el depredador

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Abdel o Abdul Latif Sharif Sharif A bdel o Abdul Latif Sharif Sharif fue un químico y asesino serial egipcio que operó en México y posiblemen- te también en Estados Unidos. Se le conoció mediáticamente como «el Destripador», «el Depredador» o «el Chacal de Ciudad Juárez». Su nombre tomó relevancia al ser acusado en 1995 de alrededor de 20 femi- nicidios. Sharif era un asesino organizado, nómada, he- donista y motivado por compulsión sexual. Éste nació en el seno de una familia musulmana en Egipto, pero durante su niñez sufrió de cons- tantes abusos sexuales por parte de su padre y otros familiares varones. Se graduó como ingeniero químico en su na- tal país. Emigró legalmente a Estados Unidos en 1970, arribó a Nueva York, donde empezó a trabajar. Luego se trasladó a Pensilvania, donde residió durante 3 años. En 1981, se mudó a Flo- rida y estuvo empleado en la empresa Cercoa Inc., durante este tiempo se suscitan las prime- ras agresiones sexuales de Sharif. Era un químico destacado, de hecho durante su estancia en libertad en México se mantuvo de las patentes en varios procesos petroquími- cos que él había inventado. Éste era promiscuo, alcohólico y pedófilo; cuentan que solía torturar a animales moribundos durante sus expedicio- nes de caza y coleccionaba ropa de niña. La primera agresión sexual de Abdul que se conoce ocurrió el 2 de mayo de 1981, en Palm Beach, Pensilvania, cuando con engaños (ha- bía prometido un empleo como ama de llaves) llevó a una mujer a su casa, pero la secuestró, golpeó y violó en repetidas ocasiones. Poste- rior a las agresiones simplemente dejó ir a la mujer; ella declaró que le había dicho: “¡Oh! ¿Te he hecho daño? Creo que deberías ir a un hospital.” La defensa de Sharif fue financiada por Cer - coa, bajo el alegato de que fue un encuentro consensuado, por consiguiente sólo enfrentó cargos por agresión y salió en libertad condicio- nal. Casi justo después de salir de prisión agre- de a otra mujer. En esta ocasión es condenado a 45 días de prisión; nuevamente su defensa es financiada por Cercoa Inc. En 1982, tras su des- pido, se traslada a Gainesville, Florida, donde contrae matrimonio. Su esposa se divorcia de él, después de que éste la hubiera golpeado has- ta la inconsciencia. El 17 de marzo de 1983 se registra la tercera violación, nuevamente con el engaño de la oferta de empleo como ama de lla- ves. La golpea, viola y amenaza de muerte; ella logra escapar y lo denuncia, por tanto es conde- nado a 12 años de prisión en 1984. Tras pasar tan sólo 5 años en prisión, sale en libertad en 1989 y en una muestra de impu- nidad y negligencia del sistema judicial ame- ricano, el violador no es deportado a Egipto pese a que el juez había dictaminado que así sería. Ese año se traslada a Midland, Texas, donde es contratado por la empresa trasna- cional Benchmark Research and Technology. En 1993 vuelve a violar a una mujer; su defen- sa es patrocinada por Benchmark Research and Technology, y en un acto de total impuni- dad es dejado en libertad bajo la promesa de que nunca más volvería a pisar suelo estado- unidense. Así, el 14 de mayo de 1994, Abdul L. Sharif llega a Ciudad Juárez, todavía como empleado de Benchmark. El primer homicidio confirmado de Sharif que se conoce ocurrió en México en marzo de 1995, pero existen ciertos indicios de que su trayecto- ria como asesino serial pudo haber comenzado entre 1978 y 1981, en Estados Unidos durante su estancia en Pensilvania, cuando se suscita- ron las desapariciones de varias mujeres y niñas que nunca fueron halladas. Sharif jamás pudo ser relacionado con estos misteriosos hechos. Además, en 1983, la ame- naza de muerte a su cuarta víctima de violación citaba textualmente: “Te voy a enterrar en el bosque. Ya lo hice antes, lo haré otra vez...” A su llegada a México, se asienta en el lujoso y exclusivo fraccionamiento Rinconadas de San Marcos, de Ciudad Juárez, con todos los gastos auspiciados por Benchmark Research and Te- chnology. Allí, supuestamente, sucedió su prolí- fica pero breve trayectoria como asesino serial, que duró de 1994 a 1995. El 3 de octubre de 1995, Sharif es denuncia- do por la sexoservidora Blanca Estela Díaz, de 19 años, de haberla secuestrado durante 3 días, tiempo que usó para practicarle sus ya conoci- dos hábitos de sádico. Los cargos fueron des- echados al comprobarse que, a diferencia de lo que ella había declarado, no presentaba señales de abuso sexual. Después de tan solo 20 minutos de ser libe- rado, éste es reaprehendido por la desapari- ción de Elisabeth Castro García, de 17 años, con quien supuestamente Abdul sostenía una relación sentimental. La hermana de Elisa- beth, Eunice Castro García, había denuncia- do la desaparición de ésta el 15 de agosto de 1995. El cadáver de una mujer que parecía corresponder al de Elisabeth fue encontrado sepultado en el desierto de Lote Bravo, pero la investigación dio un vuelco total cuando se comprobó que el cuerpo no pertenecía a Cas- tro –de hecho Elisabeth Castro estaba viva– sino a otra mujer desaparecida en marzo de 1995: Silvia Rivera Salas. Según testigos Silvia había sido secuestrada por dos sujetos en una camioneta. Sharif fue declarado culpable y condenado a 30 años de prisión por la muerte de la fémina. También se abrió un nuevo proceso penal que lo acusaba del asesinato de otras 17 mujeres. Para 1996, Abdel Sharif enfrentaba 17 cargos por homicidio material agravado, 24 cargos por homicidio intelectual, decenas de cargos por se- cuestro y violación, y cargos por crimen orga- nizado e inhumación ilegal de restos humanos. Éste falleció el 2 de junio de 2006, a la edad de 59 años, en el Centro de Rehabilitación Social de Ciudad Juárez, por un paro cardíaco. Fue se- pultado en México, ya que no se logró localizar a ningún familiar que repatriara sus restos. No hubo ninguna ceremonia religiosa. A su entierro asistió el cónsul egipcio en México, Ka- rim, el Sadat. DISEÑO Era un asesino organizado, nómada, hedonista y motivado por compulsión sexual

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El Depredador

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Abdel o Abdul Latif Sharif Sharif

Abdel o Abdul Latif Sharif Sharif fue un químico y asesino serial egipcio que operó en México y posiblemen-te también en Estados Unidos. Se le conoció mediáticamente como «el

Destripador», «el Depredador» o «el Chacal de Ciudad Juárez». Su nombre tomó relevancia al ser acusado en 1995 de alrededor de 20 femi-nicidios.

Sharif era un asesino organizado, nómada, he-donista y motivado por compulsión sexual. Éste nació en el seno de una familia musulmana en Egipto, pero durante su niñez sufrió de cons-tantes abusos sexuales por parte de su padre y otros familiares varones.

Se graduó como ingeniero químico en su na-tal país. Emigró legalmente a Estados Unidos en 1970, arribó a Nueva York, donde empezó a trabajar. Luego se trasladó a Pensilvania, donde residió durante 3 años. En 1981, se mudó a Flo-rida y estuvo empleado en la empresa Cercoa Inc., durante este tiempo se suscitan las prime-ras agresiones sexuales de Sharif.

Era un químico destacado, de hecho durante su estancia en libertad en México se mantuvo de las patentes en varios procesos petroquími-cos que él había inventado. Éste era promiscuo, alcohólico y pedófilo; cuentan que solía torturar a animales moribundos durante sus expedicio-nes de caza y coleccionaba ropa de niña.

La primera agresión sexual de Abdul que se conoce ocurrió el 2 de mayo de 1981, en Palm Beach, Pensilvania, cuando con engaños (ha-bía prometido un empleo como ama de llaves) llevó a una mujer a su casa, pero la secuestró, golpeó y violó en repetidas ocasiones. Poste-rior a las agresiones simplemente dejó ir a la mujer; ella declaró que le había dicho: “¡Oh! ¿Te he hecho daño? Creo que deberías ir a un hospital.”

La defensa de Sharif fue financiada por Cer-coa, bajo el alegato de que fue un encuentro consensuado, por consiguiente sólo enfrentó cargos por agresión y salió en libertad condicio-nal. Casi justo después de salir de prisión agre-

de a otra mujer. En esta ocasión es condenado a 45 días de prisión; nuevamente su defensa es financiada por Cercoa Inc. En 1982, tras su des-pido, se traslada a Gainesville, Florida, donde contrae matrimonio. Su esposa se divorcia de él, después de que éste la hubiera golpeado has-ta la inconsciencia. El 17 de marzo de 1983 se registra la tercera violación, nuevamente con el engaño de la oferta de empleo como ama de lla-ves. La golpea, viola y amenaza de muerte; ella logra escapar y lo denuncia, por tanto es conde-nado a 12 años de prisión en 1984.

Tras pasar tan sólo 5 años en prisión, sale en libertad en 1989 y en una muestra de impu-nidad y negligencia del sistema judicial ame-ricano, el violador no es deportado a Egipto pese a que el juez había dictaminado que así sería. Ese año se traslada a Midland, Texas, donde es contratado por la empresa trasna-cional Benchmark Research and Technology. En 1993 vuelve a violar a una mujer; su defen-sa es patrocinada por Benchmark Research and Technology, y en un acto de total impuni-dad es dejado en libertad bajo la promesa de que nunca más volvería a pisar suelo estado-unidense. Así, el 14 de mayo de 1994, Abdul L. Sharif llega a Ciudad Juárez, todavía como empleado de Benchmark.

El primer homicidio confirmado de Sharif que se conoce ocurrió en México en marzo de 1995, pero existen ciertos indicios de que su trayecto-ria como asesino serial pudo haber comenzado entre 1978 y 1981, en Estados Unidos durante su estancia en Pensilvania, cuando se suscita-ron las desapariciones de varias mujeres y niñas que nunca fueron halladas.

Sharif jamás pudo ser relacionado con estos misteriosos hechos. Además, en 1983, la ame-naza de muerte a su cuarta víctima de violación citaba textualmente: “Te voy a enterrar en el bosque. Ya lo hice antes, lo haré otra vez...”

A su llegada a México, se asienta en el lujoso y exclusivo fraccionamiento Rinconadas de San Marcos, de Ciudad Juárez, con todos los gastos auspiciados por Benchmark Research and Te-

chnology. Allí, supuestamente, sucedió su prolí-fica pero breve trayectoria como asesino serial, que duró de 1994 a 1995.

El 3 de octubre de 1995, Sharif es denuncia-do por la sexoservidora Blanca Estela Díaz, de 19 años, de haberla secuestrado durante 3 días, tiempo que usó para practicarle sus ya conoci-dos hábitos de sádico. Los cargos fueron des-echados al comprobarse que, a diferencia de lo que ella había declarado, no presentaba señales de abuso sexual.

Después de tan solo 20 minutos de ser libe-rado, éste es reaprehendido por la desapari-ción de Elisabeth Castro García, de 17 años, con quien supuestamente Abdul sostenía una relación sentimental. La hermana de Elisa-beth, Eunice Castro García, había denuncia-do la desaparición de ésta el 15 de agosto de 1995. El cadáver de una mujer que parecía corresponder al de Elisabeth fue encontrado sepultado en el desierto de Lote Bravo, pero la investigación dio un vuelco total cuando se comprobó que el cuerpo no pertenecía a Cas-tro –de hecho Elisabeth Castro estaba viva– sino a otra mujer desaparecida en marzo de 1995: Silvia Rivera Salas.

Según testigos Silvia había sido secuestrada por dos sujetos en una camioneta.

Sharif fue declarado culpable y condenado a 30 años de prisión por la muerte de la fémina. También se abrió un nuevo proceso penal que lo acusaba del asesinato de otras 17 mujeres.

Para 1996, Abdel Sharif enfrentaba 17 cargos por homicidio material agravado, 24 cargos por homicidio intelectual, decenas de cargos por se-cuestro y violación, y cargos por crimen orga-nizado e inhumación ilegal de restos humanos. Éste falleció el 2 de junio de 2006, a la edad de 59 años, en el Centro de Rehabilitación Social de Ciudad Juárez, por un paro cardíaco. Fue se-pultado en México, ya que no se logró localizar a ningún familiar que repatriara sus restos.

No hubo ninguna ceremonia religiosa. A su entierro asistió el cónsul egipcio en México, Ka-rim, el Sadat.

DISEÑO

Era un asesino organizado, nómada, hedonista y motivado por compulsión sexual