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LA TRADICIÓN SOCIOLÓGICA S. N. Eisenstadt I. INTRODUCCIÓN: LAS TRADICIONES Y SUS ORÍGENES Las tradiciones culturales no son ni conglomerados de artefactos folkló- ricos ni cuerpos de conocimientos y creencias plenamente codificados, por más que unos y otros puedan contar entre sus elementos. Cualquiera que sea su composición, Edward Shils (1) ha mostrado recientemente que constituyen un aspecto crucial, si bien aparentemente intangible, de toda entidad o em- peño intelectual y cultural continuados. Las tradiciones delinean algunos de los más cruciales y abarcantes aspectos de tales entidades o empeños —sobre todo, la extensión de sus contenidos, sus fronteras, las formas de su auto- identidad, así como los tipos básicos de orientaciones intelectuales y modos de acción y creatividad que se desarrollan en su seno—. La representación de sus orígenes ha sido un elemento esencial en las Grandes y en las Pequeñas Tradi- ciones (2), especialmente en las sociedades y civilizaciones tradicionales. En muchas de estas tradiciones la definición de su origen actual o reconstruido, re- (1) E. SHILS: "Tradition", Comparative Studies in Society and History, vol. 13, núm. 2 (abril 1971), págs. 122-159; "Intellectuals, Tradition and the Traditions oí Intellectuals: Some Preliminary Considerations", Daedalus, vol. 101, núm. 2 (pri- mavera 1972), págs. 21-34. (2) En torno a esta distinción véase R. REDFIELD: Peasant Society and Culture (Chicago y London: The University of Chicago Press, 1956), págs. 67-104. 1/78 pp. 7-43

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  • LA TRADICIN SOCIOLGICA

    S. N. Eisenstadt

    I. INTRODUCCIN: LAS TRADICIONES Y SUS ORGENESLas tradiciones culturales no son ni conglomerados de artefactos folkl-

    ricos ni cuerpos de conocimientos y creencias plenamente codificados, por msque unos y otros puedan contar entre sus elementos. Cualquiera que sea sucomposicin, Edward Shils (1) ha mostrado recientemente que constituyenun aspecto crucial, si bien aparentemente intangible, de toda entidad o em-peo intelectual y cultural continuados. Las tradiciones delinean algunos delos ms cruciales y abarcantes aspectos de tales entidades o empeos sobretodo, la extensin de sus contenidos, sus fronteras, las formas de su auto-identidad, as como los tipos bsicos de orientaciones intelectuales y modos deaccin y creatividad que se desarrollan en su seno. La representacin de susorgenes ha sido un elemento esencial en las Grandes y en las Pequeas Tradi-ciones (2), especialmente en las sociedades y civilizaciones tradicionales. Enmuchas de estas tradiciones la definicin de su origen actual o reconstruido, re-

    (1) E. SHILS: "Tradition", Comparative Studies in Society and History, vol. 13,nm. 2 (abril 1971), pgs. 122-159; "Intellectuals, Tradition and the Traditions oIntellectuals: Some Preliminary Considerations", Daedalus, vol. 101, nm. 2 (pri-mavera 1972), pgs. 21-34.

    (2) En torno a esta distincin vase R. REDFIELD: Peasant Society and Culture(Chicago y London: The University of Chicago Press, 1956), pgs. 67-104.

    1/78 pp. 7-43

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    presentado en la vida de su fundador o en situaciones o sucesos de carcterhistrico o mtico, ha influido fuertemente en el trazado de los lmites realesy de las orientaciones bsicas y ha resultado con frecuencia paradigmticoen lo que a la determinacin de su desarrollo futuro concierne.

    Tal vez parezca que no es ste el caso de las esferas intelectuales, cognos-citivas y. sobre todo, acadmicas, cientficas o del deber-ser, pues en estosmbitos los lmites y el progreso del empeo intelectual vienen aparentementedeterminados por sus contenidos objetivos.

    Es muy cierto que la exclusiva primaca del anlisis puramente objetivo-intelectual y crtico-emprico en el actual proceso de desarrollo (en cuanto dis-tinto de la validez y la validacin) del trabajo cientfico se ha visto enrgica-mente cuestionada por Thomas Kuhn (3) y Paul Feyerabend (4), y ms tempra-namente, desde el punto de vista de la sociologa del conocimiento, en unaforma radical, por Karl Mannheim (5) y, ms cautelosamente, por RobertK. Merton (6). Ahora bien, lo que la mayora de estos profesores analizabanera, o bien la relevancia de diversas fuerzas externas intelectuales o ins-titucionales en la formacin de diferentes controversias internas en el senode un campo intelectual dado, o bien tal y como lo han hecho Joseph Ben-David y Randall Collins (7) los factores institucionales que llevan a laemergencia de nuevas disciplinas. En todo ello haba usualmente, si bien enescasa medida, una indagacin del proceso que determinaba las fronteras decualquier disciplina intelectual. La hiptesis implcita era probablemente la deque tal trazado se encuentra ampliamente determinado por los contenidosintelectuales objetivos de un determinado campo, por el descubrimiento decampos o mtodos de anlisis o por la combinacin de los dos, y de que, unavez que tales elementos quedan establecidos, desarrollan en su seno para-digmas del tipo de lo que Kuhn entiende por tales, o programas de investi-gacin en el sentido de Lakatos.

    Un examen ms detenido de la historia de las disciplinas acadmicas ycientficas indica que bien puede suceder que semejante visin resulte serparcial. Las fronteras y las identificaciones distintivas de las disciplinas aca-dmicas, as como las orientaciones intelectuales que se desarrollan en suinterior, estn formadas por combinaciones varias de contenidos intelectuales

    (3) T. KUHN: The Structure of Scientific Revolutions (Chicago: The Universityof Chicago Press, 2.a edicin, 1970).

    (4) Paul K. FEYRABEND: "Against Method: Outline of an Anarchistic Theoryof Knowledge", en M. Radner y S. Winokur (eds.): Analysis of Theories andMethods of Physics and Psychology (Minneapolis: University of Minnesota Press,1970), pgs. 17-130, Minnesota Studies in Philosophy of Science, vol. 4.

    (5) Vase, por ejemplo, K. MANNHEIM: Ideology and Utopia (New York: Har-court, Brace, Jovanovich, 1936); Essays on the Sociology of Knowledge (NewYork: Oxford University Press, 1952).

    (6) Vanse los ensayos reunidos en R. K. MERTON: The Sociology of Science(Chicago, University of Chicago Press, 1974).

    (7) J. BEN-DAVID y RANDALL COLLINS: "Social Factors in the Origins of NewScience", American Sociological Review, vol. 31, nm. 4 (agosto 1966), pgs. 451-465.

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    objetivos, juntamente con elementos simblicos e institucionales similares aalguno de los componentes de otros tipos de tradiciones. Uno podra suponerque, entre tales componentes, los orgenes de la disciplina y en particularla percepcin que sus practicantes se forjan acerca de tales orgenes en rela-cin a otras partes del panorama intelectual tal vez fueran de gran impor-tancia.

    Sin embargo, la forma en que la percepcin de los orgenes, reales o presu-midos, de una tradicin influye en el desarrollo de un campo acadmico ocientfico difiere grandemente del impacto de tal percepcin sobre el desarrollode una Gran Tradicin (sobre todo de ndole religiosa). Mientras que losorgenes de cualquier disciplina intelectual o cientfica a veces pueden venirrepresentados plenamente por una nica personalidad ejemplar o por ladefinicin de una serie de sucesos histricos, tales orgenes reales o percibi-dos, a causa de la naturaleza abierta de la indagacin cientfica, nunca indicanenteramente los desarrollos ulteriores dentro de una disciplina. S pueden,empero, ser muy influyentes en muchas otras formas, tales como el trazadode programas concretos de investigacin dentro de un campo, especialmentedefiniendo sus lmites y su identidad intelectual y problemas concretos deinvestigacin, as como formas de hacerles frente. Ahora bien, la influenciade los orgenes de cualquier campo cientfico en el trazado de sus fronterasy su ulterior desarrollo no puede llevarse a cabo, menos an que en el casode la tradicin religiosa o de cualquier otra de carcter simblico, a travsde alguna emanacin directa de la imagen de sus orgenes o a travs delmantenimiento de tal imagen, como si se tratara de un evento simblicoejemplar. Su influencia se verifica, ms bien, por la va de algunos mecanis-mos institucionales especficos, cuyo estudio, empero, debera constituir unaspecto central de anlisis de las tradiciones en general y de las tradicionesacadmicas en particular.

    En el presente trabajo trataremos de analizar algunas caractersticas b-sicas del desarrollo de la sociologa en trminos de un anlisis de semejantestradiciones acadmicas y cientficas abiertas, siguiendo en muchos sentidoslas guas proporcionadas por Edward Shils en sus pioneros estudios deldesarrollo de la tradicin sociolgica (8). Ser nuestro empeo explicar cmolos orgenes de la sociologa, formando sus fronteras iniciales y la auto-identidad de sus practicantes, han influenciado las pautas de innovacionestericas en el campo, las pautas de su incorporacin a la tradicin sociol-

    (8) E. SHILS: 'The Calling of Sociology", en T. Parsons, E. Shils, K. D. Naegeley J. R. Pitts (eds.): Theories of Society (New York: The Free Press, 1961), vol. 2,pgs. 1405-1448; "The Trend of Sociological Research", ponencia leda en elVIII Congreso Internacional de Sociologa (Evian, 1966); "Tradition, Ecology andInstitution in the History of Sociology", Daedalus, vol. 99, nm. 4 (otoo 1970),pgs. 760-825.

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    gica, las polmicas que se desarrollaron en su nombre y, sobre todo, laevolucin de auto-examen, en cuanto manifestada en las declaraciones entorno a sus propias crisis, de cuyas ltimas y ms voceadas manifestacioneshemos sido testigos en el pasado reciente.

    II. LOS ORGENES DE LA TRADICIN SOCIOLGICAY LA CRISTALIZACIN DE SU CONDICIN DIFERENCIADA

    La sociologa desarroll su identidad y sus fronteras internas frgiles,por lo dems, alcanzando un cierto grado de diferenciacin frente a otraspartes de la extensa tradicin intelectual de autoexamen e introspeccin quese forj en Europa tras la Reforma y la Ilustracin y extendiendo el acerca-miento crtico a los fenmenos bsicos de la existencia humana y social. Estatradicin, tal y como se desarroll en Europa desde, aproximadamente, elsiglo XVII, tuvo originariamente su foco capital en la filosofa, extendindose,empero, hasta abarcar muchas y diversas reas acadmicas e intelectuales.

    La sociologa se desarroll en la medida en que logr un cierto grado dedistincin frente a diversos componentes de su tradicin, ms particularmentefrente a la propia filosofa, y dentro de ella, especialmente frente a las co-rrientes utilitarista-positivista y romntica que penetraron en las ideas pbli-cas generalizadas en el siglo xix europeo. En un segundo lugar se encuentranlas tradiciones de reforma y reconstruccin social, as como las del periodismocrtico y el anlisis poltico. En tercer lugar estaban tambin las especiaza-ciones, ms acadmicas, de la historiografa y jurisprudencia modernas y lasde una economa y una estadstica orientadas hacia la poltica prctica.

    El desarrollo del carcter diferenciado del anlisis sociolgico se predi-caba, ante todo, en base al logro de una cierta distancia con respecto a movi-mientos filosficos e ideolgico-polticos, as como social-reformistas. De es-pecial importancia en este desarrollo, tal y como con tanto acierto ha expuestoEdward Tiryakian (9), lo fue la ambivalencia de la mayora de los soci-logos en relacin a un compromiso de cara a ideologas y partidos polticosen general y en lo concerniente al liberalismo y al socialismo en particular.Quiz ms importante an lo fuera la posibilidad de que la totalidad de lasteoras sociolgicas pudieran ser utilizadas por diferentes aspiraciones polticaso ideolgicas. As, pues, en el seno de la tradicin sociolgica se fue desarro-llando gradualmente una tendencia a mantener una cierta distancia entre lasteoras sociolgicas y sus referencias filosficas e ideolgicas. Pero, por en-cima de todo, se desarroll un debilitamiento general de los lazos con el

    (9) E. A. TIRYAKIAN: "Introduetion to the Sociology of Sociology", en E. A.Tiryakian (ed.): The Phenomenon of Sociology (New York: Appleton-Century-Crofts, Meredith Corporation, 1971), especialmente pgs. 6-9.

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    optimismo filosfico o ideolgico que apareca adherido a los liberales decorte tanto revolucionario como evolucionista, o con los pesimismos de losromnticos en la medida en que se aplicaban a problemas de orden social engeneral y al anlisis de la direccin de la sociedad moderna en particular (10).

    De modo similar, el desarrollo separado de la sociologa tambin se pre-dicaba en base al logro de un cierto grado de distincin frente a las tradi-ciones de reforma social. Esto era particularmente exacto en el caso deInglaterra y los Estados Unidos, donde existan poderosas tradiciones dereforma social, y en Francia, donde las tradiciones reformistas de Saint-Simn,asumidas despus y reformuladas parcialmente, en reaccin al propio Saint-Simon por Le Ploy y sus discpulos, gozaron de influencia durante uncierto perodo (11). El creciente distanciamiento entre estas tradiciones y lasociologa se manifest, a su vez, tanto en una reduccin del celo por la ac-cin directa y del optimismo en torno al posible impacto de tal accin, comoen la creciente enfatizacin de la importancia de un anlisis ms objetivo y

    (10) Los estudios del desarrollo de la sociologa desde la filosofa son, natu-ralmente, demasiado numerosos como para ser mencionados aqu. Para algunode los primeros anlisis, que tambin contienen muy tiles informaciones entorno a las relaciones de la sociologa con el desarrollo de la historia, la jurispru-dencia, etc., vanse las panormicas del desarrollo de la sociologa en diferentespases contenidas en el vol. I de la Encyclopedia of the Social Sciences (NewYork: The Mac Millan Co., 1930, pgs. 231-320, y tambin H. BECKER y H. E.BARNES: Social Thought from Lore to Science (New York: Dover Publications,Inc., 1961, especialmente vol. 2); T. PARSONS: "Unity and Diversity in the ModernIntellectual Disciplines: The Role of the Social Sciences", Daedalus, vol. 94 (1965).pgs. 39-65. Entre las panormicas ms recientes, vase Friedrich JOAS: Geschichteder Soziologie, vols. 1-4, Rohwolt Verlag, Mnchen, 1968; S. LANDSHUT: Kritik derSoziologie (Mnchen y Leipzig, Dunker & Humblot, 1929); tambin E. TOPITSCH:"Sozialphilosophie zwischen Ideologie und Wissenschaft" (Luchterhand, Neuwied,Berln, 1966); I. ZEITLIN: Ideology and the Development of Sociolgica! Theo-ry (Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1968). Vase tambin A. SALOMN: InPraise of Enlightenment, Essays in the History of Ideas (Cleveland y New York,The World Publishing Company, 1963), especialmente los captulos V y VI, yA. PIZZORNO: "Una Crisi Che Non Importa Superare...", en P. Rossi (ed.): RicercaSociolgica e Rulo del Socilogo, Bologna, II Mulino, 1972, pgs. 327-357; R. ARON:De la condition historique du sociologue (Paris, Gallimard, 1971), y G. GURVITCH:"Breve esquisse de l'histoire de la sociologie", en G. Gurvitch (ed.): Traite deSociologie (Paris, Presses Universitaires de France, 1958), pgs. 28-65.

    (11) Sobre la tradicin de reforma social en cuanto referida al desarrollo dela sociologa en diferentes pases, cfr. P. ABRAMS: The Origins of British Sociology:1834-1914 (Chicago, University of Chicago Press, 1968), pgs. 8-153; R. C. y G. J.HINKLE: The Development of Modern Sociology: Its Nature and Growth in theUnited States (N. Y., Doubleday and Co., 1954), ap. 1; L. BRAMSON: "The Rise ofAmerican Sociology", en E. A. Tiryakian (ed.): op. cit., pgs. 65-80; A. OBERSCHALL:"The Institutionalization of American Sociology", en A. Oberschall (ed.): TheEstablishment of Empirical Sociology: Studies in Continuity, Discontinuity andInstitutionalization (New York, Harper and Row Publishers, 1972), pgs. 187-251;Empirical Social Research in Germany, 1848-1914, Paris, The Hague, Mouton andCo., 1965; T. N. CLARK: Prophets and Patrons: The French University and theEmergence of the Social Sciences (Cambridge, Mass., Harvard University Press,1973), ap. 3.

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    detallado posiblemente tambin ms crtico y desmitificador del mo-derno orden social y de las tendencias posibles en el desarrollo de la socie-dad moderna.

    El desplazamiento ms crucial se produjo desde las tradiciones y orien-taciones filosficas y social-reformistas entre algunos de los predecesores yde los propios fundadores de la sociologa. Los primeros evolucionistas y po-sitivistas en Europa y Amrica, as como Marx y sus seguidores, se identifi-caban a s mismos, en conjunto, con amplios movimientos filosficos e ideo-lgicos. Sobre todo, se situaban en la misma lnea de un cierto conjunto deactitudes tendentes a la solucin de los problemas de la sociedad moder-na (12), aun cuando no se identificaran plenamente con ningn partido pol-tico o con ninguno de los movimientos concretos por entonces existentes.Pero precisamente entre los primeros predecesores, especialmente entre losrepresentantes de la emergente tradicin del anlisis sociopoltico, habra algu-no, como Tocqueville o Lorenz von Stein (13), que no aceptaban entera-mente la viabilidad de tales actitudes y que no se inclinaban en pro de op-ciones polticas simples ya fuera liberales, conservadoras o reacciona-rias en calidad de va natural y sencilla hacia la sociedad moderna.

    Actitudes como stas, ms diferenciadas, complejas y ambivalentes, conrespecto a diferentes visiones ideolgicas y polticas, se fueron haciendo msy ms pronunciadas en la ltima generacin, especialmente entre los funda-doi^s europeos de la tradicin sociolgica Emile Durkheim, Georg Simmel,Ferdinand Tnnies, Alfredo Pareto y, tambin en cierta manera, LeonardT. Hobhouse (14). Todos ellos, ciertamente, mostraron una gran preocupa-

    da) En torno a los alineamientos filosficos e ideolgicos de los socilogos,vanse, entre otros, los citados en la nota 10 y tambin R. A. NISBET: "The FrenchRevolution and the Rise of Sociology in France", en E. A. Tiryakian (ed.): op. cit.,pgs. 27-36; A. GIDDENS: "Four Myths in the History of Social Tought", Economyand Society, vol. 4, nov. 1972, pgs. 357-386; Capitalism and Modern Social Theory:An Analysis of the Writings of Marx, Durkheim and Max Weber (London, Cambrid-ge University Press, 1971), parte I; A. SALOMN: In Praise of Enlightenment, op. cit;F. JOAS: Geschichte der Soziologie, op. cit.; S. LANDSHUT: Kritik der Soziologie,op. cit.; S. GURVITCH: "Breve esquisse", op. cit.; R. FLETCHER: The Making of Socio-logy (London, Michael Joseph, 1971), vol. 7, y H. SCHWENDINGER y J. R. SCHWEN-DINGER: The Sociologists of the Chair: A Radical Analysis of the Formative Yearsof North American Sociology, 1883-1922 (New York, Basic Books, 1974).

    (13) Sobre A. de Tocqueville, vid., entre otros, A. SALOMN: In Praise ofEnlightenment, op. cit., y cap. V, pgs. 261-328; Irving M. ZEITLING: "Liberty,Equality and Revolution", en Alexis de Tocqueville... (Boston, Little Brow & Co.,1971); L. VON STEIN: Staat u. Gesellschaft (Zurich, Rascher, 1934), y para una dis-cusin, entre otros, S, LANDSHUT: Kritik der Soziologie, op. cit.

    (14) La bibliografa en torno a todos estos acadmicos es, obviamente, dema-siado inmensa como para darla completamente. Para alguno de los mejores an-lisis, vid. R. ARON: Main Currents in Sociological Thought (Middlesex, England,Penguin Books, 1970), vol. 2, pgs. 21-107, 259-271. Sobre Weber, vid., entre otros,O. STAMMER (ed.): Max Weber and Sociology Today (Oxford, Basil Blackwell,1971); R. BENDIX: Max Weber: An Intellectual Portrait (New York, Double-day & Co., 1960), cap. 14; A. MITZMAN: Sociology and Estrangement: Three Socio-logists of Imperial Germany (New York, A. Knopf, 1973), pgs. 39-131; A. GIDDENS:

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    cin por los problemas morales de los rdenes social y poltico, evidenciandoun muy profundo compromiso por la exploracin de esos rdenes y surobustecimiento moral; en la investigacin sociolgica vieron un instrumentocapital para la ilustracin crtica de esos problemas, y pudieron, pues, iden-tificar la sociologa con algunas tendencias intelectuales muy extendidas, talescomo el racionalismo o el secularismo. Pero esto lo hicieron en un gradomucho menor que la primera generacin de los pioneros de la sociologa,como Auguste Comte, Herbert Spencer, Karl Marx o, en menor medida,Lorenz von Stein, o, tambin, menos que otros contemporneos suyos no tanconocidos y con los que disputaron ardorosamente acerca de estos problemas.Por otra parte, en conjunto con la salvedad, parcial, de Durkheim serehusaba identificar la empresa sociolgica con cualquier mera tendencia opartido poltico en especial. Incluso Durkheim, quien trat de llevar la socio-loga a los basamentos de una nueva moralidad cvica, no lleg a equipararla sociologa con ningn grupo ideolgico o poltico de la Tercera Rep-blica (15).

    Pero sobre todo no compartan el relativamente simple optimismo social,filosfico y/o reformista o el romntico pesimismo de los pioneros y demuchos de sus contemporneos menores. En vez de ello, tendan a enfati-zar la ubicuidad y continuidad de las tensiones existentes entre los aspectoscreativos y los restrictivos de la vida moderna, las contradicciones poten-ciales entre libertad y racionalidad, de una parte, y justicia y solidaridad, porla otra.

    Algunos destacados socilogos Karl Mannheim (16) y los marxistas de

    Politics and Sociology in the Thought of Max Weber (London, Mac Millan, 1972);S. H. HUGHES: Consciousness and Society (New York, Vintage Books, 1958), pgs.78-82 y cap. 7, y F. JOAS: Geschichte der Soziologie, cap. cit, vol. III; sobre G. SIM-MEL, vid. Donald N. Levine, Introduction, en Donald N. Levine (ed.): George Sim-mel on Individuality and Social Forms (Chicago, University of Chicago Press,1971); sobre Hobhouse, vid. P. ABRAMS: The Origins of British Sociology, op. cit,pgs. 101-157; 247-260. Y para una breve, pero til, panormica, M. GINSBERG yL. T. HOBHOUSE: The International Encyclopaedia of Social Sciences (New York,Mac Millan Co., 1968), vol. 6, pgs. 487-499.

    (15) Vid. T. N. CLARK: op. cit., cap. 6; S. LUKES: Emile Durkheim - His Lifeand Work: A Historical and Critical Study (London, Alian Lae, 1973); A. GIDDENS(ed.): Emile Durkheim - Selected Writings (Cambridge, Cambridge UniversityPress), Introduction, pgs. 1-51; vid. tambin Paul Q. HIRST: "Morphology andPathology: Biological Analogies and Metaphors in Durkheim's 'The Rules of theSociological Method'", en Economy and Society, vol. 2, nm. 1, febrero 1973, pgs.1-34; R. N. BELLAH, Introduction, en R. N. Bellah (ed.): Emile Durkheim on Mora-lity and Society (Chicago, University of Chicago Press, 1973), y Robert A. NISBET:The Sociology of Emile Durkheim (London, Heinemann, 1975).

    (16) K. MANNHEIM: Man and Society in an Age of Reconstruction (New York,Harcourt, Brace, 1940); Diagnosis of Our Time (London Kegan Paul, 1943); Free-dom, Power and Democratic Planning (London, Routledge & Kegan Paul, 1961).

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    ltima hora, como algunos miembros de la Escuela de Frankfurt (17) oLeonard T. Hobhouse (18) y Morris Ginsberg (19) en Inglaterra inten-taron despus despertar un nuevo optimismo acerca del posible curso de lasociedad moderna y del lugar de la razn en el seno de sta. Algunos deellos esperaban que la sociologa pudiera, con todo, proporcionar una basepara una nueva moralidad construida sobre la razn; otros, como HansFreyer (20), desarrollaron un ms profundo pesimismo romntico. Sin em-bargo, ninguno tuvo pleno xito en sus esfuerzos por lograr aceptacin parasus actitudes ni entre socilogos ni a lo largo y ancho del pblico intelectual.Cualquiera que fuera su posicin y su punto de vista personales, no pudie-ron por mucho tiempo identificar la empresa sociolgica en cuanto tal concualquier Weltanschauung filosfica, ideolgica o poltica en particular. Contodo, en la medida en que trataban de realizar tal cosa, apartaban sus pro-pias energas intelectuales y las de sus colegas de la promocin del anlisissociolgico.

    III

    Sin embargo, el desarrollo de tal distanciamiento frente a los movimien-tos filosficos, ideolgicos y polticos y frente a los movimientos de reformasocial constitua solamente una precondicin para el desarrollo de la condi-cin intelectual diferenciada de la sociologa.

    Esta diferenciacin se alcanzaba en virtud de una reformulacin y trans-formacin analtica y conceptual de problemas que no eran enteramente di-ferentes de aquellos de los que se ocupaban otras tradiciones intelectualeso disciplinas acadmicas. Ciertamente, la sociologa, cuando comenzaba aemerger en el siglo xix, comparta con todas esas diferentes tradiciones mu-chos de sus propios y respectivos problemas centrales. Con las amplias tra-diciones sociofilosficas, la sociologa comparta los ensayos de explicar la

    (17) Para un resumen comprensivo de los programas de investigacin de laEscuela de Frankfurt, que resulta de la crisis del marxismo, vid. N. JAY: TheDialectical Imagination: A History of the Frankfurt School and the Institute ofSocial Research, 1923-1950 (Boston, Little Brown & Co., 1973).

    (18) L. T. HOBHOUSE: Social Development: Its Nature and Conditions (London,Alien and Unwin, 1924); vid. tambin M. GINSBERG y L. T. HOBHOUSE: op. cit., andthe bibliography there.

    (19) Vid. por ejemplo, M. GINSBERG: "Reason and Unreason", Essays in Socio-logy and Social Philosophy (London, The London School of Economics, 1971),especialmente los caps. I, VI, XV y XVI; On Justice in Society, London, Penguin,1965, y Julius GOULD: "On Morris Ginsberg", The Jewish Journal of Sociology,vol. XVI, nm. 2, diciembre 1974, pgs. 123-133.

    (20) Hans FREYER: Einleitung in die Soziologie (Leipzig, Quelle & Meyer, 1931),en especial cap. 4, y Soziologie ais Wirklichkeitswissenshaft (Leipzig, Tubner,1930).

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    base y la naturaleza del orden social de qu modo es posible, en defi-nitiva, el orden social, cmo se relaciona con las necesidades bsicas de losindividuos y cules son sus caractersticas y problemas fundamentales.O, dicho sea con ms detalle, comparta con aquella tradicin la preocupacinpor saber hasta qu punto el orden o la vida social es armnico o se encuen-tra cargado de conflicto; la relacin de los individuos con la vida social ycon el orden social bueno o comn; la medida en que tales caractersticasson comunes a todas las sociedades humanas, constituyen algo bsicamentehumano o varan de un lugar a otro; la preocupacin por el grado de inamovi-lidad del orden social y cultural y la base de tal inamovilidad en la naturalezao en algn mandamiento divino; y, como opuesto a dicha inamovilidad, laposibilidad de creatividad y cambio.

    Con la tradicin reformista-revolucionaria, la sociologa comparta el in-ters por la evaluacin crtica de algunas de las principales caractersticasde la sociedad moderna; de las condiciones de la moderna vida social y de lainvestigacin, valoracin o anlisis de las posibilidades de cambiar algo enesas condiciones mediante diferentes programas de mejora o revolucionarios.

    La tradicin sociolgica comparta con la moderna tradicin publicistala dedicacin a problemas tales como la naturaleza de la estructura de clasesde la sociedad moderna; la naturaleza y la actuacin de los diferentes siste-mas polticos (lo mismo democracia que autocracia); la base social de lalibertad y la tirana; el anlisis y la descripcin de las caractersticas de lamoderna vida urbana, y otros por el estilo.

    Con la historia y con los estudios etnogrficos, as como con alguna delas tradiciones del anlisis poltico, comparta la preocupacin por compren-der, de manera cientfica y crticamente neutral, alguna de las condiciones yleyes de desarrollo de toda sociedad u orden poltico simples; de diferentestipos de sociedades y rdenes polticos e, incluso, de sociedades maduras;de las instituciones y costumbres de diferentes pueblos; y tambin, tal vez,de las leyes del desarrollo histrico.

    Con la economa orientada ms hacia cuestiones de poltica prctica, ycon la investigacin demogrfica comparta la observacin de las pautas ac-tuales de la vida social contempornea (tales como la familia, la vida, laspautas de consumo y otras de ndole parecida); la recogida de datos quepudieran iluminar tales pautas; y, hasta cierto punto, el desarrollo de mto-dos estadsticos y de otra naturaleza de investigacin emprica o cuan-titativa.

    Pero, intentando analizar todos esos problemas, la sociologa desarrolladiversos enfoques y un conjunto de problemas propios, siendo en torno aestas cuestiones como emergi su condicin diferenciada.

    Esta condicin diferenciada o idiosincrasia de la sociologa frente a otrasorientaciones filosficas e ideolgicas emergi en el plano intelectual sobretodo en el intento de transformar las cuestiones en torno a la naturaleza y

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    las bases del orden social de asuntos de ndole filosfica en problemas anal-ticos sujetos a una investigacin crtica potencialmente emprica. En se-gundo lugar, esta condicin diferenciada surgi en contraste con las preocu-paciones de los reformadores sociales, de una parte, y de los analistaspolticos, historiadores y observadores de la vida social contempornea, porla otra en la medida en que se intent transformar sus problemas, relati-vamente concretos, en unos trminos analticos ms generales concernientesa la investigacin de los problemas generales del orden social, su naturaleza,sus condiciones y su variabilidad.

    De esta manera, con ms precisin, la condicin diferenciada del enfo-que sociolgico se manifest a s misma en un plano intelectual; primera-mente en el desarrollo de una Problemstellung (planteamiento) especficamen-te sociolgica que difera grandemente de la filosfica o la ideolgica, o delas preocupaciones de reformas sociales o de las vas en las que analistaspolticos, historiadores, etngrafos u observadores de la vida social contem-pornea formulaban sus problemas; en segundo trmino, en virtud del desarrollo de las llamadas teoras sociolgicas, ms concretamente: modelosparadigmticos explicativos y analticos del orden social; en tercer lugar, porel desarrollo de una serie de cuestiones especficas relativas a aspectos msconcretos de la vida, la organizacin y el comportamiento sociales; medianteel intento de conectarlas sistemticamente con los ms extensos problemasparadigmticos del orden social y, finalmente, conectando todas esas cues-tiones con la investigacin cientfico-acadmica en general y con algunos con-ceptos analticos generalizados en particular.

    IV. EL PLANTEAMIENTO SOCIOLGICO ESPECIFICOY LA IDIOSINCRASIA INTELECTUAL DE LA SOCIOLOGA

    Este planteamiento sociolgico especfico, desarrollado de modo muy va-cilante e intermitente frente a las tradiciones filosficas, ideolgicas y otrasvarias de ndole reformadora, se caracterizaba por no hacerse cuestin de lascondiciones o caractersticas naturales del orden social o del mejor tiposencillo de tal orden. En su lugar, el foco principal de la indagacin sedesplaz en la direccin del anlisis de las condiciones y mecanismos delorden social y sus elementos constitutivos, de la continuidad y el cambio enel orden social en general y en diferentes tipos de orden social en particular.

    As, pues, el problema bsico del orden social experiment una gradualreformulacin que fue desde cmo la sociedad emergi de una base preso-cial a cmo es posible alguna medida continuada de interaccin entre sereshumanos, dada a la manera de un dato fundamental d la existencia hu-mana, de una especie de universal evolucionista del gnero humano la inter-

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    dependencia social bsica de los seres humanos, por una parte, y su idiosin-crasia, por la otra. Ciertamente, durante largos perodos de tiempo persistientre los socilogos la tendencia a formular el problema hobbesiano, elproblema del orden social, en trminos de la transicin de un estado indivi-dual presocial a alguna medida de vinculacin social (21). Sin embargo, adespecho de esta tendencia, los principales peldaos del anlisis sociolgicotendieron cada vez ms a transferir el lugar de este problema a la esferainstitucional misma, a la verdadera construccin de la sociedad humana. Esas como Marx pretenda que las races de la alienacin se encontraban en ladivisin del trabajo en general y en la divisin clasista del trabajo en par-ticular (22). De modo similar, el nfasis de Durkheim en la inadecuacinde los lazos puramente contractuales pretenda que era el proceso de divisindel trabajo el que creaba el problema central del orden social (23), mientrasque el nfasis de Weber en la importancia de intereses materiales, de podero de prestigio, constitua bsicamente un punto de vista semejante (24).

    El impacto de la bsqueda de las condiciones y los mecanismos del or-den social en lugar de la bsqueda de las caractersticas generales de lasociedad en cuanto hecho u orden natural o puramente moral se hizomanifiesto en la transformacin y reformulacin gradual de varios problemascentrales del anlisis social. De especial importancia al efecto, lo fue la re-formulacin de problemas de desorden, desorganizacin y transformacin so-ciales que se puede encontrar en la especulacin filosfica de todas las pocasy en las especulaciones filosficas modernas, ms particularmente.

    La existencia de desorden social, la ubicuidad de los conflictos internosy la desaparicin de sistemas sociopolticos hace tiempo (por lo menos desdePlatn y Aristteles) (25) que se juzgan como constituyentes de una facetabsica de cualquier sociedad u orden poltico o, como en Hobbes (26), erancontemplados como un punto de partida para el anlisis de la posibilidad decreacin de un orden social. Sin embargo, los esfuerzos especficamente socio-lgicos se han desarrollado, convirtiendo el anlisis de tales problemas en un

    (21) Vid. en general a este respecto S. N. EISENSTADT: "Development of Socio-logical Thought", en International Encyclopedia of the Social Sciences, op. cit.,vol. 15, pgs. 23-35.

    (22) Buen material ilustrativo se encuentra en K. MARX: Early Writings, e.por T. B. Bottomore y M. Rubel (Middlesex, Penguin Books, 1965), pgs. 175-185.

    (23) E. DURKHEIM: The Divisin of Labor in Society (New York, The FreePress of Glencoe, 1964), en especial libro I, cap. 7; libro 3, cap. 1, y A. GIDDENS yE. DURKHEIM: Selected Writings, op. cit.

    (24) Algunos materiales pertinentes se han recogido en S. N. EISENSTADT (ed.):Max Weber, On Charisma and Institution Building. Seleccin e introduccin porS. N. Eisenstadt (Chicago, London, The University of Chicago Press, 1968), en es-pecial pgs. 11-12; 46-47; 54-61.

    (25) La relacin de la sociologa para con la tradicin aristotlica ha sidoexhaustivamente explorada por E. SHILS en "Calling of Sociology", op. cit.

    (26) Acerca del lugar de los problemas hobbesianos en la sociologa, vid. elpostulado clsico de PARSONS en The Structure of Social Action (Glencoe, 111.,The Free Press, 1949), pgs. 89-95.

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    punto de arranque para la comprensin de los mecanismos de orden socialy de las condiciones de funcionamiento y cambio de tal orden en general yde sus varias formas en particular. Esto implica que el desorden social no esprevio, y por tanto diferente, del orden social, sino que constituye un tipoespecial de constelacin de elementos que integran, en diferentes combina-ciones, el ncleo de continuidad del orden social mismo; por ello implicaque la desorganizacin social puede tornarse en punto de partida para elanlisis de las dos cuestiones, la estabilidad o la continuidad en el ordensocial, y su cambio y transformacin.

    Ciertamente, la distincin entre lo normal y lo patolgico en la formaen que fuera desarrollada por Durkheim (27), o entre esttica y dinmica,tal y como la formulara Spencer (28), continu manteniendo algunas de esaspercepciones dicotmicas del desorden y la desorganizacin social. Sin em-bargo, en conjunto el impulso del anlisis sociolgico estaba lejos de seme-jante enfoque.

    Este nuevo enfoque de la desorganizacin social se conect muy ntima-mente, en la Problemstellung sociolgica, con la formulacin de los proble-mas de cambio social. La ubicuidad del cambio en las sociedades, como erade esperar, ha gozado reconocimiento desde los das de los griegos (29). Sinembargo, la irrupcin relevante en el moderno pensamiento sociolgico lo hasido el reconocimiento de la posibilidad de que los sistemas sociales y cul-turales puedan transformarse por s mismos, sacando de sus propias fuerzasel mpetu y la capacidad para la creacin de nuevos tipos de formas de rde-nes sociales y culturales, as como de que tales capacidades transformativaspuedan conectarse, empero, con muchos de los fenmenos de desorden.

    Por ello, un aspecto del pensamiento y anlisis sociolgico que se desarro-lla y cristaliza lentamente aparece en los intentos de analizar los fenmenosde desorden en los mismos trminos y conceptos que los del orden social, yde conecrar tales anlisis con la comprensin de las condiciones y mecanis-mos de su continuidad, cambio y transformacin. De esta forma se enfoc elanlisis de las propensiones transformadoras de los sistemas sociales vindoseen ellas no sucesos externos o aleatorios, sino aspectos principales de losfenmenos de orden social. Este enfoque de la desorganizacin y el cambiopudo encontrarse en algunas de las ms grandes figuras ded anlisis socio-lgico; en torno a l cristalizaron algunas de las ms importantes irrupciones

    (27) E. DURKHEIM: The Rules of Sociological Method (New York, The FreePress of Glencoe, 1964), cap. 3.

    (28) Cfr. J. D. Y. PEEL (ed.): Herbert Spencer on Social Evolution (ChicagoUniversity of Chicago Press, 1973), pgs. 17-33, y tambin Ronald FLETCHER: TheMaking of Sociology, op. cit, vol. 1.

    (29) Para una panormica global de las concepciones de cambio social desdela Antigedad, atenta en especial a la distincin entre cambio histrico y cambioprogresivo-evolutivo, vid. R. A. NISBET: Social Change and History (London, N. Y.,Oxford University Press, 1969).

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    en el desarrollo de semejante anlisis. La primera irrupcin de consideracinen el anlisis sociolgico moderno lo fueron los trabajos de Marx, y el con-cepto analtico crucial lo integr el de la alienacin en cuanto potencialmentedada en la propia construccin de su entorno por el hombre y por el procesode divisin del trabajo en general y de clases e industrialismo (capitalismo)en particular (30).

    De importancia central en este sentido lo era la insistencia de Marx en laubicuidad de alienacin y conflicto en la sociedad de clases y en las rela-ciones posibles entre alienacin, conflicto y cambio social. La debilidad delanlisis marxiano estribaba en las suposiciones de la temporalidad de la alie-nacin y el conflicto en las sociedades de clase, de su desaparicin en lasituacin sin clases (31) y, por ende, en su concentracin en aquellos as-pectos del conflicto que pueden llevar a la supuesta sociedad no conflictiva.Otra brecha la constituy la especfica contribucin de Simmel acerca de loperenne del conflicto en la vida social; pero la idea de Simmel quedaba limi-tada por su foco en los aspectos puramente formales de la interaccinsocial (32).

    Dos contribuciones analticas ulteriores en este contexto son las que hi-cieron Durkheim y Weber. Ambos se concentraron en el anlisis de los fe-nmenos de desorganizacin en cuanto un posible foco central para la pro-funda comprensin de las condiciones y los mecanismos del funcionamientodel orden social y para su anlisis comparativo sistemtico. El anlisis deDurkheim de la interpretacin social era el contrapunto de su preocupacinpor la anomia, especialmente en el plano de la solidaridad orgnica (33).Weber se centraba en la confrontacin entre las tendencias del carisma crea-doras y destructoras de instituciones en diversas situaciones sociales (34).En comn de Marx, Durkheim y Weber indicaron cmo la posibilidad decambio y conflicto se hallaba dada en los mismos aspectos constitutivos delorden social; pero a diferencia de aqul, ambos abandonaron la posibilidadde ubicuidad de semejante conflicto abierto y dedicaron, en consecuencia,amplias partes de sus anlisis a las diferentes condiciones estructurales bajolas que emergen diferentes manifestaciones de conflicto.

    Intimamente conectada con los anlisis precedentes de la desorganizacin,el conflicto y el cambio, tambin se desarroll en la Problemstellung socio-lgica un reconocimiento creciente de la gran variedad de tipos de orden so-

    (30) Vid. K. MARX: Early Writings, op. cit; Selected Writings in Sociologyand Social Philosophy, op. cit.

    (31) Vid. K. MARX: Selected Writings in Sociology and Social Philosophy, op.cit., pgs. 236-245; 249-263.

    (32) G. SIMMEL: Conflict and the Web of Group Affiliations (New York, TheFree Press of Glencoe, 1964), en especial caps. 1-3.

    (33) E. DURKHEIM: The Divisin of Labor in Society, op. cit.; Suicide (NewYork, The Free Press, 1966).

    (34) S. N. EISENSTADT (ed.): Max Weber, On Charisma and Institution Building,op. cit., en especial pgs. 18-27; 48-65.

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    cial o de sociedades; de su mutabilidad interna, y de la dimensin temporal(histrica) como, si no la nica determinante, s al menos una de tales varieda-des de mutabilidad. El reconocimiento de la variedad de tipos de orden social(o ms bien poltico) se remonta, como es obvio, cuando menos a Aristteles,al igual que la bsqueda de la relacin entre tal variedad de tipos diferentesy las actitudes cvicas y las posturas morales de los individuos (35). En estosdos aspectos el anlisis sociolgico moderno se encuentra en gran medida enla tradicin aristotlica. Sin embargo, en la Problemstellung va ms all deesa tradicin: en primer trmino, en la negativa a identificar los rdenessociales con los polticos. Por consiguiente, el pensamiento sociolgico superaaqu a la tradicin aristotlica en su nfasis en la mayor variabilidad de lasinstituciones. En segundo lugar, el pensamiento sociolgico insiste en la va-riedad de interrelaciones entre los compromisos morales y orientaciones tras-cendentales, por una parte, y los tipos de orden social, ignorando, por tanto,las suposiciones de la existencia (y bsqueda) de un orden social moralmentesuperior, o incluso las relaciones necesarias entre diferentes regmenes ydiferentes virtudes o disposiciones morales (36). A este respecto, tal y comoapunt Edward Shils, la Sociologa ha superado en parte el abismo que Aris-tteles dejara entre Etica y Poltica (37).

    De manera similar, la sociologa moderna va ms all de Aristteles enla medida en que trata de incorporar (o dar cuenta de l) el desarrollo histricocomo uno de los mecanismos principales de la variabilidad y mutabilidad delos tipos de rdenes sociales, as como en la medida en que enfoca no slocambios en los rdenes sociales, sino tambin en sus capacidades internasde transformacin.

    Este reconocimiento de gran variedad de formas de la vida social y derdenes sociales estaba, por descontado, muy ntimamente relacionado conlos esfuerzos de etngrafos, historiadores y juristas. Sin embargo, difiere dela descripcin etnogrfica de costumbres e instituciones en su intento deincorporal las descripciones, ms concretas, en el marco de paradigmas ex-plicativos de anlisis sociolgico.

    En esta amplia esfera de instituciones comparativas, las primeras figurasmodernas de importancia fueron Montesquieu (38) y algunos de los filsofos

    (35) Vid. a este respecto E. SHILS: "The Calling of Sociology", op. cit.(36) Este enfoque se encuentra desarrollado al mximo, como es bien sabido,

    en la obra de Max Weber. En el plano meramente analtico se encuentra impli-cado en los tipos ideales de orientaciones de accin social, as como en los tiposgenerales de orientaciones hacia el orden social. Algunos de los materiales de discu-sin se han recogido en S. N. EISENSTADT (ed.): Max Weber, On Charisma andInstitution Building, op. cit., pgs. 3-6; 11-12. Evidentemente, la mayor relevanciala presentan por encima de todo los estudios comparativos de Weber en los cam-pos de la sociologa y la religin.

    (37) E. SHILS: 'The Calling of Sociology", op. cit., pg. 1419.(38) C. MONTESQUIEU: The Spirit of Laws (New York, Hafner, 1949), y A. SALO-

    MN: In Praise of Enlightenment, op. cit., pgs. 117-141.

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    morales escoceses, especialmente Ferguson y Millar (39). Posteriormente apa-recieron los diversos etnlogos y antroplogos, como Taylor (40), y despuslas diferentes escuelas evolucionistas del siglo xix (41). A stos sigui en elsiglo xx, en sentidos diferentes, la gran avalancha de estudios comparativosen las ciencias sociales de los aos cuarenta (42).

    A causa de este desplazamiento en la definicin de los principales pro-blemas del orden social y sus repercusiones en el anlisis de la organizaciny el cambio sociales se hizo posible aplicar estos enfoques, conceptos y pro-blemas al anlisis de diferentes niveles de vida social, abarcando desde laestructura y los procesos macro-sociales a diferentes micro-organizaciones ypautas de comportamiento informal cotidiano. Mediante la conexin de lasindagaciones sociolgicas con las nuevas tradiciones de investigacin que secomenzaron a desarrollar desde los primeros momentos del siglo xix en laetnografa, las encuestas y estadsticas sociales y en el publicismo poltico,emergi la posibilidad de concretizacin de la Problemstellung sociolgicaespecfica (43).

    V. LA PAUTA INICIAL DE LA INSTITUCIONALIZACIONDE LA CONDICIN DIFERENCIADA DE LA SOCIOLOGA

    Por la va del desarrollo de su especfica Problemstellung y de su expan-sin potencial a travs de la investigacin, el mpetu generado por la inda-gacin y el anlisis sociolgicos procur un foco natural principal y un

    (39) Vid. el material reunido en L. SCHNEIDER (ed.): The Scottish Moralists onHuman Nature and Society (Chicago, University of Chicago Press, 1967).

    (40) Edward BURNETT TAYLOR: Researches into the Early History of Mankindand the Development of Civilization (London, Murray, 1878); Primitive Culture:Researches into the Development of Mythology, Phosophy, Religin, Art andCustom, 2 volmenes (Gloucester, Mass., Smith, 1958); H. BECKER y H. E. BARNES:Social Thought from Lore to Science, New York, Dover Publications, 1961, vol. 2,pgs. 748-757, y Marvin HARRIS: The Rise of Anthropological Theory; A Historyof Theories of Culture (New York, T. Y. Crowell, 1968), caps. 6 y 7.

    (41) H. SPENCER: The Principies of Sociology, 3 volmenes (New York, Ap-pleton, 1925-1929); J. D. Y. PEEL: Herbert Spencer on Social Evolution, op. cit, yH. BECKER y H. BARNES: Social Thought from Lore to Science, op. cit., vol. 2,cap. XVIII; A. COMTE: The Positive Phosophy, 2 volmenes (London, Trbner,1853); Positive Polity (London, 1875-77); H. BECKER y E. H. BARNES: Ibid., cap. XV;Ronald FLETCHER: The Making of Sociology, op. cit., y F. JOAS: Geschichte derSoziologie, op. cit., vols. 1 y 2.

    (42) Para una panormica sucinta de tales desarrollos, vid. S. N. EISENSTADT:"Social Institutions, a Comparative Study", en International Encyclopedia of theSocial Sciences, op. cit., vol. 14, pgs. 421-429.

    (43) A este respecto, vid. B. LECUYER y A. R. OBERSCHALL: "Sociology: TheEarly History of Social Research", en International Encyclopedia of Social Scien-ces (New York, The Mac Millan Company, 1968), vol. 15, pgs. 36-53; P. LAZARS-FELD: "Notes on the History of Quantification in Sociology: Trends, Sources andProblems", Isis, vol. 52 (2), 1961, pgs. 277-333.

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    punto de confluencia para la continua y potencial expansin y crecimientode la moderna tradicin intelectual de autovaloracin crtica. Sin embargo,la sociologa siempre compiti con otras tradiciones intelectuales en el in-tento de procurarse en consonancia con su propia Problemstellung supropio enfoque del anlisis acadmico y crtico de la vida social en generaly de la vida social moderna en particular.

    Por tanto, la condicin diferenciada de la sociologa, de la manera enque emergi gradualmente en el perodo de los Padres Fundadores, no sealcanzaba por su completo aislamiento frente a otras tradiciones intelectualeso frente a una plenamente aceptada divisin del trabajo cientfico entre stay otras disciplinas. A causa del hecho de que la sociologa comparta hastacierto punto las mismas preocupaciones, su tendencia era ms bien, tanto enlas fases de formacin como en el desarrollo subsiguiente, a mantener unasorientaciones relativamente estrechas, pero problemticas, ambivalentes y car-gadas de tensiones, con respecto a las otras disciplinas y tradiciones.

    Estas ambivalentes relaciones estaban enraizadas primeramente en elhecho de que la condicin diferenciada de la sociologa no supona un desarro-llo de las reas de problemas enteramente diferente a los que tenan lugar enotros quehaceres intelectuales. La sociologa se haca distinta en la medida delos diferentes problemas que comparta con las orientaciones filosfica, ideo-lgica y social-reformista, o con los enfoques histrico, etnogrfico y socio-grfico, que se reunan y transformaban de acuerdo a la particular Problem-stellung sociolgica (44).

    Sin embargo, no exista un verdadero camino real en el que conflu-yeran todos esos diferentes componentes de la tradicin sociolgica. Las di-ferentes y vecinas tradiciones intelectuales no eran slo puntos de arranquea partir de los cuales pudiera llegar a diferenciarse una sociologa todava ho-mognea y simplemente unificada. En diferentes situaciones y fases del des-arrollo del anlisis sociolgico variados componentes de tal anlisis proceden-tes de esas tradiciones se dieron cita en diferentes combinaciones. Todacombinacin de semejantes componentes o incluso cualquier componente pors mismo, una vez reformulado en trminos de la Problemstellung especfica-mente sociolgica, poda convertirse tal y como lo atestigua la historia dela sociologa en la base de una inicial y, en cierto sentido, continuadainstitucionalizacin de algn tipo de anlisis sociolgico.

    Como cada uno de esos componentes del anlisis sociolgico estaba en-raizado en tradiciones intelectuales e institucionales diferentes, se pudieron

    (44) Para este ejemplo, vid. R. ARON: "Modern Society and Sociology", en E. A.Tiryakian (ed.): The Phenomenon of Sociology, op. cit, pgs. 158-170, as comoT. N. CLARK: Patrons and Prophets, op. cit.; R. K. MERTON: "Social Conflict OverStyles of Sociological Work", Transactions of the 4th World Congress of Sociology,"International Sociological Association", 1961, vol. 3, pgs. 29-44, y S. N. EISENSTADT:"The Development of Sociological Thought", op. cit.

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    desarrollar, hasta cierto punto, independientemente de los otros a base demantener o reabrir conexiones con disciplinas y orientaciones paternaleso fraternales. Esto se llev a cabo en muchas ocasiones minimizando susrelaciones con otros componentes de la emergente tradicin sociolgica. Portanto, cualesquiera que fueran las exactas combinaciones de los diferentes com-ponentes de la tradicin sociolgica que cristalizaran en una situacin con-creta, siempre se pudieron desarrollar algunas tensiones en el seno de losque tendan a guardar un estrecho vnculo con las relaciones entre la tradicinsociolgica y las otras tradiciones intelectuales.

    La continuada ambivalencia de las orientaciones de la sociologa haciaotras tradiciones intelectuales y disciplinas acadmicas se vio ulteriormenteremodelada por la cristalizacin de los principales componentes u orientacio-nes referenciales del amplio papel intelectual del socilogo. Todos stos sedesarrollaron en conexin con la bsqueda de cierta identidad intelectual einstitucional y con el intento de delinear el lugar de la sociologa en esanueva tradicin cientfico-intelectual que haba ido emergiendo desde el si-glo XVIII. Estos problemas concretos surgieron del escepticismo y del auto-criticismo dirigido frente al generalizado optimismo filosfico, as como frentea las extremas pretensiones y orientaciones de muchos de los predecesoresque vieron la sociologa como la cspide de las ciencias humansticas unaespecie de sucedneo secular de la religin o de la filosofa (45).

    La prosecucin del anlisis acadmico, junto con mutantes tipos de com-promiso en pro de una evaluacin crtica de la sociedad en general y de lasociedad moderna en particular, as como con ciertas preocupaciones de n-dole prctica, se convirtieron en el ncleo central de la identidad intelectualde la mayora de los socilogos en relacin al que se desarrollaron tensionesacerca de la concepcin y la auto-concepcin de la sociologa que procurabanun foco para discusiones profundizantes en la disciplina y su entorno (46).

    Un rea de semejantes tensiones que ha sido muy prominente en Alema-nia en el perodo de los Founding Fathers Weber, Tnnies, Sombart y,as, otros muchos en los ltimos aos veinte y en los treinta; en los Esta-

    (45) Para algunas de tales orientaciones en los predecesores de la sociologa,vid. nota nm. 10.

    (46) R. K. MERTON: "Social Conflict over Styles of Sociological Work", op. cit.;E. TIRYAKIAN: "Introduction to the Sociology of Sociology", op. cit.; Irving LouisHOROWITZ: "Mainlines and Marginis: The Human Shape of Sociological Theory",en L. Gross (ed.): Sociological Theory: Inquiries and Paradigms (New York,Harper and Row, 1963), pgs. 328-383; P. Rossi (ed.): Ricerca, Sociolgica e Rulodel Socilogo, op. cit.; B. SCHAEFER ted.): Thesen zur Kritik der Soziologie, Frank-furt am Main, Suhrkamp Verlag, 1969); Roland ROBERTSON: "The Socio-culturalImplications of Sociology: A Reconnaissance", en T. J. Rossiter, A. H. Hanson,Stein Rokkan (eds.): Imagination and Precisin in the Social Sciences (London,Faber & Faber, 1972), pgs. 59-97. Para una exposicin ms temprana, vid. "Su-preme Vales and the Sociologist, or Our Roles and Their Loyalties", en HowardBECKER: Through Vales to Social Interpretation (New York, Greenwood Press,1968), cap. VI, pgs. 281-305.

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    dos Unidos, en los aos veinte y treinta de este siglo; por perodos de tiempoms prolongados en muchos de los pases de habla latina; y nuevamentetal y como veremos en la mayora de los centros de investigacin socio-lgica en los aos sesenta y setenta de este siglo, lo ha constituido el rela-tivo nfasis en el componente crtico del papel de los socilogos con la con-comitante participacin en algunas comunidades o pblicos ideolgicos, refor-mistas, polticos o, ms ampliamente, intelectuales, por una parte, y lainvestigacin u orientacin acadmica objetiva, con sus fuertes races en lasinstituciones y pblicos acadmicos, por la otra parte. Dentro de su papelcrtico, se tenda al desarrollo de una tensin entre la concepcin, ms prof-tica, de la sociologa como una especie de sucedneo secular de la religiny la ms desprendida, no utpica, de una postura poltica.

    Otra de tales reas de tensin era la que se produca entre los compo-nentes profesionales prctico-aplicados de los papeles del socilogo y aquellosotros de la investigacin acadmica o del criticismo social.

    Dentro de la orientacin poltico-prctica de los socilogos se ha desarro-llado, tal y como Edward Shils lo ha mostrado de manera sucinta, la tensinentre la sociologa manipulativa, la alienada y la consensual variante estaltima que alude al uso de la sociologa como parte del proceso de transfor-macin de la relacin entre autoridad y sujeto a travs del realce de la auto-comprensin y de una cierta idea de afinidad. La primera y la tercera deesas distinciones son hasta cierto punto similares a los modelos de ilustracine ingeniera analizados por Morris Janowitz (47).

    El peso relativo de cada uno de esos polos vari considerablemente enlos diferentes perodos del desarrollo de la sociologa y en las diferentes si-tuaciones de su institucionalizacin. Sin embargo, todos han representadocomponentes continuados aunque con frecuencia latentes de las auto-concepciones de los socilogos activadas en diferentes constelaciones o situa-ciones y entre las que habran de desarrollarse fcilmente tensiones, contro-versias v disputas.

    La multiplicidad de tales referencias y orientaciones as como los dife-rentes puntos de partida del anlisis sociolgico ocasionaron continuamen-te participacin en u orientacin hacia diferentes marcos organizaciona-les y pblicos o clientelas potencialmente tambin diferentes (48). Fueronestas mltiples orientaciones las que constituyeron los mecanismos institu-

    (47) Edward SHILS: "The Calling of Sociology", op. cit., pgs. 1435-1441; M. JA-NOWITZ: "Professionalization of Sociology", en Varieties of Political Expression inSociology (Chicago, The University of Chicago Press, 1972), pgs. 105-135.

    (48) En lo concerniente a las consecuencias de este extremo en la auto-imagen del socilogo, vid. R. K. MERTON: "Social Conflict over Styles of Socio-logical Work", op. cit., pg. 42; A. PIZZORNO: "Una Crisi che non Importa Supera-re...", op. cit.; I. L. HOROWITZ: "Mainliners and Marginis", op. cit.; B. SHAEFER(ed.): Thesen zur Kritik der Soziologie, op. cit.; Johan GOUDSBLOM: Belansvan deSociologie (Utrecht, Het Spectrum, 1974), caps. 5 y 6.

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  • LA TRADICIN SOCIOLGICA

    cionales a travs de los que se institucionalizaron y encontraron continuidadlas pautas iniciales de la condicin diferenciada de la sociologa, y fue tam-bin por medio de tales mecanismos como se mantuvieron las continuas ten-siones internas entre los socilogos y las orientaciones en el seno de la socio-loga con respecto a otras tradiciones intelectuales o disciplinas acadmicas.

    VI. EL IMPACTO DE LA PAUTA INICIAL DE INSTITUCINALI-ZACION DE LA SOCIOLOGA SOBRE SU DESARROLLO: DE-BATES Y DISCONTINUIDADES EN LOS DESARROLLOS TE-RICOS

    La pauta inicial de institucionalizacin de la sociologa, caracterizada porsu estrecha relacin con otras tradiciones intelectuales, por mltiples puntosde partida y componentes del anlisis sociolgico, mltiples orientaciones enel rol intelectual de los socilogos y por tensiones internas y orientacioneshacia disciplinas externas, ha conformado alguno de los principales aspectosdel desarrollo en este campo.

    El impacto de esta pauta inicial de institucionalizacin de la sociologapodra entreverse en la prevalencia e importancia continuada, en la sociolo-ga y en torno a ella, de una serie de debates sobre el problema de la identidadacadmica e intelectual de la sociologa y acerca de lo que podramos llamarmeta-problemas del anlisis sociolgico.

    As, pues, desde los inicios del desarrollo de la sociologa hubo debatesen torno a una clara definicin del objeto sobre el que versa la sociologaen su calidad de algo distintivo de la historia, la filosofa social o la etnogra-fa, por una parte, y de otras ciencias sociales, tales como la economa o laciencia poltica, por la otra. Aunque breve, permtasenos una ilustracinde este extremo: esta bsqueda en pos de un objeto distinto del de otrasciencias sociales condujo inicialmente hacia una oscilacin entre la des-cripcin de la sociologa como una especie de culminacin de todas lasciencias sociales y la bsqueda de un foco analtico de ms bajo nivel quegirase en torno a elementos especficos en la vida social el elemento desociabilidad (49).

    (49) Ilustrativa de esta conexin es la diferencia entre la definicin "imperia-lista" que de la sociologa da Durkheim y la "modesta" de Simmel. En lo que aDurkheim atae, vid. E. DURKHEIM: The Rules of Sociological Method, op. cit,en especial cap. 1, y T. N. CLARK: Prophets and Patrons, op. cit., cap. 6. En lo re-lativo a Simmel, vid. K. H. WOLF (ed.): The sociology of George Simmel (NewYork, The Free Press, 1950), en especial la Introduccin y la Parte 1, y D. LEVINE:George Simmel, op. cit. Como una de las ltimas exposiciones de estos problemasde los lmites y la materia propia de la sociologa, vid. W. G. RUNCIMAN: Socilogoand its Place and other Essays (Cambridge, Cambridge University Press, 1970).

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  • S. N. E1SENSTADT

    El problema de la definicin del objeto propio de la sociologa tendaa estar con frecuencia ms estrechamente relacionado con la discusin meto-dolgica y filosfica acerca del mtodo propio de la sociologa. El foco cen-tral de estos debates metodolgicos consista en si era posible en definitivaa la vista de la especial naturaleza de los datos de las experiencias socialeshumanas, as como de la implicacin fundamental de la investigacin en lafabricacin de la vida social y cultural que las ciencias sociales y humanasse desarrollaran a lo largo de la misma pauta que la de las ciencias naturales.En consonancia, los debates metodolgicos han tendido a enfocar diversospuntos (50). Entre los focos centrales ms persistentes se contaban: los dela sociologa como una ciencia nomottica o ideogrfica, positivista o huma-nsta; los de la respectiva adecuacin de anlisis que son causales, como enlas ciencias naturales, y aparentemente deterministas, o los basados en laVerstehen y la imputacin de significado a actividades de la gente, y los dela generalizacin comparativa frente a explicaciones en trminos de situacio-nes histricas nicas en cuanto principal instrumento explicativo de que dis-ponen las ciencias sociales. Intimamente relacionadas con stas estaban lasdiscusiones en torno a la posibilidad o imposibilidad de reduccin delos fenmenos sociales a explicaciones, tanto individualistas como colectivis-tas, y las implicaciones metodolgicas y filosficas del hecho de que el inves-tigador en las ciencias sociales se encuentra estrechamente vinculado al ob-jeto sobre el que versa su quehacer.

    Los focos centrales de estas variadas discusiones metafsicas, filosficas eideolgicas han sido los de la posibilidad y los lmites de una sociologa librede valores; el autoexamen de la sociologa en trminos del enfoque de lasociologa del conocimiento (51), y el ntimamente relacionado anlisis de

    (50) Algunos de los debates antiguos y recientes en torno a esta cuestin hansirio rnidos o resumidos en los siguientes tipos y antologas: E. TOPITSCH: Sozial-philosophie Zwischen Ideologie und Wissenschaft (Luchterhand, Neuwied undBerln, 1966); T. ADORNO et al. (ed.): Der Positivismusstreit in der deutschenSoziologie (Luchterhand, Neuwied y Berln, 1969); W. HOCHKEPPEL (ed.): Sozio-logie Zwischen Theorie und Empirie (Mnchen, Nymphenburger Verlagshandlung,1970), pgs. 13-48; 135-154; 179-195; A. GIDDENS (ed.): Positivism and Sociology(London, Heinemann, 1974); E. TOPITSCH: Logik der Sozialwissenschaften (Kln,Kiepenhauer & Wtisch, 1972), pgs. II, IV y VIII; as como en la literatura entorno a los Founding Fathers, citada supra; Johan GOUDSBLOM: Belans van deSociologie, op. cit, especialmente caps. 1-3. Las ms recientes controversias entorno a estas cuestiones se encuentran muy bien resumidas en P. Rossi (ed.):Ricerca, op. cit., en especial por: A. MARTINELLI: II Dibattito Metodolgico negliStati Uniti, pgs. 177-215; B. BECALLI: 11 Dibattito Metodolgico in Inghilterra,pgs. 215-233; R. SCARTERRINI: II Dibattito Metodolgico in Francia, pgs. 233-259;G. E. RUSCONI: II Dibattito Metodolgico nella Germania Fedrale, pgs. 259-285, yS. L. BRAVO: II Dibattito Metodolgico nelVUnion Sovitica, pgs. 285-309.

    (51) T. ADORNO et al.: Der Positivismusstreit in der Deutschen Soziologie, op.cit.; A. GIDDENS (ed.): Positivism and Sociology, op. cit.; Kurt H. WOLLF: "TheSociology of Knowledge and Sociological Theory", en L. Gross (ed.): Symposiumon Sociological Theory, op. cit., pgs. 579-587, as como las obras de Gouldner yFriedrichs, citadas en la nota 63. Tambin Alwin W. GOULDNER: For Sociology -

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  • LA TRADICIN SOCIOLGICA

    los conceptos capitales de la sociologa debates y discusiones que, comoes bien sabido, han estado continuamente emergiendo y reemergiendo en lasociologa y en torno a ella.

    La importancia relativa de estos diferentes problemas meta-analticosas como de aquellos otros relativos a la identidad intelectual de la socio-loga variaron grandemente en diferentes perodos y situaciones del desarro-llo e institucionalizacin de la disciplina. Algunos de estos problemas espe-cialmente los relativos al objeto propio de la sociologa casi han desapa-recido, con el continuo desarrollo de diferentes reas de investigacin y lacreciente institucionalizacin acadmica de la sociologa, del espectro de lascontroversias sociolgicas. Otros en particular los varios problemas meta-analticos, filosficos y metodolgicos parecieron emerger de nuevo, sibien en formas algo transformadas, precisamente en perodos de crecienteconsolidacin del anlisis y la. investigacin sociolgicos tales como el msreciente de todos ellos, que an hemos de analizar con mayor detalle (52).

    Cualquiera que sea su importancia relativa en el panorama del debatesociolgico, todas estas controversias mantienen la tradicin interna de lasociologa abierta, en varios grados, hacia aquellas tradiciones intelectuales ydisciplinas acadmicas por relacin a las que ella misma lleg a alcanzar sucondicin peculiar esto es: filosofa, teoras del mtodo cientfico o teoradel conocimiento; hasta cierto punto, en lo relativo a la historia y la etno-grafa, y a los movimientos y orientaciones ideolgicos y polticos.

    Un segundo e importante aspecto del desarrollo del anlisis sociolgico,relacionado muy de cerca con la multiplicidad tanto de los puntos de par-tida de su anlisis como de las orientaciones del papel de los socilogos ysus consecuencias, lo ha representado tal y como se ha encargado de indi-car Raymond Boudon (53) un grado relativamente elevado de disconti-nuidad en el desarrollo del anlisis y la investigacin sociolgicos, manifes-tado sobre todo en la extrema disparidad en el seno de las pautas de desarrollode diferentes tipos de anlisis e investigacin sociolgicos y en las considera-

    Renewal and Critique in Sociology Today (New York, Basic Books, 1974), en espe-cial caps. 5, 10 y 11, y E. TOPITSCH: Sozialphilosophie Zwischen Ideologie undWissenschaft, op. cit.

    (52) A este respecto, vid., por ejemplo, R. BENDIX y B. BERGER: "Images ofSociety and Problems of Concept Formjation in Sociology", en L. Gross (ed.):Symposium on Sociological Theory, op. cit., pgs. 92-118. Para otras y variadasilustraciones de tales discusiones, vid. tambin J. A. JACKSON (ed.): Role, London,Cambridge University Press, 1972; Frigge HAUG: Kritik der Rollentheorie, Frank-furt am Main, Fisher Verlag, 1972; Rene LOUVEAU: VAnalyse institutionnelle, Paris,Les ditions de Minuit, 1970; S. J. BODENHEIMER: "The Ideology of Developmen-talism: American Political Science's Paradigm - Surrogate for Latin AmericanStudies", Berkeley Journal of Sociology, vol. 15, 1970, pgs. 95-137. Para un puntode vista algo ms general, vid. D. INGLEBY: "Ideology and the Human Sciences",Human Context, vol. II, 1970, pgs. 425 y sigs., y Vittorio CAPECCHI: "Struttura eTechniche della Nicesia", en P. Rossi: Ricerca Soziologica, op. cit., pgs. 23-121.

    (53) R. BOUDON: "The Sociology Crisis", Social Science Information, vol. II(3/4), 1972. pgs. 109-139.

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  • S. N. EISENSTADT

    bles brechas existentes entre tales desarrollos en diferentes perodos y luga-res. Esto se deba, en primer trmino, ms all de los puntos metodolgicosacentuados por Boudon, al hecho de que todo problema importante del an-lisis sociolgico se poda formular desde los diferentes puntos de partida detal anlisis. Estos podan verse activados por diferentes orientaciones del papelde los socilogos que podran estar disociadas de las similares o paralelasformulaciones que han provenido del uso de otros puntos de partida o com-ponentes del anlisis sociolgico. Cada uno de estos puntos de partida obases del anlisis sociolgico podran convertirse en una fuente del desarrollode nuevos problemas de investigacin social o de reformulacin de otros yaviejos. As, pues, la percepcin estuvo con frecuencia plena de novedad, yafuera diferente o revolucionaria (54).

    Valga lo que sigue para ilustrar esta cuestin: el reciente y gran incre-mento del inters por la igualdad, la mujer, la familia, la juventud y la po-breza, en una ola de demostrada preocupacin social y poltica, en pocasocasiones, no obstante, se han puesto en relacin con las muchas tradicionesprecedentes. Los problemas referidos han existido desde tiempo en el anli-sis sociolgico: por ejemplo, los anlisis de Tocqueville acerca de la igualdad;o los esrudios anteriores sociolgicos, antropolgicos o etnolgicos decostumbres sexuales y los anlisis, tambin anteriores, de los grupos de bajonivel de ingresos y la encuesta social de las condiciones de vida de la po-brera. De modo similar, los estudios de modernizacin que se desarrollaronen los aos cincuenta a partir del gran inters por los problemas del desarro-llo han estado, en perodos de tiempo relativamente prolongados, disociadosde las tradiciones del anlisis institucional comparativo en la sociologa y enla antropologa (55).

    Algunas de esas brechas se fueron cerrando de manera enteramentegradual, y los numerosos procesos de mutuo descubrimiento de las diferentestradiciones sociolgicas que servan para la eleccin de esos papeles contri-buyeron muy frecuentemente a hacer esa discontinuidad an ms visible (56).

    (54) Vid. a este respecto R. KLIMA: "Theoretical Pluralism, Methodological Dis-sension and the Role of the Sociologist: The West Germn Case", Social ScienceInformation, vol. II (3/4), 1972, pgs. 69-108; C. J. LAMMERS: "Mono and Polypara-digmatic Developm-ents in Natural and Social Sciences", Institute of Sociology,Unversity of Leyden, The Netherlands, y R. BOUDON: "The Sociology Crisis",op. cit.

    (55) Vid., por ejemplo, H. P. DREITZEL (ed.): Family, Marriage and the Struggleof the Sexes (New York, The Mac Millan Company, 1972). Para una seria crticaa esta tendencia de la sociologa radical a separarse de la tradicin sociolgica,vid. N. BIRNBAUM: "Sociology: Discontent Present and Perennial", Social Research,vol. 38 (4), 1971, pgs. 732-750. Para una crtica similar, aunque desde un puntode vista ms "liberal", vid. A. H. BARTON: "Empirical Methods and Radical Sociolo-gy: A Liberal Critique", en J. D. Colfax y J. L. Roach (eds.): Radical Sociology(New York, London, Basic Books Inc., 1971), pgs. 460-477.

    (56) Algunos de estos argumentos se pueden encontrar en las discusionesacerca de la modernizacin. Vid. el anlisis general de estos campos en S. N.EISENSTADT: Tradition, Change and Modernity (New York, John Wiley, 1974), en

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  • LA TRADICIN SOCIOLGICA

    Tal discontinuidad tal vez no es en s misma nica en la sociologa. Esposible que haya sido ms aguda en otras disciplinas, tales como la filosofao la ciencia poltica. Pero la propensin a percibir esta discontinuidad comoproblemtica o, tal vez, a aceptarla como un problema real, a ser sensibleen relacin a ella, a conectar tal percepcin y sensibilidad con las relacioneshacia otras tradiciones y disciplinas externas parece haber sido ms agudadentro de la comunidad sociolgica y haber tenido un impacto relativamentems intenso en el desarrollo interno de la disciplina.

    VIL LA PAUTA DE INCORPORACIN DE DESARROLLOS TE-RICOS A LA TRADICIN SOCIOLGICA. LAS POSIBILIDA-DES DE DEBATES Y DECLARACIONES SECTARIOS EN TORNOA LA CRISIS DE LA SOCIOLOGA

    Cualquiera que haya sido la fuerza de esta sensibilidad al impacto defuentes externas y a las discontinuidades en su propia disciplina en la auto-percepcin de los socilogos o en su propio trabajo, no fue, como es obvio,continuamente predominante en las discusiones y controversias en el senode la comunidad sociolgica. De modo similar, las diversas aperturas a otrastradiciones intelectuales slo pudieron subsistir, durante muy largos perodosde tiempo, de manera marginal con respecto a las discusiones sustantivascentrales en la sociologa, como una especializacin dentro de sus lmites, omarginalmente.

    Fue slo bajo especiales condiciones intelectuales e institucionales comoestas sensibilidades a la discontinuidad interna y a esas discusiones exter-nas tendieron a hacerse ms centrales en la sociologa, y como influyeron enel tenor ms general de la prosecucin del anlisis y la investigacin sociol-gicos. Semejante sensibilidad tiende a desarrollar entre los socilogos unaestrecha conexin de la reformulacin de los problemas especficos de inves-tigacin que son centrales al anlisis sociolgico en un punto temporalmentedado ya sean stos los de la estructura de clases de las sociedades moder-nas, los del anlisis comparativo de instituciones u otros por el estilocon cambios y desplazamientos en las teoras sociolgicas, en los amplios para-digmas explicativos. En segundo lugar, tal sensibilidad tiende a incrementar-se cuando va emparejada a la activacin de diferentes orientaciones de rolde los socilogos como, por ejemplo, la radical-crtica o la prctica. Entercer lugar, tal sensibilidad es mayor en la medida en que cualquiera de lastendencias anteriores entra en contacto con tendencias intelectuales o procesos

    especial caps. 1 y 5; vid. tambin PIZZORNO: Una Crisx, op. cit. Algunos de estosproblemas se recogen en R. K. MERTON: On Theoretical Sociology (New York,Free Press, 1967), cap. 1, pgs. 1-39.

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  • S. N. EISENSTADT

    y movimientos sociales ms amplios que rozan a alguno de los componentesintelectuales cruciales de la sociologa, como, por ejemplo, el nfasis relativoen su base crtica o cientfica (57).

    No resulta, pues, sorprendente que tal sensibilidad se desarrollara sobretodo en aquellas situaciones histricas en las que unas coyunturas crticas enel desarrollo de la teora sociolgica se conectaron con grandes movimientosintelectuales, como el positivismo o el romanticismo, o con cambios en lapercepcin ideolgica de la realidad social que generaron nuevos temas deprotesta social. As, pues, tal sensibilidad a fuentes de ndole externa sedesarroll en conexin con el hundimiento de las escuelas positivista, idea-lista y evolucionista y de su impacto en los desarrollos internos en el senode la sociologa y de la antropologa social, de los que las teoras sociolgicasde Durkheim, Max Weber, Simmel y Tnnies representan las ms impor-tantes ilustraciones (58).

    Semejante sensibilidad a la naturaleza cientfica de la sociologa, sus fron-teras y sus relaciones con otras disciplinas intelectuales tambin se desarroll(si bien menos intensamente que en Alemania), tal y como puede apreciarseen las obras de Pareto, Mosca y otros profesores, en la Italia de las pos-trimeras del siglo xix y albores del xx en conexin con los avances delhistoricismo y de las orientaciones neomaquiavlicas (59). De modo pare-jo, en las tres primeras dcadas del siglo xx se desarroll una sensibilidadtanto frente a la situacin y los lmites acadmicos y a los objetos propiosde la sociologa como en lo concerniente a sus relaciones con los ms im-portantes movimientos filosficos, ideolgicos y polticos de la poca; dichasensibilidad pudo discernirse en las formulaciones acerca de la naturaleza yla direccin de la sociologa en las obras, entre otros, de Franz Oppenheimer,Wefner Sombart, Robert Michels y, algo despus, de Alfred Vierkandt, HansFreyer, Alfred Weber y Karl Mannheim (60).

    (57) Algunos de esos puntos de vista han quedado recogidos por A. PIZZORNO:Op. cit. Una ms completa exposicin se encuentra en Friedrich JOAS: Geschichteder Soziologie, op. cit.

    (58) Sobre Durkheim y Weber, vid. T. PARSONS: The Structure of Social Action(New York, The Free Press, 1968), en especial vol. 1, cap. 12, y vol. 2, cap. 18, yA. GIDDENS: Politics and Sociology in the Thought of Max Weber, op. cit. SobreSimmel, vid. L. A. COSER: Masters of Sociological Thought (New York, Harcourt,Brace, Jovanovich, 1971), pgs. 177-215. Sobre Tnnies, vid. A. MITZMAN: Sociologyand Estrangement, op. cit., pgs. 59-131; D. LEVINE: George Simmel on Individua-lity and Social Forms, op. cit.

    (59) Sobre estas controversias, y en lo referente a Pareto y Mosca, vid. F. JO-AS: Geschichte der Soziologie, vol. III, op. cit., y la bibliografa all indicada,y en especial Norberto BOBBIO: Saggi sulla Scienza Poltica in Italia, Bari, Latrize,1969, en especial caps. III, IV, VII, VIII y X.

    (60) Sobre Sombart, vid. A. MITZMAN: lbid., pgs. 135-264. sobre Mannheim,vid. E. SHILS: "Mannheim, Karl", en International Encyclopedia of Social Sciences,op. cit., vol. 9, pgs. 557-562. Sobre el conjunto del perodo de los aos veinte ytreinta en Alemania, vid. R. KONIG: Studien zur Soziologie (Frankfurt am Mainund Hamburg, Fischer Bcherei, 1971), pgs. 9-37. Algunas de las principales ex-

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  • LA TRADICIN SOCIOLGICA

    Sobre todo, esa sensibilidad se hizo evidente en la dcada de 1960, enlas controversias en torno al modelo funconal-estructural. Es as como, ensu principio en los primeros aos sesenta, se dio origen a los llamados anti-modelos, tales como el modelo de conflicto, el modelo de intercambio, el re-nacer del enfoque del interaccionismo simblico y la etnometodologa (61).La convergencia de estas controversias internas en torno a la teora con losnuevos tipos de antinomianismo intelectual de la protesta estudiantil (62) fueel origen de pronunciamientos acerca de la necesidad del desarrollo de variassociologas radicales y del clamor contemporneo de la crisis de la socio-loga (63).

    Es en semejantes situaciones cuando el impacto de factores instituciona-les o intelectuales externos, de procesos y desarrollos procedentes de fueradel ncleo interno del trabajo sociolgico, incide muy seriamente en lasdiversas transiciones, rupturas y aperturas del anlisis sociolgico. Tales cho-ques influyen, sobre todo, en la pauta de incorporacin de importantes cam-bios e innovaciones tcnicas y de nuevos programas de investigacin al mar-co existente del anlisis sociolgico.

    Como resultado de tales incidencias, los problemas centrales de la inves-tigacin sociolgica experimentan una reformulacin no slo en trminos delas problemticas internas de la sociologa, sino tambin en trminos de susrelaciones con otras disciplinas. Los desarrollos internos en el seno de lasociologa con frecuencia se ven confrontados con aquellas tradiciones intelec-

    posiciones de este perodo se han incorporado a muchos de los ensayos reunidosen A. VIERKANDT: Handwrterbuch der Soziologie (Stuttgart, F. Enke Verlag, 1931).Sobre la escuela de Frankfurt, vid. M. JAY: "The Dialectical Imagination",op. cit.

    (61) Una de las mejores exposiciones recientes de muchos de estos modelosy contramodelos se puede encontrar en J. H. TURNER: The Structure of SociologicalTheories (Homewood, Illinois, The Dorsey Press, 1974). Vid. tambin J. REX (ed.):Approaches to Sociology, London, Routledge & Kegan Paul, 1974, y Nicholas C.MULLINS y Carolyn C. MULLINS: Theories and Theory Groups in ContemporaryAmerican Sociology (New York Harper and Row, 1973). Los diferentes tipos decontroversias en torno a estos modelos son analizados, desde el punto de vistade nuestras discusiones presentes, en S. N. EISENSTADT: "Some Reflections on theCrisis in Sociology", Sociological Inquiry, vol. 44, nm. 3, 1974, pgs. 147-158.

    (62) A este respecto, vid. entre otras obras: S. N. LIPSET: Rebellion in theUniversity: A History of Student Activism in America (London, Routledge andKegan Paul, 1972); S. N. EISENSTADT: "Generational Conflict and Intellectual Anti-nomianism", en P. Altbach y R. S. Laufer (eds.): The New Pilgrims, Youth Protestin Transition (New York, David Mackay, 1972), y el resto de las contribucionesen esta y otras colecciones sobre esta cuestin.

    (63) R. W. FRIEDRICHS: A Sociology of Sociology (New York, The Free Press,1970); A. W. GOULDNER: The Corning Crisis of Western Sociology (New York andLondon, Basic Books, 1970); J. D. COLFAX y J. L. ROACH (eds.): Radical Sociology,op. cit. Para una revisin crtica de estas obras, vid. J. BEN-DAVID: "The State ofSociological Theory and the Sociological Communrty: A Review Article", Compa-rative Studies in Society and History, vol. 15 (4), octubre 1973, pgs. 448-472. Vid.tambin la discusin en S. N. EISENSTADT: "Some Reflections on the Crisis ofSociology", op. cit.

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  • S. N. EISENSTADT

    tuales o disciplinas acadmicas externas que de ordinario estn relegadasa la periferia de la indagacin sociolgica (64).

    En segundo lugar, esa tendencia a combinar discusiones internas y ex-ternas da lugar en muchos casos a un desplazamiento en las preocupacionescentrales de los socilogos. En su forma ms moderada, los desplazamientosse plasman en modas y caprichos pasajeros que mueven el centro del dis-curso sociolgico desde la investigacin sustantiva y el anlisis terico haciacampos marginales o externos como la filosofa social, el auto-examenfilosfico de la sociologa o de la metodologa. En lugar de servir de cata-lizadores de las tendencias capitales, estas preocupaciones ocupan el centrode los empeos sociolgicos. Discusiones de cuestiones tales como las di-mensiones ocultas de la sociedad, la posibilidad o imposibilidad filosfica oexistenciaj de una investigacin social continuada y las bases existenciales,personales o sociales del desarrollo de tal investigacin, discusiones que entiempos relativamente normales acompaan y dan vida a la interpretacinde los fenmenos sociales, se tornan ahora ocupacin central de la profesin,reemplazando en vez de ayudando a la investigacin sustantiva y el an-lisis terico (65). Esto puede llevar a una aguda disociacin entre los anlisismetodolgicos y filosficos y la investigacin emprica. En casos extremos, laproclamacin de niveles principializados generales en torno a tales proble-mas es tomada como la tarea primordial del socilogo, especialmente cuandoel nivel as adoptado contiene una negacin sobre presupuestos filosficosde la validez objetiva de la investigacin emprica (66).

    El pleno impacto de estas tendencias se deja sentir cuando se entrecruzancon otra tendencia que se desarrolla en tales situaciones en el seno de lascomunidades sociolgicas, a saber: la transformacin de las escuelas socio-lgicas en sectas metafsicas e ideolgicas, cada una con sus propios y com-binados paradigmas metafsicos y polticos o ideolgicos, as como analti-

    (64) Para algunas ilustraciones, vid. T. SCHRANGER: "A Reconceptualization ofCritical Theory", en J. D. Colfax y J. L. Roach (eds.): Radical Sociology, op. cit,pgs. 132-148; J. HORTON: "The Fetishism of Sociology", en ibid., pgs. 171-193;N. BIRNBAUM: "Sociology: Discontent Present and Perennial", Social Research,op. cit.; S. J. BODENHEIMER: "The Ideology of Developmentalism: American Poli-tical Science's Paradigm - Surrogate for Latin American Studies", op. cit.

    (65) La centralidad de estas cuestiones en las discusiones sociolgicas presen-tes est ilustrada por el gran nmero de obras que de ellas se ocupan. Vid., porejemplo, la literatura citada en las notas 50, 64 y tambin J. D. DOUGLAS (ed.): TheRelevance of Sociology (New York, Appleton-Century-Crofts, 1970). Como unainteresante ilustracin de la creciente preocupacin por algunos de estos algomarginados problemas, vid. John O'NEILL: Sociology as a Skin Trade (London,Heinemann, 1972).

    (66) Vid., por ejemplo, R. QUINNEY: "From Repression to Liberation: SocialTheory in a Radical Age", en Robert A. Cott y Jack D. Dogulas (eds.): Theore-tical Perspectives on Deviance (New York, Basic Books), pgs. 317 y sigs. Vid.tambin los ensayos reunidos en W. HOCHKEPPEL: Soziologie Zwischen Empirie...,op. cit.

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  • LA TRADICIN SOCIOLGICA

    eos, desarrollados todos ellos con un intenso cerco simblico y discursos eso-tricos personales o sectarios (67).

    En verdad, no todos los desplazamientos paradigmticos o cambios enlos programas de investigacin en sociologa y antropologa social han estadotan estrecha y directamente conectados con este tipo de incidencia de talesfuerzas externas. Entre los principales paradigmas explicativos que emer-gieron en relativo aislamiento frente a tales fuerzas se encontr el modelofuncional en la antropologa social britnica (68); el modelo estructural fun-cional en sociologa; y, cuando menos, los desarrollos iniciales del modelode intercambio y los modelos de conflicto y el del interaccionismo simbli-co (69). De modo similar, otros muchos paradigmas restringidos de inves-tigacin tales como los de cultura y personalidad en sus versiones psicoana-ltica y de teora del aprendizaje (70); los primeros estudios de moderniza-cin (71); estudios de estratificacin en general y de incongruencia de statusen particular (72); algunos de los ms recientes desplazamientos de nfasisen la sociologa de la religin frente al modelo funcionalista primitivo (73), y

    (67) Los debates entre socilogos alemanes ilustran bien esta tendencia. A esterespecto vid. R. KLIMA: "Theoretical Pluralism, Methodological Discussion and theRole of the Sociologist: The West Germn case", op. cit. Vid. tambin S. N.EISENSTADT: "Somie Reflections on the Crisis in Sociology", op. cit. Vid. tambin,por ejemplo, el nmero de julio-agosto del Sociologische Gids (1973/4), pgs.255-269.

    (68) Vid. a este respecto A. KUPER: Anthropologist and Anthropology. TheBritish School, 1922-1972 (London, Alian Lae, 1973).

    (69) J. TURNER: The Structure of Sociological Theory, op. cit.; N. MULLINS yC. MULLINS: Theories and Theory Groups, op. cit., y J. REX: Approaches to Socio-logy, op. cit.

    (70) Como panormicas extensas acerca de los enfoques analticos y metodo-lgicos conectados con estos paradigmas, vid. G. A. DE VOS y A. A. HIPPLER: "Cul-tural Psychology: Comparative Studies of Human Behavior", en G. Lindzey yE. Aronson (eds.): The Handbook of Social Psychology (Reading, Mass., Addison-Wesley Publishing Co., 1969), 2.a ed., vol. 4, pgs. 323-417; A. INKELES y D. J. LE-VINSON: "National Character: The Study of Model Personality and Socio-CulturalSystems", ibid., pgs. 418-506.

    (71) Estos estudios fueron objeto de una extensa revista en S. N. EISENSTADT:Tradition, Change and Modernity, op. cit., caps. 1 y 5.

    (72) Muchos de estos estudios sobre la estratificacin quedaron reunidos enR. BENDIX y S, M. LIPSET (eds.): Class, Status and Power (New York, The FreePress of Glencoe, 1953, 1966). Posteriormente, con una algo mayor orientacin haciaproblemas de desigualdad en C. S. HELLER (ed.): Structural Social Inequality (NewYork, The Mac Millan Company, 1969). Para estudios de incongruencia de status,vid. G. LENSKI: "Status Crystallization: A Non-Vertical Dimensin of Social Sta-tus", American Sociological Review, vol. 19 (4), 1954, pgs. 405-413; S. Box yJ. FORD: "Some Questionable Assumptions in the Theory of Status Inconsistency",Sociological Review, vol. 17 (2), 1969, pgs. 187-201; E. E. SAMPSON: "Status inStatus Congruence", en Advances in Experimental Social Psychology, vol. 4, 1969,pgs. 225-270.

    (73) Donde mejor ilustrado se halla este desplazamiento es en los cambiosde nfasis en el estudio del ritual; a este respecto, vid., por ejemplo, C. GEERTZ:"Ritual and Social Change: A Javanese Example", American Anthropologist, vol.59, nm. 1, febrero 1957, pgs. 34-38; R. A. RAPPAPORT: "Ritual, Sanctity and Cyber -

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  • S. N. EISENSTADT

    otros varios; todos estos paradigmas restringidos, como decamos, se handesarrollado, sin embargo, en alguna medida en tal clima de aislamiento rela-tivo frente al impacto directo de las diversas fuerzas externas analizadas msarriba. Todos estos desarrollos estuvieron, por supuesto, grandemente influi-dos, de modo indirecto, por fuerzas sociales e intelectuales ms amplias (74),mas no bajo el impacto de las fuerzas externas, a las que aludimos anterior-mente. Estas requieren an ser investigadas de modo sistemtico, pero re-sulta evidente que su incorporacin a la tradicin sociolgica existente noestuvo en su conjunto inicialmente acompaada por los varios sntomas decrisis, aun cuando no faltaron las usuales discusiones doctrinales entrelos seguidores de los diferentes modelos.

    De modo suficientemente significante, empero, una vez que estos des-plazamientos paradigmticos se vieron atrapados en la telaraa de aquellascomplicaciones externas a las que antes aludimos, experiment una transfor-macin el conjunto de su modo de incorporacin a la tradicin sociolgicaexistente. Tal extremo se encuentra plenamente constatado por la forma enque se desarrollaron sectarios y acres debates en el momento en que lasms recientes discusiones de reas tales como la modernizacin, la sociologapoltica, la estratificacin y otras muchas, as como las de los paradigmastericos de la sociologa se conectaron estrechamente con discusiones polti-cas e ideolgicas y dieron lugar a una creciente sensibilidad al impacto deaquellas versiones de fuerzas externas en el formato y la direccin de lasociologa (75). Tales situaciones han constituido el trasfondo de las recu-netics", American Anthropologist, vol. 73, 171, pgs. 59-76. Para una panormicaanaltica ms reciente y general, vid. Nancy D. MUNN: "Symbolism in a RitualContext: Aspects of Symbolic Action", en John J. HONIGMAN: Handbook of Socialand Cultural Anthropology (Chicago, Rand McNally and Co., 1973), pgs. 579-613.

    (74) Para algunas hiptesis interesantes relativas a la importancia de talesfuerzas en la ascendencia del modelo funcional-estructural en sociologa, vid.H. KUKLICK: "A Scientific Revolution: Sociological Theory in the U. S., 1930-1945", Sociological Inquiry, vol. 43 (1), 1973, pgs. 3-22.

    (75) Para el rea de la modernizacin, vid., por ejemplo, S. J. BODENHEIMER:"The Ideology of Developmentalism", op. cit.; G. OMVEDT: "Modernization Theo-ries: The Ideology of Empires", en A. R. Desai (ed.): Essays on the Modernizationof Underdeveloped Societies (Bombay, Thacker and Co. Ltd., 1971), vol. 1, pgs.119-137; A. R. DESAI: "Need for Re-evaluation of the Concept", en A. R. Desai(ed.), ibid., pgs. 458-474; E. DE KADT y G. WILLIAMS (eds.): Sociology and Deve-lopment, London, Tarstack Publication, 1974, as como la discusin recogida enS. N. EISENSTADT: Tradition, Change and Modernity, op. cit., caps. 1 y 5. Para lasociologa poltica, vid., por ejmplo, Dusky LEE SMITH: "The Sunshine Bays: To-ward a Sociology of Happiness", en J. D. Colfax y J. L. Roach (eds.): RadicalSociology, op. cit., pgs. 28-44; P. L. HALL: "A Symbolic Interactionist Analysisof Politics", Sociological Inquiry, vol. 42 (3-4), 1972, pgs. 35-75; R. Ross KANTER:"Symbolic Interactionism and Politics in Systemic Perspective", Sociological In-quiry, ibid., pgs. 77-92; P. L. HALL: "The Negotiation of Identities: Ego RejectsAlter-Coating or Who is a Liberal?", Sociological Inquiry, ibid., pgs. 93-99. Enel campo de la estratificacin, vid., por ejemplo, James STOLZMAN y HerbertGAMBERG: "Marxist Class Analysis versus Stratification Analysis as General Ap-proaches to Social Inequality", en Berkeley Journal of Sociology, vol. XVIII, 1973-1974, pgs. 87-105.

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  • LA TRADICIN SOCIOLGICA

    trentes declaraciones acerca de la situacin de crisis de la sociologa (76).Esas declaraciones comprenda