el comercio de la cerámica en la malaca antigua

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  • 8/2/2019 El comercio de la cermica en la Malaca antigua

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    MARA ISABEL TORRES BLANCO

    EL COMERCIO DE LA CERMICA EN LA MALACAANTIGUA: LOS HALLAZGOS DEL TEATRO ROMANO

    TESIS DOCTORAL

    DIRIGIDA POR LOS DRES. DOA ENCARNACIN SERRANO RAMOS YDON RAFAEL ATENCIA PEZ

    DEPARTAMENTO DE ARQUEOLOGA E HISTORIA MEDIEVALFACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS

    UNIVERSIDAD DE MLAGA

    MLAGA, 2003

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    NDICE

    PRESENTACIN 5

    I. INTRODUCCIN .. 81. MALACA . 92. EL TEATRO DE MALACA .. 35

    2.1. El descubrimiento .. 382.2. Actuaciones llevadas a cabo entre 1951 y 1991 .. 40

    2.2.1. Primeras actuaciones . 402.2.2. Campaa de 1974 .. 432.2.3. Campaas 1980-1983 ... 452.2.4. Campaa 1985 ... 47

    2.2.5. Campaa 1989 ... 492.2.6. Campaa 1991 ... 54

    2.3. La ocupacin del yacimiento ... 55

    II. LOS MATERIALES . 56INTRODUCCIN AL ESTUDIO DE LOS MATERIALES .. 571. CERMICA CAMPANIENSE 60

    1.1. Precampaniense .. 611.2. Protocampaniense 62

    1.2.1. Taller de la pequeas estampillas ..621.2.2. Taller de las pteras de las tres palmetas radiales . 63

    1.3. mbito pnico 631.4. Campaniense A 641.5. Campaniense del tipo B .. 671.6. Campaniense C 68

    Dibujos . 70Catlogo 88

    2. TERRASIGILLATA ITLICA ..1492.1. Formas lisas 150

    2.1.1. Platos .1502.1.2. Copas 151

    2.2. Formas decoradas .154Dibujos 156Catlogo .161

    3. TERRASIGILLATA GLICA ..1833.1. Formas lisas 184

    3.1.1. Platos .1843.1.2. Copas 185

    3.2. Formas decoradas ..187Dibujos 190Catlogo ..197

    4. PRODUCCIONES HISPNICAS PRECOCES .216

    Dibujos .219

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    ndice

    Catlogo .. ..2205. TERRA SIGILLATA HISPNICA .224

    5.1. Formas lisas .2265.1.1. Platos ..226

    5.1.2. Copas . 2265.2. Formas decoradas . 226Dibujos ......231Catlogo ....234

    6.TERRASIGILLATAAFRICANA ..2446.1. Produccin A ..2456.2. Produccin A/D 2476.3. Produccin C 2486.4. Produccin D 250

    6.4.1. Formas ..2526.4.1.1. Platos sin pie o con pie atrofiado 252

    6.4.1.2. Platos y escudillas con pie ..2536.4.1.3. Copas y vasos sin pie o con pie atrofiado 2546.4.1.4. Copas con pie 254

    6.4.2. Decoracin estampada .2556.4.2.1. Estilo A 2556.4.2.2. Estilo E .. 258

    6.4.3. Decoracin espatulada 2606.5. Produccin E 261

    Dibujos .264Catlogo ..294

    7. LUCENTE 381Dibujos .383Catlogo ..385

    8. TERRASIGILLATAGLICA TARDA 393Dibujos .396Catlogo ..397

    9. TERRA SIGILLATA HISPNICA TARDA MERIDIONAL 399Dibujos ....403Catlogo .405

    10. TERRASIGILLATAFOCENSE TARDA ..411Dibujos ..414

    Catlogo .41811. PAREDES FINAS ....424Dibujos 427Catlogo 429

    12. CERMICA COMN ..43812.1. Producciones itlicas ..439

    12.1.1. Ollas ..43912.1.2. Cazuelas 44012.1.3. Morteros .44012.1.4. Fuentes ..44112.1.5. Platos/Tapaderas ....441

    12.1.6. Fuentes con engobe interior rojo-pompeyano ...442

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    ndice

    12.2. Producciones africanas 44312.2.1. Platos/Tapaderas .. 44312.2.2. Cazuelas ....44412.2.3. Ollas y tazas ...446

    12.3. Producciones locales 44712.4. Producciones del Mediterrneo occidental 44812.4.1. Ollas ....44812.4.2. Cazuelas ...44912.4.3. Cuencos de paredes alisadas ...44912.4.4. Cuencos carenados de paredes alisadas .45012.4.5. Grandes vasijas de borde vuelto hacia afuera .45012.4.6. Platos ....45112.4.7. Copas .45112.4.8. Tapaderas ....45112.4.9. Jarros / jarras ..452

    12.4.10. Recipientes para guardar provisiones .45212.5. Producciones tardorromanas ..453

    Dibujos .. 456Catlogo 484

    13. LUCERNAS 539Dibujos 545Catlogo .548

    III. CONSIDERACIONES GENERALES ..558

    IV. BIBLIOGRAFA ..565

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    PRESENTACIN

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    PRESENTACIN

    Hemos abordado en este trabajo el estudio del comercio de lacermica en la Malaca antigua, con base en los materiales cermicos devajilla y cocina, de poca romana, hallados en el teatro romano de Mlaga,desde su descubrimiento hasta la ltima campaa de excavacin anterior ala demolicin de la Casa de la Cultura.

    En lo que respecta a la estructura del trabajo, se han establecidovarios apartados.

    El primero es una introduccin y as ha de entenderse, sobre Malacay su teatro. En primer lugar nos referimos a Malaca, la ciudad romana,incluyendo datos de su situacin geogrfica, urbanismo, aspectos polticos yadministrativos, su actividad industrial y sus contactos comerciales.Aludimos, asimismo, a la Malakaprerromana, fenicia, despus pnica, y susrelaciones comerciales que precedieron a la llegada de Roma.

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    Recogemos en este apartado los hallazgos arqueolgicos que se hanvenido produciendo en la ciudad desde el siglo XVIII, las noticias quedebemos a los historiadores locales y la escasa informacin que, sobreMalaca, aporta la historiografa.

    A continuacin pasamos al Teatro, nuestro yacimiento. Abordamos lahistoria del monumento, desde su descubrimiento hasta el momento en quese derriba la Casa de la Cultura. Para ello hacemos un breve repaso por lasactuaciones que se llevaron a cabo en los aos cincuenta y por lasposteriores campaas de excavacin, que, desde el ao 1974 al 1991, hanproporcionado los materiales que ahora son objeto de nuestro estudio.Brevemente nos referimos tambin a las distintas fases de ocupacin delyacimiento.

    Hemos empezado con Malacay su teatro para introducir el estudio de

    los materiales y los aspectos comerciales relacionados con ellos.

    Pasamos as al captulo II que constituye el centro de nuestro trabajo.En l incluimos el estudio de los materiales cermicos, un total de 1018piezas, datadas entre los siglos III a. C. y VII d. C..

    Previamente al estudio de las distintas producciones cermicas, seincluye una introduccin al estudio de los materiales, con el fin de hacerreferencia, nicamente, a los trabajos de carcter general sobre la cermicaromana, pues, ms adelante, al tratar cada uno de los tipos, hacemos unabreve introduccin sobre los estudios especficos.

    Presentamos con estos materiales una muestra de todas lasproducciones cermicas, indicativas de las relaciones que la ciudad sostuvocon el exterior. El estudio se hace por producciones y, dentro de cadaproduccin, hemos relacionado nuestros ejemplares con la presencia deesas formas en otros puntos de la provincia de Mlaga, de la PennsulaIbrica o del mundo romano.

    Incluimos los dibujos correspondientes, presentados a escala 1:2, aexcepcin de algunas piezas decoradas que se presentan a escala 1:1, en

    cuyo caso se hace constar; y los dibujos de las marcas de alfarero que sepresentan tambin a escala 1:1. Y, por ltimo, dentro de cada produccin,se incorpora el catlogo de materiales.

    La numeracin de las piezas en el catlogo est compuesta por elnmero que corresponde a la produccin a que pertenece y el nmero deorden de la pieza dentro de esa produccin. Por ejemplo, si estamos en 2.Terra sigillataitlica, la pieza n. 5 tiene en el catlogo el n. 2005.

    Una parte importante de los materiales que presentamos ha sidoestudiada con anterioridad, en esos casos aparece la bibliografa en el

    catlogo. En cuanto a los materiales procedentes de las campaas 1989 y

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    1991 hemos utilizado los dibujos que se realizaron para los respectivosinformes.

    En el captulo III se hacen unas consideraciones generales basadas

    en la informacin que han proporcionado los materiales estudiados.

    Al emplear, para las citas bibliogrficas, el sistema americano,incluimos un apartado, el captulo IV, con la bibliografa final, por ordenalfabtico y ao de publicacin.

    Antes de terminar esta presentacin, queremos agradecer al Dr. D.Pedro Rodrguez Oliva su autorizacin para acceder a los materiales de lasltimas campaas. Asimismo expresar nuestro agradecimiento al Dr. D.Rafael Puertas Tricas, director del Museo de Mlaga, por todas lasfacilidades que nos dio para trabajar con los fondos de la Alcazaba, donde

    estaban depositados.

    Nos hemos encontrado con la dificultad de que desde que se cerr elMuseo de la Alcazaba al pblico, por las obras de remodelacin del edificio,no hemos podido volver a los materiales, lo que, en algunos casos, habrasido necesario para completar los datos tomados en un primer momento.

    Quisiera expresar mi agradecimiento, tambin, a D. Jos AntonioCordobs Montes por prepararnos un programa informtico para elinventario de los materiales, que despus se convirti en el catlogo quepresentamos.

    Y, finalmente, y de una forma muy especial a la Dra. D. EncarnacinSerrano Ramos y al Dr. D. Rafael Atencia Pez, directores de esta tesis.Desde que, al terminar los cursos de doctorado, acud a la Dra. Serrano, conla intencin de presentar un proyecto de tesis relacionado con la cermicaromana, y me propusieron el estudio de los materiales del Teatro, hecontado con su apoyo, su ayuda y su inters hacia el trabajo, de tal formaque en la tarea no he estado sola.

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    I

    INTRODUCCIN

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    1. MALACA

    Situada al nordeste de la desembocadura del Guadalhorce, entre elro Guadalmedina y los montes de Mlaga, la Malaca romana se asientasobre la Malakapnica, a orillas del mar, junto a la colina de la Alcazaba.

    La existencia de Malaka como fundacin colonial fenicia yposteriormente pnica queda probada, con ayuda de la historiografa, poruna serie de restos arqueolgicos que desde el siglo XIX se han venido

    localizando en la colina de la Alcazaba, los que se hallaron durante las obrasde desmonte de la ladera con motivo de la demolicin del muro del HazaBaja de la Alcazaba, situada entre sta y el mar, y, desde mediados del sigloXX, por los resultados de las excavaciones realizadas en el Teatro Romano(Gran-Aymerich 1983), que confirmaron la ocupacin de esta zona al menosdesde comienzos del siglo VI a. C.

    Del siglo VII a. C. podra ser un medalln de oro con escenaegiptizante que representa a un faran exterminando a sus enemigos y doscabras afrontadas y, quiz del siglo IV a. C., un escarabeo egiptizante decornalina (Rodrguez Oliva 1976 a, 54), del que dice Rodrguez de Berlanga:

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    Introduccin. Malaca

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    no he podido averiguar el sitio en que se verific el hallazgo, ni su fecha fija(1903, 38).

    A Rodrguez de Berlanga debemos la documentacin de varios

    hallazgos de materiales fenicios, descubiertos durante las reformasurbansticas que se realizaron en el siglo XIX. Entre ellos, tres discos de oroen forma de rosetas con un granate en el centro, que relaciona con el dijecentral, tambin de oro, que formaba parte del collar encontrado en lanecrpolis fenicia de Cdiz, el medalln de oro del tesoro de Curium, y unmarfil grabado descubierto en la Necrpolis de Sidon, y huesos labradoscon algunas rayas equidistantes llenas de una sustancia colorante quetambin se asemejan a los encontrados en la necrpolis fenicia de Cdiz(Rodrguez de Berlanga 19031, 36-37). Estos objetos procedan de unatumba descubierta en 1875 en la calle Andrs Prez, cerca del roGuadalmedina, donde pudo estar una de las necrpolis de la ciudad pnica

    (Rodrguez Oliva 1976 a, 55)2.

    Procedente de otra sepultura, esta vez descubierta en las playas allevante y no lejos de Mlaga, nos describe Rodrguez de Berlanga unaestatua de unos diez centmetros de alto, de color claro y con el brillo delesmalte, que reconoce como el tipo de los amuletos sepulcrales que seencontraban en las tumbas egipcias y ms tarde en las de los fenicios y ensus factoras; y, encontrado en ese mismo lugar, un amuleto de ororepresentando al dios Bes (Rodrguez de Berlanga 1903, 40). Estoshallazgos podran indicar la presencia de otra necrpolis en esa zona (GranAymerich 1985, 132).

    Entre 1904 y 1906, durante las obras de desmonte de la vertiente surde la colina de la Alcazaba, al tiempo de la demolicin del muro del HazaBaja, para la terminacin de la urbanizacin del nuevo parque de Mlaga, seprodujeron importantes hallazgos, como la palmeta de un jarro de bronce detipo orientalizante que se sita en el siglo VII-VI3 (Gran Aymerich 1985, 132)y el asa de un oinochoede bronce con la figura de un efebo portando dostoros antroposopos, reconocidos como representaciones del ro Aqueloo(Isler 1970; Fernndez Nieto 1971, 215-216), y con los pies apoyados sobreuna palmeta con dos arpas, situadas simtricamente, a ambos lados

    (Gimnez Reyna 1946, 58-59, lm. 31; 1964, 122, lm. 6, n. 422). Seatribuye esta pieza a talleres griegos del sur de Italia de hacia 480/470 a. C.(Blanco 1965, 84-90, lm. 31-36; Rodrguez Oliva 1976 a, 54), si bien podratratarse de una produccin etrusca (Gran Aymerich 1985, 132).

    1 En 1995 el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Mlaga public una edicin facsmil delCatlogo del Museo Loringiano, de M. Rodrguez de Berlanga, con un Estudio Preliminar de P.Rodrguez Oliva.2 Sobre la descripcin de esta tumba volvi, posteriormente, P. Rodrguez Oliva, relacionndola conotras formas romanas de enterramientos (Rodrguez Oliva 1993-94, 229-233). As mismo, J. Beltrnconsidera que puede tratarse de una tumba de sillares de poca romana (Beltrn 1997, 125).3

    Pieza dada a conocer por A. Garca Bellido que la fecha en el s. V a. C. (Garca y Bellido 1966, 143-144, fig. 22)

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    Introduccin. Malaca

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    El comercio con la Grecia del este est atestiguado, desde comienzosdel siglo Vl a. C, por importantes hallazgos de cermicas (Olmos 1988, 222-225; Recio 1990, 138-150).

    Las primeras excavaciones en la ladera oeste de la colina, a partir de1951, en la zona ocupada por el teatro romano, proporcionaron fragmentosde cermicas griegas e italiotas, fechables entre los siglos VI y IV a. C.(Tras 1967, 493-494, lm. CCXLIX); as como dos thymiateriapnicos deltipo de cabeza de divinidad femenina de arte helenstico (Casamar 1962, 77;y 1963, 5; Rodrguez Oliva 1976a, 54). Tambin, a principios del siglo XX,apareci, en los derribos efectuados en la calle Alcazabilla, un pebeteropnico de arte helnico4 (Baena 1977, 7-8). Aos ms tarde, en los sondeosque se realizaron en 1974, dirigidos por B. S. J. Isserlin, se localizaronalgunos fragmentos cermicos y vidrios cuya cronologa se remonta al siglo

    VII a. C. (Isserlin 1975, 6-28; Rodrguez Oliva 1976 a, 55).

    Finalmente, las campaas de los aos ochenta, dirigidas por GranAymerich, proporcionaron materiales cermicos y hallazgos diversos queconfirmaron la presencia fenicio-pnica a partir de los inicios del siglo VI a.C. Entre los materiales no cermicos destaca una placa de marfil, conescena egiptizante e incisiones sobre una de sus caras, nica en laPennsula, que se atribuye a talleres de Cartago de la primera mitad delsiglo VII a. C. (Gran Aymerich 1991, 164).

    Estos hallazgos, a los que se unen los de las excavaciones del patiodel Colegio de San Agustn (Recio 1990), del palacio de Buenavista, lanecrpolis situada junto a la calle Campos Elseos, en la ladera sur delmonte de Gibralfaro, donde se documentaron veintitrs sepulturas, tres deellas del siglo VI a. C. (Martn Ruiz y Prez-Malumbres, 2002, 181-194); y elhipogeo, con joyas del siglo VI a. C., de la necrpolis fenicia localizada en lacalle Mundo Nuevo, al pie de la ladera norte de la colina de la Alcazaba ensu unin con el monte Gibralfaro (Prez-Malumbres et alii, 2003, 781-794);permiten afirmar que la vida de la Malakafenicia en la colina de la Alcazabase iniciara en torno al 600 a. C., aunque no se descarte una primeraocupacin del lugar desde el siglo VIII a. C.

    Si la colonizacin fenicia de Malaka fue posterior a la fundacin deGadir, debi de estar condicionada por el comercio con sta y con las zonasmineras en el sudoeste peninsular, ya que la bsqueda de metales era suobjetivo. M. C. Marn Ceballos, al considerar a Gadiruna fundacin anterior,piensa que las colonias de la costa malaguea pudieron ser, en un principio,puntos de escala en la navegacin hacia el Estrecho en la ruta hacia Gadirylos metales del sudoeste de la Pennsula (1996, 24).

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    L. Baena del Alczar lo considera uno de los ejemplares ms antiguos, hasta ese momento, depebeteros con cabeza femenina (1977, 8).

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    Introduccin. Malaca

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    Sobre el asentamiento fenicio en Malaka, Gran Aymerich plante lahiptesis de su instalacin, en un principio, en el Cerro del Villar, sobre lazona medio insular de la desembocadura del Guadalhorce, durante el sigloVII a. C., o posiblemente desde un momento anterior, hasta el siglo VI a. C.

    en el que ocuparan la zona al pie de la colina de Gibralfaro, siendo ste unejemplo del paso de un emporio a la fundacin de una ciudad (GranAymerich 1985, 144-145).

    Del asentamiento fenicio del Cerro del Villar5 sabemos que fuefundado a fines del siglo VIII a. C. (Aubet 1993, 346-349) en ladesembocadura del ro Guadalhorce; a lo largo del siglo VII a. C. tiene unaimportante actividad comercial, desarrollndose la agricultura, ganadera,pesca y la industria alfarera. Probablemente a causa de las inundaciones yde la colmatacin aluvial de la ensenada, el lugar fue abandonado hacia el570/560 a. C. y sus habitantes se trasladaron a la cercana Malaka (Aubet

    1991) que tena una mayor orientacin hacia el mar y contaba con un puertomejor resguardado, puerto que se supone en la desembocadura delGuadalmedina (Marn Ceballos 1996, 34).

    Acerca del espacio que ocupara la ciudad, tenemos las conjeturastopogrficas de M. Rodrguez de Berlanga: .todo el espacio que media dela subida de la Coracha hasta la fachada occidental de la Aduana, en unaextensin de ms de 300 m, que en su mayor parte ha estado por muchotiempo cubierta de escombros. Esta faja de terreno, ya hoy tan montona,debi ser el asiento de la Malaca primitiva; y si, desde la altura indicada, seextiende la vista hasta la Puerta de Espartera, existente cuando lareconquista, se abarcar todo el espacio en que se verific la primeraexpansin territorial de aquellos modestos industriales. () del pie de laCoracha hasta la esquina al poniente de la Aduana, debi existir el primitivopuerto tirio de Malaca limitado a cada extremo por dos pequeos espigonesque avanzaban algunos metros mar adentro ..Semejante puerto no serauna ancha baha que pudiera abrigar numerosa escuadra de buques de altobordo, sino una rada artificial que sirviese de tranquilo fondeadero, por lomanso de su oleaje, a las fustas mercantes fenicias () al poniente de lacolina han aparecido ahora tambin copiosos restos de espinas y escamasde pequeos peces, numerosos moluscos vacos y rotos, siempre por un

    mismo sitio, algunos crisoles y escorias de metal fundido, todo lo cual hacecomprender que esta parte de la antiqusima factora era la destinada a lasdistintas industrias a que se dedicaban sus primeros terratenientes, quefueron, como se deja entender, la pesca y la salazn del pescado, laextraccin de la prpura del bucinum y de los murices . , y la explotacinde las minas que por las inmediaciones acertaban a descubrir (Rodrguezde Berlanga 2001, 217-218).

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    Su excavacin viene siendo realizada por la Dra. Aubet, que sita en el mismo lugar la colonia griegaMainake (Aubet 2000, 27-42).

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    Introduccin. Malaca

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    La presencia de los fenicios llegara hasta mediados del siglo VI a.C., fecha en la que abandonan la mayora de las colonias de nuestrascostas; a partir de la conocida como crisis del siglo Vl, comenzara la etapapnica. La conquista de Tiro por Nabucodonosor en el ao 573 a. C.,

    convirti a Cartago en la heredera del comercio fenicio y a comienzos delsiglo V domina el Mediterrneo occidental. La etapa pnica terminara con lallegada de los Barca a la Pennsula en el 237 a. C., empieza entonces elimperialismo brcida, que concluir con la conquista romana.

    Gran-Aymerich establece para la ciudad fenicia un barrio alto, situadoen la colina de la Alcazaba, un barrio bajo entre la colina de San Agustn y laCatedral, cercano a los puertos, situados al final de la calle Alcazabilla yGranada-San Juan, y un rea de necrpolis hacia el interior, en la pendientede la parroquia de los Mrtires (Gran-Aymerich 1991, 12), lo que no deja deser una especulacin sugerente.

    Malakadebi de alcanzar su lmite mximo de expansin en el sigloIII a. C. (Fernndez et alii, 1995). En la zona del Colegio de San Agustn y lacalle Cister se documentan, de momento, los lmites norte y oeste delprimitivo asentamiento fenicio (Surez et alii, 1999-2000, 259-261).

    En cuanto a las fuentes escritas, no tenemos informacin queprovenga de la cultura feno-pnica (Wulff 1996, 336), a pesar de que lacosta malaguea estuvo bajo su influencia desde el siglo VIII a. C. hasta elIII a. C. Las fuentes escritas que han llegado a nosotros proceden de lapoca grecorromana. Roma llega a la Pennsula con motivo de la segundaGuerra Pnica y, a partir de ese momento en que, para la seguridad yrapidez de las operaciones militares, era necesario un conocimientogeogrfico de Hispania, tenemos la informacin que proporcionaron loshistoriadores y gegrafos que viajaron con las tropas.

    Hecateo, en su Periegesis, de principios del siglo V a. C., identific alos libiofenicios como habitantes de Malaca, Sexi, Abdera, poblacionescosteras que coinciden con los que Plinio llam Phoeni, que son losdescendientes de los colonizadores fenicios.

    Avieno, en la Ora Maritima, poema en latn del s. IV d. C. que se basaen un periplo griego del s. VI a. C., hace una descripcin de las costas, enlas que sita a los fenicios y nombra el ro Malacacon la ciudad del mismonombre, de la que dice que es la antigua Menace.

    Estrabn, cuando describe la ciudad romana, dice que la ciudad esde configuracin fenicia (Estrabn III, 4, 2), y, para Blanco Freijeiro laMalaka fenicia y pnica tendra un esquema urbano semejante al deAradus, en Fenicia (Blanco 1967, 187-188).

    * * *

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    Introduccin. Malaca

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    El nombre fenicio de la ciudad Mlk6, latinizado por los romanos dio eltopnimoMalaca7.

    Estrabn que, como es sabido, nunca estuvo en la Pennsula y cuya

    fuente casi exclusiva fue Posidonio8

    , escribe en los primeros aos del s. l d.C. y sita Malacaen la que l llama Hispaniarica, bien poblada, meridional,costera y abierta a los pueblos civilizados (Estrabn III, 1, 6), donde lasgentes saben escribir, explotan las minas y progresa la agricultura, elartesanado y el comercio. Dice: La ciudad ms importante de esta costa esMalaca, distante de Calpe lo mismo que Gadir; es un emporio para nmadasde la costa de enfrente y tiene grandes saladeros. Algunos piensan que estaciudad es la misma que Menace, de la que sabemos por tradicin que es laltima de las ciudades foceas hacia Poniente, pero no lo es. Pues Menace,ms alejada de Calpe, fue destruida hasta los cimientos, aunque conservavestigios de una ciudad griega, en tanto que Malaca, ms cercana, es de

    configuracin fenicia(Estrabn III, 4, 2).

    La organizacin del espacio urbano de la Malacaromana era propiode poblaciones de origen semita (Estrabn III, 4, 2), opuesta a la regularidadque caracteriza a las ciudades coloniales de nueva planta y al modelo decastrum del que deriva la ciudad romana ex-novo. Aqu la ciudad seadaptara a la topografa de la colina y podra presentar un urbanismoescalonado en terrazas(Rodrguez Oliva 1976 a, 56).

    Para estudiar su ubicacin, P. Rodrguez Oliva considera un

    elemento indispensable el plano dibujado en 1791 por el viga del puertoJoseph Carrin de Mula que, entre otras muchas cosas, tiene el gran intersde sealar las distintas lneas de la costa a lo largo del siglo XVIII, as comoel recinto mural de la Mlaga musulmana(Rodrguez Oliva 1976 a, 53).

    ... en 1791, un viga del Puerto, nombrado Jos Carrin de Mula, quetena su aposento en la torre del Homenaje de la Alcazaba, dibuj desde tandeliciosa altura la extensa planta de la ciudad con extremada minuciosidad,marcando todo el recinto murado de la poblacin y sealando las retiradassucesivas que haban ido teniendo las aguas del mar en las inmediacionesde la orilla izquierda del Guadalmedina, desde la Puerta del Mar, que se

    alzaba entre la calle de Pescadera y la de la Herrera del Rey, hasta dondecomienzan los actuales jardines del Parque, ltimo lmite que llegaron aalcanzar por algn tiempo, del que tambin retrocedieron poco ha, cuandofueron terraplenados ambos muelles, los llamados Nuevo y Viejo, para hacerlos modernsimos que han venido a sustituirlos (Rodrguez de Berlanga2001, 96).9

    6 Despus de numerosas traducciones, hoy se acepta que Mlk significaba en lengua fenicia factora.7 SobreMalaca v. TIR, J-30, 2000, 227-229.8 Historiador de Grecia que visitHispania hacia el ao 90 a. C. Para los autores clsicos v/FontesHispaniae Antiquae.9

    Plano mural que se conserva en el Archivo Municipal de Mlaga. Manuel Rodrguez de Berlangaincluy una reproduccin reducida en sus Monumentos histricos del Municipio Flavio Malacitano,

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    Plano de la ciudad y puerto de Mlaga de J. Carrin de Mula. Ao 1791

    Mlaga, 1864, y Pedro Portillo Franquelo lo presenta en su Estudio Topogrfico de los Planos de la

    ciudad y puerto de Mlaga (Joseph Carrin de Mula, 1791 y Onofre Rodrguez, 1805) editado por elSecretariado de Publicaciones de la Universidad de Mlaga en 1983.

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    Dice Rodrguez Oliva: La lnea de la costa en poca romana entre ladesembocadura del ro Guadalmedina y las laderas de Gibralfaro hay quellevarla ms al interior incluso de las lneas de las murallas musulmanas. En1974 al construir un nuevo edificio en el cruce de las calles San Bernardo el

    Viejo y Bolsa, aparecieron unos restos de nforas, en uno de los cuales,correspondiente a una forma 20 Dressel, se pueden observar abundantesconcreciones de moluscos marinos en su boca, asas y parte de lo quequeda del cuerpo. No hay duda de que esas nforas estuvieron en contactocon las aguas marinas antes de ser cubiertas por los rellenos de tierras.Este hallazgo ensea que, al menos hasta ese lugar, hay que llevar la lneade costa para poca romana(Rodrguez Oliva 1976a, 57).10

    El puerto pudo estar donde lo situaba Rodrguez de Berlanga, entre elpie de la Coracha y la esquina sur del edificio de la Aduana, dondeaparecieron grandes sillares que se relacionaron con su construccin,

    cuando se derribaban las murallas musulmanas en los aos 1904-1906. Elhistoriador musulmn Al-Himyari escriba en el siglo XV: La mayor parte dela ciudad se extiende a lo largo de un muelle de cantera construido por losantiguos. Este muelle penetra en las dos radas naturales del puerto deMlaga. Est fabricado con bloques de piedra parecidos a picos demontaas(Garca y Bellido 1943, 315; Rodrguez Oliva 1976a, 56-57).

    El puerto es fundamental en la actividad comercial de la ciudad quemantena relaciones con todo el Mediterrneo, principalmente con losnmadas de la costa de enfrente (Estrabn III, 4, 2); contactos, por otra

    parte, que existiran desde sus orgenes. En los textos, Plinio y Capellacitan a Malacajunto al nombre de la ciudad norteafricana de Siga11, situadaen la costa de enfrente, sede de la corte del rey Syphax, con la que debi demantener relaciones comerciales.

    Asimismo, la ciudad, famosa por su garum, contaba con grandessaladeros (Estrabn III, 4, 2), de los que tenemos constancia por las piletas,unas setenta, localizadas, en 1905, en la ladera sur de la colina de laAlcazaba, que arrancando del pie de la montaa, iban subiendosuavemente escalonadas (Rodrguez de Berlanga 2001, 100), recubiertasde opus signinum y, en algunas, se encontraron restos de espinas de

    pescado y caracoles vacos, rotos siempre por el mismo sitio de su concha(Rodrguez de Berlanga 2001, 101). Una pileta semejante, excavada en laroca, est a la salida de la Puerta del Cristo de la Alcazaba; otra apareci enla calle Alcazabilla en 1915 y, en 1975, aparecieron restos de otra, hecha demampostera y con opus signinum, en una zanja abierta entre el edificio dela Aduana y la Alcazaba (Rodrguez Oliva 1976a, 58). Durante la campaade excavacin de 1983, en el Teatro, se localizaron tres piletas a pocos

    10 En relacin a la lnea de costa entre el Guadalhorce, el Guadalmedina y la propia Malaca, v. J.Beltrn y M. L. Loza, Produccin anfrica y paisaje costero en el mbito de la Malaca romanadurante el Alto Imperio en Figlinae Malacitanae. La produccin de cermica romana en los

    territorios malacitanos, 1997, 107-146.11Siga oppidum ex adverso Malacae in Hispania situm, Syphacis regia (Plinio, N. H., V, 1, 19).

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    metros del vomitorium norte y, desde entonces, se han documentado enotros puntos de la ciudad: en la calle Cerrojo, n. 6, aparecieron variaspiletas con una cronologa tardorromana (Mora 1990, 241), en la calleEspecera, n. 14, cuatro piletas fechadas en el siglo IV (iguez y Mayorga,

    1992, 355-359), una pileta en la calle Afligidos (Rambla et alii, 1992, 376-377) y dos piletas paralelas en la calle Can (Duarte 1991, 338-341)(Corrales 1993-94, 255). En fecha ms reciente, en las excavaciones en elPalacio de Buenavista han aparecido piletas y restos de una factora desalazones que mantuvo su actividad durante el siglo IV y la primera mitaddel V d. C., y, por ltimo, citaremos el hallazgo de veintisiete piletas en elsolar del antiguo edificio de Correos.

    Testimonio epigrfico de la importancia de la industria de salazonesmalacitanos en el mundo romano es la inscripcin funeraria, encontrada enuna casa del Campo de Flora en Roma, de la que se deduce que un Publius

    Clodius Athenius12, que aparece como negotians salsarius quinquennaliscorporis negotiantium malacitanorum (CIL, VI, 9677), mand construir elsepulcro para l, para su esposa, sus descendientes y sus libertos(Rodrguez de Berlanga 2001, 114-115; Rodrguez Oliva 1976a, nota 20).

    Tambin nos habla Rodrguez de Berlanga de una inscripcin griega(CIL, II, p. 251) descubierta en la ciudad, dedicada al jefe de cierta sociedadde sirios y asianos(2001, 114), prueba de la presencia de mercaderes siriosen la poca romana, posiblemente exportadores de garumo de metales.

    En relacin con la presencia de orientales dedicados al comerciopodran estar asimismo las anclas de plomo de navos naufragados en lospuertos de Mlaga y Huelva ( Blzquez 1985, 457).

    A la actividad comercial del puerto malacitano se vinculan lasprimeras acuaciones de monedas, a partir de finales del siglo III a. C.,coincidiendo con la Segunda Guerra Pnica; monedas que se hanlocalizado en puntos relacionados con el puerto y la zona costera, pobladade asentamientos fenicio-pnicos, as como en algunos puntos de la rutaque comunicaba la ciudad con el interior a travs de Antikaria(Mora 2001,421-424).

    * * *

    Al finalizar la Segunda Guerra Pnica en el ao 206 a. C., cuandoGadirse entrega a los romanos, buena parte de las ciudades del sur de laPennsula Ibrica pasaran a poder de Roma mediante un foedus, por lo que

    12 Este personaje es, quiz, el que aparece en otra inscripcin (CIL, II, 1971) segn la cual losciudadanos deMalaca reunieron dinero para una estatua a Valeria Lucilla, hija de Gaius, casada conL. Valerius Proculus, de la tribu Quirina, que era prefecto de Egipto (144-147), y antes lo haba sido

    de laAnnona (142-144), lo cual est atestiguado en otra inscripcin de Malaca en la que la ciudad locelebra como patrono (CIL, II, 1970).

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    no parece que opusiesen resistencia. Plinio13 nombra a Malaca entre lasfoederatae de la Baetica (Plinio III, 7). Esta situacin beneficiaba susintereses econmicos y comerciales.

    El pacto con Roma supona un reconocimiento mutuo de libertas(soberana). Era una posicin favorable respecto a las otras ciudades,estaban exentas de los impuestos ordinarios y fuera de la jurisdiccin de losmagistrados provinciales. Las ciudades federadas se reganautnomamente y no estaban obligadas a alojar a las tropas. En cuanto asus relaciones con el exterior, no podan declarar guerras ni estableceralianzas con otros pueblos al margen de Roma; por otra parte, debanaportar recursos a la alianza comn (Abascal y Espinosa, 1989, 23).

    En las fuentes escritas las noticias sobre Malaca son escasas,posiblemente porque en su entorno no tuvieron lugar grandes

    acontecimientos blicos, ni entre romanos y cartagineses primero, nienfrentamientos civiles, ni sublevaciones importantes contra el poder deRoma.

    En el ao 197 a. C. Hispaniase divide en dos provincias, Citerior yUlterior, y comienza la organizacin administrativa de las mismas. Malaca,como todo el sur peninsular se integra en la HispaniaUlterior.

    Una referencia a Malaca se hace cuando, a finales de este mismoao 197 a. C., se produjo una sublevacin generalizada de la Hispaniameridional. Nos cuenta Tito Livio estall en la Hispania Ulterior unaguerra de gran envergadura. El mando en aquella provincia lo tena MarcoHelvio; ste inform por carta al senado de que los rgulos Culca y Luxiniose haban levantado en armas; que estaban con Culca diecisiete plazasfortificadas, y con Luxinio las importantes ciudades de Carmone14 yBardn15; que a lo largo de toda la costa podran unirse a la insurreccin susvecinos los malacitanos y sexetanos16 y toda la Beturia, y los que an nohaban desvelado sus intenciones 17(Livio 33, 21, 6).

    Este texto ha suscitado opiniones contrapuestas. Por una parte, esposible que Malaca se uniera en sus protestas con la cercana Sexi, pero

    parece menos probable que estuviese bajo la influencia de las ciudades delinterior, de la zona de Carmona, a menos que la situacin fuese muy graveo que mantuviesen unas relaciones que desconocemos.

    Como causas de la sublevacin se apuntan un exceso de levas detropas auxiliares para reemplazar a las legiones romanas (Muiz 1975, 242-

    13Malaca, ciudad federada que se encontraba en la desembocadura de un ro que llevaba su mismonombre (Plinio,N. H., III, 3, 8).14 Carmona.15 Ciudad desconocida.16

    Malaca y Sexi.17 Esta traduccin corresponde al texto latino de la edicin de Oxford (1965) de A. H. McDonald.

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    243; Rodrguez Oliva 1976a, 56) o la explotacin econmica de los ncleosmineros y agrcolas (Balil 1965, 337).

    En otra traduccin del texto se dice que los malacitanos y los

    sexetanos en la costa y toda la Beturia, que an no se haban rebelado, loharan pronto. En otra distinta, que los malacitanos, sexetanos y beturiosestaran con Luxinio, y el conjunto del movimiento amenazaba conextenderse a otros cercanos.

    F. Wulff, a la vista de estas interpretaciones18, se inclina por la no-rebelin, se tratara de una insatisfaccin y de una amenaza, pero ni en T.Livio, ni en ninguna otra fuente se afirma que la rebelin de Malaca seprodujera en realidad. En la carta del pretor ve unas motivaciones quepueden hacer que presente los hechos de forma ms dramtica de lo quefueron (Wulff 1996, 346-347).

    No parece que Malaca fuese hostil a Roma teniendo en cuenta suconsideracin de ciudad federada (Plinio III, 7), que era un privilegio.

    En el siglo l a. C. se cita nuevamente a Malaca, en el ao 87 a. C.,cuando fue saqueada por Craso, y en el 47 a. C., en que el gobernadorcesariano de la Ulterior, Q. Casio Longino, que fue sustituido por C.Trebonio, quiso abandonar la provinciay, como era invierno, vino al puertode Malaca, probablemente por ser uno de los ms seguros de los de lacosta mediterrnea de la Ulterior (Rodrguez Oliva 1994, 118).

    Durante la etapa republicana Roma no alter la geografa urbanapreexistente reflejada por Estrabn. La influencia de lo pnico continu enMalaca hasta el Alto Imperio. A fines del siglo l a. C. sus habitantescontinuaban hablando y escribiendo la lengua pnica19.

    A partir de la reorganizacin administrativa que realiza Augusto en elao 27 a. C., segn Din Cassio (LIII, 12), dividiendo Hispania en tresprovincias (Provincia Hispania Citerior, Provincia Hispania Ulterior Lusitaniay Provincia Hispania UlteriorBaetica), la ciudad queda adscrita al ConventusGaditanus, dentro de la Provincia Baetica, asignada al Senado romano. DiceEstrabn: La Baetica corresponde al pueblo y se enva a ella un pretor

    asistido por un cuestor ms un legado (III, 4, 20). Las provinciassenatoriales fueron regidas por magistrados que carecan de imperium, dadoque, adems, en las provincias administradas por el Senado nunca huboacantonamiento de tropas.

    18 Las de W. Weissenborn y H. J. Mller, Berln, Dubln, Zurich y la de E. T. Sage en Loeb (Wulff1996, nota 16).19 Grafitos neopnicos sobre cermica campaniense A (n. 107 y 108) y en el exterior de la base deuna ptera de tsi (n. 60), hallados en el Teatro. En las acuaciones malacitanas, el topnimo de laciudad apareca escrito con letras neopnicas y sus tipos eran representaciones de la trada pnica,compuesta por Tanit, Baal-Hammon y Reshef (Mora 1981, 37-42). Prueba de la pervivencia, en poca

    romana, de los cultos pnicos locales es una inscripcin dedicada a LvnaAvgvsta (Rodrguez Oliva1978a, 49-54).

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    La ciudad de Malacaqued dentro del conventus Gaditanusal que seasign toda la zona costera, desde Almera a Cdiz; era una zona quepresentaba unidad cultural, sustrato indgena fenicio y pnico, unidad en loeconmico y contaba con vas de comunicacin. La zona oriental de la

    actual provincia de Mlaga, con Acinipo, se integr en el conventusHispalensis y la hoya de Antequera, con Antikaria y Singilia Barba, en elconventus Astigitanus(vid. CIL, II 2 , V, cartografa).

    Durante el Principado de Augusto pudo modificarse el urbanismo atravs de construcciones monumentales propiamente romanas; es cuandose construye el Teatro, construccin que se relaciona con el culto alemperador.

    A partir de Augusto y sobre todo desde los Flavios son numerosos lostestimonios de donaciones y evergesias por parte del sector dominante de la

    ciudad; un ejemplo lo tenemos en la remodelacin del Teatro.

    En poca flavia, la ciudad adquiere la condicin jurdica de municipioy sus ciudadanos quedan adscritos a la tribu Quirina20, cuando el emperadorVespasiano concede a toda Hispania21 el derecho latino menor (Plinio, N.H., III, 30), hacia el 73-74 d. C.22

    Esta nueva situacin favoreca tanto a Roma como a las provincias.Por una parte, Roma, mediante la difusin del rgimen municipal en lasprovincias, consigue el control poltico, la integracin cultural y la asimilacinideolgica de los provinciales, especialmente del sector ms poderoso, y porotra, la concesin del latium minussignificaba para stos la obtencin delconnubium, el commerciumy la posibilidad de lograr la civitas per honorem(Caballos 2001, 114).

    Adems, con la nueva ley, los que estaban interesados en ocuparcargos deban invertir en la ciudad. Cuando no haba voluntarios se procedaa la nominatio forzosa23, de modo que las capas ms pudientes tenan laobligacin de participar en la vida pblica, poniendo en movimiento lariqueza en beneficio de las ciudades, lo que, en definitiva, favoreca laaccin fiscal (Chic 1996, 249). El desempeo de las magistraturas

    municipales en el siglo l d. C. era un honor y una obligacin que no se podaeludir (Abascal y Espinosa, 1989, 99).

    20 Es la nica de las treinta y cinco tribus romanas en la cual inscribieron los Flavios a los nuevosciudadanos deHispania (Abascal y Espinosa, 1989, 74).21Universae Hispaniae Vespasianus Imperator Augustus, iactatum procellis Rei Publicae, Latiumtribuit (Plinio,N. H., III, 30).22 Podemos ver las distintas cronologas que se han propuesto en A. Caballos Rufino, Latinidad ymunicipalizacin de Hispania bajo los Flavios. Estatuto y normativa, en Mainake XXIII, 2001, pp.

    106-109.23 Captulo 51 de laLex Malacitana.

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    En el caso de Malaca, todo quedaba recogido en la Lex FlaviaMalacitana24, transcrita en varias tablas de bronce para su exposicinpblica, y de las que se conserva slo una25. Fue descubierta en octubre de1851, en los Tejares del Ejido; se encontraron, juntas, dos tablas de bronce

    con algunos captulos inscritos de las leyes municipales de Malaca ySalpensa26.

    La primera noticia del hallazgo se debi al peridico El Correo deAndaluca, que la publicaba el da 1 de noviembre de 1851 (Rodrguez Oliva2001, 10), y el encargado de su estudio y divulgacin cientfica fue M.Rodrguez de Berlanga (1953).

    La razn de que ambas leyes estuviesen ocultas en el mismo lugar sedesconoce, si bien se han dado diversas explicaciones.

    Sobre ello escribi M. Rodrguez de Berlanga: aparecieron cincopies de profundidad las dos referidas tablas colocadas sobre ladrillos defecha antiqusima, como se colega por su hechura, cubiertas al parecer ensu anverso con una tela de hilo, de que an conservaban algunos restosadheridos la superficie, Al considerar que las leyes que pertenecieronentrambos lo fueron de pueblos diversos, y que sus ttulos no tienen entre scorrelacin alguna, pudiera tal vez congeturarse que cuando principios delsiglo V empezaron los godos entrar en nuestro territorio por el Norte de laEspaa los invadidos iran retirndose hcia las costas de la Btica comolmite final, y abandonando sus hogares sacaran consigo las cosas de mas

    estima como Eneas sus Penates. De aqu pudo resultar que siendo estepuerto de los mas distantes en la pennsula respecto de los Pirineosorientales por donde aquellos se haban abierto paso franco, y no quedandoya otro recurso los conquistados, trataran de ocultar de la vista de susenemigos las alhajas de mayor vala, soterrndolas con tanto cuidado comose vieron colocadas las tablas de que nos ocupamos al presente, por estacausa quiz reunidas en un mismo punto(1853a).

    Y en relacin al mismo tema, R. Len y A. Canales apuntan: suhallazgo en un lugar en que an hoy se asientan diversos talleres defundicin, induce todo a pensar que ambos bronces se llevaron a cualquier

    taller con la especialidad metalrgica necesaria para su adecuadasustitucin o correccin.

    Cabe sospechar incluso que, rehechas esas mismas tablas (o susseries completas, con aprovechamiento escatimado del propio metal),quedaron all excepcionalmente, en el subsuelo de cualquier tinglado, en

    24 La RevistaMainake dedic su n. XXIII al tema monogrfico: Las Leyes Municipales en Hispania.150 Aniversario del descubrimiento de la Lex Flavia Malacitana, 2001. Vase all todo lo referente ala bibliografa sobre ellas.25 En el Museo Arqueolgico Nacional de Madrid (n. de inventario 18631).26

    Lex Malacitana: CIL, II, 1964;Lex Salpensana: CIL, II, 1963. Salpensa se localiza a pocos km. deUtrera (Sevilla).

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    espera de que un nuevo encargo de fundicin justificase la salida delalmacn.(Len y Canales, 1969, 10).

    Para P. Rodrguez Oliva: estaramos ante uno de esos tan comunes

    ocultamientos antiguos de metales destinados a un ulteriorreaprovechamiento.(2001a, 35). Se basa en que las tablas de la Lexde Irniy otros bronces, aparecieron tambin en un lugar que quiz fuese un tallerde fundicin de bronces (Rodrguez Oliva 2001a, 36).

    El bronce que corresponde al texto de la Lex Flavia Malacitanacontiene parte de la versin de la Lex Latii dada por Domiciano al nuevomunicipio flavio de Malaca, desde el captulo 51 que est incompleto, hastael comienzo del captulo 66. El captulo 51 trata sobre la designacin decandidatos, el 52 sobre la celebracin de los comicios, el 53 en qu curiavotarn los residentes, el 54 a quienes debe inclurseles en el recuento de

    votados en los comicios, el 55 sobre la emisin del voto, el 56 qu criteriodebe seguirse acerca de quienes resulten equiparados en el nmero devotos, el 57 sobre el sorteo de las curias y en torno a quienes resultenequiparados en nmero de curias que les votan, el 58 que no se ponganobstculos a que se celebren los comicios, el 59 sobre el juramento dequienes obtuvieren el voto de la mayor parte de la totalidad de las curias, el60 que se presten garantas respecto del caudal comn por parte deaquellos que aspiren al duumvirato o la cuestura27, el 61 sobre la eleccinde patrono, el 62 que nadie destruya edificios que no tenga intencin dereedificar, el 63 sobre los arrendamientos, el anuncio de condiciones paralos mismos y su inclusin en los edictos del municipio, el 64 sobre lasujecin a obligaciones de los fiadores, las hipotecas y sus garantes, el 65que se dicte el derecho de acuerdo con las condiciones fijadas para la ventade fianzas e hipotecas28, el 66 sobre las multas que se impongan, el 67sobre el caudal comn de los muncipes y sus cuentas, el 68 sobre ladesignacin de censores cuando se vayan a rendir cuentas y el 69 sobre eljuicio referente al caudal comn (Pino 2001, 51-64).

    Los captulo 51 al 58 son indispensables para conocer el sistemaelectoral en los municipios flavios, pues slo se conservan en este texto, ypueden considerarse norma de aplicacin general para todos los enclaves al

    igual que el resto de la ley(Abascal y Espinosa, 1989, 99).Esta normativaelectoral se completa con la Lex Irnitana, conservada en varias placas de

    27 Los candidatos a algunas magistraturas deban presentar, antes de que se iniciasen las votaciones,garantas personales (praedes) y reales (praedia subsignata), para asegurar que durante su mandatoadministraran debidamente los fondos pblicos.28 El Estado romano sac a concurso los servicios pblicos que no poda explotar directamenteadjudicndolos al mejor postor. Se exigan garantas a estos particulares, garantas personales, reales yadems se aade los cognitores praediorum. La concesin poda ser de dos tipos, uno consistira en el

    arrendamiento de bienes pblicos, como minas o pesqueras, y otro, el cobro de impuestos, por ej.portoria (Mentxaka 2001, 71)

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    bronce halladas en El Saucejo (Sevilla), en 198129 (Rodrguez Neila 1986,278).

    Los municipios son siempre ciudades preexistentes a cuyos

    habitantes se les integra en la rbita de los ciudadanos romanos, estosupona para la ciudad renunciar a su antigua administracin y adoptar laromana. Para que una ciudad se convirtiera en municipio deba tener unelevado nivel de romanizacin y una clase social fuerte para asumir losgastos que comportaba el desempeo de las magistraturas. En origen, loshabitantes de los municipios no eran ciudadanos romanos, sino latinos, yalcanzaban la categora de romanos despus de desempear unamagistratura o de vivir en Roma durante un tiempo.

    La ciudad tena tres rganos de gobierno, la asamblea de losciudadanos (comitium), el senado local (ordo decurionum) y los magistrados

    que eran: dos duunviros, dos ediles y dos cuestores.

    Los comitiase celebraban anualmente para elegir a los magistrados,su organizacin y la fecha de celebracin era responsabilidad de lasinstituciones locales, segn el captulo 52 de la Lex Malacitana. En estemismo captulo se establecen dos tipos de comitia, los que denominaRodrguez Neila ordinarios, a fin de designar (rogare) nuevos diunviros,ediles y cuestores (dos plazas por magistratura), y otros extraordinarios parasustituir magistrados (subrogare) que cesaran por cualquier causa antes definalizar su mandato anual. Y establece consecuentemente dos clases deduracin de los cargos: los magistrados elegidos en los habituales comitiaanuales del primer tipo ejerceran sus funciones por un perodo de un ao,sucediendo a las ternas de magistrados de la anualidad anterior; a su vez,los magistrados elegidos en sustitucin de otros que no llegaran a cumplir elao ocuparan el puesto solamente por el resto del tiempo que a aquellosles quedara por ejercer(Rodrguez Neila 1996, 279-280).

    Los candidatos a las magistraturas formaban parte de las familiaslocales ms poderosas, aunque las magistraturas no estaban remuneradas,aspiraban a ellas a fin de conseguir su promocin personal, el denominadocursus honorum, constituido por duunvirado, edilidad y cuestura.

    El duunvirado era la mxima magistratura, encargada de la gestinpblica, no podan ejercerla los menores de veinticinco aos de edad y otrorequisito era el nacimiento libre de los candidatos (ingenuidad) (cap. 54 LexMalacitana).

    Los ediles tambin precisaban nacimiento libre, edad mnima deveinticinco aos y unas garantas econmicas; sus competencias eran muyvariadas, desde las urbansticas hasta las judiciales, se ocupaban del

    29

    A. DOrs, La nueva copia irnitana de la Lex Flavia municipalis, AHDE, 53, 1983, 5-15; J.Gonzlez, The Lex Irnitana: a new copy of the Flavian municipal law,JRS, LXXVI, 1986, 147-243.

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    abastecimiento de grano a la ciudad, de los edificios pblicos y los templos,les corresponda vigilar las pesas y medidas, pero nunca manejaban fondospblicos.

    Los cuestores eran los que se encargaban de la economa y, comotenan acceso a los fondos pblicos, antes de ser elegidos deben hacer un juramento que garantice su correcta administracin, como ocurra con losduunviros (Abascal y Espinosa, 1989, 128-138).

    Para ejercer el derecho a voto era necesario ser ciudadano libre,tener veinticinco aos de edad y ser originario de la ciudad; tambin secontempla el derecho a voto de los incolae, gentes que procedan de otrolugar pero que residan en la ciudad por poseer tierras o dedicarse a losnegocios. Abascal y Espinosa ven en esto una prueba de los movimientosde poblacin: a partir de la pax augustea los movimientos de poblacin

    dentro de la Hispania romana se hacen cada vez ms intensos y hacia lasciudades ms importantes, o al menos hacia las que ofrecen un mayornmero de expectativas, acuden personas procedentes de entidadesmenores o de las reas rurales de la periferia(1989, 143).

    Sostiene A. DOrs que la Ley Flavia municipal no fue una nueva ley.Para l, el autor de una ley municipal, general para todos los municipios deItalia, fue Augusto, y Domiciano lo que hizo fue reformarla para hacerlaaplicable a los municipios de Hispania que ya haban recibido deVespasiano el ius latii(DOrs 2001, 97).

    * * *

    En la Lex Malacitana, una de las denominaciones que recibe laciudad es la de oppidum municipii30, oppidumaparece oponindose a ager,territorio extraurbano; estara, por tanto, fortificada, amurallada o defendidapor una fortaleza que podra haber estado situada en el lugar que despusocup la Alcazaba o parte de ella (Ordez 2000, 121).

    Con los Flavios, la zona ms importante de la ciudad continuarasiendo la situada al pie de la colina de la Alcazaba, donde se construy elTeatro, junto al puerto, si bien se habra extendido, como demuestran losnumerosos hallazgos arqueolgicos.

    En el siglo XVIII, cuando se construa el edificio de la Aduana,aparecieron algunas esculturas31 (Garca de la Lea, 1790, 3-48 y 146-154).En la plazuela del Toril se encontr un pie colosal de mrmol blanco, quepara Rodrguez de Berlanga es un pie votivo consagrado en algn templo

    30in oppido municipii (Captulo 52 de laLex; Len y Canales, 1969, 42; Pino 2001, 59).31

    Cuatro esculturas aparecen descritas en el Catlogo del Museo Loringiano de M. Rodrguez deBerlanga (1995, 89-91).

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    que hubiese existido prximo al lugar del hallazgo, pro itu et reditu, de algnemperador o quizs hasta de un particular cualquiera, hoy desconocido, sibien la riqueza misma del calzado parece indicar un soberano, acaso delsiglo tercero (Rodrguez de Berlanga 1995, 92) y, en el mismo lugar

    apareci un miliario del ao 214 d. C. que habla de una restitucin oreparacin de alguno de los caminos que llegaban a Malaca (Serrano yAtencia, 1981, 44-45).

    Otro historiador local, Francisco Guilln Robles, afirma que la ciudadromana debi contar con un anfiteatro; se basaba en el hallazgo de restosde bvedas que soportaban un gradero de forma circular, en lo que fueHospital de Santa Ana y Convento de la Paz, en la Plaza de la Merced(Guilln 1880, 443).

    Un importante edificio de la ciudad pudo ser un templo tetrstilo(Rodrguez Oliva 1976a, 58), que aparece representado en algunasmonedas de la ceca malacitana32, acuadas durante los siglos II y l a. C., enbronce y con leyenda pnica relacionada con cultos locales.

    En 1915 apareci en la calle Alcazabilla un gran mensuln de mrmolblanco, de 90 cm de alto por 40 cm de ancho, con perfil en S formado pordos volutas decoradas con una rosa tetraptala con botn central y con unanike, que haba perdido la cabeza y las manos, en la cara frontal. Garca yBellido pens que esta pieza correspondera a un arco de triunfo de finalesdel siglo II, levantado como consecuencia de la victoria contra los mauros

    cuando, en 172 y 176, invadieron la Baetica (Garca y Bellido 1974, 24;Rodrguez Oliva 1976a, 59).

    En ese mismo ao, en los jardines de Puerta Oscura, se descubrieronlos restos de una villaen la que se aprecian dos fases de construccin, laprimera, del siglo II d. C., y una reconstruccin posterior, de pocaconstantiniana; algunas habitaciones presentaban mosaicos en supavimento, uno, con decoracin geomtrica de estrellas, de hacia el siglo IIIy otros, con escenas de caza y el mito de Bellerofonte y la Quimera, del sigloIV (Serrano y Rodrguez Oliva, 1975, 57-61).

    Recientemente se ha descubierto un edificio termal de grandesproporciones en los patios de la Abada de Santa Ana del Cister (FernndezRodrguez et alii, 2001, 207-217). Se trata de una construccin altoimperial yes el segundo gran edificio pblico recuperado de la Malaca romana. Alprimero, el Teatro, que apareci en 1951, dedicamos un captulo aparte.

    32 Para la ceca de Malaca, v. M. Campo y B. Mora, Las monedas de Malaca, Madrid, 1995; y B.Mora, La circulacin monetaria en los territorios malacitanos durante la Antigedad en Comercio y

    comerciantes en la Historia Antigua de Mlaga (Siglo VIII a. C.- ao 711 d. C.). II Congreso deHistoria Antigua de Mlaga, Mlaga, 2001, 419-455.

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    Estos hallazgos abundan en la posible existencia de un foro portuario,al pie de la Alcazaba, junto al Teatro y dominando el puerto, comoapuntaban Rodrguez de Berlanga (1864, 284) y Rodrguez Oliva (1994,130).

    * * *

    Malaca mantendra constantes relaciones, igual que el resto de lospuertos de la Baetica, con la Mauretania Tingitana, entre los siglos l a. C. yel siglo II d. C.; las causas seran fundamentalmente econmicas33.

    Segn N. Villaverde: La principal causa que motiva la facturacin deproducciones exportables de Mauretania Tingitana a travs de los puertoshispanos, quizs deba relacionarse con la tasa del portorium, impuestoestatal sensiblemente inferior en la Pennsula Ibrica que en el resto de lasprovincias del Imperio. Por ello, es posible suponer el trasiego continuo demercancas entre ambos lados del Estrecho, sobre todo hacia los grandespuertos, dispuestos para acaparar producciones regionales exportables agran escala y reexpedirlas en fletes transmediterrneos y para redistribuirlas importaciones, en sentido inverso.(2001, 51).

    Al tratar del comercio es preciso hacer mencin de los impuestosindirectos. En la Baeticase documenta, sobre todo, el portorium(Fernndez

    Ubia 1981, 90), un impuesto que se perciba en las fronteras de provinciaso del Imperio, a la entrada de algunas ciudades y en los caminos o al cruzarun puente. De las ocho oficinas conocidas para recaudar el portorium, todasestn en la Baeticamenos la de Ostia; estas oficinas estn atestiguadas porlas inscripciones sobre nforas del Testaccio, y entre ellas aparece Malaca(CIL, XV, 4203)34.

    Durante la mayor parte del Alto Imperio, posiblemente desdeAugusto, la tasa de impuestos a la exportacin era inferior en Hispaniaa ladel resto de las provincias del Imperio (Balil 1953, 185-187). La tasa delportoriumpudo continuar siendo del 2% (quinquagesima) hasta finales del

    siglo II d. C. o principios del III d. C., en que se aumentara pasando al25% (cuadragesima) que se aplicaba en el resto del Imperio. El importe deestos impuestos aduaneros era para el emperador que ejerca su controlsobre ellos.

    Es a partir de mediados del siglo II cuando comienza a vislumbrarsela crisis en la Baetica; los productos que se exportaban eran: aceite,caballos, cereales, garum, lino, sal, minerales y esclavos, y su destino

    33 Desde el punto de vista pesquero y de la industria de salazones, M. Ponsich sita a MauritaniaTingitana como satlite de la Btica (Ponsich 1988, 49).34

    El nombre deMalaca apareci sobre un nfora olearia. Desde el puerto deMalaca se exportara elaceite del interior, de la comarca de Antequera.

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    Roma, el ejrcito fronterizo y frica, la economa sufri cambios debido aque los productos del norte de frica empezaron a hacer la competencia alaceite y a los cereales bticos. Las salazones y su comercializacin, quetuvieron gran auge durante el siglo II e incluso la primera mitad del III, desde

    este siglo III tambin sufri la competencia de los centros salazoneros delfrica Proconsular que producir intensivamente durante los siglos III, IV y V(Villaverde 2001, 295).

    Sin embargo, testimonios epigrficos indican que Malacasigue siendouna ciudad prspera a fines del siglo II y principios del siglo III.

    En el siglo II, durante el reinado de Marco Aurelio, los mauri35realizaron incursiones en la Baeticay atacaron varias ciudades36, entre ellasSingilia Barba37 (Atencia 1988, 174-176) . No parece que estosacontecimientos, que se produjeron por primera vez en el ao 171/172, y,

    despus, en 177/178, afectaran directamente a Malaca (Rodrguez Oliva1994, 159), si bien se relaciona con ellos la supuesta existencia de un arcode triunfo en la ciudad (Garca y Bellido 1974, 24), al que nos hemosreferido anteriormente.

    Aunque estos sucesos pudieron ser la causa de que se reforzaran lasdefensas de algunas ciudades (Lpez Serrano 1988, 265-276), no podemosconfirmar el amurallamiento de Malacaen esas fechas (Corrales 1999, 227,nota 9).

    Una de las consecuencias de la inestabilidad es que la poblacinurbana propietaria de tierras se refugi en el campo, entre otras razones,para evitar impuestos y la obligacin de aceptar las magistraturasmunicipales. Por tanto las explotaciones agrarias se desarrollan cada vezms, al estar dirigidas directamente por sus dueos. Sin embargo, en lacosta, las factoras de garumsiguen en explotacin. La existencia de lujosasvillaeen la costa, como la de Puerta Oscura, en Malaca (Rodrguez Oliva

    35 Sobre la guerra de los mauros v. G. Alfldy, Bellum mauricum, Chiron 15, pp. 91-109, 1985.36 Rodrguez de Berlanga relaciona con estos acontecimientos la parte conservada de una inscripcin,de fines del s. II o principios del III, que apareci en la zona de la Alcazaba, interpretando que lavertiente de la colina de la Alcazaba que miraba al mar estaba cubierta de ruinas y de ellas habansurgido esplndidos edificios del siglo II al III d. C., dice: la invasin de los mauritanos que,sorprendiendo el puerto de Malaca, desportillaron a su violento empuje las murallas ., quedando

    slo en pie las torres ms slidas, y, penetrando luego a viva fuerza en el recinto de la Alcazaba,

    arrasaron cuantos edificios notables y monumentos esculturarios encerraba, llevndolo todo a

    sangre y fuego, tomando a la postre el camino de Singilia y de Italica y sembrando por doquiera a su

    paso el incendio, la devastacin y la ruina, hasta que fueron destruidos por las legiones imperiales;

    nos habla, ms adelante, de el comienzo de la reparacin de tanta ruina imperando Cmodo; . y laterminacin de las obras de restauracin de las fortificaciones y de los monumentos arrasados,

    felizmente realizadas viviendo Caracalla, comprenden un espacio de medio siglo de alarmas no

    interrumpidas, de incesantes contratiempos, de continuas zozobras, de esfuerzos prolongados y de

    constante energa hasta rehacerse de las enormes prdidas sufridas, tornando a gozar del pasado

    bienestar que haba desaparecido(Rodrguez de Berlanga 2001, 128-129).37

    El largo asedio soportado por Singilia Barba se documenta en una inscripcin (CIl II2

    / 5, 783 (=CIL II, 2015)) que se sita entre el 177 y el 180 d. C. (Atencia 1987, 177-186; 1988, 175).

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    1976a, 60), indican una prosperidad que sera debida a la actividadsalazonera y comercial.

    En el siglo III se produce un claro predominio de frica que se

    convierte en la principal productora y exportadora no slo a los mercadosoccidentales sino tambin orientales, con el perjuicio para el comercio deotros lugares que hasta entonces eran los principales suministradores.

    Esta etapa, el Bajo Imperio, coincide con la llegada de los Severos,tambin africanos. Los contactos con el norte de frica sern tantoeconmicos como administrativos, pues empieza a considerarse como unaprolongacin de Hispania. Incluso el cristianismo aparece vinculado africa; testimonio arqueolgico son los motivos cristianos que aparecen enla terra sigillata africana y las lucernas con temas cristianos de origenafricano halladas en Malaca. Desconocemos cundo se introduce el

    cristianismo, pero sabemos que, a principios del siglo IV, estaba yaestablecido, pues un obispo de Mlaga asisti al Concilio de Elvira(Granada), celebrado entre los aos 300 y 302.

    Las reformas polticas que se produjeron con los Severos pudieronser la causa de la decadencia comercial (Fernndez Ubia 1981, 90). Entrelas medidas que se tomaron estn la creacin de una flota estatal, launificacin de los impuestos del Imperio, suprimiendo privilegios fiscales, loque supuso para Hispania el aumento de las tasas del portorium38. Sedictaron disposiciones sobre el transporte de la annonaque hasta entoncesera competencia de los transportistas privados y pasa a ser controlado por elEstado y, adems, la carga sera exclusivamente annonaria, quedandoprohibida la asociacin de mercancas privadas a las estatales, y hara latravesa sin escalas en los puertos del litoral (Villaverde 2001, 61).

    Se estableci un riguroso control para los productos de la Baeticadestinados a Roma, constatndose la presencia de procuratores, queaumenta, y otros funcionarios imperiales39 (Fernndez Ubia, 1981, 93).

    Y, como un sntoma ms de inestabilidad, a los problemaseconmicos se unieron las invasiones. En poca de Galieno (260-268),

    unos grupos de francos y alamanes atravesaron la Pennsula,relacionndose con este acontecimiento muchas destrucciones; en nuestrocaso, se ha relacionado con el abandono del Teatro40, que se pudo produciren estos momentos (Rodrguez Oliva 1994, 131). Est confirmada lapresencia de piratera en el Estrecho, compuesta fundamentalmente porfrancos, aunque no tenemos indicios de enfrentamientos en la zona costera

    38 Las causas de este aumento podran estar en la creacin de la flota imperial, que al no pagarimpuestos haba provocado una disminucin de las rentas aduaneras (Fernndez Ubia 1981, 92).39CIL II, 1085.40 En el abandono del Teatro pudieron intervenir otros dos factores, por una parte, las nuevas

    vicisitudes econmicas que atravesaba el sector dominante de la ciudad, y, por otra, la expansin delcristianismo (Lomas 1996, 118).

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    malaguea. En el ao 297 se relaciona la estancia de Maximiano enMauritania Tingitana, con la presencia de los francos, llamados brbaros enla inscripcin de Tetun, en las costas (Lomas 1996, 107-108).

    Galieno tom algunas medidas con el fin de hacer ms poderoso alejrcito y, ms tarde Aureliano se enfrent tambin a los problemas polticosy sociales, pero sera Diocleciano quien abord una verdadera reforma: seadopta la concepcin colegiada del poder imperial (diarqua y luegotetrarqua) que permiti afrontar los problemas territoriales, polticos,sociales y econmicos, estos ltimos a travs de la reforma fiscal. Todo ellopropici la estabilidad del Imperio durante el s. IV.

    Por debajo de los emperadores se crearon cuatro praefecturae,encomendadas a un prefecto por cada augusto; bajo su supervisin , docedioceses a cuyo frente estaban vicarios, y por ltimo, subordinadas a los

    anteriores, las provinciae, gobernadas por proconsules, correctores ypraeses. Una de las diocesesfue la Diocesis Hispaniorum queabarcaba atoda Hispania, dividindola en seis provincias: Gallaecia, Tarraconensis,Cartaginiensis, Lusitania, Baetica y Mauritana-Tingitana, con lo queintegraba esta ltima provincia en la Dicesis de Hispania, debido a razoneseconmicas y estratgicas.

    Tambin hubo cambios en el ejrcito. Se hizo una distincin entre lastropas instaladas permanentemente en las fronteras (limitanei) y las tropasmviles (comitatenses), encargadas de actuar donde fuese necesario. Y laeliminacin de la piratera en el mar contribuy al desarrollo del comercio enel Mediterrneo.

    Por la arqueologa sabemos que Malacacontinu con sus relacionescomerciales con el exterior41. Se tratara ahora de circuitos comercialesinterprovinciales, principalmente con el frica Proconsular, pero tambinimportaba artculos del Mediterrneo oriental, como queda demostrado porlos hallazgos numismticos y por la presencia de terra sigillataafricana D yde terra sigillata focensetarda.

    En la segunda mitad del siglo V y la primera mitad del siglo VI, Malaca

    debi vivir con cierta independencia, hasta que pasa a depender del dominiode Bizancio.

    Las fuentes escritas son escasas, aparte de proporcionarnos datos delos obispos de Malacaque asisten a los concilios visigticos, dan noticias dela ocupacin de los territorios del sur de Hispaniapor los bizantinos comoconsecuencia de la peticin de ayuda de Atanagildo42, en el ao 554(Puertas 1996, 132).

    41 En el siglo IV continuaba la produccin de garum enMalaca, en el Teatro abandonado.42

    A cambio de su ayuda, los bizantinos recibieron parte de sus territorios, entre los que se incluan lastierras malagueas.

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    En los siglos VI y VII, Malaca, por su situacin costera, continusiendo una ciudad importante que se disputarn bizantinos y visigodos.Testimonio arqueolgico es un juego de pesas bizantinas, posiblementeprocedentes de la Alcazaba (Rodrguez de Berlanga 2001, 174, lm. 19), y

    unas monedas de Justiniano halladas en los cimientos del Palacio delObispado (Guilln 1980, 443; Mora 2001, 448). Adems de los materialesprocedentes del Teatro, las excavaciones de la Plaza del Obispo, calleStrachan y calle Molina Lario han proporcionado importantes hallazgosrelacionados con la presencia bizantina (Navarro et alii, 1997, 79-85).

    La presencia de restos de nforas salsarias africanas muy tardas enlas edificaciones que han proporcionado las excavaciones en la Plaza delObispo puede indicar que la actividad comercial de la ciudad continu bajoel dominio bizantino (Mora y Corrales 1997, 46).

    La ciudad, tras la expulsin de los bizantinos, con Sisebuto, entre losaos 613 y 615, pasa a ser controlada por los visigodos y entra en unperodo de retraimiento, poco conocido43; sin embargo, pudo alcanzar unnuevo auge durante el reinado de Sisenando (631-636), en el que seproduce acuacin de moneda en Malaca(Mora 2001, 451).

    * * *

    Malaca, que en sus orgenes haba sido un establecimiento comercialde colonos extranjeros, debi su prosperidad a su actividad econmica. A lariqueza agrcola de sus alrededores se una la importancia de la pesca y laindustrializacin y comercializacin de sus productos, que alcanzaron granauge al entrar en los circuitos comerciales romanos.

    Nos informa Estrabn, en poca de Augusto: De la abundancia delas exportaciones de Turdetania hablan a las claras el tamao y el nmerode sus barcos, pues sus enormes naves mercantes navegan rumbo aDicearquia(Puteoli) y Ostia, el puerto de Roma, rivalizando casi en nmerocon las libias (III, 2, 6). Uno de los productos ms solicitados eran las

    salazones procedentes de Malaca, Sexiy Cartago Nova(Estrabn III, 4, 2 y6).

    La produccin y comercializacin de salazones y garum implicaba laexistencia de industrias complementarias como son las salinas y lafabricacin de envases. La produccin alfarera44 no slo estaba destinada aenvases para el aceite, el vino o el garum, sino que abarcaba tambin amateriales de construccin, urnas sepulcrales, objetos de uso cotidiano,

    43 Vid. R. Puertas, Los siglos oscuros en la historia de Mlaga (s. IV-VII),Jbega, 63, 1989, 9-20.44

    Vid. AA. VV. Figlinae Malacitanae. La produccin de cermica romana en los territoriosmalacitanos, Mlaga, 1997.

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    recipientes de tocador y, principalmente, cermica comn de mesa y cocina(Serrano 2000, 61-62).

    Las importaciones estn relacionadas principalmente con objetos de

    lujo, demandados por una minora, que llegaran probablemente comocargas de retorno de los barcos que comerciaban entre Hispania y Roma.Entre estos objetos se encuentra la cermica, de la que tenemostestimonios en la ciudad desde poca republicana, como veremos msadelante.

    Durante los siglos IV y V, desde el puerto de Malaca, se exportar elaceite procedente del interior, de la zona del Guadalhorce y de la vega deAntequera; adems, el puerto sera un centro distribuidor de lasimportaciones cermicas africanas (Navarro et alii, 1997, 84).

    De cara a la actividad comercial de la ciudad es esencial su situacingeogrfica, en la costa mediterrnea, sobre una colina que es la ltimaramificacin de la serrana malaguea, desde donde domina la amplia hoyadel Guadalhorce-Guadalmedina que la limita a occidente. Su posicin esprivilegiada, tanto para las relaciones con el interior de la Pennsula, comode cara al mar. Los cursos fluviales facilitaron la penetracin comercial, atravs del Guadalhorce y el desfiladero de El Chorro se establece lacomunicacin entre la costa mediterrnea y las regiones del interior, delvalle del Guadalquivir, Antequera, Crdoba y Sevilla, y, por la Axarqua, conla depresin granadina. En cuanto al mar, la ciudad est situada en un puntode escala esencial en la ruta Mediterrneo-Atlntico, que una los puertos

    del Atlntico con el de Ostia, y frente a las costas del norte de frica.

    En cuanto a las comunicaciones terrestres45, que permitiran ladistribucin de productos hacia el interior y facilitaran la salida de productosagrcolas y mineros desde el puerto, conocemos varias vas, que, tomandocomo punto de partida Malaca, son:

    La va de Malacaa Castulo, siguiendo la costa, pasaba por Maenova,Claviclum (Torrox-Costa), Sexi (Almucar), Murgi (Campo de Dalas) ycontinuaba por el interior a Acci (Guadix) hasta llegar a Castulo dondeenlazaba con la Va Augusta. Esta va aparece como va de Castulo a

    Malacaen el Itinerario de Antonino46

    . Para M. Jimnez Cobo era una va deacceso al Mediterrneo por el golfo de Almera, dando un gran rodeo,posiblemente por intereses militares, de explotacin, de recaudacin de laannona o de sociedades mercantiles, dado que fue una va construida yreparada por la administracin central y costeada por el erario pblico, o aconveniencias de sociedades comerciales(Jimnez Cobo 1996, 303).

    La va de Malacaa Gadespasaba por Suel(Fuengirola), Cilniana(enlas cercanas de Marbella), Barbariana en la margen derecha de la

    45 P. Sillires,Les voies de communication de l Hispanie mridionale, Pars, 1990.46

    Se trata de un viario, posiblemente del siglo II y retocado en el siglo IV, en el que se describen lasprincipales rutas con los puntos de descanso y las distancias.

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    desembocadura del ro Guadiaro, Calpe, Carteia, Beloy continuaba hastaGades.

    De Malaca a Corduba se podra ir por dos caminos distintos, uno

    seguira el valle del Guadalhorce, pasando por Cartima (Crtama), Iluro,Nescania(Valle de Abdalajs) Antikaria, Singilia Barba, Angellae, IpagrumyUlia, hasta Corduba. La existencia de esta va que no aparece mencionadaas en el Itinerario de Antonino, est atestiguada por dos miliarios: uno deMaximinusen Nescania (CIL, II,4693), y otro de Magnus Decentius (351-353 d. C.) en Cartima (CIL, II,4692). Otro camino para llegar a Cordubasera a travs de Aratispi o Rastapenhasta Antikaria, segn testimonio delAnnimo de Ravena47(Serrano y Atencia, 1980, 17).

    De Malaca a Hispalis su trazado hasta Antikaria coincide con elcamino de Corduba, y, a partir de ah, tocara Ostipo, Ilipa, Carula, Basilipo

    y al fin Hispalis.

    De Malaca a Iliberris coincida con las anteriores hasta Antikaria ydesde all a Archidona y la Vega de Granada (Serrano y Atencia, 1980, 17).

    Adems de estas vas, sabemos de la existencia de otros caminosque las enlazaban entre s para comunicar ncleos urbanos y rurales. C.Gonzalbes48 identifica una serie de catorce vas y ms de treinta ramales enla actual provincia de Mlaga (1996, 267-275).

    La importancia de estas vas se mantiene en poca tarda; permitiranentonces la llegada a Malacade los cereales del interior para su exportacin(Corzo y Toscano, 1992, 155). De esta misma poca son cuatro miliarios49encontrados en Malaca que recalcan la importancia de tales rutas eindirectamente del puerto y la actividad econmica de esta ciudad acomienzos del siglo III y durante la siguiente centuria (Corrales 1999, 234-235).

    La utilizacin de las vas con fines comerciales ha planteado diversasopiniones debido a que algunos autores ven en ellas un uso militar oadministrativo y otros, un uso fundamentalmente comercial. El transporte

    terrestre resultaba, desde luego, lento y muy caro, por lo que, en la Baetica,las comunicaciones martimas y fluviales fueron ms importantes.

    47 Compilacin del siglo VII que rene un buen nmero de documentos, de cosmografa y de planosdel Bajo Imperio. Ofrece una serie de topnimos, pero no se concibi como un mapa de rutas y sloen mnima parte se sealan las distancias entre las ciudades o estaciones.48Las vas romanas de Mlaga, Madrid, 1987.49 Dos miliarios de Caracalla, fechados en el 214 (CIL, II, 4690; Sillires 1990, n 95 y CIL, II,4689);

    un miliario de Valeriano y Galieno fechado en el 254 (CIL, II, 4691; Sillires 1990, n 99) y unfragmento de miliario, sin determinar (CIL, II, 4688).

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    1.T

    eatro;2.

    Alcazaba;3.

    SanAgustn;4.

    PalaciodeBuenavista;5.

    EdificiodelaAduana;6.c/MundoNuevo;7.c/Cister;8.c/Afligidos;9

    .c/Can;10.c/

    Bolsa;11.c/Strachan;12.c/MolinaLario;13.

    PlazadelObispo;14.A

    ntiguoedificiodeCorreos;15.

    JardinesdePuertaOscura;16.

    Cam

    posElseos;17.

    Pue

    rto;18.c/Cerrojo;19.c/Especera;20.c/AndrsPrez;21.

    Plaza

    delaMerced.

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    Introduccin. Malaca

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    2. EL TEATRO DE MALACA

    El teatro romano de Mlaga est situado en la ladera oeste de lacolina de la Alcazaba y ocupa un sector del centro urbano, cerca del puertoantiguo de la ciudad.

    Es un teatro intramuros, de los que hay varios ejemplos en Hispania;son teatros situados en el centro de la ciudad, en zonas prximas al foro,

    como ocurre en Tarraco, Bilbilis, Sagunto, Urso y Olisipo(Jimnez Salvador1993, 226-228). En el caso de Malaca, aunque diversos hallazgos decolumnas y pedestales apuntan la posibilidad de la cercana de un foro, notenemos confirmacin arqueolgica de su emplazamiento (Rodrguez Oliva2001, 58).

    La fecha de construccin del edificio se fija en poca augustea, de laque datan la caveay el aditus maximussur. A una reconstruccin posterior,realizada en poca flavia, se deben la scaenay scaenae frons.

    En cuanto a sus dimensiones y capacidad, estamos ante un teatro de

    tamao mediano, con la gradera, o cavea, semicircular, construida

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    aprovechando la ladera de la colina; en parte se excav la roca para apoyarlos sillares y, en las zonas donde no fue posible hacerlo, se construy unaterraza artificial, con muros anulares y radiales formando compartimentosque se rellenaron con mampuesto, sobre la que se apoyaron las gradas.

    La cavea, con 31 m de radio y un alzado de 16 m (Casamar 1963, 4),tiene 10,85 m de ancho (Puertas 1991, 38) y est formada por tresmaeniana. Presenta cinco escaleras, una central, dos en los extremos yotras dos intermedias que dividen la caveaen cuatro cuneide los cuales losdos del centro se han conservado intactos. De la imma cavease conservancatorce gradas de 0,71 m de ancho aproximadamente. De la cavea mediaquedan huellas de construccin de tres gradas y un reposapis que lasepara del praecintio (Corrales 2001, 64). De la summa cavea no se haconservado nada.

    En la parte alta de la cavea, abiertos en la praecintiosuperior, quedanrestos de tres vomitoria, formados por un corredor que desemboca en unapequea plataforma rectangular que conduce a tres escaleras. El vomitoriumsur tiene un corredor de 5,27 m de largo por 1,70 m de ancho, con muros de0,60 m; despus de dos escalones se extiende una plataforma y lasescaleras de las que la mejor conservada, a la izquierda, tiene onceescalones de 0,32 m a 0,44 m. El vomitoriumeste, con un corredor de 4,58m de largo por entre 1,93 m y 1,70 m de ancho, y muros de 0,60 m, estseparado por un escaln de la plataforma que conduce a las escaleras; lade la derecha conserva diez escalones de 0,33 a 0,29 m y la central unescaln de 0,92 m de ancho y cinco de 0,33 a 0,60 m. Del vomitoriumnorteslo se han conservado los muros del corredor, de 6,90 y 4,68 m de largo yde 1,70 de ancho (Puertas 1991, 38).

    El aditus maximussur es un corredor de 2,25 m de ancho con unabveda de medio punto de 13,17 m conservados que desciende mediantedos escalones hasta el suelo de mrmol de la orchestra. Est construidocon piedras de 0,50 m de alto y de ancho variable; algunos bloquesdispuestos irregularmente presentan almohadillado, lo que hace pensar enla reutilizacin de materiales de una construccin ms antigua. El lado nortedel aditus maximusest formado por un muro de contencin que se apoya

    en parte sobre el sustrato de esquisto. El lado sur est construido consillares (Puertas 1991, 38).

    El plano de la orchestrano forma un semicrculo completo; tiene unacuerda de 20,40 m con pavimento de mrmol de 1 m de ancho en el queaparece una inscripcin dedicatoria de dos lneas en letras capitalescuadradas de 0,23 m de alto en la primera lnea y de 0,21 m en la segunda(Puertas 1991, 37). La inscripcin dice:

    C. GRA (C) /.../D. AVRELIVS. GAL. CRITO. ET. (L) (V) /.../ D. S.P. D.

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    Casamar le da una fecha de la primera mitad del siglo I, pero sinprecisar si se trata de una inscripcin fundacional o de una gran reforma enel pavimento (Casamar 1963, 5).

    Gmez Moreno reconoce el nombre de tres personajespertenecientes a un perodo anterior a los Antoninos. Uno de ellosperteneca a la tribu Galeria que habra dado magistrados locales quegobernaran Malacaen el momento de la construccin del Teatro (GmezMoreno 1952, 352).

    Para Rodrguez Oliva esta inscripcin habla de tres personajes quepudieron ser magistrados locales del siglo I avanzado, en la poca flavia, yse refiere probablemente a una reforma que dio a la orchestray los itinerasu aspecto monumental (Rodrguez Oliva 2001, 59). Estaramos ante unamuestra de evergetismo: la lite ciudadana se involucra de forma directa en

    la promocin del poder imperial(Jimnez Salvador 1993, 238).

    La orchestra est separada de la immacaveapor una praecintioconun balteus, donde se apoyaba una sellade mrmol blanco que conservabauno de sus brazos decorado con la figura de un delfn, actualmentedesaparecido.

    El pavimento de la scaena se prolonga hasta la cavea formando laprimera de las tres gradas, de 0,80 m de ancho, destinadas a acomodarsillas porttiles para los espectadores distinguidos.

    Por encima de la orchestra se sita la scaena de cuya decoracinarquitectnica conocemos algunos elementos, como dos capiteles jnicosde caliza conchfera, tres capiteles corntios con restos de estuco pintado yuna basa de moldura de una pilastra en caliza blanca.

    El proscaenium, de gran riqueza decorativa, se compone de unaexedra central flanqueada por dos escaleras a las que siguen dos exedrassemicirculares ms pequeas que la central, y, por ltimo, dos escaleras ydos nichos de planta rectangular que lo encuadran todo. Se conservanalgunos escalones marmreos situados entre la orchestray el pulpitum.

    Por encima del pulpitumse eleva la scaenae frons, en la que al fondode tres exedras se abren la valvae regia en el centro y dos valvaehospitalium(Corrales 2001, 65). Entre la scaenae fronsy la fachada externa,en el postcaenium, en el muro de sillares que se apoya sobre unaconstruccin de opus caementicium, han aparecido huellas del gozne y delpestillo vertical de una puerta.

    En el hyposcaeniumo foso que serva de caja de resonancia bajo elpulpitum, se ha localizado la cloaca procedente del canal de desage(Corrales 2001, 66).

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    2. 1. El descubrimiento

    El teatro romano de Mlaga apareci en 1951, de forma casual.

    En la calle Alcazabilla, junto a la Alcazaba, el Ayuntamiento acordsituar unos jardines en los que pensaban utilizar, como elemento decorativo,la portada de la destruida casa de los Larios en la Alameda Principal (Hojadel Lunes, 9-6-1952; Campos 1975, 38). Estos jardines daran entrada a unedificio de Archivos, Bibliotecas y Museos recin construido: la Casa de laCultura.

    Cuando se inician las obras, al proceder a allanar el terreno en el mesde junio de 1951, aparecieron restos de una construccin de sillares queformaban una bveda de medio punto. En un primer momento se interpret

    el hallazgo como una puerta de la ciudad antigua. La prensa informaba: Esdescubierto un acceso romano a la ciudad (Sur, 14-6-1951). Tras brevesestudios y deliberaciones continu el desescombro de la zona y, pocodespus, en el mes de agosto, aparecieron unas gradas escalonadasconstruidas con sillares semejantes a los del arco abovedado; estaban anteel arranque de la cavea, parte de la orchestra y del proscaenium. Seconfirm entonces que el descubrimiento no era una de las puertas de laciudad romana, sino que se trataba del aditus maximusde un teatro romano(La Tarde, 24-8-1951; Sur, 2-9-1951; La Tarde, 5-9-1951; Sur, 6-9-1951).

    El descubrimiento del Teatro estuvo envuelto en la polmica. Fue

    cuestionada la actuacin de los constructores de la Casa de la Cultura, alocultar el hallazgo. Se aseguraba que debieron de tener conocimientos de laexistencia de restos arqueolgicos; primero, durante la construccin de unmuro de contencin a las tierras de la montaa (Campos 1975, 36); y, mstarde, al hacer la cimentacin del edificio que se apoyaba sobre elpavimento de la orchestra (Casamar 1963, 3), cimentacin que provoc ladestruccin, en parte, de la lpida conmemorativa de su construccin, lascaenay el proscaenio. Aparte de este hecho, es de destacar que era muyprobable que hubiese en esa zona de la ciudad algn edificio romanoimportante. Sera un hallazgo previsible, teniendo en cuenta que en el sigloXVIII, a raz de la construccin de la Aduana que se inicia en 1788,aparecieron estatuas y pedestales que podan formar parte de un foro(Rodrguez de Berlanga 1864, 284). Tambin, alrededor de 1928, cuando serealizaban las obras del nuevo trazado de la calle Alcazabilla, quedaron a lavista, durante quince aos, restos de construccin romana, entre los quehaba una gran alberca de opus incertum; y, al retirar varios centenares demetros cbicos de tierras, sobrantes del solar antiguo de la Alcazaba, pararellenar el Paseo Martimo, se descubrieron grandes sillares de piedra depoca romana que formaran parte de una construccin soterrada (Campos1975, 36).

    Y, por otra parte, se discuti la conveniencia de derribar la Casa de laCultura. Ya en 1951 se apunt que, el llamado palacio de archivos,bibliotecas y museo, deba desaparecer para la excavacin total y

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    recuperacin del Teatro, que haba sufrido alguna destruccin de su scaenacon motivo de cimentarse sobre ella, unos aos antes, el citado edificio(Martnez Santa-Olalla, 1951, 218).

    Pero habra que esperar hasta el ao 1988 en el que la Consejera deCultura de la Junta de Andaluca, a peticin del Ayuntamiento de Mlaga,incluy en el Programa Andaluca 92 la demolicin de la Casa de la Culturapara poder recuperar en su totalidad el teatro romano.

    No faltaron quienes se opusieron a ello aduciendo los valoreshistricos del edificio, construido en 1950, como representacin de laarquitectura de la poca de la Autarqua.

    La Real Academia de San Telmo pidi que se reconsiderara ladecisin de demoler la Casa de la Cultura. Los acadmicos opinan que su

    construccin sobre los restos romanos fue un error inicial, pero tambin losera su demolicin en las actuales circunstancias, no presentando estadode ruina, .... ya que esta operacin no nos va a devolver ntegro el TeatroRomano sino tan slo restos de la escena .... Adems les preocupaba elhecho de que no exista un edificio adecuado para albergar los fondos de laBiblioteca Pblica del Estado y del Archivo Histrico Provincial, que seencontraba en la Casa de la Cultura. Para defender este punto rememoranlaLex Flavia Malacitanaque deca que antes de autorizar la demolicin deun edificio era preciso haber construido otro para desempear las mismasfunciones (Sur, 28-6-1994). Se refieren al captulo LXII de la Lex Flavia

    Malacitana: Que nadie desteje, destruya ni ordene que se demuela en laciudad del Municipio Flavio Malacitano edificio alguno, ni los edificios queestn cerca de esta ciudad, que no vaya a reconstruir en el trmino de unao, salvo por sentencia de los decuriones, siempre que se halle presente lamayor parte de ellos1.

    Otro argumento en contra fue el considerar que era poco probable laexistencia de restos significativos bajo el edificio.

    Esto ltimo qued desmentido con las excavaciones que se hicieronen el ao 1989, en el patio central de la Casa de la Cultura, bajo la sala de

    exposiciones y en el entorno exterior; se demostr el buen estado deconservacin y la importancia de los restos que ocultaba (Rodrguez Oliva2001, 54).

    Ante el informe emitido, la Consejera de Cultura de la Junta deAndaluca to