para el especialista. Se estn desarrollando marcadores

    genticos e inmunohistoqumicos para aplicar a estas

    muestras1,3, con resultados prometedores, y se espera

    que en un futuro gracias a ellos se pueda reducir el n-

    mero de intervenciones innecesarias. Otra herramienta

    que sigue en investigacin para predecir la malignidad

    de los ndulos indeterminados es el PET1,3.

    Otras pruebas

    La determinacin de calcitonina plasmtica, de tiro-

    globulina srica y de anticuerpos antitiroideos no est

    indicada en la evaluacin inicial del ndulo tiroideo4.

    La gammagrafa tiroidea se realiza a todo paciente

    con un ndulo tiroideo e hipertiroidismo para compro-

    bar si el ndulo es hiperfuncionante.

    Los ndulos considerados calientes, es decir, hiper-

    funcionantes, rara vez son malignos, por lo que general-

    mente no es necesario realizar PAAF1-3. Su tratamiento

    es sobre todo quirrgico; como segunda opcin se pro-

    pone yodo radioactivo (131I), dado que en muchas oca-

    siones son radioresistentes1, aunque otras publicaciones

    sugieren el yodo radioactivo como primera opcin4.

    Tratamiento

    El tratamiento y seguimiento del ndulo maligno o in-

    determinado es competencia del especialista, por lo que

    no lo mencionaremos.

    En los ndulos benignos se recomienda la interven-

    cin quirrgica cuando originan clnica compresiva1,4 o

    son muy grandes (en general, mayores de 4 cm)4. Como

    se ha apuntado antes, los ndulos hiperfuncionantes se

    tratan con yodo radioactivo o ciruga.

    El tratamiento supresivo de la TSH con levotiroxina

    se sigue aplicando en los casos de cncer de tiroides6,7;

    cuando los ndulos son benignos existe controversia: an-

    tes se aplicaba para evitar el crecimiento de los ndulos,

    pero debido a sus efectos adversos las guas clnicas ac-

    tuales no lo recomiendan1.

    Seguimiento

    Un ndulo con citologa benigna inicialmente debe

    seguirse mediante ecografa cada 6-18 meses1,3,4; poste-

    riormente, si no se ha modificado su tamao, las revisio-

    nes se espacian a cada 3-5 aos1.

    Si a lo largo del seguimiento se observa un aumento

    de tamao de 50 %, o ms de 20 % en dos dimensiones

    del ndulo slido o de la porcin slida en un ndulo

    mixto, se indica una nueva PAAF1,4.

    BIBLIOGRAFA

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