el chalchihuitl: trafico, tributo y comercio de la piedra verde en el imperio de motecuhzoma...
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estudio sobre los sistemas de obtencion y redistribucion e intercambio de articulos de piedra verde en el imperio mexicaTRANSCRIPT
EL CHALCHIHUITL:
TRÁFICO, TRIBUTO Y COMERCIO DE LA PIEDRA VERDE EN EL
IMPERIO DE MOTECUHZOMA XOCOYOTZIN
GILBERTO PÉREZ RICO
ENAH-INAH-SEP
1
Ea, mexicanos, que aquí ha de ser vuestro cargo y oficio, aquí habéis de conquistar, ganar y avasallar (…) para que vosotros alcancéis y gocéis las finas esmeraldas, piedras de gran valor.
(Tezozomoc, I, p.13).
En llegando los mercaderes a la provincia de Anahuac Xicalanco, luego daban a los señores lo que el señor de México los enviaba, (…) y luego los señores (…) de la misma provincia, (…) les daban grandes piedras labradas verdes (…) chalchihuites colorados, (…) y otras esmeraldas (…) estas cosas traían los mercaderes de aquella provincia de Xicalanco para el señor de México.(Fray Bernardino de Sahagún, l. IX, p. 551).
Este Quetzalcoatl dicen los naturales, que era grande artista, y muy ingenioso y que les enseñó muchas de las artes mecánicas, en especial el arte de labrar piedras preciosas que son unas piedras verdes que estimaban en mucho aprecio (…). (fray Juan de Torquemada, T. II, p. 48).
Portada: retrato del emperador mexica Motecuhzoma Xocoyotzin, atribuido a Antonio Rodríguez. Tomado de www.aztlanvirtual.com/.../museos/expo001_1.html
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AGRADECIMIENTOS.
Quiero agradecer a mi madre, Doña Adela Rico Salazar, por el apoyo tanto moral como económico, que me impulsó a seguir adelante, y sin éstos no sería posible este trabajo; a mi padre don Cecilio Pérez Duarte; a mis hermanos Roció, Ricardo y Verónica Pérez Rico, a mis sobrinitos Gigis Betito, Erick Alberto López Pérez, Joel Zahid Pérez Rico, Karol, Valeria y Rosita Pérez Miranda.
Al Arqueólogo Alejandro Pastrana Cruz, quien revisó la investigación y cuyos consejos y correcciones hicieron más coherente este trabajo; a mis asesores, el Ing. Joaquín García Bárcenas y el Arqlgo. Rubén Manzanilla, quienes me prestaron su importante ayuda en la revisión final de la investigación; A los Arqueólogos Jorge Quiroz, Bertina Olmedo y Jaime Cedeño; a la arqueóloga Carmen Lechuga y Lorenzo Ochoa, quienes leyeron, revisaron y estructuraron la propuesta de investigación; al arqlgo. Antonio López palacios, quien me animó y apoyó en muchos aspectos a terminar la investigación; al Arqlgo e Ing. Adolfus Langendsheidt, quien me explico y guió por el mundo de las rocas y minerales.
A todos mis compañeros de la ENAH, en especial, a Lilia Palmas Sánchez, Flor Rivas García, René Sosa Núñez, y Lorena Medina, que me apoyaron a seguir adelante con esta investigación, con quienes pase muy buenos momentos en las prácticas de la ENAH, y quienes hasta me ayudaron a recolectar muestras de piedras verdes en varios pueblos; a Verónica Frías Hernández, con quien discutí y analicé algunos puntos y conceptos utilizados en este trabajo; a Fabiola López Flores quien transcribió todo el trabajo; elaboró los cuadros, realizó los dibujos y los planos y siempre me apuraba para que terminara.
A mis grandes amigos, compañeros y colegas del Coroco Churubusco, Omar González San Miguel, Alejandro Zarate, Abigail Flores, a Leonardo López, a Carla Reyes, a Judith Alva, a Justine, a Tonantzin, a Paulina Torres, a Adán Meléndez, a todos mis amigos y compañeros chintololos del Archivo Histórico de Azcapotzalco y de la Dirección de Servicios Educativos y Culturales de la Delegación Azcapotzalco.
A los compañeros del Acervo de la Zona de Monumentos Arqueológicos de Teotihuacan, del Proyecto Análisis y Registro de las Industrias Teotihuacanas de Concha, Piedra y Hueso, arqlga. Claudia López Pérez, arqlga. Clara Paz Bautista, maestro Gilberto Pérez Roldán y arqlga. Fabiola Torres, quien logro rescatar esta investigación de un archivo perdido; a los artesanos lapidarios de Teotihuacan, que me inspiraron en el estudio de las piedras semipreciosas y en las técnicas de su trabajo; a todos aquellos que se mostraron interesados en mi trabajo y a todos los que me faltaron, también les doy las gracias.
3
INTRODUCCIÓN
Uno de los materiales mas preciados para las culturas mesoamericanas,
junto con las plumas de quetzal y las turquesas, fue sin duda, la preciosa piedra
verde conocida por los mexicas como “chalchíhuitl”. Su importancia se debía
principalmente al simbolismo religioso que giraba en torno a este material, y
también a importantes aspectos económicos, políticos y sociales que lo elevaban
al rango de artículo de lujo exclusivo de dioses, reyes y nobles.
La piedra, debido a su color verde, representaba simbólicamente a la
vegetación, a la vida, a la fertilidad y al agua. El nombre chalchíhuitl era sinónimo
de lo más precioso, de lo más valioso y de lo sagrado. El gran teocalli o templo
de las principales deidades Mesoamericanas, era denominado como “Cerro de
Piedras Preciosas” o Chalchiuhtepetl. Las efiguies de los dioses principales, eran
labradas en piedra verde o adornadas con diversos artículos de chalchíhuitl; de
igual forma diversos objetos usados en los ritos, y ceremonias eran elaborados en
este material. Las piezas de piedra verde eran un componente indispensable en
las ofrendas dedicadas a los dioses, a los templos y a los difuntos de alto rango
social; como artículo de lujo lo ostentaba en forma de joyas la clase dirigente.
Hacia la época del reinado del emperador tenochca Motecuhzoma
Xocoyotzin, la sociedad mexica, heredera de la tradición mesoamericana, utilizó
infinidad de artículos elaborados en diversas piedras de color verde, para su uso
en ceremonias y ofrendas, como objetos utilitarios, y como adorno personal de los
dioses y de la nobleza, en cuyas manos se concentraba. Una buena cantidad de
estos artículos eran obtenidos por los mexicas en forma de tributo, de algunas de
las provincias sujetas al imperio; también recurrían a un complejo sistema de
intercambio de bienes, realizado por el grupo de comerciantes llamados
pochtecatl, quienes viajaban largas distancias a comerciar en los importantes
centros de intercambio situados en las fronteras del imperio, y en los diversos
mercados principales que existían en las provincias sujetas.
4
El chalchihuitl era usado por la élite mexica en ritos y ceremonias, en forma
de hachas votivas, vasijas, esculturas, máscaras, adornos y joyería para los
dioses; también formaba parte importante de las ofrendas; como herramienta, se
utilizó por la dureza del material, en forma de hachas y azuelas, puntas de cincel,
mazos y malacates; pero su más intensivo uso fue quizá, la elaboración de
hermosas joyas pulidas para el adorno personal de la nobleza, que la ostentaba
en forma de hermosos collares de cuentas, orejeras, pendientes, placas labradas,
narigueras, discos, mosaicos, etc., con los cuales los personajes importantes
señalaban el alto rango social al cual pertenecían.
La importancia del chalchíhuitl para la sociedad mexica, como material
sagrado, altamente apreciado en forma de objetos rituales, utilitarios y joyas, llega
a nosotros gracias a la información escrita en las fuentes etnohistóricas del siglo
XVI, las cuales señalan su función religiosa, económica, política y de estatus
social, así como sus diferentes formas de empleo; la tecnología empleada en su
elaboración, y la procedencia de la materia prima y de los objetos elaborados;
esta información es a su vez, enriquecida con diversos estudios arqueológicos
actuales sobre artefactos prehispánicos mesoamericanos, que nos proporcionan
datos sobre su uso, las diferentes materias primas preferidas por los lapidarios,
las posibles fuentes de abastecimiento y yacimientos, las formas de obtención de
los objetos, las asociaciones estilísticas y sus rangos temporales. Sin embargo,
quedan aún algunos aspectos sin resolver, como por ejemplo, algunas
interrogantes sobre los lugares de abastecimiento de las diferentes variedades de
piedra verde; cual era el proceso de trabajo por el que pasaban las materias
primas desde su obtención en el yacimiento, hasta su transformación en un objeto
útil; y cuales eran las formas generales mediante las cuales el chalchihuitl
circulaba, se redistribuía y se usaba en el Imperio Mexica.
5
EL TRAFICO, EL TRIBUTO Y EL COMERCIO DE LA PIEDRA VERDE.
Conceptos básicos
Hacia el último período de existencia del poderoso Imperio Mexica, durante
el reinado de Motecuhzoma II1, llegaban a la capital del Imperio México-
Tenochtitlan una gran cantidad de bienes, entre los que se encontraban diversos
alimentos, ropas, enseres domésticos, y una amplia variedad de artículos
elaborados y materias primas de lujo, como plumas de quetzal, oro, ámbar,
turquesas2 y las tan preciadas piedras verdes chalchihuites3 en forma de cuentas
de collar.
Todos estos bienes eran obtenidos por el Estado Mexica mediante tres
sistemas de intercambio institucionalizados separadamente: Frances F. Berdan
señala que estas tres formas de intercambio en la economía mexica eran:
1. - La obtención de cuantiosos tributos de las provincias sujetas a la Triple
Alianza.
2. - El tráfico exterior, llevado a cabo en los lejanos puertos de intercambio, y que
estaba a cargo del importante grupo de mercaderes profesionales: los
Pochtecatl.
3. - El intercambio de bienes efectuado dentro de los mercados o tianguis, al
interior del imperio.
Estos tres sistemas de intercambio: tributo, tráfico exterior e intercambio
mercantil corresponden a la categorías propuestas por Polanyi, para la circulación
y distribución de los bienes: la redistribución, el tráfico exterior y el intercambio
1 Motecuhzoma Xocoyotzin gobernó como Huey Tlatoani Mexica, hacia 1502-1520 aproximadamente.2 Xihuitl “hierba”; nombre con el que se conocía a las piedras azules, también conocidas como turquesas.3 Chalchihuitl: “la que está perforada” o xalxihuitl: “arena de hierba”; piedras verdes labradas.
6
mercantil.4 El tributo correspondería a un tipo de redistribución; el tráfico exterior
correspondería a la categoría “foreign trade”, y el intercambio mercantil, referiría
al sistema de mercados internos del imperio.5
El tributo.
Al tributo correspondería la definición que hace Polanyi sobre la
redistribución de los bienes, que señala que se trata de movimientos de
apropiación dirigidos primero a un centro y después hacia fuera de él. Depende
de la existencia de un grupo social con cierta medida de centricidad en su
organización: La redistribución existe en un grupo en la medida en que la
asignación (allocatión) de bienes se concentra en un punto y se efectúa en virtud
de costumbres, leyes o decisiones ad hoc centralizadas. A veces equivale a una
concentración física seguida de almacenamiento y redistribución; otras veces la
concentración no es física, sino simplemente de apropiación, es decir, de los
derechos de disponer de los bienes en su localidad.6
La redistribución comprende dos fases:
1.- La acumulación de bienes en un centro.
2.- La dispersión a partir del centro o redistribución propiamente dicha.7
El tributo era una de las principales formas mediante las cuales los Mexica
se abastecían de las piedras verdes o chalchihuites. Veamos algunas de sus
características esenciales.
El tributo era para el Estado Mexica: el procedimiento fundamental para la
acumulación de excedentes en manos de la clase dominante.8 Era una especie de
impuesto extraído de las provincias conquistadas mediante la fuerza o la
4 Polanyi, 1957; Carrasco, 1978, pp. 20-23.5 Berdan, 1978, p. 77.6 Polanyi; ibídem: 250, 253, 254, cita de Carrasco, 1978, pp. 20-21.7 Carrasco, ibídem, p. 21.8 Broda, l978, p. 115.
7
amenaza de fuerza. Junto con este tributo, se exigía también otras formas de
impuesto de las personas y de los grupos sujetos al dominio azteca;
especialmente en forma de mano de obra en las obras publicas; como servicios
domésticos prestados a la nobleza, y en el servicio militar.9
Sobre los pueblos conquistados que pagaban su tributo al Estado Mexica,
Litvak King señala que existían tres grupos:
1.- Los pueblos sujetos totalmente al Imperio Mexica.
2.- Los que conservaban a sus jefes con intervención del gobierno central en sus
asuntos internos.
3.- Los pueblos protegidos.
Figura 1. La guerra era el medio usado por los mexicas y sus aliados para conquistar diversos pueblos y ciudades y someterlos al pago de tributo. Códice Florentino. Tomado de
http://www.esteticas.unam.mx/revista_imagenes/rastros/ras_romero02.html.
Los primeros eran pueblos y colonias cuyo jefe vencido era incorporado a
la corte y jerarquía metropolitana; territorios sin gobierno autónomo propio;
propiedades del Estado o con derechos de participación estatal y antiguos
señoríos conquistados con un funcionario impuesto para gobernar. Al segundo
grupo se le imponían calpixques que recolectaban los tributos fijados y pactados y 9 Berdan, ibídem, pp. 78-79.
8
organizaban la producción. Eran zonas sujetas parcialmente a los mexicas, pero
con un derecho propio en ejercicio. El tercer grupo eran pueblos independientes
en parte; aliados que obsequiaban, más que tributar, los productos, sin cantidad
fijada y quienes eran protegidos de los ataques de otros grupos.10
La organización más común en las provincias, era la del segundo grupo, en
la cual se incrustaba un calpixque 11 en la organización económica local. Este
calpixque residía en la cabecera provincial y tenia a su cargo recibir los productos
que los funcionarios recogían en los pueblos.12
El tributo de chalchihuites
Durante el reinado de Motecuhzoma Xocoyotzin, la Triple Alianza,
encabezada por los Mexica de México-Tenochtitlan y sus aliados, los acolhuas de
Texcoco y los tepanecas de Tlacopan,13 habían logrado conquistar alrededor de
38 provincias, a las cuales se les exigían en forma de pago de tributo una gran
cantidad de bienes muy variados. Muchos de estos bienes eran artículos
elaborados y materias primas de lujo, que no eran accesibles localmente a los
mexicas.
En las pictografías de algunos documentos como la Matricula de los
Tributos y su copia el Códice Mendocino, se registró una gran variedad de bienes
de lujo junto con otros de uso común y alimenticio, que eran tributados a
Moctecuzoma, así como los nombres de las provincias y pueblos a los que se
exigían estos tributos, y la cantidad y la frecuencia con la que estos se debían
pagar.
10 Litvak, 1971, p.11.11 Calpixqui “El que guarda la casa”; funcionario del Estado encargado de la recolección del tributo.12 Moreno, 1962, pp. 43, 44, cita de Litvak, op. cit., p. 37.13 Los tlatoque de las ciudades Estado de Tenochtítlan, de Texcoco y de Tlacopan, formaban las cabeceras principales de la Triple Alianza, organización mediante la cual se asociaban para realizar la guerra y conquista de otras provincias.
9
Figura 2. Extensión del Imperio Mexica-Acolhua-Tepaneca, o Triple Alianza, Excan Tlahtoloyan “Donde se habla desde tres lugares”, y sus pueblos y provincias conquistadas y sujetas. Tomado
dehttp://www.upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/e/e6/
Provincias_tributarias_de_la_Triple_Alianza_(s._XVI).
Algunas de estas provincias señaladas en los documentos virreinales,
como tributarios de bienes, debían pagar también algunas piedras verdes o
chalchihuites en forma de sartas de cuentas esferoidales y encañutadas,
mascaras, y posiblemente también en forma de otros artículos como figurillas,
hachas y materia prima.14
14 En las láminas de la Matrícula de los tributos y en las del Códice de Mendoza, aparecen tributadas sartas de cuentas de collar tubulares y esferoidales, máscaras de turquesa, mosaicos de turquesa, y cazuelas de turquesas menudas; es posible que también se tributaran otros objetos como figurillas, hachas, materia prima, etc.
10
Las provincias y pueblos tributarios debían pagar una cantidad de
chalchihuites cada cierto tiempo y la frecuencia en el pago de tributo podía variar
según cada pueblo.15
Figura 3. La conquista militar de otros pueblos permitía a los mexicas obtener bienes de primera necesidad y de prestigio; también les daba acceso libre a los mercados. Lámina del Códice
Mendoza. Tomado de https://picasaweb.google.com/GuerraHurtadoDeMendoza/AZTECAS#
15 Barlow, 1943, pp. 152-154. Según Zorita, en algunas partes pagaban cada veinte días, en otras cada ochenta y en otras más solo una vez cada año. Estos pagos de tributos estaban repartidos por pueblos y oficios y dependían según lo que tributaban y la distancia que había a cada pueblo. Zorita, 1963, p.123.
11
Figura 4. Folio 15v del Códice Mendoza, que describe las conquistas del Huey Tlatoani Motecuhzoma Xocoyotzin, en el siglo XVI. Tomado de
http://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Codex_Mendoza.
12
Figura 5. Provincias que tributaban chalchihuitl y xihuitl a los Mexicas, con base en la información del Códice Mendoza y La Matricula de los Tributos.
13
CANTIDAD Y FRECUENCIA EN EL PAGO DEL TRIBUTO DE CHALCHIHUITES A MOCTECUHZOMA
TRIBUTARÍO CANTIDAD FRECUENCIA FUENTE
TEPECOACUILCO
-Cuetzalan
-Tutultepec *
cinco sartas de chalchihuites
una esmeralda
piedras verdes
cada un año
cada un año
algunas veces al año
M. T. y C. M.
RGSXVI
RGSXVI
YOHUALTEPEC
-Ycpatepec
-Tecomaixtlahuacan *
diez máscaras de turquesasun envoltorio de turquesas
algunas piedras verdes
algunos chalchihuites
cada un año
cada tantos meses
algunas veces
M:T y C.M
P.N.E.
RMEH
COAIXTLAHUACAN
-Cuicatlan
-Atlatlauhca y Manlinaltepec
-Icxitlan *
dos sartas de chalchihuitesdoce chalchihuites
piedras
unas piedras verdes
piedras preciadas
cada un año
?
?
cuando iban a verle
C.M.
RGSXVI
P.N.E
RGSXVI
TOCHTEPEC
-Tlacotalpan
cuatro sartas de chalchíhuitltres piezas grandes de chalchíhuitltres sartas de chalchíhuitl
chalchihuites
cada un año
?
C.M.
RGSXVI
XOCONOCHCO dos sartas de chalchíhuitl Ochpaniztli y Tlacaxipehualiztli M.T. y C. M.
CUETLAXTECATL una sarta de chalchíhuitl cada ochenta díascada seis meses
M. T.C. M
TOCHPAN dos sartas de chalchíhuitluna sarta de turquesasdos platos de turquesas
cada un año M. T. y C. M.
COYOLAPAN
-Teozacualco -Atepec, Zoquiapan, Tecuicuilco, Xaltienquizco
chalchihuitespiedras verdes
? ?
RGGSXVIRGSXVI
QUAUHTOCHCO
-Quiahuixtlan y Zempoalan *
piedras de gran valor cuando fueron mandados llamar Alvarado Tezozómoc
TEHUANTEPEC
-Xaltepec e Izhuatlan
chalchíhuitl
chalchíhuitl
cada un año
?
Alvarado Tezozómoc
Alvarado Tezozómoc
COATLICAMAC
Totoltepec y Quetzaltepec
Chalchihuites ? Alvarado Tezozómoc
QUIAUHTEOPAN una cazuela de turquesas menudas
cada un año M . T. y C. M.
* Pueblos sujetos al Imperio, que según las Fuentes, daban chalchihuites al señor de México, no como tributo, sino como obsequio.
Abreviaturas:M.T. Matrícula de los Tributos.M. C. Códice de Mendoza.RGSXVI. Relaciones Geográficas del Siglo XVI.P. N. E. Papeles de la Nueva España.RMEH. Revista Mexicana de Estudios Históricos.
Figura 6. Cantidad y frecuencia en el pago de tributo del chalchíhuitl según las fuentes etnohistóricas.
14
Es posible que también se exigiera a las provincias sujetas un tributo
especial, esto ocurriría en ocasiones importantes como la inauguración de algún
templo, o la coronación de algún nuevo tlatoani, y quizá también en algunas
fiestas importantes.16
Sobre la forma en que los pueblos sujetos conseguían los bienes que les
eran exigidos en tributo tenemos que: los pueblos pagaban como tributo los
productos que producían localmente, sin embargo, en ocasiones, lo que se
pagaba se adquiría también por medio del intercambio comercial;17 estos
productos que no existían localmente, eran buscados en otras localidades
cercanas o muy lejanas.18 El comercio con fines de pagar tributo, no se limitaba a
la provincia o a los límites del imperio, sino que llegaba más allá a otros territorios.
Es posible que este comercio se realizara en épocas en que la guerra estaba
poco activa.19
Berdan enumera estas formas de obtención de bienes para pagar el tributo
exigido a los pueblos y provincias, de la siguiente manera:
1.- Por medio del trabajo comunal; trabajando las tierras y recogiendo las
cosechas del Estado.
2.- Consiguiendo los productos mediante el intercambio de excedentes agrícolas
en los mercados; algunas veces realizando intercambios a largas distancias,
para pagar sus tributos.
3.- El intercambio con mercaderes profesionales, los pochtecas, a quienes los
tributarios compraban los bienes que les eran exigidos como tributo.20
Para el caso del pago de chalchihuites por parte de los poblados sujetos,
es posible que mucha de la materia prima utilizada para elaborarlos, pudiera
16 González y Olmedo, 1990, pp. 71,75.17 Mohar, op. cit., p. 7.18 Molins, 1956, pp. 74,75; cita de Lítvak, op. cit., pp. 105,106).19 Lítvak, ibídem, p.106.20 Berdan, 1978, pp.780.
15
obtenerse de manera local, en los poblados sujetos al pago de este tipo de
bienes.21 La piedra verde en bruto, debió ser obtenida principalmente en forma de
bloques, cantos rodados y guijarros fácilmente distinguibles de otras rocas, en los
lechos de los ríos, arroyos, playas y en afloramiento en barrancos o cerros
cercanos a estos poblados.22 Como ejemplo tenemos el caso de muchas piezas
de jade mayas que presentan huellas del pulimento por el arrastre en el agua. 23
Otro caso es el de los afloramientos de jadeíta en la cuenca del Río Motagua,
cerca de San Agustín Acasaguastlán y Manzanotal, Guatemala, donde existen
evidencias de la explotación y del trabajo lapidario prehispánico.24 Así también, el
caso de la explotación de rocas metamórficas verdes del Río Mezcala en
Guerrero, para la elaboración de figurillas y máscaras de estilo local. 25
Veamos ahora algunos ejemplos que nos señalan la posible existencia y
aprovechamiento local de piedras verdes, en los poblados que las tributaban:
El pueblo de Tilantongo es cabecera y jurisdicción deste corregimiento (...) Tiene sujetas
ocho estancias (...) Tlaxiatepeque (...) Xiotepec (...) que en castellano quiere decir Sierra
de Piedra Verde (...). 26
Sahagún al hablar sobre una variedad de chalchíhuitl blanco llamado
Iztacchalchíhuitl, posiblemente un mármol (caliza cristalizada) u ónix calcareo,
que: 27
21 Muchas de las provincias y pueblos que tributaban artículos de piedra verde a los mexicas, están localizados sobre o cerca de áreas en las que se encuentran diversas formaciones geológicas cuya litología incluye algunas variedades de rocas que fueron utilizadas como materia prima por los lapidarios indígenas, y cuyo color característico es el verde (ver apéndice). 22 El pulido de las rocas debido al arrastre ocasionado por los ríos y arroyos permite distinguir en los lechos de los ríos, los diferentes colores y calidades de las rocas existentes en los lechos fluviales.23 Kidder, Jenning & Shook, 1946, pp. 117-123.24 Foshag y Leslie, 1955, p. 82; Becquelin y Bosc, 1973, p. 68; Olmedo y González 1986, pp. 81-83.25 Olmedo y González, 1990, pp. 79-80.26 Acuña, 1985, RGSXVI. Mex. T.II; Lib. III; Antequera; Relación de Tilantongo, pp. 227-236.27 En la actualidad, algunas variedades de esta roca se extraen de yacimientos cercanos a Puebla, en el poblado de Tecalli de Herrera.
16
Y destas piedras de xaspes muy preciosos hay gran cantidad de ellas en los términos del
pueblo que se llama Sactiago de Tecalco. 28
Durante una visita que hicieron los señores de Quiahuiztlán y Zempoalan,
en la provincia de Quauhtochco, al palacio del señor Axayácatl:
Y luego le dieron los presentes de lo que en la costa había y se criaba, que otra cosa no
había por estar a las orillas del agua del cielo (...) plumas (...) oro y piedras de gran valor,
como esmeraldas, diamantes, ámbar (...). 29
Lo mismo ocurría con los pueblos sujetos de la costa de Tehuantepec:
Daremos nuestro tributo de todo lo que se hace y se da en estas costas, que será
chalchíhuitl de todas maneras y colores y otras llamadas teoxíhuitl 30 pequeñas, para
sembrarlas en cosas muy ricas, y mucho oro, plumerías (...) y otras piedras vetadas de
muchos y diferentes colores.31
Tras la localización y obtención de la materia prima, el siguiente paso sería
su transformación en artefactos en los talleres, que debieron estar controlados por
el Estado provincial, y que debieron localizarse en los poblados cercanos al
yacimiento; estos poblados los entregarían a su cabecera provincial para que ésta
a su vez, pudiera pagar el tributo exigido por Motecuzoma. Es posible que de
igual forma circularan las piedras verdes en forma de materia prima, rumbo a la
cabecera provincial para ser trabajadas allí, o para ser enviada a los mercados
provinciales; ya transformada en artefactos podía ser vendida a otras localidades
que no tenían acceso a los yacimientos.
28 Sahagún, op. cit., Libro undécimo, cap. VIII, párrafo II, pp. 790-792.29 Tezozomoc, 1994, Crónica Mexicana, cap. L, pp. 52-53.30 Teoxihuitl: “Turquesa de los dioses”; variedad de turquesa reservada al uso exclusivo de los dioses: la cual a ninguno era lícito tenerla o usarla, sino que había de estar ofrecida o aplicada a los dioses. Es turquesa fina y sin ninguna mácula y muy lucia. Son raras estas piedras y preciosas . (Sahagún; 1989, Cap. VIII, Párrafo tercero, p. 790)31 Tezozomoc, op. cit., cap. LXXVI: pp. 22-24.
17
En estos casos, cuando los tributarios no poseían yacimientos naturales en
sus territorios, la materia prima y los artefactos ya elaborados debían ser
obtenidos mediante el intercambio en los mercados de otras provincias, o
realizando intercambios con los traficantes o pochtecas que los traían desde otras
regiones hasta el mercado local.
Como ejemplo de estos casos, tenemos al pueblo de Ycpatepec, en la
provincia de Youaltepec:
(...) solían ser en tiempos de su gentilidad sujetos a Montezuma (...) le daban de tributo
cada tantos meses plumas verdes y oro en polvo y algunas piedras verdes de poco
momento; estas cosas iban a rescatar a otras partes fuera de este dicho pueblo, más de
treinta leguas, lo cual entregaban a los capitanes de Montezuma que tenían puestos para
el dicho efecto en Tentla. 32
En otros poblados como Atlatlauca y Manlinaltepec, localizados en la
provincia de Coaixtlahuacan:
Montezuma era el señor universal de todos (...). Cierto tributo que le daban en cada pueblo
(...) cochinilla, mantas de algodón, y plumería verde (...) y unas piedras verdes que acá
llaman chalchihuites (...) Y estos géneros de cosas las iban a buscar a otros pueblos los
yndios, y las rescataban a trueque de unas mantillas de algodón del tamaño de un pliego
de papel, que corría entre ellos por moneda (...). 33
De igual forma, los pueblos de Atepec, Soquiapan, Tecuicuilco y
Xaltianquizco, sujetos a la provincia de Coyolapan:
(...) estos cuatro pueblos reconocían por rey a Montezuma (...). Cierto tributo que le
pagaban en cada pueblo (...) plumas verdes y piedras verdes (...) y estos géneros de
cosas los yban a buscar los indios a otras partes fuera de estos dichos pueblos a
quinze y a beynte leguas (sic).34
32 PNE, 4: 161; cita de Barlow, op. cit., p.154.33 PNE, 4: 165; Relación de Atlatlauca y Manlinaltepec; cita de Barlow, op. cit., pp.167, 168.34 RMEH, T.II, 4: 121; Relación de Tecuicuilco, Atepe, Soquiapa y Xaltianquez; cita deThouvenot, 1982, p.167.
18
Posiblemente muchos de los chalchihuites que los poblados sin
yacimientos compraban en los mercados de otras provincias, procedían de
pueblos cercanos que si tenían acceso a estas piedras, ya de una ya de otra
variedad, pero también seguramente hasta estos mercados acudían los
traficantes con chalchihuites obtenidos en provincias muy lejanas, como las ricas
provincias de Anahuac, en la zona sur de la costa del Golfo: las ciudades de
Coatzacualco, Cimatlan, Xicalanco y en la costa sur de Chiapas, la provincia de
Ayotlan Xoconochco, a las cuales, debieron llegar ricas piedras preciosas desde
la Región Central y Sur de la Zona Maya.35
La otra forma muy recurrente para la obtención de los chalchihuites, por
parte de los pobladores de las provincias sujetas obligadas a pagar tributo, debió
ser el saqueo de antiguas ofrendas en las ruinas de edificios y entierros de
culturas prehispánicas anteriores.36 Sobre estos saqueos Sahagún menciona un
típico ejemplo que señala la forma en que los chalchihuites eran localizados:
Hay personas que conocen donde se crían las piedras preciosas, y es que cualquier piedra
preciosa (...) está hechando de sí vapor o exhalación como un humo delicado, 37 y este
humo se aparece cuando quiere el sol salir (...) y los que las buscan (...) donde ven salir un
humito delicado, luego conocen que allí hay piedras preciosas, que ha nacido allí o que ha
sido escondida allí, (...) y si hallan alguna piedra de donde salía aquel humito entienden
35 Jadeítas, serpentinas, albititas y diversas piedras verdes de la región central de Guatemala y de afloramientos en Chiapas (ver apéndice). 36 Eran muy comunes los saqueos de ofrendas en época Prehispánica, ya que existe evidencia que indica que algunos objetos antiguos eran reutilizados para aprovechar la materia prima, o como tales, modificándolos o no, se utilizaban para el ritual, como es el caso de la máscara olmeca y de los diversos objetos teotihuacanos reutilizados por los mexicas en las ofrendas del Templo Mayor, que debieron ser extraídos de excavaciones realizadas en las ruinas abandonadas de antigua ciudad de Teotihuacan.37 Posiblemente esta forma de localización de los chalchihuites por medio del “humo”, fue inventada por los lapidarios indígenas para ocultar de las manos profanas y de las manos codiciosas de los españoles, la verdadera forma de localización del preciado chalchíhuitl; en experimentos realizados por quien esto escribe, el famoso “humo” fue observado salir de las piedras verdes, pero no al localizarlas sino al momento en el que estaban siendo trabajadas; al perforarlas y al labrarlas, la fricción ocasionó que las piedras se calentaran y al humedecerlas, el calor levantaba en la superficie de las piedras, una fina y delicada columna de vapor de agua; pensamos que es posible que de esta observación se deriva esta historia del “humito”.
19
que dentro de ella está alguna piedra preciosa (...) y si no hay piedra (...) cavan en la tierra
y hallan alguna caja de piedra, donde están algunas piedras preciosas escondidas (...).38
También menciona sobre las ruinas de los toltecas que:
Dexaron también una sierra o un cerro que los dichos tultecas comenzaron a hacer y no lo
acabaron, y los edificios viejos de sus casas y el encalado parece hoy día. Hállanse
también hoy en día cosas suyas primamente hechas (...), pedazos de ollas (...), vasos o
escudillas y ollas. Sácanse también de baxo tierra joyas y piedras preciosas, esmeraldas y
turquesas finas.39
Así pues, cuando las provincias tributarias habían logrado acumular
mediante las formas anteriores (obtención del yacimiento local, intercambio o
comercio), la cantidad requerida de chalchihuites y demás bienes, y se llegaba la
fecha fijada para su cobro, un funcionario nombrado por la autoridad regional o
provincial llamado tequitlato,40 supervisaba y recibían a nivel local el cumplimiento
en el pago del tributo por parte de los pueblos sujetos a la provincia. Este
funcionario enviaba entonces el tributo al centro regional y de aquí a la capital
provincial, en donde sería entregado en manos del calpixque, funcionario
impuesto en la capital provincial por la autoridad mexica. Este calpixque tenía en
sus funciones el recoger y llevar las cuentas del tributo provincial y debía asegurar
su transporte hasta la capital mexica, México-Tenochtilan, para ser entregado al
Huey Tlatoani. 41
38 Sahagún, Lib. XI, cap. VIII, pp. 788-789.39 Sahagún, Lib. X, cap. XXIX, pp. 650.40 Funcionario encargado de recolectar a nivel local el tequitl o tributo.41 Berdan, 1974, p.3.
20
Figura 7. Presentación y entrega al Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, del tributo recolectado por los calpixque en la provincias y pueblos sujetos. Códice Florentino.
Además del tributo que se exigía a los pueblos y provincias sujetas,
también existían en Tenochtitlan grupos de personas a quienes se les pedía un
impuesto sobre los bienes que producían o trataban; entre estos se encontrarían
los mercaderes, los artesanos, labradores, etc.
Al respecto Zorita nos dice lo siguiente:
También tributaban los oficiales de lo que era su oficio y los mercaderes de lo que
trataban, y todos estos no eran obligados al servicio personal ni a las obras públicas, si
no era en tiempo de necesidad. 42
Así pues, los grupos de mercaderes y artesanos se encontraban exentos
del servicio personal, debido a que su función era de gran importancia para la
nobleza, ya que eran estos quienes les proporcionaba de artesanías y artículos de
lujo; otra de las funciones importantes de los mercaderes era realizar misiones
importantes como espías, en sus expediciones a las provincias enemigas.43
42 Zorita, 1963, cap. IV, p.112.43 Mohar, op. cit., p. 28.
21
Todos los bienes pagados en forma de tributo por las provincias sujetas,
eran enviados directamente a los almacenes reales de Tenochtitlan, donde se
acumulaban junto a otros tributos pagados en especie por los artesanos,
mercaderes, labradores, etc.,44 de aquí saldrían posteriormente para ser entonces
redistribuidos por el tlatoani.
La primera repartición de los bienes acumulados en los almacenes reales
de Tenochtitlan, ocurría entre los tres grandes señores de las importantes
ciudades-Estado que conformaban la Triple Alianza o Excan Tlahtoloyan, “Donde
se habla en tres lados”: el señor de México-Tenochtitlan: Motecuhzoma
Xocoyotzin; el señor de Texcoco: Cacamatzin y el señor de Tlacopan:
Totoquihuatzin II. Todos estos bienes eran repartidos por estos tres señores a
razón de 2/5 partes para Tenochtitlan, 2/5 partes para Texcoco y 1/5 partes para
Tlacopan.45
El sobre esto, Oidor Zorita menciona que:
Al señor de México habían dado la obediencia los señores de Tezcoco y Tacuba en las
cosas de guerra, y en lo demás eran iguales, porque no tenía el uno que hacer en el
señorío del otro, aunque algunos pueblos tenían comunes y repartían entre sí los
tributos, los de unos igualmente, y los de otros se hacían cinco partes: dos llevaba el
señor de México y dos el de Tezcoco y una el de Tacuba.46
Todos los bienes así repartidos estaban destinados para el uso y
mantenimiento del grupo dirigente, y para sostenimiento del personal del palacio y
los trabajadores de las obras públicas; otros materiales se empleaban para la
construcción de infraestructura, y las materias primas se destinaban a los
artesanos del palacio; también muchos de estos bienes se empleaban financiar y
mantener a los guerreros en las campañas militares.47
44 Carrasco, op. cit., p. 43.45 Berdan, 1976, p.189.46 Zorita, op. cit., Cap. IX, p. 11.47 Carrasco, op. cit., p. 45.
22
De los almacenes reales salía también una gran cantidad de artículos para
realizar el culto religioso; para el intercambio de regalos en los convites; para la
redistribución de bienes en las celebraciones públicas; para ser entregados en
forma de dones y recompensas a los funcionarios y guerreros destacados; para
efectuar reparticiones ceremoniales en las grandes celebraciones públicas (fiestas
del calendario, campañas militares, inauguración de templos, casamientos y
funerales de los señores). Otros bienes de prestigio eran dados a distintos
individuos, como insignias de su posición social, como es el caso de los guerreros
distinguidos quienes por su esfuerzo, habían ganado el derecho de usar adornos
y ropas de lujo. También se repartían estos bienes a las personas según su
rango; se daban alimentos a la población en las fiestas y se ofrecían ricos
obsequios a los gobernantes y embajadores extranjeros que visitaban la ciudad.48
Figura 8. Los personajes de alto rango social o militar de la sociedad mexica ostentaban gran riqueza y variedad en su atavío; los ornamentos de prestigio indican
la diferencia en la jerarquía social. Netzahualpilli, tlatoani de Tezcoco. Códice Ixtlilxochitl.
48 Carrasco, ibídem, p.46.
23
Johana Broda señala que durante el proceso de redistribución, existían tres
formas principales de uso del tributo:
1.- El consumo directo.
a) Productos usados para el sostenimiento del gobernante y su familia; para los
funcionarios del palacio; para la servidumbre y para los artesanos que allí
trabajaban.
b) Para convites y visitas de señores extranjeros que visitaban el palacio y para
realizar la redistribución de alimentos a la población, por parte del
gobernante, en casos de crisis.
c) Uso de productos elaborados de uso diario, principalmente objetos domésticos
como tecomates, esteras, etc.
d) Uso de productos elaborados de lujo, destinados a los gobernantes y a la
nobleza; para realizar regalos a los funcionarios; objetos para uso en la guerra
y para financiar las campañas militares.
2.- Redistribuciones ceremoniales.
a) Se daban trajes, rodelas y mantas en ocasiones ceremoniales. El gobernante
premiaba a los guerreros destacados con insignias y adornos.
b) Para el culto se destinaban algunos productos del tributo, principalmente
objetos de lujo.
3.- Inversiones en otras actividades económicas.
a) El gobernante daba a los comerciantes una parte del tributo para que lo
intercambiaran por otros bienes de lujo.
b) Las materias primas eran destinadas a la manufactura artesanal. 49
49 Broda, 1974, p.1; cita de Mohar, op. cit., pp. 42-48.
24
Esta redistribución y uso del tributo, acentuaban el sistema de
estratificación y fortalecían la posición del estrato dominante, como el que ejercía
el poder y disfrutaba de los beneficios de la producción.50
Como ya vimos, mediante estas tres formas de redistribución y uso de los
bienes, los objetos de piedra verde, las sartas de cuentas de chalchihuitl y otras
joyas como las orejeras, abalorios, y pendientes labrados, se repartían primero
entre los gobernantes de las tres ciudades de la Triple Alianza; los artículos muy
valiosos debieron ser monopolizados por estos tres tlateque, quienes utilizarían
las piezas de mejor calidad para uso propio, y separarían las otras piezas para
realizar su posterior redistribución.
Figura 9. Hasta la ciudad de México-Tenochtitlan llegaban muchos y diversos bienes de lujo, alimenticios y domésticos, procedentes de todas las provincias tributarias a la Triple Alianza.
Tomado de http://aktike.blogspot.com/
La segunda redistribución de bienes de lujo y prestigio, entre los que se
encontraban los chalchihuites y demás joyas que habían tocado a Motecuhzoma y
a los tlateque de Texcoco y Tlacopan, debió ocurrir en el palacio real de cada
50 Mohar, op.cit., p.50.
25
ciudad, en forma de regalos a las personas más cercanas a los gobernantes, su
familia principalmente y también a los nobles, a quienes se les entregaban estos
durante las grandes festividades del calendario.
Como ejemplo de esto tenemos que en una ocasión en que se celebraba la
gran fiesta del dios tutelar Huitzilopochtli, el rey Ahuitzotl:
Mandó al mayordomo mayor que luego ordenase que las rodelas muy preciadas (...)
espadartes, brazaletes, bezoleras, orejeras de oro y piedras preciosas para los reyes,
estuviese todo por su orden y a punto, para dar y repartir conforme a la calidad de las
personas.51
Los bienes de prestigio también eran repartidos durante otras
celebraciones importantes, como el ascenso al trono de algún nuevo gobernante,
o la inauguración de algún templo.
Durante la coronación del tlatoani Ahuitzotl:
Les dieron a los reyes de Aculhuacan y Tacuba (...), rosas, flores (...), orejeras, bezoleras
doradas (...), piedras de gran valor (...), mantas (...), plumas ricas (...) 52
También se les entregaban estos valiosos artículos a los nobles extranjeros
invitados a la ciudad durante estas celebraciones.
Despidamos a estos principales de Huexotzinco, Chololan y Yopitzinco, que se vayan a la
buena ventura, y démosles orejeras, bezoleras de oro y piedras preciosas (...), porque
entiendan los principales la grandeza del Imperio mexicano (...).53
Otro caso ocurrió durante la fiesta de inauguración del Huey Teocalli de
México, cuando a los invitados importantes de los poblados de Huexotzinco,
Chololan, Tlaxcalan, Tecoac, Tliliuhquitepec, Meztitlan, Mechoacan y Yopitzinco
se les dieron:
51 Tezozomoc, ibídem, cap. LXIX, p.137.52 ibídem, cap. LXIV, p.109.53 Ibídem, p.110.
26
(...) muy preciadas rodelas doradas, espadartes (...), mantas muy ricas (...), un vestido
con su bezolera de oro y esmeralda, piedras muy ricas de ámbar claro, de cristal, otras
azules y verdes (...).54
También a los tlateque de Aculhuacan y Tlacopan les ofrecieron en
obsequio:
(...) vestidos, rodelas doradas, y en medio de sus medias lunas de oro, piedras de gran
valor (...), muy rica plumería, brazaletes de oro (...) cubiertos de esmeraldas (...),
bezoleras de oro fino y de piedras muy ricas, orejeras de oro y piedras ricas (...),
frentaleras cubiertas de piedras preciosas.55
54 Ibídem, cap. LXX, p.151.55 Ibídem, p.153.
27
Figura 10. La guerra permitía al estado mexica la conquista de otros pueblos, a los cuales se les exigía el pago de tributos. Los guerreros destacados que habían realizado capturas eran
premiados por su valor y recibían insignias y símbolos de prestigio y jerarquía militar. Códice Mendoza. Tomado de http://jovialiste.com/codex/intro.html.
Otro grupo ricamente obsequiado en estas ocasiones, era el de los
guerreros que regresaban victoriosos de las campañas militares, a quienes el
tlatoani mismo les daba, como premio por su esfuerzo, los preciados chalchihuites
y otros bienes de lujo; esto bienes funcionaban como insignia de rango militar y su
calidad y cantidad dependían del número de cautivos tomados.
28
Si cautivaba dos de Atlixco o de Huexotzinco, era este tal tenido por terrible y valentísimo,
y dábanle un barbote largo de ámbar amarillo, y otro de chalchíhuitl verde, y usaba de
ambos. 56
En el caso del culto religioso, muchos de los artículos de lujo eran
destinados al uso suntuario. Los chalchihuites y otros bienes de prestigio eran
utilizados como componentes de las ricas ofrendas dedicadas a los dioses, a los
templos o en ocasiones de la muerte y funerales de algún personaje importante.
De igual manera, se utilizaban muchos artículos de chalchíhuitl como objetos
rituales, en forma de hachas votivas, máscaras, esculturas y efigies de las
deidades principales, vasijas para agua o sangre, incrustaciones para los
corazones de las efigies de los dioses, ornamentos para los que iban a ser
sacrificados, etc.
Los chalchihuites también eran ofrendados en forma de adornos y joyas
para ataviar las efigies de las principales deidades del panteón mexica; ricos y
finos sartales y brazaletes de cuentas, pendientes y abalorios, máscaras,
orejeras, discos, mosaicos de finas teselas, y otros objetos simbólicos formaban
parte importante de sus atuendos.
Como ejemplo de la riqueza de los ornamentos y atavíos que adornaban la
imagen del dios Tlaloc en el Templo Mayor, Fray Diego de Duran nos dice que:
(...) al cuello tenía una sarta de piedras berdes por collar, de unas piedras que llaman
Chalchíhuitl, con un joyel en medio de una esmeralda redonda engastada en oro; en las
orejas tenia unas piedras que llamamos de hijada (...), en las muñecas unas ajorcas de
piedras ricas y otras en las gargantas de los pies y así no havía ydolo mas adornado ni
mas aderezado de piedras y joias ricas, queste, a causa de que los mas principales
balerossos y ricos hombres acudían a él con sus ofrendas (...) de piedras y joias
riquísimas (sic). 57
También a la imagen del dios tutelar Huitzilopochtli, se le ataviaba con ricos
adornos traídos de las provincias recién conquistadas:56 Sahagún, cap. XXI, p.536.57 Duran, 1980, cap. LXXXVI, p.136.
29
Ahuitzotl (...) se llegó a la estatua de Huitzilopochtli (...), ofreciéndole de cada provincia
alguna presea para que participase de lo que de todas había ganado; conviene a saber,
muchos cueros de tigres y de leones, muchas joyas y piedras ricas y plumas (...). 58
Figura 11. Las principales deidades mexicas estaban ricamente ataviadas con diversos elementos e insignias de lujo, poder y prestigio. El diosTlaloc, según el Códice Ríos y el dios Huitzilopochtli,
según el Códice Borbónico. Tomados de http://es.wikipedia.org/
Además de los ricos adornos con que se ataviaba a las efigies de los
dioses, se ofrecían grandes y variadas ofrendas, cuyos componentes integraban
como parte importante diversos artículos de chalchíhuitl; tras ser consagradas, las
ofrendas eran depositadas y sepultadas en la estructura de los principales
templos y edificios, al interior de cajas de piedra, en vasijas, o simplemente
colocados en fosas o cistas, entre las piedras y tierra de las construcciones o en
las plataformas que las sostenían.
En una de las fuentes etnohistóricas se menciona un caso relevante; en
esta se dice como fueron depositadas ricas ofrendas de objetos de chalchíhuitl,
durante la construcción del Templo Mayor ordenada por el rey Motecuhzoma
Ilhuicamina:
58 Duran, 1965, cap., p. 377.
30
Viendo el rey Motecuzoma la priesa con que su templo se hacía, mandó a todos los
señores de la tierra que, para que su dios fuese mas honrado y reverenciado, que se
recogiesen de todas las ciudades mucho número de piedras preciosas, de piedras de
hijada verdes -que ellos llaman chalchihuites- y viriles, y piedras de sangre, esmeraldas,
rubíes y cornerinas. En fin, de todo género de piedras ricas y preciadas joyas, y muchas
riquezas y que a cada braza que el edificio creciese, fuesen echadas, entre la mezcla, de
aquellas piedras preciosas y ricas joyas (...) y así echando por cabeza aquel tributo, cada
ciudad acudía con sus joyas y piedras a hechar su lecho en ellas, por su rueda y tanda,
de suerte que, a cada braza del edificio, echaban tanta cantidad de joyas y piedras ricas,
que era cosa de admiración (...)59
Figura 12. Durante las grandes ceremonias al Templo Mayor deTenochtitlan, los principales y sacerdotes mexicas ofrecían suntuosas ofrendas que eran depositadas en la estructura misma del edificio. Tomado de http://retornoatenochtitlan.wordpress.com/2009/12/09/retorno-a-tenochtitlan/
Durante las excavaciones arqueológicas realizadas en las ruinas del
Templo Mayor se localizaron unas 118 ofrendas, de las cuales el profesor
Eduardo Matos Moctezuma distingue los siguientes tipos.
1.- Las ofrendas en relleno (57.7%), que fueron depositadas directamente sobre
el relleno
59 Duran, 1965, cap. I, p.233.
31
constructivo, en lechos de tierra fina y protegidas con tierra, lajas o fragmentos
de tezontle ahuecados.
Estas se subdividen a su vez en dos grupos:
a) Las ofrendas colocadas en el relleno durante la construcción o ampliación del
edificio (29.7%). Estas ofrendas eran pobres y se ubicaban en lugares
secundarios del Templo Mayor: en las fachadas este, norte y sur de la Etapa
III, en la cara sur de la Etapa IV, y en las fachadas oriente y poniente de las
etapas V y VII. En el interior de los edificios A, B, C, I y en las escalinatas del
edificio.
b) Las ofrendas introducidas en el relleno perforando los pisos del edificio cuando
se encontraba en pleno funcionamiento (28%). Estas ofrendas eran más ricas
y mostraban una distribución regular. Se encontraban en lugares de primera
importancia en el Templo Mayor, como el interior de los templos de la Etapa
II, y a lo largo de los principales ejes y esquinas de la Etapa IV. También se
encontraron en la Plaza Norte entre los edificios A y B, y en el Edificio I.
2. Las Ofrendas depositadas en cajas de sillares (39.8%) elaborados en cantera,
tezontle o estuco; tapadas con lajas, tierra o tezontle. Estas cajas de sillares se
hacían en el relleno, cerca de la superficie, durante la construcción o ampliación
del edificio; estas ofrendas posiblemente eran depositadas en las fiestas de
consagración del nuevo templo y algunas cuando el edificio estaba ya en pleno
funcionamiento.
Este tipo de ofrendas eran las mas suntuosas y se encontraban ubicadas
en los templos de la Etapa II; en las fachadas norte y este de la Etapa III; en los
principales ejes de las cuatro caras de la Etapa IVb, en la fachada occidental de la
Etapa VII y en los edificios A, B, C, F y L.
3. Las ofrendas en urnas de piedra (2.5%) de las cuales, tres (18, 19 y 29)
fueron encontradas en el Templo Mayor. Las urnas eran talladas en basalto o
tezontle y constaban de una caja con tapadera. Estas urnas se localizaron en el
32
núcleo de la Etapa III (29); las otras dos (18 y 19), bajo el piso de la plataforma
occidental de la Etapa IVa y la 41 en la plataforma de la Etapa IVb.60
Figura 13. La ofrenda 126 ubicada frente al Templo Mayor, en el predio de las Ajaracas, es una de las más ricas y variadas en su contenido de objetos orgánicos, restos óseos, vasijas, esculturas,
objetos de piedra, etc. Leonardo López Lujan, Proyecto Templo Mayor, 2007. Tomado de http://www.jornada.unam.mx/2011/02/21/index.php?section=cultura&article=a08n1cul.
Figura 14. Ofrendas 18 y 19 del Templo Mayor, consistentes en urnas de piedra, dentro de las cuales se depositaron figurillas y cuentas de chalchihuitl. Tomado de López Lujan, 1993; foto de
Guilliem.
60 Matos Moctezuma, 1978, p.15 y 1987, pp.15-60; citas de López Luján, 1993, pp. 124-131.
33
Las ofrendas del Templo Mayor contenían una gran cantidad variedad de
artículos. Entre los objetos suntuarios de chalchíhuitl depositados en estas
ofrendas, se encuentran alrededor de 160 máscaras, 200 figuras antropomorfas
de cuerpo completo y numerosas representaciones zoomorfas y fitomorfas de
estilo Mezcala, procedentes de Guerrero;61 203 esculturas o “penates” y
representaciones votivas de instrumentos musicales procedentes de la Mixteca;62
dos ollas y varias esculturas de piedra blanca de la región poblano-tlaxcalteca63 y
una gran cantidad de cuentas, pendientes y orejeras de piedra verde, así como
pequeños fragmentos en bruto de turquesa, alabastro y piedra verde. También se
localizaron antiguos artículos lapidarios como una máscara olmeca; 41 piezas
teotihuacanas y 23 del estilo Guerrero-Teotihuacanoide. 64
Pero no solo se ofrecían ricas ofrendas durante la construcción de los
templos; cuando algún gobernante, tecuhtli o personaje importante de la de la
nobleza o la milicia moría, se le colocaban riquísimos objetos en su entierro, y se
le ataviaba con joyas y adornos que se llevaba puestos al inframundo.
Esto ocurrió cuando murió el valeroso rey guerrero Axayacatl, después de
ser ricamente ataviado para su funeral:
Vinieron todos los esclavos y esclavas que eran del rey Axayacatl (...) cargados con los
tesoros, joyas y piedras preciosas de gran valor, en unos cestillos galanos.65
61 Olmedo y González, op. cit., p.117.62 Urueta Flores, 1990, pp. 74-124,172-185.63 Matos, 1988, pp.102-113.64 Matos Moctezuma, 1979, pp.11-19; López Luján, 1989; citas de López Luján, 1993, pp.137-138.65 Tezozomoc, op. cit., cap. LV, pp.77-82.
34
Figura 15. Ofrendas mortuorias de oro, alimentos joyas de chalchihuitl, plumas y pieles finas a un bulto mortuorio con los restos de un personaje de alto rango. Códice Magliabechiano, Pág. 137. Tomado de http://coleccion-dvqve.blogspot.com/2010/10/guerra-hurtado-de-mendoza-jose-magin.html
Figura 16. Ofrecimiento de ofrendas y joyas ricas a un bulto mortuorio de un alto personaje mexica. Proyecto Templo Mayor.
35
Figura 17. Máscara de estilo teotihuacano de serpentina verde; las orejeras de albita-jadeíta verde manzana, son de origen maya (Chiapas-Valle del Motagua); la máscara fue modificada; se retrabajaron algunas zonas, se le incrustaron ojos y dientes de concha y obsidiana, y fue
reutilizada por los mexicas en la Ofrenda 82 el Templo Mayor. Foto de Haupt & Binder, Museo del Templo Mayor.
Figura 18. Máscara teotihuacana de serpentina verde claro, con ojos de obsidiana, Museo del Templo Mayor. Foto: Heléne de Fays. Tomado de
http://www.unc.edu/~hdefays/courses/span330/arte/teotihuacan.html.
36
Figura 19. Máscara olmeca de piedra verde (serpentina), localizada en la ofrenda no. 20, Etapa IVb del templo Mayor. Museo del Templo Mayor, Foto: MAR./ Raíces. Tomado de
http://museoesperanzasamuelortega.blogspot.es/i2010-04.
INCLUDEPICTURE "http://archaeology.asu.edu/tm/Media/fig11z.jpg" \* MERGEFORMATINET
Figura 20. Ofrenda de máscaras, esculturas y figurillas de piedra verde, caracoles marinos, cerámica y otros elementos, de la Cámara 2 del Templo Mayor. Tomado de
http://archaeology.asu.edu/tm/Media/fig11z.jpg.
37
Figura 21. Ofrenda de vasijas efigie con chalchihuites, figurillas., máscaras y restos óseos de la ofrenda de la Cámara 3 del Templo Mayor, Tomado de
http://www.famsi.org/research/pohl/images/aztec4figure05.jpg.
r
Figura 22. La Ofrenda 17 del Templo Mayor, contiene diversos objetos de piedra, obsidiana, pedernal, cráneos humanos de decapitados, restos orgánicos, marinos, corales y el espadarte de un pez sierra. Acompañaban a la ofrenda, otros objetos de jade y piedra verde como cuentas y orejeras. Tomado de http://archaeology.asu.edu/tm/Media/fig12z.jpg.
38
Figura 23. Una de las ollas efigie con representación antropomorfa de la diosa Chicomecoatl, en cerámica tipo “códice” de estilo cholulteca o Mixteca-puebla. En su interior de depositaron
alrededor de 3000 cuentas de piedra verde, figurillas y una máscara de estilo Mezcala. Tomado de http://archaeology.asu.edu/tm/pages/mtm63.htm
Figura 24. Representación de pequeños huehuetl o tamborcillos de piedra verde, oficalcita y mármol con motas de serpentina verde, cuya procedencia posiblemente se remonte a la Mixteca.
39
Figura 25. Representación de pequeñas flautas de piedra verde, oficalcita y mármol con serpentina
(mixtecatetl). Museo del Templo Mayor.
Figura 26. Collar de placas labradas de concha nácar, cuentas, pendientes de piedra verde, y cuentas de oro. Las placas representan serpientes compuestas con peces, discos, córtalos,
caracoles y ranas. Se le encontró asociado a una figura del dios Tlaloc. Tomado de http://archaeology.asu.edu/tm/pages/mtm29.htm.
40
Figura 27. Urna funeraria con efigie del dios de la muerte Mictlantecuhtli, localizada en el Templo Mayor. Fue elaborada en un tipo de piedra blanca o mármol con motas de serpentina verde
(oficalcita), también denominada Mixtecatetl, procedente de la región Mixteca-puebla. Tomado de http://archaeology.asu.edu/tm/Media/fig22z.jpg.
También era costumbre colocar una cuenta de chalchíhuitl en la boca de
los nobles muertos:
(...) el cuerpo del difunto (...) adornábanlo (...) y poníanle en la boca una piedra fina de
esmeralda que los indios llaman chalchihuites, decían que se la ponían por corazón. 66
66 Fray Juan de Torquemada, Monarquía Indiana, T. II, Lib., VI, p.521.
41
Figura 28. Esqueleto de jaguar con una cuenta de jade en el hocico, como ofrenda. Museo del Templo Mayor. Tomado de http://www.flickr.com/photos/ivanhol/3029386140/.
Figura 29. Pendientes, cuentas y orejera de jadeíta verde manzana y verde esmeralda; estas
piezas proceden del área región maya, del valle del Motagua donde se encuentran sus fuentes.
Templo Mayor.
42
Figura 30. Piezas de oro, cobre y cuentas y pendientes de jadeíta verde manzana y verde
esmeralda, quetzalchalchihuitl.
Figura 31. Pulsera de cuentas de jadeíta verde manzana, cuya procedencia se ubica en la región
central de Guatemala, en el Valle del Motagua. Templo Mayor.
43
Figura 32. Entre los objetos ofrendados al Templo Mayor, se localizaron esculturas, cetros y diversas figurillas de tecalli u ónice calcáreo, cuya procedencia se ubica en la región Mixteca -
Puebla.
Figura 33. Máscara de piedra verde, de estilo Mezcala, procedente de Guerrero, y reutilizada como ofrenda al Templo Mayor. Tomado de http://archaeology.asu.edu/tm/pages/mtm30.htm.
44
Figura 34. Sartales, orejeras y figurillas elaboradas en diversos tipos de piedras metamórficas
verdes, esquistos, dioritas y serpentinas. Su procedencia se ubica en la regio Mezcala, en Guerrero. Museo del Templo Mayor.
Otra de las costumbres realizadas durante el ceremonial mexica, era la de
ataviar con ricos adornos de chalchíhuitl a aquellas personas que estaban
destinados a ser sacrificados a los dioses; los restos de los sacrificados eran
sepultados en el patio del templo junto con suntuosas ofrendas.
Al esclavo que iba a ser sacrificado durante la fiesta de Tezcatlipoca, en el
mes de Toxcatl:
(...) luego el señor le ataviaba con atavíos preciosos y curiosos, porque ya le tenía como
en lugar de dios (...). Poníanle en las orejas un ornamento como cercillos de oro.
Poníanle al cuello un sartal de piedras preciosas. Colgábanle al cuello un juel de una
piedra preciosa blanca (...). Poníanle también en las muñecas unos sartales de piedras
preciosas que ellos llaman macuextli, que le cubría casi todas las muñecas hasta el
codo.67
67 Sahagún, Lib. II, cap. XXIV, p.116.
45
Figura 35. Aquellas personas destinadas a ser sacrificadas a los dioses, eran ricamente ataviadas con elementos que representaban a las deidades a las que iban a ser ofrecidos. Desiderio
Hernández Xochiotzin, Fiestas Rituales en homenaje a Camaxtli, Palacio de Gobierno de Tlaxcala. Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Desiderio_Hern%C3%A1ndez_Xochitiotzin.
Igual ocurría con los demás esclavos sacrificados a otros dioses en las
diferentes ceremonias y celebraciones del año.
En cuanto a lo que se refiere a las materias primas, solo existen datos
sobre el tributo de piedras verde azules o turquesas que pagaban algunas
provincias sujetas, mencionadas en la Matricula de los Tributos y en el Códice
Mendocino; uno de estos casos es el de la provincia de Quiyauhteopan que
pagaba, según la Matrícula de los Tributos:
Matlahuac xihuitl, “piedras azul turquesas”.
Y según el Códice de Mendoza:
46
Una cazuelica de piedras turquesas menudas. 68
Figura 36. a) máscara de madera decorada con mosaico de pequeñas teselas de turquesas teoxihuitl, ojos y dientes de concha y obsidiana. Museo Británico. b) serpiente de dos cabezas
cubierta con mosaico de turquesas y concha. Tomados de http// www.aztlanvirtual.com/.../museos/expo001_1.html .
De igual forma, la provincia de Yohualtepec estaba obligada a pagar, según
la Matrícula:
Xíhuitl (piedras turquesas).
Y según el Mendoza:
Diez rostros medianos de piedras ricas de azul turquesadas.
Un envoltorio de las dichas piedras turquesas. 69
68 Mohar, op. cit., p.279.69 Mohar, ibídem, pp. 283-284.
47
Figura 37. Vasija de jadeíta verde manzana; en su interior se localizaron pequeños fragmentos de materia prima triturada (jadeíta) sin trabajar, que debieron ser utilizados por los lapidarios para
elaborar pequeñas cuentas y pendientes.
Es posible que algunas de estas piedras azules mencionadas por estos
documentos, se pagaran en tributo, en forma de pequeños fragmentos de materia
prima, en cazuelas y envoltorios, aunque es probable también que estas piedras
menudas fuesen pequeñas teselas planas ya trabajadas, las cuales serían
utilizadas para formar los mosaicos de las máscaras y de otros objetos suntuarios
y para uso del tlatoani; como menciona el códice Mendoza, estas también podían
ser pagadas ya incrustadas en las máscaras o rostros mencionados.
Aunque no encontramos en las fuentes datos sobre el pago de piedras
verdes en forma de materia prima, es posible que esto se deba a que la mayoría
del chalchihuitl que era tributado, comerciado y traficado por los mexicas, llegaban
a Tenochtitlan como objetos ya terminados; también se pudieron exigir piedras
verdes en forma de materia prima, en algunas ocasiones especiales: para labrar
las efigies de los dioses; para realizar algunos ornamentos especiales para el
tlatoani o para elaborar algunos objetos suntuarios.
48
Figura 38. Artesano lapidario Chalchiuhtlateque enseñando a su hijo el arte y oficio de labrar las piedras preciosas chalchihuites. Códice Mendocino, Lámina 70. Tomado de
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/1a/Codex_Mendoza_folio_70r_portion.jpg.
Entre los bienes ofrendados por los mexicas al Templo Mayor, fueron
reportados algunos trozos de materia prima en forma de fragmentos en bruto de
turquesa, azabache, alabastro, piedra verde y jade.70
Las materias primas eran entregadas a los artesanos del palacio por el
tlatoani, para que ellos elaboraran con ésta diversos artículos de prestigio y lujo.
Estas piedras en bruto, eran trabajadas por los principales artífices y oficiales en
el arte de labrar las piedras preciosas: los lapidarios o chalchihutlateque.71
Dichos artesanos estaban organizados en un grupo que residía en una de
las salas del palacio, junto con otros mayordomos y oficiales:
Otra sala se llama totocalli, donde estaban unos mayordomos que guardaban todo
género de aves, (...) y también en este lugar se juntaban todos los oficiales, como
plateros o herreros y oficiales de plumajes y pintores y lapidarios que labran los
chalchihuites y entalladores. 72
70 López Luján, op. cit., p.137.
71 Chalchiuhtlateque: “el que trabaja los chalchihuites”; artesanos lapidarios.72 Sahagún, op. cit., Lib. VIII, Cap. XIV, p. 521.
49
Figura 39. Artesano lapidario labrando y puliendo las cuentas de un collar de chalchihuites, según
una lámina del Códice Florentino
.
Este grupo de lapidarios del palacio, debió ser seleccionado por su
conocimiento, maestría, destreza y experiencia en el oficio, ya que las joyas que
ellos elaboraban estaban destinadas para el uso exclusivo de la realeza y
nobleza. Además de estos, también existían otros grupos de artesanos-
comerciantes lapidarios que aunque trabajaban por su cuenta, estaban regulados
de cierta forma por el Estado. Estos artesanos labraban ellos mismos las piedras
preciosas y luego las vendían en el tianguis local o regional, y sobre estos existe
poca información en las crónicas.
Es el padre Sahagún quien nos da información sobre ellos y nos dice lo
siguiente:
El que vende piedras preciosas o lapidario es desta propiedad: que sabe labrar
sutilmente las piedras preciosas... El que vende las piedras sin engaño, el buen
conocedor de los géneros de las piedras preciosas, como son la esmeralda fina, y perla
preciosa, y azabache, y de otras piedras pintadas y jaspeadas... y las que tiene por
buenas después las vende a los otros, según que cada una puede valer, mirando la virtud
y propiedad dellas.” 73
73 Sahagún, Lib. X, Cap. XVI, p.609.
50
Figura 40. Un grupo de artesanos habitaban en el palacio, donde su trabajo era proveer de objetos de lujo para uso de la realeza y la nobleza mexica. Diego Rivera, 1945, La vida en la época de los
aztecas, Palacio Nacional de la Ciudad de México. Tomado de http://www.free-photos.biz/photographs/industry/pulp_and_paper_industry/20645_murales_rivera_-
_papier.php.
Estos lapidarios debieron estar organizados dentro de los barrios o
callpultin que estaban habitados por agricultores, oficiales y artesanos, en grupos
familiares donde los miembros se dedicaban al mismo oficio y se repartían el
trabajo. Una de las obligaciones de los habitantes de los callpultin era la de pagar
tributo al Estado de los bienes que producían, como alimentos, objetos
domésticos, diversas artesanías utilitarias y de lujo, e incluso fuerza de trabajo
cuando esta se les requería.
En el calpulli nos dicen las fuentes, se concentraban grupos de personas
cuyos miembros estaban unidos por lazos de parentesco, amistad u oficio y
quienes tenían derecho a la propiedad común de las tierras del barrio o calpultlalli.
51
Los calpulli eran un barrio de gente conocida o linaje antiguo que tiene de muy antiguo sus tierras y términos de conocidos, que son de aquella cepa, barrio o linaje, y las tales tierras llaman calpulli, que quiere decir tierras de aquel barrio o linaje.74
Otra fuente nos dice que:
Otras suertes de tierras que se decían calpollalli o altepetlalli, que es lo mismo que decir
tierras pertenecientes a los barrios, al pueblo: en estas tierras estaba poblada toda la
gente común, en parte de ellas y la demás la labraban y cultivaban para la paga de sus
tributos y sustento.75
Así estos oficiales lapidarios debieron habitar y estar organizados dentro de
su propio callpulli o barrio, ya que:
De los treinta y tantos oficios que tenían los moradores de la ciudad, estaba siempre
cada oficio en su barrio, de suerte que los que eran plateros de oro tenían el suyo y en el
tenían que ser todos nomás plateros de oro; y lo mismo era con los de plata, y los
pintores, lapidarios, etc. (...) cada oficio de por sí y en su barrio distinto de los demás. 76
Además, por cada uno de los oficios desempeñados por los habitantes del
calpulli, era obligacion heredar de padres a hijos el oficio, con lo cual el Estado se
aseguraba que siempre existieran artesanos dedicados a realizar cada labor.
(...) en todos los oficios mecánicos de la república, (...) entiendo era ley que el padre
enseñase a su hijo el oficio que sabía, para que siempre hubiese muchos oficiales
de todo género de oficios.77
En cuanto a la materia prima que estos artesanos lapidarios utilizaban para
elaborar sus joyas, es posible que esta fuera obtenida como tal en los mercados;
también podía ser encargada y comprada a los mercaderes-traficantes que las
74 Alonso de Zorita, Breve y sumaria Relación de los señores de la Nueva España; México, Chávez Hayhoe (edit.), 1941, p. 87.75 Fernando de Alva Ixtlilxochitl, Obras Históricas, México, 1991-1992. T.II, p. 270.76 Ixtlilxochitl, Ibídem, T. I, pp. 326, 327.77 Fray Diego Durán, Op. Cit., T.I, p. 498.
52
obtenían y traían desde lejanas tierras y provincias; otra posibilidad es que quizá
estos artífices, que poseían experiencia y conocimiento de las propiedades y las
variedades de las piedras preciosas, las buscaran ellos mismos en sus
yacimientos, como señala Sahagún:
Hay personas que conocen donde se crían las piedras preciosas, y es que cualquier
piedra preciosa, dondequiera que está, y está hechando de sí vapor o exhalación como
un humo delicado. Y este humo se aparece cuando quiere el sol salir, o a la salida del
sol. Y a los que las buscan y conocen esto, pónense en lugar conveniente cuando quiere
salir el sol, y miran hacia donde sale el sol, y donde ven salir un humito delicado luego
conocen que allí hay piedra preciosa, o que ha nacido allí o que ha sido escondida allí. Y
van luego aquel lugar, y si hayan alguna piedra de donde salía aquel humito, entienden
que dentro della está alguna piedra preciosa, y quiébranla para buscarla (...).78
Figura 41. Localización del chalchíhuitl a la salida del sol. Códice Florentino, lib. VIII, cap. XIV.
Es posible que a este grupo de artesanos también acudieran los nobles con
algunas piedras finas de su propiedad, para que estos las transformaran en algún
artefacto determinado o especiales; algunas de estas piezas pudieron ser
reutilizadas y retrabajadas, cuando se trataba de piezas rotas, mal elaboradas,
etc.
78 ibídem, lib. XI, cap. VIII, p.788-789.
53
Cuando estos artesanos habían elaborado ya sus artículos de chalchíhuitl,
acudían entonces al tianguis o mercado principal para intercambiarlos y ponerlos
a disposición de la clase dirigente, que ostentaba el derecho de usarlos como
objetos de adorno personal, joyas y artículos rituales para ofrendas, entierros,
regalos, etc.
Figura 42. Los lapidarios labraban los chalchihuites y después los vendían en el tianguis. Códice Florentino, Lib. X, Cap. XVI.
Sahagún menciona como era posible comprar estas piedras en el tianguis
de Tlatelolco:
Estaban en una parte del tianguez los que vendían oro o plata, y piedras preciosas y
plumas ricas de todo género (...). 79
Así pues, de manera general pudimos ver como el sistema tributario era
una de las principales formas a las que recurría el Estado Mexica para poder
tener acceso y obtener desde el interior del Imperio, las preciadas piedras verdes
o chalchihuites; estas piedras existían de forma natural y eran aprovechadas por
varios de los pueblos sujetos a las provincias para pagar tributo a los mexicas.
Pero además del sistema de imposición del pago de tributo a los pueblos
conquistados mediante la guerra, existían otros dos sistemas de intercambio
mediante los cuales también se podían obtener los valiosos bienes de prestigio y
79 Sahagún, ibídem, Lib. VIII, Cap. XIX, p. 531.
54
lujo: por un lado se encontraba el tráfico exterior, realizado más allá de las
fronteras del Imperio por los grupos de comerciantes especializados o pochtecatl,
y por el otro, el sistema de intercambio mercantil, que se llevaba a cabo en los
mercados internos o tianguis.
El tráfico exterior y el intercambio mercantil.
Aunque una gran cantidad de los bienes obtenidos mediante el sistema
tributario, eran redistribuidos por el tlatoani para consumo directo de la realeza y
la nobleza mexica; para sostenimiento del personal del palacio y para fomentar
las actividades suntuarias y económicas, no todos los bienes eran destinado a
este tipo de consumo, sino que también el soberano seleccionaba una parte de
este tributo para ser invertida en una actividad económica muy importante: el
intercambio interregional de bienes, realizado entre el tlatoani mexica y los
gobernantes extranjeros de las lejanas y ricas provincias situadas mas allá del
Imperio. Los encargados de realizar esta actividad, era un grupo de comerciantes
especializados conocidos como pochteca tecuhnenenque,80 quienes también
actuaban como embajadores. Estos comerciantes-embajadores viajaban largas
distancias desde México hasta llegar a las provincias de Anahuac, donde
realizarían el intercambio.
Veamos ahora algunas características generales de este sistema de
intercambio; Carrasco hace una distinción entre la circulación interregional de
bienes (el tráfico) y los intercambios mercantiles (el comercio). El comercio como
tal puede ser el mecanismo para realizar los intercambios interregionales; pero
también puede haber un tráfico basado no en el comercio, sino en el intercambio
recíproco de presentes entre moradores de distintos lugares. Igualmente puede
80 Tecuhnenenque: “Los señores caminantes”, quizá el grupo de mercaderes más importante para el Estado Mexica, ya que eran ellos quienes viajaban como embajadores del Tlatoani a las lejanas provincias de Anahuac.
55
haber un tráfico basado en la redistribución a distintas regiones de los bienes
acumulados por un soberano. 81
Estos intercambios eran realizados en dos lugares específicos: Polanyi
señala que uno es la plaza o “tianguis” local y el otro es el “puerto de tráfico”. En
la plaza se congregan los compradores y vendedores locales, y suele
concentrarse (aunque no forzosamente) en el comercio interior de los bienes de
consumo (tianquiztl);82 mientras que el puerto de tráfico es la factoría, el lugar en
un país lejano donde se efectúan intercambios internacionales con la intervención
de los agentes o facturas de los países que intercambian. La factoría es siempre
el lugar donde se efectúa el tráfico exterior, mientras que la plaza puede limitarse
al comercio interno. Polanyi menciona que las transacciones en la factoría pueden
ser un “tráfico administrado” u organizado como intercambios recíprocos de
presentes por los soberanos de los países que trafican, y comprensible mas como
reciprocidad y redistribución que como comercio; la plaza por el contrarío es
claramente un mercado.83
El tráfico exterior, nos dice Polanyi: es un medio relativamente pacífico para
la adquisición de bienes de regiones que estuviesen fuera de la unidad política.84
Es una actividad de grupos -no de individuos- en la cual, los representantes de las
entidades políticas se reúnen en centros de intercambio, establecidos para la
realización de las transacciones comerciales, denominados “puertos de
intercambio” (ports of trade).85 Estos puertos de intercambio eran los pueblos o
ciudades que tenían la función específica de servir como sitios de reunión a los
traficantes extranjeros.86
En la sociedad mexica, el tráfico era realizado por un organizado grupo de
mercaderes profesionales conocidos como pochtecatl.87 Estos comerciantes
tenían una doble importancia militar y económica para el Estado, debido a que
81 Carrasco, op. cit., p. 53.82 Tianquiztli: “Mercado”.83 Polanyi, Arensberg y Pearson, 1957; Polanyi, 1968; citas de Carrasco, op. cit., pp. 53-54.84 Polanyi, 1957, p. 257; cita de Berdan, 1978, p.81.85 Polanyi, et. al., 1957; cita de Berdan, ídem.86 Polanyi, 1957, Cap. XIII, pp. 257-263.87 Pochtecatl : ”El del lugar de la ceiba”, comerciante.
56
funcionaban como espías del tlatoani en los territorios enemigos y también porque
ellos obtenían los artículos de lujo para consumo de la clase dominante.
El padre Sahagún nos menciona como inicio en México-Tlatelolco este
oficio, desde tiempos del señor Cuaucuahpitzahuac, señor de Tlatelolco, hacia
1376-1417 d.C. Era este hijo de Tezozomoc, el supremo gobernante del Imperio
tepaneca.
Cuando los mercaderes comenzaron en el Tlatilulco de México a tratar, era uno que se
llamaba cuacuahpitzahuac, y los principales tractantes eran dos: el uno se llamaba
Itzcoatzin y el otro tziuhtecatzin. La mercadería de estos por entonces eran plumas de
papagayos, unas coloradas que se llaman cuezal, otras azules que se llaman cuitlatexotli,
y otras coloradas como grana que se llaman chamulli. Estas tres cosas era su trato.88
Al morir Cuacuahpitzahuac y acceder al trono de Tlatelolco el señor
Tlacateotl, entre 1418-1427:
(…) y en el tiempo déste los principales de los mercaderes fueron dos: el uno que se
llamó Cozcamatzin, y el otro Tzompantzin. En tiempos déstos se comenzaron a vender y
comprar las plumas que se llaman quetzalli, y las piedras turquesas que se llaman xihuitl,
y las piedras verdes que se llaman chalchihuitl, y también las mantas de algodón y
maxtles de algodón, porque de antes solamente usaban de maxtles y mantas de nequen,
y las mujeres usaban de huipiles y nahoas también de ichtli.89
88 Sahagún, libro nono, cap. I, p. 539.89 Sahagún, ídem, p. 539.
57
Figura 43. Reconstrucción hipotética de un tianguis azteca, con base en las descripciones del
mercado de Tlatelolco. Tomado de http://zipolartuzin.blogspot.com/2010/05/hablemos-de-la-
necesidad-problematica.html.
Poco a poco fue mejorando el nivel y la calidad de las mercancías que eran
tratadas por los pochtecas mexicas; es en tiempos del gobierno de
Cuauhtlatoatzin, entre 1427-1467 d. C., cuando ocurre la guerra en la que resulta
vencido Azcapotzalco por los de México-Tenochtitlan y Acolhuacan (1427-1430
d.C.); tras esta guerra quedan libres los mexicas del yugo tepaneca de Maxtla y
cae el Imperio Tepaneca:
En tiempos déste fueron principales de los mercaderes dos: el uno se llamó
Tollamimichtzin, y el otro Micxochitziyautzin. En tiempos déstos se comenzaron a
comprar y vender barbotes de oro y anillos de oro, y cuentas de oro, y piedras azules
labradas como cuentas, que se llaman teuxihuitl, y grandes chalchihuites, y grandes
quetzales, y pellejos labrados de animales fieros, y otras plumas ricas que se llaman
zacuan, y otras que se llaman xiuhtototl, y otras que se llaman teuquechol.90
Es con Moquihuix, el último señor tlateloca, (1467-1473 d.C.), que ocurre la
guerra con Tenochtitlan; y la ciudad y su mercado son conquistados y sujetos a 90 Ídem.
58
tributo, y su gobernante muerto al caer del Templo Mayor cuando ve perdido su
señorío en manos de Axayacatl, señor de mexica.
En tiempos déste fueron principales de los mercaderes dos: uno que se llamó Popoyotzin
y otro Tlacochintzin. En tiempos déstos se comenzaron a comprar y vender las mantas
ricas que se llamaban tlapalecacozcayo, y otras que se lamaron xomoihuitilmatli, y otras
que se llamaron ihuiticatetecomayo, y también los mastles ricos y labrados hacia las
extremidades, como dos o tres palmos en largo y en ancho; y también las naoas ricas y
los huipiles ricos; y también las mantas de ocho brazas de largo, texidas de hilo torcido
como terliz; y también se comenzó a tratar el cacao en ese tiempo; y todas las otras
mercaderías que arriba se dijeron se comenzaron a tratar en más abundancia que de
antes.91
Existían varios rangos de mercaderes o traficantes que trataban con
diferentes artículos, de los cuales Chapman enumera los siguientes:
Los pochteca tlatoque, o “señores de los mercaderes”; era viejos pochtecas de
alto prestigio, que no viajaban sino que encargaban sus mercancías a los
pochtecas que si lo hacían, para que éstos las intercambiaran.
Otro grupo era el de los tratantes de esclavos, que gozaban también de un alto
rango por comerciar con hombres.
Un grupo muy importante era el de los mercaderes-espías o nahual oztomecatl,
quienes transmitían información al tlatoani sobre lo que ocurría en los territorios
enemigos. Estos se disfrazaban como mercaderes locales y sus mercancías
eran artículos comunes que intercambiaban en las provincias por otros de más
valor, como plumas y ámbar.
El grupo de comerciantes mas importantes para el Estado mexica era el de los
mercaderes-embajadores o tecuhnenenque, quienes estaban encargados de
91 Sahagún, Ibídem, p. 539.
59
llevar a cabo el intercambio de los bienes del tlatoani y los propios, por otros
bienes muy lujosos; este intercambio se realizaba con los señores de las
provincias de Anahuac, que tenían sus cabeceras en las ciudades de
Coatzacoalco, Cimatlan, Xicalanco y Ayotlan Xoconochco, 92 y cualquier afrenta
a éstos era causa de guerra.93
Estos comerciantes-embajadores realizaban también en estas lejanas
provincias un intercambio de presentes con los señores extranjeros, o sea, un
tráfico basado en la reciprocidad.94 El intercambio recíproco de bienes se
realizaba cuando los mercaderes mexicanos entregaban los presentes que
enviaba el tlatoani para los señores de las provincias, y estos a cambio les
ofrecían artículos de mucho valor para que a su ves estos fuesen llevados y
entregados al tlatoani; tras realizar esta operación los señores les permitían a los
mercaderes mexicas comerciar en los tianguis locales.95
Entre los bienes que estos mercaderes recibían por parte del señor de
México para ser intercambiados, y para dar en presente a los soberanos
extranjeros, se encontraban diversos artículos de lujo.
(…) mantas ricas, y nahoas ricas de mujeres que les había dado el señor de México (…). Y
(…) joyas de oro, y piedras que sabían que eran preciosas en aquella provincia, una de las
cuales se llama tepeyo teucuicatl, que era una corona de oro; y otra que se llama
teucuitlaixcuaamatl, que era una plancha de oro delgada y flexible que se ceñía a la frente;
y otra que se llamaba teucuitlatlancozcatl, y otra que se llamaba pitzahuac teucuitlacozcatl.
Llevaban también otras para las señoras. Una de ellas eran vasitos de oro donde ponen el
huso cuando hilan; otras eran orejeras de oro; (…) orejeras de cristal.96
92 Sahagún, Lib. IX, Cap. II.93 Chapman, pp. 25-27.94 Carrasco, op. cit., p.59.95 Sahagún, Lib. IX, Cap. IV.96 Ibídem, Lib. Nono, Cap. IV, pp. 549-550.
60
Junto con estos bienes de lujo, también llevaban artículos propios y de uso
común, para intercambiar en las provincias, y que habían comprado previamente
en el mercado:
(…), porque ya tengo compradas las cosas con que tengo de rescatar por los pueblos por
donde fuere. Tengo compradas muchas navajas de piedra, y muchos cascabeles, y
muchas agujas, y grana y piedra lumbre. 97
También llevaban para la gente común orejeras de piedra que llaman iztli, y otras de
cobre, muy lucias y pulidas; también llevaban navajas de (…) iztli, para raer los cabellos y
pelos, y otras navajitas de punta para sangrar, que llaman huitzauhqui. También llevaban
cascabeles (…), y agujas (…), y grana de tunas, y piedra lumbre y tochomitl (…), también
una cierta yerba muy olorosa que llaman tlacopatli, y otra que llaman xochipatli.98
Después que los mercaderes habían recibido los bienes del soberano y se
habían abastecido de otros bienes propios para intercambiar, realizaban diversas
ceremonias y ofrendas a los dioses; hacían convites; preparaban todo para el
viaje, embalaban los bienes en chiquihuites, cestos y cacaxtles; se despedían de
sus familias y se reunían con sus mercancías en la casa mayoral del que iba
como capitán, quien organizaba una gran caravanas de cargadores, esclavos, y
comerciantes de los barrios de Pochtlan, Ahuachtlan, Atlauhco, etc. Aquí se unían
con otros grupos de comerciantes de otras ciudades, como Azcapotzalco,
Cuauhtitlan, Tlatelolco y Huitzilopochco, para viajar juntos a los lejanos puertos de
intercambio.99 El primer lugar al que llegaban era la provincia de Tochtepec,
donde se dividían en dos grupos; unos se dirigían rumbo a Anahuac Ayotlan y los
otros tomaban rumbo a Anahuac Xicalanco; al salir de este primer lugar, iban a
punto de guerra, ya que muchas veces eran atacados en el camino. 100
97 Sahagún, libro nono, cap. III, p. 546. 98 ibídem, libro nono, cap. III, pp. 550,551.99 Ibídem, cap. III, p. 548-549.100 Ibídem, cap. IV, p.550.
61
Existían varios puntos tradicionales hacia los cuales, los traficantes se
dirigían a realizar el intercambio, de los cuales, uno de los mas importantes era la
riquísima provincia de Xicalanco.
Figura 44. Grupo de pochtecatl en un camino, con su carga de mercancías para intercambiar, atada a su espalda. Códice Florentino, libro IX, f. 8r. Reprografita de MAP/Raíces. Tomado de
www.arqueomex.com/S2N3nRUTAS81.html
Los lejanos puertos de intercambio de Anahuac Xicalanco, se extendían
desde la costa sur de Veracruz hasta el extremo occidental de la Laguna de
Términos, en el Golfo de México.
Chapman menciona que existían cinco grupos principales de puertos de
intercambio en la costa del Golfo:
1.- En Coatzacoalcos, la ciudad costera a la que llegaban los pochtecas con
saludos y regalos para sus gobernantes locales.
2.- La ciudad tierra adentro de Cimatlan, al este de Tabasco. Esta ciudad
controlaba las dos rutas vitales de comercio, la de las sierras de tierras
adentro, y la otra del Valle de México.
62
3.- Al este de la anterior y cerca de la costa se encontraba la Chontalpa,
formada por los pueblos situados en las tierras bajas, entre el Río de las Dos
Bocas (Río Seco) y el Río Nuevo o González.
4.- Putunchan, sobre la desembocadura del Río Grijalva, que mantenía
relaciones comerciales con Acalan, con el valle del Usumacinta, con el Golfo
de Honduras y con la costa oriental de Yucatán.
5.- El importante puerto de Xicalanco, situado cerca de una ensenada en la
parte
occidental de la Laguna de Términos. Los mercaderes de Xicalanco
Viajaban hacia el
sur hasta Acalan y el Golfo de Honduras. 101
Hacia estos puertos convergían muchas de las rutas de tráfico; del norte
llegaban los pochtecas mexicas, y de las sierras meridionales y orientales
llegaban zoques y mayas tzetzales y tzotziles. Los traficantes también llegaban
por la vía del Río de la Candelaria procedentes desde Acalan y del Golfo de
Honduras. 102
Para los traficantes mexicas, los puntos más importantes para llevar a cabo
el intercambio eran los riquísimos puertos de Anahuac. En estos lugares, los
mercaderes podían realizar el intercambio de los bienes del tlatoani por artículos
de gran valor, entre los cuales figuraban los valiosos chalchihuites.
Sahagún también menciona cual era la forma mediante la cual se realizaba
este intercambio y nos dice que cuando llegaban los mercaderes mexicas a la
provincia de Xicalanco:
101 Chapman, 1959, pp. 48-52.102 Ibídem, p. 46.
63
Entraban en la provincia de Anahuac, no todos, sino aquellos que iban de parte del señor
de México, con quien estaban aliados o confederados, que eran los tenochcas o
tlatilulcas, o los de Huitzilopochco, o los de Azcaputzalco o los de Cuauhtitlan.103
(...) Luego daban a los señores lo que el señor de México los enviaba, mantas ricas y
mastles y huipiles y nahoas. Y saludábanle de su parte. Luego los señores (...) del
pueblo de Xicalanco, y del pueblo de Cimatecatl y Coatzacoalco, les daban grandes
piedras labradas verdes y otros chalchihuites colorados, y otros que se llaman
quetzalchalchihuitl, que son esmeraldas que agora se llaman quetzaliztli, y otras
esmeraldas que se llaman tlilayotic quetzaliztli, y otras piedras que se llaman xiuhchimalli;
otras que se llaman quetzalichpetztli tzalayo; y también les daban caracoles colorados y
avaneras coloradas, y avaneras amarillas, y paletas de cacao amarillas hechas con
conchas de tortugas y otras paletas también de tortugas pintadas como cuero de tigre
blanco y negro. Dábanles plumas ricas, unas que se llaman teuquechol; otras que se
llaman zacuan; otras que se llaman chalchiuhtotolin, y otras plumas de papagayos y
cueros labrados de bestias fieras, como es del tigre que llaman tlatlauhqui ocelotl. Todas
estas cosas traían los mercaderes de aquella provincia de Xicalanco para el señor de
México.104
103 Sahagún, lib. nono, cap. IV, p. 550. 104 Sahagún, 1989, lib. IX, cap. IV, pp. 550-551.
64
Figura 45. Reconstrucción hipotética de un mercado maya. Un aspecto parecido debió tener el gran puerto de trafico y mercados de las provincias de Anahuac: Xicalanco, Cimatlan y
Coatzacoalco. Tomado de http://mayananswer.over-blog.com/article-mercados-y-puertos-56033805.html. Dibujo de Raúl Velásquez Olivera.
Sahagún también nos dice que:
Y como recibían los señores de aquella provincia estos dones de otras maneras para que
fuesen de su parte presentados al señor de México. Eran estos dones plumas ricas que
llaman huiacquetzalli, y otras también ricas que llaman totocuitlapiltic quetzalli, y otros
que se llaman chilchotic quetzalli, y otras plumas ricas de otras maneras que llaman
xuihtototl, y otras que llaman tzinitzcan.105
105 Sahagún, lib. nono, cap. IV, p. 550.
65
Así era pues como señala Sahagún que los pochtecas mexicas realizaban
este intercambio de presentes con los señores de las provincias de
Coatzacoalcos, Cimatlan y Xicalanco, quienes en reciprocidad les entregaban
bienes muy lujosos para ser llevados al tlatoani y les permitían el acceso a los
tianguis locales; junto a estos bienes los traficantes llevaban artículos propios para
intercambiar en estos tianguis de las provincias, y rescatar artículos valiosos,
seguramente también plumas ricas de diversas aves, cacao, pieles finas,
ornamentos y joyas de piedras preciosas o chalchihuites.
Sobre el lugar de origen y la procedencia de los chalchihuites que eran
obtenidos por los pochtecas en estas provincias, tenemos que a Xicalanco
llegaban una gran cantidad y variedad de bienes, ya que era uno de los puertos
de intercambio mas importantes de la región; esta ciudad mantenía relaciones
comerciales con otras ciudades y pueblos importantes de tierra adentro, como
Acalan situado al sur del Río de la Candelaria en Campeche; esta vía fluvial
también conformaba un punto focal de comercio entre Xicalanco, Acalan, y los
puertos de Guatemala y del Golfo de Honduras. Acalan comerciaba con los
celache al noreste y con los itzaes al sudeste. El Golfo de Honduras formaba
también un puente comercial entre Mesoamérica y Centroamérica, que se unía
con las costas del Golfo de México por medio de Acalan y de las rutas fluviales del
Usumacinta.106
Chapman señala que existían varias zonas de intercambio en el Golfo de
Honduras y menciona las siguientes:
1.- El Río Sarstun era una importante vía de tráfico de canoas que se dirigían al
Golfo de México.107
2.- El puerto de intercambio de Nito, que se localizaba en la desembocadura del
Río Dulce.
3.- El valle del Motágua, cuyo río era navegable hasta Gualán, cerca de un
importante centro minero de obsidiana localizado en Zacapa, y la más
106 Chapman; Ibídem, pp. 55-56,59-60.107 Scholes & Roys, 1948, Cap.5, pp. 17,18, 60.
66
importante fuente de jade, serpentina y piedras verdes para toda
Mesoamérica, las cuales se obtenían en sus márgenes fluviales.108
4.- El área situada sobre el Río Ulúa y el Río Chamelcón, el cual mantenía
relaciones comerciales con Yucatán y el valle de México. 109
Según el padre Sahagún, los pochtecas mexicas obtenían en Anahuac las
mejores calidades de chalchihuites verdes, colorados, y otros similares a
esmeraldas; sobre la procedencia de estas piedras verdes labradas y
chalchihuites, la única fuente conocida actualmente en la región, con importantes
yacimientos de las mejores calidades de piedras verdes como las jadeítas, las
albitas y las serpentinas y crisoprasas, se localiza en el Valle del Río Motagua y el
Río Tambor, y cerca de los pueblos de San Agustín Acasaguastlán y Manzanotal,
en Guatemala; estas fuentes, conocidas y explotadas desde el Preclásico y
Clásico, siguieron proveyendo de materias primas y artefactos elaborados a los
centros mayas posclásicos, del centro de Guatemala; desde estos centros eran
obtenidos y transportados también por los traficantes mayas llamados Ah p´ool
loom yook, “los grandes señores de los pies ampollados”, 110 rumbo a los puertos
de Acalan y Anahuac Xicalanco, siguiendo las vías fluviales de la región, como el
Usumacinta, el Candelaria y varios ríos de Guatemala.
Es posible que además de los ricos objetos de jadeíta, albita, crisoprasa y
serpentina traídos desde la región central de Guatemala, también se
aprovecharan y traficaran en Anahuac, otros artículos elaborados en piedras
verdes locales de menor calidad, procedentes de tierra adentro, desde las sierras
meridionales y orientales de Chiapas, de la región zoque, tzetzal y tzotzil,111 y de
la Chontalpa112. La materia prima podría ser obtenida como material de arrastre,
108 Thomson, 1954, pp. 21-22, 183.109 Roys, 1943, p.120; citas de Chapman, 1959, pp. 61-63.110 Roys hace una distinción entre los mercaderes profesionales Ppolom o “mercader” y los comerciantes que viajaban de pueblo en pueblo, Ah Ppolom Yoc “gran señor mercader o tratante” (Roys, 1939, p. 61; Cita de Chapman, ibídem; p. 40).111 Chapman, ibídem, p. 46.112 Existen yacimientos importantes de diversas piedras verdes, esquistos, albititas, serpentinas y posiblemente jadeítas, en la región de Chimalapa, al sur de Oaxaca; también en las montañas de Cintalapa y en las montañas y valles de Chalchihuitan, cerca de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas.
67
acarreado por los numerosos ríos y arroyos de estas regiones desde sus
afloramientos en los macizos rocosos. Estos chalchihuites elaborados en piedras
verdes de menor calidad llegarían a Xicalanco, a Coatzacoalcos y a Cimatecatl,
llevados e intercambiados por los grupos mayas locales y estarían a su vez a
disposición de los traficantes mexicas que los podían adquirir en los mercados de
las provincias.
Figura 46. Señor comerciante Ah Ppolom, cargado en andas por sirvientes y dirigiendo una
caravana de cargadores y otros comerciantes o guerreros. Tomado de Stuart & Stuart, 1993, pp.
188-189.
El otro importante centro de comercio hacia el cual se dirigían los
mercaderes mexicas, desde Tochtepec, era la provincia sujeta de Ayotlan
Xoconochco; hacia ella se dirigían los pochtecas a intercambiar sus bienes por
artículos de lujo, como plumas finas de quetzal, cacao, pieles y sartales de
chalchihuites. Sahagún menciona que una variedad de chalchíhuitl era obtenida y
traída del Xoconochco y de Cuauhtimalan, el xiuhtomoltetl,113 de color blanco y
verde Mezclados.114
113 Xiuhtomoltetl: “Piedra como ampolla de turquesa”. 114 Sahagún, Lib. Undécimo, Cap. VII, Párrafo V, p.779.
68
Figura 47. Comerciante olmeca xicalanca cargado con su cacaxtle lleno de diversos articulos de lujo, pieles, plumas, ornamentos y varios recipientes. Pintura mural de Cacaxtla. Tlaxcala.
Hasta los tianguis de esta provincia debieron llegar también diversos
objetos de chalchihuitl llevados por los traficantes mayas, que los intercambiarían
y transportarían desde la región central de Guatemala; y de forma similar que en
las provincias de Anahuac, algunos grupos mayas locales pudieron aprovechar,
trabajar e intercambiar piedras verdes trabajadas de menor calidad, con los
comerciantes mexicas que pasaban por el área; es posible que la materia prima
aprovechada y trabajada por esto grupos locales, pudiera ser obtenida en la
región procedente del macizo rocoso de la Sierra Madre de Chiapas y de los
Chuchumatanes.115
Además del intercambio recíproco de bienes con los señores y el comercio
realizado en los tianguis locales de las lejanas provincias de Anahuac Xicalanco,
Cimatlan, Coatzacoalco y Xoconochco, los traficantes también realizaban un
115 Existen en la región al sureste de Chiapas, diversas variedades de piedras verdes, serpentinas, dioritas, granitos, esquistos, conglomerados, areniscas, y una variedad de albita jadeíta de color verde claro con motas verde oliva, parecida a la utilizada para elaborar algunas orejeras mayas, como las de la máscara de la Ofrenda 82 del Templo Mayor, depositadas en la región como material de arrastre de los ríos. Se ha observado también el uso de algunas de estas piedras verdes locales, en forma de cuentas de sartal en el sito Arqueológico de Lagartero, en Chiapas.
69
intercambio comercial al interior de los mercados importantes o tianguis locales de
las provincias sujetas o aliadas al Imperio.
En muchas de las provincias dominadas por los mexicas, habían existido
desde mucho tiempo antes, importantes mercados regionales, a los cuales
también acudían los comerciantes mexicanos a intercambiar sus bienes; estas
provincias con mercados importantes, habían sido conquistadas por los mexicas a
causa de agravios o asesinatos de pochtecas.
Sahagún nos menciona como ocurrió la conquista de algunas de estas
provincias en Anahuac y Ayotlan:
En este tiempo era señor en Tenochtitlan Ahuitzotzin. (…) los mercaderes entraron a
tratar en las provincias de Ayotlan y Anahuac. Los naturales de aquellas provincias los
detuvieron allá como cautivos cuatro años, en el pueblo que se llama Cuauhtenanco, en
el cual estuvieron cercados de los de Tecuantepec y los de Izhuatlan, y los de Xochitlan y
los de Amaxtlatecatl y los de Cuauhtzontla y los de Atlan, y los de Omitlan y los de
Mapachtecatl. (…) Los mercaderes se defendían en el pueblo de Cuauhtenanco (…).
Cautivaron los mismos mercaderes a muchos de los naturales, gente principal, y otros
muchos de los no principales, los cuales no se contaron (…). Después los mercaderes,
peleando por espacio de cuatro años, conquistaron la provincia de Anahuacatl (…).116
Estuvieron los pochtecas en la conquista del pueblo de Ayotlan, donde estuvieron
cercados cuatro años. Al cuarto año vencieron y desbarataron toda la gente fuerte y
valiente de los enemigos, (…).117
Después de esta conquista ha estado el camino seguro y libre para entrar a la provincia
de Anahuac sin que nadie impida, ni los tzaputecas ni los anahuacas. Y los quetzales o
plumas ricas desde entonces se usan por acá; (…).118
116 Sahagún, lib. nono, cap. II, p. 540. 117 Sahagún, lib. nono, cap. II, p. 542.118 Idem, p. 542.
70
Figura 48. Ubicación de los puertos de trafico y mercados importantes sujetos e independientes al
Imperio mexica.
En la provincia de Tepeacac por ejemplo, tras su conquista por cometer
graves agravios contra los mercaderes, continuó existiendo un importante
mercado al que acudían tratantes de toda la región, con quienes los mercaderes
mexicas podían realizar sus intercambios y así, evitaban ir de pueblo en pueblo
en busca de los artículos a rescatar.
De la manera que fue el comienzo de la guerra en el gran pueblo de Tepeaca y
Tecamachalco, fue en los tratantes y arrieros (…) los cuales eran mexicanos que iban y
venían a diversas partes y lugares con tratos y granjerías; y los naturales de Tepeaca
(…), fue tan grande el enojo de ellos, que al tiempo y cuando se hacen las ferias de a
tantos y tantos días, habían acudido a los tales tianguis los mexicanos; y los señores
71
principales de ellos mandaron llamar a todo los mexicanos, los prendieron y mataron,
diciendo ser espías para cogerlos descuidados y cautivarlos como hicieron con los
chalcas; y en esto escapáronse dos o tres mexicanos y vinieron a dar noticia al rey
Moctezuma y a todo el senado mexicano; y no tan solamente murieron los mexicanos
mercaderes, sino también aculhuaques, tezcucanos, de Atzcapotzalco, Culhuacan,
Tacuba, Cuyuacan, Itztapalapa, Xuchimilco, Cuitlahuac, Mizquic, Chalco, Tultitlan,
Huatitlan, Tenayuca, todo genero de gente de mercaderes y tratantes, vasallos y amigos
del imperio mexicano. 119
Figura 49. Reconstrucción artística de un mercado zapoteca, según una pintura mural del Palacio Municipal de Nochixtlan, Oaxaca. Tomado de http://leyendaehistoriadenochixtlan.blogspot.com.
Tras la guerra y conquista de los naturales de Tepeaca, estos se ofrecieron
a servir y ser vasallos de los mexicas, pagarles tributo y permitirles el libre acceso
al mercado:
(…) vinieron otra vez a hacer referencia a Moctezuma y a Cihuacoatl diciendo esta
oración: señor nuestro y rey natural, todos vuestros vasallos, viejos, niños, mozos,
mujeres y niñas han venido a darse por esclavos a nuestro gran dios que ahora es
Huitzilopochtli, (…), y a daros nuestro vasallaje y obediencia, nosotros los naturales de
Tepeaca, (…), y todos venimos con lagrimas a vuestra obediencia. Respondió
119 Tezozomoc, 1944, XXVII; pp.100-104).
72
Moctezuma y Cihuacoatl y dijeron: vosotros seáis bien llegados, y venís a oír lo que os
fuere por nos mandado, por vuestro padre y madre el imperio mexicano, y os mandamos
que todos nuestros vasallos tratantes y mercaderes que fueren y llegaren a vuestra tierra
a tratos y granjerías, les recibáis y situéis para ellos un lugar para ellos conveniente, que
os llevaran allá, piedras preciosas, plumería, ropas esclavos, oro y preciadas plumas de
diversas aves (…) que son xiuhtototl, tlauhquechol tzininizcan, cueros de tigres, leones,
onzas, cacao, jícaras y con esto prometieron los de tepeaca guardarlo y cumplirlo y tener
gran cuenta en que en parte ninguna se agravien los mexicanos tratantes ni ofenderlos;
(…).120
Igual ocurrió con los pueblos de Tziccoac y Tuchpan, y los pueblos de la
Huasteca, ubicados en la costa norte del Golfo de México:
La causa y razón de las muertes de los mexicanos, xuchimilcas, atzcapotzalcas, Tacuba
y chalcas, fueron los mercaderes tratantes en todo género de mercadurias, ahora por
codicia, malquerencia, o por robarlos. Habiendo en Tziccoac y en Tuzpa general tianguis
o mercado que es de veinte a veinte días, los principales de estos dos pueblos,
conformados y concertados los unos y los otros de matar, como de facto mataron a todos
los tratantes y mercaderes puchtecas, despeñándolos por mayor dolor desde unas altas
rocas o peñascos de una gran sierra; y no fue tan secreto que no lo dejasen de saber los
naturales y tratantes del pueblo de Tulanzinco, y estos por estar bien de gracia con los
mexicanos, vinieron a dar noticia de lo sucedido a Moctezuma y a todo el imperio
mexicano.121
De igual manera, la causa de la guerra y conquista de los pueblos de
Huaxaca, por Moctecuhzoma, fueron los agravios; a los pueblos situados en la
costa de Tehuantepec, asistían los mercaderes mexicanos a tratar unas piedras
preciosas azules llamadas matlalxihuitl,122 que eran usadas para la mitra del rey, y
otras riquezas. La provincia fue conquistada cuando los de la costa asesinaron a
los mercaderes y principales mexicas.123
120 Tezozomoc, Ibídem, pp. 103-104.121 Tezozomoc, ibídem, cap. XXVIII, p. 105.122 Matlalxihuitl: “Hierba azul verde” o “Turquesa azul”.123 Tezozomoc, ibídem. Cap. XXXVII; p. 115.
73
(…) vino a noticias de Moctezuma que en las costas de Coatzacoalco y Tabasco,
pasando por Tehuantepec, islas y puertos, residían allí muchos naturales, que su trato y
granjería era oro molido, que lo traían las corrientes de los ríos y lo cogían; y piedra
menuda que llaman matlatlxihuitl, (…) para la mitra o corona del rey Moctezuma, y
sembrarlo o pegarlo en los brazaletes de plumería, machoncotl de oro, rodelas y
caracoles, a manera de tigre al parecer, y una color de bermellón, ozellotecoztli para
pintar rodelas y otras cosas; todo lo cual habían ido a pedir cuatro principales mexicanos,
y veintiocho mercaderes tratantes (…), y trayendo esta cantidad de oro, piedras y otras
cosas. Habiendo los naturales de Huaxaca noticia de esta riqueza que traían para
Moctezuma, o por menosprecio, (…) o por solo la codicia de ellos, les salieron en un
monte (…) que llaman Mictlan Cuauhtla, allí los ataron y mataron a todos ellos, que
ninguno escapó, y habiéndolos despojado de la riqueza que traían, dejaron allí los
cuerpos muertos (…). Al cabo de muchos años y tiempo se vino a saber el suceso (…)
Llegando algunos mercaderes tratantes que llaman oztomeca, y queriendo ir a
Coatzacoalco, algunos de los mazehuales de Huaxaca les dijeron que allí no fuesen,
porque sus principales los mandarían matar y saltear como habían hecho con los otros
mexicanos en el monte de Mictlan Cuauhtla; (…), los mercaderes de Atzcaputzalco,
Xochimilco y Tezcuco fueron (…) a ver los huesos de los muertos, y visto ser verdad, se
volvieron a México Tenochtitlan (…); dijeronselo a Moctezuma, (…).124
También el pueblo de Tochtepec, a las orillas del río Papaloapan era un
importante punto para el tráfico de tiempo atrás, y en él se encontraba el asiento
de un grupo principal de ricos mercaderes procedentes de México; desde este
lugar partían y aquí llegaban las caravanas de mercaderes que viajaban a las
lejanas provincias de Xicalanco y Xoconochco.125 Esta provincia debía pagar a
Tenochtitlan muchos bienes de lujo, los cuales seguramente procedían del
comercio con otras regiones.
Todos iban acompañados los unos de los otros; iban todos juntos hasta el pueblo de Tochtepec,
en este pueblo se dividían; unos iban a Anahuac Ayotlan; otros iban a Anahuac Xicalanco.126
124 Tezozomoc, ibídem, cap. XXXVII, pp. 155-156.125 Sahagún, op. cit. lib. IX, cap. XI, pp.567-569.126 Sahagún, ibídem, lib. Nono, cap. III, p. 550.
74
El otro importante centro de comercio era la provincia de Ayotlan
Xoconochco, donde los mercaderes obtenían bienes muy ricos, y cuya conquista
se debió a causa de los puchtecatl en tiempos del señor Ahuitzotzin.127
(…) los pueblos de Tecuantepec, Xochtecatl, Amaxtlan, Tlacuilulan, Acapetlahuacan,
fueron sujetos a la corona mexicana, para ver de cumplir su tributo de oro y pedrería rica
y plumas anchas, se juntaron los tratantes mercaderes de estos pueblos nombrados
oztomeca arrieros, (…) fueron a Xolotlan y a Ayotlan, Mazatlan y Xoconuchco. Llegando
a estos pueblos (…) les dijeron: ¿Vosotros que queréis en nuestros pueblos? ¿No son
vencidos y vasallos de los de Culhuacan mexicanos? (...) Ahora habéis de morir todos
que ninguno ha de quedar; y con esto los mataron, y dos mozos de ellos se escaparon y
dieron noticia en sus tierras, y de allí vinieron a México Tenuchtitlan a dar aviso del
suceso hecho con sus vasallos los mercaderes tratantes.128
(…) mando el rey Ahuitzotl que todos los principales de cada pueblo animases a sus
soldados y vasallos, (…) acometieron tan valerosamente al pueblo de Mazatlan, que
cuando llego el medio día habían ya acabado de destruirlo todo, los viejos, niños y
mujeres se huyeron a los ásperos montes y quebradas, (…) A otro día dieron tras de
Ayotecatl, y quedo tan destruido, que no hubo con quien pelear; luego fueron a Xolotlan y
sucedió lo mismo. Juntaronse en uno todos los pueblos costeanos y dijeron los de
Xoconuchco: ya nosotros tuvimos la culpa y merecido castigo, (…) y así tenemos gran
culpa de ello; ¿Qué podremos ahora hacer ni decir sino que nos conformemos todos
cuatro pueblos y les roguemos por la paz, ofreciéndonos por sus vasallos y tributarios?
(...).129
Igual suerte corrieron los pueblos de la provincia de Quetzaltepec y
Tututepec, quienes habían construido una gran albarrada para obstruir el paso y
además habían asesinado a un grupo de mercaderes que habían asistido a
realizar tratos en la región. Otros mercaderes mexicanos que por ahí pasaban,
encontraron los despojos, mantas podridas, y adornos de los mercaderes muertos
y los presentaron a Moctezuma:
127 Sahagún, ibídem, lib. IX, cap. II, pp. 539-543.128 Tezozomoc, ibídem, cap. LXXVIII, p. 370-371.129 Tezozomoc, Ibídem, cap. LXXVIII, p. 373-374.
75
Llegados los mercaderes ante el rey Moctezuma y su senado, hecha la embajada, y
sospecha mala que tenían de los de aquellos dos pueblos y de haber hecho muy cruel
albarrada de guarda y defensa de ellos, y en especial de no quererles consentir de entrar
en sus pueblos a los otros mercaderes, y sobre todo, haber traído las señas de las
mantas, y pañetes, maxtatl y trenzaderas, (…) y habiendo conocido muy bien ser de sus
hijos los mercaderes, (…). Envió el rey Moctezuma a otros tratantes, para que viesen y
entendiesen verdaderamente de la gran cerca que tenían hecha de fortaleza los de
Tututepec y Quetzaltepec; y entendiesen que se hicieron unos mercaderes que allá
habían ido a contratar y a llevar embajada a los de allá (…). Llegaron y vista la defensa
de la albarrada tan fuerte (…), y como lo anduvieron mirando viéronlos los guardas,
diéronles voces, ¿Qué quien y de donde eran y qué querían? Porque si eran mexicanos
ellos no podían pasar adelante en ninguna manera porque si sois mexicanos, aquí habéis
de morir todos como venís. Respondieron que no eran mexicanos, de Huexotzinco
somos. Dijeron los guardas: ni eso es bueno tampoco, volveos no muráis aquí como
hicimos con otros mexicanos que venían con embajada, y aquí los matamos a todos, y
con esto tráenlos hasta el gran rió, y pasado vinieron caminando de día y de noche hasta
llegar a la ciudad de México Tenuchtitla.130
Hasta los importantes mercados provinciales debieron llegar los bienes
procedentes de toda la región y de las áreas cercanas, llevados por los
productores locales y por los traficantes que traían también otros artículos de lujo
desde lugares muy lejanos.
Muchos de los artículos de lujo y los chalchihuites que rescataban los
pochteca mexicas, habían sido obtenidos de esta manera, intercambiándolos por
otros bienes en los mercados provinciales. A estos mercados provinciales también
acudían los tributarios de las provincias sujetas a comprar los bienes que les eran
exigidos como tributo, cuando no se tenían acceso a ellos de manera local; como
ejemplo, vimos a los tributarios de la costa de Tecuantepec que acudieron a
Xoconochco a buscar los bienes que debían tributar a los mexicas; otro caso es el
de la provincia de Yohualtepec, donde los tributarios del pueblo de Ycpatepec
debían viajar más de 30 leguas131 a comprar oro, plumas y piedras verdes.132
130 Tezozomoc, ibídem, cap. XC, p. 429-430.131 Una legua mide alrededor de 5.572 km., lo que equivale a 167.16 km. 132 P.N.E., 4: 161; cita de Barlow, 1992, p. 154.
76
También los pueblos de Atlatlauhca y Manlinaltepec, en la provincia de
Calixtlahuacan, intercambiaban en otros pueblos, mantas de algodón a cambio de
los chalchihuites, cochinilla y plumas verdes.133 Igual ocurría con los naturales de
los pueblos de Atepec, Soquiapan, Tecuicuilco y Xaltianguizco, en la provincia de
Coyolapan, quienes iban a buscar las plumas y las piedras verdes a quince y a
veinte leguas134 fuera de sus poblados.135
Figura 50. En los tianguis acudían los artesanos y tratantes a vender sus diversas mercancías, incluyendo joyas y artículos preciosos, como los chalchihuites. Códice Florentino. Tomado de
http://www.suite101.net/content/antecedentes-indigenas-del-comercio-en-mexico-a40072.
133 P.N.E, ibídem: 165; cita de Barlow, ibídem, pp.167,168.134 Unos 83.58 km. y 111.44 km. aproximados respectivamente.135 R.M.E.H, t. II, 4, p. 121; cita de Thouvenot, 1982, p. 167.
77
Figura 51. Personas vendiendo y comprando en el tianguis. Fray Diego Duran, cap. XCVII, trat.
2°, lam. 10ª. 136
Existía también otro gran mercado cuya especialidad era la venta de ricas
joyas y otros artículos de lujo; este sitio era un importante punto para el comercio
en el altiplano: se trata de la ciudad sagrada de Cholula.
Sobre ella, Fray Diego de Duran nos dice lo siguiente:
Había en esta tierra una ordenanza puesta por los reyes acerca de los mercados y era
que constituían ferias por mercados donde se vendiesen cosas particulares (...).
Mandaban que en la feria de Azcapotzalco, se vendiesen esclavos (...) En otra
ordenaban se vendiesen joyas y piedras ricas, como era en la de Chololan y plumas
ricas (...). 137
Los señoríos de Chololan junto con el de Tlaxcala y Huexotzingo, eran
independientes del poderío mexica y no mantenían relaciones amistosas con los
mexicanos; debido a esto difícilmente los mercaderes mexicas podían entrar sin
problemas a esta región; es posible que al rico mercado de Cholula, asistieran
comerciantes de otros lugares a vender y a comprar las joyas para llevar y para
vender en sus provincias, y tal vez en la ciudad entraran los comerciantes
mexicas disfrazados espías.
136 Fray Diego Duran, cap. XCVII, trat. 2°, lam. 10ª.137 Durán, 1980, cap. XCVII, p. 218.
78
Figura 52. Otros mercados importantes, se localizaban en señoríos con ciudades y pueblos fuera de la influencia mexica, como Tlaxcala, Huexotzinco y Cholula, a estos mercados el acceso a los pochteca mexicas estaba restringido. Desiderio Hernández Xochiotzin, El Mercado de Tlaxcala, Palacio Municipal de Tlaxcala. Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Tlaxcala_-
_Palacio_de_Gobierno_-_Indianerh%C3%A4ndler.jpg
Cuando finalmente regresaban los mercaderes después de largo tiempo y
penurias, y de haber rescatado en los mercados importantes de las provincias
valiosos bienes, tornaban a regresar a Tenochtitlan; al llegar se presentaban al
palacio real ante el soberano y le entregaban lo que habían recibido por el
intercambio reciproco de bienes con los señores de Anahuac Xicalanco, Cimatlan
y Coatzacualco.
Y como volvían y llegaban a México, luego lo presentaban al señor. De esta manera
dicha hacían sus viajes los mercaderes de México que llaman tecuhnenenque, yendo
a aquella tierra de Anahuac, que esta cerca de enemigos de los mexicanos. El señor
de México quería mucho a estos mercaderes. Teníalos como a hijos, como a
personas nobles y muy avisadas y esforzadas.138
138 Sahagún, lib. Nono, cap. IV, p. 551.
79
De igual forma entregaban las demás mercancías que habían obtenido del
intercambio de otros bienes que se les había encargado por parte de los
pochtecatlatoque, y de algunas mujeres tratantes; con esto recibían a cambio una
ganancia:
(…) primero se juntan en la casa del mayoral que va por capitán; también allí se juntan
todas las cargas de sus mercancías y las cosas que llevaban encomendadas para
venderlas de los mercaderes viejos, que se llamaban pochtecatlatoque, que ellos no iban
de viaje, sino que encomendaban sus mercaderías para que las vendiesen. Y después se
partían con ellos la ganancia cuando volvían. También encomendaban algunas mujeres
tratantes sus mercancías para que hiciesen lo mismo.139
Figura 53. Entrega a Motecuhzoma de los bienes rescatados por los puchtecatl. Códice Florentino. Tomado de
http://www.esteticas.unam.mx/revista_imagenes/rastros/ras_romero02.html.
El otro destino que tendrían todos los bienes que habían sido rescatados y
traídos desde estas lejanas provincias y pueblos por los pochtecas mexicas, seria
el importante mercado situado en el corazón del Imperio; en este lugar estaban a 139 Sahagún, lib. Nono, cap. III, p. 548.
80
disposición y se podían adquirir las ricas joyas de plumas, oro, plata, conchas y
piedras preciosas, además de diversas materias primas, alimentos y enseres de
uso doméstico y suntuario: se trata del gran mercado de Tlaltelolco.
Figura 54. Reconstrucción artística del mercado de Tlatelolco, que constituía en centro más importante de intercambio comercial al interior del Imperio mexica, en la ciudad de México. Diego
Rivera, 1945, Palacio Nacional. Foto de Alejandro González, tomada de http://otro-diseno.com/blog/wp-content/uploads/2009/11/mural-diego-rivera.jpg
En este mercado los pochteca intercambiaban sus bienes rescatados,
domésticos y de lujo; aquí también los artesanos lapidarios y tratantes podían
vender las joyas que habían elaborado en chalchíhuitl y otras piedras preciosas, y
también aquí podían adquirir alguna de la materia prima para trabajar. Estos
tratantes y artesanos del chalchíhuitl, estaban obligado a pagar parte de los
artículos que comerciaban, los cuales se recogían como impuesto del mercado.
Sobre la variedad de productos que se ofrecían en el importante mercado
de Tlaltelolco, Bernal Díaz del Castillo señala lo siguiente:
Digo esto porque a caballo nuestro capitán, con todos los más que tenían caballos, y la
más parte de nuestros soldados muy apercibidos, fuimos al Tatelulco, e iban muchos
caciques que el Montezuma envió para que nos acompañasen; y cuando llegamos a la
81
gran plaza, que se dice el Tatelulco, como no habíamos visto tal cosa, quedamos
admirado de la multitud de gente y mercaderías que en ella había y del gran concierto y
regimiento que en todo tenían; y los principales que iban con nosotros nos lo iban
mostrando: cada género de mercaderías estaban por sí, y tenían situados y señalados
sus asientos. Comencemos por los mercaderes de oro y plata y piedras ricas, y plumas y
mantas y cosas labradas, y otras mercaderías, esclavos y esclavas: digo que traían
tantos a vender a aquella gran plaza como traen los portugueses los negros de Guinea, e
traíanlos atados en unas varas largas, con collares a los pescuezos porque no se les
huyesen, y otros dejaban sueltos.140
Figura 55. Diversas mercaderías y bienes de prestigio ofrecidos por los pochteca en el mercado:
plumas ricas, mantas tejidas, vestidos, pieles, joyas de oro y sartales de chalchihuites. Códice
Florentino.
Así pues, la clase dirigente mexica podía acudir a este importante mercado
a adquirir los valiosos artículos de chalchíhuitl y demás bienes de prestigio y lujo,
que les eran necesarios para indicar sus diferencias de rangos y jerarquías dentro
de la sociedad, y para cumplir con los rituales y ofrecimientos que la religión
mexica les exigía; aquí podían adquirir todos estos artículos fácil y directamente
140 Bernal Díaz del Castillo, 1988, cap. XCII, p. 176.
82
de manos de los traficantes, los tratantes y los artesanos que comerciaban y
elaboraban estas joyas.
Como vimos el tráfico exterior y el intercambio mercantil, junto con el
sistema tributario, tenían una importancia primordial en el Estado Mexica para la
obtención de valiosos y diversos bienes alimenticios, enseres domésticos y
artículos de prestigio, como los chalchihuites, indispensables para ser utilizados
en el ritual; en las ofrendas y como distintivo de rango social y económico de la
clase dirigente.
El tráfico y el intercambio mercantil permitían la circulación y la
redistribución de los bienes al interior del Imperio Mexica y en los mercados y
provincias donde se intercambiaban los bienes de la región; al exterior en los
importantes puertos de intercambio, a donde llegaban, se intercambiaban y
comerciaban los bienes de la región y los procedentes de otras partes mas allá de
los alcances del Imperio.
A manera de resumen, se elaboró el siguiente cuadro donde sugerimos el
posible proceso mediante el cual, la piedra verde, en forma de materia prima y de
objetos trabajados se obtenía, circulaba y se redistribuía en el Imperio mexica,
desde sus fuentes de abastecimiento, pasando por los pueblos y provincias
sujetos, amigos y aliados, hasta llegar al máximo representante mexica, el tlatoani
Motecuhzoma Xocoyotzin, de cuyas manos saldrían estos bienes para satisfacer
las necesidades del Estado y la clase dirigente mexica, perteneciente a la realeza,
la nobleza, y los dedicados a la milicia, el comercio y el sacerdocio.
83
Figura 56. Posible proceso de obtención, circulación, redistribución y uso de la piedra verde
chalchihuitl, en forma de materia prima y objetos elaborados en el Imperio Mexica.
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