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1 EL CONCEPTO DE TRABAJO DESDE LA TENDENCIA DEL FORDISMO Y EL POSFORDISMO EN ANTONIO NEGRI MILTON EDWIN LOZANO BANGUERO, S.J. PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Filosofía Bogotá, 28 de febrero de 2010

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E L C O N C E P T O D E T R A B A J O D E S D E L A

T E N D E N C I A D E L F O R D I S M O Y E L P O S F O R D I S M O E N A N T O N I O N E G R I

MILTON EDWIN LOZANO BANGUERO, S.J.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Filosofía

Bogotá, 28 de febrero de 2010

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E L C O N C E P T O D E T R A B A J O D E S D E L A T E N D E N C I A D E L F O R D I S M O Y E L P O S F O R D I S M O

E N A N T O N I O N E G R I

Trabajo de grado presentado por Milton Edwin Lozano Banguero, bajo la

dirección de la profesora Marcela Forero, como requisito parcial para optar al

título

Licenciado en Filosofía

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Filosofía

Bogotá, 28 de febrero de 2010

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CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES PARA LA CONSULTA, LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL, Y PUBLICACIÓN ELECTRÓNICA DEL TEXTO COMPLETO.

(OPCIONAL)

Bogotá, D.C., Septiembre 02 de 2010

Marque con una X

Tesis doctoral___Trabajo de Grado X

Señores BIBLIOTECA GENERAL Cuidad Estimados Señores:

El suscrito Milton Edwin Lozano Banguero, S.J, con C.C. No.76044212 de Puerto Tejada - Cauca, autor del trabajo de grado titulado “el concepto de trabajo desde la tendencia del fordismo y el posfordismo en Antonio Negri” presentado y aprobado en el año 2010 como requisito para optar al título de Licenciado en Filosofía; autorizo a la Biblioteca General de la Universidad Javeriana para que con fines académicos, muestre al mundo la producción intelectual de la Universidad Javeriana, a través de la visibilidad de su contenido de la siguiente manera: • Los usuarios puedan consultar el contenido de este trabajo de grado en Biblos, en los sitios

web que administra la Universidad, en Bases de Datos, en otros Catálogos y en otros sitios web, Redes y Sistemas de Información nacionales e internacionales “Open Access” y en las redes de información del país y del exterior, con las cuales tenga convenio la Universidad Javeriana.

• Permita la consulta, la reproducción, a los usuarios interesados en el contenido de este

trabajo, para todos los usos que tengan finalidad académica, ya sea en formato CD-ROM o digital desde Internet, Intranet, etc., y en general para cualquier formato conocido o por conocer.

• Continúo conservando los correspondientes derechos sin modificación o restricción alguna;

puesto que de acuerdo con la legislación colombiana aplicable, el presente es un acuerdo jurídico que en ningún caso conlleva la enajenación del derecho de autor y sus conexos.

De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son propiedad de los autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles, inembargables e inalienables.

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FORMULARIO DE LA DESCRIPCIÓN DE LA TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO

TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS DOCTORAL O TRABAJO DE GRADO: “EL CONCEPTO DE TRABAJO DESDE LA TENDENCIA DEL FORDISMO Y EL POSFORDISMO EN ANTONIO NEGRI” SUBTÍTULO, SI LO TIENE: __________________________________________________________________________

AUTOR O AUTORES Apellidos Completos Nombres Completos

LOZANO BANGUERO

MILTON EDWIN

DIRECTOR (ES) TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO

Apellidos Completos Nombres Completos

FORERO

MARCELA

ASESOR (ES) O CODIRECTOR

Apellidos Completos Nombres Completos

TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE: LICENCIATURA EN FILOSOFIA FACULTAD: FILOSOFIA PROGRAMA: Carrera ___ Licenciatura X Especialización ____ Maestría ____ Doctorado ___ NOMBRE DEL PROGRAMA: LICENCIATURA EN FILOSOFIA NOMBRES Y APELLIDOS DEL DIRECTOR DEL PROGRAMA: CRISTINA CONFORTI CIUDAD: BOGOTA

AÑO DE PRESENTACIÓN DEL TRABAJO DE GRADO: 2010-02-28

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NÚMERO DE PÁGINAS: 120 TIPO DE ILUSTRACIONES:

­ Ilustraciones ­ Mapas ­ Retratos ­ Tablas, gráficos y diagramas ­ Planos ­ Láminas ­ Fotografías

SOFTWARE requerido y/o especializado para la lectura del documento___________________ MATERIAL ANEXO (Vídeo, audio, multimedia o producción electrónica):

Duración del audiovisual: ___________ minutos.

Número de casetes de vídeo: ______ Formato: VHS ___ Beta Max ___ ¾ ___ Beta Cam

____ Mini DV ____ DV Cam ____ DVC Pro ____ Vídeo 8 ____ Hi 8 ____

Otro. Cual? _____

Sistema: Americano NTSC ______ Europeo PAL _____ SECAM ______

Número de casetes de audio: ________________

Número de archivos dentro del CD (En caso de incluirse un CD-ROM diferente al trabajo de

grado):

_________________________________________________________________________

PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial): ___________________________________________________________________________ DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN ESPAÑOL E INGLÉS: Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar estos descriptores, se recomienda consultar con la Unidad de Procesos Técnicos de la Biblioteca General en el correo [email protected], donde se les orientará).

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ESPAÑOL INGLÉS

ANTONIO NEGRI ANTONIO NEGRI

TRABAJO WORK

FORDISMO FORDISM

PODER CONSTITUYENTE CONSTITUENT POWER

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ABSTRACT

The main purpose of this research is to look at the critical corpus of Antonio Negri, in order to understand the concept of work in a society where life is subsumed by capital. This problem of work is understood from the following tendencies: first, Fordism is based on a purely abstract work force with respect to industrial activity and as such reorganized by Taylor. Second, post-Fordism in which dominated hegemony of immaterial labor, through the intellectual, scientific, cognitive, relational, communicative and affective patterns of production and recovery. In this research project, also, examines how the rise of the modern capitalist system produces a force agrees rights and legal system that responds to the potentiating of a structure that is presented as absolute procedure from the negative ontology of work. Finally, a study on the problem of suffering as the key to resist the system of capitalist domination and the emergence of an ontology creative work in a society dominated. Therefore, we can think a power that enables the configuration again subjective work against the subjectivity of the capital.

RESUMEN

El propósito principal de esta investigación consiste en indagar el aparato crítico de Antonio Negri, con el fin de comprender el concepto de trabajo en una sociedad en donde toda la vida esta subsumida por el capital. Esta problemática del trabajo se entiende a partir de las siguientes tendencias: en primer lugar, el fordismo que se basa en una fuerza de trabajo totalmente abstracta con respecto a la actividad industrial y como tal reorganizada mediante el taylorismo; en segundo lugar, el posfordismo en donde predomina la hegemonía del trabajo inmaterial, a través de las dimensiones intelectual, científica, cognitiva, relacional, comunicativa y afectiva en los modelos de producción y valorización. En este proyecto de investigación se analiza cómo con el auge del sistema capitalista en la modernidad concurre una fuerza productora de derechos y de ordenamiento legal que responde a la potencialización de una estructura que se presenta como procedimiento absoluto desde la ontología negativa del trabajo. Finalmente, se realiza un estudio sobre el problema del sufrimiento como clave para resistir al sistema de dominación del poder capitalista y sobre el surgimiento de una ontología creadora del trabajo en una sociedad dominada. Pensar, por consiguiente, en una potencia que haga posible nuevamente la configuración subjetiva del trabajo frente a la subjetividad del capital.

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INDICE CARTA DEL DIRECTOR .............................................................................................. 10

AGRADECIMIENTOS ................................................................................................... 12

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 13

1. PERSPECTIVA SUBJETIVISTA DEL TRABAJO EN LOS GRUNDRISSE ....... 20

1.1. Dinero - crisis y poder ....................................................................................... 21

1.2. La teoría sobre la explotación ........................................................................... 28

1.4. Capital social y mercado mundial ..................................................................... 45

2. REVOLUCIÓN FRANCESA REVOLUCIÓN DEL TRABAJO ........................... 63

2.1. Sujeto y estructura ............................................................................................. 63

2.2. De la crítica del poder ....................................................................................... 69

2.3. Trabajo Constituido / Trabajo Constituyente .................................................... 77

2.4. El Trabajo Constituyente en la Modernidad ..................................................... 86

3. LA ONTOLOGÍA CREADORA DEL TRABAJO ................................................. 95

3.1. Fuerza del trabajo. ............................................................................................. 95

3.2. La desmesura del trabajo. ................................................................................ 100

3.3. El carácter absoluto de lo contingente ............................................................ 107

3.4. La potencia del trabajo .................................................................................... 111

CONCLUSIONES ......................................................................................................... 121

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CARTA DEL DIRECTOR

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AGRADECIMIENTOS

Deseo expresar mi más cálida gratitud a todos aquellos que de una u otra manera han

contribuido en este proceso de crecimiento y formación.

A la Compañía de Jesús, por haberme brindado las condiciones necesarias para llevar

adelante esta etapa de estudios filosóficos, con el propósito de mejor servir a nuestra

sociedad e Iglesia.

A mis padres y a mis hermanos por el ejemplo y el apoyo que siempre me han ofrecido.

A la profesora Marcela Forero, quien con atención y generosidad supo acompañarme en

este tiempo de investigación personal. Su interés por los temas de la filosofía política y

las diferentes clases que ofreció fueron el punto de partida que finalmente me llevaron a

entusiasmarme por la propuesta filosófica de Antonio Negri.

Finalmente, quiero agradecer a los profesores y colaboradores de la Facultad de

Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana por la capacidad de acogida,

profesionalismo y calidez humana que los caracteriza.

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INTRODUCCIÓN

El deseo de profundizar en la forma de pensar de Antonio Negri aparece en mi vida

desde la primera lectura de Imperio. Este libro me inquieta por su consideración del

imperio como un sujeto político que efectivamente está regulando los cambios

producidos en la transición del fordismo al posfordismo. Pensar en el imperio como un

sujeto político me condujo al problema del trabajo considerado por Negri desde el punto

de vista de tendencias fondista y posfordista que constituye el objeto de esta

investigación.

Para comprender el problema del trabajo es preciso tener en cuenta la manera como

Negri reflexiona a partir de los conceptos de: “tendencia”, “abstracción real”,

“antagonismo (explotación)” y “producción de la subjetividad”. En Marx más allá de

Marx, Negri nos presenta su lectura sobre el método de Marx, con el propósito de

profundizar en los conceptos que permiten establecer una nueva teoría, ya que el objeto

de la crítica marxiana ha cambiado en cierto sentido aunque no en otro. Negri pretende

así dar un paso más allá de Marx al desarrollar un nuevo aparato teórico para responder

a la situación actual. Profundizar en la naturaleza del trabajo supone, en primer lugar,

que se trate el concepto de tendencia como tendencia histórica por cuanto es necesario

considerar los procesos en virtud de los cuales se han establecido unas formas de ser y

de entender la realidad. En la idea de tendencia se haya implícita la de periodización,

como la comprensión de que todos los días ocurren cambios históricos, pero que al

mismo tiempo siguen funcionando los paradigmas que definen nuestra manera de

pensar, de vivir nuestra subjetividad, de estructurar el conocimiento. En este sentido, el

paso de los periodos constituye el paso de una tendencia a otra. En segundo lugar,

debemos tener presente el concepto de abstracción real, el cual Marx toma de los

clásicos de la economía política con el objeto de mostrar que el concepto de trabajo

representa el origen del valor y de toda riqueza en la sociedad capitalista. El capital, por

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ello, crea una forma de producción colectiva en donde el trabajo de cada singularidad es

productivo en colaboración con otras muchas singularidades.

El valor en la producción capitalista, por consiguiente, no emana del trabajo

individual, sino que es algo que surge a partir del trabajo colectivo, dando lugar al

concepto de trabajo social. Este último concepto nos pone frente a una racionalidad que

es imprescindible para la producción del capital y que nos permite entender la idea

capitalista del valor. Esto lleva a definir el trabajo en la modernidad como fuente de toda

riqueza y, por lo mismo a comprender que Marx concibe la relación entre el trabajo y el

valor en términos de cantidad de tiempo de trabajo abstracto, el cual corresponde a una

cantidad de valor. Ahora bien, esta medida de valor define la producción capitalista y

supone que el valor se exprese en unidades mesurables u homogéneas de tiempo de

trabajo. Sin embargo, en la posmodernidad ha cambiado la noción de trabajo

considerada por Marx porque la producción de trabajo y el tiempo de producción han

cambiado bajo la hegemonía del trabajo inmaterial. Esto significa que actualmente se ve

en las empresas un aumento de flexibilidad y movilidad en el trabajo y una decadencia

del empleo estable a largo plazo, lo cual tiende a convertirse en norma. Además, en esta

tendencia denominada posfordismo se aprecia una relación intima entre el trabajo y la

vida, ya que en la producción inmaterial se incluye la producción de ideas, imágenes,

conocimiento, comunicación, relaciones afectivas, cooperación, es decir, se tiende a

crear no sólo los medios de la vida social, sino la vida social misma. La producción

inmaterial se convierte de este modo en biopolítica, gracias a que vivir y producir

tienden a hacerse indistinguibles, pues la vida va siendo paulatinamente absorbida por

actos de producción y reproducción y, la vida social deviene máquina productiva.

Posteriormente, para entender el aparato crítico de Negri tuve en cuenta el concepto

de antagonismo, entendido como la posibilidad de desplegar un espíritu crítico respecto

del trabajo inmaterial en la actualidad. El concepto de antagonismo permite introducir la

idea de explotación, que consiste en revelar la violencia estructural cotidiana del capital

contra los trabajadores. Finalmente, desarrollé el concepto de producción de la

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subjetividad, que incorporado al paradigma de la hegemonía de la producción inmaterial

lleva a constituir al pobre en la figura paradigmática de la producción. En un orden

mundial cuya producción se funda en la cooperación, la comunicación, las relaciones

afectivas, el pobre se destaca como aquél que está excluido de la riqueza, pero que no

obstante, se encuentra incluido en los circuitos de producción social, de modo tal que el

pobre se revela como carne de producción biopolítica.

Los cuatro conceptos señalados son tratados por Marx en los Grundrisse, y a partir

de su examen Negri elabora las ideas sobre la relación entre trabajo y poder

constituyente, así como la de una ontología creadora del trabajo en Job: la fuerza del

esclavo.

Tras la comprensión de los conceptos fundamentales del aparato crítico de Negri es

posible la reflexión sobre el significado del trabajo establecido para las tendencias del

fordismo y el posfordimo, que hacen parte de un proceso de desarrollo capitalista. De

acuerdo con Negri, dicho desarrollo tiene dos fases: la primera se refiere al surgimiento

de la gran industria en el periodo de 1848 a 1914; y la segunda se refiere a la extensión

de la gran industria que se da desde la Primera Guerra Mundial hasta la revolución de

1968. En la primera fase del desarrollo capitalista el trabajador es visto por primera vez

en el interior de un sistema de dominio definido por la maquinaria. Esto indica que la

fuerza de trabajo sujeta a un ciclo de producción es fuerza cualificada, el artesano pasa a

la fábrica. En cuanto a la norma de consumo esta fase se caracteriza por la producción en

masa regulada únicamente por la capacidad del capital para producir. Además, el Estado

establece políticas cada vez más rígidas de integración institucional en función de la

construcción del capital financiero.

En la segunda fase se genera una nueva concepción del trabajo, al constituirse una

fuerza de trabajo totalmente abstracta con respecto a la actividad industrial y como tal

reorganizada mediante el taylorismo; esto significa que grandes masas de trabajadores

sin cualificación se insertan en procesos de trabajo que son alienantes y complejos. Esta

es la fase del fordismo, en la cual aparece la concepción del salario como anticipación de

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los bienes producidos por la industria. Posteriormente, se impone como una versión

diferente del fordismo una política keynesiana, que presenta un modelo de intervención

estatal orientado a sostener la actividad productiva mediante la garantía del pleno

empleo y del bienestar social.

A juicio de Negri estas dos fases del capitalismo surgen en función de la creciente

intensidad de la dominación del capital industrial sobre la totalidad de la sociedad, por lo

cual es preciso responder a las preguntas: ¿de qué modo el concepto de trabajo es el eje

que articula la tendencia del fordismo? Y ¿Por qué el posfordismo condiciona los

procesos de trabajo a la informatización de la sociedad? Estas preguntas suponen que

hubo un cambio de paradigma en el capitalismo, el cual afectó los conceptos de poder,

trabajo y mundialización, y que hegemonía tendencial del concepto de trabajo inmaterial

se refiere a las dimensiones de intelectual, científica, cognitivo, relacional,

comunicativa, afectiva en los modelos de producción y valorización.

El concepto de trabajo resulta así fundamental para comprender por qué la

soberanía ha venido defendiéndose como forma de biopoder en toda la sociedad, es

decir, porqué se pasó de la disciplina de la organización individual del trabajo al control

de las comunidades. El objetivo del capital ha sido el de expresar en todo su potencial el

proceso de la subsunción real de la sociedad, de modo que se fundamente la subjetividad

del capital y, con ello, la objetivación del trabajo. Negri piensa que Marx ya había

distinguido entre la subsunción formal y la subsunción real de la sociedad bajo el capital.

En la subsunción formal el capital recogía formas de producción artesanal, campesina,

industrial etc., en cambio, en la subsunción real, las formas de producción son definidas

como homogéneas, de tal manera que el capital se preocupa, efectivamente, por captar y

acumular el trabajo social. Esto quiere decir que se ha pasado del régimen disciplinario

al régimen del control y, por lo tanto, se establece un gobierno de biopolítica

consecuentemente totalitario.

Llevo a cabo mi reflexión sobre el significado del concepto de trabajo en las

tendencias del fordismo y el posfordismo, a través del siguiente proceso: en el primer

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capítulo sigo de cerca el análisis de Negri sobre los Grundrisse, en donde éste hace una

lectura subjetivista, política, de Marx; en el segundo capítulo examino la idea negriana

de que el poder de la clase trabajadora es un poder constituyente; y, en el tercer capítulo,

considero lo que significa para Negri pensar el sufrimiento como clave de liberación y,

por lo tanto, el surgimiento de la ontología creadora del trabajo en una sociedad

explotada por el capital.

En el primer capítulo realizo un seguimiento juicioso al aparato conceptual de Negri

en su lectura subjetiva y política del concepto de trabajo, a partir del estudio los

Grundrisse de Marx. Los Grundrisse considerado la primera gran síntesis política del

pensamiento de Marx, toman forma a partir de la crisis estadounidense de 1857 - 1858.

En esta época Marx se preocupó en dotar de claridad a los Grundisse, con el propósito

de elaborar las líneas fundamentales de la economía y de la situación política ligada a la

crisis. Como el estudio de la economía permite realizar previsiones históricas para

futuras crisis, el modelo marxiano de síntesis teórico – práctico pareció encontrar un

contexto y una perspectiva adecuados para su empleo en esta situación.

El estudio de una crisis se transforma en una síntesis político – práctica, que se

torna catastrófica para el capital, por cuanto constituye la posibilidad de que el sujeto

viviente dominado establezca su posición. La situación de la crisis es el punto de partida

para que se reactive la subjetividad revolucionaria, para que esta emerja con toda su

potencialidad revolucionaria desde el nivel en que ha sido determinada por el desarrollo

de las fuerzas productivas. De este modo, Negri, se propone mostrar que los Grundrisse

son un documento político que a diferencia de El Capital, no bloquea la acción de la

subjetividad revolucionaria; sino que más bien son un estudio sobre la unidad de la

constitución y del proyecto estratégico de la subjetividad obrera. Más lejos todavía,

Negri considera que los Grundrisse efectúan una tarea directamente revolucionaria al

reconocer que la forma histórica del valor es el plusvalor, cuyo propósito es servir de

punto de apoyo para una teoría de la explotación social. La teoría del plusvalor, por

consiguiente, es la síntesis dinámica del pensamiento de Marx, en donde se conjugan el

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análisis objetivo del capital y el análisis subjetivo del comportamiento de clase. En

efecto, en los Grundrisse se entiende por síntesis “la vinculación de la crisis, puntual y

catastrófica, con las reglas del desarrollo y la dinámica de la subjetividad”1

El interés de Negri se centra entonces en el cuaderno M y en los 7 cuadernos

redactados entre 1857 y 1858. Este estudio permite percibir el momento fundamental

denominado antagonismo obrero - capital - colectivo representado en forma de crisis.

La primera parte de los Grundrisse, está dedicada a la definición de la ley del valor en la

forma de plusvalor, y la segunda parte consiste a la extensión de la teoría de la

explotación (la ley de la plusvalía), a través de los mecanismos de reproducción y

circulación del capital.

, ya que

ciertamente si se logra la unión de estos dos aspectos, será posible que la dialéctica

gobierne.

En el segundo capítulo de este trabajo examino el concepto de trabajo a partir de las

nociones negrianas de poder constituyente y poder constituido - sujeto y estructura. El

objetivo es comprender cómo con el auge del sistema capitalista en la modernidad

concurre una fuerza productora de derechos y de ordenamiento legal que responde a la

potencialización de una estructura. La intención de Negri consiste en identificar una

forma dentro de la misma instancia constituyente, una fuerza capaz de interpretar la

estructura que se presenta como procedimiento absoluto. Esta posibilidad se da gracias a

que el poder constituyente es el que permite la investigación sobre un sujeto, que de

manera adecuada responda a la estructura, al procedimiento absoluto y, por lo tanto, al

problema político del trabajo que ha perdido su valor. El problema del poder

constituyente se convierte así en la referencia para la construcción de un modelo

constitucional que tenga abierta la capacidad formativa del mismo poder constituyente.

Esto significa la exigencia de que el sujeto no esté nunca sometido a un procedimiento

absoluto, ni que se busque una respuesta genérica, indiferente a la adecuación lógica

entre sujeto y estructura. 1 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx, cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse. Madrid: Akal, 2001., p. 15.

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En este mismo capítulo desarrollo los conceptos negrianos de revolución y

constitución del trabajo. Resulta inevitable reconocer la temporalidad del acontecimiento

de la Revolución Francesa, pues ella encierra una temporalidad imborrable. En este

contexto la categoría temporal es aquella que afecta a sus protagonistas como

adversarios, es decir, aquella que se piensa como un tiempo constituyente en donde se da

una mutación, un acontecimiento que establece la fundación de un nuevo poder. Con la

Revolución Francesa la concepción maquiavélica del poder constituyente reaparece en

su esencial temporalidad, refiriéndose al tiempo de las masas, de las movilizaciones, al

tiempo del proceso revolucionario, que está compuesto de necesidades y utopías,

intereses y discursos, de voluntad, de potencia y de dinámica política.

La pregunta que me orienta dentro de estas consideraciones es ¿por qué el poder

constituyente, o trabajo constituyente en la modernidad es considerado como un sujeto?,

esto es, ¿cómo es posible una subjetividad colectiva que se desvincula de todas las

condiciones y contradicciones a las que es sometida la fuerza constituyente? Dicha

desvinculación ha hecho que este sujeto no sea progresivo, sino más bien que sea la

antítesis de toda progresión constitucional; que el sujeto constituyente no se someta a la

permanencia estática y constringente de la vida constitucional, sino que se ponga en

contra del proceso constitucional.

Ahora bien, comprender el poder constituyente como ruptura del poder constituido

lleva a situar esta subjetividad y su racionalidad más allá de las definiciones de la

racionalidad y de las subjetividades modernas. Por eso, como conclusión, en el tercer

capítulo me ocupo fundamentalmente del problema del sufrimiento como clave para

resistir al sistema de dominación del poder capitalista y del surgimiento de una ontología

creadora del trabajo en las sociedades excluidas, de una potencia que hace posible

nuevamente la configuración subjetiva del trabajo frente a la subjetividad del capital.

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1. PERSPECTIVA SUBJETIVISTA DEL TRABAJO EN LOS GRUNDRISSE

“Los Grundrisse se escriben en el delirio de una inspiración fortísima, en la desesperación de una

soledad extrema y de un momentáneo fracaso práctico”2.

Antonio Negri.

En este capítulo pretendo reflexionar sobre la perspectiva subjetivista del trabajo, a

partir del libro: Marx más allá de Marx, en el cual Antonio Negri hace una lectura del

espíritu revolucionario, subjetivista y político de Marx en su texto conocido como los

Grundrisse. Quiero resaltar el hecho de que otros autores se habían preocupado sólo por

el sentido filológico contenido en dicho texto, con el fin de entrar en el laboratorio

marxiano, frente a la lectura de Negri, que va más allá al considerar que en los

Grundrisse Marx no se limita a elaborar simplemente categorías de crítica de la

economía política que utilizará después en el Capital, no se contenta con definir el

método que es motor y dispositivo de su materialismo constitutivo, sino que se trata de

una extraordinaria anticipación teórica de la sociedad capitalista madura. Esto significa

que Marx en los Grundrisse elabora el método y las categorías de la crítica de la

economía política, pero también devela el problema de que el desarrollo capitalista

conduce a una sociedad, en la cual el trabajo obrero industrial se determina como un

elemento secundario. El capital, por lo tanto, cuando subsume a la sociedad

organizándola, permite que el trabajo productivo devenga trabajo intelectual,

cooperativo, inmaterial. La finalidad de los Grundrisse es la de desarrollar las

contradicciones del capital a partir de la definición de la “crisis” como momento de

refundación necesaria del movimiento revolucionario. Hay en los Grundrisse una

insistencia en la idea marxiana de la distinción entre teoría y práctica, en la práctica, por

eso, el catastrofismo o la crisis inminente es una alusión al nexo político práctico que la

fuerza de la clase obrera debe imponer contra el sistema del valor. En otras palabras, el

análisis teórico deviene constitutivo de la práctica revolucionaria. Esto indica que los

2 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 21.

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Grundrisse son el centro del desarrollo teórico porque representan el momento en el que

el sistema de desarrollo en formación se abre en su totalidad hacia la práctica, y es por

eso, que el análisis teórico funda la práctica revolucionaria.

1.1. Dinero - crisis y poder

El análisis de la subjetividad de la clase trabajadora le da a Negri los elementos para

afirmar que el capital intenta usar las políticas fiscales y monetarias como arma contra la

clase trabajadora. Por eso, uno de los propósitos de este trabajo es mostrar que los

análisis que realiza Negri nos ayudan a comprender que las crisis capitalistas son

siempre crisis con la capacidad de controlar a la clase trabajadora. Este estudio

comienza con el tema del dinero en la crisis y continúa con tema del dinero como poder.

A partir de allí, se llega al problema del valor y de las relaciones sociales de producción,

así como a comprender que en el nivel social, el dinero se constituye en poder capitalista

sobre el trabajo. El poder capitalista, por consiguiente, tiene la función de forzar a la

gente a entrar en el mercado laboral para que trabaje con el fin de producir trabajo

excedente, es decir, a controlar el intercambio entre el trabajo y el capital desde el modo

de incrementar las ganancias.

El pretexto de Marx para iniciar el análisis sobre el dinero es la crítica a las

deficiencias del texto de Alfred Darimon3

3 A. “La primera parte del manuscrito se titula Dinero y crisis en cuanto que la inmediatez del problema de la crisis deviene el elemento fundamental que debe ser objeto de indagación y al mismo tiempo su fenomenología se convierte en el motor de análisis. B. En la segunda parte del manuscrito se titula Dinero y desigualdad que corresponde a un discurso sobre el dinero como relación social a partir de la polémica sobre los billetes – horas de trabajo y sobre la sucia utopía de los bancos. C. En la tercera parte del manuscrito se plantea un análisis sistemático del dinero de la siguiente manera: C1. EL dinero como medida. C2. El dinero como medio de circulación. C3. El dinero como dinero y como capital. La cuarta parte del manuscrito sobre el dinero se trata de la relación valor-dinero retornando al nivel general de la teoría abordado en el punto B”. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., pp. 35-36.

, e implícitamente al conjunto de la polémica

contra Proudhon. En los cuadernos I y II Marx considera que el valor se presenta en la

forma de dinero para identificar el valor con el dinero. Esto significa que el camino que

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va directamente del dinero al valor produce la inmediatez práctica del rechazo y

reconoce que pertenecemos a un mundo hecho de dinero. Además, “el dinero representa

la forma de las relaciones sociales, las representa y las sanciona organizándolas”4

La diferencia entre los Grundrisse y las obras posteriores con respecto al dinero,

radica en el hecho de que en los primeros textos de Marx la ley del valor se presenta

inmediatamente como ley de explotación; no hay en ellos un camino que conduzca del

análisis de la mercancía al análisis del valor y de éste al estudio del plusvalor. Dicho

camino sería una ficción literaria en la que no existiría un término medio. También el el

análisis de los Grundrisse sobre el dinero, determinado como forma eminente de

expresión de la ley del valor, lleva a analizar la relación social subyacente a este

tratamiento extremo de la relación valor, desde el punto de vista del antagonismo y no

desde el punto de vista de la síntesis. Esto indica que cuando la relación capital termina

en síntesis, el antagonismo no tiene posibilidades de existir, en cambio, cuando la

relación valor se refiere inmediatamente al dualismo - pluralismo inmediato de los

antagonismos sociales, entonces el análisis debe llevar a considerar a los sujetos que

interpretan las diferentes figuras de esta situación. No obstante, se puede hablar de valor

cuando se considera el tema de la explotación, pero sobre todo cuando se determina la

función de la valorización como poder de mando y dominio de una clase sobre otra, en

donde se determina la composición de la una y de la otra. El tercer elemento

corresponde al análisis del proceso de la socialización del capital. Estos elementos

. En

efecto, el mundo se representa como un lugar de mercancías que el dinero simboliza

completamente, determinando a través de sí la valorización en las mercancías. Los

Grundrisse plantean así el problema de que la teoría del valor se halla inmediatamente

subordinada a la teoría del dinero, a la forma en la que la organización capitalista de la

relación social se presenta en la cotidianidad del intercambio social. El dinero, en

consecuencia, presenta la relación social del valor como intercambio sometido al poder

de mando organizado para la explotación.

4 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 36.

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23

permiten determinar que en el estudio de la forma dinero, la ley del valor se presenta

primero en la crisis, segundo de manera antagónica, y tercero en una esfera social.

Negri plantea que el Marx de los Grundrisse se encuentra ante el gobierno del

capital social, frente a la primera forma acabada de un sistema monetario moderno, el

cual, se presenta en la forma de la crisis. El tema de la crisis, en consecuencia, siempre

se presentará desde la forma monetaria, cuyo objetivo consiste en analizar la crisis en las

relaciones sociales, con el fin de tener presente el paso de la crisis de la circulación a la

crisis de la relación entre trabajo necesario y plusvalor. La crisis se considera como el

proceso en donde se representa la historicidad tendencial del desarrollo capitalista. Esta

proyección histórica de la crisis muestra la crisis de la ley del valor, a partir de la

proyección histórica de una forma de producción, en la cual se adquiere un carácter

social. La función del valor se convierte entonces en función del poder de mando y de

dominio sobre las fracciones sociales de trabajo necesario y de acumulación. El Estado,

desde la forma monetaria, se define como la síntesis de la sociedad civil o como el

representante directo del capital colectivo. Esta definición lleva a tener en cuenta que el

Estado bajo la forma de poder de dominio, de socialización e institucionalización, exige

una respuesta categorial adecuada, pues la forma monetaria del valor representa la

inmediatez histórica de una crisis y de la tendencia. Darimon y Proudhon responden a la

crisis con el concepto de dinero como un equivalente, pero para Marx esta naturaleza del

dinero indica la equivalencia de una desigualdad social y en este sentido la crisis se

derivaría de la desigualdad de las relaciones de producción.

El dinero, en efecto, es considerado como un contenido de desigualdad que circula

en función de la explotación. La relación de explotación es entendida como el contenido

del equivalente monetario. Se pretende así desmitificar el verdadero socialismo, que

supone mostrar la confianza del reformismo y el verdadero interés del capital en el

desarrollo5

5 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 39.

.

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24

El antagonismo, por tal razón, debe darse de manera radical y a nivel de totalidad

frente a la forma y el contenido del valor, pues ellos se mueven en una lógica de

explotación. En este contexto se puede argumentar que no hay revolución sin la

destrucción de una sociedad burguesa y del trabajo asalariado. Sobre todo cuando el

trabajo es creado por la forma del sistema monetario para producir valor y dinero como

instrumento de circulación y poder de mando. Marx en su polémica con los

prohudonianos desarrolla los siguientes problemas: por un lado, dirige su análisis teórico

y político contra la mistificación del socialismo de su época presentando una fuerte

crítica a los bancos y a sus equivalentes en general, por otro lado, con su insistencia en el

dinero busca situar su análisis en la tendencia que se dirige a la reforma del Estado, y

que es comprendida como la transición de la representación global de la sociedad

burguesa, a la reestructuración del Estado, en términos financieros.

Estos problemas muestran que en los Grundrisse la reflexión sobre los conceptos

debe llevar a comprender el valor como mediación social y equivalente de la

desigualdad; la teoría del valor como parte de la teoría del plusvalor; y la teoría del

plusvalor como regla social de la explotación social, mientras en El Capital las

categorías se organizan de acuerdo al capital privado y competitivo, en los Grundrisse se

organizan respecto a un esquema tendencial de capital social6

En los cuadernos I y II sobre el dinero se plantea que la crisis muestra qué es el

dinero

.

7

6 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 41.

, sin embargo, para Darimon la crisis es una secuencia de errores estadísticos y de

cálculo. Para Negri el objeto de consideración en el tema de la crisis es comprender la

finalidad política del discurso general de los proudhonianos. La transformación de la

circulación implica modificaciones en las relaciones de producción y revoluciones

sociales, lo cual lleva a que se pierda el valor natural que propone la doctrina de los

proudhonianos sobre la circulación. En efecto, mientras las formas del dinero continúen

7 El dinero como fin se convierte en el instrumento de la laboriosidad general. La riqueza general es producida para apoderarse de su representante. Así, son abiertas las fuentes reales de la riqueza. Karl Marx, Líneas fundamentales de la crítica de la economía política (Grundrisse), Barcelona, Grijalbo, 1977., p. 158.

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25

siendo una relación de producción esencial, no se podrán superar las contradicciones

inmanentes del dinero, es decir, ninguna forma de trabajo asalariado puede eliminar los

abusos del trabajo asalariado en sí. Ahora bien, la intersección dinero crisis destruye la

mistificación proudhoniana y produce efectos que muestran lo qué es el valor. Por eso,

para definir el valor, hay que considerar la generalidad del dinero a partir de una crisis

que permite identificar la función tendencial del dinero, para poder así, representar las

relaciones sociales antagónicas. De ahí que la teoría del valor debe reformularse desde

los rasgos del dinero y de la tendencia que genera la crisis.

Las características del dinero deben asumirse entonces en las del valor, de tal

manera, que el valor es definido por el trabajo socialmente necesario: “El tiempo de

trabajo determinador del valor no es el tiempo de trabajo incorporado en los productos,

sino el tiempo de trabajo actualmente necesario”8

Ciertamente, cuando aumenta el carácter social de la producción, aumenta el poder

del dinero, fijando la relación de cambio como un poder frente a los productores. Así, lo

que era un medio para la promoción de la producción resulta externo para los

productores, en el sentido de que el cambio es independiente de los productores. Se

entiende entonces que el desarrollo de la relación dinero crisis que conduce al valor,

produce el poder aparentemente trascendental del dinero. En este sentido, el dinero

como símbolo social, tiene una función política que se ejerce como función de mando,

contraria a la dialéctica hegeliana de la mediación necesaria y a la proudhoniana de la

ley del valor. Marx, en razón de lo dicho, habla de la dinámica del antagonismo, del

riesgo, de la apertura, en donde el símbolo se puede convertir en poder de mando, es

. Esto indica que la definición de

trabajo necesario es una definición social en la que el dinero como forma eminente del

valor, constituye el terreno sobre el que se desarrollará esta teoría. Por esto, el punto de

partida se hace explícito en el hecho de que el valor es dinero. Esta hipótesis lleva a

considerar que cuanto más se configura la producción en producto dependiente del valor

de cambio de la mercancía, tanto más tienen que desarrollarse las relaciones monetarias.

8 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p.42.

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26

decir, en donde el símbolo puede ser más fuerte que la realidad porque nace de la ruptura

consciente de la realidad.

Este análisis político de Marx permite comprender que el dinero constituye una

relación de desigualdad representada en la relación de propiedad, sustancialmente por la

relación de poder. Se argumenta que la dependencia mutua universal de los individuos

constituye una conexión social que se expresa en el valor de cambio. Luego, el poder

que cada persona ejerce sobre los demás reside en su condición de propietario de valores

de cambio o dinero. La transición de este proceso del capital consiste, en primer lugar,

que en la forma de la sociedad antigua cuanto mayor es la fuerza del intercambio, tanto

mayor es la fuerza de la comunidad que une entre sí a los individuos; pero la segunda

forma consiste en la independencia personal basada en la dependencia material, cuyo

significado corresponde al sistema de cambio social general de relaciones, necesidades y

capacidades universales. De este modo, el tercer estadio corresponde a la libre

individualidad basada en el desarrollo de los individuos y en la subordinación de los

mismos a partir de su patrimonio social. Los tres estadios se refieren a […] la sucesión de paradigmas económicos registrada

desde la edad media como un proceso dividido en tres etapas claramente

diferenciadas, definidas por el sector de la economía dominante en ese periodo: el

primer paradigma es aquel en el que la agricultura y la extracción de materias primas

dominan la economía; en el segundo, la industria y la fabricación de bienes durables

ocupan la posición privilegiada; y en el tercer paradigma, que es el actual la provisión

de servicios y el manejo de la información constituyen la medula de la producción

económica. La posición dominante paso así de la primera a la secundaría y de está a la

terciaría9

Esta sucesión de paradigmas económicos está dirigida hacia una modernización

económica que implica el paso del primer paradigma al segundo, del dominio de la

agricultura al de la industria. La modernización, por lo tanto quiere decir

.

9 Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, Buenos Aires. Barcelona. México, Paidós, 2004, p. 249.

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27

industrialización y, por otro lado el paso del segundo paradigma al tercero, es decir del

dominio de la industria al dominio de los servicios y de la información se puede

denominar como capitalismo cognitivo o como un proceso de posmodernización

económica o de informatización. Ahora bien, estos procesos se establecen en la sociedad

a partir del trabajo, pues es en él en donde se implementa la duplicidad del intercambio y

del dinero que todo lo absorbe. El dinero se convierte en el medio material en el que se

presentan los valores de cambio, y en esta dinámica el dinero es fruto del tiempo de

trabajo en cuanto objeto general. Esta razón lleva a criticar dos determinaciones que se

pueden dar desde el trabajo; la primera consiste en que producir para el dinero es un

momento de explotación y un momento de socialización capitalista, que exalta la

sociabilidad del dinero como explotación; la segunda consiste en que el trabajo

presupone una producción comunitaria como fundamento de la producción. Así el

trabajo del individuo es puesto desde el principio como trabajo social.

Considerar el dinero como medio de circulación equivales a verlo como un

universal en movimiento, como un círculo de cambio ocurriendo en toda la superficie de

la sociedad. Más aún como el motor de la circulación. En esta lógica, la circulación es el

movimiento en el que la venta general se presenta como apropiación general y la

apropiación general como venta general. El sistema capitalista, en efecto, busca que el

dinero se represente como el poder que se hace autónomo por encima de los individuos.

Además, la circulación se presenta en el ámbito de la crisis en la medida en que la

compra y la venta son independientes entre sí. Ciertamente, hay que decir que en el

sistema monetario lo que permite la realización del dinero es el comercio y el

intercambio, por eso se presenta el dinero como fin en sí mismo. Negri plantea, por ello,

que el dinero de los Grundrisse se convierte en medida y como medio de cambio

general, es decir, como realización de los precios de la mercancía. Así, la síntesis

muestra al dinero como dinero y capital, como la totalidad realizada del proceso del

capital en el paradigma de la modernización.

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28

Ahora bien, la potencialidad de la síntesis monetaria, a partir de la subjetividad del

capital es aquella que se refiere a la potencialidad del dinero, de su totalidad y dominio

general sobre la realización del capital social. El domino del dinero se caracteriza por la

movilidad, la fluidez, por hallarse en toda parte, también porque el poder del dinero se

adhiere a las cosas y las transforma a su imagen y semejanza, modificando la realidad.

Desde esta lógica el dinero sólo se representa como relación de producción, solo si la

producción es considerada en su totalidad. Esto significa que el dinero es el Dios entre la

mercancía, pues en cuanto individuo de la riqueza social, lidera el dominio general sobre

la sociedad, los placeres y el mundo de los trabajos. Entonces, el dinero en cuanto

momento desarrollado de la producción sólo existe en donde hay trabajo asalariado. El

dinero es objeto, fin y producto del trabajo general, del trabajo de todos los individuos,

es el representante material de la riqueza general y el valor de cambio individualizado.

El trabajo10

, de este modo, tiene como función producir inmediatamente valor de

cambio, dinero. El Trabajo asalariado se reduce a poder productivo. La tesis consiste en

que el dinero como fin, como medida en el paradigma de la modernidad, se convierte en

el instrumento de la laboriosidad general. Por eso, con el trabajo asalariado como

fundamento, el dinero está produciendo y no disolviendo, y visto como poder universal,

el dinero es el que introduce nuevas necesidades en la sociedad, presentándose como la

real sustancia común del trabajo asalariado.

1.2. La teoría sobre la explotación

En el tema del plusvalor y la explotación Negri retoma el discurso sobre el dinero,

el cual se ha pensado en la lección dos como la sustancia común del trabajo asalariado y

del capital. El primer aspecto que se resalta sobre el dinero es su dominio general, que

10 El concepto de trabajo remite, ante todo, a una problemática del valor, de hecho en nuestro uso de los términos, los conceptos de trabajo y de valor se implican uno a otro. Por trabajo entendemos una práctica creadora de valor. En este sentido, el trabajo funciona como una analítica social que interpreta la producción del valor a través de todo un espectro social. Negri, Antonio. El trabajo de Dionisos, Madrid, Akal, 2003., p. 13.

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ciertamente se ejercita en la circulación como totalidad del dominio y como poder sobre

y en la producción; un segundo aspecto está relacionado con el dinero como

universalidad e indiferencia, como valor de cambio por antonomasia. Estos dos aspectos

del valor-dinero despliegan una dialéctica en donde las diferencias cualitativas del

proceso se transforman en una identidad cuantitativa.

El dinero se concibe como la sustancia común del trabajo asalariado y del capital

porque tiene, en primer lugar, la función de extender su poder sobre esta relación y, en

segundo lugar, porque impone las reglas de su propio funcionamiento. Negri para dar

un paso a la teoría del plusvalor, que plantea Marx en los Grundrisse, e iniciar su

estudio, reconoce la centralidad de la función del dinero. Igualmente, tiene presente que

el dinero representa la movilidad del capital, la libertad de su poder de mando y alude a

la totalidad del proceso de metamorfosis del capital. En la primera parte de la lectura,

por tal razón, se dedica a mostrar cómo la centralidad del dinero pone de manifiesto las

características prácticas y políticas del planteamiento teórico; en la segunda parte, divide

su exposición con el fin de analizar: a) cómo se produce el paso del planteamiento

político al inequivocadamente teórico, b) identificar el concepto de obrero colectivo, c)

identificar el concepto de capitalista colectivo, d) considerar la teoría del plusvalor como

teoría de la explotación, centro de la temática marxiana, e) se concluye e identifica el

problema teórico de la teoría del plusvalor a la teoría del beneficio y de la crisis y,

finalmente el problema político del socialismo y comunismo11

Analizar el dinero como capital tiene que ver con el hecho de reiniciar el

tratamiento sistemático del dinero como dinero, es decir como materia general y, así

profundizar en la ideología que sostiene su realidad. Se pretende entonces hablar del

dinero, en primera instancia, como antítesis que es dirigida y controlada; en segunda

instancia, como realidad política y como poder de mando sobre la explotación. Este

análisis se sitúa en un terreno político, en el cual la teoría del plusvalor podrá construirse

solamente teniendo en cuenta que la explotación es la que organiza la sociedad política.

.

11 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit. p., 76.

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30

Desde esta medida la teoría del plusvalor permite estudiar el tema del dinero como

capital y el análisis del proceso de producción, pues es ahí, en el proceso de producción,

en donde se asume el poder de mando como materia del dinero.

Las motivaciones y estímulos que han producido los Grundrisse y su planteamiento

metodológico permiten considerar el elemento político como el centro de la

investigación. De ahí, que el análisis de la crisis y de la reestructuración financiera se

caracteriza por el nexo (explotación – Estado - mercado mundial), los cuales son los

puntos hacia los que el estudio se dirige constantemente. La lógica de reflexión, en

consecuencia, va dirigida de la explotación en general (del poder de mando), al

plusvalor, pues el mercado mundial al representarse como la realización de la hegemonía

burguesa, da las razones para iniciar el análisis de las relaciones de clase, el cual es el

objetivo perseguido por la teoría del plusvalor.

Para Negri es preciso observar que el pensamiento que descubre el dinero como el

centro de la explotación puede retomarse de diversos modos en la lucha obrera: en Marx,

el dinero se aborda en la forma de la hegemonía burguesa, se dirige hacia un horizonte

financiero del poder de mando, por tal razón, el dinero alcanza su posición en el centro

del proyecto capitalista sólo cuando el capital refunde su control sobre la crisis, es decir,

sobre la insurgencia del valor de uso obrero. Esta tensión del dinero respecto al poder de

mando constituye la tentativa de que se reestructure la forma de dominio desde la

insurrección obrera a escala del mercado mundial, pues el dinero es la forma general del

poder de mando del capital y es el que permite el desarrollo del mismo, la forma en la

que se expresa la continuidad del valor, y con éste, del poder de mando. Esto indica que

la aproximación de Marx a la teoría del valor se realiza desde la forma general, social, es

decir, la forma global del dominio caracterizada por el poder de mando, en donde la

especificidad productiva es donde se muestra el lugar del antagonismo.

Negri da a conocer que si este es el camino de ida y de vuelta tendrá el mismo nivel

de generalidad y de profundidad, por eso, se considera la vía del antagonismo revelado

por el plusvalor como la destrucción del horizonte del poder de mando. Para el estudio

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del capital, se propone un plan en la Einleitung que consiste en: primero, examinar el

capital en todas sus dimensiones, segundo, tratar sobre la propiedad territorial, tercero

considerar qué es trabajo asalariado, cuarto tratar sobre el movimiento de los precios, tal

como está determinado por la circulación en su totalidad interna, quinto estudiar el

Estado y la sociedad burguesa y, finalmente el mercado mundial que lleva al

rebasamiento del Estado por la sociedad burguesa. La crisis y así la disolución del modo

de producción y de la forma de sociedad basada sobre el valor de cambio12

El nuevo proyecto nos coloca en el centro del terreno de análisis sobre el cual se

funda la teoría del plusvalor. Esto significa entonces, que el análisis debe tener en

cuenta, que el poder de mando es ese terreno que se ha definido a través del dinero, y la

primera forma de síntesis que constituye contradicciones de la producción es el Estado,

la segunda forma de síntesis de contradicción de la producción es el mercado mundial,

sin embargo, el terreno de la crisis y de la disolución. Por otro lado, el dinero es el hilo

negro que conjuga el poder de mando del capital y la teoría del plusvalor es el hilo rojo

que debe repetir las mismas operaciones desde el punto de vista obrero, desde el punto

de vista de su destrucción. Así, el trabajo, es el único valor de uso que puede constituir

una oposición al capital.

. Este plan es

necesario porque se pretende retomar la tendencia desde la producción al Estado y de

éste al mercado mundial como presupuesto y soporte de todo el análisis.

A pesar de que se está tratando el tema de la dimensión, el terreno y el horizonte

sobre el que debe desarrollarse la teoría del plusvalor, Negri considera la aproximación

marxiana sobre el trabajo productivo, ya que parece contradictoria con el planteamiento

y su orientación. Por ello, afirma que el trabajo productivo para Marx es solamente

aquel que produce plusvalor, aquel que produce capital. En cambio, los economistas

A.Smith concebían desde el punto de vista de la economía burguesa el trabajo como

productivo e improductivo. Otros economistas como, Storch, decían que toda acción

produce algo y conduce a la transformación de un producto en sentido natural y 12 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., pp. 78-79.

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económico, por ejemplo: un ladrón es un trabajador productivo ya que mediatamente

produce libros sobre derecho penal, o también es cierto que un juez es trabajador

productivo por que protege contra el robo. Lo que le interesa a Negri es reconocer que la

insistencia de Marx sobre el trabajo productivo como trabajo ligado al capital tiene una

función política directa, la cual es la postura más obrerista de Marx, en el sentido de que

resalta el carácter subjetivista de los trabajadores en la sociedad. Otra cosa es que la

definición del trabajo productivo que se encuentra en las páginas de los Grundrisse con

un carácter literario y reductor hay que rechazarla, porque se halla viciada por una

consideración objetivista y automatizada de la teoría del valor. Esta postura, según Negri

es la que se querría atribuir a Marx para construir una imagen del materialista del siglo

XVIII, sin embargo, el único merito de una formulación literaria es la insistencia de la

oposición obrera en cuanto oposición política. Así, lo que pretende Negri es llevar

también la definición del trabajo productivo a un nivel simultáneo de abstracción y de

antagonismo, que es esencial en la creación de la teoría del plusvalor.

Ahora bien, se busca argumentar que el trabajo productivo también se presenta

como valor de uso obrero, como la medida en la que produce su contrario; esto significa

que la definición del plusvalor debe replantearse a partir de la abstracción del trabajo, de

la tendencia del desarrollo del capital sobre la producción, sobre la socialización

capitalista, a escala de la sociedad capitalista y de su constitución. Ante lo dicho Negri

considera que pensar en el núcleo del pensamiento marxiano lleva, en primer lugar, a

discurrir sobre lo que significa el proceso de producción del capital y sobre la

conformación del capital a partir del dinero.

El dinero como capital es una determinación del dinero, que pasa por encima de su

simple determinación como dinero. Pero en la circulación simple la determinación del

dinero no se supera jamás: el simple movimiento de los valores, tal como se presenta

en la pura circulación no puede realizar nunca un capital. […] La circulación no lleva,

por lo tanto, en sí misma el principio de autorrenovación. Lo que esta presupuesto a la

circulación son mercancías que representan la realización de un determinado tiempo

de trabajo y en cuanto tal son valores; su presupuesto, en consecuencia, es tanto la

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producción de mercancía mediante el trabajo, como su producción en cuanto valores

de cambio13

Esto significa que se reconoce como punto de partida, a la producción creadora de

valores de cambio, pero esta vez de tal manera que ella presupone la circulación como

un momento desarrollado y como un proceso constante. Con respecto al desarrollo del

capital a partir del trabajo, lo fundamental es el valor de cambio que se ha desarrollado

en el movimiento de la circulación y no el trabajo. Por consiguiente, el capital, a pesar

de considerarse como trabajo objetivado, siempre seguirá siendo capital. Así pues, el

proceso de valorización se caracteriza por actos de intercambio que conforman de modo

productivo la circulación del valor. En este proceso el trabajo opera como base de ese

valor que la producción prepara para la circulación, teniendo en cuenta que la

objetivación del trabajo se da porque sus condiciones son sometidas a las condiciones

del intercambio. El valor de cambio es originariamente una cantidad de trabajo o de

tiempo de trabajo objetivado. Esto permite comprender que a través de la circulación, el

trabajo prosigue su objetivación hasta que su existencia sea transformada en dinero

tangible.

.

El valor de cambio, ciertamente, ya no es un simple equivalente o una simple

objetivación del trabajo, sino que es el valor de cambio objetivado e independizado, el

cual deviene material del trabajo, sólo para renovarse a sí mismo y comenzar de nuevo

la circulación, a partir de sí mismo. El dinero adquiere su condición de valor de cambio,

en la medida en que deja de ser solamente una cosa tangible y comience a participar de

un proceso de valorización. Así, el trabajo objetivado en valor de cambio

instrumentaliza el trabajo vivo desde su producción.

El trabajo puede transformarse en capital únicamente si él mismo es incorporado a

la forma de intercambio, a la forma del dinero. Esto significa que la relación

trabajo/capital es de antagonismo, en cuanto a que los dos términos se presentan como

entidades autónomas en el intercambio formado por la síntesis productiva. Este

13 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 82.

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antagonismo destruye la apariencia de la circulación simple y constituye la diferencia

específica del intercambio entre el capital y el trabajo. En este sentido, profundizar en la

naturaleza de dicho antagonismo permite comprender la especificidad de la teoría del

valor y definir la teoría del plusvalor. Es claro entonces que la primera causa del

antagonismo es la forma autónoma e independiente que tiene el capital como el trabajo,

los cuales se enfrentan entre sí.

El capital debe reducir a valor de cambio lo que para el obrero es valor de uso pero el

valor de uso que el trabajador tiene que ofrecer al capital, que él tiene que ofrecer en

general a los demás, no está materializado en un producto, no existe en general fuera

de él14

Este proceso lleva a pensar que la oposición se presente, en primer lugar, como

valor de cambio contra valor de uso, pero entendiendo que el único valor de uso obrero

es la capacidad de trabajo indiferenciada y abstracta, pues la oposición es trabajo

objetivado contra trabajo subjetivo. “la separación del trabajo como capacidad, como

valor de uso inmediato es radical: la relación con el valor de cambio y, por consiguiente,

con el poder de mando, con la propiedad, con el capital, es inmediatamente forzosa. Se

establece entonces una separación de trabajo y capital puesto que la única forma en la

que el capital incluye al valor de uso es en la economía, dándolo a conocer como un

elemento que determina la vida práctica de los pueblos. El capital sólo ve el valor de uso

como caos abstracto que se le contrapone. Sólo le interesa el trabajo objetivado y el

trabajo como subjetividad

.

15

El paso a seguir consiste en comprender el trabajo como subjetividad, como fuente,

como potencial de toda la riqueza, con el fin de develar los fundamentos de la teoría del

plusvalor. La subjetividad presentada por el capital es la del trabajo abstracto, vista

como una actividad puramente mecánica, puramente material. Lo que debe determinar la

subjetividad de trabajo es la oposición, entendida como abstracción general, en donde la

colectividad abstracta del trabajo funge la potencia subjetiva. Esta potencia subjetiva

.

14 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 84. 15 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 84.

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abstracta posibilita la realización de una fuerza global que destruye toda parcialidad del

trabajo, permitiéndole al mismo ser potencia general. Lo anterior para mostrar que el

sentido del trabajo general y el sentido del trabajo separado se unifican y se consolidan

en la subjetividad creativa obrera, en la potencialidad de toda la riqueza posible. En este

nuevo proyecto sobre la potencialidad subjetiva se considera el valor de uso como la

radicalidad de la oposición obrera, pero también como la potencialidad subjetiva y

abstracta de toda riqueza, fuente de toda posibilidad humana. El capital toma la fuerza

del valor de uso con el plusvalor, porque es ahí en donde se da toda la multiplicación de

la riqueza y de la vida.

Para continuar con el análisis, se considera que el valor de uso es trabajo necesario

y viceversa. Esto quiere decir que cuando el valor de uso obrero es transformado por el

capitalista en valor de cambio se fija la medida del trabajo necesario para la

reproducción de la fuerza obrera adquirida por el capitalista y sometida a la relación del

capital en general. En consecuencia, el valor de uso que ofrece el trabajador existe como

capacidad, como facultad de su cuerpo y no fuera de este. Por ende, el trabajo objetivado

que es necesario para conservar el objeto general, en donde existe la capacidad de

trabajo, es importante para modificar el objeto general en el desarrollo de una capacidad

particular, es decir, el trabajo objetivado en la mercancía. Desde este trabajo se mide en

general la cantidad de valor y la suma de dinero que el trabajador obtiene en el cambio.

Ni la calidad, ni la relación del trabajador cambia desde la reducción de su valor de uso

por el capital, pues el circulo de sus goces está limitado cuantitativamente, por lo cual, lo

esencial del cambio para el obrero es la satisfacción de su necesidad y no el valor de

cambio en cuanto tal. Dentro de este proceso se “[…] ha caracterizado a la clase obrera como una sólida subjetividad, como valor de uso colectivo y conjunto de trabajo necesario, como esencia histórica y social a la que, por un lado, debe compensarse por el uso y consumo […] para que pueda mantenerse como clase; por otro lado, la clase obrera es una esencia social caracterizada por un estatus social: su valor de uso es creativo, representa la única y exclusiva fuente de riqueza”16

.

16Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 90.

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36

Esto quiere decir que la clase obrera al ser creadora de valor dinamiza una lucha

continua, cuyo resultado constituye el desarrollo del capital y una intensificación de la

composición de clase, es decir, de placeres, necesidades que llevan a un incremento del

valor del trabajo necesario para la producción. En contraste, la transformación del

antagonismo desde la lucha proletaria es para Marx la clave del progreso histórico. Por

tal razón, la ley del valor comienza a definirse como ley del plusvalor cuando el proceso

del trabajo es subsumido en el capital. La teoría del valor es, en consecuencia, teoría del

plusvalor cuando el trabajo creativo no se puede dejar libre, en virtud de la misma

definición del capital. Lo que determina sistemáticamente el valor y, por lo tanto, el

plusvalor es la explotación que ha sido constituida desde un proceso político y

caracterizada por el dominio y poder de mando generalizado en la sociedad.

La teoría del plusvalor nace en un ambiente en donde el trabajo no es solamente

valor de uso que se enfrenta al capital, sino que es el valor de uso del capital mismo.

Además, entre más se acentúa el trabajo en su abstracción e instrumentalidad social, más

susceptible se hace para producir explotación. Desde este punto de vista, la vida del

trabajador se concibe inmersa en el capital sobre todo porque hace parte de la

producción del plusvalor. El proceso de producción del capital se presenta como un

proceso de producción a secas, como determinación material e instrumento de trabajo.

La unidad del poder de mercado corresponde al proceso de producción general y a los

conceptos de capital constante y variable, por lo tanto, el plusvalor sólo existe cuando el

valor que el capital paga al obrero bajo la forma de salario (capital variable) es menor

que el valor del trabajo vivo, el cual se crea en el proceso de producción.

Entiéndase entonces que cuantificar el plusvalor significa determinar el proceso de

trabajo como productor de un valor global, pues una parte sirve para reproducir a la

clase obrera y la otra constituye la reproducción del capital y de su crecimiento. “Todo

lo que el trabajo, como valor de uso, como trabajo necesario, como fuente de valor

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37

produce, es objetivado y dominado por el poder de mando del capital”17

El fin del plusvalor consiste en fomentar el capital. Razón para decir que el valor de

uso del trabajo es valor de uso del capital y el trabajo necesario es dominado por el

poder del capital a partir del salario. De este modo, el capital justifica la explotación, con

el propósito de que el trabajo se cuantifique y no se dé el antagonismo. Esto indica que

el trabajo que existe para sí, es el mismo trabajador, mientras que el capital que existe

para sí mismo es el capitalista. En la medida en que el capitalista pierde el capital, pierde

la cualidad de ser capitalista, por eso se refuerzan las condiciones en las que el capital no

se separe del capitalista, pues de ocurrir tal separación reaparece la subjetividad del

trabajador y la potencialización revolucionaria del mismo. El capital, en consecuencia,

no puede separarse del capitalista porque este se enfrenta al trabajador.

. Esta realidad

muestra que el trabajo es fijado, consumido, materializado, convertido en objeto.

1.3. La teoría sobre el beneficio

El tema del plusvalor, en razón de lo expuesto anteriormente, permite dar un salto al

tema del beneficio, el cual es equivalente a lo que se denomina como plusvalor

generalizado y socializado. Negri considera que el beneficio aparece en Marx como

plusvalor que se caracteriza por la separación de las condiciones de la producción y, a

pesar de ello es capaz de valorizarse. Esto quiere decir que el plusvalor pasa a analizarse

desde la categoría social y no desde la categoría de la producción, por ello esta

redefinición de los términos debe reproducir las reglas generales sobre la aproximación

al problema y sobre los criterios de la crítica de la explotación.

La perspectiva de la teoría del beneficio da a conocer que entre más se consolida la

independencia del plusvalor, entre más se desarrolla socialmente, más se intensifica la

explotación. Se resalta que el capital no es sólo explotación específica en la producción,

sino que conquista dimensiones sociales que tan solo la fuerza del trabajo vivo produce.

17 Antonio Negri, Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 92.

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38

Desde el enfoque de la producción el valor de cambio tiene una forma estática en el

sentido de que sólo puede ser dinero y sólo aumenta la forma abstracta de la riqueza.

Pero desde el enfoque del beneficio hay una forma dinámica que se realiza en un nuevo

trabajo vivo creando nuevos trabajadores, permitiendo que se acelere el ritmo del

crecimiento de la población, o la ampliación del círculo de los valores de cambio que se

encuentran en la circulación.

Por ende, “el trabajo vivo es subsumido y constituido como condición de la

perpetuación del valor social del capital”18

El dinero desde el beneficio es en sí capital que se asigna sobre un nuevo trabajo, y

por eso, no entra en relación sólo con el trabajo ya existente, sino con un nuevo trabajo.

El beneficio presenta al capital como dinero en la forma de signo indicativo de la

posibilidad real de la riqueza general y de la capacidad de trabajo en su devenir. Ya no

se presenta el dinero como algo disuelto en sus elementos simples en el proceso de

producción, es decir, dinero como dinero, que era la forma abstracta de la riqueza

general.

. Esto significa que la socialización del

plusvalor tiene como propósito la extensión y profundización de la explotación. Es un

plusvalor social, un plusvalor del capital social en donde se da una potencia capitalista

sobre el trabajo social, presente y futuro. Aquí el dinero objetivamente existe sólo como

dinero. Razón para decir que el plusvalor o el aumento del trabajo objetivado, en cuanto

que existe por sí mismo, es dinero.

El interés del dinero como signo indicativo tiene significado por su existencia

material, la cual puede ser sustituida por cualquier titulo. Esto indica que el capitalista o

acreedor del Estado posee su valor cuando adquiere un signo indicativo del trabajo

futuro. Por lo tanto, la acumulación en la forma del dinero está relacionada con una

acumulación de títulos de propiedad sobre el trabajo, además, una posición del trabajo

futuro como trabajo asalariado y como valor de uso del capital.

18 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p 104.

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39

Negri afirma que la construcción marxiana de la teoría del beneficio se define como

la identificación de una nueva cualidad de explotación inherente a la expansión social

del plusvalor. Este punto muestra que la nueva cualidad se constituye por la totalidad del

trabajo social, el cual se distingue por conservar el valor del capital. El beneficio es

entonces una forma como se expresa socialmente el plusvalor general que se ha

integrado por la explotación gratuita de las fuerzas de producción de los trabajadores. El

concepto del plusvalor y del beneficio se pueden considerar como mediaciones pero

hasta que el capital no haya logrado capturar desde la producción la totalidad de la

sociedad. Luego, el capital al transformarse históricamente en capital social permite

comprender que el beneficio es mediación resuelta que quiere decir, plusvalor social.

El análisis sobre la transformación del plusvalor en beneficio se retoma de los

resultados del proceso de producción, el cual, se integra con el análisis de la

socialización a través de la circulación. De este modo, el capital desde el beneficio se

relaciona consigo mismo como creador de un nuevo valor, es decir, productor del valor.

El plusvalor se convierte en el fundamento como si fuera algo que ha sido creado por él.

El capital es visto como sujeto del proceso y de este modo, el proceso de circulación

inmediato aparece determinado por su movimiento como capital.

El capital aparece independiente de su relación con el trabajo y se relaciona consigo

mismo como algo fundamentado y creado por el mismo. Así, el capital mide el nuevo

valor producido en relación consigo mismo. El producto del capital es el beneficio y, en

consecuencia, el plusvalor en la forma de beneficio debe medirse desde el valor total del

capital que se ha introducido en el proceso de producción. Esto lleva a reconocer que la

distinción entre el concepto de plusvalor y el concepto de beneficio se refiere a la

cualificación de la explotación, pues, el plusvalor es considerado como explotación del

trabajo vivo a partir del aumento de su productividad, máxima intensidad,

aprovechamiento global y total de la energía de trabajo. En cambio, el beneficio está

relacionado con la consolidación y fijación del plusvalor, con el fin de consolidar el

trabajo de forma estable. La distinción no se refiere a la naturaleza de ambos porque

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40

ellos surgen del sometimiento del trabajo vivo. Esta idea muestra que el beneficio es una

forma del plusvalor más desarrollada en el sentido del capital. Negri considera que es

interesante observar como entre más se capitaliza el trabajo y entre más se mueve el

trabajo y la productividad en función del capital, tanto más el trabajo vivo se opone a

esta dinámica desde el antagonismo.

La ley de la tasa del beneficio se puede pensar como una regla que presenta, en

primer lugar, la tendencia a someter de manera cada vez más exhaustiva las condiciones

que se establecen en el proceso de producción y en el proceso de circulación, con el

propósito de transformar el plusvalor en elemento del beneficio; en segundo lugar,

muestra el antagonismo que se determina desde el proceso del plusvalor hasta el

beneficio.

Así, el carácter progresivo y destructivo de la ley de la tasa del beneficio se halla

determinado desde la relación con el trabajo vivo. Esto indica que el beneficio

representa la tendencia a la expansión y utilización del trabajo vivo de manera feroz y

productiva y la tendencia al aumento de su masa. El beneficio se enfrenta con las

condiciones de su propia producción, con la tendencia de la dominación y sometimiento

del trabajo vivo. Según esto, la tendencia a la expansión del beneficio presenta la imagen

del trabajo vivo como una realidad directamente explotada, pero por ello misma

creativa. En cambio la tendencia de la caída de la tasa del beneficio presenta la imagen

de la revuelta del trabajo vivo frente al poder del beneficio, es decir, la consolidación del

robo en fuerza productiva del patrón contra la fuerza productiva del obrero.

Algunos puntos importantes sobre el paso del plusvalor al beneficio se pueden

explicitar de la siguiente manera: Negri comprueba que el concepto del beneficio

constituye una expansión del plusvalor, una extensión del antagonismo de la ley del

plusvalor a escala social. Por consiguiente, presenta algunas razones teóricas que están

orientadas hacia el estudio del problema. La primera es la necesidad de recomponer

socialmente la categoría del funcionamiento y el concepto mismo del capital; el segundo

es la necesidad de conducir el concepto de capital y del antagonismo real más allá del

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41

proceso histórico de producción capitalista. Desde esta perspectiva, el beneficio tiene

como meta crear las condiciones de producción socializada, permitiendo que las fuerzas

productivas del trabajo se presenten como fuerzas sociales, así, el beneficio es siempre

algo que le pertenece a la clase capitalista y se concretiza como fuerza política, a través

de un polo de antagonismo social cada vez más inmerso en la realidad.

Se puede sustentar que la teoría del beneficio está subordinada a la teoría del

plusvalor, porque el proceso que ha conducido a la figura política en la forma del

beneficio es homólogo al que ha permitido el descubrimiento del trabajo vivo como

clase de los proletarios en la teoría del plusvalor. Aquí Negri resalta que Marx desarrolló

una teoría del beneficio, una teoría de la subjetividad del capital, pero no desarrollo una

teoría de la subjetividad de la clase obrera. Por ende, la tarea y presupuesto consiste en

pensar en una teoría de la subjetividad obrera y proletaria frente a la teoría del beneficio.

Pues, la subjetividad del capital muestra un plusvalor extraído, objetivado, socializado, a

partir del cual el capital a construido su propia unificación como clase y poder de mando

sobre la explotación.

Otro tema de análisis en el desarrollo de los Grundrisse es el proceso de la

circulación, el cual comienza con un discurso sobre la crisis. Por tal razón, los

Grundrisse ante el despertar de la crisis comenzaron con la profundización de la teoría

de la moneda como nivel privilegiado de manifestación de la crisis. Posteriormente, se

desarrolló la teoría del plusvalor, la teoría del beneficio y la primera identificación de las

tenciones implícitas en la ley de la tasa del beneficio como nueva consideración de la

crisis y su explicación científica. En este sentido, Marx para poder presentar el análisis

de la circulación en todas sus dimensiones se detiene en el tema de la crisis, porque la

circulación se visualiza sólo y exclusivamente como forma de la crisis.

Hasta el momento desde los Grundrisse se ha considerado la subjetivación del

proceso del capital desde lo que significa el desarrollo de la teoría del plusvalor y el

desarrollo de la teoría del beneficio. Así, el método se puede ubicar al inicio en cuanto

se ha construido una red conceptual que permita entran de lleno al análisis de la crisis y

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42

su relación con el desarrollo de la lucha de clases. Por ello, Negri da a conocer que el

capital de una u otra manera es consciente de la naturaleza de su proceso de valorización

y reconoce que dicho proceso nace sólo en la crisis19

El proceso de circulación, por consiguiente, es referido ante todo en la crisis que

muestra la continuidad y la nueva irrupción subjetiva del antagonismo. El análisis de la

crisis es considerado como la forma de la circulación que pertenece al tejido que ha

trazado la teoría del plusvalor. Negri cuando examina el concepto general del capital

considera que no es inmediatamente una unidad de producción y valorización, sino que

se puede definir desde la perspectiva de la crisis como un proceso vinculado a

condiciones externas, que son vistas como un límite que hay que superar. Se argumenta

esta problemática de las condiciones externas, al decir que inicialmente el proceso de

valorización del capital y el dinero se convierte en capital mediante el proceso de

valorización, y se presenta al mismo tiempo como proceso de devaluación,

desmonetización.

. Esto indica que la clase obrera

debe ser capaz de considerar el desarrollo en la forma de la crisis, como terreno

privilegiado de la lucha de clases.

La devaluación es vista como un momento del proceso de valorización, porque el

producto del proceso tiene que entrar primero en la circulación para ser realizado en

cuanto tal. Así, en este proceso de producción la valorización se presenta completamente

idéntica con la producción del plustrabajo, pero el problema tiene que ver con el hecho

de que el capital está ligado a condiciones externas en cuanto a que los límites nacen

fuera del proceso de producción. La crisis se muestra como inmanente al concepto del

capital, muestra la determinación negativa y positiva del capital. Positivamente la

tención está relacionada con “la constricción hacia el plusvalor relativo, la tendencia al

mercado mundial, la producción de nuevas necesidades y creación de nuevos valores de

uso”20

19 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 112.

. Negri afirma que cualquier fase de crisis tiene como objetivo un gigantesco

20 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 113.

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43

momento de restructuración, en este sentido el capital pone en práctica toda su

creatividad para alimentar nuevamente el plusvalor.

Además, el hecho de que el capital ponga unos límites como obstáculos y después

lo supere idealmente no quiere decir que él realmente los haya superado, en cuanto que

todo limite, según Negri, contradice su determinación. Esto significa que la producción

de esos límites se mueve entre contradicciones que son superadas continuamente pero

que son continuamente puestas. Además, la universalidad hacia la que tiende el capital,

irresistiblemente encuentra sus límites en su propia naturaleza. Porque los límites en un

determinado nivel de su desarrollo llevan a que el capital se reconozca el mismo como el

mayor obstáculo de su tendencia, en este sentido, el capital debe tender a buscar su

propia superación a través de sus mismos límites.

Por lo tanto, el capital al no poder evitar la crisis permite reconocer dos formas en

las que se presenta la crisis. La primera forma es la crisis de desproporción, la cual se

refiere al desequilibrio de los diversos elementos que constituyen la circulación del

capital; la segunda forma es la crisis de la realización que se refiere a la sobreproducción

e inadecuado consumo y/o subconsumo simultáneamente. Pero, a pesar de estos dos

fenómenos la ley primordial que constituye la crisis es la necesidad misma de su

permanente producción. Ley que se remite a la contradicción entre producción y

valorización, porque existe un límite que no se puede encontrar en la circulación o en la

producción en general sino en la ley de la producción basada en el capital. En este

sentido, el nivel inmanente de la crisis deriva a partir: 1) del trabajo necesario como límite del valor de cambio de la capacidad del trabajo

vivo; 2) del plusvalor como límite del plustrabajo y del desarrollo de las fuerzas productivas; 3) del dinero como límite de la producción; 4) de la limitación de la producción de valores de uso mediante el valor21

.

Esto se refiere a una relación contradictoria entre trabajo necesario y plusvalor la

cual, radica en el funcionamiento de la ley del plusvalor, por tal razón la ley fundamental

de la crisis se halla en la relación contradictoria del trabajo necesario y plusvalor. El

21 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 114.

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44

capital para renovar su potencia subjetiva debe definir su crisis a partir de la destrucción

del capital, la desvalorización del trabajo vivo, la reconstrucción de términos más justos

(para el capital) de explotación y no para el trabajo necesario porque es el explotado.

Este proceso construye unos mecanismos de crisis y una ley fundamental tanto desde el

plusvalor como desde el beneficio con el fin de fundamentar la estructura de una

relación política. Por ello, la relación entre plusvalor y trabajo necesario muestra la

relación entre las dos clases. En cuanto al capital se reconoce de manera simple y

transparente que en su proceso de producción se muestra como producto del trabajo, es

decir, el producto del trabajo se muestra como capital, pero no como simple producto o

mercancía intercambiable sino como capital. Igualmente, el trabajo objetivado en el

proceso de producción se presenta como dominio o poder de disposición sobre el trabajo

vivo.

Este proceso de realización del capital es concebido como el proceso del desarrollo

negativo del trabajo en donde el problema por la parte capitalista es totalmente político.

Porque es claro que el dominio prolonga la explotación a partir de la producción a la

reproducción de las relaciones de dominio que se van generando en el proceso del

capital. En cuanto al proceso del trabajo vivo la situación también es simple y

transparente en el sentido de que lo que es producido y reproducido no es la existencia

de las condiciones del trabajo vivo, sino su existencia como valores independientes

pertenecientes a un sujeto extraño frente a la capacidad del trabajo vivo. Se identifica

que la subjetividad del trabajo vivo se opone antagónicamente a la subjetividad del

trabajo muerto como poder de mando para el servicio de la explotación, se opone de

modo negativo en cuanto no se reconoce como valor y parte de la explotación, es decir,

busca que el valor desaparezca.

Se puede plantear que la capacidad del trabajo busca relacionarse con el trabajo

como algo extraño, de tal manera, que si el capital quisiera pagarle sin hacerle trabajar se

puede reconocer que la capacidad de trabajo estaría alegremente dispuesta a aceptar el

trato del capital. Además se habla de una negación con carácter de insurgencia

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45

revolucionaria, según Negri para alcanzar la conciencia de una transformación radical.

En consecuencia, todo esto lleva a la hipótesis de que la ley fundamental de la crisis se

encuentra desarrollada en la ley de la lucha de clases.

1.4. Capital social y mercado mundial

En cuanto a la segunda parte de los Grundrisse tratare el tema que corresponde, en

primera instancia a la teoría de la circulación y, en segunda instancia, la teoría de salario.

Así, la lectura que Negri hace de la teoría de la circulación en los Grundrisse permite

determinarla como la continuación y la expansión de la teoría del plusvalor. Esto

significa que el capital para normalizar la crisis debe extenderse y multiplicarse en la

circulación, la cual permite la victoria capitalista sobre la crisis. Por ello, a Marx lo que

le interesa analizar es la fuerza expansiva del capital, pues el capital mediante esta

expansión, se constituye cada vez más en fuerza colectiva que somete la fuerza

productiva y en un nivel superior, la totalidad de la sociedad.

El interés en este primer tema consiste en reflexionar la socialización del capital

como consecuencia del dinamismo contradictorio de la ley de la tasa del beneficio. El

carácter que define la circulación del capital, por consiguiente, consiste en que ella es al

mismo tiempo su devenir, su crecimiento, su proceso vital. En el tiempo y en el espacio

el capital circula determinando flujos cada vez más cohesionados, temporalmente cada

vez más veloces, espacialmente cada vez más integrados. Esto quiere decir que las

condiciones sociales de la producción se hallan formadas, estructuradas y dominadas por

la organización de la circulación. “la circulación es por ello, ante todo, expansión

potencial del capital, pero por la misma razón apropiación de todas las condiciones

sociales y su sometimiento al proceso de valorización”22

La función de la circulación no es producir plusvalor, sino poner el capital en

condiciones de producir plusvalor en cada punto de la circulación. De ahí que la

.

22 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 131.

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46

apropiación capitalista de la circulación sea cada vez más totalitaria y determine la

circulación como fundamento de la producción y de la reproducción hasta el punto de la

identificación histórica, efectiva de producción y circulación. La tendencia del capital

está relacionada entonces, con el paso del fundamento natural de toda producción al

fundamento de la industria y la transferencia de sus condiciones de producción fuera de

ellas misma a un contexto general. Esto indica que en el paradigma de la modernidad el

fundamento general de todas las industrias es el mercado mundial, de tal manera, que se

caracteriza por un conjunto de actividades, de comercio, necesidades, etc.

En esta propuesta de la circulación el trabajo es unificado en cuanto trabajo

necesario, por lo tanto si la sociedad es considerada como un individuo, entonces el

trabajo necesario consiste en la suma de todas las funciones particulares del trabajo que

se han automatizado mediante la división del trabajo. La circulación transforma el

trabajo necesario en trabajo socialmente necesario, ella tiene como tarea sobresaturar el

capital y naturalmente a los elementos que lo componen, con el fin de moverlo hacia una

homogeneidad interna que constituya una verdadera y propia dislocación de su categoría

misma23

Este proceso de socialización del capital no se puede considerar de manera formal,

sino que representa un proceso real, ya que en la circulación, en la socialización, se

unifica realmente. La intención de Negri, ante esta idea es considerar el proceso que se

constituye desde la subsunción formal hasta la subsunción real con el propósito de

identificar la comunidad real en la forma de capital. Esto indica que el máximo

desarrollo del capital existe cuando las condiciones generales del proceso de producción

. Esto lleva a pensar en la socialización del capital como un proceso que a partir

de la circulación determina una pulsión irresistible a la expansión, apropiación y

homogeneización de toda la sociedad. La lógica consiste en crear las condiciones para

que las necesidades históricas, engendradas por la producción misma sean cada vez más

necesarias, con el fin de desarrollar cada vez más la riqueza real.

23 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 131.

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47

no son generadas, a partir de deducciones de la renta social, sino a partir del capital en

cuanto capital.

El capital, en este sentido, subordina a sí mismo todas las condiciones de la

producción social y da a conocer en qué medida la riqueza social reproductiva esta

capitalizada y cómo todas las necesidades son satisfechas en la forma del cambio.

Igualmente, las necesidades del individuo son transformadas en necesidades sociales, es

decir, en necesidades que él necesita y consume comunitariamente con otros individuos,

constituyéndose en necesidades en donde su naturaleza se determina por su modo de

consumo social. De ahí que este proceso de subsunción exija para el capital y para su

Estado formas institucionales adecuadas.

Por otro lado, la circulación desarrolla un primer efecto productivo que corresponde

a que la continuidad ininterrumpida del proceso se presenta como condición

fundamental para la reproducción basada en el capital, en un grado completamente

diferente a como se presenta en todas las formas de producción anteriores, es decir,

condición de un cambio en la naturaleza del capital.

En el discurso sobre el beneficio Marx presentó las condiciones sociales como

garantía de la continuidad de la producción y del mantenimiento del valor. En este

análisis el capital era todavía un sujeto situado frente a la sociedad, el cual explotaba

(gratis) las condiciones predispuestas de la misma para la reproducción. Por el contrario,

en la teoría de la circulación el capital constituye la sociedad, el capital es totalmente

capital social, de tal manera que la circulación produce la sociabilidad del capital.

Por tal motivo, el salto que se da al capital social no es genérico sino que es un salto

cualitativo que sobresatura la categoría del capital. Así, se establece la sociedad como

sociedad del capital, en donde todas las condiciones sociales son subsumidas por el

capital. Esto quiere decir que además de las condiciones sociales que son subsumidas en

el capital están presentes también todos los elementos y los materiales del proceso de la

circulación, en primer lugar, el dinero y el intercambio como función de mediación; en

segundo lugar, los materiales que se refieren al proceso de producción (pues es aquí en

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48

donde se sitúa el fundamento de la transición de la manufactura a la gran industria)

denominada como sociedad fabrica y, finalmente, lo que se refiere al proceso de la

estructura ideal e institucional.

Detenerse en la caracterización de las fuerzas expansivas del trabajo no es

suficiente, pues el capital es una relación y síntesis de una contraposición. Ahora bien,

después de haberse subrayado la función expansiva de la circulación, Marx somete su

concepto a una comprensión dialéctica para considerar que el tiempo de la circulación

sólo determina el valor, en la medida en que dicho tiempo se presenta como límite

natural para la valorización del tiempo de trabajo. Esto indica que el tiempo de

circulación es una deducción del tiempo de plustrabajo, es decir, un aumento de tiempo

de trabajo necesario.

Mientras que el tiempo de circulación se presenta como límite de la productividad

del trabajo, como aumento del tiempo del trabajo necesario que equivale a un obstáculo

o límite del proceso de autovalorización del capital, se ve por el contrario que el capital

tiene que tender a derribar todo obstáculo espacial del tráfico, es decir, del cambio, con

el fin de conquistar la tierra como mercado propio. Además, el capital tiene que tender a

anular el espacio a partir del tiempo. Desde esta perspectiva, el tiempo y el espacio

después de haber sido el tejido de la expansión del capital en la circulación, se presentan

como obstáculos que hay que anular, destruir, reduciendo el espacio al tiempo,

imprimiéndole al tiempo el carácter de la velocidad de los traslados y de las

transformaciones.

Después de ver que la circulación es tendencialmente la totalidad de la sociedad, se

pretende mostrar que en la composición de las fuerzas productivas surgen otra serie de

obstáculos para el desarrollo del capital, no obstante, el capital ante esta problemática

busca liberarse de sus determinaciones y con ello liberar la capacidad de potencia y así,

generar la posibilidad de subversión. El capital, por consiguiente, pone la producción de

riqueza, el desarrollo universal de las fuerzas productivas y la constante revolución de

sus presupuestos presentes, como presupuestos de su reproducción. El valor entonces no

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excluye ningún valor de uso, sino que se presenta al capital sólo como un límite que él

tiende a superar. El límite del capital consiste en que la elaboración de las fuerzas

productivas, de la riqueza general, del saber etc., se presentan en la forma de alienación

del individuo que trabaja. Esto quiere decir que el individuo se relaciona con las cosas

por el elaboradas no como con condiciones de sí mismo, sino reconociendo que son

ajenas, pero esta forma antitética le permite conducir las condiciones reales de su propia

superación24

El resultado de este proceso que establece el capital consiste en que se desarrollo

tendencia se presenta como base, a través de la universalidad del tráfico y el mercado

mundial. Esta base se presenta como posibilidad del desarrollo universal del individuo, y

el desarrollo real de los individuos aparece como superación constante del límite que es

reconocido como obstáculo. Así, la universalidad de los individuos se da como

universalidad de sus relaciones reales e ideales y no como imaginada. De ahí la

comprensión de la historia como un proceso y el conocimiento de la naturaleza como un

cuerpo real y más aún su dominio práctico sobre ella. El proceso de desarrollo es puesto

y reconocido como presupuesto de sí mismo.

.

Entonces, es necesario que el desarrollo completo de las fuerzas productivas haya

devenido condición de producción; y no que determinadas condiciones de producción

sean puestas como límite para el desarrollo de las fuerzas productivas. Negri, por

consiguiente, considera que la revolución permanente del capital nos muestra el motor

del movimiento, el cual no se determina por la contradicción, sino por la separación en

cuanto que es la que mueve el proceso. Esto indica que la regla del movimiento liderado

por el capital no consiste en la solución, sino, por el contrario, en la reapertura de la

separación, en la reproposición del obstáculo.

El concepto del obstáculo es pensado entonces como la causa del movimiento. Esto

indica que la síntesis del razonamiento se traslade a la regla de la lucha de clases, porque

de ella surge todo y es la única que mueve al capital. Ahora bien, es necesario retomar

24 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p.134.

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las relaciones del trabajo vivo y observar cómo se plantea en ellas el obstáculo. Al

respecto se considera que la circulación del capital es realizadora del valor, de la misma

forma que el trabajo vivo es creador de valor. El tiempo de circulación es sólo un límite

de esta realización de valor; es un límite que no procede de la producción específica del

capital, cuya superación entra en el desarrollo económico específico del capital.

Esto quiere decir que el capital mismo es la contradicción, pues intenta negar

constantemente el tiempo de trabajo necesario. Esto significa la reducción del trabajador

a un mínimo en donde su existencia es reconocida como mera capacidad de trabajo viva,

mientras que el tiempo del plustrabajo existe en oposición al tiempo de trabajo

necesario. El punto de interés consiste en que el capital pone el tiempo de trabajo

necesario como necesario para que sea posible la condición de su reproducción y

valorización. Mientras que un desarrollo de las fuerzas productivas materiales que es al

mismo tiempo desarrollo de las fuerzas de la clase trabajadora, constituye el camino para

que se suprima en un mismo punto el capitalismo mismo25

Así, el capital tiene la necesidad de la autolimitación para la autovalorización,

gracias a que su proceso de valorización es una estrategia que busca tener presente la

separación que constituye el propio concepto de capital. Por tal razón, el límite del

desarrollo es una función estratégica que se opone a los obstáculos de la producción de

plusvalor, que en primera instancia son definidos en la esfera de la circulación, y en

última instancia redefinidos en la esfera de la producción, es decir, en el plano del

plustrabajo y el trabajo necesario

. Entonces se puede afirmar

que la relación trabajo necesario- plustrabajo permite la articulación del proceso que se

establece en la expansión del capital. La articulación del capital es una dialéctica de

límites funcionales al desarrollo de beneficio, es reconocida como una dialéctica de

explotación que debe ser bloqueada en el límite de la máxima expansión del capital.

26

25 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 135.

. La reflexión indica que el capital obliga al trabajador

a pasar por encima del límite de trabajo necesario y a crear plustrabajo, en tanto que sólo

de esta forma el capital se valoriza y produce plusvalor. Además, el capital sólo emplea

26 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p.136.

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el trabajo necesario en cuanto que es plustrabajo y en la medida en que este es realizable

como plusvalor. Desde esta lógica el capital pone al plustrabajo como condición del

trabajo necesario y al plusvalor como límite para el trabajo objetivado27

El capital se puede definir como la contradicción viviente en razón de que el

constituye según su propia naturaleza un límite para el trabajo y para la creación de valor

en contradicción con su tendencia a ampliarlos sin límite. Y en la medida en que él crea

un límite específico para sí mismo, y en cuanto a que tiende a pasar por encima de todo

límite. Por lo tanto, se puede entender que el verdadero obstáculo a la producción

capitalista es el capital mismo, en razón de que “el verdadero obstáculo de la producción

capitalista es la relación de fuerza que constituye el concepto de capital”

.

28

En consecuencia, el proceso de expansión del capital tiende a la constitución del

mercado mundial con la intención de liderar una revolución permanente que busca

superar los obstáculos a la explotación y en función de la propia realización. Este

argumento lleva a que Negri al igual que Marx que “si el beneficio es la organización

del capital bajo la determinación del tiempo, el mercado mundial es la organización del

capital bajo la determinación del espacio”

. El concepto

de capital, deviene concepto de un proyecto de dominio que está continuamente en

función de una producción adecuada y expansiva según vectores de poder de mando, del

beneficio. Es este sentido, los conceptos de límite, la medida, la proporción son

elemento de definición de la estrategia capitalista.

29

27 El trabajo se ha convertido entonces, no sólo en tanto categoría, sino también en la realidad, en el medio para crear la riqueza en general y, como determinación, ha dejado de adherirse al individuo como una particularidad suya. Karl Marx. Introducción general a la crítica de la economía política, Madrid, siglo XXI, 1974., p. 55.

. Este proceso de equilibrio siempre nuevo

por el capital corresponde a una serie de límites que el mismo se impone en cuanto a que

es una desproporción proporcionada. Para comprender este proceso debemos observarlo

desde dos puntos de vistas: por un lado, asistimos a la desequilibrada carrera hacia

adelante del capital hasta la conquista del máximo espacio recorrido y ocupable. Por otro

28 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. Cit., p. 136. 29 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 137.

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52

lado, se percibe que esta expansión espacial del capital es el proceso cada vez más

amplio del beneficio medio. Cuanto más avanza la unificación capitalista del mundo, la

subsunción real de la sociedad mundial bajo el capital, tanto más la temática extensiva y

espacial del imperialismo se convierte en la temática intensiva de la explotación. El

proceso expansivo del capital, su tensión de términos medios de explotación mundial es

un resultado, pero la premisa para que las condiciones de la subjetividad revolucionaria

se propongan de nuevo30

El capital social es reconocido como la forma en la que se consolida la fuerza

expansiva del capital a través y por encima del capital. Fuerza expansiva que pude ser

considerada como fuerza colectiva. El capital social, de este modo, es el sujeto del

desarrollo y, por eso, el capital se constituye como sociabilidad, como capacidad de

atrapar toda potencia productiva en el interior del propio desarrollo. La subjetividad que

compete al capital es una figura que se alcanza a partir de un proceso de subsunción que

corresponde al sometimiento de la sociedad cada vez más coherentes y exhaustivos.

.

Esto quiere decir que el modo mismo de producir se está modificando

constantemente, como por ejemplo: el capital en un primer momento recoge capacidades

de trabajo que se hallan dadas en la sociedad y las reorganiza en la manufactura. Pero la

gran industria es una situación productiva en la que el capital social se ha constituido ya

como sujeto prefigurando las condiciones de producción. Esta lógica de expansión lleva

a que el proceso de trabajo este subordinado al proceso de valorización, a través de la

constitución del capital en el capital social. En efecto, ya no se podrá distinguir el trabajo

del capital social del proceso de valorización. Según lo planteado todas las formas

anteriores de propiedad condenan a la mayor parte de la humanidad a ser puros

instrumentos de trabajo. De este modo, el desarrollo histórico, el desarrollo político, la

ciencia etc., se mueven por encima de ellos. La razón es que sólo el capital ha capturado

el progreso histórico y por ello, implementa todas las condiciones para ponerlo al

servicio de la riqueza. Para terminar este primer capítulo quiero reflexionar sobre el

30 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 140.

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53

segundo tema fundamental de la segunda parte de los Grundrisses, el cual se refiere a la

teoría del salario y sus desarrollos. En este punto se pretende profundizar en la forma

antitética del desarrollo capitalista, es decir, se trata de ver cómo el carácter antitético del

capital representa el carácter general del desarrollo. Esto quiere decir que el proceso

constitutivo que ha llevado a la definición del capital es fruto de la coherencia de un

planteamiento marxiano que propone una argumentación sobre la temática del plusvalor

y la radicalidad del funcionamiento de su ley. En esta medida la ley del plusvalor

permite que el concepto de capital social adquiera el carácter de dualidad antagónica y la

explicitación de la ley consiste en que cuanto más se extienda la socialización capitalista

tanto más se intensifica (cualitativamente) y aumenta (cuantitativamente) su carácter

antagónico. Además, la estructura literaria de los Grundrisse avanza gracias a que la

teoría del plusvalor y la explotación se mueve en un terreno social colectivo general, de

tal modo que la regla antagónica aparece con toda su potencialidad; igualmente, el

proceso de valorización, desde una dimensión totalitaria es aquél que trabaja el punto

sobre la autovalorización proletaria y la expansión de su potencialidad antagónica.

Discurrir sobre la argumentación de la teoría del salario permite introducir el tema

referente a la subjetividad obrera como antítesis del capital social. El procedimiento

utilizado por Marx para pensar la categoría de subjetividad obrera, según Negri, se basa

en los siguientes aspectos: en primera instancia, reconocer que el trabajo necesario se

halla oculto en la forma del salario; esta realidad oculta y convertida en fuerza

productiva, se despliega a partir del funcionamiento de la ley del plusvalor; en segunda

instancia, revelar la función de la subjetividad obrera significará indagar la forma del

salario, generar una ruptura en la vitalidad del valor, y develar la apariencia de la

productividad del capital y, por último, se busca identificar las leyes del movimiento del

salario respecto a las leyes del movimiento general de las mercancías.

El núcleo del problema, según Negri consiste en que en el capítulo del salario

deviene la fundamentación del capítulo sobre el capital. Gracias a que el trabajo

concreto se transforma en trabajo abstracto y el trabajo específico y cualificado en

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trabajo medio simple. Esta transformación es una tendencia antagónica, en donde la

fuerza de trabajo se despliega a lo largo de todas las articulaciones del capital, animando

contradictoriamente todas las objetivaciones del capital. En este sentido, la constitución

de la relación de fuerza entre las clases expresa de manera real y colectiva lo que ya

estaba presente en la relación capital desde el inicio. Esto quiere decir que la circulación

del capital ha intervenido espacial y temporalmente para permitir que el dualismo del

concepto irrumpa en dualidad de sujetos. Así, no hay categoría del capital que pueda

sustraerse de este antagonismo y de su fluir hacia separaciones continuas. Y todavía

menos una teoría del salario. Entonces, reconocer que el salario interviene en el capital

como variable independiente, significa que las leyes del salario derivan de la

condensación subjetiva de la revuelta contra el trabajo presente en el desarrollo

capitalista, derivándose inmediatamente como regla de independencia.

El esquema categorial que interviene sobre el salario está presente en el Capital y

debe mutar de la siguiente manera: “de la extracción del plusvalor absoluto a la

organización de la extracción del plusvalor relativo, del capital que subsume

formalmente a la sociedad al capital que la subsume materialmente”31

Ante lo anterior, el problema consiste en que el trabajo necesario se consolida cada

vez más de manera irreversible desde el aparato del salario. Pues, presenta unas leyes en

donde la lógica de la separación domina, es decir, el salario se presenta en sus cantidades

sociales como una magnitud independientemente variable y con una rigidez irreversible.

El tema de la rigidez, no obstante, debe estudiarse históricamente y determinarse a partir

. Esto significa que

el salario al presentarse como variable independiente produce un primer efecto desde el

punto de vista categorial. Por consiguiente, el incremento del valor del trabajo necesario

lidera una dislocación general de las propias formas categoriales de la acumulación y

reproducción capitalista. Ahora bien, definido los primeros esquemas categoriales del

proceso del capital entra en juego la variación histórica en donde domina el punto de

vista del salario.

31 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 149.

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de la relación real de fuerza, pues, prácticamente la medida del trabajo puede diferir en

varias épocas y países, en cambio para el capital en cada época histórica la medida debe

considerarse y gestionarse como una unidad fija. Al respecto el salario se define como

“una variable independiente en la misma medida en que para el capital la cantidad, la

calidad, en suma, el valor del trabajo necesario deben ser una dimensión fija”32

Por otro lado, la independencia lleva a que se determine la lucha y ella consolida los

valores del trabajo necesario y los sitúa como entidad histórica. Esto lleva a decir que la

potencialidad del trabajo vivo posee una fuerza que es de todas formas impuesta en

relación con transformaciones productivas del capital. La potencialidad del trabajo vivo

desde el salario muestra la fijeza que el capital exige para su cálculo. Pero apenas es

superada esta necesidad que el capital impone se siente la fuerza del trabajo vivo, su

realidad social, su potencia antagónica.

. Esta

relación antagónica permite identificar que el capital sólo es movido por la lógica de la

separación. En efecto, la separación se constituye por el salario, por una masa de trabajo

necesario cuyo valor debe ser fijado por el capital.

Negri crítica la postura de la fijeza del capital al no aceptar el objetivismo que él

implementa para poder poseer y dominar todo el desarrollo, igualmente no está de

acuerdo en recorrer la vía de la subjetividad que mueve el capital a la objetivación. El

interés, por el contrario, consiste en el agotamiento de cualquier ley de poder de mando.

En este sentido, se lee que el Capital ofrece únicamente ideas absolutamente singulares

del desarrollo categorial; en cambio, los Grundrisse presentan el marco total y profundo

del antagonismo. Esto permite ver que el salario, las cantidades de trabajo necesario

determinan a escala general, las leyes fundamentales del desarrollo capitalista. La

función creativa del trabajo necesario, es aquella que debe estar orientada a crear las

condiciones para que la teoría del salario se convierta realmente en regla de desarrollo.

Esto indica que lectura de los Grundrisse debe realizarse reconociendo que la

separación domina el proceso. Ahora bien, romper la mistificación del trabajo en la 32 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 140. p. 150.

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figura del salario implica que la clase obrera y proletaria consolide una realidad en

donde domine la fuerza productiva del sujeto libre; ante todo cuando el proceso del

capital muestra que el dinero como terreno intangible pero potente del poder de mando

social se impone sobre el trabajo vivo que es convertido en abstracción real, en sociedad

obrera, en mediatez productiva. En efecto, Negri quiere mostrar que la clave material de

toda la dinámica de producción, el motor de la transformación de la naturaleza en la

historia es el trabajo vivo.

El capital constituye entonces un proceso en donde el trabajo se abstrae y se

socializa, con el propósito de ampliar la esfera de las necesidades. A partir del trabajo se

crean unas necesidades que se le imponen al capital para que las satisfaga. La

historicidad progresiva de las necesidades es entonces la concretización de las unidades

diversas y compuestas que determinan la progresión del trabajo abstracto y social. Sobre

estas necesidades se forma el salario que mistifica la individualidad de las masas de

trabajo y esta individualidad es aquella que se forja de manera subjetiva, es decir, el

capital se reconoce como relación, como regla impuesta a una separación, de tal modo,

que la forma de la relación se convierte en una lucha de clases.

Pensar en el tema sobre el trabajo asalariado lleva a comprender que “si la teoría del

plusvalor introduce en la teoría económica el hecho de la explotación, la teoría marxista

de la circulación introduce en ella la lucha entre las clases”33

33 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 152.

. Esto se refiere a la

progresión del razonamiento teórico de lo económico a lo político, a la inmersión de lo

político en lo económico y viceversa. En efecto, se pasa de la célula de la sociedad

burguesa descrita y desvelada por la teoría del plusvalor al desvelamiento de la relación

orgánica y desarrollada del capital. Desde estas circunstancias, Negri manifiesta que

Marx no escribió un libro especial sobre el salario porque toda su obra es una continua

escritura de este tema. Ahora bien, el tema sobre el trabajo asalariado es uno solo en

cuanto va del salario al sujeto, de la relación – capital a la lucha de clases. La intención

es ver cómo se despliega la lógica independiente del sujeto obrero.

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57

En este horizonte de reflexión la circulación como proceso global se puede

distinguir como circulación pequeña y grande. La pequeña circulación, es el tema que

permitirá la posibilidad de una transformación radical de la lectura del capital desde el

punto de vista de la subjetividad. Esta posibilidad será real dependiendo del

desenvolvimiento de las relaciones de clase en el plano histórico. Además, los términos

se deben propagar como posibilidad teórica tendencial de independencia proletaria en el

cuerpo del capital. La primera comprende todo el periodo desde el momento en que el capital sale del proceso de producción, hasta que vuelve a él. La segunda continúa y procede constantemente, con el proceso de producción. Es la parte del capital que es pagada como salario, que es cambiada con la capacidad de trabajo34

.

La pequeña circulación es presentada como el ámbito en el que se determina y se

reproduce el valor del trabajo necesario. Es el tiempo de trabajo que está contenido en la

capacidad de trabajo, es decir, el tiempo que es necesario para producir la capacidad de

trabajo. El capital que circula, de este modo se presenta como el capital destinado al

consumo individual de los trabajadores y, significa, por un lado, que el capital se

presenta como presupuesto del producto y, por otro lado, el producto acabado se

presenta como presupuesto del capital. Así, el capital se presupone a sí mismo en sus

formas diferentes como producto consumible, como una materia prima que es un

instrumento de trabajo para reproducirse continuamente.

Lo anterior permite ver que el capital que circula esta determinado desde el punto

del valor de uso. El trabajo necesario, por ello, tiene el valor de transformar los

productos con el propio consumo en valor de uso. Además, el pago del salario es un acto

de circulación que procede simultáneamente al acto de circulación. Se genera ante lo

dicho una independencia del sujeto obrero y una autovalorización en contra de la

valorización capitalista. La pequeña circulación es entonces, el espacio en el que se

despliega la esfera de las necesidades que afectan al trabajo necesario. Y por

34 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 151-152.

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58

consiguiente, se constituye la composición de la fuerza de trabajo, de la clase obrera

reproduciéndose y expandiéndose como potencia de lucha.

Así, los puntos centrales del debate político marxista tienen que ver con el hecho de

que para Marx el juicio histórico sobre la fase de la autovalorización es objetivo. Pero

según Negri, dado el proceso de composición alcanzado por la fuerza obrera y proletaria

la autovalorización es subjetiva. Esto significa que toda relación se halla basaba por la

voluntad, toda determinación es base del desarrollo y todo hecho hace parte de una

tendencia. Desde esta perspectiva el proyecto revolucionario puede definirse como

construcción de fuerzas antagónicas a partir de la dinámica de la clase. Esta dinámica es

de poder en cuanto a que el valor de uso es para el proletario reivindicación y práctica

inmediata de poder. En tanto es necesario el valor de uso para definir la pequeña

circulación.

Se propone, entonces que el planteamiento anterior ubica al lector más allá del

marxismo. La razón es la escisión que se da en el pensamiento marxiano, ante “una

posición económica objetivista (economía) y una subjetivista (política) ante una falta de

perspectiva política adecuada y suficiente”35. Esto indica que Marx no es restituido al

objetivismo y economicismo con el fin de ser traducido desde la parálisis del

pensamiento y acción revolucionaria, sino que se busca reivindicar la unidad del

pensamiento marxiano, más allá del marxismo, de la sofocante tradición ortodoxa. Negri

resalta que lo anterior no llevaría a negar que muchas páginas de Marx (sobre todo las

recogidas y publicadas en el entorno alemán de la II internacional) puedan leerse sin

duda en el sentido objetivista. En cambio, se niega la posibilidad de una interpretación

general del pensamiento marxiano que parta de una consideración objetivista y de una

atribución definitiva de su discurso a la economía36

Continuando con el tema de la pequeña circulación y la autovalorización proletaria,

la densidad del concepto de autovalorización nos remite a la del dinero tal como se

expuso en los Grundrisse. Significa entonces, hablar de una figura general, abstracta y

.

35 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 156. 36 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 156.

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antagónica. Esto quiere decir que el dinero es la gran mediación del desarrollo

capitalista, es la representación del poder de mando del capital en la mediación de la

relación de clase que la constituye. Sin embargo, ante la autovalorización estas

funciones del capital se extinguen en cuanto a que la pequeña circulación parece

rechazar las funciones del dinero, con el fin de que el dinero funcione en ella, en

términos de circulación mercantil simple.

Por tal motivo, no es posible valorar la relación antagónica de clase que se

desarrolla en el plano de las funciones sociales de explotación del capital (Estado,

empresario, gasto público etc)., si no se tiene presente el problema de la reducción del

dinero a función de puro y simple poder de mando, que en la relación es equivalente de

su subordinación a la autovalorización. En efecto, la posibilidad de una nueva

determinación de las categorías del capital y de una nueva reformulación adecuada de

las dimensiones del capital social en nuestra época debe partir, pues, de la temática del

dinero (poder de mando) autovalorización. La anterior reflexión ha sido necesaria para

poder construir las dimensiones reales del antagonismo de clase actual y pensar en los

mecanismos políticos del capital y el problema del poder. Además, poder considera que

la relación capital – clase obrera es una relación política de poder gracias a que la lógica

de separación no funciones sólo en el capital sino en todos los ámbitos. Por ello, debe

tratarse la crisis como constitutiva de toda manifestación, de toda concretización del

capital, pues se trata de releer los esquemas del Capital con el propósito de confrontarlo

con las modificaciones que produzcan el actual desarrollo de las luchas de clases. Es este

sentido, a través de la teoría marxiana del salario se determina el paso fundamental que

introduce a la teoría de la lucha de clase en la teoría de la circulación. En el plano del

análisis de la clase obrera se define una línea de la subjetividad que dibuja la

identificación de la composición real de la clase. Más aún, se resalta la lógica de la

separación desde un terreno en donde se busca una refundación y dislocación de las

principales categorías de la teoría37

37 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse.,op. cit., p.158

.

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60

Desde los presupuestos anteriores, Negri presenta el tema de las maquinas como el

ejemplo más indicado de la dialéctica antagónica que es posible leer en los Grundrisse.

El capítulo sobre las máquinas constituye el ápice de la tención teórica de Marx en el

proyecto de los Grundrisse y, se desarrolló en los últimos folios del cuaderno VI y el

inicio del VII, redactado a finales de 1858. El discurso parte de la dialéctica del trabajo

vivo, es decir, de la unidad dinámica constitutiva del proceso del trabajo. Ante esto se da

el sistema automático de máquinas que es puesto en movimiento por una fuerza

autómata, que se mueve por sí misma. Esta fuerza autómata se compone de órganos

mecánicos e intelectuales ante los trabajadores que son determinados como miembros

conscientes del mismo. En la máquina el instrumento de trabajo es transformado desde

el valor de uso, desde el punto de vista de su existencia material. La máquina no aparece

en ninguna relación como instrumento de trabajo del trabajador individual, no busca

mediar la actividad del trabajador sobre el objeto, sino que la actividad esta puesta con el

fin de mediar la actividad de la máquina. La máquina no es como el instrumento que es

animado por el trabajador sino que, por el contrario, la máquina posee fuerza y

habilidad. La máquina posee un alma propia desde las leyes mecánicas y posee su propia

subsistencia de la misma forma que el trabajador, en el sentido de que la máquina

consume carbón, aceite etc. Esto significa que la actividad del trabajador está limitada a

la mera abstracción de actividad, determinada y regulada por los movimientos de la

máquina, y no a la inversa38

El ejemplo de la máquina representa lo que significa el paradigma de la

modernidad, en razón de un proceso en donde se da una apropiación del trabajo vivo

mediante el trabajo objetivado, a través de la producción que se basa sobre la

maquinaria. Además, El proceso de producción ya no es un proceso de trabajo, en el

sentido de que el trabajo es un órgano consciente que se representa en la forma de

trabajadores vivos individuales que responden a un sistema mecánico. Esto significa que

el trabajador es visto como disperso, subsumido en el proceso global de la maquinaria.

.

38 Ibíd. p. 159.

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El trabajador es visto como un miembro de un sistema vivo y activo (máquina) que

posee la unidad y que tiene la capacidad de representarse ante el trabajador como un

poderoso organismo.

En la máquina una de las funciones del trabajo objetivado es oponerse al trabajo

vivo como fuerza que lo domina. El valor objetivado en la maquinaria se muestra como

un presupuesto ante el cual la fuerza valorizadora de la capacidad de trabajo desaparece.

Por ello, El desarrollo del instrumento de trabajo hasta llegar a la máquina es pensado

para la transformación histórica del instrumento de trabajo tradicional en una forma

adecuada al capital. En el capital se absorbe la acumulación del saber y la habilidad de

las fuerzas productivas generales del cerebro social. Esto indica que la máquina se

presenta como la forma más adecuada del capital fijo.

El ejemplo de la máquina permite identificar, por un lado, un elemento intensivo en

donde el trabajo se asume como elemento simple del proceso de valorización. El capital

ciertamente crea las condiciones para que desaparezca el trabajo inmediato y su cantidad

como principio determinante de la creación de valores de uso. Igualmente, se busca que

el trabajo inmediato sea indispensable, pero subalterno al trabajo científico general. Por

otro lado, en el elemento extensivo el capital circulante es el capital productivo en la

forma de planificación y de control de la reproducción de la sociedad39

Se comprende entonces que la apropiación capitalista de la sociedad es completa

gracia a que la separación se determina en el interior del proceso, de tal manera que se

ha desarrollado una industria en donde la creación de la riqueza real no devine

necesariamente del tiempo y cantidad de trabajo utilizado, sino del poder de agentes que

son puestos en movimiento durante el tiempo de trabajo. De este modo, la efectividad de

la riqueza real depende “del nivel general de desarrollo de la ciencia y del progreso de la

tecnología o de la aplicación de estas ciencias a la producción”

.

40

39 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p.161-162.

. Desde esta

perspectiva, el capital reduce el tiempo de trabajo en forma de trabajo necesario. El

40 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit.,p. 163.

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capital organiza todas las fuerzas de la ciencia, de la naturaleza y de las relaciones

sociales, con el fin de convertir la producción de la riqueza en algo independiente del

tiempo de trabajo.

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2. REVOLUCIÓN FRANCESA REVOLUCIÓN DEL TRABAJO

El problema del que eme ocupo en este capítulo es el de la configuración del sujeto

a partir de lo que significa el poder constituyente, la cuestión de ¿qué significa para la

subjetividad del trabajo moverse en las esferas del poder constituyente? El poder

constituyente ha sido considerado en la historia política como la fuente omnipotente y

expansiva que produce las normas constitucionales de todo ordenamiento jurídico, pero

también ha sido considerado, para nuestro interés, como el sujeto de esta producción

normativa. En este sentido un mayor abundamiento en el concepto de poder constituido

involucra la consideración acerca de la manera como se ha configurado en la

modernidad, con el propósito de ver qué relación guarda con la manera como se ha

constituido el trabajo en la sociedad. En último termino se trata de establecer el modo

como el poder constituyente cumple una función ontológica en la construcción de un

nuevo Ser.

2.1. Sujeto y estructura

Negri en su libro, poder constituyente, inicia su critica a la estructura que se ha

constituido en la modernidad reconociendo que en esta época hay una negación de la

adecuación del sujeto y el procedimiento en términos absolutos, es decir, una negación

metafísica en cuanto a que la multitud no puede convertirse en una fuerza unitaria y

ordenadora. Esto significa que es necesario insertar una figura externa e hipostática para

poder encontrar la adecuación entre la negación del sujeto y la estructura. No es

suficiente entonces descubrir y denunciar esta parcialidad metafísica de las posiciones

que relativizan de manera trascendental el poder constituyente, ya que no resuelve el

problema de la absolutez.

En el problema de la relación adecuada entre sujeto y procedimiento absoluto,

Negri retoma a Michel Foucault considerando que él ha dado algunos pasos sustanciales

hacia adelante en la perspectiva de un concepto de poder, que en relación al sujeto,

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configura dimensiones constructivas y aperturas absolutas. Negri hace una lectura

metodológica orientada hacia la reconstrucción del sujeto. Plantea que el concepto de

hombre aparece en Foucault “como un conjunto de resistencias que emanan, fuera de

todo finalismo que no sea expresión de la vida misma (y de su reproducción), una

capacidad de liberación absoluta”41

Negri está de acuerdo con el punto de vista de Foucault sobre el sujeto

constituyente, en razón de que él muestra que el sujeto es potencia, producción. Sin

embargo, a pesar de que el sujeto es reducido a un punto fantasma desde la totalidad de

los sistemas de represión, ciertamente es un límite que es superado en cuanto el sujeto

tiene la capacidad de volver a entrar en sí mismo y volver a descubrir el principio vital.

Pero, por otro lado, el sujeto además de potencia, es presentado como una acción, un

tiempo de acción y libertad. Foucault identifica esta realidad a partir de un proceso de

desarticulación de lo real y después, de manera constructiva, reabre un proceso que

afronta la desarticulación como condición positiva. Entonces lo que era un camino a

través de la necesidad se convierte en un proceso de libertad.

. Esto significa que en el hombre se libera la vida y

ella se opone a todo aquello que encierra y la aprisiona. Esto muestra que la relación

entre sujeto y procedimiento debe ser libre cuando se ejerza desde el poder

constituyente, por el contrario, el poder sometera al hombre desde el trabajo hasta

hacerlo funcionar como elemento de una máquina totalitaria. La tarea de esta

investigación, según Negri, corresponde a la siguiente pregunta: ¿cómo el proceso

constitutivo que atraviesa la vida, la biopolítica, el biopoder está en función de un

movimiento absoluto y no totalitario.

Esto quiere decir que en Foucault la subjetividad es el lugar de recomposición de

las resistencias y del espacio público, llevando esto a que se dé una figura de un sujeto

que formal y metodológicamente presenta características adecuadas al procedimiento

absoluto. Estamos ante un sujeto que es potencia de producir trayectorias constitutivas,

un sujeto que es un tiempo ya no predeterminado, sino constitución singular. Este sujeto 41 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, Madrid, libertarias/ prodhufi, 1994., p. 49

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es entonces potencia, tiempo y constitución, y por ello, crítica las presiones del poder

constituido, con el propósito de reconocerse como una potencia ontológica o un poder

constituyente, capaz de producir eventos absolutos. Por otro lado, lo político es definido

como producción colectiva y ateleológica, en tanto la innovación, la creatividad del

sujeto constituye lo político. Esto indica que estamos ante un dispositivo de libertad

positiva en donde lo social se revela como un espacio de la biopolítica42

El concepto de absolutismo no se refiere a totalitarismo. Esto se comprende

inicialmente al reconocer que el sujeto no debe estar ligado a los principios del

liberalismo, cuya razón de ser corresponde a un totalitarismo que se fundamenta en la

tradición del pensamiento moderno y se presume de fundar sobre el contractualismo los

derechos del hombre. Sin embargo, el punto de vista del poder constituyente ataca la

posición contractualista, pues es aquella que no sabe fundar los derechos del hombre,

que no sabe darle a los derechos del hombre la base material e inmanente, (lo

concretamente mundano), sino que está en función de potencializar el poder constituido.

que el poder

constituyente revela en su absolutez.

El poder constituido se funda en un contractualismo que desde Hobbes da conocer

un Dios que tiene como función transformar en soberanía la asociación de los

individuos, y el contractum unionis en contractum subjectionis. Además de que en

Rousseau “la voluntad de todos” se sublima en “voluntad general” así, en el

trascentalismo idealista el proceso de lo económico y de lo ético conduce lo contingente

y lo singular en la totalidad del espíritu, en cambio, en la tradición metafísica moderna,

entre Maquiavelo, Spinoza y Marx el proceso es ciertamente absoluto, esto significa que

se desarrolla una dinámica de poder constituyente sin que este absolutismo se haga

jamás totalitario. En Maquiavelo y Spinoza la potencia se expresa y se nutre de la

42 En la década de 1970 Foucault sostuvo en varios trabajo que no es posible comprenden el paso del Estado soberano del Antiguo Régimen al Estado disciplinario moderno, sin tener en cuenta en qué medida el contexto biopolítico fue progresivamente puesto al servicio de la acumulación capitalista: “ El control de la sociedad sobre los individuos no se ejerce solamente a través de la conciencia o de la ideología, también se ejerce en el cuerpo y con el cuerpo. Para la sociedad capitalista, lo más importante es ala biopolítica, lo biológico, lo somático, lo corporal”. Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, op. cit., p. 46.

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desunión y de la lucha, en ambos el proceso se extiende entre singularidad y multitud, y

la construcción de lo político es el producto de una innovación permanente. En Spinoza,

por consiguiente, se dilata en la gran metafísica, lo que en Maquiavelo está implícito en

el análisis de los movimientos populares y de la conflictividad de las repúblicas43

El totalitarismo es aquel que no permite que el enigma del poder constituyente sea

revelado, es aquél que niega la efectividad potente del sujeto, la cual es mixtificada

desde el poder constituido. El poder constituido en lo político deviene totalidad

disciplinar, totalitarismo. Se puede comprender entonces que en Maquiavelo y en

Spinoza el proceso revolucionario que encarna la constitución del sujeto a pesar de no

estar siempre abierto, tanto temporal como espacialmente, es aquél que fluye potente

como la libertad; es aquél que es resistencia a la opresión y, por ello, afirmación de

principios, a través de la invención democrática.

.

Pensar en lo absoluto constituyente, Según Negri, es referirnos a lo absoluto

democrático, rechazando la concepción totalitaria de la vida y de la política. Negri

ciertamente considera que la metafísica idealista que es producida entre Hobbes y Hegel,

tiene que ver con una concepción trascendental de la soberanía, de otra parte, desde

Maquiavelo a Spinoza y Marx se da un materialismo histórico en donde se desarrolla

una concepción radical de la democracia. Ente este problema de la concepción totalitaria

se pretende mostrar que la democracia no es sólo lo opuesto al totalitarismo, sino al

concepto mismo de soberanía. Esto quiere decir que el concepto de democracia no es

una subespecie del liberalismo o una subcategoría del constitucionalismo, sino una

forma de gobernabilidad que tiende a la extinción del poder constituyente, es decir, un

proceso de transición que libera poder constituyente, un proceso de racionalización que

desvela el enigma de todas las constituciones.

La pretensión de Negri consiste en considerar la imagen del sujeto que permita

sostener adecuadamente el concepto de constitución como procedimiento absoluto. Esto

se refiere a una figura formal que debe ser confrontada con lo real, con la historia de los 43 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p.51.

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sujetos y de las constituciones y, por lo tanto, con la vida y con la política. Se trata

entonces de pensar en un sujeto abierto a la totalidad.

Esto sugiere la necesidad de estudiar la relación entre lo formal y lo material, la

cual es denominada como temporalidad. Se habla entonces de un sujeto temporal, es

decir, de una potencia constitutiva temporal. Esto significa, por un lado, que la potencia

es reconducida a y confundida con el ser, desprovista de los entes que la constituyen y,

por eso, reducida a lo místico, apoyada en el principio de la realización del ser consigo

mismo. Por otro lado, en cambio, la temporalidad es presentada como aquella que puede

llegar a ser radicada en la capacidad productiva del hombre, en la ontología de su

devenir. Se trata de una temporalidad abierta, absolutamente constitutiva, que no revela

el ser, pero produce los entes.

Este tema de la temporalidad lleva a Negri a realizar una relectura del pensamiento

de Marx, con el fin de avanzar en la definición de la adecuación material del sujeto

constituyente y de un procedimiento absoluto. Se parte de que Marx posee una

metafísica del tiempo más radical que la de Heidegger. El tiempo es para ambos la

materia de los seres, en cambio el tiempo social es el dispositivo sobre el que se

cuantifica y se cualifica el mundo. Pero la diferencia se encuentra en el hecho de que

Marx libera aquello que Heidegger reconduce a lo místico. El tiempo heideggeriano se

entiende como la forma del ser. Como la indistinción de un fundamento absoluto; en

cambio, el tiempo marxiano es producción del ser, es entendido como la forma de un

procedimiento absoluto. Así, un sujeto adecuado a un procedimiento absoluto, es aquél

que se convierte en un sujeto materialmente capaz de insertarse en este procedimiento de

definirse como poder constituyente44

Puede pensarse de este modo en la construcción del sujeto político en Marx, que es

el tema sobre el que se da la crítica del poder y la crítica del trabajo, puesto que sobre

esta articulación se desarrollan los antagonismos de la historia del poder constituyente.

El camino recorrido por Marx va de la crítica de la ideología a la crítica del poder y de la

.

44 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p.53.

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68

crítica del poder a la crítica del trabajo. Este proceso comienza con el texto sobre La

Sagrada Familia y la Cuestión hebrea de 1844, en el cual se desmitifica el concepto de

la igualdad y se pasa a la crítica del trabajo y, a partir de ahí, a la proclamación de los

derechos del hombre. Nos introduce en el descubrimiento de la universalidad de la

explotación de la apropiación privada. Esto lleva también a la denuncia del

individualismo y a la exaltación de la comunidad de los trabajadores.

Por otro lado, se reconoce que la llamada emancipación política se anima desde la

fuerza de lo constituido y sobre la apariencia de lo constituyente. En efecto, en la

Ideología alemana de 1845-46, el concepto de poder constituyente es definido como

expresión de la burguesía, en términos de un universal que organiza la constitución

estatal a las exigencias del dominio de la burguesía y a las necesidades productivas de la

división del trabajo.

Negri afirma que “en los escritos sobre la Comuna de Paris, de 1871, el poder

constituyente se manifiesta finalmente como perfecta síntesis de un sujeto histórico”45.

Esto es producto de la lucha de clase de los productores contra la clase apropiadora, en

la cual se cumplía la emancipación económica del trabajo. La gran estrategia social de la

Comuna de Paris fue su misma existencia operativa en virtud de la cual las medidas

particulares aprobadas por ella se orientaban hacia la realización de un gobierno del

pueblo y por obra del pueblo. Para Marx el concepto de poder constituyente debe llevar

a que el proyecto de disolución del Estado no esté subordinado a la espontaneidad

anárquica, sino concentrado en un movimiento dinámico expansivo y no entre el

movimiento político y el poder político. “Marx, en efecto, traduce por political

movement la potencia, aquella fuerza constituyente de una democracia radical en la que

la crítica del poder se combina con la emancipación del trabajo, el movimiento real”46

Siguiendo al Marx político se pretende que la liberación política y la emancipación

económica sean una sola cosa. Esta razón se encuentra en el centro de la teoría marxiana

del capital, la cual trata sobre el trabajo vivo como el fundamento y el motor de toda la

.

45 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 55. 46 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 56.

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producción, de todo desarrollo, de toda innovación. En este sentido el trabajo vivo

equivale al poder constituyente y el trabajo muerto al poder constituido, ahora bien, la

polaridad entre el trabajo vivo y el trabajo muerto es resuelta dentro del análisis marxista

desde una totalidad teórico-práctica. En efecto, de la crítica del poder a la crítica del

trabajo vivo y viceversa, es claro que el concepto de trabajo vivo se utiliza como un

instrumento. Así, el trabajo vivo encarna el poder constituyente, el cual le ofrece

condiciones generales para expresarse. Además, el poder constituyente se instaura

políticamente sobre aquella cooperación social que es connatural al trabajo vivo47

Esto indica que el poder constituyente desde la inmediatez y la espontaneidad

creativa del trabajo vivo lee la propia capacidad de innovación, es decir, en la inmediatez

cooperativa del trabajo vivo, el poder constituyente encuentra su masificación creativa.

Así, el núcleo del trabajo vivo tiene que ver con una tensión creativa que es al mismo

tiempo política y económica, cuya función es la producción de estructuras civiles,

sociales y políticas constituyentes. Esto significa que “el trabajo vivo cooperativo

produce una ontología social que es constitutiva e innovadora, un entrelazamiento de

formas que tocan lo económico y lo político”

.

48

.

2.2. De la crítica del poder Para comprender el tema de la constitución del trabajo debemos comprender el

concepto de temporalidad, ya que el tiempo de la revolución es el absoluto de una

voluntad de potencia que se construye desde el poder constituyente. Se trata, por tal

razón, de un concepto de temporalidad que avanza en la lógica de la resistencia, de lo

político y de lo social hacia el objetivo de la democratización. Este concepto lleva a las

masas a considerar la democracia como un absoluto en donde se concibe la relación

entre político y social. Desde esta perspectiva, la Revolución Francesa en su desarrollo,

forma a los nuevos sujetos políticos de la lucha de clases: burguesía y proletariado. 47 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 56. 48 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 57.

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70

Estamos hablando, por lo tanto, de una revolución en donde se revela la lucha proletaria

contra el trabajo que es objetivado e instrumentalizado por la razón de ser del capital.

Esto significa que la temporalidad de los comportamientos de masa, su progresión, conducen e insisten en la agresión de un nuevo contenido básico y en una nueva alternativa, el trabajo o su crítica, la organización burguesa de su emancipación o la liberación proletaria del trabajo. La universalidad del principio constituyente se hace materia crítica, universalidad concreta del trabajo y contra el trabajo, el tiempo es el tejido sobre el que transcurre esta concreción49

.

Acontece por lo dicho una transformación del orden de las representaciones

ideológicas al orden del radicalismo del principio constituyente en lo social y en lo

político. Esto es posible porque las masas hacen uso del pensamiento de Rousseau, en el

sentido de que la ideología del poder constituyente y la soberanía popular se enmarcan

dentro del concepto de voluntad general, el cual se convierte en una práctica subversiva

que está dirigída a la implementación de la reivindicación de una constitución

democrática en la crítica de la sociedad. Este concepto de voluntad general es asumido

por las masas populares como fundamento del poder constituyente, como principio

democrático, en cambio para la burguesía la voluntad general es la base abstracta de la

soberanía, que señala genéricamente al pueblo como sujeto de poder.

No obstante, para los sansculottes50 “la soberanía reside directamente en el pueblo,

en el ámbito histórico concreto, no como principio sino como práctica”51

49 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 244.

.

50 Con esta denominación se identificaban las clases medias y bajas, pero no indigentes, de la sociedad francesa, miembros del tercer estado o estado llano. El estado estaba integrado por sectores populares, no privilegiados, pero con distinta capacidad económica. Los había ricos (burgueses: comerciantes y banqueros) de clase media (artesanos, pequeños comerciantes, profesionales independientes) y los pobres (obreros y mendigos). Todo el tercer estado oprimido se uniría en un principio reclamando la abolición del absolutismo monárquico y los privilegios feudales, pero pronto, dentro del mismo tercer estado los humildes sans-culottes, usados al principio como cuerpo armado de la revolución, serían luego descartados por los ricos burgueses, que consideraban que sus riquezas les otorgaban derechos políticos, que no pensaban resignar. Como vemos la revolución tuvo un fin noble, pero encubría mezquinos intereses de clase. Fue pueblo contra gobierno tiránico, y luego dentro del mismo pueblo, lucha entre ricos y pobres. La sociedad de iguales prometida, todavía era un sueño a alcanzar. El fracaso de las cosechas en 1788, causó hambre y miseria entre sus miembros, y eso hizo que los ánimos estallaran. Fueron sus cuerpos los que se expusieron en la histórica y simbólica Toma de la Bastilla

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71

Esta definición de los sansculottes lleva a la concreción del principio abstracto,

permitiendo que la soberanía popular asuma su carácter de sujeto histórico. Por tal

razón, se reconoce en la Declaración de los Derechos de 1793 el derecho a la

insurrección como aplicación extrema de la inalienabilidad de la soberanía popular. Esto

se refiere a un derecho público subjetivo. Tal posición política muestra la diferencia de

interpretación en el marco de las clases, puesto que para los girondinos y jacobinos la

soberanía se define como aquella que le pertenece al pueblo, pero entendiendo que el

soberano es uno e indivisible, un ser puramente metafísico, es decir, la expresión de la

voluntad general. En cambio, para los sansculottes el soberano no se concibe desde lo

metafísico, sino como una persona que hace parte de un proceso enmarcado dentro de un

tiempo y un espacio concreto; de modo tal que el soberano es el pueblo, cuya función

consiste en ejercer él mismo sus propios derechos. Esta última interpretación da lugar a

una concepción absolutista del poder constituyente y, por lo tanto, muestra que el poder

constituyente está temporalmente unido a la insistencia y continuidad de los

movimientos populares, es decir, que la soberanía popular es aquella que se une a la

temática y a la práctica del ejercicio del poder. logrando que la Asamblea reunida en Versalles declara el término de los privilegios de la nobleza y la extinción de las servidumbres. Fue este grupo el que tomó el Palacio de las Tullerías para apresar a Luis XVI, que terminaría condenado a la guillotina, con el decidido apoyo de estos hombres bravíos, que no se caracterizaban precisamente por su moderación. Se aliaron al jacobino Robespierre, durante el reinado del terror, iniciado en junio de 1793, incitando a la prisión de los girondinos, conformando el ejército liberal que con bravura hizo frente a las monarquías absolutistas, que se lanzaron al ataque contra Francia, para impedir que las ideas revolucionarias, se infiltraran en sus estados, y los reyes perdieran su divino poder. El Régimen del Terror terminó, entre el 27 y el 28 de julio de 1794. Robespierre y los jacobinos, que eran los líderes del pueblo parisino, bregando por la igualdad de clases y el reparto igualitario de tierras, fueron víctimas de su propio aparato represivo, ya que perecieron guillotinados, pero los sans-culottes no se resignaron, e intentaron derribar infructuosamente a los nuevos dirigentes moderados de la Convención, la llamada “burguesía termidoriana”, constituida por los ricos patrones de fábricas y banqueros. Los sans-culottes querían restablecer la Constitución de Robespierre de 1793. El nuevo gobierno: “El Directorio” a cargo de la burguesía moderada, era impopular, y el poder había quedado a cargo del ejército, quien al mando del general Napoleón Bonaparte reprimió con la artillería, en un hecho conocido como “la descarga de la metralla” a la multitud enfervorizada, que en mayo de 1795 intentaba atacar el Directorio, siendo muchos líderes ejecutados, demostrando así a los sans-culottes que su poder, al menos momentáneamente, había terminado. Habría que esperar las luchas obreras para poder alcanzar ciertos derechos sociales, que no les interesaban conceder a la nueva y oligárquica dirigencia política. El poder absoluto del rey había terminado. Ahora se imponía el poder del dinero. http://www.laguia2000.com/francia/los-sans-culottes 51 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 245.

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Desde esta perspectiva se da una ruptura entre el tiempo de lo político y el tiempo

del trabajo, sin embargo, esta ruptura no significa todavía que la sociedad política deba

intervenir para modificar el antagonismo de la organización social del trabajo. Se trata

más bien de entender que esta ruptura que se da en el terreno del trabajo, se realiza por el

propio desarrollo del poder constituyente de las masas, en la medida en que éste se

opone a ser transformado en poder constituido. Entonces, en el terreno del trabajo la

temporalidad del poder constituyente se revela, de tal manera que éste ve el tiempo de la

burguesía, es decir, el tiempo de la organización de la jornada laboral, como su

obstáculo. Terreno donde la productividad del poder, su ordenamiento económico y su

potencia social se manifiestan tanto para la burguesía como para el proletariado. Para

Negri, en efecto, ambos son sujetos que bajo la conciencia de la temporalidad

construyen conciencias de tipo antagónica. Esto quiere decir que el tiempo siendo un

obstáculo hace que se aumente la conciencia de las masas, y ésta conciencia es la que

conduce de la política a la sociedad y de la crítica del poder a la crítica del trabajo.

Ciertamente el proceso de la sociabilidad del poder constituyente de las masas en la

Revolución Francesa (el ejercicio concreto y práctico del poder constituyente) es el que

permite mostrar la crítica del trabajo como elemento central de la historia

contemporánea. El hambre, el deseo, el dolor, el movimiento y las luchas son algunas de

las razones que llevan al descubrimiento de la crítica del trabajo. Esto quiere decir que

se descubre un tiempo como potencia, un espacio político definido por el ejercicio del

soberano y un espacio social atravesado por la potencia. La concepción del tiempo en los

sansculottes cambia por completo la comprensión del espacio político, que no se define

más como un espacio de representación, sino como el lugar en el que las masas ejercitan

su poder constituyente. Desde este horizonte el espacio social se superpone al espacio

político, por tal razón, la novedad de la Revolución Francesa consiste en introducir en la

teoría del poder constituyente la apropiación de la práctica de su temporalidad, la cual

introduce el poder constituido en el terreno de la sociedad, de su organización,

poniéndolo entonces como principio de la crítica del trabajo.

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73

Pensar en la crítica del trabajo implica preguntarse por la reivindicación de la

igualdad. Negri se refiere al concepto de igualdad rousseauniana que ante todo es una

declaración de igualdad social y, por lo tanto, una cuestión ideal y atemporal. Esta

definición sobre la igualdad constituye la base de la construcción jurídica de la

burguesía, en cambio, en el movimiento de las masas esta concepción rousseauniana

puede llegar a ser un elemento cuya característica fundamental es su capacidad de

transformar la igualdad formal en igualdad social. En este sentido, ¿cómo desde la

temporalidad del poder constituyente se pueden modificar sustancialmente los objetivos

establecidos por la burguesía? Inicialmente, se considera que el movimiento de las

masas revolucionarias tiene el reto de examinar minuciosamente los conceptos

rousseaunianos, con el fin de transformar su recepción en innovación hermenéutica y su

uso en un nuevo planteamiento. Para realizar este ejercicio hay que tener presentes tres

conceptos: el poder constituyente; la representación y la división de los poderes en

Rousseau.

Según Negri, estos tres conceptos se pueden comprender desde la lectura del Libro

III del Contrato social, en donde el autor hace la distinción entre el poder legislativo y el

poder ejecutivo de una manera conceptual; el primero se refiere a la voluntad y el

segundo a la fuerza. Por ello, reconociendo que para Rousseau sólo existen soberanía y

gobierno, se puede comprender que el poder soberano es algo absolutamente superior a

los dos poderes. La soberanía es el ejercicio del poder legislativo, pero sólo porque está

comprendido en la totalidad de la soberanía, es decir, en la dimensión de la voluntad

general. Entonces, cuando hablamos de poder soberano en general, se puede definir

como un ejercicio de la fuerza para imponer una voluntad, una constitución ejecutiva de

la legislación. Ahora bien, la unidad de los poderes puede llegar a ser positiva cuando el

legislativo domina al ejecutivo y negativa cuando el legislativo se deja someter por el

ejecutivo. La idea es evitar la supremacía del ejecutivo sobre el legislativo, por

consiguiente, es necesario imponer la supremacía del legislativo a través de instrumentos

constitucionales adecuados y, en efecto, desde el ejercicio permanente del poder

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constituyente52

En el momento en que el pueblo esta legítimamente reunido en asamblea como cuerpo soberano, cualquier jurisdicción del gobierno cesa, la potencia ejecutiva se suspende y la persona del último ciudadano es pues tan sagrada como la del primer magistrado, porque allí donde el representado se encuentra ya no hay más representante

. El interés de Negri es mostrar que Rousseau establece el derecho del

pueblo a cambiar su legislación e incluso su constitución, esto porque no se puede

concebir una ley fundamental obligatoria e inmodificable para el cuerpo del pueblo, ni

siquiera en el contrato social. Así, cuando se habla de los dos poderes es preciso tener

claro que su unidad es siempre poder constituyente. Esto lleva a comprender que con el

poder constituyente se da una reapropiación de la representación.

53

.

La categoría de voluntad genera es un concepto que fue pensado fuera de la

temporalidad, constituido por una naturaleza abstracta, por consiguiente, el poder

constituyente puesto bajo esta tutela de la voluntad general permanecía sometido a una

esencia atemporal. Sin embargo, cuando la temporalidad del poder constituyente se

convierte en elemento clave para el traspaso de los conceptos de libertad e igualdad de lo

político a lo social, es insostenible la idea de un poder soberano abstracto. No obstante,

la pregunta que surge es ¿cómo una práctica política de masa que quiere instaurar tanto

social como políticamente la igualdad real puede apropiarse y transformar de manera

radical un pensamiento abstracto y general, como es la voluntad general? Teniendo en

cuenta igualmente, que esta contradicción sobre la voluntad general es considerada

también por Diderot, en la voz Droit natural de la Enciclopedia de la siguiente manera: Las voluntades particulares son dudosas, estás pueden ser buenas o malas, pero la voluntad general siempre es buena: ésta nunca ha engañado y no engañara nunca. La voluntad general es un acto puro del intelecto que razona en el silencio de las pasiones sobre aquello que el hombre puede exigir de su símil y sobre lo que su símil esté en derecho de exigir de él54

.

Esta definición se refiere a una voluntad general que constituye el contenido de la

soberanía moderna, en donde se establece una transformación metafísica, trascendental,

52 .Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., pp. 248-249. 53 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 249. 54 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 250.

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formal y abstracta de la acción constitutiva de las masas de manera inquebrantable. No

obstante, las masas revolucionarias para intentar utilizar a Rousseau en el curso de la

revolución deben transformar el enigma teórico desde una solución práctica. Esto indica

que las masas deben asumir una concepción del poder constituyente en donde la

desigualdad social sea un elemento fundamental de la organización del Estado. Lo

novedoso es que Rousseau se convierte, a través de una decisión práctica de las masas

en el tránsito teórico de la igualdad política a la igualdad social, en este sentido, la

unidad social y política del poder constituyente equivale a la unión de los poderes y a la

igualdad social y, en efecto, dar un paso de la crítica del poder a la crítica del trabajo.

Esto significa que el rousseaunismo es un pensamiento en el cual el movimiento de

masas encuentra la oportunidad de llevar adelante su proyecto de liberación. Cuando el

movimiento de masas va de la crítica de la política a la crítica de lo social y de la crítica

del trabajo a una perspectiva de liberación, es claro que la temporalidad del movimiento

revolucionario se opone de la siguiente manera: de la igualdad política contra la

desigualdad social, de la igualdad social contra la desigualdad política.

Por el contrario, la burguesía ante este paso de la revolución ve necesario

concentrarse en la codificación del trabajo y en la ampliación del tema del ordenamiento

del trabajo fuera de cualquier orden democrático. Desde esta perspectiva, la voluntad

general en el pensamiento de Rousseau se refiere a una abstracción de la sociedad que se

convierte en cuerpo soberano. Se puede afirmar, según el análisis de Negri, que estamos

ante la ambigüedad de un Rousseau que quiere resolver teóricamente un enigma que

hace parte de decisiones prácticas. La ambigüedad se encuentra, por lo tanto, en la

concepción de una voluntad general que se refiere a la voluntad de la nación y no a una

voluntad democrática, y por su causa el poder constituyente, su temporalidad, su

caminar hacia la totalidad de la libertad social y política, se convertirán, por el contrario,

en un producto del poder constituido.

Pensar en la igualdad y en lo que es el sujeto son dos problemas que deben estar

referidos a la definición del poder constituyente. En las declaraciones de la Revolución

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Francesa se dan una serie de normas operativas que rompen con la ambigüedad

rousseauniana y se dirigen hacia la determinación concreta de la igualdad social. Esto

significa que el espacio político se convierte en espacio social, como terreno directo de

su operatividad; el concepto político cambia completamente en el terreno social.

También el concepto trascendental de la voluntad general cambia y el poder

constituyente se pone como potencia social. De ahí que se piense que la igualdad no es

un concepto abstracto y que el derecho de la sociedad completa y perfecciona el derecho

de la libertad, pues, si un hombre está oprimido y sufre es claro que no hay libertad. Esta

crítica de lo político, de lo social y del trabajo lleva a un desplazamiento del terreno

abstracto de la voluntad general al terreno concreto del derecho y al orden de la

propiedad.

Por otro lado, se piensa que la subjetividad del poder constituyente es una actividad

que se desarrolla en el tiempo. Ciertamente Negri considera las dos diferencia que

existen sobre el concepto de subjetividad, por un lado, piensa que si en la subjetividad

del poder constituido la igualdad es el tiempo abstracto de la voluntad general que se

dirige a lo concreto de los sujetos históricos, la subjetividad del poder constituyente se

refiere a lo vivido del tiempo revolucionario, lo vivido de la transformación y del paso

de lo abstracto a lo concreto. Una subjetividad temporal.

En el acontecimiento de 1793 se construye entonces el derecho de resistencia como

principio práctico y como consecuencia del desarrollo del poder constituyente. En este

principio de resistencia e insurrección la libertad se convierte en sustancia productiva, se

implanta en la igualdad y, por otro lado, la temporalidad se descubre como fundamento

principal de la subjetividad, el poder se reduce a está temporalidad radical que es abierta

y continuamente revolucionaria55

55 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 260.

. En consecuencia, el tiempo de los sansculottes saca a

la luz las alternativas del poder, en cuanto a que se presenta a un poder constituyente que

lo define todo incluso para sus adversarios. En este sentido, “las perversiones modernas

del poder totalitario se pueden explicar sólo en base a una pérdida definitiva de

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autonomía del pensamiento burgués frente al revolucionario, del poder constituido frente

al poder constituyente”56

.

2.3. Trabajo Constituido / Trabajo Constituyente Pensar sobre una nueva forma política que trate sobre la emancipación del trabajo,

supone reflexionar sobre el problema de la constitución del trabajo desde el poder

constituyente. En el tema sobre la temporalidad de los sansculottes, Negri considera el

poder constituyente como una apertura, una investigación, un proceso. Sin embargo, al

hablar de la constitución del trabajo, Negri considera que Sieyes se opone a la

temporalidad de los sansculottes en cuanto a que para él el poder constituyente se refiere

a la epifanía de un sujeto que reduce el mundo social y político a su imagen y

semejanza. Negri manifiesta que en el debate sobre el poder constituyente, Sieyes es el

primero en introducir de manera exclusiva el tema sobre el trabajo. Así, Sieyes para

profundizar en la constitución del trabajo se inventa la idea sobre el Tercer Estado57

Un conjunto laborioso, unido y compacto que se rige por el trabajo social organizado de la burguesía y cuyo desarrollo se obstaculiza por las contradicciones entre el trabajo y las funciones públicas, que la aristocracia ha usurpado completamente. […] Considera la sociedad actual como sociedad comercial moderna en la que se desarrollan funciones complejas, con demasiadas intervenciones e interferencias políticas

, la

cual se refiere a una definición económica, y sobre este contenido se plasman los

conceptos de nación y de representación, los conceptos de poder constituyente y de

poder constituido. En medio de este objetivo Sieyes define la sociedad como:

58

.

Esta definición sobre la sociedad muestra que la aristocracia usurpa el poder que

permite intervenir en la sociedad comercial. Entonces la clave de lectura fundamental

como propuesta reformadora del Tercer Estado tiene que ver con la Crítica e indignación

56 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 262 57 EL TERCER ESTADO ES UNA NCIÓN COMPLETA. ¿Qué es necesario para que una nación subsista y prospere? Trabajos particulares y funciones públicas. Sieyés Emmanuel. ¿Qué es el tercer Estado? Madrid, 1973., p. 5. 58 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 265.

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en contra de la usurpación económica de la aristocracia. Sieyes introduce el tema del

Tercer Estado, el cual lo es todo pero no representa nada, es decir, es la totalidad en

cuanto a que el Tercer Estado es una nación completa, porque éste organiza y soporta

todo el trabajo. Pensar en el Tercer Estado es pertinente por el hecho de que éste

comprende en sí todas las características, que en términos económicos, forman una

nación, éste abarca todas las actividades productivas. Sin embargo, a pesar de ser libre y

prospero está excluido del mando político y no ejerce ninguna función de

representación.

Sin embargo, partiendo del hecho de que la imagen del Tercer Estado es atemporal,

se considera que el interés consiste en restaurar el orden del trabajo ya existente,

preconstituido y naturalmente justo, que la aristocracia domina sin formar parte de él.

Esto para decir que la idea de la constitución del trabajo ingresa como tema exclusivo,

pero de una forma más jurídica que sociológica. De ahí, que el concepto de trabajo en

Sieyes sea un concepto conservador y aquél que se sostiene por una concepción de la

propiedad intocable por el poder revolucionario. Pensar en la definición del trabajo no

hace referencia, según Sieyes al concepto de clase y de lucha de clase, pero la inserción

del tema del trabajo es clave para la comprensión del mundo político. Esto quiere decir

que para Sieyes no existe un Tercer Estado en cuanto a que no hay una nación que

proponga una ley común que partiendo de la organización social del trabajo, lleve a

instaurar una representación adecuada. Los Estados Generales, por consiguiente, están

fundados bajo criterios de representación injustas, que no corresponden al orden social y

que sobrevaloran las minorías de forma desproporcionada y escandalosa. No obstante,

Negri asume la postura de Sieyes en cuanto a que está de acuerdo en que los Estados

generales deben tener representantes reales y no virtuales, en consecuencia, con esta

imagen del Tercer Estado lo que se busca es que en la sociedad se dé representación del

trabajo59

59 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 266.

.

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79

Así, se piensa en una nación en donde el sistema de representación debe llevar a

que funcione el orden del tejido económico-social. El problema de Sieyes, no obstante,

es poder construir una sociedad política moderna que represente de forma correcta y no

ataque las estructuras económicas sociales del país. Sieyes para pensar en el concepto de

poder constituyente y el tema de la representación, se dedica a trabajar sobre el problema

de la división de las normas que se distinguen como constitucionales, es decir directivas,

ordenadoras de la máquina constitucional, y puramente legislativas y normativas.

Reconoce que son dos los poderes que debemos considerar, el primero es el poder

constituyente que actúa según el derecho natural60

Estos dos poderes deben comprenderse dentro del marco del Tercer Estado, el cual

no es una clase sino una nación. Y, en efecto, este busca manifestar un poder que pueda

regular ante todo la cuestión de la constitución. Que sea capaz de anular los privilegios

que se oponen a la clase trabajadora, a una sociedad libre. Ahora bien, para pensar en un

Estado que no esté orientado hacia la usurpación económica y social es necesario

profundizar en el concepto de representación política. Esta categoría es en Sieyes un

concepto ligado a la división del trabajo, de tal modo, que la sociedad moderna se

distingue por una articulada y completa división del trabajo y en las sociedades

comerciales complejas la intervención es el elemento fundamental y el gobierno

representativo es la única forma legítima. El poder constituyente, evidentemente, es

válido sólo si es un poder representativo.

, y el segundo es el poder constituido

que actúa según las normas del derecho positivo.

60 Esto quiere decir que el poder constituyente debe producir la constitución política de la sociedad y establecer una justa relación con la nación misma. El poder constituyente es el representante de de la nación. […] El poder constituyente produce pues las leyes fundamentales que activan los cuerpos legislativos y ejecutivos previstos en la Constitución. La constitución es por tanto el medio, la máquina para producir leyes y gobierno. Naturalmente, la preeminencia de la nación es total y sería ridículo considerar la nación sujeta a la constitución: la nación se forma a través del único derecho natural. El gobierno, por el contrario, no puede pertenecer más que al derecho positivo. La voluntad nacional no es legal pero si está en el origen de cualquier legalidad. El poder constituyente es pues un cuerpo de representantes extraordinarios que no tiene necesidad de que sea cargado de la plenitud de la voluntad nacional. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 269.

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Por otro lado, un poder conmitente es una hipótesis diferente del poder

constituyente y del poder constituido porque ellos siempre son poderes representativos.

El poder conmitente, en cambio se refiere al pueblo comprendido como el conjunto

singulatim de los ciudadanos activos. Esta hipótesis muestra que como en la modernidad

se representa el episodio de la racionalidad instrumental y la organización de la

ideología política de la burguesía. La concepción moderna de la burguesía se basa en la

idea de una soberanía democrática en donde el poder constituyente se convierte en el

elemento de legitimación de las formas de gobierno limitadas y separadas.

Desde la lectura que Negri hace de Sieyes, se reconoce que el concepto de voluntad

general se descarta de cualquier posibilidad de una democracia radical, como se presenta

en la sociedad moderna la construcción de un mecanismo representativo completamente

calcado sobre la división del trabajo, por último se presenta el principio electivo como el

único y último fundamento de la legitimidad del ejercicio del poder y como la única

práctica jurídica de la lectura de la sociedad. Sieyes, de esta manera, desarrolla un

discurso en donde se considera que el espacio político es la organización de un espacio

social, es decir, de una temporalidad determinada y de un modo de producción concreto.

No obstante, reconociendo que se da una rivalidad entre la Constitución y la imagen de

la sociedad, se puede considerar que el concepto de Constitución se define en Sieyes

como la superestructura directa de una sociedad comercial que hace del orden del trabajo

su asamblea exclusiva. El avance al respecto consiste en que él hace del trabajo el centro

del debate y de la construcción constitucional, igualmente la revolución pone el trabajo

como el centro del debate y de su movimiento en cuanto a que la conexión de lo social y

lo político ya lo imponen.

Esto significa que dado que la economía como la sociedad y su organización están

separadas alrededor del concepto del trabajo la preocupación está centrada en poder

definir quién es superior en el mundo del trabajo. Por tal razón, Negri piensa que una

vez definido el trabajo como valor ordenador de la constitución lleva a que se abra la

lucha en lo social, de tal manera que se entrecrucen de forma antagónica el tiempo del

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trabajo y el tiempo de la revolución. Así, cuando el tiempo del trabajo este cerrado desde

la Constitución, la revolución tenderá a tenerlo abierto. Desde esta instancia se quiere

resaltar que cuando se identifica el trabajo con el tejido constitucional se podrán aclarar

algunas dificultades que se mostraron en el estudio de la temporalidad de las masas y la

referencia que se hizo a la voluntad general61

Reflexionar sobre la constitución del trabajo ha llevado a reconocer que la

temporalidad de los sanculottes rompe con el enigma rousseauniano y, en consecuencia,

la posibilidad formal de que esa misma temporalidad se oponga directamente a la

Constitución del trabajo deseada por Sieyes. Esta postura hace parte de la

reactualización de esa oposición que se había presentado desde Maquiavelo sobre el

tiempo constituyente y el tiempo constituido. Esto quiere decir que Sieyes tiene el

merito de haber llevado la contradicción de la voluntad general al terreno del trabajo y

de llevar esta ruptura hacia la liberación del trabajo. Negri ciertamente está de acuerdo

en la temporalidad Sanculotta sólo para oponerla al tiempo del poder constituido, de la

constitución del trabajo. Además, cuando se quiere comprender un arquetipo de

revolución en donde se da el tema de la mediación entre lo político y lo social y se da el

tema del poder constituyente como aquél que lleva a que el sujeto intervenga en el paso

de lo social a lo político. Por ello, a Marx le interesa comprender las causas objetivas

que se configuran tanto en la subjetividad, como en los movimientos de las masas que

han llegado a ser creativos. De este modo el interés de este tema de la constitución de

trabajo corresponde a conocer los nexos subjetivos de este proceso, la reducción del

tema político al tema social. Con Marx el interés es entonces construir las categorías de

su síntesis revolucionaria y la posibilidad de su crítica práctica. Además, Marx sitúa el

tema del enigma rousseauniano en el terreno de la práctica revolucionaria, así como

Sieyes lo ubica en el terreno de la práctica constitucional.

.

Por lo dicho, la Revolución Francesa se asume como revolución del trabajo. Pero

ante esta realidad está la revolución burguesa del trabajo que le interesa exaltar la

61 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 273.

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división del trabajo desde su obra constitucional. Igualmente, esta tiende a bloquear la

liberación de las fuerzas sociales explotadas en la esclavitud de la división del trabajo.

En cambio, por otro lado, está el movimiento real denominado como una resistencia,

como una potencia que es un poder constituyente. Un poder social abierto y dinámico

que se implanta en la temporalidad y que lleva a que el sujeto se reconozca capaz de

poder constituyente.

Este sujeto es denominado como el proletariado o clase trabajadora, la cual se

presenta como universal, pues se refiere a una clase que está formada por la mayoría de

los miembros de la sociedad y de la que surge la conciencia de la necesidad de una

revolución. En la modernidad el proletariado, se presenta como una temporalidad radical

que busca suprimir el trabajo y la abolición del dominio de todas las clases. Se busca

crear la conciencia de una sociedad que no sea reconocida por las clases, no obstante,

para la producción de esta conciencia colectiva social es necesario una transformación

en masa de los hombre que pueden llegar ejercer está problemática desde un movimiento

político, en una revolución. Así, sólo desde una revolución la clase dominada puede

abatir a la clase dominante y establecer una sociedad sobre bases nuevas. En este sentido

el espíritu comunista del proletariado busca ejercer la fuerza del poder constituyente

cambiando todas las relaciones de producción y las formas de relación existentes hasta

ahora. Una alternativa consiste en tratar por primera vez todos los presupuestos naturales

como creación de los hombres, el cual los despoja de su carácter natural y los somete al

poder de los individuos unidos, desde una organización económica. Por ello, a Negri le

parece fundamental definir la subjetividad histórica como temporal y evolutiva de las

fuerzas constituyentes. Por consiguiente, en el libro la Misería de la Filosofía se afirma

que:

Las condiciones económicas desde el principio habían transformado la masa de la población del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado para esta masa una situación común, intereses comunes. Así, esta masa es una clase en comparación con el capital, pero todavía no lo es por sí misma. En la lucha… esta masa se reúne, se constituye en clase por sí misma. Los intereses que ésta defiende se convierten en intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política… una clase oprimida es la condición vital de toda sociedad basada en el antagonismo de las clases.

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La liberación de la clase oprimida implica por tanto la necesidad de una sociedad nueva. Para que la clase oprimida pueda liberarse es necesario que las fuerzas productivas ya conquistadas y las relaciones sociales existentes no puedan seguir existiendo las unas al lado de las otras. […] La condición de liberación de la clase trabajadora es la abolición de todas las clases, como la condición de la liberación del Tercer Estado, de la clase burguesa, fue la abolición de todos los Estados y de todas las clases. La clase trabajadora sustituirá en el transcurso de su desarrollo a la antigua sociedad civil, una sociedad que excluirá las clases y su antagonismo, no habrá más poder propiamente dicho, puesto que el poder político es precisamente el compendio del antagonismo en la sociedad civil. […] Nunca ha habido movimiento político que no haya sido al mismo tiempo social. Sólo se trata de un orden de cosas en el que no habrá más clase ni antagonismo de clase, donde las evoluciones sociales dejarán de ser revoluciones políticas62

.

Por otro lado, se considera que la subjetividad y la definición del proceso de la

revolución permanente alcanzan una primera importancia desde la universalidad del

proletariado y desde la síntesis de la percepción histórica del movimiento real. Por lo

tanto, el proletariado es el gran problema del siglos XIX en cuanto a que el conflicto

entre el dador de trabajo y el trabajador lleva a la clase obrera a que ya no se deje

alimentar de falsas esperanzas y promesas que nunca se realizarán. Se muestra, según

Negri, que la constitución del trabajo se convierte en el elemento central del Estado

moderno, abriéndose a una alternativa inmanente y continua, caracterizada por la nueva

apertura del poder constituyente. El tiempo es la dimensión fundamental de este poder

desde las siguientes perspectivas:

“extensivamente, en el sentido de la permanencia del proceso revolucionario y constituyente; intensivamente, en el sentido de un proceso que a través de aceleraciones, momentos de crisis y ofensiva, hace madurar los contenidos mismos del poder constituyente hacia horizontes de consistencia práctico teórica, de consolidación de la conciencia colectiva y de sus cada vez más universales condiciones de libertad”63

Entonces es el tiempo y la subjetividad de las masas lo que hace que el poder

constituyente trabaje sobre las situaciones, relaciones y condiciones en que la revolución

moderna se convierta en algo serio. Por ello, temporalidad y subjetividad establecen una

62 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 280. 63 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 281.

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potencia constituyente, de tal forma que el principio de constitución, en cuanto poder

opuesto a la potencia muestra una función muda y atemporal. Así, la burguesía siente la

impotencia y el alejamiento de la vida del poder constituyente. El régimen del poder

constituido se convierte de este modo en reino de inquietud, hasta llegar a un

sentimiento de impotencia y negación. Esto lleva a que la burguesía confiese que para

mantener intacto su poder social y político debe cambiar, pues desde la temporalidad y

la subjetividad de las masas, pueden seguir explotando a las otras clases, gozando

tranquilamente de la propiedad de la familia, de la religión y el orden sólo con la

condición de que su clase sea condenada a ser un cero político.

Teniendo en cuenta el proceso constitucional de Marx y los escritos sobre la

Comuna de Paris, se considera que el poder constituyente se establece como poder de

ruptura, como poder de refundación radical de la organización social, como poder

expansivo, es decir, como movimiento imparable que a los efectos sincrónicos de la

ruptura añade los efectos diacrónicos de la continuidad de una revolución permanente y,

por lo tanto, como procedimiento de la igualdad y la libertad. Sin embargo, según

Engels, la comuna o movimiento revolucionario reconoció que la clase obrera, una vez

unida al poder, no puede seguir administrando con la vieja máquina estatal, sino que

debe eliminar la vieja maquinaria represiva, y por otra parte, debe garantizar sus propios

diputados y empleados declarándoles revocables sin ninguna excepción. Entonces la

base sobre la que se desarrollo la tipología del poder constituyente marxista tiene que

ver con el hecho de que la Comuna fue el grito de república social, con el que el

proletariado de Paris inicia la revolución de febrero. Así, el interés de ellos no era sólo

eliminar la forma monárquica del dominio de clase sino el propio dominio de clase.

La Comuna de Paris se convierte, así, en el modelo de los grandes centros

industriales de Francia, de tal maneara que establecido el régimen comunal, al viejo

gobierno le toco ceder ante el autogobierno de los productores. Se creó un sistema de

cámaras representativas que estaban orientadas hacia la unidad nacional, teniendo en

cuenta que cualquier delegado era revocable en cualquier momento desde las

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85

instrucciones formales de sus electores. Esto indica que la unidad nacional debía ser

organizada por la constitución comunal, debía destruir ese poder estatal que buscaba ser

la encarnación de esta unidad e incluso ser superior a la misma nación. Negri considera

que la identidad construida por la Comuna, demuestra que esta fue una forma política

fundamentalmente expansiva, mientras que las anteriores formas habían sido represivas.

El secreto de la Comuna consiste en que ella “fue esencialmente un gobierno de la clase

obrera, el producto de la lucha de la clase de los productores contra la clase propietaria,

la forma política finalmente descubierta en la que se podía llevar a cabo la emancipación

económica del trabajo”64

Se quiere decir de antemano que el dominio político de los productores no puede

coexistir ante la perpetuación de su dominio social. El desafío es que el movimiento que

genera la Comuna sirva de palanca para extirpar las bases económicas sobre las que se

apoya la existencia de las clases y, por lo tanto, el dominio de clase. Lo interesante es

que con la emancipación del trabajo todos se convierten en obreros y el trabajo

productivo deja de ser un atributo de clase, en este sentido, la tarea de la clase obrera es

liberar los elementos de la nueva sociedad que se han establecido en la antigua y

decadente sociedad burguesa. Así, la base ontológica del poder constituyente en Marx

consiste en un proceso en donde la revolución es permanente, la constitución es un

procedimiento, y por lo tanto, la liberación del trabajo es un proceso que conduce a la

liberación de las estructuras que han sido instauradas para dominar al sujeto. Negri deja

claro que el movimiento político generado por la clase obrera no tiene como último fin

la conquista del poder político para la propia clase obrera, por ello “es naturalmente

necesaria una previous organization de la working class desarrollada hasta un cierto

punto y que ha surgido de sus propias luchas económicas”

.

65

64 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 284.

. En consecuencia, cuando la

clase obrera se opone a las clase dominantes esta siendo un movimiento político. De ahí

que el enigma de la Revolución Francesa se desenvuelve en la problemática entre trabajo

y trabajo liberado, entre trabajo constituido y trabajo constituyente. Desde esta

65 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 284.

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perspectiva el movimiento que establece en la sociedad un trabajo constituido no le

interesa que la revolución tome fuerza porque de apropiar de todos los bienes y de

gobernar de manera exclusiva. El problema consiste en que esta hegemonía del trabajo

constituido lleva a que los pobres trabajen como esclavos y a que no se asuman como

sujetos políticos, como sujetos históricos ante la sociedad y ante el Estado. En cambio,

cuando se trabaja en un tiempo que se libera, que es abierto y que se consolidad se

pueden dar nuevas alternativas que conduzcan a terminar con la revolución. Esto indica

que sólo la Revolución Francesa conduce el concepto de poder dentro de la temporalidad

concreta de la vida social y sólo ella hace del tiempo una potencia constitutiva llevando

al extremo la alternativa entre la dimensión revolucionaria del trabajo y la dimensión

conservadora de la propiedad. El poder constituyente, el trabajo constituyente, presenta

una temporalidad constitutiva en la sociedad trabajadora, este poder es llevado a la

historia como un principio de una temporalidad constitutiva que debe definir sus

características formales en el devenir histórico.

2.4. El Trabajo Constituyente en la Modernidad Negri con el propósito de reflexionar sobre el problema del poder constituyente en

la modernidad se pregunta ¿que es lo moderno? Entonces lo moderno lo entiende como

“definición y desarrollo de un pensamiento totalizante que asume la creatividad humana

y colectividad para resumirla en la racionalidad instrumental del modo de producción

capitalista del mundo”66

Lo moderno es la negación de toda posibilidad de que la multitud pueda expresarse

como subjetividad. El poder constituido, en efecto, es la negación del poder

constituyente, pero, el poder constituyente y la subjetividad colectiva son sobre todo una

realidad social productiva que no puede ser negada por el poder constituido. El poder se

. Esto significa que la filosofía política moderna crea una

racionalidad instrumental para los fines que están dirigidos hacia un ordenamiento en

donde la angustia es la causa y la represión es el efecto de dicha racionalidad.

66 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 394

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nutre de esta potencia de la multitud en la realidad social. Se considera que a la negación

de la potencia de la multitud en lo político corresponde la reducción de la potencia de la

multitud en lo social. La hipótesis de Negri consiste en que la neutralización de la

multitud en lo político exige su separación en lo social. Esto implica la construcción de

una ciencia como la economía política, cuya tarea es el aislamiento de la potencia social

del poder político67

El objeto de esta reflexión es entonces señalar que en la modernidad se establece

una separación entre lo político y lo social. Así, Marx presenta una nueva mirada en

donde se insiste en la relación sobre lo político y lo social, en el interior de la corriente

materialista y revolucionaria de la metafísica moderna. De ahí, que en sus escritos

económicos identifica el terreno de una crítica de lo político a partir de lo social y

elabora algunos prolegómenos fundamentales de toda futura ciencia del poder

constituyente. El tema propuesto por Marx es el de la creatividad omniexpansiva del

trabajo vivo.

.

El trabajo vivo construye el mundo, modelando creativamente, ex novo, los materiales que toca. El confía y consolida en la naturaleza, y más allá de ésta, en una segunda, tercera, enésima naturaleza, el poder constitutivo del trabajo vivo. Es este proceso el trabajo vivo se transforma antes que nada a sí mismo. Su proyección sobre el mundo es ontológica […] sus construcciones son construcciones de nuevo ser: el primer resultado de este indefinido proceso es la construcción del sujeto. El sujeto es una oscilación continua de la potencia, un continuo reconfigurarse de la posibilidad efectiva que tiene la potencia de hacerse mundo. El sujeto es el punto sobre el cual se fija la constitución de la potencia. Pero el sujeto mismo continua transformándose […] El trabajo vivo se convierte en poder constituyente dentro de este proceso. Y es dentro de este proceso donde la multitud es relacionada con la potencia, y ella misma se descubre como sujeto.68

67 El pensamiento liberal y el pensamiento anarquista son, sobre este terreno, la más perfecta

figuración de la racionalidad instrumental. Para ambos, lo social no exige lo político, la mano invisible niega el poder constituyente, Sean el individualismo y la regla del provecho, o bien la anarquía y la regla del colectivismo, las leyes sobre las cuales se rigen estas representaciones de lo social, en ambos casos el fin es el aislamiento de lo social, un fin complementario de la trascendencia de lo político, ya sea invocada o condenada. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 394.

68 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 396.

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En el proceso sobre el trabajo vivo ya no se concibe la racionalidad instrumental

instaurada en la modernidad. La razón consiste en que el finalismo no es teóricamente

definible, y además, porque la subjetividad se establece desde la cantidad, por la

materialidad y por la versatilidad y creatividad del trabajo vivo. En este sentido, este

proceso se distingue por ser una determinación continua, atravesada por la concreción de

lo social, por su organización y por la actualización continua de la relación multitud -

potencia. Esta idea muestra como Marx crea “una comunidad de lo social, de lo político

y del ser que es atravesada y siempre nuevamente definida por el trabajo vivo, por sus

asociaciones, por las subjetividades que surgen, en suma, por el poder constituyente”69

El anterior planteamiento lleva a diferenciar lo que significa el poder constituyente

en la modernidad y más allá de la modernidad. En la modernidad el poder constituyente

siempre era definido como un poder extraordinario frente a la legitimidad ordinaria de la

constitución, en cambio, pensar más allá de la modernidad implica considerar un poder

constituyente en donde la extraordinariedad es suprimida, a través de su reducción a lo

social, de tal manera que a este poder le es reconocida la capacidad ordinaria de actuar

en términos ontológicos. Esto indica que el poder constituyente es una potencia creativa

de ser, de figuras concretas de lo real, valores, instituciones y lógicas de ordenamiento

de lo real. Por consiguiente, el que anima el poder constituyente es el trabajo vivo

llevando a constituir la sociedad, identificando lo social y lo político en un nexo

ontológico

.

70

El problema que surge, según Negri es que desde la revolución humanística hasta la

inglesa; desde la revolución americana hasta la francesa y rusa y todas las demás del

siglo XX se propone que el poder constituyente está agotando sus efecto. Sin embargo,

él no está de acuerdo porque cree que estamos sólo ante una apariencia de agotamiento

que es efecto de la mistificación puesta por las prácticas del constitucionalismo, con el

fin de bloquear el propósito que lo social y lo político en el Ser. ¿Pero cuáles son

.

69 Ibíd. 397. 70 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 398.

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entonces los límites del poder constituyente? Negri considera que Marx señala que los

únicos límites son los del mundo de la vida, por el hecho de que lo político y lo social

presentan una indistinguibilidad constitutiva radical que siempre se afirma. No obstante,

el poder constituyente es la subjetividad, social y política, de esta radicalidad absoluta

del mundo de la vida. Ahora bien, se puede comprender que a pesar de que Marx nos

sitúa en el terreno de la subjetividad, debemos ubicarnos más allá de Marx. La razón

consiste en que la racionalidad del sujeto político del poder constituyente de la

modernidad hace parte de una lógica lineal que reconduce la multitud de los sujetos a

una unidad y controla su diferencia a través de la dialéctica. La racionalidad moderna es cálculo del individuo, dentro de una trascendencia que anula su esencia singular. Es repetición de lo común individualizado y por lo tanto colonizado de su esfera, con la pretensión de convertirlo en trascendencia71

.

Ahora bien, los efectos de la racionalidad se establecen cuando la teoría del sujeto

constituido bloquea el proceso constituyente y funda las constituciones modernas. Por

ello, el bloqueo sucede a través de una serie de operaciones de normalización del

movimiento, que corresponden a la desterritorialización de los sujetos, la neutralización

de su creatividad, la fijación de su temporalidad. Negri muestra como el formalismo

trascendental es el fundamento de una racionalidad. Sin embargo, con la teoría del sujeto

constituyente se va más allá en el sentido de que se estimula y se reorganiza una nueva

racionalidad en la ontología. Esta racionalidad encuentra su base allí donde brota el

trabajo vivo, es decir, donde lo social encuentra su respiración vital. Esta racionalidad

ontológica permite una relación entre la potencia y la multitud, llevando a que la

determinación sustancial encuentre validez formal, fundamento, eficacia y validez

abstracta.

Es importante señalar que el problema no es salvar la racionalidad de la abstracción,

ya que es tan necesaria como la concreción. El interés no es quitar la abstracción sino su

exclusividad, la totalización formal. La abstracción debe ser reafirmada desde debajo de

los procesos de producción, allí donde los procesos constitutivos son analizados en la 71 Ibíd., p. 399.

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interiorización del desarrollo ontológico. Así, la racionalidad es experiencia común,

abstracta por finalidad de comunicación. Esto quiere decir que la abstracción no es un

fetiche, sino una función de la comunicación.

El punto de partida de la racionalidad que va más allá de la modernidad, según

Negri, es la comunicación, la cual se define como la relación ontológica de multitud y

potencia. Esto significa que la multitud y la potencia desde su relación ontológica

constituyen una nueva racionalidad como clave de constitución del mundo, es decir, de

lo social como de lo político, de la individualidad como de la subjetividad colectiva.

Entonces la racionalidad está determinada desde un punto de vista formal y sustancial,

ontológico, de la modalidad real de la relación multitud – potencia y de sus trabajos

subjetivos. Con esta nueva racionalidad se trata de plantear el problema desde el punto

de la teoría del poder constituyente, por ello la respuesta se sitúa a partir de una

dinámica histórica de alternativas y de luchas.

En consecuencia, se pretende subrayar las características que se contraponen a la

racionalidad moderna. La primera característica es la oposición entre lo ontológico y lo

formal. Esta se refiere a la oposición de la creatividad contra el límite y la medida. Así,

para la racionalidad del poder constituyente el límite y la medida es un obstáculo.

Romper con este obstáculo implica poner el límite como condición del propio existir, del

propio extenderse, como condición del propio producir. La medida es entonces un límite

interiorizado que es empujado a la destrucción por el poder constituyente, por lo tanto, la

medida debe reaparecer sólo como contenido y no como norma de las relaciones

creativas, esto lleva a que no exista ya medida, sino que se construyan en el momento

mismo en que se produce la realidad que hay que medir. Cuando se cambia el límite y la

medida de la lógica de la dialéctica, se consideran sólo como elementos dinámicos de la

continuidad creativa, múltiple y crítica del poder constituyente.

La segunda oposición de la nueva racionalidad del poder constituyente es la del

procedimiento que se da desde un proceso contra el mecanismo deductivo del derecho

sustancial y de la máquina constitucional. No se requiere entonces el análisis del poder

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constituyente desde el terreno jurídico, sino que se muestran algunas cualificaciones

concretas de la nueva racionalidad. En esta nueva racionalidad se da un proceso en

donde no se aplican normas generales, sino que se constituyen intereses, acuerdos y

relaciones que son nuevamente siempre verificadas.

Esto significa que se da una expansión continua de actividades empresariales que

atraviesan tanto lo social como lo político, lo jurídico como lo institucional. También,

los controles se ejercitan como momentos activos del procedimiento y no concebidos

como momentos de imputación externa. Esto lleva a ver que el proceso entero es

trascendental en su origen y en su fin, ya que no existe ni principio ni fin como en la

racionalidad moderna. En consecuencia, la genealogía es el método que permite que se

construya la nueva racionalidad, a partir de pasiones, intereses y capacidades

empresariales. Además, este método de la genealogía y la práctica del procedimiento

reconducen a la creatividad de la singularidad, mostrando su naturaleza siempre abierta.

El interés de esta nueva racionalidad es por lo expuesto llegar de las características más

abstractas a la identificación de las más concretas.

La tercera oposición corresponde a la oposición de la igualdad contra el privilegio.

Esto se refiere a que el privilegio no puede darse en la nueva racionalidad del poder

constituyente porque lo que se busca es que el poder se constituya en la relación entre

multitud y potencia, por lo tanto, si se da el privilegio sería contradictorio con el

movimiento constitutivo del trabajo vivo. Desde esta perspectiva, la igualdad no se

considera como un derecho inalienable, sino como la condición no objetiva del proceso

constitutivo. Esto significa que no es la finalidad sino un presupuesto ontológico que se

refiere a una condición material, a una situación concreta y no una abstracta declaración

de un derecho formal. La nueva propuesta describe una naturaleza lógica de la igualdad,

una racionalidad sustancial en donde la multitud se presenta como igualdad, así la

libertad se desarrolla sólo entre sujetos iguales, con el fin de que la relación entre

multitud y potencia fluyan sin límite, sin oposición del privilegio y, de este modo, sin

oposición del proceso. Una cuarta oposición es la diversidad contra la uniformidad, que

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se desprende de la igualdad contra el privilegio. La nueva racionalidad asume como

clave de su lógica la diversidad que se refiere a la riqueza de individualidades iguales e

irreductibles. La nueva racionalidad se representa en una lógica de las singularidades en

proceso, en fusión, en continua superación y no en reducción. Por ello, no se está de

acuerdo con la uniformidad de las singularidades.

La última oposición es la de la cooperación contra el mando, la cual se refiere a que

la racionalidad abstracta se cambia por la racionalidad de lo concreto. La cooperación se

convierte en la pulsión viviente y productiva de la multitud, es la articulación en donde

las singularidades se convierten en esencia productiva de lo nuevo. El concepto de

cooperación se piensa como la base de aquel plus creativo que define la expresión de la

multitud. Por el contrario, el mando se construye sobre la abstracción, la alienación y la

expropiación de la creatividad. El mando es la apropiación privilegiada, fijada,

uniformada del poder constituyente; es poder constituido, constitución, mando72

La cooperación es la forma en la que las singularidades producen lo nuevo, lo rico, lo potente, la única forma de reproducción de la vida. La cooperación identifica su racionalidad con la potencia. Sobre el terreno político, toda definición de democracia que no asuma la cooperación como clave de lectura y como tejido concreto de la relación entre multitud y potencia, como motor creativo de esta relación, es falsa. Es mando es esta falta de verdad. La cooperación es, por el contrario, el valor central de la nueva racionalidad, su verdad

. Esto

significa que para Negri, la producción y la reproducción del mundo de la vida residen

sólo en la multitud, en el conjunto procesual de las relaciones de libertad, de

singularidad.

73

.

Esta idea muestra que el poder constituyente construye un nuevo ser, una nueva

naturaleza de la historia desde la perspectiva ontológica. Por ello, la cooperación es la

vida misma en cuanto se produce y se reproduce. En la nueva racionalidad, la

cooperación tiene la función de instaurar creativamente las relaciones en el ser. Se trata

de una racionalidad crítica que destruye el bloque de la potencia, no obstante, ella es

72 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 403. 73 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 404.

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permanente construcción de los desarrollos de la potencia, es decir, la potencia es una

función que se realiza a través de la cooperación de las singularidades. Esto significa que

la libertad, igualdad y potencia son conceptos que se hacen historia y constituyen la

sustancia dinámica del poder constituyente, por consiguiente, toda definición que una la

secuencia entre la igualdad, la libertad y la cooperación se constituye como una verdad o

como un proceso en donde se da la innovación del ser.

Reconociendo el tema de la subjetividad y de la racionalidad como una medida de

la construcción del nuevo mundo, se considera la siguiente observación sobre la

definición política del poder constituyente. La primera observación se refiere a que el

poder constituyente es la definición de todo posible paradigma de lo político, esto indica

que no hay definición de lo político, sino es a partir del poder constituyente. Este es la

matriz totalizante de lo político, pues ante las definiciones metafísicas de lo político

como mando sobre la comunidad, ante los irracionalistas que lo definen como reino de la

violencia más o menos legitimada, se presenta la definición de lo político como potencia

ontológica de la multitud de singularidades cooperantes. Esto quiere decir que las

definiciones tradicionales como la de los irracionalistas no saben dar razón de la

potencia de la comunidad. Lo interesante es que el poder constituyente nos libera de esas

definiciones tradicionales que nos aleja del deber ser de la comunidad y, en cambio,

transfiere lo político sobre el terreno de la ontología, de la creación del nuevo ser.

Ontológicamente nos encontramos ante la multitud de las singularidades y ante el

trabajo creativo de la potencia, cuyo entrelazamiento se da en el proceso de lo político.

Esto quiere decir que en este proceso creativo de lo político no hay mediaciones, ni

síntesis, sino genealogía y producción coextensiva y cooperante de comunidad y de

fuerza, es decir de multitud o de potencia. Igualmente, no dialéctica porque en este

proceso creativo de lo político no se cierra sino que se abren nuevas dimensiones del ser,

poniendo en movimiento nuevas determinaciones de la potencia.

El poder constituyente responde a las condiciones de definición de lo político, a

partir de unas determinaciones creativas y de cooperación. Desde estas condiciones lo

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político se vuelve racional, de tal manera, que organiza el tiempo, es decir, lo político es

recuperado por la temporalidad del movimiento constituyente. De este modo, la

constitución dinámica, creativa, continua, procesual de la potencia es lo político. Esta

definición de lo político está sujeta a las determinaciones de la subjetividad y de la

tendencia, esto es, a las figuras en las cuales la multitud y la potencia se entrelazan como

figuras de cooperación productiva. No obstante, lo político se reduce a una mediación

administrativa y diplomática, a actividad burocrática y de policía cuando se le quitan los

elementos de la expresión de la multitud y la expresión creativa continua de un nuevo

mundo de la vida. En consecuencia, todas aquellas actividades que no llevan a que el

poder constituyente promueva una lucha continua para emerger como potencia son

efecto del trabajo muerto74

.

74Un poder político sin poder constituyente es como una empresa sin beneficio, sin el trabajo vivo de la innovación y el enriquecimiento de la productividad. Lo político sin poder constituyente es como una vieja propiedad, no sólo desfalleciente sino ruinosa a un tiempo para los trabajadores y para sus mismos poseedores. […] Entre 1968 y 1989, nuestras generaciones han visto como el amor por el tiempo se oponía a todas y a cada una de las manifestaciones del ser para la muerte. El movimiento de las multitudes ha expresado por todas partes su potencia, con aquella extraordinaria y sólida fuerza que no indica una eventual excepcionalidad, sino la necesidad ontológica. […] a nosotros nos toca acelerar esta potencia y, en el amor del tiempo, interpretar su necesidad. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 408.

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3. LA ONTOLOGÍA CREADORA DEL TRABAJO

El tercer capítulo pretende exponer la relación entre el sufrimiento como clave para

resistir y la ontología creadora del trabajo ante el sometimiento del poder del capital. El

texto de referencia corresponde a Job: la fuerza del esclavo, texto escrito por Negri entre

1982 y 1983 al cumplir su cuarto año de condena en la cárcel. Este texto muestra como

el sufrimiento que Job experimentó es un ejemplo ante el sufrimiento y el estado de

desesperación que Negri vivió en carne propia ante la insensatez de la razón. Por

consiguiente, al estar preso por razones políticas el pensador busca en el análisis del

sufrimiento una clave para resistir.

Esto significa que al no poder defenderse ante el poder absoluto, el reto consistía en

no dejarse llevar intelectualmente al fondo del dolor y de las miserias de la prisión y, por

lo tanto, crear en cambio una lectura de la represión que le permita resistir e interpretar

la derrota política misma como una crítica del poder75

. En efecto, interpretar un estado

de sufrimiento se constituye en Negri un momento esencial de resistencia para dinamizar

lo que significa la ontología creadora del trabajo como alternativa de configuración de la

subjetividad. El objeto de esta reflexión es mostrar entonces que este dolor que acontece

desde el trabajo negativo es el paso hacia una rebelión subjetiva y, por lo tanto, que

existe la posibilidad de una resistencia antológica que sobreviene después de un dolor

ontológico.

3.1. Fuerza del trabajo. Ante una situación de sufrimiento que nace a raíz de una derrota política, Negri se

introduce en la lectura de Job no necesariamente para comprender la pregunta teológica

sobre el mal. ¿Si Dios existe de dónde proviene el mal? Si hay mal, ¿Por qué existe

75 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, Buenos Aires, paidós, 2003., p. 11.

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96

Dios?, sino, para descubrir cómo construir un camino de liberación. Esto quiere decir

que se propone entonces un problema práctico al querer alcanzar la liberación de una

derrota política que se configuraba como un pasaje histórico y como una época

imposible de restaurar76

La tarea que se propone Negri consiste, por consiguiente, en pensar ¿Cómo seguir

las huellas de Job para alcanzar la liberación? Lo primero que se tiene en cuenta es que

en Job el camino de liberación no es político, sino comprender un insoportable dolor

ontológico que se muestra como una violencia irreflexiva completamente atrapada pero

que resiste en la percepción inmediata del Ser. Este problema lleva a que el primer tema

que trate Negri, a partir del libro de Job, sea el de la inconmensurabilidad del dolor, de

tal modo que le permita comprender la contradicción que se da con la cultura marxista,

en el sentido de que está es una cultura de la medida, es una cultura en donde el trabajo

se constituye a través de la medida, y se da una pasión mesurada de la razón de Estado.

.

Negri, por lo tanto, al ocuparse del trabajo obrero se encuentra con la manera como

se aborda la medida, cuando trataba temas internacionales se daba cuenta que reaparecía

el tema del sentido de la medida. No obstante, sólo hasta 1968 nace la percepción de ver

que es posible operar una mutación que pueda cambiar todas las medidas establecidas en

el mundo. Esta percepción denominada como crisis de la medida y de las leyes que la

estructuran llevó a pensar a Negri si esa razón fue la que lo movió junto a algunos

amigos al enfrentamiento con el Estado y, por consiguiente, a terminar en la cárcel a

pesar de promover una rebelión con razones sólidas y verdaderas. Esto se refiere a “una

transformación profunda del modo de producción de nuestro mundo y casi – en aquella

época – frente a una cosmogonía”77

76 Marx pone de de presente el sometimiento del trabajador a situaciones en las que se produce la perdida de su autonomía; al mismo tiempo, muestra el proceso de abstracción y reducción de las potencias vitales pertenecientes al cuerpo a una simple fuerza de trabajo productora de valor de cambio a la que se configura para ser vendida en el mercado. Cifuentes, Luis Antonio, el suplicio de la carne y la potencia del trabajo, en: Biopolítica y formas de vida. Pontificia universidad Javeriana, 2007 p. 74.

.

77 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.14.

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97

La razón de la rebelión, en efecto, en aquel momento era ante la medida establecida

en la sociedad, pues, esta regla no permitía que los trabajadores fabriles no gozaran de

condiciones de vida apropiadas que les permitiera tener formas de vida dignas. Una

razón al respecto es que en la modernidad se da la desvalorización de las fuerzas del

cuerpo en función de su capacidad para producir objetos con valor económico, es decir,

el trabajo al aparecer sometido y coaccionado dentro del proceso productivo por las

relaciones de explotación que causan sufrimiento reduce la potencia fisiológica a mera

fuerza de trabajo. El cuerpo viviente ya no se convierte en una potencia productora de

bienestar que configura objetos útiles, sino que al someterse esta fuerza de trabajador a

las leyes del mercado se habla, por consiguiente, de un cuerpo que sufre la

inconmensurabilidad del dolor establecido por la insensatez de la razón78

El camino que se propone consiste entonces en “la transformación de toda la

organización de la sociedad, de la producción industrial y de las formas de vida”

.

79

La analogía de esta realidad con Job corresponde a que los obreros fueron fieles

respecto de todas las medidas que regulaban el mundo sostenido por el capital; Job había

sido fiel a las medidas que regulaban el mundo sostenido por Dios, sin embargo, la

medida entro en crisis, llevando a que Job protestara contra ella y sufriera el dolor de la

inconmensurabilidad de la vida. Esto esta relacionado con el sufrimiento y la angustia de

liberación de Negri, en tanto que para él y para el movimiento obrero les toco vivir la

misma experiencia de Job. Reconocer que el dolor de la inconmensurabilidad posibilitó

descubrir que tras el derrumbe de la mesura sólo podía sobrevenir la pasión de la

creación; esto significa que ante la caída de las viejas medidas, había que crear nuevas y,

. No

obstante, hacia la década de 1980 la naturaleza del trabajo cambia por completo, la

mutación del trabajo se funda en la ruina de la medida del valor llevando a que el

socialismo y el capitalismo se tornaran imposibles, en el sentido de que el derrumbe de

esta ley de la medida del valor representaba una alteración profunda en el mundo.

78 Cfr. Cifuentes, Luis Antonio, el suplicio de la carne y la potencia del trabajo, en: Biopolítica y formas de vida. op. cit., p. 75. 79 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.14.

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98

en consecuencia, la pasión reside en la capacidad de pasar con alegría más allá de la

medida 80

El segundo tema que nace de la lectura de Job corresponde al cuerpo. La

preocupación inicial tiene que ver con el hecho de pensar ¿cómo introducir la ansiedad

de la creación en el seno de la lucha política? Pues, la razón de esta nueva reflexión

sobre el cuerpo pertenece a la insatisfacción de haber vivido una práctica política de

manera abstracta. La represión acontecida en Negri ante la perdida de toda medida le

permitió poner en contacto su cerebro con su cuerpo, de tal manera que para él ya no se

trataba de criticar la función intelectual que era central y productiva, sino que se trataba

de recuperar el cuerpo, de reivindicar su presencia y resistencia. La historia de Negri

encontró sentido gracia a que su cuerpo estuvo presente resistiendo.

.

La liberación, por consiguiente, era liberar el cuerpo, pues obrando de esta manera

era claro que el proyecto comunista se liberaba de todo idealismo y revelaba su

materialismo81

El tercer tema que se reveló a partir de la lectura que Negri tiene de Job consiste en

reconocer como la experiencia ética del dolor (a través del cuerpo) se abre a la

definición de lo verdadero. Esto significa que cuando ya no hay medida ¿dónde puede

estar lo verdadero? El drama ético de Job al igual que la catástrofe del movimiento

obrero llega a una conclusión sólo con la condición de asumir esta problemática más allá

de la lógica de la medida. Por tal razón, Job reconoce a Dios porque lo ve nuevamente, y

la idea es que el movimiento obrero busque ver al hombre libre, más allá de toda

dominación capitalista y del poder absoluto. Negri entiende, en efecto, que la verdad

. Esto significa que se debe insistir en un cuerpo a cuerpo semejante al

que Job había tenido con Dios, pues el movimiento obrero es visto como unos Jobs que

luchan contra los poderes que dominan el mundo y lo esclavizan.

80 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., pp.14-15 81 El tema de la inconmensurabilidad del dolor y el descubrimiento de lo social, el dolor y el reconocimiento, el sufrimiento y el diálogo entre los cuerpos era fundamental para la experiencia humana: está en la base de la comunicación. Sin lugar a duda, se trataba de un trayecto muy diferente del que seguía la teodicea clásica y Job en particular, pero que en realidad coincidían: la inconmensurabilidad del dolor podían reconocerse a través de la relación entre los hombres, en la multiplicidad dialogante, y así el dolor se convertía en productor del mundo y el lenguaje mostraba su creatividad. Ibíd. p.16

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99

sólo puede consistir en una nueva visión colectiva en la que el destino este sometido a la

potencia82. Estos tres temas denominados como: la inconmensurabilidad del dolor, el

descubrimiento de lo social (el cuerpo) y el drama ético de lo verdadero, en primer lugar,

son fruto de la experiencia que Negri vivió en la cárcel y del contexto cultural de la

Europa de los comienzos de 1980; y en segundo lugar, fue el clima perfecto para la

entrada en la posmodernidad83

Negri indaga, entonces la lectura de Job con el propósito de entrar en la centralidad

de una cosmogonía creadora en la cual el hombre y Dios se afrontan y se identifican. La

creación, en consecuencia, se prolonga en el Mesías, el trabajo se realiza en la

construcción de un nuevo Ser del mundo. Esto quiere decir que el tema fundamental

compete a la ontología creadora del trabajo, en el contexto de la cultura occidental. Un

argumento de esta preocupación por la construcción de un nuevo Ser nace ante la

manera como se ha regulado el tema del trabajo en las sociedades modernas y ante el

surgimiento de la euforia nihilista del pensamiento débil en la realidad posmoderna.

.

El Leviatán y el Behemot habían desaparecido en el océano sin dejar la más leve estela de espuma en la superficie. Hoy, cuando el viento de la historia vuelve a soplar y las cosmogonías vuelven a ser actuales y se abren a las antiguas e intensas pasiones del hombre por la vida, por el progreso de las costumbres y por la igualdad de las riquezas, Job trabaja, exige que se le explique el mal, blasfema, protesta contra la explotación, desafía el poder y compone así una máquina ontológica que es la del renacimiento de la pasión84

.

En consecuencia, se pretende reflexionar sobre la ontología creadora del trabajo

para pensar en la posibilidad de construir un mundo nuevo, a partir de la liberación y

constitución del Ser.

82 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.16. 83 Los posmodernos consideraban que las grandes narraciones estaban determinadas, insistían en la falta de toda mesura y en la desproporción de todos los términos del razonamiento filosófico. No obstante, en esta reflexión había una especie de ligereza o, si se prefiere de flojedad: en Italia se habló entonces de “pensamiento débil”. En el caso de Job, por el contrario, la desmesura se presentaba como una gran narración dramática, no había en ella ni pizca de blandura: sólo el suplicio de la carne llegaba a ser significativo. En el libro de Job lo posmoderno se presentaba como una contaminación positiva y ese fantástico texto ofrecía en el fondo una especie de cosmogonía posmoderna. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.17. 84 Ibíd., p. 23.

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100

3.2. La desmesura del trabajo. Negri para reflexionar sobre la problemática de la irracionalidad del mundo

contemporáneo quiere mostrar inicialmente la cercanía que tienen Job y Spinoza a esta

realidad. La diferencia que existe entre estos dos autores corresponde a la forma del

movimiento del Ser y no a su fundación, tendencia y destino. El interés consiste en ver

que “el libro de Job es una provocación contra la seducción de la razón, la insolencia del

saber y la euforia de la ética”85

El mundo de Job esta sometido desde el inicio a una violenta ruptura de la

superficie mítico-metafísica de lo existente, además, en Job el razonamiento y la

imaginación son considerados como aquellos que se oponen de manera absolutamente

radical, mientras que en Spinoza viven por el contrario uno en la otra en un crecendo

constructivo. A Negri lo que le interesa es reconocer que a pesar de las diferencias que

hay en ellos se siente la escansión de la unidad ontológica de la experiencia, esto quiere

decir que en ninguno de los dos la diferencia conduce al desastre de la unidad del Ser.

.

La razón de esta comparación entre estos dos autores es para resaltar como ellos al

eliminar toda pretensión idealista, lo que sucede es que las diferentes pretensiones se

entrecruzan alrededor del problema de una ontología de lo humano y de lo divino, de su

dramática constitución y del sentido ético de ese proceso. Me parece entonces que

nuestra atención debe estar puesta en la manera como Job y Spinoza trabajan en la obra

de la ontología del Mesías para la reconstrucción de un mundo ético, después de ver en

el primero como se ha deconstruido la fe en la justicia de Dios y en el segundo como se

ha disuelto toda ilusión teológica.

Negri retoma a Hegel considerando que él crítica el mundo spinozista en el

momento en el que muestra la pretensión de querer controlar todo a través de la

mecánica dialéctica del Espíritu, a través de su medida86

85 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.30.

, sin embargo, Negri enseña que

Spinoza no asume esa medida en cuanto a que su postura se argumenta en lo sin medida,

86 Los griegos tuvieron conciencia, aunque de manera aún imprecisa, de que todo posee una medida, hasta el punto que Pármenides ya había introducido después del ente abstracto la necesidad como la antigua limitación que se les impone a todos. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 31.

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101

no obstante, el mundo Spinozista al determinarse como lo sin medida se refiere a lo

desmesurado. La pregunta entonces consiste en: ¿Qué analogía tiene ésta postura

Spinozista con el horizonte establecido por Job? Al analizar a Spinoza y a Job desde el

punto de vista de Hegel esa semejanza se toma de manera negativa, ya que el no admite

que el mundo se niegue a hacerse vampirizar por el sistema, ahora bien, poniendo a

Spinoza y a Job en el mismo eje antológico se puede hablar de la diferencia que se

muestra en el aspecto ético y epistemológico.

En relación con Spinoza se considera que él encuentra una gran verificación en una

ética materialista, fundamentada, a partir de un carácter proyectivo de la existencia, de

una dinámica indefinida del proceso de construcción de sentido, de una construcción

colectiva de valores, de un principio de responsabilidad y de cooperación, de una

epistemología radical de la inducción, de un subjetivismo genealógico en la construcción

del mundo y en la definición de la razón, en cambio, en relación con Job se ve que se

impone un carácter más dramático y se reconoce un salto metafísico, ya que el libro de

Job no es sólo una provocación contra la seducción de la razón, sino también el

descubrimiento fenomenológico y la declaración metafísica del desastre al que conduce

la coherencia de la razón instrumental.

Pensar en la causa de la desmesura del trabajo supone reconocer el proceso de

transición que se ha presentado entre la tendencia de la modernidad y la posmodernidad.

La primera tendencia corresponde a la subsunción total de la vida del capital. En esta

tendencia el capital tiene la tarea de reducir toda la sociedad a su imagen y semejanza, a

partir de la asimilación del funcionamiento social a la manera de la circulación del

dinero. Esto significa que se quiere convertir en productivo y en fuente de riqueza el

tiempo total de la vida, de tal modo que el capital se constituye como realidad absoluta a

partir de la medida del valor. Ahora bien, el desastre se hace presente cuando por los

años de la segunda posguerra entra en crisis la medida del valor, posibilitando que la

relación establecida entre trabajo y valor ya no determinara la explotación del capital. Se

comprende entonces que la ley de la tendencia de la modernidad era la ley de la medida,

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de la riqueza y de la explotación, no obstante, la fuente el sufrimiento se relaciona con el

hecho de que tras el predominio del capital social el trabajo deja de ser medida. El

capital social, por lo tanto, al apropiarse de todas las condiciones sociales y expandir

toda su potencia sometiéndola al proceso de valorización, al mismo tiempo lleva a que el

dolor se expanda cada vez más socialmente generando exclusión, y por lo tanto

afectando al Ser87

Al respecto, la idea de la socialización del capital

. 88

La tragedia o perdida de toda medida, por lo tanto, afecta al Ser y el dolor se

introducen en sus fibras más intimas. La tragedia no puede ser vivida y manipulada y

y, en efecto, la economía global

se pueden comprender como causas para que la explotación se globalice, pues, al no

haber una medida del valor que determine la contradicción entre el trabajo y el capital se

da el aumento de los que no ganan dinero y se fortalezca la exclusión de los miserables,

los marginales, los desplazados, los inmigrantes etc.

87 Cfr. Cifuentes, Luis Antonio, el suplicio de la carne y la potencia del trabajo, en: Biopolítica y formas de vida. op. cit., p. 82. 88 Decíamos antes que en el método teórico de Marx […] Se sitúa una dialéctica entre lo interior y lo exterior. Las luchas proletarias constituyen – tanto en términos reales como ontológicos – el motor del desarrollo capitalista. Obligan al capital a adoptar niveles cada vez más elevados de tecnología y a transformar así los procesos laborales. Desde esta lógica, el capital se organiza en función de las reformarlas relaciones de producción y las relaciones de producción. Esto se da en la sociedad moderna desde las empresas manufactureras hasta las industrias de gran escala, desde el capital financiero hasta la reestructuración y globalización transnacional del mercado, por lo tanto lo que siempre determina la figura del desarrollo capitalista es la iniciativa de la fuerza laboral organizada. Lo interesante que nos muestra Negri desde la lectura de Marx es que a lo largo de la historia el lugar de explotación es un sitio que se determina dialécticamente. De ahí que cuando el pueblo se rehúsa a la explotación muestra la verdadera fuerza motor de la realidad. En la modernidad la relación entre lo interior y lo exterior del desarrollo capitalista está completamente determinado por la posición dual del proletariado, tanto fuera como dentro del capital. Esto lo resalto para decir que en el mundo posmoderno esta configuración espacial cambio. Por un lado, las relaciones de explotación capitalistas se expenden por todas partes, ya no se limitan a la fábrica sino que tienden a ocupar todo el terreno social. Por otro lado, las relaciones sociales atraviesan completamente las relaciones de producción, con lo cual imposibilitan cualquier externalidad entre la producción social y la producción económica. La dialéctica entre las fuerzas productivas y el sistema de dominación ya no tiene un lugar determinado. En efecto, el objeto de la explotación y la dominación tiende a no ser ya un conjunto de actividades productivas específicas, sino que procura abarcar la capacidad universal de producir, es decir, la actividad social abstracta y su poder general. Esta fuerza laboral abstracta se refiere a el conjunto cooperativo de cerebros y manos, espíritus y cuerpos; es la no pertenencia como la difusión social creativa del trabajo vivo, es el deseo y el esfuerzo de la multitud de trabajadores móviles y flexibles y, al mismo tiempo, es la energía intelectual y la construcción lingüística y comunicativa de las multitudes que trabajan con el intelectos y los afectos. Cfr. Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, op. cit., p.188.

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mucho menos dominada, pues ella controla todas las perspectivas, bloquea todas las vías

de escape, no permite la creación de instrumentos de salvación89

Por otro lado, la lectura del libro de Job muestra que se renuevan nuevas cuestiones

sobre la metafísica de la negación que recorre la modernidad, de Maquiavelo, a Spinoza

y Marx. Una cuestión corresponde al problema del mal, pues es visto como aquél que

todavía no se ha superado. El hecho de que en Job no se hable ni de Dios, ni de Satanás,

ni del hombre como entidad abstracta y que en Spinoza se haya borrado toda referencia

teológica no suprime el problema, sino que sólo se ha resignificado. La pregunta que se

hace Negri es entonces:

. En este sentido, el

esclavo padece un dolor sin medida gracias a que el sufrimiento ya no esta asociado a la

relación trabajo valor; se ha vuelto colectivo por el poder absoluto del capital, cuyo

dominio esta dirigido hacia la subsunción real. Entonces, ante este obstáculo que se

renueva incesantemente en la historia ¿cómo creer en la razón después de Auschwitz e

Hiroshima?

¿Por qué producimos el mal? ¿Y cómo podemos orientarnos en un mundo en el que todas las dialécticas han demostrado ser asquerosamente inefectivas? ¿en el que el asesinato y la destrucción de los valores han alcanzado la desmesura y donde el no Ser absoluto, es decir, la destrucción nuclear, total, de todo lo que existe se encuentra por primera vez a disposición del poder?¿Y qué hay que entender por salvación? 90

.

Esto significa, según Negri, que todas las certezas que se han heredado y todos los

valores por los que se han luchado hoy están en tela de juicio. Esto se refiere a una

interrogación que se produce en el borde del abismo, en donde el dolor a veces se torna

insoportable, en donde a pesar de todo el único camino posible es el de la interrogación.

La invitación entonces es aceptar el desafío de Job para poder confirmar la confianza

racional. De ahí, el desplazamiento del terreno moral al terreno antológico.

La desmesura muestra que la analogía que Negri hace de la modernidad con Job

busca dar a conocer que la referencia a él es fundamental para aquellos que están

convencidos de que la verdad se halla implantada en la potencia del trabajo. La

89Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 32. 90 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 34.

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preocupación, por lo tanto, es que pensar el tema del trabajo y de su valor en la crisis

que existe en la modernidad, tanto en la teoría como en la praxis, permite reconocer que

el trabajo ha dejado de ser un valor y se ha transformado en un problema. La idea de que el valor nace del trabajo, de que la extracción del valor constituye, por un lado, la producción, y por el otro, la explotación, de que el orden social se construye partiendo de la distribución de ese valor…] Así como la idea de que, partiendo de las luchas contra el mecanismo de gestión de la producción del valor y de reproducción de su distribución social, se construye la transición a un funcionamiento diferente y más justo, a una senda de emancipación y de liberación, no sólo constituyó el corazón de la crítica de la economía política de Marx, sino que además es una verdad que siempre circuló y se transmitió a la conciencia de millones de personas 91

.

En el mundo contemporáneo se ve que ya no prevalecen esas ideas inspiradas por el

marxismo, en primera instancia, porque la teoría del valor ha sido superada en cuanto a

su uso, de tal manera que es imposible cuantificar la producción sobre esa base y esa

teoría ya no distingue lo que es productivo de lo que no lo es, ya no cuanta la historia de

la transformación de las mercancías, a través de los componentes de la producción y de

la reproducción. Es razón de esto el tiempo del trabajo ya no define la riqueza social, ya

que la productividad del trabajo ha superado la regla temporal del valor. Esto significa

que el valor se hizo desmesurado en el momento en que desaparecieron todas las

medidas, pero, al desaparecer el criterio de la medida no quiere decir que se suprima el

fenómeno de la mesura.

Esta realidad de desmesura nos pone ante el tema del sufrimiento que se hace

explicito en el hombre que trabaja y se ofrece en sacrificio a la riqueza. En la

posmodernidad se ha perdido el antagonismo que caracterizaba esta situación de

sufrimiento, pues en Marx se transformaba la teoría clásica de la naturaleza y de la

medida del valor en un instrumento para identificar el antagonismo que las constituía y

en un arma para combatir la explotación, por el contrario, Negri manifiesta que hoy

pertenecemos a un mundo en el que la explotación se presenta como el simple efecto de

una operación de fuerza, es decir, que estamos bloqueados por las líneas de la

explotación del trabajo. 91 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.36.

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Se entiende entonces que el trabajo se ha tornado desmesurado en el momento

mismo en el que uno no comprende su razón de ser, su causa, su regla, ni si medida. El

trabajo llega a ser entonces el mal en el momento que se le quita la racionalidad de la

medida. Negri se refiere a un mal práctico y no únicamente la falta de un sentido

racional, sobre todo cuando el trabajo ya no se concibe solamente como una actividad

entre las demás actividades que el hombre realiza en la sociedad que le reserva otras

dimensiones vitales, sino que en la posmodernidad el trabajo se define como la vida

misma (biopolítica) y la sociedad se define como una sinergia productiva general que

reúne todos los tiempos singulares que recorren siguiendo el círculo de la vida a lo largo

de una tangente de valor. La figura del dinero, por tal razón, es donde se condensa esta

circulación insensata como en el colmo del absurdo y el vacío en razón de que la regla

de lo indiferente desmesurado ha remplazado a la medida del valor92

El trabajo sin medida, en efecto, pierde asimismo toda finalidad, considerado así,

como una neutralidad o como una trascendencia técnica. En consecuencia, la ley que

sustenta al trabajo es una segunda naturaleza llevando a que la relación entre el trabajo y

su producto sea completamente indeterminada. El trabajo se muestra como una técnica,

como una instrumentalidad insensata que no revela ningún valor, o mejor dicho, que lo

consume. Negri se refiere a un trabajo que se transforma en algo blando y duro a la vez:

blando e invasor como la comunicación, duro e insensato como el destino trágico de la

razón instrumental. Esto significa que la comunicación es la trama sobre la cual se

comunica la actividad humana no liberada, y que a la falsificación permanente del medio

se unen el dolor de lo insensato

.

93

Este análisis sobre el trabajo en la modernidad nos pone con la actualidad del libro

de Job al reconocer lo que significa el carácter insensato del dolor. El motivo tiene que

ver con el hecho de que el trabajo está dominado por una heteronomia absoluta, esto se

refiere a que no hay ningún elemento que permita justificar el mundo salvo un dolor tan

profundo que llegue a ser en una inversión extrema, la causa y el fin negativo del

.

92 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.37. 93 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 38.

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mundo. Nos encontramos ante una sociedad que es fruto de un trabajo negativo y la

proyección de un mecanismo trágico. Entonces la idea de pensar en una resistencia

ontológica supone la posibilidad de hablar en la historia del trabajo sobre la liberación

como un comienzo y no como un fin. Abordar la liberación como un comienzo permite

leer el libro de Job como el libro del descubrimiento de la miseria más absoluta que

estalla hacia la claridad. Esto significa que Job es el símbolo del Mesías.

Las sucesivas lecturas del libro de Job, ya sea durante el milenio cristiano, ya sea durante la reforma protestante, no modifican esta interpretación. (…) Sólo recientemente, después de Auschwitz e Hiroshima y una vez que se puso en marcha el proceso de liberación de los pueblos colonizados, la teología amplio la consideración del libro de Job: en ella problematiza la relación del hombre con Dios y muestra, como en la historia de Job, la alianza de Dios y de Satanás y el escándalo del “silencio” de Dios ante el sufrimiento del hombre. En este sentido la teología de la liberación llega a un punto que es cualitativamente central para evaluar a la vez el libro de Job y la situación actual del sufrimiento y de la lucha en un mundo marcado por el derrumbe de todos los horizontes de valor94

.

El punto es que hoy la razón de ser de una filosofía materialista, y más aún la crítica

a una economía política adaptada a las determinaciones de la posmodernidad, sólo puede

consistir en una construcción juiciosa del horizonte del valor, de tal modo que permita

identificar los momento actuales de la explotación y el antagonismo, a través de la

potencia constitutiva de la lucha y su determinación militante. La hipótesis corresponde,

por lo tanto, a “una ruptura del horizonte de insignificancia axiológica y de indiferencia

vital que sea capaz de reconstruir un mundo de valores”95

Esto significa que la crisis del trabajo nos lleva a rechazar la continuidad de un

malestar antológico que se extiende en la inercia del mundo, en la determinación

irracional del poder, y por lo tanto, la hipótesis a partir de la cual se quiere actuar

corresponde a aquella que ilumina la potencia creativa humana. Negri, en razón de lo

dicho, no apunta a resolver los problemas del valor ni de la organización social del

trabajo, sino que trata de plantear la cuestión de la genealogía. El origen del valor y la

.

94 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.42. 95 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.44.

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dinámica de su sistema y desde ahí el valor del trabajo y sus aspectos creativos. Se

recurre, por consiguiente a Job como parábola, como condición y tal vez como analogía

de este proyecto en cuanto a que la realidad de la miseria presente en la modernidad es la

de Job, las preguntas y las respuestas que se le hacen y se le dan al mundo son las

mismas que hacía y que daba Job. Según Negri, nos expresamos con la misma

desesperación, pronunciando la misma blasfemia.

La pregunta consiste en ver si ¿Podremos también nosotros guiar nuestra miseria a

través de una analítica del Ser y del dolor y, desde el fondo de esta profundidad

ontológica, remontar hacia una teoría de la acción o, más precisamente, hacia una

práctica de reconstrucción del mundo? Desde la perspectiva de Job es posible pensar en

la analítica del Ser en el sentido de que él se niega a emprender la vía de una definición

negativa de Dios. Job, en efecto, se mantiene sobre el terreno de una ascesis positiva, es

decir, sobre el terreno de la virtud que eleva al Ser.

3.3. El carácter absoluto de lo contingente Pensar en lo que significa la constitución del proceso del Ser en Job supone

inicialmente estudiar la escena en la que se representa la constitución del proceso entre

lo humano y lo divino, a partir de la siguiente situación: El día en que los Hijos de Dios venían a presentarse ante Yahvé, vino también entre ellos el Satán: Yahvé dijo al Satán: “¿De dónde vienes?” el Satán respondió a Yahvé: “de recorrer la tierra y pasearme por ella”. Y Yahvé dijo al Satán: “¿No te has fijado en mi siervo Job? ¡No hay nadie como él en la tierra, es un hombre cabal, recto, que teme a Dios y se aparta del mal! Respondió el Satán a Yahvé: “¿Es que Job teme a Dios de balde? ¿No has levantado tú una valla en torno a él, a su casa y a todas sus posesiones? Has bendecido la obra de sus manos y sus rebaños hormiguean por el país. Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes; ¡verás si no te maldice a la cara! Dijo Yahvé al Satán: ahí tienes todos sus bienes en tus manos. Cuida sólo de no poner tu mano en él”. Y el Satán salió de la presencia de Yahvé96

.

Este fragmento muestra, por un lado, la unidad entre lo humano y lo divino a partir

de la relación establecida entre Dios y Job y, por otro lado, Satán considerado como el

96, Biblia de Jerusalén, Job, 1, 6-12, Desclée De Brouwer, Bilbao, 1998. p. 655.

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fiscal y quien genera a través de la sospecha el pecado e interrupción entre lo humano y

lo divino. La función que cumple el pecado es la de permitir que el proceso que hay

entre lo humano y lo divino se constituya de manera negativa, llevando a que Job caiga

en la desesperación. Esta realidad manifiesta que los tres sujetos participan de la vida, a

través de una dialéctica en donde se constituye lo real y la condición de Ser. En este

proceso de constitución del Ser el mundo se presenta como una dualidad en donde las

condiciones mismas de la dialéctica se dan a partir de la manera como se vaya

constituyendo la sociedad. Esto significa que cuando se da una relación entre lo humano

y lo divino de manera negativa se da una no - dialéctica que lleva al individuo a

experimentar el sufrimiento y el encontrarse posicionado bajo el dominio del poder97

El quiebre de la no - dialéctica se da cuando desde la resistencia al dominio del

poder surge el Mesías, el cual es el fundamento que se evidencia a partir de una rebelión

o una protesta que está en oposición a la condición de sufrimiento que establece la

ontología negativa del trabajo. En esta situación ontológica, en donde no se tienen

deseos de vivir, se resalta el carácter absoluto de la contingencia, con el fin de ofrece la

posibilidad de una clave de liberación, a partir de la ética como condición de Ser.

También, se evidencia que el hombre proyectándose sobre un drama ontológico no

pierde la esperanza porque la ética no se puede separar de su condición. Job ante la

dialéctica negativa reconoce que Dios no hace parte del proceso constitutivo del Ser y,

por eso, busca desde la justicia y la decisión representada por Dios construir una

alternativa que le de los elementos para resistir.

.

Se piensa entonces en una naturaleza ontológica, en la potencia de un sujeto que

permite examinar la posibilidad de una figura positiva que conduzca a un proceso de

liberación. La positividad de la ontología de Job, por consiguiente, se manifiesta en un

cuerpo o acción salvadora del Mesías. Se trata esto de un proceso positivo de

constitución del ser, que equivale a una manera de pensar la subjetividad en donde la

ética de la potencia es una respuesta de contrapoder o alternativa jurídica que se opone a

97 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 54.

Page 109: EL CONCEPTO DE TRABAJO DESDE LA TENDENCIA DEL …

109

la construcción negativa de la libertad. En este sentido, poder y potencia son antagónicos

porque el poder encierra unas condiciones que no permiten que el mundo se cree en

libertad y de manera creativa.

La posibilidad de una ontología constitutiva debe estar orientada a ser un símbolo

de liberación, con el fin de restaurar el valor de la producción, por lo tanto, la resistencia

de Job y de Negri al poder es parte de un proceso de creatividad ontológica, a través de

valores como la cooperación en la comunidad. Desde esta lógica, la ontología debe estar

orientada a la construcción de lo social, de tal manera que la democracia debe promover

prácticamente la generación de procesos colectivos que vayan en favor de la vida y no

de los asesinatos o muertes que han llevado a que se pierda la confianza en la razón.

El concepto de rebelión es considerado en Job como un acto constitutivo, pues la

injusticia que sufre es también absoluta, ya que el desafío consiste en elevar la protesta

contra una condición ontológica. Esto lleva a ver la contingencia como absoluto en el

sentido de que es en ella en donde se presenta la posibilidad de su destrucción. Esta

lectura de Negri muestra que el drama que vive Job se ha desplazado a un plano

ontológico, así, Dios no puede permitir jugar con lo contingente en el movimiento del

Ser. Acontece un cambio ontológico en la configuración del mundo natural y humano y

también en el trabajo. Esto significa que la rebelión del esclavo ya no tiene lugar al nivel

de la singularidad, sino al nivel colectivo, gracias a que el poder absoluto del capital

genera una pulsión hacia la subsunción total. No obstante, Negri reconoce que la fuerza

del esclavo anima el cuerpo y la potencia del dolor permitiendo que sea posible a partir

de un carácter antológico, de manera tal que es posible proponer una vía de comprensión

del sufrimiento desde una vía positiva.

El concepto de la contingencia, de este modo, se define como aquél que reivindica

su propio carácter absoluto. Ante el sufrimiento ontológico el desafío que tiene el sujeto

se basa en rechazar sistemáticamente el suicidio. Así, la rebelión es aquella que se

presenta como necesaria, ya que la inconmensurabilidad del dolor es la señal de la

resistencia del cuerpo. El proceso ético que desencadena el drama de Job consiste en que

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110

no se eleva el esclavo al nivel del amo, sino que se hace descender al amo al nivel del

esclavo. Se habla de un conocimiento como clave de la liberación, como constitución de

la libertad que responde al sentido del fracaso. En este sentido, el sujeto humano y, así,

la clase trabajadora, se resiste al dolor porque sufrir es resistir, por lo tanto, el sujeto en

este estado de sufrimiento debe insistir en la ontología.

Ante esta situación de sufrimiento en Job está el problema de la desmesura, la cual

se refiere a una descompensación, desequilibrio, a una superioridad esencial de Dios en

relación con el hombre. Dios al presentarse como desmesura muestra la imposibilidad de

una dialéctica. El proceso no es dialéctico cuando en él se presenta un momento de

superación, además no hay dialéctica posible sobre un sujeto destruido, sino que se da

una rebelión que es comprendida como antagonismo.

En consecuencia, la primera proyección metodológica para reabrir la dialéctica

consiste en reducir la potencia del Ser en Job, pero según Negri, el Ser no se toca porque

el carácter absoluto de la contingencia es de naturaleza ontológica y no moral. En efecto,

la desmesura del trabajo no se resuelve a la manera de una dialéctica, sino a partir de un

antagonismo de línea antológica; esto indica que el esclavo no será reconocido por parte

del poder omnipotente del amo. La razón es que el amo acaba con el objeto que el

esclavo ha transformado y se satisface él. En cambio, el esclavo busca modificar su

realidad a partir de la fuerza ontológica que acontece en él. Además para que el

sufrimiento de la carne sea superado el esclavo debe alcanzar la autoconciencia a través

de la configuración del objeto, de tal manera que no se le presente como un poder ajeno.

Esto significa que el esclavo resignifique el trabajo en su carácter creador de cultura y

valor económico, de tal modo que se llegue a un grado de autoconciencia en donde el

sufrimiento de la carne sea superado poniendo al esclavo al nivel del amo.

En consecuencia, pensar en la potencia del sujeto ante el poder de Dios, significa

que cuando el sujeto presenta su carácter absoluto de manera irreductible, (no destruible)

su determinación no sólo se presenta como resistencia sino como innovadora. Así, el Ser

de Job corresponde a un sujeto creativo y, por ello, su potencia se opone al poder de

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111

Dios, en tanto, se busca dar a conocer que el vínculo entre trabajo y sufrimiento se

establece a partir de las potencias que se desencadenan en el cuerpo.

3.4. La potencia del trabajo Negri para introducirnos en el tema de la redención manifiesta que más allá de la

inconmensurabilidad del dolor esta el Mesías. Afirmar que sólo la redención podría

volver a infundir la esperanza. Así, el concepto de la redención se refiere a una

mediación, a la búsqueda de alguien que le permita al hombre dar eficacia a su obra de

justicia. Este mediador no se trata de Dios, sino de alguien que asuma la carga de la

defensa de aquél que ha sido castigado injustamente. La idea de mediador corresponde a una potencia que puede liberarse del caos sin

repetir el destino del poder. La idea del Mesías representa el intento de vivir la

relación hombre-Dios fuera de toda determinación[…] El Mesías es una liberación

que se sitúa en el borde de la nada, en el margen de la destrucción, es la necesidad que

se ha transformado en acontecimiento, la urgencia ontológica de un fundamento, de un

valor que se transforma en presencia. […] a través del Mesías se remite el concepto de

valor al trabajo98

En la modernidad el trabajo se entiende como una medida que sólo el poder puede

medir, regular, una medida de explotación. El trabajo como potencia, en cambio, es

aquél que puede transformarse en valor sin medida. Ciertamente, el valor sin medida

lleva a que el trabajo se presente como la expansión de una actividad libre, en cambio el

trabajo como medida del poder, según Negri, ha sido una de las formas del mal cósmico,

que se refiere a un destino de sufrimiento. Entonces el trabajo se puede liberar a partir

del Mesías, el cual tiene la capacidad para conducirnos fuera de ese destino de dolor.

.

¿Pero cómo se alcanza la redención? Ella es posible a partir de ese cuerpo que ha

sido martirizado y modificado por el trabajo. El Mesías posibilita la resurrección de la

carne y, por lo tanto, ella es la que dispone la revolución que atraviesa la subsunción del

98 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 131.

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112

trabajo. Por ello, así como en Job el Mesías es el signo de la resurrección de la carne, en

la clase trabajadora, el Mesías es el signo de la resurrección del trabajo. En

consecuencia, con la resurrección del Mesías no hay dialéctica, es decir, no se unifica

sino que se separa a los amos de los esclavos. Con la potencia el hombre crea y recrea la

naturaleza y se crea y recrea así mismo. Se puede determinar, por consiguiente, que la

crisis del valor nos deja en un mundo sin valor, pero según la lectura que Negri hace de

Job, manifiesta que se vuelve abrir un camino hacia el valor, un valor que ha sido

encarnado y construido a través del trabajo y de su dolor. Este nuevo camino es una

separación.

Un ejemplo sobre el proyecto de la reconstrucción del valor aun cuando su medida

es irrecuperable se puede afrontar de la siguiente manera: Negri afirma que el tema de la

caridad en Santo Tomás puede ayudarnos a entender este proyecto. Por lo tanto,

comprende la caridad como aquella que representa en nosotros una capacidad

extraordinaria de amar a Dios como él mismo se ama. Aquí la medida del amor está más

allá de toda medida. El amor, la caridad, la creatividad, por lo dicho, no son mensurables

sino mensuradores y estas virtudes son superiores a todas las demás que pueden ser

medidas, es decir, la creatividad es una virtud que no puede medirse, ya que nos hace

participar de la potencia de la creación. Esto muestra que cuando la potencia del trabajo

se opone al poder es porque ha llegado a hacerse divina. La potencia entonces se puede

definir como potencia de vida, superabundancia de la caridad, así, la potencia que crea

no tiene medida. En consecuencia, no hay posibilidad de medir el valor, puesto que la

explotación fue destruida y ya no hay amo99

El tema de la medida de la potencia lleva a ver que sin la relación el valor y el

trabajo, entre el hombre y Dios es desmesurada ¿Cómo concebir esta dinámica? El punto

de partida para responder a este interrogante tiene que ver con que el hombre es en el

tiempo. Se determina a partir de allí que el hecho de que exista o no exista una

alienación del tiempo constituye el terreno sobre el cual se da o no se da la medida. Esto

.

99 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.137.

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113

significa que el concepto de medida se define como aquél que se construye como una

actividad del poder, en cambio la medida es aquella que elimina la potencia.

Con esto, el tiempo puede concebirse como una realidad objetiva, al ser una medida

del poder o alienación de la potencia. Ahora bien, la objetividad del tiempo, a pesar de

su inherencia ontológica a todas las concreciones de lo vivido, no niega que el tiempo

también se puede utilizar para la liberación. El sentido del tiempo como liberación se

entiende como un depósito ontológico, como un estado de plenitud y de felicidad, es

decir, un tiempo que está a favor de la vida en contra de un tiempo que es alienado para

la muerte.

Para Negri, tanto el tiempo para la vida como el tiempo para la muerte son una

realidad que se entiende como una dimensión ontológica decisiva de la existencia, del

hacer, el cual es un contenido, una parte del ser. El tiempo como función real de la

muerte y, a la vez, de la resurrección se caracteriza de la siguiente manera: por un lado

sublima y, por el otro lado, humaniza, por lo tanto, el tiempo es una realidad, una praxis.

Negri nos habla del tiempo como ontología. Sin embargo, la crítica es contra un tiempo

que se separa del movimiento y que se transforma en una imagen abstracta. Esto se

refiere a una separación que implica una alienación del movimiento y del trabajo que

constituye el movimiento. Una medida que no está ni el movimiento ni en el trabajo,

sino sobre el movimiento y sobre el trabajo. Así, el tiempo llega a ser una forma del Ser

y no una forma constitutiva del ser. La medida de la desmesura es definida como la

potencia, la pulsión interior entre el Ser y la Muerte, entre el dolor y la resurrección.

Esta perspectiva del tiempo lleva a pensar en la ontología creativa del dolor. Este

tema es fundamental para Negri porque le ayuda a repensar el aspecto ausente y, sin

embargo, creativo del concepto de tiempo. Negri parte de la idea de que la potencia es el

tiempo, con el fin de ver la diferencia que existe entre el concepto de tiempo entre

Spinosa y Job. En Spinoza el concepto de tiempo “es un simple número, una medida, un

“modus cogitand” una pulsión hacia lo eterno, un movimiento indefinido”100

100 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.157.

. En esta

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114

concepción sobre el tiempo la ontología puede asumirse de la siguiente manera: una

determinación metafísica que representa el hecho de ser una sustancia y el movimiento

que se produce a través del dolor y el mal, la alegría y la resurrección, entre el Ser y el

no Ser, entre la vida y la muerte, razón para que la ontología llegue a ser una ética.

Sin embargo, según la lectura que Negri hace de Job, se considera que la ética va

más allá de la referencia a la ontología. Esto significa que la ética consiste en un

itinerario. Así, la ontología abierta entre la vida y la muerte, entre el trabajo y el valor,

entre el dolor y la resurrección se presenta como un recorrido, es decir, como un

itinerario ontológico. En este sentido, para que esta ética de Job se dé, se debe realizar

un trayecto en donde se debe hacer presente un sujeto, una colectividad ética. Este sujeto

es denominado como el mediador, el Mesías, el redentor que se hace presente en un

drama desmesurado. En efecto, la ontología significa potencia subjetiva del trabajo, es

decir, potencia real de la fuerza del trabajo que se manifiesta de manera positiva en la

construcción efectiva de la historia de los hombres.

Este camino que se propone desde Job debe llevar entonces a pensar en medios

colectivos, lo cual se refiere a que la comunidad debe estar implicada, porque es claro

que no hay ética sin comunidad. Pero la pregunta que nos podemos hacer es ¿cómo es

posible comunicar el dolor? ¿Cómo puedo saber, cuál es el dolor del prójimo?

Ciertamente hay que reconocer que no podemos reconocer efectivamente el dolor del

otro. Pero una salida que propone Negri es que son precisamente las condiciones en las

que puede verificarse este dolor las que nos conducen, a través de la compasión101

101 Habiendo ya experimentado yo mismo el dolor y pudiendo imaginarlo, puedo imaginar también que me encuentro en el lugar del que sufre. […] En suma, comprender el dolor no es un acto intelectual […] sino que es una manera de compadecerse, de “padecer- juntos”, un ejercicio de compasión. […] La universalidad y la necesidad del conocimiento no se determinan a partir del afianzamiento de las reglas sino a través de la hipótesis de una práctica a posteriori del conocimiento. Y así nos encontramos nuevamente en el interior del discurso de Job. Una vez más, el dolor es la senda que debe seguir el hombre y sólo podrá definírselo en virtud de la compasión, mediante la capacidad de ver cómo el dolor enlaza a la comunidad humana en un gran abrazo. Lo que nos suministra el proceso constitutivo de lo social no es el reconocimiento de un comportamiento de dolor ni la comunicación de un dolor: el dolor es ese proceso constitutivo y sólo viviéndolo, compadeciéndolo con el mundo, será posible reconstruir el mundo a través

a

reconocer la ontología de la comunidad ética.

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115

En este contexto el dolor se convierte en un estado que lleva a la perdida de la

sensatez. Un modo para salir del estado del dolor corresponde a la superación de los

límites racionales, del tiempo limitado de la existencia humana, de lenguaje, sin

embargo, el dolor desborda la lógica de lo racional, del lenguaje. El punto es que el

dolor es una llave que abre la puerta de la comunidad. Esto significa que los sujetos

colectivos se forman a partir del dolor, de tal manera que luchan contra la expropiación

del tiempo de la vida que es instaurada por el poder. Estos sujetos colectivos son

aquellos que redescubriendo el tiempo como potencia luchan contra el trabajo explotado

y contra las estructuras de orden que parten del mismo. El dolor, por tal razón es

definido como “el fundamento democrático de la sociedad política, así como el temor es

el fundamento dictatorial, autoritario”102

Esta definición muestra que el dolor no necesita que se le sobre determine mediante

el temor, ya que él es lo único que se puede reconocer de manera automática en la base

de la vida social. Con esto se quiere decir que la genealogía de la sociedad está inscrita

en el dolor y no en el temor. La potencia de los sujetos colectivos tiene como

fundamento el dolor, en cuanto a que ella es el tiempo de ese recorrido, de las

transformaciones ontológicas que se producen en él. La potencia y el dolor, en

consecuencia, son dimensiones complementarias de la vida que tiene la tarea de abrir el

camino a la comunidad y a la redención. Negri, en efecto, desde la lectura que hace de

Job, considera que el tema del valor debe remitirse totalmente al problema de la

potencia, la cual se define como temporalidad y, por ello, no hay medida del valor en el

nivel de la potencia. Además, cuando se incluye el dolor y no el temor, la potencia se

abre a la comunidad, y, de este modo, esta apertura de la potencia hace de la comunidad

.

del dolor: la compasión va más allá del reconocimiento, del concepto de la representación. No puedo representarme el dolor sino lo vivo. No puedo reconocer al otro que es presa del dolor sino me compadezco. Pero mediante está acción que me impulsa a estar en él con amor, a padecer con él, procedo a la construcción del mundo […] La ontología de la comunidad se descubre a través del “padecer juntos”, una manera de padecer que, por lo tanto, se aparta de la pasividad y se hace constructiva. Ética. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., pp. 165-166. 102 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 161.

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la base de la legitimación de la ética y del lugar de proyección futuro y redentor del

hombre.

Negri reconociendo el valor que tiene la ontología de la comunidad, considera el

tema del valor del trabajo. Pero, ¿qué relación tiene el tema del dolor que experimenta

Job con el tema del valor del trabajo? Negri considera que el libro de Job, en primera

instancia, se pude ver como una parábola de la modernidad y de una dialéctica nunca

cerrada entre el mundo y la innovación, entre el ser y la relación; en segunda instancia,

el problema del libro de Job es el mismo de la modernidad. Pero ¿cuál es el problema de

la modernidad? El problema corresponde a “la alternativa entre la totalización de la

dominación de la ciencia y de la técnica sobre el mundo y la liberación de las nuevas

subjetividades”103

Esta analogía entre el libro de Job y la modernidad es clara cuando se trata las

condiciones que definen la modernidad y más aún cuando se tratan temas éticos. De ahí,

que Negri parta del problema ético del trabajo que corresponde a que cuando este se

transforma en valor, se desencadena una crisis, de tal manera, que pareciera que

desaparecieran todos los horizontes prácticos de importancia, todas las posibilidades de

medida y de valorización. Se habla de una pérdida de sentido y el trabajo de todo valor,

de tal manera que el dolor que se revela en esa crisis es inconmensurable. El problema es

que es difícil salir de esa situación, de esa crisis, pues lo único que tiene el sujeto es la

conciencia del destino que la crisis nos impone. Por ello, el sujeto de manera singular o

colectiva, tras la profundización del análisis y de la conciencia de nuestro destino,

descubre en el trabajo o en su nueva forma, el fundamento de un nuevo destino. Una

nueva realidad en donde el trabajo se define como creación, como subversión de las

formas existentes y como innovación.

. El dolor de Job, por lo tanto, tiene que ver con la tragedia que

siempre constituye el paso de una primera a una segunda naturaleza. En tanto, sólo el

dolor revela ese paso y rompe la indiferencia, de tal modo, que constituye la conciencia.

103 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 183.

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117

Este paso es posible cuando se parte de unos fundamentos metafísicos adecuados,

cuando se parte de la posibilidad de inscribir la forma del valor en una perspectiva

subjetiva104

En este sentido, reflexionar sobre la potencia subjetiva del trabajo lleva a que el

trabajo en tanto valor de uso o trabajo vivo aparezca como no-capital, lo que implica que

el trabajador se resiste a ser sometido a la estructura del poder de mando del capital.

Ahora bien, la tendencia a la subsunción real produjo un aumento del poder de mando

del capital propiciando niveles muy altos de exclusión. La sociedad capitalista

contemporánea, por consiguiente, se caracteriza por la hegemonía del trabajo inmaterial

(intelectual, científico, tecnológico). Esto se refiere a que los nexos establecidos entre la

producción de mercancía y su distribución son inmateriales. Por ello, en la constitución

de la producción y de la distribución, el trabajo inmediato es proporcionalmente cada

vez más secundario y, en cambio, el trabajo inmaterial es organizado como prioridad por

la cooperación tecnológica y comunicativa. La lectura que Negri hace de Marx en los

Grundrisses permite conocer que el desarrollo capitalista del sistema de máquinas fue

una proyección que nos condujo a la problemática del trabajo inmaterial en la

actualidad, gracias a la fuerza del método marxiano y el impulso que la lucha de clases

le ha dado al capitalismo. Así, esa previsión científica era una previsión política que ha

y no objetiva. Esta idea nos pone ante el problema del vínculo estructura –

sujeto, pues la definición ontológica de ese vínculo desde el seno de la potencia, no

representa una dificultad si la fijación del vínculo no pretende ser una apología. El

problema no es el paso de la estructura al sujeto, sino que reside en la naturaleza de la

ontología que permite ese paso. No se necesita en el sujeto una ontología que sea

idealista, sino histórica, de tal manera que la potencia tenga el peso de la vida, de la

muerte y del entrecruzamiento. Igualmente el dolor debe ser la base de la invención y el

temor no debe ser la base del desgarramiento que constituye el nuevo Ser, de la

subversión que crea.

104 No es posible concebir la materialidad de la forma del valor y de su capacidad para liberarse, para subvertir y para innovar sino se la inscribe en una potencia. Potencia del sujeto, potencia de los sujetos, potencia colectiva. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 184.

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pasado de ser una utopía a realidad. Negri, por eso, comparte con Deleuze que “el

planteamiento epistemológico, cuando es crítico, siempre es utópico”105

La sociedad disciplinaria es aquella en la que la dominación social se construye a través de una red difusa de dispositivos y aparatos que reducen y regulan las costumbres, los hábitos y las prácticas productivas. El objetivo de hacer trabajar a esta sociedad y de asegurar la obediencia a su dominio y a sus mecanismos de inclusión y/o exclusión se logra mediante la acción de instituciones disciplinarias (la prisión, la fábrica, el instituto neuropsiquiátrico, el hospital, la universidad, la escuela etcétera) que estructura el terreno social y presenta las lógicas adecuadas a la razón de la disciplina […] La sociedad de control, en cambio, debería entenderse como aquella sociedad (que se desarrolla en el borde último de la modernidad y se extiende a la era posmoderna) en la cual los mecanismos de dominio se vuelven aún más democráticos, aún más inmanentes al campo social, y se distribuyen completamente por los cerebros y los cuerpos de los ciudadanos […] El poder se ejerce ahora a través de maquinarias que organizan directamente los cerebros (en los sistemas de comunicación , las redes de información, etcétera) y los cuerpos (en los sistemas de asistencia social las actividades controladas etcétera) con el propósito de llevarlos hacia un estado autónomo de alienación, de enajenación del sentido de la vida y del deseo de creatividad

. Comprender

entonces lo que significa el trabajo inmaterial, lleva a tener en cuenta las dimensiones

vitales del trabajo productivo y el contexto biopolítico, en el cual el devenir del trabajo

industrial se ha convertido en producción de subjetividad. Ahora bien, el filósofo Michel

Foucault nos permite conocer el contexto de la biopolítica a partir de la transición

histórica entre la sociedad disciplinaria y la sociedad de control.

106

.

Esta definición lleva a Negri a confrontar al Marx de los Grundrisses con corrientes

del pensamiento moderno y posmoderno que buscan renovar el método marxiano de la

tendencia y su crítica revolucionaria; también a identificar que las corrientes

posmodernas captan que dentro de la producción de la subjetividad productiva se viene

dando la nueva insurrección del trabajo vivo. No obstante, Foucault con esta definición

sobre la sociedad disciplinaria muestra la aparición del poder disciplinario y para nuestro

interés, resalta que toda la primera fase del poder capitalista se llevó a cabo según este

paradigma de poder. Y a partir de la definición de la sociedad de control se da una

intensificación y generalización de los aparatos normalizadores del poder disciplinario, 105 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx, op.cit., pp. 8-9. 106 Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, Buenos Aires. Barcelona. México, Paidós, 2004, p. 36.

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119

los cuales animan internamente nuestras prácticas comunes y cotidianas. La diferencia

entre la sociedad disciplinaria y la de control es que la segunda se extiende mucho más

allá de los lugares que han sido estructurados en las instituciones sociales. En este

sentido, se comprende que el biopoder se refiere a una realidad en la que está en juego la

producción y la reproducción de la vida misma, es decir, en la modernidad se crea una

forma de poder que regula la vida social desde su interior. Entonces en la

posmodernidad se da el paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control. El

paradigma de poder se define por las tecnologías que reconocen a la sociedad como el

terreno de influencia del biopoder. El concepto sociedad de control aparece por primera vez en un artículo que publicó Deleuze en el año de 1990 titulado - Poscriptum sobre las sociedades de control -. Allí afirma que actualmente vivimos una crisis del modelo disciplinario teorizado por Foucault, pues hoy día las relaciones de dominio ya no se asientan sobre instituciones de secuestro como la fabrica, el hospital y el cuartel general, sino que tiene un modus operandi completamente diferente […] Esto significa que el problema ya no es tanto la normalización de la subjetividad mediante el confinamiento, sino su modulación en espacios abiertos. Según Deleuze hemos pasado de un animal a otro, del topo a la serpiente107 […] Este cambio de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control está relacionado con una mutación de producción capitalista108

.

107 El topo y la serpiente se refiere a que el sujeto mismo de la fuerza laboral ha cambiado. La composición del proletariado ha cambiado en la posmodernidad. Conceptualmente se entiende el proletariado, según Negri, como una categoría que incluye a todos aquellos cuyo trabajo es explotado directa o indirectamente por las normas capitalistas de producción y reproducción y está sometido a tales normas. En la modernidad, la categoría del proletariado se centraba en la clase obrera industrial, una clase en donde la figura paradigmática era el obrero fabril masculino. Por consiguiente, la tarea consiste en comprender la nueva composición del proletariado. Actualmente, esta categoría lleva a reconocer a todos aquellos que son explotados por la dominación del capital pero no necesariamente de una manera homogénea. Algunos trabajadores son asalariados, algunos no; algunos trabajadores desarrollan su proyecto de vida dentro de las paredes de una fábrica, otros están dispersos por el ilimitado ámbito social; algunos salarios se instauran mediante un salario mínimo, otros se elevan hasta según el beneficio de la economía capitalista. En estas diversas figuras de la producción activa actual, la figura de la fuerza laboral inmaterial ocupa una posición central, tanto en el esquema de la producción capitalista como en el esquema de la composición del proletariado. La opinión de Negri, en consecuencia es que todas estas diversas formas de trabajo ya no corresponden al hombre topo, ya que hablamos de diversas formas de trabajo que están sujetas a la biopolitica capitalista y así, a sus relaciones de producción. Cfr. Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, op. cit., pp. 59-60. 108 Santiago Castro – Gómez. Disciplinas, Biopolítica y Noopolítica en Maurizio Lazzarato en: Rastros y Rostros de la Biopolítica/ Ignacio Mendiola Gonzales editor. Antropos, 2009. p.68.

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120

Esto quiere decir que en la sociedad moderna el poder disciplinario mantenía a los

individuos en instituciones pero no lograba absorberlos completamente en el ritmo de las

prácticas productivas y la socialización productiva, en cambio, cuando el poder llega a

ser completamente biopolítico, el poder invade el conjunto del cuerpo social, así, el

poder se instaura como un control que se penetra en la totalidad de las relaciones

sociales, a partir del capital social. En efecto, se establece un contexto en donde el

elemento central del capitalismo no consiste en la producción de los objetos fabriles,

sino la venta de servicios. Ante estas tendencias que reflejan la transición del fordismo al

posfordimo es importante entonces que no perdamos el horizonte de nuestra reflexión en

cuanto a que debemos cada vez más develar la dialéctica negativa del trabajo y construir

el camino hacia la ontología creadora del trabajo y la ontología teórica de la liberación.

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121

CONCLUSIONES

El interés de la reflexión que he realizado sobre el concepto de trabajo desde la

tendencia del fordismo y del posfordismo ha sido orientada por la comprensión sujetiva

y política del trabajo en un mundo liderado por las fuerzas de poder y explotación del

capital. Negri desde la experiencia ontológica del dolor nos permite comprender que al

hablar de la subjetividad política no se estaba refiriendo a algo abstracto, sino a esta

subjetividad se da en el cuerpo. Eso significa que la subjetividad política requiere la

renovación continua de las pasiones, de los proyectos y de la construcción permanente

de nuevos datos que caracterizan la vida común construyéndola, es decir, la subjetividad

política en la que piensa Negri es aquélla que se presenta como un cuerpo, y la

metamorfosis permanente de los cuerpos, es indiscutiblemente un hacer.

Considerar que el cuerpo está implicado en el proceso de construcción de las

subjetividades políticas, lleva a entender que la subjetividad que se hace cuerpo político

y el cuerpo que se hace subjetividad política se sumergen, uno y otro, en la progresión

del hacer multitud. Por tal razón, lo que unifica los cuerpos no es la voluntad general de

la que se trató en el segundo capítulo, sino la carne de los cuerpos singulares en la

multitud. En este sentido se busca animar la creación de la subjetividad desde una

condición ontológica determinada por el ser trabajador, el ser mujer, el ser obrero, de tal

modo que se constituya la condición volitiva de configurar una fuerza antagónica y, por

lo tanto, liberadora.

Esta reflexión sobre el trabajo nos mueve a entender que la subjetividad política

debe conducir a la toma de conciencia de lo común, lo cual se refiere al proceso que

permite ir de la multiplicidad de la singularidad al conjunto complejo de su

representación en tanto fuerza política. Hablar de lo común o de la constitución de lo

común es aquello que se refiere a una multiplicidad, a un conjunto de singularidades, en

efecto, sólo el conjunto del proceso, la estructura de relación, constituye lo común. Negri

al indagar sobre la configuración de la subjetividad política vio la necesidad de revisar el

concepto de poder para comprender que tal poder no está relacionado solamente con el

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122

tema constitutivo, con el tiempo del acontecimiento, y con la forma de la insurrección,

sino también con el tema de la construcción antológica continua y determinada de lo

común.

Por otro lado, la construcción política de la subjetividad considerada desde la

lectura de Job, muestra que la subjetividad del trabajador parte de una gran paradoja a la

que Negri le llama pobreza. Esta no se refiere a la simple indigencia física y material, a

una simple condición de privación, sino al hecho de tener que desarrollar relaciones y

cooperaciones para suplir faltas y privaciones. En consecuencia, el proceso de

producción de subjetividad común es posible por la relación que se establece entre dos

fuerzas: en primer lugar, por la fuerza de la pobreza, por la fuerza del esclavo que

padece el dolor profundo por la perdida de toda medida; fuerza que se instaura a partir

de una discontinuidad ontológica que emerge en el momento de un no-ser

tendencialmente absoluto; y, en segundo lugar, la fuerza de un salto por encima de las

categorías a las que está predispuesta la condición humana.

Negri, por consiguiente, considera que Spinoza nos presenta como propuesta a este

problema de la configuración política del trabajador lo que significa la continuidad de la

cupiditas, es decir, del amor, del deseo de desarrollar la potencia que el sujeto

trabajador, o el sujeto que es pobre porta en él. Esto para mostrar que es posible pasar de

la primera fuerza que corresponde a la pobreza a la segunda fuerza que se refiere al

amor, es decir, que pasamos de una vía negativa a una vía positiva en cuanto la pobreza

significa la tensión y la apertura hacia la constitución de un nuevo Ser.

No obstante, la necesidad de pensar en la configuración de la subjetividad política

trabajadora es una respuesta a la subsunción real que se ha establecido a través del modo

de producción capitalista. Además, la subsunción real lleva a que el modo de producción

llegue a ser tan flexible que pueda llegar a confundirse con los movimientos de las

fuerzas productivas, es decir, con los movimientos de todos los sujetos que participan en

toda la producción.

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En el mundo globalizado esta forma valor de la subsunción real es comprendida

como la comunicación que de hecho se establece entre las fuerzas productivas. La

comunicación es entonces la que hoy constituye la fábrica de la producción y la

sustancia de la forma valor. El capital es, a su vez, lo que permea toda relación mediante

la densidad material de la producción; de este modo, ya no tiene sentido instaurar una

teoría de la medida respecto a la cualidad inconmensurable de la acumulación social.

Pero esta inconmensurabilidad de las figuras del valor no niega que el trabajo sea el

principio de cualquier constitución de la sociedad, es decir, que en las tendencias que

estudiamos se reconoce que la producción, la riqueza y la civilización no pueden

imaginarse si no se remiten a una producción del trabajo. De este modo, la carencia de

medida o racionalidad de la acumulación no es un impedimento para su contenido, la

fundamentación y el funcionamiento radique en el trabajo. Esto quiere decir que las

fuerzas intelectuales que han pasado a ocupar ciertamente el papel central de la

producción son poderes del trabajo, y que la tendencia posfordista no elimina la función

creativa del trabajo, sino que la exalta en su abstracción y productividad.

Por otro lado, una preocupación expuesta en la reflexión sobre el trabajo se refiere

al concepto de explotación, el cual es desarrollado en el primer capitulo de este trabajo, a

partir de la lectura subjetivista y política que Negri hace de los Grundrisse. La teoría del

plusvalor y del beneficio, por lo tanto, dan razones para comprender que el concepto de

explotación se refiere a la producción del tiempo de dominación contra el tiempo de

liberación. Esto quiere decir que la explotación es la producción de líneas políticas de

sobredeterminación de la producción social, es decir, que es la captura, la centralización

y la expropiación de las formas de cooperación social. La explotación hoy nos sigue

mostrando que se produce políticamente como una función del poder capitalista del cual

se deriva una jerarquía social adecuada a la reproducción del sistema. De ahí la crítica a

la estructura capitalista de lo social como destructiva, y la valoración de la estructura

proletaria como creativa, subjetiva. Además de señalarse el plano de la ética como el

terreno en donde se gesta la posibilidad, la acción, la esperanza y, así, la ontología

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creadora del trabajo. En este sentido es lógico que el camino contrario a la ética este

determinado por un sistema de trabajo muerto, objetivado del capital y del poder. Por

ende, la praxis marxiana del trabajo vivo se halla totalmente separada, es autónomo y se

muestra contrario a toda dialéctica. Entonces el trabajo vivo constituye una actividad

creativa que se haya separada de la perspectiva del capital y de una ciencia la

organización racional de la extracción del plusvalor y de la producción de ganancia, de

la asignación óptimas de recursos, de la planificación y de la reducción del universo a

un conjunto de situaciones. Pero lo que nos interesa es que el trabajo vivo debe servirnos

actualmente como fuente de la autovalorización del sujeto y de creación de cooperación

social. En consecuencia el trabajo entendido como creativo reconstruye la sociedad

revolucionándola mediante procesos de subjetivación. La tarea consiste en ver ¿cómo en

el mismo espacio en donde el capital se ha expandido para ocupar toda la sociedad y

desarrollar sus fuerzas, es el mismo espacio en donde debemos intentar reconocer cómo

el trabajo vivo precede al capital reconstruyéndolo, ocupando su territorio y

construyendo en su lugar una hegemonía creativa.

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