ejercitos y batallas 47 - bull run 1861

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a LA PRIMERA VICTORIA DEL SUR ediciones delp rado BATALLAS DE LA HISTORIA 23 MILITARY

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Primera batalla de la Guerra civil Norteamericana. La victoria del Sur llevo a 4 años de una amarga guerra

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Page 1: Ejercitos y Batallas 47 - Bull Run 1861

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LA PRIMERA VICTORIA DEL SUR

ediciones delp rado BATALLAS DE LA HISTORIA • 23 1.11~'JD

MILITARY

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BATALLAS DE LA HISTORIA 23

~RIMc~ Del ~Ull RUN 1 ~o 1 LA PRIMERA VICTORIA

DEL SUR ALAN HANKINSON

Page 3: Ejercitos y Batallas 47 - Bull Run 1861

BATALLAS DE LA HISTORIA 23

r~ Mc~ Dcl ~Ull ~UN 1 ~o 1 LA PRIMERA VICTORIA

DEL SUR ALAN HANKINSON

""' EI climax de la batalla: a 10 que tuvieron que enfrentarse los soldados del Norte mientras atacaban subiendo por el monte Henry, aunque este artista ha exagerado considerablemente la pendiente.

Page 4: Ejercitos y Batallas 47 - Bull Run 1861

Direcci6n Editorial: Juan Marfa Martinez. Direcci6n Tecnica: Eduardo Penalba. Coordinaci6n Editorial: Juan Ram6n Azaola. Supervisi6n y adaplaci6n: Javier de Benito. Comite de Redacci6n: Manuel Banos, Bernardo Rinc6n, M. J. RamIrez. Edici6n: Luis Garda, Inigo Castro, Francisco Perales. Fotografia y Documenlaci6n Grafica de Ia edici6n: Jose Marfa Saenz de Almeida, Marla Carranza, Nano Canas, JoaquIn Verga. Versi6n castellana: Javier de Benito. Titulo original: First Bull Run 1861. AUlor: Alan Hankinson .

Publicado originalmente por Osprey, sello editorial de Reed Consumer Books Ltd., Michelin House, 81 Fulham Road , London SW36RB.

© 1991 Recd Inlcmalional Books © Agoslo 1995, Edicioncs de" Prado, de la presenle edicion.

ISBN (obra complela): 84-7838-472-3. ISBN: 84-7838-519-3. D.L.: M-37085-1994

Impreso en Espana Printed in Spam

Todos los derechos reservados. Esta publicaci6n no puede ser reproducida, ni en todo ni en 'parte, ni registrada en, 0 transmitida por, un sistema de recuperacion de informaci6n , en ninguna forma ni par ningun media. sea mecanico, fotoqufmico, electr6nico, magnetico, electro6ptico, por fotocopia, 0

cualquier otro, sin eI previo permiso por escrito de la editorial.

~ Una dramatica «impresi6n artistica» del choque entre la caballeria de Stuart y los zuavos de Nueva York en el monte Henry. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

Signos convencionales de los mapas

Ejercito

Cuerpo de Ejercito

Divisi6n

Brigada

Regimiento

Bata1l6n

Caballerfa

~ ® ~

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C8J rZ1 1Zl ~

Page 5: Ejercitos y Batallas 47 - Bull Run 1861

, INDICE

Introducci6n 6 El plan de McDowell 48 El camino a la guerra civil 7 Los planes del sur 48 El problema de la esclavitud 7 Comienza la batalla 51 La Confederacion 9 La marcha de flanco 52 Los lideres enfrentados 12 Evans se mueve 56 Los principales asesores militares 12 Liegan los refuerzos 57 Los jefes en campana 14 Sherman entra en accion 59 Los ejercitos enfrentados 19 La lucha por el monte Henry 62 Oficiales y hombres 19 «Muro de Piedra» Jackson 65 Uniformes 22 Division del mando 69 Armas 25 Las baterias sitiadas 71 La caballeria 26 Suertes fluctuantes 76 Inteligencia militar 29 Retirada y derrota 79 Inexperiencia general 30 La complicacion civil 83 El camino a Bull Run 33 Analizando el coste 86 Los planes del Norte 35 Los «deberia-haber-sido» 87 Los preparativos del Sur 37 Consecuencias 88 El incidente del vado de Blackburn 38 El campo de batalla en la actualidad 90 El ataque de Tyler 40 Cronologfa 92 Tyler es reprendido 44 Juegos de guerra sobre la Primera Los planes de batalla 45 del Bull Run 93

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, INTRODUCCION

El Bull Run es un rio agradable y caudaloso de Virginia del Norte que £luye en su recorrido a tra­yeS de verdes y ondulados terrenos de cultivo, hasta que se une al Potomac. Para los niveles ame­ricanos no es un rio muy grande, pero es 10 sufi­cientemente ancho y profundo como para pre­sentar problemas a un ejercito en movimiento. La capital de los EE.UU., Washington, esta a unas 25 millas al noreste. La ciudad de Richmond, en Vir­ginia, que se convirti6 en la capital de los estados confederados que se separaron en 1861, esta a unas 80 millas al sur. El hecho de que estuviera situado entre estas capitales enfrentadas, aparte del hecho de que estaba cerca del cruce de ferro­carriles de Manassas, signific6 que unos pocos acres de este pacifico paisaje formaran el escena­rio de dos sangrientas batallas en los primeros ca­torce meses de la guerra civil norteamericana.

La primera batalla del Bull Run es importante

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por varias razones. Fue el primer combate im­portante de la guerra, y es posible que si la vic­toria hubiese sido para el Norte, como estuvo a punto de pasar, la guerra que iba a durar casi otros cuatro aflos y se iba a cobrar la vida de mas de 600.000 hombres podria haber terminado en­tonces. Fue la primera batalla jamas librada en la que el traslado de hombres por ferrocarril jug6 un papel decisivo. Y ensefl6 a los dos bandos que se habfan embarcado en una larga guerra, que no se ganaria s610 con estilo y galanterfa.

Desde el punto de vista militar la lecci6n que ensefl6 fue negativa. Ninguno de los dos ejerci­tos estaba preparado para la batalla; los hombres no estaban instruidos, los jefes eran inexpertos. No hubo un mando inspirado. El resultado se de­cidi6 mas por suerte que por el buen hacer de na­die. Fue una demostraci6n, mas que otra cosa, de incompetencia militar generalizada .

.... Vista del punto clave de la batalla: las pendientes que conducen a la casa de Henry y la altiplanicie en la cima. La ligera depresion del terreno, donde se encuentran los arboles, facilito a los regimientos atacantes del Norte una ligera proteccion, pero una vez que descrestaron cayerQn bajo el devastador fuego de la linea de Jackson.

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EL CAMINO A LA GUERRA CIVIL

Las pelfculas de Hollywood han conducido a que el mundo yea a los EE. UU. en la primera mitad del siglo XIX como una tierra de violencia -amargas disputas y bandidaje, tiroteos y lincha­mientos populares, e incesantes guerras con los indios-. Los visitantes ingleses de esa epoca, como Frances Trollope, Harriet Martineau y Charles Dickens, la retrataron como una socie­dad ruda y sin educacion, repleta de gente mas­ticando tabaco y escupideras, borrachos y con pe­leas en publico. En realidad, sin embargo, para la mayorfa de los que alIi vivian, y especial mente los cientos de miles que habian escapado recien­temente de las persecuciones y privaciones de Europa, era una tierra de oportunidades ilimita­das y optimismo. Los EE. UU. eran un pais joven, aun unido, comparativamente pacifico y, para los estandares mundiales de la epoca, muy democra­tico. Tambien era prospero y estaba en expan­sion. Su poblacion crecia rapidamente. Constan­temente se aiiadian mas territorios a la Union, con anchos rfos y fertiles llanuras y colinas que eran ricas en minerales. Surgio una compleja red de ferrocarriles que hizo el transporte mas facil y rapido. En el norte, los pueblos se convertian en ciudades y aparecian much as industrias nue­vas. Cada barco que llegaba desde el otro lado del Atlantico traia cientos de inmigrantes mas del «viejo mundo», en su mayorfa jovenes, muchos de ellos con conocimientos especializados, todos ellos ansiosos de hacer fortuna en este «bravo nuevo mundo». La sociedad en la que entraban era dura y competitiva. La recompensa se la lle­vaban aquellos que eran fuertes y decididos y es­taban dispuestos a trabajar duro. Pero el esfuer­zo valia la pena y, en comparacion con los paises que habian abandonado, existia una notable paz para ayudarles.

Pero la gran rapidez con la que el pais estaba creciendo y cambiando, creaba tensiones. En cierto sentido, estaban surgiendo tres paises di­ferentes. El oeste, en donde nacian continuamen­te nuevos territorios, era el lugar de los pione­ros; la vida era alIi primitiva; las familias y comu-

nidades tenian que ser duras y auto-suficientes. El noreste estaba mucho mas asentado yaqui era donde los pueblos se estaban convirtiendo en ciu­dades, y en donde estaban naciendo nuevas in­dustrias. En esta region todo era cambio y bulli­cio y a los descendientes de los primeros colonos, en su mayorfa ingleses, se sumaba una mezcla im­petuosa de italianos e irlandeses, escoceses y ale­manes, eslavos y escandinavos y otros. En el sur se encontraba otro mundo entero, un pais semi­tropical de grandes plantaciones en donde terra­tenientes blancos disfrutaban de una forma de vida privilegiada y placida. AI contrario que en otras regiones, la sociedad de aqui era estatica, rf­gidamente basad a en normas, fija y jerarquica.

No solo existian grandes diferencias en carac­ter y clima; tambien existian conflictos de intere­ses. El Norte, por ejemplo, querfa elevadas barre­ras arancelarias contra las importaciones del ex­terior para proteger a las nuevas industrias de la competencia europea. Pero el Sur, fuertemente dependiente de las exportaciones de algodon y tabaco a Europa, querfa el libre comercio. Mu­chos sureiios temian, con buenas razones, que solo era cuestion de tiempo el que la disparidad popular fuera tal que sus intereses serfan arro­llados por las otras partes de la Union. Ya hacia 1820 se habia hablado de secesion, entre los ele­mentos mas extremistas del Sur, separandose de la Union para avanzar solos.

EI problema de la esclavitud

Aun asi, la mayorfa de los norteamericanos aca­riciaban la nocion del «destino manifiesto» de su pais, la idea de que el avance hacia el oeste se mantendrfa hasta que hubiesen construido una vasta y poderosa nacion «desde el mar hasta el brillante man>. El poder de esta vision, y el res­peto que muchos tenian a los padres fundadores y la exclusiva republica democratica que habian creado, habrfan mantenido unido al pais si no hubiese sido por otro factor: la institucion de los esclavos como propiedad particular.

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

En 1860 existfan bastantes mas de tres millo­nes de esclavos negros en los estados sure nos, en su mayorfa trabajando en las plantaciones. El in­vento de la desmotadora, que hada al algod6n de fibra corta que allf creda tan abundantemen­te apropiado para ser procesado en los talleres textiles de Europa, abri6 el camino a una lucra­tiva industria exportadora. En 1860 el algod6n representaba el57 por 100 del valor de todas,las exportaciones de los EE.UU. Este negocio se ba­saba en la mano de obra de los esclavos, descen­dientes de hombres tribales de Africa occidental que habfan llegado en barco cruzando el Atlan­tico en epocas coloniales. Los esclavos eran una propiedad -vendidos y comprados en los mer­cados, posefdos y enteramente controlados por sus duenos blancos.

La esclavitud habfa ido desapareciendo en los estados norte nos, mas por motivos econ6micos que morales. Sin embargo, segun pasaron los anos, creci6 un estado de opini6n cada vez mas potente, exigiendo que la esclavitud fuera aboli­da en toda la Uni6n. A mediados del siglo XIX, sin embargo, esto segufa siendo un sentimiento minoritario. La mayorfa de las opiniones mode­radas en el Norte, por mucho que desaprobaran en principio la esclavitud, estaba dispuesta a aceptar su existencia en el Sur como un hecho que habfa que reconocer. Y los hombres mas ra­zonables del Sur estaban mas que contentos de quedarse en la Uni6n, mientras no se hicieran in­tentos directos de acabar con el sistema en el que vivfan.

Por desgracia, existfa otra complicaci6n. C:Que norma debfa aplicarse en los estados que se ad­herfan a la Uni6n? C:Debfan ser estados de escla­vos 0 no? C:Deberfa resolverse ese asunto senci­llamente por la latitud, por su posici6n geografi­ca? C:O por algun tipo de plebiscito? C:O ser im­puesto por el Congreso en Washington?

Este problema surgi6 en Missouri en los anos 1820 y dio pie a un largo y acalorado debate. Vol­vi6 a salir a la luz a finales de los 1840, cuando la derrota de Mejico anadi6 unos nuevos y ex­tensos territorios a la U ni6n. Los sentimientos se hicieron mas fuertes y ellenguaje empleado mas desaforado. Se planearon y ensayaron varias so­luciones, encontraron adeptos y fueron sustitui­das por compromisos aun mas complejos. En esa epoca, los oponentes mas tenaces a la esclavitud estaban organizando un «ferrocarril subterra­neo» para ayudar a escapar al Norte a los escla­vos descontentos. Los terratenientes del Sur vie-

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ron esto como un ataque directo a sus formas de vida. El debate se intensific6, volviendose mas en­conado frente a una visi6n intermedia. Cuando se public6 «La cabana del tfo Tom» en forma de libro en 1852, su retrato de la vida en las plan­taciones fue acogido con profundo resentimien­to en el Sur -pero vendi6 300.000 copias, sobre todo en el Norte, en el primer ano-. En los anos 1850, la anexi6n de otro estado, Kansas, llev6 a otra intensificaci6n de la disputa. Se produjeron una votaci6n amanada e intimidaciones de ma­sas. Se dieron tiroteos en los condados y bandas armadas de estados vecinos, de ambas ideas, rea­lizaron incursiones a 10 largo de la frontera. En mayo de 1856 un miembro dellegislativo nacio­nal, un senador de Massachusetts que habfa pro­nunciado un duro discurso anti-esclavitud, fue atacado en el pasillo del Senado, golpeado con un pesado palo hasta caer gravemente herido, por un airado congresista de Carolina del Sur. Dos dfas mas tarde un fanatico granjero de Ohio, condujo a cuatro de sus hijos y a otros tres fana­ticos a una incursi6n nocturna en Kansas y mat6 a cuchilladas de sable y punal a los cinco prime­ros hombres que encontr6, suponiendo que eran esclavistas. Mas y mas gente del Sur estaba em­pezando a decir que nunca tendrfan paz hasta que se separaran de la Uni6n.

En octubre de 1859, John Brown volvi6 a ata­car, ganandose la inmortalidad en una canci6n. Con un punado de seguidores tom6 el arsenal fe­deral de Harpers Ferry, en Virginia Occidental. Planeaban usar las arm as para alentar una in­surrecci6n general de los esclavos del Sur. Pero su estupido intento fue cortado con inteligencia por un destacamento de los marines norteame­ricanos dirigidos por un coronel (Cor.) llamado Robert E. Lee. Brown fue juzgado, condenado por traici6n y colgado. Desde ese momento, el ritmo de los acontecimientos se aceler6 sin des­canso. El ano siguiente, 1860, era ano de eleccio­nes presidenciales. Los antiguos partidos polfti­cos estaban cambiando. El antiguo partido Whig habfa sido sustituido por una nueva fuerza, los republicanos, que representaban los intereses y las opiniones del Norte. Inicialmente los dem6-cratas, que hablaban por los blancos del Sur, pa­redan estar en mejor forma, pero cuando sus de­legados se reunieron en Charleston en abril para elegir el candidato de su partido, la reuni6n aca­b6 en un tremendo alboroto entre extremistas y moderados, y al final se dividieron, presentando cada grupo un candidato a presidente.

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Los republicanos tambien estaban divididos en su convencion en Chicago; sin embargo, seguros de que las disputas de sus oponentes daban a su candidato una excelente oportunidad, al finaille­garon a una eleccion de consenso. Fue una deci­sion transcendental. Su candidato era un hom­bre de la frontera, gr;mde, fuerte, desgarbado, de maneras bruscas, con una educacion bastante rudimentaria pero con una formidable inteligen­cia natural, un hombre de gran integridad y unas asombrosas facultades para la persuasion, Abra­ham Lincoln.

Durante la campana para la presidencia Lin­coln hizo todo 10 que pudo para convencer a los surenos de que si ganaba no harfa nada que ame­nazara a la institucion de la esclavitud en donde ya existiera. Personalmente no aprobaba la escla­vitud, pero valoraba sobre todas las cosas la union de los EE. UU. Y sabia que la (mica forma de dividir el pais era que el sistema sureno se sin­tiera amenazado.

La Confederaci6n

Sin embargo el Sur no estaba convencido. Lin­coln gano la carrera hacia la Casa Blanca por me­dio de las divisiones de sus rivales. EI resultado se conocio en noviembre de 1860. AI mes siguien­te Carolina del Sur, siempre el mas extremista de los estados del Sur, voto separarse de los EE.UU. Antes de finalizar enero de 1861, seis estados mas habian abandonado la Union: Mississippi, Alaba­ma, Georgia, Florida, Luisiana y Tejas. Sus dele­gados se reunieron en Montgomery, Alabama, el 8 de febrero y acordaron unirse para formar un nuevo pais que se llamarfa los Estados Confede­rados de America. Escribieron una constitucion y al dia siguiente eligieron a su propio presiden­te, Jefferson Davis, de Mississippi. Existian fuer­tes y arsenales federales dentro de sus territorios y en su mayorfa se conquistaron enseguida, sin derramamiento de sangre.

Lincoln fue a Washington y fue nombrado pre­sidente el 4 de marzo. En su discurso inaugural trato de ganarse otra vez a los estados separados. «No somos enemigos, sino amigos, -Ies dijo- . No debemos ser enemigos. Aunque haya surgi­do la pasion, no debe romper nuestros lazos de amistad». Siguio diciendo que sus fuerzas nunca serfan las primeras en disparar. Si tenia que lle­gar la guerra civil, ellos, los surenos, deberfan empezarla.

La respuesta no se hizo esperar. EI 6 de mar-

.. Abraham Lincoln acababa de ser elegido presidente de la Union cuando esta empezo a romperse. Al principio no se opuso radicalmente al sistema de esclavitud -pensaba que cada estado debia poder elegir por si mismo- pero puso la conservacion de la Union por encima de cualquier otra consideracion. No

EL CAMINO A LA GUERRA CIVIL

poseia casi ninguna experiencia militar, pero se convirtio en un formidable lider de la guerra. Llevo a la Union a la victoria final y estaba comenzando a trabajar en la curacion de las heridas de la guerra civil, cuando fue asesinado por John Wilkes Booth en abril de 1865. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

zo Jefferson Davis pidio a sus estados confedera­dos que Ie entregaran 100.000 voluntarios para un ano de servicio militar. Cinco semanas des­pues los carlOnes del Sur abrieron fuego sobre el fuerte (Ft.) Sumter, en una isla cerca de la boca­na del puerto de Charleston, en Carolina del Sur. Se trataba de uno de los fuertes del ejercito (E.) federal que no habia sido tornado; todavia osten­taba la bandera de la Union, y esto era conside­rado un insulto por el Sur. EI 8 de abril Lincoln envio un mensaje a Jefferson Davis comunican­do que pensaba enviar un buque de suministros a Ft. Sumter y prometiendo que solo entregarfa comida a la guarnicion. Davis ordeno a su jefe en

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

U ni6n y Confederaci6n: estados enfrentados, julio de 1861

TERRITORIO DE DAKOTA

TERRITORIO DE NEBRASKA

TERRITORIO DE UTAH COLORADO

TERRITO RIO DE NUEVO MEJICO

c=J Eslados de la Uni6n (norlelios) _ Estados fronterizos no secesionados

c=J ESlados confederados (surelios)

o 200 400 Millas If---r-I -''--r-, _--'I

o 200 400 Km

TEXAS

la regi6n, el general (Gral.) P.G.T. Beauregard, que exigiera la rendici6n inmediata de la guar­nici6n y que, si esto no se producfa de in media­to, que abriera fuego. EI 12 de abril, los canones de Beauregard comenzaron a disparar; 34 horas mas tarde, la guarnici6n arri6 las «Bandas y Es­trellas» y se rindi6. No muri6 un solo hombre en esta acci6n, pero todo el mundo sabia que era el inicio de la guerra civil.

Para la mayo ria de la gente en ambos lados, el inicio de las hostilidades trajo una deseada sen­saci6n de alivio. Habian terminado los largos anos de abusos, recriminaci6n y amenazas. EI asunto se resolveria ahora combatiendo. Se die­ron muchas celebraciones publicas, en el Norte yen el Sur, asi como la convicci6n general de que la guerra no duraria mucho y de que ellos serian los ganadores.

El propio Lincoln debi6 de compartir esa vi-

10

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NH

MASS

CON

VERMONT

NEW HAMPSHIRE

MASSACHUSETIS

CONNECTICUT

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si6n optimista, ya que ahora pidi6 a los estados leales a la Uni6n que presentaran 75.000 volun­tarios para servir durante un periodo de s610 tres meses una infravaloraci6n que influiria en el re­sultado de la primera batalla de Bull Run.

Dos dias despues de que el presidente hiciera esta llamada, el estado clave de Virginia opt6 por unirse a la secesi6n -despues tres estados mas que hasta entonces habian sido neutrales, Caro­lina del Norte, Tennessee y Arkansas, elevaron el numero total de estados confederados a once.

De esta forma se trazarbn las lineas de la bata­lla. Las estadisticas favorecfan al Norte: tenian una poblaci6n total de mas de 18 millones, el do­ble que el Sur, de los que mas de un tercio eran esclavos, de los que dificilmente podia esperarse que lucharan por seguir con su subyugaci6n. EI grueso del poder productivo residia en los esta­dos del Norte; la mayo ria de los minerales utiles;

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dos tercios de los ferrocarriles, y casi todo el po­derio naval. Si iba a ser una guerra duradera, ha­bia pocas dudas sobre quien prevaleceria.

Los surenos empezaron la guerra convencidos de que sus ventajas morales superaban las venta­jas materiales del enemigo. Los nortenos, pensa­ban, se habian reblandecido por sus vidas mas ur­banas e industrializadas. Era un clamor amplia­mente extendido de que cualquier sureno «po­dia liquidar a cinco yanquis». Y aunque eran sus canones los que habian abierto el fuego, los del Sur se veian como las victimas de la agresi6n. Todo 10 que querian era seguir su propio cami­no en paz. El Norte estaba tratando de conquis­tarles. La mayor parte de los combates se libra­rian en suelo del Sur -estaban defendiendo su patria-. Cuando sucede esto (como descubririan los norteamericanos en Vietnam; los rusos en Af-

T Carolina del Sur, siempre el mas belicoso de los estados del Sur, declaro su separacion de los Estados Unidos en diciembre de 1860, poco despues de tener noticia de que Lincoln habia sido elegido presidente de la Union. Seis estados mas del

Sur se unirian pronto a Carolina del Sur. Proclamaron que eran un nuevo pais -los Estados Confederados de America­y, en la epoca en la que se libro la primera batalla de Bull Run, existian once estados en los EGA.

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EL CAMINO A LA GUERRA CIVIL

ganistan, un siglo despues), el factor clave no es la potencia de fuego sino la voluntad. Muchos su­renos tambien pen saban que la dependencia de Europa de su algod6n atraeria en ultimo termi­no a Gran Bretana, y posiblemente tambien a Francia, a la guerra y a su favor.

Poco despues de que Virginia se uniera a la Confederaci6n, Jefferson Davis traslad6 su cuar­tel general (CG), de Montgomery a la capital del estado de Virginia, Richmond, a unos cientos de millas de Washington. En su «Historia de los pueblos angloparlantes», Winston Churchill co­mentaba: «Por tanto, las dos capitales estaban como las reinas en el ajedrez en cuadros adjun­tos y, apoyados por las combinaciones de las pie­zas que les cubrian, padecieron cuatro aflos de un terrible juego a un solo movimiento de las fi­chas».

TEl orgulloso y viejo estado de Virginia se debatio durante muchas semanas entre las dudas de separarse o no de la Union. Cuando por fin tomo la decision de secesionarse, sin embargo, muchos de los mejores oficiales del E. de la Union

-que eran virginianos y anteponian su estado a su pais - renunciaron 'a servir en el E. confederado. Se hizo una llamada para que los soldados voluntarios firmaran por un ano de servicio, y la respuesta fue entusiasta.

Head Quarters, Virginia Forces, STAUNTON, VA.

MIN OF VIRGINIA, TO THE RESell ! "l'onr8011 hall been in'Vaded by yonr Abo­

lition foes, and we eall upoo you io rail,. ai once, and drl'Ve them back.. '" e nant Vol­unteers (0 march 10lnledlaCel,.. to Grafton and report for dot,'. Come one! Come ALL! and reoder the l!ler'Vlce dlle to YOllr S.ate and Country. Fly to arms, and !lue­eonr 10nr bra~'e brotbers wlao nre now in the1leld.

Thcy.tIlllI ... ...... tt.&eo.. .. t_efPeoJl.., .... fli ... .r.nd, n..tft,AI~h ... ,. K .... ". lIHO'r • ..d 1>1 ..... C,_tic-o: ....... _lat ..... ,.,1It; .. ,It !lII...cLI6!el, _.,II!' ... J ... ron.! lZAllf:1O ..... 1; ''';tlll....,[ c.,""' .•. ,,"lao_ , .... ,. w,n Y'~ Ii ... c· .... ,..e. ..... f ... ..

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Action! Action t should be 0"" rallyiug motto, rlild ,he sC'ltlimeuL or Vi ... ginia's inspit'ed Or.lar. "Gh'e me LibcflY or gh'e me OCilth." H«ifUate ellery loyal son or the Old Duminion! Let us drh'e lnlck the illvading fool of It "nltal Rud desJJerttte (oe. or leave a record 10 pOSI<"l'ity 'hill we tlft'd !fravely defending our homes alul tirf'sides.-Iht hunor of Our wivf's and daugblers,­utI the sacred gruf'el of our aneestors!

[Done b;r Au.laorlt;r.] M. G. HARlIAN, M'\J. Commd'~

at Staunton. J. M. HECK, Lt. Col. Va. Vol. R. E. COWAN, MI\J. Va. Vol.

Ma,. 30. 1861.

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Page 12: Ejercitos y Batallas 47 - Bull Run 1861

LOS LiDERES ENFRENTADOS

Los dos presidentes norteamericanos que ahora se enfrentaban tenfan orfgenes similares -ambos habfan nacido cerca del rfo Ohio en Kentucky, Jefferson Davis en junio de 1808, Lincoln unos ocho meses despues-. Ambos eran altos y flacos , con las facciones huesudas, angulosas y de fuer­te mandfbula que parece ser que eran atractivas en esa epoca. Eran hombres inteligentes e inte­gros. Los dos entraron en poHtica y prosperaron, representando, segun las normas de esa epoca, a las fuerzas de la raz6n y de la moderaci6n. Am­bos eran hombres familiares.

Pero ahf se acababan los parecidos. Davis se traslad6 al Sur para convertirse en un plantador del Mississippi mientras que Lincoln fue en la di­recci6n opuesta y, despues de pasar por varios oficios, se asent6 como abogado de un pequeno pueblo en Springfield, Illinois. Davis era un hombre de normas y mentalidad rfgidas, con poco lugar para el humor 0 el fervor social, un sombrfo jefe, siempre muy seguro de estar en 10 cierto. Lincoln, por el contrario, era mas sosega­do y campechano y a menu do divertido, de cos­tumbres modestas y aunque un hombre de ideas y convicciones profundas, flexible en sus so lucio­nes. Era el poHtico consumado, atractivo y per­suasivo en reuniones y comites privados, apre­miante y persuasivo en sus apariciones publicas. A la vista de esto, a juzgar por su experiencia, Da­vis deberfa haber sido el mejor como Hder. Con 16 an os habfa ido a estudiar a la Academia Mili­tar de West Point, para acabar a los cuatro anos como alferez del Ejercito de los EE.UU. Sirvi6 siete anos y vio la acci6n contra los indios «Black Hawk». Despues se retir6 del Ejercito para casar­se y se convirti6 en plantador de algod6n y po­Htico. Sin embargo, volvi6 a alistarse para la guerra de Mejico y, como Cor. de los Fusileros Voluntarios del Mississippi, destac6 en la batalla de Monterrey, uniendose despues al estado ma­yor (EM) del Gral. Zacarfas Taylor. AI volver a la poHtica nacional despues de la guerra, fue el se­cretario de la Guerra del presidente Pierce a me­diados de los an os 1850. Davis habia conocido la

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guerra en muchos niveles y en muchos de sus as­pectos.

Lincoln no podia presumir de estos conoci­mientos. Era un hombre de gran fortaleza y co­raje -un formidable adversario, desde cualquier aspecto, en un combate- pero su experiencia militar era mfnima. En 1833 habfa sido volunta­rio en una pequena guerra india, fue nombrado capitan (Cap.) de la milicia local, condujo breve­mente a sus hombres por la campina, pero no vio ninguna acci6n y fue feliz de volver a la vida ci­vil. Pero si Lincoln no contaba con ninguna cua­lificaci6n clara para la misi6n a la que se enfren­taba, poseia, de forma clara, las cualidades que Clausewitz dijo que eran las mas importantes para el dirigente de una guerra «una mente no­table y superior y un caracter fuerte».

Los principales asesores militares

Llegado el caso, Davis no demostrarfa ser un jefe militar tan capaz como Lincoln, pero tenfa una ventaja inicial importante. Su mana derecha mi­litar desde el inicio del conflicto era Robert E. Lee, un hombre de gran distinci6n. Lee prove­nfa de una orgullosa familia de Virginia; su pa­dre habfa sido un heroe de la guerra de inde­pendencia. El chico estudi6 en West Point, se convirti6 en oficial (Of.) de ingenieros (lng.), lu­ch6 en la guerra de Mejico y lleg6 a Cor., vol­viendo despues a West Point como director. Era agradable y educado ademas de un soldado ca­pacitado, y se gan6 el carino y el respeto de los que sirvieron bajo su mando. Tenfa 54 anos en 186l. La ruptura de los EE.UU.le afect6 profun­damente: «No puedo pel}sar en una mayor cala­midad para el pafs -dij6'-, que una disoluci6n de la Uni6n». Pero cuando lleg6 la disoluci6n y Virginia vot6 unirse a la Confederaci6n, fue su amor a su estado de nacimiento 10 que pre vale­ci6. Si hubiese permanecido en la Uni6n, es mas que probable que se Ie hubiese ofrecido el man­do del E. principal de Lincoln en campana. En cuanto se decidi6 por el Sur, Davis Ie hizo Gral.

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6.Jefferson Davis, elegido presidente de los ECA en febrero de 1861, habia sido militar profesional, plantador de algodon, exitoso politico, y, en los anos 1850, secretario de la Guerra del presidente Pierce en Washington. A pesar de ser un hombre de gran integridad, sinceridad y resolucion, carecia de la genialidad y flexibilidad mental de Lincoln. Fue

hecho prisionero en 1865, cuando estaba acabando la guerra, y paso dos anos en prision, estando algun tiempo amenazado de ser juzgado por traicion. Tras ser liberado se retiro a sus propiedades en Mississippi y no participo mas en po[itica. Murio en 1889. (De un cuadro al oleo de John Robertson)

y Ie nombro su principal asesor militar. Iba a ser­vir como asesor y jefe en campana durante toda la guerra.

EI principal asesor militar de Lincoln era otro virginiano y tenia un curriculum aun mas impre­sionante que Lee. EI teniente general (TG) Win­field Scott habia luchado contra los britanicos en la guerra de 1812 y fue Gra!. en jefe del E. de los EE. UU. en 1847, cuando dirigio con brillan­tez la invasion de Mejico. Cuando comenzo la guerra civil nunca hubo duda de que serfa leal a

6. Robert E. Lee, que provenia de una familia muy distinguida de Virginia, podia muy bien haber sido el comandante en jefe de Lincoln en 1861, si no hubiera optado por su estado y la confederacion. Cuando asi 10 hizo, Jefferson Davis Ie convirtio enseguida en su principal asesor militar. No tomo parte activa en la primera Bull Run, pero mas tarde

LOS LfDERES ENFRENT ADOS

demostro su valia como jefe en campana, asi como a nivel de gran estratega. Fue su determinacion y capacidad, mas que ningun otro factor, 10 que mantuvo viva y belicosa la causa surelia durante tanto tiempo. Era respetado por sus enemigos, respetado y amado por sus hombres. Murio en octubre de 1870. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

la Union, pero tenia 74 aflos en ese momento y poca salud. Siendo un hombre alto, tambien es­tab a ahora muy gordo, hasta el punto de no po­der montar ya a caballo y an dar con dificultad . A veces su mente pareda ser tan fuerte y aguda como siempre, pero tambien habia momentos en los que divagaba y sus ordenes eran vagas y con­fusas. Tenia menos control de su temperamento que antes; podia ser orgulloso y punzante; con demasiada frecuencia dejaba que consideracio­nes personales afectaran a su juicio militar. EI he-

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

cho triste es que Winfield Scott era demasiado viejo y estaba demasiado cansado para las in men­sas responsabilidades que ahora recibia.

Asi eran los cuatro hombres clave, Lincoln y Scott por el Norte, Davis y Lee por el Sur. Cada uno de ellos tuvo algo que decir en el desarrollo de la primera batalla de Bull Run, aunque nin­guno de ellos particip6 directamente en la bata­lla en sf. Este fue el trabajo, a diferentes niveles, de cuatro generales: Irvin McDowell y Robert Patterson por el ban do del Norte, Joseph E. Johnston y P.G.T. Beauregard por el del Sur.

Los jefes en campana

La aCClOn en Ft. Sumter fue breve y sencilla y poco heroica, pero tras ella Gustave Toutant

6- En 1861 los antecedentes militares del Gral. Winfield Scott no ten ian igual en los EE. UU. Habia luchado contra los britanicos en 1812, y su direccion de la invasion de Mejico en 1847 Ie habian convertido en un heroe nacional. Fue uno de los pocos virginianos eminentes que eligieron quedarse en el E. de la Union. Por desgracia, en el verano de 1861 tenia mas de

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setenta arios y poca forma fisica. No estuvo presente en la primera Bull Run, pero las confusas y excesivamente cautelosas ordenes que envio al Gral. Patterson fueron en parte responsables de la derrota del Norte. Tras la batalla fue desapareciendo de la escena y murio cinco arios mas tarde. (Colec. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

Beauregard fue aclamado por to do el jubiloso Sur como el «Heroe de Sumter». Era algo carac­teristico de este hombre, que no desperdiciaba ninguna ocasi6n para el autoengrandecimiento. Era una de las cualidades que compartia con su propio heroe, Napole6n Bonaparte; la forma­ci6n estrategica y tktica en West Point se basaba en gran medida en los preceptos y el ejemplo del gran jefe frances, y nadie se tom6 las lecciones tan a pecho como Beauregard. Amaba el cere­monial y el estilo napole6nicos. Se veia a si mis­mo, decfan algunos, como una reencarnaci6n de uno de los mariscales mas atractivos. Rebosaba de confianza y energia, era muy apreciado por las damas, y tenia algo de fanfarr6n.

Beauregard tenia un linaje mixto, frances y ga­les. Era de estatura media y complexi6n enjuta,

6- Pierre Gustave Toutant Beauregard era un Gral. cuya vistosidad, confianza y ambicion carismaticas no corrian paralelas a su capacidad estrategica. Sus planes estuvieron con frecuencia mal asesorados; sus ordenes fueron confusas. Llego a Manassas como «el Heroe de Sumter» y salio de fa batalla de Bull Run con su reputacion aun mas fortalecida. Siguio

participando activamente en la guerra civil, pero nunca cumplio las expectativas de los primeros meses de la guerra. Vivio hasta 1893. (Colec. Mil de Anne S.K. Brown, BUL)

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~ No hay nada como la guerra para estimular el interes por las noticias. Frank Vitzetelli, un artista que haMa sido enviado por el «Illustrated London News», capto algo de la excitacion de un variopinto grupo neoyorquino antes de la Bull Run, cuando los periodicos alentaban a un ataque contra el Sur. (<<Illustrated London News», 15 de junio de 1861)

con un toque de exotismo en su aspecto y sus ma­neras. Su familia posefa esclavos y grandes plan­taciones de cana de azucar en Luisiana. Fue buen estudiante en West Point, fue enviado a ingenie­ros y sirvi6 en el EM de Winfield Scott en la guerra de Mejico. Comenz6 la guerra como co­mandante (Cte.), lleno de ambiciones. Pero los anos que siguieron fueron tranquilos.

Tenfa 43 anos cuando esta1l6 la guerra civil. Era su gran oportunidad. No habfa mantenido ocultos sus sentimientos secesionistas, y cuando Luisiana se uni6 a la Confederaci6n, se licenci6 del E. norteamericano y tuvo el gesto dramatico tfpico de alistarse en la milicia de su estado como soldado raso. Ell de marzo era ascendido a Gral. de brigada (GB). Despues de Ft. Sumter fue con­vocado a Richmond, donde Davis y Lee Ie dije­ron que esperaban que el E. del Norte avanzarfa pronto hacia Manassas. Pidieron a Beauregard que fuera allf de inmediato y preparara la defen­sa del nudo ferroviario. Tras llegar elIde junio, se lanz6 a la tarea de vigilar la zona, organizan­do sus fuerzas para repeler cualquier movimien­to enemigo a traves del Bull Run, exigiendo re­fuerzos rapidos a Richmond, y estableciendo una red de espfas detras de las lfneas nortenas. Una de sus propuestas a Davis y Lee, tfpicamente sal­vaje e histri6nica, era que el y su pequeno E. de-

LOS LlOERES ENFRENTAOOS

berfan avanzar al encuentro del enemigo y «ven­der nuestras vidas de la forma mas cara posible». Con una exageraci6n napole6nica y faltando a la verdad, dijo a los civiles de esa regi6n: «Abraham Lincoln, sin ningun tipo de moral y considera­ci6n legal y constitucional, ha lanzado sus hordas abolicionistas contra vosotros, las cuales han ase­sinado y apresado a vuestros ciudadanos, confis­cando y destruyendo vuestras propiedades, y co­metiendo otros actos de violencia y tropelfa tan inmorales y denigrantes para la humanidad que no pueden enumerarse».

El otro jefe del Sur era una personalidad muy diferente. Joseph Eggleston Johnston era otro virginiano de familia distinguida. Provenfa origi­nalmente de las tierras bajas de Escocia. Su pa­dre (como el de Lee) habfa combatido en la guerra de la independencia y mas tarde se hizo juez. En West Point, Jo Johnston mostr6 interes por los temas academicos y militares -era un buen estudiante de frances y astronomfa-. Lu­ch6, como Of. de artillerfa (Art.) , contra los in­dios semfnolas bajo el mando del Gral. Scott, y mas tarde, como Of. de Ing., contra los mejica­nos. Pareda que siempre que entraba en acci6n cafa herido. Era teniente coronel (Tcol.) cuando finaliz6 la guerra de Mejico y habfa llegado a intendente jefe del Ejercito de los EE.UU., con

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

j,Jo Johnston era llamado «el gallo de pelea» por sus formas elegantes, rigidas y militares. Si bien era otro virginiano, con buena carrera militar, tambien era un hombre culto y cortes. Llego con su E. al campo de batalla de Bull Run a tiempo para decidir la batalla y logro trabajar junto a Beauregard, aunque mas tarde se pelearian. Este

capaz jefe luchO durante toda la guerra. Murio en 1891. (Colec. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

la graduaci6n de GB., a comienzos del ano 1861. Una vez mas su carrera fue paralela a la de

Lee. No queria que Virginia se separara, pero cuando 10 hizo, decidi6, despues de intermina­bles reflexiones, ir con su estado. Jefferson Davis se alegr6 de tenerlo y enseguida Ie ascendi6 a Gral. de divisi6n (GD.), 10 que significaba que era superior de Beauregard. Johnston podia ser un subordinado quisquilloso y diffcil, pero era un jefe eficaz, cortes y generoso, muy querido por sus hombres. Le llamaban el «gallo de pelea», como tributo a su capaz figura militar y a su buen caracter.

Por todo ello, Johnston no se acaloraba. Tenia poco tiempo para los que pensaban que los su­renos tenian algun tipo de superioridad natural

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como combatientes y que la guerra, en conse­cuencia, seria corta y gloriosa. Conoda a los sol­dados profesionales y sabia que sus hombres ne­cesitaban una instrucci6n larga y rigurosa, antes de que estuvieran listos para el combate. Cuan­do el presidente Davis Ie envi6 para hacerse car­go del E. que se estaba forman do en la regi6n de Harpers Ferry, se puso a instruirlos con dureza.

En el banda norteno el hombre que se encon­tr6 enfrentandose a Johnston fue el GD. Robert Patterson. Era un Of. de la milicia, no del E. re­gular. Habia pasado la mayor parte de su vida como exitoso hombre de negocios con plantacio­nes de azucar y algod6n en el Sur, fabricas tex­tiles en el Norte e intereses en companias de ferrocarriles y barcos de vapor. Pero habia lucha­do en la guerra de 1812, siendo Cor. con 20 anos, y mas tarde como lugarteniente de Winfield Scott en la marcha sobre Ciudad de Mejico. El papel de Patterson en la primera batalla de Bull Run iba a ser negativo y ademas muy decisivo. El re­sultado de la batalla fue consecuencia, en gran medida, de su incapacidad para atraer toda la atenci6n de Johnston lejos del campo de batalla. Tras la derrota, se convirti6 en la principal cabe­za de turco del Norte. Esta opini6n no era del todo justa; en parte habia que echarle la culpa a otros. Pero Patterson no era el hombre apropia­do para ese trabajo. Tenia 69 anos. Nunca habia tenido un mando independiente. Era un jefe precavido por naturaleza, siempre inclinado a so­breestimar la fuerza del enemigo. Y, al igual que la mayoria de sus soldados, estaba sirviendo s610 con un contrato de tres meses.

El E. del Norte que luch6 en la primera Bull Run estuvo bajo el mando de Irvin McDowell, un hombre de Ohio. Tenia 42 anos, s610 unos pocos meses menos que su antagonista Beaure­gard. De hecho, habian sido companeros en West Point, aprobando en la clase de 1838 siendo Beauregard el segundo de un grupo de 45 cade­tes, y McDowell el 23. McDowell no sobresalfa y no pareda ser especialmente ambicioso. Luch6 bravamente en la guerra de Mejico y fue ascen­dido a Cap., pero nunca mand6 algo superior a una compania (Cia.) en combate. Fue Of. de EM y sirvi6 en el EM de Winfield Scott tras la guerra. A comienzos de 1861 habia subido un peldano en el escalaf6n, pasando a Cte.

Por ella se asombr6 a mediados de marzo, cuando se Ie comunic6 que habia sido ascendido a GB. Dos semanas mas tarde, para su mayor asombro, recibi6 el mando del Departamento del

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~Robert Patterson no estuvo en Bull Run durante la batalla, y la derrota del bando norteiio se atribuye en gran parte a su incapacidad de participar con su E. en la batalla 0, alternativamente, a evitar que Jo Johnston participara con su E. en la batalla. Tras la batalla, Patterson fue la principal cabeza de turco. No fue el

unico, ni habia que recriminarle por completo, pero sin duda es verdad que su edad (69 anos) y la extremada precaucion ck su avance hizo relativamente sencillo que Johnston pudiera escapar.

Noreste de Virginia, 10 que en realidad significa­ba que estaria a cargo del primer intento del Norte por subyugar a la Confederaci6n. La velo­cidad de su ascenso desagrad6 a muchos que no habian tenido tanta suerte. Incluso Winfield Scott -un viejo amigo- pens6 que habia sido excesivo, y durante algun tiempo existi6 un en­friamiento en sus relaciones.

McDowell era un hombre grande, musculoso, con ancha mandibula y barba, que no bebia, pero un comil6n tremendo. Era un Of. capaz y meti­culoso, pero su caracter era a menudo preocupa­do y a veces altivo, y esto hacia que fuese respe­tado en lugar de querido por sus subordinados. Era inteligente y claro y poseia una mente fria. Cuando el famoso corresponsal de guerra de

~Irvin McDowell era un jefe decente, concienzudo y capaz con una mente perversa y un apetito voraz. Su desgracia fue ser ascendido demasiado deprisa. Al inicio de 1861 era Cte. y nunca habia mandado una Cia. en combate. En julio de ese ano era el Gral. en jefe del principal E. de la Union,

LOS LlOERES ENFRENTAOOS

encargado de destruir la rebelion a su comienzo. Su plan era solido. LuchO duramente. Tuvo sus mayores errores en campana en el momento en que parecia que la victoria era suya. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

«The Times» de Londres, William Howard Rus­sel, lleg6 a Washington a principios de julio, McDowell Ie dijo: «He dispuesto todo para que los corresponsales de nuestros peri6dicos pue­dan entrar en campana bajo ciertas normas, y les he sugerido que vis tan un uniforme blanco para indicar la pureza de su caracter».

Estos eran los cuatro hombres que participa­rian, como cualquier otro, en la primera verda­dera batalla de la guerra civil norteamericana. Tenian diferentes cualidades y aptitudes, pero todos tenian algo importante en comun: ningu­no de ellos habia mandado nunca una gran uni­dad en combate. Incluso Winfield Scott no habia mandado nunca un E. tan grande como el que se iba a reunir. Esto seria un factor decisivo.

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

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, LOS EJERCITOS ENFRENTADOS

Los EE. UU. de 1860 eran un pais profundamen­te poco militar. Su E. regular tenia poco mas de 16.000 hombres, en su mayoria muy alejados de los centros de poblaci6n, ocupando fuertes y ar­senales dispersos 0 en busca de indicios de pro­blemas con los indios. Era algo raro para un ciu­dadano norteamericano ver alguna vez un solda­do. Todo esto cambi6 muy rapidamente en la primavera de 1861.

Oficiales y hombres

EI estallido de la guerra fue acogido de forma tu­multuosa en ambos bandos. Los hombres j6ve­nes corrieron a alistarse. Los peri6dicos alenta­ban este frenesi. Los largos anos de disputa cada vez mas amarga se habian convertido en un gran odio y fanatismo asi como en ignorancia, que ahora estallaba en desfiles y ceremonias publicas, con una ret6rica muy floreada, banderas on­deantes y el desfile de los hombres mientras to­caban las bandas. Fue un periodo rico para los atractivos sonidos de las marchas.

La mayoria de los hombres sin graduaci6n del E. de los EE. UU. fueron fieles al servicio a la

.... A la izquierda, un soldado de In! con armas anticuadas: un viejo mosquete de chispa y un gran cuchillo Bowie. Los fusiles de chispa siguieron utilizandose hasta 1862. Muchos voluntarios trajeron sus propios cuchillos Bowie, pero tuvieron poca 0

ninguna oportunidad para emplearlos en comb ate, y se descartaron rapidamente. A la derecha, un soldado del 4.' Rgto. de In! de Tejas carga su mosquete de percusi6n y anima lisa. Va cargado con un cuchillo Bowie, una bayoneta, moe hila y cantimplora de

agua y, en su otro hombro, una correa de lona para sujetar su caja de municiones. En el centro, un Sgto. 1.' de la In! de Luisiana estaba armado con un fusil de percusi6n y un sable de Sub. Lleva una «cogotera», un trapo que protegia su nuca del sol. Estos se llevaron normalmente en los primeros meses de la guerra civil, pero se abandonaron pronto y se utilizaron, con mas eficacia, como coladores de cafe. (llustraci6n de Ron Volstad)

Uni6n, pero estaban -y siguieron- esparcidos en pequenos destacamentos en zonas fronterizas. Para la campana de apertura de la guerra no ha­bia mas de 2.500 soldados regulares en Virginia del Norte. El resultado de Bull Run hubiese sido muy diferente si McDowell hubiese sido capaz de desplegar el doble de hombres instruidos.

AI comenzar 1861 el cuerpo de oficiales del E. de los EE.UU. tenia poco mas de 1.000 hombres. En su mayo ria eran unos Ofs. muy profesiona­les, en su mayor parte producto de un periodo de cuatro anos de estudio intenso en la Acade­mia Militar de West Point, en el estado de Nue­va York. Cuando el pais se dividi6, mas de la mi­tad de los Ofs. cuyos hogares estaban en el Sur se licenciaron del E. de la U ni6n y ofrecieron sus servicios a la Confederaci6n. Aqui estaban algu­nos de los mejores: Robert E. Lee y Jo Johnston y Beauregard; J.E.B. Stuart, el jefe de la caballe­ria (Cab.); Jubal Early y James Longstreet; y Tho­mas Jonathan (que pronto seria "Muro de Pie­dra") Jackson.

Una de las crueldades peculiares de la guerra civil es que a menudo divide las familias, convir­tiendo a hermanos de sangre en enemigos. La guerra civil norteamericana tambien convirti6 a companeros de armas en enemigos. Muchos de ellos habian entrenado, trabajado y luchado jun­tos durante muchos anos. James Longstreet - un jefe de cuerpo de ejercito (CE) en la primera Bull Run, el hijo de un plantador de Carolina del Sur, un hombre duro y poco dado a manifestar emo­ciones- fue uno de los muchos que sufrieron mucho con esa experiencia: «Fue un dia triste, -escribi6 en sus memorias-, cuando nos sepa­ramos de nuestros camaradas y renunciamos a veinte anos de servicio».

EI reclutamiento de voluntarios, tanto en el Norte como en el Sur, se hizo por regiones a tra­yeS del sistema de milicias estatales. Era el siste­ma mas sencillo y con mucho el mejor; las leal­dades regionales seguian siendo muy fuertes. A algunas prominentes figuras locales se Ie ofrecfa

. la graduaci6n de Cap. y se les pedia que forma-

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

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ORDEN DE BATALLA: EL EJERCITO DEL SUR

ICE Jefe

GB. P.G.T. Beauregard I

Ayud. Gral. Adjunto Cor. Thomas Jordan

GB. R.S. Ewell

2.444 hombres

GB. James Longstreet

3.528 hombres

Cor. lA. Early

2.620 hombres

1.' Brigada

GB. M.L. Bonham

4.961 hombres

. 3: Brigada

GB. D.R. Jones

2.121 hombres

So' Brigada

Cor. P. St. G. Cocke

3.276 hombres

Sin brigada: 8.° de Luisiana (Cor. H.B. Kelly). 846 hombres; Legi6n de Hampton (Cor. Wade Hampton). 654 hombres.

Caballerfa: Batall6n de Harrison (Cte. Julian Harrison). 209 hombres; 30 de Cab. de Virginia (Cor. R.C.W. Radford). 300 hombres; mas diez compafifas independientes. con un total de 583 hombres.

GB. T.J. Jackson

2.151 hombres

Cor. F.S. Bartow

2.546 hombres

II CE Jefe

Gral. J.E. Johnston I

Ayud. Gral. adjunto GB. E. K. Smith

GB. B.E. Bee

2.790 hombres

GB. E.K. Smith

2.262 hombres

7: Brigada

Cor. N. G. Evans

1.100 hombres

Sin brigada:

GB. T. H. Holmes

1.355 hombres

6.° de Inf. de Carolina del Norte (Cor. C.F .. Fisher). 600 hombres; Batall6n de Virginia de Beckham (Tte. R.F. Beckham).

Caballeria: Hombres de <deb» Stuart del 1.° de Virginia. Habfa 344 en total.

LOS EJERCITOS ENFRENTADOS

ran una Cia. de infantes voluntarios, entre 60 y 80 hombres en total. Elegirfa ados amigos 0 co­nocidos como tenientes (Ttes.), y los tres juntos encontrarfan despues a sus reclutas. Hablando en general, una Cia. estarfa compuesta de hom­bres j6venes que habian sido vecinos toda su vida, que habian crecido juntos y conocfan S4S

puntos fuertes y debiles. Esto contribuia al «es­prit de corps», pero no siempre a una buena dis­ciplina.

En ambos Es., en teorfa, diez Gas. formaban un regimiento (Rgto.). Este estarfa mandado por un Tcol., que tendrfa una pequefia plana mayor (PLM) de CG. Los hombres de un Rgto. eran normalmente todos del mismo estado. En cir­cunstancias ideales, un Rgto. tenia unos 1.000 hombres, pero en la practica pocas veces se al­canzaba este numero. En terminos muy aproxi­mados, cuatro 0 cinco Rgtos. solfan formar una brigada (Bri.), que estarfa mandada por un Cor. o GB. En terminos aun mas aproximados, tres 0

cuatro Bris. formarfan una divisi6n (Div.). Una 0

mas Divs. podian formar un CEo La unidad operativa clave era la Bri., en teo­

rfa con entre 4.000 y 5.000 hombres, en la prac­tica normalmente con muchos menos. En ciertos terminos la calidad de los reclutas era excelente. Eran hombres j6venes, en su mayoria habian cre­cido con suficiente comida y habian trabajado ff­sicamente con dureza al aire libre. Muchos de elIos habfan lIevado vidas duras y espartanas. Es­taban acostumbrados a soportario todo . Muchos tambien estaban muy acostumbrados a las armas -escopetas, fusiles de caza y pistolas-. Tambien estaban muy motivados. En su mayorfa, por am­bos bandos, crefan sinceramente en la justicia de su causa. Firmaban por una variedad de motivos: porque les gustaba luchar y no querfan perderse la «gran oportunidad»; porque todos sus amigos se iban; para ver algo de mundo (la mayorfa de elIos nunca habfan salido de su pueblo); porque pensaban que serfa excitante y diferente y pro­bablemente divertido y quizas glorioso y, de to­das formas, acabarfa enseguida. Tanto el Norte como el Sur establecieron una edad Ifmite de 18 afios, pero menores de edad en ambos bandos querfan apuntarse. Muchos habfan sido educa­dos para decir la verdad, por 10 que escribfan <<18» en un trozo de papel y 10 ponfan dentro de sus zapatos, de forma que cuando surgfa la ine­vitable pregunta, pod ian contestar honestamen­te; «tengo mas de 18».

Habfa materia bruta para hacer de elIos exce-

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

lentes infantes. El unico problema era que no te­nfan instrucci6n ni experiencia militar de ningun tipo, y en general tenfan una firme aversi6n ha­cia el tipo de disciplina que exige tradicionalmen­te esa vida militar. Esto era tan cierto entre los nuevos Ofs. como entre los soldados. Rechaza­ban la intrusi6n en sus vidas de los Ofs. de West Point con sus rfgidas actitudes sobre c6mo debfan hacerse las cosas, su insistencia en la obediencia, los duros castigos que infligfan cuando sus 6rde­nes eran contestadas 0 ignoradas. El sentimiento individualista era aun mayor en los j6venes nor­teamericanos de esos tiempos de 10 que es hoy en dfa. Habfan sido criados para admirar y emu­lar las virtudes de los pioneros, el respeto a la li­bertad personal, la autoconfianza, la importancia de ser «tu propio hombre». No era considerado de hombres dejar mandarte por otro, para obe­decer de forma automatica e incuestionable. Yes­tas actitudes innatas no iban a cambiar en el mo­mento en que un hombre fuese voluntario du­rante un breve perfodo de tiempo en el E. Los Es. europeos del siglo XX se han asombrado mas de una vez por la forma tan relajada con la que los norteamericanos organizan un E., su forma

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democratica de tomar decisiones. En 1861 esto estaba aun mas acentuado, y ponia las cosas aun mas dificiles a los que ostentaban el mando en ambos bandos.

Uniformes

El reclutamiento en ambos bandos se basaba en el sistema de milicias locales, y durante los afios anteriores estas fuerzas habian disfrutado de una gran autonomia local. Muchos habian tratado de atraer hombres a sus filas ofreciendo una activa vida social, muchos desfiles en ocasiones festivas y -sobre todo- por el esplendor de sus unifor-

T La guerra civil norteamericana fue la primera que produjo un completo registro grafico, en fotografias y dibujos, pero la fotografia estaba dando sus primeros pasos y no podia recoger hombres en movimiento. Esto deja mucho espacio para los artistas. Frank Vitzetelli retrata un

Rgto. de los zuavos de Nueva York mientras desfilaban a 10 largo de Broadway, en camino hacia Washington y despues a Bull Run. Antes de ir a Norteamerica Vitzetelli habia cubierto las campaiias de Garibaldi en Sicilia e Italia para el «Illustrated London News».

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~ Un Sgto. de la 7.' Milicia del estado de Nueva York, uno de los primeros Rgtos. de la milicia que fueron a Washington y se unieron al E. del Potomac. Muchas

unidades del Norte vestian uniformes grises en esa epoca, 10 que ayudo a aumentar la confusion en la primera Bull Run. (Ilustracion de M. Youens)

meso Como resultado de ello, se habfa adoptado una colorida y exotica variedad de uniformes, re­flejando influencias extranjeras e historicas.

Algunos basaban sus disenos en los uniformes que llevaron los colonos norteamericanos en la guerra de independencia. Otros buscaron sus

~ Un soldado regular del 6.' Rgto. de Inf. de los EE.UU. Si McDowell hubiese tenido mas de estos instruidos y experimentados hombres en Bull Run, el resultado

LOS EJERCITOS ENFRENTADOS

podria haber sido bien diferente. (Ilustracion de Michael Youens)

modelos al otro lado del Atlantico. El 39 de Inf. de Nueva York, impresionado por el exito de los luchadores italianos por la libertad bajo Garibal­di, adoptaron el estilo de los tiradores selectos «bersaglieri», incluyendo sombreros con vistosas plumas. El 79 de Nueva York, reclutado en gran

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

parte a base de inmigrantes escoceses, escoglO como modelo a los Highlanders de Cameron con un uniforme de media gala con falda escocesa, bolsa, zapatos con hebilla plateada y capa Glen­garry, si bien 10 cambiaron por pantalones y bo­tas para Bull Run. Pero fue la influencia france­sa 10 que predomino, en el Norte y en el Sur. Si los conocimientos estrategicos del primer Napo­leon prevaledan en la instruccion de combate de West Point, fueron las extravagancias de sastre­ria del E. de Napoleon III 10 que prevalecio en el tema de los uniformes, especialmente en los de los soldados argelinos, los zuavos. Muchas unida-

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des de la milicia, en ambos bandos, se vistieron con pantalones sueltos en colores llamativos (nor­malmente rojos), polainas amarillas 0 blancas y chaquetas cortas azules, extravagantemente bor­dadas. Los hombres vestfan un «fez» rojo con una larga borla; los Ofs. llevaban «quepis».

En la primavera de 1861, cuando se habfa lan­zado el reclutamiento en masa, cada gobierno trato de imponer alguna uniformidad en el as­pecto de su E.: el Norte eligio el azul como su co­lor distintivo; el Sur opto por el gris. De esta for­ma se esperaba que en la humeante confusion de la batalla sus soldados tendrian algun modo de

~ La impresion de Vitzetelli sobre los «chicos del Cor. Wilson» en el campamento de Staten Island. Una de las cosas a las que los voluntarios tenian que acostumbrarse una vez en el E. era la cantidad de «no hacer nada» y de esperas que implicaba el servicio militar. Esto condujo a una gran cantidad de borracheras y peleas. (<<fllustrated London News», 29 de junio de 1861)

~Retratos de Vitzetelli de dos miembros, un Of. y un soldado, del 11 de Bomberos Zuavos de Nueva York, del Cor. Elmer E. Ellsworth (muchos de ellos haMan estado en la brigada contra-incendios de la ciudad). EI Cor. Ellsworth no llego a Bull Run. Fue abatido en una escaramuza al principio de la campana, siendo una de las primeras bajas de la guerra civil. EI 11 de Nueva York iba a librar uno de los combates mas feroces en la cima del monte Henry. (<< fllustrated London News», 15 de junio de 1861)

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distinguir los amigos de los enemigos. Por des­gracia ningun bando fue capaz de aplicar sus or­denes de inmediato, por 10 que ambos Es. mar­charon hacia el Bull Run desplegando una asom­brosa mezcla de uniformes. Algunas unidades del Sur y muchos de sus jefes superiores vestian de azul, mientras que varios Rgtos. del Norte ves­tian tunicas y pantalones grises. Esto costaria vi­das y afectaria al curso de la batalla en momen­tos importantes.

Armas

La primera Bull Run fue principalmente un combate de Inf., y la mejor arma del infante era la version de 1855 del fusil-mosquete Spring­field. Su longitud total era de cuatro pies y ocho pulgadas, y pesaba un poco mas de nueve libras. Se cargaba por la boca y disparaba una bala de calibre 58, un diametro de poco mas de media pulgada. La carga por la boca era un proceso complicado, pero unas pruebas realizadas en 1860 mostraron que un hombre instruido podia cargar y disparar el fusil diez veces en cinco mi­nutos, colocando seis de sus balas en un blanco cuadrado de dos pies a una distancia de 100 yar-

LOS EJERCITOS ENFRENT ADOS

das. A 300 yardas, ponia las diez balas en un blan­co cuadrado de 2,5 pies. Se fabricaba en la arme­ria de Springfield, Massachusetts, y era con mu­cho la mejor arma de Inf. existente en 1861. Esto significaba que los atacantes ya no podian acer­carse a menos de 150 yardas de la linea enemi­ga, formar y cargar, confiando en que los defen­sores no tendrian tiempo nada mas que para dis­parar una vez antes de que estuvieran entre ellos con la bayoneta.

El Springfield de 1855 se empleo por ambos la­dos en la Bull Run. Los confederados consiguie­ron muchos cuando tomaron los arsenales fede­rales dentro de sus territorios. Pero ningun ban­do tenia ni mucho menos suficientes para armar con ellos a todos sus hombres, y el resto tuvo que conformarse con una variedad de armas mas an­ticuadas, mosquetones de anima lisa, como las es­copetas actuales, con las que era improbable al­canzar a un hombre a distancias superiores a 200 yardas, y los aun mas anticuados fusiles de chis­pa. El unico uso eficaz de este tipo de armas era una descarga masiva a corta distancia.

La Art. hacia tiempo que era algo asi como la Cenicienta, tanto del E. de la Union como de las milicias estatales. El material era caro; el trabajo

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

de los artilleros era ruidoso y sucio, duro y peli­groso; requerfa algunos conocimientos tecnicos y una instrucci6n m;is rigurosa. Ser artillero era mas diffcil que ser infante y no era tan elegante como ser de Cab. Quizas por estas razones, la Art. tendfa a atraer a sus filas a hombres de una dis­posici6n mas seria y dedicada y, una vez dentro, aprendfan rapidamente a coger gran aprecio a su trabajo . Aunque no se emplearon muchos ca­nones en Bull Run -el Norte tenfa en total 55, el Sur 49- la Art. jug6 un importante papel.

Existia una gran varied ad de canones, que iban desde el de 6 libras al de 30 libras. En su mayo­ria eran de anima lisa, pero algunos tenian tubos estriados, 10 que les daba mayor alcance y preci­si6n. Todos eran de avancarga. EI mas popular era el modelo 1857 de 12 libras, llamado popu­larmente «Napole6n». La mayo ria de estos eran de anima lisa, capaces de lanzar sus proyectiles a mas de una milla, pero con un alcance eficaz de unas 1.500 yardas. EI artillero disponia de una gam a de proyectiles: bolas s61idas de hierro con un peso de 12 libras que volaban a l. 440 pies por segundo, abriendo una terrible brecha en las fi­las enemigas; proyectiles rellenos de p61vora que explotaban por impacto; de metralla, que explo­tan como una lluvia de fragmentos metalicos. Con una dotaci6n completa e instruida, un sar­gento (Sgto.) (0 cabo) y siete artilleros, el 12 libras podia dispararse dos veces por minuto. En circunstancias ideales una bateria (Bfa.) comprenderfa 6 canones y sus carros de muni-

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~ Vitzetelli hace que el campamento del 2.' Rgto. de Nueva York parezca limpio, ordenado y atareado. Muchos de los campamentos regimentales de los primeros dias de la guerra no se parecian a este. (<<Illustrated London News», 28 de junio de 1861)

ciones (retrotren), requiriendo en total 72 caballos. Los canones fueron decisivos en Bull Run, so­

bre todo porque en su mayoria eran manejados por sold ados regulares, bien instruidos y anima­dos de un gran celo profesional. N ueve de las Bias. del Norte provenfan del E. regular de la Uni6n. En el banda sureno muchos de los Ofs. de Art. eran hombres de West Point, y muchos mas habfan aprendido su trabajo en el Instituto Militar de Virginia, dirigido por el experto arti­llero y estricto instructor, Cte. T.J . Jackson.

La caballeria

En Cab. las fuerzas del Sur tenfan una destacada ventaja. A finales de 1860 el E. de los EE. UU. s610 disponfa de 5 Rgtos. de Cab. (algo mas de l.000 jinetes en cada Rgto.), y estos estaban re­partidos por las regiones fronterizas al oeste en pequenas unidades, vigilando a los indios. Cuan­do se form6 la Confederaci6n cuatro de los cin­co Cors. regulares se negaron a unirse al Sur. Los jefes del Norte no se esforzaron por traer de vuelta a sus unidades de Cab. en fuerza hasta la zona de Washington, ni cuando se fue en busca de voluntarios pidieron jinetes. Asumieron que la guerra acabaria enseguida y que seria ganada por los infantes con una pequena ayuda de los ar­tilleros. No habfa necesidad, se pensaba, de en­trar en los considerables gastos que implicaba la Cab. Esta idea era equivocada, como 10 demos­trarian los subsiguientes acontecimientos de la

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T Uniformes estatales del Sur. A la izda. un Cap. de EM de Carolina del Sur. En el centro, un cabo del Cuerpo de Voluntarios de Alabama. Ala dcha. , un

LOS EJERCITOS ENFRENT ADOS

soldado del 11 Rgto. de In! de Mississippi, que formo parte de la 3: Bri. del Grat. Bee en la primera Bull Run. (Ilustrado por Ron Volstad)

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

ORDEN DE BATALLA: EL EJERCITO DEL NORTE

GB. Daniel Tyler

1.' Bri.: Cor. ED. Keyes 2.' Bri.: GB. R.C. Schenck 3.' Bri.: Cor. W.T. Sherman 4.' Bri.: Cor. loB. Richardson

Fuerza total: 12.795 hombres

Jefe GB. Irvin McDowell

Ayud. Gral. adjunto Cap. J.B. Fry

4. ' Division

GB. Theodore Runyon

Esta Div. estuvo en reserva y no se empeno en combate.

Fuerza total: 5.752

GB. David Hunter

1.' Bri.: Cor. Andrew Porter 2.' Bri.: Cor. A.E. Burnside

Fuerza total: 5.969 hombres

Tambien existia un batall6n (siete Gas.) de Cab. mandado por el Cte. ioN. Palmer. Estos marcharon con la Bri . del Cor. Porter de la 2.' Div.

EI Norte tenia una ligera ventaja numerica. McDowell mandaba unos 38.000 hombres. aunque muchos no participaron en la batalla. Las fuerzas de Beauregard y Johnston totalizaban 35.000 hombres. y muchos de estos. tambien entraron poco 0 nada en acci6n. EI Norte tenia algunos canones mas. EI Sur tenia mas y mejor caballerfa.

guerra civil, pero signific6 que McDowell march6 a Bull Run con s610 500 jinetes bajo su mando - y los despleg6 de tal forma que se asegur6 de que fueran de poca utilidad- . No existi6 una pantalla de reconocimiento montado delante de sus tropas en avance; ninguna protecci6n de los fIancos expuestos; ninguna recogida de informa-

ci6n de los territorios enemigos; ninguna posibi­lidad de reunir jamas una fuerza m6vil de ata­que que pudiera abrir una brecha en las lineas defensivas del Sur.

Ir a caballo era algo muy considerado en el Sur rural y aristocratico. Era una parte vital en la educaci6n de todo joven caballero. La imagen del

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GB. S.P. Heintzelman

1.' Bri.: GB. W.B. Franklin 2.' Bri.: GB. O.B. Wilcox 3.' Bri.: GB. 0 .0 . Howard

Fuerza total: 7.232 hombres

I 5: Division

GB. D. S. Miles

1.' Bri.: Cor. Louis Blenker 2.' Bri.: Cor. T.A. Davies

Fuerza total: 6.173

atractivo «beau sabreur» era algo muy atractivo. Como resultado de ello, las fuerzas del Sur en la primera Bull Run inclufan mas de 3.000 hom­bres montados, divididos en siete Gas. aisladas y dos Rgtos. Muchos de ellos llevaban buenas mon­turas. Estaban armados con carabinas, rev61veres y sables. Un Rgto., el 1.0 de Cab. de Virginia,

LOS EJERCITOS ENFRENT ADOS

mandado por el apasionado J.E.B . Stuart, juga­ria un papel vital en el momento culminante de la batalla.

Inteligencia militar

Las guerras civiles son complicadas. Habfa gente en los estados del Sur que odiaban la esclavitud tanto como los del Norte, que se oponfan a la se­cesi6n y que ansiaban una rapida victoria del Norte. Unos pocos de ellos trabajaron clandesti­namente en favor de la causa de la Uni6n, sabo­teando a los militares cuando podfan, dando in­formaci6n a los jefes del Norte. El apoyo a la cau­sa del Sur en los estados del Norte era aun ma­yor. M uchos pensaban que la guerra era un terri­ble error, que habfa sido provocado por la into­lerancia antiesclavista, y que si los estados escla­vistas querian seguir su propio camino, debfan poder hacerlo asf en paz. En algunos sitios, en Misouri por ejemplo, y en la ciudad de Baltimo­re, el sentimiento a favor del Sur era intenso. Tambien era muy intenso en la capital nacional, Washington. Como resultado de ello nada podfa

T Un grupo de j6venes virginianos que respondieron enseguida a la llamada estatal para servir un ano en el E. En muchos sentidos eran los reclutas

ideales j6venes, [uertes y voluntariosos -pero se demostraria que era di[icil, en ambos bandos, imbuirles las nociones apropiadas de disciplina militar.

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

mantenerse en secreto durante mucho tiempo frente al enemigo. Los movimientos de tropas de cualquier entidad se anotaban y comunicaban. Existfan simpatizantes del Sur con amigos en puestos muy elevados, y Lincoln y sus principa­les asesores tuvieron que aceptar pronto el he­cho de que sus planes serfan conocidos por los Jf­deres enemigos en el plazo de dfas. No existfa un modo sencillo de reconocer a los espfas. Era im­posible vigilar con eficacia las fronteras.

Inexperiencia general

EI hecho fundamental de la primera batalla de Bull Run es que ningun bando estaba ni mucho menos preparado para ella. Los Grals. en ambos lados no tenfan experiencia de mando en com­bate ni siquiera sobre unidades moderadamen­te grandes. Algunos no habfan ostentado nunca un mando independiente de ningun tipo. Y la gran mayorfa de los soldados, de nuevo en am­bos lados, no tenfan ninguna experiencia en combate y habfan recibido una instrucci6n de tra.­mite. Existfan algunas unidades a las que ni si­quiera se les habfa ensefiado a cargar y disparar sus mosquetes. Ninguna se habfa instruido ade­cuadamente en las complejas maniobras requeri­das para reunir a los Rgtos. 0 Bris. en las nece­sarias formaciones de combate. Pocos habfan re-

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.A primeras horas de la manana del 24 de mayo de 1861, Winfield Scott envi6 fuertes contingentes de su E., en su mayoria voluntarios de Nueva York, desde Washington y cruzando el Potomac por el rio Largo hasta Virginia, para tomar las ciudades de

Alexandria y Arlington. No hubo resistencia, aunque el Cor. Ellsworth cay6 muerto en Alexandria -abatido por un furioso propietario cuando subi6 al techo de su casa para quitar la bandera rebelde. (De Harper's Weekly; Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

cibido un mfnimo sentido de disciplina militar. EI corresponsal de «The Times», William Ho­

ward Russel , se sorprendi6 de 10 que encontr6 en su gira por los campamentos de McDowell a principios de julio. Era un observador neutral y muy experimentado; habfa visto en acci6n a los Es. profesionales de Europa, a los prusianos en Schleswig-Holstein, a los franceses y britanicos en Crimea, de nuevo a los britanicos en la sofoca­ci6n de los motines en la India. Los campamen­tos, escribi6 en su diario, estaban sucios. La dis­ciplina estaba relajada de forma negligente. Tan­to los Ofs. como los soldados eran inca paces de realizar movimientos de instrucci6n ni a nivel Ga. EI Gra!. McDowell no pudo encontrar un plano adecuado de la zona que pronto invadirfa y tenfa un EM completamente inapropiado: «No tienen Cab., tan s610 unos pocos espantajos, que disolverfan la asociaci6n con sus corceles al pri-

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T Infanteria en uniforme de gala del E. del Norte, 1861. De izquierda a derecha, un Tte., un Cor. y un Sgto. Mayor. (Ilustraci6n de Ron Volstad)

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

mer mOVlmlento combinado serio... no tienen transportes para las reservas de municion; los conductores de intendencia son civiles, bajo poco o ningun control; los Ofs. son hombres sin apa­riencia militar; los campamentos son extremada­mente sucios; los hombres visten todo tipo de uniformes; y, por 10 que oigo, dudo de que al­guno de estos Rgtos. haya ejecutado conjunta­mente un movimiento de Bri. 0 de que alguno de los Ofs. sepan 10 que es desplegar una Bri. de columna a linea. En su mayor parte son hombres que han firmado por tres meses y casi se les ha acabado el plazo». Aparte de la descripcion de la Cab., quizas, y el asunto del plazo de tres meses de servicio, podrfa hacerse la misma descripcion de las fuerzas del Sur.

Bruce Catton, el distinguido historiador nor­teamericano de la guerra civil, escribio: «No exis­te nada en la historia militar de los EE'.UU. simi­lar a la historia de Bull Run. Se trato de la bata­lla de los aficionados, la batalla en la que todo fue mal, el gran dia del despertar de toda la na-

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~ En los primeros meses de la guerra civil, ambos bandos tuvieron dificultad en imponer la marcha militar. Sus reclutas voluntarios no veian ninguna buena raz6n para no parar y descansar cuando querian salir a bus car comida y bebida.

~ Thomas Jonathan Jackson de Virginia era un joven Cor. cuando empez6 la guerra civil. Pero era Gral. al mando de una Bri. en la Primera Bull Run, y fue en las pendientes de la cima del

monte Henry donde se gan6 el apodo de «Muro de Piedra». Mas que ningun otro jefe en campana de ese dia se distingui6 y adquiri6 gran respeto y fama. Tras Bull Run sigui6 luchando dura e inteligentemente en Antietam, en el valle de Shenandoah, en Fredericksburg -pero fue herido gravemente en Chancellorsville en 1863 y muri6 poco despues. (Fotografia de Minnes, Fredericksburg, 1863)

cion, el Norte y el Sur juntos. Marco el final de la milicia de 90 dias, y tambien acabo con los dias de rosa en los que los hombres podian sonar que la guerra podia ser corta, gloriosa y sin sangre. Despues de Bull Run la nacion se puso man os a la obra en serio».

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EL CAMINO A BULL RUN

En junio de 1861 se estaban creando cuatro Es. en el noreste de Virginia, asi como el reconoci­miento general de que serfa en esta region don­de tendrfa lugar el primer gran combate de la guerra. McDowell estaba formando su E. en y al­rededor de Washington, mientras que Beaure­gard hada 10 mismo y preparaba sus defensas mas alla del rfo Bull Run. A poco mas de 30 mi­llas al noroeste, entretanto, en el valle del She­nandoah mas alla de las montanas Blue Ridge, se tanteaban los mas bien pequenos Es. de Ro­bert Patterson y Jo Johnston.

El pueblo de Harpers Ferry, en la confluencia de los rfos Potomac y Shenandoah, habia sido abandonado por las fuerzas del Norte a media­dos de abril. A finales de ese mes la region esta­ba bajo el control de una pequena fuerza virgi­niana bajo el mando del Cor. Thomas J. Jackson.

Jackson era un hombre joven, de treinta y tan­tos anos, pero ya tenia experiencia como Of. De ascendencia mixta escocesa e irlandesa, era virgi-

niano por nacimiento y lealtad. Se habia gradua­do en West Point, habia luchado como Tte. de Art. en la guerra de Mejico, y mas tarde se habia convertido en profesor de ciencia militar y mate­maticas. Lo que era mas importante, era un hom­bre de fuerte caracter, serio y de firmes ideas. Era profundamente cristiano: «Vive segun el Nuevo Testamento y combate segun el Antiguo», dijo alguien de el. Su dedicacion a la Biblia era casi igualada por su atencion a las normas del E. y a la disciplina militar. Era uno de esos Ofs. que no gustaba a sus hombres inicialmente a causa de sus rfgidas normas, pero que pronto se gana su respeto y afecto por su justicia e integridad, asi como por la impresion de que sabe exactamente por donde se anda.

La fuerza de Jackson se ampliaba rapidamen­te segun llegaban los voluntarios, y cuando su numero llego a unos 9.000, se envio para asumir el man do a un Of. mas antiguo, el GB, Joseph E. Johnston. Este dividi6 el E. en cuatro Bris. y dio a Jackson el man do de la La Bri., compuesta por cuatro (mas tarde cinco) Rgtos. de Virginia.

Johnston tenia a otros hombres notables bajo su mando. Uno de ell os era el carismatico y jo­ven jefe de Cab. James Ewell Brown Stuart. En muchos sentidos Stuart era el compendio de la nocion romantica de un jefe de Cab. atractivo, fuerte, de caracter extrovertido, de aspecto vis­toso, exultante de confianza y simpatia, lleno de energia y coraje. Johnston Ie llamaba «chaqueta amarilla», que era un tipo de avispon. Habla en favor de las cualidades de «J eb Stuart» el que se ganara el respeto del presbiteriano Jackson a pe­sar de la disparidad de sus caracteres.

Otro joven Of. que se distinguirfa en Bull Run y se ganarfa un gran ascenso era el Cap. de Art. John D. Imboden. En su relato «Incidentes de la primera Bull Run», Imboden deda que Johns­ton, en estas semanas previas a la batalla, «fue in­cansable en su labor de mejorar la eficacia de su pequeno E.». Johnston tenia la misma fe que Jackson en la necesidad de disciplina e instruc­cion, y cuando las circunstancias 10 permitieron siguio con el programa de Jackson de instruccion

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

EI norte de Virginia y los ejercitos enfrentados, mediados de junio de 1861

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o I o

! I

10 20 30

Movimiento de la linea de Johnston para unirse a la bata­lIa de Bull Run, 18-21 de julio

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intensiva. Por suerte tuvo mucho tiempo para ello. El jefe al que se enfrentaba era el anciano Robert Patterson.

Patterson estaba abrumado por los problemas, algunos de ellos reales y otros imaginarios. Como la mayorfa de sus soldados, s610 habia firmado por tres meses. Al contrario que la mayorfa de ellos, sabia de la guerra 10 suficiente al menos para saber que no estaban preparados para com­batir, con un material inapropiado y mal instrui­dos. No era el hombre apropiado para imbuirles confianza. Sufrfa de la constante pesadilla de que las fuerzas a las que se enfrentaba eran mucho mas potentes que las suyas. Esto alentaba su na­tural cautela, que se veia incrementada ademas por las 6rdenes que recibia de Winfield Scott des­de Washington. Avance lentamente, se Ie decia, y con mucho cuidado; no se arriesgue; no reali­ce movimientos agresivos si el exito no es seguro.

A principios de junio Johnston decidi6 que sus posiciones alrededor de Harpers Ferry eran di­fkiles de defender y que de todas formas no te­nian importancia estrategica, por 10 que retir6 sus fuerzas a la zona de Winchester. AlIi estaba mejor situado para rechazar ataques, tanto des­de el norte como desde el oeste, y tambien, si hi­ciera falta, para acudir en apoyo de Beauregard. Patterson se desplaz6 hacia Harpers Ferry con extremadas precauciones. Incluso cuando por fin lleg6 alli y vio que el enemigo se habia ido, sigui6 desconfiando. Le estaban llevando, pens6, a una astuta trampa. La naturaleza provisional de su avance se vio aumentada a mediados de ju­nio cuando Winfield Scott, sin ninguna eviden­cia aparente, decidi6 que Washington estaba en peligro inminente y orden6 a Patterson que en­viara de inmediato a sus unidades verdadera­mente fiables, los contingentes regulares, para salvar la capital.

La opini6n publica en el Norte, que habia con­fiado tanto, se estaba impacientando. Habia una demanda creciente de una acci6n decisiva de al­gun tipo. Los peri6dicos, como siempre, refleja­ban y magnificaban el sentir popular. El mas in­fluyente de ellos, el «New York Tribune», dirigi­do por su excentrico y excitable editor Horace Greeley, hizo que la gente repitiera en cora su constante titular «Adelante hasta Richmond».

El presidente Lincoln y sus principales aseso­res sintieron el peso de toda esta presi6n y tam­bien sabian que el plazo de servicio de tres me­ses de sus tropas empezarfa a expirar a media­dos de julio.

i..James Ewell Brown Stuart, llamado por todo el mundo '<feb», era un lider de la Cab. atractivo y distinguido que contribuyo notablemente a la victoria del Sur en la Primera Bull Run -primero mareando

EL CAMINO A BULL RUN

con eficacia a Patterson en el valle de Shenandoah, despues con sus cargas en y alrededor del monte Henry en el momento algido de la batalla. (Fotografia de George E. Cook)

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Los planes del Norte

El 29 de junio el presidente se reunio con sus mi­nistros y sus principales asesores militares en la Casa Blanca. Winfield Scott,al pedirsele conse­jo, afirmo estar en contra del clamor general. Es­taba a favor de seguir la instruccion y la prepa­racion durante todo el verano, a las que seguirfa en otono un ataque en fuerza hacia abajo del va­lle del Mississippi, para llegar al mar y dividir a la Confederacion en dos partes. De esta manera, junto a un bloqueo por parte de la Marina de la Union, se cortarfa inmediatamente toda ayuda a los estados secesionistas de la linea dura. Recibio el nombre de «Plan Anaconda», por la serpiente sud americana que estrangula a sus vfctimas, ma­tandolas. Al final, tres anos mas tarde, el Norte iba a ganar la guerra mediante un metodo simi­lar; pero esta idea tenia en co~unto un plazo de­masiado largo para el sentiIJ?iento norte no en ju­nio de 1861. Las ideas de Scott fueron rechaza­das sin mucha discusi6n. El viejo general cedio sin problemas, y la reunion paso a considerar los planes que McDowell ya habia trazado para un ataque al cruce de Manassas.

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McDowell habia elaborado estos planes unos dias antes a peticion de Scott. Clavo entonces un plano en la pared y se los explico. Calculo que las fuerzas enemigas detras del Bull Run ascen­dian a unos 25.000 hombres, suponiendo que Patterson mantendrfa a Johnston totalmente ocupado en el valle del Shenandoah, creyendo que habria otros 10.000 hombres en el campo al producirse la batalla. El enemigo los estaba espe­rando y habian estado preparando sus defensas. McDowell propuso avanzar con una fuerza de unos 30.000 hombres, seguidos de una reserva de 10.000. No atacarfa frontalmente sino que es­peraba poder rodear el flanco este del enemigo, para atacar despues a 10 largo de la linea del Orange y del ferrocarril de Alexandria, para se-

T Frank Vitzetelli estaba en Washington a principios del verano de 1861 para observar y dibujar la creacion del E. del Norte. Aqui el presidente Lincoln con miembros de su Cabinete y el Cra/. Winfield

Scott (sentado) presiden un desfile de soldados voluntarios poco antes de la batalla de Bull Run. «<Illustrated London News»)

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parar a Beauregard de su lfnea de suministros desde Richmond.

Era un plan sencillo e inteligente, y ninguno de los presentes tuvo nada mejor que sugerir. McDowell subrayo la importancia de la venidera batalla y anadio: «Creo que es de la maxima im­portancia que, ya que la mayor parte de nuestros regimientos son muy bisonos y los mejores de ellos, con pocas excepciones, no resisten mucho en lfnea, se unan en tantas pequenas brigadas fi­jas como 10 admita el numero de coroneles regu­lares. .. de forma que los hombres tengan una verdadera oportunidad, dentro de que 10 permi­tan la naturaleza de la situacion y la relativa inex­periencia de la mayorfa de ellos».

Alguno pregunto cuando comenzarfa la mar­cha hacia Manassas; Scott, sin consultar a McDo­well, afirmo que comenzarfa en el plazo de una semana.

En algun momento, bien hacia el final de la reunion 0 poco despues de ella, McDowell repi­tio su preocupacion por 10 «verdes» que estaban sus tropas. La contestacion -atribuida a veces a Lincoln, otras a Scott- fue: «Ustedes estan ver­des, es verdad, pero ellos tambien estan verdes». El plazo dado por Scott para el inicio de la mar­cha demostro ser imposible de cumplir. Habfa es­casez de carros de transporte, caballos y mulas. Aun quedaban reclutas por llegar. McDowell se quejaba: «No tuve ninguna oportunidad de de­mostrar mi maquinaria, de emplearla y ver si iba a funcionar bien 0 no». Por fin, ellS de julio reu­nio a sus jefes de CE y les comunico que saldrfan al dfa siguiente. Su orden de campana les acon­sejaba proceder con precaucion y recordar la va­riedad de uniformes, asegurandose de que sus hombres no dispararan unos sobre otros.

Partieron a la tarde del dfa siguiente, llevando cada hombre en su mochila raciones para tres dfas.

Los preparativos del Sur

Beauregard sabfa desde hacfa semanas que ven­drfan pronto, y recibio la confirmacion de que es­taban en march a antes de las nueve de esa no­che. Se Ie entrego un mensaje codificado. Prove­nfa de una personalidad de la sociedad de Was­hington, que tenfa amigos en las altas instancias y una intensa simpatfa por la causa del Sur, el Sr. Rose O'Neal Greenhow. La nota decfa: «entrega­da orden a McDowell de que marche esta noche sobre Manassas». Beauregard envio inmediata-

EL CAMINO A BULL RUN

mente ordenes a sus destacamentos para que re­trocedieran con sigilo conforme se acercaban los hombres de McDowell. Despues pidio al presi­dente Davis que alertara a Johnston y que Ie or­denara empezar la transferencia de su E. a Ma­nassas.

A finales de la tarde del 17 de julio Johnston recibio un telegram a de Beauregard: «El Depar­tamento de la Guerra ha ordenado que se una a mf. Hagalo de inmediato, si es posible, y destrui­remos al enemigo». La orden del Departamento de la Guerra en Richmond llego a primeras ho­ras de la manana siguiente. Johnston reunio a sus jefes de Bri. y organizo la marcha. La Bri. de Jackson , que ya era famosa por su rapida mar­cha, irfa la primera. Los hombres no sabrfan 10 que estaba ocurriendo hasta que estuvieran bien lejos de la zona, de manera que las noticias no lle­garan a Patterson. Una tras otra las brigadas se acercarfan al ferrocarril en Piedmont. Un Of. se adelanto para alertar a las autoridades ferrovia­rias y conseguir trenes que transportaran a los in­fantes durante las 34 millas hasta el cruce de Ma­nassas. La Art. y la Cab. tendrfan que llegar allf por sus propios medios.

Cuando se inicio la marcha, los hombres esta­ban deprimidos, creyendo que se trataba de otra retirada estrategica. Despues se les detuvo y se leyo la orden de Johnston, dejando claro que se encaminaban a una gran batalla. «Los soldados llenaron el aire con gritos de jubilo, -relato Jackson-, y todo era ansiedad y animacion». Los primeros hombres llegaron a Manassas a las 4 p.m. del viernes 19 de julio.

«Jeb» Stuart y su Cab. recibieron la mision de apantallar la salida del E. ante Patterson, yen ella tuvieron un exito total. Por motivos solo conoci­dos por el mismo, Patterson habfa trasladado su E. a la zona de Charlestown, a mas de 20 millas de Winchester. Habfa sido reforzado con mas vo­luntarios, elevando el numero de hombres bajo su mando a unos 17.000, pero segufa pensando que Johnston tenfa much os mas. Ademas, estaba recibiendo ordenes confusas e incluso contradic­torias de Winfield Scott. Tenfa que pedir a los hombres contratados para tres meses, cuyo tiem­po de servicio casi habfa concluido, que se que­daran unos dfas mas. Todo contribufa a alentar su natural cautela. Pero justa hasta el ultimo mo­mento, y mas alla de el cuando las brigadas de Johnston se acercaban al Bull Run -Patterson segufa creyendo que defendfa a Johnston en el valle del Shenandoah.

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EL INCIDENTE DEL VADO DE BLACKBURN

Las 6rdenes de McDowell para la marcha desde Washington hasta el Bull Run eran claras y pre­cisas, y al principio todo fue bien, si bien con len­titud. Beauregard habia ordenado a sus unida­des mas avanzadas que observaran las columnas enemigas de cerca, pero que se retiraran sin ofre­cer resistencia. Cuando las rutas atravesaban terreno boscoso, como era el caso frecuentemen­te, cortaban troncos para retrasar algo el avance nortefio.

El tiempo era caluroso y sofocante. Muchos de los hombres que avanzaban, que iban sobrecar­gados, empezaron a despojarse de ropa y mate­rial que creian innecesario. Algunos sufrieron golpes de calor, todos ellos sed. EI Cor. de la 3.' Bri. de la 1.' Div., que habia recibido ese mando tan s610 la noche anterior, estaba impresionado por el comportamiento de sus hombres: «La mar­cha demostr6 ser un lugar para el relajamiento general de la disciplina; a pesar de mis esfuerzos personales, no pude evitar que los hombres co­gieran agua, moras, 0 cualquier cosa que encon­traban por el camino». Se trataba de William Te­cumseh Sherman, cuyas originales soluciones a la guerra tendrian mas tarde un fuerte impacto en el curso de la guerra civil e influirian el pen­samiento militar posterior. El historiador sir Ba­sil Liddell Hart llam6 a Sherman «el primer es­tratega moderno», por su idea de que la guerra podia ganarse destruyendo la base econ6mica del enemigo y minando su moral, en lugar de libran­do grandes y sangrientas batallas. Pero en julio de 1861 esa parte de la carrera de Sherman aun estaba por venir. Sherman acababa de cumplir 40 afios. Habiendo nacido en Ohio, acudi6 a West Point, fue destinado a Art., entr6 en acci6n contra los indios seminolas y los mejicanos, sa­liendo despues del E. para probar suerte en los negocios. En abril de 1861 firm6 como volunta­rio para entrar en servicio durante 3 afios, sien­do ascendido a Cor. Por su apariencia y aspecto era como much os norteamericanos de su epoca - alto y desgarbado; despreocupado por la ropa e infatigable; fumador empedernido de puros,

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con un considerable desprecio por las ideas con­vencionales y una forma energica y pintoresca de manifestar sus puntos de vista. Tambien poseia gran energia y coraje, y una mente rapida y agu­da. Se tomaba en serio su carrera militar. Creia en las marchas ligeras. Durante su camino hacia el Bull Run escribi6 a su mujer, agradeciendole sus cartas y afiadiendo con poco tacto: "Mientras

T William Tecumseh Sherman tenia solo 40 arios y era el Cor. al mando de la 3: Bri. de la 1: Div. del E. del Norte en Bull Run. Mostro tener iniciativa al encontrar un paso sobre el rio y conducir a sus hombres hasta el meollo de la batalla, pero tras esto no hizo nada destacable como hombre de

gran futuro militar. Tras Bull Run penso durante algun tiempo que su carrera militar habia terminado, pero sobrevivio y mas tarde surgio para convertirse en uno los lideres de la guerra mas innovadores e importantes. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

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A Un cabo dell." Rgto. de Virginia, que particip6 activamente en el incidente del vado de Blackburn, pero que - formando parte de la 4: Bri. de Longstreet- casi no particip6 en la batalla principal de Bull Run.

las leo las voy rompiendo, ya que todo peso cuen­ta en una marcha".

El E. de McDowell avanzaba mucho mas len­tamente de 10 que el y sus jefes superiores hu­bieran deseado, aunque con un orden razonable. Se dieron casos de saqueo y bandidaje, pero se atajaron con firmeza. McDowell esperaba aun

EL INCIDENTE DEL VADO DE BLACKBURN

AEI Cor. Ambrose Burnside reclut6 ell." Rgto. de lnf. de Rhode Island y se convirti6 en su Cor. Tomaron parte activa en la primera batalla de Bul(Run bajo su mando de Bri. El diseii6 su uniforme -este es

un cabo-, que incluia una manta roja de lana y, para algunos hombres, carabinas diseiiadas por el propio Burnside. (Ilustraci6n de Michael Youens)

poder seguir su plan original -amagar un ata­que frontal cruzando el Bull Run, avanzando con una gran fuerza que girarfa hacia el este de las fuerzas enemigas, para aparecer tras elIas sobre la linea del Orange y del ferrocarril de Alexan­dria- . Para la misi6n de rodear la linea enemi­ga confiaba en su 3: Div., mandada por el Cor.

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

Samuel P. Heintzelman. Heintzelman habfa sido Of. del E. durante 35 afios, mostrando valor en accion contra indios y mejicanos. El 18 de julio McDowell y Heintzelman se salieron del camino para reconocer el terreno que tendrfa que cubrir la 3: Div. para desbordar la fuerza principal de Beauregard. Lo que vieron no les gusto: «Los ca­minos, -encontro McDowell-, eran demasiado estrechos y serpenteantes para que una fuerza tan grande se moviera por ellos, y la distancia que habfa que recorrer demasiado grande para hacerlo con seguridad. Nos atascarfamos y nues­tros carros bloquearfan el camino». McDowell

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tendrfa que repensar sus proximos pasos. Entre­tanto tuvo que tomar el pueblo de Centreville y avanzar mas alIa hacia el rfo Bull Run calculan­do la fuerza del enemigo. Esta tarea la encomen­do a la Div. mas fuerte, la 1.' , con cuatro briga­das y una fuerza total de 12.000 hombres, bajo el mando del GB. Daniel Tyler.

EI ataque de Tyler

Tyler tenfa 62 afios. Habfa sido militar la mitad de su carrera, siendo despues un hombre de ne­gocios. Aunque no habfa entrado en accion , te-

.,. Frank Vitzetelli se permitio bastantes licencias artisticas y periodisticas. No es probable que marchara en cabeza de la vanguardia de McDowell durante su marcha hacia Fairfax (en ruta hacia Centreville), pero aun asi envio a su revista esta vivida imagen de piquetes de Carolina del Sur retrocediendo y colo cando obstaculos para retrasar el avance enemigo. (<< fllustrated London News»)

.,. Este dibujo de Vitzetelli es completamente imaginario. De hecho, el pequeno pueblo de Fairfax se tomo sin hacer un disparo. McDowell esperaba aqui una tenaz resistencia pero, cuando llego la Bri. del Cor. Burnside, se encontro que las fuerzas sureiias se haMan retirado. (<<Illustrated London News», 22 de junio de 1861)

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"El GB. Daniel Tyler, jefe de la 1: Div. del Norte, era muy ambicioso y rechazaba recibir ordenes de McDowell. Hizo mucho por reducir las posibilidades del Norte en Bull Run. En los combates preliminares de tanteo -el incidente del vado de Blackburn- se sobrepaso en sus ordenes y recibio una bronca tan

grande que se vio afectada la moral de todo el E. En el propio Bull Run se paso al extremo opuesto y se movio con tal precaucion que la mitad de su Div. nunca se empeiio en la batalla clave. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

nfa aptitudes militares. Y era ambicioso -quizas fue uno de los varios oficiales que se ofendieron cuando McDowell fue ascendido en mayo pasan­do por encima de ellos-. Desde luego no tenfa mucha simpatfa 0 respeto por McDowell.

McDowell fue claro en las ordenes que dio a Tyler: <<Vigile bien los caminos a Bull Run y Warrenton -decfa-. No entre en combate, pero mantenga la impresion de que nos dirigi­mos a Manassas».

El enemigo segufa retrocediendo ante el, mientras Tyler avanzaba pasando por Centrevi­lle y siguiendo hasta que llego a la cresta de una colina y diviso un paisaje muy boscoso y el Bull Run. Existfan dos vados sobre el rio que estaba justo enfrente, los de Mitchell y de Blackburn. En la orilla opuesta podfan verse algunos solda­dos enemigos. Hizo traer dos gran des caflOnes rayados de 20 libras y ordeno que se hicieran al-

EL INCIDENTE DEL VADO DE BLACKBURN

"James Longstreet, jefe de la 4: Bri. de Beauregard, realizo una inteligente accion en el vado de Blackburn para rechazar el ataque de Tyler el 18 de julio. Pero el dia de la batalla de Bull Run, aunque se suponia que los hombres de Longstreet iban a participar en el ataque contra Centreville y aunque

cruzaron y volvieron a cruzar el rio mas de una vez, entraron poco en accion. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

gunos disparos. Hubo una ligera respuesta, pero los canones del Sur eran de anima lisa y no te­nfan alcance suficiente.

La Ifnea defensiva de Beauregard tenfa unas seis millas de longitud, siguiendo el rio desde el vado de Union Mills a su derecha hasta el puen­te de piedra a la izquierda. La Bri. en posicion detras del vado de Blackburn era la del GB Ja­mes Longstreet, un Of. frfo y capaz. Habfa teni­do tiempo para prepararse, y la mayoria de sus hombres estaban bien escondidos. Aguanto sin hacer fuego.

Tyler se habfa sorprendido por la facilidad de su avance hasta entonces. Con un pequeno y vi­goroso empuje, pensaba, podria lIe gar al cruce de Manassas y alcanzar la gloria de ese dfa, su­bien do puntos ante McDowell. 0 bien olvido 0

decidio olvidar la orden de McDowell de que de­beria evitar el combate. Reunio mas canones en

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

la cima de la colina, ordenando despues que dos Cias. de la 4.' Bri. avanzaran hacia el rio.

Eran hombres del l.er Rgto. de Massachusetts, bajo el mando del Tco!. George D. Wells. Cuan­do avanzaban cayeron bajo el fuego disperso de los francotiradores que se retiraban. En un bos­que una de las Cias., mandada por el Tte. W.H.B. Smith, se encontro con un grupo de su­renos que vestian uniformes grises similares a los suyos. « ~Quienes sois?», gritaron los del Sur. «Hombres de Massachusetts», contestaron. Se produjo inmediatamente una refriega y el Tte. Smith cayo muerto. La confusion de uniformes iba a causar mas problemas en los cuatro dias si­guientes.

Los hombres de Massachusetts salieron a un terreno mas despejado, justo encima del vado de Blackburn, encontrandose bajo fuego intenso desde zonas boscosas y de un enemigo que no podia ver. «Estuvimos bajo fuego intenso duran­te quince minutos -afirmo el Cor. Wells-, las balas zumbaban como un e~ambre» . Sin embar­go, organizo a sus hombres y devolvieron el fue­go enemigo con la precision suficiente como para causar una gran consternacion entre algunos de los duros sold ados del Sur. Longstreet escribiria mas tarde en sus memorias: «Las primeras anda­nadas desde arriba causaron mucho impacto en­tre los nuevos soldados. Parte de mi linea se rom­pio y empezo a correr. Para detener esta desban­dada avance con el sable en la mano entre las pri­meras filas, determinado a darles con todo 10 que tenia en mi sable y en los cascos de mi caballo, 0

cerrar la brecha. Parece ser que vieron tanto pe­ligro en su retaguardia como a su frente, volvien­do enseguida ... »

El Cor. Wells retrocedio hasta la cima de la pendiente, donde encontro a su jefe de Bri., el Cor. LB. Richardson, junto al resto de la Bri. y al Gra!. Tyler. Tyler acababa de ordenar que dos canones entraran en posicion a vanguardia, cuando el Cap. J.B. Fry, jefe de EM de McDo­well, aparecio. Fry ordeno a Tyler que cesara el fuego. Pero la sangre de Tyler estaba hirviendo para entonces. Enviolos canones a vanguardia y, cuando tuvieron que retroceder por el fuego enemigo, ordeno al Cor. Richardson que en via­ra al ataque a dos de sus Rgtos. El apodo de Ri­chardson era el «Combativo Dick». No era al­guien que se contuviera cuando habia un com­bate a la vista, y ahora dirigia al12 Rgto. de Nue­va York bajando por la colina, apoyado por el1.° de Massachusetts.

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EL INCIDENTE DEL VADO DE BLACKBURN

El incidente del vado de Blackburn, 18 de julio

0,5 I i '

2 3 Km

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

Las fuerzas del Sur habian utilizado este inter­valo para traer refuerzos: las Cias. en reserva de Longstreet y hombres de la 6: Bri. del Cor. J u­bal Early. Por ello, cuando el 12 de Nueva York surgi6 por el terreno abierto sobre el rfo, y den­tro del alcance de los mosquetes del enemigo, ca­yeron bajo un fuego mas intenso que sus prede­cesores. Se cubrieron, devolvieron el fuego y re­sistieron durante media hora. Despues huyeron.

Cuando vieron esto, los hombres de Longs­treet cruzaron el vado y se lanzaron contra el 1:' Rgto. de Massachusetts, ahora cruelmente ex­puesto, siendo tambien obligados a retroceder a la cima de la colina.

Richardson querfa montar otro ataque. Tenia tres Rgtos. que aun no habian participado y Sherman estaba trayendo su Bri. doblando el nu­mero de hombres. Juntos, pensaba Richardson, pod ian «barrer a esos chicos del fondo en dos ho­ras». Pero Tyler pens6 ahora que ya habia avan­zado bastante. Orden6 un reagrupamiento de­tras de la cresta de la colina para rechazar cual­quier ataque del Sur. No se produjo ninguno.

Tyler es reprendido

Poco antes de las 4 p.m. McDowell avanz6 para dejar bien claro ante Tyler que este se habia sal­tado sus 6rdenes, y para insistir en que no tenia intenci6n de librar ese dia la batalla principal.

Durante un rata mas los canones de ambos bandos siguieron disparando. Por casualidad, una andanada de proyectiles del Norte cay6 en la chimenea de la casa de McLean, donde Beau­regard habia instalado su CG. y donde el y su EM estaban a punto de sentarse a cenar. Ningu­no result6 herido, pero se les estrope6 la cena. Beauregard orden6 enseguida que acudieran mas canones al frente para vengarse.

En total, el E. del Norte perdi6 83 hombres en esta acci6n: 19 muertos, 38 heridos y 26 desapa­recidos; el Sur perdi6 70: 15 muertos, 53 heri­dos y dos desaparecidos.

Beauregard tenia buenas razones para estar contento con los acontecimientos de ese dia. El ataque del Norte se habia producido en la zona que el habia esperado. En conjunto sus hombres se habian portado bien en su primer dia. Habia sido un combate menor, pero el exito habia cai­do sin duda del lado sureno. La moral de su E. se habia fortalecido. Los augurios paredan bue­nos. Pero Beauregard tenia miedo de que el ata­que principal se lanzara a la manana siguiente,

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antes de que Jo Johnston tuviera tiempo de traer a su E. El incidente del vado de Blackburn tuvo lugar en la tarde del jueves 18 de julio. Este fue el dia en el que Johnston empez6 a trasladar su E. de Winchester a Manassas. No empezarfan a llegar hasta la tarde siguiente. Segun Beauregard llegarfan tarde. «McDowell nos atacara manana temprano -dijo a su EM-, cuando tendremos que combatirlos y vender nuestras vidas 10 mas caras posibles».

Pero tambien McDowell tenia mucho que pen­sar. EI dia no habia ido muy bien para H .El Gral. Tyler habia mostrado una peligrosa libertad de espiritu. Algunos de los soldados voluntarios ha­bian retrocedido en desorden. En un articulo que escribi6 mas tarde el Cap. Fry, el ayudante general adjunto de McDowell, afirm6: «Los con­federados, sintiendo que habian rechazado un gran y verdadero ataque, se animaron con este resultado. Las tropas federales por el contrario estaban muy deprimidas. EI Rgto. que mas sufri6 estaba totalmente desmoralizado, y McDowell sa­bia que la depresi6n por el rechazo era sentida en todo el E.».

Lo peor de todo para McDowell era el hecho de que la naturaleza del terreno habia descarta­do el movimiento de flanco que habia planeado desde el este. Ahora tenia que encontrar una al­ternativa, y eso tardarfa tiempo.

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LOS PLANES DE BATALLA

La ventaja estrategica estaba de parte de Beau­regard. Sus hombres estaban defendiendo del agresor 10 que ahora consideraban su propia pa­tria. Estaba actuando en lfneas interiores, bien atendidas por el ferrocarril. Habfa tenido tiem­po de reconocer el terreno y preparar sus defen­sas en una zona que ofrecfa mucha protecci6n. Ya que los sold ados y muchos de los Ofs. en am­bos bandos estaban muy mal instruidos, era mas razonable mantener a sus hombres en posici6n y dejar que el enemigo cargara contra ellos colina arriba gastando sus fuerzas.

Pero este esquema no concordaba con las ideas grandilocuentes de Beauregard sobre el esplen­dor militar. Como otras veces, en los dfas previos a una batalla, tuvo unas ideas impracticables y potencialmente desastrosas. El 13 de julio escri­bi6 a Johnston pidiendole que dejara una fuerza simb61ica en el valle de Shenandoah y que traje­ra al grueso de su E. a Manassas, desde donde ambos avanzarfan para destruir primero a McDowell, despues a Patterson, y despues al pe­queno E. del Gral. McClellan en Virginia Occi­dental. En el plazo de un mes, afirmaba, con un golpe brillante, se ganarfa la guerra. Envi6 a un miembro de su EM, el Cor. James Chesnut, a Richmond para presentar el plan al presidente Davis y al Gral. lee. Estos escucharon educada­mente, expresaron su admiraci6n, observando despues que la valoraci6n de Beauregard sobre la potencia del E. era muy exagerada, y su valo­raci6n sobre su capacidad extremadamente opti­mista.

U nos dfas despues, cuando el E. de McDowell inici6 su march a, Beauregard ide6 otro agresivo

-<4EI Cor. Israel B. Richardson, llamado «Dick el Combativo», mandaba la 4.' Bri. de la Div. de Tyler, hombres de Nueva York y Massachusetts . Entraron en acci6n el 18 de julio, pero tuvieron poco que hacer el

dia de la batalla principal. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

plan. Estaba seguro de que los nortenos ataca­rfan por el vado de Mitchell. En cuanto empeza­ra este ataque, Longstreet y otras Bris. mas cru­zarfan el rio aguas abajo y aparecerian por el flanco izquierdo y la retaguardia del enemigo, amenazando Centreville. Era otro plan alocado. Dependfa de que el enemigo hiciera exactamen­te 10 que Beauregard esperaba que hiciera, sin preyer nada mas, y exagerando la cap acid ad de sus propias unidades. Por suerte, no hubo oca­si6n de que llegara a intentarse.

Tras el incidente en el vado de Blackburn, mientras Johnston estaba en Piedmont prepa­rando el transporte de su E. hasta Manassas, Beauregard propuso una idea aun mas imprac­ticable. Johnston debe ria dividir su fuerza en dos. Una mitad iria a Manassas y enlazarfa con el E. de Beauregard. La otra mitad iria hacia el norte del ferrocarril, atravesaria las montanas de Bull Run y caerfa sobre el flanco derecho de McDowell. Johnston coment6 mas tarde: «No es­taba de acuerdo con el plan porque, normalmen­te, es imposible dirigir los movimientos de unas tropas tan alejadas entre sf, por cam in os tan ale­jados, de manera que se coordine su actuaci6n en un campo de batalla». En ese momenta no res­pondi6 a la sugerencia de Beauregard. Simple­mente envi6 un mensaje diciendo que todo su E. se dirigfa al cruce de Manassas.

Los primeros virginianos de Jackson llegaron a Piedmont a las 6 a.m. del viernes 19 de julio. La carga dur6 mucho tiempo y, ya que s610 exis­tfa una locomotora, viajaba con mucho cuidado. Hasta finales de la tarde no llegaron al cruce de Manassas. El tren regres6 entonces con rapidez para su carga siguiente, dos Rgtos. de la Bri. del Cor. Barstow, hombres de Georgia y Kentucky. Eran las 8 a.m. del sabado cuando llegaron a Ma­nassas. Este servicio de transporte se aceler6 cuando lleg6 otro tren. Johnston viaj6 con la Bri. del Gral. Bee (de Alabama, Mississippi y Tenne­see), llegando al CG. de Beauregard hacia el me­diodfa.

Beauregard era un hombre aliviado. No pare-

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

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CONF.IZI

BEAUREGARD Y JOHNSTON

VADO DE McLEAN

Ataque previsto de Beauregard sobre Centreville

Despliegue confederado:

o Brigada de Ewell D Brigada de Holmes D Brigada de Bartow ~ Brigada de Bee (t Brigada de Jackson ~ Brigada de Jones o Brigada de Early rn Brigada de Longstreet ~ Brigada de Bonham rnJ Caballeria de Stuart ill Brigada de Cocke if] Brigada de Evans

N , 46

Los ultimos infantes de Johnston llegan por tren desde el oeste a traves del cruce de Manassas

Ataque simulado de Richardson y Davies contra el vado de Mitchell

~ Vado de Blackburn

LOS PLANES DE LA BATALLA

Puente de piedra

Marcha de jlanco de la linea de McDowell (13.000 hombres)

Centreville

Ataque simulado de Tyler contra el puente de piedra

EE.UU. ~

POSICIONES Y PLANES

en la vlspera de la batalla; visto desde el norte.

Despliegue de la Union:

~ Brigada de Richardson rn Brigada de Davies ~ Brigada de Miles [!l Brigada de Tyler ~ Brigada de Heintzelman iii Brigada de Hunter

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

ce ser que se hiciera mencion alguna de su idea de que Johnston debia dividir en dos su fuerza. La mitad de ella habia llegado ya al frente del Bull Run y el resto estaba en camino. Otros re­fuerzos estaban llegando por ferrocarril desde Richmond. Y durante dos dias vitales, el 19 Y el 29 de julio, McDowell no habia realizado ningun movimiento.

Habia dos cosas que McDowell tenia que ha­cer el 19. Sus hombres se habian quedado sin co­mida, por 10 que hubo que traer suministros fres­cos para que todo hombre fuese a la batalla con raciones para dos dias en su mochila. La otra ta­rea era encontrar el mejor camino con el que 10-grase rodear al enemigo. Se sabia que habia un buen vado, suficientemente ancho para vehfcu­los de ruedas, que cruzaba el rio en un lugar lla­mado Sudley Springs. Tenia que estar seguro de que el camino hasta el vado permitirfa pasar sin unos riesgos razonables ados Divs. , unos 13.000 hombres.

Envio a un Of. de ingenieros con una escolta de Cab. para investigar. Estos recorrieron unas millas a 10 largo del camino, pero tuvieron que volver antes de llegar al vado porque se encon­traron con patrullas enemigas y no quisieron le­vantar sospechas. Pareda razonable suponer que se trataba de un camino posible hasta Sudley Springs, pero McDowell querfa estar absoluta­mente seguro. Por tanto, se enviaron otras pa­trullas, y hasta el mediodia del sabado 20 sus in­genieros no pudieron asegurarle que esa ruta era practicable. De hecho se habia perdido un segun­do dia.

McDowell sabia que no podia retrasarse mas. Algunos de sus voluntarios -de tres meses- , el 4.° Rgto. de Pennsylvania y los artilleros del 8.° de Nueva York, ya estaban preparandose para irse, rechazando toda suplica para que se queda­ran. Esa noche McDowell conto sus planes de ba­tall a a sus jefes.

EI plan de McDowell

El incidente del vado de Blackburn habia con­vencido a McDowell de que era en esa zona en donde el enemigo esperaba su ataque principal. Era aqui, estaba seguro, donde Beauregard ha­bia concentrado sus defensas. McDowell tenia ra­zon. Con esto en mente decidio simular un ata­que aqui pero mandando a su fuerza principal de ataque girando hacia el oeste, para caer sobre el flanco izquierdo enemigo y su retaguardia,

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cortando la linea del ferrocarril antes de que Johnston pudiera llegar a la zona; habia rumo­res de que Johnston ya estaba en marcha, pero McDowell los rechazo.

En la noche del sabado 20 de julio McDowell envio sus ordenes. La La Div. de Taylor daria paso al ataque simulado contra el puente de pie­dra «ejecutando las maniobras adecuadas». La Bri. de Richardson realizaria unas maniobras amenazadoras similares hacia el vado de Black­burn. La 5: Div., mandada por el Cor. D.S. Mi­les, quedarfa en reserva detras de el en la zona de Centreville. Mientras tanto, las Divs. 2.' y 3:, sumando mas de 13.000 hombres avanzarfan ha­cia el oeste en la oscuridad, cruzarfan el rfo por Sudley Springs al amanecer, rodeando al enemi­go y venciendolo. El mismo McDowell estarfa con ellos.

Era un plan sencillo y razonable. Quizas hu­biese sido mas inteligente lanzar sus ataques si­mulados aguas abajo, a mas distancia del movi­miento envolvente. Tambien existia el peligro, si el E. de Johnston llegaba, de que la fuerza en­volvente se encontrara con unos sold ados del Sur comparativamente frescos tras su viaje en tren. Pero el fallo principal del plan de McDowell es­taba en 10 preciso de su sincronizacion. Su pri­mera idea era que sus columnas deberfan partir esa noche y cubrir algunas millas antes de viva­quear. Pero varios de sus jefes adujeron que de­berfa permitirse que sus hombres descansaran hasta las primeras horas del domingo por la ma­nana, y McDowell dejo convencerse. Fue un error por dos razones: la marcha nocturna de­mostro ser una especie de pesadilla; y McDowell fue capaz de darse una de sus colosales cenas, con el resultado de que a la manana siguiente se en­contraba muy mal.

Los planes del Sur

Tambien en la orilla opuesta del rio se estaban elaborando y repartiendo planes para la batalla del dia siguiente. El primer problema cuando Johnston llego al CG. de Beauregard era deter­minar quien tenia el mando conjunto. Johnston no tenia ninguna duda sobre esto. Tenia una graduacion superior a Beauregard y habia teni­do la precaucion, unos dias antes, de conseguir la confirmacion del presidente Davis de que es­tarfa al mando. A pesar de ello, en su relato de la batalla que se publico tras la guerra civil, Beau­regard daba una version muy diferente: «El Gral.

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Johnston era el Of. mas antiguo, y tenia derecho, por ella a asumir el mando de todas las fuerzas; pero como el extenso campo de operaciones 10 habia ocupado yo desde principios de junio, yes­taba muy familiarizado con el en toda su ampli­tud y en sus aspectos militares, mientras que el no sabia nada de el, y, ademas, como yo habia he­cho mis planes y disposiciones para el manteni­miento de la posicion, el Gral. Johnston , a la vis­ta de la gravedad de las circunstancias, prefirio no asumir las responsabilidades de la direccion suprema de las fuerzas durante la batalla, sino apoyarme en campana. Segun esto, explique mis planes y objetivos, con los que estuvo de acuer­do». Era tipico de Beauregard. Careda de casi to­dos los conocimientos como jefe de su heroe, Na­poleon, pero era igual de pertinaz en reescribir la historia a su favor.

Fue Johnston quien asumio el mando. Pero era un hombre cansado cuando llego a Manassas y 10 suficientemente listo para reconocer que Beauregard conoda el terreno y la actual dis po­sicion mucho mejor que el. Por tanto, escucho mientras Beauregard exponia la situacion y sus planes, dio su aprobacion y salio para echarse un suenecito. Ambos generales estuvieron de acuer­do en que la batalla tend ria que producirse al dia siguiente. De otra forma existia el peligro de que Patterson llegara, desequilibrando mucho las fuerzas en contra de ellos.

Beauregard y su EM se sentaron a escribir las ordenes. Su plan era, por supuesto, agresivo. Su linea se extendia unas seis millas, desde el puen­te Union a la derecha, el punto por el que el ferrocarril cruzaba el rio, hasta el puente de pie­dra a la izquierda, donde el rio era cruzado por el camino de la vereda de Warrenton. A pesar del reyes que el E. del Norte habia sufrido dos dias antes en el vado de Blackburn, Beauregard seguia aferrado a su idea de que el esfuerzo prin­cipal del enemigo se produciria en esa zona, es­pecialmente en el vado de Ford. Por ella desple­go el grueso de E., dos tercios de sus hombres, a la derecha y en el centro-derecha de su linea, apoyado por los hombres de Johnston detras de eI. Su flanco izquierdo, donde el rio of red a los mejores puntos de paso, planeo defenderlo con una Bri . y media, poco mas de 4.000 hombres. AI amanecer del domingo, Beauregard ordeno que sus Bris. de van guardia en el centro avanza­ran cruzando el rio y, apoyadas por las otras, se

LOS PLANES DE LA BAT ALLA

abrieran camino colina arriba hacia Centreville, en la zona donde esperaba encontrar el grueso del E. de McDowell.

Era un plan rapido y mal ideado y las ordenes a sus jefes se escribieron mal, poco claras y a ve­ces de una manera indescifrable. Fue una verda­dera suerte para la causa surena que fuera inclu­so imposible empezar a ejecutar ese plan.

Ese sabado por la noche fue tranquilo y apaci­ble. A ambos lados del rio miles de hombres se tumbaban sobre el terreno, con la mirada fija en el cielo estrellado y preguntandose que les trae­ria el dia siguiente. La gran mayo ria de ellos, que nunca habian entrado en accion, trataban de imaginar como seria y se preguntaban como se comportarian bajo el fuego, si caerian en desgra­cia ante los ojos de sus camaradas y viejos ami­gos, si yerian otro cielo nocturno. Todas las gran­des palabras en los bares, todos los desfiles y los discursos y las dukes chicas quedaban ahora atras, y manana se enfrentarian cara a cara con la realidad. Incluso los Ofs. que habian estado antes en una batalla no habian experimentado nada tan grande como esto.

En el banda norteno habian tenido muchas vi­sitas a los campamentos durante ese dia. EI fo­tografo pionero Mathew Brady estaba alli con su voluminoso equipo: «Estamos haciendo historia ahora -deda-, y cada fotografia que tomemos sera valiosa». En los campamentos habia muchos periodistas de periodicos. EI editor del "New York Times», Henry J. Raymond, escribio a su periodico: «Es una de las noches mas bonitas que la imaginacion puede concebir. EI cielo esta to­talmente despejado, la luna es llena y brillante, y el aire como si dentro de unas horas no fuese a ser perturbado por el rugir del canon y los gri­tos de los hombres combatiendo... Hace una hora volvi al CG. del Gral. McDowell... Cuando asome por la cresta de la colina, y tuve una vi­sion del escenario de enfrente, pareda un pai­saje encantado. La brillante luna ilumina los bos­ques que sembraban el campo de profundas sombras en las que los fuegos de campamento lanzaban una luz clara y brillante. En el extre­mo derecho , cerca de los bomberos zuavos, un grupo cantaba "EI estandarte plagado de estre­llas", y de la izquierda salian las suaves notas de una esplendida banda, mezclando aires de ope­ra con fragmentos patrioticos de "Salve Colum­bia" y "Yankee Doodle" .. . »

4·9

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

Amanecer del 21 de julio: posiciones de las fuerzas enfrentadas antes de que los cailoUt de Tyler efectuasen los primeros disparos

0,5 I I I

2 3 Km

50

COMIENZA LA BATALLA

En la Div. de Tyler se toco «diana» a las 2 a.m. del domingo 21 de julio. La idea era que las tres Bris. de Tyler «la de Schenck, despues la de Sherman y despues la de Keyes» salieran con si­gilo y despejaran el camino para las dos Divs. que tenian que realizar la larga march a de flanqueo.

No salio como estaba previsto. Los hombres tu­vieron problemas para recoger su equipo en la oscuridad; los Ofs. tuvieron problemas en reunir a sus hombres. Schenck situo francotiradores a ambos lados del camino, soldados voluntarios de Ohio, y 10 pasaron muy mal abriendose camino entre la maleza. Mientras tanto, sus artilleros y sus caballos trataban de mover su enorme canon de 30 pulgadas, que pesaba tres toneladas, a 10 largo del camino. Tardaron una hora en la pri­mera media milia. Para los hombres que marcha­ban por detras esto significo interminables para­das y salidas, largos perfodos de estar de pie pre­guntandose que estaba pasando por delante, mu­cha confusion y mal humor.

Como resultado de ello, no fue hasta mucho despues de aparecer las primeras luces, despues de las 6 a.m., que el canon de 30 libras realizo tres disparos sobre el Bull Run como sefial para McDowell de que Tyler estaba en posicion, al me­nos para iniciar sus «maniobras apropiadas» en el puente de piedra. Tambien fue una senal para todos los hombres de ambos Es. de que la batalla estaba a punto de empezar.

Los disparos pasaron muy por arriba de las ca­bezas de la pequena Bri. que Beauregard habia apostado en el puente de piedra en el extremo izquierdo de su linea. En total no sumaba mas de 1.100 hombres -e14.0 Rgto. de Carolina del Sur y el 1.0 de Luisiana, con dos canones y un puna­do de Cab-. Su jefe, sin embargo, era una figu­ra formidable, el Cor. Nathan G. Evans. Evans era un hombre joven, de 37 anos, y lleno de em­puje. Provenfa de Carolina del Sur, se graduo en West Point en 1848 y participo en algunas cam­panas menores contra los indios. Tenia caracter, no se preocupaba de la reputacion 0 la gradua­cion, de modales salvajes, un gran bebedor, mal-

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

A El Cor. Nathan G. (<<Shanks») Evans era un Of fiero y tosco, pero su iniciativa independiente la manana de Bull Run y su forma de luchar fueron de gran valor para la causa surena. Contuvo a Tyler en el puente de piedra, despues - cuando vio seriamente amenazado el flanco

izquierdo de su E.­traslado el grueso de su pequeiia Bri. hasta el monte Matthews, donde libro otra feroz y exitosa accion defensiva. Posteriormente alego que «il y unos pocos caballeros» habian ganado la batalla -con alguna ayuda del Todopoderoso.

hablado y fanfarr6n. Estaba ordenado que un ayudante estuviese siempre a mano, con un ga-16n de whisky a su espalda para tener bien re­postado al Cor. Su apodo era «Shanks» «<Potro»). Arnaba la vida dura y estaba siempre ansioso, has­ta entonces, por entrar en acci6n. Esa manana de domingo iba a demostrarlo. Pero «Shanks» Evans era algo mas que un bebedor de cantina: tenia una aguda visi6n de c6mo se estaba desarrollan­do una batalla y la confianza de tomar decisiones con rapidez, por propia iniciativa. Esta aguda y venenosa personalidad iba a tener gran impor­tancia para el curso de los acontecimientos en Bull Run. Por el momento, sin embargo, mien­tras los canones de Tyler tronaban y sus hombres bajaban con energia por la pendiente hacia el

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puente de piedra, Evans contuvo sus fuerzas, no dando al enemigo ninguna indicaci6n de la po­tencia de sus posiciones.

La marcha de flanco

El rugido de los grandes canones era of do por los jefes de Div. de la marcha de flanco , el Cor. Hunter y el Cor. Heintzelman, con desanimo. Se habfan retrasado unas tres horas respecto al ho­rario previsto. Ya llegaban tarde cuando giraron a la derecha desde la vereda de Warrenton y sa­lieron campo a traves. El camino que se les or­den6 seguir era una vereda, en gran parte cru­zando bosques. Los hombres de cabeza, el 2.° Rgto. de Rhode Island de la Bri. del Cor. Burn­side, tuvieron que emplear hachas, picos y palas para limpiar y ensanchar el camino. Ya hada ca­lor, anunciando un sofocante dfa de verano. Para empeorar las cosas su gufa se equivoc6 en un cru­ce, anadiendo 3 millas a su marcha. Eran casi las 9 cuando salieron del bosque y empezaron a ba­jar la empinada pendiente hacia el vado de Sud­ley Springs.

McDowell estaba con esta columna. AI princi­pio se encontraba tan mal que habfa viajado en un carruaje; despues se cambi6 a un caballo para moverse hacia arriba y hacia abajo de la lfnea y alentar a sus hombres. AI ir con la marcha de flanco en realidad perdfa el control global de la batalla, pero sus otros jefes tenfan 6rdenes claras y opt6 por ir donde el pensaba -acertadamente al final- que tendrfa lugar la accion clave.

Tambien los jefes del Sur, de forma diferente, ya estaban empezando a perder el control del curso de los acontecimientos. La temprana par­tida de McDowell se adelanto a los agresivos pla­nes de Beauregard. Beauregard y Johnston se­gufan creyendo que serfa posible, en algun mo­mento, montar el ataque con el que podrfan ame­nazar Centreville, pero por el momento tenfan que esperar y ver 10 que iba a hacer McDowell. Su sistema de mando ya se estaba derrumbando. Beauregard olvido a veces pasar una informa­cion vital hasta sus mandos de Bri ., y muchos de estos mensajes nunca llegaron a sus destinos. Los que llegaron eran a menudo ambiguos y confu­sos. Cuando Beauregard vio las Bris. de Tyler en la altiplanicie detras del puente de piedra, se dio cuenta de que la debil fuerza de Evans no podrfa resistir mucho tiempo. Por ella ordeno a las Bris. de Jackson, Bee y Bartow que tomaran rapida­mente posicion detras de Evans.

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En la orilla opuesta del rio el , Gra!. Tyler pro­cedfa con una extremada precaucion. Habfa des­plegado la Bri. de Sherman en ellado norte de la vereda, a la de Shenck al sur. Segun el in for­me oficial de Sherman, despues «permanecieron en posicion, en silencio, hasta pasadas las 10 a.m.». La actividad se limito al fuego de la Art. y a pequenas escaramuzas simuladas contra el puente.

Tan solo tres dfas antes, Tyler habfa sido amo­nestado por excederse en sus ordenes en el vado de Blackburn. Ahora se paso al extrema opues­to. Existen pocas dudas de que si hubiese hecho un esfuerzo energico para tomar el puente mien-

TEl puente de piedra hace cruzar a la vereda de Warrenton por encima del rio Bull Run. Jugo un papel vital en la batalla. Al inicio del dia marco el extremo izquierdo de la linea defensiva del Sur y fue defendido por la pequeiia Bri. del Cor. «Shanks»

Evans. Por desgracia para la causa norteiia el ataque de Tyler fue tan debil que Evans fue capaz de retener el puente y avanzar hacia la izquierda para retrasar el avance del movimiento de flanco de McDowell.

COMIENZA LA BATALLA

tras aun estaba defendido debilmente -sobrepa­saba a la Bri. de Evans en mas de siete a uno­podfa haber establecido una firme cabeza de puente en la orilla opuesta del rio y distrafdo la atencion enemiga de la march a de flanco. Pero se atuvo a la letra de sus ordenes e hizo poco.

Hacia las 8 de esa manana Evans estaba segu­ro de que el movimiento enemigo hacia el puen­te de piedra era una finta. Media hora despues vio nubes de polvo ados millas hacia el norte y dedujo que una gran columna enemiga estaba dando un rodeo para atacar desde el oeste. Poco despues de eso la march a de flanco fue descu­bierta por el Of. jefe de Transmisiones de Beau­regard, el Cap. Alexander. Edward Porter Alexander era un Of. inteligente y concienzudo. Habfa sido el alumno destacado del pionero en senales visuales en el campo de batalla, el Dr. Al­bert]. Myer, un cirujano del E. que habfa inven­tado un sistema para enviar mensajes a distancias considerables mediante senales con banderas «<comunicacion por banderas») de dfa, mediante antorchas de noche. Alexander era un hombre joven -se habfa graduado en West Point solo cuatro anos antes- y ambicioso. Durante sema-

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

Vado de Sherman

Despliegue confederado:

D Brigada de Evans n Brigada de Bee D Brigada de Bartow D Legion de Hampton ~ Brigada de Jackson

N , 54

La Bri. de Jackson hacia el monte Henry, sobre las 11.30

LOS PORTICOS (CASA DE LEWIS)

VADO DE LEWIS

COMIENZA LA BATALLA

La legion de Hampton hacia la casa de Robinson sobre las 11.00

Bee y Bartow se dirigen al monte Matthews sobre las 10.00

Retirada de Evans, Bee y Bartow sobre las 11.00

D Casa de Henry

x

EE.UU. C8J 2

HUNTER

Vado de Sudley Springs

Despliegue de la Union:

r.:", Brigada de Schenk rn Brigada de Sherman ~ Brigada de Keyes

U Casa de Robinson

[!] Brigada de Burnside ~ Brigada de Porter I) Brigada de Franklin ~ Brigada de Willcox [I] Brigada de Howard

EL MONTE MATTHEWS

visto desde el norte. La situacion a las 9.15 (y subsiguientemente), cuando el fuego de Evans sobre la Bri. de cabeza de Hunter anuncio el inicio de la batalla principal.

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

• El Cor. Ambrose E. Burnside ha sido extraiiamente inmortalizado en el idioma ingles por la palabra que ahora indica su tipo de barbas laterales - «patillas»- . Fue su Bri. la que fue frenada en

primer lugar por «Shanks» Evans en su posicion sobre el monte Matthews. Desde entonces estuvieron en el meollo de la batalla hasta la retirada a finales de la tarde. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

nas antes de la batalla se habia ocupado de colo­car plataformas de vigilancia y senales y de ins­truir a sus hombres en los codigos. Habia sido despertado bruscamente esa manana cuando el segundo disparo del 30 libras de Tyler atraveso el techo de su tienda. Ahora, poco antes de las 9 a.m., estaba vigilando el escenario con un teles­copio desde su torre central de senales, cuando vio como la luz del sol matinal hacia brillar los ca­nones y las bayonetas muy lejos hacia el norte. Inmediatamente transmitio a Evans: «Tenga cui­dado con su izquierda. Le estan rodeando».

Evans se mueve

Se confirmo 10 que Evans ya sospechaba, y actuo de inmediato. Dejando solo cuatro Gas. para cu­brir el puente, cogio el resto de sus hombres y dos canones de seis libras, situandolos 10 mas ra­pidamente posible a su izquierda, y encontro una posicion excelente en el monte Matthews. AlIi ha-

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• David Hunter mandaba la 2: Div. del E. del Norte que encabezo el gran movimiento de flanco. El21 de julio marco su 59 cumpleaiios: 10 celebro siendo herido en el combate inicial en el monte Matthews

y tuvo que pasar el mando a Burnside. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

bia una buena proteccion de los arboles para sus fusileros y canones, asi como una buena vista so­bre el terreno despejado que tendrian que cru­zar los nortenos. Situo el 4.° Rgto. de Carolina del Sur a la izquierda con un canon; el 1.° de Lui­siana a la derecha con el otro. Poco despues de esto el 4.° Rgto. de Alabama llego en su ayuda. Fue justo a tiempo.

Eran las 9.15 cuando la columna de cabeza de la fuerza de flanqueo de McDowell, hombres del l." Rgto. de Rhode Island, emergieron de los bosques por debajo del monte Matthews. Evans lanzo de inmediato una descarga. Habia empe­zado la verdadera batalla.

El jefe de la 2: Bri. de la 2: Div., que recibia ahora el fuego, era una figura militar imponen­te, el Cor. Ambrose E. Burnside. Lucia un es­plendido mostacho negro y unas amp lias barbas a los lados, tan impresionantes que dio una nue­va palabra al idioma ingle «patillas». Se habia gra­duado en West Point y habia entrado en accion

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contra los apaches, pero eso fue muchos anos atras. Se retiro del E. en 1853 para llevar unos negocios fabricando un fusil de retro-carga. Cuando estallo la guerra civil volvio a alistarse, ingreso en el l : r Rgto. de Rhode Island, tomo el mando como Cor. y poco despues mandaba una Bri. Existian dos Rgtos. de Rhode Island en la Bri. y el joven gobernador de Rhode Island, Wi­lliam Sprague, aunque era civil, tambien se ha­bia apuntado para ver como se portaban sus chi­cos.

EI ataque inicial de Evans les cogio por sorpre­sa. No esperaban encontrarse tan pronto con el enemigo. Y estaban cansados. EI dia ya era calu­roso y habian estado de pie, parando y avanzan­do y limpiando el camino, durante mas de seis horas. Burnside pudo diffcilmente desplegar sus fusileros en Ifnea. Empezaron a devolver el fue­go enemigo, aunque no era facil de ver.

EI jefe de la Div., el GB. David Hunter, llego a ese punto con mucha rapidez. Habia servido durante casi 40 anos en el E., pero nunca habia entrado en accion. Era el dia de su 59 cumplea­nos, e iba a ver mas que suficiente accion en los minutos siguientes. Lucho por poner en Ifnea de batalla al resto de la Bri. de Burnside y las Bias. en posicion para responder al fuego de los cano­nes de Evans, despues condujo a la Inf. y a la Art. hasta el enemigo, subiendo por las pendientes bajas del monte. Sufrieron un intenso fuego, y Hunter fue herido de gravedad en la mejilla iz­quierda y en el cuello. Mientras Ie sacaban del campo de batalla, Ie dijo a Burnside: «Dejo el asunto en sus manos».

EI nivel general de la punteria de la Inf. en Bull Run fue bajo. La mayorfa de los redutas no­vatos tuvieron el error de disparar demasiado alto. Pero el fuego que lanzo el Cor. Evans fue inusualmente efectivo. EI Cor. John Slocum del 2.° Rgto. de Rhode Island fue herido mortalmen­te en esta corta pero intensa accion. Burnside vio como su caballo caia bajo el. Las fuerzas del Nor­te, superiores en numero a las de Evans desde un comienzo y cada vez mas fuertes segun llega­ban columnas de refresco, fueron detenidas efi­cazmente. Por segunda vez ese dia, «Shanks» Evans demostro tener la habilidad suficiente para dar la impresion al enemigo de que sus fuerzas eran muchos mayores de 10 que eran, Burnside penso que estaba enfrentandose al menos a seis Rgtos. de Inf. y dos, probable mente mas, bate­rfas completas de Art.

Pero Evans sabia que no podia aguantar inde-

COMIENZA LA BATALLA

finidamente contra la fuerza que se estaba for­mando frente a d. Tenia dos canones y unos 900 hombres, frente a las dos Bris. de Hunter, un to­tal de 6.000 hombres y varias Bias. Ademas de esto, las Bris. de Heintzelman se acercaban con rapidez. Evans aprovecho el tiempo con inteli­gencia. Enviando mensajes urgentes pidiendo refuerzos, lanzo a los hombres del 1:' Rgto. de Luisiana, llamados los «Tigres de Wheat», en un ataque sobre la Ifnea nortena que se reagrupaba. EI Cte. Roberdeau Wheat, un individuo muy duro, encabezo la carga y fue herido de grave­dad . Fueron rechazados pero no antes de haber fortalecido la creencia del Norte de que estaban tratando con una formacion de hombres consi­derable y confiada.

Llegan los refuerzos

Evans se sintio muy aliviado cuando vio llegar a los refuerzos: el Gral. Barnard E. Bee con dos Rgtos. y medio, seguidos de cerca por el Cor. Francis Bartow con dos Rgtos. de georgianos. La llegada, con mucha rapidez, de unos 2.800 hom­bres, redujo mucho el desequilibrio. Eran poco mas de las 10 a.m.

Evans habia frenado el avance del Norte du­rante casi una hora y sufrido mucho, especial­mente por el experto fuego de canon de Charles Griffin y J.B . Ricketts. Era hora de pasar el rele­vo a hombres de refresco.

EI Gral. Bee tenia la misma aficion que Evans por un buen combate. Se habia distinguido en la guerra mejicana, pero no habia combatido des­de entonces, y su gran preocupacion la manana de Bull Run era no perderse la accion. Se enfu­recio cuando fue trasladado al puente de piedra, porque estaba seguro que el verdadero combate se producirfa en otra parte. Espero todo 10 pa­cientemente que pudo, escuchando el rumor en aumento de la batalla a una milla 0 mas a su iz­quierda, y finalmente decidio, por iniciativa pro­pia, dirigirse hacia el sonido de los canones. J un­to a su jefe de Art., el Cap. John D. Imboden, ga­lopo hasta la cima del monte Henry, observo la zona y dijo : «Aqui estci el campo de batalla, iva­mos a acudir a ei! Suba sus canones 10 mas rapi­damente posible, y yo voy a buscar una buena po­sicion».

Bee hizo que sus hombres (voluntarios de Ala­bama y Mississippi) bajaran por la colina, forma­ran en Ifnea y se situaran a la derecha de Evans. Tras el vino Bartow con sus georgianos, situan-

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

~ EI CB. Barnard E. Bee de Carolina del Sur mandaba la 3: Bri. del E. de Johnston, la primera unidad de ese E. empenada en el verdadero comb ate. Como Evans habia hecho antes que el, desplazo a sus hombres hasta el extremo izquierdo de la linea cuando vio que alii era donde estaba la

accion. Llego justo a tiempo para salvar a Evans, y desde ese momento el y sus hombres estuvieron en el centro de la batalla. Fue el quien comparo la resistencia de Jackson con un muro de piedra. Poco despues de esto, Bee, montando a la cabeza de su Bri., fue herido de muerte.

dose con sus canones a la derecha de Bee. Ahora la Ifnea de los surenos -Evans, Bee y Bartow­planeaba lanzarse en un ataque desesperado, es­perando arrollar y silenciar las Bfas. del Norte que les habfan castigado con tanta dureza.

Cargaron monte abajo contra las Bris. de Burnside y Porter quien, como mas antiguo, es­taba ahora al mando. Uno de los georgian os de Bartow dirfa dos dfas despues: «Este audaz y te­merario movimiento se hizo como una verdade­ra tormenta». Cuando habfan lanzado una des­carga, la Ifnea nortena se levanto y avanzo. En un momento la batalla degenero en un tumulto confuso y a corta distancia. «Era una lluvia de ba­las», recordaba un hombre. Muchos hombres ca­yeron, heridos 0 muertos. Las bajas fueron mas altas entre los Ofs. Las unidades se quedaron sin jefes y perdidas. AI final, como debfa ser, el peso de la mayor cantidad de norte nos decidio el re­sultado, y los surenos retrocedieron en desorden

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~ EI Cor. Francis Bartow, jefe de la 2: Bri. de Johnston, iba a seguir enseguida a la Bri. de Bee en la amenazada parte izquierda de la linea, con dos Rgtos. de georgianos. Participo en la desesperada carga contra las lineas del Norte en el monte Matthews, despues en La batalla

por el monte Henry. Murio en el monte Henry. (Colec. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

monte arriba. McDowell estaba ansioso. La tenaz resistencia de los surenos habfa detenido ahora su movimiento de flanco durante casi dos horas, y nubes de polvo a 10 lejos, hacia Manassas, indi­caban que mas unidades enemigas estaban en marcha. Pero ellos tambien podfan enviar refuer­zos. Remitio ordenes a Tyler, aun casi parado so­bre el puente de piedra, para que presionara con sus ataques de una forma mucho mas vigorosa. Y por fin (ahora eran alrededor de las 11 a.m.), las Bris. de vanguardia de la Div. de Heintzel­man -hombres de Massachusetts y Minnesota­se dirigfan al frente.

Heintzelman tenfa 56 anos. Habfa combatido con distincion contra los mejicanos y los indios, pero era un hombre punzante y de poco tem­peramento, y hasta entonces la manana habfa estado llena de frustraciones. Llego a la zona justa cuando los Rgtos. del Sur estaban siendo rechazados en el monte Matthews. AI principio

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en la linea del Norte reinaba casi la misma con­fusion que entre los surefios que se retiraban. Heintzelman no pudo encontrar a nadie que pareciera estar al mando. Entonces aparecio McDowell y ordeno inmediatamente a Heint­zelman que empleara sus Rgtos. de refresco para mantener la presion sobre el enemigo. In­tento un ataque frontal pero fue rechazado. En­vio dos Rgtos. -el 11 de Nueva York y los zua­vos de Ellsworth - girando por la derecha para atacar el flanco enemigo, pero fueron frenados por Evans, que habia logrado reagrupar a su fuerza, cada vez mas pequefia. Heintzelman es­taba planeando un tercer asalto cuando vio al enemigo retrocediendo desde la cima del mon­te Matthews.

Bartow habia visto acercarse a otra poderosa fuerza enemiga desde el Norte -era la Bri. de Sherman, con 3.400 hombres.

~El GB. S.P. Heintzelman mandaba la 3: Div. del E. Federal, que avanzaba detras de la Div. de Hunter en la marcha de flanco a traves de Sudley Springs. Como resultado de ello sus Bris. entraron en combate

mas tarde que las de Hunter, pero lucharon dura mente en el comb ate por el control del monte Henry. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

COMIENZA LA BATALLA

Sherman entra en acci6n

Tras la marcha inicial bajando por la vereda de Warrenton a primera hora, los hombres de Sher­man tuvieron un rato tranquilo. Sherman 10 em­pleo para reconocer la orilla del rio, aguas arri­ba desde el puente de piedra, para ver si habia algun sitio factible para cruzar. Tuvo suerte. Mientras vigilaba, un jinete surefio bajo por la pendiente en la orilla opuesta del rio, desapare­cio brevemente, despues volvio a aparecer por la otra orilla para gritar algunas palabras de burla. Sherman no reacciono. Habia encontrado 10 que queria. Tenia a mano un punto de paso, que no estaba tan expuesto al enemigo como el propio puente de piedra y que no implicaba el largo ca­mino hasta Sudley Springs. Cuando llego la or­den poco despues de las 11 a.m. , de unirse a la batalla en el monte Matthews, hizo cruzar el vado

~ El punto del rio Bull Run, algo aguas arriba del puente de piedra, donde los agudos ojos de Sherman divisaron un jinete del Sur que habia atravesado la corriente mas temprano por la manana. Logr6 que su Bri. cruzara

por aqui sin dificultad cuando recibi6 la orden de unirse a la batalla en el monte Matthews

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a su Bri. confortablemente -con el69 de Nueva York en cabeza-, aunque tuvo que dejar tras el a su Art.

La preocupacion inicial de Sherman era el pro­blema de la identificacion. Algunos de sus Rgtos. vestian uniformes grises, y tenia miedo de que fueran tiroteados por su propio banda mientras avanzaban. Al final, la primera fuerza de consi­deracion que se topo fue el enemigo, el 4.° Rgto. de Alabama del Gral. Bee. Los de Alabama fue­ron sorprendidos y sufrieron su fuego. La des­carga del 69 de Nueva York mato al Cor. del 4.° de Alabama e hirio seriamente al Cte., dejandolo sin lider. Retrocedieron a toda prisa.

La retirada estuvo cerca de ser una desbanda­da, pero Sherman no persiguio al enemigo, ya que retrocedio cruzando la vereda de Warrenton y subiendo las pendientes del monte Henry. Era necesario en primer lugar encontrar a los otros

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jefes y urdir un plan conjunto. Desplego la Bri. tras la del Cor. Porter, que Ie conto que Hunter estaba herido y que McDowell estaba en la zona. Encontro a McDowell, que se encontraba mucho mejor de 10 que habia estado esa manana.

La victoria, pensaba McDowell, estaba ahora al alcance de sus manos. El enemigo retrocedia. La Uegada de Sherman, con la Bri. de Keyes pega­da detras de el, significaba que habia tenido exi­to en concentrar a mas de la mitad de su E. en el debil y ahora fuertemente batido flanco iz­quierdo de la linea enemiga. Un empujon mas, pensaba, y se lograrfa la victoria. Los Rgtos. de Sherman se trasladaron en linea para ocupar la posicion central, con Burnside a su derecha y Porter a su izquierda. Se ordeno avanzar y, mien­tras los hombres marchaban, McDowell recorrfa la linea gritando «iVictoria, victoria! Este dia es nuestro».

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~Impresi6n artistica de la batalla, titulada «La Bri. del Gral. Burnside en la batalla de Bull Run». Presumiblemente se trata de un intento de recoger el momento en el que Burnside, junto a la Bri. de Porter, habia rechazado a Evans, Bee y Bartow del monte Matthews, y estaba preparando el ataque sobre el monte Henry. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

~ EI intento de Frank Vitzetelli de recrear esta escena, poco despues del mediodia, mientras las Bris. del Norte estaban a punto de avanzar hacia el monte Henry. ((Illustrated London News», 31 de agosto de 1861)

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EL COMBATE POR EL MONTE HENRY

EI monte Henry, entre el rio Bull Run y la vere­da de Warrenton, desciende hacia el sur a una corriente secundaria Hamada el arroyo de Young, que no era ningun obstaculo para los sol­dados que avanzaban. Mas alia de esta corriente el terreno se eleva bastante, en su mayor parte con bosques, hacia la vereda de Warrenton que cruzaba la Ifnea de avance nortena de este a oes­te. Mas alia de la vereda se elevan las mayores pendientes del monte Henry, salpicadas de arbo­les pero tambien con mucho mas terreno despe­jado. No tiene una gran pendiente, pero gana al­tura poco a poco durante unas 800 yard as, hasta lIegar a una amplia y ondulante planicie con bos­ques en su extremo mas alejado. Fue aquf don­de se produjo el combate principal de la prime­ra bataHa de Bull Run, una lucha larga, feroz y fluctuante.

En julio de 1861 existfan dos modestas casas sobre la colina. A unos cientos de yardas por en­cima de la vereda, en la cima de un sendero cu­bierto de yerba con unas vallas a trozos a cada lado, estaba la casa de Robinson , una cabana de madera de un esclavo liberado. Casi en la cima de la colina, justa donde empieza a nivelarse ha­cia la altiplanicie, existfa un lugar algo mayor lIa­mado la casa de Henry. Esta habfa sido la granja y la casa familiar del hombre que dio su nombre al monte, el Dr. Isaac Henry, un cirujano naval retirado. En 1861 hacfa tiempo que habfa muer­to, pero su viuda, Judith , una invalida de 84 anos, y dos de sus hijos que eran semi-invalidos, segufan asf, siendo atendidos por una joven ne­gra lIamada Rosa Stokes. Ellos estaban en la casa cuando se acerco el E. del Norte.

EI avance de la Ifnea de McDowell hacia el monte Henry lIevo el ruido del combate mas cer­ca de los dos jefes del Sur, Johnston y Beaure­gard. Estaban situados en el centro de su Ifnea, en una pequena colina justa al sur del vado de Mitchell y a unas dos millas al sureste de monte Henry. Desde el punto de vista de Beauregard este era el sitio adecuado para estar. Esperaba el ataque principal de McDowell en esta zona y pla-

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neo lanzar su propio ataque, hacia Centreville, con las Bris. justa a su derecha.

Por des gracia, nada parecfa estar sucediendo como el habfa esperado. Poco despues de las pri­meras luces el enemigo habfa aparecido en las pendientes mas alia del vado de Mitchell, pero desde entonces, extranamente, no habfa hecho esfuerzo alguno por presionar durante su avan­ceo AI mismo tiempo, las propias ordenes de Beauregard para avanzar cruzando el Bull Run por parte de las Bris. del ala derecha de su Ifnea -Ia de Longstreet en el vado de Blackburn, la de Jones en el vado de McLean y la de Ewell (apoyada por la de Holmes) en el cruce de ferro­carril- estaba claro que no se estaban ejecutan­do. De hecho, Longstreet y Jones habfan movi­do sus unidades de van guardia cruzan do el rio y las habfan formado en Ifnea; despues espera­ron a Ewell para unirse a el por la derecha. Este no lIego. EI mensajero de Beauregard nunca lIe­go hasta el CB. Ewell con las ordenes. EI mensa-

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~La casa de Henry vista desde la parte trasera de la casa de Robinson .

.... EI camino, con vallas interrumpidas a cada lado, que conduce desde la senda de Warrenton hasta la casa de Robinson. Fue aqui donde el Cor. Wade Hampton realizo su brillante y exitosa defensa que retraso aun mas el avance del Norte.

~ Un soldado dell. ' de Cab. de Virginia, los jinetes que se distinguieron antes y durante (y mucho antes) de la primera Bull Run, bajo el mando del Cor. <1eb» Stuart. Mas a la derecha, un soldado del 23 Rgto. de Virginia. (Ilustracion de Michael Youens)

EL COMBATE POR EL MONTE HENRY

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

• EI GB. Richard S. Ewell, al mando de la 2.' Bri. de Beauregard, estaba ansioso por entrar en comb ate y recibio continuas frustraciones. Se habia planeado que formara parte del ataque contra Centreville, pero -a causa de la incompetencia administrativa- las ordenes de Beauregard nunca Ie llegaron. Al igual que el

gran viejo duque de York, Ewell encabezo a sus hombres arriba y abajo durante todo ese caluroso dia de verano y nunca llego a ninguna parte. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

jero enviado al GB. Holmes tambien fracaso en su mision. Debido a que nadie en el EM de Beau­regard habfa anotado los nombres de los mensa­jeros, estos errores en las comunicaciones nunca s~ explicaron .. ~or ella ambos generales ~antu­Vleron sus pOSlClones y esperaron con una lmpa­ciencia creciente y contenida. Ewell en especial, de 44 anos y con unas ansias desesperadas de en­trar en accion, no ocultaba sus sentimientos. Por fin recibio ordenes de avanzar, cruzo rapidamen­te el rio, y despues recibio ordenes de volver atras y readoptar una posicion defensiva. Al final del dfa, se reconocio, la Bri. de Ewell habfa avan­zado y retrocedido mas de 20 millas bajo el calor

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• Wade Hampton destaco incluso en una epoca de hombres notables. Algunos decian que era el mayor terrateniente del Sur. En el gobierno estatal de Carolina del Sur se declaro secesionista. Y cuando llego la guerra civil gasto todo -su fortuna y sus considerables energias- en reclutar e instruir a su propia legion. Llevo 650

hombres al Bull Run. Llegaron justo a tiempo, por ferrocarril desde el Sur, pero jugaron un importante papel en la detencion del ataque del Norte contra el monte Henry hasta que Jackson tuvo su linea defensiva lista en la altiplanicie. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

del dfa, sin entrar nunca en accion contra el ene­migo. Tampoco la Bri. de Holmes entro en ac­cion.

Johnston y Beauregard estaban cada vez mas preocupados segun avanzaba la manana y, mien­tras que a su frente y a su derecha no ocun-fa gran cosa, a su izquierda se estaba produciendo claramente una intensa lucha. En algun momen­to entre las 11 a.m. y el mediodfa, el Of. de Transmisiones, el Cap. Alexander, inform6 que habfa visto una gran nube de polvo en el cielo ha­cia el noroeste. Los dos generales temfan que esto indicara la aproximaci6n del Gra!. Patterson des­de el Shenandoah. Al final Johnston decidi6 to-

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mar este asunto en sus manos. «La batalla esta alli -dijo a Beauregard, senalando hacia la izquier­da-. Voy air». Y partio.

Beauregard envio rapidamente ordenes. Las Bris. de Holmes, Early y Bonham deberfan avan­zar con rapidez hacia el rumor del combate. Las de Longstreet, Jones y Ewell deberian volver a sus posiciones defensivas al sur del Bull Run. Despues de esto tambien Beauregard galopo ha­cia el monte Henry.

La situacion en su flanco izquierdo pareda de­sesperada. Evans, Bee y Bartow habfan sido re­chazados del monte Matthews en un desorden considerable. Para el Norte estaban llegando re­fuerzos en fuerza. McDowell y sus jefes de Bri. trabajaron duramente para mantenerlas en linea para 10 que ellos pensaban que serfa el empuje final hacia la victoria. Sherman se situo en el ca­mino de Sudley Springs; 10 que quedaba de la Bri. de Burnside estaba a su izquierda; la Bri. de Keyes a la izquierda de ellos. A la derecha de Sherman Porter reagrupo a sus hombres. Dos de las Bris. de Heintzelman, las del Cor. W.B. Franklin y el Cor. O.B. Willcox, se dispusieron para ampliar el flanco derecho cuando llegaron. Era una fuerza formidable.

El Sur tambien tenia refuerzos en camino, pero por el momenta los unicos hombres nuevos en campana eran los 650 infantes de Carolina del Sur de la legion de Wade Hampton. Este Cor., uno de los grandes terratenientes/plantadores del Sur, era un hombre inmensamente rico y ca­rismatico. Tambien era patriotico para la Confe­deraci6n. La legion era suya, reclutada, financia­da y liderada por el. Ya habfan tenido un dia lle­no de acontecimientos. Poco despues de las pri­meras luces su tren de Richmond habia llegado al cruce de Manassas. Habian desayunado rapi­damente y despues llegaron ordenes para que corrieran en ayuda de Evans en el flanco izquier­do mas alejado. Fue una marcha campo a traves de tres horas y sucedieron much as cosas antes de que llegaran a la cima del monte Henry. Llega­ron justa a tiempo para ver como sus propias fuerzas retrocedian y el enemigo se preparaba para avanzar en linea. El Cor. Hampton encabe­z6 la march a rapidamente colina abajo hacia la zona de la casa de Robinson. Tomaron posicio­nes y casi de inmediato fueron atacados desde tres puntos por unas fuerzas muy superiores en numero. Mantuvieron sus posiciones con firme­za y tuvieron tiempo de lanzar varias descargas antes de verse obligados a retroceder subiendo

EL COMBATE POR EL MONTE HENRY

A Era poco antes del medioaia cuando el Gral. Jackson llego a la cima del monte Henry con sus 2.000 virginianos. Enseguida se percato de la situacion y organizo a sus hombres en una extraordinaria posicion defensiva, tan buena que los Rgtos. norteiios atacantes fueron incapaces de romperla y, al final, se desgastaron en sus repetidos

ataques. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

por el monte Henry. Fue una accion meramente de contencion, pero tuvo exito. Dio tiempo para una nueva llegada a la posicion -la del Gral. T.]. Jackson.

«Muro de Piedra» Jackson

La Bri. de Jackson -poco mas de 2.000 virginia­nos con cuatro canones- habia empezado el dia antes del amanecer. Primero avanzaron en apo­yo de Longstreet; mas tarde recibieron orden de recorrer dos millas hacia la izquierda en apoyo de Bonham y Cocke. Cuando llegaron alli, J ack-

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xxxx

EE.Uu.1ZI McDOWELL

Arroyo de Young

Despliegue de la Union:

~ Brigada de Burnside rn Brigada de Sherman r!l Brigada de Porter I!l Brigada de Howard ~ Brigada de Franklin I) Brigada de Wilcox r!I Brigada de Keyes III Posiciones ocupadas por las Bias. de Griffin y Ricketts a mitad de la tarde.

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Casa de Robinson

EL COMBATE POR EL MONTE HENRY

Vereda de Warrenton

Despliegue de los Confederados:

o Brigada de Jackson

xxxx

CONF.IZI

BEAUREGARD Y JOHNSTON

D Brigada de Evans D Brigada de Bee ~ Brigada de Bartow ~ Brigada de Cocke ~ Caballeria de Stuart fl Brigada de Kirby Smith m Brigada de Early

EL COMBATE POR EL MONTE HENRY Visto desde el sur. Posiciones a mediodia, al comienzo de la batalla por el monte Hill.

.. N

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son oy6 que el fragor del comb ate real se estaba produciendo mas lejos y a la izquierda y, como habian hecho Bee y Bartow antes que el, se lan­z6 de inmediato hacia alli. Surgi6 de los bosques sobre la altiplanicie del monte Henry sobre las 11.30 a.m.

En ese momento se produjo un breve alto en el combate reorganizando ambos band os a toda prisa sus lineas. M uchos de los hombres de Bee -algunos de enos heridos, otros perturbados por su primera experiencia en combate- fueron retirados a retaguardia, hablando de derrota. Como dijo uno de los hombres de Jackson, <<fiO era una visi6n alentadora para los novatos».

Jackson dispuso su Bri. en linea ocupando unas 150 yard as por detras de la cresta delante­ra de la colina. Era una posici6n excelente, del tipo empleado y recomendado a menudo por el duque de Wellington. Los bosques situados justa detras of redan una buena protecci6n. Los hom­bres sedan invisibles a los canones enemigos asi como a su Inf. hasta el momenta en el que emer­gieran sobre la altiplanicie, a una corta distancia. En el centro de su linea Jackson situ6 una de sus propias Bias. y los seis de seis libras y anima lisa del Cap. John Imboden que habian estado ocu­pados en bombardear incesantemente al enemi­go al pie de la colina.

Pasado poco tiempo oyeron c6mo se reanuda­ba la batalla. Despues, a su derecha, vieron c6mo huian los hombres de Bee. Para dar alguna pro­tecci6n a la sitiada legi6n de Wade Hampton Jackson hizo que sus canones dispararan .

Los infantes a la derecha de la linea, tumbados sobre la hierba y a la espera, vieron s6lo un jine­te galopando hacia ellos. Uno de ellos describi6 ese momenta: «Era un Of. totalmente solo, y mientras se acercaba, derecho y lleno de arrojo, su largo y negro pelo y su uniforme azul de Of. Gra!. Ie hadan el centro de atenci6n de todos». Era el Gra!. Bee. Pregunt6 quien estaba al man­do y despues cabalg6 a 10 largo de la linea. Un Sgto. de los Henry Kyd Douglas de Jackson es­cribiria mas tarde: «El Gra!. Jackson estaba sen­tado sobre su caballo muy cerca de nosotros . El Gra!. Bee, habiendo sido destruida su Bri ., se acerc6 a el y con la mortificaci6n de un heroico soldado inform6 que el enemigo Ie obligaba a re­troceder» .

«Muy bien, general», replic6 Jackson. «~ Pero c6mo espera detenerlos?» «Les atacaremos a la bayoneta», file su breve

respuesta.

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Bee se alej6 galopando e inmediatamente el Gra!. Jackson se dirigi6 al Tte. H.H. Lee de su EM, con este mensaje:

«Digale a los Corso de su Bri. que el enemigo esta avanzando; cuando se yean sus cabezas so­bre la colina, haga que se levante toda la linea, avance gritando y ataque a la bayoneta. iEstoy cansado de esta guerra de desgaste!»

Bee se acerc6 para ver 10 que quedaba de su Bri. S6lo encontr6 uno de sus Rgtos., el 4.° de Alabama, que estaba desorganizado y desmorali­zado, sin ninguno de sus mandos superiores. Bee les suplic6 que volvieran a combatir bajo su man­do. No se sabe con certeza cuales fueron sus pa­labras exactas. El primer relato publicado apare­ci6 en «The Charleston Mercury», citando al principal ayudante del Gra!. Bee. Segun este, Bee se dirigi6 a los de Alabama, sena16 con su sa­ble hacia la linea de Jackson y grit6: «Alli esta Jackson, de pie como un muro de piedra. Deci­damos morir aqui y ganaremos. iSeguidme!» Beauregard, en su relato de la batalla, recoge las palabras que se citan normalmente: <<i Mirad! Alli esta Jackson como un muro de piedra. iAcuda­mos a ayudar a los virginianos!» Tres dias des­pues de la batalla, de vuelta en Richmond , uno de los Ofs. de EM de Beauregard, el Cor. Ches­nut, estaba reunido con su mujer y l~ hab16, y ella 10 anot6 en su diario, del «Cor. Jackson, cuyo Rgto. resisti6 de tal manera bajo el fuego que se Ie llama muro de piedra». Fuesen las que fuesen las palabras y las circunstancias exactas, habia na­cido un nombre duradero y legendario. Y la lla­mada de Bell funcion6. Los hombres del 4.° de Alabama volvieron con el contra el enemigo. Bee, todavia a caballo, estaba en cabeza de la Cia. de van guardia, cuando entraron bajo un intenso fuego de la Art. del Norte. Bee fue herido de gra­vedad, y un ayudante Ie llev6 a retaguardia. Mu­ri6 antes de acabar el dia.

Fue aprox. en ese momento, media hora des­pues del mediodia, cuando los Grals. al mando, Johnston y Beauregard, llegaron por fin a la cima del monte Hill. Por primera vez ese dia es­taban bajo fuego intenso, pero 10 ignoraron con calma y se pusieron a reorganizar sus castigadas unidades, disponiendolas de nuevo en una linea defensiva alrededor de Jackson. Beauregard es­cribida: «Encontramos a los mandos frenando con resoluci6n la huida de las derrotadas fuer­zas, pero tratando en vano de restaurar el orden, y nuestros propios esfuerzos fueron igual de inu­tiles. Cada parte de una linea que lograbamos

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formar era disuelta de nuevo mientras se forma­ba otra: mas de dos mil hombres gritaban a su vecino su propia sugerencia, mezclandose sus vo­ces con el sonido de los proyectiles silbando en­tre los arboles por encima de sus cabezas, y cual­quier voz de mando se perdfa entre la confusion y el alboroto. EI desorden pareda imparable, pero por suerte tuve la idea de que si se planta­ban sus banderas delante del frente, los hombres acudirfan a elIas, y di la orden de llevar los es­tandartes unas 40 yard as a van guardia, 10 que cumplieron rapidamente los Ofs. de los Rgtos., atrayendo asf la mirada de todos los hombres. Entonces recibieron con facilidad la orden de avanzar y formar en la lfnea de las banderas, que obedecieron con un movimiento general; y cuan­do el Gral. Johnston y yo fuimos a van guardia poco despues con las banderas del 4.° de Alaba­ma a nuestro costado, la lfnea que habfa comba­tido toda la manana, y habfa huido, derrotada y en desorden, entraba otra vez en posicion con la firmeza de unos veteranos».

EI relato de Johnston de ese mismo incidente es menos colorido, pero casi con seguridad mas fiable : «Cuando estabamos cerca del lugar don­de Bee estaba reorganizando y Jackson desple­gando su Bri., vi un Rgto . en lfnea con sus armas listas y de car a al frente, pero de 200 a 300 yar­das a retaguardia de su posicion adecuada. Al preguntar se me informo que habfa perdido a to­dos sus Ofs.; por ello, cabalgando a su £lanco iz­quierdo, 10 lleve con facilidad a su posicion. Era el 4.° de Alabama, un Rgto. excelente, y 10 men­ciono porque las circunstancias se han exagera­do mucho».

Division del mando

En sus relatos subsiguientes los dos Grals. tam­bien of redan versiones bastante diferentes de un asunto vital que surgfa ahora. Beauregard escri­bio: «En cuanto se restauro el orden pedf al Gral. Johnston que volviera a Portici (la cas a de Lewis) y desde este punto -que yo consideraba el mas favorable para la mision - me enviara los refuer­zos segun llegaran desde las lfneas del Bull Run situadas mas abajo y los que se esperaba que lle­garan desde Manassas, mientras que yo dirigirfa el combate. EI Gral. Johnston no estaba de acuer­do en abandonar el campo de batalla para ir allf... Yo pensaba que era imprescindible que uno de nosotros fuera para esa tarea, y que era su mi-

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sion hacerlo, ya que me sentfa responsable de la batalla. Con cof).sideracion, cedio ami peticion ... »

La descripcion de Johnston de esta conversa­cion coincide con que la sugerencia provino de Beauregard y que el acepto, pero deja totalmen­te claro que el retuvo el mando de todo el cam­po de batalla: «Yo di todas las ordenes importan­tes», afirmo.

Este incidente demuestra sus distintos caracte­res. Johnston insistfa en que el era quien estaba a cargo de la batalla. Beauregard alegaba que, una vez que habfa llegado al escenario, la accion clave del dfa era suya. Sin embargo, la division de tareas fue de hecho tan importante como exi­tosa. Johnston cabalgo la milla que habfa, mas 0

men os, para volver a Portici, 10 que Ie prop or­ciono una amplia vision de la mayor parte del campo de batalla, una posicion mas central y un acceso mas directo a las otras Bris. Las que esta­ban siendo enviadas a toda prisa hacia el monte Henry tenfan que pasar cerca de Portici, y J ohns­ton fue capaz de darles direcciones precisas. Beauregard, entretanto, estaba en su elemento en el corazon del combate, cabalgando sin cesar a 10 largo de las lfneas para lanzar gritos de ala­banza y aliento, ya que la vision de la gloria Ie ins­piraba. Los hombres Ie saludaban mientras pasa­ba. La explosion de un proyectil mato al caballo que montaba. EI Gral. Bartow, empujando a los hombres de su 8.° Rgto. de Georgia y poniendo­los en posicion a la izquierda de Jackson, cayo con su corazon atravesado por una bala. «Con 6.500 hombres y 13 piezas de Art. -escribirfa Beauregard -, ahora esperaba la llegada del ene­migo, que avanzaba con 20.000 hombres, 24 pie­zas de Art. de mayor calibre y siete Cfas. de Cab. regular».

Beauregard estaba exagerando la diferencia de fuerzas y, con objeto de reforzar su imagen he­roica, no hizo mencion de las muy reales venta­jas de que disfrutaba. Habfa tenido tiempo de or­ganizar su lfnea; sus hombres estaban a la defen­siva; el enemigo tenfa que atacar monte arriba, atravesando terreno en su mayor parte abierto. Y ahora tenfa a <<]eb» Stuart y a sus jinetes, que habfan tenido que cabalgar duramente desde el Shenandoah para llegar a tiempo para el comba­te y ahora habfan sido situados a la izquierda de la lfnea de Jackson.

De hecho, aunque no se apercibio hasta mu­cho mas tarde, el jefe del Norte, McDowell, ya habfa perdido la mejor ocasion que iba a tener ese dfa. Habfa impuesto su plan de combate. Ha-

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La batalla por el monte Henry, 14.00 horas del 21 de julio

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bia logrado reunir mas infantes y canones contra la posicion vital que tenia el enemigo. Despues, inexplicablemente, habia retrasado su ataque. Y cuando ataco, 10 hizo de forma fragmentada. Dis­ponia de Bris. enteras, pero lanzo a sus hombres monte arriba solo por Rgtos. Los Rgtos. avanza­ban uno a uno, para ser destrozados por la Art. enemiga mientras subian por la colina; despues, cuando emergieron sobre la altiplanicie, se en­contraron con una tremenda lluvia de fuego de Inf. a corta distancia. Sedan rechazados, y, tras una pausa, dando tiempo al enemigo para recar­gar, otro Rgto. seria lanzado a vanguardia para encontrar la misma bienvenida. Jackson no tuvo necesidad de ordenar su prevista carga a la ba­yoneta. Simplemente tuvieron que mantener su posicion, disparar y volver a cargar. Jackson in­fundia calma y firmeza, moviendose a 10 largo de la linea y diciendo: «iCalma, soldados! iCalma! iTodo va bien!»

Las baterias sitiadas

prinClplO del combate por el monte Henry McDowell cometio un serio error tactico. Orde-

.AEI irrefrenable «Jeb» Stuart, que lidero la unica unidad de Cab. efectiva que participo en la batalla, aparecio a la izquierda de la linea de Jackson, cargo y disperso el 11 Rgto. de

Nueva York; y mas tarde Ie dijo a Jubal Early que si atacaba ahora el enemigo podria muy bien deshacerse, que es exactamente 10 que sucedio. (Colee. Mil. MAnne S.K. Brown, BUL)

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no a dos de sus mejores Bias., las de Charles Grif­fin y J.B. Ricketts, que avanzaran hasta cerca de la casa de Henry, desde donde podrian batir la linea del Sur a corta distancia. Se trataba de Bias. del E. regular de los EE. UU. bajo un mando efi­caz y capacitado. Desde el primer momenta de la batalla habian participado activamente, diri­giendo su fuego sobre la Bri. de Evans sobre el monte Matthews, avanzando despues hacia esa colina para batir las posiciones enemigas sobre el monte Henry. Griffin habia visto como uno de sus canones quedaba destruido, pero la Bia. del Cap. James Ricketts estaba intacta -seis canones rayados de diez libras.

Cuando recibieron la orden de avanzar, los dos Caps. preguntaron que apoyo de Inf. tendrian. Se les dijo que el 11 Rgto. de Nueva York, los zuavos, estaban en camino con mucha rapidez. Dudaban, pero la orden era firme , por 10 que en­gancharon sus canones y partieron, llenos de sentido del deber.

El jefe de la Bia. del Sur, John Imboden, casi no podia creer 10 que veia desde la cima del mon­te Henry. Se habia producido un alto en la ac-

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~ Este cuadro de W. Momberger ofrece una inspirada representaci6n de la acci6n en las pendientes inferiores del monte Henry durante la larga tarde,

cuando uno a uno los Rgtos. del Norte ascendieron la colina, tratando de romper la linea de Jackson. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

cion. «Mis hombres descansaban tumbados -es­cribiria Imboden - , cansados a causa del hambre y de la sed, y negros por la polvora, el humo y el polvo». Despues vio a las Bias. enemigas avan­zando, «sin compaflia»: «Fue en ese momento cuando McDowell cometio, segun creo yo, el error fatal de ese dia, ordenando a las Bias. de Ricketts y Griffin que cesaran el fuego y se diri­gieran, atravesando la vereda, hacia la cima del monte Henry y se asentaran en el lado oeste de la casa. El poco tiempo requerido para realizar el cambio de posicion permitio a Beauregard or­ganizar su nueva linea de combate en la cresta mas alta de la colina ... Si una de las Bias. federa­les se hubiera estado a la izquierda y al norte del arroyo de Young, podria haber barrido de tal forma la cima de la colina don de se estaban reor-

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ganizando, que hubiese retrasado mucho, si no evitado por completo, que ocuparamos la posi­ci6n».

Ricketts fue el primero en subir por la colina, pero segun se aproximaba a la casa de Henry, re­cibi6 el fuego de los francotiradores. «Dirigf mis canones sobre la casa -afirmarfa-, y literalmen­te la acribille». Uno de los disparos destruy6 la cama en la que yacfa la viuda Henry. Muri6 unas horas despues, siendo la unica baja femenina de la batalla. Poco despues -ahora eran las 2 p.m.- lleg6 la Bfa. de Griffin, y dirigieron su fuego combinado sobre la linea de Jackson, a tan s6lo 200 yardas.

Pero las Bfas. estaban completamente despro­tegidas. El11 Rgto. de Nueva York, con sus pan­talones zuavos de rojo brillante, ascendieron la colina a toda marcha para acudir en su apoyo. Los surenos no hicieron fuego hasta que estuvie­ron sobre la altiplanicie, lanzando entonces sobre ellos una tremenda descarga. Fue algo tremen-

;. El Cap. Charles Griffin mandaba la Bia. del 5.' de Art. de los EE. UU. Entraron en accion pronto, contra Evans sobre el monte Matthews. Mas tarde, cuando McDowell ordeno que dos Bias. entraran en posicion cerca de la casa de

Henry, Griffin no oculto sus dudas sobre este cambio, pero obedecio la orden. El resultado fue desastroso. (Colec. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

EL COMBATE POR EL MONTE HENRY

damente escalofriante. Un testigo virginiano co­ment6 perversamente la punterfa de sus camara­das: «Pude ver su primera descarga. Aparente­mente se hizo con los canones con un angulo de 45 grados, y yo estaba convencido de que sus proyectiles no batirfan a los yanquis hasta que no fueran disparados a menos distancia de la habi­tual para nuestros hombres». Despues de esto, sin embargo, la punterfa del Sur mejor6, y los zuavos cayeron bajo un fuego infernal. Las dos Gas. de su derecha retrocedieron bajando por la colina, escapando del fuego de fusilerfa pero to­pando con los jinetes de «Jeb» Stuart, que carga­ron contra ellos, dando sablazos y disparando sus carabinas. La altiplanicie y las pendientes del monte Henry se habfan convertido en un infier­no de fuego, humo y confusi6n.

El Cap. Imboden, disparando metralla contra los nortenos que avanzaban, se 01vid6 de apar­tarse de la boca del can6n: «iDios mfo!, que ex­plosi6n. Encontrandome a 20 pies de distancia,

;'El Cap. James Ricketts, jefe dell.' de Art. de los EE. UU., ascendio el monte Henry antes que Griffin y expulso al enemigo de la casa de Henry. Cuando las Bias. fueron arrolladas, fue herido y capturado. Se recupero, fue liberado, llego

a GB. Y participo -como muchos Ofs. que participaron en la primera Bull Run- en la segunda batalla de Bull Run, en agosto de 1862. (Colec. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

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.. Otro de los dibujos de Vitzetelii para el «Illustrated London News». Se Ie dio el nombre de «Ataque sobre las Bias. eonfederadas en Bull Run por parte de los Rgtos.

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27 Y 14 de Nueva York -de un boeeto de nuestro artista especial». (<<Illustrated London News»)

TEl comb ate por los canones de las dos Bias. federales en la easa de Henry se eonvirti6 en un tema popular para los artistas norteamerieanos.

Aqui se trata de un euadro de E. Jahn. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

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pense que el can6n habfa explotado. Pero s610 era el gas comprimido, que, al salir por los lados mientras el proyectil abandonaba la boca, habfa chocado con mi costado y mi cabeza con gran vio­lencia. Me recupere a tiempo para ver explotar el proyectil entre las filas enemigas. De mi of do izquierdo brot6 sangre, y desde ese dfa hasta hoy ha estado totalmente sordo».

La Bfa. de Imboden se habfa quedado sin mu­niciones. Acudi6 a Jackson para pedir permiso para retirarse. «EI combate estaba por entonces 10 suficientemente caliente como para que se sin­tiera bien. Sus ojos casi echaban fuego. Tenfa la costumbre de levantar la mana con la palma ha-

... Un soldado de los Tigres de Luisiana, un Rgto. reclutado en Nueva Orleans. (nustraci6n de Michael Youens)

EL COMBATE POR EL MONTE HENRY

~ Un soldado de los Cadetes Zuavos de Charleston. (Ilustraci6n de Michael Youens)

cia la persona a la que se dirigfa. Y mientras me decfa que me fuera hizo este gesto. EI aire estaba plagado de proyectiles que 10 surcaban, y mien­tras hablaba baj6 la mana y vi la sangre que bro­taba de ella. Exclame: "Mi Gral., esta V d. heri­do". El contest6 mientras sacaba un panuelo de su pechera y empezaba a vendarse: "S610 es un roce, s610 un roce", y se alej6 galopando a 10 lar­go de su linea».

Jackson estaba disfrutando, volviendose mas frio mientras el combate se calentaba. Los norte­nos segufan atacando en oleadas, y hubo momen­tos en los que pareci6 que iban a poder pasar. Un Of. subi6 cabalgando hasta Jackson y dijo,

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A EI CB. William B. Franklin, jefe de la 1: Bri. de la Div. de Heintzelman, haMa hecho una notable carrera militar: 1.' de su clase en West Point, ascendido en la guerra de Mejico, y era un capacitado agrimensor e i1lgeniero. En Bull Run sus hombres, de Minnesota y Massachusetts,

no llegaron al frente hasta que finalizo el combate por el monte Matthews, pero tras esto estuvieron continuamente bajo el fuego durante todo el comb ate por el monte Henry. (Colec. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

«Mi Gral., el tiempo pasa en contra de nosotros». «Si piensa eso senor -contest6 Jackson-, serfa mejor que no dijera nada sobre ello».

Otro caso de identidad err6nea ayud6 mucho a la causa del Sur. El 33 Rgto. de Virginia del Cor. Arthur C. Cumming vestia uniforme azul. Este Cor. , temeroso de que sus hombres cedie­ran y huyeran si seguian en esa posici6n, les or­den6 que avanzaran contra los canones de Ric­ketts y Griffin. Griffin los vio venir y volvi6 ados de sus canones, cargandolos con metralla. Justo cuando iba a disparar, su Of. superior, el Cte. Wi­lliam F. Barry, grit6: «Capitan, no dispare hacia alIi; es el apoyo para su Bia.». «Son confederados -grit6 a su vez Griffin-, tan cierto como el mundo que son confederados». Pero Barry insis­ti6, y los canones se devolvieron a su linea de tiro original. Los virginianos entretanto se acercaron

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aun mas, en linea; despues se detuvieron, levan­taron sus fusiles y lanzaron una descarga. «Y eso -relatarfa Griffin a un subsiguiente tribunal in­vestigador- fue 10 ultimo que hicimos. Todos fuimos derribados». La mayor parte de sus caba­llos y muchos de sus artilleros resultaron muer­tos. Ricketts result6 herido de gravedad. Griffin luch6 por salvar 10 que pudo, pero Cumming y sus virginianos llegaron con rapidez hasta ellos, capturando diez canones y mucha munici6n.

McDowell no estaba preparado para abando­nar esa pre sa. Dos Rgtos. de la Bri. de Franklin, hombres de Massachusetts que acababan de lle­gar a ese escenario tras una larga marcha, fue­ron enviados a car gar colina arriba. Reconquis­taron los canones, pero s610 un momento, antes de ser rechazados por Jackson y sus virginianos -Beauregard con ellos-, gritando: «iCargad a la bayoneta! icargad todos a la bayoneta!» Cuan­do el enemigo retrocedi6 cabalg6 a 10 largo de su linea gritando: «La victoria es nuestra». Mo­mentos despues Heintzelman, el jefe de la 3: Div. de McDowell, dirigi6 al l : r Rgto. de Minne­sota en un contraataque, y los virginianos fueron rechazados de nuevo.

La batalla pasaba de un sentido a otro. Otro de los jefes de Bri. de Heintzelman, el GB. Or­lando Bolivar Willcox, dirigi6 a su propio Rgto., el 1.° de Michigan, colina arriba para retomar los canones. Entonces Jackson carg6 y los hizo retro­ceder haeia abajo. Los hombres de Willcox esta­rfan desde entonees en el centro de la acei6n. Pero el propio Willcox serfa herido enseguida y eapturado mas tarde . Corri6 hasta una linea de hombres con uniforme azul para decirles que es­taban disparando sobre amigos, descubriendo demasiado tarde que era el enemigo.

Suertes fluctuantes

Asi sigui6 la cosa durante easi dos horas a la hora mas calurosa de un dia muy caluroso, un brutal e interminable combate de boxeo earente de tac­tica militar. Lo importante fue el eoraje y la re­sistencia. Incluso Jackson estaba impresionado: «Fue la batalla mas dura en la que habia partici­pado», dirfa unos dias mas tarde.

La Bri. de Sherman partieip6 intensamente y su informe oficial escrito cuatro dias mas tarde, faeilita una imagen real de 10 que pudo ser: «Este Rgto. (el 2.° de Wisconsin) ascendi6 constante­mente hasta la cresta de la colina, recibi6 el se-

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vero fuego del enemigo, 10 devolvio con energia, y avanzo, lanzando su fuego. Este Rgto. viste uni­formes grises, casi identicos a los del grueso del E. secesionista; y, cuando el Rgto. cayo en la con­fusion y retrocedio hacia el camino, hubo una queja general de que habian recibido fuego de sus propios hombres. El Rgto. volvio a atacar, paso la cresta del monte una segunda vez, y fue rechazado de nuevo en desorden. Para entonces se habia acercado e179 de Nueva York, y de igual forma recibio la orden de cruzar la cresta del monte y sacar al enemigo de sus cubiertas. Era imposible obtener una buena vision de esa zona ... El fuego de mosquetes y fusiles fue muy intenso. El 79, encabezado por su Cor., Cameron, cargo cruzando la colina, y durante poco tiempo la res­puesta fue intensa; atacaron varias veces bajo el fuego, pero finalmente cedieron ... Esto dejo el campo abierto para el 69 de Nueva York, del Cor. Corcoran, quien a su vez condujo a sus dos Rgtos. por encima de la cresta y tuvo una vision plena de la zona defend ida con tanto ahinco; el fuego era muy intenso y el ruido del cafion, los mosquetes y los fusiles, incesante; estaba claro que el enemigo tenia aqui mucha potencia, muy superior a nosotros en ese punto. El 69 mantuvo el terreno durante cierto tiempo, pero al final re­trocedio en desorden».

Eljefe del 79 de Nueva York, el Cor. James Ca­meron (su hermano era el secretario de la Guerra del presidente Lincoln) , resulto muerto en esta accion. Unos dias despues, describiendo esta ac-

~ Otra impresion artistica del combate en el '/Junto culminante de la batalla. Representa al Cor. Michael Corcoran encabezando una carga del 69 Rgto. contra las Bias. del Sur. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

EL COMBATE POR EL MONTE HENRY

Clon en una carta a su mujer, Sherman dirfa: «Creo que era imposible resistir mucho bajo el fuego». Un Of. del Sur se dirigio a un amigo y Ie dijo : «Estos yanquis no hacen mas que subir y morir por los disparos». El factor clave de todo esto fue la admirable linea defensiva que Jackson habia elegido cuando llego por primera vez: de­tras del borde de la altiplanicie de forma semi­circular permitiendo que convergiera el fuego desde diferentes direcciones; apoyada por bos­ques que daban a los defensores una buena pro­teccion.

Es diffcil entender, al menos con la ventaja del tiempo pasado, por que jefes inteligentes como McDowell y Sherman insistieron tanto tiempo con sus costosos y fragmentarios ataques fronta­les. Sherman no habrfa actuado asi mas tarde en su carrera militar. McDowell tenia los recursos, inicialmente, para montar un ataque frontal a ni­vel Bri. -una oleada de hombres seguida de otra con tanta rapidez que no permitiera al enemigo recargar y reorganizarse- . 0 podia haber envia­do a las Bris. de refresco de Heintzelman, para que giraran mas al oeste y atacaran el fIanco y la retaguardia del enemigo. Cualquiera de estas tacticas, 0 las dos aplicadas simultaneamente, Ie habrfan, sin duda, dado la victoria. Pero no se in­tento ninguna de estas dos opciones. Los hom­bres no habian sido instruidos en movimientos de gran des unidades. Sus jefes nunca antes ha­bian manejado unidades de ese tamafio. McDo­well sencillamente siguio esperando a que su si-

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PRIMERA DEL BULL RUN 1861

guiente ataque regimental trajese la ruptura. Y en realidad estaba en una espiral descendente. Sus nuevos Rgtos., ascendiendo hasta el frente, podian ver 10 que les estaba ocurriendo a sus pre­decesores. Avanzaban entre muchos hombres he­ridos y desmoralizados, huyendo en busca de un lugar seguro. El impacto moral fue importante. Habla en favor del calibre de estos soldados j6-venes, no instruidos y voluntarios del Norte, el que tantos de ellos siguieran combatiendo duran­te tanto tiempo. Pero el Norte estaba perdiendo hombres y confianza de forma constante.

Sobre las 3 p.m. lleg6 la ultima de las Bris. de

Heintzelman -Howard, con tres Rgtos. de Mai­ne y uno de Vermont-. Se les envi6 al ataque, siendo rechazadas por el enemigo. McDowell ya no disponfa de mas refuerzos en marcha.

Para Beauregard, por el contrario, las cosas eran muy distintas. El Gral. Johnston Ie estaba alimentando con un flujo constante de apoyo -Rgtos. virginianos de la Bri. de Cocke, dos de los Rgtos. de Carolina del Sur de Bonham-. Al­gunos se emplearon en fortalecer la linea de Jackson. Otros fueron enviados a ampliar su flan­co occidental. Y habia mas en camino.

El sentido de la batalla estaba cambiando.

La batalla por el monte Henry, 16.00 horas del 21 ' de julio

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RETIRADA Y DERROTA

El ultimo y decisivo factor para el Sur fue la lle­gada de dos Bris. comparativamente frescas, un total de casi cinco mil hombres. Una de esas Bris.

estaba mandada por el Cor. J ubal Early, y la otra por el GB. E. Kirby Smith.

La Bri. de Kirby Smith, Rgtos. de Virginia, Maryland y Tennessee, era la ultima parte del E. de Johnston en el valle del Shenandoah que se­ria transportado por tren. Su viaje se habia re­trasado mucho, y no fue hasta el mediodia cuan­do llegaron al cruce de Manassas. Alli dejaron sus mochilas y se dirigieron a toda marcha hacia la batalla. El Gral. Johnston los despleg6 en el ex­tremo izquierdo de la linea. Eran las 4 p.m. cuan­do llegaron a la cima del monte Henry y entra­ron en acci6n. En el plazo de unos minutos Kirby Smith recibi6 un tiro en el pecho y result6 gra­vemente herido. Su puesto en el man do fue asu­mido enseguida por el Cor. Arnold Elzey, un

A El GB. E. Kirby mandaba la 4: Bri. del E. de Johnston. Fueron los liltimos contingentes de Johnston en llegar al Bull Run, pero se desplazaron rapidamente a la izquierda de la linea del Sur y llegaron justo a tiempo para lanzar un ataque

decisivo. Por desgracia Kirby no pudo encabezar la carga: result6 herido y tuvo que pasar el mando a Elzey. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

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hombre de Maryland y graduado en West Point, que habfa servido con distincion en las guerras de Mexico y contra los semfnolas. Condujo la Bri. a traves de los bosques hasta el cerro Chinn. Pro­tegidos por los arboles formaron en linea, avan­zando despues a campo abierto para aparecer di­rectamente frente al enemigo. Era 10 que queda­ba de la Bri. de Howard despues de haber sido expulsada del monte Henry, aun perturbada y desorganizada. Elzey ordeno una descarga, y despues una carga. Los hombres de Howard ce­dieron y huyeron. Pocos momentos despues, un jubiloso Beauregard subio a caballo y conside­randose por una vez Wellington en lugar de Na­poleon grito: <dAve, Elzey! Eres el Blucher de este dfa».

La Bri. de J ubal Early no estaba muy lejos tras la de Elzey. Incluso para esa epoca, Early era un hombre desagradable, un solitario soltero con mal genio y una lengua hiriente. Sus hombres (Rgtos. de Virginia, Carolina del Sur y Mississip­pi) Ie llamaban el «Viejo Jube» 0 <<Viejo Jubileo». En realidad no tenfa mas de 44 anos, y era un graduado de West Point que habfa luchado con-

i.. El Cor. Arnold Elzey, de Maryland, dirigi6 la carga que seiial6 el final de toda esperanza para el Norte. Dispersaron a los ya desorganizados restos de la Bri. del Gral. Howard. Fue en ese momenta cuando Beauregard consider6 que la victoria estaba a su alcance.

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(Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

tra los semfnolas antes de retirarse del E. para probar suerte como abogado y politico. Era vir­giniano, otro de los que estaba en contra del se­cesionismo pero que, cuando llego el momento, se puso del lado de su estado. Demostrarfa ser un jefe muy capaz durante la guerra civil.

Hasta ese momento el dfa habfa sido frustran­te con much as march as hacia delante y hacia atras, cruzando y volviendo a cruzar el Bull Run, sin entrar realmente en accion. Despues se Ie or­deno dirigirse al monte Henry. Johnston Ie orde­no seguir la ruta de Kirby Smith y llevar la linea incluso mas hacia el oeste. En cuanto llego a su posicion recibio un mensaje del jefe de la Cab., «Jeb» Stuart, que parecfa como si el enemigo es­tuviera a punto de ceder y que deberfa avanzar de frente. Asf 10 hizo, encontrando una resisten­cia mfnima. Beauregard ordeno entonces a toda su linea, desde la derecha del monte Henry has­ta la izquierda del cerro Chinn, que avanzara. Fue el principio del final de McDowell.

Toda la linea del Norte en la zona del monte Henry retrocedio en un desorden considerable. Habfan estado de pie durante aprox. 14 horas.

i.. El excentrico pero eficaz Of, Cor. Jubal A. Early, mandaba la 6.' Brigada de Beauregard. Junto a otros jefes a la derecha de la linea habia pas ado gran parte del dia haciendo poco y escuchando, con creciente frustraci6n, el sonido de la batalla mas hacia el oeste.

Su oportunidad vino en el ultimo momento. Fue su carga monte abajo desde el cerro Chinn la que hizo retroceder a toda la linea del Norte. (Colee. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

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• La version de Frank Vitzetelli de las escenas de panico en el camino a Centreville, cuando los soldados del Norte soltaron sus armas y huyeron, mezclandose con los carruajes y civiles que huian. La huida fue muy impetuosa debido a que todo el mundo penso que la Cab. del Sur les pisaba los talones. La realidad, a pesar de la evidencia de este dibujo, es que la Cab. nunca aparecio. En su relato, Vitzetelli escribio: «Retirada es decir poco cuando se habla de esta desgraciada desbandada, para la que no habia excusa». No obtuvo permiso para acompaiiar al siguiente E. del Norte en su ataque sobre Virginia, el del Gral. McClellan, y paso el resto de la guerra civil con los Es. del Sur. (<<Illustrated London News»)

~ Otra vision artistica de la batalla, cuando los soldados del Norte cedieron y huyeron.

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Retirada final y desbandada de las fuerzas de la Union

Muchos habian sufrido el fuego durante seis 0 siete horas. Estaban acalorados, agotados y muy sedientos. Habian visto horrores que quedarian en sus memorias durante el resto de sus vidas. Muchos estaban perdidos. Las unidades estaban dispersas y sin jefes. McDowell luch6 por recu­perar algun tipo de organizaci6n, pero casi no te­nia poder. Describi6 el final de la batalla con es­tas palabras: «Fue en ese momenta cuando los re­fuerzos del enemigo llegaron en su ayuda desde el tren (se entiende que acababa de llegar del va­lle con el resto del E. de Johnston). Se lanzaron

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sobre los bosques de su derecha, y abrieron un fuego de mosqueteria sobre nuestros hombres que provoc6 que cedieran y se retiraran bajando por la colina. Esto pronto degener6 en desorden, para 10 que no hubo remedio. Se hizo todo 10 po­sible para detenerlos, incluso mas alla del fuego enemigo, pero fue en vano ... la llanura estaba cu­bierta de grupos en retirada, y paredan conta­giar a los que se cruzaban. La retirada pronto se convirti6 en una desbandada, y esto degener6 enseguida en panico».

La situaci6n no era tan mala como la pintaba

McDowell. Un batall6n de Inf. regular mantuvo su orden y cubri6 la retirada mas precipitada del otro. Tambien Sherman -aunque hab16 amar­gamente de sus hombres tras la batalla- realiz6 10 que Beauregard llam6 una «retirada constan­te y esplendida», manteniendo el enemigo a dis­tancia.

Los surenos tambien estaban exhaustos para entonces, demasiado cans ados y castigados para perseguir al enemigo que huia con algun vigor. Uno de los Sgtos. de una Cia. ordinaria de Jack­son, Henry Kyd Douglas, relat6 con honestidad

RETIRADA Y DERROT A

y tremendismo 10 que sinti6 durante la batalla del monte Henry: «Confieso que recuerdo muy poco; mis observaciones se limitan a mi propia Cia., y estoy seguro de que mi visi6n no era es­pecialmente clara. El Gral. Jackson afirm6 que los Rgtos. 2.° y 4.° habian penetrado el centro enemigo. No tengo dudas de que 10 sabia. Me sorprende no poder recordar ninguna de mis sensaciones durante el tumulto, pero tengo una vaga disconformidad y aprensi6n personates, se­guidas de una intensa ansiedad por el resultado de la batalla. Desde entonces no ha sido dificil para mi entender 10 mucho mejor que es para un corresponsal de guerra, para poder describir una batalla de forma vivida y grafica, no estar en ella. Se que avanzamos. Mi parte de la linea fue rechazada al principio; despues volvimos a avan­zar y nos abrimos paso luchando, y encontramos, cuando se despej6 el humo y se fue apagando el tronar de los canones y el sonido de los mosque­tes degener6 en disparos aislados, que habiamos ganado la batalla y estabamos persiguiendo al enemigo. Esto no es muy hist6rico, pero es ver­dad».

La mayoria de los soldados del Norte que ha­bian participado en la lucha por el monte Henry escaparon por la ruta por la que habian venido -por el vado de Sudley Springs 0 el que habia encontrado Sherman -. El verdadero caos, la desbandada, se produjo una milla al este, en la zona donde la vereda de Warrenton cruza un arroyo llamado Cub Run.

La complicacion civil

La situaci6n aqui se complic6 por la presencia de muchos domingueros civiles, que habian salido de Washington para disfrutar de un picnic cam­pestre y una grandiosa vista de la victoria de su E. Entre ellos se encontraban varios congresistas con sus mujeres y familias, y al principio todo ha­bia sido excitante y maravilloso. Estaban dema­siado lejos para ver algun detalle de la acci6n, pero el ruido era impresionante y las nubes de polvo y humo les aseguraban que estaban asis­tiendo a la mayor batalla jamas librada en Ame­rica del Norte. No fue tan entretenido, sin em­bargo, a finales de la tarde, cuando la acci6n de repente y COR rapidez se dirigi6 hacia ellos. Corrieron hacia sus caballos y carruajes, pelean­dose por buscar un sitio seguro. La Art. del Sur hada todo 10 que podia para aumentar la confu-

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sIon, y un proyectil cay6 en el puente del Cub Run, volcando un carro del E. y bloqueando el camino por completo. Ahora el panico era total. Los sold ados tiraron sus fusiles y equipos, y hu­yeron . Los carros del E. y los carruajes civiles se abandonaron. Corri6 el rumor de que la Cab. enemiga estaba justa detras de ellos. El senador Lyman Trumbul, de Illinois, escribi6: «Literal­mente, tres podian haber vencido a diez mil... Fue la retirada mas vergonzosa que puede ima­ginarse. Supongo que dos mil sold ados llegaron corriendo hasta Centreville, en esa situaci6n de desorganizaci6n» .

McDowell estaba en Centreville antes de las 6 de esa tarde. La noticia fue telegrafiada al Gral. Winfield Scott en Washington: «Se ha perdido la batalla. Salve Washington y el resto del E .... las tropas en retirada no se reagruparan».

~ Este cuadro de Alonzo Chappel representa at Cor. Louis Blenker organizando la retaguardia para cubrir la retirada del resto del E. e impidiendo que el enemigo llegara a Centreville.

A William Howard Russell, el distinguido «corresponsal especial» de «The Times» de Londres, fue al estudio fotografico de Matthew Brady en Washington, poco despues de la Primera Bull Run, para posar para este retrato. Por alguna raz6n vestia el uniforme de un 2.' lord teniente de Irlanda. Russelllleg6 a la batalla demasiado tarde para ver

Blenker mandaba la 1.' Bri. de la 5.' Div., y esta fue su unica participaci6n en la batalla en todo el dia. (Colec. Mil. de Anne S.K. Brown, BUL)

mucho del combate en Bull Run, pero vio la retirada y desbandada y escribi6 un vivido relato de ello. Como resultado de ella no fue autorizado a marchar con el siguiente avance del Norte, y durante un tiempo corri6 serio peligro de ser linchado por norteiios encolerizados. Volvi6 a Inglaterra en abril de 1862.

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Mientras el grueso de su E. seguia huyendo en desbandada, McDowell lucho por organizar las Bris . que seguian intactas, que casi no habian participado en los combates de ese dia, para for­mar una linea defensiva frente a Centreville. Fue imposible, sobre todo porque el Cor. Dixon S. Miles, cuya 5: Div. habia estado en reserva, ha­bia pasado gran parte del dia bebiendo brandy para consolarse de no haber entrado en accion. Miles tenia 57 anos, y era una gran figura mili­tar con una buena carrera contra los mexicanos y los indios. Pero no estaba hecho para un papel inactivo de apoyo. A mitad de la tarde estaba de­masiado borracho para dar ordenes coherentes e, intentando montar un ataque, solo logro ofen­der a los otros jefes. En cuanto McDowell vio el estado en que se encontraba, Ie relevo del man­do. La oscuridad empezo a caer y la corriente de soldados abatidos y civiles aterrorizados seguia inundando el camino de regreso a Washington. McDowell decidio que no podfa hacer otra cosa que seguirles.

EI presidente Lincoln habia salido para su usual paseo en carruaje de por la tarde, conten­to por los informes que llegaban del campo de batalla. Tras media hora volvio a la Casa Blanca y se entero de que se habfa recibido un nuevo y terrible mensaje -el E. habfa sido dividido y derrotado-. Segun un miembro de su personal, «escucho en silencio, sin el mas mfnimo cambio en su compostura y expresion, y se alejo and an­do hacia el CG. del E.».

EI presidente confederado, Jefferson Davis, no habia sido capaz de esperar a que las noticias lle­garan hasta e!. Torno el tren a Manassas, donde encontro muchos soldados que habfan huido de la batalla y que Ie aseguraron que el Sur habfa sido derrotado. Sin embargo, eI siguio avanzan­do y por fin encontro al Gra!. Johnston, quien Ie conto, por el contrario, que era el Norte quien es­taba vencido y derrotado. Liegaba justa a tiem­po para presenciar los ultimos instantes: «Ai ca­balgar sobre el terreno, era bastante facil seguir la ruta de un fugitivo que hufa. Aqui habfa un mosquete, alii una cartuchera, allf una manta 0

un chaqueton, una mochila, etc., como si el fugi­tivo se hubiera librado, mientras huia, de todo 10 que irripedfa correr». Davis cabalgo alrededor del campo de batalla, felicitando a las Bris. de Elzy y Early, consiguiendo comida para unos hombres muy hambrientos, tratando de animar a los he­ridos. Mas tarde volvio al CG. e interrogo a Johnston sobre la batalla de ese dia.

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Beauregard llego sobre las 10 de la noche. En­tre todos prepararon un telegrama para el De­partamento de la Guerra en Richmond: «La no­che ha caido sobre un encarnizado campo de ba­talla. N uestras fuerzas han logrado una gloriosa batalla ... » Davis 10 firmo, para disgusto de Beau­regard .

Davis pregunto si se estaba persiguiendo al enemigo. Ai recibir una respuesta negativa se pregunto si no serfa demasiado tarde. Decidie­ron ordenar al Gra!. Bonham, cuya Bri. de casi cinco mil hombres habia sufrido menos durante ese dfa, que avanzara hacia Centreville. Despues cambiaron de opinion, temiendo que serfa dema­siado arriesgado enviarles en la oscuridad. Por ella se ordeno a Bonham que emprendiera la persecucion con las primeras luces. Para enton­ces, sin embargo, habia llovido sin parar duran­te varias horas, convirtiendo los arroyos en rfos y los caminos en cenagales. No hubo posibilidad alguna de persecucion.

Ana1izando e1 coste

Durante los dias siguientes se barrio el campo de batalla en busca de material dejado atras por los nortenos en su huida. Habfa 27 canones, inclu­yendo el grande de 30 libras, y mucha municion; mas de 500 fusiles y medio millon de disparos de cartucherfa, y mucho mas aparte de esto -carros y caballos, material sanitario y comida.

En ambos band os las perdidas en hombres fue­ron elevadas. EI Sur perdio casi 2.000 hombres en total: 387 muertos; 1.582 (posiblemente mas) heridos; 13 desaparecidos, bien muertos 0 cap­turados. Las perdidas fueron especialmente ele­vadas entre los Ofs. La legion del Cor. Wade Hampton se llevo la peor parte , sufriendo casi un 20 por 100 de bajas. Las Bris. de Bee y Jack­son no se quedaron muy atras con aprox. un 16 por 100. La Bri. de «Shanks» Evans, que estuvo en la batalla de principio a fin, salio mejor para­da: 146 bajas entre 1.100 hombres. Para el Nor­te, las cifras eran peores: 460 hombres muertos; 1.124 heridos; 1.312 desaparecidos, muertos 0

capturados, en su mayorfa esto ultimo. La Bri. de Sherman fue la que mas sufrio, con 107 muer­tos, 205 heridos y 293 hombres desaparecidos. La Bri. de Andrew Porter sufrio un total de 464 bajas; la de Willcox, 432. Aquf tambien hubo mu­chos Ofs. entre las bajas, aunque la proporcion no fue tan elevada como en los Es. del Sur.

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, LOS «DEBERIA-HABER-SIDO»

Todo acontecimiento importante, sin duda toda batalla, tiene sus imponderables intrigantes -los «si tan solo» y los «deberfa-haber-sido» que po­drfan haber variado todo el resultado-. La pri­mera Bull Run tuvo mucho de esto.

Si el E. regular de los EE. UU. hubiera tenido, digamos, una fuerza de 30.000 hombres a prin­cipios de 1861 (el doble de su tamafio real), y si -como parece posible- la gran mayoria de los sold ados hubiese permanecido leal a la Union, la Bull Run no hubiera siquiera existido. Es impro­bable que el Sur se hubiera atrevido a tomar las armas.

Si McDowell hubiera tenido, digamos, 5.000 regulares a su mando, probablemente h ubiera ganado la batalla. En realidad solo tuvo una uni­dad profesional, el 14 de lnf. de los EE.UU., unos 1.000 hombres bajo el mando del Cte. George Sykes. Estos lucharon duramente y bien en la batalla por el monte Henry y cuando, al fi­nal, las unidades de voluntarios cedieron y hu­yeron, fueron ellos quienes resistieron con firme­za y cubrieron la retirada. Una Bri. de soldados asi hubiera marcado una diferencia enorme.

Con toda probabilidad el Norte hubiera gana­do la batalla si el Gra!. Robert Patterson hubiera sido un hombre mas joven y vigoroso y si las 6r­denes que recibio de Winfield Scott hubieran te­nido mas fuerza. Patterson fracaso al no enlazar con el E. de Johnston y quedarse en el valle de Shenandoah. Y, al haber dejado escapar al ene­migo, no logro llevar a su propio E. hasta la ba­talla. Fueron las Bris. de Johnston -las de Bee y Bartow, Jackson y Kirby Smith- las decisivas en este asunto. De hecho puede pensarse que el Norte habrfa logrado penetrar y ganar la batalla si los hombres de Johnston no hubieran tenido el ferrocarril para acelerar su marcha. lncluso con la ayuda del ferrocarril Kirby Smith solo lle­go al campo de batalla en el ultimo momento.

El plan de batalla de McDowell estaba mejor ideado que el de Beauregard y se ejecuto con mucha mas eficacia. En cierto sentido McDowell fue vfctima de su mayor competencia. Si hubiera

fracasado en su movimiento de flanco en marcha -0 si el ataque de Beauregard se hubiera reali­zado segun el plan de Beauregard - la accion principal se hubiera librado en el centro de la li­nea, con las fuerzas del Norte en un papel de­fensivo y los surefios teniendo que atacar cruzan­do el rfo y despues colina arriba. Casi con certe­za, el Norte hubiera ganado en ese caso.

McDowell cometio tres errores muy graves. Si hubiera tardado solo un dia, en lugar de dos, en reconocer el terreno y reaprovisionar a sus hom­bres, es posible que hubiese penetrado la linea defensiva sobre el monte Henry y ganado la ba­talla. Podrfa muy bien haber penetrado si hubie­se ordenado al primer escalon de la marcha de flanco que tomara posiciones el sabado por la tar­de. Estos retrasos autogenerados dieron al ene­migo justa el tiempo necesario para desplegar sus Bris. y proteger su flanco. lncluso al princi­pio de la tarde del domingo, cuando tenia una fuerza superior alrededor del monte Henry, McDowell podrfa haber roto la linea del Sur si hubiese atacado a nivel Bri. en lugar de fragmen­tariamente, Rgto. a Rgto. En ese momenta clave la causa del Sur se salvo por las iniciativas aisla­das de unos pocos jefes de Bri. - «Shanks» Evans, Bee y Bartow, Wade Hampton y Jackson.

El Sur tuvo casi toda la suerte. Una y otra vez sus Bris. aparecfan en ellugar apropiado y en el momento oportuno. El mejor ejemplo fue el ul­timo, cuando el ataque de Elzey fue seguido in­mediatamente por el de Jubal Early, provocan­do la retirada que pronto se convirtio en desban­dada. Antes de esto, durante dos 0 tres horas, la situacion fue muy delicada y podrfa haberse de­cidido de uno u otro lado.

Los Gral~. al man do de ambos band os sabian que todo dependia al final del cronometraje. McDowell afirmo: «Si hubiesemos podido com­batir un dia -incluso unas pocas horas- antes, todo demuestra que hubieramos vencido al fi­na!» . Johnston afirmo que el plan de McDowell hubiera funcionado «si se hubiese eje.::utado un dia 0 dos antes».

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

Consecuencias

El Norte habia confiado totalmente en la victoria y ahora se encontraba amargamente abatido por la derrota. Algunos, los mas religiosos, afirmaron que habian sido castigados por Dios por empe­zar la batalla en Sabbath. La mayor parte de la gente buscaba a alguien a quien echar la culpa. Patterson era la cabeza de turco obvia. Se Ie con­dena daramente, permitiendosele despues que desapareciera en un retiro -de todas form as sus tres meses de servicio habian finalizado-. Tam­bien Miles cayo en desgracia. Un tribunal inves­tigador Ie encontro culpable de embriaguez y nunca volvio a recibir un mando de importancia. El Gral. Tyler tuvo mas suerte. Su actuacion an­tes y durante la batalla habia sido daramente ine­ficaz -habia sido agresivo en el vado de Black­burn cuando se Ie ordeno ser cauteloso, y exce­sivamente cauteloso cuando empezo la batalla y se requerfa ser agresivo-. Pero mantuvo su gra­duacion y permanecio en el E. durante tres anos mas, no destacando nunca pero haciendo 10 que pudo mientras tanto para desacreditar a McDo­well.

El propio McDowell fue destituido en el plazo de cuatro semanas y sustituido por la nueva es­peranza del Norte, el Gral. George B. McClellan. McDowell siguio en activo, aunque nunca volvio a recibir un mando independiente de cierta im­portancia. Lo asumio con su habitual buen hu­mor. Al reunirse con el corresponsal de «The Ti­mes», William Howard Russell, que era muy odiado por su realista relato de la desbandada, afirmo: «Debo confesar que me alegro mucho de ver como han abusado de usted de la misma for­ma que conmigo. Espero que 10 olvide tan pron­to como he hecho yo. Bull Run fue un incidente desafortunado para ambos, ya que si hubiese ga­nado, usted tendrfa que haber descrito la perse­cucion del enemigo en su huida, y entonces us­ted hubiese sido el escritor mas famoso de Nor­teamerica, y yo hubiese recibido los laureles como el general mas grande».

La mayorfa de los jefes del Norte vivieron para combatir otra vez, ninguno con mas eficacia que Sherman. En un principio Sherman penso que su carrera militar estaba acabada. Escribio a su mujer: «Bueno, como ya soy suficientemente des­graciado ahora, supongo que pronto podre de­saparecer en cualquier rincon tranquilo». Pero poco despues fue ascendido a GB. y siguio su ca­mino hacia puestos mas elevados.

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En el Sur todo erajubilo al principio. Muchos de los soldados pensaron que la victoria signifi­caba que la guerra habia acabado -el Norte no se atreverfa a invadir de nuevo- y sencillamen­te se fueron a casa. Los jefes, Johnston y Beau­regard, redactaron una prodama, cuyo estilo grandilocuente sugiere que Beauregard era su autor: <<iSoldados!, os felicitamos por un hecho que asegura la libertad de vuestro pais. Felicita­mos a cada uno de vosotros, cuyo glorioso privi­legio fue participar en este triunfo del coraje y de la verdad -luchar en la batalla de Manas­sas-. Habeis creado una epoca en la historia de la libertad y las naciones que nazcan se levanta­ran y os llamaran "benditos"».

Beauregard fue ascendido a capitan general y fue el mas agasajado de todos. Se compusieron canciones y marchas en su honor, asi como ver­sos atroces:

«Oh, el Norte era el diablo, hasta que se en­contro con el, iBeauregard! Por ti luchamos duramente, con canones y pe­tardos, iBeauregard! Buenos canones, iBeauregard! Buen soldado, iBeauregard! iBuen «sabreuer»! iBuen «frappeur»! iBeaure­gard, Beauregard!»

Johnston adopto una linea menos autoglorifi­cante. «El merito -dijo- se debe aDios y a nuestro valientes soldados, no ami».

Ambos jefes participaron en muchas mas bata­lIas de la guerra civil, pero ninguno de los dos 10-gro convertirse en un gran lider. No paso mu­cho tiempo antes de que se pelearan entre ellos -y con Jefferson Davis- sobre la direccion de la batalla y el error de no perseguir al enemigo.

Un mando del Sur, el GB. Thomas J. Jackson -que obtuvo la fama en Bull Run , logro alIi su apodo y seguirfa aumentando su reputacion-, rechazo ser arrastrado por la euforia existente. Henry Kyd Douglas escribio: «Y, aun asi, Jack­son no se entusiasmo despues sobre los resulta­dos de esa batalla; por el contrario, me dijo que pensaba que una derrota alIi de nuestro E. hu­biese sido menos desastrosa para nosotros. El Sur estaba orgulloso, jubiloso y autosatisfecho; pare­cia que la victoria final estaba al alcance de la mano. El Norte, mortificado por la derrota y afectado por el ridfculo, se unio, reduto Es., le­va~to a su pueblo y se preparo para la guerra en seno».

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Esto es precisamente 10 que sucedio. La guerra civil siguio durante casi cuatro aiios mas. En abril de 1865 habfan muerto mas de 600.000 hombres, mas de los que han perdido los EE. UU. en nin­guna otra guerra de su historia; gran parte de la

~ En junio de 1865 se erigi6 un monumento, construido por soldados del Norte. Su inscripci6n dice: «En memoria de los patriotas que cayeron en Bull Run».

~ Detras de la casa de Henry se encuentra la tumba de la Sra. Judith Henry, que muri6 cuando yacia en su lecho de enferma a causa del fuego de los canones del Norte.

LOS «DEBERfA-HABER-SIDO»

tierra, especial mente en el Sur, se habfa devasta­do. EI recelo y el odio que se crearon tardaron varias decadas en desaparecer. La primera bata­lla de Bull Run marco el final de la inocencia de Norteamerica.

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EL CAMPO DE BATALLA EN LA ACTUALIDAD

Los norteamericanos conservan y aprecian sus lugares historicos, y Bull Run es un ejemplo de ello. Los puntos importantes de la primera Bull Run -el monte Henry y er monte Matthews, el cerro Chinn y el puente de piedra- se incluyen en 10 que se llama el Parque Nacional del Cam­po de Batalla de Manassas en el condado Prince William, al norte de Carolina. Depende del Ser­vicio de Parques Nacionales del Departamento del Interior de los EE.UU.

En la cima del monte Henry se encuentra el centro de visitantes, con una bonita entrada grie­gao Esta abierto diariamente excepto en Navida­des. Ofrece programas audiovisuales con un re­lato general de las dos batallas desarrolladas en Bull Run, asf como pIanos, grabados, diapositi­vas y varios libros sobre las batallas de la guerra civil en su conjunto. El personal es amable y esta bien informado.

Se puede coger, gratis, un panfleto que ofrece un plano de la zona y detalles de dos paseos su­geridos. EI primero, con menos de una milla de paseo facil, te lIe va a la casa de Henry, pasa por el punto desde donde los caflOnes del Sur dispa­raron sobre el monte Matthews a finales de la ma­nana, hasta la casa de Robinson donde la legion de Hampton retraso el avance del Norte ; des­pues sube por la colina hasta los puntos donde Jackson organizo su linea de «muro de piedra», donde Bee y Bartow fueron heridos mortalmen­te, y donde la Bfa. de Griffin fue arrollada por los virginianos.

La segunda ruta tiene unas seis millas de lon­gitud, un agradable paseo por las send as de gra­va a traves de bosques de pinos hasta el rio por el puente de piedra, a 10 largo de la orilla del rio pasando por el vado que cruzo Sherman, a tra­yes de bosques y campos abiertos hasta el monte Matthews, girando despues al sur para volver al monte Henry por la linea donde las fuerzas de McDowell avanzaron y luego retrocedieron. Existen puntos de informacion en los puntos cla­ve, y algunos de ellos ofrecen, apretando un bo­ton, informacion grabada sobre los combates que se produjeron alIi.

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Hoy en dfa la ruta esta salpicada de monumen­tos. La casa de Henry es bastante mayor que el edificio de 186l. Por un lado de la casa se en­cuentra la tumba de Judith Henry: por el otro se encuentra un monumento de piedra - «En me­moria de los patriotas que cayeron en Bull Run»- erigido por el E. de los EE.UU. y dedi­cado el 13 de junio de 1865. A unas 200 yardas, una piedra grabada indica el punto donde mu­rio el Cor. Bartow, «EI primer Of. confederado en dar su vida en campana». Se coloco aquf en 1936. Dos anos despues el estado de Virginia en­cargo la estatua ecuestre de «Pared de Piedra» Jackson que domina la altiplanicie. Cerca de allf se encuentra una piedra en recuerdo del Gral. Bee, colocada aquf en 1939.

Por todo el campo de batalla, canones de seis libras de la epoca, de anima lisa y rayada, con sus retrotrenes, indican las posiciones desde donde Ricketts , Griffin e Imboden y otros bombardea­ron al enemigo.

Existe una casa donde estaba la cas a de Robin­son, de nuevo algo mas grande que la original. La casa del esclavo liberado sobrevivio sorpren­dentemente bien a la primera Bull Run, pero re­sulto seriamente danada y saqueada por sold a­dos del Norte durante la segunda batalla de Bull Run. Tras la guerra Robinson solicito una com­pensacion y el Congreso Ie otorgo 1.249 dolares. La senda hasta la casa desde la vereda se parece mucho a como deberia haber sido a finales de la manana del 21 de julio de 1861 , cuando los Rgtos. de Heintzelman se abrieron paso a van­guardia convencidos de que la victoria seria pronto suya.

~ La casa de Henry hoy en dia, bastante mas grande que en 1861. Los canones y los retrotrenes se han situado donde se produjo el gran combate a mitad de la tarde.

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~ Una bonita estatua ecuestre de «Muro de Piedra» Jackson indica el lugar donde forma la linea defensiva que repelio todos los asaltos del Norte.

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, CRONOLOGIA

1776

1783

1812-14 1846-8 1852

1859

1860, novbre.:

Diciembre:

1861, enero:

Las colonias norteamericanas se declaran independientes de Gran Bretana. Gran Bretana reconoce la inde­pendencia de los EE.UU. Guerra con Gran Bretana. La guerra de Mexico. Se publica «La cabana del tio Tom». John Brown ataca Harpers Ferry, es juzgado y colgado. Abraham Lincoln es elegido presidente. Carolina del Sur vota separarse de la Union. Seis estados mas del Sur votan la secesion.

8 de febrero: Los estados separados se unen para for mar un nuevo pais, los Estados Confederados de Ame­rica (ECA).

9 de febrero: Jefferson Davis es elegido pre­sidente de los ECA.

4 de marzo: Lincoln jura como presidente de los EE.UU.

6 de marzo: Davis pide 100.000 sold ados vo­luntarios.

12 de abri1: Los canones de Beauregard abren fuego sobre la guarnicion que la Union tenia en Ft. Sum­ter; antes de dos dias se rinde el fuerte.

Hacia la primera Bull Run, 1861 15 de abri1: Lincoln pide 75.000 sold ados

voluntarios. 23 de mayo: Virginia vota separarse; Caroli­

na del Norte, Tennessee y Ar­kansas tambien se separan en ese momento.

27 de mayo: McDowell recibe el mando del E. que invadira Virginia.

29 de junio: EI Gabinete de Lincoln aprueba el plan de ataque de McDowell.

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16 de julio: Comienza la marcha de McDo­well hacia el Bull Run.

17 de julio: Johnston recibe la peticion de Beauregard de que acuda a Ma­nassas a toda prisa.

18 de julio: EI E. de Johnston comienza a moverse. Combates en el vado de Blackburn.

19 de julio: La Bri. de Jackson llega a Ma­nassas.

19/20 de julio: McDowell reconoce una ruta para su movimiento de flanco y da sus ordenes de batalla . Johnston se une a Beauregard y aprueba su plan de batalla.

La batalla, 21 de julio (las horas son a menu do solo aproximadas)

2 a.m. La Div. de Tyler empieza a mo­verse.

6 a.m. Se realizan los primeros dispa­ros de canon sobre el Bull Run.

9 a.m. Evans se des plaza al monte Matthews.

9.15 a.m. Evans abre fuego sobre la Bri. de Burnside.

10 a.m. Bee y Bartow llegan en ayuda de Evans.

11 a.m. Sherman cruza el Bull Run y avanza hacia el monte Matt­hews. Los surenos retroceden hacia el monte Henry.

11.30 a.m. Jackson toma posiciones en la cima del monte Henry.

12 del mediodia Johnston y Beauregard deciden trasladarse al monte Henry.

Desde 11.30 a.m.La batalla por el monte Henry. 4.30 p.m. Elzey carga contra la Bri. de

Howard. 4.45 p.m. Early carga contra la Bri. de

Howard. 5 p.m. Beauregard ordena un avance

general. Los norteiios se reti­ran, despues huyen.

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JUEGOS DE GUERRA SOBRE LA PRIMERA DEL BULL RUN

Para jugar con la batalla a un gran nivel tactico haria falta representar un area de 8 x 6 millas; desde Sudley Springs al oeste hasta Union Mills al este, y desde Centreville al norte al cruce de Manassas al sur. Si se prefiere este tipo de juego podrian usarse figuras a escala de 2 0 6 mm con una escala terrestre de 1 pie (30 cm) cada milIa. Con esta escala podria jugarse toda la batalla so­bre un tablero, que no seria demasiado grande para poder ser manipulado por la mayoria de los jugadores.

Las fuerzas confederadas desplegarfan en sus posiciones historicas cubriendo los vados del Bull Run, y las fuerzas de la Union, empezando des­de alrededor de Centreville, pueden marchar a la batalla siguiendo las rutas historicas; 0 podria usarse un escenario alternativo « ~que hubiese pa­sado si?», para permitir que los confederados eje­cutaran su plan de ataque original, bien antes 0

mientras que la Union realiza su avance. Este tipo de juego considera sin duda toda la zona del campo alrededor del Bull Run, y los jugadores pueden disfrutar de la sensacion de controlar grandes Es., pero el combate tactico puede resul­tar algo esteril y abstracto para algunos gustos. Otro inconveniente de este tipo de juego es que los jugadores tienen una vision ilimitada sobre las grandes rutas del paisaje (yen esta batalla no se emplearon globos).

Para los que deseen combinar gran des tacticas con combates tacticos sobre el campo de batalla, la mejor manera es coordinar los movimientos sobre el plano con combates sobre el tablero. A no ser que se disponga de varios tableros, los en­frentamientos menores pueden decidirse me­diante la valoracion de situaciones tacticas frente a un factor aleatorio para decidir un resultado, 0, en caso contrario puede congelarse la accion, de manera que los combates menores que po­drian influir en los enfrentamientos principales se jueguen primero si por casualidad se produ­cen al mismo tiempo. Una vez resuelto un en­cuentro tactico el juego vuelve sobre el plano.

Existen varios juegos de tablero sobre Bull

Run . Yo he utilizado «Adelante hacia Rich­mond», que facilita una simulacion razonable con tableros a nivel Rgto. Un juego de tablero puede ahorrar mucho tiempo y esfuerzo si se decide ju­gar desde un plano.

La mayoria de jugadores que conozco prefie­ren los juegos tacticos a nivel Div. De hecho, la mayor parte de las normas comerciales encajan perfectamente con este sistema. Lo mas normal es una escala terrestre de 1 mm la yarda, con una relacion figura-hombre de 1 a 20-33. Yo perso­nalmente he ensayado mas de una docena de se­ries de normas. Los sistemas britanicos tienden a seguir una serie de factores acumulativos y cor­tas fases temporales en las que las armas infligen unas enormes bajas, muy superiores a su capaci­dad real, mientras que los norteamericanos tien­den a seguir un sistema de juego de tablero. Es diffcil decir cual es el sistema mas popular entre los britanicos, pero entre los norteamericanos el <<johnny Reb» parece tener mucha aceptacion. Yo personalmente prefiero grandes batallas con muchos soldados a escala, maniobras alternati­vas, datos completos sobre bajas y sin contabili­dad.

J uegos tacticos

Para los jugadores interesados en combates tac­ticos, el area real de combate desde el monte Matthews hasta el bosque de pinos por detras de la casa de Henry en la que Jackson situ6 su Bri., es de unas 2.S00 yardas. La longitud de la zona de combate desde el puente de piedra hasta la casa de Chinn es de unas 3.S00 yardas. A SO yar­das por pulgada (2,S cm), puede librarse toda la batalla sobre un tablero de 6 x 4 pies. La escala de figuras mas apropiada es aquf de 6, 10 0 IS mm. Un Rgto. de 700-800 hombres ocuparia un frente de S pulgadas en Ifnea y se compondria de 12-1S figuras de IS mm (es decir, cada figura representa a SO hombres). Para las figuras de 2S mm es necesario un aumento del tamafio del ta-

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PRIM ERA DEL BULL RUN 1861

blero para unos Rgtos. de un tamano similar, y en este caso 3 pulgadas representarian 100 yar­d~s , requiriendo un tamano del tablero de 6 x 9 pies.

Para los que prefieren tacticas de menor nivel a la escala terrestre mas normal de 1 mm la yar­da, la batalla puede dividirse facilmente en dos zonas principales. La primera seria la zona del combate de EvanslBee/Bartow sobre el monte Henry y sobre el arroyo de Young; la otra seria el punto algido de la batalla sobre el monte Henry.

AI representar la batalla en dos escenarios el jugador puede asegurar una apreciacion mas his­torica del conflicto ya que, incluso si los confede­rados ganan en el monte Matthews, el escenario del monte Henry sigue su desarrollo historico y no se ve afectado por el resultado, como seria el caso si el monte Matthews se ligara al monte Henry en un unico tablero.

Para cubrir toda la batalla el jugador necesita para las fuerzas confederadas, 320 infantes, 26 ji­netes y 6 canones a escala (suponiendo que 1 re­presenta a 4 elementos reales); para las fuerzas de la Union, 250 infantes, 5 de Cab. y 6 canones. (Observese que estas fuerzas representan las real­mente empenadas y no la fuerza total existente).

A una escala de 1:33 para el escenario del mon­te Matthews las fuerzas ascenderan a: Evans, 36 infantes y 1 Bfa.; Bee, 66 infantes; Bartow, 36 in­fantes; la legion de Hampton, 18 infantes; mas las Bfas. de Imboden y Latham, todo ella para los confederados. Y para la Union, la Bri. de Burnside de 81 piezas con una Sec. de obuses y una Bfa.; la Inf. regular de Syke, 9 piezas, y la Bfa. de Griffin de la Bri. de Porter; la Bri. de Franklin, 47 figuras mas la Bfa. de Ricketts y la Bri. de Sherman de 96 infantes. Total: 156 figu­ras de Inf. confederada y 233 de Inf. de la Union, muy al alcance de la mayoria de jugadores.

Para el escenario del monte Henry se quita del juego la Bri. de Burnside, pero se pueden usar los datos reales para representar la Bri. de Ho­ward. La Bri. de Keyes participo poco, y quizas un Rgto. podrfa representar muy bien a sus cua­tro reales. Los regulares quedaron en reserva en el monte Buck y podrian usarse por tanto para representar los infantes de Marina. Para iniciar el combate en el monte Henry el jugador nece­sitara unas 230 figuras confederadas contra 400 de la Union. Cuando lleguen los refuerzos con­federados las cifras creceran hasta equilibrarse. Para cualquier nivel de juego, usando dados, de-

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bera ordenarse a los mandos ineptos que envfen solo parte de su fuerza a vanguardia; los mandos cautelosos deberan avanzar por medios movi­mientos si es que avanzan; y los mandos mas ca­paces tend ran mas oportunidades que otros de avanzar con sus tropas, quizas el doble.

Moral e instrucci6n

Las unidades de voluntarios y la milicia deberan tener una moral muy baja -alta en algun mo­mento, pero cuando las cosas empiecen a ir mal, la moral debera caer en picado-. Una · vez so­brepasada, debera haber poca posibilidad de que una unidad se reorganice, especialmente si las bajas han sido superiores al 15 por 100, siendo muy po sible que su panico se extienda a las uni­dades propias contiguas. Los regulares es menos probable que cedan, y realizaran una retirada or­denada mientras sigan estando cohesionados.

Los soldados de esta batalla eran muy dificiles de manejar. EI jugador debera restringir, con los dados, el numero de unidades que deberan mo­verse 0 cambiar de formacion. Esto debe aplicar­se especialmente a la milicia y a los voluntarios. Los regulares no deberan limitarse en la misma proporcion.

Uniformes y banderas

Un gran atractivo de rememorar la primera Bull Run radicara sin duda en la varied ad de unifor­mes que se vistieron. Es posible representar cad a Rgto. vistiendo un tipo diferente de uniforme, antes de que las casacas azul oscuro y las guerre­ras grises se normalizaran en los ultimos anos de la guerra. En la Bri. de Sherman, el 13 de Nue­va York vestia uniformes y sombreros grises, el 69 llevaba levitas azules con borde rojo pero lu­charon en camisetas blancas, el 79 vistio de tar­tan y el 2.° de Wisconsin vestfa levitas y gorras grises. En la Bri. de Evans, en el banda confede­rado, estaban los famosos Tigres de Luisiana, con camisetas rojas y pantalones sueltos con band as azules y blancas, el 4.° de Carolina del Sur, con levitas grises y gorras negras, y los Ranger de Te­jas de Terry, que se emplearon como explorado­res. Para cubrir por completo la uniformidad en Bull Run, yo recomendarfa que se leyera mi ar­ticulo «Uniformes de un picnic de domingo», pu­blicado en la revista «Military Modelling», octu­bre y diciembre de 1987.

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En Bull Run los Rgtos. confederados lleva­ron la «Barras y estrellas». La bandera de com­bate con la cruz de San Andres aun no se habfa adoptado. La similitud de las «Barras y estre­llas» con los «Galones y estrellas» de los federa­les causaron cierta confusion, como 10 hizo el vestir ambos de azul y gris. Ademas de la ban­dera nacional, los Rgtos. de la Union llevaban

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normalmente la bandera de su estado, como hi­cieron algunos confederados. Algunas unida­des llevaron varias banderas, incluyendo regi­mentales y de orientacion. Muchas efas. tam­bien llevaban guiones, por 10 que en cuanto a uniformes y banderas hay materia suficiente como para saciar el apetito del pintor de figu­ras .

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