efecto pigmalión

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EFECTO PIGMALIÓN Se le llama Efecto Pigmalión al hecho de que las expectativas que tenemos sobre las personas, las cosas y las situaciones tienden a realizarse. El Dr. Robert Rosenthal, investigador de la Universidad de Harvard, fue el primero en dar a conocer el sorprendente Efecto Pigmalión, que revela el enorme impacto ejercido por los conceptos y las expectativas que tenemos los docentes sobre la capacidad y el desempeño de nuestros alumnos. El experimento del Dr. Rosenthal confirma que lo que pensemos sobre nuestros alumnos y sobre su desarrollo es de capital importancia para la calidad de su educación, de sus expectativas, de su potencial desarrollo, de su vida entera. Si pensamos que nuestros alumnos durante su curso escolar (por pereza, indolencia o estupidez) jamás serán capaces de ningún logro significativo, eso ocurrirá. Sí estamos convencidos de que tienen un maravilloso potencial y que sus horizontes son ilimitados, finalmente los veremos desarrollarse y empezar a dar lo mejor de sí. En el ámbito familiar puede suceder el mismo efecto, tratar como mejores, más capaces e inteligentes a nuestros hijos, dedicándoles más tiempo, diciéndoles en público y en privado cuánto se les quiere y se les valora; si lo hacemos con pleno convencimiento se logrará que cuanto se dice se haga realidad, ya que cualquiera puede potenciar que alguien cercano sea mejor y más capaz.

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Page 1: Efecto pigmalión

EFECTO PIGMALIÓN

Se le llama Efecto Pigmalión al hecho de que las expectativas que tenemos sobre las personas, las cosas y las situaciones tienden a realizarse.

El Dr. Robert Rosenthal, investigador de la Universidad de Harvard, fue el primero en dar a conocer el sorprendente Efecto Pigmalión, que revela el enorme impacto ejercido por los conceptos y las

expectativas que tenemos los docentes sobre la capacidad y el desempeño de nuestros alumnos. El experimento del Dr. Rosenthal confirma que lo que pensemos sobre nuestros alumnos y sobre su desarrollo es de capital importancia para la calidad de su educación, de sus expectativas, de su potencial desarrollo, de su vida entera.

Si pensamos que nuestros alumnos durante su curso escolar (por pereza, indolencia o estupidez) jamás serán capaces de ningún logro significativo, eso ocurrirá. Sí estamos convencidos de que tienen un maravilloso potencial y que sus horizontes son ilimitados, finalmente los veremos desarrollarse y empezar a dar lo mejor de sí.

En el ámbito familiar puede suceder el mismo efecto, tratar como mejores, más capaces e inteligentes a nuestros hijos, dedicándoles más tiempo, diciéndoles en público y en privado cuánto se les quiere y se les valora; si lo hacemos con pleno convencimiento se logrará que cuanto se dice se haga realidad, ya que cualquiera puede potenciar que alguien cercano sea mejor y más capaz.