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y O·L U M E N
MEXICO,
XII e NUMERO 2
OCTUBRE DE 1957
EJ E M P LAR $ 2.00
PUBLICADA POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO
POESIA y PUEBLO
El rapsoda, dibujo de Remedios Varo
Por Ramón XIRAU
LA pOEsíA es participación, COlTILl1)ióndel poeta con ·el mundo, comunión del hombre con el poeta, co
munión de los hombres entre sí. El poema, resultado de la creación interior, noes un objeto. Es un punto de referencia.En él se miran los mundos interioresdel poeta, del lector, del pueblo. Porqueen el poema reflejamos nuestras semejanzas y nuestras diferencias, nuestravariable y diversa sensibilidad. Espejotransparente, cada quien ve en el poemasus propios sentimientos; viaje a travésdel espejo, los sentimientos de quien supo escribirlo. Así la universalidad delpoema es inversa a la universalidad dela lógica. La pri'mera tiene su raíz en laambigüedad; la segunda, en la identidad.Una proposición lógica adquiere valoruniversal cuando quien la piensa coincidecon otros que la hayan pensado o dicho.U na frase poética tiene valor un iversalpor su forma múltiple de afectar a quienes la perciben. Los triángulos no dejande ser triángulos por ser azules. El color,el matiz, la delicada variedad de reminiscencias que el poema sugiere son partede su textura comunicativa. Un poema,una obra de arte, tendrán más valor cuanclo de más diversas maneras sus semejanzas sean percibidas diferentemente.Los ejemplos abundan. La Divina cuInedia no es ni el poema didáctico que seproponía escribir Dant~, ni es un resumen imaginativo de la SUn1,111,a de SantoTomás. Ni el Quiiote es una crítica de lanovela de caballerias. El Quijote, ademáscle ser ya por lo menos doble para Cervantes, es el oe Unamuno, el de Ortega,el nuestro. Nos pertenece a todos. Y nosólo nos pertenece porque podemos identi ficarlo con el mismo símbolo constante.Si así fuera todo el Quijole se reduciríaa una proposición ele lógica simbólica.Nu :'l'ría difícil t0111<1r un simbolo para elsu jeto Q 11 ¡jale y aplicarle un exacto predi~ado formal. El Quijote, Homero, EliotCézanne, Mozart, Ronsard o Grünewaldadmiten un número indefinido de predicados, un número indefinido de participaciones. Esta comunidad ele diferencias esprecisamente aquello que acerca la obrade arte a la religión. Como ella nos ata,nos liga en una comunidad de seres vivos.Esta comunidad es lo que llamamospueblo.
SUMAR 1O: Poesía 'y pueblo, por Ramón Xirau e Biblioteca Americana, por Ernesto Mejía Sánchez o Tres POe11WS de Luis Cernuda . e Elhijo, por Tomás Mojarra o Guillaume Apollinaire por Jean Pierre Berthe e El muer/o, por Huberto Batis e. Uf! asper/o del anlagO!11.<JJ1o drUnamuno y Ortega, por H,ugo Rodríguez Alcalá' e Carta de lnglaterra, por Irene Nicholson e Artes plást'.c3s, por JustillO FenI~tlclczp.Música, por Jesús Bal y Gay e El cine, iJor Antonio Montaña e Teatro, por Juan Garcia POllce y José LUIS Ibanez D~b L!b,~o'\'lOI \ugOy ~\dilla, Artuf9 <;:¡¡ntú/ Alb~rt() llonifaz Nuño/Eduardo Garcia Máynez c., César Rodríguez Chicharro y Juan C:om¡¡s e 1 UJos e e
111eClOS ala
y Juan Soria119
2 UNIVERSIDAD DE MEXlCO
"REVISTA UNIVERSIDAD DE ME\ICO"
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REVISTA UNIVERSIDAD DE MEXICO
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religiosas o profanas. Ligada a la religióny al rítual del pueblo, es una poesía en laque participan pueblo, sacerdotes y nobles.La lírica fue, como la épica, de raíz religiosa. En la poesía participaban todo ."Al valor literario "agrega" el de documentos netamente populares" (Garibay).
Llegada la Conquista, México contó contres tradiciones épicas: la épica indígena,las crónicas -ya sea escrita de de elpunto de vista español, ya indígena- yla crónica vivida -HAmadises de América" los ha llamado Ida Rodríguez Prampolini- de los conquistadore y mi ioneros. La labor de los españoles fue doble:tratar de interpretar al pueblo que descubrían y participar, escribiendo en lengua indígena o en lengua española, en laevangelización de los pueblos de la NuevaEspaña, mediante el uso del teatro. la po~
sía o el díscurso. Un nuevo tipo de participación hacía entrar en relación al puebloy al escritor, al misionero y al converso.Pero esta literatura popular no fue másque una de las direcciones (sí, la másviva) de esta primera literatura, de esteprimer contacto. Los poetas, especialmenteellos, se separaron de! pueblo, y los variosintentos de épica hispano-mexicana, desdeN ue'l/O Mundo y Conquista hasta la eortesíada fracasaron sin dejar huellas vivas.México no tuvo una Araucana porqueno tuvo un Ercílla que, sabiamente, supiera colocarse en el espíritu de los conquistados.
Es verdad que muchos de los poetascultos de la Nueva España usan a vecesun vocabulario hecho de términos propiamente indígenas. Ello no indica siempreuna compenetración con e! mundo indígena sino más bien una curiosidad algoexterior, sorpresa y pintoresquismo. Seha podido decir, en una inducción tal vezprecipitada, que la poesía mexicana de laColonia regresa a las tradiciones medievales. Es tan sólo verdad en parte. Lo espara aquellos poetas que, misioneros, quieren convertir al pueblo. No lo es para lalínea de poetas cultos que, de Terrazas aBalbuena, tiene presente el Renacimientoen su es.píritu. Ninguno de ellos lograacercarse definitivamente al pueblo deMéxico. Y ello es natural. México talcomo lo entendemos a partir de la Independencia, no está todavía formado. H asta que se amalgamen las diversas tendencias que tienen que formar la nacionalidadmexicana. y si exceptuamos a la poesíacatequística importante como obra socialy religiosa, los poetas cultos siguen en unatradición propiamente hispánica. Muchosde ellos parecen \'er a México casi tandistante como Descartes que, para expresar casi imposibles lejanías, mencionabaa "la China y México".
N o es posible analizar aquí todas lastendencias de la poesía mexicana. Dejemos que nos ilustren algunos espírituque, en cuatro poemas. nos den una síntesis del tiempo en que vivieron: el Primero suetio, de Sor Juana; Idilio salvaje.de Manuel José Othón; La suave patria.de López Velarde )' Muerte sin fin deJosé Gorostiza.
La obra de Sor Juana tiene múltipleintenciones, varias perspectivas dentro deun estilo que, en más o en menos. estásiempre \'inculado al culteranismo. U naparte de SllS obras está dirigida al pueblo.Consta, obre todo. de "illancicos y de unauto sacramental. Otra parte considerablede su creación, dirigida a un público máslimitado. la constituyen sus obra de corte: las dos comedias de enredo y no pocode sus poemas de oca ión escritos a Jo
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En la literatura mexicana el problema es delicado. Los pintores se han acercado al arte popular ya sea cuando tratande pintar para el pueblo ya cuando pintansiguiendo la sensibilidad del pueblo. Silyestre Revueltas, como Falla y Villalobos,mcorpora a su sabiduría técnica los ritmos y las melodías populares. ¿Qué sucede con la poesía? Hay que preguntarseprimero qué sucede en la literatura.
~e ha di~ho que la literatura indígenatema los mIsmos derechos para ser considerada como la raiz de la literatura mexicana que la literatura latina. Si ello noes del todo exacto por lo que toca a lalengua que usamos, sí puede serlo en muchos casos como antecedente de Un espíritu, de un estado de alma aún vivo ylatente en las letras de Méxíco. La literatura indígena, tanto en su rama mesoamericana como en su rama mexicana -eltérmino es aquí vago e impreciso- fueuna literatura del pueblo. Como la primerapoesía griega, fue poesía cantada. Talvez como la poesia de todos los pueblosen el comienzo heroico de su desarrollo.En ella encontramos principios de teatrobailables ejecutados en ocasión de fiesta~
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"Los músicos han abierto el camino alos poetas", decía Croiset. y es probableque la poesía empezara por :,e.r pal~bracantada. Ya en tiempos de la eplca gnegala lírica era un hecho. "Durante un díaentero los hijos de los Aqueos cantaronpara hacerse propicios a los dioses" (Ilíada). Y la épica misma la recitaban porlos confines de Grecia los rapsodas y losaedos. De esta comunidad entre la poesíay la voz, el himno y el canto, quedan aúnclaras reminiscencias en Safo, maestra enLesbos de música y de poesía y vagosrecuerdos en el Platón que, en La república hace de la música -armonía delalma:"- el complemento educativo naturalde la gimnasia - armonía del cuerpo.Canto de las estrellas o me!odía de losnúmeros Grecia nos revela que la poesía nació' de la íntima necesidad rítmica detoda alma que pretenda alcanzar el equílibrio. Toda alma. La poesía griega nofue más que en tiempos decadentes, propiedad de clase social cerrada. Fue laborcomún. La Ilíada, la Odisea son el cantoque el pueblo dirige al pueblo; Safo,toda "deseo y ardor", habla para las ml.ljeres de Lesbos ("digo que e! porvelllrse acorda rá de nosotros"), habla para loshombres y las mujeres de hoy.
En los pueblos primitivos la poesía esuna forma vital de la expresión. En e!Oriente y especialmente en Japón y enChina, la poesía era un modo de vida,como podía serlo el arte del arquero ode! minucioso pintor de paisajes sin fondo.La poesía no estuvo separada del puebloy fue moral y fue cívica y fue religiosay sensual y contemplativa: imagen de!hombre. La intención catártica de la tragedia griega no es sino una imagen de estaprimitiva y primig-enia comunidad entrelos hombres. Ni Esquilo, ni Basho, niTirteo fueron especialistas. Ni lo fueronlos primeros rscritores épicos y líricos quepoblaban la Edad Media. Tan sólo en Roma el poeta parece especializarse. Y lapoesía pierde su vigor porque se hace razón y fin de sí misma. La nueva Roma quefue ia Francia de Boileau y de Malherbe-Roma empobrrcida- sabía distinguirclaramente entre el poeta, fabrícante deversos según receta. y el lector, el dramaturgo y el público. Para Boíleau, y másrecientemente para Valéry. la poesía essoledad porque no implica una verdaderae íntima participación. una real simpatíaconstruida sobrr las no menos reales diferencias. España e Inglaterra fueron,aun en sus tiempos más clásicos. muestraviva de la comunidad entre el poeta y elpueblo. Lope hablaba "en necio" y srdejaba "llevar de la vulgar corriente".También Góngora y Ben Johnson y Shakespeare y Cervantes. A veces literaturapara el pueblo, a veces literatura del pueblo, a veces literatura que habla elelpueblo, en todo caso comunídad entre elartista y su público, entre el público y suartista.
En América rs sintomática de esta relación pueblo-poeta la épica gauchesca. Ascasubi, Estanislao del Campo, Hernández.son pruebas de prrsonalidad culta que sesomete al lenguaje del pueblo que, segúnexpresión del propio Hernández, se empeña "en imitar". El Güiraldes intelectual es también el de Don S egulldo SOIN
bra y el propio Borges, tan distante drlsabor popular en la mayor parte de susobras, no ha relegado al olvido el "fervorde Buenos Aires", los temas que tocande cerca al pueblo argentino, ciudadanoaquí más que campesino.
"el paisaie concreto del campo mexicano"
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"forma vital de la expresión"
grandes de la Colonia con diversos motivos: cumpleaños, fiestas, matrimonios,nacimientos. Entre sus romances y sussonetos y sus liras más personales, algunas destacan como extremo de culteranismo. Pero el culteranismo de Sor Juanaplantea un problema, muy ligado al de supropia vida: su filosofía, difícil a vecesen la expresión, bastantes veces banal ensu contenido, vive de una constante pasión una recatada "llama de amor viva".Par~ Sor Juana el amor no fue ni unjuego' ni una ignorancia. Sólo quien hayasentido el amor puede hablar de él lapidariamente:
¿Hay celos'!: luego hay amor;¿hay amor'!: luego habrá celos.
Pero sabemos también que este amorsuyo fue ausencia. Muchas veces se repite la palabra en los títulos de sus poemas.Siente "el triste acento" de sus "esperanzas en el viento". "Expresa sentimientosde ausente":
Si ves el ciervo heridoque baja por el monte acelerado,buscando, dolorido,alivio al mal en un arroyo helado,y sediento af cristal se precipitano en el alivio, en el dolor me imita.
Esta ausencia, cuyas raíces vitales ahorano nos importan, se proyecta a la totalidad del mundo de Sor Juana. El mundose le convierte en "engaño colorido" ylos artificios de la razón humana en "falsos silogismos de colores". Unicamenteel intelecto, ardiente y vivo, adquier~plenopoder. Y si hubo, como parece eVidente,amor de Dios, el amor de Sor Juana fueun "amor intelectual", como el de aquelapasionado y amoroso racionalista. quefue Espinoza. Expresar la renuncia almundo y, a la vez, asumir la fuerz~ delintelecto lógico, eran problemas vI.talespara Sor Juana, tan vitales que neceslta~:l
vivirlos interiormente, callarlos en publico y decírselos a sí misma, y~ sea pensando sin cesar cuando le qUitaban loslibros en que leer, ya en "un papelillo quellaman el Sueño" si no su mejor obra,sí la más significativa. Suma de barroquismo el Primer sueño es también la sumade Ía obra -la vida- de Sor Juana.
Parecerá ocioso preguntar por qué fueSor Juana barroca, y culterana. La respuesta es evidente: la época, las tendencias del tiempo, la lectura de Góngora yde Calderón. Esto explica, naturalmente.
el hecho de que hubiera poetas barrocostanto en España como en la Nueva España. Pero no creo que acabe de explicarnoscuál es el sentido peculiar que el barrocoasume en Sor Juana. Decir que fue barroca es tan solo una parte, la más evidente,de la verdad. Señalar cómo utilizó el barroco y qué motivos la llevaron a utilizarloes ya hablar de Juana de Asbaje y no deun poeta barroco, uno de tantos, entre losque vivieron en su siglo. Y es que SorJuana se encontró en la línea del barroquismo. Fue su barroquismo y no podíadejar de serlo. El barroquismo, los cultismos, además de ofrecerle un poderosoinstrumento de creación, le proporcionaban una forma de esconderse. 1 En sutrabar clus no oculta Sor Juana herejíasde orden religioso. Era católica y profundamente creyente. Oculta, sin embargo, su calidad de mujer y, lo que es másimportante, su calidad de mujer que piensacon una penetración y un saber que pocoshabían logrado en su tiempo. La herejía de Sor Juana fue, simplemente, la deser una mujer especialmente dotada y singularmente inteligente. Por su razón defe había sido perseguida Santa Teresa;por su intelecto amoroso era sospechosaSor Juana. Su poesía es, muchas veces,poesía de la soledad. El culteranismo leofrecía todos los medios para decir enpalabras secretas esta soledad a la que,precisamente por su cultura y sus dotes,no podía escapar.
En el SUe1tO huye Sor Juana del mundo. Ello es ya evidente con tan sólo considerar el título del poema. Yen el "sueño"intelectual que aparece en el poema escapahacia su vida interior, su vida real. ElSuet"ío es una confesión de ausencia, unaautobiografía cincelada. Minerales, vegetales, seres vivos, desaparecen en el mundode los' sueños. No es extraño que SorJuana compare el sueño a la muerte:
y con siempre igual vara(como, en efecto, imagen poderosode la muerte) Morfeoel sayal mide igual con el brocado.
Ricos y pobres, desventurados y pode-rosos, son iguales ante el sueño como lo
son ante la muerte. Soñar es monr unpoco.
En este sueño que es muerte de lossentidos, de la vida y la razón, se le aparece a Sor Juana la verdadera luz. o setrata de una noche oscura del alma quehaya de conducir a la visión beatífica dela divinidad. Lo que Sor Juana percibeen su sueño es la filosofía aristotélica, lascategorías, el Ser, y la "Sabia PoderosaMano" de Dios, motor inmóvil, "círculoque cierra -la Esfera con la tierra". Enlos últimos verso del poema nace el día.Pero no se trata del día real. Sería ingenuo sospecharlo siquiera. "El Padre dela luz ardiente" no es únicamente el solque brilla en el firmamento. Es la verdadque alumbra el espíritu. 2 Es en su sueño,en su pensamiento, coto cerrado, paraísopropio de la inteligencia, donde 01' Juanaencuentra
l'l 11tundo iluminado, y )~o despierta.
El Sueño en más de un aspecto el antecedente in:llediato de M u.erte sin fin (laidentificación de "vaso" e "inteligencia"es común a ambos: "de objeto a tan pequeño vaso"), no lo es en s~ contenidoideal. En Sor Juana predomllla el amordel saber y en ella está presente la feconcreta y viva en el intelecto. Ambospoemas nos dicen -habremos de verloalgo que les es común: la de.sreali~ación
poética es señal de la ausencia y esta _elmás profundo sello de la soleda? .Suenoy muerte son para Sor Juana 111~ag~~esde un mismo proceso de desreahzaclOn.El escepticismo descarnado de J os.é, Gorostiza habrá de hacernos ver tamblen enel sueño, también en la muerte, la irrealidad del mundo. Para Sor Juana estairrealidad se colma de pensamiento. ParaGorostiza el pensamiento, colmado de sí,habrá de abandonarse en la soledad de suinútil persistencia. Sor Juana, vital, alegre, delicada y precisa, eT¡l,a1!10rada ?e !~ciencia de la vida, de su bien esquIvo ,
, f " d "de la "escarchada resca rosa, e unaspastillas de boca", de los, "jilgueril.los" yde la razón, se enclaustro en la Vida, se
(Pasa (1 la pág. 8)
y8
POESIA(Viene d.e la pág. 3)
enclaustró en el sueño y en su trabarcerrado supo expresar -contrapartida desu maliciosa inocencia en la Carta a SorFilotea de la Cruz- la clásica palabra:en el interior del hombre habita la verdad.Para ello tuvo que ausentarse del mundoy acaso de su propia vida inmediata yencontrarse en la soledad radiante de unpensamiento puro y tenaz. La soledad deSor Juana no es aún desólación. Su convento, real y espiritual, le ofrece la pazde espíritu que, según Petrarca, distingueal "felix solitarius", al verdadero hombreque está a solas con su pensamiento.
Manuel José Othón, sin duda el mejorpoeta mexicano del siglo XIX, nos presenta otra vida interior, no menos significativa que la de Sor Juana. Si para ésta elpaisaje se esquematiza en cifras simbólicas de lo real, para Othón el paisaje concreto del campo mexicano encarna en elespíritu del poeta. Es su espejo y su luz.
Se ha dicj-lo muchas veces que Othónes un poeta del paisaje. La afirmaciónes exacta, parcial y baladí. Exacta porqueen Othón encontramos algunas de lasmás bellas descripciones poéticas escritasen México; parcial porque nos hace pensar en un poeta puramente descriptivocuando de hecho es un poeta que integrael paisaje en su alma; baladí porque reduce el todo a la parte y nada hay mássuperficial que encerrar a un poeta enun casilleFo y curarse en salud. El paisajismo de Othón es siempre paisajismointerpretativo:
... y, de la cima oriente por los flancos,ríos de luz descienden y chorreanhasta petrificarse en los barrancos.
Su tierra, su campo, su paisaje son,desde temprana hora, la más clara expresión de su religiosidad y su amor:
y alza a su Dios en rítmicos acentos,como grata oración del nuevo díahimnos la tierra . .. i el hombre
( pensamientos!
Tocio es ascenso y vuelo este espírituque "al cielo se levanta hasta perderseen ti ... j Dios mío !". ¿ Clásico? ¿ Romántico? ¿ Modernista? Tampoco Baudelairecabe en los límites de una escuela. Lasimágenes neoclásicas de Othón -pastorales, zampoñas, cayados- son más ocasionales· que esenciales para su obra. Su romanticismo se ciñe de exactitud métrica.rítmica y sentimental. Más allá de las escuelas, más allá de su juventud escribeel [dilio salvaje, amor hecho d~ pasión,de "último incienso" y de culpa. En lanostalgia de su amor perdido el poetaintegra el paisaje en su alma. Todo se le
"le ocupa la ternura de la patria"
PUEBLOvuelve símbolo de sus propios sentuntentos. Idilio en gris, se pierde el poeta "enel mar amarguísimo y profundo de untriste amor, o de un inmenso llanto". Lainmensidad del mundo es el mar o de estesu íntimo "crepúsculo gris":'
Mira el paisaje: in11'¿ensidad abajo,in1nensidad, inl1U?nsidad arriba:en el hondo perfil, la sierra altivaal pie minada por horrendo tajo.
El poeta conoce, en su "llamada amarguísima y salobre", la última pasión dondepaisaje, amor, amada, se sintetizan en unasüla imagen permanente, tensa y todocomprensiva:
las lianas de t:, cuerpo retorcidasen el torso viril que te subyuga,con una gran palpitación de vidas.
Pero el amor es olvido, es renuncia,es "desierto", soledad. Mira la espalda
"identificación con el sí11lbolo constante"
de la amada como "se mira -lo que huyey se aleja cternamente". Ya solo ("¡ Malhayan el recuerdo y el olvido !") se queda el poeta en "el arenal inmenso". Pensamientos de ausencia le hacen decir:
mc duele el pensamicnto cllando pienso.
El paisaje es el alma de Othón. N o sóloella. Es también su cuerpo. "Hueso demis huesos y carne de mi CJ me". Vidacompleta, sola y asolada por el campo dedentro y de fuera en quc vi ve, s:lbe. sinembargo, en su. religiosidad verdadera,que no todo se plercle. "Y oirás conmio'o-decía Otón- lo que dicen las cos~sen la noche". Dicen que "nada sucumbe"·dicen que "el esconclido germen", la "cri~
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sálida", la "célula", el "g-ranoH, "todos
duermen".
Religiosidad de grandes espacios abiertos, d,e inmensidad y vasto continente,se~a, .asper.a, rugosa, como el paisaje, supaisaJe. Aislado del. mundo, alejado delas voces populares, Othón nos adentraen su mundo, su México, en un himnoa la tierra distante y salobre en que letocó nacer, que le tocó también, real yverdaderamente, ser.
También religioso, católico, sensible ysensual, López Velarde, "sacristán fallido", penetra en la vida de México sin quesu poesía acabe, por ello, de ser poesíapopular. Está demasiado ligada a la clasemedia de la provincia mexicana para ascender a la exacta visión aristocrática deSor Juana o a la visión solitaria, rítmicay heroica de Othón.
"Baudelaire es un rebelde y siente lafascinación de la nada, López Velardees un pecador y sufre la atracción de lacarne H (Octavio Paz, Las peras del olmo.88). Para él la ciudad que, según Paz,descubre, es el símbolo de este pecado.Más justos que las posiciones extremas-la de Villaurrutia que piensa en LópezVelarde como el descubridor de la provincia, la de Paz que ve en él al descubridor de la ciudad- sería decir acasoque López Velarde descubre a la provincia precisamente porque en contraposición a ella descubre a la ciudad. La provincia se le convierte poco a poco en unmundo nostálgico; la ciudad en violenta,atractiva y descarnada presencia. El lenguaje de López Velarde no es, como haobservado Paz acertadamente, ni el dela ciuelad ni el de la provincia. Que toquetemas populares no quiere decir que López Velarde se exprese en el lenguajedel pueblo. El lenguaje de López Velardees "nuevo, creado por él, aunque tienesus necesarios antecedentes en Lugones yen Laforgue" (Octavio Paz, Las perasdel olmo, 91). El hecho es que LópczVelarde es también un solitario'. No estáni con los movimientos literarios de sutiempo, ni ya en su provincia ni aun,nunca, en la ciudad que le atrae. Llenohasta 10 más hondo de su espíritu de lavida mexicana, expresa el color, los sabores, los perfumes, del mundo que lerodea y le penetra. Irónico, burlón ;¡Igunavez, sentimental, casi siempre recuerda demanera constante los guijarros, las frutas, las muchachas de su Jerez, verdadera "vida anterior". En la ciudad encuentra el símbolo fatal de la muerte:
SoFíé que la ciudad estaba dentrodel más bien. muerto de los mares 11Iuertos.
La mujer soñada, confundida C011 laciudad, es la "prisionera del valle de México H
• Y López Velarde se refugia en su"suave patria", único poema cívico perdurable en la poesía mexicana. En su patria encuentra López Velarde las cualidades de la mujer que quiso amar. Patri;¡femenina a la que "El Niño Dios escrituró un establo", es también tierra delucha, de guerra y sinsabor, tierra de "losveneros de petróleo". Al poeta 110 le preocupan principalmente los "problemasH sociales. Le ocupa la ternura ele su patria.La provincia ha sido su vida; su llluerte,la ciudad. Y si afirma que no teme a laIlluerte es que López Velarde la vive y.más allá de ella, vislumbra una posiblcimagen elel alllor:
Si soltera agonizas,irán a visitarte mis cenizas.
Corrido del presidiario. Ilustración de Posada
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Sor Juana-"llama de amor viva"
Casto de intención y pecador, idealistay carnal, provinciano y ciudadano, LópezVelarde es otro solitario. Su obra no hatenido sucesores. No era posible que lostuviera. López Velarde no pudo llegara ser el hijo "negativo" que imaginaba"hec~o . de. rectitud, de angustia, de intransIgencIa, de furor de gozar y de abnegación". Entre su ideal y su vida estaba su propia vida concreta ensoñadan.ostálgica, destrozada por t;n present~clUdadano y duro. "Suave patria" fue elú1tiI?o :e~ugio ideal de un hombre quehabla VIVIdo, solo, en un constante recuerdo idealizado de su adolescencia.
Con Muerte sin fin volvemos al mundointelectual que anunciaba Sor Juana. Perosi para ésta quedaba siempre firme lacreenci~ en la razón y en la inteligencia,Gorostlza no sólo duda de sí mismo delmundo, de Dios; duda de la palabra' conque se expresa, de la inteligencia -"vaso" como en Sor Juana- que quiere darforma a la corriente - "agua" de suvida. La inteligencia es un "rencor sañudo", se mantiene "una, exquisita, consu dios estéril", sin poder expresar lavida concreta de las cosas. "El vaso nose. cumple". Tampoco la palabra. Suremo, como el de la inteligencia, es tansólo ilusión. "Ilusión nada más, gentilnarcótico". Ilusión y ficción. Pues la palabra quiere fingirse vida, ser "dolor desustancia adolorida" pero no alcanza adecirnos sino lo esencial de las cosas yoe las conciencias, lo idéntico, lo inútil.El poema acaba con el poema en unabellísima y agresiva "descarnada lecciónde poesía". Muerte sin fin es un frenesíde muerte que es frenesí de regreso. Despreciativo, al final del poema, Gorostizacorta la solemnidad del verso diamantinoy puro y se dirige, cara a cara, a lamuerte:
Desde mis ojos insomnesla muerte me está acechando.M e acecha, sí, me enamoracon su ojo lánguido. 'Anda putilla del rubor heladovámonos al diablo. '
Hasta aquí. cuatro poetas significativos.Los hemos VIsto solitarios, aislados de su
mundo, desrealizando los datos de la experi~ncia para ha.\erlos cuerpo de su pensamIento, su paSIOn, su sensualidad o suangustiada duda. Ninguno de estos poetas se expresa en el lenguaje del pueblo.¿ Qué nos dice la voz de la poesía popular?
La poesía popular mexicana es muchomás vasta en sus temas, sus sentimientos,su .canto, que la poesía culta. El repertono que nos ofrece va desde el hecllohistórico, político, documental e ilustrativ.o .hasta la lírica, la copla, la fábula, laaclIvmanza y la versión popular de unsentir religioso profundo. Bástenos conseñalar, dentro del dominio del corridoa.lgunas obras que, por su intención, s~hgan a las ideas de los poetas que hemosanalizado.
~.os ~0.rridos ~onstituyen la épica d(!" laaltIplalllC1e mexIcana. Su intención, másallá de las distancias y los siglos, no esbásicamente distinta de la que llevó a losgriegos a cantar a sus héroes o a lospoetas del pueblo medieval a escribir lascanciones de gesta. Epica del pueblo contada por el pueblo para el pueblo, elcorrido no toca temas transitorios. A través de él se revela como ya en la Chanson de Roland, el Cantar del mío Cido los Nibelungos, el espíritu de un pueblo.Como en estos poemas que el tiempo hadeclarado permanentes, el corrido popu-
López VeJarde a los 14 años
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lar es más que descriptivo, de orden moral. Como la Ilíada y la Odisea es, segúnlo pensaba J aeger, una forma de la educación que el cancionero lleva de puebloen pueblo, de rancho en rancho, de adobe en adobe, hasta formarla mentalidadmexicana de hoy, mentalidad que, a suvez, ha servido para darles forma y sentido. Como en los poemas épicos aquí Sl:
nos presentan sentimientos populares claramente delineados, sin que quepan estado~ intermedios: el bien y el mal, lafldeh.dad y l~ traición, la verdad y lamentlra. ESCritos por hombres de carney hueso, nos hablan de hombres de carne y hueso. N o son tan sólo anécdotas.Son la verdad de la anécdota que se encuentra en algunos, mínimos y valiosos,principios establecidos.. Una sola pa~abra, un epíteto definitivo,
sIrve para onentar al lector acerca delos graneles personajes épicos: Aquiles,el de los pies ligeros, Ulises astuto ypolítico, "Mio <;id que en buen' ora c;inxoespada", Martín Antolínez, "ardida lanc;a", "Carlemagne qui est canuz e blanc","Alde la beBe" son próximos parientesdel general De la Vega "valiente comoaguerrido", de "aquel comandante Frías- que es valiente, y no de chanza", deZapata "el gran insurrecto", del "buenEmiliano", de Cavazos "astuto y matrero". W erner J aeger dice: "Sólo algunavez, en los últimos libros, entiende Homero por areté las cualidades morales oespirituales. En general designa, de acuerdo con la modalidad de pensamiento delos tiempos primitivos, la fuerza y ladestreza de los guerreros o de los luchadores y ante todo el valor heroico" (Paideia). El honor, antes de ser honra. también designaba la probidad y la hombríadel guerrero. La hombría y, por derivación, el bien, la sensibilidad, la fidelidad,la verdad, son el areté del hombre mexicano, de éste, uno y el mismo, que puedevariar de nombre, llamarse Zapata, Villa,Cavazos o Madero, pero que no deja deser el prototipo del hombre de México.La inconstancia, la desobediencia -típicadel corrido-, la deserción, la traición sonlos aspectos negativos de este hombre: sufalta de ser, de fructificar en hombre, sufalta de hombria y de honor. Fechados,localizados en el espacio y en el tiempolos corricIos -mejor decir el corridotrascienelen sus propias fechas para darnos una idea del ieleal humano de México.
La muerte --sicut 7lita finis ita- es laforma definitiva ele la vida. En los corridos la muerte que viene del heroísmo
Por Jean Pierre BERTHE
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o de la tralclOn, a veces del accidente,otras de la ingratitud, es siempre violenta. Pero aquí más que las causas, nosimporta el sentido de la muerte, este momento de soledad que define al hombre.Su sentido profundo es el de una leccióny de un aprendizaje. Aprender a morires aprender a vivir. Para el pueblo dela altiplanicie de México la muerte estáen el presente. Si ha de morir, podríadecirse parafraseando al poeta, ya esmuerte. Y el símbolo que es para el pueblo Venustíano Carranza, ya' historiatransformada en mito, percibe claramenteel·sentido profundo de este aprendizaje,su valor educativo y vi~al :
-si son valientes les digo afanoso:concedido, les doy mi permiso,para que así se enseíien a morir.
y "enseñarse" a morir es aprender quela muerte no tiene importancia. Hay algomás acá de ella -la miseria- o más alláde ella -el destino-, ambos muchas veces uno y Jo mismo, que la hace necesaria, fatal presencia de la cual es imposiblealejarse o escapar. Felipe Angeles nos lodice con precisión no lograda por ningún otro personaje del corrido en México:
Yana soy de los cobardesque le temen a la 1nnerte.
Hasta aquí la frase podría ser la decualquier héroe tradicional. Pero los dosversos con que el autor anónimo la comenta son definitivamente aclaratorios:
la muerte no mata a nadiela matadora es la suerte.
Es que morir es acabar con "la desgraciada fortuna" que envuelve a la vida,y el sentido de la muerte ante la cualcaben tanto la actitud heroica como laactitud resignada, es el de renunciar alas miserias. En ella se acaba la soledadque es desolación y muerte en vida.
La poesía popular mexicana, más variada, más rica en sus temas que la poesíaculta, trasciende a ésta. Toca tambiéntemas e ideas que SOn comunes a todala poesía cultivada y alejada de las vocespopulares. Entre ellos el de la muerte yel de la soledad. Los personajes de loscorridos hacen frente a la misma soledadque Sor Juana, Othón. López Velardeo Gorostiza. Las formas son distintas. Lavida, la misma. Yen ello no hay misterio.Los poetas que, en apariencia, se alejandel pueblo son parte de este mismo puebloy su alejarse al penetrar en sus propiasconciencias es una forma de la aproximación. Vasos separados, una misma fuentelos llena.
Salvadas algunas excepciones, la relación entre el poeta y el pueblo es, enMéxico, la de una comunidad sin contacto. "Y esta fábula -diría Esopomuestra que siempre volvemos a aquelloque nos interesa."
NOTAS
l De esta huida ~ la que se ve forzada sontipicos los clásicos versos; "En perseguirme,Mundo, ¿qué interesas? I ¿ En que te ofendocuando sólo intento I poner bellezas en mi entendimiento / y no mi entendimiento en las bellezas ?"
2 No es necesario pensar que esta iluminación de El sueño -día que nace en el corazónde la noche- sea la fiel imagen del mito platónico de la Caverna. Sin embargo es evidentela alcurnia neo-platónica de muchas de las metáforas "luminosas" de Sor Juana. N o hay enello nada de verdaderamente extraño. Tambiénen Santo Tomás, que Sor Juana conocía, eseVIdente· Jil huella del pensamiento platónico.
GUILLAUME
GUILLAUME ApOLLINAIRE murió a los38 años: su muerte prematura
. sólo pareció cruel a sus amigos ."a un círculo muy restringido de lectores.Pero desde entonces no ha dejado deser actual, escapando incluso a ese lapso de purgatorio que recae después dela muerte sobre tantos escritores famosos. Nunca se han ocupado tanto de él:se ha hecho de la Chanson du M al-Aiméun oratorio y un ballet, se ha puestomúsica a Les mamelles de Tirésias·. LaRbliotheque de la Pléiade publica susobras poéticas acompañadas de numerosas piezas inéditas, los profesores de laSorbona disecan y comentan Alcools yel poeta alcanza esa inmortalidad queconfieren en Francia las antologías y loslibros para uso de las clases. Apol1inairese hubiera reído, con su famosa risa feliz, él tan seguro de su genio, como cuando el gran lingüista Ferdinand Brunotle hizo grabar en un disco, en 1914, lostres poemas de Alcools que nos conservan su voz; sus antiguos amigos se inquietan por esta popularidad: "el supuesto Mal Amado es ahora DemasiadoAmado; el autor del Poeta Asesinado seva a convertir en el poeta petrificado"(Philippe Soupault).
Inquietudes sin objeto: mal o demasiado amado, Apol1inaire sigue siendomal conocido. El hombre es uno de losmás llenos de vida que han existido, múltiple, contradictorio, encantador, peromuy secreto bajo una aparente exuberancia: ningún amigo, ningún biógrafo halogrado penetrar completamente su naturaleza.
La obra no es m:'nos desconcertanteen su diversidad. La pasión de Apollinaire por lo nuevo, su indolencia parallevar a término sus tentativas, su prodigiosa facilidad, su plasticidad literaria,su gusto por la mistificación, embrollanlas pistas y condenan casi siempre alexégeta a las conjeturas; la lTIasa de losinéditos póstumos, en la que la muerte
ApolJinaire, por WJilminck
UNIVERSIDAD DE MEXICO
APOLLINAIRE
impidió al poeta podar, deforma y hacepesado el conjunto de su obra. Pero incluso con sus imperfecciones, conservael estremecimiento y la complejidad dela vida; está lejos del embalsamamientode la gloria polvorienta del museo literario, y pocos poetas nos son, despuésde cuarenta años, tan contemporáneos como Apollinaire.
¿ Aventurero del pensamiento? Laaventura ocupa el primer lugar en suvida: sobre su nacimiento irregular, élse complació en dejar flotar un misteriohalagador; no era hijo de un preladoromano, pero sí -medio polaco, medioitaliano- ya un destino al margen. Suinfancia y su adolescencia vagabundasno lo marcaron menos: hace estudiosbrillantes y desordenados. e inmensaslecturas, siguiendo a una madre tiránicay fantasiosa, que recorre las ciudadestermales, de Italia a Bélgica, pidiendo alas mesas de juego, a los usureros, a lagalantería, los medios de satisfacer sugusto por el lujo. Cuando la familia porfin se radica en París, Guillaume notiene todavía veinte años; hay que vivir,y la vida le es dura. Se hace mecanócgrafo, "negre" 1 de un novelista de folIetón, periodista incompetente en la bolsa, autor de libros que se venden a escondidas; cena a menudo un arenque,pero ya está en contacto con los mediosliterarios, escribiendo versos y prosa,tratando sin éxito de publicarlos, y enamorado, aunque no siempre amado. Lavida, en suma, de un joven escritor ambicioso y necesitado. Su estancia en Alemania, como preceptor. es mucho másfecunda: regresa en plena posesión desu maestría poética, y adolorido por unverdadero amor, para el mayor provechode sus poemas. Durante más de diez añoses en París la "belle saison" de Apoll;naire. Sigue ligero de dinero, y reducidoaún a vivir de expedientes y de trabajos de librería; pero vive con unavida intensa, en un extraordinario clima intelectual y sentimental, enamoradode Marie Laurencin, fundador y director de revistas efímeras en las quebatalla en favor del Douanier Rousseau,de los fauves y de los cubistas. Sus amigos "sin los cuales no puede vivir" sonlos pintores y escritores de vanguardiade la época, todos como él pobres y apasionados, Picasso, Dufy, Delaunay, Rouveyre, Max Jacob, André Salmón, André Billy. Escribe o publica entonces lomejor y 10 más acabado de su obra,L'hérésiarque et Cie, L'enchanteur POUI'
rissant, y los poemas recogidos en 1913en Alcools.
En julio de 1914, Apollinaire está enDeauvil1e, encargado de un reportaje;allí se entera de la movilización, y vuelvea Paris en coche con su amigo Rouveyre:
"Nous dimes adieu a toute une époque.
Nous cmnpri¡¡¿es 11'!On camarade ct 11/0;Que la petite auto MUS avait conduits
dans une époque 1l0uvellcEt bien qu'étant déja tous de ux des
hommes múrsN ous venions cependant de nattre." 2
(ealtigrammes. "La peti te auto.")