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Edad Media La Edad Media es el periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio romano de Occidente, en el siglo V, hasta el siglo XV. Su comienzo se sitúa tradicionalmente en el año 476 con la caída del Imperio Romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América, o en 1453 con la caída del Imperio Bizantino, fecha que coincide con la invención de la imprenta (Biblia de Gutenberg) y con el fin de la Guerra de los Cien Años. No obstante, las fechas anteriores no han de ser tomadas como referencias fijas ya que nunca hubo reptura brusca en el desarrollo cultural de Europa. Parece que el término lo empleó por vez primera el historiador Flavio Biondo de Forli, en su obra ―Historiarum ab inclinatione romanorun imperii decades‖ (―Décadas de historia desde la decadencia del Imperio romano‖), publicada en 1438 aunque fue escrita treinta años antes. El término implicó en su origen una parálisis del progreso, considerando que la edad media fue un periodo de estancamiento cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual tiende, no obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo. Se divide generalmente la edad media en tres épocas. Inicios de la edad media Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad media: ni los ya mencionados como referencia aproximada ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente) fueron sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época. La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración, entre ellos la grave dislocación económica y las invasiones y asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio romano, hizo cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes trescientos años Europa occidental mantuvo una cultura primitiva aunque instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó a perderse u olvidarse por completo. LA CREACIÓN DE UN NUEVO ORDEN Desintegración del poder central y vasallaje El imperio de Carlomagno (742-814) constituyó el primer intento de crear un nuevo orden después de los graves trastornos que se habían producido a raíz de las invasiones de los pueblos germánicos y la decadencia y caída final del imperio romano. A la muerte de Carlomagno (814) siguieron nuevas conmociones producidas en gran parte por nuevas migraciones e invasiones: los germanos del norte o normandos, provenientes de Escandinavia, se dirigieron a Rusia, Inglaterra, el norte de Francia y el Mediterráneo. Los pueblos eslavos se extendieron por la Europa centro-oriental. Los húngaros o magiares, jinetes nómades provenientes del centro de Asia, recorrieron la cuenca del Danubio. En el curso del siglo X estos pueblos se hicieron sedentarios y se convirtieron al cristianismo. Empezaron a formarse los pueblos que en definitiva determinarían la fisonomía de Europa. Todos estos cambios se produjeron en medio de una transformación general de las formas económicas, sociales y políticas. Decayeron las ciudades, disminuyó y casi desapareció el comercio internacional, se redujo el uso de la moneda y la tierra quedó como la principal riqueza. Los poderes centrales perdieron toda autoridad y desapareció la organización administrativa burocrática. Lentamente se formó un nuevo orden que ha recibido el nombre de feudalismo. Carlomagno

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Edad Media

La Edad Media es el periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio

romano de Occidente, en el siglo V, hasta el siglo XV.

Su comienzo se sitúa tradicionalmente en el año 476 con la caída del Imperio Romano de Occidente y su

fin en 1492 con el descubrimiento de América, o en 1453 con la caída del Imperio Bizantino, fecha que

coincide con la invención de la imprenta (Biblia de Gutenberg) y con el fin de la Guerra de los Cien Años.

No obstante, las fechas anteriores no han de ser tomadas como referencias fijas ya que nunca hubo

reptura brusca en el desarrollo cultural de Europa.

Parece que el término lo empleó por vez primera el historiador Flavio Biondo de Forli, en su obra

―Historiarum ab inclinatione romanorun imperii decades‖ (―Décadas de historia desde la decadencia del

Imperio romano‖), publicada en 1438 aunque fue escrita treinta años antes.

El término implicó en su origen una parálisis del progreso, considerando que la edad media fue un periodo

de estancamiento cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la antigüedad clásica y el

renacimiento. La investigación actual tiende, no obstante, a reconocer este periodo como uno más de los

que constituyen la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo. Se

divide generalmente la edad media en tres épocas.

Inicios de la edad media

Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad media: ni los ya

mencionados como referencia aproximada ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en

el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente) fueron

sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época.

La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración, entre ellos la grave

dislocación económica y las invasiones y asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio romano,

hizo cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes trescientos años Europa occidental mantuvo una

cultura primitiva aunque instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca

llegó a perderse u olvidarse por completo.

LA CREACIÓN DE UN NUEVO ORDEN

Desintegración del poder central y vasallaje

El imperio de Carlomagno (742-814) constituyó el primer intento de

crear un nuevo orden después de los graves trastornos que se

habían producido a raíz de las invasiones de los pueblos germánicos

y la decadencia y caída final del imperio romano.

A la muerte de Carlomagno (814) siguieron nuevas conmociones

producidas en gran parte por nuevas migraciones e invasiones: los

germanos del norte o normandos, provenientes de Escandinavia, se

dirigieron a Rusia, Inglaterra, el norte de Francia y el Mediterráneo.

Los pueblos eslavos se extendieron por la Europa centro-oriental.

Los húngaros o magiares, jinetes nómades provenientes del centro

de Asia, recorrieron la cuenca del Danubio. En el curso del siglo X

estos pueblos se hicieron sedentarios y se convirtieron al

cristianismo. Empezaron a formarse los pueblos que en definitiva

determinarían la fisonomía de Europa.

Todos estos cambios se produjeron en medio de una transformación general de las formas económicas,

sociales y políticas. Decayeron las ciudades, disminuyó y casi desapareció el comercio internacional, se

redujo el uso de la moneda y la tierra quedó como la principal riqueza. Los poderes centrales perdieron

toda autoridad y desapareció la organización administrativa burocrática.

Lentamente se formó un nuevo orden que ha recibido el nombre de feudalismo.

Carlomagno

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En medio de las interminables guerras los hombres anhelaron por encima de todo poder disfrutar de

protección y seguridad. Como los poderes centrales perdieron toda autoridad se tuvo que recurrir a los

poderes locales. Se generalizó la costumbre de que los vecinos de un lugar se sometieron a quien los

podía defender mejor: a veces un conde, pero muchas veces también algún particular que no poseía

ningún título o cargo oficial, pero que se imponía a los demás por su valentía y su sentido de la autoridad.

A estos hombres se les empezó a llamar señores, mientras que las personas que se encomendaban a su

protección recibieron el nombre de vasallos.

Entre señor y vasallo se estableció una especie de contrato: el señor prometía protección a su vasallo;

éste se comprometía, mediante un juramento de fidelidad, a ciertos servicios. El régimen vasálico se

generalizó a través de toda la sociedad: el rey encabezaba la pirámide: sus vasallos eran los duques,

condes y otros señores poderosos. Éstos, por su parte, recibían la "fidelidad" de las personas más ricas e

influyentes de su región las cuales, a su vez, recibían los servicios de vasallos más modestos. De esta

manera, desde la cima hasta la base de la sociedad, toda persona estaba vinculada a otra.

El feudo

El régimen vasálico constituyó una determinada forma de organización del poder cuyo desarrollo se vio

favorecido por las condiciones económicas imperantes en la época. En aquellos tiempos la tierra era la

única riqueza. Muchas veces los propietarios, al encomendarse a una persona más poderosa, solicitaron

protección no sólo para ellos mismos, sino también para sus tierras. A menudo donaban sus tierras a su

protector, pero conservaban su usufructo. Por otra parte, los señores poderosos, dueños de grandes

propiedades, para recompensar a sus servidores, les daban uno de sus propios dominios y les

permitieron recibir sus productos. El dueño daba su tierra en beneficio o, como se diría luego, en feudo.

En un comienzo se concedieron los feudos ante todo como compensación económica por los servicios

prestados. Más, con el tiempo se generalizó la costumbre de que los señores diesen los feudos a aquellos

que se encomendaban a ellos como vasallos.

El régimen feudal nació de la combinación de vasallaje y feudo.

Régimen feudal

Este sistema de tenencia de la tierra y servicio personal se generalizó en la mayor parte de Europa, si

bien sus formas específicas variaron mucho de un país a otro y, de un siglo a otro.

El acto mediante el cual una persona se convertía en vasallo y recibía un feudo era solemne, lleno de

colorido. El vasallo debía prestar el homenaje: se arrodillaba, con la cabeza descubierta y sin armas, y

colocaba sus manos juntas entre las manos del señor. Luego decía: "Señor, yo seré vuestro hombre". Al

homenaje seguía la fe, el juramento de fidelidad que se prestaba poniendo el vasallo sus manos sobre las

Sagradas Escrituras o una reliquia. Luego seguía la investidura: el señor investía al vasallo del feudo y

con este fin le entregaba un objeto simbólico, una rama o un terrón que representaba la tierra enfeudada.

Mediante el homenaje y la investidura se establecía un contrato que imponía obligaciones recíprocas.

El señor debía al vasallo protección y mantención. El vasallo debía ayuda y consejo. La ayuda más

importante era el servicio militar o servicio de hueste: el vasallo debía presentarse con armadura y caballo

y debía mantenerse con sus propios medios.

Como un señor poderoso tenía a muchos vasallos, el vasallaje le proporcionaba las fuerzas armadas

necesarias para defender sus propiedades y las de sus vasallos y siervos. Con el tiempo, el servicio

militar quedó reducido a cuarenta días al año. El vasallo debía prestar ayuda pecuniaria: para pagar el

rescate del señor que había caído prisionero, para dotar de armadura al hijo primogénito del señor que

era armado caballero, para el matrimonio de la mayor, y para la partida del señor a Tierra Santa. El

servicio de consejo comprendía, ante todo, la asistencia al tribunal del señor.

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Con el tiempo no sólo las tierras, sino también toda clase

de funciones y derechos públicos fueron entregados en

feudos. Los condes, que una vez habían sido funcionarios

nombrados por el rey, se convirtieron en vasallos que

ejercían las funciones públicas por derecho feudal. El rey

feudal gozaba de un poder muy limitado. Sólo ejercía

autoridad sobre sus dominios propios y los vasallos

inmediatos, pero no tenía ningún poder directo sobre la

gran masa de la población.

Cada señor gobernaba en sus dominios. Los grandes señores, los duques y condes, eran verdaderos

reyes en sus dominios: mantenían sus propias fuerzas militares, administraban justicia, percibían

impuestos y acuñaban monedas. Y también los vasallos inferiores ejercían funciones públicas que en el

imperio romano habían sido desempeñadas por la administración imperial y que en el Estado moderno

serían desempeñados por los organismos propios del Estado.

El régimen feudo-vasálico fue, pues, una organización del poder político que correspondió a las

condiciones especiales de la Edad Media. El sistema feudal no pudo garantizar plena estabilidad política.

Sin embargo, en tiempos de escaso desarrollo económico y técnico y de mucha violencia, ofreció ciertas

condiciones de paz y justicia e inculcó a los hombres ciertos valores que conservan su sentido hasta la

fecha: el sentido del honor, la virtud de la lealtad, el respeto por la dignidad de la persona, la estimación

de la mujer, la fe en la palabra dada.

La Iglesia en el sistema feudal

La Iglesia recibió por donación o legado extensas tierras que estaban sujetas a las obligaciones feudales.

Los obispos y abades, al mismo tiempo de ser ministros de la Iglesia, se convirtieron en vasallos de los

reyés y en grandes señores.

Cuando moría un vasallo laico sin herederos, la administración del feudo volvía a manos del señor. En

cambio, los feudos de la Iglesia no pertenecían a un obispo o abad en particular. Por eso, cuando moría

un obispo, el contrato feudal no era alterado y la Iglesia conservaba la tierra. De esta manera, las

posesiones de la Iglesia aumentaron cada vez más y finalmente la tercera parte de la propiedad agrícola

en la Europa occidental y central perteneció a la Iglesia.

La sociedad feudal

La sociedad medieval se compuso de grupos sociales fijos, los estados o estamentos: nobleza, clero y

población campesina.

La nobleza feudal estaba formada por el rey y los señores y sus vasallos.

Su estado era hereditario, o sea, era una nobleza de sangre. En tiempos de guerra casi permanente los

mayores honores eran concedidos al hombre que manejaba la espada. La nobleza medieval fue

fundamentalmente una nobleza guerrera. Según el derecho feudal cada persona sólo podía ser juzgada

por alguien que fuese igual o superior. Por eso los nobles sólo podían ser juzgados por otros nobles, sus

pares o iguales.

El clero cumplió, junto con sus funciones religiosas, con importantes funciones sociales y culturales. Los

miembros del clero recibían una educación superior que los capacitaba para asumir la dirección de la

sociedad. Si bien los miembros del alto clero provenían a menudo de la nobleza, la Iglesia estuvo siempre

abierta a todos los grupos de la sociedad, de modo que también humildes campesinos tuvieron la

posibilidad de ordenarse sacerdotes y ascender a los más altos cargos eclesiásticos.

En la base de la escala social se encontraba la población campesina, el tercer estado. Sólo unos pocos

campesinos conservaron la libertad personal, en su mayor parte eran siervos que, por nacimiento y

herencia, dependían de algún señor.

La villa, núcleo básico de la economía medieval

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El régimen feudal constituía una organización del poder político que regulaba los derechos y deberes de

los señores y los vasallos. Su base económica era la villa, organización del trabajo agrícola, de la vida de

los campesinos y de las relaciones entre éstos y el señor de la villa.

La villa tuvo sus orígenes en las formas de explotación de los últimos tiempos del Imperio Romano y en

las condiciones que se produjeron a raíz de las invasiones. Durante aquellos tiempos calamitosos muchos

pequeños propietarios prefirieron entregar su tierra a algún propietario poderoso y convertirse en siervos

de éste con el fin de recibir su protección.

El feudo de un gran señor podía comprender a cientos de villas, mientras que un feudo pequeño podía

estar formado por una sola villa. La parte mas importante de la villa estaba formada por la casa señorial

que muchas veces era un castillo fortificado. A su lado se elevaban los almacenes, talleres, establos, los

hornos y los molinos.

Cerca del castillo estaban la capilla o iglesia, la casa del sacerdote y la

aldea con sus angostas callejuelas y las modestas casas de los campesinos

o villanos. Las tierras de la villa estaban divididas en dos partes: una parte,

la tierra señorial o "reserva", era explotada directamente por el señor a quien

correspondían todos los productos. El trabajo era ejercido por los siervos

domésticos y por los villanos que estaban obligados a prestar servicios

personales. La otra parte estaba dividida en lotes o "mansus" que eran

concedidos a los villanos quienes los explotaban en beneficio propio a

cambio de lo cual debían pagar un censo y prestar servicios personales.

El censo se pagaba en especies: granos, carnes, aves, huevos, miel, telas.

Los siervos debían trabajar en las tierras del señor dos o tres días de la

semana y debían aportar sus herramientas y su propia yunta de bueyes.

Además estaban las praderas y los bosques comunes, sobre los cuales el

señor se reservaba algunos privilegios, como el derecho de caza, pero que por lo demás podían ser

aprovechados por todos los villanos para que pudieran llevar allá sus animales y sacar leña.

El señor de la villa ejercía sobre los villanos una autoridad patriarcal y una jurisdicción privada. El siervo

de la gleba estaba, por nacimiento y herencia, ligado a la tierra. No podía abandonar la villa y trasladarse

a otra parte. No podía casarse sin el permiso del señor. Si bien en teoría se encontraban acogidos a la

protección y la justicia del rey, de hecho dependían casi totalmente del señor de la villa.

La villa trataba de ser autosuficiente, esto es, producía lo que necesitaba y consumía lo que producía. Los

mismos villanos hacían el pan, preparaban la cerveza y el vino, hilaban, tejían confeccionaban sus

sencillos muebles. El trabajo tenía el fin de sustentar a todos los habitantes de la villa, pero no servía al

lucro.

Los instrumentos y las técnicas agrícolas eran primitivos: la guadaña, la echona, el molino de piedras, el

arado de palo sin ruedas. No se practicaba una rotación de los cultivos. La mitad o la tercera parte de las

tierras quedaba cada año en barbecho para que el suelo pudiera descansar. El rendimiento era muy bajo.

Por cada grano que se sembraba sólo se cosechaban 4 ó 5 granos. La alimentación era muy poco

variada. El pan era el alimento más importante. A veces se comía carne de ave o chancho. El ganado

vacuno era escaso. Con la poca leche se hacía queso. Las bebidas más importantes eran la sidra, la

cerveza y el vino.

Vida y cultura caballeresca

La vida del señor se desarrollaba principalmente en el castillo, que era habitación y fortaleza y símbolo de

la vida noble. Al medio se elevaba la torre señorial con su atalaya. Los edificios y patios estaban rodeados

por gruesos muros provistos de almenas y troneras y por un profundo foso. Para entrar al castillo había

que bajar el puente levadizo y subir el pesado portón.

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El castillo no ofrecía grandes comodidades y la vida transcurría

tranquilamente. Las ventanas, sin vidrios eran pequeñas para

poderlas tapar en el invierno. En invierno se prendía fuego

para protegerse contra el frío. Pero las salas se llenaban de

humo. Recién en el siglo XIV empezaron a construirse

chimeneas.

Para las comidas las fuentes se ponían en la mesa. Cada uno

se servía con los dedos o con una cuchara y cuchillo. No se

conocía el tenedor. Los huesos eran arrojados a los perros que

se colocaban detrás de su amo. Las camas estaban cubiertas por un baldaquino con pesadas cortinas

para protegerse contra el frío.

El día empezaba con la misa. Luego el señor recorría el castillo, se preocupaba de sus caballos y perros y

conversaba con su administrador. Las principales diversiones eran la caza y los ejercicios ecuestres y de

armas. Con regocijo se recibía a los prestidigitadores, comediantes y músicos y, ante todo, a los

trovadores que, en sus poesías y poemas, cantaban la dicha del amor y las épicas hazañas del rey Arturo

y otros valientes caballeros.

La caballería. Originalmente el caballero fue simplemente el

guerrero que luchaba a caballo. A medida que el combate a

caballo se tornó cada vez más complicado, requiriendo de una

preparación especial y de grandes medios económicos, los

caballeros empezaron a erigirse en un verdadero estado y casi

en una orden que constituía la realización máxima de los

ideales que animaban a la nobleza medieval.

Por regla general, sólo el hijo de nobles podía llegar a ser

caballero. Para serlo, debía someterse a un largo aprendizaje

de las armas. Servía a un ilustre caballero como paje y escudero. A la edad de veintiún años era armado

caballero en solemne ceremonia.

Máxima expresión de la vida caballeresca eran los torneos. Pomposas fiestas en que los caballeros, en

presencia de las damas, medían sus fuerzas.

En la caballería medieval se armonizaron la ética heroica de los germanos y los principios de la moral

cristiana. El caballero cristiano debía usar la espada en defensa de la religión y en protección de las

viudas, los huérfanos y todos los pobres y desamparados.

IGLESIA Y SOCIEDAD EN LA EUROPA MEDIEVAL

A diferencia del feudalismo, que se caracterizaba por la existencia de un sinnúmero de poderes locales, la

Iglesia disponía de una fuerte organización centralizada que constituyó la principal fuerza unificadora

durante la Edad Media. Bajo la dirección de la Iglesia, la cristiandad o República cristiana se comprendió

como unidad. La Iglesia ejerció numerosas funciones propias del gobierno civil y tuvo decisiva influencia

sobre todo el desarrollo social y cultural. La Iglesia poseyó también un enorme poder material, ya que

tenía el derecho al diezmo, la décima parte que cada uno debía pagar de sus entradas a la Iglesia y,

además, recibió grandes donaciones de tierras.

La iglesia acompañaba al hombre durante toda su vida. Por medio del sacramento del bautismo el niño se

convertía en cristiano y recibía un nombre cristiano. Por medio de la confirmación el bautizado era

recibido definitivamente en la Iglesia. La confesión y penitencia absolvían al pecador de sus pecados. En

la celebración de la Santa Eucaristía el sacerdote consagraba el pan y el vino en conmemoración de la

Última Cena.

El matrimonio sólo era reconocido cuando recibía la sanción y bendición por medio del sacramento del

matrimonio. El sacramento de la ordenación era conferido a los que se ordenaban sacerdotes. El

sacramento de la extrema unción era dado por el sacerdote antes de la muerte. Los sacerdotes eran

esenciales para la salvación eterna. Los sacramentos los confería la Iglesia por intermedio de sus

sacerdotes.

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Durante la Edad Media la Iglesia se esforzó por suavizar las costumbres, suprimir los espantos de la

guerra e imponer el ideal cristiano de la paz. Por medio de la Tregua de Dios la Iglesia logró limitar las

acciones bélicas a ciertos días de la semana, quedando prohibido el uso de la espada en los días

consagrados especialmente a Dios.

La Iglesia mantenía sus propios tribunales con el fin de proteger a los débiles y desamparados y de

castigar a los que violaban los mandamientos religiosos y eclesiásticos. Administraba justicia según el

Derecho Canónigo, el derecho de la Iglesia, una recopilación basada en las Sagradas Escrituras, los

escritos de los Santos Padres, las resoluciones de los Concilios y los decretos de los Papas.

El peor crimen y pecado era la herejía, la creencia en errores que, por ser contrarios al dogma, habían

sido condenados por la Iglesia. La herejía era un crimen contra Dios y la sociedad. El herético se

colocaba al margen de la sociedad religiosa y de la sociedad civil y era castigado por ambas. Para

perseguir y castigar a los herejes, la Iglesia estableció los tribunales de la Inquisición.

Las principales armas que usaba la Iglesia contra quienes la ofendían eran la excomunión, el entredicho y

la destitución de los gobernantes impíos. La excomunión negaba al culpable los servicios de la Iglesia. El

hereje que no se reconciliaba con la Iglesia era entregado a las autoridades civiles que solían condenarlo

a morir en la hoguera. Por medio del entredicho se cerraban las Iglesias y se suspendían los servicios

religiosos en un distrito entero hasta que los culpables, bajo la presión de la población piadosa afectada

por esta terrible medida, deponían su actitud rebelde.

El gobernante que violaba las leves de la Iglesia podía ser destituido por ésta. Los súbditos de un príncipe

excomulgado quedaban absueltos del juramento de fidelidad.

En el curso del tiempo las relaciones entre el poder temporal y el poder espiritual se hicieron cada vez

más estrechas. Los reyes francos y los emperadores alemanes que siguieron a Carlomagno ayudaron a

los Papas. Estos intervenían en la coronación de los emperadores. Los obispos que obtenían algún feudo

debían servir a su señor feudal. Durante el siglo X los emperadores alemanes intervinieron directamente

en Roma con el fin de proteger a los Papas contra la poderosa nobleza y el inquieto pueblo romano. Los

emperadores y reyes se arrogaron el derecho de designar directamente a los obispos y abades.

Durante el siglo XI se produjo un profundo renacimiento religioso que tuvo su origen en la orden

monástica de Cluny que había sido fundada en Borgoña en 910. Los monjes cluniaenses quisieron

reformar los monasterios y la Iglesia entera con el fin de que se pudiera dedicar enteramente a sus fines

religiosos. Para ello era necesario librarla de la dominación de los Príncipes. Había que poner término a

la investidura laica, la designación de los obispos por los reyes.

En el año 1059 se creó el Colegio de Cardenales en Roma, que recibió la función de elegir al Papa con

prescindencia de toda posible influencia por parte de los poderes políticos.

La reforma fue apoyada entusiastamente por el Papa Gregorio VII (1073-1'085). Durante la querella de

las investiduras se produjo un violento conflicto entre el Papado y el Imperio. El emperador Enrique IV

insistió en su tradicional derecho de nombrar a los obispos. Gregorio VII luchó por la libertad de la Iglesia

y excomulgó a Enrique IV. Este se vio obligado a someterse. En el año 1077 Enrique IV apareció en

Canosa, un castillo de los Apeninos, vestido de penitente, y permaneció descalzo durante tres días y tres

noches en la nieve hasta que Gregorio lo absolvió y lo admitió nuevamente en la Iglesia.

En los decenios siguientes la Iglesia pudo imponer ampliamente sus exigencias y el Papado alcanzó un

poder cada vez mayor. Inocencio III (1198-1216) proclamaba que la autoridad del Papa estaba por

encima de todo poder temporal. Los reyes de Inglaterra, Dinamarca, Polonia, Hungría, Aragón y Portugal

se convirtieron en vasallos de San Pedro y juraron fidelidad al Papa.

En el curso de los siglos XII y XIII se produjeron grandes cambios en Europa. Renacieron las ciudades y

el comercio y se fundaron colegios y universidades. Para responder a estos cambios se crearon dos

nuevas órdenes religiosas: la orden franciscano, fundada por San Francisco, y la orden dominicana,

fundada por Santo Domingo. Los monjes de estas nuevas órdenes no se retiraban a la soledad

monástica, sino que se mezclaban con el pueblo. Recorrían las calles y las plazas y predicaban el

Evangelio con el fin de inculcar la fe cristiana y combatir las herejías. Los dominicanos se destacaron

Page 7: Edad media materia para el blog

como filósofos y teólogos y muchos de ellos fueron profesores eminentes en las universidades de

Bologna, París, Colonia y Oxford.

Durante cientos de años los peregrinos cristianos pudieron visitar los santos lugares en Palestina, ante

todo los lugares de la Pasión y el Santo Sepulcro en Jerusalén. Pero en el siglo XI los turcos seldyúcidas,

fanáticos musulmanes, se apoderaron de Palestina y pusieron en peligro a Bizancio, cuyo emperador

solicitó ayuda de la iglesia de Occidente. En el Concilio de Clermont (1095) el Papa Urbano II invitó a los

fieles a "tomar la cruz" y a rescatar Tierra Santa de los infieles. Durante los siglos XII y XIII millares de

cruzados se dirigieron a Palestina, por mar y por tierra, con el fin de reconquistar Tierra Santa para la

cristiandad.

Los cristianos conquistaron grandes triunfos y, temporalmente, pudieron establecer su dominio sobre

Jerusalén y otros lugares. Mas, a la postre, los musulmanes lograron mantener su posición.

A pesar de que las Cruzadas no consiguieron su fin, tuvieron enormes efectos sobre Occidente. Se

estrecharon los contactos con Oriente, los europeos conocieron una cultura que en muchos aspectos era

superior a la propia, se abrieron los mercados asiáticos y se intensificó el comercio internacional. Los

mercaderes italianos se encargaron de llevar a Europa caña de azúcar del Líbano y Siria, y sedas,

especias, tejidos finos y piedras preciosas del Cercano y del Lejano Oriente.

EL DESARROLLO ECONOMICO,

EL RESURGIMIENTO DE LA VIDA URBANA Y EL DESARROLLO CULTURAL

Desarrollo económico y social

En los primeros tiempos de la Edad Media la economía tuvo un carácter casi exclusivamente agrícola.

Recién a partir del siglo XI empezaron a renacer los mercados, los centros urbanos y el comercio

internacional.

A raíz de las Cruzadas aumentó el intercambio comercial entre las ciudades italianas y el Cercano

Oriente. Con el tiempo, la cantidad de bienes traídos de Oriente llegó a ser tan grande que ya no pudieron

ser consumidos por los mismos italianos. Los mercaderes empezaron a cruzar los Alpes y a vender sus

mercaderías en los países del norte.

El comercio internacional se desarrollaba desde el este hacia el oeste. Las exportaciones de China y la

India eran llevadas a los puertos del Golfo de Persia y del Mar Rojo. De ahí las caravanas de camellos y

caballos partían a Alejandría en Egipto o a los puertos de San Juan de Acre y de Jafa en Palestina. Allí

las mercaderías eran cargadas en los barcos y llevadas a las ciudades del norte de Italia, a Venecia,

Génova y Florencia.

Un segundo sistema de comercio internacional se desarrolló en los mares del norte. Lana inglesa y paños

flamencos eran llevados en barco por el Mar del Norte y el Mar Báltico a los puertos escandinavos y

bálticos donde eran intercambiados por cueros, pieles, granos y madera.

Para la economía cerrada de las aldeas, sólo habían existido mercados locales, donde los siervos de la

villa podían vender semanalmente los pocos excedentes de su producción agrícola y los productos de su

industria doméstica. A raíz del crecimiento del comercio internacional los señores feudales

establecieron ferias, que se celebraban una vez al año y donde se juntaban los comerciantes

provenientes de todas partes de Europa. Particularmente famosas eran las ferias de la Campaña de

Francia. El señor concedía su protección armada a la feria a cambio de lo cual se le pagaba un tributo.

El aumento del comercio se relacionó con un aumento del uso de la moneda y del dinero circulante. En

las ferias algunos comerciantes se dedicaron a los negocios de dinero: establecieron su banco para

cambiar monedas; recibían dinero en depósito y giraban letras de cambio para poder efectuar pagos en

otras plazas. También prestaban dinero cobrando intereses. Esta práctica fue prohibida en un comienzo

por la Iglesia como usura. Mas con el tiempo se establecieron leyes para impedir la usura y establecer

una tasa justa de intereses.

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Al mismo tiempo renació la vida urbana. Muchas ciudades se formaron al pie de los muros de un castillo o

al lado de un palacio episcopal o de un convento. Otras se establecieron a orillas de los ríos, las vías

naturales del comercio.

En aquellos tiempos belicosos, las ciudades, al igual que los castillos, tuvieron que rodearse de

poderosos muros y fortificaciones. En el centro de la ciudad había una plaza en que se celebraba el

mercado semanal. A su costado se elevaban la Iglesia, el palacio del ayuntamiento y las casas de los

principales gremios y de los patricios. Como el recinto urbano era reducido, las calles eran estrechas y las

casas angostas de varios pisos.

La vida urbana era muy distinta de la vida del campo y, por lo tanto, las ciudades tuvieron que darse sus

propias leyes y su propia organización.

El gobierno de la ciudad era ejercido por un Concejo Municipal, cuyos miembros eran elegidos por las

corporaciones. Solían pertenecer a las familias patricias, esto es, las familias más antiguas y ricas. El

Concejo estaba presidido por un alcalde. El gobierno municipal cuidaba de la defensa de la ciudad y de la

seguridad pública, percibía los impuestos, administraba el dinero municipal, nombraba a los jueces y

jurados, administraba las escuelas y los hospitales y fijaba la política económica.

En un comienzo las ciudades dependieron del señor en cuyo territorio habían sido fundadas. A partir del

siglo XI las ciudades se levantaron y, mediante negociaciones y violentas luchas, obtuvieron

gradualmente su independencia, quedando sujetas directamente al rey. Los impuestos que las ciudades

pagaban al rey aumentaban su riqueza y, por lo tanto, también su poder sobre los nobles. Las ciudades

se convirtieron en aliados importantes de los reyes en su lucha por consolidar el poder central y quebrar la

resistencia de la nobleza feudal.

Con el fin de reglamentar las actividades comerciales, los mercaderes se organizaban en asociaciones o

guildas. Sólo los miembros de una guilda estaban autorizados para vender sus mercaderías en

determinados distritos, de modo que gozaban de un monopolio en esa región. El tribunal de la guilda

juzgaba los conflictos entre los miembros y castigaban a comerciantes deshonestos. La guilda ayudaba a

sus socios en la vejez y mantenía casas para los pobres.

Los artesanos tenían sus propias asociaciones, los gremios. Para cada actividad artesanal había un

gremio correspondiente: joyeros, zapateros, peleteros, armeros, etc.

Para poder ejercer algún oficio, era indispensable pertenecer a un gremio. Este fijaba los precios y

reglamentaba la cantidad y la calidad de la producción. Se debía realizar el trabajo por el honor del oficio

y no por afán de lucro.

La formación de un buen artesano tomaba largo tiempo. Un aprendiz entraba de niño al taller de un

maestro donde permanecía entre cinco y doce años. Vivía en la casa del maestro donde recibía comida y

vestuario, pero ninguna remuneración. Al terminar el aprendizaje se convertía en oficial y empezaba a

recibir un salario. Para completar su formación, los oficiales debían salir de viaje y trabajar en distintos

talleres.

Vueltos a la ciudad natal, presentaban su obra maestra y rendían un examen para ascender a maestros.

Las ciudades y los gremios muchas veces establecieron tratados y alianzas con otras ciudades y otros

gremios para concederse mutuos privilegios y unir sus fuerzas en la lucha contra los piratas, los

salteadores de caminos y las ciudades rivales. La más importante de estas asociaciones fue la Liga

Hanseática que, hacia fines del siglo XIV, incluyó a cientos de ciudades y puertos del norte de Alemania,

de los Países Bajos, Inglaterra, Escandinavia y Rusia y que logró establecer su monopolio sobre el

comercio marítimo de todo el norte de Europa.

Con el desarrollo de la ciudad y de la población urbana apareció un elemento nuevo en la sociedad

europea. El habitante de la ciudad o burgo, el burgués, a diferencia del noble, estaba interesado en el

comercio y el trabajo y no en la guerra. En la ciudad no existía la servidumbre: "El aire de la ciudad hace

libre". Los vecinos eran hombres libres que se sentían orgullosos de sus derechos, de su riqueza y de su

poder.

Desarrollo cultural

Page 9: Edad media materia para el blog

El surgimiento de las ciudades, la formación de una próspera clase media, las reformas monásticas y el

contacto con otras culturas estimularon el desarrollo cultural. Los príncipes y la Iglesia necesitaban de

personas instruidas en las leyes. El comercio internacional y las operaciones de dinero requerían de un

mayor grado de instrucción. Con el fin de responder a estas exigencias se formaron asociaciones de

profesores y estudiantes, comparables a los gremios con sus maestros y aprendices. Estas corporaciones

de estudio recibieron el nombre de Universidades. La primera fue la Escuela de Bolonia, famosa por sus

juristas.

Luego, los príncipes y reyes fundaron Universidades en toda Europa. La fundación debía ser aprobada

por el Papa. Cada Universidad recibía sus estatutos propios. La Universidad estaba dividida en las cuatro

Facultades de Artes, Medicina, Derecho y Teología. El primer grado universitario era el Bachillerato. El

título de Magister confería el derecho de enseñar en la Universidad. Los estudios culminaban en el

Doctorado.

Las Universidades servían a la formación profesional y preparaban a los profesores, médicos y abogados

que la sociedad necesitaba. Pero su tarea más elevada consistía en la búsqueda e interpretación de la

verdad. Los sabios cristianos estaban convencidos de que la razón y la fe se complementaban. La

filosofía y la teología debían explicar los misterios de la revelación divina. El sabio más famoso de la Edad

Media fue Santo Tomás (1225-1274), el principal representante de la Escolástica, quien creo con su

Summa una síntesis de la filosofía aristotélica y del pensamiento cristiano.

Durante toda la Edad Media el latín fue la lengua de la Iglesia, de las Universidades y de la ciencia. Al

formarse las nacionalidades europeas, éstas desarrollaron sus propias lenguas, que luego encontraron

también expresión literaria. En España nació como primer documento literario de la lengua vernácula el

Poema del Cid. Se considera que la obra literaria más grandiosa de la Edad Media es la Divina Comedia,

del poeta italiano Dante. Esta obra, que narra la historia del viaje mítico del poeta por el infierno, el

purgatorio y el cielo, es auténtica expresión del espíritu religioso de la Edad Media.

La religiosidad medieval encontró también su expresión en las creaciones del arte y, en especial, en la

arquitectura. A partir del siglo X se desarrolló el arte románico, que se caracteriza ante todo por el empleo

del arco de medio punto y la bóveda y la cúpula de media naranja. En el siglo XII nació en Francia un

nuevo arte que recibiría el nombre de gótico. Sus elementos más típicos son el arco apuntado u ojiva, las

ventanas de lancetas, los rosetones y las vidrieras de múltiples colores. La catedral gótica, con sus altas

torres y sus altas naves era expresión de una profunda religiosidad y de la mística esperanza del hombre

medieval de unirse a Dios.

Ver, además, Edad Media, pestes y hambrunas

Fuente.

"Breve Historia Universal", Ricardo Krebs

EDAD MEDIA, LEGADO

La Edad Media dejó como legado o herencia principal al mundo conocido, entre otras cosas, el haber

permitido la propagación y defensa de la fe católica, la construcción de templos o basílicas donde tenía

efecto el culto a Dios, la creación y formación de los Estados Nacionales llamados Monarquías

(Inglaterra, Francia, España), la difusión de la Biblia y la trasmisión cultural por parte de los monjes y

sacerdotes, la latinización del mundo; es decir, de la utilización del latín como lengua universal.

El sistema político y económico llamado feudalismo fue un sistema contractual de relaciones políticas,

económicas y militares entre los miembros de la nobleza de Europa occidental durante la alta edad

media.

Page 10: Edad media materia para el blog

El feudalismo se caracterizó por la concesión de feudos (casi

siempre en forma de tierras y trabajo) a cambio de una

prestación política y militar, contrato sellado por un juramento

de homenaje y fidelidad. Pero tanto el señor como el vasallo

eran hombres libres, por lo que no debe ser confundido con el

régimen señorial, sistema contemporáneo de aquél, que

regulaba las relaciones entre los señores y sus campesinos.

El feudalismo unía la prestación política y militar a la posesión

de tierras con el propósito de preservar a la Europa medieval

de su desintegración en innumerables señoríos

independientes tras el hundimiento del Imperio Carolingio.

Orígenes

Cuando los pueblos germanos conquistaron en el siglo V el Imperio romano de Occidente pusieron

también fin al ejército profesional romano y lo sustituyeron por los suyos propios, formados con guerreros

que servían a sus caudillos por razones de honor y obtención de un botín. Vivían de la tierra y combatían

a pie ya que, como luchaban cuerpo a cuerpo, no necesitaban emplear la caballería. Pero cuando los

musulmanes, vikingos y magiares invadieron Europa en los siglos VIII, IX y X, los germanos se vieron

incapaces de enfrentarse con unos ejércitos que se desplazaban con suma rapidez.

Primero Carlos Martel en la Galia, después el rey Alfredo el Grande en Inglaterra y por último Enrique el

Pajarero de Germania, cedieron caballos a algunos de sus soldados para repeler las incursiones sobre

sus tierras. No parece que estas tropas combatieran a caballo; más bien tenían la posibilidad de perseguir

a sus enemigos con mayor rapidez que a pie. No obstante, es probable que se produjeran acciones de

caballería en este mismo periodo, al introducirse el uso de los estribos. Con total seguridad esto ocurrió

en el siglo XI.

Los caballos de guerra eran costosos y su adiestramiento para emplearlos militarmente exigía años de

práctica.

Carlos Martel, con el fin de ayudar a su tropa de caballería, le

otorgó fincas (explotadas por braceros) que tomó de las

posesiones de la Iglesia. Estas tierras, denominadas ‗beneficios‘,

eran cedidas mientras durara la prestación de los soldados. Éstos,

a su vez, fueron llamados ‗vasallos‘ (término derivado de una

palabra gaélica que significaba sirviente). Sin embargo, los

vasallos, soldados selectos de los que los gobernantes Carolingios

se rodeaban, se convirtieron en modelos para aquellos nobles que

seguían a la corte.

Con la desintegración del Imperio Carolingio en el siglo IX muchos

personajes poderosos se esforzaron por constituir sus propios

grupos de vasallos dotados de montura, a los que ofrecían

beneficios a cambio de su servicio. Algunos de los hacendados

más pobres se vieron obligados a aceptar el vasallaje y ceder sus

tierras al señorío de los más poderosos, recibiendo a cambio los

beneficios feudales. Se esperaba que los grandes señores

protegieran a los vasallos de la misma forma que se esperaba que

los vasallos sirvieran a sus señores.

Feudalismo clásico

Esta relación de carácter militar que se estableció en los siglos VIII y IX a veces es denominada

feudalismo Carolingio, pero carecía aún de uno de los rasgos esenciales del feudalismo clásico

desarrollado plenamente desde el siglo X.

Fue sólo hacia el año 1000 cuando el término ‗feudo‘ comenzó a emplearse en sustitución de ‗beneficio‘

este cambio de términos refleja una evolución en la institución. A partir de este momento se aceptaba de

Page 11: Edad media materia para el blog

forma unánime que las tierras entregadas al vasallo eran hereditarias, con tal de que el heredero que las

recibiera fuera grato al señor y pagara un impuesto de herencia llamado ‗socorro‘.

El vasallo no sólo prestaba el obligado juramento de fidelidad a su señor, sino también un juramento

especial de homenaje al señor feudal, el cual, a su vez, le investía con un feudo. De este modo, el

feudalismo se convirtió en una institución tanto política como militar, basada en una relación contractual

entre dos personas individuales, las cuales mantenían sus respectivos derechos sobre el feudo.

Causas de la aparición del sistema feudal

La guerra fue endémica durante toda la época feudal, pero el feudalismo no provocó esta situación; al

contrario, la guerra originó el feudalismo.

Tampoco el feudalismo fue responsable del colapso del Imperio Carolingio, más bien el fracaso de éste

hizo necesaria la existencia del régimen feudal. El Imperio Carolingio se hundió porque estaba basado en

la autoridad de una sola persona y no estaba dotado de instituciones lo suficientemente desarrolladas.

La desaparición del Imperio amenazó con sumir a Europa en una situación de anarquía: cientos de

señores individuales gobernaban a sus pueblos con completa independencia respecto de cualquier

autoridad soberana. Los vínculos feudales devolvieron cierta unidad, dentro de la cual los señores

renunciaban a parte de su libertad, lo que era necesario para lograr una cooperación eficaz. Bajo la

dirección de sus señores feudales, los vasallos pudieron defenderse de sus enemigos, y más tarde crear

principados feudales de cierta importancia y complejidad. Una vez que el feudalismo demostró su utilidad

local reyes y emperadores lo adoptaron para fortalecer sus monarquías.

El feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI y tuvo su máximo apogeo en los siglos XII y XIII. Su cuna

fue la región comprendida entre los ríos Rin y Loira, dominada por el ducado de Normandía. Al conquistar

sus soberanos, a fines del siglo XI, el sur de Italia, Sicilia e Inglaterra y ocupar Tierra Santa en la primera

Cruzada, establecieron en todas estas zonas las instituciones feudales.

España también adoptó un cierto tipo de feudalismo en el siglo XII, al igual que el sur de Francia, el norte

de Italia y los territorios alemanes. Incluso Europa central y oriental conoció el sistema feudal durante un

cierto tiempo y en grado limitado, sobre todo cuando el Imperio bizantino se feudalizó tras la cuarta

Cruzada.

Los llamados feudalismos del antiguo Egipto y de Persia, o de China y Japón, no guardan relación alguna

con el feudalismo europeo, y sólo son superficialmente similares. Quizá fueran los samurais japoneses los

que más se asemejaron a los caballeros medievales, en particular los shoguns de la familia Ashikaga;

pero las relaciones entre señores y vasallos en Japón eran diferentes a las del feudalismo de Europa

occidental.

Características

En su forma más clásica, el feudalismo occidental asumía que casi toda la tierra pertenecía al príncipe

soberano —bien el rey, el duque, el marqués o el

conde— que la recibía "de nadie sino de Dios".

El príncipe cedía los feudos a sus barones, los

cuales le rendían el obligado juramento de

homenaje y fidelidad por el que prestaban su

ayuda política y militar, según los términos de la

cesión. Los nobles podían ceder parte de sus

feudos a caballeros que le rindieran, a su vez,

homenaje y fidelidad y les sirvieran de acuerdo a

la extensión de las tierras concedidas. De este

modo si un monarca otorgaba un feudo de doce

señoríos a un noble y a cambio exigía el servicio

de diez caballeros, el noble podía ceder a su vez

diez de los señoríos recibidos a otros tantos caballeros, con lo que podía cumplir la prestación requerida

por el rey.

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Un noble podía conservar la totalidad de sus feudos bajo su dominio personal y mantener a sus

caballeros en su señorío, alimentados y armados, todo ello a costa de sufragar las prestaciones debidas a

su señor a partir de su propio patrimonio y sin establecer relaciones feudales con inferiores, pero esto era

raro que sucediera ya que los caballeros deseaban tener sus propios señoríos. Los caballeros podían

adquirir dos o más feudos y eran proclives a ceder, a su vez, parte de esas posesiones en la medida

necesaria para obtener el servicio al que estaban obligados con su superior. Mediante este

subenfeudamiento se creó una pirámide feudal, con el monarca en la cúspide, unos señores intermedios

por debajo y un grupo de caballeros feudales para servir a la convocatoria real.

Los problemas surgían cuando un caballero aceptaba feudos de más de un señor, para lo cual se creó la

institución del homenaje feudatario, que permitía al caballero proclamar a uno de sus señores como su

señor feudal, al que serviría personalmente, en tanto que enviaría a sus vasallos a servir a sus otros

señores. Esto quedaba reflejado en la máxima francesa de que "el señor de mi señor no es mi señor" de

ahí que no se considerara rebelde al subvasallo que combatía contra el señor de su señor. Sin embargo,

en Inglaterra, Guillermo I el Conquistador y sus sucesores exigieron a los vasallos de sus vasallos que les

prestaran juramento de fidelidad.

Obligaciones del vasallo

La prestación militar era fundamental en el feudalismo, pero estaba lejos de ser la única obligación del

vasallo para con su señor. Cuando el señor era propietario de un castillo, podía exigir a sus vasallos que

lo guarnecieran, en una prestación denominada ‗custodia del castillo‘. El señor también esperaba de sus

vasallos que le atendieran en su corte, con objeto de aconsejarle y de participar en juicios que afectaban

a otros vasallos. Si el señor necesitaba dinero, podía esperar que sus vasallos le ofrecieran ayuda

financiera.

A lo largo de los siglos XII y XIII estallaron muchos conflictos entre los señores y sus vasallos por los

servicios que estos últimos debían prestar. En Inglaterra, la Carta Magna definió las obligaciones de los

vasallos del rey; por ejemplo, no era obligatorio procurar ayuda económica al monarca salvo en tres

ocasiones: en el matrimonio de su hija mayor, en el nombramiento como caballero de su primogénito y

para el pago del rescate del propio rey.

En Francia fue frecuente un cuarto motivo para este tipo de ayuda extraordinaria: la financiación de una

Cruzada organizada por el monarca. El hecho de actuar como consejeros condujo a los vasallos a exigir

que se obtuviera su beneplácito en las decisiones del señor que les afectaran en cuestiones militares,

alianzas matrimoniales, creación de impuestos o juicios legales.

Herencia y tutela

Otro aspecto del feudalismo que requirió una

regulación fue la sucesión de los feudos. Cuando

éstos se hicieron hereditarios, el señor estableció

un impuesto de herencia llamado ‗socorro‘. Su

cuantía fue en ocasiones motivo de conflictos.

La Carta Magna estableció el socorro en 100

libras por barón y 5 libras por caballero; en todo

caso, la tasa varió según el feudo. Los señores se

reservaron el derecho de asegurarse que el

propietario del feudo fuese leal y cumplidor de

sus obligaciones. Si un vasallo moría y dejaba a

un heredero mayor de edad y buen caballero, el

señor no tenía por qué objetar su sucesión. Sin embargo, si el hijo era menor de edad o si el heredero era

mujer, el señor podía asumir el control del feudo hasta que el heredero alcanzara la mayoría de edad o la

heredera se casara con un hombre que tuviera su aprobación.

De este modo surgió el derecho señorial de tutela de los herederos menores de edad o de las herederas y

el derecho de vigilar sobre el matrimonio de éstas, lo que en ciertos casos supuso que el señor se eligiera

a sí mismo como marido. La viuda de un vasallo tenía derecho a una pensión de por vida sobre el feudo

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de su marido (por lo general un tercio de su valor) lo que también llevaba a provocar el interés del señor

por que la viuda contrajera nuevas nupcias. En algunos feudos el señor tenía pleno derecho para

controlar estas segundas nupcias.

En el caso de muerte de un vasallo sin sucesores directos, la relación de los herederos con el señor

variaban: los hermanos fueron normalmente aceptados como herederos, no así los primos. Si los

herederos no eran aceptados por el señor, la propiedad del feudo revertía en éste, que así recuperaba el

pleno control sobre el feudo; entonces podía quedárselo para su dominio directo o cederlo a cualquier

caballero en un nuevo vasallaje.

Ruptura del contrato

Debido al carácter contractual de las relaciones feudales cualquier acción irregular cometida por las

partes podía originar la ruptura del contrato. Cuando el vasallo no llevaba a cabo las prestaciones

exigidas, el señor podía acusarle, en su corte, ante sus otros vasallos y si éstos encontraban culpable a

su par, entonces el señor tenía la facultad de confiscar su feudo, que pasaba de nuevo a su control

directo. Si el vasallo intentaba defender su tierra, el señor podía declararle la guerra para recuperar el

control del feudo confiscado.

El hecho de que los pares del vasallo le declararan culpable implicaba que moral y legalmente estaban

obligados a cumplir su juramento y pocos vasallos podían mantener una guerra contra su señor y todos

sus pares. En el caso contrario, si el vasallo consideraba que su señor no cumplía con sus obligaciones,

podía desafiarle —esto es, romper formalmente su confianza— y declarar que no le consideraría por más

tiempo como su señor, si bien podía seguir conservando el feudo como dominio propio o convertirse en

vasallo de otro señor. Puesto que en ocasiones el señor consideraba el desafío como una rebelión, los

vasallos desafiantes debían contar con fuertes apoyos o estar preparados para una guerra que podían

perder.

Autoridad real

Los monarcas, durante toda la época feudal, tenían otras fuentes

de autoridad además de su señorío feudal. El renacimiento del

saber clásico supuso el resurgimiento del Derecho romano, con su

tradición de poderosos gobernantes y de la administración

territorial. La Iglesia consideraba que los gobernantes lo eran por la

gracia de Dios y estaban revestidos de un derecho sagrado.

El florecimiento del comercio y de la industria dio lugar al desarrollo

de las ciudades y a la aparición de una incipiente burguesía, la cual

exigió a los príncipes que mantuvieran la libertad y el orden

necesarios para el desarrollo de la actividad comercial. Esa

población urbana también demandó un papel en el gobierno de las

ciudades para mantener su riqueza.

En Italia se organizaron comunidades que arrebataron el control del

país a la nobleza feudal que incluso fue forzada a residir en

algunas de las urbes. Las ciudades situadas al norte de los Alpes

enviaron representantes a los consejos reales y desarrollaron

instituciones parlamentarias para conseguir voz en las cuestiones

de gobierno, al igual que la nobleza feudal. Con los impuestos que obtuvieron de las ciudades, los

príncipes pudieron contratar sirvientes civiles y soldados profesionales. De este modo pudieron imponer

su voluntad sobre el feudo y hacerse más independientes del servicio de sus vasallos.

Decadencia

El feudalismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo XIII; a partir de entonces inició su

decadencia. El subenfeudamiento llegó a tal punto que los señores tuvieron problemas para obtener las

prestaciones que debían recibir. Los vasallos prefirieron realizar pagos en metálico (scutagium, ‗tasas por

escudo‘) a cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos tendieron a preferir el dinero,

Page 14: Edad media materia para el blog

que les permitía contratar tropas profesionales que en muchas ocasiones estaban mejor entrenadas y

eran más disciplinadas que los vasallos.

Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la introducción de nuevas armas, como el arco y

la pica, hicieron que la aballería no fuera ya un factor decisivo para la guerra. La decadencia del

feudalismo se aceleró en los siglos XIV y XV. Durante la guerra de los Cien Años, las caballerías francesa

e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por los soldados

profesionales y en especial por los arqueros de a pie.

Los soldados profesionales combatieron en unidades cuyos jefes habían prestado juramento de homenaje

y fidelidad a un príncipe, pero con contratos no hereditarios y que normalmente tenían una duración de

meses o años. Este ‗feudalismo bastardo‘ estaba a un paso del sistema de mercenarios, que ya había

triunfado en la Italia de los condotieros renacentistas.

Su papel en el desarrollo político

La figura jurídica del feudo estaba contenida en el derecho consuetudinario de Europa occidental y en

aspectos feudales como la tutela y el matrimonio, la reversibilidad y la confiscación, que continuaron en

vigor después de que la prestación militar hubiera desaparecido. En Inglaterra las posesiones feudales

fueron abolidas por ley en 1660, pero se prolongaron en algunas zonas de Europa hasta que el derecho

consuetudinario fue sustituido por el Derecho romano, proceso concluido por el emperador Napoleón a

prLos musulmanes en España

Después de conquistar muchas tierras del Levante mediterráneo y todo el norte de África en el 711, los

musulmanes decidieron invadir la península Ibérica. Derrotaron a las fuerzas de los visigodos mandadas

por su rey don Rodrigo.

Esta batalla que duró unos tres días vio el triunfo de los

musulmanes y el fin del reino visigodo en España.

El rey desapareció ya que no se pudo encontrar su cadáver en el

campo de batalla y, según la crónica, sólo se encontraron su

túnica, su corona, su calzado de oro y su caballo en un hoyo lleno

de barro cerca del río Guadalete (Andalucía) donde tuvo lugar la

batalla.

Tanto la vida como la desaparición de don Rodrigo han venido a

nutrir las leyendas y, a su vez, muchas obras literarias.

Una vez exterminadas las fuerzas visigodas, los musulmanes

conquistaron fácilmente toda la península, salvo algunos valles en

los montes cantábricos. Los victoriosos ejércitos árabes pasaron

los Pirineos e invadieron Francia y la habrían conquistado si los

ejércitos francos no los hubieran derrotado en la batalla de Poitiers

(Tours).

Esta rápida conquista de la Península no sólo se puede explicar

mencionando la derrota sufrida por los visigodos en el Guadalete.

Hay que añadir que ya antes de la llegada de los moros en el

Norte de África el reino visigodo sufría de una gran inestabilidad política, también era injusto hacia grupos

minoritarios y entre estos los judíos; además, los labradores estaban muy explotados por la nobleza.

Los árabes trataron a los judíos mucho mejor y también mostraron una gran tolerancia hacia los

cristianos. Muchos de estos cristianos se convirtieron al Islam (muladíes), pero los que permanecieron

fieles a su fe pudieron continuar practicándola en sus iglesias. Es también cierto que las autoridades

musulmanas intervenían en el nombramiento de los obispos de los que ahora se llamaban mozárabes; es

decir, cristianos que vivían bajo el dominio árabe.

Don Rodrigo, rey de España

visigoda en 711

Page 15: Edad media materia para el blog

Durante los primeros cuarenta años de la

ocupación de la Península había muchísimas

luchas y peleas entre las diferentes facciones que

querían controlar el poder. Estas luchas

reflejaban en España (Al-Andalús) lo que estaba

aconteciendo en Damasco, donde los Abasíes y

los Omeyas se disputaban el poder.

Los Omeyas perdieron y la mayor parte de esta

familia fue asesinada, con la excepción de un

joven que consiguió huir y llegar a España, donde

sus partidarios le entregaron el gobierno.

Abderramán (Abd-er-Rahman), que así se

llamaba este noble refugiado, se instaló en

Córdoba y fue durante su emirato que se empezó

la construcción de la Gran Mezquita, cuya belleza

y grandeza se puede admirar hasta nuestros

días.

Abderramán I se independizó del dominio del califato de Damasco (756), pero continuó siendo emir

(gobernador). Al-Andalús continúa siendo un emirato hasta la creación del Califato de Córdoba (912) por

Abderramán III.

La dominación musulmana se puede dividir en cuatro partes: I. Emirato dependiente de Damasco (711-

756). II. Emirato independiente (756-912). III. Califato de Córdoba (912-1030). IV. Reino taifas (1030-

1492).

Desde los primeros años de la conquista árabe de la península hasta 1030 cuando el Califato de Córdoba

se desintegra en una serie de reinos árabes llamados "taifas," los musulmanes poseían una gran parte del

territorio de lo que hoy es España y Portugal. Los cristianos habían establecido unos reinos y condados

que correspondían, en gran parte, a una zona montañosa formada por los montes cantábricos y los

Pirineos.

Es importante recordar que estas dos culturas estuvieron

conviviendo durante mucho tiempo. A estas dos culturas tenemos

que añadir otra, la judía o hispano hebrea. Aunque fuera ésta

minoritoria, tuvo muchísima importancia por la contribución que hizo,

tanto en las ciencias como en las letras, a la España tanto

musulmana como cristiana.

Durante el Califato, Córdoba era una ciudad que resplandecía tanto

en su planta física como en su cultura. En esa época tanto Londres

como París eran ciudades pequeñas y sucias, pero Córdoba se

extendía kilómetros y kilómetros por ambas riberas del Guadalquivir

con una población de casi medio millón de habitantes.

Cerca de Córdoba, Abderramán III construyó Medinat-ez-Zahra para

su esposa favorita. Lo que asombra es que se construyó en

poquísimos años y llegó a ser una verdadera joya arquitectónica que

por su gran belleza inspiró a muchos poetas. Hoy sólo quedan las

ruinas y sobre ellas los arqueólogos de hoy, junto con los arquitectos

del Patrimonio nacional van poco a poco reconstruyendo algunos de

los edificios.

Claro está que nunca se volverá a ver esos salones con columnas de mármol y paredes cubiertas de oro.

Según los pocos escritos que han llegado hasta hoy y que cantan la gloria de esos lugares, entrar en

Medina Azahara (Medinat-ez-Zahra) era pasar al mundo encantado de Las mil y una noches.

Batalla de Guadalete

Don Rodrigo, en el museo de cera

de Madrid

Page 16: Edad media materia para el blog

Sin duda alguna, Córdoba era, en el siglo X, una de las ciudades de gran esplendor cultural. Se podía

comparar favorablemente con la Constantinopla y Bagdad de esa época. Esta ciudad junto como otras

que no podemos olvidar tales como Sevilla, Toledo y Granada produjeron individuos que alcanzaron un

gran renombre en las matemáticas, astronomía, botánica, historia, geografía, filosofía, etc.

Este gran saber se debe al hecho de que los

árabes tradujeron y estudiaron las obras clásicas

de los griegos. El pensamiento árabe le debe

mucho a la filosofía griega y a su vez los filósofos

y teólogos cristianos deben mucho a los

comentaristas árabes, ya que sus escritos

traducidos al latín se difundieron por la Europa

cristiana.

Averroes (Ibn Rushd, 1126-1198) en su

aristotelianismo trató de reconciliar la fe y la

razón, la ciencia y la religión. Entre los grandes

pensadores hispano-hebreos destaca el cordobés

Maimonides (Moses Ben Maimon, 1139-1205)

que contemporáneo de Averroes.

Después de la muerte del gran general Almanzor

en 1002, Al-Andalús se vio envuelto en una serie de crisis que resultaron en la fragmentación del Califato

(1035).

Esta creación de los reinos taifas vino a debilitar el poder de los musulmanes en España y a partir de este

momento la iniciativa militar está en manos de los reinos cristianos.

La Reconquista que así se ha llamado a esta serie de guerras y luchas que los cristianos llevaron a través

de ocho siglos para volver a poseer las tierras que antes fueron de los visigodos, no acabó antes con la

presencia mora en España debido principalmente al hecho que estos reinos cristianos se pasaban mucho

tiempo luchando entre si.

Otra razón fue que invasiones de moros de Marruecos vinieron a dar más vigor militar a los reinos árabes

de la península. Fue durante estas invasiones de almorávides (1086), almohades (1146) y benimerinos

(1212) que los reinos cristianos se unían para hacer un frente común a los nuevos invasores que tenían

su propia idea de reconquistar.

Las grandes ciudades árabes y los reinos taifas que representaban fueron cayendo poco a poco en poder

de los reyes cristianos: Zaragoza, Toledo,

Córdoba, Sevilla, Valencia, y finalmente,

Granada.

Este Reconquista resultó ser tan lenta que entre

la toma de Toledo por Alfonso VI de Castilla en

1085 y la caída de Granada en 1492 pasaron

más de cuatro siglos; aunque después de caer

Sevilla a mediados del siglo XIII bajo el poder de

Castilla y Valencia ahora en el poder de Aragón,

el dominio cristiano es hegemónico.

El reino de Granada sobrevivió por razones

político-económicas. Los emires o reyezuelos

granadinos pagaron tributos en oro durante

muchísimos años antes que los Reyes Católicos

decidieran eliminar por completo de la península

la presencia musulmana.

El origen de las Cruzadas

Califato de Granada hacia el 1002

(ampliar imagen)

Interior de la mezquita de Córdoba

Page 17: Edad media materia para el blog

La I Cruzada fue predicada por el Papa Urbano II en el Concilio de Clermont (1095), tras la conquista de

Jerusalén por los turcos seljúcidas (1076) y las peticiones de ayuda del emperador bizantino Alejo I

Comneno.

Aparte de la recuperación de los Santos Lugares, con su clara connotación religiosa, los Papas vieron las

Cruzadas como un instrumento de ensamblaje espiritual que superase las tensiones entre Roma y

Constantinopla, que además elevaría su prestigio en la lucha contra los emperadores germanos,

afianzando su poder sobre los poderes laicos. También como un medio de desviar la guerra endémica

entre los señores cristianos hacia una causa justa que pudiera ser común a todos ellos, la lucha contra el

infiel.

El éxito de esta iniciativa y su conversión en un fenómeno

histórico que se extenderá durante dos siglos, se deberá

tanto a aspectos de la vida económica y social de los siglos

XI al XIII como a cuestiones políticas y religiosas, en las que

intervendrán una gran variedad de agentes: como la difícil

situación de las masas populares de Europa occidental; el

ambiente escatológico, que hacía de la peregrinación a

Jerusalén el cumplimiento del supremo destino religioso de

los fieles; o los intereses comerciales de las ciudades del

norte de Italia que participaban en estas expediciones y que

encontraron en las cruzadas su oportunidad de intensificar

sus relaciones comerciales con el mediterráneo oriental,

convirtiéndose en las grandes beneficiarias del proceso.

Los comerciantes Italianos reabrieron el Mediterráneo

oriental al comercio occidental, monopolizaron el tráfico y se

convirtieron en intermediarios y distribuidores en Europa de

las especies y otros productos traídos de China e India.

También tuvo su papel la necesidad de expansión de la

sociedad feudal, en la que el marco de la organización señorial se vio desbordado por el crecimiento,

obligando a emigrar a muchos segundones de la pequeña nobleza en busca de nuevas posibilidades de

lucro. De esta procedencia eran la mayoría de los caballeros franconormandos que formaron la mayor

parte de los contingentes de la primera cruzada.

Espiritualmente dos corrientes coinciden en las Cruzadas. Por un lado, la idea de un itinerario espiritual

que enlaza la cruzada con la vieja costumbre penitencial de la peregrinación. Así se intenta alcanzar la

Jerusalén celestial por vía de la Jerusalén terrestre. Ambas a ojos del cristiano del siglo XI resultaban

prácticamente inseparables.

Y más que para los caballeros para las masas populares

imbuidas de unas ideas mesiánicas y en extremo anarquizantes,

que chocaron repetidamente con el orden social establecido.

Son las llamadas cruzadas populares, como la de Pedro el

Ermitaño, que precedió a la expedición de los caballeros, la de

los Niños (1212) y la de los Pastoreaux (1250). Por otro lado,

está la idea de una "guerra santa" contra los infieles, en la que

Jerusalén no constituye el único objetivo, se lucha contra el

Islam.

Las ocho Cruzadas

La historiografía tradicional contabiliza ocho cruzadas, aunque en

realidad el número de expediciones fue mayor. Las tres primeras

se centraron en Palestina, para luego volver la vista al Norte de

África o servir a otros intereses, como la IV Cruzada.

La I cruzada (1095-1099) dirigida por Godofredo de Bouillon,

Cruzadas: buen negocio

Page 18: Edad media materia para el blog

Raimundo IV de Tolosa y Bohemundo I de Tarento culminó con la conquista de Jerusalén (1099), tras la

toma de Nicea (1097) y Antioquia (1098), y la formación de los estados latinos en Tierra Santa: el reino de

jerusalén (1099), el principado de Antioquia (1098) y los condados de Edesa (1098) y Trípoli (1199).

La II Cruzada> (1147-1149) predicada por San Bernardo de Clairvaux tras la toma de Edesa por los

turcos, y dirigida por Luis VII de Francia y el emperador Conrado III, terminó con el fracasado asalto a

Damasco (1148).

La III Cruzada (1189-1192) fue una consecuencia directa de la

toma de Jerusalén (1187) por Saladino. Dirigida por Ricardo

Corazón de León, Felipe II Augusto de Francia y Federico III de

Alemania, no alcanzó sus objetivos, aunque Ricardo tomaría

Chipre (1191) para cederla luego al Rey de Jerusalén, y junto a

Felipe Augusto, Acre (1191).

La IV Cruzada (1202-1204), inspirada por Inocencio III ya contra

Egipto, terminó desviándose hacia el Imperio Bizantino por la

intervención de los venecianos, que la utilizaron en su propio

beneficio.

Tras la toma y saqueo de Constantinopla (1204) se constituyó

sobre el viejo Bizancio el Imperio Latino de Occidente,

organizado feudalmente y con una autoridad muy débil.

Desapareció en 1291 ante la reacción bizantina que

constituyeron el llamado Imperio de Nicea, al tiempo que Génova

sustituía a Venecia en el control del comercio bizantino.

La V (1217-1221) y la VII (1248-1254) Cruzadas, dirigidas por

Andrés II de Hungría y Juan de Brienne, y Luis IX de Francia, respectivamente, tuvieron como objetivo el

sultanato de Egipto y ambas terminaron en rotundos fracasos.

La VIII cruzada (1271) también fue iniciativa de Luis IX. Dirigida contra Túnez concluyó con la muerte de

San Luis ante la ciudad sitiada.

La VI Cruzada (1228-1229) fue la más extraña de todas, dirigida por un soberano excomulgado, Federico

II de Alemania, alcanzó unos objetivos sorprendentes para la época: el condominio confesional de

Jerusalén, Belén y Nazareth (1299), status que sin embargo duraría pocos años.

España no tuvo mucho que ver en estas Cruzadas, varios miles de españoles se alistaron para combatir

al "infiel". En el año 1180 el papa Alejandro III emitió una bula reconociendo la Orden de los Caballeros de

Nuestra Señora de Montjoie, fundada por un español, el conde Rodrigo, siete años más tarde muchos

hermanos se pasaron a las otras Órdenes Militares nacionales y otros se retiraron a Aragón, la conocida

Orden de Trufac. La Orden del Temple los

absorbió.

Estas Órdenes Militares extranjeras —la

Hospitalaria de San Juan o de los Caballeros de

Malta, el Temple y los Caballeros Teutónicos— sí

fueron las que actuaron ayudando a las

españolas, pues, como dijo Fernando II de

Castilla "No faltan moros en mi propio país".

Esta Cruzada no es ni más ni menos que la

Reconquista, iniciada, según muchos, por Pelayo

en el año 722 en la famosa Batalla de

Covadonga. Duró 770 años, hasta 1492, la caída

de Granada en manos cristianas.

El siguiente gran paso hacia la reconquista fue la

toma de Toledo en el año 1085. al-Andalus se

Ricardo Corazón de León

Importantes pero infructuosas

Page 19: Edad media materia para el blog

había convertido en un lugar donde los musulmanes nacían y morían.

Consecuencias

Las Cruzadas influyeron en múltiples aspectos de la vida medieval, aunque, en general, no cumplieron los

objetivos esperados.

Casi todas las expediciones militares sufrieron importantes derrotas. Jerusalén se perdería en 1187 y lo

que quedó de las posiciones cristianas tras la III Cruzada hasta su definitiva pérdida en el siglo XIII (San

Juan de Acre -1291) se limitaba a una estrecha franja litoral cuya pérdida era cuestión de tiempo.

Además, los señores de Occidente llevaron sus

diferencias tanto a las propias Cruzadas (Luis VII

de Francia y Conrado III en la II Cruzada; Ricardo

Corazón de León y Felipe II Augusto en la III)

como a los estados cristianos fundados en Tierra

Santa, donde los intereses de los diferentes

grupos dieron lugar a numerosos conflictos.

En el intento de reensamblar las cristiandades

latina y griega, no sólo fallaron las Cruzadas, sino

que se acentuó el odio y la diferencia entre ellas,

convirtiéndose en causa última de la ruptura

definitiva entre Roma y Bizancio.

Cierto es que Bizancio pidió ayuda a Occidente,

pero al modo tradicional, pequeños grupos de

soldados que le ayudasen a recobrar las

provincias perdidas, no con grandes ejércitos

poco dispuestos a someterse a la disciplina de los mandos bizantinos, o que se convirtieran en poderes

independientes en las tierras que ocupasen o en la propia Constantinopla, como ocurrió en la IV Cruzada.

Historiadores como Ana Comneno o Guillermo de Tiro nos han dejado testimonios del impacto del paso

de los cruzados por las tierras bizantinas y el choque entre la brutalidad de costumbres de los

occidentales y el refinamiento cultural bizantino.

Por último, y a pesar de los réditos políticos que las Cruzadas tuvieron para el Papado como director de la

política exterior europea, pronto se encontró Roma con voces que criticaban su uso como instrumento al

servicio de los intereses papales, sobre todo desde que no se limitaron a los musulmanes, y se dirigieron

también contra los disidentes religiosos o los enemigos políticos.

La expansión del comercio y el crecimiento de la población

El mundo feudal europeo se caracterizaba por relaciones personales verticales dictadas por reglas

estrictas basadas en la costumbre. La relación entre el señor y sus siervos suponía apelar a un sistema

de obligaciones mutuas y de servicios, desde lo más alto a lo más bajo, establecidas en función de la

posesión de la tierra. Los servicios que el siervo debía al señor y los que el señor debía al siervo, por

ejemplo frente a un ataque o el estallido de una guerra, eran todos convenidos y cumplidos según la

costumbre.

Los señores de Occidente

Page 20: Edad media materia para el blog

La posesión de la tierra implicaba su explotación agrícola

con base en un sistema comunal; cultivándose

colectivamente los campos abiertos y estableciéndose

acuerdos contractuales para el reparto de las cosechas, el

uso de las máquinas, herramientas, y la prestación de los

servicios por parte de los vasallos hacia su señor.

De esta organización participaba activamente la Iglesia,

poseedora de una gran cantidad de tierras, las cuales

ampliaba frecuentemente en virtud de las donaciones que

recibía en calidad de herencia por parte de los señores.

El rasgo más importante en lo económico de los dominios

feudales, se refiere a que sea cual fuere la relación entre

patrono y trabajador, ya se tratara de un estatuto

tradicional, de una obligación o de una compulsión, el

hecho es que los productos se entregaban pero no se

vendían.

Sobre este orden de dominio de la tierra, junto con toda

suerte de compulsiones y exacciones respecto al trabajo, van a ocurrir desde el siglo X importantes

cambios vinculados a dos hechos estrechamente vinculados entre si: la expansión demográfica y el

crecimiento de la actividad comercial.

Hacia comienzos del siglo XII la presión demográfica comienza a provocar una disminución del control de

la tierra por parte de los señores, mientras que la expansión del comercio trae aparejadas nuevas

relaciones contractuales para el trabajo y para los intercambios. En principio, incluso algunos señoríos se

convierten en factores de animación económica y en reguladores de los movimientos de la producción y

de los intercambios. Posteriormente, dan paso a la organización de los mercados en torno a las ferias y a

la emergencia de poderosos centros urbanos funcionando como redes articuladas de comercio.

Mapa conceptual

Relaciones verticales medievales.

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Estrechamente vinculado a la expansión demográfica, el movimiento de expansión del espacio agrícola, la

multiplicación de los núcleos urbanos y de colonización regional, representan la expresión tangible del

crecimiento económico de la Europa de los siglos medievales tempranos; proceso que continuará durante

toda la Edad Media, aunque sometido a significativas perturbaciones.

Page 22: Edad media materia para el blog

El aumento de las roturaciones y la intensificación del uso de

los terrazgos existentes determinarán el incremento de la

producción agrícola.

El desbloqueo de una situación precaria sirve de incentivo para el desarrollo de otras actividades

productivas, particularmente la industria artesanal y el comercio.

En conjunto con esta evolución, comienza a gestarse una red de relaciones personales horizontales para

el trabajo, para los préstamos y la compraventa de mercancías, apoyándose en un esquema cooperativo

del todo diferente al existente en el señorío feudal tradicional; una red de relaciones comerciales y de

intercambio de servicios entre centros urbanos y poblados rurales; y una red comercial interregional que

abarcará prácticamente toda Europa y amplias zonas de comercio con regiones del Cercano Oriente, el

norte de África y Asia oriental.

Actuando como causa al mismo tiempo que como consecuencia, al unísono o de forma aislada, una serie

de factores se van a correlacionar para tener efectos significativos en la ampliación de los intercambios y

en la vinculación de los espacios comerciales.

Entre estos factores destaca, en primer lugar, las mejoras de las vías y de los medios de comunicación

como expresión de los adelantos técnicos que se estaban gestando en los transportes, especialmente en

los fluviales y marítimos.

Sirva como ejemplo la región de Lombardía, donde en los últimos decenios del siglo XII los municipios

urbanos acometen una relevante obra de renovación de las rutas y de las vías navegables. La posibilidad

de que la más remota aldea se hiciera accesible en barco o en carro desde la ciudad, promoviendo los

intercambios, agilizó los acuerdos comerciales entre centros urbanos y localidades rurales, reduciéndose

los costos de transporte implicados.

Un hecho colateral testimonia la importante mejora de las

vías de navegación, incentivada por la dinámica comercial

regional e internacional europea. Es el aumento constante

de la capacidad de carga de los barcos mercantes.

Hacia 1320, las galeras venecianas que se dirigían a Chipre

o Flandes tenían una capacidad de carga de

aproximadamente 110 a 115 toneladas métricas; un siglo

después la capacidad de carga había aumentado a 170

toneladas métricas; y hacia 1550 dicha capacidad se había

elevado hasta 280.

Pero quienes se convierten en los líderes de las

embarcaciones con una gran capacidad de carga,

provocando que la productividad de los transportes se

dispare, son los genoveses. Hacia finales del siglo XIII se

observarán barcos genoveses que exceden la capacidad de

flete de 450 toneladas de las naos catalanas, consideradas

hasta ese momento las de mayor tonelaje.

Este avance genovés tiene su explicación en la necesidad de transportar unos productos pesados a bajo

precio para asegurar el abastecimiento de la ciudad. Los grandes navíos no eliminan a los pequeños y la

circulación de éstos es un buen indicador de una coyuntura económica favorable.

Un segundo factor que potencia el funcionamiento de redes de producción y de comercio se observa en la

instalación de los mercados locales, floreciendo mayoritariamente en el norte de Europa. En Inglaterra, la

Corona era la otorgante de las cartas de establecimiento de estas ferias y mercados, llegando a entregar

cerca de dos mil.

Mayor uso del suelo.

Auge comercial y productivo.

Page 23: Edad media materia para el blog

Algunas ferias comerciales llegaron a ser muy

importantes, como las ferias de Champaña,

logrando concentrar un gran número de

compradores y vendedores de los más variados

productos.

Sin embargo, hacia finales del siglo XIV las ferias

comenzaron a decaer, al ser paulatinamente

sustituidas por mercados permanentes ubicados

en áreas urbanas, y en la medida que seguían

reduciéndose los costos de transporte de las

rutas de comunicación marítima entre el norte y el

sur.

Cabe destacar que en las ferias ya se percibía,

además de las operaciones comerciales de productos, la instauración de un incipiente sistema de cambio

monetario. Los días finales de una determinada feria eran dedicados a las transacciones financieras,

implicando cambios de diferentes monedas, una vez pesadas y evaluadas; negociaciones de préstamos,

pago de deudas antiguas; se honraban cartas de crédito y se hacían operaciones con letras de cambio.

El aspecto anterior está vinculado con el hecho de que la ampliación de la base monetaria para que las

transacciones se lleven a cabo y el dinero adquiera algunas de sus funciones especializadas, se venía

gestando en Europa desde la época carolingia.

Cerca del año mil, existía una gran variedad de monedas en circulación, respondiendo a varias

tradiciones monetarias. El sistema evoluciona en la dirección de desarrollarse hacia un plurimetalismo y,

simultáneamente, hacia un régimen de monometalismo plata, vinculado relativamente a la explotación de

las minas de plata (Bohemia, Cerdeña, Tirol, Sajonia).

Desde el siglo XIII tres tipos de monedas se utilizan con diferentes propósitos. El vellón es la moneda de

los intercambios cotidianos (pan, vino, limosnas, portazgos, censos); la plata es la moneda de los

mercaderes y de las transacciones del mercado local; el oro y las letras de cambio están reservados al

comercio internacional, a los príncipes y a la

aristocracia.

Hacia mediados del siglo XIII, la propia dinámica

comercial impone que las monedas más sólidas,

como las monedas de oro emitidas en gran

cantidad en ciudades muy activas

económicamente, terminen convirtiéndose en el

patrón de referencia para la fijación de los tipos

de cambio. De hecho, se ha presentado al Florín,

emitido en Florencia, como la moneda que en el

siglo XV representaba el papel del dólar en el

presente.

Los primeros y principales usuarios de las

monedas de oro van a ser los propios italianos, en la medida que son ellos quienes manejan buena parte

del comercio internacional, pero también los operadores de los fondos de los principados y del papado.

En los años centrales del siglo XIV la moneda de oro se diversifica y es emitida por diversos reinos,

perdiendo así el florín su situación de cuasi monopolio y siendo este aspecto un síntoma de una

verdadera integración de la moneda de oro en la economía europea.

Un tercer factor detrás de la expansión comercial se relaciona con que, trátese de la producción rural o de

la producción urbana, ésta adquiere unas nuevas cualidades derivadas del papel imputable a cambios,

aunque rudimentarios, en la organización de las tareas, y la preeminencia que va adquiriendo el trabajo

asalariado. La unidad industrial típica lo constituye el taller agremiado, formado por el maestro artesano

produciendo junto con sus trabajadores, siendo el mismo a menudo fabricante y vendedor a la vez. Por lo

Activos mercados locales.

Galera veneciana.

Page 24: Edad media materia para el blog

general, las materias primas para elaborar sus productos le pertenecían, así como las herramientas con

las cuales trabajaba.

Esta rudimentaria especialización, a pesar de sus limitaciones, significó contar con una mano de obra

cada vez más cualificada.

La aparición del trabajo asalariado denota uno de

los cambios más significativos provocados por la

expansión del comercio y el incremento de la

población.

La introducción de los salarios posibilita una

mejor medida del ingreso del trabajador tanto en

términos monetarios como en términos reales,

asociado a los cambios de los precios, la oferta y

la demanda de trabajo.

Las consecuencias del incremento de la

población provocarán la caída del salario real,

elevándose el nivel de precios de los principales

rubros, fundamentalmente los agrícolas, la

dinámica contraria generará un incremento del

salario real del trabajador.

Un cuarto factor relevante es la división del trabajo que comienza a operar entre la producción urbana y la

producción rural, estableciéndose una red de intercambios alrededor de ellas.

Los núcleos urbanos se concentraron en la producción de artículos manufacturados y en el comercio; el

campo, ampliado cada vez más en la medida que se incorporaban tierras de frontera para su cultivo, se

especializó en la producción de los rubros agrícolas necesarios para abastecer el creciente mercado,

conformado tanto por los que ya no producían sus propios alimentos, así como por los negociantes de

materias primas obtenidas del medio rural.

Los intercambios involucraban además la movilización de campesinos y artesanos hacia las ciudades, en

la medida que factores como la expansión demográfica y el propio crecimiento del comercio los impulsaba

a buscar nuevas oportunidades.

Un ejemplo característico de estas relaciones

urbano-rurales se puede visualizar en el papel

que cumplía la producción de vino, que hasta la

época carolingia fue tenido por un cultivo de lujo.

El desarrollo de los viñedos se da con fuerza a

partir del siglo XI, cuando la viticultura campesina

coexiste, y en muchos casos sustituye a la

viticultura eclesiástica.

En la medida que se amplió la producción

vinícola, consecuentemente se expandieron las

redes rurales y urbanas para su comercio, contribuyendo a difundir mejores técnicas para su producción,

el trabajo asalariado, y un mayor desarrollo de la tonelería y la organización para su transporte y

exportación.

La manifestación más palpable del impulso adquirido por los intercambios comerciales, lo representa la

aparición de nuevos núcleos urbanos y la consolidación o crecimiento de los existentes.

Las ciudades generarán una gran dinámica, propiciando la creación de nuevas instituciones políticas y

económicas, como el gremio, la confraternidad, la universidad, nuevas normas para los negocios y las

finanzas, y nuevas actitudes hacia aspectos como el tiempo, el riesgo, el trabajo.

Movimiento comercial en puerto medieval.

Florín de oro, 1347.

Page 25: Edad media materia para el blog

La expansión del comercio independizó las transacciones basadas en la necesidad de especificar el

conjunto de los bienes a transar. Al ampliarse, por ejemplo, los pagos en metálico, la balanza se inclinó

hacia nuevas formas contractuales más eficaces, que reducían los costos de transacción implicados.

El surgimiento de comunidades que operaban

dentro de un sistema de relaciones sociales, de

producción y distribución diferente al régimen

feudal imperante, se logró en algunas regiones

con la cooperación de los mismos estamentos

feudales; empero, en otras regiones comportó

una intensa pugna con éstos, en la medida que

las nuevas relaciones amenazaban sus

beneficios y privilegios.

Las causas subyacentes al origen de las

ciudades medievales es tema de controversia y depende sobremanera de las condiciones particulares,

variantes de región a región y de un país a otro.

En ciertas ciudades, los factores más influyentes parecen haber sido el aumento de la densidad de

población y unas particulares condiciones geográficas, en otras ciudades el elemento de mayor peso para

su surgimiento lo constituyó la expansión del comercio.

No se puede descartar que las variables mencionadas hayan actuado al unísono en algunos casos, ni que

otras causas puedan ser consideradas.

Al parecer, algunas ciudades se originaron a partir de un aumento de la densidad de población en ciertos

medios rurales, por lo cual existió, al menos en un principio, una continuidad entre comunidad aldeana y

comunidad urbana. Así, ciertas ciudades inglesas, por ejemplo Manchester, pueden haber tenido un

origen puramente rural, aunque su desarrollo urbano fue imputable a una buena posición geográfica,

como un fiordo, o la cercanía al estuario de un

río, determinando su conversión en centros

comerciales.

Otra tesis, debida a Pirenne (1980), encuentra la

explicación del resurgimiento de las ciudades en

el establecimiento de grupos de comerciantes y

artesanos bajo las murallas de un monasterio o

un castillo, no sólo por la protección militar que

éste proporcionaba, o por su situación favorable

sobre una ruta comercial ya existente, sino

también porque allí se le ofrecían ciertos

privilegios a cambio de proveer algunas

necesidades demandadas por los feudos.

El factor decisivo para este resurgimiento fue el renacimiento del comercio marítimo en el Mediterráneo,

trayendo como consecuencia el movimiento de caravanas comerciales transcontinentales y, en su

momento, el asentamiento de colonias locales de mercaderes.

Ejemplos de ciudades constituidas bajo estas condiciones serían Londres y, en Europa continental, París,

Colonia en los márgenes del Rin, y ciudades germanas y flamencas como Bremen, Magdeburgo, Gante y

Brujas.

Venecia sirve de modelo de desarrollo de la ciudad-estado mercantil. Desde el siglo VIII sus barcos

transportan hacia Constantinopla los productos de las regiones que la rodean; aceite, trigo y vinos de

Italia, sal de las lagunas, maderas de construcción, vidrio, armas y, a pesar de las prohibiciones de la

Iglesia, esclavos que consiguen sus marinos en los pueblos eslavos de las costas del Adriático. En pago

reciben los valiosos tejidos en seda y de muselina que fabrica la industria bizantina, así como especias

que Constantinopla recibe de Asia.

Ciudades más pobladas.

Artesanos productivos.

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Influyó sobremanera en este comercio lo altamente apreciadas que eran en Occidente las especias de la

India, principalmente la pimienta, que incluso llegó a utilizarse en algunos sitios como medio de pago;

también eran muy demandada la nuez moscada, así como el jengibre, la canela y el azafrán, junto con las

sustancias aromáticas provenientes de Asia Menor, como el incienso, el bálsamo, la mirra.

Ya en el siglo X y los dos siguientes el nivel de

comercio veneciano alcanza grandes

proporciones, combinándose el auge de riqueza

con un sistema organizado de poder, una

organización política y administrativa que la

coloca en un plano hegemónico dentro de su área

de influencia, y aun más allá, hacia el interior de

Europa.

Las Cruzadas determinarán el aumento de la

influencia comercial de Venecia, pero también

provocarán un impulso de la misma naturaleza

sobre otras ciudades italianas y, en menor

medida, posteriormente, sobre las ciudades de la

región de Cataluña, particularmente Barcelona.

El eje comercial incorporará rápidamente a

Florencia, Milán, Génova y Pisa. Se forma así un comercio triangular entre estas ciudades, algunas

regiones de Asia y el norte de Europa. Dentro de este movimiento económico van surgiendo las industrias

que ayudan a conformar una matriz donde el comercio no sólo se basa en productos agrícolas.

Las ciudades italianas se convierten, irradiando hacia el espacio mediterráneo, en una amplia red

comercial textil, sustentada fundamentalmente en la pañería de lana, pero incluyendo también los tejidos

de lienzo y de seda.

En efecto, a la circulación Occidente-Oriente de los paños y de los lienzos corresponde, en sentido

inverso, la de la seda y el alumbre (mordiente indispensable para la industria textil). Debido a que este

tipo de comercio complementario implicaba para las ciudades italianas la exportación de productos

pesados de bajo costo, frente a la importación de ―bienes de lujo‖ con mayor valor agregado y un tráfico

comercial más costoso, el intercambio con Oriente sólo pudo ser equilibrado por medio de masivas

exportaciones desde Occidente.

Esta corriente internacional de comercio tuvo la particularidad de afianzarse por encima de la situación de

amenaza política que significó para Europa el avance turco. Más allá de la importancia de la expansión

islámica en los destinos del mundo, ésta no cambió la situación de preeminencia comercial que las

ciudades italianas acababan de adquirir en el Levante.

La ofensiva islámica se concentraba en tierra firme, puesto que los turcos tenían una flota débil. En

realidad, antes que perjudicarlos, el comercio de los italianos con las costas de Asia menor los

beneficiaba. Por intermedio de este comercio, las especias traídas por las caravanas de China y de India,

podían transitar hacia Siria, donde eran embarcadas por los comerciantes italianos.

La persistencia de la navegación creó el efecto de un mecanismo de mutuo beneficio, que a la par de

incrementar el poderío económico de las ciudades italianas, también mantenía la dinámica de la actividad

económica de las regiones turcas.

Por otra parte, aunque el tráfico comercial con Asia se sustentó en la importación de especias, es un error

considerar que se limitaba exclusivamente a estos rubros. Hacia 1200 la variedad de productos que se

importaban de China, India y el mundo musulmán, incluirían arroz, naranjas, albaricoques, higos, pasas,

perfumes, medicinas, materias para teñir. Hay que agregar el algodón y la seda bruta, cuyo comercio

aumenta ostensiblemente en la medida que se desarrolla la industria textil italiana y flamenca.

Comercio textil floreciente.

Page 27: Edad media materia para el blog

De manera similar a la red comercial de centros

urbano-rurales italianos se enmarcan las

actividades realizadas por las ciudades de la Liga

Hanseática.

Aunque de las regiones del Mar del Norte y hacia

el Báltico fluía desde el siglo X un significativo

comercio, manejado entre otros por

escandinavos, flamencos, franceses y los

habitantes de las islas Gotland, fueron los

alemanes de las ciudades ribereñas, apoyados

en una tecnología naval superior, quienes

aportaron aires renovadores al comercio,

logrando desplazar a sus competidores.

La creación de la Liga tuvo su punto de partida en

la fundación de la ciudad de Lubeck, en 1158, pero la fecha efectiva del nacimiento de la Hansa fue el año

1161, cuando los mercaderes alemanes que frecuentaban la isla Gotland, el mayor centro comercial de la

zona, hicieron un pacto de mutua solidaridad, protección y apoyo mercantil.

Un eje comercial unía la ciudad de Novgorod, situada en Rusia, con Londres, con etapas intermedias en

Lubeck, Hamburgo, Brujas, desde donde partían ramales transversales. De Oriente llegaban pieles,

cueros, miel y cera; de Occidente, paños de lana y sal; de los ramales intermedios, cobre y hierro de

Escandinavia, pescado en conserva de Islandia, cereales y madera de Prusia y Polonia, minerales de

Hungría, vino de Alemania meridional y Francia. Las ciudades hanseáticas añadían a este mercado sus

propios productos: cerveza, paños de lino, sal y cereales.

En los puertos bálticos, por tanto, se embarcaban productos voluminosos y de bajo valor, en tanto que en

los del Mar del Norte las mercancías eran más reducidas pero de mucho más elevado precio.

El eje principal Este-Oeste era cruzado por otro Norte-Sur, de menor importancia, atravesando el valle del

Rin y llegando hasta Francia e Italia, al frente del cual estaba la ciudad de Colonia.

A Venecia, los mercaderes de la Hansa, que tenían su propia sede en el ―Almacén de los Alemanes‖,

traían joyas de ámbar y piezas de lino de Westfalia, en tanto que adquirían especias, seda y frutos del

Mediterráneo. Igualmente, los mercaderes italianos mantenían almacenes y representantes en todas las

regiones del norte europeo.

La Liga Hanseática era poderosa, y en el

momento de su máximo apogeo formaban parte

de ella más de un centenar de ciudades

diseminadas en un área de más de 500

kilómetros, asegurándose el control de

prácticamente todo el comercio de Europa

septentrional con el resto del mundo.

En realidad, constituyeron una especie de Estado

en sí mismo, que celebraba acuerdos

comerciales, protegían sus naves mercantes con

sus propios navíos de guerra, y realizaba

asambleas gubernamentales en las cuales se

elaboraban sus leyes particulares.

A diferencia del comercio mediterráneo, donde

las ciudades italianas importaban desde el

Oriente bienes mucho más refinados que los que exportaban, la Hansa exportaba mayoritariamente

bienes manufacturados e importaba de Oriente bienes voluminosos provenientes fundamentalmente de

las estepas rusas.

Lubeck

Comercio y prestamistas, se potencian.

Page 28: Edad media materia para el blog

Por ello, aunque el volumen del comercio hanseático tal vez superaba el comercio mediterráneo, el valor

de las exportaciones y de las importaciones de mercancías requerían de menores capitales con respecto

al más sofisticado comercio practicado por los italianos, los cuales obtenían mayores utilidades con un

volumen transportado mucho menor.

Es probable que esta sea la razón por la cual no se encuentren en las ciudades de la Hansa los

poderosos hombres de negocios de la Italia medieval, que terminarán por convertirse en los banqueros

dominantes del sistema financiero europeo de la época.

Sirva, a propósito de destacar estas amplias redes de producción y comercio, importación y exportación,

mostrar en sus rasgos esenciales la trama de uno de los productos más representativos de la economía

medieval: los tejidos de lana.

La materia prima de la industria textil procedía del medio rural inglés, de donde se exportaban alrededor

de 3.000 a 4.000 toneladas anuales en la segunda mitad del siglo XIII, principalmente hacia Flandes y

Florencia, para abastecer la demanda de estos dos importantes centros de producción de tejidos. La

transportación estaba controlada por barcos de la Liga Hanseática. La especialización derivó en el

desplazamiento del artesanado rural, cuya calidad de confección no podía competir con la organización

industrial urbana, que suponía una mayor división de las tareas de producción y la posibilidad de contar

con fondos capitalistas.

Hacia finales del siglo XIII, los mercaderes italianos no sólo compraban la lana directamente en Londres,

sino que también adquirían, en las ferias de Champaña, el paño sin teñir. Luego el paño era teñido en

Florencia y Siena, obteniendo una mejor calidad de tejido, permitiendo satisfacer mejor los exigentes

gustos de sus clientes orientales.

En el siglo XIV, se produce un relativo declive de la industria pañera flamenca y florentina. Este hecho fue

aprovechado por Inglaterra que, al disminuir la demanda de su materia prima, destinó los excedentes de

lana a su propia industria.

Hacia mediados del siglo XV la economía inglesa procesaba un poco más del cincuenta por ciento de su

lana, basada en un sistema de producción rural más que urbano. El resultado fue la producción de tejidos

de más baja calidad, pero de menor costo, dirigidos a un mercado ampliado, prefigurando la producción

en masa.

Los centros de industria pañera italianos, flamencos y ahora ingleses, estimularon la demanda de lana

castellana, apreciada por su alta calidad. De manera que la articulación comercial da otro giro,

incorporando a la región de Castilla, promoviendo la transformación de ciudades como Burgos, que se

convirtieron en importantes centros comerciales.

En resumen, la expansión del comercio europeo entre las diversas regiones y con Asia se convirtió en

una dinámica económica mutuamente beneficiosa, toda vez que se estableció a partir de cierto grado de

especialización.

El patrón de especialización de la producción europea se basó en sus condiciones demográficas,

geográficas y climáticas. La variedad de recursos y condiciones climáticas originaba una amplia

diferenciación de cultivos y ganados, por una parte, y de producción de bienes manufacturados y servicios

(transporte, servicios de crédito) por otra, permitiendo un amplio abanico para el intercambio.

En las regiones donde el factor a aprovechar ventajosamente era la tierra, la oferta incluía productos

voluminosos como madera, grano, lana, que eran intercambiados por bienes manufacturados, producidos

en los asentamientos más densamente poblados, donde el factor relativamente abundante era la mano de

obra, posibilitando el desarrollo de la industria artesana.

La condición ventajosa de los emplazamientos urbanos y rurales se correspondía relativamente con la

situación respecto a las zonas fronterizas, por las salidas marítimas, la dirección de los cursos fluviales, y,

de manera menos importante, por el relieve del suelo. Esto determinó que ciertas regiones se convirtieran

en centros de alta densidad poblacional, capaces de concentrase en la producción de bienes

manufacturados y servicios, articulando unas redes comerciales de amplio alcance y un importante

desarrollo.

Page 29: Edad media materia para el blog

Aunque de forma más tardía, el modelo original de expansión del comercio europeo se va a repetir con

características similares en otras sociedades no occidentales. En efecto, varias regiones de Japón

experimentaron un auge económico importante.

Edo, inicialmente una población pesquera en el siglo XVI, se convertirá hacia comienzos de 1700 en un

gran centro comercial, junto con el eje conformado por Osaka y Kioto, constituyendo una red de

conexiones provinciales que incentivaban nuevas técnicas de compra, incluyendo sistemas de crédito y

operaciones con letras de cambio y de compensación de saldos.

Los lineamientos del desarrollo comercial japonés, igual que en el caso de las regiones europeas, se

basaron en cierta especialización, división del trabajo y una mayor atención a las señales de la demanda.

Este proceso fue mucho más rápido en la nación nipona en la medida que disfrutaba de ventajas

reflejadas en doscientos cincuenta años sin guerras; transporte acuático más barato y de mejor acceso;

una sola cultura y un solo idioma; abolición de barreras al comercio doméstico; y desarrollo de una ética

comercial común.

Transición del feudalismo al capitalismo

Hacia mediados del siglo XV el Sistema Feudal gozaba de

buena salud, había sorteado con relativo éxito la terrible peste

negra del siglo anterior (1348) que había diezmado los campos

de mano de obra servil y las ciudades se fueron recuperando

poco a poco.

Pero hacia 1543 los turcos tomaron definitivamente

Constantinopla y avanzaron sobre Europa oriental con lo que

cortaron todo el comercio terrestre con el Asia y amenazaron a

Europa con invasiones permanentes. Esto significó

prácticamente el bloqueo europeo, ya no llegaron más las

especias ni el metal precioso ni las sedas, para colmo el

Mediterráneo inmediatamente se infestó de piratería

musulmana.

El respiro para la crisis económica que se produjo vino de

manos de portugueses, primero, y españoles, luego. Pero en el

descubrimiento de América y en las ingentes cantidades de

metal precioso estaría el germen de la destrucción del sistema

feudal que tardaría al menos doscientos años en producirse.

La acumulación originaria del capital

Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron las tendencias del intercambio y

fomentaron el comercio, ya que se creó un enorme circuito comercial que abarcó a casi todo el globo

terrestre.

Además, el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de enormes cantidades de metales

preciosos provenientes de aquellas tierras produjeron un trastrocamiento de las relaciones feudales

puesto que el orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que

predominaba lo comercial o mercantil; es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes.

Con lo que la producción eminentemente rural, patrimonio de los señores feudales, paso a segundo

plano.

Este proceso fue capitalizado por la burguesía, la que al aumentar su poder económico (la clase social

que encabezó la revolución comercial) y al acumular riquezas, estuvo dispuesta a eliminar a sus

principales opositores: los Señores Feudales y a manejar los resortes de la economía.

Pronto se hizo necesario, para abastecer al mercado mundial, ingentes cantidades de mercancías que el

sistema tradicional de producción industrial, es decir los gremios, no podía satisfacer por sus rígidas y

costosas estructuras de producción. El antiguo sistema fue lentamente reemplazado por sistemas de

producción de manufacturas artesanales listas para entrar en el mercado de la Economía–Mundo,

Caída de Constantinopla.

Page 30: Edad media materia para el blog

aprovechando el abaratamiento del costo de la moneda, que hacía que los costos de producción fuesen

accesibles.

El sistema doméstico: este sistema de producción de usó predominantemente en Inglaterra a partir de

mediados del siglo XVII y consistía, básicamente, en la elaboración de manufacturas artesanales en los

hogares campesinos: en sus tiempos libres y con toda la familia, el campesino recibía materia prima de

manos de comerciantes de la ciudad y la transformaba usando herramientas artesanales. El pago era en

función de la cantidad de mercadería manufacturada que el comerciante recibía, al que se le descontaba

el costo de la materia prima.

Este sistema permitió lanzar al mercado importante volúmenes de mercadería y además permitir una

entrada extra de dinero para el campesino, que pronto se dedicaría a esto, abandonando la actividad

rural.

Los talleres manufactureros: este sistema de producción se dio principalmente en Francia: Fueron el

antecedente de la fábrica, entendida como lugar de producción y ensamblado de piezas. Lejos de la

moderna línea de montaje, en estos talleres diversos especialistas construían las manufacturas

requeridas por el mercado y cada uno de ellos elaboraban una parte de dicho producto, cada especialista

tenía a su cargo uno o varios obreros a los que dirigía.

Estos cambios en la producción de mercaderías no hubiesen sido posibles si no hubiese existido

una clase social, la burguesía, que acumuló fortunas producto del inmenso tráfico comercial que unió a

todo el mundo desde el siglo XVI y que usaría esa fortuna como capital para nuevas experiencias

económicas.

Las transformaciones en el campo

Gracias a su enorme poder económico, la burguesía no tardó en buscar nuevas inversiones y si bien el

trabajo rural había pasado a segundo plano, todavía era necesario para alimentar a las grandes urbes de

la época. Por lo que comenzó a invertir en la compra de tierras, favorecida por el abaratamiento general

de los precios de los campos y de los productos agrícolas.

Esta inyección de dinero en las áreas rurales

implicó una importante concentración de la

propiedad terrateniente, la burguesía pudo

adquirir las tierras porque se las compró,

generalmente a los pequeños propietarios y a los

arrendatarios que en gran número poblaban el

espacio rural, entrando en franca competencia

con los Señoríos nobiliarios que todavía eran los

principales productores agrícolas.

No solamente se compró tierras sino que además

las cercó, expulsando a los habitantes de esos

solares que en su gran mayoría arrendaban las

tierras, se trataba de pequeños productores y de

aquellos que se dedicaban al sistema de producción doméstico de manufacturas; que tuvieron que ir a

vivir a las ciudades. Esa mano de obra fue reemplazada por peones asalariados disminuyendo

sensiblemente los costos de la producción.

Los expulsados pasaron a integrar esta nueva especialidad de mano de obra o se convirtieron en

indigentes que engrosaron las filas de los desocupados en las grandes ciudades de la época y se les

tendría reservado un lugar en la historia económica y social de la humanidad.

Burguesía dominante.

Page 31: Edad media materia para el blog

Humanismo: una nueva visión del ser humano

Cuando la cultura occidental ha tratado de buscar sus raíces, aparece siempre el humanismo. Esto es lo

que sucedió en el Renacimiento: la vuelta a la antigüedad no fue sino la justificación de una nueva

concepción del hombre, "el hombre universal". También en la Ilustración, con esa búsqueda kantiana

formulada en la pregunta "¿qué es el hombre?".

También el nacionalismo es un signo de identidad cultural, pero particular, excluyente y acrítico. El

vínculo de unión es siempre emotivo y sentimental, basado en unos rasgos comunes que sólo unos pocos

pueden compartir. Por el contrario, el humanismo es universal, integrador y crítico; se refiere a todos los

hombres y se basa en la razón. En consecuencia, la identidad nacionalista es siempre mítica: los

nacionalismos generan mitologías; mientras que la identidad humanista es siempre filosófica.

El término Renacimiento expresa un modo de concebir ciertos aspectos de la cultura occidental en torno

a finales del siglo XV y principios del XVI como momento inicial de la Edad Moderna. Hay que desechar la

idea de un modelo único de Renacimiento (básicamente el italiano, basado en el Arte), sino que se da en

todos los países de Europa pero con diversas características e intensidad.

Aceptando esa diversidad, en todos los países hay factores comunes a ese momento de transición:

desarrollo del capitalismo mercantil, crecimiento de la burguesía, preocupación por el conocimiento y

explotación de la naturaleza (descubrimientos y empuje técnico-científico), cambios sustanciales

artísticos, culturales.

Page 32: Edad media materia para el blog

El término humanismo se usa con gran

frecuencia para describir el movimiento literario

y cultural que se extendió por Europa durante

los siglos XIV y XV. Este renacimiento de los

estudios griegos y romanos subrayaba el valor

que tiene lo clásico por sí mismo, más que por

su importancia en el marco del cristianismo.

Entre 1440 y 1530 aproximadamente, en

algunas de las ricas ciudades del norte de Italia

comenzó a desarrollarse un movimiento cultural

relacionado con la imagen del mundo que

tenían los burgueses: el humanismo.

Los humanistas fueron hombres de las

ciudades que se ocuparon de la enseñanza, de

la investigación y que fueron muchas veces

secretarios de personas importantes. Ocuparon

esos cargos no por su riqueza o nacimiento,

sino por su cultura.

Con sus obras, buscaban sentar las bases de

una nueva cultura independiente de la tradición cristiana escolástica. En contraposición al sistema

jerárquico de la sociedad feudal, afirmaron la dignidad y el valor de cada individuo.

La imagen humanista del mundo se expresó en la literatura, la filosofía y el arte. En el arte fue donde

alcanzó sus realizaciones más coherentes, continuas y originales. Sin embargo, estas manifestaciones

culturales eran conocidas sólo entre los grupos privilegiados, y tuvieron escasa difusión entre el conjunto

de la sociedad europea.

Desde mediados del siglo XVI, la nueva imagen del mundo construida por los humanistas del siglo XV

comenzó a difundirse progresivamente por Europa. Pero como el grado de desarrollo de las nuevas

actividades económicas burguesas era desigual en los diferentes países, la aceptación de los cambios

varió de una sociedad a otra.

En el siglo XVII, algunos miembros —burgueses y nobles— de

los grupos privilegiados advirtieron que los principios del

humanismo amenazaban sus posiciones de poder. Por eso,

mantuvieron y reforzaron su adhesión a los valores tradicionales

del orden cristiano feudal.

A diferencia de lo que ocurría en la Edad Media, donde el

hombre era considerado fundamentalmente desde una

perspectiva teológica, los humanistas valorarán al hombre

desde una perspectiva mundana, no-divina, es decir, el hombre

será visto como un ser natural e histórico.

La religión, aparte de su función redentora, es considerada ante

todo en su función civil. Así, tanto la religión como la tolerancia

religiosa son instrumentos válidos para asegurar el ideal de la

paz civil. La creencia en la unidad última de todas las religiones

es afirmada, consecuentemente, desde esta caracterización.

El humanismo de Lorenzo Valla, de Vives, de Budé, de Tomás Moro, está impregnado de una visión del

ser humano como ser natural e histórico que debe realizarse en el uso de la libertad. Tal humanismo lo

podemos considerar entroncado en el de Erasmo de Rotterdam (1467-1536).

La vida humana es comprendida por Erasmo como una cooperación del hombre con Dios. El hombre no

es malo por naturaleza (la naturaleza humana no queda corrompida por el pecado original, nos dice

Erasmo, contrariamente a lo que sostendrán los reformadores).

Una virgen humanizada.

La paz civil: un ideal humanista.

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Los elementos bíblicos y evangélicos, junto con la gracia, permitirán al hombre aspirar a la salvación, para

lo que es necesario el uso de la libertad. El hombre ha sido privado por el pecado original de los bienes

sobrenaturales que Dios le había concedido, pero conserva las facultades y las fuerzas que requiere una

vida moral. Una de estas facultades precisamente la libertad.

Tomás Moro Erasmo de Rótterdam

La afirmación de la libertad humana es necesaria para obtener la salvación. El hombre, ayudado por la

gracia y eligiendo libremente el recto comportamiento moral puede aspirar a la recuperación de los bienes

perdidos con el pecado, puede aspirar a la salvación. La gracia sola no bastaría.

La salvación está al alcance del ser humano, pero necesita quererla y buscarla en el ejercicio de su

libertad, aunque no dependa exclusivamente de ella, ya que, sin la gracia, la libertad sola tampoco

bastaría para conseguirla.

Reforma

A partir del siglo XVI el Papado en Roma empezó a perder su poder y la Iglesia se sumió en una profunda

crisis. La riqueza material fue causa de corrupción. Muchos miembros del clero descuidaban sus

obligaciones religiosas y disfrutaban del lujo y de los placeres mundanos. Cundieron las herejías. Bajo la

influencia de las corrientes renacentistas los hombres empezaron a criticar las doctrinas y los ritos de la

Iglesia.

Los reyes, que luchaban por aumentar su poder, extendieron su autoridad sobre el clero cuya riqueza

ambicionaban y trataron de reducir los derechos del Sumo Pontífice.

Los reyes de Francia obligaron a los Papas a trasladarse de Roma a Aviñón en el sur de Francia, donde

el Papado permaneció durante setenta años (1309-1378). Al final de este "cautiverio babilónico" los

Cardenales franceses eligieron a un Papa francés que permaneció en Aviñón, mientras que los italianos

eligieron a un Pontífice romano que gobernaba en Roma. El Gran Cisma repercutió en toda la cristiandad

y suscitó en todas partes violentos conflictos. Cundió la confusión y se empezó a exigir una reforma de la

Iglesia en "su cabeza y en sus miembros".

La oposición contra la Iglesia Romana se hizo particularmente violenta en Alemania donde los arzobispos

habían conquistado un fuerte poder político, gobernando como verdaderos príncipes sobre extensos

territorios. Los alemanes protestaban contra las grandes sumas de dinero que se colectaban en Alemania

y se enviaban a Roma. Causa de especial indignación era la venta de las indulgencias mediante las

cuales, con el pago de una cierta suma, el pecador podía librarse de las penas del purgatorio.

En el año 1517 el monje agustino Martín Lutero publicó 95 tesis en que protestaba contra los abusos

que se cometían en la venta de las indulgencias.

Page 34: Edad media materia para el blog

Martín Lutero (1483-1564), siguiendo los deseos de su padre, había comenzado a estudiar las leyes. Pero

el problema de la salvación eterna de su alma lo sumió en tanta desesperación que decidió hacerse

monje. Como resultado de sus meditaciones y de la lectura de las Sagradas Escrituras llegó a la

conclusión de que la salvación sólo era decidida por Dios, sin requerir de los sacramentos, de las

ceremonias de la Iglesia ni del sacerdote.

Mientras que la Iglesia Católica enseñaba que el hombre se salvaba por la fe y las buenas obras, Lutero

empezó a enseñar que las obras eran inútiles ante Dios y que el hombre se salvaba exclusivamente por la

fe. De nada servían tampoco las indulgencias.

En el momento de publicar las 95 tesis Lutero sólo pensó en protestar contra algunos abusos. Sin

embargo, al poco tiempo se puso de manifiesto que su pensamiento significaba una doctrina nueva que

no podía ser aceptada por la Iglesia.

En el año 1520 el Papa excomulgó a Lutero por hereje. El emperador Carlos V convocó la Dieta de

Worms y citó a Lutero. Este fue invitado a retractarse de sus ideas, mas Lutero se negó e insistió en que

sólo las Sagradas Escrituras contenían la verdad; mientras que el Papa se podía equivocar. El

emperador, apoyado por los príncipes que se mantuvieron fieles a la Iglesia Romana, acordó proscribir a

Lutero y condenarlo a las penas que recaían sobre los herejes.

Mientras tanto la doctrina luterana ya se había propagado por gran parte de Alemania y Lutero encontró el

apoyo de varios príncipes.

El edicto de proscripción no se pudo hacer efectivo. Lucero empezó a organizar su propia Iglesia, la

Iglesia evangélica, que negaba la obediencia al Papa. De esta manera se produjo la división confesional

de Alemania. Las autoridades imperiales tomaron medidas contra los luteranos, ante las cuales éstos

protestaron, lo que dio origen al nombre de protestantes.

Después de apasionadas discusiones teológicas y violentos conflictos que condujeron a la lucha armada,

protestantes y católicos llegaron a un acuerdo en la paz religiosa de Augsburgo del año 1555 que estipuló

que cada príncipe podía elegir entre el catolicismo y el luteranismo y que los súbditos debían seguir la

religión de su príncipe.

La doctrina luterana se difundió por numerosos países de Europa y se pudo imponer completamente en

los países escandinavos.

Luego surgieron otros reformadores que, si bien se inspiraron en Lutero, siguieron caminos distintos.

Ginebra, una ciudad independiente, había aceptado el protestantismo. En el año 1536 llegó de visita a

Ginebra Juan Calvino, un teólogo protestante francés, quien fue invitado por los ginebrinos a permanecer

en su ciudad para organizar la nueva Iglesia.

Juan Calvino (1504-1564) se había hecho famoso por su libro "Institución de la Religión Cristiana"

(1534), cuya idea central era la idea de la predestinación: Dios, en demostración de su poder absoluto,

crea el mundo y el hombre y elige a unos para su salvación y condena a otros para su eterna perdición. El

hombre no puede alterar su suerte. La única función que el hombre tiene en la tierra es honrar a Dios.

Calvino organizó en Ginebra un régimen teocrático que no sólo controlaba la vida religiosa, sino también

la política, la economía, la educación, las entretenciones y la vida de la familia. Impuso una moral austera,

sosteniendo que era un pecado ante Dios usar joyas y vestidos lujosos, bailar, jugar a las cartas y cantar

canciones frívolas.

El calvinismo ejerció una fuerte influencia sobre el desarrollo económico, ya que Calvino enseñaba que el

trabajo formaba parte de la vida religiosa, en vista de que mediante el trabajo el hombre honraba a Dios.

Aplicación al trabajo, voluntad realizadora e iniciativa fueron consideradas virtudes cristianas, y la

prosperidad y el éxito fueron interpretados como señales de ser elegido para la salvación eterna.

Muchas personas llegaron a Ginebra para escuchar los sermones de Calvino. Luego volvieron a sus

países para reorganizar la Iglesia según el modelo calvinista. La Iglesia Reformada de Calvino se impuso

en gran parte de Suiza. En los Países Bajos se estableció la Iglesia Reformada Holandesa y en Escocia la

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Iglesia Presbiteriana. El calvinismo pudo penetrar también en Francia donde sus representantes

recibieron el nombre de Hugonotes.

En Inglaterra la reforma fue decidida no tanto por razones religiosas, cuanto por asuntos políticos.

Enrique VIII (1509-1547) se quiso divorciar de su mujer, la infanta española Catalina de Aragón, porque

no había podido tener de ella ningún hijo varón y por haberse enamorado de una dama de su corte, Ana

Bolena.

Como el Papa le negó el divorcio, Enrique VIII nombró a un nuevo arzobispo de Canterbury quien le

concedió el divorcio. El Parlamento proclamó el Acta de Supremacía (1534) en virtud de a cual Enrique

VIII fue designado jefe de la Iglesia en Inglaterra.

Después de la ruptura con el Papa, las puertas quedaron abiertas para que las doctrinas protestantes

penetraran en Inglaterra. La reina Isabel I (1558-1603) aceptó un protestantismo moderado y organizó la

Iglesia Anglicana como iglesia oficial del reino.

Contrarreforma

Reforma de la Iglesia Católica

Frente a la propagación de las doctrinas protestantes se produjo una reacción de la Iglesia Católica que

pudo superar la crisis que la estaba afectando desde hacía tanto tiempo. La reforma católica o

Contrarreforma permitió a la Iglesia reafirmar su posición en Europa e iniciar la evangelización de los

nuevos territorios descubiertos en ultramar.

La Iglesia se vio robustecida por la fundación de nuevas órdenes religiosas.

Los capuchinos, orden derivada de los franciscanos, se dirigieron ante todo a los pobres y los enfermos.

Las Ursulinas, congregación de monjas, se dedicaron a la educación femenina.

La orden más famosa e importante fue la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola en

1534. Los jesuitas, sujetos a una disciplina particularmente rigurosa, se pusieron incondicionalmente al

servicio del Papa al cual quedaban unidos por voto de absoluta obediencia. Los jesuitas se hicieron

famosos por sus excelentes colegios, su influencia sobre los príncipes y las cortes y su labor misionera en

América, África y Asia.

A lo largo de toda su historia la Iglesia había celebrado Concilios con el fin de resolver sus problemas

centrales. También ahora muchos clamaron por la reunión de un nuevo concilio con el fin de resolver los

problemas internos de la Iglesia y de tomar medidas contra los movimientos protestantes.

El Papa Pablo III convocó el Concilio de Trento que, con dos interrupciones, estuvo reunido desde 1545

hasta 1563 y que confirmó la doctrina tradicional de la Iglesia a la vez que introdujo importantes reformas

referentes a la administración y la disciplina. El Concilio ordenó reformas de la vida monástica y decidió la

fundación de Seminarios para la formación de los sacerdotes.

Con el fin de impedir la propagación de las doctrinas heréticas, el Papado reorganizó el Tribunal de la

Inquisición y lo colocó bajo la vigilancia de la Congregación del Santo Oficio (1543) y estableció el Índice

de los libros prohibidos.

La Iglesia Católica, reorganizada y rejuvenecida, pudo detener el avance del protestantismo y restablecer

la fe católica en Hungría, en Polonia, en varios territorios de Alemania y en el sur de los Países Bajos. Sin

embargo, no logró restablecer la unidad de la fe en toda Europa. La división religiosa se mantuvo.

Descubrimientos geográficos

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Durante gran parte de la Edad Media los conocimientos geográficos de

los europeos se limitaron a su propio continente y a los países de la

cuenca del Mediterráneo. A raíz de lasCruzadas se estableció un

estrecho contacto con el Oriente. En el siglo XIII el venecianoMarco

Polo viajó por tierra a la remota China y vivió durante varios años en la

corte del emperador mongol Kublai Kan. A su regreso a Europa dio a

conocer las maravillas que había visto.

El comercio con Asia se hacía por mar y tierra. Todas las mercaderías

pasaban por muchas manos y cada mercader deseaba hacer su

ganancia. Los más beneficiados eran los mercaderes italianos ya

que ellos tenían prácticamente un monopolio sobre las rutas del

Mediterráneo. Como consecuencia los consumidores en el resto de

Europa debían pagar elevados precios por las especias, sedas y otras

codiciadas mercaderías del Oriente.

Los europeos tenían un fuerte interés por las mercaderías importadas, pero no deseaban pagar los altos

precios. Los comerciantes de la Europa occidental empezaron a buscar medios para quebrar el monopolio

de los italianos y para hacer todo el comercio por mar.Debía ser posible descubrir una ruta marítima

directa a las Indias.

Desde el siglo XII la navegación hizo considerables progresos. Los hombres aprendieron a construir

barcos más grandes y seguros. Especial importancia tuvieron dos inventos: la brújula y el astrolabio.

Antes un capitán sólo había podido orientarse por el sol y las estrellas, pero no había podido calcular la

posición del barco. Por eso los barcos preferían mantenerse a la vista de la costa y temían salir a alta

mar. En el siglo XII navegantes europeos empezaron a usar la brújula que pueden haber conocido de los

árabes o en la China. El astrolabio que se empezó a usar en el siglo XV, era un instrumento que permitía

determinar la posición de un barco mediante la observación de los astros. A partir del siglo XIII los

navegantes pudieron disponer de portulanos, mapas bastante exactos de los puertos y de las costas.

El deseo de descubrir nuevas rutas marítimas impulsó a los hombres a emprender audaces viajes en el

curso de los cuales no sólo exploraron mares desconocidos, sino que también descubrieron nuevas

tierras y nuevos continentes.

Los primeros que se atrevieron a abandonar las costas conocidas

fueron los portugueses. El infante portugués Enrique, el

Navegante (1394-1460), deseoso de aumentar el poder de

Portugal y de difundir la fe cristiana, consagró toda su vida y sus

medios al estudio científico de la navegación en el Atlántico y a la

exploración de la costa africana. Fundó una escuela de navegación

en Sagres y contrató a los mejores capitanes y cartógrafos. Sus

barcos navegaron hasta las Azores, Madeira, las Islas de Cabo

Verde y la Costa de Oro.

En 1487 Bartolomé Díaz llegó hasta el extremo sur de África al

cual dio el nombre de Cabo de las Tormentas. Su viaje ofreció la

prueba de que había una pasada al Oriente. La buena noticia

indujo al rey de Portugal de cambiar el nombre del cabo por el de

Cabo de la Buena Esperanza.

En julio de 1497 Vasco de Gama zarpó de Lisboa con cuatro barcos. En noviembre del mismo año pudo

bordear el Cabo, luego navegó por la costa oriental de África hacia el norte y cruzó el Océano Indico. En

mayo de 1498 llegó a Calicut en la India. En septiembre de 1499 estuvo de vuelta en Lisboa donde

recibido con delirante entusiasmo. Había perdido dos barcos y las dos terceras partes de la tripulación. La

venta de las especias y joyas que había comprado en la India arrojó una suma sesenta veces mayor que

todo el costo de la expedición. Finalmente, se había descubierto una ruta marítima directa a las Indias que

permitía prescindir de todos los intermediarios y romper el monopolio de los comerciantes asiáticos e

italianos.

Marco Polo

Bartolomé Díaz

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Mientras tanto España, por su parte, había iniciado la exploración

de un camino directo a la India. Cristóbal Colón, proveniente de

Génova en Italia, estaba convencido de que la Tierra era redonda

e, influido por las ideas del astrónomo florentino Toscanelli pensó

que la ruta a la India por el oeste era más corta que por el

este.

Colón ganó el apoyo de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel.

El 3 de agosto de 1492 Colón partió con tres barcos del puerto de

Palos. El 12 de octubre de 1492 descubrió la isla de Guanahani,

una isla de las Bahamas. Luego siguió viaje a Cuba e Hispaniola

(Haití) y regresó triunfante a España. En tres viajes posteriores

exploró gran parte de las Antillas y las costas de Venezuela y de

América Central. Convencido de que había descubierto el camino

del oeste, dio a las tierras descubiertas el nombre de Indias.

Los Reyes Católicos, con el fin de asegurar sus derechos sobre las nuevas tierras, recurrieron al Papa

Alejandro VI el cual en 1493 les garantizó por medio de tres Bulas la posesión de las tierras situadas a

100 leguas al oeste de las Azores.

La decisión pontificia fue desconocida por la corte de Lisboa.

Surgió el peligro de que estallara la guerra. Mas las

dificultades pudieron ser superadas y en 1494 España y

Portugal firmaron el Tratado de Tordesillas en el cual se

trazó una línea de demarcación de polo a polo fijada a 370

leguas al oeste de las islas de Cabo Verde (48º oeste de

Greenwich).

El mundo quedó dividido en dos hemisferios: Occidente para

España, Oriente para Portugal. Como exploraciones

posteriores demostrarían que el extremo oriental de

Sudamérica quedaba al este de la línea de demarcación,

Brasil llegaría a ser portugués. En Asia, por otra parte, las

islas Filipinas pasarían a ser posesión española.

En los primeros decenios del siglo XVI la exploración del Nuevo Mundo hizo rápidos progresos. Europa

recibió las primeras noticias más detalladas sobre las nuevas tierras a través de los relatos de Américo

Vespucio, italiano que participó en algunas expediciones españolas y portuguesas a la costa oriental de

Sudamérica. El geógrafo Martin Waldseemüller, creyendo que Américo Vespucio era el descubridor del

Nuevo Mundo, propuso en 1507 dar al continente el nombre de América.

Los viajes exploratorios culminaron en la expedición de Hernando de Magallanes que por primera vez

dio la vuelta al mundo. Magallanes, portugués al servicio del monarca español Carlos V, partió en 1519 de

España con 5 barcos y 243 hombres. Cruzó el Atlántico, avanzó por la costa del Brasil y Argentina y

atravesó el estrecho que lleva su nombre. Cruzó el Pacífico y llegó hasta las Filipinas donde fue muerto

por los naturales. Uno de sus oficiales, Sebastián Elcano, tomó el mando, cruzó el Indico, dobló el Cabo

de Buena Esperanza y pudo regresar a España, después de casi tres años de ausencia, con un solo

barco y 18 tripulantes.

Volvía a Europa el primer barco que había dado la vuelta al mundo, demostrando que la Tierra era

redonda y, que América era un Nuevo mundo.

Séptimo Básico, Historia y geografía

Actividades de estudio para la Unidad 3

Tema: El Feudalismo

1.- Definir el concepto de Feudalismo.

2.- Explicar cómo surge el feudalismo como sistema social y político en la edad media.

Cristóbal Colón

Américo Vespucio

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3.- ¿Qué significado tiene la idea de vasallaje y de protección en el mundo feudal?

4.- ¿Cómo funciona la herencia del feudo?

5.- ¿Qué características tiene la actividad económica en este periodo?

6.- ¿Por qué decae el Feudalismo?

Tema: Encuentros y desencuentros entre Oriente y Occidente: los musulmanes en España y las

Cruzadas.

1.- Respecto a la invasión musulmana de España, completar el siguiente cuadro:

Líder musulmán Periodo o años Expansión Territorial Características

2.- Explicar el valor histórico de las Cruzadas.

3.- Respecto a las Cruzadas, completar el siguiente cuadro:

Cruzada Líder y periodo Territorio ocupado

4.- Indicar las principales consecuencias de las Cruzadas.

Tema: La aparición de las ciudades y el resurgir del comercio: el incipiente capitalismo.

1.- Explicar cómo se entendía el dominio de la tierra en la época feudal.

2.- ¿Cómo se entiende la expansión del comercio en este periodo?

3.- Explicar el valor de las nuevas vías y de los medios de comunicación para el desarrollo del comercio.

4.- ¿Cómo influyen los llamados mercados locales en el desarrollo económico de la época?

5.- ¿Cómo funcionaba el sistema y el uso de la moneda en el comercio de la época?

6.- ¿Qué significado va teniendo la aplicación del trabajo asalariado y la nueva organización del trabajo?

7.- Explicar la relación comercial entre el campo y la ciudad.

8.- ¿Qué caracteriza a las nuevas ciudades del mundo medieval?. ¿Cuales son los nuevos centros

urbanos de la época?

9.- ¿Qué fue la llamada Liga Hanseática?

10.- Explicar brevemente otras economías de la época como la inglesa, la italiana, etc.

Page 39: Edad media materia para el blog

11.- Explicar el sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil.

12.- ¿Qué valor se le atribuye a la burguesía en este proceso de desarrollo del capital y el comercio?

13.- ¿Cómo se transformó el campo en esta época y qué valor se le otorgaron a sus tierras?

Tema: Los fundamentos del mundo moderno: el humanismo renacentista, la Reforma religiosa, la

revolución científica y el Estado moderno en la época de la expansión de Europa, los

descubrimientos.

1.- Indicar los periodos en que se extiende la época moderna.

2.- Explicar la época moderna en cuanto a sus rasgos de creencias religiosas, cultural, socioeconómicos,

políticos,

3.- ¿Qué es el Humanismo?

4.- ¿De qué forma afectan los descubrimientos geográficos a la sociedad moderna?

5.- ¿Qué son la Ilustración y el despotismo ilustrado?

6.- ¿Qué es el Estado Moderno?

7.- ¿Quiénes son los principales exponentes del humanismo renacentista y cuáles son sus aportes

culturales?

8.- Explicar las principales ideas de los reformistas religiosos del Renacimiento:

Reformador Características

Martín Lutero

Juan Calvino

9.- Respecto a la Contrarreforma de la Iglesia Católica, explicar el rol de San Juan Ignacio de Loyola

10.- En relación a los descubrimientos geográficos, explicar el rol de los siguientes personajes:

Personajes Aportes

Marco Polo

Bartolomé Díaz

Vasco de Gama

Cristóbal Colón

Américo Vespucio

Hernando de Magallanes

Tema: Relación entre América y Europa en la Época moderna.

1.- Explicar el sistema económico de la época moderna.

2.- Indicar las principales tierras descubiertas por la corona española, sus personajes y años más

significativos.

3.- Explicar el rol del Papa Alejandro VI en la cuestión del reparto de las tierras descubiertas.

4.- Indicar la forma como se organizan política y administrativamente las colonias americanas de España.

5.- Respecto a la cultura española, indicar sus aportes a la cultura americana, en relación a lo social,

económico y cultural.

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6.- Señalar brevemente las consecuencias demográficas, económicas y culturales de la expansión

española por América.