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Educación para ser feliz: la escuela de Summerhill - JUAN A. DEL VAL ¿Por qué el niño rompe los juguetes? ¿Qué hacer con un niño que no quiere comer? ¿Por que se masturban los niños? Muchos padres se plantean preguntas de este tipo sin encontrar una respuesta clara; en todo caso, la respuesta no es sencilla y no puede contestarse aisladamente sin considerar, toda la educación que ese niño está recibiendo. Generalmente, un niño que presenta un problema tiene más de un problema. «Un niño difícil es un niño infeliz. Está en guerra consigo mismo y, en consecuencia, está en guerra con el mundo. » Esta es la tesis central de un libro en el que se re cogen las experiencias de un pedagogo inglés que murió en 1973: A. S. Neill y que responde a muchas preguntas como las de más arriba. Neill fundó su escuela en 1921 con la idea de hacer niños felices para que luego fueran adultos felices, pues «ningún hombre feliz, ha perturbado nunca una reunión, ni predicado la guerra, ni linchado a un negro. Ninguna mujer feliz ha sido nunca regañona con su marido ní con sus hijos. Ningún hombre feliz cometió nunca un asesinato o un robo». Neill nunca fue un teórico, ni construyó ningún sistema, pero ha sido un hombre inquieto que ha aprendido continuamente de su experiencia de casi sesenta a nos conviviendo con niños y tratando de comprenderlos y de que sean felices. Su idea de partida era que la escuela se acomode al niño y no al revés, y en el libro cuenta cómo lo ha llevado a cabo y cómo viven los niños en una escuela en la que pueden hacer lo que quieran siempre que no molesten a los demás, en la que los controles de los niños son ellos mismos, en la que pueden ir a clase si lo desean, o pasarse años entregados a jugar o a hacer trabajos manuales, y en la que, sin embargo, no reina el caos. Se describen todos los aspectos de la vida cotidiana en la escuela, pero el libro es más que eso, es una fuente inagotable de observaciones sobre la conducta del niño y las sus causas, y sobre cómo es un niño educado en la libertad. Se trata, sin duda, de una de las obras más interesantes. sobre la educación de los niños que se han escrito nunca y que todo padre y todo maestro deberían leer. Su fuerza y su interés radica en la evidencia de las cosas que dice. Aunque se pueden criticar muchos detalles de la práctica de Neill -y sin_ duda el punto más débil es la escasa atención que se dedica a la formación científica de los niños-, su éxito (por ejemplo, sólo en Estados Unidos se, vendieron en 1969 más de doscientos mil ejemplares) es completamente merecido. El libro se tradujo al castellano en 1963, pero casi es una novedad entre nosotros, pues estuvo totalmente prohibido. En España hasta hace un año y medio. ¿Quizá las personas que prohibieron, no habían tenido una infancia feliz y odiaban tanto al libro como a su propia infancia? Tras haber leído el libro de Neill, se siente la necesidad, o en todo caso la curiosidad, de saber quién era y cómo llegó hasta allí, cuál fue la evolución de su escuela a lo largo de los años, etc. Esto es lo que nos cuenta Henimings en una obra muy bien documentada que nos permite conocer las influencias intelectuales que Neill experimentó y sus relaciones con muchas personalidades de su tiempo, como, por ejemplo, Wilhelm Reich, así como muchos otros datos sobre el funcionamiento de la escuela, de la que Hemmings, al parecer, fue profesor. Summerhill. Un punto de vista radical sobre la educación de los niños. Méjico, Fondo de Cultura Económica.Cincuenta años de libertad. Las ideas de A. S. Neill y la escula de Summerhill. Madrid, Alianza Editorial (Col. Alianza Univesidad). Los principios educativos de Summerhill de esta manera (los cito literalmente): 1. El niño tiene potencialidades plenas para amar la vida e interesarse por ella. 2. El fin de la educación, es trabajar con alegría. 3. En la educación no basta con el desarrollo intelectual. La educación debe ser a la vez intelectual y afectiva. Cada vez se encuentra más en nuestras sociedades la separación entre el pensar y el sentir. 4. La educación debe estar unida a las necesidades psíquicas y las capacidades del niño. 5. la disciplina, dogmáticamente impuesta y los castigos producen temor y el temor produce hostilidad. 6. La libertad no significa libertinaje. El respeto entre los individuos debe ser recíproco. El maestro no emplea la fuerza con el niño y el niño no tiene derecho a usarla contra el maestro.. 7. El desarrollo humano sano hace necesario que un niño corte los lazos que lo unen a su padre y su madre, y se haga verdaderamente independiente. “Debe emplear todas sus facultades para encontrar la unión con el mundo, no para hallar la seguridad a través de la sumisión o del dominio.” 8. “La función primordial de los sentimientos de culpabilidad es vincular al niño con la autoridad. Los sentimientos de culpabilidad son un obstáculo para la independencia; inician un ciclo que oscila entre la rebelión, el arrepentimiento, la sumisión y otra vez la rebelión.” 9. Una escuela tiene que estar en función del niño y no al revés.

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Educación para ser feliz: la escuela de Summerhill - JUAN A. DEL VAL

¿Por qué el niño rompe los juguetes? ¿Qué hacer con un niño que no quiere comer? ¿Por que se masturban los niños? Muchos padres se plantean preguntas de este tipo sin encontrar una respuesta clara; en todo caso, la respuesta no es sencilla y no puede contestarse aisladamente sin considerar, toda la educación que ese niño está recibiendo. Generalmente, un niño que presenta un problema tiene más de un problema. «Un niño difícil es un niño infeliz. Está en guerra consigo mismo y, en consecuencia, está en guerra con el mundo. » Esta es la tesis central de un libro en el que se re cogen las experiencias de un pedagogo inglés que murió en 1973: A. S. Neill y que responde a muchas preguntas como las de más arriba. Neill fundó su escuela en 1921 con la idea de hacer niños felices para que luego fueran adultos felices, pues «ningún hombre feliz, ha perturbado nunca una reunión, ni predicado la guerra, ni linchado a un negro. Ninguna mujer feliz ha sido nunca regañona con su marido ní con sus hijos. Ningún hombre feliz cometió nunca un asesinato o un robo».

Neill nunca fue un teórico, ni construyó ningún sistema, pero ha sido un hombre inquieto que ha aprendido continuamente de su experiencia de casi sesenta a nos conviviendo con niños y tratando de comprenderlos y de que sean felices. Su idea de partida era que la escuela se acomode al niño y no al revés, y en el libro cuenta cómo lo ha llevado a cabo y cómo viven los niños en una escuela en la que pueden hacer lo que quieran siempre que no molesten a los demás, en la que los controles de los niños son ellos mismos, en la que pueden ir a clase si lo desean, o pasarse años entregados a jugar o a hacer trabajos manuales, y en la que, sin embargo, no reina el caos. Se describen todos los aspectos de la vida cotidiana en la escuela, pero el libro es más que eso, es una fuente inagotable de observaciones sobre la conducta del niño y las sus causas, y sobre cómo es un niño educado en la libertad.

Se trata, sin duda, de una de las obras más interesantes. sobre la educación de los niños que se han escrito nunca y que todo padre y todo maestro deberían leer. Su fuerza y su interés radica en la evidencia de las cosas que dice. Aunque se pueden criticar muchos detalles de la práctica de Neill -y sin_ duda el punto más débil es la escasa atención que se dedica a la formación científica de los niños-, su éxito (por ejemplo, sólo en Estados Unidos se, vendieron en 1969 más de doscientos mil ejemplares) es completamente merecido.

El libro se tradujo al castellano en 1963, pero casi es una novedad entre nosotros, pues estuvo totalmente prohibido. En España hasta hace un año y medio. ¿Quizá las personas que prohibieron, no habían tenido una infancia feliz y odiaban tanto al libro como a su propia infancia?

Tras haber leído el libro de Neill, se siente la necesidad, o en todo caso la curiosidad, de saber quién era y cómo llegó hasta allí, cuál fue la evolución de su escuela a lo largo de los años, etc. Esto es lo que nos cuenta Henimings en una obra muy bien documentada que nos permite conocer las influencias intelectuales que Neill experimentó y sus relaciones con muchas personalidades de su tiempo, como, por ejemplo, Wilhelm Reich, así como muchos otros datos sobre el funcionamiento de la escuela, de la que Hemmings, al parecer, fue profesor.

Summerhill. Un punto de vista radical sobre la educación de los niños. Méjico, Fondo de Cultura Económica.Cincuenta años de libertad. Las ideas de A. S. Neill y la escula de Summerhill. Madrid, Alianza Editorial (Col. Alianza Univesidad).

Los principios educativos de Summerhill de esta manera (los cito literalmente):

1. El niño tiene potencialidades plenas para amar la vida e interesarse por ella.

2. El fin de la educación, es trabajar con alegría.

3. En la educación no basta con el desarrollo intelectual. La educación debe ser a la vez intelectual y afectiva. Cada vez se encuentra más en nuestras sociedades la separación entre el pensar y el sentir.

4. La educación debe estar unida a las necesidades psíquicas y las capacidades del niño.

5. la disciplina, dogmáticamente impuesta y los castigos producen temor y el temor produce hostilidad.

6. La libertad no significa libertinaje. El respeto entre los individuos debe ser recíproco. El maestro no emplea la fuerza con el niño y el niño no tiene derecho a usarla contra el maestro..

7. El desarrollo humano sano hace necesario que un niño corte los lazos que lo unen a su padre y su madre, y se haga verdaderamente independiente. “Debe emplear todas sus facultades para encontrar la unión con el mundo, no para hallar la seguridad a través de la sumisión o del dominio.”

8. “La función primordial de los sentimientos de culpabilidad es vincular al niño con la autoridad. Los sentimientos de culpabilidad son un obstáculo para la independencia; inician un ciclo que oscila entre la rebelión, el arrepentimiento, la sumisión y otra vez la rebelión.”

9. Una escuela tiene que estar en función del niño y no al revés.

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Alexander Sutherland Neill y la escuela de Summerhill ( Cap . I )

En 1883 nace en Forfar (Escocia) quien a la postre se convertiría en un nombre clave para la pedagogía del siglo XX. Hijo de un maestro primaria, Neill estudió en la Universidad de Edimburgo y en 1914 ingresó como maestro en el sistema público. Ya en 1927 fundó la escuela de Summerhill, centro que llegaría a convertirse en todo un icono de la educación en libertad y que hoy mantiene sus puertas abiertas. Neill falleció en septiembre de 1973. Con el paso del tiempo este pedagogo escocés es considerado todo un referente para quienes han pensado una reforma educativa radical de los sistemas educativos. A partir de sus estudios psicoanalíticos, experimentó con un método educativo revolucionario que llevó a la práctica en la escuela de Summerhill. No en vano, como señaló Joel Spring en un interesante acercamiento a la experiencia pedagógica de Neill (Introducción a la educación radical, 1985, p. 119, Barcelona; Akal), “esta escuela se convirtió en el símbolo de los movimientos a favor de la escuela libre del presente siglo, y especialmente tuvo gran impacto en el movimiento de este tipo que se desarrolló en los EE.UU. en la década de los años sesenta.”

Aunque, sin menospreciar su impacto posterior, la base sobre la que se fundamenta la propuesta pedagógica de Neill hay que buscarla unas décadas atrás, cuando en los años treinta, y tras un tiempo buscando financiación institucional para su proyecto educativo, empezó a adquirir una comprensión crítica del impacto que el modelo social capitalista tenía sobre los educandos. Bajo esta perspectiva de análisis radical, y partiendo de una lectura creativa de los estudios psicoanalíticos de Freud, abrió una pequeña escuela en medio de la campiña inglesa, dando inicio a una de las propuestas pedagógicas más innovadoras del siglo XX. Así, para Neill, según expone J. Spring (Ibíd. p. 120) “el origen de los problemas del mundo, y el principal problema de la educación infantil, era la represión de los instintos naturales”. Resultando que su propuesta se encaminó hacia un proceso de liberación de la infancia de sus ataduras morales ligadas a la tradición social. Si bien es cierto que Neill experimentó con un concepto de libertad radical, cabe puntualizar que esta libertad significó más bien una libertad respecto de las enseñanzas morales y no el derecho a cometer cualquier tipo de acción. En definitiva, lo que este pedagogo inglés planteó como eje vertebrador de su propuesta fue que era posible evitar que una persona hiciera algo sin convertir su acción en un cargo moral.

Además A. S. Neill dejó abundantes escritros donde quedaron expuestos sus principios pedagógicos. De hecho, algo característico de la obra de Neill fue su capacidad para exponer sin complejos su posicionamiento político, social y pedagógico (Summerhill, 1960, p. 36, México, Fondo de Cultural Económica):

Yo sostengo que el fin de la vida es encontrar la felicidad, lo cual significa encontrarle el

interés; la educación debe ser una preparación para la vida. Nuestra cultura no ha tenido mucho éxito; nuestra educación, nuestra política y nuestra economía conducen a la guerra; nuestras medicinas no han acabando con las enfermedades; nuestra religión no ha abolido la usura y el robo; nuestro decantado humanitarismo permite aún que la opinión pública apruebe el bárbaro deporte de la caza; los progresos de la época son progresos mecánicos, en radio y televisión; nos amenazan nuevas guerras mundiales, porque la conciencia social del mundo todavía es primitiva.