el anarquismo en la sociedad postindustrial

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  • 7/28/2019 El Anarquismo en La Sociedad Postindustrial

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    El Anarquismo en la sociedad postindustrialInsurreccionalismo, informalidad. Proyectualidad

    anrquica al principio del 2000

    Constantino CavalleriGuasila, agosto 1999

    1. ENFOCANDO EL ANARQUISMO

    Podemos ocuparnos del anarquismo desde al menos dos perspectivas: -Desde elpunto de vista de la doctrina poltica; -Desde el punto de vista de lahistoria del movimiento en su acepcin de movimiento de ideas y deprcticas revolucionarias en el mbito de la lucha de las clasessubalternas para la liberacin de toda forma de servidumbre.

    Si vamos a ocuparnos de la primera perspectiva, se llega sin duda a pillar el

    fundamento que hace del anarquismo un corpus terico-ideolgico coherente en suespecificidad, sea en el plan filosfico que en aquello ms propiamente poltico. Sinembargo, tal perspectiva deslumbra gruesos lmites, sobre todo para aquellos que estnen ayunas de cosas anrquicas, ya es posible deslizar durante la explicacin y sobre tododurante el debate consecuente, en la pura abstraccin ideolgica, acabando por perder elenfoque de lo que rinde el anarquismo algo distinto de lo que es fijado por siempre.

    Comprender el anarquismo, desde luego, suele decir coger los elementos que, msall del aspecto doctrinario, estn radicados en los individuos vivos, entonces encontinua tensin existencial.

    Uno de los elementos base del anarquismo es el reconocimiento al individuo, a cadaindividuo, de la centralidad que le pertenece en todos los mbitos del universo humano.

    Cada persona, cada singular persona es el nico ente real capaz de gozar y sufrir, decreer y negar, de consentir y disentir, de querer y no querer. Las otras entidades a lasque se recurre en cuanto conjunto de individuos, en poltica como tambin ensociologa, en antropologa como en la historia, son unos simples conceptos que sereducen a unas abstracciones en caso que no tengan en cuenta a los individuosconcretos.El concepto de pueblo, por como lo entiende el anarquismo, expresa el agregado de

    individuos reales, de sus condiciones materiales y espirituales, de las relaciones dedistinta naturaleza que se dan entre ellos.

    De aqu que, hablar de un pueblo significa referirse a las condiciones y a lasrelaciones propias de los individuos que constituyen un pueblo dado. Slo de tal

    referencia es posible aprender las estratificaciones sociales o bien la composicin declase de una dada poblacin.

    Se descubre as la existencia de condiciones de vida y de relaciones que sonespecficas de una parte de tal pueblo, pero no de otras componentes suyas, y que ladiversidad de condiciones o de relaciones a menudo es causa de conflictos entrediferentes reagrupamientos del cuerpo social.

    De la misma manera, afirmar que la nacin sarda es explotada y colonizada, nopuede significar de ningn modo que todos los individuos sardos son explotados ycolonizados.

    La nacin no es ms que un concepto, til para indicar la generalidad de individuosque condividen algunos elementos del vivir social y de lo vivido histrico; pero esevidente que en plan de la existencia concreta, subsisten sustanciales diferencias entreindividuos e individuos, segn las condiciones de cada uno. A consecuencia es

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    necesario, para salir de la abstraccin, o para quedarse fuera, distinguir las diversascondiciones de vida de las personas, y reagrupar stas en subgrupos de la misma nacin,sobre la base de similitud del propio vivido; lo que sin duda nos permite mejor poderindividuar los sujetos reales que padecen la explotacin y la colonizacin, y aquellosque no solamente no padecen ni una ni la otra, sino que son coautores a vario ttulo de la

    condicin opresiva determinada en el seno de la nacin sarda.Por el anarquismo, en definitiva, reivindicar perteneciente al individuo la centralidaddel universo, significa meterse en la lucha revolucionaria de las masas desheredadas yoprimidas teniendo en cuenta tal asunto fundamental, que no es y no podr nunca serslo fin, sino un mtodo, una tica.

    As que combatir por la absoluta libertad de cada individuo suele decir organizarsesobre la base de tal libertad, luchar sobre la base de tal libertad, activar mtodosorganizativos, relaciones con las cosas y los individuos, luchas que garanticen desde yala libertad del individuo.

    El concepto de libertad, pero, es tan inflacionado que est en la boca de todos, en talmodo que ha tomado todo significado hasta no querer decir absolutamente nada.

    Es necesario aclararlo, en la acepcin que ste tiene por el anarquismo.Por el anarquismo la libertad coincide con la autodeterminacin de los individuos.Somos libres en el momento en que cada uno encuentra en si mismo las

    motivaciones, las tensiones, las razones, los estmulos y la fuerza indispensable para supropio actuar, llenando as de contenidos autctonos el propio recorrido existencial.

    Solamente individuos autodeterminados pueden constituir comunidadesautodeterminadas.

    Pero est claro que si la autodeterminacin falta a un solo individuo, no es posiblehablar de sociedad o comunidad autodeterminada.

    El ser humano es social: el individuo no elige formar parte de una sociedad, de unacomunidad, l nace en la sociedad.

    Si las condiciones y las relaciones subyacentes al cuerpo social estn fundadas sobrela autodeterminacin, toda persona desde el nacimiento se inserta en un ambiente querecrea autodeterminacin, sea en los momentos materiales de la existencia, sea enaquellos espirituales.

    Sin embargo, cualquier cuerpo social y las ciencias antropolgicas, hoymayormente desvinculadas de asuntos etnocntricos y histrico-finales lo prueban cadavez ms-, propiamente como tal, no es ms que una red de relaciones interindividualesque garantizan a la comunidad y a los individuos su mismo perpetuarse en el tiempo.

    Entonces, all donde existe separacin, divisin social, diferencias de niveles en lascondiciones de la existencia de los individuos y de las clases sociales, las relaciones y

    las confrontaciones que interaccionan en el social son aptas a reproducir y garantizar laseparacin misma.Contrariamente, all donde el cuerpo social no est dividido, las confrontaciones y

    las relaciones que atraviesan la sociedad reproducen la indivisin, la sustancial unidaddel cuerpo social.

    La libertad as concebida es ms bien distinta y distante respecto a cada otrainterpretacin tica, social, filosfica y poltica.

    La aspiracin, la tensin anrquica no anhela, no puede absolutamente anhelar laigualdad de los individuos porque el anarquismo tiene su razn de ser como negacin detoda forma de homologacin.

    La igualdad en todo caso es reconocida en la acepcin especfica de similitudde las

    condiciones materiales de existencia por todos los individuos, en cuanto base de cada

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    persona para el libre desarrollo y articulacin existencial del propio especfico eirrepetible ser.

    El rechazo de la homologacin y la lucha en contra de la misma son reflejados en elanarquismo; ste nunca podr ser un bloque monoltico vlido por todos, al revs se

    puede afirmar sin argumentos que los desmientan- que hay tantos anarquismos como

    cuantos son los individuos que lo hacen propio.Resulta que el anarquismo es un complejo de posicionamientos polticos basados enla centralidad del individuo. Y como el espacio poltico es el momento que concierneel manifestarse del poder en la sociedad, el anarquismo negando validez del podercentralizado que sobredetermina los individuos es posicionamiento poltico con elobjetivo de destruccin del poder en todos sus aspectos concretos.

    Por lo que me concierne, yo propondr en esta sede mianarquismo, tratando de evidenciar lo que es comn en todos losanarquistas, y lo que por contrario diferencia mi particularperspectiva a la de los dems.

    2. EL MOVIMIENTO ANRQUICO EN LA PERSPECTIVA HISTRICA

    El anarquismo nace, se desarrolla y toma una especfica fisionoma sea comomovimiento real de la lucha de clase, sea como hbeas doctrinario- en el seno de aquelcrisol de ideas, tensiones y movimientos de lucha que fue el socialismo, a partir de lasegunda mitad del XVIII siglo.

    El socialismo se contrapona de cierto modo al liberalismo (y al liberismo, versineconmica del liberalismo poltico).

    El liberalismo era expresin de los intereses de la burguesa capitalista, en lacoyuntura histrica donde se constituan y reforzaban los Estados modernos desde la

    disolucin de la sociedad feudal en Europa.Muy sintticamente el liberismo expresaba las exigencias de plena libertad delcapital, a pesar de los inauditos sufrimientos que impona a millones de individuosarrastrados del campo por el traspaso desde el feudalismo y a los que venan negadosaquellos derechos que antes tenan en el sistema feudal.

    El liberalismo pretenda, sobre el plano poltico, la neutralidad del Estado, por lotanto la garanta de la libertad del capital y de su defensa de los ataques de losdesheredados-proletarizados.

    El socialismo antepona a los intereses de una clase el inters general de la sociedad,entonces atribua al Estado, en cuanto organismo que concentraba y representaba el

    pueblo-nacin, funciones de regulacin de los conflictos sociales y de intervencin a

    favor de las clases excluidas del beneficio de la riqueza nacional.Sea el liberalismo que el socialismo compartieron (y comparten todava, aun en los

    nuevos trajes que cada uno lleva) algunos asuntos que son fundamentales en laconcepcin de la existencia capitalista-occidental: el historicismo (en todas sus diversas tendencias) ;

    la idea del progreso.

    Si se interpretan las vicisitudes temporales de la humanidad como secuencia de etapasentrelazadas entre ellas, aun con sus altos y bajos, hasta representar una continuidadindisoluble donde cada etapa marca de alguna forma una mejora respecto a la anterior, y

    prospecta las siguiente mejora que inevitablemente marcar la sucesiva etapa, se debe

    deducir que el capitalismo, de momento, aunque genere en las especficas coyunturas desu natural explicarse momentos de sufrimientos y agudas contradicciones, no se puede

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    poner en discusin en su esencia: es parte que no puede eliminarse del recorridohistrico de la humanidad, una etapa suya fundamental.La concepcin histrico-final la hallamos, poned bien la atencin, sea en Hegel sea,luego, revocada, en Marx.El anarquismo, aunque si manifiesta momentos de crtica original sea del historicismo

    que del progresivismo, en su mayor parte queda igualmente enredado en eso. Delsocialismo entonces comparte algunos asuntos generales y unas concepciones, propiosdel horizonte cultural de la poca.

    3. EL MOVIMIENTO ANRQUICO EN SU ESPECIFIDAD

    Alrededor de la mitad del 800, el anarquismo adquiere una precisa fisionoma suyaque lo distinguir de todas las otras corrientes del socialismo y del recin nacidomarxismo.El proceso de adquisicin de su especifidad se articula en el curso de algn decenio,

    sea dentro del mbito de la competicin entre los diversos posicionamientos delsocialismo, sea en el mbito de la concreta lucha de clase, que por parte de losproletarios empieza por asumir formas organizativas antes espordicas y locales, en fininternacionales (en el 1864, si no me equivoco, se constituye la AsociacinInternacional de los Trabajadores en francs A.I.T.- mejor conocida como PrimeraInternacional).

    Un parntesis teortico, que abrir perspectivas operativas a amplia escala solamenteen el comienzo del 900, pero que hasta entonces limita su influencia a pocosrevolucionarios (Bakunin, entre todos) se da, entre el 1840 y el 1850, por el

    posicionamiento de Max Stirner, filsofo alemn de la izquierda hegeliana, puesprofundo conocedor del socialismo elaborado por Feuerbach, Marx, etc.

    El libro de Stirner, El nico y su propiedad (el nico que haya escrito, siendo susotros trabajos artculos para publicaciones o revistas), es una radical y precisa crtica alfundamento mismo donde se articulan los posicionamientos materialistas delsocialismo.

    Lo que Stirner evidencia es la total prdida del nico, suele decir del individuoconcreto, de la real subjetividad humana, especfica e irrepetible, en los meandros de loabsolutamente ajeno a cada persona.

    Cuando los socialistas hablan de humanidad, de pueblo, de clase, y entonces de losintereses de los unos y de los otros, cambiaban los trminos reales de la problemtica dela liberacin: cada individuo desaparece para sustanciarcausas ajenas y enemigas de losmismos.

    La misma coalicin de individuos de condiciones similares que luchan por lareafirmacin de su propia libertad, acaban por ser una causa ajena a cada uno de ellos sino se ponen en marcha, en la unin, y no se reconocen las peculiaridades de cada unoque son, al menos en parte, dismiles de aquellas de cada otro, entonces sustancialmentenicas.

    Segn Stirner existe siempre la posibilidad de encontrar alguiencon el cual unirse, sin por eso, pero, abrazar una sola bandera.Pillando en la obra de Feuerbach (que proceda a la verdaderahumanizacin del hombre a travs de la superacin de la alienacinen Dios, y por lo tanto en la edificacin de la humanidad) el nuevoproceso alienante que extraa a s mismos a los individuos y querepresenta la base de las tendencias socialistas y comunistas- Stirnerentreve en eso la aspiracin a la homologacin de los individuos.

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    El posicionamiento stirneriano ha probablemente influido en el desarrollo delpensamiento de Bakunin, que lo ha insertado, despojado de sus elementos hegelianosexteriores, en una sntesis anrquica global atenta a no perder de vista la centralidad delindividuo.

    Pero ser slo a partir del final del siglo XIX y desde los comienzos del XX que la

    obra de Stirner, siendo de nuevo ampliamente en circulacin, retomar la importanciaque le corresponde en el movimiento anrquico, privada de las travesuras quemientras tanto haban hecho sus detractores.La particular atencin que el anarquismo pone en el individuo, entonces en el

    especfico posicionamiento acerca del poder, marcar el camino que llevar elmovimiento a una propia clara distincin respecto a las otras corrientes del socialismo ydel marxismo.

    El enfrentamiento ms evidente y determinante se dar en el seno de la PrimeraInternacional.

    La Asociacin Internacional de los Trabajadores se constituye en Londres, en elmbito de los movimientos obreros europeos, de aqu que el momento organizador y el

    plan de las luchas que se organizan a nivel internacional no pueden sino que reflejar, ensu genericidad, todas las variantes del mismo socialismo.

    Cada grupo, cada traduccin de los Estatutos de la A.I.T., entenda a su manera talgenericidad, aunque, en verdad, sustancialmente, los Estatutos mismos subrayaban elreconocimiento de la diversidad.

    De todos modos, el enfrentamiento se da porque: mientras que por los anarquistas la organizacin no poda sino que reflejar las

    exigencias y las tensiones de diversos grupos adherentes por lo cual susrganos, decimos institucionales, no podan tener funciones directivas nitampoco sustituirse a la asamblea general de los delegados y de los inscriptos-los marxistas, coalizados sobre todo con los componenetes de lasocialdemocracia alemana, sostenan lo contrario;

    mientras que para los anarquistas la A.I.T. Tena pleno sentido slo por cuantoconcerna a las luchas econmicas del proletariado, para la otra parte deba alrevs ocuparse tambin de las batallas ms propiamente poltico-electorales.

    Las divergencias, una vez afloradas, no eran conciliables, as que mientras Marx conun golpe de mano traslad desde Londres a New York el Consejo General de la A.I.T.Con el fin de desviarlo de la influencia de los bakuninistas, los anarquistas reunidos enuna primera Conferencia en Rimini en el 1871, y luego en otros sitios, prosiguieron losintentos establecidos en los estatutos originarios de la Asociacin y quisieron tenerla envida como Internacional Antiautoritaria, para distinguirla de aquella que, en brevetiempo, morir en los Estados Unidos e identificada como Autoritaria.

    4. EL ANARQUISMO Y LA CUESTIN DEL PODER

    Si la libertad de cada uno y de todos coincide con la autodeterminacin de cada unode los individuos, est claro que cada poder de imperio, de mando que se sita fuera delos individuos es, por el anarquismo, algo que hay que destruir. El poder as entendido

    puede explicarse en los miles de mbitos de lo social: econmico, ideolgico, religioso,etc., pero acaba siempre por concentrarse en una nica realidad.

    El mantenimiento del poder centralizado se debe en parte a la brutal imposicin y a

    los varios modos de convencer que son propios de aquellos que lo gestionan, por otro

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    lado se debe a la delegacin voluntaria de los mismos dominados, es decir, a la renunciade la propia autodeterminacin por parte de aquellos que sufren el poder.

    La servidumbre voluntaria, conjuntamente con la fuerza brutal y la persuasinoperada por el dominio son los dos momentos fundadores e indispensables para laexistencia del poder centralizado en cada sociedad.

    El proceso de liberacin, por consecuencia, no puede sino que manifestarsecontemporneamente sobre dos niveles: aquel del enfrentamiento con las instituciones yaquel ms propiamente subjetivo de la lucha interior de los individuos para liberarse delos elementos que lo sobredeterminan.

    Es de esta perspectiva que el anarquismo encara la lucha contra el poder, paradestruirlo.

    El Estado es la mxima expresin del poder que se sobrepone a los individuos, encualquier forma que se presenta histricamente. Su mecanismos de funcionamiento,segn su forma especfica, privilegian estratgicamente a veces el consenso a veces sufuerza bruta, sin renunciar en modo definitivo ni de uno ni del otro.

    Es en el Estado que los diversos momentos del dominio (econmico, ideolgico,

    religioso, educativo, militar, etc), variamente entrelazados, se soportan el uno al otro enuna simbiosis nica.

    La participacin a sus mecanismos, institutos e instituciones, por parte de lossubalternizados, en lugar de mellarlo en su esencia, al revs lo refuerza, ya que laoposicin interna lo racionaliza, lo corrige, lo hace significativamente ms adecuado aser aceptado por los dominados.

    De aqu el antielectoralismo anrquico, el rechazo total de la competicin polticacomo momento de reivindicacin del individuo a s mismo, y de negacin de ladelegacin y del instituto de la representacin.

    La coalicin (y ms adelante trataremos de la forma de tal coalicin) de lostrabajadores y de todos los subalternizados se rinde necesaria sea para contrastar a laorganizacin y a la prepotencia del poder poltico-econmico y conquistar de talmanera aquellas mejores parciales que vuelven las condiciones de la existencia de lasmasas proletarias ms dignitosas-, sea en fin para encarar la lucha que para ladestruccin de cada poder sobredeterminante.

    La coalicin as entendida afina las conciencias, prepara materialmente ypsicolgicamente a los explotados y subalternizados para encarar el dominio, evidenciael aumento de la fuerza que determina.

    Es entonces la lucha para las mejoras reales de las condiciones de vida nociertamente aquella poltico-electoralista que renueva la sobredeterminacin- el caballode batalla de los anarquistas, que se enfrentaron, en el seno de la Primera Internacional

    de los Trabajadores, con la componente Autoritaria.5. LA CONSTITUCIN DE LOS SINDICATOS

    Aclarado el porqu del rechazo anrquico a la participacin poltica, se pilla tambinel porqu los anarquistas crearon sindicatos de clase.

    Pero para comprender mejor aquellas que identificar como carencias ycontradicciones que el sindicalismo conlleva, es necesario tener en cuenta que el mismomovimiento anrquico no queda del todo ajeno a las condiciones generales de lasociedad en la segunda mitad del siglo XIX, estrechamente conectadas a la as llamada

    segunda revolucin industrial (debida sustancialmente a la explotacin de la fuerza

    motriz no humana vapor, petrleo, energa elctrica- y a su aplicacin en el cicloproductivo industrial).

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    La ideologa del progreso indefinido, reforzada por los descubrimientos, aplicacionesy explotacin a vasta escala de fundamentales conquistas cientficas y tcnicas; elcontemporneo afirmarse de la teora evolucionista; el nacimiento y el desarrollo de lasnuevas disciplinas como la sociologa, y la psicologa en su rama experimental; acaban

    por monopolizar la concepcin de la existencia humana.

    El injerto del marxismo a tal concepcin en lo especfico el anlisis de Marx y de sumetodologa, que aunque revocando en trminos materialistas el idealismo de Hegel sepone de todo modo en continuidad con tal concepcin subraya la progresividad de lahistoria humana.

    ste es el cuadro muy general del momento histrico en que los anarquistas dan vidaa los primeros sindicatos, empezando a menudo desde organizaciones obreras basadas,

    pero, sobre el asistencialismo y el corporativismo, no sobre la concepcin de la lucha declase.

    El sindicato representa, por el anarquismo, por un lado la organizacin autnoma delas clases trabajadoras para la mejora parcial de sus propias condiciones de vida noslo en el interior de la fbrica-, y por otro lado el momento propedutico de la

    revolucin social.La organizacin sindical, de naturaleza especificadamente econmica, se contrapone

    a la organizacin de las otras corrientes del socialismo, que al revs dan vida a lospartidos polticos as como llegan hasta nosotros.

    Si para los anarquistas la lucha econmica une a los trabajadores, aquella poltica losdivide.

    De aqu la elaboracin del sindicato como autoorganizacin proletaria sobre la basede los intereses materiales, comunes en todos los explotados.

    El sindicato representa tambin, en esta ptica, una estructura organizadora de masa,no una organizacin especfica anrquica (quedando sta entendida como unacomponente poltica del proletariado).

    Como tal une los intereses inmediatos de la clase trabajadora, en la perspectiva de laliberacin revolucionaria de los estorbos del capitalismo y del Estado.

    Puesto como indiscutible el progreso, el capitalismo industrial es concebido como laetapa histrica del recorrido temporal de la humanidad, que liberando al mximo lasfuerzas y las capacidades productivas de la especie, abre la perspectiva para los hombresde la sociedad ideal, del paraso en tierra anhelado por los humildes.

    Se trata simplemente para algunos de apresurar los tiempos de su llegada (y son lascomponenentes revolucionarias), para otros de llegar a eso de forma gradual utilizandolos mismos instrumentos que la sociedad capitalista y el Estado ofrecen (y son losreformistas).

    Desde ninguna parte, de alguna componente de las clases proletarias sonsustancialmente discutidos la ideologa del progreso, el historicismo, el finalismo queconllevan.

    Las mismas doctrinas econmicas se refuerzan frente a la segunda revolucinindustrial, que aparece como resolutoria de las problemticas sublevadas por Malthusacerca de la disparidad creciente entre el aumento geomtrico de la poblacin y aquelrestringido de la produccin de los bienes.

    El libre desarrollo de las fuerzas productivas en un rgimen capitalista, como ordenala ideologa del progreso, encuentra en la aplicacin de las nuevas fuerzas motrices en laindustria el adecuado aumento geomtrico de la produccin de bienes necesarios para elcreciente aumento de la poblacin.

    El anarquismo, que bien hace fundadas crticas a las concepciones cientificistas,finales y mecanicistas, pillando en pleno las degeneraciones en campo marxista respecto

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    a la originalidad del pensamiento de Marx, no llega a sistematizar de modocoherentemente a-progresivista y a-historicista el pensamiento anrquico y su actuacin

    prctica en el plan de la organizacin y de la lucha.El sindicalismo seguir siendo siempre, para el grueso del movimiento anrquico, la

    estructura organizativa de masa que an no suficiente en s para garantizar el buen

    funcionamiento de la sociedad liberada del futuro y por lo tanto necesitado de lasparticulares atenciones por obra de la organizacin especfica anrquica que loacompaa paso a paso- representa una especie de sustrato, de falsilla sobre la cual searticular cada mbito de la organizacin social a escala planetaria.

    El economicismo de fondo, as como la continuidad entre el presente y el futuroliberado, continan siendo aquella que para Marx es la estructura de la sociedad sobre lacual se articula, dialcticamente, cada mbito de la existencia humana, refirindose aaquella en ltima instancia.

    Sustancialmente el capitalismo, el industrialismo no son discutidos en s, como unode los eventos histricamente limitados y circunscriptos al itinerario temporal de unadada parte de la humanidad; sino que son vistos como etapas necesarias y superables

    de la historia humana en su conjunto, que se encamina as hacia el sol del porvenir.Se trata de socializar los frutos del progreso, de socializar porque todos participan a

    su formacin- el provecho, que en el rgimen capitalista lo expropian a los productores.En la actual etapa del progreso humano de hecho, a la socializacin e la produccin

    no le corresponde la socializacin del fruto de la produccin misma: la contradiccin defondo se halla en la privatizacin de los medios de produccin, acaparados por la

    burguesa capitalista, y en la socializacin del trabajo.Socializando los medios de produccin, etapa ineliminable del progreso mismo, la

    contradiccin de fondo se encara y se resuelve en la sntesis socialista, o mejorcomunista, entonces en la anarqua (verdadero modo extrao de entenderdialcticamente el social, esta trada perenne que acaba por desaparecer del todo en el

    paraso terrestre, anhelado como el fin de la historia dialctica- y el comienzo de laverdadera humanidad, es decir, del hombre humanizado que a este punto se poneafuera de la misma dialctica tridica que no se sabe bien como acabe).

    En ese modo, para los trabajadores sindicalizados es la misma fbrica de hoy querepresenta la base material de la y de continuidad con la- sociedad futura. Las huelgas,las ocupaciones de las fbricas a las que se hacen producir aun en condiciones deautogestin obrera son la demostracin prctica de la continuidad del modo de

    produccin capitalista en la sociedad liberada del maana, donde tal modo deproduccin encontrar superada a la contradiccin de la privatizacin de una parte delfruto colectivo del trabajo.

    La crtica anrquica a la presunta autosuficiencia del sindicalismo, aflorada conclaridad extrema en el congreso de msterdam en el comienzo del XX siglo, no llega aincidir la concepcin de fondo propia de la civilizacin occidental la cual, no discutidade forma radical, acabar por imponerse en cada rincn del planeta con lasconsecuencias que todos conocemos.

    6. EL FEDERALISMO COMO PRINCIPIO DE LA ORGANIZACIN HISTRICAMAYORITARIA DEL MOVIMIENTO

    Dada la centralidad de la plena libertad del individuo y la necesidad de laorganizacin, sea en el plan social, sea en aquel de la lucha contra la autoridad, la

    organizacin misma por los anarquistas no puede asfixiar la libertad.

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    Se trata de individuar un principio que, en su prctica aplicacin, reconozcaplenamente la una y la otra y que sea aplicable sea a la organizacin especficaanrquica, sea a aquella sindical de masa.

    Considerado el privilegio que toma el momento material de la existencia humana, esdecir, aquello econmico-productivo, la gran mayora de los anarquistas han encontrado

    en el principio federalista lo que buscaban, y lo han aplicado a partir del modeloeconmico, extendindolo luego a todos los campos de la vida social.Sustancialmente tal principio se funda en la estipulacin de un pacto (foedus) entre

    contrayentes que voluntariamente y libremente lo contraen y lo aceptan.Pues, aparentemente, en la estipulacin de pactos voluntarios hay salvaguarda de la

    integridad del individuo en lo que concierte su autodeterminacin; y la mismaorganizacin que se crea fundada sobre el principio federalista- queda en la plena

    posesin de los contrayentes, pero extendiendo la fuerza de los mismos.La mayora de los anarquistas aplican el principio federalista sea en las propias

    organizaciones especficas que en los sindicatos.El individuo estipula unos pactos con otros individuos y se constituye as una

    primera federacin, un grupo federado; diversos grupos estipulan a su vez un pactofederal, y crean un segundo nivel federativo y as siguiendo, hasta a las federaciones defederaciones que acabarn del individuo al municipio, del municipio a la regin, de laregin a la nacin, y de sta a las federaciones internacionales- por representar unaverdadera y propia telaraa de pactos que de forma ecunime envielven cada rincn del

    planeta (antes Proudhon, luego Bakunin).El principio federalista responde a dos especficas exigencias advertidas por los

    anarquistas mayoritarios: establecer, en el plano organizativo, la continuidad, aun en el traspaso

    revolucionario, de la actual sociedad a la futura sociedad liberada, hacindosecargo de su funcionamiento al menos en los momentos esenciales (materiales)de la existencia individual y colectiva (en el sindicato se afina la capacidadautogestionaria de los directos productores, los cuales en perodo insurreccionaly postinsurreccional garantizarn la produccin);

    crear estructuras formales que estn en directa competicin con lasorganizaciones de las otras corrientes y tendencias del proletariado; la lgica esaquella, por un lado, de hacer proslitos para engrosar las filas del anarquismo y,

    por otro, de llegar a radicarse de cualquier modo en las masas proletarias, paraque en perodo insurreccional la influencia anrquica sea determinante y

    participe as de modo consistente a la construccin de la nueva sociedad.

    Aun no creyendo en la posibilidad de una revolucin toda anrquica, opreponderantemente anrquica, prevale en cierto modo el temor cuantitativo,exacerbado probablemente sea por la firme represin que reduca a los anarquistas entodos los Estados, que por la competencia de los adversarios que, en la metodologareformista insinuada tambin en los sindicatos y en la apariencia de la cientificidad (enarmona con las concepciones difusas), o por la demagogia populista, esterilizaban losmovimientos de clase, o sino los encauzaban hacia posiciones de pacfica convivenciasocial y estatalistas.

    En todos los casos las organizaciones federales, especfica y sindical, en su influenciarecproca (transvaso de hombres e ideas de una a otra parte) se adaptan perfectamente alas condiciones generales y concepciones de la poca a caballo de los siglos XIX y XX.

    El fin inmediato de las organizaciones que se crean es la preparacin de lascondiciones para la revolucin proletaria.

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    Eso significa propagandar en el seno de las masas proletarias el anarquismo,participar a las luchas proletarias que surgen espontneas y promover otras sobre la basede las exigencias inmediatas para que en tales luchas se afinen las conciencias y afloreuna nueva sensibilidad y fuerza que encuentre por fin salida y plena realizacin en elmaana liberado.

    De aqu, una especia de programacin en la intervencin social, que es concebidacomo conquista gradual y penetracin en el seno de las masas, analfabetas, brutalizadaspor la miseria y la explotacin, a menudo merced por la ignorancia en que las tenan-de los demagogos y de los curas, as como del mismo directo explotador.

    De tal programacin est excluido, callado, denigrado, envilecido cada acto derevuelta individual y colectiva que segn el anarquismo federado genera solo represin,aleja las masas del anarquismo, daa la operatividad y la imagen de las organizacionesespecficas.

    Desaparecen as de la historia misma del anarquismo enteras pocas profundamentemarcadas, en el mbito de la lucha de clase, por la radicalidad de las posiciones yacciones que directamente se enfrentan con el esperanzismo de saln de los

    programadores, con las metodologas paralizantes de las organizaciones especficas, conlas pretensiones de unos cuantos que quieren imponer sus lecturas objetivas y

    planificaciones sociales, y postergan da a da el ataque concreto a las estructuras y a loshombres del poder.

    El ojo dejado perennemente abierto hacia la gestin de la sociedad del maana yunas presuntas condiciones objetivas ptimas para el traspaso, hacen perder de vista, odecaer por ser secundarias, que las razones de la lucha, del enfrentamiento, son perennese inmediatas, porque perennes e inmediatas son las condiciones determinadas por el

    poder concentrado si no se opone a esto una metodologa adecuada que represente haydesde ahora, por lo menos, un vlido dique a su prepotencia.

    Pero es el mismo principio federalista que, segn mi opinin, presenta gruesoslmites y determina formalismos y metodologas de espera que acaban por paralizar noslo y no tanto al movimiento especfico anrquico, sino a las luchas proletarias mismasen las cuales ostenta cierta ascendencia.

    7. EL LMITE DEL FEDERALISMO

    El pacto federal mantiene su positividad slo cuando el acuerdo concierne uncontenido y un fin especfico por lograr.

    En el momento en que contempla en la generalidad, contenidos y fines, es inevitablela degeneracin en institucin formalizada en sus mecanismos, y entonces el

    decaimiento en mquina que reabsorbe energas y tiempo, paralizando la actividad delos contrayentes en tentativos de compromisos para mantener en vida la estructurafederal misma.

    La existencia humana no es un conjunto de relaciones, tensiones, deseos, momentosmateriales y espirituales dados para siempre. Y no todos los mbitos de la existencia sonreducibles a contenidos y fines que son objeto de estipulacin de contratos y pactos.

    En base a algunas exigencias especficas, intereses especficos, los individuos puedenlibremente unirse para reforzar su propia energa, lograr el fin comn economizandotiempo y fuerzas; y en tal caso el pacto federal garantiza todava la autodeterminacinde los sujetos.

    Pero en el momento en que se va ms all, la misma organizacin federal deja de ser

    instrumento til por todos los asociados para ser fin a si misma, sobreponindose a losfederados.

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    Es el caso sea de los sindicatos aunque sean anarcosindicalistas o revolucionarios-sea de la organizacin anrquica especfica.

    Hemos visto como, dada la centralidad del momento econmico-productivo en laconcepcin historicista-progresivista propia del siglo XIX y llegada hasta a nosotros, elsindicato representa la continuidad entre el presente y el futuro.

    Est claro que si entre los trabajadores, ponemos caso de una dada industria o de undado sector, nos federamos en perspectiva por ejemplo de cada renovacin contractual,y slo por este hecho, los momentos que caracterizan el operar de una federacin sedesarrollarn todos en el interior del inters comn: las discusiones se darn en base alas peticiones que hay que formular al patronato en los trminos del salario, de tiemposde trabajo, de salubridad en la fbrica, de medidas preventivas y as siguiendo, comotambin de las luchas por desarrollar, y de los mtodos a utilizar para imponer al

    patronato la aceptacin de las peticiones.Los momentos de discusin son, en definitiva, estrechamente conexos con el

    contenido del pacto y el logro especfico fin comn.Si, en vez, la organizacin federal est constituida sobre la base genrica de intereses

    generales (la salvaguarda de la clase trabajadora; preparar las condiciones para larevolucin social; etc.), los momentos que la caracterizan se hacen ms complejos y,sobretodo, las discusiones sern dirigidas inevitablemente a las concepciones generalesde cada individuo y de los grupos, por lo cual se harn indispensables atenuaciones ysntesis, hasta lograr un acuerdo que contente a todos pero descontenta cada cual por elhecho de que cada uno, en vista del mantenimiento de la organizacin y de la unidad dela misma, renuncia a algo propio que representa exactamente la especificidad del propioser.

    La organizacin toma as posesin de la especificidad de cada sujeto y pretende unitinerario propio.

    Eso pasa porque quien se organiza ve el presente como si fuera una etapa necesariapara el futuro, y procede a las luchas y mtodos de lucha que median las necesidades delhoy con un futuro ya predeterminado (o al menos concebido como tal).

    De aqu, el progresivo degenerar de las estructuras sindicales a instituciones depoder, sometidas a los intereses y concepciones de un partido, o bien del capital-Estadoen su conjunto.

    Las organizaciones federales actan en perspectiva, es decir, en funcin de lacontinuidad entre el hoy y el futuro, hipotecando as el maana a las mismas exigenciasdel hoy: el mantenimiento del poder social.

    El anarcosindicalismo espaol es aquello que, habiendo logrado el pice de lasposibilidades inherentes a la organizacin federal operante a partir de los intereses

    generales, evidenci, en la tragedia del 1936-39, los lmites mayores y todas lascontradicciones de tal perspectiva.La C.N.T. (Confederacin Nacional del Trabajo, la estructura anarcosindicalista

    espaola mayormente representativa del proletariado sindicado), aun en las condicionesrevolucionarias emergidas de la sublevacin del proletariado contra el golpe de Estadomilitar que luego ser guiado por Francisco Franco condiciones que la misma C.N.T.Contribuy en determinar-, teniendo entre los otros fines tambin aquel de construir elfuturo, o momentos de la sociedad liberada, tuvo que dar la propia contribucin a lareconstruccin del poder estatal que se disolvi en el momento insurreccionalgeneralizado.

    Valoraciones de tipo poltico, juntamente a la consideracin de la estructura sindical

    como momento determinante en la construccin del futuro, lgicamente impusieronnegociaciones con las centrales sindicales y de partido, y entonces la participacin de

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    diversos anarquistas, en calidad de ministros, al gobierno autnomo de Catalunya antes,a aquel central de Madrid a continuacin.

    El resultado fue indudablemente vlido en lo que concierne a las colectivizaciones delas industrias y de los campos, en el curso de un breve perodo, pero absolutamentenegativo en el medio y largo perodo en cuanto reconstruido el poder centralizado con la

    indispensable contribucin de los anarquistas, aquellas positivas realizaciones luegotuvieron que hacer las cuentas sea en el frente de la lucha antifranquista, sea en aquelloabierto en las retravas por las fuerzas estatalistas que se haban restablecido.

    Lo dicho por el sindicato vale, y con mayor razn, por la organizacin especficaanrquica basada sobre el principio federalista.

    Antes de todo, propiamente por la peculiaridad del anarquismo, que no siendo unbloque monoltico se adecua a las peculiaridades individuales, se hace necesaria para laorganizacin federal un primer esfuerzo con el intento de atenuar todas las diferencias

    bien existentes y sustanciales entre los diferentes anarquismos de los asociados.De tal manera el anarquismo mismo acaba reducido en una sntesis que todos

    comparten solo por ser bastante genrica.

    En segundo lugar, el momento central de la federacin, es decir la asamblea generalde los federados, llega a ser necesariamente espacio deliberante-decisivo donde seestablecen Estatutos y Considerandos, una concepcin del anarquismo adaptada a laexistencia misma de la federacin, fines que tienen que lograr en el breve, en el medio yen el largo perodo basados sobre lecturas, todava sintetizadas, de los mismos mbitosde los social y de la sociedad en general, desde donde se deducen las operatividades ylas intervenciones que se van a poner en marcha.

    Una mquina de este tipo (aparte las consideraciones que siguen), si tena muy pocacapacidad de incidencia social en la poca industrial, cuando la tecnologa informaba desi misma al cuerpo colectivo con un ritmo temporal casi a medida humana, no tieneninguna capacidad en el presente histrico dominado por los ritmos que dicta unatecnologa que refleja exclusive los tiempos de si misma.

    El operar de la federacin anrquica es en funcin de las concepciones generales delanarquismo sintetizado hasta los momentos comunes a todos, y de la lectura de loshechos sociales que en lo especfico o en lo general sirven de lugar de intervencin enlos cuales el operar de la federacin se pone como una cua.

    Por lo cual, modificndose lo social en sus momentos particulares o en general, sehace necesario reanudar nuevamente por medio de comisiones de estudio, congresosespecficos y generales, asambleas deliberativas que establecen nuevamente laobjetividad y la subjetividad y as siguiendo.

    Ya en esto se evidencia cmo la formalizacin de una estructura organizativa

    revolucionaria requiere, si es basada sobre el principio federalista, un gasto de energasconsiderable que, obviamente, son sustradas de alguna manera- de la lucha real declase.

    Se llega al absurdo en la sociedad informatizada, ya que el ritmo de las innovacionesy aplicaciones tecnolgicas ya ha levado al paroxismo, las mutaciones introducidas enun especfico sector se reflejan en el inmediato en todos los otros provocandoadaptaciones en todos los mbitos del social.

    El otro momento de debilidad de la organizacin federal de sntesis es su momentocentral: la asamblea.

    Ese es el lugar, por antonomasia, en el cual el anarquismo prueba a si mismo lapropia validez, no tanto sobre el plan de los contenidos ideales, sino sobre aquellos

    organizativos y metodolgicos.

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    8. CRTICA DE LA ASAMBLEA DELIBERANTE

    Contrariamente de lo que creen tantos, la asamblea decisiva-deliberante es uninstituto autoritario, que est por encima del individuo.

    El hecho, entre los ms curiosos de la historia, es que una consistente parte deanarquistas crey que eso correspondiese plenamente a los intereses del anarquismo, ycosa ms curiosa an es que hoy en da una buena parte de anarquistas federados, siendola asamblea deliberante el lugar central del instituto de la democracia directa, acaban

    por hacer coincidir el anarquismo en ella.La asamblea, el lugar de encuentro, discusin, debate, socializacin, es

    indudablemente importante ya que condensa y refuerza, conjuntamente a lasociabilidad, la riqueza especfica de cada individuo que, confrontndose con los dems,evala mejor sus propias concepciones.

    No es, quizs, la existencia misma una continua confrontacin y enfrentamiento conel otro de s?

    Y el individuo mismo, en cuanto es un ente, no se reconoce en su propiaespecificidad e irrepetitividad, propio en el contraste con el otro de s?Pues, el momento asamblear es, en su pequeez, un aspecto de la vida misma.Pero en el momento en que esa realidad decae por ser un lugar deliberante, se le

    escapa al individuo y se formaliza acabando por ser espacio autoritario que lo asfixia.El porqu es sencillo.Si se debe deliberar, es decir, tomar decisiones acerca de algo, entonces habr que

    decidir, de dar a tal cosa contenidos y contornos precisos.Considerada la peculiaridad del anarquismo no es fcil: los mismos particulares en

    apariencia secundarios para unos, tienen para otros la mxima importancia.Resulta consecuentemente que: o se procede otra vez por sntesis, renunciando a los

    particulares pero eso no siempre es posible-, o de lo contrario habr que elegir entrepropuestas diferentes, que a menudo no admiten compromisos.Las distintas posiciones se alan por facciones, y las distintas facciones recurren a

    todas las posibilidades del arte poltico, de la demagogia, de la capacidad de losindividuos de gestionar y manipular a la asamblea: arte oratorio, histrionismo,

    persuasin engaosa, resistencia, embrollos, facultades de realizacin inmediata que nose manifiestan de la misma manera en todos los individuos ni tampoco en los mismostiempos.

    El voto ratifica la autoridad que emerge del contraste a fin de decidir comnmente.Los individuos, todos los individuos, ms all de que la propia posicin sea aquella

    adoptada o no, salen patentemente derrotados, machacados por un mecanismo

    formalizado por astucia, gesticulaciones, praxis consolidada, competitividad miserable.La asamblea deliberante ha impuesto su propio poder, alcanzando a todosindistintamente.

    A m personalmente me ocurri presenciar a las asambleas deliberantes anrquicas y,hasta una vez, a uno de los congresos generales de la Internacional de las FederacionesAnrquicas (I.F.A.) y os puedo asegurar que vi de todo, en aquellas sedes, para nadadiferentes de lo que ocurre en cada partido poltico, si no fuera por el hecho que estosltimos tienen intereses de poder por defender, los anarquistas No!

    Entonces, a qu viene el ahnco, los subterfugios, las trampas dialcticas, los ardidespsicolgicos, el trabajo detrs de los bastidores en contra de las posiciones quecontrastan la propia?

    Honestamente, a m todo eso me pareci un psiquitrico.

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    Sin embargo, todo est perfectamente en regla respecto a la formalidad de losmecanismo.

    En el espacio formal del funcionamiento de la asamblea federativa, todo vienerespetado por parte de todos: mesa de la presidencia congresal, pasaje de consigna,nmina comisiones, atribucin de encargos, inscripciones para hablar, propuestas que

    tienen que ser votadas, votaciones, cuenta de las manos levantadas, aprobaciones ydisensos, y as siguiendo; todo transcripto puntillosamente, registrado para futuramemoria.

    Un carcter tmido; una sensibilidad como la ma que necesita tiempo para realizar laque est pensando; una personalidad no incline a los panegricos del politiqueismo y no

    propensa a la demagogia del arte persuasorio, aun exponiendo propuestas objetivamentems vlidas de las otras, stas quedan aplastadas, asfixiadas, anuladas por el mecanismoasamblear.

    Pero hay otro aspecto, igualmente importante, que evidencia cunta confusin hay enel anarquismo organizado de manera federal y que tiene como momento central de sufuncionamiento la asamblea deliberante: tal aspecto es el instituto democrtico,

    esencialmente basado en la votacin de la propuesta y es de por s una enormecontradiccin para el anarquismo, sea en los trminos metodolgicos sea en aquellosms propiamente gnoseolgicos.

    El contenido de las propuestas (sea por lo que concierne el anlisis sea por lo queconcierne la operatividad revolucionaria) se constituye sobre la base de lassensibilidades especficas, de las concepciones del anarquismo y de la existencia engeneral, propia de los sujetos que las elaboran.

    Tiene por lo tanto un valor en s, ms all de que otros lo compartan o no.El hecho de someter a una votacin tal contenido es algo que mella de todos modos

    aquel valor en s reducindolo a objeto de mera contabilidad numrica, como silogrando la mayora de los votos, o tambin la unanimidad, se encuentre por lo tantouna comprobacin objetiva de la propia validez; y, por lo contrario, en caso de minorade los votos, la comprobacin democrtica negara la validez de la misma.

    Que las razones de la lucha de clase, de la insurgencia individual y colectiva contra elpoder sobredeterminante estn en una simple cuestin numrica?

    El hecho de que se conteste a tal pregunta con la afirmacin por la cual laspropuestas estn sometidas a los votos no para evaluar el contenido en s, sino paraevaluar ante todo la adherencia a los principios mismos de la Federacin y en segundolugar para evaluar si reflejan las concepciones de todos los adherentes a la organizacin,no hace ms que empeorar las cosas.

    De un lado porque quien proyecta las propuestas se impone lmites en el anlisis, en

    la crtica y en la operatividad misma, ya que las elabora en funcin de la aprobacin delos dems; del otro lado porque, una vez ms, estn excluidos de las propositividadestodos aquellos que, por miles de motivos, no tienen capacidad de anlisis ni de sntesis

    para proponer y exponer de forma sistematizada.En fin, el ltimo obstculo, o sea, una de las consideraciones conclusivas que se

    alegan para sostener su validez.El instituto de la democracia directa, se afirma, tiene una validez suya no en el hecho

    de la unanimidad que se busca en la asamblea, sino por ser indicativo de las distintastensiones que animan al anarquismo federado; hasta que aquellos que no comparten lasdecisiones tomadas por la mayora, no por eso estn excluidos como contrariamenteocurre, a menudo, en el seno de los partidos autoritarios- de la federacin

    Siguen formando parte de ella, operando en sus elecciones, con tal que stas estndentro del marco de los principios y de las condiciones convenidas por el estatuto.

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    Desde mi opinin, esa es la cuestin ms seria, as seria que, en s vislumbra lainutilidad y quizs lo perjudicial de la organizacin federal de sntesis y del insititutodemocrtico: en pro de qu, a este punto, gastar tiempo y energas enormes para elmantenimiento de una mquina formalizada en momentos no indispensables?

    9. LA INDETERMINACIN COMO PERSPECTIVA

    Nuestra mentalidad, la occidental con sus debidas excepciones, tiende a conformar eluniverso a medida de la mente humana o, lo que es lo mismo, a conformar la mentehumana a medida del universo y de los acontecimientos.

    Al fin y al cabo, conocer no significa otra cosa que entender el enlazamiento causalde los eventos.

    Organizamos as nuestra experiencia y el universo que nos rodea segn unasecuencia ininterrumpida de causas y efectos, que reducimos a perfecto mecanismo quese puede medir, y correspondiente a presuntas leyes fundamentales.

    El mundo as concebido nos garantiza, por lo menos, una cierta seguridadexistencial: conocimiento es dominio, en cuanto previsin, entonces exclusin de lasincertidumbres.

    Esta misma mentalidad oper en el mbito de aquella parte del movimientoanarquista que dio vida a la organizacin federal de sntesis.

    Situada la revolucin social como certeza consecutiva del capitalismo, se trata dedeterminar los xitos en base a dos presuposiciones:

    convencer a los explotados de la belleza de la anarqua, sustrayendo lo msposible de ellos de las fuerzas y movimientos adversos;

    engrosar las filas del anarquismo con el fin de tener una fuerza determinante enel momento insurreccional.

    A la contradiccin fundamental del capitalismo socializacin del procesoproductivo-privatizacin del fruto del trabajo- se le debe acompaar la toma deconciencia proletaria que embraga el proceso revolucionario.

    Un mecanismo perfecto que refleja la ley de causa y efecto.Lo imprevisible, lo incierto, desaparecen de la historia.En el fondo se vislumbra, en el anarquismo as concebido, el sustrato determinista

    propio de una poca y tpico de una mentalidad cientfica.Pero si abrimos la interpretacin del universo y entonces de la misma existencia

    humana a perspectivas distintas nos damos cuenta que nuestras certezas son solopresuntas.

    En realidad ni los acontecimientos fsicos, ni el recorrido existencial de losindividuos pueden reducirse a mecanismos y formalismos determinsticamenteconcebidos.

    La indeterminacin, la informalidad, la espontaneidad son momentos por cierto nomarginales en la vida y en el universo, y yo no tengo ninguna intencin de dar fuerza aesta perspectiva sostenindola con algunas corrientes cientficas contemporneas.

    Simplemente afirmo que tales corrientes redescubren al universo como abanico deposibilidades abiertas hacia cada acontecimiento y hacia las interconexiones recprocas.

    De esta perspectiva resulta posible comprender que entre la explotacin y la rebelina eso no hay una relacin de causa y efecto.

    La insurgencia misma de los individuos, a menudo es una tensin existencial que

    contrasta vnculos y obstculos existentes, o si bien que se pueden simplementeentrever.

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    No solo, sino que la adquisicin de la conciencia de la explotacin y de losmecanismos de diversa naturaleza a travs de los cuales se manifiesta, nonecesariamente determina rebelin; y en caso la determinara, adems, no es cierto quela rebelin se manifieste segn nuestros tpicos y expectativas.

    A pesar de nuestras presuntas certezas, queda la indeterminacin y la informalidad de

    lo vivido.Se trata, simplemente, de tenerlo en cuenta para que de esas volvemos a pensar laorganizacin y los mtodos lucha, como tambin las perspectivas que de tal manera seabren.

    10. EL FINAL DE TODO VANGUARDISMO

    Los anarquistas no han entendido el mundo ms que los otros (y viceversa).El anarquismo, adems de ser una doctrina poltica es, sobre todo, una concepcin

    del mundo y por tanto una tica, una confrontacin especfica, concreta, del

    comportamiento del individuo.Esta tica debera informar a cada anarquista que, hacindola propia, la adecua a suparticular sensibilidad, tensin y caracterstica personal nica.

    El anarquismo as entendido no se pone razones, o justificaciones en algn lugar quequeda fuera de s mismo, sea an la anarqua en su acepcin de sociedad anrquica parlograr-construir.

    La insurgencia del individuo contra todo lo que lo oprime se justifica por s.Sin embargo, excluido cada historicismo, determinismo, finalismo, mecanicismo,

    cientifismo y as siguiendo, est claro que la rebelin en s, aunque halle en s mismacada justificacin, no es suficiente como para destruir de manera definitiva las formashistricas del poder centralizado, sobredeterminante a los individuos y las clases

    subalternas.De aqu la necesidad de abrir un abanico de posibilidades reales, materiales yespirituales por una liberacin definitiva.

    Contrariamente a las otras posiciones polticas, la tensin del anarquismo hacia ladestruccin total de los poderes constituidos no se confa exclusivamente en laobjetividad del sistema y de los mecanismos que la sostienen, sino tambin en laautodeterminacin individual.

    En efecto, el proceso revolucionario, en su acepcin de mutacin radical de un estadode cosas a otro, aun cuando no est basado en el contemporneo movimiento dereconquista individual del propio poder autodeterminado, conduce de modo rectilneohacia nuevas formas de opresin y de poder centralizado.

    Nadie puede negar eso, aunque si cada cual responsabiliza segn su propiaideologa- a los traicionamientos o a los revisionismos, o tambin a aquellas presuntasobjetividades que acaban as por ser al mismo tiempo promotoras de la revolucinsocial y sus enterradoras.

    Abrir un abanico de posibilidades concretas hacia la destruccin del poder significavincular la tensin de la insurgencia individual a todos aquellos momentos que en losocial mismo, ms all del operar anrquico, toman valor de expresiones de laautodeterminacin o de ruptura con el orden impuesto.

    Tal vnculo, pero, excluye cada instrumentalizacin, cada vanguardismo.Los anarquistas no tienen nada que ensear en el plan de la revuelta contra el orden

    constituido.

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    As que el vnculo que se da entre la tensin anrquica y las fuerzas sociales rebeldesse materializa como estmulo a la radicalidad de la lucha y de la rebelin, acentuandounos elementos de la autodeterminacin y prospectando otros.

    Si desaparece la certeza de la revolucin social, su posibilidad no queda excluida.Pero, una vez desaparecida la certeza, se disuelven, porque estn estrechamente

    conexas a ella, todas las series de consideraciones organizativas y metodolgicas delbagaje de las federaciones anrquicas.Carece de sentido la competencia con los adversarios y por tanto la propaganda con

    el fin de ganar al anarquismo ms proletarios de los que hacen las otras fuerzas.No tiene ms sentido organizarse hoy en funcin de la construccin del futuro libre;

    sera hipotecar el maana a las exigencias del hoy.No tiene ms sentido que los anarquistas se tomen tareas histricas, asuman

    funciones en pos de la revolucin social liberadora.Los anarquistas, al igual que cualquier otro movimiento, son slo uno de los infinitos

    centros que componen el universo.

    11. EL INSURRECCIONALISMO

    Aunque como sola posibilidad, el proceso revolucionario tiene que catalizarse en unaruptura con el existente.

    Tal ruptura es la insurreccin generalizada que destruye al poder constituido en suselementos sustanciales: instituciones varias, socializacin de los grandes medios de

    produccin, etc.En nuestra perspectiva, el momento insurreccional llega a ser central, y eso debido a

    diversos motivos: por su esencia destructora, y no tambin constructora;

    por la ausencia total, en su pice, de motivos mediadores o de tendenciasmoderadoras;

    por el desencadenamiento de los individuos de las ataduras materiales, morales,psicolgicas impuestas por el sistema de servidumbre;

    por la ausencia total, en su pice, de motivos mediadores o de tendenciasmoderadoras;

    por el desencadenamiento de los individuos de las ataduras materiales, morales,psicolgicas impuestas por el sistema de servidumbre;

    por la imposibilidad de su instrumentalizacin, en lo inmediato, por parte de las

    fuerzas de poder.Por lo tanto es en la inmediatez del evento insurreccional que es posible, para losanarquistas, destruir y estimular a destruir todos los mbitos del poder centralizado.Cualquier evaluacin acerca de la continuidad, entre lo social viejo y aquello porconstruir se ha demostrado catastrfica por la revolucin social misma.Pero, el momento regocijado de la destruccin, es muy breve y en tal espacio de tiempoes indispensable golpear.Una vez acabado el momento, las fuerzas de poder que han escapado de la destruccin,tendrn miles de ocasiones y motivos para proponerse de nuevo como indispensables enla construccin de lo nuevo, haciendo hincapi en el cansancio y en las necesidades

    materiales de los insurgentes.

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    No ser, todava, en la competencia directa con tales fuerzas que el anarquismo tendrposibilidad de radicarse en los individuos, sino en el hecho de haber conseguido destruira las condiciones materiales, institucionalzadas y formalizadas del poder antecedente ejrcito, tribunales, ayuntamientos, parlamentos, archivos, armamentos y hombres- y enel proseguimiento a ultranza de la lucha radical contra todo lo que en cuanto viejo o

    nuevo quiere sobredeterminar a los individuos.Segn el recto razonamiento, el anarquismo en cuanto negacin del poder centralizado,es momento esencialmente destructivo, no tambin constructivo.En el evento insurreccional generalizado se concreta a grande escala el anarquismo ensu indivisibilidad de tica y doctrina.Es tal evento que acaba por ser sealado respecto a los otros.Ahora, la insurreccin generalizada es posibilidad no directamente conexa a la puraactividad propagandstica, aunque no hay que excluir un eventual beneficio que aportala propaganda anrquica en el social subalternizado.La posibilidad ms concreta reside en las exigencias de los explotados, en lasnecesidades que el sistema de explotacin y de opresin deja insatisfechas en amplias

    masas de proletarios.Hay siempre la posibilidad que de una protesta surgida aun por motivos aparentementeftiles, o de orden reformista, explosione el momento insurreccional, an ms si se poneen marcha una metodologa de lucha que sea preludio de la autodeterminacin:autogestin de la lucha misma, ataque sin exclusin de golpes a la parte contraria,rechazo de mediaciones y de mediadores, determinacin en el logro del intento.El insurreccionalismo anrquico es, ms precisamente, la intervencin en las luchasemergentes del social, segn la metodologa que defiende a la insurreccin generalizaday que se materializa en el inmediato como praxis de la accin directa, de laconflictividad permanente, de la autogestin de las luchas mismas, sin poner vnculos alas especficas tensiones y sensibilidades de los individuos y grupos, estimulando as lamultiplicidad de formas de la intervencin.Lo que caracteriza al insurreccionalismo anrquico es el mtodo puesto en marcha, no elcontenido de cada lucha.El mtodo se justifica por s, por lo cual excluye cada valoracin de tipo cuantitativo: nose acta en funcin del aumento del nmero de los anarquistas, sino de los estmulosque el mtodo llega a difundir en lo social o en las luchas especficas. Qu importancia

    puede tener definirse anarquistas o no en el momento en que la prctica de la accindirecta, del enfrentamiento con el poder constituido, de la negacin de lasobredeterminacin avanza?

    12. LA PROYECTUALIDAD INSURRECCIONALISTA

    En mi opinin, los anarquistas se distinguen de los dems revolucionarios y de losdems proletarios, no por la radicalidad de su intervencin, no porque son mshumanistas y sensibles de los dems, no porque defiende una sociedad idlica, o otroscentralismos y amenidades parecidas.

    Se distinguen mucho mas sencillamente por el mtodo no llega a manifestar todas lasposibilidades si no se logren coger, en su secuencia, al menos los ms importantesaspectos de nuestro actuar.

    Pero el mtodo no llega a manifestar todas las posibilidades si no se logran coger, ensu secuencia, al menos los ms importantes aspectos de nuestro actuar.

    El mtodo produce el mximo de su potencialidad si se acompaa y sostiene por unaproyectualidad, en otras palabras si se acta en perspectiva.

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    Es en el actuar proyectual que cada accin, cada intervencin, enlazndose las unascon las otras en la perspectiva de fondo en nuestro caso, la posibilidad de lainsurreccin generalizada- adquieren un sentido y una razn global, resultando as mscontundentes en el enfrentamiento contra el poder constituido.

    13. LA ORGANIZACIN INSURRECCIONAL INFORMAL

    Debera resultar evidente a estas alturas que la organizacin, desde nuestraperspectiva, no es un fin sino un simple medio, un instrumento que, sustentado por unametodologa precisa, permita a los individuos de reforzarse sin acabar scubos de lamisma organizacin, que empiece de la autodeterminacin y reproduzcaautodeterminacin.

    La organizacin expresa las relaciones entre los hombres y entre ellos y las cosas, ylos acontecimientos.

    Tales relaciones pueden fijarse en unos momentos establecidos, que constituyen

    verdaderas y propias instituciones formales dentro de las cuales se estructuran.Es ese el caso de la organizacin formal que se concreta en estructura burocrtico-vertical, o bien como ya vimos en el caso de las organizaciones anrquicas de sntesis-en estructura federal que, si bien privada de institutos burocrtico-jerrquicos, se mueveen base a momento formalizados (comisiones, asamblea deliberante, votos, etc.).

    Sea en un caso que en el otro la vitalidad y la riqueza obtenidas par el contraste, ladiversidad, la especificidad de los sujetos son negadas o acaban esterilizadas por va delas sntesis necesarias y del mismo formalismo impuesto por la organizacin.

    Pero la organizacin es posible tambin de una manera totalmente diferente, sinforzar ms bien dando a ellos la justa funcionalidad- en mecanismo e institutosformales la especificidad de los individuos y la articulada variedad de formas de la

    existencia.Esa es la manera de relacionarse con los hombres y con las cosas en la informalidadmisma, por lo tanto en el fluir mismo de las relaciones, tensiones, peculiaridades,exigencias, afectos, necesidad de la lucha y de la supervivencia propia y de los dems.

    La vida misma fluye gracias a la informalidad, es decir, por medio de aquellosmomentos que el poder constituido no logra asfixiar, formalizndolos en el interior desu propio orden.

    Y es todava en tal informalidad que emergen las mirdadas de actos de rebelin quediscuten el orden del Estado-capital.

    De la indeterminacin y multivariedad del universo, pillado desde el aspecto de suinformalidad, no surgen revolucionarios que programan el momento constructivo de la

    revolucin social, encausndola dentro de los lmites y recorridos de su propia mente;ms bien emergen individuos insurgentes en contra de las presentes condiciones por

    parte del poder y al mismo tiempo en contra de cada hiptesis e intento de construirotras nuevas, dejando as al indeterminado futuro cada momento constructivo.

    Esa es la organizacin informal anrquica que preludia a una organizacin igualmente informal- de las luchas que se ponen en marcha o de aquellas en que

    participamos.La Unin de los Anarquistas Sardos (U.A.S.) es un lugar en que la informalidad de

    las relaciones es cultivada mediante la prctica insurreccionalista.No es un lugar en que se cultivan ideologas o momentos de asamblea deliberante.Ms bien se socializan anlisis, proyectos de lucha, momentos de lucha; cada cual da

    y coge de ese lugar, da por s solo o sobre la base de las afinidades e intereses hallados

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    con otros que pueden ser todos o solamente una parte de los que componen a laU.A.S.-, lo que ms le pertenece.

    Quien lo considere oportuno hace tambin propaganda sencilla, pero lo quecaracteriza a la U.A.S. Es que no se acta para hacer proselitismo, ms bien paraextender en lo social particularmente en las luchas especficas- el mtodo insurrecional

    en la informalidad de las relaciones.Con ese espritu estuvimos presentes en algunas de las luchas y situaciones mssignificativas de la ltima dcada; por ejemplo contra la primera operacin poltico-colonial denominada Forza Paris.

    Con tal espritu nos adentramos en la lucha en contra de los parques, tecnolgicos onaturalistas que sean, porque por medio de los unos y de los otros, slo aparente sinconexin, el capital-Estado, que ya se ha reestructurado pasando del industrialismo al

    postindustrialismo, se pone en marcha para dominar nuestra tierra reducindola a centrode investigacin y a imagen de la realidad virtual que reproduce lucro y sistema.

    14. EL DESORDEN DE LA REVUELTA

    Entonces informalidad en las relaciones, informalidad en la participacin en lasluchas, informalidad, en su acepcin de indeterminacin, en la accin insurreccionalistay en el mismo momento insurreccional.

    Tambin el actuar proyectual no reniega de la informalidad, ms bien se da a partirde ella y en ella se resuelve.

    La organizacin misma es totalmente otra cosa que una estructura: es ms bien unlugar de socializacin y de sintona de las luchas y de las tensiones, no de unificacin delas mismas.

    De igual manera las luchas emergentes del social, los actos de revuelta individual o

    colectiva, lejos de ser instrumentalizados por fines de cualquier revolucin que descansaen las mentes de los organizadores sociales, tienen relevancia en s ya que compenetranlas tensiones que empujan a la insurreccin generalizada.

    Como ya vimos, la perspectiva anrquica insurreccional e informal pone en primerplano a la insurreccin generalizada, no pretende, ms bien lo niega decididamente,tener roles constructivos.

    El momento predominante de la perspectiva es la autodeterminacin por laautodeterminacin, entonces esencialmente destructivo-negativo.

    Pero no creo exista alguna posibilidad, por el individuo, aunsiendo anarquista insurreccionalista, de destruir el poder que looprime.

    Esta posibilidad se abre slo mediante la sintonizacin con cuanto emerge dedestructivo y de negativo de lo social mismo, no para instrumentalizarlo cada cual porsus fines, daando a los fines de los dems, sino para acuarse y extender lascontradicciones, el desorden, la revuelta.

    Cuanto ms esos actos se manifiestan descompuestos y desordenados, sin ningncentro, ms bien haciendo referencia a miles de centros, cada uno autodeterminado,entonces mucho ms sern irreductibles a una formalizacin e irrecuperables por partede los obstaculizadores del desorden social.

    El poder, en realidad, aun en el aparente desorden que crea, puede afirmarse yperpetuarse solo en una cualquier forma de orden. Los revolucionarios, tambin losanarquistas, que quieren cubrir el papel de construir el futuro, y no solo de destruir el

    presente, han inevitablemente recompuesto el orden social ahogando as al desorden dela insurreccin generalizada, entregando de tal manera el cuerpo social entero en las

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    manos de los nuevos poderes que, en aquel orden recompuesto han encontrado laocasin donde lanzar nuevas formas de explotacin y de opresin.

    Es por eso que nosotros reivindicamos y actuamos en funcin de la revueltadescompuesta, difundida por todos lados, sin cabeza ni cola: mejor dicho somos por eldesorden social perenne, condicin indispensable para crear la imposibilidad de que se

    manifieste el poder centralizado.

    15. LA ACTUALIDAD DEL ANARQUISMO INSURRECCIONALISTA

    Yo creo que la organizacin anrquica de sntesis, en todo caso, haya tenido una granimportancia en el pasado.

    La sociedad industrial, esencialmente basada en la concentracin productiva, amenudo hasta la verticalizacin del ciclo entero de produccin de las mercancas, quedeterminaba la presencia en espacios limitados de miles y miles de trabajadores, tenacomo consecuencia aun la constitucin de una manera de entender en comn y

    evidenciaba a los mismos explotados como si fueran ellos mismos los productores de lariqueza social que, al contrario, el capitalismo privatiza a beneficio exclusivo de laburguesa.

    Los mismos bienes producidos eran de utilidad comn y lo habran sido tambin enel hipottico futuro liberado.

    La revolucin social, actuando la expropiacin de los grandes medios de produccin,habra llevado no solo a la socializacin de la produccin, sino de los bienes producidos,de utilidad social en cuanto ligados a la satisfaccin de las necesidades reales.

    Lo que represent el grueso lmite de la organizacin anrquica de sntesis fue elhaber pretendido la exclusiva, de haber siempre demonizado a las tendencias anrquicasminoritarias que, en el plan de la organizacin y de la metodologa, practican

    intervenciones distintas, que esquivan las contradicciones y los lmites del federalismo,de la democracia directa y del anarquismo de sntesis.Ni siquiera se puede negar que las organizaciones de sntesis sean, a su manera,

    insurreccionalistas.En efecto, el anarquismo, rechazando cualquier sistema de democracia

    representativa, necesariamente tiene que poner en el proceso revolucionario, y en lainsurreccin generalizada como quiera que se entiende, el momento de ruptura con el

    presente histrico.Pero la insurreccin generalizada est metida en un futuro.Y sus condiciones objetivas y subjetivas hay que construirlas poco a poco, contando

    con la fuerza numrica de la organizacin anarcosindicalista, las condiciones materiales

    del momento y cualquier otro accidente imaginado por mentes, y estructuras mentalesencerradas en el crculo de la continuidad histrica y de otras valuaciones.

    En nuestra contemporaneidad, la reestructuracin del capitalismo debida a lautilizacin sistemtica de las nuevas tecnologas en cada mbito del social, de la

    produccin de las mercancas a su consumo, de la comunicacin al control esparcido enel territorio, del civil al militar, ha sustancialmente modificado el mundo.

    La realidad est compuesta por momentos, estmulos, tensiones verdaderas que sonahogadas y mezcladas en los momentos virtuales.

    La realidad virtual, de las necesidades inducidas, de la produccin de mercancasvirtuales y del consumo virtual ya se ha impuesto.

    La fbrica tradicional desapareci o est por desaparecer definitivamente, para dejar

    el lugar a una mirada de pequeos y pequesimos centros productivos altamenteinformatizados, con posibilidad de conversiones productivas impensables a su tiempo.

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    Los intereses del proletariado, quebrantados en miles de pedazos, se pierden en losmeandros de la realidad virtual.

    El asenso generalizado encuentra en la democracia el mecanismo que lo reproduce:hemos llegado a las consultaciones populares videoteledirigidas para establecer culmercanca virtual satisface mejor a las necesidades virtuales de consumidores

    virtualizados!La misma democracia ya es una de las realidades virtuales, como todas las otras.Y yo encuentro an ms carentes de sentido a las consideraciones puntualmente

    sostenidas en unos peridicos anrquicos durante cada eleccin poltica, en que seremacha que el alto porcentaje de las abstenciones y de las papeletas electorales nulas oanuladas confirmara... la prdida de confianza en la poltica y en la democraciarepresentativa.

    La verdad, al contrario, es que la supervivencia del capital-Estado tecnolgico, solopulverizado en el territorio, es posible solamente a travs del asenso generalizado.

    Mientras la fbrica tradicional se poda defender bien de una cualquiera fuerzamilitar, por estar localizada en un lugar bien preciso, la informatizacin de la

    produccin ha determinado el desplazamiento de una mirada de pequeos talleres encada rincn del planeta; la telemtica, sin ms, permite que sea posible la produccindesde las propias viviendas, slo alcanza un personal computer.

    Ahora, es evidente que un sistema de ese tipo nunca podr ser defendido si no en latransformacin en policas del sistema de las mismas personas que viven en el territorio:ningn dispositivo represivo sera capaz de garantizar la incolumidad de tal sistema

    pulverizado.Qu importancia puede tener, pues, el hecho que las urnas vengan abandonadas si,

    contemporneamente, no se ataca al capital-Estado postindustrial?Sin embargo, ni siquiera se puede afirmar que el asenso al actual estado de las cosas

    sea total.Los excluidos por el sistema, los marginados, los insubordinados, en suma los

    hinchamientos son el fruto natural de la sociedad dividida en privilegiados por un lado ysubalternos por el otro.

    La rebelin es un hecho tambin natural, que por cierto no descubren los anarquistas,ni los dems revolucionarios.

    Pero esa rebelin no es inmediatamente reconductible a los viejos programasrevolucionarios que miran a la destruccin del presente y a construircontemporneamente el futuro liberado.

    La rebelin actual es descompuesta, desordenada, fin a s misma.Por los rebeldes sociales, la insurgencia es un rechazo total de las ideologas, de

    cualquier tipo, por ser consideradas, en buena parte con razn, los pilares portantes delsistema que los oprime.Su rebelin es la que estalla en manera destructiva, contra todo y contra todos. No es

    comprensible en ningn esquema preconcebido.El origen de la rebelin puede ser una reivindicacin especfica, la contestacin de

    un acto considerado ofensivo, en suma, cualquier momento particular que por miles demotivos asume en una especfica situacin una funcin detonante.

    No se trata por lo tanto de cuestiones generales o generalizables, sino demotivaciones especficas.

    Ese hecho es de la mxima importancia en el orden de nuestro razonamiento.En efecto, cada tentativa de induccin del hecho especfico que origina a la lucha, en

    condiciones y consideraciones de naturaleza poltico-social inmediatamente se realiza

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    como instrumentalizacin por fines ajenos a la lucha misma; y es as propio en larealidad de hecho.

    Pero son siempre esas luchas las que abren la posibilidad de una intervencinespecfica que encuentre en el mtodo insurreccionalista, es decir, en la accin directa yen la autogestin de la lucha misma, los momentos esenciales de ruptura con la praxis

    de la mediacin y aceptacin pasiva de los mecanismos propios de la delegacin.Provistos de ese mtodo y de la proyectualidad necesaria para ofrecer a la luchaperspectivas de enlaces con otras luchas y de entendimiento ms amplio de laespecificidad que refleja, quedan abiertas largas posibilidades de un desemboqueinsurreccional.

    En esta perspectiva, el anarquismo no es una doctrina, sino una concreta manera deponerse enfrente al existente, de luchar contra ste, por su definitiva y total destruccin.

    16.POSTINDUSTRIALISMO, ESTADO, LUCHAS DE LIBERACIN NACIONAL

    El Estado moderno surgi de las exigencias de las burguesas locales, en rabiosa

    lucha entre ellas, durante el perodo de acumulacin originaria del capital, de su arraigoy desarrollo en territorios circunscriptos.

    Pues, proteccin y garanta del capital de la competencia extranjera, de los ataques delas masas proletarizadas y de la resistencia cultural y material de los pueblos y etniashistricas hostiles a la penetracin y al dominio capitalista-estatal.

    Etnocidio y genocidio han acompaado al Estado moderno desde sus orgenes hastalos umbrales del tercer milenio.

    No es una casualidad que el Estado se individua histricamente como enemigo, noslo de las masas proletarias, sino tambin de las fuerzas sociales y polticas de los

    pueblos oprimidos.La aplicacin de las nuevas tecnologas tambin a los procesos productivos de las

    mercancas (y en la sociedad tecnolgica cualquier cosa, material y espiritual, real oficticia, es mercanca), juntamente a la sabia utilizacin de los media en la creacin derealidades virtuales y en la manipulacin de las conciencias, han modificadoradicalmente el estado de las cosas.

    La pulverizacin de la industria en el territorio requiere el mximo asenso por partede quien habita en dicho territorio: un Estado no aceptado, a menudo directamenteenfrentado y objeto de ataques continuos por parte de las poblaciones, es un poder

    poltico incapaz de garantizar la estabilidad y los intereses del capitalismopostindustrial.

    Por eso, en muchas situaciones vieja Europa, Amrica Latina, ex-imperio

    bolchevique, oriente Medio y oriente Extremo- asistimos no solo al nacimiento denuevos Estados, sino tambin a la transformacin de Estados dictatoriales en regmenesdemocrticos, y de aquellos tradicionalmente centralistas (como el italiano, el espaol,el francs, etc.) en regmenes democrticos en amplia descentralizacin administrativacon reales tendencias hacia nuevas formas de poder estatal federalista.

    En el mismo tiempo, la mundializacin del mercado permite e induce eldesmantelamiento de la industria tradicional ubicada en las reas todava no pacificadas.El fin es convertir estas ltimas, homologndolas a los mismos procesos productivo

    postindustriales, en gigantescas realidades virtuales ecolgico-tursticas y, como tales,metas de masas de culturizados que consumando ese virtualismo llevan a cabo el

    proceso de desculturacin que el Estado y el capital industrial no haban llegado a hacer.

    El desmantelamiento industrial en las Asturias y en muchos lugares del Pas Vasco, elcierre de las minas en la Cerdea, etc., hasta la contempornea imposicin de parques

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    naturales y reas protegidas, acaso, adquieren mayor comprensibilidad si son valuadospara esta perspectiva.

    Al capital-Estado actual interesa la ganancia, no las tonteras ecologistas, que biensabiamente las utiliza para hacer una verdadera y propia industria capaz de transformaruna realidad virtual en una ganancia real.

    Se aclaran as tambin aquellas posiciones interclasistas propias de la burguesacompradora y del capital local de las reas geohumanas culturalmente optimidas.En efecto, no se puede jugar ms al enredo de la liberacin nacional en el inmediato

    y aplazar la cuestin social al maana.La independencia estatal, en el postindustrialismo, significa hacer inmediatamente

    los intereses del capital-Estado de las multinacionales, y no se necesita mucho paraentender que la independencia real, la autodeterminacin de los individuos y de los

    pueblos no puede existir si est bajo el yugo material del capital autctono variamenteconfundido con aquel extranjero.

    Hoy ms que nunca la lucha por la autodeterminacin tiene que ser a la vez luchacontra el capital y lucha contra el Estado, an y sobre todo contra el local que ya se

    vislumbra en las administraciones perifricas y en aquellas regionales, con todos losaspectos de la autoctona.

    Lucha que hay que manifestarse con nuevas formas de organizacin, adecuadas alataque real a la sociedad tecnolgica: no estructuras poltico-militares verticales einterclasistas, porque continuaran a producir martirio de individuos y racionalizacindel capital-Estado.

    No ms ejrcitos de liberacin nacional que, con el pretexto de la autodeterminacinfutura, en realidad construyen el Estado local ms adecuado a la sociedad del dominio

    post-industrial, y por lo tanto fautores de nuevas vejaciones y de la homologacin a lamercanca.

    No ms lucha contra el solo Estado histricamente opresor de las especficassituaciones geohumanas, sino lucha contra todos los Estados en cuanto representan uninters nico y un enemigo nico que hay que golpear.

    Hoy ms que ayer, los ejrcitos revolucionarios no tienen ninguna razn de ser: el enemigo est desplazado en el territorio, para golpearlo alcanzan pequeos

    instrumentos, un poquito de voluntad y mucha creatividad.

    Pero resulta evidente que golpear al enemigo as individuado slo en un punto, sloen un territorio, aunque si lo daa en alguna manera, no lo pone en crisis del todo. Para

    ponerlo seriamente en discusin hay que tomarlo en su real extensin y ramificacin,que bien superan los confines de los pueblos y de los Estados, dndole el asalto enmanera sintonizada, cada cual segn sus propios instrumentos, mtodos y

    sensibilidades.

    17. LA PROPUESTA DE UN INTERNACIONAL ANTIAUTORITARIAINSURRECCIONALISTA: LA SOLIDARIDAD REVOLUCIONARIA COMOCOMPLICIDAD EN LA LUCHA.

    La perspectiva internacional nos permite de individuar no slo la presencia de lasmultinacionales en nuestros territorios, sino aun la presencia del capital autctono enterritorios ajenos, en aquellas alianzas de intereses que son las multinacionales.

    Descubrimos as que el pecorino sardo [queso de leche ovejuna], por ejemplo, puede

    desembarcar en Canad y en los EE.UU. Porque se traduce en una mercanca de lamultinacional Barilla.

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    A su vez esta, multinacional est constituida por capitales de otras multinacionalesque operan en cada mbito del planeta.

    Y descubrimos, adems, que tambin los ahorros de los ms mseros proletariossardos, entregados en las cajas del Banco di Sardegna, variamente entrelazados concapitales de otros bancos y multinacionales, acaban por ser una de las realidades que

    oprimen pueblos, etnias y proletariado de cada rincn del planeta.Con estos descubrimientos, estamos en condicin de entender cunto inicuas ymiserables sean las formas de protesta y solidaridad que cada vez a menudo seexpresan en desfiles inocuos por las calles de las ciudades; en pro de las fuerzasrevolucionarias y de los pueblos combatientes.

    Gritar en la plaza contra las multinacionales y el Estado que en Mxico, por ejemplo,continan tranquilamente a exterminar a los pueblos del Chiapas llega a ser una formafolklorstica que alimenta el rgimen democrtico de la soc8iedad postindustrial, porqueste se fortalece por la estril forma de disenso presunto en las plazas y en los territoriosen que realmente domina por otros lados.

    Para salir de la folklorstica e intil protesta de los desfiles en orden compuesto, se

    necesita de aquel esfuerzo analtico que, slo, nos permite de encontrar en nuestroterritorio a las materializaciones, en trminos de presencia del capital, instituciones,sedes, hombres, etc., del real enemigo que opera en el Chiapas, pero aun mstranquilamente en nuestro hogar.

    El capital-Estado as individuado puede y tiene que ser golpeado, en Chiapas y enotros lugares, de ser posible en manera sintonizada.

    Paralizar a las ganancias del capital-Estado es la real solidaridad revolucionaria que,de esa manera, no es ms ddiva de sentimentalismos y pietismos, sino complicidad enla lucha por la autodeterminacin de los individuos y de los pueblos.

    Es en esa ptica que, juntamente a compaeros de otroslucgares, lanzamos la propuesta de una Internacional AntiautoritariaInsurreccionalista (I.A.I.), desde el 1992.

    Propuesta que no pas inobservada, segn parece, visto que guardianes diligentes delcapital-Estado por cierto no dotados para entender a las nuevas formas radicales demanifestarse de la rebelin social y de la insurgencia afuera de los conductos de lasorganizaciones tradicionales polticas y armadas- desde el principio han demonizado entoda otra cosa de la que es en realidad:

    partido armado, organizacin estructurada en manera vertical, una especie desopa en que rehierven todas las porqueras que sesos subyugados al servicio delamo viejo y nuevo vuelven a encontrar en su propia casa y de la cual pretendenel monopolio.

    Pero, la Internacional Antiautoritaria Insurreccionalista no es una estructura, ni unamquina, ni siquiera un mecanismo que se reproduce a s mismo.

    Ni tampoco es una entidad formalizada, sino simplemente una ocasin, un espacio,una posibilidad de socializacin de las tensiones y de los proyectos de individuos ygrupos de individuos que, desde ya se estn enfrentando realmente contra la sociedaddel capital-Estado informatizado.

    segn la metodologa insurreccionalista, la informalidad en las relaciones, elrepudio de cada ideologa que, en la abstraccin y en los purismos de tiporeligioso, desvan energas hacia el enfrentamiento contra el enemigo desiempre, pero con los vestidos nuevos de la informtica.

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    Tambin en este caso, en la perspectiva de la lucha de liberacin nacional y de lasolidaridad material, el anarquismo insurreccionalista y la informalidad organizativatienen muchas cosas que decir.

    Gracias por la atencin y la paciencia.