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Ejército cholificado: reflexiones sobre la apertura del ejército peruano hacia los sectores populares Cholified army. Some thoughts on the social democratization of the Peruvian military Lourdes Hurtado Meza Antropóloga (Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú). Alumna de Doctorado en el Departamento de Historia de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EEUU) Email: [email protected] Fecha de recepción: mayo 2006 Fecha de aceptación y versión final: julio 2006 Resumen Este ensayo se refiere a la democratización social del cuerpo de oficiales del ejército peruano. Aquí planteo que a diferencia de las otras instituciones castrenses del país, el ejército es la cor- poración militar que cuenta con una importante oficialidad chola, es decir, de procedencia popular, migrante y andina. Este es un proceso que ha ido de la mano con la andinización de las zonas urbanas en el Perú, el discurso inclusivo desarrollado en la primera fase del gobierno del General Velasco (1968-1975) y los eventos acontecidos durante los años del conflicto arma- do interno (1980-2000). Palabras clave: Ejército Peruano, etnicidad, cultura militar, conflicto armado interno Abstract In this essay I maintain that there has been a process of democratization within the corps of officers of the Peruvian Army. Unlike the other Peruvian military institutions, in the army there is a significant number of cholo officers, that is to say, officers with an Andean and urban migrant background. This has been the consequence of, among other aspects, the andeaniza- tion of urban areas in Peru, the inclusive discourse towards common sectors sponsored by the military government of General Juan Velasco (1968-1975), and the events which took place during the internal armed conflict (1980-2000). Keywords: Peruvian army, ethnicity, military culture, internal armed conflict Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 26, Quito, septiembre 2006, pp. 59-72 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249

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Artículo de Hurtado sobre los militares en el Perú

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Page 1: Ejército cholificado

Ejército cholificado: reflexiones sobre la apertura del ejército peruano hacia los sectores populares

Cholified army. Some thoughts on the social democratization of the Peruvian military

Lourdes Hurtado MezaAntropóloga (Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú).Alumna de Doctorado en el Departamento de Historia de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EEUU)

Email: [email protected]

Fecha de recepción: mayo 2006Fecha de aceptación y versión final: julio 2006

ResumenEste ensayo se refiere a la democratización social del cuerpo de oficiales del ejército peruano.Aquí planteo que a diferencia de las otras instituciones castrenses del país, el ejército es la cor-poración militar que cuenta con una importante oficialidad chola, es decir, de procedenciapopular, migrante y andina. Este es un proceso que ha ido de la mano con la andinización delas zonas urbanas en el Perú, el discurso inclusivo desarrollado en la primera fase del gobiernodel General Velasco (1968-1975) y los eventos acontecidos durante los años del conflicto arma-do interno (1980-2000).

Palabras clave:Ejército Peruano, etnicidad, cultura militar, conflicto armado interno

AbstractIn this essay I maintain that there has been a process of democratization within the corps ofofficers of the Peruvian Army. Unlike the other Peruvian military institutions, in the army thereis a significant number of cholo officers, that is to say, officers with an Andean and urbanmigrant background. This has been the consequence of, among other aspects, the andeaniza-tion of urban areas in Peru, the inclusive discourse towards common sectors sponsored by themilitary government of General Juan Velasco (1968-1975), and the events which took placeduring the internal armed conflict (1980-2000).

Keywords:Peruvian army, ethnicity, military culture, internal armed conflict

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 26, Quito, septiembre 2006, pp. 59-72© Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador.

ISSN: 1390-1249

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El Comando de In s t rucción yDoctrina del Ej é rcito (COINDE),ubicado en el limeño distrito de

Chorrillos, es una de las instalaciones milita-res más grandes del Perú. Ella alberga a laEscuela Militar y a otras escuelas de capaci-tación y especialización donde se entre n a nlos oficiales del ejército peru a n o. En la entra-da principal del COINDE resaltan una seriede esculturas metálicas en alto re l i e ve quenarran la evolución del ejército de este paísandino desde el pasado hasta el presente. Deesta manera, al lado de guerre ros incas conporras y macanas, se observan soldadosm o d e rnos que se desplazan al lado de pesadostanques T55. En uno de los extremos delCOINDE, muy cerca al antiguo Se rvicio deInteligencia (SIN) se encuentra la Escuela deComandos, institución donde se entrena a labrigada de fuerzas especiales más pre s t i g i o s adel ejérc i t o. Al atravesar el patio de la escue-la, llama la atención una escultura en tama-ño natural del Inca Pachacutec, el gran estra-tega y organizador del Estado Inca, a quienlos comandos consideran como patrón yfigura emblemática de su institución. En unamano, el Inca lleva una porra en actitudamenazante, y en la otra un gran escudo.En t re las múltiples arengas que se observa nen los muros de este centro de entre n a m i e n-to militar, resalta la inscripción en quechuaAma Sua, Ama Llulla, Ama Qella ( “no seasladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso” ) ,principios básicos atribuidos al Estado In c a ,que los comandos han incorporado no sóloen la parafernalia visual de su alma mátersino también en el deber ser de un buen ofi-cial del ejérc i t o. Narraciones visuales comoéstas, que aluden al pasado pre h i s p á n i c ocomo fuente de tradición e historia del ejér-cito peruano contemporáneo, también seencuentran en otras edificaciones militare scomo el Círculo Militar (CMP) y en las imá-genes de vo c e ros institucionales como larevista Actualidad Mi l i t a r.

Sin embargo, este tipo de imágenes pro-andinas no aparecen en las narraciones visua-les de las otras instituciones que conformanlas Fuerzas Armadas del Perú: la Marina deGuerra y la Fuerza Aérea. ¿A qué se debe estaausencia? En el presente ensayo expongo unareflexión sobre la apertura del ejército hacialos sectores populares del Perú, proceso quedenomino cholificación, y la contradicciónexistente entre el discurso incluyente y lasprácticas llevadas a cabo por esta institucióndurante el conflicto armado interno (1980-1993)1. Este evento, uno de los hechos más

Lourdes Hurtado Meza

1 La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR),fue la entidad creada por el estado peruano en 2001para esclarecer los eventos acontecidos durante el con-flicto. La CVR estableció en su Informe Final que elestado peruano, en una actitud de legítima defensa,ordenó a las fuerzas del orden (policía y fuerzas arma-das) que se hiciera cargo de la lucha contra la subver-sión. Sin embargo, al designar esta responsabilidad alas fuerzas del orden, el estado peruano no tomó lasmedidas necesarias que aseguraran que la lucha con-tra los grupos alzados en armas (Sendero Luminoso y

Inca Pachacutec en material promocional de la Escuela deComandos, Chorrillos, Perú.

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trágicos que ha afectado al Perú en su historiareciente y en el que más de 69.000 personasmurieron a consecuencia de la violencia delos grupos alzados en armas o de las fuerzasdel Estado, puso en evidencia los límites de laretórica integradora desarrollada por los mili-tares durante el Gobierno Revolucionario dela Fuerza Armada (1968-1980). Aquí sosten-go que el ejército se ha apropiado de la ima-gen del pasado prehispánico y ha incorpora-do en sus narrativas institucionales elementosasociados con lo andino y lo popular pararevestir de legitimidad su rol de instituciónfundacional del estado nacional peru a n o.Más aun, ya que el ejército se representacomo la corporización de lo nacional, sucuerpo de oficiales cuenta entre sus filas conun gran número de jóvenes provenientes desectores populares del país. La democratiza-ción de esta institución, no exactamente entérminos ideológicos sino más bien en térmi-nos sociales, no ha sido replicada por laFuerza Aérea ni por la Marina de Guerradonde no hay oficiales cholos ni negros. Porel contrario, estas instituciones aún mantie-nen un cierto aire de exclusividad social queda cuenta de un abierto racismo hacia ciertossectores de la población peruana.

Este ensayo está dividido en tres secciones.En la primera parte expongo algunas ideassobre la cultura militar del ejército peruano,en la segunda sección me refiero al discursopro-andino del gobierno del general Velasco,y en la última parte presento una reflexiónsobre el conflicto armado interno y la cholifi -cación del ejército peruano.

Cultura militar peruana

De acuerdo al mandato constitucional, lasFuerzas Armadas Peruanas están conformadaspor el Ejército, la Marina de Guerra y laFuerza Aérea. Estas instituciones tienen laresponsabilidad de garantizar la independen-cia, la soberanía y la integridad territorial dela República (art.165) y no son deliberantes(art.169), es decir, los sujetos que las confor-man no pueden emitir opinión sobre la con-ducción política del país. Más allá del ámbitonormativo, estas instituciones cuentan conun tipo de cultura organizacional, una cultu-ra militar, que es aprendida, compartida ytransmitida, que se traduce en discursos,prácticas y representaciones, y en la que sedesarrollan estrechas redes personales que semantienen incluso más allá de la jubilaciónde los individuos militares.

Asimismo, las Fuerzas Armadas peruanasson instituciones profesionales fuertementejerarquizadas en las que la camaradería y elespíritu de cuerpo son vitales para la repro-ducción institucional. Estos aspectos sonconsecuencia de un constante proceso deresocialización a través del cual un individuose convierte en militar en un espacio aparta-do de la sociedad civil -una academia militar-donde tiene que llevar a cabo una serie deórdenes y rutinas, y debe mantener una disci-plina estricta. Durante el periodo de interna-miento los individuos desarrollan un ethosmilitar, es decir “un conjunto de valores par-ticulares de la profesión que asigna especialimportancia a un código de honor personal ycolectivo, incentiva un alto nivel de solidari-dad de grupo y maneja un concepto restricti-vo de las relaciones del cuerpo de oficiales conlos otros componentes del ejército y con lasociedad civil” (Harries-Jenkins y MoskosJunior 1984:57) El ethos militar tiene que vercon la cultura institucional del ejército y conla relación de alteridad que existe entre mili-tares y civiles pues los primeros consideran

el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru) se dieradentro de los parámetros legales de un régimen demo-crático. Esta abdicación del estado peruano en favorde militares y policías dio origen a que se desatara unaguerra sucia contra aquellas poblaciones e individuossospechosos de pertenecer o simpatizar con una agru-pación subversiva.

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que estos últimos no cuentan con la capaci-dad suficiente para gobernar el país. A ello sedebe el sinnúmero de golpes militares quehan afectado al Perú durante su vida republi-cana. Este sentido de superioridad experi-mentado por los militares con respecto a lasociedad civil se ve reforzado por los mitossobre el carácter fundacional del ejército, queotorgan a esta institución un papel funda-mental durante el proceso de independenciadel siglo XIX.2

Otro elemento que caracteriza al ejércitoperuano es su retórica sobre el sacrificio. Enun trabajo anterior (Hurtado 2005a), realiza-do en base a entrevistas, etnografías y el aná-lisis de publicaciones militares, señalé que losoficiales de esta institución asumen la vidamilitar como una experiencia llena de sacrifi-cios y durezas. Esta lectura de la experienciamilitar, comparada muchas veces con la vidareligiosa, tiene que ver no sólo con los riesgospropios de la carrera de las armas sino tam-bién con las limitaciones económicas queimponen los bajos salarios en las FuerzasArmadas, y con el hecho de que los militarescon frecuencia viven en lugares que aún noestán del todo articulados con el resto delpaís. Lo interesante es que esta sensación desacrificio no sólo compete a los oficiales sinotambién a sus familias, es decir, a la “granfamilia militar peruana”.

Por otro lado, aunque la formación de losoficiales del Ej é rcito, la Marina de Guerra y laFu e rza Aérea se lleva a cabo bajo pre m i s a ss i m i l a res, es decir en instituciones totales concadenas diferenciadas de jerarquía, y compar-

ten una cultura militar colectiva en la que jue-gan un papel importante va l o res como elhonor y la valentía, lo cierto es que cada unade estas instituciones cuenta con sus pro p i a sp a rticularidades. En parte, tales diferencias sedeben al ámbito de acción en que se desempe-ña el personal de estas instituciones, es decira i re, mar y tierra, que determina el tipo deorganización de las unidades militares y quetambién influye en la distribución espacial delos efectivos militares en el territorio nacional.De esta manera, mientras las guarniciones dele j é rcito están localizadas en la mayor parte ded e p a rtamentos del Perú de norte a sur y de estea oeste en costa, sierra y selva, las tres re g i o n e snaturales del país, la Marina de Guerra sólotiene presencia en la costa, en algunas zonas dela selva donde hay ríos navegables, y en el alti-plano peruano, en el lago Titicaca. La pre s e n-cia de la Fu e rza Aérea es más reducida aúnpues se concentra en la costa, cerca a las fro n-teras con Chile y Ec u a d o r, y en ciertas zo n a sde la selva amazónica.

Sin embargo, el hecho más importante quedistingue a estas tres instituciones castrenses esque todavía existe un contraste en la composi-ción racial y étnica de su oficialidad. En elPerú existe una obsesión, especialmente en loss e c t o res medios y altos, por clasificar a la gentey así ubicarla social y racialmente en un estra-to inferior o superior en relación al que uno seencuentra. Los criterios empleados para elloson el color de la piel y el lugar de pro c e d e n-cia, y ciertos marc a d o res culturales como laforma de hablar y de ve s t i r, que para un forá-neo serían difíciles de distinguir. Es lo queGuillermo Nugent (1992:119) denomina elp e ruano +1 y el peruano -1, es decir, “e s apeculiar manera de jerarquizar que los peru a-nos emplean en la vida social para alcanzaruna presentación coherente del mundo en laque se distingue la ubicación social de las per-sonas a partir de la relación que tienen conuno mismo”. Estos criterios también son apli-cables al cuerpo de oficiales de las Fu e rz a s

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2 En un reciente artículo periodístico con respecto a lacelebración de las Fiestas Patrias en el Perú, el antro-pólogo e historiador Nelson Manrique llama la aten-ción sobre la paradoja existente entre el mito funda-cional del ejército peruano y el hecho de que la inde-pendencia nacional fuera alcanzada con el concursode dos ejércitos extranjeros, de Argentina y Venezuela,con una participación limitada de los peru a n o s .Fuente Diario Perú 21, El Sentido del 28 de julio, 29de julio 2006.

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Armadas. Me re f i e ro a que en ellas se observa ,por un lado, una institución “blanca”, asocia-da tradicionalmente con una elite criolla ycosteña, la Marina de Guerra, y por otro, unainstitución más “c h o l a”, asociada con lo popu-lar y lo andino, que es el ejército, y otra queestá en el medio de las dos, la Fu e rza Aére a ,que étnicamente está más cercana a la prime-ra. Esta asociación del ejército con lo cholotiene que ve r, por un lado, con la retórica dele j é rcito sobre lo indígena y lo andino conce-bida durante la primera fase del gobiernomilitar (1968-1975), y por otro, porque luegode la transición democrática de 1980, el ejér-cito paulatinamente dejó de ser una institu-ción atractiva para los sectores medios del país(por la crisis económica y el conflicto armadointerno) y se vio obligado a ensanchar su basesocial de reclutamiento de oficiales. Por esarazón, hoy en día esta institución cuenta conun gran número de oficiales provenientes des e c t o res populare s .

Retórica institucional y gobierno militar

Aunque los primeros cuerpos del ejérc i t op e ruano, los “Gr a n a d e ros a caballo” y el“ Batallón leales del Perú”, se cre a ron en 1821,el ejército considera el 9 de diciembre de 1824como la fecha de su fundación institucional.Ese día se llevó a cabo la batalla de Ayacucho,en donde el ejército patriota, liderado porAntonio José de Su c re, derrotó al ejército re a-lista. A raíz de esta batalla se produjo el re t i rod e f i n i t i vo de las tropas españolas del Perú. Po rello, los militares asocian el nacimiento dele j é rcito peruano con el evento que selló laindependencia de la república. Es decir, consi-deran a su institución como la forjadora de lapatria libre y soberana y por ello sienten quetienen una responsabilidad para con ella. Estamanera de considerar al ejército no es, porc i e rto, un discurso nuevo sino que se re m o n t a

hasta los primeros años de vida re p u b l i c a n a ,durante la Confederac-ión Perú-Boliviana y elgobierno del Mariscal Santa Cruz. Cr i s t ó b a lA l j ovín (2005:113) sostiene que fue pre c i s a-mente la Confedera-ción la que creó la ima-gen pública que sugería que el jefe del ejérc i t oy sus oficiales y soldados eran los fundadore sde una institución política pacífica.

Por otro lado, parte importante del mitofundacional del ejército es la noción de con-tinuidad entre presente y pasado, y de que lacorporación de oficiales forma parte de unainstitución que perdura y se mantiene a lolargo del tiempo. Esto tiene mucho valor enun país como el Perú en que las institucionesestatales están en constante crisis y en dondeel horizonte de continuidad no solo en laconducción de políticas públicas sino en la

Detalles del mural del Comando de Instrucción y Doctrinadel Ejército, Chorrillos, Perú.

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misma naturaleza del tipo de gobierno suelenp resentar mucha incert i d u m b re para lapoblación. Aunque periódicamente se produ-ce el relevo generacional al interior del ejérci-to, lo cierto es que dentro de esta instituciónexiste un sentido colectivo que va más allá delos individuos y que se nutre de marcos nor-mativos, rituales, tradiciones y conmemora-ciones, así como de la alusión constante afiguras heroicas ideales que trazan la línea decarrera del oficial. En este contexto, recurrir aun pasado glorioso asociado con la imagen delos incas permite al ejército revestirse de legi-timidad y tradición.

Cuando se revisa la información contenidaen los sitios web de los institutos castre n s e sp e ruanos, se observa las diferentes maneras enque estas instituciones se auto re p re s e n t a n .Así, cuando la Marina se re f i e re al periodop rehispánico del Perú, la información quebrinda se re f i e re a la relación existente entre elmar y los antiguos pobladores del Perú y men-ciona el tipo de embarcaciones empleadas enel mundo andino antes de la conquista espa-ñola: los caballitos de totora (embarc a c i o n e shechas a base de juncos) y las balsas de palos3.En cambio, en la página web del ejército, lainformación sobre el mismo periodo, resalta elcarácter bélico del ejército y su import a n c i acomo aparato de defensa de los estados pre h i s-pánicos. En la reseña histórica institucional selee lo siguiente: “Como se sabe, la existenciade una civilización implica necesariamenteuna organización política, social y económicay la aparición del Estado, y por ende la nece-sidad de un ejército para sostenerlo y defen-d e r l o”4. Esta suerte de nostalgia por lo incaico,lo prehispánico, que se percibe en las imáge-nes y los discursos del ejército de hoy es con-secuencia del gobierno del general Ve l a s c o.

El último gobierno militar del Perú estuvoen el poder de 1968 a 1980.5 La primeraetapa del autodenominado Gobierno Revolu-cionario de la Fuerza Armada fue de 1968 a1975 y estuvo liderada por el general JuanVelasco Alvarado. La segunda fase, de 1975 a1980, fue conducida por el general FranciscoMorales Be r m ú d ez. Durante su primeraetapa, el gobierno revolucionario de la FuerzaArmada percibió a la oligarquía como el ene-migo del país y el ente que impedía su desa-rrollo. Por ello, llevó a cabo una serie de refor-mas referentes a la propiedad de recursos pro-ductivos como yacimientos mineros que fue-ron traspasados al Estado, diseñó una políticade sustitución de importaciones y puso enm a rcha una reforma agraria radical queimplicaba la expropiación de latifundios de lasierra y costa del país. A pesar del poco éxitoen términos económicos de las políticas lleva-das a cabo por los militares, uno de los even-tos más importantes de esta primera fase delGobierno Re volucionario fue el discursoinclusivo que los militares desarrollaron conrespecto a las poblaciones excluidas del país:los indios. Es sintomático que uno de loshechos más significativos haya sido el cambiode denominación de “indio” a “campesino”.Así, la celebración del 24 de junio, que solíaser el Día del Indio, paso a llamarse Día delCampesino. Contreras y Cueto (2000:316)señalan que la reforma agraria modificó lacomposición de las clases altas y las basesagrarias de su poder, ellos agregan que eldinero empezó a primar como el principalfactor de ingreso a estas clases y que debido aeste hecho, se atenuó el racismo, que hasta esemomento había sido uno de los principales

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3 Ver: Marina de Guerra del Perú, Los antecedentes: Laépoca prehispánica en http://www. m a r i n a . m i l . p e / ,abril 2005.

4 Ejército del Perú, Reseña Histórica del Ejército enhttp://www.ejercito.mil.pe/historia.htm, abril 2005.

5 Aquí no considero el régimen de Alberto Fu j i m o r icomo un gobierno militar. Si bien es cierto, durante sudecenio en el poder los militares fueron un elementoc l a ve para su permanencia, la figura que tomó las deci-siones fue Fujimori, apoyado -es cierto- por V l a d i m i roMontesinos, un ex-capitán del ejército, pero la figuracivil del presidente fue la que se impuso.

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factores de exclusión para la pertenencia a lasclases más privilegiadas de la sociedad perua-na. Por otro lado, Guillermo Nu g e n t(1992:86) sostiene que el Velasquismo signi-ficó para los sectores conservadores del Perúuna experiencia traumática pues supuso elprimer intento serio por cuestionar una cul-tura oficial y un orden social basados en eldesprecio hacia las poblaciones más pobres yandinas.6 Lo cierto es que la primera fase delGobierno Re volucionario de la Fu e rz aArmada implicó una ruptura de los militaresa nivel de discurso y práctica con el pasadooligárquico de la clase política peruana.

El perfil social del general Velasco y deotros oficiales que formaban parte de la Juntade Gobierno fue un aspecto que influyó en eldiscurso antioligárquico del gobierno militar.Velasco era costeño, del departamento dePiura, pero provenía de una familia bastantehumilde; hizo el servicio militar y despuésingresó a la Escuela Militar de Chorrillos.Dirk Kruijt señala que de los 14 oficiales quetomaron parte en el golpe de 1968 (3 genera-les y 11 coroneles), la mayor parte tenía orí-genes humildes. Así, los generales proveníande sectores medios altos y altos, pero todoslos coroneles menos 1 provenían de familiasde modesta condición económica o de fami-lias campesinas del interior del país. Kruijt(1989: 77) agrega que un número sorpren-dente de ellos había servido primero comosoldado raso para procurar la subsistencia dela familia, luego fueron recorriendo un lentocamino por los grados de cabo primero, sar-gento segundo y sargento primero hasta llegara la escuela de oficiales, la Escuela Militar de

Chorrillos. La extracción social de estos ofi-ciales era distinta a la de los oficiales de laMarina y la Fuerza Aérea. La Marina, en par-ticular, siempre se caracterizó por contar conuna oficialidad proveniente de los sectoresmás acomodados del país. Para Juan Martín(2002:103), las diferencias de extracciónsocial habrían sido un factor no sólo de auto-nomía de la minoría militar respecto de loscompromisos de la oligarquía, sino tambiénde “autolegitimación e identificación con lasmayorías populares.

Más aún, el gobierno militar tuvo unaretórica nacionalista que apeló constante-mente a la historia y que se puso de manifies-to en imágenes asociadas a lo andino. En opi-nión de Juan Martín, el nacionalismo delgobierno militar más que un discurso reden-torista de grupos étnicos ancestralmentedominados, lo que buscó fueron elementosde integración y diferenciación con el pasadooligárquico en tradiciones culturales que setenían por autóctonas. En ese contexto, agre-ga Juan Martín (2002:163), las referenciasandinas e indias, “dejaban de ser, con la refor-ma agraria y todo su proceso de aplicación,exclusivas de una diferencia étnica para trans-formarse en valores nacionales, en imágenesde toda la nación para un país que estabadejando de ser mayoritariamente rural enfavor de la vida en las ciudades”. De estamanera, el Perú de esos años fue testigo de uncambio en el discurso iconográfico estatal quedio gran énfasis a lo andino como expresiónde lo nacional. Como señala Carlos IvánDegregori (1995:313), la imagen de TúpacAmaru, el curaca líder de la gran revueltaindígena de 1780, fue “rescatada” y se convir-tió en el símbolo de la reforma agraria.Además del curaca, otros personajes andinoso mestizos fueron empleados en diferentesemblemas o instituciones estatales. De estamanera, las imágenes del inca Pachacutec ydel escritor mestizo Garcilazo de la Vega seplasmaron en billetes y monedas de circula-

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6 Habría que preguntarse hasta qué punto sigue vigentee n t re los sectores conserva d o res del Perú parte del“t r a u m a” generado durante el gobierno de Ve l a s c o. Unindicador de su vigencia sería la crítica despro p o rc i o-nada de estos sectores hacia el candidato Ol l a n t aHumala, líder del Pa rtido Nacionalista Pe ruano y ex-comandante del Ej é rcito, que durante el último pro c e-so electorial peruano apeló a un discurso nacionalistaque se presentaba como here d e ro del Ve l a s q u i s m o.

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ción nacional y una severa máscara de la cul-tura Chimú, famosa por sus sofisticados tra-bajos en metales, fue el logotipo de PetroPerú, la flamante nueva empresa estatalencargada de la extracción del nacionalizadopetróleo (Sánchez 2005).

Es precisamente en medio de este ambien-te nacionalista y de gran interés por las imáge-nes de lo andino que se crea el himno del ejér-c i t o. El himno, compuesto en 1973, es uno delos textos que sintetiza mejor la retórica insti-tucional del ejército peruano acerca de su ro len la creación del estado nacional y de su legi-timidad como institución tutelar masculinaque se nutre de una tradición histórica queviene desde el pasado pre h i s p á n i c o.7

CoroEl ejército unido a la historiapor fecunda y viril tradiciónse corona con lauros de gloriaal forjar una libre nación

Estrofa IEvocando un pasado gloriosodel incario su antiguo esplendorAyacucho, Junín, Dos de Mayo8

libertad conquistó con valor […]

Estrofa IILas fronteras altivo defiendecual guardián del honor nacionalde su pueblo recibe las armasy es bastión de justicia social […]

Llama la atención que en esta narrativa dondese menciona a los incas y a las batallas deindependencia, el ejército no haga mayor alu-sión a la época de la colonia. Esta forma denarrar la historia del Perú, en la que el pre-sente es depositario de un pasado incaico noes nueva. Por el contrario, es un elementofundamental del discurso criollo de inicios dela república. María Isabel Remy (1995) sos-tiene que en la retórica de las élites políticasdel siglo XIX, la independencia rompía con elpasado pero además establecía una continui-dad con aquello que la conquista españolahabía quebrado: el imperio incaico. CeciliaMéndez (1995) agrega que además de la exal-tación del pasado incaico, el discurso criolloconvivía con una valoración despreciativa delindio en el presente. Lo que diferencia a laretórica histórica del ejército del discursocriollo, es que durante el gobierno de Velascosí se trato de incorporar a las poblacionesindígenas -devenidas de acuerdo a la nuevanomenclatura estatal- en campesinas, a lacomunidad imaginada peruana.

Entonces, el himno del ejército, que es

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Escuela de Comandos, Chorrillos, Perú.

7 El autor de la letra y música del himno del ejército esPedro Schmitt Aicardi. El 9 de diciembre de 1973 seoficializó el himno. Por resolución ministerial Nº2907-73 DIRODIN se declaró a la Escuela Militar deChorrillos depositaria de la intangibilidad del himno.Fuente: Historia de la Escuela Militar de Chorrillos,Ministerio de Guerra, 1982, Lima.

8 Esta línea se refiere a tres batallas o combates decisi-vos para la independencia del Perú: la Batalla deAyacucho, 9 de diciembre de 1824, fecha en que se

celebra del Día del Ejercito; la Batalla de Junín el 6 deagosto de 1824, fecha en que se celebra el Día de laCaballería; y el Combate del Dos de Mayo, aconteci-do el 2 de mayo de 1866, día en que se celebra laFiesta de la Artillería.

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entonado en todas las ceremonias castrensesluego del himno nacional, expresa el sentir deuna colectividad militar que tuvo entre susmanos un proyecto revolucionario que se sin-tió agente de la independencia nacional y quelegitimó su presencia en el poder a través deun discurso inclusivo con los sectores popula-res no oligárquicos del país, es decir “el pue-blo”. Un pueblo a quien esta institución tra-taba de brindarle -de acuerdo a la letra de suhimno- “justicia social”. La relevancia e his-toricidad del binomio Pueblo-Fuerza Armadatambién fue impulsada desde la dimensiónsimbólica de los héroes institucionales.

Los héroes de las Fuerzas Armadas sonfiguras arquetípicas que dan cuenta del deberser de un militar. Sin embargo, en las mane-ras de narrar las hazañas y trayectorias deestos personajes también se perciben las dife-rentes maneras de concebir la relación insti-tucional de las Fuerzas Armadas con el pue-blo. Así, la figura heroica de la Fuerza Aéreaes José A. Quiñonez, un joven piloto cuyanave fue derribada en el conflicto con elEcuador en 1941. Sin embargo, la figura deQuiñonez no tiene el halo de leyenda que síenvuelve a los héroes del Ejército y la Marina,quienes lucharon y perecieron en la Guerradel Pacífico; un evento traumático para losperuanos no sólo por la derrota sino por lamutilación del territorio nacional pues Perúperdió las provincias de Arica y Tarapacá(Villanueva 1972). En la primera parte de laguerra, lo que se denominó la CampañaMarítima (16 de mayo - 8 de octubre, 1879)destaca la figura de Miguel Grau, el héroemáximo de la Marina de Guerra. Grau reci-bió el apelativo de “Caballero de los Mares”debido a su comportamiento humanitariopara con la tripulación del buque chilenoEsmeralda en el combate de Iquique9. Al

mando del viejo monitor Huáscar, llevó acabo una serie de incursiones en el litoral chi-leno que por algunos meses pusieron labalanza del conflicto a favor del Perú. Sinembargo, a pesar de su suerte inicial, Grau nopudo hacerle frente a la poderosa armada chi-lena y murió valerosamente el 8 de octubre de1879 en el Combate de Angamos. Con sumuerte y la pérdida del monitor Huáscar, cul-minó la Campaña Marítima y la armadap e ruana quedó destruida. En la segundaetapa de la guerra, la Campaña Terrestre sur-gen los héroes del ejército. El patrono o héroemáximo de esta institución es Fr a n c i s c oBolognesi, limeño, de padres extranjero s ,quien murió el 7 de junio de 1880 en laBatalla de Arica. A Bolognesi se le atribuyehaber respondido al comisionado chileno quefue a pedirle la rendición del Fuerte Arica,que no se iba a rendir y que, por el contrario,iba a luchar “hasta quemar al último cartu-cho”.10 Una vez que la ciudad de Lima cayóen manos de las tropas chilenas, AndrésAvelino Cáceres se encargó de organizar laresistencia de la sierra central, donde llevó acabo una guerra de guerrillas con el apoyo dela población local.

Si Bolognesi es para el ejército el símbolode sacrificio por la patria, la encarnación dellíder y estratega militar es el Mariscal Cáceres.Estas dos figuras emblemáticas dan cuenta dedos dimensiones fundamentales para esta ins-titución. Por un lado está la cuestión delamor a la patria al punto de ofrendar la vida

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9 El combate de Iquique se llevó a cabo el 21 de mayode 1879. En dicha ocasión, el monitor Huascar hun-dió a la corbeta Esmeralda y Grau ordenó rescatar delas aguas a los sobrevivientes de la embarcación chile

na. Posteriormente, Grau escribió una carta a la viudade Arturo Pratt, capitán de la Esmeralda y máximohéroe del panteón chileno, donde le hizo presente suscondolencias y le hizo llegar los objetos personalesque se habían encontrado en el cuerpo de su esposo.

10 Esta expresión es el lema del ejército. Cada año, enuna ceremonia que se llama “Re n ovación de laPromesa”, oficiales y cadetes juran ante la estatua deBolognesi defender la integridad del territorio nacio-nal y los ideales de su institución “hasta quemar elúltimo cartucho”.

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misma: esto tiene que ver con la retórica delsacrificio a la que hice referencia en el acápitesobre la cultura militar, y con elementos alta-mente valorados entre los militares como ladignidad y el honor. Por otro lado está laimportancia del sujeto militar como agentede acción, como líder y conductor de hom-bres11, pero que también es capaz de llevar acabo una función política, pues una vez con-cluida la guerra, Cáceres fue elegido presiden-te del Perú en dos ocasiones (1886 y 1895).

Si se comparara a Cáceres y a Grau surgencontrastes interesantes que también dancuenta de las narrativas históricas y sociales desus respectivas instituciones. Así, mientrasGrau era blanco (su padre había nacido enEspaña), y costeño, de Piura, zona norte delPerú que contaba con una baja densidadpoblacional indígena, Cáceres por el contra-rio pertenecía a la clase terrateniente de la sie-rra sur central del país, era un mestizo y habla-ba quechua. Su procedencia serrana y lasredes que tenía con otros personajes de las eli-tes locales le permitieron llevar a cabo dife-rentes alianzas con sectores populares de lasierra central y así pudo contener durante casidos años el avance chileno en esa zona.

He centrado mi comparación en Cáceres yGrau, y no en Bolognesi y Grau, pues consi-dero que desde la perspectiva del ejército,Bolognesi es el patrono “oficial” pero Cácereses la figura militar que encarna la cercanía deesta institución con los sectores populares delPerú. Tan es así que durante las dos últimasdécadas del siglo XX, la Comisión Perma-nente de Historia del Ejército, creada duran-te el Gobierno Militar y que tuvo por misiónproducir una bibliografía sobre el ejército, susorígenes, héroes y especialmente la Guerradel Pacífico, hizo de Cáceres la figura recu-rrente de los textos que se produjeron a finesde los 70s y comienzos de los 80s12. En ellos

se resaltaba la extraordinaria relación entreCáceres y sus montoneras, es decir entre eljefe militar y el pueblo, entre el padre –elTaytacha Cáceres en quechua- y sus hijoscampesinos. Esta dimensión paternal y mag-nánima del Tayta Cáceres fue un intento porreconstruir en otra dimensión, la bibliográfi-ca, la idea de la alianza, del binomio Pueblo-Fuerza Armada.13

La cholificación del ejército

Como hemos visto, durante el gobierno mili-tar el ejército elaboró un discurso inclusivopara con los sectores populares del país. Fueuna retórica nacionalista que cuestionó el dis-curso discriminador de la antigua oligarquíaperuana, y que a través del uso de elementosandinos trató de acercarse a los sectores popu-lares del Perú. Fue durante esta etapa que seinició la cholificación del ejérc i t o. AníbalQuijano (1980:71 en Degregori, 1995: 306)sostenía en los años 80s que era posible “pre-sentar el fenómeno de la cholificación, comoparte y resultado de la lucha de clases entre elcampesinado y los terratenientes” de la déca-da de los 60s. Desde su punto de vista, elcholo se consolidaba como una clase emer-gente en el ámbito urbano y representaba un“destino peruano que no necesariamenteimplicaba la aculturación total de la pobla-ción indígena en el marco de la cultura occi-dental criolla” (Quijano 1995). Tengo la cer-teza que hoy, veinte años después, las predic-

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12 Tal es el caso de textos como D e los Reductos aJulcamarca (1981), La Contraofensiva de 1882 (1982),Huamachuco y el Alma Nacional (1983), Cáceres:Conductor Nacional (1984).

13 Sin embargo, estas narraciones silenciaron el hechoque años después de haber acabada la guerra conChile, Cáceres dio la espalda a esos campesinos alza-dos en armas y llevó a cabo una campaña de violenciaindiscriminada contra ellos. Para más detalle sobre laactitud de Cáceres con respecto a las poblaciones delValle del Mantaro (ver Florencia Mallon 1987).

11 Formar líderes que sean conductores de hombres es elobjetivo de la Escuela Militar de Chorrillos.

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ciones de Quijano se han cumplido, al menosen lo que al ejército se refiere.

En esta última sección cuando hablo sobrela cholificación del ejército, me refiero princi-palmente a la apertura del cuerpo de oficialeshacia los sectores populares del país.Considero que son tres los factores que acen-tuaron este proceso en el ejército: a) la expan-sión de las ciudades costeñas a consecuenciade la migración, b) la crisis económica de losaños 80s y c) el conflicto armado interno.

La cholificación es un proceso que ha idode la mano con el crecimiento de las ciudadesy especialmente de Lima, centro del poder delPerú.14 El proceso de urbanización de Lima seinició a fines de los años 50s, cuando a raíz delas grandes migraciones de la zona andina losdesiertos existentes alrededor de la ciudad,ubicada en el valle del Rímac, empezaron apoblarse y se convirtieron en las barriadasperiféricas que luego se denominarían

“conos”15. En los conos de la capital losmigrantes andinos construyeron en base acooperación y solidaridad -no sin dificulta-des, por cierto- pujantes áreas urbanas queluego quedarían completamente integradas ala ciudad de Lima. La capacidad de algunasfamilias migrantes para acumular bienes yahorrar generó en los años 80s una exitosaeconomía informal de la que han dado cuen-ta varios autores (Degregori, Lynch y Blondet1986, Golte y Adams1990). Muchos jóvenesque forman parte de la oficialidad del ejérci-to provienen precisamente de los conos de laciudad y no de los distritos asociados con laclase media urbana tradicional16.

Por otro lado, desde la década de los 80s lacrisis económica afectó profundamente laescala salarial de los oficiales de todas lasFuerzas Armadas (Rospigliosi 1995: 234);además, militares y policías se convirtieron enlos principales blancos de Sendero Luminosoy del MRTA, por lo que la carrera militar seconvirtió en una ocupación de alto riesgo17.Lo que ocurrió durante las dos últimas déca-das del siglo XX es que en términos econó-micos y sociales el ejército dejó de ser una ins-titución atractiva para las clases medias tradi-cionales. Sin embargo, si el ejército dejó deatraer a las clases medias urbanas, entre losjóvenes provincianos y de sectores popularesde las ciudades de la costa -muchos de ellosmigrantes de primera generación- esta insti-tución sí representaba un medio de ascensosocial, pues, a pesar de la mala escala salarial,para un joven proveniente de un sector eco-nómico bajo, la carrera militar –es decir ser

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14 Lima no sólo alberga al tercio de la población nacio-nal sino que además alcanza una dimensión que esdiez veces superior a la de Arequipa, la segunda ciu-dad del país (ver Antonio Zapata 1995).

15 El Cono Norte esta formado por los distritos de SanMartín de Porres, Independencia, Los Olivos, Comasy Carabayllo. El Cono Sur esta conformado por losdistritos de San Juan de Miraflores, Villa el Salvador yVilla Maria del Triunfo.

16 Tal es el caso de distritos como Jesús Ma r i a ,Magdalena o Lince.

17 Durante el conflicto armado interno alrededor de milefectivos del ejército perdieron la vida y un númeromayor quedó en situación de discapacidad permanen-te a consecuencia de las heridas provocadas porenfrentamientos con o ataques de Sendero Luminososy el MRTA (CVR 2003).

18 El Perú cuenta actualmente con cuatro regiones mili-tares. Antiguamente contaba con cinco y sus sedes seencontraban en las ciudades de Lima, Arequipa,Piura, Iquitos y Cusco.Fuente: http://www.ejercito.mil.pe/

Escuela de Comandos, Chorrillos, Perú.

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parte del cuerpo de oficiales del ejército-re p resentaba una alternativa ocupacionalsegura que le brindaba un mínimo de estabi-lidad económica y prestigio. Este giro en labase social de reclutamiento del ejército se viofavorecido por la descentralización de los exá-menes de admisión a la Escuela Militar deChorrillos. Al tomarse los exámenes no sóloen la ciudad de Lima sino también en el inte-rior del país, en las sedes de las RegionesMilitares18, se abrió la posibilidad de quemuchos jóvenes que no contaban con losmedios y facilidades para desplazarse hacia lacapital tomaran los exámenes de ingreso parala Escuela Militar en ciudades cercanas a suspueblos de origen. Como era necesario contarcon un mayor contingente de oficiales quepudieran ser enviados a las zonas de emer-gencia, los estándares de ingreso se hicieronmenos rígidos y en ciertos momentos inclusose redujo el tiempo de entrenamiento y for-mación de los cadetes de la Escuela Militar decuatro a tres años19.

La paradoja y tragedia de todo este proce-so es que durante el conflicto armado inter-no, a pesar de los discursos inclusivos proandinos y de contar con una oficialidad quepaulatinamente se estaba abriendo hacia lossectores populares del país, el ejército se con-virtió en perpetrador y atentó contra sectores

de la población a quienes antes decía prote-ger20. Brindar una explicación a la magnitudde la violencia y a las acciones de algunosefectivos del ejército durante el conflicto esun asunto difícil. Sin lugar a dudas, el racis-mo y la discriminación hacia lo andino fue-ron elementos sustantivos. Si bien la base dereclutamiento de la oficialidad estaba cam-biando por esos años, el grupo cholo todavíano era una mayoría dentro de esta institu-ción, pues todavía existía un importante sec-tor de oficiales no exactamente blancos perosí mestizos, de procedencia social media baja,algunas veces costeños, que contaban con orí-genes más urbanos que rurales, que si eran delinterior formaban parte de las pequeñas elitesprovinciales mestizas que no eran cholas perotampoco indígenas. Por otro lado, durante losprimeros años del conflicto y hasta mediadosde los 80s, las tropas, es decir los soldados,que se enviaron a las zonas de emergencia enla sierra sur central fueron unidades de Limay de la costa y no soldados provenientes de laszonas locales pues se temía una infiltración deSendero Luminoso (CVR 2003). Aquí tam-bién hay que considerar la influencia de ladoctrina de la Seguridad Nacional, en la quese apostaba por la eliminación del enemigointerno, así como las prácticas antisubversivassugeridas por la nefasta Escuela de lasAméricas, que ya habían sido llevadas a caboen las dictaduras del Cono Sur. Pero inclusoun mayor número de militares cholos en laszonas de emergencia no necesariamentehabría asegurado una menor incidencia en lasviolaciones a los derechos humanos pues sercholo no es lo mismo que ser indio. Además,si las relaciones entre los peruanos se hanorganizado tradicionalmente en base al des-dén y el desprecio hacia lo indio -lo abyecto-, estos sentimientos también han sido repro-ducidos por los cholos en un intento de sepa-rarse de lo indio.

Si bien es cierto entre los 80s y 90s el ejér-cito se desclasó y perdió status, en la Marina

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19 Actualmente, y debido a la reforma educativa iniciadaen el Ejército a fines de los 90s, el tiempo de forma-ción en la Escuela Militar de Chorrillos es de cincoaños. Los oficiales egresados de ella también cuentancon un grado universitario.

2 0 La CVR ha señalado que el principal responsable delconflicto fue Se n d e ro Luminoso pues se alzó en armascontra el estado peruano en un momento en el cual lam a yor parte de agrupaciones de izquierda habían pasa-do a la legalidad. Asimismo, Se n d e ro fue el principalperpetrador de violaciones a los derechos humanospues fue el responsable de casi el 60% de victimas fata-les. Sin embargo, la Comisión también ha establecidoque en ciertos momentos y lugares, algunos efectivo sde las Fu e rzas Armadas cometieron violaciones a losd e rechos humanos de ciudadanos inocentes y fuero nlos responsables de casi el 30% de víctimas del con-f l i c t o. Muchos de estos crímenes estuvieron motivados

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y la Fuerza Aérea el giro en la base social dereclutamiento no fue tan dramático. Hastahoy la Marina especialmente ha podido man-tener cierto nivel de exclusividad y de “blan-cura” que el ejército no tiene. Más aún, laMarina se ha convertido en la entidad depo-sitaria de las vocaciones militares de jóvenesque pertenecen a familias militares de clasemedia. Para un joven cuyo padre es un oficialdel ejército, formar parte de la Marina signi-fica continuar con la tradición familiar sinperder status social. Dos eventos que eviden-cian las diferentes posibilidades de proyec-ción institucional militar entre oficiales deuna y otra institución son el cambio de colo-cación al egresar de la escuela de oficiales y elnivel de profesionalización alcanzado durantelos años de permanencia en la institución. Deesta manera, mientras los oficiales del ejércitoson destacados en sus primeros años a guar-niciones lejanas, los oficiales de la Marinasuelen permanecer en Lima y más adelantetienen la posibilidad de llevar estudios depostgrado en universidades privadas de pres-tigio (Hurtado 2005b). Incluso, una vez en elre t i ro, la corporación de oficiales de laMarina tiene mayores posibilidades de inser-tarse laboralmente en empresas privadas quelos oficiales del ejército debido a su mayornivel de capacitación profesional. Otro even-

to donde pueden percibirse las diferenciasentre estas instituciones es el tradicional des-file de fiestas patrias del 29 de julio, dondedesfilan los cadetes de las Escuelas de oficialesmilitares de la Marina, el Ejército y la FuerzaAérea. Si uno mira con atención a los cadetesque desfilan, se observa que los cadetes delEjército tienen la piel ligeramente más oscuramientras que los de la Marina son más “blan-cos”. Por otro lado, una ojeada a los anuariosde la Escuela Militar de Chorrillos tambiénpermite ver este contraste entre la oficialidaddel ejército de hoy y la del pasado pues seencuentran muchos más apellidos indígenasen los 90s que en los 70s.21

En conclusión, el discurso inclusivo desa-rrollado durante la primera fase del GobiernoRevolucionario de la Fuerza Armada consti-tuyó un evento fundamental que cuestionó elracismo y la discriminación contra las pobla-ciones andinas del Perú. Los militares delgobierno de Velasco fueron conscientes de lanecesidad de incorporar a estas poblaciones ala comunidad imaginada nacional y dieronénfasis a una parafernalia visual que resaltabalo andino como un elemento de integraciónnacional que a su vez legitimaba el rol dele j é rcito como institución fundacional delestado peruano. Una década más tarde, elconflicto armado interno llevó al ejército aluchar contra un enemigo oculto en un esce-nario que no esperaban: las zonas más pobres

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21 Sustento esta afirmación en la comunicación personalde varios oficiales del ejército quienes en diferentesocasiones me han dicho, a veces con una mezcla decrítica y preocupación, que el ejército se ha “popula-rizado” demasiado y que ya no atrae a jóvenes de clasemedia. Pero también me baso en mi propia observa-ción. Entre 1992 y 1996 trabajé como profesora deinglés en la Escuela Militar de Chorrillos y varios demis alumnos cadetes tenían apellidos andinos comoAncco, Condori, Choquehuanca, Huaqui, Huamán,Mamani, Sulca entre otros. En las listas de cadetes yacasi no aparecían apellidos “extranjeros” como sí ocu-rría en las listas de promociones anteriores: Graham(1970), Candiotti Effio (1971), Williams (1973),Maury Bromley (1977), Ribbeck Giacomotti (1978),Buchhamer Bellmunt (1981), Debernardi Harbauer(1981), Bamberger (1982). Por otro lado, en los últi-mos años he asistido a las ceremonias de graduación

de los nuevos oficiales que egresan de la EscuelaMilitar de Chorrillos, así como a las ceremonias depase al re t i ro que se llevan a cabo cuando una pro m o-ción de oficiales se retira del ejército luego de habers e rvido a su institución por 35 años. Ambos eve n t o sestán llenos de contenido ritual y constituyen impor-tantes espacios de transmisión de memoria institucio-nal. A dichas ceremonias concurren los familiares másc e rcanos de los oficiales; el contraste entre algunosm a rc a d o res de clase como la ropa, el color de piel y laforma de hablar entre las personas que asisten a una, lac e remonia de graduación, y otra, la ceremonia de paseal re t i ro, me permiten afirmar que sí existen notoriasd i f e rencias entre las nuevas y las viejas generaciones deoficiales que conforman el ejercito del Perú.

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e indígenas del Perú. La incertidumbre y elmiedo desatados por un conflicto no conven-cional en donde no podían identificar quienera el enemigo hicieron que la retórica velas-quista, inclusiva y paternalista, diera paso enciertos momentos del conflicto a una guerrasucia que puso en evidencia de manera atrozel racismo hacia las poblaciones indígenasque no había sido superado por todos los sec-tores del ejército.

Luego del conflicto, esta institución se haconvertido en una de las instituciones deposi-tarias de lo cholo en el Perú, es decir, su ofi-cialidad joven proviene en su mayoría de sec-tores populares de origen migrante que dosdécadas atrás formaban parte de una minoríaal interior de esta institución militar en rela-ción a los sectores medios más tradicionales.L a c h o l i f i c a c i ó n del ejército implica unademocratización en términos sociales quepuede traducirse en mayor inclusión y tole-rancia a las diferencias. Sin embargo, al com-parar la situación de esta institución con laMarina, en donde tal democratización aún esincipiente, vemos que las brechas entre algu-nos peruanos basadas en clase y raza, es decirlos peruanos +1 y los peruanos -1 a los que serefiere Guillermo Nugent, todavía parecenser infranqueables.

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